Leslie Bethell - Historia de América Latina Tomo 16

download Leslie Bethell - Historia de América Latina Tomo 16

of 425

Transcript of Leslie Bethell - Historia de América Latina Tomo 16

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    1/424

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    2/424

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    3/424

    Por

    LESLIE BETHELL,catedrtico emrito de historia de Amrica Latina,Universidad de Londres; director. Centro de EstudiosBrasileos, Universidad de Oxford.

    GEOFFREY BERTRAM,Snior Lecturer en Econmicas, Universidad de Victoria,Wellington (Nueva Zelanda).

    JULIOCOTLER,Instituto de Estudios Peruanos (Lima).LAURENCE WHITEHEAD,Official Fellow en Ciencias Polticas, Nuffield College

    (Oxford).CHRISTOPHER ABEL,Snior Lecturer en Historia de Amrica Latina, University

    College (Londres).MARCO PALACIOS,Profesor de Historia Econmica, El Colegio de Mxico

    (Mxico, D.F.).ENRIQUE AYALA MORA,Universidad Andina Simn Bolvar (Quito).JuDiTHEWELL,Professor de Historia, College of William and Mary, Williamsburg

    (Virginia).

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    4/424

    LESLIE BETHELL, ed.

    HISTORIADE

    AMRICA LATINA16. LOS PASES ANDINOS DESDE 1930

    CRITICABARCELONA

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    5/424

    HISTORIA DE AMRICA LATINA

    SERIE MAYORDirectores:

    JOSEP FONTANA y GONZALO PONTN

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    6/424

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de los titulares delcopyright, bajolas sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquiermedio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, y la distribucinde ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos.

    Ttulo original;THE CAMBRIDGE HISTORY OF LATN AMERICA

    Vlll. LATNAMERICA SINCE 1930:SPANISH SOUTH AMRICA

    // /. Per and Bolivia: IV. Colombia, Ecuador and Venezuela

    Traduccin castellana deJORDI BELTRN

    Diseo de la coleccin y cubierta: Enric Satu 1991, Cambridge University Press, Cambridge

    2002 de la traduccin castellana para Espaa y Amrica:EDITORIAL CRTICA,S. L. , Provenga, 260, 08008 Barcelona

    e-mail:editorial@ed .critica.es http://www.ed.critica.es

    ISBN: 84-7423-435-2 obra completaISBN: 84-8432-337-4

    Depsito legal: B. 14.292-2002Impreso en Espaa

    onni _ A*M Orafi- .S I .. Santa Perpetua de la Mogoda (Barcelona)

    http://localhost/var/www/apps/conversion/current/tmp/scratch9796/critica.eshttp://www.ed.critica.es/http://www.ed.critica.es/http://localhost/var/www/apps/conversion/current/tmp/scratch9796/critica.es
  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    7/424

    PREFACIO

    Los primeros cuatro volmenes de laHistoria de Amrica Latina de Cambridgese ocupan principalmente de los aspectos econmicos, sociales, polticos,intelectuales y culturales de los tres siglos de gobierno colonial espaol y (en elcaso de Brasil) portugus, comprendidos entre el descubrimiento, la invasin,la conquista y la colonizacin del Nuevo Mundo por los europeos, afnales delsigloXV y comienzos del xvi, y la vspera de la independencia latinoamericana enlas postrimeras del xviii y principios del xix.

    Los volmenes quinto y sexto examinan el fracaso y el derrocamiento delrgimen colonial que tuvieron lugar en toda Amrica Latina (a excepcin deCuba y Puerto Rico) durante el primer cuarto de siglo xix, y la historia econmica, social y poltica durante el medio siglo posterior a la independencia {entreaproximadamente 1820 y 1870). En los cuatro volmenes siguientes se analiza lasituacin de Amrica Latina hasta 1930.

    Durante el primer medio siglo que sigui a la iruiependencia, Amrica Latinaexperiment, en el mejor de los casos, nicamente urms tasas muy modestas decrecimiento econmico, y, al menos en Hispanoamrica, violentos conflictospolticos e ideolgicos, as comourui considerable inestabilidad poltica. Aparte de laguerra entre Mxico y los Estados Unidos (1846-1848) y de frecuentes intervenciones extranjeras, especialmente britnicas, tambin hubo, al finalizar el perodo,dos conflictos importantes entre estados latinoamericanos: la guerra de la Triple

    Alianza (1865-1870) y la guerra del Pacfico (879-1883). Contrastando con ello,el medio siglo siguiente, y sobre todo el perodo que concluy con la primeraguerra mundial, fue para la mayora de los pases latinoamericanos una edad deoro caracterizada por el crecimiento ecorwmicoirulucido deforma predominante

    por las exportaciones, de prosperidad material (al menos para las clases domi-rmntes y las clases medias de las ciudades), deconseruso ideolgico y, con algunas excepciones notables como Mxico durante la revolucin (1910-1920), deestabilidad poltica. Asimismo, aunque continuaron las intervenciones extranjeras principalmente las norteamericanas en Mxico, Amrica Central y el Caribe,no hubo importantes conflictos internacionales en Amrica Latina entre el fin dela guerra del Pacfico (1883) y el estallido de la guerra del Chaco (1932).

    El sptimo volumen lo forman nueve captulos de carcter general sobre lahistoria econmica y social del conjunto de Amrica Latina. Dos captulos examinan el crecimiento de las economas latinoamericaruis, el primero en el perodo 1870-1914, el segundo en los aos que van de la primera guerra muruiial ala vspera de la depresin mundial del decenio de 1930. Este crecimiento fue en

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    8/424

    VIII HISTORIA DE AMRICA LATINA

    gran parte fruto de la gran aceleracin de la incorporacin de las economaslatinoamericanas, como productoras bsicas, en la economa internacional enexpansin, as como de significativas entradas de capital extranjero, particularmente britnico y, en el siglo xx, norteamericano. Al mismo tiempo, no se pasan

    por alto los mercados nacionales y la acumulacin de capital igualmente nacional. Las relaciones de Amrica Latina con las principales potencias europeas y,sobre todo en Amrica Central y el Caribe, con los Estados Unidos, cada vez msexpansionistas, se tratan por separado. Otro captulo analiza el crecimiento dela poblacin latinoamericana (de 30 millones en 1850 a 105 millones en 1930),que en parte fue producido por la inmigracin en masa de europeos, singularmente en Argentina y Brasil. El profundo efecto de la penetracin capitalista enel mundo rural es la materia de que se ocupan dos captulos, uno de los cualesse concentra en las tradicionales tierras altas de Mxico, Amrica Central y los

    Andes, y el otro en el Caribe espaol. El primero de ellos, a la vez que afirmaque las economas y sociedades rurales experimentaron mayores cambios en el

    perodo de 1870-1930 que en cualquier otra poca anterior, exceptuando la conquista, tambin se propone demostrar que en muchas zonas rurales, especialmente en los Andes, las fuerzas de cambio encontraron resistencia y continuaronexistiendo estructuras precapitalistas. La sociedad urbana tambin experimentcambios rpidos en este perodo, y hay captulos que examinan por separado elcrecimiento de las ciudades latinoamericanas, en especial ciudades importantescomo Buenos Aires, Ro de Janeiro y Ciudad de Mxico, todas las cuales yatenan entre uno y dos millones de habitantes en 1930 y rivalizaban con las principales urbes de Europa y los Estados Unidos; los comienzos de la industria, sobre todo en Brasil, Argentina, Chile, Colombia y Mxico; y la aparicin de unaclase trabajadora urbana como fuerza significativa en muchas repblicas, as como la historia de los primeros movimientos obreros de Amrica Latina.

    El octavo volumen examina la cultura y la sociedad en Amrica Latinadurante el siglo que sigui a la independencia y especialmente en el perodode 1870-1930. Empieza con un captulo que trata la evolucin de las ideaspolticas y sociales (y en especial la adaptacin del liberalismo a unas sociedadesmuy estratificadas que tenan economas subdesarrolladas y una tradicin poltica de autoritarismo, as como la influencia del positivismo en las lites gobernantes e intelectuales). Un segundo captulo examina de qu modo la Iglesia catlica latinoamericana se adapt a la disminucin de su poder y sus privilegiosen una era secular, al mismo tiempo que conservaba la adhesin de la inmensamayora de los latinoamericanos. Finalmente, dos captulos hablan de movimientos importantes y de notables logros individuales en la literatura, la msica

    y el arte de Amrica Latina en este perodo. Los volmenes noveno y dcimo se componen de captulos sobre la historia

    econmica, social y sobre todo poltica, de los distintos pases latinoamericanosdesde 1870 hasta 1930. El volumen noveno se ocupa de la historia de Mxico, Amrica Central y el Caribe. En la primera parte, dedicada a Mxico, haycaptulos sobre el Porfiriato (los treinta y cinco aos de dictadura de Porfirio Daz,1876-1910),la revolucin y la reconstruccin bajo la dinasta sonorense duranteel decenio de 1920. La segunda parte dedica un captulo nico a las cinco repblicas de Amrica Central y sendos captulos a Cuba, Puerto Rico, la Repblica Dominicana yHait. El dcimo volumen est dedicado a Amrica delSur. La primera

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    9/424

    PREFACIO IX

    parte consiste en cuatro captulos sobre la evolucin econmica, social y polticade Argentina, que en muchos aspectos era ya la nacin ms avanzada de Amrica Latina en 1930, y captulos individuales sobre Uruguay y Paraguay. La segunda parte contiene captulos referentes a Chile, Bolivia y Per en el medio siglo queempez al concluir la guerra del Pacfico y captulos que hablan de Colombia,Ecuador y Venezuela. Finalmente, en la tercera parte, dedicada a Brasil, hay ca

    ptulos que estudian su economa dominada por el caf en este perodo, el sistema poltico y la poltica reformista durante los ltimos tiempos del imperio (1870-1889) y la estructura social y poltica de la primera repblica (1889-1930).

    Los volmenes undcimo y duodcimo versan sobre economa, poltica y sociedad desde 1930. El volumen undcimo,Economa y sociedad desde 1930,com

    prende seis captulos. Los tres primeros examinan las economas latinoamericanasdurante la dcada de 1930, tras la depresin de 1929, durante e inmediatamentedespus de la segunda guerra mundial, y durante la nueva edad de oro de crecimiento econmico (1950-1980), impulsada esta vez principalmente por la ISI (industrializacin de sustitucin de importaciones) y a la que, no obstante, siguila llamada dcada perdida de 1980. El cuarto aborda el cambio demogrficodurante el perodo 1930-1990, en que la poblacin de Amrica Latina se cuadru

    plic (de 110 a 450 millones). El quinto captulo analiza la rpida urbanizacinde Amrica Latina (menos del 20 por 100 de su poblacin estaba clasificada comourbana en 1930; en 1990, casi el 70 por 100) y el cambio social urbano, princi

    palmente en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Mxico y Per. La transformacinde las estructuras agrarias es el tema del sexto captulo.

