REVISTA DE HISTORIA CULTURAL E INTELECTUAL · José Emilio Burucúa E adem utraque Europa pretende...

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AÑO I • N° 1 diciembre de 2005 REVISTA DE HISTORIA CULTURAL E INTELECTUAL 1 ESCUELA DE HUMANIDADES SAN MARTÍN

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AÑO I • N° 1diciembre de 2005

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1EscuEla dE HuMaNIdadEs

SAN MARTÍN

© 2005-Miño y Dávila srl

En Madrid:Miño y Dávila editoresArroyo Fontarrón 113, 2º A (28030)tel-fax: (34) 91 751-1466Madrid · España

En Buenos Aires:Miño y Dávila srlPje. José M. Giuffra 339 (C1064ADC)tel-fax: (54 11) 4361-6743 Buenos Aires · Argentina

Contacto en la red: [email protected]

Rector: Daniel Malcolm

Martín de Irigoyen 3100, C.P.: 1650 San Martín, Provincia de Buenos Aires, República Argentina.

EscuEla dE HuMaNIdadEsDirector: Carlos Rafael Ruta

cENtro dE EstudIos EN HIstorIa cultural E INtElEctual “EdItH stEIN”Director: José Emilio BurucúaInvestigadores: Silvina Vidal Nicolás Kwiatkowski

Contacto en la red:[email protected]

SAN MARTÍN

CONTENIDO

Editorial, por José Emilio Burucúa

El vicio de la acedia y el giro estético de Dante, por Pablo Williams

La invención de una “historia del amar” en el Libro de natura de amore

de Mario Equicola, por Martín Ciordia

La tradición vernácula de los tratados de arte storica en Italia (1550-1585),

por Silvina Vidal

La historia, el mundo y la providencia. La portada de The History of the World de sir

Walter Ralegh, por Nicolás Kwiatkowski

La cuestión de la práctica en el pensamiento de Gerrard Winstanley,

por Julián Verardi

Con la pluma y el pincel. Imágenes y palabras para un “noble” oficio en tierras andinas, por Gabriela Siracusano

Memoria y silencio: el lenguaje lindero de tinieblas. Paul Celan y San Agustín, por

Carlos Ruta

Sócrates, el presocrático. Walter Benjamin, la mitología y su lectu-

ra del Simposio en 1916, por Ricardo Ibarlucía

Héctor Ciocchini, la muerte de un erudito y de un poeta, por José Emilio Burucúa

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DIRECTOR DE LA REVISTA:

SECRETARIOS DE REDACCIóN:

COMITé CIENTíFICO LOCAL:

Fabián Alejandro Campagne (Universidad de Buenos Aires, CONICET)Martín José Ciordia (Universidad de Buenos Aires, CONICET)Diego Hurtado de Mendoza (Universidad Nacional de San Martín, CONICET)Marta Luisa Madero (Universidad Nacional de General Sarmiento, Universidad Torcuato Di Tella)Carlos Rafael Ruta (Universidad Nacional de San Martín)

COMITé CIENTíFICO ExTRANJERO:

Bruno Anatra (Università degli Studî di Cagliari)Diana Bianchi (Universidad de la República, Montevideo) Fernando Bouza Álvarez (Universidad Complutense, Madrid)Roger Chartier (EHESS, París)Antonio Feros (University of Pennsylvania, Philadelphia)Giancarlo Nonnoi (Università degli Studî di Cagliari)

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Depósito Legal: Se-6365-2005

Impreso en

Buenos Aires, Argentina

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La maquetación, armado y diseño de

.cubierta e interior estuvieron a cargo de

Gerardo Miño.

Para la composición tipográfica se han

utilizado tipos Garamond cuerpo 11.

Para el interior se utilizó papel offset

editorial ahuesado de 80 grs.

La impresión de tapa e interior se realizó en

los talleres gráficos de Gráfica LAF srl

([email protected]).

Para la presente edición numerada de

500 ejemplares se utilizó la técnica de

encuadernación persa, introducida en

Europa en el siglo XV. Se llevó a cabo

en los .talleres gráficos Aler srl

([email protected]).

Silvina Vidal (CONICET, becaria) Nicolás Kwiatkowski (CONICET, becario)

José Emilio Burucúa

Año 1 Nº 1, 2005, ISSN 1667-1667

Este retrato de mujer es propiedad de la familia Rodríguez Furt; se en-cuentra en la estancia Los

Talas, en el partido de Luján, pro-vincia de Buenos Aires. El cuadro ha sido estudiado y restaurado ha-ce sólo unos meses en el Centro de Producción e Investigación en Con-servación y Restauración Artística y Bibliográfica Patrimonial, depen-diente de la Escuela de Humani-dades, Universidad Nacional de San Martín. El profesor Néstor Ba-rrio lo ha atribuido al pintor fran-cés Félix Revol, activo en Santa Fe, Córdoba y Tucumán entre 1845 y 1867. La comparación con el re-trato de Tránsito Zavalla de Aldao, obra documentada de Revol en la colección del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, no dejaría lugar a dudas acerca de la pertinencia de la atribución seña-

IMAGEN DE TAPA

lada. El tipo de ambos retratos pro-cede de la tradición europea, que se remonta al Renacimiento y que ha recibido un nuevo tono soñador a partir de las apropiaciones que el Romanticismo hizo del modelo. La obra que nos concierne agrega, al diálogo plástico de la mujer con la flor, la veduta de una serranía, de-talle que sitúa la ejecución de la pie-za en Córdoba o en el Tucumán.

El 7 de enero de 1948, el poeta Ricardo Molinari, de visita en

la estancia de Jorge Furt en la Villa del Lago (Córdoba), vio la tela y le dedicó el siguiente poema: A una rosa que, en un cuadro antiguo, tiene una dama en la mano.

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¿Qué es de la mano que hospedó a la rosa entre cristales?

¿Será en su hermosa manouna sombra perdida,o flor ya del olvido,rosada, quieta y fría?Llama quizás abiertay en el aire cautiva,o en su deseo inmenso,luz y ardor todavía.Entre los ramos firmes,qué soledad tan fina,y lumbre e instrumento,en mano parecida.¿Quién te mantiene, flor,ya en la nada y sin prisa?¿Quién –di–, tan excelente,sin mirarte te aspira?¡Oh, llama de pincel,de son, de arco –de fibra–,de pulso y de frescura,y brillante delicia!

Y subes de su mano,sutil, ay, sin espinas,ignorante y sin miedo,desnuda y encendida.Y quién te habrá mirado,y cuya luz disipael vacío severo,en su razón y dicha.¡Recuerde el tiempo, el alma,estos ojos y vida,y esta flor enseñada,en que el aire vacila!Y para siempre vuelve,mano, brillo –tez–, briznas,entre mis prisionerossuspiros, y estos días.¡Volved, horas y fuentes,noches y harpas crecidas!Sí, vientos, nubes, rostros.y cielos hacia arriba.

Bocángel

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EDITORIAL

Por José Emilio Burucúa

Eadem utraque Europa pretende ser la revista del Centro de Estudios en Historia Cultural e In-

telectual “Edith Stein”, creado en julio de 2004, en el marco de la Escuela de Humanidades de la Universidad Nacional de San Martín. El título alude a las rea-lizaciones de la civilización euro-pea, vista como una realidad cul-tural escindida y bifronte. Pues ya en las vísperas de su expansión atlántica, los pueblos del cristia-nismo occidental encontraron en el interior de su propia historia, en la vida lejana de sus antepasa-dos, los modelos de una existen-cia diferente, dinámica, compro-metida hasta el tuétano en la formación de una polis o civitas humana y terrenal, que las clases

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nuevas, nacidas al calor de las ciu-dades pujantes que florecieron desde el Mediterráneo hasta el Báltico, desde el Vístula hasta el Atlántico a partir del siglo xII, pugnaban por conocer y realizar en el presente. La confrontación de los horizontes antiguo-pagano y cristiano-medieval y la indaga-ción de acuerdos o articulaciones posibles entre ambos llegaban a su apogeo en Italia y se expandían por el resto de Europa, cuando los viajes de los castellanos y por-tugueses a las tierras de ultramar en África, Asia y América, inau-guraron la posibilidad de una siembra y de una multiplicación de colonias, e incluso de socieda-des construidas a la manera eu-ropea, en una ecumene ensancha-da más allá de lo sabido e imaginado hasta entonces. Esos trasplantes no sólo transfirieron consigo los conflictos y escisiones culturales a los que nos hemos referido, si-no que incorporaron nuevas ten-siones a partir de los vínculos de dominación que los europeos es-tablecieron con los distintos in-dígenas de cada parte del mundo: sometieron a servidumbre y ex-plotación económica a las pobla-ciones americanas, impusieron la

esclavitud y el desarraigo a los africanos, pactaron y aprendieron de los asiáticos hasta que, poco a poco, se involucraron en sus con-tiendas políticas y controlaron sus sistemas económicos.

Alrededor del año 1700, nue-.vas Europas se afianzaron en

las grandes extensiones de Amé-rica y en algunos enclaves del le-jano Oriente, como Goa en la India, Macao en la China, Java o las islas Filipinas. Eran Europas diferentes a la original, otras Eu-ropas, y lo interesante del caso fue que, a partir de los procesos de la independencia americana en torno a 1800, las miradas re-cíprocas entre la vieja Europa y las nuevas se distanciaron o se di-ferenciaron, pero nunca dejaron de dirigirse las unas a las otras, de colorearse mutuamente, de reco-nocerse emparentadas, de susten-tar visiones y acciones entendidas como variantes de una matriz co-mún, tejida precisamente en tiem-pos del Renacimiento con los hi-los del paganismo antiguo y del cristianismo medieval. Nuestra revista quiere dar cabida a traba-jos que se inspiren en la idea de

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que las otras Europas, las creadas en ultramar, las nuestras, captan a la Europa original también en los términos de otra Europa, la más antigua, la más cargada de experiencias y productora de obras inigualables en la política, en las artes y en las ciencias, pero no forzosamente la más compleja ni la más problemática, ni la más prometedora para la humanidad planetaria del futuro. El título de la revista alude, pues, a ese entre-cruzarse de parentescos y alteri-dades, y no hay duda de que al-guna noción de la “herencia europea” planea sobre sus propó-sitos. Pero adviértase que, en todo caso, el tal legado involucra a to-da la cultura, a sus luces y a sus sombras, a sus cúspides y a sus abismos. Por ello Eadem utraque Europa procura abarcar, no sólo desde Homero hasta Paul Auster, sino desde la Atenas de las gue-rras médicas hasta las megalópolis latinoamericanas de fines del siglo xx, desde los esplendores estéticos de la Florencia del Quattrocento hasta el horror de Auschwitz. Lo fundamental será que sus artículos descorran algún velo que nos permita comprender mejor los reconocimientos, los

fenómenos especulares, las ten-siones culturales y los desgarra-mientos comprendidos en el tí-tulo. Resta decir unas palabras acerca del Centro y el nombre que lleva.

Hasta la década de 1970, la reflexión histórica sobre los

fenómenos culturales solía deno-minarse Historia de la Cultura, y básicamente se ocupaba de los objetos y de sus autores-produc-tores. Cuando la “estética de la recepción” puso en el centro de la escena al destinatario de la obra y al proceso de su acogimiento, y cuando Michel Foucault, pri-mero en el marco del estructura-lismo y luego en la fase crítica radical y post-estructuralista de su pensamiento, fragmentó, es-parció, a la par que multiplicó la figura del autor, la tradicional Historia de la Cultura resultó cues-tionada como disciplina que pu-diera atribuirse una identidad y una autonomía legítimas de ob-jeto y métodos. De todas mane-ras, en el ancho campo de la his-toriografía, los “culturalistas” no eran pocos ni ingenuos, ni preci-samente conservadores; sus pro-

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pios intereses y pasiones científi-cas los llevaron a comprender, a aceptar las objeciones de la her-menéutica y del ariete foucaultia-no, a realizar cambios esenciales en la forma y el contenido de sus conocimientos, a ir bastante más allá de la misma crítica y a plan-tear una suerte de revolución his-toriográfica, como han sido los casos de Christopher Hill, Carlo Ginzburg, Roger Chartier, Fer-nando Bouza o Beatriz Sarlo, José Pedro Barrán y José Murilo de Carvalho. La cuestión de las prác-ticas culturales –i.e. procedimien-tos complejos de fabricación, circulación y apropiación de los objetos, de participación y meta-morfosis de los sujetos involucra-dos, de conformación, imposición y resistencia de redes sociales de sentido– se convirtió en el objeto principal de una rama de la his-toria científica que prefirió lla-marse, a partir de entonces, His-toria Cultural. Por su parte, la History of ideas, sistematizada gra-cias a la academia británica y a la obra de Lovejoy en el período de entreguerras, atravesó a partir de 1965-70 por una evolución paralela a la que reseñamos en el parágrafo anterior. Quentin Skinner dio precisiones acerca de

la dilatación del horizonte de las ideas historiables, y Robert Darnton describió ese pasaje que hubo de desembocar también en un nombre nuevo –Historia In-telectual– para una disciplina am-pliada entonces desde el registro analítico y la genética de las ideas o de los grandes sistemas ideoló-gicos hacia los procesos de difu-sión, transformación, manipula-ción, conversión, adaptación de ideas a prácticas sociales del or-den de la vida intelectual, mate-rial y afectiva.

El Centro tiene así por objeti- .vos la investigación, el estudio

y la publicación de trabajos sobre la Historia Cultural e Intelectual, especialmente del mundo moder-no. ¿Por qué esta delimitación que establecemos ab initio pero sin exigir que resulte excluyente? (De ninguna manera se descarta la posible inclusión de investiga-ciones sobre las culturas y los fe-nómenos intelectuales de la An-tigüedad europea o americana cuando nos encontremos frente a propuestas de excelencia).

Primo, existe ya un centro ro-busto y promisorio en nuestra Universidad, dedicado a los estu-

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dios medievales. Secundo, el ró-tulo “mundo moderno” abarca tanto el campo de los problemas europeos como el de los ameri-canos y, cosa que resulta más es-timulante aun, la cuestión de sus relaciones, derivaciones y retroa-limentaciones. Tertio, nuestra Universidad ha construido una relación especial con el Archivo y la Biblioteca “Jorge Furt”, si-tuados en la Estancia “Los Talas”. La riqueza de la Biblioteca Furt tanto en los temas europeos cuan-to en los americanos (por un la-do, ese repositorio contiene pri-meras ediciones de obras literarias, históricas y científicas producidas en Europa entre 1450 y 1800; por otra lado, posee grandes co-lecciones argentinas de literatura, de humanidades y de revistas de los siglos xIx y xx amén del ex-traordinario Archivo de Juan Bau-tista Alberdi), permite ya un de-sarrollo inédito de la historiografía cultural e intelectual en la Uni-versidad Nacional de San Martín. En la colección Furt se halla un corpus único de bibliografía antigua y de documentación que establece un punto de partida y una base sin igual para garantizar el éxito cien-tífico de un Centro como el “Edith Stein” en la Argentina.

Ahora bien, ¿por qué Edith .Stein? A decir verdad, varios

nombres parecían posibles a la hora de pensar esta advocación laica: Rosa Luxemburgo, Hannah Arendt, Simone Weil, María Zam-brano, Edith Stein. Que la deno-minación de un centro contem-poráneo y novedoso de estudios en humanidades había de recaer en una mujer era casi una impo-sición, una evidencia provocada por el hecho de que los maîtres à penser de nuestro siglo atribula- do fueron más bien maîtresses, mujeres que resguardaron la humanitas de un modo radical, optimista en el fondo de la cues-tión aunque lúcido al no hacer concesiones al sentimentalismo ni rehuir el examen descarnado del mal, transido por las atroci-dades de los tiempos pero confia-do en el renacimiento de las me-jores capacidades de estas extrañas criaturas que somos. Y no nos atrevemos a dar una razón trivial para ello, fundada en la reserva biológica de la vida que toda mu-jer contiene y expresa mucho me-jor que el varón, sino que que-rríamos apuntar al proceso de emancipación socio-cultural pro-tagonizado por las mujeres en la última mitad del siglo xx y que

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las convirtió en las pensadoras más robustas de la época. Las cin-co filósofas mencionadas cumplen con creces los desiderata de una racionalidad esperanzada, esto es, atenta al sistema riguroso de las argumentaciones con pretensión de universalidad, consagrada a la construcción de una ética inédita y posible, embriagada muchas veces por la belleza o los entusias-mos de la existencia artística y de la poesía. Las cinco atravesaron la experiencia traumática del siglo donde confluyeron los fenóme-nos del exilio, la persecución y el aniquilamiento. Las cinco cono-cieron y aceptaron con valentía otra de las Horcas Caudinas de la cultura contemporánea: el giro de la conversión filosófica o reli-giosa, consentida como necesidad íntima del espíritu.

Pero Edith Stein fue quizás quien, de las cinco, llegó más al fondo de esas dos experiencias: convertida al catolicismo por el itinerario filosófico de la fenome-nología, sin abandonar la nueva religión se reconvirtió en pleni-tud a la vida del judaísmo cuan-do, al ser detenida por los nazis

en el convento de las carmelitas en Echt, en Holanda, y deporta-da a Auschwitz el 7 de agosto de 1942, dijo a su hermana, compa-ñera de su infortunio: “Vamos, hermana, vamos ya al encuentro de nuestro pueblo”. Dos días más tarde, Edith era asesinada en las cámaras de gas en el Lager de Bir-kenau. Por todo ello, para no ol-vidar la tragedia y la expectativa de un mundo verdaderamente humano con las cuales se han for-mado nuestras vidas en los co-mienzos del siglo xxI, propusi-mos que el nombre de Edith Stein distinguiera al Centro de Estudios en Historia Cultural e Intelectual de la Universidad Nacional de San Martín, para que los proyec-tos de indagación humanística que aquí puedan abrirse paso se guíen por la regla que Stein enun-ció, con modestia y coraje, el 12 de septiembre de 1932:

“[…] me parece que precisa-mente el análisis fiel del dato real conduce a una supresión de la reducción trascendental y a un retorno a la actitud confiada de la aceptación del mundo”.

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EL VICIO DE LA ACEDIA Y EL GIRO ESTéTICO

DE DANTE

Por Pablo Williams

— I —

El vicio capital de la ace-dia, que atormentó pri-mero a los anacoretas del desierto y luego a los

monjes conventuales, y afinó des-pués el análisis psicológico de los teólogos escolásticos del occiden-te medieval, fue definido por un lexicógrafo, Cesario de Heister-bach (s. xIII), como la tristeza originada en la confusión de la mente o en el excesivo tedio o en la amargura del ánimo, por la que se extingue el gozo espiritual y por la que la mente, en una especie de precipicio espiritual, se vuelve sobre sí misma�. Tomás de Aquino la

1. CesariusvonHeisterbach(Mirac.,I.IV.27)eneldiccionariodeDuCange.SobrelaAcediaver:Wenzel,

In memoriam Héctor Ciocchini

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consideró pecado mortal por opo-nerse a la caridad, al amor divino. Porque el efecto propio de la cari-dad –nos dice– es el gozo de Dios y la acedia es la tristeza del bien espiritual en cuanto es el bien di-vino. De entre las “hijas de la ace-dia”, o de la tristitia, su sinónimo, registradas ya en las primeras cla-sificaciones de los vicios capitales (Casiano, Gregorio Magno) re-cordaremos algunas que caracte-rizan a los acidiosos de la Divina Comedia: la amargura, la deses-peración, la somnolencia, la di-vagación de la mente (evagatio mentis), y dos que se relacionan con el lenguaje: el parloteo vacío (verbositas) y la pérdida de la pa-labra. En relación a lo último, Tomás de Aquino cita a Gregorio de Nisa: “la acedia es una triste- za que priva del lenguaje”, y comenta...

“se dice especialmente que la acedia priva del lenguaje, por-

S.:The Sin of Sloth “acedia” in MedievalThought and Literature, ChapellHill,1960yElders,L.:“L´acédie,unvicecapitalmalconnu”,enNova et Vetera, 1994nº3. pp.175-184.SobrelaacediaenDante,verelartículoaccidiadeA.CiottienlaEnciclopedia Dantesca,Roma,1970,vol.I,p.26.

que la voz, de todos los movi-mientos externos, expresa más el pensamiento y el afecto inte-rior” (Summa Theol. I-II, q. 35).

Hacia fines de la Edad Media se producen ciertas mutaciones de la concepción de la acedia. La irrupción del mundo laico al pri-mer plano de la vida social pone en su lugar el tema del ocio y la pereza. Por otro lado, Petrarca descubre, en la extrema subjeti-vidad del Secretum, el placer de la acedia, y la analiza sobre todo co-mo la experiencia negativa del tiempo. Ya en el siglo xV, el neo-platonismo de Marsilio Ficino habría de descubrir, a través de los célebres Problemas, XXX de Aristóteles, la energía creadora de aquella melancolía de la tradición médica cuyos síntomas negativos venían a coincidir en buena parte con los de la acedia medieval2. De la acedia, dice Edgard Wind, fue destilada la noble melancolía, así como la lujuria se transformó en la noble voluptas humanista3.

2. Verelclásicoestudiosobreeltema:Klibansky,R.,Panofsky,E.,Saxl,F.:Saturno y la Melancolía,Madrid,1991.

3. Wind,E.:Los Misterios Paganos

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En la Divina Comedia se pro-duce también una modulación de la acedia, pero en un sentido distinto, que solo superficialmen-te podríamos llamar laico. Aquí este vicio capital participa, como en cierto modo también la luju-ria, de ese extraordinario giro es-tético del pensamiento medieval acerca de Dios, del mundo y del hombre que el Poema realiza. Un giro que, en el marco de la meta-física escolástica, podría expresarse como si el florentino hubiese or-denado jerárquicamente los tras-cendentales del ser, derivando el Bonum y el Verum del Pulchrum.

Esta modulación estética en la representación de la acedia se manifiesta en tres puntos. Prime-ro, la acedia es presentada como relación negativa ante la belleza, la armonía y el esplendor del mun-do creado (pulchritudo, ordo, cla-ritas). Luego, y aquí la nueva di-mensión estética tendría ya un matiz de modernidad, la acedia es representada particularmente en relación a la subjetividad del afecto y de la imaginación. Por

del Renacimiento,Barcelona,1968,p.76.LaexplícitaasimilacióndeacediaymelancolíaestásinembargoatestiguadasoloenelsigloXVII.

último, el énfasis dantesco en la mortificación que la acedia produ-ce en el lenguaje, se articula con su conciencia de la poesía como acto lingüístico.

Pero así como Dante, según ha señalado Guglielmo Gorni, tiende a una representación dialéc-tica de todas las fases del proceso de liberación espiritual, en sí mismo y en los demás, y en su poesía no se da estado de gracia sin medirse la distancia del punto negativo de par-tida, la comprensión cabal de la acedia dantesca implica, a su vez, la iluminación de su opuesto: el gozo4. El gozo entra también en ese gran giro estético de la Co-media como respuesta positiva ante la belleza del mundo, como experiencia interior y como ma-nantial de la más alta lengua poética.

— II —

En el canto VII del Infierno, Dante y Virgilio bajan en las

tinieblas hacia el quinto círculo siguiendo por una hondonada so-litaria el descenso de unas aguas

4. Gorni,G.:Il nodo della lingua e il verbo d´amore,Firenze,1981,p.13.

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oscurísimas que luego, abajo, se prolongan hacia un vasto panta-no. Es la laguna Estigia, nombre griego que el autor de la Comedia ha leído en Servio (ad Aen. VI 134) traducido al latín como tris-titia. Al llegar al lugar, Dante ve una multitud desnuda y cubierta de barro, ocupada en una silen-ciosa, espectral y grotesca batalla de unos contra otros. Son los ira-cundos, le explica Virgilio, quien luego añade:

“...y debes creerme también/ que bajo el agua hay gente que sus-pira,/ y hacen burbujear el agua en la superficie/ como te lo di-cen tus ojos por donde miren./ Clavados en el limo dicen ‘Tris-tes fuimos/ en el aire dulce que se alegra del sol/ llevando den-tro un humo acidioso/ ahora nos entristecemos en el fango negro. Gargarizan este himno en sus gargantas/ pues no pue-den decirlo con palabras ínte-gras’ ” (Inf. VII, ��7-�26).

Hay un dejo de piedad pri-mero, y luego mucho sarcasmo en el lenguaje plebeyo, en las ri-mas “ásperas y roncas” del discur-so de Virgilio, intérprete de esas vanas burbujas que producen unos

espíritus ocultos, sin rostro, sin nombre ni palabra. La ironía de la justicia divina impone su con-trapasso analógico como sucede con los iracundos que prolongan eternamente sus violencias: la cul-pa, el humo acidioso de la vida se ha convertido en pena, en el fango eterno. Como otros con-denados del infierno –Francesca da Rimini, Pier da Medicina, Mastro Adamo–, los sumergidos dicen su nostalgia por el paisaje iluminado de la tierra.

Se ha impuesto hoy entre los dantistas una interpretación ba-sada en distinciones de la ética aristotélica que, a partir de una glosa de Bernandino Daniello (si-glo xVI), ve en estos sumergidos no los culpables de la acedia, sino las víctimas de un grado distinto de la ira5. Se trataría de la ira len-

5. LoscomentariosquesiguenlainterpretacióndeDanielloson,entreotros,Torracca,Scherillo,Scartazzini,Porena,Sapegno,Bosco,Vallone.MartiyChiavachi-Leonardi prefieren en cambio la identificación tradicional que aquí seguimos,yquepuedeleerseenloscomentariosdeloshijosdeDante,enBoccaccio,OttimoyButi.ElúltimodefensordelatesisdeunaacediadelairaesGinoCasagrandeensuartículo“Acidioso fummo”(Studi Danteschi,vol.77,Firenze,

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ta, rencorosa, amarga, o demasia-do paciente frente al mal, opuesta a la ira explosiva de los personajes que aparecen luchando en la su-perficie. El humo que los llena no sería otro que el clásico humo del fuego de la ira. Esta interpre-tación soslaya por completo la representación de los personajes que únicamente confronta su ac-tual tristeza con su pasado triste en un mundo solar. Sólo Natalino Sapegno, en su comentario, vacila un instante antes de aceptarla también:

“...esta explicación... deja algu-na duda a quien considere el modo en que estos tristes están representados por el poeta, que insiste precisamente en su tris-teza y no, como se esperaría, en la condición del ánimo excesi-vamente remisiva y tórpida” 6.

