Una hipótesis epigenética de la disfunción cognitiva relacionada con la edad
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¿De qué hablamos cuando hablamos de epigenética? La epigenética y su relación con la epigénesis
Xóchitl Arteaga Villamil
1.
Introducción
La mayor parte de la biología occidental se gestó en el tiempo de la guerra fría (ver Smocovitis 1999;
Bruno 2003), y con ello la emergencia de la genética y su institucionalización se distinguieron como
portadoras del sello de la tradición americana, y de manera particular, los genetistas se movieron en una
cómoda agenda que excluyó los problemas relacionados con la generación y morfología de los
organismos – epigénesis y embriología – . El mecanismo de la herencia y más tarde la teoría
cromosómica de la herencia mendeliana – agenda principal de Thomas Hunt Morgan – redujo el
genotipo como causa del fenotipo, es decir, el genotipo es el único responsable de formar a todo el
organismo, así como al estudio de los caracteres heredados de forma individual.1
Sin embargo, de forma paralela y más antigua, la influencia filosófica de la embriología clásica del siglo
XIX tiene sus bases en la búsqueda de la forma emergente, las cuales se encuentran en Kant yBluemenbach, la escuela recapitulacionista (Alemania y Francia) y personajes como von Baer, Dollinger,
Pander y Rathke (ver Lenoir 1982; Richards 2002).
De acuerdo con esta visión, las partes no determinan las propiedades del todo, sino el todo
recíprocamente determina las propiedades de las partes. Su causalidad no era competitiva, sino
cooperativa e integrativa, donde las partes se ayudan a formarse una a la otra y donde eran dependientes
una de la otra. Los embriólogos tomaron esto como el camino natural de la vida. En palabras del
embriólogo H. Spemann (Hamburguer 1999): “las partes del organismo se desarrollan en relación una
de una con la otra, i.e. el desarrollo de la parte es dependiente del desarrollo del todo”.
Por tanto, la embriología ha insistido que una entidad es definida por sus partes y por su contexto, vg. r.
la estructura y función de las células del hígado depende no sólo de las propiedades de sus productos
genéticos, sino también de las propiedades del hígado en el cual reside y de la historia de tal órgano. Elembriólogo escocés C. H. Waddington fue un heredero de este compromiso teórico y por esta razón es
un personaje elemental en la construcción de esta narrativa. A partir de la década de 1930, Waddington
comienza su estudio del organismo de manera integral, al considerarlo y tomarlo en cuenta como un
sistema de interacciones entre genes, citoplasmas, tipos celulares, tejidos y órganos; donde cada uno de
los componentes y niveles del sistema tiene un aporte causal dentro de una red de interacciones (ver
Jablonka y Lamb 2005), ofreciendo así la oportunidad para construir un espacio que mire y se acerque
de una forma distinta a los fenómenos biológicos:
“Los cambios en los genotipos únicamente tienen efectos ostensibles en la evolución si con ellos vienen alteraciones en los procesos de epigenética por los cuales los fenotipos se hacen; y los tipos de
cambio posible en el adulto de cualquier animal están limitados por las alteraciones posibles en elsistema epigenotípico por el cual es producido”. (Waddington 1953: 190 cursivas añadidas)
Las discusiones sobre la epigénesis con frecuencia se relacionan e insertan con esta clase de
cuestionamientos y por lo mismo es difícil – y no recomendable – aislarlas de sus contextos. De manera
1 Lewontin y Levins (1976) ven la asociación de un rasgo con un gen, así como su manejo como una entidad separada, particularizada y
atomizada fue congruente con las nociones anglo-americanas de individualidad y con la filosofía analítica.
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típica, la epigénesis se ha enfocado en la generación de organismos individuales, i.e. una descripción del
proceso del desarrollo y cómo éste se muestra en el tiempo, más que en las causas profundas del
desarrollo per se .2 Entonces, es importante clarificar que cuando se refiere aquí a epigénesis, lo que se
realiza es un análisis sobre cómo fue conformándose el discurso de la epigénesis, desarrollo embrionario u
ontogenia .3 La cuestión de cómo es mejor pensar acerca de la epigénesis – el proceso por el cual nacen
los organismos (i.e. se generan ) – permanece como una disputa legítima y difícil (Oyama 2010, cursivasañadidas). Para ello es necesario un recorrido histórico por un par de autores y conceptos relacionados
con el problema de la generación.4
Los sustantivos epigénesis y epigenética no son sinónimos, sin embargo en el uso, ambas palabras
pueden presentar cierto grado de ambigüedad, sobre todo cuando se hace referencia a los adjetivos que
surgen a partir del término epigénesis, los cuales terminan siendo homófonos con el sustantivo
epigenética. La presente discusión se inicia con un breve recuento sobre las teorías de la preformación y
la epigénesis; los relatos sobre estos debates son amplios y resulta imposible ser justa con una narrativa
muy incluyente, así que aquello sobre lo que se puntualiza es una historia sucinta de la epigénesis, con
ciertos personajes clave que fueron conformando su espacio, sus implicaciones epistemológicas, su
relación con la metafísica, cómo esta fue posible gracias al desarrollo de la embriología y su labor como
demarcadora las prácticas biológicas frente a la fama de la física.En un periodo histórico posterior se analiza el concepto de epigenética, un neologismo acuñado por
Conrad Hal Waddington en el siglo XX, término que se presenta aquí como heredero y ejemplo
particular de un proceso de la teoría de la epigénesis contemporáneo – epigenotipo – , el cual se conjuga
con el conocimiento de la genética moderna, como un engranaje necesario que logra la manifestación
del genotipo en el fenotipo y como un eslabón intermedio e indispensables de dicha dicotomía. Para
lograr una distinción entre el uso, diferencia y vinculación de los términos epigénesis y epigenética, se
analizan las concepciones de ambos a través de su historia dentro de la biología y se marcan sus puntos
de convergencia y diferenciación.
