Recomendaciones de la sociedad de endocrinología pediátrica para la evaluación y manejo de la...
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Recommendations from the Pediatric Endocrine Society for Evaluation and Management
of Persistent Hypoglycemia in Neonates, Infants, and Children
Paul S. Thornton, MB, BCh , Charles A. Stanley, MD , Diva D. De Leon, MD, MSCE, Deborah
Harris, PhD, Morey W. Haymond, MD, Khalid Hussain, MD, MPH , Lynne L. Levitsky, MD ,
Mohammad H. Murad, MD, MPH, Paul J. Rozance, MD, Rebecca A. Simmons, MD , Mark A.
Sperling, MBBS, David A. Weinstein, MD, MMSc, Neil H. White, MD, and Joseph I. Wolfsdorf,
MB, BCh
TRADUCCIÓN
Recomendaciones de la Sociedad de Endocrinología Pediátrica para la evaluación y
manejo de la hiploglucemia persistente en neonatos, infantes y niños
En neonatos normales durante las primeras 24 horas-48 horas de vida en que ocurre la
transición desde la vida intrauterina a la vida extrauterina, la concentración de glucosa en
plasma (GP) es normalmente menor que posteriormente en sus vidas. Si bien hay pautas
publicadas para el manejo de la detección de concentraciones bajas de glucosa en plasma
(GP) en recién nacidos, no hay un abordaje del diagnóstico y del tratamiento en los casos
de hipoglucemia recurrente y prolongada. La distinción entre la regulación transitoria de la
glucosa en el período neonatal en recién nacidos y la hipoglucemia persistente o la que se
presenta luego de los primeros 3 días de vida es importante para un diagnóstico oportuno
y para un tratamiento eficaz que permita evitar consecuencias tales como convulsiones y
daño neurológico permanente.
Por otro lado, la evaluación y manejo de la hipoglucemia pediátrica difiere en varios
aspectos de la de los adultos. En primer lugar, la hipoglucemia pediátrica se produce más
frecuentemente como consecuencia de una enfermedad congénita o por un defecto
genético en la regulación de la secreción de insulina, deficiencia de cortisol y/o hormona de
crecimiento, defectos en el metabolismo de la glucosa, del glucógeno y de los ácidos grasos.
En segundo lugar, puede ser difícil identificar a los recién nacidos que presentan un
trastorno persistente de hipoglucemia de aquellos con niveles transitoriamente bajos de
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glucosa en las 48 horas iniciales de vida. En tercer lugar, los primeros meses de vida son el
período más vulnerable para desarrollar una discapacidad, lo que ocurre en el 25% a 50 %
de los niños con hiperinsulinismo congénito. El diagnóstico y tratamiento tempranos, son
cruciales para prevenir secuelas.
Para abordar estas deficiencias, la Sociedad de Endocrinología Pediátrica convocó a un
panel de expertos endocrinólogos pediátricos y neonatólogos, con el fin de desarrollar
pautas para el manejo de la hipoglucemia en recién nacidos, lactantes y niños, pero
excluyendo a niños con diabetes. Los objetivos de estas pautas consisten en ayudar a los
médicos a reconocer los desórdenes de hipoglucemia persistentes, guiarlos en el
diagnóstico y tratamiento efectivo, y prevenir el daño neurológico en bebés en riesgo.
Métodos
Obtención y evaluación de las pruebas
El comité buscó informes de síntesis de evidencia existentes, revisiones sistemáticas y
metaanálisis. El comité también evaluó las pautas publicadas por la Sociedad de
Endocrinología, la Academia Americana de Pediatría, la Sociedad Canadiense de Pediatría,
y otros. Los miembros del comité identificaron estudios individuales adicionales.
El comité adoptó un marco de Clasificación de Recomendaciones, Desarrollo y Evaluación
(GRADO), en el que se estableció el nivel de confianza de la evidencia como muy baja (+000),
baja (++00), moderada (+++0), y alta (++++). Los ensayos aleatorios comienzan como altos,
y los estudios observacionales comienzan como mínimos.
Valoración de las recomendaciones
En la guía elaborada se consideró la calidad de evidencia. También se consideró costo-
beneficio, valores y preferencia de los pacientes, costos y utilización de recursos, y otros
factores sociatales y contextuales, tales como disponibilidad de tecnología y servicios de
salud. Las recomendaciones acordadas en GRADO se establecieron como fuertes (GRADO
1) que indican “recomendamos”, o débil (GRADO 2) que indican “te sugerimos”.
Sección 1: ¿Qué neonatos, infantes y niños deben evaluarse para hipoglucemia?
1.1 Para los niños que son capaces de comunicar sus síntomas, recomendamos la
evaluación y el manejo sólo de quienes presentan la tríada de Whipple (1. Síntomas y/o
signos consistentes con hipoglucemia, 2. una concentración documentada de GP baja,
y 3. alivio de signos/síntomas cuando la concentración de GP vuelve a la normalidad).
