Vandenbroucke, Francois - Los Salmos y Cristo

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FRANCOIS VANDENBROU

los

Salmosy

Cristo

um cantaveris, silebis aliquai vita tua sic canta, ut nunquam sileas.

SAN AGL Enarrat. n Psalm. 1

FRANCOIS VANDENBROUCKE

ESTELA

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LOS S A L M O S Y C R I S T O

EDICIONES SIGEME Apartado 332SALAMANCA 1965

Traductor: Jos Valladares.Obra original: Les Psaumes et c Christ. Editor: Centre Liturgique. Abbaye du Mont-Csar. Louvain.Censor: Jos Gmez Lorenzo.Imprmase: "f Mauro Rubio, Obispo de Salamanca, 20. noviembre 1964.

NDICEPginas

IntroduccinReservados todos los derechos. En exclusiva para lengua castellana.

9 13 21 21 34 53 59 59 66 73 87 99 103 145

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El problema y los principios de solucin. 1 Datos de la exresis literal 1. El yo de los salmos: los poetas inspirados 2. Los actores de los salmos: Yav y su Pueblo 3. Los salmos, poemas de Cristo y de la Iglesia? Soluciones de los P a d r e s . . . . . . . . . . 1. Tipo o alegora? 2. Cristianizar los salmos desde arriba o desde abajo? La respuesta del Nuevo Testamento. La aplicacin en la liturgia

A.Es propiedad O Edieiones Sigeme.

o. 4. Conclusin " Nm. Registro: S. 628/64. Depsito legal: AV. 7-1965

Cmo cristianizar cada uno de los 150 salmos? Distribucin de los salmos en el breviario romano

Apndice.

EDITORIAL Y GRFICAS SENN MARTN.AVILA

INTRODUCCINLas presentes pginas, redactadas en un principio en forma de artculos, aparecieron parcialmente en la revista Questions Liturgiques et Paroissiales a travs del ao 1952. El objetivo de tales artculos era dilucidar numerosas cuestiones que ataen a la interpretacin de la Biblia en general, y del salterio ms en particular. Sabido es, en efecto, que estos problemas adquieren hoy da un renovado inters, debido sin duda a los estudios bblicos, patrsticos y litrgicos, que han prestigiado la ciencia catlica durante la primera mitad del presente siglo. Los innumerables trabajos realizados, de carcter tcnico y poco preocupados de las contingencias de la vida cotidiana, dan ahora sus frutos espirituales y apostlicos. Al intentar concretar los resultados de toda esta fermentacin, nicamente hemos tenido presente la ayuda que esto ha de prestar tanto a los fieles como a sus pastores, con vistas a la comprensin y al rezo de los salmos: stos constituyen la parte principal del breviario de la Iglesia y una parte notable del misal; cap9

tar, por tanto, el mecanismo de su cristianizacin es de una importancia decisiva para que su rezo y su canto sean verdaderamente una oracin cristiana. Para ello hemos utilizado sucesivamente los datos provenientes de la exgesis literal; en segundo lugar, los proporcionados por los Padres de la Iglesia, que dieron a la interpretacin cristiana de los salmos un empuje vigoroso, pero con frecuencia incierto de su propia direccin; en tercer lugar, los datos de la misma Escritura, ms segura de su camino cuando cita los salmos para aplicarlos a Cristo y a su Reino; y, finalmente, los de la liturgia, que representa la manera ms autorizada de leer a Cristo en los salmos, puesto que es la de la misma Iglesia en su oracin comn. Acto seguido hemos tratado de resumir en breves frmulas la manera ms natural de cristianizar cada uno de los ciento cincuenta salmos, teniendo en cuenta precisamente esas diversas aportaciones de la exgesis, del Nuevo Testamento y de la liturgia. Esta sntesis final a algunos les parecer ms til para el rezo del breviario o canto del oficio que todo lo anterior. Y es muy cierto. Pero tngase en cuenta que esas orientaciones prcticas deben todo su valor a la paciente investigacin que les precede. Una de las grandes ventajas de esta segunda parte ser la de ayudar mucho a los lectores a escudriar las Escrituras, obligndoles a abrir el Nuevo Testamento y tomarse la molestia de comprobar en el salterio las citas ms 10

interesantes. Muchos descubrirn as la riqueza extraordinaria que se oculta bajo las apariencias ms simples de los libros inspirados. Sin duda que esto supondr para ellos una revelacin. Otra ventaja que ofrece la segunda parte, segn creemos, ser la de ayudar a muchos liturgistas profesionales a descubrir los cauces que ha seguido la lectura cristiana de los salmos a travs de veinte siglos de historia cristiana. Si tienen presente que el fondo ms antiguo de nuestra liturgia romana est constituido por la liturgia del tiempo, y, dentro de sta, primero por las fiestas del ciclo pascual y despus por las del ciclo de Navidad; y que las fiestas del Santsimo Sacramento, del Nombre de Jess, de la Sagrada Familia y, finalmente, de Cristo Rey son posteriores a ese fondo primitivo (del siglo XIV hasta nuestros das), podrn sacar muchas consecuencias tiles sobre la evolucin de las ideas respecto al cristianismo de los salmos. Hemos intentado ofrecer en pocas lneas una sntesis de esa evolucin, como se ver en las pginas 91-94. El presente libro no pretende aportar luces nuevas en todas las cuestiones. En la mayora de las ocasiones se contenta con recoger las slidas enseanzas de los diversos trabajos llevados a cabo para descubrir el sentido cristiano de los salmos'. Tiene esto especial aplica1 Nuestra bibliografa ser breve. A este propsito remitimos, para una ms amplia informacin, a nuestros artculos publicados en Questions Liturgiques et Paroissiales y a las bibliografas que all regularmente se publican.

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cin a cuanto digamos de Yav y su Pueblo segn los salmos: se encontrarn otros estudios magnficos sobre estos temas, y muy completos. Nosotros slo utilizaremos lo que sirve precisamente para aclarar nuestras ideas generales. Posiblemente haya ms originalidad en los dos captulos dedicados a la lectura cristiana de los salmos en el Nuevo Testamento y en la liturgia; despus, en la segunda parte, dedicada a cada salmo en particular. De hecho nos hemos consagrado a hacer un examen completo de todas las citas de los salmos que se encuentran tanto en la Escritura como en la liturgia; y sin pretender decir en todo cosas nuevas, estamos convencidos de que este trabajo mereca hacerse con toda atencin. Pero nuestro propsito no ha sido la erudicin como tal: ello explica que algunas interpretaciones de detalle puedan parecer a algunos exgetas o liturgistas profesionales un tanto imprecisas. Era preciso que se cumpliera todo lo que est escrito en los salmos de M (Le 24, 44): estas palabras de la Escritura resumen, sin duda, mejor que otras muchas consideraciones, el objetivo de las presentes pginas. Lovaina, Mont-Csar. Asuncin, 1955.

1EL PROBLEMA Y LOS PRINCIPIOS DE SOLUCIN

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El movimiento bblico actual tiene una caracterstica: su marcado inters por los salmos. Ascienden a varias decenas las publicaciones que al cabo del ao se ocupan exclusivamente de este tema. Aparte de algunos trabajos cientficos 1, la nota ms relevante que se advierte en ese conjunto de publicaciones es la preocupacin por llegar a un amplio pblico; preocupacin que ha ido en aumento a partir de la nueva versin latina o salterio de Po XII. Estas traducciones y comentarios, muy bien realizados en general 2 , han contribuido pode1 Citemos a J. CALES, S. J., Le livre des Psaumes traduit et comment. Pars 1936, 2 v.E. PODECHARD, P. S. S., Le Psautier. Lyon 1949-54, 3 v. Y sobre todo R. TOURNAY, O. P., Les Psaumes. Traducidos con la colaboracin de R. SCHWAB, en La Bible de Jrusalem. Pars 1950. 2 Una bibliografa moderna de las Traductions et commentaires modernes en langue francaise se encuentra publicada en LMD 33 (1953) 218-225. Pueden verse

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rosamente, de veinte aos a esta parte, a que se conociesen y rezasen los salmos por parte de muchos fieles, que de otro modo no hubieran podido descubrir en esos himnos, procedentes de un horizonte espiritual tan distinto al suyo, un alimento siempre provechoso y actual. El principal punto de vista de todos los trabajos es el de la exactitud exegtica. En esto siguen la lnea de lo que constituye la mxima preocupacin de la exgesis bblica desde hace medio siglo y responden, por otra parte, a una exigencia moderna que desborda ampliamente el mundo de los telogos profesionales. Esta preocupacin por la exactitud es tan sorprendente, que la traduccin del P. Tournay, O. P., en la Bible de Jrusalem, por ejemplo, ha revelado por contraste cmo los LXX y la Vulgata han dulcificado, al traducirlas, ciertas invectivas, y cmo, al emplear palabras ricas en evocaciones cristianas, los traductores han cristianizado, sin duda inconscientemente, la atmsfera del salterio original 3 . En efecto, considerados en s mismos, en sentido literal, los salmos se desenvuelven por lo general en una atmsfera infracristiana, y estatambin las informaciones publicadas regularmente desde 1946 p o r las QLP en su Bulletin de Littrature Liturgique. 3 Sobre las dificultades en la traduccin de los salmos, y en particular sobre los principios que h a n guiado al P. Tournay y a M. R. Schwab en la hecha p o r ellos para la Bible de Jrusalem, vase R. SCHWAB, Comment traduire les psaumes: LMD 33 (1953) 72-85; y T H . G. CHIFLOT, O. P., ibd., 85-92.

palabra quiere indicar exactamente un mundo de relaciones entre Dios y el hombre inferior todava y anterior, a la mediacin de Cristo y a la ley del amor. En el mejor de los casos, ciertos pasajessiempre en sentido literal, al hablar del Mesas o del rey, no hacen ms que presentir, profetizar lo que habrn de ser Cristo y su Reino. Pero los dos grandes personajes que ocupan el primer plano del salterio son Dios y el salmista. Los dems personajes, como el rey o el Mesas, o los enemigos, aparecen ms raramente en primer plano. Ms de un comentarista antiguo, no obstante su propensin a la exgesis espiritual, no se llev a engao por esto, y dedujo acertadamente como consecuencia que aun tomados los salmos bajo esta sola perspectiva, sin acudir, por tanto, para su interpretacin, al misterio cristiano, suponen una ayuda valiossima en nuestra oracin 4 . Los salmos, pues, contienen una gran riqueza espiritual, aun rezndolos tal cual se presentan, aun sin la ligera cristianizacin que les* Vase a este propsito CASIODORO, In Psalterium, praef.; NICETAS, De psalmodiae bono, 5; S. AGUSTN, In ps. 54, 1; in ps. 30, 1. El ltimo de estos textos de S. Agustn dice claramente: Si orat psalmus, orate; et si gemit, gemite; et si gratulatur, gaudete; et si sperat, sperate; et si timet, tmete. Omnia enim quae hic scripta sunt speculum n o s t r u m sunt. E s poco m s o menos el clebre consejo de S. Benito, cuando deseaba q u e en la salmodia mens n o s t r a concordet voci nostrae, Reg. 19; p o r lo dems, este texto lo haba copiado casi literalmente de S. Agustn, Regla o Ep. 211,7; cf. Ep. 48, 3; y posiblemente de S. CSAR, Reg. ad

virg. 18, y de NICETAS, De psalmodiae

bono, 3.

