La ética convergente como metaprincipio elaborado por ...©tica convergente e a teologia cristã...

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Enfoques Vol. XXVIII - N.º 1 – 2016 Artículo Enfoques · Junio 2016 · Volumen XXVIII · N.º 1 – 39-66 La ética convergente como metaprincipio elaborado por Ricardo Maliandi. Una lectura teológica ENG [Convergent Ethics as a metaprinciple elaborated by Ricardo Maliandi. A theological reading] POR [A ética convergente como metaprincípio elaborado por Ricardo Maliandi. Uma leitura teológica] Alberto F. Roldán Resumen En el presente artículo se expone la propuesta de la ética convergente elaborada por el filósofo argentino Ricardo Maliandi. Ya que esa propuesta parte del hecho de que la ética implica conflictos que hay que mitigar o superar, el autor ofrece una lectu- ra teológica de la tesis de Maliandi, presentando áreas de conflicto que aparecen en pasajes bíblicos, a saber: prostitución vs. fe, mandamiento/suspensión del mismo e individuo/comunidad. Luego se indaga sobre el marco teórico filosófico desde el cual Ricardo Maliandi sitúa su propuesta. Finalmente, Alberto F. Roldán detecta el punto donde la ética convergente y la teología cristiana pueden coincidir: la phrónesis, en- tendida como una sabiduría práctica que permite al agente ético resolver situaciones difíciles y aporéticas. De ese modo, el autor reflexiona sobre las posibilidades de un mutuo enriquecimiento entre la ética convergente y la ética cristiana. Palabras clave: Ética convergente – Conflictos – Lectura teológica – Phrónesis [eng] Abstract is article exhibits the proposal of convergent ethics elaborated by the Argentinian philosopher Ricardo Maliandi. Since this proposal is based on the fact the ethics im- plies conflicts that need to be appeased or overcome, the author offers a theological reading of Maliandi´s thesis, presenting conflict areas from Bible verses: prostitution versus faith, commandment/suspension of commandment, and individual/com- munity. en, the theoretical philosophical setting from which Ricardo Maliandi

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  • EnfoquesVol. XXVIII - N. 1 2016

    Artculo

    Enfoques Junio 2016 Volumen XXVIII N. 1 39-66

    La tica convergente como metaprincipio elaborado por Ricardo Maliandi. Una lectura teolgica

    eng [Convergent Ethics as a metaprinciple elaborated by Ricardo Maliandi. A theological reading]

    por [A tica convergente como metaprincpio elaborado por Ricardo Maliandi. Uma leitura teolgica]

    Alberto F. Roldn

    Resumen

    En el presente artculo se expone la propuesta de la tica convergente elaborada por el filsofo argentino Ricardo Maliandi. Ya que esa propuesta parte del hecho de que la tica implica conflictos que hay que mitigar o superar, el autor ofrece una lectu-ra teolgica de la tesis de Maliandi, presentando reas de conflicto que aparecen en pasajes bblicos, a saber: prostitucin vs. fe, mandamiento/suspensin del mismo e individuo/comunidad. Luego se indaga sobre el marco terico filosfico desde el cual Ricardo Maliandi sita su propuesta. Finalmente, Alberto F. Roldn detecta el punto donde la tica convergente y la teologa cristiana pueden coincidir: la phrnesis, en-tendida como una sabidura prctica que permite al agente tico resolver situaciones difciles y aporticas. De ese modo, el autor reflexiona sobre las posibilidades de un mutuo enriquecimiento entre la tica convergente y la tica cristiana.

    Palabras clave:

    tica convergente Conflictos Lectura teolgica Phrnesis

    [eng] Abstract

    This article exhibits the proposal of convergent ethics elaborated by the Argentinian philosopher Ricardo Maliandi. Since this proposal is based on the fact the ethics im-plies conflicts that need to be appeased or overcome, the author offers a theological reading of Maliandis thesis, presenting conflict areas from Bible verses: prostitution versus faith, commandment/suspension of commandment, and individual/com-munity. Then, the theoretical philosophical setting from which Ricardo Maliandi

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    presents his proposal is looked into. Finally, Alberto F. Roldn detects the point in which convergent ethics and Christian theology may coincide: the phrnesis, a prac-tical wisdom that allows the ethical agent to solve difficult and aporetic situations. Thereby, the author reflects on the possibilities of a mutual enhancement between convergent ethics and Christian ethics.

    [eng] Key words:

    Convergent Ethics Conflicts Theological Reading Phrnesis

    [por] Resumo

    No presente artigo se expe a proposta da tica convergente elaborada pelo filsofo argentino Ricardo Maliandi. J que essa proposta parte do fato de que a tica implica a existncia de conflitos que mitigar ou superar, o autor oferece uma leitura teolgica da tese de Maliandi, apresentando reas de conflito que aparecem em passagens b-blicas, a saber: prostituio vs. f, mandamento/suspenso do mesmo e indivduo/comunidade. Logo se indaga sobre o marco terico filosfico a partir do qual Ricardo Maliandi, situa sua proposta. Finalmente Alberto F. Roldn detecta o ponto onde a tica convergente e a teologia crist podem coincidir: a phrnesis, entendida como uma sabedoria prtica que permite ao agente tico resolver situaes difceis e apor-ticas. Deste modo, o autor reflexiona sobre as possibilidades de um mtuo enriqueci-mento entre a tica convergente e a tica crist.

    [por] Palavras chave:

    tica convergente Conflito Leitura teolgica Phrnesis

    La tica es, en efecto, una de las formas en que el hombre se autoob-serva, una operacin consistente en dirigir la atencin hacia operaciones propias; una intento obliqua.

    La tica convergente, para decirlo en forma muy escueta, propone (...) algo as como un metaprincipio o principio de convergencia, cuya exi-gencia normativa es la de procurar la maximizacin de armona o equili-brio entre los principios enfrentados. (Ricardo Maliandi)

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    Introduccin

    En el presente artculo se expone la tica convergente como propuesta de un marco terico, paradigma o metaprincipio, elaborado por el fil-sofo argentino Ricardo Maliandi. El objetivo es mostrar en qu aspectos esta teora filosfica ofrece un aporte a la problemtica tica con su inhe-rente conflictividad. La pretensin de este trabajo consiste en una exposi-cin de la tica convergente en los textos de Maliandi, como una lectura desde la ptica teolgica. Aunque Maliandi desarrolla su hiptesis con prescindencia de la teologa, se puede apreciar que, en algunas ocasiones, desarrolla como l mismo denomina excursiones en el mbito meta-fsico y teolgico. Se intenta mostrar que el metaprincipio enunciado por Maliandi puede enriquecer la reflexin teolgica sobre la tica mediante ejemplos que surgen de algunos textos bblicos debidamente escogidos, y que evidencian los siguientes conflictos: prostitucin/fe; individuo/comunidad, mandamiento/suspensin del mandamiento. Todo ese juego de opuestos pone de manifiesto el carcter aportico de la accin tica que siempre se remite al sujeto, y que exige el discernimiento y la phrnesis, dimensin, esta ltima, en la que coinciden tanto la teologa como la tica convergente.

    Aspectos biogrficos

    Ricardo Maliandi naci en La Plata en 1930, en cuya universidad na-cional obtuvo su licenciatura en filosofa. Posteriormente, obtuvo el doc-torado en la Universidad de Maguncia, Alemania, con una tesis sobre la filosofa de Nicolai Hartmann. Ha sido profesor de tica en las universi-dades de La Plata, UBA, UCES, Nacional de Mar del Plata y Universidad Nacional de Lans, donde dirigi el doctorado en filosofa. Fue autor de 15 libros y ms de 200 artculos en revistas cientficas. Fue tambin miem-bro de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires y presidente de la Asociacin Argentina de Investigaciones ticas. Maliandi falleci en Mar del Plata el 12 de febrero de 2015.

