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    Analesde LiteraturaHispanoamericana ISSN: 0210-4547

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    identidadyheterogeneidad

    en lapoesa cubana del sigloXA?

    Nicols Guilln vs. Jos Lezama Lima

    HANs-OTTo DILL

    Berlin

    Nicols Guilln y Jos Lezama Lima, os ms conocidos poetas cubanosdel siglo XX, son dos personalidades fundamentalmente distintas en cuanto aideologa, pertenencia tnica, conviccin poltica, ideal cultural y potica,diferencias manifiestas tambin en las corrientes poticas inspiradas porellos, la poesa negra y mulata iniciada por Guilln y el grupo Orgenes lide-reado por Lezama Lima. Pero adems haba entre ellos polaridad y hastaaversin que se exteriorizaban en la ignorancia mutua de sus produccionesliterarias a pesar de su cooperacin administrativa como presidente y vice-presidente de la Unin de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Signifi-cativas son las fras observaciones de Guilln:

    A Jos Lezama Lima lo conoc en la poca cuando editaba larevista Origenes, en la cual [...] nunca publiqu porque mantuve uncriterio francamente opuesto al de sus redactores. Y o no le s ofrecicolaboracin y ellos tampoco me la pidieron1.

    Lezama Lima se refiere pocas veces a Guilln, y si lo hace, escribe condistanciamiento y condescendencia, al criticar por ejemplo la ausencia de unacrtica literaria competente en Cuba: La obra de Guilln y de Florit no hatenido entre nosotros comentadores agudos que sealen sus aciertos y en lo

    que se quedaron a medio camino2.

    Cito segn C. Espinosa. Cercana de Lez am a Lim a, LaHabana, Lfl Cubanas, 1 9 8 6 , pg. 28.2 Ibid. , pg . 407, nota 22.

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    Hans-OttoViII Identidady heterogeneidaden lapoes a cubana delsigloXX

    cas, sintagmas y grupos de fonemas (jitanjforas) cuyo solo sonido asociaafricana (Sngoro cosongo, yambamb, tamba, tamba, tamba); 9) estiliza-cin de motivos de la mitologa negra para recuperar y dignificar el patrimo-

    nio cultura! afrocubano, por ejemplo en Sensemay, Canto para matar unaculebra y Ra/ada del glije, y la rara invocacin de deidades africanascomo Yemay y Chang.

    El rechazo de la poesa afro por Lezama no significa racismo como tal.Niega a las expresiones culturales de origen africano el estatuto de elementosconstitutivos de la cultura nacional cubana. Esta ltima es para l ms bien lacontinuacin de la cultura occidental, blanca, universal, que constituye, comodice, el centro, el modo legtimo, las entraas de la literatura cubana. La sen-sibilidad negra, en cambio, es, siempre segn Lezama, lo marginal, lo excn-trico, lo superficial y epidrmico, lo ilegtimo, que haba conquistado ilegal-

    mente, en un ataque sorpresivo, bajo el manto de poesa, el poder literario enCuba.Lezama se refiere tanto a la poesa negra (eclecticismo artstico que no

    podr existir jams) como a la mulata, cuya base, la realidad tnica cubana,constituye, segn l, una sntesis sangunea, pero no una sntesis cultural. Laexpresin mestiza es, opina, una sntesis apresurada que impide la integra-cin de la cultura cubana, por ser un retorno de una raza a su expresin dife-rente y por provocar en la cultura blanquicriolla una vehemente reaccin encontra de la inservible impureza de la poesa de color, reforzando, adems,su tendencia racista y segregativa5. Crtica el carcter superficial, percusivodel negrismo y el empleo negrista del vocablo onomatopyico, o sea de la lla-madajtanjfora6. Este reproche no es correcto, consistiendo la jitanjforaoriginalmente de material lingbistico genuinamente castellano. Por su inven-tor pasa Mariano Brul, partidario cubano de la poesa pura del espaol JuanRamn Jimnez, aunque el trmino Ibe puesto en circulacin por el mexica-no Alfonso Reyes.

    Frente a la brusquedad y manera quiz desmedida de la incorporacindel elemento negro a la cultura cubana, Lezama alaba la reserva, con quela poesa mexicana, tan aristocrtica, acoga al indio, como motivo pico olrico7.

