Winnicott, Donald - Preocupación Maternal Primaria

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404 D. W. WI.W'ICOTT ver el sentido del dicho, según el cual todo análisis fallido constituye un fracaso no del paciente sino del analista. Este trabajo resulta exigente debido en parte a que el ana- lista debe poseer sensibilidad respecto de las necesidades del  pa cie nte así com o el dese o de pro vee rle de un m arc o que sa- tisfaga tales necesidades. El analista, al fin y al cabo, no es la madre natural del paciente. Asimismo, resulta exigente debido a la necesidad de que  el analista busque sus propios fracasos cuandoquiera que apa- rezcan resistencias. Y con todo, es sólo mediarle el empleo de sus propias equivocaciones, que el analista podrá llevar a cabo la parte más importante del tratamiento en estas fases, la parte que permite enfadarse al paciente por primera ves  po r los de tal les del fra cas o de ad ap tac ión que (en el mom ento en que ocurrió) produjo la disrupción. Es esta parte del tra-  ba jo la que libe ra al paci ente de su dep end enc ia del anali sta. De esta manera la transferencia negativa del análisis «neu- rótico» es reemplazada por la ira objetiva acerca de los fra- casos del analista, por lo que una vez más tenemos una im-  po rta nt e dif ere nc ia en tre los fenó me nos de la tran sfe ren cia en los dos tipos de labor.  No deb em os bu sc ar la conc ienci a de nu es tro s éxito s de adaptación, ya que los mismos no son percibidos a un nivel tan profundo. Si bien no podemos trabajar sin L a teoría que estamos edificando en estos momentos, esta labor inevitable- mente nos coge en falta si nuestra comprensión de la necesi- dad del paciente es cuestión de la mente más que del psique soma. En mi labor clínica he demostrado, cuando menos a mí  mismo, que una clase de análisis no impide la otra. Constan temente me encuentro pasando de la una a la otra, según la  tendencia que muestre el proceso inconsciente del paciente. , Cuando queda completa la labor d el tipo especial que les es-  1toy describiendo, me veo conducido naturalmente a la labor  analítica ordinaria, al análisis de la posición depresiva y de  las defensas neuróticas de un paciente con un yo. un yo in tacto, un yo capaz de experimentar impulsos dei ello y de  aceptar las consecuencias. Lo que necesita hacerse ahora es estudiar detalladamente los criterios en virtud de los cuales  el analista puede saber cuándo debe trabajar con  m f h cambio rf* énfasis,  cómo ver que está naciendo una necesidad del  Upo que« según he dicho, debe ser satisfecha (al menos no - minalmente) mediante una adaptación activa. Permanente* mente, d analista tendrá presente el concepto de la ide ntifí -  cftción primaria ÁÜEF VTdL “ / 14. Preocupación maternal  primaria (1956) Esta aportación ha sido estimulada por el trabajo publica- do en Psychoanalytic Study of the Child,  volumen IX, bajo el encabezamiento: «Problemas de la neurosis infantil». Las diversas aportaciones de la señorita Freud a este trabajo con- tribuyen a un importante planteamiento de la teoría psicea nalítica actual en su relación con las etapas más precoces de la vida infantil y de la instauración de la personalidad. Deseo desarrollar el tema de la primitiva relación madre-  hijo, tema de máxima importancia al principio y que sólo gradualmente queda desplazado a un segundo plano por el tema del pequeño en tanto ser independ iente. En primer lugar, necesito acordar con lo que manifiesta  la señorita Freud bajo el título «Errores actuales de concep to». «Las desilusiones y las frustraciones son inseparables de  la relación madre-pequeño... Echarles a las limitaciones ma ternas durante la fase oral la culpa de la neurosis infantil  no es más que una cómoda y engañosa generalización. El  análisis debe profundizar más en busca de la causa de la  neurosis.» Con estas palabras la señorita Freud expresa la opi n ió n que los psicoanalis tas compar ten en general. Pese a ello,¡jes mucho lo que podemos ganar si tenemos en  cuenta la posición de la madre. Hay algo que puede denomi narse «medio no suficiente o insatisfactorio»« algo que de forma el desarrollo del pequeño, del mismo modo que existe  un medio bueno o suficiente que permite que el niño, en cada  fase, alcance las apropiadas satisfacciones innatas así cómo  las angustias y conflictos?!

