Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

97
Patricia Highsmith SUSPENSE

description

Refelexiones sobre el oficio de escribir en general, y en particular sobre la creación de una novela de intriga.

Transcript of Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

Page 1: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

Patricia Highsmith

SUSPENSE

Page 2: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

2 Patricia Highsmith

Suspense

Título original: Plotting and Writing Suspense FictionThe Writer Inc., Boston, 1981.Ediciones Veneno: 2011

Page 3: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

3 Patricia Highsmith

Suspense

Patricia Highsmith

SUSPENSECómo se escribe una novela de intriga

Page 4: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

4 Patricia Highsmith

Suspense

PREFACIO

El presente libro no es un manual de instrucciones. Esimposible explicar cómo se escribe un buen libro, es decir, un libroque sea ameno. Pero esto es lo que hace que la profesión deescritor sea animada y apasionante: la constante posibilidad defracasar.

Así pues, hablaré de mis fracasos tanto como de mis éxitos,porque puede aprenderse mucho de los primeros. Revelando lastremendas pérdidas de tiempo y esfuerzos que he experimentado aveces, así como sus causas, quizás evitaré que a otros escritoresles ocurra lo mismo. Los primeros seis años de mi carrera nofueron precisamente afortunados; luego ocurrieron unas cuantascosas que hicieron que la suerte me sonriera. Sin embargo, no creoque la suerte sea algo que se pueda cortejar o con lo que se puedacontar. Tal vez, para un escritor, la suerte consista en que se lehaga una buena publicidad en el momento más indicado; de estohablaré en el presente libro.

«Suspense» empieza desde el principio y va dirigido a losescritores jóvenes y principiantes, aunque, por supuesto, unprincipiante de edad madura también es joven como escritor, y eltrabajo preliminar es siempre el mismo. Doy por sentado que todoslos principiantes son ya escritores desde el momento en que, parabien o para mal, quieren arriesgarse a exponer al escrutiniopúblico sus emociones, sus peculiaridades y su actitud ante lavida.

Por esta razón empiezo hablando de los acontecimientoscotidianos que pueden ser el germen de una narración. El escritorparte de ahí y luego el lector también. Nuestro arte consiste encaptar la atención del lector contándole algo divertido o quemerezca la pena que se le dediquen unos cuantos minutos o unascuantas horas.

En el presente libro hablo mucho de los acontecimientosextraños, de las coincidencias que me llevaron a escribir unascuantas narraciones o libros con éxito. Son los acontecimientosinesperados y a menudo sin importancia los que pueden inspiraral escritor. Dado que La celda de cristal me causó más dificultadesde las habituales, describo en qué me inspiré para escribirla, lasdificultades que tuve para encontrar material de fondo, luego losproblemas que surgieron con los editores, su rechazo y,finalmente, su aceptación, y después, a modo de propina, lapelícula basada en esta novela y estrenada con el mismo título.

Muchos escritores principiantes creen que sus colegas yaconsagrados deben de tener alguna fórmula mágica para alcanzarel éxito. El presente libro conseguirá, sobre todo, que se

Page 5: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

5 Patricia Highsmith

Suspense

desvanezca esta idea. No hay ningún secreto para alcanzar el éxitoescribiendo, salvo la individualidad o, si se prefiere, lapersonalidad. Y como cada persona es distinta de las demás, sóloal individuo le corresponde expresar lo que le diferencia de losdemás. Esto es lo que yo llamo «la apertura del espíritu». Pero nose trata de nada místico. Es solamente una especie de libertad, delibertad organizada.

Este libro no conseguirá que nadie trabaje más. Pero esperoque ayude a los que deseen escribir a percatarse de lo que yallevan dentro de sí.

Patricia Highsmith

Page 6: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

6 Patricia Highsmith

Suspense

Capítulo 1El germen de una idea

Al escribir un libro, a la primera persona a la que deberíascomplacer es a ti mismo. Si eres capaz de divertirte durante todo eltiempo que te lleve escribir el libro, más adelante tambiéndivertirás a los editores y a los lectores.

Toda narración que conste de un principio, una mitad y un finaltiene suspense; es de suponer que una narración de suspense sellama así porque tiene más. En el presente libro utilizaré la palabrasuspense en el sentido en que se emplea en el mundo editorial: unrelato en el que hay una amenaza de violencia y peligro, amenazaque a veces se hace realidad. Otra característica de la narración desuspense es que proporciona una distracción llena de vitalidad ynormalmente superficial. En una narración de esta clase el lectorno espera encontrar pensamientos profundos o páginas y máspáginas sin acción. Pero lo bueno del género de suspense es que elescritor, si así lo desea, puede escribir pensamientos profundos ypáginas sin ninguna acción física porque el marco esesencialmente un relato animado. Crimen y castigo es unespléndido ejemplo de ello. De hecho, creo que a la mayoría de loslibros de Dostoievski se les llamaría libros de suspense si sepublicaran ahora por primera vez. Pero, debido a los costos deproducción, los editores le pedirían que los acortase.

Desarrollo del germen de una narración

¿En qué consiste el germen de una idea? Probablemente en todohay el germen de una idea: en un niño que cae sobre la acera yderrama el helado que lleva en la mano; en un señor de aspectorespetable que está en una verdulería y, furtivamente, pero como sino pudiera evitarlo, se mete una pera en el bolsillo sin pagarla; opuede estar en una breve secuencia de acción que se nos ocurreinesperadamente, sin que hayamos visto u oído nada que nos lainspire. La mayoría de mis ideas germinales pertenecen al segundotipo. Por ejemplo, el germen del argumento de Extraños en un trenfue: «Dos personas acuerdan asesinar a sus enemigos mutuos, loque les proporcionará una coartada perfecta.» La idea germinal deotro libro, El cuchillo, fue menos prometedora, más difícil dedesarrollar, pero la llevé metida en la cabeza durante más de unaño y me estuvo importunando hasta que encontré la forma deescribirla. Era la siguiente: «Dos crímenes presentan un parecidosorprendente, aunque las personas que los han cometido no seconocen.» Creo que a muchos escritores no les interesaría estaidea. Es muy sencilla. Necesita que la adornen y la compliquen. Enel libro que nació de ella hice que el primer crimen lo cometiera un

Page 7: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

7 Patricia Highsmith

Suspense

asesino más o menos frío y que el segundo fuera obra de unaficionado que intenta copiar al primero, porque cree que éste haquedado impune. De hecho, así habría sido si el segundo hombreno hubiese actuado chapuceramente al imitarle. Y el segundohombre ni siquiera llega hasta el final, sólo hasta cierto punto, unpunto en el que el parecido es lo bastante notable como parallamar la atención de un inspector de policía. Así pues, una ideasencilla puede tener sus variaciones.

