SUSPIRO DE ARTEMISA

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REVISTA DE POESÍA

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ISSN: 2171-4169 Dep. Legal: CO 231-2010

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Vectorial, S.L.

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Índice

La geometría del insomnio - Rafael Cerrejón Jiménez Lluvia en la tarde - José de Miguel Atalaya - José Luis García Clavero

Ciudad - Antonio Luis Ginés Como una sombra - Paqui Jiménez Yepes Una iglesia Fernandina - Joaquín Marín Almenara Dice el poeta su elegía endecasílaba - Carlos Murciano I - Isabel Naranjo Díaz Desde la habitación de un hotel - José Ortega Torres Ciudad - Enrique Pleguezuelo Acedo Me voy de ti pueblo mío - Valentín Priego Ruiz Hechizo cordobés - Carmen Quero López-Camacho Hurto furtivo - Joaquín Revuelto Rueda Pasó el tiempo de chisteras - Enrique Sánchez Campos

Yo Córdoba - Rafaela Sánchez Cano Cuando el amor os llame - Paco Vargas ¿Amo a Córdoba? - Antonio Varo Baena

Exceptio probat regulam...

Yerran quienes dicen - Antonio Enrique

En homenaje a… Córdoba, Eterna Capital Cultural

Ilustraciones - Joaquín Salgado

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N.º 3 N.º 3 N.º 3 N.º 3 - Año IIAño IIAño IIAño II Otoño 2011Otoño 2011Otoño 2011Otoño 2011

Las colaboraciones que componen Suspiro de Artemisa

son rigurosamente inéditas.

PUBLICACIÓN BIANUALPUBLICACIÓN BIANUALPUBLICACIÓN BIANUALPUBLICACIÓN BIANUAL

Edición NumeradaEdición NumeradaEdición NumeradaEdición Numerada Tirada de 500 ejemplaresTirada de 500 ejemplaresTirada de 500 ejemplaresTirada de 500 ejemplares

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T ras despeinarse a sus anchas, el otoño en su osadía, arrastra

el desasosiego de la angustia y la impotencia. Asume muy injustamente la ingrata decepción. Su aliento proclama que todo ha sido en vano.

Sabido es que cuando la transparencia pende de un hilo, la evidencia tiende a perder su legitimidad al antojo de algún manipulador de títeres. Cuesta asumir que la recompensa no es siempre proporcional al esfuerzo ofrendado.

Aunque el agua estancada tiende a corromperse, nuestro venero cultural goza de la pureza necesaria para digerirse sin precisar fecha de caducidad.

Démosle al eco su tiempo.

Ahora, imitando a Ibn Zaydun quien cantó hace unos mil años a su Córdoba natal con una poética humana y sobre todo muy tintada de amor, tus poetas, más serenamente que nunca, esculpen el verso que te embadurna y te hace sentir lo que verdaderamente has sido, eres y serás…

Hoy, triste, me distraigo con las flores, de los ojos imán, donde la escarcha juega vivaz hasta inclinar su cuello. Pupilas son, que, al contemplar mi insomnio sollozaron por mí; por eso el llanto irisado resbala por su cáliz.

Ibn Zaydun.

ETERNA CAPITAL CULTURAL

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Reclama descanso, Un vestido de flores perfumadas, Y estrellas de chocolate blanco en tus labios, Sobre el tejado, la luna con sus dos caras te está vigilando. Los pájaros duermen entre coplas de amores, En el tendedero del patio cuelgan camisas y pantalones, Repletos de aire, vacíos de victorias fugaces, Uniformes de hombres que no van a la guerra, Y viven desarmados contemplando el cielo. Entorna la ventana, repliega los ojos, El dormitorio está saturado de fotos familiares, La ropa sobre la silla, abandona el calor del cuerpo, El algodón sudoroso de caricias y rayas. Cierra los párpados, abre a la oscuridad el cerebro, Desecha la quietud de los objetos cotidianos, Cuenta los días que nos has vivido, Que has renegado de la gloria en cada palabra dicha, De la fantasía oculta en planetas invisibles. No mires el anuncio que corona los días soleados, La armonía del paisaje en el calendario es artificiosa, De papel azulado y playas de arena fina, No te pierdas en viajes exóticos. Besa la almohada, calienta lo que resta de la cara, Rechaza la imaginación pacífica del héroe, Malgastado en batallas de abrazos y mordiscos. Regresa a la retaguardia de la carne en delirios de hembra, No te rindas, acaricia a los marineros bronceados,

