SÍNDROME DE FARAONES

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El libro trata de aportar unos granitos de trigo en la lucha contra el hambre y la pobreza, haciendo un recorrido por los entresijos que se mueven en el ‘reverso tenebroso’ de un sistema económico financiero-militar sustentado en el ‘dios dinero’ y en el poder que otorga la fuerza destructiva, cuyos pilares se remontan a miles de años, a los tiempos en que los faraones gobernaban Egipto como ‘dioses’. Un sistema basado en el poder del dinero y en la fuerza de las armas, por el que muchos seres humanos fueron sometidos, utilizados, explotados, esclavizados o masacrados por clases dirigentes y privilegiadas, por la codicia y la ambición de amasar riquezas, dinero y poder, unos objetivos que condicionaron las decisiones de personas que parecen actuar bajo el “síndrome de faraones”, porque creyeron ser iguales a los ‘dioses’, con derecho a decidir sobre la vida de los demás y a apropiarse de los bienes terrenales.Un sistema perverso, caduco, agotado, que puede colapsar en cualquier momento, y que necesita renovarse con nuevos objetivos, y la mejor y prioritaria alternativa sería dedicar los billones de dinero-deuda que los bancos centrales imprimen desenfrenadamente en erradicar el hambre, la pobreza y las desigualdades. Sin duda sería la mejor forma de crear verdadera riqueza.

Transcript of SÍNDROME DE FARAONES

  • Templo de Ramss II, en Abu Simbel, Egipto

  • SNDROME DE

    FARAONES

    PEDRO TOMAS VELA

    Abril 2013

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  • Mencin especial merecen

    todas aquellas personas

    que dedican su trabajo y esfuerzo

    profesional o voluntario

    a la ayuda de los ms necesitados

    y en la lucha contra la pobreza.

  • Para documentar los temas que se abordan en este trabajo ha sido necesario seleccionar la informacin, las citas y las referencias utilizadas de entre las numerossimas fuentes existentes, en especial en todo lo relacionado con la civilizacin y la cultura del antiguo Egipto, acerca de las cuales, relatos, opiniones y datos histricos, resultan ser por lo general muy similares, ya que se reproducen en todo gnero de libros, revistas especializadas y otras publicaciones que abordan esa clase de temas. Gran parte de la informacin y de las referencias utilizadas se encuentran disponibles en numerosas pginas web, especialmente en Wikipedia, la enciclopedia de contenido libre en Internet.

    Con el propsito de lograr que la informacin resulte lo ms completa posible, y con ello facilitar la lectura, se ha hecho necesario seleccionar numerosas citas, referencias y noticias, tomadas de libros, textos y artculos periodsticos, las cuales aparecern siempre entrecomilladas. Dichas transcripciones o citas se justifican en razn a que de esa forma se transmite una realidad expresada por quienes tienen los datos ciertos y la informacin contrastada con el mismo nfasis y carcter de los propios autores que, en la mayora de las ocasiones, llevan la impronta de credibilidad por el carcter histrico, cientfico, humano o periodstico de sus contenidos, ya que la informacin es patrimonio de profesionales y el ingenio privilegio de afortunados. El conjunto conforma una especie de puzle o collage, con cuyo montaje ficticio se pretende transmitir al lector una realidad que nos cuesta ver, o llegar a comprender, y a veces pretendemos ignorar.

    No conviene olvidar que la cruda realidad siempre supera la ficcin.

  • NDICE

    Introduccin 11

    Prefacio 16

    I PARTE

    El sndrome de los faraones 19

    Pirmides, tumbas y templos 24

    Tesoros funerarios 31

    Dioses y sacerdotes 41

    Clases sociales 47

    Trabajadores y esclavos 52

    Conquistas militares 60

    Riqueza, comercio y finanzas 66

    Corrupcin y Justicia 73

    Crisis, empobrecimiento y declive 78

    Las ruinas de Palmira 84

    II PARTE

    Sistemas econmicos 95

    La globalizacin 110

    Pobreza y hambre 120

  • La riqueza 136

    El dinero 158

    El sistema financiero 174

    La especulacin 200

    Las crisis econmicas 227

    La corrupcin 244

    Las empresas 261

    Los negocios 289

    Los ejecutivos 309

    Los trabajadores 323

    Las pensiones 355

    Los profesionales 368

    La investigacin 388

    Los costes 405

    El medio ambiente 414

    El poder 437

    Los polticos 462

    La Justicia 482

    El gasto pblico 492

    Los impuestos 519

    La deuda pblica 548

  • III PARTE

    El oro y los dioses 581

    Colapso de civilizaciones 591

    Un sistema econmico humanamente global 611

    Proyectos que generen riqueza 633

    Un estado de dignidad 655

    Eplogo 667

    Bibliografa 683

  • Ha de destacarse la determinacin de cuantos luchan contra la pobreza y la desigualdad injusta que padecen muchos seres humanos.

    Con la voluntad de que se lograr erradicar el hambre y la pobreza del mundo, y que la dignidad humana no ser esclavizada por el dinero.

    Porque para alcanzar la riqueza espiritual... hay que dar a Dios lo que es de Dios, y para alcanzar la riqueza material... hay que dar al hombre y la mujer los bienes materiales que necesitan.

    Porque en algn momento se realicen cuantas acciones sean necesarias para reconducir la situacin generada por una economa globalizada que se encamina al desastre y al abismo, medioambiental y econmico.

    Porque el actual sistema est diseado para que la riqueza se concentre en unas minoras privilegiadas, para que los pobres sean cada vez ms numerosos, y se deprede y degrade sistemticamente la naturaleza.

    Porque ser necesario sacrificar al ltimo dios que queda sobre la tierra, el dios dinero, y acabar as con la esclavitud a la que tiene sometido a la humanidad. Lo que en sencillos trminos de economa significa que el dinero ha de ser un medio al servicio del bien comn, no un objetivo para enriquecer a unos pocos, ha de ser bien gestionado, pues dinero sobra en el mundo y si falta para cubrir las necesidades vitales se puede crear, porque crear dinero... a segn quienes no les cuesta nada.

    Porque una gestin eficiente del dinero es el recurso que se precisa para otro modelo de sistema econmico, en el que muchos sigan hacindose ricos, en el que el trabajo y los salarios sean dignos, en el que se pueda desterrar el hambre y la pobreza, y en el que sea una prioridad mantener las condiciones de vida cuidando del medio ambiente.

    Para que comprendan que la verdadera riqueza material se puede lograr erradicando la pobreza.

  • 11

    INTRODUCCIN

    Un mundo en el que el devenir de millones de personas depende

    de las decisiones de unos pocos. Un mundo donde se toman decisiones donde priman los intereses econmicos privados. Un mundo donde el inters y las prioridades se sustentan por el acaparamiento de riquezas, por la codicia y el poder. Un mundo en el que el acceso al poder poltico propicia una va de enriquecimiento personal, en numerosos casos ilcito. Un mundo en el que estallan guerras motivadas por oscuros intereses econmicos. Un mundo en el que las guerras provocan terribles desastres humanitarios y hambrunas. Un mundo en el que el hambre, la pobreza y el padecimiento de muchos seres humanos no interesa a los ricos y poderosos. Un mundo que desde hace miles de aos viene siendo regido y gobernado por seres en cuya personalidad predominan caractersticas que se podran asimilar a un sndrome: El sndrome de faraones. Los faraones egipcios, fueron la personalizacin de los dioses encarnados en la tierra, dueos, amos y seores de todo y de todos. Fueron smbolos del poder divino y humano, y se caracterizaron por una obsesin cuasi patolgica: La acaparacin de riquezas materiales en su vida terrenal para llevrselas consigo a la otra vida. En el antiguo Egipto se desarroll a lo largo de varios miles de aos una civilizacin que destac por su cultura y esplendor, por la construccin de fantsticas obras arquitectnicas en piedra, pero en la que toda la vida civil y social estaba condicionada alrededor de la figura de un faran. Los faraones promovieron obras arquitectnicas prodigiosas, utilizando o sometiendo a los ciudadanos a sus designios personales, egocntricos, exigiendo grandes esfuerzos y trabajos para desarrollar unas obras faranicas que les hiciera sentirse poderosos, endiosados, dominadores, dueos de las tierras y de las riquezas.

  • Sndrome de faraones

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    El trabajo y las penurias para el pueblo, y el oro, las riquezas y los fastos siempre fueron para el faran. Ms cuando el oro y las riquezas faltaron, el esplendor de aquella civilizacin desapareci. Estas caractersticas son propias de determinar lo que se conoce como un sndrome pues concurren un conjunto de fenmenos en la personalidad de los faraones egipcios: dirigentes que gozaban del endiosamiento, el enriquecimiento personal, el poder que surge de la intimidacin y la dominacin de los semejantes, el sometimiento a sus deseos, al servicio de sus objetivos. Un sndrome que no solo marc a los faraones, sino que ha predominado en la personalidad de muchos gobernantes a lo largo de la historia, y tambin a muchsimas otras personas que aprovechan su posicin social, su influencia o su poder para utilizar y someter a sus semejantes con objetivos egostas y codiciosos: primar el enriquecimiento personal a costa de los dems. Un sndrome susceptible de desarrollar en muchas personas que actan bajo los criterios de anteponerlo todo a cambio de lograr una riqueza material, que actan dominados por la ambicin, al servicio del dios dinero por el que incluso se puede llegar a explotar y esclavizar a sus semejantes en propio provecho. Un sndrome que afecta y condiciona tambin a la sociedad de hoy, una sociedad que ha evolucionado en muchsimos aspectos, pero que mantiene con tesn atvico los mismos cimientos arcaicos del pasado, pues contina siendo dominada por quienes ambicionan el poder y las riquezas, mientras para muchos otros eso significa la pobreza, el hambre, la escasez, el desempleo, la ruina... o el desastre de las guerras, al igual que en muchas civilizaciones del pasado, a las que precisamente estos defectos y excesos les condujeron al colapso y a la desaparicin. Existe el mito mundialmente conocido de una civilizacin extraordinaria que floreci y desapareci hace miles de aos. La Atlntida. Se cuenta que fueron supervivientes de aquella civilizacin quienes transmitieron extraordinarios conocimientos a los egipcios para poder realizar las portentosas obras arquitectnicas. Unos conocimientos que requeran el uso de tcnicas y ciencias que hoy se desconocen y resultan asombrosas e increbles. nicamente as resultara posible comprender que una civilizacin, la egipcia, floreciera prspera y utpica hace miles de aos. Mticos. Sin duda se trata de unos conocimientos adquiridos mediante el esfuerzo, el estudio, la investigacin, la experiencia, el trabajo, bajo proyectos comunes, y por qu no, debieron ser utilizados para el general beneficio de sus ciudadanos.