    Cito segn Cruz-Malave. Lezama Lima y el : una problemtica de losorigenes, Ideolog ies an d Li t e ra ture , 1988, 3/2 , pg . 193.

    6 Ibid., p g . 1 9 2 .

    Ibid., pg. 70.

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    Hans-OttoDIII Identidady heterogeneidad e n la poesa cubana delsiglo XX

    El ejemplo mexicano manifiesta que no slo niega una segunda alta cu.-tura, de color, al lado de la blanca y la posibilidad de la transculturacin mso menos igualitaria o mestizaje de ambas, sino que admite mxime la acultu-

    racin, vale decir la asimilacindel

    elementode

    color a la cultura cubanablanca, central, civilizada, occidental, al estilo criollo liberal decimonnico.Eliseo Diego llama a Lezama Lima el ltimo criollo autntico del sigloXIx8.

    Estimulado tal vez por la asimilacin supuestamente ideal de la culturaindia por la cultura occidental en Mxico, Lezama recurre frecuentemente ahallazgos arqueolgicos de la extinta cultura indgena de Cuba (cermicas) ya la cultura del tabaco que se opone por su autoctonia al monocultivo de lacaa importada, ajena y vinculada por la esclavitud al elemento negro. Poresta interpretacin, muy sui generis, de las ideas de Fernando Ortiz9 LezamaLima tiene la tendencia a ignorar culturalmente un tercio de la poblacin delpas en favor de la poblacin primitiva exterminada por los espaoles,siguiendo el ejemplo de los siboneistas del siglo pasado. El trmino centrallezamiano resurreccin no excluye el renacimiento cultural del indio antilla-no, por ejemplo en la evocacin del cacique indio en Pensamientos en LaHabana (the chiefof the tribe descends the staircase)0.

    El tamo desnudo fumando tabaco evoca, adems, la idea, igualmentecentral para Lezama Lima, del paraso. Por eso da al protagonista de Para-diso el nombre de Cem, diosa indgena cubana que constituye el antipolode las deidades afrocubanas Yemay o Chang invocadas por la poesanegra.

    En el prlogo a su antologa cubana del siglo XIX, aparecida despus dela revolucin, Lezama modera su rechazo de la literatura afrocubana. Estimamucho, aunque slo como fuentes para la investigacin, no como productoliterario, los refranes de los negros viejos coleccionados por Lydia Cabrera.Incluye en su antologa una coleccin de cantos negros annimos, porqueaclaran, en su razpuramente popular, zonas de nuestra sensibilidad. No nie-ga ms cubana a su ritmo y musicalidad, aceptando el carcter blinico,bicultural de la poesa afrocubana:

    8 Espinosa, op . c iA , pg . 90.E Ortiz. Contrapunteo del tabaco yel azcar, La Habana, Consejo Nacional de Cu-

    Ura, 1963.lO J . Lezama Lima. Poesa comp l e t a , La Habana, Letras Cubanas, 1970, pg. 142.

    Idem. Confluencias, La Habana, Letras Cubanas, 1988, pg. 117.

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    Hans-Oto Diii Identidady heterogeneidade n la poesa cubana delsiglo 2%

    Es una poesa ritual, mgica, a veces de simples exorcismos,pero que va pasando a la gran sntesis etnogrfica y sensible de nues-tro pas. Y a esa poesa popular negra aparece estrechamente unida ala msica negra. Est acompaada de un ritmo2 .