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han dado, como hemos dicho, las versiones griega y latina, aun sin la cristianizacin bastante extrnseca del Gloria Pari5. Pero la Iglesia, ya desde sus orgenes ms remotos, ha intentado cristianizar los salmos de una manera ms explcita. No se ha contentado con ver solamente en ellos un dilogo entre el hombre y Dios. Siempre ha credo que los salmos cantaban a Cristo: Era preciso que se cumpliera todo lo que est escrito en la Ley de Moiss, y en los Profetas, y en ios Salmos, de M (Le 24, 44). Ahora bien, qu es lo que dicen los salmos de Cristo? Qu acomodaciones de sentido, qu criterios ha tenido presentes la Iglesia para descubrir y ver en esos poemas, procedentes de otra poca y de una economa imperfecta de la salvacin, profecas de Cristo? Y, no habr ms? Esos salmos profticos no son al mismo tiempo plegarias de Cristo, en cuyo caso podran tambin constituir la mejor oracin de la Iglesia desde el momento en que las hace suyas? Y, entonces, cmo cristianiza la Iglesia los salmos? Estas preguntas han recibido muy diversas5 El Gloria recuerda que los salmos se dirigen al Dios cristiano, uno y trino. No se introdujo hasta el iiglo v: vase P. BLANCHARD, O. S. B., La correspondance du Pape saint Jamase et de saint Jrdme sur le psautier et le chant de l'Alleluia: EphLit 63 (1949) 376-388. La ausencia del Gloria Patri en la actual liturgia de la semana santa indica su antigedad; en efecto, segn ley litrgica, cuanto ms solemne es el momento al que dicen referencia los ritos, tanto ms durables son stos.

respuestas. Con frecuencia resultan satisfactorias por lo que se refiere al rezo y a la lectura de la Biblia en general. Pero si los salmos constituyen la parte del Antiguo Testamento ms empleada en la liturgia, interesa descubrir el mecanismo de su cristianizacin: esto proyectar al mismo tiempo nuevas luces sobre el cristianismo de nuestros libros litrgicos. Trataremos de formular claramente dichas respuestas, no teniendo ms aspiracin en algunos casos que la de comparar los ltimos estudios hechos y sacar de ellos unas conclusiones ciertas.

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1DATOS DE LA EXEGESIS LITERAL 1. El yo de los salmos: los poetas inspirados.

El rasgo ms sobresaliente de los salmos, el que llama la atencin del lector poco familiarizado, es su carcter potico. Para poderlo apreciar, no es necesario manejar una traduccin totalmente fiel a las reglas, por lo dems mal conocidas, de la rtmica hebraica. El mismo texto del salterio usado en nuestra liturgia tiene un sabor inconfundible: los salmos son poemas. De alguna manera, prescindiendo del tema concreto cantado por los salmos, prescindiendo incluso de cuanto puedan ensearnos sobre la oracin, sobre Dios o sobre nosotros mismos, este hecho nos proporciona una valiosa orientacin sobre el alma de los salmistas y sobre nuestra manera de leerlos. Los salmistas eran poetas. Y nos indica, adems, el camino a seguir para establecer contacto y remontarnos hasta ellos. Para esto no se trata de ha21

cernos poetas; no somos dueos de los dones de la naturaleza: poeta nascitur. Pero, no existe en nosotros una fibra potica, por dbil que sea? Esta puede ponernos en contacto con los poetas inspirados de los salmos. William James afirmaba que al leer los escritos de los msticos algo produca eco en su interior. Tal es el caso del lector de los poetas msticos que han escrito el salterio. Qu es la poesa? El profano responder: una manera complicada de decir cosas sencillas, o, en todo caso, una manera rebuscada. Y hasta tal punto rebuscada, que, al parecer, se pierde toda espontaneidad. Un orador puede improvisar sin que ninguna de sus frases quebrante las leyes de la gramtica y de la elocuencia, y su diccin puede ser impecable. Pero las reglas del ritmo y de la rima impiden a los divos ms virtuosos el disertar espontneamente en verso. Si no se ve en la poesa ms que ese cuidado excesivo de la forma, se podr afirmar, con Boileau, que II n'y a point de serpent ni de monstre [odieux Qui par l'art imit ne puisse plaire aux [yeux'. Es decir, que, cualquiera que sea el tema, el poeta podra contentarse con ese logro. No es de la cadencia reposada de la Nuit de Dcembre de donde brota el sentimiento de una inevitable tristeza de la vida? No alcanza este1

poema su efecto ms sorprendente en la evocacin repetida, insistente, de ese compaero ...vtu de noir Qui me ressemblait comme un frre? Cierto que no hay que comparar a los salmistas con Musset, que confesaba ...ma raison revoltee Essaie en vain de croire et mon coeur de [douter! Pero si es verdad que tal es el elemento primordial de todo poema, no es menos cierto que, a menos de ser hebraizantes, no lograremos captar el encanto potico de los salmos: toda traduccin desmerece del original, y qu decir de los traductores que han entendido mal textos oscuros? Sin embargo, las versiones han respetado diversos rasgos de la lengua original. As, el paralelismo tpico del verso hebreo: Od, od, oh pueblos todos! Escuchad todos vosotros, habitantes del [mundo. Plebeyos y nobles, ricos y pobres! (48, 2-3)2. Repeticiones apropiadas para sugerir el estrpito del trueno: Es poderosa la voz de Yav; la voz de Yav es majestuosa; la voz de Yav rompe los cedros... (28,4-5).2 Citaremos los salmos conforme a la numeracin usual en los libros litrgicos, es decir, segn la Vulgata.

Art potique, III.

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Estos versos en hebreo constituan una verdadera onomatopeya: Ql Yav... Q61 Yav... Ql Yav... Las traducciones han respetado todava ms la poesa de las imgenes. Se dan innumerables ejemplos: el salterio es todo una metfora. Imgenes para expresar la grandeza de Dios: Ms que los bramidos de las aguas tumultuosas, ms que los furores del mar, eres t magnfico en las alturas, oh Yav! [(92, 4). O su misericordia: Cuan lejos est el oriente del occidente, tanto aleje de nosotros nuestras culpas [{102, 12). Su clera: Mas despertse entonces el Seor, como [quien duerme, como el valiente oprimido por el vino; e hiri a sus enemigos por la espalda, cubrindolos de eterna ignominia (77, 65[66). Refirindose a la miseria del salmista: Antes por tu causa nos entregan a la [muerte cada da y somos tenidos por ovejas para el matad e r o ...(43, 23). No duermo y sollozo, como pjaro solitario sobre el tejado [(101, 8). 24

A su sed de Dios: Como anhela la cierva las "corrientes aguas, as te anhela a ti mi alma, oh Dios! [(41, 2). A veces se prolonga la imagen, dando origen a una verdadera alegora. Tal es la de la via respecto de Israel: T trajiste de Egipto una vid, arrojaste a las gentes y la trasplantaste [aqu. Le pusiste en derredor una albarrada, y extendi sus races y llen la tierra... [(79, 9-17). Finalmente, algunos salmos son autnticas escenificaciones. As el salmo 2, en el que aparecen sucesivamente Yav, su Ungido y los prncipes confabulados contra ellos. El salmo 13, que comienza con la blasfemia del impo: ro hay Dios. Los cantos litrgicos en forma de alternado, y sin duda procesionales, de los salmos 23 y 117. * Pero la poesa es algo ms que una orquestacin perfecta e impecable de la frase. Si la poesa es msica, lo es nicamente para expresar mejor una alegra, una situacin, una contemplacin nica. El poema es una traduccin. El poeta se ve hasta forzado a expresar lo que siente, su mundo interior. Este determinismo, que ha sorprendido a los psiclogos, es el distintivo del verdadero talento. El autntico poe25

ta se siente obligado a escribir, como el autntico msico a componer. Es precisamente lo que le distingue del mstico. Tambin l tiene la experiencia de un mundo interior, pero sabe que su Maestro no concede mayor importancia a las palabras o a los versos: No todo el que dice: Seor, Seor!, entrar en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que est en los cielos (Mt 7, 21). El mstico es un realista, que traduce, pero en accin; el poeta, un soador que tambin traduce, pero en sonidos. Sin embargo, la experiencia ntima del poeta no difiere mucho de la del mstico. El poeta experimenta la sensacin de vivir al unsono con el universo. Tiene conciencia de formar una unidad de ser con l, de estar vinculado radicalmente a su misterio. El poeta siente que su alma vibra con el Todo, refleja el Todo, est armonizada con el Todo. Esta experiencia no tiene nada de conceptual ni de imaginativo, ni siquiera de sensible en cierto sentido. Es como el sentido ntimo de una coexistencia, de un co-esse del alma del poeta con el Universo entero 3. Muse, entends s'lever du fond de choses l'hymne o ees voix se [confondent. Ecoute la Nature... cantaba Sully-Prudhomme. El verdadero poeta est impregnado de esta universal fusin, por la que est en comunin con las cosas. El ver3 M. DE CORTE, L'essence de la Posie. Cahiers des Poetes, Bruxelles 1942.

dadero poeta siente una solidaridad y trata de expresarla. Es cierto que el poeta puede vibrar con otras armonas y puede quedar su alma impresionada por otros espectculos menos embriagadores y ms concretos del agridulce cotidiano: la vida, la muerte, el dolor, el cuerpo, el alma y sus aspiraciones, la amistad, el amor, el herosmo... Tantos temas que parecen siempre nuevos y que jams el poeta encontrar manidos, porque cada uno de ellos, a su manera, expresa esa unin de su alma con las cosas. Si el poeta se siente vibrar al unsono con el universo, el mstico, por su parte, da un paso ms. Se siente en contacto con la Fuente de ese universo. Su percepcin es ms amplia. El poeta no pasa de la superficie, y en su ingenuidad intenta hacer de ella un Todo inmanente a s mismo, sin afirmar ni quizs soar en una Trascendenciaso pena de traicionar su experiencia profunda. El poeta es espontneamente pantesta. Pantesmo inconsciente, conciliable a veces en la prctica con una filosofa o fe testas. Pero el mundo que siente bullir dentro de s, no dudara en calificarlo de Omnisuficiente ni en considerarlo como el Absoluto. El mstico, en cambio, sabe y siente que el Absoluto no es de este mundo. Sabe que, por encima de su contingencia, por encima de su nadaen expresin de Catalina de Siena, logra dar alcance al Ser, a la Causa, al Infinito, a la Luz, a la Vida, al Amor. El vive la presencia inmanente de ese Ser, pero tambin experimenta su Trascendencia inefable. El 27

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mstico llega hasta el fondo sagrado de las cosas, mientras el poeta no ha visto ms que su superficie profana. Aqul es profundo; ste, superficial. Pero en ambos casos se trata de una experiencia de solidaridad radical. Sin embargo, un mismo hombre puede ser a la vez poeta y mstico. Como mstico, se remonta en su mundo interior hasta la Fuente viva de todas las cosas. Como poeta, se permite tambin el lujo, bajo ciertos puntos de vista superfluo, de traducir ese mundo en palabras o en versos. Y con frecuencia el mstico-poeta se dar cuenta de la futilidad de las rimasa no ser que su vida en Dios le haya concedido esa facilidad de pluma en narrar las gracias divinas recibidas precisamente para edificacin de sus hermanos. No aconsejaba Teresa de Avila a sus hijas que se recreasen con sus poesas? No se hicieron trovadores de Dios Francisco de Ass y Jacopone da Todi? * Los salmistas pertenecen a esta categora. Y hasta son el prototipo. Sin duda que sorprende tal afirmacin, despus del alto valor que acabamos de dar a las experiencias autnticas del poeta y del mstico, y por eso mismo exige algunas aclaraciones. En primer lugar, que los salmistas sean msticos no parece cosa tan clara... Es cierto que les falta el doble carcter que cierto autor moderno descubre en el mstico cristiano: trinita28

rio y eucarstico 4 . Pero han tenido la experiencia ntima de Dios, esencial a todo mstico. Experiencia distinta de por s, digmoslo ya desde ahora, de ciertos fenmenos psquicos extraordinarios: xtasis, arrobamientos, visiones. El salterio precisamente ignora estas cosas, y las expresiones que podran inducir a creerlopor ejemplo, ver la faz de Dios no son ms que imgenes. Los salmos expresan simplemente la Presencia divina vivida, sentida, el deseo, la sed o incluso una contemplacin ntima de la faz de Dios, pero que no tiene nada de visin; y esto, a pesar del vivsimo sentimiento de su Trascendencia sagrada, de su Santidad, que le hace ms bien temible que amable. Tal experiencia no rebasa los lmites de la psicologa normal, aunque su punto de partidatanto en la Vieja como en la Nueva Leyes la gracia de Dios. Por consiguiente, si los salmos evocan una vida mstica, es porque expresan su rasgo fundamental y su experiencia esencial. En este sentido podemos hablar de escritores msticos del salterio. De momento contentmonos con afirmarlo. Una explicacin detallada sobrepasara los lmites del presente estudio. Y, por otra parte, se puede decir que los salmistas han vivido la experiencia potica, tal como la hemos descrito anteriormente? Su alma ha experimentado la unin comn de todas las cosas? As lo parece. Con tal de no restringir, no obstante, esa solidaridad al universo4 A. STOLZ, O. S. B., Teologa de la Mstica. Rialp, Madrid 1952, p. 253-270.

