Expediente Pania

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  • EXPEDIENTE PANIAMIGUEL SANDN

    edeb

  • MIGUEL SANDN

    EXPEDIENTE PAI A

    edeb

  • Miguel Sandn, 2009

    Ed. Castellana: edeb, 2009 Paseo de San Juan Bosco 62 08017 Barcelona www.edebe.com

    Directora de la coleecin: Reina Duarte Diseo de las cubiertas: Csar Farrs Fotografa de la cubierta: Jpiter Images Corp.

    Primera Edicin, marzo 2009

    ISBN 978-84-236-9354-2 Depsito Legal: B. 75-2009 Printed in Spain EGS - Rosario, 2 - Barcelona

    Cualquier forma de reproduccin, distribucin, comunicacin pblica o transformacin

    de esta obra slo puede ser realizada con la autorizacin de sus titulares, salvo excepcin

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  • Para Andrea y Marieta, mis pequeas musas inconscientes.

  • CONFIDENCIAL

    Documento Interno del Ministerio de Defensa con sede en Capital y fecha 6 de marzo de 2015. Destinado SLO a los Comandantes en Jefe de cada una de la reas Militares.

    A las 12:00 horas del da de la fecha ha sido firmado, por nuestro Presidente y por el Gobierno de la que hasta ese momento era nacin enemiga, el Tratado de Pekn. Este acuerdo de paz entre ambas potencias supone de manera inmediata el paso del ESTADO DE EXCEPCIN al ESTADO DE ALERTA en cualquiera de nuestras Bases, Cuarteles, Naves o Posiciones Militares.

    Por este motivo SE ORDENA a todos y cada uno de los responsables:

    Aplicar en su integridad el Protocolo 998, como corresponde a la nueva situacin.

    Ante cualquier duda o imprevisto que plantease supuesta en prctica, tmense siempre decisiones encaminadas a lograr con la mayor urgencia los siguientes objetivos:

    1. Abortar toda accin hostil contra el enemigo, ya est en marcha o simplemente prevista.

    2. Hacer regresar al interior de nuestras fronteras cuantos hombres, armas y equipamientos diversos se encuentren en territorio enemigo.

    3. Responder positivamente a cualquier propuesta de negociacin que provenga de los Mandos Militares enemigos, especialmente si van encaminados a propiciar un intercambio de prisioneros.

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  • 4. Abortar cualquier tipo de maltrato fsico o psicolgico que se estuviese infringiendo a los prisioneros con el fin de conseguir informacin.

    5. Procurar el bienestar de la poblacin civil, tanto la propia como la enemiga que an quedase bajo la custodia de nuestras tropas, favoreciendo en lo posible el respeto a los Derechos Humanos, as como el libre trnsito de individuos y propiedades.

    Esta orden es de OBLIGADO CUMPLIMIENTO y cualquier decisin o accin que la contravenga ser juzgada conforme al artculo 1.14 de las Leyes Militares, que decreta Consejo de Guerra por traicin a la patria.

    Fdo.: Jacob Caban

    Capitn General de las Fuerzas Armadas.

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  • CONFIDENCIAL- 2

    Documento Interno del Ministerio de Defensa con sede en Capital y fecha 6 de marzo de 2015. Destinado SLO a los Comandantes en Jefe de las reas Militares que a continuacin se enumeran:

    1. Regin del Desierto Sur.2. Regiones Insulares del Pacfico.3. Sede Central de Inteligencia Militar.El tratado de Pekn anula todos los protocolos previs

    tos para el Estado de Excepcin actual SALVO EL NMERO 11/33, tambin conocido como Expediente Pania, cuyo desarrollo se mantendr conforme a los plazos establecidos.

    r

    Cada responsable de las Areas enumeradas dispondr, en consecuencia, los mecanismos tcnicos y humanos a su cargo para que el mencionado Protocolo siga su curso. Habida cuenta de su particular naturaleza, se insiste en la necesidad de mantener la ms absoluta reserva al respecto, a la espera de nuevas rdenes.

    Esta orden es de OBLIGADO CUMPLIMIENTO y cualquier decisin o accin que la contravenga ser juzgada conforme al artculo 1.14. de las Leyes Militares, que decreta Consejo de Guerra por traicin a la patria.

    Fdo.: Jacob Caban Capitn General de las Fuerzas Armadas.

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  • IM i nombre es Bolivia A 101 y hoy con diferencia el da ms feliz de mi vida, porque ese ltimo nmero significa que fui la mejor alumna de mi promocin. Quiz no debera sentirme as de orgullosa, teniendo en cuenta que ya pertenezco a la Casa Primera y, por tanto, estoy obligada por mi condicin a dar ejemplo de serenidad. Sin embargo, me parece triste renunciar a un sentimiento tan agradable, as que lo guardo para m misma, creo que tengo derecho. Adems, estoy segura de que Japn A 102 no fue capaz de notar nada extrao en mi rostro cuando me concedieron el puesto que l ya crea suyo. En cambio, yo s not un atisbo de decepcin en sus ojos, aunque le conozco lo suficiente para saber que en el fondo de su corazoncito se alegraba por m. Como yo de que l hubiese logrado tambin acceder a la Casa Primera.

    No es un hecho habitual que dos miembros de la misma promocin sean seleccionados para ingresar en la Casa Primera, pero Letonia A91 se borr poco despus de la ltima luna llena y Gabn A91, que ya se encontraba muy dbil, no pudo resistir el ltimo ataque de los panilagos, esos extraos habitantes de ese lugar que ninguno de nosotros hemos visto jams cara a cara, pero que tienen el poder de dormimos para extraer nuestra sangre, de la que sin duda obtienen alimento o quiz energa. Slo podemos saber que han estado por la marca que encontramos despus en

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  • los brazos y por el dolor de cabeza con el que despertamos de ese sueo. Gabn no pudo resistir esa visita que ocurri hace unos das y la Casa Primera qued entonces reducida a tres miembros: Pakistn A81, Per A91 y Chipre A101. Las normas establecen que deben ser siempre cinco los que constituyen el Gran Consejo y por eso Japn y yo hemos podido ingresar a la vez, lo cual hace mi da feliz ms feliz todava.

    Enhorabuena, Bolivia me dijo cuando el Gran Consejo inform de su decisin al poblado, reunido en asamblea como cada noche.

    Tambin a ti, Japn respond, y no dud un instante en besar su frente para confirmar, como manda la tradicin, que lo elega ante todos en ese momento como padre de mis hijos.

    Tengo ya trece aos y no es mucho tiempo el que puedo esperar. Desde que recuerdo, supe que ese momento llegara entre nosotros y no se me ocurre una situacin ms propicia para que sucediera. Creo que ese gesto le compens de la segunda posicin, porque desde siempre observ tambin que mi presencia en las clases consegua ponerle nervioso y, en muchas ocasiones, le descubr ms pendiente de m que de la explicacin que estaba impartiendo el instructor.

    Mi madre se llamaba Jamaica B93 y mi padre Togo C82, un nombre que todava consigue despertar exclamaciones de asombro porque vivi ms de veinte aos cuidando los cultivos, las granjas y las colmenas de Pania, nuestro pequeo planeta rodeado de aguas venenosas por todas las partes.

    En Pania es muy extrao que un ser humano viva ms de diecisis o diecisiete aos, pero ste es un dato reservado a los miembros de la Casa Primera, es decir, a los que, como yo, demostramos desde los primeros aos una12

  • inteligencia y un equilibrio mental por encima de la media. Segn lo que me ensearon, no era as cuando la nave que transportaba a nuestros cien antepasados lleg a este lugar maldito. Entonces no haba Casas y todos tenan los mismos derechos y obligaciones, pero se convirti en ley cuando los rebeldes fueron vencidos y condenados a vivir en El Otro Lado hace ya ms de diez generaciones.

    Pertenecer a la Casa Primera tiene grandes ventajas, pero tambin supone una inmensa responsabilidad. El mayor privilegio es que somos los nicos que tenemos acceso a los conocimientos que guarda la Gran Mente, oculta en el stano de la Casa Primera, un lugar cuya existencia no conoce ningn paniano de las restantes clases. Sin lugar a dudas se trata de nuestro bien ms preciado, pues en ella nuestros antepasados nos dejaron una informacin muy valiosa sobre lo que somos o, por decirlo de otro modo, nosotros aprendemos a partir de lo que ellos fueron. Agradecemos ese legado con tanto respeto que nuestros nombres corresponden a diversos lugares del planeta original y le aadimos nuestra Casa, nmero de generacin y escalafn en la clase que nos adjudican.

    As sabemos, por ejemplo, que nuestro ciclo vital en Pania es mucho ms corto de lo que era en la Tierra, donde los miembros de nuestra especie podan llegar incluso hasta los cien aos y con frecuencia sobrepasaban los setenta.

    An recuerdo mi primera impresin de sorpresa y asco al contemplar aquellas imgenes de rostros deformes, surcados por grietas de lado a lado, los cabellos blancos o las cabezas sin pelo.

    Qu diras t que es eso, Bolivia? me pregunt el instructor Portugal A72 al percatarse de mi asombro.

    Humanos desfigurados respond, sin pensarlo demasiado.

    Casi. Son humanos viejos aclar l, con la autori13

  • dad solemne de sus diecisiete aos y su uniforme azul de la Casa Primera, que tanto impresionaba.

    Viejos? Los viejos slo existen en los cuentos para nios, como los fantasmas, los gnomos o las hadas le dije, retadora, con la seguridad de quien ha preparado la clase y lleva su curso al da.

    El instructor Portugal sonri entonces como si aprobase mis conocimientos pero a un tiempo se burlase de ellos.

    Son humanos viejos repiti . Existieron, puedes creerlo.

    No pude dormir aquella noche, la revelacin me mantuvo en vela como segn rezan las leyendas mantena despiertos a los nios de la Tierra la llegada de Santa Claus o los Reyes Magos. En cualquier momento esperaba ver aparecer por la ventana de mi cuarto la figura de un humano viejo y recuerdo que la expectativa me atemorizaba tanto como me atraa, pues en todos los cuentos de infancia que nos haban ledo, los ancianos, que se era su nombre, aparecan siempre como seres generosos y llenos de sabidura. Durante algn tiempo no volvi a hablarse de aquel asunto y supongo que termin por olvidarlo hasta que, avanzado ya el curso, el instructor Portugal nos explic que incluso una vez en Pania hubo ancianos.

    Es ms, todos nosotros descendemos de ellos aadi, ante la mirada atnita de Japn y mi boca abierta hasta el suelo . En realidad no eran completamente ancianos, sino adultos, ya os dije, una edad intermedia entre la nuestra y los ancianos. Os hablo de los primeros habitantes de Pania llegados en la nave, pero fueron borrndose poco tiempo despus de aterrizar. Segn los escritos que nos dejaron, culpaban de ello a las aguas venenosas que nos rodean.

    Y si no fuera por las aguas podramos vivir cien aos? pregunt Australia, mi mejor amiga, haciendo os14

  • cilar en el aire su dedo ndice. Eso no lo sabemos an con absoluta certeza, pero lo

    que parece evidente es que algo en este planeta reduce la vida de nuestra especie en tres cuartas partes. Por supuesto, lo que acabo de deciros es el mayor secreto de Pania y debo recordaros que estis obligados como miembros de la Casa Primera a no revelarlo a nadie. Si traicionis dicho juramento seris borrados de inmediato o an peor, abandonados en El Otro Lado.

