Prevalencia de hipertrigliceridemia y factores de riesgo ...
Revisión de la literatura sobre factores de riesgo ...
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Revisión de la literatura sobre factores de riesgo psicosocial en Jóvenes con conductas
delictivas
Review of the literature on psychosocial risk factors in youth with criminal behavior
Alejandra Hernández Villota1
Natalia López Martínez2**
Resumen: El presente artículo es una revisión teórica de alcance descriptivo, el cual se
orientó a realizar un análisis en cuanto a los factores de riesgo psicosocial en jóvenes
involucrados en conductas delictivas. Para esto se realizó una búsqueda de la literatura
científica de carácter aplicado y teórico mediante la técnica de análisis documental, con una
revisión exhaustiva de diferentes bases de datos; Scielo, Pubmed, Elservier, Redalyc, Base,
Dialnet, y Google académico. Se utilizó literatura de máximo 10 años de antigüedad.
Dentro de los hallazgos se encontró que, los principales factores de riesgo asociados a
conductas delictivas se asocian a categorías como lo son, familia, factor psicológico
personalidad, Consumo de SPA, Social- Contexto educativo, Social- económico y Social-
aspecto cultural.
Palabras Clave: Factores de riesgo, factores de riesgo psicosocial, Conducta antisocial,
Conducta delictiva, Jóvenes.
Abstract: This article is a theoretical review of descriptive scope, which was oriented to
carry out an analysis regarding psychosocial risk factors in young people involved in
criminal behavior. For this, a search of the applied and theoretical scientific literature was
carried out using the documentary analysis technique, with an exhaustive review of
different databases; Scielo, Pubmed, Elservier, Redalyc, Base, Dialnet, and Google
academic. Literature of maximum 10 years old was used. Among the findings, it was found
that the main risk factors associated with criminal behavior are associated with categories
such as, family, psychological personality factor, SPA consumption, Social- Educational
context, Social-economic and Social-cultural aspect.
1Estudiante de Noveno Semestre, practicante del CAPSI, Universidad Católica de Pereira,
2**Docente asesora, Psicóloga, Magíster en Neuromarketing, [email protected]
Keywords: Risk factors, psychosocial risk factors, antisocial behavior, criminal behavior,
youth.
Tabla de contenido
Introducción ....................................................................................................................................... 4
Metodología ....................................................................................................................................... 6
Resultados .......................................................................................................................................... 7
Familia ............................................................................................................................................ 7
Psicológico - personalidad ............................................................................................................ 8
Consumo spa .................................................................................................................................. 9
Social- Contexto educativo ......................................................................................................... 10
Social-Económico ........................................................................................................................ 10
Social- Aspectos culturales ......................................................................................................... 11
Discusión .......................................................................................................................................... 12
REFERENCIAS .............................................................................................................................. 21
Introducción
La adolescencia es considerada como una etapa en donde ocurren una serie de
cambios biológicos, emocionales, y sociales que son característicos del desarrollo. (Faílde,
Dapía, Alonso & Pazos, 2015; Ochoa, Hernández, Yépiz, Mercado & Félix. 2016; Navarro,
Viera, Calero & Tomás, 2020). La adolescencia es un periodo crítico, el cual se caracteriza
por un incremento de la curiosidad y la experimentación, (Musito & Callejas, 2017; Faílde,
Dapía, Alonso & Pazos, 2015), es por esto que, los adolescentes son más propensos a tener
problemas del comportamiento (Díaz & Moral, 2018; Musito & Callejas, 2017). Existen
diferentes factores que repercuten en dichos problemas sobre todo conductas antisociales,
(Erickson, 1992) citado por (Díaz & Moral, 2018; Gaeta y & Galvanovski, 2011; Musito &
Callejas, 2017; Navarro, Viera, Calero & Tomás, 2020) tales conductas pueden llevar al
adolescente a estar involucrado en actos delictivos. Como lo afirman (Uribe, Sanabria,
Orcasita, Castellanos, 2016), los adolescentes que tienen este tipo de comportamientos se
encuentran en alto riesgo de seguir manifestando estas conductas en su edad adulta.
En la revisión de la literatura se evidencia una distinción conceptual entre la
conducta antisocial y la conducta delictiva, la conducta antisocial, hace referencia a
conductas como, actuaciones agresivas, actos impulsivos, como también falta de
autocontrol y dificultades para seguir las normas sociales (Garaigordobil, 2005) citado por
(Pérez, Molero, Gázquez & Abad. 2014; Garaigordobil & Maganto, 2016)
La conducta delictiva o delincuencia es entendida como cualquier acto cometido
que transgrede las leyes establecidas en cualquier país o comunidad, trayendo como
consecuencia un castigo o sanción por su incumplimiento. (Gamarra & Vásquez, 2017;
Redondo, Rangel & Luzardo, 2016). En otras palabras, según (Fréchette & LeBlanc, 1987),
se refiere a actividades que realiza toda persona que se aparta de la ley, puesto que es ésta,
la que hace una regulación de las normas sociales, y de igual forma la ley hace una
clasificación de los actos prohibidos, también se encarga de atribuir como delincuente a una
persona en particular. (citado por Saban & Alarcón, 2018).
