Catequesis Fundamental

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    En esta Campaa han colaborado:

    D. Salvador Cebolla MarradesD. ngel Gonzlez DurD. ngel Ramos SnchezD. Paco Llopis San IgnacioD. Diego Ferrndiz PascualD. Avelino Castells TarazonaD. Jos Juan Crespo CarsD. Arturo Garca PrezD. Jess Snchez DomnguezD. Carlos Pons Rocher

    D. Salvador Martorell TronchoniD. Rafael Sala GonzlezD. Vicent Pla TormoEva M Rosaln Arnal

    Portada y Maquetacin: Laura Ancos Vidal

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    NDICE

    PRLOGO pg.1

    CMO UTILIZAR ESTE LIBRO? pg.2

    PRESENTACIN pg.3

    INTRODUCCIN pg.7

    MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II PARA LA XVIIJORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD pg.9

    CAP TULO I : " Y Vosot r os , Qu in Decs Que Soy Yo" ( Mt . 1 6 , 15 )

    TEMA 1: ABB, EL DIOS DE JESS pg.12IntroduccinActividad: Ests dispuesto a contemplar a Dios?.Oracin: Tenemos un Padre.TEMA 2: JESS EL MAESTRO pg.17Introduccin.Actividad: Jess de Nazaret, modelo de ser humano.Oracin: Jess, nuestro Maestro.TEMA 3: LA MUERTE Y RESURRECCIN DEL SEOR pg.23Introduccin.

    Actividad: Contrastando vidas.Oracin: Consagracin del cuerpo.TEMA 4: EL CREDO pg.33Introduccin.Actividad: El credo de nuestra fe.Oracin: El Espritu que habita en nuestros corazones.

    CAP TULO I I : " Sed Per f ec tos Com o Es Per fec to Vues t ro PadreCe lest ia l " ( Mt . 5 , 48)TEMA 5: LLAMADOS A LA SANTIDAD pg.42Introduccin.Actividad: El cristiano: Un hombre en camino hacia la santidad.Oracin: Llamados a la santidad en el Espritu.TEMA 6: QU SIGNIFICA SER SANTO? pg.48Introduccin.Actividad: El joven rico en nuestra sociedad.Oracin: Quiero ser santo.TEMA 7: MARA, MODELO DE SANTIDAD pg.51Introduccin.Actividad: La Virgen Mara, modelo de la santidad de la iglesia.

    Oracin: Modelo a seguir.

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    CAP TULO I I I : " En Est o Cono cern Todos Que Sois Discpu los Mos:

    Si Ten is Am or Los Unos A Los Ot r os" ( Jn 1 3 , 34)TEMA 8: ACTITUDES FUNDAMENTALES DEL CRISTIANO. FE,ESPERANZA Y CARIDAD pg.56Introduccin.Actividad: Revestidos de tu fuerza.Oracin: Seor, confiamos en tu ayuda.TEMA 9: ESCUCHAR Y MEDITAR LA PALABRA DE DIOS.LECTIO DIVINA pg.63Introduccin.Actividad: El Bautismo del Seor.

    Oracin: Habla, Seor.TEMA 10: LA PARTICIPACIN EN LA VIDA LITRGICA YSACRAMENTAL pg.71Introduccin.Actividad: El Sacramento de la vida.Oracin: T estas entre nosotros.TEMA 11: LA ORACIN pg.78Introduccin.Actividad: El muro de la oracin.Oracin: Levantemos el corazn, salgamos de nuestro encorvamiento.

    TEMA 12: LOS MANDAMIENTOS pg.92Introduccin.Actividad: El rostro del amor de Dios.Oracin: La accin de Jess.TEMA 13: LAS BIENAVENTURANZAS pg.96Introduccin.Actividad: Bienaventuranzas de los jvenes.Oracin: Mis bienaventurados.TEMA 14: EL SERVICIO A LOS HERMANOS pg.106

    Introduccin.Actividad: Descubrir las necesidades del hermano.Oracin: Todos servidores.

    BIBLIOGRAFA

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    PRLOGO

    Este Jubileo, nos ha debido servir para reavivar nuestra fe y as poderlatransmitir con entusiasmo a todos aquellos que nos rodean.Se cierra el Jubileo pero nuestra misin continua. Los cristianos estamosllamados a seguir nuestra peregrinacin y dar testimonio de Cristo a lasociedad del Tercer Milenio.A lo largo de estos ltimos aos a travs de las Campaas de Formacinhemos estado ofreciendo unos materiales con los que hemos pretendidoconseguir una formacin bsica, integral y sobre todo cristiana para todos loseducadores del movimiento Juniors M.D.Con esta campaa nos centramos en la llamada que el Papa Juan Pablo noshace desde la Carta Apostlica Novo Millennio Ineunte. En ella destaca elverdadero encuentro con Cristo como tesoro del Jubileo y nos invita acontemplar su rostro y a caminar desde l. El evangelio ha de ser la gua quenos acerque a nuestra meta como cristianos: vivir la santidad.El Papa Juan Pablo nos invita a todos los jvenes a ser Centinelas de laMaana y nosotros como centinelas debemos llamar a todos, responder aesta llamada siendo los testigos para el Nuevo Milenio. Slo si la Palabra de

    Dios ilumina nuestros corazones podremos ser testigos crebles de lapresencia de Cristo.Pretendemos que esta campaa nos sirva como verdadera formacin a todoslos educadores Juniors, no como material que se lea y se archive sino comoun material que se trabaje y nos resulte til, que nos sirva como base paraseguir fortaleciendo nuestra fe. Tambin necesitamos vuestra colaboracinpara que este trabajo contine dando sus frutos.Aprovechamos tambin estas lneas para dar las gracias a todos lossacerdotes que han colaborado en la elaboracin de esta campaa.

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    CMO UTILIZAR ESTE LIBRO?Los temas de esta campaa estn divididos en tres apartados: una introduccin,actividades y oraciones que se deben entender de la forma que sigue:

    QU CONTIENE? QU ES? PARA QUE SIRVE?

    INTRODUCCIN Son el contenido Sirve para ayudarnos a

    terico que nos ayuda cimentar y profundizara descibrir la verdadera nuestra fe. Con las intro-celebracin del Jubileo ducciones conocer ms la

    esencia de cada uno delos

    temas y nos servirn comobase para las actividades

    que ms tarde se proponen.

    Propuestas con el grupo Sirven para acercar elACTIVIDAD de educadores interiori- contenido a nuestras vidas

    zar el contenido de y realidades y para com-cada uno de los aparta- partir nuestra experienciados tericos. con los otros jvenes de

    nuestro grupo en lacomunidad.

    Son un acercamiento Son el momento en quea la Palabra de Dios que llevamos hacia Dios todas

    ORACIN iluminar las conclusio- nuestras vivencias y nos

    nes que extraigamos de dejamos interpelar por lalos temas propuestos. escucha del Evangelio.Es

    momento de plantear nues-tro compromiso personaly de comunidad.

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    PRESENTACIN

    Hemos querido tomar como principal punto de referencia la carta post-Jubilar del PapaJuan Pablo II Novo Millennio Ineunte, en el desarrollo de la Campaa de Formacin2001-2002, y aqu os presentamos las principales ideas, que nos han servido para extraerlos temas a desarrollar:

    Mientras se cerraba el Gran Jubileo y se abre para la Iglesia una nueva etapa de sucamino, hay que volver a escuchar y asumir las palabras urgentes de Jess Rema maradentro. No podemos detenernos ni pararnos. Hay que seguir hacia adelante. Se cerrabala Puerta Santa, pero se abre un nuevo camino que hay que recorrer, se abren nuevassendas que hay surcar.Rema mar adentro, grita el Papa Juan Pablo II: estas palabras nos invitan a recordar congratitud el pasado, a vivir con pasin el presente y a abrirnos con confianza al futuro, puesJesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre (Heb.13, 8). Es preciso aprovechar el tesorode gracia recibida, traducindola en fervientes propsitos y en lneas de accin concretas,mirando hacia delante confiando en la palabra de Cristo.

    Las experiencias vividas deben suscitar en nosotros un dinamismo nuevo, empujndonosa emplear el entusiasmo experimentado en iniciativas concretas. Ahora bien, es importanteque lo propuesto, con la ayuda de Dios, est fundado en la contemplacin y en la oracin.Nuestro tiempo es un tiempo de continuo movimiento, que a menudo desemboca en elactivismo, con el riesgo del hacer por hacer. Hemos de vencer esta tentacin buscandoser antes que hacer (cf. Lc.10, 41-42).La gran herencia del Jubileo ha sido el encuentro con Jesucristo, el Hijo de Dios hechohombre que nos ha redimido por su muerte y resurreccin del pecado, de la ley y de lamuerte y el ncleo esencial se concretara en la contemplacin del rostro de Cristo en suscoordenadas histricas y en su misterio, acogido en su mltiple presencia en la Iglesia yen el mundo, confesado como sentido de la historia y luz de nuestro camino.Y contemplando a Cristo adoramos juntos al Padre y al Espritu, la nica e indivisibleTrinidad, misterio inefable en el cual todo tiene su origen y su realizacin.En su homila de clausura del Jubileo, resuma el Papa en la palabra Jesucristo! elprograma y las lneas de reflexin de toda la carta Novo Millennio Ineunte y gritaba unavez ms al mundo y a nosotros: Abrid, abrid de par en par las puertas a Cristo.

    A nosotros se nos pide hoy no slo hablar de Cristo, sino en cierto modo hacerlo ver.Nuestro testimonio sera enormemente deficiente si no fusemos los primeroscontempladores de su rostro. Nuestra mirada ha de quedar ms que nunca fija en el rostrodel Seor:

    - El Rostro del Hijo.- El Rostro doliente.- Rostro del Resucitado.

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    QU HEMOS DE HACER, HERMANOS? No ser una frmula la que nos salve,sino una Persona y la certeza que ella nos infunde: Yo estoy con vosotros.No se trata, pues, de inventar un nuevo programa. El programa ya existe. Es el de siempre,recogido por el Evangelio y la Tradicin viva. Se centra, en definitiva, en Cristo mismo, alque hay que conocer, amar e imitar, para vivir en l la vida trinitaria y transformar con l la

    historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusaln celeste. Es un programa que nocambia al variar los tiempos y las culturas, aunque tiene cuenta del tiempo y de la culturapara un verdadero dilogo y una verdadera comunicacin eficaz.Sin embargo, es necesario que el programa formule orientaciones pastorales adecuadasa las condiciones de cada comunidad... Nos espera una apasionante tarea derenacimiento pastoral. Una obra que implica a todos.El Papa Juan Pablo II indicaba unas pautas concretas: deseo sealar, como punto dereferencia y orientacin comn, algunas prioridades pastorales que la experiencia mismadel Gran Jubileo ha puesto especialmente de relieve ante mis ojos.La SANTIDAD: Poner la programacin pastoral bajo el signo de la santidad es una opcin

    llena de consecuencias. Significa expresar la conviccin de que, si el Bautismo es unaverdadera entrada en la santidad de Dios por medio de la insercin en Cristo y lainhabitacin de su Espritu, sera un contrasentido contentarse con una vida mediocre,vivida segn una tica minimalista y una religiosidad superficial... Los caminos de lasantidad son mltiples y adecuados a la vocacin de cada uno. Es el momento deproponer de nuevo a todos con conviccin este alto grado de la vida cristiana ordinaria.