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LA GEOMETRÍA DEL INSOMNIO CON SUS VALLES DE TRISTEZA

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Que nadan en tu saliva espesa, Estimula el tacto con destreza, Y ruega por los muertos que el amor no ha bautizado, Por los vivos avergonzados de su instinto primitivo. ¡Qué bien te sienta, el maquillaje de la mar en las mejillas! Mañana retornará de nuevo por los resquicios de la casa, La luz ondulada en banderas de colores, Que te obliga a vivir sin ganas, Preñada de leche y amores imposibles. Abre la ventana, bébete una nube inflada de agua marina, Los pájaros duermen entre geranios chinos, Se burlan de la mujer que no encuentra sus ojos, Para mirar de frente a la muerte, Cuando anhela el consuelo de las caricias maternales, Y esquiva el combate con los hombres. No desdeñes los universos paralelos, La geometría del insomnio con sus valles de tristeza, La cama que mantiene firme tu sombra, Para que duermas abierta en cruz de pasión y gloria, En alirón de estrellas sobre la Vía Láctea. No tengas miedo del escalofrío, El ángel de la sonrisa plateada ha clavado las uñas en tu pecho, Se ha bebido la noche, La sangre de los guerreros, Que avasallaron tus recuerdos, Los angostos humedales de tus sueños y tus venas.

RafaelRafaelRafaelRafael CERREJÓN JIMÉNEZCERREJÓN JIMÉNEZCERREJÓN JIMÉNEZCERREJÓN JIMÉNEZ

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Llueve. Llueve sobre mojado, sobre mi corazón y las aceras. Llueve, y es un rosario quedo de grises y tristeza el alma cansinada de la tarde.

Tras los cristales se desangra en hilos la lenta letanía del agua monocorde, hiriendo con sus blandos cuchillos las aristas que dibujan de sirgas el asfalto.

Ovillando en mí mismo, aterido de tedios, cierro el libro amical, rendido en el regazo de la melancolía.

Y apagando los ojos te pienso conciliada nuevamente en mi pecho, con tu calor de pájaro esponjado en su nido, con tu color de trigo en la troje de agosto, con tu sabor de terciopelo y menta que tanto me embriaga de paz y calentura.

Te sueño así, conmigo, y el sol repica entonces su dicha en el alféizar de la ventana, húmedo por el beso temblante de la lluvia; húmedo como mi corazón y las aceras.

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LLUVIA EN LA TARDE

José José José José DE MIGUELDE MIGUELDE MIGUELDE MIGUEL

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Pálidos y frágiles grises mezclan la tenue pátina al despuntar el día, briznas de aire abren heridas manifiestas desde el altozano celeste sobre la altiva medina, la flor de azahar embriaga de silencios el caserío blanco de la inabarcable Axerquía: Colación de San Andrés, Palacio de Orive, rosetón de San Lorenzo, espadañas, alminares y el tiempo suspendido.

Desde una magnífica atalaya de nombre judío el nuevo día alumbra entreverado de sutiles y confusas impresiones, veteando dudas e incertidumbres orillando el vértigo de ser tanto el peso de la historia. Una niebla espesa vela mis ojos ¿cautivos somos, prisioneros en tanta belleza?, ¿o viento fresco, aire nuevo en la Córdoba de siempre, las ventanas abiertas?

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ATALAYA

De la Córdoba eterna

José Luis José Luis José Luis José Luis GARCÍA CLAVEROGARCÍA CLAVEROGARCÍA CLAVEROGARCÍA CLAVERO

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Vendrá la noche y besaremos el respiro que se nos da el murmullo de los visitantes crece fuera nos creemos que la búsqueda terminó que estar así quietos en un modelo cumplir es bastante para apagar el torbellino que llevamos dentro cielo gris turbio las horas por vivir se encienden como una hoguera junto al corazón y queremos salir corriendo vendrá la noche cuando los días parezcan eternos Las carreras ya quedaron atrás Si la noche nos anuda la voz Soltaremos la palabra

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CIUDAD

Antonio Luis Antonio Luis Antonio Luis Antonio Luis GINÉSGINÉSGINÉSGINÉS

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Como una sombra de J. Bautiste Grenoville busqué el perfume de la vendedora de ciruelas calle a calle entre la multitud atisbando por tenue o distante que estuviera cualquier indicio de tu fragancia cada vez que creía tenerlo como un radar permanecía inmóvil alerta al mensajero de tu esencia. Me hice la más grande perfumista sellando en los tejidos de mi memoria el olor de todos tu acordes y por último desafiando el benzoato de denatonio te tomé entero. El perfume es el recuerdo del Alma.