    Ser abandonado en El Otro Lado era, con diferencia, el castigo ms terrible que alguien poda recibir y la amenaza recorri como una ola la espalda de todos los presentes. Lo sent, Y sent que Japn tambin lo senta. Creo que fue en ese preciso instante cuando empez a gustarme de verdad, el muy... Ganas me entran ahora mismo de ir hasta su cama, despertarlo a patadas y obligarle a reconocer que le duele en su orgullo mi primer puesto.

    No lo har, sin embargo, pues a partir de maana empieza para m la ms dura de las tareas y debo estar a la altura. Creo que desde siempre supe que este momento llegara, o tal vez so con l desde que puedo recordar. Una vez que amanezca formar parte del Gran Consejo, decidir sobre las cosechas y las granjas, asignar Casa y clases, tendr acceso ilimitado a los archivos de la Gran Mente, pero sobre todo podr instruir a los nuevos miembros de la Casa Primera, mostrarles un da todo cuanto me fue revelado y disfrutar con ellos de su asombro como si fuese el mismo que yo sent al descubrir aquella tarde que los ancianos existieron de verdad. Adivino ya en sus rostros la sorpresa al saber que en la Tierra ellos seran jvenes y en lugar de pasar el tiempo en el Jardn y la Escuela viviran con sus padres. Que hubieran podido conocerlos porque en la Tierra los humanos vivan lo suficiente como para ver crecer a sus hijos.

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  • En Pania nadie recuerda a sus padres salvo por las historias que cuentan quienes los trataron y por eso quiero dedicar esta primera fecha de mi diario a mi madre, Jamaica, quien segn dicen aquellos que la conocieron fue la ms hermosa y resuelta mujer que pis este planeta. Me hierve la sangre al pensar que de no ser por las aguas venenosas yo hubiese podido conocerla, hablar con ella, recibir sus consejos y hasta sus castigos, quiz ms severos de los que suele o debera ya decir solemos? aplicar el Gran Consejo. Pero ahora, hoy precisamente, esta idea me duele ms que nunca porque s que en breve ser madre, tengo trece aos y ha llegado mi momento. Esta maana bes a Japn en la frente y l me devolvi el beso. En Pania todo el mundo sabe lo que eso significa. He pensado en llamarla Irlanda si es nia, y si es nio que lo decida Japn, aunque a m me gusta Mxico y tratar de convencerle.

    Desde luego ste ha sido el da ms importante de mi vida, mam, pap, y me hubiese gustado tanto encontraros all, recibir despus vuestra enhorabuena con besos. Ahora s que en la Tierra eso pasaba y no entiendo por qu en este lugar la vida no alcanza para convertirse en hijo, en padre, en anciano. Mi primer recuerdo es el olor de la bata de Ucrania B92 que se borr un ao despus de que yo abandonase el Jardn, y no puedo soportar que Irlanda o Mxico pasen por lo mismo. Simplemente me niego.

    Ahora tengo que descansar, maana empieza de verdad mi labor en Pania. Casa Primera, nmero uno. Estoy feliz y tengo miedo.

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  • EXPEDIENTE PANIA

    Seor Presidente:Soy el doctor Sebastian Muriel y quiero en primer lu

    gar transmitirle mi felicitacin ms sincera por su brillante triunfo en las ltimas elecciones. Creo de corazn que es usted una persona honesta y preparada para un cargo de semejante relevancia, como ha demostrado en el desempeo de sus anteriores responsabilidades polticas a lo largo de su carrera. Por tal motivo le hago entrega de este documento y le ruego que me disculpe si para conseguir que llegase hasta sus manos sin intermediarios me he visto obligado a recurrir a estratagemas propias de detectives o aventureros. Espero que cuando conozca en la totalidad su contenido comprenda por qu resulta tan importante evitar interferencias o manipulaciones interesadas por parte de terceras personas.

    Doy por sentado que no ha transcurrido an el tiempo suficiente para que pueda conocer en profundidad todos los asuntos de Estado y que, por lo tanto, ni mi nombre ni el de Expediente Pania significan todava algo para usted. Mi nombre en realidad no importa mucho. Como ya le escrib al inicio de esta carta me llamo Sebastian Mu- riel y soy el responsable cientfico del experimento conocido como Expediente Pania. Se trata de una decisin que alguien tom por m, pues nunca mi inters fue otro que investigar la naturaleza de la vida y progresar en mis conocimientos de biologa molecular; sin embargo, como ya sabr, o no tardar mucho en averiguar, los servicios de inteligencia militar pueden llegar a ser muy persuasivos

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  • y cuando se vio amenazada la vida de mi familia, no me qued otra alternativa que poner todos mis conocimientos al servicio de un proyecto que desde el primer momento me pareci un absoluto disparate.

    Suele decirse que en tiempos de guerra es vlida cualquier medida que perjudique al enemigo. Me permito no estar de acuerdo con semejante idea. Ni cualquier medida es vlida ni todos los "otros son enemigos. Especialmente aquellos que an no han nacido.

    Ahora, con su permiso, le pondr en antecedentes.

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  • II

    l y i i nombre es Japn A 102 y esta noche por fin he dormido como residente en la Casa Primera, algo que seguir haciendo hasta que me borre dentro de cuatro o cinco aos; as lo tengo calculado a partir de la vida media de mis antepasados. Es costumbre que los miembros de la Casa primera dejemos constancia de nuestra existencia, de nuestras experiencias y conocimientos en esos archivos que se guardan en el stano de la Casa. Lo hacemos para orientar a las nuevas generaciones que debern decidir un da sobre el futuro de Pania y nos servimos de un aparato muy sofisticado que Taiwn B21 consigui rescatar entre los restos de la nave, junto a carpetas, papeles y algunos documentos sonoros que la mquina, asombrosamente, es capaz de reproducir gracias al generador de energa que l mismo dise. En la Tierra, el planeta originario de nuestra especie, se llamaba ordenador y, segn consta en los archivos, era un utensilio habitual de nuestros antepasados.

    La Gran Mente, como la conocemos, ha llegado a convertirse en el tesoro ms valioso de Pania y tambin en el secreto mejor guardado, pues si todas las Casas llegaran a conocer su contenido, o incluso su mera existencia, sera tal vez imposible mantener el orden que nos permite sobrevivir.

    No quiero ni recordar lo que ocurri cuando alguien tan poco preparado como Egipto D24 tuvo acceso por error

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  • a sus datos. Hace muchas generaciones de aquel triste suceso, pero los testimonios de quienes lo vivieron son tan fuertes, los he ledo tantas veces durante mis estudios, que he llegado a sentirlos como propios. Egipto es la leyenda negra de Pania. Entendi que quien poseyera esos conocimientos no tendra dificultades para hacerse con el poder y en secreto fabric armas talando rboles del bosque, reclut un pequeo ejrcito de fieles que cada noche transformaban aquellas ramas en arcos, en flechas, en lanzas. Toda la Casa Cuarta lleg a ponerse de su lado y sin duda hoy viviramos bajo su tirana de no ser por Malasia D21, que la noche antes del ataque previsto alert a los instructores de la Casa Primera sobre lo que ocurrira al amanecer.

    A fuerza de leerlas he llegado a memorizar las palabras de Sudn A41:

    Aquella misma noche, tras conocer la noticia, envi emisarios a todas las Casas excepto a la Cuarta, por ser sta la sede y, segn pareca, centro nico de la rebelin. Advert a cada responsable de lo que estaba a punto de suceder y les di el encargo de que un largo tiempo antes del amanecer despertasen a todos los habitantes mayores de diez aos, Ies entregasen cualquier objeto que pudiesen utilizar como arma y les obsequiasen con la mejor comida que tuviesen en sus despensas. Entretanto deban excitarlos con sus ms firmes palabras, convencerlos de lo importante que era hacer frente con valor al peligro que nos acechaba. ^ la Casa Quinta, la de artistas y msicos, no encargu armas, sino que hicieron acopio de instrumentos, cuantos ms mejor, que haran sonar con estruendo a la hora sealada. De este modo sabiendo que los primeros rayos de luz caeran justo por detrs de la Casa Cuarta, permit a los rebeldes que salieran armados, mientras el resto de las Casas leales aguardbamos detrs, camuflados entre20

  • los cercados de las granjas. No bien el ltimo de ellos sali, la Casa Quinta irrumpi con los tambores, los cuernos, los trozos de metal rescatados de la nave. Por causa de la sorpresa, se volvieron rpidos ante la amenaza y la luz naciente ceg sus ojos. Entonces orden la carga contra aquel ejrcito deslumbrado y aturdido. Simples palos, hierros y piedras bastaron para sembrar la confusin. Bien poco dur el combate, pues los rebeldes emprendieron la huida hacia el desierto, hacia las rocas, en desbandada sin rumbo.

    As alcanzamos la paz en Pania. As naci El Otro Lado y sin duda fue Egipto quien lo cre, pues nadie encontr su cuerpo tras la batalla.

    Era lo ms hermoso que haba ledo en mi vida.Buen da, Japn escuch a mi espalda, y no nece

    sit volverme para saber que era Bolivia quien me saludaba as.

    Buen da respond.Estaba fingiendo un inters por las letras que aparecan

    en la pantalla mucho mayor del que en realidad senta. Seguramente Bolivia iba a creer que lo estaba haciendo por rabia ante su-primer puesto en la Casa, y yo prefera que lo creyese as antes de admitir que su beso en la frente, solicitndome como padre de sus hijos, me haca ms feliz que ninguna otra cosa. Tema que notara eso en mis ojos si me volva a mirarla y por eso le dediqu apenas un gesto de mano. Bolivia era terriblemente intuitiva, de mente tan clara que era intil pretender engaarla en las cosas importantes. Sin la menor duda, incluso yo lo reconoca en soledad no sin cierto dolor de estmago, se trataba de la persona ms indicada para suceder a Pakistn A81 cuando se borrase. El Gran Consejo haba tomado la decisin correcta. Y yo estaba mucho ms orgulloso por ella que indignado por

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  • m, pero me avergonzaba hacrselo saber. Supongo que ser varn tiene estos pequeos inconvenientes.

    Cuando acabes de leer a tu querido Sudn, debes recoger a un grupo de segundo nivel y llevarlo a los cultivos.

    Lo har con gusto dije.Es habitual que los instructores lleven ya mejor de

    bera decir llevemos a los alumnos a los diferentes lugares de Pania para que entiendan cmo vivimos. A veces a la playa, al suroeste de la isla, donde les permitimos divertirse con las olas, les enseamos a nadar y a sumergirse en el agua, a distinguir qu animales pueden tocarse y cules no. Eso s, vigilantes siempre porque no puede olvidarse que el ltimo ataque del Otro Lado vino por mar precisamente. Yo era entonces muy pequeo, tal vez tres o cuatro aos, pero recuerdo con claridad sus rostros teidos de verde, sus cuerpos pintados de diferentes colores, sus brutales amenazas al comprender que nunca podran llegar hasta la arena sin sufrir los impactos de nuestros arcos y nuestras hondas. He soado despus muchas veces con aquel momento y ya en mis sueos de entonces me vea aniquilando uno tras otro a los salvajes que, segn nos enseaban, eran capaces de devorarse entre s cuando no encontraban otro alimento que llevarse a la boca.