  • Introduccin

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    Se trata pues de un mito del pasado, que debiera servir de referencia idlica para lograr hacer florecer una civilizacin prspera, rica, capaz, autosuficiente, sustentada en objetivos prioritarios que consistieran en mantener las condiciones naturales del planeta y en abastecer con dignidad las necesidades bsicas de sus habitantes. Un mito que se debera tener como referencia, pues aquella civilizacin atlante que se supone desapareci a causa de desastres de la naturaleza, pudo acabar por la autodestruccin de sus habitantes, de sus lderes, por causas como las ansias de poder, los enfrentamientos, las luchas internas y las corrupciones. Existen preguntas que necesitan respuestas lgicas y sensatas que surgen de situaciones relacionadas con la economa y con los sistemas econmicos. Por qu existen las desigualdades y clases sociales tan dispares en el mundo? Por qu existen problemas de abastecimiento en determinados lugares del mundo? Por qu existe el hambre y la pobreza? Por qu existen las guerras? etc. Son estas unas preguntas muy generales y se vienen haciendo a lo largo de la historia. Muchos autores, filsofos, idelogos, economistas, han tratado de encontrar respuestas a estas preguntas buscando dar soluciones o alternativas a las causas que las originan. Pero son muchas ms las preguntas que pueden hacerse, destinadas a abrir la mentalidad de aquellas personas que en el mundo toman las decisiones relacionadas con el funcionamiento de las economas de los pases. Por qu se impulsan determinados proyectos y otros no? Por qu no se utiliza el dinero para erradicar la pobreza? Por qu se facilita la creacin del dinero para fines financieramente especulativos? Por qu se dedica tanto dinero a las investigaciones con fines blicos y falta dinero para la enseanza, las universidades y las investigaciones cientficas? Por qu falta dinero para atender necesidades bsicas de las personas, cuando el dinero se crea en cantidades ingentes? Y as se podran formular muchsimas preguntas ms. Los sistemas econmicos actuales mantienen un continuismo desde los tiempos ms remotos. Todos los progresos, desarrollos o cambios que se han venido introduciendo se han basado en el mantenimiento de unas normas o procedimientos que interesan a unos pocos.

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    Poner de relieve un hecho incuestionable: muchas de las decisiones que afectan a la vida laboral, econmica y familiar de millones de personas, se toman por razones que persiguen el prioritario afn de lucro de un minoritario nmero personas o grupos de inters. Este libro tiene como objetivo resaltar una cruda realidad de un sistema econmico en el que subsisten a lo largo de los siglos unas condiciones que han propiciado el enriquecimiento de unas minoras privilegiadas, y en contraposicin millones de personas quedaron en el desamparo. Para lograr ese objetivo ha sido imprescindible recurrir a recopilar una gran cantidad de informacin, datos, comentarios, opiniones de mltiples autores que han sido tomados de diversos libros y de artculos de prensa, la mayor parte obtenidos de la prensa digital, en los que se reflejan, como si de fotografas se trataran, las acciones, las actuaciones, los defectos, los errores, en definitiva la direccin equivocada en que se hace girar la rueda de la riqueza que desde hace siglos viene siendo impulsada principalmente por responsables polticos y econmicos que se preocuparon de resolver los problemas que interesaban a los propios actores, y orillando aquellos que afectaron a innumerables personas, que de forma persistente, a lo largo de la historia, vivieron y viven marginadas de los bienes imprescindibles para atender sus necesidades ms perentorias: son las personas inmersas en la pobreza. La mayora de los datos, artculos y comentarios transcritos son un copia y pega, pues por lo general, la informacin certera y/o veraz est al alcance de los profesionales, y porque el ingenio, la perspicacia, el espritu crtico y la visin de la realidad son habilidades que, tambin por lo general, suelen estar al alcance de personas privilegiadas; por ello se advierte que los datos, informaciones, opiniones, extraordinarias y reales, son fruto y mrito de otras personas; ms si con su utilizacin, carente de lucro, se logra generar inquietud o mover a la reflexin del lector, el objetivo del libro habr tenido xito. Las referencias a la cultura egipcia de que consta la primera parte, tienen como objetivo servir de faro para la ambientacin del propsito de todo el proyecto, consistente en resaltar aquellos hechos que se produjeron, que se siguen produciendo, y que fueron y son un claro referente de las anomalas que ocasionan las convulsiones, las crisis, las guerras, los conflictos y problemas que afectaron y afectan a las economas de muchas naciones a lo largo de la historia.

  • Introduccin

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    Un pueblo antiguo, el egipcio, cuya civilizacin y cultura se mantuvo durante varios milenios, debido a que sus ciudadanos fueron sumisos y abnegados? fueron sometidos a las creencias impuestas por las clases dominantes?... fueron gobernados con rectitud y justicia? fueron participes de la riqueza y el bienestar?... En definitiva, se trata de hacer una analoga comparativa del esplendor y decadencia de una civilizacin que se mantuvo floreciente a lo largo de varios miles de aos, y de otras civilizaciones, entre ellas la actual, para resaltar que aunque muchas circunstancias han cambiado, evolucionado, o mejorado, en el fondo, los mtodos, los roles y los perfiles humanos siguen siendo los mismos, en los que suelen dominar y predominar el egosmo, la codicia, el dinero, el deseo irrefrenable de obtener riquezas, porque para los humanos las riquezas y el dinero son smbolos de poder, son los dioses artificiales que dominan hasta esclavizar a la naturaleza humana, lo cual genera un sndrome que influencia y condiciona el carcter y las decisiones de muchas personas, especialmente en las clases dirigentes y dominantes. Este documento tratar de mostrar que para alcanzar una economa globalizada, aceptable y digna para los seres humanos, ser necesario romper con el actual sistema econmico, sustentado y condicionado por acciones del pasado; habr que desencorsetar dogmas que estrangulan las economas actuales, conservando lo vlido de aquello hasta ahora conseguido, explorando nuevas vas, alternativas, opciones que permitan abordar un sistema econmico ms humano, en el que la riqueza se genere con el trabajo y la produccin, no con la especulacin; en el que las empresas no tengan como objetivo prioritario ganar dinero sino obtener la riqueza por las ventas, la calidad de los bienes, productos y servicios que demandan los ciudadanos; en el que los trabajadores perciban salarios y compensaciones dignas y motivadoras; en el que los Estados no acaben hper-endeudados; en el que el hambre, la miseria y las desigualdades sean erradicadas y dejen de ser causadas por las guerras; en el que los ricos sigan hacindose ricos, pero no a costa de los dems; y que pobres solo sean quienes voluntariamente se automarginen del trabajo y de la sociedad.

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    PREFACIO

    Tras varios milenios de guerras, conflictos, conquistas, invasiones, los humanos alcanzaron las cimas de los conocimientos y un gran desarrollo tecnolgico, gracias al continuo afn investigador que propici dominar todas las ciencias, la medicina, la fsica, la arquitectura, la astronoma... finalmente comprendieron que haba llegado el momento de aunar voluntades, de marcar objetivos comunes, buscando las garantas de un futuro ms digno, compaginando la satisfaccin de sus necesidades con el mantenimiento de la naturaleza... Pero una parte de aquella sociedad se dejaron llevar por la vida fcil y placentera, por las riquezas y la corrupcin, y abandonaron el esfuerzo, el estudio, la cultura, el arte... cayendo en la apata y en la dejadez... y como no poda ser de otra manera aquella sociedad degener, perdi su capacidad de renovar, de inventar, de progresar, sufri un portentoso parn cultural y social que signific un profundo retroceso por la prdida de tan importantes conocimientos. Entonces sobrevino el gran cataclismo geolgico. La tierra comenz a temblar, a rugir, avisando con cada vez ms frecuentes y terribles sesmos y erupciones de que el fin poda ser inevitable y que cada vez estaba ms cerca. Muchos humanos pudieron abandonar aquellas tierras, dejar sus casas, sus pertenencias, tan solo pudieron llevarse... sus conocimientos. Finalmente un continente se hundi, la tierra se lo trag y la mayora perecieron. Los que se salvaron se dispersaron por otras tierras, en las que se mezclaron con otros pueblos repartidos por toda la tierra, en los que sus pobladores eran muy primitivos, pues no haban desarrollado sus habilidades, sus capacidades, los conocimientos. Los mejor preparados comenzaron a poner en prctica sus conocimientos enseando a sus congneres primitivos las artes para sacarlos de su ignorancia... Fue entonces cuando apareci la agricultura, la ganadera, el arte de trabajar los metales, las maderas, la piedra, llegando a construir increbles y grandiosas obras en piedra...

  • Prefacio

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    Los primitivos consideraron que aquellos seres que les enseaban todos esos conocimientos eran dioses... Surgieron as nuevas culturas, nuevas civilizaciones... Algunos vieron como los dioses tenan una gran atraccin hacia objetos preciosos, hechos de metal, especialmente por el oro, y los ms listos les copiaron, para usurpar y disfrutar de los privilegios que los primitivos humanos otorgaban a los dioses: el poder, los bienes, las riquezas... Las nuevas civilizaciones experimentaron grandes avances culturales, en el arte, en la arquitectura y la economa. Pero de nuevo cayeron en los mismos vicios y por las mismas circunstancias... por las guerras, las conquistas, las invasiones, las luchas por el poder, las corrupciones, siendo pues que las clases guerreras vencedoras siempre se convirtieron en dominantes, y vieron que con su fuerza lograban el sometimiento de los dbiles, a los que obligaban a trabajar para aportar los bienes, las riquezas, los impuestos, que eran siempre para los ms fuertes, para los conquistadores. As florecieron los grandes imperios, y as degeneraron hasta que desaparecieron. Las riquezas pasaron siempre a manos de los vencedores mientras generaciones de humanos vencidos las pagaron con su sangre, la destruccin y la ruina. Transcurrieron varios milenios de la historia, cuando los humanos comenzaron a tener logros inimaginables en las aquellas ciencias y tecnologas que haban quedado en el olvido, alcanzaron un gran desarrollo econmico, la mayora de ciudadanos tenan cubiertas sus necesidades, pues los bienes y las riquezas eran distribuidos y comercializados por todos los rincones del planeta... Pero surgieron las mismas amenazas que en el pasado, esta vez causadas por el desmedido apetito de riquezas y poder de unos pocos... por el afn de enriquecimiento rpido pronto la corrupcin, la dilapidacin de los recursos, la degradacin de la naturaleza... amenazaron su bienestar, su futuro... entonces, sbitamente, fueron conscientes del gran problema que poda originar un colapso, esta vez global, de toda la civilizacin, pues aunque en los ltimos tiempos ya no se tema un desastre causado por las guerras, o por las fuerzas de la naturaleza, o por cataclismos csmicos, sino... por una crisis econmica causada por las gigantescas DEUDAS PBLICAS acumuladas por las naciones, sobre la que se sustentaban en las complejas estructuras de una descomunal economa virtual que engulla el dinero rpida y vorazmente, socavando los cimientos de la economa real.

