Revista 2008

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ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA DE COLOMBIA Edición 208 208 PUBLICACIÓN MILITAR ESPECIALIZADA DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA DE COLOMBIA · VOL LXXVIII · EDICIÓN 208 2008 Diciembre 2008 ISSN 0120-0631 Diciembre a transformación de los ejércitos

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PUBLICACIÓN MILITAR ESPECIALIZADA DE LA ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA DE COLOMBIA · VOL LXXVIII · EDICIÓN 208

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Legitimidad: deber ser de lossoldados de tierra, mar y aire General Freddy Padilla De León Comandante General de las Fuerzas Militares

C o n t e n i d oDIRECCIÓNVicealmirante Edgar Augusto Cely Núñez

SUBDIRECCIÓNBrigadier General

Luis Alejandro Parra Rivera

DIRECCIÓN EDITORIALMayor Jhasmin Mora Cuellar

CONSEJO EDITORIALContralmirante Jesús Bejarano Marín

General Álvaro Valencia TovarGeneral Fabio Zapata Vargas

Mayor General José Roberto Ibáñez SánchezVicealmirante José Ignacio Rozo Carvajal

Brigadier General Adolfo Clavijo ArdilaMayor Humberto Aparicio Navia

PERIODISTAPaola Consuelo Ladino Marín

CIRCULACIÓN / SUSCRIPCIONESIntendente Jefe Everardo Tabares Cardona

Adriana Suárez Rodríguez

DISEÑOStrategy Ltda

Tel (1) 335 0778 · 571 0350

CORRECCIÓN DE ESTILOBlanca Marlene Huertas Acero

Constanza Naranjo

PRODUCCIÓNLegis

Información & Soluciones

CANJE Y SUSCRIPCIONESRevista Fuerzas Armadas

Carrera 11 No. 102-50 Of. 117Telefax: 620 6536

E-mail: [email protected]

Edición208

La Revista Fuerzas Armadas es el medio de difusión del pensamiento militar y civil sobre aquellos aspectos que de una u otra forma tienen relación con la Seguridad y la Defensa Nacionales. Las ideas o tesis expuestas son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de los altos mandos militares.

Se permite la reproducción de los artículos dándole el crédito a la Revista Fuerzas Armadas. Carrera 11 No. 102-50. Escuela Superior de Guerra. Of. 117. Telefax: 620 6536, Teléfono: 620 4066 Extensiones 1003-1004, Bogotá, D.C. Colombia, Suramérica.

04EditorialVicealmirante Edgar Augusto Cely Núñez Director Escuela Superior de Guerra

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Bases fundamentales para la transformación de los ejércitosGeneral Mario Montoya UribeEx-Comandante Ejército Nacional

18La transformación militar: el futuro de las Fuerzas Militares colombianasArmando Borrero Mansilla Ex-Consejero Presidencial para la Defensa y Seguridad Nacional

22Transformación de la Policía Nacional de los colombianos.Avanzando hacia la consolidación de la convivencia y la seguridad ciudadanaCoronel Edgar Sánchez MoralesJefe Oficina de Planeación Dirección General Policía Nacional

32Un modelo de educación de la Fuerza Pública en ColombiaAnnabella Mariano Domínguez Asesora Académica - Armada Nacional de Colombia

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Gobierno, seguridad y desarrollo Capitán de la Reserva, Gerardo Domínguez GiraldoJefe de Planeación Ministerio de Transporte

44La Política de Seguridad y Defensa. Una política contundente para construir la pazVicente Torrijos R.Profesor Titular de Ciencia Política y Relaciones Internacionales Universidad del Rosario

50El ejercicio ético de la profesión militar desde una perspectiva de seguridad y defensaPbro. Dr. Jorge Orlando Contreras Sarmiento Vicario Judicial del Obispado Castrense de Colombia. Capellán y docente de la Escuela Superior de Guerra

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Una opinión sobre la diplomacia Ana María López Ayala Vicepresidente de operaciones Cosacol

64Liderazgo medianteel método socráticoMayor USAF Aaron A. Tucker

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Editorial Vicealmirante Edgar Augusto Cely Núñez

Director Escuela Superior de Guerra

“El fin del mundo bipolar ha significado re-planteamientos en las concepciones mismas de la defensa y la seguridad en el mundo, en el diseño de las alianzas y en la transformación de las necesidades ante la aparición de amena-zas nuevas”.

La transformación militar

Las transformaciones militares están en las agendas estatales desde el fin de la Guerra Fría. Cierto es que desde antes se veían venir los cambios por cuenta de la aplicación creciente de ciencia y tecnología a los equipos y a las formas organiza-cionales militares. Pero el fin del mundo bipolar ha significado replanteamientos en las concepciones mismas de la defensa y la seguridad en el mundo, en el diseño de las alianzas y en la transformación de las necesidades ante la aparición de amena-zas nuevas. De la misma manera que la productividad creciente del trabajo impone una lógica de aumento proporcional del ca-pital y disminución del volumen de mano de obra pero con cali-ficación alta de ésta, en el mundo de lo militar se enfrenta idén-tica necesidad: más y mejores equipos y menos pero mejores soldados. Atrás quedó la era de los ejércitos del industrialismo inicial, los surgidos de movilizaciones masivas, ejércitos de mul-titudes que imponían un costo social gravoso para los pueblos. Hoy la tecnología compensa el número y las necesidades de defensa, obligando a pensar en instrumentos flexibles, sofisti-cados, capaces de enfrentar diferentes tipos de amenazas y de operar en ambientes operacionales cambiantes, ya sea para hacer la guerra o para imponer y mantener la paz.

“En las guerras del Medio Oriente se vio cómo los soldados salidos de sociedades equitativas y solidarias, con una adecuada capacitación, conscientes de su participa-ción y de su aporte en la defensa, lo hicie-ron mejor en inferioridad de número, que las montoneras llevadas sin calificación al combate”.

“El reto colombiano es mejorar su defensa y seguridad en los nuevos escenarios tanto externos como in-ternos y, simultáneamente, asegu-rar la superación de los antiguos”.

Ha cambiado también el soldado. Ahora el mejor es el más educado y no sólo por la complejidad de las armas y los sistemas que maneja, sino por la calidad de las motivaciones que lo llevan a tomar la decisión de combatir. En las guerras del Medio Oriente se vio cómo los soldados salidos de sociedades equitativas y solidarias, con una adecuada capacitación, conscien-tes de su participación y de su aporte en la defensa, lo hicieron mejor en inferioridad de número, que las montoneras llevadas sin calificación al combate. En las Fuerzas del primer mundo se hizo evidente que el entrenamiento de un soldado moderno es tan com-plejo, que los sistemas de servicio militar impedían contar con combatientes aptos en los períodos del servicio y que se hacía necesaria la profesionalización de las tropas. Con la proscripción de la guerra como medio de resolver disputas, apareció la acción multi-lateral para impedirla y para preservar la paz. Con las llamadas “nuevas amenazas”, los militares entraron en problemas de seguridad inéditos exigiendo tareas tan novedosas y variadas como las amenazas mis-mas. En fin, el mundo se transformó y adquirió diná-micas impensadas una generación antes.

Una de las primeras consecuencias de los escenarios nuevos, fue la reducción del tamaño de las Fuerzas Armadas de las grandes potencias. Reducción com-pensada por la potencia de fuego, la precisión de las armas y la capacidad de movilidad de las Fuerzas. Otra, salida ésta de la complejidad técnica, es la in-troducción de formas de democracia decisional en la otrora rígida estructura militar, causadas por la nece-sidad de contar con equipos humanos de analistas, de expertos en sistemas informáticos y en matemá-ticas aplicadas, de ingenieros en materias variadas,

de científicos sociales y psicólogos, y en fin, de toda clase de especialistas ocupados de buena parte de los procesos de toma de de-cisiones que antes era competencia exclusi-va de los comandantes, compelidos a hacerlo sobre la base de sus intuiciones y de los li-mitados datos disponibles, típicos de épocas pasadas.

En este panorama, Colombia pasa por una si-tuación especial. Un conflicto viejo la obliga a permanecer en estadios que otros superaron. Volcados a la tarea de pacificar la sociedad, los militares colombianos deben conservar for-mas de ocupación del territorio y despliegues dispersos que ya no son corrientes allí donde la modernización militar implicó concentracio-nes de un nuevo tipo. Debe asegurar con un tamaño grande el control de territorio y su po-blación. Sin embargo, la transformación mili-tar debe pensarse desde ahora y establecer por anticipado las contingencias y peligros de

la transición, en una situación de post-conflic-to. El reto colombiano es mejorar su defensa y seguridad en los nuevos escenarios tanto ex-ternos como internos y, simultáneamente, ase-gurar la superación de los antiguos. Los crite-rios colombianos deben ser los de un proceso reflexivo y prudente, que tenga en cuenta los peligros que se corren en una primera etapa de paz. Que prime una escuela realista sobre imitaciones sin crítica. En suma, con previsión y con criterios propios

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Legitimidad: deber ser de

los soldados de tierra, mar y aire

General Freddy Padilla De LeónComandante General Fuerzas Militares

“Hoy, cuando la legitimidad es el centro de gravedad estratégico de las Fuerzas Militares, es imperativo interiorizar y fortalecer el concepto del respeto a la dignidad humana, el respeto a los Derechos Huma-nos y al Derecho Internacional Humanitario”.

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Vicente Torrijos Rivera. Politólogo, doctor en Relaciones Internacionales, profesor de Ciencia Política y Director del Labo-ratorio de Transformación de Conflictos en la Universidad del Rosario. Catedrático de Paz y Conflictos de la Universitat Oberta de Catalunya y Miembro del Consejo Asesor de la Revista Internacional de Conflictología de Barcelona (España). Consejero de Paz del Departamento del Caquetá; miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Económica de amigos del País; del Instituto de Estudios para la Democracia y el Desarrollo, y del Consejo Nacional de Acreditación Académica de Colombia.C

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General Freddy Padilla De León. Comandante General de las Fuerzas Militares. Especialista en Inteligencia Estratégica del Defense Intelligent Analisis Center de Washington. Profesor Academia de Guerra - Ejército de Chile (1999) y egresado del curso avanzado de ingenieros, Fort Belvoir, Virginia (E.U), entre otras especializaciones de instituciones americanas. Ingeniero industrial y magíster en Estudios Políticos (Universidad Javeriana). Condecorado con la Orden de Boyacá - grados de Gran Oficial y Gran Cruz; Orden de la Democracia, grado de Gran Cruz Oficial, Cámara de Representantes; Orden al Mérito Militar José María Córdova, entre muchas otras distinciones de los Gobiernos de Brasil, Chile, Ecuador y Venezuela.

Soldados de tierra, mar y aire de Colombia…

Los momentos difíciles que depare la his-toria de nuestra Patria, e incluso los avata-res que afecten a las Fuerzas, han de ser enfrentados con firmeza, honor, transpa-rencia, dedicación y compromiso.

Por principio, la legitimidad –que se opo-ne a la utilización de cualquier forma de violencia en cumplimiento de la misión constitucional– representa la razón de ser de la autoridad que delega el Estado en sus Fuerzas Armadas.

Hoy, cuando la legitimidad es el centro de gravedad estratégico de las Fuerzas Mi-litares, es imperativo interiorizar y forta-lecer el concepto del respeto a la digni-dad humana, el respeto a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Hu-manitario.

El respeto a la dignidad humana es y debe ser característica cotidiana en todas las actuaciones de los soldados. No po-dría aceptarse de otro modo.

Sin lugar a dudas, los esfuerzos, sacrifi-cios, dedicación, patriotismo y valor que los soldados e infantes de marina realizan cada día, para garantizar la paz y la se-guridad en todos los confines de la geo-grafía nacional son reconocidos por los compatriotas, brindándoles a las Fuerzas Militares una alta favorabilidad que forta-lece la legitimidad y consolida la Política de Seguridad Democrática.

Los ciudadanos reconocen y valoran el compromiso de sus Fuerzas Militares, y entienden el enorme sacrificio al que están dispuestos. Son los soldados de nuestra Nación los que legaron indepen-dencia y libertad, y son y serán los solda-dos los que construyan la paz. Una paz le-gítima que genere desarrollo económico, equidad y justicia social. Una paz cons-truida en todas y cada una de las actua-ciones del personal civil y militar, sea en el ámbito de la administración de recursos asignados, o en desarrollo de operacio-

nes militares, planeadas y ejecutadas de acuerdo con el ordenamiento jurídico imperante.

Los éxitos obtenidos en teatros de operaciones con transparencia y efectividad, las cada vez más frecuen-tes desmovilizaciones de miembros de organizacio-nes terroristas, el perfecto rescate de 15 ciudadanos secuestrados en una operación de inteligencia mili-tar que es admirada en el mundo, son apenas unos

ejemplos de la capacidad operacional y táctica alcanzada por las Fuerzas.

Por ello, a los enemigos de la Patria debemos derrotarlos observando la Constitución y las le-yes. No se puede incurrir en el grave error de seguirle el juego a quienes pretenden destruir todo. Cuando los soldados de tierra, mar y aire cumplen con su deber, las Fuerzas ganan le-gitimidad, y, por ende, el respaldo y el respeto del pueblo.

He de reiterar: las Fuerzas Militares de Colom-bia tenemos que ganar las batallas en el teatro de operaciones y en el escenario de la civili-dad. Es un hecho verificable que la eficiencia, eficacia y transparencia de los combatientes redundará en los resultados operacionales, y más allá de ellos mismos, afectando, incluso, el desarrollo armónico de las instituciones na-cionales.

Como lo expresé al asumir el mando de las Fuerzas Militares: “seremos, acaso, el primer ejército que en la historia gane una guerra con la preocupación fundamental del respeto al Derecho Internacional Humanitario. No vamos a deshonrar nuestro combate con un acto sal-vaje, con una crueldad o una cobardía con el vencido. Los resultados nos legitiman ante el pueblo porque con él luchamos, la justicia nos justificará ante el mundo y ante la posteridad. Será mil veces preferible un revés momentáneo que soportar para siempre una indignidad”.

La disciplina, base de toda institución militar, es y debe ser fortalecida con entrenamiento y ca-pacitación efectiva, y con sólidos conocimien-tos de Derechos Humanos y Derecho Interna-cional Humanitario.

En los soldados e infantes de marina de la Pa-tria descansa la más noble de las misiones: la defensa de la civilidad, de la democracia, de la institucionalidad.

“Los ciudadanos reconocen y valoran el compromiso de sus Fuerzas Milita-res, y entienden el enorme sacrificio al que están dispuestos. Son los soldados de nuestra Nación los que legaron inde-pendencia y libertad, y son y serán los soldados los que construyan la paz”.

”He de reiterar: las Fuerzas Militares de Colombia tenemos que ganar las batallas en el teatro de operaciones y en el escena-rio de la civilidad. Es un hecho verificable que la eficiencia, eficacia y transparencia de los combatientes redundará en los re-sultados operacionales, y más allá de ellos mismos, afectando, incluso, el desarrollo armónico de las instituciones nacionales”.

“En los soldados e infantes de marina de la Patria descansa la más noble de las misiones: la defensa de la civilidad, de la democracia, de la institucionalidad”.

Soldados de tierra, mar y aire de Colombia…

Faltar al deber de proteger a la población cometiendo ac-tos que vulneren los Derechos Humanos o que violen la ley, resquebraja la confianza que con tanto esfuerzo he-mos conseguido.

Sin embargo, debemos tener claro que quienes han des-honrado el uniforme militar y han faltado al honor institu-cional conforman una infinita minoría que nunca debió haber estado entre nosotros: Dios los perdone y la justi-cia decida su suerte.

Hoy, en el fin del fin de la agresión narcoterrorista contra el pueblo colombiano, hay que tomar un segundo alien-to para culminar esta tarea histórica y decisiva para fe-licidad de la Patria. Esta etapa de la historia no admite errores y exige de nosotros mayor compromiso, mayor efectividad y, sobre todo, mayor transparencia. Esta es la etapa en la que encontraremos más desafíos y dificulta-des, y, a la vez, la que ofrecerá mayores glorias.

Por eso, es deber de los soldados de tierra, mar y aire re-novar esfuerzos para que los compatriotas puedan dis-frutar de la consolidación de la seguridad y prosperidad que sólo ayer parecía una quimera.¡Firmeza y honor!

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Bases fundamentales

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General Mario Montoya Uribe Ex-Comandante Ejército Nacional

para la transformación de

los ejércitos

En los momentos actuales, en los que existen ele-mentos suficientes -sin dogmatismos ni falsos pa-radigmas- que avizoran la válida tesis de la derro-ta definitiva de los otros llamados grupos insurgentes (convertidos hoy en crueles organizaciones narcote-rroristas), con elementos de análisis que pueden ser sometidos al juicio crítico y con alto valor probatorio, no porque lo afirme quien escribe sino, porque la con-tundencia de los hechos así lo ratifica, se describe una diáfana explicación de cada uno de ellos la cual, fue adelantada en un artículo ya publicado1, comple-mentado con la opinión de expertos en el tema tanto a nivel nacional como internacional.

A manera de ejemplo se pueden mencionar aque-llos que permiten ubicar al lector en el tema objeto de estudio entre ellos: las afirmaciones de importan-tes analistas incluso exguerrilleros2, y el manejo en for-ma exitosa de la variable directa que encamina todos los esfuerzos en este propósito; la generación de con-fianza en las instituciones legítimamente constituidas, a través de la demostración de las capacidades para proteger a los habitantes de nuestro país, en otras palabras, la recuperación de la fe y la confianza del pueblo en sus instituciones legítimas.

1 General Mario Montoya Uribe. Un ejército legítimo comprometido en la lucha contra el terrorismo. Revista Ecos. Sociedad de Almirantes y Generales en retiro, edición 144 , julio de 2008

2 Hace 6 años pocos creían que se podría derrotar a las Farc, esa discusión ya concluyó, pues los hechos han demostrado la desar-ticulación y derrota del más grande ejército del narcotráfico. Joaquín Villalobos. Columna de El Tiempo, 13 de julio. “Comienza la post-guerra en Colombia”.

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En forma somera puede resumirse: la de-rrota del terrorismo se está dando porque se han identificado y caracterizado ade-cuadamente a los terroristas (sus estrate-gias y sus tácticas), redundando en la neu-tralización inteligente de ataques de valor simbólico que sólo buscaban en forma constante publicidad3, para desmoralizar al país y perder la fe en las instituciones. Hoy existe una comprensión y de ella una contundente neutralización de sus obje-tivos pragmáticos inmediatos con el apo-yo y el compromiso del papel de los me-dios de comunicación (identificación con su derrota). A ello se suma el debilitamien-to de su estructura organizativa, su capa-cidad operativa (incompetente e ineficaz). Se ha dado un cambio en su balance es-tratégico, gracias a los golpes políticos y estratégicos (Raúl Reyes, Negro Acacio, Iván Ríos, y en general, desarticulación de grandes cabecillas). Así mismo, se ha eli-minado y modificado totalmente la percep-ción de que las Farc son inderrotables, (el pueblo colombiano así lo considera), com-plementado con la disminución de un gran número de sus integrantes, neutralizados y desmovilizados.

Es evidente que se afecta drásticamen-te su capacidad de reclutamiento, sus in-gresos y la pérdida de presencia territorial, movilidad, capacidad para extorsionar, en-tre otros. Se debilitan sus capacidades de control y comunicación, y se neutralizan en forma preactiva sus intenciones de atentar contra la población civil y la infraestructura económica. En síntesis, germina ahora el fenómeno de implosión (pérdida de control sobre la base y caos interno), en términos generales han sufrido una gran disminu-ción en su capacidad política, organizativa, financiera y militar.

En forma general se derrota el terrorismo porque, se cuenta con una fuerza militar legítima, que obtiene resultados transpa-rentes y eficaces, con profundo respeto por los Derechos Humanos, DDHH y aca-tamiento a los preceptos del Derecho In-

3 Kaldor, M. Las nuevas guerras. Violencia organizada en la era global. Barcelona: Tusquets Editores, 2001. ISBN 84-8310-761-9

ternacional de los Conflictos Armados, Dica. En conclusión, el reloj estratégico corre en contra de las Farc; Colombia y sus instituciones legítimas avanzan exitosas hacia la derrota del terrorismo, esta es una realidad porque la legitimidad es ahora la gran responsabilidad y en ella estamos todos com-prometidos.

Hacia unas bases teóricas de transformación

Los anteriores elementos, nos llevan a imaginar el final de la partida, es decir, el necesario proceso de transformación al que deberá ser sometido el Ejército de los colombianos una vez se supere totalmente la amenaza del terrorismo, uni-do al análisis del factor que debe acompañar el mismo: la complejidad del ambiente estratégico actual que deman-da nuevas fórmulas que permitan coordinar y armonizar las acciones militares con las civiles para resolver de forma sa-tisfactoria y duradera cualquier conflicto.4 La necesidad de convertir a los ejércitos en poderosas armas estratégicas, al estilo de la República Popular de China.5 En otras palabras,

4 La Alianza Atlántica, consciente de esta necesidad, está desarrollando una nueva concepción operativa en la que todos los instrumentos de su poten-cial, tanto militares como no-militares (civiles, políticos y económicos), se combinan para actuar de forma integrada y coherente con el fin de resolver de manera rápida, eficaz y conforme a sus intereses, las crisis en las que pueda intervenir.

5 “El Ejército de Liberación Popular, se encuentra en el proceso de una trans-formación a largo plazo desde un ejército de masas destinado a prolonga-das guerras de desgaste en su territorio hacia una fuerza moderna capaz de combatir en conflictos cortos y de alta intensidad. A corto plazo, el for-

“… la derrota del terrorismo se está dando porque se han identificado y caracteriza-do adecuadamente a los terroristas (sus estrategias y sus tácticas)”.

los cambios registrados en los últimos 20 años en el contexto mundial, regional, vecinal y nacional impli-can readecuaciones de la política de defensa, tradu-cida en adaptaciones impuestas por las nuevas de-mandas en seguridad y defensa, mucho más amplias y complejas que las que existían antes. Es decir, un cambio de paradigma para enfrentar nuevos escena-rios de mayor incertidumbre.

Urge hoy un ejército que además de estar listo para la defensa de la soberanía nacional, debe ser eficaz y eficiente en la disuasión y en la cooperación interna-cional. Un ejército que a pesar de no ser numeroso, debe ser polivalente, es decir, que sea capaz de res-ponder a cualquier tipo de misión en tiempo de gue-rra o en tiempo de paz. “Tiene que cumplir todo el es-pectro de actividades, tiene que ser interoperativo en los niveles que corresponda con la Armada, con la Fuerza Aérea y con los ejércitos de países con los que se tiene que operar, un ejército que esté actualizado, que sea sustentable, con una adecuada capacidad de gestión y sobre todo, tiene que ser un ejército va-lorado por la sociedad a la cual sirve”.6 En síntesis, la transformación debe obedecer a una concepción es-tratégica moderna, con una fuerte inserción a nivel in-ternacional y una imagen acorde con los nuevos de-safíos.

Ahora bien, en este contexto debemos diferenciar cla-ramente entre los significados de modernización y transformación, a todas luces diferentes: la moderni-zación, persigue adecuar la institución para ganar la guerra, con énfasis en los mandos (Oficiales y Sub-oficiales), con la misión de preparar soldados en for-ma permanente para así mantener una reserva activa lista para su empleo. Esta toca cambios estructura-les, materiales, de organización y equipo, es decir, la concreción de proyectos en áreas básicas de la or-ganización, pero ante todo con una nueva y renova-

talecimiento militar de China parece centrado en la preparación de contingencias en el Estrecho de Taiwán, incluyendo la posibilidad de una intervención de Estados Unidos”.

6 General Oscar Izurieta, Comandante en Jefe del Ejército, invitado por el Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile a exponer sobre las transformaciones del Ejército ante los desafíos del nuevo escenario internacional y universitario.

dora actitud mental de compromiso con la victoria, sin afectar en forma significativa los valores institucionales ni el autodesa-rrollo de sus miembros. En otras palabras, la modernización enfatiza en la racionali-zación de los medios, en la actualización tecnológica de los equipos, en el desarro-llo de la infraestructura, en una nueva ar-quitectura organizacional y reorganización

de estructuras, en el cambio de programas de estu-dios y en el desarrollo de estrategias técnicas, con mayor acento en el aparato ejecutivo de la institución, o dicho de otra forma, buscando readecuar el “cuer-po”.

Mientras la modernización mantiene la misión, la fun-ción social y los objetivos tradicionales, para una situa-ción específica, la transformación puede llevar a una evolución que afecta la cultura institucional y el auto-desarrollo de los integrantes con una visión y dimen-sión integradora de los componentes, en términos de cumplimiento de tareas y medición de sus resultados. La transformación presenta un alto componente de in-novación y tiene un replanteamiento funcional, lo que lleva finalmente a un cambio cultural de la misión, del liderazgo y estilo de trabajo; con una proyección de perspectiva estratégica.7 Lo más importante es que, la ejecución de los procesos una vez conceptualizados,

requiere contar con un liderazgo que una criterios co-munes para la implementación de los cambios que se deben impulsar. Quien dirija el proceso debe ser un líder reconocido por todos, a nivel interno y externo, basado en el concepto que “el líder es aquel que es capaz de concretar un sueño, compartido con un gru-po humano en un proyecto común.”8

7 En este sentido, el General Uzuritea enfatiza en la necesidad de diferenciar dichos términos y observar circunstancias de tipo político y social en cada una de ellas, complementarias pero posiblemente excluyentes.

8 Ibid

“En forma general se derrota el terrorismo por-que, se cuenta con una fuerza militar legítima, que obtiene resultados transparentes y eficaces, con profundo respeto por los Derechos Humanos, DDHH y acatamiento a los preceptos del Derecho Internacional de los Conflictos Armados, Dica”.

“Urge hoy un ejército que además de estar listo para la defensa de la sobe-ranía nacional, debe ser eficaz y efi-ciente en la disuasión y en la coope-ración internacional. Un ejército que a pesar de no ser numeroso, debe ser polivalente, es decir, que sea capaz de responder a cualquier tipo de mi-sión en tiempo de guerra o en tiempo de paz”.