En verdad, al colocar en el mis-mo sitio a iracundos y acidiosos, Dante aplica la idea, también aris-totélica, de la virtud como justo

2002,pp.57-71).Casagrandesostieneinclusoquelossumergidossonvíctimasnodelairalentasinodelasuperabundantia irae.

6. Alighieri,D.: La Divina Commedia,acuradiN.Sapegno,Milano,Napoli,1957,p.90.

medio entre excesos opuestos. Así lo comprendió ya Boccaccio en su comentario a este pasaje.

La tristeza acidiosa del Estigio dantesco, sin embargo, no está referida directamente al bien di-vino, o al bien espiritual en ge-neral, según concebía este vicio Tomás de Aquino, sino al bien espiritual de la belleza. El vicio aparece como un rechazo a la be-lleza del mundo, al aire dulce que se alegra del sol. El lamento vano sale como gárgaras de la garganta de estos desdichados, pero no es una consecuencia marginal de la incómoda ubicación en el barro; es otra forma de contrapasso. El lamento de la tristitia ante el mun-do bello se ha convertido en el infierno en lamento fragmentado, es una culpa que el arte divino ha convertido en elemento de la pena.

Con este lenguaje roto inicia en la secuencia narrativa de la Co-media lo que podríamos llamar el eje temático del lenguaje, un eje que, en verdad, atraviesa es-pacialmente todo el orden cósmi-co y ético del Poema, y desde la afasia absoluta de Lucifer en el centro del mundo se eleva hasta el canto de los bienaventurados

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y de los ángeles en la Rosa del Empíreo, para culminar luego en el silencio del rayo divino donde penetra el ojo místico del pere-grino, ante quien se abre nueva-mente la palabra, el libro de Dios7.

— III —

Virgilio, en su hermenéutica lacunar, ha sido irónico, an-

tifrástico. Ha llamado himno al lamento roto de los acidiosos, fi-jos ahora en el cieno y en el pa-sado. ¿Por qué un himno?

El himno es en el mundo clá-sico una celebración de los dioses. En la tradición litúrgica cristiana, el himno –particularmente el de las horas canónicas– es glorifica-ción divina, consagración de la hora presente como espacio de la experiencia interior, representa-ción del universo a partir de la posición del sol o del astro de Ve-

7. Enesteejeseinscribenelsufri-mientoporhablardePierdelleVigne,UlisesyGuidodeMontefeltro,ladestruccióndelalenguadeldemonioPluto,laininteligibilidaddelgiganteNemrod,lasvocesdelPurgatorio,elauramusicaldelcantodeMatelda,etc.

nus en la hora del Oficio; es ora-ción, pero sobre todo, es exalta-ción jubilosa8. El gozo del himno es un motivo singular de la Divi-na Comedia.

El deleite de quienes cantan himnos en la narración dantesca suele ser tan intenso como para ocultar con la música la inteligi-bilidad de las palabras. Este fenó-meno que Dante describe con precisión tiene su corresponden-cia visual en el ámbito litúrgico medieval: el aura luminosa que en los coloridos vitrales o en el oro de ciertas Palle hacen perder al espectador que se acerca la per-cepción nítida de las figuras re-presentadas, rechazándolo así, y atrayéndolo al mismo tiempo con su fulgor numinoso. De este mo-do, cuando Dante peregrino tras-pone las puertas del Purgatorio, oye un sonido confuso y cree per-cibir el himno Te Deum laudamus cantado en forma polifónica, de modo que las palabras se oyen un momento claramente, otro momen-to no (Purg. IX,�45). El grito hím-

8. Sobreloshimnosdelbreviarioromanoysudimensión“cósmica”haydosbellaspáginasen:Vachon,A.:Le temps et l´espace dans l´oeuvre de Paul Claudel, Paris,1965,pp.240-1.

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nico del Gloria in excelsis, que cantan las almas del Purgatorio cuando la liberación de Estacio es tal que Dante sólo comprende las palabras de quienes cantan cerca suyo (Purg. XXI �36-�38). En el Paraíso Terrestre Dante oye el himno que cantan los persona-jes de la procesión alegórica cuan-do el Grifo-Cristo renueva las flores púrpuras del árbol de la jus-ticia original:

“yo no lo comprendí y aquí no se canta/ el himno que cantó aquella gente/ ni toleré la me-lodía completa” (Purg. XXXII, 6�-63).

La potencia de la música lo entrega así a un misterioso sueño de redención y de transfiguración, como se sugiere después al des-pertar el peregrino. Luego, en el Paraíso Celeste, en el cielo de Marte, en la inmensa cruz griega que forma la galaxia de las cente-llas de los mártires de la Fe, se forma con sus voces un himno de alta lode, alta alabanza, del que Dante percibe dos palabras sola-mente: Resurgi y Vinci. Resucita y Vence. La experiencia se repite en seguida, en un a solo, cuando Cacciaguida, el antepasado de

Dante, tras saludar a su descen-diente celebrando su destino úni-co en lengua latina y en estilo hímnico, añade cosas, exaltado de gozo, que yo no comprendí –di-ce Dante– tan profundo fue su lenguaje (Par. XV, 39). Un len-guaje notemos, que no se dirige a nadie, ni siquiera a Dios. Cuan-do luego se distendió el arco de su afecto ardiente de modo que sus palabras volvieron ser compren-sibles, lo primero que Dante oye es una frase hímnica: “Bendito seas tú, trino y uno/ que has sido tan generoso con mi simiente”, como si Cacciaguida hubiese estado cantando un himno sólo para sí en su rapto místico. En todos es-tos casos el gozo extremo del him-no se manifiesta en la transfor-mación misma de su lenguaje o en la ocultación de este por la melodía, que en su propio movi-miento extático se libera hacia significados indefinidos.

Es en el marco de estas repre-sentaciones litúrgico-musicales del himno que la antífrasis iróni-ca de Virgilio “este himno garga-rizan en su garganta” cobra todo su sentido. El lamento acidioso está atrapado en el pasado del pe-cado, en el extrañamiento a la

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regocijante luz del sol, y expresa la tristitia de un espacio clausu-rado. El himno, por el contrario, se abre al presente divino, al ciclo diurno del sol y al júbilo trascen-dente. Con todo, lamento e him-no comparten una cosa: la tensión hacia el silencio. Se presentan ca-da uno en los extremos opuestos de una línea del lenguaje marcada por el afecto: el gozo máximo y la tristeza máxima indican los pun-tos donde el silencio empieza.

— IV —

En el canto xIx del Purgatorio, Dante y Virgilio llegan hacia

el anochecer, a la cuarta terraza de la montaña, lugar central de todo el ordenamiento moral del mundo de ultratumba. Dante siente cansado el cuerpo, ve la te-rraza desierta, y le pide a su maes-tro que le diga el pecado que allí se purga. Se trata de la acedia, responde Virgilio, el amor escaso a Dios, el bien último del hom-bre, lo que esclarece en seguida con un discurso general sobre el Amor como origen de todo vicio y de toda virtud, sobre su esencia y sobre su relación con el libre

albedrío. Terminada la explica-ción, Dante comienza a sentir somnolencia. Ya es de noche y la luna brilla con intensidad sobre este espacio vacío en el centro del mundo moral de la Comedia. Pe-ro de pronto aparecen los acidio-sos a la carrera, que así se purifi-can de la inercia de su vida, de su poco amor. Dos de ellos al frente de la columna y dos cerrando la marcha gritan en la noche ejem-plos de la virtud contraria a la acedia: la solicitud –María que corre a visitar a su prima Isabel, César luchando veloz contra los pompeyanos– y de acedia casti-gada –los Hebreos que no llegan a Palestina y los compañeros de Eneas que abandonan el viaje heroico–.

El vicio de estos pecadores ha sido la acedia tradicional, el re-traimiento ante el bien de Dios, ante sus fines providenciales (que cumple a través de Israel y de Ro-ma, de María y de César, de los hebreos y los troyanos), aunque el caso de la solicitud de César y el de la inercia de los troyanos puedan representar la acedia “lai-ca”, la pereza frente a la acción. Sólo uno de estos acidiosos anó-nimos habla un momento con

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Dante, una figura conventual, el abad de San Zeno en Verona.Cuando este ya desaparece junto a los otros, pues no pueden dete-ner mucho tiempo su carrera, la somnolencia del cansado peregri-no vuelve con fuerza, los pensa-mientos se suceden unos a otros (la evagatio mentis) hasta que por fin, nos dice, el pensamiento trans-formé en sueño (Purg. XVIII, �45). Y aquí dentro del sueño comien-za la representación de aquella forma de acedia que Dante había mostrado en el canto VII del Inferno como vicio ligado nega-tivamente al conocimiento del cosmos y al lenguaje. El sujeto acidioso, sin embargo, es ahora él mismo, Dante personaje, pe-regrino y poeta.

El sueño acontece bajo el do-minio de la luna y de Saturno, planetas fríos, pero en la hora de la noche que precede la salida del sol en Aries, es decir cuando en el oriente brilla aún Piscis, cuya forma asociaban los geomantes a la constelación imaginaria Fortu-na Mayor, una de las figuras que los adivinos dibujaban en la are-na de las playas hacia el alba. Es un signo augural positivo la refe-

rencia a la escritura mágica de esta constelación en la tierra9.

“En la hora en que el calor diur-no/ ya no puede más entibiar el frío de la luna/ vencido por la tierra, y a veces por Saturno// cuando los geomantes a su For-tuna Mayor/ ven en el oriente, antes del alba/ ascender en un sitio que poco tiempo quedará oscuro,/ me apareció en sueños una mujer balbuciente/ bizca, con los pies torcidos/ las manos encogidas, y de color pálido./ Yo la miraba...” �0.

9. LageomanciaesunartedivinatoriaquepasódelmundoárabealoccidentelatinoenlossiglosXIIyXIII,ysepracticóenItaliapasadoelRenacimiento.Seobteníaunhoróscopomarcandoalazarunospuntosenlaarenadelasplayas,alamanecer,queluegoseuníanconlíneas, componiendo 16 figuras (Alegría,Tristeza, Fortuna Mayor, Fortuna Menor,etc.)asociadasalasconstelacionesdelZodíaco.PassavantilaconsideraartediabólicaensuSpecchio di vera penitenza.

10.“Nell´ora che non può ´ l calor diurno/ intepidar più il freddo della luna,/ vinto da terra, e talor da Saturno;// quando i geomanti lor Maggior Fortuna/ veggiono in oriente, innanzi a l´alba/ surger per via che poco le sta bruna;/ mi venne in sogno una fémmina balba,/ negli

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La mirada alucinada de Dante personaje dentro del sueño va transfigurando este espantajo en una bella mujer, cuya lengua en-seguida resulta experta, su palabra liberada, y la convierte al fin en una sirena cuyo canto mágico se expresa en una lánguida música verbal sostenida con anáforas, ali-teraciones y paranomasias:

“Yo soy –cantaba– yo soy dulce Sirena/ que hechizo a los ma-rinos en medio del mar/ tan llena estoy de placer para el oí-do./ Yo desvié a Ulises de su ca-mino errabundo/ con mi cantar, y quien se habitúa conmigo/ rara vez parte, tan del todo lo sacio” ��.

El ojo del deseo transforma lo deforme en belleza, el mal en ima-gen del bien, y queda seducido por el resultado de su propia ac-ción. En el canto precedente (Purg. XVIII), Virgilio había explicado

occhi guercia, e sovra i piè distorta,/ con le man monche, e di colore scialba./ Io la mirava...”.

11.“Io son,-cantava-io son dolce serena,/ che´marinari in mezzo mar dismag/ tanto son di piacere a sentir piena!/ Io volsi Ulisse del suo camin vago/ al canto mio; e qual meco si ausa,/ rado sen parte; sì tutto l´appago!”.

el fenómeno del deseo por la ima-gen interiorizada, por la phantasia (o imaginativa) y por la concen-tración del ánimo sobre ella. En el sueño alegórico, la mirada de Dante alegoriza la mirada inte-rior12. Pero el deseo incontrolado, a partir del mismo esquema, se presenta ahora como productor de imágenes falsas.

El lector recuerda aquí a los dos personajes de la bolgia de los falsarios en el octavo círculo del infierno (Inf. xxx, 128): Mastro Adamo, falsificador de la mone-da, convertido ahora en un hi-drópico monstruoso por la sed inextinguible que le producen las falsas imágenes de los arroyos del Casentino, frecuentados en vida y que no lo abandonan; y Sinon el griego, falsificador de la pala-bra, que desea, según el vituperio de su compañero de pena, lamer

12.Elsueñoalegóricotraduceladimensiónimaginariadeldeseo,manifiesta en la Teología de Aristóteles,textoneoplatónicoyplotiniano muy influyente en el medioevo:“ostenditur vitia omnia, in qua nostra sponte incidimus, a quaedam animi fascinatione proficisci”.Estátambiénimplícitalaconcepcióndelavisiónpormediodelspiritus visivus,odelrayovisual,segúnlamedicinaylaópticadelaépoca.

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la fuente de Narciso, es decir la imagen falsa por antonomasia se-gún la interpretación medieval del mito clásico. Ambos falsarios son, según Roger Dragonetti, fi-guras de la malizia, del mal que se disimula en la apariencia del bien ante la misma conciencia que lo practica, cegándola sobre sus efectos, y que coincide con la culpa original adánica, con la ra-zón autosuficiente y el amor ex-cesivo de sí13. Aunque no hay malizia, por cierto, en el prota-gonista del sueño, sino puro de-seo, se repite en su experiencia la estructura de la autofascinación de los falsarios.

Pero aparece en el sueño de inmediato una mujer santa y so-lícita que reclama dramáticamente la reacción de Virgilio, quien, fi-jos los ojos en la nueva mujer, se acerca a la sirena, abre sus ropas por delante y exhibe un vientre putrefacto, cuyo hedor despierta al durmiente.

Dante, reemprende entonces su camino mirando al suelo en típica actitud acidiosa. Virgilio

13.Dragonetti,R.:“DanteetNarciseoulesfaux-monnayeursdel´image”.EnRevue des études italiennes,XI,1965,p.85-146..

penetra su pensamiento; le explica que la mujer balbuciente y defor-me transformada por la mirada de Dante en una belleza hipnó-tica es la antigua bruja que sim-boliza los tres pecados capitales de la concupiscencia de los falsos bienes expiados en las tres últimas terrazas del Purgatorio, que falta recorrer aún: la avaricia, la gula y la lujuria. Has visto como uno se libera de ella, explica también el maestro.

En esta alegoría, Dante ha rees-crito la escena introductoria de la Consolación de la Filosofía de Boecio, donde la personificación de la Filosofía, una mujer de as-pecto sublime y ojos luminosos, se presenta en la cárcel ante el au-tor, quien, dolorido por su catás-trofe personal, escribe un poema elegíaco. La Filosofía arroja fuera a las musas del lamento a quienes llama sirenas y meretrices de teatro, y convoca a sus propias musas para rescatar de la mudez y del letargo a esta víctima, lo que exi-girá, como propedéutica, levantar su mirada a las perfecciones de la esfera celeste14. Boecio prolonga

14.Boethius:Consolatio Philosophiae,LIPr.I.AdemásdeBoecio,Danteutilizaensualegoría,segúnG.

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en su alegoría la confrontación platónica de poesía y filosofía, pero insiste en el carácter plañi-dero de sus propias musas, como en su autorretrato de prisionero deprimido y cabizbajo y en lo que llama su letargia (un estado cer-cano al de la melancolía de la an-tigua medicina humoral). El con-traste no es solo entre poesía y filosofía. Es también entre lamen-to y conocimiento celebrante del cosmos.

Este cuestionamiento de la poesía, o de un género de poesía, en la Consolatio subyace también en la alegoría dantesca de la mu-jer balbuciente. La mujer balbu-ciente es una figura plurifacética: designa los deseos mundanos co-mo ha explicado Virgilio, pero el énfasis que su retrato pone en su palabra y en su canto le confieren, sin duda, una dimensión meta-poética. Es Virgilio, poeta ilumi-nado, el instrumento de la mujer celeste, como lo había sido ya de Beatriz en Inf. II con su parola

Toffanin,elrelatodelaFoetida Aethiopissa,delaspopularesVitae Patrum(lasvidasdelosanacoretasdeldesierto,primerosconocedoresdelaacedia),enelqueenunavisiónsedescubreelcuerpocorrompidodeunamujerdeEtiopíadeaparienciasseductoras.

ornata, quien interrumpe la ma-gia de una poesía carnal, donde los signos no trascienden u ocultan la caducidad, interrumpe el canto falso de una sapientia mundi que puede atraer a Ulises15.

Y si la Filosofía reconducía a Boecio hacia la esfera celeste, Vir-gilio, tras revelar el sentido de la antigua bruja, también invita a su alumno a mirar hacia allí:

“Bástete lo dicho, sacúdete el pol-vo de los pies,/ vuelve los ojos al señuelo que hace girar/ el rey eterno con sus magnas ruedas”.

La metáfora presenta a las es-feras celestes como el señuelo que el halconero hace girar en la pun-ta de una cinta para traer de vuel-ta al halcón. Virgilio señala ahora una seducción distinta. El señue-

15.Dante,quenoconocíalaOdisea,segúnlacualUlisesescapóalhechizodelassirenas,leyóenCicerón(De finibus, V,XVIII,49)queelhéroegriegofuetentadoporlaseduccióndelconocimiento.Noignorabaelpoeta,sinembargo,laresistencia del héroe confirmada por ServioyporFulgencio,autoresqueconocíabien.LasirenalepudohabersidosugeridaporCirce,lamagaqueenlaEneida(L .VII, 10-20)haceresonarsusbosquesjuntoalmarconuncantonocturnobajolasestrellas,yqueretuvoaUlisesuntiempo.

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lo es un engaño, pero verdadero, es un error no falso (Purg. xV, 117). André Pézard ha descubier-to que ese artilugio celeste es aquí el astro de Venus, que danza en su epiciclo acompañando el mo-vimiento de su esfera con un mo-vimiento propio, y que, según Purg. I, 21, está ahora –durante el viaje ultraterreno de Dante– exaltado en Piscis (la Fortuna Ma-yor). Pero Venus, de acuerdo al Convivio, simboliza por su esplen-dor (claritas) a la Retórica, al arte del lenguaje en que discurre Amor, el otro nombre de Venus16.

La tristitia oprimía a los espí-ritus sumergidos en el Estigio; sombríos eran sus pensamientos y rotas sus palabras. Ahora, en la experiencia de Purg. xIx tenemos la somnolencia, el sueño del de-seo, el balbuceo oculto en el canto mágico de la sirena, la mirada ha-cia la tierra. El rayo frío de Satur-no, que llegaba hasta lo profundo de la laguna Estigia, roza ahora en la cornisa central del Purgato-rio la frente de un durmiente. Pero si allá había una pálida me-moria del sol, aquí brillan las es-feras traslúcidas de los cielos con

16.Pézard,A.:Dans le sillage de Dante,Paris,1975,p.37yss.

la estrella de la Retórica, el len-guaje de Amor. Pero, ¿tenemos aquí algún gozo que oponer a aquella tristeza? Sí, un gozo que, para nuestra sorpresa, no es el que suscita el cosmos, sino el que na-ce del dolor interior: un ángel, de voz suave y benigna, una voz que no es de la tierra y contrasta con la voz balbuciente que hemos oí-do, indica a Dante la escalera que sube a la terraza siguiente y con las alas abiertas que parecían de cisne borra con una simple agita-ción del aire la inscripción del pecado en su frente:

“Qui lugent- afirmando ser bien-aventurados,/ porque serán sus almas dueñas del consuelo”.

Es la Bienaventuranza evan-gélica, expresada en forma bilin-güe, que Dante hace corresponder a la acedia: Qui lugent: los que sufren dolor, los no acidiosos a quienes el amor trascendente im-plicó en el luctus, ellos poseerán el gozo.

— V —

Detengamos la atención en el planeta Saturno, que presi-

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to17. Esta contradicción entre los saberes, a la que se sumaba la equivocidad, dentro de la tradi-ción mítico-literaria, de un Sa-turno rey de la Edad de Oro y, a la vez, señor del tiempo destruc-tor, fue resuelta por la escolástica del siglo xIII (Guillermo de Au-vernia) con la idea de que el sen-tido benigno o nefasto de la in-fluencia dependía del sujeto que la recibía, quien ejercía su propia libertad. Inclinant astra, non ne-cessitant. Una solución que Dante también acepta.

Saturno preside, entonces, es-te sueño del peregrino Dante en su aspecto oscuro: de ahí el tor-por, la imaginación, la sensuali-dad, los deseos del soñador, la mirada hacia la tierra. Pero esta disonancia será resuelta bien ade-lante en el Poema, cuando el pe-regrino experimenta en el Paraíso la cara benéfica del planeta al pe-netrar en su cuerpo celeste. Sa-turno está ahora presentado en su “exilio” en Leo, el signo zodia-cal opuesto a su “domicilio” ha-bitual, y que atenúa su frío:

“Nos hemos elevado al séptimo esplendor/ que bajo el pecho del

17.VerKlibansky,R.,Panofsky,E.,Saxl,F.:Op. cit.,p.139yss.

de el sueño de Dante. La hora del sueño, antes del alba, en ese día cerca del equinoccio de Primave-ra, está marcada por dos elemen-tos cósmicos. Uno positivo: la constelación geomántica Fortuna Mayor (Piscis), que precede al sig-no de Aries en el que el sol ha de salir. La otra influencia es marca-damente negativa: el frío sumado de la Tierra, la Luna y Saturno, el planeta frío y seco.

La potencia maligna de Satur-no, el planeta más lejano de la Tierra y el más lento, constituía una obsesión para la astrología medieval: los hijos de Saturno, según los tratados de la época, eran lentos, tristes, quejosos, sen-suales, proclives a las visiones, pobres en su vestir, dobles en su lenguaje, andaban cabizbajos: un cuadro deplorable que coincidía en buena parte con la fenome-nología de la acedia que la teolo-gía describía, y con las características de la complexión melancólica de la tradición médica. Por otro la-do, la tradición filosófica neopla-tónica desde la antigüedad tardía (Macrobio, Jámblico) considera-ba a Saturno como una influencia absolutamente beneficiosa: Satur-no era el planeta del conocimien-

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León ardiente/ irradia abajo ahora mezclado con su fuerza”.

Así habla Beatriz, que ense-guida añade:

“Fija la mente detrás de tus ojos/ y haz de ellos espejos a la figura/ que en este espejo se te hará ma-nifiesta” (Purg. XXI, �3-�8).

La mirada de Dante es aquí la contraparte –como advirtió R. A. Shoaf– de la mirada narcisista de los falsarios del Infierno, y –aña-dimos nosotros– de la mirada narcisista del soñador acidioso del Purgatorio18. El ojo no construye ahora sus imágenes con el rayo visual del deseo dirigido a la opa-cidad engañosamente especular de la materia, sino que la mirada se hace ella misma espejo de un espejo que tiene su propia figura transparente, o, mejor dicho, tras-cendente. Este esquema de las miradas opuestas, la irreal del de-seo proyectado sobre lo opaco y la que refleja en sí lo real trans-parente, traduce en el ámbito de la subjetividad dantesca la oposi-

18.Shoaf,R.A.:Dante, Chaucer, and the Currency of the Word,Norman,Okl.,1983,cap.4.LosojosdeDante,señalaShoaf,vuelvenaconvertirseenespejosantinarcisitasenPar.XXX,85.

ción agustiniana entre cuerpos humanos y cuerpos celestes:

“...No creamos [dice San Agus-tín] que en estos cuerpos celestes los pensamientos puedan escon-derse como lo hacen en los nues-tros. Sino que, así como algunos movimientos del alma aparecen en el rostro, sobretodo en los ojos, no creo que en la transparencia y simplicidad de los cuerpos ce-lestes se escondan todos los mo-vimientos de su alma” �9.

El cielo, para San Agustín, es el lugar de la manifestación total de lo interior, y para Dante el lu-gar de la comunicación total en-tre sujetos y entre sujetos y obje-tos. Qué lejos estamos también del ocultamiento de los acidiosos del Estigio, quienes según la glosa dantesca de Cristóforo Landino (s. xV) no participan su tristeza con los demás et tutti e sui atti sono oculti 20.

En aquel espejo, entonces, en el espacio de la luz interna del

19.S.Augustinus:De Genesi contra Manichaeos,II,xxi,32.Ver:Brague,R.:La Sagesse du Monde,Paris,1999,p.128.

20.EnLa Divina Commedia nella figurazione artistica e nel secolare commentoacuradiG.Biagi.Torino,1924.T.I,p.228.

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planeta séptimo, una escalera in-finita sube hasta el Empíreo. Por ella bajan, girando como pájaros, los espíritus contemplativos en un silencio inusitado en el Paraí-so. La primera en acercarse, la luz de San Pedro Damiano, le habla a Dante acerca de su vida ascéti-ca, dedicada a la sola latria (la alabanza), y acerca de su gozo en la vida contemplativa (Par. xxI, 117). La segunda esfera luminosa que desciende es la de San Beni-to. Ante su afectuosa disponibi-lidad, Dante se atreve a pedir ver la imagen corporal del santo den-tro de su luz. San Benito se lo niega, pero le anuncia la realiza-ción de su deseo en el Empíreo, el último cielo, ámbito puramen-te intelectual donde incompren-siblemente los bienaventurados aparecerán en la Rosa con sus cuerpos resucitados.