GRADO 1++++
3
1.2 Para bebés y niños pequeños que no pueden comunicar los síntomas, sugerimos la
evaluación y el manejo sólo en los casos las concentraciones de glucosa plasmática son
documentadas por análisis de laboratorio para respuestas neurogénicas (<60 mg/dl).
GRADO 2+++0.
1.3 Para los neonatos en los que se sospecha un alto riesgo de presentar un trastorno
persistente de hipoglucemia, sugerimos evaluación cuando el bebé tiene 48 horas de
vida, de modo que haya pasado el período de regulación transitoria de la glucosa, y la
hipoglucemia persistente pueda ser excluida antes del alta médica. GRADO 2++00
Definición Clínica de Hipoglucemia
La hipoglucemia clínica se define como una baja concentración de glucosa plasmática (GP)
suficiente como para causar síntomas y/o signos de daño neurológico. La hipoglucemia
puede ser difícil de reconocer porque los signos y síntomas son inespecíficos, y una sola
medición de concentración baja de glucosa plasmática puede ser debido al dispositivo de
medición. Por ello, las pautas en adultos hacen énfasis en el valor de la tríada de Whipple
para confirmar la hipoglucemia: síntomas y/o signos consistentes con hipoglucemia, una
concentración documentada de GP baja, y alivio de signos/síntomas cuando la
concentración de GP vuelve a la normalidad. Sin embargo, a menudo, los niños no pueden
reconocer y/o comunicar sus síntomas. Por lo tanto, el reconocimiento de la hipoglucemia
puede requerir la confirmación mediante mediciones repetidas de GP. Ante la sospecha de
hipoglucemia, ésta debe ser tratada rápidamente para evitar consecuencias adversas.
La hipoglucemia no puede definirse como una concentración específica de GP, porque: 1)
los umbrales para las respuestas específicas del cerebro en condiciones de hipoglucemia
ocurren en un rango de concentraciones de GP, y las respuestas pueden verse alteradas por
la presencia de combustibles alternativos como cetonas, y por hipoglucemia reciente; 2) no
es posible identificar un único valor de GP que causa daño neurológico, y la extensión de la
lesión puede estar influenciada por otros factores, tales como duración e intensidad de la
hipoglucemia; 3) los posibles aparatos de medición y los factores técnicos pueden conducir
a imprecisiones en la determinación de la glucosa como para establecer un único valor de
GP.
Síntomas de hipoglucemia
Los síntomas de hipoglucemia reflejan las respuestas del cerebro a la privación de glucosa,
y se han delineado en adultos. Los síntomas neurogénicos resultan de la percepción de los
cambios fisiológicos causados por el flujo nervioso desencadenado por la hipoglucemia.
Estos incluyen las respuestas adrenérgicas (por ejemplo, palpitaciones, temblores,
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ansiedad) y colinérgicas (por ejemplo, sudoración, hambre y parestesias). Los signos y
síntomas neuroglucopénicos incluyendo confusión, coma y convulsiones, son causados por
la deficiencia del suministro de glucosa para sustentar el metalismo energético del cerebro.
La conciencia de la hipoglucemia depende principalmente de la percepción de los efectos
centrales y periféricos de las respuestas neurogénicas (en oposición a la neuroglucopenia)
a la hipoglucemia. La utilización de glucosa en el cerebro reduce la concentración de glucosa
plasmática a aproximadamente 55 mg/dl-65 mg/dl. Los síntomas neurogénicos se perciben
en una concentración de glucemia plasmática <55 mg/dl, lo cual desencadena en niños
mayores y adultos, una búsqueda de alimentos o asistencia, y esto constituye una
importante defensa contra la hipoglucemia. La función cognitiva está alterada
(neuroglucopenia) a una concentración de glucosa plasmática <50 mg/dl.
Utilización de glucosa
El cerebro adulto utiliza más de la mitad del consumo total de glucosa. Debido a su tamaño
desproporcionadamente mayor en relación con la masa corporal, los bebés y niños
pequeños tienen una tasa de utilización de glucosa por kg de peso corporal entre 2 a 3 veces
mayor (4 – 6 mg/kg/minuto) que los adultos. Si bien el cerebro tiene como requerimiento
principal la glucosa, también puede utilizar cetonas plasmáticas y lactato como fuentes de
energía, siempre que las concentraciones de estas sustancias estén suficientemente
elevadas. Sin embargo, en condiciones de hipocetosis, como en el hiperinsulinismo
congénito o en trastornos de oxidación de ácidos grasos, las cetonas y el lactato no se
encuentran en concentraciones suficientemente altas para sustituir la glucosa, de modo
que, el riesgo de daño neurológico es mayor.
