La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

16
LA NOTACIÓN VISIGOTICO-MOZARABE Y EL ORIGEN DE LAS NOTACIONES OCCIDENTALES JAIME MOLL El estudio de la notación visigótico-mozárabe, transmisora de la riqueza melódica de su liturgia, ha sido objeto de aten- ción y estudio a lo largo de los últimos siglos. De los intentos fantasiosos del siglo XVIII —Jerónimo Romero de Avila, Fran- cisco Fabián y Fuero— de transcribir las melodías, hemos de llegar a fines del siglo xix para ver tratada la notación visigó- tico-mozárabe con criterios científicos. En el volumen I de la Paléographie Musicale, los monjes de Solesmes analizan las distintas notaciones musicales occidentales, demostrando su uni- dad básica, e incluyen entre las mismas la notación visigótico- mozárabe, refutando la tesis de J. Foradada Castán (1), acep- tada por J. F. Riaño (2), de considerar dicha notación como de base alfabética, relacionada con el alfabeto criptográfico usado por notarios leoneses entre los siglos x y xu. (1) J. FORADADA Y CASTAN, Signaturas escritas con caracteres considerados hasta aquí como neumas o signos musicales, «El Arte en España», VI (1867), pp. 105-109. (2) J. F. RIAÑO, Critical and bibliographical notes on early spanish music, Londres, 1887. * 257

description

J. Moll

Transcript of La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

Page 1: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

LA NOTACIÓN VISIGOTICO-MOZARABE Y EL ORIGEN DE LAS NOTACIONES OCCIDENTALES

JAIME MOLL

El estudio de la notación visigótico-mozárabe, transmisora de la riqueza melódica de su liturgia, ha sido objeto de aten­ción y estudio a lo largo de los últimos siglos. De los intentos fantasiosos del siglo XVIII —Jerónimo Romero de Avila, Fran­cisco Fabián y Fuero— de transcribir las melodías, hemos de llegar a fines del siglo xix para ver tratada la notación visigó­tico-mozárabe con criterios científicos. En el volumen I de la Paléographie Musicale, los monjes de Solesmes analizan las distintas notaciones musicales occidentales, demostrando su uni­dad básica, e incluyen entre las mismas la notación visigótico-mozárabe, refutando la tesis de J. Foradada Castán (1), acep­tada por J. F. Riaño (2), de considerar dicha notación como de base alfabética, relacionada con el alfabeto criptográfico usado por notarios leoneses entre los siglos x y xu.

(1) J. FORADADA Y CASTAN, Signaturas escritas con caracteres considerados hasta aquí como neumas o signos musicales, «El Arte en España», VI (1867), pp. 105-109.

(2) J. F. RIAÑO, Critical and bibliographical notes on early spanish music, Londres, 1887.

* 257

Page 2: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

La Introducción a la paleografia musical gregoriana (3), del P. Gregorio M. Suñol (ampliada y puesta al día en su ver­sión francesa de 1935) y El canto mozárabe (4), de los monjes de Silos Casiano Rojo y Germán Prado (trabajo premiado en 1926 por la Academia de Artes y Ciencias Históricas de Tole­do), marcan dos importantes hitos en el estudio y análisis de la notación visigótico-mozárabe. El padre Suñol, basándose en la datación de los manuscritos visigóticos hecha por los paleógrafos textuales y siguiendo las líneas evolucionistas acep­tadas por la mayoría de los estudiosos de las notaciones occi­dentales, señaló unas fases evolutivas en la notación visigótico-mozárabe. En la primera de ellas colocó los manuscritos litúr­gicos toledanos junto con algunos manuscritos procedentes del monasterio de Silos, aunque estos últimos mostraban ya unas características distintas. De esta manera se consolidaron los dos tipos clásicos de la notación visigótico-mozárabe: notación to­ledana —la más primitiva, con tendencia a la horizontalidad— y notación del norte de España, con tendencia a la verticalidad y mucho más rica en formas neumáticas. De las formas simples se pasaba a una mayor complicación semiótica.

