Resaltadotexto Para Act Integradora de Mod2
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Pensamiento freireano y filosofía de la educación. Vinculaciones con la filosofía de la liberación
latinoamericana
Inés Fernández Mouján
Introducción
Este escrito es en lo primordialmente un diálogo con la pedagógica1 de Paulo Freire principalmente
con la categoría de “educación liberadora” desde una mirada de la Filosofía de la Educación y su
vinculación con de la Filosofía de la Liberación Latinoamericana. ¿Por qué este interés en vincular el
pensamiento freireano y la filosofía? Podría intentar una primera justificación, en principio sostendré
que una relectura de la pedagogía freireana con criterios de la filosofía de la educación está
íntimamente relacionada con la filosofía de la liberación latinoamericana y cobra especial significación
ante los problemas que hoy plantea la educación, en un contexto en donde la desigualdad se ha
profundizado y ha traído como consecuencia un deterioro en la educación del pueblo. Frente a este
contexto mi desafío radica en redefinir sus alcances, teniendo en cuenta un abordaje teórico que
recupere la dimensión ético-política de la educación. Por ello me propongo una lectura del
pensamiento freireano con conceptualizaciones de esta filosofía. Por otro lado no pretendo repetir
ingenuamente conceptualizaciones que retrotraigan a planteos acríticos o dogmáticos sino de dialogar
con la propuesta pedagógica de Paulo Freire desde las categorías de “razón ético-crítica” y “espacio
público intercultural” de acuerdo a criterios que incluyen un pensamiento crítico, la apertura a la
historicidad y a la interpelación del otro en los procesos educativos y culturales. El Maestro comparte
con la filosofía de la liberación latinoamericana una mirada del mundo, de los otros, del diálogo y de
la educación, siendo ambos aportes una apuesta para seguir pensando la educación hoy. Lo que quiero
establecer es que la relectura e interpretación del concepto de “educación liberadora”, cobra un
especial interés con relación a su importancia en el campo problemático de la educación y a su
incidencia en propuestas educativas alternativas al modelo hegemónico. El enfoque aquí presentado
pretende concebir la educación dentro de los procesos históricos y culturales latinoamericanos, en
perspectivas pedagógicas y filosóficas surgidas de este contexto. Es por ello que me propongo
recuperando mi praxis freireana hacer un intento por dar algunas respuestas a los problemas, que hoy
nos plantea la educación en un realidad desigual y por lo mismo injusta social, económica y
políticamente.
Para entrar en tema …
El contexto que explica y a la vez sirve de puntal a nuestro interés, no es otro que la historia de la
institución educativa en Latinoamérica la cual remite a los procesos de independencia y está ligada a la
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propuesta moderna-europea-ilustrada, determinando a través de ella la implantación de un orden
dominante. Desde este lugar se presentó una visión del mundo, de la cultura, de la educación, que se
impuso y transplantó, constituyendo la base del lema positivista “orden y progreso”. En nuestra
modernidad, fueron definidas categorías filosóficas que organizaron toda la vida, la forma de mirar el
mundo, y una determinación importante de estas concepciones fue el modo de pensar la educación. Ya
entrado el siglo XIX, Sarmiento, fiel exponente, de la propuesta moderna ilustrada, buscó comprender
los conflictos que agitaban a las Provincias Unidas desde la independencia, acudiendo a explicaciones
culturales: la "barbarie" era el escollo para construir una nación, decía. Tal como señala Adriana
Puiggrós, para remediarla, indicó una serie de acciones que fueron desde la represión física al afán de
construir. Es así como propuso la eliminación física de gauchos e indios, que eran la "barbarie" rural
conjuntamente con la intención de producir nuevos sujetos "civilizados" por medio de la educación.
Su propuesta educacional suponía una condición previa, antidemocrática: la eliminación de todos
los sujetos que caían en la descripción de la "barbarie", la moderna educación que se proponía
conducir a la nación a un modelo más democrático y productivo sólo era posible a costa de reprimir o
exterminar a una porción de la población. “La propuesta sarmientina, fue fundacional del optimismo
pedagógico argentino y generó la convicción de que, para pensar cambios o reformas estructurales,
debía promoverse la escolarización masiva de una población sobre la que pesaba, casi como una daga,
una fuerte desconfianza.”