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Ese sueño exige al líder que dirige la or-ganización producir cambios. Allí debe es-tar su capacidad, no sólo para la definición conceptual de los mismos, sino para con-cretar un plan y acciones que transformen la teoría en realidad, venciendo intereses y resistencias de todo tipo, especialmente culturales y del entorno.

Una etapa de diagnóstico

Esta etapa debe llevar a plantear preguntas básicas: ¿es necesaria esa trasformación? ¿qué debería preservarse, manteniéndose inmutable? ¿cuál debería ser la amplitud y la profundidad del cambio? ¿está prepara-da la sociedad para el cambio? ¿lo exige o le es indiferente? Y, muy importante: ¿está la propia institución debidamente alertada sobre la necesidad del cambio? Una vez generadas las transformaciones: ¿cómo asegurar que no se produzcan procesos involutivos (deseados o indeseados)?

Tener en cuenta el ambiente internacional también afecta estas decisiones; es más, puede ser un agente importante en la de-cisión de adoptarlas. En la situación del Ejército se ve con mucha nitidez que el en-torno exterior del país es una variable de enorme importancia con el objeto de orien-

tar los esfuerzos del Estado para contar con una fuerza eficiente y eficaz en aras de producir el bien que se ha comprometido a entregar: seguridad y defensa para todos los colombianos. Este proceso no puede estar ajeno al entorno internacional, la im-portancia de la cooperación internacional, los nuevos conceptos de democracia, el respeto por los DDHH, la vigencia del De-recho Internacional y la tendencia a las ne-gociaciones y acuerdos directos entre los Estados. Esta nueva percepción tiene in-

“En la situación del Ejército se ve con mucha nitidez que el entorno exterior del país es una variable de enorme impor-tancia con el objeto de orientar los esfuerzos del Estado para contar con una fuerza eficiente y eficaz en aras de producir el bien que se ha comprometido a entregar: seguridad y de-fensa para todos los colombianos”.

fluencia directa en los ejércitos y sus orgánicas, toda vez que la cooperación internacional es un valor que marca la tendencia actual, ante la cual los Estados-naciones no podrán sustraerse sin lesionar su respon-sabilidad ética en los asuntos exteriores.

Resistencia al cambio

La resistencia al cambio es un fenómeno que sufren todas las organizaciones que se transforman. En efec-to, aunque el Ejército es por definición constitucional una institución jerarquizada, disciplinada y subordi-nada, ello no significa que los cambios que resuel-ve el mando sean construcciones intelectuales inspi-radas en la soledad de su despacho. Deben ser por norma y práctica, procesos en que intervengan varias dependencias, principalmente el Estado Mayor Gene-ral, Jefaturas, Direcciones y otras funciones de ase-soría con experiencia en el tema. Asimismo, el Alto Mando debe mantenerse al tanto del proceso de ges-tación de la resolución, conforme a un programa de planificación. Los Generales por su parte, mantener una actitud de diálogo, comprensión, dinamizaciòn y compromiso con los proyectos emprendidos, con un análisis del estado de avance de los procesos, nada hay tan importante como que en una sola fase, el per-sonal, los hombres y mujeres del Ejército (oficiales, suboficiales y personal civil) internalicen los cambios que se avecinan y se orienten anímicamente a trabajar para estos objetivos. En otras palabras, se presenta el llamado “cambio cultural”; un esfuerzo individual de

cada integrante de la institución para servir como un en-granaje lubricado y dinámico del cam-bio ¡Sin la partici-pación emocional y profesional del per-sonal no hay cam-bio perdurable!

Visión estratégica para el nuevo ejército

La visión estratégica que debe tener el Ejército para materializar el proceso de transformación debe estar definida en cuatro roles estratégicos: “Disuasión, co-operación internacional, aporte al desarrollo nacional y la contribución a la unidad nacional y cohesión so-cial”, los cuales constituyen en sí, los ámbitos en los que deben centrarse todos los esfuerzos. Lo que re-quiere la definición del diseño de una nueva arquitec-tura de la fuerza y un desarrollo de la misma, tendiente

a mantener una capacidad operativa que genere los niveles de seguridad y defensa que requiere el país, bajo un concepto de complementación de las capacidades de disuasión y de coope-ración internacional.

En el ámbito de la disuasión. (Centro de gravedad del nuevo accionar del Ejército) base para desarrollar las diferentes ta-reas institucionales y donde se generan las capacidades estra-tégicas para reducir las amenazas en los diferentes escenarios, buscando preservar la paz y enfrentar las posibilidades de crisis y conflictos en un plano internacional, mediante una adecuada interoperatividad con las otras instituciones de la Defensa Na-cional.

En la cooperación internacional. Proyectar la presencia institu-cional y los intereses del Estado coadyuvando al cumplimiento de la política exterior del país mediante la participación en mi-siones de paz bajo el mandato de Naciones Unidas, además, materializados en procesos de integración bilateral y regional,

En el aporte al desarrollo nacional. Se debe buscar establecer capacidades de colaboración, proyectadas a través del desplie-gue institucional en tiempo de paz.

Labores de integración, convenios con otros ministerios, apoyo a la ciudadanía ante emergencias y catástrofes y finalmen-te, la participación con organismos civiles en cuanto a crear ciencia, tecnología e in-vestigación académica.

Contribución a la unidad nacional y cohe-sión social. Es aquí donde se materializa la capacidad de integración, en cuanto a los efectos sociales que produce el des-pliegue territorial institucional, además de efectuar un aporte al fomento de los valo-res nacionales y a la conservación del pa-trimonio histórico y cultural de la institución y del país.

Salto cualitativo de la Fuerza

Se deben concebir megaproyectos conca-tenados, de ejecución paralela, relaciona-dos con el diseño de la estructura y desa-rrollo de la fuerza, la educación, la gestión

“La visión estratégica que debe tener el Ejército para materializar el proceso de transformación debe estar definida en cuatro roles estratégicos: “Disuasión, cooperación internacional, aporte al desarrollo nacio-nal y la contribución a la unidad nacional y cohesión social”, los cuales constitu-yen en sí los ámbitos en los que deben centrarse todos los esfuerzos”.

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y control estratégico institucional, la logísti-ca, la salud, la norma moral y ética y la doc-trina. El efecto sinérgico de estos proyec-tos se orienta a generar el deseado salto cualitativo de la fuerza.

En síntesis, el proceso implica el desarrollo de una fuerza de combate creíblemente di-suasiva, profesional, al servicio de toda la sociedad colombiana que ofrezca posibili-dades ciertas y estimulantes de realización personal y vocacional para sus integrantes. De esta manera se deben concebir proyec-tos básicos de: estructura y desarrollo de la fuerza, proyección internacional, reestruc-turación del sistema de educación y forma-ción, proyecto integral de salud del Ejérci-to, de logística integral, de gestión y control estratégico institucional y por supuesto, nueva doctrina que sustente la transforma-ción.

Respecto a la estructura y desarrollo de la fuerza, el avance se centra teniendo en cuenta los siguientes factores:

generación de una capacidad operativa durante la paz, • es decir, con un alto grado de alistamiento operacional de las unidades, acompañado de una gestión eficiente en to-dos los niveles

capacidad de proyección de unidades orgánicas comple-• tas, para integrarse a otros sistemas operativos

un alto grado de interoperatividad entre unidades de dife-• rentes armas y/o servicios, incluso con unidades operativas de las demás instituciones de las Fuerzas Militares

multifuncionalidad, tanto en el personal como en unida-• des, para poder desempeñarse eficientemente en los dife-rentes ejes

tecnificación de procesos y sistemas operativos integra-• les.

Por supuesto ello requiere cambios en los despliegues terri-toriales en todo el país (supresión, fusión o nuevas naturale-zas misionales para las unidades). En todo caso con capaci-dad de despliegue y respuesta para campañas de apoyo en atención de tareas humanitarias o de desastres naturales. Es decir, una estructura ágil, funcional y eficiente con los medios naturales y humanos que le permitan ser eficaces y transpa-rentes, porque se sustenta en una logística moderna integral, capaz de abastecer, mantener, transportar y evacuar.

Finalmente, debe destacarse que el adecuado cumplimiento del deber militar hace necesario que, además de las normas constitucionales, legales y reglamentarias, tanto la ciudada-nía como los propios miembros de esta institución, tengan claridad y certeza sobre los principios y valores que inspira esa normativa jurídica, e irradien el espíritu que distingue al hombre de armas.

“El adecuado cumplimiento del de-ber militar hace necesario que, ade-más de las normas constitucionales, legales y reglamentarias, tanto la ciudadanía como los propios miem-bros de esta institución, tengan cla-ridad y certeza sobre los principios y

valores que inspira esa normativa jurídica, e irradien el espíritu que distingue al hombre de armas”.

Si bien es cierto, que la función militar del Estado tie-ne un carácter permanente, dicha función debe ac-tualizarse a sí misma, para que esté en sintonía con el dinamismo de la sociedad a la cual sirve, las cir-cunstancias de tipo social y político que la sustentan y mantener sus capacidades en un entorno que se modifica constantemente, rasgos que en los últimos años han gravitado con singular intensidad.

A manera de conclusión

Un ejército que ha cumplido bien su tarea, necesita-rá un cambio o una gran transformación para respon-der a las exigencias de un tiempo de paz. No bas-ta el peacemaking (establecimiento de la paz), sino el peacekeeping (mantenimiento de la paz) y por su-puesto el peacebuiding (consolidación de la paz). Es necesario el diseño adecuado del escenario futuro, con una “visión” institucional al año 2014, para lo cual se debe contar con una estructura militar acorde con dicho escenario. Como todo cambio es una corriente o fuerza podero-sa que puede arrasar a su paso con elementos que no deben ser eliminados, el que lidera el cambio – y sus asesores - deben tener la prudencia de reconocer aquellos elementos, tanto materiales como espiritua-les, axiológicos o valorativos que deben sobrevivir a todo proceso de transformación. Ésta no se hace so-bre las ruinas de lo existente.

El cambio debe considerar todas las estructuras ins-titucionales, en forma horizontal y vertical. No es po-sible concebir transformaciones de una parte de la estructura sin que ello no afecte al resto de la orga-nización. Con una estructura cuya característica será siempre la flexibilidad, lo cual se puede lograr median-te la conformación de sistemas operativos, dotados de todo lo necesario para hacer operacional a la fuer-za.

El cambio o las transformaciones deben llegar has-ta el escalón más subalterno de la institución, de tal suerte que a cada individuo se le permita la plena

“El cambio o las transformaciones de-ben llegar hasta el escalón más subal-terno de la institución, de tal suerte que a cada individuo se le permita la plena realización vocacional y se vea repre-sentado en ese nuevo rol institucional”.

realización vocacional y se vea representado en ese nue-vo rol institucional. Fin de todo arte y de toda ciencia, en sentido aristotélico de su personal, al tener la oportuni-dad de vivir en plenitud su opción profesional.

El Ejército es una institución fundamental de la República; no sólo porque la Constitución Política le asigne misiones de la más elevada trascendencia para la seguridad na-cional, sino porque tal condición debe y es primeramen-te aceptada y deseada por la sociedad. En tal sentido, el Ejército debe continuar siendo una organización eficaz.

El resultado del proceso de transformación del Ejército, estará simétricamente ajustado a la misión estipulada en la Constitución Política de Colombia: “La Nación tendrá para su defensa unas Fuerzas Militares permanentes, constituidas por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Su finalidad primordial, es la defensa de la Soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y el orden constitucional”. Por tanto el país necesita para el cumplimiento de este propósito, un Ejército permanente, activo, organizado, armado y equipado, capaz de res-ponder en forma inmediata a los requerimientos nacio-nales e internacionales. Puede ser un Ejército reducido comparado con el actual, pero moderno en equipos y tecnología, acorde con los avances de la ciencia.

En consecuencia, el cambio no puede hacerse sin el per-sonal militar, buscando en lo posible la adhesión de la so-ciedad a la cual servimos.

El Ejército de los colombianos, como una institución fun-damental y permanente del Estado, en el ámbito de su competencia, se ceñirá siempre al ordenamiento institu-cional de la República en la forma y manera que éste lo prescriba

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Vicente Torrijos Rivera. Politólogo, doctor en Relaciones Internacionales, profesor de Ciencia Política y Director del Labo-ratorio de Transformación de Conflictos en la Universidad del Rosario. Catedrático de Paz y Conflictos de la Universitat Oberta de Catalunya y Miembro del Consejo Asesor de la Revista Internacional de Conflictología de Barcelona (España). Consejero de Paz del Departamento del Caquetá; miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Económica de amigos del País; del Instituto de Estudios para la Democracia y el Desarrollo, y del Consejo Nacional de Acreditación Académica de Colombia.C

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General Mario Montoya Uribe. Ex-Comandante Ejército Nacional. Con postgrado en alta gerencia (Universidad de los Andes), adelantó el curso avanzado de vehículos blindados en Fort Knox, Kentucky (Estados Unidos) y de Altos Estudios Militares en la Escuela Superior de Guerra. Se desempeñó como Agregado Militar, Naval y Aéreo en la Embajada de Co-lombia ante el Reino Unido y como Comandante Operativo, de Caballería e Inteligencia de diversos grupos y batallones. En calidad de Comandante del Ejército Nacional, su tarea le hizo merecedor a varias distinciones: la Cruz de Boyacá; Co-mendador Servicios Distinguidos a la Infantería de Marina; Orden al Mérito Militar Almirante Padilla y Medalla del Ejército de Estados Unidos de América, entre muchas otras.

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La transformación militar: el futuro de las Fuerzas

Militares colombianas

Armando Borrero Mansilla Ex-Consejero Presidencial para la Defensa y Seguridad Nacional

Desde el final de la guerra fría, la mayor parte de las fuerzas militares del mundo han desa-rrollado iniciativas de modernización y trans-formación. A este proceso no escapan los Estados latinoamericanos, por motivos que incluyen la redefinición de los conceptos de seguridad y defensa, al igual que en el primer mundo, pero también por razones propias de la problemática regional. La posibilidad de enfrentamientos entre los países del área ya no se ve tan remota como en tiempos pasa-dos, cuando se “congelaron” muchas dispu-tas fronterizas y cuando la preocupación mili-tar principal fue lo interno y no lo externo. Las fuerzas militares latinoamerica-nas deben pensar hoy, tanto en una noción de conflicto tradicio-nal interestatal, como en otras con connotaciones que no res-ponden a la guerra clásica de los Estados nacionales, caracteriza-das por la aparición de las llama-das “nuevas amenazas”.

El panorama latinoamericano de hoy es más complejo que en los años finales del siglo veinte. El abandono de la región por parte de los Estados Unidos, debilitó la credibilidad de la potencia como factor decisivo en el mante-nimiento de los equilibrios regionales. Las cir-cunstancias políticas cambiaron con la apa-rición de regímenes populistas de izquierda, con el activismo internacional de Venezuela, con el papel de potencia media que Brasil busca afianzar y con el despertar de disputas territoriales o marítimas, unas tradicionales sin resolver y otras nuevas. Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Bolivia, Brasil, Ecuador, Colom-bia, Venezuela, Guyana, Nicaragua, Costa Rica, Guatemala y Belice, tienen, en algún grado, controversias con la vecindad.

Entre las circunstancias nuevas, debe tener-se presente la crisis diplomática entre Colom-bia y Ecuador, que nace de la proyección del conflicto interno colombiano más allá de sus fronteras y que constituye una novedad en la región suramericana. Ante el surgimiento, no oficial, pero si en la práctica, de un “santuario” para las Farc en el Ecuador, el Estado colom-biano reaccionó con un cálculo pragmático del costo-beneficio de proyectar fuerza fuera

“Las Fuerzas Militares latinoamericanas deben pensar hoy, tanto en una noción de conflicto tra-dicional interestatal, como en otras connotacio-nes que no responden a la guerra clásica de los Estados nacionales, caracterizadas por la apari-ción de las llamadas “nuevas amenazas”.

de sus límites territoriales: el impacto de la operación en lo interno compensaba los costos de la crisis vecinal. Para un Estado acostumbrado a obrar con suma cautela en sus diferencias con los vecinos, debilitado por la con-tienda interior, esta nueva forma de afrontar sus relacio-nes da cuenta de un respaldo de fuerza y de un fortaleci-miento político concomitante en la administración de sus relaciones exteriores.

Las nuevas amenazas cumplen su parte de la tarea como motivo de modernizaciones y transformaciones mi-litares. El combate al terrorismo, la violencia que produ-ce el narcotráfico, la conversión en problemas de segu-ridad de asuntos que antes fueron solamente de policía tales como las migraciones o el fraude financiero, el me-

dio ambiente o los tráficos ilegales de armas y sustancias químicas, todos imponen redefiniciones. Una de las con-secuencias de estos factores de inseguridad, es el des-dibujo de las fronteras entre defensa externa e interior y justicia, entre lo militar y lo policial, situación que obliga a repensar repartos tradicionales de funciones en la orga-nización de los gobiernos.

El conjunto de factores que conduce a plantearse el pro-blema de una transformación militar en Colombia, puede ser agrupado de la siguiente manera:

El factor más importante es la posibilidad de una pa-1. cificación cercana. Se definen ya hipótesis de finali-zación del conflicto que asuela el país desde hace más de cuarenta años. En los últimos años se han desmovilizado estructuras del paramilitarismo y las guerrillas han debido retroceder, desde intentos de avanzar en lo militar a un plano superior de la guerra, a las formas iniciales de la guerra de guerrillas. Cuan-do una guerrilla pierde dinámica, tiende a descom-ponerse y ya hay síntomas de un proceso de des-moralización.

La aparición de las nuevas amenazas, terrorismo, 2. narcotráfico y otras formas de delincuencia organi-zada transnacional como tráfico de armas y fraude fi-

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nanciero, y las migraciones incontroladas, obligan a pensar en diseños nuevos de seguridad y por lo tanto en estructuras y formas de operar diferentes de las tradicionales.

La complejidad de lo militar es cada vez mayor 3. y esto implica concepciones nuevas sobre temas como la conducción estratégica de las operacio-nes militares, el papel de la ciencia y la tecnología en las mismas, la necesidad de adaptar las es-tructuras operativas a los tiempos y modalidades de los equipos, de los sistemas de información y de las comunicaciones actuales, la posibilidad fu-tura de interoperabilidad en estructuras de seguri-dad colectiva o cooperativa y en misiones bélicas humanitarias.

La necesidad de completar la construcción de un 4. Ministerio de Defensa moderno, que, entre otras misiones, asegure un “nicho institucional” clara-mente definido dentro del Estado para los milita-res y para la coordinación de todos los elemen-tos e instancias relacionadas con la defensa y la seguridad. El ministerio debe ser un espacio de encuentro civil-militar con conciencia clara de lo que significan la dirección política de la defensa y la seguridad, el control civil de las organizacio-nes militares y el respeto a las jerarquías, líneas de mando y formas operativas establecidas en lo militar.

El desarrollo de la inteligencia y su aplicación en 5. los conflictos contemporáneos plantea desafíos organizacionales a las fuerzas y al gobierno en su conjunto. En Colombia se ha intentado, con resul-tados poco satisfactorios, la integración horizon-tal (juntas de inteligencia) de los diversos servi-cios. De cuando en cuando, alguien vuelve sobre la idea, inconveniente por demás, de las centrales únicas. No se ha intentado, en cambio, el modelo de integración vertical, en el cual, tanto el Minis-terio de Defensa como el Comando General de las Fuerzas Militares y cada una de las fuerzas, tengan sus propios centros de inteligencia rela-cionados de manera jerárquica. El centro supe-rior operaría como homogenizador de las apre-ciaciones que guían las decisiones de gobierno y como ente de relación con otros organismos del Estado. Por otra parte, los modelos de inteligencia existentes deben adaptarse a las modalidades de actuación de los movimientos terroristas (hoy in-ternacionales, pero probablemente mañana sean nacionales también) cada vez más descentraliza-

dos y flexibles. Las agencias de inteligencia son organizaciones burocráticas pesadas y adaptar-se no es fácil, porque una descentralización y una flexibilización excesiva, pueden hacerlas incontro-lables para el Estado. Superar la contradicción es el desafío.

Desarrollar tanto las estructuras como las menta-6. lidades de la forma de operación conjunta de las fuerzas. Colombia tiene ya avances notables en el desarrollo de estructuras conjuntas y fue pionera de la creación de un comando general de todas las fuerzas militares. Sin embargo, se debe desa-rrollar una doctrina propia adaptada a las exigen-cias que impongan las amenazas, las característi-cas de los escenarios de la defensa, las misiones estratégicas y el grado de desarrollo de cada una de las fuerzas implicadas.

Los equipos que deben incorporarse en un pro-7. ceso de modernización inducen una transforma-ción acorde con los mismos. Los equipos no son inocentes: traen consigo conceptos operativos, aquellos para los cuales fueron pensados. La tec-nología de los mismos también implica condicio-namientos. El país, tercero en población, quin-to en extensión territorial y quinta economía de América Latina, tiene necesidades de defensa importantes. En la actualidad cuenta con un es-tablecimiento militar grande por causa del conflic-to interno, pero no tiene, ni equipos de alcance estratégico importantes, ni una logística pensada para las necesidades de la defensa externa. La administración de la paz en la región no se debe dejar en manos ajenas y la modernización debe pensarse en términos de capacidades operativas en profundidad. La transformación a su vez, trae consigo sistemas nuevos de educación militar

Es necesario un consenso político alrededor de 8. las necesidades de defensa y seguridad. Los cambios de una modernización pueden surgir de propuestas de las propias fuerzas, pero una trans-formación va más allá: requiere que sociedad, Es-tado y establecimiento militar, estén alineados y de acuerdo en una política, en una modalidad de ejecución del proceso y en unas inversiones ne-cesarias para llevarla adelante.

Las condiciones de la seguridad en el mundo de 9. hoy implican la promoción y la defensa de la paz en el plano internacional. El país debe estar pre-parado para asumir, con sus fuerzas militares, ta-

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-Vicente Torrijos Rivera. Politólogo, doctor en Relaciones Internacionales, profesor de Ciencia Política y Director del Labo-ratorio de Transformación de Conflictos en la Universidad del Rosario. Catedrático de Paz y Conflictos de la Universitat Oberta de Catalunya y Miembro del Consejo Asesor de la Revista Internacional de Conflictología de Barcelona (España). Consejero de Paz del Departamento del Caquetá; miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Económica de amigos del País; del Instituto de Estudios para la Democracia y el Desarrollo, y del Consejo Nacional de Acreditación Académica de Colombia.

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LUM Armando Borrero Mansilla. Ex Consejero Presidencial para la Defensa y Seguridad Nacional. Sociólogo de la Universidad

Nacional de Colombia; Politólogo de la Universidad de los Andes; Especialista en Derecho Constitucional de la Univer-sidad Externado de Colombia; Diplomado en Planeación y Administración de Recursos para la Defensa y Seguridad Nacional de la National Defense University en Washington. Se desempeñó como Consejero Presidencial para la Defensa y Seguridad Nacional.

reas de participación y apoyo en misiones bélicas humanitarias. Las experiencias adquiridas, más el estudio de la amplia variedad de las internaciona-les y una organización para su cumplimiento, son otra necesidad futura.

Una consideración que no se puede olvidar, y que le da una personalidad propia a un proceso colombia-no, es el cuidado que se debe tener al proceder en una transformación profunda de las estructuras milita-res. Se trata de los peligro que entraña, sobre todo en los comienzos, un período de posconflicto. Una mo-dernización solamente, ya implicaría una disminución de tamaño, porque se entiende como aumento de material y capacidad operativa con menos personal de tropas. En la actualidad se cuenta con unas fuer-zas de tamaño grande porque un conflicto irregular impone tanto fuerzas móviles como sedentarias que protejan la sociedad, la infraestructura, el transporte y el funcionamiento del Estado.

En los primeros años de un período de posconflicto, los militares deben continuar apoyando a las fuerzas policiales en el control, cercano y fuerte, de territorio y población. La paz tiene en Colombia muchos peligros y la violencia se puede reproducir fácilmente si no se controlan los mecanismos de auto-perpetuación de la misma. Se necesitará una fuerza todavía numerosa para cumplir con ese cometido esencial y no se pue-de pasar bruscamente de un dispositivo antiguerrille-ro a un dispositivo de disuasión estratégica, sin tran-sición adecuada.

Finalmente, es necesario considerar el modus ope-randi de una transformación militar. La iniciativa debe vincular, como se escribió antes, a sociedad, Estado y fuerzas militares. Debe partir de pensamiento propio (sin desechar, por supuesto, experiencias internacio-nales valiosas) porque las características del proce-so colombiano son sui generis en muchos sentidos. En el pasado se ha operado mucho por copia acrítica. A veces funciona cuando concuerda con las necesidades, pero la copia poco resulta en pro-cesos profundos: los escenarios de la defensa son específicos, el

tipo de amenazas lo es también, los recursos piden imagi-nación, las tecnologías deben adaptarse a las condiciones del medio y la continuación de la política requiere planea-ción de medios posibles.

En el pasado, un punto neurálgico de un proceso de trans-formación, las adquisiciones militares, se han decidido muchas veces con criterios fundados en los “prejuicios educados” de comandantes y ministros. Para un cambio estructural, puede resultar muy peligroso el voluntarismo. El Ministerio de la Defensa y el Comando General de las Fuerzas Militares deben contar con un centro de pensa-miento para evaluar las necesidades y los medios para re-solverlas. La lógica organizacional indica que debe ser la Escuela Superior de Guerra. Para cumplir ese papel, tiene que ser dotada de los recursos humanos y materiales ne-cesarios. En una coyuntura de transformación su función es asumir el papel de liderazgo y guía intelectual de las Fuerzas Militares.