    La ORACIN: para la pedagoga de la santidad es necesario un cristianismo que sedistinga ante todo por el arte de la oracin. Es preciso aprender a rezar... Realizada ennosotros por el Espritu Santo, nos abre, por Cristo y en Cristo, a la contemplacin delrostro del Padre. Aprender esta lgica trinitaria de la oracin cristiana, vivindolaplenamente ante todo en la liturgia, cumbre y fuente de la vida eclesial, pero tambin en laexperiencia personal, es el secreto de un cristianismo realmente vital, que no tiene motivospara temer el futuro, porque vuelve continuamente a las fuentes y se regenera en ellas.

    La EUCARISTA DOMINICAL: el mayor empeo se ha de poner, pues, en la Liturgia,cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente de dondemana toda su fuerza. Hay que dar un realce particular a la Eucarista dominical y aldomingo mismo, sentido como da especial de la fe, da del Seor resucitado y del don delEspritu, verdadera Pascua de la semana. La participacin en la Eucarista ha de ser paracada bautizado, el centro del Domingo. Es un deber irrenunciable, que se ha de vivir noslo para cumplir un precepto, sino como necesidad de una vida cristiana verdaderamenteconsciente y coherente. A travs de la participacin eucarstica, el da del Seor se

    convierte tambin en el da de la Iglesia.El SACRAMENTO de la RECONCILIACIN: debemos descubrir en este sacramento a

    Cristo como misterio de piedad en el que Dios nos muestra su corazn misericordioso ynos reconcilia plenamente consigo. Este es el rostro de Cristo que conviene hacerdescubrir tambin a travs del sacramento de la penitencia que, para un cristiano, es elcamino ordinario para obtener el perdn y la remisin de sus pecados graves cometidosdespus del Bautismo. Debemos afrontar la crisis del sentido del pecado que se dan enla cultura actual.

    La PRIMACA de la GRACIA: en la programacin que nos espera, trabajar con mayorconfianza en una pastoral que d prioridad a la oracin, personal y comunitaria, significa

    respetar un principio esencial de la visin cristiana de la vida: la primaca de la gracia. Diosnos pide una colaboracin real a su gracia, y por tanto, nos invita a utilizar todos losrecursos de nuestra inteligencia... y capacidad operativa. Pero no se ha de olvidar que, sin

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    Cristo, no podemos hacer nada. La oracin nos hace recordar constantemente laprimaca de Cristo y, en relacin con El, la primaca de la vida interior y de la santidad.

    ESCUCHA de la PALABRA: la primaca de la santidad y de la oracin slo se puedeconcebir a partir de una renovada escucha de la palabra de Dios. La escucha de la Palabraha de convertirse en un encuentro vital, en la antigua y siempre vlida tradicin de la lectiodivina, que permite encontrar en el texto bblico la palabra viva que interpela, orienta y

    modela la existencia.

    ANUNCIO de la PALABRA: alimentarnos de la Palabra de Dios para ser servidores dela Palabra en el compromiso de la evangelizacin, es una prioridad para la Iglesia alcomienzo del nuevo milenio. Estamos en la hora de la nueva evangelizacin. Esta pasinsuscitar en la Iglesia una nueva accin misionera que implicar la responsabilidad detodos los miembros del Pueblo de Dios. Quien ha encontrado a Cristo no puede tenerloslo para s, debe anunciarlo. Es necesario un nuevo impulso apostlico que sea vivido

    como compromiso cotidiano de las comunidades y de los grupos cristianos. Esto debehacerse respetando el camino siempre distinto de cada persona y atendiendo a lasdiversas culturas en las que ha de llegar el mensaje cristiano, de tal manera que no senieguen los valores peculiares de cada pueblo, sino que sean purificados y llevados a suplenitud.La propuesta de Cristo se ha de hacer a todos con confianza.Si hemos contemplado el rostro de Cristo, nuestra programacin pastoral se inspirar enel mandamiento nuevo que El nos dio: el AMOR FRATERNO (Jn.13, 34).Otro aspecto importante es el de la COMUNIN que encarna y manifiesta la esencia delmisterio de la Iglesia. La comunin es el fruto y la manifestacin de aquel amor que,surgiendo del corazn del Padre, se derrama en nosotros a travs del Espritu que Jessnos da para hacer de nosotros un solo corazn y una sola alma. Realizando esta comuninde amor, la Iglesia se manifiesta como sacramento, o sea, signo e instrumento de la ntimaunin con Dios y de la unidad del gnero humano.

    ESPIRITUALIDAD de COMUNIN: Haciendo de la Iglesia la casa y la escuela de lacomunin es el gran desafo que tenemos ante nosotros en este milenio que comienza siqueremos ser fieles al designio de Dios y responder a las profundas esperanzas delmundo. Antes de programar iniciativas concretas, hace falta promover una espiritualidadde la comunin, proponindola como principio educativo en todos los lugares donde seforma el hombre y el cristiano, donde se educan los ministros del altar, las personasconsagradas, los agentes de pastoral, donde se construyen las familias y las

    comunidades...ESPIRITUALIDAD de COMUNIN significa:

    a) una mirada del corazn sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita ennosotros, y

    cuya luz ha de ser reconocida tambin en el rostro de los hermanos que estn anuestro lado;

    b) capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo mstico y,por tanto,

    como uno que me pertenece, para saber compartir sus alegras y sus sufrimientos,

    para ofrecerle una verdadera amistad;

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    c) capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo, y valorarlocomo

    regalo de Dios: un don para m, adems de ser un para el hermano que lo ha recibidodirectamente;

    d) saber dar espacio al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros y

    rechazando lastentaciones egostas..

    Los espacios de comunin Consejos Presbiterales, Consejos Pastorales- deben sercultivados y ampliados cada da. La teologa y la espiritualidad de la comunin aconsejanuna escucha recproca y eficaz entre pastores y fieles... Unidad en lo esencial, yconfluencia normalmente incluso en lo opinable.

    VARIEDAD de VOCACIONES: Esta perspectiva de comunin est unida a la capacidadde la comunidad cristiana para acoger todos los dones del Espritu. La unidad de la Iglesiano es uniformidad, sino integracin orgnica de las legtimas diversidades.La Iglesia del tercer milenio ha de impulsar a todos los bautizados y confirmados a tomar

    conciencia de la propia responsabilidad activa en la vida eclesial. Junto con el ministerioordenado, pueden florecer otros ministerios, instituidos o simplemente reconocidos, parael bien de toda la comunidad, atendindola en sus muchas necesidades: catequesis,animacin litrgica, educacin de los jvenes, manifestaciones de la caridad.Se ha poner un generoso esfuerzo, sobre todo con la oracin, en la promocin de lasvocaciones al sacerdocio y a la vida de especial consagracin. Este es un problema muyimportante para la vida de la Iglesia. Por eso hay que organizar una pastoral de lasvocaciones amplia que llegue a las parroquias, a los centros educativos y familias...En este contexto cobran su importancia las dems vocaciones, enraizadas bsicamenteen el Bautismo. Es particular es necesario descubrir cada vez mejor la vocacin propia delos laicos, llamados como tales a buscar el reino de Dios ocupndose de las realidadestemporales y ordenndolas segn Dios y a llevar a cabo en la Iglesia y en el mundo laparte que les corresponde... con su empeo por evangelizar y santificar a los hombres.Promoviendo las diversas realidades de asociacin que siguen dando a la Iglesia unaviveza que es don de Dios constituirn una autntica primavera del Espritu. Lasasociaciones y movimientos han de actuar en plena sintona eclesial y en obediencia a lasdirectrices de los Pastores.Una atencin especial se ha de prestar a la pastoral de la familia, y al matrimonio vividosegn el proyecto original de Dios. Las familias han de ser conscientes cada vez ms dela atencin debida a los hijos y hacerse promotora de una eficaz presencia eclesial y socialpara tutelar sus derechos.

    El ECUMENISMO sigue siendo una preocupacin constante en la vida de la Iglesia.APOSTAR por la CARIDAD: a partir de la comunin intraeclesial, la caridad se abre por

    su naturaleza al servicio universal, proyectndonos hacia la prctica de un amor activo yconcreto con cada ser humano. Este es un mbitoque caracteriza de manera decisiva la vida cristiana,el estilo eclesial y la programacin pastoral.Si hemos contemplado a Cristo, tenemos quesaberlo descubrir sobre todo en el rostro de aquelloscon los que El mismo ha querido identificarse(Mt.25, 35-36).

    Nadie debe ser excluido de nuestro amor desde elmomento que con la encarnacin el Hijo de Dios seha unido en cierto modo a cada hombre. En los pobres hay una especial suya, que impone

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    a la Iglesia una opcin preferencial por ellos. Mediante esta opcin, se testimonia el estilodel amor de Dios, su providencial su misericordia y, de alguna manera, se siembrantodava en la historia aquellas semillas del Reino de Dios que Jess mismo dej en su vidaterrena atendiendo a cuantos recurran a El para toda clase de necesidades espirituales ymateriales. Los pobres han de sentirse en la Iglesia como en su casa. La caridad de lasobras corrobora la caridad de las palabras.

    Los retos actuales: el desequilibrio ecolgico; los problemas de la paz; el vilipendio de losderechos humanos fundamentales; el respeto a la vida de cada ser humano; las nuevaspotencialidades de la ciencia, el dilogo interreligioso...

    Pero deben ser sobre todo los laicos, en virtud de su propia vocacin, quienes se haganpresentes en estas tareas, sin ceder nunca a la tentacin de reducir las comunidadescristianas a agencias sociales.

    INTRODUCCINCAMINAR DESDE CRISTO Y CON CRISTO.He aqu que yo estoy con vosotros todos los das hasta el fin del mundo (Mt. 28, 20). Esta certeza, queridos hermanos y hermanas, ha acompaado ala Iglesia durante dos milenios y se ha avivado ahora en nuestros corazones porla celebracin del Jubileo. De ella debemos sacar un renovado impulso en lavida cristiana, haciendo que sea, adems, la fuerza inspiradora de nuestrocamino. Conscientes de esta presencia del Resucitado entre nosotros, nosplanteamos hoy la pregunta dirigida a Pedro en Jerusaln, inmediatamente

    despus de su discurso de Pentecosts: Qu hemos de hacer, hermanos?(Hch. 2, 37).Nos lo preguntamos con confiado optimismo, aunque sin minusvalorar losproblemas. No nos satisface ciertamente la ingenua conviccin de que haya unafrmula mgica para los grandes desafos de nuestro tiempo. No, no ser unafrmula lo que nos salve, pero s una Persona y la certeza que ella nos infunde:Yo estoy con vosotros!

    La SantidadConviene adems descubrir en todo su valor

    programtico el captulo V de la Constitucin dogmticaLumen Gentium sobre la Iglesia, dedicado a la vocacinuniversal a la santidad . Si los Padres conciliares

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    concedieron tanto relieve a esta temtica no fue para dar una especie de toque espirituala la eclesiologa, sino ms bien para poner de relieve una dinmica intrnseca ydeterminante. Descubrir a la Iglesia como misterio , es decir, como pueblo congregado en la unidad del Padre, del Hijo y del Espritu Santo , (LG. 4) llevaba adescubrir tambin su santidad , entendida en su sentido fundamental de pertenecer aAqul que por excelencia es el Santo, el tres veces Santo (cf. Is. 6, 3). Confesar a la

    Iglesia como santa significa mostrar su rostro de Esposa de Cristo, por la cual l seentreg, precisamente para santificarla (cf. Ef. 5, 25-26). Este don de santidad, por asdecir, objetiva, se da a cada bautizado.Pero el don se plasma a su vez en un compromiso que ha de dirigir toda la vida cristiana: sta es la voluntad de Dios: vuestra santificacin (1 Ts. 4, 3). Es un compromiso queno afecta slo a algunos cristianos: Todos los cristianos, de cualquier clase o condicin,estn llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfeccin del amor .Recordar esta verdad elemental, ponindola como fundamento de la programacinpastoral que nos atae al inicio del nuevo milenio, podra parecer, en un primer momento,algo poco prctico. Acaso se puede programar la santidad? Qu puede significar

    esta palabra en la lgica de un plan pastoral?