    El volumen duodcimo.Poltica y sociedad desde 1930,consta de cincocaptulos. El primer captulo estudia el avance, y tambin los retrocesos, de la democracia en Amrica Latina, principalmente en Chile, Costa Rica Colombia, Uruguay y Venezuela, y, en menor grado, en Argentina, Brasil y Per. Los xitos y

    fracasos de la izquierda latinoamericana, la democrtica y la no democrtica, sonmaterial del segundo captulo. El tercer captulo se centra en la clase obrera urbana y el movimiento obrero urbano, subrayando su papel en la poltica. El cuartocaptulo explica la movilizacin y la violencia rurales, especialmente en Mxico, Amrica Central y los Aruies. El quinto se ocupa de los militares en la poltica latinoamericana: sus intervenciones y los golpes de Estado, as como los regmenesmilitares y los problemas de la transicin al gobierno civil.

    El volumen decimotercero es el primero de una serie de cuatro volmenes dedicados a la historia de los pases hispanoamericanos desde 1930. La primera

    parte contiene dos captulos sobre Mxico: el primero examina el rumbo de la revolucin durante los aos treinta, sobre todo durante el gobierno de Lzaro Crdenas (1934-1940), el impacto de la segunda guerra mundial en Mxico y el carcter de la subsiguiente coyuntura de posguerra; el segundo analiza el perodoiniciado en 1946, y destaca en especial el crecimiento econmico (hasta la dcada de 1980), el cambio social y la estabilidad poltica. La segunda parte, dedicadaa los pases del Caribe, contiene dos captulos sobre Cuba: el primero sobre el perodo que va de la dictadura de Machado a la de Batista, y el segundo sobre larevolucin, y captulos sobre la Repblica Dominicana, Hait y Puerto Rico.

    El decimocuarto volumen se abre con una visin general del desarrollo econmico y poltico de Amrica Central desde los aos treinta a los ochenta, a laque siguen captulos separados sobre la historia de Guatemala, El Salvador,

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    10/424

    X HISTORIA DE AMERICA LATINA Honduras, Nicaragua y Costa Rica, desde 1930, un captulo sobre la hazaa dePanam desde su creacin en 903, y, finalmente, un captulo sobre la historiade la zona del Canal de Panam.

    El volumen 15 est dedicado a los pases del Cono sur: Argentina, Uruguay,Paraguay y Chile, lu primera parte consiste en dos captulos sobre la historia

    poltica, social y econmica de Argentina. El primero abarca el perodo com prendido entre el principio de la depresin de 929 y la Revolucin de 930, por un lado, y la segunda guerra mundial, la Revolucin de 943 y el auge de Pern, por otro; el seguruio abarca desde el decenio peronista (1946-1955) hasta ladictadura militar de 1976-1983, la transicin a la democracia y el gobierno Al-

    fonsn (1983-1989). Otros captulos se dedican, respectivamente, a Uruguay

    y Paraguay. La segunda parte trata del cambio econmico, social y poltico enChile. Un captulo destaca el funcionamiento de la democracia chilena desde eldecenio de 930 hasta el de 950, especialmente bajo los gobiernos del frente

    popular; un seguruio captulo examina Chile bajo los gobiernos democrticos dela derecha (Alessandri), de centro (Frei) y de izquierda (Allende), entre 958 y973, y bajo la dictadura militar del general Pinochet (973-990).

    En el volumen 16 la primera parte abarca Per y Bolivia. Hay dos captulos sobre la economa, la sociedad y la poltica de Per, primero en el perodo de 930 a960, y en seguruio lugar en los decenios de 960 y 970 (especialmente de 968 a 1975, cuando Per estaba en manos de militares reformistas) y en el decenio de1980 bajo los gobiernos de BelandeTerry (1980-985) y Garca (985-990). Sigueun captulo sobre la economa, la sociedad y la poltica y especialmente los problemas de la construccin de la nacin en Bolivia. La segunda parte empieza condos captulos sobre la historia econmica, social y poltica de Colombia, el primerodesde el perodo de 930 a la violencia del decenio de 950, el segundo desde elhistrico acuerdo de 958 para compartir el poder entre liberales y conservadores

    y la convivencia del decenio de 1960 y principios del de 1970, hasta la violencia yel desafo que para las instituciones democrticas plantearon los guerrilleros y,sobre todo, los narcotraficantes, en el decenio de 1980. Siguen a estos captulosotros que tratan, respectivamente, de Ecuador y de la economa, la sociedad y la

    poltica especialmente la poltica democrtica desde 1958 de Venezuela. Muchos de los colaboradores de los volmenes 5 y 6 comentaron loscap

    tulos de sus colegas. En este sentido, estoy especialmente agradecido a Christo- pher Abel, Ala:: Angel, Paul Drake y Laurence Whitehead. Malcolm Deas, Peter Klarn, Andrew Nickson y James Painter tambin aportaron valoraciones crticasde uno o ms de estos captulos. Quisiera dar las gracias a Malcolm Deas en particular por la ayuda y el aliento que ha ofrecido generosamente desde el comienzode este proyecto. James Dunkerley accedi a servir como ayudante de edicin tanto para el volumenV como para elV de la Cambridge History of Latin America (es decir, los volmenes 3-6 de laHistoria de Amrica Latina).Sus consejos y su apoyo, as como sus habilidades como editor, resultaron valiossimosen la preparacin definitiva de estos volmenes para su publicacin.

    Una vez ms, debo expresar mi gratitud a Josep Fontana y a Gonzalo Pontn por su inters y dedicacin en la presente edicin castellarui.

    LESLIE BETHELLOxford, marzo de 2002

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    11/424

    Primera partePER Y BOLIVIA

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    12/424

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    13/424

    Captulo 1

    PER, 1930-1960

    Durante el perodo comprendido entre 1890 y 1930 Per se haba caracterizado por una economa encabezada por las exportaciones, un estado fuerte dominado por la oligarqua, la llamada Repblica Aristocrtica, y un orden social

    jerrquico muy arraigado en instituciones agrarias; la hacienda en la sierra y laplantacin en la costa. Despus de 1960 el pas entr en una crisis de hegemona poltica (con los militares desempeando un papel de importancia creciente),una bsqueda tarda de industrializacin y autonoma econmica, y un esfuerzopor adaptarse a la ruptura de los antiguos mecanismos de control social, cuyasmanifestaciones fueron el derrumbamiento de la hacienda y la aparicin de unaizquierda poltica. Los treinta aos que mediaron entre 1930 y 1960 fueron un perodo de transicin, con un destartalado antiguo rgimen que sobreviva casi pordescuido mientras el pas navegaba a la deriva, empujado por las corrientes de lahistoria. El desarrollo econmico estaba dominado por arrebatos de actividad dentro del antiguo marco delaissez faire ycrecimiento inducido por las exportaciones. A diferencia de otros pases latinoamericanos, Per no trat de seguir ningnrumbo nuevo como, por ejemplo, la industrializacin protegida o la construccinde un capitalismo de estado. El predominio social y econmico de la clase dirigente reconocida (la comnmente llamada oligarqua o gran burguesa) nose vio amenazado ni siquiera diluido por la ascens,in de alguna burguesa nacional nueva. De igual manera, la hegemona oligrquica no fue blanco de una ofensiva organizada por la clase trabajadora (todava dbil y dividida, y con la mayora de sus lderes absorbidos por elstatu quo),ni por el campesinado (cuyaspreocupaciones seguan concentradas en el nivel local, en una lucha victoriosacon la hacienda y un proceso debilitante de divisin interclasista) ni por la clasemedia (aunque el estrato formado por las profesiones liberales apareca de vez encuando en la escena poltica, ms por casualidad que a propsito).

    Despus de 1930 la poltica sigui estando agobiada por las facciones y elpersonalismo. Surgieron muy pocos polticos o estadistas de gran talla. Los individuos ms notables fueron Vctor Ral Haya de la Torre y Femando BelandeTerry, ninguno de los cuales alcanz la presidencia durante este perodo. Dadoque ninguna clase social tena un proyecto poltico claro que pudiera promovercontra elstatu quo,la lucha por el control del aparato del estado qued reducidaa una lucha por los despojos del crecimiento inducido por las exportaciones y los

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    14/424

    4 HISTORIA DE AMERICA LATINA

    emprstitos obtenidos en el extranjero. El nico partido poltico importante quesali con vida de los treinta aos la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) de Haya de la Torre, fundada en 1924 fracas de forma conspicuae invariable en sus intentos de conquistar un apoyo electoral mayoritario o de organizar una ofensiva armada seria contra el estado. De hecho, los lderes del partido seguan generalmente un rumbo que pareca calculado para tenerles metidosde forma permanente en la poltica nacional, pero sin dominarla jams.

    Fue la intervencin militar, y no la poltica civil, la que produjo las dos administraciones ms estables y eficaces del perodo: la del presidente scar Be-navides (1933-1939) y, despus del intermedio democrtico de la posguerra, ladel presidente Manuel A. Odra (1948-1956). Cabra calificar a ambos de moder-nizadores autoritarios que pretendan reducir la peligrosidad de los problemassociales por medio del crecimiento econmico y un poco de juiciosa ingeniera social, al tiempo que utilizaban la represin para mantener la estabilidad acorto plazo. Es claro que ambos crean actuar en beneficio de la clase gobernantecivil, pero ambos estaban en contra de las luchas entre facciones en el seno de dicha clase. A decir verdad, dada la debilidad poltica de los otros grupos sociales,las disputas internas de la oligarqua marcaban el tono de la vida poltica.

    De las dos facciones polticas principales que existan dentro de la oligarqua,la capitaneada por la familia Prado consigui hacerse con la presidencia por medioselectorales en dos ocasiones (en 1939 y en 1956), y en cada una de ellas ManuelPrado ocup la presidencia durante un mandato completo de seis aos. El rasgodistintivo de la poltica de Prado era una actividad relativamente conciliadora anteel APRA, a cuyo apoyo (encubierto o explcito) deba sus xitos electorales. Laotra faccin principal de la oligarqua, la que podramos llamar la derecha, sedistingua tanto por su hostilidad inflexible contra el APRA como por su incapacidad de obtener una mayora electoral excepto en las circunstancias extraordinarias de 1931 (con Luis M. Snchez Cerro como candidato). El otro gran xitopoltico de la derecha durante este perodo fue el golpe de 1948, en el cual elgeneral Odra se hizo con el poder.

