8/20/2019 Revista de la Cruz Roja Media Luna Roja: intentando vivir
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Un planeta de extremosEl pronóstico exige una acción mundial y comunitaria
Acatar las normasLograr que las partes beligerantes respeten el derechode la guerra
Consolidar la base para una acción localSaber fomentar una acción humanitaria local más sostenible
Intentandovivir
N Ú M E R O 3 . 2 0 1 5Cruz Roja Media Luna Roja
w w w . r e d c r o s s . i n t
L A R E V I S T A D E L M O V I M I E N T O I N T E R N A C I O N A LD E L A C R U Z R O J A Y D E L A M E D I A L U N A R O J A
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El Movimiento Internacional de la Cruz Roja
y de la Media Luna Roja está integrado por
el Comité Internacional de la Cruz Roja, la Federación
Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la
Media Luna Roja y las Sociedades Nacionales.
El Comité Internacional de la Cruz Roja
(CICR) , organización imparcial, neutral e
independiente, tiene la misión exclusivamente
humanitaria de proteger la vida y la dignidad de
las víctimas de los conflictos armados y de otras
situaciones de violencia, así como de prestarles
asistencia. El CICR se esfuerza asimismo en
prevenir el sufrimiento mediante la promoción y
el fortalecimiento del derecho humanitario y de
los principios humanitarios universales. Fundado
en 1863, el CICR dio origen a los Convenios de
Ginebra y al Movimiento Internacional de la Cruz
Roja y de la Media Luna Roja, cuyas actividades
internacionales en los conflictos armados y en
otras situaciones de violencia dirige y coordina.
La Federación Internacional es la mayor red
humanitaria de servicio voluntario en el mundo
que, cada año, presta asistencia a 150 millones de
personas por intermedio de sus 188 Sociedades
Nacionales miembros. Juntos, la Federación
Internacional y las Sociedades Nacionales trabajan
antes, durante y después de los desastres y
las emergencias sanitarias para atender a las
necesidades y mejorar las vidas de las personas
vulnerables, sin distinción de nacionalidad,
raza, sexo, credo, clase social u opinión política.
Orientada por la Estrategia 2020 –el plan de
acción colectivo para superar los principales
desafíos humanitarios y en materia de desarrollo
de este decenio–, la Federación Internacionalafirma su determinación de “salvar vidas y
cambiar mentalidades.”
El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Rojase rige por siete Principios Fundamentales:
humanidad, imparcialidad, neutralidad, independencia, voluntariado, unidad y universalidad.
Todas las actividades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja tienen un único objetivo fundamental:ayudar sin discriminación a quienes sufren, contribuyendo a mantener y promover la paz en el mundo.
CICR
Federación Internacional de Sociedades
de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
Las Sociedades Nacionales de la Cruz
Roja y de la Media Luna Roja perso ni -
fican la labor y los principios del Movimiento
Internacional de la Cruz Roja y de la Media
Luna Roja en más de 187 países. Auxiliares de
los poderes públicos de su respectivo país en el
campo humanitario, las Sociedades Nacionales
brindan una gama de servicios que van desde
la presta ción de socorros en casos de de-
sastres a programas de asistencia social y de
salud. En tiempos de guerra asisten a los civiles
afectados y apoyan a los servicios médicos de las
fuerzas armadas donde sea necesario.
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Cuando pienso en la difícil situación de
los migrantes y en la respuesta que hadado el Movimiento de la Cruz Roja y
de la Media Luna Roja a su sufrimiento, me
vienen a la mente dos fotografías tomadas en
Italia este año. En la primera se ve a un niño,
que acaba de llegar a la ciudad portuaria
italiana de Catania, en los brazos de un volun-
tario de la Cruz Roja Italiana. En la segunda se
ve a ese mismo niño jugando con los volun-
tarios en un campamento para migrantes de
la Cruz Roja Italiana en Roma.
Me imagino el viaje que todavía le queda a
este niño antes de llegar a su destino. En elcamino ¿lo tomará en brazos otro volun-
tario de la Cruz Roja Austriaca? ¿Recibirá un
plato de comida de la Cruz Roja Alemana o
atención médica de otra Sociedad Nacional,
según adonde vaya su familia después? Tal
vez el Movimiento ya le ha prestado ayuda
en el país del que huyeron o en otro lugar
mucho antes de llegar a Europa.
A lo largo de las transitadas rutas de mi-
gración de Europa y otros continentes la
asistencia directa y en primera línea del Mo-vimiento y su generosa respuesta indican
claramente que sea cual sea la situación
jurídica actual de las personas que huyen
del conflicto, la persecución, la pobreza o
de un desastre natural merecen ser tratadas
con humanidad. Afortunadamente, muchas
otras organizaciones también adoptan esta
postura. Conmovidos por las imágenes y las
noticias, gente de todo el mundo ha tendido
una mano a los migrantes .
A principios de este año, otra imagen con-
movió al mundo: la foto de un niño sirio
llamado Aylan, que se ahogó entre Turquía
y Grecia. Esta tragedia sacudió la conciencia
de muchos, inspiró más empatía aún hacia
las familias migrantes y permitió cambiar la
tendencia de la opinión pública e incluso la
política de migración en determinados paí-
ses.
Sin embargo, el debate en el plano interna-
cional se centra con demasiada frecuencia
en la protección de las fronteras en lugar de
entender las causas, encontrar soluciones alargo plazo y ofrecer una respuesta humana.
Las personas que para salvar su vida huyen
de las ciudades bombardeadas o de la per-
secución, el hambre o las consecuencias de
los desastres naturales, siempre buscarán ca-
minos hacia la seguridad. Si las vías legales
para la migración se restringen cada vez más,
aquellos probablemente se vuelvan cada vez
más peligrosos.
A principios de este año, el Movimiento puso
en marcha la campaña “Proteger la huma-
nidad” (#Protegerlahumanidad) en la que
pedimos a todos que se unan a nuestro lla-
mamiento para la protección y el trato digno
de las personas en todas las rutas migrato-
rias. Presentaremos este llamamiento a los
Estados que asistirán en Ginebra (Suiza), en
diciembre, a la XXXII Conferencia Internacio-
nal de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja,
una reunión mundial convocada cada cuatro
años para debatir las cuestiones humanita-
rias esenciales y las propuestas concretas
para aliviar el sufrimiento humano.
¿Qué estamos pidiendo a los Estados? A lo
largo de las rutas migratorias, los gobier-
nos deben tomar las medidas necesarias
para proteger la seguridad, el bienestar yla dignidad de todos los migrantes, inde-
pendientemente de su situación jurídica.
Los migrantes deben tener pleno acceso
a la asistencia humanitaria y los Estados
deben estar preparados para buscar y so-
correr a las personas que se encuentran en
peligro en el mar y trabajar más duro para
proteger y asistir a las víctimas de la trata
de personas.
Los solicitantes de asilo deben tener ac-
ceso a un procedimiento justo y eficaz
para presentar las solicitudes, así como ala atención médica y los medios para man-
tenerse en contacto con sus familias. Los
funcionarios públicos, por su parte, deben
expresar claramente su rechazo a la violen-
cia, la xenofobia y la discriminación contra
los migrantes. Por último, todos los intere-
sados deben colaborar con objeto de hallar
soluciones políticas, económicas y sociales
para abordar las causas profundas de la mi-
gración forzada.
Como red humanitaria mundial, el Mo-vimiento está presente en los países donde
los conflictos, la inestabilidad crónica, la
pobreza y los desastres naturales obligan a
la gente a huir de sus hogares en total des-
amparo. Lo que vemos en estos lugares nos
indica que queda todavía mucho por hacer
para prevenir y reducir el sufrimiento y prote-
ger a las personas vulnerables, dondequiera
que se encuentren.
También debemos colaborar más eficaz-
mente en los países de origen, tránsito y
destino para dar al ser humano el lugar
central que le corresponde en nuestra inter-
vención colectiva. Juntos podemos aliviar
la angustia y la desesperación que cunden
en las rutas migratorias peligrosas e incluso
poner fin a la devastadora realidad que se
muestra en las fotografías de naufragios y de
niños que mueren ahogados. Firme la peti-
ción en #Protegelahumanidad o en www.
ifrc.org/protecthumanity y únase a nuestro
llamamiento en favor de un mundo más se-
guro y más humano.
Francesco Rocca
Presidente de la Cruz Roja Italiana y vicepresidente de la
Federación Internacional
F o t o g r a f í a : G i o v a n n i Z a m b e l l o
/ F e d e r a c i ó n I n t e r n a c i o n a l
La migración: el ser humano está primero
También debemos colaborar
más eficazmente en los países de
origen, tránsito y destino para
dar al ser humano el lugar central
que le corresponde en nuestra
intervención colectiva.
Tribuna abierta
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Yemen: mueren mástrabajadores delMovimientoEn los últimos meses, el conflicto enYemen se cobró la vida de cuatro
trabajadores más del Movimiento. Afines de septiembre, dos voluntariosde la Media Luna Roja de Yemen,Qaed Faisal (28 años) y Omar Fareh(31 años) murieron junto con otrosciviles durante un ataque aéreo en elsur de Yemen. “Se trata de un nuevohecho trágico para todos los queintegramos el Movimiento. Desdemarzo, hemos perdido un totalde ocho empleados y voluntariosen Yemen”, dijo el señor Fuad AlMakhazy, secretario general de laMedia Luna Roja de Yemen.