Paradojas de nuestro contexto educacional
Como podemos observar en la misma constitución de nuestro sistema educativo bajo el argumento
“civilización y barbarie”, se inicia un proceso de homogeneización centrado fundamentalmente en la
inclusión para el disciplinamiento social y al mismo tiempo de exclusión que pone foco en la
diferenciación y desigualdad social al interior del sistema. Esta trama de producción de subjetividad y
discurso pedagógico se conjugará con la modernización estetizante y moralizadora impulsadas por la
oligarquía, las demandas educacionales de los inmigrantes y de la clase obrera, las articulaciones entre
los procesos político culturales y el sistema educativo argentino. Este paradigma dominante implantará
un poder ambicioso que arrasa con el diferente, con “el otro”. Esta imposición viene asociada al
genocidio, a la negación del otro, a la inculcación de normas y valores, a una educación que se
propone homogeneizar2. Pero esta supresión de la diferencia, del semejante operará conjuntamente
como núcleo de resistencia, desarrollando una subjetividad con una permanente sospecha sobre las
instituciones modernas e ilustradas. Partiendo de esto sostenemos que si hay desconfianza hay
resistencia y enunciados alternativos, y es desde esta perspectiva que sostenemos que la educación nos
posibilitó y posibilita incidir en los procesos de transformación social participando en las luchas del
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poder. Es desde este lugar y en esta trama en donde podemos situar en los años 1960/ 70´ conviviendo
con el paradigma positivista-funcionalista las discusiones que cuestionan el rol de la escuela, las
pedagogías críticas. Representantes de esta corriente preocupados por desafiar el supuesto ilustrado,
desconfían de este pilar de la modernidad, y entienden que más que posibilitar el desarrollo autónomo
de la razón es la escuela uno de los lugares de la reproducción social injusta. En diálogo y discusión
con las teorías de la reproducción, surge en América Latina la Pedagogía de la Liberación, cuyo
máximo exponente es Paulo Freire3. Esta corriente pedagógica se afirma en una fuerte crítica a la
“educación bancaria”, afirmando que la educación puede ser una herramienta central en el proceso de
transformación de la humanidad, estableciendo de esta manera en sus mismos enunciados una relación
constante y directa con la filosofía. En el entorno cultural de esos años, en nuestro país, es leído y
estudiado Paulo Freire. Su lectura y sus praxis aparecen en un contexto argentino en donde se litigó y
confrontó las representaciones del mundo nacional. También las del pasado, y las de la propia cultura
argumentativa en cuanto a legítimo/ilegítimo, legal/ilegal, democrático/ no democrático, bajo la
hipótesis de una lucha que adquiría para sus actores la dimensión de “histórica”. Es por ello que nos
proponemos haciendo memoria recuperar el pasado y recrear nuestro presente teniendo en cuenta que
“Aquel tiempo, en su sonoridad y violento derrumbe sigue sin ser hablado hoy. Apenas
fantasmáticamente aludido” (Casullo, 2006). Teniendo en cuenta lo antes señalado asumimos y
proponemos para pensar la educación hoy una subjetividad histórica que tome posición “ético-critica
intersubjetiva comunitaria” (Dussel, 2003) .
A mi juicio la preocupación de Paulo Friere por la educación y por hacer de ella un espacio de crítica y
de resistencia a la propuesta hegemónica es un tema que lo desvela y pone de manifiesto su
compromiso con los otros desde los inicios de su praxis. En vinculación con la filosofía sostiene que
los vínculos con los otros deben ser pensados y sentidos como un encuentro con la esperanza, como así
también posibilitadores de la transformación de la realidad En otras palabras los acontecimientos
culturales y educativos enlazados unos con otros tejen la urdimbre de la resistencia en donde la obra
de Freire y la filosofía latinoamericana se vinculan, enuncian y anuncian una educación ético-crítica
intercultural y alternativa.