Esta división temporal-espacial establecida perdió su fuer­za al señalar el P. Louis Brou (5) la existencia de notación nórdica en manuscritos de Toledo. A las hipótesis que se adu­jeron para explicar esta presunta anomalía, junto con las dadas para otras de tipo litúrgico, la nueva datación de los manus­critos litúrgicos toledanos, propuesta por A. M. Mundo (6), dio la solución esperada: los manuscritos procedentes de Toledo eran mucho más modernos de lo comúnmente aceptado. La comunidad mozárabe toledana mantuvo la letra visigótica como un rasgo distintivo de afirmación de su personalidad, letra unida a su peculiar liturgia, de hecho formando parte de la misma. Es una nota típica de una minoría marginada, en lucha,

(3) Montserrat, 1925. (4) Barcelona, 1929. (5) LOUIS BROU, Notes de paléographie musicale mozárabe, «Anua­

rio Musical», X (1955), pp. 29-31. (6) A. M. MUNDO, La datación de los códices litúrgicos toledanos,

«Hispània Sacra», XVIII (1965), pp. 1-25.

258 -

Page 3: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

una forma de autodefinición y autodefensa. Desde el punto de vista notacional, la nueva dotación de los manuscritos toleda­nos plantea el problema de su origen: ¿es una evolución sim­plificadora, ante el desconocimiento de su significación, de la notación llamada nórdica?, ¿es una derivación de otra notación? Nuestra ponencia, resumen de un trabajo más extenso, no abor­dará los problemas de la notación toledana, su problemática es distintq, limitándose al estudio de la llamada notación del norte de España, al margen de las líneas establecidas hasta el presente por una estructuración evolucionista.

Antes de entrar en el estudio de algunos aspectos de la notación visigótico-mozárabe, hemos de abordar algunas cues­tiones de tipo general. Una de las bases de las teorías evolucio­nistas se encuentra en la presencia de neumas muy simples en algunos manuscritos no musicales. Ya el profesor Jammers (7) señaló la diferencia entre estos manuscritos, generalmente con textos que habían de ser cantados por el celebrante y, por lo tanto, con melodías más sencillas, que exigían una notación más simple, y los manuscritos litúrgico-musicales para canto­res, con melodías más melismáticas y, por lo tanto, con una notación más rica. En los más antiguos manuscritos litúrgico-musicales para cantores ya encontramos establecidas las dis­tintas familias notacionales occidentales, emparentadas entre sí y con algunas características comunes, pero plenamente dife­renciadas. En cada familia hay que distinguir unos pocos ma­nuscritos, obra de copistas que conocían a fondo la notación usada y que la emplean en toda su riqueza de posibilidades y con una perfecta coherencia. Otros manuscritos, coetáneos o posteriores, de copistas no tan preparados, nos ofrecen una no­tación cada vez más incoherente, con simplificación del número de sus signos, con una mayor degradación, hasta que se opera una nueva reestructuración, que permite, con una economía de signos, lograr resultados más perfectos. Piénsese en los pocos manuscritos con notación de San Gall que mantienen coheren­temente la riqueza expresiva de la misma. Piénsese en los po-

(7) EWALD JAMMERS, Tafeln zur Neumenschrift, Tutzing, 1965, pp. 26-27.

- 259

Page 4: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

cos manuscritos con notación aquitana que indican la situación del semitono. En ambos casos nos encontramos con obras de copistas conocedores de la notación empleada. En la notación aquitana el uso de las claves y el aumento y colorido del nú­mero de líneas permitió simplificar la grafía de la virga indi­cadora del semitono, no usada en la mayoría de los manuscri­tos. Ello nos permite presentar la estructura evolutiva típica de las notaciones, que no se limita a las antiguas notaciones gregorianas, sino que puede también aplicarse a las notaciones posteriores, monódicas o polifónicas, religiosas o profanas.

Toda notación presenta en su formulación una estructura­ción complicada, que, usada por copistas ignorantes, pasa por una fase de incoherencia en el uso de sus signos, lo cual lleva como consecuencia una degradación de la misma y una simpli­ficación del número y forma de los signos usados. En este mo­mento, o la notación degradada es sustituida por otra o se pro­cede a una reestructuración simplificadora, dando origen a una notación más fácil y clara, la cual a su vez puede seguir el proceso que acabamos de señalar.

Por otra parte, hemos de señalar que en la mayoría de no­taciones gregorianas encontramos distintos neumas para la mis­ma combinación de sonidos (8). Por ejemplo, un podatus, dos notas ascendentes, puede ser representado por varios signos, que en los manuscritos cuidados indican diferencias melódicas, rítmicas o expresivas. Distinguimos, por tanto, una significación genérica y una significación específica.