Los conceptos – biológicos – no son inocentes ni neutros, sino que involucran una genealogía compleja
que trasciende las paredes de los laboratorios donde a veces son acuñados; están inmersos en
historiografías, posturas filosóficas, compromisos con la realidad. El estudio de los conceptoscientíficos refleja sus implicaciones políticas (represión, operación, medicación o intervención,
disuasión, educación) y las condiciones de posibilidad que lo conformaron en ese momento
determinado. En la presente narrativa se busca e invita a una reflexión hacia una propuesta alternativa
para mirar a los fenómenos biológicos, envuelta en el marco de procesos dinámicos y relaciones de las
partes con el todo y viceversa, i.e. una biología organicista.5
2 La epigenética propuesta por Waddington están íntimamente relacionada con dilucidar las causas del desarrollo embrionario.
3 Se asume la sinonimia y equivalencia de estos tres términos a lo largo de la narrativa4 Se hace una construcción generalizada de los actores y sucesos involucrados en la conformación de la perspectiva epigenetista, ya quehacer justicia a cada uno de los involucrados requería de más espacio, tiempo y un análisis más profundo. El aporte y la intensión es
marcar aspectos representativos de cómo esta forma de ver y estudiar los procesos biológicos ayuda a proponer un marco para una
biología de procesos, relaciones dinámicas e integrativa.5 El organicismo (holismo materialista) ha brindado los fundamentos filosóficos para la embriología desde la época de Kant. Ha
influenciado a los fundadores de la mecánica del desarrollo y la importancia del organismo para la embriología ha sido reconocido
explícitamente por figuras como O. Hertwig, H. Spemann, R. Harrison, A. M. Dalq, J. Needham y C. H. Waddington. Esta postura
filosófica se ha llamado de muchas formas, wholism, holismo u organicismo. Gilbert y Sarkar prefieren organicismo, porque el holismo
es tomado en ocasiones para incluir filosofías no materialistas tales como el vitalismo (Gilbert y Sarkar 2000:1).
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2. Ep ig én es is y ep ig ené ti ca
2.1 Conrad Hal Waddington y el concepto de epigenética
El antiguo debate preformismo-epigénesis renació y se insertó en connotaciones actuales. Los
mecanismos de regulación epigenética asisten la integración exitosa de procesos genéticos y del
desarrollo que surgen durante la epigénesis u ontogenia. En cada área de investig ación lo “epigenético”tiene distintas interpretaciones y cada agenda representa diferentes problemas, por ejemplo, los
mecanismos moleculares de la regulación genética, la generación embrionaria de la forma, la
transmisión de información de una generación a la siguiente y la variación inducida por el ambiente. No
obstante, estos temas están unidos a través de una perspectiva evolutiva integrativa, donde la agenda
epigenética emerge como la ciencia que se enfoca en el papel de los procesos biológicos no
programados, factores de modulación y regulación. Por otro lado, donde la evolución fue estudiada de
manera tradicional desde la distinción genotipo-fenotipo, la agenda del epigenotipo es central para la
formulación de modelos en evodevo.
El concepto de epigenética es producto de diferentes factores. En su forma más general, se encuentra
como el neologismo o acrónimo que Waddington postula alrededor de la década de 1940 para estudiarlos fenómenos del desarrollo que vinculan los procesos que hacen que el genotipo se exprese en el
fenotipo. Sin embargo, este proyecto científico se encuentra inmerso a su vez en un contexto político
social y político académico (ver Gilbert 2012).
En la primera mitad del siglo XX, con la genética en plena marcha, surge el término “epigenética”, a
través de los trabajos de Waddington (1900-1975), quien hibridó supuestos de la epigénesis (XVIII) y la
genética (XX), sugiriendo que el término epigenética era un equivalente en inglés al alemán
Entwickelungsmechanik (Waddington 1956b: 10; Muller y Olsson 2003: 116). Se inicia el análisis del
concepto a partir de su postulación como acrónimo para posteriormente relacionar este sentido
epistemológico del término con el contexto político-social en el cual estaba inmersa la embriología
experimental de la época. En su breve pero sustanciosa publicación de 1942, Waddington6 propone elmarco sobre el cual busca la investigación de los fenómenos epigenéticos.
