Poema pedagogico

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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN MENCIÓN INFORMÁTICA LALALEO CH. DIEGO P. RODRIGUEZ S. SABASTIAN. G

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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN MENCIÓN INFORMÁTICA

LALALEO CH. DIEGO P.

RODRIGUEZ S. SABASTIAN. G

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POEMA PEDAGÓGICO

Antón Semiónovich Makarenko

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•Conversación Con El Delegado Provincial De Instrucción Pública•Principio Sin Gloria De La Colonia Gorki•Característica De Las Necesidades Primordiales•Operaciones De Carácter Interno•Asuntos De Importancia Estatal•La Conquista Del Tanque Metálico•"No Hay Pulga Mala"•Carácter y Cultura•"Aun Quedan Caballeros En Ucrania"•Los "Ascetas De La Educación Socialista"•La Sembradora Triunfal•Bratckenko y El Comisario Regional De Abastos•Osadchi•Buenos Vecinos•"El Nuestro Es El Mas Guapo"•"Habersup"•Sharin En La Picota•La "Fusión" Con El Campesinado•Juego De Prendas•Sobre Lo Vivo y Lo Muerto•Unos Viejos Dañinos•Amputación•Semillas De Calidad•El Calvario De Semión•Pedagogía De "Mandos"•Los Monstruos De La Segunda Colonia•La Conquista Del Komsomol•Comienzo De La Marcha Al Son De Las Fanfarrias

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Conversación Con El Delegado Provincial De Instrucción Pública

El delegado provincial de Instrucción Pública me acribillaba enojado con sus pequeños ojos negros, y, bajo los bigotes a lo Nietzsche, su boca expelía insultos contra nuestra casta pedagógica.

El delegado provincial de Instrucción Pública dio un puñetazo sobre la mesa. —Pero, ¿por qué vas a armarte un lío?... Bien, pues te armas un lío. ¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Acaso yo no lo comprendo o qué? Ármate todos los líos que quieras, pero hay que obrar.

lo importante es educar al hombre nuevo, pero vosotros los pedagogos, no hacéis más que sabotearlo todo

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Principio Sin Gloria De La Colonia Gorki

En 1917 la colonia se disolvió, dejando en pos de sí muy pocas huellas pedagógicas

Los vecinos más inmediatos de la colonia habían trasladado y llevado a sus depósitos propios todo lo traducible a unidades materiales: los talleres, almacenes, los muebles

la concentración de los valores materiales imprescindibles para la educación del hombre nuevo.

Conseguí del delegado provincial un revólver para defenderme de los caballeros salteadores, pero le oculté la situación en la colonia. Aún no había perdido la esperanza de encontrar la manera de llegar a un acuerdo con los educandos.

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Característica De Las Necesidades Primordiales

Yo experimentaba toda la incongruencia pedagógica, toda la ilegalidad jurídica de aquel hecho, pero, al mismo tiempo, comprendía que la pureza de mis manos pedagógicas era asunto secundario en comparación con la tarea planteada ante mí.

Una semana más tarde, en febrero de 1921, traje en un carromato a quince muchachos auténticamente abandonados y harapientos. Nos vimos obligados a trabajar mucho para lavarles, vestirles de algún modo, curarles la sarna.

Nuestros primeros educandos, que habían llegado bien vestidos, se distinguieron poco tiempo de la masa general: la tala de leña, los trabajos en la cocina y en el lavadero hacían su obra, aunque pedagógica, fatal para la ropa

El segundo método de obtención privada de víveres eran los viajes al mercado de la ciudad.

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Operaciones De Carácter Interno

En febrero nuestra ama de llaves dejó de trabajar en la colonia: yo había conseguido su traslado a un hospital. Un domingo el Malish se acercó al umbral de su casa, todos los amigos y participantes de sus tés filosóficos comenzaron a instalar cuidadosamente los múltiples sacos y maletines en el trineo.