Señaladas estas cuestiones previas, vamos a abordar el es­tudio de la notación visigótico-mozárabe no toledana, buscan­do ante todo unas características distintivas, propias de esta fa­milia notacional. Las principales características de esta nota­ción son la riqueza de signos y el predominio de formas en bucle. Repasando las tablas del P. Suñol o de los PP. Rojo y Prado, podemos ver cómo las principales combinaciones de no­tas son representadas por varios neumas. ¿Tendrán todos la misma significación? Creemos que, como en otras notaciones,

(8) Sobre las distintas significaciones de los neumas de San Gall, véase EUGENE CARDINE, Sémiologie Grégorienne, Solesmes, 1970.

260 -

Page 5: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

hay que distinguir en la notación visigótico-mozárabe la sig­nificación genérica y la significación específica de cada neuma.

Ante esta riqueza semiótica, ¿nos encontramos ante una evo­lución creadora, enriquecedora del número de signos, ante el capricho decorativo de los copistas o bien es el reflejo de una notación sabiamente estructurada? Una selección de ocho neu-mas característicos, relativamente simples en su grafía, hemos podido localizar en los manuscritos conservados y, todos o gran parte de los mismos, en los fragmentos conocidos (fig. 1). Las variaciones no son estructurales, sino debidas al escriba, a su cuidado o descuido caligráfico. La notación se nos presenta ya constituida en los manuscritos más antiguos y se mantiene a lo largo de tres siglos. Indudablemente, hemos de reconocer las dudas existentes sobre muchas dataciones de manuscritos y la necesidad de un estudio y revisión de las mismas. Pero el tes­timonio de un manuscrito no litúrgico, con melodías simples, no melismáticas, en dos de las poesías que contiene, es una prueba de la antigüedad de la riqueza de los signos que nos presenta la notación visigótico-mozárabe. Se trata del manus­crito lat. 8093 de la B. N. de París (cinco cuadernos del mismo —sin notación— se encuentran en Leiden, Voss. lat. F. 111), antología poética escrita con seguridad antes del año 860, fecha de la muerte de Floro de Lyon, que dejó notas en el mismo (9), y atribuido generalmente al primer cuarto del siglo ix, escrito —excepto unos folios añadidos (10)— en una visigótica pura, en Cataluña según, A. M. Mundo (11), en Septimania, según M. C. Díaz y Díaz (12). Cinco de los neumas elegidos (13), apa-

(9) C. CHARLIER, Les manuscrits personéis de Florus de Lyon et son activité littéraire, «Mélanges Poclechard», Lyon, 1945.

(10) Folios 33 a 36v. (11) El Commicus palimsest París lat. 2269. Amb noies sobre liturgia

i manuscrits visigòtics a Septimania i Catalunya, «Litúrgica», 1 (Scripta et Documenta, 7), Montserrat, 1956, p. 174.

(12) M. C. DÍAZ Y DÍAZ, Aspectos de la cultura literaria en la España Visigótica, «Anales Toledanos», III (1971), p. 50.

(13) Los números 1, 2, 3, 6 de la fig. 1 se encuentran en el fol. 18v, y los números 3 y 4 de la misma figura en el fol. 24. YVES RIOU, Les manuscrits neumés des poemes d'Eugène II de Tolède, «Annuaire 1963-1964 de l'Ecole Pratique des Hautes Etudes, IVe Section», París, 1963,

- 261

Page 6: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

recen ya en la notación melódica de dicho manuscrito, consi­derado por todos los musicólogos entre los testimonios más antiguos con notación, conocidos hasta el presente. No hay, pues, según los manuscritos conservados, un proceso evolutivo de progresiva complicación, sino el mantenimiento de un sistema semiótico que no evoluciona, estancado, variando sólo la calidad de la caligrafía, según el cuidado puesto por los copistas.

Esta congelación de un sistema de signos musicales se inser­ta dentro de un conjunto litúrgico-cultural de carácter conser­vador, con elementos que perviven —con ligeras modificaciones o adiciones— desde los últimos tiempos del reino visigodo: es­critura textual, estructura litúrgica, textos litúrgicos rezados y cantados.