Se ha resuelto así la disonan-cia de Saturno en Purg. xIx: la mirada espejo de lo real trascen-dente y la negación momentánea de la imagen, corresponden ahora al Saturno contemplativo, a la cara luminosa del planeta. Una ascesis de la mirada y un anico-nismo se convierten en la respues-ta a la omnipotencia imaginativa del ojo acidioso del soñador, cu-

yas imágenes falsas correspondían a la opacidad de Saturno, a su faz térrea y fría, mientras que la trans-parencia del planeta exige ahora la transparencia del ojo y su ima-gen paradisíaca lo conduce hacia el fondo de la luz.

— VI —

Hay un acidioso casi secreto en la Comedia o, en todo

caso, un perezoso con los nuevos rasgos de la acedia que Dante ha descubierto. En el canto cuarto del Purgatorio, Dante describe con énfasis las dificultades de su ascenso en la zona baja de la mon-taña de la purificación. La pen-diente es empinadísima, el pere-grino no puede distinguir la cima de la montaña, aunque no hay nubes, por su altura extraordina-ria. Al llegar a una especie de cor-nisa, lejos todavía de la puerta anhelada del Purgatorio, los alpi-nistas Dante y Virgilio se sientan a descansar mirando hacia el este. Dante contempla un espacio subli-me: el largo camino hecho desde el comienzo, en las orillas de la isla; luego dirige los ojos estupe-facto al sol, al carro de la luz, y expresa su asombro al verlo ascen-

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der por su derecha, al contrario de lo que ocurre en el hemisferio norte. Virgilio entonces le ofrece una breve clase de astronomía, que sirve para mostrar la estruc-tura cósmica del mundo del más allá de la Comedia. Pide al discí-pulo concentrarse en sí mismo, imaginar a Jerusalén en las antí-podas del Purgatorio, y cómo el camino que no supo recorrer Faetón en el carro solar va aquí por un lado y en Sión por el opuesto. Dante, mostrando que ha com-prendido, agrega lo suyo: Jerusa-lén y el Purgatorio, deduce, distan lo mismo del Ecuador. Con esta conversación docta, el Purgatorio adquiere una latitud y una longi-tud, una posición en la historia sacra y en el universo. Pero ense-guida vuelve el peregrino a lo que más le preocupa, introduciendo así otro tema: la dimensión ascé-tica del Purgatorio. La cima de la montaña no puede verse ¿cuánto hay que subir? Virgilio lo tran-quiliza: aquí el ascenso puede quitar el aliento, hacia el final se-rá un andar sin peso. Pero no bien calla Virgilio se oye una voz iró-nica, no se sabe de donde: “Qui-zá tendrás antes necesidad de sentarte”.

Es una interrupción imperti-nente y plebeya al noble discurrir de los poetas. Dante y Virgilio se dan vuelta y ven una gran roca a su izquierda. Solo eso, la alegoría de un gran peso. Se acercan y ad-vierten unos espíritus reposando con negligencia en la sombra. Uno de ellos, seguramente muy cansado, abraza sentado sus ro-dillas con la cabeza metida entre ellas, mirando al suelo. Dante, burlón, se lo señala a Virgilio

“mira/ ese que se muestra más negligente/ que si fuese su hermana la pereza”.21.

El personaje apenas levanta con lentitud los ojos, no la cabe-za; es mucho esfuerzo, y vuelve a ironizar:

“¡Sube tú entonces que eres tan bueno!: Or va tu sù, che se ´valente”.

Otra ironía, y en un lenguaje cortado, monosilábico. El lengua-je de la acedia. Dante reconoce a un amigo, sube todavía un poco más, y sin aliento llega junto al personaje que, levantando la ca-beza apenas, insiste en su tono

21. “...adocchia/ colui che mostra sè più negligente/ che se pigrizia fosse sua serocchia”.

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burlón: ¿Has visto bien cómo el sol conduce su carro del lado del hom-bro izquierdo?

El espíritu ha ironizado pri-mero acerca del celo de Dante por subir la montaña, acerca de su entusiasmo ascético, le ha mar-cado un límite; ahora ironiza so-bre la metáfora del carro solar utilizada en la explicación que ha escuchado: la ironía recae tam-bién sobre la lengua poética noble (las metáforas trascendentes de Virgilio) y sobre el interés de Dan-te en el conocimiento cosmoló-gico. Un límite para el lenguaje y el saber. Dante sonríe ante sus movimientos perezosos y sus pa-labras cortas. Pero su réplica bur-lona incluye ahora el afecto:

“Belacqua, ya no siento dolor por ti,/ pero dime: ¿por qué estás aquí sentado? ¿Esperas un guía/ o sólo tu acostumbrada actitud te ha agarrado de nuevo?”.

Tocado acaso por el sentimien-to del amigo, Belacqua cambia de tono y responde: de nada sirve subir, el ángel portero del Purga-torio no le dará paso hasta que haya repetido el tiempo de su vi-da por haber demorado el arre-pentimiento hasta el final. Sólo una oración pura, que parece no

existir para él en la tierra, podría acortar la espera. La melancolía marca así el fin de las ironías. Ahora es Belacqua quien recono-ce su límite propio, aquel ángel con la espada ante la puerta ce-rrada. Su culpa, su actitud habi-tual, se ha vuelto el contrapasso de la pena. Es Dios, entonces, quien ironiza, haciendo coincidir la pe-na, la espera con la pereza acidiosa de Belacqua.

Siguiendo el comentario bur-lesco de Dante personaje se ha visto en Belacqua solo la encar-nación de la pereza, vicio que contrasta evidentemente con el tema del esfuerzo del peregrino Dante en la primera parte de este canto. La imagen de Belacqua, sin embargo (y la misma rima en –occhia), duplican la figura de la Acedia personificada de un sone-to de Fazio degli Uberti:

“Per gran tristizia abraccio le ginocchia/ e´l mento su per esse se trastulla” 22.

Sí, también Belacqua es un acidioso con los rasgos particula-res que el vicio tiene en la Come-dia: vuelto sobre sí mismo es in-diferente al conocimiento del

22.FaziodegliUberti:Rime,ed.Corsi,XI,51.

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mundo, y desconfía de su cele-bración metafórica. Su lenguaje es brevísimo, corte parole. Su fi-gura inerte, inclinada a la tierra, se mimetiza con la sombra de la inmensa piedra.

El ensimismamiento le impi-de reparar en detalles. No se ha percatado de que su amigo Dante está vivo. Algo inusitado en esta región, donde todos los espíritus que permanecen fuera de la puer-ta del Purgatorio manifiestan es-tupor ante el cuerpo vivo del pe-regrino. Patrick Boyde ha señalado la relación de esta experiencia con el stupore componente de la ver-gogna, es decir del pudor, cuali-dad que caracteriza a la adolescen-zia del alma noble según el Convivio, y considera el asombro constante de los espíritus de esta zona ante el cuerpo de Dante que interrum-pe la luz solar, como el signo de un estado inicial en el conoci-miento; esta admiración aludiría a la idea aristotélica del origen de la sabiduría en el asombro23. Be-lacqua no participa de esto, como tampoco participa del asombro ante el cosmos24. Sí, adivinamos

23.Boyde,P.:Dante Philomythes and Philosopher. Man in the Cosmos,Cambridge,1983.p.43yss.

24.TampocoelpoetaSordello(Purg.VI)notaenunprincipiola

que arriba, en la cuarta terraza, habrá de correr unos buenos años.

La escena termina con un re-clamo impaciente de Virgilio:

“Ven, mira que el meridiano celeste ya es tocado por el sol y la noche cubre ya las costas de Marruecos con su pie”.

El llamado del guía que no considera cosa buena la demora de Dante junto a Belacqua, reto-ma las imágenes sublimes y go-zosas del cosmos y las alegorías clásicas sobre las que Belacqua ironizaba: el sol llega al cenit re-fulgente, el oscuro pie de la No-che pisa las distantes orillas del océano austral. Una imagen po-derosa que une nuevamente el espacio del Purgatorio con el de la tierra habitada y con todo el cielo.

La función de Belacqua no es solo representar a un acidioso pe-nitente. Hay en su acedia un cier-to saber: sólo él, en toda la Co-media, puede hacer observaciones incómodas al poeta que pretende medirse con el universo. A través de su figura, Dante ha querido

corporalidaddeDante;perosedebeaquesumaravillaseconcentraenlapresenciaúnicadelpoetaVirgilio,sucoterráneo.

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marcar un límite a su propia vo-luntad ascética y a su poesía, no ya desde la lejanía del bien y de la inefabilidad de la belleza divi-na, tópicos centrales en la Come-dia, sino desde la debilidad in-trínseca de la acción y de la obra humana. Y lo ha logrado con una escena cómica, en un cuadro ur-bano, florentino y doméstico: un intermezzo en el que la grave pe-regrinación se convierte, por un momento, en un paseo.

— VII —

La acedia se opone al gozo, di-ce Tomás de Aquino (Summa

Theol. II, II, 35 art, 2 ad.2). Com-prenderemos cabalmente el sen-tido de la acedia o tristitia en el Poema, la relación que tiene con la ruptura del lenguaje y con la indiferencia a la belleza del mun-do solo al medirla con su antíte-sis, el gozo, y con la articulación especial que tiene éste con el len-guaje y la cosmología en el ám-bito de la luz divina.

Todo el Paraíso donde el gozo se hace sempiterno (ove il gioir s´insempra, Par. X, �48) se des-pliega como un viaje hacia el su-mo placer (il sommo piacer), hacia

el punto extremo del gozo y del conocimiento. Se abre la cántica con la gloria de Aquel que todo mueve (Par, I, 1), gloria que in-cluye el ordo del mundo, el reflejo de la luz divina en él y el prodi-gioso canto angélico y humano. El viaje paradisíaco a través de la gloria consiste en el traspaso del cuerpo de Dante con sus sentidos de la vista y del oído por los cuer-pos traslúcidos de las esferas y de los planetas, que lo colman con el goce de su luz y de su música. Pero el viaje atraviesa a la vez el lenguaje divino y el humano: las almas luminosas quieren hablar, y el peregrino debe responderles, no para comunicar algo que los bienaventurados ya conocen de antemano en el espejo de Dios, sino para llevar su deseo hasta el punto más alto que coincide con su extinción. Atraviesa, al mismo tiempo, las posibilidades y los lími-tes de la propia lengua poética.

Gozo y cosmología (y en for-ma lateral y metafórica el lengua-je, el lenguaje leído del cosmos) coinciden en el prólogo del autor a la esfera del Sol, lugar de los es-píritus sapientes. El autor celebra allí la perfección del orden cós-mico y angélico (tema propuesto ya en Par. I y II), creación circu-

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lar envuelta por la visión y por el amor intradivino, e invita a la co-rrespondiente visión y al amor gozoso (vagheggiar) del lector hu-mano. Como Virgilio convocaba al peregrino del Purgatorio a alzar los ojos al señuelo de las esferas celestes, ahora convoca Dante a su lector:

“Contemplando en su Hijo con el Amor/ que uno y otro eterna-mente inspiran/ el primer e ine-fable Valor/ cuanto gira en la mente y el espacio/ hizo con tan-to orden, que no puede dejar/ de gustarlo aquél que lo con-templa./ Levanta pues, lector, conmigo la vista/ hacia las altas ruedas, justo a aquella parte/ donde los dos movimientos se cruzan,/ y allí empieza a mirar con amor el arte/ de aquel ar-tista que dentro de sí lo ama,/ tanto que nunca aparta su ojo de él” (Par., X,�-�2)25.

25.“Guardando nel suo Figlio con l’ Amore/ che l’uno e l’ altro etternal-mente spira / lo primo e ineffabile Valore/ quanto per mente e per loco si gira/ con tant’ ordine fé, ch’ esser non puote/ sanza gustar di lui chiciò rimira./ Leva dunque lettor, a l’ alte rote/ meco la vista, dritto a quella parte/ dove l’ un moto e l´altro si percuote;/ e lí comincia a vagheggiar ne l’ arte/ di quel

El punto elegido por Dante es uno de los equinoccios (el de primavera), donde se cortan el ecuador celeste y la eclíptica, cu-ya inclinación, dice, permite la difusión de las influencias plane-tarias en toda la tierra, la variación de las estaciones, la variedad de la naturaleza, el despliegue de to-das sus potencialidades. Tras des-cubrir esta maravilla prosigue:

“Quédate ahora, lector, sobre tu asiento,/ pensando en lo que has probado/ si quieres quedarte antes feliz que cansado./ Te ofre-cí la entrada: luego sírvete por ti mismo;/ pues reclama todo mi cuidado/ aquella materia de la que fui hecho copista” (Par., 22-27)26.

El autor continúa con su via-je, con su propio libro –copia de un dictado– que en el atril del lector –en la mesa de su festín– queda hábilmente reemplazado

maestro che dentro sé l’ ama,/ tanto che mai da lei l’ occhio non parte”.

26.“Or ti riman, lettor, sovra l’ tuo ban-co/ dietro pensando a ciò che si preliba,/ s’ esser vuoi lieto assai prima che stanco./ Messo t’ ho innanzi: omai per te ti ciba;/ ché a sé torce tutta la mia cura/ quella materia ond’ io son fatto scriba”.

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por las primeras páginas de otro libro, el libro del Mundo.

Gozo y cosmología aparecen luego concertados con el lenguaje (en su fuente poética ahora) tras la separación fulgurante que sig-nifica la salida de Dante y Beatriz del cielo contemplativo, silencio-so y anicónico de Saturno. Beatriz impulsa a Dante a subir la escala infinita, y en un instante el pere-grino está ya en el cielo de las es-trellas fijas, dentro de la conste-lación de Géminis, el signo –nos dice el poeta– que presidió su na-cimiento cuando sentí por vez pri-mera el aire toscano y al que reco-noce ahora como origen de su ingegno poético (Par. XXII �24-�54). Prodigiosa imagen: el cuer-po de Dante dentro de una cons-telación, dentro de la fuente celeste de su poesía: sí, Géminis, como anota el dantista Silvio Pasquazi, es según la astrología una cons-telación mercurial, un “signo de aire”; tiene pues una particular relación con la voz, con el len-guaje27. Dante autor invoca ahora a su signo como inspiración para sus cantos finales, para mostrar el mundo divino; reconoce su in-fluencia en el día de su nacimien-

27.Pasquazi,S.:All´eterno dal tempo,Firenze,1972,p.553.

to en el aire toscano, el de la len-gua materna en que escribe el Poema.

Estás cerca de la salvación úl-tima, le anuncia Beatriz. Y para igualar su gozo (la igualación es una ley del Paraíso) con el gozo de la multitud triunfante de los bienaventurados que está ya des-cendiendo como a través de una cúpula traslúcida hacia esta esfera de las estrellas fijas, ella lo incita a mirar el camino recorrido, las esferas celestes con sus siete pla-netas, incluido Saturno abando-nado hace un instante. Primer objeto de la mirada de Dante es, entonces, la inmensidad del as-censo que Beatriz ha conseguido. Pero la descripción del armonio-so, inmenso y complejo sistema planetario, que incluye una des-deñosa mirada al mínimo globo de la Tierra en el lejanísimo cen-tro, constituye a la par la última celebración cosmológica del Poe-ma desde este puente transparente que forman las estrellas fijas entre dos abismos de luz. El espectácu-lo sublime, en tanto escritura poética, es así el primer don de Géminis, la manifestación del ingegno poético, de la potencia lingüística inscripta en el seno mismo de las constelaciones. Y

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de esa contemplación y celebración cosmológica, como ha querido Beatriz, resulta la igualación ne-cesaria del gozo del peregrino con el gozo de los bienaventurados.

Demos ahora un salto al cielo último, que, fuera del cosmos, del espacio y del tiempo, es el “lugar” de Dios y de la Rosa de los bienaventurados. En el Empí-reo se produce la visión final del peregrino, quien entra en el rayo de la luz divina; Dante contempla un primer misterio filosófico:

“en su profundidad vi que se interna/ ligado con amor en un volumen/ lo que se desencua-derna por el universo/ sustan-cias, accidentes, relaciones,/ co-mo reunidos por un soplo unificante, de tal modo/ que lo que digo es una mera vislum-bre./ La forma universal de este nudo/ sé que he visto, pues cuan-do lo digo/ yo siento que gozo más intensamente” 28.

28.“nel suo profondo vidi che s´interna/ legato con amore in un volume/ ciò che per l´universo si squaderna:/ sostanze e accidenti e lor costume/ quasi conflati insieme, per tal modo/ che ciò ch´io dico è un semplice lume./ La forma universal di questo nodo/ credo ch´io vidi, perchè più di largo,/ dicendo questo, mi sento ch´i´godo”.

El peregrino ve la multiplici-dad del universo unificada por Amor: un volume, un libro que liga en un sentido la multiplici-dad del mundo29. La imagen del fondo de la luz coincidiendo con el libro que articula el universo traduce a su modo la conciliación dantesca de las dos grandes líneas de la estética medieval que estruc-turan el Paradiso: la estética cua-litativa de la luz, de la claritas, de origen neoplatónico, y la estética cuantitativa del ordo (proportio, concinnitas, mensura, numerus, aequalitas, harmonia), de tradi-ción aristotélica30. Claritas a la que se sustrajo en vida la sombría tristeza de los acidiosos condena-dos, en cuyo infierno, comenta Benvento da Imola (s. xIV), no brilla ni el sol sensible ni el sol divino31. Ordo que ignora por un

29.“si squaderna,se desencuaderna”significa el dividirse en cuadernillos decuatrohojas;perolaexpresiónaludealavezalnúmerodeloselementosmaterialesdelmundo,alnúmerocuatro.

30.Sobreestasdoslíneasestéticasmedievales,quepocoantesdeDantetambiénSanBuenaventuraintentóconciliar,ver:Eco,U.:Sviluppo dell’ estetica medievaleenMomenti e Problemi di Storia dell’Estetica, Milano,1959,T.I,pp.115-229.

31.TextodeBenvenutoenlaop. cit.ennota20,p.227.

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tiempo el sombrío descuido de Belacqua. Claritas y ordo de las esferas que llamaban al Dante acidioso al despertar de su sueño saturnino. Claritas y ordo de la Pulchritudo, de la divina Belleza que ahora se descubre.

Inesperadamente, dentro del silencio místico en el que Dante ha entrado, el lenguaje ha reapa-recido; no ya como expresión de las almas, o del peregrino, sino iluminado como signo del cos-mos en ese fondo de la luz divina. Pero he aquí lo sorprendente: la certeza de haber visto este nudo del universo es simplemente cer-tificada por el gozo que Dante autor experimenta al decirlo, o, lo que es lo mismo, al escribirlo en el Poema. El gozo de la escri-tura poética coincide así con el gozo de la visión místico-filosó-fica que es ella misma un acto de lectura. Y la autoridad última del poeta que escribe se funda en esa experiencia.

A propósito de aquellos aci-diosos del Estigio hablamos de un eje del lenguaje en la estruc-tura de la Comedia. Existe otro eje, el de la metapoética, la legi-timación del autor, la autofunda-ción del Poema, cuyos momentos más relevantes son: la escena de

la adscripción del protagonista-poeta a la escuela del señor del al-tísimo canto en el Limbo (Inf. IV), la definición del peregrino poeta de su nuevo estilo, como dictado de Amor:

“Yo soy uno que cuando Amor me inspira anoto y según el mo-do/ que él dicta dentro de mí, voy significando” (Purg. XXIV),

...la definición del autor de su obra como el “poema sacro/ al que ha puesto mano cielo y tierra” (Par. xxV), y luego aquel reconoci-miento a Géminis por el don del ingegno. Pero este eje de la meta-poética y aquel eje de la represen-tación del lenguaje coinciden fi-nalmente en esta experiencia del Empíreo que junta el lenguaje del libro del universo y el gozo de su lector devenido autor del Poema.

“La forma universal de este nu-do/ sé que he visto pues cuando lo digo/ yo siento que gozo más intensamente”.

Dante no termina de sorpren-dernos: ¿cómo es posible concebir que el exceso del gozo en el habla o en la escritura puede certificar la visión mística del libro divino?

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Una relectura de las páginas iniciales del tratado De Vulgari Eloquentia puede ayudarnos. Tras afirmar que la primera palabra pronunciada por Adán fue una expresión de gozo, el nombre mis-mo de Dios, ya que Dios es gozo absoluto, Dante enfrenta la ob-jeción de que no habría sido ne-cesario que el hombre hablara, ya que Dios conoce de antemano nuestro interior secreto.

“Sin embargo [responde Dan-te] (Dios) quiso que este mismo (el hombre) hablara, para ser Él glorificado con la manifes-tación de tan singular don, pues se lo había dado gratuitamente. Y por tanto, se debe considerar que hay en nosotros algo di- vino por el hecho de que nos regocijamos en la realización ordenada de nuestros logros. (Et ideo divinitus in nobis esse credendum est, quod in actu nostrorum effectuum ordinato letamur)”.

Aunque los verbos dicen cosas diferentes –gloriari, ser glorifica-do, implica un lenguaje; laetari, alegrarse, no necesariamente–, Dante hace coincidir el gloriari divino y el laetari humano. Dios quiere regocijarse en la glorifica-

ción por haber dado el lenguaje; el hombre, por su parte, goza por realizar el lenguaje –porque éste es también un effectus, un logro propio– y en ello coincide con Dios, más precisamente con el gozo divino32. El gozo que Dios obtiene por su glorificación lin-güística hecha por el hombre se vincula al gozo que los hombres obtenemos en nuestros propios logros lingüísticos. Dios, gozo absoluto, es origen de todo gozo, sobreentiende aquí Dante. Se comprende entonces por qué la sobreabundancia del gaudium en la palabra concreta del poeta que escribe el canto final del Paraíso puede ser exhibido como el sello que confirma la verdad de la ex-periencia mística, el máximo go-zo. Y en el sello de ese gozo, el polo opuesto de la acedia, está grabado el signo lingüístico del universo.

32.CuandoAdánexplicaaDanteladesaparicióndelalenguaoriginariaenPar. 26,124-132muestralacausadeellohablandotambiéndeeffectus ydegozo(piacere):“che nullo effetto mai razionabile,/ per lo piacere uman che rinnovella/ seguendo il cielo, sempre fu durabile”.

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LA INVENCIóN DE UNA “HISTORIA DEL AMAR”

EN EL LIBRO DE NATURA DE AMORE DE MARIO EQUICOLAPor Martín José Ciordia

— I —

El secreto de Francisco Petrarca

(y de muchos otros)

Del secreto conflicto de mis inquietudes de Francisco Petrarca es un diálogo ficcional

de tres días entre un personaje llamado Francisco y otro Agustín, situado en algún momento entre 1342 y 1343. De aceptar la hi-pótesis de Rico, sin embargo, su primera redacción sería de 1347, y su última revisión importante de 13531. Es una notable teatra-

1. Rico,Francisco:Vida u obra de Petrarca, I. Lectura del «Secretum»,Padova,Antenore,1974.

Universidad de Buenos Aires-

Conicet

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lización de una conciencia desga-rrada y en conflicto, la de un hombre del siglo xIV que se en-cuentra perdido y busca salida en los escritos de un muerto hace mil años, la de un hombre divi-dido por sus deseos y lo que pue-de cumplir de ellos, dividido entre una herencia que lo fascina y un presente que se la muestra lejana y ya antigua. Aunque no sólo. La cuidada preocupación de situar ficcionalmente el encuentro cerca de sus cuarenta años, sigue un topos clásico que Dante poco an-tes había también inmortalizado, primero en su Convivio (II, 12) y luego cantando:

“Nel mezzo del cammin di nostra vita/ mi ritrovai per una selva oscura,/ chè la diritta via era smarrita”.

Si en general un artista román-tico debía morir o enloquecer an-tes de los treinta años (so pena de haber pactado o haberse vuelto burgués), un artista de aquellos otros tiempos, en general, no de-venía sabio si no entraba en crisis hacia los cuarenta. Así Dante y Petrarca, pero también el jocoso Boccaccio que, luego de escribir el vulgar Decamerón, se apresta a

redactar el serio De genealogia deorum en latín, sin olvidar su Corbaccio, donde su misoginia no deja de romper las cabezas de los estudiosos que conocen sus cien cuentos previos. En la segunda y tercera generación de humanistas no dejamos tampoco de encon-trar ejemplos: a los 39 años, Enea Silvio Piccolomini, después de ser coronado poeta y de una vida que dice disipada (¡casi calcado de Pe-trarca!) entra hacia 1444 en una crisis de la que sale ordenado sa-cerdote, y todavía no contento con esto, llegará a ser Papa con el nombre de Pío II. ¿Realidad o ficción? Por supuesto que el libro modélico para estas vidas y sus crisis son las una y otra vez re-creadas Confesiones de San Agus-tín, por otra parte, también til-dadas de ficción sin veracidad histórica.

Lo que aquí y ahora nos im-porta de todo esto, es que dichas crisis masculinas están siempre acompañadas de un nuevo posicio-namiento respecto de la mujer y la escritura. Volviendo al Secretum, una y otra vez, el Agustín petrar-quesco intentará convencer a Francisco de que es desdichado porque quiere, y que con sólo de-

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searlo dejaría de serlo2. Le dice que está enfermo, y que su en-fermedad se llama “accidia” o “aegritudo”; con los resguardos del caso, hoy hablaríamos de “de-presión”3. ¿Qué le impide alcan-zar la salud, la felicidad? Según el personaje Francisco, su mala suer-te; según el personaje Agustín, las pasiones en general y dos en par-ticular: el amor y la gloria4. Un deseo de amor y de gloria que, como ya ha mostrado Rico, re-sultan ser el Petrarca vulgar (el del Cancionero y su amada Laura) y el Petrarca latino (el poeta del Africa y el historiador de De viris illustribus)5. Según Agustín, todo este mundo de la poesía y la his-toria, tanto vulgar como latina, debe ser abandonado por la filo-sofía y su tarea fundamental de atender lo eterno, lo cierto:

2. Cf.Petrarca,Francesco:Secretum(acuradiCarrara)enProse(acuradiMartellotti,Ricci,Carrara,Bianchi),Milano-Napoli,RiccardoRicciardiEditore,1955,pp.36,38,62.