Defensas neuroendócrinas contra la hipoglucemia
En individuos normales, el mantenimiento de concentraciones normales de GP está
altamente protegido. La primera defensa es la supresión de la secreción de insulina cuando
la concentración de GP cae por debajo de aproximadamente 85 mg/dl. Una reducción de
GP a 65-70 mg/dl provoca la secreción de glucagón y la activación del sistema
simpatoadrenal (reflejado por un incremento de la concentración de epinefrina), lo cual
aumenta la secreción de glucosa a partir de las reservas de glucógeno hepático para
aumentar la concentración de GP. Cuando la concentración de GP es <65 mg /dl también
aumentan los niveles de cortisol y hormona de crecimiento, importantes para el
mantenimiento de la glucosa durante el ayuno prolongado. Debido a que el cerebro tiene
sólo unos pocos minutos de reservas de combustible almacenado en forma de glucógeno,
la interrupción de entrega de glucosa puede tener consecuencias devastadoras. Mientras
que la recuperación de períodos breves de hipoglucemia suele ser completa, la
hipoglucemia grave y prolongada puede causar lesión cerebral permanente.
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Defensas metabólicas contra la hipoglucemia
En la fase postabsortiva, el hígado suministra glucosa al cerebro y otros tejidos, mediante
la descomposición de glucógeno almacenado y a partir de la gluconeogénesis,
principalmente de los aminoácidos gluconeogénicos, como la alanina y el lactato reciclado.
Con un ayuno más prolongado y una mayor supresión de la secreción de insulina, la
utilización de la glucosa se restringe al cerebro y a unos pocos tejidos glucolíticos, tales
como los eritrocitos. La lipólisis del tejido adiposo libera glicerol, un sustrato
gluconeogénico y ácidos grasos libres (AGL) que pueden reemplazar a la glucosa como
sustrato energético en el músculo esquelético y cardíaco, pero no en el cerebro. Los ácidos
grasos libres también son convertidos por el hígado en beta-hidroxibutirato y acetoacetato
para su aprovechamiento por el cerebro. El beta-hidroxibutirato es el cetoácido
predominante, y su nivel plasmático sirve para la cetogénesis. A medida que las
concentraciones del cetoácido aumentan, permite apoyar las necesidades energéticas del
cerebro. Los cambios en el metabolismo del combustible durante el ayuno en neonatos
normales luego de 2-3 días de edad, y en lactantes y niños no difieren sustancialmente de
los de los adultos, excepto que las concentraciones de GP disminuyen más rápidamente y
la hipercetonemia se desarrolla más pronto, debido a las necesidades energéticas de sus
cerebros relativamente más grandes. La medición de beta-hidroxibutirato, ácidos grasos
libres y lactato en el momento de la hipoglucemia, proporciona información importante
para diagnosticar la causa de la hipoglucemia.
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PISTAS METABÓLICAS PARA EL DIAGNÓSTICO DE LA HIPOGLUCEMIA
HIPOGLUCEMIA
HCO3, BETA-HIDROXIBURATO, LACTATO, ÁCIDOS GRASOS LIBRES
Sin acidosis Con acidosis
BETA-HIDROXIBUTIRATO ↓ BETA-HIDROXIBUTIRATO ↓ LACTATO ↑ BETA-HIDROXIBUTIRATO ↑
ÁCIDOS GRASOS LIBRES ↓ ÁCIDOS GRASOS LIBRES ↑
Algoritmo que muestra cómo se pueden determinar las principales categorías de hipoglucemia con
información de una muestra
Hiperinsulinismo Genético
Hipopituitarismo en recién nacidos
Hipoglucemia Neonatal Transitoria
Hiperinsulinismo por Stress Perinatal
Defectos en la
Oxidación de Ácidos
Grasos
Defectos en la
Gluconeogenesis
Hipoglucemia Cetótica
Glucogenosis
Deficiencia de GH
Deficiencia de Cortisol
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Alteración de la conciencia por hipoglucemia
La exposición previa a un episodio de hipoglucemia puede ser contundente y los episodios
repetidos pueden eliminar las respuestas neurogénicas a los episodios hipoglucémicos
posteriores. Esto lleva a una disminución o ausencia de conciencia de la hipoglucemia, y
perjudica la liberación de glucosa hepática, perpetuando la hipoglucemia. Esta combinación
de eventos se ha denominado insuficiencia autonómica asociada a hipoglucemia. La
insuficiencia autonómica puede persistir durante más de 24 horas después de un episodio
de hipoglucemia o incluso más, después de episodios reiterados de hipoglucemia. Un
deterioro similar en las respuestas neuroendocrinas a la hipoglucemia también ocurre
durante el sueño y el ejercicio. Por lo tanto, la exposición a hipoglucemia recurrente puede
cambiar el umbral de glucosa habitual para el reconocimiento de síntomas neurogénicos,
de 55 mg/dl a un nivel inferior. Aunque la exposición previa a la hipoglucemia disminuye el
umbral de glucosa para las respuestas neurogénicas, el umbral de los síntomas
neuroglucopénicos no se altera agudamente; se desconoce si la adaptación ocurre con la
exposición repetida a la hipoglucemia. Las características de insuficiencia autonómica
asociada a hipoglucemia se ha demostrado en niños de tan sólo 10-13 semanas.