A la unidad espacial y temporal de la notación upada para la liturgia hispánica, ya señalada, hay que añadir la unidad melódica demostrada por la comparación de versiones de una misma pieza dadas por los distintos manuscritos que, aún mati­zada por tendencias regionales y quizás temporales, como las señaladas para los versos de los responsorios del oficio en el excelente trabajo de Dom Michael Randel (14), se mantiene en las líneas fundamentales.

Esta unidad melódica se nos ofrece en un estado de incohe­rencia notacional, incoherencia que incluso aparece en un mis­mo manuscrito. Frente al uso coherente de los distintos signos para una misma combinación de notas que nos ofrecen los manuscritos mejor escritos de las distintas notaciones occiden­tales, los manuscritos visigóticos —con alguna parcial excep­ción (15)— nos presentan un uso incoherente de los neumas, que si bien respeta la significación genérica no se ajusta a la significación específica que la variada escritura de una misma

páginas 317-19, da la «reconstitution neumatique» del poema «O mors omnivorax», del fol. 18z; del manuscrito. El resultado no expresa siem­pre la realidad de la notación, como puede verse comparándola con el facsímil de la fig. 3 del mismo trabajo.

(14) The responsorial psalm tones for the mozarabic office, Prince-ton, 1969.

(15) Por ejemplo, la señalada por RANDEL, op. cit., p. 70, para el ms. British Library, add. 30.851.

262 -

Page 7: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

combinación de notas exige. El copista desconoce la significa­ción específica de los neumas y no la puede observar. Sin em­bargo, tuvo que existir una fase anterior plenamente coherente ele la que hasta el presente no se conocen testimonios. Los manuscritos llegados hasta nosotros nos transmiten una etapa ya degradada en su coherencia, aunque mantenga congelada la riqueza semiótica de la notación. Es en la adaptación de la no­tación visigótico-mozárabe a la liturgia romana donde encon­tramos, además de la incoherencia, la tendencia a la simplifica­ción del número de signos y de sus formas. En el occidente peninsular, tres son los manuscritos en notación visigótico-mozárabe y liturgia romana que conocemos: un antifonario del oficio (16) y dos breviarios con notación en las partes can­tadas (17), procedentes del monasterio de Santo Domingo de Silos, los cuales aún presentan la mayor parte de neumas característicos, si bien de una manera no tan profusa. En la Marca Hispánica la adopción anticipada de la liturgia romana permitió una mayor evolución degradadora en la notación ca­talana, hasta que fue totalmente sustituida por la notación aquitana.

Las relaciones de la notación catalana con la visigótico-mozárabe ya fueron señaladas por Dom Maur Sablayrolles (18). No podemos desarrollar este tema, pero sí exponer algunos puntos. Si estudiamos la notación de los manuscritos y frag­mentos conservados podemos establecer un proceso degradativo en la misma, principalmente por simplificación del número de signos y por simplificación del trazado de los mismos —caso típico de esto último podría ser la evolución del quilisma, hasta llegar a la forma considerada como propia ele la notación cata­lana (fig. 2)—, lo que nos ha permitido establecer cuatro fases en dicho proceso evolutivo (19). En las dos primeras, los pun-

(16) British Library, add. 30.850. (17) British Library, add. 30.847 y 30.848. (18) A la recherche des manuscrits grégoriens espagnols. Iter his-

•panicum, «Sammelbánde der Internationalen Musikgesellschaft», XIII (1911-12), pp. 413-421.

(19) Señalamos algunos manuscritos de las cuatro fases. En las dos primeras indicamos aquéllos en que aparece el scandicus de significa-

- 263

Page 8: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

tos de contacto con la notación visigótico-mozárabe son muy claros y no sólo se refieren a la forma de los neumas, sino al significado de uno ele ellos, del cual vamos a tratar a conti­nuación.