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creado: el Creador es dueo de ste, y slo el vnculo que le une a su creacin explica la solidaridad de los diversos seres entre s. A este respecto es tpico el salmo 148, que es preciso leer aqu ntegro. Es un himno que invita al universo entero a asociarse a la alabanza que el salmista dirige a Dios. Comienza por los cielos, que, segn la concepcin antigua, dominan todo lo dems. En primer plano figura la corte celestial: Aleluya! Alabad a Yav en los cielos, alabadle en lo alto. Alabadle vosotros, sus ngeles todos; alabadle vosotras, todas sus milicias. Despus vienen los astros, las regiones ms elevadas y las aguas del firmamento: Alabadle, sol y luna; alabadle todas, lucientes estrellas. Alabadle, cielos de los cielos y las aguas de sobre los cielos. Esta invitacin a la alabanza comn est justificada por la comn condicin de creaturas: Alaben el nombre de Yav, porque djolo El y fueron hechos. E hizo que persistan por los siglos, psoles ley, y no la traspasarn. Despus de los cielos, la tierra: Alabad a Yav desde la tierra... Aqu el salmista enumera monstruos marinos, ocanos, relmpagos, granizo, nieve, nieblas, huracanes, montaas, rboles, bestias... 30

Y, por fin, al hombre, obra maestra de la creacin: Los reyes de la tierra y los pueblos todos; los prncipes y todos los jueces de la [tierra; Los mancebos y las doncellas, los viejos y los nios. Y antes de dar gracias en el ltimo verso por la restauracin del pueblo elegido, el salmista concluye: Alaban el nombre de Yav, porque slo su nombre es sublime; su gloria sobrepasa la tierra y los cielos. Esta universalidad en la alabanza vuelve a encontrarse en otros muchos salmos: Bendecid a Yav, vosotras todas sus mili[cias, que le servs y obedecis su voluntad. Bendecid a Yav, todas sus obras, en cualquier lugar de imperio. Bendice, alma ma, a Yav! (102, 21-22). Algrense los cielos, regocjese la tierra, truene el mar y cuanto en l se contiene. Salte de jbilo el campo y todo cuanto hay [en l y salten tambin los rboles de la selva... [{95, 11-13). Albenle los cielos y la tierra, los mares y cuanto en ellos se mueve [68, 35). T creaste el aquiln y el austro; el Tabor y el Hermn saltan al oir tu [nombre (88, 13).31

La fuerza de las imgenes llega a su punto culminante en el salmo 98: Brame el mar y cuanto l contiene, el mundo y todos sus habitantes. Batan palmas los ros, regocjense a su vez los montes (7-8). Hay otros muchos versculos diseminados por todo el salterio que abundan en la misma idea. Desde esta perspectiva, el nacionalismo realmente estrecho de Israel concede un lugar al concierto de alabanza que todas las naciones entonan al Seor; es un detalle digno de atencin: Cantad a Yav toda la tierra. Servid a Yav con jbilo, venid gozosos a su presencia (99, 1-2). Alabad a Yav las gentes todas, alabadle todos los pueblos (116, 1). Estas expresiones plantean un problema. Se comprende que tales invitaciones se dirijan a los ngeles, a los dems hombres o a las naciones. Pero que se dirijan con tanta insistencia a la naturaleza inanimada, a los animales, a las plantas, evidentemente incapaces de dar a Dios una alabanza digna de tal nombre, es algo que sorprende. Habr que explicar tales expresiones por un simple juego de ficciones poticas, comparables a las del Poverello: Mi hermana el agua, mi hermano el fuego...? O bien el Cntico al Sol y los salmos tienen una visin ms profunda? Esto es lo que parece. En efecto, si se desea comprender bien la parte que tiene en ello la imaginacin (los 32

ros batan palmas...), los salmos subrayan el motivo de esta alabanza: el acto creador de Dios. En este aspecto el hombre est en el mismo plano que el resto de la naturaleza. Solo l, desde luego, puede expresar la perfeccin de su Autor con una alabanza inteligente. Pero si la naturaleza, de por s, no es ms que una huella muda de la perfeccin divina, esta huella habla muy alto al espritu del poeta y sobre todo al espritu del poeta religioso, consciente del misterio que le rodea: todo habla de Dios (Julien Green). Espontneamente se hace el intrprete de esas huellas mudas, pero que a l le hablan. En su nombre, tributa al Creador la alabanza que le es debida; o mejor, en unin con ellas. Los poetas inspirados, pues, se sienten en comunin con toda la creacin. No por la intuicin demasiado pagana de una universal fusin, sino por la comn condicin de creaturas frente a su Creador. Este es el rasgo que convierte a los salmistas en los poetas del verdadero Dios. Han sentido y expresado una fusin, s, pero sta ha quedado consagrada por la adoracin del Dios tres veces santo, por la alabanza admirativa de su creacin y por la accin de gracias a su Providencia. Es suficiente esta experiencia fundamental para revelar el carcter altamente potico de los salmos, aun no teniendo en cuenta otros aspectos emotivos de orden ms particular. Algunos de ellos representan la cima de la poesa religiosa. * En este gnero, los salmos son los modelos33

ms acabados. Intentan evocar una vida mstica y potica, a veces de la ms alta calidad; tienen la garanta incomparable de la inspiracin divina, convirtindolos en modelos de oracin dictados por el mismo Dios; invaden toda la literatura sagrada: razones sobradas para ver en ellos Poemas de la Vida Interior. 2. Los actores de los salmos: Yav y su pueblo. El yo de los salmos, pues, es el de los poetas religiosos, que nos hablan incansablemente de Dios. Incluso cuando slo tratan de su angustia frente a los enemigos o la muerte, o de su alegra en las horas de triunfo, no dejan nunca de hablarnos de Dios, bien porque es el nico que ha podido librarlos o les habr de librar de sus situaciones difciles, bien porque slo El merece la accin de gracias. De esta forma, el actor principal de los salmos es Dios mismo, y el yo de los salmistas frente a su majestad suprema slo ocupa un lugar subalterno. Los salmos, en efecto, nos llevan a una visin de las relaciones entre el hombre y Dios, que coloca a Este de una manera natural en el lugar preponderante. Los salmos son teocntricos. El primero es Dios. Y nosotros no pasamos de ser sus humildes servidores. En otras palabras, los salmos sitan la religin del alma en un plano objetivo y trascendente que sobrepasa en amplitud, o, mejor, que anonada con su grandiosidad el mundo estrecho de nuestra vida terrena. Y, sin embargo, 34

el milagro de los salmos est en no reprimir jams el impulso del alma, hambrienta del socorro de Dios, ante su majestad. Porque tambin es el Dios de la misericordia solcita, de la bondad paternal y con un poder capaz de perdonar. Este ltimo aspecto halaga al alma moderna, que de buen gradola apologtica actual induce a ello en demasaconcibe lo sobrenatural como un postulado al que deben aferrarse la vida y la accin, so pena de perderse en el absurdo. Segn ella, Dios salva el universo y la vida, de lo inaceptable, de lo irrespirable, de lo sofocante. Dios es el anti-nada, el antiazar o el anti-absurdo. Pero Dios no solamente es el refugio al que se acogen los que han sentido el peso asfixiante de la vida y de las convenciones que falsean su ritmo. Dios existe. O si se prefiere una frmula menos spera: Dios es un valor que de tal manera sobrepasa al nuestro, que, en verdad, slo El es el centro, slo El es el existente. Ni el yo, ni su horror al absurdo, ni su miedo a la nada, pueden representar el polo en que convergen todas las fuerzas del universo. Este polo es Dios: para El, dice la Escritura, as como por El y en El, son todas las cosas (Rom 11, 36). Los salmos, pues, presentan una doble imagen de Dios. Pero hay que subrayar que siempre salvan la primaca del valor que en s mismo tiene Dios. Segn los salmos, esto significa que Dios es santo. Esta palabra, o su equivalente latina sanctus, traduce en la Biblia ya la hebrea qadosch, es decir, una trascen35

dencia sagrada y terrible, una divinidad distante de nosotros, una majestad cuya gloria est por encima de los cielos; ya la chassld, es decir, tratndose de Dios, su bondad misericordiosa, su piedad 5 . El traductor de la Vulgata ha fundido inconscientemente en una sola palabra los dos aspectos antinmicos, bajo los cuales presenta el Antiguo Testamento a Dios. Ya veremos cmo el primero de estos aspectos se impone a la vista, incluso cuando se trata del segundo, y cmo en esa perspectiva es donde encuentra el segundo toda su riqueza de amor y de providencia. Dios de majestad.

la creacin puede presentar como punto de comparacin. No hablemos de los dolos. Son demasiado groseros para aspirar a las prerrogativas divinas. Son vanos. Carecen de poder. Son dioses muertos. Son nada. Por otra parte, no ha sido todo creado por Dios? Y si los dolos representan algn poder sobrenatural. Dios es an ms grande que ellos: Porque Dios grande es Yav, Rey grande sobre todos los dioses (94, 3)'. Yav es ms grande que los ngeles, porque tambin han sido creados por El. Estn a su servicio y su misin es celebrar sus maravillas. Por ms que el salmista los llame hijos de Dios, no pasan de ser los cortesanos de un rey que los supera sin medida: Dad a Yav, hijos de Dios, dad a Yav la gloria y el poder (28, l) 8 . Si, a pesar de todo, fuera preciso justificar la existencia de Dios, los salmos nos invitaran quizs a contemplar sencillamente la naturaleza:Los cielos pregonan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus [manos (18, 2).7 El P. J. CALES, S. J., Le livre des Psaumes, II, p. 193, opina que los lohim del texto hebreo son dioses o poderes malos. Damos a continuacin las principales referencias que sobre este tema se encuentran en diversos lugares del salterio: 95, 4-5; 96, 7; 105, 28; 113 B, 4-8; 134, 15-18. Cf. 88, 6-8; 102, 20; 148, 2 y 5; etc.