    Si bien los frutos completos no se veran hasta despus de 1960, durante lostres decenios intermedios del siglo xx actuaron importantes fuerzas econmicas ysociales. Dos tendencias en particular sobresalen; la recuperacin, despus de ladepresin, del crecimiento inducido por las exportaciones y la aparicin del paroy el subempleo en gran escala. En 1930 Per tena una economa de exportacinseriamente deprimida, pero muy poco paro manifiesto; en 1960 el pas se encontraba en la cspide de un crecimiento inducido por las exportaciones con un enorme ejrcito de mano de obra de reserva. As pues, el alza cclica a largo plazo, elmovimiento ascendente desde la depresin hacia la prosperidad (respondiendo afuerzas que actuaban en la economa mundial), fie acompaada de una transicindesde la escasez de mano de obra hacia un excedente de ella, lo cual era sintomtico de la dinmica interna de la respuesta de Per al crecimiento capitalista y aldemogrfico. Estas dos tendencias, que luego se estudian ms detalladamente, respectivamente fortalecieron y debilitaron la posicin de la clase gobernante del pas.La recuperacin de la economa exportadora dependiente facilit la estabilizacinpoltica y econmica segn las condiciones de la oligarqua, pero, al mismo tiempo,la aparicin de poderosos intereses de las masas, a las que haba que apaciguaro reprimir, planteaba un problema para la hegemona oligrquica.

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    15/424

    PER, 1930-1960

    ECONOMA Y SOCIKDAD

    La economa peruana ha dependido mucho del resultado de las exportaciones durante todo el siglo xx. En los perodos de crecimiento inducido por stasde 1890 a 1924 aproximadamente, y de 1949 a 1963, los propietarios peruanos delos medios de produccin en los sectores de exportacin, junto con los estratos msaltos de los sistemas comercial, profesional y financiero, formaron una eficaz clasegobernante que influa mucho en los grandes trazos de la poltica del gobierno dela nacin. La estabilidad y el conservadurismo eran los principios fundamentalesde la vida poltica. La poltica econmica social giraba alrededor de la defensa deintereses creados y la oposicin a las reformas; la vida poltica se vea dominadapor las rencillas entre las facciones que existan en el seno de la clase gobernante,a la vez que las amenazas a la hegemona de tales facciones podan neutralizarsecon relativa facilidad por medio de la absorcin y el patemalismo. Durante losperodos de crisis en la economa de exportacin, de 1925 a 1948, y de 1963 aldecenio de 1980, era ms difcil quitarle hierro a la lucha por hacerse con las porciones del pastel econmico que creca lentamente, y los problemas de gestineconmica y social eran ms serios. Eran perodos de relativa inestabilidad poltica y se caracterizaron por el debilitamiento del control que la clase gobernanteejerca sobre la formulacin de la poltica que deba seguirse, as como por la aparicin de fuerzas sociales que eran contenidas durante las fases de crecimiento. Elperodo que se estudia en el presente captulo abarca todo un ciclo de cada y faseascendente en la economa de exportacin.

    A pesar de considerables fluctuaciones a corto plazo, Per experiment un estancamiento virtual del volumen de las exportaciones desde el comienzo de ladepresin mundial en 1930 hasta finales de los aos cuarenta. El valor del total deexportaciones en dlares norteamericanos baj en un 68 por 100 entre 1929 y 1932y no recuper el nivel de 1929 hasta 1946, antes de volver a descender durante lacrisis econmica de 1947-1948.' Sin embargo, este estancamiento de las gananciastotales en concepto de exportacin ocultaba un cambio importante del control extranjero por el local. En 1930, el 60 por 100 de las exportaciones por valor las producan grandes empresas extranjeras que sacaban la mayora de sus beneficios delpas.A finales del decenio de 1940 la participacin de estas empresas extranjerashaba bajado hasta quedar en un 30 por 100 de las ventas de exportacin y sulugar lo haban ocupado sectores localmente controlados y en expansin, especialmente la minera a escala media del plomo y el cinc, el azcar, la harina de pescado y el algodn. La expansin de las empresas exportadoras bajo control local nofue fruto de la absorcin de actividades controladas por extranjeros; en vez de ello,las empresas bajo control extranjero declinaron al tiempo que la empresas peruanas estaban en expansin. As, aunque no hubo virtualmente ningn aumento deltotal de ingresos de exportacin a lo largo de los veinte aos posteriores a 1929,los capitalistas locales obtuvieron algunas ganancias y se produjo cierto crecimiento en los ingresos netos de divisas extranjeras de la economa, al descender laproporcin del total de las ganancias de exportacin que se perdieron al ser repa-

    1. R. Thorp y G. Bertram,Per, 1890-1977: Growlh and Policy in an Open Economy,Londres, 1978.

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    16/424

    6 HISTORIA DE AMRICA LATINA

    triadas en calidad de beneficios. A consecuencia de ello, el escaln superior de loscapitalistas agrcolas y financieros conserv su antigua creencia en la viabilidad dela economa abierta encabezada por las exportaciones. Continu invirtiendo en empresas orientadas hacia la exportacin y se mostr contrario a adoptar una estrategia de crecimiento dirigido hacia adentro. Por consiguiente, no haba ninguna basepara una alianza entre la gran burguesa y los pequeos capitalistas industriales conel fin de poner en prctica una nueva poltica econmica.^

    Si la crisis de la economa de exportacin despus de 1929 fue menos agudaen Per que en otras economas latinoamericanas, tambin la fuerza del crecimiento inducido por la exportacin despus de 1949 fue espectacular en comparacin con otros pases del continente. Entre 1950 y 1960 el volumen de las exportaciones se triplic y el valor de las exportaciones en dlares se multiplic porms de dos. El crecimiento real del PNB fue del 65 por 100 a lo largo del decenio,lo cual representa una tasa media de crecimiento anual de ms del 5 por 100.El efecto del rpido crecimiento de las ganancias de exportacin en la balanza depagos se vio complementado por una fuerte afluencia de inversiones extranjeras.Del 30 por 100 en 1950, la parte de las exportaciones de Per producidas por empresas extranjeras volvi a subir hasta situarse en un 45 por 100 en 1960 y continu subiendo a partir de entonces.'

    No todos los peruanos participaron de la bonanza del decenio de 1950. Aproximadamente una cuarta parte de la poblacin total, en lo ms bajo de la economa rural de la sierra, experiment niveles de vida estancados o cada vez peores,y la desigualdad global de la renta aument de forma acentuada."* Sin embargo, laexpansin proporcion a los trabajadores y la clase media urbanos beneficios materiales suficientes para atajar toda radicalizacin importante de la poltica nacional.El empobrecimiento relativo de la agricultura de la sierra en este perodo noprodujo un movimiento poltico, sino un proceso de masiva movilizacin social:primero bajo la forma de migracin rural-urbana a gran escala y posteriormente (a finales de los aos cincuenta y comienzos de los sesenta) en una serie deocupaciones de tierras y enfrentamientos entre campesinos y policas, que anunciaron el final de la era de la hacienda en la sierra peruana.

    El desarrollo industrial lleg tarde a Per, pues haba sido sofocado despusde un principio prometedor en el decenio de 1890. En el decenio de 1950, sin embargo, los efectos de la rpida expansin de las exportaciones, unidos a la aparicin de un masivo mercado urbano en Lima, pusieron en marcha una nueva fasede crecimiento. La parte del PNB correspondiente a las manufacturas ascendidel 14 por 100 en 1950 al 17 por 100 en 1960, convirtindolas en el sector de crecimiento ms rpido de la economa nacional; y en la segunda mitad del deceniode 1950 la substitucin de las importaciones ya era el objetivo del crecimiento

    2. Para una opinin contraria, vase B. Caravedo Molinari,Burguesa e industria en elPer, 1933-1945,Lima, 1976, caps. 1 y 2.

    3. Thorp y Bertram,Per, 1890-1977,p. 295.4. R. C. Webb,The Distribulion of Income in Per,Universidad de Princeton, Woodrow

    Wilson School Research Program in Economic Development, Discussion Paper n. 26 (Princeton.N. J., 1972); dem,Trends in Real income in Per,Universidad de Princeton, Woodrow WilsonSchool Research Program in Economic Development, Discussion Paper n. 41 (Princeton, N. J.,1974); R. Vandendries, Income Distribulion in Per after World War II,Journal of Developing

    reas, 8, n. 3 (1974), pp. 421-436; Thorp y Bertram,Per. 1890-1977,pp. 275-278.

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    17/424

    PER, 1930-1960 7

    industrial. Fue un proceso que tuvo lugar espontneamente en vez de ser fruto deuna poltica deliberada del gobierno. Entre 1950 y 1960 la parte correspondientea los artculos de consumo en el total de importaciones baj del 24 al 22 por 100mientras los bienes de capital suban del 20 al 22 por 100. La proporcin del mercado local de manufacturas suministradas por fbricas peruanas (que durante unbreve perodo de 1945, debido a las presiones y el control de divisas durante laguerra, haba sido de hasta el 77 por 100) alcanz un punto bajo del 59 por 100en 1952 y subi durante los ltimos aos cincuenta hasta alcanzar un 65-70 por100 a comienzos de los sesenta.' Estas cifras indican que a partir de mediados delos cincuenta hubo una oscilacin hacia la substitucin de importaciones, aunqueen Per el proceso fue limitado en comparacin con otras economas latinoamericanas en aquellos momentos. El incremento de nuevas inversiones en la industria manufacturera alter la base econmica de la oligarqua reconocida y abri elcamino a una nueva generacin de capitalistas industriales cuya influencia sehara sentir en decenios posteriores.

    En 1930 la poblacin se cifraba entre 5 y 6 millones de personas, de las cualesdos tercios se hallaban concentradas en la sierra andina y menos de una cuartaparte, en la costa. En 1960 la poblacin haba crecido hasta superar los 10 millones,con slo un poco ms de la mitad en la sierra y el 40 por 100 en la costa. Elincremento de la concentracin demogrfica en la costa reflejaba el carcter fuertemente regional del crecimiento econmico capitalista. La sierra andina constitua el ncleo tradicional de Per. Pero fue la llanura rida de la costa, que sehalla cruzada por frtiles valles fluviales y contiene las tres ciudades ms importantes del pas Lima, Trujillo y Arequipa, la que se convirti en escenario dela mayor parte del crecimiento econmico del siglo xx. De los principales sectores de la economa durante el perodo 1930-1960 algodn, azcar, minera, petrleo, harina de pescado, servicios urbanos y manufacturas, slo la mineratena una presencia fuerte en la sierra, especialmente en la parte central del pas.Pero a pesar de sus efectos en las economas locales, los campamentos mineroseran ms enclaves y extensiones de la economa costera que parte integrantes dela economa de la sierra.