Encuentro entre educación liberadora, razón ético- crítica y espacio publico intercultural
Inscribo mi propuesta en una mirada interdisciplinaria del problema que no sea una yuxtaposición
de disciplinas, sino un encuentro para producir nuevas lecturas y espacios que nos permitan la
construcción de una intersubjetividad pedagógico-filosófica. Por ello desarrollo una interpretación
crítica para así encontrar el sentido más profundo desde donde pensar la educación. De este modo me
pregunto, ¿qué sentido le damos a la situacionalidad del pensar? ¿Cómo asumimos al otro, a la
4
palabra? ¿Qué pasa con el poder de enseñar y el deseo de aprender? ¿Qué significa construir junto a
otros y otras conocimiento? Como he planteado desde el inicio mi intención es un intercambio con la
pedagógica freireana principalmente con la categoría de “educación liberadora” desde una mirada de
la Filosofía de la Educación y su vinculación con de la Filosofía de la Liberación Latinoamericana,
articulando y desarrollando esta noción con los conceptos de “razón ético-crítica”4 y “espacio público
intercultural”5, para poder dar cuenta que hoy siguen vigentes los postulados de Paulo Freire.
Una meditación de la praxis de Paulo Freire me permite revelar su gran intención, que fue no sólo
renovar la pedagogía, sino reinterpretar la propuesta moderna ilustrada-totalizadora, situarla en el
dominio de lo cultural, desde someter a discusión la relación opresor oprimido hasta proponer una
educación real, cuyo contenido se encuentra en relación dialéctica con las necesidades del país en que
cada uno de nosotros habitamos. Con respecto a esto, el acto de conocimiento puesto en práctica por
una educación así concebida se da en la unidad de la práctica y la teoría, de donde resulta, de manera
cada vez más urgente, la necesidad de que su fuente sea el trabajo de los educandos y de los
educadores que a partir del diálogo puedan construir en conjunto un espacio educativo más justo.
Insisto la propuesta educativa de Paulo Freire sigue vigente hoy, dado que entender la práctica
educativa como una praxis ético-política, es en su mismo ejercicio plantear una reflexión crítica sobre
la dialéctica que se presenta en la relación educador-educando. Como consecuencia el acto educativo
es un proceso de construcción con otros y sostén del ejercicio de la libertad. Esta educación para la
libertad supone “la disponibilidad a la interpelación del otro y de esta manera hacerse cargo de la
responsabilidad, dándole la dimensión ética a todas nuestras acciones educativas. (Cullen,2007) Es en
este sentido por lo que vinculo a la educación para la libertad con el ejercicio de la “razón ético
crítica” y del “espacio público intercultural”, dado que entiendo la praxis educativa como
participación, resistencia, búsqueda, pregunta, en definitiva como diálogo, como “potencia de actuar”6
. Freire nos ofrece el mejor ejemplo dialógico entendido en su carácter ético-político. El diálogo desde
esta perspectiva es encuentro entre sujetos y se realiza en la praxis comprometida con la
transformación social. Y es la educación, como espacio de diálogo, la que nos permite la toma de la
palabra, y a partir de ella leer el mundo críticamente, rebelarse contra la domesticación y resistir la
opresión. El diálogo historiza nuestra intersubjetividad, nos permite establecer una relación con los
otros, y en él nadie tiene la iniciativa absoluta. En el espacio de diálogo, los participantes observamos
un mismo mundo, nos apartamos de él y con él coincidimos, en él nos ponemos y oponemos. Y así el
nosotros adquiere existencia y busca planificarse. De esta manera el diálogo no es un mero producto
histórico sino la propia historización. Mientras más dialogamos con el otro, más nos relacionamos
con él y más densidad subjetiva ganamos. En este sentido la praxis freireana nos define las condiciones
5
de posibilidad del surgimiento del nivel del ejercicio de la "razón ético–crítica" como condición de un
proceso educativo integral, esta racionalidad sitúa la interpelación de la comunidad de víctimas, con
atención al pedido de solidaridad. De este modo se hace necesario tener en cuenta la responsabilidad
que como intelectuales nos cabe a colaborar responsablemente en la crítica científica del sistema que
oprime, desde el lugar de científicos sociales y educadores, intentando explicar las causas de la
negatividad de los oprimidos, inventando nuevos paradigmas, nuevas explicaciones, nuevas
interpretaciones, mostrando lo que no se quiere ver, "abriendo un nuevo de horizonte desde un interés
emancipatorio y liberador desapareciendo el espectador desinteresado" (Dussel, 20002).
