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    DEBATES CRÍTICOSLA "TRIBU" A LA VUELTA DE

    LA ESQUINA: ;EL RETORNODE LO EXÓTICO?

    Comentario al artículo de B. LaBrack yK. Leonard, "Conflicto y compatibilidadentre las familias inmigrantes

    punjabi-mexicanas de las zonas ruralesde California, 1915-1965"*

    SUSANA B. C. DEVA LLEEl Col egio d e M éxi co

    H A C E MÁS DE VEINTE AÑOS, el antropólogo liberal Jacques J. Maquet hizo la siguiente observación:

    Para definir adecuadamente un estudio antropológico, no es suficienteindicar su objeto, por ejemplo, "la estructura social de los Mundang";se debería agregar, "vista por un antropólogo perteneciente al estratosocioeconómico medio de la minoría colonial blanca"... (1964:51).

    El artículo que vamos a reseñar tendría justamente que incluir una indicación de este tipo. A l leerlo, se pueden inferir loscondicionantes que determinan la perspectiva de los autores. Elproblema es que éstos no parecen estar conscientes de hastaqué grado sus posiciones sociales e ideológicas influyen la descripción que presentan. Pareciera como si su silencio sobre muchos de los puntos que se plantean en el artículo pudiera producir por arte de magia un retrato objetivo del caso. En estesentido, uno recuerda las palabras de E. Said: "Ninguna pro-

    * Publicado en Journal ofM arriage and the Family , agosto de 1984: 527-537.Reimpreso en Estudios de Asia y Áfri ca, vol. 22, 4 (1987).

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    ducción de conocimiento en las ciencias humanas puede jamásignorar o negar la participación de su autor como sujeto humano en sus propias circunstancias..." (1979:11).

    En el artículo que nos ocupa, el resultado final de esta falta-de conciencia tiende a traducirse en una presentación egocéntrica del caso. A pesar de la aparente riqueza de los datos, la

    historia de los inmigrantes -como historia so ci al - se pierdepara el lector.

    La construcción del objetoUno de los problemas de los autores es que continúan transitando el camino infructuoso del estudio de microunidades(construidas), como si éste fuera un fin del análisis sociológico en sí mismo. El intento por aislar tales microunidades resulta particularmente difícil en este caso, dado que las preguntas que se plantea el lector sobre el contexto socioeconómico

    general surgen a cada paso de la lectura. Este contexto, fundamental para entender el caso, ha sido relegado a un trasfondoneblinoso. La "relación de estas familias... con la sociedad másamplia" se establece de manera muy tenue.

    Los autores creen, al parecer, haber descubierto algo sorprendentemente parecido a la vieja y mistificada " t r i b u " , traducida en la jerga actual como "el grupo étnico". Para su sorpresa, las comunidades que estudiaron no se comportan enrealidad como debieran, es decir, de acuerdo con el modelo,con la construcción ideal de tal "grupo": no existe endoga¬mia correlacionada con adscripción étnica. Los autores pare

    cen sorprenderse al observar los patrones de matrimonio entrecomunidades étnicas diferentes, circunstancia que casi consideran antinatural. Por lo tanto, concluyen que la comunidadsikh-mexicana es "una población de lo menos usual", una "comunidad única" (1984:527). El caso se presenta como peculiar. ¿Hubiera sido peculiar si los matrimonios hubieran tenido lugar, digamos, entre ingleses e irlandeses? ¿Qué es lo quehace raros a los sikh-mexicanos?

    Hay que notar que el primer aspecto que se considera enla sección analítica (533 ss.), es precisamente el de las "caracte-rísticas físicas". De este modo, "físicamente, tanto los mexi-

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    sikhs mismos y otros inmigrantes indios. A pesar de que sededica todo un párrafo a describir las prácticas en el excusado(530), los autores no hacen ningún comentario al respecto (excepto como costumbres que han persistido) que justifique estadescripción. Presentada de esta manera, la inclusión de estainformación es innecesaria y, para un lector que no conozcaestas prácticas, tiende a mostrar las costumbres indias comoraras y hasta desagradables. De este modo, de paso se puedenalentar los prejuicios.