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    ver el sentido del dicho, segn el cual todo anlisis fallidoconstituye un fracaso no del paciente sino del analista.

    Este trabajo resulta exigente debido en parte a que el ana-lista debe poseer sensibilidad respecto de las necesidades del

    pacie nte as com o el deseo de pro vee rle de un marco que sa-tisfaga tales necesidades. El analista, al fin y al cabo, no es lamadre natural del paciente.

    Asimismo, resulta exigente debido a la necesidad de queel analista busque sus propios fracasos cuandoquiera que apa-rezcan resistencias. Y con todo, es slo mediarle el empleode sus propias equivocaciones, que el analista podr llevara cabo la parte ms importante del tratamiento en estas fases,la parte que permite enfadarse al paciente por primera ves

    po r los de tal les del fracas o de adap tac in que (en el mom entoen que ocurri) produjo la disrupcin. Es esta parte del tra-ba jo la que libe ra al paci ente de su dep end enc ia del anali sta.

    De esta manera la transferencia negativa del anlisis neu-rtico es reemplazada por la ira objetiva acerca de los fra-casos del analista, por lo que una vez ms tenemos una im-po rta nte dif ere nc ia en tre los fen me nos de la tran sfe ren ciaen los dos tipos de labor.

    No deb em os bu sc ar la conc iencia de nu es tro s xito s de

    adaptacin, ya que los mismos no son percibidos a un niveltan profundo. Si bien no podemos trabajar sin La teora queestamos edificando en estos momentos, esta labor inevitable-mente nos coge en falta si nuestra comprensin de la necesi-dad del paciente es cuestin de la mente ms que del psiquesoma.

    En mi labor clnica he demostrado, cuando menos a mmismo, que una clase de anlisis no impide la otra. Constantemente me encuentro pasando de la una a la otra, segn latendencia que muestre el proceso inconsciente del paciente.

    , Cuando queda completa la labor del tipo especial que les es-1toy describiendo, me veo conducido naturalmente a la labor

    analtica ordinaria, al anlisis de la posicin depresiva y delas defensas neurticas de un paciente con un yo. un yo in

    tacto, un yo capaz de experimentar impulsos dei ello y deaceptar las consecuencias. Lo que necesita hacerse ahora esestudiar detalladamente los criterios en virtud de los cuales el analista puede saber cundo debe trabajar con mfh cambiorf* nfasis, cmo ver que est naciendo una necesidad delUpo que segn he dicho, debe ser satisfecha (al menos no-minalmente) mediante una adaptacin activa. Permanente*mente, d analista tendr presente el concepto de la identif-cftcin primaria

    E F V TdLA /

    14. Preocupacin maternalprimaria (1956)

    Esta aportacin ha sido estimulada por el trabajo publica-do en Psychoanalytic Study of the Child, volumen IX, bajoel encabezamiento: Problemas de la neurosis infantil. Lasdiversas aportaciones de la seorita Freud a este trabajo con-tribuyen a un importante planteamiento de la teora psiceanaltica actual en su relacin con las etapas ms precocesde la vida infantil y de la instauracin de la personalidad.

    Deseo desarrollar el tema de la primitiva relacin madre-hijo, tema de mxima importancia al principio y que slogradualmente queda desplazado a un segundo plano por eltema del pequeo en tanto ser independ iente.

    En primer lugar, necesito acordar con lo que manifiestala seorita Freud bajo el ttulo Errores actuales de concepto. Las desilusiones y las frustraciones son inseparables dela relacin madre-pequeo... Echarles a las limitaciones maternas durante la fase oral la culpa de la neurosis infantil no es ms que una cmoda y engaosa generalizacin. Elanlisis debe profundizar ms en busca de la causa de la

    neurosis. Con estas palabras la seorita Freud expresa la opin i n que los psicoanalistas comparten en general.

    Pese a ello,jes mucho lo que podemos ganar si tenemos en cuenta la posicin de la madre. Hay algo que puede denominarse medio no suficiente o insatisfactorio algo que deforma el desarrollo del pequeo, del mismo modo que existeun medio bueno o suficiente que permite que el nio, en cada fase, alcance las apropiadas satisfacciones innatas as cmolas angustias y conflictos?!