    Otras veces vamos al bosque del norte. Es la salida ms peligrosa y por eso la preparamos siempre en grupos numerosos, pues el terreno es propicio para las emboscadas. All les enseamos qu plantas o frutos pueden comerse, como la perazana, y cules ni siquiera deben tocarse, como la ortigonia. Aprenden qu tipo de madrigueras construye la terrible vibopiente y cmo distinguirlas de las otras ms oscuras que usa el jugoso camel, s, el mismo animal que ven cada da en las granjas y que suelen comer con las tortas de cereal molido cuyo proceso debo explicar hoy por vez primera. Mentira si no reconociese que estoy nervioso22

  • en mi primer da como instructor.Saba que Bolivia segua detrs sin moverse, puede que

    esperando algn comentario sobre lo sucedido anoche ante el ( irn Consejo, quiz una explicacin o quiz una palabra cariosa, no s, me cuesta mucho entender a las mujeres.

    S que lo vas a hacer muy bien dijo ella, que pareca entenderme mucho mejor que yo.

    T tambin, estoy seguro dije, y mir sus ojos verdes sin comprender cmo pude poner antes mi atencin en otra parte.

    La vida en Pania es demasiado corta para desaprovechar momentos hermosos.

    Adelante entonces. Te esperan.Ya hablaremos.Cuando t quieras.La aldea est situada en el extremo sur de la isla, apro

    vechando un altiplano entre los acantilados rocosos de la costa y las tierras frtiles del nordeste donde se producen los cultivos. Los fundadores trajeron en la nave sacos llenos de diferentes semillas y por fortuna el suelo es generoso. Patatas, maz, doce clases de legumbres, verduras y plantas con diversas propiedades para el cuerpo. La Casa Tercera se ocupa de su cuidado, pero somos nosotros los que decidimos las cosechas de cada temporada y es importante que los alumnos de la Casa Primera entiendan por qu es mejor cultivar una cosa u otra segn la estacin de las lluvias.

    Fue un buen grupo, atento y curioso, me hicieron sentir cmodo explicando cmo las plantas transforman en alimento las heces de los animales de la granja, cmo diferenciar por el color del subsuelo la mejor tierra para los garbanzos y de qu manera recoger la miel sin sufrir las picaduras de las abejas. Por sus preguntas trat de adivinar cul entre ellos sera enviado a la Casa Primera y no tuve

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  • la menor duda de que Nepal 11 algn da se sentara en el Gran Consejo. Espigado y debilucho como su padre, que fue precisamente quien me explic el secreto de los cultivos por vez primera, sus ojos estaban atentos siempre a lo fundamental. Mirndole record el beso de Bolivia, el hecho de que acaso muy pronto sera padre y que eso en Pania significa que tus das para borrarte estn contados. No me preocupaba por m, borrarse es un acto natural, sino por el hijo que pronto tendra y al que nunca vera contemplar los colores del huerto; alguna vez Bolivia y yo habamos hablado de eso con idntica tristeza.

    No es muy pequeo ese nio para manejar una herramienta tan pesada? pregunt Nepal en algn momento.

    Su dedo sealaba a un jovencito de cinco aos que iba cargando una guadaa que doblaba su altura.

    Creo que fue aquel detalle lo que me hizo fijarme en l. Para los miembros de las otras Casas debe resultar un hecho por completo natural que adolescentes con siete aos caven durante horas la tierra buscando agua, que adultos con nueve talen rboles, construyan canales para el riego o amasen adobe, que maduros de doce levanten edificios, un nuevo barco que ya dura tres generaciones; incluso que los ancianos de catorce gobernemos la vida de Pania en el Gran Consejo. Nunca conocieron otra cosa y los secretos de la Gran Mente estn reservados a unos pocos, como Bolivia o como yo, sabedores silenciosos de que la vida humana no era as en la Tierra, que algo en este lugar acorta de manera miserable el tiempo de nuestra especie.

    Bolivia. La recuerdo despierta siempre, siempre escuchando cada palabra y casi siempre discutindola, tan capaz de abandonar una clase por enfrentarse con el instructor como de evitar con cuatro aos que muriese asfixiado un beb, porque haba aprendido ya cmo colocar su cuello e impulsar con un masaje air en sus pulmones. Pensar en24

  • ella, en su compaa siempre tan grata desde que ingresamos juntos en el Jardn, me llenaba de paz. Era un sentimiento muy sencillo entonces y muy diferente al que me invada al imaginarla hoy esperando mis palabras antes de la reunin del Gran Consejo, para hablar de qu, si todo estaba dicho.

    Sin embargo, lo que encontr tras el umbral de la Casa Primera despus de regresar con mis alumnos no lo hubiese esperado jams.

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  • III

    E l Gran Consejo haba estado toda la tarde reunido en el stano de la Casa Primera. Empezamos estudiando los informes de los responsables del Jardn sobre las capacidades y aptitudes de los ms pequeos con el n de asignarles el instructor ms conveniente. Luego calculamos las reservas de alimento, puesto que la estacin de las lluvias est prxima y durante una luna ningn alimento puede recogerse de la tierra. Estbamos revisando el estado de los barcos y en un momento dado, sin nadie que la manipulase en ese preciso instante, la Gran Mente se cerr. Dur apenas un parpadeo, lo s porque yo estaba mirando en su direccin, pensando en cualquier cosa, cuando se pronto se hizo la oscuridad engullendo las letras y las tablas que se vean hasta entonces con perfecta claridad. Ninguno de los presentes pronunci palabra durante largo rato, atentos todos a la pantalla como si acabsemos de presenciar un hecho imposible, de otro mundo.

    jSe ha borrado la Gran Mente! exclam Per, manifestando en voz alta el mayor miedo que cada cual poda sentir.

    Imposible replic Chipre . Estar tomndose un descanso.

    Que la Gran Mente hubiese tomado por s misma la decisin de dormir era una posibilidad que en condiciones normales hubiese provocado cuanto menos una carcajada,

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  • pero en esa circunstancia nadie se atrevi a llevar la contraria. Con toda seguridad desebamos que aquella fuese la explicacin.

    Habr fallado el generador dijo Pakistn, con ms sentido comn.

    Entonces lleg Japn. Vena sonriente, derrochando orgullo despus de su primer da como instructor, y le cost trabajo hacerse cargo de la situacin, o a nosotros explicrsela, porque hablbamos todos a la vez y cada uno ms alto que el de al lado para hacerse escuchar. Lo que s entendi, desde luego, es que la Gran Mente haba dejado de funcionar.

    Bolivia, qu ha pasado exactamente? me pregunt cuando pudo acercarse a m sin el tumulto del Gran Consejo opinando sobre causas y soluciones.

    No lo s, Japn. Se fue de repente. La pantalla se puso negra sin que nadie la tocase.

    Pero eso es terrible. No hay constancia de que nunca antes hubiese sucedido algo as. Qu vamos a hacer?

    Como mejor alumna de la Casa Primera supongo que debera haberle dado una respuesta, o al menos una frase de consolacin, pero la verdad es que no encontr ni una cosa ni otra y s unas ganas inmensas de echarme a llorar en sus brazos. Algo que, por supuesto, no hice.

    Sobre todo no perder la calma. Si Taiwn pudo hacerla funcionar, nosotros tambin seremos capaces, tenemos los planos que nos dej.

    Hubo asentimientos de cabeza entre los que me escucharon, incluyendo a Pakistn, pero eso no me hizo sentir bien, pues yo saba mejor que nadie que detrs de mis palabras haba ms un deseo que un verdadero convencimiento.

    Poco a poco nos habamos ido acercando a la Gran Mente con el mismo respeto con que se acerca la muchedumbre a un gran cetceo varado en la playa, como si al28

  • guno pudiese corregir a simple vista el fallo de funcionamiento, porque tocarla pareca de repente un atrevimiento exagerado. Ni siquiera Per, que habitualmente se encargaba de su mantenimiento, mostraba el menor sntoma de saber cmo poda resolverle el problema, tal vez agobiado por nuestras miradas apremiantes. Slo Japn, pasada la primera incertidumbre y mucho ms fresco que todos los dems, tuvo el coraje de pulsar una tecla. Entonces la Gran Mente se ilumin de nuevo provocando un silencioso pasmo general.

    Ha vuelto! exclam entusiasmada. Alabado sea el cielo asinti Pakistn. Puedo saber qu has hecho? le pregunt Per a

    un asombrado Japn cuyas piernas an temblaban.-No tengo la menor idea. Os doy mi palabra de que ni

    siquiera s qu tecla he pulsado.A pesar de su modestia recibi palmadas diversas, un

    abrazo de Pakistn y el beso que sali del fondo de mi alma para ir a estrellarse contra su rostro, ms adorable que nunca a mis ojos.

    Vamos a comprobar que todo funciona como es debido propuso Japn, ganado por la emocin del instante.

    -No, eso lo dejaremos para maana, cuando estemos ms calmados le cort Pakistn, con cariosa firmeza . Es la hora del Consejo General y trataremos como cada da los problemas de Pania. No necesito decir que, de lo ocurrido hoy aqu, ninguno de los presentes dir una sola palabra, porque la mera existencia de la Gran Mente debe seguir siendo un secreto reservado a la Casa Primera. Entendido? aadi, mirndonos a Japn y a m de manera especial por ser los recin llegados.

    Todos asentimos, conscientes como siempre de que los problemas y soluciones, las alegras y dificultades que eran propias del gobierno de Pania en la Casa Primera all de

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  • ban permanecer. Uno a uno fuimos saliendo de la Casa y el que ms y el que menos no dej de echar una mirada a la Gran Mente; en algunos, como Pakistn o Per, not alivio porque el problema se hubiese resuelto; en otros, como Japn, una pice de preocupacin ante un hecho que no alcanzaba a comprender. Yo por mi parte me debata entre ambos estados de nimo. Sobre Chipre nunca se poda afirmar con seguridad qu estaba pasando por su cabeza.

    Las casas fsicas forman una media luna en la baha sur de la isla y entre ellas est dispuesta una explanada de arena donde cada noche el Gran Consejo informa, quiero decir informamos, de las nuevas medidas, escuchamos las inquietudes de los responsables de las Casas, aunque por supuesto cualquiera puede intervenir en los Consejos aportando su punto de vista. Aqulla era una noche tranquila y estrellada, ligeramente ventosa como corresponde a los das que preceden a la poca de las lluvias. En el centro de la explanada crepitaba la hoguera, sus lenguas oscilando al comps del viento. Por vez primera me sentaba en la Mesa Principal frente a los miembros de las diferentes Casas, en el otro lado desde el que tantas veces asist a estas mismas reuniones. Recuerdo que entonces vea a los dirigentes de la Casa Primera siempre convencidos de lo que decan, transmitiendo una seguridad que nos llenaba de optimismo, que nos daba un sentido para el quehacer del siguiente da y, contemplando aquellos pequeos rostros cansados por el esfuerzo de la jomada, entenda que sa era desde ahora mi propia misin.

    Como es bien sabido por todos, se acerca la estacin de las lluvias y debemos estar preparados habl Pakistn cuando el ltimo nio dej de llorar . Eso quiere decir que la Casa Segunda debe reforzar los cercados para evitar que una tormenta los derribe y los animales escapen de las granjas Algn problema con eso?30

  • La Casa Segunda se encarga de la construccin y el mantenimiento de las instalaciones, edificios, barcos de pesca y herramientas diversas. Son destinados a ella quienes desde muy pequeos demuestran especiales habilidades manuales y tienen una muy alta consideracin en Pania, ya que su trabajo resulta indispensable para nuestra ~ supervivencia.

