Revista de la Cruz Roja Media Luna Roja: intentando vivir

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  • 8/20/2019 Revista de la Cruz Roja Media Luna Roja: intentando vivir

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    Un planeta de extremosEl pronóstico exige una acción mundial y comunitaria

    Acatar las normasLograr que las partes beligerantes respeten el derechode la guerra

    Consolidar la base para una acción localSaber fomentar una acción humanitaria local más sostenible

    Intentandovivir

    N Ú M E R O 3 .   2 0 1 5Cruz Roja Media Luna Roja

    w w w . r e d c r o s s . i n t

    L A R E V I S T A D E L M O V I M I E N T O I N T E R N A C I O N A LD E L A C R U Z R O J A Y D E L A M E D I A L U N A R O J A

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    El Movimiento Internacional de la Cruz Roja

    y de la Media Luna Roja está integrado por

    el Comité Internacional de la Cruz Roja, la Federación

    Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la

    Media Luna Roja y las Sociedades Nacionales.

    El Comité Internacional de la Cruz Roja

    (CICR) , organización imparcial, neutral e

    independiente, tiene la misión exclusivamente

    humanitaria de proteger la vida y la dignidad de

    las víctimas de los conflictos armados y de otras

    situaciones de violencia, así como de prestarles

    asistencia. El CICR se esfuerza asimismo en

    prevenir el sufrimiento mediante la promoción y

    el fortalecimiento del derecho humanitario y de

    los principios humanitarios universales. Fundado

    en 1863, el CICR dio origen a los Convenios de

    Ginebra y al Movimiento Internacional de la Cruz

    Roja y de la Media Luna Roja, cuyas actividades

    internacionales en los conflictos armados y en

    otras situaciones de violencia dirige y coordina.

    La Federación Internacional  es la mayor red

    humanitaria de servicio voluntario en el mundo

    que, cada año, presta asistencia a 150 millones de

    personas por intermedio de sus 188 Sociedades

    Nacionales miembros. Juntos, la Federación

    Internacional y las Sociedades Nacionales trabajan

    antes, durante y después de los desastres y

    las emergencias sanitarias para atender a las

    necesidades y mejorar las vidas de las personas

    vulnerables, sin distinción de nacionalidad,

    raza, sexo, credo, clase social u opinión política.

    Orientada por la Estrategia 2020 –el plan de

    acción colectivo para superar los principales

    desafíos humanitarios y en materia de desarrollo

    de este decenio–, la Federación Internacionalafirma su determinación de “salvar vidas y

    cambiar mentalidades.”

    El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Rojase rige por siete Principios Fundamentales:

    humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, voluntariado, unidad y universalidad.

    Todas las actividades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja tienen un único objetivo fundamental:ayudar sin discriminación a quienes sufren, contribuyendo a mantener y promover la paz en el mundo.

    CICR

    Federación Internacional de Sociedades

    de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja

    Las Sociedades Nacionales de la Cruz

    Roja y de la Media Luna Roja   perso ni -

    fican la labor y los principios del Movimiento

    Internacional de la Cruz Roja y de la Media

    Luna Roja en más de 187 países. Auxiliares de

    los poderes públicos de su respectivo país en el

    campo humanitario, las Sociedades Nacionales

    brindan una gama de servicios que van desde

    la presta ción de socorros en casos de de-

    sastres a programas de asistencia social y de

    salud. En tiempos de guerra asisten a los civiles

    afectados y apoyan a los servicios médicos de las

    fuerzas armadas donde sea necesario.

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    Cuando pienso en la difícil situación de

    los migrantes y en la respuesta que hadado el Movimiento de la Cruz Roja y

    de la Media Luna Roja a su sufrimiento, me

    vienen a la mente dos fotografías tomadas en

    Italia este año. En la primera se ve a un niño,

    que acaba de llegar a la ciudad portuaria

    italiana de Catania, en los brazos de un volun-

    tario de la Cruz Roja Italiana. En la segunda se

    ve a ese mismo niño jugando con los volun-

    tarios en un campamento para migrantes de

    la Cruz Roja Italiana en Roma.

    Me imagino el viaje que todavía le queda a

    este niño antes de llegar a su destino. En elcamino ¿lo tomará en brazos otro volun-

    tario de la Cruz Roja Austriaca? ¿Recibirá un

    plato de comida de la Cruz Roja Alemana o

    atención médica de otra Sociedad Nacional,

    según adonde vaya su familia después? Tal

    vez el Movimiento ya le ha prestado ayuda

    en el país del que huyeron o en otro lugar

    mucho antes de llegar a Europa.

    A lo largo de las transitadas rutas de mi-

    gración de Europa y otros continentes la

    asistencia directa y en primera línea del Mo-vimiento y su generosa respuesta indican

    claramente que sea cual sea la situación

     jurídica actual de las personas que huyen

    del conflicto, la persecución, la pobreza o

    de un desastre natural merecen ser tratadas

    con humanidad. Afortunadamente, muchas

    otras organizaciones también adoptan esta

    postura. Conmovidos por las imágenes y las

    noticias, gente de todo el mundo ha tendido

    una mano a los migrantes .

    A principios de este año, otra imagen con-

    movió al mundo: la foto de un niño sirio

    llamado Aylan, que se ahogó entre Turquía

    y Grecia. Esta tragedia sacudió la conciencia

    de muchos, inspiró más empatía aún hacia

    las familias migrantes y permitió cambiar la

    tendencia de la opinión pública e incluso la

    política de migración en determinados paí-

    ses.

    Sin embargo, el debate en el plano interna-

    cional se centra con demasiada frecuencia

    en la protección de las fronteras en lugar de

    entender las causas, encontrar soluciones alargo plazo y ofrecer una respuesta humana.

    Las personas que para salvar su vida huyen

    de las ciudades bombardeadas o de la per-

    secución, el hambre o las consecuencias de

    los desastres naturales, siempre buscarán ca-

    minos hacia la seguridad. Si las vías legales

    para la migración se restringen cada vez más,

    aquellos probablemente se vuelvan cada vez

    más peligrosos.

    A principios de este año, el Movimiento puso

    en marcha la campaña “Proteger la huma-

    nidad” (#Protegerlahumanidad) en la que

    pedimos a todos que se unan a nuestro lla-

    mamiento para la protección y el trato digno

    de las personas en todas las rutas migrato-

    rias. Presentaremos este llamamiento a los

    Estados que asistirán en Ginebra (Suiza), en

    diciembre, a la XXXII Conferencia Internacio-

    nal de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja,

    una reunión mundial convocada cada cuatro

    años para debatir las cuestiones humanita-

    rias esenciales y las propuestas concretas

    para aliviar el sufrimiento humano.

    ¿Qué estamos pidiendo a los Estados? A lo

    largo de las rutas migratorias, los gobier-

    nos deben tomar las medidas necesarias

    para proteger la seguridad, el bienestar yla dignidad de todos los migrantes, inde-

    pendientemente de su situación jurídica.

    Los migrantes deben tener pleno acceso

    a la asistencia humanitaria y los Estados

    deben estar preparados para buscar y so-

    correr a las personas que se encuentran en

    peligro en el mar y trabajar más duro para

    proteger y asistir a las víctimas de la trata

    de personas.

    Los solicitantes de asilo deben tener ac-

    ceso a un procedimiento justo y eficaz

    para presentar las solicitudes, así como ala atención médica y los medios para man-

    tenerse en contacto con sus familias. Los

    funcionarios públicos, por su parte, deben

    expresar claramente su rechazo a la violen-

    cia, la xenofobia y la discriminación contra

    los migrantes. Por último, todos los intere-

    sados deben colaborar con objeto de hallar

    soluciones políticas, económicas y sociales

    para abordar las causas profundas de la mi-

    gración forzada.

    Como red humanitaria mundial, el Mo-vimiento está presente en los países donde

    los conflictos, la inestabilidad crónica, la

    pobreza y los desastres naturales obligan a

    la gente a huir de sus hogares en total des-

    amparo. Lo que vemos en estos lugares nos

    indica que queda todavía mucho por hacer

    para prevenir y reducir el sufrimiento y prote-

    ger a las personas vulnerables, dondequiera

    que se encuentren.

    También debemos colaborar más eficaz-

    mente en los países de origen, tránsito y

    destino para dar al ser humano el lugar

    central que le corresponde en nuestra inter-

    vención colectiva. Juntos podemos aliviar

    la angustia y la desesperación que cunden

    en las rutas migratorias peligrosas e incluso

    poner fin a la devastadora realidad que se

    muestra en las fotografías de naufragios y de

    niños que mueren ahogados. Firme la peti-

    ción en #Protegelahumanidad o en www.

    ifrc.org/protecthumanity y únase a nuestro

    llamamiento en favor de un mundo más se-

    guro y más humano.

    Francesco Rocca

    Presidente de la Cruz Roja Italiana y vicepresidente de la

    Federación Internacional

         F    o    t    o    g    r    a     f     í    a    :     G     i    o    v    a    n    n     i     Z    a    m     b    e     l     l    o

         /     F    e     d    e    r    a    c     i     ó    n     I    n    t    e    r    n    a    c     i    o    n    a     l

    La migración: el ser humano está primero

    También debemos colaborar

     más eficazmente en los países de

    origen, tránsito y destino para

    dar al ser humano el lugar central

    que le corresponde en nuestra

     intervención colectiva.

    Tribuna abierta

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     Yemen: mueren mástrabajadores delMovimientoEn los últimos meses, el conflicto enYemen se cobró la vida de cuatro

    trabajadores más del Movimiento. Afines de septiembre, dos voluntariosde la Media Luna Roja de Yemen,Qaed Faisal (28 años) y Omar Fareh(31 años) murieron junto con otrosciviles durante un ataque aéreo en elsur de Yemen. “Se trata de un nuevohecho trágico para todos los queintegramos el Movimiento. Desdemarzo, hemos perdido un totalde ocho empleados y voluntariosen Yemen”, dijo el señor Fuad AlMakhazy, secretario general de laMedia Luna Roja de Yemen.

    La muerte de los voluntarios

    ocurrió apenas tres semanasdespués de que mataran a tiros ados miembros del personal del CICRen Yemen mientras viajaban en unconvoy entre las ciudades de Sada ySaná. Uno trabajaba como asistentede enlace y el otro como conductor.Ambos eran oriundos de Yemen. “ElCICR condena con la mayor firmezaposible lo que parece haber sido unataque deliberado contra nuestropersonal”, dijo el jefe de la delegacióndel CICR en Yemen, Antoine Grand.