Los salmos, como por otra parte todo el Antiguo Testamento, consideran a Dios como una realidad indiscutible. No necesita demostracin; y no se invocan ni argumentos filosficos ni las necesidades del corazn humano para justificar ante los impos 6 o ante las naciones la adoracin, la alabanza, el culto que le son tributados. Dios es una realidad tan indiscutida como el sol o las fuerzas de la naturaleza. Solo El est muy por encima de cuantoEn griego, estas dos palabras estn traducidas generalmente por hagios y hosios. Sin embargo, se encuentran otras traducciones en los LXX y en la Vulgata, en especial para chasstd. ' El ateo de los salmos es el que ha dicho en su corazn: no hay Dios. Lleva una conducta abominable. De hecho, no es ms que el impo que intenta escapar de Dios, omnisciente y omnipresente (Sal 13, 1 y 52, 1). La fe para l no es problema.5

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Ah es donde se revela la omnipotencia divina: Yav hace cuanto quiere en los cielos, en [la tierra, en el mar y en todos los abismos (134, 6). 9 . El espectculo de la naturaleza es de los que mejor evocan la grandeza y la majestad terrible de Dios: Yav, Dios Sebaot, quin que te iguale? Eres poderoso, oh Yav!, ceido de tu [fidelidad. Tu dominas la soberbia del mar; cuando se embravecen sus olas, t las con[ tienes (88, 9-10)10. Ms que los bramidos de las aguas tumul[tuosas, ms que los furores del mar, eres t magnfico en las alturas, oh Yav! [(82, 4)". La admiracin brota espontneamente de los labios de quien eleva su corazn, de quien es capaz de romper el crculo de las apariencias y de descubrir tras ellas al Seor y al Creador: Oh Yav, Seor nuestro, cuan magnfico [es tu nombre en toda la tierra! Cmo cantan los altos cielos su majestad! Las bocas mismas de los nios y de los [que mamanCf. 32, 6-9; 95, 5; etc. Lase todo el salmo 103 sobre la creacin. Vase el poder de Yav manifestado en la tempestad segn los salmos 17, 8-14 y 28; y en el temblor de tierra en el salmo 67, 8-9.10 11 9

son ya fuerte argumento contra tus adversarios, para reducir al silencio al enemigo y al [perseguidor (8, 2-4). Esta mirada de los salmos sobre la naturaleza es de gran fuerza potica. Sobrepasa de por s la fusin, siempre un tanto pantesta, de los poetas que experimentan su vinculacin con un mundo unas veces hostil, otras, aunque ms raramente, en armona con su sed de serenidad, de paz y de eternidad. El poeta que se para ah, no ha descubierto ms que la corteza. El poeta y mstico a la vez, aquel cuya intuicin penetra en el misterio de la creacin y cuya capacidad de asombro no se ha apagado todava, sabe que tras esa corteza se esconde Dios. Este asombro profundo impregna los salmos: Yav, quin como t? 11 . Yav es, absolutamente hablando, algo distinto de cuanto se puede uno imaginar. Una trascendencia que habr que tener siempre presente cuando en otros momentos nos lleven los salmos por el camino de imgenes ms familiares; pero que en realidad no se trata ms que de imgenes. La clera de Yav, as como su risa, su descanso, su hasto de los toros y de los machos cabros en los sacrificios: tales expresiones ponan al alcance de un pueblo, todava infantil, las ms altas verdades. Este12 Con mucha frecuencia. Cf. 34, 10; 39, 6; 70, 19; 85, 8; 88, 7 y 9; 112, 5-6; etc.

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pueblo comprenda confusamente que las palabras quin como t? de los salmos significaban lo que nosotros llamamos la pura espiritualidad de Dios, al mismo tiempo que su trascendencia absoluta. Comprenda que tales imgenes y antropomorfismos encubran y designaban los ms altos atributos. Yav existe antes de que los montes fuesen (89, 2), su trono est en los cielos y ve todo lo que pasa en la tierra (112, 5-6; cf. 101, 20-21): Israel vea en esto su eternidad, su ciencia y su presencia universal. Y as en lo dems. El pueblo de Israel comprenda, en una palabra, que su Dios era el objeto sagrado por excelencia. Yav le inspiraba tal respeto y hasta tal temor, que en su presencia el piadoso israelita no poda menos de ser presa de ese sentimiento que hoy da llamamos sentido de lo sagrado. Yav no tiene nada de comn con nuestras preocupaciones, nuestras imgenes y nuestro mundo profanos. Es preciso, desde luego, que su culto revista ciertas formas exteriores, adopte el marco de un templo y de un ceremonial, y que se ajuste a los gestos y ritos de un sacerdocio. Pero todo ese conjunto de cosas, al estar consagrado a Dios, participa del mismo carcter sagrado de la divinidad. Esta manera de ser de Dios quedaba traducida por la palabra qadosch, que etimolgicamente significa, segn parece, una separacin de lo profano; de ah: no profano, sagrado o santo, segn la traduccin corriente. 40

Dios, cercano a nosotros. Ante un Dios as, el alma del salmista corre el peligro de ser presa del terror. Piensa en la infinita distancia que le separa de El. Slo El es. Slo El cuenta. Frente a El siente profundamente el hombre su pequenez. El recuerdo, sobre todo, de la santidad de ese Dios incomparable le recuerda su pecado, la triste realidad que a todos nos oprime desde Adn... Si guardas, oh Yav!, los delitos, quin, oh Seor!, podr subsistir? (129,3). Dada su mentalidad, el judo no tena inconveniente en aplicar a ese Dios de majestad la ley del talin; la Tora la consideraba como la norma que regulaba las relaciones entre Dios y los hombres. Por otra parte, no constitua esta Ley precisamente el contrato que ligaba al pueblo con Yav? Contrato oneroso por ambas partes, y cuya infraccin por una de ellas desligaba a la otra. Y la parte infiel de seguro que no habra de ser Yav. Con el piadoso mustrate piadoso, ntegro con el ntegro. Limpio con el limpio, y sagaz con el perverso astuto (17, 26-27). El israelita se daba cuenta de que sin bondad, sin perdn, sin misericordia, por mucho que l confesara su pecado, su suerte no mejorara mucho. Abunda tambin en los salmos otra clase de angustias. Las lamentaciones, como las llama la exgesis moderna alemana, constituan 41

una parte notable de la coleccin de salmos. Tales lamentaciones, sean colectivas, sean individuales, llegan a formar alrededor de la tercera parte. Las calamidades pblicasderrotas, deportaciones, destierros, saqueosy las pruebas individualesenfermedades, prevaricaciones, litigios, acusaciones injustasprestan materia a unos poemas que nos ofrecen una imagen de Dios, en la que el poder terrible y el misterio indiscutible que acabamos de evocar, se moderan con rasgos que hacen presentir al Padre y al Buen Pastor del Evangelio. Pero lo que todava nos choca en estos mismos salmos, es la persistente atmsfera del taitn. Segn la mentalidad juda, la recompensa de una vida sin mancha es, ante todo, terrena: la prosperidad de los negocios y de la familia es el signo o, mejor, el desembolso obligado de Dios, que paga al judo su esfuerzo y le concede la seguridad de estar en buenas relaciones con su creador: de ser justo. Yav no niega sus bienes a los que caminan en la inocencia (83, [12)". Cuando el justo, sobre todo si es consciente en su foro interno de serlo, debe sufrir una prueba, se da una flagrante injusticia. Y si, ade13 Algunos salmos desarrollan expresamente este pensamiento: 1 (prosperidad del justo, desdicha del impo); 127 (felicidad domstica de los justos); 143 B (prosperidad del pueblo fiel). Detalles dispersos aparecen en los salmos 14; 17, 25-28; 61, 13 (das a cada uno segn sus obras); 62, 10-12; 89, 7-12 (la vejez y la muerte, rescate del pecado); etc.

ms, el impo prospera, el escndalo llega al colmo. Ah estn los hechos! La sabidura de los salmistas se agota buscando la solucin del problema. Pseme a pensar para poder entender esto, pues era ciertamente cosa ardua a mis [ojos; hasta que penetr en el secreto de Dios y puse atencin a las postrimeras de [estos (72, 16-17). La solucin ms simple aplazaba el momento de la justicia divina: tarde o temprano Dios invertira las situaciones. Que prospera el impo? Que el justo es oprimido? Concedido. Pero esto no durar. Pronto se reir el justo de los impos: Ciertamente los pones t en resbaladero y los precipitas en la ruina. Oh, cmo en un momento son asolados! Acaban y son consumidos espantosamente [(72, 18-19). Solucin sencilla, quizs demasiado sencilla. Y se encuentra a travs de todo el salterio: desde los poemas ms antiguos hasta los ltimos despus del destierro, la retribucin terrena del justo probado resuelve el enigma, bien sea aqulla inmediata, bien diferida. Amad a Yav vosotros todos sus santos; a los fieles conserva Yav, y paga con usura a los soberbios (30, 24)14.14 Hay otros muchos ejemplos. El lector podr encontrarlos sobre todo en los salmos 13, 21, 29, 31, 37, 43, 51, 54, 56, 57, 62, 74, 91, 93, 123.

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No hay demasiado optimismo? No ensea la vida a q u crueles desilusiones p u e d e llevar u n a fe t a n ciega e n la s u e r t e v e n t u r o s a del just o ? Los s a l m i s t a s se d i e r o n c u e n t a d e la dific u l t a d , y s u a l m a j u d a se revolva c o n t r a u n d e s t i n o i n d i g n o de s u fiel servicio a Yav. Todava n o e s t n a la a l t u r a del d e s p r e n d i m i e n t o , del a b a n d o n o , del d o n d e s m i s m o h a s t a la m u e r t e , cuyas c a r t a s m a g n a s h a b r n d e s e r el S e r m n de la M o n t a a y el D i s c u r s o d e s p u s d e la Cena. Los s a l m o s n o caen, d e s d e luego, e n el e s c e p t i c i s m o u n t a n t o fatalista q u e apar e c e e n diversos l u g a r e s del l i b r o de J o b , ni en el p e s i m i s m o con t i n t e e p i c u r e s t a q u e t e n t a b a a l Eclesiasts. Prefieren a f e r r a r s e al a x i o m a de la felicidad d e los j u s t o s . Si la r e a l i d a d desm i e n t e el axioma, t a n t o p e o r . H a y q u e m a n t e n e r l o a t o d a costa, a p l a z a n d o h a s t a el m s all, si es p r e c i s o , la r e a l i d a d de dicha felicidad. P e r o e s t a solucin del m s all p a r e c e t i v a m e n t e t a r d a 15 y, p o r o t r a p a r t e , p o c o t r a l en el p e n s a m i e n t o de los s a l m i s t a s . i n t e r e s a m s o t r a solucin. E x p r e s a d a e n relacenNos sal-

m o s p o c o n u m e r o s o s y d e p o c a v a r i a b l e , consiste e n s u b l i m a r la n o c i n de felicidad p a r a hacerla aplicable al j u s t o m s s o m e t i d o a p r u e ba. Cifra la felicidad, n o e n la p r o s p e r i d a d m a terial, sino en l a alegra n t i m a del a l m a q u e observa la Ley y sirve a Yav: Si se exacerbaba mi corazn y m e atormentaban mis pensamientos, es porque era un necio y no saba n a d a : era p a r a ti como u n b r u t o animal. Pero no, yo estar siempre a tu lado, pues t m e has tomado de la diestra, me gobiernas con tu consejo y al fin me acogers en gloria. A quin tengo yo en los cielos? Fuera de ti, nada deseo sobre la tierra. Desfallece mi carne y mi corazn; la roca de mi corazn y mi porcin es [Dios por siempre. Porque los que se alejan de ti perecern; arruinas a cuantos te son infieles; pero mi bien es estar pegado a Dios, tener en Yav Dios mi esperanza (72, 2128) 16 . H e m o s c i t a d o con c i e r t a a m p l i t u d el final del s a l m o 72, del q u e ya h e m o s ledo o t r o s extractos, p o r q u e e s t o s versculos r e p r e s e n t a n la c u m b r e del s a l t e r i o e n lo q u e r e s p e c t a a l a s16 Este salmo parece pertenecer a los ms recientes de la coleccin. Vanse tambin los salmos 33, 9 y 36, 1-6 (despus del destierro). Pero tambin entre los que son ms antiguos: 15, 2 (no hay dicha para m fuera de ti; cf. v. 5); 26, 4-8 y 41, 2-3 (deseos del alma de estar cerca de Yav). Hay que aadir, adems, los salmos que, sin hablar de la dicha de ser justo a pesar de la adversidad, cantan simplemente Ja felicidad de ser justo (111, 118).

15 Despus del destierro. Vanse especialmente los salmos 1; 48, 16; 138, 24. Otros salmos insinan el premio en el ms all (10, 7; 15, 11; 16, 15). Estos salmos parecen ser de la poca real. La Comisin Bblica exige admitirlo al menos por lo que respecta al salmo 15 (decreto del 1. de mayo de 1910). Puede sostenerse, sin embargo, que esos tres versculoslos tres son conclusin de salmopertenecen a una mano posterior. Se dan otros casos parecidos en el salterio. Y, adems, antes del destierro se encuentran en la Biblia pocos indicios totalmente ciertos de la fe en una recompensa del ms all, como compensadora de las injusticias y desgracias presentes.