En Colombia según el “Código de infancia y Adolescencia, se define que el
adolescente infractor de la ley penal, es a aquel cuya responsabilidad ha sido determinada
como autor o partícipe de un hecho punible tipificado como delito o falta en la ley
penal. A su vez, establece que el adolescente infractor mayor de 14 años, será pasible de
medidas socioeducativas”. (Ley 1098 2006).
Las investigaciones coinciden que la adolescencia es la etapa donde existe más
probabilidad de que se manifiesten conductas antisociales (Moran, Carmona & Fínez, 2016;
Alarcon, Pérez, Wenger, Salvo, Chesta, 2018). Existe un gran interés por analizar estos
comportamientos en los diferentes contextos donde los adolescentes pasan su mayor parte
del tiempo. (Martínez, Sánchez & Hernández, 2020; Giraldo, Ocampo, Tuta, Gallego &
López, 2015; Garaigordobil & Maganto, 2016; Sanabria & Uribe, 2010). El estudio de las
conductas antisociales y delictivas desde una perspectiva psicosocial, ha logrado identificar
que existen diferentes riesgos que se asocian al origen como al mantenimiento de este tipo
de conductas; se identifican factores de riesgo, los factores contextuales, individuales y
familiares. (Sanabria & Uribe, 2010; Garaigordobil & Maganto, 2016; Uribe, Sanabria,
Orcasita & Castellanos, 2016; Alpízar, 2016; Berti & Pivetti, 2017).
En numerosas investigaciones en el campo de la psicología, se ha mostrado que esta
es una problemática que afecta de una manera muy significativa a la sociedad; y la
preocupación aumenta cuando son menores los que están involucrados en estas conductas
(Maneiro & Cutrín, 2014; Pérez, 2019; Bibard & Mucchielli, 2020). La delincuencia
juvenil es considerada un problema de gran impacto en la población mundial, puesto que,
como es una forma de violencia visible, y que en muchas ocasiones se ve reflejada en
pandillas escolares; generando consecuencias negativas, por ejemplo, aumento en los
índices de homicidio, lesiones y discapacidad. (Skinner, Farrington & Shepherd, 2020).
Se ha demostrado que el comportamiento criminal, atrae consigo una serie de
problemáticas de salud física para los involucrados, Personas que han cometido delitos
antes en sus vidas y que tienen carrera criminal prolongada, sufrirán de mayores
problemáticas de salud física y mental; por su parte, las personas que tienen un inicio
temprano a la delincuencia, tendrán mayores probabilidades de lesiones y hospitalización.
(Skinner, Farrington & Shepherd, 2020). En Colombia, los menores y los adolescentes
infractores se han convertido en un problema latente en la sociedad, según un informe
realizado a finales del año 2015, por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF),
se reporta que 11.8 millones de adolescentes han infringido las leyes penales del país.
La delincuencia juvenil conlleva altos costos tanto económicos como sociales,
porque implica la pérdida de vidas, la desintegración de familias, como también programas
educativos y de rehabilitación. (Uribe, Sanabria, Orcasita, Castellanos, 2016; Gaeta y &
Galvanovski, 2011). En nuestro país la delincuencia juvenil se ha convertido en un
problema de salud pública, que se hace necesario que sea estudiada por varias disciplinas.
(Rico, 2016; Galván & Duran, 2019). De igual forma sin la intervención de una política
social incluyente, no es posible realizar una tarea de promoción de acciones sociales, que
apunte a disminuir de alguna manera las brechas de desigualdad social, con esto mejorar la
calidad de vida y las realidades que experimentan los adolescentes infractores en todos sus
contextos. (Galván & Duran, 2019).
Autores como Ortega, Mejía, & Ortiz (2015), mencionan que Colombia tiene una
tasa de criminalidad excepcionalmente alta; es muy importante el desarrollo de
investigaciones que den una luz en cuanto a aspectos relacionados con la criminalidad, con
el objetivo de tener una comprensión de la conducta criminal y desviada para disminuir
estas conductas (Yepes-Gaviria 2016). Por tal razón, esta investigación pretende conocer
a través de la revisión de la literatura ¿Cuáles han sido los factores de riesgo psicosocial
asociados a la conducta delictiva en jóvenes?
Metodología
Para la elaboración de este artículo se hizo uso de la técnica de análisis documental,
con una revisión exhaustiva en diferentes bases de datos, como criterios de búsqueda se
utilizaron los siguientes descriptores, conducta delictiva, conducta antisocial, jóvenes
infractores, adolescentes infractores, factores de riesgo conducta criminal, factores de
riesgo conducta delictiva. La búsqueda se realizó en las bases de datos Scielo, Pubmed,
Elservier, Redalyc, Base, Dialnet, y Google académico. Se obtuvo más de quinientos
resultados, de los cuales se emplearon 50 artículos científicos de revisión de la literatura y
derivados de procesos de investigación, Después de hacer el análisis de los resultados, de
estos artículos se realizó una clasificación fundamentada en las siguientes categorías,
familia (12 publicaciones), factor psicológico - personalidad, (9 publicaciones), Consumo
de SPA (10 publicaciones), Social- Contexto educativo (5 publicaciones), Social-
económico (5 Publicaciones) y Social- aspecto cultural (9 publicaciones). El resto de
publicaciones fueron utilizadas para la construcción de la introducción del artículo con las
respectivas definiciones. Dentro de los criterios de inclusión se encuentran, artículos
máximos con 10 años de antigüedad, relacionados con los criterios de búsqueda, de igual
forma se tomó artículos en español y también en inglés. Como criterios de exclusión para el
análisis de categorías y discusión se descartaron los trabajos de tesis.