Posibles aparatos para medir la concentración de GP
Para diagnosticar la hipoglucemia, la concentración de GP debe medirse utilizando un
método de laboratorio clínico. Una consideración importante a tener en cuenta es que los
valores de glucosa en sangre entera son aproximadamente 15% menor que las
concentraciones de GP (glucosa en plasma). Los niveles de glucosa en plasma representan
una medida más exacta de la glucosa que circula en la sangre. Los medidores proporcionan
un método de detección conveniente para detectar la hipoglucemia, pero su precisión se
limita a aproximadamente ± 10-15 mg /dl en el rango de hipoglucemia. Por lo tanto, antes
de establecer un diagnóstico de hipoglucemia en neonatos, lactantes y niños, es esencial
confirmar la baja concentración de GP utilizando un método de laboratorio clínico, haciendo
el procesamiento de la muestra a la brevedad ya que los valores de glucosa caen por cada
hora en que la muestra es retrasada para su procesamiento.
Concentraciones normales de GP en recién nacidos mayores de 48 horas, lactantes y niños
Después de las primeras 48 horas de vida, la concentración de GP y la fisiología de la
homeostasis de la glucosa no difieren en gran medida con la edad. La concentración media
de GP en el estado post-absortivo en neonatos normales después de aproximadamente 2
días de edad, y en lactantes y niños, no difiere de la de los adultos (70 mg/dl-100 mg/dl).
Sin embargo, los niños menores de 4 años pueden tener una concentración de GP <70 mg/dl
e hipercetonemia luego de ayunar durante la noche, debido a la limitada tolerancia al
ayuno.
Otras evidencias de que la concentración normal de GP en los niños no difiere de la de los
adultos son las siguientes: 1) la hipercetonemia en ayunas se desarrolla en una
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concentración similar de GP en lactantes, niños y adultos (la hipercetonemia no ocurre
durante la hipoglucemia neonatal transitoria en los recién nacidos normales en los primeros
1-2 días de vida); 2) el lactato plasmático sube a medida que la GP desciende por debajo de
aproximadamente 70 mg/dl en niños con deficiencia de glucosa-6-fosfatasa; 3) la letargia y
taquicardia se presenta en pacientes con defectos de oxidación de ácidos grados cuando
GP disminuye a 60-70 mg/dl.
Concentraciones de GP neonatos mayores de 48 hs de vida
En los recién nacidos normales las concentraciones de GP disminuyen comúnmente
inmediatamente después del nacimiento a niveles inferiores a las de los lactantes y niños
mayores. La interpretación y la respuesta a la concentración de GP durante los primeros 2
días de vida son controvertidas, así como también resulta controvertido si el cerebro del
recién nacido tiene una mayor o menor susceptibilidad a la lesión hipoglucémica.
Como se comentó anteriormente, la revisión del comité sobre los datos disponibles sobre
hipoglucemia neonatal transitoria en recién nacidos normales (hipoglucemia
hipocetonémica con respuestas glucémicas inadecuadamente elevadas a la estimulación
con glucagón o epinefrina), sugiere que es una forma leve y transitoria de hiperinsulinismo
en la que el umbral promedio de GP para la supresión de insulina es de aproximadamente
55-65 mg/dl poco después del nacimiento, en comparación con aproximadamente 80-85
mg/dl en los lactantes mayores, niños y adultos.
A medida que madura el mecanismo de secreción de insulina estimulada por glucosa, la
concentración media de GP en los recién nacidos normales aumenta, y a las 72 hs de vida
es similar a la de los lactantes y niños mayores. Por lo tanto, los estándares para neonatos
normales nunca deben extrapolarse más allá de 2-3 días después del nacimiento. Debido a
la dificultad para distinguir entre un trastorno de hipoglucemia persistente sospechoso y
concentraciones de glucosa de transición durante las primeras 48 horas de vida, sugerimos
retrasar las evaluaciones diagnósticas hasta 2-3 días después del nacimiento.
Neonatos mayores de 48 horas de vida que puedan estar en riesgo de trastornos
persistentes de hipoglucemia
Algunos recién nacidos pueden ser identificados por varias características clínicas como de
alto riesgo de hipoglucemia grave durante las primeras 48 horas después del parto, y
también un subconjunto de los recién nacidos tienen un mayor riesgo de hipoglucemia
persistente más allá de las 48 horas de vida (tabla). Estos incluyen no sólo infantes con
trastornos genéticos raros de hipoglucemia como el hiperinsulinismo congénito o el
hipopituitarismo, sino también aquellos con hiperinsulinismo neonatal prolongado
(también denominado hiperinsulinismo por stress perinatal) asociado con asfixia de
nacimiento, restricción de crecimiento intrauterino o toxemia.