La muerte de los voluntarios
ocurrió apenas tres semanasdespués de que mataran a tiros ados miembros del personal del CICRen Yemen mientras viajaban en unconvoy entre las ciudades de Sada ySaná. Uno trabajaba como asistentede enlace y el otro como conductor.Ambos eran oriundos de Yemen. “ElCICR condena con la mayor firmezaposible lo que parece haber sido unataque deliberado contra nuestropersonal”, dijo el jefe de la delegacióndel CICR en Yemen, Antoine Grand.
La Cruz Roja de la Indiainterviene tras lasinundacionesAnte la amenaza de másprecipitaciones, la Cruz Roja de laIndia se preparó para responder a lasinundaciones que se cobraron la vida
de más de 200 personas y afectaron aotros 10 millones. Más de 40 millonesde hectáreas de tierra en el país sonpropensas a las inundaciones, conuna media anual de 18,6 millonesde hectáreas inundadas. “Además
de evaluar las necesidades de lapoblación, nuestros voluntarios estándistribuyendo lonas, mantas y otrotipo de ayuda”, dijo S.P. Agarwal,secretario general de la Cruz Roja dela India. En respuesta, la FederaciónInternacional asignó 355.000 dólaresprocedentes de su Fondo de Reservapara el Socorro en Casos de Desastre afin de ayudar a la Cruz Roja de la Indiaa prestar asistencia a 80.000 personas.
Pakistán: familiasaisladas por las crecidasLas lluvias monzónicas y los lagos alpie de los glaciares, que se formancuando las presas naturales de hieloo roca de las montañas del nortese rompen, han dejado hasta elmomento un saldo de 219 muertos yun millón y medio de damnificadosen más de 4.000 aldeas. Allahyaar,un campesino de 45 años, oriundode Chak Dumra, apenas tuvo tiempode agarrar los escasos ahorros desu familia. “Nuestra aldea sufrióinundaciones en años anteriores,pero todos los años el nivel del aguaes un poco más alto”, dijo. Gracias a
un llamamiento de emergencia de laFederación Internacional, la MediaLuna Roja de Pakistán logró atenderlas necesidades inmediatas de 5.700familias.
Myanmar: recuperacióntras las inundacionesAunque el agua comenzó a retrocederen la región del delta en el sudoestede Myanmar, a fines de agosto loscampos que rodean pueblos comoYay Dar Gyi todavía parecían más unlago que tierras de cultivo. En algunos
arrozales el agua tenía tres metros deprofundidad y las casas construidassobre pilotes apenas se elevabanpor encima del agua. “La Cruz Rojaya empezó a planear la recuperacióna largo plazo de las comunidadesafectadas en otras partes del país,donde el agua ha retrocedido ylos habitantes han regresado asus aldeas”, señala Nicolas Verdy,coordinador de operaciones en lazona para la Federación Internacional.
La transferencia
irresponsable de armases moneda corrienteSegún el CICR, muchos países sigueninvolucrados en las transferenciasilegales de armas a pesar de haber
suscrito un tratado internacional queregula el flujo de armas. Cientos demiles de civiles mueren, son heridoso se ven obligados a desplazarseen conflictos atizados por dichastransferencias. “Me preocupa labrecha entre el deber de hacerrespetar el derecho internacionalhumanitario en el ámbito delas transferencias de armas y lasprácticas de transferencia quenumerosos Estados aplican en larealidad”, declaró el presidentedel CICR Peter Maurer en un vídeoentregado a los Estados Partes en elTratado sobre el Comercio de Armas,que se reunían en México en agostopara decidir los mecanismos paraponer en práctica el acuerdo.
Nuevo llamado del
Movimiento: poner fin alas armas nuclearesEn la 25ª Conferencia de las NacionesUnidas sobre Asuntos de Desarme,celebrada en Hiroshima (Japón),los representantes del Movimientohicieron hincapié en la necesidad de
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Dijeron…“Nuestro mensaje a los dirigentes
de los gobiernos de todo el
mundo y de la Cruz Roja y la Media Luna Roja es que nos den
autonomía y hallaremos dentro
de la comunidad soluciones a
nuestros problemas.”
Tapor Guey, que vive en Goilah,al estede Liberia, hablando en una reuniónorganizada por la Cruz Roja de Liberia yotros representantes del Movimiento comoparte de la iniciativa mundial “De la palabraa la acción”. La iniciativa tiene por objetivorecoger en las poblaciones locales solucionesa los problemas humanitarios y darles más
elementos para que participen en reunionesmundiales como la Conferencia Internacionalde la Cruz Roja y la Media Luna Roja que secelebrará en diciembre de 2015 y en la CumbreHumanitaria Mundial de mayo de 2016.
25: es el porcentaje de migrantes delmundo que se encuentran en África*.400: es el número de personas, en
promedio, que mueren al año alcruzar la frontera entre México yEstados Unidos**.54.000: es el número conocido depersonas que han intentado cruzar elmar en 2014 en la región de Asia y elPacífico***.175.000: es el número aproximadode sirios que entraron a Grecia enbarco en 2015, al 10 de septiembre,aproximadamente el 70% de todoslos migrantes que han entrado aGrecia este año. Más de 50.000personas provenían de Afganistán,11.000 de Pakistán y 9.000 de
Irak***.432.761: es el número de migrantesy refugiados que han llegado a
Europa por mar en 2015, al 30 deseptiembre***.1,2 millones: es el número de
refugiados sirios en Líbano —aproximadamente un 20% de lapoblación del país ****.1,59 millones: es el número de siriosque habían huido a Turquía hastafines de 2014****.13,9 millones: es el númeroestimado de personas recientementedesplazadas debido a un conflicto oa la persecución en 2014. Esta cifraincluye 11 millones de personasrecién desplazadas dentro de lasfronteras de su propio país, unacifra sin precedentes. Los otros 2,9millones eran nuevos refugiados****.
59,5 millones: es el número depersonas que han sido desplazadaspor la fuerza en el mundo****.
*Federación Internacional, **Patrulla fronteriza de Estados Unidos, ***Organización Internacional para
las Migraciones, ****Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
L Los miembros del equipo de cricket de discapacitados físicos de Bangladesh (arriba)participando en el torneo internacional de cricket de cinco naciones para personas condiscapacidad física, organizado por el CICR en septiembre, en Bangladesh, en el quecompitieron los equipos de Afganistán, Bangladesh, Inglaterra, India y Pakistán.
que los gobiernos tomen medidasurgentes para prohibir y eliminarlas armas nucleares mediante unacuerdo internacional v inculante.El presidente de la FederaciónInternacional Tadateru Konoe dijo enla reunión que las armas nuclearesy sus terribles consecuenciashumanitarias amenazan la existenciade todos y cada uno de nosotros.
A más refugiados másalimentos distribuidosCon el apoyo de la Cruz RojaLibanesa, el CICR distribuyó, a finesde septiembre, 90 toneladas dealimentos a unos 10.000 refugiadossirios en el norte de Líbano . “Desdeque comenzó la crisis en Siria, esla primera vez que distribuimosuna cantidad tan grande dealimentos”, dijo Jeroen Carrin,coordinador de la distribución dealimentos del CICR. “Es señal deque las necesidades aumentan enforma significativa.”También sesuministraron alimentos a las familiasde acogida libanesas.
F o t o g r
a f í a : A h m e d F i r o z / C I C R
Índice humanitario
Gacetilla
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12. La frontera de los sueños rotos
26. Consolidar la base para una acción local
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En la portada: Un migrante cruza el río Suchiate, que discurre por lafrontera entre Guatemala y México cerca de la ciudad guatemalteca de
El Carmen. Fotografía: Vladimir Rodas/Federación Internacional
Fotografías (desde ar riba): Stephen Ryan/Federación Internacional;John Engedal Nissen/Federación Internacional Vladimir Rojas/FederaciónInternacional; Noel Celis/Federación Internacional; Benoit Matsha-Carpentier/Federación Internacional.
n Primera plana 4Intentando vivirLas tragedias y experiencias estremecedoras que vivela gente con la esperanza de llegar a un lugar seguro
en Europa han colocado la migración en el punto demira de la agenda humanitaria mundial.
El Cuerno de África afrontaun nuevo problema 6El Golfo de Adén, que separa el Cuerno de África delos Estados del Golfo, es uno de los pasos fronterizosdonde se producen más muertes de migrantes yrefugiados en el mundo. Hoy el conflicto en Yemen hainvertido la tendencia migratoria tradicional y planteanuevos desafíos humanitarios. Es uno de los muchosconflictos en el mundo que está detrás de la crisis de lamigración mundial.
“Lo importante es estar a salvo” 8Para muchos migrantes que cruzan vías marítimaspeligrosas o caminan muchos kilómetros hasta Europa,su preocupación principal es encontrar un lugar seguro.En muchos casos, los voluntarios de las SociedadesNacionales son los primeros en ofrecerles ayuda.
Tan cerca y, sin embargo, tan lejos 10A lo largo de la frontera costera de Italia y Francia, laspersonas que huyen del conflicto, la persecución y lapobreza se encuentran atrapadas en una situación sinsalida. La Cruz Roja Italiana brinda ayuda a los migrantescuando llegan y a lo largo de las rutas migratorias.
La frontera de los sueños rotos 12Después de ser capturados por la policía mexicana ensu camino por México para ir a los Estados Unidos, losmigrantes guatemaltecos son devueltos a la fronteracon lo puesto. La Cruz Roja Guatemalteca hace loposible por aliviar el dolor que supone el regreso.
4. Intentando vivir
8. “Lo importante es estar a salvo”
20. Un planeta de extremos
n Crónica fotográfica 14El gran éxodoEl debate sobre la migración que envuelve a Europahoy fue motivado por ciertas imágenes impactantes.
Esta colección de fotografías muestra algunos delos dramas menos conocidos de la problemática dela migración mundial, algunos lejos de las costas deEuropa.