PaquiPaquiPaquiPaqui JIMÉNEZ YEPESJIMÉNEZ YEPESJIMÉNEZ YEPESJIMÉNEZ YEPES

COMO UNA SOMBRA

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Son las cinco y media de la tarde. Es marzo con la primavera recién estrenada. En este pasar el tiempo de una tranquila tarde cordobesa, el sol reverbera fulgurante en el bellísimo rosetón del templo de San Miguel y pone de oro llenando de luz las nobles piedras que relucen y dan un brillo espectacular a la fachada de este bello templo fernandino. El rosetón es como un enorme reloj pétreo de filigrana sin mimbres ni agujas y que sin embargo lleva siglos marcando las horas, días, meses y años de esta singular plazuela enclavada en el corazón de la Córdoba moderna. En la puerta, un mendigo espera pacientemente la caridad cristiana de los fieles devotos mientras unas palomas revolotean y pican buscando su alimento entre las mesas de un moderno bar aledaño. La fernandina iglesia de San Miguel es como un islote del pasado entre las aguas burguesas y comerciales que rodean el templo que contempló en sus días el entierro de tres de los califas del toreo. Lagartijo, Guerrita y Manolete.

JoaquínJoaquínJoaquínJoaquín MARÍN ALMENARAMARÍN ALMENARAMARÍN ALMENARAMARÍN ALMENARA

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UNA IGLESIA FERNANDINA, SAN MIGUEL

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Aquí estuvimos una vez. Tu mano sostenía la luna del estío y, allá a lo lejos, casi plata, el río su zéjel de agua susurraba en vano. Porque no lo escuchábamos. Caía sobre los arrayanes la cieluna y vi escaparse de tus ojos una gota celeste de melancolía. Ahora que ya no estás, solo, regreso. Y en al-Zahra se azara la azucena cuando dejo tu nombre a su cuidado. Preso un día de ti, aún sigo preso, aquí, donde, punzado por la pena, se desmayó el copero enamorado.

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CarlosCarlosCarlosCarlos MURCIANOMURCIANOMURCIANOMURCIANO

DICE EL POETA SU ELEGÍA ENDECASÍLABA POR UNA MUCHACHA QUE SE FUE

“desde al-Zahra te recuerdo con pasión”

Ibn Zaydun

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No puedes sentir lo que yo siento, dices que somos tan distintos... que no puedes sentir lo que yo siento. Yo siento amor, amor, desordenado, loco, cansado ya y sin aliento. Lo tuyo no es amor, lo tuyo se queda en un vago sentimiento. ¿Y no tienes claro lo que siento? Yo siento que somos tan distintos que... mi pobre amor, amor, ya está muriendo.

I

IsabelIsabelIsabelIsabel NARANJO DÍAZNARANJO DÍAZNARANJO DÍAZNARANJO DÍAZ

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Llegas cansado de ver coches, árboles, personas que caminan y dan vueltas buscando un horizonte de trabajo o ilusiones lejanas, siempre nuevas. El sol sonríe con ardor intenso y unas nubes lo tapan y reservan. Y de pronto una lluvia silenciosa, leve, callada, va dejando perlas en sus gotas mullidas, que susurran y las calles humedecidas dejan. De nuevo, los colores Hopperianos y las sombras de oscuridad intensa, van dejando en el suelo y en los charcos inundando la vida de tristeza. Pero yo estoy sentado en una estancia viendo por la ventana entreabierta surgir la vida entre el sol y el agua y mis sueños de arte y experiencia. Y recopilo en mi retina imágenes que llenan mi alma de luz y de belleza.