Algunas ideas no se desarrollan por sí solas, sino que necesitanla ayuda de una segunda idea. Así ocurrió con la idea original deEse dulce mal. «Un hombre quiere beneficiarse con el viejo trucodel seguro. Primero se hará un seguro de vida, luego aparentarámorir o desaparecer y finalmente cobrará el seguro.» Me dije a mímisma que tenía que haber alguna manera de dar a esta idea unsesgo nuevo, haciendo que resultase original y fascinante en unrelato poco corriente. Durante varias semanas estuve dándolevueltas. Quería que mi héroe-delincuente se instalase en una casadistinta, bajo un nombre diferente, una casa en la que pudieravivir permanentemente después de la supuesta muerte de suverdadero ser. Pero la idea no cobraba vida. Un día apareció lasegunda idea: en este caso, un móvil mucho mejor que el que yohabía imaginado hasta entonces, un móvil amoroso. El hombreestaba creando su segunda casa para la muchacha a la que amabapero que nunca sería suya. Al hombre no le interesaban el seguroy el dinero, porque dinero ya tenía. Era un hombre obsesionadopor su emoción. En mi cuaderno de apuntes, después de todas lasnotas infructuosas, escribí: «Todo lo que he escrito hasta ahora esuna porquería»; y me puse a trabajar de acuerdo con la nueva ideaque se me había ocurrido. De pronto todo cobró vida. Fue unasensación espléndida.

La imaginación del escritor

Otro relato que necesitó dos gérmenes para cobrar vida fue Latortuga de agua dulce, una narración breve que ganó un premio delos Mystery Writers of America y que posteriormente fue incluidaen una antología. El primer germen nació de algo que me contóuna amiga sobre un conocido suyo. Uno no espera que esta clasede relatos sean gérmenes fértiles, ya que no son propios. Lahistoria más apasionante que te cuenta una amiga, con el fatalcomentario de «Sé que tú puedes escribir un relato magníficopartiendo de esto», es casi seguro que no valdrá nada para elescritor. Si es un relato, ya lo es.

No necesita la imaginación de un escritor, cuya imaginación ycerebro lo rechazan artísticamente, del mismo modo que su carnerechazaría un injerto de carne ajena. Una anécdota famosa sobre

Page 8: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

8 Patricia Highsmith

Suspense

Henry James cuenta que cuando un amigo empezó a relatarle «unahistoria», James le hizo callar al cabo de unas cuantas palabras.James ya había oído bastante y prefería dejar el resto a suimaginación.

Sin embargo, esta historia: «Una viuda que es dibujantecomercial intimida y fastidia a su hijo de diez años, le hace llevarropa demasiado infantil para su edad, le obliga a alabar y admirarsus dibujos y, en general, está convirtiendo al pequeño en unneurótico atormentado.» Bien, era una historia interesante, y mimadre es dibujante comercial (aunque no se parece a la madre delrelato), y la tuve metida en el cerebro durante cosa de un año,aunque nunca sentí el impulso de escribirla. Luego, una tarde,estando en casa de otra persona, hojeando un libro de cocina, viuna receta horrible para preparar estofado de tortuga de aguadulce. La receta para la sopa de tortuga marina no era menoshorripilante, pero al menos se empezaba por esperar a que latortuga sacara la cabeza del caparazón y entonces se le daba untajo con un cuchillo afilado. Puede que los lectores que opinan quelas novelas de misterio empiezan a perder emoción quieran pasarpor alto los libros de cocina que tratan de nuestros amigos deplumas y caparazón; un ama de casa necesita tener el corazón depiedra para leer estas recetas, y no digamos para ponerlas enpráctica. El método para matar una tortuga de agua dulceconsistía en hervirla viva. La palabra «matar» no salía en el libro, ninecesitaba salir, pues, ¿qué podría sobrevivir al agua hirviendo?

En cuanto terminé de leer la receta, me vino a la mente lahistoria del niño intimidado por su madre. Haría que el relatogirase en torno a una tortuga de agua dulce: la madre llega a casacon una tortuga de agua dulce para preparar un estofado. Alprincipio el pequeño cree que el animalito es para él. Al díasiguiente, en la escuela, para darse importancia, le cuenta lo de latortuga a un compañero y promete enseñársela. Luego, el pequeñopresencia la muerte del animalito en agua hirviente y todo elresentimiento reprimido y el odio que su madre le inspira salen a lasuperficie. La mata en plena noche con el cuchillo de cocina queella ha utilizado para trinchar la tortuga.

Durante meses, puede que durante más de un año, quise utilizaruna alfombra como medio de ocultar un cadáver, una alfombraque quizás alguien lleva a cuestas, a plena luz del día, enrollada,después de salir de casa por la puerta principal. Aparentemente,lleva la alfombra a que la limpien, pero en realidad dentro de ellahay un cadáver. Estaba segura de que esto ya se había hecho.Alguien me había dicho, con razón o sin ella, que la Murder, Inc.1

1«Asesinato, S.A.», nombre de una banda de asesinos a sueldo que ejecutaba alas personas condenadas por la mafia. (N. del T.)

Page 9: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

9 Patricia Highsmith

Suspense

se valía de este medio para transportar algunos cadáveres de unsitio a otro. Con todo, la idea me interesó y me puse a pensar quépodía hacer para que el tema del cadáver en la alfombra resultasenuevo y divertido. Una solución obvia era hacer que en la alfombrano hubiese ningún cadáver. En este caso, la persona que latransportase tendría que ser sospechosa de asesinato, alguientendría que verla acarreando la alfombra (quizá de manera furtiva),en pocas palabras, tendría que ser una persona aficionada a gastarbromas. El germen empezaba a dar señales de vida. Lo combinécon otra incipiente idea que tenía sobre un héroe-escritor que seencuentra con que la línea que separa su vida real de losargumentos que imagina es muy tenue y transparente y que aveces confunde un poco ambas cosas. Esta clase de héroe-escritor,me dije, podía ser no sólo divertido —es decir, cómico—, sinotambién capaz de explorar la esquizofrenia cotidiana, más bieninofensiva, que abunda en todas partes... sí, incluso en ti y en mí.El libro resultante de ambas ideas se tituló Crímenes imaginarios.

Reconocer las ideas

Así pues, los gérmenes de los que nace la idea para un relatopueden ser pequeños o grandes, sencillos o complejos,fragmentarios o bastante completos, quietos o móviles. Loimportante es reconocerlos cuando se presentan. Yo los reconozcogracias a cierta excitación que siento en seguida, una excitaciónparecida a la que produce un buen poema o una sola línea de unpoema. Algunas cosas que parecen ser ideas para un argumentono lo son; no crecen ni permanecen en la mente. Pero el mundoestá lleno de ideas germinales. Es realmente imposible quedarsesin ideas, ya que éstas se encuentran en todas partes. Pero hayvarias cosas que pueden crear la sensación de no tener ningunaidea. Una de ellas es la fatiga física y mental; debido a laspresiones, a algunas personas les cuesta poner remedio a esteproblema, aunque saben cómo hacerlo y lo harían si pudieran. Lamejor manera es dejar de trabajar y de pensar en el trabajo y hacerun viaje, incluso un viaje corto, barato, simplemente para cambiarde escenario. Si no puedes emprender un viaje, sal a dar un paseo.Algunos escritores jóvenes exigen demasiado de sí mismos y en lajuventud esto da buenos resultados, hasta cierto punto. Al llegar adicho punto, el inconsciente se rebela, las palabras se niegan asalir, las ideas se niegan a nacer: el cerebro está exigiendo unasvacaciones, al margen de si es o no es posible tomárselas. Elescritor hará bien teniendo un empleo suplementario que lepermita ganar algo de dinero, al menos hasta que ya haya escritosuficientes libros como para tener unos ingresos constantes.

