Importancia Clinica y Psicopatologica de La Obra de Henri Ey en La Psiquiatria Contemporanea

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    Importancia Clínica y Psicopatológica de los Estudios de Henri Eyen la Psiquiatría Contemporánea

    Asociación de Psiquiatras Argentinos

    (APSA)

    XXIV CONGRESO ARGENTINODE PSIQUIATRÍA

    17-20 de Abril, 2008Mar del Plata

    Presentación de la traducción al españolde los “Estudios Psiquiátricos”

    de Henri EyBiblioteca Gador en Psiquiatría

    IMPORTANCIA CLINICA Y PSICOPATOLOGICADE LOS ESTUDIOS DE HENRI EY

    EN LA PSIQUIATRIA CONTEMPORANEA

    Información Científica Gador

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    Importancia Clínica y Psicopatológica de los Estudios de Henri Eyen la Psiquiatría Contemporánea

    J.C. STAGNARO1: Vamos a dar comienzo a la conferencia del Dr. Humberto Casarotti, quien va a

    disertar sobre la”Importancia actual de la obra psiquiátrica de Henri Ey”. Esta conferencia sirve, al

    mismo tiempo, como presentación del primer tomo, de los Estudios psiquiátricos de Henri Ey, que por

     primera vez vamos a tener a nuestra disposición en español; una obra señera, fundamental, en la his-

    toria de la psicopatología del siglo XX, que estamos convencidos con Humberto, es de una actualidad

    muy grande en la clínica contemporánea. Esta obra fue posible de entregar gracias a una confluencia

    de voluntades y de recursos: estuvimos comprometidos en ella la Asociación Franco-Argentina de

     Psiquiatría y Salud Mental, la Editorial Polemos, de la cual soy su director médico, y fundamental-

    mente, contamos con el apoyo material de Laboratorios Gador, como de costumbre, para agregar un

    eslabón más a la histórica colección de Clásicos de la Psiquiatría. Impulsando esta idea, en Gador,

    nuestro gran amigo Amílcar Obregon, nos acompañó desde el principio, se entusiasmó y quiso que los

     psiquiatras argentinos pudiéramos disponer de esta herramienta de trabajo.

     El Dr. Casarotti es psiquiatra, médico neurólogo y médico legista, fue el fundador y el animador

     permanente del Centro de Estudios e Investigación en Psiquiatría Henri Ey de Montevideo, Uruguay.

    Tuvo a su cargo la traducción de esta obra de Ey, de la cual va a aparecer su segundo tomo en los

     próximos meses. Humberto, la utilizó para formar a muchas camadas de colegas uruguayos, quienes

    lo consideran su maestro. No hace falta mucho tiempo de contacto con Humberto para llegar a la

    misma conclusión, creo que es un hombre de una erudición, de un conocimiento de la psicopatología

    contemporánea, y de la historia de la psicopatología en general, fuera de lo habitual, y he experimen-

    tado un profundo placer durante los momentos que nos hemos tomado para intercambiar ideas acerca

    de esos temas. Como ustedes saben el autor de la obra que presentamos, que nació en los albores

    del siglo XX, en 1900, y falleció en 1977, fue el creador de la teoría órgano-dinamista, como él la

    designó. La traducción al castellano de su famoso Tratado de Psiquiatría nos sirvió como base de

    estudio a muchísimos de nosotros. En ésta obra que va a comentar Humberto Casarotti, Ey entrega a

    lo largo de una serie de Estudios, como los intituló, una investigación detallada de diversos aspectos

    de la psicopatología y del conjunto de la clínica psiquiátrica que, por supuesto, les recomiendo una

    exhaustiva lectura porque son de una extraordinaria riqueza.

    1. El presentador de esta Conferencia es Profesor regular titular y Director del Departamento de Salud Mental de la Facultad de medi-cina de la Universidad de Buenos Aires.

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    Henri Hey

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    Importancia Clínica y Psicopatológica de los Estudios de Henri Eyen la Psiquiatría Contemporánea

    Antes de iniciar mi presentación deseo

    hacer varios agradecimientos. En primerlugar, al Laboratorio Gador que, con suhabitual disposición respecto a la culturapsiquiátrica, ha hecho posible el que poda-mos disponer hoy de esta traducción alespañol de los Estudios Psiquiátricos  deHenri Ey. También, y naturalmente al Dr.J.C. Stagnaro, por haber decidido llevar acabo en Polemos su edición. Por último, alCentro Francés de Investigación y de Reedi-

    ción de la obra de Ey, agradecimiento quehago en la persona de Patrice Belzeaux pre-sidente del CREHEY y de Louis Ey, sobrinode Henri Ey que siempre ha apoyado todolo que tiene que ver con la obra del Maes-tro. Esta traducción tiene una larga histo-ria, que se inició en 1982. Inicialmente,tuvo por objetivo facilitar a los colegasque iniciaban su formación psiquiátrica lalectura de los textos de Ey. A ellos un espe-

    cial agradecimiento, del mismo modo quelo señalaba Ey cuando decía que dedicabaestos Estudios “a todos aquellos que con-fiándome el cuidado de ayudarlos a apren-der psiquiatría me dieron la oportunidadde profundizar su estudio”4.

    2. Esta conferencia es presentada con las diapositivas utilizadas y con referencias bibliográficas destinadas a orientar al lector.3. Médico psiquiatra, neurólogo y legista. Presidente Berro 2531, 11600, Montevideo, Uruguay. [email protected]. Ey H. Estudios Psiquiátricos. Vol..I, p. 9. Buenos Aires: Polemos, 2008.

    Los textos iniciales fueron completados

    progresivamente a lo largo de estos años y,decidida la publicación después del Con-greso de APSA del año 2007, se organizó unequipo de lectores/correctores internacio-nales quienes a través de una colaboraciónmuy activa dieron la forma final al materialoriginal. A todos ellos, de los cuales variosson argentinos, mi más sincero agradeci-miento.

    TRADUCCIÓNSu historia

    CEIP H.Ey (Montevideo) (1982-1988)

    LECTORES / CORRECTORES

     J. GARRABÉ (Francia)

     E.T. MAHIEU (Francia)

     E.L. MAHIEU (Córdoba)

     J.C STAGNARO (Bs.As.)

     D. WINTREBERT (Francia)

     A. WILLINGTON (Córdoba) J. CLUSA (Barcelona)

     M. URIBE (Chile)

     M. RECA (Francia)

     R. MENENDEZ (Francia)

     P. BENDETOWICZ (Francia)

    Importancia Clínica y psicopatológica

    de los Estudios de Henri Ey2en la Psiquiatría Contemporánea

    Humberto Cassarotti3

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    de hace sesenta años. Luego, en segundolugar, haré una breve consideración sobreel significado antropológico de la hipóte-sis de trabajo psiquiátrica de H.Ey, signifi-cado que hoy aparece como un referentenecesario en una cultura aún fuertementeinfluenciada por el post-modernismo.

    La obra de Ey presenta una dificultadque el lector debe tener en cuenta. Eysiempre busca presentar sus escritos delmodo más acabado posible y lo hace demodo categórico. El lector debe atender aeste estilo para poder percibir los cambiosevolutivos de su pensamiento.

    Para analizar los Estudios Psiquiátricos es necesario ubicarlos en la obra de Ey6.

    Los “ESTUDIOS PSIQUIÁTRICOS” enla obra de Henri EY

    MANUAL de PSIQUIATRÍA

    (1960 – 1977)

    Previamente (1927 – 1942)• clínica• psicopatología (alucinación)

    • hipótesis de trabajo

    • esbozos antropológicos

    ...la intención que sostuvo el esfuerzo de

    esta traducción es la de incrementar la

     polifonía del saber psiquiátrico.

    A diferencia de lo que aconteció en losEE. UU., adonde se rechazó publicar latraducción al inglés del Manual de Psiquia-tría de H. Ey llevada a cabo por Ph. Evans(R. Slingluff de la University Park Press deBaltimore concluyó su arbitraje diciendo:“I recommend that it would not be usefulcontribution to the English literature”5), laintención que sostuvo el esfuerzo de estatraducción es la de incrementar la polifo-nía del saber psiquiátrico.

    En esta presentación desarrollaré dostemas principales.

    En primer lugar, centrando la consi-deración de la obra de Ey en los EstudiosPsiquiátricos  analizaré el valor que parala psiquiatría actual pueden tener escritos

    DESARROLLO

    LOS “ESTUDIOS PSIQUIÁTRICOS” en la

    obra de Henri EY

    • TOMO I: Hipótesis de trabajo

     psiquiátrica.

    • TOMO II: De los “síntomas”  al diagnóstico de las estructuras

     psicopatológicas.

    • TOMO III: Resolución del problema

    de “la patología mental transitoria”

    (aguda).

    Necesidad antropológica actual de uncuerpo de doctrina psiquiátrica comoel modelo órgano-dinámico de EY

    5. Les Cahiers Henri Ey, nº1, 2000, Archives: 129-135.6. Esta “ubicación” es realizada por P. Belzeaux en su prefacio para la reedición francesa: Ubicación de los Estudios Psiquiátricos enla obra de H. Ey. Estudios Psiquiátricos, volumen I: pp. LIV-LXXIII.

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    H.Ey durante este largo período dirige lasección de Psiquiatría de la EnciclopediaMédico-Quirúrgica, lleva a cabo varios desus famosos Coloquios de Bonneval, publicaincansablemente en publicaciones periódi-cas, gesta el Primer Congreso Mundial dePsiquiatría, y cierra esta parte de su obracon la publicación de los Estudios Psiquiá-tricos.

