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UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA FACULTAD DE HUMANIDADES Y COMUNICACIÓN MAESTRÍA EN EDUCACIÓN Y APRENDIZAJE Violencia en la escuela: un asunto de derechos humanos y representaciones sociales Trabajo para optar al grado académico de: Máster en Educación y Aprendizaje Autor: Silvio Policarpo Gutiérrez Baca Tutora: Doctora María Josefina Vijil Gurdián Managua, Nicaragua Septiembre, 2011

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UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA FACULTAD DE HUMANIDADES Y COMUNICACIÓN

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN Y APRENDIZAJE

Violencia en la escuela: un asunto de derechos humanos y representaciones

sociales

Trabajo para optar al grado académico de:

Máster en Educación y Aprendizaje

Autor: Silvio Policarpo Gutiérrez Baca

Tutora: Doctora María Josefina Vijil Gurdián

Managua, Nicaragua

Septiembre, 2011

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“…lo esencial para educar al niño es el respeto. El pequeño debe

aprender con ternura y el profesor que lastime a un estudiante

deber ser denunciado”.

Padre Fernando Cardenal M. S.J.

2

Agradecimientos

En primer lugar quiero agradecer a mi madre, la vida y los valores que aún sigue

compartiendo y que son referentes importantes para vivir con dignidad.

Agradezco profundamente a Evelyn, Ariana, Silvia Nadine y Evelyn Lucía, por su

cercanía, estimulo, paciencia y cariño en mi proceso de formación que en algunos

momentos ha significado presencia relativa o ausencia en actividades familiares,

gracias por comprenderme.

Agradezco a Fe y Alegría la oportunidad y el apoyo que me brindó para realizar el

estudio de esta maestría, que ha sido una gran oportunidad para crecer de forma

personal, y también para el mejor servir desde nuestro Movimiento de Educación

Popular Integral y de Promoción Social.

Un agradecimiento especial a todas y todos los maestros que impartieron y

compartieron sus saberes, experiencias y reflexiones, también su amistad. Un

agradecimiento especial a las Mcs. Sandra y Renata por su estímulo y confianza.

Un agradecimiento especial y profundo a la Doctora Josefina Vijil, maestra, tutora

y amiga, le agradezco por sus orientaciones, cuestionamientos, reflexiones

conjuntas, sus explicaciones metodológicas, su esfuerzo personal, dedicación y

tiempo para revisar, plantear dudas y compartir puntos de vistas sobre la

investigación, todo ello hizo posible la finalización de esta tesis. Gracias de todo

corazón por creer y confiar en mí.

Agradezco a las maestras, directoras, estudiantes y a todas las personas que me

dieron la oportunidad de hacer la investigación. Para todas y todos es esta tesis y

sus recomendaciones, por el respeto y la dignidad de las niñas y los niños.

ii

3

INDICE

RESUMEN ………………………………………………………………………………. iv

1. INTRODUCCIÓN TEÓRICA ............................................................................. 1

1.1 Antecedentes y motivaciones............................................................................................ 1

1.2 Planteamiento del problema y preguntas de investigación ................................................ 9

1.3 Marco Teórico ................................................................................................................. 13

A. Niña y niño.................................................................................................................... 13

B. Violencia ....................................................................................................................... 21

C. Representaciones Sociales ............................................................................................ 26

1.4 Objetivos de la investigación ........................................................................................... 32

1.5 Categorías de estudio ...................................................................................................... 33

2. DISEÑO METODOLÓGICO ........................................................................... 36

2.1 Enfoque .......................................................................................................................... 36

2.2 Sujetos de la investigación .............................................................................................. 37

2.3 Técnicas e instrumentos de investigación ........................................................................ 38

2.4 Procedimientos ............................................................................................................... 40

2.5 Procesamiento y análisis de la información: .................................................................... 42

3. ANALISIS DE DATOS Y PRESENTACIÓN DE RESULTADOS ..................... 43

4. CONCLUSIONES ......................................................................................... 101

5. RECOMENDACIONES ................................................................................. 107

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .................................................................... 111

ANEXOS ............................................................................................................. 128

iii

4

RESUMEN

La presente investigación se realizó con el objetivo de conocer las

representaciones sociales que tienen las maestras y los maestros de la escuela

primaria y cómo inciden estas en su comportamiento hacia las niñas y los niños.

La investigación es cualitativa y la metodología utilizada se basó en un diseño

exploratorio.

Las sujetas de investigación fueron cuatro docentes y dos directoras de escuelas

primaria tanto urbana como rural. Se observaron aulas y se entrevistaron a doce

personas, teniendo presente las dos categorías de estudios definidas: una,

representación social de la niñez y, la otra, violencia. Se analizaron los principales

planteamientos teóricos y se definió el marco conceptual y operativo que guió todo

el proceso investigativo y de elaboración de la tesis que hoy se presenta.

Entre las dos principales conclusiones de la investigación se puede mencionar que

en las maestras sujetas de estudio la niñez como categoría social le genera

sentimientos y actitudes contradictorias, declaran reconocerles derechos, pero

tienen una práctica que se los niega, por temor a perder espacios de poder dentro

del aula y se sienten amenazadas por el reconocimiento que la sociedad política y

jurídica del país, a través del Código de la Niñez y la Adolescencia, ha hecho de

niñas y niños como personas en desarrollo con derechos y deberes, que son dos

alas para volar con dignidad.

Estas contradicciones responden al acomodamiento en el discurso a los

planteamientos del paradigma de la protección integral, pero en la práctica en las

maestras subyace el paradigma de la protección irregular, que considera a las

niñas y los niños objetos, seres dependientes y en necesidad. Un hallazgo

importante es la amenaza que siente las maestras frente a los derechos de la

niñez y la adolescencia.

iv

5

1

1. INTRODUCCIÓN TEÓRICA

1.1 Antecedentes y motivaciones

En los Principios de la Educación, establecidos en la Ley General de Educación de

la República de Nicaragua – Ley 582, aprobada por la Asamblea Nacional de la

República de Nicaragua en el año 2006, se reafirma el potencial de la educación

como “creadora en el ser humano de valores sociales, éticos, cívicos,

humanísticos y culturales” (arto. 3 inc. b). Está Ley reconoce como un fin de la

educación “el pleno desarrollo de la personalidad dentro de un proceso de

formación integral” (arto. 4 inc. a), propiciadora de la participación social de niños y

niñas, jóvenes y adultos desde la perspectiva de una nueva ciudadanía fundada

en el respeto a la dignidad humana.

En noviembre de 1998, en Nicaragua entró en vigencia la Ley 187 o Ley de El

Código de la Niñez y la Adolescencia. Este cuerpo normativo establece el

mandato de sancionar administrativa y penalmente a los docentes que ejercieren

cualquier tipo de abuso contra sus estudiantes. El artículo 49, de forma expresa

“prohíbe a los maestros, autoridades, funcionarios, empleados o trabajadores del

Sistema Educativo aplicar cualquier medida o sanción abusiva a los educandos

que les cause daños físicos, morales y psicológicos”, así como toda acción u

omisión que les restrinja sus derechos humanos.

Sin embargo, la violencia es un fenómeno que va creciendo de forma alarmante

en Nicaragua, y los centros educativos también la experimentan. En el país hay

investigación sobre violencia intrafamiliar; abuso sexual; violencia social; grupos

juveniles (pandillas); la violencia que circunda las escuelas y la violencia entre

pares, es decir, la que se da entre los estudiantes. Se ha estudiado el acoso

escolar que ocurren sin causa o motivación evidente, y que es ejercida por uno o

más estudiantes contra otro u otros, en la actualidad estas actuaciones reciben el

nombre de “bullying escolar” concepto que fue planteado y desarrollado en los

años noventa por Olweus (1993) y por Ahmad, Smith, Batsche, & Knoff (1994).

2

La Federación Coordinadora Nicaragüense de ONG que trabajan con las Niñez,

en el Informe de avances sobre la aplicación de las recomendaciones del Estudio

Mundial de la ONU, sobre la violencia contra los niños, las niñas y adolescentes, y

la Adolescencia (CODENI, 2009), afirma que en Nicaragua no existe un estudio

sobre la prevalencia de la violencia hacia las niñas, niños y adolescentes, en el

informe se señala que:

El único estudio estadístico representativo de todo el país, es la Encuesta

Nacional de Demografía en Salud (ENDESA), que en su edición 2006-07

incluyó por segunda vez, un módulo sobre relaciones en el hogar y

violencia, centrada en mujeres de 15 a 49 años de edad (CODENI. 2009: p.

15).

El Informe de la Federación Coordinadora Nicaragüense de ONG que trabajan con

la Niñez y la Adolescencia – CODENI (2009), también menciona que:

El estudio Línea de Base sobre Violencia, realizado por Save the Children

(2007), mediante encuesta aplicada a más de mil quinientos niños, niñas y

adolescentes de 10 a 17 años de edad y grupos focales, encontró una alta

prevalencia de violencia psicológica (45%) y no menos significativa de

violencia física (p. 15).

Además destaca que:

En general encontramos que la violencia psicológica y el trato negligente en

la escuela se presenta con una frecuencia bastante similar a la del hogar.

Vemos que 2 de cada 5 encuestadas/os dijo haber recibido gritos o insultos

en la escuela en los últimos seis meses; así mismo se reportó que un 47

por ciento de niños, niños y adolescentes habían sido víctimas de castigo

3

físico en la escuela al menos una vez en los seis meses anteriores a la

encuesta (p. 16).

En el Informe de la investigación Convivencia y Riesgo de Violencia Escolar en

escuelas de Primaria de Managua y su área metropolitana (Ortega et al., 2004), se

indica que el 13.1% de los estudiantes reconoce que algún maestro le ha insultado

muchas o pocas veces y el 7.1% informa que le ha golpeado. El estudio, que se

basó en entrevista mediante cuestionario autoinformativo a 3042 estudiantes

(50.3% niñas y 49.7% niños) entre 8 y 22 años, exploró el maltrato de los adultos

hacia las niñas y niños, y señaló tres tipos de vejaciones y malos tratos: violencia

verbal, física y sexual; también explora el insulto, el golpe y el abuso sexual por

parte de maestros, padres y otros adultos.

En la bitácora de una estudiante de magisterio, haciendo práctica en un aula de

clase de primaria, modalidad multigrado, se encuentra la siguiente anotación, que

hace referencia del trato de la maestra:

Grados 3ro y 4to. Febrero: 22-02-10. En esta semana he estado un poco

asustada porque esto de los golpes me tiene con el alma en un suspiro ya

no sé qué hacer porque antes le pegaba con las manos y duro, y ahora con

un varejón muy fuerte pero yo digo por qué los niños no le dicen a sus

padres o tienen miedo o qué (no entiendo) (Bitácora Practicante 1, 2010).

Al parecer, las niñas y niños no hablan por temor a sus maestras y maestros,

tampoco lo hacen los jóvenes o adultos que tienen información de situaciones de

violencia que se vive en algunos centros de estudios.

En algunos estudios empíricos la información suministrada por los estudiantes no

es representativa de la magnitud real de las situaciones que viven en un aula de

clase, porque entre docente y estudiantes media una relación de autoridad y de

poder conferido por el sistema educativo, la familia y la sociedad. Es posible, tal

4

como lo afirman estudios que mencionaremos más adelante, que las niñas y niños

en ocasiones consideran el maltrato o castigo como algo que forma parte de su

educación, es decir del proceso enseñanza aprendizaje.

Esta percepción de la niñez responde a las relaciones que están presentes en la

sociedad, relaciones en las que se establece que el adulto tiene más valor que el

niño, y en donde las familias validan la violencia como forma de crianza,

reconociendo al padre derecho y deber de pegarle al niño para “educarlo”. En

base a estos contextos y marcos referenciales, puede ser que los niños vean

como “normal” cualquier manifestación de violencia. Esto es lo que se conoce

como adultismo.

En el fondo el adultismo es no considerar al otro en igualdad de condiciones,

derechos, responsabilidades ni oportunidades. De acuerdo con John Bell (1988):

la esencia del adultismo es el irrespeto a los derechos elementales de las

personas. Se considera que los\las jóvenes son menos importantes e

incluso inferiores a los adultos. Ni siquiera se confía en que se desarrollen

correctamente, así que se les debe enseñar, disciplinar, castigar y guiar en

el mundo de los adultos. (p. 71)

Para este autor,

el adultismo sienta las bases para que aceptemos todas las otras formas de

opresión. Es más, como todo ser humano ha sido víctima del adultismo, es

la forma de opresión más dañina, complicada y difícil de erradicar (p. 74).

En el Diagnóstico de la violencia intrafamiliar y sexual en Nicaragua, realizado por

la Comisaría de la Mujer y la Niñez de la Policía Nacional, se ha señalado que la

violencia y sus causas están indicando una relación de desigualdad, subordinación

y poder, reconociendo que entre las causas que reproducen la violencia

5

intrafamiliar y sexual, se encuentra el uso de la violencia como método de

enseñanza, los patrones culturales y los códigos de crianza. (Policía Nacional

Nicaragua, PNUD, 2009).

Los centros educativos, especialmente las aulas de clase, son espacios

importantes de socialización, de aprendizajes colectivos y de construcción social.

También son espacios de mucha complejidad por la convivencia de diversos

saberes, valores, culturas, intereses, rutinas y relaciones de poder que dan origen

a situaciones problemáticas a los cuáles maestras y maestros deben enfrentarse

cotidianamente.

Vernieri (2010) afirma que:

el sistema educativo ha puesto desde siempre al docente en el rol del que

lo sabe todo, del que puede todo. El docente tradicional es sin ninguna

duda el que tiene “el poder” y no importa demasiado cómo lo utilice (p. 41).

En el estudio Estar en la Escuela. Un estudio sobre convivencia escolar en la

Argentina (Beech y Marchesi, 2008) se reconoce y se afirma que existe agresión

de profesores a alumnos, pero de forma poco generalizada:

Los posibles tipos de maltrato que tienen lugar en las instituciones

escolares no se limitan a los enfrentamientos o conflictos entre alumnos,

sino que también incluyen las situaciones conflictivas entre profesores y

alumnos. En relación con el nivel de maltrato que ejercen los profesores

sobre los alumnos, es destacable que un alto porcentaje de los jóvenes

(entre 87 y 95%) dice ser víctima en muy pocas ocasiones o nunca de

maltratos por parte de sus docentes. Esto se repite en todos los casos de

maltrato indagados, es decir, intimidación, amenaza, mala voluntad y

ridiculización (p. 45).

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Son pocos los estudios que se conocen sobre violencia basada en la relación

docente-estudiante. En México, el primer estudio sistemático se hizo bajo el título

de “Violencia en la escuela”, que hace referencia a la violencia que ejercían de

forma cotidiana algunos maestros sobre los alumnos, destacando la complicidad

de algunos padres que aceptaban los “métodos” violentos como necesarios

(Furlan & Pasillas, (s/f))

En el Informe mundial sobre la violencia contra los niños y niñas. Ginebra: The

United Nations Secretary. Pinheiro, P.S. (2006), se muestra que la disciplina

ejercida mediante castigo corporal, con frecuencia se percibe como algo normal y

necesario, especialmente cuando no producen daños físicos "visibles" o

"duraderos".

En el informe se reconoce el castigo como forma de violación de los derechos

humanos, esta violación está presente en todo el mundo y en todos los estratos

sociales y niveles educativos. El informe demuestra que la violencia contra las

niñas y los niños está socialmente aceptada y se justifica como parte de la cultura

y se esconde detrás del concepto de disciplina. Esta situación, aún presente en

pleno Siglo XXI contraviene las responsabilidades asumidas por los Estados de

garantizar los derechos humanos, el desarrollo y la protección integral de la niñez.

En el marco de referencia del documento “Las voces de niñas, niños y

adolescentes sobre la violencia”, que es resultado de la consulta de América

Latina en el marco del Estudio del Secretario General de las Naciones Unidas

sobre la violencia contra los Niños (Save the Children, 2006), se reconoce a la

escuela como entorno donde opera la violencia, señalando que en ese espacio la

violencia incluye el:

castigo físico y psicológico (disciplina violenta y humillante), violencia física,

emocional, sexual (acoso, abuso) e intimidación en escuelas especiales y

7

escuelas de educación general. Incluye la violencia que ocurre entre los

mismos niños y niñas y entre los adolescentes de uno y otro sexo. (p. 18).

En Nicaragua la violencia en la escuela no parece ser un caso aislado. Norma

Moreno, Procuradora Especial de la Niñez y la Adolescencia, reconoció que en

una investigación realizada por la Procuraduría Especial de la Niñez y la

Adolescencia, de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, en

2006, se evidenció que maestras y maestros en todas las escuelas castigan

físicamente y de forma humillante a los estudiantes, afirmando que:

Entre otros castigos aplicados por los maestros a sus estudiantes,

justificando medidas disciplinarias, se cuentan: dejar sin recreo, dejar líneas

de 100 a mil, limpiar las aulas, recoger la basura, y golpear con reglas las

nalgas o la palma de las manos, según señala el resultado del informe

sobre fiscalización al Ministerio de Educación en relación con el uso del

castigo físico y humillante en las escuelas primarias con mayor prevalencia

en las escuelas urbanas. (Aleman. Descubre PPDH castigos físicos en

escuelas públicas. El Nuevo Diario, 20 de abril de 2007).

En el Documento Base para el Foro Nacional sobre Violencia contra la Niñez y

la Adolescencia (CODENI; CONAPINA, 2005) se informa que un sondeo

realizado por el Colectivo de Mujeres de Matagalpa, entre los años 1999 y

2002, sobre el maltrato en la escuela con las niñas y niños, indica que en un

mes se recibieron 31 denuncias (14 de secundaria y 17 de primaria),

provenientes de 11 Centros Escolares autónomos, privados y estatales. 33

personas denunciaron más de un sólo hecho, entre ellos:

castigos y golpes físicos con manos y objetos (12);

amenazas -presión, aplazar, bajar puntos, excluir de clases- (10);

insultos y regaños (10);

burlas (6);

8

omisiones o preferencia por otros alumnos (3);

acoso sexual (1) y,

obligar hacer cosas que no quieren (1).

Esto lo expresa claramente una estudiante de magisterio, que cuando realizaba

sus prácticas intensivas, en un aula de clase de primaria, modalidad multigrado,

anotó en su bitácora lo siguiente:

Grados 3ro y 4to. Febrero: 23-03-10. Hoy fue un día muy rápido. Hubieron

golpes, gritos, que jamás falla. Yo me pregunto: qué se les da de pegarle,

porque le da con unas ganas. Por la mañana le pegó a un niño en la

espalda y en la cabeza, otra fue solo en la cabeza. Ella [la maestra] les dijo

a los niños que en otra [ocasión] con la escoba les iba a pegar en la cabeza

y que si no entendía y comprendían las restas prestando los iba a colgar de

las dos orejas con un mecate. (…) es como que descarga todo su enojo en

ellos [niñas y niños] (Bitácora Practicante 1, 2010).

En Nicaragua, no hay suficientes datos e información, ni se conoce de

investigaciones de tipo cualitativo sobre la violencia que tiene su origen en

percepciones, actitudes y prácticas de maestras y maestros. En este país, las

niñas, niños y adolescentes que estudian, pocas veces expresan o informan de

situaciones de violencia que viven en su relación con maestras y maestros y que

atentan contra su dignidad y desarrollo integral de la personalidad.

En la experiencia de acompañamiento pedagógico desarrollada por Fe y Alegria

Nicaragua, entre 2009 y agosto de 2011, se encuentra evidencia empírica de que

en algunos centros ubicados tanto en el área urbana como rural, algunas maestras

castigan a niñas y niños, como método de disciplina y orden.

Esta situación es preocupante y debe estudiarse por respeto a la dignidad de las

niñas y niños y por responsabilidad de la escuela que está llamada a ser un lugar

9

seguro. Sin embargo, parece ser que en algunas aulas esto no es así, puesto que

algunos maestros se sienten facultados en virtud de su profesión y autoridad, a

disciplinar y poner orden a través del castigo físico o psicológico, que humilla,

denigra e irrespeta a niñas y niños. Esta forma de comportamiento posiblemente

tenga su fundamento en la representación social que tienen estos maestros/as de

la niñez, no como personas, sino como objetos.

1.2 Planteamiento del problema y preguntas de investigación

En Nicaragua existen evidencias de que algunas maestras y maestros ejercen

cierto tipo de violencia física y psicológica sobre las niñas y los niños en las

aulas de clase de la escuela primaria, violando de esta manera sus derechos

humanos fundamentales.

Estudiar este problema es de suma importancia, debido a que:

1. La violencia hacia las niñas y niños es una violación de Derechos que genera

daño físico y psicológico; es manifestación de abuso de poder y, determina

una situación de sometimiento.

2. El tema no se ha estudiado integralmente. Se han estudiado sus

manifestaciones, principalmente la violencia que en la escuela se da desde y

entre los estudiantes, vinculada a la indisciplina en el aula, los pleitos entre

estudiantes, la falta de respeto del estudiantado hacia los docentes, pero poco

se ha estudiado sobre el maltrato de docentes hacia el estudiantado como

respuesta a problemas de indisciplina.

Los estudios indican generalmente que la violencia llega a la escuela por el

entorno familiar, económico y social que viven tanto el estudiantado como las

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maestras y los maestros, pero no se han estudiado las causas de la violencia

que ejercen los docentes hacia los estudiantes.

El problema es que si no se conocen y atienden esas causas, el problema no

se resolverá.

3. La educación tiene como finalidad el desarrollo pleno e integral de niños y

niñas y debe explorar “los talentos que como tesoros están enterrados en el

fondo de cada persona” (Delors, 1996: p. 17). La violencia que en ocasiones

se opera en el aula de clase imposibilita alcanzar esta finalidad.

El ejercicio de la violencia no permite al maestro y la maestra contribuir a los

fines de la educación. En las definiciones generales de la educación

nicaragüense, establecidas en Artículo 6, de la Ley 582 (2006), se establece:

a) La Educación como Derecho Humano: La educación es un derecho

humano inherente a todas las personas sin distingos de edad, raza,

creencia política o religiosa, condición social, sexo e idioma. El Estado

garantiza el ejercicio de derecho a una educación integral y de calidad

para todos y todas.

b) La Educación como Proceso Pedagógico es un proceso, a través del

cual se prepara al ser humano para la todos los ámbitos de la vida en

sociedad. (…) Es un proceso democrático, creativo, participativo (…)

que permita la apropiación del conocimiento, el desarrollo de hábitos y

habilidades de forma activa destacando el rol del maestro y la maestra

como mediadores de este proceso.

4. Las niñas y niños muchas veces no reconocen las situaciones de violencia que

viven como violación a su derecho y dignidad humana, pareciera que ven la

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violencia como algo normal de las relaciones que se establecen entre ellos y

las personas adultas.

En El Informe Sobre Castigo Corporal y los Derechos Humanos de las Niñas,

Niños y Adolescentes aprobado por la Comisión Interamericana de los Derechos

Humanos de la OEA en su 135º período ordinario de sesiones (OEA, 2009) se

dice que estudios realizados sobre el tema de castigo corporal y su impacto en las

niñas, niños y adolescentes permiten comprobar que esta práctica es aceptada y

tolerada en la mayoría de las regiones del mundo como una manera de disciplina

y control sobre los niños de parte de los adultos responsables de su cuidado y

protección (Capítulo VIII).

Frente a los problemas de violencia ejercida por docentes, el MINED decidió,

mediante el Acuerdo Ministerial 134-2009 del trece de abril de 2009, emitir un

Decreto para garantizar el cumplimiento de lo dispuesto en el arto. 49 del Código

de la Niñez y la Adolescencia, en los centros educativos públicos, privados y

subvencionados a nivel nacional, que “(...) prohíbe a los maestros, autoridades,

funcionarios, empleados o trabajadores del sistema educativo, aplicar cualquier

medida o sanción abusiva a los educandos que les cause daños físicos, morales o

sicológicos…”. (MINED, Decreto 134-2009, 2009).

Sin embargo maestros y maestras parecen percibir dicho Decreto como violatorio

de sus derechos. Una evidencia la podemos encontrar en las declaración de Ena

Fuerte, miembro de la Unidad Sindical Magisterial, quien, además de manifestar

su desacuerdo con el Decreto, afirmó que lo vetarían, debido a que “...deja a los

maestros indefensos, a la deriva, quedamos en manos de los padres de familia a

que nos vengan a agredir junto con sus hijos, es un acuerdo lascivo para los

derechos de los maestros. (La Prensa, 22 de abril de 2007 “Quedamos

indefensos”. Critican decreto del Mined que sanciona golpes en las escuelas”).