Otra causa de esta falta de ideas es que el escritor se vearodeado de personas que no le convienen, o simplemente personas,

Page 10: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

10 Patricia Highsmith

Suspense

sean del tipo que sean. La gente puede ser estimulante, desdeluego, y una frase dicha al azar, una anécdota o algo parecidopuede poner en marcha la imaginación del escritor. Pero, en lamayoría de los casos, el plano de las relaciones sociales no es elplano sobre el que vuelan las ideas creativas. Es difícil serreceptivo hacia el propio inconsciente cuando se está en un grupo,o incluso con una sola persona, aunque esto último resulta másfácil. Es curioso, pero a veces las personas que nos atraen o de lasque estamos enamorados son como una especie de caucho que nosaísla de la chispa de la inspiración. Espero que se me perdonaráque pase de las bacterias a la electricidad para describir el procesocreativo. Es difícil describirlo. Tampoco quiero que se me tome poruna persona mística cuando hablo de la gente y del efecto quesurte en el escritor, pero hay algunas personas, a menudo las másinesperadas —sosas, perezosas, mediocres en todos los sentidos—,que por alguna razón inexplicable estimulan la imaginación. Yo heconocido a muchas. Me gusta verlas y hablar con ellas de vez encuando, si es posible. No me preocupa que otras personas mepregunten: «¿Se puede saber qué ves en Fulano o Mengano?»

Antenas invisibles

Nunca he encontrado estimulantes a los otros escritores. Aalgunos de ellos les he oído decir lo mismo, y no creo que se deba alos celos o a la desconfianza. Tengo entendido que los escritoresfranceses no suelen opinar igual y que son aficionados a reunirsepara hablar de su trabajo. No se me ocurre nada peor o máspeligroso que comentar mi trabajo con otro escritor. Me produciríauna sensación incómoda, como la de estar desnuda. Que unescritor guarde su trabajo para sí es más bien una actitudanglosajona y norteamericana y es evidente que no puedo librarmede ella. Pienso que el desasosiego mutuo que se producen losescritores nace del hecho de que, de un modo u otro, todos ellos seencuentran en el mismo plano, si escriben obras de ficción. Susantenas invisibles tratan de captar las mismas vibraciones en elaire o, para utilizar una metáfora más prosaica, nadan unos juntoa otros en la misma profundidad, dispuestos a hincar los dientesen el mismo plancton que flota a la deriva. Me llevo mucho mejorcon los pintores, y la pintura es el arte que está más íntimamenterelacionado con el del escritor. Los pintores están acostumbrados autilizar los ojos y es bueno que el escritor haga lo mismo.

El germen de una idea, aunque sea leve, con frecuencia traeconsigo un factor importantísimo para el producto final: elambiente. Por ejemplo, en el germen de El cuchillo (la similitud dedos crímenes) ya se cernía un ambiente sobre ella, y era unambiente de pesimismo y derrotismo. Tanto si la hubieraenmarcado en una sociedad rica como en una pobre, con

Page 11: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

11 Patricia Highsmith

Suspense

protagonistas jóvenes o viejos, la idea en sí misma es demelancolía, de desespero, de falta de recursos, porque un hombreal que no se le ocurre nada mejor que imitar a otro, en el crimen,es en esencia un hombre sin recursos. Es también un argumentopara un protagonista condenado al fracaso y a la tragedia.

Un libro mío, Las dos caras de enero, nació de unas ideasgerminales especialmente vagas. A pesar de ello, resultó unanovela entretenida y logró salir en la lista de libros más vendidosen Inglaterra. El impulso que me llevó a escribirla fue fuerte, perobastante borroso al principio. Quería escribir un libro sobre unnorteamericano joven y andariego (le llamé Rydal) que va en buscade aventuras; no se trataba de un «beatnik», sino de un jovenbastante civilizado e inteligente, y tampoco era un delincuente. Yquería escribir el efecto que surte en este personaje el encuentrocon un desconocido que se parece mucho a su propio padre, quees un hombre muy dominante. Acababa de hacer un viaje a Greciay Creta durante el invierno y, por supuesto, me sentía fuertementeimpresionada por lo que había visto. Me acordaba de un hotel viejoy húmedo en el que me había alojado durante mi estancia enAtenas, un hotel cuyo servicio no era muy bueno, cuyas alfombrasestaban gastadas, en cuyos pasillos se oía hablar una docena deidiomas cada día, y quería utilizar este hotel en mi libro. Tambiénquería utilizar el laberíntico palacio de Knossos, que yo habíavisitado. Durante el viaje me había visto ligeramente estafada porun hombre de mediana edad, un graduado de una de lasuniversidades más estimadas de Norteamérica. Tenía un rostromuy aristocrático pero débil, un rostro que podía bien ser el rostrodel estafador de la novela, Chester MacFarland, el hombre que separecía al padre de Rydal, que era un hombre auténticamenterespetable, un catedrático.

Chester está casado con una muchacha muy bonita que tiene laedad del joven norteamericano. Equipada con estos pocosingredientes, me zambullí de buena gana en un relato deaventuras. Los dos jóvenes se sienten atraídos mutuamente, perono acaban de embarcarse en una aventura amorosa. La muchachamuere accidentalmente a manos de Chester cuando éste trata dedar muerte a Rydal. A partir de entonces, Chester y Rydal quedanatados el uno al otro por dos e incluso tres fuerzas: una, que Rydalsabe que Chester ha matado a su propia esposa; dos, que Rydalsabe que Chester ha matado a un agente de la policía en Atenas; ytres, que Rydal siente una mezcla de odio y cariño por Chester,porque éste se parece a su padre y porque Rydal es incapaz de darun paso tan poco deportivo como el de, sencillamente, entregar aChester a la policía. Por supuesto, las cosas no son tan sencillasen el libro, ya que Chester logra huir y esconderse de Rydaldurante un tiempo. Chester huye tanto de Rydal como de la ley. Loque presenciamos es la desintegración del carácter de Chester y

Page 12: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

12 Patricia Highsmith

Suspense

también vemos cómo Rydal aprende a aceptar los sentimientos quele inspira su padre, que le ha tratado con dureza.

Recomiendo encarecidamente a los escritores que lleven unalibreta para tomar apuntes, pequeña si durante el día tienen algúnempleo, grande si pueden permitirse el lujo de quedarse en casa.Incluso vale la pena anotar tres o cuatro palabras si sirven paraevocar un pensamiento, una idea o un estado de ánimo. Durantelos períodos estériles conviene que el escritor hojee estas libretas.Puede que de pronto alguna idea empiece a moverse. Quizá dosideas se combinarán la una con la otra porque ya estabandestinadas a hacerlo desde el principio.

Page 13: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

13 Patricia Highsmith

Suspense

Capítulo 2Básicamente, sobre la utilización de experienciasTengo la impresión de que hasta aquí he estado dando

consejos y haciendo sugerencias que no permiten hacerse una ideade cómo es en realidad escribir un libro. Quizá sea imposible dartal idea. Además, cada escritor tiene su propia manera de trabajar,de inventar un relato y unos personajes. Sobre todo, lo que hacedifícil escribir sobre el arte de escribir es la imposibilidad deestablecer reglas. No es mi deseo establecerlas, de modo que loúnico que puedo hacer es sugerir formas de abordar un libro.Puede que algunas de ellas sean útiles para algunas personas ypuede que otras no ayuden a nadie. El dramaturgo Edward Albeedice que se imagina a sus personajes en una situación que no es lade la obra teatral que tiene en mente, y que si consigue que secomporten de modo apropiado o normal, entonces empieza aescribir la obra. Otro dramaturgo de éxito está furioso contraAristóteles porque dijo que un relato necesitaba un principio, unaparte central y un final. La idea de Albee no me interesa, peropodría interesar a otras personas. Sé lo que quiere decir elsegundo dramaturgo: una obra de teatro debería empezar lo máscerca posible del final del argumento. Ésta es una antigua normadel teatro. Cuando escribo libros, me quedo con una soluciónintermedia, conscientemente, porque he estudiado dramaturgia, yporque me gustan los principios lentos.

