Informe técnico descriptivo
Relevancia de las prácticas psicológicas basadas en la evidencia para la salud pública
Primera edición, 2017
AACP | Informe técnico descriptivo 1
Relevancia de las prácticas psicológicas basadas en la evidencia para la salud pública
Relevancia de las prácticas psicológicas basadas en la evidencia para la
salud pública
1. Práctica basada en la evidencia. 2. Salud pública. 3. Psicología
Clasificación NLM: WB 102.5
Este informe técnico descriptivo tiene por objetivo brindar una revisión
actualizada de los elementos que posicionan a las prácticas
psicológicas basadas en la evidencia como estratégicas para la gestión
de la salud, la formación de recursos humanos y la organización de los
sistemas de atención comunitaria. Está especialmente dirigido a
responsables de políticas y planificación pública, y en general a todos
lo que quieran conocer los fundamentos científicos, éticos, legales, de
derechos, educativos, de administración pública y economícos que
promueven su especial consideración.
Grupo de Trabajo para la Promoción y Difusión de las Prácticas en
Salud Basadas en la Evidencia, División 12 de la AACP.
Para comunicarse sobre el documento escribir a [email protected]
Asociación para el Avance de la Ciencia Psicológica (2017). Relevancia
de las prácticas psicológicas basadas en la evidencia para la salud pública
(1ra ed.). Recuperado de http://www.cienciapsico.org/psbe.
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Relevancia de las prácticas psicológicas basadas en la evidencia para la salud pública
Grupo de Trabajo para la Promoción y Difusión
de las Prácticas en Salud Basadas en la Evidencia
El Grupo de Trabajo para la Promoción y Difusión de las Prácticas en
Salud Basadas en la Evidencia (PSBE) se constituye como ámbito de
reflexión, planeamiento y representación para la participación de la
psicología argentina en la promoción y asesoramiento público en
acciones estratégicas tendientes a garantizar el derecho a la salud de
la población. Este grupo tiene la convicción de que el bienestar de las
personas está basado en la calidad de su salud mental y física, por ello
se considera que los esfuerzos y estrategias que se implementen para
cuidar el bienestar general de las personas debe garantizar, con la
mayor riguridad posible, que estas intervenciones posean evidencia
acerca de sus resultados.
Este grupo es coordinado desde la AACP y se encuentra integrado
por psicólogos investigadores y profesionales especializados en salud
mental. Involucra también a referentes en salud pública, ética y
formación en psicología. Busca representar la perspectiva de la
investigación científica y tecnológica de la psicología en los procesos
de toma de decisiones en políticas públicas en salud y en otros
procesos que atañen a la responsabilidad y ética de la disciplina.
La propuesta de prácticas en salud basadas en la evidencia (PSBE, en
adelante) surge a partir de pensar a la salud mental desde un enfoque
de derechos, la cual integra las recomendaciones provenientes de la
investigación en salud mental, junto a la reflexión ético-legal
considerando las características de la formación y entrenamiento
profesional en el marco global de la salud pública de Argentina. Las
prácticas profesionales que se sustentan en estos criterios hallan su
fundamento en una gran diversidad de trabajos científicos publicados
en los últimos años en revistas de psicología de prestigio, tanto en
Latinoamérica como en el resto del mundo, y que aportan evidencia
para el sustento empírico de teorías, técnicas y/o tratamientos
eficaces en áreas de intervención o investigación específicas. Si bien
las PSBE pueden considerarse como una orientación a las prácticas
profesionales y científicas de los psicólogos, es preciso aclarar que las
MISIÓN
VISIÓN
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Relevancia de las prácticas psicológicas basadas en la evidencia para la salud pública
PSBE son independientes de los modelos teórico-técnicos de la
psicología, es decir, no poseen inclinación alguna por ningún modelo
teórico-técnico.
Las PSBE se apoyan en el principio ético de que los usuarios
(entiéndase personas, grupos, comunidades, instituciones, etc.)
merecen recibir las mejores intervenciones disponibles, esto es no
sólo tener el derecho de requerir intervenciones psicológicas, sino
que éstas sirvan para disminuir su sufrimiento y malestar, y mejorar
su bienestar. Es preciso pensar a las PSBE como un deber ético del
profesional, es decir, administrar intervenciones que hayan
demostrado ser efectivas, eficientes y eficaces. En este sentido, para
ofrecer a los usuarios aquellas intervenciones que posean mayor
apoyo empírico y que demuestren ser "las mejores intervenciones",
se requiere: la actualización y formación constante de los
profesionales, basar la toma de decisiones de su labor profesional en
evidencia provista por las investigaciones desarrolladas, e integrar la
evidencia empírica con su juicio profesional para adaptar las
intervenciones a las necesidades particulares de los usuarios.