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    El lugar de la tica en la filosofa

    Maliandi ubica a la tica dentro del corpus filosfico, del siguiente modo:

    La tica, entendida como disciplina filosfica que tematiza y procura resolver o, al menos, esclarecer los problemas morales, tiene ante s una tarea infinita, por-que infinitos son, en verdad, esos problemas. Lo que habitualmente se denomina moralidad o, en el marco tcnico de la tica, aunque tambin en otros, como el de la sociologa, el ethos no es menos una instancia o entidad en la que surjan contingentemente problemas, sino que constituye, esencialmente, un conglomera-do de problemas.1

    De este prrafo, quedan expuestos con claridad varios aspectos del tema: Que la tica es parte integral de la filosofa. Especficamente de la axio-

    loga, que es la teora de los valores religiosos, ticos y estticos. Que la tica intenta tematizar y resolver los problemas morales. Tema-

    tizar, como se expondr posteriormente, es sinnimo de reflexionar. Que la tarea de la tica resulta infinita dado que los problemas, y las

    situaciones humanas y sociales, son infinitas. Que la tica no es una disciplina aislada, sino que est en relacin con

    otras ciencias sociales y humanas como es la sociologa y, se agrega la teologa que, como bien afirma Paul Tillich, pertenece a la teologa sistemtica. Explica Tillich:

    La tica teolgica es un elemento de la teologa sistemtica que est presente en cada una de las partes de sta. Por razones de orden prctico, se las trata, por lo general, en forma separada, en la enseanza y el estudio. Esto se debe a la gran cantidad de material que se debe abarcar y tambin por el justificado deseo del estudioso de tratar cada uno de los problemas que lo ocupan del modo ms com-prehensivo posible.2

    1 Ricardo Maliandi, tica: dilemas y convergencias. Cuestiones ticas de la identidad, la globaliza-cin y la tecnologa (Buenos Aires: Editorial Biblos-Ediciones de la UNLa, 2006), 11. El nfasis es del original.

    2 Paul Tillich, Moralidad y algo ms, trad. Marcelo Prez Rivas (Buenos Aires: La Aurora, 1974), 5. Maliandi cita este texto en tica convergente. Fenomenologa de la conflictividad (Buenos Aires: Las cuarente, 2010), 253.

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    Por otra parte, Maliandi dedica un espacio significativo para referirse a los niveles de reflexin tica. Bsicamente, se trata de cuatro niveles,3 a saber: El ethos prerreflexivo, es decir, el conjunto no tematizado ni cuestio-

    nado de creencias morales, costumbres, cdigos de normas, etc. Las tareas de fundamentacin y crtica de normas que forman parte

    del complejo fenmeno del ethos. La semiosis del ethos, es decir, el lenguaje especfico en el que se ex-

    presa lo normativo y lo valorativo. Debe expresarse mediante un me-talenguaje.

    La facticidad normativa, o sea: la realidad emprica de las creencias, actitudes, costumbres, que se han enunciado en el primer nivel. Con posterioridad, el autor ilustra los cuatro niveles mediante las pre-

    guntas que corresponden en cada instancia: (Reflexin moral): preguntas del tipo: qu debo hacer x? (tica normativa): preguntas del tipo: por qu debo hacer x? (Metatica): preguntas del tipo: est bien planteada la pregunta an-

    terior? (y por qu s o por qu no?, o bien: qu carcter tiene una expresin lingstica como debo hacer x?, es cognoscitiva o no cognoscitiva?, qu funcin cumple?, etctera).

    (tica descriptiva): preguntas del tipo: cree A que debe hacer x? (donde A puede ser un agente individual, un pueblo, una cultura, un grupo religioso, una poca, etctera).4

    Al final del captulo, Maliandi ofrece dos cuadros que reproducen la oposicin y contraste entre reflexin moral vs. metatica y tica normati-va vs. metatica.5 Vase la Tabla 2.1.

    3 Ricardo Maliandi, tica: conceptos y problemas, 4.a. ed. (Buenos Aires: Biblos, 2009), 49ss. 4 Ibd., 51-52.5 Ibd., 77.

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    Confrontacin de reflexin moral y metaticaReflexin moralEs netamente normativa

    Es prefilosfica

    Es endgena (desde el ethos)Examina las propias creencias morales

    MetaticaTiene pretensin de neutralidad

    Es filosfica

    Es exgena (desde lo extratico)Examina la semiosis del lenguaje moral

    tica normativaEs endgena y normativa

    Intenta fundamentar normas y valores

    Usa los trminos ticos (lenguaje-objeto) Establece criterios para juzgar actos

    MetaticaEs exgena y neutralAnaliza los criterios de fundamentacin

    Menciona los trminos ticos (es metalenguaje)

    Establece criterios para juzgar la validez de enunciados morales y tico-normativos

    Ambas son filosficasTabla 2.1. Confrontacin de reflexin moral y metatica.

    La conflictividad como elemento central

    El ncleo sobre el cual gira la propuesta tica de Maliandi radica en la nocin de convergencia. Invita a considerar dos sentidos del trmi-no: (a) como una aproximacin entre la tica material de los valores y la tica del discurso; y (b) como el rasgo bsico de una tica que reconoce una pluralidad de sentidos y que intenta maximizar la armona entre ellos. Maliandi plantea que la conflictividad debe ser asumida conscientemente a la hora de fundamentar la tica. Dice: La tica convergente propone la tesis de que la fundamentacin de la tica tiene que incorporar el reco-nocimiento de la conflictividad.6 Este planteo reconoce que el conflic-to es constitutivo de la naturaleza humana y, por ende, de las relaciones

    6 Maliandi, tica: dilemas y convergencias, 13.

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    humanas. Lo tico es conflictivo porque lo humano es conflictivo, y lo humano es conflictivo porque la realidad es conflictiva [].7

    Ahora bien, cmo se entiende el conflicto? Maliandi dijo que hay dos maneras de entenderlo: una, como calidad comn de todo conflicto, nocin que no ayuda demasiado para entenderlo. Otra, es que el conflic-to alude a un rasgo esencial del ethos. El ethos es el conjunto de valores que tiene una comunidad humana, es decir, se refiere a las interrelacio-nes sociales. En otra obra,8 Maliandi indag ms profundamente sobre el concepto de ethos. Apelando a las etimologas, dijo que la palabra ethos traduce dos palabras griegas: y . Ambas se podran traducir por costumbre pero la primera tiene una mayor connotacin moral y se la suele entender como carcter. El segundo vocablo tiene ms bien el sentido de hbito o costumbre. A partir de este origen etimolgico, Maliandi pas a ensayar una especie de definicin actual. Dijo:

    En el lenguaje filosfico general, se usa hoy ethos para aludir al conjunto de acti-tudes, convicciones, creencias morales y formas de conducta, sea de una persona individual o de un grupo social, o tnico, etc. En este ltimo sentido, el trmino es usado tambin por la antropologa cultural y la sociologa.9

    As como Maliandi se ocupa de definir el trmino ethos, tambin de-fine lo que significa reflexin. Dice que es una intento obliqua, un acto por el que el sujeto se convierte en objeto de s mismo: como en un espejo, se refleja (y tal es el sentido etimolgico del trmino).10 Se trata, en otras palabras, de un autoconocimiento o autoobservacin. De todos modos, Maliandi distingue reflexin en dos sentidos: (a) sentido lato, como una especie de meditacin que el sujeto humano hace, como una forma de encontrarse a s mismo; y (b) en sentido estricto, para los casos en que es clara y distinta la actitud en que el pensamiento, mediante un giro de ciento ochenta grados, por as decir, se vuelve sobre s mismo.11

    7 Ricardo Maliandi, tica convergente. Fenomenologa de la conflictividad (Buenos Aires: Las Cua-renta, 2010), 95.

    8 Maliandi, tica: conceptos y problemas, 20. 9 Ibd.10 Ibd., 45. nfasis en el original.11 Ibd., 46. nfasis en el original.

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    Estructuras de la conflictividad y tipos de conflictos

    En su obra tica convergente. Fenomenologa de la conflictividad, Maliandi reflexiona sobre las estructuras de la conflictividad y el tipo de conflictos. Las dos estructuras fundamentales donde se da el conflicto son la sincrona y la diacrona. Distingue: la estructura sincrnica designa la oposicin entre lo universal y lo particular (o individual) en tanto que la diacrnica designa la oposicin entre la permanencia y el cambio.12 La primera no involucra la presencia de lo temporal mientras que en la segunda, el tiempo es constitutivo. La conflictividad diacrnica13 se ma-nifiesta en dobles opuestos: permanencia vs. cambio; omisin vs. accin; reposo vs. movimiento; intemporal vs. efmero; tradicin vs. progreso; inquietud vs. serenidad; amor al prjimo vs. amor al lejano.