Para que la Escuela Superior de Guerra reemplace a los comités, muchas veces informales, que asesoran a los en-cargados de las decisiones, necesita estabilidad, planta permanente de profesores e investigadores, un centro de pensamiento experto encargado de estudiar los supuestos de partida y las posibilidades de ejecución, e integración de expertos civiles y militares duchos, tanto en formulacio-nes estratégicas, como en conocimientos técnicos avan-zados, capaces de transmitir a sus superiores del coman-do, opiniones debidamente estudiadas y sopesadas. La tarea que se viene en un futuro cercano es también pro-fundamente política: se trata de incluir en las definiciones básicas sobre lo que debe ser la defensa nacional, a todos los sectores de la nación interesados. Cuando estas defi-niciones se hacen democráticamente y representan la uni-dad nacional, tienen más posibilidad de permanecer en el tiempo y fortalecer sentimientos de pertenencia, propósito nacional y apego a las instituciones encargadas de ejecu-tar la misión que la sociedad les impone

“En la actualidad se cuenta con unas Fuerzas de tamaño grande porque un conflicto irregular impone tanto Fuerzas móviles como sedentarias que protejan la sociedad, la infraestructura, el transporte y el funcionamiento del Estado”.

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Transformación de la Policía Nacional

El trabajo institucional ha permitido avanzar con pasos firmes frente al compromiso con los colombianos, ya que la segu-ridad se convierte en un bien público esencial para la construcción de una sociedad armoniosa, enmarcada en principios y valores que faciliten la convivencia pacífica y promuevan el desarrollo económico y social del país.

La Política de Consolidación de la Seguridad Democrática ha generado un nuevo contexto en materia de seguridad, en donde los grupos criminales se han visto forzados a cambiar sus tácticas y estrategias con el fin de garantizar su supervi-vencia. Paralelo a esto, han surgido fenómenos criminales que han generado una nueva dinámica de la delincuencia co-mún y organizada que impacta la seguridad y la convivencia de los colombianos.

de los colombianos.Avanzando hacia la consolidación de la convivencia y la seguridad

ciudadana Coronel Edgar Sánchez Morales

Jefe Oficina de Planeación Dirección General Policía Nacional

Aunque se han logrado avances en el debilitamiento del universo criminal en el país, los delincuentes en su lógica se han venido transformando; esta situación ha impuesto una serie de retos institucionales tanto para el Gobierno Nacional como para los gobiernos de-partamentales y municipales y, por supuesto, para la Fuerza Pública en general. El Gobierno Nacional enfo-có sus esfuerzos en lograr el restablecimiento de las condiciones de seguridad de la población civil, y es en ese sentido, que están planteados los objetivos es-tratégicos prioritarios del Sector Defensa, como res-puesta al cambio en el contexto de seguridad.

En contribución a los anteriores propósitos guberna-mentales, la Policía Nacional reconoce un nuevo es-cenario estratégico, consecuente con su Sistema de Gestión Integral, SGI, que concibe a la Institución como una entidad abierta que interactúa con el Siste-ma Integral de la Gestión Pública, SIGP, conformado por el Sistema de Control Interno – Modelo Estándar de Control Interno, Meci (Decreto 1599 del 200505) Sistema de Gestión de la Calidad SGC – Norma NTCGP1000:2004 (Ley 872 de 2003 y Decreto 4110 del 2004), Sistema de Desarrollo Administrativo (Ley 489 de 1998 y Decreto 3622 del 2005) y el Progra-ma para la Renovación de la Administración Pública, PRAP (Ley 790 del 2002).

“Aunque se han logrado avances en el debilitamiento del universo crimi-nal en el país, los delincuentes en su lógica se han venido transforman-do; esta situación ha impuesto una serie de retos institucionales tanto para el Gobierno Nacional como para los gobiernos departamentales y municipales y, por supuesto, para la Fuerza Pública en general”.

La solidez del SGI de la entidad permite dar cumpli-miento a las exigencias de ley, manifiestas para cada uno de los componentes del SIGP, combinando de manera efectiva tres dimensiones que responden a los interrogantes Quién, Cómo y Qué, así:

La Gestión del Talento Humano enfocada por com-petencias, como condición para promover en el per-sonal cualidades diferenciadoras, que determinen el éxito en la ejecución de todas las actividades con re-sultados sin defectos, derivados del compromiso indi-vidual, la coordinación del trabajo y los recursos exis-tentes en procura de alcanzar los objetivos previstos, destacando para ello la formulación de una estrategia que articula acciones hacia el desarrollo integral del ser humano, base fundamental para la motivación del policía, que corresponde a la nueva orientación huma-nista de la gestión.

La Gerencia de Procesos que inicia con la determi-nación de la cadena de valor como herramienta con-ceptual que permite visualizar de manera sencilla, los procesos articulados que realiza la Institución para el logro de su misión, en observancia del ciclo de mejo-ramiento - planear, hacer, verificar y actuar, PHVA - y por tanto señala el cómo se debe actuar, para garanti-

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zar que el servicio policial cumpla con los requerimientos de calidad esperados por el ciudadano, incluyendo efectividad en costos y productividad.

El Direccionamiento Estratégico con el cual se proyecta una plataforma estratégica para el mejoramiento de las condicio-nes de convivencia y seguridad ciudadana, en cumplimiento del mandato constitucional y en absoluta concordancia con su naturaleza y doctrina civilista, que incluye la formulación y desarrollo de la Visión, Misión, principios y valores institucio-nales, la política y objetivos de calidad, indispensables para interpretar las dimensiones misionales del servicio en el ámbito preventivo y en la investigación del delito, bajo los lineamientos generales que imprime para su gerenciamiento la Dirección General de la Policía Nacional, tema que por su trascendencia se abordará posteriormente.

Sistema Integral de la Gestión Pública (SIGP)

Imperativos Estratégicos InstitucionalesLa planeación de los objetivos institucionales se plasma en los imperativos estratégicos, áreas cla-ves de resultado y prioridades institucionales, que se traducen en grandes guías de acción, sobre los cuales la Policía Nacional orienta sus esfuerzos, atención y recursos hacia el largo plazo y que se han definido así:

Imperativo No. 1. Convivencia y Seguridad Ciu-dadana Integral, Prioritaria y Prospectiva. Las prioridades institucionales para este imperativo se enmarcan en el fortalecimiento de la seguri-dad ciudadana en el ámbito urbano, la Policía Co-munitaria, la seguridad en áreas críticas y zonas productivas, la Policía Especial de Infancia y Ado-lescencia, Ambiental y Ecológica, entre otras, así como la prospectiva de postconflicto, el posicio-namiento del programa de Departamentos y Muni-cipios Seguros (DMS), como política de Estado y el diseño de estrategias integrales contra las mani-festaciones delictivas.

“La planeación de los objetivos institucio-nales se plasma en los imperativos estratégi-cos, áreas claves de re-sultado y prioridades institucionales, que se traducen en grandes guías de acción, sobre los cuales la Policía Nacional orienta sus esfuerzos, atención y recursos hacia el largo plazo”.CULTURA

DE CALIDAD

DireccionamientoEstratégico

Gerenciade Procesos

Gestión delTalento Humano

Sistema Gerencial de la Policía Nacional de ColombiaSISTEMA DE GESTIÓN DE CALIDAD (SGI)

Un Estadogerencial y austerocon participación

ciudadana

Sistemade Control

Interno

Sistema

SISTEMA INTEGRAL DE LA GESTIÓN PÚBLICA(SIGP)

de Gestión de Calidad

Sistema de Desarrollo

Administrativo

1 Convivencia y

seguridad ciudadanaintegral, prioritaria

y prospectiva 2 Policía rural

Un compromiso conel futuro del país

3 Investigación

criminale inteligencia

proactiva

4 Ofensiva de�nitiva

contra el narcotrá�co

5 Gestión humanay calidad de vida

óptima

6Cultura de la

LegalidadCompromisoinstitucionale individual

7Desarrollo proyecto

IMPERATIVOS ESTRATÉGICOS INSTITUCIONALES

Imperativo No. 2. Fortalecimiento de la Policía Rural, como compromiso con el futuro del país. El objetivo fun-damental del fortalecimiento de la Policía rural está orienta-do a brindar seguridad a la población campesina, instalar nuevas estaciones en el área rural, dar respuesta a los re-querimientos del alto gobierno en cubrir zonas de desmovi-lización, confrontar bandas criminales, atender la seguridad en inspecciones, corregimientos, parques naturales, zonas fronterizas, resguardos indígenas, vías secundarias y tercia-rias.

Imperativo No. 3. Investigación Criminal e Inteligencia Preactiva. Tomando como eje prioritario atender las necesi-dades del Sistema Penal Oral Acusatorio, apoyar con mayor fortaleza la rama jurisdiccional, ampliar la capacidad frente al crimen transnacional y fortalecer la inteligencia accionable.

Imperativo No. 4. Ofensiva definitiva contra el narcotráfi-co. Acciones contundentes que ataquen el narcotráfico en todas sus manifestaciones, eliminen de manera definitiva los cultivos ilícitos, destruyan la infraestructura de laboratorios y pistas, incrementen las operaciones de interdicción, erradi-cación y prevención y el desvertebramiento de las organiza-ciones dedicadas al narcotráfico mediante el incremento de la extinción de dominio y ataque al comercio internacional de las drogas.

Imperativo No. 5. Gestión Humana y Calidad de Vida Óp-tima. Toma como prioridad el componente de la calidad de vida y la gestión del talento humano a través de condiciones de vida dignas, que incluyan instalaciones policiales ade-cuadas y el desarrollo del modelo de gestión humana funda-mentado en competencias, para aplicar adecuadamente los procesos de la administración del talento humano y mejorar la salud y bienestar social y laboral.

monizada con la implementación del Sistema de Ges-tión de Calidad.Con base en lo anterior, se confirma que el sistema gerencial seleccionado por la Institución es un mode-lo fuerte y consistente que permite no solamente la optimización del desempeño de la Policía Nacional, sino también realizar una clara proyección de futuro, la cual se visualiza en los proyectos de inversión, sin poner en riesgo los resultados que se deben obtener en el presente.

Adicionalmente, desde mayo del año pasado, se fi-jaron los lineamientos generales de la política institu-

Imperativo No. 6. Cultura de la lega-lidad dimensionada como un com-promiso institucional e individual. Tiene como finalidad mantener el ata-que frontal contra la corrupción, con fun-damento en la gestión transparente tanto en la actividad administrativa como en la operativa.

Imperativo No. 7. Desarrollo Proyectivo. Las prioridades institucionales para este imperativo buscan el desarrollo institucional en el campo del crecimiento tecnológico, a partir de la actualización y mantenimiento de las capacidades tecnológicas, que soporten a la Institución para los retos del 2019 y los avances tecnológicos, científicos y de infraestructura, pensando siempre en la modernización debidamente ar-

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cional con el fin de fortalecer y consolidar las metas y objetivos ya trazados, bajo una nueva dinámica supeditada a las actuales circunstancias del país, las exigencias de la sociedad y los resultados arrojados por el accionar de la Política de Consolidación de la Seguridad Democrática, estos linea-mientos se desglosan a continuación.

Lineamiento No. 1. Direccionamiento po-licial basado en el humanismo. La Insti-tución inspirada sobre la base del huma-nismo, ha implementado un nuevo modelo para fortalecer su talento humano; al res-pecto, ha diseñado el Modelo de Gestión Humana basado en Competencias, el cual concibe al profesional de policía como in-dividuo quien a su vez requiere, para alcan-zar sus metas, aspiraciones y propósitos de vida, mecanismos y elementos de sa-tisfacción a sus dimensiones humanas que permitan el mejoramiento de la calidad de vida laboral y por ende la prestación de un efectivo servicio de Policía, con un sentido más amplio de pertenencia institucional.

Lineamiento No. 2. Gestión del servicio sobre resultados efectivos. La gestión del servicio se orienta a obtener los máximos niveles de efectividad, articulando y optimizando el talento humano, procesos, recursos y capacidades; logran-do de esta forma contribuir a la preservación de la convi-vencia ciudadana con base en las exigencias sociales, inte-grando los lineamientos gubernamentales, la evaluación de la gestión, los resultados y el impacto del servicio, mediante el enfoque de sus esfuerzos hacia objetivos operacionales de alto valor contra organizaciones criminales que afectan notoriamente la seguridad del Estado, la sociedad y el ciu-dadano.

Lineamiento No. 3. Rediseño y fortalecimiento de la es-tructura administrativa. Bajo los criterios de eficiencia, cele-ridad, economía, oportunidad y transparencia, la Institución adopta modelos orgánicos y funcionales altamente competi-tivos, que dan origen a la consolidación de verdaderos equi-pos de alto rendimiento, obteniendo como resultado una asertiva y concertada reforma estructural administrativa.

Lineamiento No. 4. Potenciación del Conocimiento y For-mación Policial. La mayor fortaleza de la gestión humana es el conocimiento, razón por la cual la Institución ha puesto en marcha la “Revolución Educativa”, a través del Megaproyec-to Educativo Institucional y bajo la premisa de que una Insti-tución sustentada en el capital intelectual y espiritual de sus

Lineamiento No. 7. Control Institucional y Veeduría Social para el Mejoramiento del Servicio. Se deter-mina que a través de este mecanismo democrático se ejerza vigilancia sobre la gestión pública, se evalúe el desempeño del servicio policial, se analicen las debi-lidades y fortalezas del mismo; labor que es entendi-da en la Institución como el interés de la ciudadanía por mejorar las condiciones de seguridad y conviven-cia de la región. Los resultados obtenidos de la eva-luación, serán los indicadores para el desarrollo de propuestas orientadas a fortalecer y mejorar el servi-cio policial.

Direccionamiento policial basado en el humanismo

Desde un punto de vista filosófico, el humanismo es una actitud que hace hincapié en la dignidad y el valor de la persona. Uno de sus principios básicos es que las personas son seres racionales que poseen en sí mismas capacidad para hallar la verdad y practicar el bien, donde se confía en el ser humano, en su ra-zón y en su capacidad para cultivar todas las ramas de la sabiduría.

La Institución ha retomado estos principios filosóficos del Humanismo con el propósito de dar realce y valor al proyecto de vida individual de cada hombre y mu-jer policía, quienes como respuesta despliegan su ca-pacidad personal y profesional, hacia el logro de los

hombres, siempre se proyectará hacia el futuro, ele-vando así sus propios niveles de competitividad.

Lineamiento No. 5. Desarrollo Científico y Tecno-lógico Policial. Surge de la madurez alcanzada en la Institución, con relación a los planteamientos mun-diales sobre la necesidad de contar con capacidades científicas y tecnológicas propias, se proyecta como la alternativa para potenciar y aplicar el conocimien-to que posee el talento humano al servicio de la Ins-titución, cumpliendo así con su misión constitucional; además, brinda respuesta a la política del Gobierno Nacional de fomentar la ciencia y la tecnología, como forma de contribuir al desarrollo del país.

Lineamiento No. 6. Liderazgo Institucional y Co-municaciones Estratégicas. La Institución va enten-diendo que la comunicación es mucho más que in-formación, razón por la cual considera importante el estudio, la definición y la proyección de los modos y vías para comunicar de la manera más efectiva lo que somos, hacemos, deseamos hacer y ser, como ele-mentos fundamentales no sólo en el manejo de con-flictos y crisis institucionales sino en la producción natural de mensajes, valorando e interpretando la im-portancia del capital intelectual y técnico en el desa-rrollo de la estrategia de comunicación.

objetivos institucionales. El enfoque humanista que propone la Dirección General en el desa-rrollo de la función de policía, es más que un continuo interrogante acerca de la misión, visión y valores que históricamente nos han identificado. Es la valoración del saber científico, de la investigación permanente y la lucha contra la indisciplina social, que exalta el “ser” policía; es el concepto de ser moralmente autónomo, de vivir profundamente la cultura democrática y el sentido de responsabilidad para con todos, de ser solidarios con un alto compromiso ético por parte de uniformados y no uniformados, cuyas funciones deben mantener una total coherencia con la imagen interna y pública que se desea proyectar de la Institución.

Así, teniendo en cuenta este enfoque, la Institución diseñó un Modelo de Gestión Humana Fun-damentado en Competencias (MGHFC), el cual permite a sus miembros alcanzar sus metas, aspiraciones y propósitos de vida, al igual que encontrar mecanismos y elementos de satis-facción a sus dimensiones humanas, permitiendo el mejoramiento de la calidad de vida labo-ral y de este modo, la prestación de un efectivo servicio de Policía. Este modelo se soporta en las siguientes dimensiones del ser: ética, deontológica, intelectual, socio-afectiva y física, entre otras. Como resultado de este redireccionamiento se evidencia un mejor clima laboral, el cual se refleja en cada una de las actuaciones y en el interactuar diario de nuestros hombres y mu-jeres policías, en el cual prima la esencia de la persona como integrante activo y fundamental en el desarrollo colectivo.

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Gestión del servicio sobre resultados efectivos

La Policía Nacional, como columna ver-tebral y garante de la consolidación de la Seguridad Democrática, debe focali-zar sus recursos y esfuerzos en la con-secución de resultados que hagan la diferencia; es decir, aquellos que gene-ren verdaderos quiebres al terrorismo, al narcotráfico, a la delincuencia orga-nizada y en general a todo tipo de cri-minalidad. En varios documentos institu-cionales, se ha dejado claro que el eje fundamental de la misión de la Policía Nacional es el de proteger el ejercicio de los derechos y libertades públicas, lu-chando contra el delito, la criminalidad y el terrorismo, de acuerdo con las prio-ridades establecidas en la política inte-gral del Estado. En este propósito, todos los habitantes continuarán recibiendo la misma protección por parte de la Poli-cía Nacional, que centrará sus esfuerzos tanto en la promoción de la convivencia pacífica y prevención del delito, como en la continuidad de una drástica reducción de la criminalidad común, además del desmantelamiento de organizaciones te-rroristas y narcotraficantes, mediante la investigación y judicialización de sus in-tegrantes. En este sentido, la Institución ha dinamizado un enfoque operativo coor-dinado con las demás instituciones de la Fuerza Pública y la Fiscalía General de la Nación, que, aunado a la planeación y dinámica del servicio interno, permite presentar, en el último año, importantes resultados contra la criminalidad. resul-tados contra la criminalidad.

Rediseño y fortalecimiento de la estructura administrativa

El Estado colombiano, a partir de la Constitución Política de 1991, estableció como arte estructural de la nueva norma-tiva, lo concerniente a regular el ejerci-cio de la función administrativa. En ese orden, la Rama Legislativa expidió una serie de normas en este particular como lo son la Ley 489 de 1998, la cual bus-ca determinar la estructura y definir los principios y reglas básicas de la organi-

“La Policía Nacional, como columna vertebral y garante de la consolida-ción de la Seguridad Democrática, debe focalizar sus recursos y esfuer-zos en la consecución de resultados que hagan la diferencia”.

zación y funcionamiento de la Administración Pública; y la Ley 790 de 2002, la cual, a través de unas reformas verticales y otras trans-versales, garantiza dentro de un marco de sostenibilidad financiera de la nación, un adecuado cumplimiento de los fines del Estado, con celeridad e inmediación en la atención de las necesidades de los ciudadanos, conforme a la Constitución Política y las leyes. En cumplimiento de lo anterior se estableció el Sistema de Desarrollo Administrativo, el cual apunta a un proceso de mejoramiento per-manente y planeado para la buena gestión y uso ejecutivo de los recursos y del talento humano, en los organismos y entidades de la Administración Pública.

En este contexto, la capacidad de aprendizaje y la in-novación de la Policía Nacional se convierten en la clave de lo que se denomina la organización inteligen-te, es decir, que se adapta a un contexto en continuo cambio, en el que el conocimiento, el desarrollo del talento humano y la versatilidad de las estructuras de la Institución, se conviertan en el principal factor para afrontar la dinámica del trabajo diario. Frente a esta realidad, la Dirección General de la Policía Nacional ha planteado las prioridades institucionales que per-mitirán en el presente y hacia el futuro, garantizar, bajo los criterios de eficiencia, celeridad, economía, opor-tunidad y transparencia, una asertiva y concertada re-forma de su estructura administrativa.

En este sentido, y con el fin de hacer más ágil y di-námica la organización, acorde con los procesos de modernización institucional y de adecuación de las estructuras administrativas que ha desarrollado el Es-tado colombiano, se han definido líneas de acción a través de las cuales se plantea el cumplimiento de todo el rediseño de la estructura administrativa insti-tucional, es así, que por medio de la consolidación del Sistema de Gestión Integral, el redireccionamiento de la ejecución presupuestal, el mejoramiento de las condiciones de infraestructura y seguridad de las uni-dades policiales, la movilidad, las comunicaciones, la sistematización integral del servicio, la transparen-cia administrativa y la arquitectura de la estructura, se busca el fortalecimiento de las direcciones adminis-trativas que permitan mejorar la eficacia, eficiencia y calidad en la administración de los recursos.

Potenciación del conocimiento y formación policial

La mayor fortaleza de la gestión humana es el cono-cimiento, razón por la cual la Policía Nacional a través de la Dirección Nacional de Escuelas ha puesto en marcha la “Revolución Educativa”, bajo la premisa de que una Institución sustentada en el capital intelectual y espiritual de sus hombres, siempre se proyectará hacia el futuro, soportada en principios y valores, a fin de elevar sus propios niveles de competitividad. De ahí que el ejercicio de vigorizar todos los pro-cesos relacionados con la gestión del conoci-miento, redundará en el uso legítimo de la fuer-za y aumentará la capa-cidad y el profesionalis-mo de sus miembros.

En este contexto, la Dirección General ha determina-do que se debe fortalecer la plataforma técnico cien-tífica de la organización, teniendo en cuenta que las nuevas tecnologías digitales nos permitirán pasar más fácilmente a niveles más profundos de aprendi-zaje como son la aplicación, el análisis, la síntesis y la recreación de la realidad, siendo estos los diferen-tes niveles de aprendizaje que hemos de alcanzar, si queremos hablar de aprender verdaderamente. Hoy las nuevas tecnologías nos facilitan llegar a los nive-les más profundos del aprendizaje; por estas razones sostenemos que la educación virtual, además de per-mitir ampliar la cobertura educativa, lleva ante todo en sí misma la potencialidad, la posibilidad de mejorar la calidad de los aprendizajes y como consecuencia poder avanzar en la investigación y en la creación de nuevos conocimientos.

Como ha sucedido a lo largo de la historia, los cam-bios en las tecnologías implican cambios en los pa-radigmas educativos y sociales vigentes. Los nuevos desarrollos tecnológicos exigen una serie de cambios en los paradigmas existentes en los roles de la es-cuela o de la institución educativa misma; en los ro-les tradicionalmente asignados a los docentes, a los estudiantes y a los administradores; en la forma de contratación y de organización de las instituciones educativas; en la pedagogía, en la forma de buscar, estructurar, almacenar y utilizar los conocimientos dis-ponibles; en la forma de diseminarlos; en las diferen-tes relaciones sociales que se dan en la educación y en la forma de producir nuevos conocimientos. Cam-bios frente a los cuales, la Institución ha asumido el reto de potencializar su nuevo futuro, redireccionán-dolo para el acertado desarrollo educativo policial.

Desarrollo científico y tecnológico policial

A medida que crece la integración entre la telefonía celular, los videos y el Internet, la globalización de la información aumenta de manera desbordada; la Web mundial es actualmente la fuerza más poderosa de la historia para la democratización, el crecimiento eco-nómico y la educación, facilitando el manejo interna-

“En varios documentos institucionales, se ha dejado claro que el eje fundamental de la misión de la Policía Nacional es el de proteger el ejercicio de los derechos y libertades públicas, luchando contra el delito, la criminalidad y el te-rrorismo, de acuerdo con las prioridades establecidas en la política integral del Estado”.

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cional de todo aspecto, desde la difusión de datos con buenos y malos propósitos hasta la creación de nuevas formas de organizaciones que están cambian-do la naturaleza misma de gobernar.

Liderazgo institucional y comunicaciones estratégicas

Teniendo como fundamento teórico que la comunica-ción estratégica debe ser entendida como un proceso participativo que permite trazar propósitos encamina-dos al logro de los objetivos, donde se debe compro-meter a los miembros de la Institución, la Policía Na-cional de Colombia ha identificado la necesidad de generar procesos de reflexión, nuevas prácticas de comunicación, relaciones públicas, redes sociales en torno a la Institución, audiencias especializadas, así como el desarrollo y fortalecimiento de habilidades en los funcionarios encargados del manejo de medios a nivel institucional.

La importancia de este patrimonio social, cultural y re-lacional, le permite a la Institución ser evocada por la ciudadanía como una de las entidades más represen-tativas del Estado, lo cual transforma esto en una rea-lidad cotidiana para quien ve, se relaciona, escucha, habla o simplemente interactúa con sus integrantes.Por lo anterior, se ha diseñado un plan de comuni-caciones estratégicas, entendiendo que la comuni-cación es mucho más que información. En últimas, se trata de un gran esfuerzo conjunto para operacio-nalizar, valorar e interpretar la importancia del capital intelectual y técnico en el funcionamiento asertivo de la Institución. Es así que la Policía Nacional, asumió la comunicación estratégica como la definición global de la organización para todos los públicos y escena-rios, como parte esencial del deber ser de la misma, formulando metas en términos de producción de in-formación que contribuyan a la formación de mejores ciudadanos y al fortalecimiento de la Institución, basa-da en la entrega de información amplia y oportuna en cuanto a la socialización de los resultados institucio-nales y del acontecer nacional.

Control institucional y veeduría social para el mejoramiento del servicio

La democracia es una actitud mental y un hábito de comportamiento, evidente en un gobierno responsa-ble que protege los derechos tanto de los individuos

“La Política de Defensa y Seguridad Democrática basa sus principios en la con-secución de un Estado Comunitario a través de la inclusión del ciudadano para que ejerza su legítimo derecho de veeduría y control de la gestión pública, ade-más de convertirse en un colaborador directo para la construcción de ambien-tes sociales permeados de seguridad y convivencia, aspecto en el cual la Policía Nacional tiene avances significativos y un terreno bastante allanado”.

Esta nueva distribución de los medios de producción en la economía del conocimiento está penetrando a través de los viejos controles jerárquicos en política, economía, finanzas y seguridad cibernética; al mismo tiempo, la sociedad es vulnerable al terrorismo ciber-nético, la contaminación informativa, la guerra de la información, la debilidad de los mercados financieros, el fraude, las intercomunicaciones terroristas y la bre-cha de conocimientos entre instituciones, entidades y la sociedad en general. Por ello es fundamental el do-minio de la cibernética y las ciencias de la información por parte de los entes encargados de la seguridad es-tatal, con el fin de enfrentar estas “nuevas amenazas a la seguridad” y repuntar en tecnología, ciencia e in-vestigación. El Sistema Institucional de Ciencia y Tec-nología, surge del desarrollo alcanzado con relación a los planteamientos mundiales sobre la necesidad de contar con capacidades científicas y tecnológicas propias, proyectándose el mismo como la alternativa para potenciar y aplicar el conocimiento que posee el talento humano al servicio de la Policía Nacional.