Por otro lado esta “razón ético-crítica” implica que el excluido, el oprimido en el proceso de
liberación con otros puede comprender su negatividad y ser sujeto, tener deseos, sentirse vivo,
reconocer a otros y ser reconocido. En el enseñar y el aprender aprendemos a convivir con otros, a
salir del aislamiento. Necesitamos ser reconocidos y reconocernos. Es en este proceso crítico que
buscamos nuevas palabras, no para coleccionarlas en la memoria, sino para decir y escribir el mundo,
el pensamiento, para contar nuestras historias. Pensando el mundo, lo juzgamos, tomamos la palabra,
y nos percibimos testigo de la historia y nos hacemos reflexivamente responsables de nuestra
historia. Desde este lugar pensar la educación para la libertad como un “espacio público intercultural”
es un desafío y una apuesta. Porque en este territorio, en este tiempo de escuela, de espacio público de
la palabra, se hace necesario poner en juego una relación que interpele tanto a cooperar
razonablemente como al cuidado de si mismo. Desde aquí proponemos, el lugar de la utopía, del
“inédito viable”7, no se trata de “ser” sino más bien de “estar siendo”
8, “horizonte simbólico”
9 que
permite la producción de cultura, y en consecuencia de una educación centrada en el intercambio y el
mestizaje, en consecuencia un espacio educativo público e intercultural.
Es importante aquí detenernos y hacer algunos señalamientos y puntos de encuentro en relación a la
temática de la Filosofía de la Liberación Latinoamericana e Intercultural. Esta denominación alude al
concepto acuñado por Raúl Fournet Betancourt, que recupera su matriz de la antropología cultural, con
sus reformulaciones hermenéuticas, los aportes de la Filosofía de la Liberación Latinoamericana y la
introducción del concepto de alteridad. En este sentido la filosofía intercultural se propone como una
actividad pensante, humanizante y liberadora de los y las que contradicen el curso hegemónico de la
historia, consiste buscar sentido, acompañar procesos y mantener viva la llama de la esperanza. Es
pensamiento vivo, filosofía en vivo. Es si se quiere una filosofía desmonopolizada, liberada del
monopolio de los administradores del pensar. (Fournet Bentancourt, s/f)
Podemos alegar recuperando estas afirmaciones, que Freire recorre este camino rompe esquemas
impuestos, inventa, produce, crea y pone en juego - algo que pocos pueden hacer- el amor , los
6
sentimientos, la curiosidad, el error, los presenta como motores de la construcción del conocimiento,
nada menos que del “sacrosanto” conocimiento, afirmando de esta manera que no solo los filósofos y
los científicos desde la academia producen conocimiento, sino que el conocimiento se produce en el
encuentro de estos saberes con el saber cotidiano, popular, de sentido común. Por eso proponemos que
se trata de sostener el baluarte simbólico y cultural como defensa existencial frente a lo nuevo, lo
desconocido, lo impuesto, actitud esta que concede sentido a la realidad y sirve de apoyo en el
encuentro con aquellos y aquellas intervinientes del diálogo educativo. En este sentido la educación
no es un contrato ni una apuesta, es una responsabilidad que se origina en la vulnerabilidad en el
reconocimiento de la vulnerabilidad, es decir, de la interpelación del otro “culturalmente denso”10
.