Waddington no estaba en desacuerdo con que la genética se encargara del estudio de la herencia de los
organismos pero tampoco en que se estudiara a los organismos en unidades de análisis localizadas en el
núcleo celular, sino que se sirve de ello para crear un conjunto de procesos intermedios entre la distinción
genotipo-fenotipo. Así es que nace el término de epigenotipo y es de esta forma que se intenta dar
respuesta a la interrogante ¿de qué hablamos cuando hablamos de epigenética?, es decir, en la actualidad
y de forma generalizada, los diversos proyectos de investigación en biología que apuntan al estudio de
los diferentes procesos intermedios que vinculan al genotipo con el fenotipo.
El término epigenotipo fue propuesto por Waddington en 1939, en su obra An Introduction to ModernGenetics y lo fue aclarando a lo largo de su carrera. En su primera enunciación, el epigenotipo se
construye a partir del conjunto de organizadores y relaciones de organización a los cuales será sometida
determinada pieza de tejido durante el desarrollo (Waddington 1939: 156). De lo anterior se rescata un
punto importante: el dinamismo de las relaciones de organización como una característica clave para el
6 Waddington saca estas conclusiones de sus estudios en Drosophila melanoganster como organismo modelo.
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comportamiento del epigenotipo en una red.7 Se desprende así la gran empresa sobre el estudio de las
innumerables relaciones que se establecen en la fórmula genotipo-epigenotipo-fenotipo, y es aquí
donde cobra sentido decir que cuando hablamos de epigenética es en referencia a la genética (y que por
tanto los procesos epigenéticos son también susceptibles al análisis genético).
El fenotipo entonces, resulta como una manifestación dinámica que tiene varios niveles, durante la
embriogénesis, en el adulto y también en las poblaciones. A su vez, estos niveles involucran
temporalidades y dentro de ellas se manifiestan los procesos reproductivos, hereditarios y evolutivos,8
que aunque no eran susceptibles de estudios moleculares precisos en aquel contexto, no por ello fueron
soslayados del panorama epistemológico. Waddington estudió e interpretó a la genética como un
estudio de los animales en su forma más simple, como huevos fertilizados, en donde toda la
complejidad del desarrollo se encontraba implícita pero nunca presente. Cabe resaltar que no perdió de
vista la relación de esto con la herencia, para lo cual necesitamos asumir que los cambios en el genotipo
producen cambios correlacionados en el fenotipo del adulto, pero – y aquí comienza el aporte de su
perspectiva – el mecanismo de esta correlación se dilucida a través de enfrentarse con en el problema
del desarrollo (Waddington 2012: 10).
La “epigenética” ( epigenetics ) – waddingtoniana – entonces, es la disciplina que se encarga de estudiar
dicho problema del desarrollo. Surge a partir de la conjunción del prefijo epi tomado de la clásica teoría
de la epigénesis (con raíces en los debates del siglo XVIII; ver apartado 1), más los estudios
contemporáneos de una nueva disciplina, la genética . “Se necesita recordar que entre el genotipo y el
fenotipo, y al conectarlos uno con otro, permanece un todo complejo de procesos del desarrollo. Es
conveniente tener un nombre para este complejo: epigenotipo parece adecuado” (Waddington 2012).
Entonces, todo lo que se diga sobre epigenética tiene que ver directamente con la genética, en dos
sentidos, el primero es que la palabra genética es indispensable para lograr el acrónimo. Segundo, en el
plano epistemológico, tanto los métodos de análisis de la embriología experimental como los de la
genética, cuyo acercamiento disciplinario ahora es más que una esperanza, pueden ahora ponerse en
práctica para atacar los problemas aún no resueltos sobre el epigenotipo (Waddington 2012: 13).
Dado que Waddington introdujo este panorama de investigación en el estudio del epigenotipo, su
propuesta fue buscar esclarecer poco a poco sus características, tomando en cuenta su fundamento más
general, es decir, la concatenación de procesos unidos en una red, tal que una perturbación localizada
en una etapa inicial del desarrollo podría causar gradualmente anormalidades en diferentes tejidos y
órganos.9 Por lo tanto, el estudio del epigenotipo bajo la disciplina de la epigenética, surgidos en el
marco de la embriología experimental, colocó puntos suspensivos y afianzó de manera teórica
cuestionamientos que ahora son susceptibles de análisis empírico y que sobre todo, colaboran con una
interpretación más sistémica de los fenómenos biológicos.
Waddington enfatizó la importancia evolutiva del epigenotipo como históricamente adquirida, i.e. las
interacciones de las redes del desarrollo que tienen consecuencias para la evolución de los linajes
filogenéticos. Acuñó diversos conceptos para dirigir estos mecanismos evolutivos y del desarrollo, tales
7 El estudio sobre redes en biología ha sido bastante fructífero a partir de la segunda mitad del siglo XX, visto por un lado a partir del
modelo del operón de la lactosa en procariontes de Jacob y Monod en la década de 1960, pero sobre todo influenciado e impulsado a raízde los estudios de Davidson y Brittens (1969), que con su modelo de regulación en eucariotas estuvieron más cercanos a las
interpretaciones waddingtonianas. A esto se le añaden los diversos modelajes matemáticos de la biología teórica.8 La evolución para Waddington fue la evolución de sistemas del desarrollo, i.e. de paisajes epigenéticos y sus diferentes procesos.9 La tradición que cobija los estudios waddingtonianos es la embriología experimental, en la cual se inducían alteraciones en el desarrollo
a nivel genético como por manipulación de células, tejidos y órganos por agujas, a fin de estudiar los mecanismos causales del desarrollo.