Mi estado de ánimo era pésimo. Burún me parecía el último detritus que podía producir el basurero humano. No sabía qué hacer con él. Había llegado a la colonia por su participación en una banda de ladrones, cuyos miembros mayores de edad habían sido fusilados casi todos.

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Asuntos De Importancia Estatal

Los labriegos, ya recobrados del susto, acudían a la colonia después de permanecer en el lugar del robo todo el tiempo señalado por los desvalijadores y nos describían expresivamente el suceso.

Yo reunía a mi ejército, lo armaba de estacas, empuñaba personalmente el revólver, nos dirigíamos a todo correr a la carretera y husmeábamos largo tiempo por el bosque.

El trineo arranca lentamente y avanzamos por unas huellas profundas y blandas. Un muchachuelo como de catorce años, con un gorro enorme y botas altas, guía el caballo, moviendo tristemente las riendas. No hace más que sorberse la nariz y, en general, se le nota disgustado. Nosotros guardamos silencio.

Más que las convicciones morales y que la ira, fue esta lucha verdaderamente práctica e interesante lo que originó los primeros brotes de un buen ambiente colectivo. Al reunirnos por las tardes, discutíamos, y reíamos, fantaseábamos sobre nuestras peripecias, nos sentíamos hermanados por la lucha, nos fundíamos en un todo único que se llamaba colonia Gorki.

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La Conquista Del Tanque Metálico

Cruzamos por el hielo, subimos un sendero empinado y nos encontramos en el reino de la muerte. Hasta una decena de casas grandes y pequeñas, cobertizos y jatas, corrales y otras dependencias se encontraban allí, en escombros.

Un domingo de marzo, cuando la primavera se burlaba ya cruelmente de los últimos restos de nieve, invité a algunos muchachos a dar un paseo por los alrededores.

Y ahora tengo en mis manos la autorización para ocupar la finca de los Trepke, más unas sesenta desatinas de tierra de labor anejas a ella y el presupuesto aprobado para los gastos de la reparación.

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"No Hay Pulga Mala" La fisonomía del harapiento, desde luego, no era la fisonomía de una persona inteligente. Pero una energía poderosa se desprendía de él y yo me dije: "Es igual, no hay pulga mala”

En abril Kalina Ivánovich comenzó a arar. Este acontecimiento cayó sobre nosotros de manera completamente imprevista. La comisión encargada de los asuntos relacionados con los menores de edad había detenido a un pequeño cuatrero.

Habíamos recibido ya parte del dinero presupuesto para la reparación de la finca, pero era tan poco que exigía de nosotros una habilidad extraordinaria.

En los cobertizos de la colonia, dónde había, en cantidad inagotable, toda clase de trastos, encontramos la caja de un carro. Kalina Ivánovich trajo de la ciudad dos ejes, sobre los que estuvieron golpeando por espacio de dos días los machos y los martillos de la fragua.

Por aquel tiempo había sido liquidado un gran número de atamanes y de batkos, y todos los menores de edad pertenecientes a las diversas bandas de las Lévchenko y de las Marusias, cuyo papel militar y bandidesco no había rebasado las obligaciones de cocheros o de pinches, eran enviados a la colonia.

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Carácter y Cultura

Los adeptos del anarquismo patrio eran todavía menos partidarios de someterse a cualquier orden. Debe hacerse constar, sin embargo, que en la colonia jamás volvieron a aparecer la franca resistencia y la grosería respecto al personal educativo.

Esto ocurría en grado considerable no ya por animadversión, sino por esa misma postura heroica, que no atenuaba ningún sentimiento político.

La mesa va llenándose de armas: navajas, cuchillos de cocina, cogidos especialmente para la pelea, cortaplumas y puñales hechos en la fragua. El silencio, sigue pesando sobre el dormitorio.

Los gestos amenazadores y los saltos se mezclan con espantosos insultos

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"Aun Quedan Caballeros En Ucrania"

Por la noche hablamos en el dormitorio acerca del daño que produce la embriaguez, y los culpables prometieron no reincidir.