    Hay un barco todava en fase de reparacin y no s si podremos hacer las dos cosas en tan poco tiempo dijo Canad B 101, que diriga la Casa Segunda desde haca un ao aunque tena mi edad . Hay tres miembros enfermos y algunas herramientas en muy mal estado. Slo puedo asegurar que lo intentaremos.

    Si las tormentas son fuertes tampoco podremos salir a pescar, as que nos quedara la posibilidad de resguardar a los animales en el barco propuse, y Pakistn me sonri mientras asenta.

    Busqu discretamente los ojos de Japn para encontrar tambin su apoyo, pero pareca concentrado en otras cosas.

    Haced lo que podis y tenednos informados por si hay que tomar alguna medida imprevista. Las lluvias pueden llegar de un da para otro.

    Canad se limit a mover la cabeza de arriba abajo y algunos otros miembros de la Casa Segunda la imitaron. A pesar de ser una chica, Canad siempre lleva muy corto su cabello negro, maneja el martillo, el pico, el hacha y cualquier otra herramienta con una soltura que no iguala ninguno de los varones. Adems se adjudica sin vacilar las tareas ms arriesgadas, los trabajos ms pesados, da siempre la cara por su gente y por eso haba sido elegida la primera directora hembra de la Casa Segunda sin ninguna discusin al respecto.

    La Casa Tercera continu Pakistn-11- debe pospo31

  • ner por el momento el cuidado de los huertos y comenzar a cavar zanjas alrededor de los cultivos. De ese modo, si las lluvias son abundantes el agua discurrir por los canales y no anegar los campos. Es preferible que se arruine una parte de la cosecha a que toda ella se eche a perder. Algn problema con eso?

    Los miembros de la Casa Tercera se encargan de los cultivos y visten de verde, igual que la Casa Primera viste de azul o la Casa Segunda viste de gris. Es una resolucin adoptada desde hace algunas generaciones por la ventaja que representa para identificamos de una manera inmediata. La Tercera es por otra parte la Casa ms numerosa, cerca de treinta miembros, algo lgico teniendo en cuenta que en Pania la dieta depende ms que nada de nuestros frtiles campos. Las granjas nos aportan protenas, y la carne, junto a la miel de las colmenas, completan nuestra alimentacin, pero eso es todo, ya que los animales requieren un esfuerzo excesivo y consumen para su crecimiento demasiados vegetales y agua dulce que nosotros mismos podemos aprovechar. Actualmente su director es Brasil 92, que ronda los dieciocho y parecera a punto de borrarse en cualquier momento si no fuera porque de siempre result tan esforzado en sus tareas como corto en sus palabras.

    Ninguno respondi Brasil . El mismo trabajo es cavar surco que zanja. Slo quisiera mencionar a la pequea Namibia, que hoy se borr por causa d la mordedura de una vibopiente mientras arrancaba malas hierbas de un sembrado.

    Como sucede cuando alguien se borra, su familiar ms prximo o su amigo ms allegado sali al centro de la explanada para recitar sus mritos y los de sus antepasados, honrando as su memoria. En este caso fue Espaa, su hermana gemela, quien lo hizo ante el respetuoso silencio general y sin poder evitar finalmente un llanto triste y senti32

  • do. Acababa de cumplir ocho aos y sus palabras, entre la edad y la pena, se atropellaban de manera imprecisa, pero eso no impidi que todos los presentes compartiramos un mismo sentimiento. El brillo del fuego se reflejaba en sus lgrimas y despus de su silencio se hizo otro ms grande, ms profundo, porque todos callamos a la vez y el crepitar de los troncos al quemarse pareca el lamento de Pania por otro ser querido que se marchaba, o eso me pareci.

    Segn las crnicas de la Tierra que se conservan en la Gran Mente, all borrarse supona un dolor casi irreparable, una sensacin de prdida y vaco muy superior a la que causa en este mundo, tal vez porque la costumbre de vernos privados de los seres a los que amamos nos acompaa desde que nacemos. Es curioso que lo que debera ser quiz un consuelo, a m y a otros como yo, por saber lo que sabemos, nos parezca una perfecta canallada.

    Gracias, Espaa, fue un recuerdo muy hermoso dijo Pakistn. Haba en sus palabras ms eficacia que ternura, como si se tratase simplemente de otro problema resuelto, y eso me disgust un poco . La Casa Cuarta deber tener en cuenta que durante una luna los vegetales escasearn y por tanto la carne de las granjas, la fruta, la miel almacenada y el pescado que podamos conseguir sern la base de nuestra alimentacin. Tambin conviene limpiar las regueras, porque estn llenas de suciedad y el agua entrar en las Casa. Algn problema con eso?

    Los mismos que vienen cada poca de lluvias, supongo respondi Argentina D91 con su sarcasmo habitual.

    La Casa Cuarta se ocupaba de preparar los alimentos y hacer la limpieza de todos los espacios, ropas y enseres comunes. Vestan de color amarillo y a este servicio ramos destinados todos durante al menos un ao de nuestro aprendizaje. Despus se quedaban en la Casa quienes no mostraban inters o capacidades especiales para otros que

    33

  • haceres. De hecho, su labor resultaba de una importancia decisiva, al menos tanto como cualquier otra, pero sin lugar a dudas requera una menor preparacin. A pesar de ello, puede que por ese preciso motivo, Argentina diriga la Casa Cuarta con una alegra extraordinaria y era capaz de contagiar esa felicidad a sus miembros, ya fueran transitorios o definitivos, a quienes con frecuencia se vea rer y bromear mientras transportaban los calderos ai ro para lavarlos, o los llevaban a las diferentes Casas repletos con la comida del da o los vestidos limpios.

    Supongo bien, pero conviene estar siempre preparados para los imprevistos. Me refiero a que ciertos frutos suelen pudrirse con la humedad de las lluvias o la pesca escasear, como ha ocurrido alguna de las ltimas temporadas. En fin, que conviene estar alerta repiti Pakistn, sonriendo con frescura pero procurando no perder su posicin de autoridad.

    Alerta estamos -respondi Argentina . Lo estamos?

    S core la Casa Cuarta como una sola persona provocando una risotada general.

    La noche haba cado sobre Pania. Los ltimos destellos de luz se perdieron entre las ramas del bosque y, por alguna extraa razn, en aquel momento los olores se volvan ms potentes. El del mar, intenso y salado hasta donde un olor tiene sabores; el de los rboles, verde y fresco hasta donde un olor tiene colores; el de los animales de granja, turbio y familiar hasta donde un olor tiene temperatura; el de la madera quemada crepitando hasta donde un olor suena. El planeta entero pareca desperezar sus sentidos y, como era costumbre, Pakistn dio paso a la Casa Quinta, la de los artistas, para que culminasen la jornada con sus talentos deleitando a los presentes.

    La Casa Quinta era la nica que no tena director. Su34

  • nmero era el ms reducido, rara vez lleg a superar la media docena, y a ella eran destinados aquellos que desde muy nios demostraban un talento natural para la pintura, o la msica, o la danza, o la invencin de fbulas e historias. En un principio esta Casa no exista, fue Sudn quien la cre cuando lleg a la presidencia de Pania para agrupar en ella a los pequeos panianos que, por inquietos y creativos, no encontraban acomodo en otro lugar. Les concedi privilegios como no tener horarios ni ocupaciones, o vestir del color que prefiriesen. A cambio, cada noche deban mostrar ante la asarblea sus creaciones.

    Aquella noche cuatro de ellos bailaron la danza ritual en honor de Namibia, contorsionndose y saltando alrededor de la hoguera; otro improvis un largo poema sobre la hermosa brevedad del tiempo y cmo la vida debe ser considerada un regalo antes que la muerte un castigo. Despus, todos juntos, invocaron al cielo para que las lluvias no fueran destructivas esta temporada y s un regalo para las cosechas. Hubo aplausos, luego los primeros bostezos y, tras preguntar sin respuesta por algn otro asunto pendiente, Pakistn dio por terminada la asamblea general.

    Slo faltaban a estas reuniones diarias los bebs, los enfermos y el viga que cada Casa enviaba diariamente a los puestos de guardia estratgicos por si los del Otro Lado preparaban alguna sorpresa, algo que por fortuna llevaba mucho tiempo sin suceder. Tambin por fortuna llevaba mucho tiempo que nadie reciba el castigo de ser enviado all.

    En grupos fuimos volviendo a nuestras Casas respectivas. Tratando de que resultase un movimiento natural busqu caminar al lado de Japn, pero mantena la misma actitud ausente que haba observado en l desde que supo que se haba dormido la Gran Mente. No encontr nada que decirle que pudiese romper aquel silencio y finalmente cada cual fue a su camastro para descansar.

    35

  • I

  • EXPEDIENTE PANIA / 2

    Como sin duda sabr gracias a sus demostrados conocimientos de Historia, cuando la Gran Crisis Imperial entr en su fase ms peligrosa pareca inminente la destruccin del planeta. La causa eran los desproporcionados arsenales nucleares que las dos superpotencias haban ido almacenando durante los ltimos aos, capaces cada una por s misma de reducir la Tierra a restos de polvo atmico en cuestin de horas. Los estudiosos del asunto coinciden hoy en admitir que fue precisamente ese temor mutuo lo que evit aquel desastre. De la angustia colectiva que se vivi en aquel tiempo no slo los libros, sino sobre todo nuestros abuelos, al menos el mo lo hizo, nos dejaron un sentido testimonio.

    Sin embargo, esa cordura que impidi la guerra nuclear fue slo aparente, pues quedaron ocultos demasiados temores, odios y desconfianzas por ambas partes. Slo esa clase de sentimientos puede explicar que nuestro gobierno tomase entonces la decisin de llevar adelante algo tan monstruoso como el proyecto Pania. Ya el nombre mismo pone de manifiesto su detestable perversidad, pues el origen se encuentra nada menos que en Peter Pan, aquel famoso hroe de nuestra infancia que adems de volar se negaba a crecer. Acaso no recuerda, Seor Presidente, haber ledo alguna vez sus aventuras contra el malvado Capitn Garfio en el pas de Nunca Jams, haber visto un buen puado de pelculas basadas en esta historia?

    Pues bien, los nios descarriados existen. Llevan muchos aos existiendo. El pas de Nunca Jams tambin

    32

  • existe, slo que ahora se llama Pania y donde el escritor J. M. Barrie escribi esperanza nosotros ponemos dolor Especialmente yo, convertido en Capitn Garfio a mi pesar.

    Espero que mis palabras no le lleven a tomarme por un demente y de ser as le aseguro que tengo datos suficientes para cambiar su opinin,

    Algunos meses antes de que se firmase el Tratado de Pekn, aunque sospecho que el proyecto estaba en marcha desde mucho tiempo atrs, el General Caban haba reunido de manera voluntaria o forzosa a un selecto grupo de investigadores. Los ms eminentes qumicos, bilogos y mdicos del Estado fueron recluidos durante aos en un laboratorio secreto situado en... Disculpe que por el momento omita este dato, irrelevante por ahora para el transcurso de los acontecimientos. El objetivo del equipo era encontrar un virus asociado al desarrollo del cuerpo humano que no mostrase ningn sntoma mientras los rganos se estuviesen formando, pero que resultase letal sin remedio cuando el proceso evolutivo del individuo hubiese finalizado. Este virus, al que denominaron Pania por las razones antes mencionadas, deba tener adems dos caractersticas indispensables: por un lado, tena que ser altamente contagioso y ; por otro, la vacuna para evitar que en su expansin llegase hasta nuestras fronteras deba resultar sencilla de fabricar.