Resultados
El resultado de la búsqueda de información permitió establecer las siguientes
categorías de análisis: familia, factor psicológico personalidad, consumo de SPA, social-
contexto educativo, económico y aspecto cultural; como factores de riesgo psicosocial
asociados a conductas delictivas en jóvenes. En la revisión de la bibliografía, se pudo
encontrar una serie de investigaciones procedentes de diferentes países, siendo España uno
de los principales investigadores sobre esta problemática, con un total de (13) artículos, en
los cuales predominaron la correlación de las variables, familia y consumo de drogas; en
Colombia (11) artículos, centrados en los factores sociales y familiares; en México la
variable más sobresaliente fue, el aspecto cultural con un total de (9); en Estados Unidos
(4) artículos donde el factor predominante fue género; Perú con (3) en los cuales se
analizó el factor psicológico; en Suecia (2) investigaciones, sobre factor psicológico y
consumo de sustancias; en países como Reino Unido, Portugal, Italia, Irlanda, Ecuador,
Costa Rica, Chile, Argentina y Ámsterdam, se revisó (1) artículo por país, en donde se
analizaron las variables de género, factores económicos, personalidad, y familia.
A continuación, se desarrollan las principales categorías encontradas en la literatura.
Familia
Se ha identificado que los adolescentes con conductas antisociales, se caracterizan
por una alta inconformidad con su medio y rechazo a las normas que la sociedad impone, al
igual que la disciplina familiar; puesto que su sentido de responsabilidad es muy bajo,
manteniendo altos grados de agresividad, tienden a ser manipuladores, influenciables, así
mismo se presentan sentimientos de minusvalía, inseguridad e inmadurez emocional.
(Alcántara, 2001) citado por (Ochoa, Hernández, Yépiz, Mercado & Félix. 2016).
Rivera y Cahuana, (2016) realizaron una investigación con el fin de hacer una
relación entre la funcionalidad familiar y el comportamiento antisocial y delictivo. El
estudio se realizó con una muestra de 929 adolescentes entre 13 y 17 años. Del análisis
correlacional se halló que la cohesión y adaptabilidad familiar se relaciona
significativamente con las conductas antisociales, pero, no se evidencia una relación
significativa en la asociación con las conductas delictivas.
Uno de los aspectos con mayor influencia en el desarrollo social y afectivo de las
personas, son las pautas de crianza empleadas por los progenitores; pautas permisivas o
represivas y los estímulos autoritarios o negligentes que el infante experimenta durante sus
primeros años de vida en su familia, son un factor que influye con la aparición y el
desarrollo de comportamientos criminales en la adultez. (Mebarak, Castro, Fontalvo, &
Quiroz, 2016). Por su lado (Cardona, Martínez & Klimenko, 2017), encontraron que, la
falta de comunicación familiar, experiencias infantiles negativas, ausencia de una figura
paterna, y valores e ideologías confusas, podrían ser factores de riesgo, para que los hijos
estén involucrados en conductas de riesgo, como por ejemplo el consumo de sustancias
psicoactivas. (Alpízar, 2015).
Psicológico - personalidad
La personalidad es un factor de riesgo pero que tiende a ser insuficiente por sí solo,
para explicar la persistencia de la delincuencia en jóvenes (Alarcón, Pérez-Luco, &
Wenger, 2017). Como precursores de la personalidad antisocial, se destacan la inestabilidad
social, baja empatía, y un déficit afectivo. (Frick & Dickens, 2006) citado por (Alarcón,
Pérez, Wenger. Salvo & Chesta, 2017). Los adolescentes tienen la capacidad de
reestructurar cognitivamente el comportamiento reprobable en sí mismo, realizando de esta
manera justificaciones morales para sus acciones, creando así una comparación ventajosa
entre su acción y un acto potencialmente más perjudicial, o realizando un etiquetado
eufemístico que permite disminuir la gravedad percibida de algún comportamiento. (Risser
& Eckert, 2016).
En la investigación realizada con reclusos de ecuador, se analizó, cuáles eran las
características de personalidad encontrando que la población carcelaria, predomina la
personalidad de tipo antisocial y paranoide agregándole también los altos niveles de
impulsividad y agresividad, los reclusos destacan las puntuaciones en la personalidad
antisocial (M = 62.75, DT = 13.95), seguida de la paranoide (M = 62.15, DT = 15.23),
esquizoide (M = 57.12, DT = 14.37) y agresivo-sádica (M = 57.08, DT = 16.57). (Molina,
Salaberría & Pérez, 2018).