    La Cruz Roja de la Indiainterviene tras lasinundacionesAnte la amenaza de másprecipitaciones, la Cruz Roja de laIndia se preparó para responder a lasinundaciones que se cobraron la vida

    de más de 200 personas y afectaron aotros 10 millones. Más de 40 millonesde hectáreas de tierra en el país sonpropensas a las inundaciones, conuna media anual de 18,6 millonesde hectáreas inundadas. “Además

    de evaluar las necesidades de lapoblación, nuestros voluntarios estándistribuyendo lonas, mantas y otrotipo de ayuda”, dijo S.P. Agarwal,secretario general de la Cruz Roja dela India. En respuesta, la FederaciónInternacional asignó 355.000 dólaresprocedentes de su Fondo de Reservapara el Socorro en Casos de Desastre afin de ayudar a la Cruz Roja de la Indiaa prestar asistencia a 80.000 personas.

    Pakistán: familiasaisladas por las crecidasLas lluvias monzónicas y los lagos alpie de los glaciares, que se formancuando las presas naturales de hieloo roca de las montañas del nortese rompen, han dejado hasta elmomento un saldo de 219 muertos yun millón y medio de damnificadosen más de 4.000 aldeas. Allahyaar,un campesino de 45 años, oriundode Chak Dumra, apenas tuvo tiempode agarrar los escasos ahorros desu familia. “Nuestra aldea sufrióinundaciones en años anteriores,pero todos los años el nivel del aguaes un poco más alto”, dijo. Gracias a

    un llamamiento de emergencia de laFederación Internacional, la MediaLuna Roja de Pakistán logró atenderlas necesidades inmediatas de 5.700familias.

    Myanmar: recuperacióntras las inundacionesAunque el agua comenzó a retrocederen la región del delta en el sudoestede Myanmar, a fines de agosto loscampos que rodean pueblos comoYay Dar Gyi todavía parecían más unlago que tierras de cultivo. En algunos

    arrozales el agua tenía tres metros deprofundidad y las casas construidassobre pilotes apenas se elevabanpor encima del agua. “La Cruz Rojaya empezó a planear la recuperacióna largo plazo de las comunidadesafectadas en otras partes del país,donde el agua ha retrocedido ylos habitantes han regresado asus aldeas”, señala Nicolas Verdy,coordinador de operaciones en lazona para la Federación Internacional.

    La transferencia

    irresponsable de armases moneda corrienteSegún el CICR, muchos países sigueninvolucrados en las transferenciasilegales de armas a pesar de haber

    suscrito un tratado internacional queregula el flujo de armas. Cientos demiles de civiles mueren, son heridoso se ven obligados a desplazarseen conflictos atizados por dichastransferencias. “Me preocupa labrecha entre el deber de hacerrespetar el derecho internacionalhumanitario en el ámbito delas transferencias de armas y lasprácticas de transferencia quenumerosos Estados aplican en larealidad”, declaró el presidentedel CICR Peter Maurer en un vídeoentregado a los Estados Partes en elTratado sobre el Comercio de Armas,que se reunían en México en agostopara decidir los mecanismos paraponer en práctica el acuerdo.

    Nuevo llamado del

    Movimiento: poner fin alas armas nuclearesEn la 25ª Conferencia de las NacionesUnidas sobre Asuntos de Desarme,celebrada en Hiroshima (Japón),los representantes del Movimientohicieron hincapié en la necesidad de

    2   |   C R U Z R O J A M E D I A L U N A R O J A |   N Ú M E R O 3   . 2 0 1 5

    Dijeron…“Nuestro mensaje a los dirigentes

    de los gobiernos de todo el

     mundo y de la Cruz Roja y la Media Luna Roja es que nos den

    autonomía y hallaremos dentro

    de la comunidad soluciones a

     nuestros problemas.”

    Tapor Guey, que vive en Goilah,al estede Liberia, hablando en una reuniónorganizada por la Cruz Roja de Liberia yotros representantes del Movimiento comoparte de la iniciativa mundial “De la palabraa la acción”. La iniciativa tiene por objetivorecoger en las poblaciones locales solucionesa los problemas humanitarios y darles más

    elementos para que participen en reunionesmundiales como la Conferencia Internacionalde la Cruz Roja y la Media Luna Roja que secelebrará en diciembre de 2015 y en la CumbreHumanitaria Mundial de mayo de 2016.

    25: es el porcentaje de migrantes delmundo que se encuentran en África*.400: es el número de personas, en

    promedio, que mueren al año alcruzar la frontera entre México yEstados Unidos**.54.000: es el número conocido depersonas que han intentado cruzar elmar en 2014 en la región de Asia y elPacífico***.175.000: es el número aproximadode sirios que entraron a Grecia enbarco en 2015, al 10 de septiembre,aproximadamente el 70% de todoslos migrantes que han entrado aGrecia este año. Más de 50.000personas provenían de Afganistán,11.000 de Pakistán y 9.000 de

    Irak***.432.761: es el número de migrantesy refugiados que han llegado a

    Europa por mar en 2015, al 30 deseptiembre***.1,2 millones: es el número de

    refugiados sirios en Líbano —aproximadamente un 20% de lapoblación del país ****.1,59 millones: es el número de siriosque habían huido a Turquía hastafines de 2014****.13,9 millones: es el númeroestimado de personas recientementedesplazadas debido a un conflicto oa la persecución en 2014. Esta cifraincluye 11 millones de personasrecién desplazadas dentro de lasfronteras de su propio país, unacifra sin precedentes. Los otros 2,9millones eran nuevos refugiados****.

    59,5 millones: es el número depersonas que han sido desplazadaspor la fuerza en el mundo****.

    *Federación Internacional, **Patrulla fronteriza de Estados Unidos, ***Organización Internacional para

    las Migraciones, ****Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

    L Los miembros del equipo de cricket de discapacitados físicos de Bangladesh (arriba)participando en el torneo internacional de cricket de cinco naciones para personas condiscapacidad física, organizado por el CICR en septiembre, en Bangladesh, en el quecompitieron los equipos de Afganistán, Bangladesh, Inglaterra, India y Pakistán.

    que los gobiernos tomen medidasurgentes para prohibir y eliminarlas armas nucleares mediante unacuerdo internacional v inculante.El presidente de la FederaciónInternacional Tadateru Konoe dijo enla reunión que las armas nuclearesy sus terribles consecuenciashumanitarias amenazan la existenciade todos y cada uno de nosotros.

    A más refugiados másalimentos distribuidosCon el apoyo de la Cruz RojaLibanesa, el CICR distribuyó, a finesde septiembre, 90 toneladas dealimentos a unos 10.000 refugiadossirios en el norte de Líbano . “Desdeque comenzó la crisis en Siria, esla primera vez que distribuimosuna cantidad tan grande dealimentos”, dijo Jeroen Carrin,coordinador de la distribución dealimentos del CICR. “Es señal deque las necesidades aumentan enforma significativa.”También sesuministraron alimentos a las familiasde acogida libanesas.

         F    o    t    o    g    r

        a     f     í    a    :     A     h    m    e     d     F     i    r    o    z     /     C     I     C     R

    Índice humanitario

    Gacetilla

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    12. La frontera de los sueños rotos

    26. Consolidar la base para una acción local

    N Ú M E R O 3   . 2 0 1 5 |   C R U Z R O J A M E D I A L U N A R O J A |   3

    En la portada: Un migrante cruza el río Suchiate, que discurre por lafrontera entre Guatemala y México cerca de la ciudad guatemalteca de

    El Carmen. Fotografía: Vladimir Rodas/Federación Internacional

    Fotografías (desde ar riba): Stephen Ryan/Federación Internacional;John Engedal Nissen/Federación Internacional Vladimir Rojas/FederaciónInternacional; Noel Celis/Federación Internacional; Benoit Matsha-Carpentier/Federación Internacional.

    n Primera plana 4Intentando vivirLas tragedias y experiencias estremecedoras que vivela gente con la esperanza de llegar a un lugar seguro

    en Europa han colocado la migración en el punto demira de la agenda humanitaria mundial.

    El Cuerno de África afrontaun nuevo problema 6El Golfo de Adén, que separa el Cuerno de África delos Estados del Golfo, es uno de los pasos fronterizosdonde se producen más muertes de migrantes yrefugiados en el mundo. Hoy el conflicto en Yemen hainvertido la tendencia migratoria tradicional y planteanuevos desafíos humanitarios. Es uno de los muchosconflictos en el mundo que está detrás de la crisis de lamigración mundial.

    “Lo importante es estar a salvo” 8Para muchos migrantes que cruzan vías marítimaspeligrosas o caminan muchos kilómetros hasta Europa,su preocupación principal es encontrar un lugar seguro.En muchos casos, los voluntarios de las SociedadesNacionales son los primeros en ofrecerles ayuda.

    Tan cerca y, sin embargo, tan lejos 10A lo largo de la frontera costera de Italia y Francia, laspersonas que huyen del conflicto, la persecución y lapobreza se encuentran atrapadas en una situación sinsalida. La Cruz Roja Italiana brinda ayuda a los migrantescuando llegan y a lo largo de las rutas migratorias.

    La frontera de los sueños rotos 12Después de ser capturados por la policía mexicana ensu camino por México para ir a los Estados Unidos, losmigrantes guatemaltecos son devueltos a la fronteracon lo puesto. La Cruz Roja Guatemalteca hace loposible por aliviar el dolor que supone el regreso.

    4. Intentando vivir

    8. “Lo importante es estar a salvo”

    20. Un planeta de extremos

    n Crónica fotográfica 14El gran éxodoEl debate sobre la migración que envuelve a Europahoy fue motivado por ciertas imágenes impactantes.

    Esta colección de fotografías muestra algunos delos dramas menos conocidos de la problemática dela migración mundial, algunos lejos de las costas deEuropa.

    En los márgenes de la sociedad  16Incluso para los que logran llegar a un país de destinocon una economía fuerte y una generosa red deseguridad social, la odisea no ha terminado. Viviendoen las sombras de una sociedad de bienestar socialacomodada, los migrantes y refugiados en Noruegaluchan por sobrevivir.

    Un planeta de extremos  20

    A medida que el planeta se calienta, los patronesclimáticos van cambiando y en muchos casos soncada vez más extremos. Se están utilizando nuevastecnologías y métodos junto con el conocimientotradicional con objeto de ayudar a las comunidades aestar preparadas para eventos climáticos extremos.