3. Cf.Petrarca,Francesco:Secretum,op. cit.,p.106.

4. Cf.Petrarca,Francesco:Secretum,op. cit.,pp.30-34;todoellibroIII.

5. Cf.Petrarca,Francesco:Secretum,op.cit.,p.192.Rico,Francisco:Vida u obra de Petrarca,op. cit.,pp.255,259.

“la vida entera de los filósofos es una meditación sobre la muerte” 6.

Debe, por tanto, abandonar sin terminar esos libros con los que busca el incierto amor de la mujer y de la posteridad. Un con-sejo que el personaje Francisco parece entender pero no estar en condiciones de seguir, pues

“mientras hablamos, me esperan muchos y grandes negocios, mor-tales todavía…no soy capaz de frenar mi deseo” 7.

El círculo se cierra y todo co-mienza del nuevo:

“volvemos a la antigua disputa [la que inicia el diálogo] llamas a la voluntad impotencia” 8.

Coincidimos aquí con Ugo Dotti: en Petrarca se encuentra

6. “Tota philosophorum vita commen-tatio mortis est”,Petrarca:Secre-tum,op. cit.,p.210.

7. “Sane nunc, dum loquimur, multa me magnaque, quamvis adhuc mortalia, negotia expectant… desiderium frenare non valeo”,Petrarca,Francesco:Secretum,op. cit.,p.214.

8. “In antiquam litem relabimur, voluntatem impotentiam vocas”,Petrarca,Francesco:Secretum,op.cit.,p.214.

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un deseo de gloria renacentista (como sombra y consecuencia de la virtud) pero aún inmerso en enormes conflictos9.

Como es sabido, cuando ha-cia los catorce años un hombre entraba en la universidad para comenzar a estudiar las artes li-berales, lo primero que aprendía era gramática latina10. En princi-pio, para que los estudiantes no se durmieran, los maestros ense-ñaban esta antigua lengua a partir de diversos textos entre los que no faltaban los de Ovidio o Te-rencio. También de paso, y no tan de paso, se procuraba a través de éstos adoctrinar a los alumnos acerca del “ardor” hacia las mu-jeres que comenzaban a sentir. Así, articulando textos como el Arte de amar y los Remedios de amor, comedias como La andriana y las Divinae institutiones de Lactan-cio, se construía una figura lla-mada el adolescente lujurioso

9. Dotti,Ugo: La città dell’uomo. L’umanesimo da Petrarca a Montaigne,Roma,EditoriRiuniti,1992,cap.I:‘Ildesideriodellagloria’.

10.Cf.LeGoff,Jacques:Los intelec-tuales en la Edad Media,Barcelona,Gedisa,1986;Garin,Eugenio:La educación en Europa 1400-1600,Barcelona,Grijalbo-Crítica,1987.

(adolescens luxuriosus), una etapa de la vida que abarcaba aproxi-madamente de los 14 a los 28 años. De este modo, se les ense-ñaba a los estudiantes que se en-contraban frente a una encruci-jada, que graficaban con la Y pitagórica: la encrucijada de tener que optar entre la frugalitas y la luxuria11. La medianía de la vida, por consiguiente, ubicada entre los 35 y los 40 años, se suponía una época en la que los hombres debían abandonar ya decidida-mente la despreocupación ado-lescente, pues ya estaban un poco pasados, y asumir las responsabi-lidades de la vida de quien mar-cha decididamente hacia su adul-tez, una época en que debían revisar y meditar acerca de qué opción habían venido realizando. Esto, además, era particularmente así para los amantes de los studia humanitatis, para quienes el tiem-po completo dedicado a la poesía, la historia y la retórica debía ir dando lugar a una preeminencia de la filosofía moral, o cualquier

11.Cf.Rico,Francisco:Vida u obra de Petrarca,op. cit.,pp.163,305yss.;Cátedra,PedroM.:Amor y pedagogía en la Edad Media,Salamanca,UniversidaddeSalamanca,1989.

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otro quehacer que fuera más ma-duro y serio que el de aquellas otras actividades, percibidas por muchos como adolescentes (de-dicarse al Derecho, por ejemplo, mucho más redituable). Los tex-tos de Boccaccio o Piccolomini, además de los de Petrarca, po-drían nuevamente presentarse aquí como testimonios de estos conflictos.

¿Y Equicola?Amigo de Ariosto y preceptor

de Isabel d’Este, Marquesa de Mantua, Mario Equicola escribe y rescribe su Libro de natura de amore12 a lo largo de varios años (tal vez 25), habiéndonos queda-do de él básicamente dos versio-nes, una manuscrita y la princeps de 1525, editada en Venecia. De aceptar la hipótesis de Laura Ricci, respecto de la datación del manuscrito entre 1505 y 1509, resulta que Equicola se hallaba entonces entre sus 35 y 39 años13. Sin embargo, en el mismo ma-nuscrito, actualmente en la Bi-blioteca Nazionale di Torino, nos

12. La redazione manoscritta del Libro de ‘natura de amore’ di Mario Equicola,acuradiLauraRicci,Roma,BulzoniEditore,1999.

13. La redazione manoscritta…,op. cit.,p.18.

encontramos con que en las pri-meras breves líneas dedicadas al lector, el autor alude a sus “verdi anni” y a que con el estudio ha procurado suplir aquello que por la edad aún no alcanza14. A su vez, su nieto, Francisco Prudentino de Alvito, quien presenta el libro con una dedicatoria a Isabel d’Este, menciona que el mismo es “testimonio di suo inmenso ar-dore”, ya que ha nacido en tiem-pos de su “più fervida adolescen-tia”15. De todo esto se deduce que

14.“Ho voluto scrivendo più erudirme, con speranza che ‘l studio supplisca ad quel in che la età non basta. Mi è parso essere più tosto in errare et domandare perdono, che marcire in ocio con lassare preterire di mei verdi anni il tempo megliore. Scrivendo dunque di quel che la età rechiede, amore mi persuade, Cupido me insegna, mia sorte vole et mia domna mi commanda”, La redazione manoscritta…,op. cit.,p.7v.Elnúmerodepáginacorrespon-dealfoliodelmanuscritoynoalapaginacióndelaedicióndeRicci;asíseguiremoshaciendoenlosucesivo.

15.“Mario Equicola de Alvito, mio avuncolo, nella sua più fervida adolescentia retrovandosi in amorosi lacci irretito, in amore tucto ‘l tempo et ogni suo studio dispensò: donde la presente opera nacque, testimonio di suo inmenso ardore”, La redazione manos-critta…,op. cit.,p.2r.

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nos topamos nuevamente con una construcción de una imagen fic-cional de autor, y esto, más allá de que sea posible una redacción previa de un núcleo primigenio hoy perdido, puesto que Equico-la mantiene esta imagen de autor adolescente incluso para cuando lo imprime en Venecia y ya pisa-ba los 60 años. Como Fregoso hiciera poco antes con su Anteros, se ficcionaliza un autor adoles-cente para situar las consideracio-nes sobre el amor en la ya men-cionada encrucijada de la Y pitagórica entre frugalitas y luxu-ria16. Prueba de ello en el texto de Equicola sería su sexto y últi-mo libro, donde, tratando sobre el fin del amor, se exponen de modo independiente y sucesivo las dos tesis a sus ojos posibles: Per la voluptà corporea (la vía de la lujuria), Per la voluptà del’animo

16.Fulgosi,BaptistaeC.:Anteros,editadoporLeonardoPachel(Milano,1496),IncunableIV129delaBibliotecaApostólicaVaticana.Paralahipótesisdeficcionalización del autor, véase Gasparini,Carolina:‘AppuntisullavitadiBattistaFregoso’,Giornale Storico della Letteratura Italiana,CLXI(1984),398-420;‘L’AnterosdiBattistaFregoso’,Giornale Storico della Letteratura Italiana,CLXII(1985),225-449.

et vera beatitudine (la vía de la frugalidad). Es así que muchos de los tópicos antedichos reapa-recen, aunque con diferencias a destacar y considerar detenida-mente17.

En parte, se sigue adscribien-do la defensa de la vía de la luju-ria a un discurso preferentemente poético y retórico18, mientras que 17.Todasestasconstrucciones

ficcionales del autor pueden entenderseenlíneaconlodichoporFoucaultensusclasesdelColegiodeFrancia(1981-1982).Hablandodelaprácticadelameditatioysuhistoria(desdelaAntigüedadhastaelsigloXVII)sosteníaquenosetratabade“un juego del sujeto con su pensamiento”,sinomásbiende“un juego del pensamiento sobre el sujeto”(Foucault,Michel:La hermenéutica del sujeto,Bs.As.,FCE,2002,p.340).Elejerciciodelameditación(ligadoalaprácticadelalectura-escritura)eraparaelsujetounmododeponersegraciasalpensamientoenunasituaciónficticia en la que se probaba a sí mismo,constituyéndoseasíenunadelasmanerasdeaccesoalaverdadquesuponíanosólounconocimien-to,sinotambiénunatrasformacióndelserdelsujeto,esdecir,unconocimientoenelmarcodeunprocesodesubjetivaciónocultivodesí,operadoentrela“lainquie-tud”yel“conocimiento”desí.

18.“Reservemo li precepti de philoso-phi et de theologi le admonitioni ad più matura età, et la presente

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la defensa de la vía de la frugali-dad pertenece sobre todo a uno filosófico19. La figura del poeta sigue apareciendo aquí ligada a un amor adolescente que dice en-noblecerlo, pero que en conside-ración del filósofo se trataría de mera lujuria. La figura del filóso-fo, en cambio, supone madurez

attendamo alli recordi di nostri poeti”,La redazione manoscritta…,op. cit.,p.294r.

19.“Doi sono le vie di persuadere. L’una la quale demostrativamente ne tira ad cognitione del vero; l’altra per coniecture veresimili li animi nostri induce ad credulità et si concilia. Il primo modo legitimo et philosophico, il secondo adulterino et adulatorio reputamo. Havete odito le prime parti essere state date alla voluptà corporea con fabule, auctorità, exempli; è stata la exhortatione ad quella di sophistici argumenti et poetica persuasione vestita; il che era necessario per che la causa inuista così recercava. La verità nuda et candida né colore né fuoco la exorna… De rhetorici precepti nulla ne serveremo. Dialectica, da rhetorica dissimile quanto il chiuso pugno dalla aperta mano, da me legiermente gustata cognoscerete. Li lochi topici, redargutioni resolvere et diffinire, ad quelli lasciaremo li quali hanno la causa poco probabile. Essi con syllogismi, enthimemi, exempi, inductioni si sforzeno farla favorebele”,La redazione manos-critta…,op. cit.,pp.295v-296r.

y una racionalidad para la vida que puede usar de la poesía pero sin someterse del todo a ella. La vía de la lujuria es la del stulto, el loco; la vía de la frugalidad es la del sapiens, el sabio. Es así en Pe-trarca, y lo es todavía en Equico-la. Sin embargo, algo ha cambia-do. La noción de “gloria” ya no es la misma y, en el fondo, tam-poco lo es la de “amor”. Atenda-mos a ello.

— II —

El amor y la gloria en Mario Equicola

Simplificando un poco, diría que, en el mundo europeo de

finales del xV y principios del xVI, pueden determinarse tres campos clasificatorios mayores donde agrupar las variadas inter-pretaciones epocales del amor en-tre el hombre y la mujer.

El primero se evidencia en el mismo Equicola, cuando, en el capítulo uno del libro primero, habla de pro-eróticos y anti-eró-ticos, siendo esto, en realidad, una disputa en torno a la acepta-ción o no del amor cortesano jun-to al amor matrimonial. Habría un eje Dante-Bembo (que pro-

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cura diferenciar entre el amor vulgar de Paolo y Francesca en el Infierno y el amor gentil-cortesa-no de Dante por Beatriz como vía a Dios en el Paraíso), y otro eje Petrarca-Platina (que rechaza tal diferenciación y considera el amor una enfermedad que solo el celibato o matrimonio reme-dia). Dicha discusión no es me-nor, pues ella incluye asuntos tan diversos como el de la posición de la mujer (¿sólo matriz y edu-cadora de los hijos en el marco del amor matrimonial, o también productora cultural en el marco del amor cortesano?) o el de las críticas a la corte (muchas veces el ataque al amor gentil tiene una raíz o vector anti-cortesano en tanto se lo lee como lujuria-lujo y fuente de injusticia social e irres-ponsabilidad política).

El segundo campo agrega a esta dupla (amor matrimonial y amor cortesano) un tercer tipo, el amor epitalámico (asumo aquí el término de Huizinga que me parece mejor que el de naturalis-mo amoroso)20. Dicho amor –también presente en el Libro de

20.Cf.Huizinga,Johan:El otoño de la Edad Media,Madrid,Alianza,2001,cap.8.

natura de amore (VI, 2) y en otros textos de la época– en general se lo encuentra en negativo, pues con él no estarían de acuerdo ni matrimoniales ni cortesanos. Esta clasificación, sin embargo, ade-más de dar cuenta de una realidad extendida (al menos en algún sen-tido por el nivel de las acusacio-nes), nos permite pensar el amar desde otro eje: la problemática del ayuntar sexual y su relación con la cultura y lo divino (¿el ayuntar conoce divinidad? ¿abre u obtura el acceso a ella? ¿ayuntar y pensar son opuestos? ¿la cultura es producto de un desvío en el deseo de ayuntar?).

El tercer y último campo cla-sificatorio distingue y analiza lo que podríamos llamar diferencias culturales mayores en el ámbito de la civilización europea de esos años, la diferencia del amor en la tradición cristiana y en la judaica, y las disputas que se originan de los cruces y préstamos entre una y otra. Concretamente me refiero aquí al impacto y alteración que provoca la irrupción del mundo judaico en ambientes cristianos de mano de los Dialoghi de Abra-vanel (1535)21.

21.Cf.Ciordia,Martín:Amar en el

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Pero, volvamos a lo nuestro, a Equicola. En líneas generales (pues desde ya el texto tiene sus vaivenes), en el Libro de natura de amore se sostiene el amor cor-tesano. Con esto no quiero decir que desprecie el amor matrimo-nial (al que elogia en el capítulo cuarto del libro tercero), sino que, en la disputa antedicha entre pro-eróticos y anti-eróticos, está con los primeros y su pensar que el amor cortesano puede convivir con el matrimonial, es decir que el amor entre el hombre y la mu-jer no se circunscribe a sólo lo doméstico y privado, sino que también avanza benéficamente sobre lo político y público. Por otra parte, si bien da voz a los re-presentantes del amor epitalámico (de modo equívoco en el capítulo tercero del libro quinto; de modo decidido en el capítulo dos del libro sexto), en el marco general, aparece criticado.

En autores anti-eróticos de la segunda mitad del siglo xV, tales como Platina, Fregoso o Edo (que refuerzan y sostienen la posición del Agustín petrarquesco, o sea, sin la ambigüedad y conflicto que

Renacimiento. Un estudio sobre Ficino y Abravanel,BuenosAires,MiñoyDávilaeditores,2004.

presentan los mismos textos de Petrarca), el amor cortesano y el amor epitalámico son rechazados por igual, incluso señalando que el primero es más peligroso que el segundo. En otras palabras, y enlazando con lo anterior, estos últimos son adscriptos al camino de la lujuria, mientras que el de la frugalidad está representado por sólo el celibato o el matrimonio.

Dije antes que en el Libro de natura de amore se construye una imagen ficcional de un autor ado-lescente que, en libro sexto, ex-pone los dos fines del amor como los dos senderos tópicos de la Y pitagórica. También enlazando, diría ahora que en dicho libro se atribuye el camino de la lujuria (o del placer corporal) al amor epitalámico, y el camino de la frugalidad (o placer del espíritu) al amor cortesano. Un amor, este último, que nuestro autor conci-be muy en línea con el amor in-telectual por la dama (sostenido por el personaje Lavinello en los Asolani de Bembo) o, sobre todo, en consonancia con el posterior amor razionale propuesto por Castiglione para los perfectos cor-tesanos y damas, o sea, como ori-gen de la producción cultural y de un culto intelectual a Dios,

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que no sería otro, en última ins-tancia, que ese amor como paideia que Ficino reelabora en su Comentario al Banquete de Platón22. Pero hay más.

La elección entre las dos vías en el Libro de natura de amore es-tá planteada en el horizonte del Discurso de la dignidad del hom-bre de Pico della Mirándola. Equicola parafrasea:

“es el hombre aquello que quie-re, está en el medio entre los brutos y los ángeles. Según elige, puede al inferior degenerar y al superior aplicarse” 23.

22.ParaelamorcortesanodeEquicolacomprendidoenelhorizontedelaescalaplatónica,véasesobretodoelcapítuloquintodellibrosegundo,‘Che cosa è belleze’. Al final del capítuloprimerodellibroprimero,seloresumeasí:“Alli soi cortesani amore li sensi vivifica, excita lo ingegno, et da quello inertia et rusticità removendo, di virtù lo exorna, et suo naturale discurso, como exercitato ferro, illustra. El corpo con eleganti habiti in politeza et munditia mentene, et con letitia in sanintà il conserva, et, al fine, dalla corporea belleza alla incorporea pulchritudine lo adito et via sanctamente ci propone”,La redazione manoscritta…,op. cit.,pp.16r-v.

23.“è lo homo quel che vole, è mezzo tra li bruti et angeli. Secundo elige, po al’inferiore degenerare et al

Más que de una lucha entre la razón y los afectos, se trata, en verdad, de un conflicto de volun-tades, de a qué fin dirijo mi vida. Lo escindido es el “yo”, una esci-sión que, sin embargo, es también el espacio de la libertad, de la li-bertad de ser aquello que quiera. Según Hannah Arent, esto está ya en San Agustín24; también en Petrarca, si recordamos el poema 264 del Cancionero donde se con-traponen pensamiento a pensa-miento, deseo a deseo, y no pen-samiento a deseo. Repito: lo escindido es el “yo”, manifiesto en el conflicto de voluntades. Pe-ro, ¿qué quieren los humanos? Quieren amor, responde Equico-la. ¿Qué es el amor?

Leemos en el capítulo cuatro del libro segundo:

“el amor es el deseo del espíritu que nace de los sentidos con el pensamiento de conseguir el bien deseado y disfrutar de su belle-za” 25.

superiore applicarse”,La redazione manoscritta…,op. cit.,p.311v.

24.Arendt,Hannah:La vida del espíritu,Bs.As.,Paidós,2002,Segundaparte,capítulo2,apartado10: ‘Agustín, el primer filósofo de la Voluntad’.

25.“amore essere cupidità di animo, la

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Poco antes, en el capítulo uno del mismo libro se nos aclaraba que tres son las especies de bien: el bien honorable (que es el del alma y la mente); el bien laudable (que proviene de la virtud en la acción); el bien “en potencia” (en tanto aquél que puede ser usado para bien o para mal). El primero comprende la vida contemplati-va, el segundo la vida civil, el ter-cero la vida voluptuosa; y sus fines son respectivamente el verdadero bien, el honor y el deleite26. Esta clasificación, de origen aristóte-lico, es completada y explicada en estos pasajes con otras clasifi-caciones posibles; aunque aquí la que nos interesa es aquella otra que aparece en el libro sexto, y que está realizada a partir de una reelaboración de Epicuro, en lí-nea con los previos trabajos de Valla y Ficino. El fin del amor humano es la felicidad y la felici-dad es placer. Luego de largas dis-quisiciones, Equicola concluye

quale procede da sensi, con pensieri di consequire il desiderato bene et fruire la belleze de quello”,La redazione manoscritta…,op. cit.,p.105v.

26.cf.La redazione manoscritta…,op. cit.,p.82r.

que el fin del amor es la “voluptà, o del corpo, o vero del’animo”27.

“Epicarmo, Platón y Aristóteles creían que el verdadero placer es del espíritu y consiste en el apetito de honores, en los estu-dios de las disciplinas, la vida civil, el conocimiento y la con-templación. Dicearcho, Dyoni-sio y Aristipo dijeron que el ver-dadero y no falso placer son las voluptuosidades y deleites de los sentidos, y aquél del espíritu de éste depende como sombra e imagen. Porque una parte y otra tiene muchos defensores, hemos deliberado, bajo el modo de la exhortación, sostener la causa del amor que busca el placer corpóreo; y después, contradecir y refutar, alabando el amor que alumbra el placer del espíritu y la felicidad” 28.

27. La redazione manoscritta…,op. cit.,p.268r.

28.“Epicarmo, Platone et Aristotele credectero la vera voluptà essere del’animo, et consistere in cupidità di honore, studità di discipline, vita civile, cognitione et contemplatione. Dicearcho, Dyonisio et Aristippo la vera et non falsa voluptà dixero essere piaceri et delectationi di sensi, et quella del’animo da questa dependere como umbra et imagine. Per che l’una parte et l’altra ha

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Aquí tenemos enunciada la Y pitagórica con sus dos caminos29. De acuerdo a lo que venimos re-firiendo, como será de notar, Equicola está incluyendo entre los bienes del amor, o placer del espíritu, la vida civil y la búsque-da de los honores, de la gloria.

San Agustín, en De la vida fe-liz (1, 4), cuenta que a los 19 años leyó en la escuela de retórica el Hortensio de Cicerón, y que le inflamó en su alma un ardor y deseo por la filosofía:

“que no volara [entonces] pres-to al regazo de la filosofía, con-fieso que fue porque todavía me detenían el atractivo de la mu-jer y los honores” 30.

multi assertori, havemo deliberato, in modo di exhortatio, defensare la causa del’amore che cerca voluptà corporea; poi contradire et confutare, laudando lo amor che ne parturisce voluptà del’animo et beatitudine”, La redazione manoscritta…,op. cit.,p.268v.

29. Específicamente mencionada se encuentra,porejemplo,en La redazione manoscritta…,op. cit.,p.308r.

30.“Sed ne in philosophiae gremium celeriter advolarem, fateor, uxoris honorisque illecebra detinebar”.SanAgustín:De la vida felizenObras I(ed.Capanaga),Madrid,BAC,1979,I,4,p.546.

Rico trae a colación este pa-saje, justamente para mostrar has-ta qué punto Petrarca trabaja la textualidad agustianana en su Secretum: aquí no tenemos otra cosa que las dos cadenas (amor y gloria) que, según el Agustín pe-trarquesco, impiden al personaje Francisco poder entregarse de lle-no a la filosofía y ser feliz31.

En Equicola, en cambio, su-mando a lo ya citado, leemos en el capítulo tercero del libro quinto:

“no desconfiemos nosotros los hombres de las cosas a los hom-bres posibles; no contentos de nuestra condición y estado as-piremos a la suma dignidad, al sumo honor” 32.

O en el mismo capítulo del libro sexto donde se defiende el placer del espíritu:

“Huir la acción no hace al hom-bre feliz, antes bien, aquel ocio

31.Cf.Rico,Francisco:Vida u obra de Petrarca,op. cit.,p.260.

32.“Non desperemo noi homini di cosa ad homini possibile; non contenti di nostra conditione et stato, ad summa dignità, ad summo honore aspiremo”,La redazione manos-critta…,op. cit.,p.223r.

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y negligencia para ello lo induce a la melancolía” 33.

Y uno no puede dejar de re-cordar aquellas palabras de Víctor Santini respecto de la noción de “gloria” en Maquiavelo, como un elemento dinámico de la historia que se opone a una religión del ocio (y no de la virtud); una glo-ria que se presenta en él como el modo más eficaz en el asiduo es-fuerzo de perseverar y progresar hacia la perfección humana, de descubrir y fijar aquella chispa divina que hay en el espíritu de cada uno de nosotros34. Dice Equicola:

“como los perros para correr, los pájaros para volar, así nosotros hemos nacido para evitar el ocio y el tiempo disponer en el honor, la gloria y la laude civil” 35.

33.“Fugire le actioni non fa lo homo beato; anzi, quel’ocio et negligentia ne induce ad melancolia”,La redazione manoscritta…,op. cit.,p.310v.

34.Cf.Santini,Víctor:La “gloria” nel pensiero de Machiavelli,Ravenna,Longo,1979,cap.VI.

35.“Como al curso li cani, al volato li ocelli, così noi ad evitare l’ocio semo nati, et il tempo dispensare in honore, gloria et laude civile”,La redazione manoscritta…,op. cit.,p.307r.

Criticando a aquellos que en-tienden al futuro como algo ine-vitable y no contingente, como producto del hado36, afirma:

“ruego a todo espíritu gentil que se persuada de que hay libre al-bedrío; que quiera tener un es-píritu excelso e intrépido, que conozca que ninguna vía está cerrada a la virtud ni a ella co-sa alguna es difícil, ninguna ardua” 37.

La naturaleza misma a esto invita y excita, y aunque variadas sean las costumbres por diversas regiones,

“no se puede negar que a todos universalmente place el buen nombre, padre y genitor de ho-nor y reverencia, que por todos es magnánimamente buscado con sumo estudio, peligro, sudor y sangre” 38.

36.Cf.La redazione manoscritta…,op. cit.,pp.221r-v.

37.“Prego ciaschun gentil spirito si persuada essere di libero arbitrio; voglia havere animo excelso et intrepido, cognosca nesciuna via essere chiusa alla virtù né ad quella cosa alcuna difficile, nesciuna ardua”,La redazione manos-critta…,op. cit.,p.223r.

38.“La natura stessa ad questo ne invita et excita, et quantunque varii

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Y como conociendo las sen-tencias del Agustín petrarquesco contra la gloria, cita:

“En el Eclesiástico y Proverbios somos amonestados de que de-bemos preocuparnos por la bue-na fama. Exclama el padre Agustín que no imitemos a aque-llos quienes, siendo reprendidos en evitar el mal nombre, dicen que les basta con su conciencia después de Dios; a tales llama desvergonzados por ser el bien hacer necesario a nosotros, y la buena fama útil a los otros. Evi-temos las suspicacias, guardemos que aquello que verosímilmente de nosotros se puede fingir no se finga… Así que obremos bien y las palabras a la virtuosas ac-ciones respondan, porque con nuestra suma laude seremos al cielo agradables y de la posteri-dad notados” 39.

siano li costumi per diverse regioni, non si po negare ad tucti universal-mente piacere il bon nome, patre et genitore di honore et reverentia, da tucti magnanimi con summo studio, periculo, sudore et sangue cercato”,La redazione manoscritta…,op. cit.,pp.308r-v.