Ímpetu y convicción

Escribir un libro que tenga éxito significa adquirir cierto ímpetu,cierto impulso y cierta convicción que duren hasta que el libroquede terminado. También he oído decir que algunos escritoresescriben primero una escena dramática, una escena que saldrácuando ya estén escritas las tres partes del libro. ¿Quién soy yopara decir que hacen mal?

Un libro no se escribe de un tirón, como un poema, sino que esalgo más largo que requiere tiempo y energía y, como tambiénexige habilidad, tal vez la primera obra o incluso la segunda noencuentren mercado. Si así ocurre, el escritor no debe pensar quees malo o que está acabado y, por supuesto, los escritores conauténtico ímpetu no lo harán. Cada fracaso enseña algo. Debestener la impresión, como la tienen todos los escritores conexperiencia, de que hay más ideas en el lugar de donde salió ésta,más energía en el lugar de donde salió la primera energía, de queeres inagotable mientras vivas. Para esto se necesita como mínimoser optimista, y si no eres de naturaleza optimista, tienes quecreártela artificialmente. A veces uno tiene que persuadirse a sí

Page 14: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

14 Patricia Highsmith

Suspense

mismo. Psicológicamente, es bueno que durante un tiempo decentelleves luto por el manuscrito que te han rechazado —es decir,rechazado unas veinte veces, realmente rechazado, no sólo dos otres veces—, pero el luto no debe durar más que unos cuantosdías. Tampoco hay que tirar el manuscrito a la basura, porquepuede que dentro de uno o dos años se te ocurra qué hacerexactamente con él para que se venda.

Para tener el ímpetu necesario, esa corriente constante que tepermitirá terminar el libro, debes esperar hasta que sientas cómoempieza a surgir la historia. Esto ocurre con lentitud durante elperíodo que se dedica a desarrollar el argumento y no hay queprecipitarse, toda vez que se trata de un proceso emocional, unasensación de realización emocional, como si un día le dieran a unoganas de decirse a sí mismo: «¡Esta narración es realmentemagnífica y ardo en deseos de contarla!» Entonces se puedeempezar a escribir.

Registro de la experiencia emocional

He hablado bastante de argumentos y trucos, pero no losuficiente de emociones, que desempeñan un papel incluso cuandose escriben narraciones de suspense. Las buenas narracionescortas se hacen solamente con las emociones del escritor y amenudo sus temas se expresarían igualmente bien en un poema.Aunque un libro de suspense esté totalmente calculado, sea frutodel intelecto, habrá escenas, descripciones de acontecimientos —un perro atropellado por un coche, la sensación de que alguien tesigue por una calle oscura— que probablemente el escritor habráexperimentado en persona. El libro es siempre mejor si contieneexperiencias como éstas, de primera mano, realmente sentidas. Lafunción de la libreta de notas consiste en parte en llevar unregistro de cosas de este tipo, de experiencias emocionales, aunqueen el momento de anotarlas uno no sepa en qué narración o novelasaldrán.

Podríamos decir que, por lo que hace al arte de escribir, ésta esla escuela personal en contraposición a la escuela de los trucos.Creo que los trucos proporcionan un entretenimiento endeble y elescritor no pretenderá que diviertan a los lectores inteligentes. Lostrucos pueden inventarlos muchas personas que ni escriben nidesean escribir. Son sencillamente ideas ingeniosas que por símismas no tienen nada que ver con la literatura, ni siquiera con labuena prosa narrativa, como tampoco tienen nada que ver con éstalas bromas. Algunos trucos consisten en una sorpresa final; otros,en un detalle de medicina o química que el lector no iniciadodesconoce y que traiciona o beneficia al protagonista. Otro tipo detruco consiste en ocultarle información al lector, de un modoarbitrario e injusto, hasta el final del relato o del libro. Hay

Page 15: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

15 Patricia Highsmith

Suspense

personas que no escriben muy bien pero que son capaces deadornar estos trucos con un poco de prosa y venderlos comonarraciones breves. Se publican en diversas revistas mensualesmuchas narraciones de suspense de segunda o tercera categoría.No contribuyen demasiado al prestigio del género de suspense ymisterio.

Llevando a la práctica la teoría de que todos los relatos buenostienen suspense, la Ellery Queen's Mystery Magazine publica cadavez más narraciones de calidad, es decir, relatos de misterio quetienen suspense y que son entretenidos.

Hace poco me llevé una sorpresa cuando la citada revistaadquirió un cuento mío titulado Otro puente por cruzar. Lo escribíun fin de semana en Roma, para romper la monotonía de escribirLa celda de cristal, novela en la que trabajaba los días laborables.El cuento se basaba en: 1) la audición de una canción lentainterpretada a la guitarra en un gramófono en Positano, unacanción con una línea melódica larga que yo no había oído antes nihe vuelto a oír después; 2) el comentario de un amigo míosociólogo, de Roma, a propósito de que muchos italianos pobres sesuicidan porque, si mueren, el Estado concede una pequeñapensión a sus viudas y huérfanos. Ambas cosas me impresionarony conmovieron. La canción se me quedó grabada, recordándome elsur de Italia y las playas mediterráneas. En todo caso, en mi pisode Roma, casi enloquecida por la falta de sueño, ya que las únicashoras razonablemente silenciosas en mi barrio eran las que van delas cinco a las siete de la mañana, empecé a escribir un relato porgusto, sin que me importara llegar a venderlo o no.

El cuento trata de un norteamericano de mediana edad llamadoMerrick que viaja solo por Europa para intentar sobreponerse aldolor que le ha ocasionado la muerte de su esposa. Empiezacuando el hombre viaja en un coche con chófer por la costaoccidental de la Riviera. Un hombre, situado en un puente quecruza la carretera, se mata arrojándose al vacío momentos despuésde que por debajo pase el coche de Merrick. Más adelante, yainstalado en un hotel de Positano, Merrick lee la noticia delsuicidio en un periódico y manda anónimamente un giro postal,por una elevada suma, a la viuda del suicida, ya que éste es uno delos pobres que se quitan la vida para proporcionar un poco dedinero a su hambrienta familia.

Mientras tanto, Merrick traba conocimiento con un pilletecallejero al que invita a cenar en su hotel y, durante la velada, elchiquillo roba el monedero de una acaudalada norteamericana. Elgiro postal le es devuelto a Merrick sin abrir porque la viudaitaliana, impulsada por el dolor, se ha quitado la vida después dedar muerte a sus hijos. De esta manera, Merrick ve cómo se ledevuelven y arrojan a la cara sus dos callados pero desesperados

Page 16: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

16 Patricia Highsmith

Suspense

intentos de comunicarse de nuevo con la raza humana por mediode la amistad y la bondad. Lo ocurrido le sume aún más en elmundo melancólico, solitario, envuelto en brumas, que lleva dentrode sí, un mundo compuesto por los recuerdos de un pasado másfeliz que Merrick es incapaz de poner en relación con el presente.Pasa horas y horas sentado en el jardín del hotel. De alguna partele llega el son de una guitarra que interpreta una canción de largalínea melódica que recuerda a Merrick la canción que él y suesposa oyeron durante su luna de miel en Amalfi. Finalmente, elgerente del hotel avisa a un médico, pues se ha dado cuenta deque Merrick no está bien de la cabeza, y el norteamericano seobliga a sí mismo a desplazarse de una ciudad a otra para seguir elviaje hacia el norte, como tenía planeado.