    Durante esta fase, desde su primerapublicación con P. Guiraud, Ey realizadiversos trabajos clínicos y, guiado porel pensamiento de E. Bleuler, aborda lasemiología psiquiátrica desde la perspec-tiva de la estructuración psicopatológicade los procesos somáticos de desorgani-zación, de lo que posteriormente llamará:“el orden corporal mental” o “cuerpo psí-quico”. También presenta por primera vez,junto a J. Rouart, una concepción “órgano-dinamista” de la psiquiatría7, aplicando aesta patología los conceptos de J. H. Jack-son, lo que va a ampliar en una publicaciónde 19438 que sigue al primer coloquio sobrela “historia natural de la locura”9 .

    Como, por lo general, los lectores dehabla hispana conocen de Ey su Manualde Psiquiatría, en esta presentación, hetomado el Manual como punto de referen-cia de un antes y un después en su obra.Publicado por primera vez en 1960 (con-juntamente con P. Bernard y Ch. Brisset),fue rápidamente traducido al español porla casa Toray-Masson. Esta obra fue reedi-

    tada con diversas modificaciones en cincooportunidades en vida de Ey (siendo la 5ª.edición la más utilizada en América Latina)y también posteriormente, y por últimavez, en 1989. El Manual de Psiquiatría quefue un texto básico en la época, es el resul-tado del trabajo de un psiquiatra maduro,porque cuando fue publicado por vez pri-mera Ey tenía 60 años y ya había desarro-llado lo nuclear de su pensamiento.

    A- El período previo al Manual, que cons-tituye el zócalo de su construcción psiquiá-trica abarca dos fases: la primera, que seextiende desde 1927 hasta los años 1942-1945, y desde ese momento hasta 1954.

    7. Ey H. Rouart J. Essai d’application des principes de Jackson à une conception dynamique de la neuropsychiatrie (préface deH.Claude). (Monographie de l’Encéphale, Paris, Doin, 1938). Encéphale, 31,1:313-356, 31:2:30-60, 31:2:96-1238. Ey H. Une conception organo-dynamiste de la psychiatrie. Ann. méd. psychol., 1943, 2: 259-2789. Ey H. Esquisse du plan de l’histoire naturelle de la folie (notes recueillies par Jacques Delmont). I Journées de Bonneval, 1942,Imprimerie la Roche-sur-Yon, 1943, 24 p. Cf. Reedición facsimilar: J. Chazaud y L. Bonnafé y P. Noël en Information Psychiatrique

    1999; vol 75, 5:443-558.

    Los “ESTUDIOS PSIQUIÁTRICOS” enla obra de Henri EY

    ESTUDIOS PSIQUIÁTRICOS(1948 – 1954)

    Posteriormente (1960 – 1973) • “el ser consciente”

    • alucinaciones

    • hipótesis de trabajo

    • antropología 

    El Manual de Psiquiatría que fue un textobásico en la época, es el resultado del trabajo

    de un psiquiatra maduro, porque cuando

     fue publicado por vez primera Ey tenía 60

    años y ya había desarrollado lo nuclear de su

     pensamiento.

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    con los cuales Ey concluye -pasada ya lamitad de su vida- una parte muy impor-

    tante de su obra, en la que afirma reitera-

    damente la necesidad de trabajar con una

    hipótesis que permita acceder a la enfer-

    medad mental en su realidad. A la enferme-

    dad mental no se llega -dice- con modelos

    mecanicistas porque si bien la afección

    psíquica es una desorganización somática,

    no “está” en el sistema nervioso al modo

    como “están” las enfermedades neurológi-

    cas. También se marca el objetivo psiquiá-

    trico cuando se busca una aproximación

    En esta etapa de su trabajo, y sobre labase de la diferente estructuración psí-quica de la vida mental normal y pato-lógica, ya esboza cuál es el sentido delaporte de su hipótesis a la reflexión antro-pológica. En 1935 Ey que colaboraba con elgrupo de los Études Carmélitaines, que enla época reunía a destacados intelectualescatólicos interesados por las cuestionespsicológicas, presenta un análisis de “lanoción de `psicopatológico´ en relacióncon los problemas místicos”10. En 1939revisa críticamente la obra de R. Dalbiezsobre el psicoanálisis11, y concuerda coneste autor, por un lado en diferenciar elmétodo psicoanalítico de las teorizacionespsicoanalíticas, y por otro, en la significa-ción que para la psiquiatría implica el des-cubrimiento del inconsciente. En ambaspublicaciones Ey distingue nítidamenteentre los estados de salud mental y los de

    enfermedad mental y esboza desarrollosulteriores donde va a afirmar la primacíadel orden del “ser consciente” como orga-nización real que hace que el hombre seaesencialmente un ser creador de valores ydonde va a ir mostrando de qué modo lapatología mental interfiere con ese poder.Todo lo cual encontraba apoyo en su publi-cación de 1932 sobre el “automatismo”12 que Ey considera primordial diciendo que

    fue “el punto de partida” de todas sus con-cepciones13.

    Es al final de la segunda fase que vana ser publicados los Estudios Psiquiátricos

    10. Ey H. La notion de “psychopathologique” dans ses rapports avec les problèmes mystiques. La vie spirituelle, 1935: 144-17511. Dalbiez R. El método psicoanalítico y la doctrina freudiana (2 tomos). Buenos Aires: Desclée de Brouwer; 1948.12. Ey H. La notion d’automatisme en psychiatrie. L´Évolut.Psychiat, 1932, 4: 11-3513. Ey H. Estudios Psiquiátricos, Estudio nº 11: Impulsiones. Vol. I, p.200, n2.

     

     A la enfermedad mental no se llega -dice-

    con modelos mecanicistas porque si bien la

    afección psíquica es una desorganización

     somática, no “está” en el sistema nervioso

    al modo como “están” las enfermedades

    neurológicas.

     

    En 1939 revisa críticamente la obra

    de R. Dalbiez sobre el psicoanálisis , y

    concuerda con este autor, por un lado en

    diferenciar el método psicoanalítico de las

    teorizaciones psicoanalíticas, y por otro,

    en la significación que para la psiquiatría

    implica el descubrimiento del inconsciente.

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    los estados patológicos agudos -que en1910 E. Bleuler consideraba que “aún nose estaba en condiciones de aislar, definiry delimitar”14, es que puede completarsus estudios sobre la esquizofrenia inicia-dos en los años 30. Esta parte de su obrafue publicada en la Enciclopedia Médico-Quirúrgica15 y en la revista de la ÉvolutionPsychiatrique durante la década de 1950.

    B- En el período que sigue a la publica-ción del Manual, Ey continúa el desarrollo

    de sus trabajos sobre el “ser consciente”,llevando a cabo el famoso Coloquio deBonneval sobre el Inconsciente16  y publi-cando en 1963 La Conciencia17, lo quecompleta con su informe al IV CongresoMundial de Psiquiatría en Madrid18 y en lasegunda edición de “La Conciencia”19. Porotra parte completa la presentación de suhipótesis de trabajo20. En 1973, publica suobra magna, el Traité des hallucinations21,donde presenta -a propósito de la realidad

    mediante hipótesis psicogenéticas, ya quela realidad de la enfermedad mental es seruna alteración organogenética, es decir dela organización corporal, que se expresamentalmente. Todo esto es lo que pre-senta en el primer tomo de los Estudios,que en la reedición francesa y en nuestratraducción en español se encuentra en elvolumen I.

    Ey publica los tres tomos de los Estu-dios, y habiendo resuelto el problema de

    14. Bleuler E. Demencia Precoz. El grupo de las esquizofrenias. Buenos Aires: Hormé, 1960; p.219.15. Esta parte de la obra de H. Ey junto a otros textos sobre esquizofrenia fue reeditada por J. Garrabé: Ey H. Schizophrénie. Étudescliniques et psychopathologiques. Le Plessis Robinson: Les empêcheurs de penser en rond, 1996.16. Ey H. (ed). El Inconsciente (VI Coloquio de Bonneval, 1960). México: Siglo XXI, 1970.17. Ey H. La conscience. París, Presses Univ de France, 1963. En 1975 Ey hace un comentario diciendo que mantuvo el sustantivo de“conciencia” a pesar de haber comprendido que este libro debió ser titulado “ser consciente”. Este comentario muestra al lector, por

    un lado lo que fue señalado al inicio sobre el modo de escribir de Ey, pero sobre todo la dificultad que implica para poder comprenderla realidad de la enfermedad mental el modo cartesiano del pensar humano. Manteniendo Ey lo que considera un título incorrecto(“la conciencia”) nos quiere mostrar la dificultad del problema, ya que incluso él mismo, que había luchado toda su vida contra esasustantivización, sin embargo se reconoce como naturalmente atrapado por ella.18. Ey H. La dissolution de la conscience dans le sommeil et le rêve et ses rapports avec la psychopathologie (Esquisse d’une théoriede la relativité généralisée de la désorganisation de l’être conscient et des diverses maladies mentales). L´Évolut. Psychiat., 35, 1,1970:1-3719. Ey H. La conscience, 2è. éd. revue et augmentée. París: Presses Universitaires des France, 1968.20. Ey H. Esquisse d’une conception organo-dynamique de la structure, de la nosographie et de l’étiopathogénie des maladies menta-les. Psychiatrie der Gegenwart. Berlin: Springer-Verlag, 1963: 720-762; Outline of an organo-dynamic Conception of the Structure,

     Nosography, and Pathogenesis of mental Diseases. In: Natanson M. (ed) Psychiatry and Philosophy. Berlin: Springer-Verlag, 1969:111-161. El lector interesado puede ampliar este texto con: Le modèle organo-dynamique. En: Traité des hallucinations (VII partie),2è.tome. París, Masson, 1973; pp.1069-1342, y Des idées de Jackson à un modèle organo-dynamique en psychiatrie. Toulouse: Privat,1975.21. Ey H. Traité des hallucinations. 2 tomes. París: Masson, 1973.