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    Anna Frcud nos recuerda que nos es posible pensar en unpatrn pregenital en trminos de dos personas que se unenpara lograr lo que por amor a la brevedad llamaremos equi-librio homc osttico (Mahler, 1954). A veces recibe tam bin

    la denominacin de relacin simbitica.|A menudo se afir-ma que la madre de un pequeo est biolgicamente condi-cionada para su misin de espec ial ori ent aci n hac ia las ne-cesidades jlg l peque o. Utilizando un lenguaje ms sencillo,dir que .existe una identificacin consciente pero tambinprofundamente uTcnscicnte Qntre l a madrc y el pequeo.

    Creo que hay que juntar estos conceptos diversos y quedebe rescatarse el estudio de la madre de lo que es pura

    _ men te b ioTgic TE Terrn i no smblosS'"no nos conduce msall que a la comparacin de la relacin madrehijo con otrosejemplos de interdependencia en zoologa y botnica. Las pa-labras equilibrio homcosttico tampoco incluyen algunos

    ! \ v. Lo que nos inter esa son las grand es difer encia s psicolgi- i cas Que hay entre, por un lado, la identificacin materna con 1P- el nio, V por otro, la depend^nr.ia del nio de la madre:

    ^L1esta ltima no implica identificacin, va oue la identificacines un complejo estado descosas inaplicahlfi_aJLas ptmerasfa sei ld e la i n f a n c i a*

    Anna Freud nos demuestra que hemos superado aquellabu rda fase de la teo ra psicoanaltic a en la que nos expre s-bam os com o si pa ra el pequeo la vida emp ezas e con la ex-pe rien cia ins tin tiva oral . Ahora nos hal lam os ocu pad os enel estudio del desarrollo precoz y de sef precoz, al que si eldesarrollo ha avanzado lo suficiente, las experiencias del ello

    ueden ms bien reforzar que interrumpir.Desarrollando el tema del trmino anacltico utilizado

    po r Fre ud , la se ori ta Fre ud dice: La relacin con la ma dre ,si bien es la primera relacin con un ser humano, no es lapri mera rela cin que el pequeo esta blece con el med io. Loque la precede es una fase anterior en la que las necesidadesno son del mundo objetal sino del cuerpo, y cuya satisfac-cin o frustracin juegan un papel decisivo.

    Por cierto, creo que la introduccin de la palabra necesi-dad en vez de deseo ha tenido gran importancia en nues-tras teoras, pero ojal la seorita Freud no hubiese empleadolas palabras satisfaccin* y frustracin en este contexto;una necesidad o bien se satisface o no, y el efecto no es elmismo que el de la satisfaccin o frustracin de un impulsodel ello.

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    Quisiera referirme a lo que Greenacre (1954) denomina eltipo arrullador de placeres rtmicos. Aqu nos hallamosante un ejemplo de necesidad que es satisfecha o no, pero ser a un a defo rmaci n de cir qu e el peq ueo qu e no es

    arrullado reacciona igual que ante una frustracin. Cierta )mente, ms que ira se produce cierta deformacin del medio ! >

    en una fase precoz.Sea como fuere, me parece que hace tiempo que debera

    haberse hecho un estudio ms amplio de la funcin maternaen la fase ms precoz , por lo que deseo unir las diversassugerencias > presentar una teora para su debate.

    | La preocu pSn ^matenial ^r> Mi tesis c:.s que en la tase ms preco z estam os t rata nd ocon un estaoo muy especial de la madre, una condicion psi-colgica que merece un nombre, como puede ser el de /Veo

    [capacin Hibernal primaria. Sugiero que Ja literatura psi

    ^roanaluica rx> ha rendido tributo suficiente a una condicinps iuuialn ca muy esp ecial de la ma dre ace rca de la cua l dese odecir lo siguiente: ___

    Gradualmente se desarrolla y se convierte en un es-tado d sensi b i 1i dad exalta da du ra nte el em bara zo y es.pecialn^ntc hacia..el linal del mismo.

    I) u ra unas cu a n t as sem anas desp u e s_ d e 1 na cimiento

    del pccueo.No es fcilmente rec ordado po r la madre una vez

    que se lia recobrado del mismo.~ Tria aun ma s lejos y dira que el r ecu erd o que deeste estado conservan las madres tiende a ser repri-

    mido.