12

En la comunidad escolar hay escándalo cuando un estudiante agrede a un

docente, lo que es lamentable, pero no parece lamentarse cuando los docentes

maltratan a los estudiantes, hechos que más bien parecen esconderse, y no se

cuestiona suficientemente por qué lo hacen; más bien cuando se establecen

normas para evitar comportamientos violentos de maestras y maestros hacia el

estudiantado, el gremio docente se siente indefenso.

En el Informe de América Latina en el marco del Estudio Mundial de las Naciones

Unidas 2006, La violencia contra niñas, niños y adolescentes. (Pinheiro, 2006), se

afirma que:

En el caso de México, Guatemala, Honduras, República Dominicana y

Nicaragua los niños, niñas y adolescentes refieren que la violencia física, la

violencia verbal y psicológica ejercida por maestros y maestras es una

forma significativa de violencia. Esta forma de violencia es ejercida cuando

las y los estudiantes presentan incumplimiento a las tareas o lecciones o

ante determinadas conductas en el aula (p. 50).

Lo anterior justifica la importancia del tema de estudio.

Hipótesis

El análisis de las investigaciones realizadas sobre el tema en Nicaragua y otros

países del continente, ya mencionadas arriba, nos permite enunciar la siguiente

hipótesis:

Es posible que la violencia física, agresión verbal y psicológica que ejercen

maestros y maestras de la escuela primaria, en los niños y las niñas, se originen

en la representación social que tienen las maestras y maestros sobre la infancia o

niñez.

13

Preguntas de investigación

Teniendo presente el problema y la hipótesis planteada, las preguntas de este

trabajo se dirigen a entender el pensamiento de las maestras y maestros, en un

intento de reconocer qué significado tienen de la niñez y de encontrar la

interconexión de sus concepciones con la violencia que pueden o no ejercer

contra las niñas y niños que asisten a su aula de clase.

Para entender este problema nos planteamos dos preguntas centrales:

A. ¿Cuáles son las representaciones sociales que tienen las maestras y los

maestros acerca de la niñez? y

B. ¿Cómo las representaciones sociales que tiene las maestras y los maestros

acerca de la niñez inciden en su comportamiento hacia ellos y ellas?

1.3 Marco Teórico

A. Niña y niño

La niñez, tal como se le concibe actualmente no ha existido siempre; en el

desarrollo de la historia de la humanidad se ha representado de forma diversa,

tanto en el espacio privado como en el público. El niño y la niña, hasta antes del

siglo XVI - XVII era considerados como entes sin razón, asociados en relación

dependiente de los adultos y asociados al desarrollo de las especies, las

condiciones de la mujer embarazada, mujer madre, las pautas de crianza, la

alimentación, las instituciones escolares, los sistemas disciplinares, el abandono,

el maltrato, el infanticidio, la supervivencia, los inicios de la pediatría, el trabajo, la

salud infantil (Alzate, 2003).

La representación que históricamente la sociedad ha tenido de los niños y las

niñas se ha fundamentado en su situación, condición de vida y su

14

comportamiento, de ahí que se les perciba de distintas formas: como angelitos,

como objetos propiedad del adulto (desde la época de los romanos y la figura del

pater familia), como discapacitados, dependientes, sin capacidades, como

pequeños adultos, antisociales, abandonados en la calle y por lo tanto en situación

irregular, hasta el reconocimiento actual de sujetos sociales y de derechos, o la

doctrina de la protección integral.

Así, la categoría niñez es resultado de “una compleja construcción social, que

tiene su base en las relaciones y en los modelos de crianza y en condiciones de

carácter estructural.” (Pacheco de Kölle, 2002. p. 23)

De acuerdo con Runge (2008) hacia el siglo XV y XVI:

Al lado de la educación familiar, se consolida la educación escolar que

reafirma su existencia, precisamente como el lugar encargado de hacer que

el niño, en tanto sujeto formable y educable, deje de ser niño y se convierta

en adulto. Así, desde el punto de vista pedagógico y a diferencia, en cierto

sentido, de los humanistas, la educación humana durante la "primera

modernidad" ya no apuntaría tanto a un proceso de realización de por vida,

sino que aquélla, gracias al descubrimiento de la infancia -como es el caso

con los Jesuitas-, queda concebida como el medio adecuado para la

formación del ser humano, desde el punto de vista de la socialización y

preparación para el trabajo y la infancia, a su vez, empieza a ser entendida

como el tiempo propicio para tal fin. La infancia entra a ser comprendida

como tiempo para la educación y la formación, y por tanto, como un periodo

para el disciplinamiento de la voluntad -del cuerpo, los deseos, la

imaginación y la sensibilidad- y para la escolarización del espíritu. (pp. 36-

37).

Antes del siglo XVI no existía la infancia, tal como es entendida y representada en

la actualidad. Alzate (2001), cita a Aries (1973, 1986, 1987) que afirma que la

15

sociedad no podía representarse bien al niño por su fragilidad. Por ello la duración

de la infancia se reducía al periodo de su mayor fragilidad, puesto que cuando

tenía posibilidad de desempeñarse físicamente, se le ubicaba con los adultos. A

Aries se le reconoce haber expuesto el carácter invisible de las concepciones de la

infancia.

Según la misma autora, la concepción de la infancia guarda coherencia con la

sociedad vigente. Los principios de organización religiosa y militar presentes en

períodos como el siglo XII y XIII dan origen a los niños de las cruzadas. Los

principios de organización educativa y científica del siglo XVII y XVIII dan origen al

niño escolar. Los principios de organización industrial dan origen a los niños

trabajadores y a los aprendices del siglo XIX. Los principios de organización

familiar dan origen al hijo de familia que realiza todas sus actividades en el hogar

bajo la tutela de los padres (Alzate, 2001, 2003).

Hay un reconocimiento generalizado que la noción de infancia tiene un carácter

histórico y cultural. En razón de esto han existido diferentes concepciones a lo

largo de la historia. De acuerdo con José Puerto Santos, citado por Jaramillo:

en los años 354 - 430 hasta el siglo IV se concibe al niño como dependiente

e indefenso (“los niños son un estorbo”, “los niños son un yugo”). Durante el

siglo XV en la concepción de infancia se observa cómo “los niños son malos

de nacimiento”. Luego, en el siglo XV, el niño se concibe como algo

indefenso y es por ello que se debe tener al cuidado de alguien y se define

el niño “como propiedad”. Para el siglo XVI ya la concepción de niño es de

un ser humano pero inacabado: “el niño como adulto pequeño”. En los

siglos XVI y XVII se le reconoce con una condición innata de bondad e

inocencia y se le reconoce infante “como un ángel”, el niño como “bondad

innata”. Y en el siglo XVIII se le da la categoría de infante pero con la

condición de que aún le falta para ser alguien; es el infante “como ser

primitivo”. A partir del siglo XX hasta la fecha, gracias a todos los

16

movimientos a favor de la infancia y las investigaciones realizadas, se

reconoce una nueva categoría: “el niño como sujeto social de derecho.

(Jaramillo, 2007: pp. 110-111).

La infancia, para García y Bianchi (1991), es resultado de un proceso complejo de

definiciones, intervención de las instituciones, cambios en la manera de

relacionarse y expresar sentimientos. Estos autores afirman que

los mecanismos e ideas creadores de la infancia corresponden a los

mecanismos e ideas creadores del control de la misma. La historia de la

infancia es la historia de su control (p. 11).

Vadillo y Klinger (2004), cita a Palacios (1989), para afirmar que Rousseau (1712-

1778) en su obra Emilio:

descubre al niño en todas las etapas de su desarrollo y observa que no es

un adulto pequeño. Por el contrario, tiene características propias que deben

tenerse en cuenta en su educación, Es decir, para conocer y educar al niño,

tenemos que conocer sus características (…) Según Rousseau, la

educación efectiva debe basarse en los intereses del niño, no en los del

adulto. (p. 18)

Después de la mitad del siglo XIX, la historia de la infancia está directamente

vinculada a la historia de la escuela, que jugaba un rol de control y reproducción

social, principalmente para los que podían acceder a ella.

Comprender la historia y concepciones de la infancia, como grupo específico de la

sociedad, aporta muchos elementos para entender el desarrollo de la sociedad,

con sus avances, sus miedos, mitos, ideas y desafíos, en este sentido la niñez

constituye un ejemplo paradigmático.

17

Nuevo paradigma de la niñez

El nuevo derecho de niñas, niños y adolescentes, instalado a partir de la

Convención de los Derechos del Niño (Naciones Unidas, 1989) tiene como

fundamento actual la Doctrina de la Protección Integral y como antecedente el

Derecho de Menores basado en la Doctrina de la Situación Irregular. La situación

irregular era aquella en la que se encontraba un menor por razón de: cometer un

acto ilegal, encontrarse en abandono o ser física o mentalmente disminuido o

deficiente.

Antes de 1989 las niñas, niños y adolescentes de ambos sexos no eran

reconocidos como sujetos sociales y de derechos. En general, las legislaciones los

ubicaban en el marco de un concepto de minoridad restringido, que no

incorporaba una noción plena de derechos de la niñez y la adolescencia, y que los

ponía en desventaja con relación a los adultos.

Nicaragua asume los postulados de la Convención y la reconoce

constitucionalmente en el año 1995. Elabora, aprueba y pone en vigencia el

Código de la Niñez y Adolescencia que recoge el nuevo derecho de la niñez y la

adolescencia y el nuevo paradigma, el de la Protección Integral, que reconoce

derechos y deberes a niñas, niños y adolescentes, en corresponsabilidad con la

familia, la sociedad y el Estado, considerándoles personas al igual que a los

adultos, sin discriminación de ningún tipo. “Es necesario admitir que el derecho (la

Convención) ha jugado un papel decisivo en la objetivación de las relaciones de la

infancia con los adultos y con el Estado”. (García, 1999: pp. 16-17).

En Nicaragua, la Convención tiene reconocimiento y fuerza constitucional y su

adecuación a la legislación nacional se encuentra en El Código de la Niñez y la

Adolescencia, Ley 187 (en adelante El Código), que brinda protección integral a

todas las personas que no han cumplido los dieciocho años; estableciendo a lo

interno dos clasificaciones de carácter etario, una la niñez, integrada por las

18

personas que no hubiesen cumplido los trece años de edad y el otro la

adolescencia, que incluye a todas las personas entre los trece años de edad y los

dieciocho no cumplidos (El Código, Artículo 2).

La Convención cambió radicalmente la visión de infancia, en términos formales,

jurídicos e institucionales, es decir, produce grandes transformaciones y marca el

inicio de un nuevo enfoque de la niñez basado en los derechos humanos. El

paradigma de la protección integral de la niñez deja atrás la visión de niñas y niños

concebidos como objeto, demandante de tutela y control.

La Doctrina de Protección Integral, es un conjunto de principios y derechos

humanos que amparan a las personas menores de edad frente a la concepción

tutelar de la doctrina de la situación irregular; concibe a niñas y niños como sujetos

sociales plenos de derechos y deberes.

El Artículo 3 de El Código, crea una nueva ciudadanía, la de la niñez, al

reconocerle capacidad para participar activamente en todas las esferas de la vida

social y jurídica, con los límites que establezcan las Leyes.

Es fundamental subrayar que El Código, “regula la protección integral que la

familia, la sociedad, el Estado y las instituciones privadas deben brindar a las

niñas, niños y adolescentes (Artículo 1); y que toda niña, niño y adolescente nace

y crece libre e igual en dignidad, por lo cual goza de todos los derechos y

garantías universales inherentes a la persona humana” (Artículo 4).

Hurtado (2005, p. 80) afirma que:

Estos derechos de la niñez y la adolescencia apuntan más allá que a la

mera satisfacción de las necesidades básicas (…) entra al novedoso ámbito

de la relación de los niños, niñas y adolescentes con su medio social,

concibiéndolos como seres pensantes, activos, proactivos, protagonistas,

19

partícipes sin discriminación alguna de la vida familia, escolar y comunitaria,

además en asuntos que pudieran directamente afectarles, y partícipes

también de la vida social y política de la nación. Todo desde la perspectiva

de la protección integral que les debemos brindar (Código Niñez, Art. 1) y

desde la conciencia de su estado de evolución y desarrollo.

Todos los derechos de las personas adultas, la Convención y el Código los

reconoce para todas las niñas, niños y adolescentes, que pueden ejercerlos

directamente en función de su edad y desarrollo, y en razón de esta condición se

le reconocen derechos específicos para garantizar su pleno crecimiento.

Según Emilio García Méndez (1999, p.16), la doctrina de Protección Integral que

subyace a la Convención de los Derechos del Niño, tiene

(…) el carácter de revolución copernicana del cambio de paradigma de la

situación irregular a la protección integral, sobre todo en el sentido de

disminución radical de la discrecionalidad en la cultura y prácticas de la

“protección” (recuérdese que la historia es muy clara en mostrar las peores

atrocidades cometidas mucho más en nombre del amor y la protección, que

en nombre explícito de la propia represión).

Este mismo autor señala el surgimiento de otro paradigma, un paradigma que

explica muchas actitudes que las personas tienen frente al paradigma de la

protección integral, para él con:

…la fuerza de la inercia de las cosas y el apoyo del “sentido común” ha ido

surgiendo un nuevo paradigma: es el paradigma de la ambigüedad. El

paradigma de la ambigüedad se encuentra bien representado por aquellos

que, rechazando de plano el paradigma de la situación irregular, no

consiguen acompañar –tal vez por la disminución significativa de las

prácticas discrecionales y paternalistas en el trato con los niños- las

20

transformaciones reales y potenciales que se deducen de la aplicación

consecuente del paradigma de la protección integral, que considera al niño

y al adolescente un sujeto de derechos, y no menos, de responsabilidades

(p.16).

Una persona con derechos y deberes es una persona libre e igual. Reconocer bajo

esta premisa la naturaleza de la niñez, le da a la palabra de las niñas y los niños

una gran importancia. El derecho a expresarse y el derecho a ser escuchados, el

derecho a participar son clave para comprender las relaciones que la sociedad

establece con la niñez para que ejerzan sus derechos y cumplan con sus deberes.

Un derecho de la niñez, después de la Convención de los Derechos del Niño

(1989) y de la asunción de la Doctrina de la Protección Integral, se constituye en

un deber de la sociedad. El derecho de la niñez a expresarse y a ser escuchado,

por la familia, la sociedad y el Estado, esto tienen una gran importancia para el

diálogo inter-generacional. Alessandro Baratta (1999, p. 53) expone que:

no se puede reducir a la pura libertad del niño a expresar su experiencia a

los otros niños y a los adultos, sino que significa en concreto, el deber del

adulto de aprender de los niños, es decir, de penetrar cuanto sea posible al

interior de la perspectiva de los niños, medir a través de ello la validez de

sus propias (adultos) opiniones y actitudes es estar dispuestos a

modificarlas.

El nuevo derecho de la niñez que tiene fundamento en la Doctrina de la Protección

Integral, tiene una relación directa con las funciones de la educación y el rol de

docentes y estudiantes que se observa en los sistemas educativos. En este

sentido Antonio Carlos Gomes Da Costa (1999, p. 62) plantea que:

La historia de la educación, a lo largo del siglo XX, es la historia del pasaje

del paradigma del educando, como objeto pasivo de la intervención del

21

educador, a la condición de sujeto, o sea, de fuente de iniciativa, de

compromiso y de libertad en la conducción de su propio proceso de

desarrollo personal y social.

Este estudio asume el siguiente concepto de niños y niñas:

Las niñas y los niños son personas con derechos y deberes, que deben

gozar de la protección integral. Este concepto abarca a todas las personas

que no hubiesen cumplido los trece años de edad.

B. Violencia

El artículo 19 de la Convención de los Derechos del Niño, ratificada por el Estado

de Nicaragua, mandata a los Estados Partes a adoptar:

…todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas

apropiadas para proteger al niño contra forma de prejuicio o abuso físico o

mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el

abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres,

de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su

cargo (Convención del Niño y la Niña, arto. 19).

En la parte 2 del artículo 28, establece que: “Los Estados Partes adoptarán

cuantas medidas sean adecuadas para velar por que la disciplina escolar se

administre de modo compatible con la dignidad humana del niño y de conformidad

con la presente Convención” (Convención del Niño y la Niña, arto. 28).

Este nuevo paradigma de la niñez, reafirma la vigencia de los derechos humanos

en general, y retoma con mucha fuerza el derecho al bienestar de la niñez y el

compromiso de asegurar su protección contra la violencia, maltrato, abuso y

explotación.

22

El Código (1998) establece en su artículo 5 que:

Ninguna niña, niño o adolescente, será objeto de cualquier forma de

discriminación, explotación, traslado ilícito dentro o fuera del país, violencia,

abuso o maltrato físico, psíquico y sexual, tratamiento inhumano,

aterrorizador, humillante, opresivo, trato cruel, atentado o negligencia, por

acción u omisión a sus derechos y libertades. (El Código, art. 5)

Los estudios sobre violencia realizados por Naciones Unidas (Pinheiro, 2006) y la

Comisión Interamericana de los Derechos Humanos de la OEA (OEA, 2009),

adoptan la definición de violencia que se deriva del Artículo 19 de la Convención

de los Derechos del Niño, asumiendo que violencia es: “(…) toda forma de

perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o

explotación, incluido el abuso sexual” (Convención del Niño y la Niña, arto. 19).

La Organización Mundial de la Salud (2002), define a la violencia como:

El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de

amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o

comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones,

muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. La

definición comprende tanto la violencia interpersonal como el

comportamiento suicida y los conflictos armados. Cubre también una amplia

gama de actos que van más allá del acto físico para incluir las amenazas e

intimidaciones. (OPS, OMS, 2002: p.5).

Por su parte, el Centro Nicaragüense de Promoción de la Juventud y la Infancia

“Dos Generaciones” reconoce que la violencia:

23

está basada en el sometimiento, el irrespeto, el abandono, la injusticia, el

maltrato, la agresión, la discriminación, los gritos, los abusos. Es todo lo que

causa daño a la integridad de una persona. Es el uso abusivo del poder, no

tiene justificación. En la práctica, tanto la persona que ejerce la violencia

como la que la recibe, la justifica, lo que incide a que la violencia se vuelva

un ciclo, que una vez instalado, no se pude romper, sin embargo tenemos

que estar claros/as que si podemos romper la violencia, pero primero hay

que reconocerla. Después de una golpiza que uno de tus padres te da, te

dice: “te pego porque te quiero”, “te pego a hora para que mañana no seas

un delincuente”, ¿alguna vez te lo han dicho? Esas acciones o expresiones

de sentimiento justificados en el amor que te tienen no es más que

violencia. (Centro Nicaragüense de Promoción de la Juventud y la Infancia.

Dos Generaciones, 2009: p.33).

La Ley General de Educación de la República de Nicaragua, en su Artículo 100

inciso (c), plantea como derecho de los estudiantes: “Ser tratado con justicia y

respeto, y no ser sujeto de castigos corporales, humillaciones ni discriminaciones”.

La problemática de la violencia contra la infancia es un fenómeno social de graves

dimensiones, que no es nuevo y en la historia, leyendas, cuentos y novelas

encontramos que históricamente la violencia hacia niñas y niños se ha justificado

de diversas formas: desde calmar a los dioses para lo que eran sacrificados, ser

tratados como objetos de cambio, hasta castigarles como una forma de imponer

disciplina, respeto y obediencia.

La violencia es ejercida por personas que se encuentran en una posición de

ventaja frente a otras: adulto frente a un niño, hombre frente a una mujer; maestro

frente a estudiante, jefe frente a empleada. La violencia es resultado del abuso del

poder y los conflictos que esto genera.

24

Con relación al maltrato, Santana-Tavira et al (1998, p. 2), cita a Manterola (1992)

que afirma “El maltrato a los niños no es un mal de la opulencia ni de la carencia,

sino una enfermedad de la sociedad”.

Y Meirier, por su parte dice que:

Podemos llamar violencia a todo acto que atente contra la integridad física o

psicológica de un sujeto. En cuanto a estas dos áreas, física y psicológica,

la segunda palabra no es anecdótica, puesto que hay violencias que van

específicamente en contra de la integridad psicológica, por ejemplo la

humillación. (Meirier, 2008: pp. 93-94).

Sumado a los crecientes niveles de violencia y pobreza que las sociedades viven,

existe el maltrato hacia la niñez, que perjudica profundamente la integridad del

niño y la niña. El maltrato, según Sandra Pacheco de Kölle (2002, p. 205), es un

concepto que incluye:

agresión física, mental o emocional, abuso sexual, explotación laboral,

omisión de asistencia, situaciones de desamparo y abandono y otras. Un

gran número de niños son sometidos a prácticas violentas bajo la

percepción arraigada que se tiene de ellos como una carga económica o

como propiedad personal de los padres. Se les hace víctimas de castigos

físicos y morales, considerados normas de enseñanza y disciplina, y que

bajo el concepto de educación atentan contra sus derechos y contra la

dignidad de personas.

La Organización Mundial de la Salud, según las características de los que

cometen el acto de violencia, ha dividido la violencia en tres categorías generales:

la violencia auto-infligida;

la violencia interpersonal;

la violencia colectiva.

25

Hay consenso de que el maltrato no solo daña en el presente, sino que afecta

potencialmente el futuro del niño y la niña que lo sufre y por ello toda situación,

acción, situación y omisión que limite a la niñez de sus derechos y libertades e

impidan ser personas en plenitud debe considerarse violencia, maltrato y debe ser

condenado.

Las formas en que se expresa la violencia se clasifican como:

Física: Causa daño, no accidental, que provoca lesiones.

Psicológica:

Verbal: Utilización del lenguaje para insultar, denigrar, rechazar,

comparar, humillar.

Omisión: Discriminación, no ser escuchado ni tomado en cuenta,

prohibición: no hablar, no jugar.

Imposición: demanda a niñas y niños tareas superior a su

desarrollo-capacidades.

Toldos, (2002, pp. 16-17) en su tesis doctoral: Adolescencia, Violencia y Género,

explica un tipo de violencia que se denomina violencia instrumental que:

Básicamente, asumiendo que los agresores/as están actuando

racionalmente, esta perspectiva mantiene que las personas que agreden

tienen otro objetivo en mente, una meta que es más importante que el

deseo de herir a sus víctimas: el deseo de influenciar o externalizar poder

sobre otra persona, o establecer una identidad o impresión favorable. Estos

objetivos pueden operar juntos, y los agresores pueden intentar conseguir

su camino o imponer su poder para desarrollar y fortalecer su autovalía. (…)

Este tipo de violencia es utilizada por individuos que ocupan o mantienen

una posición de superioridad respecto a las personas que la sufren. Esta

superioridad suele ser tanto física como social, es decir, nos encontramos

ante una situación, en la cual el más fuerte por sus características físicas,

26

sus mecanismos disponibles para causar daño y por su situación social,

recurren a una conducta teóricamente innecesaria para conseguir sus

objetivos.

Para esta investigación se asume el siguiente concepto de violencia:

Violencia es el uso abusivo del poder, por acción u omisión, que viola derechos

humanos y causa daño o sufrimiento físico o psicológico a niñas y niños,

afectando su dignidad.

El poder se da donde haya relaciones sociales y la sociedad es un entramado de

relaciones sociales, del que participa maestros, maestras y la niñez que atiende la

escuela. La violencia se origina en una concepción acerca de la propia naturaleza,

la naturaleza de la otra persona y la relación de poder sobre ella.

La niñez vive tres formas de violencia:

la violencia entre pares: entre niñas y niños,

la violencia que ejercen los adultos sobre las niñas y los niños (adultismo),

la violencia institucional-estructural: imposición de normas.

El fundador de Fe y Alegría, Padre José María Vélaz, decía: “el niño entiende la

autoridad, cuando no es autoritaria, desamorada o impaciente” (Lazcano, 2005,

p.54).

C. Representaciones Sociales

La literatura reconoce a Serge Moscovici como uno de los fundadores de la teoría

de las representaciones sociales, sus planteamientos son referentes básicos para

tratar de comprender las actitudes y los comportamientos que están presentes en

las personas tanto individual como de forma colectiva.

27

En general, los comportamientos y la comunicación que se produce entre las

personas frente a determinados hechos o situaciones que, según Moscovici (1979,

pp. 17-18) responden “a una modalidad particular del conocimiento”.

Según este autor, la representación es un conjunto organizado de conocimientos

que se va construyendo a partir de creencias, valores, mitos, historias, ideas y

opiniones; y constituye “una de las actividades psíquicas” que ayudan a las

personas a encontrar o dar sentido y significado a las cosas, es decir, a la

“realidad física y social”, fundamental para comprender las relaciones de unos con

otros.

La Representación social citado por Perera (2005, p. 44), de acuerdo con

Moscovici (1981).