    Supongo, Seor Presidente, que se hace una idea de lo que el General Caban pretenda: difundir el virus Pania entre el enemigo para conseguir que en dos generaciones el ms anciano de sus habitantes contase veinte aos de vida. Ya en tiempo de guerra un arma biolgica de esa naturaleza violaba todos los acuerdos internacionales, pero con toda honestidad creo que tras la firma del Tratado de Pekn el proyecto debera haber sido abortado.

    Sin embargo, no lo fue.38

  • IV

    E s t a noche apenas he podido dormir. El recuerdo de la Gran Mente a oscuras como ojo vaco acosaba mis sueos, sobresaltndome a cada rato la inquietante sospecha de que algo no funcionaba como deba y, lo que era an peor, que si haba ocurrido una vez poda volver a ocurrir. En vano trataba de ocupar mi cabeza con algn pensamiento positivo que me permitiese cerrar los ojos y descansar, pero ni siquiera serva el inmenso orgullo de haber acertado a recuperar la Gran Mente. Cre que nunca amanecera.

    Cuando al fin lo hizo, mi primer deseo fue lanzarme sobre el teclado y hurgar en las entraas de sus archivos para cerciorarme de que todo estaba en su sitio, crea que slo encontrando la causa del problema evitaramos que en el futuro volviera a suceder algo parecido. Se lo coment a Bolivia mientras desayunbamos fruta fresca y tortas con miel sentados junto a la puerta de la Casa. Ella me mir con esos ojos suyos, tan certeros que a veces dolan.

    No se te ocurra tocar la Gran Mente sin permiso de Pakistn me orden con un tono que quera parecer consejo de amiga.

    Pensaba hablar con l.Pakistn no era un mal presidente, pero cuando su au

    toridad era cuestionada o ignorada tena reacciones imprevisibles y a veces desproporcionadas. An recordbamos el caso de Mozambique, condenado a dos semanas de ayu-

    39

  • no por criticar la cantidad de comida que se asignaba a los nios del Jardn, apenas un poco menor que la destinada a los productores, y adems no se reduca siquiera cuando la poca de las lluvias haca disminuir las reservas.

    Pregntale su parecer, ya sabes, como si la idea hubiese sido suya. Con l nunca falla me recomend Bolivia.

    S, eso pensaba. Por cierto, no s si te he dicho que me hizo muy feliz que me eligieras. Estar encantado y orgulloso de ser el padre de nuestros hijos, si nos diese tiempo a tener ms de uno le dije, de un tirn, porque el insomnio tambin me haba permitido tiempo para esa clase de pensamientos.

    Gracias, yo creo lo mismo contest, muy rpido, sonrojndose levemente de un modo inusual en ella.

    Parece que las lluvias todava van a hacerse esperar dije, alzando los ojos hacia el inmenso cielo azul y cambiando de tema para evitar su incomodidad.

    Algunas veces es peor, porque luego vienen con ms furia.

    As es. S.Permanecimos callados durante un buen rato, obser

    vando cmo desde cada Casa salan los habitantes en direccin a sus respectivas tareas. Algunos de ellos nos saludaban al pasar y nosotros correspondamos con un simple movimiento de la cabeza, sin duda porque nuestras manos se haban encontrado por casualidad en el suelo y ninguno deseaba perder aquel contacto.

    En serio crees que el problema de ayer se debi a un simple fallo del generador? le pregunt por fin, sacando fuera mis obsesiones y, de paso, consultando con quien sera en breve la futura presidenta de Pania.

    Qu puede ser si no?-No tengo la menor idea, Bolivia, pero he pasado la

    40

  • noche en vela pensando en ello y he llegado a la conclusin de que un generador no puede dejar de transmitir energa y volver a hacerlo un instante despus como si tal cosa.

    Ests seguro?-No. Entre otras cosas; por eso necesito consultar la

    Gran Mente cuanto antes reconoc.Pues es tu ocasin, porque ahora mismo sale Pakis

    tn.Caminaba hacia nosotros con su andar pausado, su t

    nica azul siempre como recin lavaba, la cabeza erguida como si sostuviese sobre la coronilla un valioso peso invisible.

    Buen da, Pakistn dije, dirigindome hacia l . He pasado la noche pensando en lo que sucedido ayer con la Gran Mente y creo que sera interesante revisar los archivos a ver si encontramos alguna explicacin, no te parece?

    S, claro, ya he hablado con Per para que le eche un vistazo al generador y evalu cmo est el sistema.

    Me parece perfecto, le ayudar.Haba pensado que hoy fueras a realizar el recorri

    do por los puestos de guardia y acompaaras a los relevos dijo.

    Sus palabras me hirieron como bofetadas en el rostro. Si te parece bien, eso puedo hacerlo yo intervino de

    pronto Bolivia. Est claro que Japn tiene una habilidad especial para manejarse con la Gran Mente y tal vez sea til su presencia aqu. Desde luego, mucho ms que la ma.

    Pakistn sonri como si esperase el discurso, o quiz intuyendo que haba bajo aquellas palabras motivos ms personales que organizativos. En cualquier caso, acept la propuesta encogindose de hombros.

    Si a ti no te importa murmur, y se volvi hacia el interior de la Casa.

    Gracias le dije a Bolivia cuando quedamos a solas.41

  • Lo hago por todos. Por supuesto, tambin por ti. Sers una gran presidenta, seorita nmero uno, tan

    to como Sudn, o puede que mejor incluso respond, torpe y orgulloso y enamorado y muy confuso.

    As me encontr Per cuando sali de la Casa para buscarme, segn le haba indicado Pakistn que hiciera. Era un joven menudo, de cabellos claros y rostro aniado, que aparentaba tres o cuatro aos menos de los que tena y tal vez por eso, aun entrado ya desde haca tiempo en la edad de emparejarse y tener hijos, no haba dado ninguna muestra de inters al respecto. Desde luego no por falta de posibilidades, pues su carcter generoso u optimista le haca merecedor de un aprecio general que acaso nadie, salvo Argentina, disfrutaba en Pania.

    Podis despediros con calma. Por m no hay prisa, te espero abajo coment guiando un ojo.

    Voy contigo dije . Suerte, Bolivia.Lo mismo digo.Cruzamos sin hablar el largo pasillo que daba acceso a

    los dormitorios, llegamos a la sala que serva de comedor y, bajo la mesa de madera rectangular, desplazamos la falsa roca que ocultaba el acceso secreto al stano. Acostumbrado desde haca un par de aos a realizar aquel recorrido, Per se manejaba con una soltura envidiable y yo, que lo haca por segunda vez en mi vida, le segua procurando disimular mi torpeza y la felicidad de concentrarme donde me encontraba. Por segunda vez descenda aquellos escalones excavados en la tierra que olan a humedad, a misterio, al privilegio de saberse en el corazn mismo de Pania.

    La Sala de la Gran Mente, el stano de la Casa Primera, era en realidad una caverna natural con forma de tringulo issceles en cuyo ngulo menor se haba dispuesto un soporte de madera diseado a propsito para sostener la mquina. A lo largo de las tres paredes, pegados a ellas,42

  • se disponan asientos para que los miembros de la Casa Primera asistiramos a las reuniones, o bien trabajramos a partir de los datos que la Gran Mente nos proporcionaba. Aunque se tratase del lugar en el que se tomaban las decisiones ms importantes que afectaban a la vida del planeta, no haba en la sala otra decoracin que algunas pinturas realizadas por los mejores artistas que Pania haba tenido y, por supuesto, estanteras repletas con rollos de pergamino en los que se haban ido copiando con carbn los datos imprescindibles para nuestra supervivencia.

    Pakistn lea o finga leer uno de ellos, que devolvi a su lugar en cuanto aparecimos.

    En efecto, no hay constancia de que nunca hasta ayer la Gran Mente se haya apagado por s misma. Confo en vosotros para averiguar qu ha sucedido. Volver en un rato, ahora debo vigilar que los preparativos para contener las lluvias marchan como es debido en todas partes dijo.

    Per y yo asentimos. Creo que sin decirlo ambos nos sentamos aliviados por su ausencia, que nos permitira investigar a nuestro antojo sin preguntas inoportunas, puesto que Pakistn, diestro como nadie cuando se trataba de planificar y tomar decisiones para la comunidad, nunca haba demostrado inters ni habilidad para operar con la Gran Mente.

    Cruza los dedos, amigo, la voy a conectar anunci Per cuando quedamos a solas.

    Todo yo estoy cruzado respond . As que no lo pienses ms y procede.

    La Gran Mente arranc como sola. Un pitido inicial, luego un murmullo sordo, como de cien vibopientes reptando entre la hierba, y por fin el. monitor se ilumin con repiqueteo de campanas mostrando un hermoso paisaje de flores amarillas. La primera impresin que tuve, o quiz tuvimos ambos, es que cada cosa estaba en su lugar cos-

    43

  • tumbrado. Mis Documentos, Juegos, Acrobat Reader, Papelera de Reciclaje, Winrar, Outlook Express, Hp Director, Encarta. A decir verdad, ignorbamos el uso y sentido de la mayor parte de esos accesos y nos limitbamos a escribir en Mis Documentos, aadiendo nuestra experiencia personal a la de nuestros predecesores en la Casa Primera, de los cuales a nuestra vez aprendamos. Pero sobre todo nos servamos de Encarta, el corazn de la Gran Mente, de donde extraamos casi la totalidad de nuestros conocimientos. Incluso el smbolo de entrada a sus datos nos pareca sumamente revelador, una imagen de la Tierra sujeta por una estructura de madera y a su lado un libro abierto mostrando un planeta al que circundaba un hermoso anillo y que a nosotros nos gustaba imaginar como Pania visto desde el espacio, aunque la Gran Mente se obstinase en llamarlo Saturno y en recalcar la imposibilidad de vida humana all.

    En principio no veo nada extrao dije.Ya dijo el sabio que no conviene fiarse de las apa

    riencias, de modo que mejor comprobemos me respondi Per, en realidad como si hablase consigo mismo, y movi la flecha hasta Inicio, Buscar, por fecha, la semana pasada.

    Apareci en pantalla una nutrida lista de archivos, que fue recorriendo con rapidez hasta que una carpeta despert su inters.

    Te fijaste? Coincide con la fecha de ayer que esta mquina mantiene desde la Tierra. Y estoy seguro de que no es un archivo nuestro.

    Cmo es posible, lo ha creado ella sola? me o preguntar.

    -No tengo la menor idea replic, la boca y los ojos abiertos como lunas llenas . Se llama SM. Lo abrimos, Japn?44

  • Sin Pakistn? Sin Pakistn. Luego le contamos, si hay algo que

    contar. Me mir durante unos instantes, como si esperase

    por mi parte un gesto de aprobacin o de reproche, pero yo no hice nada. Entonces puls sobre la carpeta y sta se abri. No s muy bien qu esperbamos encontrar all, pero desde luego no una simple sucesin de nmeros. 1-10-2-1- 3-6-1-8-2-1 -3-6-1 -9-1 -3-2-2-1 -7-3-6-1-10-2-9-2-1 -3-6-1 - 3-1-5-2-1. Eso era todo.