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JoséJoséJoséJosé ORTEGA TORRESORTEGA TORRESORTEGA TORRESORTEGA TORRES

DESDE LA HABITACIÓN DE UN HOTEL

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Mi cuerpo es fuerte, envuelve a la ciudad amurallada y mis brazos reposan en las huertas, agobian las delicadas matas que, con obstinado amor, educan los pacientes hortelanos. Mi barba, trueno de lunas y rastrojos, atraviesa ecuánime la ciudad agnóstica y marca el surco que el caudaloso río acoge por cauce. Soy hacedor de caminos. Mis dedos definen con categórica precisión los adarves y callejas que dividen las casas y a sus serenos habitantes. Mis dedos alivian el secular ardor de la tierra urbana y en este generoso ejercicio dono alcubas, dono atajeas, cloacas y aljibes, ofrendo el agua que, con el sol, marcará el tiempo y el signo de sus hijos.

CIUDAD

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En esta fe distraigo mi vida. Río con sus gentes en las tabernas, y bebo el vino que acompaña al sepelio. Abono los mercados con mis ojos y me aplico en los banquetes con medida diligencia. Tú, sin embargo, llegaste un día a la ciudad. Desde entonces y aún sintiéndome ella, sólo conozco un camino, el que recorre tu espalda, el sendero que acucia mis labios sobre tu vientre.

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EnriqueEnriqueEnriqueEnrique PEGUEZUELO ACEDOPEGUEZUELO ACEDOPEGUEZUELO ACEDOPEGUEZUELO ACEDO

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Me voy de ti pueblo mío, amarradas al petate mis manos parecen llorar tus paisajes sobre un crepúsculo onírico busco la isla que me negaste lejos de aquí.

Las casas se aprietan para darse más calor como si un aire las obligase a acurrucarse o este desconocido que camina entre ellas las obligara a refugiarse de miedo.

El camino, polvo y sangre negra, las atraviesa lanza que no abre herida serpiente reseca y sibilante sin reflejo en los vidrios vecinos.

Pies doloridos en zapatos desgreñados culebrean buscando las sombras camino de la estación verano sin fin de puertas cerradas que a mi paso guiñan.

Cobran vida, desde las entrañas pretensión de ciudad, señal de pueblo la curiosidad se abre paso en la penumbra mientras contemplan mi sudor.

Caída leve de arena sobre arena tiempo que marca la piel que marca el sol en tiempo de la luz para tu marcha, quédate.

Mi voz airea, desde el vagón al último alba ausente como tu ausencia en el andén tiempo de pueblo para tu marcha, quédate.

ValentínValentínValentínValentín PRIEGO RUIZPRIEGO RUIZPRIEGO RUIZPRIEGO RUIZ

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Aromatizados pétalos De infinitas rosas, Albahaca, romero en flor, Jazmines blancos te coronan Cada primavera, Córdoba, Lozana, fresca Te vistes de novia, De blanco rocío, de albor. Cuna de memorias dormidas, Corredera, plaza mayor, Alcázar cristiano, Caballerizas que anidan Dormidos caballos reales, Mezquita cristiana, Judería morena, tomillo, Ánfora de encuentros, Temple, guitarra, sol. Reina sultana, Rincones de magia Ungidos de azahar Te adornan De oro y plata, Córdoba.

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HECHIZO CORDOBÉS

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Perfumas de azahar Tu puente romano, Semana Santa, incienso, Olor a tierra mojada, Feria, paseo de caballos, Arca de esencias, hechizo, Patio de Naranjos, “Madrugá”. Blancas paredes encaladas, Extienden su manto De encajes bordados En rosas, Gitanillas esconden suspiros secretos De enamorados En rojos claveles, Cruces, fiesta, encanto, Piedra imantada, seductora, Atractiva, Córdoba en Mayo.

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Carmen QUEROCarmen QUEROCarmen QUEROCarmen QUERO LÓPEZLÓPEZLÓPEZLÓPEZ----CAMACHOCAMACHOCAMACHOCAMACHO

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El hombre de Neandertal Ya sembró en ti cultura. De ello hablan tus montañas Tu Río y tu llanura. Por eso Córdoba amada Brillas con luz ancestral. Pese a no ser en Europa Del saber su capital. Dentro de la ley se roba Aún más que fuera de ella. Por tal razón te han privado Ser desde Europa la estrella. Que al mundo su luz brindara. Allende razas y tierras. No es hora de zollipar Ni maldecir el destino. Fundamentos e intereses Siempre serán enemigos. ¡Qué pena! Que en tal contienda A Córdoba monumental. El alma le hayan herido Pese a tenerla inmortal. Más tú Córdoba mía No ahogues tu aspiración. Que el devenir de los años Ha de darte la razón. ¡Y así todos han de ver Cómo al fin tu excelso nombre. Brinda un nuevo amanecer A la cultura del hombre!