Insisto, estos desarrollos discuten hoy con aquellos paradigmas positivistas-funcionalistas de base
ilustrada y de-constructivas que se proyectan como universales en nuestra educación. En relación a los
primeros, podemos decir que la prevalencia de la razón universal olvida las diferencias y su apuesta
es al disciplinamiento mediante el contrato y al uso público de la razón. Mediante la educación
positivista y laica, se afianza la pertenencia a una cultura europea-occidental. Leída en clave moderna
ilustrada, la comprensión de las relaciones se fundió en la dualidad sujeto-objeto, negándose así la
unidad dialéctica que hay entre ellos, negando al otro y siendo de esta manera un análisis incapaz de
explicar en forma coherente las relaciones: sujeto –objeto, sujeto-sujeto; teoría-práctica, etc. "El
discurso del "logos”, “civilización o barbarie”, “eurocentrismo” fue incapaz del reconocimiento de lo
diferente, del diferente, del otro. Derivando de esta manera en políticas educativas que excluyen e
imponen una única forma de mirar el mundo y la vida". (Salas Astrain, 2006). En los segundos se trata
de pensar sin fundamentos últimos, sin la noción de progreso propia de la ilustración; estos discursos
denuncian olvidos y sujeciones, realizan una crítica a la ilusión ilustrada pero esto se hace a un costo
de situarse más acá de toda cultura, desde los “bordes”, y no en el medio de las culturas
(interculturalidad). En ambos paradigmas se sustenta una desconfianza al reconocimiento del otro
"culturalmente denso”. Según Carlos Cullen estos discursos, entienden a la educación como una
práctica corporativa que constituye sujetos concientes de su pertenencia a una tradición determinada y
que sólo tienen que aprender a convivir en la diferencia. Desde este lugar, es que sostienen la
descentralización y caminos individuales para la educación. Como resultado de esto "se forma una
subjetividad disciplinada corporativamente, que renuncia a lo público y a entender la educación como
la construcción de un espacio común". (Cullen, 2005)
Es así como instalar una tensión entre subjetividad y objetividad, relaciones entre sujeto y objeto,
conciencia y realidad, pensamiento y conocimiento, teoría y práctica, presentan un camino posible
para articular el concepto de “educación liberadora” con las conceptualizaciones de “razón ético-
7
critica” y “espacio público intercultural”. En este sentido en el espacio común y público de la palabra
se construye conocimiento, el conocimiento es leído desde la complejidad y la multiplicidad, con un
anclaje en el marco de lo cultural. Así de esta manera lo entendemos como la confluencia,
entrecruzamiento y tensión entre el conocimiento científico/ filosófico y los saberes
populares/cotidianos. El conocimiento pensado a la luz de lo público se ve envuelto en una dinámica
donde el deseo de aprender remite a la singularidad y el poder de enseñar que remite a la universalidad
se mezclan en una lucha por el reconocimiento del primero por el segundo de donde acontece lo
público. “El ámbito público es resultado más el proceso de relaciones con el conocimiento” (Cullen,
1997)
En este espacio de diálogo educativo de “espacio público intercultural” el saber acumulativo y lineal
es discutido, y se propone habilitando las preguntas, las disrupciones, las rupturas y los conflictos, la
resistencia. Es allí en donde el oprimido, la mujer, el niño, la niña, en el descubrimiento de su propia
negatividad como víctima, saca la cara por el otro, antes que nadie y cuando es crítica, solidaria y
comunitariamente reconoce responsablemente a las otras víctimas como víctimas, "en la medida que
descubran que reconozcan que la deshumanización es una realidad histórica, los oprimidos podrán
preguntarse por la otra viabilidad, la de su humanización11
(Freire, 2002) Así es como la “razón ético-
critica”, se presenta como el reconocimiento más la responsabilidad, que es tomar a cargo la vida
negada del otro. Este tomar a cargo la vida negada del otro, es anterior a la decisión de asumir o no
dicha responsabilidad. "El asumir la responsabilidad es posterior y ya está signada éticamente, sino
asumo la responsabilidad no dejo de ser por ello responsable de la muerte del otro". (Enrique Dussel,
2002)
En esta línea entonces podemos sostener una vez más la vinculación entre la pedagogía freireana y la
filosofía de la liberación latinoamericana e intercultural. En esta corriente de pensamiento la educación
no puede quedar librada al dominio exclusivo del poder hegemónico, sino que debe ser tomada por los
oprimidos, los excluidos, los que no tienen voz, las mujeres, los niños y niñas. Esta complejidad es
entendida desde pensar las relaciones sociales dentro de un campo de lucha por el poder, en el que se
enfrentan posiciones encontradas, por un lado de aquellos que intentan imponer un poder autoritario
que beneficia a unos pocos y por otro lado las estrategias de lucha que surgen de los sectores
populares, que resisten e insisten con su identidad cultural y su manera de transformar aquel orden que
se les impone.