Descartado el capricho decorativo de los copistas como cau­sa de la riqueza de signos —ya que aparecen en todos los manuscritos— y teniendo en cuenta los datos suministrados por otras notaciones, hemos atribuido tal riqueza a la necesidad de expresar notacionalmente distintos significados específicos, que desgraciadamente desconocemos, al no disponer de teóri­cos musicales ni de transcripciones diastemáticas de las me­lodías visigótico-mozárabes. Sólo los tres manuscritos de litur­gia romana procedentes de Silos podían dar alguna luz, a pesar del estado incoherente de su notación. Analizando los princi­pales neumas más característicos y menos usados y comparando las melodías que los contienen con sus versiones diastemáticas, hemos podido conocer el significado melódico de un neuma, el scandicus de la fig. 1, núm. 4, que —excepto en unos poquí­simos casos— indica la fórmula musical, principalmente usada en una de las entonaciones de primer tono: re - la - si (la) o su equivalente: sol - re - mi (re). Morfológicamente, se trata de la derivación del podatus de la fig. 1, núm. 1, prolongado hacia arriba en ángulo o curvadamente. Pero el podatus no repre­senta el intervalo de quinta que tiene el scandicus, por lo menos no ha conservado esta significación en los manuscritos de Silos. En los manuscritos de las dos primeras fases de la notación catalana también encontramos dicho scandicus y con el mismo valor melódico, lo que, como hemos dicho, añade a la identidad formal de los neumas la identidad de significación específica. Otro scandicus, fig. 1, núm. 5, tiene también el mismo valor melódico en los manuscritos silenses, aunque aparece en pocas

ción melódica. 1.a fase: Barcelona, Bibl. de Catalunya, ms. M. 1408 - 3; Copenhaguen, Univers. Bibl., 1927 AM. 795, 4.°, fol. 93u, escritura sub­yacente.—2.a fase: Barcelona, Archivo de la Corona de Aragón, Ripoll, 74; Paris, B. N., lat. 14.031; Paris, B. N., n. a lat. 557 (se trata del ma­nuscrito prestado en 1890-91 por el párroco de Tech a Dom Mocquereau, adquirido por la Biblioteca en 1893); Barcelona, Bibl. de Catalunya, ms. M. 1408 - 1.—3.a fase: Gerona, Museo Diocesano, ms. 45.—4.a fase: Barcelona, Bibl. de Catalunya, ms. 1805.

264 -

Page 9: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

ocasiones. Su forma es morfológicamente relacionable con la del primer scandicus, aunque indudablemente en su fase pri­mitiva, coherente, debía diferenciarse en algún aspecto de su significación.

¿Cuál es el motivo de la conservación del valor melódico de este scandicus? Creemos que radica en dos factores: la rela­tiva rareza de la figura melódica que representa y la carac­terística forma del neuma usado. Un uso muy restringido y para una fórmula musical muy definida ha permitido conservar el significado específico del neuma y su uso coherente, frente a un uso más generalizado y con una forma más adaptable de otros muchos neumas.

Lo expuesto, demasiado brevemente, nos permite llegar a unas conclusiones:

La existencia de la notación visigótico-mozárabe, con ca­racterísticas propias y plenamente desarrolladas, paralelamente a la aparición de los primeros testimonios conservados de las demás familias occidentales de notación, impide considerarla una derivación de una de dichas familias conocidas.

El grado de incoherencia que muestra en el uso de su ri­queza semiótica presupone una etapa anterior con un uso coherente de los signos.

La unidad y continuidad, globalmente considerada, de las fórmulas melódicas que transmite y la unidad y continuidad notacional existente en toda le Península —demostrada en la Marca Hispánica por la notación catalana, fase evolutiva de la notación visigótico-mozárabe— puede considerarse paralela a la unidad y continuidad de la escritura textual, la estructura litúrgica y las fórmulas rezadas y cantadas de la liturgia his­pánica.

La estructuración de una notación complicada y coherente y su expansión por toda la Península, difícilmente podría ha­berse hecho en los primeros tiempos después de la caída del reino visigodo. Y teniendo en cuenta que la escritura textual, la estructura litúrgica y las fórmulas rezadas y cantadas pro­ceden de la última etapa del reino visigodo y se conservaron a lo largo de varios siglos, creemos poder situar la estructura­ción de la notación visigótico-mozárabe en la misma época,

- 265

Page 10: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

manteniéndose igualmente congelada, pero perdiendo, por des­conocimiento de sus normas, su carácter coherente; mientras que en la Marca Hispánica va evolucionando, degradándose, si­guiendo la evolución normal de toda notación.

Frente a ello se puede argüir la célebre y variamente inter­pretada frase de san Isidoro: soni pereunt quia scribi non pos-sunt (20). Cabe suponer en la notación visigótico-mozárabe, en su fase coherente, una imposibilidad de lectura exacta, una notación que sólo indicase ciertos aspectos de las melodías, lo que justificaría la frase de san Isidoro. Pero también es po­sible, y creemos más probable, que dicha frase refleje la situa­ción notacional de la época en que fue escrita. En el año 636, fecha de la muerte de san Isidoro, la cultura visigoda no muere: sigue desarrollándose tres cuartos de siglo más. Y es en este tiempo en el que hay que situar la obra de san Julián, cada día más revalorizada y que tanta influencia tuvo en la liturgia y en sus cantos. No vemos, pues, que la frase de san Isidoro, aún tomándola en su sentido más literal, implique la ausencia de notación en los últimos años del reino visigodo e invalide la hipótesis expuesta.