Merrick es un hombre envuelto por la niebla, una niebla quecada vez es más espesa. Este es un cuento trágico, no podríamosdecir que es un relato de suspense, y en él no hay acción violenta,excepto el suicidio desde el puente al principio. Es una narraciónescrita a partir de mis propias emociones, y porque queríaescribirla. Se la mandé a mi agente con una nota que decía: «No seme ocurre ningún mercado para esto, pero quizás a ti sí se teocurra.» La Ellery Queen's Mystery Magazine la publicó. 2

El comienzo de una narración

Durante parte del tiempo que empleé en escribir Mar de fondoviví en un modesto primer piso de la calle Cincuenta y seis Este deManhattan, y en mi ventana de atrás había una salida deincendios con una escalera que bajaba hasta el suelo, unos tresmetros más abajo. Un día, poco después de instalarme en el piso,al entrar en él, me encontré a cinco o seis chiquillos, de unosquince años y menos, inclinados ante mis libros y mis cajas depintura, que aún no había guardado. Pasaron disparados por milado y salieron por la puerta. Había dejado la ventana ligeramenteabierta y los chiquillos se habían colado por ella después de subirpor la escalera de incendios. Limpié con aguarrás las manchas quehabían dejado en una de mis maletas. Fue una experienciainquietante. Otro día, me encontraba trabajando ante mi escritoriocuando oí chillidos y gritos y pies que corrían estrepitosamentesobre una superficie de hierro. Los chiquillos se habían enzarzadoen una batalla campal en la salida de incendios, a dos metrosescasos de donde yo estaba sentada. Distraídamente emprendí laretirada y al cabo de unos segundos me eché a reír al ver que meencontraba en el rincón más alejado de la habitación, como unarata asustada, y con el ceño todavía fruncido a causa de laconcentración que me exigía redactar la segunda mitad de una

2 Se reeditó en el «Ellery Queen's 20th Anniversary Animal».

Page 17: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

17 Patricia Highsmith

Suspense

frase que estaba en la máquina de escribir, al otro lado de lahabitación.

No entiendo a la gente que es aficionada a armar ruido; porconsiguiente, me da miedo y, como me da miedo, la odio. En uncírculo vicioso de índole emocional. En aquella ocasión el corazónme latía con fuerza, de una manera absurda, y esperé hasta quelos críos decidieron marcharse, pues me sentía demasiado cobardepara decirles algo. Ciertamente, a esto podría llamarlo una«experiencia emocional».

Varios meses después, el incidente me inspiró y escribí unahistoria corta titulada Los bárbaros. Un arquitecto joven ysobrecargado de trabajo se ve atormentado por el ruido de unoschicos que todos los sábados y domingos por la tarde juegan alfútbol en un descampado que hay bajo su ventana. Cada vez que elarquitecto les pide que hagan menos ruido, los jugadores leresponden con burlas e insultos y el arquitecto llega a tal punto dedesesperación que arroja una piedra de unos tres kilos a la cabezade uno de los jugadores. El arquitecto se esconde. Los jugadores sellevan a su compañero herido, pero al día siguiente éste vuelve conla cabeza vendada y sigue jugando. Pero no se presenta la policía.A partir de aquel momento el arquitecto es víctima de la hostilidadde los jugadores: al volver del trabajo se encuentra los cristalesrotos; alguien mete goma de mascar en su cerradura; y una nochedos de los jugadores le propinan una paliza, aunque no muyfuerte. El arquitecto teme pedir ayuda a la policía, debido a que loque él hizo es más grave que las jugarretas de los jugadores. Elrelato terminaba sin que la situación quedase resuelta. Al principiono encontré a nadie que quisiera comprarlo.

Decidí ampliarlo pensando en su adaptación al cine y haciendoque la acción transcurriese en Italia. También hice que el jugadorherido muriese a causa de la fractura del cráneo. La versión oficialde lo ocurrido era que se había tratado de un accidente: el jugadorhabía ido a dar de cabeza contra una pared. El grupo dedeportistas quiere reservarse al arquitecto como presa especial, sinque intervenga la policía. El arquitecto sabe que el jugador heridoha muerto y teme meter a la policía en el asunto. Un vecino le havisto tirar la piedra y empieza a chantajearle, de un modo amablepero eficaz. El arquitecto no tiene más remedio que pagarle.Cuando el arquitecto se casa, su joven esposa también se veacosada. Se da cuenta de que en casa falta dinero y el arquitectose ve obligado a contarle la horrible verdad. Ella le aconseja quedeje de pagar al chantajista, pues éste, según ella, jamás acudirá ala policía. Efectivamente, el arquitecto se niega a efectuar elsiguiente pago y el chantajista echa a andar hacia la comisaría. Laescena es observada por uno o dos de los jugadores, que siempreestán al acecho, y se dan cuenta exactamente de lo que estásucediendo. Es su última oportunidad de vengarse del arquitecto

Page 18: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

18 Patricia Highsmith

Suspense

antes de que la policía intervenga en el asunto, de modo que lerodean, le hacen entrar a empujones en un callejón y le asesinan

Esta narración interesó a un director de cine italiano, aunque noacabó de decidirse a comprarla. Los bárbaros se publicó porprimera vez en francés, en una antología de narraciones cortas devarios autores. Más adelante se incluyó en mi libro de relatosbreves titulado El observador de caracoles. Lo he contado aquícomo ejemplo de lo que puede hacerse con las pequeñasexperiencias personales que implican emociones. Es divertido dejarque la imaginación juegue con incidentes como, por ejemplo, unacanción que se oye a lo lejos, un piso invadido, etcétera, y ver quésale de ellos.

Otras experiencias son más apacibles. Mi abuela murió hacevarios años. Yo la quería mucho y ella fue la principal encargadade mi educación hasta que cumplí seis años, ya que mi madreestaba atareada con su trabajo. Mi abuela y yo nos parecíamospoco o nada, aunque, por supuesto, ella me dio parte de mishuesos y mi sangre y nuestras manos se parecían un poco. Nohace mucho me fijé casualmente en un zapato mío que estaba casigastado y que había adquirido la forma de mi pie, y vi en él laforma o la expresión del pie de mi abuela, tal como lo recordabapor las zapatillas que llevaba en casa y los zapatos negros de tacónbajo que se ponía para salir. Me acordé de cuando visité a miabuela en Texas a los dieciséis años, en el intervalo entre elinstituto y la universidad, y fuimos a ver la película basada en «Elsueño de una noche de verano».

