UNAMUNO Discurso académico USAL 1900-1901.pdf

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    CURSO Ds m \ t^oi

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    D. MIGUEL DE UNAMUNOQitdrAtlo d* X>^ lFttsr* xriof;

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    CUBSO iaVlCO K mo i 1901

    F O B E L DOCTOR

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    I, abrirse los jTOaes dslu diantee uu nuevo curso, en esti solemnidad de su inau

    guracin pibiicfl, uada ms propio, sin duda, que dirigirles en alocucin exhortativa conae*

    jo6 sobre el nimo con que Han de persegu sua eeludios. j advertencias respecto lo que de ellos debemoe oeporar.

    Loe itlmoe reveses de la patria nos han ocasionado, vueltas de su malefcio, ua saludable efecto, cual es ol de hacer que con* virtamos nosotros roamos nuestras miradas para esforzamos con ahinco en cononernoa mejor. Y en oste prurito de propia inquis- ciQ es la enseanza pblica uno de h>s institutos sociales que ms nuestro examen de conciencia se endereza, ya que es en los jvenes en quieoos ha de poner la patria sus esperanzas ms oorroboradoras. Mal pueden, en

    efecto darle nueva vida los que en la antigua fraguaron su espritu. A vosotros loa jvenes, toca disipar la plumbea nube de desaliento j

  • defteeperaDza que tantos csla Id ruta del por> Teir. S''ia vosotros losqiti) tflnrtift que descubr roos A Kspaftfl. y marcirla luego un fin, qu no lo s ella en s rosraa.

    Los que i otras actividadeai quo no la vuestra viertan su espritu podrn urpoouparsema exduxi vamp oto on liacor Eapafta T gorosa , grand; y opu l^it'i, j llenarn, de corto. 8U deb6v al hacerlo, pero vosotros debdis oonsi* dersr quo no es ia patria un fin tustant^o, ino meiio rafis bien para quc^ mejor nuestro supremo dt'fttin'i humano cumplamos, y habis d i' hu>car, con eslo en consonancfl, S qu pro p*^8Uo 'ayan de ordenarse el vigor, la ffrand* za y }a opulencia que para ella ambconaroos 9i es quA h&ii d

  • br y Tela, n su subsuolo pspiriluaf tambin, n lo8 noeecudrifiados soterraos de su noti* diana vida eoJectiva yace tal vez 1 venero de 811 penovaoMn futura mientras 'gtiimos ara- ftando con nuestra crtica y apoloff-iica on las humosas gloras de 8U capa biRtflricn, TftnIademos lo que otros averiguaron 6 lo que de la realidad hemos directamente averiguado noE o lros , tenis
  • mi ten son U g io de Joa siglos, recordatorio de la humanidad, ce cierto. pro tambin lo e y con mayor plenitud an, la realidad exterior concreta, \a actualidad palpitante. En la Tda comn que os rodea, e las coetumbres que todo por hbito a juntamos nuoetra conducta. 6n lo Que sucede en la plaza, en el morcddo, en la feria, en el templo, en el honrar 6 en la cam-

    tiina late el pasado ms ^ t o an que en todoa D8 libros. cFniras y documentos donde de or- dinario no qued ms que eu engao y de* formado trasunto.

    Historia? Historia e lo que en torno vu- tro ocurre, el motn de ayer, la eoMcha de hoy, la flestft de moana. Slo con el hotf aqu entenderis rectamente el a^/fr aU, y do 4 la inversa; slo el praaento ee clave del pasado, y slo lo inmediatamente prximo lo ea de lo remoto. Lo qne no dw snse , do una manera

    de otra en el presente, ya or de l, ya en 8U lecho de roca sedimentado, no fu ms que fugitiva apariencia. Ea el presente el esfuerzo de pasado por hacerse porvenir y lo que 8 maana no tienda en el olvido del ayer debe

    quedarse. ^ . ,E n la historia apena?? se oye ms que 6 loe

    bullangueros y vistosos, loe silencioeos y oscuros, que son los ms, callan en ella y por ella se deelizan inadvertidos, Oyese en Ja nuestra el trotar de los caballos de los moros ue invadieron nuestro sueo, pero d o el lento y dlancioso paso de los tardos bueyes que tr

  • liaban ec tsnto las de lre id muy d#gredo se dejflron conqnHtsr. Y sin *a com prensirto do rsto i' b aquello incomprnnflihle.