(...) es un conjunto de conceptos, enunciados y explicaciones originados en

la vida diaria, en el curso de las comunicaciones interindividuales. En

nuestra sociedad se corresponden con los mitos y los sistemas de

creencias de las sociedades tradicionales; incluso se podría decir que son

la versión contemporánea del sentido común... constructos cognitivos

compartidos en la interacción social cotidiana que proveen a los individuos

de un entendimiento de sentido común, ligadas con una forma especial de

adquirir y comunicar el conocimiento, una forma que crea realidades y

sentido común. Un sistema de valores, de nociones y de prácticas relativas

a objetos, aspectos o dimensiones del medio social, que permite, no

solamente la estabilización del marco de vida de los individuos y de los

grupos, sino que constituye también un instrumento de orientación de la

percepción de situaciones y de la elaboración de respuestas...

Desde la perspectiva anterior consideramos que las representaciones sociales,

que se expresan de forma cotidiana en formas de comportamiento y de

28

comunicación, sirven para estudiar el problema planteado, que de acuerdo a lo

expuesto, es un problema social que afecta los derechos humanos de niñas y

niños que asisten a la escuela primaria, por cierta violencia que ejercen algunos

docentes en contra de sus estudiantes.

La definición de las representaciones sociales, es un concepto inacabado,

dinámico y se encuentra siempre en construcción. Perera (1999, p. 7), cita a

Moscovici (1976) que planteó: “(...) si bien es fácil captar la realidad de las

representaciones sociales, no es nada fácil captar el concepto...”. Ello nos anima a

indagar en la complejidad del concepto que nos convoca.

En el mismo sentido, se expresó Sandra Araya, (2002, p. 26) al plantear que las

representaciones sociales: “son fáciles de captar, pero su definición conceptual no

comporta la misma facilidad debido a la complejidad de los fenómenos de los que

da cuenta”, de ahí que sea un concepto complejo de definir y aprehender.

Es importante para la comprensión del concepto lo planteado por Araya (2002, p.

11) en su trabajo “Las representaciones sociales: Ejes teóricos para su discusión”,

Las Representaciones Sociales, en definitiva, constituyen sistemas

cognitivos en los que es posible reconocer la presencia de estereotipos,

opiniones, creencias, valores y normas que suelen tener una orientación

actitudinal positiva o negativa. Se constituyen a su vez como sistema de

códigos, valores, lógicas clasificatorias, principios interpretativos y

orientadores de las prácticas, que definen la llamada conciencia colectiva,

la cual se rige con fuerza normativa en tanto instituye los límites y las

posibilidades de la forma en que hombres y mujeres actúan en el mundo”.

Esta misma autora, cita los principales planteamientos teóricos de Moscovici

(1979); Jodelet (1984); Farr (1984); Banchs (1986); Di Giacomo (1987) Paéz,

Ayestaran y De Rosa (1987), Ibañez (1988), Marková (1996) y Doise (1998) que

29

fundamentan su concepto de la representación social. Cada uno de ellos le pone

su propio acento a la teoría de las representaciones sociales, pero en lo que

respecta a las funciones esenciales que estas cumplen, se aprecian en general,

elementos comunes; así como en la importancia que para la comunicación,

interacción y cohesión de los grupos sociales tienen.

Araya (2002, p. 27), cita a Jodelet (1984) y hace alusión a las representaciones

sociales como una forma de pensamiento social, afirmando que las

representaciones sociales son:

(....) En pocas palabras el conocimiento “espontáneo”, ingenuo (...) que

habitualmente se denomina conocimiento de sentido común o bien

pensamiento natural por oposición al pensamiento científico. Este

conocimiento se constituye a partir de nuestras experiencias, pero también

de las informaciones, conocimientos y modelos de pensamiento que

recibimos y transmitimos a través de la tradición, la educación y la

comunicación social. De este modo, ese conocimiento es en muchos

aspectos un conocimiento socialmente elaborado y compartido. Bajo

sus múltiples aspectos intenta dominar esencialmente nuestro entorno,

comprender y explicar los hechos e ideas que pueblan nuestro universo de

vida o que surgen en él, actuar sobre y con otras personas, situarnos

respecto a ellas, responder a las preguntas que nos plantea el mundo, [el

resaltado en el original].

Araya (2002, p. 28), cita a Farr (1984) y afirma que él parafrasea a Moscovici, al

señalar que las representaciones sociales son:

Sistemas cognoscitivos con una lógica y un lenguaje propios. No

representan simplemente “opiniones acerca de”, “imágenes de”, o “actitudes

hacia” sino “teorías o ramas del conocimiento” con derechos propios para el

descubrimiento y la organización de la realidad. Sistemas de valores, ideas

30

y prácticas con una función doble: primero, establecer un orden que permita

a los individuos orientarse en su mundo material y social y dominarlo;

segundo, posibilitar la comunicación entre los miembros de una comunidad

proporcionándoles un código para el intercambio social y un código para

nombrar y clasificar sin ambigüedades los diversos aspectos de su mundo y

de su historia individual y grupal.

De acuerdo con Araya (2002, p. 28), María Auxiliadora Banchs (1986) define las

representaciones sociales como:

La forma de conocimiento del sentido común propio a las sociedades

modernas bombardeadas constantemente de información a través de los

medios de comunicación de masas (...) en sus contenidos encontramos sin

dificultad la expresión de valores, actitudes, creencias y opiniones, cuya

sustancia es regulada por las normas sociales de cada colectividad.

El pensamiento individual y social juega un importante rol en la configuración de

las representaciones sociales, pero no se manifiestan de forma aislada, existiendo

una interdependencia entre ambos componentes.

Araya (2002, p. 29), cita a Ivana Marková (1996) que acentúa la interdependencia

entre lo individual y lo social, al señalar que:

La teoría de las representaciones sociales es fundamentalmente una teoría

del conocimiento ingenuo. Busca describir cómo los individuos y los grupos

construyen un mundo estable y predecible partiendo de una serie de

fenómenos diversos y estudia cómo a partir de ahí los sujetos “van más

allá” de la información dada y qué lógica utilizan en tales tareas…. Si no

fuese por las actividades llevadas a cabo por los individuos, el entorno

social simbólico no pertenecería a nadie y por consiguiente no existiría

como tal [el resaltado es del original].

31

En este sentido, Araya (2002), a partir de los diferentes ejes teóricos de las

representaciones sociales, subraya la conexión entre la representación social y los

factores sociales y estructurales, tales como los estatus socialmente definidos, de

ahí la existencia de una relación directa que establecen las representaciones

sociales con la ubicación social de las personas que las comparten, que ven en los

comportamientos una lógica de sentido común.

En la interacción como proceso social (Páez, 1987), se construyen aprendizajes y

afloran contradicciones, que pueden generar conflictos, ahí es donde surgen las

representaciones sociales.

Rivera y Ceciliano (2004, p. 41), señalan que: “La Representación social

constituye el insumo básico de las configuraciones mentales y del proceso de (re)

construcción de la cultura”.

Analizando los diferentes planteamientos teóricos, se destacan los hechos y

procesos donde interactúan las personas y la comunicación, en un sentido amplio,

tanto cuanto interacción u omisión comunicativa, como contextos donde se

manifiestan, nutren o surgen las representaciones.

Estos planteamientos, cuyos énfasis varían en base a la posición de quien lo

defiende, denotan referencias comunes respecto a las funciones que cumplen las

representaciones sociales, funciones que son importantes para la comunicación, la

interacción y la cohesión de los grupos sociales.

Las representaciones sociales, citado por Araya (2002, p. 37), de acuerdo con

Sandoval (1997) tienen cuatro funciones:

La comprensión, función que posibilita pensar el mundo y sus relaciones.

La valoración, que permite calificar o enjuiciar hechos.

32

La comunicación, a partir de la cual las personas interactúan mediante la

creación y recreación de las representaciones sociales.

La actuación, que está condicionada por las representaciones sociales.

A partir de estas funciones de las Representaciones Sociales, se reafirma la

hipótesis planteada, de que la representación social que las maestras y maestros

tienen, ejercen influencia en la forma en que comprenden su mundo y las

relaciones que ahí establecen: familia, aula de clase, escuela y comunidad.

La valoración que hacen o tienen las maestras y maestros de las niñas y los niños,

como sujetos activos con derechos, o seres pasivos, necesitados y dependientes,

estaría ejerciendo influencia en los comportamientos de maestras y maestros

hacia las niñas y los niños y en la forma en que se comunican con ellas y ellos.

1.4 Objetivos de la investigación

A. General

Analizar las representaciones sociales como elemento clave para

entender la violencia o no violencia de los docentes hacia los niños

en el aula de clases.

B. Específicos

Analizar cómo las maestras y maestros racionalizan y justifican la

violencia hacia los niños en el aula.

Proponer cambios en la forma de abordar el tema de la violencia, a

partir de poner énfasis en la dimensión que origina la violencia, no en

sus manifestaciones.

33

1.5 Categorías de estudio

Frente al problema, la hipótesis planteada, las preguntas y el marco teórico, se

construyeron dos categorías para el estudio: violencia y representaciones sociales

acerca de las niñas y los niños.

A. Violencia

Para este estudio se asume como definición conceptual, la definición de la

Organización Mundial de la Salud (2002) que también ha sido utilizada en el

marco de referencia en el Estudio del Secretario General de las Naciones Unidas

sobre la violencia contra los niños (2006).

Definición conceptual: Violencia es resultado del uso abusivo del poder, que por

acción u omisión causa daño o sufrimiento físico o psicológico a niñas y niños,

afectando su dignidad. (OMS: 2002)

La defición operacional ha sido elaborada por el investigador, a partir de los

diferentes planteamientos teórico, su conocimiento en el tema y su propia

experiencia.

Definición operacional: la violencia es física y sicológica.

Violencia física, es toda forma de castigo que se ejerce utilizando la fuerza física,

partes del cuerpo y/o la utilización de objetos, entre otros: regla, coyunda, barejón,

cuadernos, zapato, la mano, faja, alambre; y se expresa a través de golpes,

palmadas, empujones, jaladas de oreja y patillas, coscorrones; causa dolor, daño

físico y provoca lesiones.

Violencia sicologica, es toda forma de castigo humillante, puede ser verbal e

impositiva (acción) y discriminatoria (omisión). Se expresa a través del uso del

lenguaje para insultar, denigrar, rechazar, comparar, humillar, reprochar, reprimir,

34

gritar; y, es impositiva cuando se exige a las personas, en este caso a niñas y

niños que realicen tareas por encima del desarrollo de sus capacidades. Por

omisión, se da cuando se discrimina e ignora a la persona, no es escuchada ni

tomada en cuenta y se le prohibe hablar, preguntar, moverse, jugar, ser activo.

Causa dolor, daño sicológico, afecta la autoestima y el desarrollo integral.

Indicadores

Modo de relacionamiento (diálogo, consenso, imposición, obediencia,

orden).

Diferenciación del trato en función del género.

Tipo de actividades que pide hacer a niños – niñas, en clase o fuera de ella

para aprender.

Reacciones frente a situaciones difíciles o que considera inapropiadas

(indisciplina, pleitos, habla en clase, preguntar).

Reacciones frente a problemas que niños y niñas tienen: aprendizaje,

relación, etc.

Reconocimiento frente a logros de niñas y niñas.

Concepción de disciplina.

Concepción de respeto.

B. Representaciones sociales de las niñas y los niños

La definición conceptual y operativa ha sido elaborada por el investigador a partir

del estudio y análisis de los diferentes planteamientos teóricos, sus conocimientos

y experiencia de trabajo por los derechos humanos de la niñez y la adolescencia.

Definición conceptual: Son las ideas o conocimientos de sentido común que

tienen los y las docentes acerca de la naturaleza de los niños y niñas, y las

relaciones de poder que establecen con ellos en base a esas ideas o

conocimientos.

35

Definición operacional: Concepcion que el maestro y la maestra tienen del niño

como objeto o sujeto.

Niña-niño objeto, es aquel al que no se le reconocen derechos, capacidades ni

responsabilidades, se le ve como incapaz y se valora que es pasivo, receptor y

necesitado; no merece respeto sino protección por parte de los adultos.

Niña-niño sujeto, es aquel al que se considera persona en igualdad de derechos y

oportunidades, con capacidades y responsabilidades en base a su condición de

desarrollo; es sujeto activo, puede expresarse, opinar, participar, ser escuchado,

interactuar para participar en su desarrollo y construcción de aprendizajes; siente,

piensa y tiene emociones.

Indicadores

Naturaleza de la niña y el niño.

Valoración del niño y de la niña como sujetos o no de derechos.

Derechos que les reconoce a niñas y niños.

Deberes que le asigna a niñas y niños.

Capacidades que les reconoce al niño y a la niña.

Opinión del Código de la niñez como obstaculizador o facilitador de su

labor.

36

2. DISEÑO METODOLÓGICO

En base a las definiciones conceptuales de las principales categorías de nuestro

estudio, diseñamos operativamente la investigación.

2.1 Enfoque

La presente investigación es de tipo cualitativa ha sido abordada como una

investigación exploratoria y descriptiva centrando su interés en la comprensión de

las representaciones sociales, es decir el conocimiento de sentido común, que

maestras y maestros tienen de las niñas y niños que asisten a sus aulas de clase

en calidad de estudiantes, y cómo estas representaciones sociales están en la

base de las relaciones de violencia que establecen maestras y maestros con sus

estudiantes.

La investigación realizada no pretende generalizar los resultados ni las

conclusiones obtenidas, sino profundizar en el estudio de un fenómeno. El método

cualitativo, que tiene su origen en Max Weber (1864-1920), permite la elaboración

de hipótesis y trabajar con una muestra pequeña, lo importante ha sido la

comprensión de la realidad y significados subjetivos y el contexto donde se hace

presente el problema estudiado. (Osorio, 2010).

El conocimiento de las representaciones sociales, desde una aproximación

cualitativa, es inductivo, recopila la información a través conversaciones

(espontáneas) o por medio de entrevistas, en donde la persona es considerada

una productora de sentidos; este método permite profundizar en las ideas y

analizar su contenido, se presenta principalmente a través de textos,

declaraciones, narraciones y sus significados. (Araya, 2002; Osorio, 2010).

El diseño realizado es no experimental y sus resultados hacen un primer

acercamiento al tema.

37

2.2 Sujetos de la investigación

Los docentes son los sujetos de la investigación. Se seleccionó a propósito una

muestra de contraste: dos maestras de aulas donde no se reporta violencia y dos

maestras de aulas donde se tenía reporte de algún tipo de violencia. También se

seleccionaron a dos directoras de escuela primaria, una donde se reporta violencia

hacia los estudiantes y otra que no.

La muestra se organizó a partir de evidencias recopilada por Fe y Alegría, a través

de acompañamiento a centros educativos, conversaciones con coordinadoras de

región de Fe y Alegría, directoras de centro, promotoras educativas, maestras,

maestros y estudiantes. Se gestionó información con la Federación Coordinadora

Nicaragüense de ONG que trabajan con la Niñez y la Adolescencia y con el Foro

Educativo pero no se obtuvo información precisa que posibilitara la selección de la

muestra.

Se entrevistaron a cuatro maestras, dos directoras y cuatro estudiantes de

escuelas primarias de las aulas observadas, de las áreas urbanas y rurales de

Nicaragua, dos egresadas de la carrera de magisterio; y, se conversó con dos

coordinadores regionales y una promotora educativa de Fe y Alegria, también se

conversó con veinte estudiantes de la escuelas que participaron de la

investigación.

Algunas características de docentes, directivos y estudiantes se pueden observar

en los siguientes cuadros.

Cuadro 1 Características de los docentes sujetos de la investigación

Docente Sexo Ubicación Grado que imparte Edad

A Femenino Rural 3er grado 42

B Femenino Urbano 4to grado 48

38

Docente Sexo Ubicación Grado que imparte Edad

C Femenino Urbano 5to grado 33

D Femenino Rural 5to grado 33

Cuadro 2 Características de directivos entrevistados Directivo Sexo Ubicación Docentes

A Femenino Rural 13

B Femenino Rural 7

Cuadro 3 Características de estudiantes entrevistados

Estudiantes Sexo Ubicación

A Masculino Rural

B Femenino Urbano

C Femenino Rural

D Masculino Urbano

2.3 Técnicas e instrumentos de investigación

Para realizar la investigación, se utilizaron como técnicas cualitativas principales

las siguientes:

La entrevista en profundidad. Que de acuerdo con Hernández

Sampieri et al (2010, p. 418) la entrevista sirve para recolectar datos

cualitativos y por medio de ella se logra establecer comunicación y la

construcción de significados respecto a un tema, donde la

interaccion a través de preguntas y respuestas tiene una gran

39

importancia, además afirma, citando a King y Horrocks (2009), que la

“entrevista cualitativa es más íntima felxible y abierta”.

En la entrevista el entrevistador debe ser en todo momento

respetuoso, considerar el contexto, los tiempos y las características y

el lenguaje de los entrevistados; ello marca el orden de las preguntas

que buscan obtener puntos de vistas, reflexiones y opiniones de los

entrevistados desde su propia dinámica, experiencias y forma de

hablar.

La entrevista se trabajó con maestras, directoras y estudiantes.

La observación no participante. Es importante en la investigaciòn

cualitativa, está orientada a comprender los procesos que se

desarrollaran en un entorno, contexto y momento determinado;

también es importante para comprender las relaciones que se

establece entre las personas en situaciones y circunstancias

específicas.

En la observación se deben poner a funcionar todos los sentidos, ver

y escuchar, analizar y comprender, percibir, interpretar y anotar

interacciones, situaciones y detalles que son importantes. Sampieri

et al (2010)

La observación no participante se realizó en aulas de escuelas de

primaria urbana y rural.

La identificación de las Representaciones Sociales, se hizo a partir de lo que los

sujetos de la investigación dicen y hacen, con respecto a las categorías

investigadas.

40

Se utilizó para la recolección de datos cuatro instrumentos:

Una guía de entrevista para maestras.

Una guía de entrevista para directoras.

Una guia de entrevista para estudiantes.

Un guión de observación.

Las preguntas de los instrumentos se organizaron en dos grandes bloques cada

uno teniendo presente el problema, las interrogantes de la investigación y las

categorías de estudio definidas.

2.4 Procedimientos

Para realizar la investigación se organizaron los siguientes procesos:

a) Exploración. Se identificó tema y énfasis de la investigación y se buscó

información, estudios, planteamientos sobre la importancia del tema. Con las

ideas previas y esbozadas, se compartió y reflexionó colectivamente sobre los

alcances de la investigación, su coherencia interna y los posibles enfoques

metodológicos a considerar para lograr los objetivos propuestos.

b) Anteproyecto. Se realizó un proceso de trabajo, que representó la búsqueda

de teorías, fuentes bibliográficas, estudios, realización de entrevistas,

elaboración de participación en talleres de elaboración de marco teórico;

elaboración de propuesta, análisis, reflexión y debate de la misma, intercambio

y retroalimentación con tutora, claustro de docentes y maestrantes. Se

puntualizó sobre marco teórico, enfoque metodológico y su coherencia interna.

Se organizó un cronograma de trabajo para el trabajo de campo y el

acompañamiento de la tutora.

41

c) Trabajo de campo. Se elaboraron los instrumentos para la recolección de la

información cualitativa, las guías para las entrevistas y la guía de observación.

Estos instrumentos fueron sometidos a validación mediante entrevistas con

dos maestras y la observación a un aula de clase. Los resultados de la

validación no forman parte del presente trabajo.

Las actividades realizadas en el trabajo de campo se presentan a

continuación:

Se conversó con directoras y director de los centros educativos de los

docentes estudiados, para explicar los objetivos de la investigación.

Se solicitó autorización a directoras para entrar a las aulas de clase y para

entrevistar a las maestras.

Se explicó a las maestras identificadas, los objetivos de la investigación y

se les solicitó su autorización para realizar la observación en el aula de

clase.

Se solicitó su colaboración a las maestras para entrevistarles.

Se observó el desarrollo de las clases.

Se observó a estudiantes y maestras en el receso (recreo).

Se entrevistó a maestras, directoras y estudiantes.

Se conversó con estudiantes de diferentes grados de primaria.

Se procedió al registro de la información generada en la observación y las

entrevistas.

Por último, se procedió al análisis de los resultados.

Se observaron cinco aulas, tres están ubicadas en el área rural del país, una en el

occidente y dos en la zona norte; las otras dos aulas pertenecen a escuelas

urbanas de barrios marginales de la capital. El aula del área rural ubicada al

occidente del país no presentaba las mejores condiciones en términos de

iluminación y ventilación, tampoco presentaba una ambientación adecuada y

aunque tenían los pupitres completos se notaba que estos requieren de

42

mantenimiento. Se observó en el desarrollo de la clase que el estudiantado no

cuenta con textos y a la maestra le faltan materiales didácticos.

Las aulas del área rural ubicadas en la zona norte, presentaban buenas

condiciones de infraestructura y mobiliario; iluminación y ambientación, así como

pequeños estantes con textos a disposición del estudiantado.

Las condiciones de las aulas urbanas no eran mejores que las del aula rural del

occidente del país, presentan condiciones precarias.

Los resultados que se presentan se han organizado a partir de las preguntas que

guiaron la investigación y el análisis se realizó teniendo como referencia el marco

conceptual de esta tesis.

2.5 Procesamiento y análisis de la información:

La información obtenida de entrevistas y observaciones se digitó y codificó en

base a árbol de categorías usando MAX QDA que es un software especializado

para el procesamiento de datos cualitativos. Los segmentos codificados fueron

recuperados en base a cada una de las categorías y actores produciendo matrices

para el análisis.

A partir de cada una de las matrices se procedió a realizar un análisis categorial

que se expone en la sección de Análisis de Resultados de esta tesis.

43

3. ANALISIS DE DATOS Y PRESENTACIÓN DE RESULTADOS

Como ya fue mencionado, las preguntas que se responden en esta investigación

son dos:

1) ¿Cuáles son las representaciones sociales que tienen las maestras y los

maestros acerca de la niñez?

2) ¿Cómo esas representaciones sociales que tiene las maestras y los

maestros acerca de la niñez inciden en su comportamiento hacia ellos y

ellas?

Estas preguntas están directamente relacionadas con el problema y la hipótesis de

investigación.

Para cada pregunta se identificaron categoría e indicadores que han servido de

parámetros para indagar cómo se expresa la comprensión de las maestras y

maestros sobre la niñez e inferir sus representaciones sociales como elemento

clave para entender la violencia o no violencia de los docentes hacia las niñas y

los niños en la escuela.

Se asume que con este conjunto de indicadores es posible conocer qué conceptos

y pensamientos están en las mentes de las maestras y los maestros, como

constructo de su representación social sobre la niñez y la violencia; también es

posible inferir la relación de las representaciones con su comportamiento violento

o no violento.

Para esta investigación se definieron dos categorías de docentes: las que ejercen

violencia en contra de sus estudiantes (en adelante maestra A y maestra B) y dos

maestras de las que se tienen información no ejercen violencia hacia sus

estudiantes (en adelante maestra C y maestra D).

44

También se entrevistaron dos directoras de escuelas primaria, una donde hay

información que los docentes ejercen violencia (en adelante Directora A) y otra

donde se tiene información que no ejercen violencia (en adelante Directora B), y

dos estudiantes de la escuela primaria.

A continuación se presentan los resultados y el análisis de cada una de las

preguntas de investigación.

1. ¿Cuáles son las representaciones sociales que tienen las maestras y los

maestros de la niñez?

Qué son las niñas y los niños según las maestras.

Conocer qué son para las maestras las niñas y los niños, es el punto de partida de

esta investigación, por ello es significativo que las maestras que ejercen violencia,

A y B, expresen que las niñas y los niños, desde que nacen, son personas. Al

comparar su concepto de persona con su explicación de por qué las niñas y los

niños son personas, pareciera que tienen dos representaciones de personas, una

para los adultos y otra para la niñez, apreciando que en estas maestras prevalece

la vieja concepción referida a la niñez como un objeto pasivo.

Por un lado cuando se les pregunta qué es para ellas ser persona o cómo

caracterizarían a una persona, afirman lo siguiente:

“(Ser persona es) Ser pensante, que razona, que siente. Puede mostrar

sentimiento, puede criticar, puede evaluarse, autoevaluarse y evaluar a la

otra persona” Entrevista\Maestra A. Posición 15. Representación\persona.

También mencionan las siguientes características:

45

“(Ser persona es) Un ser vivo, que vive en una comunidad, que participa,

que aporta”. Entrevista\Maestra B. Posición 16. Representación\persona.