    En cuanto a los tipos de conflictos, Maliandi desarrolla un cuadro ex-haustivo14 refirindose, en primer lugar, al conflicto que se produce entre logos y pathos, dicho de otro modo, entre la razn y la pasin, y que ad-quieren tres formas: Conflictos intralgicos. Conflictos intrapticos. Conflictos logopticos (o pato-lgicos).

    Los primeros ocurren en el mbito de la razn prctica que exige co-herencia en la accin y justificacin de sus fines. En cuanto a los espacios concretos donde esos conflictos se verifican, dice Maliandi:

    Los conflictos intralgicos aparecen en cada situacin educacional, cientfica, o filosfica, y no pueden ser eludidos mediante omisiones, porque siempre son a la vez conflictos entre acciones y omisiones y porque las unas y las otras exigen justificaciones.15

    12 Maliandi, tica convergente. Fenomenologa de la conflictividad, 82.13 Ibd., 116. La expresin amor al lejano es tomada de Nietzsche por contraste con prjimo

    que significa prximo. 14 Ibd., 199ss. 15 Ibd., 223. nfasis en el original.

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    Los conflictos intrapticos, se manifiestan en sentimientos opuestos amor/odio, alegra/tristeza, deseo/aversin, razn/pasin. Dada la pers-pectiva teolgica de este trabajo, es oportuno citar lo que Maliandi dice sobre razn y pasin:

    Junto a su conflicto intrnseco tiene la razn otro, extrnseco, determinado preci-samente por su oposicin al pathos. En el cristianismo primitivo, por ejemplo, esto se present como conflicto entre la razn y la fe, y pensadores como Tertuliano exaltaron por ello incluso el absurdo, como una manera de rechazar la mentalidad racionalista pagana. Cada vez que en alguno de estos conflictos ms generales se toma partido decididamente por uno de los trminos opuestos, se comete unila-teralidad. Es el caso de las posturas fundamentalistas o escpticas con respecto a las dimensiones de la razn, pero tambin aunque de un modo que proviene de aquellas cuando se exagera la importancia de lo emocional o de lo racional.16

    Las posturas unilaterales son maneras de perder de vista la conflictivi-dad y adquieren tres formas: racionalismo a ultranza (estoicos y Kant); la intervencin inevitable como factor de relativizacin (Max Weber) y lo emocional como superior a lo racional (Kierkegaard, Scheler).

    Marco terico de la tica convergente

    Obviamente, Maliandi no elabor su propuesta de tica convergente desde un vaco de referencias. Parti, como siempre, de otros trabajos so-bre la tica, en los cuales abrev. Principalmente, su propuesta se inscri-bi dentro de la tradicin kantiana pero despus revel las influencias de otros pensadores. Dijo:

    La tica convergente se ubica, por un lado, en la lnea del universalismo (o aprio-rismo) kantiano, del que las ticas de Nicolai Hartmann y de Karl-Otto Apel representan derivaciones diversas (y acaso divergentes). Pero propone, por otro, observaciones crticas de esas mismas fuentes: se trata de corregir el rigorismo kantiano, originado en una incomprensin de la conflictividad, mostrando que la bidimensionalidad de la razn hace inevitable una cierta flexibilidad tica, de co-rregir, asimismo, el intuicionismo subsistente en la tica hartmanniana, mostrando que las discrepancias entre intuiciones no pueden resolverse mediante recurso a nuevas intuiciones, y de corregir, finalmente, el monismo de la tica del discurso (en razn del cual sta tiene que recurrir a una parte B para justificar los casos en

    16 Ibd., 238. nfasis en el original.

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    que es imposible cumplir el principio del discurso) mostrando una pluralidad de principios en el marco de un a priori de la conflictividad.17

    En sntesis, la tica convergente se elabor a partir de la tica de Kant, el aporte de Hartmann y el dilogo con la tica discursiva de Otto Apel. Maliande ponder el aporte kantiano a la tica pero al mismo tiempo seal su carcter rigorista, al ser una tica puramente deontolgica, del deber por el deber mismo. Tanto en lo positivo como en lo negativo del planteo de Kant, dijo:

    Kant tiene el indudable mrito de haber sealado por primera vez (acaso con un antecedente en Shaftesbury), la autonoma de la tica como disciplina, es decir, la exclusin de fundamentaciones hechas a partir de instancias empricas o de entidades trascendentes, y con ello la conexa afirmacin de la necesidad de una fundamentacin apriorstica. Pero con respecto al problema de la aplicacin, la postura rigorista de Kant incurre en un tipo de unilateralidad opuesto a la del si-tuacionismo.18

    Se recuerda que el llamado imperativo categrico elaborado por Kant, dice: obra como si la mxima de tu accin, debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal de la naturaleza.19 Puede notarse que Kant pone el nfasis en la voluntad, o sea, en una decisin herclea del sujeto tico por la cual, sin importar las consecuencias, debe comportarse de acuerdo a esa mxima o principio tico. Es denominado imperativo tico por-

    17 Maliandi, tica: Dilemas y convergencias, 12. nfasis en el original.18 Alberto Damiani, Guillermo Lariguet y Ricardo Maliandi, tica y conflicto. Un dilogo filosfico

    sobre la tica convergente (Remedios de Escalada: Ediciones de la UNLa, 2012), 18.19 Manuel Kant, Fundamentacin de la metafsica de las costumbres- Crtica de la razn prctica. La

    paz perpetua, 14. ed. (Mxico: Editorial Porra, 2004), 43 (nfasis en el original). En realidad, en ese texto clave de Kant, el filsofo expone varias versiones del imperativo categrico. Adems de la que indicamos en el texto, dice tambin: El imperativo prctico ser, pues, como sigue: obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio (Ibd., 49, nfasis en el original). En esta nueva formulacin, el filsofo de Kenisberg destaca a la persona humana como un fin en s mismo y no como un medio, lo cual, en el segundo caso, tiende a cosificarlo y usarlo para otros fines. Un anlisis breve pero profundo del imperativo categrico se encuentra en Alasdair Macintyre, Historia de la tica, trad. Roberto Juan Walton (Buenos Aires: Paids, 1970), 185-193.

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    que manda y es categrico porque no admite excepciones. Se trata de una deontologa en su mxima expresin. Maliandi la ampli:

    Su unilateralidad tiene una causa muy sencilla: la incapacidad de reconocer la con-flictividad radical del ethos y por tanto, de admitir conflictos de deberes. Slo pue-den darse colisiones entre deber (Pficht) e inclinacin (Neogung) o entre diversas inclinaciones, mientras que entre deberes ni siquiera son pensables. La aplicacin del imperativo categrico es decir, el criterio de la universalizabilidad de la mxi-ma es conditio sine qua non para que un acto tenga carcter moral. La estrechez y la unilateralidad de semejante planteamiento consiste en que niega la validez de lo particular, o individual, o situacional, o contextual.20

    Una forma de morigerar esta tendencia rigorista de Kant es la pro-puesta de David Ross, cuestin que seal Maliandi, en la que distingue entre deberes prima facie y deberes reales. Los primeros establecen que en principio yo tengo el deber de llegar a la universidad a determinada hora del da fijado para mi clase. Pero mientras estoy de viaje para la uni-versidad, recibo un llamado de mi familia que indica que un hijo mo ha sido hospitalizado. Qu hago en esa situacin? Tengo que optar entre el deber prima facie y el deber real que se ha antepuesto al primero.