    Litera tura? s refresca j Pfl P5 oaer en liAra/is*HO^ Jeeis el artijjO y Bmnre verde relato del niif lo ont.ri^'irj'i mjorel

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    de fladido? 4Sa'

  • vueettM dACiidla reconvierte en uoa Universidad de la pei eza como vuestra prisin en una irniversidad del cfiiBOn>. Podis tachar e^ta acerbsima sentencia de exagerada, wn hora buena, poro dS lo cierto que n vez de atisfa* cer fas preguntas que espontneamente bro* tan del n io, las ingnuas cn^fltfonr'^ qno. tom o silveeiree oree que S) abren, i a vida misma & ts monte le preontji, euscftjinajis otras en que niincA hubo pensado, interroga* ^'ones que suele desemlx>oar unrt investida* -cidn mal planteada, cuestiones npoHn, de puro ojerciclo ^snolstit^o mehudo. Arjsfa el incente libre jnoKO espiritu.i^ gozar dij loa mOT^mentos de sus p^ienoia y fa'*uitHdes. y som
  • y to 508 rae con testa roa que no, y stos loe mwrn H que GOr)CesaHari conocerlo, p a r a n v.irlo eo uno d fo? pasaos dn Aata 4udd. Y habr acaso qaien sin conocerlo mejor lo lom da t^Soco. qtw suele serlo el cedro del Lbano, En tpico? de mtilriR liemos convertid'! morcad U l eduoarlo no pocas e^pe< sobre vivo de tanto aspecto de la realidad ambiente como dos soUciu estudio. Toda vuestra actividad acadmica fuera de eata casa redcese, , lo que s, reun roa ea otra para dacursdar y discutir sobrlo que otros formularon pensaran. No os reuns para ne^ ^enuinamente c!eutf)eo^ de ciencia que se h j :e y o de 1A qs e se recibe h ''cha, pero

  • os falla tierapo as qua w os ofrezca el m4 l i viano pretexto, para eehaiT.? de holgorio por fias ciWfB. paneando lus bandoras de Ja Facultades. ;V esto hay quien llama patriotarco!

    Sd aplicados, s, sodio, pero no olvidla que 0 }o 08 ms quien m on

  • aobrepujar lo6 demAs sino sobrepujaros i vodotroe mismos, ser h o f o As qucos en un joven aeAal de vigoroso espritu el que atento la suprema r^compensa de conquistar la verdad, nico premio di^Qo de nuestros afanes, no se doblegue enseanzas qu en s 6 en el modo de mQstrrselss Ut re^iu^nen, el que no se fuerco & aprenderlo quft en su conciencia repula daoso 6 vano por un mezquino empeo de amor propio y de vanat:loria.

    Y e n justa rorrespondenca, dftlwr del maestro en una disciplina cual quiera inspirar

    acn elia en sus dsoDUtos, hacerles amar su estudio.

    SialffO distingue t la verdadera juventud es la redundancia de vida, reiiunclanca que para 2a ments ae conviene en cotnezrtn de todo saberlo, de inquirirlo todo, en curiosidad todos lo vientos rlenla ia. Y parece como que enendo9Anos tanta cosa que por muer* ta no nos interesa, hse con*suiAo los

    ocho aftos es un curtidor d*i preguntas, no se le caen de le t>oca ios porqu^, mientras que los veinte parece poseer va la clave He los misterios que de eilos ba le d una his^; pst en si secrsto, porque le hao enssfiado que laa

  • ooeas cons5t9D en la conaistidura, qaeno en otra explicacin vienen dat las BoJucionea puramente verbales noa regalan en res de ODse&rnos & sab^r i?norar itiqurr. Por* que M el saber i ^ r a r el prinripfo de toda dencia; el saber in o r a r aunarfo a l querer flverif uarlo todo. Saquemos fuerzas de la con* ciench de naestra propia ignorancia.