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como “paisaje epigenético”, “creodos” y “asimilación genética”, todos relacionados con la nueva
epigenética causal que proponía, siempre asociada al desarrollo (Gilbert 2000; Muller y Olsson 2003).
La epigenética también se usó en la genética de poblaciones para hablar de variación fenotípica inducida
por factores ambientales.
A fines del siglo XX, el término epigenética comenzó a asociarse con los mecanismos moleculares de
regulación genética selectiva y de las formas no basadas en ADN de herencia meiótica y mitótica.
Aunque el contexto del desarrollo no había muerto del todo, el énfasis principal estaba en los
mecanismos regulatorios de la actividad genética, con lo que las nuevas definiciones de epigenética se
fueron polarizando mucho más hacia el vocabulario de la genética. Se daba por sentado a la dimensión
de la epigénesis o en el peor de los casos, se ignoraba.
Esto movió el problema de la generación de la forma embrionaria – epigénesis – de la discusión de la
epigenética y las discusiones del debate preformación-epigénsis resurgieron en la era post-genómica.
Por ejemplo, ahora se formularon cuestiones como: ¿está toda la información contenida en las
secuencias de ADN? ¿Podemos predecir cómo lucirá un organismo desconocido si se conoce su
genoma completo? ¿Es la información contenida en el genoma determinante y exhaustiva o la
información surge a través de los procesos de interacción en el desarrollo en el cual no participan – del
todo – factores no programados? (Muller y Olsson 2003: 117).10 Para aportar a la discusión de estas
cuestiones, la postura sobre la epigenética que aquí se asume la compromete como un agente que
deveniene con otros, enfatiza procesos situados y relacionados con otros a niveles de organización
particulares, producidos fisiológicamente y en un íntimo compromiso con sus alrededores, animados y
no animados (Oyama 2011).
Por lo tanto, la epigenética busca definir a los integrantes de sus procesos en la relación que guardan
unos con otros, inmersos en una red de interacciones complejas a diferentes niveles de organización.
Relaciones entre agentes no autónomos que construyen la integridad biológica del organismo. Cuando
algo es definido por el “otro”, se dice que devinimos con él , alejándose de la propuesta antagonista entre
los diversos componentes que integran un sistema.11 Los conceptos de epigénesis y epigenética tienen
raíces históricas que los relacionan con explicaciones filosóficas sobre el mundo orgánico. La
epigenética dirige diferentes agendas pertenecientes a diversos campos de investigación, los fenómenos
que estudia y sus componentes están relacionados a través de la continuidad de procesos que unen la
sucesión de las ontogenias en la evolución (Muller y Olson 2003).
Para fines del siglo XIX, los embriólogos sabían que esto sólo era una parte de la verdad. El destino de
una célula era una función de su organización interna y una función de su posición. La diferenciación
celular ocurría en algún momento del desarrollo y los cambios bioquímicos y morfológicos en una
célula que ocurrieron durante el desarrollo fueron heredados de una célula a la siguiente. El destino de
una célula o tejido estaba determinado tanto por su organización interna como por sus vecinas.
Para los embriólogos era difícil ver que la biología se redujera a la física y la química; usaron los
conceptos de preformismo – más tarde trasladado al campo de la genética – y epigénesis para entender la
emergencia del embrión a partir del huevo, esto como un problema exclusivo y legitimador para la
10 Plantear una teoría de la epigénesis-desarrollo-ontogenia que involucra la transducción de señales tanto al interior como entre
embriones, surgen muchas preguntas. Aún así, la visión es optimista y parte de individuos que están en continua construcción y relación
con otras entidades, transformándose temporalmente en la base de dinámicas metabólicas, ontogenéticas, ecológicas y evolutivas.
11 La propuesta no busca soslayar el papel de la competencia sino sumar el de la cooperación.
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biología. Aunque los efectos del ambiente se integraban a través de reacciones metabólicas en la célula,
esta también podría informar sobre modificaciones en las mismas reacciones durante el transcurso del
desarrollo; es claro que algún tipo de plan de organización, un principio espacial – vg. r. genes y genoma –
se requería para conducir las partes a su lugar, en la forma y tiempo adecuados durante el desarrollo
(Sapp 2003: 101-102 cursivas añadidas). En este punto comienzan los procesos de epigénesis y
epigenética un proceso de hibridación de ciertos supuestos epistémicos con el preformismo, ambasposturas van dejando de lado su parte más radical y conjugan un espacio donde lo preformado y lo
contingente dan cuenta del desarrollo de los organismos.