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relaciones del alma con Dios. Al propio tiempo nos proporcionan nuevas luces sobre la naturaleza divina. Dios es ciertamente justo. Y los salmos, al igual que todo el Antiguo Testamento, conciben su justicia de una manera rigurosa; tanto castigando al impo como protegiendo al fiel. Si las apariencias indican lo contrario, es que Dios aplaza la retribucin. Un da u otro, en este mundo o en el del ms all, la justicia divina har cuentas. Pero entre tanto, lo mejor que tiene el justo, lo que le acompaa y alienta en todo momento, es el sentimiento ntimo de estar cerca del Seor. El justo camina en su presencia, se siente conocido, sostenido, ayudado. Se siente amado. * Ya se ve qu transformacin origina en el concepto de Dios esta confianza. El es, ciertamente, el misterio tremendo, incomparable, trascendente, cuya majestad rebasa la creacin entera. Pero al mismo tiempo se halla cerca de nosotros, se preocupa de nosotros, es inmanente, hasta el punto de que el vivir en su presencia constituye para el justo una fuente de felicidad sin par. Hay algo ms: independientemente de este punto de vista al que hemos llegado estudiando los salmospunto de vista muy moderno, notmoslo bien, lo mismo que el llegar a la afirmacin de la existencia de Dios por la necesidad de huir de las insuficiencias de la vida, el salterio nos ofrece otras expresiones 46

en las que aparece una Providencia diligente y solcita por nosotros. La ciencia universal de Diospara expresar en nuestro lenguaje cientfico las sencillas imgenes de los judos de hace cerca de tres milenioses el fundamento lgico de esta Providencia. Sobrepasa en amplitud todo cuanto podemos concebir, y su universalidad prueba por s misma la trascendencia de Dios. Pero precisamente ella pone a Dios ms cerca de nosotros de lo que pudiera estarlo cualquier hombre. Oh Yav!, t me has examinado y me [conoces, no se te oculta nada de mi ser. T conoces mi sentarme y mi levantarme y de lejos te das cuenta de todos mis pensamientos. Escudrias mi andar y mi acostarme, n investigas todos mis caminos... (138, 1-3) . Se desea la prueba de que Dios sigue con solicitud a sus creaturas? Basta con recordar sus mltiples y brillantes intervenciones en la historia de su pueblo escogido. En multitud de circunstancias Israel se vio libertado de modo maravilloso. Varios salmos, entre los ms largos del salterio, cantan a un Dios bondadoso en extremo, a un Dios que ama a su pueblo: Y su corazn no era sincero para El y no eran fieles a su alianza.17 El tema de todo este salmo es la ciencia divina. Cf. tambin 32, 14-15; 93, 9-11.

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Pero es misericordioso, y perdonaba la [iniquidad... Se acord de que eran carne, un soplo que pasa y ya no vuelve (77, 37[39). Providencia amorosa, que los salmistas llaman con frecuencia su roca, su ciudadela, su amparo (sobre todo en el salmo 90). El salmo 22 lo expresa an ms vivamente: Es Yav mi pastor; nada me falta. Me pone en verdes pastos y me lleva a frescas aguas. Recrea mi alma... Aunque haya de pasar por un valle tene[broso, no temo mal alguno, porque t ests conmigo (22, 1-3)I9. An sugieren que un pastor, encuentra muy lada. Queda en nes: ms los salmos. Dios es ms es un padre. La expresin se raras veces, y de manera veel campo de las comparacio-

salmos tan slo presienten esta verdad, y lo hacen presentando a un Yav misericordioso, a un Dios que hace justicia al oprimido, que perdona al arrepentido. Yav perdona. Con la alusin al perdn de los pecados, y a la Redencin del Evangelio, el salmo 102 pone punto final a nuestros descubrimientos sobre Yav: Es Yav piadoso y benigno, tardo a la ira, clementsimo. No est siempre acusando, y no se aira para siempre. No nos castiga a la medida de nuestros [pecados, no nos paga conforme a nuestras iniqui[dades. Sino que cuanto sobre la tierra se alzan [los cielos, tanto se eleva su misericordia sobre los [que le temen (102, 8-11). El pueblo de Yav. Si el Dios de los salmos se presenta, ante todo, como un misterio que rebasa los lmites del universo creado, tremendo en sus teofanas y en sus exigencias justicieras, su misma trascendencia hace que sus relaciones con nosotros se desarrollen en un plano muy distinto del que rige en las relaciones humanas. Yav nos conoce hasta en nuestro fondo ms ntimo, y ese conocimiento de nuestro ser, tan cargado de defectos, es la explicacin de una bondad incansable, de una misericordia siempre paciente _y de un perdn siempre a punto. Es 49A

Cuan benigno es un padre para con sus [hijos, tan benigno es Dios para con los que le [temen (102, 13)20. El Nuevo Testamento revelar que Dios es nuestro padre, no por metfora, sino realmente, puesto que Jess nos ha dado su vida. Los " Cf. los salmos 104, 105, 134, 135. Sobre el amor de Dios para con su pueblo, vanse sobre todo 46, 5; 77, 68; 86, 2. 19 A continuacin el salmo presenta a Yav como el hospedero que acoge generosamente. 20 Cf. 26, 10; 67, 6; 72, 15; 81, 6; 88, 27-28.48

justo que Dios sea misericordioso. Esta paradoja, que pone en contraste quizs ideas demasiado absolutas, es la frase ms breve que resume todo cuanto dice el salterio de los atributos divinos 21. La nocin de Dios encierra una gran riqueza de facetas. Y si nos hemos extendido un tanto en ella es, en primer lugar, porque lo requiere el que es actor principal del salterio; pero tambin porque comprenderemos ms fcilmente la semblanza que nos presentan los salmos del que viene a ser su segundo actor. Este actor, casi de continuo en primer plano en los salmos que hablan en primera persona de plural, mencionado expresamente muchas veces en otros lugares y siempre en el trasfondo de la escena, es el Pueblo de Yav. Ahora bien, este Pueblo participa de las propiedades de Aquel a quien pertenece. Como Yav, el pueblo es santo. Hay como un contagio de santidad, que parte del que es santo por esencia y se extiende a todos los hombres y a todas las cosas que le pertenecen. El Pue21 Algunos exgetas, no sin razones, interpretan el nombre propio Yav no en el sentido metafsico (el ser por esencia), sino en un sentido ms concreto (el que est cerca, el que est ah, el que est presente). Este sentido evoca el aspecto inmanente, providente de Dios. Vanse en particular las numerosas invocaciones del auxilio de Yav apoyadas precisamente en su nombre; propter nomen tuum. Si a esto se aade que el nombre comn Elohim deriva de un radical semtico que parece significar el poder, se encontrar en estos dos nombres principales la dualidad de aspecto del Dios de Israel que las presentes pginas han tratado de poner en evidencia.

blo de Israel, al ser elegido por Dios como su herencia, se hace santo con la santidad misma de Dios. Y, dentro del Pueblo, alcanzan una mayor santidad los que le pertenecen de manera especial, como son los sacerdotes o los fieles fervorosos y justos en la observancia de la Ley. Esta santidad, como la de Yav, aparta a los israelitas de los dems hombres: son el Pueblo elegido entre las naciones que cubren la faz de la tierra. As se cre en ellos esa conciencia tan caracterstica de ser una raza querida de Dios y, por consiguiente, mejor que las otras. De este modo hay que entender frases como la siguiente, que no es ms que un ejemplo entre los innumerables casos similares que ofrece el Antiguo Testamento: Cantad a Yav vosotros, sus santos (29, [5) a . Pero la santidad del Pueblo de Dios, separado de las dems naciones, tiene, al igual que la naturaleza misma de Dios, como una segunda cara de ternura, de afecto, de devocin para con Aquel que, al mismo tiempo que es tremendo y sagrado, es tambin misericordioso, benigno y presto al perdn: Sus palabras sern palabras de paz para su pueblo y para sus santos (84,9). Y las angustias de este Pueblo arrancan al salmista acentos conmovedores en los que se descubre, por fin, lo que es pertenecer a Yav:22

Cf. 30, 24; 33, 10; 49, 5; 144, 10; 148, 14; 149, 1, 5, 9.

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Oh Dios! Han invadido las gentes tu heredad, han profanado tu santo templo y han reducido a Jerusaln a un montn [de escombros. Dieron los cuerpos de tus siervos por [pasto a las aves del cielo, y la carne de tus santos a las bestias de [la tierra (78, 1-2). Se conjuran contra tus protegidos... (82,4).

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Los salmos, sia?

poemas

de Cristo y de la Igle-

*As es c o m o a p a r e c e m u c h a s veces en el sal: terio este P u e b l o de santos, elegidos p o r Yav p a r a ser su h e r e d a d , la a s a m b l e a d e s u s elegidos, sus p r o t e g i d o s . E n seguida v e r e m o s c m o esta p e r s p e c t i v a se e n s a n c h a h a s t a adquir i r incluso las d i m e n s i o n e s d e u n Reino q u e d e b e a b a r c a r t o d a s las n a c i o n e s de la t i e r r a . Se h a b l a de l c o m o de u n Reino f u t u r o . E s t a n p o r venir, y las frases l a s t i m e r a s de la h i s t o r i a del p u e b l o d e Israel p r e p a r a b a n d e m a n e r a lejana la venida del Rey q u e h a b a d e i n s t a u r a r ese Reino universal. El Rey es el Mesas. De e s t a f o r m a v e m o s c m o los s a l m o s , al h a b l a r d e Yav y d e s u Pueblo, n o s h a b l a n t a m b i n , sin q u e a d v i r t a m o s a p e n a s el c a m b i o , del Mesas y de su Reino escatolgico. Noso t r o s , cristianos, d e c i m o s : d e Cristo y d e s u Iglesia.

La m a n e r a m s sencilla de c r i s t i a n i z a r los s a l m o s es, sin d u d a , rezarlos tal c o m o se nos p r e s e n t a n en su s e n t i d o literal, p e r o con u n a m e n t a l i d a d y u n a psicologa c r i s t i a n a s . M u c h o s a u t o r e s n o d u d a n en a c o n s e j a r este procedim i e n t o . T o m e m o s u n o s salmos, al azar, y trat e m o s d e rezarlos c o m o c r i s t i a n o s , t r a s l a d a n do, c o m o es d e b i d o , al clima del Evangelio los g r a n d e s t e m a s d e la plegaria q u e Cristo, lejos de abolir y negar, perfecciona y lleva a la p r c t i c a . P a r a esto, dejemos p r i m e r o q u e la p a l a b r a evanglica p e n e t r e e n n o s o t r o s , q u e s a t u r e n u e s t r a s a l m a s con s u l u m i n o s a y sab r o s a s a b i d u r a , h a s t a h a c e r n o s p r o r r u m p i r en u n c a n t o : e n t o n c e s t o m e m o s el salterio y cant e m o s u. E s t a a c t i t u d es i n d i s p e n s a b l e a quien desea d e v e r a s rezar los s a l m o s . Tiene la inapreciable v e n t a j a de r e s p e t a r el s e n t i d o literal y de evitar las e v e n t u a l e s fantasas de la inter23 G. GARRONE, De l'Evangile au psautier: VS 79 (1948) 469-470; cf. el mismo autor, Psaumes et prires. Toulouse 1952. En el mismo sentido la oportuna consigna de M. B. FISCHER, Le Christ dans les psaumes: LMD 27 (1951) 102, a propsito de los pasajes difciles de cristianizar (imprecaciones, protestas de inocencia...): leer mentalmente un pasaje como entre parntesis. Cita a Teresa de Lisieux, que correga mentalmente el aspecto demasiado mercenario del salmo 118 en el versculo: Inclinavi cor meum ad justificationes tuas propter retributionem (Historia de un alma. El Monte Carmelo. Burgos 1955, p. 508). Lase tambin L. BOUYER, La Bible et l'Evangile. Pars 1951, c. 12: Los salmos, oracin del pueblo de Dios.