En cuanto al funcionamiento cognitivo, (Walliniusa, Nordholmd, Wagnströme, &
Billstedtb, 2018) realizaron un estudio con 269 delincuentes violentos masculinos, entre 18
y 25 años; los resultados encontrados muestran que los tiempos de reacción son más lentos
ante una inhibición de respuesta; lo que puede estar relacionado con una mayor aparición
de comportamientos de tipo agresivo. Respecto a la inteligencia, se evidencio que los
participantes, se encontraban dentro del rango de inteligencia promedio, pero casi la mitad
de los jóvenes obtuvieron puntuaciones por debajo de la población en general.
Consumo spa
El consumo de sustancias y el alcoholismo, son otro de los factores que influyen en
las conductas antisociales; sin embargo, no es determinante, como se concluye con la
investigación de Turner, Daneback, Skårner, (2019), pues los adolescentes que presentan
este tipo de comportamientos evidencian otros factores que interfieren el entorno en el que
se desenvuelven durante la adolescencia temprana, como los socioecológicos, familiares y
relación con compañeros criminales. (Vega, Chale, Euan, & Cauich, 2018) en una
investigación donde buscaban encontrar los ocho factores más importantes asociados a la
conducta criminal, encontraron que, el abuso de sustancias, se encuentra estrechamente
relacionado con la criminalidad, ya que, a mayor cantidad de sustancias experimentadas
mayor posibilidad de tener un arresto actual.
En el estudio realizado por (Bobbio, Arbacha, & Redondo (2020), se analizaron 211
adolescentes hombres entre 13 y 20 años de edad; los resultados de esta investigación
arrojaron, que existe una relación muy importante entre los factores de Riesgo individual y
la delincuencia. Entre los factores individuales que se presentaron más enmarcados fueron,
tanto el abuso del alcohol, como el abuso de sustancias. La importancia del estudio de estas
conductas y la estrecha relación con el abuso de sustancias, se debe a que pueden ser
consideradas como una problemática de salud pública. (Pérez, Molero, Gázquez, & Abad,
2014).
Social- Contexto educativo
Uno de los contextos que ha sido de interés para los investigadores es el educativo,
puesto que es uno de los escenarios donde prevalecen este tipo de conductas (Martínez,
Sánchez, & Hernández, 2020), investigaciones como la de Mendoza, Morales y Arriaga
(2015) donde se realizó un estudio con 1263 estudiantes de bachiller del estado de México
se concluyó que los escolares que participan como acosadores manifiestan más conductas
antisociales, tienen menos amigos y presentan más conductas disruptivas en el aula y más
conflictos en la interacción con los profesores.
(Navarro, Viera, Calero & Tomás, 2020), analizaron el riesgo de reincidencia
criminal, a una muestra de 192 adolescentes en conflicto con la ley, para lo cual utilizaron
el (SAVRY) este es un instrumento para la evaluación del riesgo de violencia; en los
resultados encontraron que entre los factores de riesgo que son categorizados como de
mayor riesgo, se encuentran la violencia previa, el bajo rendimiento escolar y el abuso de
sustancias. (Bobbio, Arbacha, & Redondo (2020) afirman que, el nivel educativo de los
padres de jóvenes que presentaban comportamientos antisociales, era significativamente
más bajo de los que no lo presentaban. Es importante el estudio de este tipo de conductas
en estos escenarios, ya que se ha logrado asociar con problemas sociales y comunitarios
como, por ejemplo, relaciones conflictivas con adultos e iguales y rechazo por parte de
éstos. (Redondo, Rangel & Luzardo, 2016).
Social-Económico
Investigaciones como las de (Berti & Pivetti, 2019) han evidenciado que factores
como la pobreza inciden en la conducta antisocial y delictiva; estos autores plantean que,
existe una estrecha relación entre la desventaja económica de la infancia y el
comportamiento antisocial; afirmando que las personas que sufren de pobreza durante la
infancia, tienen más posibilidades de ganar menos ingresos cuando sean adultos o en su
defecto de estar desempleados y es por esto que se ven más involucrados en actividades de
tipo criminal o antisociales que otras personas que no han experimentado pobreza durante
la niñez; una de las razones es porque estas personas están más expuestas a compañeros que
cometan este tipo de delitos y a entornos criminales.
Gelles y Cavanaugh (2004) Citados por (Martínez 2016), afirman que la situación
económica y las desigualdades son dos de los factores más importantes a la hora de
vincularse con la violencia, por muchas razones; la primera es que es un poderoso estresor
vital. En segundo lugar, por correlación con el desempleo, la enfermedad, y carencia de una
vivienda digna, factores que tienden a agravarse si además de eso se le suma que vivan en
comunidades con un alto grado de delincuencia; en tercer lugar, porque puede influir a
nivel psicológico, una persona que se encuentra en una situación de privación como es la
pobreza, puede generar sentimientos de vergüenza e inferioridad que potencien aún más la
aparición de la conducta antisocial. Gilligan (1996) citado por (Martínez 2016).