Hacer un compromiso con ambas teorías era difuso o incluso anticuado, pero existió la posibilidad en
el siglo XX, aportando causalidad tanto a la epigénesis, los factores ambientales – dentro y fuera del
organismo – así como al papel de los componentes del núcleo celular, los genes. No obstante, el poder
explicativo de los genes, la emergencia de la genética, las técnicas bioquímicas y de biología molecular
más el triunfo de la teoría sintética de la evolución, en la dimensión geopolítica devastadora y hostil que
dejó la segunda guerra mundial, hicieron de estas agendas polos de poder a lo largo del siglo XX (ver
Smocovitis 1992; Reif et al. 2000; Amundson 2005), los cuales se encargaron de monopolizar e
identificar la mayor parte de la investigación en biología, dejando de lado aspectos tan importantessiglos atrás, tales como el nivel de análisis del organismo, las relaciones y procesos entre los
componentes del individuo con su medio y sobre todo, los cuestionamientos de la epigénesis sobre la
generación de los organismos.
En la actualidad, la popularidad de los fenómenos epigenéticos se ve manifestada en diversas líneas de
investigación, tanto de biología molecular como de bioinformática. Sus temas involucran el estudio
sobre la regulación de redes genéticas y del desarrollo, los sistemas marcadores de cromatina, entre los
que se encuentran la metilación y acetilación de porciones de ADN, proteínas de unión a ADN,
factores de transcripción, proteínas cromosomales como las histonas y las máquinas polycomb. El
enfoque descrito con anterioridad se asume aquí como epigenética reducida. A su vez, aunque no
siempre sea tomado en cuenta, estos proyectos se vinculan con otros campos de estudio,principalmente la salud humana, la herencia y la evolución, es decir, una epigenética en el sentido
amplio, posturas que simpatizan más con las ideas que Waddington postuló en su obra y estudio sobre
el epigenotipo.
Es innegable la fama y rápido crecimiento de estos proyectos en los últimos años. No obstante, se
carece aún de un consenso claro respecto a lo que estos investigadores entienden, cómo y bajo qué tipo
de contextos están manejando el concepto epigenética, situación que no ayuda a frenar las altas
expectativas que se conceden a este campo de estudio. Una promesa general – y preocupación
particular de este proyecto – es que la generación de conocimiento epigenético recae en la construcción
de una perspectiva que permita un alejamiento de los enfoques genéticos reduccionistas, al tiempo que
consolida a una visión más integral de los procesos biológicos.
Cómo se comportaba y formaba una célula estaba determinado por algún campo de fuerzas misteriosas
que impregnaban al organismo. El destino de una célula era una función de su posición en el todo. El
principio del organismo como un todo se hizo un pilar central de la embriología; su problema capital
era encontrar una base físico-química para ello. Los embriólogos no tenían la respuesta pero
desarrollaron una noción general: la epigénesis. En esta teoría de la epigénesis del siglo XX, el
organismo era visto en términos de comportamiento de un protoplasma particular en un ambiente
particular. Las células de un organismo, por ejemplo, no estaban predeterminadas, sino que podrían ser
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partes iguales en constitución. Las diferencias morfológicas y bioquímicas que surgen en el curso del
desarrollo fueron influenciadas por la acción del ambiente en los grupos enteros de células y en cada
miembro de ellas (Sapp 2003: 101).
No obstante, y con un cierto grado de escepticismo hacia las esperanzas de este marco científico – entre
las promesas y popularidad de los estudios epigenéticos actuales – es que el presente análisis se plantea
los siguientes cuestionamientos: ¿a qué se refieren los científicos cuando hablan de epigenética?, ¿sus
enfoques son diferentes a los de la biología molecular?, ¿qué tan cercanos/lejanos se encuentran de la
perspectiva waddintoniana a la que regularmente hacen referencia? Y por último, ¿realmente estas
investigaciones sostienen una biología (organicista), diferente y/o alternativa a la de los enfoques
reduccionistas de la biología molecular?
Recordemos que la estructura y función de cada tipo celular no dependen sólo de las propiedades de los
organelos que lo componen, sino también de las propiedades del órgano en el cual reside. Esto, más allá
de una metáfora se asume como una propiedad del nivel celular; las propiedades de cada nivel
dependen tanto de las propiedades de las partes “debajo” de ellas y de las propiedades del todo dentro
del cual están montadas (Gilbert y Sarkar 2000: 2). Así, la ontología y explicaciones organicistas podrían
incluir a las consideraciones explicativas de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo ( bottom-up y top-
down ).
La propuesta aquí es interpretar a la epigenética en un sentido más amplio, de la mano de la ontología y
las explicaciones organicistas (ver Gilbert y Sarkar 2000; Oyama 2010), con una postura en la cual los
fenómenos biológicos no proceden únicamente de las propiedades de piezas totalmente
individualizadas, incluso cuando las propiedades del todo estén determinadas por las propiedades de las
partes. La epigenética waddingtoniana significa entonces el análisis causal del desarrollo y en particular
de todas las interacciones de los genes con su ambiente, las cuales hacen que surja el fenotipo.