     

    Este comentario muestra al lector, por

    un lado lo que fue señalado al inicio sobre

    el modo de escribir de Ey, pero sobre

    todo la dificultad que implica para poder

    comprender la realidad de la enfermedad

    mental el modo cartesiano del pensar

    humano.

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    22. En respuesta a una carta personal dirigida a Ey a propósito del Tratado, como “autor de la segunda edición de los estudios psiquiá-tricos modernos” porque, según Ey, la primera edición había sido la obra de E. Bleuler- contesta en que “está de acuerdo en que es unlibro sagrado, pero no por el carácter divino de su autor sino por el carácter divino del objeto que trata: la realidad”.

    23. a) Ey H. L’anti-antipsychiatrie ou les progrés de la science psychiatrique. L´Évolut. Psychiat., 37, 1, 1972: 49-67; b) Ey H. Lathérapeutique psychiatrique (Généralités). Encyclopédie Médico-Chirurgicale, Psychiatrie (5), 37800 A10, (1e éd. 2-1955), 1976; c)Ey H. Défense et illustration de la psychiatrie. París: Masson, 1977.24. Cf. Zaffaroni E.R. Manual de Derecho Penal Parte General. 6ª. edición. Buenos Aires: Ediar, 1998.

    de que la enfermedad mental sólo es unacreación llevada a cabo por los psiquiatrasse sostiene que la psiquiatría, al afirmarla realidad de la patología mental formaparte del sistema represor del Estado.Quienes hemos tenido actividad pericialhemos experimentado sostenidamente ladificultad del trabajo como perito por elhalo anti-psiquiátrico que envuelve a losmagistrados24. A partir de entonces, Ey quepercibe la amenaza que para la psiquiatríaimplica esta negación de la realidad de laenfermedad mental, insiste en la necesidadde distinguir entre la “locura” de la huma-nidad y la “locura real que es la enferme-dad mental”. Aunque M. Foucault, apuntaa una defensa de la “locura”, cuyo elogioya había hecho Erasmo, es decir, a unadefensa de “la chispa” propia de la “espe-cie humana”, sin embargo en sus desarro-llos va a ir confundiendo esa “locura” con

    la locura real, que consiste precisamenteen la imposibilidad de poder vivir la otra“locura”. Real y pobre locura de la enfer-medad mental, drama existencial de dis-minución de libertad, manifestación enel plano mental de una desorganizacióncorporal del “cuerpo mental”. A diferen-cia del “loco” de Erasmo, del “loco” sanoque puede hacer lo que quiere, el loco poralteración de la infraestructura mental

    no puede hacer lo que quiere. Y no puedehacerlo, no por una alienación externa,sino porque vive realmente la dramáticasituación de sufrir una desorganización desu organización somática. Y esta desorga-nización se manifiesta en su coexistenciaporque toda enfermedad mental implica

    de los fenómenos alucinatorios- todo sutrabajo psiquiátrico así como su concep-ción antropológica, afirmando que el serconciente que es virtualmente alucinatorioestá estructurado de modo anti-alucinato-rio22.

    Para completar el trabajo que Ey debióllevar a cabo, y que subyace en toda su obraa partir de la publicación del Manual, esnecesario hacer referencia al movimientoantipsiquiátrico fundado sobre la idea dela irrealidad de la enfermedad mental23.

    Aunque este planteo tiene diversas fuen-tes uno de sus pilares fundacionales fue latesis de M. Foucault sobre la “Historia dela locura en la época clásica” publicadaen 1961. Hasta ese momento los debatesde Ey podría decirse que eran “internos”a la psiquiatría, porque tanto los modelosmecanicistas como psicogenetistas partíande hecho, de la aceptación de la existencia

    real de la enfermedad mental. A partir dela década de los ´60, en Francia y en elmundo entero sucede algo que cuestiona laexistencia de la psiquiatría: se deja de con-siderar a la enfermedad mental -su objetode estudio y de praxis- como un fenómenonatural. Sobre la afirmación apriorística

    Para completar el trabajo que Ey debió

    llevar a cabo, y que subyace en toda su obra

    a partir de la publicación del Manual, es

    necesario hacer referencia al movimiento

    antipsiquiátrico fundado sobre la idea de la

    irrealidad de la enfermedad mental.

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    Estudios es posible encontrar contenidos“transeúntes” que incluso, aunque “pasa-ron”, tienen su interés por ser muestra eíndice de las dificultades que implicó eldesarrollo objetivo de la psiquiatría y quesiempre implica su aprendizaje. Dificulta-des que son específicas de esta rama de lamedicina por la naturaleza de la enferme-dad mental. También aquí hay contenidos“progredientes” que sostienen las “auda-cias terapéuticas” actuales, y por últimocontenidos “invariantes” que siguen ofre-ciendo las herramientas conceptuales pararepensar y renovar la teoría y la prácticapsiquiátrica en este siglo que se inicia.

    En el Estudio nº 1, que constituye unverdadero alegato por la psiquiatría, Ey sepregunta ¿qué ha pasado con la psiquiatríafrancesa, que fue tan brillante y exitosa

    grados variables de “separación” de los

    otros.Pasando ahora a considerar el valor delos Estudios Psiquiátricos escritos hace60 años, recordemos lo que decía P. LainEntralgo25 refiriéndose a la evolución de lamedicina.

     Dice que en sus diferentes ciclos histó-ricos es posible encontrar en la medicina,contenidos “transeúntes” que pasaron alas bibliotecas para no volver, contenidos“progredientes” que abren nuevas pers-pectivas y contenidos “invariantes” queson incorporados perdurando bajo lo cam-biante del saber y del hacer médico. Estosconceptos pueden aplicarse al contenido delos Estudios Psiquiátricos de H.Ey. En estos

    25. Lain-Entralgo P. Historia de la medicina. Barcelona: Salvat, 1981;p.678.

     

    Ey que percibe la amenaza que para la

     psiquiatría implica esta negación de la

    realidad de la enfermedad mental, insiste en

    la necesidad de distinguir entre la “locura”

    de la humanidad y la “locura real que es la

    enfermedad mental”.

     TOMO I

    Hipótesis de trabajo psiquiátrica

    Alegato “por la psiquiatría” (1)

    Ritmo mecano-dinamista... (2)

    Modelo (hipótesis de trabajo)“órgano-dinámico” (3-7)• Diferencia cualitativa entre lasestructuras mentales patológicas ynormales.

    • Somatosis de estructura mental 

    • hiato órgano – psíquico (écart)

    • Articulación de los campos deconciencia y de la trayectoria de la

     personalidad 

    Dormir / soñar (8)

     Los “ESTUDIOS PSIQUIÁTRICOS” de

    Henri EY

    • lo que queda para las bibliotecas

    • lo que abre perspectivas

    • lo que perdura

       P. Lain Entralgo, 1978

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    Información Científica Gador

    En el Estudio nº 2 considerando lo quellama el ritmo mecano-dinamista de lahistoria de la medicina, insiste en la nece-sidad de una aproximación hipocrática ala persona enferma. Pero, y es un puntoa destacar, Ey señala que “en general lasteorías mecanicistas aplicadas a la medi-cina interna, parecen haber sido más empí-ricas, más clínicas y más terapéuticas”.Esta afirmación que no era aplicable a lapatología psiquiátrica de la década de los

    ´50 del siglo pasado, hoy sin duda puedeser aplicada a los desarrollos técnicos yterapéuticos logrados mediante los cualesla psiquiatría, por ejemplo en la patologíaaguda, ha logrado los porcentajes más altosde mejoría dentro de la medicina. Perotambién sucede que el encuadre meca-nicista tiende a agotarse y el empobreci-miento que su aplicación indiscriminadadetermina, requiere “un soplo dinamista”

    que nuevamente vitalice la relación con elpaciente, especialmente con el pacientemental.

    En los cinco Estudios siguientes Ey pre-senta su hipótesis de trabajo “organo-dina-mista”, analizando previamente el modelomecanicista (haciendo una dura crítica deeste paradigma, en la obra de G. De Cléram-bault) y también el modelo psicogenetistafreudiano. Como centro de la presentación

    de su modelo, ubica el Estudio nº 4, dondereflexiona sobre la posición de la psiquia-tría en la medicina, lo que hace precisandoel concepto de “enfermedad mental”.

    En resumen, puede decirse que suhipótesis de trabajo se fundamenta en lossiguientes principios conceptuales: 1- Hayuna diferencia cualitativa entre las estruc-turas mentales patológicas y las normales.

    2- Las enfermedades mentales son

    desde su nacimiento en el siglo XVIII? Yanalizando “las causas de esta decadencia”dice que una de las causas proviene de lospsiquiatras mismos, y se pregunta ¿no seráque a los psiquiatras lo que nos falta espsiquiatría? Entendiendo por psiquiatría nolos conocimientos prácticos y clínicos sufi-cientes para ejercer de modo honorable laprofesión, sino un cuerpo de doctrina que,ubicando a la psiquiatría en las cienciasmédicas, posibilite armonizar las observa-ciones y asegurar un vigoroso sistema deasistencia psiquiátrica. Hoy, frente al gradode desarrollo técnico logrado en las neuro-ciencias, se ha hecho evidente la necesi-dad impostergable de una hipótesis que nosea ecléctica sino que integre, de acuerdoa la realidad de la enfermedad mental, losdiversos conocimientos haciendo posible

    trabajar de modo responsable.