En los márgenes de la sociedad 16Incluso para los que logran llegar a un país de destinocon una economía fuerte y una generosa red deseguridad social, la odisea no ha terminado. Viviendoen las sombras de una sociedad de bienestar socialacomodada, los migrantes y refugiados en Noruegaluchan por sobrevivir.
Un planeta de extremos 20
A medida que el planeta se calienta, los patronesclimáticos van cambiando y en muchos casos soncada vez más extremos. Se están utilizando nuevastecnologías y métodos junto con el conocimientotradicional con objeto de ayudar a las comunidades aestar preparadas para eventos climáticos extremos.
Acatar las normas 24¿Podría un mecanismo de cumplimiento voluntarioy no político ayudar a acortar la distancia existenteentre los ideales por los que se creó el derechointernacional humanitario y los modos en que seprocede realmente en el terreno?
Consolidar la base para
una acción local 26Más allá de los proyectos y la respuesta deemergencia, ¿cómo pueden las organizacioneshumanitarias apoyar la acción humanitaria sosteniblea nivel comunitario?
n Material 29El fortalecimiento de la salud después del ébola; cómomejorar la gestión de las epidemias, y otras publicaciones.
ÍndiceNúmero 3 . 2015 . www.redcross.int
Artículos, cartas a la redacción y demás correspondencia han deremitirse a:Cruz Roja Media Luna Roja
Apartado de correos 372, CH-1211 Ginebra 19, SuizaCorreo electrónico: [email protected] ISSN No. 1019-9357
RedactorMalcolm Lucard
Versión en españolMaría Eliana InostrozaAna Elena Guyer
Responsable de ediciónPaul Lemerise
DiseñoBaseline Arts Ltd, Oxford, RU
DiagramaciónNew Internationalist, Oxford, Reino UnidoImpreso en pa pel sin cloro. Artgraphic Cavin SA (Suiza)
Consejo de RedacciónCICR Federación InternacionalMohini Ghai Kramer Benoît CarpentierDorothea Krimitsas Maureen McKennaSophie Orr Nina de Rochefort
Agradecemos la ayuda prestada por los documentalistas y elpersonal de apoyo del CICR, la Federación Internacional y lasSociedades Nacionales. La revista se publica tres veces por año en
árabe, chino, español, francés, inglés y ruso y se distribuye en 189países con una tirada de 70.000 ejemplares.
Las opiniones de los autores no coinciden forzosamente con las delMovimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.Se agradecen los artículos enviados por iniciativa propia pero nopodrán ser devueltos a los autores.
Cruz Roja Media Luna Roja se reserva el derecho de modificarartículos y cartas antes de publicarlos. Los artículos y fotosque no lleven mención de “copyright” pueden reproducirse sinautorización previa, haciendo constar la fuente.
Los mapas que figuran en esta publicación son sólo con fines deinformación y no tienen ningún significado político.
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de las fronteras terres-
tres en muchas partesdel mundo. Pero la fre-
cuencia y la magnitud de
los dramáticos sucesos de
este año en el Mediterrá-
neo han contribuido a que la
migración se convierta en una
cuestión humanitaria, política y
económica central.
Entretanto, las imágenes y los
relatos de migrantes que sufren y
sienten frustración han estimulado
tanto la asistencia humanitaria inmediata
como la adopción de medidas estrictas
para mantenerlos fuera de la llamada “Europa
fortaleza”: cientos de personas bloqueadas en una
estación de trenes en Hungría; personas pasando por
encima de las alambradas en un enclave español en el
norte de África; multitudes de hombres que suben de
un salto a los camiones que entran en el túnel que une
Francia e Inglaterra; miles de personas -muchas de ellas
con niños pequeños en los brazos- siguiendo a pie las
vías férreas de Serbia.
Muchos han vivido historias similares a la de la familia
Samir, que huyó de Siria y viajó a través de la ex República
Yugoslava de Macedonia, donde recibió atención médicapor parte de la doctora Sandra Ignjatovska de la Cruz
Roja de Macedonia en una carpa atestada de gente cerca
de Gevgelija. La familia acababa de cruzar la frontera
Abril de 2015: Un barco con unos 550 migrantes
a bordo se hunde frente a las costas de Libia. Secree que más de 400 personas murieron ahoga-das y otras 150 fueron rescatadas y llevadas a unhospital en el sur de Italia. Seis días más tarde, otronaufragio frente a las costas de la isla italiana deLampedusa, situada al sur de Sicilia, se cobra lavida de unas 800 personas más.
Agosto de 2015: Dos embarcaciones con unos500 migrantes a bordo se hunden tras zarpar delpuerto de Zuwara (Libia). El mismo día, se halla uncamión abandonado en Austria con los cuerpos
de 71 personas, procedentes al parecer de Siria.
Septiembre de 2015: La foto de un niñito sirio detres años, que se ahogó junto con su madre y unhermanito de 5 años tratando de llegar a Greciaen bote desde Turquía, hizo aumentar la empatíahacia migrantes y solicitantes de asilo.
ESTAS SON SOLO algunas de las tragedias ocurri-das en 2015 a las personas que salieron de su paíscon la esperanza de llegar a las costas seguras deEuropa. No se trata de un fenómeno nuevo, ni es un pro-
blema que atañe exclusivamente al viejo continente. Seha dado una dinámica similar durante mucho tiempo
en el Golfo de Adén, que separa el Cuerno de África de
los Estados del Golfo, en el Océano Índico, y a lo largo
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L Un lugareño ayuda a un refugiado sirio extenuado que, tras saltar del bote en que iba, llegó a nadohasta la playa de la isla griega de Lesbos, a fines de septiembre. Fotografía: REUTERS/Yannis Behrakis
Intentan
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j a F i n l a n d e s a
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desde Grecia tras un viaje
de 20 días desde Dara, enel sur de Siria, con cuatro
hijos todos menores de
6 años. “Estuvimos cinco
días en la frontera entre Siria
y Turquía, durmiendo a la
intemperie, y todo el tiempo
hubo tiros y disparos de franco-
tiradores”, relata Abukushlif Samir,
de 24 años, el padre de dos de los
niños. Hoy, unos voluntarios se ocu-
pan de ellos, mientras aguardan un tren
que los lleve al norte hacia Serbia. Reciben
alimentos, agua, pañales y artículos de higiene.
“El mar estaba muy bravo”, recuerda Samir. “Es-
tuvimos siete horas en el agua y casi nos ahogamos;
éramos 70 a bordo de la pequeña embarcación, que
se llenaba de agua. La embarcación que venía atrás,
con 60 personas a bordo, se hundió y todas murieron
ahogadas. Había muchos bebés; vimos con nuestros
propios ojos lo que ocurrió.”
La familia salió en la noche rumbo al norte en direc-
ción de Serbia y Hungría, con la esperanza de llegar a
Suecia donde tenía parientes. Dos tercios de las perso-
nas que se dirigen al norte desde Grecia pasando por
Europa oriental son, como los Samir, sirios que huyendel conflicto, hecho que ha centrado la atención sobre
la difícil situación de las personas que escapan de los
horrores de la guerra.
Con los más de 60 conflictos que se están produ-
ciendo en todo el mundo, el número de personasque se han visto obligadas a abandonar su hogar ha
alcanzado proporciones sin precedentes. El Alto Co-
misionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
estima que hay 59,5 millones de personas desplazadas
por la fuerza en todo el mundo; 14 millones de ellas
eran nuevos desplazados en 2014.
Para el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y
de la Media Luna Roja, atender las necesidades de los
desplazados es desde hace mucho tiempo un aspecto
primordial de su misión humanitaria, ya sea que el des-
plazamiento haya sido causado a raíz de un conflicto,
un desastre natural, el cambio climático, la pobreza o
la violencia. Dado el aumento espectacular de las ne-
cesidades humanitarias, las Sociedades Nacionales a
lo largo de las nuevas rutas de migración han sabido
prepararse y actuar con rapidez.
La Federación Internacional y las Sociedades Na-
cionales en todo el mundo, por su parte, han hecho
numerosos llamamientos de emergencia, mientras
que el CICR sigue prestando apoyo a estas mediante
servicios como el restablecimiento del contacto entre
familiares, que ofrece a los migrantes la oportunidad
de buscar a sus seres queridos o llamarlos por teléfono.
En septiembre, el Movimiento inició la campaña “Prote-
ger la humanidad” (#Protegerlahumanidad), en la quepide al mundo entero que suscriba un llamamiento a
los Estados para la protección y el trato digno de los
migrantes a lo largo de todas las rutas migratorias. n
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do vivir“Estuvimos siete horas en el agua y casi nos ahogamos.
La embarcación que venía atrás, con 60 personas a
bordo, se hundió y todas murieron ahogadas.
Había muchos bebés; vimos con nuestros
propios ojos lo que ocurrió.”
Abukushlif Samir, un padre de 24 años quehuyó del sur de Siria con su familia y recibió
ayuda de la Cruz Roja de la ex RepúblicaYugoslava de Macedonia
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t e r n a c i o n a l F
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AMINA* Y SU FAMILIA decidieron huir de Shumaili
(Yemen) después de haber sobrevivido a 15 días
atroces de bombardeos a principios de este año.“Nos habíamos acostumbrado al ruido de los disparos –
relata Amina– pero más tarde fueron reemplazados por
una lluvia de bombardeos aéreos. No sabía adónde co-
rrer y no había refugios subterráneos para esconderse.
Tuvimos que huir de Yemen por nuestra seguridad.”
Amina es una de los miles de yemeníes que escapa-
ron de los combates en su país y se arriesgaron a cruzar
los 260 km que tiene el Golfo de Adén para encontrar
refugio en Somalia, un país que, a su vez, ha sufrido una
sucesión de conflictos internos durante dos décadas y
es afectado por una devastadora sequía cíclica.