El análisis etimológico sobre el uso, a veces indistinto de -génesis a -genética causa confusión en las
interpretaciones actuales del término, pero se defiende aquí que epigénesis hace referencia al procesogeneral del desarrollo embrionario u ontogenia mientras que la epigenética es una disciplina biológica
que involucra a distintas agendas de investigación las cuales dilucidan y construyen el papel del
epigenotipo, en procesos que vinculan la manifestación del genotipo en el fenotipo.
Este escrito busca la construcción de un espacio de representación más amplio para la epigenética del
siglo XXI, alineado con los postulados waddingtonianos y por tanto, con la intensión de ser atendido e
interpretado a partir de una biología organicista, con el fin de situar puntos de vista que buscan un
análisis de los estudios biológicos en una configuración más integral, en la cual se tome en cuenta una
perspectiva teórica que no dé por sentado a los procesos evolutivos, reproductivos, hereditarios y del
desarrollo.
Esta perspectiva teórica organicista busca dilucidar a los fenómenos epigenéticos de manera
entrecruzada (ver Griesemer 2002), reconociendo que éstos se manifiestan y devienen en la
reproducción con los procesos del desarrollo, la herencia y por ende con la evolución. Dilucidar cómo
se entrecruzan así como contrastar esta perspectiva con la epigenética de los estudios moleculares –
sentido estrecho – es la propuesta de construcción del espacio de representación para una perspectiva
epigenética amplia. De manera muy cercana a Grisemer (2002) este análisis de los fenómenos
epigenéticos no contribuirá en una forma empírica a la disciplina, sino a brindar cierta organización de
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los diversos datos e interpretaciones producidos en ella. La importancia teórica de la herencia, como
semejanza parental, fue notada por los epigenetistas y utilizada para refutar al preformismo. En el siglo
XIX lo hereditario fue ampliado y se aplicaba a los ancestros remotos e incluso filogenéticos, pero
actuaba principalmente a través de los procesos de desarrollo embrionario, i.e. epigénesis u ontogenia.
Lo anterior es reconocido por Amundson (2005: 155) como herencia amplia.
Nuestro desarrollo embrionario revela nuestra unión a todo un linaje de ancestros y no se requiere ser
un recapiluacionista estricto para ver un reflejo general de la filogenia en la ontogenia. Sin embargo, la
herencia pasó a una noción estrecha a inicios del siglo XX, bajo las influencias del mendelismo, la teoría
cromosómica y un poco de positivismo. La herencia estrecha era la relación entre los llamados rasgos
fenotípicos de las generaciones subsecuentes mediados por una entidad hipotética llamada gen. Esta
herencia dejó de conectar a los organismos con sus ancestros así como con los procesos ontogenéticos.
En línea con lo anterior, todo aquello que no es genético es necesariamente epigenético, esta podría ser
una definición bastante general y a la vez estrecha de aquello que los estudios en epigenética refieren en
la actualidad. Otra acepción que se desprende de esta interpretación es que la epigenética siempre se
define en relación con la genética, pero no exclusivamente a partir de ella; es la influencia de la Genética
– como disciplina del siglo XX – y de la Epigénesis – como teoría antigua sobre el estudio del origen de
los organismos – lo que le da el sentido amplio y por tanto más cercano al postulado waddingtoniano.
El problema tal vez se localiza en que las nociones contemporáneas de la epigenética estrecha sólo se
relacionan con su dimensión Genética, dejando de lado o dando por sentado el contexto de la
Epigénesis (ver Morange 2002; Griesemer 2002)
A fines del XIX y a lo largo del siglo XX los procesos epigenéticos han quedado atrincherados y
eclipsados en tres distinciones que manifiestan el poder causal único, ejemplar y hasta irrevocable de los
componentes nucleares: (i) germoplasma-somatoplasma de Weismann; (ii) genotipo-fenotipo de
Johannsen y (iii) el dogma central de la biología molecular, ADN-AR N-Proteínas. Los fenotipos, rasgos
o cuerpos de los organismos se fueron asumiendo de manera gradual como un fin causal muerto, ya
que la causalidad sólo podía ir de los genes a las proteínas, i.e. de genotipo a fenotipo.12
La epigenética es ya un extenso campo de estudio que cubre diversos aspectos de la biología, tales
como morfogénesis, herencia celular, herencia epigenética transgeneracional y el enfoque de la evodevo,
problemas que encuentran raíces en lo que Waddington investigó en sus experimentos de asimilación
genética (Jablonka y Lamm 2012: 16) con los cuales también coloca un papel causal, activo y dinámico a
los efectos ambientales.
3. Consideraciones finales
Todo lo anterior, ¿para qué? Los datos producidos por las prácticas epigenéticas tienen implicaciones
filosóficas sobre la cuestión de quiénes somos . A lo largo del siglo XX, lo que somos “se definió por el'otro'”, esto representado como una confrontación entre el “yo” y el “otro”, “yo versus el “otro”. Esta
perspectiva guarda semejanzas con la visión evolutiva de competencia (hobbesiana) entre entidades
separadas autónomas (individualismo). Es así que la propuesta de este escrito es la búsqueda de la
construcción de un espacio de representación, que colabore desde – aunque de manera microscópica –
12 Oyama (2010, cursivas añadidas) menciona un ejemplo al decir que un cadáver tiene el mismo ADN como la cosa viviente que fue y
que su “información” no puede ser replicada debido a que el ADN no puede copiarse a sí mismo, sino que necesita una célula an tes y
funcionando, la cual requiere también de ambiente s adecuado s.