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    Y cules seran las alternativas? Cules seran los nuevos objetivos? En definitiva... Qu es lo que deberan hacer o cambiar para evitar que el colapso se produjera? Desde sus orgenes, donde lo fundamental era la generacin de riqueza basada en la explotacin de amplias mayoras, el mundo capitalista, sin abandonar su primitiva forma productiva, se fue transformando en una especie de casino financiero, fruto de la acumulacin de un capital que ya no reverta sobre la necesaria actividad productiva. De esa manera, el dinero se mova principalmente por circuitos ajenos a la economa real. La especulacin, la evasin de capitales, el dinero en parasos fiscales, el dinero negro, acompaado todo ello de corrupcin y la falta de medidas, fueron seas de identidad de esos ltimos tiempos, aunque, lo que se manejaba en realidad, eran activos reflejados en valores, en papeles con nmeros, en forma de depsitos, deudas o promesas materializadas en dgitos numricos de sistemas informticos bancarios, que no eran otra cosa que activos ficticios, dinero virtual, dinero creado con el principal objetivo de acaparar ms dinero, movindolo de unos activos a otros para que sus valores cotizados subieran o bajaran a conveniencia de los financieros y especuladores que se anotaban fabulosas ganancias por las diferencias de los precios de las compras y las ventas De aquella forma, el sistema financiero, el monetario y los mercados de deuda pblica soberana fueron llevados hasta lmites insostenibles: Se permiti que unos pocos acapararan grandes sumas de dinero, que para rentabilizarlas las prestaron a los Estados y particulares, acumulndose deudas de tal forma que para amortizar vencimientos fue preciso acudir a nuevos prstamos hasta superar un techo, un punto de no retorno, en el que los prestatarios ya no pudieron hacer frente y devolver sus deudas y los prestamistas no pudieron cobrarlas, provocando que el sistema financiero mundial quedara fuera de control. Se agotaron las fuentes de generacin de la riqueza y el dinero perdi todo su valor. La pobreza econmica y la ruina ecolgica se aduearon de los humanos... Esta podra ser una ficcin con grandes posibilidades de convertirse en una cruda realidad. La pobreza y el hambre constituyen una amenaza para los humanos que han de cubrir las necesidades bsicas para poder seguir viviendo. Y para ello han de poner en marcha cuantos recursos dinerarios sean precisos para preservar la regeneracin de la naturaleza; as pues, esos objetivos significan la mejor fuente para generar RIQUEZA.

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    I

    SNDROME DE FARAONES

    Al gobernar como un dios, las personas y las cosas le pertenecan Hace 4.500 aos en el norte de Europa emerga lentamente la Edad de Piedra. En el Mediterrneo, Grecia y Roma no pasaban de ser un incipiente presagio de un futuro todava por nacer. En Mesopotamia estaba todava lejos el florecimiento de un imperio asirio. Mientras, en el sur, en la regin nororiental de frica, un hecho sin precedentes estaba a punto de acontecer. A orillas del ro Nilo, en Egipto comenzaban a surgir soberbias construcciones levantadas por la civilizacin ms duradera y estable que jams haya visto la Humanidad: La civilizacin egipcia. Todo lo que haba en Egipto, incluida la tierra, era propiedad del faran, cabra decir que la economa del pas fue simple y que gir siempre en torno al poder poltico y religioso, acomodndose a la estructura piramidal de la sociedad egipcia. El vrtice de esa pirmide estaba ocupado por la figura real y divina del Faran, palabra que significa casa grande, en referencia a la casa grande o palacio donde viva el soberano; por lo tanto ste era el rey de la gran casa, un autntico dios viviente, soberano y dueo de todo y de todos. Es importante hacer la referencia de que la palabra faran slo se comenz a utilizar a partir de la poca en que Egipto fue gobernado por la dinasta de los Tolomeos. En el momento de asumir el poder, el faran ordenaba que se iniciaran las construcciones de complejos arquitectnicos que habran de servirle para su otra vida: un templo, una pirmide, una tumba, adems de colosales estatuas con su imagen. Para llevar a cabo estas grandes obras -consideradas faranicas por esa grandeza- empleaban a miles de trabajadores a lo largo de numerosos aos.

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    La cultura de los antiguos egipcios leg para la posteridad un sinfn de grandiosas obras, soberbios templos, pirmides, tumbas, etc. Decorados con colosales estatuas, extraordinarias pinturas, bajorrelieves, esculturas, obeliscos, etc. complementados con la escritura jeroglfica, especial y nica de aquella cultura. Todas aquellas ingentes y extraordinarias obras, que fueron realizadas a lo largo de siglos son propias de grandes artistas, artesanos que se fueron formando generacin tras generacin, por lo que es difcil entender que fueran para servir la egolatra de los faraones, pareciendo ms bien una forma de crear una economa sostenible. Cuesta creer que fueran obra de trabajadores-esclavos, sino ms bien parece obra de ciudadanos libres, profesionales y maestros bien formados, organizados y tenidos en gran consideracin por las clases gobernantes. Por lo general, se tiene por cierto que los obreros y artesanos que eran hombres libres, campesinos en su mayora, aunque tambin utilizaban esclavos, que en realidad habran de ser considerados como prisioneros de guerra ms que como esclavos, en la concepcin del trmino que actualmente tiene. Esas grandiosas obras arquitectnicas, con sus lujosos decorados, y sobre todo las enormes riquezas que atesoraban los faraones para su otra vida, aportan una visin difana del apego del hombre a las riquezas y a las glorias personales, hasta el punto de que en aquella cultura, y no es la nica, sus mximos mandatarios llegaron a creerse seres superiores, iguales a los dioses, para los cuales la vida de sus semejantes, considerados seres inferiores, no tena ms valor que el de ser utilizados para satisfacer sus deseos, sus proyectos y sus necesidades, pues mientras la vida del pueblo era sencilla y escasa de recursos, los faraones dedicaban la mayor parte del talento, del esfuerzo y las riquezas a la ejecucin de obras de arte y a la arquitectura con fines religiosos, pues toda la cultura de los egipcios estaba condicionada por el culto a la inmortalidad y la creencia en otra vida. Los faraones acumulaban los bienes y riquezas obtenidos con el esfuerzo, el trabajo, el sufrimiento y la privacin del pueblo, con la intencin de llevarlas consigo para disfrute personal en esa otra vida, a la que aspiraban firmemente y en la que crean que seguiran disfrutando de todas sus riquezas. Esto significaba que los ciudadanos estuvieran subordinados a esos objetivos, y por tanto toda su vida y su trabajo estaban condicionados por esta finalidad. Este perfil humano puede ser enfocado desde la ptica del egosmo, de lo egocntrico, de la codicia que domina a los seres humanos. Ese afn de acaparar riquezas de forma desmedida, y sobretodo hacindolo a costa

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    del trabajo, del esfuerzo, de las habilidades de otras personas, son seas que marcan lo que se puede considerar como un sndrome. Y es porque ese perfil no solo es aplicable a los faraones, aunque sean los personajes que ms fielmente representan esas actitudes, ya que a lo largo de la historia, y hasta en nuestros das, muchas personas actan en el devenir cotidiano bajo sntomas, signos, o debilidades hasta el punto de llegar a condicionar el devenir y la vida de millones de ciudadanos, la economa de las naciones, y hasta la gestin de las empresas. Mdicamente el concepto sndrome se define como un cuadro clnico o conjunto sintomtico que presenta alguna enfermedad con cierto significado y que por sus caractersticas posee cierta identidad; es decir, un grupo significativo de sntomas y signos que concurren en tiempo y forma, y con variadas causas o etiologa. En este caso no se tratar de definir una enfermedad sino que la acepcin Sndrome de los Faraones pretende sealar una forma de ser o de obrar, una actitud, la de aquellas personas que tienen un marcado afn de acumular riquezas y bienes materiales, lo cual constituye en s mismo un objetivo permanente a lo largo de sus vidas, y que para conseguir ese objetivo no dudan en utilizar a otros seres humanos, aprovechndose de su trabajo, de su esfuerzo y de sus necesidades de obtener los medios bsicos para garantizar su subsistencia o su vida, sin importarles las condiciones en que esos congneres hayan de sufrir para poder vivir. Y tambin de las consecuencias que para la economa y la comunidad en general tienen determinadas actitudes. Se tratara de un perfil sintomtico que marca una forma de vida que ha regido en muchsimas personas a lo largo de la historia. Especialmente aquellas que ostentaron y ostentan el poder, mediante la utilizacin de posiciones privilegiadas que propician el poder poltico, financiero, empresarial, laboral, utilizndolas para la obtencin y acumulacin de bienes y riquezas personales sirvindose del trabajo de sus ciudadanos, subordinados, empleados, trabajadores, o compaeros. De los siete pecados capitales, dos pueden asociarse ntidamente para definir un perfil o personalidad especfica que describe el sndrome de los faraones: la avaricia y la soberbia. La avaricia se suele aplicar a la acaparacin de riquezas en particular. La soberbia se define como una sobrevaloracin del Yo, el Ego respecto de los dems, por superar, alcanzar o superponerse a un obstculo o una situacin, o bien para lograr un estatus ms elevado infravalorando a las personas de su contexto. Tambin se puede definir la soberbia como la creencia de que