39.“Nel’ Ecclesiastico et Proverbii semo admoniti debiamo havere cura dela bona fama. Exclama il patre Agustino che non imitemo quelli li

“Ser tal cual queremos apare-cer” sería una frase de Equicola que resume lo hasta aquí dicho40.

quali, essendo represi che non vengano in mal nome, dicono la lor conscientia bastarli adpresso Dio; tali nomina impudenti per essere il ben fare neccesario ad noi, la nostra bona fama utile ad altri. Evitemo le suspitioni, guardemo che quel che verisimilmente di noi si po fingere non se finga… Siché operemo bene et le parole alle virtuose actioni respondano, ché con summa nostra laude seremo al cel graditi et alli posteri noti”,La redazione manoscritta…,op.cit.,pp.308v-309r.Másadelante,cuandotodoseresumaenelpreceptoevangélicodeamaraDiosyalprójimo,seinsistiráenesterechazodeunareligióndelocio:“obremos bien por Él; pero el amor de Dios no es ocio –dice Gregorio– y como deje de obrar no es más amor. Amemos a Dios y al prójimo, que aquello que hacemos al más pequeño por Jesús [lohacemos]”.“operemo bene per lui; mai lo amore di Dio non è ocio –dice Gregorio– et como cessa operare non è più amore. Amemo Dio et lo proximo, che quel che facemo ad un minimo per Iesù”,La redazione manoscritta…, op. cit.,p.312r.

40.“Li historici et virtù et vitii di grandi homini narrano; nesciuno nasce senza vitii; li prudenti si sforzano extirparli et in loro loco fare succedano virtù, et essere tali quali volemo apparere, ché nesciuno è così privo di mente, nesciuno tanto poco participe di

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O también: “el honor alimenta el arte” 41. Pero, ¿y el amor? “El amor solo quiere amor por recompensa” y qué es el deseo de la gloria o fa-ma sino el querer ser querido por los humanos, buscar conciliar su benevolencia y favor para con no-sotros. Este sería, para Equicola, el principio de todas nuestras ac-ciones. El amor cortesano aquí se extiende a más que el amor entre un hombre y una mujer, el amor del cortesano es también el de la amistad, o sea, el de la liberalidad, justicia y humanidad. Humanità que es afabilidad, urbanidad y mansedumbre42. Todo aquello

ragione che summamente non desidere essere existimato iusto, prudente et liberale. La natura stessa ad questo ne invita et excita”,La redazione manoscritta…,op. cit.,p.308r.

41.“’Lo honore nustrisce l’arte’ è antiquo proverbio”,La redazione manoscritta…,op. cit.,p.87v.

42.“El amor solo quiere amor por recompensa, y aquél premio estima excelentísimo. Esto, con la benevolencia, es principio de todas nuestras acciones; por esto, con razón, aquella alma que no ama, Agustín la cree extinta. Si toda laude a los humanos por los humanos se da, si aquella a los humanos le viene por los humanos, si por los humanos gloria busca-mos, si en arbitrio de aquellos la

fama se pone, si por su honrarnos esperamos, si queremos su favor, ayuda y gracia, ¿cuál acción más digna que aquél conciliarse? ¿Qué mayor fruto de la virtud que ser por aquellos querido? ¿Cuál fin más excelente que aquellos estén dispuestos a nuestra voluntad? ¿Cuál dominio más apetecible que aquellos puedan moverse por nuestra utilidad y comodidad? Esto nos consigue amor; esto nos pare la benevolencia, de esa sobre la cual Platón escribe a Dione, diciendo que es necesaria para hacer grandes y preclaras cosas. Aristóteles, en la Política, la naturaleza de aquellos que tienen que gobernar la república lo benévolo busca. Preciosa palabra es amor, de donde aquel venerable vocablo de ‘amistad’ se deriva”.“Solo amore amore vole per recompensa, et quello premio existima excellentissimo. Questo, colla benivolentia, è principio di tucte nostre actioni; per ho meritamente quella anima che non ama Agustino la cresce extincta. Se tucte laude alli homini dalli homini se danno, se quelle alli homini dalli homini procedono, se per li homini gloria cercamo, se in arbitrio di quelli fama se repone, se da loro honore speramo, da loro favore, adiuto et gratia volemo, qual più digna actione che quelli conciliar-si? Qual maior fructo de virtù che essere ad quelli charo? Qual più excellente fine che quelli per nostra utilità et commodo possere movere? Questo ci fa conseguire amore; questo ci parturisce benevolentia, la

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con lo que se busca conciliar la benevolencia para las grandes acciones.

“No sólo nuestra vida en parti-cular es por la amistad conser-vada y custodiada, sino que todo reino, toda república sin aquélla presto se aniquila. La justicia es la causa de la guerra, de la gue-rra su fin es la paz, el fin de la paz es cosa excelentísima, esto es, la amistad y la unión que es el fin de toda virtud, según la sentencia de los pitagóricos por Aristóteles confirmada” 43.

quale ad Dione Platone scrive essere necessaria ad fare grande et preclare cose. Aristotele, in Politica, la natura de quelli che hanno ad governare la republica benivola rechercha. Pretiosa parola è amore, donde quel venerando nome ‘amicitia’ se deriva”,La redazione manoscritta…,op. cit.,pp.9v-10r.Paralanociónde“amistad”y“humanidad”,cf.La redazione manoscritta…,op. cit.,pp.224ryss.

43.“Non solo in particularità nostra vita da amicitia è conservata et custodita, ma ogni regno, ogni republica senza quella presto si adnihila. Iustitia è causa de guerra, dela guerra è fine la pace, il fine dela pace è cosa excellentissima, cioè amicitia et unione, il che è fine di tucta la virtù secundo la sententia di Pythagorici, da Aristotele

— III —

Una historia del amar

“No desciendo a este cam-po, a tanto conflicto, sin

el escudo que me concedió mi Minerva. No entro en el labe-rinto sin el firmísimo hilo que me dio mi celeste Ariadna. Se verá que en esta nave con Dionisio [Areopagita] gobierna el timón el dios de los filósofos Platón, administra las velas Aristóteles y Aurelio Agustín y los remos mueve Marco Tulio [Cicerón] ayudado de historia-dores y poetas [...] Oh suma po-tencia, de los hebreos hahava, de los griegos eros, de nosotros con común vocablo amor lla-mada, a ti las manos suplicantes tendemos [...] No incitado por

confirmata”,La redazione manos-critta…,op.cit.,p.143r.También:“Per ho ben crede Lactantio il primo officio della iustitia essere coniungerse con Dio, il secundo conciliarsi li homini. L’uno sanctità, pietà, relligione potemo nominare, al’ altro humanità si po dare nombre; l’uno et l’altro se con commune vocabulo chiamaremo charità, non seremo in errore”,La redazione manoscritta…,op. cit.,p.133v.

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sacrílega avidez, ni por profano ardor estimulado, sino que im-pelido por no sé qué genio me atrevo a decir palabras de tu naturaleza” 44.

Con estas palabras, inicia Equi-cola su Laude de amore y da co-mienzo a su texto. En la versión manuscrita del mismo que veni-mos manejando (y que, recuerdo, fue presumiblemente escrita en-tre 1505 y 1509), nos encontra-mos con que, antes de las consi-deraciones propias del autor que estuvimos sopesando (y que se desarrollan del libro dos al sexto), el libro primero está dedicado

44.“Non descendo in questo campo, ad tanto conflicto, senza scuto dalla mia Minerva concessomi. Non intro in labyrintho senza firmissimo filo datomi dalla celeste mia Adriadna. Vederasi in questa nave governare il temone con Dionysio il dio di philosophi Platone, Aristotele con Aurelio Augustino ministrare le vele; et li remi movere M. Tullio, da historici et poeti adiutato […] O summa potentia, da Hebrei havava, da Greci heros, da noi con commune vocabulo amor chiamata, a ti le mano supplici tendemo […] Non incitato da sacrilega cupidità, non da prophano ardore stimulato, ma non so da qual genio spincto, ardisco di tua natura far parole”,La redazione manoscritta…,op. cit., pp.6v-7v.

principalmente (catorce de los quince capítulos que lo compo-nen) a considerar las “Opinioni de’ moderni scriptori circa le cose de amore”45. Este libro sorprende en el marco de los tratados o ar-tes de amores que hacían furor en la época; ya Panofsky lo ha se-ñalado de su edición veneciana de 1531, ante todo por su actitud histórica, única en su tiempo46; y que a nuestro entender guarda relación con lo que hemos venido diciendo y cuyo breve análisis ce-rrará estas líneas. Ante todo, ¿qué significa aquí “moderni scriptori”?, ¿quiénes son estos “recenti scrip-tori di amore”?

Quiero comenzar atendiendo los folios 48r a 50v de esta ver-sión manuscrita. Lo primero a aclarar es que estos pasajes no es-tán en la mencionada edición princeps veneciana de 1525 y que ya en el autógrafo torinese apare-cen tachados con la intención de ser eliminados. En ellos, Equico-la, citando a Ovidio, afirma ale-grarse por el haber nacido en

45. La redazione manoscritta…,op. cit.,pp.16v.

46.Panofsky,Erwin:Estudios sobre iconología(1962),trad.BernardoFernández,Madrid,Alianza,1998,pp.169y205.

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“questa età”, y esto, contra aquel antiguo y común vicio de antepo-ner los años pasados y lamentarse siempre de la edad presente.

“Si tranquilidad deseamos, ¿cuándo la hubo mayor? Si vi-da segura, ¿cuándo hubo jamás tanta libertad de hablar y ca-llar? No tememos que nuestras posesiones sean distribuidas y asignadas a soldados. No esta-mos expuestos a nefasto destierro ni a crueldad de emperadores. El exilio y la servidumbre están extintos. De los abominables e infinitos vicios que descarada-mente los antiguos practicaban sin temor a pena ni a infamia, hoy apenas entendemos los nom-bres. Ninguna herejía, ni per-turbación en la fe se encuentra, y al presente a muchos excelen-tísimos hombres se los ve culti-varse en todo. No me lamento, por tanto, que con el ocaso del imperio romano la majestad de la literatura latina sufriese de-trimento, ni que por los Góticos, Vándalos y Hunos se hubiese desnudado de todo decoro, por los Lombardos sumergido y por otros bárbaros sepultado. Pues –he aquí– que resurge y, como nueva planta, desde sí misma

germina, y, pasado el invierno, siente ya la primavera, que aun-que aún sea tierna la rama, to-davía tiene las raíces en su ma-dre antigua. Rápido extenderá en tal magnitud sus ramas, que no solo producirá suavísimos frutos, sino que hasta estará muy firme y, contra todo viento y tem-pestad, inmóvil y segura” 47.

47.“Io –como Ovidio– me alegro essere nato in questa età, nella quale, se tranquillità desideramo, quanto maior se hebe? Se secura vita, quanto fo mai tanta libertà di parlare et tacere? Nom tememo che le nostre possessioni siano a militi divise o deputate. Non a proscrip-tione nephanda, non ad crudeltà di imperatori semo exposti. Exilii et servitù sono estincti. Di infiniti abominandi vitii, quali li antiqui, sensa timore di pena et di infamia, impudentemente exercitavano, appena hogi li nomi intendemo. Nulla heresia, nulla perturbatione in la fede si retrova, multi prestan-tissimi homini al presente in ogni exercitio si vedeno. Non me lamento, dunque, che col’occaso del’ imperio romano la maiestà dela latina litteratura patesse detrimen-to, né che da Gothi, Vandali, Hunni fosse di ogni decoro spogliata, da Longobardi absumpta, et da altri barbari sepulta. Che, ecco, resurge et, como nova pianta, da sé germina, e, passato lo inverno, sente ià la prima vera, et benché tenera virga sia, anchora ha le radice nella sua matre antiqua.

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Este desbordante optimismo recuerda al que Erasmo todavía tenía hacia 1516/7 en su famosa carta a Wolfgang Fabricio Capito. La tachadura y su posterior omi-sión en la edición princeps de 1525, casi no necesita comenta-rios, basta recordar que dos años después acontecerá el saqueo de Roma, y que cuatro años antes Lutero era excomulgado por el papa León x, el hijo de Lorenzo el Magnífico.

Pero volvamos a lo nuestro. Esta nueva planta arraigada en la madre antigua que, pasado el in-vierno de los bárbaros, resurge hacia una primavera que la hará tan fuerte, ¿cuándo comienza? ¿Quiénes son para Equicola –y ahora entendemos mejor el alcan-ce de estas palabras– estos moder-ni o recenti scriptori respecto de los antiqui scriptori griegos y la-tinos?48. Los modernos escritores de amor son: Guitton d’Arezzo,

Extenderà presto li soi rami in tanta magnitudine, che non solo fructi suavissimi parturirá, ma starrà firmissima contra ogni vento et contra ogni tempesta inmobile et secura”,La redazione manos-critta…,op. cit.,p.48r-v.

48.Cf.La redazione manoscritta…,op. cit.,p.17v.

Guido Cavalcanti, Dante Alighie-ri, Francesco Petrarca, Giovanni Boccaccio, Marsilio Ficino, Bat-tista Campo Fregoso, Bartolomeo Platina, Pedro Edo, Francesco Prudentino, Pietro Bembo, Bat-tista Carmelita y Gian Giacomo Calandra. Como la simple enu-meración muestra, se realiza una compilación de textos latinos y romances pertenecientes a auto-res que van del Duocento al Cin-quecento italiano; es decir, aquí Equicola –en principio– no dis-tingue entre latín y vulgar, y ubica el comienzo de los modernos –al menos respecto de los escritos de amor– en lo que hoy considera-mos plena Edad Media (recorde-mos que para Vasari, algunos años después, los modernos pintores, escultores y arquitectos comen-zarán con Cimabue y el Giotto en el Trecento). De los extranje-ros se mencionan dos “acutissimi” franceses, Arnaldo Daniel (...1180-1200) y Folquet de Marseille (ver-sificó 1179-1200), y dos españo-les, Juan de la Enzina y Juan de Mena; aunque en ninguno se de-mora, pues –a su entender– de los dos primeros, Petrarca fue “emulo”, y los dos segundos, “di nostri imitatori”.

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Equicola se apresta a decir pa-labras acerca de la naturaleza del amor, pero no lo hace inmedia-tamente, sino que primero se de-mora en dar cuenta de aquellos escritores recientes que lo han precedido en la empresa. Y esto –nos dice– no para evidenciar sus errores (como haría Platón con el discurso de Lisias), o repren-derlos (como Aristóteles con las opiniones de otros que expone), tampoco para mostrar (como afir-ma Plinio) que muchos se visten de plumas ajenas. Referirá estos recientes escritores y sus “libri di amore” simplemente para que ninguno sea “privato di sua laude”, porque con ello no hará más que ser fiel a su naturaleza: absolutamente ajena a la malevo-lencia y la envidia. Exprimirá su jugo y expondrá resúmenes de sus textos, no para evaluarlos; pues, fácilmente se descubrirá luego en qué disiente sin necesidad de su-brayar los lugares precisos49. La

49.“Li fructi del mio horto cognoscere-te, nel quale, benché poco culto sia, da bono agricola [Pomponio Leto] bona semente vi fo sparsa, et li arbori de piante di antigua matre per insito adoptati. Et, ad ciò sia ciascheuno certo tra tante promis-sioni non selli ha da porgere musto, né aqua da piova adunata, mi è

mayoría, por mostrarse poetas, son “hiperbolici”; no tomará a és-tos en cuenta, ni referirá sus obras que más tratan de los accidentes que de la naturaleza del amor. Reiterándose aquí nuevamente lo dicho en otro pasaje que ya cita-mos, Equicola sostiene que, si bien están estos deficientes escritores:

“No por esto de nuestro tiempo maldigo, ni de la naturaleza me lamento, por conocer en esta

parso di recenti scriptori di amore, quali sono al publico et in mia notitia pervenuti, le opinioni referire, et de loro opere, circa questo, il succo expresso primo farne gustare. Non con animo tale, quale apresso Platone si lege la oratione di Lisia per fare manifesti li errori; non, como in Aristotele, le opinioni di multi exposte vedemo per reprenderle; non per mostrare –como dice Plinio– multi trovarsi che hanno ad littera de altri transcripte le compositioni, et dele altrui penne vestirse; ma che non sia alcuno privato di sua laude, et io faccia secundo mia natura, dala quale malivolentia et invidia forono sempre aliene. Et se forsi altrimente in li libri de’ predicti non antiqui scriptori che nel mio si retroverá, serà per dire quel ad mi pare el vero, non per taxare alcuno. Se dissentimo, facilmente si potrà advertere: pero ho non noto li lochi”,La redazione manoscritta…,op. cit.,p.17r-v.

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edad muchos hombres preclarí-simos, de toda virtud y mercu-riales ejercicios laudables, entre quienes surgieron fecundísima-mente nobilísimos ingenios, que en la amorosa milicia hacen gran gasto, dedicados no menos a las Musas y Apolo que a Ve-nus y Cupido, de los cuales hay quien es maduro y sentencioso, en quien la jocundidad poética ríe, quien con florido estilo de-leita, quien jocoso y melodioso, quien propio y elegante: todos doctos y peritos, eruditísimos en arte y ritmo. Porque no ha sa-lido aun a la luz su parto, y su verdadera laude en más dignas páginas que las nuestras, con la admiración de la posteridad, les está destinada y reservada, no-sotros, brevemente, referiremos al presente las opiniones de (es-tos [y pasa a enumerarlos]), rogando que conmigo sean tal cual yo he sido con ellos: cándi-do y benévolo” 50.

50.“Io nesciuno nomino, per il que nesciuno si debe di me dolore, se non chi primo vorrà confessare essere questo in soi scripti. Non per ho di nostri tempi maldico, né di natura mi lamento, per cognoscere multi in questa età in ogni virtù et mercuriali laudati exercitii homini preclarissimi, tra quali fecundissi-

En el Epílogo de este libro primero, el capítulo quince, se dice además que estas opiniones de estos escritores modernos son para él como el viático para un nadador o las ramas cercanas para un pájaro que está aprendiendo a volar y que, saltando de una en otra, toma experiencia para luego lanzarse al aire51.

mamente surgono nobilissimi ingegni, che in la amorosa militia fanno gran stipendii, non meno alle Muse et Apollo che ad Venere et Cupido dicati, de’quali chi è maturo et sententioso, in chi iucundità poetica ride, chi con florido stile delecta, chi iocoso et canoro, chi proprio et elegante: tucti di arte et numerii scientissimi, docti et periti. Per che non è anchor venuto in luce lor parto, et la loro vera laude in più digne charte che le nostre, con admiratione de’posteri, li è reposta et reservata, noi al presente di Fra Guicton, Guido Calvalcante, Dante Alegieri, Francisco Petrarcha, Ioan Boccaccio, Marsilio Ficino, Baptista Campofregoso, Platina, Pieri Hedo, Pier Bembo, Baptista Carmelita, et Ioan Iacopo Calandra le opinioni, socto brevità, referemo, pregando ciascheuno sia verso me quale io verso questi candido et benevolo me mostro”,La redazione manoscritta…,op. cit.,p.19r.

51.“El non anchora assecurato natatore, il quale, aiutato da artificio che supernate, in tranquille unde primo move braccia et pedi, dopo, quello remosso, li rapidi fuimi

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Como Vasari en sus Vidas, Equicola con su historia de los libri di amore busca honrar los muertos y transmitir la experien-cia acumulada de los siglos para que el árbol de las artes extienda sus ramas y dé suavísimos frutos contra todo viento y tempestad52.

tranar non dubita. Lo ocellino, quando stare nel nido ultra li par molesto, saltando da quello, nel più propinquo trunco se posa, et hora in l’uno, hora in l’altro arbore volando, fa di sue tenere penne securamente experientia; ove sufficiente et firmo si cognosce, per l’aere, senza timore, vagando discorre. Questi recenti scriptori, la opinione de’ quali havemo in brevità reducta, siano stati ad mi quel zuccha al natatore, qual ramo al’occelino. Mò, nelle nostre benchè tenui forze fidandome, con bono auspicio et bona gratia, como spero, de’ celesti, il grandissimo pelago di amore con la amorosa aura sulcaremo”,La redazione manos-critta…,op. cit.,p.65v.

52.RecuerdoacontinuaciónalgunospasajesdeVasariqueestánenrelaciónconEquicola:“Soleano gli spiriti egregi in tutte le azioni loro per un acceso desiderio di gloria non perdonare ad alcuna fatica, quantunque gravissima, per condurre le opere loro a quella perfezione, che le rendesse stupende e maravigliose a tutto il mondo; nè la bassa fortuna di molti poteva ritardare i loro sforzi dal pervenire a sommi gradi, sì per vivere onorati,

Equicola precede con este libro de historia su propio tratamiento del amor, porque la escritura de

e sì per lasciare ne’tempi avvenire eterna fama d’ogni rara loro eccellenza”,Vasari,Giorgio:Le Vite, ed.Bianchi,Italy,Saloni,1948,p.41.También:“La qual cosa più volte meco stesso considerando, e conoscendo non solo con l’esemplio degli antichi ma d’moderni ancora, che i nomi di moltissimi vecchi e moderni architetti, scultori e pittori, insieme con infinite bellissime opere loro in diverse parti d’Italia si vanno dimenticando e consumando a poco a poco, e di un maniera, per il vero, che ei non se ne può giudicare altro che una certa morte molto vicina; per difenderli il più che io posso da questa seconda morte, e mantener-gli più lungamente che sia possibile nelle memorie de’ vivi… ho giudicato conveniente, anzi debito mio, farne quella memoria che il mio debole ingegno ed il poco giudizio potrà fare. A onore, dunque, di coloro che già sono morti, e benefizio di tutti gli studiosi principalmente di queste tre arti eccellentissime architettura, scultura e pittura, scriveró le vite delgi artifici di ciascuna, secondo i tempi ch’ei sono stati, di mano in mano, da Cimabue insino a oggi”,Giorgio,Vasari:Le Vite,op. cit.,p.42.Cf.asimismolosotrosprólogosdeltexto,dondeseinsisteconlahistoriacomomemoriayenseñanza,conlarinascitadelasartesysuconfrontaciónconlaantigüedad.

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la historia comienza a ser otro ti-po de práctica en su época, ya no un quehacer adolescente, sino uno ligado a los cambios que se están dando en la concepción de la gloria y, en última instancia, del “tiempo como horizonte del ser humano”, asunto que aquí no hemos podido considerar y que quedará para otras páginas.

Nuestro autor, en consonan-cia con otros humanistas, parece querer mostrar que el amor es el motor de la cultura. El amor en-tre el cortesano y la dama, el amor entre los amigos, incluso hasta el amor a los enemigos: todo debe confluir en un actuar en bien de la república, en acrecentar la li-beralidad, justicia y humanidad. Conciliarsi es una palabra clave a lo largo de sus páginas. Un con-ciliarse que no sólo abarca a los congéneres, sino a los ancestros y a la posteridad, pues estamos ante una historia del amar, una historia de la conciliación huma-na que se evidencia y realiza en la recepción y producción de los testimonios que deja el homo fa-ber. Confiado en esta progresiva paz y justicia, nos decía recién:

“Si tranquilidad deseamos, ¿cuándo la hubo mayor?”.

La casa donde vivo fue cons-truida a fines del siglo xIx, las paredes de mi estudio, que cobi-jaron la concepción de estas pa-labras, estaban ya cuando llegó mi abuelo de Europa durante la segunda presidencia de Roca. El árbol que miro por la ventana cambia de estación en estación de un modo cíclico, pero las pa-redes no; a ellas, cada tanto, debo reconstruirlas de su querer volver a ser piedra y tornar al ciclo na-tural. Esta reconstrucción cons-tante da cierta idea de permanen-cia, de un tiempo lineal que parece sustraerse al hecho de que mi abuelo murió hace años y de que yo lo seguiré en algún momento, de que los humanos nos renova-mos como las plantas. La casa ha pasado de habitante en habitante hasta que yo llegué, como el tex-to de Equicola ha pasado de ma-no en mano hasta llegar a las mías. Pues, no se trataría como en Des-cartes de tirar la casa del pensa-miento abajo para construir una nueva desde sus cimientos. Dicha tarea, por otra parte, sería impo-sible: los supuestos de lo que pien-so me perseguirían más aun que el demonio de la duda. Dialogar con Equicola, como a su vez él

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dialoga con los antepasados, da cierta idea de continuidad, de pa-se de posta en la carrera hacia la conciliación humana, de la posi-bilidad de una historia del amarse entre los hombres y las mujeres en pos del bienestar de todos aquellos que han querido, quie-ren y querrán habitar el suelo de este mundo (en pos del ben vivere, como él lo llama). Aunque es de recordar que algunos de los pasa-jes más optimistas de Equicola al respecto ya fueron tachados por él mismo conforme se alejaba del tiempo en que originariamente fueron escritos, allá entre 1505 y 1509. Año, este último, en que Erasmo cruzaba los Alpes y, tam-bién soñando con el amor entre

los humanos, no tuvo mejor idea que plantear su sueño como un Elogio a la Locura. Tiempo des-pués, la sensatez bélica de sus congéneres parece haberle dado la razón: era una locura hablar de amor conforme se presentaba la época: el homo amans parece in-sistir en su sólo quedar como una mera palabra, para colmo bastan-te poco efectiva. Pero el Renaci-miento nos enseña también otra cosa: que la novedad es posible, que lo “nunca visto ni oído” pue-de también presentarse y desmen-tir la memoria de siglos, que no sólo hay continuidades sino rup-turas. En algún sentido, Descartes también tiene razón.