    Qu significa esto?Parece una cifra secuenciada respondi mientras se

    encoga de hombros . No s qu significa pero desde luego te aseguro que hace dos das no estaba aqu. Tal vez alguno de los compaeros la ha escrito por cualquier causa.

    Y por qu motivo la habra ocultado? Porque de no ser as estara eliminada de la memoria o bien en la carpeta correspondiente dije, tratando de buscar alguna relacin entre aquel extrao documento y la desconexin de la Gran Mente.

    Mira, Japn, a eso ya no s responderte. Crees que esto tiene algo que ver con el hecho de

    que se apagara ayer? le pregunt directamente para comprobar si mi obsesin tena algn fundamento.

    En principio no veo cmo un documento podra hacer algo as, pero desde luego es una extraa casualidad. Se lo comunicamos a Pakistn y que l decida, no te parece?

    S, claro, pero antes djame copiar la secuencia de nmeros, no s, a ver si se me ocurre algo.

    Tom una de las varitas de carbn que los hbiles artesanos de la Casa Segunda recubran con restos de tela para proteger los dedos de la suciedad y, en un pequeo trozo de pergamino, anot con cuidado la cifra. No estaba muy seguro del motivo por el que estaba haciendo aquello,

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  • pero puse sumo cuidado en no equivocarme al copiar cada nmero y eso que el desconfiado gesto de Per no era de gran ayuda.

    Algo como qu?Si lo hubiera sabido le hubiese contestado.

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  • VE l sol luci intenso hasta media maana, cuando el viento empez a sembrar por el cielo retazos de nubes sucias que slo podan significar la inminente llegada de las tormentas. Conmigo venan dos veteranos de quince aos curtidos ya en guardias y temporadas hmedas, y tambin dos novatos de doce que haban soportado alguna que otra poca de lluvias, pero nunca hasta entonces se haban visto obligados a mantener guardia un da entero solos en el bosque o entre las rocas de los acantilados.

    Me produjo una gran alegra no tener apenas que dar explicaciones, porque los veteranos ya se encargaban con cierta superioridad de indicarles qu zonas de la costa deban vigilar con mayor atencin, qu puntos del interior resultaban ms vulnerables, qu rutas era conveniente que evitaran por ser paso habitual de las vibopientes. Incluso qu estrategias servan para no dormirse durante las horas de vigilancia. En realidad sta resultaba la ms complicada de sus funciones, pues en caso de advertir que los del Otro Lado preparaban alguna escaramuza, lo nico que deban hacer era soplar los silbatos que los artesanos de la Casa Segunda haban fabricado. Los tallaban siguiendo los dibujos de Chipre a partir de los modelos que encontramos en la Gran Mente. Cada puesto de vigilancia tena un sonido especfico que nos permita determinar al instante por dnde llegaba el peligro.

    47

  • Puesto que ningn miembro de las otras Casas conoca la existencia de aquella poderosa mquina que mi querido Japn estara revisando en ese mismo instante . Todo el mrito de disear los artilugios que proponamos construir se nos atribua a los de la Casa Primera. Eso nos proporcionaba un prestigio que de pronto, oyendo a un veterano advertir al novato de que bajo ninguna circunstancia se acercase el silbato a la boca salvo en caso de peligro real, me pareci sencillamente injusto.

    Si nada de lo que te he dicho funciona y crees que no vas a ser capaz de mantener los ojos abiertos un momento ms, frtale las piernas con ortigonia concluy el veterano cuando llegamos al primer puesto de guardia . El picor te mantendr despierto un buen rato.

    Lo har dijo el novato, los ojos atentos y asustados como de alimaa en su primera cacera.

    Buena guardia le dije.Buena guardia le dijo tambin la relevada, otra

    veterana de catorce aos cuyo rostro manifestaba todos los sntomas de haber vencido el sueo con mucho esfuerzo y tal vez un poquito de ortigonia.

    Seguimos el camino del bosque a los acantilados bajo un cielo que se oscureca sin tregua, aunque ni una sola gota de agua haba cado an. No obstante, como si la propia tierra supiera lo que estaba a punto de suceder, emanaba de ella una humedad que se colaba por las narices y desde all pareca extenderse por todo el cuerpo para terminar saliendo de la piel hasta nuestra ropas. A diferencia de lo que haba ledo que suceda en la mayor parte de la Tierra, en Pania la temperatura apenas variaba durante el ao y el ciclo de las estaciones lo seguamos casi en exclusiva por aquellos das de aguaceros sucesivos que nos sacaban de nuestras rutinas.

    Habis aprendido cmo construir una cabaa para48

  • protegeros de la lluvia, slo os recuerdo que orientis la entrada hacia la zona ms peligrosa para no perder la atencin le dije al segundo guardia, un veterano que asinti ante la leccin sabida.

    Hasta maana, Bolivia. Creo que he tenido suerte dijo entonces el releva

    do, un muchacho de trece que miraba al cielo agradecido por su fortuna inesperada.

    Eso si no te pillan las primeras gotas de vuelta dijo el que se quedaba.

    Se sacaron mutuamente la lengua y seguirnos nuestro recorrido. Los otros dos relevos previstos repitieron parecidos comentarios y, puesto que las granjas y los cultivos suponan un rodeo menor en el camino de regreso al poblado, decid desviarme hasta all. Imagino que una parte de m ya empezaba a pensar como futura presidenta de Pania y quise comprobar de primera mano cmo avanzaban los trabajos. Los que haban soportado un da entero de vigilia torcieron el gesto cuando les propuse el nuevo itinerario. A decir verdad, no hubiese tenido inconveniente en que volviesen solos, pero era norma que el responsable de los relevos les acompaara hasta el poblado y no admit ninguna rplica al respecto.

    El espectculo, desde el altozano del bosque, era digno de verse. El cielo gris de fondo, las huertas con sus frutos de vivos colores recortndose en el horizonte y todos los miembros de la Casa Tercera con sus tnicas verdes alzando y bajando sus cuerpos para golpear el suelo con los picos, una extraa danza colectiva que iba dibujando en la tierra arcos que parecan abrazar los cultivos. Daba la impresin de que la construccin de las zanjas avanzaba a buen ritmo y en el centro de aquel trasiego destacaba la tnica azul, impecable, de Pakistn, que a veces alzaba la mano para dar rdenes, disponer o corregir movimientos.

    49

  • Al vemos llegar, me dedic un gesto para indicar que me acercara y lo hice despus de permitir a los relevados de la guardia que se marcharan a dormir a sus respectivas Casas. A medida que caminaba, iba notando el agradable olor a tierra removida mezclarse con aquel otro no tan agradable que sala de los cercados de los animales.

    Alguna novedad? pregunt Pakistn cuando estuve a su lado.

    Ninguna, las noches fueron tranquilas y los relevos se realizaron sin el menor problema.

    Me preocup al verte llegar con la guardia. Quise acercarme a echar un vistazo y no me pareci

    bien dejar que se fueran solos hasta que no estuvisemos cerca. Cmo van los preparativos?

    Ya lo ves contest, mostrndome aquella intensa actividad con un giro de su brazo . Tengo la sensacin de que hoy empezarn a caer las primeras gotas y en los prximos das sin duda alguna llegar lo peor, de modo que he acelerado las tareas e incluso he dado orden de que amarren los animales a las piedras para evitar que se los lleve la corriente.

    - Q u ?Ms que la pregunta, debi de ser mi cara desconcerta

    da lo que le hizo tensar el gesto, arquear las cejas y rascarse nerviosamente el.lbulo de una oreja.

    Pues eso, amarrar los animales, te parece mal?Conoca a Pakistn los suficiente como para sabe que

    una crtica directa le provocara un ataque de clera, as que sonre mientras negaba con la cabeza.

    -No, al contrario, es una magnfica idea, slo pienso que si la corriente llegara a ser tan fuerte como para arrastrarlos, estando atados no podrn salvarse y morirn ahogados. En cambio, sueltos tiene alguna posibilidad y siempre ser mejor perder algunos o buscar los que sobrevivan50

  • que perderlos a todos. De verdad no lo s, Pakistn, el resultado depende de la intensidad de las lluvias. Si quieres, probemos como dices.

    Brasil! grit al divisar al responsable de la Casa Tercera.

    El encargado se acerc con su ritmo cansino, el gesto inexpresivo y una rama bailndole entre los labios.

    Qu se ofrece? pregunt, despus de quitarse el palo de la boca.

    Bolivia y yo debatamos sobre si es conveniente o no atar a los animales, t qu opinas?

    -No es trabajo mo dar opiniones, sino cumplir y hacer cumplir lo que se me pide.

    Por eso ahora te pedimos que opines insisti Pakistn. Su tono de voz era suave pero enrgico.

    Entonces opino que me parece muy mala idea. Si las lluvias son fuertes, los animales morirn ahogados. Si no son fuertes, la mayora se partir el cuello tratando de escapar del agua. Total; que sueltos van a estar mejor.

    Da orden para que no los amarren decret Pakistn al tiempo que las primeras gotas empezaban a caer sobre nosotros.

    Vaya, no quiero decir y o ...No. Soy yo quien lo dice. Anda, aprate antes de que

    empiecen con la tarea orden, sin mucho xito porque Brasil se dirigi a cumplir el encargo con su tranquilidad acostumbrada . Supongo que tenis razn.

    Sabes si Japn y Per revisaron ya lo que le ocurri a la Gran Mente? pregunt, cambiando de asunto para darle a entender que no le daba a lo sucedido mayor importancia.

    Llevo aqu desde primera hora de la maana y los dej en el empeo. An prefiero quedarme hasta que todo est listo. Si te parece, adelntate a ver cmo marcha aquello.

    51

  • Acept su propuesta con todo placer y enfil el camino hacia el poblado. Las gotas caan mansas sobre mi pelo, resbalaban despacio por mi cuello y mi cara provocndome una gratsima sensacin de bienestar, como si lavaran mis sentidos y los dejasen alertas ante las cosas y el mundo. Pens que, de no ser por las molestias y los peligros que ao tras ao nos ocasionaba, la lluvia hubiese resultado una experiencia muy agradable. Claro que para eso deba conservar esta misma suave intensidad y la experiencia me haba enseado que tras estas primeras caricias de agua llegaban las bofetadas de los torrentes, el lodo que entraba hasta el fondo de las Casas, los truenos que aterrorizaban a los pequeos del Jardn noche y da, las horas de reclusin forzosa, los atardeceres sin asambleas generales. Pensar en los das oscuros que se avecinaban hubiese debido entristecerme; sin embargo, saber que iba a pasarlos en la Casa Primera cerca de Japn me llenaba de paz, de una esperanza clida de futuro... Futuro? Madre ma, qu poco valor tena en Pania aquella palabra.

    En el poblado, la presencia de la lluvia se dejaba notar sobre todo en una actividad mucho ms frentica de lo normal. Miembros de la Casa Segunda ponan a cubierto maquinaria y herramientas para evitar que la humedad pudriese la madera, las cuidadoras del Jardn iban y venan del almacn con botas e impermeables para los pequeos, los de la Cuarta desbrozaban las regueras para que el cauce fluyese sin obstculos y no rebosara hasta las Casas o anegase el patio central.