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el ámbito biológico y con el ejemplo de los procesos epigenéticos en particular, a la construcción de una
visión más integral sobre “quiénes somos”. La configuración de dicho espacio se basa en la noción de
“devenir con” (de los procesos epigenéticos), influenciada por los trabajos de Donna Haraway y Susan
Oyama, en el marco de la filosofía de procesos y la teoría de sistemas del desarrollo (TSD).13
Haraway utiliza en este mismo artículo la noción de “inducción recíproca” (228) relacionando este
proceso con las simbiosis que se dan en la ontogenia, ambos como ejemplos de “devenir con otros ”.
Entonces, devenir con implica que “las relaciones son el patrón más pequeño de análisis posible”
(Haraway 2008: 26). Esto involucra causalidad a todos los niveles, desde el genoma y la relación de
combinación con sus factores posibles de transcripción; la relación de diferentes tipos celulares
formando un órgano; la relación de bacterias (benéficas como dañinas) para el organismo hospedero;
hasta la relación de unos organismos con otros organismos en desarrollo (vg. r. mamíferos placentarios)
por mencionar algunos. Esta forma de ver los principios biológicos se basan en un fundamento
empírico que interactúa.
“Los organismos son ecosistemas de genomas, consorcios, cenas parcialmente digeridas,formaciones mortales de frontera, cooptaciones de extraños”14(Haraway 2008: 31).
Dentro de este marco, los procesos epigenéticos son resimbolizados a la luz de un conjunto de estudios
en la biología molecular (de mamíferos) que demuestran la naturaleza contextual del genoma. 15 La
visión evolutiva que abarca a los procesos epigenéticos aquí tratados se conforma de una selección
natural que favorece/elige ciertas relaciones al interior y entre las células germinales y embrionarias (con
lo que puede generar novedad en los patrones de la forma) así como selección entre las especies (que
equilibra las dinámicas de los ecosistemas).
Antes de 1970, la embriología no tenía mucho que decir acerca de la relación causal de los genes con el
desarrollo. No obstante, los procesos epigenéticos son ahora retomados para mostrar que el fenotipo
no es el simple despliegue del genotipo, que las similitudes en organismos muy divergentes pueden
explicarse por genes homólogos y que las fuentes de la variación son diversas y pueden ser detonadaspor factores ambientales.
Además, a partir de 1950 el gran desarrollo instrumental y la implementación de la informática a la
biología permitieron la aplicación de metodologías y la construcción de modelos más dinámicos que
toman en cuenta un conjunto de variables que trascienden la distinción genotipo-fenotipo y sobre todo
que no colocan el poder causal únicamente al nivel genómico (ver Strasser 2011). Las ideas de
personajes como Waddington, así como la revaloración de los aportes del ambiente y el desarrollo en la
evolución están siendo re-leídas y reinterpretadas bajo los descubrimientos de mecanismos moleculares
y celulares (el volumen entero de la publicación de la Annals of New York Academic Sciences 2002,
981; Jablonka y Lamb 2005; Amundson 2005; Gilbert y Epel 2009; Wagner 2007b; Müller 2007).
13 La TSD se alineó a estos objetivos, cuando criticó las altas expectativas que generaron las secuencias de ADN identificadas para poder
leer “El Libro de la Vida”. En contraste a esto se suma la relación genotipo -epigenotipo-fenotipo, como una parte de la historia de la
dinámica de procesos (los ciclos celulares, ciclos de vida, ciclos de nitrógeno, carbono, fósforo y los ciclos solares), donde la TSDdesarrolla dinámicas de modelos que buscan crear una nueva biología de procesos donde la fisiología del desarrollo estén vinculados a la
ecología.
14 Este término lo toma de la teoría simbiótica desarrollada por Margulis y Sagan.
15 Moss (2002) ofrece una reflexión sobre poner al genoma en contexto y la nueva visión del organismo que esto genera, compatible con
la propuesta del presente escrito.
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El aporte de la epigenética para este enrevesado panorama se aborda actualmente en los planteamientos
siguientes: el ambiente tiene la capacidad de inducir una modificación particular en la molécula de
ADN, así como otras alteraciones en la estructura de la cromatina (modificación y sustitución de
histonas), represión epigenética por fragmentos pequeños de ARN (ver Gilbert y Epel 2009), que son
ejemplos de variación por encima del nivel de genes, como una agenda que se suma al nivel genético.
¿Cómo se hizo posible el resurgimiento de los planteamientos epigenéticos? Para iniciar, nunca estuvodel todo ausente, ya que muchos de los cuestionamientos al gran poder explicativo, y a veces exclusivo,
de los genes, el genoma y el ADN (genocentrismo) vinieron desde diversas disciplinas: genética con
Lewontin, paleontología y Gould, epigenética waddingtoniana y la herencia citoplasmática con
Schmalhausen, por mencionar algunos.