En primer lugar, la necesidad de formación constituye una condición
necesaria de la práctica del profesional de la Psicología. La
actualización constante de los conocimientos adquiridos tras la
formación académica es un requisito imprescindible para realizar la
labor psicológica con el mayor grado de éxito, asegurando de este
modo que no haya deterioro ni desactualización del saber psicológico
y también, como consecuencia, del ejercicio profesional. Como
consecuencia de la extraordinaria producción de investigaciones que
se generan en el mundo científico, en los últimos años ha crecido
notablemente la aparición de publicaciones en revistas que son de
difícil acceso a los profesionales; sin embargo, se han desarrollado
estrategias de búsqueda de información que faciliten la tarea de la
actualización del conocimiento y permitan el acceso a la información
válida y reciente.
En segundo lugar, el profesional psicólogo no puede basar su ejercicio
profesional sólo en su experiencia personal o en su intuición, sin tener
el apoyo en pruebas científicas que sustenten su aplicación práctica.
El proceso de toma de decisiones en los diferentes ámbitos de
ejercicio requiere conocer la "mejor" evidencia empírica o
información científica disponible permitiendo con ello seleccionar las
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estrategias técnicas que hayan demostrado tener las mejores
pruebas de su efecto.
Por último, es esencial que el profesional integre sus habilidades para
la búsqueda de la mejor evidencia científica y su capacidad para
evaluar y jerarquizar dicha evidencia integrándola con la propia
experiencia para así poder ofrecer a los usuarios las mejores
alternativas de intervención. Este último aspecto constituye uno de
los objetivos más importantes del área conocida como Medicina
Basada en la Evidencia (MBE), cuyos inicios se sitúan en la década de
los ochenta en la Universidad de McMaster de Canadá. El concepto
de PSBE no es nuevo, pero sí su estructuración como metodología
fundamentada en la utilización consciente, explícita y juiciosa de la
mejor evidencia científica disponible para tomar decisiones
estratégicas sobre las intervenciones de los usuarios.
Los objetivos de las PSBE están centrados en mejorar la calidad de
las intervenciones psicológicas, formar profesionales que
comprendan y empleen la metodología de investigación para ser
críticos en la diferenciación y consumo de la información científica
válida, y entrenar a los psicólogos en la sistematización y
organización de la información que diariamente se produce en el
mundo. La verdad absoluta no es alcanzable mediante la evidencia
científica, por ello siempre va acompañada de un grado razonable de
incertidumbre que debe ser diferenciada de la pura ignorancia.
Difundir el conocimiento a estudiantes, usuarios, profesionales
y diferentes agentes de la salud mental de teorías, técnicas y
herramientas psicológicas con bases científicas comprobables.
Promover el uso de prácticas psicológicas efectivas y eficaces
en los profesionales de la psicología en Argentina.
OBJETIVOS
DEL GRUPO
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Relevancia de las prácticas psicológicas basadas en la evidencia para la salud pública
Justificación
Eficacia y efectividad: Estos principios han adquirido
relevancia debido a que ambos (aunque de un modo distinto)
apuntan a evaluar la utilidad de las intervenciones sobre los usuarios
de la psicología. Esto es, la práctica profesional debe apoyarse en
intervenciones psicológicas que hayan demostrado su éxito a partir
de su puesta a prueba en el ámbito científico. A este respecto, los
métodos y estrategias de las prácticas psicológicas deben demostrar
lograr los objetivos propuestos tanto en investigaciones de estudios
controlados al azar (eficacia) como en ámbitos cotidianos
(efectividad). Sin embargo, tener sólo en consideración al método
como único factor de impacto sobre los resultados de las
intervenciones es sobreestimar su influencia. En este sentido,
factores como los relacionados a los usuarios, los profesionales y la
relación entre psicólogo y usuarios también poseen un efecto
considerable sobre los cambios esperados por la intervención. Por
ello, conocer y poseer evidencia respecto de estos factores permite
diseñar intervenciones no sólo ajustadas a las necesidades de los
usuarios, sino también basadas en la evidencia.