    En estos Estudios es posible encontrar

    contenidos “transeúntes” que incluso,

    aunque “pasaron”, tienen su interés por

     ser muestra e índice de las dificultades que

    implicó el desarrollo objetivo de la psiquiatría

     y que siempre implica su aprendizaje.

    Dificultades que son específicas de esta

    rama de la medicina por la naturaleza de

    la enfermedad mental. También aquí hay

    contenidos “progredientes” que sostienen

    las “audacias terapéuticas” actuales, y por

    último contenidos “invariantes” que siguen

    ofreciendo las herramientas conceptuales

     para repensar y renovar la teoría y la práctica

     psiquiátrica en este siglo que se inicia.

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    de dormir, ya que el sueño como forma devida mental sólo aparece cuando lo haceposible la regresión que sufre la concienciaen ese estado. Analizando el fenómeno deldormir/soñar lleva a cabo un rápido repasode las diferentes estructuras mentalespatológicas, afirmando que esta patologíaes como una prolongación del sueño enla vida vigil, a veces por alteración de laestructura del campo actual de la concien-cia y otras por desorganización de la tra-yectoria de la personalidad.

    En el tomo II, Ey considera diversos“aspectos semiológicos” y en los títu-los de cada uno de estos estudios siguela tradición de hacerlo refiriéndose a los“síntomas” que centran la semiología encuestión, aquello que generalmente es el

    somatosis de estructura mental. 3- Entre lasomatosis y su manifestación mental existeun hiato que es “llenado” por la actividadmental del sujeto-paciente. 4- La patolo-gía devela que el psiquismo es la articula-ción de dos estructuras psíquicas: el campode conciencia actual y la trayectoria de lapersonalidad.

    Ey cierra el tomo I de esta obra con elmagistral estudio sobre el fenómeno deldormir/soñar como “hecho primordial”de la psicopatología. Aquí lleva a cabo laprimera aplicación de su hipótesis, afir-mando claramente la relevancia del hecho

    En resumen, puede decirse que su hipótesis

    de trabajo se fundamenta en los siguientes principios conceptuales:

    1- Hay una diferencia cualitativa entre

    las estructuras mentales patológicas y las

    normales.

     2- Las enfermedades mentales son

     somatosis de estructura mental.

    3- Entre la somatosis y su manifestación

    mental existe un hiato que es “llenado” por

    la actividad mental del sujeto-paciente.

    4- La patología devela que el psiquismo es la

    articulación de dos estructuras psíquicas: el

    campo de conciencia actual y la trayectoria

    de la personalidad.

     TOMO II

    Los “síntomas” sólo son“perspectivas” semiológicas

     

    • Trastornos de memoria (9)

    • Catatonía (10)

    • Impulsiones (11)

    • Exhibicionismo (12)

    • Perversidad y perversiones (13)

    • Suicidio patológico (14)

    • Ansiedad mórbida (15)

    • Delirio de las negaciones (16)

    • Hipocondría (17)

    • Celos mórbidos (18)

    • Megalomanía (19)

    lo que existe son las formasregresivas de vida mental

    patológica

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    motivo de consulta (trastornos de memo-ria, hipocondría, megalomanía, etc.).

    A medida que el lector penetra en elcontenido real de cada uno de estos Estu-dios, comprende qué es lo que constituyelo nuclear de lo que Ey ofrece en estaparte de la obra. Iluminado por el pen-samiento de E. Bleuler, señala reiterada-mente que, en realidad, los “síntomas”sólo son “perspectivas semiológicas” opuntos de vista desde los cuales se inicia el

    descubrimiento de aquello que constituyerealmente la patología mental, es decirsus diferentes formas de estructuraciónpatológica. En la línea de E. Bleuler y E.Minkowski afirma que el análisis estruc-tural de los fenotipos psicopatológicos esel único camino para poder diagnosticarlas formas regresivas que la vida mentaladopta cuando sufre la acción de facto-res que desorganizan el “cuerpo mental”.

    Cuando posteriormente haga una nuevapresentación de su hipótesis psiquiátrica(cf. ref.18) afirmará que sólo es en estesentido que la palabra “síndrome” puedeser utilizada en psiquiatría. El “síndromecatatónico” por ejemplo no existe,porque lo que existe en la realidad sonlas formas regresivas esquizofrénicas dela personalidad, o formas regresivas con-

    fusionales de la conciencia actual, quese presentan “catatónicamente” (con los“síntomas” que se ha acordado llamar“catatónicos”). Lo mismo debe decirse dela angustia, que sólo existe como angus-tia de la estructura fóbica, o psicótica, uobsesiva, etc.26.

    Este cambio de objeto de la semiologíapsiquiátrica fue correlativo a un cambio demetodología de abordaje, que reconocidopor Kahlbaum fue iniciado por Kraepelin enrelación a la demencia precoz, y resuelto

    por E.Bleuler, quien abrió el dominio de lapsiquiatría al análisis estreuctural. Ese pasarde “sumatorias de síntomas” a “estructuraspsicopatológicas”, como lo dice G.Lanteri-Laura27 constituyó el segundo paradigma dela psiquiatría, y fue el telón de fondo de laobra de Ey a lo largo de toda su vida.

    La realidad es que existen personas quesufren una enfermedad, es decir, proce-sos somáticos que desorganizando su vida

    mental, provocan una regresión, y que lasemiología es poder identificar esa regre-sión a través de las “sumatorias” estruc-turales. En la actualidad el grupo deCambridge, orientado por G. E. Berrios28,reafirma estos conceptos señalando lo

    TOMO IIDe los “síntomas” al diagnóstico de

    las estructuras psicopatológicas

    Dos diagnósticos:

    de la estructura psicopatológica

    de la somatosis

    Descubrimiento del “objeto” deestudio y transformación de lasemiología

    La psiquiatría es el lenguaje para las

    estructuras psicopatológicas

    26. Los sistemas de diagnóstico y de codificación de mayor uso en la psiquiatría actual, a pesar de su empobrecimiento psicopatológico,esbozan esta aproximación. Cuando se percibe que las sumatorias que presentan, por el hecho de ser sumatorias no “conjuntivas” (a + b +c) sino “disyuntivas” (a, ó b, ó c), se percibe que lo que se diagnostica es “otra cosa” que la sumatoria de síntomas, ya que con esa meto-

    dología “algorítmica probablística” (cf. McHugh PR, Slavney PR. The perspectives of psychiatry (2nd ed). Baltimore: Johns HopkinsUniversity Press, 1998) se afirma que pacientes con sumatorias diferentes, padecen sin embargo el mismo proceso de enfermedad.27. Lantéri-Laura G. Essai sur les paradigmes de la psychiatrie moderne. Paris: Du Temps, 1998.28. Berrios GE. The history of mental symptoms. Cambridge: Cambridge Univ.Press, 1996.

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    titativamente diferentes en cuanto a lasdimensiones mentales. Esto le permite aEy afirmar, por ejemplo, desde el punto devista genético, que lo que puede ser inves-

    tigado genéticamente son las somatosis yno los fenotipos clínicos. Esta idea de quelos genes sean un factor causal que deter-minen somatosis de “nivel intermedio”(sistemas neuronales afectados por varian-tes génicas) es a lo que parecen referirsehoy, por ejemplo, los trabajos de A. Meyer-Lindenberg y D. Weinberger como “fenoti-pos intermedios”29. Es que entre la acción

    que anteriormente había expresado E.Minkowski cuando señalaba que se habíaevolucionado desde una lectura patológicade lo que se imaginaba era el psiquismo, auna lectura psicológica de la realidad pato-lógica.

    También en este segundo tomo Ey va apresentar sistemáticamente lo que consti-tuye otro de los pilares de su obra y que yaseñalara en 1936: la necesidad de procederen psiquiatría con dos diagnósticos, pri-mero el de la estructura psicopatológica yluego el del proceso somático generador.

    La patología mental es mental en suestructura fenotípica y somática en sucausalidad. Por eso las estructuras pato-lógicas son cualitativamente diferentes encuanto a la organización somática, y cuan-

     

    Ese pasar de “sumatorias de síntomas”

    a “estructuras psicopatológicas”, como lo

    dice G.Lanteri-Laura constituyó el segundo

     paradigma de la psiquiatría, y fue el telón

    de fondo de la obra de Ey a lo largo de toda

     su vida.

    La realidad es que existen personas que

     sufren una enfermedad, es decir, procesos

     somáticos que desorganizando su vida

    mental, provocan una regresión, y que la

     semiología es poder identificar esa regresión

    a través de las “sumatorias” estructurales.

     TOMO II

    De estructuras psicopatológicas

    ¿síndromes?

    Formas de vida mental regresiva

    ruptura de la “coexistencia”

    enfermedad de la “realidad” (de las

    relaciones del sujeto con su mundo)

    análisis estructural que permite

    “percibir” (DSM-IV-TR)

    efectos de la somatosis (-)

    obrar del sujeto (+)

    agudo (transitorio) / crónico (persistente) 

    También en este segundo tomo Ey va

    a presentar sistemáticamente lo que

    constituye otro de los pilares de su obra y

    que ya señalara en 1936: la necesidad de

     proceder en psiquiatría con dos diagnósticos,

     primero el de la estructura psicopatológica

     y luego el del proceso somático generador.