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pretacin espiritual. Sin embargo, si nos mantenemos en los lmites de lo literal, pronto advertiremoscomo acabamos de indicarque al rezar los salmos tal como se nos presentan, pero con espritu cristiano, su misma letra nos llevar a pensar, sobre todo, en Cristo y en su Iglesia. Y entonces descubrimos que la cristianizacin de los salmos no depende solamente de nuestra actitud interior: si esto bastara para cristianizarlos, por qu no cantar con esa misma actitud los poemas religiosos de Tagore, pongo por caso? El sentido cristiano se rebela contra tal comparacin. Y con razn: hay algo en los salmos que los distingue radicalmente de los poemas religiosos procedentes del paganismo. Ese algo consiste en que algunos se refieren, en su sentido literal, a realidades propiamente cristianas, y los dems las sugieren de alguna forma. Ya veremos cmo. Estas realidades son, en primer trmino, el Mesas y su Reino, y cuando los salmos hablan de ellas, de hecho estn hablando de Cristo y de su Iglesia. Tales salmos privilegiados son primeramente los llamados mesinicos 24 . Lo son, adems, los salmos del Reino de Yav2S,24 Es decir, los salmos 2, 88, 109 y 131. CALLEWAERT, De breviarii romani liturgia. Bruges 1939, 2." ed., p . 93, incluye tambin entre ellos el 21 (quejas de u n justo perseguido), 44 y 71 (salmos reales). R. TOURNAY, o. p., p. 31, cree posiblemente mesinico en sentido literal el salmo 71. Muchos trabajos de los citados anteriormente, entre tantos otros, t r a t a n del mesianismo de los salmos. Nosotros volveremos sobre ello ms adelante. 25 Vase A. FEUILLET, Les psaumes eschatologiques du Rgne de Yahweh: NRTh 73 (1951) 244-260; 352-363. Ta-

el Reino universal y escatolgico que Juan Bautista y Cristo suponan claramente conocido y esperado por los judos. As, pues, una decena de salmos, ms o menos, nos hablan en sentido literal de realidades cristianas; realidades que son precisamente las que dominan la Nueva Ley: Cristo y su Iglesia. Tales salmos no pertenecen al mundo infracristiano, del que tratamos con anterioridad, sino al mundo cristiano propiamente dicho. Pero la tradicin siempre ha credo legtimo franquear los lmites de estos salmos, cristianos en sentido literal, para descubrir tambin en los dems un significado anlogo. Este significado, segn todas las apariencias, no estaba al alcance de los escritores inspirados. Ellos hablaban sencillamente de realidades, de situaciones, de hombres y de acontecimientos de su tiempo. Pero en esas realidades, en esos homles son los salmos 46, 92, 95 al 98. R. TOURNAY, O. p.,

p. 28, aadira a esta lista los salmos 28, 67, 94 y 149. Sobre la continuidad entre los textos de a m b o s Testamentos que dicen relacin al pueblo de Dios, que luego se convierte en la Iglesia de Cristo, se pueden ver las excelentes pginas de L. BOUYER, Les psaumes, prire du peuple de Dieu: VS 80 (1949) 579-597, y La Bible e VEvange, l. c. E s t a continuidad entre lo sdos Testamentos est asegurada al mismo tiempo y mucho mejor p o r la persona de Cristo, esperada en el Antiguo Testamento y presente en el Nuevo, como lo m u e s t r a C. CHARLIER, O. S. B., La lectura cristiana de la Biblia. Litrgica Espaola, Barcelona 1961, p . 276. Cristo es el centro de las Escrituras en su perspectiva histrica, as como su p u n t o de convergencia lgica, en el plano propiamente dicho de la Revelacin y en el de la Encarnacin de la Palabra. . ||

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bres, en esas situaciones, nosotros, los cristianos, descubrimos presentimientos oscuros, figuras veladas de la nueva economa. As, cuando los salmistas hablan de Yav, del Seor, o le invocan, nosotros vemos en ello alusiones al nico verdadero Seor, a Cristo. Cuando ensalzan la Ley, se refieren a la promulgada en el Sina, ms tarde desarrollada y consignada en el Pentateuco; pero nosotros descubrimos en ella la sombra de una realidad futura: el Evangelio. Lo mismo hay que decir de Jerusaln, del templo, de la justicia, del pastor del salmo 22 y del resto: umbra futurorum (Col 2, 17). Hasta qu punto tales presentimientos pertenecen todava al sentido literal? Es cierto: si algunos salmos, como el citado, hablan de Cristo y de su Reino en sentido literal, resulta difcil apreciar los lmites que nos prohiban ver, por un procedimiento anlogo, a la Iglesia en Jerusaln, el Evangelio en la Ley, la gracia en la justicia, la redencin en el xodo, el bautismo en el paso del Mar Rojo, etc. Dnde comienza lo arbitrario? Es difcil precisar la frontera, y esto explica que algunos autores hayan dado al sentido literal (lo cual vale tanto para los salmos como para los dems pasajes del Antiguo Testamento) un alcance muy amplio, aunque insospechado para sus autores. Es lo que han llamado sentido literal pleno 26 .26 Hay que notar que la expresin sentido pleno aparece por primera vez, a nuestro entender, en H. DUESBERG, Jess, le Chantre ideal des Psaumes:

Otros son ms radicales. No reconocen otro sentido literal que el que estuvo claramente presente en la conciencia del autor inspirado. Esta posicin tiene la ventaja de dar a las palabras de los textos sagrados el sentido que les es obvio. En efecto, es evidente que la Ley no es el Evangelio, ni Jerusaln la Iglesia, ni Yav Cristo; en tanto que el Mesas es Cristo, y su Reino la Iglesia. Pero la Ley prefigura el Evangelio, Jerusaln la Iglesia; y lo que se dice de Yav, Dios de majestad y, a la vez, cercano a nosotros, ha tenido su cumplimiento en la persona de Cristo. Mas, de qu prefiguracin se trata? Basta con que las palabras se presten a un paso del sentido literal a otro sentido, llamado espiritual? Ya se advierte el peligro de los juegos de palabras. El hecho de tratarse de la Palabra de Dios no los libra de ser algo arbitrario. Es preciso, entonces, exigir ms, es decir, una previa prefiguracin en las cosas? Es un problema que desborda el campo de la exgesis literal y nos lleva a los confines de la teologa. No tendr solucin satisfactoria si no consultamos con todo esmero a la tradicin. Comencemos por aquellos testigos que ms han examinado y comentado los salmos: los Padres de la Iglesia.

RevGn 124 (1930) 431-449. Vase a este propsito nota 1, p. 59.

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2SOLUCIONES DE LOS PADRES1. Tipo o alegora?

En la interpretacin de los textos, los Padres admitieron muy prontose han podido comprobar los orgenes de esta conviccin en el judaismo y en el helenismoque su letra encubre un espritu, es decir, que una proposicin puede tener simultneamente, adems del sentido literal obvio \ uno o varios sentidos que pueden llamarse en conjunto espiri1 Digamos aqu que a veces en el sentido literal se distingue un sentido proftico: el de los pasajes que, en sentido literal, se refieren a acontecimientos futuros. As, el sentido literal de Isaas 53 sera proftico para algunos autores. El determinar en concreto tales pasajes no resulta siempre fcil. Respecto a los salmos, algunos consideran como tal el 21. De hecho, si dicho salmo es mesinico en el sentido de que habla del futuro Mesas y de su Reino, es por lo tanto proftico: se podr entonces hablar, como ya se ha hecho, de sentido proftico-literal. A veces la profeca est incluida en el sentido tpico, del que trataremos en seguida: habr entonces sentido proftico-tpico. Tambin se distingue, en ciertos casos, un sentido li-

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tuales 2 . La determinacin de stos obedece a una lgica que no es arbitraria, aunque tampoco seatngase bien en cuentadel tipo aristotlico corriente. Al proceder de esta manera, la tradicin se ha inspirado claramente en S. Pablo, quien ms de una vez contrapone la letra al espritu hablando de las Escrituras (2 Cor 3, 6, por ejemplo); incluso, apoyada en tal autoridad, la expresin sentido literal ha perdurado a travs de la historia del cristianismo. Sin embargo, muchos telogos la encontraron demasiado vaga, demasiado imprecisa, y entonces comenzaron a aparecer diversas clasificaciones, con divisiones y subdivisiones, todas muy atractivas e ingeniosas, pero nunca plenamente convincentes. Es decir, que el problema de la clasificacin de los sentidos est lejos de una solucin y que el acuerdo en esto dista mucho de ser unnime 3 . No obstante, podemos intentar conseguir una visin clara. Con el fin expreso de perfilar mejor los conceptos, y en tanto no se demuestreteral pleno, cuyos alcances ayuda a descubrir la revelacin cristiana: vase una buena exposicin en el P. F. M. BRAUN, La Mere des fidles. Tournai 1953, p. 9-23. 2 Puede verse un excelente resumen de la evolucin del pensamiento de los Padres, en esta cuestin, en P. SALMN, De l'interprtation des psaumes dans la liturgie aux origines de foffice divin: LMD 33 (1953)21-55, p . 37-38.

la insuficiencia de tal clasificacin, nos parece bien seguir la tradicin, que distinguea nuestro entender, adems del sentido literal, otros dos sentidos bajo la denominacin genrica de sentido espiritual. Son los siguientes: a) Sentido tpico. Esta expresin, que tambin puede apoyarse en la autoridad de S. Pablo (1 Cor 10, 6 y 11), quiere significar que existen unas realidades (cosas, hombres, situaciones, acontecimientos...) en la Antigua Ley, cronolgicamente anteriores a otras de la Nueva, pero de forma que aqullas estn vinculadas a stas por una correspondencia, por una relacin semejante a la que media entre el bosquejo y la obra acabada, entre la maqueta y el edificio terminado, entre el plano o modelo y su ejecucin. Se puede concebir el sentido tpico como desplegndose en la lnea horizontal del devenir cronolgico y como un perfeccionamiento progresivo de realidades que se van sirviendo de modelos sucesivos, haciendo los primeros de causas ejemplares de los siguientes 4. As, por ejemplo, Jerusaln viene a ser tipo de la Iglesia; la Ley, del Evangelio, etctera. Se puede incluso prolongar ese eje horizontal ms all de la economa presente: Jerusaln es tipo de la Iglesia y, al mismo tiempo, de la Jerusaln escatolgica, etc.4 Esta horizontalidad es sugerencia de B. FISCHER, Die Psalmenfrommigkeit der Regula S. Benedicti: Liturgie und Mnchtum, Laacher Hefte 4 (1949) 25-26. 5 Esta denominacin tambin puede respaldarse en la autoridad de S. Pablo; vase Gal 4, 24. Ya se sabe

Sealemos aqu el bello trabajo del P. A. M. DuBARLE, O. P., La lecture chrtienne de l'Ancien Testament, en L'Ancien Testament et les chrtiens. Pars1951, p . 206-234. 'Rencontres' 36.