Eficiencia: Las intervenciones a emplear por los profesionales
deben poder lograr las metas propuestas al menor costo posible.
Esto es, que las intervenciones que han demostrado ser efectivas y
eficaces demuestren ser, también, lo más breves posible (en
términos temporales), que insuman el menor costo económico
tanto para el usuario como para los sistemas de salud, y que
requieran los recursos humanos y materiales adecuados.
Mantenimiento de los cambios y recaídas: Los
efectos de las intervenciones psicológicas deben mostrar ser
perdurables en el tiempo; el éxito de una intervención debe
evaluarse con la perspectiva de que los resultados obtenidos
persistan en el mediano y largo plazo. Por ello, es preciso que los
objetivos propuestos sean abordados de un modo basado en
entrenamiento de habilidades y estrategias en los usuarios; es decir,
si los usuarios adquieren herramientas para hacer frente a sus
dificultades, podrán desplegarlas de un modo autónomo para
mantener los cambios observados luego de la intervención y
1 FUNDAMENTOS
CIENTÍFICOS
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prevenir posibles recaídas. De esta forma, un abordaje basado en
entrenamiento en habilidades va a permitir que los resultados
obtenidos en la intervención no sólo sean duraderos sino también que
las recaídas y la reaparición de síntomas y/o malestar, en la medida
de lo posible, se minimice.
Beneficencia: Las prácticas psicológicas basadas en la evidencia
se sustentan en el principio ético de que los usuarios merecen recibir
las mejores intervenciones disponibles; es decir, aquellas que han
demostrado, a partir de una serie de estudios científicos, ser
efectivas, eficientes y eficaces. Las PSBE se respaldan en la idea que
las intervenciones psicológicas, antes de ser aplicadas en los usuarios,
deben ser puestas a prueba empíricamente con el objetivo de
conocer si éstas resultan ser útiles para el problema que aqueja a los
pacientes. Respecto a este último punto, es importante destacar que
las PSBE de ningún modo pretenden implementar protocolos
estandarizados, sino que requieren que las intervenciones validadas
empíricamente se adapten a las necesidades de los usuarios,
teniendo en cuenta el problema que los aquejan, sus preferencias y su
contexto sociocultural. Asimismo, las intervenciones aplicadas
destinadas a entrenar habilidades en los usuarios, les permiten contar
con estrategias que los ayuden a lidiar con las dificultades de un
modo autónomo, sin necesidad de un apoyo psicológico constante.
No maleficencia: El modelo de PSBE se preocupa por detectar
no sólo las intervenciones que resultan ser efectivas, eficaces y
eficientes, sino también aquellas que pueden dañar a los usuarios.
Este punto refleja la idea de que algunas intervenciones psicológicas
han demostrado ser dañinas ya que conducirían al deterioro en el
funcionamiento de los usuarios o que destruyen las expectativas de
resultados de éstos respecto de las intervenciones psicológicas. En
relación a ello, muchos profesionales coinciden en que es crucial
preocuparse, no sólo por las intervenciones que no poseen efecto
alguno, sino más bien en aquellas que pueden perjudicar a los
usuarios. Dicho esto, y conociendo tales intervenciones, los
psicólogos están obligados a evitar el empleo de procedimientos que
puedan poner en riesgo a los usuarios o llevar a su deterioro. El
2 FUNDAMENTOS
ÉTICOS
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conocimiento de los procedimientos potencialmente dañinos puede
ayudar a los profesionales a evitar el uso de estas intervenciones,
aunque muchas de ellas puedan ser bien intencionadas, pero no
menos nocivas. Asimismo, que los psicólogos conozcan estas
intervenciones pueden ayudar a sus usuarios a tomar decisiones
informadas acerca de qué procedimientos y/o intervenciones buscar y
cuáles evitar. Por otro lado, es preciso cuestionar si es lícito el empleo
de procedimientos psicológicos que no han sido validados
empíricamente ya que se desconoce si son útiles (efectivos y eficaces)
para intervenir sobre los problemas que afectan a los usuarios. De
este cuestionamiento se desprende el interrogante si estas prácticas
psicológicas obran desde el principio de la "no maleficencia".
Autonomía: Se reconoce que los usuarios deben poder optar
libremente por aquello que consideran mejor para su salud y
bienestar. Por eso, a través del consentimiento informado y/o del
contrato terapéutico, dispositivos que proveen información al usuario
sobre alcances, limitaciones y encuadre de las intervenciones se hace
posible describir los objetivos de cada modelo de intervención y,
también, proveer conocimiento de sus efectos.