    Acatar las normas  24¿Podría un mecanismo de cumplimiento voluntarioy no político ayudar a acortar la distancia existenteentre los ideales por los que se creó el derechointernacional humanitario y los modos en que seprocede realmente en el terreno?

    Consolidar la base para

    una acción local  26Más allá de los proyectos y la respuesta deemergencia, ¿cómo pueden las organizacioneshumanitarias apoyar la acción humanitaria sosteniblea nivel comunitario?

    n Material 29El fortalecimiento de la salud después del ébola; cómomejorar la gestión de las epidemias, y otras publicaciones.

    ÍndiceNúmero 3 . 2015 . www.redcross.int

    Artículos, cartas a la redacción y demás correspondencia han deremitirse a:Cruz Roja Media Luna Roja

    Apartado de correos 372, CH-1211 Ginebra 19, SuizaCorreo electrónico: [email protected] ISSN No. 1019-9357

    RedactorMalcolm Lucard

    Versión en españolMaría Eliana InostrozaAna Elena Guyer

    Responsable de ediciónPaul Lemerise

    DiseñoBaseline Arts Ltd, Oxford, RU

    DiagramaciónNew Internationalist, Oxford, Reino UnidoImpreso en pa pel sin cloro. Artgraphic Cavin SA (Suiza)

    Consejo de RedacciónCICR  Federación InternacionalMohini Ghai Kramer Benoît CarpentierDorothea Krimitsas Maureen McKennaSophie Orr Nina de Rochefort

    Agradecemos la ayuda prestada por los documentalistas y elpersonal de apoyo del CICR, la Federación Internacional y lasSociedades Nacionales. La revista se publica tres veces por año en

    árabe, chino, español, francés, inglés y ruso y se distribuye en 189países con una tirada de 70.000 ejemplares.

    Las opiniones de los autores no coinciden forzosamente con las delMovimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.Se agradecen los artículos enviados por iniciativa propia pero nopodrán ser devueltos a los autores.

    Cruz Roja Media Luna Roja se reserva el derecho de modificarartículos y cartas antes de publicarlos. Los artículos y fotosque no lleven mención de “copyright” pueden reproducirse sinautorización previa, haciendo constar la fuente.

    Los mapas que figuran en esta publicación son sólo con fines deinformación y no tienen ningún significado político.

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    de las fronteras terres-

    tres en muchas partesdel mundo. Pero la fre-

    cuencia y la magnitud de

    los dramáticos sucesos de

    este año en el Mediterrá-

    neo han contribuido a que la

    migración se convierta en una

    cuestión humanitaria, política y

    económica central.

    Entretanto, las imágenes y los

    relatos de migrantes que sufren y

    sienten frustración han estimulado

    tanto la asistencia humanitaria inmediata

    como la adopción de medidas estrictas

    para mantenerlos fuera de la llamada “Europa

    fortaleza”: cientos de personas bloqueadas en una

    estación de trenes en Hungría; personas pasando por

    encima de las alambradas en un enclave español en el

    norte de África; multitudes de hombres que suben de

    un salto a los camiones que entran en el túnel que une

    Francia e Inglaterra; miles de personas -muchas de ellas

    con niños pequeños en los brazos- siguiendo a pie las

    vías férreas de Serbia.

    Muchos han vivido historias similares a la de la familia

    Samir, que huyó de Siria y viajó a través de la ex República

    Yugoslava de Macedonia, donde recibió atención médicapor parte de la doctora Sandra Ignjatovska de la Cruz

    Roja de Macedonia en una carpa atestada de gente cerca

    de Gevgelija. La familia acababa de cruzar la frontera

    Abril de 2015: Un barco con unos 550 migrantes

    a bordo se hunde frente a las costas de Libia. Secree que más de 400 personas murieron ahoga-das y otras 150 fueron rescatadas y llevadas a unhospital en el sur de Italia. Seis días más tarde, otronaufragio frente a las costas de la isla italiana deLampedusa, situada al sur de Sicilia, se cobra lavida de unas 800 personas más.

    Agosto de 2015: Dos embarcaciones con unos500 migrantes a bordo se hunden tras zarpar delpuerto de Zuwara (Libia). El mismo día, se halla uncamión abandonado en Austria con los cuerpos

    de 71 personas, procedentes al parecer de Siria.

    Septiembre de 2015: La foto de un niñito sirio detres años, que se ahogó junto con su madre y unhermanito de 5 años tratando de llegar a Greciaen bote desde Turquía, hizo aumentar la empatíahacia migrantes y solicitantes de asilo.

    ESTAS SON SOLO algunas de las tragedias ocurri-das en 2015 a las personas que salieron de su paíscon la esperanza de llegar a las costas seguras deEuropa. No se trata de un fenómeno nuevo, ni es un pro-

    blema que atañe exclusivamente al viejo continente. Seha dado una dinámica similar durante mucho tiempo

    en el Golfo de Adén, que separa el Cuerno de África de

    los Estados del Golfo, en el Océano Índico, y a lo largo

    4   |   C R U Z R O J A M E D I A L U N A R O J A |   N Ú M E R O 3   . 2 0 1 5

    L Un lugareño ayuda a un refugiado sirio extenuado que, tras saltar del bote en que iba, llegó a nadohasta la playa de la isla griega de Lesbos, a fines de septiembre. Fotografía: REUTERS/Yannis Behrakis

    Intentan

         F    o    t    o    g    r    a     f     í    a    :     J    o     h    n     E    n    g    e     d    a     l     N     i    s    s    e    n     /     F    e     d    e    r    a    c     i     ó    n     I    n    t    e    r    n    a    c     i    o    n    a     l

         F    o    t    o    g    r    a     f     í    a    :     T    a    t    u     B     l    o    m    q    v     i    s    t     /     C    r    u    z     R    o

         j     a     F     i    n     l    a    n     d    e    s    a

  • 8/20/2019 Revista de la Cruz Roja Media Luna Roja: intentando vivir

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    desde Grecia tras un viaje

    de 20 días desde Dara, enel sur de Siria, con cuatro

    hijos todos menores de

    6 años. “Estuvimos cinco

    días en la frontera entre Siria

    y Turquía, durmiendo a la

    intemperie, y todo el tiempo

    hubo tiros y disparos de franco-

    tiradores”, relata Abukushlif Samir,

    de 24 años, el padre de dos de los

    niños. Hoy, unos voluntarios se ocu-

    pan de ellos, mientras aguardan un tren

    que los lleve al norte hacia Serbia. Reciben

    alimentos, agua, pañales y artículos de higiene.

    “El mar estaba muy bravo”, recuerda Samir. “Es-

    tuvimos siete horas en el agua y casi nos ahogamos;

    éramos 70 a bordo de la pequeña embarcación, que

    se llenaba de agua. La embarcación que venía atrás,

    con 60 personas a bordo, se hundió y todas murieron

    ahogadas. Había muchos bebés; vimos con nuestros

    propios ojos lo que ocurrió.”

    La familia salió en la noche rumbo al norte en direc-

    ción de Serbia y Hungría, con la esperanza de llegar a

    Suecia donde tenía parientes. Dos tercios de las perso-

    nas que se dirigen al norte desde Grecia pasando por

    Europa oriental son, como los Samir, sirios que huyendel conflicto, hecho que ha centrado la atención sobre

    la difícil situación de las personas que escapan de los

    horrores de la guerra.

    Con los más de 60 conflictos que se están produ-

    ciendo en todo el mundo, el número de personasque se han visto obligadas a abandonar su hogar ha

    alcanzado proporciones sin precedentes. El Alto Co-

    misionado de las Naciones Unidas para los Refugiados

    estima que hay 59,5 millones de personas desplazadas

    por la fuerza en todo el mundo; 14 millones de ellas

    eran nuevos desplazados en 2014.

    Para el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y

    de la Media Luna Roja, atender las necesidades de los

    desplazados es desde hace mucho tiempo un aspecto

    primordial de su misión humanitaria, ya sea que el des-

    plazamiento haya sido causado a raíz de un conflicto,

    un desastre natural, el cambio climático, la pobreza o

    la violencia. Dado el aumento espectacular de las ne-

    cesidades humanitarias, las Sociedades Nacionales a

    lo largo de las nuevas rutas de migración han sabido

    prepararse y actuar con rapidez.

    La Federación Internacional y las Sociedades Na-

    cionales en todo el mundo, por su parte, han hecho

    numerosos llamamientos de emergencia, mientras

    que el CICR sigue prestando apoyo a estas mediante

    servicios como el restablecimiento del contacto entre

    familiares, que ofrece a los migrantes la oportunidad

    de buscar a sus seres queridos o llamarlos por teléfono.

    En septiembre, el Movimiento inició la campaña “Prote-

    ger la humanidad” (#Protegerlahumanidad), en la quepide al mundo entero que suscriba un llamamiento a

    los Estados para la protección y el trato digno de los

    migrantes a lo largo de todas las rutas migratorias. n

    N Ú M E R O 3   . 2 0 1 5 |   C R U Z R O J A M E D I A L U N A R O J A |   5

    do vivir“Estuvimos siete horas en el agua y casi nos ahogamos.

    La embarcación que venía atrás, con 60 personas a

    bordo, se hundió y todas murieron ahogadas.

    Había muchos bebés; vimos con nuestros

     propios ojos lo que ocurrió.” 

    Abukushlif Samir, un padre de 24 años quehuyó del sur de Siria con su familia y recibió

    ayuda de la Cruz Roja de la ex RepúblicaYugoslava de Macedonia

         F    o    t    o    g    r    a     f     í    a    :     I     b    r    a     h     i    m     M    a     l     l    a     /     F    e     d    e    r    a    c     i     ó    n     I    n

        t    e    r    n    a    c     i    o    n    a     l     F

        o    t    o    g    r    a     f     í    a    :     M    e     d     i    a     L    u    n    a     T    u    r    c    a     /     F    e     d    e    r    a    c     i     ó    n     I    n    t    e    r    n    a    c     i    o    n    a     l

  • 8/20/2019 Revista de la Cruz Roja Media Luna Roja: intentando vivir

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    6   |   C R U Z R O J A M E D I A L U N A R O J A |   N Ú M E R O 3   . 2 0 1 5

    AMINA* Y SU FAMILIA decidieron huir de Shumaili

    (Yemen) después de haber sobrevivido a 15 días

    atroces de bombardeos a principios de este año.“Nos habíamos acostumbrado al ruido de los disparos –

    relata Amina– pero más tarde fueron reemplazados por

    una lluvia de bombardeos aéreos. No sabía adónde co-

    rrer y no había refugios subterráneos para esconderse.