    Pero su poesa no integra elementos afrocubanos, como puede verse en supoema El coche musical, escena carnavalesca con carroza y mulato noble3,cuyo tema folelrico-musical casi exigira un recurso potico afrocubano. Alu-de inequvocamente a la afrocubania de los actores del carnaval, al vaivn desus nalgas, atributos anatmicos caractersticos de las negras (e] bailete conlas nalgas de cabra4). Pero el poema carece de la factura fundamental de lapoesa afrocubana, de ritmos de percusin, repeticiones y jitanjforas, comoresulta de una comparacin superficial con un poema sobre un tema parecido,la Elega de Mara Beln Chacn, de Emilio Ballagas (Mara Beln, MaraBeln, Mara Beln,/Mara Beln Chacn, Mara Beln Chacn, Mara BelnChacn,! con tus nalgas en vaivn). Lezama no desarrolla la sensibilidadmusical mulata, ni alude al trasfondo mitolgico de la msica afrocubana, Envez de eso, el verso despierta ondulaciones del sueo,! regidas por el tricor-nio corts de la flauta habanera~, verso que aunque expresa mestizaje entrePotsdam y La Habana recuerda la famosa escena del concierto de flauta deFederico el Grande en Sanssouci, evocada repetidas veces por el escritor,como en general Federico el Grande, Juan Sebastin Bach, Mozart son lossolistas preferidos en el concierto de sus obras. Sus dioses literarios son euro-peos: Goethe, Novalis, Thomas Mann, Dante, Gngora, Quevedo, Gracin.

    Frecuentes son las alusiones a Hegel, Kant, Schelling. Frente a esta erudita tra-dicin europea, le parece poco interesante la tradicin afrocubana popular. Sinembargo hay tambin reconciliacin humorstica algo macabra entre erudicinclsica y cumbancha habanera, al comentar poco antes de su muerte una bre-ve reconvalescencia: Cuando crean que haba descendido a la mansin deHades, me encuentran en Guanabaena bailando tumba6

    Guilln no competa con la erudicin de Lezama, pero conoca principal-mente como ste la alta cultura occidental. Cuando escriba los Motivos de

    [2 Ibid., pg. 123.~ Idem. Poesa co,nplea, op. cit, pg. 383.~ Ibid., pg. 380.~ Ibid., p g . 382,

    6 Segn C. Espinosa, op . dilt pg. 128.

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    Hans-OttoDIII I den t i dad yhe te rogene idad e n a poesiacubana de l s ig loX

    Son estaba leyendo La decadencia del Occidente de Spengler. Hijo de unsenador blanco, perteneca culturalmente a la burguesa culta. Su desarrolloliterario se realizaba bajo el signo del Siglo de Oro (Lope, Quevedo, Gngo-ra)

    ydel

    romanticismo espaol (Espronceda, Zorrilla, Bcquer). Ademsde

    Hugo y Heme eran sus modelos Rubn Daro, Gonzlez Martnez y Herreray Reissig, como puede verse en Cerebroy corazn (1922>. Rasgos de gongo-rismo se encuentran en su elega Espaa (1937), que empieza con la frmu-la culterana del cordobs No a n i b , sino e (No Corts n i Pizarro/aztecas,incas, juntos halando el doble carro, /mejor sus hombres rudos [..]fl.Comoepgrafe a su Elega a Jess Menndez (dirigente sindicalista negro) se lee elverso de Gngora annado ms de valor que de acero8. La tradicin hispa-na influye tambin en su obra posterior. Morejn lo llama el poeta ms espa-fol de Cuba9.

    Mientras que Lezama es partidiario del surrealismo20, Guilln es deudordel futurismo de Marinetti, del creacionismo de Huidobro y de los estriden-tistas mexicanos en sus poemas vanguardistas obsesionados por la tcnica ydinmica de la modernidad (Poemas de transicin, 1927-30).

    Al contrario de lo que uno puede imaginarse, la tradicin afrocubana leera totalmente ajena. Es completamente falsa la suposicin de que el mulatoGuilln ya por su misma condicin tnica estaba familiarizado desde su niezcon el ambiente afrocubano, haba sido socializado dentro de la culturaafro, interiorizando ya de nio su mitologa, msica y bailes, legado quepoda despus, bajo la influencia de la poesa culta, sublimir en poesa afro-cubana. Conoca todos los santos catlicos sin tener nocin alguna del pante-n afrocubano, de Yemay, Eleggu, Olof y Ochn. El joven no tena ningu-na idea de la msica afro (sin prestarle demasiada atencin, el muchachohaba odo cantar fugazmente en eljardn de al lado a una mulata, cuyas can-dones poda mucho despus identificar con el son), pero era conocedor de lamsica clsica europea.