En la mesa apareció una fuente llena de nata hasta los bordes y una montaña de empanadas de requesón. Luká Semiónovich invitaba sin implorar, ni adular. Nos arrullaba con su voz agradable de bajo; sus modales eran los de un señor hospitalario.

El monólogo de la Verjolija fue interminablemente largo. Lídochka, que hasta entonces había permanecido silenciosa en el ángulo delantero, intentó entablar un apacible debate acerca del daño que produce el samogón, pero la Verjolija poseía unos espléndidos pulmones.

El depósito principal de azúcar, de prendas ajenas, de blusas, de pañuelos, de bolsillos, estaba en la habitación donde vivían nuestras tres muchachas: Olia, Raísa y Marusia. Las muchachas se negaron a decir quién era el dueño de tales reservas. Olia y Marusia lloraban, Raísa había optado por enmudecer.

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Los "Ascetas De La Educación Socialista"

Al hablarse de ascetismo, no se tenía únicamente en cuenta al personal de la colonia Gorki y por eso nosotros considerábamos en nuestro fuero interno esas palabras como una frase halada, imprescindible para el mantenimiento de la moral de los trabajadores de las casas y de las colonias de niños.

Cuando jugaban conmigo, los muchachos tenían interés, sobre todo, por conocer mi capacidad de resistencia, y ésta era la causa de que a mí no me quedara otro remedio que recurrir a las bravatas.

La guardia principal era un auténtico suplicio, duraba desde las cinco de la mañana hasta el toque de queda.

También aquí se examinaban los hechos diversos de nuestra vida, semejantes a los ya descritos, se ponía verdes a los vecinos del caserío, se proyectaban los detalles de la reparación y de nuestra futura vida feliz en la segunda colonia. A veces, Mitiaguin nos refería cuentos.

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La Sembradora Triunfal

Los carpinteros, cobraban una miseria por su trabajo, eran capaces de construir jatas aldeanas, pero les intimidaba cualquier techumbre un poco complicada.

Los campesinos comprendían que la discusión debía ser resuelta en el campo y no en las oficinas.

Yo mismo no confiaba en el valor de las medidas que tomaba, y no confiaba porque a mi conciencia le repugnaba la idea de que había que quitar esa tierra a los campesinos laboriosos, que la necesitaban como el aire.

Yo me mantenía firme: no devolvía la sembradora y exigía que se levantase un acta.

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Bratckenko y El Comisario Regional De Abastos

En la colonia no robó nunca nada y le gustaba defender la verdad, pero era absolutamente incapaz de comprender la lógica de la disciplina que aceptaba sólo en tanto estaba de acuerdo con una u otra tesis en cada caso particular.

A veces, era imposible salir de la colonia, por el simple motivo de que no se encontraba a Antón ni a los caballos y no había la menor traza de dónde podían estar.

En la habitación entró Oprishko, el brazo derecho de Antón, y miró, sorprendido a su lloroso jefe. Brátchenko le contempló despectivamente y quiso decir algo, pero se secó en silencio la nariz con la manga y se fue.

El muchacho se sentó detrás de la estufa y guardó silencio. El comisario de Abastos era como todos los comisarios, joven, bien plantado, con cazadora de cuero y revólver.

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Osadchi

En otoño nos fue enviado el primer hebreo; después llegaron varios más, uno tras otro. Uno de ellos había trabajado antes en el Departamento de Investigaciones y sobre él recayó, en primer lugar, la ira feroz de nuestros veteranos.

Osadchi sentía gusto por la vida y procuraba siempre celosamente que no pasara día alguno sin proporcionarle su correspondiente satisfacción.

Tipos como Osadchi no se abstendrían, en caso extremo, ni siquiera de recurrir al cuchillo. Había que actuar bajo cuerda y con mucho tiento o cortando por lo sano.

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Buenos Vecinos

Me indignaba la técnica pedagógica, tan mal organizada, y me indignaba también mi impotencia técnica.

Por nuestra parte predominaban armas blancas, las navajas; por parte de ellos, las arma de fuego, los retacos.