Justicia: El principio ético de justicia plantea que el acceso a los
servicios de salud mental debe funcionar bajo el principio de la
equidad. En este sentido, se debe atender a las necesidades de las
personas, proveer recursos y oportunidades de acceso a
intervenciones psicológicas efectivas, eficientes y eficaces.
Asistencia: Los modelos de PSBE garantizan la asistencia de
todos los usuarios que lo soliciten, con independencia de la dificultad
o problemática de la que se trate, ajustando las intervenciones a las
necesidades particulares, respetando sus creencias religiosas,
políticas, contexto cultural y socioeconómico, raza, sexo, orientación
sexual o cualquier otra condición.
Autonomía de la Voluntad: El enfoque de las PSBE
resguarda el derecho de los usuarios a tomar parte en el proceso de
toma de decisiones. En este sentido, los usuarios, de acuerdo a lo que
estipula la Ley Nº 26.061, tienen derecho a aceptar o rechazar, sin
3 FUNDAMENTOS
LEGALES
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necesidad de expresar razones o causas, determinadas
intervenciones o procedimientos, como así también a revocar
posteriormente su manifestación de la voluntad.
Información Sanitaria: Las PSBE apoyan la idea de que los
usuarios de los servicios psicológicos tienen el derecho de obtener y
recibir información cualquiera sea lo que se requiera relacionado a su
salud, ya sea respecto de su diagnóstico, condición, pronóstico,
procedimientos, entre otros.
Interconsulta Médica: Las PSBE encuentran su fundamento
en las prácticas interdisciplinarias, esto es, trabajar de modo
cooperativo y combinado con otros profesionales de la salud que, de
acuerdo a la evidencia obtenida en las investigaciones, contribuya al
alivio o resolución de las dificultades de los usuarios. El usuario
también puede solicitar una opinión adicional respecto del
diagnóstico, pronóstico o tratamiento.
Mala praxis: El empleo de PSBE permite reducir la probabilidad
de error en las intervenciones psicológicas debido a que, al emplear
herramientas y estrategias sistematizadas y validadas
empíricamente, ayudan a que el profesional tome decisiones basadas
en la evidencia y en las necesidades del usuario. Asimismo, al contar
con manuales y protocolos de trabajo -con adaptación de las
intervenciones a cada usuario particular- permite que ofrecer
procedimientos que han sido especialmente diseñados para el su
problema, con mayor probabilidad de éxito terapéutico. Visto de este
modo, se reduce en gran medida la probabilidad de mala praxis.
Derecho a recibir una atención basada en
fundamentos científicos ajustados a principios
éticos: Las PSBE, desde su existencia, poseen una base ética y
fundamentadas en los derechos de los usuarios. En este sentido,
priorizan el uso de prácticas validadas empíricamente para proveer a
los usuarios intervenciones y procedimientos que han demostrado ser
efectivos y eficaces, partiendo de la idea de que los usuarios merecen
recibir las mejores intervenciones disponibles (tal como lo indica el
inciso c y d del artículo 7 de la Ley de Salud Mental 26.657).
4 FUNDAMENTOS
BASADOS EN
DERECHOS
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Relevancia de las prácticas psicológicas basadas en la evidencia para la salud pública
Derecho a recibir atención psicológica respetando
las individualidades y el contexto socio-familiar
de los usuarios: Las PSBE proveen atención psicológica desde
el enfoque que mayor eficacia, eficiencia y efectividad posea en
conjunción con el juicio clínico y las decisiones del profesional,
considerando las características individuales del usuario y su contexto
socio-cultural. Desde los orígenes del modelo de PSBE, sus prácticas
defienden la noción de que las intervenciones psicológicas deben
planificarse y diseñarse teniendo en consideración el respeto a las
particularidades de cada usuario (deseos, preferencias, entre otros),
sus necesidades (ej., en función de la dificultad que se necesita
resolver, y/o de los síntomas que se desean aliviar o curar),
potencialidades (ej. recursos saludables de los usuarios y de su
ambiente) y limitaciones del contexto socio-educativo y cultural (ej.
nivel educativo del usuario, contexto familiar negligente).