    En realidad, poner la programacin pastoral bajo el signo de la santidad es una opcinllena de consecuencias. Significa expresar la conviccin de que, si el Bautismo es unaverdadera entrada en la santidad de Dios por medio de la insercin en Cristo y lainhabitacin de su Espritu, sera un contrasentido contentarse con una vida mediocre,vivida segn una tica minimalista y una religiosidad superficial. Preguntar a uncatecmeno, quieres recibir el Bautismo? , significa al mismo tiempo preguntarle, quieres ser santo? Significa ponerle en el camino del Sermn de la Montaa: Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial (Mt. 5, 48).

    Como el Concilio mismo explic, este ideal de perfeccin no ha de ser malentendido, comosi implicase una especie de vida extraordinaria, practicable slo por algunos genios dela santidad. Los caminos de la santidad son mltiples y adecuados a la vocacin de cadauno. Doy gracias al Seor que me ha concedido beatificar y canonizar durante estos aosa tantos cristianos y, entre ellos a muchos laicos que se han santificado en las

    circunstancias ms ordinarias de la vida. Es el momento de proponer de nuevo a todos conconviccin este alto grado de la vida cristiana ordinaria. La vida entera de la comunidadeclesial y de las familias cristianas debe ir en esta direccin. Pero tambin es evidente que

    los caminosde lasantidad sonpersonales yexigen unapedagoga dela santidad

    verdadera ypropia, quesea capaz de

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    adaptarse a los ritmos de cada persona. Esta pedagoga debe enriquecer la propuestadirigida a todos con las formas tradicionales de ayuda personal y de grupo, y con lasformas ms recientes ofrecidas en las asociaciones y en los movimientos reconocidos porla Iglesia.

    (Juan Pablo II, Carta Apostlica Novo Millennio Ineunte,

    al comienzo del nuevo milenio, 29-31)

    LOS JVENES ESPERANZA DE LA IGLESIAEste nuevo impulso evangelizador adquiere de forma particular en los jvenes un acentoespecial. A ellos debe proclamarse el evangelio como la nica y sobreabundante respuestaa sus ms radicales aspiraciones, como la propuesta fuerte y enaltecedora de unseguimiento personal (Christifideles Laici, n: 46). Desde esa propuesta estn llamados adescubrir no solo el sentido de su vida sino la forma concreta de vivir su vocacin cristianaen la Iglesia y en el mundo. Para ello necesitan descubrir a la comunidad cristiana como

    mbito de referencia existencial, en el que puedan incorporarse para vivir plenamente elencuentro con Cristo que responde, incluso cuando no saben definirlo, a aquello que msintensamente buscan. Desde esa experiencia de fe y su capacidad de abrirse conesperanza al futuro, la misma coherencia que reclaman les mueve a adquirir compromisosconcretos en la construccin de un mundo que anticipe el Reino. As estn llamados aconvertirse en protagonistas de la Evangelizacin y artfices de la renovacin social. Lafinalidad pastoral de animar a todos los cristianos en su vocacin y misin supone en losjvenes, de forma especial, la importancia de cuidar en los prximos aos en nuestradicesis, los itinerarios de educacin en la fe y los procesos de acompaamiento, desdelas circunstancias concretas en las que viven hasta la plena madurez humana y cristiana,aprovechando su entusiasmo como un nuevo talento que Dios ha puesto en nuestrasmanos para que lo hagamos fructificar (Christifideles Laici, n: 40). Implica, tambin,fomentar en nuestras comunidades el dilogo recproco y el encuentro entre lasgeneraciones, as como su participacin en las tareas y decisiones que afectan a la vidapastoral.

    (Plan Pastoral Diocesano 2001-2002Con Jesucristo en el Camino del Hombre, n 9)

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    MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II PARA LA XVIIJORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

    "Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo", (Mt 5, 13-14)

    Queridos jvenes!1.An permanece muy vivo en mi memoria el recuerdo de los momentos extraordinariosque hemos vivido juntos en Roma durante el Jubileo del ao 2000, cuando habis venidoen peregrinacin a las tumbas de los Apstoles san Pedro y san Pablo. Habis pasado porla Puerta Santa en largas filas silenciosas y os habis preparado a recibir el sacramentode la Reconciliacin; despus, en la vigilia nocturna y en la Misa de la maana en TorVergata, habis vivido una intensa experiencia espiritual y eclesial; robustecidos en la fe,habis vuelto a casa con la misin que os he confiado: que seis, en esta aurora del nuevomilenio, testigos valientes del Evangelio.La celebracin de la Jornada Mundial de la Juventud se ha convertido ya en un momentoimportante de vuestra vida, como lo ha sido para la vida de la Iglesia. Os invito, pues, aque comencis a prepararos para XVII edicin de este gran acontecimiento, que se

    celebrar internacionalmente en Toronto, Canad, el verano del prximo ao. Ser unanueva ocasin para encontrar a Cristo, dar testimonio de su presencia en la sociedadcontempornea y llegar a ser constructores de la "civilizacin del amor y la verdad".2. "Vosotros sois la sal de la tierra... vosotros sois la luz del mundo", (Mt 5,13-14): ste esel lema que he elegido para la prxima Jornada Mundial de la Juventud. Las dosimgenes, de la sal y la luz, utilizadas por Jess, son complementarias y ricas de sentido.En efecto, en la antigedad se consideraba a la sal y a la luz como elementos esencialesde la vida humana."Vosotros sois la sal de la tierra...". Como es bien sabido, una de las funciones principalesde la sal es sazonar, dar gusto y sabor a los alimentos. Esta imagen nos recuerda que, por

    el bautismo, todo nuestro ser ha sido profundamente transformado, porque ha sido"sazonado" con la vida nueva que viene de Cristo (cf. Rom. 6, 4). La sal por la que no sedesvirta la identidad cristiana, incluso en un ambiente hondamente secularizado, es lagracia bautismal que nos ha regenerado, hacindonos vivir en Cristo y concediendo lacapacidad de responder a su llamada para "que ofrezcis vuestros cuerpos como unavctima viva, santa, agradable a Dios" (Rom. 12, 1). Escribiendo a los cristianos de Roma,san Pablo los exhorta a manifestar claramente su modo de vivir y de pensar, diferente delde sus contemporneos: "no os acomodis al mundo presente, antes bien transformaosmediante la renovacin de vuestra mente, de forma que podis distinguir cul es lavoluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto" (Rom. 12, 2).Durante mucho tiempo, la sal ha sido tambin el medio usado habitualmente paraconservar los alimentos. Como la sal de la tierra, estis llamados a conservar la fe quehabis recibido y a transmitirla intacta a los dems. Vuestra generacin tiene ante s elgran desafo de mantener integro el depsito de la fe (cf 2 Tes. 2, 15; 1 Tm. 6, 20; 2 Tm.1, 14).Descubrid vuestras races cristianas, aprended la historia de la Iglesia, profundizad elconocimiento de la herencia espiritual que os ha sido transmitido, seguid a los testigos y alos maestros que os han precedido! Slo permaneciendo fieles a los mandamientos deDios, a la alianza que Cristo ha sellado con su sangre derramada en la Cruz, podris serlos apstoles y los testigos del nuevo milenio.Es propio de la condicin humana, y especialmente de la juventud, buscar lo absoluto, el

    sentido y la plenitud de la existencia. Queridos jvenes, no os contentis con nada queest por debajo de los ideales ms altos! No os dejis desanimar por los que,decepcionados de la vida, se han hecho sordos a los deseos ms profundos y ms

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    autnticos de su corazn. Tenis razn en no resignaros a las diversiones insulsas, a lasmodas pasajeras y a los proyectos insignificantes. Si mantenis grandes deseos para elSeor, sabris evitar la mediocridad y el conformismo, tan difusos en nuestra sociedad.3. "Vosotros sois la luz del mundo....". Para todos aquellos que al principio escucharon aJess, al igual que para nosotros, el smbolo de la luz evoca el deseo de verdad y la sedde llegar a la plenitud del conocimiento que estn impresos en lo ms ntimo de cada ser

    humano.Cuando la luz va menguando o desaparece completamente, ya no se consigue distinguirla realidad que nos rodea. En el corazn de la noche podemos sentir temor e inseguridad,esperando slo con impaciencia la llegada de la luz de la aurora. Queridos jvenes, avosotros os corresponde ser los centinelas de la maana (cf. Is. 21, 11-12) que anuncianla llegada del sol que es Cristo resucitado!La luz de la cual Jess nos habla en el Evangelio es la de la fe, don gratuito de Dios, queviene a iluminar el corazn y a dar claridad a la inteligencia: "Pues el mismo Dios que dijo:De las tinieblas brille la luz, ha hecho brillar la luz en nuestros corazones, para irradiar elconocimiento de la gloria de Dios que est en la faz de Cristo" (2 Cor. 4, 6). Por eso

    adquieren un relieve especial las palabras de Jess cuando explica su identidad y sumisin: "Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminar en la oscuridad, sino quetendr la luz de la vida" (Jn. 8, 12).El encuentro personal con Cristo ilumina la vida con una nueva luz, nos conduce por elbuen camino y nos compromete a ser sus testigos. Con el nuevo modo que l nosproporciona de ver el mundo y las personas, nos hace penetrar ms profundamente en elmisterio de la fe, que no es slo acoger y ratificar con la inteligencia un conjunto deenunciados tericos, sino asimilar una experiencia, vivir una verdad; es la sal y la luz detoda la realidad (cf. Veritatis Splendor, 88).En el contexto actual de secularizacin, en el que muchos de nuestros contemporneospiensan y viven como si Dios no existiera, o son atrados por formas de religiosidadirracionales, es necesario que precisamente vosotros, queridos jvenes, reafirmis que lafe es una decisin personal que compromete toda la existencia. Que el Evangelio sea elgran criterio que gue las decisiones y el rumbo de vuestra vida! De este modo os harismisioneros con los gestos y las palabras y, dondequiera que trabajis y vivis, serissignos del amor de Dios, testigos crebles de la presencia amorosa de Cristo. No loolvidis: "No se enciende una lmpara para ponerla debajo del celemn" (cf. Mt. 5, 15).As como la sal da sabor a la comida y la luz ilumina las tinieblas, as tambin la santidadda pleno sentido a la vida, hacindola un reflejo de la gloria de Dios. Con cuntos santos,tambin entre los jvenes, cuenta la historia de la Iglesia! En su amor por Dios han hechoresplandecer las mismas virtudes heroicas ante el mundo, convirtindose en modelos de

    vida propuestos por la Iglesia para que todos les imiten. Entre otros muchos, basterecordar a Ins de Roma, Andrs de Ph Yn, Pedro Calungsod, Josefina Bakhita, Teresade Lisieux, Pier Giorgio Frassati, Marcel Callo, Francisco Castell Aleu o, tambin, KateriTekakwitha, la joven iraquesa llamada la "azucena de los Mohawks". Pido a Dios tresveces Santo que, por la intercesin de esta muchedumbre inmensa de testigos, os hagaser santos, queridos jvenes, los santos del tercer milenio!4. Queridos jvenes, ha llegado el momento de prepararse para la XVII Jornada Mundialde la Juventud. Os dirijo una especial invitacin a leer y a profundizar la Carta apostlicaNovo milenio ineunte, que he escrito a comienzos de ao para acompaar a losbautizados, en esta nueva etapa de la vida de la Iglesia y de los hombres: "Un nuevo siglo

    y un nuevo milenio se abren a la luz de Cristo. Pero no todos ven esta luz. Nosotrostenemos el maravilloso y exigente cometido de ser su "reflejo"" (n. 54).S, es la hora de la misin. En vuestras dicesis y en vuestras parroquias, en vuestros