El presidente tomó los tinteros y, sujetándolos cuidadosamente con la mano izquierda, los estrechó contra su vientre. Eran unos tinteros corrientes y seguros.

Cuando se fue el presidente, yo, sentí que un gran peso se me quitaba de encima. Hablando con propiedad, aún debía exponer toda la historia en lenguaje pedagógico. Pero los, muchachos y yo nos sentíamos tan satisfechos de que todo hubiera terminado bien, de que esta vez no nos hubiese hecho falta la pedagogía. Yo no les castigué, y ellos me dieron palabra de no volver a Pirogovka sin mi permiso y de reconciliarse con los mozos del lugar.

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"El Nuestro Es El Mas Guapo"

Criatura excepcionalmente honesta y simpática, no tenía arriba de quince años, pero se distinguía, por su apostura, su rostro blanco, su gesto arrogante y su carácter firme.

De vez en cuando Raísa nos escribía, pero era imposible sacar algo en limpio de sus cartas. Unas veces parecía que todo iba bien; otras veces que era muy difícil estudiar, y siempre se quejaba de falta de dinero, aunque percibía su estipendio.

El 15 de abril se celebró en el teatro municipal una gran reunión de pedagogos, en la que yo informé acerca de la disciplina. Conseguí terminar mi informe en la primera velada, pero en torno a mis tesis se desarrolló un apasionado debate y tuvimos que aplazar la discusión del informe para el día siguiente.

Dispuse que se levantara el candado que había en puerta del dormitorio y que la cesta en que estaba el cadáver fuese trasladada al depósito de la ropa.

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"Habersup"

Yo he sentido siempre profundo respeto ante los colonos por su falta de exigencias para con la medicina y personalmente aprendí mucho de ellos en este sentido.

Sabía un poco de todo y era un muchacho desenvuelto y experto, aunque, al mismo tiempo, de una terrible y sorprendente incultura.

En el fondo, van nuestros tíficos, envueltos en edredones. Sobre los bordes del ataúd ha sido colocada una tabla, y en ella nos sentamos Brátchenko y yo.

Cuando leí la descripción me gustó muchísimo. Y en el hospital también se aficionaron a servir esa sopa, y a mí cada vez que la veía me entraba tal gana de reír que no podía contenerme. Incluso la enfermera comenzó a reñirme y a mí, después de eso, la cosa me hacía más gracia aún: me reía sin parar.

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Sharin En La Picota

Pero tampoco yo tuve tiempo de asombrarme: a toda marcha se precipitaba hacia nosotros un par de caballos de la colonia, arrastrando una carreta trepidante, llena de muchachos hasta los topes.

En aquel momento salieron ellos. Nosotros oímos cómo le decían a Iván Ivánovich: "Encárguese usted de la colonia". Entonces se armó tal jaleo, que fue imposible entender nada más.

De la delegación no me llamaron y yo tampoco me presenté allí por mi propia iniciativa. Una semana más tarde tuve que ir a la Inspección Obrera y Campesina de la provincia. Fui invitado a entrar en el despacho del presidente.

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La "Fusión" Con El Campesinado

Lo que hicimos, pues, fue desmontar esas construcciones y vender los ladrillos a los campesinos. Encontramos muchos compradores: cada persona docente necesitaba construir un horno y pavimentar el sótano.

Algo completamente distinto empezó cuando también la generación joven acometió el estudio de la cultura primitiva.

Los muchachos recibieron a puñetazos a los milicianos: saltaban por las ventanas, habían comenzado ya a volar en la oscuridad los ladrillos, y aquí y allá, en el patio, ardía la pelea. Un verdadero tropel se abalanzó sobre los caballos, que estaban cerca de la cochera, y los caballos se dispersaron por el bosque.

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Juego De Prendas

tenido que guardar cama mucho tiempo y nosotros no le atosigamos con ninguna clase de preguntas.

Los colonos conocían perfectamente la hacienda de cada uno de nuestros vecinos, conocían incluso en qué lado se encontraba cada sembradora o segadora, porque reparaban frecuentemente esas herramientas en la fragua.