Derecho de los usuarios a estar informados,
participar y decidir en sus propios procesos
terapéuticos: Las PSBE proveen información sobre el tipo de
intervenciones, enfoque de trabajo y marco teórico-técnico de
trabajo, se le otorga al usuario un rol activo y comprometido con el
procedimiento dándole la oportunidad de tomar decisiones y
colaborar en el proceso de intervención, y se le facilita información
acerca de su problema, mecanismos de mantenimiento y pronóstico
particular (tal como lo indica el inciso j del artículo 7 de la Ley de
Salud Mental 26.657). Se parte de que es su derecho conocer
totalmente la intervención que se le brindará, resguardando la figura
del consentimiento informado como herramienta de trabajo.
La Ley de Salud Mental 26.657, en su artículo 33, provee de un marco
para instar a las unidades académicas del país a que forme
profesionales en salud mental respetando los principios, políticas y
dispositivos propuestos en la ley. También, se realizan
recomendaciones para que se produzca la capacitación y
actualización de los profesionales para proveer servicios de salud
mental acorde a lo estipulado por dicha ley. En relación a estos
puntos, podrían dividirse los fundamentos formativos en tres tipos:
5 FUNDAMENTOS
EDUCATIVOS
AACP | Informe técnico descriptivo 10
Relevancia de las prácticas psicológicas basadas en la evidencia para la salud pública
Formación actualizada: La mayor parte de los planes de
estudio en psicología se encuentran desactualizados en materia de
teorías y técnicas que actualmente se emplean en las intervenciones
psicológicas, en la bibliografía que se utiliza para instruir a los
alumnos, en las temáticas y áreas problemáticas que se enseñan a los
futuros profesionales y en la dificultad de desarrollar un pensamiento
crítico con base científica que permita discriminar entre el
conocimiento científico y el intuitivo. La adecuación curricular a los
avances realizados en la ciencia psicológica es deficitaria, por lo que
requiere la modernización y actualización de las currículas para
formar profesionales de la salud mental que conozcan y estén en
línea con la ciencia psicológica mundial actual.
Formación en investigación: Desde las PSBE se considera
esencial entrenar en los profesionales habilidades no sólo para la
implementación de métodos y técnicas para generar nuevos
conocimientos, sino también para el uso crítico y juicioso de la
evidencia empírica aportada por las investigaciones realizadas. Este
aspecto es de especial relevancia ya que con la adquisición de
habilidades en metodología de la investigación se podrá realizar la
búsqueda o la generación de la evidencia científica necesaria para la
toma de decisiones profesionales, con el fin de garantizar a los
usuarios intervenciones efectivas y adaptadas a sus necesidades.
Actualización profesional: La formación de profesionales
en PSBE no sólo corresponde a una tarea del grado universitario, sino
que es necesario que los profesionales se especialicen y actualicen sus
conocimientos con formaciones de posgrado (cursos, seminarios,
maestrías, doctorados, etc). La escasez de ofertas en este ámbito es
clara, por lo que se requiere un incremento de las ofertas formativas
en modelos basados en la evidencia y en áreas de vacancia en la
psicología que en el medio local no han sido ampliamente estudiadas
y/o desarrolladas.
AACP | Informe técnico descriptivo 11
Relevancia de las prácticas psicológicas basadas en la evidencia para la salud pública
Accesibilidad: Proveer intervenciones basadas en la evidencia
permite aumentar la rotación de usuarios en los servicios de salud
debido a que baja la cronicidad de las intervenciones y elimina o
disminuye la intensidad de la sintomatología y/o malestar de los
usuarios. Asimismo, desde las PSBE existen una serie de
intervenciones que pueden ser administradas en formato grupal.
Desde esta perspectiva, contar con estrategias de intervención que
puedan ser aplicadas a un número considerable de usuarios en
simultáneo, permite intervenir sobre problemas en salud mental con
una alta eficiencia, es decir, facilita el acceso de estas intervenciones
a una buena cantidad de usuarios en una sola intervención.
Epidemiología: Los criterios de investigación epidemiológica
concuerdan con las propuestas de las PSBE. Las investigaciones
epidemiológicas del contexto local podrían beneficiarse de la guía de
este modelo, ya sea en cuanto a los aspectos procedimentales de las
investigaciones, como en la decisión respecto de las problemáticas
de urgencia e interés para conducir investigaciones locales que
obtengan datos que puedan ser útiles para tomar decisiones
estratégicas en materia de salud mental.