Es un irónico y trágico cambio de dirección de los
acontecimientos. Durante años Yemen fue un destino
para muchos somalíes que aspiraban a dejar atrás los
conflictos y la pobreza solicitando la condición de refu-
giado en Yemen o siguiendo a Arabia Saudita.
Como el conflicto en Yemen se fue agravando en el
transcurso del año, muchos de los somalíes regresaron
a sus hogares, a menudo en las mismas embarcaciones
que los refugiados yemeníes.
Uno de esos repatriados somalíes es Zeynab*, que
llegó a Bosaso (Somalia) con sus tres hijos. “Recuerdo
que estaba preparando el desayuno para mis hijos”,
dice. “Los disparos y las explosiones se intensificaron.
Los enfrentamientos habían llegado a nuestra puerta.No tuvimos otra opción que huir para ponernos a salvo.”
Los repatriados y los refugiados han llegado por mar
a los dos principales puertos somalíes de Berbera en
Somalilandia y Bosaso en Puntlandia. Las embarcacio-
nes arriban de día y de noche, a veces hasta con 1.000
personas a bordo.En ambos lugares, el CICR ha suministrado una
pequeña cantidad de alimentos y otros artículos esen-
ciales y los voluntarios de la Media Luna Roja Somalí se
turnaron día y noche para prestar primeros auxilios. Se
facilitaron llamadas gratis a todos los recién llegados
para que se pusieran en contacto con los familiares en
Yemen, Somalia o en otro país.
Zeynab, por ejemplo, perdió el contacto con su
marido en medio del caos. Al llegar a Bosaso, los vo-
luntarios de la Media Luna Roja Somalí los ayudaron
a ponerse nuevamente en contacto. “Estaba tan preo-
cupada”, dice Zeynab, que desde hacía más de un mes
no tenía noticias de él. “Cuando escuché su voz en el
teléfono, me sentí aliviada: estaba vivo.”
Se está dando la misma situación en Djibouti, que
limita al norte con Somalia y ha recibido tanto a refu-
giados de Yemen como a migrantes etíopes, muchos
de los cuales vivían en Yemen desde hacía años.
En los puertos de Djibouti y Obock, los principales
puntos de entrada al país, la Media Luna Roja de Djibouti
también ha facilitado llamadas gratuitas a las personas
que desean comunicarse con sus familiares y decirles:
“Estoy sano y salvo en Djibouti.” Desafortunadamente,
dada la situación actual en Yemen, los voluntarios y el
personal del CICR no pueden transmitir mensajes deCruz Roja en papel a las personas que viven en Yemen.
“En Somalia, el equipo del CICR no solo supervisó los
servicios de restablecimiento del contacto entre fami-
“Los disparos y
las explosiones se intensificaron. Los
enfrentamientos
habían llegado a
nuestra puerta.
No tuvimos otra
opción que huir para
ponernos a salvo.”
Zeynab, originaria de Somalia,partió a Yemen huyendo delconflicto y la pobreza, pero sevio forzada a regresar cuandoestalló la guerra en Yemen en2014.
El Cuerno de Áfricaafronta un nuevoproblemaEl Golfo de Adén es desde hacetiempo uno de los lugares másmortíferos del mundo para
los migrantes. Hoy el conflictoen Yemen ha invertidolos patrones migratoriostradicionales y planteanuevos retos humanitarios.
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liares (RCF), sino que también quiso ver si las personas
que llegaban desde Yemen tenían otras necesidades
que el CICR pudiera abordar o derivar a las organizacio-
nes competentes”, señala Ahmed Zaroug, coordinador
de protección que supervisa el programa de RCF en
Somalia.
“Si hay niños no acompañados, estos tienen ne-
cesidades específicas”, precisa. “Los menores llegan
traumatizados a causa de los terribles incidentes que han
presenciado, algunos están enfermos y otros heridos.”n
Rita Nyaga y Miraj Mohamud
Rita Nyaga es asistente en la unidad de seguridad económica de la
delegación del CICR en Somalia y está radicada en Nairobi.
Miraj Mohamud es asistente en comunicación de la delegación del CICR enSomalia y colaborador del blog Somalia del CICR (blogs.icrc.org/somalia).
*Amina y Zeynab pidieron que no se diera a conocer su apellido para
proteger su identidad.
Un fenómeno mundialDespués de haber sido abandonados en pleno mar de Andaman por traficantes de personas yhaber andado a la deriva durante tres meses con poca comida y agua, 561 migrantes de Bangladeshy Myanmar desembarcaron en una playa en Aceh (Indonesia) a fines de agosto. Socorridos por lospescadores locales, muchos casi sin fuerzas llegaron a duras penas a la orilla.
“La mayoría, incluso los niños, estaban muy mal”, dice Ahmad Yani, que trabaja en la sección
de Aceh del Norte de la Cruz Roja Indonesia. “Los problemas de salud que padecían iban desde ladeshidratación hasta el trauma psicológico.”Después de ayudar a los migrantes a trasladars e a un lugar más seguro, no lejos de la playa,
la Cruz Roja Indonesia ayudó a instalar un centro de salud en colaboración con una asociaciónlocal de médicos para prestarles servicios de primeros auxilios y de salud. Unos voluntarios dela Sociedad Nacional también instalaron una cocina de campaña, donde se sir ven comidas tresveces al día.
En el lapso de una semana, más de 1.800 migrantes llegaron a di ferentes puntos del litoraloriental de Sumatra y el gobierno local instaló seis centros de acogida. La Soc iedad Nacionaltambién distribuyó ropa, mantas y artículos para bebés, impartió sesiones de promoción de lahigiene y la salud y facilitó a los migrantes el envío de mensajes a los familiare s en su país deorigen.
Rutas peligrosasLas llegadas al este de Sumatra muestran lo peligrosas que son las rutas migratorias que la genteestá tomando en todo el mundo. En Asia sudoriental, muchas personas que huyen del conflicto,la opresión, la pobreza o las secuelas de un desastre natural se embarc an en dirección deAustralia e Indonesia. Barcos con cientos de migrantes a bordo son interceptados con frecuenciaen las aguas que rodean Malasia, Myanmar, Indonesia y Tailandia. Las rutas terrestres tambiénson peligrosas. En mayo de este año, las autoridades malasias descubri eron varias fosas comunesen los campings que supuestamente fueron utilizados p or traficantes de migrantes procedentesde Myanmar.
Uno de los pasos fronterizos marítimos más peligrosos es el Golfo de Adén, por el que desdehace tiempo cruzan personas procedentes del Cuerno de África. Hoy, la corriente migratoria seha invertido y las personas huyen de Yemen. Aunque no despiertan un gran interés mediático
mundial, los desastres que tienen lugar en el Golfo de Adén son frecuentes: en febrero de 2015, porejemplo, unas 35 personas desaparecieron al cruzar el mar en un pequeño barco pesquero. Segúnla Organización Internacional para las Migraciones, el cruce de África oriental es la segunda zona decruce fronterizo más mortal para los migrantes después del Mediterráneo.
J Obligada a regresar aSomalia debido a la escalada delconflicto en Yemen, Zeynab y sushijos reciben ayuda de la MediaLuna Roja Somalí.
Fotografía: Mohamud Miraj/CICRK Antes de que estallara elconflicto en Yemen, milesde migrantes, como estoshombres de Etiopía, caminaronpor esta desolada carreteraen Djibouti en dirección a laciudad portuaria de Obock paraembarcarse a Yemen.Fotografía: Reuters/Goran Tomasevic
Saná
Adén
Bosasso
Berbera
K Un hombre saca en brazos a una mujer enferma de un barco que llega al puerto de Bosaso, en laregión somalí de Puntlandia, en junio de 2015. Cientos de familias que huían de la violencia en Yemenviajaban a bordo. Fotografía: REUTERS/Abdiqani Hassa
DJIBOUTI
ETIOPÍA
ERITREA YEMEN
ARABIA SAUDITA
SOMALIA
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EN LA ISLA GRIEGA DE LESBOS, en un campa-mento improvisado cerca de un “primer centrode acogida”, donde los migrantes recién llegadosdeben registrarse ante las autoridades, cientos de fa-
milias esperan en alojamientos temporales básicos, a
menudo durante días.
Daod y su esposa Layla son dos de ellos y lo único
que los motivó para iniciar el peligroso viaje desde
Afganistán fue la vida de sus dos hijos.
“Queremos encontrar un lugar seguro donde criaruna familia”, dice Daod. “En Afganistán, ningún lugar es
seguro para nosotros; nunca se sabe si la próxima per-
sona que golpee a la puerta llevará un arma de fuego.”
La familia espera llegar a Alemania y solicitar el asilo.
“He escuchado que es un buen lugar para criar a los
hijos”, comenta Daod. “Pero estaremos felices en cual-
quier lugar que sea seguro y donde podamos estar
juntos.” Daod y su esposa no están solos en este senti-
miento de esperanza.
A la isla de Lesbos llegan a diario entre 1.500 y
2.000 personas. La Cruz Roja Helénica está prestando
asistencia en los primeros centros de acogida, pero
los recursos son escasos. El número de personas quedesembarca en Grecia ha seguido aumentando y se
calcula que solamente en las tres primeras semanas de
agosto han llegado más de 54.000 migrantes.
Para los que atraviesan rutas marítimas peligrosas orecorren a pie cientos de kilómetros para llegar a Europa,
su principal preocupación es encontrar la seguridad.