    Tuvimos que huir de Yemen por nuestra seguridad.”

    Amina es una de los miles de yemeníes que escapa-

    ron de los combates en su país y se arriesgaron a cruzar

    los 260 km que tiene el Golfo de Adén para encontrar

    refugio en Somalia, un país que, a su vez, ha sufrido una

    sucesión de conflictos internos durante dos décadas y

    es afectado por una devastadora sequía cíclica.

    Es un irónico y trágico cambio de dirección de los

    acontecimientos. Durante años Yemen fue un destino

    para muchos somalíes que aspiraban a dejar atrás los

    conflictos y la pobreza solicitando la condición de refu-

    giado en Yemen o siguiendo a Arabia Saudita.

    Como el conflicto en Yemen se fue agravando en el

    transcurso del año, muchos de los somalíes regresaron

    a sus hogares, a menudo en las mismas embarcaciones

    que los refugiados yemeníes.

    Uno de esos repatriados somalíes es Zeynab*, que

    llegó a Bosaso (Somalia) con sus tres hijos. “Recuerdo

    que estaba preparando el desayuno para mis hijos”,

    dice. “Los disparos y las explosiones se intensificaron.

    Los enfrentamientos habían llegado a nuestra puerta.No tuvimos otra opción que huir para ponernos a salvo.”

    Los repatriados y los refugiados han llegado por mar

    a los dos principales puertos somalíes de Berbera en

    Somalilandia y Bosaso en Puntlandia. Las embarcacio-

    nes arriban de día y de noche, a veces hasta con 1.000

    personas a bordo.En ambos lugares, el CICR ha suministrado una

    pequeña cantidad de alimentos y otros artículos esen-

    ciales y los voluntarios de la Media Luna Roja Somalí se

    turnaron día y noche para prestar primeros auxilios. Se

    facilitaron llamadas gratis a todos los recién llegados

    para que se pusieran en contacto con los familiares en

    Yemen, Somalia o en otro país.

    Zeynab, por ejemplo, perdió el contacto con su

    marido en medio del caos. Al llegar a Bosaso, los vo-

    luntarios de la Media Luna Roja Somalí los ayudaron

    a ponerse nuevamente en contacto. “Estaba tan preo-

    cupada”, dice Zeynab, que desde hacía más de un mes

    no tenía noticias de él. “Cuando escuché su voz en el

    teléfono, me sentí aliviada: estaba vivo.”

    Se está dando la misma situación en Djibouti, que

    limita al norte con Somalia y ha recibido tanto a refu-

    giados de Yemen como a migrantes etíopes, muchos

    de los cuales vivían en Yemen desde hacía años.

    En los puertos de Djibouti y Obock, los principales

    puntos de entrada al país, la Media Luna Roja de Djibouti

    también ha facilitado llamadas gratuitas a las personas

    que desean comunicarse con sus familiares y decirles:

    “Estoy sano y salvo en Djibouti.” Desafortunadamente,

    dada la situación actual en Yemen, los voluntarios y el

    personal del CICR no pueden transmitir mensajes deCruz Roja en papel a las personas que viven en Yemen.

    “En Somalia, el equipo del CICR no solo supervisó los

    servicios de restablecimiento del contacto entre fami-

    “Los disparos y

     las explosiones se intensificaron. Los

    enfrentamientos

     habían llegado a

     nuestra puerta.

    No tuvimos otra

    opción que huir para

     ponernos a salvo.” 

    Zeynab, originaria de Somalia,partió a Yemen huyendo delconflicto y la pobreza, pero sevio forzada a regresar cuandoestalló la guerra en Yemen en2014.

    El Cuerno de Áfricaafronta un nuevoproblemaEl Golfo de Adén es desde hacetiempo uno de los lugares másmortíferos del mundo para

    los migrantes. Hoy el conflictoen Yemen ha invertidolos patrones migratoriostradicionales y planteanuevos retos humanitarios.

  • 8/20/2019 Revista de la Cruz Roja Media Luna Roja: intentando vivir

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    N Ú M E R O 3   . 2 0 1 5 |   C R U Z R O J A M E D I A L U N A R O J A |   7

    liares (RCF), sino que también quiso ver si las personas

    que llegaban desde Yemen tenían otras necesidades

    que el CICR pudiera abordar o derivar a las organizacio-

    nes competentes”, señala Ahmed Zaroug, coordinador

    de protección que supervisa el programa de RCF en

    Somalia.

    “Si hay niños no acompañados, estos tienen ne-

    cesidades específicas”, precisa. “Los menores llegan

    traumatizados a causa de los terribles incidentes que han

    presenciado, algunos están enfermos y otros heridos.”n

    Rita Nyaga y Miraj Mohamud

    Rita Nyaga es asistente en la unidad de seguridad económica de la

    delegación del CICR en Somalia y está radicada en Nairobi.

    Miraj Mohamud es asistente en comunicación de la delegación del CICR enSomalia y colaborador del blog Somalia del CICR (blogs.icrc.org/somalia).

    *Amina y Zeynab pidieron que no se diera a conocer su apellido para

    proteger su identidad.

    Un fenómeno mundialDespués de haber sido abandonados en pleno mar de Andaman por traficantes de personas yhaber andado a la deriva durante tres meses con poca comida y agua, 561 migrantes de Bangladeshy Myanmar desembarcaron en una playa en Aceh (Indonesia) a fines de agosto. Socorridos por lospescadores locales, muchos casi sin fuerzas llegaron a duras penas a la orilla.

    “La mayoría, incluso los niños, estaban muy mal”, dice Ahmad Yani, que trabaja en la sección

    de Aceh del Norte de la Cruz Roja Indonesia. “Los problemas de salud que padecían iban desde ladeshidratación hasta el trauma psicológico.”Después de ayudar a los migrantes a trasladars e a un lugar más seguro, no lejos de la playa,

    la Cruz Roja Indonesia ayudó a instalar un centro de salud en colaboración con una asociaciónlocal de médicos para prestarles servicios de primeros auxilios y de salud. Unos voluntarios dela Sociedad Nacional también instalaron una cocina de campaña, donde se sir ven comidas tresveces al día.

    En el lapso de una semana, más de 1.800 migrantes llegaron a di ferentes puntos del litoraloriental de Sumatra y el gobierno local instaló seis centros de acogida. La Soc iedad Nacionaltambién distribuyó ropa, mantas y artículos para bebés, impartió sesiones de promoción de lahigiene y la salud y facilitó a los migrantes el envío de mensajes a los familiare s en su país deorigen.

    Rutas peligrosasLas llegadas al este de Sumatra muestran lo peligrosas que son las rutas migratorias que la genteestá tomando en todo el mundo. En Asia sudoriental, muchas personas que huyen del conflicto,la opresión, la pobreza o las secuelas de un desastre natural se embarc an en dirección deAustralia e Indonesia. Barcos con cientos de migrantes a bordo son interceptados con frecuenciaen las aguas que rodean Malasia, Myanmar, Indonesia y Tailandia. Las rutas terrestres tambiénson peligrosas. En mayo de este año, las autoridades malasias descubri eron varias fosas comunesen los campings que supuestamente fueron utilizados p or traficantes de migrantes procedentesde Myanmar.

    Uno de los pasos fronterizos marítimos más peligrosos es el Golfo de Adén, por el que desdehace tiempo cruzan personas procedentes del Cuerno de África. Hoy, la corriente migratoria seha invertido y las personas huyen de Yemen. Aunque no despiertan un gran interés mediático

    mundial, los desastres que tienen lugar en el Golfo de Adén son frecuentes: en febrero de 2015, porejemplo, unas 35 personas desaparecieron al cruzar el mar en un pequeño barco pesquero. Segúnla Organización Internacional para las Migraciones, el cruce de África oriental es la segunda zona decruce fronterizo más mortal para los migrantes después del Mediterráneo.

    J Obligada a regresar aSomalia debido a la escalada delconflicto en Yemen, Zeynab y sushijos reciben ayuda de la MediaLuna Roja Somalí.

    Fotografía: Mohamud Miraj/CICRK Antes de que estallara elconflicto en Yemen, milesde migrantes, como estoshombres de Etiopía, caminaronpor esta desolada carreteraen Djibouti en dirección a laciudad portuaria de Obock paraembarcarse a Yemen.Fotografía: Reuters/Goran Tomasevic

    Saná

    Adén

    Bosasso

    Berbera

    K Un hombre saca en brazos a una mujer enferma de un barco que llega al puerto de Bosaso, en laregión somalí de Puntlandia, en junio de 2015. Cientos de familias que huían de la violencia en Yemenviajaban a bordo. Fotografía: REUTERS/Abdiqani Hassa

    DJIBOUTI

    ETIOPÍA

    ERITREA YEMEN

    ARABIA SAUDITA

    SOMALIA

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    8   |   C R U Z R O J A M E D I A L U N A R O J A |   N Ú M E R O 3   . 2 0 1 5

    EN LA ISLA GRIEGA DE LESBOS, en un campa-mento improvisado cerca de un “primer centrode acogida”, donde los migrantes recién llegadosdeben registrarse ante las autoridades, cientos de fa-

    milias esperan en alojamientos temporales básicos, a

    menudo durante días.

    Daod y su esposa Layla son dos de ellos y lo único

    que los motivó para iniciar el peligroso viaje desde

    Afganistán fue la vida de sus dos hijos.

    “Queremos encontrar un lugar seguro donde criaruna familia”, dice Daod. “En Afganistán, ningún lugar es

    seguro para nosotros; nunca se sabe si la próxima per-

    sona que golpee a la puerta llevará un arma de fuego.”

    La familia espera llegar a Alemania y solicitar el asilo.

    “He escuchado que es un buen lugar para criar a los

    hijos”, comenta Daod. “Pero estaremos felices en cual-

    quier lugar que sea seguro y donde podamos estar

     juntos.” Daod y su esposa no están solos en este senti-

    miento de esperanza.

    A la isla de Lesbos llegan a diario entre 1.500 y

    2.000 personas. La Cruz Roja Helénica está prestando

    asistencia en los primeros centros de acogida, pero

    los recursos son escasos. El número de personas quedesembarca en Grecia ha seguido aumentando y se

    calcula que solamente en las tres primeras semanas de

    agosto han llegado más de 54.000 migrantes.