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    mental: el campo de conciencia inactual(patología mental aguda o transitoria) ytrayectoria axiológica de la personalidad(patología mental crónica o persistenteo de una temporalidad “inactual”). Dosgéneros de patología mental, diferentesa los tipos agudo/crónico del resto de lapatología ya que lo que se altera en cadagénero es una estructuración diferente dela vida mental. Naturalmente que ambasestructuras mentales mantienen entre sídiferente tipo de relaciones (la personali-dad depende genéticamente de los camposde conciencia, y estos dependen de aque-lla, operacionalmente), lo mismo queambas patologías tienen la posibilidad desufrir “anastomosis” (una patología agudainfiltrarse provocando alteraciones de laorganización axiológica personal y un tras-torno persistente, ser la condición de vul-nerabilidad de episodios agudos). Base, o

    piedra angular de la semiología, y soluciónde la mayor parte de los problemas queaún presenta hoy la praxis psiquiátrica.La idea que Ey tenía era que los trastor-nos de la organización de la personalidad,debían incluir además de las psicosis cró-nicas y neurosis, a todos los trastornos delcarácter (únicos a los que hoy se aplica ladenominación de “trastornos de persona-lidad”) y también a las formas de retraso

    del desarrollo así como a los síndromes dedemencia. En un futuro próximo es pro-bable que estas ideas de Ey lleven a unaremodelación de los actuales eje I y II delsistema de codificación de los diagnósticospsiquiátricos.

    de los genes con las estructuras nerviosasque determinan y las estructuras mentalespatológicas, existe un hiato “órgano-clí-nico” que el sujeto llena con su causali-dad propia. Hoy se reconoce claramenteque los genes orientan el desarrollo, peroque el desarrollo depende esencialmentedel sujeto en relación con su medio. Porsupuesto que si no me desarrollo en unmedio humano no aprendí a hablar, esclaro que si no fui a la escuela no pudeactualizar al máximo mi potencialidadintelectual, pero más evidente es aún quequien habla o no, que el que se adapta ono al entorno de modo más inteligente, enúltimo término siempre soy yo.

    Ey sostiene que en la enfermedad elque sufre, es ese Yo que inicia su desarro-llo embrionario desde que nacemos y queese desarrollo de mi psiquismo se in-cor-pora como una nueva y personal forma

    de causalidad. Y que esa incorporación selleva a cabo en la forma de dos estructurasque articuladas constituyen el psiquismo,cuya realidad es develada por la patología

    Es que entre la acción de los genes con las

    estructuras nerviosas que determinan y las

    estructuras mentales patológicas, existe un

    hiato “órgano-clínico” que el sujeto llena

    con su causalidad propia. Hoy se reconoce

    claramente que los genes orientan el

    desarrollo, pero que el desarrollo depende

    esencialmente del sujeto en relación con su

    medio.

    29. Meyer-Lindenberg A, Weinberger D. Intermediate phenotypes and genetic mechanisms of psychiatric disorders. Nature, 2006;7:818-826.

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    sistemas de clasificación. Ey señala queestos episodios agudos de patología mentalestán presentes en todas las clasificacionespero sin poder darles una ubicación satis-factoria.

    Entendiendo que todas las psicosisagudas se unifican en el hecho de ser “des-estructuraciones del campo de concienciaactual” pasa a estudiarlas en los siguientescuatro estudios de acuerdo a los tres nive-les en que se ofrecen a la observación. Encada uno de estos estudios presenta los dis-tintos niveles de desestructuración (manía,depresión, psicosis delirante aguda y con-fusión mental) analizando primeramentesu semiología tradicional, luego su análisisestructural y finalmente sus formas clínicassemiológicas, evolutivas y etiológicas.

    En los Estudios nº 25 y nº 26 considerados formas evolutivas periódicas de estas“locuras breves”. La primera, constituida

    por episodios de patología más superficial,la “psicosis maníaco-depresiva” (actual-mente los trastornos bipolares), cuya super-ficialidad explica su mayor posibilidad de“transformarse” en trastornos de la orga-nización de la personalidad. La segunda,la epilepsia, caracterizada por sus paroxis-mos, sus crisis, sus estados crepusculares,sus estados de automatismos más o menosdegradados constituye para Ey el prototipo

    de enfermedad mental evolutiva en basea psicosis agudas (cuyos episodios por sergeneralmente más profundos, tienen menostendencia a infiltrarse en la personalidad).

    La lectura del Estudio nº 27, donde ana-liza la estructura y la desestructuración dela conciencia, es inseparable del Estudio

    Los diferentes Estudios del tomo III cons-tituyen los capítulos de un libro organizadocon el objetivo de resolver el problema delos estados agudos que como hemos dichoBleuler había visualizado y que Ey encaróy resolvió.

    En el Estudio nº 20 considera a las psi-cosis como realidades clínicas que siemprehan planteado y plantean dificultades a los

    30. Ey H. Estudios sobre los delirios. Madrid, Editorial Paz Montalvo, 1950, 115p. Reeditado, Madrid: Triacastela; 1998 (con prefa-cios de J. Garrabé: Evocación de H.Ey, y de H.Casarotti: La aportación de Ey al diagnóstico de la psicosis delirante).

     TOMO III

    Las PSICOSIS AGUDAS

    • como problema para lasclasificaciones (20)

    • manía (21)

    • melancolía (depresión) (22)

    • psicosis delirantes agudas (23)

    • confusión mental (24)

    • psicosis maníaco-depresiva (25)

    • epilepsia (26)

    • estructura y desestructuración deconciencia (27)

    (+ Estudio de los delirios, Madrid, 1950)

     

    En un futuro próximo es probable que estas

    ideas de Ey lleven a una remodelación de los

    actuales eje I y II del sistema de codificación

    de los diagnósticos psiquiátricos.

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    ción en la capacidad de enjuiciar racional-mente la realidad, y esto sólo puede ser elresultado de una semiología psiquiátrica31,ya que una enfermedad de Alzheimer inca-pacita sólo cuando el paciente presenta unsíndrome de demencia.

    Pasemos ahora al segundo punto plan-teado: la necesidad antropológica actualde un cuerpo de doctrina psiquiátrica comola hipótesis de trabajo “órgano-dinámica”de H.Ey.

    Cuando Ey se pregunta si “la psiquiatría¿es una ciencia del hombre o una ciencia

    de la naturaleza?” (cf ref.21, p.5) res-ponde claramente que “la psiquiatría esuna ciencia de la naturaleza” (cf ref.19,p.1437) “que debe moverse en la órbita dela biología y de la medicina y no de la psi-cosociología”. Por otra parte afirma explí-citamente que la psicología “no es ciencia

    de la naturaleza”. Por un lado, la psiquia-tría tiene como objeto las desorganizacio-nes somáticas que alterando la humanidaddel hombre, se manifiestan mentalmente.Por otro, la ciencia psicológica apunta aun objeto de saber que en los estados denormalidad mental es un objeto abstracto,ya que el hombre no existe psíquicamente.Max Scheler dice que “el lugar del hombre

    en el cosmos” es que existe espiritual-mente. La actividad mental es la posibili-dad, la condición necesaria para el hombrede poder existir espiritualmente… porqueasí como teniendo estómago no existe gás-tricamente, o teniendo corazón, no existecardíacamente, tampoco por tener psi-quismo, existe psíquicamente.

    El orden de realidad en que el hombreexiste es el de la coexistencia, y es en

    ese nivel existencial que expresa su auto-nomía, sus autodeterminaciones, y tam-bién es en ese nivel que se manifiesta eldesorden somático que es la enfermedadmental. El paciente psiquiátrico, dice Ey,alterado en su coexistencia, debe poderreencontrar en el vínculo terapéutico su

    31. Esto se ve confirmado cuando se analiza la “sumatoria” de síntomas que exige el DSM-IV para el diagnóstico del sindrome dedemencia. Después de comprobar la presencia de diversos déficits (de memoria, de lenguaje, de funciones gnósicas y práxicas, etc.)

    el diagnóstico de demencia requiere que esa sumatoria de déficits no esté determinada, a juicio del psiquiatra, por otro trastornomental.

    Cuando Ey se pregunta si “la psiquiatría

     ¿es una ciencia del hombre o una ciencia

    de la naturaleza?” (cf ref.21, p.5) responde

    claramente que “la psiquiatría es una ciencia

    de la naturaleza” (cf ref.19, p.1437) “que

    debe moverse en la órbita de la biología y de

    la medicina y no de la psicosociología”.

     IMPORTANCIA

    del pensamiento de Henri EY

    SEMIOLOGÍA PSIQUIÁTRICA

    • Organicidad (somatosis)

      • El sujeto “agente” de su patología

    PSIQUIATRÍA: rama de la medicinacuya especificidad es serun saber y una praxis “psíquica”

    • La psiquiatría es ciencia

    de la naturaleza

    • La psicología es ciencia antropológica

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    nivel existencial normal, logrando reor-ganizar su infraestructura psíquica (por laaplicación de diversos tratamientos segúnel tipo de alteración).

    El encuadre que Ey hace de la psiquia-tría en relación al saber antropológico lepermite proponernos algunos planteos queaparecen relevantes desde el punto devista de la persona humana.

    Por un lado, Ey sostiene que en psiquia-tría nos encontramos “en las antípodas de

    la patología externa”, lo que significa quela psiquiatría tiene la clave para devolvera la medicina el nivel antropológico en quedebe realizarse. Hoy -como lo reiteraba elDr. J. E. Mezzich en el acto inaugural- esatarea se ha convertido en una necesidada cubrir para que los pacientes, psiquiá-

    tricos y no psiquiátricos, puedan vivir enel contexto de una medicina fuertementemecanicista.