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    movimientos, asociaciones y comunidades, Cristo os llama, la Iglesia os acoge como casay escuela de comunin y de oracin. Profundizad en el estudio de la Palabra de Dios ydejad que ella ilumine vuestra mente y vuestro corazn. Tomad fuerza de la graciasacramental de la Reconciliacin y de la Eucarista. Tratad asiduamente con el Seor enese "corazn con corazn" que es la adoracin eucarstica. Da tras da recibiris nuevoimpulso, que os permitir confortar a los que sufren y llevar la paz al mundo. Muchas son

    las personas heridas por la vida, excluida del desarrollo econmico, sin un techo, unafamilia o un trabajo; muchas se pierden tras falsas ilusiones o han abandonado todaesperanza. Contemplando la luz que resplandece sobre el rostro de Cristo resucitado,aprended a vivir como "hijos de la luz e hijos del da" (1 Tes. 5, 5), manifestando a todosque "el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad" (Ef. 5, 9).5. Queridos jvenes amigos, para todos los que puedan, la cita es en Toronto! En elcorazn de una ciudad multicultural y pluriconfesional, anunciaremos la unicidad de CristoSalvador y la universalidad del misterio de salvacin del que la Iglesia es sacramento.Rogaremos por la total comunin entre los cristianos en la verdad y en la caridad,respondiendo a la invitacin apremiante de Dios que desea ardientemente "que sean uno

    como nosotros" (Jn 17, 11).Venid para hacer resonar en las grandes arterias de Toronto el anuncio gozoso de Cristo,que ama a todos los hombres y lleva a cumplimiento todo germen de bien, de belleza y deverdad existente en la ciudad humana. Venid para contar al mundo vuestra alegra dehaber encontrado a Cristo Jess, vuestro deseo de conocerlo cada vez mejor, vuestrocompromiso de anunciar el Evangelio de salvacin hasta los extremos confines de la tierra.Vuestros coetneos canadienses se preparan ya para acogeros calurosamente y con granhospitalidad, junto con sus Obispos y las Autoridades civiles. Se lo agradezco ya desdeahora cordialmente. Quiera Dios que esta primera Jornada Mundial de los Jvenes alcomienzo del tercer milenio transmita a todos un mensaje de fe, de esperanza y de amor!Os acompaa mi bendicin, mientras confo a Mara, Madre de la Iglesia, a cada uno devosotros, vuestra vocacin y vuestra misin.

    En Castel Gandolfo, el 25 de julio de 2001

    IOANNES PAULUS II

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    CAPTULO I: "Y vosotros, Quin decs que soy yo" (Mt. 16, 15)

    TEMA 1: ABB, EL DIOS DE JESS.

    INTRODUCCIN

    UNA NUEVA IMAGEN DE DIOS.El antiguo Oriente considera a la divinidad como el padre de los hombres, o por lo menosde algunos de ellos. As padre expresa una autoridad incondicionada e inviolable, perotambin acarrea un contenido de benevolencia y de misericordia, ya que el dios-padretoma en sus manos la vida de todo. Es una relacin que podramos llamar maternal.No es por tanto exclusivamente cristiano el hecho de llamar a Dios Padre. Pero buscandoen el Antiguo Testamento, nos vamos dando cuenta que esta paternidad divina no solo nosrelaciona con los orgenes, hay algo verdaderamente importante: la paternidad se refierea Israel de forma muy singular, Israel es el primognito de Dios elegido de entre todos lospueblos. Una eleccin que convierte al Pueblo en algo de su propiedad, pero adems se

    manifiesta esta eleccin en un acto histrico. As la certeza de la paternidad de Dios y dela filiacin de Israel no se basa ya en un mito, sino en la experiencia concreta de un gestosalvador. El Pueblo se convierte, en Pueblo de Dios, es adoptado como pueblo depropiedad divina.Los profetas abundarn en esta concepcin, y le conferirn profundidad en la relacin, yseriedad a la hora de precisar las exigencias que comporta. Existe siempre un abismo enla relacin de Dios-Padre con su pueblo. Mientras el padre muestra siempre su amor, supaciencia, Israel el hijo se muestra degenerado, malvado y pervertido (Dt. 34, 5-6). Anteel pecado, la idolatra, la ofensa, el pueblo hace una llamada a la piedad de Dios, que notiene ms que una respuesta: el perdn. Con palabras del profeta Oseas:

    Yo ense a andar a Efran y lo llev en mis brazos... Cmo podr dejarteEfran?Entregarte a ti, Israel? (Os 11,3-8)Esta piedad divina y paternal, es en Dios una necesidad absoluta, un reto a todacomprensin. Un Dios al que se le conmueven las entraas y cede a la compasin (Cf. Jer.31, 20)Pero no solo conservamos noticias del Antiguo Testamento, tambin del ambiente deljudasmo palestiniano antiguo podemos sacar algunos aspectos: en primer lugar se notacierta tendencia legalstica: es hijo de Dios quien obedece su ley. La filiacin divina no sepierde a pesar de la desobediencia y la infidelidad. Pero existen otros rasgos que sepueden reducir a los siguientes:

    1. Dios interviene siempre en el momento de la necesidad;2. l est dispuesto al perdn ms que un padre terreno; por tanto tambin los hombres

    deben serbenvolos entre s;

    3.A pesar de la presencia de una paternidad divina que se refiere al pueblo y a cada uno,est vivo

    el sentido de la distancia: Dios es padre, pero un padre singular, al que ante todo sedebe respe-

    to;4.A diferencia del AT, el trmino Padre se usa tambin en las invocaciones dirigidas a

    Dios.Pero nunca se encuentra la expresin: Padre mo.

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    LA NOVEDAD DE JESS: DIOS LLAMADO ABB.El trmino Padre se pone en labios de Jess 170 veces en los evangelistas. Teniendo encuenta este dato se puede deducir que el llamar a Dios con el nombre de Padre es msbien raro y que se difunde con la expansin progresiva del cristianismo. En Marcos, el msantiguo, la palabra es casi inexistente; en cambio en Juan, el ltimo de los evangelistas enorden de tiempo, es sinnimo de Dios.

    Sobre los motivos particulares que determinaron tal evolucin, es probable que se tenganque buscar en el ambiente litrgico fuertemente influido por la predicacin de San Pablo,y en el recuerdo de la misma gran plegaria de Jess.As es el propio Jess el que determina radicalmente el tratamiento, la nocin y lacomprensin de Dios como Padre. Es Jess quien llama a Dios como el padre, vuestropadre y mi padre. Es la nueva imagen de un Dios que perdona las culpas, que acompaacon su misericordia, que conforta con su providencia y que propone la salvacin. Un Diosque en Jess se revela absolutamente: Todo me lo ha confiado mi Padre. Y nadie conoceal Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el hijo y aquel a quien el Hijo se lo quierarevelar.

    Slo Jess conoce los misterios divinos, y por tanto, slo en l nos puede ser comunicadotal tipo de conocimiento. Jess es el nico depositario y el nico mediador de la palabradel Seor.

    EL PADRENUESTRO.Sabemos por el evangelista San Lucas que Jess dio el Padrenuestro a sus discpulos enuna situacin muy concreta:Haca oracin en cierto lugar, y cuando termin, le dijo uno de sus discpulos: Seor,ensanos a orar, como Juan ense a los suyos. (Lc 11, 19)

    Esta relacin con el Bautista, nos habla de la relacin peculiar que existaentre los distintos grupos religiosos, en tiempos de Jess, y como cadagrupo tena un particular ordenamiento en cuanto a usos yordenamientos oracionales. La manera propia de rezar comportaba unarelacin con Dios determinada, que constitua el principio de unin delgrupo y era a la vez aglutinante del mismo.

    El Padrenuestro, es la suma ms clara y ms rica, pese a su brevedad, que tenemos delmensaje de Cristo. As con el don del Padrenuestro de Jess a sus discpulos comienza elrezar en nombre de Jess. El texto literal traducido que san Lucas nos aporta posiblementesea el ms antiguo:

    Padre bienamado,santificado sea tu nombre.

    Venga tu reino.Nuestro pan para maanadnoslo hoy.

    Y perdnanos nuestras deudas,as como tambin nosotros, al decir estas

    palabras, perdonamos a nuestros deudores

    no nos dejes caer en la tentacin.

    Una estructura sencilla pero que marca la profundidad de la oracin:a) La invocacin.b) Dos demandas en forma de deseo.c)Dos demandas en forma de peticin.d) Peticin final.

    a) La invocacin Padre bienamado nos traslada a la comprensin de la palabra ABBA

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    como el nombre que el hijo pequeito diriga a su padre para llamarle. Abba e Imma (papy mam) eran las primeras palabras que el nio balbuceaba, en un lenguaje infantil yvulgar. Nadie hubiera osado dirigirse con ella a Dios. Jess lo hace as siempre en todaslas oraciones suyas que han llegado hasta nosotros. Como el nio habla con su padre, ashabla Cristo con Dios. Nos transmite as una relacin de cercana e intimidad queexpresaba la singular omnipotencia y conocimiento de Dios que su Padre le haba dado.

    Abba, expresa el secreto ltimo de su misin: l, a quien el padre dio en plenitud elconocimiento de Dios, tena el privilegio de dirigirse al Eterno con una invocacin infantilllena de confianza. Es una afirmacin del mesianismo de Jess. Pero adems el Abbamuestra por medio de Jess a sus discpulos la capacidad de que estos se dirijan tambina Dios de esta manera, con la misma confianza. Solo aquel que encuentra el sentido desentirse como nio ante Dios para llamarle Abba encuentra el camino del reino de Dios.

    b) Las dos demandas en forma de deseo:Santificado sea tu nombre. Venga tu reino.Ambas peticiones imploran la revelacin del reino de Dios al final de los tiempos. Todos los

    pueblos se arrojarn a los pies del rey de reyes. Con un significado que implora laperfeccin de la hora final. Como aquel que postrado en la ms absoluta miseria, gritadesde su profundidad el auxilio divino. Todos los crucificados de nuestro tiempo, losperseguidos, los humillados, los que reciben insultos, los pobres... claman para que serevele la gloria de Dios. Quien as reza, toma con seriedad la promesa divina, y se entregaen las manos de Dios plena y confiadamente. Es una oracin de la comunidad que sabeque el gran cambio ha comenzado ya, que Dios ha empezado su obra, la causa de laredencin.

    c) Las dos demandas en forma de peticin.La primera pide el pan cotidiano, el pan para maana, para el futuro cercano y el ltimo. Elpan al que se refiere no solo es el cotidiano sino tambin el pan espiritual, porque paraCristo no hay distincin entre el pan del cielo y el de la tierra. Los discpulos del Salvadorestn en el mundo sin ser del mundo. Se abarca la totalidad de la vida, solicitando de Diosque sus poderes alcancen la profanidad de cada da, se implora la santificacin de locotidiano.En un mundo alejado de Dios, sin hambre de Dios, los discpulos de Cristo puedenatreverse a pronunciar el hoy, ya, aqu se pide a Dios el pan de la vida. Jess nos acerca,as, a que aspiremos a tocar el poder de Dios, su gloria, para hacerla bajar a nuestras vidaspor medio de la oracin y de la fe. Este es tambin el sentido de la segunda peticin: Yperdnanos nuestras deudas as como nosotros, al decir estas palabras perdonamos a

    nuestros deudores. Es una peticin que apunta hacia la gran rendicin decuentas hacia la que el mundo camina, cuando se nos desvele el Misterioltimo de Dios. Situados dentro del tiempo de la salvacin, el tiempo delMesas es tiempo de salvacin. Se pide al Padre que nos lo conceda.