Por otra parte, (Sanabria & Uribe, Orcasita & Castellanos, 2016) en un estudio
transversal, con una población de 770 jóvenes de cinco ciudades de Colombia, encontró
diferencias significativas en la relación del estrato socioeconómico y la conducta antisocial
F (4.793) =2.928; MSE=29.568 p<.020. En el análisis post-hoc mediante la prueba DSM se
encontraron diferencias significativas, evidenciando que la conducta antisocial presentaba
una mayor puntuación en los adolescentes de estrato 2 y 3, mientras que la conducta
delictiva presentaba mayor puntuación en el estrado 4 y 5” (Sanabria & Uribe, Orcasita &
Castellanos, 2016 P. 113).
Social- Aspectos culturales
Actualmente se vive en un mundo adultocéntrico, desde que la persona nace, se ve
expuesta a contextos donde impera el mundo adulto, eso hace que se salten etapas de la
vida que son importantes para un sano desarrollo de la niñez y una juventud plena y
madura; incluso algunos teóricos han hablado de una desaparición de la infancia.
Herramientas como el internet y otros medios de comunicación, han permitido que los
niños y los adolescentes entren al mundo adulto de una manera sencilla; algunos también
han sido expuestos a escenarios como lo es el narcotráfico, la delincuencia, la prostitución.
(Alpízar, 2016).
(Cotter, 2020) realizó una investigación con 4461 jóvenes, en la que participaron
una muestra comunitaria y una muestra de jóvenes pertenecientes a una zona rural, que
fueron trasladados a un plan de desviación de justicia penal; los resultados evidenciaron
que, las variables sociodemográficas, se asocian al comportamiento delictivo que asumían
los jóvenes; la mayoría de estos se identificaron como afroamericanos y su comportamiento
de externalización de conductas delictivas fue superior a sus homólogos blancos, y el
comportamiento externo de los adolescentes latinos, obtuvo unas puntuaciones levemente
inferiores que sus homólogos blancos. Por otro lado, se encontró que, en cuanto a riesgos
sociales, la percepción de la delincuencia entre pares y el comportamiento delictivo
percibido en la comunidad, están muy relacionados con la externalización del
comportamiento delictivo.
Discusión
Teniendo en cuenta las principales categorías de análisis, la familia es uno de los
factores que influyen para que una persona desarrolle o no conductas de riesgo, ya que, las
características de las dinámicas familiares contribuyen en el comportamiento de los niños y
adolescentes. Navarrete & Ossa, (2013) encontraron en su estudio, que estilos de crianza
como la falta de comunicación con los hijos, una escasa estimulación de habilidades
emocionales, y un estilo de crianza autoritario hacen que las personas desarrollen conductas
disruptivas. La investigación arrojó los siguientes resultados, de las 46 familias, que
participaron en este estudio, el estilo de crianza autoritario, obtuvo un porcentaje del (59%).
Se ve reflejado que, la falta de comunicación de los hijos con los padres es un factor
importante, para que los hijos desarrollen conductas antisociales.
La Comunicación entre padres e hijos es una tarea cada vez más compleja, pues al
estar inmersos en la era de la globalización impide que los padres estén involucrados en el
acompañamiento a sus hijos, esto podría ser una de las consecuencias relevantes en que un
gran número de adolescente estén involucrados en este tipo de conductas. Puesto que, los
infantes al no tener una adecuada comunicación con sus padres, podrían desarrollar
conductas más rebeldes e individualistas, siendo más vulnerables a desarrollar conductas de
antisociales.
Los padres optan por asumir con sus hijos pautas de crianza extremos, o bien son
autoritarios, o prefieren el estilo de crianza permisivo; lo que puede desencadenar, que los
adolescentes terminen en un mayor porcentaje involucrados en conductas de riesgo; en el
estilo de crianza autoritario, los padres fácilmente pensarían que, al inclinarse por este
estilo, sus hijos van a tener un buen comportamiento; pero esta situación puede
desencadenar consecuencias negativas para los hijos ya que al imponer un rol de autoridad
demasiado marcado, puede desarrollar sentimientos, de irrespeto, valoración, que los niños
sientan que su opinión carece de valor; ocasionando problemas en la autoestima de los
niños, pudiendo llegar a ser influenciables por grupos de amigos o pares, que estén
involucrados en conductas no sanas en edades posteriores.
En el estilo de crianza permisivo, podría estarse presentando en esta sociedad
moderna, debido a que, al ser padres en estos tiempos, no se cuenta con el tiempo necesario
para dedicarle a sus hijos, haciendo de esta manera, que ellos actúen muchas veces
deliberadamente; así, los menores no desarrollan la capacidad de seguir normas, su
capacidad de autocontrol va a ser mínima, y esto implica que estos vayan paulatinamente
desarrollando conductas de riesgo, como por ejemplo, impulsividad o violencia.