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LA TRADICIóN VERNÁCULA DE LOS TRATADOS DE

ARTE STORICA EN ITALIA (1550-1585)

Por

Silvina Vidal

En la primera mitad del siglo xVI, la abundante producción de tratados sobre arte histórica dio

lugar a un género literario es-pecífico. Aunque el interés por la forma de escribir historia ya se había manifestado en el Quattrocento con el descubrimien-to de la Antigüedad clásica y la importancia de la filología, nunca se le había dado un tratamiento sistemático. Más que presentar teorías sobre la historia o discutir sobre la naturaleza del conoci-miento histórico, a mediados del siglo xVI, importaba determinar cuáles eran las pautas que debían seguirse para estructurar el relato histórico. Este interés resulta com-prensible si consideramos que, excepto en el caso de Luciano de

Conicet-Unsam

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Samosata y Dionisio Halicarnaso –ambos traducidos al latín por primera vez en el siglo xVI–, los pensadores de la Antigüedad nunca presentaron una teoría ex-haustiva sobre el arte de escribir historia1.

La utilidad de la historia co-mo magistra vitae, como discurso que mueve a la conducta virtuo-sa, daba cuenta de la importancia de hallar un lenguaje apropiado para comunicar sus enseñanzas en forma clara y sencilla. En este sentido, la verdad de la historia era entendida como verosimilitud, representación o retrato de lo “realmente” ocurrido. La máxima horaciana (ut pictura poesis) tam-bién tendría su aplicación a la historia: personajes, batallas y diá-logos asumirían formas estereo-tipadas similares a la imitación que los pintores hacían de expre-siones clásicas y los poetas de topoi antiguos2. Para los intelec-

1. Reynolds,Beatrice:“ShiftingCurrentsinHistoricalCriticism”,Journal of the History of Ideas,Vol.14,1953,pp.474-76.

2. “...che comune et proponimento et sforzo et della historia et della poesia di dover quello, che à dir prendono, rappresentare, et come in un quadro di pittura espresso porre inanzi à gli occhi à vedere et

tuales renacentistas la credibilidad del relato histórico descansaba en una determinada selección de pa-labras, estilo y método de expo-sición; de ahí su interés por de-batir las relaciones entre retórica, historia y poesía, así como definir los instrumentos propios a cada disciplina. Fruto de estas refle-xiones, la tratadística de artes historicae de mediados del Cin-quecento, buscó combinar y ar-ticular preceptos tomados de

illustrarlo, quanto per lor si può, et alla immortalità consacrarlo...”.DionigiAtanagi:Ragionamento della eccellentia et perfettion de la historia,Venecia,1559,enKessler,Eckhard:Theoretiker Humanistis-cher Geschichtsschreibung,Munich,1971,pp.70-71;Burke,Peter:The Renaissance Sense of the Past,Londres,1969.Respectodelimpactodelafrase“ut pictura poesis”enlaideadehistoriacomorepresentacióndurantelossiglosXVyXVI,nosremitimosalalecturadeD’Ancona:“Lerappre-sentazioniallegorichedelleArtiLiberalinelMedioevoenelRinascimento”,L’Arte,V,1902,pp.137-55,211-28,269-89y370-85;Herrick,Marvin:The Fusion of Horatian and Aristotelian Literary Criticism 1531-55,Londres,1946yHaskell,Francis:History and its Images. Art and the Interpretation of the Past,NewHaven-Londres,1993.

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Aristóteles, Luciano, Cicerón y Quintiliano con el objetivo de elaborar una teoría para la escri-tura de la historia. En este marco, las traducciones italianas a la Poé-tica de Aristóteles actuarían como criterio básico para la elaboración de dicha teoría, en especial la idea de historia como reino de lo par-ticular, como una colección de hechos singulares en oposición al estatus más universal y filosófico de la poesía3. La comparación aristotélica tendría un fuerte im-pacto en la historiografía del Re-nacimiento: al ser un relato de hechos particulares la historia ja-más sería vista como ciencia, sino como arte o género literario.

El debate sobre ars historica fue internacional, y en su mayo-ría se desarrolló en latín4; no obs-

3. Aristóteles:Poética,IX(1451b1-34).ParaunanálisispormenorizadodelarecepcióndelaPoéticaaristotélicaenelCinquecentorecomendamos:Javitch,Daniel:“TheassimilationofAristotle’sPoeticsinsixteenth-centuryItaly”,The Cambridge History of Literary Criticism:TheRenaissance,III,Cambridge,1999,pp.53-65yWeinberg,Bernard:A History of Literary Criticism in the Italian Renaissance,2vols,Chicago,1961,pp.429-559.

4. Maffei,Enrico:I trattati dell’arte

tante, en el mismo período Italia dio origen a una tradición verná-cula vinculada a problemáticas locales. Las academias italianas del siglo xVI se convirtieron en foros alternativos de comunica-

storica dal Rinascimento fino al secolo XVII,Nápoles,1872;Spini,Giorgio:“Itrattatistidell’artestoricanellaControriformaitaliana”,Quaderni di Belfagor I,1948,pp.109-37;Franklin,JulianH.:Jean Bodin and the Sixteenth-Century Revolution in the Methodo-logy of Law and History,NuevaYork-Londres,1963,pp.46-85;Vegas,Ferdinando:“Laconcezionedellastoriadall’UmanesimoallaContrariforma”,Grande Antologia Filosofica,vol.IX,1964,pp.1-59;Cotroneo,Girolamo:I trattatisti dell’ars historica,Nápoles,1971;EckhardKessler:Theoretiker Humanistischer Geschichtsschrei-bung,Munich,1971,pp.7-47;Cochrane,Eric:Historians and Historiography in the Italian Renaissance,Chicago-Londres,1981;Witschi-Bernz,Astrid:“MainTrendsinHistorical-MethodLiterature:SixteenthtoEighteenthCenturies”,History and Theory,Vol.12,Beiheft12:BibliographyofWorksinthePhilosophyofHistory1500-1800,1972,pp.51-90;Bertelli,Sergio:Ribelli, libertini e ortodossi nella storiografia barocca,Florencia,1973,pp.3-30;Couzinet,Marie-Dominique:Histoire et méthode à la Renaissan-ce. Une lecture del Methodus de Jean Bodin,París,1996,pp.1-45.

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ción de saberes tradicionales y modernos a una audiencia mucho más amplia que las universidades –el público de las cortes, a mitad de camino entre los doctos y el vulgo– porque adoptaron el volgare como lengua oficial. Es-capando a la estructura formal y el currículum limitado de las uni-versidades, en las academias se discutía sobre otras materias (li-teratura, poesía, teatro y filosofía moral) que eran desatendidas por los Studi. Más organizadas que sus predecesoras, las nuevas aca-demias contaban con un príncipe elegido cada seis meses, un pro-grama de lecturas, tesorero, secre-tarios y hasta un comité de pu-blicaciones. En ellas, sus miembros encontraban un excelente medio para socializar, discutir y publicar sus trabajos5.

La corriente vernácula de arte storica tuvo sus orígenes en la aca-demia padovana degli Infiammati, una de las primeras (creada hacia 1545) y más importantes del pe-

5. Italian Academies of the Sixteenth Century(ed.Chambers,D.S.yQuiviger,F.),TheWarburgInstitute,Londres,1995,pp.1-14y65-74;Storia della letteratura italiana,Storia e geografia. L’età moderna, II,1988,Turín,pp.561-2.

ríodo (su estructura organizativa sería imitada por las academias fiorentina y degli Intronati). La concentración de intelectuales de peso en Padua (Vicenzo Maggi, Daniele Barbaro, Cola Bruno, Angelo Beolco, Leone Orsini y Giovanni Cornaro), la mayoría con experiencia académica, hicie-ron posible su creación. Los Infiammati comenzaron a traba-jar sobre las teorías de Pietro Bem-bo (1470-1547), quien sostenía que el italiano era un medio tan efectivo como el latín para la pro-ducción literaria. Dedicaban sus lecturas al comentario y traduc-ción de textos clásicos, a analizar los problemas derivados de la adaptación de la poesía, prosa y sonetos latinos al italiano y, en general, a explorar la capacidad expresiva de las lenguas vernácu-las en el ámbito de la literatura, la retórica y el teatro6.

Bajo la presidencia de Ales-sandro Piccolomini (1520-1604)

6. Samuels,Richard:“BenedettoVarchi,theAccademia degli InfiammatiandtheOriginsoftheItalianMovement”,Renaissance Quaterly,29,1976,pp.599-634yBruni,Francesco:“SperoneSperoniel’Accademia degli Infiammati”,Filologia e letteratura,XIII,1967,pp.24-71.

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y Sperone Speroni (1500-1588), el proyecto de los Infiammati su-peró las expectativas de Bembo que limitaba el uso del italiano al ámbito literario. Inspirados en la concepción instrumental que Pie-tro Pomponazzi tenía del lengua-je7, como una herramienta útil para comunicar conceptos, los Infiammati consideraban que cualquier clase de argumento (fi-losófico, histórico, científico, re-ligioso o poético) podía ser ex-puesto y discutido en italiano8.

7. Nardi,Bruno: Studi su Pietro Pomponazzi,Florencia,1965,pp.45y60;Pozzi,Mario:Trattatisti del Cinquecento,I,Milán-Nápoles,1978,pp.490-501;Davi,MariaRosa: “Filosofia e retorica nell’operadiSperoneSperoni”,en:Filologia Veneta,II,Padua,1989,pp.89-112.

8. “...questo volgare è atto a esprimere ogni materia...”.Speroni,Sperone: Opere, II(ed.Pozzi,Mario),Roma,1989,p.271.Lamismaposiciónserepiteennumerosostextosdelperíodo:Citolini,Alessandro:Lettera in difesa de la lingua volgare(Venecia,1540);Muzio,Girolamo:Per difesa della volgar lingua(Venecia,1533-40);Speroni,Sperone:Dialogo delle lingue(Venecia,1542);Gelli,GiovanBattista:I capricci del bottaio(Venecia,1546)yRagionamento sopra le difficoltà del mettere in regola la nostra lingua(Venecia,

La necesidad de traducir textos clásicos se hacía cada vez más evi-dente para un público que ya no podía leer ni en griego ni en la-tín. En este contexto, Piccolomini contribuiría en gran medida a la vulgarización del corpus aristoté-lico con su traducción de los tex-tos más científicos del Estagirita en La Prima e Seconda Parte de la Filosofía Naturale (Venecia, 1551-54) y con Della Instituzion Morale (Venecia, 1560), una reelabora-ción de la Ética aristotélica9.

El proyecto enciclopédico y vulgarizador de los Infiammati se sustentaba en una concepción del saber opuesta al Humanismo. La filosofia reale (la búsqueda de la verdad tanto en el plano natural como moral) se separaba clara-mente de la filosofia razionale (las disciplinas discursivas) constituí-

1551);Tomitano,Bernardino:Ragionamenti della lingua Toscana(Venecia,1545)yQuattro libri della lingua Toscana,ove si prova la Philosophia esser necessaria al perfetto oratore et poeta: con due libri nuovamente aggionti de i precetti richiesti a lo scrivere, e parlar con eloquenza,(Padua,1570).

9. Il volgare come lingua di cultura dal Trecento al Cinquecento, Atti de Convegno Internazionale Mantova,Mantua,2003,pp.339-60.

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da por la lógica, la retórica, la his-toria y la poética. Si bien se con-servaba el carácter propedéutico de la lógica, la poética y la retó-rica se convertían en ornatio in-necesario para la indagación filo-sófica. Los Infiammati –influídos por la escolástica tardomedieval– rechazaban la idea que los humanis-tas tenían de la gramática como criterio hermenéutico y filológico unificante de todas las ciencias; para éstos la filosofía, única vía de conocimiento verdadero, era superior a las disciplinas discur-sivas. Así los humanistas se con-vertían en meros ‘doctores en gra-mática’, y su pedagogía –reducida al estudio de las lenguas clásicas– se consideraba incapaz de ofrecer contenidos realmente formati-vos10. Esta postura contestaria re-

10.“Chiamo umanisti quei litterati eccellenti che tanto apprezzano le parole sciolte e legate dei doi famosi idiomi, che di rettorica e poesia, le quai sono arti così gentili, come ognun sa, fanno gramatica solamente, togliendo quelle, e non pur quelle, ma le scienzie con esso loro dallo intelletto alla lingua, onde barbarica barbaramente sia da lor detta la non latina filosofia”. Speroni,Sperone:Opere,II,p.200.AlrespectoBenedettoVarchitambiénsosteníaque:“al gramatico propiamente è richiesto dichiarare

flejaba una situación de hecho: la alianza humanista entre elo-cuencia y sabiduría era imposible de sostener en un contexto don-de, exceptuando a Venecia, la ma-yoría de los estados italianos ha-bían perdido su independencia política11.

El nuevo enfoque lingüístico padovano combinado con inte-reses enciclopedistas fue bastante influyente en círculos venecianos y toscanos. Por ejemplo, el prin-cipal proyecto de la academia ve-neciana consistió en la traducción y comentario de textos filosófi- cos clásicos y modernos, en su mayoría publicados por Aldo Manuzio el Joven12, mientras que

tutte le parole di tutti gli autori, così disgiunte, come composte, ma non già intendere cosa nessuna, non che dichiararla...”.Varchi,Benedetto:Opere,II,Trieste,1858,p.353a.RecomendamoslalecturadeFrancescoBruni:Sistemi critici e strutture narrative,Nápoles,1989,pp.13-30.

11.Mazzacurati,Giancarlo:La crisi della retorica umanistica nel’500,Nápoles,1961,pp.35-40.

12.Rose,PaulLawrence:“TheAccademiaVenetiana.ScienceandCultureinRenaissanceVenice”,Studi Veneziani,XI,Venecia,1969,pp.191-242yUniversità, Accade-mie e Società scientifiche in Italia e in Germania dal Cinquecento al

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en la academia florentina el pro-grama de vulgarización fue lleva- do a cabo por Giovan Battista Gelli, Benedetto Varchi y Carlo Lenzoni13.

En este marco, el surgimiento de una tradición vernácula de tra-tados sobre arte storica, y por en-de, la reelaboración de preceptos clásicos para la escritura de la his-toria, fue producto del impacto combinado de la questione della lingua, la reacción antihumanista y los proyectos enciclopédicos de las academias italianas. La atomi-zación de las disciplinas discursi-vas dio lugar a la búsqueda de criterios para elaborar una teoría de los géneros literarios que, no obstante surgida de la matriz aris-totélica, fuera más allá de la di-cotomía filosofia reale / filosofia razionale. Como afirmaba Bene-detto Varchi (1503-1565) –his-toriador y filósofo aristotélico li-gado al círculo de los Infiammati– en sus Lecciones sobre Poesía (1553), si la ratio común a disciplinas tan disímiles (como la lógica, la dia-léctica, la retórica, la gramática y

Settecento,Bolonia,1981,pp.130-66.

13.Samuels,Richard:“BenedettoVarchi,theAccademiadegliInfiammati”..., pp. 630-634.

la poesía) era el discurso, se tra-taba entonces de discernir cuál era la forma de expresión y expo-sición apropiada a cada situación comunicacional, así como deter-minar el tipo de audiencia a la que cada discurso iba dirigido14.

Por otra parte, si bien los Infiammati tomaban distancia del humanismo al encarar un proyec-to enciclopédico que ya no des-cansaba en el análisis filológico y la colación de manuscritos, sino en una producción literaria y fi-losófica independiente en lengua italiana, la función social que le

14.“La filosofia razionale, la quale favellando di parole e non di cose, non è veramente parte della filosofia ma strumento, comprende sotto sé non solo la logica (intendendo per logica la giudiciale) e la dialettica (intendendo per dialettica non tanto la topica, quanto eziandio la sofistica e la tentativa) ma ancora la rettorica, la poetica, la storica e la grammatica /…/ perché l’ente razionale non è altro, che l’orazione o vero il parlare, manifesta cosa è, che ciascuna delle facoltà razionali avrà per subietto alcuna parte del parlare. Ora ciascuno parlare è in uno di questi cinque modi: o vero...loico, dimostrativo o probabile, e questo se appartiene al retore, o è finto e favoloso, e questo s’ appartiene al poeta”.Varchi,Benedetto:Opere,I,Trieste,1858,pp.682-84.

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daban a la historia como magistra vitae seguía siendo la misma15. Así, para preservar el rol pedagó-gico de la disciplina histórica, los Infiammati se encontraban con la necesidad de establecer crite-rios normativos claros frente a los problemas planteados por la exé-gesis de la Poética aristotélica, la ausencia de un idioma nacional y el impacto de la imprenta, que exigía patrones estándar para la producción literaria. Sin embar-go, se planteaban dos dificultades difíciles de resolver: (i) ¿cómo so-meter la historia a preceptos, si se trataba de una disciplina que versaba sobre lo particular, lo úni-co, lo infinito y estaba sujeta al cambio, resultando por ende inaprehensible?, y (ii) ¿qué capa-

15.“..ma qual cosa può o più maravi-gliosa, o più utile non dico essere ma pensarsi, che il vedere, che quello che dalla imposibilità della natura tolto e negato ci fu, e cio è il potere in poco di ora tutto il mondo camminare, e tutte le cose che in esso o si fanno, o si dicono conoscere a trovarsi, si può dire, presente in diversi luoghi, e tra se lontanisimi a un tempo medesimo, ed in somma vivere quasi infinite vite, ed essere nei più giovenili anni vecchisimo; ne sia dalla lezione delle storie benignamente concedu-to e ricompensato?”.Varchi,Benedetto:Opere,I...,pp.6-8.

cidad cognitiva tendría la historia siendo tan sólo una disciplina discursiva?16.

En este sentido, hay que des-tacar el aporte de Francesco Ro-bortello (1516-1567) –profesor de retórica, latín y griego en la Universidad de Padua y también comentador de la Poética aristo-télica– al debate sobre arte histó-rica. En De historica facultate disputatio (Florencia, 1548) –pri-mer tratado sistemático sobre el tema– Robortello definía a la his-toria como una facultas, con un método, objeto y fin determina-dos17. La utilización de la palabra facultas18, le permitía distanciarse

16.“Cangiante è dunque la istoria…simile al collo della colomba…che se stà ferma in uno esser, non però sta in un parere, ma ad ogni battere e volger di occhio muta e rinova la sua sembianza...la quantità e qualità delli istorici con la materia da essi tolta a narrare, son cose quasi infinite; e lo infinito è senza regola e senza norma...”.Speroni,S.:Opere...,II,pp.214-18.

17.“Nunc dicendum, qualis sit Historica facultas, sic enim in praesentia libet appellare; Quem habeat sibi finem propositum; quam materiem subiectam”.Robortello,Francesco:De historica facultate disputatio,Florencia,1548,enKessler:Theoretiker…,p.7.

18.“Omnia praeterea, quae à me in

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de aquellos que (basándose en Sexto Empírico) concebían a la historia como parlare sciolto o ra-gionamento libero y, asimismo, defender la posibilidad de produ-cir un relato histórico mediante la aplicación de ciertas reglas19.

hoc genere scripta sunt, ita sum commentatus, ut neque inania scrutari, neque omnia curiose confectari voluerim; sed prorsus ad artem, et μέθοδον illam praeclaram, redigere totum hoc scribendi genus conatus fuerim, ut nova veluti quaedam, peculiari nomine à ceteris distincta extaret facultas, sive ars historica, nàm qui de eadem re aut tàm ac curaté scripserit, aut eo ordine, quo nos, plane novi neminem”:Kessler,Theoretiker,f.Aiii.SegúnRobortellolahistoriacompartíaelmismométodoquelaretóricaperolafacultasoars,esdecirlaarticulaciónodisposicióndelanarraciónhistórica,eradiferente.Porendelahistoriaseconvertíaenunsubgénerodelaretórica.Laideadefacultascomocapacidadohabilidad(sinónimodedotes,virtutes,ingenium,indoles)paradisponerlascosasenformaclaraysencillayaapareceenCicerón:De Officis(1,9,29etal.);De Inventione(1,27,41:“facultatessunt, aut quibus facilius fit, aut sine quibus aliquid confici non potest”); Atticus(3,10:ingenii facultates)ytambiénenQuintiliano:De Institutione Oratoria(2,8:“sibifacultatemdicendiparare”).

19.Empírico,Sexto:Contralos

Para Robortello la historia era una narración de los hechos del pasado que estaba supeditada a una finalidad práctica: convencer al hombre para que adoptara una conducta virtuosa20. Así, en lo metodológico la historia era ‘hija de la retórica’ porque su efectivi-dad descansaba en su poder de persuasión. El historiador, guiado por los criterios aristotélicos de verosimilitud y unidad de tiempo y espacio, debía utilizar artificios y figuras retóricas (como ejemplos y entimemas)21 para brindar una estructura coherente a los hechos aislados y desordenados de anales y crónicas que constituían la ba-se de su relato (en referencia a la definición ciceroniana de historia como annalium confectio)22. De

profesores,LI,Madrid,Gredos,1997,pp.102-109.Kessler:Theoretiker,pp.18-21.

20.“ut dicamus historiae finem esse, narrare res gestas, uti gestae fuerint, iuvandi gratia /…/ Historicus quoque huic est uni rei intentus; exemplis hominibus satis proponens, ac suadens, quid sit honestum, quid utile, quid turpe, quid inutile...”.Kessler:Theoretiker,pp.8y15.

21.Kessler:Theoretiker,pp.15-16.22.“Erat enim historica nihil aliud...

nisi annalium confectio...Rhetorice historicam parit, atque alit tanquam

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acuerdo con Robortello, la pro-ducción de un relato histórico podía ser sometida a una norma-tiva porque en última instancia descansaba no en una representa-ción más o menos fidedigna de la totalidad del pasado, sino en un recorte y encadenación inten-cional de una serie de aconteci-mientos.

Asimismo, Robortello salva-guardaba la capacidad cognitiva de la historia al asociarla con la filosofía moral. La historia brin-daba ejemplos basados en la ex-periencia concreta y singular de los hombres para que la filosofía extrajera máximas éticas univer-sales23. Por medio de la filosofía

mater, Ea rursus rhetoricae tamquam optimae matria quo fuit educata, parem gratiam refert...nam suppeditat exempla, ex quibus usas argumentationes conficit rhetorice”.Kessler:Theoretiker,p.21.Cicerón:De oratore,II.12.(52-53).

23.“Quatenus autem philosophos et historicos pertinet; Si quis ante universalia à philosophis percepe-rit; postea eadem singillatim reconoscat apud historicos in singularibus; hic est primus discendi modus; si vero singularia primum ab historicis dicerit, eadem postea in universalibus agnoscat philosophorum praeceptis; alter est et hic discendi modus”.Kessler:Theoretiker,p.16.

moral, la historia hacía a los hom-bres más prudentes, ya que les permitía conocer el pasado, para operar mejor sobre el presente y preveer dificultades futuras24. La historia, entendida como colec-ción de exempla verdaderos, se colocaba para Robortello a la ca-beza de las disciplinas discursivas porque constituía la materia pri-ma de las verdades universales de la filosofía moral; mientras que la lógica y la retórica sólo le ser-vían de instrumento, sus ense-ñanzas resultaban más necesarias y convincentes que cualquier fic-ción poética25.

24.Aristóteles:Ética Nicomáquea,VI.5.(1125-70b),8.(25-30)y9.(1142b-50).

25.“Uterque igitur, et philosophus et historicus optimus virtutis ac prudentiae magister est...hoc habent ab historia, homines enim cogno-scentes ea, quae vera sunt, facilius credunt similia vero”.Kessler:Theoretiker,p.16.MientrasqueVarchi afirmaba: “...gli scrittori delle storie apertamente ne dimostrano e con ineffabile utilità, non tanto come vivere generalmente da tutti si dovrebbe, quanto cioè si vive spezialemente da ciascuno: per non dir nulla, che così nelle buone e lodevoli sogliono, che le parole e gli universali ammaestramenti non fanno...”. Varchi,Benedetto:Storia Fiorentina,enOpere...,I,p.6.

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La ausencia de un método ex-.positivo propio a la historia,

así como la preocupación por ha-cer concidir teoría aristotélica y cánones clásicos, dieron origen a una tratadística de arte histórica en lengua italiana. Aunque deu-dora de Robortello, la corriente mayoritaria de dicha tratadística podría ser definida como esteti-cista, porque en vez de pregun-tarse por las posibilidades cogni-tivas de la historia se centraba en pautar la composición del relato histórico por medio de una colección de preceptos extraídos de Cicerón y Luciano. Dionigi Atanagi (1510-1573), en su Ragionamento sulla historia (1559), realiza una buena síntesis de estos loci comuni: el historiador jamás debía mentir, omitir verdades o dejarse llevar por sus pasiones; su ánimo inapasible también debía reflejarse en el estilo mediante el empleo de vocablos y frases cla-ras, de uso frecuente y la restric-ción de disgresiones o descripcio-nes innecesarias a la narración26.

26.“La prima legge et il primo precetto...che scrivendo la istoria servar si dee, doppo l’haver fatto elettione di materia nobile et memorabile et havuto vera et particolare information d’ogni cosa,

A pesar de su falta de originali-dad, el Ragionamento tiene su im-portancia. No sólo por el hecho de haber sido el primer tratado sobre arte histórica publicado en lengua italiana, sino también por-que apareció como suplemento a la primera traducción italiana del Historiarum sui temporis de Paolo Giovio (c.1558-60), editada por Girolamo Ruscelli.

En la primera parte del trata-do, luego de elogiar la utilidad ético-política de la historia para el gobierno de la ciudad, la prác-tica de las leyes, la religión y las

è di non dir mai la bugia et di non tacer mai la verità, per amore ò per odio di chi si sia, ò per adulazione, ò per sinistra informatione, ò ancora per semplice ignoranza /.../ Dovrà ancora guardarsi dalle superfluità, come sarebbe il ripligiar le cose troppo da alto et di lontano et il far digressione impertinenti et di niuna importanza /.../ Quanto alle parole, usar le propie, le atte di buon suono, le usitate... che le parole sieno bene allogate et esse aperte, chiare, significanti, non impropie, non ambigue, non troppo antiche, non troppo nuove, non troppo lontano trasportate, nè scambiate, metter dove una per una altra, come sarebbe chi chiamasse il Sole oro et la Luna argento...”.Kessler:Theoretiker...pp.81-84.