POLICÍA NACIONAL DE LOS COLOMBIANOStodos con el mismo

CORAZÓN

como también de grupos de ciudadanos legalmen-te constituidos y que asegura la oportunidad de una participación significativa en el proceso y control po-lítico; la institucionalidad y gobernabilidad genuinas se alcanzan cuando los ciudadanos consiguen que la administración de gobierno sea confiable en todas sus esferas del poder público. La Política de Defen-sa y Seguridad Democrática basa sus principios en la consecución de un Estado Comunitario a través de la inclusión del ciudadano para que ejerza su legíti-mo derecho de veeduría y control de la gestión públi-ca, además de convertirse en un colaborador directo para la construcción de ambientes sociales permea-dos de seguridad y convivencia, aspecto en el cual la Policía Nacional tiene avances significativos y un te-rreno bastante allanado.

Toda mejora en aspectos de transparencia y credibi-lidad institucional, cuando se incrementan los niveles de educación y participación de los ciudadanos en las decisiones en la vida social, económica, política, administrativa y cultural de la nación; y esto se logra a través de herramientas como el pluralismo participati-vo, la tolerancia a la oposición política y las veedurías ciudadanas como verdaderos instrumentos contra la corrupción, que permitan interiorizar en cada ciuda-dano su justificado derecho de cuestionar la correcta administración del patrimonio público, escenarios que permitan el desarrollo de una sociedad civil más equi-tativa y transparente.

Como quiera que la actividad policial en todos sus ám-bitos está encaminada a satisfacer las necesidades y expectativas del cliente externo, identificado como la comunidad, la sociedad y el pueblo colombiano en general su participación, opinión, contribución e inter-vención directa como pilares fundamentales para el mejoramiento del servicio policial que se presta, es por esto que las actividades de control y participación ciudadana están normalizadas por la Constitución Po-lítica en su Art.103 y reglamentada por la Ley 134 de 1994, que estableció los mecanismos de colabora-ción, y a través de la Ley 850 de 2003, por la cual se reglamentan las Veedurías Ciudadanas.

Como resultado del esfuerzo de la Policía Nacional de los colombianos, se destaca el reconocimiento favo-rable de la opinión pública (Encuesta realizada por la

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-Vicente Torrijos Rivera. Politólogo, doctor en Relaciones Internacionales, profesor de Ciencia Política y Director del Labo-ratorio de Transformación de Conflictos en la Universidad del Rosario. Catedrático de Paz y Conflictos de la Universitat Oberta de Catalunya y Miembro del Consejo Asesor de la Revista Internacional de Conflictología de Barcelona (España). Consejero de Paz del Departamento del Caquetá; miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Económica de amigos del País; del Instituto de Estudios para la Democracia y el Desarrollo, y del Consejo Nacional de Acreditación Académica C

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Coronel Edgar Sánchez Morales. Administrador de empresas con Maestría en Estudios Políticos de la Pontificia Universidad Javeriana; Especialista en Alta Dirección de la Universidad Autónoma de Guadalajara (México). Se ha desempeñado como oficial de vigilancia en la Policía Nacional y actualmente es Jefe de la Oficina de Planeación de la misma institución.

firma consultora Invammer Gallup), respecto a la ima-gen corporativa en el 70% para el presente año 2008, frente al 56% obtenido en septiembre del 2007, con lo cual se confirma que realmente el nuevo enfoque ge-rencial está avanzando hacia la consolidación de la convivencia y la seguridad ciudadana en el territorio nacional, priorizando la satisfacción de las expectati-vas de la comunidad a partir de un direccionamiento policial basado en el humanismo

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Ingrid Betancourt

General Óscar Naranjo

Noemí Sanín

Juan Manuel Santos

Gr. Freddy Padilla de León

Antanas Mockus

General Mario Montoya

Francisco Santos

Sergio Fajardo

Luis Eduardo Garzón

Mario Iguarán

Germán Vargas Lleras

Andrés Felipe Arias

Gina Parody

Marta Lucía Ramírez

César Gaviria

Fabio Valencia Cossio

Carlos Gaviria Díaz

Gustavo Petro

Carlos Holguín Sardi

Rafael Pardo Rueda

Alfonso Gómez Méndez

Jaime Bermúdez

Hugo Chávez

¿Tiene usted una opinión favorable o desfavorable de:

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Fuente: Revista Semana, noviembre 3 de 2008. Encuesta realizada por Gallup Colombia Ltda a nivel nacional.

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Un modelo de educación

de la Fuerza Pública

enColombia

Annabella Mariano Domínguez Asesora Académica – Armada Nacional de Colombia

“La educación militar y policial en Colombia se enfrenta actualmente a tres grandes retos a sa-ber: la realidad nacional en seguridad y defensa, las tendencias regionales de esta parte del mun-do que comparte la misma lengua y los procesos de globalización”.

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Problemática

Dentro de las complejidades del proceso institucio-nal y con el fin de cumplir la actividad de las Fuerzas Militares y de la Policía en Colombia, encomendada por la Constitución Nacional, se destaca el compo-nente científico, profesional y humanístico en la edu-cación militar y policial, el cual debe responder a las demandas del entorno nacional, regional e internacio-nal y a la política de Estado en Seguridad y Defensa. Los cambios surgidos en el mundo con el final de la Guerra Fría, el derrumbamiento de la Unión Soviéti-ca, la aparición de Estados Unidos como el hiperpo-der, el frente global contra el terrorismo y la incursión internacional de Colombia con su problemática inter-na, requieren la transformación de paradigmas en la estrategia.

La internacionalización en muchos de los campos no sólo comerciales y financieros sino científicos y tecno-lógicos, ha llevado a trazar nuevas rutas para la aper-tura de escenarios en los distintos sectores y lo más importante en los planificadores y estrategas. En la política nacional e internacional, se observa que los distintos actores estatales y no estatales de una de-mocracia, mercados libres y Derechos Humanos, pro-penden por lograr mejores cualificaciones para ser más competitivos e igualmente, equiparar y empal-mar fines y medios con miras a buscar un adecuado equilibrio entre costos y riesgos, economía y ética.

Es así como, la educación militar y policial en Colom-bia se enfrenta actualmente a tres grandes retos a sa-ber: la realidad nacional en seguridad y defensa, las tendencias regionales de esta parte del mundo que comparte la misma lengua y los procesos de globa-lización.

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Según el diccionario de términos militares y asociados del Departamento de Defen-sa de Estados Unidos, la definición de “Es-trategia Nacional” va ligada al concepto de estrategia donde esta, es “el arte de pla-near y la ciencia de desarrollar y emplear los poderes político y económico y psicoló-gico de una nación, junto con sus Fuerzas Armadas, durante la paz y la guerra, para alcanzar los objetivos nacionales”; sin em-bargo, en el campo de la educación militar, pueden establecerse oportunidades para lograr avances considerables que impac-ten en el quehacer del militar, su visión glo-bal y las distintas situaciones presentadas cuando el mundo internacional mira a Co-lombia.

Los distintos niveles de educación militar y policial cifrados en formación, capaci-tación, instrucción, entrenamiento y reen-trenamiento apuntan a consolidar un mili-tar con nuevos componentes académicos que dirigen sus acciones para enmarcarse dentro de las tendencias de la educación en el mundo, las cuales exigen determinar dentro de un ámbito de análisis estratégico la identificación de fortalezas, oportunida-des, debilidades y amenazas y determinar, puntos como:

redefinir los roles del militar, sus técnicas, sus formas de tra-• bajo y su interrelación con la sociedad

modernizar las comunicaciones y la informática• afianzar la competitividad• socializar y humanizar• procurar la interdisciplinariedad y el desarrollo de una actitud •

de pensamiento globalizadorevisar el desempeño del militar frente a los medios y a la •

administraciónsatisfacer la necesidad de una educación permanente y con-•

tinua, empleando nuevas metodologías y estrategias educati-vas, que lleguen hasta todos los rincones donde se encuentre el militar producto de la necesidad operacional

crear en el militar la necesidad de aprender para que se edu-• que toda su vida y no sólo en los cortos espacios de los cur-sos de ley

atender los requerimientos de un mundo globalizado, inclui-• das las operaciones no relacionadas con la guerra

impulsar el desarrollo estratégico de programas fortalecien-• do las relaciones cívico militares a través de la academia

velar por la formación de un militar en todos los niveles como • individuo, como persona y como profesional.

“En pos de este cometido, es necesario pensar la educación militar en términos estrictamente sistémicos, es decir, como un proceso permanente e integrado, con unos objetivos claros en cada una de las etapas del proceso, en el que participen todas las entidades de formación militar, con una agregación progre-siva de valor en conocimientos útiles y en actitudes positivas a todo el personal, en búsqueda de una formación integral que corresponda a las exigencias que la Nación le demanda a sus Fuerzas Militares”.1

1 Tapias Stahelim, Fernando. General FF.MM. de Colombia. Revista Fuerzas Militares. Escuela Superior de Guerra. Diciembre, 2000.

La estructura del sistema de educación militar es compleja y jerárquica, compuesta por instancias que cumplen funciones homólogas en cada una de las Fuerzas. En todas hay instancias de formación, capa-citación, instrucción, entrenamiento y reentrenamien-to. “No obstante el sistema de educación de cada Fuerza es autónomo y dentro de cada una, aunque con particularidades, las líneas de interacción son eminentemente verticales. Esto explica, el siguien-te rasgo, según el cual los diferentes niveles de for-mación presentan dificultades en la coordinación en-tre las tres Fuerzas o, lo que es lo mismo, muestra la inexistencia de canales de interacción de carácter horizontal”.2

Componentes de reflexión

La educación militar tiene como finalidades la forma-ción integral, la capacitación específica del militar pro-fesional y la permanente actualización de sus conoci-mientos en los ámbitos: operativo, científico, técnico y de gestión de recursos.

Se configura como un sistema unitario que garantiza la continuidad del proceso educativo integrado en el sistema educativo general.

La educación militar se estructura en:

Educación militar de formación. • Tiene como fina-lidad la preparación para la incorporación al escalafón militar de carrera y se estructura en los siguientes gra-

2 Dávila Ladrón de Guevara, Andrés. Educación Militar en la Colombia de hoy. Revista Fuerzas Militares. Diciembre de 2000.

“La estructura del sistema de educa-ción militar es com-pleja y jerárquica, compuesta por ins-tancias que cumplen funciones homólo-gas en cada una de las Fuerzas. En todas hay instancias de formación, capaci-tación, instrucción, entrenamiento y re-entrenamiento”.

dos: 1. Educación militar para la incorporación a los niveles de suboficiales: corresponde al nivel técnico profesional y tecnológico. 2. Educación militar para la incorporación a los niveles de oficiales: corresponde a la educación universitaria. 3. Educación militar para la incorporación a grados superiores: corresponde a la formación de postgrados. Los estudios relativos a los dos primeros niveles se realizan en las Escuelas de Formación y el tercer nivel en la Escuela Superior de Guerra.

Educación de perfeccionamiento.• Tiene como fi-nalidad capacitar al militar para cumplir tareas de ca-tegorías o empleos superiores y proporcionarle un mayor grado de especialización, facultarlo para desempeñar actividades en áreas concretas y am-pliar y actualizar los conocimientos requeridos para el desarrollo de la función militar. Toda la información sobre la gran variedad de cursos relacionados con la educación militar de perfeccionamiento está registra-da en los Comandos de Fuerza a través de sus Jefa-turas de Educación y Doctrina.

Altos estudios militares. • Los altos estudios milita-res tienen la finalidad de preparar al militar de carrera para el desarrollo de actividades en los Estados Ma-yores y capacitarlo para desempeñar los cometidos del empleo de comandantes de batallón. Igualmente, se encuentran los estudios relacionados con el perso-nal de Coroneles y Capitanes de Navío que realizarán su Curso de Altos Estudios Militares para su ascenso a Brigadier General y Contralmirante. Estos estudios se adelantan en forma conjunta en la Escuela Supe-rior de Guerra. Cada militar posee unas aptitudes indi-viduales que le capacitan para el ejercicio de su acti-vidad en determinados puestos orgánicos.

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Analizadas las fallas se detectó que en la gran ma-yoría de los casos, éstas se encuentran directamen-te relacionadas con el campo de la educación militar. Igualmente, dentro de la educación se han identifica-do necesidades de fortalecimiento en la formación ética y moral de nuestros hombres; situación que sin duda, afecta la legitimidad de las Fuerzas Militares.

“Corresponde a las Escuelas de Formación, como Alma Mater de la respectiva Fuerza, de-sarrollar las acciones pertinentes para cimen-tar los valores, infundir los conocimientos, per-feccionar las habilidades y destrezas propias de la profesión militar y crear las actitudes y com-portamientos que deben caracterizar al Oficial y al Suboficial”.

Corresponde a las Escuelas de Formación, como Alma Mater de la respectiva Fuerza, desarrollar las acciones pertinentes para cimentar los valores, infundir los cono-cimientos, perfeccionar las habilidades y destrezas pro-pias de la profesión militar y crear las actitudes y compor-tamientos que deben caracterizar al Oficial y al Suboficial. Asimismo, propiciar la integralidad de tal proceso con la oferta de carreras complementarias, afines al quehacer castrense, siguiendo las pautas de excelencia académi-ca establecidas desde su creación.

Compete a las Escuelas de Capacitación y Especializa-ción continuar y perfeccionar la tarea cumplida por los institutos de formación, garantizando el desarrollo de los cursos reglamentarios para ascenso, los de especialidad en diversos campos de la profesión militar y, eventual-mente, contribuir a consolidar la estructura intelectual del Oficial y Suboficial por medio de programas de exten-sión, de educación continuada y de postgrado.

Los sofisticados desarrollos científicos que forman parte de la actividad militar moderna, obligan a actualizar y renovar constantemente los procesos educati-vos de las escuelas de formación y ca-pacitación castrenses de manera que estos sean compatibles con la rigurosi-dad y profundidad que caracterizan los estudios de nivel superior.

A partir de lo dispuesto en la Ley 30 de 1992, particularmente en su Artícu-lo 137, los programas académicos se ajustarán a los requerimientos de calidad inherentes a la educación superior y se adicionarán y complementarán con programas de educación continuada y de postgra-do en la medida en que la calidad de la formación exigi-da y el cumplimiento de la misión institucional así lo re-quieran.

Las Fuerzas Militares desarrollan permanentes esfuerzos de reestructuración, mejoramiento continuo y moderniza-ción, tendientes a alcanzar la mejor preparación profesio-nal (individual y colectiva) de sus hombres en todos los niveles del mando, con el fin de coadyuvar a la consecu-ción de los objetivos trazados en el marco de la Política de Seguridad Democrática.

A pesar de los evidentes progresos en el campo de la Seguridad Democrática, el país y el Gobierno Nacional han evidenciado errores sucedidos durante el desarrollo de la operación de las FF.MM. contra la agresión narco-terrorista.

El Ministro de Defensa Nacional ordenó revisar, eva-luar y mejorar a través de un plan estratégico, la “ar-quitectura de la educación militar y policial”, enmar-cada en la interacción de diferentes áreas como el liderazgo y la ética militar; gestión humana, selección, reclutamiento e incorporación; calidad educativa, for-mación, capacitación, instrucción y entrenamiento; doctrina, investigación y desarrollo tecnológico.3

3 Santos, Juan Manuel. Ministro de Defensa de Colombia. Discurso Teatro Patria. Bogotá, junio de 2007.

Es así como se ha llevado a cabo a través de un traba-jo conjunto y coordinado entre las Fuerzas Militares y la Policía Nacional el repensamiento de un sistema de educación militar y policial que responda a esas de-mandas internas y sociales en el cumplimiento de su misión. Un trabajo bajo la metodología de prospectiva y tablero de mando, que pueda consolidar las accio-nes estratégicas, los objetivos, los planes de acción, las metas y prioridades de cada una de las iniciativas establecidas.

Para el diseño del nuevo modelo de educación militar se han utilizado dos modelos de Planeamiento Estra-tégico. El primero, denominado el “Modelo Prospec-tivo”, que permite que las organizaciones (desde su interior), con su propio conocimiento y experiencia, se rediseñen y reconstruyan, acomodándose a nuevos requerimientos y exigencias del entorno. De esta ma-nera, se busca construir el escenario propicio para la organización, el cual se va a convertir en la visión que determinará la evolución de la educación de las Fuer-zas Militares.

El segundo, el “Modelo del Cuadro de Mando Inte-gral” o “Balanced Scorecard” -BSC-, permite opera-cionalizar la ejecución de las estrategias que deben ser aplicadas, para convertir el escenario de la pros-pectiva en una realidad. Así, de manera lógica y es-tructurada se podrá elaborar, medir y controlar el nue-vo modelo de educación militar.

Los dos modelos antes mencionados se complemen-tan, debido a que la prospectiva da un objetivo claro y el -BSC- permite hacerlo realidad.4

4 Vicealmirante Román Campos, Fernando. Gerente Programa de Rees-tructuración de Educación Militar. Comando General Fuerzas Militares, 2007.

“Las Fuerzas Militares desarrollan permanentes esfuerzos de reestruc-turación, mejoramiento continuo y modernización, tendientes a alcan-zar la mejor preparación profesional (individual y colectiva) de sus hom-bres en todos los niveles del mando, con el fin de coadyuvar a la conse-cución de los objetivos trazados en el marco de la Política de Seguridad Democrática”.

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Con esta perspectiva se ha construido un Mapa Estra-tégico que encierra los diferentes objetivos de acuer-do con el resultado consensuado de las actividades integradas de las Fuerzas Militares y la Policía Nacio-nal, lo cual se observa en el Cuadro Anexo No. 1.

En este trabajo se busca consolidar un modelo aca-démico para lograr cumplir con el objetivo estratégi-co Número 17 que se refiere a optimizar los procesos de capacitación en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario en todo el sistema, como esencia de la Política Integral de Derechos Humanos y DIH, de acuerdo con las complejidades de los nive-les de educación y la pertinencia relacionada con las competencias de cada grado militar.

Objetivos generales

Consolidar en el sistema de educación militar una • estructura de educación que permita entregarle a Co-lombia unas Fuerzas Militares de mejores seres hu-manos, hombres y mujeres de indeclinable espíritu militar; ejemplo de virtudes y valores éticos, en el mar-co de una excelente preparación profesional.

Ofrecer al militar colombiano una formación militar • y una formación integral en un campo del saber que lo haga un ser competitivo en el ejercicio de la profesión

militar y en el campo profesional, con responsabilidad social y respetuoso de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario.

Objetivos específicos

Desarrollar programas académicos militares y pro-• fesionales donde prime la excelencia educativa en el área de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario en cada uno de los niveles de educación militar y policial, a través de una educación por com-petencias. .

Consolidar el proceso de generación de doctrina • conjunta y coordinada de las Fuerzas, a través de una metodología claramente definida para la elaboración, implementación y análisis de manuales de instruc-ción y presentación de lecciones aprendidas en Dere-chos Humanos y Derecho Internacional Humanitario.

Metodología

Se presentará una propuesta de creación de un • centro de generación de doctrina con altos estánda-res de calidad, con alta tecnología y recursos huma-nos altamente especializados.

Para la optimización de los programas de capaci-• tación en Derechos Humanos/Derecho Internacional Humanitario y Derecho Internacional de los Conflictos Armados, Dica, se ejercerá un estricto seguimiento y control del modelo de transversalizacion curricular de DDHH/DIH en todos los niveles de la educación militar y policial, a través de la aplicación de indicadores de gestión válidos en los procesos académicos. .

Es necesario resaltar que, como parte del sistema de educación superior del país, el sistema de educación militar responde a los requerimientos y exigencias nor-mativas. Establece alianzas estratégicas con universi-dades, el sector productivo y el Estado para mejorar su oferta académica bajo criterios de calidad, perti-nencia y oportunidad capaces de realizar una efecti-va rendición de cuentas a la sociedad dentro de una política de seguridad y defensa de la soberanía nacio-nal y de las organizaciones legítimamente constitui-das.5

5 Mariano Domínguez, Annabella. Artículos sobre Educación Militar e Inter-nacionalización de la Educación Militar. Revista Armada Nacional, julio de 2004.

“A través de un trabajo conjunto y coordinado entre las Fuerzas Mi-litares y la Policía Nacional, se ha llevado a cabo el repensamiento de un sistema de educación militar y policial que responda a esas demandas internas y sociales en el cumplimiento de su misión”.

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Vicente Torrijos Rivera. Politólogo, doctor en Relaciones Internacionales, profesor de Ciencia Política y Director del Labo-ratorio de Transformación de Conflictos en la Universidad del Rosario. Catedrático de Paz y Conflictos de la Universitat Oberta de Catalunya y Miembro del Consejo Asesor de la Revista Internacional de Conflictología de Barcelona (España). Consejero de Paz del Departamento del Caquetá; miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Económica de amigos del País; del Instituto de Estudios para la Democracia y el Desarrollo, y del Consejo Nacional de Acreditación Académica de Colombia.

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Anabella Mariano Domínguez. Asesora Académica Armada Nacional. Economista con Magíster en Dirección Universitaria y en Seguridad y Defensa Nacional. Egresada del Centro de Estudios Hemisféricos de Washington en Economía y Pre-supuesto para la Defensa; Ponente en la Red de Investigadores de Defensa, Redes 2003 de la Universidad Nacional de Defensa de Washington y el Centro de Estudios Hemisféricos sobre Formación de Civiles en Seguridad y Defensa. Asesora en Educación por Competencias y en la Implementación de un Modelo de Transversalización Curricular de Derechos Humanos y DIH en las Fuerzas Militares.

MISIÓNEl SEFA establece las políticas y lineamientos de

potencialización de la educación en las FF.AA., con el fin de alcanzar la organización militar y policial

proyectada para el Siglo XXI, acorde con la dinámica y la calidad exigida por los cambios y

desafíos del futuroSOCIEDADESTADOY FF.AA

PROCESOSINTERNOS

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APRENDIZAJE,CRECIMIENTO E INNOVACIÓN

RECURSOS

MISIÓNEl SEFA se consolidará como un sistema dinámico e innovador generador de conocimiento propio y trascendente, con el fin de entregarle a Colombia líderes con indeclinable espíritu militario policial, ejemplo de ética y cohesión, en el marco de una

excelente formación profesional

1. Legitimidad de las FF.AA.

5. Excelencia en la Educación de las FF.AA.

12. Promover a la cohesión entre las FF.AA.

2. Excelencia en la Formación de Defensa y Seguridad Nacional

3. Efectividad de las Operaciones Conjuntas, Coordinadas,

Inter-Agenciales

7. Asegurar la CalidadEducativa de las FF.AA.

10. Mejorar la calidad de la educación de las FF.AA.

11. Elevar el acceso a los diferentes niveles

de educación

6. Consolidarel Subsistema de

Gestión de Doctrina(Conjunta,

Coordinada, Combinada y de las

Fuerzas)

13. Consolidarel Subsistema de

Investigación,Desarrollo,

Innovación y Transferencia

17. Fortalecer la Aplicación de la

Política Integral de DD.HH y DIH

14. Mejorar la Formación de

líderes con énfasis en la ética de la

profesión8. Diseñar

e Implementar el Subsistema

de Acreditación Académica

9. Diseñar e Implementar el Subsistema

de CertificaciónMil y Pol

4. Hombres y Mujeres Líderes Legítimos de Indeclinable Espíritu

Militar y Policial

15. Formar mejores seres humanos sustentados en principios, valores

y virtudes

16. Contribuir a la selección e incorporación de hombres y mujeres con las competencias del “SER” requeridas

18. Capital humano con las competencias requeridas

20. Capital organizacional óptimo para soportar la estrategia

19. Capital de información y comuniciones óptimo para soportar

la estrategia

21. Asignación estratégica, suficiente y oportuna de los recursos

organizacionales

BibliografíaDerechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario. Memorias • talleres de líderes de la iniciativa. Comando Sur de Estados Unidos, Cecadh, Costa Rica.

Documentos y ponencias Red de Investigación en Seguridad y De-• fensa. Centro de Estudios hemisféricos de defensa. Washington. Anepe. Chile.

Estrategia integral contra las amenazas a la estabilidad del país. • Escuela Superior de Guerra. Colombia, 2001.

Hacia una formación conjunta y coordinada. Centro de Estudios • Hemisféricos de Washington, 2004. Ejército Nacional Curso de Es-tado Mayor, 2005.

Informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los • Derechos Humanos sobre la situación de los Derechos Humanos en Colombia. Marzo 5 de 2007.

Marco normativo Fuerzas Militares y de Educación Superior en Co-• lombia. Constitución Política/Decretos reglamentarios.

Material de trabajo Plan de Reestructuración del Sistema de Edu-• cación Militar en Colombia. Pese.

Modelo de acreditación de programas. Consejo Nacional de Acredi-• tación. CNA. Colombia.

Política de Seguridad Democrática.•

Política Integral de Derechos Humanos y DIH. Ministerio de Defensa, • 2007.

Proyectos de Estatuto General de Educación para las Fuerzas Mili-• tares y Policía Nacional y Plan de Desarrollo Profesoral para las Fuerzas Militares y la Policía Nacional.

Proyectos Educativos Escuelas de Formación Armada Nacional.•

Talleres del milenio. Taller Seguridad Democrática. Programa de las • Naciones Unidas para el Desarrollo.

Anexo Nº 1

Page 21: Revista 2008

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Gobierno, seguridad

y desarrollo

Hace ya algunos años que Abraham Maslow habló de las necesidades del individuo y de la sociedad y lo que toda em-presa u organización debería satisfacer en los individuos y en las colectividades. Estas exigencias de que hablaba Mas-low, a pesar de existir nuevas teorías donde se presentan necesidades recientes, no contradicen a las de nuestro perso-naje y por ser muy sencillas, de fácil aplicación y explicación es que en este artículo se recurre a ellas para demostrar la relación existente entre el Gobierno, la Seguridad y el Desarrollo.