En esta definición de persona se representa un sujeto activo. Sin embargo cuando

las maestras A y B fundamentan por qué las niñas y los niños son personas, no

parecen aplicar su concepto de persona a las niñas y los niños. Al preguntar si los

niños eran personas se obtuvieron estas respuestas:

“(Las niñas y los niños son) Son personas, criaturas a cuidar, que están

pequeñas, que no saben, ni han aprendido, se les debe ayudar, no han

desarrollado, no están completas”. Entrevista\Maestra B. Posición 20.

Representación\naturaleza.

“(Las niñas y los niños son) Ah, claro, de hecho desde que nace, nace

persona. Tierno, llora, alguna necesidad tiene, siente. Ya conoce, a veces

con la voz conoce quien le habla, escucha”. Entrevista\Maestra A. Posición

18 - 20. Representación\naturaleza.

Esas respuestas parecen indicar que en el fondo subyace una representación de

las niñas y los niños como un objeto pasivo, no por las condiciones del medio, sino

porque ven en la naturaleza de la niña y el niño a personas en necesidad,

incompleta, por lo tanto limitadas a participar en su propio desarrollo.

Las maestras C y D, que no ejercen violencia, también consideran a las personas

como sujetos activos, con derecho a vivir felices, en paz y con capacidades para

forjarse en la realidad que le toca vivir. Parecen valorar a la persona en una

dinámica de crecimiento y en relación con su medio, esto se deduce de la

siguiente declaración:

“(Ser persona es) es un elemento primordial para la vida, para hacer con

voluntad propia, como lograr desarrollarse, gustar, querer, pensar, lograr,

46

hacer, valores. Es para sobrevivir en paz, religión, educación, seguridad de

sí misma. Formación de carácter que se va adquiriendo, lograr con futuro,

tener habilidades, para salir adelante”. Entrevista\Maestra C. Posición 15 -

16. Representación\persona.

Una característica que se exteriorizó unido al concepto de persona, es el de la

felicidad y fue expresada por la maestra D:

“(Ser persona es) Es un individuo que vino a la vida a vivir, es decir vino al

mundo a ser feliz, que venimos a ser feliz, (…) en la vida siempre vamos a

tener obstáculos, pero esos mismos obstáculos te van a impulsar, es decir

te van a enseñar”. Entrevista\Maestra D. Posición 15 - 16.

Representación\persona.

En general, las maestras presentan una definición de persona desde una

perspectiva de sujetos activo, con derechos, que sienten, piensan, tiene

emociones, participan y aportan en su realización personal (su vida) independiente

de los obstáculos.

A diferencia de las que ejercen violencia, las maestras C y D consideran a las

niñas y los niños personas al igual que los adultos, y coinciden en representar a

las personas, independiente de su edad, como sujetos activos, esto se expresa en

la siguiente afirmación:

“(Las niñas y los niños son) “son personas porque a pesar de pequeña

edad, se integran, se activan en actividades”. Entrevista\Maestra C.

Posición 20. Representación\persona.

De acuerdo con la maestra D, las niñas y los niños al igual que los adultos son

personas, pero tienen algunas características que los diferencian, una de éstas, la

transparencia, así lo expresa en:

47

“(Las niñas y los niños son) “ambas son personas, adultos y niños. Yo lo

siento como que los niños son más claro, el corazoncito de ellos, por lo

mismo que son así ellos no andan con cosa, son seres, incluso son seres

más que nosotros. Por lo general yo he encontrado en las personas adultas

como máscaras, pero el niño no tiene máscara, el niño son así como son,

pero el adulto no, se va poniendo máscara, máscara y máscara. La misma

experiencia de la vida te han enviciado, las personas decidimos lo bueno y

lo malo, decir la verdad o decir la mentira. (Las niñas y los niños) Son más

transparentes que las personas adultas”. Entrevista\Maestra D. Posición 20:

22. Representación\persona.

Pareciera que las niñas y los niños generan en esta maestra mayor confianza que

los adultos, puesto que según ella, niñas y niños son personas más directas y

transparentes, con ello también se puede deducir que manifiesta la existencia de

cierto grado de vulnerabilidad de la niñez frente a los adultos y a contextos que le

pueden no ser favorables.

Qué es la niñez.

Es representativo que la maestra A señala que las niñas y los niños son personas

desde que nacen, pero al igual que la maestra B (ambas ejercen violencia), no

logra responder con precisión en qué etapa de la vida una persona es niña o niño.

Ambas no ubican en términos de edad cuándo termina la niñez.

De sus respuestas podríamos inferir que tienen una representación social de la

niñez asociada a necesidad y dependencia, en el marco de lo que Aries define

como entender la niñez como el “periodo de su mayor fragilidad”. (Aries, 1987

citado en Alzate, 2002).

48

En la valoración de las palabras “criaturas”, “pequeñas, “no saben”, “tierna” y

“llora”, mencionadas por las maestras, se infiere un concepto que puede ser

clasificado como romántico pero subjetivo, al asociar a las niñas y los niños con un

concepto sin vida propia, destacando la relación dependiente para con los adultos

(Alzate,2004 ). Esto se puede apreciar en la siguiente respuesta:

“niño, niña es: Persona pequeña, que todavía necesita que le ayude; y tiene

que ayudarle en todo, hasta pensar, saber cómo tiene que hace las cosas,

que necesita que le están enseñando casi todo. Necesita más compañía,

también cariño, afecto”. Entrevista\Maestra A. Posición 22.

Representación\naturaleza.

El derecho de la niñez al cariño y afecto es sumamente importante junto al deber

de cuidar-se desde un enfoque de protección y desarrollo integral, para no limitar

su condición de persona. Una comprensión de la niñez basada solo en un

concepto romántico y de incapacidad podría llevar, en este caso a las maestras a

una actuación que niegue participación y derechos a la niñez y genere en las

niñas y los niños baja autoestima y descalificación, por valorarlos desde una

perspectiva de protección de menores y no de sujeto de derechos. (Beloff, 1999).

En las repuestas de las maestras C y D (que no ejercen violencia) se distinguen

algunas diferencias. Estas maestras ubican la niñez como una etapa en la vida de

las personas hasta antes de la pubertad. No coindicen sus pensamientos, en

relación a cuándo es que inicia la niñez.

Para la maestra D, la niñez inicia desde la gestación y para la maestra C desde los

primeros meses de vida. La maestra D se representa a un niño o niña en relación

y recibiendo la influencia de su entorno y aprendiendo, desde antes de nacer, esto

se evidencia en:

49

“(La niñez) Es una etapa, todos los seres humanos vivimos una etapa,

desde la gestación que estamos en el vientre de nuestra mamá es una

etapa de vida, estamos teniendo cambios, reacciones, nuestra mamá se

enoja, nosotros también en el vientre, dice que desde ahí nosotros

comenzamos a aprender, ya después cuando salimos al mundo igual,

recibimos todo lo de la familia, lo de la comunidad, venimos a la escuela

recibimos, ya son muchos agentes que entran”. Entrevista\Maestra D.

Posición 24. Representación\naturaleza.

Es significativo que la maestra D se representa la niñez asociada al aprendizaje a

partir de lo que reciben, de las personas e instituciones con las que se relacionan

en virtud de su edad, pero que pueden ser objeto de manipulación y formación en

roles tradicionales, por parte de los adultos, empezando por la familia.

“(la niñez) es una etapa en que los niños tienen sus mismos pensamientos,

sus mismos sentimientos, muchas veces son manipulados tanto los niños

como las niñas en los roles de la familia; es lo que quiero decir, es como

muy general, porque para unas personas niño, niña puede ser una cosa y

niña otra. En mi aula si yo pregunto, y todavía a pesar que yo le doy clase,

yo le digo, ¿niña? ah la que cocina, tiene que cocinar, ¿niña? la que tiene

que ser obediente, ¿y vos no? Eh, no, es que yo soy hombre, entonces y

esa educación es la que viene de la mamá. Para mí no existe esa

diferencia, claro que no. Existe en la realidad y yo trato, y yo le explico,

miren tanto valor tiene un niño como una niña en cuanto a derecho y a una

obligación”. (Entrevista\Maestra D. Posición 26 -27.

Representación\naturaleza.

Aunque la maestra D, expresó que los niños tienen pensamientos y sentimientos,

considera que viven una etapa en que muchas veces son manipulados, no tiene

una valoración de incapacidad respecto a la niñez; ve con realismo su condición

de persona en desarrollo, en una sociedad de adultos que no le es favorable, que

50

asigna de forma tradicional roles masculinos y femeninos a niños y niñas

respectivamente, fomentando con ello discriminación, desigualdad e inequidad en

el trato.

Todas las maestras reconocen a la niña y al niño como persona desde que nacen,

sin embargo las maestras A y B (que ejercen violencia) han expresado en relación

a la niña y el niño un enfoque restringido de persona, más cerca del concepto de

menor, objeto de protección e incapaz, que les limita “crecer libre e igual en

dignidad”, y le niega “derechos y garantías universales inherentes a la persona

humana” (El Código, 1998. Artículo 4).

Las maestras C y D pareciera que conciben a la niña y al niño, más desde el

enfoque de seres iguales, pensantes, activos, personas en desarrollo y en relación

con su medio social. (Hurtado, 2005).

Niñas y niños que estudian: sujetos de derechos y deberes

Todas las maestras entrevistadas coinciden en que las niñas y los niños tienen

derechos y por igual.

La maestra A respondió de forma clara y directa y a continuación destacó la

relación deberes – derechos:

“Tienen derechos las niñas y los niños: Claro. También hay deberes. Se

tendría que ver que a la par de cada derecho ir el deber, no solo recibir sino

que también dar”. Entrevista\Maestra A. Posición 33 - 37.

Representación\sujeto de derecho.

Es importante anotar que la maestra B le imprimió a su respuesta un tono que

podría expresar cierta resignación. Aunque reconoce que la niñez tiene derecho,

parece ser que lo asume sin mucha convicción, esto se infiere de su respuesta:

51

“(Tienen derechos las niñas y los niños): Sí tienen, ahora solo de eso

hablan, de que tienen derechos, pues sí, tienen más derechos ahora que

antes”. Entrevista\Maestra B. Posición 32. Representación\sujeto de

derecho.

Una actitud diferente se percibió en la maestra C al momento de fundamentar por

qué las niñas y los niños tienen derechos, sin dudar expresó:

“porque son parte de la sociedad”. Entrevista\maestra C. Posición 32.

Representación\naturaleza.

Se manifestó un claro reconocimiento a la condición de sujetos de derechos y

deberes que tienen las niñas y los niños sin diferenciarles, como expresó con

entusiasmo la maestra D, son “iguales, igualitos”. Entrevista\maestra D. Posición

36. Representación\ sujeto de derecho.

Las personas son sujetos de derechos y de responsabilidades, los derechos son

un conjunto de libertades propias del ser humano, no son regalos, ni los deberes

un pago por los derechos recibidos. El hecho de reconocer de manera formal a las

niñas y los niños con derechos y deberes, es un paso importante para su

valoración como personas.

Qué derechos tienen las niñas y los niños

En la siguiente tabla se presentan los derechos que las maestras reconocen tiene

sus estudiantes:

52

Tabla 1 Derechos que las maestras reconocen que tienen las niñas y los niños

Maestras ¿A qué tienen derechos los niños y las niñas?

Maestra A (ejerce

violencia)

A familia, nombre, a ser alimentado, a vestirlo, a la

educación, a ser escuchados y a tener afecto.

Maestra B (ejerce

violencia)

A estudiar, a ropa, a vivir en su casa, con su familia, a la

alimentación

Maestra C (no ejerce

violencia)

Salud, educación, recreación, alimentación, vivienda, y un

montón de más.

Maestra D (no ejerce

violencia)

Derecho a la vida, es un todo, porque si yo le niego a mi hijo

la educación, le estoy negando la vida, para mí todos son

importantes.

Fuente: Entrevistas\Representación\sujeto de derecho: Maestra A. Posición 36; Maestra B.

Posición 34; Maestra C. Posición 34; Maestra D. Posición 44.

Es significativo que solo la maestra D da razón del derecho a la vida; y el derecho

a la salud y a la recreación solo es nombrado por la maestra C. La maestra A, al

mencionar que tienen derecho a ser escuchado y a tener afecto, manifestó que

“aunque a veces se siente que en los niños, (afecto) es lo que menos

reciben, en el hogar, y a lo mejor en la escuela. Resulta que cuando uno

quiere arrimarse, mostrar afecto, el niño no quiere, no está acostumbrado a

recibir”. Entrevistas\Maestra A. Posición 42. Representación\sujeto de

derecho.

En general, las maestras reconocen derechos orientados principalmente a la

satisfacción de necesidades básicas. El reconocimiento de estos derechos podría

estar influenciado por el entorno donde están ubicadas las escuelas y el contexto

en que viven las niñas y niños que también es el contexto de las propias maestras.

53

Se observó que viven en un contexto difícil condicionado por la pobreza,

desintegración familiar, violencia intrafamiliar y marginalidad.

Todos los derechos son importantes, pero llama la atención que las maestras no

mencionaron los derechos a la vida (con excepción de la maestra D), a la

participación, a la recreación (excepto la maestra C), a pensar libremente y a

opinar. Considerar estos derechos implica avanzar en una nueva concepción de la

niñez, que reconoce a niñas y niños la condición de personas que pueden aportar,

que merecen ser escuchadas y no solamente un ser en estado de necesidad al

que hay que proteger.

Es significativa la no verbalización de esta concepción más progresista que es la

que subyace a la Convención de la Niña y el Niño, que parte de reconocerles

capacidades negadas en el pasado o solo representadas en los adultos. Esta

concepción no parece estar presente en ninguna de las maestras estudiadas. (El

Código, Artículo 3).

Qué deberes tienen las niñas y los niños

En el apartado anterior en el que se aborda el tema de los derechos de la niñez,

se destacó la expresión de la maestra A respecto a que: “a la par de cada

derecho, debe ir el deber”. Coincidente con este planteamiento al ser consultada la

maestra C sobre los deberes que tienen las niñas y los niños, expresó que:

“(deberes) Pienso de qué tiene que estar consciente de que deben estar juntos (a

los derechos). No se pueden desapartar para que se desarrollen (niñas y niños)

por el buen camino”. Entrevistas\Maestra C. Posición 39-40.

Representación\sujeto de derecho.

En estos planteamientos pareciera que hay de parte de las maestras cierto

reclamo o llamado de atención en función de que los deberes se promuevan junto

al reconocimiento de los derechos, esto también se advierte en la respuesta de la

54

maestra D:

“Ellos se olvidan de esos deberes, a estudiar hacer sus tareas. Y en la

realidad tiene en el deber de hacerlo, ellos no lo ven como deber”.

Es significativo que para las niñas y los niños, según opinó esta maestra, los

deberes están asociados al hacer en casa como aporte a la familia:

“cuando yo hable de deberes, (las niñas y los niños) se centran bastante,

en el deber de cocinar, de lavar, más en la parte a las colaboraciones de la

casa”. Entrevistas\Maestra D. Posición 52. Representación\sujeto de

derecho.

Es notoria, la representación que hace la maestra C de los deberes centrado en el

obedecer y respetar a los adultos en todos los ámbitos en donde actúan las niñas

y los niños, esto se evidencia en:

“deberes de las niñas y los niños: obedecer a tutores, porque en la mañana

están con los maestros, pero en las tardes puede ser con una abuelita, con

una tía, el niño que desobedece pues ya está también como le decía ahí el

clavo, verdad, puede ser que se lo cache una persona, que lo llame y por

desobediente o se va escapar, se mete a una quebrada, no hizo caso, se

evitan tantas forma en el obedecer ya sea en la iglesia, en el hogar, en la

escuela; están sujetos a maestros, tutores, padres de familia, los que tiene

padres de familia, pues en el hogar a sus padres, obedecer. Como

estudiantes asistir diario a clase, cumplir con el trabajo que se le asignan; el

respeto entre compañeros, al maestro. Participar, verdad, porque el niño

que se mezcla en el aula de clase es el que va aprendiendo, No queda allá,

aislado”. Entrevista\Maestra C. Posición 42 - 43. Representación\sujeto de

derecho.

55

Pareciera que para esta maestra el obedecer está motivado por una pretensión de

protección ya que la niña o el niño que desobedece se coloca en una situación de

riesgo, pero además expresa la obediencia como sujeción a los adultos. Por esa

razón se infiere que en ella subyace el paradigma de la protección desde una

perspectiva de la protección del menor y no desde el paradigma de la protección

de los derechos de la niñez.

Sin embargo, es importante señalar que esta maestra reconoce en la niñez el

deber de respetar a sus compañeros y al maestro; y, es notoria la forma en que

reconoce el derecho de participación que tienen las niñas y los niños, como un

deber, en función de sus aprendizajes, destacando que aprenden socializando,

con ello se infiere que reconoce la condición de las niñas y niños como sujeto

social y de derechos.

En general, las maestras estudiadas plantean que las niñas y los niños tienen los

siguientes deberes: ser responsable con sus cuadernos, estudiar y prepararse,

aportar en la familia, respetar a sus padres, darse a respetar con su nombre, no

responder a apodos, hacer limpieza en el colegio, hacer caso, ayudar en la casa y

hacer mandados.

Las maestras coinciden en que “estudiar” es un deber de las niñas y los niños. De

su listado se deduce una tendencia de deberes en función de hacer y obedecer.

Cuando surgió la Convención y el Código en Nicaragua, inició en el país una gran

cantidad de acciones de promoción y defensa de los derechos de la niñez y la

adolescencia, fundamentalmente porque estos derechos le habían sido negados.

Las niñas y los niños, en general, vivían hasta antes de la Convención sin que se

les reconocieran derechos y en una relación con el adulto basada en deberes y

decidida de forma unilateral por los adultos.

El Código reconoce derechos pero también deberes y responsabilidades de las

56

niñas, niños y adolescentes, pero estos deberes deben cumplir las siguientes

condiciones:

a) Estar acordes con la edad de las niñas y los niños,

b) que nunca lesionen sus derechos, libertades, garantías, dignidad,

c) que no contravengan las leyes.

Es revelador que las maestras no mencionen los deberes de expresar cariño,

cumplir con las normas establecidas en el centro educativo, respetar los derechos

humanos, ideas y creencias de las demás personas, respetar y cultivar los valores

y las leyes, símbolos, conservar y proteger el medio ambiente natural y, respetar y

cuidar sus bienes, los de la familia, los de la escuela, los de la comunidad y

participar en las actividades de mantenimiento y mejoramiento de los mismos.

Todos son deberes establecidos de forma explícita en el artículo 55 del Código de

la Niñez y la Adolescencia.

El derecho que tienen las niñas y los niños a un nombre fue expresado por la

maestra A como un “deber de darse a respetar con su nombre y no responder a

apodos”, ciertamente los niños se dicen sobrenombres, pero parece ser que la

maestra, por la forma que en el aula se dirige al grupo de clase, tampoco favorece

la promoción de ese derecho-deber. En la observación realizada al aula de clases

de esta maestra, solo a una niña y a un niño los llamó por su nombre. Las pocas

ocasiones que daba la palabra o se dirigió a los estudiantes, lo hizo usando

monosílabos como: “vos”, “dale”, “si”, “cálmate”, o pequeñas frase como “a ver

vos”, “pisst, vos estate quieto”, estas palabras iban acompañadas de la mano

extendida y el dedo índice apuntando al niño o la niña que pedía participar o que

estaba inquieto, impaciente o molestando.

También se observó en la misma clase (y la maestra luego lo expresó en la

entrevista), el hecho de que algunos niños le han puesto apodos a la maestra y le

dicen cosas calladamente en respuesta a llamados de atención que ella les hace.

57

Características de las niñas y los niños según las maestras

El reconocimiento de derechos y deberes se expresa en la relación diaria, en los

espacios comunes que ocupan maestras y estudiantes, que interactúan

influenciados por la representación social que tienen, en este caso de la niñez, a lo

que se agrega sus expectativas de cómo serán sus estudiantes y cómo son. Con

todos estos pensamientos las maestras se han construido una caracterización de

las niñas y los niños, que se convierte en un factor que está presente, de forma

positiva o negativa, en el desarrollo de las relaciones que establece en el aula de

clase con sus estudiantes.

A continuación insertamos tablas comparativas con las repuestas dadas por las

maestras a nuestras preguntas acerca de los ítems mencionados arriba.

Tabla 2 Opiniones de las maestras acerca de las características (expectativas) que

esperaban de las niñas y los niños Expectativas

Maestra A Maestra B Maestra C Maestra D

“Imaginé, recibir un

grupo:

- atento,

- respetuoso,

- que ya sabe leer

y escribir.

- que se dejara

ayudar,

- que atendiera a

una llamada de

atención

- que asumieran

su rol como

estudiantes”.

“Qué sean:

- atentos,

- buenos

alumnos,

- que no

molesten en

clase,

- que estudien,

etc.”.

“Cuando me dijeron que

me tocaba el mismo grupo,

decía yo en mi mente:

- ojalá hayan

reflexionado de tanto

consejo que les di

- cambien su forma de

ser hacia la maestra.

Tenía ese tipo de niño que

está en todo, pero menos

en la clase, él está

haciendo presencia pero

con su cuerpo.”

“el año pasado tuve

la oportunidad de ser

su maestra, la mitad

que me tocaba ya

más o menos sabía

que:

- eran niños que

necesitaban

más ayuda,

- no estudian en

casa, estudian

solo en clase”.

Fuente: Entrevistas\Representación\naturaleza de niñas y niños.: Maestra A. Posición 49;

Maestra B. Posición 44; Maestra C. Posición 47; Maestra D. Posición 57.

58

De acuerdo con la tabla anterior, parece ser que las maestras no consideran a sus

futuros estudiantes como sujetos de derechos y responsabilidades, De sus

expectativas no se infiere un enfoque de derechos sino que pareciera que las

niñas y niños son objetos que deben satisfacer sus expectativas, en primer lugar

respecto a la disciplina: que hagan caso, que no molesten, que les faciliten el

trabajo. No se percibe un pensamiento educativo de que voy a dar yo como

maestra, como debo actuar para que el estudiantado atienda, estén motivados,

aprendan. Se espera que niñas y niños lleguen formados a la medida de cada una

de ellas. Se espera que niñas y niños sean receptores pasivos y no sujetos activos

en el aula de clase. Las maestras C y D (que no ejercen violencia) tienen

expectativas de que en los estudiantes se hayan producido cambios a partir del

trabajo educativo realizado en el año anterior.

El interés superior de las niñas y los niños, y sus características como personas,

no están presenten en las expectativas de las maestras.

Tabla 3

Opiniones de las maestras acerca de las características de (cómo son) las niñas y los niños de su aula de clase

Maestra A Maestra B Maestra C Maestra D

“Todo lo contrario,

tengo alumnos que

no saben leer y

escribir, no puedo

explicar a qué se

debe, ¿cómo es

posible que no sepa

ni las vocales? (…),

se agreden entre

ellos, he recibido

golpes, se pelean, me

ponen apodos”.

“Necios, pero

tengo de todo,

unas niñas

aplicaditas otras

no tanto, a veces

se esfuerzan, a

veces no tienen

quietud”.

“De manera general,

niñas y niños son

espontáneos. Son

agradables, cuando

vienen bien amables,

verdad, y reflejan su

alegría cada día en su

sonrisa, como el

amanecer de la mañana.,

niñas y niños. No le voy

a negar no son unos

santitos, tengo unos que

me dan función”.

“Dinámicos, son

creativos, la mayoría

son amables, de

carácter fuerte, se

imponen ambos, las

niñas y los niños, es

qué es tremendo.

Entonces a mí me

tocan unos buenos

argumentos y a mí me

gusta que sean así”.

Fuente: Entrevistas\Representación\naturaleza de niñas y niños.: Maestra A. Posición 52;

Maestra B. Posición 46; Maestra C. Posición 50; Maestra D. Posición 59.

59

La realidad que expresan las maestras A, B y C no coincide con sus expectativas.

Ellas manifestaron un ideal de estudiantes pero en esta tabla se observa que

destacan más los aspectos negativos: no saben, son necios, que se los atribuyen

en mayor grado a los niños, a quienes los representan como necios y agresivos,

con las niñas tienen una representación más relacionada a la timidez. Estas

representaciones parecen tener base en los roles masculinos y femeninos

asignados tradicionalmente y a una representación asociada al entorno familiar y

escolar de niñas y niñas.

Estas tres maestras al calificar al grupo privilegian la disciplina como elemento

fundamental a destacar en las características de sus estudiantes. Coinciden en la

representación de niñas y niños objeto, pasivo, que se deja llevar, aplicadito, que

no tiene criterio y cuando se destaca una cualidad esta parece estar ligada a la

disciplina, obediencia o portarse bien “agradables cuando vienen bien amables”, el

amable y agradable son conceptos bien amplios, tras los cuales se pueden

esconder otros concepto como el de obediencia, disciplina, por la forma en que

fueron utilizados por la maestra C.