    Por otra parte, Ey afirma que “el fenó-meno psiquiátrico está en la interseccióndel mundo de la naturaleza y de la natu-raleza del hombre”32. En consecuencia,la psiquiatría debe diagnosticar y tratarla disolución del psiquismo, “el algo en

    tercera persona” que “un alguien padeceen primera persona”. El “modelo órgano-dinámico” de H. Ey respondiendo a esarealidad, aparece como un instrumentoútil para que el psiquiatra pueda encararesa dialéctica que la enfermedad mentalplantea: ser una desorganización de la

    32. Ey H. Estudio nº 26: p.591

     (II)

    Porque el “fenómeno psiquiátrico”...

    “se encuentra en la intersección del

    mundo de la naturaleza y de la naturaleza

    del hombre” (Étude 26: 591, 1954)

    “...estamos en las antípodas de la patología

    externa... y en el centro antropológico de

    la patología” (Esquisse...: 739, 1963)

    ... necesidad antropológica actualde un cuerpo de doctrina psiquiátrica:

    modelo órgano-dinámico de EY

    (de los hechos – coherente – heurístico)

     

    El encuadre que Ey hace de la psiquiatría

    en relación al saber antropológico le permite

     proponernos algunos planteos que aparecen

    relevantes desde el punto de vista de la

     persona humana.

     

    El “modelo órgano-dinámico” de H. Ey

    respondiendo a esa realidad, aparece como un

    instrumento útil para que el psiquiatra pueda

    encarar esa dialéctica que la enfermedad

    mental plantea: ser una desorganización de

    la infraestructura corporal psíquica, que es

    la condición necesaria pero no suficiente dela libertad personal.

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    infraestructura corporal psíquica, que esla condición necesaria pero no suficientede la libertad personal.

    En ese sentido su hipótesis de trabajo,tanto por derivarse de los hechos objetivos,como por su coherencia y carácter heurís-tico constituye actualmente una necesidaden relación a tres aspectos:

    En primer lugar para el paciente. Dadoque, por ejemplo, las crisis del trastornobipolar no son crisis como lo son las crisisde urticaria, sino crisis existenciales, peroque son patológicas, es decir determinadaspor una somatosis, el psiquiatra debe, tra-

    bajar por su paciente con una hipótesis dela enfermedad mental y de su atención queresponda a la realidad de los hechos. Ensuma, que le diga “no” a alternativas queno pueden encarar su realidad. No a unaaproximación puramente psicofarmacoló-gica (al “hombre neuronal”) y no a unaalternativa puramente psicodinámica (al“hombre cultural”). Y no sólo porque conesas alternativas no se accede realmente

    a la enfermedad mental, sino básicamenteporque de ese modo, lisa y llanamente, nose accede a la persona que el paciente es.

    En segundo lugar, para el psiquiatramismo. Aunque el estado actual evolu-tivo de la psiquiatría exige liberarse delllamado “modelo bio-psico-social” sinembargo la mayor parte de los psiquia-tras se mueven dentro de ese esquema depensamiento que sólo es un sincretismode acciones. Los hechos psiquiátricos quenos exigen salirnos del eclecticismo quesubyace a ese “modelo”, encuentran en lahipótesis eyiana una perspectiva desde lacual poder dar solución a los problemas,siempre nuevos, que todo paciente plan-tea. E. Gilson, un filósofo en los años ´50decía que en filosofía ser escéptico es serderrotista y Kurt Goldstein afirmaba que esderrotista todo saber y toda praxis que noconcuerde con los fenómenos de la vida,

    porque la vida siempre es positiva. Sola-mente el pensamiento del hombre puedeintroducir lo negativo, y lo negativo aquí esque el escepticismo, que por un lado par-cializa la realidad, por otro vuelve dogmá-tico al que lo practica.

    Por último, la hipótesis de Ey encierrauna especial importancia para la antro-pología. Para la cultura, para el medio

    Necesidad antropológica

    • por el paciente

    (concepción de su enfermedad mental y

    de su atención)

    • por el psiquiatra

    (hipótesis de trabajo: no escéptica; no

    ecléctica = dogmática )

    • por la antropología

    (el hombre: ser libre, creador de valores,

    responsable de su obrar)

     

     Aunque el estado actual evolutivo de la

     psiquiatría exige liberarse del llamado

    “modelo bio-psico-social” sin embargo la

    mayor parte de los psiquiatras se mueven

    dentro de ese esquema de pensamiento que

     sólo es un sincretismo de acciones.

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    humano, los psiquiatras debemos trabajar:a) con una psiquiatría que afirme que la

    enfermedad mental existe, que su realidades ser una desorganización somática quealtera al hombre en su coexistencia, y queesa alteración disminuyéndolo en su auto-nomía hace que su conducta, en gradosdiversos, escape a su control, a su “fiat”, yb) con una psiquiatría que por diferenciarclaramente la salud mental de la enfer-medad mental, indirectamente afirma queel hombre psíquicamente no enfermo es

    libre, o sea que es creador de valores parabien o para mal y que en consecuencia esresponsable (sabiendo que la responsabili-dad es una tarea a asumir en la fragilidadde la naturaleza humana).

    Ey entiende que, por la complejidadde la realidad de la enfermedad mental,la distinción señalada debe ser planteadaexplícitamente y sin ambigüedades, porquede lo contrario, como la historia de parte

    del siglo pasado lo mostró, se oscila con-tradictoriamente, tendiendo, por un lado,a “psiquiatrizar” a toda la humanidad (esdecir, a explicar conductas humanas nor-males como no responsables), y por otro, anegar la existencia de la enfermedad con-fundiendo la pobre locura que es la patolo-gía mental con la “rica locura” de Erasmo.

    En esa situación Ey afirmaba que elpsiquiatra del siglo XX tuvo que proceder

    como Galileo, cuando al ser presionadopor las ideologías debió afirmar que “laenfermedad mental existe” porque en rea-

    lidad existe como desorganización real delcuerpo, más allá de que se lo afirme o no.

    Y frente al desarrollo neurocientíficoque Ey en parte vivió y que profética-mente vislumbró, decía que el psiquiatradel siglo XXI deberá ser como Newton, esdecir hacer que su hipótesis de trabajo seaun verdadero sistema, un organon que leposibilite resolver los problemas psiquiá-tricos, propios y externos, que a diario le

    Solamente el pensamiento del hombre

     puede introducir lo negativo, y lo negativo

    aquí es que el escepticismo, que por un

    lado parcializa la realidad, por otro vuelve

    dogmático al que lo practica.

     

    Para la cultura, para el medio humano, los

     psiquiatras debemos trabajar:

    a) con una psiquiatría que afirme que la

    enfermedad mental existe, que su realidad

    es ser una desorganización somática que

    altera al hombre en su coexistencia, y

    que esa alteración disminuyéndolo en su

    autonomía hace que su conducta, en grados

    diversos, escape a su control, a su “ fiat”.

    b) con una psiquiatría que por diferenciar

    claramente la salud mental de la

    enfermedad mental, indirectamente

    afirma que el hombre psíquicamente no

    enfermo es libre, o sea que es creador

    de valores para bien o para mal y que en

    consecuencia es responsable (sabiendo que

    la responsabilidad es una tarea a asumir en

    la fragilidad de la naturaleza humana).

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    Importancia Clínica y Psicopatológica de los Estudios de Henri Eyen la Psiquiatría Contemporánea

    plantean los adelantos técnicos. En últimotérmino, un sistema de pensamiento queconvierta en derecho, el peso que la psi-quiatría ya tiene de hecho en la medicinay en la cultura.

      Muchas gracias

    J.C. STAGNARO:  Para poder traducir una obra compleja y medulosa, como la de Henri Ey, es

    necesario conocerla íntimamente, en profundidad, y esto Humberto Casarotti lo ha garantizado, pero

    creo que para hacer su trabajo le agrega algo que también tenía Henri Ey: una pasión por la clínica,

    una pasión por el saber, una pasión por comprender y ayudar a sus pacientes. Ahora nos queda leer

    la obra.

    Y frente al desarrollo neurocientífico que

    Ey en parte vivió y que proféticamente

    vislumbró, decía que el psiquiatra del siglo

     XXI deberá ser como Newton, es decir hacer

    que su hipótesis de trabajo sea un verdadero

     sistema, un organon que le posibilite

    resolver los problemas psiquiátricos, propios

     y externos, que a diario le plantean los

    adelantos técnicos. En último término, un

     sistema de pensamiento que convierta en

    derecho, el peso que la psiquiatría ya tiene

    de hecho en la medicina y en la cultura.