Si se parte de que las personas están compuestas de materia y espíritu, las necesidades del individuo serán fisiológicas o materiales o bien primarias y espirituales o secundarias.

A las primeras o primarias, corresponden las necesidades de supervivencia y de protección y a las secundarias o espi-rituales corresponden las necesidades de tipo social, intelectual y espiritual. Lo que explica Maslow, es que ‘si no logro proteger mi vida en términos materiales, no podré proteger mi vida en términos espirituales’.

Algunos autores han llevado estas necesidades de los individuos a las necesidades de los colectivos o de la sociedad en términos de Supervivencia o Convivencia, Crecimiento y Desarrollo. Donde los términos Supervivencia y Convivencia pertenecen a los objetivos primarios de la sociedad y los términos Crecimiento y Desarrollo, pertenecen a sus objetivos secundarios.

Para el logro de los objetivos, la sociedad se ha conformado en un Estado y ha elegido un gobierno con el objeto que li-dere las acciones que le permitan lograr lo anhelado. Por lo tanto, los objetivos de los gobiernos son los mismos de la so-ciedad: supervivencia y convivencia, crecimiento y desarrollo.

Capitán de la Reserva, Gerardo Domínguez GiraldoJefe de Planeación Ministerio de Transporte

“El Estado entonces debe garantizar el cumpli-miento de los objetivos de supervivencia con li-bertad, los de crecimiento con equidad y los de desarrollo con igualdad”.

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Garantía de los objetivos

Se debe enfatizar que las necesidades de la sociedad buscan satisfacerse en forma gradual pero en ese or-den, es decir, primero las primarias o de supervivencia y luego, las secundarias o espirituales.

El Estado entonces debe garantizar el cumplimien-to de los objetivos de supervivencia con libertad, los de crecimiento con equidad y los de desarrollo con igualdad. Conviene aclarar que los objetivos de cre-cimiento y desarrollo difieren en que los primeros son en términos cuantitativos y los segundos en términos cualitativos.

Se entiende como desarrollo político, aquel que per-mite garantizarle al individuo su supervivencia y su li-bertad, y a la sociedad su convivencia pacífica.

En este objetivo, tiene el Estado la obligación de ga-rantizar la vida, honra y bienes de los individuos y la sociedad.

Se comprende como desarrollo económico, aquel que permite garantizarle al individuo y a la sociedad la forma de generar sus recursos para la subsistencia.En este objetivo, tiene el Estado la obligación de ase-gurar la generación de recursos económicos a los in-dividuos y a la sociedad.

Se concibe como desarrollo social, aquel que permi-te garantizarle al individuo y a la sociedad la forma de tener una vida digna cubriendo las necesidades bá-sicas individuales como la alimentación, la salud, la educación, la movilidad y el bienestar. En estos obje-tivos, corresponde al Estado asegurar la satisfacción de las necesidades básicas insatisfechas de la pobla-ción más vulnerable de la sociedad.

De acuerdo con lo anterior, los objetivos no son inde-pendientes, sino interdependientes y diríamos que la sociedad desea alcanzarlos en ese orden, es decir, supervivencia o desarrollo político, crecimiento o de-sarrollo económico y desarrollo social.

Page 22: Revista 2008

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Lo importante aquí, es entonces entender que si el objetivo primario de la sociedad y del individuo es el desarrollo político o del derecho a la vida, honra y bie-nes, es prioridad del Estado prestar toda la seguridad posible que le garantice tal derecho y que una vez logrado ese derecho, la sociedad aspira al siguiente derecho que es el del trabajo o derecho a derivar los ingresos para su sustento, y que una vez obtenido, la sociedad busca satisfacer el derecho a la vivienda, salud, educación, movilidad y bienestar.

El Estado para garantizar entonces ese derecho u ob-jetivo fundamental del individuo y de la sociedad pres-ta algunos servicios como el de seguridad y el de jus-ticia.

Para el caso del servicio de seguridad, debe garanti-zar que la sociedad cumpla con las normas de com-portamiento previamente establecidas, que respete la vida, la honra y los bienes de los demás asocia-dos.Clama entonces la sociedad como primer servi-cio el de la seguridad y cuando se revisa la pres-tación de este servicio, ha querido la misma so-ciedad que este sea prestado exclusivamente por el Estado y no dentro de todos los progra-mas de tercerización, como se contempla como posible en algunos de ellos.

Corresponde al Estado la prestación directa del ser-vicio primario de la sociedad -la seguridad- y una vez se alcance este objetivo, ésta reclamará los relativos al desarrollo económico y desarrollo social.

La inversión, un derivado

Podemos entonces concluir que si una sociedad quie-re desarrollo económico y desarrollo social debe pa-sar primero por el desarrollo político, el cual además constituye la posibilidad de la libertad en los ciudada-nos, no sólo expresión espiritual en lo político, en lo religioso, en lo artístico, sino también en la libertad de desplazarse sin que conlleve a inseguridad física.

Se debe entonces entender que las inversiones han de estar en un buen porcentaje destinadas a que el Estado pueda garantizar la seguridad física de los in-dividuos, la sanción a quienes violen las normas de convivencia, el derecho a expresar libremente sus ideas sin ser agredido, a pensar en forma diferente.Pero no solamente las inversiones que apunten a la seguridad deben ser ejecutadas por los organismos de seguridad, sino que existen otras inversiones en diferentes áreas que contribuyen con la seguridad

y la convivencia y se podrían señalar algunas como son, en generación de empleo que reduciría el riesgo de que las personas desempleadas busquen refugio en la delincuencia; en vivienda, para reducir el riesgo de desarraigo de la población a su patria y no respe-ten tampoco los derechos de sus conciudadanos; en

“Corresponde al Estado la prestación di-recta del servicio primario de la sociedad -la seguridad- y una vez se alcance este objetivo, ésta reclamará los relativos al de-sarrollo económico y desarrollo social”.

transporte donde a través de las vías se pueda lograr la presencia del Estado no únicamente en fuerza pú-blica, sino además en desarrollo; la educación y con-cretamente en competencias de convivencia, en fin, en cualquier otra área del Estado que pueda contri-buir de manera directa o indirecta en la seguridad y en el desarrollo.

Uno diría por lo anteriormente visto, que con una mis-ma acción se pueden matar tres pájaros con la misma piedra, ello es, que con una misma acción no sólo se logre el desarrollo político o el desarrollo de la segu-ridad, sino también el desarrollo económico o gene-ración de empleo y además se alcance el desarrollo social de la población.

La seguridad ciudadana, garantiza la posibilidad de que los actuales inversionistas generen empresa y nuevos inversionistas deseen asentarse en la región, si esto se da, pues se genera empleo y si esto tiene lugar se genera desarrollo y en la medida en que sus ingresos sean de buena calidad se obtiene también satisfacer sus necesidades sociales.

De otro lado, las inversiones en Colombia en los úl-timos seis años en materia de seguridad no son en vano y demuestran cómo la seguridad conduce al de-sarrollo. Veamos algunos avances:

con las inversiones, el Estado ha podido pasar de • un pie de fuerza total de 295 mil efectivos en 2002 a 388 mil en 2007.

El impacto de las inversiones en seguridad se ve refle-jado en los cuadros siguientes:

homicidios por cada cien mil habitantes - se ha pa-• sado de 66 en el 2002 a 36.2 en el 2007

hurto de vehículos - se ha pasado de 17.303 en • 2002, a 8.478 en 2007

“Podemos entonces concluir que si una sociedad quiere desarrollo económico y desarrollo social debe pasar primero por el desarrollo político, el cual además constituye la posibilidad de la libertad en los ciudadanos, no sólo expresión es-piritual en lo político, en lo religioso, en lo artístico, sino también en la libertad de desplazarse sin que conlleve a inseguridad física”.

“La seguridad ciudadana, garantiza la posibilidad de que los actuales inver-sionistas generen empresa y nuevos inversionistas deseen asentarse en la región, si esto se da, pues se genera empleo y si esto tiene lugar se genera desarrollo y en la medida en que sus ingresos sean de buena calidad se ob-tiene también satisfacer sus necesida-des sociales”.

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Vicente Torrijos Rivera. Politólogo, doctor en Relaciones Internacionales, profesor de Ciencia Política y Director del Labo-ratorio de Transformación de Conflictos en la Universidad del Rosario. Catedrático de Paz y Conflictos de la Universitat Oberta de Catalunya y Miembro del Consejo Asesor de la Revista Internacional de Conflictología de Barcelona (España). Consejero de Paz del Departamento del Caquetá; miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Económica de amigos del País; del Instituto de Estudios para la Democracia y el Desarrollo, y del Consejo Nacional de Acreditación Académica de Colombia.

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Capitán de la Reserva, Gerardo Domínguez Giraldo. Jefe de Planeación Ministerio de Transporte. Ingeniero mecánico con postgrados en gerencia, finazas públicas y gestión de la calidad. Ejerció en el sector público como Concejal, Secretario de Despacho y Contralor de Medellín; Senador de la República y actualmente, Jefe de Planeación del Ministerio de Trans-porte. Ha ejercido como académico y catedrático en las universidades de Antioquia, Eafit, El Rosario, Externado, Libre, Gran Colombia, entre otras. En sus publicaciones figuran: Indicadores de gestión y resultados, Presupuesto Municipal, Control Fiscal, Evaluación de Proyectos sociales.

tasa de desempleo - se ha pasado de 15.5% en • 2002, a 11.5% en 2007

P.I.B. per cápita ajustado - se ha pasado de 5.188 • dólares en 2002, a 7.297 dólares en 2007

tráfico por carreteras - se ha pasado de 130 millo-• nes de vehículos por pasos de peaje en 2002, a 172 millones en 2007

línea de pobreza - se ha pasado de 55.7% en 2002, • a 45.1% en 2007

pobreza extrema - se ha pasado de 21.6% en 2002, • a 12% en 2007

en salud y educación la cobertura prevista para fin • de 2010 es del 100%

Como puede verse, en la medida en que un gobierno invierta en su seguridad y en la seguridad de las per-sonas, esta inversión y esta acción repercute en forma directa en el desarrollo de la sociedad.

Conclusiones

Eel Gobierno para lograr sus objetivos y los de la so-ciedad debe garantizarle a esta una seguridad física en la vida, honra y bienes; si se garantiza este prin-cipio, la sociedad automáticamente pasa al siguien-te objetivo que es el de desarrollo, combinándose de esta manera el gobierno, la seguridad y el desarro-llo

Page 23: Revista 2008

La Política de Seguridad y Defensa.

Una política contundente para construir la paz

Vicente Torrijos R. Profesor Titular de Ciencia Política y Relaciones Internacionales

Universidad del Rosario

“Los datos concretos dan cuenta de un efectivo mejora-miento de la situación de seguridad, al cabo de ingentes esfuerzos orientados a fortalecer la capacidad de anti-cipación y disuasión del Estado, la coordinación de los operadores de seguridad, el direccionamiento político del esfuerzo de contención puramente militar, y el ase-guramiento de un flujo constante de recursos de diversa índole para suplir los requerimientos de la lucha contra las organizaciones armadas ilegales”.

Introducción

De alguna manera, intentar una evaluación de la Política de Defensa y Seguridad Democráti-ca, PSD, equivale a intentar una evaluación de los seis años de gobierno del presidente Álva-ro Uribe Vélez, quien a fin de cuentas cons-truyó su plataforma electoral con base en la creciente expectativa de recuperación de la seguridad y la autoridad del Estado que ca-racterizaba a la opinión pública en 2002, y una vez en el poder, hizo de la seguridad y la lu-cha contra las organizaciones armadas ilega-les -de conformidad con los lineamientos de su plan de desarrollo, “Hacia un Estado co-munitario”- el elemento transversal de la ac-ción del Estado.

La mejor prueba de los logros obtenidos la constituye su incontestable reelección como presidente en 2006. Pero adicionalmente, los datos concretos dan cuenta de un efectivo mejoramiento de la situación de seguridad, al cabo de ingentes esfuerzos orientados a fortalecer la ca-pacidad de anticipación y disuasión del Estado, la coordi-nación de los operadores de seguridad, el direccionamien-to político del esfuerzo de contención puramente militar, y el aseguramiento de un flujo constante de recursos de diversa índole para suplir los requerimientos de la lucha contra las organizaciones armadas ilegales.

Dentro de este balance cabe destacar, naturalmente, la desmovilización de las estructuras de las autodefensas ilegales, y el impacto creciente en la capacidad opera-tiva y ofensiva de las demás organizaciones armadas al margen de la ley, especialmente de las Fuerzas Armadas

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Page 24: Revista 2008

Revolucionarias de Colombia, Farc. Estas últimas, en particular, se han visto duramente afectadas este año, como consecuencia no sólo de la pérdida de varios miembros del Secretariado (Reyes, Marulanda, Ríos), sino como resultado de sucesivas operaciones que han erosionado su capital de chantaje y presión polí-tica así como su capacidad de visibilización y proyec-ción internacional (v.gr., la Operación “Jaque”).

En términos generales puede decirse que en Colom-bia se viene cumpliendo el principio clásico según el cual el término de eficacia de los esfuerzos contrain-surgentes, una vez se ha tomado la decisión política de convertirlos en prioridad de la acción del Estado, es de ocho años. De ahí que a la PSD se le haya dado ahora un perfil de consolidación y profundización que está orientado a mantener la presión sobre las organi-zaciones ilegales y a desarrollar nuevas capacidades institucionales para dar un paso adelante en el con-trol territorial y en la optimización del funcionamiento del Estado.

A continuación se presentan algunos elementos que bien podrían considerarse como constitutivos del le-gado de la PSD a la fecha, a partir de los cuales se-ría posible empezar a diseñar escenarios y estrategias futuras.

Primera Parte: la dimensión interna

Algunas consideraciones

[1.] La institucionalización de la Política de Seguri-dad Democrática. Con independencia de la orienta-

ción partidista, las élites políticas del país han tomado conciencia de la importancia (y la necesidad) de con-tar con una política de Estado (y no simplemente de gobierno) en materia de seguridad. La implementa-ción de la PSD (unida al impacto positivo de la reforma que permitió por una sola vez la reelección presiden-cial inmediata), ha permitido subsanar una de las de-ficiencias históricas más notables en la respuesta del Estado frente a las organizaciones armadas ilegales: la falta de continuidad y sostenibilidad en el tiempo. De ahí que pueda afirmarse que la PSD ha alcanzado un importante grado de institucionalización, reforzado además porque la opinión pública, en el futuro inme-diato, será sumamente refractaria a cualquier insinua-ción o gesto que pueda ser interpretado como des-monte o reversión de los esfuerzos realizados durante los últimos ocho años en materia de seguridad.

[2.] Persistencia de la improvisación. Sin embargo, si bien la PSD ha contribuido a resolver el problema de la continuidad y la sostenibilidad, aún hay impor-tantes problemas derivados de la improvisación con que se abordan y gestionan algunos problemas. Esta improvisación es especialmente notoria en el campo diplomático e internacional, en donde en más de una ocasión se ha subestimado el impacto de las accio-nes emprendidas, o se han asumido posiciones al fra-gor de los acontecimientos sin un adecuado cálculo de trayectorias posibles, costos y beneficios proba-bles, y sobre todo, de costos marginales. La extradi-ción de algunos jefes paramilitares a Estados Unidos también puede mencionarse como ejemplo de esa

arraigada tendencia a la impulsividad en la toma de decisiones.

[3.] La excesiva personalización de la PSD. Con el paso del tiempo se ha venido produciendo un fe-nómeno cuyo impacto en la legitimidad y la propia sostenibilidad de la PSD debe ser evaluado con de-tenimiento. Se trata de la excesiva personalización (y en consecuencia, potencial desinstitucionalización progresiva) de la PSD, en la figura del presidente de la República, Álvaro Uribe. Esta personalización se basa en la falsa suposición de que sólo el presidente Uribe estaría en capacidad y disposición de mante-ner el esfuerzo que el Estado ha venido haciendo en materia de seguridad, y por lo tanto, tiende a igualar la continuidad de la PSD con la continuidad del pre-sidente Uribe en el poder. Este elevado nivel de per-sonalización puede resultar a largo plazo contrapro-ducente, erosionar la legitimidad de la misma PSD, dificultar consensos políticos para asegurar su soste-nibilidad deteriorando, en términos generales, la pro-pia institucionalidad estatal.

[4.] La mutación de las amenazas y su diversifica-ción. Como resultado del impacto de la implementa-ción de la PSD, y prueba de su efectividad, las ame-nazas han sufrido o están sufriendo un proceso de mutación y recomposición. Las organizaciones guerrilleras pueden estar empezando a derivar en puras organizaciones terroristas a medida que se vean forzadas cada vez más a usar el terrorismo no como una táctica sino como su estrategia do-minante. Tendencias centrífugas que afloran en esas mismas organizaciones pueden incremen-tar la tendencia a la criminalización de las mis-mas, mientras experimentan un proceso de ato-mización y fragmentación creciente. Y el peso de las llamadas “bandas emergentes” empieza a su vez a ser cada vez más notorio en la problemática de seguridad interna.

Conclusión

El balance que dejan seis años de imple-mentación y aplicación de la PSD es alta-mente positivo. Se ha logrado recuperar la capacidad del Estado para enfrentar y anti-cipar la amenaza encarnada por las organi-zaciones armadas ilegales, y la capacidad operativa y ofensiva de las mismas se ha debilitado sustancialmente. Cuatro son los principales elementos de juicio que resul-tan de la evaluación de los logros obteni-dos y el clima de seguridad generado con

los esfuerzos que el Estado ha articulado alrededor de la PSD: la institucionalización de esta política, la persistencia de la improvisación en algunas áreas, la excesiva personalización de la misma, y por último, la mutación de las amenazas. Estos cuatro elementos deben orientar el ejercicio de constante reinvención y reformulación de la PSD, del cual depende, en gran parte, la posibilidad de que se sigan derivando de ella resultados positivos y constructivos tanto en materia de seguridad como en materia de fortalecimiento ins-titucional, desarrollo de capacidades gubernativas del Estado, e incremento de la legitimidad del mismo.

Segunda parte: la dimensión externa

Hace ya tiempo que el conflicto irregular colombiano no es un asunto puramente interno. Por el contrario, ha venido adquiriendo progresivamente, por lo menos desde los años 90, una dimensión internacional cada vez más importante.

Este proceso de “internacionalización” de la proble-mática de seguridad es consecuencia tanto de la pro-pia evolución de la problemática (que condujo a la transnacionalización del impacto de algunos de sus componentes, ya fuera por la vía del empleo de las zonas de frontera como santuario por parte de las organizaciones armadas ilegales, OAI, por la vía del

“La implementación de la PSD (unida al im-pacto positivo de la reforma que permitió por una sola vez la reelección presidencial inme-diata), ha permitido subsanar una de las de-ficiencias históricas más notables en la res-puesta del Estado frente a las organizaciones armadas ilegales: la falta de continuidad y sostenibilidad en el tiempo”.

“El balance que dejan seis años de imple-mentación y aplicación de la PSD es alta-mente positivo. Se ha logrado recuperar la capacidad del Estado para enfrentar y anticipar la amenaza encarnada por las organizaciones armadas ilegales, y la capacidad operativa y ofensiva de las mismas se ha debilitado sustancialmen-te”.

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Page 25: Revista 2008

desplazamiento forzado, del deterioro de los indica-dores en materia de Derechos Humanos, o del uso de ciertas estrategias en la lucha contra el narcotráfico, para citar sólo algunos ejemplos), como de la adop-ción de algunas estrategias políticas orientadas a ob-tener en la comunidad internacional algún tipo de res-paldo (Plan Colombia, participación internacional en el fallido proceso del Caguán, mesa de donantes, Ma-pp-Oea, etc).

A este proceso de internacionalización de la proble-mática de seguridad interna del país, en parte forzoso y en parte selectivo, no ha podido ser ajena en modo alguno la PSD, con la que el Estado colombiano ha venido intentando, con notable éxito en términos ge-nerales, recuperar la gobernabilidad de la seguridad para todos los ciudadanos.

A continuación se intenta una valoración del estado actual del posicionamiento de la PSD de cara a la co-munidad internacional y se señalan algunas debilida-des y oportunidades significativas en esa dimensión de su proyección e implementación.

Algunas consideraciones

[1.] La legitimación mediante la eficacia. En tér-minos generales puede afirmarse que no ha sido fácil presentar y validar ante la comunidad internacional la PSD. La carencia de una estrategia diplomática co-herente y sostenida, la tozudez con que el Gobierno mismo ha manejado algunos debates como el de la

calificación de la problemática interna de seguridad del país, la improvisación inicial (antes de que estu-viera confeccionado el documento de la PSD), y el im-portante grado de penetración social y política de la diplomacia paralela de organizaciones ilegales como las Farc, en escenarios como el europeo, son algunos de los factores que podrían contribuir a explicar estas dificultades. En efecto, la PSD ha sido percibida en muchos sectores del ámbito internacional como exce-sivamente militarista (incluso, represiva), como poco social, carente de una dimensión humanitaria, entre otros defectos (algunos reales y otros producto de la desinformación y de la propaganda del adversario y sus idiotas útiles).

Sin embargo, en los últimos meses se ha producido una paulatina legitimación de la PSD gracias a la efi-cacia de los golpes más espectaculares asestados por la Fuerza Pública colombiana a las OAI, y en parti-cular a las Farc. Ello es así, incluso a pesar del déficit de legalidad que haya podido tener la operación “Fé-nix” ejecutada extraterritorialmente.

“Empieza a ser oportuna la construcción de un modelo de política exterior ‘post-conflic-to’, que vaya anticipándose a los desafíos persistentes (en materia humanitaria, por ejem-plo), a los desafíos emergentes (transformación de la amena-

za), y a los desafíos de sostenibilidad (financiamiento del proceso de desmo-vilización + rein-serción) que habrán de enfrentarse en el futuro”.

que preservando la autonomía del Estado colombiano en la gestión de su problemática de seguridad interna (y de las problemáticas asociadas a ella) -y por lo tanto, evi-tando todo riesgo de perforación o de reducción signifi-cativa del control de las dinámicas propias del enfrenta-miento militar y político con las OAI-, permita obtener el grado adecuado de involucramiento y participación de la comunidad internacional como agente cooperador y vali-dador de los esfuerzos del Estado en la materia.

[4.] Anticipar escenarios. Por último, empieza a ser oportuna la construcción de un modelo de política exte-rior “post-conflicto”, que vaya anticipándose a los desa-fíos persistentes (en materia humanitaria, por ejemplo), a los desafíos emergentes (transformación de la amena-za), y a los desafíos de sostenibilidad (financiamiento del proceso de desmovilización + reinserción) que habrán de enfrentarse en el futuro. El Gobierno colombiano debe ir posicionando estos temas en su política exterior e ir construyendo los canales de interlocución y la convicción política necesarias para obtener el apoyo requerido en la comunidad internacional.

Conclusión

En definitiva, el posicionamiento de la PSD en el escena-rio internacional ha sido y seguirá siendo un proceso de alta complejidad. La improvisación, la ventaja que toma-ron las OAI al colonizar algunas audiencias, la falta de una estrategia diplomática comprehensiva, explican en buena medida estas dificultades.

Recientemente, sin embargo, el éxito obtenido en algu-nos operativos y la evidente reducción del potencial ofen-sivo de las OAI ha contribuido a crear algún volumen de legitimación por eficacia a nivel internacional, que es ne-cesario capitalizar. La guerra política es hoy por hoy uno de los más importantes imperativos estratégicos, en es-pecial en el frente internacional.

Por último, hacia el futuro parecen perfilarse dos grandes desafíos: el de combinar óptimas dosis de autonomía y cooperación internacional, y el de allanar el camino me-diante la anticipación de escenarios futuros en los que el involucramiento de la comunidad internacional parece ser tan necesario como deseable

[2.] Necesidad de intensificar la guerra política en el frente internacional. Por otro lado, en el frente in-ternacional, que ha venido adquiriendo cada vez más relevancia a medida que el adversario ha visto redu-cirse su capacidad militar, siguen existiendo algunas tareas pendientes. Es necesario reforzar el compo-nente diplomático de la PSD, especialmente a través de una estrategia de diplomacia pública que permita afectar, de modo favorable a los intereses del Esta-do, diversas audiencias altamente influyentes, espe-cialmente en el escenario europeo. Esta estrategia se hace tanto más necesaria ahora que empieza a aparecer la información suficiente para identificar las redes de apoyo trasnacional de las Farc, como con-secuencia del análisis de los datos obtenidos de los computadores incautados por las autoridades colom-bianas. De lo contrario, los esfuerzos por desarticu-lar dicha red podrían ser presentados (e interpretados maliciosamente) como intentos por “internacionalizar” una presunta persecución política.

[3.] Autonomía + cooperación. Con la experien-cia acumulada por cuenta de la fallida mediación de Chávez y la “injerencia” del gobierno francés a propó-sito del tema de los secuestrados, otro de los gran-des desafíos/oportunidades en el frente internacional de la PSD es lograr construir y aplicar una estrategia

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Vicente Torrijos Rivera. Politólogo, doctor en Relaciones Internacionales, profesor de Ciencia Política y Director del Labo-ratorio de Transformación de Conflictos en la Universidad del Rosario. Catedrático de Paz y Conflictos de la Universitat Oberta de Catalunya y Miembro del Consejo Asesor de la Revista Internacional de Conflictología de Barcelona (España). Consejero de Paz del Departamento del Caquetá; miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Económica de amigos del País; del Instituto de Estudios para la Democracia y el Desarrollo, y del Consejo Nacional de Acreditación Académica de Colombia.C

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Vicente Torrijos R. Profesor Titular de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Universidad del Rosario. Politólogo con doctorado en Relaciones Internacionales y catedrático en el área además de Ciencia Política. Director del Laborato-rio de Transformación de Conflictos en la Universidad del Rosario y profesor de Paz y Conflictos de la Universitat Oberta de Catalunya. Adicionalmente, es Miembro del Consejo Asesor de la Revista Internacional de Conflictología de Barcelona (España). El concurso de su trayectoria le ha permitido ejercer como Consejero de Paz del Departamento del Caquetá; Miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Económica de Amigos del País del Instituto de Estudios para la Democracia y el Desarrollo y Miembro del Consejo Nacional de Acreditación Académica de Colombia.