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    todo aquello que uno hace o dice es superior, y que es capaz de superar todo lo que digan o hagan los dems. Dos aspectos que alcanzan las ms altas cotas de gradacin en personajes como los faraones o muchos otros gobernantes que adems de sentirse o creer ser los poseedores o dueos de los bienes materiales, lo son adems de la vida y los destinos de sus semejantes, a los que obviamente sienten o tratan como sus sbditos, trabajadores, esclavos, a su completo servicio y sometidos a su voluntad. En el caso de los faraones, sus creencias religiosas eran causa para acumular grandes tesoros en sus tumbas, para disfrutarlos en su otra vida, hurtando y privando de esa forma el uso de las riquezas como bienes susceptibles de ser utilizados para el desarrollo de la economa de sus ciudadanos. Este sndrome es una forma de describir o poner de relieve que los seres humanos con excesiva frecuencia confundimos o trastocamos de forma consciente o subconsciente los valores de la vida, dando ms importancia a los bienes terrenales, materiales, simples objetos considerados por su valor monetario, que el valor de la vida humana, o el respeto, o los derechos de nuestros semejantes. Entre los sntomas del sndrome de los faraones estn la sobrevaloracin del ego, la autovaloracin de un ser endiosado, sentirse por encima de los semejantes, por encima del bien y del mal, sometiendo a los dems a sus caprichos y excentricidades... por absurdas circunstancias, vanidosas y materiales, obtener mucho dinero o poder, o por poseer ambas cosas. Los gobernantes totalitarios que someten a sus ciudadanos y persiguen, encarcelan y matan a aquellos que se les oponen, como en las dictaduras y regmenes totalitarios, nicamente por alcanzar o conservar la riqueza, el poder personal, o imponer sus ideologas. Los polticos corruptos que anteponen su lucro ante las necesidades de sus ciudadanos. Los grandes defraudadores que esconden sus patrimonios en parasos fiscales para eludir el pago de impuestos. Los terratenientes que utilizaban esclavos para trabajar sus tierras apropindose de todos los bienes que producan. Los explotadores cuya voraz ambicin materialista les lleva a ignorar las condiciones laborales y la vida personal de los trabajadores. Son circunstancias que no ocurren nicamente a nivel de los gobernantes o de los estados, sino que tambin se dan con relativa frecuencia en numerosas empresas, negocios y cometidos, en los que los objetivos dinerarios que se persiguen, son marcados o constituyen por s mismos los argumentos a los que se da el mayor peso a la hora de marcar las acciones a ejecutar, sin entrar a valorar los efectos negativos causados a

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    las personas o cosas, o simplemente por la indiferencia de otros valores que resultaran ms valiosos en s que los fines puramente materiales. As, un primer ejemplo, para valorar que el fin pocas veces justifica los medios y que, por supuesto, antes de marcar un fin habra que sopesar meditadamente los medios, acciones y consecuencias de lo que se vaya a realizar. Refiriendo estos principios a los faraones, existe una clara y ntida diferencia entre lo que fueron los saqueadores de tumbas, de lo que fueron los arquelogos: ambos perseguan un mismo fin que no era otro que encontrar los tesoros de los faraones. Sin embargo, los primeros actuaban motivados por la ambicin, y no dudaban en profanar las tumbas para llevarse el oro y los objetos valiosos, destruyendo aquello que no tena valor material para ellos; los arquelogos lo hacan al servicio de la ciencia, para los que cualquier vestigio u objeto siempre era muy valioso, pues los objetivos eran preservar los descubrimientos, documentar y facilitar el estudio y la historia de las culturas. Veremos muchos otros ejemplos acerca de personalidades megalmanas, poniendo de relieve los aspectos que condicionan de tal forma la vida y las economas de los pueblos, pases o naciones, hasta extremos que llegan a ser causas de crisis econmicas, desastres naturales, la ruina y la desaparicin de culturas y civilizaciones. Histricamente, las riquezas, el dinero, el poder, las armas, el dominio, han sido y siguen siendo condicionantes de un selecto grupo de personas que forman los grupos que dirigen las sociedades, como los faraones, los csares, los reyes, los emperadores, los sumos sacerdotes, los aristcratas, los militares, los banqueros... hombres dominados por una imaginacin que les llev a creerse superiores, inmortales, dioses... Construyeron enormes templos, esculpieron sus imgenes a semejanza, agigantando su tamao y las adoraron para que todos aceptaran que estaban dotados de un poder sobrenatural Personajes que no dudaron en sentirse iguales a unos dioses que ellos mismos crearon en su imaginacin, para sentirse distintos, superiores, las clases dominantes, las clases que se imponen sobre los pueblos que son conducidos haca objetivos que satisfacen el ego y la avaricia, las mas de las veces disfrazados de ilusiones, de falacias y mentiras, promesas irrealizables, ideales inalcanzables...

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    PIRMIDES, TUMBAS Y TEMPLOS Numerosos indicios arqueolgicos apuntan a la teora de que la cultura egipcia naci y se desarroll vertiginosamente, gracias a conocimientos que habran sido acumulados durante miles de aos por unos seres que procedan de una civilizacin anterior, desaparecida en un cataclismo geolgico. Indicios que parecen mostrar como si la civilizacin egipcia hubiera surgido ya plenamente desarrollada, de la nada, o que hubiera llegado a orillas del Nilo procedente de algn otro lugar. La habilidad demostrada en la construccin de la Gran Pirmide induce a pensar en una civilizacin ms antigua y con conocimientos muy avanzados. Diversas teoras llegan a considerar que a Egipto llegaron supervivientes de una civilizacin antiqusima, desaparecida, de la que no quedaron vestigios arqueolgicos, pero que siempre se consider mticamente como una cultura muy avanzada en conocimientos. La Atlntida, cuyos supervivientes habran atravesado el desierto del Shara y se habran instalado en el valle del Nilo. Los esplendorosos templos y pirmides diseminados por todo Egipto seran un legado de los conocimientos de aquellos supervivientes. La rapidez con la que evolucion la cultura del Antiguo Egipto en mltiples disciplinas del saber y las ciencias, como la astronoma, la geometra, la arquitectura, plasmados en la construccin de grandes monumentos de piedra, invitan a creer que procedan de otra parte. Una cultura de primitivos pobladores que vivan en casas hechas de adobe y paja, pasaron con inusitada rapidez a trabajar en el tallado con esmero de las piedras, a decorar monumentales templos y tumbas con extraordinarias pinturas y bajorrelieves en apenas dos siglos. nicamente pueblos bien organizados, civil y jerrquicamente, pueden alcanzar el grado de conocimientos en artes y ciencias para convertirse tan rpidamente en una tierra de astrnomos, arquitectos, matemticos y mdicos, con un grado de sabidura que solo se puede alcanzar gracias a una comprensin ntegra y precisa de las leyes universales.

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    Las pirmides las construyeron hombres que crean de forma total y sin ninguna duda que su faran era un dios y que erigir tan magnficas estructuras significaba servir a los dioses. Estas creencias dan a una sociedad unos objetivos, una meta y una direccin que es imposible que provengan de un colectivo de simples humanos, por muy dominantes y astutos que sean sus dirigentes. El devenir de Egipto se desarroll de un modo cclico, dado que se alternaron perodos de profundas crisis y de pobreza, seguidos por otros de extraordinarios desarrollos econmicos y esplendor. Unos fueron consecuencia del debilitamiento del poder de los faraones. En otros se alcanzaba la unidad y la mxima autoridad ejercida por los faraones. Esas circunstancias cambiantes en la realidad histrica de aquella civilizacin pueden servir para el planteamiento y desarrollo de dos posibles hiptesis contrapuestas: De una parte, la consideracin de los perodos de economas florecientes, gracias precisamente a los proyectos faranicos, donde los arquitectos, los artesanos, los trabajadores, seran profesionales cualificados y motivados, cuyas tareas seran reconocidas y compensadas con suficientes ingresos. Se obtiene as una distribucin de la riqueza que llegara a todas clases sociales, por cuanto las personas se ocuparan de una labor en la que desarrollar sus mejores habilidades para producir y obtener todo tipo de bienes y servicios, imprescindibles para la subsistencia y el desarrollo de una economa fructfera. Por otra parte, los vestigios y las opiniones de algunos expertos, apuntan hacia una economa de pobreza y privaciones en la vida de los antiguos egipcios, en la que las clases sociales ms humildes eran esclavizadas en sus tareas que haran a base de amenazas y sufrimientos. Es la dualidad que se puede ver representada en imgenes y esculturas de los faraones, en las que aparecen representados con el cetro de mando en una mano y el ltigo en la otra. Los smbolos del poder y del castigo o la represin. Tambin se puede considerar la construccin de las pirmides como los monumentos que atestiguaban el orgullo megalmano de los dspotas faraones que los ordenaban construir, o como monumentos de la cultura, la ciencia y la tcnica progresiva de la poca que presenci su ereccin. Es la paradoja que surge al reflexionar ante esas grandiosas ruinas de los hermosos templos y fastuosas tumbas: se puede creer que fueron obra de grandes especialistas que trabajaron con gran maestra en un entorno de laboriosidad y convivencia general para lograr una finalidad comn, o se puede creer que fueron el resultado de la imposicin por la fuerza, por el

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    miedo, o el castigo, ejercida sobre hombres y mujeres que aceptaron con resignacin sus destinos y se aplicaron en sus tareas con la minuciosidad requerida para realizar tan esplndidas obras. El ms sutil examen del arte y la arquitectura egipcios, nos da idea de la magnitud y la maestra de esas obras; esa reflexin nos conduce a percibir la naturaleza exhaustiva de la frentica actividad requerida para lograr ese esplendor. Podemos aceptar la conclusin que aparece como ms ortodoxa, de que aquello fue producto de una imposicin ejercida sobre la ciudadana, organizada para satisfacer la megalomana de los faraones, del clero y de las clases sociales ms altas; pero tambin se puede considerar como un constante ejercicio de desarrollo econmico y de la conciencia colectiva de un pueblo, con lo que habremos de creer que se debi a la motivacin de los egipcios. Podemos encontrar infinidad de testimonios que apuntan a esa dualidad en la economa de aquella poca. Gigantescas obras que presuponen la participacin activa, coordinada y fuerte de multitudes inverosmiles. Monumentos descomunales que ofuscan la imaginacin y deslumbran la fantasa cuanto que su utilidad prctica est en relacin inversa al esfuerzo colosal que exigi su ereccin. En lo referido a las pirmides del antiguo Egipto, esa es la mejor acepcin. Por qu o para qu fueron construidas? Qu secreto ocultan y cul era el significado de aquellas construcciones portentosas, de proporciones rigurosamente matemticas, maravillas del mundo segn el veredicto de la misma antigedad, y que durante cuatro mil quinientos aos, sobre su pedestal hundido en la arena del desierto, entre El Cairo y el oasis de Fayum dominan simblicamente el Valle eterno del Nilo? Tales eran las preguntas que se dirigieron los filsofos de todos los tiempos, con la particularidad de que fueron las pocas ms racionalistas las que ms se esforzaron en elucidar los enigmas. Qu motivos, bastante poderosos, pudieron impulsar a cientos de miles de personas a consagrar a la ereccin de tan colosales tumbas de sus monarcas una cantidad de energa tan considerable y durante tantos aos? De entre todos los monumentos de Egipto, son las pirmides las que han provocado siempre el ms vivo inters y las teoras ms descabelladas. Muchos egiptlogos han considerado que las pirmides se construyeron por los motivos ms triviales, que sus dimensiones y proporciones son accidentales, y que su enorme volumen no es ms que un ejemplo de la egolatra faranica. Solamente el alojamiento y el abastecimiento de las innumerables masas de trabajadores que se supone que participaron en