    Para los que atraviesan rutas marítimas peligrosas orecorren a pie cientos de kilómetros para llegar a Europa,

    su principal preocupación es encontrar la seguridad.

    L Escapando del conflictoen Irak, Farah y sus padres sedirigieron a la isla griega de Kos

    en agosto. Todos los días ibana esperar en la comisaría parasaber si se había completado elprocedimiento de registro demigración. Fotografía: Stephen Ryan/Federación Internacional  “Lo importantees estar a salvo” 

  • 8/20/2019 Revista de la Cruz Roja Media Luna Roja: intentando vivir

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    En su “hogar” temporal, hecho con láminas de plás-

    tico de un lado y un pequeño olivo del otro, así como

    pedazos de cartón en el suelo, Mustafa relata el viaje

    que hizo su familia. “Llegamos a Turquía en autobús

    desde Afganistán. Estamos cansados, pero tenemos

    que esperar aquí para registrarnos antes de poder ir

    más lejos.”

    No ha sido un viaje fácil. Mustafa cuenta que le daba

    miedo cruzar el mar en la noche. “Había más de 50 per-sonas a bordo de la pequeña embarcación. Sabemos

    que no es seguro, que la gente muere, pero no tene-

    mos otra opción; no hay vuelta atrás.”

    La Cruz Roja Helénica ha distribuido artículos de

    socorro a 450 personas dos veces por semana en el pri-

    mer centro de recepción. Fuera del centro, hay miles de

    personas más que también necesitan ayuda.

    Hoy, la mayor parte de los migrantes que llegan a

    Europa entran por Grecia. Desde comienzos del año,

    más de 160.000 personas han arribado al país, la gran

    mayoría cruzando el mar Egeo a una de las muchas islas

    cercanas a la costa turca.

    La isla de Kos ha recibido muchísimos migrantes quese dirigen a Europa, ya que es uno de los lugares más

    cercanos a Turquía. Todas las noches, cientos de per-

    sonas suben a pequeños botes de caucho y cruzan el

    mar en medio de la oscuridad. Como hay poco espacio

    en las embarcaciones, llevan lo que pueden. Es un viaje

    peligroso; muchas personas se han ahogado al intentar

    llegar a Kos, incluso niños pequeños.

    Dado el incremento del número de inmigrantes en

    la isla los últimos meses, la sección de Kos de la Cruz

    Roja Helénica ha hecho todo lo posible por prestar

    asistencia utilizando recursos recaudados localmente

    mientras llegaban los socorros de Atenas, adquiridosgracias al Fondo de Reserva para el Socorro en Casos

    de Desastre de la Federación Internacional.

    En el primer día de las distribuciones, unas 350

    personas recibieron alimentos y artículos de higiene.

    También se entregaron mantas y artículos para bebés.

    “Estamos tratando de satisfacer las necesidades más

    urgentes, pero no es suficiente. Urge recibir más

    apoyo”, explica Irene Panagiopoulo, presidenta de la

    sección de Kos.

    Habib Jaami de Afganistán es uno de los migrantes

    que están esperando en Kos. Cruzó el mar desde Tur-

    quía, junto con su esposa y la familia de su primo, que

    incluye cinco hijos. Las dos familias huyeron de Afga-

    nistán después de recibir amenazas de muerte. “EnAfganistán era un conocido presentador de televisión,

    pero entrevisté a las personas que no debía, y este es el

    precio; huir para salvar mi vida”, dice Jaami. n

    Stephen Ryan 

    Responsable de comunicación de la Federación Internacional

    N Ú M E R O 3   . 2 0 1 5 |   C R U Z R O J A M E D I A L U N A R O J A |   9

    ¿Por qué emigran?Fotografías como esta, que muestra la destrucción de lo que antes fue un barrio muypoblado, da una respuesta rotunda a la pregunta: ¿por qué hay tanta gente que huye

    de sus hogares en busca de seguridad? No es solo el número de conflictos lo que llevaa un aumento rápido de la migración, sino también la naturaleza de esos conflictos,que a menudo se libran en flagrante violación de las normas básicas del derechointernacional humanitario (DIH).

    En virtud del DIH, por ejemplo, las poblaciones civiles no deben ser objetode ataques y los combatientes deben tomar medidas para no causar daños a lasestructuras civiles ni a los centros de salud ni a los sistemas de agua y saneamientoque sustentan la vida.

    Sin embargo, el uso indiscriminado de armamento explosivo altamente letaldentro y alrededor de las zonas urbanas densamente pobladas, no solo se cobramiles de vidas, sino que también elimina cualquier posibilidad de habitación durantemuchos años.

    La índole del conflicto“No tengo conocimiento de ningún estudio concluyente que demuestre que laspersonas huyen a raíz de violaciones específicas del DIH, pero lo que sí observamoses que la forma en que se está librando la guerra, en zonas densamente pobladas conarmamento de alta intensidad, es sin duda un factor que contribuye a los grandesdesplazamientos que presenciamos hoy en todo el mundo “, dice Pierre Gentile, jefede la Unidad de Protección del CICR.

    El fenómeno actual de la migración también ha hecho resaltar las tensiones que

    el conflicto en Siria ha generado para los países vecinos como Irak, Líbano y Turquía.El número de refugiados que vive ahora en Líbano —más de un millón de personas osea la quinta parte de la población del país—empequeñece el número de migrantesque buscan asilo en Europa.

    “Estamos

    tratando de

     satisfacer las

     necesidades más

    urgentes, pero no es

     suficiente. Urge recibir más apoyo.”Irene Panagiopoulo, presidenta de la sección deKos de la Cruz Roja Helénica

    Kos

    Lesbos

    GRECIA

    TURQUÍA

         F    o    t    o    g    r    a     f     í    a    :     S    t    e    p     h    e    n     R    y    a    n     /     F    e     d    e    r    a    c     i     ó    n     I    n    t    e    r    n    a    c     i    o    n    a     l

    J Daod y Layla de Kabul

    (Afganistán) cuentan que salieron

    con sus dos hijos en un barco

    desde Turquía hasta la isla griegade Lesbos en busca de un lugar

    seguro para su familia. Fotografía:

    Stephen Ryan/Federación Internacional

  • 8/20/2019 Revista de la Cruz Roja Media Luna Roja: intentando vivir

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    10   |   C R U Z R O J A M E D I A L U N A R O J A |   N Ú M E R O 3   . 2 0 1 5

    Tan cerca y,

    sin embargo,tan lejos

    ENCLAVADA EN UNA FRANJA de tierra llanaentre escarpados acantilados y el mar Medi-terráneo, se encuentra la ciudad italiana deVentimiglia, a unos 30 kilómetros de la frontera con

    Francia.

    Esta ciudad y la Costa Azul, región ubicada justo del

    otro lado de la frontera, atraen a miles de turistas por

    sus pintorescos paisajes, sus playas, puertos y diversas

    actividades recreativas.Sin embargo, en los últimos meses se ha vivido una

    realidad muy distinta en este paraíso veraniego. Du-

    rante el verano, más de 4.500 personas, procedentes

    de Bangladesh, Eritrea, Etiopía, Libia, Malí, Pakistán,

    Siria, Sudán y otros países, han ido a parar a Ventimi-

    glia en un intento desesperado por cruzar la frontera

    con Francia. Con pocas perspectivas de trabajo o de

    residencia legal en Italia, estas personas esperan que

    Francia les brinde un lugar digno para vivir.

    Pero las posibilidades son muy remotas. Sin visa y

    prácticamente con lo puesto, su única esperanza es

    cruzar la frontera en tren, caminar a lo largo de las vías

    férreas en la noche o recorrer peligrosos senderos ro-cosos a través de las montañas que bordean la costa,

    todos patrullados por agentes fronterizos franceses.

    Mohamed Omer, de 25 años procedente de Sudán,

    se las arregló para atravesar la frontera y llegar a Niza,

    donde fue detenido y pasó cuatro días en la cárcel

    antes de ser devuelto a la frontera italiana.

    “Voy a intentarlo de nuevo”, cuenta Mohamed, que

    llegó de Egipto en una pequeña embarcación junto

    con otras 500 personas hace apenas una semana. “Lo

    intentaré cuantas veces sea necesario.” Al igual que

    muchos de los que están aquí, este joven sudanés no

    tiene un destino preciso. “Iré adonde sea”, dice. “Tra-bajaré en lo que sea para mantenerme, mejorar mi

    situación y ayudar a mi gente.”

    A lo largo del litoral mediterráneo, cercade la frontera entre Italia y Francia, van

    llegando las personas que huyen delconflicto, la persecución y la pobreza. Unasección de la Cruz Roja Italiana afronta eldesafío que plantea esta situación.

         C    r    e     d     i    t

    K Los migrantes acampadosen la frontera franco-italianapiden una solución humanitaria

    y política a su difícil situación, junio de 2015. Fotografía: FiamettaCogliolo/Cruz Roja Italiana

  • 8/20/2019 Revista de la Cruz Roja Media Luna Roja: intentando vivir

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    Una situación insostenibleLa zona fronteriza cerca de Ventimiglia ha sido durante

    mucho tiempo un paso obligado hacia Francia para

    los migrantes, pero este verano la situación se volvió

    insostenible tras la llegada a varios puertos italianos

    de numerosos barcos atestados de migrantes. Al saber

    que era posible cruzar por este paso fronterizo, mu-

    chos se subieron al primer tren que encontraron.

    Sin embargo, en la frontera fueron detenidos porla policía francesa. Rápidamente cientos de migrantes

    se hacinaron en el puerto cerca del puesto fronterizo.

    Mientras tanto, otros varios centenares se habían insta-

    lado temporalmente en la principal estación de trenes

    de Ventimiglia.

    Voluntarios de la sección de la Cruz Roja Italiana en

    Ventimiglia y de la región costera de Liguria se suma-

    ron a otros habitantes para proporcionar alimentos,

    agua y otros socorros a los migrantes que se encontra-

    ban en la estación y a los que acampaban cerca de la

    frontera. Las autoridades locales pidieron a la sección

    de Ventimiglia que diera refugio a los migrantes en un

    edificio vacío adyacente a la estación de trenes.A fines de agosto, más de 4.300 personas se habían

    alojado en el edificio y, en promedio, cada noche lle-

    gaban 50 más. La sección de la Cruz Roja Italiana en

    Ventimiglia sirvió desayuno, almuerzo y cena a unas

    200 personas por día.