    Pero no podemos pedir perdn a Dios, si nosotros no estamos dispuestos a perdonar. Noes autntica nuestra peticin si, antes, no hemos aclarado nuestra relacin con elhermano.Ambas splicas piden que la gloria de Dios se revele, implorando que venga a nosotrosahora mismo ese final cumplimiento.

    d) Peticin final.Esta peticin final de la oracin de Jess, bien pudiera haber sido inspirada por unaantiqusima oracin juda para la noche:

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    No conduzcas mi pie al poder del pecadoy no me lleves al poder de la culpa,

    y no al poder de la tentacin,y no al poder de la infamia

    .

    Parece que Jess nos invitaba a pedir el ser protegidos durante la tentacin y no el serpreservados de ella. Al discpulo de Jess no se le va a ahorrar ni la prueba ni la tentacin,

    sino que se le promete la victoria final. Y no las tentaciones cotidianas, sino a la grantentacin que se producir cuando se destapen los secretos del mal, cuando se pruebena los santos de Dios como si fuesen falsos profetas y salvadores falsos. Es una peticinque pide a Dios la fuerza necesaria para no renunciar a la fe, para no apostatar.Es un grito desde lo ms profundo de la indigencia humana, una llamada de socorro enboca del angustiado: Padre! Escucha al menos esta oracin: gurdanos de extraviarnosde ti.Las pocas frases del padrenuestro encierran, como hemos visto, misterios inagotables. Serefieren sobre todo al tiempo salvfico, un tiempo que se hace realidad, que se anticipa,que irrumpe en el da a da, cuando la divinidad se acerca a nosotros.

    Donde quiera que haya hombres y mujeres que se atrevan a pedir a Dios, que es Padre,con infantil confianza y en nombre de Cristo la revelacin de su gloria, y que se digneconcedernos aqu el pan de vida, y la cancelacin de nuestras deudas, se est realizandoya el reinado de Dios sobre las vidas de sus hijos, entre la continua amenaza de lanegacin y la apostasa.

    ACTIVIDAD:ESTS DISPUESTO A CONTEMPLAR A DIOS?.

    De un texto de Thomas Merton en "Pensamientos en Soledad.

    En la vida espiritual no existe desastre mayor que el estar sumergido en la irrealidad, puesen cada uno la vida es preservada y nutrida por nuestra vital relacin con las realidadesfuera y por encima de nosotros.Cuando nuestra vida se alimenta con la irrealidad, se vuelve famlica. Y, por consiguiente,muere. No hay miseria ms grande que confundir esta muerte infructuosa con la genuina,fructfera, sacrificial muerte con la cual ingresamos a la vida.Esta muerte no es una fuga de la realidad, sino una entrega completa de nosotros mismosque involucra un compromiso total con la realidad. Comienza al renunciar a la ilusoriarealidad que las cosas adquieren cuando son vistas slo en relacin con nuestrosintereses egostas.Entonces Cules son las cosas reales? Si la irrealidad de las cosas materiales es slorelativa a la realidad mayor de las cosas espirituales.Comenzamos nuestra renuncia de criaturas al despegarnos de ellas y al observarlas comoson en s mismas. Al hacer tal cosa penetramos su realidad, su actualidad, su verdad.Necesitamos ver las cosas en perspectiva para apreciarlas tal y como son. Y ah escuando comenzamos a ver a Dios en ellas. Slo cuando lo encontremos en ellas,podremos iniciar el sendero de la contemplacin oscura en cuyo final nos serposible encontrarlas en l.

    PARA COMENTAR EN GRUPO:a) Qu te sugiere la frase: Cuando nuestra vida se alimenta con la irrealidad, se vuelve

    famlica Y por consiguiente muere?b) No crees que nos empeamos, demasiadas veces en considerar: que nuestras cosasson nuestras y las de Dios suyas?

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    c) Plantea situaciones en las que esto sucede.d) Piensas que cuando miramos las cosas materiales, las cosas de este mundo, condesapego, es cuando estamos preparados para encontrarnos con Dios? Cmo vives esasituacin?e) En verdad Dios es para ti el Padre bueno que te perdona, que te quiere, que da alientoa tu vida, al que le tienes tanta confianza para tratarle con la familiaridad ms ntima

    posible? Tu relacin con Jesucristo es de cercana, de acompaamiento, deseguimiento?Trata de adquirir un compromiso ntimo y personal con el Dios-Padre de Jess, no con tuidea de Dios y mira como esto puede repercutir en tu vida.

    ORACIN TENEMOS UN PADRE

    Comenzaramos buscando el lugar adecuado para tratar de pacificar nuestros corazonesy nuestras mentes: la capilla de la Comunin, una sala adecuada para sentirnos acogidos

    y tranquilos.

    Proponemos una celebracin, en la que podamos reconocernuestra limitacin ante la inmensidad de la realidad de Dios-Padre.

    Monicin:Tantas veces nos sentimos llenos de nuestraverdad, y no dejamos que l Dios, nuestroPadre penetre hasta lo ms profundo de nuestro ser. Meras gotas de agua en un ocanode inmensidad somos nosotros. Un ocano que nos envuelve, que nos da vida, sin quelleguemos a percibirlo porque andamos bastante llenos de cosas, olvidando la mejorparte del Padre Misericordioso que no mira nuestra mediocridad, ni nuestras infidelidades,

    sino que quiere que todos nos salvemos y lleguemos al conocimiento de la verdad.

    Tengamos en cuenta que lo peor y ms peligroso del que duerme es creer que estdespierto y confundir sus sueos con la realidadSepamos estar despiertos y agradecer a Dios-Padre su Amor eterno y para siempre.Con una msica tranquila, vamos relajando nuestro cuerpo y mente.

    Podemos cantar:Dios est aqu

    Tan cierto como el aire que respiro,Tan cierto como la maana se levanta,

    Tan cierto como que este canto lo puedes or...

    La oracin que proponemos es de lo ms fcil, ya que consiste en celebrar y meditar lasdistintas partes del Padrenuestro, haciendo de cada parte una contrapropuesta a nuestrasvidas que, dejan tantas veces de identificarse con Dios-Padre-Madre.

    La estructura la hemos apuntado antes:a) Invocacin, A quin invocamos en nuestras vidas?

    b) Dos demandas en forma de deseo, qu es objeto de nuestros deseos?c) Dos demandas en forma de peticin , Qu pedimos y para quin?d) Invocacin final, Cul es nuestra relacin con el mal? (o con la falta de bien)

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    Podemos poner en comn el resultado de nuestra reflexin-oracin. Podemos tambin,recitar, o leer por parte de una o dos personas con msica de fondo el siguiente texto:

    ABBNuestro Padre es... una Madre NuestroPadre es... una Madre

    para acoger,para acudir y gritarpara aupar,y comprender el sentidopara llevar de la mano,del dormir y del amar.para rer y jugar,para decirle bajito:para llegar a su puerta,Hagase tu voluntad.y verla de par en par.

    Nuestro Padre es... una Madre Nuestro

    padre es... una Madrepara encender y curar,para venir a volcarel dolor de los caminos;cansancios y atardecerespara mecer y arroparen el ro de su paz,ese misterio del hombrepara soar mundos nuevosque se llama soledad;para volver a empezarpara velarlo en silencio, y

    encontrar en su despensapara besarlo sin ms.nueva luz y nueva sal.

    Elvira MartnezAcabamos cantando y / o recitando el Padrenuestro.

    TEMA 2: JESS EL MAESTRO.

    INTRODUCCIN.

    Hace ms de dos mil aos un hombre dio que hablar por su declaracin programtica muysingular: Todo lo hago nuevo. Podemos asegurar que nadie ni antes ni despus de l, afirmesto. Y todava ms, ni antes ni despus de l, ha habido hombre que viviera con esa absolutaconsecuencia con su programa.Al preguntarnos por Jess, para muchos pensadores y telogos la idea de su predicacin estbasada en un Jess idealista alejado del mundo; pero segn el filsofo Millan Machorec, Jessprendi fuego al mundo con mano firme, y lo hizo, no con un programa atractivo, sino antetodo porque se identific con su programa. Este, segn l, es el secreto de la fuerza de accinque eman y emana de Jess.Jess no slo dice cosas nuevas sobre Dios, sino que no tiene inconveniente en entrar encontradiccin con aspectos religiosos. Mejor el escndalo que la ausencia de verdad. No slohabla de la Misericordia de Dios, sino que l mismo cura. No slo habla de la igualdad de todos

    los hombres, sino que tambin da un trato de igualdad a las mujeres y pone como ejemplo alos nios. Jess se identific con su programa y por eso es modelo para todos los que buscansu propia identidad.Con su programa, Jess no fue precisamente el gran idealista que quieren hacer de l algunos

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    hombres. Jess es el portador de un mensaje nuevo. El Sermn de la montaa y lasBienaventuranzas son un programa para todos. Pero Jess tena una personalidad fuerte yconsciente de s misma. Habl con fuerza y con autoridad, como se dice muchas veces enel Nuevo Testamento. Su mensaje, es absolutamente nuevo. Lo que Jess deca y haca eraconvincente y acoga a sus semejantes. Las gentes acudan por millares a l: pescadores,campesinos, mujeres y nios. Se menciona en los evangelios, sobre todo, en el de San Marcos,la multitud se agolpaba alrededor de Jess.

    Para la gente que se senta prisionera de una religin, de la Ley, el mensaje de Jess sobre Dios,es sobre todo liberador, presentando a Dios como un Padre amoroso.Su programa, segn Franz Alt, est resumido en esta frase: Ama a tu prjimo como a timismo, lo que significa que slo cuando uno se acepta a s mismo puede amar a los dems.Todas las exigencias programticas de Jess son ante todo razonables: el amor a s mismo y elamor al prjimo, el amor a los enemigos y el amor a Dios, son presupuesto de una actitudhumana portadora y difusora de felicidad.

    JESS EL MAESTRO.La concepcin que tenemos ahora de un maestro es la de una persona que ensea unaciencia, arte u oficio, o tiene un ttulo para hacerlo, en una escuela, con alumnos queacuden a ella con la intencin de seguir el sistema educativo establecido por la institucin.En tiempos de Jess, existan algunas escuelas que responden a esta descripcin; a lascuales acudan los nios hasta los doce aos para aprender a leer y a escribir. A partir deesa edad, slo los hijos de las familias acomodadas continuaban estudiando bajo la tutelade un maestro que les iniciaba en las obras de los autores clsicos, especialmente losescritos de Homero y Hesodo, y puesto que la Retrica era la nica preparacin para elgobierno y los oficios pblicos, se les enseaba a hablar en pblico como corresponda asu rango y educacin.La enseanza de Jess, fue totalmente diferente, l no estableci una escuela con unafilosofa propia o una forma especial de interpretar la ley. Jess enseaba a sus discpulos,y stos aprendan observando lo que l haca y deca en distintas situaciones. El Evangelio

    de San Marcos(Mc 3,13...) da a entender que eran muchsimos los que seguan a Jess, pero entre elloseligi a los Doce para darles una instruccin especial, ms cercana y continuadora de sumisin.