    No perdis tampoco de Tista que la ciencia ee para la accin j que todo cuanto no vivifique vuestra obra de maana nace ya muerto en vuealra mente, pero al tomar en con si* deraoin esto i?o entendis que haya do auje' UvsQ Id ciencia i fso que llaman a^nnoa cod estrecha comprensin, lo tU. Huscad la verdad y su triunfo y lodo lo dems se os dar de aadidura.

    Muchos de Jos descubr mientofi que ms han intensiDf^do la vida de} najo humano cumplironse mientras el inventor persegua pura j deeQtevesada satisfaccin de sabor, o)roe se debieron al acaso. Lo que mfts hizo maef^tro* de civilizacin al pueblo grPo tw su siempre despierta curiosidad, cnrlosldad de nio

  • Si a '^ D a Tez la pereza mental os dijese: 00 quioras Eaber co, teorfts y nado ms que teoras qno no han do servirto para la prpti- ca>, sabe quo de obedecerla no ser tu prctica ms que rutina, pereza en sccfD.

    E l culto Ja verdad por la verdad luiema es coge que oa predicarn muchos, p^ro muy lue>ro contradirn su propia predicacin. Porque ea e.sd nn culto qufi en oflclo no se d$ja arredrar ante la sacuda p ctica que una afirmacin terica pueden ^acr, Cfgftdofi por sus paeioucs, loa liombto^: ni jrz?8 de la verdad do un priicipio porq^e ru cx>nse- cueu claa arn ii neu n ue^trA^ m s a rrat^ ada ^ Ins* titucionea aboguen los fundAmnto? que, COD rz su kv, ponemos loe ms caros sentimientos do iu ^ tro corazn, La verdad 66 terrible para t-1 q kO slo busca el torsueW que eai habitiiado, ain crearse otro en ella.

    La nquigicin tie hi verdad por la verdad mi?ma. sobre f lobueta de que i os lleva s!dm* pre la arcin ui* fc*cunda y n ;^ s ^ n e , y no el buscarla como soporte de lo que tenemos ya establecido, ha de Stcr 1 cimiento do vuestra ciencia. Habindole advertido un in s i^ e pensador francs, Taine, las consecuencias que da UD8 do sus Dse^^nz8a podran sacar los franeosie, dic-n quo respondi: cuando cecrl- bo no pienso en que haya franceses en el mnn do!> Ko os acordis de que hay bombrefi cuan* do investiguis la verdad, que debe Agirse sobre todos los hambres y sbrelas sapiraco>

  • nee Dlereaoe humanos todo?. hombre par la verdad, no la verdad pura el hombre.

    rUUlario fu sin duda el origen de Ja cien* cia; la necesidad do aber para v iv ir y no una vana curosi

  • ya esJaW&oido, lo orflsonift, lo ron^titu{iio, Y los estudios propios p ir .i r^i^hl^rer el porvenir? loa qiifl enjamlmn e*nAro^a8 u top ia , lo9 eatuiio de creHCn? Fronte & la H^noia constituida yrgUf*so la conaiituyentft; }anto 4 JoR estudie d? apliraciu, los d creacin. NL rabe, n rigor, aplicar cosa alguna con t-ficacia

    82i crearla dexiuevo.Sumergios, puf^e, en la vida v

  • quo todo lo quo puede saberse entre to sabemos. Y apron lod la vez euealonarlo todrsieo9 maestros. De arriba, de lo que llama* mos, no s bien por qu Ojal vineeie todoe hen- bidoB do (rescura^ ein la huella que oe han dejado quince veinte exmeaes, y trayendo estos etaustroe oo naia de notas sino sed de verdad y anhelo de saber para la vida, y con ellos aire de la plaza, del campo, del pueblo de la gran escuela de la vida esponUSnea y libre!

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  • OBRAS D EL AUTOR

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