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    aquellas inmensas obras, necesariamente significa la existencia de una organizacin compleja y minuciosa, difcil de imaginar para aquellos tiempos. Unas masas compuestas por campesinos, pastores y artesanos, hubieron de aunar su fuerza corporal al servicio de una empresa colosal. Multitud de personas que era preciso organizar, coordinar, distribuir, con disciplina, de acuerdo con unos planes metdicamente planificados de antemano. Tamaas empresas requeriran hoy da todo un ejrcito de arquitectos, ingenieros, capataces, mano de obra y maquinaria, en la que todo el mundo debera contar con preparacin y experiencia suficientes, para actuar con la coordinacin que requera cortar, transportar, elevar y colocar con precisin millones de grandes bloques de piedra empleados en tamaas obras arquitectnicas. Segn cuenta Diodoro de Sicilia (ao 65 a.C.) los faraones mandaron construir las suntuosas pirmides para que les sirvieran de sepultura, ms todos en Egipto consideraban que esos monumentos estn por encima de todo lo dems que hay en ese pas, no solamente por la grandiosidad de los monumentos y las sumas prodigiosas que debieron costar, sino tambin por la belleza de su construccin. Y los obreros que hicieron tan perfectos trabajos son ms admirables que los reyes que proporcionaron el dinero, pues los primeros dejaron all una prueba memorable de su genio y destreza, mientras que los reyes contribuyeron solamente con las riquezas que les haban legado sus antepasados, o las que obtenan de sus vasallos. Por su parte, Plinio el Viejo (hacia el ao 20 d.C.) cuenta en su Historia Natural otra versin diferente: De paso hablemos tambin de las pirmides de este mismo Egipto, intil y loca ostentacin de la riqueza de sus reyes. En efecto, segn la opinin de la mayora, los monarcas las construyeron para no tener que dar el dinero a sus sucesores, o se lo quitaran los rivales que conspiraban contra ellos, o tambin para que el pueblo no permaneciera ocioso. La Gran Pirmide se construy en un lapso de unos 23 aos, tiempo que dur el reinado del faran Kuf, de 2551-2528 a. de C., con el trabajo de miles de obreros pagados -no esclavos como anteriormente se crea- que supuestamente laboraron usando slo las herramientas y tiles ms rudimentarios y sencillos. Segn Herdoto, para edificar la pirmide de Keops estuvieron trabajando 100.000 hombres tres meses cada ao, mientras que los canteros proseguan sin interrupcin la tarea durante todo el ao en las canteras y en los talleres. Los trabajos necesarios para la construccin de pirmides no eran hechos por esclavos, como la

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    tradicin ha hecho creer, sino por obreros pagados por el Estado. Su trabajo no era tan sencillo como pueda parecer a primera vista: arrastrar pesados bloques de piedra y colocarlos en su sitio requiere un saber hacer que slo se consigue con la experiencia. El mejor modo de aprender era trabajando, y es muy probable que los hijos sucedieran a los padres en esta labor tan concreta, hacindola generacional. De esta manera, al poco de comenzar a construirse una pirmide el faran ya dispona de una gran masa de trabajadores especializados en esta labor arquitectnica. Los obreros que arrastraban los sillares de piedra no eran los nicos que trabajaban en la pirmide. Por encima de ellos haba capataces que a su vez, eran supervisados minuciosamente por otros miembros de la administracin real. Estaban tambin las personas encargadas de fabricar las herramientas, cuerdas, cestas y todo aquello que se pudiera necesitar o requerir en la obra. Haba artesanos que se afanaban en decorar con relieves las paredes de los templos del complejo funerario, y marineros que traan los bloques de granito o basalto del sur del pas por el ro y muchos otros trabajadores especializados. Sin duda el construir una pirmide era un asunto extraordinariamente complejo, que mova una gran maquinaria humana que implicaba a artesanos y tcnicos de muchos tipos y de varias reas, incluyendo a los mdicos que atendan a los obreros. La construccin de una pirmide era objeto de varios estrictos controles. La mayor parte de los bloques que salan de la cantera llevaban una marca de los escribas, que anotaban en ellos la fecha, el lugar al que iban destinados o el grupo de trabajadores encargado de llevarlos a su posicin. A la vez, en sus papiros llevaban la contabilidad de todo: piedras, hombres, das trabajados, herramientas rotas o gastadas, etc. El faran era quien pagaba todo esto y no se le poda engaar. Un control similar llevaban los aparejadores de la obra, que supervisaban la inclinacin y correcta colocacin de cada bloque, as como lo estable y parejo o llano del terreno de construccin, usando como herramientas bsicas para estos cometidos el nivel y la plomada. Cules pudieron ser los motivos por los que hombres, supuestamente no muy diferentes de nosotros, concibieran proyectos tan arduos y, desde la perspectiva de la arquitectura y la ingeniera, tan irracionales? En realidad, todo en Egipto pareca tener una coherencia interna que haca del sistema un conjunto sin fisuras y garantizador de un orden casi natural. La construccin de templos, pirmides o tumbas exigi otro tipo de entrega, la de la mano de obra humana ilimitada, pero los dioses y los faraones eran justos y slo la demandaban cuando el ro estaba

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    fertilizando las tierras y las tareas agrcolas no eran posibles. Haba, por otro lado, que procurarle al dios-faran una buena morada para su posterior renacimiento; no hacerlo sera como buscar el enojo del dios o su posterior venganza. La construccin de una pirmide era el centro de todo un complejo funerario, objeto del culto de un rey fallecido que deba continuar eternamente, para satisfacer las necesidades del rey y la de los miembros de su familia, los funcionarios y sacerdotes que eran enterrados en tumbas cercanas. El monarca comparta as la esencia divina de Ra, como su heredero en la tierra. Las pirmides levantadas por estos soberanos son una buena muestra de su carcter sagrado y absoluto. En el terreno puramente religioso, estas construcciones representan la unin definitiva del faran con su padre Ra. La pirmide era la escalera que permita al rey muerto ascender a los dominios de su padre Ra; la pirmide se convirti en el smbolo solar de la divinidad del faran de Egipto. La esttica del arte egipcio se halla dominada por reglas que establecan los dogmas teocrticos a los que el arte tena que servir. Su finalidad era estrictamente poltica y religiosa, por tanto es un arte que buscaba la eternidad y realzaba el carcter divino de los mandatarios mediante una serie de reglas fijas como son la supremaca de la frontalidad, el hieratismo, la perspectiva irreal y las grandes proporciones. Contrasta la esttica, la belleza y la profusa decoracin de las construcciones en piedra, evidenciando la presencia de destacados maestros arquitectos, con la pobreza del material utilizado para la construccin de viviendas, barro del ro mezclado con paja moldeados en forma de ladrillos, que secados al sol daban consistencia a las casas, dotndolas eso s, de frescor en verano y de calor en invierno. Destaca pues la importancia que daban a las construcciones dedicadas al culto a los dioses y para la morada eterna de los faraones con la vulgaridad y sencillez de las moradas destinadas a vivir esta vida. Es como si para las finalidades idealizadas o religiosas no se repararan en gastos, mientras que para las utilidades prcticas hubieron de minimizar los costes o cuidar de la reduccin de esos gastos. Todo para los dioses y poco para los hombres. El colosalismo y la grandiosidad infunden temor, respeto y sumisin en las gentes, y rodean de un halo de autoridad y poder a las personas que representan. Ms ninguna persona, por muy poderosa que se considere a s misma, promueve una empresa si no considera que ser posible de realizar. Los faraones que ordenaron levantar las grandiosas pirmides y los colosales templos eran conscientes de que podan levantarse. De que

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    disponan de hombres con capacidad y conocimientos para organizar y desarrollar tan colosales tareas. Porque los hombres de aquella poca conocan la forma, los mtodos y los medios precisos para poder elevar bloques de decenas de toneladas de peso a decenas de metros de altura, y colocarlos en sus posiciones con una precisin milimtrica. Una ardua tarea que los ingenieros de hoy da todava no alcanzan a explicarse cmo fue posible que los antiguos alcanzaran semejante logro ni qu tcnicas hubieron de utilizar, pues lo ms sencillo es deducir que con el nico uso de la fuerza bruta se antoja una tarea irrealizable. Hombres con poder y decisin. Hombres con capacidades, habilidades y conocimientos. Estos son requisitos que nicamente se logran mediante el esfuerzo, el estudio, la investigacin, la experiencia, y con la direccin y coordinacin necesarias para aunar esos esfuerzos que solo pueden obtener mediante trabajo realizado en equipo por personas preparadas, motivadas, coordinadas... y bien alimentadas.

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    TESOROS FUNERARIOS

    El rey lo era todo, pues el rey era Egipto. El faran era un dios, por lo tanto, todo le perteneca y todo bien o mal se deba a l. El Nilo tambin era considerado una divinidad. El bienestar del pueblo dependa, pues, de esos dioses y justo era pagar por ello; as, los impuestos que se deban entregar al faran o a los santuarios y templos eran el pago justo de unas riquezas que, ao tras ao, los dioses les enviaban. Se llevaba consigo el faran a la tumba unos tesoros tan preciosos que hacan indispensable nada menos que construir toda una montaa de piedras encima para protegerlos? Estaba en su orgullo de grandeza la ostentacin de riquezas terrestres, o todo responda al simple hecho de enterrar junto con los cuerpos los objetos que haban formado parte de su vida, junto con alimentos y bebidas que le acompaaran durante toda la eternidad? Cuando el faran mora ningn otro ritual era tan elaborado ni tan bello como el que se le dedicaba, pues se trataba de enterrar a Egipto, y todos los egipcios que haban muerto durante el reinado alcanzaran la vida eterna junto con el rey. Qu espectculo tan maravilloso! Qu delicia el contemplarte cuando asciendes a las estrellas inmortales, tocado con el casco del soberano, siguiendo las huellas de tu fuerza mgica que te precede! De este modo avanzas al encuentro de tu madre Nut, la diosa celestial. Llama en derredor tuyo a los dioses que habitan el cielo y todos se unen para ti a los dioses que habitan la tierra, a fin de que ests con ellos y camines del brazo con ellos. Largos cortejos acompaaban al faran-dios hasta su ltima morada, metido en un resplandeciente sarcfago de oro. Tambin eran de oro las estatuas de los difuntos y las de los dioses, as como los objetos del culto, las insignias, los cofres y todas las joyas. Cada vez que falleca un rey