Prevención: Desde una base en la evidencia, por la realización de
estudios y por las investigaciones epidemiológicas, pueden trazarse
de modo sistemático programas de prevención y promoción de la
salud adecuadas a las necesidades de cada contexto. Por otro lado,
emplear estrategias y técnicas validadas, y el hecho de conocer
factores de riegos y predisponentes de dificultades y trastornos
(información obtenida en su totalidad de investigaciones empíricas),
permite decidir críticamente las mejores intervenciones posibles para
prevenir enfermedades y promover la salud entre la población.
6 FUNDAMENTOS
PARA LA SALUD PÚBLICA
AACP | Informe técnico descriptivo 12
Relevancia de las prácticas psicológicas basadas en la evidencia para la salud pública
La economía sanitaria y los usuarios particulares pueden beneficiarse
a partir de intervenciones basadas en la evidencia que ofrezcan
mejores resultados en el menor tiempo posible, disminuyendo el
costo de los tratamientos por el uso de los servicios públicos y
privados de salud por la disminución de usuarios crónicos.
Reducción en la inversión por habitante: Las
intervenciones psicológicas basadas en la evidencia permiten reducir
el costo económico en las prestaciones de salud mental. Suministrar
a los usuarios intervenciones a partir del entrenamiento en
estrategias y habilidades les provee recursos duraderos que
disminuye el uso de tratamientos crónicos. En este sentido, el gasto
público disminuye ya que se requiere de un menor gasto por
individuo por procedimiento, lo cual se reduce la cronicidad de la
consulta a los servicios de salud mental, abaratando el costo de los
tratamientos al estado y a las organizaciones prestadoras de
cobertura de salud.
Inversión en salud mental a mediano y largo
plazo: Las PSBE se apoyan en el concepto de que el entrenamiento
de los usuarios en estrategias y habilidades de resolución de
problemas permitirá proveerles de herramientas a futuro para
resolver de un modo autónomo sus propias dificultades. De esta
forma, los usuarios adquieren recursos y herramientas que podrán
desplegar para hacer frente a sus problemas logrando reducir a futuro
la consulta posterior.
7 FUNDAMENTOS
ECONÓMICOS
AACP | Informe técnico descriptivo 13
Relevancia de las prácticas psicológicas basadas en la evidencia para la salud pública
Coordinadora
Luciana S. Moretti
Expertos en salud mental
Sara Baringoltz
José Dahab
Héctor Fernández Álvarez
Eduardo Keegan
Alba Mustaca
Martín De Lellis
Expertos en formación y entrenamiento
Hugo Klappenbach
Expertos en salud pública
Enrique Saforcada
Representantes institucionales
Leonardo Medrano - Instituto PSIBE
Andrés Roussos - Society for Psychotherapy Research
INTEGRANTES
DEL GRUPO
AACP | Informe técnico descriptivo 14
Relevancia de las prácticas psicológicas basadas en la evidencia para la salud pública
Consideraciones acerca de la
evidencia
Al momento de realizar una recomendación respecto de una
intervención debido al sustento empírico que posee se hace en
función de la cantidad y calidad de los diseños metodológicos
empleados para la obtención de la evidencia. Estos criterios son
empleados y consensuados por diferentes organizaciones mundiales
dedicadas a la evaluación de la calidad de la prestación de servicios de
salud, como el Consejo Nacional de Investigaciones Médicas en Salud
y Medicina de Australia (NHMRC), por la Asociación Americana de
Psicología (APA), la Asociación Canadiense de Psicología (CPA), por
la Agencia para la Investigación y la Calidad del Cuidado de la Salud
(AHRQ) de Estados Unidos, y por los Estándares de Calidad del
Instituto Nacional de Excelencia en Salud y Atención (NICE) de Reino
Unido. A continuación, se describen los niveles y calidad de evidencia
para las intervenciones (se listará de mayor a menor evidencia):
NIVEL Ia: Evidencia obtenida de un meta-análisis de ensayos
clínicos aleatorizados y controlados.
NIVEL Ib: Evidencia obtenida por al menos un ensayo clínico
aleatorizado y controlado.
NIVEL IIa: Evidencia obtenida de al menos de un estudio bien
diseñado, controlado, pero sin aleatorización.
NIVEL IIb: Evidencia obtenida de al menos de un estudio bien
diseñado cuasi-experimental.
NIVEL III: Evidencia obtenida de estudios bien diseñados,
descriptivos no-experimentales (estudios comparativos o de
correlación o series de casos).
NIVEL IV: Evidencia obtenida de informes de comités de
expertos, opiniones o experiencias clínicas de autoridades en la
materia.
ANEXO
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