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El ejercicio ético de la profesión

militar

Los valores morales, las virtudes militares, los debe res del Ejército, el código de ética, las obligaciones institucionales y constitucionales que a diario se repiten en las aulas de los cadetes y alumnos del medio castrense en general, deben ser aprehendidas e interiorizadas para que en la vida práctica, sus acciones sean fiel reflejo de una sólida base moral y ética que dignifique la profesión militar.

Antes de adentrarnos en el tema de nuestro interés, es importante partir de unas oportunas premisas que ayudarán a clarificar algunos conceptos como la naturaleza ética de las Fuerzas Armadas y su misión de servicio a la sociedad, de tal modo que desde allí se pueda establecer el ejercicio ético de la profesión militar desde la perspectiva de seguridad y defensa.

a. Naturaleza ética de las Fuerzas Armadas

Las Fuerzas Armadas existen para la defensa de la patria, son esenciales para la seguridad nacional, garantizan el orden institucional y constitucional del Estado al cual pertenecen y estabilizan la paz.1 Dependen del Ministerio de Defensa Na-cional y están constituidas por el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y en algunos Estados también por la Policía fede-

1 Cfr. Juan Pablo PP. Constitución Apostólica: Spirituali Militum Cuarae, Proemio, en AAS, LXXVIII (1986), pp. 481-486.

“Las Fuerzas Armadas existen para la defensa de la patria, son esen-ciales para la seguridad nacional, garantizan el orden institucional y constitucional del Estado al cual pertenecen y estabilizan la paz”.

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desde una perspectiva de

seguridad y defensa

Pbro. Dr. Jorge Orlando Contreras Sarmiento Vicario Judicial del Obispado Castrense de Colombia y Capellán y docente de la Escuela Superior de Guerra

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ral o nacional, según la particularidad cons-titucional de la nación. En su calidad de cuerpos armados, son esencialmente obe-dientes, no deliberantes (excepto en algu-nos países), profesionales, jerarquizadas y disciplinadas.2

Las Fuerzas Armadas, “no existen para sí mismas, sino bajo principios democráticos para el servicio del pueblo”3, participan y contribuyen de diversas formas y con va-riada intensidad en el desarrollo económi-co y social del Estado. Así mismo, cumplen labores de resguardo y apoyo durante los estados de emergencia interna o de catás-trofes naturales. En lo que específicamen-te se refiere a defensa externa, tienen por misión prevenir un conflicto, disuadiendo a cualquier potencial adversario y, si es nece-sario, neutralizándolo, con el propósito de resguardar la soberanía y mantener la inte-gridad territorial de la nación. No obstante, la defensa externa, prioritaria en la definición de la estructura de las Fuer-zas Armadas, no implica que éstas existan exclusivamente para enfrentar una even-tual guerra o crisis, sino también para pre-ver y contribuir a crear los escenarios futu-ros más convenientes al interés nacional. Naturalmente, para el desarrollo y bienes-

2 Op. Cit. 1 p. 259.

3 Cfr. Contreras Sarmiento, Jorge O., Perfil ético del militar para la sociedad colombiana, en Revista Fuerzas Arma-das, CLXXVII (2000), p. 67.

tar de la ciudadanía, un escenario de paz es mucho más fa-vorable que un escenario de conflicto y por consiguiente, re-sulta necesario que exista plena comunión entre las políticas exteriores y de defensa en la búsqueda y promoción de una paz estable y duradera.

b. La vocación militar: una profesión de servicio a la sociedad

La profesión militar, como tal, obedece a una vocación de servicio a la patria, enmarcada en ciertas normas de com-portamiento, conocimientos especializados, habilidades y virtudes morales que, en última instancia, le permitirán al sol-dado y al policía dar la vida si fuese necesario.4 En conse-cuencia, no se trata de una simple ocupación, y si bien, los riesgos son voluntariamente asumidos por el profesional de las armas, exige de él, una adhesión o un grado de compro-miso profundo para cumplir eficazmente con la misión que se le encomienda.5

Las ideas de paz, seguridad y defensa, están entrañable-mente unidas y asumidas por el concepto de vocación mi-

4 Cfr. J. Keegan. Historia de la Guerra. Barcelona, 1995, p. 32; A. Baquer, Miguel. El Militar en la sociedad democrática. Madrid, 1988, p. 100.

5 Cfr. J. Keegan. Historia. pp. 25-40; A. Baquer, Miguel. El Militar, p. 99; Covarrubias. “El futuro del sector Defensa en Latinoamérica”, en Seguridad y Defensa en el Cono Sur, I. Stanganelli (compiladora), Mendoza, 2004, p. 226; J Cope. The Insti-tution and Profession of Arms, Lesson 3-01/02 (CHDS, 05 August, 1998).

“No obstante, la defen-sa externa, prioritaria en la definición de la estructura de las Fuer-zas Armadas, no im-plica que éstas existan exclusivamente para enfrentar una even-tual guerra o crisis, sino también para pre-ver y contribuir a crear los escenarios futuros más convenientes al interés nacional”.

a la sociedad de la que se es parte en la búsqueda y conservación de la paz.

c. El militar en el desempeño de su profesiónEl desempeño profesional, por parte del militar en la realidad actual, no es tarea fácil, pues implica inse-rirse en el continuo enfrentamiento a los innumera-bles retos y desafíos que el medio castrense ofre-ce, en cuanto que debe atender la problemática de la organización y afrontar sus propias realidades. Es-tos retos, conforman diferentes aspectos tales como: el desarrollo humano, su bienestar, su formación, su entrenamiento, la formación de los futuros militares, el desarrollo de nuevas doctrinas que respondan a las actuales realidades y con las amenazas presentes y futuras hasta llegar a la institucionalización de la in-novación.

El militar, en el ejercicio del mando, debe distinguirse por su humanidad, moralidad y profesionalismo pues su desempeño, debe ser justo, racional, humano y con criterio institucional por encima de cualquier inte-rés de tipo personal. Debe dar seguridad y confian-za al subalterno sin perder la dignidad profesional; de esta manera puede encauzar los talentos individuales y, con pequeñas dotes, alcanzar grandes éxitos.

Del mismo modo, como comandante, debe estar siempre dispuesto y abierto a las diferentes situacio-nes conflictivas para resolverlas con naturalidad y rec-ta razón; es decir, debe reunir las siguientes cuali-dades:

confianza en sí mismo y en los demás• sencillez para asumir sus limitaciones• espontáneo y franco en la comunicación con sus •

superiores y subalternoságil y creativo para enfrentar situaciones de riesgo •

con espíritu crítico y objetivosin agitaciones que lo impulsen a insultar o ame-•

nazar.

Todas estas características que el militar ha de tener, lo deben llevar a ejercitar su profesión de la mejor ma-nera posible al servicio de la sociedad.8

El comandante en el ejercicio del mando, es además un orientador institucional, por consiguiente: con su liderazgo y amor a la Institución militar, motiva a sus subalternos al trabajo, con amor, entusiasmo y entre-ga; escucha a todos por igual, sin importar el grado, rango o posición; reconoce y acepta sus errores; es-

8 Op. Cit. 1 p. 295.

litar, y ésta, no podría comprenderse a cabalidad, si quienes pertenecen a la Institución armada, no de-sarrollan y cultivan también las tradiciones y virtudes propias de ésta, como el dominio de sí mismo, el li-derazgo, la lealtad, la disciplina, el espíritu de sacri-ficio, el cumplimiento del deber y el amor a la patria entre otras.6

El ejercicio de la profesión militar, deriva de la necesi-dad que tiene la nación de salvaguardar su vida ins-titucional de toda amenaza interior o exterior, y reside principalmente, en los sentimientos de honor y del de-ber de todos los que la profesan; sentimientos que, desarrollados en forma consciente, deben impulsar a todo militar de cualquier grado o jerarquía, hacia el es-tricto cumplimiento de sus obligaciones.

El “ser militar”, no es un medio de vida, sino un “modo de vida en el servicio”, que obliga a cumplir con el de-ber, cualquiera sea la tarea que se encomiende.7 Im-pone ser leal, disciplinado y a tener el valor tanto para defender a la patria y morir por ella, en caso de ser necesario, como para aceptar y cumplir en correspon-dencia con las disposiciones de ley reglamentarias, que rigen el actuar de las Fuerzas Armadas, como son las tareas, trabajos o misiones que se le enco-mienden, aún cuando muchas veces, se estime que tal o cual cometido pueda “suponer” erróneamente, una pérdida de tiempo o que se trate de algo inne-cesario.

Por último, llama la atención que los institutos arma-dos en la actualidad, siguen recibiendo año por año un alto número de jóvenes -hombres y mujeres-, que visualizan en la carera de las armas, su autorrealiza-ción, a través de una acendrada vocación de servi-cio, demostrando con ello, una atracción intuitiva por querer formar parte de tales organizaciones. Dicha vocación debe ser incrementada con enseñanzas y buenos ejemplos, para lograr mayores beneficios en 1a organización a la que se pertenece, de sus compo-nentes y, sobre todo, con miras a servir mejor al país y

6 Cfr. A. Baquer, Miguel. El Militar, pp. 99-102

7 Cfr. Contreras Sarmiento, Jorge. Perfil. p. 68.

“El ‘ser militar’, no es un medio de vida, sino un “modo de vida en el servicio”, que obliga a cumplir con el deber, cualquiera sea la ta-rea que se encomiende”.

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tudia su unidad, su organización, funciones opera-tivas, procedimientos; favorece el diálogo con sus hombres; define objetivos y fija modelos de referen-cia para evaluar su alcance; planea el progreso, de-cide hasta qué objetivo llegar; arriesga su carrera por el bienestar común; asume riesgos y retos; mantiene abiertos sus canales de comunicación; ejerce el man-do, manda con un buen propósito y dirección; orga-niza y utiliza eficazmente los recursos de los que dis-pone; trabaja en equipo con su gente; se involucra en sus problemas; delega autoridad y cuando la ejerce, lo hace con moderación; no se escuda en el grado para ser obedecido y está convencido que su autori-dad es un servicio para la paz.

Como anteriormente se pudo analizar, el militar es el protagonista de hechos trascendentales para la vida de la nación, por consiguiente, sostenido por su vo-cación de servicio a la sociedad y respetuoso de la Carta Constitucional de su respectivo país, procura el recto ejercicio de su profesión militar.

La profesión ética del militar desde la perspectiva de seguridad y defensa

Definir este punto, significa hacer una recurrencia obli-gada a la sabiduría y luz de un importante documento de la Iglesia Católica denominado Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II, que al referirse a los militares y su misión en la sociedad, afirma: “los que, al servi-cio de la patria, se hallan en el ejército, considérense

instrumentos de la seguridad y libertad de los pueblos, pues desempeñando bien esta función contribuyen realmente a estabilizar la paz (GS 79)”.

Como se ha podido notar, ya el Concilio Vaticano II, propone los elementos fundamentales, por los cua-les se define al militar como “instrumento de la segu-ridad y libertad de los pueblos”, es decir, se trata del soldado creyente que quiere servir a la patria con la conciencia de cumplir con un deber o con una tarea institucional, que tiene todas las connotaciones de la moral humana y social, sin entrar en contradicción con la moral cristiana.

Razón por la cual y en virtud de su servicio a la co-munidad, el militar, debe reunir las siguientes cua-lidades:

ser un ciudadano que ame a Dios y sirva a la • patria

que desempeñe su profesión en favor del bien • común de la nación, o por razones de conciencia a través del “servicio social” del cual disponga el Estado

ser un militar responsable de la libertad de su • pueblo, y cuando venga requerido por quien tiene la legítima autoridad nacional e internacional, acu-dir en procura de la justicia y la libertad e incluso de otros pueblos9

que le atribuya a las armas -las cuales cono-• ce suficientemente-, el uso apropiado y las porte como fuerza disuasiva, más no como amenaza

que sea fiel cumplidor de la Constitución y de • las leyes del Estado al que pertenece

respetuoso de los derechos de todos los ciuda-• danos, con preocupación especial por los más po-bres y desamparados, tanto a nivel nacional como en las misiones de paz de índole internacional

respetuoso de la naturaleza y del medio ambiente• honesto en su vida personal familiar y profesional• altamente capacitado para cumplir con eficacia su •

misión específicaque sea un agente de paz y garante de la libertad y •

seguridad de sus conciudadanosdefensor del ciudadano inocente ante el injus-•

to agresor, promoviendo el evangelio de la paz y del amor en la defensa del débil10

que combata cuando tenga que hacerlo por el res-• tablecimiento de la justicia y los derechos lesionados, sin desentenderse de la virtud de la caridad

9 Catecismo de la Iglesia Católica, N. 2310.

10 Cfr. Benedicto PP. XVI, Messaggio ai Ordinari militari nel V Convengo Inter-nazionale Degli Ordinariati Militari promosso a venti anni dalla Copstituzio-ne Apostolica “Spirituali Militum Curae”, (26.10.2006), en: L’Osservatorio Romano, 27 ottobre 2006, p. 5.

que respete y practique en operaciones bélicas el • DIH en especial en el trato humanitario hacia los no combatientes y los soldados heridos y prisioneros11

que se niegue a participar o seguir eventuales ór-• denes que son manifiestamente criminales e inmora-les, como por ejemplo el exterminio de un pueblo, de una nación o de una minoría étnica.12

En definitiva, el documento eclesiástico, Concilio Vati-cano II, no hace otra cosa que recalcar la importancia de las Fuerzas Militares, afirmando que los militares se deben considerar instrumentos de la seguridad y libertad de los pueblos; es decir que, a los militares les corresponde la defensa del territorio nacional, las leyes e instituciones del país, compromiso asumido bajo juramento público y solemne. Los militares son conscientes de su misión y saben que la seguridad es un requisito indispensable para el desarrollo y condi-ción para la paz.13

En consecuencia, los militares hoy más que nunca, deben aparecer más como hombres de paz que como hombres de guerra.14 Las armas deben tener por objeto la paz, que es el mayor bien deseado por la humanidad. Sin embargo, el Concilio Vaticano II, recuerda que la guerra no ha sido desarraigada de la humanidad y mientras exista el riesgo de la guerra y falte una autoridad internacional competente y provis-ta de medios eficaces, una vez agotados todos los re-cursos pacíficos de la diplomacia, no se podrá negar el derecho de la legítima defensa a los gobiernos.15

La tradicional doctrina de la “guerra justa”16, no es una doctrina que bendice la guerra; es una doctrina que impone condiciones rígidas para justificar el recurso

11 Cfr. Pontificio Consejo “Justicia y Paz”- Congregación para los Obispos. El derecho humanitario y los capellanes militares. Curso Internacional de Formación en Derecho Humanitario para Capellanes Militares Católicos. Ciudad del Vaticano, 2005, pp. 46-71.

12 Cfr. Constitución Dogmática: Gaudium et Spes, n. 79.

13 Cfr. Op. Cit. 1 p. 269

14 Ibid Manual, p. 259.

15 Op. Cit. 13 n. 79 d.

16 Cfr. S. Agostino. Contra Faustum, XXII, 75.

al uso de las armas.17 Al respecto el Papa Juan Pablo II afirmaba:

“…y es aquí en donde encontramos el principio que explica las situaciones en las cuales la guerra puede ser justificada. Es decir, si se trata de una defensa de la patria agredida, para defender aquellos que son agre-didos inocentemente; una defensa de la patria con el riesgo de la propia vida. Esta defensa puede llevar consigo mismo la muerte y el daño del agresor el cual se considera culpable en este caso, aunque de todos modos, se buscará siempre disminuir el daño al agre-sor, pero el que se expone más con mayor riesgo a la muerte es sobre todo quien se defiende. Basta pensar en los tantos caídos por la patria…”18

“Una guerra de agresión es intrínsecamente inmoral”19, por esta razón el Catecismo de la Iglesia Católica, re-cuerda que en caso de agresión injusta, se han de considerar con rigor las condiciones estrictas de una

“legítima defensa” mediante la fuerza militar, es decir: “que el daño infringido por el agresor a la na-ción o a la comunidad de las naciones sea duradero, grave y cierto; que los restantes medios para ponerle fin hayan resultado im-practicables o ineficaces; que se reúnan las condiciones serias de éxito; que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes

más graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios modernos de destrucción, obli-ga a una prudencia extrema en la apreciación de esta condición”.20

Las exigencias de la legítima defensa, justifican la existencia de las Fuerzas Armadas en los Estados, cuya acción debe estar al servicio de la paz: quienes custodian con ese espíritu la seguridad y la libertad de un país, dan una auténtica contribución a la paz.21 El personal que presta su servi cio en las Fuerzas Arma-das, tienen el deber específico de defender el bien, la verdad y la justicia en el mundo; no son pocos los que en este contexto han sacrificado la propia vida por es-tos valores y por defender vidas inocentes.22

17 Op. Cit. 10 n. 2265

18 Juan Pablo PP. II, Allocuzione. Nella visita ai militar. p. 719.

19 Pontificio Consejo “Justicia y Paz”. Compendio, p. 278.

20 Op. Cit. 10 n. 2309.

21 Cfr. Constitución Dogmática Gaudium et Spes, n. 79; Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2310.

22 Op. Cit. 10 p 238.

“Los militares hoy más que nunca, deben aparecer más como hombres de paz que como hombres de guerra. Las armas de-ben tener por objeto la paz, que es el ma-yor bien deseado por la humanidad”.

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La Carta de las Naciones Unidas, surgida de la trage-dia de la Segunda Guerra Mundial y dirigida a preser-var las generaciones futuras del flagelo de la guerra, se basa en la prohibición generalizada del recurso a la fuerza para resolver los conflictos entre los Estados, con excepción de dos casos: la legítima defensa y las medidas tomadas por el Consejo de Segu ridad, en el ámbito de sus responsabilidades para mantener la paz. En cualquier caso, el ejercicio del derecho a de-fenderse, debe respetar “los tradicionales límites de la necesidad y de la proporcionalidad”.23 Una acción bé-lica preventiva, emprendida sin pruebas evidentes de que una agresión está por desencadenarse, no deja de plantear graves interro gantes de tipo moral y jurí-dico. Por tanto, sólo una decisión de los orga nismos competentes, basada en averiguaciones exhaustivas y con funda dos motivos, puede otorgar legitimación internacional al uso de la fuerza armada, autorizando una injerencia en la esfera de la soberanía propia de un Estado, una vez haya identificado las situaciones concretas que amenazan la paz.

En este contexto, “la ética militar es indispensable en cuanto que debe enseñar y cultivar en los militares con magnanimidad y lealtad el amor a la patria, pero sin estrechez de espíritu, de suerte que miren siempre al mismo tiempo el bien de toda la familia humana, uni-da por toda clase de vínculos entre las razas, pueblos y naciones” (GS 75). Reconociendo además en caso de necesidad el derecho y el deber que los poderes públicos tienen en este caso para imponer a los ciu-dadanos las obligaciones necesarias y encaminadas a la defensa nacional.24

Es importante tener en cuenta, el pleno respeto que se ha de tener “en el caso de los que se niegan a to-mar las armas por motivos de conciencia y aceptan al mismo tiempo servir a la comunidad humana de otra forma” (GS 79); como también aquellos que “renun-ciando a la violencia en la exigencia de sus derechos, recurren a los medios de defensa, que, por otra parte, están al alcance incluso de los más débiles, con tal que esto sea posible sin lesión de los derechos y obli-gaciones de otros o de la sociedad” (GS 78).

“Las acciones deliberadamente contrarias al derecho de gentes y a sus principios universales, como las dis-posiciones que las ordenan son criminales. Una obe-diencia ciega no basta para excusar a los que se so-meten a ellas. Así, la exterminación de un pueblo, de

23 Juan Pablo PP. II. Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz. 2004, en AAS, LCVI (2004), 6, p. 117.

24 Op. Cit. 10 n. 2310.

una nación o de una minoría étnica debe ser condena-da como un pecado mortal. Existe la obligación moral de desobedecer aquellas disposiciones que ordenan genocidios”.25

En la sociedad moderna, las Fuerzas Armadas son a menudo llamadas a llevar su contribución para la defensa de la paz a través de la participación en mi-siones internacionales. Estas misiones humanitarias, constituyen un importante aporte a la construcción de una auténtica “Comunidad de naciones”; al respecto, el Papa Benedicto XVI en su mensaje anual, con mo-tivo de la celebración de la Jornada mundial de la Paz del 1 de enero de 2006, afirmaba:

“pienso con gratitud en las Organizaciones Internacio-nales y en todos los que trabajan con esfuerzo cons-tante para aplicar el Derecho Internacional Humani-tario. ¿Cómo podría olvidar, a este respecto, a tantos soldados empeñados en delicadas operaciones para controlar los conflictos y restablecer las condiciones necesarias para lograr la paz? A ellos deseo recordar también las palabras del Concilio Vaticano II: los que, destinados al servicio de la patria, se encuentran en el ejército, deben considerarse a sí mismos como servi-dores de la seguridad y de la libertad de los pueblos, y mientras desempeñan correctamente esta función, contribuyen realmente al establecimiento de la paz”.26 Concientes que Dios ha confiado la construcción de un mundo nuevo a los pobres de espíritu, a los humil-des, a los misericordiosos, a los puros de corazón, a

25 Ibid n. 2313

26 Benedicto PP. XVI. Messaggio per la giornata mondiale della pace 2006, “nella verità la pace”, en Insegnamenti de Benedetto XVI, t. I, 2005, Città del Vaticano 2006, pp. 954-962.

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-Vicente Torrijos Rivera. Politólogo, doctor en Relaciones Internacionales, profesor de Ciencia Política y Director del Labo-ratorio de Transformación de Conflictos en la Universidad del Rosario. Catedrático de Paz y Conflictos de la Universitat Oberta de Catalunya y Miembro del Consejo Asesor de la Revista Internacional de Conflictología de Barcelona (España). Consejero de Paz del Departamento del Caquetá; miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Económica de amigos del País; del Instituto de Estudios para la Democracia y el Desarrollo, y del Consejo Nacional de Acreditación Académica de Colombia.

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LUM Jorge Orlando Contreras Sarmiento. Vicario Judicial del Obispado Castrense de Colombia y Capellán y docente de la

Escuela Superior de Guerra. Licenciado en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana y con postgrado en Docencia Universitaria de la misma institución. Es Magíster en Derecho Canónico de la Pontificia Universidad Latinoamericana de Roma (Italia).

los sedientos de justicia; el militar cristiano que lleva las armas y sabe que puede estar obligado a usarlas, debe saber que su vida está inserida en el espíritu de las bienaventuranzas que le confieren el rol de “ope-radores de paz”.

En este contexto es que los militares, son invitados a considerar su deber como un auténtico “ministe-rium pacis inter arma”27, es decir, una tarea orientada al bien de los hermanos, a la defensa de sus vidas y de sus derechos fundamentales. Para los militares cristianos tal servicio, tiene su origen en la común vo-cación bautismal, por lo cual, son llamados a desarro-llarla con particular desinterés, seriedad y profesiona-lismo. ¡Su deber es todavía un “ministerium” que la comunidad civil, eclesial y Dios mismo les confía, para que puedan desarrollar adecuadamente el servicio de la defensa, de la justicia y del mantenimiento de la paz como compromiso y responsabilidad.

Llevar todos estos planteamientos a la práctica, no es tarea fácil, sobre todo para quien hace parte de

27 Op. Cit. 11

las Fuerzas Armadas en cuanto que debe estar dis-puesto a enfrentarse con quien sistemáticamente usa la violencia, incluso en sus modos más bárba-ros, aplastando con esta actitud, el derecho y la jus-ticia. Sin embargo, queda la esperanza, que el mili-tar que ha sido formado con una conciencia cristiana de paz28, será siempre coherente con sus principios y acciones en el ejercicio de su profesión militar. De otra parte, las enseñanzas de la Iglesia católica que en este campo se convierten en una ayuda importan-te en la formación de la conciencia de los miembros de las Fuerzas Militares, son siempre coherentes e intransigentes en declarar “la validez permanente de la ley moral durante los conflictos armados”29, re-cordando que todo no es lícito entre los beligeran-tes cuando la guerra es inminente.30 Por esta razón y dada la delicadeza del deber al cual es llamado el militar de nuestro tiempo, se le pide que sea un autén-tico defensor de la justicia, un valor absoluto al cual dedicarse toda la vida, también a costo del extremo sacrificio; pues sólo gracias a este deseo de justicia transformado por la caridad, el militar se convierte en un auténtico constructor de paz

28 Ibid

29 Op. Cit. 10 n. 2312.

30 Op. Cit. 13 n. 79.

“La Carta de las Naciones Unidas, surgida de la tragedia de la Segun-da Guerra Mundial y dirigida a preservar las generaciones futuras del flagelo de la guerra, se basa en la prohibición generalizada del re-curso a la fuerza para resolver los conflictos entre los Estados, con excepción de dos casos: la legítima defensa y las medidas tomadas por el Consejo de Segu ridad, en el ám-bito de sus responsabilidades para mantener la paz”.

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Una opinión sobre la

diplomacia Ana María López Ayala

Vicepresidente de operaciones Cosacol

“La diplomacia es la mejor herramienta que tenemos para poder exponer y divulgar la realidad cotidiana del pueblo colombiano en un escenario inter-nacional. La importancia del mismo es invaluable para que no se continúen creando falsas versiones de lo que aquí vivimos, ni se hagan injustos juicios de los esfuerzos hechos en aras de asegurar nuestra forma de vida como sociedad

estructurada y respetable”.