    Este estado organizado (que sera una enfermedad si nofuese por el hecho del embarazo) podra compararse con un

    Calado de i plecamicnto o de disociac in, o con una fuga oincluso con un trastorno a un nivel ms profundo, como porejem p 1o un ep isodio csquizojdt; ,en el cua l alg n a spe cto de lape rso na l idai se ha.ua tem por alm ent e do m inan te . Me gu sta raencontrar u:a buena forma de denominar este estado y pro-poner la p a n que se tuviese en cu en ta en tod as las refere n-cias a la fa.se ms precoz de la vida del pequeo. No creoque sea pu ble comprender el funcionamiento de la madredurante el *nismo principio de la vida del pequeo sin verq&e la madre debe ser capaz de alcanzar este estado de sen

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    sibiiidad exaltada, casi de enfermedad, y recobrarse luego delmismo. (Utilizo la palabra enfermedad porque una mujerdebe estar sana, lanto para alcanzar este estado como parar eco b r a r s e de l cuando el pequeo la libera. Si el pequeomuriese, el estado de la madre se manifestara repentinamen-te en forma de enfermedad. La madre corre este riesgo.)

    He dado a entender esto en el trmino dedicada dentrode las palabras madre corriente dedicada (Winnicott, 1949).

    .* {Ciertam ente, hay much as mujeres que son buenas mad resen todos los dems aspectos y que son capaces de llevar unavida rica y fructfera pero que no pueden alcanzar esta en-fermedad normal que les permite adaptarse delicada y sensib 1emente a las necesidades del pequeo en el com ienzo; obien lo con siguen con uno de sus hijos pe ro .n o con los de-ms. Tales mujeres no son capaces de preocuparse de su

    pro pio peq ueo con exclusin de ot ros int ere ses , de un a fo r-ma normal y tem poral j Puede suponerse que en algunas deestas personas se produce una huida hacia la cordura. Cier-tamente, algunas de ellas tienen otras preocupaciones muyimportantes que no abandonan fcilmente o que tal vez nosean capaces de abandonar hasta haber tenido sus primeros

    beb s. Cuando un a m uj er tiene una fuer te ind enti fica cin mas-culina se encuentra con que le es muy difcil cumplir conesta parte de su funcin materna, y la envidia reprimida del

    pen e de ja poco espacio par a la preoc upac in m aterna pr i-maria.

    En la prctica, el resultado consiste en que tales mujeres,una vez que han tenido un nio, pero habindoseles escapadola primera oportunidad, se encuentran ante la tarca de compensar lo perdido. Pasan un largo periodo para adaptarse estrechamente a las crecientes necesidades del pequeo y no esseguro que consigan reparar la deformacin precoz. En lugarde dar por sentado el buen efecto de la preocupacin precozy temporal, se encuentran atrapadas en la necesidad de terapia del pequeo, es decir, la necesidad de un prolongado

    perodo de adaptacin a la necesidad o de mimos. En vez de madres, son terapeutas.

    Al mismo fenmeno se refieren Kanner (1943), Loretta Hender (1947) y otros que han tratado de describir el tipo de madre que es susceptible de producir un nio autista (Crale, 1951; MahJer, 1954).

    Es posible establecer una comparacin entre la tarca de la madre, en lo que hace a la compensacin de su pasada in- capacidad, y la arca de la sociedad que intenta (a veces con

    conseguir la identificacin social de un nio despo-

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    sedo que se halla en estado antisocial. Esta labor de la ma-dre (o de la sociedad) encierra una fuerte tensin debido aque no se realiza de manera natural. La tarea que se em-

    prende tien e su lugar apr opiado en un a fase an te rio r, en estecaso aquella en la que el pequeo slo empezaba a existircomo individuo.

    Si es aceptable esta tesis del estado especial en que sehalla la madre y su recuperacin del mismo, entonces podre-mos examinar con mayor detenimiento el estado correspon*diente en que se halla el pequeo.