    “El mayor problema que se nos presenta ahora es

    que se acerca el invierno y no tenemos calefacción en

    este alojamiento improvisado”, dice Paola Amato, pre-

    sidenta de la sección. “En Liguria, llueve mucho, hace

    frío y es una zona ventosa en invierno.”

    Acción local y nacionalHa sido un reto enorme para la sección. Pero gracias alapoyo de los voluntarios que vienen de toda Italia para

    trabajar en turnos de 12 días Amato confía en que la

    sección podrá seguir ofreciendo en un futuro previsi-

    ble servicios esenciales (visitas una vez por semana de

    un asesor jurídico, posibilidad de hacer llamadas tele-

    fónicas gratuitas a los familiares que han regresado a su

    país y atención médica gratuita).

    Personal enfermero y médicos voluntarios de va-

    rias regiones de Italia atienden en todo momento a

    los pacientes en un dispensario móvil de la Cruz Roja,

    y un voluntario de habla árabe ofrece sus servicios

    como traductor para los muchos arabohablantes del

    campamento. “Al principio tuvimos muchos casos de

    sarna”, explica Tommaso Croese, médico voluntario

    en el refugio desde que se creó en junio. “Ahora solo

    quedan unos pocos casos. Muchas personas sufren de

    hipertensión, así como de abscesos, fiebre y tos, y hay

    algunas mujeres embarazadas.”

    La acción desplegada en Ventimiglia es tan solo un

    ejemplo de la labor que lleva a cabo la Cruz Roja en favor

    de los migrantes desde que pisan suelo italiano hasta en

    los campamentos instalados en ciudades como Roma y

    Milán, y en otras ciudades donde los migrantes perma-

    necen temporalmente o tratan de asentarse.En puertos como Messina, Palermo y Catania, por

    ejemplo, a la llegada de los barcos, los voluntarios de

    la Cruz Roja proporcionan asistencia médica inmediata,

    alimentos y alojamiento

    o servicios de traducción.

    En Roma y Milán, prestan

    servicios de salud de emer-

    gencia en las principales

    estaciones de trenes y en

    Roma, la Sociedad Nacional es-

    tableció una “ciudad de tiendas

    de campaña” para proporcionaralojamiento, alimentos y atención

    médica para cientos de migrantes. Para

    los migrantes o refugiados que desean

    quedarse en Italia, la So-

    ciedad Nacional les ofrece

    diversos servicios a fin de

    ayudarlos a integrarse en

    la sociedad italiana.

    Buscando solucionesEn Ventimiglia, las perso-

    nas alojadas en el refugio

    expresan su gratitud porla asistencia recibida. Mu-

    chos han sobrevivido a

    viajes angustiosos y no les

    queda más que lo puesto.

    A los 23 años, Osman

    Ibrahim, procedente de

    Sudán, llegó hace apenas una semana en un barco pro-

    veniente de Egipto y no sabe a quién recurrir. Aunque

    está agradecido por la ayuda de la Cruz Roja, anhela

    una solución permanente a su difícil situación.

    “No es la primera vez que la Cruz Roja me brinda

    ayuda”, añade Ibrahim, que ya había recibido asisten-cia de la organización estando en un campamento de

    refugiados en el oeste de Chad después de salir de

    Sudán. “Le digo gracias a la Cruz Roja por los alimentos

    y el alojamiento que me han dado, pero no es una so-

    lución a mi problema.”

    Para muchos de los migrantes que están aquí, la

    solución no radica solamente en realizar el sueño de

    conseguir una residencia legal y un trabajo en Eu-

    ropa, sino también en que la comunidad internacional

    preste más atención a los conflictos y otras crisis que

    han causado este éxodo hacia Europa. También implica

    encontrar alguna salida para los migrantes que están

    atrapados en una de las fronteras europeas, sin poder

    regresar a su patria, quedarse donde están ni poder

    seguir adelante.

    “Esto no es algo que decidimos hacer de la noche

    a la mañana”, comenta Amir, de 23 años, procedente

    de la región de Darfur (Sudán). Amir trabajó durante

    tres años en Libia, donde fue encarcelado como mi-

    grante indocumentado, con el fin de ahorrar dinero

    para tomar un barco a Italia. “Hemos trabajado y su-

    frido mucho para poder irnos. La guerra lo ha destruido

    todo, no tenemos nada por lo que volver ni nada que

    perder. Así que seguiremos intentándolo el tiempo que

    sea necesario.”n

    Malcolm Lucard

    Redactor responsable de Cruz Roja Media Luna Roja

    “La guerra lo ha

    destruido todo, no

    tenemos nada por lo que volver ni

     nada que perder.

     Así que seguiremos

     intentándolo el

    tiempo que sea

     necesario.” Amir, de 23 años, procedentede Sudán

    L Voluntarios y colaboradoresde la Cruz Roja acogen a más de570 migrantes que llegaron enun barco guardacostas italianoal puerto de Messina (Sicilia), en julio de 2015. Los voluntarios lesofrecieron algo de comer y bebery les prestaron otros serviciosesenciales como control de saludy apoyo psicológico.Fotografía: Carlos Spottorno/Panos

    Ventimiglia

    MessinaPalermo

    Roma

    Catania

    ITALIA

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    UN AUTOBÚS SE DETIENE frente al puesto de

    inmigración de El Carmen, una pequeña y so-ñolienta localidad ubicada en la frontera entre

    Guatemala y México. A juzgar por el tipo de camisetas

    que llevan sus ocupantes, con logos del Real Madrid y

    del Barcelona, podría pensarse que son hinchas de un

    equipo de fútbol que van a ver un partido.

    Nada más lejos de la verdad. La expresión de sus ros-

    tros es de cansancio, fracaso y decepción.

    El autobús ha sido contratado por la policía mexi-

    cana para devolver a los migrantes guatemaltecos a su

    país.Hoy, el autobús transporta a unas 40 personas a El

    Carmen, donde la Cruz Roja Guatemalteca ha instalado

    un dispositivo para recibir y atender a los migrantes y

    donde Erik Adalberto García, trabajador de la Cruz Roja

    Guatemalteca, los recibe y los informa de los servicios

    que se prestan.

    “En el centro de atención los migrantes pueden

    comer y beber, descansar un poco, conseguir informa-

    ción sobre cómo regresar a casa, hacer una llamada

    gratis a sus familias y recibir atención psicológica”, les

    explica García, de pie en el pasillo del autobús, mien-

    tras les reparte folletos informativos.

    “Algunos ni siquiera saben dónde están”, dice des-

    pués García, “y tenemos que mostrarles dónde se

    encuentran, dónde está El Carmen y cómo pueden re-

    gresar a sus casas”.Entre 30 y 40 guatemaltecos llegan aquí cada día,

    la mayoría son hombres adultos, entre 18 y 40 años,

    aunque con frecuencia hay también mujeres y niños.

    Una frontera olvidada

    Mientras todo lo que sucede en la frontera entre EstadosUnidos y México capta con frecuencia una gran atención

    mediática y política, muy poco se escucha o se conoce

    de la terrible situación que viven las personas en lugares

    como El Carmen, a unos mil kilómetros al sur.

    “Llevaba viajando cuatro días cuando fui detenido

    por la policía mexicana en Tabasco”, cuenta Wilmer, un

    electricista de 30 años que una vez logró llegar a Esta-

    dos Unidos.

    En el puesto de la Cruz Roja Guatemalteca en la

    frontera de El Carmen, Wilmer recibió agua, comida

    e información sobre la ruta para llegar a casa sano y

    salvo. También se le facilitó un teléfono para llamar a

    su casa.

    “Pude hablar con mi madre. Se emocionó mucho

    porque había estado muy preocupada por mí todos

    estos días. Lloraba, y le dije que estaría pronto en casa,

    hoy o mañana a más tardar.”

    El relato de Wilmer es uno de los muchos que pue-

    den oírse a diario en el puesto de migrantes de la Cruz

    Roja Guatemalteca, explica la psicóloga del centro,

    Carlily Aguilar. “Cuando son detenidos por la policía

    mexicana, tienen que permanecer varios días en la

    cárcel hasta que son trasladados aquí. El Carmen es

    el principal punto de llegada para los migrantes re-

    patriados”, explica Aguilar. Según la psicóloga, losproblemas más comunes entre los migrantes son los

    efectos psicológicos de la dura experiencia vivida y la

    malnutrición.

    L Migrantes guatemaltecos

    cruzan el río Suchiate, situadoentre Guatemala y México, ensu camino a los Estados Unidos;Erik Adalberto García, de laCruz Roja Guatemalteca, da labienvenida a los migrantes quehan sido devueltos a Guatemalapor la policía mexicana; unmigrante repatriado hablandocon su familia gracias a unteléfono facilitado por la CruzRoja Guatemalteca. Fotografías:Vladimir Rodas/Federación Internacional

    La frontera

    de lossueños rotosDevueltos a Guatemala tras ser detenidospor la policía en México, los migrantesguatemaltecos llegan a la frontera apenascon lo puesto. La Cruz Roja Guatemaltecahace todo lo posible por que su regreso a casasea menos doloroso.

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    A veces también son víctimas de agresiones físicas

    y hasta sexuales. En estos casos, los migrantes confrecuencia tienen miedo o vergüenza de hablar de

    lo sucedido, sobre todo los hombres, y por eso es

    tan importante la atención psicológica que dispensa

    Carlily.

    Los servicios ofrecidos en El Carmen son tan solo un

    aspecto del proyecto sobre migración que la Cruz Roja

    Guatemalteca realiza desde 2012 en cuatro distritos del

    departamento de San Marcos, en la frontera con el es-

    tado mexicano de Chiapas.

    El proyecto también comprende servicios de higiene

    (como duchas), atención médica en los dispensarios de

    los lugares por donde suelen pasar los migrantes, servi-

    cios de ambulancia llegado el caso, apoyo psicosocial y

    otros programas destinados a ayudar al migrante que

    regresa a pie a su ciudad de origen.

    Una tragedia frecuenteCuando los migrantes son devueltos a su país, a me-

    nudo han perdido también mucho dinero. “No solo es

    un viaje muy peligroso, sino también muy caro y con

    mucha frecuencia los estafan”, explica Héctor López,

    coordinador del Programa de Migración de la Cruz Roja

    Guatemalteca.