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buenas costumbres27, Atanagi se detenía en la idea de historia co-mo estilización de anales y cróni-cas. La estilización de la narración histórica dependía de la formu-lación de ragionamenti (referido tanto a razonamientos lógicos co-mo a juicios de valor) y concioni (arengas y discursos públicos), fi-guras discursivas que se tomaban del arte oratoria, mientras que de la poesía se extraían las palabras justas y frases elegantes y exqui-sitas que cautivaran y deleitaran al lector28. El historiador se dife-

27.“...la storia faccia la seconda gamba allo studio politico et morale, il quale senza gamba zoppo e sciancato rimanendo non havrebbe la sua perfettione /.../ la storia nelle sue narrazione tratta...del governo della città, le costitutio-ni, delle leggi, i culti della religion, le virtù, i costumi /.../ della ecellenza della istoria, diciamo, essere nobilisima et eccellentissima per la antichità, per la perpetuità, per la dignità di chi la usa, et chi la loda, per la communità e diffusion sua, per la giustitia, per lo subbietto, per lo fine...”.Kessler:Theoretiker,pp.71-5.

28.“...tutta la maestria della istoria consiste nel formare i ragionamenti et le concioni, si come tutti gli Istorici migliori Latini e Greci si può vedere /.../ fa luogo adunque al futuro istorico haver ottima cognitione prima dell’arte della

renciaba del cronista porque de-bía escribir guardando cierto decorum, en relación a la condi-ción social y carácter de los per-sonajes, el lugar, el tiempo y las circunstancias29. El decorum es lo que daba credibilidad a los juicios y opiniones del historiador, por ejemplo un discurso en defensa de la valentía no tendría el mis-mo efecto si fuera dicho por un desertor en vez de un general vic-torioso. El retrato moral de los

gramatica, specialmente di quella lingua nella quale di scriver storia si propone, e poi ancora del arte oratoria, accioche egli possa le cose, che a narrar prende, spiegar copiosamente, distintamente et ornatamente in ciascuna parte et massimamente nelle concioni /.../ Salir talora con le sentenze à qualche grado di altezza di poesia, specialmente nelle battaglie così di terra, come di mare, perioche allora, come dice Luciano, egli è vopo di alcun vento poetico, che non secondo fiato spirato empia le vele et la nave istorica in alto levando per la sommità delle onde ne la porti et sospinga”.Kessler:Theoretiker,pp.69y83.

29.“...la istoria è una narrazion delle cose fatte, come elle son fatte, con laude o con vituperio, secondo le persone, luoghi, e i tempi, co i consigli, con le cagioni, con gli avenimenti...”.Kessler:Theoretiker,p.65.

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protagonistas de la historia era, en última instancia, lo que confe-ría autoridad al relato histórico.

Para ejercitarse en la aplica-ción de técnicas oratorias y poé-ticas, así como para alcanzar la madurez estilística, Atanagi –aun-que tuviera pleno conocimiento de la producción historiográfica en italiano, de ahí los elogios a Maquiavelo, Giustiniani y Giovio (a quien definía como “otro Li-vio”)– recomendaba la imitación de historiadores latinos como Li-vio, César y Salustio. El problema radicaba en que como los histo-riadores modernos aún no habían alcanzado el nivel de los antiguos –dado que la lengua italiana ne-cesitaba seguir perfeccionando sus posibilidades expresivas–, se sugería su imitación; una imita-ción de tipo ecléctico que tomara lo mejor de cada autor30. Atanagi se hallaba más cerca de la concep-ción lingüística de Bembo que de Pomponazzi, ya que sostenía que

30.“Gli altri tanti, che nelle seguenti età nell’una, et nell’altra lingua hanno scritto, sono, benché lodati, di grandissima lunga inferiori agli antichi /…/ Nella lingua nostra non è stato istorico adora degno d’esser paragonato a questi…”.Kessler:Theoretiker,p.79.

el historiador partiendo de su lengua madre e ingenio debía perfeccionar su estilo mediante la aplicación de la preceptiva y un proceso de ejercitación constante31.

Uno de los rasgos más origi-nales del Ragionamento es la rela-ción que plantea entre historia y poesía. Si bien Atanagi coincidía con el rol pedagógico que Robor-tello asignaba a la historia, para el primero la superioridad de la poesía sobre la historia era incues-tionable, no sólo por el hecho de apelar a lo universal en sentido aristotélico, sino también por la capacidad creadora, “sin límites”

31.“...che bisonano à divenir perfetto istorico. Primeramente...esser nato dotato di quei tre grandi et singolari doni della natura, Ingegno, giudicio et memoria...Et apresso essere ornato di quelli, che per industria si acquistano, cioè le lingue, l’arti et le scienze. Et per le lingue intendia-mo non pur la Latina et la Greca, che dai libri si imparano, ma etiandio la natural di ciascuno, la qual senza libro et senza maestro col latte della madre ò della nutrice, bevendo et apprendendo si viene. Percioche questa ancora, à doverla bene et perfettamente intendere, parlare et scrivere, ha bisogno di chi la insegni et di chi per regole et per metodo la dichiari”.Kessler:Theoretiker,p.85.

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que tenía el poeta. Así, la histo-ria, precediendo a la poesía en el tiempo, se conviertía en base del aparato poético32. El poeta creaba sus fábulas universales a partir de las verdades concretas de la his-toria, mezclando realidad y fic-ción, lo que condicionaba las ca-pacidades expresivas de uno y otro escritor. Mientras el historiador estaba obligado a relatar los he-chos “tal y como sucedieron”, “sin poder apartarse siquiera del soni-do de sus palabras”, el poeta po-día cambiar, amplificar y adornar a su antojo las acciones de su fá-bula, dando vida a objetos inani-mados o haciendo a los dioses sujetos a pasiones humanas33. En

32.“…l’ istoria esser fonte, et origine dell’apparecchio poetico, perciòche quantunque il poeta usi le favole, nondimeno egli prende ancora, et ritiene molte cose vere, anzi sopra le vere fonda le false, quelle acettando et queste per tirar la moltitudine popolarmente…”.Kessler:Theoretiker,p.73.AtanagiseguíaenestepuntoelcomentariodeLudovicoCastelvetro:Poetica d’Aristotele, vulgarizzata e sposta,I,Roma-Bari,1978,pp.14-15.

33.“L’istorico narra la verità del fato, benchè con ornamento e leggiadria, come ella è appunto et non altrimenti...nel parlar istorico non è altro sentimento, che quel che le parole suonano... Il Poeta prende

suma, la distancia que imperaba entre historia y poesía, era la mis-ma que había entre una mujer plebeya y otra noble34.

La referencia a la falta de li-bertad del historiador en lo que respecta a sus posibilidades ex-presivas, no era casual. Atanagi, quien por estos años se desempe-ñaba como editor en Venecia, ha-bía sido testigo de la puesta en marcha del Index prohibitorum del papa Paulo IV (Carafa, 1555-59), que extendía la censura a to-do texto que atentara contra la religión, el estado y la moral pú-blica35. En este sentido, nos re-

persone di fuori, come Dei, ninfe…da la voce e l’parlare alle cose mute et inanimate et gli Iddii alle pasioni umane fa soggetti…muta la attione, l’accresce, la scema, la varia, l’adorna, l’amplifica …le cose che egli dice, appaiano più et maravi-gliose et stupende et perciò dilettino maggiormente…”.Kessler:Theoretiker,pp.68-9.

34.“tutto che la istoria habbia ben onde contentarsi d’un culto onesto, et a matrona dicevole senza adoperar liscio o belletto, il quale nella poesia, come in una vaga giovenetta, non è per aventura alcuna volta da esser ripreso, solo però, che ella conosca la differenza, che è dalla donna nobile alla plebea”. Kessler:Theoretiker,p.70.

35.Richarson,Brian:Print culture in

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sulta más que sugerente el hecho de que Atanagi, para defender la anterioridad temporal de la his-toria sobre la poesía, se remitiera a la autoridad del sacerdote cal-deo Beroso, así como la cantidad de elogios que hacía a la historio-grafía oficial veneciana –histo-riografía sometida a los capri- chos y decretos del patriciado de turno–36.

Renaissance Italy. The editor and the vernacular text1470-1600,Cambridge,1994,pp.141-42.

36.“...forse per lo Beroso istorico Caldeo, il qual dicono essere stato vicino a quei tempi, che la istoria havesse origine da Nino Re di Babilonia, il qual fu intorno ad otto-cento anni prima che la guerra di Troia /.../ Questa miracolosa et divina città di Venezia, che è in tutto il mondo unico e felice albergo di virtù ricetto di libertà et di pace, tempio di religione, seggio di onore et di dignità che più si diletta della istorica facoltà”.Kessler:Theore-tiker,pp.77-9.LareferenciaaBerosocomoelprimerhistoriadorapareceenlasAtiquitates(Roma,1498)deAnniodeViterbo.Allí,Viterbohacíadelahistoriaunargumento lógico justificado por unareddereferenciascruzadas(demodosemejantealasescolásticasquaestiones summae),altiempoque,enoposiciónalmodelodehistoriador/orador,proponíaalsacerdote,notarioyescribapúblicocomoúnicasautoridadescompeten-

Asimismo, como secretario del arzobispo Guido Guidiccioni durante el pontificado de Paulo III (1534-49), Atanagi compren-día la importancia que tenía la religión como instrumento polí-tico en el contexto de la Contra-reforma37. El relato histórico ja-más debía ofender a la religión, porque constituía la base de la comunidad social sin la cual era imposible asegurar la estabilidad del gobierno de turno. Haciendo un uso político de la religión, el príncipe aseguraba la obediencia de sus súbditos a través del temor

tesparaescribirhistoria.AunqueenelsigloXVIyaPietroCrinitoyLefevred’Etapleshabíandemostra-doqueBerosojamáshabíaexistidoytodoeraunfraude,elmodelodeViterboalcanzaríaunagrandifusiónentiemposdelaContrarreforma.Ligota,C.R.:“AnniusofViterboandhistoricalmethod”,Journal of the Warburg and Courtauld Institutes,50,pp.44-56.Encuantoa la producción historiográfica venecianaenelCinquecento,sugerimoslalecturadeGaetanoCozzi:“CulturaPoliticaeReligionenella pubblica storiografia venezia-nadel‘500”,Bolletino dell’ Instituto di Storia della Società e dello Stato,V-VI,1963-64,pp.215-94.

37.Dizionario Bibliografico degli Italiani,I,Roma,1962,pp.503-6,(enadelanteDBI).

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y la reverencia que generaba el ser solo responsable ante Dios38. Distanciándose de Robortello, Atanagi sostenía que para el arte del buen gobierno las enseñanzas bíblicas (la historia sacra) estaban a la altura de los ejemplos de la historia profana, y la auctoritas que invocaba era Cicerón –no Maquiavelo– cuando afirmaba que sin religión la comunidad so-cial era privada de toda concor-dia, virtud y justicia39.

38.“la istoria induce et conserva la religione, parte tanto principale et necessaria all’adunanza de gli huomini, che senza essa non solamente la città et le republiche non potrebbono governarsi dirittamente, nè lungamente conservarsi, ma non si potrebbe pur vivere /…/ genera la paura, et la paura spesso la riverenza, et l’amor di sua divina Maestà. Di che la sacra istoria della Biblia e sopra ogni altra istoria pienissima /.../ Tanto bene adunque ci si fa la istoria; insegnandoci a conoscer a Iddio, a riverirlo, adorarlo, umiliarlo et rendercelo propitio nelle nostre necessità...”:Kessler,Theoretiker,pp.76-77.

39.“con grande ragione disse M. Tullio... togliendosi via la religione, si togliesse insieme la fede, et la concordia umana, et quella virtù, che è più di tutte le altre eccellente cioè la giustitia”.Kessler:Theore-tiker,p.77.Cicerón:De Natura DeorumI.2(3-4).

En la misma corriente esteti-cista, pero omitiendo toda discu-sión teórica acerca de la relación entre la historia y otras discipli-nas discursivas, así como respecto a la función social del historiador, los tratados de Orazio Toscanella (1510-1580) y Alessandro Sardi (1520-1588) se limitaban a cues-tiones estilísticas en sentido estricto.

Toscanella, muy involucrado en el proyecto enciclopedista de la academia veneciana, a partir de 1558 se encargaría de traducir al italiano y publicar numerosos textos clásicos con el objetivo de introducir a los estudiantes en el estudio de las artes liberales. En este sentido, sus traducciones re-cuerdan a los textos escolares ra-mistas por presentar la informa-ción de manera clara, sencilla y fácil de memorizar, a partir del uso de diagramas. El mejor ejem-plo lo constituye su traducción y reelaboración del De inventione Dialectica de Rudolf Agricola (Ve-necia, 1567) como una enciclo-pedia donde las argumentaciones se organizan en temas generales y específicos (organización que también se repite en el índice) con el fin de reproducir visual-

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mente en la página impresa la ca-dena de razonamiento del autor y así facilitar la lectura40.

Los trabajos que escribió Toscanella sobre arte histórica ya no tienen forma de disputatio o ragionamento41, no reflejan el cli-ma de debate que se vivía en las academias, sino que imponen una preceptiva impersonal, consisten-te y autoreferencial, mediante un sistema cruzado de referencias bi-bliográficas. Posiblemente ello se debiera no sólo al hecho de que la censura venía afectando consi-derablemente al mercado editorial veneciano, sino también a la in-ternalización de nuevos hábitos de lectura producidos por la im-prenta; hábitos que requerían de

40.Bolzoni,Lina:“Renderevisibileilsapere.l’AccademiaVenezianaframodernità e utopia”, en Italian academies of the sixteenth century,TheWarburgInstitute,Londres,1995,pp.69-70.

41.Quadrivio di Oratio Toscanella, il quale contiene un trattato della strada, che si ha da tenere in scrivere Istoria,Venecia,1565,(enadelanteQuadrivio)yPrecetti necesarii et altre cose utilissime overo miscellane; parte in capi, parte in alberi, sopra diverse cose pertinenti alla Grammatica,Retorica, Topica, Loica, Poetica, Historia, Venecia,1567,(enadelantePrecetti).

un modo visual de presentación de la información (en alberi o capi)42.

Dada una definición general de la historia como memoria pú-blica y privada de los hechos hu-manos, Toscanella pasaba a sub-dividir la materia histórica en sucesos y discursos, acentuando su dependencia del método retó-rico43. La identificación entre his-toria y retórica es tan marcada, que en los Precetti se afirma que la mayoría de los argumentos his-tóricos podían extraerse de la Rhetorica ad Herennium44. Así, para estructurar su narración, el

42.Cox,Virginia:The Renaissance dialogue. Literally dialogue in its social and political contexts. From Castiglione to Galileo,Cambridge-NuevaYork-Australia,1992,pp.99-113;WalterJ.Ong:Ramus, method and the Decay of Dialogue,Cambridge,1958;Chartier,Roger:El orden de los libros. Lectores, autores, bibliotecas en Europa entre los siglos XIV y XVIII,Barcelona,1996.

43.“…l’istoria e memoria delle cose humane, publiche et private…”.Quadrivio,f.1r.

44.“Chi vuole havere piena cognitione di tutte queste figure; legga /…/ il quarto libro della Retorica ad Erennio da me tirata in alberi, che e in stampa; et haverà il suo intento…”.Quadrivio,f.5v-6r.

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historiador debía apelar a los tres géneros de la retórica: demostra-tivo (para presentar elogios o crí-ticas), deliberativo (para persuadir o disuadir de un determinado curso de acción) y judicial (para acusar o defender)45. Para Tosca-nella, la diferencia entre historia y retórica era más accidental que sustancial, porque descansaba en una regulación más estricta de diálogos, arengas y monólogos. Para ilustrar mejor su narración, el historiador podía introducir todo tipo de discursos, siempre y cuando, atendiera al decorum que el perfil de los personajes, sus cos-tumbres, el tiempo y el lugar

45.“In somma la vera loro regola è il Decoro: nel quale l’istorico s’ha sempre da specchiare. Si dividono i detti in Sentenze: in Motti, ma acuti, o mordaci, o falsi: et in Orationi: le quali tutti dependono da i tre genere, cioè Dimostrativo, Delibe-rativo, Giudiciale: però regolar si deono quelle che contengono laude, o biasimo coi precetti del genere Dimostrativo. Quelle che contengo-no persuasione o dissuasione, regolar si deono coi precetti del genere Deliberativo. Quelle orationi poi, che contengono accusa, o difessa, hanno da esser regolate coi precetti del genere Giudiciale…”:Quadrivio,f.2r.

en que trascurría la acción exi-gían46.

Asimismo, el orden de la na-rración histórica, lejos de ser pro-blemático, era definido como na-tural. El historiador, al igual que el cronista, debía narrar los he-chos cronológicamente, en el or-den que ocurrían, de un año a otro. Todas las historias respon-dían a un mismo modelo. Tenían un comienzo (introducción de todos los elementos necesarios a la trama), un nudo (que debía referir a los hechos concretos sin explayarse excesivamente en de-talles) y un final (donde se expli-caba la forma en que se había lle-gado a cierto desenlace)47. La

46.“Nelle dicerie publiche, et nell’altre orationi bisogna haver riguardo a chi parla: e far parlare al dotto, facondamente; l’ignorante, men cultamente: non s’ha da dare parlamento languido ad un forte, et strenuo, ne parlamento generoso ad un codardo et morbido. In somma il parlare istorico s’ha da regolare col decoro dell’età, et delli stati delle persone, et delle cose”:Quadrivio,f.4v-5r.

47.“Lo scrittor d’ istoria deve usare l’ordine naturale; cioè scrivere le cose secondo che sono state fatte o dette di tempo in tempo, et di luoco in luoco /…/ la narratione nel principio, nel mezo, et nel fine. Nel principio, cominciandosi a narrare

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narración histórica podía estruc-turarse fácilmente siguiendo las partes del discurso establecidas por la retórica clásica (exordio, partitio, narratio, conclusio, peroratio y epilogus), mientras que cuestio-nes más importantes como “qué había sucedido” y “por qué” que-daban relegadas.

Por otro lado, la preceptiva de Toscanella es por momentos tan puntillosa que –tomando como modelo los comentarios de César a las guerras gálicas– preescribe el vocabulario y argumentos a ser empleados por el historiador. Con ello Toscanella demostraba su preferencia por los acontecimien-tos políticos, y en especial por los combates. Se esperaba que toda narración histórica comenzara por una buena descripción geo-gráfica del lugar donde había ocu-rrido la batalla, seguida de las costumbres de sus habitantes, las causas de la guerra, la tecnología

dalle cose necessarie; et non cominciando più su di quello, che basta per intelligenza della cosa /…/ Nel mezo; narrando i particola-ri delle cose con dignità; ma non attacandosi ad ogni minutezza et cosuccia. Nel fine; narrando fin dove fa bisogno, perché si intenda il fatto; et non parlando più oltre…”. Quadrivio,f.2randf.4r.

empleada y el desarrollo del en-frentamiento48. La descripción y explicación de cada hecho podía sintetizarse en una serie de térmi-nos que, ordenados alfabética-mente e impresos en mayúscula, a modo de glosario, constituían los loci comuni del historiador49.

48.“I principii delle historie si possono prendere da quale ci piace delle circonstanze, ma se si prendono dal Luoco: bisogna tener questo ordine. Divider in generale la provincia, o il regno, et dove hebe origine la guerra. Porre dapoi i termini che dividono le parti della division del regno, od altro paese: i quai termini siano come monti, fiumi, e simili. Quali di questi popoli siano più famosi e perché /…/ Pasare alla persona che fu caggion della guerra. All’apparecchio di essa guerra. Alla narratione di quella guerra. Agli accidenti di lei. Et ultimamente, al sucesso di quella. Questo ordine tiene Cesare nei Commentaii /…/ cominciando dal principio del primo libro della guerra Gallica…”: Quadrivio,f.17v-18r.

49.LaspalabrasqueToscanellasugiereson:“ambasciata, ambascieria, ambascieria sospetta, arrendimiento, astutia, battaglia, biode, capitano, castigo, cavalleria, città, fatto d’arme, fiume, guerra, guerra finita, impetamento, luoco, odio, perdono, principio dello scrivere historie, promesa ingannevole, provisione di soldati, rallegramento, riprensione, risoluttione, risposta, risposta ad

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Así, la historia se convertía en un compilado de batallas memora-bles que jamás superaba lo anec-dótico. Un perfetto storico no de-bía distraerse con la discusión y análisis de fuentes, y menos aún en la finalidad de su relato, sino que tenía que saber elegir el mo-delo clásico apropiado para pro-ceder a su imitación.

De acuerdo con Toscanella, el ferranés Alessandro Sardi, miem-bro de la Academia degli Elevati, luego de discutir y opinar sobre la aplicación de diferentes mode-los clásicos para el relato históri-co, se inclinaba por César. Las ventajas del estilo cesariano radi-caban en su pureza, claridad, pre-cisión y brevedad50. El historiador

ambascieria, rivelatione di Congiu-ra, tentativo d’essercito, timore, tradimento scoperto, ricordo…”Quadrivio,f.9r-24v.

50.“la chiarezza nasce della elocutio-ne: la quale può essere varia: come è in Herodoto facile, et corrente senza impedimenti, in Xenophonte molle et soave, in Timeo copiosa, et exornata: in Thucydide, in Sallustio ristretta, et afettata: in Cesare pura: in Livio rotonda /.../ la compositura sia o retta, tranquila, ferma et Cesariana...”.Sardi,Alessandro:Discorsi della belleza, della nobilità, della poesia di Dante, dei precetti historici, della qualità, del generale,Venecia,1585,enKessler:

debía deleitar al lector con su re-lato, no sólo aplicando el estilo apropiado, sino también median-te una cuidadosa selección del tema. Por ejemplo, aquellas cosas –como los asuntos domésticos del príncipe– que podían resultar ofensivas, debían suprimirse51. Sólo era lícito narrar hechos he-roicos o materias “dignas” como triunfos militares, la fundación de un imperio o los éxitos de un reinado.

Únicamente hay dos referen-cias a las dificultades que plan-teaba estructurar un relato histó-rico, cuando se señalaba que el objetivo del historiador era des-cribir tanto acciones remotas co-mo contemporáneas. Para relatar acciones remotas a su época, el historiador (a falta de testigos) debía confiar en las versiones con-tradictorias que habían dejado sus predecesores, pero a falta de cri-terios uniformes para evaluarlas, estas versiones resultaban de poca

Theoretiker,pp.153-55.51.“…sono da fuggire...tutte le

exornationi indecenti, et molli: facendo lo stile grave, et grato: con parole non antiche, che non vili, non improprie, ma usate, illustri et significanti; conformi al suggetto, traslate con proprietà…”.Kessler:Theoretiker,pp.153-4.

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utilidad. Asimismo, para hacer historia contemporánea, la fuente más importante del historiador la constituían los testimonios de príncipes, rétores y el pueblo, no obstante, éstos, más interesados en filtrar (trappelare) en recons-truir la verdad de lo acontecido, evitarían toda mención a episo-dios que pudieran perjudicarlos de alguna forma52. Frente a un dilema tan angustiante, Sardi pro-ponía una solución conservadora al afirmar que en caso de tener que reconstruir un pasado remo-to, el historiador debía rectificar relatos antiguos, por más fabulo-sos o increíbles que fueran (tal co-mo Polibio y Dionisio Halicarnaso habían hecho); mientras que en el caso de la historia reciente, el

52.“Quinci vedete che lo Historico desiderante perpetuarsi, si eleggera per scrivere attione illustre o antica, o nuova /…/ Nelle attioni antiche la verità riesce dalla fama, o dalli Scrittori. Fama è la fatta dalla opinione del vulgo /…/ Li Scrittori per la varietà existente tra loro molte volte fanno incerta la verità. /…/ Più occulta e la verità nelle attioni nuove, narrate da i presenti secondo l’affettione loro ne lasciando i Principi, ne i Rettori de i Popoli trappelare se non quanto, et come piace a loro”.Kessler:Theoretiker, pp.140-43.

uso de las memorias de los prín-cipes (protagonistas principales de los hechos) como fuente debía ser restringido53. A criterio de Sar-di, el historiador, arrinconado por un difícil acceso al pasado y un contexto político opresivo, no podía hacer más que reescribir los relatos de los Antiguos, destinan-do toda inventiva a la ejercitación estilística, en especial a la ornatio y elocutio, es decir, a una selección cuidadosa y refinada de ciertos sonidos, palabras, frases y demás tropos discursivos.

A pesar de la diferencia de años entre los tratados, en la co-

rriente esteticista y mayoritaria de arte histórica italiana prevaleció la idea de historia como opus oratiorum maximum. Dicha co-rriente intentó preescribir el re-lato histórico a partir de preceptos que combinaban canon clásico y teoría aristotélica, sin mayores

53.“Acciocché l’autorità dell’antico Scrittore o favoloso, o partiale non diminuisca la fede a chi dissente poi da lui, saranno imitati Polybio et Dionysio Halicarnasseo /…/ Nelle attioni antiche et nuove sono da omettere le inutili…”.Kessler: Theoretiker,p.143.

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discusiones teóricas. La línea que separaba la historia de la retórica, la poesía, la política y la filosofía moral nunca era lo suficientemen-te clara, porque la disciplina his-tórica tomaba constantemente prestado instrumentos expositi-vos que eran propios de otras ar-tes. Asimismo, la identificación entre historia y retórica jamás en-traba en contradicción con la pre-tensión de verdad de la disciplina. De manera casi inocente, el len-guaje parecía “reflejar” la realidad de los hechos, sin dar lugar a sos-pechas sobre su manipulación. Sin embargo, también existió otra tradición filosófica que, represen-tada por Francesco Patrizi (1529-1597) y Giacomo Aconcio (1492-1566), no sólo se animó a discutir la naturaleza del conocimiento histórico, sino también a redefi-nir la utilidad de la historia como magistra vitae.