    El son lo conoci ms tarde en La Habana de los aos veinte, ejecutadopor la orquesta de Matamoros y el Sexteto Habanero. l mismo no bailaba

    N. Guilln. O p . cir, pg. 211.~ Ibid., pg. 416.~ N. Morejn. Nacin y mestizaje en Nicols Gui l ln , La H abana, Ediciones Unin,

    1982, pg. 62.20 Vid. A . Riccio. E m weiterer Schlssel zuro Verstndnis von Jtmdiso en M . Sirausfeld

    (cd.). Aspe lae von Jos Leza m a Urna Parad iso, F r a sx k f i u r t am M ain, Suhrkamp, 1979, pg . 122 .

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    sus Motivos de son, rpidamente puestos en msica: [...] no soy bailador queclasifique entre los medianos y aun los malos2. El fondo mitolgico de poe-mas como Sensemayd lo conoci a comienzos de los aos treinta, mucho des-pus de su debut como poeta, a travs de las investigaciones etnolgicas deFernando Ortiz.

    Poltica vs. literatura

    Augier y Ruscalleda Bercedniz presentan la discriminacin racial, cuyovctima ha sido el propio Guilln, como momento decisivo de su paso delvanguardismo al negrismo. Pero la instrumentalizacin poltica del son apa-rece en Ruscalleda Bercedniz como utilizacin del substrato afrocubano yaapropiado por el poeta. Pero en realidad, la discriminacin era el motivo de

    Guilln para apropiarse de esta tradicin ajena. Cuando Guilln que tena unabemba bastante grande oy una noche el grito discriminatorio negro bem-bn junto al son de una conga negra en la calle, se produjo la asociacinentre afrofolclore y lucha emancipadora. Este corto-circuito pudo producirseporque Guilln ya haba interiorizado una parte, que no era el folelore, sinola discriminacin. Haba luchado como periodista en la pgina negra Idealesde una Raza del Diario de laMarina contra el racismo blanco. Una vez sola-mente, en la Pequea oda a un negro boxeador cubano (1927), haba tocadolricamente, al modo vanguardista, la tmatica racial, sin causar sensacin.Slo el recurso al son con su popular trasfondo cultural afro conlev elxito.

    La poltica que devino un rasgo fundamental de la poesa de Guilln sedesprenda despus del tema racial. De WestAid/es Ltd. (1934) pasando porCantos para soldados (1937) y Elega a Jess Menndez (1952) a Tengo(1964), el poeta tematizaba la dictadura militar, la dependencia de los Esta-dos Unidos, la lucha sindical, la guerra de las guerrillas y la revolucin cas-trista. Por esta dimensin poltica Guilln se diferencia bastante de LezamaLima para quien la poltica era una quantit negligeable. [...] llama la aten-cin con qu indiferencia ignora este poeta los problemas sociales de su con-tinente, escribe Rogmann22.

    2 1 N. Morejn. O p . cit, pg . 42.22 H. R o g m a n n . Jos Lezama Lima en W Eitel (ed.) Laeinamerikanische Literatur

    der Gegenwart in Einzeldarste l lungen, Stuttart, Krbner, 1978, pg. 251.

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    Despus del triunfo de la revolucin, Lezama Lima fu e atacado por losizquierdistas de aquel entonces, Heberto Padilla, Guillermo Cabrera Infante yPablo Armando Fernndez, que en Lunes de Revolucin lo difamaban como

    hombre apoltico en una torre de marfil, clrigo catlico y autor elitista. Peroen el nico episodio poltico de Parad/so, el protagonista, Cem como Oppia-no Licario en la novela homnima, participa de las manifestaciones contra eldictador Machado como Fabrice del Dongo en la batalla de Waterloo en lanovela de Stendhal. Segn Portuondo, Lezama Lima estaba en el grupo de losestudiantes ms politizados23. Pero la s ms de la s veces, los problemas polti-cos estn ausentes en sus obras. El pblico se babia cansado de literatura poll-tica al estilo de Guilln. Los aos cuarenta, en los cuales dominaba el trascen-dentalismo, eran una dcada polticamente tranquila. La lejana de Lezama dela realidad en la posguerra significaba asco y protesta frente a los regmenescorruptos de Mendieta y Grau San Martn y la dictadura de Batista.