    “Si los migrantes van por su cuenta, tienen que

    pagar los billetes de autobús y de tren antes de llegara la capital y de ahí dirigirse a la frontera con Estados

    Unidos”, asegura López. “Si van con el coyote, tienen

    que pagarle a él varios cientos de dólares. Incluso, se

    dice que hay coyotes

    que por 5.000 dólares,

    te aseguran llegar a Es-

    tados Unidos. De ahí que

    la migración se haya con-

    vertido en un negocio

    sumamente lucrativo”, argu-

    menta López.

    Por otro lado, están las ban-das criminales que persiguen a los

    migrantes para robarles e incluso se-

    cuestrarlos y luego pedir un rescate por

    ellos a sus familias que difícilmente pue-

    den pagar, apunta García.

    Aguilar dice que una migrante guatemalteca le

    contó una vez cómo una de estas bandas había tirado

    a una migrante hondureña a las vías del tren mientras

    éste estaba en marcha por haberse negado a pagar un

    precio muy elevado por seguir el viaje. La migrante

    murió brutalmente, atropellada por los vagones.

    “Estaba horrorizada cuando me contó esta historia”,

    recuerda Aguilar. “Me aseguró que después de haberpresenciado esa escena, jamás intentaría llegar a Esta-

    dos Unidos”.

    Aguilar es también la psicóloga de la Casa del Mi-

    grante, el centro de atención a los migrantes en el

    municipio de Ayutla, en Tecún Umán, unos 30 kilóme-

    tros al sur de El Carmen. La Casa del Migrante pertenece

    a la Pastoral de Movilidad Humana de la Iglesia Cató-

    lica, que trabaja en coordinación con el Programa de

    Migración de la Cruz Roja Guatemalteca.

    Escenas de desesperación

    Ayutla, separada de México por el río Suchiate, esuna localidad donde hay un ir y venir constante de

    comerciantes de todo tipo de productos y en menor

    medida de migrantes, que cruzan a México en em-

    barcaciones hechas con neumáticos de camión y

    madera. Sus propietarios cobran a los migrantes unos

    10 quetzales (un dólar y medio) por llevar los hasta el

    otro lado.

    A 300 metros del río se encuentra la Casa del Mi-

    grante, que abrió en 2011. Al igual que en El Carmen, la

    mayoría de las personas que llegan están regresando

    a Guatemala. “En ella el migrante puede permanecer

    hasta tres días para recuperarse antes de regresar a su

    hogar”, explica Aguilar. En muchos casos, reciben tam-

    bién atención médica en el dispensario de la Cruz Roja

    Guatemalteca en Ayutla, que abrió sus puertas a finales

    de 2012.

    Para muchos migrantes que llegan a los centros de

    Ayutla y El Carmen, estos gestos los ayudan a aliviar

    su desesperación. Auri, de 22 años, bebe un poco de

    agua en el centro de El Carmen. Fue detenida mientras

    viajaba con su hermano a Cancún, donde tienen unos

    primos que emigraron hace unos años y les ha ido bien.

    “No lo logramos y hemos perdido todo, los 1.200 pesos

    [unos 200 dólares] que nos costó a cada uno el viaje

    hasta Cancún”, dice suspirando. n

    Manuel Ruiz Rico

    Periodista independiente radicado en Bruselas (Bélgica)

    “Pude hablar con mi

     madre. Se emocionó

     mucho porque

     había estado muy

     preocupada por mí

    todos estos días.

    Lloraba, y le dije que

    estaría pronto en

    casa, hoy o mañana

    a más tardar.”Wilmer, electricista de 30 años,fue repatriado a Guatemaladesde México tras intentarentrar a Estados Unidos

    El Carmen

    MÉXICO

    ESTADOS UNIDOS

    GUATEMALA

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    Crónica fotográfica

    Las imágenes impactantes de migrantes que se ahogaron en el mar, que pasan por encima de las alambradas o que tocan

    tierra después de un naufragio han hecho que, en el último año, en Europa se tomara conciencia de la crisis migratoria

    actual. Las fotografías de Aylan Kurdi, el niño que apareció muerto en la costa de Turquía, fueron quizás las que más

    conmovieron. Pero los migrantes que se embarcan en viajes peligrosos por océanos, desiertos y fronteras fuertemente

    vigiladas y zonas controladas por bandas o grupos armados rivales viven otras peripecias igualmente trágicas. Esta

    colección de fotografías de África, América y Asia, muestra parte de la historia de la migración que ha despertado menos

    interés que la crisis en el Mediterráneo.

    K  Un migrante corre para coger un tren en Chacamax, en el estado mexicano de Chiapas, en junio de 2015. Cientos de migrantes centroamericanosatraviesan México en su camino a los Estados Unidos, durante el cual sufren muchas dificultades y peligros. Fotografía: AFP/Alfredo Estrella

    Un gran éxodo

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    I En muchas partes del mundo,los barcos que transportanmigrantes a menudo cubrendistancias mucho mayores quelos que cruzan el Mediterráneo.Este barco atestado de migrantesprocedentes de Bangladesh y

    Myanmar, anduvo a la deriva enel océano Índico durante más de30 días hasta que fue rescatadofrente a las costas de Indonesia enmayo. Fotografía: AFP/Marco Longari

    L Los migrantes a menudoafrontan la hostilidad, el miedo,el resentimiento y la xenofobia ensus comunidades adoptivas. En la

    fotografía, una persona manifiestacontra los migrantes en el distritode Jeppestown de Johannesburgo(Sudáfrica), en abril de 2015.Fotografía: AFP/Marco Longar

    J El Hadji Khoury Diop, presidentede la asociación de migrantesrepatriados en situación irregular yfamilias afectadas, de Thiaroye-sur-mer, una comunidad costera en lasafueras de Dakar (Senegal). Muchaspersonas realizan el peligroso viajeen pleno océano desde Senegal aEuropa en barcazas como estas.Diop perdió a ocho miembros de su

    familia intentando llegar a España.Fotografía: Moustapha Diallo/Federación

    Internacional

    K Migrantes africanos jueganal fútbol con voluntarios de laMedia Luna Roja Tunecina frentea una antigua granja de pollos,recientemente convertida endormitorio. Los voluntarios de laMedia Luna Roja Tunecina prestandiversos servicios a los migrantesrescatados de los buques que

    naufragaron. También se hanocupado de enterrar los restosde personas que han muertoahogadas en su intento por llegara Europa. Fotografía: Tatu Blomqvist/Cruz Roja Finlandesa

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    Incluso para los que logran llegar a un país de destino queno tiene problemas económicos, su odisea no ha terminado.Viviendo en las sombras de una sociedad opulenta, losmigrantes y refugiados en Noruega luchan por sobrevivir.

    UN HOMBRE ALTO de mediana edad llamado

    Fernando, originario de Guinea-Bissau, enÁfrica Occidental, se queda a pasar la noche

    en el centro para migrantes, con capacidad para 50

    camas, a cargo de la Cruz Roja Noruega en Oslo. Fer-

    nando acaba de llegar de España, donde hizo trabajos

    de construcción, mientras que su esposa, doctora en

    medicina, trabajó en un hospital local.

    En 2008, cuando se produjo la crisis financiera mun-

    dial, su esposa perdió el trabajo y en la construcción

    disminuyó el empleo, cuenta. Finalmente, este año,

    decidió dejar España e irse a Noruega.

    “No hay trabajo en España”, dice, alternando espa-

    ñol, portugués y francés. “Estoy buscando trabajo, pero

    he oído que la cosa es muy difícil aquí. Y no hablo ni

    una palabra de noruego.”

    Fernando, que no quiso dar su apellido, forma

    parte de un subconjunto cada vez más grande de la

    población migrante en este país constituido por los

    que han vivido en Grecia, Italia, Portugal o España

    pero que se han aventurado a buscar otros caminos

    dado que la vida en esos países se hizo cada vez más

    cuesta arriba.

    Al llegar a Noruega, muchos se dan cuenta de que

    sus perspectivas no son mucho mejores. Sin conocer el

    idioma y sin residencia oficial, ni el número de identifi-

    cación nacional que la acompaña, encontrar un trabajoes extremadamente difícil.

    Entre los que se alojan en el centro para migrantes

    también hay personas que huyen de conflictos o per-

    secuciones y tienen la posibilidad de solicitar asilo.

    Muchos otros tienen residencia legal en uno de los 26países europeos que forman parte del Convenio de

    Schengen, lo que significa que pueden entrar y per-

    manecer legalmente en Noruega, pero su acceso a los

    servicios públicos y el mercado de trabajo está restrin-

    gido.

    Mundos paralelosResulta paradójico para muchos que llegan a Noruega,

    un país conocido por tener una postura generosa con

    respecto a cuestiones de derecho internacional huma-

    nitario y de derechos humanos, y por el bienestar social

    de sus ciudadanos.

    “La sociedad del bienestar noruega es muy buena”,

    dice Ulf Rikter-Svendsen, director de programas de in-

    clusión social de la Cruz Roja Noruega. “Pero si no eres

    parte del sistema, porque eres un migrante indocu-

    mentado, el panorama es muy distinto.”

    Dado que la economía noruega está muy regulada,

    todo, desde la asistencia sanitaria básica hasta emitir

    una receta, alquilar un apartamento, abrir una cuenta

    bancaria, obtener una licencia de conducir e incluso

    inscribirse en un gimnasio, depende de un número de

    identidad nacional válido.

    La economía fuerte, por su parte, impulsada por los

    ingresos procedentes de las reservas nacionales de pe-tróleo, ha permitido que los noruegos tengan un nivel

    de vida alto. Pero también contribuye a la carestía de

    los bienes básicos.

    “La sociedad del

    bienestar noruega

    es muy buena….

    Pero si no eres parte

    del sistema, porque

    eres un migrante

     indocumentado, el

     panorama es muy

    distinto.” 

    Ulf Rikter-Svendsen, jefe deprogramas de inclusión socialde la Cruz Roja Noruega

    En los

    márgenesde la sociedad

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    Así pues, muchos migrantes malviven en un mundo

    paralelo: durmiendo en las calles, tranvías, trenes,autobuses y transbordadores o pasando la noche en

    algún albergue mientras buscan trabajo o un lugar

    para vivir.

    Durante la última década, como la migración ha au-

    mentado, la Cruz Roja Noruega ha ofrecido cada vez

    más servicios a las personas vulnerables que se mue-

    ven en los márgenes de una sociedad que fuera de esto

    es opulenta.