Otro de los aspectos que juega un papel importante en cuanto a la familia es su
tipología, como lo reflejan (Cardona, Martínez & Klimenko, 2017) en su investigación, que
de las 15 familias de los adolescentes entre 14 y 18 años infractores, que formaron parte del
estudio, (40%) tienen una mayor confianza hacia la figura materna, bien como fuente de
apoyo o porque tienen una familia monoparental, ya que solo cuentan con la figura materna
y en ocasiones porque no le tienen confianza al padre. En otro estudio realizado por
(Saban & Alarcón, 2018) con adolescentes infractores de ley privados de la libertad,
utilizando una técnica de recolección de la información, como lo es la entrevista semi-
estructurada y el análisis e interpretación de los datos obtenidos, encontró que la mayoría
de las madres de los reclusos, afirmaban que han sido ellas las que se encuentran
mayoritariamente presentes en el cuidado de sus hijos, debido a que el padre estaba ausente
o había abandonado su rol. Se evidencia entonces, que la falta de una figura paterna, es un
factor de riesgo para que los adolescentes estén involucrados en conductas delictivas, esto
podría deberse a dos posibles situaciones primero que socialmente se considere al padre
como aquel que tiene la autoridad, e impone las reglas y segundo que al no estar presente,
la madre u otra persona que esté a cargo de los hijos, tienda a ser más flexibles y
permisivas, generando como consecuencia el desarrollo de este tipo de conductas.
Lo anterior nos invita a reflexionar sobre rol social de la mujer y el rol en la crianza
de los hijos; teniendo en cuenta que lo hallado en las investigaciones muestra que es la
figura que tiene mayor predominancia y responsabilidad en esta; lo que nos lleva a
cuestionar ¿de qué manera la representación social impacta en el establecimiento de normas
y el desarrollo de conductas antisociales? puesto que si no es representada como una figura
de autoridad, claramente generaría un impacto en los estilos para una crianza sana de los
hijos. Esta es una problemática social, que tiene implicaciones para que los infantes
desarrollen conductas antisociales y desafortunadamente a futuro conductas delictivas,
distinta sería la situación si la mujer no estuviera inmersa en esta sociedad machista y
patriarcal; donde se le pueda garantizar mejores oportunidades económicas, como
educativas.
A nivel sociodemográfico, las investigaciones como la de (Martínez, Sánchez &
Hernández, 2020), muestra que la baja educación tiene un impacto en esta problemática;
como se evidenció con 299 reclusos de la ciudad de México donde se encontró que, un alto
porcentaje tiene un bajo nivel educativo el 50.5% tenía educación primaria (máximo 6 años
de estudio formal) y el 39.6% informa educación media (hasta 9 años de estudio formal).
En dicho estudio se vio reflejado que existe una estrecha relación entre el fracaso
académico y el comportamiento criminal, el fracaso académico está relacionado con la
transmisión de normas socialmente consensuadas. Las personas que están involucradas en
conductas criminales y tengan un bajo nivel educativo, podría deberse a que se ven
envueltos desde edades tempranas, en situaciones que los obligan a relacionarse en actos
delictivos, con el fin de tener un sustento económico. En otro estudio realizado por
(Coelho, Neves, & Caridade. 2020), con 65 niños y 20 niñas, encontraron que (50.6%) de
esos niños participaron en situaciones como, absentismo escolar y abandono escolar.
Se puede establecer una estrecha relación entre la problemática, factores de tipo
educativo y las pautas de crianza; cuando se desarrollan pautas de crianza inadecuadas, la
familia no se involucra totalmente de los aspectos educativos de sus hijos, lo que fácilmente
va a llevar a escenarios como los planteados anteriormente por las investigaciones, donde
se genera absentismo y abandono escolar; esto ocurre, por la ausencia de un adecuado
acompañamiento a nivel educativo por parte de las figuras paternas; circunstancia que
también puede estar relacionada con la baja escolaridad de los progenitores; lo cual no les
permite realizar un adecuado acompañamiento incrementando de esta forma el riesgo de
desarrollar conductas delictivas.
En cuanto al estrato socioeconómico el estudio realizado por (Capito & García,
2018), en México desde un enfoque dogmático, hermenéutico y descriptivo, se encontró
que la falta de empleo y la pobreza son factores que influyen de manera muy significativa
en la comisión de delitos y viceversa. La pobreza es un factor importante a la hora de
desarrollar este tipo de conductas, encontrando una relación de factores como lo son, la
pobreza y nivel educativo, ya que, debido a esas bajas condiciones socioeconómicas, en
muchas ocasiones, aumenta la deserción escolar en los adolescentes, a causa de
situaciones de pobreza extrema, donde el joven tiene que trabajar obligatoriamente, para
poder aportar con sustento económico en su hogar, poniendo de esta forma al adolescente
en una situación de vulnerabilidad, para que desarrolle conductas antisociales o delictivas.
De la misma manera, la falta de nivel educativo de los padres, hace que estos,
consigan trabajos con horarios laborales muy extensos, negándoles así, la posibilidad de
estar más involucrados en la crianza de sus hijos, esta situación tiene un impacto negativo
en los adolescentes como se mencionó anteriormente, debido a que, unas buenas dinámicas
familiares, son un factor crucial para que los adolescentes no estén involucrados en
conductas disruptivas.
La mujer cumple un papel crucial a nivel social, como se ha expuesto
anteriormente, en la mayoría de las ocasiones, es quien asume la responsabilidad de la
crianza de los hijos; pero la mujer ha tenido menos oportunidades en relación al hombre,
debido a que en la actualidad la sociedad todavía sigue siendo patriarcal y machista. Esta
situación puede estar relacionada, con que los índices de pobreza cada vez sean más altos,
debido que, para la mujer es mucho más difícil por la condición en la que se encuentra,
obtener esa estabilidad económica que se necesita para que la crianza de los hijos sea más
adecuada.