L Escapando del conflictoen Irak, Farah y sus padres sedirigieron a la isla griega de Kos
en agosto. Todos los días ibana esperar en la comisaría parasaber si se había completado elprocedimiento de registro demigración. Fotografía: Stephen Ryan/Federación Internacional “Lo importantees estar a salvo”
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En su “hogar” temporal, hecho con láminas de plás-
tico de un lado y un pequeño olivo del otro, así como
pedazos de cartón en el suelo, Mustafa relata el viaje
que hizo su familia. “Llegamos a Turquía en autobús
desde Afganistán. Estamos cansados, pero tenemos
que esperar aquí para registrarnos antes de poder ir
más lejos.”
No ha sido un viaje fácil. Mustafa cuenta que le daba
miedo cruzar el mar en la noche. “Había más de 50 per-sonas a bordo de la pequeña embarcación. Sabemos
que no es seguro, que la gente muere, pero no tene-
mos otra opción; no hay vuelta atrás.”
La Cruz Roja Helénica ha distribuido artículos de
socorro a 450 personas dos veces por semana en el pri-
mer centro de recepción. Fuera del centro, hay miles de
personas más que también necesitan ayuda.
Hoy, la mayor parte de los migrantes que llegan a
Europa entran por Grecia. Desde comienzos del año,
más de 160.000 personas han arribado al país, la gran
mayoría cruzando el mar Egeo a una de las muchas islas
cercanas a la costa turca.
La isla de Kos ha recibido muchísimos migrantes quese dirigen a Europa, ya que es uno de los lugares más
cercanos a Turquía. Todas las noches, cientos de per-
sonas suben a pequeños botes de caucho y cruzan el
mar en medio de la oscuridad. Como hay poco espacio
en las embarcaciones, llevan lo que pueden. Es un viaje
peligroso; muchas personas se han ahogado al intentar
llegar a Kos, incluso niños pequeños.
Dado el incremento del número de inmigrantes en
la isla los últimos meses, la sección de Kos de la Cruz
Roja Helénica ha hecho todo lo posible por prestar
asistencia utilizando recursos recaudados localmente
mientras llegaban los socorros de Atenas, adquiridosgracias al Fondo de Reserva para el Socorro en Casos
de Desastre de la Federación Internacional.
En el primer día de las distribuciones, unas 350
personas recibieron alimentos y artículos de higiene.
También se entregaron mantas y artículos para bebés.
“Estamos tratando de satisfacer las necesidades más
urgentes, pero no es suficiente. Urge recibir más
apoyo”, explica Irene Panagiopoulo, presidenta de la
sección de Kos.
Habib Jaami de Afganistán es uno de los migrantes
que están esperando en Kos. Cruzó el mar desde Tur-
quía, junto con su esposa y la familia de su primo, que
incluye cinco hijos. Las dos familias huyeron de Afga-
nistán después de recibir amenazas de muerte. “EnAfganistán era un conocido presentador de televisión,
pero entrevisté a las personas que no debía, y este es el
precio; huir para salvar mi vida”, dice Jaami. n
Stephen Ryan
Responsable de comunicación de la Federación Internacional
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¿Por qué emigran?Fotografías como esta, que muestra la destrucción de lo que antes fue un barrio muypoblado, da una respuesta rotunda a la pregunta: ¿por qué hay tanta gente que huye
de sus hogares en busca de seguridad? No es solo el número de conflictos lo que llevaa un aumento rápido de la migración, sino también la naturaleza de esos conflictos,que a menudo se libran en flagrante violación de las normas básicas del derechointernacional humanitario (DIH).
En virtud del DIH, por ejemplo, las poblaciones civiles no deben ser objetode ataques y los combatientes deben tomar medidas para no causar daños a lasestructuras civiles ni a los centros de salud ni a los sistemas de agua y saneamientoque sustentan la vida.
Sin embargo, el uso indiscriminado de armamento explosivo altamente letaldentro y alrededor de las zonas urbanas densamente pobladas, no solo se cobramiles de vidas, sino que también elimina cualquier posibilidad de habitación durantemuchos años.
La índole del conflicto“No tengo conocimiento de ningún estudio concluyente que demuestre que laspersonas huyen a raíz de violaciones específicas del DIH, pero lo que sí observamoses que la forma en que se está librando la guerra, en zonas densamente pobladas conarmamento de alta intensidad, es sin duda un factor que contribuye a los grandesdesplazamientos que presenciamos hoy en todo el mundo “, dice Pierre Gentile, jefede la Unidad de Protección del CICR.
El fenómeno actual de la migración también ha hecho resaltar las tensiones que
el conflicto en Siria ha generado para los países vecinos como Irak, Líbano y Turquía.El número de refugiados que vive ahora en Líbano —más de un millón de personas osea la quinta parte de la población del país—empequeñece el número de migrantesque buscan asilo en Europa.
“Estamos
tratando de
satisfacer las
necesidades más
urgentes, pero no es
suficiente. Urge recibir más apoyo.”Irene Panagiopoulo, presidenta de la sección deKos de la Cruz Roja Helénica
Kos
Lesbos
GRECIA
TURQUÍA
F o t o g r a f í a : S t e p h e n R y a n / F e d e r a c i ó n I n t e r n a c i o n a l
J Daod y Layla de Kabul
(Afganistán) cuentan que salieron
con sus dos hijos en un barco
desde Turquía hasta la isla griegade Lesbos en busca de un lugar
seguro para su familia. Fotografía:
Stephen Ryan/Federación Internacional
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Tan cerca y,
sin embargo,tan lejos
ENCLAVADA EN UNA FRANJA de tierra llanaentre escarpados acantilados y el mar Medi-terráneo, se encuentra la ciudad italiana deVentimiglia, a unos 30 kilómetros de la frontera con
Francia.
Esta ciudad y la Costa Azul, región ubicada justo del
otro lado de la frontera, atraen a miles de turistas por
sus pintorescos paisajes, sus playas, puertos y diversas
actividades recreativas.Sin embargo, en los últimos meses se ha vivido una
realidad muy distinta en este paraíso veraniego. Du-
rante el verano, más de 4.500 personas, procedentes
de Bangladesh, Eritrea, Etiopía, Libia, Malí, Pakistán,
Siria, Sudán y otros países, han ido a parar a Ventimi-
glia en un intento desesperado por cruzar la frontera
con Francia. Con pocas perspectivas de trabajo o de
residencia legal en Italia, estas personas esperan que
Francia les brinde un lugar digno para vivir.
Pero las posibilidades son muy remotas. Sin visa y
prácticamente con lo puesto, su única esperanza es
cruzar la frontera en tren, caminar a lo largo de las vías
férreas en la noche o recorrer peligrosos senderos ro-cosos a través de las montañas que bordean la costa,
todos patrullados por agentes fronterizos franceses.
Mohamed Omer, de 25 años procedente de Sudán,
se las arregló para atravesar la frontera y llegar a Niza,
donde fue detenido y pasó cuatro días en la cárcel
antes de ser devuelto a la frontera italiana.
“Voy a intentarlo de nuevo”, cuenta Mohamed, que
llegó de Egipto en una pequeña embarcación junto
con otras 500 personas hace apenas una semana. “Lo
intentaré cuantas veces sea necesario.” Al igual que
muchos de los que están aquí, este joven sudanés no
tiene un destino preciso. “Iré adonde sea”, dice. “Tra-bajaré en lo que sea para mantenerme, mejorar mi
situación y ayudar a mi gente.”
A lo largo del litoral mediterráneo, cercade la frontera entre Italia y Francia, van
llegando las personas que huyen delconflicto, la persecución y la pobreza. Unasección de la Cruz Roja Italiana afronta eldesafío que plantea esta situación.
C r e d i t
K Los migrantes acampadosen la frontera franco-italianapiden una solución humanitaria
y política a su difícil situación, junio de 2015. Fotografía: FiamettaCogliolo/Cruz Roja Italiana
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Una situación insostenibleLa zona fronteriza cerca de Ventimiglia ha sido durante
mucho tiempo un paso obligado hacia Francia para
los migrantes, pero este verano la situación se volvió
insostenible tras la llegada a varios puertos italianos
de numerosos barcos atestados de migrantes. Al saber
que era posible cruzar por este paso fronterizo, mu-
chos se subieron al primer tren que encontraron.
Sin embargo, en la frontera fueron detenidos porla policía francesa. Rápidamente cientos de migrantes
se hacinaron en el puerto cerca del puesto fronterizo.
Mientras tanto, otros varios centenares se habían insta-
lado temporalmente en la principal estación de trenes
de Ventimiglia.
Voluntarios de la sección de la Cruz Roja Italiana en
Ventimiglia y de la región costera de Liguria se suma-
ron a otros habitantes para proporcionar alimentos,
agua y otros socorros a los migrantes que se encontra-
ban en la estación y a los que acampaban cerca de la
frontera. Las autoridades locales pidieron a la sección
de Ventimiglia que diera refugio a los migrantes en un
edificio vacío adyacente a la estación de trenes.A fines de agosto, más de 4.300 personas se habían
alojado en el edificio y, en promedio, cada noche lle-
gaban 50 más. La sección de la Cruz Roja Italiana en
Ventimiglia sirvió desayuno, almuerzo y cena a unas
200 personas por día.
“El mayor problema que se nos presenta ahora es
que se acerca el invierno y no tenemos calefacción en
este alojamiento improvisado”, dice Paola Amato, pre-
sidenta de la sección. “En Liguria, llueve mucho, hace
frío y es una zona ventosa en invierno.”