Rechazando la preceptiva de artes historicae, el filósofo plató-nico Francesco Patrizi –también miembro de la Academia Vene-ciana– consideraba la escritura de la historia problemática atendien-do a tres aspectos: (i) el conflicto entre la realidad de los hechos y su representación, (ii) los límites

epistemológicos, políticos y so-ciales que condicionaban la prác-tica del historiador, y (iii) la vin-culación del relato histórico con un uso específico del lenguaje, distinto de la retórica y la poesía. La reacción antiretórica de Patrizi contra su principal maestro en el Studio padovano (entre 1547 y 1551), Francesco Robortello, es bien clara. Aunque Patrizi conta-ba con una importante formación como humanista (en lenguas clá-sicas, filología y literatura), tam-bién era un filósofo entusiasmado por la metafísica y la matemática, que estaba interiorizado en la obra de Aristóteles y Platón. Sus es-fuerzos por datar y establecer el corpus de escritos aristotélicos en Discusiones peripatéticae (Venecia, 1571), al igual que la búsqueda de una metafísica alternativa a la aristotélica en Nova de universis philosophia (Venecia, 1593) así lo demuestran.

En sus Dieci dialoghi della historia, Patrizi daba una defini-ción amplia y cosmológica de la historia como ciclicidad (historia maggiore), en el sentido de pro-ceso natural de nacimiento, de-sarrollo y decadencia del que la Humanidad ocupaba una ínfima

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parte (historia minore)54. Así, la historia humana (la cual era des-cripta como “la memoria de las acciones de los hombres”) no po-día escapar al transcurso del tiem-po. El primer límite que la histo-ria enfrentaba como relato era epistemológico, porque su objeto de estudio parecía extenderse en todas las dimensiones de espacio y tiempo. A esto se sumaba el he-cho de que las acciones de los hombres ocurrían simultánea-mente en diferentes lugares, por lo cual el historiador se encontra-ba incapacitado para “capturarlas” tal y como habían sucedido. De hecho, la narración histórica “sus-pendía la temporalidad” porque extraía memorias de una realidad que se hallaba en constante cam-bio55. Según Patrizi, en completo desacuerdo con Toscanella, el or-den que el historiador daba al re-lato no era natural, sino una cons-trucción a posteriori en la cual el

54.“...tutte le cose habbiano principio dell’essere loro, acrescimento, stato, declinatione et fine...”.Della historia dieci dialoghi,Venecia,1560,f.32v(enadelanteDH).

55.Blum,PaulR.:“FrancescoPatriziinthe‘TimeSack’.HistoryandRhetoricalPhilosophy”,Journal of the History of Ideas,61,2000,pp.59-74.

tiempo y el espacio eran reintro-ducidos con el fin de hacer a la narración histórica más compren-sible. Por ende, la secuencia que el historiador establecía entre dos acciones quedaba enteramente “a su juicio”56. Entendida como un relato arbitrario, la historia hu-mana no podía reflejar la riqueza infinita del tiempo, el espacio y las acciones. A la concepción ins-trumental del lenguaje (tal como Speroni y Piccolomini habían propuesto), Patrizi contraponía la falta de correspondencia entre la realidad de los hechos (res) y las palabras con que se construía el relato histórico (verba). La mis-ma posición se mantendría años más tarde en Della poetica (Vene-cia, 1586), donde Patrizi advertía sobre los peligros de transformar la historia en una fábula falsa al estructurar la narración, vincu-lando y ordenando los aconteci-mientos de manera equívoca57.

56.“...l’ordine che lor daremo sarà di nostro arbitrio...”:DH,f.62r-v.

57.“...non meno in istoria si ricerca la composizion delle facende, ordinata in guisa che, di vera che ella è, per mala composizione e tessitura falsa non appaia...”.Patrizi,Della poetica,(ed.Barbagli,Danilo),Florencia,II,1971,p.162.

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En el décimo de sus diálogos sobre la historia, Patrizi también discutía en detalle las limitacio-nes cognoscitivas de la historia como narración, partiendo de los condicionamientos sociales, cul-turales y políticos de la práctica historiográfica. El historiador que se propusiera una reconstrucción verdadera y objetiva del pasado encontraba serias limitaciones porque, según Patrizi, el proceso de selección y evaluación de fuen-tes se hallaba condicionado por su extracción social; el historiador siempre estaría más inclinado a aceptar testimonios pertenecien-tes a su propio círculo y rechazar o menospreciar los provenientes de otros ámbitos. La situación empeoraba en caso de que el his-toriador fuera ‘consejero del prín-cipe’, porque indefectiblemente estaría atado a escribir la historia que el príncipe quisiera contar, ya sea por temor a futuras repre-salias o para ganarse el favor de su señor. Para Patrizi, los prínci-pes eran ‘máximos enemigos de la verdad’ porque alejaban com-plemente al historiador de su ob-jetivo (la reconstrucción fidedigna del pasado). Si trabajaba para el príncipe, el historiador haría un

uso del lenguaje condicionado a los requerimientos propagandís-ticos del orden político de turno, debiendo encargarse de “torcer voluntades”, es decir, de conven-cer a otros para que acordaran con el príncipe. Así, el historia-dor, devenido en orador, se limi-taría a agregar hechos ilustres y omitir episodios vergonzosos con tal de perpetuar a su señor en el poder58.

Para poder salir del atolladero y darle a la historia cierto grado de certeza, preservando su carác-ter literario, Patrizi proponía un uso puro (purgado de todo arti-ficio retórico o poético) y especí-fico del lenguaje para la narración

58.“...lo scrittore dell’ historia, è od huom del volgo, od è huomo di governo. Se egli è di primi, egli ci farà tale historia, quali si contano de novele per le piazze. Et s’ egli è de secondi, noi possiamo poco sperare, che egli la verità ci dica. Perciò che egli, o si lascia traspor-tare alla adulatione del suo Principe: o dal odio del contrario, o dal timore della pena, s’egli in istoria rivelasse i segreti altrui, o cosa dicessi che alla riputatione, o della sua patria, o del suo signore contraria fosse /.../ molti principi sono capitai nemici della verità... tengono un gran pregio l’utile più che il vero...”.DH,f.28.r-29.v.

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histórica59. El interés de Patrizi se relacionaba con su esfuerzo por forjar una teoría universal del len-guaje que estableciera con preci-sión casi matemática los princi-pios del discurso; esfuerzo que vinculaba los diálogos sobre la historia con aquellos sobre retó-rica y poética, también escritos en italiano60. Sin embargo, es en Della historia donde Patrizi esta-blecía una jerarquía para cada ti-po de discurso, sujeta a tres ca-racterísticas de Dios: (i) bondad, por la cual deseaba crear cosas, (ii) sabiduría, gracias a la cual Dios cumplía su tarea y (iii) po-

59.LlamalaatenciónlasemejanzaentreelplanteodePatriziyelprincipiodehomogeneidad(enelsentidodequenadapodríaformarpartedeunarteamenosquefuerapropioynaturalaésta)quePetrusRamusformularíaañosmástardeenScholae in liberales artes(Basilea,ed.EpiscopusetNicolai.F,1569).AlrespectosugerimoslalecturadeDuhamel,PierreAlbert:“TheLogicandRhetoricofPeterRamus”,Modern Philology,46,pp.163-171.

60.Patrizi,Francesco:Della historia dieci dialoghi,Venecia,1560;Della retorica dieci dialoghi,ed.AnnaL.Puliafito Bleul, Lecce, 1994 (1era ed.Venecia,1562)yDella Poetica,ed.AguzziBarbagli,Danilo,3.vols,Florencia,1971(1eraed.Venecia,1586).

der, que le permitía crear todo lo que deseara. En esta jerarquía lin-güística el historiador ocupaba el tercer orden, porque jamás debía minimizar o describir en demasía aquello que se propusiera narrar. Precediendo a éste, el orador se situaba en segundo lugar, ya que su rol consistía en amplificar los hechos, alterando con la ficción la realidad del pasado. En cam-bio, el poeta sobrepasaba al his-toriador y al orador, ya que ac-tuaba como un “nuevo dios” al poder crear “a su antojo”, de la nada, combinando ilimitadamen-te realidad y ficción61.

Habiendo depurado a la his-toria de elementos que eran pro-

61.“...il far di nulla molto /.../ è proprio delle parole. Et è di tutti quegli huomini, i quali hanno l’ingegno poetico et di qui viene che i poeti sono chiamati divini, e perciò che così con la loro attione, s’assimigliano a Dio creando anch’essi di nulla molte cose...”. DH,f.56.v.“...Di meno far più è cosa da oratori et di cotali altrui amplificatori delle cose...”. DH,f.57r.“L’historico adunque /.../ havrà le parole del terzo grado /.../ il ufficio suo è dir il vero et dir il vero è dir ne men, ne più di quanta è la cosa /.../ perchè il dir meno di quello che è, è diffeto e imperfezio-ne. Di nulla poi far molto, é opra dei poeti...”.DH,f.57r-58v.

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pios de otras artes y, al mismo tiempo, establecido una jerarquía específica para cada tipo de dis-curso, Patrizi retomaba con más fuerza los peligros de convertir a la historia en un subgénero de la retórica. Si esto sucedía, la histo-ria corría el riesgo de transformar-se en instrumento de manipula-ción de voluntades, falsificación de la realidad y expresión de ri-validades políticas. El historiador debía “ajustar” su relato a la rea-lidad de los hechos. Con estas palabras, Patrizi se aventuraba más allá del precepto de Luciano en De coscribenda historia que aconsejaba al historiador relatar los hechos “tal y como sucedie-ron”. Más que una crónica aggior-nada, como había propuesto la corriente esteticista de arte histó-rica, para Patrizi escribir historia implicaba hacer una crítica filo-lógica ciudadosa de fuentes pri-marias62, como él mismo había

62.“...la quale (la cognition delle cose umane) essendo per sua natura dub-bia et vaga et quasi di contrari vero et falso mista, ha mestieri di essere con qualche norma regolata /.../ per la quale ella fermi la sua instabilità et stia ligata /.../ impero che in questo caso, la cognitione nostra, adeguarà la cosa stessa, di che si scrive /.../ Perciò che confrontando, i fatti, i tempi et le persone, è forza

hecho respecto a la historia de la tradición aristotélica en Discus-siones Peripateticae63. El discurso histórico debía ser construido, entonces, de acuerdo a una lógica específica del lenguaje (con rag-gione istorica) sin ningún tipo de adornos, amplificaciones o em-bellecimientos, tan sólo brindan-do una descripción lo más exacta posible de los acontecimientos.

Asegurado cierto grado de cer-teza para el conocimiento histó-rico, Patrizi –siendo él mismo un filósofo– pasaría a defender la de-pendencia epistemológica de la historia con respecto a la filosofía, aunque adoptando una perspec-tiva diferente a la de Robortello. Para Patrizi, historia y filosofía se parecían porque su dominio era la verdad y porque “alimentaban” la razón y el intelecto de los hom-bres, a diferencia de la poesía y la retórica que sólo “nutrían” las pa-siones humanas64. No obstante,

che la verità si ne recavi...”.DH,f.32r-v.

63.Muccillo,Maria:Platonismo, ermetismo e ‘prisca theologia’: ricerche di storiograia e filosofia rinascimentale,Florencia,1986,pp.73-191.

64. “Et non ha dubbio che i Poeti, et gli Oratori, nutriscono et arrivano a le passioni et gli affetti dell’ animosità

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la historia se limitaba a dar una descripción de hechos singulares, de lo perceptible por los sentidos (efetti delle cose), en cambio la fi-losofía era superior porque extraía y explicaba las causas ocultas (ca-gioni) de los hechos, de una rea-lidad que se hallaba en constante movimiento65. Así, Patrizi rompía

et della concuspiscenza. Et per il contrario, gli historici et i filosofi, con lo studio loro del vero nutrisco-no la ragione et l’ intelletto...”.DH,f.58r.

65.“Patrizi: Sapete voi messer Alfonso, che il rendere le caggioni delle cose, che tutto divengono al mondo, à Filosofi si appartenga? Bidernuc-cio: Si sò, et lor mestiere cotesto. P. Et sapete anco, che dalla cagione, nasce l’effetto et per contrario no? B. Et questo ancora anche so. P. Et che egli è verisimile, si egli sa la cagione, che possa sapere anco l’effetto? B. È vero. P. Et se ambedue, cagioni et effetto, si possono sapere à parte, che anco vi possa esser alcuno, il quale sappia et la cagione et l’effetto insieme? B. Et questo è possibile. P. Il sapere adunque la cagione, dicemmo noi essere mestiere di filosofo? B. Sì. P. Et sapere la cagione et l’effetto insieme, di che sarà mestiere? B. Anco del filosofo, poscia che vi è legata la cagione: la quale è solo cosa di lui. P. Ma il saper l’effetto solo, di cui direte coi che sia? B. Cotesto di ogni huomo, pure che altri habbia sentimenti, i quali senza altro, prendono gli oggetti,

con la tradición retórica de los Infiammati que, separando a la filosofía del resto de las discipli-nas discursivas, como mucho, hacía de la historia un conjunto de máximas morales. Al pregun-tarse por las posibilidades del co-nocimiento histórico, Patrizi con-cluía que la historia, constituyendo la materia prima de la filosofía natural, podía enseñar a los hom-bres a captar la realidad en senti-do físico, si los datos extraídos inductivamente por los sentidos eran empleados por el filósofo para reconstruir las causas y fac-tores que habían dado origen a determinado curso de aconteci-mientos66.

che lor si fanno inanzi. P. Voi dite ottimamente. Ma mi dite, con qual nome chimereste voi quello scrittore, il quale soli gli effetti vi contase, senza alcuna cagione, o ricercarne, o dirne? B. Vorrete voi, forse dire, che costui sia l’histori-co? P. Voi l’havete detto”.DH,f.7v-8r.

66.Obsérveseladiferenciaconlatradiciónesteticistaquecontraponíala filosofía natural, entendida como elestudiodeloshombresencuantoseresvivos,compuestosdealmaycuerpo,alahistoria,vistacomolanarracióndelasaccionesdeloshombresensociedad.Enestesentido Atanagi afirmaba que: “...il subietto della istoria sono gli

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Por otra parte, en relación a la finalidad de la disciplina histó-rica, Patrizi proponía redefinir la alianza entre historia y filosofía en clave política. Habiendo pre-senciado los conflictos entre las ciudades-estado, la intervención del papado y la dominación ex-tranjera en Italia, Patrizi expresa-ba su preocupación por la pérdida de la paz con un desencanto que recuerda a Nicolás Maquiavelo67. Si se quería demorar el inevitable proceso de decadencia al que es-taban sujetas todas las institucio-nes humanas como parte de una ciclicidad cósmica, la historia, te-niendo a la filosofía como guía, debía aportar las infinitas expe-riencias de los hombres (definidos como operatori) en el ámbito po-lítico, de forma tal que permitiera

huomini, non già quanto si muovono, spirano et discorrono con ragione, che queste sono considera-tioni pertinenti ai filosofi naturali, ma inquanto consultano et operano intorno alle cose publiche...”.Kessler:Theoretiker,p.75.

67.Machiavelli,Niccolò:Il Principe,Cap.XXVyDiscorsi sopra la prima deca di Tito Livio,L.I(56);L.II(1y29);L.III(1,9,31y32).TambiénnosremitimosalyaclásicolibrodeCesareVasoli:Francesco Patrizi da Cherso,Roma,1989,pp.542yss.

al filósofo construir el mejor mo-delo racional para el buen gobier-no de la ciudad68. El rol político y pragmático que Patrizi asignaba a la historia en sus diálogos tras-ladaba al rey filósofo de la repú-blica platónica a la Italia de me-diados del siglo xVI, situación en la que se planteaba la necesi-dad de un reordenamiento polí-tico que condujera a una paz de-finitiva en la península y dejara definitivamente atrás tanto el mo-delo del historiador/orador como el del lector despreocupado que sólo se deleitaba con la lectura de historias.

68.“...il saper la strada di pervenir à questa pace, si acquisterem noi per due vie ottimamente. Per quella dei filosofi, et per quella degli historici. Gli uni di quali la ci insegnano per via delle ragioni, stando sugli universali: et gli altri per via dei particolari, et della esperienza. La quale antepongono molti operatori alla scienza, la onde diciamo che la historia, dandoci per via della esperienza il modo del governo della nostra patria per la pace vera, et per la possibile felicità, conviene che ella da noi si habbia grandissi-mo, et alto pegio molto diverso dalla opinione di coloro, i quali à fin di ragionarne solamente leggono le historie. Il qual fine, è inutile, et da gioco…”.DH,f.51r-v.

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La misma preocupación era compartida por el protestante ita-liano Giacomo Aconcio quien, refugiado en Inglaterra, cuatro años después escribió un opúscu-lo –Delle osservationi et avverti-menti che haver si debbono nel legger historie (1564)– dedicado al duque de Lancaster, favorito de la reina Isabel I. Aconcio era un gran admirador de la obra de Patrizi, como confesaría luego en una carta a su amigo Johannes Wolf, editor del Artis Historicae Penus (1579)69. La originalidad de las Osservationi radicaba en el hecho de que iban dirigidas al lector de historias. El objetivo era establecer reglas para posibilitar la obtención y empleo del cono-cimiento histórico. Aconcio re-tomaba el problema, ya plantea-do por Patrizi, del desvanecimiento temporal de las acciones humanas en el devenir cíclico, para reorde-

69.AconciosereferíaaFrancescoPatrizienestostérminos:“Acumen est incredibile, iudicium politissi-mun; lepore ita condit omnia, ut satietatem afferre prolixitas nulla posse videatur”:“Epistoladerationeedendorumlibrorum(Jacobus Acontius Johanni Wolfio Tigurino)”,enRadetti,Giorgio:De Methodo e opuscoli religiosi e filosofici,Florencia,1944,p.350.

narlas a partir de una lógica que reestableciera causas, medios y resultados70. Así, aplicando el mé-todo adecuado, el lector de his-torias lograría clasificar acciones y ejemplos para aprender de ellos y hacerse más sabio, prudente y virtuoso71. La idea de historia co-mo magistra vitae era despojada del barniz retórico-poético, refor-mulada y asimilada a una lógica casi científica, de matriz aristoté-lica.

La singular aproximación de Aconcio a la historia se relacio-naba con uno de sus trabajos fi-losóficos más importantes, el De Methodus (1558), donde –inspi-rado en los manuales de lógica de Ludovico Vives, Rodolfo Agricola y Petrus Ramus– Aconcio propo-nía una logica universalis, es decir un método analítico-inductivo

70.“…nelle storie essersi fatto da chi che sia, et vedere, a che fine sia stato fatto, et che mezzi, et di che qualità, et con che circonstantie furono per conseguir quel fine usati…”.Delle osservationi et avvertimenti che aver si debbono nel legger delle historie(1564),enKessler:Theoretiker,pp.308-9.

71.“…gli esempi di multi prudenti ne rendano /…/ perché a virtuosamente adoperar ci infiammino, et dal contrario ci ritraggano…”,enKessler:Theoretiker,p.306.

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de obtención del conocimiento en todas las disciplinas con el fin de poner en práctica sus conteni-dos. Para el caso de la historia, se privilegiaba una enseñanza de ti-po oral, práctica, con ejemplos; que rompiera con la jerarquía es-colástica docente-alumno y per-mitiera a cada hombre aprender de sí mismo72. Aunque Aconcio, como ferviente protestante, diera un rol importante a la Providen-cia –principal testigo de los éxitos y fracasos de hombres virtuosos y viciosos–, es interesante notar que no por esto subestimaba la voluntad del hombre; en todo caso, los hombres eran enteramen-te responsables por sus actos73.

72.Aconcio,Giacomo:De Methodo, hoc est de recta investigandarum tradendarumque (artium ac) scientiarum ratione,Basilea,1565.Cotroneo,G.:I trattatisti dell’ars historica,Nápoles,1971,pp.303-42;DBI...,pp.154-58;Giard,Luce:“L’itinerarireintellectualdeGiacomoAconcio”,Revue des sciences philosophiques et theologi-ques,67,pp.531-52.

73.“Per esser incitati alle opere honeste et lodevoli servonci gli essempi dei properi avenimenti, che ha Iddio dati a coloro che secondo la virtù adoperavono /…/ Et per ritrarne dalle opere malvagie servonci per lo contrario gli esempi dei castigamenti che troviamo haver

Guiado por ejemplos, el lector de historias estaría capacitado pa-ra emitir juicio sobre los aspectos positivos y negativos de determi-nado curso de acción; evaluación que sólo era posible si los resul-tados de una acción eran cuida-dosamente clasificados. En este sentido, Aconcio descomponía el análisis del hecho histórico en tres órdenes o secuencias que posibi-litaban el proceso de reconstruc-ción postfactual: (i) desde el ori-gen, empezando por las causas, a la consumación del hecho; (ii) de modo inverso, partiendo desde el resultado de la acción y remon-tándose a las causas, y (iii) cata-logando los resultados en catego-rías, de lo general a lo particular74.

dato Iddio agli huomini scelera-ti…”.Kessler:Theoretiker,p.311.

74.“Il primo ordine è proprio di chi opera nel cercare alcun fine...essendo che le cose con il medesimo ordine sogliano essere scritte, con il qual si fecero. Il secondo è molto utile per considerare ciò che si sia bene o male adoperato, et per avvertire a molte cose che per ridurle in poca somma et per mandarle più facilmente alla memoria...E così facendo in molte narrationi simile verremo ad intender tutti i buoni mezzi che ad alcun fine condur si possano, et quali che a proposito non sono...”. Kessler:Theoretiker,pp.309-10.

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La clasificación aconciana se con-vertía en usum memoriae, es decir que actuaba como un compendio de reglas mnemotécnicas que ser-vía al hombre de guía para seguir determinado curso de acción se-gún las circunstancias. El hombre que aplicara estas reglas aprende-ría a ser prudente, porque podría distinguir entre buenas y malas acciones, así como establecer los medios y recursos necesarios para obtener los resultados que deseara75.

Asimismo, Aconcio –al igual que Patrizi– redefinía la utilidad de la historia en sentido político. Era fundamental que los hombres más prudentes fueran los políti-cos (el príncipe, el senador, el sol-dado), aquellos en manos de los cuales estaba el destino de todo

75.“Della prudenza tre esser paiono a me le parti principali. L’una si scuopre quando, offertacisi dinanzi qualunque cosa, con diritto giudicio conosciamo s’ella è buona o cattiva, da esser cercata o fuggita. L’altra fa l’ufficio suo nel conoscer bene i mezzi per conseguire i fini gia propostici da cercare. La terza risplende nello antivedere in tempo et le opportunità per procacciare alcun bene o per far quasivoglia cosa et ancora i pericoli dei soprastanti mali”.Kessler:Theoretiker,pp.306-7.

un país76. De esta manera, el le-gado de los historiadores clásicos (Plutarco, César y Livio) era re-valorado no desde un punto de vista estilístico, sino a la luz de la utilidad práctica de sus relatos77. La falta de preocupación estilís-tica respecto a la escritura de la historia no debe sorprendernos. Según Aconcio, la excesiva preo-cupación estética degradaba la función de la historia a mero di-vertimento o curiosidad pasajera, y constituía una pérdida de tiem-

76.“…farne prudenti per uso nostro et farne prudenti per consigliare altrui /…/ quanto alla republica esser oltre modo utile /.../ gli huomini grandi…ciascuno, quando legge cose che alla professione sua appar-tengano, si come il soldato sarà diligente intorno alle militari cose, il senatore intorno alle cittadines-che, il Prencipe intorno a quasi tutte…”. Kessler:Theoretiker,pp.311-12.

77.“…che scrittore a quai persone meglio si convengano da leggere; conciosiacosache per un huomo militare gli starà bene di haver sempre in mano i commentari di Cesare; per un senatore saranno le vite di Plutarcho assai più a proposito. Et T. Livio più utile sarà all’uno la dove egli le cose descrive della città, all’altro maggior frutto renderà il medesimo, la dove i consegli, i maneggi, e avenimenti delle guerre partitamente spie-ga…”. Kessler:Theoretiker,p.312.

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po para un lector interesado en extraer patrones de comporta-miento que le aseguraran el éxito en sus acciones cotidianas78.

Comparada con la tradición esteticista de arte histórica, la

corriente filosófica permaneció indiferente a cuestiones estilísti-cas. Los filósofos menospreciaban –como Aconcio– o directamente rechazaban –en el caso de Patri-zi– la asimilación de la historia en retórica, rasgo característico del debate en lengua italiana. El enfoque padovano que había par-tido de una concepción novedosa del lenguaje, al separar la historia tanto de la filología o crítica tex-tual como de la filosofía natural, había despojado a la disciplina histórica de toda pretensión de verdad, reduciéndola a un subgé-nero de la retórica o de la ética.

En cambio, Patrizi y Aconcio, preocupados por la pérdida de libertad política y religiosa, in-tentaban definir en sus trabajos

78.“…alla fine d’altro favellar non sanno che della ragion dei tempi, delle genealogie, dei famosi huomini, dei fondatori della città, et di si fatte cose…”.Kessler:Theoretiker,pp.312-3.

un método para la obtención y aplicación del conocimiento his-tórico. La utilidad de la historia estaba ligada a su capacidad para producir y transmitir saberes, en un mundo víctima de las aparien-cias, de la manipulación del len-guaje y, al mismo tiempo, sujeto al cambio constante. El esfuerzo no sería en vano, ya que se orien-taba a definir los primeros pasos hacia una concepción científica de la disciplina; esfuerzo que con-tinuaría en los trabajos de Jean Bodin y Tomaso Campanella (ya exiliado en Francia)79. Mientras tanto, en Italia, al consolidarse la Contrarreforma y con ella la iden-tificación de la historia con la di-fusión de la ortodoxia Católica, la tendencia a la preceptiva his-tórica se acentuaría tanto que, reducidos a reglas y depurados de todo rasgo conflictivo, los Dialogi de Patrizi y las Osservationi de Aconcio serían traducidos al in-glés y publicados por Thomas Blundeville80.

79.Bodin,Jean:Methodus ad facilem historiarum cognitionem,Lyon,1560;Campanella,Tomaso:“Historiographiaiustapropiaprincipia”,Philosophia rationalis,III,París,1638.

80.Blundeville,Thomas:The true

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