    Otro recurso al que apel Maliandi es la filosofa del discurso de Karl Otto Apel. Se trata de una tica apriorstica que categoriza como prag-mtico-trascendental.21

    Esto significa que cada vez que argumentamos, ya hemos presupuesto implcita-mente el principio, cuya formulacin una suerte de transformacin semitica de

    20 Damiani, Latiguet y Maliandi, EC, 18. nfasis en el original. 21 El trmino trascendental hay que interpretarlo en la perspectiva kantiana. Como explica el

    propio Maliandi: Lo trascendental tiene siempre que ver, en Kant, con la capacidad de la razn de reflexin sobre s misma, y, por tanto, con toda bsqueda de las condiciones de posibilidad del conocimiento. Trascendental es, segn Kant, todo conocimiento que se ocupa, no tanto de los objetos, cuanto de nuestro modo de conocerlos, en cuanto que tal modo ha de ser posible a priori. Lo trascendental no son las condiciones (a priori) del conocimiento sino el conocimien-to de tales condiciones (a priori). Tal conocimiento se distingue, por lo tanto, del conocimiento emprico, que es conocimiento de fenmenos (Maliandi, tica: conceptos y problemas, 92). Para un anlisis ms especfico del idealismo kantiano y su mtodo trascendental, vase Eduardo Shore, Entender a Kant. La cosa en s en la Crtica de la razn pura (Buenos Aires: Biblos, 2001), especialmente pp. 30-37. Para analizar el modo en que se vincula el tema de Dios en la tica kantiana, vase Juan Snchez Zermeo, Notas sobre la tica y la religin en la filosofa de Kant, Revista Digital Universitaria (UNAM), 5, n. 11 (10 diciembre 2004).

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    la del imperativo categrico se expresa como obligacin de recurrir, en caso de conflicto de intereses, a los discursos prcticos, es decir, a un intercambio argu-mentativo en busca de consenso, no slo de quienes eventualmente participen en dichos discursos, sino tambin de todos los posibles afectados por las consecuen-cias de la accin que en esos discursos se determine.22

    Al evaluar la propuesta de Apel, Maliandi consider que ms all de que el filsofo alemn intent elaborar una fundamentacin de la ti-ca, solo se trata de un principio meramente procedimental, o sea, de cmo actuar pragmticamente a partir de los actos del habla. As como Maliandi critic a Apel porque pretendi demasiado de su propuesta en tanto fundamentacin de la tica, el propio Maliandi ha sido cuestionado, desde otro ngulo, por colegas como Alberto Damiani quien sostiene:

    A mi juicio, lo que Maliandi denomina principio de individualizacin es un conjunto de observaciones prudenciales que pueden ser utilizadas en el discurso prctico, como parte de un argumento tendiente a justificar o criticar propuestas de un curso de accin, pero no es una condicin de ese argumento mismo.23

    Damiani tambin critica a Maliandi el carcter a priori de la conflicti-vidad en la tica convergente, insistiendo que no se trata solo de conflicto entre intereses sino tambin entre obligaciones o normas morales. Para Damiani, las normas entran en conflicto en hechos fcticos y bajo ciertas circunstancias. Y remata con la siguiente exigencia:

    Dicho de otro modo, para sostener el carcter a priori y no meramente fctico de la conflictividad normativa, creo que Maliandi debera presentar un caso que cumpla con las dos condiciones siguientes. Por un lado, debera tratarse de una situacin en la que los involucrados atienden exclusivamente a la fuerza del mejor argumento. Por el otro, debera mostrarse que en esa situacin la relacin entre dos normas igualmente vlidas es tal que si se obedece una, necesariamente se transgrede la otra y viceversa.24

    A estos cuestionamientos, Maliandi responde argumentando, espe-cialmente en dos sentidos:

    22 Damiani, Latiguet y Maliandi, EC, 20.23 Damiani, Lariguet y Maliandi, tica y conflicto. Un dilogo filosfico sobre la tica convergente, 33.

    nfasis en el original.24 Ibd., 36. nfasis en el original.

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    Respecto al principio a priori como condicin de posibilidad del dis-curso prctico, dice:

    Insisto en que hay que distinguir entre el principio de universalidad (que en tica puede tener la forma del imperativo categrico o del principio del discurso, etc.) y la universalidad del principio. Si algo es un principio, vale universalmente. El prin-cipio de individualizacin tambin tiene validez universal, y no es contradictorio admitirlo. La universidad de los principios es una cuestin lgica; el principio de universalizacin como criterio de la moralidad de un acto es una cuestin tica.25

    Respecto a la exigencia de Damiani en cuanto a que Maliandi debe-ra ofrecer ejemplos empricos ms contundentes y satisfactorios, este ltimo argumenta que es importante siempre tomar en cuenta la si-tuacin en que se realiza una accin tica. Y que an en el caso de la llamada tica de situacin, aunque prima facie se presenta con pres-cindencia a todo principio universal, constituye en realidad un cripto-principalismo, porque establece la obligacin de tomar siempre en cuenta las caractersticas de la situacin.26 Posteriormente, afirma que los conflictos concretos son empricos y, por tanto, contingentes.27 Fi-nalmente, Maliandi no crey que, para seguir sosteniendo el a priori de la conflictividad, fuera necesario ofrecer un caso que cumpliese con las condiciones para ser elevado a la categora de metaprincipio. Explic:

    [] el concepto de a priori de la conflictividad, con que se maneja la tica conver-gente, aunque tiene como punto de partida la observacin de conflictos empricos, no es una inferencia inductiva a partir de ellos, sino ms bien una propuesta por explicar lo que constituye su condicin de posibilidad. Tampoco es un concep-to metafsico, como si con l se pretendiera sostener lo conflictivo como fondo esencial de la realidad. Se trata simplemente de una especie de reconstruccin reflexiva de lo que est ya supuesto en el uso prctico de la razn cuando se lo entiende como bsqueda de equilibrio y armona en las interrelaciones sociales.28

    25 Ibd., 38. 26 Damiani, Lariguet y Maliandi, tica y conflicto, 51. nfasis en el original.27 Ibd., 53. nfasis en el original.28 Ibd., 55-56. nfasis en el original.

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    El debate contina pero, en el espacio de que se dispone en este traba-jo, solo cabe consignar otro tramo del mismo, en el que Damiani aclara que su cuestionamiento referido al carcter a priori y trascendental del denominado principio de individualizacin y el de universalizacin no est destinado a la renuncia al inters filosfico de su autor. Simplemente, pregunta y sugiere:

    [] qu quedara de esta teora una vez que se renunciase a la afirmacin men-cionada? Para responder a esta pregunta quisiera recordar la distincin entre pensamiento sistemtico y pensamiento problemtico, propuesta por Nicolai Hartmann. La tica convergente, en cuanto portadora un paradigma de aplicabi-lidad no necesita presentar como un sistema de principios a priori y trascendenta-les, mutuamente en conflicto. Puede ser desarrollada como una herramienta heu-rstica que permita explicitar y comprender los problemas normativos implicados en la aplicacin de normas a situaciones concretas.29

    Queda claro, de esta breve sntesis del debate entre Damiani y Maliandi, que si bien la tica convergente podra ser cuestionada en tanto categora de metaprincipio, es vlida como propuesta a la hora de expli-citar, evaluar y sopesar la aplicacin de normas a situaciones empricas.

    Importancia y actualidad de la propuesta de Maliandi

    No cabe duda de que Ricardo Maliandi se ha esforzado por presen-tar una metatica, como principio orientador, para entender la cuestin tica. Ms all de si su propuesta logra establecerse como una verdadera fundamentacin tica, cabe preguntarse qu importancia tiene su planteo y qu actualidad refleja.

    Se cree que lo ms importante fue su insistencia en reconocer el ca-rcter conflictivo del sujeto humano, de su conducta y de su contexto social. Como bien dijo, la persona humana es conflictiva y est envuelta en contextos de conflictividad. Apela tambin a ejercer una pragmtica del discurso como medio para superar las aporas de las normas morales cuando estas entran en conflicto en las relaciones intrasociales. En cuanto a la aplicabilidad de la tica convergente, est en el plano de las relaciones

    29 Damiani, Lariguet y Maliandi, tica y conflicto, 91-92. nfasis en el original.

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    humanas, donde el dilogo respetuoso debe superar el enfrentamiento verbal al que conducen los medios sociales de comunicacin y quienes ejercen el poder poltico. El reconocimiento del conflicto en ese mbito es el punto de partida para la bsqueda de una tica convergente.