    Durante los decenios intermedios del siglo xx los acontecimientos en la sierra estuvieron dominados por el cambiante equilibrio demogrfico, el fracaso delos intentos de modernizacin capitalista de la agricultura de la sierra y un cambio de la relacin de la sierra con la economa capitalista en desarrollo de la costa y los campamentos mineros. De este ltimo cambio se ha dicho que consistien pasar del dualismo funcional al dualismo disfuncional, lo cual llev aparejada una creciente separacin de la economa de la sierra respecto de los polosde crecimiento del pas, a medida que un proletariado permanente substituy a lostrabajadores migrantes temporeros en los campamentos mineros de la sierra hacia 1945 y ocurran cambios parecidos en las plantaciones de la costa."

    5. Thorp y Bertram,Per, 1890-1977,pp. 261-274; I. G. Bertram,End-Use Classificationof Peruvian Imports, 1891-1972,Microfiche St Antony's College Latin American Centre, Oxford, 1976, cuadro 6.5; Thorp y Bertram,Per, 1890-1977,p. 407.

    6. C. F. Omn, The Formation of Capitalist Society in Per: "Duali sm" and Underde-velopment, tesis de doctorado, Universidad de California, Berkeley, 1978, caps. II y 12; vase

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    18/424

    8 HISTORIA DE AMERICA LATINA

    La historia demogrfica de la sierra entre los siglos xvi y xx es la historia deuna regin que se recupera de la catstrofe. La guerra, la dislocacin social y lasenfermedades en la poca de la conquista espaola haban reducido espectacularmente la poblacin y convertido Per en una sociedad de tierra abundante y manode obra escasa que dur hasta que las densidades demogrficas en la sierra volvieron a aproximarse a los niveles del siglo xv. De all en adelante, el continuocrecimiento demogrfico signific una presin cada vez mayor sobre los limitados recursos de tierra (a falta de importantes avances tecnolgicos en la agricultura) y la aparicin de una mano de obra excedente. A este punto crtico se llegdurante la primera mitad del siglo xx, con efectos espectaculares en el mercadonacional de mano de obra en el decenio de 1950.

    La transicin de la escasez al excedente de mano de obra fue visible de modoclaro en el sector moderno de la economa. Para toda empresa a gran escala fundada en Per durante el siglo xix la movilizacin de una fuerza laboral haba sidoun problema muy importante. Para extraer guano, cultivar caa de azcar y algodn, construir ferrocarriles o explotar minas los patronos se vieron obligados arecurrir a fuentes no locales de mano de obra (esclavos negros, rotos chilenos,culis chinos) hasta el decenio de 1880. A partir de entonces durante varios decenios fue resultando poco a poco ms fcil encontrar trabajadores temporeros migrantes entre el campesinado de la sierra valindose de la remisin de deudas pormedio del trabajo (enganche) o la manipulacin de las tradicionales institucionesde servicios y tenencia de las haciendas.

    Sin embargo, la expansin continua de la oferta de mano de obra a partir deprincipios de siglo permiti la formacin de relaciones plenamente capitalistasde trabajo asalariado en un nmero creciente de actividades econmicas. En 1930ya se haba formado un proletariado estable en las plantaciones y ciudades de lacosta, aunque la costa propiamente dicha an no era una regin de excedente demano de obra. La produccin de algodn y azcar segua dependiendo de la disponibilidad de trabajadores migrantes estacionales procedentes de la sierra, y enLima los migrantes (que en aquel tiempo llegaban principalmente de la costay no de la sierra)' no tenan dificultades para encontrar trabajo durante el decenio de 1920. La depresin caus slo paro manifiesto moderado en la economa peruana; la mayora de los trabajadores despedidos de las fbricas y las minas sencillamente desapareci de nuevo en las filas del campesinado o de loseventuales que trabajaban por cuenta propia. Como suele ocurrir en una economa que en gran parte es precapitalista, la depresin intensific la pobreza msque crear paro manifiesto. El censo de Lima correspondiente a 1931 indicaba que37.089 varones, es decir, una cuarta parte de todos los varones de edad com-

    tambin A. DeWind, Peasants Become Miners: The Evolution of Industrial Mining Systems inPeni, tesis de doctorado. Universidad de Columbia, 1977. F. E. Mallon,The Bfense ofCom-munity in Peru's Central Highland: Peasant Struggle and Capitalist Transition, 1860-1940,Prin-ceton, N. J,, 1983, cap. 7, data los cambios clave un poco antes y seala que el enganche, esdecir, el reclutamiento de mano de obra para las minas, termin con el decenio de 1920 y que araz de los despidos durante la depresin la Cerro de Pasco Corporation funcion en un mercado bajo para la mano de obra asalariada.

    7. S. Stein,Populism in Per,Madison, Wisc, 1980, cap. 3, sugiere que entre una cuartaparte y un tercio de los trabajadores migrantes que haba en Lima en 1931 procedan de la sierra.Otro tercio aproximadamente proceda del lejano sur (principalmente costero).

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    19/424

    PER, 1930-1960 9

    prendida entre los 15 y los 69 aos en Lima, se encontraban sin trabajo; pero slo19.000 de ellos estaban inscritos y el resto haba recurrido a trabajar en calidadde eventuales por cuenta propia en la economa extraoficial." Sin embargo, en eldecenio de 1950 el panorama se haba transformado. Una avalancha de migrantes procedentes de la sierra llegaba a las ciudades costeras, el trabajo asalariadopermanente quitaba a los migrantes estacionales la mayora de sus anterioresoportunidades de empleo en la plantaciones y el antiguo problema de la contratacin de mano de obra haba cedido su lugar a los problemas relacionados conalojar y dar de comer al nuevo ejrcito de mano de obra de reserva en las barriadas de las ciudades costeras.

    Si bien el crecimiento demogrfico nos proporciona la explicacin bsica de

    la transicin de la escasez al excedente de mano de obra en el nivel nacional, elmomento y la naturaleza de esta transicin tenan sus races en la cambiante estructura social de la sierra. Durante gran parte del siglo xix la sierra no habatenido importancia econmica para la economa de exportacin, que se basaba enel guano, y las haciendas haban estado en decadencia, lo cual permita la ocupacin de facto de gran parte de sus tierras por el campesinado (tanto las comunidades indias estructuradas colectivamente como los arrendatarios nominales delas haciendas). As pues, los campesinos que se dedicaban a la agricultura de subsistencia se hallaban bien dotados de recursos y, por consiguiente, no estaban disponibles para trabajar en otras vertientes de la economa. Durante los ltimos dosdecenios del siglo xix (despus de la cada del guano), la sierra se recuper y denuevo interpret un papel central en la vida econmica nacional. Los ferrocarriles comunicaban la sierra central y la meridional con los mercados extemos delana, cueros y artculos alimenticios; la revitalizacin de la minera del oro, la plata y el cobre caus una gran demanda de animales de carga, de lea y alimentos;y la nueva industria de la cocana trajo beneficios para los cultivadores de cocaen La Libertad. La produccin agrcola y pecuaria se haba hecho ms rentablede pronto, y el resultado fueron un renacer y una expansin de la hacienda comoinstitucin dominante en la sociedad de la sierra, la reclamacin de tierras que loscampesinos ocupaban desde haca mucho tiempo y la reimposicin de obligaciones laborales a los arrendatarios de las haciendas. Esta ascensin de la economacomercial y de la hacienda prosigui durante unos cuarenta aos, desde 1880 hasta 1920 ms o menos, y se reflej en el grado en que los intereses terratenientesde la sierra compartieron el poder poltico en el nivel nacional durante la Repblica Aristocrtica (1895-1919).

    Si el incentivo de los beneficios haba hecho que la hacienda volviese a la

    vida, lo mismo caba decir del campesinado de la sierra. Los pastores indiosse encontraron con que podan vender su lana y otros productos por medio decompradores comerciales que acababan de establecerse en el centro y en el sur,a la vez que en toda la sierra los propietarios de muas y llamas se encontrabancon que haba demanda constante de sus servicios para el transporte. Al mismotiempo, los artculos de consumo importados se encontraban con mayor facilidaden la sierra, lo cual reforzaba los incentivos para la monetarizacin de la economa campesina y amenazaba la produccin artesanal local. Los grupos campesinos se vean cada vez ms envueltos en conflictos con las haciendas relaciona-

    8. Censo de Lima, 1931 (Junto Pro-Desocupados de Lima), sin fecha, pp. 248-249.

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    20/424

    10 HISTORIA DE AMERICA LATINA

    dos con el acceso a la tierra, as como en competencia unos con otros. Se hacomprobado que ste fue el perodo en que la comunidad india empez a disolverse para transformarse en un campesinado privatizado, internamente diferenciado, y este cambio (al que acompa la aparicin del endeudamiento yel empobrecimiento individuales en lugar de las cargas compartidas de formacomunal) fue un factor clave en la apertura del mercado nacional de trabajo alrededor de principios de siglo.''

    En los primeros dos decenios del siglo xx algunas partes de la sierra dejaronde disponer de tierra que pudiera servir de base a una mayor expansin de la produccin agropecuaria. Las comunidades indgenas ya no podan dotar a todos susmiembros de parcelas suficiente para subsistir, y las haciendas no podan proseguir su expansin sin provocar revueltas campesinas en una escala que amenazaba con romper el tejido social. En esta etapa muchos grandes terratenientes trataron de intensificar sus operaciones, para lo cual modernizaron sus propiedades;pero a este movimiento hacia el cercamiento de tierras y la inversin se opusocon xito el campesinado, con la ayuda de los comerciantes cuyo beneficios procedan de la economa campesina. La fuerza de la oposicin campesina a la invasin y el cercamiento de tierras hizo que fuera imposible pasarse a las relacionescapitalistas o a invertir mucho dinero en mejoras con el fin de aumentar la productividad.

    La lucha en tomo a la expansin de la hacienda, el cercamiento de tierras yla oposicin de los campesinos a la modernizacin capitalista culmin con unaoleada de revueltas a comienzos del decenio de 1920 e inspir la ideologa delllamado indigenismo entre los intelectuales de la costa. Era una visin romntica de la comunidad como institucin colectiva, a la cual se liberara eliminando las relaciones feudales de produccin en las haciendas. Desde el punto devista poltico, sus frutos principales fueron dos medidas que se tomaron en losprimeros tiempos del oncenio de Augusto Bemardino Legua (1919-1930): lasclusulas de la constitucin de 1920 que reconocan la comunidad como entidad

    jurdica y protegan sus tierras de la enajenacin; y la fundacin, en 1922, delPatronato de la Raza Indgena con el fin de disponer de un cauce institucionalpara la expresin de los agravios de los indios. La cuestin indgena siguisiendo un asunto polticamente delicado hasta finales del decenio de 1920, momento en que tanto el APRA de Haya de la Torre como el recin fundado Partido Comunista de Jos Carlos Maritegui hicieron afirmaciones programticas afavor de la reforma agraria y la redencin del indio.