Acción local y nacionalHa sido un reto enorme para la sección. Pero gracias alapoyo de los voluntarios que vienen de toda Italia para
trabajar en turnos de 12 días Amato confía en que la
sección podrá seguir ofreciendo en un futuro previsi-
ble servicios esenciales (visitas una vez por semana de
un asesor jurídico, posibilidad de hacer llamadas tele-
fónicas gratuitas a los familiares que han regresado a su
país y atención médica gratuita).
Personal enfermero y médicos voluntarios de va-
rias regiones de Italia atienden en todo momento a
los pacientes en un dispensario móvil de la Cruz Roja,
y un voluntario de habla árabe ofrece sus servicios
como traductor para los muchos arabohablantes del
campamento. “Al principio tuvimos muchos casos de
sarna”, explica Tommaso Croese, médico voluntario
en el refugio desde que se creó en junio. “Ahora solo
quedan unos pocos casos. Muchas personas sufren de
hipertensión, así como de abscesos, fiebre y tos, y hay
algunas mujeres embarazadas.”
La acción desplegada en Ventimiglia es tan solo un
ejemplo de la labor que lleva a cabo la Cruz Roja en favor
de los migrantes desde que pisan suelo italiano hasta en
los campamentos instalados en ciudades como Roma y
Milán, y en otras ciudades donde los migrantes perma-
necen temporalmente o tratan de asentarse.En puertos como Messina, Palermo y Catania, por
ejemplo, a la llegada de los barcos, los voluntarios de
la Cruz Roja proporcionan asistencia médica inmediata,
alimentos y alojamiento
o servicios de traducción.
En Roma y Milán, prestan
servicios de salud de emer-
gencia en las principales
estaciones de trenes y en
Roma, la Sociedad Nacional es-
tableció una “ciudad de tiendas
de campaña” para proporcionaralojamiento, alimentos y atención
médica para cientos de migrantes. Para
los migrantes o refugiados que desean
quedarse en Italia, la So-
ciedad Nacional les ofrece
diversos servicios a fin de
ayudarlos a integrarse en
la sociedad italiana.
Buscando solucionesEn Ventimiglia, las perso-
nas alojadas en el refugio
expresan su gratitud porla asistencia recibida. Mu-
chos han sobrevivido a
viajes angustiosos y no les
queda más que lo puesto.
A los 23 años, Osman
Ibrahim, procedente de
Sudán, llegó hace apenas una semana en un barco pro-
veniente de Egipto y no sabe a quién recurrir. Aunque
está agradecido por la ayuda de la Cruz Roja, anhela
una solución permanente a su difícil situación.
“No es la primera vez que la Cruz Roja me brinda
ayuda”, añade Ibrahim, que ya había recibido asisten-cia de la organización estando en un campamento de
refugiados en el oeste de Chad después de salir de
Sudán. “Le digo gracias a la Cruz Roja por los alimentos
y el alojamiento que me han dado, pero no es una so-
lución a mi problema.”
Para muchos de los migrantes que están aquí, la
solución no radica solamente en realizar el sueño de
conseguir una residencia legal y un trabajo en Eu-
ropa, sino también en que la comunidad internacional
preste más atención a los conflictos y otras crisis que
han causado este éxodo hacia Europa. También implica
encontrar alguna salida para los migrantes que están
atrapados en una de las fronteras europeas, sin poder
regresar a su patria, quedarse donde están ni poder
seguir adelante.
“Esto no es algo que decidimos hacer de la noche
a la mañana”, comenta Amir, de 23 años, procedente
de la región de Darfur (Sudán). Amir trabajó durante
tres años en Libia, donde fue encarcelado como mi-
grante indocumentado, con el fin de ahorrar dinero
para tomar un barco a Italia. “Hemos trabajado y su-
frido mucho para poder irnos. La guerra lo ha destruido
todo, no tenemos nada por lo que volver ni nada que
perder. Así que seguiremos intentándolo el tiempo que
sea necesario.”n
Malcolm Lucard
Redactor responsable de Cruz Roja Media Luna Roja
“La guerra lo ha
destruido todo, no
tenemos nada por lo que volver ni
nada que perder.
Así que seguiremos
intentándolo el
tiempo que sea
necesario.” Amir, de 23 años, procedentede Sudán
L Voluntarios y colaboradoresde la Cruz Roja acogen a más de570 migrantes que llegaron enun barco guardacostas italianoal puerto de Messina (Sicilia), en julio de 2015. Los voluntarios lesofrecieron algo de comer y bebery les prestaron otros serviciosesenciales como control de saludy apoyo psicológico.Fotografía: Carlos Spottorno/Panos
Ventimiglia
MessinaPalermo
Roma
Catania
ITALIA
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UN AUTOBÚS SE DETIENE frente al puesto de
inmigración de El Carmen, una pequeña y so-ñolienta localidad ubicada en la frontera entre
Guatemala y México. A juzgar por el tipo de camisetas
que llevan sus ocupantes, con logos del Real Madrid y
del Barcelona, podría pensarse que son hinchas de un
equipo de fútbol que van a ver un partido.
Nada más lejos de la verdad. La expresión de sus ros-
tros es de cansancio, fracaso y decepción.
El autobús ha sido contratado por la policía mexi-
cana para devolver a los migrantes guatemaltecos a su
país.Hoy, el autobús transporta a unas 40 personas a El
Carmen, donde la Cruz Roja Guatemalteca ha instalado
un dispositivo para recibir y atender a los migrantes y
donde Erik Adalberto García, trabajador de la Cruz Roja
Guatemalteca, los recibe y los informa de los servicios
que se prestan.
“En el centro de atención los migrantes pueden
comer y beber, descansar un poco, conseguir informa-
ción sobre cómo regresar a casa, hacer una llamada
gratis a sus familias y recibir atención psicológica”, les
explica García, de pie en el pasillo del autobús, mien-
tras les reparte folletos informativos.
“Algunos ni siquiera saben dónde están”, dice des-
pués García, “y tenemos que mostrarles dónde se
encuentran, dónde está El Carmen y cómo pueden re-
gresar a sus casas”.Entre 30 y 40 guatemaltecos llegan aquí cada día,
la mayoría son hombres adultos, entre 18 y 40 años,
aunque con frecuencia hay también mujeres y niños.
Una frontera olvidada
Mientras todo lo que sucede en la frontera entre EstadosUnidos y México capta con frecuencia una gran atención
mediática y política, muy poco se escucha o se conoce
de la terrible situación que viven las personas en lugares
como El Carmen, a unos mil kilómetros al sur.
“Llevaba viajando cuatro días cuando fui detenido
por la policía mexicana en Tabasco”, cuenta Wilmer, un
electricista de 30 años que una vez logró llegar a Esta-
dos Unidos.
En el puesto de la Cruz Roja Guatemalteca en la
frontera de El Carmen, Wilmer recibió agua, comida
e información sobre la ruta para llegar a casa sano y
salvo. También se le facilitó un teléfono para llamar a
su casa.
“Pude hablar con mi madre. Se emocionó mucho
porque había estado muy preocupada por mí todos
estos días. Lloraba, y le dije que estaría pronto en casa,
hoy o mañana a más tardar.”
El relato de Wilmer es uno de los muchos que pue-
den oírse a diario en el puesto de migrantes de la Cruz
Roja Guatemalteca, explica la psicóloga del centro,
Carlily Aguilar. “Cuando son detenidos por la policía
mexicana, tienen que permanecer varios días en la
cárcel hasta que son trasladados aquí. El Carmen es
el principal punto de llegada para los migrantes re-
patriados”, explica Aguilar. Según la psicóloga, losproblemas más comunes entre los migrantes son los
efectos psicológicos de la dura experiencia vivida y la
malnutrición.
L Migrantes guatemaltecos
cruzan el río Suchiate, situadoentre Guatemala y México, ensu camino a los Estados Unidos;Erik Adalberto García, de laCruz Roja Guatemalteca, da labienvenida a los migrantes quehan sido devueltos a Guatemalapor la policía mexicana; unmigrante repatriado hablandocon su familia gracias a unteléfono facilitado por la CruzRoja Guatemalteca. Fotografías:Vladimir Rodas/Federación Internacional
La frontera
de lossueños rotosDevueltos a Guatemala tras ser detenidospor la policía en México, los migrantesguatemaltecos llegan a la frontera apenascon lo puesto. La Cruz Roja Guatemaltecahace todo lo posible por que su regreso a casasea menos doloroso.
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A veces también son víctimas de agresiones físicas
y hasta sexuales. En estos casos, los migrantes confrecuencia tienen miedo o vergüenza de hablar de
lo sucedido, sobre todo los hombres, y por eso es
tan importante la atención psicológica que dispensa
Carlily.
Los servicios ofrecidos en El Carmen son tan solo un
aspecto del proyecto sobre migración que la Cruz Roja
Guatemalteca realiza desde 2012 en cuatro distritos del
departamento de San Marcos, en la frontera con el es-
tado mexicano de Chiapas.
El proyecto también comprende servicios de higiene
(como duchas), atención médica en los dispensarios de
los lugares por donde suelen pasar los migrantes, servi-
cios de ambulancia llegado el caso, apoyo psicosocial y
otros programas destinados a ayudar al migrante que
regresa a pie a su ciudad de origen.
Una tragedia frecuenteCuando los migrantes son devueltos a su país, a me-
nudo han perdido también mucho dinero. “No solo es
un viaje muy peligroso, sino también muy caro y con
mucha frecuencia los estafan”, explica Héctor López,
coordinador del Programa de Migración de la Cruz Roja
Guatemalteca.
“Si los migrantes van por su cuenta, tienen que
pagar los billetes de autobús y de tren antes de llegara la capital y de ahí dirigirse a la frontera con Estados
Unidos”, asegura López. “Si van con el coyote, tienen
que pagarle a él varios cientos de dólares. Incluso, se
dice que hay coyotes
que por 5.000 dólares,
te aseguran llegar a Es-
tados Unidos. De ahí que
la migración se haya con-
vertido en un negocio
sumamente lucrativo”, argu-
menta López.