El machismo y la denominación patriarcal, no solo han perjudicado a la mujer a lo
largo de los años, sino que ha generado consecuencias nefastas en los mismos hombres,
pues ha tenido un impacto en el desarrollo de las habilidades emocionales imposibilitando
su sana expresión, esto podría repercutir, en un mayor incremento de la agresividad, la ira
conductas de riesgo, debido a que, no cuenta con las capacidades necesarias para realizar su
propia regulación.
Una de las características que se encontró en los factores de riesgo a nivel
socioeconómico fue el género; en las investigaciones realizadas se concluye, que eran los
hombres los que más estaban involucrados en conductas tanto delictivas como antisociales,
esta situación podría estarse presentando, debido al tipo de sociedad en el cual se está
sumergido, puesto que, desde muy pequeños, a los niños de sexo masculino, se les ha
influido en que deben ser fuertes para poder adaptarse al entorno. Es así entonces que,
(Coelho, Neves, & Caridade 2020), en su investigación con 65 niños y 20 niñas; encontró
que, los niños tienden a tener un mayor riesgo de comportamiento antisocial, adoptando
comportamientos más graves en comparación con las niñas, por ejemplo, involucrarse en
comportamientos impulsivos, por su parte las niñas están involucradas en comportamientos
menos serios, como por ejemplo falta de respeto. Por su lado (Walsh, 2019), confirman
que, En el Reino Unido, el 78% de los autores de delitos violentos son hombres, y la gran
mayoría de las víctimas son hombres.
Lui & Miller (2019), afirman que las niñas tienen una participación
significativamente menor, en delincuencia agresiva como en delincuencia no agresiva, que
los niños; esto se debe a que, la mayoría de padres tiende a cuidar a las niñas con una
supervisión más estricta, mientras que, a los niños les dan un poco más de libertad, las
niñas desarrollan sumisión y aceptación de la autoridad, mientras que los niños tienden a
resistir y a rebelarse. De igual forma (Serrano & Realpe, 2016), en su investigación
titulada, la brecha de género en la criminalidad, con una muestra de mujeres y hombres
entre los 12 y los 19 años de edad, de la ciudad de Cali, Colombia; muestra resultados
donde hay una mayor inclinación al delito en los chicos respecto de las chicas; según estos
autores, esta situación podría explicarse, por una dominación ideológica patriarcal, que
naturaliza diferencias entre hombre y mujer, y que se ve reflejado en los esquemas de
género patriarcalismo ideológico. En cuanto a la participación por parte de mujeres en la
criminalidad (Klopack, Simon & Gordon, 2018) Utilizaron una muestra de 480 niñas
afroamericanas; encontraron que los factores que podrían influir, para que las niñas se vean
involucradas en conductas de riesgo, se encuentra, la dureza en la infancia, por lo que causa
aceleración física del desarrollo y esto predice comportamientos riesgosos; las niñas con
desarrollo puberal precoz tienen pares más desviadas y están expuestas a una crianza más
severa.
A nivel psicológico, se encontró una relación entre el autoestima y los adolescentes
estén involucrados en conductas de riesgo, es así como lo refleja, un estudio realizado en
México por (Rodríguez, 2016), con 100 adolescentes de la colonia Fomerrey, quien tras
aplicar la escala de autoestima evidencia en sus resultados, un nivel de autoestima medio,
puesto que, en la escala Likert obtienen una puntuación de 2,49 sobre 4; es de esta forma
como el autor llegó a las siguiente conclusiones, los participantes que no son infractores,
poseen un mayor nivel de autoestima, de igual forma también tienen un mayor nivel de
autoestima, los adolescentes que no tienen amistades infractores, ni pertenecen a una
pandilla y tampoco su círculo social pertenece a pandillas. Esto podría verse reflejado,
debido a que, no está bien visto por la sociedad este tipo de conductas, y podría de esta
forma, disminuir la autoestima de personas que cometen conductas antisociales.
En lo tiene que ver al autoconcepto, (Palacios & Coveñas, 2019) en su estudio,
donde participaron 98 adolescentes con conductas antisociales, encontraron que, la
dimensión autoconcepto emocional tiene una puntuación Wald = 10.565 y p =.001 < α: .01,
influye significativamente a la predicción del autoconcepto; lo que significa que, la
dimensión autoconcepto emocional es el indicador de autoconfianza. Es por esto que, según
la teoría del aprendizaje social de Bandura (1986), citado por (Palacios & Coveñas, 2019)
el autoconcepto se forma a través de esta teoría. Es así como los niños aprenden
comportamientos, actitudes, movimientos, etc. a través de la observación. Y esto podría
explicar, el hecho de que, algunos adolescentes se vean envueltos en conductas antisociales,
siendo así, que imiten dichas conductas bien sea de su entorno familiar o en un entorno
social. (Molina, Salaberría & Pérez, 2018)
En cuanto a trastornos asociados, (Martínez, Sánchez & Hernández, 2020)
encontraron en su estudio que un 28.9% de los 299 internos del Centro Federal de
Reinserción Social, presentaron altos y severos niveles de depresión. Esta situación,
podría estar presente, debido a que son personas, que han cometido conductas que
comprometen a la sociedad de manera negativa, y esto a su vez hace, que estas personas
desarrollen sentimientos de vergüenza como también de culpa y todo esto podría estar
asociado al trastorno depresivo que presentan. En cambio (Segeren, Fassaert, Wit &
Popma, 2020) en su investigación encontraron que, personas que hayan padecido de
trastorno depresivo cuando eran menores de edad, tenían menor riesgo de realizar ofensas
violentas a otros.