Es importante destacar que las maestras C y D no utilizaron palabras o conceptos

descalificadores. Es evidente que solo la maestra D reconoce más cualidades en

sus estudiantes y privilegia el hecho de que tengan carácter y sean activos, se

infiere de sus pensamientos una representación de las niñas y niños como sujetos

activos, con derechos, aunque para ella represente pensar más para argumentar.

Es notoria la situación difícil que manifiesta la maestra A, se observa falta de

comunicación, de respeto y confianza entre ella y sus estudiantes, además de falta

de estrategias de aula. Esta maestra manifestó que “ha llegado el momento que

no quisiera tener estos alumnos. No sé qué hacer, me quedo callada, si le hago

ver que hizo me ponen apodos”.

En la entrevista se observó a una maestra cansada, impotente e indiferente frente

a sus estudiantes; su respuesta de que sus estudiantes no saben y son agresivos,

y nos los quisiera tener, induce a pensar que en ella (maestra A) subyace el

60

paradigma de la situación irregular donde los niños son considerados en

necesidad, incapaces y antisociales, o están en riesgo de ser esto último.

Tabla 4 Opiniones de las maestras acerca de las características de (qué les gusta) de

las niñas y los niños de su aula de clase Maestra A Maestra B Maestra C Maestra D

“Es un grupo

reducido. Hay niñas,

saben escuchar, son

amorosas. Si uno

hace una llamada de

atención lo toman, no

son agresivas. Niños,

cuando le toca hacer

algo, ellos lo hacen,

por ejemplo hacer la

limpieza”.

“Cuando se esfuerzan

si se lo proponen, si

se les habla firme

hacen caso,

entienden cuando

uno alza la voz”.

“Ellos son tremendos,

son cariñosos, a

pesar de todo fíjese,

allá me esperan en la

parada y allá me

aprietan, el otro día

casi me botan, se me

habían enredado en

la orilla del bolso y a

mí me da miedo que

me esperen, porque

es una vía donde

mucho vehículo y

usted sabe, muere

uno”.

“Qué sean niños que

dicen lo que siente,

en el momento.

Siempre yo voy a

esperar que ellos

digan a como son las

cosas”.

Fuente: Entrevistas\Representación\naturaleza de niñas y niños.: Maestra A. Posición 55;

Maestra B. Posición 48; Maestra C. Posición 52; Maestra D. Posición 61.

Los planteamientos de las maestra A y B, independiente de las expresiones que

utilizan, coinciden en que la característica que más le gusta de sus estudiantes

está vinculada a la disciplina, obediencia, notándose la ausencia de querer tener

estudiantes activos, expresivos, actuantes. Se advierte, al igual que en otros

indicadores abordados anteriormente, que subyace una representación del niñas y

niños pasivos, objetos, que deben recibir.

La maestra C, destaca el cariño que le demuestran sus estudiantes y se preocupa

por su seguridad.

61

El enfoque de derecho se infiere en los planteamientos de la maestra D que les

reconoce como sujeto con derecho a la expresión, a tener su propia opinión y a

defenderla.

Tabla 5 Opiniones de las maestras acerca de las características de (qué no les gusta)

de las niñas y los niños de su aula de clase Maestra A Maestra B Maestra C Maestra D

“Niñas, que sean tan

tímidas. Con su

timidez, están

captando pero quiero

que sean más

sueltas, que se

expresen verbal,

corporal, siento que

todo le da pena”.

“Que no hagan caso,

es difícil que a la

primera hagan lo que

uno quiere para bien

de ellos. No atienden.

Hay un par de

diablitos que no se

están quietos, de aquí

para allá, no paran.

Las niñas tranquilas

eso es bueno. Son

alegres pero me

interrumpen la clase.

“¡Que se me vengan

todititos a la mesa!,

verdad, y que me

hagan variedad de lo

que quiere uno y que

es lo que quiere el

otro y aunque yo les

diga uno primero, lo

sigan haciendo, o sea

repetición de una

orden, verdad. Y, le

digo, siéntense uno

primero y lo sigan

repitiendo, todos al

mismo tiempo que

quieran hacer algo,

es muy difícil. Ahí

entra la palabra de la

paciencia”.

“No me gustan que

sean pasivos, yo creo

que si tuviera niños

pasivos, calladitos,

estaría afligida. El

que estén callados, el

que no participen, eso

no me gusta”.

Fuente: Entrevistas\Representación\naturaleza de niñas y niños.: Maestra A. Posición 57;

Maestra B. Posición 50; Maestra C. Posición 55; Maestra D. Posición 63.

En general se percibe que las maestras hacen mucho hincapié al tema de la

disciplina y el desorden de sus estudiantes, y lo plantean como algo que ocurre

dentro del aula, sin que medie la relación de estos docentes. El pensamiento

primero es que, sobre todo los niños, no tienen quietud. Con excepción de lo

expresado por la maestra D de que no le gusta la pasividad de sus estudiantes, la

maestra A, B y C no expresan preocupación, ni manifiestan no gustarle que sus

62

estudiantes no sean sujetos activos, participantes, ni que no aprendan. Lo que

podría inducir a pensar que en estas maestras no hay una representación de niñas

y niños como sujetos activos.

En la observación de dos clases de las maestras A y B, se notó que las maestras

poco interactuaban con sus estudiantes, su acción estuvo centrada en copiar en la

pizarra o dictar. En varios momentos se vio a un par de niños bien inquietos,

conversando con sus compañeras de al lado, sin poner o poniendo poca atención

a lo que la maestra explicaba, las maestras no se dieron por enteradas.

En el aula de la maestra A, un niño se quejó de que otro le rayó el cuaderno, la

maestra le llamó la atención y los cambios de sitio. Al que rayó le hizo, con el puño

cerrado y el dedo índice extendido, un ademan amenazante. El niño dijo algo

entre-dientes, la maestra solo atinó a preguntarle ¿qué dijiste?, el niño guardó

silencio y la miró desafiante. Mientras eso ocurría dos niños se salieron del aula

sin pedir permiso. La maestra fue bien pasiva. En ella se nota a una persona

impotente y que no conoce sus propios derechos, además parece que le faltan

mayores estrategias y herramientas de aula.

En la observación de clase de las maestras C y D, hubo participación de los

estudiantes e interacción de ellos con las maestras, ambas utilizaron diversas

estrategias que aula que le facilitó un mejor trabajo con el grupo.

En las entrevistas a las maestras se indagó, además de la forma en que

caracterizan a las niñas y los niños, si para ellas hay inteligentes y quienes lo son

más. No encontrando en sus respuesta coincidencias.

Para la maestra B, niñas y niños son iguales en términos de inteligencia y

relaciona la inteligencia a los resultados de los exámenes, señalando que las

niñas son mejores en conducta y para ella los buenos estudiantes se identifican

“por las notas y que hacen caso, trabajan cuando uno le dice y los malos son lo

63

contrario”. Entrevista\Maestra B. Posición 51-56. Representación\Capacidad que

se reconoce.

La maestra A expresó sentir que las niñas son más inteligentes, porque están más

pendientes que los niños y mencionó que no hay buenos ni malos estudiantes,

que incluso los inquietos responden; manifiesta tener estudiantes que no tienen

conocimientos ni habilidades para estar en el grado que imparte, por ello dice que

“el malo es aquel que no responde nada, porque así lo han dejado, desde que

llegó a preescolar”. Entrevista\Maestra A. Posición 59-64.

Representación\Capacidad que se reconoce.

Por el contrario, las maestras C y D coinciden en que niñas y niños tienen

potencialidades y que su desarrollo depende de varios factores. Se puede

reconocer esto en:

“quiénes más inteligentes: Todos tienen una inteligencia distinta, lo que

tiene Juan no lo tiene Pedro. Entre todos se viene armando el conocimiento.

Unas cuantas niñas que viene trabajando bien y hay varones que tienen

todas la habilidades”. Entrevista\Maestra C. Posición 28.

Representación\Capacidad que se reconoce.

También encontramos este planteamiento en:

“quiénes más inteligentes: todo depende del estimulo que ellos tengan del

medio. Si vos sos una niña que te estimula desde el vientre de tu mamá vas

a llegar a tener la capacidad que vos querrás. No hay diferencias. En el

transcurso de la vida por lo mismo, motivación, oportunidad”.

Entrevista\Maestra D. Posición 38. Representación\Capacidad que se

reconoce.

64

En términos de inteligencias, parece que en las maestras prevalece una

representación de que niñas y niños son iguales y que ambas personas tienen

potencialidades, solo la maestra A (que ejerce violencia) planteó que las niñas

son más inteligentes.

Por otro lado, las maestras no coinciden en si existen buenos y malos estudiantes.

Para la maestra D (que no ejerce violencia), el desempeño académico de las niñas

y los niños es multifactorial incluyendo la responsabilidad de ella como maestra,

por eso no valora a sus estudiantes como buenos o malos, este punto de vista

advierte en:

“buenos y malos: no puedo decir eso, porque no sé, usted sabe que las

evaluaciones son como muy superficiales, muchas veces es como vino el

niño, si se durmió bien sus ocho horas, si dominó es tema. Hay muchos

factores para que él me salga bien o mal en las clases o que asimile o no

asimile, hay niños que asimilan rápido y hay momentos de que no asimilan

nada, ya me entiende. Entonces no puedo decir que uno es más que otro,

todo depende de la forma en que lo logre motivar”. Entrevista\Maestra D.

Posición 67. Representación\Capacidad que se reconoce.

Contrario al razonamiento anterior, fue expresado por la maestra C (que no ejerce

violencia), para ella:

“hay de todos. Entre buenos, muy buenos, excelentes y regular. La

característica del malo el que tiene 50 en todas las áreas, es decir que de

ninguna le ha logrado cumplir lo que usted quiere, pero si es solo una, no,

tiene solución. Tal vez con la palabra así de malo, malo, no, sino que como

falta de hábitos de estudios”. Entrevista\Maestra C. Posición 61 - 62.

Representación\Capacidad que se reconoce.

Para esta maestra el bueno se caracteriza por llevar de una forma balanceada y

65

variada las diferentes áreas, unos prefieren los ejercicios de matemáticas, pero

redactar no, entonces va bien en una clase y no tan bien en otra, tanto niñas como

niños. El malo en cambio es el que presenta un bajo rendimiento en todas las

áreas.

Es interesante el pensamiento de la maestra D, que se incluye cuando opina si

hay buenos y malos estudiantes, una inclusión que es al mismo tiempo actitud

responsable por el proceso enseñanza aprendizaje, ella expresó:

“si yo como maestra desde el inicio digo este alumno es malo, la mala soy

yo, porque como va a estar un niño un año conmigo y yo no voy a incidir en

él, entonces la que está fallando soy yo. Entrevista\Maestra D. Posición 65.

Representación\Capacidad que se reconoce.

Las maestras A y B (ambas ejercen violencia) y la maestra C (que no ejerce

violencia) dicen que hay buenos y malos estudiantes, asocian al malo con el que

no pone atención o el que sale bajo en sus calificaciones. La maestra D (que no

ejerce violencia) no los califica de buenos o males, y asume responsabilidad por

los resultados del proceso educativo.

Las niñas y los niños aportan y tienen capacidades

Las niñas y los niños son personas desde que nacen y nacen con derechos y

progresivamente van desarrollando sus capacidades y asumiendo

responsabilidades. Al llegar a la escuela tienen derechos y deberes, de igual forma

cargan en sus mochilas y llevan en sus zapatos experiencias y aprendizajes,

alegrías, miedos y tristezas que han ido adquiriendo con familiares y amigos en su

casa y la comunidad.

La niñez tiene algo que decir y aportar: saben de la vida, han aprendido a seguir, a

través del juego, reglas y otras normas que ya forman parte de su vida. Llegan a la

66

escuela para aprender nuevas cosas, formas de hacer y normas de

comportamiento.

Sin embargo esto no siempre es considerado de esta manera por docentes y

directores de escuelas. En el caso de nuestra investigación, las maestras A y B

(que ejercen violencia) formalmente reconocen que las niñas y los niños pueden

aportar, pero no coinciden en el tipo de aporte que pueden dar.

La maestra A expresó que:

“cuando ellos sienten que algo saben, ellos muestran inquietud de que

saben, les da oportunidad de que lo digan, cuando tienen inquietud, duda,

tienen derecho a equivocarse”. Entrevista\Maestra A. Posición: 40 – 41.

Código: Representación\Capacidad que se reconoce.

De lo expresado por la maestra se pudiera inferir que le reconoce a sus

estudiantes el derecho a expresarse, sin embargo esto no se logró apreciar en la

observación de su aula. Fueron poquísimos los momentos en que la maestra dio

oportunidad para que los estudiantes expresaran sus ideas, en un par de

ocasiones hizo preguntas dirigidas a indagar si recordaban cuál había sido el tema

abordado el día anterior; las preguntas iniciaban con un “a ver sí recuerdan” o

“será que estudiaron”. Una niña al responder se equivocó y la maestra expresó,

“se dan cuenta, es que cuando uno habla, no ponen atención, andan como en la

luna”, a otro niño le dijo “quieren hablar pero no saben”.

Similar representación parece tener la maestra B, respecto a la capacidad de

aportar que pueden tener las niñas y los niños en el aula de clase, para esta

maestra, el aporte de la niñez está en su capacidad de hacer mandados, en creer

que saben y en imaginar, lo que induce a pensar que esta maestra no logra

representarse a sus estudiantes aportando en el aula, sino inventando, esto

67

parece tener cierta connotación de descalificación a lo que puedan opinar o decir

las niñas y los niños que para la maestra:

“Ayudan en la casa, hacen mandados, en el aula a veces creen que saben

porque vieron algo en la tele o en el internet, o cuentan lo que ocurrió en su

casa, en el barrio. Son buenos para contar e inventan cosas”.

Entrevista\Maestra B. Posición: 37 – 38. Código: Representación\Capacidad

que se reconoce.

Tanto la maestra A como la maestra B se centraron más en dar su clase de

corrido sin estimular la participación ni interactuar con sus estudiantes; sin

detenerse a tratar de saber que conocen sus estudiantes, que van asimilando, ni

que dudas o inquietudes tienen.

En base a lo expresado por estas maestras (que ejercen violencia) y lo observado,

podemos encontrar contradicciones y ambigüedades al declarar que le reconocen

capacidad de aporte a las niñas y los niños, pero es un derecho que no se

materializa en la práctica, debido a que parece ser que las maestras llevan un plan

que tiene que cumplir aunque no tenga certeza de que sus estudiantes están

aprendiendo.

Las maestras C y D (que no ejercen violencia) tuvieron una actitud de más

cercanía con sus estudiantes, generando mayor confianza, lo que se infiere de

preguntas dirigidas que las maestra realizaron y la naturalidad con que las niñas y

los niños expresaban su opinión o preguntaban. En algún momento la maestra D

tuvo que llamar la atención a un grupo, porque querían hablar al mismo tiempo,

pero lo hizo en un marco de respeto, no gritó, ni amenazó, pidió orden para que

todos pudieran escucharse.

Ambas maestras mostraron con más empatía, si bien tiene un plan y temas que

cumplir, parece que el mismo contemplaba dar significado a lo que sus

68

estudiantes puedan saber u opinar. Se observó en la clase de la maestra C, más

habilidad de planeación, abordó su tema promoviendo la colaboración de los

estudiantes, organizó equipos de trabajo y dio más tiempo a la retroalimentación

conjunta, haciendo participar a las/los estudiantes.

Las niñas y los niños tienen derecho a ser escuchados

Reconocer que las niñas y los niños pueden y tienen algo que aportar en el aula

de clase, va de la mano con reconocer que los docentes tienen el deber de

escuchar a sus estudiantes. El derecho de las niñas y los niños a ser escuchados

tiene una gran importancia por el impacto que causa en el ejercicio de sus

derechos. Si no se les escucha y toma en cuenta es como que no existieran.

En la investigación realizada, las maestras coinciden en que las niñas y los niños

tienen derecho a ser escuchados, sin embargo, por sus declaraciones, las

maestras A y B limitan este derecho por razones de tiempo o en consideración de

la calidad de aporte que pueda hacer la niñez, esto se puede inferir a partir del

siguiente planteamiento:

“[se debe escuchar a las niños y niños]: Claro, hay momento en que uno no

puede escucharlos a todos, el tiempo no da. La mejor escucha, es cuando

la maestra le da tiempo. [Con qué criterios escucha a unos sí a otros no],

escuchar al que de verdad necesita o [se le] ve ganas de expresar algo.

Cuando es tímido, cuesta que esa persona quiera decir algo. Al que quiere,

darle el tiempo necesario”. Entrevista\Maestra A. Posición: 38 – 39. Código:

Representación social\Derecho a ser escuchado.

La maestra reconoce la importancia de escuchar, pero este derecho entra en

conflicto con el tiempo que –pareciera tiene- para cumplir con su plan de clase;

pero además no reconoce ni estimula el ejercicio de este derecho en la totalidad

de sus estudiantes, solo en aquellos que quieran hablar. Se mencionó

69

anteriormente que esta maestra no promueve la participación ni interactúa con sus

estudiantes.

Por su parte la maestra B, coincidente con la maestra A limita el reconocimiento

del derecho a ser escuchado por razones de tiempo y además porque, parece

dudar de la capacidad de aporte de sus estudiantes, esto se puede inferir a partir

de lo que expresó al preguntarle, sí se debe escuchar a las niñas y los niños:

“claro, pero no siempre, a veces se pierde tiempo, porque ellos están

aprendiendo, a veces creen que saben y enredan a los demás y uno tiene

que ir aclarando [lo que ellos dicen]”. Maestras\Maestra A. Posición: 35 –

36. Código: Representación social\Derecho a ser escuchados.

En la observación de la clase de la maestra A, un estudiante pasó varios minutos

con la mano levantada y llamando “profe, profe…”, él quería decir o preguntar algo

y la maestra no lo volvió a ver hasta pasados unos seis o siete minutos. Al

consultarle a la maestra, en la entrevista, porque no atendió al estudiante dijo: “no

lo vi, ah sí recuerdo estaba escribiendo en la pizarra, pero era el niño que mucho

molesta”. Maestra A: Posición: 114 – 115. Código: Violencia\Forma de

relacionarse.

Se puede inferir que la representación social que las maestras A y B (que ejercen

violencia) tienen de la niñez como personas incapaces, no los motiva a asumir

plenamente el deber de escuchar a las niñas y los niños, le reconocen a medias

ese derecho, dando, al parecer, más valor al tiempo y cumplimiento de su clase

que al derecho de las niñas y los niños a expresarse y ser escuchado, un derecho

que también parece ser negado a lo interno de sus familias según lo que expresan

los estudiantes, por considerarse menores, es decir sin criterios.

El estudiante A, al ser preguntado, si las niñas y los niños tenían derecho a opinar,

respondió: “cuando están platicando la gente [adulta] y dicen [los niños] eso no es

70

así, no tienen [niñas y niños] derechos. Nos ha dicho que no nos andemos

metiendo en pláticas de mayores”. Además considera que a la maestra le gusta

que: “diga cosas buenas, que me gusta esa clase, que me explique otra vez”, pero

que no le gusta a la maestra que le contradigan, el manifestó que: “[no es bueno]

(…) está hablando la gente y que uno [niño] diga que no es así; eso también me

dice mi mamá que no hay que contradecir a la gente grande”. Estudiante A,

posición 31 – 34 – 35.

No reconocen, las maestras A y B (que ejercen violencia), el derecho de la niñez a

expresar su opinión como una capacidad para aportar en el aula, en su proceso de

formación y aprendizaje; en el artículo 12 de la Convención de los Derechos del

Niño (1989) se establece que se debe garantizar a niñas y niños el “derecho de

expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan la vida del niño,

teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de su edad y

madurez”. Su educación es una de los asuntos primordiales que a la niñez le

afecta en su presente y futuro, sin embargo, no se observó en las aulas que

cuenten con la oportunidad de ejercer su derecho a expresarse y participar

activamente en sus aprendizajes.

A diferencia de la forma de pensar de las maestras A y B, la directora A al ser

entrevistada expresó dar una gran importancia al deber que tienen de escuchar lo

que los estudiantes tienen que decir, para ganarse su confianza y conocerlos y

conocer el por qué de sus actuaciones, según la directora:

“A los niños se les debe escuchar porque debemos saber cómo piensan,

tomarles en cuenta sus aportes. Cómo podríamos conocerlos, generar esa

confianza si no los escuchamos. No comprendería cómo sería la educación,

en ese caso, cómo actuaríamos si no sentimos su sentir. Ayer se pelearon y

yo tengo que escucharlos a ambos, qué paso, por qué paso, detrás de esa

acción hay algo, por eso hay que escucharlo a ellos”. Entrevista\Directora A.

Posición: 21 - 22.

71

El pensamiento de esta directora, difiere de la maestra que está a su cargo y que

maltrata a sus estudiantes. La directora comparte que: “de trece docentes hay tres

que maltratan”, para ella a esos maestros le falta actitud y vocación.

Entrevista\Directora A. Posición: 27.

Al preguntársele a qué se debe que maltratan y qué hace ella como directora al

tener conocimiento de maltrato a las niñas y niños de parte de algunos docentes,

expresó que habla y dialoga con las maestras, y además mencionó que:

“(…) establezco acuerdo sobre el trato con los niños. Utilizó reflexiones

sobre la misma vocación, ahondar, dejar una huella que nos haga

reflexionar. Conocer más a fondo a esa persona maestro, como vive. Hay

maestros que son violentados, hombres y mujeres a veces son violentados.

Hay maestros a los que nunca le he visto que se acerquen a los niños, que

le den un poco de cariño”. Entrevista\Directora A. Posición: 55.

Los acuerdos que establece con los docentes, a veces no son cumplidos y ella

vuelve a conversar con los docentes, porque la:

“actitud, no es cambio de la noche a la mañana, eso del diente al labio.,

(…) pocos estudiantes reclaman o defienden sus derechos. (…) uno

siempre evalúa a los estudiantes, pero ellos nunca evalúan a los maestros”.

Entrevista\Directora A. Posición: 57.

La ubicación o asignación de docentes a las escuelas no es decidido por las

directoras de los centros, en general le notifican la ubicación de un maestro, puede

dar su opinión, pero la decisión final no le corresponde.

72

Cómo participan las niñas y los niños desde la perspectiva de las maestras

Al indagar cómo participan las niñas y los niños en el aula, la respuesta

automática es: “de manera desordenada”. Está situación fue observada en las

aulas de clase. Las maestras parecen no tener herramientas para el manejo de

grupos y se nota en ellas cierta impotencia en sus respuestas, tal como se

evidencia en las respuestas de las maestras, para ellas:

“[niñas y los niños] Participan de manera desordenada, como que fuera una

piñata, contribuye a la indisciplina. El pegón, está no sé si está el fallo en

mí, si los pongo a trabajar en grupo se pelean, en pareja desarman libros.

No saben el papel de ellos en el trabajo de grupo, uno trabaja y el otro se

copia. No saben competir, me he llevado al diálogo, tomo compromiso, pero

no mejoran”. Entrevista\Maestra A. Posición: 65 - 68. Código:

Representación \Derecho a participar.

Por su parte la maestra B, desde la misma perspectiva, representa la participación

de las niñas y los niños como una situación que se le dificulta manejar, ella

expresó: “todos quieren hablar al mismo tiempo y no se puede, hay voy diciendo

levanten la mano, pidan la palabra, pero cuesta”. Entrevista\Maestra B. Posición:

57 - 60. Código: Representación \Derecho a participar.

Igual, planteamiento sobre la forma en que participan niñas y niños externó la

maestra D, según ella:

“[participan] Yo digo que desordenados y, trato, estoy luchando ahí, pero sí

participan y hablan, (…) pero yo trato de que ellos participen, y esa persona

esa niña que no habla o ese niño que no habla, a la hora de escribir se

expresa bien y se ve que sí entendió y lo explica bien, mejor que la persona

que lo hizo oral. Las niñas son un poco más calladas, también hay niños

73

callados pero son los menos”. Entrevista\Maestra D. Posición: 68 - 76.

Código: Representación\Derecho a participar.

Ante esta situación la profesora expresó que trata de hacer sus clases dinámicas,

hace cuentos, los estimula, pero dice que es muy difícil incidir en ellos en un

semestre, dos semestres, cuando antes no ha habido esa estimulación. En la

observación se notó que efectivamente interactúa con sus estudiantes, pone en

juego estrategias para que las niñas y los niños participen por igual, notando que

los niños participan más, también son más en términos numéricos. Para ella, los

niños y las niñas a los que ella les dio clase el año anterior, participan y le tienen

confianza, esto se evidencia en el siguiente planteamiento:

“[hay alguna diferencia entre las niñas y nos niños] (…) la diferencia, yo veo

que los niños que estuvieron conmigo en cuarto han ido avanzado, en

cuanto a esa actitud, han tenido como más confianza en levantar la mano,

“profe no entendí nada”, ¿y por dónde [te quedaste]? “es qué nada entendí”.