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    soberano se repeta este grandioso espectculo, y las riquezas de frica, del Prximo Oriente y de las Islas, fluan en tales ocasiones en medio de una pompa fabulosa. Todas las manifestaciones artsticas estuvieron destinadas, bsicamente, al servicio del Estado, la religin y el faran, considerado como un dios sobre la Tierra. Desde los primeros tiempos, la creencia en una vida despus de la muerte dict la norma de enterrar al muerto con sus mejores pertenencias para asegurar su trnsito hacia la eternidad. La idea de una vida de ultratumba hizo que las manifestaciones artsticas, que las ideas de perfeccin y belleza, de ornamentacin y grandiosidad, se reservaran a todo aquello relacionado con la muerte o con los dioses. Eso explica que el mayor esplendor de casi todo el arte egipcio quedara prcticamente centrado en las tumbas y los templos. Esta idea no debe hacer pensar que el carcter egipcio estuvo dominado por la triste presencia de la muerte, ya que la muerte no debi aparecer como algo terrorfico, sino como el paso a una nueva y feliz vida que estaba concebida como algo muy similar a la vida terrenal. Segn las creencias egipcias, para la preservacin de la supervivencia ultraterrena del alma, era indispensable proceder a la momificacin del cuerpo, y que la momia y los vasos canopos en los que se guardaban sus rganos permaneciesen intactos junto al cuerpo. En las tumbas no solamente se enterraba a los muertos, sino que junto al cadver se reunan todas aquellas cosas tiles y agradables entre las cuales haba transcurrido su existencia: muebles, utensilios, joyas, etc. Los objetos que rodeaban al difunto desempeaban su papel en esa persistencia eterna, y es de suponer que las ofrendas funerarias obedecan a dichas creencias. Desde esa ptica, esta clase de detalles daran indicios para pensar que aquello que para los faraones tan solo representaban simples adornos, para la mayora de personas constituyen fabulosos tesoros. Los egipcios crean en la esperanza de una futura vida eterna, como una continuidad de la vida terrenal. En aquellos tiempos crean que los bienes tambin moran con su propietario y era injusto apropirselos. Continuaban, por toda la eternidad, siendo propiedad del difunto. En el inagotable caudal de imgenes de su vida terrestre, con las inscripciones tan maravillosas y claramente descriptivas, hallan su propio lugar todos los objetos familiares, incluso el ms insignificante de uso diario. La energa o fuerza vital, era llamada Ka por los antiguos egipcios. Ka es la fuerza vital, un componente del espritu humano, una pequea parte del principio universal e inmortal de la vida, segn la mitologa

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    egipcia. Para los antiguos egipcios los componentes del espritu humano eran: Ib, Ka, Ba, Aj, Ren y Sheut. Se pensaba que el Ka era creado por Jnum, con su torno de alfarero, para ser depositado en los hijos en el momento de su concepcin. Jnum, El que modela, fue un dios creador en la mitologa egipcia. Originalmente fue un dios del agua y fue representado como hombre con cabeza de carnero, tocado con la corona Atef y portando cetro. Este elemento confera la inmortalidad a cada hombre que incluso podra transformarse en un dios, necher, si lo hubiere merecido por sus excepcionales buenas acciones durante su vida en la Tierra. Los egipcios tambin crean que el Ka se mantena por medio de los alimentos. El Ka poda perdurar en el cuerpo del difunto si se conservaba momificado; por esta razn era necesario embalsamar a los cadveres, y se deban depositar ofrendas de alimentos a los difuntos, aunque eran los ka de las ofrendas lo que se consuma, no la parte material. El Ka de los dioses y faraones estaba indisolublemente unido a su cuerpo, mientras que los dems egipcios obtenan su Ka por mediacin del faran. Las condiciones de la vida futura en la Duat dependan del veredicto en el juicio de Osiris: El Ka del rey posee un poder especial, procede directamente del dios y se relaciona tambin con los sbditos debido a que el Ka de stos procede del rey o es el propio rey. Es uno de los elementos sustentadores de la monarqua divina y de su autoridad. El Ka -gemelo o doble- del rey acab convirtindose en un dios-Luna, Jonsu, el Ka por excelencia del Sol. El anlisis de los ajuares funerarios de las tumbas pone de relieve la existencia de una distribucin desigual de la riqueza. Las tumbas ms ricas tienden a situarse separadas de las dems en una parte concreta del complejo funerario. Es una indicacin evidente de estratificacin social, destacando que los bienes particulares con los que se hacan enterrar los soberanos llegaron a constituir autnticos tesoros. El ajuar funerario de un gran faran estaba compuesto por miles de objetos, grandes cantidades de oro, de joyas preciosas, etc. La nica tumba intacta que se descubri fue la del faran Tutankamn, en 1922. En dicha tumba haba innumerables objetos: Sillas, arcas, animales dorados, vasos, figuras, estatuas, recipientes, cetros, bastones, maquetas de naves, cofres. En total, algo ms de seiscientas piezas fueron catalogadas en una primera cmara, muchas de ellas de oro. Pero lo ms importante fue el sarcfago con la mscara de oro, as como los adornos personales, un bculo y una fusta de oro.

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    Aquella insignificante llama haba alumbrado el mayor tesoro que jams haya descubierto un arquelogo: Tras realizar un pequeo agujero en la pared, Howard Crter introdujo una linterna elctrica amarrada por una cuerda para observar con detalle lo que tena ante s. Pero lo que vea era una enorme pared amarilla, llena de adornos e inscripciones, hasta que se percat de que aquello no era ms que un enorme muro de oro macizo. Era el tesoro ms fabuloso que jams se hubiera descubierto en la historia de la humanidad. Crter continu descubriendo poco a poco la pared, hasta que por fin se dieron cuenta de que el muro de metal precioso no era tal, sino que se encontraban ante uno de los lados del fretro del faran, cuyas medidas eran 5,20 por 3,35 por 2,75 metros. Entraron con sumo cuidado en el estrecho pasillo que haba hasta la pared y al bordear el enorme atad descubrieron otra sala pequea repleta de objetos de oro. Este era, realmente, el tesoro del faran y no el encontrado en la primera sala, pero su imaginacin, obviamente, nunca hubiera sospechado nada parecido. La apertura de la tapa reserv otra sorpresa: el busto de la momia estaba cubierto por una especie de armadura, igualmente de oro, que era una verdadera obra de arte. Por encima de la cabeza, el cuello, el pecho, el cuerpo y los miembros del joven soberano yacan repartidos en 101 grupos, 143 objetos entre los cuales haba emblemas, collarines de oro, con incrustaciones de piedras preciosas, amuletos, insignias reales, alhajas y dagas de deslumbrante belleza. Tutankamn estara protegido por tres sarcfagos metidos uno dentro del otro, los dos primeros de madera con incrustaciones de oro y piedras preciosas, y el tercero de oro macizo conteniendo su cuerpo. Todos dentro de un atad de granito que los cubrira. Brazaletes con cuentas de oro, turquesa, amatista y lapislzuli, bienes exticos, malaquita, mirra y electro, -una aleacin de oro y plata-. Tena una espada un grupo de amuletos y adornos de oro en la garganta; su corona y diademas de oro estaban en la cabeza y la momia estaba cubierta de oro por todas partes. Sus atades estaban labrados con oro y plata por dentro y por fuera e incrustados con todo tipo de piedras costosas. Quienes han visto esos tesoros han quedado asombrados e impactados por la belleza y magnitud de los mismos. No hay palabras para definir esta grandeza. Aquel fabuloso descubrimiento inflam la imaginacin en el mundo entero; con una interrogante: si Tutankamn fue un faran que muri muy joven y pas por la Historia apenas sin gloria, cmo seran realmente las tumbas de los grandes faraones de Egipto, por la cantidad

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    de riquezas que pudieron llegar a albergar otros enterramientos como, por ejemplo, el de Ramss II. Por desgracia nunca se sabr, aun cuando s existen ms hallazgos que proporcionan nuevas referencias. Vale la pena mencionar los hermosos ajuares funerarios hallados en la necrpolis real de Tanis, entre los que se cuentan esplndidas mscaras funerarias de oro, joyas, amuletos, sarcfagos tambin de oro y plata, y otros recipientes fabricados en los mismos metales preciosos. Los ajuares funerarios de los reyes de la XXII y XXIII Dinastas encontrados en las tumbas reales de Tanis albergaban sustanciales cantidades de oro y plata, mientras que una inscripcin procedente de Bubastis que recoge la dedicacin por parte de Osorkon I de estatuas y utensilios de culto a los templos de Egipto menciona el equivalente a ms de 391 toneladas de objetos de oro y plata. Las costumbres funerarias estaban conectadas con prcticas religiosas. Es probable que en un principio el tratamiento especial de momificacin del cuerpo despus de la muerte estuviese reservado al faran inmortal, y a aquellas personas de rango real que se consideraban partcipes de los atributos de los dioses egipcios. Posteriormente, tal honor tambin fue concedido a ciertos favoritos, hasta que finalmente pas a ser patrimonio de la clase social de funcionarios. Las clases ms bajas, los ms pobres, reciban el ms sencillo de los enterramientos, como momias vendadas sin ms, mientras que los ricos reciban un elaborado tratamiento momificador, que lleg a alcanzar tan altos grados de perfeccin debido a que se convirti en un autntico arte acumulado por las enseanzas de la tradicin y por una experiencia milenaria. Con el paso del tiempo y a medida que la riqueza de Egipto aumentaba, los nobles, los funcionarios importantes de la corte y los gobernadores provinciales, aspiraron tambin a un trato funerario semejante al de los reyes. Ellos tambin quisieron tumbas y exigieron ser momificados; desearon alcanzar una supervivencia personal, y no una ligada a la supervivencia del rey. Esto dio a la religin una base ms amplia, pero contribuy a desviar un peligroso porcentaje del esfuerzo nacional egipcio hacia un campo ms bien estril, el de los enterramientos. Esto, adems, aument el poder de la nobleza hasta lmites a veces muy peligrosos. Dado que los personajes ricos y poderosos tambin tenan enterramientos costosos, lo natural era que surgiese la tendencia a no ser menos que el vecino. Cada cual trat de superar a los dems, y las familias intentaron obtener prestigio a travs de la magnificencia con que enterraban a sus difuntos.