    La dimensin social constantemente presente en la obra de Guilln a par-tir de la crisis econmica: pobreza, hambre, desahucio, est ausente en Leza-ma, Absolutamente contrarias a la esttica aristocrtica de Lezama eran laspoesas proletarias, brutales, anrquicas de Guilln sobre vagabundos, men-digos y prostitutas y su lenguaje al estilo de Villon y Verlaine en Cancin delos hombres perdidos, Nocturno en los muelles, Sabs.

    Cubanfa vs. cosmopolitismo

    Todos los crticos atestiguan a Guilln, ya por su populismo, su antiim-perialismo y su folelorismo, su Cubana, calificativo que muchos niegan aLezama Lima por su elitismo, su cosmopolitismo, su occidentalismo univer-salista. Pero Lezama Lima perteneca a la mayora criolla-blanca de la isla, deorigen espaol, vinculada a la historia y tradicin criollas, que es igualmenteuna raz autctona de la cultura cubana. Pero si se identificara, como More-

    jn ya en el ttulo de su libro Nacin ymestizaje en Nicols Guilln, cubani-dad con mestizaje, entonces Lezama no pertenecera a la cultura nacional.

    Ya Teuber cuestiona la oposicin que ven ciertos crticos entre el cosmo-politismo de Lezama y la nacionalidad cubana24. El ttulo de la revista Or-

    23 Cito segn C . Espinosa. 0p. cit, pg . 18 .24 ~ Teuber , Splitter um cinen Magneten en Jos Lezama Lima. F r a g m e n t e derNac h .

    Mnchen, Lagrev-Verlag, 1994, pgs. 109-110.

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    genes se refiere programticamente tanto al alegrico griego Origenes comoa los orgenes de la identidad cubana. Al fundar la revista quera Lezamapromover tanto la integracin de Cuba a la cultura universal en un momen-

    to bastante provinciano, como la bsqueda de una propia tradicin culturalcriolla.Guilln, en cambio, busca la tradicin cultural negra para legitimar la

    emancipacin. Por eso escribe la biografa del violonista cubano negroBrindis de Salas25, que con su repertorio absolutamente occidental devinomsico de cmara del emperador alemn Guillermo II y ciudadano pru-siano. Lezama, en cambio, investga la tradicin blanca-criolla en susensayos sobre Luaces, Zenea, Mart y Casal, en su Oda a Julin delCasal. Sus novelas Paradiso y Oppiano Licario reconstruyen en unaretrovisin proustiana niez y juventud de un cubano en la trinidad de

    familia criolla, ciudad de la Habana y cultura insular: Paradiso rescribe elmito cubano de la Isla: Cuba, el Edn descubierto por Coln. En estaretrospectiva cultural cubana de la gran burguesa, el elemento afro estreducido, en la persona del cocinero negro, al ambiente de los criadosdomsticos.

    El gnero tradicional cubano que cultiva no es el son afrocubano, sino lacomplicada dcima del guajiro cubano (dcima de Espinel) en las Dcimasde amistad. En el sptimo captulo de Paradiso asoma en un restaurante undecimista, cuya cancin es citada en el texto (tambin Guilln, aunque rarasveces, cultiva la dcima, en la stira poltica El soldado Miguel Paz yel sar-

    gento Jos Ins).Por lo dems, Lezama elabora en sus ensayos una serie de caractersticas

    de literatura cubana blanca-criolla, que la diferencian de la espaola: sucarcter rebelde, su frecuente estatuto de exiliado. Moreno Fraginals escribe:Su cubana no era folcirica: l fue cubano en otra dimensin26.

    Naturaleza vs. paisaje

    En otro aspecto de la cubana Guilln y Lezama Lima son antpodas: a lanaturaleza de Guilln opone Lezama elpaisaje. Guilln celebra en Palabras

    2 $ 1 4 . Guilln. Claudio Jos Domingo Brnids deSalasElRey de las Octavas - Apun-

    e s biogrficos, La Habana, Municipio de La Habana, 1935.

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    en el Trpico (1934) la caliente y tropical naturaleza martima-insular de

    Cuba (parecida a frica), sus frutas tropicales:

    Trpico,

    T secas en la piel de los rbolesla angustia de l lagarto.