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b) Sentido alegrico5. Este prescinde de los modelos sucesivos y en progresivo perfeccionamiento. Se describe de tal forma una situacin, un acontecimiento, un hombre, una cosa cualquiera, que en ellos pueden reconocerse otra situacin, otro acontecimiento, otro hombre u otra cosa, que no tienen que ver nada o casi nada con una economa anterior de la salvacin, pudindose aplicar a la segunda serie cuanto se dice de la primera mediante una acomodacin sencilla del lenguaje. El salmista, por ejemplo, se lamenta en unos trminos que yo adopto para expresar mi propia lamentacin: su lamentacin viene a ser alegricamente la ma. Y as en lo dems. Para continuar con la comparacin sugerida lneas ms arriba, diremos que el cambio de sentido se hace verticalmente, es decir, no se basa en una sucesin histrica, cronolgica, de realidades que se vayan prefigurando unas a otras, sino solamente en el tenor verbal del texto inspique no hay que d a r u n valor fijo a las palabras alegora y tipo en S. Pablo. El cometido del exgeta, aqu como en otras ocasiones, es captar, p o r encima de las denominaciones flotantes, el pensamiento. Este slo importa; las denominaciones son secundarias y no dejan de ser m e r o i n s t r u m e n t o del pensamiento. P. LESTRINGANT, Essai sur l'unit de la rvlation biblique. Pars 1942, p . 104-112, seala muy oportunamente que S. Pablo, al citar y emplear el Antiguo Test a m e n t o con el fin de p r o b a r diversas verdades, deja imprecisas las fronteras entre el sentido literal, proftico, tpico y alegrico de los textos. E s t a advertencia mantiene su vigor cuando se t r a t a de determinar los sentidos dados p o r los Padres o la liturgia a un texto bblico.

rado que resulte ms apto para expresar una situacin anloga. La divisin del sentido espiritual en tpico y alegrico tiene la ventaja de responder a unas exigencias lgicas y de prestarnos mucha luz. Pero no carece de dificultad, puesto que su aplicacin a los casos concretos, por ejemplo a tal salmo, produce la impresin de ser algo puramente arbitrario. En el momento que uno deja el terreno firme de los salmos mesinicos y reales, supuesto que se les haya determinado con certeza, uno se pregunta qu reglas, qu criterios hay que adoptar para justificar una aplicacin, sea tpica, sea alegrica. El salmo 77 me habla de la salida de Egipto: puedo legtimamente descubrir en ella el tipo de la redencin? Los hambrientos, los nufragos, los vagabundos, los enfermos y los prisioneros del salmo 106 son tipo de la humanidad cada y en espera de la redencin, o slo materia de alegora para miserias parecidas, bien de orden espiritual, bien simplemente de orden corporal? Ni que decir tiene que hay que evitar tanto los excesos del literalismo como los del alegorismo 6 . Pero cmo precisar la lnea del justo medio? Por otra parte, se puede concebir perfectamente que el alegorismo, por el que aplico verticalmente a tal o cual situacin actual lo que dice el salmo, sea de hecho una prolon6 Recordemos aqu la clebre controversia sobre el valor de u n a exgesis simblica o espiritual que enfrent a M. Paul Claudel con unos telogos como M. J. Steinmann, el P. C. Charlier, el P. J. Danilou.

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gacin del sentido tpico: pues ste, pasando por Cristo y su Iglesia, llega hasta Cristo viviente en los fieles y hasta los miembros de la Iglesia. La realidad de Cristo es omnipresente, y si se admite la tipologa para la Cabeza y para el Cuerpo, no se ve por qu habra que rechazarla para los miembros. Esto hace que el campo de la tipologa de hecho sea muy vasto, y que el de la alegora se reduzca prcticamente a la pura acomodacin verbal, a esos piadosos juegos de palabras que explotan los textos sagrados de manera improvisadaalgo as como cuando Paul Claudel vea en la hormiga diligente del libro de los Proverbios (30, 25) al escriba alabado por nuestro Seor 7 . Esto nos lleva a un problema difcil. Cmo determinar slidamente los elementos del Antiguo Testamento (situaciones, hombres, cosas...) que son tipos de elementos anlogos en la Nueva Ley? Sera cuestin de preparar una especie de cuadro a dos columnas: en la izquierda constara una primera serie de elementos, tipos de otros elementos correspondientes que habran de figurar a la derecha; el resto constituira el campo de la alegora. Se han propuesto semejantes inventarios. Aunque dependen mucho de las preferencias subjetivas de cada exgeta, todos estn de acuerdo en que la antigua economa, en bloque, es tipo de la nueva, y en que, tratndose de textos, slo hay un ncleo (Cristo y su Iglesia)7

Figures et parbolas, p. 11.

que en sentido literal una ambas economas. Asentado esto, en seguida surgen las diferencias de opinin y las dudas sobre las cosas ms sencillas. La solucin del problema no es tan difcil como parece. Tratemos de aclarar. El ncleo comn a ambas economas en los textos sagrados est determinado, segn hemos dicho, por el Mesas y su Reino, y cuando el Antiguo Testamento habla de ellos, est hablando en sentido literal de Cristo y de su Iglesia. A este ncleo est ligada otra serie de realidades, como Jerusaln, la Ley, el sacrificio, la justicia, etctera, con mayor o menor fuerza. Entonces podremos decir que estas realidades de la Antigua Ley sern tipos de las realidades correspondientes en la Nueva en la medida en que el vnculo que las une al ncleo (de mayor o menor fuerza en cada caso) sea ms consistente. Y en la medida en que ese vnculo se va debilitando, nos acercamos cada vez ms a lo puramente alegrico. Es, por lo tanto, cuestin de medida. Los cambios de postura y las dudas de los Padres, de los telogos y de los exgetas en esta materia se deben a que no pueden determinar con precisin matemtica hasta qu punto ese vnculo mantiene dentro de las fronteras de la tipologa y, por el contrario, hasta qu punto nos lleva a la alegora. Que haya, pues, una zona, cuya aplicacin en sentido espiritual para unos sea tpica y para otros alegrica, no debe extraar. De hecho la realidad es clara: doblando el sentido literal viene el sentido tpico, que se 65

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va convirtiendo en alegrico a medida que aqul se aleja del ncleo mesinico y eclesial, comn a los dos Testamentos. Esta jerarqua de los sentidos (literal, espiritual, tpico y alegrico) est apoyada, sin duda, por una tradicin constante. Nos ofrece una clasificacin que tiene la ventaja de ser lgica y clara. Pero, despus de todo, no es sa la cuestin ms importante. Poco importa saber la clasificacin de los sentidos que los Padres nos han legado respecto de los textos sagrados. El problema no es cuestin de lgica, aunque sea cristiana. Queda por saber cmo se ingeniaron los Padres para descubrir a Cristo y su Reino en los salmos que no hablan de ellos en sentido literal. Este es el verdadero problema que el captulo anterior dejaba sin solucin y por cuyo motivo tratamos de consultar a la tradicin. 2. Cristianizar los salmos desde abajo? desde arriba o

interpretado este o aquel salmo. Pero falta un trabajo de conjunto, que comprenda a la vez toda la literatura patrstica y todo el salterio 8 . Podemos resumir el pensamiento de la Iglesia de los tres o cuatro primeros siglos, diciendo que ella siempre consider los salmos como poemas de Cristo. Porque para ella Cristo es el puente entre el Antiguo y Nuevo Testamento. Es el centro de las Escrituras 9. Si, como se ha dicho, algunos salmos se refieren al futuro Mesas en sentido literal, bast con extender este mesianismo a los dems mediante la exgesis espiritual. Pero los salmos pueden ser poemas de Cristo de diferentes maneras. La primera consiste en sustituir a Yav, al Seor, al Dominus de8 Una importante fuente de informacin sobre las interpretaciones patrsticas de los salmos es siempre M. WOLTER, O. S. B., Psallite sapienter. Friburgo 187190, 5 v. Excelente bosquejo de L'exgse de VA. T. par les Peres p o r el P. Th. CAMELOT, O. P., en L'Anden Testament et les chrtiens: 'Rencontres', 36. Pars 1951, p . 149-167. Remitimos tambin al artculo de P. SALMN, De l'interprtation des psaumes dans la liturgie aux origines de l'office divin: LMD 33 (1953) 21-55. Citemos, finalmente, el artculo de M. B. FISCHER, Le Christ dans les psaumes. La dvotion aux psaumes dans VEglise des martyrs: LMD 27 (1951) 86-109. Este artculo es traduccin de una leccin doctoral present a d a en Bon en 1949, y aparecida bajo el ttulo de Die Psalmenfrommigkeit der Martyrerkirche. El artculo del P. L. BOUYER ya citado puede ayudar a c o m p r e n d e r e incluso a completar algunos p u n t o s de vista de M. FISCHER, pero nos parece haber seguid o menos de cerca que este ltimo, el modo concreto de que se valieron los Padres p a r a cristianizar los salmos. 9 C. CHARLIER, La lectura cristiana de la Biblia. Litrgica Espaola, Barcelona 1961, p . 276.

Cmo descubrieron los Padres a Cristo y su Reino en los salmos? Para responder a esta pregunta es preciso poseer una informacin muy vasta, y el estado actual de las investigaciones no permite todava escribir un resumen definitivo sobre esta materia. En efecto, se ha estudiado el procedimiento que ha seguido tal o cual Padre para comentar el salterio o algunos salmos. Se ha estudiado tambin cmo han 66

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los salmos, es decir, a su primer actor, segn hemos dicho, por la persona de Cristo: de esta forma se convierten en cantos dirigidos bien a Cristo, bien a la exaltacin de alguna de sus cualidades o intervenciones. Cristo es el hroe cantado o invocado (sentido pasivo) por el salmista, y tambin por m al apropiarme sus acentos. Si digo De profundis clamavi ad te Domine, esta plegaria se dirige entonces a Cristo. O si exclamo Misericordias Domini in aeternum cantabo, canto las misericordias de Cristo 10. Por tanto, esta manera de cristianizar los salmos se reduce a poner a Cristo en lugar de Dios, primero de los dos grandes actores del salterio, y en atribuirle a El todo cuanto los salmistas nos refieren de Dios. Es lo que ha venido a llamarse cristianizacin desde arriba u . De esta forma los salmos expresan la vox Ecclesiae, o vox mea, ad Christum, o de Christo, segn sugiere S. Agustn. Esta manera de cristianizar los salmos consiste en pensar en Cristo siempre que se nos presente el Dominus. De hecho, no hay que olvidar que los salmos se dividen en yavistas y elohistas. La cristianizacin de que estamos10 M. B. FISCHER, p. 93-94, advierte que este desplazamiento de sentido se ha debido a la palabra griega empleada para traducir a Yav, el nombre propio de Dios: Kupio;, que a su vez fue traducida al latn por Dominus; ahora bien, Dominus era el ttulo que la Iglesia primitiva daba a Cristo. 11 La expresin es de M. B. FISCHER. Proviene de que, entre los diversos actores de los salmos, Dios ocupa el puesto superior. El yo de los salmos, frente a El, queda en un lugar subalterno.

tratando resulta fcil para la primera serie, pero no tan fcil para la segunda, porque la sustitucin hay que hacerla siempre que aparezca la palabra que traduce a Elohim: Deus (y no Dominus). Pero el procedimiento sigue siendo vlido, puesto que Deus y Dominus se refieren, en sentido literal, al mismo Dios. La segunda manera de considerar los salmos como poemas de Cristo se reduce a ver a Cristo en el yo del salterio: el hombre o el salmista. Lo que ste dice, expresa tambin los sentimientos de Cristo. Y los salmos se convierten en poemas de Cristo que se dirige (sentido activo) a su Padre para suplicarle, para alabarle, para exaltar su infinita perfeccin, etctera. O tambin son poemas en los que mi voz, o la de la Iglesia, se une a la de Cristo para subir hasta el Padre. Cristo se convierte, segn se ha dicho, en el cantor ideal de los salmos 12. De profundis clamavi ad te Domine es una splica de Cristo, a la que se asocia la Iglesia, o yo mismo. Misericordias Domini in aeternum cantabo es el canto de la Iglesia unida a Cristo, o mi propio canto, que exalta las misericordias del Padre. Ladate Dominum omnes gentes es una alabanza al Padre hecha por Cristo. Este procedimiento constituye la cristianizacin desde abajo: vox Christi, o EccleH. DUESBERG, 1. c. El artculo insiste muy oportunamente sobre el apoyo que el N. T. presta a este procedimiento: volveremos sobre ello. Diremos tambin cmo tal procedimiento es el sugerido por la tradicin litrgica ms autntica.12