    Sin embargo, en 1930 el curso de los acontecimientos ya haba cambiado. Lahacienda como institucin haba pasado su punto culminante y el medio siglo siguiente sera testigo de su decadencia en todo Per, puesto que el equilibrio depoder clasista en la sierra pas decididamente de los hacendados al campesinado.Slo un grupo muy reducido de grandes terratenientes en la sierra central y meridional persistieron en su intento de modernizar la produccin pecuaria. En lasierra septentrional, donde las tensiones sociales eran menos importantes, se hizoun esfuerzo mayor hacia la modernizacin de las haciendas ganaderas en los decenios de 1930 y 1950, pero incluso all en el decenio de 1960 ya se vea clara-

    9. Omn, The Formation of Capitalist Society, pp. 248-250; Mallon,The Defense of Community,pp. 144-164.

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    21/424

    PER, 1930-1960 11

    mente que la cosa no poda durar. Adems, tanto en la ganadera como en la agricultura el incentivo para modernizar las haciendas result erosionado de formaininterrumpida cuando el gobierno nacional decidi mantener la paz social enLima y para ello impidi que subieran los precios de los productos alimenticios.Entre 1920 y 1970 los trminos de intercambio rural-urbano fueron sumamentedesfavorables para los productos agrcolas, exceptuando un breve perodo de recuperacin en 1943-1947 (recuperacin que, significativamente, coincidi con laaparicin de sindicatos campesinos en la sierra central),'"

    Al esfumarse el inters de los grandes terratenientes por llevar a cabo la transformacin capitalista en la sierra, tambin desaparecieron la visibilidad polticade la sierra y el problema agrario. Despus de la ley de Patronato que Leguapromulg en 1922, transcurriran cuarenta aos antes de que se promulgara otraley importante que haca referencia a la sociedad de la sierra: la ley de reformaagraria de 1962 para La Convencin. En trminos nacionales, la sierra ocup unlugar secundario entre 1930 y 1960, su vida poltica estuvo vuelta hacia adentro,hacia los asuntos locales, y los polticos de la costa apenas prestaron atencin asus problemas. En la medida en que continuaron los debates sobre la cuestinindgena en Lima, no fueron ms all de los estereotipos creados en los aosveinte; y la participacin de los habitantes de la sierra en la poltica nacionalqued reducida en gran parte a las visitas que las delegaciones de los pobladoshacan a los congresistas en busca de remedio para asuntos concretos.

    La red de carreteras construida en los aos veinte y treinta facilit la migracin temporal a la costa en busca de empleo y dio a los campesinos, as como alas haciendas, mejor acceso a los mercados costeros para sus productos; pero estas ventajas tuvieron varias contrapartidas: la mayor penetracin de los productoscosteros en los mercados rurales de la sierra, el empeoramiento de los trminosde intercambio rural-urbano y la creciente dificultad de obtener empleo estacional en la costa al tocar a su fin la escasez de mano de obra. Mientras tanto, prosigui la fragmentacin interna de la comunidad, y la distribucin de la venta yla riqueza fue hacindose cada vez ms desigual. Pocas comunidades consiguieron enriquecerse; en la mayora de ellas, los miembros ms acaudalados se convirtieron en explotadores de sus semejantes (tanto por medio de sus actividadescomo peiqueos comerciantes y hortelanos como en su calidad de principales contratantes de mano de obra), sin convertirse en una clase de pequeos agricultorescapitalistas y progresistas. Las ganancias procedan menos de la actividad agrcola que de la migracin de mano de obra. Sin embargo, en el decenio de 1940 yahaba terminado la era de escasez de mano de obra nacional, y los principales sectores de la economa capitalista de la costa dejaban de utilizar trabajadores temporeros y no especializados y preferan la mano de obra especializada y permanente. Debido a la creciente competencia en busca de trabajo, a los campesinos dela sierra les resultaba cada vez ms difcil complementar sus ingresos por mediode la migracin a corto plazo, y gran nmero de ellos empezaron a optar por lamigracin a plazo ms largo a las ciudades costeras, con la esperanza de adquirirhabilidades y encontrar algn empleo mejor remunerado.

    Al mismo tiempo se produjo cierto renacer del activismo agrario, cuyo estmulo no era tanto un choque entre las crecientes aspiraciones campesinas y la

    10. Thorp y Bertram,Per. 1890-1977,figura 13.1.

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    22/424

    12 HISTORIA DE AMERICA LATINA

    expansin de la hacienda (causa de las conflagraciones de los decenios de 1910y 1920) como el ininterrumpido empobrecimiento relativo de gran parte del campesinado de la sierra. (Con esto no quiere decirse que las aspiraciones crecientes,en especial de individuos prsperos perteneciente al campesinado, estuvierancompletamente ausentes del nuevo activismo.) Los movimientos empezaron conla formacin de sindicatos campesinos en muchas haciendas de la sierra centraldurante las administraciones de Manuel Prado (1933-1945) y Jos Luis Bus-tamante (1945-1948), fueron suprimidos durante el rgimen de Manuel Odra(1948-1956), cuando la migracin rural-urbana era la nica vlvula de escape delas presiones sociales en la sierra, y volvieron a aparecer en una oleada de huelgas y ocupaciones de tierras en las postrimeras de los aos cincuenta y comienzos de los sesenta. Slo uno de los movimientos de finales de los cincuenta losclebres sindicatos de arrendatarios de La Convencin, que nacieron del incremento de la fuerza econmica tanto del campesinado como de las haciendas enuna prspera regin productora de caf reprodujo la pauta de las revueltas deldecenio de 1920. Los dems fueron fruto de la creciente debilidad de ambos componentes de la sociedad rural: las haciendas improductivas, abandonadas de buengrado a su suerte por una lite nacional que no conceda importancia a la sierta;y los campesinos que padecan privaciones econmicas y se encontraban conunos trminos de intercambio que empeoraban tanto para sus productos comopara su trabajo debido a que el crecimiento demogrfico ejerca una presin inexorable sobre la base productiva estancada. Que el campesinado saliera victorioso no es un tributo a su fuerza, sino a la debilidad de la hacienda. Mucho tiempoantes de que las haciendas de la sierra fueran parceladas o expropiadas en losdecenios de 1960 y 1970, el verdadero problema social de la sierra ya no era ladivisin entre la hacienda y la comunidad, sino las desigualdades y divisionesinternas entre los propios campesinos.

    La decadencia econmica de la sierta tuvo su equivalente poltico. En granmedida, las guertas civiles del siglo xix las haban decidido en la sierta ejrcitosintegrados por reclutas que llevara a Nicols de Pirola al poder en 1895. La subsiguiente Repblica Aristocrtica haba instaurado el dominio de la lite costera sobre la presidencia, pero dejando a los dignatarios (gamonales) de la siertamucha influencia poltica por medio del Congreso, en el cual los electorados dela sierta controlados por los grupos gobernantes tenan una clara mayon'a de escaos. La ltima generacin de caudillos de la sierta Cceres, Durand, Pirola vivieron y se mostraron activos en poltica hasta el decenio de 1920, pero aldesaparecer esa generacin y al cobrarse el centralismo de Legua su tributo enlas regiones, disminuy la influencia de los grupos gobernantes de la sierta en lapoltica nacional. (El efmero mandato interino de David Samnez Ocampo en1930-1931 represent la ltima vez que una figura poltica con base en la siertaocupaba la presidencia.) La coherencia de estos grupos gobernantes decay despus de 1930, ya que miembros clave de las familias de la lite provincial se instalaron en las ciudades costeras con el propsito de adelantar en su cartera o proseguir su educacin.

    La prdida de importancia de la sierra se vio fomentada por la postura poltica de los partidos manifiestamente reformistas: el APRA y el Comunista. Aunque en los programas de ambos haba puntos indigenistas, ninguno vea la movilizacin del campesinado de la sierra como parte de su estrategia poltica. Una

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    23/424

    PER, 1930-1960 13

    vez eliminada la influencia de Maritegui, los comunistas se concentraron demodo casi exclusivo en organizar a los trabajadores de las ciudades y de las minas, aunque el partido se vio envuelto accidentalmente en el movimiento campesino de La Convencin a finales de los aos cincuenta. El APRA centr su atencin en la baja clase media y el trabajo organizado, especialmente en Lima y enla costa septentrional; las actividades del partido en la sierra se limitaron al pro-selitismo individual que llevaron a cabo abogados y maestros de escuela apristas,lo que sin duda alguna contribuy a la movilizacin local de comunidades campesinas y permiti que algunos individuos hiciesen carrera en el Congreso, perono convirti el campesinado en los cimientos nacionales de la fuerza del APRA.Este vaco de organizacin fue aprovechado en las campaas que en 1962 y 1963llev a trmino Femando Belande Terry, el primer aspirante a la presidencia que,despus de Snchez Cerro en 1931, se tom en serio las ventajas de hacer campaa en los poblados de la sierra.

    La ascensin de la costa fue la contrapartida de la decadencia de la sierra. Laevolucin de la sociedad costea durante el perodo 1930-1960 estuvo dominadapor el rpido crecimiento de las ciudades. Entre 1940 y 1961 la proporcin deperuanos que vivan en ciudades de ms de 2.500 habitantes aument del 18 al39 por 100. Lima sola pas del medio milln de habitantes a ms de 2 millones.La rpida expansin de Lima, en especial durante el decenio de 1950, signific elcorrespondiente incremento de la demanda de productos y servicios que satisficieran las necesidades urbanas: especialmente vivienda, transporte, artculos manufacturados para el consumo, administracin y educacin. A su vez, aument elpeso social y poltico de los trabajadores industriales y de los empleados de clasemedia, y el APRA proporcion el principal vehculo poltico para los primerosmientras la Accin Popular (AP) prestaba el mismo servicio a los segundos a finales de los aos cincuenta.

    A diferencia de la sierra, donde la sociedad rural estaba enzarzada en unalucha defensiva contra la transformacin capitalista, en la agricultura costera seadvertan fuertes tendencias hacia la comercializacin. Importantes proyectos deriego contribuyeron a un aumento del 66 por 100 de la zona cultivada en la costa entre 1929 y 1961, a pesar de la prdida de tierra agrcola ocasionada por laexpansin de las ciudades." Gran parte de este incremento tuvo lugar en el norte, regin arrocera donde la mejora del riego y el mpetu de la creciente demanda urbana trajeron prosperidad en los aos cincuenta. Dentro de la agriculturacostera hubo una clara divergencia entre la evolucin de las plantaciones de azcar y la del resto. En el cultivo y la molienda de caa de azcar las economas deescala se combinaron con el excedente de mano de obra que apareci a partirde 1930, y la represin peridica del APRA y sus sindicatos permiti que unmodo de produccin plenamente capitalista se consolidara bajo la forma de enormes complejos agroindustriales con mano de obra asalariada permanente. Enlas regiones algodoneras y arroceras, los sistemas de aparcera (yanaconaje) continuaron siendo la norma durante los aos treinta y cuarenta. Algunos terratenientes consiguieron desalojar a los arrendatarios y pasar al cultivo directo utilizando mano de obra asalariada; este proceso choc con la fuerte oposicin de los

    11. /tirf., cuadro 12.1.