    Te veo venir por lo s caminos ardorosos,Trpico,con tu cesta de mangos,tus caas limosnerasy tus caimitos, morados como e l sexo de la s negras27.

    Naturalidad y salvajismo no slo caracterizan a la naturaleza exterior,sino tambin a la naturaleza humana de los afroamericanos, cuya corporeidadelemental es producto e imagen de esta naturaleza, en consonancia con ella:

    [.4 yo te saludo, Trpico.Saludo deportivo,primaveral,que se me escapa del pulmn salado

    qu ansia

    la de [...] sentir en d os pozos amargos la s axilas!Las axilas, oh Trpico,con su s vellos torcidos y retorcidos en tus llamas28.

    Nunca el asmtico y siempre enfermo Lezama Lima habra sido capaz deeste orgullo de ser hombre sano y deportivo ni en vida ni en literatura. No escasualidad que su protagonista Cem comparta la enfermedad del autor Sal-vajismo, corporeidad y naturalidad con asociaciones africanas se exteriorizantambin en los poemas de amor de Guilln, que exhiben una sexualidadespontnea:

    26 Cito segn C . Espinosa. 0p. cit., pg. 102.27 N. Guilln. O p . cit, pg. 135.28 Ibid., pg . 136.

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    Tu vientre sabe m s que tu cabezaytanto como tus muslos.[1

    Signo de selva el tuyo,con tus collares rojos,tus brazaletes de oro curvo,

    yese caimn oscuronadando en el Zambeze de tus ojos29 .

    El salvaje de Guilln, a diferencia del salvaje de la Ilustracin, no quiereser bueno: rechaza la falsa imagen del tonto ingenuo. Esta imagen salvaje delnegro en los poemas de Guilln tiene que ver con la lectura paralela a laelaboracin de los Motivos de son de La Decadencia del Occidente deOswald Spengler. En los poemas de Guilln, jvenes negros brbaros salien-tes de las selvas vencen la antigua civilizacin occidental cuya decadenciahaba vaticinado el filsofo alemn (Traemos el humo en la maana, y elfuego sobre la noche,! y el cuchillo, como un duro pedazo de luna,! apto paralas pieles brbaras [...] Traemos! nuestro rasgo al perfil definitivo de Amri-ca [...jj ;Eh, compaeros, aqu estamos!! La ciudad nos espera con sus pala-cios)30.

    Lezama Lima, rechazando la naturaleza salvaje y al hombre brbaro, pro-dama al hombre civilizado y la naturaleza domesticada, e l paisaje:

    El europeo nos haba dictado una previa leccin, la reduccin delpaisaje al hombre [...], pero en Amrica se pretenda hacer la reduc-cin de la naturaleza al hombre, prescindiendo del paisaje31.

    Paisaje es segn l una de las formas del dominio del hombre, como unacueducto romano, una sentencia de Licurgo, o el triunfo apolneo de la flau-t aW2. De la sentencia de Schelling que la naturaleza es el espritu visible, elespritu la naturaleza invisible, deduce que el paisaje constituye el dilogoentre naturaleza espiritualizada y el hombre. [..jj. En la lucha de la naturale-za y el hombre, se constituy el paisaje de cultura como triunfo del hombre

    29 Ibid., pg. 122.

    J . Lezama Lima. C o n f l u e n c i a s , o p . cit., pg. 284.32 L o c . cit

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    en el tiempo histrico33. Tambin el valle de Mxico y la Baha de La Haba-na son paisajes de cultura, naturaleza humanizada. No existe una Amricavirgen, sin pecado original, polemiza l contra novomundismo y nativismo.De ah que no se encuentre en ninguna de sus obras una descripcin de lanaturaleza pura, al estilo de Jos Eustasio Rivera, sino siempre la de un pai-saje lleno de alusiones, asociaciones y reflexiones culturales, como el Mon-tego-Ba< en Jamaica. Hace hincapi en la pintura de la naturaleza por Clau-de Lorrain como paisaje del alma35, en las glogas de Garcilaso de la Vegaen la disolucin del paisaje en la fugacidad anecdtica del estado de ni-mo36. Para l, el hombre no es de ninguna manera, como aparece en ciertospoemas de Guilln, la expresin de la naturaleza, ni mucho menos de la natu-raleza salvaje, sino a la inversa: la naturaleza (humanizada), el paisaje, esexpresin y espejo del hombre.