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    Los reyes y sus funcionarios gastaron sus crecientes riquezas en objetos con los que se enterraban. Las tumbas de la lite albergaban grandes cantidades de bienes, en ocasiones de materiales exticos como el oro y el lapislzuli. Las tumbas eran smbolo de una sociedad cada vez ms jerarquizada, que probablemente represent los procesos de competencia y engrandecimiento de las entidades polticas del Alto Egipto, por la interaccin econmica y el comercio. Como el control de la distribucin de las materias primas exticas y la produccin de bienes de prestigio reforzara el poder de los jefes de los centros predinsticos, estos bienes eran importantes smbolos de posicin social. Todas estas riquezas escondidas o guardadas en las tumbas, tarde o temprano tuvo que despertar la codicia de los ms necesitados o los ms audaces, que no dudaran en desafiar las fuertes medidas de seguridad y los castigos que se imponan a quienes profanaran las tumbas para robarlas. Se haca necesario esconder los cuerpos momificados de los faraones tomando mayores precauciones y en lugares cada vez ms secretos y escondidos con la finalidad de que los tesoros enterrados con ellos pudieran salvaguardarse. Los mtodos que se haban utilizado previamente en las pirmides haban sido insuficientes, por lo que a partir de un determinado periodo se intent hacer los enterramientos en formas y lugares diferentes. En lugar de edificar pirmides en forma de montaa y situar la tumba en su interior, se utilizaron las propias montaas naturales de roca. Cavaron profundos pozos en las montaas, a travs de la roca y disearon corredores con forma de laberintos para desconcertar a los eventuales ladrones de sepulcros, y las tumbas con sus tesoros fueron situadas en cmaras protegidas, en la medida de lo posible, por todo tipo de pistas falsas, profundos pozos trampa en mitad de los pasadizos, y corredores sin salida. En lugares casi inaccesibles, guarecidos por salientes de roca, en valles secundarios, incluso en profundas fallas de erosin, a media altura de la escarpada pendiente, se horadaron, por espacio de quinientos aos, pozos, fosas y galeras en el corazn de la montaa blanca, que fue llenndose poco a poco de momias y de tesoros reales. Durante el Perodo Sata, los egipcios se mostraron especialmente ingeniosos a la hora de construir tumbas que no se pudieran robar: se rellenaban por completo con arena tras el enterramiento para que tuvieran el efecto deseado; pero los ajuares funerarios ya no eran ni tan amplios ni tan ricos aunque todava se puedan encontrar enterradas junto al difunto joyas y mscaras de oro o plata dorada.

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    Todos estos objetos suponan inmensos tesoros para los saqueadores de tumbas, sin duda, hubieran supuesto fabulosos descubrimientos para los arquelogos, y sin embargo, para los faraones no pasaran de ser simples objetos personales y de recuerdos. El atractivo de los legendarios tesoros ocultos, la profusin de oro y de piedras preciosas forzosamente haban de excitar la codicia de los violadores de tumbas. Todas las precauciones que se haban tomado, desde haca siglos, por parte de los hombres de confianza de los faraones, resultaron intiles para evitar profanaciones. Haban acumulado montaas de piedras sobre las tumbas, obstruido los corredores despus de la ceremonia del entierro, con enormes bloques de piedra, tres o cuatro veces consecutivas, destinados a descorazonar a los salteadores. En los alrededores tenan sus cuarteles numerosos soldados y se haban nombrado guardas especiales que respondan con la cabeza de la seguridad del Valle. Desgraciadamente, estos mismos vigilantes, durante las pocas de debilidades o de crisis dinsticas o internas del estado, hicieron a no dudar causa comn con los ladrones de tumbas, a los que orientaban para que pudiesen realizar ms cmoda y rpidamente sus fechoras, y con los cuales repartan el botn. As se explica que ni las puertas falsas, ni los pasajes secretos ni los accidentes mortales que deban ocasionar los pozos-trampas bastaran a impedir el xito de los aventureros. El afn de riquezas poda ms que todos los dispositivos de seguridad. La fuerza de la avaricia tuvo ms peso que la fuerza del miedo y ya hacia el 1000 a. C. haban sido saqueadas todas las pirmides y tumbas excavadas en la roca. Ningn tesoro permaneci en su sitio, excepto el de Tutankamn. Pese a las precauciones adoptadas, la mayora de estos tesoros fueron robados, saqueados o destruidos, a veces con un salvajismo que revela el fanatismo de los profanadores; el fabuloso contenido de la pequea tumba de Tutankamn permite imaginar la magnitud de prdidas irremediables. Las riquezas enterradas con los muertos, bajo forma de metales preciosos, atrajeron naturalmente a los ladrones de tumbas. Los mejores mtodos de preservar estos tesoros, de esconderlos, de cegar los accesos, de protegerlos con el poder de la ley y la invisible amenaza de la venganza de los dioses no bastaron para salvaguardar los tesoros. Las tumbas de los reyes en Tebas, con sus fabulosas acumulaciones de tesoros, siempre haban tentado a los desesperados a robarlos. En esa poca parece que fueron saqueadas sistemticamente, y hasta es posible con la complicidad de los oficiales encargados de su custodia, de tal

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    modo que de unas 30 tumbas de reyes, slo el depsito de Tutankamn se mantena intacto en su parte principal, quiz porque su condicin de hereje haba producido su desaparicin de archivos de las necrpolis. Aunque a veces, ocurran tambin hechos que ponen de manifiesto que no siempre el objeto y el fin obedecen a criterios deseables. As, en el caso del extraordinario descubrimiento de la tumba no saqueada del faran Tutankamn se produjeron acciones poco conocidas y cuyo fin no debera justificar los medios utilizados. Segn describe la egiptloga Charlotte Booth en el libro El secreto de la esfinge, los mtodos utilizados por el Howard Carter no justificaran los objetivos perseguidos en cuanto a la recuperacin de las joyas que adornaban el cuerpo del faran. Carter y su equipo causaron daos irreparables a la momia del rey cuando le retiraron los vendajes para extraer de su cuerpo algunas joyas. ...Es sabido por todos que se decapit la momia para facilitar la extraccin de la mscara de oro, que se haba adherido firmemente a la cabeza por efecto de la resina empleada en el proceso de momificacin. Esta resina cubra todo el cuerpo del rey e imposibilitaba sacarlo del atad sin causar destrozos irreparables. ...Los cuchillos calientes rascaron una parte del tejido de la cabeza, aunque son destrozos menores, comparados con la decapitacin! Para extraer las joyas y otros objetos adheridos a la resina por debajo del cuerpo, el equipo de Carter cort el torso por la cresta ilaca, justo por encima de la pelvis; y para sacar los trece brazaletes que adornaban sus brazos, seccion estos por la mueca y el codo. ...Durante la autopsia que realiz a la momia el doctor Douglas Derry, se le separaron las piernas por las caderas y rodillas y se le seccionaron los pies. Pies y manos se le volvieron a adherir, empleando resina, antes de vendar el cuerpo de nuevo y devolverlo a la tumba en 1926... Carter y su equipo disimularon los destrozos situando el cuerpo dentro de una bandeja de arena y cruzando los brazos de Tutankamn por encima de la pelvis, de modo que el pblico no viese la horrible condicin en que haban dejado la momia... Este pequeo extracto de la narracin pone de manifiesto que se dio ms importancia a los objetos materiales que adornaban a la momia que a lo que realmente era valioso y tendra que haber sido respetado, como eran los restos de un ser humano. En la actualidad se pueden admirar todos esos objetos en un museo, pero el afn de preservar los tesoros priv a los admiradores del arte y la historia, los de entonces y los del futuro, la posibilidad de contemplar una momia en su estado original, al no haber respetado intacta la momia de un ser humano en el sarcfago.

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    Estos relatos seleccionados permiten hacer una reflexin sobre la actitud del pueblo egipcio, en cuanto a la valoracin del concepto que daban a las riquezas, en el sentido que se ha dado en pocas posteriores, incluso actualmente. Acaso haba disponible en Egipto cantidad de oro y metales preciosos, como para que el hecho de que los faraones fueran enterrados con sus objetos personales supona una minucia para el funcionamiento de la economa general, o acaso la acaparacin de esas riquezas por unas minoras estaba por encima de cualquier consideracin econmica que afectaba al nivel de vida de la mayora de sus ciudadanos. En concreto, debera valorarse si la ingente cantidad de bienes materiales que se sacaban de la circulacin econmica para ir a parar a las tumbas podra ser indicativo de la riqueza del Estado, una riqueza compartida por todos, o si los egipcios, al enterrar grandes cantidades de oro y objetos valiosos en aquella poca, en la que no exista nada que los sustituyese, como moneda de intercambio y comercio, estaban minando los pilares bsicos de su economa. En este ltimo supuesto, los ladrones de tumbas habran sido tiles, al menos para el mantenimiento de la economa de la sociedad egipcia, al volver a poner en circulacin el oro, la plata y los materiales preciosos. Y los saqueadores no fueron solo ladrones, sino que muy probablemente tambin lo fueron los propios dirigentes. El reciclado de recursos indudablemente tuvo su papel a la hora de mantener repletas las arcas del Estado. Es muy probable que ste fuera el principal motivo del desmantelamiento de las tumbas reales del Reino Nuevo, llevado a cabo en Tebas durante la XXI Dinasta. Las momias de los reyes y sus esposas y familiares se sacaron de sus tumbas, fueron desprovistas de casi todos sus bienes y reinhumadas en grupos en cachs discretos y fciles de proteger. Por otra parte, los cientos de grafitos dejados en las rocas por el escriba Butehamon y sus colegas dan fe de la sistemtica bsqueda y saqueo de las viejas tumbas. Es indudable que se fundi mucho metal precioso para su reutilizacin... Constituye una paradoja, pensar que en otras pocas del pasado hubo personas que acaparaban las riquezas para disfrutarlas en su vida de ultratumba, mientras en esta vida real muchsimas personas vivan en la miseria. Si este sistema hubiese permanecido de forma generalizada, es probable que hace ya varios milenios la humanidad hubiera sucumbido por falta de recursos econmicos. Y es que muchas sociedades sucumben cuando el oro desaparece

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    Con el transcurso de los siglos y milenios todo se torna efmero: los cuerpos momificados de los faraones, miembros de rango real, grandes dignatarios y personajes ricos que creyeron ser inmortales como los dioses, por el evanescente sentimiento que transmitan la riqueza y el poder, aparecen dispersos y amontonados en museos de todo el mundo. Antao miles de momias se utilizaron como combustible para alimentar fogones y calderas, terminando sus das en esta efmera tierra quemadas para calentar hogares o cocinar alimentos. En plena crisis econmica de fines del XIX, el empresario de una fbrica de papel del estado norteamericano de Maine tuvo la idea de buscar en el valle del Nilo nuevas materias primas y ms baratas. Decidi comprar e importar a Estados Unidos miles de momias, con el fin de emplearlas en la fabricacin de papel. La idea pareci no ser muy brillante, ya que las resinas y aceites empleados para la momificacin daban al papel una tonalidad pardusca y una textura inadecuada para emplearlo en la escritura. Por ello, el empresario norteamericano decidi utilizar su vasta produccin como papel de embalaje. El xito no se hizo esperar y pronto le salieron los imitadores que empleaban otras materias primas para conseguir el mismo color y textura, una tradicin que ha llegado hasta nuestros das con el conocido papel de estraza. Del libro Egipto Tierra de Dioses, de Nacho Ares.