HURTO FURTIVO

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JoaquínJoaquínJoaquínJoaquín REVUELTO RUEDAREVUELTO RUEDAREVUELTO RUEDAREVUELTO RUEDA

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Hoy celebras una victoria de ilusiones que te asaltan, y en la chistera, de ese mago que te ofrece los ficticios deseos, hay un conejo blanco, sin orejas, que ha perdido sus patas, y un lápiz de colores que ahora tan sólo pinta en negro. Metes tu ávida mano, perdida en los oscuros presentimientos, y asoma, sujeta entre sus dedos, la deshojada flor. Sin pétalos la rosa, ajada, insípida, inodora y marchita… Y ahogada en esos llantos de tragedia presentida quieres hacer oscuros trazos que den patas a un mágico conejo, quieres regar en lágrimas el llanto de la vida, esas flores malditas, pero no tienes tiempo… el mago se marchó con la chistera.

EnriqueEnriqueEnriqueEnrique SÁNCHEZ CAMPOSSÁNCHEZ CAMPOSSÁNCHEZ CAMPOSSÁNCHEZ CAMPOS

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PASÓ EL TIEMPO DE CHISTERAS ¡2016, el que come tu pan, al que confías la llave de tu puerta!

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YO CÓRDOBA

No, no han de llorar ni lamentarse mis calles, ni mis plazas; ni tampoco los hijos que me nacieron sabios, poetas o guerreros entre mis piedras milenarias. Que ninguno de ellos derrame ni una sola lágrima pensando que me han quitado lo que, desde hace ya siglos, por derecho me pertenece dado a mi bien conseguida fama de ser quien ha parido: a eruditas plumas, a pintores de gran renombre, a seres de muy buena raza. Nadie puede llevarse lo que me han dado los míos, un nombre: -Capital Cultural- lo digo con orgullo. Yo ciudad, ahora, cercana. Yo la ciudad que nunca está sola. Yo Córdoba la que, con voz poética, aquí os habla.

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RafaelaRafaelaRafaelaRafaela SÁNCHEZ CANOSÁNCHEZ CANOSÁNCHEZ CANOSÁNCHEZ CANO

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Tal el viento indomable deshoja el pensil, aunque su oculta espina os hiriera, si llegara el venturoso instante, aunque su voz os impida dormir, entregaros sin pensar en el día.

El amor desola y corona. Dilata el corazón o lo parte de raíz. Hasta mudar el rojo pasión en blanca apatía.

Su inusitada fuerza transforma el alma y aboca al corazón a la locura. Su edad está en los ojos del deseo. Y en la noche esplendente que antecede al alba cantan su melodía el placer y la ternura. Fundidos como una gota de agua.

Buscad el goce despojado. Amaros en una eterna primavera juntos (pero no demasiado) como las cuerdas de una guitarra, cada una es ella junto a ellas y con la misma música hablan.

Cuando lo por venir se vista de azabache y pena. Cuando se anuncien los días de ceniza, será el momento más aciago y el más doliente. Apartaros y huid si eso aconteciera. Entonces, el amor habrá muerto sin usarlo apenas. Y solo será un invierno permanente. O un infierno de sangre teñido de muerte.

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PacoPacoPacoPaco VARGASVARGASVARGASVARGAS

CUANDO EL AMOR OS LLAME

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No sé cómo decirlo -quizás me equivoque- pero amo a Córdoba. El perfil de la sierra entre las calles como si los árboles verdes nacieran de sus paredes blancas, las espadañas de otro tiempo, más oración que espada, los rincones perdidos que nadie visitará pues no se ve lo inasible, el regreso tras el viaje cuando los edificios oscuros se palpan con la luz tenue de los ojos. Los surcos de las horas como grietas en la piel y el pecho que corren como el agua del río alejado y desconocido agavillando la ciudad. Digo que la amo, pero más que amor sea sumisión, al oro de las piedras bajo la tierra, a la ciudad derramada sobre un lecho de luces en la noche, desde lo alto del cerro de los Visos, a la soledad que cruje como el viento cuando el sol se derrite en la lejanía y a los pensamientos de olor y vida que al paseante en silencio impregna por las esquinas.