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    24/424

    14 HISTORIA DE AMRICA LATINAarrendatarios, organizados por el APRA y (en el lejano norte) por el Partido Socialista. Los arrendatarios organizaron largas y finalmente victoriosas campaaspidiendo contratos por escrito, seguridad de tenencia y la transformacin de lasrentas consistentes en prestaciones laborales o participacin en las cosechas enrentas en efectivo. Un hito en esta lucha fue la Ley de Yanaconaje de 1947, queel APRA consigui que fuera aprobada por el Congreso durante el rgimen deBustamante. As pues, las grandes propiedades de la costa que no producan azcar fueron el semillero de una clase de pequeos capitalistas rurales al debilitarseel control de los medios de produccin por parte de los terratenientes; las reformas agrarias de 1964 y 1969 traspasaran ms adelante la propiedad oficial degrandes extensiones de tierras costeras no dedicadas al cultivo de la caa de azcar a sus antiguos arrendatarios, al tiempo que dejaran las grandes plantacionesde caa de azcar intactas como unidades de produccin.

    Los sectores de exportacin marcharon a la cabeza del crecimiento de la economa peruana durante todo el perodo 1930-1960. Hasta que las plantas elabo-radoras de harina de pescado empezaron a proliferar en El Callao a finales de losaos cincuenta, toda la produccin destinada a la exportacin se hallaba ubicadafuera de las ciudades principales, aunque la prosperidad de las ciudades provinciales de la costa estaba claramente vinculada a la produccin de los artculosprincipales de sus regiones respectivas: azcar en Trujillo, algodn en lea y Piura,harina de pescado en Chimbte, lana en Arequipa. La supremaca de Lima, basada en su papel de centro financiero y administrativo del pas, ya era reconocidaen 1930 y haba sido reforzada en gran medida por la poltica centralista que sesigui bajo Legua en los aos veinte. Sin embargo, el crecimiento explosivo deLima como mercado de masas comenz a finales del decenio de 1930 y fue estimulado por la subvencin de los niveles de Prado y Bustamante, los cuales utilizaron la poltica cambiarla y los controles correspondientes para impedir quesubieran los precios de los artculos alimenticios. La proteccin de la clase bajaurbana por parte del gobierno continu bajo Odra en el decenio de 1950 mientras las barriadas empezaban a extenderse hacia afuera desde el antiguo centro dela capital, con el apoyo, en el plano de las infraestructuras, que aportaban los programas del gobierno para la construccin de viviendas y obras pblicas.

    La combinacin de gastos pblicos con aumentos y acumulacin centralizada de los beneficios del sector de exportacin por medio del sistema bancarioproporcion la fuerza motriz del crecimiento de Lima hasta los aos cincuenta.Durante dicho decenio el desarrollo de las manufacturas empez a tomar impulso, y con la mayor parte de las nuevas actividades manufactureras ubicadas enLima, la ciudad empez a despojarse de su condicin de parsito de la economanacional.

    SOCIEDAD Y POLTICA

    La existencia de una clase alta claramente definida e integrada por grandescapitalistas y rentistas la oligarqua goza de aceptacin general en lasobras que se ocupan de la sociedad y la poltica del Per republicano. En la medida en que este grupo constitua una clase gobernante, su poder poltico, comohemos visto, no era del todo seguro y dependa mucho de la buena marcha del

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    25/424

    PER, 1930-1960 15

    crecimiento inducido por las exportaciones. La hegemona de la oligarqua se sostuvo durante la mayor parte del perodo 1930-1960, pero no sin dificultad.

    En el decenio de 1930 la principal amenaza que se cerna sobre la posicin dela oligarqua era fruto de la combinacin de la crisis econmica con la aparicinde movimientos polticos de masas tales como el APRA y la Unin Revolucionaria. En los aos cuarenta la ascensin de un fuerte movimiento poltico formado por profesionales liberales de clase media y encabezado por intereses de Arequipa fortaleci la oposicin a la oligarqua; y en los aos cincuenta tuvo lugarla continua propagacin de la ideologa modemizadora entre los militares, lo cualhizo que las fuerzas armadas se mostrasen menos dispuestas a suscribir las prioridades de la clase gobernante al tiempo que se comprometan cada vez ms conlas ideas reformistas. Al celebrarse las elecciones de 1962 estos tres elementos deoposicin al antiguo rgimen encamados en el APRA, la Accin Popular y elejrcito se haban situado en el centro de la vida poltica peruana.

    Muchas clases gobernantes de Amrica Latina mostraban divisiones polticas,pero normalmente stas aparecan institucionalizadas en un equilibrio recprocoentre partidos polticos reconocidos: liberales frente a conservadores, por ejemplo,en Colombia y Ecuador. En el caso de Per, las lneas divisorias eran demasiado fluidas y complejas para producir un sistema de partidos estable. Una vezlas tensiones internas hubieron desgarrado y destruido al antiguo Partido Civilista,result imposible consolidar un nuevo vehculo poltico duradero que estuviesecontrolado por los intereses de la oligarqua y simpatizara con ellos. En cambio,los partidos polticos vinculados al trabajo organizado (el APRA y el Comunista)arraigaron firmemente durante la depresin y despus de ella, y los partidos declase media tales como la Accin Popular finalmente echaron races en los aoscincuenta. Hasta cierto punto, la postura invariablemente conservadora de la Iglesia durante todo este perodo redujo la necesidad de una ideologa o partido independiente de la clase gobernante; pero la influencia de la Iglesia en la poltica peruana no era tan fuerte como en algunos otros pases sudamericanos.

    La naturaleza de las divisiones que existan en el seno de la antigua clase gobernante peruana sigue siendo objeto de estudio y debate. Se ha sugerido, entreotras cosas, que haba un conflicto de intereses entre las lites de la costa y de lasierra, conflicto que naca del contraste entre el rpido desarrollo capitalista dela costa y el lento crecimiento de la sierra.'^ En tal caso, la vehemente retrica antifeudal de Legua en los aos veinte cabe explicarla en trminos de un supuestodeseo de los capitalistas de la costa de imponer la modernizacin de la atrasada yfeudal sierra, en contra de los deseos de la lite del lugar, con el fin de sacar manode obra de la agricultura tradicional y ampliar el mercado interior.

    Aunque sera temerario descartar la idea de que exista tal conflicto, los datosde que disponemos no sustentan la opinin de que las actitudes de los terratenientes fueron las principales culpables del atraso econmico de la sierra. Al contrario, entre los grandes terratenientes de la sierra se encontraban varios de losmiembros de la lite costera ms destacada y prspera, y si algn grupo obstaculizaba el avance de la modernizacin en la regin, este grupo era el campesinado y no los latifundistas. Asimismo, las divisiones entre la costa y la sierra enel seno de la clase gobernante, en la medida en que existan, no contribuyen mu-

    12. Ornan, The Formation of Capitalist Society, pp. 214-215.

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    26/424

    16 HISTORIA DE AMERICA LATINA

    cho a que comprendamos la poltica nacional durante el perodo 1930-1960. Losmiembros de la lite de la sierra que no lograron establecerse firmemente en lacosta o en la minera antes del decenio de 1930 se vieron excluidos a todos losefectos de la clase gobernante nacional en trminos tanto {X)]ticos como econmicos. Si haba algn conflicto de intereses de mbito regional que tuviera repercusiones en el nivel nacional, este conflicto era la divisin entre el sur de Per y elresto del pas, como veremos con ms detalle en el presente captulo.

    Otros estudios han afirmado que a lo largo del tiempo apareci dentro de laclase gobernante un elemento burgus nacional que apoyaba la industrializaciny el proteccionismo y que, a causa de ello, provoc una escisin entre industriales y exportadores agrcolas." Aunque el crecimiento de la inversin en manufacturas desde mediados del decenio de 1950 aporta una pizca de verdad a tal interpretacin de los aos sesenta, los intentos de documentar la existencia de unafraccin burguesa nacional en perodos anteriores no han sido convincentes. Desde luego, empresarios prsperos de origen humilde, entre ellos uno o dos industriales, pasaron a engrosar las filas de la oligarqua; pero no parece que formaranalgn tipo de grupo aparte. Cuando las familias oligrquicas reconocidas invertan en el sector manufacturero, esas inversiones nunca dejaron de ser perifricasrespecto de sus intereses bsicos hasta finales de los aos cincuenta, momento enque el cambio de las oportunidades econmicas provoc un incremento del inters de la oligarqua por la industria.

    Con todo, es interesante y significativo que parte de la clase gobernante peruana tratara de presentarse como una ascendente clase industrial en contraposicin a los intereses terratenientes. En el decenio de 1920 el presidente Leguase distingui por su compromiso retrico con el ideal de la revolucin burguesa:El leguinismo ... es la reaccin de Per contra las clases feudales ... es la tomapor la burguesa de los puestos que antes se tenan por privilegio.'^ Este lengua

    je fue tpico de las luchas entre las facciones de la oligarqua no slo durante laRepblica Aristocrtica y el oncenio, sino tambin en los aos treinta, cuarenta ycincuenta. Al interpretar tales afirmaciones, es importante no confundir esta burguesa que se proclama a s misma con la clase industrial, en el sentido de unaclase comprometida con las manufacturas. En la prctica, la distincin estaba entre el capital mercantil urbano y los productores para la exportacin en los sectores agrcola y minero de la economa. Un estudio de las historias de tres familiasoligrquicas con intereses claramente especializados ha documentado las diferencias entre financieros urbanos tales como los Prado y exportadores agrcolas talescomo los Aspllaga.'^ Parte de la clase gobernante tena su base principal en lasfinanzas, el comercio, las empresas de servicios pblicos u otros servicios urba-

    13. Van.se, por ejemplo, W. Bollinger, The Bourgeois Revolution in Per: A Conceptionof Peruvian History,Lalin American Perspeclives,4, n." 3 (1977), pp. 18-56; A. Femer, TheDominant Class and Industrial Development in Per,Journal of Development Studies.15, n." 4(1979),pp. 268-288; Caravedo,Burguesa e industria.

    14. Citado en G. R. Garrett, The Oncenio of Augusto B. Legua: Middie Sector Government and L.eadership in Per, tesis de doctorado. Universidad de Nuevo Mxico, 1973, p. 84.Los discursos antifeudales de Lxgua se parecen mucho a algunos pasajes de J. C. Maritegui,Siete ensayos sobre la realidad peruana,Lima, 1928.

    15. D. Gilbert,The OUgarchy and the Od Regime in Per,Universidad de Comell, LatinAmerican Studies Program Dissertation Series n. 69, Ithaca, N. Y., 1977.