Por otro lado, están las ban-das criminales que persiguen a los
migrantes para robarles e incluso se-
cuestrarlos y luego pedir un rescate por
ellos a sus familias que difícilmente pue-
den pagar, apunta García.
Aguilar dice que una migrante guatemalteca le
contó una vez cómo una de estas bandas había tirado
a una migrante hondureña a las vías del tren mientras
éste estaba en marcha por haberse negado a pagar un
precio muy elevado por seguir el viaje. La migrante
murió brutalmente, atropellada por los vagones.
“Estaba horrorizada cuando me contó esta historia”,
recuerda Aguilar. “Me aseguró que después de haberpresenciado esa escena, jamás intentaría llegar a Esta-
dos Unidos”.
Aguilar es también la psicóloga de la Casa del Mi-
grante, el centro de atención a los migrantes en el
municipio de Ayutla, en Tecún Umán, unos 30 kilóme-
tros al sur de El Carmen. La Casa del Migrante pertenece
a la Pastoral de Movilidad Humana de la Iglesia Cató-
lica, que trabaja en coordinación con el Programa de
Migración de la Cruz Roja Guatemalteca.
Escenas de desesperación
Ayutla, separada de México por el río Suchiate, esuna localidad donde hay un ir y venir constante de
comerciantes de todo tipo de productos y en menor
medida de migrantes, que cruzan a México en em-
barcaciones hechas con neumáticos de camión y
madera. Sus propietarios cobran a los migrantes unos
10 quetzales (un dólar y medio) por llevar los hasta el
otro lado.
A 300 metros del río se encuentra la Casa del Mi-
grante, que abrió en 2011. Al igual que en El Carmen, la
mayoría de las personas que llegan están regresando
a Guatemala. “En ella el migrante puede permanecer
hasta tres días para recuperarse antes de regresar a su
hogar”, explica Aguilar. En muchos casos, reciben tam-
bién atención médica en el dispensario de la Cruz Roja
Guatemalteca en Ayutla, que abrió sus puertas a finales
de 2012.
Para muchos migrantes que llegan a los centros de
Ayutla y El Carmen, estos gestos los ayudan a aliviar
su desesperación. Auri, de 22 años, bebe un poco de
agua en el centro de El Carmen. Fue detenida mientras
viajaba con su hermano a Cancún, donde tienen unos
primos que emigraron hace unos años y les ha ido bien.
“No lo logramos y hemos perdido todo, los 1.200 pesos
[unos 200 dólares] que nos costó a cada uno el viaje
hasta Cancún”, dice suspirando. n
Manuel Ruiz Rico
Periodista independiente radicado en Bruselas (Bélgica)
“Pude hablar con mi
madre. Se emocionó
mucho porque
había estado muy
preocupada por mí
todos estos días.
Lloraba, y le dije que
estaría pronto en
casa, hoy o mañana
a más tardar.”Wilmer, electricista de 30 años,fue repatriado a Guatemaladesde México tras intentarentrar a Estados Unidos
El Carmen
MÉXICO
ESTADOS UNIDOS
GUATEMALA
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Crónica fotográfica
Las imágenes impactantes de migrantes que se ahogaron en el mar, que pasan por encima de las alambradas o que tocan
tierra después de un naufragio han hecho que, en el último año, en Europa se tomara conciencia de la crisis migratoria
actual. Las fotografías de Aylan Kurdi, el niño que apareció muerto en la costa de Turquía, fueron quizás las que más
conmovieron. Pero los migrantes que se embarcan en viajes peligrosos por océanos, desiertos y fronteras fuertemente
vigiladas y zonas controladas por bandas o grupos armados rivales viven otras peripecias igualmente trágicas. Esta
colección de fotografías de África, América y Asia, muestra parte de la historia de la migración que ha despertado menos
interés que la crisis en el Mediterráneo.
K Un migrante corre para coger un tren en Chacamax, en el estado mexicano de Chiapas, en junio de 2015. Cientos de migrantes centroamericanosatraviesan México en su camino a los Estados Unidos, durante el cual sufren muchas dificultades y peligros. Fotografía: AFP/Alfredo Estrella
Un gran éxodo
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I En muchas partes del mundo,los barcos que transportanmigrantes a menudo cubrendistancias mucho mayores quelos que cruzan el Mediterráneo.Este barco atestado de migrantesprocedentes de Bangladesh y
Myanmar, anduvo a la deriva enel océano Índico durante más de30 días hasta que fue rescatadofrente a las costas de Indonesia enmayo. Fotografía: AFP/Marco Longari
L Los migrantes a menudoafrontan la hostilidad, el miedo,el resentimiento y la xenofobia ensus comunidades adoptivas. En la
fotografía, una persona manifiestacontra los migrantes en el distritode Jeppestown de Johannesburgo(Sudáfrica), en abril de 2015.Fotografía: AFP/Marco Longar
J El Hadji Khoury Diop, presidentede la asociación de migrantesrepatriados en situación irregular yfamilias afectadas, de Thiaroye-sur-mer, una comunidad costera en lasafueras de Dakar (Senegal). Muchaspersonas realizan el peligroso viajeen pleno océano desde Senegal aEuropa en barcazas como estas.Diop perdió a ocho miembros de su
familia intentando llegar a España.Fotografía: Moustapha Diallo/Federación
Internacional
K Migrantes africanos jueganal fútbol con voluntarios de laMedia Luna Roja Tunecina frentea una antigua granja de pollos,recientemente convertida endormitorio. Los voluntarios de laMedia Luna Roja Tunecina prestandiversos servicios a los migrantesrescatados de los buques que
naufragaron. También se hanocupado de enterrar los restosde personas que han muertoahogadas en su intento por llegara Europa. Fotografía: Tatu Blomqvist/Cruz Roja Finlandesa
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Incluso para los que logran llegar a un país de destino queno tiene problemas económicos, su odisea no ha terminado.Viviendo en las sombras de una sociedad opulenta, losmigrantes y refugiados en Noruega luchan por sobrevivir.
UN HOMBRE ALTO de mediana edad llamado
Fernando, originario de Guinea-Bissau, enÁfrica Occidental, se queda a pasar la noche
en el centro para migrantes, con capacidad para 50
camas, a cargo de la Cruz Roja Noruega en Oslo. Fer-
nando acaba de llegar de España, donde hizo trabajos
de construcción, mientras que su esposa, doctora en
medicina, trabajó en un hospital local.
En 2008, cuando se produjo la crisis financiera mun-
dial, su esposa perdió el trabajo y en la construcción
disminuyó el empleo, cuenta. Finalmente, este año,
decidió dejar España e irse a Noruega.
“No hay trabajo en España”, dice, alternando espa-
ñol, portugués y francés. “Estoy buscando trabajo, pero
he oído que la cosa es muy difícil aquí. Y no hablo ni
una palabra de noruego.”
Fernando, que no quiso dar su apellido, forma
parte de un subconjunto cada vez más grande de la
población migrante en este país constituido por los
que han vivido en Grecia, Italia, Portugal o España
pero que se han aventurado a buscar otros caminos
dado que la vida en esos países se hizo cada vez más
cuesta arriba.
Al llegar a Noruega, muchos se dan cuenta de que
sus perspectivas no son mucho mejores. Sin conocer el
idioma y sin residencia oficial, ni el número de identifi-
cación nacional que la acompaña, encontrar un trabajoes extremadamente difícil.
Entre los que se alojan en el centro para migrantes
también hay personas que huyen de conflictos o per-
secuciones y tienen la posibilidad de solicitar asilo.
Muchos otros tienen residencia legal en uno de los 26países europeos que forman parte del Convenio de
Schengen, lo que significa que pueden entrar y per-
manecer legalmente en Noruega, pero su acceso a los
servicios públicos y el mercado de trabajo está restrin-
gido.
Mundos paralelosResulta paradójico para muchos que llegan a Noruega,
un país conocido por tener una postura generosa con
respecto a cuestiones de derecho internacional huma-
nitario y de derechos humanos, y por el bienestar social
de sus ciudadanos.
“La sociedad del bienestar noruega es muy buena”,
dice Ulf Rikter-Svendsen, director de programas de in-
clusión social de la Cruz Roja Noruega. “Pero si no eres
parte del sistema, porque eres un migrante indocu-
mentado, el panorama es muy distinto.”
Dado que la economía noruega está muy regulada,
todo, desde la asistencia sanitaria básica hasta emitir
una receta, alquilar un apartamento, abrir una cuenta
bancaria, obtener una licencia de conducir e incluso
inscribirse en un gimnasio, depende de un número de
identidad nacional válido.
La economía fuerte, por su parte, impulsada por los
ingresos procedentes de las reservas nacionales de pe-tróleo, ha permitido que los noruegos tengan un nivel
de vida alto. Pero también contribuye a la carestía de
los bienes básicos.
“La sociedad del
bienestar noruega
es muy buena….
Pero si no eres parte
del sistema, porque
eres un migrante
indocumentado, el
panorama es muy
distinto.”
Ulf Rikter-Svendsen, jefe deprogramas de inclusión socialde la Cruz Roja Noruega
En los
márgenesde la sociedad
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Así pues, muchos migrantes malviven en un mundo
paralelo: durmiendo en las calles, tranvías, trenes,autobuses y transbordadores o pasando la noche en
algún albergue mientras buscan trabajo o un lugar
para vivir.