    Otro de los mbitos de aplicacin, es el de la tcnica y la tecnologa. Dijo Maliandi:

    La doble ambigedad (ontolgica y axiolgica) de la tcnica implica todo un re-pertorio de problemas, la mayora de los cuales interesan concretamente a la tica. Esos problemas pueden resumirse, desde la perspectiva de la tica convergente, con el conflicto entre la autntica necesidad humana de los recursos tcnicos y los riesgos y graves peligros contenidos en esos mismos recursos.30

    Como actitudes extremas hacia la tcnica y la tecnologa, Maliandi mencion el entusiasmo acrtico que denomin tecnofilia, y el rechazo tambin acrtico que llam tecnofobia. Ambas, son formas unilatera-les de posicionarse frente al fenmeno y que deben evitarse mediante la bsqueda de convergencia. De las varias esferas de tica aplicada, el autor menciona la biotica, ya que los grandes avances producidos por la bio-loga ponen a los sujetos ante situaciones de vida y muerte. Esta ltima implica la posibilidad de extender la vida humana a niveles insospechados en generaciones anteriores. En general, se intenta establecer una diferen-cia entre mtodos ordinarios y mtodos extraordinarios para mantener en vida de una persona en situacin terminal. Pero las preguntas insoslaya-bles son: qu significa extraordinario?, quin establece que tal mtodo es extraordinario?, quin autoriza su uso en casos concretos?31

    30 Maliandi, tica: conceptos y problemas, 16.31 Cf. Florencia Luna y Arleen Salles, Decisiones de vida y muerte. Eutanasia, aborto y otros temas

    de tica mdica (Buenos Aires: Sudamericana, 1995); Manuel Trevijano Etcheverra, Qu es la biotica? (Salamanca: Sgueme, 1999).

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    Una mirada teolgica a la tica convergente

    Consideraciones preliminares

    En esta ltima parte del trabajo se intent hacer una lectura teolgica de la propuesta de Maliandi, a pesar de que el filsofo aclara que su enfo-que no tiene nada que ver con la teologa y la metafsica. Explic:

    La tica, tal como la entiendo ac, prescinde tambin de toda consideracin de los problemas teolgicos, a los que incluye entre los metafsicos. [] se entiende que es imposible una fundamentacin teolgica de las normas morales; pero ello no implica asumir una perspectiva atesta, como tampoco se asume una testa. Quiz la principal confirmacin de la autonoma de la tica consista precisamente en su posibilidad de pasar por alto ese problema. Esto no contradice, por otro lado, el reconocimiento de su incompatibilidad con teoras metafsicas que sostienen una fundamentacin teolgica del bien moral.32

    La opcin de Maliandi es totalmente legtima y clara: intent aislar su planteo tico de toda vinculacin con ideas metafsicas y teolgicas. No obstante, en las conclusiones provisorias de las estructuras de conflicto, reconoci que, si bien su teora no se fundamenta ni en lo metafsico ni en lo emprico, puede hacer algunas excursiones por nociones o problemas empricos y/o metafsicos.33 Una de esas excursiones es la referencia a la conciencia, cuando afirma que Kant usaba el trmino Gewissen todava con resonancias teolgicas, provenientes de San Pablo y de la tradicin calvinista, en el sentido de un foro o tribunal interior.34 Ciertamente, Kant apel, a veces, a terminologa teolgica, cuando se refiri al Reino de Dios,35 por lo cual es cierto lo que Maliandi denomin resonancias teolgicas. Maliandi ubic a Kant bajo la influencia de la tradicin cal-vinista. Hay algo de verdad en ello. Pero tambin debe recordarse que

    32 Maliandi, EC, 159, nota 193.33 Ibd., 154.34 Ibd., 255. nfasis en el original.35 Vase Alberto F. Roldn, El concepto kantiano del Reino de Dios en La religin dentro de los

    lmites de la mera razn, en Atenas y Jerusaln en dilogo. Filosofa y teologa en la mediacin hermenutica (Lima: Ediciones Puma, 2015), 41-50.

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    Kant se form inicialmente dentro de la tradicin pietista, de herencia luterana.36

    Si bien el propsito en este trabajo no consiste en fundamentar teol-gicamente la tica, s se puede afirmar que las cuestiones ticas caen dentro de su campo de inters y, como se ver, en algunos momentos la teologa se entrecruza con la reflexin filosfica, produciendo lo que Paul Ricoeur denominara injerto en el campo filosfico.37 Hay un texto clave de San Pablo que est en 1 Corintios 15:33, donde el apstol advierte: Las ma-las conversaciones corrompen las buenas costumbres (1 Corintios 15:33 RV 1960).38 El vocablo costumbres traduce el griego (the) que,

    36 Kant se form dentro del pietismo alemn, expresin del luteranismo. El nombre de ese movi-miento procede de la obra de Jacob Spener, Pia Desideria. Como seala Francisco Larroyo en el prlogo a Crtica de la razn pura, Kant se educ en el Collegium Fridericianum, de confe-sin puritana (Francisco Larroyo, Introduccin a Manuel Kant, Crtica de la razn pura, trad. Manuel Garca Morente y Manuel Fernndez Nnez, 14 Ed. [Mxico: Editorial Porra, 2008], xii, nfasis en el original). Wolfhart Pannenberg ofrece un dato importante que muestra la in-fluencia calvinista en Kant sealando que Horst Redmann demostr que el motivo que impuls a Kant a la reflexin sobre la concepcin de Dios fue el telogo calvinista Johann Friedrich Stapfer, cuyo pensamiento se caracterizaba por poner el acento en la omnipotencia y majestad de Dios (Wolfhart Pannenberg, Una historia de la filosofa desde la idea de Dios, trad. Rafael Fernndez de Mururi Duque [Salamanca: Sgueme, 2001], 2002). En nota al pie, Pannenberg agrega que Stapfer, nacido en 1708, rechaz cuatro llamados para ser profesor de teologa en la universidad de Marburgo, a los efectos de continuar siendo pastor. Pese a ello, public varias obras, entre otras: Institutiones theologiae polemicae diversae.

    37 Aqu se aplica la expresin de Paul Ricoeur que, en su planteo, se refiere al injerto de la her-menutica en la fenomenologa. Vase Paul Ricoeur, Del texto a la accin, trad. Pablo Corona (Buenos Aires: FCE, 2001), especialmente el captulo Fenomenologa y hermenutica desde Husserl, pp. 39-70. Vase tambin Eduardo Silva Arvalo, Paul Ricoeur y los desplazamien-tos de la hermenutica, Teologa y vida, n. 46 (2005): 167-205; disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0049-34492005000100008; Internet (consulta-da el 2 de enero de 2015). Para un anlisis de las relaciones entre tica y hermenutica en Paul Ricoeur, vase Alberto F. Roldn, tica en la praxis educativa desde la hermenutica de Paul Ricoeur (Tesis de maestra en educacin, Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina, noviembre de 2013) [indita].

    38 Otras versiones traducen: No os engais: Las malas compaas corrompen las buenas cos-tumbres (Biblia de Jerusaln); Dejen de engaarse: malas compaas corrompen buenas cos-tumbres (Nueva Biblia Espaola); No se dejen engaar: Las malas compaas corrompen las buenas costumbres (Nueva Versin Internacional).

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    siguiendo la explicacin de Maliandi, significara que las malas conver-saciones o compaas terminan por corromper los caracteres humanos.39

    Entre algunos conceptos, se sealan dos: que la tica se va forjando en el tiempo y que tiene un carcter social, ya que las malas compaas per-judican su desarrollo.40 Y, tambin, que los conflictos tienen una funcin que se podra denominar evidenciatoria porque Pablo seala a los corin-tios: es preciso que entre vosotros haya disensiones [ [jairseis], para que se hagan manifiestos [fneroi] entre vosotros los que son aprobados (1 Corintios 11:19 RV).41 Jos Mguez Bonino ha re-flexionado sobre esta cuestin de las disensiones o herejas de las cua-les da cuenta San Pablo. l dijo:

    Referido al mbito religioso, el conflicto se debera a que alguno (o un grupo) rechaza la verdad revelada, confesada y proclamada por la comunidad o la distor-siona, aadindole elementos extraos, exagerando o negando algunos artculos de la fe o dndole interpretaciones discordantes con la tradicin. Se trata, en el lenguaje acuado en la tradicin teolgica, del fenmeno de la hereja. Tal defor-macin puede ocurrir tambin (y a veces conjuntamente) en el plano tico, a saber, por un rechazo del orden correcto, de los valores ticos y las conductas aceptadas

    39 Resulta interesante observar que, como explica el exgeta Gordon Fee, la cita que hace San Pablo es de un epigrama de la obra de Menandro Tas. Comenta que este epigrama es verdadero por s mismo pero, al citar a otros exgetas, agrega en nota que de esa cita no se puede deducir mucho del conocimiento del apstol Pablo de ese tipo de literatura (Gordon Fee, Primera epstola a los Corintios, trad. Carlos Alonso Vargas [Grand Rapids: Nueva Creacin, 1994], 875). De todos modos, resulta significativo que Pablo, como parte de su argumento, apele a esa sentencia que proviene de una literatura no bblica con todas las implicaciones positivas que ello supone, en cuanto al dilogo con fuentes que no proceden de la revelacin especial de Dios pero que forman parte de la cultura de la poca, perspectiva que los cristianos de hoy tambin deberan seguir.