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siae cum Christo, o mea cum Christo, ad Pattem. * Ambas maneras de cristianizar los salmos arrojan una gran luz sobre el problema que nos ocupa. Y su garanta proviene sobre todo de su antigedad. Ese marco nos ayuda a descubrir el sentido espiritual de los salmos, ms all de su sentido literal. Pero los Padres no nos dicen absolutamente nada sobre si rezando este salmo conseguimos una pintura tpica de la economa nueva de Cristo, o rezando el otro resulta un cuadro alegrico. En resumidas cuentas nos dejan enfrentados con los exgetas que hacen el inventario de los tipos que unen los dos Testamentos, y con los lgicos que precisan los conceptos de tipo y alegora. Nos corresponde a nosotros el valorar dichos inventarios y definiciones, y el aplicarlos a los salmos. As es como los Padres nos dan una leccin. Es cierto que ambos sentidos, tpico y alegrico, en lnea horizontal y vertical respectivamente, responden a unas categoras lgicas. Pero, despus de todo, qu inters tiene el determinar si un texto concreto tiene sentido tpico o alegrico? Dejemos esta cuestin acadmica a los lgicos. Su lgica no llega necesariamente a lo real. Lo que los Padres nos ensean es que el espritu rebasa la letra; y cmo se cristianizan los salmos con ese espritu: cmo, en una palabra, reconocer en ellos a Cristo, bien sea en el Seor a quien10

glorifican, bien en el yo que suplica. Igualmente, poco importa conocer qu temas estn estrechamente ligados al ncleo mesinico o, por el contrario, son perifricos; dejemos esta cuestin a los exgetas y a los patrlogos. Lo que en definitiva nos ensean los Padres es a rezar los salmos con alma cristiana: de esta forma nos ayudarn a suplicar a Cristo, o tambin sern un medio de unirnos a Cristo para suplicar al Padre. Por tanto, el problema que queda por resolver se reduce a determinar lo que resulta ms conveniente para un salmo en concreto: cristianizarlo desde arriba o desde abajo? Puedo fiarme de mi propia iniciativa para escoger ya el primer procedimiento, ya el segundo? No existen otros criterios para apreciar las ventajas que tiene uno sobre otro, bien como regla general, bien como caso particular? Los Padres, a pesar de su aportacin luminosa, a pesar de darnos nimo para desembarazarnos de definiciones lgicas, nos dejan ante un interrogante: cristianizar desde arriba o desde abajo? A este respecto nos queda por examinar los dos rganos que, en la presente materia, tienen una autoridad excepcional: el Nuevo Testamento y la liturgia. Cmo han descubierto a Cristo en los salmos tanto el uno como el otro? No creemos que esta pregunta haya r e cibido an respuesta definitiva. Hemos realizado un examen de ambos lugares teolgicos, y vamos a ver en qu sentido nos orientan.

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3LA RESPUESTA DEL NUEVO TESTAMENTO

El libro del Antiguo Testamento ms citado por el Nuevo es el de los Salmos 1 . Cmo, pues, el Nuevo Testamento ha visto en ellos a Cristo? Para responder a semejante pregunta hemos intentado hacer un examen de todas las citas que el Nuevo Testamento hace de los salmos. No podemos soar con dar razn de poiqu a este texto se le cita de esta manera y a aqul de otra. Nos hemos de contentar con ofrecer los textos y clasificarlos; ello nos servir para nuestras conclusiones generales. Creemos que el lector que desee comprobar la exactitud de nuestra clasificacin podr hacerlo fcilmente mediante las citas y, en la mayora1 De u n a s trescientas citas que se hacen del A. T., u n centenar pertenece a los salmos. Lo que digamos de las citas que hace el N. T. del salterio, puede d a r u n a imagen b a s t a n t e exacta de la fisionoma general de las citas del A. T.

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de los casos, los textos que a la vista le presentamos 2. 1. Muchas citas estn hechas en sentido literal: 53 en total. Y lo sorprendente es que esta cifra supera a cada una de las categoras que ms tarde vamos a presentar. Y si se piensa en la autoridad sin par del Nuevo Testamento, como testigo y como gua de la lectura cristiana de la Biblia, fcilmente cae uno en la cuenta de que el sentido literal, incluso no tratndose de salmos mesinicos, est muy lejos de carecer de importancia. S. Pablo, sobre todo, cita con frecuencia los salmos de esta forma 3 , y hay que reconocer que as, en su sentido literal, los explota un nmero de veces relativamente impresionante 4 . Tal es el caso, en particular, de la Carta a los2 Sobre l'exgse de VA. T. par le N. T., vanse las exceientes pginas de M. L. CERFAUX, en L'Ancien Testament et les chrtiens. Pars 1951, p . 132-148, 'Rencontres' 36. 3 Vase LESTRINGANT, O. C, p . 98-105. Digamos de una vez p a r a siempre que S. Pablo, como los dems escritores del N. T. (y la liturgia), cita los salmos tal como los lea, en u n a versin griega (en general la de los LXX). Ya se sabe que sta difiere del original hebreo. 4 Son los siguientes: 4, 5 (Ef 4, 26); 5, 10 (Rom 3, 13); 7, 10 (Rom 8, 27); 9B, 7 (Rom 3, 14); 13 = 52, 1-3 (Rom 3, 10-12); 17, 50 (Rom 15, 9); 23, 1 (1 Cor 10, 26); 31, 1-2 (Rom 4, 7-8); 35, 2 (Rom 3, 18); 43, 23 (Rom 8, 36; vase n. 5); 50, 6 (Rom 3, 4); 61, 13 (Rom 2, 6 y 2 Tim 4, 14); 68, 29 (Fil 4, 3; Ap 3, 5; 13, 8; 17, 8; 21, 27); 93, 11 (1 Cor 3, 20); 93, 14 (Rom 11, 1); 111, 9 (2 Cor 9, 9); 115, 10 (2 Cor 4, 13); 115, 11 (Rom 3, 4); 116, 1 (Rom 15, 11); 118, 32 (2 Cor 6, 11); 139, 4 (Rom 3, 13); 142, 2 (Rom 3, 20 y Gal 2, 16). Pueden aadirse a estas citas las tres siguientes: 33, 15 (Heb 12, 14); 117,

Romanos, en la que se advierte un deseo de probar por la misma Escritura la tesis de la justificacin por la fe, amenazada por los judaizantes. Sin embargo, algunas de estas citas suponen, si se atiende al contexto, una universalidad de la salvacin, que propiamente slo tiene lugar en la era mesinica; as Rom 15, 19, citando el salmo 18, 50: Por eso te dar gracias, oh Yavl, entre las gentes; o tambin Rom 15, 11, citando el 117, 1: Alabad al Seor todas las gentes y ensalzadle los pueblos todos. Existe, pues, a veces tras el sentido literal, cierta cristianizacin que no hay que olvidar: la del cumplimiento del texto en la economa de Cristo 5 . Aparecen tambin citas literales en otros lugares: casi nunca en el cuarto evangelio y epstolas de S. Juan; pero en cambio se dan con alguna frecuencia en los cnticos de S. Lucas (a veces en forma de simples alusiones), y en el Apocalipsis 6 .16 (Heb 13, 6); 134, 14 (Heb 10, 30). Solamente en u n a de estas citas sustituye S. Pablo u n a palabra p o r otra p a r a acentuar su propsito: 1 Cor 3, 20 cita el salmo 93, 11: Dominas novit cogitationes hominum, donde cambia la ltima palabra p o r sapientium. 5 Se puede decir otro tanto, sin duda, de la alusin al libro de la vida del salmo 68, 29, que aparece varias veces en el Apocalipsis, p e r o atribuido al Cordero. Caso anlogo tambin en el salmo 43, 23 (propter te mortificamur tota die), citado en sentido literal en Rom 8, 36, pero en u n contexto en que se t r a t a del a m o r de Cristo, del que ninguna prueba puede separ a r al cristiano. 6 Los salmos son stos: 18, 10 (Ap 16, 7; 19, 2); 23, 4 (Mt 5, 8); 32, 3 (Ap 5, 9; 14, 3: se t r a t a aqu de la expresin canticum novum que se encuentra tambin

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2. Salmos mesinicos, repitmoslo, son los que hablan en sentido literal de realidades propiamente cristianas (el Mesas, su Reino). Es difcil determinar qu salmos estn considerados como tales por el Nuevo Testamento. Porque, como veremos en seguida, se aplican a Cristo muchos versculos o se ponen en boca suya, sin que por esto se pueda sostener razonablemente que el autor inspirado los haya considerado como mesinicos en sentido literal. Por ejemplo, los salmos 44 y 71 ponen en escena en sentido literal al rey; pero no son mesinicos porque el Nuevo Testamento los aplique a Cristo. Ni tampoco el 21, en el que el justo sometido a prueba dirige a Dios un grito de angustia y del cual se sirvi Cristo en la Cruz. Y as otras citas. Creemos, sin embargo, que por la manera de citarlos el Nuevo Testamento, se confirma el carcter mesinico de los salmos 2, 88, 109 y 131; y de algunos salmos del Reino escatolgico: 46, 96 y 97. He aqu las citas del Nuevo Testamento:en los salmos 39, 4; 95, 1; 97, 1; 143, 9; 149, 1); 33, 13-17 (1 Pe 3, 10-12: vase el comentario al salmo 33 en la p. 118); 36, 11 (Mt 5, 5); 40, 14 (Le 1, 68: Benedictas Dominus Deus Israel, que se lee tambin en los salmos 71, 18; 88, 53; 105, 48); 46, 9 (Ap 4, 9-10; 5, 17. 13; 6, 16; 7, 10. 15; 21, 5); 54, 23 (1 Pe 5, 7); 77, 24 (Jn 6, 31); 81, 6 (Jn 10, 34); 88, 11 (Le 1, 51); 88, 21 (Act 13, 22); 92, 4 (Ap 19, 6); 97, 3 (Le 1, 54); 102, 13. 17 (Le 1, 50); 103, 12 (Mt 13, 32; Me 4, 32; Le 13, 19); 104, 8 y 105, 45 (Le 1, 72); 104, 21 (Act 7, 10); 105, 10 (Le 1, 71); 106, 9 (Le 1, 53); 106, 20 (Act 10, 36; cf. Act 13, 26); 110, 9 (Le 1, 68); 110, 9 (Le 1, 49); 118, 137 (Ap 16, 5; 19, 2); 131, 5 (Act 7, 46); 136, 8 (18, 6); 140, 2 (Ap 5, 8; 8, 4); 145, 6 (Act 4, 24). 16

2, 1-2 (Act 4, 25-26: Por qu braman las gentes... contra Cristo?). 2, 7 (Heb 1, 5; 5, 5; Act 13, 33: T eres mi hijo, yo te engendr hoy) 7 . 2, 9 (Ap 19, 15: y El las regir [las naciones] con vara de hierro). 46, 9 (Ap 3, 21: y me sent [Cristo]... en su trono). 88, 4-5 (Act 2, 30: le haba Dios jurado solemnemente...). 96, 7 (Heb 1, 6: adrenle todos los ngeles de Dios). 97, 2-3 (Act 28, 28: esta salud de Dios... a los gentiles; cf. sal. 66, 3). 109, 1 (numerosas citas en las que se identifica a Cristo con el Mesas. Vase Mt 22, 44; Me 12, 36; Le 20, 42-43, en los que se aplica este versculo a Cristo. En el mismo sentido, Act 2, 34-35. Cristo sentado a la diestra de Dios en Mt 26, 64; Me 14, 62; Le 22, 69. Lo mismo despus de la Ascensin en Me 16, 19; Rom 8, 34; 1 Cor 15, 25; Ef 1, 20; Col 3, 1; Heb 1, 3; 8, 1; 10, 13; 12, 2. Cristo superior a los ngeles: Heb 1, 13. Con frecuencia estos textos dan al versculo, o no lo excluyen, un alcance escatolgico. Se advierte el lugar que S. Pablo con7 Este versculo del salmo 2 se aplica en el Nuevo Testamento a la glorificacin de Cristo. Deba, en cuanto hombre, 'nacer' a la gloria que posea eternamente como H