¿No entendiste nada?: nada estoy en blanco. Entonces le digo [la maestra],

ok, después te explico a vos, para mientras, pongo ejercicios, porque

también eso, cuando ellos dicen no entendí, entre los mismos estudiantes

[se escucha] ¡ay no! va a volver a explicar, pero si eso ya le entendimos”.

Entrevista\Maestra D. Posición: 73. Código: Representación \Derecho a

participar.

Esta maestra además de que le gusta que sus estudiantes se expresen, promueve

la participación, por distintos medios. De alguna forma, la maestra C coincide con

la maestra D, en cuanto a la responsabilidad que tienen en lograr que las niñas y

los niños ejerzan su derecho a la participación en el aula de clase, pero además

para ella la participación depende de varios, no es igual todos los días y no sólo

depende de las niñas y los niños, ella manifestó que:

74

“[La participación de las niñas y los niños]: fíjese que dependen de los días

o cómo viven en el hogar, porque hay días que hasta me asusto y les digo

yo: umjuc ¿Qué le pasó? pero es que hoy han venido, que no quieren nada

de lo que yo traigo, hasta me voy a sentar que se calmen. Cinco minutos y

se calman. Tan linda mi clase, que hasta me acosté noche, les digo yo, y

ustedes ni mente me han puesto hoy, ¿qué les pasó? Estos son unos días.

Y, otros días, que yo me asusto de la forma contraria, que a veces es el

maestro el que viene enfermo, con su dolor de oído, que le duele aquí [se

señala la espalda] y ellos quietos, entonces tendría que aprovechar, verdad.

La forma de las conductas varia, según las emociones diría yo, porque a

veces vienen tan contentos que incluyendo ellos traen cosas que se ponen

a comer en el aula de clase, verdad, alegres. Y que fui a tal lado y ahí viene

narrándole al compañero, entonces, ahí viene ya la distracción de la clase”.

Entrevista\Maestra C. Posición: 68 69. Código: Representación\Derecho a

participar.

En la observación realizada a las maestras C y D, las niñas y los niños

participaron de forma tranquila en las diferentes actividades que las maestras

organizaron en base a diferentes estrategias que utilizaron. En un momento en

que se las niñas y los niños empezaban a ponerse inquietos, a murmurar, la

maestra C los invitó a cerrar los ojos y reposar la cabeza en la paleta del pupitre,

en el caso de la maestra D, cuando los niños empezaban impacientarse en sus

pupitres, los invitó a cantar.

Para estas maestras C y D (que no ejercen violencia) los niñas y los niños tienden

a participar de manera desordenada, pero ellas van tratando de impartir su clase

promoviendo la participación y respetando lo que sus estudiantes tienen que decir.

Las maestras reconocen el derecho a participar, pero están conscientes que no es

fácil, por las características de sus estudiantes, por lo que utilizan estrategias y

dinámicas para motivar y promover su participación. Una condición que destaca es

75

la confianza, el sentido de escucha y la oportunidad que en estas aulas de clase

tiene las niñas y los niños para expresarse.

Opinión sobre el Código

Tanto la maestra A como la maestra B (que ejercen violencia con sus estudiantes),

no expresaron tener conocimiento del Código de la Niñez y la Adolescencia, al ser

consultada la maestra A manifestó:

“[El Código] No recuerdo, pero el año pasado estuve dando algo de eso. Me

acuerdo que hay ese código que protege a niñas, niños y adolescentes. Yo

le decía a ellos [a sus estudiantes], no será que ese código está haciendo

daño, qué se atienen que ese Código lo protege a ello. ¿Por qué a ese niño

no se lo llevan preso? Porque existe el código. Obstaculiza, porque están

atentos a que uno no les puede hacer nada. [La maestra se siente] Entre la

espada y la pared, si le hago algo. Solo escuchar lo que ellos dicen [niñas y

niños]. Digo que sí. Lo he comprobado, me dice una mamá “le hablaste

fuerte” ¿y el qué me dijo?, le contesto. Hay momentos en que sí hablo

fuerte, que grito cuando se pelean, hasta se asustan. Les gritaba y los guiñe

de la camisa. Nos ponen entre la espada y la pared. Por puro gusto, se

agreden. Quisiera tener una varita mágica”. Entrevistas\Maestra A.

Posición: 70 – 74. Código: Representación\Opinión CNA.

En los mismos términos se expresó la maestra B respecto a su conocimiento del

Código, expresando:

“He oído, [El Código] lo quieren quitar ¿no? solo da derechos. (…) le da

derechos y los chavalos se sienten que todo pueden hacer, contestan,

reclaman se siente poderosos, nadie los toca por eso”. Entrevistas\Maestra

A. Posición: 61 – 64. Código: Representación\Opinión CNA.

76

Es indiscutible que las declaraciones de las maestras A y B -que maltratan a sus

estudiantes-, respecto a la Ley que cambia el posicionamiento de la sociedad

adulta respecto a las niñas, niños y adolescentes, que en términos sociales,

políticos, éticos y jurídicos les reconoce como sujetos sociales, de derechos y

deberes en base a su condición de personas en desarrollo, reflejan la

representación social que estas maestra tienen de la niñez, como objetos, seres

necesitados y dependientes, además refleja una representación social de las niñas

y los niños como amenaza a su condición de ser superior y posición autoritaria

dentro del aula de clase y la comunidad.

Por otro lado, es significativo que las maestras C y D, que no maltratan a sus

estudiantes, manifiestan conocer el Código y en general lo conciben como

elemento que reconoce derechos y capacidades a la niñez, facilita su desarrollo y

los protege; y reconocen la responsabilidad que como docentes tienen frente a

esta Ley, esta perspectiva la encontramos en sus propias opiniones:

Para la maestra D, el Código:

“(…) ayuda en cuando a que ellos se sienten protegidos ante la ley, porque

ellos me lo han dicho, ah entonces quiere decir qué si un papá te golpea así

como para morirte, la policía te puede proteger, claro el hecho de que él te

dio la vida no significa de que él es dueño de tu vida, vos sos dueño de tu

vida. Nosotros como adultos tenemos que darle al niño las posibilidades,

brindarles las posibilidades a ellos de tener diferentes opciones y no por ser

adultos guiarlos, decir, ah yo soy abogado vos vas a ser abogado yo te voy

a preparar para que seas eso, lo que yo no pude ser vos vas a serlo,

entonces desde ahí vos estas maltratando a tu niño, desde ese momento,

desde la decisión de que va a ser él cuando sea adulto, no se puede decidir

por los niños”. Entrevistas\Maestra D. Posición: 79 – 83. Código:

Representación\Opinión CNA.

77

Expresó la maestra D, que algunos maestros están enojados con el Código, dicen

que les quito autoridad y ellos no están de acuerdo porque hay alumnos de que

son indisciplinados y ahora no le podrán hacer nada.

La perspectiva de que el Código resulta de un acuerdo nacional para proteger y

reconocer derechos a la niñez, la encontramos en la opinión de la maestra C,

quien reconoce que esta Ley facilita el trabajo que hacen pero, advierte que hay

personas que lo utilizan para realizar actos ilegales, a continuación su

planteamiento respecto a el Código:

“Es un consenso que se logró establecer legalmente, verdad, a través de

las diferentes exposiciones que hicieron muchas personas. Mire, si facilita

porque se logra cumplir, proteger, diría yo a los niños y las niñas incluyendo

a los adolescentes, de abusos, de todo lo demás, verdad. En un punto

determinado, vamos decir así, para que entienda, un antisocial, un

antisocial lo está utilizando diría yo, para lo que no fue establecido; porque

fue establecido para velar por ellos, para cuidarlo, para protegerlo, para

guiarlo, para estar pendiente como derecho, verdad como persona, pero

entonces un antisocial lo que está haciendo es apoderándose de ahí, para

hacer su fechoría, diría yo verdad, porque y volvemos a caer por falta de

valores en casa llegó a ser así, antisocial”. Entrevistas\Maestra C. Posición:

77 – 81. Código: Representación\Opinión CNA.

Es evidente que para las maestras que no ejercen violencia hacia sus estudiantes,

el Código ayuda, facilita la protección y el desarrollo de la niñez, ratifican la

condición de las niñas y niños como sujetos activos con derechos y deberes.

Parece que en ellas el Código no genera temor o rechazo, si muestran cierta

preocupación por el rol de los adultos y por el uso inadecuado que se pueda hacer

de lo establecido en esta Ley.

78

Es significativo que al expresar su opinión sobre el Código, no solo expresan la

responsabilidad que tienen, también representan a los adultos como personas que

limitan o pueden limitar el ejercicio de los derechos de la niñez.

Veinte años después de la promulgación por Naciones Unidas de la Convención

de los Derechos de la Niñez, y trece de la aprobación de El Código en Nicaragua,

inferimos que las maestras que ejercen algún tipo de violencia, aún no les

reconocen de forma plena a las niñas y los niños su condición de persona

completa, sujetos sociales, activo, persona de derechos y deberes; es decir, que

estas maestras no se han apropiado suficientemente del paradigma de la

protección integral.

Las maestras A y B que se conoce maltratan a sus estudiantes tienen una

representación más cercana al paradigma de la protección irregular, que considera

a las niñas y niños objetos, en necesidad, dependientes y con poca capacidad.

Las maestras C y D (que no maltratan a sus estudiantes) tienen una

representación social de la niñez que va asumiendo –progresivamente- el

paradigma de la protección integral, observando mayor apropiación de éste en la

maestra D.

2. ¿Cómo las representaciones sociales que tienen las maestras y los

maestros de la niñez inciden en su comportamiento hacia ellos y ellas?

Qué es el respeto desde el enfoque de las maestras

Uno de los indicadores para comprender la representación social de las maestras

y su comportamiento hacia las niñas y los niños, es el concepto que tienen de

respeto, que es principio y valor asociado a la dignidad de las personas.

Reconocer el derecho de todas las personas a ser respetadas, es reconocer su

dignidad como seres humanos y base fundamental para el convivir y la vida

armoniosa en sociedad. Respetar es reconocer al otro igual, aunque diferente, por

79

las características y condiciones personales.

Todas las personas entrevistadas dicen que las niñas y los niños deben respetar a

los adultos: madres, padres, abuelas, tutores, directores y maestros; las maestras

A, B (que ejercen alguna forma violencia hacia sus estudiantes) y C (que no ejerce

violencia) ponen mayor énfasis en ello. La maestra D, que no ejerce violencia,

hace referencia a que el respeto es recíproco y se gana en dependencia de las

relaciones que se establezcan en lo cotidiano, de ello se infiere que su

representación social de la niñez es de sujeto social, activo, con derechos y

responsabilidades.

Al preguntar a las maestras, a qué se refieren cuándo dicen que las niñas y los

niños deben respetar al profesor, adultos o a otros niños, la maestra A dijo

referirse a que:

“[deben] Saberse dirigir, no hablar con grosería, no responder

agresivamente. Saber escuchar”. Entrevistas\Maestra A. Posición: 78 – 79.

Código: Incidencia\Respeto.

Ante la misma pregunta la maestra B, expresó que respetar al profesor, adultos o

a otros niños, se refiere a que:

“[deben] Responder bien cuando uno le pregunta, ser educado, no ofender,

no pelear con sus compañeros. Hacer caso”, Entrevistas\Maestra B.

Posición: 68. Código: Incidencia\Respeto.

Lo expresando por la maestra B contiene elementos que coincide con lo planteado

por la maestra A.

De igual forma los plantea la maestra C (que no ejerce violencia), cuando expresa

que respetar al profesor, adultos o a otros niños, significa:

80

“[Respeto] En todo momento. Porque si no me ha visto en todo el día, me lo

encontré “adiós”; eh, vengo entrando “buenos días profesora como está”;

eh, si está hablando el amigo, “tiene que escucharlo”; eh, van en fila, que

van al centro de salud, que los vamos a pesar, “nada de ir peleando al

compañero”, verdad, ahí está el respeto, bueno y muchas cosas”.

Entrevistas\Maestra C. Posición: 90. Código: Incidencia\Respeto.

La maestra C manifestó que esa actitud de respeto que debe mantener la niñez es

en el aula y fuera de ella, y expresó que:

“(…) principalmente en el hogar, cuando están conversando, están

hablando dos adultos, llega una visita ¡no puede estar el niño ahí!, [oyendo]

qué dijo Juan, qué dijo Pedro. Es parte del respeto, lo que le ha enseñado

mamá, que tiene que irse hacer lo que estaba haciendo, no puede estar en

platica de adultos, porque entonces demuestra que no lo han educado

desde pequeñito y después viene a reflejar acá [en el aula de clase] lo que

platico en casa mamá y papá y todo mundo se da cuenta y, bueno verdad.

Porque los niños son espontáneos, “fíjate que ayer llegó sutano y le dijo

esto y esto a mi mamá” y no es que la mamá haya dicho sino él niño,

porque estaba escuchando la plática de adulto”. Entrevistas\Maestra C.

Posición: 92. Código: Incidencia\Respeto.

De lo afirmado por las maestras se infiere un concepto de respeto como deber de

la niñez, en el que no se reconoce como igual a niñas y niños. Parece tratarse de

un concepto cargado de adultismo, en el que las niñas y los niños deben

obediencia y portarse bien frente a los adultos, o cumplir con las normas

establecidas por éstos, lo que en ocasiones les restringe su derecho a expresarse,

ser escuchado y participar. Pareciera, que en sus pensamientos subyace una

representación de la naturaleza de niñas y niños como seres espontáneos,

distraídos, hablantines, agresivos e indiscretos.

81

A diferencia de las maestras A, B y C, la maestra D, expresó que:

“[las niñas y los niños] Siento que me respetan, pero es que el respeto se

tiene que ganar y yo cada día me lo estoy ganando, esa es la palabra

realmente. Si yo sigo gritándole a ellos, si yo sigo haciendo cosas, yo nunca

voy a lograr que ellos me respeten totalmente. Entonces es una lucha, yo

voy a luchar siempre por ganarme ese respeto ante ellos, (…) cómo

¡respetándolos a ellos!”. Entrevistas\Maestra D. Posición: 89. Código:

Incidencia\Respeto.

A todas las maestras se les preguntó si sentían que sus estudiantes las

respetaban, y estas fueron sus respuestas:

Tabla No. 7 Sienten las maestras que sus estudiantes las respetan

Maestras La respetan sus estudiantes

A No, no hacen caso del todo. Me amenazan. (…) Son niños que están a la defensiva,

viendo para allá, pendiente del otro. Con todo tienen que ver.

B Cuando me les pongo serio, pero están en una edad en que no se están quietos, no

hacen caso a lo que uno dice, a veces no dejan dar clase y se calman cuando uno

grita, se enoja y ya se van calmando.

C Yo digo que sí, porque todavía no me dicho una grosería, oralmente verdad. Ni por

escrito.

D Si, no sé, yo hablo con ellos, yo digo que sí. Suele decirme uno de ellos, profe, sabe

lo que dijo uno de ellos, esta profe mucho friega. Entonces le digo, yo, ¿ustedes

consideran que el quererlos guiar es fregar, para ustedes es eso? Siento que me

respetan.

Fuente: Entrevistas\Código: Incidencia\Respeto: Maestra A, posición 84; maestra B, posición 73;

maestra C, posición 123; maestra D: 88-89.

En la tabla anterior, puede observarse que las maestras que maltratan no sienten

que sus estudiantes les respeten, destacan las características negativas que

observan en ellas y ellos, es revelador que la maestra B, reconoce que

82

únicamente la respetan cuando asume una actitud que denota cierto grado de

autoritarismo en su relación con las niñas y niños.

Pareciera ser que para las maestras que maltratan a sus estudiantes, la niñez

debe respetarles, léase obedecerles, y debe aprender –en esa etapa de su vida- a

portarse bien y hacer caso.

En las observaciones realizadas en las aulas de las maestras A y B (que ejercen

violencia), se notó que en ciertos momentos, de tres a seis estudiantes no

estuvieron atentos a la clase, conversaban con su compañero-a de al lado;

también, en tres ocasiones, dos niños y una niña se levantaron de sus sillas y las

maestras no se dieron cuenta o se hicieron las indiferentes. Una estudiante

entrevistada, indicó que:

“Si hay bastante indisciplina, pero a veces es por descuido de la profesora,

no siempre es que hay indisciplina, cuando hay descuido comienza relajo,

porque se sienten [las niñas y los niños] sofocados en el aula, hablan y

algunos chavalos empiezan a brincar en el aula (…) [¿vos qué haces?], me

gusta platicar con la compañera de al lado, en los cambios de clase

conversó más”. Estudiante B, posición 11.

Es interesante que para la estudiante, el sofocar está referido a:

“[¿qué es estar sofocado]: A veces los chavalos se ponen hablar, la

profesora misma se siente sofocada. Cuando la profe da un consejo, dicen

hay me sofoca. Perdemos tiempo. A los chavalos no les gusta estar

escuchando mucho, [hay chavalos que] no quieren aprender más cosas ni

mejorar la escuela”.

Es posible que el “sofoque” de los estudiantes se deba a la monotonía que se

observó en estas aulas, ya que, al menos durante la investigación, las maestras

83

no varían estrategias, no hacen uso de recursos didácticos, ni promueven la

participación e interacción con y entre los estudiantes.

“Sofoque”, según lo define el Vocabulario Nicaragüense (Van der Gulden, 1995:

333), es “apuro, prisa, desesperación por hacer algo”. En este sentido, pareciera

que el sofoque de las maestra que ejerce violencia, se deba al apuro que tiene por

desarrollar los contenidos, sin dar tiempo a estimular el aprender a ser y a

convivir, tan importante para desarrollar un buen clima a lo interno del aula de

clase.

Las maestras C y D, que no ejercen violencia, en la observación interactuaron más

y desarrollaron empatía con sus estudiantes, no se observó indiferencia frente al

actuar de los estudiantes, ni limitó el desarrollo de su clase, ni se vieron

presionadas por el tiempo.

Para las maestras que ejercen violencia pareciera ser que el contenido es lo más

importante. El desarrollo de aprendizajes y el proceso que van experimentando

niñas y niños parecen no tener tanta importancia, cómo el impartir temas para que

lo asimilen y memoricen.

Pareciera ser que lo primero es el currículo y no el desarrollo integral de las niñas

y los niños que incluye el desarrollo de sus emociones, la expresión y el estimulo

creativo.

Qué es la disciplina para las maestras

La violencia en la escuela que reciben las niñas y los niños de parte de las y los

maestros, de acuerdo al Informe de Naciones Unidas (2006), ha sido utilizada

como método de disciplina.

84

Para las maestras A, B y C, la disciplina es un concepto asociado a sus

estudiantes, que se aplica solo a ellas y ellos, que no aplica a maestros y

maestras, y que además es un concepto enseñado por los adultos: maestros,

maestras, madres y padres, lo anterior se deduce de lo expresado en las

entrevistas realizadas.

La disciplina, de acuerdo con la Maestra A tiene que ver con el comportamiento de

las niñas y los niños, y la forma en que se dirigen a los adultos, ella expresó su

concepto de disciplina junto con su visión de que niñas y niños son indisciplinados,

planteó que disciplina es:

“responsabilidad en todo [del niño o niña], desde que entra a clase y como

viene: limpio, sucio, se bañó, cuadernos, orden con sus cuadernos. Son

desordenados completamente. Tiene que ver cómo se dirige a las

personas, no lo hacen bien. Manera de comportarse”. Entrevistas\Maestra

A. Posición: 76 – 77. Código: Incidencia\Disciplina.

Coincide con este planteamiento la maestra B, para ella disciplina es:

“una responsabilidad de los estudiantes, deben comportarse, portarse bien

en la casa, en la escuela sobretodo. No pelear, hacer caso, hablar bien”.

Entrevistas\Maestra B. Posición: 66. Código: Incidencia\Disciplina.

Llama la atención, la asociación que la maestra B, hace de la disciplina como

portarse bien y el hacer caso, que desde una perspectiva amplia son conceptos

que se relacionan de forma directa con el obedecer, en este caso las niñas y los

niños, es decir, ellas y ellos desde una posición de minoridad.

También es significativo que las maestras A y B asocien el concepto de disciplina

con el expresarse bien, hablar bien, pareciera que para ellas las niñas y los niños

85

no hablan bien, quizás porque no les comprenden o no dicen lo que ellas esperan

escuchar.

Este concepto de disciplina/indisciplina que manejan las maestras, parece estar

calando en los estudiantes, uno de ellos expresó que es indisciplina: “cuando los

chavalos no hacen caso a la maestra, hacen relajo en el aula”. Estudiante A.

Posición 12.

Este mismo estudiante, expresó que cuando un estudiante está indisciplinado su

maestra:

“Le dice que se vayan para la casa y que deje la mochila. Hay una profe,

uhm, que yo he visto a la profesora de segundo grado, esa de todo les grita,

les pega. Un día que llegamos [donde la maestra de segundo grado] con

unos compañeros míos, porque iban a un taller, llevamos la hoja para que

firmara ahí, (…) estaba un chavalito en la pizarra y dice [la maestra] no que

no es así y pum, le pego y lo tiró por allá, le digo yo a los chavalos, mira

como es la profesora”. Estudiante A. Posición 14.

Dice, este estudiante que ha visto, y una prima le dijo, que la profesora les pega

con “regla, con los lápices, con las manos”, comentó que:

“(…) a mi prima, le pegaron y cuando estábamos en la reunión y mi mamá

fue donde la profesora, y le dijo: ¿Por qué le pegó a la niña?, “es que la

niña estaba molestando”. ¿Sí?, pero debería llamar a la mamá de ella -

porque mi tía ahí estaba – la debería llamar, entonces, dice mi mamá: “no le

debería pegar a la niña porque no es su mamá”. Estudiante A. Posición 16.

Esta situación es injusta para la niñez, que por razones de modelos de crianza y

representaciones sociales que aún persisten entre algunos docentes, madres y

padres de familia, no le son reconocidos sus derechos, y son tratados como

86

objetos de protección y propiedad privada, eso se lee cuando la tía le dice a la

maestra, “usted no le puede pegar a mi sobrina, porque no es su mamá”, es decir,

la mamá de la niña si tiene el derecho de pegarle y violentarle sus derechos a la

niña.

Por otro lado la maestra C, afirma que la disciplina es:

“Normas, reglas, principios enseñados en la escuela y en el hogar”.

Entrevistas\Maestra C. Posición: 88. Código: Incidencia\Disciplina.

Según lo declarado por esta maestra, pareciera que las normas y reglas tiene

énfasis en no hablar ni platicar en clase, porque distraen. Ella básicamente

relaciona la indisciplina con lo anterior, esto se deduce cuando afirma que:

“La forma de las conductas varia, según las emociones diría yo, porque a

veces vienen [las niñas y los niños a clase] tan contentos (…) ellos traen

cosas que se ponen a comer en el aula de clase, verdad, alegres. Y

[platican] que fui a tal lado y ahí viene narrándole al compañero, entonces,

ahí viene ya la distracción de la clase. (…), aprovechan su fin de semana,

viene [los lunes] bien contentos con el compañero a platicar todo lo que

hicieron entonces, entramos ya en el asunto de la indisciplina, entonces

toca parar la clase, y que se calmen un momento para poder seguir.

Entonces, ellos varían sus emociones, su disciplina no siempre es así”.

Entrevistas\Maestra C. Posición: 68 – 69. Código: Incidencia\Disciplina.

Para la maestra no poner atención es un ejemplo de indisciplina, ya que va en

contra del proceso de enseñanza aprendizaje, al respecto expresó que:

“la niña [que no puso atención en la clase de matemáticas] es como que no

vino, vino a copiar, pero no sabe de dónde salieron esos números”.

Entrevistas\Maestra C. Posición: 71. Código: Incidencia\Disciplina.

87

En la entrevista a la maestra D, ella no expresó directamente su concepto de

disciplina, pero de su respuesta se infiere que hablar, contestar, defender puntos

de vista, gritar cuando le gritan, no es indisciplina, ya que ella les fomenta ser de

esa manera, expresar sus opiniones. Para ella indisciplina es ofender sin razón.