    40 Sobre el carcter social de la tica, vase Alberto F. Roldn, Qu entendemos por tica social? Dos visiones del tema, Teologa y cultura, 3, n. 5 (julio 2006): 1-8; disponible en http://www.teologiaycultura.com.ar/arch_rev/alberto_etica_social.pdf; Internet (consultada el 29 de di-ciembre de 2014).

    41 En la exgesis del pasaje, Gordon Fee intenta responder la apora entre la crtica que Pablo hace a las divisiones, en el captulo 1 de esa epstola, y la admisin de las mismas en el texto citado. Propone dos caminos de solucin: uno, que se trate de una irona de Pablo, otro, que sea un reflejo de la perspectiva escatolgica del todava no, caracterstica de su teologa (Gordon Fee, Primera epstola a los Corintios, 609).

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    como los que corresponden a la fe. El espritu faccioso es visto como una forma particularmente perversa que est a la base de las divisiones o los cismas.42

    Un segundo aspecto es que la tica convergente puede enriquecer la tica teolgica en su capacidad reflexiva sin dejar de tomar en cuenta su fundamento: la revelacin de Dios en Cristo. Y en este sentido, es opor-tuno sealar que la tica, planteada teolgicamente, no es de ninguna ma-nera una casustica al estilo farisaico sino que implica la ineludible nece-sidad de reflexionar sobre distintas alternativas a las que se est expuesto. A continuacin, se presentan tres clases de conflicto tico tomados de los textos bblicos y que pueden ilustrar, teolgicamente, la tica convergente propuesta por Maliandi.

    Ejemplos de conflictos extrados de textos bblicos

    Conflicto prostitucin/fe

    Pocas veces se reflexiona en algunos espacios cristianos, que las de-cisiones ticas que se consideran bblicas y, por lo tanto, nicas e infa-libles, no toman en cuenta la problemtica de las fuentes textuales a las cuales se apelan. Es frecuente el recurso a las dicta probantia para funda-mentar determinada conducta cristiana. Pero esa metodologa no reca-pacita en varias cuestiones: una, que sobre un mismo tema la Biblia puede decir varias cosas y an silenciar otras inherentes a esa accin. Otra, que toda accin tica est referida a situaciones que no siempre son anlogas entre s y que no puede evitarse la eleccin entre varias posibilidades. La primera cuestin podra resolverse o aclararse por la crtica bblica que, desarrollada profunda y ampliamente a partir del siglo xix, sugiere que en la misma Biblia se podran detectar diversidad de tendencias y escue-las que responden a un abanico amplio de teologas. No es este el lugar para defender o criticar tal perspectiva, simplemente se la enuncia como un camino posible. Hay, sin embargo en la Escritura, ciertos principios y ejes temticos constantes. Tmese el caso de la prostitucin. Ciertamente

    42 Jos Mguez Bonino, Conflicto y unidad en la Iglesia (San Jos, Costa Rica: Ediciones Sebila, 1992), 16. nfasis en el original.

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    tal prctica est condenada por las Escrituras43 sin embargo, hay un caso en que una prostituta, Rahab, es ponderada por su fe expresada en su ac-cin de refugiar a los espas. El relato extenso est en Josu 2 y es tomado por Santiago como un paradigma de una mujer de fe. Resueltamente, dice el apstol: Asimismo tambin Rahab la ramera, no fue justificada por obras, cuando recibi a los mensajeros y los envi por otro camino?44 La misma interpretacin positiva la ofrece el autor de la carta a los Hebreos cuando afirma: Por la fe Rahab la ramera no pereci juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espas en paz.45 Ambos autores ponderan la fe de esta mujer dejando a un lado la profesin que ejerca. De alguna manera, ella intuy que estaba haciendo la voluntad de Dios al refugiar a los espas y su nombre es tan importante en la historia bblica que llega a integrar la genealoga de Jess de Nazareth.46 Pero en todas las citas donde se menciona la actitud de Rahab se hace nfasis en la fe, sin entrar a analizar el otro aspecto de su vida, revisable a la luz de las Escrituras. No obstante, el caso suscita preguntas, tal vez de naturaleza filosfica, tales como: puede una prostituta ser creyente?; es la prctica de la prostitucin un obstculo para la fe?; son la prostitucin y la fe dos dimensiones excluyentes del ser humano que no necesariamente se contraponen entre s?

    Conflicto mandamiento/suspensin del mandamiento

    Otro ejemplo, en este caso tomado de un relato del evangelio de Marcos, muestra cmo un mandamiento claro de la ley divina puede ser

    43 Vanse los textos de Levtico 20:6; 2 Reyes 23:7; Ezequiel 23:29; Oseas 2:4; Jeremas 3:2; Oseas 5:3; Ezequiel 16:15; Nmeros 15:39; 1 Crnicas 5:25.

    44 Santiago 2:25, versin Reina Valera 1960. Todas las citas son tomadas de esta versin salvo cuan-do se indica lo contrario.

    45 Hebreos 11:25. En su profundo comentario a Hebreos, F. F. Bruce, destaca que su fe en el Dios de Israel movi a Rahab a actuar del modo en que lo hizo y aade que existen pocas dudas de que sea la misma mujer que figura en la genealoga de Jess consignada en Mateo 1:5 y cita un comentario de Clemente de Roma que toma la figura de Rahab para ilustrar las virtudes de la fe y la hospitalidad (F. F. Bruce, La Epstola a los Hebreos, trad. Marta Mrquez de Campanelli y Catherine Feser [sic] de Padilla [Buenos Aires: Nueva Creacin, 1987], 332).

    46 Mateo 1:5.

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    puesto entre parntesis, en una especie de epoj47 para dar lugar a una ac-cin prima facie condenada por el mandamiento. Dice el relato:

    Aconteci que al pasar l por los sembrados un da de reposo, sus discpulos an-dando, comenzaron a arrancar espigas. Entonces los fariseos le dijeron: Mira, por qu hacen en el da de reposo lo que no es lcito? Pero l les dijo: Nunca lesteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sinti hambre, l y los que con l estaban; cmo entr en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comi los panes de la proposicin, de los cuales no es lcito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con l estaban? Tambin les dijo: El da de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del da de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Seor aun del da de reposo.48

    Jess muestra cmo, en ciertas situaciones, lo ilcito se puede tornar lcito cuando est en juego la subsistencia, es decir, la vida humana. Las acciones de recoger espigas en da sbado y comer de los panes de la proposicin estaban vedadas por la ley. Sin embargo, cuando la super-vivencia humana se torna acuciante, el Dios de la vida otorga el permiso para comer lo que en principio estaba vedado. Tanto del hecho protago-nizado por los discpulos como del caso de David, Jess deriva un princi-pio referido al da de reposo: ese da fue hecho por causa del hombre y no el hombre por causa de ese da. En otros trminos: a la hora de jerarquizar entre una cosa y otra, hay que tener la suficiente claridad como para dis-

    47 Se hace aqu un uso libre de la expresin epoj, que remite a la fenomenologa de Edmund Husserl y que implica la puesta en parntesis o reduccin fenomenolgica del ente a estudiar. Para un anlisis breve pero profundo de ese concepto, vase Rosemary Riso-Patrn de Lerner, Husserl en dilogo. Lecturas y debates (Lima: Pontificia Universidad Catlica del Per, 2012), especialmente pp. 61-72. Tambin Paul Ricoeur, Del texto a la accin, pp. 39-70. Por su parte Zygmunt Bauman explica que la epoj es, en trminos de Husserl, una invitacin a suspender o poner entre parntesis la actitud natural hacia los objetos de los cuales la conciencia dice algo. Epoj significa sencillamente la limitacin metodolgica que slo nos permite juicios tales que no dependan para su validez de un mundo tmporo-espacial (Zygmunt Bauman, La herme-nutica y las ciencias sociales, trad. Vctor Magno Boy [Buenos Aires: Nueva Visin, 2002], 115). Algunos textos de Husserl en castellano son: La filosofa como ciencia estricta, trad. Elsa Tabernig (Buenos Aires: Terramar, 2009); Meditaciones cartesianas, trad. Miguel Garca-Bar (Mxico: FCE, 1986); La crisis de las ciencias europeas y la fenomenologa trascendental, trad. Julia V. Iribarne (Buenos Aires: Prometeo, 2008). Una excelente exposicin sobre la fenomeno-loga es el libro de Emmanuel Levinas, Descubriendo la existencia con Husserl y Heidegger, trad. Manuel E. Vzquez (Madrid: Editorial Sntesis, 2005).