    Se presenta a los inmigrantes estereotipados. En realidad,la tendencia general de los autores es estereotipar, analizar asus objetos de estudio en términos de tipos ideales definidosinadecuadamente (por ejemplo, "la sociedad punjabi era patriarcal" y "un sistema hispánico de baja clase centrado en lamujer", p. 534. ¿En qué sentido? ¿A qué grado?). Uno se pregunta cuál ha sido la reacción de la gente bajo estudio a talestereotipificación. Sabemos muy bien que los estereotipos sociales pueden usarse tanto ideológicamente como en la práctica política. Nuevamente, E. Said murmura en mi oído, seguido por otros, como O. Onoge. Pero, por supuesto, estaspalabras susurradas vienen de personas del Mundo Estereotipado, nuestro unusual Otro Mundo.

    El constructo que hacen los autores de los inmigrantes enEstados Unidos comienza con el amontonamiento de secto-res, que tienen identidades, historias y experiencias colectivasmuy específicas, en categorías erróneas. Se hace un uso pocoriguroso de los términos de identificación. Para los sikh: pun

    jabi, indio y, más aún, hindú (¿Los punjabis son todos sikh?

    ¿Son hindúes los sikh?). Obviamente no, como lo indican losmismos autores en la página 528. Luego está el extraño conglomerado "hispánico", cuyo uso crea gran confusión y queno se refiere apropiadamente a la gente que así se cataloga. Lasrazones que aducen los autores para continuar usando esta me-Unge de términos: "ya que los descendientes de las parejas continúan usando el término, lo hemos conservado" (536, n. 1),no es aceptable. Estos términos, y particularmente en el casode "hispánico", pertenecen al vocabulario de las clases hege-mónicas en la sociedad estadounidense y han sido impuestosa través de la práctica a ciertos sectores sociales (por ejemplo,

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    para fines censales). Como con el asunto de la relevancia quese da al aspecto fisionòmico, una cosa es cómo parte de la sociedad estadounidense percibe a los inmigrantes, y la interna-lización de esta percepción (hasta cierto punto) por los grupos en cuestión, y otra, la tarea del científico social dedescodificar esta percepción.

    Un contexto olvidado

    Los inmigrantes no han sido situados claramente en el contexto socioeconómico de la sociedad de origen ni, lo que esmás importante, de la sociedad receptora. Esta circunstanciase refleja inmediatamente en el uso del término clase -¿"clas egranjera"? ¿"Clase trabajadora" (en general: laborer class)}- yde términos como peasant (campesino), farmer (granjero), agri-cultura! laborer (trabajador agrícola), como si éstos se refirieran a realidades equivalentes.

    No se somete a análisis lo que los autores mencionan como"posiciones estructurales compartidas en la economía de Estados Unidos" de las comunidades sikh y me xicana, a pesarde lo importante que es este factor para el establecimiento dela nueva comunidad. Este aspecto es particularmente relevante. El lector puede inferir la correlación existente entre explotación económica y discriminación racial. Sin embargo, losautores no plantean este punto.

    Se ha estudiado ampliamente la problemática de los inmi-grantes en las sociedades industrializadas. Mucho se ha pro

    ducido sobre los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos.Los análisis han avanzado desde el tiempo en que se consideraba que la mecánica de los factores pulí and pusb proveía unaexplicación adecuada para los fenómenos de migración. Ya quelos autores parecerían estar usando este enfoque (aunque nolo hacen explícito), debería haberse examinado la situación delos inmigrantes en el lugar de origen así como en la sociedadreceptora. Aspectos de la situación en Punjab a principios desiglo -pun to de partida del estudio de LaBrack y Leonard-no se consideran como para poder entender por qué migróesta gente. En ese momento existían en Punjab condiciones

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    sociopolíticas específicas. ¿De qué distritos vino la mayoría delos inmigrantes? ¿Cuál era la situación en ellos?

    En cuanto a los supuestos factores de atracción (pulí fae-tón), se embellece la situación de los inmigrantes en EstadosUnidos con base en la posibilidad de "algunos reportes entusiastas" que glorificarían El Dorado norteamericano. En consecuencia, sólo se consideran las tensiones y problemas en elseno de las nuevas familias, pero no precisamente la relaciónentre estas tensiones y problemas con su "posición estructural en la economía", definida además por la sociedad receptora hasta cierto punto sobre las bases del prejuicio. Se proporcionan los datos pero no se hace la relación entre factoreseconómicos y sociales. La inserción de los inmigrantes en unaeconomía capitalista tiene, por lo general, características muyespecíficas y éstas, por supuesto, también tienen influenciasobre la familia.

    Hubiera sido mejor que se abordara este punto en la sec-ción dedicada a "cultura física" (es decir, cultura material), enlugar de dejar ésta como una pieza anecdótica (en el sentidode que no se integran los datos al contexto ni se analizan losprincipales problemas que éstos sugieren).