    Podemos decir que Jess fue un maestro carismtico. Esto alude a dos aspectos:- Careca de cualquier clase de autoridad o poder comn para refrendar sus

    palabras.- Era capaz de hacer llegar su mensaje a la gente basndose en su atraccin

    personal.

    La idea de carisma, dentro de la Biblia como ya se sabe hace referencia a una misin.Podemos decir que el carisma no alude a la personalidad de un individuo o a su influenciasobre otros, sino al ser llamado por Dios para realizar una determinada tarea; talespersonas representan la fidelidad amorosa y el cuidado de Dios para con su pueblo.Algo muy importante es que el mensaje de Jess est abierto a todos. Muchos maestrosenseaban a grupos selectos, personas cultas, fundamentalmente hombres, quebuscaban la comprensin de la Ley o la sabidura de lo divino o las enseanzas de unadeterminada escuela filosfica. El carcter proftico de Jess se manifiesta en que l noes un maestro de gente selecta, sino que su mensaje es para todos.Los Evangelios conservan ciertas acusaciones contra Jess por su trato con publicanosy pecadores (Lc. 5, 30; Mt. 11, 19). Publicanos y pecadores era una expresin queengloba a todas las personas despreciadas por la sociedad juda. Los pecadores podanser dos clases de gente:

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    1 Judos que no observaban la Ley de Moiss y para reconciliarse con Dios haban depasar por una penitencia y 2 los gentiles, que, al quedar fuera de la ley y no adorar a Dios,eran considerados pecadores.Los publicanos aparecen asociados a otras clases de pecadores: ladrones, malhechores,adlteros, prostitutas (Lc. 18, 11; Mt. 21, 32).Otro matiz importante de Jess es que su mensaje tambin va dirigido a las mujeres, algo

    nuevo en esta poca, ya que la asociacin de mujeres con un maestro parece un hechochocante de acuerdo con las normas culturales de entonces. Lucas nos aclara estehecho (Lc. 8, 1-3) nombra a varias mujeres entre los que seguan a Jess en supredicacin en Galilea. En Jn. 4, 27, los discpulos murmuran cuando ven a Jessconversando con la samaritana, un personaje que la comunidad de Juan convirti enmodelo de mujer creyente y misionera, (Mc. 3) incluye entre los oyentes de Jess a lamadre y a los hermanos. Las discpulas de Jess asisten a la escena del calvario Lc. 23,49, descubren la tumba vaca y con los Doce y los parientes de Jess forman el grupo queespera en Jerusaln la llegada del Espritu Santo.La funcin de las discpulas no se limita al servicio de Jess y los dems; como oyentes

    de la Palabra Divina, tambin participan en la enseanza de Jess como deja claro lahistoria de Marta y de Mara en Lc. 10, 38-42, que repite la historia de Lc. 8, 21: atender elmensaje del evangelio debe anteponerse a cualquier otra ocupacin.Respecto a los nios tenemos el episodio de Mc. 10, 13-16. Jess ve en los nios elsmbolo del porvenir. Anuncia a la humanidad una nueva esperanza.Podemos pues afirmar que la enseanza de Jess no se dirige a una clase elitista. Sedirige a todos sin exigir una educacin especial y sin tener en cuenta raza, sexo y edad.Esa imagen de Jess rodeado por todos demuestra que l era considerado como unmaestro.

    ESTILO PEDAGGICO DE JESS.Jess habl profticamente a todos. Para entender su mensaje no se requera ni unaeducacin especial ni haber llevado una vida especialmente santa. Jess no emple unlenguaje tcnico de especialistas.Las enseanzas de Jess forman parte de las tradiciones sapienciales de Israel y Jessempleaban dichos breves que contienen verdades comunes y observaciones deexperiencia diaria, son los llamados proverbios. Los proverbios tienen la finalidad deensear cmo se debe vivir.Frecuentemente los dichos proverbiales de Jess aparecen en medio de relatos cortos(apotegmas) que proporcionan el contexto para su correcta comprensin (Mc. 2, 21-22)(Mc. 4, 21).

    Otros recursos empleados por Jess son las metforas exageradas o incluso paradjicas.(Lc. 14, 11), y sobre todo las Parbolas.Desde la Iglesia primitiva, se llama parbola a una historia contada por Jess para ilustrarsu enseanza.La parbola hay que comprenderla como la escenificacin de smbolos, es decir, deimgenes tomadas de las realidades terrestres para significar las realidades reveladas porDios; imgenes que reclaman una explicacin en profundidad.Algunas de las parbolas ms conocidas son historias cortas que frecuentemente tienenun protagonista en una situacin que precisa una respuesta. El drama de la parbola esten su desenlace, que consiste, muchas veces, en salvacin o condena.

    Algunos ejemplos:- El Buen Samaritano (Lc. 10, 30-37).- El criado inmisericorde (Mt. 18, 23-34).

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    - Los empleados a los que el amo confi dinero (Lc. 19, 13-26).

    Otras parbolas de Jess centran la atencin en la actuacin sorprendente, inclusochocante, del personaje central de las mismas. En ellas tambin se desafa a los oyentesa reflexionar sobre el propio comportamiento.Frecuentemente los evangelistas emplearon parbolas de esta clase como puntos de

    referencia de ciertas enseanzas morales que los cristianos deban aprender y a las quese les podan aadir dichos de Jess para hacer ms clara la parbola. Entre otras:

    - El Hijo Prdigo (Lc. 15, 11-32).- El gran banquete (Lc. 14, 14-24) (Mt. 22, 1-10).- El dueo de la via y los viadores (Mt. 20, 1-13)

    Para interpretar correctamente las parbolas hay que situarse en ese contexto bblico ysocial en que hablaba Jess y atender a esa voluntad de enseanza progresiva.La materia de las parbolas son los humildes hechos de la vida cotidiana, pero tambin, ysobre todo, los grandes acontecimientos de la historia sagrada. Sus temas clsicos, fciles

    de descubrir, estn ya cargados de sentido por su trasfondo del A. T., en el momento enque Jess los utiliza.Hay que destacar el aspecto teocntrico, y ms precisamente cristocntrico, de la mayorade las parbolas. Sea cual fuere la medida exacta de la alegora, en definitiva es el Padrede los cielos(Mt. 21, 28); o Cristo mismo, sea en su misin histrica (Mt. 13, 3), sea en su gloria futura(Mt. 25, 14), al que las ms de las veces evoca el personaje central.La gran revelacin aportada por Jess es el amor del Padre testimoniado a los hombrespor el envo de su Hijo.

    EL TRATO DE JESS CON LOS HUMILDES.La misin ha comprobado que el pueblo sencillo acoge mejor que los sabios el mensajede Dios que visita a su pueblo.Los humildes estn mejor dispuestos para aceptar la manifestacin de Dios en la personade Jess. Jess no est para los que se imaginan que conocen perfectamente a Dios,como si el hombre fuera capaz de fijar a Dios reglas y condiciones.La grandeza y la bondad de Dios son mucho ms de cuanto nosotros podemos imaginar.Al humilde que se deja encontrar por Dios, Dios le hace el gran regalo: lo pone en la nicapista verdadera para que lo pueda buscar y hallar. (Lc. 10, 21-22).Hay que decir tambin que los oyentes de Jess vivan en un mundo aparentementedominado por el mal y la injusticia; los judos eran un pueblo dominado que se vea forzado

    a vivir segn la voluntad y los deseos de los romanos y de los reyes de la dinasta deHerodes, vasallo del Imperio Romano. Mucha gente viva dependiendo de propietariosausentes y de sus administradores.En esta situacin algunos seguidores de Jess probablemente pensaron que l era elenviado de Dios para dirigir otro levantamiento poltico, al menos esa era la acusacin porla que los romanos le dieron muerte. Sin embargo, ninguna de las enseanzas de Jessni su comportamiento permiten suponer que fuera tal su intencin.La Buena Noticia de Jess era hacer saber que a los ojos de Dios, nadie es indigno,porque la pobreza y la opresin causan impacto en la mente de quienes las sufren, inclusoprovocan un aumento de la violencia, resentimiento y hostilidad entre ellos mismos (Mt. 5,

    3-12)Las riquezas y los pobres son temas frecuentes en la enseanza de Jess. El mensaje deJess para con los pobres es que ellos tienen mucho valor a los ojos de Dios, y as vivan

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    Jess y sus discpulos, como pobres; dependiendo radicalmente de otros. Ellos lo habanabandonado todo para seguir a Jess.Hay que afirmar que Jess es consciente de la preocupacin de tal dependencia. Perociertos dichos suyos sugieren que es peor an la ansiedad y la ceguera que produce labsqueda de la riqueza(Mt. 6, 19-21.24).

    En la predicacin de Jess hay dos lneas doctrinales:- Recomienda la ruptura total con las riquezas y con todas las preocupaciones que

    genera:ambicin, ceguera, deshonestidad,... (Mc. 10, 17-22).

    - Las obligaciones del rico para con los pobres (Lc. 14, 15-24). Los ejemplos queJess ofre-

    ce a los ricos son la limosna y la generosidad que no busca el agradecimiento.

    DIOS MISERICORDIOSO.El mensaje que los discpulos haban de difundir entre todas las naciones, segn el

    resumen deLc. 24, 47, era el arrepentimiento y el perdn de los pecados; porque, aquel que reconocesus pecados y busca el perdn est ms cerca de Dios (Lc. 18, 9-14).Es importante recordar que Jess no rechaza a nadie. Pero la rectitud de la gente esincompleta mientras no comprendan que Dios ofrece perdn a todos.Muchas parbolas e instrucciones resaltan la confianza en Dios. Los cristianos puedenconfiar en que el Dios al que llaman ABBA PADRE sostendr y proveer a quienesponen el Reino de Dios por encima de todo. Reino que pertenece a todos y no requiereotra cosa que la compasin universal (Lc. 6, 36).

    EPLOGO.Jess es un maestro diferente, que ensea con autoridad y paciencia. l aprendiobedeciendo y padeciendo.Muchas de sus enseanzas, que parten desde la experiencia de la gente, incitan a mirarde forma diferente al mundo y al prjimo.Jess invita a sus oyentes a ir ms all de la Ley y ver lo que Dios quiere que sean loshombres; la Ley puede apuntar al mismo fin, pero es incapaz de crear una verdaderajusticia o misericordia; puede prohibir y castigar el asesinato, pero no puede evitar lossentimientos que causan la muerte. Jess rechaza las ideas pesimistas que sostienen quelas cosas nunca cambiarn. Y Jess reafirma el principio que constituye la base de laalianza de Israel: que Dios quiere que los hombres sean justos, misericordiosos y fieles.

    ACTIVIDAD: JESS DE NAZARET, MODELO DE SER HUMANO.

    Os proponemos stas dos historietas en donde queremos reproducir los rasgos que hande tener los discpulos de Jess, para encontrarnos con l y vivir su mensaje de Amor.Unas preguntas os ayudarn a profundizar en el tema.

    FALTA DE AMORAl regresar de la Guerra de Vietnam, un soldado telefone a sus padres desde SanFrancisco: "Mam, Pap. Voy de regreso a casa, pero os tengo que pedir un favor.