Para seguir dialogando…
Como hemos visto este tema se inserta en el ámbito amplio y complejo de los debates contemporáneos
de la educación y de la filosofía, es por ello que me parece necesario insistir en las distintas formas de
8
nombrar estos debates: la lucha por el reconocimiento, el proceso de conscientización, la interpelación
del otro, espacio público intercultural y común, pensamiento situado, la educación liberadora versus
“educación bancaria”. La tarea de enseñar y la participación. La libertad y el diálogo. Articulación
teoría-práctica. El rol del educador y su tarea ético- política. Planteos que implican una racionalidad
que supone interpelación ética en sentido estricto. Es decir, experiencia y cuidado del otro en tanto
otro. Se trata de enfatizar el reconocimiento ético, dando lugar a la interpelación, exigiendo justicia, no
sólo negativamente, como posibilidad de ser lo diferente, sino también positivamente, como
posibilidad de una construcción del espacio común de lo público. (Cullen 2005: 35).
En síntesis estás conceptualizaciones nos supone mirar la categoría de “educación liberadora”, desde
una dimensión ético-política como lugar de diálogo, entendido como resistencia, que pone en
discusión la razón moderna-ilustrada y propone una “razón ético crítica”, un abordaje de pensamiento
crítico y desde allí una ciudadanía crítica12
, que habilita la interpelación del otro y posibilita la
construcción de un “espacio público intercultural”. Por esto afirmamos que la pedagogía freireana
comparte con la filosofía de la liberación latinoamericana e intercultural una mirada del mundo, del
otro, del diálogo y de la educación. Esto me anima a sostener este posicionamiento ético-crítico que
permite desocultar, desentrañar, lo que alguien -el opresor, el poderoso, el rico, el blanco, el europeo,
el pensamiento hegemónico del ser- oculta. Y desde esta lógica de-construir y re-construir los
conceptos de educación, diálogo, resistencia, espacio público y liberación, problematizarlos,
contextualizarlos, historizarlos, planteando sus límites en el espontaneísmo, el dogmatismo y el
voluntarismo, asumiendo explícitamente la eticidad y politicidad del acto educativo.
9
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1 Este concepto es acuñado por Enrique Dussel para situar desde un lugar alternativo y crítico la pedagogía. Desde allí sostendrá que es
importante no confundir Pedagogía con Pedagógica. La primera estaría en relación a una ciencia de la enseñanza. En cambio la
Pedagógica es la parte de la filosofía que piensa la relación cara-a-cara del maestro-discípulo, médico psicólogo-enfermo, filósofo-no
filósofo, político-ciudadano, etc. Acción que sospecha y no afirma. (Dussel Enrique, 1988:123) 2El proceso de homogeneización, hoy globalización, ignoró e ignora las diferencias de género, y las expresiones de cultura popular de los diferentes grupos humanos. 3 Ivan Illich junto con Paulo Freire, realizó una crítica implacable a la escuela moderna. 4 La razón ético crítica, proceso de concientización de denuncia y anuncio en una sociedad oprimida, en la periferia del capitalismo mundial. 5 Noción que acuña Carlos Cullen para definir el espacio educativo como un espacio de diálogo en donde la tomar y dar la palabra, confrontar, discutir, nos permita en la diferencia y la diversidad legitimar y construir con otros y otras conocimiento. 6 Carlos Cullen /Baruch Spinoza, para significar la fuerza subjetiva que otorga la relación con el otro. 7 Es aquello que el sueño utópico sabe que existe pero que solo se conseguirá por la praxis liberadora . Es lo inédito, lo todavía no conocido y vivido pero ya soñado. (Freire, 1999) 8 Rodolfo Kush propone un pensamiento desde nuestro estar en América, “estar siendo” se da del lado de la vida misma, del vivir que se rodea de cultura como universo simbólico que sirve para encontrar el amparo que no es lo mismo que la seguridad del “ser” 9 El horizonte simbólico es la cultura misma, es el baluarte simbólico en el cual uno se refugia para defender la significación de su existencia, es la intersección de lo geográfico con lo cultural. (Kush,2000) 10 Concepto para significar la densidad del otro, la preocupación por la presencia del otro, el otro que es irreductible al yo (Levinás), y que debe ser respetado porque sin el otro el yo no puede ser si mismo. 11“la deshumanización, aunque sea un hecho concreto en la historia, no es, sin embargo, un destino dado, sino resultado de un orden injusto que genera la violencia de los opresores y consecuentemente el ser menos.” (Paulo Freire, 2002) 12 capacidad de construir intersubjetivamente alternativas de vida, con instituciones puestas al servicio de un espacio dialógico y por lo mismo justo.