    48 Marcos 2:23-28.

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    tinguir cul es la causa y cul el efecto de una accin. La causa es la vida del ser humano, para cuya dignidad y realizacin se cre, como efecto, el da de reposo. No se trata de despreciar el sbado o desconocerlo como institucin creada por Dios para bien del hombre. Pero, como advierte Pronzato: No olvidemos, sobre todo, el aspecto de gozo y de bendicin que debe caracterizar el sbado.49

    Otro ejemplo de mandamientos contrapuestos se puede extraer de las enseanzas de Jess. Tmese el caso de juzgar a los dems. Si se apela al texto del Sermn del Monte, Jess dice: No juzguis, para que no seis juzgados.50 Pero en otro dilogo con los fariseos les dice: No juzguis segn las apariencias, sino juzgad con justo juicio.51 Hay una manifiesta oposicin entre no juzguis y juzgad que implica la necesidad de no juzgar segn apariencias o apresuradamente, sino con juicio justo. Mu-chos cristianos apelan al primer texto como que autoriza a no juzgar a nadie. Sin embargo no es esa la idea completa que surge de la enseanza de Jess. En todo caso, se trata de juzgar adecuada y justamente, lo cual implica la necesidad de reflexionar y discernir cul es el camino a seguir en cada situacin.

    Conflicto individuo/comunidad

    Tambin la propuesta de Maliandi se puede relacionar con las cues-tiones adifora que San Pablo trata en Romanos 14. En efecto, el apstol trata all temticas no definidas ticamente y que son de una naturaleza tal, que caen dentro del criterio de cada sujeto moral. Se refiere a comidas, bebidas y das especiales. Se percibe que en la comunidad de Roma haba dos tendencias: quienes coman y beban de todo, y quienes se restringan

    49 Alessandro Pronzato, Un cristiano comienza a leer el evangelio de Marcos, vol. I, trad. Germn Gonzlez Domingo (Salamanca: Sgueme, 1982), 139. Desde la perspectiva ecolgica del s-bado, dice Moltmann: La tica bblica de la creacin es esencialmente tica sabtica, porque el Sbado es la ley de la creacin ( Jrgen Moltmann, La justicia crea futuro. Poltica de paz y tica de la creacin en un mundo amenazado, trad. Jess Garca Abril [Santander: Sal Terrae, 1992], 91).

    50 Mateo 7:1. 51 Juan 7:24.

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    de hacerlo. Se est en presencia de la conflictividad entre grupos! Cmo lo resuelve San Pablo? Aconseja y reflexiona:

    Uno hace diferencia entre da y da; otro juzga iguales todos los das. Cada uno est plenamente convencido en su propia mente [ = no pleroforeistho]. El que hace caso del da, lo hace para el Seor; y el que no hace caso del da, para el Seor no lo hace. El que come, para el Seor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Seor no come, y da gracias a Dios.52

    Pablo remite todo al tribunal de la mente de cada uno, a su conciencia interior porque la motivacin de cada uno, se supone, es agradar a Dios. Pero el argumento del apstol contina. Despus de decir que todo se remite a la conciencia de cada uno, pasa a la consideracin de la comuni-dad. Exhorta:

    As que, ya no nos juzguemos ms los unos a los otros, sino ms bien decidid no poner tropiezo u ocasin de caer el hermano. Yo s, y confo en el Seor Jess, que nada es inmundo en s mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para l lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo muri. No sea, pues, vituperado vuestro bien; porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo, en el Espritu Santo.53

    Pablo agrega al convencimiento personal y pleno de cada uno, la con-sideracin del conjunto: la comunidad de fe. Por el bien de los dems, a veces uno debe restringir su accin para no poner tropiezo al hermano. Y, rematando su argumento, afirma que el Reino de Dios no consiste en comidas o bebidas sino en tres virtudes: justicia, paz y gozo que se experi-mentan en el Espritu Santo. De alguna manera, aplicando la convergen-cia como medio superador del conflicto, Pablo insta a que cada persona como sujeto tico, tome sus decisiones considerando tambin la comuni-dad. En palabras del propio Maliandi, se trata del conflicto sincrnico en-tre el individuo y la comunidad. Maliandi formula una pregunta y ensaya una respuesta:

    52 Romanos 14:5-6.53 Romanos 14:13-17.

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    Constituye sta [la comunidad] una organizacin para favorecer a los individuos o, por el contrario constituyen stos meros tomos de aquella, o clulas del orga-nismo comunitario? Si se piensa lo primero, como ocurre en las teoras del con-trato social, la subordinacin del individuo a lo social (comunitario o colectivo) no viene ahora al caso discriminar sus matices de significacin es slo aparente, ya que de lo que se trata, en definitiva, es de favorecer la vida de cada individuo, evitando, por ejemplo, la guerra de todos contra todos. En cambio, la concepcin de lo social como un organismo que requiere el funcionamiento de todas sus partes, establece una subordinacin esencial, cuyo incumplimiento no puede ser entendido sino como un evento patolgico.54

    Dado el carcter aportico de muchas situaciones ticas Cul es el aporte especfico del cristianismo al respecto? Entendemos que se trata de dos virtudes: el discernimiento y la phrnesis. Reflexionando sobre el discernimiento cristiano, Jos Mara Castillo se refiere especficamente al mbito de la religin como el ms proclive al miedo a la libertad. Dice:

    [] la gente quiere a toda costa que los dirigentes religiosos digan claramente lo que hay que hacer, que manden con firmeza y, si es preciso, con dureza, y que se impongan a los fieles mediante consignas claras y rdenes terminantes. En el fon-do, se trata siempre del mismo mecanismo de evasin: mediante el sometimiento incondicional a lo que est mandado, los individuos se liberan de su pesada carga de tener que buscar lo que Dios quiere, optar entre diversas posibilidades y, sobre todo, asumir responsabilidades que no se est dispuesto a asumir. [] He aqu una de las razones ms profundas de la espantosa mediocridad que se ha implantado en casi todos los ambientes cristianos.55

    A partir de esa constatacin, Castillo reflexiona profundamente sobre el discernimiento cristiano. Apelando al corpus paulino, dice que el verbo dokimsein es la expresin tcnica con la que San Pablo ha formulado lo que tiene que ser en concreto la conducta del hombre de fe. Se trata, por lo tanto, del concepto clave para entender lo que es lo que debera ser la vida cristiana.56 Apelando a textos como Romanos 12:1-2, donde San Pablo insta a ofrecer el cuerpo como sacrificio vivo, santo y agrada-

    54 Maliandi, EC, 105.55 Jos Mara Castillo, El discernimiento cristiano. Por una conciencia crtica (Salamanca: Sgueme,

    1989), 21-22.56 Ibd., 45. nfasis en el original.