    Caribe V s. Amrica Latina

    Guilln haba definido la cubanidad como identidad cultural mulata, sin-crtica, con una fuerte dosis de msica afrocubana y mitologa vud, en con-sonancia con la naturaleza tropical, martima e insular y con el paisaje cultu-ral marcado por el monocultivo de la caa. Tal definicin vale para todoel Caribe, inclusive francfona y anglfona. De ah que Cuba sea, para l,parte integrante del espacio natural y cultural de las Antillas. Esta visin,totalmente desarrollada en el poema pico West Indies Ltd. (1934), se anun-cia en las ya citadas Palabras en el Trpico (1931):

    Yo te saludo, Trpico.

    Saludo deportivo,primaveral,que se me escapa del pulmn saladoa travs de estas islas escandalosas hijas tuyas.Dice Jamaicaque ella

    ~ bid, pg . 285 .~ Idem, Poes a conipleta, pgs. 265-274. J . Lezama Lima. Confluencias, op . cit., pg . 57.36 ibid., pg. 60.

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    est contenta de ser negra,y Cuba ya sabe que es mulata!37

    En poemas posteriores (Guadalupe W L, 1937, Poemas del gran zoo,1967, Por el mar de las Antillas anda un barco de papel, 1977), Guilln

    vuelve al tema del Caribe. Tambin las dems islas del archipilago produ-cen poesa afroantillana, influenciada por Guilln, basndose en msicaafrocaribea y mitologa vod. Carpentier, cuya novelaEl reino de este mun-do (1949), con protagonistas negros y mulatos, tiene como teatro Hait, esterico de la identidad cultural caribea basada en msica y mitologanegras38.

    Lezama Lima, con su menosprecio de la cultura afroamericana, nopoda segn estos criterios inscribir a Cuba en el espacio cultural del Cari-

    be, que para l no exista como tal. Considerando la cultura hispana comobase de la cultura criollo-cubana, considerando, adems, la cultura indiahispanoamericana como asimilable a la cultura blanca, Lezama Lima decla-r a Hispano-Amrica como unidad cultural supranacional en la que Cubase integra. Tematiza en muchos ensayos la identidad cultural hispanoameri-cana, que distingue de la norteamericana39 y que detecta en La expresinamericana en la personalidad del criollo. El latinoamericano o criollo (decuya tez oscura, a diferencia del yanqui, trata el segundo captulo de Para-d/so), se caracteriza, segn l, por tres posibilidades expresivas: la delbarroco, la del romanticismo y la de la autoctona>00. En cuanto al barroco

    como codeterminante de la cultura criolla comparte la posicin de Carpen-tier y Sarduy.Guilln, popular, mulato, con su recurso al folclore afVocubano, su com-

    promiso poltico-social, sus himnos a la naturaleza, su idea del Caribe comounidad geogrfico-cultural mayor, de un lado, y Jos Lezama Lima, eltario,ldico, occidental y cosmopolita, con su concepto del paisaje cultural y de laidentidad cultural hispanoamericana, del otro, constituyen dos variantesigualmente representativas de la cubanidad. Tal constatacin presupone, sin

    N. Guilln. Op. cii., pg. 136.~ A. Carpentier. La cultura de los pueblos que habitan en las tierras del Caribe en A.

    Carpentier, La novela latinoamericana en vsperas de un nu evo sigloyotros ensayos, Mxico,Siglo XXI editores, 1981, pgs. 177-189.

    ~ A. Prieto en su prlogo a Confluencias, pg. XII.40 Ibid., pg. 129.

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  • 7/30/2019 identidad y heterogeneidad guilln vs lezama

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    Hans-OttoDil Identidadyheterogeneidaden lapoes ia cubana del sigloXY

    embargo, un concepto de la cubania ni exclusivamente basado en mestizajeni en asimilacin entera de la cultura afrocubana por la criolledad blanca,sino un concepto de cultura heterognea en la que los elementos negros,

    mulatos e hispanocriollos se complementan.

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