¿Aparece en otras notaciones occidentales el scandicus de significación melódica y con la misma significación? No aparece en las principales notaciones claramente definidas y delimita­das. Lo encontramos únicamente en cinco manuscritos de un grupo notacional indefinido, la llamada notación de Italia del norte. Se incluyen en.dicha notación una serie de manuscritos, más o menos relacionados entre sí, con elementos notacionales comunes o afines, que, sin embargo, no se encuentran siempre en todos ellos. No podemos dar una lista de signos caracterís­ticos de esta notación, que aparezcan en todos los manuscritos de la misma. El número de signos característicos que encon­tramos en cada manuscrito varía y ofrece múltiples combina­ciones. Como hipótesis, sugerimos que se trata de una serie de muestras de la misma notación en distintas fases diversifica­das de degradación y simplificación, favorecidas por la disper­sión de los centros productores, lo que ha dado lugar a una

(20) Etym. III, XV, 2.

266 -

Page 11: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

evolución desigual, tanto semiótica como cronológicamente. Como rasgo sobresaliente, encontramos, al primer análisis, un mayor o menor uso de bucles, no siempre en los mismos neu-mas, que da un carácter unitario a estos manuscritos, indepen­dientemente de otros elementos también afines, y que los relaciona con las notaciones de ciertos manuscritos que podría­mos llamar extravagantes (21) y con la notación visigótico-mozárabe, sin prejuzgar, por sólo esto, ningún tipo de relación o influencia. A occidente de la región ocupada por esta notación —ocupada no enteramente, pues existen islotes de otras nota­ciones no italianas— nos encontramos con la llamada notación novalesa, que creemos debe englobarse en esta notación de Italia del norte.

El gradual-tropario de Roma, Biblioteca Angélica, 123, el breviario de Bolonia, Bibl. Universitaria, 1576, el misal de Lucca, Bibl. Capitular, 606, el volumen misceláneo de Subiaco, monasterio de Santa Escolástica, 160, y el gradual de Piacenza, conservado en la escritura subyacente de parte de los folios del ms. lat, 7102, de la B. N. de París (22), presentan el mismo scandieus de la notación visigótico-mozárabe y con la misma significación melódica (23). Es posible que aparezca en otros manuscritos que no hemos podido ver o que no han sido estu­diados todavía.

En dos manuscritos de la llamada notación novalesa, Ox­ford, Bibl. Bodleiana, Douce, 222, y Vercelli, Bibl. Capitular, 124, encontramos dicha fórmula melódica representada en la forma habitual en las notaciones neumáticas —podatus y vir-ga—, pero el podatus adopta muchas veces una forma especial (fig. 3). sólo usada en este caso, que podría ser una reminis­cencia de la parte inicial del scandieus señalado y que se dis-

(21) Ejemplo típico es el ms. Rep. I. 93, de la Stadtbibliothek de Leipzig.

(22) Este último manuscrito ha sido dado a conocer y estudiado por M. HUGLO, Le graduel palimpseste de Plaisance (Paris, B. N., lat. 7102), «Scriptorium», XXVIII (1974), pp. 3-31.

(23) El uso del scandieus de significación melódica alterna con la forma habitual en las demás notaciones neumáticas, podatus-virga, va­riando la abundancia ele ésta según los manuscritos.

- 267

Page 12: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

tingue de los demás podatus del manuscrito (fig. 4) y del porrectus (fig. 5).

La presencia en Italia del mismo scandicus de la notación visigótico-mozárabe, con idéntica significación melódica, ade­más de ofrecer la notación que lo contiene otros puntos gráficos de contacto, principalmente los bucles de algunos de sus neu-mas, nos obliga a intentar buscar su posible relación. Cuatro son las hipótesis que vamos a considerar:

a) Poligénesis. Aceptando una base notacional común, que se ha ido desarrollando hasta formar las distintas familias de notación —es la hipótesis del origen de la notación como desarrollo de los signos gramaticales—, el scandicus de signi­ficación melódica se ha «inventado» en dos zonas geográficas distintas, independientemente.