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    ble a Dios, como forma del culto autntico (latreia logik) muestra que el discernimiento es esencial para conocer y comprobar por experiencia la voluntad de Dios. Por consiguiente, la capacidad de discernir per-sonalmente lo que Dios quiere, con todas sus consecuencias que de eso se deben seguir, es lo que especifica y define al hombre cristiano.57 Ms adelante se refiere al texto que se ha analizado antes, el de Romanos 14, elaborando el siguiente concepto-marco de toda accin tica en el mbito de la comunidad de fe:

    Por consiguiente, en una situacin compleja, en la que se plantea el problema del sometimiento o la libertad a las normas legales, la solucin no ha de venir por una nueva normativa, que ponga las cosas en orden, sino por el discernimiento que cada cual debe hacer, con la mira puesta solamente en la disponibilidad hacia el Seor y hacia los hermanos. Lo importante es que cada uno sea sincero consigo mismo en el momento de discernir.58

    El otro concepto clave en la tica cristiana est expresado en la palabra griega phrnesis. Traducida muchas veces como sabidura o prudencia, tiene una larga historia que se remonta a los tratados ticos. Dice al res-pecto Hannah Arendt:

    En los tratados ticos recibe el hombre de phronsis, un tipo de penetracin y comprensin de lo que es bueno o malo para los hombres, un tipo de sagacidad ni sabidura ni inteligencia necesaria para los asuntos humanos, que Sfocles, siguiendo el hbito comn, adscriba a la vejez, y que Aristteles conceptualiz. Hace falta la phronsis para cualquier actividad en la que estn en juego cosas que los hombres tienen la capacidad de alcanzar o no.59

    En mi tesis sobre la tica desde la hermenutica de Paul Ricoeur me he referido a la phrnesis. El filsofo francs parte de una consideracin de la obra de Aristteles: tica nicmaquea, donde el estagirita establece que la phrnesis es la prudencia que no se limita a saber frmulas genera-les porque es eminentemente prctica. Tambin hice, a modo excursus, una referencia a la manera en que el Nuevo Testamento utiliza los trmi-

    57 Ibd., 47.58 Jos Mara Castillo, El discernimiento cristiano, 85.59 Hannah Arendt, Vida del espritu, trad. Carmen Corral (Buenos Aires: Paids, 2002), 292. n-

    fasis en el original.

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    nos en textos como Lucas 1:17; Mateo 7:24; 10:16; 24:45; 25:2, 3, 8 y 9; Romanos 12:16 y 1 Corintios 4:10, entre otros.60 Para concluir:

    De esta muestra de textos neotestamentarios que utilizan los vocablos [phrnesis] y [phrnimos] podemos advertir que se refiere a la prudencia o sabidura en el modo de actuar. Jess insta varias veces a cultivar la prudencia, a actuar con prudencia. Esa prudencia o sabidura prctica, en la comprensin de San Pablo, no se obtiene por propia iniciativa sino que se alcanza en el estar en Cristo.61

    Las decisiones ticas imponen la necesidad de una sabidura prctica, sensatez y razonabilidad a la hora de optar por distintas situaciones, mu-chas veces contrapuestas y en conflicto.

    La necesidad y la apelacin a la phrnesis corresponde tanto al enfoque teolgico como a la tica convergente que postula Maliandi. En efecto, el filsofo argentino argumenta en su respuesta a una de las objeciones de Alberto Damiani:

    Las observaciones prudenciales de tipo aristotlico son tambin admitidas en la tica convergente, pero entendiendo que ellas se juegan en el marco del principio de convergencia, y se explican justamente porque lo exigido por tal principio, la convergencia, el equilibrio entre exigencias contrapuestas nunca goza de exactitud matemtica, segn lo saba y recalcaba el propio Aristteles. Pero la phrnesis no puede identificarse con lo que llamo principio de individuacin, porque ste no es (en la perspectiva de la tica convergente) sino uno de los principios necesaria-mente presupuestos por ella. No puedo hacer observaciones prudenciales si no he reconocido de modo implcito exigencias contrapuestas.62

    60 Las versiones de la Biblia traducen de diversos modos el trmino phrnesis y phrnimos. En Lu-cas 1:17: prudencia de los justos (RV); sabidura de los justos (Nueva Versin Internacio-nal). Romanos 12:16: no seis sabios en vuestra propia opinin (RV); no sean arrogantes (NVI); no os complazcis en vuestra propia sabidura (Biblia de Jerusaln, cursivas originales). 1 Corintios 4:10: vosotros prudentes en Cristo (RV); los inteligentes (NVI); vosotros, sabios en Cristo (Biblia de Jerusaln).

    61 Roldn, tica en la praxis educativa desde la hermenutica de Paul Ricoeur, 95. Caracteres grie-gos originales. He desarrollado con mayor amplitud la referencia a la phrnesis en la ponencia: La phrnesis: del concepto neotestamentario a las hermenuticas de Hans-Georg Gadamer y Mauricio Beuchot, presentada en el III Coloquio Internacional de Hermenutica Analgica y II Congreso Internacional de Hermenutica Gadameriana, Universidad del Norte Santo Toms de Aquino y Centro de Estudios de la Orden de los Predicadores, Buenos Aires, 18 al 20 de mayo de 2016.

    62 Damiani, Lriquet y Maliandi, EC, 40. nfasis en el original.

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    En sntesis, en la phrnesis, entendida como sabidura prctica, pru-dencia o sagacidad, se encuentra un punto de coincidencia tanto en el campo de la teologa como en la tica de convergencia que postula Maliandi. Acaso, con la diferencia de que la teologa introduce dimensio-nes como la fe y la gua del Espritu Santo en la toma de decisiones sabias y prudentes frente a situaciones antagnicas y contrapuestas, dimensiones que, obviamente, no son tomadas en cuenta por el enfoque netamente filosfico de Maliandi.

    Conclusin

    La tica convergente elaborada sistemticamente por Ricardo Maliandi incorpora el reconocimiento de la conflictividad, ya que lo tico es conflictivo porque lo humano es conflictivo. Su teora distingue entre tica normativa y metatica, y pretende representar esta ltima ilus-trndola con la diferencia que existe entre lenguaje-objeto y metalen-guaje. La tica normativa, argumenta Maliandi, se ocupa de lo que est mencionado en las normas y juicios de valor mientras la metatica se refie-re al lenguaje normativo y valorativo que es usado en las normas. En otras palabras: la tica normativa estudia los fundamentos del ethos, es decir, lo que justifica o legitima el uso del lenguaje normativo, mientras que la metatica estudia los fundamentos de las teoras de tica normativa.63 Si-gue siendo materia de discusin si el rigor con el que Maliandi encara su proyecto y avala que el mismo pueda ser considerado una metatica. Esto se pone de manifiesto en el dilogo crtico que mantiene con Alberto Damiani y que se ha tratado en algunos segmentos de este trabajo.

    Lo importante es que la tica convergente puede aportar elementos valiosos para la teologa y, especialmente, la tica cristiana. En efecto, aun-que Maliandi defini su tema en un marco puramente filosfico que pro-cur tomar distancia de los enfoques metafsicos y teolgicos, en tramos de su argumentacin no pudo evitar citar a algunos autores que abordan la temtica desde la teologa: caso concreto, Immanuel Kant, y la fuerte impronta de San Pablo y de la Reforma (luterana y calvinista) en su tica

    63 Maliandi, EC, 61. nfasis en el original.

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    del imperativo categrico. Admiti, adems, que aunque su enfoque no es metafsico ni teolgico, pudo hacer, a veces, algunas excursiones por esos campos. A ello me he atrevido, en este artculo, como una posible lectura teolgica de la tica convergente.

    Como resultado, se ha constatado que el conflicto es inherente tam-bin a la tica teolgica y que su reconocimiento es importante para la elaboracin terica de la tica cristiana. Particularmente, en tres casos que se han escogido del testimonio bblico, se pueden constatar los conflictos en binomios opuestos, a saber: prostitucin vs. fe; mandamiento/suspen-sin del mandamiento; individuo/comunidad.

    Esos binomios revelan las aporas de las decisiones ticas y el carcter situacional de las mismas. No hay dos situaciones humanas y, por lo tanto, ticas, que sean idnticas entre s. De all que la teologa cristiana aporta al tema en discusin, al sealar dos virtudes que son imprescindibles a la hora de las decisiones ticas: el discernimiento y la phrnesis. Esta ltima virtud, es abordada tanto por la filosofa aristotlica como por el Nuevo Testamento. Implica sabidura de carcter prctico, prudencia y sagaci-dad porque, a la hora de enfrentar exigencias contrarias, es imprescindible en la bsqueda de la convergencia y el equilibrio. En sntesis, en el reco-nocimiento del carcter conflictivo de la tica y en la ponderacin de la phrnesis, es donde pueden detectarse los ncleos comunes entre la tica convergente y la tica teolgica.

    Alberto F. RoldnFIET/Universidad Adventista del Plata/Lee University

    E-mail: [email protected]

    Recibido: 26/01/2016

    Aceptado: 15/04/2016