En lo referente a la autoestima y autoconcepto se podría decir que, las personas con
baja autoestima, estarían más fácilmente involucradas en conductas de riesgo, y esto sucede
porque, estos individuos son altamente influenciables, debido a que, por su condición de
baja autoestima, buscan una aceptación en los grupos de pares, sin importar que estos sean
grupos de riesgo; al presentar una baja autoestima, van a tener dificultades en la parte
emocional, haciendo que se involucren con personas que no deben. Y esta situación podría
repercutir en que los adolescentes con una baja autoestima, vayan desarrollando una serie
de trastornos asociados, como por ejemplo la depresión, lo cual conlleva a una serie de
consecuencias, ya que, estas personas por el mismo hecho de encontrarse en esta condición
de depresión y de querer encajar en cualquier grupo terminan involucrándose en grupos de
pares, donde prevalecen, tanto consumo de sustancias como el del alcohol.
Lo que respecta al consumo de sustancias y su relación con las conductas de riesgo
en adolescentes, en las investigaciones se ha encontrado que, (Segeren, Fassaert, Wit &
Popma, 2020), quienes encontraron, un grupo de factores relacionados con la conducta
delictiva muy importantes, a la hora de los adolescentes estar involucrados en
comportamientos criminales y esta hace referencia a delincuentes juveniles que habían
estado moderadamente involucrados con compañeros criminales, que había cometido
delitos bajo la influencia de drogas. (Pérez & Ruíz, 2017), en su revisión sistemática
encontraron que, 80 % de los autores revisados coinciden en que, el consumo representa un
factor de riesgo importante en el desarrollo de conductas delictivas; en este sentido, las
sustancias más consumidas son el alcohol y el cannabis. Por ejemplo, el alcohol es un
factor de riesgo, para que las personas cometan delitos impulsivos y violentos, por su parte
el consumo de cannabis, se asocia con el desarrollo de conductas violentas únicamente en
población clínica y con delitos contra la propiedad y de drogas, en la población a nivel
general. El hecho de que el consumo de sustancias se encuentre estrechamente
relacionado con conductas disruptivas, podría deberse a que, son sustancias que actúan
como inhibidores, haciendo que, el comportamiento de las personas cambie, en este caso,
generando menos miedo o vergüenza, de cometer dichos actos que estando sin consumir
ningún tipo de sustancia no se cometerían.
Realizar estudios como este permite dar importantes aportes a la psicología, en este
caso a la psicología clínica, puesto que, da las bases para tener un abordaje tanto de la
conducta antisocial como de la conducta delictiva, ya que, se expone los factores de riesgo
asociados a este tipo de conductas. Es muy importante realizar intervenciones tanto a nivel
individual como grupal en los adolescentes, las más relevantes serían, fomentar la
autoestima alta, ya que esto protege a los adolescentes de involucrarse en conductas de
riesgo, dar a conocer el papel tan importante de la educación como factor protector para
desarrollar conductas de riesgo.
Realizar intervenciones tempranas que ayuden a la regulación emocional en niños y
adolescentes, podría ayudar a disminuir los niveles tan altos de conductas antisociales, en
que los adolescentes están involucrados; puesto que regulación emocional, facilita el
desarrollo de estrategias de afrontamiento adecuadas que les permita invertir su tiempo en
actividades sanas como el deporte o el estudio; sirviendo de factor protector ante el posible
desarrollo de conductas de riesgo, como por ejemplo, en consumo de sustancias
psicoactivas. De igual forma la creación de programas de prevención y protección, donde
se involucre a los adolescentes, jóvenes y a sus familias, pues como se vio reflejado en esta
investigación la familia, es un factor crucial en el desarrollo de este tipo de conductas; y
fomentar estilos de crianza positivos. En futuras investigaciones se sugiere relacionar la
conducta delictiva y las estrategias de afrontamiento, ¿cómo las estrategias de
afrontamiento actúan como un factor protector, para que los adolescentes no desarrollen
conductas delictivas?, ya que, los adolescentes que desarrollen estrategias de afrontamiento
adecuadas, van a tener herramientas necesarias para no dejarse influenciar a cometer
conductas antisociales, como medio de escape ante cualquier situación compleja que pueda
presentarse. Otro aspecto de suma importancia para analizar en futuras investigaciones, es
¿cómo el rol de la progenitora en su condición de mujer, interviene para el desarrollo de
conductas delictivas en adolescentes? dado el alto impacto que se pudo evidenciar en las
investigaciones donde la madre es quien principalmente ejerce el rol de figura de autoridad
y acompañamiento.
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