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Para proporcionar una guía práctica a la luz de la escasa evidencia en este área, el comité
utilizó un proceso de consenso para elaborar las siguientes sugerencias técnicas:
Para los neonatos con un riesgo de una forma genética conocida u otra forma persistente
de hipoglucemia (por ejemplo: hiperinsulinismo congénito, deficiencia de glucosa-6-
fosfatasa, trastorno de oxidación de ácidos grasos), debe considerarse la consulta con un
especialista antes de planificar el alta de Neonatología.
Reconocimiento y manejo de neonatos con mayor riesgo de padecer un trastorno
persistente de la hipoglucemia
Neonatos que presentan un riesgo aumentado de hipoglucemia y requieren una evaluación de los niveles
de glucosa:
1. Síntomas de la hipoglucemia
2. Grande para la edad gestacional (incluso sin diabetes materna)
3. Stress Perinatal
a) Asfixia de nacimiento / isquemia; parto por cesárea debido a distress fetal
b) Preeclampsia materna / eclampsia o hipertensión
c) Restricción del crecimiento intrauterino (pequeño para la edad gestacional)
d) Síndrome de aspiración de meconio, eritroblastosis fetal, policitemia, hipotermia
4. Parto prematuro
5. Infante de madre diabética
6. Antecedentes familiares de una forma genética de hipoglucemia
7. Síndromes congénitos (por ejemplo, Beckwith-Wiedemann), características físicas anormales (por
ejemplo, malformaciones faciales en la línea media, microfalo)
Neonatos en los que se debe excluir la hipoglucemia persistente antes del alta médica:
1. Hipoglucemia grave (por ejemplo, episodio de hipoglucemia sintomática o necesidad de dextrosa IV
para tratar la hipoglucemia)
2. Incapacidad para mantener de forma consistente la concentración preprandial de GP > 50 mg/dl hasta
las 48 horas de vida, y > 60 mg/dl después de las 48 horas de vida
3. Antecedentes familiares de una forma genética de hipoglucemia
4. Síndromes congénitos (por ejemplo, Beckwith-Wiedemann), características físicas anormales (por
ejemplo, malformaciones faciales en la línea media, microfalo)
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Las pruebas de diagnóstico pueden realizarse para excluir la posibilidad de un trastorno
específico de pocas semanas de vida (por ejemplo, análisis de mutaciones genéticas, perfil
plasmático de acil-canitina). En estos casos, se debe realizar una prueba de ayuno antes de
la externación de Neonatología para asegurar que la concentración de GP puede
mantenerse por arriba de 70 mg/dl sin alimentación por un mínimo de 6-8 horas. Si no se
llega a una conclusión definitiva (lo que suele ocurrir con el hiperinsulinismo), la prueba de
ayuno debe ampliarse para excluir las características diagnósticas del trastorno que se
sospecha siguiendo el paradigma de la siguiente figura.
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Para los recién nacidos en riesgo sin sospecha de un desorden de hipoglucemia persistente
y en los que se considera que la hipoglucemia se resuelve en un tiempo corto, debe
considerarse un ayuno “seguro” de 6-8 horas antes del alta médica, para determinar si el
recién nacido pueden mantener una concentración de GP > 60 md/dl, o si requiere
tratamiento o posteriores estudios.
Consideraciones
Los trastornos de la hipoglucemia en los lactantes y niños mayores son infrecuentes. Por lo
tanto, se recomienda aplicar la tríada de Whipple antes de realizar una evaluación que
exponga a los pacientes sin un trastorno específico a procedimientos innecesarios, riesgos
potenciales y gastos sin ningún beneficio probable.
Para los recién nacidos, los bebés y los niños más pequeños en los que la tríada de Whipple
no puede ser aplicada, se puede evitar hacer estudios innecesarios confirmando una
concentración de GP en o por debajo del rango en el que suelen aparecen los síntomas
neurogénicos (los síntomas neurogénicos se perciben en una concentración de glucemia
plasmática <55 mg/dl). Las recomendaciones sobre qué neonatos deben evaluarse para
hipoglucemia se centran en los neonatos de alto riesgo que requieren una estrecha
vigilancia y/o intervención, como en aquellos a los que se administra dextrosa intravenosa
para el tratamiento de hipoglucemia. Se debe tener en cuenta que la hipoglucemia
transitoria en los recién nacidos normales debe ser completamente resuelta antes del
tiempo habitual para el alta médica, es decir, a los 2-3 días. El comité destaca la necesidad
de excluir cuidadosamente al pequeño subconjunto de neonatos de alto riesgo con
trastornos persistentes de hipoglucemia antes del alta hospitalaria para asegurar el
diagnóstico y facilitar el tratamiento.