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AntonioAntonioAntonioAntonio VARO BAENAVARO BAENAVARO BAENAVARO BAENA

¿AMO A CÓRDOBA?

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Yerran quienes dicen que ésta es una ciudad senequista. Y que, por senequista, impone la discreción, esto es la contención, a todo cuanto nace de su idiosincrasia: per-sonas y cosas, es decir, casas, palacios y templos, jardi-nes, calles y avenidas, plazas y más plazas. La sobriedad no basta. La sobriedad, ni el poder tampoco. Un sillar romano, un capitel, un aforo entero. Yo no la veo así. Escueta por esencial, sí. Pero no: Córdoba es abstracta. Abstracta quiere decir que el vacío es superior a lo corpóreo, como la ausencia prefe-rible a la muerte. Lo que ocurre es que el vacío llega a ser tan poderoso y absorbente que crea sensación de plenitud, y lo quieto, así, cobra movimiento. Genera tal vacío, por intenso, rumor, espacio, reverberación. Y es cuando, de este modo, todo se superpone, como en un vértigo. Córdoba, geométrica por excelencia a semejan-za de una ecuación inmóvil, es barroca en grado super-lativo por esto mismo: por tan metafísica. Porque hasta la desesperación lo es: metafísica. Metafísica por densi-dad conceptual, que era lo que el Barroco pretendía: provocar, con el exceso, el defecto; esto es, subrayar, mediante la explosión de formas contrapuestas, el vacío, provocando así la suspensión del ánimo, el paroxismo previo al éxtasis. Huyendo del horror vacui, el Barroco

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YERRAN QUIENES DICEN

Exceptio probat regulam... Exceptio probat regulam... Exceptio probat regulam... Exceptio probat regulam...

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lo favorece; recurriendo a la ostentación, el desamparo sobreviene. Sólo que en Córdoba el proceso es a la in-versa: con el vacío, que algunos confunden con sobrie-dad, con parvedad, se accede al sueño de lo diverso, a la gran pesadilla que la vida es en tiempos de adversidad. Ello no empece la inmensa conmoción del Barroco en el interior de sus iglesias y palacios. ¿Y qué otros fueron los tiempos en Córdoba? Vemos que todo aquí se lo llevó la fama, con su cortejo de Vánitas. De palacios inconmovibles, no sabemos ni dónde se hallaban. De las alquerías y cientos de almu-nias que la circundaban, con sus aljarafes que fueron una gloria de paz para los sentidos, sólo una llanura polvorienta. De sus bibliotecas, cenizas. Un halo de fatalidad sopla sobre Córdoba desde siempre, como esos angelotes angustiosos que abultan los carrillos sin dejar de sonreír estúpidamente. ¿En qué ciudad, entre un nivel y otro de sus civilizaciones, entre un estrato y otro arqueológicos, existe una capa de más de cuatro metros de escombros, como en Córdoba acaece entre Roma y al-Ándalus? Córdoba es Abd el-Rahman III el Grande, al-Naser, al-Muminín, que en medio de su magnificencia gustaba de vestirse de mendigo y postrarse en la arena, como el santo Job hozando en la inmundicia.

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Y Córdoba es el desventurado Hisham II, que huyendo de los océanos de sangre, se disfraza de azacán en Al-mería, y de esterero en Calatrava, sin dejar de ser califa, ni que por sus venas cese la sangre del Profeta. No es posible tanta devastación en una sola ciudad desde el comienzo del mundo. A Córdoba le tocó, y ése fue su destino. Ciudad ensimismada. Indiferente al desengaño. Pero no serena. Sufriente, a poco que se hurgue en ella.

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Antonio Antonio Antonio Antonio ENRIQUEENRIQUEENRIQUEENRIQUE

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CórdobaCórdobaCórdobaCórdoba ETERNA CAPITAL CULTURALETERNA CAPITAL CULTURALETERNA CAPITAL CULTURALETERNA CAPITAL CULTURAL

En homenaje a... En homenaje a... En homenaje a... En homenaje a...

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Por los siglos

de los siglos

En 1988 vio la luz el manifiesto cordobés por la Capitalidad Histórica de Anda-lucía redactado por Don Acisclo Rafael de Castro y Benjumea donde expone que en el año 152 a. C. Corduba es designada por los romanos como capital de la His-pania Ulterior; la Península Ibérica (Hispania) fue dividida por ellos en un primer momento en dos regiones (Ulterior y Citerior).