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    27/424

    PER, 1930-1960 17nos y gustaba de definirse a s misma tachando de feudales a otros grupos cuyabase estaba en la produccin de artculos agrcolas para la exportacin o en elcontrol de grandes propiedades en la sierra. Una parte del segmento terrateniente de la clase gobernante responda a ello afirmando su superioridad aristocrticasobre los intereses del comercio urbano. Cada grupo denunciaba alegremente asus rivales diciendo que eran la oligarqua.

    En la prctica, las alianzas comerciales eran como puentes tendidos sobre lasdivisiones entre lo urbano y lo rural, lo mercantil y lo productivo, y la distincinentre estas dos fracciones de la oligarqua siempre fue poco clara. Muchas familias principales tenan intereses en la produccin para la exportacin, el comercio, las finanzas, las profesiones liberales y (cuando las circunstancias eran favorables) las empresas manufactureras. Igual que camaleones, podan optar por servistas como aristcratas, burguesas, de clase media o gamonales. (Legua, quesubi por medio del comercio y tuvo que ver con el azcar, los seguros, la banca,la minera y la poltica, es el eptome de esta ambigedad.)

    No obstante, la clase gobernante tenda a dividirse siguiendo amplias lneasrurales-urbanas (o mercanti es-productivas) en el caso de ciertos aspectos importante de la poltica econmica, aunque la composicin de las facciones enfrentadas cambi a lo largo del tiempo. Un aspecto econmico clave que dividi a lalite econmica del pas durante el perodo que estamos estudiando fue el tipo decambio del sol. Los banqueros y los importadores se oponan a la devaluacin yse beneficiaban de las crisis cambiarlas; los productores que trabajaban para laexportacin presionaban para que se devaluase pronto cuando caan los mercados de exportacin. La oligarqua se dividi siguiendo estas lneas en 1931-1932,1942-1947,1952-1954 y 1957-1958 (como se haba dividido anteriormente en 1897y volvera a dividirse en 1966-1967); en las cuatro ocasiones los enemigos de ladevaluacin mandaban al empezar la crisis de la balanza de pagos y los partidarios de la devaluacin se encontraban en el ltimo lugar.

    La duda entre apaciguar al trabajo organizado o enfrentarse a l plante unconflicto de intereses parecido entre la seccin de la clase gobernante que estabaen condiciones de pasar a otros los crecientes costes salariales (finanzas, comercio, servicios urbanos) y la que no lo estaba (especialmente los que producandirectamente para la exportacin). La familia Prado, cuya base era urbana, capitaneaba una faccin que deseaba llegar a un acomodamiento con el segmento dela fuerza laboral (y del electorado) controlado por el APRA, mientras que los exportadores agrcolas tendan a apoyar a regmenes ms inflexibles, tales como losde Snchez Cerro y Odra. Sin embargo, ni en este asunto ni en el de la devaluacin eran claras o permanentes las lneas divisorias dentro de la clase gobernante.Las disputas de este tipo causaron desunin, pero no una polarizacin de puntosde vista e intereses suficientes para producir partidos polticos reconocidos.

    Aunque no surgi ninguna burguesa nacional nueva que rivalizase con lalite de la gran burguesa, haba en Per un estrato social grande y creciente conintereses profesionales, gerenciales y comerciales. Estos intereses adquirieron suforma poltica ms clara en las provincias, donde influyeron en la poltica local.Su baluarte poltico era la ciudad meridional de Arequipa, y la decidida participacin de Femando Belande Terry en las elecciones presidenciales de 1956 fueuna indicacin de su fuerza electoral en {XJtencia a nivel nacional.

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    28/424

    18 HISTORIA DE AMRICA LATINA

    La regin del sur, dominada por Arequipa, tena una larga historia de separatismo dentro del Per republicano, y la clase alta regional conserv una identidaddistintiva en el siglo xx. La oposicin de Arequipa a la centralizacin poltica yeconmica condujo de modo natural a una postura constitucionalista en el decenio de 1930 y a la posterior adopcin de ideologas democristianas en los aoscuarenta y cincuenta. Los abogados y la Iglesia ejercan gran influencia en la poltica de Arequipa, y al decaer la suerte econmica relativa del sur, la lite regional se convirti en clase media tanto en sus actitudes como en relacin con laestructura de clase nacional.

    Arequipa haba ocupado un lugar perifrico de la poltica nacional durante elmedio siglo anterior a 1930 (aunque haba proporcionado al pas uno de los presidentes que eran plantadores de caa de azcar, Eduardo Lpez de Romana).La ciudad disfrut de un auge econmico como centro comercial a principios desiglo, basado en el comercio de la lana y el Ferrocarril del Sur. En 1930 ambospilares econmicos se hallaban en acusada decadencia. Por sta y otras razones.Arequipa producira una serie de lderes polticos para la mal definida pero creciente clase media peruana integrada por profesionales liberales, intelectuales ytecncratas, personas que tenan un inters en la legalidad democrtica y la estabilidad econmica. Dos de estos lderes V. A. Belande y Jos Luis Busta-mente y Rivero dejaron huella como decididos constitucionalistas a principiosde los aos treinta, y de 1945 a 1948 Bustamante y Rivero fue presidente de larepblica. En 1950 el abogado Francisco Mostajo (destacado liberal arequipeodesde 1901) encabez una revuelta de Arequipa contra Odra; en 1956 el tambinarequipeo Femando Belande Terry obtuvo un numeroso bloque de votos de laclase media y en 1962-1963 la Accin Popular de Belande Terry, con el apoyode otro partido originario de Arequipa, la Democracia Cristiana, fue lo bastantefuerte como para hacerse con la presidencia.

    Con su tercio del electorado en alianza con los votantes del AFRA, el grupo depresin de Arequipa y sus partidarios en Lima y otras partes fueron electoralmenteinvencibles en 1945. Sin embargo, en aquel momento, as como ms adelante, losintereses y la ideologa de estos demcratas del centro-izquierda diferan claramente de los del APRA, y la alianza de 1945 se derrumb rpida y permanentemente. No obstante, el rgimen de Bustamante en 1945-1948 fue, con mucho, el episodio poltico ms interesante y revelador del perodo, un breve intervalo duranteel cual tanto la oligarqua como los militares se mantuvieron al margen y abrieron elcamino para un experimento de gobierno de la clase media.

    Adems de su fuerza electoral, los constitucionalistas de Arequipa organizaron el movimiento insurreccional civil ms serio y efectivo del perodo. En marzode 1931, slo seis meses despus de que apoyaran el golpe militar de SnchezCerro contra Legua, le obligaron a dejar de nuevo la presidencia cuando quisoser elegido presidente mientras segua ocupando el cargo. Esta revuelta, que pusoen el poder, en calidad de presidente provisional, a David Samnez Ocampo, elveterano gamonal de Cuzco, estuvo capitaneada por el propio Samnez y porManuel Bustamante de la Fuente, apoyados por Francisco Mostajo y varios terratenientes del sur y profesionales liberales de Arequipa. De nuevo en 1950, oponindose a la repeticin por parte de Odra de los planes de 1931 de SnchezCerro, Francisco Mostajo se puso al frente de una insurreccin que el gobiernologr contener con mucha dificultad; y en 1956, cuando Odra intent impedir

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    29/424

    PER, 1930-1960 19

    que Belande Terry participase en las elecciones presidenciales, Belande Terrylogr organizar una amenaza verosmil de levantamiento civil en su apoyo. Ninguna de las numerosas insurrecciones apristas de los tres decenios, incluida la quehubo en Trujillo en 1932, conquist tanta influencia poltica como estos tres movimientos basados en Arequipa.

    Si Arequipa era el ncleo del liberalismo, otra regiones de Per defendieronsus intereses mediante sus propias ideologas. Piura, por ejemplo, era la patria delPartido Socialista, y La Libertad, del APRA. Abundan las historias del APRA ydemasiados han aceptado la afirmacin del partido de que en los aos treintay cuarenta hablaba por las masas. De hecho, las masas que seguan al APRA estaban concentradas en los trabajadores y empleado sindicados de Lima y Trujillo.Dado que estos grupos representaban una minora de la fuerza laboral, el APRAfue y sigui siendo el partido de una minora privilegiada de las masas, y desde el comienzo su objetivo central fue proteger sus intereses creados: los sueldosy salarios del sector moderno y la seguridad del empleo. Si bien la violencia insurreccional fue un tema recurrente de la tctica del APRA en los decenios de 1930y 1940, en ningn momento moviliz el partido fuerzas masivas en la escala quese hubiera necesitado para conquistar el poder. A decir verdad, es un error tomarse en serio las insurrecciones del APRA como amenazas contra el orden establecido: su propsito era dramatizar determinados asuntos y reforzar la solidaridaddel partido. Tampoco cont jams el APRA con una clara mayora del electoradoperuano (obtuvo slo el 40 por 100 de los votos incluso en 1945). Sin embargo,hizo un papel notablemente mejor que el de su rival el Partido Comunista entre el trabajo organizado, en parte, sin duda, debido a la mayor autonoma de loslderes del APRA, lo cual les permita negociar pactos ventajosos con los polticosde la clase gobernante y, por ende, brindar proteccin a sus seguidores.

    Es probable que la posicin destacada del APRA se debiera ms a la fuerza delanti-aprismo que a la fuerza del propio APRA. El APRA atrajo crticas y represinferoces de la Iglesia, del ala derecha intransigente de la oligarqua civil y del estamento militar. En el caso de los dos ltimos, el antagonismo se vio inflamado porla supuesta involucracin del APRA en actos de violencia contra miembros de losdos grupos. El problema de cmo haba que hacer frente al APRA dividi a la clase alta ms profundamente que cualquier otro asunto poltico del perodo.

    El APRA naci en un principio del papel personal que Haya de la Torre desempe, como lder estudiantil, en las negociaciones en nombre de los trabajadores cuando las huelgas de 1919 por la jomada de ocho horas. Haya de la Torre

    cre luego universidades populares para formar lderes sindicales y edific unmovimiento poltico constituido en gran parte por sus seguidores personales. Laestrategia de estos primeros sindicatos laborales una las amenazas intransigentes(huelgas, manifestaciones, violencia callejera) a una aceptacin tcita de la legitimidad del orden existente y se repeta en la forma en que el APRA abordaba laaccin poltica. Un estudio de la poltica de masas en el Per de principios de losaos treinta resume as el carcter del APRA:

    Las distinciones de clase fueron substituidas por la identificacin con las relaciones personales de confianza, dependencia y obediencia entre un lder carismti-co de la alta clase media y la masa de sus seguidores. Al salir al escenario poltico

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    30/424

    20 HISTORIA DE AMERICA LATINA

    en 1930-1931,el aprismo, no representaba, como a la sazn crean muchos miembros aterrados de las lites, el comienzo de la lucha de clases en Per, ni siquieraun intento de cambio estructural, sino un intento, por parte de ciertos sectores de lasmasas urbanas, de hacer suyas formas de vida ms deseables vinculndose a unhombre al que consideraban su protector y benefactor."'