En la colonia intervenía absolutamente en todas las operaciones de los colonos, pero jamásdesempeñaba el primer papel y me parece que prefería la distracción al lucro.

Esto ocurrió a principios del verano de 1922. En la colonia se había dejado ya de hablar del delito de Prijodko. Fuertemente apaleado por los colonos, Prijodko había

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Sobre Lo Vivo y Lo Muerto

Un día, hablando con Chernenko, el presidente de la Inspección Obrera y Campesina, le expuse nuestras dificultades: en lo tocante a los aperos, nos las arreglaríamos de algún modo para la temporada de primavera, pero, en cuanto a los caballos, las cosas marchaban mal.

A la reunión asistimos Kalina Ivánovich, Karabánov, Burún, Zadórov, Brátchenko, dos o tres colonos de los mayores y yo. Mientras tanto, los demás esperaban en torno de la segadora, silenciosamente asombrados de que en el mundo hubiera gente que poseyese esta felicidad mecánica.

El administrador de la Inspección dejó caer la cuchara y movió, inquieto, las orejas. De repente, Karabánov echó a reír y escondió la cabeza bajo la mesa. Tras él soltaron la carcajada todos los demás. El administrador dio un salto y empezó a recorrer el bosque con la mirada como si implorase ayuda.

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Unos Viejos Dañinos

Es esa hora en que aún parece de día, pero en que ya se distingue y reconoce difícilmente las cosas. En esta hora, la colonia parece siempre desierta.

Entre los arbustos del viejo jardín se escucha la risa en explosiones de Olia Vóronova, le contesta como un eco la voz abaritonada y burlona de Burún, y luego nuevas risas, pero ahora ya no sólo de Olia, sino de todo un coro femenil y después Burún echa a correr hacia el prado sujetando la gorra toda arrugada, y tras el un abigarrado y alegre tropel de muchachas.

Más listo e inteligente que muchos colonos, gozaba por ello del aprecio general. Sabía exhibir su naturaleza de ladrón de una manera irresistiblemente sugestiva.

Lo utilizaron aquella misma noche, aunque no sin introducir ciertas modificaciones en el sistema propuesto por el abuelo: mientras en la choza se degustaba la mejor sandía elegida por el viejo y se sostenía un amistoso diálogo acerca de las sandías del año pasado y de las que hubo el verano en que los japoneses declararon la guerra, en todo el sandiar actuaban huéspedes ilegales, que, sin ninguna conversación, atiborraban de sandías sacos, fundas y hasta los faldones de sus camisas.

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Amputación

Me senté ante la mesa y escribí un certificado para Karabánov. Tomó en silencio el papel y miró con desdén los cinco rublos que yo le tendía: —Ya me las arreglaré sin ellos.

Había que expulsar a Mitiaguin lo antes posible. Para mí estaba ya claro que me había retrasado imperdonablemente en tomar esta resolución y que no había advertido el proceso, declarado hacía tiempo, de descomposición de nuestra colectividad.

Los pequeños parecían apagados, igual que si se hubiesen estropeado los potentes motores que les ponían en movimiento.

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Semillas De Calidad

Tanto Karabánov como Mitiaguin eran excelente trabajadores. Karabánov sabía entregarse al trabajo con ímpetu y pasión, sabía encontrar alegría en el trabajo y transmitírsela a los demás.

Sin embargo, no me abandonaba el viejo hábito de la tensión silenciosa y paciente. Yo procuraba aparecer enérgico y seguro ante los colonos y los educadores, atacaba a los educadores pusilánimes, esforzándome por convencerles de que las adversidades eran temporales, de que todo se olvidaría.

Sonaba el toque de queda, y Shere seguía aún en la porqueriza poniéndose de acuerdo acerca de algo con el carpintero.