    Traigo a un amigo que me gustara se quedara con nosotros". "Claro que s" lecontestaron llenos de alegra por su regreso. "Nos encantara conocerlo". "Pero hayalgo que debis saber", el hijo sigui diciendo, "mi amigo fue gravemente herido en la

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    guerra. Pis una mina de tierra y perdi un brazo y una pierna. Sus padres no loquieren. No tiene donde ir y quiero que se venga a vivir con nosotros a casa". "Sientomucho el escuchar eso, hijo. A lo mejor podemos encontrar un lugar en donde l sepueda quedar". "No, mam y pap, yo quiero que l viva con nosotros y que seamossu familia". "Hijo", le dijo el padre, "t no sabes lo que ests pidiendo. Una personatan limitada fsicamente sera un gran peso para nosotros. Tenemos nuestras propiasvidas que vivir y no podramos cuidarle adecuadamente. Yo pienso que estsdemasiado afectado con ese caso. Deberas regresar a casa y olvidarte de l. Tu amigoencontrar una manera en la que pueda vivir l solo. Adems es la responsabilidad delgobierno y puede ingresar en un lugar para veteranos de guerra. Para eso pagamosimpuestos". Al or esas palabras, el hijo colg el telfono. Los padres no volvieron asaber nada de l hasta que unos das mas tarde recibieron una llamada telefnica dela polica de San Francisco. Su hijo haba muerto al caer de la ventana de un edificio.La polica crea un suicidio. Los padres, destrozados por la noticia, volaron a SanFrancisco y fueron llevados al depsito de cadveres de la ciudad para que identificarana su hijo.Con horror, descubrieron que su hijo tan solo tena un brazo y una pierna. Elrepresentante del ejrcito les relat algo que el joven haba querido mantener en

    secreto: Haba sufrido los efectos de la explosin de una mina. El mismo era el "amigo"y quera saber de antemano si sus padres de veras lo aceptaran. Lamentablemente,al percibir la negativa, se suicid desesperado.UN ENCUENTRO CON DIOSHaba una vez un pequeo nio que quera conocer a Dios. l saba que haba que hacer un largo viaje haciadonde viva Dios, entonces empaquet una maleta con panecillos y un six-pack de zumos y emprendi supartida. Cuando haba recorrido cerca de 3 kilmetros, se encontr con una viejecita. Ella estaba sentada enel parque, observando algunas palomas. El nio se sent junto a ella y abri su maleta. l estaba a punto detomar su zumo cuando not que la viejecita se vea con hambre, entonces l le ofreci un panecillo. Ella loacept muy agradecida. Su sonrisa era tan bella que el niito quera ver esa sonrisa nuevamente, entoncesle ofreci a ella un zumo. Nuevamente ella volvi a esbozar su hermosa sonrisa. El nio estaba encantado.Ellos se quedaron all toda la tarde comiendo y sonriendo, pero ninguno de ellos deca palabra alguna.Cuando empez a oscurecer, el nio estaba cansado y se levant para irse. Antes de haber dado unos pasosms, el se dio la vuelta y corri hacia la viejecita y le dio un abrazo. Ella le dio la ms grande y hermosasonrisa. Cuando el nio abri la puerta de su casa, su madre estaba sorprendida por la felicidad que el niodemostraba. Ella le pregunt cual era la causa. l le contest:- "He comido con Dios. Y sabes qu? Ella tiene la sonrisa ms bella que he visto".Mientras tanto la viejecita, tambin con mucha felicidad, regres a su casa. Su hijoestaba anonadado por la paz que mostraba en su cara y pregunt:- "Madre, qu hiciste el da de hoy que te ha hecho tan feliz?". Ella contest:

    - "Yo com panecillos en el parque con Dios. Y sabes qu?, les ms joven de lo que esperaba."

    PARA COMENTAR EN GRUPO:

    1 . Qu pide Jess a los que quieren ser susdiscpulos?2 . Leed stas parbolas que aparecen en el tema,proponerla al grupo y analizad las opiniones ycomentarios que os surjan.3 . Describe la vida que tiene Jess sobre la

    justicia para los pobres y oprimidos. Puede seruna Buena Noticia?4 . Que entiendes por la misericordia de Dios. Aparece clara en lasenseanzas de Jess?

    ORACIN JESS NUESTRO MAESTRO

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    Ambientacin:- Un pster de Jess enseando.

    - Un poco de msica ambiental al comienzo, muy suave: Momentos de paz.- Invitacin del educador a hacer consciente la presencia de Dios.

    Canto

    Escuchamos la Palabra de Dios.Lc. 3, 10-14La gente le preguntaba: Pues qu debemos hacer? Y l les responda: El que tenga dos tnicas, quelas reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo. Vinieron tambin publicanosa bautizarse, y le dijeron: Maestro, qu debemos hacer? l les dijo: No exijis ms de lo que os estfijado. Le preguntaron tambin unos soldados: Y nosotros qu debemos hacer? l les dijo: Nohagis extorsin a nadie, no hagis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada.

    Silencio para interiorizar lo escuchado.

    Se encienden unas velas para iluminar nuestras vidas.Nos preguntamos: Qu debemos hacer? Se comentan situaciones, frases, palabras,...

    Se hace un compromiso, que luego podemos compartir con el resto de asistentes.

    Rezamos el Padrenuestro todos juntos.

    Canto final con un abrazo de paz.

    TEMA 3: LA MUERTE Y RESURRECCIN DEL SEOR.

    INTRODUCCINJess en persona fue signo de contradiccin. Toda su conducta comporta unas pretensiones

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    superiores a las de cualquier rabino o profeta. Al hablar, se pone por encima incluso deMoiss, detrs de cuya palabra est la del mismo Dios. El pero yo os d igo . . .(Mt. 5, 22.28.32.34.39) descubre su pretensin de ser la voz misma de Dios.

    Jess se consider siempre como el representante terreno del acontecimiento divino delreino. El reinado de Dios estaba, pues, estrechamente ligado a la persona de Jess. En estesentido podemos definir a Jess como directo representante de la accin escatolgica deDios. Habla y acta en nombre del mismo Dios.

    Jess llam a su pueblo a una decisin a favor o en contra del reino que l anunciaba. Peroesta decisin se daba aceptndole o rechazndole a l en persona: E l que s eaverg ence de m y de m is pa labras . .. tam b in e l H ij o de l Hom bre se avergonzarde l cuando v enga en l a g lo r i a de su Padre ( Mc . 8 , 38 ) .Su persona y su misin estaban por encima de los dems. Eligi doce apstoles y no once.Jess no era el nmero doce. El crculo representativo del Israel de los ltimos tiempos(Mt. 19, 28) lo constituan sus discpulos. Su misin era algo completamente distinto de lade los dems.No existe un solo ejemplo en el judasmo de tiempos de Jess en el que Dios sea llamado A b b a . l, sin embargo, se dirige siempre a Dios de esta forma en sus momentos deoracin. De ello podemos deducir una experiencia inusual y sin precedentes de intimidadcon Dios. Esta conciencia de sus relaciones con Dios es algo nico y original.Al parecer Jess goz de popularidad mientras no se vislumbro ningn peligro; pero supredicacin de la conversin ante la inminencia del reino de Dios tuvo finalmente poco xitoen Galilea.Jess tuvo que sentirse amenazado por Herodes Antipas. No se poda descartar laposibilidad de que le ocurriera a l lo mismo que le pas a Juan Bautista: Vete , m rc ha tede aqu , que He rodes qu i e re ma t a r t e : l c on tes t : I d a dec ir a es e z o r ro : hoy ym aana s egu i r c u rando y echando dem on i os ; al t e r c e r d a acabo ( Lc. 13 , 31 -3 2 ) .Las dos facciones ms representativas del Sanedrn, los fariseos y los saduceos, tambinterminaron por serle hostiles. Los primeros le reprochaban que, sin abolirla, se situ dehecho por encima de la ley (cuestin del sbado, del ayuno, prohibicin del divorcio, amor

    al pecador, etc...).Su actitud ante el templo le atrajo la enemistad de los sacerdotes y, en general, del partidosaduceo, al que pertenecan. Vase Mc. 11, 15-18 (La purificacin del templo) y tambinMt. 12, 6 y Mc. 14, 58.Aunque Jess no se expresase directamente contra la ocupacin romana, las posiblesinterpretaciones mesinico-polticas de su mensaje, podran provocar recelos en lapotencia militar, temerosa siempre de un levantamiento popular.Jess, considerada ya terminada su predicacin en Galilea, toma la determinacin de subira Jerusaln. A partir de este momento, los evangelios comienzan a aludir claramente a supasin: Desde en tonces comenz Jess a m an i fes ta r a sus d i scpu los que l deb ai r a Je rusa ln y su f r i r m ucho de par t e de l os anc ianos , l os sum os sacerdo t es y losesc r ibas . . . (Mt . 16 , 21) .

    Con la parbola de los viadores homicidas (Mc. 12, 1-12), Jess ve prefigurado su propiodestino en el destino de los profetas. As como ellos fueron perseguidos y rechazados enJerusaln, as tiene que decidirse tambin su suerte en aquella ciudad. Para Jess se tratade la crisis ltima, de la decisin definitiva del pueblo sobre la gracia o el juicio.La entrada triunfal en Jerusaln, la expulsin de los mercaderes del templo y lasaclamaciones mesinicas del pueblo alarmaron a las autoridades judas, que finalmentemandaron detenerle (Lc. 19, 29-48).

    VIERNES SANTO.Jess expres de forma suprema la ofrenda libre de s mismo en la cena tomada con los

    doce Apstoles, en la noche en que fue entregado (1 Cor. 11, 23). En la vspera de suPasin, estando todava libre, Jess hizo de esta ltima Cena con sus Apstoles elmemorial de su ofrenda voluntaria al Padre por la salvacin de los hombres: Este es m

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    Cuerpo que va a ser entregado por vosotros (Lc. 22, 19). Esta es mi sangre de laAlianza que va a ser derramada por muchos para remisin de los pecados (Mt. 26,28). La Eucarista que instituy en este momento ser el memorial(1 Cor. 11, 25) de su sacrificio. Jess incluye a los Apstoles en su propia ofrenda y lesmanda perpetuarla (Cfr. Lc. 22, 19) (Cat. 610-611a.).El proceso religioso (Mc. 14, 53-65). Jess fue condenado por el Sanedrn como falso

    profeta y blasfemo. Su anuncio de la destruccin del Templo y su doctrina discrepante conla ortodoxia de la ley le hacan, segn Dt. 18, 20, merecedor de la pena de muerte. Delmismo modo, su silencio ante el sumo sacerdote negndose a someter su mensaje aljuicio de la suprema autoridad religiosa, lehacan incurrir en delito igualmente castigado con la muerte (Dt. 17, 12).El proceso poltico (Mc. 15, 1-15). Los sanedritas deciden entregarlo a los romanos (Mc.15, 1), acusndole de proclamarse rey de los judos, lo cual equivala a un delito derebelin contra el poder de ocupacin romano. Y Pilato, presionado por las autoridadesjudas, condena a Jess como rebelde poltico a morir crucificado.La muerte en la cruz era un suplicio particularmente cruel, reservado para los esclavos o

    los rebeldes polticos. El reo mora por asfixia entre terribles dolores, tras algunas horas deagona.Era la hora tercia cuando le crucificaron. Y estaba puesta la inscripcin de la causade su condena: El rey de los judos... Y Jess, lanzando un fuerte grito expir (Mc.15, 25-37).