Sección 2. Tratamiento/evaluación de la hipoglucemia persistente
Recomendamos que se realicen estudios para diagnosticar el mecanismo subyacente de los
trastornos persistentes de la hipoglucemia para proporcionar un tratamiento específico.
GRADO 1++++.
En pacientes con hipoglucemia, la historia completa debe incluir el momento del episodio
de hipoglucemia y su relación con la comida, el peso al nacer, la edad gestacional y la
historia familiar. El examen físico debe incluir evidencia de hipopituitarismo (micropene,
labio o paladar hendido, baja estatura), glucogenosis (por ejemplo, hepatomegalia),
insuficiencia adrenal (por ejemplo, dolor abdominal recurrente, hiperpigmentación,
anorexia, pérdida de peso) o Síndrome de Beckwith-Wiedemann (por ejemplo, onfalocele,
hemihipertrofia, macroglosia).
Siempre que sea posible la “muestra crítica” para identificar la etiología de la hipoglucemia,
debe obtenerse en el momento de la presentación espontánea de la hipoglucemia y antes
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del tratamiento, para no alterar los los niveles de beta-hidroxibutirato, ácidos grasos libres
e insulina.
Las pruebas para GP, bicarbonato, beta-hidroxibutirato y lactato están fácilmente
disponibles y son últiles para distinguir categorías de trastornos de hipoglucemia (figura:
“Pistas metabólicas para el diagnóstico de la hipoglucemia”). El plasma extra puede
mantenerse como reserva para pruebas específicas (por ejemplo, insulina plasmática,
ácidos grasos libres y péptido C ante sospecha de hiperinsulinismo; el perfil plasmático total,
carnitina libre y el perfil de acilcarnitina permitirá evaluar un supuesto trastorno de
oxidación de ácidos grasos). Los rangos de referencia de laboratorio para algunas pruebas
(por ejemplo, insulina, beta-hidroxibutirato) pueden ser inapropiados para interpretar los
valores obtenidos durante la hipoglucemia en la niñez.
En ausencia de una “muestra crítica”, una prueba de ayuno provocada es el método más
adecuado para identificar la etiología de los trastornos de la hipoglucemia. La duración del
ayuno y las muestras obtenidas deben ajustarse al diagnóstico que se sospecha. Son pocas
las excepciones en las que los análisis de sangre realizados muestran concentraciones de
glucosa normales y no resultan útiles.
Por seguridad, la prueba de ayuno se debe realizar con monitoreo de signos vitales, GP y
beta-hidroxibutirato. Una concentración de GP de 50 mg/dl es suficientemente baja para
obtener las respuestas metabólicas y neuroendocrinas necesarias para el diagnóstico. Una
vez obtenidas, las muestras apropiadas, se puede concluir el ayuno. El ayuno puede
también detenerse antes de detectar signos o síntomas de distress o una medición de beta-
hidroxibutirato en plasma > 2,5 mmol/l.
En caso de sospecha de hiperinsulinismo, la prueba de ayuno puede ser terminada cuando
la concentración de GP es <50 mg/dl, administrando glucagon (1 mg IV, intramuscular o
subcutáneamente) para evaluar la respuesta glucémica. Una respuesta glucémica
exagerada (> 30 mg/dl) es casi patognomónica (inequívoca) del hiperinsulinismo. Debido a
que la concentración plasmática de la insulina a veces no está por encima del límite inferior
de detección, es importante incluir las siguientes pruebas al evaluar la posibilidad de
hipoglucemia debido a hiperinsulinismo: beta-hidrobutirato <1,5 mmol/l y ácidos grasos
libres <1,0-1,5 mmol/l, con aumento de la respuesta glucémica al glucagon. En base a la
sospecha del diagnóstico, deben considerarse pruebas adicionales sobre las “muestras
críticas” en el momento en que se suspende el ayuno, incluyendo dosaje de hormona de
crecimiento, cortisol, carnitina total y libre, perfil de acil-carnitina, péptido C, proinsulina y
detección de fármacos.
La insuficiencia suprarrenal, congénita o adquirida, puede manifestarse con hipoglucemia.
Se recomienda la medición simultánea de la hormona adrenocorticotrópica plasmática y
cortisol si se sospecha insuficiencia suprarrenal primaria. Puede ser necesaria una prueba
13
de estimulación de la hormona adrenocorticotrópica para confirmar la sospecha de
insuficiencia suprarrenal secundaria o terciaria.
Puede ser necesario considerar la posibilidad de administración de fármacos (accidental o
subrepticiamente) o una toxina. Las muestras de plasma y orina obtenidas en el momento
de un episodio agudo de hipoglucemia pueden ser útiles. Un alto nivel de insulina en plasma
pero un bajo nivel de péptido C durante la hipoglucemia sugieren una administración
exógena de insulina. Los fármacos comúnmente asociados con la hipoglucemia incluyen:
insulina, sulfonilureas, alcohol, betabloqueantes y salicilatos.