Mi abuela padeció cataratas durante sus últimos años (muriócuando yo tenía treinta y cuatro), pero ello jamás le privó dedisfrutar de la vida ni de interesarse por los libros, el teatro y elcine, hacer bordados y colchas y cuidar el jardín y el huerto.Recuerdo lo contenta que me sentía aquella noche cuandocruzábamos la ciudad en un taxi para ir a ver El sueño de unanoche de verano en un cine muy grande pero alejado, ya que lapelícula no era lo bastante popular como para ser exhibida en loscines del centro de Fort Worth. Recuerdo que mi abuela se asió confuerza a mi brazo mientras nos dirigíamos a nuestras localidades yque palpaba el suelo con los pies, aunque yo le avisaba cuandohabía algún escalón. Seguimos avanzando sin ningún problema,pese a que mi abuela ya concentraba su atención en lo queaparecía en la pantalla, ya fuera un noticiario o una película dedibujos animados. Aquella noche pensé: «Mendelssohn no eramayor que yo cuando escribió esa obertura. ¡Todo un genio!» Y micorazón aquella noche estaba repleto de cosas buenas. Cuando viel zapato viejo, veinte años después, derramé mis primeraslágrimas de verdad por mi abuela, por primera vez fui consciente

Page 19: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

19 Patricia Highsmith

Suspense

de su muerte, de su larga vida, de su ausencia actual, y comprendíque algún día también yo moriría.

Emociones positivas o negativas

De emociones como éstas nacen las buenas narraciones cortas,aunque nunca escribí ninguna sobre este asunto. Si alguna vezescribo algo sobre mi abuela, tendrá que ser muy bueno o no loescribiré. Crear a partir de emociones positivas, afectuosas, meresulta mucho más fácil que hacerlo partiendo de emocionesnegativas y odiosas. Los celos, aunque son poderosos, no mesirven de nada y a lo que más se parecen es al cáncer, que vadevorando sin dar nada. Por otra parte, ya veis lo que hizoShakespeare con Otelo, o, mejor dicho, lo que hizo Giraldi Cinthioantes de Shakespeare, aunque fue éste quien dio cuerpo alargumento, ya que, según se dice, los personajes de Cinthio sóloestaban «débilmente indicados».

La inmensa mayoría de las personas son capaces de vivirexperiencias emocionales de esta clase, tanto grandes comopequeñas. El escritor aprovechará incluso las más insignificantes,si es posible. A estas experiencias también se las podría denominargolpes emocionales de uno u otro tipo, y sabe Dios que no siempreson agradables. Las vivimos desde la cuna hasta la sepultura.Algunas personas se construyen un caparazón para protegerse delos diversos golpes. En algunas personas esto podría considerarsedecoro o corrección y a menudo va acompañado de la capacidad dedesdeñar un insulto o infligirlo sin piedad, de la capacidad deocultar, destruir u olvidar una emoción si se considera que no estábien sentirla. Con la práctica, estas personas pueden volverse casiinmunes a cualquier emoción.

Para sentir una emoción no es necesario demostrarla, porsupuesto, y, de hecho, si la demostramos puede que se pierda unapequeña parte de ella, desde el punto de vista creativo. Pero entrelos que disimulan es frecuente que se emita un juicio moralautomáticamente y el impacto de la emoción pasa de largo, por asídecirlo. Las personas creativas no hacen juicios morales —almenos no los hacen en el acto— sobre lo que se presenta a susojos. Hay tiempo para ello después, en lo que crearán, si tienen esainclinación, pero el arte en esencia no tiene nada que ver con lamoral, los convencionalismos y los sermones.

Otro tipo de protección es la ceguera o indiferencia adquirida quese encuentra, por ejemplo, en algunas personas que trabajan engranjas o en comunidades pobres donde la muerte es cosa de todoslos días. Obviamente, la vida resulta más fácil si no se cobra afectopor un animal al que tendrás que matar tú mismo dentro de seismeses o no se piensa en ello, y si no se piensa en el dolor del

Page 20: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

20 Patricia Highsmith

Suspense

hambre y el frío y la muerte, si estas cosas van a sacudirte durantetodo el día.

Receptividad y conciencia

La mayoría de las personas distan mucho de estos dos extremosde autoprotección. Los artistas que nacen en el seno de una familiade uno u otro de estos dos tipos pueden liberarse de estas pautas.Robert Burns nunca dejó de ser agricultor, pero era un agricultorque se disgustó tanto al destruir con el arado la madriguera de unratón, que se sintió impulsado a escribir un poema sobre ello. Porsu propia naturaleza, los escritores y los pintores tienen uncaparazón protector muy pequeño y durante toda la vida tratan dedesprenderse de él, ya que los diversos golpes e impresiones querecibirán son el material que necesitan para crear sus obras. Estareceptividad, esta conciencia de la vida, es el ideal del artista ypredomina sobre todas sus actividades y actitudes; por esto, desdeel punto de vista sociológico, se dice que las personas creativas nopertenecen a ninguna clase determinada. Porque son iguales y secomprenden unos a otros en esta cuestión fundamental, serelacionan con facilidad, sin que importe su origen social.

Page 21: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

21 Patricia Highsmith

Suspense

Capítulo 3El relato breve de suspense

El relato breve de suspense y la narración de misteriodetectivesca han sido ávidamente leídos desde los tiempos deEdgar Allan Poe. Recientemente incluso se ha podido leer uno deellos en una revista literaria, lo que viene a demostrar que si unrelato es bueno y entretenido, cualquier persona puede disfrutarcon él: tanto el intelectual como el aficionado al misterio y alsuspense. Para los escritores de imaginación fértil escribir relatoscortos de suspense es un medio espléndido de ensanchar sucampo e incrementar sus ingresos.

Comparado con la novela...

Empezando por lo básico, ¿cuál es la diferencia entre un relatobreve de suspense y una novela de suspense? Generalmente,aunque no siempre, la novela de suspense abarca un período detiempo más largo: la naturaleza del germen de la idea lo hacenecesario. Además, en la novela suele producirse un cambiodrástico en el héroe o la heroína: su carácter evoluciona, cambia,mejora o se viene abajo. Probablemente hay más cambios deescenario. El argumento es más largo: el clímax o los clímax nopueden alcanzarse partiendo del trampolín de una única escena.Hay tiempo para cambiar el ambiente y el ritmo de la narración.Hay lugar para más de un punto de vista. Todas estasposibilidades de la novela de suspense no están necesariamentepresentes en cada obra de este género, y, de hecho, sólo debenestarlo cuando viene al caso y cuando contribuyen al argumento ya lo que el autor quiere decir. No son ingredientes esenciales, sinosólo características.

El germen del relato corto de suspense puede nacer del mástenue de los hechos, acontecimientos o posibilidades: por ejemplo,que la lluvia borre importantes huellas dactilares de una copa decóctel que alguien ha dejado en la terraza. El relato breve desuspense puede tener sólo una escena y ocurrir en cinco minutoso menos. Puede basarse en una situación o incidente emocional —por ejemplo, la persecución (por un solo hombre) de un animalmisterioso que tiene horrorizada a la región y que sólo un hombre,el héroe, tiene el valor de perseguir. El relato corto de suspense (aligual que muchos cuentos policiacos) puede basarse en un truco,una forma ingeniosa de escapar (de algún lugar), o en algunainformación que sólo conocen los médicos, los abogados o losastronautas y que sorprenderá y divertirá al lector no iniciado. Amenudo los detalles poco corrientes que el escritor encuentra alhojear un libro técnico pueden ser el núcleo de un relato que se

Page 22: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

22 Patricia Highsmith

Suspense

venderá bien y proporcionará unos cuantos minutos de distracciónal lector. Obviamente, esto es lo contrario de usar las emociones ola inspiración para crear un relato, ya que la información suelta, eldetalle curioso, es percibido por los ojos y no tiene una relacióninmediata con los personajes que van a utilizarla. Estos gérmenesestán en potencia y no cobran vida hasta que los personajes se ladan. No tengo muy buena opinión de este tipo de narraciones (nisé quién la tiene), pero de vez en cuando he escrito alguna porquese me ha ocurrido una idea divertida.