    LA MUERTE DE CRISTO COMO SACRIFICIO NICO Y DEFINITIVO.La muerte de Cristo es a la vez el sacrificio pascual que lleva a cabo la redencin definitivade los hombres por medio del cordero que quita el pecado del mundo (Jn. 1, 29; cfr. 1P. 1, 19) y el sacrificio de la Nueva Alianza (cfr. 1 Cor. 11, 25) que devuelve al hombre a lacomunin con Dios, reconcilindole con l por la sangre derramada por muchos pararemisin de los pecados (Mt. 26, 28; cfr. Lv. 16, 15-16). (Cat 613).Este sacrificio de Cristo es nico, da plenitud y sobrepasa a todos los sacrificios (cfr. Hb.10, 10). Ante todo es un don del mismo Dios Padre: es el Padre quien entrega al Hijo parareconciliarnos con l. Al mismo tiempo es ofrenda del Hijo de Dios hecho hombre que,libremente y por amor, ofrece su vida a su Padre por medio del Espritu Santo, para repararnuestra desobediencia. (Cat. 614).Como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidospecadores, as tambin por la obediencia de uno solo todos sern constituidosjustos (Rom. 5, 19). Por su obediencia hasta la muerte, Jess llev a cabo la sustitucindel Siervo doliente que se dio a s mismo en expiacin, cuando llev el pecado de

    muchos, a quienes justificar y cuyas culpas soportar (Is. 53, 10-12). Jessrepara por nuestras faltas y satisface al Padre por nuestros pecados (cfr. Concilio deTrento; Dz. 1529). El amor hasta el extremo (Jn. 13, 1) es el que confiere su valor deredencin y reparacin, de expiacin y de satisfaccin al sacrificio de Cristo(Cat. 615-616 a.).La liturgia del Viernes Santo expresa el carcter liberador y victorioso de la pasin deJesucristo cuando introduce la cruz en la Iglesia en procesin solemne para venerarla:Mirad el rbol de la Cruz, donde estuvo clavada la salvacin del mundo. Venid aadorarlo!

    EL FUNDAMENTO DE LA FE EN LA RESURRECCIN DE JESS.Con la muerte violenta y vergonzosa de Jess en la cruz pareca que todo haba acabado.Tambin los discpulos de Jess entendieron su muerte como el fin de sus esperanzas. El

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    final de Jess en la cruz pareca ser, no slo el fracaso privado sino el hundimiento de sumensaje del reino de Dios. Qu puede, pues, explicar el nuevo comienzo y la fuerzaprodigiosa del cristianismo primitivo?La respuesta del Nuevo Testamento a esta cuestin es totalmente clara: los discpulos deJess anunciaron muy poco despus de la crucifixin que Dios lo haba resucitado, quequien haban visto en la cruz se les haba mostrado vivo y que los haba enviado a ellos a

    anunciarlo por todo el mundo. Adems, tal era su conviccin, que estaban dispuestos amorir por su mensaje.Los testimonios de la Pascua de Resurreccin siguen dos tradiciones diferentes. Elanuncio pascual (Kerigma) lo tenemos en frmulas muy breves, muy antiguas ygeneralmente relacionadas con el culto litrgico. Lc. 24, 43: Verdaderamente haresucitado el Seor y se ha aparecido a Simn.(1 Cor. 15, 3-5): Cristo muri por nuestros pecados segn las Escrituras y seapareci a Cefas y luego a los doce. Vase tambin Hch. 2, 32; Hch. 10, 40 y 1 Tim. 3,16.Adems existe una serie de frmulas de profesin de fe y de himnos que no hablan de

    apariciones, sino que testifican inmediatamente la Resurreccin de Jess. Hay quereferirse, ante todo, a la profesin de fe en dos estrofas en Rom. 1, 3-4 y al himnocristolgico de FLP. 2, 6-11, ambos anteriores a los escritos de S. Pablo. Asimismo, esdigno de notarse la antigua frmula catequtica deRom. 10, 9: Pues si profesas con tu boca: Jess es seor, y crees en tu corazn

    que Dios lo resucit de entre los muertos, te salvars .Otra lnea de tradicin son los relatos sobre el sepulcro vaco y los relatos de lasapariciones del resucitado a algunos discpulos, como en el caso de los discpulos deEmas (Lc. 24, 13-43) o el de los Apstoles en el cenculo, primero el da de Pascua yluego, con Toms presente, ocho das despus (Jn. 20, 10-19). En esta lnea deapariciones cabra situar la comida con Jess junto al lago de Tiberiades, narrada en Jn.21.Al estudiar los relatos sobre el sepulcro vaco, especialmente Mc. 16, 1-8, del quedependen los dems, observamos que todos los detalles confluyen en el anuncio delngel: Resucit; no est aqu. Mirad el lugar donde lo pusieron (16, 6). Se anuncia,pues, la Resurreccin y luego se apunta al sepulcro como signo de esta fe. La historicidadde lo fundamental est garantizada porque, de no ser cierta, se hubiese desmentido porlos judos adversarios del cristianismo naciente. Ahora bien, el sepulcro vaco, dado sucarcter ambiguo (cfr. Mt. 28, 11-15), no constituye una prueba, para la fe sino tan solo unsigno de la resurreccin del Seor. Pero a pesar de las diferencias no armonizables, todaslas tradiciones concuerdan en una cosa: Jess se apareci tras su muerte a determinados

    discpulos; se mostr vivo y fue anunciado como resucitado de entre los muertos. Todaslas tradiciones giran alrededor de este centro y de este ncleo.Ahora bien, el ncleo propiamente dicho, la Resurreccin en s, jams se describe demodo inmediato. Ningn testigo afirma haber presenciado la Resurreccin misma. Losescritos cannicos del Nuevo Testamento son conscientes de la imposibilidad de hablar dela Resurreccin del mismo modo directo como haban hablado de los demsacontecimientos histricos de la vida de Jess(cfr. Cat 647).

    LA RESURRECCIN DE JESS COMO ACONTECIMIENTO ESCATOLGICO.

    La Resurreccin de Cristo no fue un retorno a la vida terrena como en el caso de lasresurrecciones que l haba realizado antes de Pascua: la hija de Jairo, el joven de Nam,Lzaro. Estos hechos eran acontecimientos milagrosos, pero las personas afectadas por

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    el milagro volvan a tener, por el poder de Jess, una vida terrena ordinaria. En ciertomomento, volvern a morir. La Resurreccin de Cristo es esencialmente diferente. En sucuerpo resucitado, pasa del estado de muerte a otra vida ms all del tiempo y del espacio(Cat. 646). Las apariciones del Resucitado se presentan en el Nuevo Testamento conformeal modelo de las teofanas del Antiguo Testamento. Una aparicin as entendida es algoltimamente inaprensible para el hombre. La revelacin de Dios es siempre manifestacin

    de su Misterio.La Resurreccin constituye la confirmacin de todo lo que Cristo hizo y ense, y lagaranta de sus promesas. En la Resurreccin de Jess de entre los muertos, Dios Padremanifest su fidelidad y se identific plenamente con Jess y su causa. (cfr. Cat 651-652).De la misma manera, la Resurreccin es el comienzo del reino de Dios anunciado porJess. Es la anticipacin del final de la historia, ocurrida ya dentro de la historia. Con Jessresucitado se inicia la accin escatolgica divina.Por eso, la Resurreccin es el acontecimiento decisivo de la revelacin de Dios; en ella serevela definitivamente quien es Dios: aquel cuyo poder abarca la vida y la muerte, aquelen quien se puede confiar incondicionalmente, aunque se desmoronen todas las

    posibilidades humanas.

    LA RESURRECCIN DE JESS COMO EXALTACIN.En el himno de la carta a los Filipenses (2.9), se habla de exaltacin en vez deResurreccin; esta perspectiva aparece en muchos lugares del Nuevo Testamento (Lc. 24,26; 1 Tim 3, 16 etc.). As en Mt. 28, 16-20, Jess aparece como el exaltado junto a Dios ydotado del pleno poder divino. Pascua y Ascensin forman un nico misterio: la accinescatolgica de Dios en Jess tras su muerte. La exaltacin a la derecha de Dios nosignifica el arrebatamiento a un lugar ms all del mundo, sino el ser de Jess con Dios,el ser en la dimensin de Dios, de su poder y gloria. No quiere decir lalejana del mundo, sino un nuevo modo de estar con nosotros; ahoraJess est con nosotros desde Dios y al modo de Dios; dichogrficamente: est con Dios como nuestro intercesor. Cfr. Hb. 7, 25(Cat. 664).

    LA RESURRECCIN DE JESS COMO ACONTECIMIENTOSALVADOR.Hay un doble aspecto en el misterio pascual: por su muertenos libera del pecado, por su resurreccin nos abre el accesoa una nueva vida. Esta es, en primer lugar, la justificacin quenos devuelve la gracia de Dios (cfr. Rm. 4, 25) a fin de que, al igual que Cristo fue

    resucitado de entre los muertos... as tambin nosotros vivamos una nueva vida(Rom. 6, 4). Consiste en la victoria sobre la muerte y el pecado y en la nueva participacinen la gracia (cfr. Ef. 2, 4-5; 1 P. 1, 3). Realiza la adopcin filial porque los hombres seconvierten en hermanos de Cristo, como Jess mismo llama a sus discpulos despus desu Resurreccin: Id, avisad a mis hermanos (Mt. 28, 10; Jn. 20, 17). Hermanos no pornaturaleza, sino por don de la gracia, porque esta filiacin adoptiva confiere unaparticipacin real en la vida del Hijo nico, la que ha revelado plenamente en suResurreccin(Cat. 654).Por ltimo, la Resurreccin de Jess y su entronizacin junto a Dios con poder divino no

    es para el Nuevo Testamento un acontecimiento aislado, sino el comienzo y la anticipacinde la resurreccin de los muertos. Jess es el primognito de los resucitados. En l estla esperanza de nuestra futura resurreccin: Cristo resucit de entre los muertos

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    como primicia de los que durmieron... del mismo modo que en Adn mueren todos,as tambin todos revivirn en cristo(1Cor 15,20-22).Vase tambin Col. 1, 18 y hechos 26, 23, entre otros textos. (cfr. Cat. 655).

    JESS, EL CRISTO, HIJO DE DIOS.La Resurreccin de Jess es la confirmacin y la revelacin de lo que Jess antes de la

    Pascua pretenda ser y era. Su historia y su destino son su explicacin definitiva. As secomprende que, slo al final y tras la experiencia pascual, les resultar claro a losdiscpulos el pleno sentido de la pretensin y actuacin prepascual de Jess, su dignidadcomo hijos de Dios. La profesin de fe neotestamentaria en Jesucristo como Hijo de Diosarranca de los textos en los que se le alaba como el Seor (Kyrios). Es la antiguafrmula litrgica del Maranatha (Ven Seor) que encontramos en 1 Cor. 16, 22 y Ap. 22,20. El ttulo de Kyrios serva ya en la Biblia de los setenta de traduccin griega deAdonai, nombre de Dios en el Antiguo Testamento. Tambin se le llama Seor(Kyrios) en un himno muy antiguo recogido en Flp. 2, 5-11: ... de modo que al nombrede Jess toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo y toda boca

    proclame que JESUCRISTO ES SEOR, para la gloria de Dios Padre. Todo el cosmosse postra ante el Cristo exaltado y profesa con esta proskynesis su dignidad divina:Jesucristo es Kyrios (2, 11).A partir de estas frmulas primitivas es como se llega a la confesin explcita de Jesscomo Dios. As en Col. 2, 9 ya se dice: En Cristo habita corporalmente toda la plenitudde la divinidad y en Heb 1, 3 se llama a Cristo: esplendor de la gloria de Dios eimagen de su esencia. En los evangelios sinpticos se da una afirmacin clara de lafiliacin divina de Jess. As, en Marcos, el tema central de su relato, la identidad de Jess,se desvela slo al final: Verdaderamente este hombre e