Esta maestra manifestó que en la escuela:

“Me han criticado “tus alumnos como contestan”, ellos [sus colegas] dicen

que contestan; contestar para mí es alguien que te ofende y sin razón; pero

si ellos [sus estudiantes] defienden sus puntos de vista (…) tal vez por la

manera en que ellos hablan, porque ellos hablan así porque en su casa así

les hablan no es nada personal, entonces me han dicho [sus colegas] “tus

alumnos son maleducados, indisciplinados, es que no les enseñas (…) ¡Te

pones de parte de ellos!”. Entrevistas\Maestra D. Posición: 61. Código:

Incidencia\Disciplina.

De lo expresado por las maestras, se puede inferir que su conceptualización de

“disciplina” la representan desde su labor docente y su representación social de la

niñez. En los planteamientos se observa que para las maestras A, B y C las niñas

y niños deben seguir normas establecidas por los adultos y que la necesidad de

hablar, levantarse o de expresarse sobre cualquier tema, que manifiestan niñas y

niños en el aula, es automáticamente calificada como indisciplina. Solo la maestra

D conceptualiza la disciplina desde la perspectiva de que las niñas y los niños son

sujetos activos y que en su interacción, cuando se expresan pueden ser

considerados “indisciplinados o maleducados” por aquellos que no los ven como

personas con derechos y deberes, sino solo con deberes.

La importancia que le dan los y las docentes a que los niños no se distraigan,

pongan atención y están en silencio, parece estar directamente relacionado con la

manera en que se desarrollan las clases. Las estrategias metodológicas que se

implementan están basadas fundamentalmente en la palabra del docente (por la

vía de dictar un texto del libro, o un cartel, copiar un cartel en la pizarra, dar una

88

explicación, interrogar oralmente a los estudiantes y ponerlos a transcribir o

responder preguntas literales a los estudiantes sea de manera individual o grupal).

El desarrollo de estas estrategias requieren pasividad y silencio de los niños, pues

que los que hablan distraen a los demás. Si en las aulas se implementaran

estrategias activas y constructivas, no tendría un rol tan importante el silencio y la

concentración de los niños y niñas en tareas rutinarias.

Reacciones de las maestras frente a los problemas de disciplina que ven en

sus estudiantes

En situaciones de conflicto emergen las representaciones, por esa razón se les

preguntó a las maestra cómo reaccionan cuando, en base a su propio concepto,

hay indisciplina en el aula.

La maestra A, que ejerce violencia, expresó que lo hace de forma natural y

además:

“hablando con ellos [niñas y niños], haciéndole saber que están actuando

mal, no los agredo, les pregunto, [a los estudiantes, señalando al

indisciplinado] ¿les gustaría que todos fueran como él?, les digo [a los

indisciplinados] ¡poneté en mi papel!, y me dicen barbaridades”.

Entrevistas\Maestra A. Posición: 85. Código: Incidencia\Modo de

relacionarse.

La estudiante A manifestó que la maestra cuando ellos están hablando o, a veces

están inquietos, porque no le entienden o sin estar haciendo nada, les dice que se

salgan de clase o los manda a la dirección.

Por su parte la maestra B, que también ejerce violencia, reconoce que a los

indisciplinados les alza la voz y los manda a la dirección, expresó que, frente a los

89

problemas de disciplina de algún niño o niña:

“Trato de calmarme, aconsejarle, pero hay momentos que alzo la voz para

que oigan y se aquieten, se disciplinen, porque tienen que aprender uno

tiene que ayudarles. Una vez mandé a dos a la dirección no los aguantaba

más”. Entrevistas\Maestra B. Posición: 79. Código: Incidencia\Modo de

relacionarse.

Para esta maestra, el alzar la voz y enviarlo a la dirección son estrategias para

que aprendan. No aprenden si son inquietos e indisciplinados. Asocia la capacidad

de aprender de los estudiantes con una actitud dócil que deben mantener en el

aula. Alzan la voz y lo envían a la dirección como una forma de ratificar su

autoridad vertical y la autoridad de la dirección.

Los conceptos de respeto y disciplina que manejan las maestra A y B (que ejercen

violencia) se basan en una necesidad de ejercer autoridad, una autoridad

autoritaria, porque como apunta Paulo Freire (2009):

“La autoridad coherentemente democrática, está convencida de que la

verdadera disciplina no existe en la inercia, en el silencio de los silenciados,

sino en el alboroto de los inquietos, en la duda que instiga, en la esperanza

que despierta.” (Freire, 2009. Pág. 90).

De los planteamientos de estas maestras se podría inferir que ven a la dirección

como el primer recurso que tienen a mano para manejar los conflictos que se

producen en la interacción del grupo de clase; la dirección se convierte en una

especie de hospital donde hay que enviar a reparar a los estudiantes defectuosos:

mal educados, indisciplinados, hablantines, inquietos e indiscretos, pero además

de enviarlos a la dirección, otra práctica de las maestras frente a la indisciplina es

sacar a los estudiantes de clase, con las consecuencias que esto representa en su

proceso de aprendizaje. Así lo evidencia lo expresado por la directora A:

90

“[la maestra] para todo es salite. Una maestra sacó a un niño desde el

miércoles, jueves, viernes y todavía el lunes. El muchacho ahí andaba. El

chavalo corriendo, no le mandaron a decir al papá. [le dijo la directora a la

maestra] Necesito que la mamá venga. Aunque ya había hablado con la

maestra, de que era prohibido sacar a un niño. Hable con ella y dice [la

maestra] que la madre no llega, le dije que si no arrima [la madre],

programa una visita. Lo vas a tener que ayudar. [Las maestras] No han

reconocido porque no lo debemos sacar. Dicen es que a la directora no le

gusta que no saquen. Hace falta interiorización de que el maestro, está

claro que le violenta derecho y que no es la forma, tiene derecho. Es una

debilidad [sacar al niño o niña]. [Dice la directora] la disciplina está

fundamentada en normas, acuerdos, es vivir desde las normativas. Se

mantiene cuando intervienen las normas, Cuando se violan se produce la

indisciplina”. Entrevistas\Directora A. Posición: 61- 63. Código:

Incidencia\Disciplina.

Como se evidencia, las maestras A y B, no valoran a la niñez como sujeto de

derechos, por ello no miden la consecuencia de las medidas que utilizan para

enfrentar la indisciplina o mala conducta, que para ellas es normal que se

castigue, eso es lo que importa; qué responsabilidades tienen ellas como docentes

o cómo se siente el niño o la niña, eso no es importante.

Las maestras C y D (que no ejercen violencia) manifestaron que frente a los

problemas de indisciplina se llenan de paciencia, aunque trabajen a más de un

centenar de kilómetros de distancia, ambas dijeron que, cuando ha habido

indisciplina en sus aulas, se salieron del aula.

La maestra D expresó:

91

“En una ocasión me salí del aula, no sé si actué como niña. No sé si actué

mal, entonces yo me salgo y ellos [estudiantes] se quedan sorprendidos” y

me vuelven a ver que yo me salí, y entonces yo me quedé así [quieta]. De

viaje me salí y en eso entré y pum [los estudiantes] me dijeron ¿qué pasó

profe? No nada, es que siento calor (…), pero mentira, yo mentí estaba

enojada, me sentía impotente, entonces me salí, [les dije] está haciendo

calor, (…) entonces a ver salgámonos, salgámonos. Entonces los saque

cada quien sacó su silla (…). Las sacamos y ahí estuvimos recibiendo

clases afuera. En otra ocasión, se los manifesté (…), fue un día que

estábamos hablando del tema sobre tolerancia y les digo entonces ustedes

creen que los adultos se las saben toda, ¡no! les digo. Nosotros como

adultos tenemos bastantes fallas como todos los seres humanos, entonces,

yo he tenido fallas, ¿cuándo, cuándo? me preguntaron, a ver, les dije se

acuerdan tal día [haciendo referencia al día que se salió] ahhh, ese día, de

verdad profe. ¡Tenía ganas de gritarles, chavalos! Pero mejor me salí”.

Entrevistas\Maestra D. Posición: 100 - 102. Código: Incidencia\Modo de

relacionarse.

Una experiencia similar manifestó la maestra C, dijo que en una ocasión que tenía

a un niño rebelde, no del grupo actual se salió del aula:

“para no caer en la tentación, verdad, de darle un golpe, entonces yo le digo

a los demás, ya vengo, me voy a ir a dar una vueltecita, que se me pase la

ira que tengo en ese momento, si es posible tomar un poquito de agua,

paso de paso por el quiosco y entonces para que ellos no noten [sus

estudiantes], ¿qué andaba haciendo profesora? Porque ellos están en

todos, andaba comprando (…), pero en el fondo usted sabe que eso no es

cierto, que es que esta que no lo pueden creer, que dice uno ni los (niños)

que tengo en casa, verdad, porque sabe que el que tiene en casa no lo

puede hacer y si lo hace, pues ya sabe cuál es la penitencia”.

92

Entrevistas\Maestra C. Posición: 136 - 137. Código: Incidencia\Modo de

relacionarse.

De lo expresado por está maestra se observa que al menos a sus estudiantes no

los considera objetos y propiedad de la que puede disponer con libertad, pero en

ella subyacen alguna representación de la niñez basada en la doctrina de

protección irregular.

En la observación realizada en su aula, en dos momentos en que se mostraban

algunas señales de inquietud de los estudiantes, la maestra C hizo dinámicas de

relajamiento para lograr captar nuevamente la atención de sus estudiantes. Ella,

utilizó varias estrategias de aula, logrando mantener una clase activa, con la

participación e interacción de las niñas y niños.

Diferente situación observó, y anotó en su bitácora una estudiante de magisterio,

haciendo práctica en un aula de clase de primaria, modalidad multigrado,

“Grados 3ro y 4to. Febrero: 03-03-10. (…) en la clase de matemáticas un

niño me estaba prestando un lápiz y la profesora en vez de preguntarle por

qué andaba de pie, le jaló la oreja tan fuerte que lo hizo llorar, y luego [el

niño] no quería copiar, los otros niños se estaban riendo, [la profesora] les

dijo que se callaran o les jalaba la oreja y más duro que a su compañero.

Para mí ella fue muy grosera con los niños. En vez de enseñarle, los

maltrata. Me dice, “cuando estén de necios dale duro en las manos para

que te hagan caso”, yo solo la quedé viendo y los niños a mí como quien

dice también ella nos va a pegar, yo me puse a pensar “esta profe está loca

o qué” (Bitácora Practicante 1, 2010).

Al preguntarle a las maestras si tienen conocimiento que colegas maltraten a sus

estudiantes, manifestaron que no. Preguntadas directamente si ellas han ejercido

93

algún tipo de violencia como método de disciplina, las maestras A y B reconocen

haberlo hecho en alguna ocasión.

La maestra A, expresó que la critican y dicen que pega a los estudiantes solo

porque ha gritado, para que puedan oírla y porque una vez jaló a un niño de los

hombros, para separarlo de otro con el que se peleaba en el aula, pero fue para

poner orden. Esta maestra dice que ahora no les dice nada, los niños la agreden

pero que no les pone mente, además siente que lo que sus estudiantes le dicen,

es porque lo oyen en su casa.

Por su parte, la maestra B, expresó:

“Ahora hay que ver a qué le están diciendo violencia, puede haber mala

interpretación, pero lo importante es hablar. De mí han dicho que maltrato,

pero no es cierto. [Dicen que usted ha jalado la patilla a sus estudiantes]

Que va, no, he llamado la atención fuerte para que se escuche en medio del

relajo que a veces arman cuando van o vienen de recreo”.

Entrevistas\Maestra B. Posición: 85 - 87. Código: Incidencia\Violencia.

La maestra B no quiso profundizar que era para ella “llamar la atención fuerte”,

pero por lo manifestado a lo largo de la entrevista, y la información que se tiene de

que ejerce violencia contra la niñez, nos inducen a pensar lo que significa esta

frase para las niñas y niños: violación de sus derechos.

En el aula se observó que cuando los estudiantes estaban hablando al mismo

tiempo, no les gritó, ni los golpeó, pero utilizó algunas frases tales como;

“cálmense o los mando a la dirección o a su casa, ahí de seguro no hacen tanto

relajo, van a ver, después salen mal y dicen que es por la profe que no los quiere”.

Estas frases iban acompañadas por gestos y ademanes, como el señalamiento de

la maestra con su dedo dirigido a los estudiantes, o el puño cerrado, en actitud

amenazadora.

94

Esta forma de ejercer violencia sicológica de parte de maestras, es confirmada por

la directora A, que exponiendo que tanto en el pasado, como ahora ha oído y visto

casos de docentes que ejercen violencia:

“Recién vine a esta escuela un niño [me] dijo que [un maestro] le aventó un

borrador, fue una agresión física. Hay maestros que dicen cosas [apodos], o

hacen comparación. Este es aquí, este es allá, este es mejor, el otro no. Es

humillación, también hay gestos. Ajá vas a ver… y el dedo. Y, en mi cara,

qué pasará no estando yo. Cuando habló con los maestros, es igualito,

hablan, ellos incumplen, ustedes incumplen [dice la directora], les gustaría

que yo ejerza esa presión que hacen con sus alumnos”, pero yo no puedo

ser como ellos que le gritan a sus alumnos y los maltratan, y he hablado,

son indiferentes. Entiendo que como seres humanos, estamos agobiados,

pero no es la mejor solución. La violencia engendra violencia. La vocación

nos hace ser tolerantes, pacientes. He presenciado muchos casos [de

maltrato], también en los padres”. Entrevista\Directora A. Posición 51 -52.

A pesar de que el Ministerio de Educación, en el año 2002 elaboró unas guías

para trabajar en la escuela primaria los derechos humanos de la niñez y la

adolescencia, pareciera ser que no hay apropiación de la naturaleza de los

mismos de parte de maestras que aún trabajan bajo la vieja filosofía y método de

que la letra con sangre entra, que también indica la poca valoración que tienen de

las niñas y los niños como personas con derechos a la que se le debe respetar su

dignidad.

Planteamientos y prácticas diferentes se encuentra en maestras que han

cambiado su visión hacia la niñez o están transitando entre el paradigma de la

protección irregular hacia el de la protección integral que reconoce derechos y

deberes en las niñas y los niños.

95

Para la maestra C, la paciencia y el temor, junto con el reconocimiento de que

niñas y niños tienen derechos, parecen ser elementos que la condicionan a no

ejercer ningún tipo de violencia contra sus estudiantes, esto se advierte de lo que

opinó al ser preguntada por actitudes violentas hacia los estudiantes:

“Violentas, solamente que le pegue, [risas y suspiro]. Solamente que le

pegue, verdad, pero ya cayendo ahí lo echan preso a uno, ni quiera Dios, el

niño es el número uno, verdad. Porque tengo la paciencia. ¡El que no tiene

paciencia no puede ser maestro! [enseñar es] muy difícil, muy difícil, yo le

aseguro que viene un interino que le haga unos 8 días, toditos se van

apaleados, porque la paciencia no cualquiera la puede controlar, verdad.

[Has pegado, golpeado] no, hay le queda la huella, lleva la evidencia.

Aunque yo le diga que no, el golpe está.”. Entrevistas\Maestra C. Posición:

100 – 101, 113. Código: Incidencia\Violencia.

No le he puesto la mano a mis estudiantes, expresó la maestra D, pero además

dijo no haber visto a maestro maltratando a estudiantes, pero que lo ha oído de la

propia boca de sus colegas, esta maestra contó que:

“En el TEPCE (…) una [maestra] mencionó que le jaló la oreja, ella lo dijo,

“porque ya no lo aguanto a ese chavalo” y, me quedo profe, pero eso no era

correcto, eso no es correcto lo que usted hizo [le dijo] y todos se quedaron.

[Cómo justifican el hecho de maltratar a un estudiante] Ellos creen que e

incluso lo manifiestan que antes la educación era mejor, por eso,

tristemente. A mí me lo han dicho los papás, profe péguele, no le digo yo.

Usted lo pario, usted sabe cómo educarlo, si usted va a tener una

educación de maltrato con su niño; le aconsejo. Yo le doy la opción mejor

de quitarle [lo que le gusta], no vas a ver tele hoy por una hora, por dos

horas, ah pero si me haces la tarea te levanto el castigo”.

Entrevistas\Maestra D. Posición: 114 - 116. Código: Incidencia\Violencia.

96

Para esta maestra, es un abuso maltratar a las niñas y niños, pero dice que hay

maestros que lo hacen, ella espera no caer en esa situación:

“(…) yo he escuchado de mis alumnos y de muchos niños, [que hay colegas

que maltratan] entonces, yo en las reuniones digo, cuando yo llegue hacer

cosas que no son correctas con mis niños [maltratarlos una de ellas], ese

día pongo mi renuncia, me voy, ya no sirvo como maestra. Y, se quedan

ellos callados, quietos, los profes. Ah, preguntan y ¿a qué te vas a dedicar?

Mil cosas hay. Mil y una cosa hay que hacer pero menos caer en eso”.

Entrevistas\Maestra C. Posición: 113. Código: Incidencia\Violencia.

Pareciera ser, que el decreto del Ministro de Educación (2009) prohibiendo el

castigo físico en las escuelas y el documento elaborado con el apoyo de Save The

Children “Cómo aumentar la disciplina y el respeto en nuestras aulas”, ha ido

permeando en las maestras que no ejercen violencia, esto se infiere de sus

declaraciones, en las que pareciera que hay una valoración de las niñas y los

niños como personas con derechos, también se infiere a partir de lo observado en

donde se percibió una forma de relación y comunicación respetuosa para sus

estudiantes.

Algunas anotaciones sobre Respeto y Disciplina de parte de las maestras

hacia sus estudiantes

Se ha planteado en páginas anteriores que el deber de escuchar a los estudiantes

que tiene las maestras, no se cumple a plenitud en el aula, de parte de las

maestras A y B.

¿Por qué las maestras que maltratan a sus estudiantes no les preguntan a sus

estudiantes sus opiniones? ¿Por qué no los escuchan? Como se pregunta Paulo

Freire en Pedagogía de la autonomía:

97

“¿Por qué no establecen una “intimidad” necesaria entre los saberes

curriculares fundamentales para los alumnos y la experiencia social que

ellos tienen como individuos? (…) Porque dirá un educador

reaccionariamente pragmático, la escuela no tiene que ve nada con eso

(….). Ella tiene que enseñar los contenidos, transferirlos a los alumnos.”

(Freire, 2009:32).

De los resultados de la investigación es posible inferir que además de una visión

limitada y tradicional de la escuela y la educación, en las maestras y los maestros

que maltratan, está presente una representación social de las niñas y los niños,

como seres incapaces, necesitados y por lo tanto que no merecen ser escuchados

ni respetados.

Estas representaciones inciden en la manera en que se relacionan con las y los

estudiantes y el desarrollo su práctica docente en el aula, obstaculizando que el

centro educativo sea un lugar para el efectivo ejercicio del derecho a la educación,

de forma afectiva e integral.

El irrespeto se expresa no solo en negar la palabra, también en otras actitudes de

las maestras. Durante las observaciones, se notó que las maestras A y B (que

ejercen violencia), llegaron con varios minutos de retraso, se salieron unas tres o

cuatro veces del aula para conversar por unos tres o cuatro minutos con colegas y

contestaron e hicieron llamadas por el celular, para ellas eso no es irrespeto ni

indisciplina de su parte; es algo normal, pero los estudiantes lo perciben como

pérdida de clase, esto se evidencia en lo expresado por el estudiante A:

“(…) cuando platican con alguien se va la hora. O está [la maestra]

hablando por teléfono, llega alguien y se pone a platicar y ya después se

pasa la hora [pierden clase]. Y nosotros los chigüines alegres porque se

pasa la hora porque no van a recibir clase. Es mejor que recibamos. [A la

maestra] la llaman como 7 veces, porque a veces llama al hijo, contesta,

98

ella llama, se va la hora se pierde clase. No aprendemos nada, vamos

hacer exámenes y nosotros no sabemos nada. Un día nos hizo un examen

de sorpresa y nosotros no habíamos copiado un tema que nos hacía falta –

yo creo que fue de ciencia- nos hacía falta ese tema y no lo hicimos porque

le dijimos a la profesora y ella reconoció que no había dado este tema, que

era culpa de ella, estaba hablando por teléfono y no pudo dar el tema

completo. No hicimos la prueba. Una semana después hicimos la prueba”.

Estudiante A. Posición 51 – 52.

Otra estudiante, al ser entrevistada dijo:

“la maestra no nos respeta, a cada rato habla por el celular y se sale al

pasillo a platicar con otras profes”. Estudiante B. Posición 28.

Por otro lado, consultadas las directoras, cual es la función que una maestra o

maestro debe jugar en el recreo, afirmaron que tiene que observar, cuidar a los

estudiantes.

La directora A expresó que:

“en recreo, hay un rol del cuido y de lugares, es un tema que se ha

trabajado, pero hay debilidades. Por lo general el maestro cuida, lo que

hace es estar plantado. No genera proceso de confianza, de juego”.

Directora A, Posición 78.

En la observación durante el recreo, las maestras sujetas de la investigación, en

general no cumplen con la tarea asignada. Se dedicaron a conversar con otras

docentes, a revisar notas o cuadernos, a llenar cuadros y hablar por teléfono.

No interactúan en el recreo con sus estudiantes y cuando se dirigen a ellas y ellos

es para prohibir algo o regañarlos, por ejemplo a los varones les dicen que no

99

jueguen corriendo porque se sudan y a las muchachas que ellas ya no están para

andar corriendo, les advierten que no se suden, que si llegan sudados no los va a

dejar entrar a clase. Lo anterior lo confirma el estudiante A que expresó:

“[Qué hace tu maestra en el recreo] Platican con las demás profesoras, o

están en el aula revisando notas o cuadernos. A veces sí, ven que

hacemos, nos dicen que cuidado nos caemos, no corramos mucho, nos

vamos a sudar, que la profesora de arriba nos va a regañar. (…) que

deberíamos de estar sentados, también en el recreo, entonces dice un

chavalo: “profe por qué si nosotros tanto que estamos en el aula

escribiendo y atendiendo las cosas y no vamos a tener un poquito de relajo

para desahogarnos”. La profe dice que sí es cierto, pero que no corran

mucho, que no vengan sudados o los va a dejar afuera (…) Las niñas

caminan, y a veces juegan, juegan arriba también, como nosotros jugamos

varones y mujeres.” Estudiante A. Posición 43 – 46.

De lo expresado por este estudiante, la maestra en general no cumple con su rol,

ni interactúa con sus estudiantes y además no respeta el espacio de recreación al

que tienen derechos niñas y niños cuando asisten a la escuela, que es el recreo.

Tal como afirmó la directora A, no generan confianza con sus estudiantes.

Se observó en que las maestras C y D, en el recreo conversaron con algunos de

sus estudiantes, estuvieron en la puerta del aula o fuera de ella y no le pusieron

límites al tipo de juego de las niñas y los niños, quienes andaban jugando arriba, el

pegue, chibolas, o estaban conversando entre ellos.

Estas maestras que no ejercen violencia tienen una mejor forma de relacionarse

con sus estudiantes sin dejar de jugar su rol como maestras, ni perder autoridad.

Parece ser que en ellas hay comprensión de que la autoridad:

100

es la capacidad para guiar la conducta de otra persona bien por una

responsabilidad de protección y cuidado de la persona o por un bien grupal.

La autoridad es el uso del poder en positivo, legitimado y acordado

socialmente, aceptado por quien la recibe (…) (Horno, 2005: p.25).

101

4. CONCLUSIONES

1- Las representaciones sociales de la niñez que tienen las maestras C y D –

que no ejercen violencia- parecen reflejar un proceso de asunción y

apropiación del paradigma de la protección integral, les consideran

personas plenas, en dignidad y derecho, con capacidad y derechos a

expresarse y ser escuchado; también les reconocen con deberes y

capacidad para asumir responsabilidades. Estas representaciones sociales

parecen incidir en las relaciones que estas maestras desarrollan con los

estudiantes. Relaciones basadas en un enfoque de derechos, posibilitando

un mejor manejo de las situaciones difíciles que se presentan en lo

cotidiano en un aula de clase.

De las dos maestras que no ejercen violencia, una de ella parece transitar

del paradigma de la protección irregular hacia el de la protección integral,

en ella coexisten opiniones y creencias del viejo modelo, pero en el aula de

clase les reconoce derechos y deberes a niñas y niños y trabaja para que

no sean discriminados y tengan oportunidades de aprender a ser y a

convivir.

2- Las representaciones sociales de la niñez que subyace en las maestras A y

B –que ejercen violencia- parecen basarse en la doctrina de la protección

integral. Consideran a sus estudiantes personas incompletas,

dependientes, objeto, sin capacidades, es una visión más centrada en

necesidades y deberes que en derechos. Estas representaciones sociales

parecen incidir en el comportamiento violento hacia sus estudiantes; con

sus actitudes constantemente le niegan derechos y libertades, limitando su

condición de persona y el ejercicio del derecho de expresarse y ser

escuchado. Los conflictos que surgen en las relaciones que se dan en el

102

aula, con estas representaciones sociales, se enfrentan en base a su (de

las maestras) necesidad de imponer autoridad y disciplina, que es más

importante que el enfoque de derechos.