No creemos en la viabilidad de esta hipótesis, aun si aceptá­semos el principio de desarrollo de la notación a partir de los signos gramaticales, por la dificultad que presenta llegar inde­pendientemente a un signo que se muestra antinatural en su estructura —en frase de Dom E. Cardine— y que, por lo tanto, no puede ser una derivación espontánea de un material semió-tico preexistente. La grafía peculiar y su específica significa­ción sólo admiten una relación de filiación entre dos notaciones o de ambas con una notación previa de la que derivasen.

b) Derivación de la notación visigótico-mozárabe. Lo ex­puesto inicialmente nos ha llevado a considerar a la notación visigótico-mozárabe como una pervivencia, incoherentemente usada, de una notación existente ya en la última etapa del reino visigodo. Conocida la presencia de exiliados visigodos en Italia, que llevaron manuscritos, cabe pensar en la hipótesis de una influencia de la notación visigótico-mozárabe en Italia, en cier­tos centros italianos, notación que pervivió, diversificándose y recibiendo otras influencias, manteniéndose, por las causas apuntadas anteriormente, el significado específico del scandi­cus de significación melódica. Ello, sin embargo, presupondría un vacío notacional en Italia y el desarrollo en la España visi­goda de una notación nacida en la misma, cosas difíciles de demostrar y que no parecen encuadrarse dentro de los pocos datos que conocemos.

268 -

Page 13: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

c) Derivación de la notación catalana. La notación cata­lana, evolución de la visigótico-mozárabe, fue cultivada a am­bos lados de los Pirineos. El pujante monaquismo catalán de los siglos x y xi mantuvo fuertes relaciones con Italia (24). En el norte de dicha península se encuentran islotes de notaciones centroeuropeas debido a distintas influencias, principalmente fundaciones monásticas. Los contactos con el monaquismo ca­talán, ¿serían la causa de la difusión de su notación, que evolu­cionó en sentido distinto a la notación catalana y cuya deriva­ción presentan los manuscritos del norte de Italia? La fluidez de la Influencia monástica catalana y la dispersión geográfica de los manuscritos en los que podría rastrearse derivación de dicha notación, creemos que no permiten afirmar tal origen.

d) Notación primigenia. La existencia de varias familias de notación, que aparecen —en los manuscritos llegados hasta nosotros— coetáneamente y que tienen una base común, ha impulsado la búsqueda del lazo de unión entre las mismas, de la notación que dio origen a las distintas familias. Desechado el origen basado en los signos gramaticales, no resueltas las relaciones con las notaciones orientales, no justificable la deri­vación de una de las familias conocidas, queda sólo la hipótesis de una notación primigenia, notación de origen sabio, que al irse expandiendo, ha ido degradándose con el aumento del des­conocimiento de su sistema semiótico complicado, reestructu­rándose en distintos centros culturales distanciados geográfica­mente y dando lugar a las distintas familias de notación, en las que se insiste en uno o algunos de los aspectos que puede expresar una notación musical: expresivos (con algunas pervi-vencias melódicas) en San Gall; rítmicos, en la notación me-sina; melódicos, en la aquitana. Esta notación primigenia po­dría haberse desarrollado a fines del siglo vn en el ámbito

(24) Sobre la expansión de monaquismo catalán pueden verse: RA­MON d'ABADAL, Com neix i com creix un gran monestir pirinenc abans de l'any mil: Eixalada - Cuixa, «Analecta Montserratensia», VIII (1954-55), pp. 125-333 (reimpreso en «Dels visigots als catalans», I, Bar­celona, 1969, p. 377-484), y A. M. MUNDO, Moissac, Cluny et les mouve-ments monàstiques de l'Est des Pyrénées du Xe au XIF siècle, «Annales du Midi», 75 (1963), pp. 551-70.

- 269

16

Page 14: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

meditei raneo. El estado cultural del mismo no se opone a su realización. La supuesta complejidad notacional no es obstáculo a su existencia, aunque facilita su degradación por copistas poco instruidos en la misma. La complejidad de las netas tiro-nianas no es menor que la que supone una significación espe­cífica de los neumas de la notación visigótico-mozárabe y, por lo tanto, de una notación primigenia. La diferencia se presenta al tener las notas tironianas un uso más restringido, mientras que la notación musical forzosamente tenía una mayor difusión.