    Junto con una organización benéfica local muy co-

    nocida, Church City Mission, la Sociedad Nacional ha

    abierto en Oslo dos centros de acogida para pasar la

    noche, uno para hombres y otro de 50 camas para

    mujeres, y ofrece una amplia gama de programas para

    ayudar a los migrantes y refugiados. En 2009, por ejem-

    plo, abrió un dispensario de salud específicamente

    para migrantes y solicitantes de asilo.

    Hoy ese dispensario es un centro de salud multidisci-

    plinario administrado con la ayuda de 150 voluntarios,

    entre ellos médicos, personal enfermero, especialistas,

    psicólogos, fisioterapeutas, técnicos en ciencias bio-

    lógicas, trabajadores sociales, intérpretes y personas

    encargadas de recibir a los usuarios en la sala de es-

    pera.

    El sistema de salud de Noruega ofrece servicios mé-

    dicos a los niños migrantes indocumentados y a losadultos en caso de problemas urgentes considerados

    agudos. Sin embargo, el problema es que los migrantes

    no siempre saben cuándo van al hospital, si su enfer-

    medad se considera aguda o a cuánto ascenderá la

    factura.Además, muchos migrantes indocumentados no

    quieren ir al hospital por temor a ser detectados.

    “Adondequiera que vayas te dicen ‘eres ilegal, eres

    ilegal’ –repite Yeshi, una mujer etíope que vive en No-

    ruega desde hace 8 años y ha vuelto a presentar su

    solicitud de asilo que le han denegado hasta ahora–.

    “No tengo donde vivir y para comer tengo que men-

    digar; para dormir tengo que mendigar. Esto es lo que

    nos toca enfrentar.”

    Debido a las tensiones que muchos migrantes y so-

    licitantes de asilo deben enfrentar, el centro de salud

    de la Cruz Roja busca ofrecerles un ambiente acogedor

    y les asegura una estricta confidencialidad. “Cuando

    vengo aquí me siento bien y he recibido una buena

    ayuda”, asegura Yeshi, que se ha convertido, a su vez,

    en voluntaria y se encarga de preparar la cena para los

    trabajadores de salud todos los martes por la noche.

    Adaptándose al sistemaEs importante que personas como Yeshi se sientan

    cómodas, dice Merethe Taksdal, una enfermera que

    ayudó a fundar el centro y que propone sus servicios

    como voluntaria por lo menos una vez al mes. “El

    problema es que la gente no pide ayuda hasta tener

    problemas graves, cuando se puede ganar mucho ayu-dándoles en una etapa precoz”, comenta.

    Muchas de las dolencias que detecta entre los

    pacientes están relacionadas con el estrés, dice. “Pa-

    L En las noches frías, el número

    de personas que espera fuera delalbergue de la Cruz Roja Noruegapara pasar la noche a vecessupera al número de camasdisponibles. Una voluntariahabla con una mujer que esperaentrar. Fotografía: Benjamin A. Ward/Cruz Roja Noruega

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    decen insomnio. Están preocupados. De estos jóvenes

    afganos e iraquíes, por ejemplo, sus familias esperan

    tanto y ellos, a su vez, tenían tantas expectativas: que

    vendrían aquí a aprender algo, capacitarse, poder

    ayudar a la familia. Y luego se encuentran en una es-

    pecie de limbo.”

    Muchos acuden al dispensario porque trabajan

    largas horas en empresas que no respetan las re-

    glamentaciones y utilizan productos químicos delimpieza tóxicos sin la protección necesaria o levan-

    tan objetos pesados, sin alimentarse ni dormir como

    corresponde.

    “Algunos de los problemas de salud también se

    deben a las condiciones de vida inadecuadas e inesta-

    bles”, observa Linnea Näsholm, una trabajadora social

    que coordina los servicios de salud mental en el centro.

    “Otros sufren de afecciones a la piel, ya que compar-

    ten un apartamento con 15 personas y el acceso a una

    buena higiene es limitado.”

    Perder esperanzaJames es un hombre de voz suave y casi treinta añosque llegó por primera vez al dispensario en 2009 por

    un dolor de espalda que le surgió trabajando en una fá-

    brica de envasado de pescado en el norte de Noruega.

    Después de huir de Jonglei, entonces parte de Sudán,

    rumbo al campamento de refugiados de Kakuma en

    Kenia en 2005, este solicitante de asilo cuenta que llegó

    a Noruega, donde se le dijo que tendría una mejor

    oportunidad de que se le reconociera oficialmente

    como refugiado.

    “Era tan diferente”, recuerda. “Hacía mucho frío

    y había sólo una o dos horas de luz al día. En África,

    siempre había 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad.”Entonces empezó a tener problemas en la espalda.

    “No sabía cómo levantar objetos pesados correcta-

    mente, así que tuve un montón de dolores”, cuenta

    James, que se había dirigido a Oslo en busca de otro

    trabajo. “Entonces supe de este dispensario y me ayu-

    daron. Me sigue doliendo pero no tanto como antes.”

    Ahora James, al igual que muchos otros solicitantes

    de asilo, acude al centro de salud para otro tipo de

    apoyo, una depresión que se ha instalado a causa de su

    futuro incierto. James dice que ha apelado el segundo

    rechazo de su solicitud de asilo, pero uno de los pro-

    blemas es que no tiene ningún tipo de identificación

    u otro documento que le permita demostrar que es

    de Sudán del Sur, un país independiente desde 2011.

    “A estas alturas, quiero volver a casa, pero no puedo

    porque no tengo la identificación apropiada para las

    autoridades de Sudán del Sur.”

    Mientras tanto, en Noruega, no puede abrir una

    cuenta bancaria ni estudiar ni conseguir un trabajo

    ni alquilar un apartamento. “Vivo al día porque no

    puedo planear nada y no sé dónde estaré mañana” ,

    dice James, que se queda en casa de amigos o duerme

    fuera y trabaja como voluntario en una iglesia local

    para mantenerse ocupado. “Estoy perdiendo las espe-

    ranzas”, dice.Este tipo de depresión es común entre los refugia-

    dos, dice Nasholm. “Es totalmente normal reaccionar

    como lo hacen”, asegura. “Están preocupados y mu-      F    o    t    o    g    r    a     f     í    a    :     T     h    e    a     R    a     b

        e     /     C    r    u    z     R    o     j     a     N    o    r    u    e    g    a

         F

        o    t    o    g    r    a     f     í    a    :     T     h    e    a     R    a     b    e     /     C    r    u    z     R    o     j     a     N    o    r    u    e    g    a

         F    o    t    o    g    r    a     f     í    a    :     T     h    e    a     R    a     b    e     /     C    r    u    z     R    o     j     a     N    o    r    u    e    g    a

         F    o    t    o    g    r    a     f     í    a    :     B    e    n     j     a    m     i    n     A .     W

        a    r     d     /     C

        r    u    z     R    o     j     a     N    o    r    u    e    g    a

  • 8/20/2019 Revista de la Cruz Roja Media Luna Roja: intentando vivir

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    chos también sienten que son una carga para sus

    familiares y amigos. Siempre dependen de los demás

    y tienen que trasladarse constantemente de un lugar

    a otro.”

    “Así que organizamos muchas conversaciones de

    apoyo”, afirma, y añade que a los casos más graves el

    centro los deriva a los psicólogos locales apoyados por

    el gobierno. Pero el sistema que ofrece ayuda psicoló-

    gica y psiquiátrica acepta muy pocos pacientes, ya seapor la situación jurídica del paciente o porque los pa-

    cientes viven situaciones demasiado inestables como

    para que la terapia sea eficaz.

    La integraciónIncluso para los que han obtenido la residencia como

    refugiados, la integración en Noruega no necesaria-

    mente es fácil. Aquí, los refugiados que tienen el asilo

    deben vivir en municipios asignados específicamente

    en varias partes de Noruega. Hasta entonces, esperan

    en instalaciones temporales, denominadas centros de

    acogida, por lo general entre 9 y 12 meses.

    La Cruz Roja Noruega ofrece servicios y activida-des en muchos de los centros de acogida y continúan

    llegando de diversas maneras a los refugiados una

    vez que se establecieron en sus nuevas comunida-

    des. Por ejemplo, en la mayoría de las secciones de

    la Cruz Roja, se dan cursos de idioma y hay ”guías de

    refugiados” voluntarios que forman parejas con los re-

    fugiados para celebrar encuentros semanales en los

    que pueden conversar, practicar el noruego y hablar

    sobre las instituciones, la cultura y la vida cotidiana

    del país.

    Kaysa Amundsen, una guía de refugiados volun-

    taria residente en Bergen, en el oeste de Noruega,afirma que los voluntarios a menudo transforman la

    asistencia en una amistad duradera. En Bergen tienen

    incluso un grupo de senderismo de refugiados y guías

    de refugiados. “Un fin de semana al año, hacemos una

    excursión al Galdhøpiggen, la montaña más alta de

    Noruega”, dice Amundsen. “El viaje es gratuito, pero

    los migrantes tienen que asistir a las sesiones de en-

    trenamiento.”

    ¿Por qué ir de excursión? «Es una forma agradable

    y natural de conocerse”, apunta. “Y, en general, a los

    noruegos les gusta caminar, así que eso ayuda a los re-

    fugiados a integrarse. Bromeamos diciendo que para

    buscarse un trabajo se necesitan diplomas, pero si

    dices que has estado en el Galdhøpiggen, seguro que

    te van a contratar.”

    La Sociedad Nacional también presta algunos ser-

    vicios específicos para las mujeres, que enfrentan

    dificultades especiales en su país de adopción. Uno de

    esos servicios es el Stella Café, un centro de recursos

    para tratar de entrar en el mercado laboral. Unos 170

    voluntarios ofrecen unas 90 horas de actividades por

    semana, desde yoga y clases de inglés hasta sesiones

    de entrenamiento personal. También hay una pequeña

    barra de café en la que se reúnen todos los días cerca

    de 40 mujeres procedentes de lugares tan lejanoscomo Irak, Polonia, Rusia, Somalia y Ucrania.

    Muchas de estas mujeres eran en sus países de ori-

    gen profesionales muy bien preparadas. En Oslo han

    empezado de cero. Muchas han perdido parte de su

    autoestima en la transición hacia una nueva cultura y

    economía, comenta la coordinadora del café Marianne

    Bockelie, que agrega que uno de los objetivos