Por ejemplo, las huellas dactilares que la lluvia borra de unacopa de cóctel. En una novela larga esto podría ser una cuestiónseria en alguna parte de la trama, pero yo no estaba escribiendoninguna novela larga cuando se me ocurrió. Lo vi únicamentecomo una posible narración corta y como algo que un asesinonervioso no podía impedir, ya que no le era posible llegar a laterraza. Mi narración se tituló «You can´t depend on anybody» y sepublicó en la Ellery Queen's Mystery Magazine. Un actor demediana edad, celoso y fracasado, procura que el asesinato de suamante (cometido por él mismo) parezca obra del nuevo amor de lavíctima. Las huellas dactilares del hombre que le ha quitado a suamante están en una de las copas que hay en la terraza. El actorde mediana edad espera con impaciencia el momento en que elportero del edificio, la policía, un amigo o quién sea abra el piso yencuentre el cadáver, pero transcurren tres días. El hombre noconsigue alarmar al portero lo suficiente para que abra el piso. Caeun fuerte chaparrón y las huellas dactilares desaparecen. El actorestá atrapado, ya que ha colocado cuidadosamente en el cadáverun brazalete de plata que su amante solía llevar y que él creyó quela haría parecer más natural. En el brazalete están sus huellasdactilares. Lo entretenido del relato son los esfuerzos que hace elactor por combatir la conocida renuencia de los neoyorquinos ainvadir un piso ajeno, por muy silencioso que esté. «Uno puedellevar varios días muerto allí dentro sin que nadie se entere»,etcétera.

Una narración mejor, que también contiene una trampa para elhéroe como sorpresa final es Man in hiding, de Vincent Starrett,publicada en la Ellery Queen's Mystery Magazine. Un médico hamatado a su esposa. Dos meses antes del asesinato, utilizando unnombre falso, ha alquilado una oficina desde donde se proponeinstalar un negocio de libros raros. Todo esto lo hace paraocultarse hasta el momento en que pueda reunirse con Gloria, suamante, en París. El médico está nerviosísimo, aunque todas lascosas le van saliendo bastante bien. En el edificio donde tiene laoficina hay una agencia de detectives y el médico empieza amostrarse muy suspicaz. Tiene la sensación de que los detectivesle están vigilando. El médico ha conocido a una muchacha quetiene un comercio de antigüedades en el edificio. En la sala de

Page 23: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

23 Patricia Highsmith

Suspense

recepción de la muchacha hay una voluminosa arca española. Almédico se le ha ocurrido que el arca sería un buen escondite en elcaso de que la policía penetrase en su oficina. El señor Starrettmejora el suspense haciendo que el médico escape por los pelos endos ocasiones al cruzarse en la calle con antiguos pacientes suyos.Un día, la policía le hace una visita. El médico tiene el tiempo justode meterse en la tienda de antigüedades y, sin que nadie le vea,ocultarse en el arca, que queda cerrada herméticamente. El lectorsabe que la policía sólo pretende venderle entradas para unafunción benéfica. Y el lector sabe también que la chica de la tiendade antigüedades piensa abrir la vieja arca algún día, cuando sedecida a hacerlo, pero que aún pasará mucho tiempo hasta que lohaga. Contado por un escritor incompetente, este relato podría sermuy malo. Vincent Starrett le ha sacado el máximo provecho, lo haescrito bien, de modo convincente y también breve, en dos milpalabras más o menos.

En el mismo número de la Ellery Queen's Mystery Magazineaparece una narración «con truco» bastante buena: Murder afterdeath, de Cornell Woolrich. El truco consiste en que una inyecciónque se aplica a un cadáver no se extiende, ya que el sistemacirculatorio ya no funciona. Para este truco el señor Woolrich hamontado un andamiaje complejo pero bastante entretenido ycreíble: un estudiante de medicina que ha sido expulsado de lafacultad se enfurece porque su novia se ha casado con otro. Suamada muere a causa de un resfriado que se complica con unaneumonía. El estudiante desea culpar de ello al joven marido de ladifunta, de modo que se presenta en la funeraria e inyecta unveneno en el cadáver. Después se las arregla para introducir unaampolla del mismo veneno en la habitación del hotel donde se alojael abatido viudo. Seguidamente, valiéndose de cartas anónimas,hace correr la noticia de que la muchacha ha sido asesinada. Estáconvencido de que se exhumará el cadáver y el viudo será acusadode asesinato, pero el viudo se suicida y frustra los deseos devenganza del estudiante. Además, un examen médico revela que elveneno fue inyectado después de producirse la muerte. La historiase ve reforzada por la introducción del joven viudo como personajeimportante y atractivo.

Hojeando una colección de relatos policiacos, me sorprendió ydeprimió un poco ver qué pocos eran los que recordaba después dehaberlos leído un año antes. Del que más me acordaba era de Thecattywampus, de Borden Deal, que cuenta la historia de uncazador que acepta el desafío de perseguir con un rifle a una bestiaextraña que está sembrando el terror en la comarca. El cazadordescubre con asombro que la bestia es un oso enorme y viejo,marcado por las peleas y los incendios forestales, sin garras eincapaz hasta de atrapar peces para alimentarse. Empujado por lalástima, da muerte al animal. El relato es serio y conmovedor del

Page 24: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

24 Patricia Highsmith

Suspense

principio al fin, pero es el final lo que le da valor y lo hacememorable:

«...Volvería al valle y les diría, para que se les quitase elmiedo, que había matado al animal extraño.

Pero también les diría que su cuerpo había caído al río yque no había conseguido identificarlo. Porque ahora sabíaalgo. La humanidad necesita sus animales extraños, sus mitosy leyendas y cuentos antiguos, de modo que el hombre puedaexteriorizar sus temores y combatirlos con su valor y suesperanza.

»Porque el hombre es el más extraño de todos los animales.»

Podríamos decir que el fragmento que he citado es un comentariodel escritor. No es necesario para la acción, pero es unpensamiento. Da al relato una dignidad y una importancia que notendría sin él. Es la clase de pensamiento que podría tener unpoeta que escribiese un poema basado en este relato, pero en estepensamiento no hay nada poético: es sencillamente inteligente. Y,para mí, esto es lo que hizo que este relato destacase de entre otrosdieciséis que tan sólo eran entretenidos.

A lo largo de los años, la Ellery Queen's Mystery Magazine hasido un buen mercado para mí. Los relatos que publica no sonexclusivamente de misterio y suspense, sino que con frecuencia noson más que relatos, buenos relatos. El hecho de que la citadarevista siga publicándose es como un rayo de luz en un período enel que tantas revistas de calidad han desaparecido o se encuentranen una situación precaria.