    Buen da, Bolivia, parece que ya la tenemos encima exclam Argentina al verme.

    Miraba el cielo cada vez ms oscuro con gesto de resignacin.

    Eso parece, s. Slo nos queda pedir que este ao no sea tan destructiva como el pasado.52

  • -Ni me lo recuerdes dijo Camern D I04 apoyando su barbilla en la pala, doce aos que parecan nueve, una melena rizada y roja como si el sol hubiese pasado una mala noche . Me salieron hongos en las plantas de los pies y me pas tres semanas tumbado en el camastro con paos calientes...

    Djate de historias tristes y vuelve al trabajo, que t con tal de hablar eres capaz de contarle tu vida a un rbol le cort Argentina.

    Camern obedeci a regaadientes y en efecto sigui hablando con la pala mientras retiraba hojas secas del cauce.

    Terminaris hoy? pregunt.Eso espero, porque maana la cosa puede ponerse

    seria. Por cierto, esta noche tendremos asamblea?Acabo de estar con Pakistn y no me ha dicho nada,

    imagino que depender del tiempo, ya os informaremos dije, entre orgullosa por recibir esa pregunta y decepcionada por no poder darle una respuesta, que si de m dependiera sera afirmativa, aunque slo fuese para vemos todos las caras por ltima vez antes de encerramos en nuestras Casas.

    De acuerdo. Voy a seguir con la tarea, porque a la mnima stos se me distraen y amanecemos en medio del mar.

    Muy bien, feliz da.-No te mojes mucho.Le devolv una sonrisa y me dirig a la Casa Primera.

    No esperaba encontrar a nadie, pues imaginada a Japn y Per todava en el stano, sentados ante listas de archivos que correran veloces por la pantalla de la Gran Mente. All me encaminaba con total seguridad y tal vez por eso me sobresalt ver a Per sentado en una de las mesas del comedor, la misma que ocultaba el acceso al stano, comiendo tranquilamente una pieza de fruta con la mirada perdida en

    53

  • el horizonte gris que asomaba por la ventada.Buen da, Bolivia.Buen da, Per, ya habis resuelto el problema?Puede decirse as. Porque en principio no haba pro

    blema, la Gran Mente pareca estar perfecta, slo que el bueno de Japn no se fa y anda empeado en sacarle punta a todo, ya sabes cmo es.

    Sacarle punta a qu? pregunt, bastante preocupada porque, en efecto, saba muy bien cmo era Japn cuando algo se meta en su dura cabeza.

    Nmeros. Haba un archivo nuevo llenito de nmeros cuya fecha coincida con el apagn y... En fin, yo no acabo de entenderlo muy bien, as que ser mejor que te lo explique l mismo, aunque segn creo tampoco tiene muy claro el asunto. Personalmente dara este tema por zanjado y me preocupara ms del agua que va a empezar a caer de un momento a otro dijo, y como si quisiera demostrar que su resolucin era definitiva en todos los sentidos, volvi a dar un bocado a la perazana.

    Est abajo?Hace mucho rato que no s de l, pero yo dira que

    no, porque lo ltimo que le escuche es que necesitaba salir a tomar el aire. Lo mismo regres y no le vi.

    Slo para cerciorarme baj hasta el stano, pero all slo estaba el bueno de Chipre convirtiendo en precioso dibujos las imgenes que aparecan en pantalla. Se iluminaba con una antorcha a medio consumir y por eso necesitaba acercar mucho su cara al pergamino. Tan concentrado estaba que mi presencia le hizo dar un brinco en el asiento.

    jBolivia! Qu susto me has dado, maldita sea. No podras hacer un poco ms de ruido cuando caminas? exclam, apuntndome con un pincel embadurnado de marrn.

    Lo siento, Chipre, pens que no habra nadie.54

  • Pues ms motivo para hacer mido, no te parece?Chipre tena catorce aos, la estatura desproporcionada

    y cada ojo de un color. Lo natural es que hubiera sido destinado a la Casa Quinta por su extraordinaria habilidad para la pintura; sin embargo, ese talento lo acompaaba con una inteligencia tan sutil como discreta. Nunca hablaba ms de lo imprescindible y an as cada cosa que deca resultaba oportuna. Sola mantenerse alejado de las polmicas y prefera dedicar su tiempo a dibujar o a revisar una y otra vez los pergaminos de nuestros antepasados.

    Te pido otra vez disculpas. Qu es eso? pregunt escudriando su trabajo, en parte por inters y en parte para compensar mi brusca interrupcin.

    Era una especie de barco cerrado con ventanas circulares.

    El Nautilus, un submarino que nunca existi pero que nos vendra muy bien en Pania. Se lo imagin Julio Verne, un francs de hace casi trescientos aos.

    Por qu nos vendra bien?El Nautilus era invulnerable, verstil, autosuciente,

    poda recorrer los mares sin ser detectado, quiz incluso fuese capaz de enfrentarse a las aguas venenosas explic, con una emocin que se escapaba de su ojo azul.

    De verdad? Claro, su nico problema es que nunca existi, ya te

    dije sonri, irnico su ojo verde, mientras volva a sentarse bajo la antorcha.

    Has visto a Japn?Hoy no respondi, antes de hundir la cabeza de

    nuevo en su dibujo como si yo hubiese dejado de existir.Gracias.Las que a ti te adornan aadi sin mirarme.Cuando volv a subir, Per ya no estaba en el comedor,

    aunque encontr los restos de perazana apilados con pri-55

  • mor en u n e x t r e m o d e l a m e s a . En vano busqu a Japn en los dormitorios, en cada

    c asa que fui visitando con la excusa de asegurar que sepreparaban para las lluvias, en cada rincn del poblado donde el agua ya empzaba a golpear con insistencia. Ni siquiera aparecio a la hora de la comiday justo entonces empece a preocuparme y maldecirle, sintiendo que le quera mucho, tanto, todo, nunca demasiado. la tarde paso muy lenta; se me fue en sobresaltyos cada vez que una puerta se abra por si Japn entraba conti- nuamente incapaz dde concentrarme en mis tareas. si tena que hacer balance de lo s sacos de trigo, n e c e s ita ; repetir hasta tres veces cada Suma; s i dispona las guardias deba estar pendiente de no situar al mismo viga en tres puestosdiferentes como hice la primera vez; si me hablaban, el corazn m e daba un vuelco porque en cada voz esperaba encontrar la sya. Lo detest y necesit tantas veces a/lo largo de esas horas q u e llegue a perder la cuenta de amores y odios. Llegado un momento, ni siquiera fue necesarioque siguiese preguntando por l, pues de tiempo en tiempo

    alguien sacaba el tema. Al principio se dirigian a mi pero creo que acabaron por entender que el asunto no me haca gracia y menos cuando empez a cundir una preocupacin general, porque Japn no apareca por ninguna p arte. So- bre todo le advert en Pakistn y, trat ndose de l resultaba difcil saber si se trataba de un verdadero, inters o es que aquella ausencia tomada sin permiso le pareca una falta derespeto a su autoridad. conociendo a Japn, yo saba m uy bien que poda ser de cualquier cosa menos de rebelda. Si descifrar aquellos nmeros se haba convertido para l en u n a obsesin, no parara hasta conseguirlo, pero donde podra hacerlo mejor que aqu, en el stano de la Gasa, Con la ayuda de la Gran Mente y de todos nosotros; No entenda nada y mi preocu-'56

  • pacin no paraba de crecer, pues si algo iba a la par con su extraordinario intelecto era su inconsciencia. Como aquella vez que, siendo nios, se fug una noche del Jardn. Volvi locas a las cuidadoras, a su madre (la dulce Noruega) y por ltimo al poblado entero, que se dispers para buscarle. Lo encontraron en la playa, jugando solo y tan feliz con su mueco favorito.

    Esta maana se me cay al mar y estaba esperando a que la marea lo trajese dijo, exhibiendo su mueco como un trofeo.

    Y por qu no lo dijiste? le increp Noruega.A quin, al agua? pregunt con una sonrisa de

    superioridad, como si aquel revuelo de gente nerviosa alrededor no le implicase en absoluto.

    Esperaba verle aparecer en el momento de la cena toda vez que Pakistn haba decidido suprimir la reunin del Gran Consejo a causa de la lluvia. Debo reconocer que en realidad deseaba que apareciese para no dirigirle ni una palabra, ni una mirada, ni un gesto, y castigar de ese modo la inquietud que me estaba haciendo sufrir.

    57

  • EXPEDIENTE PANIA / 3

    Qu hacer entonces con un proyecto que haba supuesto un desembolso multimillonario por parte del gobierno y que, a la luz de los hechos, careca ya de cualquier sentido mantener? Usted, como hombre de Estado, tendr seguramente su propia opinin. Yo y otros como yo, hombres de ciencia, hubisemos dado cualquier csa para conservar aquellos sofisticados laboratorios en los que ningn material, ningn producto por costoso o difcil de hallar que resultara, nos era negado. Nada nos hubiese hecho tan felices como aprovechar esas instalaciones que ni el ms optimista de nosotros haba llegado a imaginar en sus mejores sueos para avanzar en el tratamiento de enfermedades, en el conocimiento de medicamentos y vacunas para combatir, por ejemplo, la nueva variante del virus del sida que de un tiempo a esta parte diezma nuestra poblacin.

    Sin embargo, el General Caban tena otros planes y, lo que result an ms grave, la posibilidad de llevarlos a cabo. Valindose de su influencia sobre el entonces presidente (no doy nombres porque sin duda su memoria puede remontarse hasta el momento que menciono), el general consigui que el proyecto Pania siguiese adelante. Tal vez la enorme cantidad de dinero invertido, el esfuerzo humano empleado o el miedo excesivo a conflictos futuros tuviesen algo que ver. El problema para l y quienes le apoyaban fue que, tras la firma del Tratado de Pekn, ya no exista enemigo sobre el que probar el virus, de modo que decidieron utilizar como ratas de laboratorio a un grupo

    59

  • de nuestros propios ciudadanos.No creo que el hecho de haber elegido para ello a de

    lincuentes convictos convierta la intencin en algo menos repugnante. Les inocularon el virus y los metieron, o ms bien cargaron, en una aeronave. Por supuesto, todo el proceso deba estar sujeto a una estricta vigilancia para comprobar que los resultados fuesen los previstos y no hubiese posibilidad de fugas, ya que a pesar de tantos esfuerzos y advertencias, la vacuna an no haba sido completamente desarrollada.

    Slo dos imprevistos alteraron de manera en apariencia leve, pero a la vez muy profunda, los planes del general. El primero fue la nave no aterriz, como se esperaba, de manera rpida y eficaz. No solt su contaminada carga humana para despegar luego con ligereza como si nada hubiese sucedido, sino que se estrell provocando la muerte de algunos ocupantes y de os dos pilotos. Sobre si el accidente fue premeditado para impedir que los dos pilotos hablasen algn da ms de la cuenta o acaso se convirtiesen en peligrosos portadores del virus Pania hubo muchos rumores, pero no me atrevo a dar nada por cierto. El segundo imprevisto fue que uno de ellos llevaba consigo a bordo un ordenador personal, y resida curioso, Seor Presidente, cmo una simple casualidad momentnea puede modificar a largo plazo la vida de tantas personas. Personas, digo.