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    Información Científica Gador

    La psiquiatría francesa, como ciencia y como

    obra de asistencia, la primera en lograrlo y en

    prestigio, sufrió en el último siglo un crepúsculo

    del cual nuestros grandes maestros no lograron

    salvarla: MAGNAN, SÉGLAS, RÉGIS, G. DE CLÉRAM-

    BAULT (para mencionar solamente a los desapare-

    cidos). Y sin embargo fue entre nosotros, después

    de la Revolución Francesa, que la psiquiatría

    inició su vuelo moderno. Esto no debería sorpren-

    der a quien ve claramente que los conceptos que

    constituyen el fundamento de nuestra ciencia se

    agrupan y se determinan en el plano filosófico y

    social en relación al problema crucial de la liber-

    tad, del mismo modo que sus reglas prácticas gra-

    vitan, en el plano de la asistencia, alrededor del

    respeto de la libertad individual. No obstante, la

    psiquiatría francesa declinó después de un desa-

    rrollo brillante. Lo habitual es que fuera de nues-

    tras fronteras se culpe de esta crisis al estilo de

    pensamiento francés que sería más racionalista,

    geométrico y superficial que intuitivo, agudo y

    profundo. Nada es más falso. Por el contrario, la

    tensión que entre nosotros sufren muchos espí-

    ritus bien intencionados demuestra tanto una

    profunda aspiración que ha quedado insatisfecha

    como capacidades desaprovechadas. Este es el

    secreto de tantas vocaciones psiquiátricas que he

    visto quebrarse o extinguirse en la indiferencia y

    en la apatía.

    LA “LOCURA”Y LOS VALORES HUMANOS1

    Las causas de esta decadencia, donde la ener-

    gía de los psiquiatras se desanima y se ago-ta en

    circuito cerrado, deben ser aprehendidas en susraíces, en errores del pensamiento.

    En primer lugar, es el desinterés casi total de

    los poderes públicos y de la opinión pública en

    relación a los problemas sociales de la psiquiatría.

    Esto puede y debe llamar la atención, ya que la

    alienación mental tiene para la sociedad y en la

    sociedad una resonancia tal que se impone como

    fenómeno médico-social de primera magnitud, y

    constituye el aspecto de la patología que requiere

    la atención más inmediata de los gobiernos. Por

    eso es que no sorprende que la ley de 1838 haya

    sido la primera ley de asistencia. Pero, una vez

    definido por esta ley (o por lo menos por el uso de

    sus disposiciones que rápidamente se hizo tradi-

    cional), una vez definido el alienado como un ser

    peligroso y que hay que internar, una vez creado

    el asilo destinado a recogerlo y a tratarlo, una vez

    admitido lo perdido, una vez “matado el títere”,

    pudo parecer que el problema estaba definitiva-

    mente resuelto. Habiendo la sociedad en el mismo

    movimiento apagado su conciencia colectiva y

    afianzado su seguridad, puso fuera de su campo de

    acción a estos seres perturbadores e inquietantes

    que con su ronroneo inoportuno y estéril amena-

    zan su tranquilidad. Y por los “locos” no se tuvo

    ningún otro interés sino el deber de atender, más

    1. A modo de ilustración, transcribimos aquí el Estudio Nº 1 en el que se reprodujo la alocución pronunciada, por Henri Ey, en laFacultad de Medicina de París durante las “Jornadas Psiquiátricas” de marzo de 1945 (Ey H. Estudios Psiquiátricos Vol. I, t. I, Estudio

     Nº 1, pp. 13-19. Buenos Aires: Editorial Polemos, 2008).

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    Importancia Clínica y Psicopatológica de los Estudios de Henri Eyen la Psiquiatría Contemporánea

    o menos mal, a su costosa existencia. ¿Quién se

    animaría a interesarse por esas pobres máquinas,

    por esos peligrosos explosivos, tan extrañamente

    tercos en su insistencia a persistir en su ser y a

    veces en su reproducción? Por lo general el reme-

    dio es la muerte, la que sin llegarse al extremo de

    ejecutarla, se desea para acortar su infortunio.

    Si algunas experiencias del pasado nos mostra-

    ron el partido que se podía obtener por una explo-

    tación demagógica de la miseria humana bien

    orquestada alrededor de algunos “slogans”: lucha

    contra el alcoholismo, lucha contra la tuberculo-

    sis, lucha contra las enfermedades venéreas, etc.,temas sin cesar renovados y tal vez eternos, ¡qué

    lástima! de la propaganda político-sanitaria, esas

    experiencias pusieron en evidencia el poco com-

    promiso por la asistencia psiquiátrica, valorada

    claramente como un trampolín muy mediocre.

    ¿Habría que pensar que es necesario establecer

    una jerarquía en la miseria, que también tendría

    sus privilegiados y sus sacrificados?

    Si el criterio que debe medir el interés que

    hay que dar a esos flagelos sociales es el de laimportancia numérica, ¿hace falta recordar que

    por las afecciones mentales alrededor de medio

    millón de familias son más o menos afectadas por

    la inquietud y la desdicha? Y si el criterio práctico

    es el de la recuperación social, ¿es tan evidente

    que las curaciones y las recuperaciones sociales en

    nuestros pacientes son menos frecuentes (cuando

    alcanzan un mínimo de 30 a 35%) que en enferme-

    dades que, de modo más constante, motivan la

    preocupación del estado y de la piedad pública?Sin embargo apenas una excepción es permi-

    tida para una parte de la asistencia psiquiátrica:

    la que se aplica a la infancia anormal. Es cierto

    que esta elección se explica y se justifica, porque

    en base a una mayor plasticidad de la patolo-

    gía psiquiátrica infantil es posible fundamentar

    mayores expectativas, y por la piedad en relación

    a estas miserias tan tocantes, pero es necesario

    que no sea exclusiva.

    Una segunda causa de la crisis psiquiátrica es

    el desconocimiento cuando no el desdén, que el

    cuerpo médico manifiesta en relación al hecho psi-copatológico. Un médico siempre afirma con faci-

    lidad y a veces incluso con paradójica satisfacción

    que no entiende nada de psiquiatría. Esta es una

    de las banalidades cotidianas a las que estamos

    acostumbrados. De hecho la formación médica

    francesa excluye la enseñanza de la psiquiatría

    (con excepción de algunos breves pasajes que no

    son obligatorios para todos), mientras que por el

    contrario en algunos países extranjeros, integra la

    formación médica. No creo equivocarme muchodiciendo que sólo el 3% o 4% de los estudiantes de

    medicina han sido puestos en condiciones tales de

    enseñanza o sencillamente de información, como

    para que en determinado momento se hubiesen

    podido plantear la cuestión de su eventual voca-

    ción psiquiátrica. La mayor parte de ellos ignora

    todo, tanto de nuestra ciencia como de nuestra

    carrera, dado que somos 300 especialistas para

    atender alrededor de trescientos mil pacientes

    con patología mental.Las razones de tan profundo divorcio ente

    medicina y psiquiatría, entre los hospitales y los

    asilos, entre la Salpétrière y Sainte-Anne, llega

    incluso a dividir al cuerpo médico psiquiátrico en

    dos partes que son desiguales. Me parece que las

    razones de tal separación son consecuencia de la

    confusión del concepto de enfermedad mental. A

    veces la psicosis es considerada una enfermedad

    “no orgánica” (¡“ya que es psíquica”!) e ingresa

    en el dominio fantasmático del “psiquismo puro”,de la imaginación y para decirlo todo, de la nada.

    Otras veces reducida totalmente a las afecciones

    orgánicas cerebrales, viscerales, humorales que la

    determinan y confundida con ellas, se convierte

    en “una enfermedad como las otras” y nada más.

    Es decir que en los dos casos, ¡la psicosis pierde

    toda existencia, la psiquiatría todo objeto y el

    psiquiatra ¡toda importancia! El psiquiatra aseme-

    jado más o menos inconscientemente al alienado

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    Información Científica Gador

    es mirado como un malabarista de las palabras a

    quien a veces se le reconoce cierto talento psí-

    quico, más adecuado para divertir que para ser

    estimado.

    Entre los médicos y especialmente entre los

    neurólogos que están acostumbrados a pensar así,

    se suscitarían muchas reacciones y protestas si uno

    arriesgase a decirles que su actitud nihilista  en

    relación a la psiquiatría tiene su origen en la anti-

    gua concepción cartesiana de las relaciones de lo

    físico y de lo moral1. Sin embargo, creo que es lo

    que explica que, en nuestro país más que en otras

     partes, la separación absoluta del “mundo de laextensión” y del “mundo del pensamiento” haya

    sido trasladada y concretada en ese foso profundo

    y nefasto que en el pensamiento de tantos médi-

    cos, separa la medicina de la psiquiatría (idea que

    fácilmente proporcionan y luego reprochan a los

    psiquiatras). Pido que se tome cuidadosa nota de

    esto, aquí hay un peligroso malentendido que, en

    nuestro país, vicia la enseñanza de la psiquiatría y

    la eficacia de la asistencia a los psicópatas.

    Una tercera causa de la decadencia de lapsiquiatría francesa proviene de los psiquiatras

    mismos. Algunos, por un gusto paradójico por el

    “hara-kiri”, adoptan muy frecuentemente la acti-

    tud que acabo de denunciar. A veces consideran

    la psicosis como un desarrollo puramente psico-

    genético, una producción puramente psíquica y

    se pierden en una “logomaquia” sin objeto. Otras

    veces reducen la psicosis solo a sus determinan-

    tes cerebrales o humorales a los que únicamente

    consideran, refugiándose en una psiquiatría delbisturí, del micrótomo o del microscopio, que es

    incapaz de captar la sustancia de los trastornos,

    que se les escapa porque se apartan sistemáti-

    camente de ella. Muchos, vencidos por la impo-

    sibilidad de dominar los problemas que la dura

    exigencia de los hechos plantea insidiosamente

    a sus reflexiones, o bien se refugian (y son los

    más numerosos) en trabajos especiales llevados a

    cabo minuciosamente como lo testimonian nues-

    tras sociedades científicas, o bien (este caso, por

    cierto, es excepcional) convierten su impotencia

    en principio metodológico, abandonándose a un

    diletantismo escéptico, muy adecuado para ase-

    gurar su tranquilidad.