Aceptada esta notación primigenia por la liturgia hispánica en la última etapa del reino visigodo, se mantuvo a la caída del mismo, como pervivió la letra, la estructura litúrgica y los textos litúrgicos rezados y cantados, todo ello dentro de un ambiente conservador, pero perdió su coherencia, se desconoció el significado específico de sus neumas; mientras que en la Marca Hispánica, al adaptarse a la liturgia romana se aceleró el proceso natural de evolución degradadora, hasta tanto que la cercanía y perfección de la notación aquitana la influyó en su última etapa y terminó eliminándola. La entrada de la liturgia romana en la España occidental con libros de canto en notación aquitana hizo innecesaria —es una excepción el caso de Silos— la adaptación de la antigua notación a la nueva liturgia. La perfección de la notación aquitana impidió una reestructuración de la notación visigótico-mozárabe.

En el norte de Italia, lugar de cruce de caminos y culturas, frente a la introducción de notaciones foráneas nos encontra­mos con un grupo de manuscritos que podrían ser un reflejo de la notación primigenia. Parece como si cada copista, desco­nociendo ya las complicaciones de esta notación, tomase los elementos de la misma que le son conocidos o que prefiere. Ello podría explicar la variedad en la selección de los distintos neumas que ofrece cada manuscrito, sin poderse establecer, como hemos dicho, una lista de signos característicos, localiza-bles en todos ellos.

Hasta ahora, las principales investigaciones se han dedicado preferentemente al estudio de las familias de notación perfec­tamente delimitadas. Falta un estudio del sustrato notacional que presentan algunos manuscritos extravagantes, que junto

270 -

Page 15: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

con el estudio de las notaciones visigótico-mozárabe y de Italia del norte, nos permitirá llegar a un conocimiento, más o menos preciso, de la notación primigenia, al menos de algunos de sus aspectos, y que quizá deje ver las influencias que recibió en su formación, obra sabia, complicada y no evolución complica-tiva a partir de unos signos simples.

Hemos usado en nuestra ponencia el nombre de notación visigótico-mozárabe, aceptando uno de los nombres habituales de su liturgia, usado también musicológicamente. Sin embargo, creemos que los motivos aducidos por los PP. Louis Brou y Jordi Pinell (25) para dar a la liturgia visigótico-mozárabe el nombre de hispánica, son válidos para nombrar a su notación propia. Proponemos, por lo tanto, la aceptación del nombre de notación hispánica para la notación visigótico-mozárabe que acabamos de analizar, o sea, la hasta ahora llamada del norte de España. Proponemos mantener el nombre de notación cata­lana, pues, aunque proceda de la notación hispánica, su propia evolución y características nos impiden eliminar la denomina­ción dada por Dom Maur Sablayrolles.

Nos queda la notación de la mayoría de manuscritos de Toledo. Creemos que dicha notación tiene suficiente persona­lidad para ser considerada como una familia notacional, aunque se llegue a demostrar claramente su derivación, por evolución, de la notación hispánica. Quizás el nombre adecuado fuera el de notación mozárabe, pero el uso más amplio ya hecho de dicho nombre en los campos litúrgico y musicológico, nos impele a proponer el de notación toledana —ya usado—, homenaje a la ciudad que albergó la comunidad mozárabe, que la conservó como una de las expresiones de su personalidad.

(25) L. BROU, Liturgie «mozárabe» ou liturgie «hispanique»?, «Ephe-merides Liturgicae», 63 (1949), pp. 66-70. J. PINELL, Liturgia hispánica, «Diccionario de historia eclesiástica de España», dirigido por Quintín Aldea Vaquero, Tomás Marín Martínez, José Vives Gatell, II, Madrid, 1972, p. 1303.

- 271

Page 16: La Notacion Visigotico Mozarabe y El Origen de Las Notaciones

2 3 4 5 6 7 8

Fig. 1

Barcelona, Bibl. Catalunya, M. 1408-3 \JJJ

Barcelona, Arch. Corona Aragón, Ripoll, 74. >

K Gerona, Museo Diocesano, 45 ^

Fig. 2

/ J //'

Douce 222 Vercelli 124

Fig. 3

V- J Douce 222

Fig. 4

j Douce 222

Fig. 5

272 -