3- Las representaciones sociales de la niñez que tienen las maestras A y B

desde el enfoque de la protección irregular, ubica a la niñez en un lugar de

sometimiento y vulnerabilidad, frente a la posición que ocupan las

maestras, que es de poder y mando, para controlar y decidir; estas

representaciones sociales se profundizan, cuando las competencias

genéricas y específicas que tienen las maestras para ejercer su magisterio

y solucionar conflictos en el aula son deficitarias.

La niña y el niño, como sujeto activo, con derecho y deberes, no tiene

suficiente lugar en el aula de clase, las maestras que ejercen violencia

tienen una representación de la niñez ideal (que haga caso, que no hable o

hable bien, que no pelee, que obedezca, que no corra, que entienda, etc.)

que se contradice con la niña y niño real que le llega al aula de clase y con

el deber ser de la niñez basado en un enfoque de derechos.

4- La propia naturaleza de la niña y el niño genera contradicciones y conflictos

en el aula de clase, que maestras y maestros con esquemas mentales y

modelos basados en la doctrina de la protección irregular, aún buscan

como resolver a partir de sus propias creencias y sentido común y no por

normativa expresa. Muchas de las soluciones que en la práctica utilizan los

docentes no siempre respetan los derechos humanos de las niñas y los

niños que son vistos como objetos y propiedad con la que se puede hacer y

disponer, no logran valorar que cuando ejercen algún tipo de violencia

contra sus estudiantes, están violentando sus derechos.

5- La existencia y difusión de una legislación internacional y nacional que

protege de forma integral a la niñez, no ha sido suficiente para cambiar

103

viejos referentes de crianza y enseñanza en algunos docentes y en algunas

escuelas primarias, donde conviven viejos y nuevos paradigmas que pone

en el centro al estudiantado que sufren discriminación por el solo hecho de

ser niño y niña.

6- Las maestras que ejercen violencia contra las niñas y los niños reproducen

ideologías, creencias, estereotipos, que responden a la doctrina de

protección irregular, y reafirma un sistema que discrimina por ser autoritario,

les da poder a las maestras y las ubican por encima de sus estudiantes. En

su discurso y práctica emergen sistemáticamente representaciones sociales

de niñas y niños como objetos y menores dependientes, que de acuerdo al

sentido común de estas maestras las habilita para utilizar el castigo físico y

psicológico como método de disciplina e imposición de la autoridad, no

importando se niegue el ejercicio de derechos a lo interno del aula.

7- La construcción de la representación social de la niñez nicaragüense como

sujeto social y de derechos, personas capaces para actuar y

responsabilizarse de sus actos -en base al ciclo de evolución y desarrollo

que viven, aún no está apropiada en los docentes que maltratan. Parece

que en algunos docentes subyacen las representaciones sociales que

tienen de la niñez educando de la misma forma en que se educaba hace

varias décadas.

8- Pareciera que las maestras en general, no conocen las guías para trabajar

en la escuela primaria los derechos humanos de la niñez y la adolescencia

que el Ministerio de Educación publicó en el año 2002 ni el documento

sobre cómo aumentar la disciplina y el respeto en nuestras aulas. Se

considera que no hay apropiación de la naturaleza de los derechos de la

niñez de parte de maestras. No se tiene mayor información, pero es posible

que no se hayan utilizado una metodología acorde al aprendizaje de los

derechos humanos que promueva al cambio de actitud y el desarrollo de

104

relaciones basadas en este enfoque. Las maestras que maltratan, aún

trabajan bajo la vieja filosofía y método de que la letra con sangre entra,

que también indica la poca valoración que tienen de las niñas y los niños

como personas con derechos a la que se le debe respetar su dignidad.

9- La disciplina entendida como tener un aula en calma con niños silenciosos,

bien portados y concentrados, tiene una importancia crucial en los centros

educativos nicaragüenses. Comúnmente los y las docentes plantean como

un problema central el no lograrlo. A partir de los resultados de esta

investigación es posible adelantar la hipótesis de que este problema tiene

su origen en el tipo de estrategias metodológicas que se implementan, las

que están basadas fundamentalmente en la palabra del docente (por la vía

de dictar un texto o un cartel, copiar un cartel en la pizarra, dar una

explicación, interrogar oralmente a los estudiantes y ponerlos a transcribir o

responder preguntas literales a los estudiantes sea de manera individual o

grupal), lo que podría ser categorizado como en el marco del “Paradigma

Tradicional” de la enseñanza, mismo que está basado en un Paradigma

Tradicional del Aprendizaje que entiende al niño como un recipiente vacío

que necesita ser llenado con los conocimientos que están fuera de él, lo

que se logra memorizando los innumerables contenidos establecidos por el

currículo obligatorio. Este aspecto requiere un estudio posterior más

profundo por cuanto podría estar influyendo los no aprendizajes de una

parte importante de niños y niñas nicaragüenses, afectando con ello su

derecho a la educación.

10- Pareciera que con el surgimiento de la nueva doctrina de derechos y

deberes de la niñez, y las diferentes normatividades que se han ido

desarrollando y que afecta la histórica relación docente-estudiante, los

docentes se sienten amenazadas en su posición de poder, esto los lleva a

maltratar y una actitud que pareciera ser también asumen con frecuencia,

es la indiferencia hacia lo que piensa, siente, haga o deje de hacer las niñas

y los niños que tienen en sus aulas. Esto debería ser profundizado en

105

futuras investigaciones, por la importancia que tiene para una educación

integral y de calidad.

11- No es definitivo, pero hay algunas evidencias que indican que las maestras

que maltratan se sienten amenazadas por el reconocimiento formal que la

sociedad, a través de leyes, ha hecho a la niñez considerándola personas

en todo el sentido de la palabra, sujeto activo con derechos y

responsabilidades de acuerdo a su proceso evolutivo; este reconocimiento

lo ven como disminución de su autoridad, negación del derecho y el deber

histórico que han tenido de pegarle a las niñas y niños que están bajo su

responsabilidad educativa y, le limita su capacidad de decidir quién es

bueno, malo o, inteligente.

12- En general, pareciera que las directoras entrevistadas reconocen que las

niñas y los niños tiene derechos, deberes y capacidades; también

reconocen que no todas las maestras y maestros están apropiadas de la

Doctrina de la Protección Integral ni cuentan con suficiente conocimiento,

estrategia ni herramientas para educar desde un enfoque basado en

derechos humanos.

13- Es evidente, que la directora A tiene identificadas a las maestras y maestros

que ejercen violencia y conocimiento de los tipos de violencia que ejerce,

pero aunque hacen llamados de atención a estos docentes y desarrollan

actividades encaminadas a sensibilizar, tales como conversaciones y

reuniones donde se abordan estos temas, pareciera ser que se siente

impontente y sin capacidad para resolver y tomar decisiones respecto a las

maestras y maestros que ejercen violencia, ya que parece ser que no

tienen autoridad ni poder de nombramiento y en ocasiones le asignan

docentes que han sido removidos de otros centros por ejercer violencia.

106

14- Con las representaciones sociales de la niñez como objeto de protección y

no sujetos activos con derechos y responsabilidades es difícil que las niñas

y los niños en la escuela primaria construyan, junto con sus docentes,

aprendizajes fundamentales para ser ciudadanos responsables. De la

investigación se infiere que las maestras estudiadas se concentran más en

el desarrollo de la competencia aprender a aprender (contenidos,

conocimientos), que en las competencias aprender a hacer, a ser y

aprender a convivir.

15- La cultura de la violencia, es una construcción social, que en Nicaragua

tiene su base en el modelo de ejercicio del poder, en donde la violencia ha

sido uno de los métodos de resolución de conflicto que ha estado presente

en su historia, por ello, existe el riesgo, que el maltrato y la violencia que la

maestra ejerce como método de disciplina y ejercicio de autoridad, las niñas

y los niños que lo viven, lo vean como un método natural de resolución de

problemas, que puede ser visto como natural y obstaculice el camino hacia

la construcción de una cultura de paz, respeto a los derechos humanos y al

ejercicio de la ciudadanía que inicie en el aula de clase e irradie a todo el

país.

107

5. RECOMENDACIONES

La educación es un derecho y una responsabilidad de muchos actores sociales e

institucionales, pero el docente tiene una gran cuota de esa responsabilidad.

Maestras y maestros están llamados a concretar en el aula de clase, de forma

cotidiana y en relación directa con las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, el

ejercicio del derecho a la educación, que:

“ (…) cómo práctica social de justicia y lugar de sostén, abordaje y

despliegue de contradicciones entre lo viejo y lo nuevo, deberá procurar que

todos los niños, adolescentes, jóvenes y adultos accedan a un conjunto de

saberes y formas culturales por medio del cual se favorezcan, amplíen y

desarrollen, en las personas, sus posibilidades más profundamente

humanas, para que puedan comunicarse, trabajar y participar con plenitud

en la sociedad, a través de la práctica cotidiana de los derechos y deberes

que como ciudadanos les competen”. (Ferreyra y Peretti, 2006: p. 19).

A partir de los resultados de esta investigación y partiendo de la anterior definición

del derecho a la educación se recomienda a los diversos tomadores de decisión

en el ámbito educativo del país, lo siguiente:

1. Ampliar el estudio de este tema, con alta prioridad. La investigación arroja

luces y da pista, de la importancia que tiene estudiar las representaciones

sociales de la niñez que tienen maestras y maestros, como una de las

causas de que se les violenten sus derechos.

2. A partir de las conclusiones es fundamental asumir con responsabilidad la

urgencia de acortar la distancia que existe entre la propuesta ética, política,

jurídica, social y cultural, y la realidad que viven miles de niñas, niños y

adolescentes.

108

3. Profundizar en las representaciones sociales que la sociedad tiene de la

niñez y la adolescencia es una tarea importante que debe acompañar las

campañas por sus derechos, los procesos de formación y la promoción de

su participación en la sociedad y en todo aquello que le concierne.

4. Se hace necesario que directores de centros y autoridades educativas

supervisen las escuelas y enfrenten los problemas de violencia que los

docentes ejercen sobre las niñas, niños y adolescentes. Es de suma

importancia que no ignoren ni callen, que escuchen a la niñez, que atiendan

el problema y sus consecuencias.

5. La violencia no tiene aceptación ética, por ello se recomienda no obviar la

violencia de los docentes sobre la niñez, con el mecanismo de cambiar al

docente agresor a otra escuela, no es justo trasladar el problema, de esta

forma no se rompe el círculo de la violencia en la escuela.

6. Se cumplan con los Decretos del Ministerio de Educación, uno que prohíbe

el uso del castigo físico en las escuelas (2009) y el otro relativo al deber de

reportar y sancionar a profesores que hayan sido acusados de abuso

sexual y acoso por los estudiantes (2006) y que en base a lo establecido en

las leyes y normativas se sancione las maestras y maestros que ejercen

violencia contra las niñas y niños que estudian.

7. Garantizar, por los medios y mecanismos que sean necesarios, que las

maestras y maestros en formación inicial y en servicio, conozcan sus

derechos y los derechos de los demás. No se puede enseñar lo que no se

conoce, ni se puede motivar la construcción de una ciudadanía

responsable, si no se conocen los propios derechos ni se ejercen. Es

urgente, que maestras y maestros, se perciban y asuman así mismo como

sujetos activos y con derechos.

109

8. Invertir tiempo, recursos y acompañamiento para desarrollar diversos

procesos con el objetivo de que las maestras y los maestros aprenda a ser

y a convivir. Se hace necesario trabajar los temas de autoestima,

responsabilidad y comunicación asertiva.

9. Insistir en la formación a maestras y maestros y en el acompañamiento a su

práctica en aula, que los procesos educativos deben estar centrados desde

la perspectiva de los aprendizajes y la autonomía que deben construir las

niñas y los niños; para ello es importante trabajar estrategias de interacción.

10. Reconocer la urgencia de repensar el aula y los procesos educativos a

desarrollar en su interior y en relación con el mundo que le rodea, para ella

trabajar con mayor fuerza el aprender a hacer, a ser y a convivir.

11. Acompañar a maestras y maestros para que investiguen, analicen y

reflexionen su práctica en base a las siguientes preguntas: ¿Por qué son

tan inquietos los estudiantes? ¿Por qué se aburren?, ¿Por qué maltratan a

sus estudiantes? ¿Por qué los estudiantes y los maestros no siguen las

normas establecidas?

12. Evaluar la valoración y el grado de apropiación que tienen los docentes de

la escuela primaria de las guías sobre derecho humanos de la niñez y la

adolescencia que el Ministerio de Educación público en el año 2002; de

igual forma valorar su implementación en primaria.

13. Incorporar en las Escuelas Normales el estudio de los Derechos de las

niñas, niños y adolescentes.

110

14. Desarrollar procesos de formación a madres y padres (escuela de familia)

para abordar y reflexionar sobre los derechos y deberes de sus hijas e

hijos, así como los derechos y deberes que ellos tienen.

15. Analizar los reglamentos y normativas existentes en los centros educativos,

y elaborar de forma conjunta con todos los actores de la comunidad escolar

una normativa que establezca reglas claras para la convivencia, en donde

estén claros los derechos y deberes de: estudiantes, docentes, equipos

directivos y madres y padres de familia.

16- Investigar a profundidad la relación entre concepciones del aprendizaje que

tienen los docentes, estrategias metodológicas que se implementan en el

aula y los requerimientos de “disciplina” a los y las estudiantes, por cuanto

podría estar influyendo los no aprendizajes de una parte importante de

niños y niñas nicaragüenses, afectando con ello su derecho a la educación.

Lo anterior debe vincularse con un análisis del actual currículo obligatorio,

que está atiborrado de contenidos sin tener claridad de los objetivos

fundamentales de aprendizaje.

111

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Posgrados y Formación Continua. UCA – Jesuitas Provincia

Centroamericana.

127

Vijil, J. (2010). Hacia un nuevo modelo de formación. Programa de actualización de

docentes universitarios de Ciencias Sociales. Managua: IHNCA-UCA.

128

ANEXOS

129

Anexo 1: Guía de entrevista a docentes

GUIA ENTREVISTA A DOCENTES

ESCUELA DE PRIMARIA NICARAGUA

EN EL MARCO DE LA INVESTIGACIÓN

ELABORACIÓN DE TESIS DE MAESTRÍA EDUCACIÓN Y APRENDIZAJE

Objetivo

Encontrar la interconexión entre las representaciones sociales que tienen las

maestras y maestros de primaria de las niñas y niños, y la violencia que ejercen o

no contra ellos.

Participantes

1. Maestras y maestros de aula

2. Investigador

Duración promedio

Una hora.

Importante. Antes de comenzar la entrevista

Saludar y presentarse.

Agradecer la oportunidad de la entrevista al inicio y final.

Explicar brevemente el objetivo de la investigación.

Ofrecer la oportunidad de hacer preguntas sobre la investigación, antes de

comenzar la entrevista, si así lo desea la persona entrevistada.

130

Importante apuntar los siguientes datos

a. Nombre de la persona entrevistada:

b. Edad de la persona entrevistada:

c. Centro Escolar:

d. Modalidad del Centro y/o grado: Multigrado ___ Regular___

e. Grado que imparte:

f. Turno: Vespertino ___ Matutino

g. Municipio y Departamento:

h. Fecha de la entrevista:

i. Hora: inicio: fin:

Preguntas Guías

Categoría de Análisis:

A. Representación social de niña, niño:

Preguntas

1. ¿Qué es ser persona?

2. ¿Son los niños y las niñas, personas?

3. Indepedientemente de la respuesta ¿por qué?

4. ¿Qué es la niñez? ¿Qué es para ustedes ser niño? y, ¿qué es ser niña?

131

5. En qué etapa de su vida una persona es niño o niña?

6. ¿En qué cree usted que se diferencian las niñas de los niños?

7. ¿Quiénes son más inteligentes: las niñas o los niños? ¿Por qué?

8. ¿Quién cree usted que es más persona: el niño o la niña?

9. ¿Tienen derechos los niños y las niñas?

10. ¿A qué tienen derechos los niños y las niñas?

11. ¿Se debe escuchar a los niños y niñas que están aprendiendo? ¿por qué?

12. ¿Tienen algo que aportar? ¿Son capaces los niños?, ¿y las niñas?

13. ¿Cuáles son los deberes que tienen las niñas y los niños?

14. Al inicio de cada año escolar, ¿cómo espera que sean las niñas? Y, ¿cómo

espera que sean los niños?

15. ¿Cómo son realmente los niños y las niñas de su grupo de clase?

132

16. ¿Qué es lo que más les gusta de los niños de su grupo de clase? Y, ¿de las

niñas?

17. ¿Qué es lo que no les gusta de los niños de su grupo de clase? Y, ¿de las

niñas?

18. ¿Hay buenos y malos estudiantes? Qué características presentan ambos.

19. ¿Cómo identifica a los buenos? ¿Cómo identifica a los malos?

20. ¿Cómo participan las niñas y niños en su aula de clase?

21. ¿Conoce usted el CNA?

22. ¿Qué conoce?, es un facilitador / obstaculizador por qué y cómo

133

Categoría de Análisis:

B. Violencia

Preguntas

1. ¿Defina por favor lo que es para usted la disciplina?

2. ¿Cuándo usted dice que los niños deben respetar al profesor, a los adultos

o a otros niños a qué se refiere? ¿Defina que es eso?

3. ¿Según usted que acciones o actuación del profesor puede considerarse

violencia?

4. ¿Siente qué sus estudiantes lo respetan? En que lo ve,

5. ¿Cómo se relaciona usted con sus estudiantes, a través de qué: dialogo,

órdenes, orientaciones, tareas, imposición, etc.?

6. Trata usted de la misma manera a los niños de las niñas, es diferente

7. ¿Cómo reacciona usted frente a los problemas de disciplina de los niños?

134

8. ¿Creen que usted cuenta con conocimientos básicos para no actuar con

violencia y/o para prevenirla?

9. ¿Cómo deberían actuar ante casos de violencia de sus colegas hacia los

estudiantes?

135

Anexo 2: Guía de entrevista a directores

GUIA ENTREVISTA A DIRECTORES

ESCUELA DE PRIMARIA NICARAGUA

EN EL MARCO DE LA INVESTIGACIÓN

ELABORACIÓN DE TESIS DE MAESTRÍA EDUCACIÓN Y APRENDIZAJE

Objetivo

Encontrar la interconexión entre las representaciones sociales que tienen las

maestras y maestros de primaria de las niñas y niños, y la violencia que ejercen o

no contra ellos.

Participantes

1. Directoras-es

2. Investigador

Duración promedio

Una hora con cada participante.

Importante. Antes de comenzar la entrevista

Saludar y presentarse.

Agradecer la oportunidad de la entrevista al inicio y final.

Explicar brevemente el objetivo de la investigación.

Ofrecer la oportunidad de hacer preguntas sobre la investigación, antes de

comenzar la entrevista, si así lo desea la persona entrevistada.

Importante apuntar los siguientes datos

136

j. Nombre de la persona entrevistada:

k. Edad de la persona entrevistada:

l. Centro Escolar:

m. Modalidad del Centro y/o grado: Multigrado ___ Regular___

n. Grado que imparte:

o. Turno: Vespertino ___ Matutino

p. Municipio y Departamento:

q. Fecha de la entrevista:

r. Hora: inicio: fin:

Preguntas Guías

Categoría de Análisis:

C. Representación social de niña, niño:

Representación social de niña, niño:

23. ¿Qué es ser persona?

24. ¿Son los niños y las niñas, personas?

25. ¿Tienen derechos los niños y las niñas?

26. ¿A qué tienen derechos los niños y las niñas?

137

27. ¿Se debe escuchar a los niños y niñas que están aprendiendo? ¿por qué?

28. ¿Cuáles son los deberes que tienen las niñas y los niños?

29. ¿Conoce usted el CNA?

30. ¿Qué conoce?, es un facilitador / obstaculizador por qué y cómo

Categoría de Análisis

D. Violencia

10. En su vida profesional se ha encontrado con casos de violencia de docenes

a niños, describa, que casos

11. Cómo ha actuado usted frente a eso, cómo cree que es lo correcto actuar.

12. ¿Defina por favor lo que es para usted la disciplina?

13. ¿Cuándo usted dice que los niños deben respetar al profesor, a los adultos

o a otros niños a qué se refiere? ¿Defina que es eso?

138

14. ¿Según usted que acciones o actuación del profesor puede considerarse

violencia?

139

Anexo 3: Guía de observación no participante

GUÍA DE OBSERVACION EN AULAS DE ESCUELAS PRIMARIAS –

NICARAGUA

EN EL MARCO DE LA ELABORACIÓN DE TESIS DE MAESTRÍA

EDUCACIÓN Y APRENDIZAJE

Objetivo

Advertir actitudes y acciones de maestras y maestros (hechos) y registrarlos como

elemento clave para entender la violencia o no violencia y para analizar como las

maestras y maestros racionalizan y justifican la violencia.

Participantes

Investigador, maestras, maestros, estudiantes.

Ubicación

Centros educativos rurales y urbanos. Aula de clase y periodo de recreo (receso)

Duración

Dos jornadas completas

Importante apuntar los siguientes datos

140

Nombre escuela: _______________________________________________

Grado: _______________________________________________________

Fecha de la observación: ________________________________________

Después de completar la observación anotar:

Tiempo dedicado a enseñanza aprendizaje _____horas ________minutos

Tiempo en que la maestra no enseñó por salir de clase:

- Atender visitas: ________

- Hablar por teléfono:_____

- Otro: ________________

Nombre de la/el docente: _____________________________________________

Turno: ____________________________________________________________

No. de niños matriculados: ____________________________________________

Asistencia el día de la observación: Niños ______ Niñas ______

Hora inicio_____ Hora final______

Registrar inmediatamente todo lo que ocurra, en base a los siguientes aspectos:

1. Organización del aula

Anotar como está organizada la clase al inicio y como va cambiando en el

transcurso del tiempo:

Filas Círculos Grupos de trabajo En un gran círculo Otro

Describa el ambiente del local ponga atención a los siguientes aspectos:

Tamaño del aula: ___________________________________________

141

Número de o Pupitres: ________ buenos:_____ regulares:______ malos:_____ o Escritorios: ______ buenos:_____ regulares:______ malos:_____ o Sillas:___;_______ buenos:_____ regulares:______ malos:_____

ambientación de las paredes: _________________________________ ventilación:________________________________________________ iluminación:_______________________________________________ limpieza: _________________________________________________ Posibilidad de escuchar: ____________________________________ estantes, existencia de libros, mapas, rincones de aprendizaje

_________________________________________________________

explicar cualquier aspecto que pueda favorecer, limitar u obstaculizar el ejercicio de derechos

Estrategias metodológicas para la enseñanza aprendizaje en base a

derechos:

1. Metodología que utiliza para dar la clase el docente: qué hace y cómo lo hace

2. Cómo se dirigen las y los maestros a las niñas, ¿por su nombre o le pone apodos? Y, ¿a los niños?

3. Cómo participan los niños o no participan en la clase

4. En el grupo de clase, ¿Quiénes preguntan más, las niñas o los niños?

5. ¿Maestra-o dejan participar por igual a niñas y niños en el aula de clase?

142

6. ¿La maestra cuidan por igual a niñas y niños, o hay diferencias?, ¿de qué tipo?

7. Cuál es la actitud de la maestra-o frente al comportamiento de las niñas y de los niños cuándo estos:

a. Piden la palabra. b. Preguntan, cuestionan. c. Se levantan de sus sillas. d. Molestan al compañero que tienen al lado

8. ¿Cómo reacciona frente a actos que considera de indisciplina? ¿Es igual con las niñas que con los niños?

a. Grita b. Insulta c. Grita e insulta d. Ridiculiza e. Hace broma ofensiva f. Culpa a los estudiantes g. No le pone atención, lo menosprecia h. Desvaloriza su opinión, no reconoce su aporte. i. Lo castiga físicamente: j. Lo golpea, k. Le jala el pelo l. Le da con una regla, m. Otros

9. ¿Qué tipo de lenguaje utiliza la maestra para dirigirse a los niños?, ¿es igual al que utiliza con los niños?

10. ¿Qué hacen los niños en el recreo? Y, ¿las niñas?

11. ¿Cómo se divierten los niños?, ¿y las niñas?

12. ¿Qué hace la maestra-o en el recreo? ¿interactúa con los estudiantes, de qué forma?