    ¿No será que a los psiquiatras lo que nos falta

    es LA PSIQUIATRÍA? Por esto entiendo un cuerpo

    de doctrina y no por supuesto los conocimientos

    prácticos y clínicos suficientes para ejercer de

    modo honorable nuestra profesión. En nuestro

    país no gustan mucho las teorías y en cierto sen-

    tido se tiene razón, si por teorías se entienden

    abstracciones sin referencia a la clínica, o dogmasque no se toleraría que fuesen discutidos. Pero se

    quiera o no, para toda ciencia son indispensables

    teorías científicas, hipótesis que armonicen y pre-

    paren las observaciones y la psiquiatría no puede

    no tomarlas en cuenta sin condenarse a su debili-

    dad actual. La psiquiatría debe imponerse por la

    consistencia de sus conocimientos y de su aparato

    teórico. Sólo esto es lo que le dará en el marco de

    las ciencias biológicas y médicas, su valor cientí-

    fico decisivo y lo que definitivamente le asegurarásu prestigio.

    Los remedios a aportar a tal estado de cosas,

    o bien derivan naturalmente de lo que precede,

    o bien dependen, en lo que tiene que ver con la

    posición exacta de la psiquiatría en relación a

    las ciencias médicas en general y a la neurología

    en particular, de la elaboración de una psiquia-

    tría teórica, única capaz de asegurar un vigoroso

    sistema de asistencia. Sin embargo su exposi-

    ción exigiría tales discusiones técnicas que másme arrepentiría de exponerlo aquí, que de no

    hacerlo. Me basta con decir que desde mi punto

    de vista los principios esenciales de un plan de

    reformas en este campo son: la clarificación y la

    diversificación de la asistencia psiquiátrica arran-

    cada de la adherencia a su único objeto actual:

    el alienado internado; la creación de una nueva

    legislación que se aplique a la amplitud más

    humana y variada del objeto de la asistencia, es

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    Importancia Clínica y Psicopatológica de los Estudios de Henri Eyen la Psiquiatría Contemporánea

    decir, a todas las formas y grados de psicopatía;

    la necesidad de un cuerpo único y jerarquizado de

    los médicos especialistas para todos los estableci-

    mientos públicos de curación, de asistencia y de

    profilaxis psiquiátricas. Permitidme ahora algunas

    breves reflexiones sobre el valor humano de una

    psiquiatría no solamente médica y biológica sino

    de una psiquiatría que, para estar a la altura y a la

    medida de su objeto, se manifieste resueltamente

    “antropológica”.

    Para captar bien las exigencias del problema

    práctico de la psiquiatría es necesario que su

    objeto, la “locura”, forma genérica de todas

    las psicosis y neurosis, sea apreciado de manera

    exacta. Hagamos referencia a las intuiciones con-

    cretas esenciales del problema, a sus “imágenes

    de Épinal”.

    Percibimos a nuestro paciente como un haz

    de fuerzas tendidas hasta la amenaza en la feroz

    concentración de su ser hostil e irritado, investido

    del enigmático asesinato que de modo extraño

    sube hasta su mano. O vemos al embargado por

    el vértigo, dubitativo, trastabillante contra la redimplacable de las obligaciones lógicas y sociales,

    como cautivo de la transparencia perdida de su

    lenguaje y ebrio del soñar que ha explotado en él,

    lleno de vacío, diezmado y caído.

    Ambas imágenes, la del miedo y la de la piedad

    se interfieren y se mezclan en la aprehensión

    del problema humano que plantea la alienación

    mental. El psicópata provoca a la vez lástima y

    terror.

    Pero, entre estas dos imágenes extremas de laintuición primitiva debemos ubicar cien imágenes

    que las entremezclan. No ver en la serie más que

    uno de estos extremos es, o bien condenarse a

    querer o a dejar a todos los alienados en liber-

    tad, o bien a aplastar a todos los psicópatas bajo

    el peso de la ley de 1.838. Pero como nuestros

    pacientes no son todos seres peligrosos, ni todos

    seres dementes, es necesario que la psiquiatría

    procure su contacto bienhechor en toda la exten-

    sión y en la variedad de su objeto. Es necesa-

    rio, y esto es más fácil pensarlo que realizarlo y

    legalizarlo, es necesario que el servicio cerrado,

    hasta este momento única pieza del tablero, no

    sea sino una fase, ni necesaria ni suficiente de un

    ciclo de asistencia más flexible y más variado que

    comprenda servicios de observación, servicios de

    curas libres, servicios de readaptación social y de

    ubicación familiar, colonias agrícolas; de modo tal

    que la internación no constituya ni la única solu-

    ción asistencial ni tampoco la más frecuente.

    El remedio administrativo que parece tentar a

    ciertas mentalidades, que consiste en establecer

    dos categorías artificiales de pacientes, una que

    responde a la mezcla oscura de conceptos como

    “curabilidad, agudeza y benignidad”, y otra que

    agrupa a los “restos” llamados a la vez “cróni-

    cos”, “incurables” y “peligrosos” (aparte de que

    en la práctica esa organización haría explotar

    rápidamente lo absurdo e incoherente de dicha

    combinación) agravaría aún más los inconvenien-

    tes del sistema actual que precisamente no supo

    o no pudo dar satisfacción en un mismo organismojurídico-administrativo, a la diversidad de exigen-

    cias naturales del hecho psiquiátrico.

    Pero volvamos nuevamente al objeto de nues-

    tras reflexiones, al paciente considerado bajo su

    aspecto genérico. Hubo un tiempo (quizá no supe-

    rado por todos) en el que todo psicópata era con-

    siderado con el alienado, como una máquina. La

    enfermedad mental, especie de monstruo, pare-

    cía apoderarse de su ser, poseerlo y destruir total-

    mente en él la humanidad. Sin embargo, para los

    técnicos modernos, más atentos a los movimien-

    tos de la vida psíquica de nuestros pacientes, la

    “locura”, bajo la forma psicótica o neurótica con

    que se presenta, no debería constituir una aliena-

    ción sustancial, una formación mecánica hetero-

    génea a la naturaleza humana. El problema de la

    “locura”, según se ofrece a nuestra sagacidad en

    su generalidad y en su multiplicidad, sería ininte-

    ligible, si todos los hombres no poseyesen instin-

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    Información Científica Gador

    tos y pasiones que continuamente se oponen a su

    unidad, si no tuviesen memoria ni imaginación por

    la que son atraídos a evadirse del presente y de lo

    real, si no contuviesen, en los dos sentidos de la

    palabra, los sortilegios y los encantamientos de su

    infancia y de sus sueños. La “locura” solo rompe

    el recipiente de estos vapores inconscientes. Es

    decir que es inmanente a la naturaleza humana,

    que está en potencia en todos los hombres. No se

    confundan, que esto no significa retomar desde

    nuestro punto de vista esa absurdidez que tan a

    menu-do se asigna al psiquiatra y que sería la nega-

    ción misma de la psiquiatría, a saber: que todos los

    hombres serían “locos”, sino que más bien orienta

    a considerar con la profunda identidad de materia,

    la diversidad esencial de la estructura del hombre

    normal y del paciente. También este paciente es

    para nosotros, a pesar de su enfermedad, una

    superficie de contacto humano, una profundidad

    de resonancia, un acento, un grito que conmueve

    e hiere, como un eco del drama más auténtica-

    mente humano. Y esto la asistencia psiquiátrica

    no debe olvidarlo. Desde hace largo tiempo los

    esfuerzos de los médicos han respondido a esta

    exigencia del paciente, la de ser tratado con el

    máximo de consideraciones debido al máximo de

    humanidad que aún puede representar, sin que la

    administración y la ley hayan reconocido y con-

    sagrado sus iniciativas. Así es que, para muchos

    pacientes se ha constituido en el interior del asilo

    un nuevo mundo, una neosociedad. Hay que incre-

    mentar este esfuerzo, ampliarlo y hacerlo circular

    a través de un sistema suficientemente variado

    que posibilite a cada paciente acercarse lo más

    posible a la vida social.

    Tales reformas, aunque no constituyen nada

    más que lo que desde hace mucho tiempo desean

    la mayor parte de los psiquiatras, exigen sinembargo el entusiasmo y la insistencia que deben

    caracterizar a la renovación psiquiátrica que

    todos esperamos. También exigen mucha reflexión

    y preparación para que no sean una improvisación

    demasiado precipitada. Finalmente esas refor-

    mas exigirán medios materiales poderosos. Será

    necesario instalar establecimientos, construirlos,

    equiparlos a la medida de los grandes progresos

    terapéuticos logrados desde hace 30 años. Espe-

    cialmente será necesario reforzar el cuerpo delos médicos especialistas encargados de todos los

    servicios de esta asistencia, ridículamente res-

    tringido en Francia. En último término sin ninguna

    duda, las finanzas privadas y públicas se benefi-

    ciarían de un movimiento de readaptación social

    y del incremento del esfuerzo terapéutico que se

    produciría.

     

     Al terminar, permitidme agregar que,al formular aquí ideas que en su mayor

     parte pertenecen a toda la escuela psi-

    quiátrica francesa, entiendo expresar

    no sólo el deseo impaciente de nuestros

    noveles colegas, sino por supuesto tam-

    bién el deseo de todos los psiquiatras que

    ofrecemos al país nuestra experiencia y

    nuestra voluntad, pensando siempre en

    igualar a quienes, entre nosotros, supie-

    ron adquirir tanto mérito en las prime-

    ras iniciativas del Espíritu en ayuda del

    Espíritu.