    El pequeo tiene:

    Una constitucin.Tendencias innatas al desarrollo (zona libre de con-

    flictos en el yo).Movilidad y sensibilidad.Instintos, involucrados en la tendencia al desarrollo

    con cambios en la dominancia zonal:

    La madre que alcanza el estado que he llamado preocu-

    pacin m ate rnal prima ria ap or ta un marco en el que laconstitucin del pequeo empezar a hacerse evidente, enel que las tendencias hacia el desarrollo empezarn a desple-garse y en e! que el pequeo experimentar movimiento es-pont neo y se convert ir en posee dor de las sen sac iones que

    ison apro piada s a es ta fase precoz de la vidiD En este con/^Texto no es necesario hacer referencia a la vicia instintiva ya

    que lo que estoy tratando empieza antes de la instauracinde los patrones instintivos.

    He procurado describir todo esto utilizando mi propio lenguaje, diciendo quejjsi la madre aporta una adaptacin suficiente a la necesidadrla vida del pequeo se ve muy pocoturbada por las reacciones ante los ataques. (Naturalmente,lo que cuenta son las reacciones ante los ataques y no los

    ataques mismos.) Los fracasos matemos producen fases de reaccin ante los ataques y estas reacciones interrumpen lacontinuidad existencial del pequeo. Cualquier exceso en tales reacciones produc, no la frustracin sino la amenaza deaniquilamiento. Esto, a mi modo de ver, es una angustia primitiva muy real, muy anterior a cualquier angustia en cuyadescripcin intervenga la palabra muerte*."}

    Dicho de otro modo, la base para la instauracin del yola constituye la suficiencia de la continuidad existencial, nointerrumpida por las reacciones ante los ataques. La suficien-cia de la continuidad existencial slo es posible al principio

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    si l a madre se halla en c! estado que les he sugerido y quees algo m u y real cuando la madre sana se halla cerca del finaldel embarazo y en las primeras semanas despus del nacimicnto de l beb . *

    si la madre se halla sensibilizada tal como acabamos

    d e exponerlo, podr pon erse en el lugar del pequeo v, deeste modo, satisfacer sus necesidades. stas, al principio soncorporales, pero paulatinamente pasan a ser necesidades delyoja medida que la psicologa va naciendo de la elaboracinimaginativa de la experiencia fsica.

    Empieza a existir una relacin yoica entre la madre y elJ ' pequeo, relacin de la que la madre se recupera, v a partir

    de la cual el nio puede a la larga edificar en la madre laidea de una persona. Visto desde este ngulo, el reconoci-miento de la madre en tanto que persona viene de manera

    pos itiva, nor ma lmente, v no surge de la experie ncia tle lamadre como smbolo de la frustracin. El fracaso de adapta-cin materna en la fase ms precoz no produce otra cosa quea aniquilacin del self del pequeo:

    En esta fase, el, nio, no percibe de ningn modo lo que lamadre hace bien. Esto, segn mi tesis, es un hecho. Sus fra-casos no son percibidos en forma de fracasos maternos, sinoque actan como amenazas aja autoexis tenr in pe rsn nn l

    Recurriendo al lenguaje de estas consideraciones, la ains.truccin precoz del y o es. por consiguiente, silenciosa. La pri-mera organizacin del vo procede de la experiencia do amenazas de aniquilacin que no conducen a la aniquilacin y conrespecto a las cuales hay recuperacin repetidas veces. Par:tien do de ta les experie ncias ~a confianza en la rec uperac incomienza a ser algo que lleva a un ego v a una capacidad deLyo para enfrentarse con la frustracin.

    Espero que les parezca que esta tesis contribuye al temale reconocimiento de la madre como madre frustrante por

    pa rte del pequeo. Es to es cie rto ms adela nte , pero no lo esen esta fase precoz. Al principio, la madre que falla no es per-cibida como tal. A decir verdad, el reconocimiento de la de-pendenc ia abso lut a de la madr e y de la cap aci dad de st apa ra la preocu pac in pri maria, o com o qu ier a que se llame ,es algo que pertenece a la extrema sofisticacin y a una faseque los adultos no siempre alcanzan. El fallo general de reco-nocimiento de dependencia absoluta al principio contribuyeal temor a la MUJER que es propio tanto de hombres comode m ujer es (Winni cott, 1950, 1957 a).*" fh ra podemos decir por qu creemos que la madre delbeo es la per son a ms idnea pa ra el cu ida do de este; es

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    ella quien puede alcanzar esc estado especial de preocupacinmaternal primaria sin caer enferma. Pero una madre adoptiva, o cualquier mujer que pueda estar enferma en el mentido de preocupacin primaria, tambin puede estar en condiciones de producir una adaptacin suficiente, gracias a cier

    na capacidad para la identificacin con el beb. 3W De acuerdo con esta tesis, un medio suficiente en la primera fase permite que el pequeo comience a existir, a tenerexperiencia, a construirse un yo pe rso na l, a domina r los instintos, y a enfrentarse con todas las dificultades inherentesa la vida. Todo esto le parece real al pequeo, que es capazde poseer un self que a la larga incluso, puede permitirse sa-crificar la espontaneidad, incluso morir.