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Resumen

Desde sus inicios estructurados en la Euro-pa Medieval1, la diplomacia se ha convertido en una actividad esencial para el desarrollo y la estabilidad del denominado “Nuevo Orden Mundial” basado en las democracias libera-les. Para un país como Colombia que vive una realidad tan compleja, la creación, con-tinuidad y consolidación de relaciones multi-laterales debe ser el centro fundamental de nuestros objetivos globales. Esto para garan-tizar la sobrevivencia internacional de nuestra causa de paz y bienestar humano tanto en el conflicto actual como en el post-conflicto que ya vemos llegar. La diplomacia es la mejor he-rramienta que tenemos para poder exponer y divulgar la realidad cotidiana del pueblo co-lombiano en un escenario internacional. La importancia del mismo es invaluable para que no se continúen creando falsas versiones de lo que aquí vivimos, ni se hagan injustos jui-cios de los esfuerzos hechos en aras de ase-gurar nuestra forma de vida como sociedad estructurada y respetable.

Introducción

Debemos pensar que la diplomacia es uno de los pocos vehículos disponibles como país para contrarrestar la imagen que se nos ha otorgado y que por tantos años ha limitado el apoyo internacional. Hay algunos que dicen que los buenos actos se muestran solos y que las intenciones correctas se ven a leguas pero la realidad del asunto es que en un mundo globalizado las inten-ciones que valen son sólo aquellas que se puedan visualizar, escuchar o sentir. Nuestros diplomáticos han hecho gran-des esfuerzos para lograr un acerca-miento con los gobiernos en los que te-nemos representación, es hora de que entendamos qué es realmente la diplo-macia y cómo podemos utilizar esta herra-mienta legendaria para que se comprenda la verdad de un país que ‘a pesar de los pesa-res’ se ha mantenido legítimo y coherente.

1 En las ciudades – Estado, del Norte de Italia se encuentran los principios de la diplomacia actual; esta fue particularmente impulsada por Francisco Sforza de Milán, quien rigió la ciudad como duque entre 1450 y 1466.

2. Desarrollo

2.1 Definiciones de diplomacia

“Ejercicio o habilidad en el manejo de las relaciones internacionales”.2

”El arte en el manejo de las relaciones para ganar sin conflicto. La meta de la diplomacia es promover el inte-rés del Estado como dictado por la geografía, la historia y la economía. La salvaguardia de la independencia del Estado, la seguridad y la integridad es primordial. La di-plomacia nacional busca la máxima ventaja sin el uso de la fuerza y preferiblemente sin causar escozor”.3

2.2 Breve historia de la diplomacia

En Grecia se observaron los principios de la diplomacia al evidenciarse ‘’componentes” de una ciudad-Estado para poder comunicar los intereses de la zona remiten-te de una manera pacífica. Lamentablemente, los benefi-cios de esta costumbre estuvieron perdidos durante mu-chos años debido a las guerras de conquista que vinieron después de la caída de este poderoso imperio. En Euro-pa Medieval renace la importancia de la diplomacia y su práctica en las ciudades-Estado de Italia del Norte que a pesar de la época de guerra que se vivía, no le resta-ron importancia a las actividades comerciales, culturales y militares que debían mantener con las áreas en paz.

Francesco Sforza fue Duque de Milán durante el periodo de 1451 a 1466, tras años de conflicto entre los regentes del área; sin importar las condiciones, Sforza es recor-dado como uno de los grandes impulsadores de la di-

plomacia moderna. En parte gracias a su contribución, a mediados del siglo XV ya nacían las .embajadas residen-tes una vez que se copió la representación permanente en Estados recibientes: estas fueron el resultado de la teoría ‘quid pro quo’ o puesto de otra manera la’ recipro-cidad política’ que sugiere que es mejor dar la informa-

2 US Military Dictionary, www.answers.com/topic/diplomacy

3 Britannica Consice Enciclopedia, www.answers.com/topic/diplomacy

“En Europa Medieval renace la importan-cia de la diplomacia y su práctica en las ciudades-Estado de Italia del Norte que a pesar de la época de guerra que se vivía, no le restaron importancia a las activida-des comerciales, culturales y militares que debían mantener con las áreas en paz”.

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ción necesaria y esperar que se extienda el mismo favor a que los diplomáticos bus-quen la información en fuentes inexactas.

La importancia de la diplomacia no se pudo negar en el resto del continente; en 1487 se formó la primera embajada extra-territorial entre España v el Reino Unido y se estable-cieron así las relaciones externas con los pilares de armonía entre los países. Para el siglo XVI tener embajadas en tierras extran-jeras era la norma, aunque esta costumbre se quedó por mucho tiempo dentro de los límites de Europa Occidental debido a las guerras que se desataron en la Francia re-volucionaria. Se demorarían hasta el siglo XVIII para que la nueva estructura diplomá-tica se importara a Rusia con la presencia y apoyo del Zar.

En Viena hacia 1815, se reconoce la nece-sidad de estructurar un sistema de diplo-macia que estableciera de manera formal las bases que forjarían las relaciones entre naciones v sus controles en los Estados re-mitentes de estos representantes, creando así los ministerios del exterior.

Por más de un siglo, las relaciones euro-peas se mantuvieron estables v constan-tes hasta su completa desintegración en 1914 lo que trajo como conclusión las dos guerras mundiales; bien se afirma que “la guerra es el fracaso de la diplomacia”. Fue

este mismo fracaso el que restablecería la necesidad de mantener la diplomacia a toda costa, ya que sería a largo plazo la única forma de asegurar que los países de Europa estuvieran enterados de las inten-ciones mutuas y pudieran así crear una si-nergia. Todos estos factores llevan a la fir-ma del Tratado de Roma de 1954 en el que se encuentran plasmados los inicios de la Unión Europea.

La convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas (1961) fue establecida para

darle claridad a las responsabilidades, privilegios e igual-mente autoridad de cada uno de los Estados que se estén preparando para aceptar misiones diplomáticas dentro de su territorio; según lo pactado por los participantes que fir-maron este documento se enuncia lo que a continuación se describe.

Las funciones de una misión diplomática consisten princi-palmente en:

Representar al Estado acreditante ante el Estado recep-1. torProteger en el Estado receptor los intereses del Estado 2. acreditante y los de sus nacionales, dentro de los límites permitidos por el derecho internacionalNegociar con el gobierno del Estado receptor3. Enterarse por todos los medios lícitos de las condicio-4. nes y de la evolución de los acontecimientos en el Esta-do receptor e informar sobre ello al gobierno del Estado acreditanteFomentar las relaciones económicas, culturales y científi-5. cas entre el Estado acreditante y el Estado Receptor”.4

Con esta convención y muchas más venideras se determi-nó el terreno en el que los países se acomodarían para po-der mantener y mejorar sus relaciones así como avanzar en sus intereses.

2.3 Diplomacia en Colombia

Desafortunadamente, para el continente americano no se predispusieron las circunstancias para poder desarrollar un sistema de diplomacia basado en necesidades, el que gene-ralmente opera como un gran catalizador: la verdad es que

la mayoría de los actuales Estados latinoameri-canos, siguen los pasos de conocimiento diplo-mático de Europa. Debido a esto, la diplomacia en nuestro hemisferio y muy especialmente en América Latina, ha carecido de fuerza e innova-ción; esto se puede traducir simplemente en un

hecho: no se destinan suficientes recursos ni planeación a la diplomacia, lo que no permite su correcto desarrollo y como consecuencia no tiene los resultados necesarios.

Por muchos años se ha criticado a Colombia por no tener equipos de diplomáticos profesionales, lo cual en parte es cierto: la mayoría de nuestros diplomáticos son personas ca-paces y patrióticas que van a absorber y entender la cultu-ra que los recibe más no a divulgar la propia. Son también hombres y mujeres que debido a la carencia de preparación en el ámbito diplomático no tienen los medios en muchas

4 Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas.

“La diplomacia es un mundo ágil donde todo debe ser documentado, divulgado rápida-mente, analizado y fácilmente olvidado”.

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ocasiones para defender y reaccionar ante las presio-nes que se ejercen sobre la imagen de nuestro país. Es importante anotar que esto es y seguirá siendo un problema mientras que no capacitemos a nuestros re-presentantes, les demos los instrumentos necesarios para defender a Colombia y fortalecerla en la platafor-ma internacional.

Aún más crítico que la falta de preparación diplomáti-ca de nuestros representantes internacionales, está el centro del problema en nuestro sistema de relaciones exteriores: no hemos aprendido a manejar los medios de información que nos permiten mostrar la realidad colombiana en menos de un día en todos los rincones del mundo. Nos hemos equivocado al concluir que la diplomacia es el ritual protocolario que todos imagi-namos; la diplomacia es un mundo ágil donde todo debe ser documentado, divulgado rápidamente, ana-lizado y fácilmente olvidado.

El mundo en los términos tecnológicos del siglo XXI, no nos permite sentarnos a contemplar la situación que se presenta; apenas se nos brinda un instante para reaccionar y validar nuestras decisiones estata-les ante el mundo. El manejo de medios no es siem-pre un gran despliegue publicitario; a veces son unas simples palabras ante millones de personas que en ese mismo instante están dispuestas a escucharnos como país. En muchas ocasiones no hay ni siquiera lugar a palabras sino a una imagen contundente. El saber cuándo exponer nuestra verdad y cómo hacerlo es lo que crea una estrategia diplomática que el mun-do está dispuesto a ver y es este finalmente el objetivo que debemos trabajar.

La diplomacia tiene muchos frentes, estos no son ex-cluyentes, deben ser afrontados conjuntamente y más

complejo aún, deben exponerse en el momento exac-to. Esto es lo que hace de la diplomacia el arte más metódico del Estado.

Hay muchas maneras de lograr ser escuchados en el escenario internacional.

A continuación se desglosan algunas de ellas.

2.4 Medios diplomáticos

2.4.1 Diplomacia televisiva

“The CNN effect is synonymous with the collective impact of all real time news”.5 En efecto, CNN es un fenómeno reconocido desde la Guerra de Vietnam cuando las Fuerzas Militares comenzaron a manejar los medios en tiempo real y en campo. Es claro, que el cambio fue brusco para muchos, pero este mismo ha permitido informar de manera gráfica la situación que viven los ejércitos lejos de sus casas.

“Muchos desde la óptica militar, observan la intrusión de los medios de comunicación como una forma de mantener informados a los estadounidenses con el fin de obtener apoyo público para sus operaciones. En el mejor de los casos, el efecto CNN parece ser visto

5 Margaret H. Belknap, United Status Army “The CNN Effect: Strategic Enabler or operational Risk?” Carlisle Barracks, Pennsylvania, U.S. Army War College.

“CNN es un fe-nómeno reco-nocido desde la Guerra de Viet-nam cuando las Fuerzas Mi-litares comen-zaron a mane-jar los medios

en tiempo real y en campo. Es claro, que el cambio fue brusco para muchos, pero este mismo ha permitido in-formar de manera gráfica la situación que viven los ejér-citos lejos de sus casas”.

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como una espada de doble filo, tanto como un facilita-dor estratégico como un potencial riesgo operativo”.6

Es cierto que en muchas ocasiones se ha criticado este fenómeno por el riesgo que corren tanto los re-porteros como las tropas en batalla; esto no es un asunto de debate en este momento. Lo que aquí se busca es que el lector entienda el profundo efecto de la televisión en la vida de los Estados y la importan-cia que se le debe dar a este medio para contrarrestar y formar opiniones domésticas e internacionales que reflejen la verdad de nuestro país.

Un ejemplo claro de este fenómeno es la entrada de las Fuerzas Armadas estadounidenses a Somalia en 1992. En esta oportunidad había un plan preciso para intervenir en el territorio africano. Para lograr la acep-tación de esta operación se presentaron en los me-dios las imágenes conmovedoras y crueles del ham-bre de este pueblo. Al televisar el problema de comida en Somalia, la población americana no sólo apoyó sino que requirió que se hiciera algo para remediar las condiciones infrahumanas de esta nación. Vale la

6 Ibid

pena anotar que esta descripción no busca responder una pregunta ética; sólo ilustrar la fuerza de este me-dio que por mucho tiempo hemos negado dentro de nuestras políticas exteriores.

Ahora, las preguntas muchas veces nos confunden. ¿Por qué en la televisión no encontramos imágenes a la mano, de las barbaries cometidas con el pueblo colombiano y de todo aquello que se vive por fuera del margen de la ley? ¿Por qué no encontramos re-portajes extensos sobre la situación actual de nuestro país y los esfuerzos de tantos héroes? ¿Por qué nos quedamos callados ante juicios que no deben caer sobre nosotros?

La verdad de Colombia es algo que debe estar pre-sente en las mentes del mundo entero; es importante informar a los medios las crueldades que se cometen contra el pueblo colombiano a manos de los grupos terroristas. De igual manera, es esencial que se co-nozcan tanto en el ámbito doméstico como en el in-ternacional, las soluciones que a diario le buscamos al conflicto todos aquellos que convivimos con él. Los medios están allí para reportar las noticias, para mos-trar una circunstancia. En la diplomacia siempre es

“La verdad de Colombia es algo que debe estar presente en las mentes del mundo entero; es importante informar a los medios las cruelda-des que se cometen con-tra el pueblo colombiano a manos de los grupos terroristas. De igual ma-nera, es esencial que se conozcan tanto en el ámbito doméstico como en el internacional, las soluciones que a diario le buscamos al conflicto todos aquellos que con-vivimos con él”.

importante retroalimentar los medios para que estén ex-puestos todos los puntos de vista posibles, de este modo, se evaden problemáticas de confusión.

La diplomacia televisiva puede ser tirana desde muchos puntos de vista pero de igual forma es un sistema infalible de comunicación, que logra una reacción instantánea de las masas.

2.4.2 Diplomacia de imágenes

“Una imagen vale más que mil palabras”.7

Las imágenes del mundo nos han llevado a extremos de em-patía, tal es el caso de Etiopía. En 1990 la revista National Geographic publicó la foto de un niño con un ave de carroña sobre su cuerpo casi muerto; después de años de indiferen-cia, el mundo no se demoró más de una semana en tener representante de diferentes entidades humanitarias estable-ciendo la dignidad de los somalíes.

Ahora en 2008 la misma revista publica fotografías hermosas del desarrollo de este país: su cultura, sus flores, sus paisa-jes y ha logrado a través de estos reportajes gráficos conver-tir un país que era la imagen misma de la miseria humana, en un atractivo punto de turismo.

Las preguntas naturales ante tal estado de cosas son ¿dón-de están las imágenes de nuestros héroes caídos en com-bate? ¿dónde están los niños heridos? ¿dónde está la po-blación civil que sufre? ¿dónde están las mamás, papás, hermanos, que aguardan con esperanza la devolución de los secuestrados? E igualmente ¿dónde están los reportajes del pueblo colombiano de fiesta? ¿dónde encontramos los registros de nuestros privilegios geográficos?

Es difícil entender por qué hay un vacío tan grande en la documentación de realidades tan opuestas pero tan reales. Colom-bia es mucho más que la reputa-ción internacional que ha adqui-rido de exportadora de conflicto: somos un pueblo víctima de la ambición y la crueldad de compa-triotas marginados; somos un país

7 Proverbio

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-Vicente Torrijos Rivera. Politólogo, doctor en Relaciones Internacionales, profesor de Ciencia Política y Director del Labo-ratorio de Transformación de Conflictos en la Universidad del Rosario. Catedrático de Paz y Conflictos de la Universitat Oberta de Catalunya y Miembro del Consejo Asesor de la Revista Internacional de Conflictología de Barcelona (España). Consejero de Paz del Departamento del Caquetá; miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Económica de amigos del País; del Instituto de Estudios para la Democracia y el Desarrollo, y del Consejo Nacional de Acreditación Académica de Colombia.

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LUM Ana María López. Administradora con BA International Business del Regents Business School de Londres. Con Maestría

en Estudios Diplomáticos de la misma institución y paralelamente, Maestría en Ciencias en las áreas de Energía, Comercio y Finanzas del City University del Reino Unido. Egresada de la Universidad de Los Andes en el área de Alta Dirección en Negociación y experta en programación neurolingüística e inteligencia emocional de la Universidad de La Sabana.Actualmente, se desempeña al frente de la vicepresidencia de operaciones de la firma de petróleo y gas, Cosacol.

hermoso en secreto. Tenemos a través de estos medios la oportunidad de mostrarnos como somos, un país y un pueblo inconteni-ble y capaz.

3. Conclusiones

Es claro que hay muchos otros medios di-plomáticos que pueden ser implementados para lograr el efecto deseado, pero debe-mos comenzar por subsanar lo que hasta ahora no hemos hecho. Urge empezar por capacitar a nuestros diplomáticos, asegurar-nos que sepan que su misión máxima es di-vulgar la realidad de Colombia; darles para su logro los recursos necesarios y apoyar-los. Todo esto, porque no es fácil el trabajo que deben hacer y en sus manos está el pro-ducto más importante que podemos expor-tar: la verdad de nuestro país.

Necesitamos perder el miedo de mostrar lo que vivimos; no hay condiciones más tristes que las que llevan a la masacre de inocen-tes, a la intimación de todo un pueblo, y a la indiferencia del mundo. No sólo nuestro conflicto sino también nuestra cotidianidad deben ser denunciados ante la comunidad internacional; es importante recordarles que no somos un país que vive en lucha perma-nente por falta de determinación sino por falta de apoyo. Somos un sujeto válido de empatía pero para hacer que nos entiendan necesitamos exponernos.

La plataforma internacional nos está espe-rando, necesitamos ser escuchados

“Colombia es mucho más que la reputación inter-nacional que ha adquirido de exportadora de con-flicto: somos un pueblo víctima de la ambición y la crueldad de compatriotas marginados; somos un país hermoso en secreto. Tenemos a través de estos medios la oportunidad de mostrarnos como somos, un país y un pueblo incontenible y capaz”.

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Los líderes del siglo XXI harían bien en estudiar los hábitos de los grandes pensadores y líderes del pasado. Sócrates ins-truyó a sus alumnos mediante una serie de preguntas cuidadosamente formuladas, diseñadas para obligar al autoexamen y llevar al estudiante a una conclusión. Este método de infundir habilidades de pensamiento crítico es invaluable para los líderes, en muchas circunstancias, como una forma de influir y persuadir. Los líderes contemporáneos desempeñan mu-chas funciones: instructor, consejero, líder, seguidor y compañero. Cada una de estas funciones está bien cubierta por el método socrático.

Sócrates era un soldado retirado y cantero del siglo V A. C. En Atenas disfrutaba reuniendo personas en conversaciones donde cuestionaba sus afirmaciones y desmantelaba sus filosofías volviendo su propia lógica en contra de ellos.1 De he-cho afirmaba estar “cumpliendo los deseos de los dioses al abordar y discutir con las personas”.2 Sócrates era único en-tre los eruditos de la antigua Atenas presentándose no como un maestro del conocimiento, sino como un estudiante que

1 Garth Kemerling, “Sócrates,” Philosophy Pages, 7 de agosto de 2002, http://www.philosophypages.com/ph/socr.htm (accedido el 25 de junio de 2006).

2 Anthony Gottlieb, Sócrates (New York: Routledge, 1999), 14.

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buscaba descubrir la verdad durante discusiones ge-neralmente informales. Tal diálogo faculta al estudian-te a cuestionar la lógica y las ideas del instructor aún cuando el profesor adquiere mayor conocimiento de los argumentos de los estudiantes. Como resultado, el instructor y el estudiante pueden organizar mejor sus pensamientos y argumentos en una teoría más fuerte y coherente templada por el martilleo incesante en la forja del debate. Sócrates se describía a sí mis-mo como una “comadrona intelectual, cuyo interro-gatorio presenta el pensamiento de otros a la luz del día”.3 Sin embargo, frecuentemente usaba su interro-

3 Gottlieb, Sócrates, 15.

gatorio para desacreditar a sus estudiantes, no nece-sariamente para ayudarlos. Tenga cuidado con la agu-deza de esta herramienta de enseñanza.4El método socrático, o elenchus, se define como una larga serie de preguntas y respuestas que refutan una afirmación moral llevando al oponente a sacar una conclusión que contradice su propio punto de vista.5 Durante este

4 David H. Elkind y Freddy Sweet. “The Socratic Approach to Charac-ter Education (El Método Socrático a la Educación del Carácter)”, Educational Leadership, mayo de 1997, http://www.goodcharacter.com/Socratic_method.html (accedido el 18 de febrero de 2006).

5 Princess Orig. “Aprendizaje Basado en Problemas y el Elenchus Socrático en la Enseñanza de la Literatura”, Temasek Polytechnic/Learning Academy PBL (aprendizaje basado en problemas) Portal, sin fecha http://pbl.tp.edu.sg/PBL%20Subjects/Articles/Princess-Orig.pdf (accedido el 31 de agosto de 2006).

“El método socrático, o elenchus, se define como una larga serie de preguntas y respuestas que refu-tan una afirmación moral llevando al oponente a sa-car una conclusión que contradice su propio punto de vista”.

Liderazgo mediante el método socrático

Mayor USAF Aaron A. Tucker

(Cortesía Revista Air & Space Power Journal) Edición mayo 3 de 2007

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diálogo, los estudiantes eran forzados a examinar críticamente otros puntos de vista y cuestionar sus propias suposicio-nes y afirmaciones. Sócrates desarrolló este elenchus como un “medio de exami-nar, refutar o avergonzar”6 y gradualmente formó una escuela de jóvenes atenienses incluyendo a Platón, Jenofonte y Aristófa-nes. A menudo, sus estudiantes quedaban confundidos y desconcertados, sin saber exactamente cuál era la verdad o en qué creían personalmente. Sin embargo, con el tiempo la educación que recibieron permi-tió el desarrollo de algunas de las filosofías más importantes del mundo.

El método socrático ha sido ampliamente usado a través de la historia en diversas circunstancias. Platón continuó la tradi-ción de instrucción e introspección infor-mal de su maestro; su alumno más famoso fue Aristóteles. Benjamín Franklin, en Auto-biografía, relató encontrarse con el método socrático durante un período inicial de au-todidacta: “Conseguí el libro de Jenofonte titulado Cosas memorables de Sócrates, donde hay muchos ejemplos del método [socrático]. Estaba encantado, lo adopté, abandoné mi contradicción abrupta y argu-mentación positiva, y pasé a ser el inquisi-dor y escéptico humilde”.7 Como Sócrates, Ben Franklin también disfrutaba atrayendo personas a la conversación y “enredándo-las en dificultades de las que no podían salir por sí mismos”.8 Sin embargo, a dife-rencia de Sócrates, Franklin abandonó gra-dualmente la agudeza de la disputa y pasó a un método de nunca expresarse en ab-solutos, como maestro del poder del cono-cimiento, escogiendo en cambio presentar su opinión sólo como tal. Franklin atribuye este aire respetuoso a su capacidad de in-culcar sus opiniones y promover sus cau-sas.9 Como representante colonial ante Francia durante la Revolución Americana, Franklin aseguró la ayuda militar y financie-ra francesa, esenciales para derrotar a los

6 Ibíd.

7 Benjamin Franklin. Autobiografía (New York: Interna-tional Collector’s Edition, 1959), 38.

8 Ibíd.

9 Ibíd., 39

ejércitos ingleses y para el nacimiento de Estados Unidos como país independiente. Su influencia en la Convención Constitucional fue legendaria al moldearse la excepcional forma de gobierno estadounidense.

Las escuelas de leyes y de medicina usan generalmente el método socrático para educar a sus alumnos. El profesor comienza con un caso judicial real y después lo transforma “en otro de sus ‘hipotéticos’ particulares, que los altera poco a poco, pregunta por pregunta, de manera que los alum-nos puedan ver la manera en que cada hecho se relaciona con el principio predominante”.10 Los estudiantes de leyes son “instruidos tácitamente en las estrategias del argumen-to legal, en volver a juntar lo que se había analizado de for-ma tal que las controversias de un abogado sean persuasi-vas en la Corte”.11 Los estudiantes de medicina son también instruidos a través de estudios y diagnóstico de casos. La Escuela de Medicina de Harvard quiere que sus alumnos “identifiquen una brecha en sus conocimientos, sientan cul-pa por no llenarla, y tengan las aptitudes para aprender lo que necesitan”.12 El resultado es un nivel de pensamiento crítico y disciplina mental del que depende la sociedad para la práctica efectiva de la ley y la medicina.

El uso del método socrático sirve para formar un profesio-nal fuerte en campos que son principalmente autónomos. Los esfuerzos en gran parte exitosos de la ley y la medicina para mantener los altos estándares profesionales (y notable-mente poco descuido legislativo) tienen su base en el énfa-sis dirigido al pensamiento crítico y el diálogo profesional. En proporción al nivel de confianza que la sociedad pone en sus profesionales, los campos legal y de medicina han

10 Scott Turow. One L: The Turbulent True Story of a First Year at Harvard Law School (One L: La Turbulenta Historia Verdadera de un Primer Año en la Escuela de Leyes de Harvard) (New York: Time Warner Books, 1997), 71.

11 Ibíd., 73.

12 David R. Garvin. “Making the Case: Professional Education for the World of Practice (Justificando el Caso: Educación Profesional para el Mundo de la Práctica)”, Harvard Magazine 106, no. 1 (Septiembre—Octubre de 2003): 64.

“Como representante colonial ante Fran-cia durante la Revolución Americana, Franklin aseguró la ayuda militar y finan-ciera francesa, esenciales para derrotar a los ejércitos ingleses y para el nacimiento de Estados Unidos como país independien-te. Su influencia en la Convención Cons-titucional fue legendaria al moldearse la excepcional forma de gobierno estadouni-dense”.

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logrado rebasar el adiestramiento simple y afectar la educación.

El adiestramiento y la educación tienen importantes diferencias. El adiestramiento militar, por ejemplo, re-quiere del conocimiento y la observancia de proce-dimientos de orden técnico, normativo y reglas de combate. Por el contrario, la educación enfatiza el pensamiento crítico, el pensamiento original y el jui-cio. Sócrates afirmaba que él no era profesor en el sentido de que “enseñar” es simplemente transmitir el conocimiento del instructor al estudiante. Sin embar-go, hacía que los alumnos participaran en un diálogo diseñado para permitir el descubrimiento de la verdad por sí mismos.13 Sócrates trabajaba estrictamente en los niveles más altos del aprendizaje cognoscitivo. La taxonomía de Bloom estratifica los resultados intelec-tuales del aprendizaje cognoscitivo en seis niveles: conocimiento, comprensión, aplicación, análisis, sín-tesis y evaluación (Fig.).14 El adiestramiento proporcio-

13 Gregory Vlastos. Socrates, Ironist and Moral Philosopher (Sócrates, Maestro de la Ironía y Filósofo Moral) (Cambridge: Cambridge Uni-versity Press, 1991), 32.