En el año 27 a. C. Hispania es dividida nuevamente por los romanos en varias provincias, siendo Corduba designada capital de la Bética (provincia que ocupaba el territorio de la actual Andalucía aproximadamente). Esta situa-ción se mantuvo hasta el siglo IV. En esta época Corduba es capital administra-tiva de la Bética, sede del procónsul y de la Asamblea Provincial, también sería la primera ciudad en Hispania a la que se le otorga la condición de Colonia Pa-tricia Romana, por lo cual todos sus habitantes por el hecho de nacer en ella gozaban de la ciudadanía romana. Es destacable que en esta época Corduba

tenía tantos edificios públicos como la misma Roma (foros provincial y colonial, circo, teatro, anfi-teatro, estadio, termas, acueductos, etc.).

En el año 716 d. C., los musulmanes designan Córdoba como capital de Al-Ándalus (que era como ellos llamaban y llaman a Hispania), estando bajo el poder de los musulmanes práctica-mente toda la Península Ibérica. Los musulmanes habían conquistado Hispania cinco años antes, y ésta se convierte en un Emirato dependiente del Califato de Damasco.

En el año 756 d. C. Abderramán I “el Inmigrado” convierte Al-Ándalus en Emirato inde-pendiente, la ciudad de Córdoba continúa siendo su capital y al no depender ya de Damasco, la ciudad se convierte en Corte Real. Comienza el Emirato de Córdoba, estando bajo su poder casi toda la Península Ibérica.

En el año 929 d. C. Abderramán III es proclamado Califa en la mezquita aljama de Córdoba (actual Mezquita-Catedral), inaugurando el Califato de Córdoba, también conocido como Califato de Occidente, que gobierna con mano firme sobre prácticamente toda la Península Ibérica, las islas Baleares y diversas plazas fuertes del norte de África (Ceuta, Melilla, Tánger…). En esta época Córdoba se convierte en la ciudad más poblada y culta del planeta, se calcula que sobrepasaba el medio millón de habitantes, (la segunda ciudad de Hispania por habitantes tenía 20.000), siendo la única ciudad española que ha sido la más populosa del mundo en algún momento de la historia. En su época de mayor apogeo (siglo X) la Qurtuba musulmana contó con cerca de 2000 mezquitas (además de iglesias y sinagogas, ya que convivieron musulmanes, cristianos y judíos) y edificios públicos de todo tipo. En la Madraza (Universidad Islámica) de la Mezquita aljama se im-partían y estudiaban todo tipo de ciencias y todas las ramas del saber, la biblioteca del califa Al-Hakem II se acercaba al medio millón de volúmenes, siendo la mayor de occidente en su momento y el palacio califal de Medina-Azahara, en la sierra cordobesa, está considerado como el más sun-tuoso que ha existido en toda la historia de España. Tras la caída del califato en el 1031, Córdoba se convierte en capital de su propio reino o taifa y si bien su poder político mengua, sigue siendo la ciudad más importante de occidente en lo que a cultura y saber se refiere. De la Córdoba musulmana cabe destacar que, como se citó, la ciudad fue Corte Real que dio 16 soberanos entre emires y califas (desde el año 756 hasta el 1031), gobernando éstos en prácticamente toda Hispania (Al-Ándalus), los cuales son considerados “reyes españoles” también.

A partir del año 1236 d. C. y tras ser reconquistada por las tropas cristianas al mando de Fer-nando III, Córdoba sigue siendo capital del llamado ahora Reino de Córdoba, formando parte de la Corona de Castilla y posteriormente del Reino de España, situación que se mantuvo hasta la caí-da del antiguo régimen y de los señoríos, cuando pasó a llamarse Provincia de Córdoba (año 1833).

Cabe destacar que los Reyes Católicos sobre el año 1480, y en el transcurso de la reconquista de Granada a los musulmanes, establecieron su cuartel general y la Corte en la ciudad de Córdoba, situación que duró hasta la caída de Granada en 1492. También en Córdoba fue donde los Reyes Católicos se entrevistaron por primera vez con Cristóbal Colón.

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Edición Numerada

Este ejemplar se corresponde

con el

xxxxxxxxxxxxxxx

perteneciente a la publicación n.º 3 de la revista de poesía

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