Durante la última década, como la migración ha au-
mentado, la Cruz Roja Noruega ha ofrecido cada vez
más servicios a las personas vulnerables que se mue-
ven en los márgenes de una sociedad que fuera de esto
es opulenta.
Junto con una organización benéfica local muy co-
nocida, Church City Mission, la Sociedad Nacional ha
abierto en Oslo dos centros de acogida para pasar la
noche, uno para hombres y otro de 50 camas para
mujeres, y ofrece una amplia gama de programas para
ayudar a los migrantes y refugiados. En 2009, por ejem-
plo, abrió un dispensario de salud específicamente
para migrantes y solicitantes de asilo.
Hoy ese dispensario es un centro de salud multidisci-
plinario administrado con la ayuda de 150 voluntarios,
entre ellos médicos, personal enfermero, especialistas,
psicólogos, fisioterapeutas, técnicos en ciencias bio-
lógicas, trabajadores sociales, intérpretes y personas
encargadas de recibir a los usuarios en la sala de es-
pera.
El sistema de salud de Noruega ofrece servicios mé-
dicos a los niños migrantes indocumentados y a losadultos en caso de problemas urgentes considerados
agudos. Sin embargo, el problema es que los migrantes
no siempre saben cuándo van al hospital, si su enfer-
medad se considera aguda o a cuánto ascenderá la
factura.Además, muchos migrantes indocumentados no
quieren ir al hospital por temor a ser detectados.
“Adondequiera que vayas te dicen ‘eres ilegal, eres
ilegal’ –repite Yeshi, una mujer etíope que vive en No-
ruega desde hace 8 años y ha vuelto a presentar su
solicitud de asilo que le han denegado hasta ahora–.
“No tengo donde vivir y para comer tengo que men-
digar; para dormir tengo que mendigar. Esto es lo que
nos toca enfrentar.”
Debido a las tensiones que muchos migrantes y so-
licitantes de asilo deben enfrentar, el centro de salud
de la Cruz Roja busca ofrecerles un ambiente acogedor
y les asegura una estricta confidencialidad. “Cuando
vengo aquí me siento bien y he recibido una buena
ayuda”, asegura Yeshi, que se ha convertido, a su vez,
en voluntaria y se encarga de preparar la cena para los
trabajadores de salud todos los martes por la noche.
Adaptándose al sistemaEs importante que personas como Yeshi se sientan
cómodas, dice Merethe Taksdal, una enfermera que
ayudó a fundar el centro y que propone sus servicios
como voluntaria por lo menos una vez al mes. “El
problema es que la gente no pide ayuda hasta tener
problemas graves, cuando se puede ganar mucho ayu-dándoles en una etapa precoz”, comenta.
Muchas de las dolencias que detecta entre los
pacientes están relacionadas con el estrés, dice. “Pa-
L En las noches frías, el número
de personas que espera fuera delalbergue de la Cruz Roja Noruegapara pasar la noche a vecessupera al número de camasdisponibles. Una voluntariahabla con una mujer que esperaentrar. Fotografía: Benjamin A. Ward/Cruz Roja Noruega
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decen insomnio. Están preocupados. De estos jóvenes
afganos e iraquíes, por ejemplo, sus familias esperan
tanto y ellos, a su vez, tenían tantas expectativas: que
vendrían aquí a aprender algo, capacitarse, poder
ayudar a la familia. Y luego se encuentran en una es-
pecie de limbo.”
Muchos acuden al dispensario porque trabajan
largas horas en empresas que no respetan las re-
glamentaciones y utilizan productos químicos delimpieza tóxicos sin la protección necesaria o levan-
tan objetos pesados, sin alimentarse ni dormir como
corresponde.
“Algunos de los problemas de salud también se
deben a las condiciones de vida inadecuadas e inesta-
bles”, observa Linnea Näsholm, una trabajadora social
que coordina los servicios de salud mental en el centro.
“Otros sufren de afecciones a la piel, ya que compar-
ten un apartamento con 15 personas y el acceso a una
buena higiene es limitado.”
Perder esperanzaJames es un hombre de voz suave y casi treinta añosque llegó por primera vez al dispensario en 2009 por
un dolor de espalda que le surgió trabajando en una fá-
brica de envasado de pescado en el norte de Noruega.
Después de huir de Jonglei, entonces parte de Sudán,
rumbo al campamento de refugiados de Kakuma en
Kenia en 2005, este solicitante de asilo cuenta que llegó
a Noruega, donde se le dijo que tendría una mejor
oportunidad de que se le reconociera oficialmente
como refugiado.
“Era tan diferente”, recuerda. “Hacía mucho frío
y había sólo una o dos horas de luz al día. En África,
siempre había 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad.”Entonces empezó a tener problemas en la espalda.
“No sabía cómo levantar objetos pesados correcta-
mente, así que tuve un montón de dolores”, cuenta
James, que se había dirigido a Oslo en busca de otro
trabajo. “Entonces supe de este dispensario y me ayu-
daron. Me sigue doliendo pero no tanto como antes.”
Ahora James, al igual que muchos otros solicitantes
de asilo, acude al centro de salud para otro tipo de
apoyo, una depresión que se ha instalado a causa de su
futuro incierto. James dice que ha apelado el segundo
rechazo de su solicitud de asilo, pero uno de los pro-
blemas es que no tiene ningún tipo de identificación
u otro documento que le permita demostrar que es
de Sudán del Sur, un país independiente desde 2011.
“A estas alturas, quiero volver a casa, pero no puedo
porque no tengo la identificación apropiada para las
autoridades de Sudán del Sur.”
Mientras tanto, en Noruega, no puede abrir una
cuenta bancaria ni estudiar ni conseguir un trabajo
ni alquilar un apartamento. “Vivo al día porque no
puedo planear nada y no sé dónde estaré mañana” ,
dice James, que se queda en casa de amigos o duerme
fuera y trabaja como voluntario en una iglesia local
para mantenerse ocupado. “Estoy perdiendo las espe-
ranzas”, dice.Este tipo de depresión es común entre los refugia-
dos, dice Nasholm. “Es totalmente normal reaccionar
como lo hacen”, asegura. “Están preocupados y mu- F o t o g r a f í a : T h e a R a b
e / C r u z R o j a N o r u e g a
F
o t o g r a f í a : T h e a R a b e / C r u z R o j a N o r u e g a
F o t o g r a f í a : T h e a R a b e / C r u z R o j a N o r u e g a
F o t o g r a f í a : B e n j a m i n A . W
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r u z R o j a N o r u e g a
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chos también sienten que son una carga para sus
familiares y amigos. Siempre dependen de los demás
y tienen que trasladarse constantemente de un lugar
a otro.”
“Así que organizamos muchas conversaciones de
apoyo”, afirma, y añade que a los casos más graves el
centro los deriva a los psicólogos locales apoyados por
el gobierno. Pero el sistema que ofrece ayuda psicoló-
gica y psiquiátrica acepta muy pocos pacientes, ya seapor la situación jurídica del paciente o porque los pa-
cientes viven situaciones demasiado inestables como
para que la terapia sea eficaz.
La integraciónIncluso para los que han obtenido la residencia como
refugiados, la integración en Noruega no necesaria-
mente es fácil. Aquí, los refugiados que tienen el asilo
deben vivir en municipios asignados específicamente
en varias partes de Noruega. Hasta entonces, esperan
en instalaciones temporales, denominadas centros de
acogida, por lo general entre 9 y 12 meses.
La Cruz Roja Noruega ofrece servicios y activida-des en muchos de los centros de acogida y continúan
llegando de diversas maneras a los refugiados una
vez que se establecieron en sus nuevas comunida-
des. Por ejemplo, en la mayoría de las secciones de
la Cruz Roja, se dan cursos de idioma y hay ”guías de
refugiados” voluntarios que forman parejas con los re-
fugiados para celebrar encuentros semanales en los
que pueden conversar, practicar el noruego y hablar
sobre las instituciones, la cultura y la vida cotidiana
del país.
Kaysa Amundsen, una guía de refugiados volun-
taria residente en Bergen, en el oeste de Noruega,afirma que los voluntarios a menudo transforman la
asistencia en una amistad duradera. En Bergen tienen
incluso un grupo de senderismo de refugiados y guías
de refugiados. “Un fin de semana al año, hacemos una
excursión al Galdhøpiggen, la montaña más alta de
Noruega”, dice Amundsen. “El viaje es gratuito, pero
los migrantes tienen que asistir a las sesiones de en-
trenamiento.”
¿Por qué ir de excursión? «Es una forma agradable
y natural de conocerse”, apunta. “Y, en general, a los
noruegos les gusta caminar, así que eso ayuda a los re-
fugiados a integrarse. Bromeamos diciendo que para
buscarse un trabajo se necesitan diplomas, pero si
dices que has estado en el Galdhøpiggen, seguro que
te van a contratar.”
La Sociedad Nacional también presta algunos ser-
vicios específicos para las mujeres, que enfrentan
dificultades especiales en su país de adopción. Uno de
esos servicios es el Stella Café, un centro de recursos
para tratar de entrar en el mercado laboral. Unos 170
voluntarios ofrecen unas 90 horas de actividades por
semana, desde yoga y clases de inglés hasta sesiones
de entrenamiento personal. También hay una pequeña
barra de café en la que se reúnen todos los días cerca
de 40 mujeres procedentes de lugares tan lejanoscomo Irak, Polonia, Rusia, Somalia y Ucrania.
Muchas de estas mujeres eran en sus países de ori-
gen profesionales muy bien preparadas. En Oslo han
empezado de cero. Muchas han perdido parte de su
autoestima en la transición hacia una nueva cultura y
economía, comenta la coordinadora del café Marianne
Bockelie, que agrega que uno de los objetivos
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