    Por el contrario, sin una inicial provisin ambiental sa-tisfactoria este 5c// capaz de morir jams se desarrolla. Lasensacin de realidad se halla ausente y si no hay demasiadocaos la sensacin definitiva es de futilidad. Las dificultadesinherentes a la vida son inalcanzables, y no digamos las sa-tisfacciones. Si no hay caos, aparece un falso self que oculta

    al verdadero self, que se aviene a las exigencias, que reaccionaante los estmulos, que se libra de las experiencias instintivastenindolas, peto que nicamente estar ganando tiempo.

    Se ver que. segn esta tesis, es mas probable que losfactores constitucionales se manifiesten era la normalidad, alldonde el medio de la primera fase se haya adaptado. A la in-versa, all donde haya habido un fracaso en esta primera fase,el pequeo se ve atrapado en unos primitivos mecanismos dedefensa (falso self. etc.), que corresponden al temor a la ani-quilacin, y los elementos constitucionales tienden a versesojuzgados (a menos que sean fsicamente manifiestos).

    Es necesario, al llegar aqu, dejar sin desarrollar el temade la introycecion que el pequeo realiza, de los patrones deenfermedad de la madre, si bien se trata de un tema de gran

    importancia en consideracin al factor ambiental de las lasessiguientes, despus de la primera fase de dependencia ab-soluta.

    Al reconstruir el desarrollo precoz de un pequeo, no sirvede nada hablar de instintos, excepto sobre la base del desa-rrollo del yo.

    Se registra una divisoria:

    Madurez del yo: las experiencias instintivas retuerzanel yo.Inmadurez

    ,pen el yo.Inmadurez d e l v o : l a s e x p e r i e n c i a s instintivas m terrum

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    Aqu, el yo implica una suma de ex p e r i en c i a s . El self individual empieza como una suma de la experiencia inactiva,de la movilidad espontnea, y de la sensacin, regreso de laactividad al descanso, y la gradual instauracin de una capa-cidad para aguardar la recuperacin de la aniquilacin; ani-quilacin resultante de las reacciones ante los ataques delmedio ambiente. Por esta razn, el individuo necesita empe-zar en el medio ambiente especializado al que me he refe-rido bajo el encabezamiento de Preocupacin materna pri-maria.

    15. La tendencia antisocial1(1956)

    La tendencia antisocial plantea una serie de problemas di*iciles al psicoanlisis, problemas cuya naturaleza es a la vez

    prc tic a y terica . Freud, en su int rodu cc in a WaywardYouth, de Aichhom, demostr que el psicoanlisis no sola*mente contribuye a la comprensin de la delincuencia, sino

    que adems se ve enriquecido por la comprensin de la laborde aquellos que se enfrentan a la delincuencia.Sin embargo, voy a hablarles de la tendencia antisocial y

    no de la delincuencia. Esta eleccin se abona en que la de-fensa antisocial organizada se ve sobrecargada con una seriede ganancias secundarias y reacciones sociales que hacen difcil al investigador alcanzar su ncleo. Por contraste, la ten-dencia antisocial puede estudiarse tal como aparece en el nionormal o casi normal, en el cual se halla relacionada con lasdificultades inherentes ai dcsarrn emocional. ....

    Empezar haciendo dos breves referencias al materialclnico:

    Para efectuar mi primer anlisis de un nifto escog

    un delincuente. El muchacho estuvo acudiendo a la consulta durante un ao y el tratamiento fue interrumpidoa causa de los trastornos que e! chico provocaba en laclnica. Podra decir que el anlisis marchaba bien y que su interrupcin caus afliccin tanto al chico comoa m, pese a que varias veces me mordi fuertemente

    t. Ledo snte la Sociedad Psicoanaltk* Britnica, d 20 de ioniode 1956.