Gracias a la noción de agentes que devienen con otros agentes es claro que los genes no controlan ni
determinan el destino, y para aumentar la dimensión de los niveles de análisis, el destino vendría también
influenciado por la historia y tiempo particular por el cual los individuos estén transitando. No todo
puede ser preformado ni todo puede ser contingente, se trata de ver las relaciones entre los
componentes a determinados niveles de organización. La evolución son procesos y estos incluyen la
noción de devenir con entre la pluralidad de sus agentes, no se trata de una distinción naturaleza-crianza, ya que nada viene determinado en los genomas y más bien, ellos son agentes que interaccionan
con un entorno y que devienen con ciertas características como producto de esas relaciones.
Se defiende aquí la propuesta de que los organismos y sus procesos devienen con otros, siguiendo a
Oyama (2000a, b) cuando denota que en los sistemas del desarrollo los organismos se forman sin
instrucciones preformadas o un control central, así como sin características impuestas desde afuera. En
lugar de ello, la emergencia ontogenética (que involucra el devenir con de Haraway) implica interacciones
complejas a muchas escalas; el organismo es influenciado por un orden parcial, un medio estructurado.
(Oyama 2010: 404).
Durante la epigénesis se prepara un desplazamiento complejo, no prefigura una única parte. Para
Oyama (2010) una “naturaleza” no es una base estática que subyace, “interactúa con” o es
“complemento de la crianza”; sino más aún, es el mismo organismo cambiante. La naturaleza, i.e. el
organismo en transición, es un producto del proceso de crianza (interacciones del desarrollo
constantes). La distinción naturaleza-crianza es reemplazada por una relación entre producto y proceso
constructivo, con la advertencia de que el “producto” fenotípico es siempre parte de un complejo
causal que produce el momento siguiente (407).
Jablonka y Lamb (2005) han notado que hay muchos sistemas de herencia epigenética trabajando
simultáneamente en la formación del fenotipo, vg. r. la transmisión de simbiontes durante el desarrollo
de generación en generación. Dada la preponderancia de simbiosis en el desarrollo, la noción de
“organismo” se torna menos como un individuo demarcado y más como un ecosistema. Para este y los
casos que inv olucren simbiosis, podría decirse que un “individuo”, más allá de su genoma, se establece
en la relación del sistema insecto-simbionte, la cual, por supuesto, incluye a más de un genotipo.16
Dentro de la piel del organismo hay muchas partes cuyo papel en la ontogenia puede ser resaltado
examinando sus relaciones con sus ambientes relevantes y la estrategia puede seguirse a mayores
16 De acuerdo con Merleau-Ponty (1962: 52) el cuerpo y su ambiente están en intercambio constante, tanto creando y cambiándose ellos
mismos y a los otros. En su Phenomenology of Perception (1962: 317) usa a las simbiosis como la metáfora de la reciprocidad que trata
de expresar.
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escalas. Como los organismos y los ambientes se alteran unos a otros, ellos cambian las condiciones
para más intercambios. Los mundos de los seres vivos se ordenan y reordenan por innumerables
interacciones (Oyama 2010).
Retomando mi punto de análisis, Griesemer (2002) expone que la epigenética sólo puede ser definida
con base a la genética, y que esto involucra la trivialización de los procesos (epigenéticos) como
aquellos que sólo están por encima del nivel de genes – simple interpretación del sufijo epi - así como la
pérdida de la influencia que tuvo la teoría de la epigénesis para ello. Frente a esto, Griesemer propone
un modelo teórico donde la herencia y el desarrollo son procesos generales, que su vez dan cuenta de la
evolución, y que están entrelazados en el proceso de la reproducción, con el cual la genética muestra no
ser la base para toda la herencia epigenética, sino que ambas están relacionadas de la misma forma, donde
lo especial está relacionado con lo general (119).
Una reinterpretación del contexto en el cual se estudia a la epigenética se relaciona con una visión de los
organismos más integrativa que invita a la valoración de las alianzas, al estudio de las relaciones (versus
el individualismo); nos sugiere la responsabilidad de que nosotros también devenimos con el mundo. Los
mecanismos descritos a lo largo de este trabajo funcionan y dan otro sentido a la evolución (ver Burian
1988).
Las narrativas evolutivas forman parte de las historias más representativas en la historia de la biología,
en ciencia y quizá en la civilización occidental. La ilusión es que la reinterpretación de los
planteamientos epigeńeticos, que en algún momento fueron confinados y ahora resurgen como otras
posturas que confrontan a la narrativa de una genética hegemónica, tomen una inercia diferente donde
no gobierne por completo el individualismo, la competencia y la lucha.
La influencia de la genética, la configuración de organismos en competencia y lucha constante tal vez
nos han distanciado del resto del mundo biológico. El esfuerzo aquí planteado propone que estamos
construidos por diversos y en la base de distintas clases de relaciones, al tiempo que nuestro entorno es
parte de esas relaciones también. Esto permite un ligero esfuerzo desde el marco biológico paraerradicar la indiferencia y reconocer el papel de cada uno de los agentes y su valor para el
funcionamiento de los procesos a diferentes escalas.