    El APRA, dicho de otro modo, encajaba en el conocido molde del populismolatinoamericano; pero su xito fue mucho menor que el de los movimientos queen aquel tiempo surgieron en Argentina, Brasil o Venezuela. El atractivo que elAPRA tena para las masas continu vindose limitado por la existencia de otrosmovimientos de masas rivales, as como por la dinmica concreta de la relacinentre los lderes y las masas.

    Las actividades polticas del APRA estuvieron dominadas desde el comienzopor la tensin entre el fervor casi religioso de las masas que seguan al partido, fervor que se desbordaba bajo la forma de violencia insurreccional continua, y lasmaniobras egostas de los lderes. En repetidas ocasiones, apristas muy comprometidos con los ideales del partido se sintieron traicionados por lderes sin principios. Los lderes, por su parte, vean a los militantes como la base en que se apoyaran para llevar a cabo su negociaciones polticas y utilizaban los principios delpartido como llamamientos dirigidos a los militantes; pero no traducan esos principios en propuestas polticas concretas, ya fuese en la oposicin o en los brevesperodos en que comparti el poder durante 1946 y 1956-1959. La retrica radicalpermiti al APRA ocupar un terreno poltico que, de no ser por ella, quiz habranocupado los comunistas, a la vez que el oportunismo permita a sus lderes navegarsiempre a impulsos del viento poltico predominante. A consecuencia de ello, fue

    el partido poltico ms duradero de Per y el clima general de la opinin polticaestuvo muy condicionado por los discursos y los escritos de Haya de la Torre.

    En 1928 el presidente Legua haba permitido que regresara del exilio el coronel Luis M. Snchez Cerro, oficial de humilde origen que se haba visto envueltoen dos fallidos intentos de golpe de estado durante los primeros aos del gobiernode Legua. Snchez Cerro no tena seguidores ni influencia en Per, y l solo noplanteaba ninguna amenaza. Sin embargo, le fue confiado el mando de un batallndel ejrcito destinado en Arequipa. Cuando en 1929-1930 el poder de Legua sederrumb a causa de la corrupcin, la depresin y una deuda exterior que representaba una carga insostenible, no haba nadie que reuniera las condiciones necesarias para sucederle. Los principales polticos de la oposicin y militares contrarios a Legua estaban en el exilio, el Partido Civilista se hallaba en ruinas y el

    APRA an no haba salido de la etapa clandestina de sus primeros tiempos. La cada del oncenio dej un vaco en el cual entr Snchez Cerro con la osada de unintruso poltico y social. El 22 de agosto de 1930 dirigi un manifiesto a la nacine hizo un llamamiento al resto de las fuerzas armadas para que se uniesen a sustropas en una revuelta contra el gobierno. El 24 del mismo mes Legua dimiti desu cargo de presidente y entreg el poder a una junta organizada apresuradamente y encabezada por el jefe de su estado mayor, el general Manuel Ponce. ste busc el apoyo de las fuerzas armadas a una campaa destinada a pararle los pies a

    16. Stein,Populism in Per,pp. 156-157.

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    31/424

    PER, 1930-1960 21

    Snchez Cerro, pero fue intil y el 27 de agosto Snchez Cerro se desplaz enavin a Lima y se autoproclam presidente provisional de Per.

    La acogida que el pueblo tribut al nuevo presidente hizo que de la noche a lamaana ste se viera elevado a la condicin de caudillo carismtico a ojos de losartesanos sin trabajo y los peones no especializados de Lima. Los lazos de lealtadque se forjaron aquel da, y que Snchez Cerro cultiv asiduamente en lo sucesivo,introdujeron en la escena poltica un movimiento de masas urbanas totalmentenuevo, con una estructura que era paralela a la del APRA. En la cspide estabael caudillo, el protector y benefactor patriarcal, mientras que en la base se hallaba la masa que formaban sus leales subordinados.

    El lder del APRA, Haya de la Torre, se haba creado una clientela entre lostrabajadores organizados de las fbricas, las plantaciones, las minas y las oficinas,con unos lderes sindicales formados en las universidades populares que l mismo creara en el perodo 1921-1924. Ahora Snchez Cerro haba conquistado deun solo golpe una masa de seguidores entre la masa, ms numerosa, que formabanlos trabajadores no organizados que quedaban fuera del mercado laboral sindicado. La clase baja urbana haba quedado polticamente polarizada siguiendo unaslneas que reflejaban la divisin entre la economa corporativa y la no corporativa; y esta separacin entre el trabajo organizado y el no organizado signific quela poltica de masas en Per tuvo a partir de entonces dos expresiones rivalesde los intereses de la clase baja, organizadas en coaliciones verticales cuyos lderes maniobraban e intrigaban sin cesar mientras sus leales seguidores votabano luchaban tal como les ordenaban.

    La existencia de estos movimientos populistas rivales dio por resultado un paralelo peculiarmente peruano de los conflictos entre conservadores y liberales enColombia y Ecuador. Lo que resultaba distintivo en Per era que no haba partidos elitistas tan bien constituidos como los colombianos y los ecuatorianos quepolarizasen la escena poltica. Por consiguiente, la polarizacin la organizaban yencabezaban los lderes personalistas que acababan de aparecer y sobre los cuales las facciones de la clase gobernante slo ejercan una tenue influencia.

    El apoyo de que gozaba Snchez Cerro se extenda mucho ms all de lostrabajadores no especializados de Lima, como resultara evidente cuando se llevla mayora de los votos en el sur y el centro de la sierra en las elecciones presidenciales de 1931. Una de las primeras cosas que hizo como presidente interinoen agosto de 1930 fue abolir la odiada conscripcin vial (el empleo de trabajoforzoso, a ttulo de prestacin vecinal, en la construccin de carreteras) de Le-gua. Este hecho, ms su piel oscura y su disposicin a hacer campaa en lasprovincias, convirti a Snchez Cerro en el hroe del campesinado. En las elecciones obtuvo el 51 por 100 de los votos en un momento en que el 44 por 100 delos votantes registrados tenan ocupaciones rurales y el 25 por 100 estaban inscritos como indios."

    Dado que Snchez Cerro haba pasado a encamar las aspiraciones de una enorme masa de la poblacin por casualidad, era necesario dar cierta sustancia polticaal movimiento resultante de ello. Despus de slo un breve coqueteo con el APRA

    17. C. F. Herbold, Developments in the Peruvian Administration System, 1919-1930;Modem and Traditional Qualities of Authoritarian Regimes, tesis de doctorado. Universidad deYale, 1973, pp. 128 y 322.

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    32/424

    22 HISTORIA DE AMERICA LATINA

    y los constitucionalistas de Arequipa, Snchez Cerro se vio arrastrado hacia unaalianza con la derecha de la oligarqua que era contraria a Legua y con las grandesempresas extranjeras que dominaban la economa de exportacin. Durante los tresaos siguientes las masas que seguan a Snchez Cerro fueron utilizadas contra elAPRA, lo cual cre una hostilidad implacable que durara casi treinta aos.

    Snchez Cerro fue asesinado en 1933 y su muerte dej a sus seguidores navegando a la deriva, desde el punto de vista poltico, hasta que se apropiaron deellos otros aspirantes a caudillos paternalistas de la derecha, tales como Luis A.Flores y su casi fascista Unin Revolucionaria a mediados de los aos treinta yel general Odra a finales de los cuarenta. No apareci ningn partido poltico organizado y duradero que encauzase esta corriente, pero su separacin del APRAfue definitiva. Las hostilidades de 1930-1933 entre sanchezcerristas y apristas,unidas a los conictos de intereses entre el trabajo organizado y el resto de la clase baja, impidieron de forana permanente que el APRA recluase un conjunto ma-yoritario de seguidores entre la poblacin peruana. Sin embargo, la coalicinsanchezcerrista obtuvo una clara mayora electoral en los nicos comiciosabiertos en que el caudillo tom parte personalmente (en 1931). Despus de lamuerte de Snchez Cerro, la coalicin baj hasta quedar en ms o menos un tercio del electorado (lo cual segua siendo evidente en los resultados que obtuvoOdra en las elecciones de 1962).'"

    Los militares formaron un tercer grupo poltico al lado del aprismo y delsanchezcerrismo, aunque se distingua de ellos por la posesin de armas, locual era decisivo en cualquier enfrentamiento declarado, y por el carcter institucional del mando militar, con una constante rotacin de personal y frecuentes desacuerdos polticos entre los oficiales. La presidencia estuvo en manos militaresdurante unos diecisiete aos en el perodo comprendido entre la cada de Leguaen 1930 y las elecciones de 1962.

    Los tres presidentes militares del perodo (Snchez Cerro, Benavides y Odra)fueron lderes personalistas fuertes que utilizaron el estamento militar como escaln para subir al poder en lugar de encamar las aspiraciones de la institucin militarcomo tal. Sin embargo, la conciencia poltica entre los oficiales jvenes fue adquiriendo importancia durante el perodo. Las simpatas apristas tanto en el ejrcitocomo en la marina crearon problemas de disciplina y dieron origen a varias revueltas fallidas en los aos treinta y cuarenta, las cuales culminaron en la insurreccinde El Callao en 1948. El estamento militar respondi creando su propia ideologainstitucional y su propio programa de adoctrinamiento, que fue puesto en prcticapor medio del Centro de Altos Estudios Militares (CAEM), que en el decenio de1950 form a una generacin de oficiales que en los aos sesenta y setenta darana la institucin militar un papel poltico radicalmente distinto. Odra fue el ltimo delos caudillos militares al antiguo estilo, toda vez que los lderes militares posteriores representaran a su institucin ms que a sus propios intereses personales.

    La aparicin de la ideologa militar se remonta a los programas de Legua enlos aos veinte y de Benavides en los treinta, en los cuales el mantenimiento delorden social se combinaba con el deseo de una rpida modernizacin nacional yun intento de quitarles peligrosidad a los problemas sociales explosivos aplican-

    18. E. Chirinos Soto,Cuenta y balance de laselecciones de 962,Lima, 1962, pp. 46-47.

  • 7/31/2019 Leslie Bethell - Historia de Amrica Latina Tomo 16

    33/424

    PER, 1930-1960 23

    do juiciosas medidas de reforma limitada. Esta alineacin poltica induce a comparar a los militares con el APRA; y, de hecho, los primeros lderes y la inspiracin que llev a crear el CAEM salieron de los antiguos apristas que haba en elestamento militar. Estas similitudes, sin embargo, no impidieron que naciera unacreciente hostilidad institucional entre los dos, alimentada por los intentos de sobornar