    E l problema de la identidad

    Detrás de la percepción de la situación de los inmigrantes yde los aspectos de etnicidad que se presentan, se encuentranlos supuestos de la escuela pluralista - y a criticada, pero toda

    vía vigente en la sociología norteamericana-, basada en lasideas de competencia entre iguales y de acomodación, así comotambién los puntos de vista de los teóricos asimilacionistas.Ya ha pasado la época en la que se podía defender el meltingde la sociedad plural, que en realidad era una ilusión de quienes "tenían la sartén por el mango" (los pot holders), comorápidamente quedó demostrado. Por supuesto, el argumentoasimilacionista y la justicia idealizada del pluralismo han sidoreformulados testarudamente (por ejemplo, véanse los cambiosen Glazer y Moynihan, 1976), sin que la perspectiva analíticacambiara en su esencia.

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    Los autores cuentan con datos sustanciales sobre la cues-tión de la identidad étnica que, desafortunadamente, pasan poralto sin mayor comentario. Se nos informa de un proceso noexplicado de pérdida y recuperación de la identidad. ¿Cuál hasido la dinámica de este proceso? ¿Cómo y en qué ámbitosespecíficos se ha reproducido la identidad histórico-cultural?

    Aparecen dos elementos principales en el enfoque que losautores dan al problema. Primero, su énfasis en los aspectosmateriales de la cultura. De este modo, restringen significativamente los contenidos de la cultura (véase Williams, 1982).Aunque se habla de aspectos importantes como los de la lengua y los valores propios, éstos no parecen inspirar en los autores la necesidad de observar con atención lo que hay detrásde estas expresiones de identidad. ¿Qué muestran todos losdatos presentados sobre la conservación o pérdida de la propia lengua? En segundo lugar, el asunto de la desculturación—que no es ni "asimilación" ni "subculturación"- se registra sólo a través de sus manifestaciones más superficiales, porejemplo, el vestido, sin tener en cuenta sus implicaciones entérminos de identidad. Mientras los informantes hablan y elsociólogo permanece en silencio, nos enfrentamos todavía aotros procesos: la "americanización" y la "modernización",sin que se expliquen su naturaleza ni efectos.

    En este contexto, uno se pregunta qué son esas "subcultu¬ra mexicana" y "subcultura de California" (533. Mis itálicas)que se mencionan en el texto. ¿No estamos hablando de culturas (culturas específicas en términos regionales, de clase yde género)? Si es así, ¿cuáles son los significados y valores deesta nueva cultura y su traducción en la práctica social? ¿Quéestaba por detrás de lo material y lo obvio?

    Posibilidades

    Los autores cuentan con datos valiosos sobre las comunidades que han estudiado. Sin embargo, la descripción que hacenen el artículo que aquí reseñamos queda como anecdótica, dadoque no han intentado analizar los datos en profundidad.

    Los problemas que se tratan en este artículo son impor-

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    tantes. La calidad del material recogido es interesante* Sin em bargo, no hay discusión de los desarrollos teóricos en los campos de la sociología de la migración y de los estudios étnicos,ambos relevantes para el tipo de investigación que han llevado a cabo los autores. No se menciona ninguna de estas contribuciones en el texto o en la bibliografía, mientras que losautores se citan a sí mismos con frecuencia.

    Uno se siente obligado a solicitar a los autores que obser-ven con mayor rigurosidad y cuidado sus datos y, al mismotiempo, que demuestren una mayor sensibilidad hacia la genteque estudian. La historia de los inmigrantes sikh y mexicanosen Estados Unidos no es " un capítulo colorido de la historiasobre la familia y de la historia étnica de América". Ciertamente no lo es para los inmigrantes. Para ellos podrá ser "uncapítulo de dificultades" o "una experiencia de sufrimiento",de ninguna manera "colorida". Cuando se presenta su casode este modo, se subvalúa su historia y, al mismo tiempo, seayuda a perpetuar el sesgo etnocentrista en los análisis socioan-tropológicos.

    ¿Es éste entonces, como Maquet sugiere, " un estudio defamilias inmigrantes sikh-mexicanas en Estados Unidos vistaspor dos sociólogos... (espacio a llenar)"?

    En cuanto a las observaciones que aquí se hacen, parece justo decir que son "u n comentario de un retrato de los inmi-grantes sikh y mexicanos en Estados Unidos hecho por unacientífica social del llamado Tercer Mundo, interesada en entender la dinámica de las que fueron 'sociedades objeto*."

    REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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