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El Calvario De Semión

Seguía pasándose el día entero dedicado a su trabajo intenso y, al mismo tiempo, sosegado; seguía siendo difícil alcanzarle y, al mismo tiempo, sabía pasarse pacientemente dos o tres horas junto a algún pesebre, o andar cinco horas tras la sembradora, o entrar sin fin, cada diez minutos, en la porqueriza y aburrir con preguntas corteses y pesadas a los porqueros.

Los muchachos se reían en el dormitorio y, una vez fuera de él, se reían en los pasillos y en el patio, retorciéndose literalmente en los espasmos de la risa. Me levanté entre los escombros y tropecé en la habitación contigua con Burún, que tenía agarrado a Artemio por el cuello de la chaqueta y levantaba el puño sobre su calva sucia.

A los ojos de los colonos, Shere no tenía nada de Artemio, y por eso, le acompañaba en la colonia el respeto general y nuestros trabajos agrícolas se efectuaron a tiempo y con acierto.

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Pedagogía De "Mandos"

En 1923 nadie suponía que en nuestro bosque estaba naciendo una institución importante, alrededor de la cual habrían de crepitar tantas pasiones.

A decir verdad todos nos sentíamos terriblemente cansados del trajín que suponía para nosotros este trabajo.

La palabra "destacamento" era un término de la época revolucionaria, de aquel tiempo en que las olas de la Revolución no se habían formado aún en las esbeltas columnas de los regimientos y las divisiones.

El destacamento mixto nació porque en aquel tiempo nuestro trabajo principal era agrícola.

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Los Monstruos De La Segunda Colonia

El destacamento mixto cubría rápidamente en fila india la distancia. La inventiva y la audacia de los muchachos no se arredraban ante la existencia de intereses particulares o de límites de propiedades privadas.

Allí donde la línea recta pasaba por alguna propiedad privada, había que efectuar algo más que un trabajo de superación geométrica; también era preciso neutralizar perros, cercas; empalizadas y portalones.

La rectificación de la línea Kolomak-Colonia -confesamos este pecado nuestro- se efectuaba también a costa de los sembrados.

Para los colonos, la vida en la segunda colonia tenía pocas atracciones, particularmente en invierno. Ya estábamos adaptados a la vieja colonia, y nos habíamos acomodado aquí tan bien, que ni siquiera reparábamos en las aburridas cajas de piedra y en la ausencia absoluta de belleza y de poesía. La belleza había sido reemplazada por un orden matemático, por la limpieza y la exacta coordinación de las cosas más mínimas.

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La Conquista Del Komsomol

En 1923 las marciales filas de los gorkianos se aproximaron a una nueva fortaleza, que, aunque parezca extraño, hubo que tomar por asalto: el Komsomol, la organización de las Juventudes Comunistas.

Ya en el año 22 habíamos empezado a gestionar la organización en la colonia de un núcleo del Komsomol, pero las fuerzas locales de las Juventudes Comunistas se oponían decididamente a ello: la colonia era un centro de delincuentes; ¿qué komsomoles, pues, podía haber en ella? A todas nuestras súplicas, discusiones, insultos, oponían una sola cosa: vuestros muchachos son delincuentes; que salgan de la colonia, que se compruebe que se han corregido; entonces podremos hablar de la admisión de algunos muchachos en el Komsomol.

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Comienzo De La Marcha Al Son De Las Fanfarrias

Los educadores y todo el personal de la colonia recibían el suministro en caliente de la olla común de colonos. Pero durante cierto tiempo, teniendo en cuenta las peculiaridades de la vida de familia y deseando cargar un poco la cocina, permití a Kalina Ivánovich entregara a algunos sus raciones en seco. Así la recibía Deriuchenko.

Se encaramó a nuestro carro y nos dirigimos a la colonia. Mostré a Piotr Ivánovich la colonia, y, al anochecer, el asunto de su nombramiento estaba resuelto. Piotr Ivánovich aportó a la colonia todo un conjunto de felices peculiaridades.

En los días de fiesta proletaria, la colonia entraba en la ciudad al son de sus tambores, asombrando a los ciudadanos y a los impresionables pedagogos por su aspecto marcial, su férrea disciplina y su original apostura.