14 B. S. Bloom, ed., “Taxonomía de los Objetivos Educativos, la Clasif icación de las Metas Educativas—Manual I: Dominio Cognoscitivo”, Learning and Teaching, 15 de agosto de 2005, http://www.learningandteaching.info/learning/bloomtax.htm (accedido el 20 de junio de 2006).

na al alumno qué pensar (aplicación), mientras que la educación implica enseñarle a uno cómo pensar (análisis), cómo producir pensamiento original (sínte-sis) y cómo hacer juicios sobre el valor (evaluación).

El método socrático también tiene desventajas, y como cualquier técnica de liderazgo, se adapta a al-gunas situaciones mejor que a otras. El diálogo filo-sófico extendido requiere que el examinado tenga un cierto nivel de conocimiento, demandando algo de adiestramiento en el tema con el fin de producir un diálogo significativo. El desarrollo adicional del elen-chus requiere tiempo y puede ser difícil de manejar en un entorno operacional. Los líderes militares deben ser ágiles en su estilo de liderazgo y equilibrar los dos objetivos de desarrollar y persuadir a sus seguidores con el método socrático y ejecutar una misión de tiem-po limitado con un estilo de liderazgo más directriz. El cuestionamiento continuo puede también ser moles-to y hasta contraproducente si el interrogador es de-masiado entusiasta. A un estudiante de la Escuela de Leyes de Harvard le costó trabajo aceptarlo y lo llamó “injusto e intimidante”.15

15 Turow, One L, 98.

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Taxonomía de Bloom del área cognoscitiva

“Si un líder usa el método socrá-tico muy rígidamente y sólo hace preguntas sin dar nunca opinio-nes o ideas, el alumno o seguidor quizás nunca sepa exactamente lo que piensa el líder”.

Si un líder usa el método socrático muy rígidamente y sólo hace preguntas sin dar nunca opiniones o ideas, el alumno o seguidor quizás nunca sepa exactamen-te lo que piensa el líder. El estilo particular de interro-gar de un profesor de la Escuela de Leyes de Harvard desilusiona seriamente a sus alumnos: “Él simple-mente se paraba al frente hacía preguntas; y mientras la confusión crecía, lo mismo pasaba con él: todo era un descontento. Nadie estaba muy seguro de lo que [el profesor] quería de nosotros. ¿Éramos estúpidos? ¿Eran malas las preguntas? ¿Qué se suponía que es-tábamos aprendiendo? Era casi como si [él] hubiese querido intensificar esa plaga de incertidumbre que nos afligía a todos”.16 De hecho, los propios alumnos de Sócrates se quejaban amargamente de su tenden-cia a ocultarse detrás del elenchus: “Estamos cansa-dos de que se burle de los demás, interrogando y re-futando a todos, mientras que nunca está dispuesto a presentar su propia imagen a alguien o de exponer su propia opinión sobre algo”.17 Los líderes deben con-fiar en sus seguidores lo suficiente como para darse a conocer, o el método socrático puede resultar simple-mente un velo de preguntas para ocultar sus verdade-ros pensamientos o la falta de ellos.

El liderazgo del siglo XXI presenta muchos retos emer-gentes, y los líderes necesitan herramientas para ha-cer frente a esas pruebas. Aprender lecciones de una técnica antigua para autoinspección proporciona tal herramienta que los líderes modernos pueden usar en sus muchas funciones. Hace 2400 años, Sócrates usó el elenchus, una serie de preguntas capciosas,

16 Ibíd., 46.

17 Vlastos, Sócrates, 32.

para educar a sus alumnos en el pensamiento crítico y para desafiar sus suposiciones. Las escuelas moder-nas de leyes y medicina han usado ampliamente esta forma de instrucción para educar y agudizar el intelec-to de los futuros profesionales. Igualmente, el método socrático puede servir a los líderes del siglo XXI para instruir a los alumnos, asesorar a los protegidos, moti-var a los seguidores, aconsejar a otros líderes e influir en los compañeros o similares.

Liderazgo mediante el método socrático

Los líderes militares, tanto oficiales como alistados, encuentran cinco roles en los que pueden implemen-tar el método socrático: • como instructores en adiestramiento formal• como consejeros mientras preparan a los protegi-dos para el desarrollo profesional• como líderes formales mientras motivan a las perso-nas hacia un objetivo• como seguidores que emplean las destrezas del pensamiento crítico para aconsejar a los líderes• durante las interacciones con los compañeros.

Cada rol permite la práctica del método socrático para ejercer el pensamiento crítico, la creatividad y las destrezas de solución de problemas mientras que proporciona una solución más efectiva y eficiente al problema a mano.

Como Instructor

El método socrático puede emplearse efectivamen-te para promover las destrezas del pensamiento crí-tico, desarrollar confianza en el alumno, y ampliar el propio conocimiento del instructor. Durante la clase, el instructor busca transmitir el conocimiento directa-mente a los alumnos. A menudo, los alumnos se ven obligados a seguir el hilo del pensamiento o la lógi-

Evaluación

Síntesis

Análisis

Aplicación

Comprensión

Conocimiento

Si tienes que llegar a la verdad, debe ser por ti mismo y para ti mismo.

Sócrates

Como Instructor

ca del instructor, aumentando la dificultad de la tarea de aprender. Aunque la clase de aula tiene ciertamente su lugar en el pri-mer paso de la taxonomía de Bloom (co-nocimiento), permitir que los alumnos en-tiendan la aplicación y el significado de la lección prevista se logra mejor guiando el proceso de pensamiento con el diálogo so-crático. Además, el instructor puede usar las respuestas de los alumnos para eva-luar la comprensión, permitiéndole afinar su presentación.

La instrucción que emplee preguntas cap-ciosas ayudará a desarrollar confianza en los alumnos mientras que ellos solucionan problemas con procesos de pensamiento familiar. El objetivo del instructor es guiar a los alumnos para que hagan las preguntas correctas con el fin de sacar conclusiones razonables. Una queja común del alumno es, “No sé por dónde empezar”. A menu-do, la respuesta se consigue sólo median-te la experiencia, que es donde el método socrático se vuelve útil. En lugar de decir-le al alumno dónde comenzar y forzarlo a memorizar la repuesta para uso futuro, el instructor puede simplemente preguntar qué cosas son importantes en la tarea. El alumno puede seguir su propia lógica para llegar a la respuesta, lo que valida el co-nocimiento y la comprensión mientras que proporciona material para proseguir el diá-logo. Este tipo de discusión lleva al estu-diante a una conclusión adecuada. El elen-chus traslada del estudiante al instructor la carga de seguir un flujo lógico mientras na-vegan juntos hacia la respuesta. Cuando el alumno ve que ha respondido a su propia pregunta con una lógica familiar, la capa-cidad de desandar su propio proceso de pensamiento promoverá confianza en el éxito futuro.

Una gran ventaja de usar el método socrá-tico es que algunas veces la conclusión del alumno no es la que originalmente pronos-ticó el instructor sino que es incluso mejor o al menos aceptable. A través de la res-puesta del alumno, el instructor puede eva-luar las fortalezas relativas de diferentes cursos de acción y elegir una ruta nueva y creativa para continuar el diálogo. Al llegar

“Una gran ventaja de usar el méto-do socrático es que algunas veces la conclusión del alumno no es la que originalmente pronosticó el instruc-tor sino que es incluso mejor o al menos aceptable”.

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a una solución más efectiva, tanto el alumno como el maestro se han beneficiado de una sinergia que se hizo posible por el esfuerzo compartido del método socrático.

Un comandante instructor de avión (un área de la ex-periencia personal del autor) puede hacer uso exce-lente del método socrático. El comandante de avión es un piloto con responsabilidad específica y autori-dad final para la operación segura del avión y el cum-plimiento exitoso de la misión. El comandante de avión dispone de gran cantidad de agencias y recur-sos para garantizar la seguridad y el éxito de la mi-sión. Algunas tareas no requieren acción, otras exigen vigilancia, y algunas precisan intervención constante para que se ejecuten en secuencia y a tiempo. El que estudia para ser comandante de avión debe aplicar continuamente el pensamiento crítico a cada proceso para decidir si debe actuar, delegar o no tomar nin-guna acción. El instructor podría preguntar qué perci-be el alumno, cuáles son sus intenciones, y las razo-nes para esa decisión rápida. Por lo tanto se permite que el alumno maneje los problemas de forma rápida y exitosa, desarrollando confianza en sí mismo mien-tras que asegura el éxito de la misión. El alumno se da cuenta rápidamente que el instructor no está allí para dar clases (e innecesariamente aumentar la cantidad de trabajo) sino para servir como un portavoz de las ideas y acciones del alumno. Algunas veces el curso de acción del alumno es más efectivo que la idea del instructor. En este caso, el alumno se beneficia de la información positiva sobre el éxito de su plan, el ins-tructor aprende una nueva técnica para aplicar la ins-trucción futura y la misión se beneficia de la sinergia.

El instructor debe permitir que el alumno entienda que él o ella no saben todas las respuestas y que también tienen miedos, dudas e inseguridades.18 Si enseñar es simplemente transferir conocimiento del profesor al alumno, entonces Sócrates no enseñó. Sócrates definió la enseñanza como “hacer que los estudian-tes aspirantes participen en el argumento para que se den cuenta de su propia ignorancia y habilitarlos para que descubran por sí mismos la verdad que el profe-sor había ocultado”.19 El rol de Sócrates al enseñar no es defender una tesis suya sino examinar la afirma-ción del estudiante.20 Al final, sin embargo, el profesor pone a prueba sus propias creencias y afirmaciones mientras que los puntos del alumno se examinan, se

18 Elkind y Sweet, Socratic Approach (El Método Socrático).

19 Vlastos, Sócrates, 32.

20 Ibíd., 113.

analiza su lógica y luego se vuelven a ensamblar con más fuerza que antes.

Como consejero Como consejero

Usted puede plantar bien un campo; pero no sabe quién recogerá los frutos: usted puede construir bien una casa; pero no sabe quién vivirá en ella. Jenofonte

Los consejeros tienen la misión de desarrollar perso-nal de reemplazo de calidad y deben, por lo tanto, actuar como instructores y evaluadores. El método socrático es muy adecuado para ambas tareas y pue-de proporcionar desarrollo intelectual y adiestramien-to práctico a los protegidos. Puede de esta manera asistir a ciertos protegidos para mejorar su desarrollo y ascender eventualmente a posiciones de liderazgo. Los líderes adiestrados en técnicas de autoexamen y educados con pensamiento crítico aseguran el éxito organizacional del futuro.

El consejero puede sembrar el campo de candida-tos a líder dirigiéndose a los grupos y en conversa-ciones individuales. Las preguntas planteadas a los

grupos imitan el estilo empleado por las escuelas de leyes y de medicina, y rápidamente generan discu-sión animada a medida que los candidatos presen-tan ideas. El consejero puede guiar la discusión para que el grupo llegue a una lección o verdad importan-te mientras que simultáneamente ilumina sus propios

procesos de pensamiento crítico. Cuando trata con un individuo, el diálogo se vuelve más efectivo ya que el consejero emplea la propia base de conocimiento del protegido para seguir un hilo filosófico. Cuando la filosofía sobrepasa la experiencia del protegido, el consejero puede continuar instruyendo y aclarando el concepto que se examina. El protegido aprende nue-vos conceptos y procesos de pensamiento, que son valiosos ya que el consejero, un líder de éxito, los ha interiorizado.

Mientras el consejero interactúa con los candidatos a líder puede también evaluar el nivel de aprendiza-je cognoscitivo de cada individuo tal como se indi-ca en la taxonomía de Bloom. Las líneas del interro-gatorio pueden evaluar cada uno de los seis niveles, desde el conocimiento hasta la evaluación ¿Cuánto sabe (conocimiento) el candidato, cómo aplica lo que sabe a la nueva situación (aplicación), y es correcto (evaluación)? El consejero puede determinar el nivel de adiestramiento de cada candidato en las primeras dos preguntas, y la capacidad de pensamiento crítico en la tercera. Esta evaluación permite una mayor dis-criminación dentro del grupo de candidatos y una in-versión más eficaz de las energías de desarrollo pro-fesional.

Como Líder

Una persona en una posición de liderazgo formal pue-de usar el método socrático para persuadir, obtener apoyo, animar seguidores activos, y desarrollar per-sonal para mejorar el rendimiento. El diálogo oportuno con los subordinados puede permitir que el líder reci-ba sus consejos y asegure la aceptación de la política propuesta. Se pueden hacer preguntas en conferen-cia con los asesores. Este diálogo permite que el líder revele su lógica y busque la reacción de los subordi-nados sobre su proceso de pensamiento. Los subor-dinados a quienes se consulta de esa manera quedan más comprometidos a una acción o política propues-ta que si se les consulta de otra manera. A través de dicho diálogo, el líder puede enterarse de un resulta-do inesperado que se podría mitigar fácilmente al ini-cio pero que sería difícil de superar después que se comete el acto o se publica la política. Tanto la política como el apoyo que tenga mejoran simultáneamente practicando el método socrático.

Liderazgo es el arte de lograr que al-guien haga algo que usted desea, por-que él quiere hacerlo.

Dwight D. Eisenhower

“Los consejeros tienen la mi-sión de desarrollar personal de reemplazo de calidad y deben, por lo tanto, actuar como instructores y evalua-dores. El método socrático es muy adecuado para ambas tareas y puede proporcionar desarrollo intelectual y adies-tramiento práctico a los pro-tegidos. Puede de esta mane-ra asistir a ciertos protegidos para mejorar su desarrollo y ascender eventualmente a posiciones de liderazgo”.

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Los seguidores activos son vitales para el éxito de un líder. Sin embargo, para que los seguidores muestren iniciativa el líder debe ser franco y predecible. Los lí-deres que cuestionan a sus asesores reciben el doble beneficio de tomar las mejores decisiones gracias a la aportación de sus asesores y de aumentar la con-fianza dentro de la organización. Los seguidores que creen que conocen la manera de pensar del líder pue-den tomar la iniciativa sin actuar en contra de la filo-sofía de éste.

A través de la historia los líderes han usado el Estado Mayor para hacer posible la administración de esfe-ras de influencia más amplias. Un Estado Mayor que entiende la manera de pensar de su líder es más efi-ciente en sus obligaciones y en su colaboración con el líder. Un líder que dedica tiempo a dialogar con miem-bros clave del Estado Mayor influye en su manera de pensar, guiando el espíritu y la lógica de los esfuerzos subsiguientes, y aumentando la eficiencia.

Abraham Lincoln, uno de los presidentes más enérgi-cos de la historia, guió a su Estado Mayor con sagaci-dad y sutileza. Lincoln era un practicante muy efectivo del método socrático. Su estilo de liderazgo fomenta-ba la innovación y la toma de riesgos ya que dejaba que sus subordinados creyeran que era idea de ellos. Si el plan no era de su agrado, Lincoln “centraría, or-denaría o señalaría a su gente lo que según él era la ruta correcta”.21 Así como Sócrates afirmaba no ser profesor mientras guiaba a sus alumnos al autocono-cimiento, Lincoln hizo una declaración similar: “Decla-ro no haber controlado los eventos, pero confieso cla-ramente que los eventos me han controlado”.22

George E. Baker, secretario privado del Secretario de Estado, Seward, describió cómo había cambiado Lin-coln su práctica de año en año en cuanto a firmar los

21 Don T. Phillips, Lincoln on Leadership: executive strategies for tough times (Lincoln y Liderazgo: estrategias ejecutivas para tiempos difíciles) (New York: Time Warner Books, 1992), 100.

22 Ibíd., 99.

“Los seguidores activos son vitales para el éxito de un líder. Sin embargo, para que los seguidores muestren iniciativa el líder debe ser franco y predecible. Los líderes que cues-tionan a sus asesores reciben el doble benefi-cio de tomar las mejores decisiones gracias a la aportación de sus asesores y de aumentar la confianza dentro de la organización”.

Como seguidor

Con frecuencia, el beneficio del diálogo es resal-tar un punto; sin embargo, el que lo inicie el se-guidor a menudo añade un beneficio adicional. El seguidor puede determinar el sentido del líder y hacer posible consejos más efectivos en el futuro. Además, la percepción del seguidor de la filosofía personal del líder puede recordarse y ser discutida con sus compañeros. Como resultado del esfuer-zo de un seguidor que emplea el método socrático mejora la base de seguidores del líder.

El concepto de usar el método socrático desde la po-sición de un seguidor saca provecho de la idea de que una solución que provenga de tal diálogo tiene un potencial sinérgico no disponible ni al líder ni al seguidor en forma aislada. El seguidor tiene la opor-tunidad de influir en la política y estampar su propia lógica y fundamentos en el líder mediante el diálogo franco. Afectar una línea de preguntas desde la posi-ción de seguidor requiere tacto, discreción y un alto nivel de confianza. Tanto el líder como el seguidor de-ben confiar en la integridad de cada uno de ellos y en el método.

Nicolás Maquiavelo, ministro de príncipes en Italia del siglo XV, aspiraba al diálogo franco con sus líderes. En El Príncipe, aconsejó a los líderes a “escoger hombres sabios del Estado que tengan la libertad de decirle la verdad, y después . . . preguntarles acerca de todo, escuchar sus opiniones y por último decidir por sí mis-mo, y comportarse de tal manera que cada consejero sepa que cuanto más libremente hable mayor acepta-ción tendrá”.25 Desafortunadamente, algunos de sus príncipes no vieron los beneficios prácticos de encon-trar la verdad a través del diálogo socrático y encarce-laron y torturaron a Maquiavelo.26

25 Niccolás Maquiavelo. The Prince (El Príncipe) (Atlantic Highlands, N. J.: Humanities Press International, 1996), 113.

26 Ibíd., 15.

“A través de la historia los líderes han usado el Estado Mayor para hacer posible la administración de esferas de influencia más amplias. Un Esta-do Mayor que entiende la manera de pensar de su líder es más eficiente en sus obligaciones y en su colaboración con el líder. Un líder que dedica tiem-po a dialogar con miembros clave del Estado Mayor influye en su manera de pensar, guiando el espíritu y la ló-gica de los esfuerzos subsiguientes, y aumentando la eficiencia”.

El liderazgo entre compañeros es una propuesta difícil. Sin el lugar privilegiado de una posición de liderazgo formal, una persona tiene poca influen-cia para forzar una línea de preguntas. Asimismo, sin el beneficio de conocer el destino de la corrien-te del pensamiento filosófico, el diálogo es menos eficaz pero aún se beneficia de las opiniones de los múltiples participantes. No obstante, hay un beneficio particular para esta aplicación. Por lo general los compañeros son más abiertos y fran-cos entre ellos que con sus superiores y están dis-puestos a compartir puntos de vista opuestos. A pesar de la falta de un instructor formal, los grupos de compañeros pueden usar el diálogo socrático para ayudar a descubrir las respuestas. Mientras que el proceso puede parecer algo mal diri-g ido y desorganizado, e l acercamiento

Como seguidor

La mayor confianza entre hombres es la confianza de dar consejo.

Sir Francis Bacon

Si todos piensan igual, entonces alguien no está pensando.

General. George S. Patton Jr

muchos documentos públicos que Baker le traía. Durante los primeros meses de su ad-ministración, leía cuidadosamente cada docu-mento, diciendo, “Nunca firmo un documen-to que no haya leído primero”. En un período posterior le preguntó al mensajero, “¿No me podrás leer estos documentos?” Posterior-

mente, pedía simplemente “una sinopsis del conte-nido”. Y en el cuarto año su expresión más frecuente era, “Dime dónde quieres que firme”. El secretario de Seward mencionó este hecho como si Lincoln pudiera haber sido más rápido desde el inicio. Esto no era tan fácil. El primer año había sido para adiestrar a Seward en varios aspectos. Y como los dos habían confrater-nizado y las políticas se habían aclarado hasta cierto punto, su entendimiento mutuo era tal que Lincoln po-día ahora usualmente decir con perfecta seguridad, “Dime dónde quieres que firme”, mientras que duran-te el primer año hubiera estado cerca de la ruina en más de una oportunidad si no hubiera tenido el habi-to de decir, “Nunca firmo un documento que no haya leído primero”.23

Igualmente, Winston Churchill evocó soluciones crea-tivas de su Estado Mayor durante la Segunda Guerra Mundial mediante desafíos y preguntas. A menudo, exponía una propuesta con el fin de provocar reac-ción crítica y contrapropuestas creativas. “El propósito de muchas de sus propuestas, especialmente las más imaginativas e imprácticas, era estimular a otros para que usen su propia imaginación e iniciativa para resol-ver un problema”.24

23 Carl Sandburg, Abraham Lincoln: The War Years (Abraham Lincoln: Los Años de la Guerra), volumen 3 (New York: Harcourt, Brace and Company, 1939), 414.

24 Steven F. Hayward, Churchill on Leadership: executive success in the face of adversity (Churchill y el Liderazgo: el éxito ejecutivo frente a la adversidad) (Rocklin, Calif.: Prima Publishing, 1998), 95.

Como Compañero

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puede ser divertido y gratificante. A menudo las per-sonas aprenden mejor cuando encuentran las respuestas por sí mismas.27

Se debe tener cuidado de no exasperar con el método socrático a los compañeros y perder el objetivo previs-to de ejercitar las destrezas del pensamiento crítico. Ben Franklin relató su experiencia con un compañero de traba-jo: “Solía trabajarlo con mi método socrático, y lo atrapaba tan a menudo con preguntas aparentemente muy distan-tes de cualquier punto que tuviéramos a la mano, y que en cierto modo aún llevaban al punto, y lo ponía en tales difi-cultades y contradicciones, que al final se volvió tan cau-teloso, que apenas me respondía la pregunta más simple sin primero preguntar, ‘¿qué intenta deducir de esto?’” (Én-fasis en el original).28

Conclusión

Aunque el método socrático se usó originalmente para el autoexamen y la búsqueda de la verdad filosófica, los líde-res del siglo XXI pueden aplicar su poder a las necesida-des del liderazgo moderno. Como instructor, el líder puede fomentar las destrezas del pensamiento crítico mientras evalúa el conocimiento y la comprensión del alumno con el fin de afinar la instrucción posterior. Los alumnos se be-nefician de seguir un proceso de pensamiento familiar y repetible (el suyo propio) y ganar confianza en sí mismos. El diálogo socrático ayuda al consejero proporcionándole desarrollo intelectual y evaluación de candidatos para los líderes del futuro. En una capacidad de liderazgo formal, el diálogo ayuda a obtener apoyo, promover seguidores activos, y desarrollar personal de Estado Mayor eficiente. Igualmente, un seguidor puede usar el método socrático para investigar la lógica del líder e influir en la política con una sinergia no disponible al líder aislado. Los compañe-ros pueden mejorar las destrezas de pensamiento crítico y las percepciones mutuas mediante el diálogo franco que fomenta la creatividad y la retroalimentación constructiva.

27 Mayor Norman H. Patnode. “The Socratic Method: leveraging questions to increase performance (El Método Socrático: Influenciando preguntas para aumentar el rendimiento)”, Program Manager 31, no. 6 (Noviem-bre—Diciembre de 2002): 48.

28 Franklin, Autobiografía, 62.

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Vicente Torrijos Rivera. Politólogo, doctor en Relaciones Internacionales, profesor de Ciencia Política y Director del Labo-ratorio de Transformación de Conflictos en la Universidad del Rosario. Catedrático de Paz y Conflictos de la Universitat Oberta de Catalunya y Miembro del Consejo Asesor de la Revista Internacional de Conflictología de Barcelona (España). Consejero de Paz del Departamento del Caquetá; miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Económica de amigos del País; del Instituto de Estudios para la Democracia y el Desarrollo, y del Consejo Nacional de Acreditación Académica de Colombia.

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Mayor USAF Aaron A. Tucker. (Licenciatura y Maestría, University of Southern California, MS, University of Missouri-Rolla). Egresado distinguido de la Escuela para Oficiales de Escuadrón y Comandante de Vuelo del C-17, piloto de pruebas experimentales en el C-5 y el C-17, Base Aérea Edwards (California). Ha estado al mando de misiones de combate en Afganistán e Irak en calidad de comandante de aeronave y examinador de vuelo en la Base Aérea Travis, (California). Se desempeñó en la Dirección de Política de Personal Militar (Oficina del Secretario de Defensa); en la Sección de Políticas de la Fuerza de Oficiales Calificados en el Estado Mayor y en la División de Acciones Parlamentarias en la Secretaría de la Fuerza Aérea estadounidense. En la Escuela para Pilotos de Prueba de la Fuerza Aérea, el Mayor Tucker fue honrado por sus compañeros con el Premio Aaron C. George como el mejor guerrero dedicado a poner en servicio el mejor sistema de armamento posible.

El método socrático tiene sus desventajas, y en la lite-ratura moderna abundan otras técnicas de liderazgo efectivo, cada una con sus puntos fuertes particula-res. La interrogación mordaz requiere cierto nivel de conocimiento sobre el examinado, demora en ejecu-tarse, y puede ser molesta si el interrogador es exce-sivamente entusiasta. También el líder debe procurar no ocultarse detrás de un velo de preguntas, sin re-velar nunca sus propias filosofías u opiniones a los seguidores. Otras técnicas de liderazgo son más di-rectivas, inmediatas y más simples de usar. Desafor-tunadamente, el seguidor recibe poca energía dirigida a su desarrollo y no existe ninguna ruta de retroali-mentación salvo la valentía de quien está dispuesto a decir lo que piensa.

Los líderes del siglo XXI enfrentan problemas simila-res a los ciudadanos de la Atenas clásica. Ambos re-quieren un método para fomentar el pensamiento crí-tico y el autoexamen en la búsqueda de la verdad. El elenchus de Sócrates proporcionó una solución en su método de cuestionamiento simple que hace aflo-rar el pensamiento creativo para inspección y consi-deración. El líder se desempeña como un “joyero de ideas”. Utiliza sus preguntas como un martillo de orfe-bre, trabajando los conceptos hasta una perfección y brillo increíbles”.29

29 Turow, One L, 93

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