    A los hechos me remito.

    60

  • VI

    H a b a pasado un buen rato tratando de comprobar en los archivos de la Gran Mente si aquella sucesin de nmeros tena algn significado, pero no encontraba ninguna clave ni el menor indicio que me lo aclarase, si es que haba algn significado que encontrar. Tal vez Per tuviese razn y se tratase slo de mi imaginacin; sin embargo, la coincidencia no dejaba de parecerme extraa, la Gran Mente se apaga y en ese preciso instante aparece un archivo de nmeros secuenciados, por qu? Desde luego no poda tratarse de una simple casualidad, o quiz s y yo estaba empezando a delirar. En todo caso la frente me arda y decid dar un paseo para refrescarme.

    De tanto repasarlos haba terminado por memorizar la secuencia de nmeros y era capaz de recitarlos en un sentido y en el contrario sin que, por cierto, aquello me reportase progreso alguno. Los sumaba, los divida y los alternaba en cualquier combinacin posible sin encontrar el menor sentido. As cruc el patio central, saludando con un gesto de cabeza a cuantos me saludaban.

    Buen da, Japn me dijo Argentina, que distribua su cuadrilla por las regueras mientras los animaba con su discurso tan especial, mezcla de orden militar y ocurrencias de payaso.

    Hummm, s creo que respond, mientras me preguntaba el motivo por el que ninguna de las cifras era su

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  • perior a diez.Creo que hice el camino entre la Cuarta y la Quinta

    Casa tratando de acompasar mis pisadas a la secuencia que me bailaba en la cabeza, por si en ese ritmo encontrase la explicacin, pero no consegu ms que un par de tropiezos y alguna mirada irnica de los que se cruzaban conmigo. Atraves las granjas, donde miembros de las Casa Segunda y Tercera colaboraban para reforzar la estructura de los cercados. Alguno al verme alz la mano y, distinguindome sus dedos, record que en la secuencia slo haba un cinco, la antepenltima cifra, despus un dos y terminaba en uno, igual que comenzaba, eso poda significar algo? Ni siquiera recuerdo si devolv aquel saludo; slo s con seguridad que algunas gotas haban comenzado a caer cuando me di cuenta de que estaba metido en los acantilados del sur y tuve que retroceder, porque con el agua las rocas se volvan peligrosas, deslizantes como enormes peces. Volv sobre mis pasos hasta los cultivos y me hizo gracia descubrir all a Bolivia, inconfundible su rebelde melena cobriza, charlando con Pakistn, tambin inconfundible por su brillante tnica azul.

    Si se hubieran percatado de mi presencial tal vez me habra acercado a ellos, pero de repente Brasil se interpuso en el ngulo de visin y aprovech para seguir caminado. La lluvia por el momento no resultaba molesta, al contrario, refrescaba mis ideas, una gota, diez gotas, dos gotas, una gota. Por un instante me convenc de que haba perdido el juicio y escuchaba voces extraas en mi mente, pero era slo el guardia del bosque, un novato que me peda identificacin mientras amenazaba con llevarse el silbato a la boca.

    Clmate, chaval, soy Japn, Casa Primera. Me reconoces?

    S, claro, perdonabalbuce.62

  • De verdad me reconoces? De qu me conoces?Pues del poblado, te he visto muchas veces.Sacaste el nmero dos, Bolivia te bes en la frente y

    anoche estabas sentado en la mesa del Gran Consejo respondi.

    Si sabes tanto de m, por qu me pides identificacin?

    No lo s, yo...Y si tienes dudas, por qu no soplas el silbato inme

    diatamente como te han enseado? O los pasos, no saba... Es mi primera guardia,

    yo... Tu nombre exig.Luxemburgo C104 gimi. Muy bien, Luxemburgo, hablaremos de esto cuando

    llegue el momento. Por ahora sigue la guardia y no vuelvas a comportarte como un imbcil.

    De acuerdo, no lo har ms, no. Eso espero por t bien.El pobre novato no tena culpa de nada, pero me tran

    quiliz bastante pagar con l mis nervios. Luego, segu andando bajo la lluvia. Un paso, diez gotas, dos pasos/un^ gota, tres gotas, seis pasos, una gota. Por qu las cifras impares nunca superaban el tres? Por qu las cifras pares nunca superaban el diez? Por qu estaban en la secuencia todos los nmeros excepto el cuatro? Que no estuviese el cero tena cierta lgica, pero por qu no el cuatro? Intent buscar una equivalencia con el abecedario, por si cada nmero correspondiese a una letra, pero AJBACEAH- B A ... no pareca tener el menor sentido colocara las letras como las colocara. Despus lo intent a la inversa, pero ZQYZXUZ... tena menos sentido todava.

    Sumido en aquellas cbalas matemticas no ca en la cuenta de que haba atravesado el pramo hasta el otro ex-'

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  • tremo y, slo cuando los fantasmagricos restos de la nave se dibujaron en el horizonte gris de una tormenta que arreciaba, supe dnde me encontraba. Entonces regres a la realidad y sent que un furioso ataque de pnico sacuda todo mi cuerpo, como quien ha olvidado durante un sueo que su vida corre peligro y de repente despierta. Ms all de aquellas moles de hierro se encontraba El Otro Lado y yo estaba all, solo e indefenso. Imagin entonces que poda haber guardias enemigos vigilando mis pasos, esperando el momento de caer sobre m. Instintivamente agach la cabeza y corr en zigzag, del modo ms rpido y sigiloso posible, buscando algn refugio. De los salvajes, de la lluvia, de mis propios temores.

    No habra ms de cien metros desde donde me encontraba hasta aquellas ruinas de metal pero, atenazado por el miedo y el esfuerzo, mi corazn palpitaba con tal violencia que el pecho pareca un cristal a punto de rajarse con cualquiera de aquellas pedradas. Por si fuera poco, tena la sensacin de que los pasos resonaban como truenos delatando mi presencia. Cuando por fin alcanc el primer fragmento de nave, me tend a su lado. Cubr a toda prisa mi cuerpo de barro y hojarasca y musgo y cualquier cosa que encontraba a mano. Mientras me convenca de que era invisible, aguard a que algo terrible sucediese en cualquier momento. Aguc mis odos, al acecho de una rama que crujiese, de un grito que revelase a los dems mi presencia, de una seal convenida que alertase a la tribu. Ensanch cuanto pude mis narices, tratando de detectar algn olor extrao ms all de la tierra mojada, quiz sudor, no saba qu. Sin mover la cabeza, escudri la panormica que mis ojos me ofrecan para atender cualquier movimiento extrao, un arbusto que se inclinase, una lanza elevndose de pronto sobre la lnea del horizonte. No s cunto tiempo pas sin moverme y sin que nada ocurriese, salvo el agua cayendo.64

  • Muy despacio fui reptando hasta un cuerpo hueco de la aeronave, donde supuse que estara ms a salvo. Result ser la cabina, un lugar del que haba odo hablar muchas veces por ser all donde Taiwn encontr la Gran Mente y, de no haber sido por el fro y el pavor que a un tiempo me hacan tiritar, estoy seguro de que habra disfrutado aquel instante como un regalo maravilloso. Sin embargo, por el momento mi prioridad segua siendo no hacer ruido y como un reptil de aire curiose por su interior.

    El barro utilizado para camuflarme se haba secado. Convirtindose en una costra reseca que dificultaba mis movimientos. Aun as, descubr la estructura en l que alguna vez estuvieron los asientos de los pilotos, frente a un amasijo informe de cables que sin duda los salvajes habran arrancado con algn siniestro propsito. La tierra haba entrado a travs de los agujeros que debieron de ser los cristales de la cabina y gracias al tiempo y la humedad algunas plantas crecan sin reparos en el suelo. El resto era xido, plstico deformado, ruinas en suma de nuestro naufragio.

    Me sent con la espalda pegada a una de las paredes, abrazado a las piernas para no perder el poco calor que me quedaba y buscando algn plan ms inteligente que lo que el cuerpo me peda, esto es, salir corriendo sin miramientos y cruzar el pramo tan rpido como mis pies me permitiesen para volver al poblado. Las gotas acribillaban la chapa sin tregua, una gota, diez gotas, dos gotas. Tuve la impresin de que haca muchos aos que aquella maldita secuencia de nmeros haba sido para m un problema, porque si de repente los salvajes entraban en la cabina no tena lugar al que huir y, si lo que haba odo y ledo sobre ellos era cierto, no me quedaba otra alternativa que morir matando antes de que me torturasen. Me confort la idea de que ellos no esperaran jams un ataque de nuestra par

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  • te y, por lo tanto, no tena necesidad de apostar vigas, es decir, que lo ms probable es que nadie tuviese la menor idea de que yo estaba all. Pensndolo bien, ste era un dato seguro, pues de haberme localizado ya sabran que se encontraban ante un enemigo solo y desarmado, y no los consideraba yo seres tan inteligentes como para elaborar una complicada estrategia con la que darme caza pudiendo hacerlo de inmediato.

    A punto estaba de sonrer creyndome a salvo cuando una vibopiente apareci de la nada, entre dos zarzaleas que crecan frente a mis pies. Como tantas veces me ensearon, dej de respirar, no mov ni un msculo, ni un parpadeo, slo el traicionero corazn apedrendome el pecho me delataba. El repugnante bicho avanz medio metro en mi direccin, sent que me buscaba su cabeza plana alzndome un palmo del suelo, que me enfocaban sus ojos malignos, y as pas una eternidad, su lengua tanteando el aire alrededor, yo como una estatua de barro lamentando no tener ningn objeto con el que repeler el ataque que estaba a punto de suceder. En mi mente se abri paso la estpida idea de que morir all luchando contra los salvajes supona cierta grandeza, pero atacado por una vibopiente resultaba un final ridculo. Lo siento, Bolivia, cario, de verdad yo hubiese querido...

    En algn momento la vibopiente gir sbitamente la cabeza en direccin contraria, arrastr tras ella su cuerpo y muy despacio sali de la cabina sin mover un grano de la tierra sobre la que se desplazaba. Llen mis pulmones de aire al tiempo que mis ojos se llenaban de lgrimas agradecidas al hecho de seguir vivo, quin dijo miedo. Me haba orinado encima y agradeca aquel calor.

    Quiz deb entender lo sucedido como una advertencia o un regalo de la fortuna, pero lo cierto es que haber salido tan bien parado de un riesgo semejante me envalenton66

  • hasta el punto de creerme de pronto invulnerable. Por otro lado, ya no me quedaba ninguna duda de que mi presencia no haba sido detectada, pues una vibopiente jams hubiese abandonado la cabina con semejante tranquilidad en caso de existir peligro en el exterior. Entonces tom una resolucin absurda: cruzar la frontera de chatarra que desde haca varias generaciones separaba ambos mundos. Se trataba simplemente de avanzar unos cien pasos, los que me separaban del acantilado que daba acceso a su playa, y espiarlos desde all arriba durante un rato, observar cmo vivan, conocerlos mejor de lo que algunos viejos escritos y leyendas transmitidas de una generacin a otra nos haban hecho llegar. Era una verdadera locura y, sin embargo, cuanto ms consciente era de lo imprudente de mi decisin, ms ganas tena de llevarla a cabo, ms seguro est