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    DIOSES Y SACERDOTES Todos los pueblos antiguos creyeron en dioses que haban bajado a la Tierra desde los cielos y que podan elevarse a los cielos a voluntad. Todo Faran deber engrandecer y embellecer el Templo de Karnak donde est entronado Amn-Ra el Rey de los Dioses. As lo solicitaban todos los sumos sacerdotes. Gracias a esto, mucha gente del clero se beneficiaba en riqueza y en poder. El Primer Profeta, el gran sacerdote de Amn reinaba en un Estado dentro de un Estado. El faran era legislador y juez supremo, jefe de los ejrcitos y, como divinidad, mximo sacerdote; nico vnculo viviente entre los hombres y los dioses. Por debajo del faran estaba el alto clero con sus sacerdotes y los funcionarios administrativos del Estado, formando as una autntica aristocracia del poder. Los Sacerdotes tenan prcticamente todo: poder poltico, riqueza, respeto, estatus social y administraban la vida religiosa, tan importante y vital como los asuntos terrenales polticos; junto con los altos funcionarios y los escribas reales formaban la lite dirigente y todo poderosa; el alto clero tuvo un peso poltico variable, pero, en ocasiones, su poder lleg verdaderamente a inquietar a los faraones. El poder de los sacerdotes se deba, sobre todo, a las riquezas que amasaban en los templos. Gracias a las distintas donaciones de los faraones, los grandes templos egipcios como el de Amn en Karnak o el de Ra en Helipolis terminaron por alcanzar un increble poder econmico. Ramss, el Hijo de Ra, vel para que se respetara un prudente equilibrio de cultos: Seth en el norte, Ra en Helipolis, Ptah en Menfis, Amn en Tebas. Quiso evitar que los ms vastos dominios de Amn incitaran a los sacerdotes tebanos a confundir poder espiritual y poder temporal hasta el punto de olvidar la autoridad suprema del Faran, el nico sacerdote, mediador entre el cielo y la tierra. A los antiguos egipcios que haban tenido una vida imperfecta les preocupaba que quizs no pasaran la prueba de la pluma durante su viaje al Ms All. Era obvio que todo el mundo deseaba naturalmente

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    evitar la condena, y por tanto el difunto tena preparada una declaracin o frmula de inocencia respecto a todos los tipos de pecados. Tanto la declaracin como la ilustracin de la sentencia absolutoria eran recursos mgicos relativos al juicio, al igual que la literatura funeraria y otras provisiones en la tumba eran ayudas mgicas para triunfar en el Ms All. Esta frmula se puede encontrar en diversos textos funerarios, en ellos, el difunto va mencionando el nombre y el origen del dios asesor y niega el pecado por el que est acusado por ese miembro del tribunal. Esas declaraciones negatorias son muy interesantes como fuente para el estudio de la tica egipcia. Las frmulas se contenan en 42 negaciones, una por cada uno de los dioses o jueces, mostrando la importancia que daban a la acusacin los antiguos egipcios en su escala de valores. Esta es una de las frmulas de esas negaciones:

    ... Escchame, porque yo no maltrat a las gentes, no comet pecado en la Sede de Maat, no intent conocer lo que no deba conocerse, no hice nunca mal, no comenc el da recibiendo una comisin de parte de las gentes que deban trabajar para m y mi nombre no lleg a las funciones de un jefe de esclavos, no blasfem contra dios alguno, no empobrec a un pobre en sus bienes, no hice lo que era abominable para los dioses, no perjudiqu a un esclavo ante su amo, no fui causa de afliccin alguna, no hice padecer hambre, no hice llorar a nadie, no di orden de matar, no caus dolor a nadie, no disminu las ofrendas alimentarias de los templos, no mancill los panes de los dioses, no rob las tortas de los bienaventurados, no fui pederasta, no forniqu en los santos lugares del dios de mi ciudad... Escchame... No rob con la medida de ridos. No hice trampa con las tierras. No false el peso de la balanza...

    Las disposiciones para el culto a los dioses implicaban la presentacin de innumerables ofrendas, y si es bastante probable que una parte de los productos terminaran en los altares y mesas de ofrendas -que seran consumidos por el personal del templo o distribuidos de forma ms amplia- la mayor parte de esta produccin era destinaba a mantener a los sacerdotes y funcionarios. Los sacerdotes se quedaban la mayor parte de las ofrendas y tributos del pueblo, acumulando para s grandes riquezas.

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    El estamento religioso tambin tena sus clases. El templo de Amn dispona de cuatro grandes jerarquas sacerdotales, cada una con sus propias subdivisiones. El antiguo clero egipcio estaba organizado segn una rgida estructura, aunque no exista un escalafn constante entre los distintos cargos sacerdotales, pues el ttulo poda variar con el tiempo o con el templo al que perteneciera. No obstante, s se puede observar una cierta estructura jerarquizada. En el vrtice de esta pirmide se hallaba el faran como Sumo Sacerdote de todo el pas y de todos los dioses y diosas. De l dependan los cuerpos sacerdotales de los diversos centros de culto. Por ejemplo, el gran sacerdote de Ptah en Menfis, era llamado El Gran Jefe de Todos los Artesanos, porque era Ptah el dios al que se atribua la proteccin de todas las artes. Adems de la funcin religiosa, los sacerdotes participaban en la administracin, en la poltica y en la economa, y desarrollaban funciones mgicas. Con el uso de la magia, y gracias a su conexin con los dioses, proporcionaron un gran servicio a la comunidad, asesorando en remedios y ceremonias mgicas hermticas que generalmente empleaban para fines curativos. Algunas opiniones apuntan que los sacerdotes egipcios eran en realidad funcionarios pblicos de la administracin del Estado que aceptaban gustosos la tarea por los indudables beneficios, tanto sociales como econmicos que el cargo mismo conllevaba. Los sacerdotes vendran a ser los encargados de mantener el estatus del Estado religioso, siempre en representacin del faran. Ahora bien, el cargo sacerdotal tuvo una enorme importancia, ya que los templos se convirtieron en una especie de Tesoro o lugar donde quedaban recogidas las enormes riquezas que generaban las tierras y los rebaos; entonces el nombramiento de un nuevo sacerdote era un evento poltico relevante y los escogidos no dudaban en dejar constancia del acontecimiento en sus tumbas, como por ejemplo en la de un tal Nebunenef, donde se lee el siguiente prrafo: Se llev al gran sacerdote de Amn, Nebunenef, ante la presencia de Su Majestad. Era por entonces gran sacerdote de Osiris, gran sacerdote de Hathor, seora de Dendera, y jefe de los servidores de los dioses, al sur, hasta el lugar llamado Mi-rostro-est-sobre-Amn, al norte hasta Tanis. Su majestad le dijo: A partir de ahora sers gran sacerdote de Amn; sus tesoros y sus graneros estarn bajo tu sello. Sers el superior de su templo; todos sus aprovisionamientos sern colocados bajo tu autoridad. En cuanto al templo de Hathor, seora de Dendera, su cargo a partir de ahora le ser confiado a tu hijo, as como las dems funciones de su padre y el cargo que ocupabas.

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    La salud del faran condicionaba el bienestar del pueblo entero, y su flaqueza o enfermedad significaba la ruina, la pobreza, el hambre y un retorno al temido caos primitivo. Era una necesidad vital preservar la existencia y la buena salud del faran. Los sabios y los sacerdotes a su alrededor estudiaban todos los medios posibles para proteger al faran de los dioses perversos y oscuros, de la magia mala y destructora y los encantamientos hechos con mala fe, y claro, de cualquier enfermedad. Los sacerdotes actuaban como intermediarios entre los dioses y el pueblo. Por ello, los conocimientos se tornaron secretos para reafirmar la autoridad de la casta sacerdotal.

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    Las creencias en los dioses fueron el enlace directo con seres que en la antigedad se hicieron pasar por dioses y que tras multitud de cambios, han pervivido hasta nuestros das. Esos seres fueron y son el origen de la oscuridad y del mal en la tierra. Desde la ms remota antigedad, desde los orgenes del ser humano, los conocimientos que seran recopilados durante miles de aos por druidas, brujos y magos, los sacerdotes, fruto de las enfermedades, de la ingesta de alimentos dainos, o de drogas alucingenas, causantes de ensueos en arcaicos visionarios, quienes impulsaron las religiones, las creencias en seres del ms all, en los dioses... Dioses, magia, supersticiones, creencias, los miembros de las clases ms cercanas al poder han sido siempre las que pusieron todo su empeo en preservar ese poder. Religin y poder, poder y religin, poder y riqueza. El sometimiento del pueblo a creencias de la existencia de dioses y otra vida tras la muerte, fueron el mtodo utilizado para lograr y mantener el poder y la riqueza material en esta vida. Los faraones y los poderosos hubieron de rodearse de personas de confianza para materializar ese sometimiento y conseguir sus objetivos personales. Al instante que se pronunciaron estas reconvenciones los bracmanes, los rabinos, los bonzos, los chamanes, los sacerdotes de las islas Molucas y de las costas de guinea, confundieron con las suyas a los doctores cristianos y dijeron: S, s, estos hombres son unos malvados, unos hipcritas que predican la sencillez para ganar la confianza; la humildad para sojuzgar ms fcilmente; la pobreza, para apropiarse de todas las riquezas: prometen otro mundo para apoderarse mejor de ste; y al paso que os hablan de tolerancia y de caridad, queman en nombre de Dios a los hombres que no le adoran como ellos. Se instituyeron los sacrificios humanos, la sangre de las vctimas para aplacar la furia de los dioses, en segn qu casos, esa furia era la de la naturaleza. Estas prcticas generaron el temor insoportable para millones de seres humanos de muchas generaciones durante miles de aos; cultos sanguinarios que desembocaron en el arraigo de las supersticiones, en la debilidad, en el sometimiento de los pueblos a sus sacerdotes, los magos, los druidas, que encarnaban el contacto con los dioses, y vean en los sacrificios humanos el medio para gobernar, o de ganarse la connivencia de aquellos que aspiraban a detentar el poder.

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    Un elemento fundamental de la evolucin humana fue la autoridad del jefe. Entre los animales, el jefe es sencillamente el ms dominante. Tanto para los egipcios como la mayora de las culturas de la antigedad, sus jefes o reyes no eran sencillamente figuras dotadas de autoridad, sino sacerdotes y chamanes, hombres que conocan a los espritus y a los dioses. Estas creencias dan a una sociedad una meta y una direccin que es imposible que tenga un grupo de meros animales, por dominante y as