La hipoglucemia postprandial en lactantes y niños suele ser una complicación de la cirugía
de fundoplicatura para el reflujo gastroesofágico (incidencia del 25-30%) o de la cirugía
bariátrica de bypass gástrico para la obesidad mórbida. En estos pacientes, una comida
puede desencadenar hipoglucemia 1-3 horas después. La hipoglucemia posprandial suele
estar precedida por una glucemia exagerada, con un péptido similar al glucagon tipo 1 (GLP-
1) elevado, que pueden detectarse en una prueba oral de tolerancia a la glucosa.
Consideraciones
La falta de investigación de un neonato, un bebé o un niño con hipoglucemia sospechosa
aumenta el riesgo de retrasar un diagnóstico definitivo o implementar un tratamiento
eficaz. La rápida identificación de la causa específica de hipoglucemia, permitirá –como se
ha señalado anteriormente- una pronta implementación de un tratamiento adecuado
disminuyendo el riesgo de daño neurológico permanente por hipoglucemia grave
persistente y recurrente. La decisión de someter a un lactante o a un niño a una
investigación diagnóstica por sospecha de hipoglucemia, que incluye una evaluación
supervisada de la adaptación en ayunas, tiene un alto valor de certeza diagnóstica.
Sección 3. Manejo de neonatos, infantes y niños con trastorno de hipoglucemia
persistente
3.1 Para los recién nacidos con sospecha de un trastorno congénito de hipoglucemia y en
lactantes y niños con trastorno de hipoglucemia confirmada, recomendamos que el
objetivo del tratamiento sea mantener una concentración de GP >70 mg/dl. GRADO 1++00.
3.2 Para los neonatos de alto riesgo sin una sospecha de trastorno congénito de
hipoglucemia, se sugiere que el objetivo del tratamiento sea mantener una concentración
de GP > 50 mg/dl para los recién nacidos menores de 48 horas de vida, y una GP >60 mg/dl
para los bebés mayores de 48 horas de vida. GRADO 2+000.
3.3 Recomendamos un enfoque individualizado con un tratamiento adaptado al trastorno
específico, teniendo en cuenta la seguridad del paciente y las preferencias familiares.
14
Neonatos, infantes y niños con trastornos de hipoglucemia
Generalmente, los síntomas neurogénicos y neuroglucopénicos ocurren cuando la
concentración de GP disminuye a 70-50 mg/dl. Los niveles recurrentes de GP en este rango
pueden provocar el desarrollo de la insuficiencia autonómica asociada a hipoglucemia, lo
que aumenta el riesgo de hipoglucemia subsiguiente y atenúa su reconocimiento. Por lo
tanto, los objetivos del tratamiento son generalmente dirigidos a evitar la activación de las
respuestas neuroendocrina y la insuficiencia autonómica asociada a la hipoglucemia para lo
cual se recomienda mantener la glucosa dentro de un rango normal (70 mg/dl – 100 mg/dl).
Por esta razón, recomendamos que se tenga el mismo objetivo para el tratamiento de niños
y adultos con diabetes (GP> 70 mg/dl), para los neonatos con trastorno de hipoglucemia
confirmada, y para lactantes y niños con trastorno de hipoglucemia persistente.
Para trastornos como el hiperinsulinismo, el objetivo es prevenir la hipoglucemia recurrente
que aumenta el riesgo de episodios hipoglucémicos posteriores, posiblemente no
reconocidos. Para trastornos tales como defectos en el metabolismo del glucógeno y
gluconeogénesis, el mantenimiento de la concentración de GP en el rango normal, previene
la acidosis metabólica y la falta de crecimiento, y posiblemente el desarrollo de
complicaciones a largo plazo.
Todo episodio de hipoglucemia sintómatica grave debe ser corregido rápidamente con
infusión de dextrosa IV. La dosis inicial es 200 mg/kg, seguido de infusión de dextrosa al 10%
a una tasa de mantenimiento adecuada para la edad. En los casos de hiperinsulinismo, se
puede esperar que el glucagon eleve la concentración de GP a un rango normal o superior
en 10-15 minutos, y que mantenga esa concentración al menos por 1 hora. La dosis de 0.5
a 1.0 mg (independientemente del peso), administradas por vía intravenosa, intramuscular
o subcutánea, suelen ser eficaces. Dosis más bajas (0.03 mg/kg) pueden provocar menos
náuseas y vómitos transitorios, pero suelen ser ineficaces a menos que se administren en
forma IV.
El tratamiento a largo plazo de los trastornos de la hipoglucemia debe basarse en la
etiología específica del trastorno, en consulta con un médico que tenga experiencia en el
diagnóstico y tratamiento de la hipoglucemia en lactantes y niños, y con una cuidadosa
consideración de las preferencias del paciente y de la familia. Los medicamentos están
disponibles para algunos trastornos, como para el hiperinsulinismo, y para la deficiencia de
cortisol y hormona de crecimiento. La cirugía puede ser necesaria en algunos niños con
hiperinsulinismo que no pueden mantener la concentración de GP en un rango seguro
mediante la terapia médica. La terapia nutricional es fundamental en el tratamiento de
algunos trastornos, como los del metabolismo del glucógeno o la intolerancia hereditaria a
la fructosa.
Algunos trastornos más leves pueden ser tratados adecuadamente evitando el ayuno
prolongado. Los pacientes diagnosticados con hipoglucemia cetósica, que tienen episodios
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recurrentes, deben ser reevaluados para otros trastornos específicos, como la deficiencia
de glucógeno sintasa (GSD 0), GSD tipo VI, GSD tipo IX (especialmente en varones), y la
deficiencia de MCT1 –transportador de monocarboxilatos- (codificado el gen SCL16A1).
Se desaconseja el tratamiento con glucocorticoides para neonatos con hipoglucemia.
Neonatos de alto riesgo sin sospecha de trastorno de hipoglucemia congénita
La concentración media de GP en recién nacidos normales durante las primeras horas
después del nacimiento (aproximadamente 55-60 mg/dl) es similar a la del umbral para los
síntomas neurogénicos de la hipoglucemia en niños mayores y adultos, pero por encima del
umbral de síntomas neuroglucopénicos. Esto parece ser tolerado durante las primeras
horas después del nacimiento. En los recién nacidos normales, la concentración media de
GP aumenta a> 70 mg/dl después de las 48 horas de edad. Esto es similar a la concentración
media de glucosa en niños mayores y adultos. No hay evidencia de que la concentración en
la que GP se convierte en limitante para la función cerebral sea diferente en neonatos que
en niños mayores y adultos. Como ya se ha indicado anteriormente, los niveles plasmáticos
de cetonas se suprimen durante la hipoglucemia en neonatos de alto riesgo, lo que los hace
particularmente vulnerables al daño cerebral inducido por hipoglucemia y no hay garantía
de que el nivel de lactato en plasma esté suficientemente elevado para compensar el nivel
bajo de glucosa.
Debido a la ausencia de pruebas sobre las consecuencias a corto o largo plazo de diferentes
objetivos de tratamiento, el comité se centró en evidencias relacionadas con la fisiología, la
etiología y el mecanismo de la regulación de la glucosa, e hizo un balance de los riesgos y
beneficios de las intervenciones. El comité también se centró en la edad postnatal, ya que
la hipoglucemia que cursa más allá de las primeras 48 horas de vida (y particularmente, más
allá de la primera semana de vida) aumenta la preocupación por un trastorno
hipoglucémico subyacente, como el hiperinsulinismo neonatal prolongado o un trastorno
genético. El comité consensuó que durante las primeras 48 horas de vida, para un neonato
de alto riesgo sin una sospecha de trastorno de hipoglucemia congénita y con una
alimentación normal, un objetivo seguro debería ser una concentración de GP cercana a la
media para recién nacidos sanos, y por encima del umbral para los síntomas
neuroglucopénicos (> 50 mg/dl). El comité recomendó elevar el objetivo de GP después de
las 48 horas de edad (> 60 mg/dl) por encima del umbral de los síntomas neurogénicos y
cerca del objetivo para los lactantes y niños mayores debido a la creciente preocupación
por un trastorno hipoglucémico subyacente. Las concentraciones que se sugirieron como
objetivo de GP se consideraron adecuadas mientras se evaluaba si la hipoglucemia se
resolvía a tiempo. Debido a que los neonatos de riesgo requieren intervenciones que van
más allá de la alimentación normal, como la dextrosa IV para tratar la hipoglucemia en las
primeras 48 horas de vida, probablemente presenten una hipoglucemia más grave y
prolongada, de modo que el objetivo inicial del tratamiento debería estar por encima de los
umbrales tanto neurogénicos como de los síntomas neuroglucopénicos (> 60 mg/dl). Para
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neonatos que requieren infusión de dextrosa, se puede intentar la transición a alimentación
normal sólo cuando la concentración de GP se estabiliza a > 60 mg/dl.
El consenso del comité de aceptar un objetivo de GP menor en neonatos de alto riesgo sin
sospecha de un trastorno de hipoglucemia congénita respecto de aquellos con una
sospecha de trastorno de hipoglucemia congénita, se basó en equilibrar los riesgos de
intervención en comparación con un breve período de subtratamiento en este grupo.
Deben considerarse los mayores objetivos de tratamiento para aquellos con un supuesto
trastorno de hipoglucemia genética y para neonatos sintomáticos, porque los riesgos de un
subtratamiento superan a los de sobretratamiento en estos pacientes.