La novela «rápida»

La novela corta de suspense ocupa un lugar entre el relato brevey la novela, en lo que se refiere a las características de ambasantes mencionadas. En la novela corta hay espacio, tanto quecabría llamarla novela «rápida» o novela simplificada. Me refiero alas novelas de ochenta páginas o veinte mil palabras. Algunasrevistas llaman «novela corta» a doce mil palabras, pero se trata deuna categoría que, en lo que respecta al número de palabras,nunca ha sido definida estrictamente. Cuando uno se proponeescribir algo para una revista, conviene que antes se asegure de lalongitud exacta que debe tener el relato. Si se le coge el tranquillo,el mercado de las revistas es muy rentable. A menudo, el precio deuna novela corta, de ochenta páginas, puede superar al adelantoque pagan por una novela de suspense de longitud normal. Pero, ami modo de ver, una novela corta hay que pensarla tanto comouna novela de extensión normal. Puede que en la novela corta nohaya gran cantidad de prosa, pero el cambio de carácter y de

Page 25: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

25 Patricia Highsmith

Suspense

personajes, los cambios de escenario y de punto de vista sí puedenaparecer en ella. La acción tiene que ser más rápida que la de unanovela, lo que significa que la novela corta contendrá la mismacantidad de acción, pero narrada de una forma más breve.

Una vez me pidieron que intentase escribir un original deochenta páginas para Cosmopolitan. Nunca había tratado de crearalgo de esta manera, por encargo, por así decirlo, pero decidíprobar suerte, cogí lápiz y papel, me senté y empecé a estrujarmeel cerebro en busca de una idea. Se me ocurrieron dos.

1) Un matrimonio pasa las vacaciones en México. La esposaquiere librarse del pasado de su marido, de modo que le dice que«dé otro paso hacia atrás» cuando él se encuentra al borde de unprecipicio, disponiéndose a fotografiarla. Finalmente ella mismatiene que darle un empujoncito y en aquel mismo momento lacámara se dispara y cae junto con el marido a un precipicio tanprofundo que sólo las «autoridades» pueden llegar al fondo. Lacámara ha registrado la fechoría. Este relato, del que aquí hagouna sinopsis, era mucho más complicado y no tan malo comoparece aquí, pero, a pesar de ello, me lo rechazaron.

2) Una pareja de recién casados —ella es rica— pasa la luna demiel en una casa de campo propiedad de la familia de la esposa. Elmarido se entiende con otra chica y proyecta matar a su mujerpara quedarse con su dinero y casarse con la amiguita. La esposa,que es del género asustadizo, cree que desaparecen alimentos de lacocina y oye voces en la bodega. Cuando el marido baja ainvestigar, encuentra escondido en ella a un fugitivo de la justicia.Inmediatamente comprende que puede aprovecharse del fugitivo;promete no delatarle y procurarle algo de comer. Luego sube y ledice a su mujer que en la bodega no hay nada, que los ruidos soncosa de su imaginación. La situación se prolonga unos días. Elmarido traza un plan con el fugitivo: éste simulará que roba en lacasa de campo y el marido (fingiendo que ha perdido elconocimiento a causa de un golpe) le permitirá salir y fugarse ensu coche. En realidad, el marido tiene el propósito de matar a sumujer y echarle la culpa al fugitivo. La esposa descubre al hombreen la bodega y éste le revela el plan del marido. Entonces ella y elfugitivo traman un plan contra el marido, devolviéndole así lapelota.

Esta sinopsis también fue recibida fríamente por Cosmopolitan yno llegó a convertirse en una novela corta, pero fue comprada parala televisión y realizada en los Estados Unidos. Más tarde, enInglaterra, la BBC vio el viejo guión, le gustó y lo compró, pero tuveque reescribirlo por completo para que fuera más moderno y sutil.La moraleja de esta anécdota es: no tires nunca un relato quetenga un buen argumento, aunque sea en sinopsis. El relato pasaa ser de suspense en cuanto nos enteramos de que la pareja está

Page 26: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

26 Patricia Highsmith

Suspense

sola en una casa de campo y que él se propone matar a su mujer.Pero la sorpresa de encontrar un delincuente en la bodega, unhombre violento al que el marido decide proteger, es lo que haceque el relato sea bueno, puesto que aumenta tremendamente elsuspense. Sin ello, sería una narración de violencia en potencia,como tantas otras.

Los novelistas —la mayoría de ellos— tienen muchas ideas queson breves e insignificantes, que no pueden ni deben convertirseen libros. Con ellas pueden escribirse relatos cortos buenos yhasta estupendos. Algunos son de índole fantástica, conintervención de máquinas del tiempo, fenómenos sobrenaturales,etcétera. Quizás un escritor no lograría distraerse o distraer allector a lo largo de doscientas cuarenta páginas de fantasíasparecidas, pero diez páginas agradan a todo el mundo. Sé denovelistas que tiran a la papelera, por así decirlo, ideas pararelatos breves, sin molestarse siquiera en anotarlas. Creo que eneste sentido los novelistas de suspense no son tan quisquillosos ysuelen tener una imaginación más flexible que los demásnovelistas.

Toma nota de todas estas ideas. Es sorprendente ver cuán amenudo una frase anotada en una libreta conduce inmediatamentea otra frase. Puede ocurrir que se desarrolle un argumento amedida que vas tomando notas. Cierra la libreta y piensa en ellodurante unos días y luego, ¡manos a la obra!: estarás preparadopara escribir una narración corta.

Page 27: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

27 Patricia Highsmith

Suspense

Capítulo 4Desarrollo

Al decir desarrollo me refiero al proceso que debe tener lugarentre el germen de una narración y la preparación detallada de suargumento. Y eso es mucho. En mi caso puede durar de seissemanas a tres años, no tres años de trabajo constante, sino de«cocción» lenta mientras trabajo en otras cosas.

La idea tiene que ampliarse con personajes, con un marco, conun ambiente. Tienes que saber cómo son estos personajes, cómovisten y hablan, incluso debes conocer su infancia, aunque nosiempre debe hablarse de ella en el libro. De lo que se trata es devivir con los personajes y en su marco durante un tiempo antes deescribir la primera palabra. El marco y las personas deben versetan claramente como una fotografía, sin puntos borrosos. Ademásde esta tarea formidable, hay que pensar en los temas y en laspautas de la acción, jugar con ellas, combinarlas para sacarles elmáximo partido. Al escribir esto, recuerdo las vagas recetas de losalquimistas de antaño: «Remuévase la olla diez veces hacia laderecha, cinco veces hacia la izquierda, pero sólo si la Luna deprimavera está en su máxima altitud, y sólo si una nube negra ytenue, con forma de cola de gato, cruza la cara de la Luna dederecha a izquierda», etcétera. ¿Cuál es la máxima altitud de laLuna? ¿En qué mes de la primavera? ¿Cómo se mejora unargumento?

Hay que «espesar» el argumento

Mejorar o «espesar» un argumento consiste en crearlecomplicaciones al héroe o quizás a sus enemigos. Estascomplicaciones surten un mayor efecto cuando cobran la forma deacontecimientos inesperados. Si el escritor es capaz de «espesar» elargumento y sorprender al lector, lógicamente la trama mejora.Pero no siempre se puede crear un buen libro mediante la puralógica. Algunos argumentos excelentes son muy sencillos: porejemplo, uno basado directamente en una huida y unapersecución, u otro que consista meramente en la historia de unamujer que no acaba de sentirse capaz de asesinar a su marido,aunque lo desea; una historia de indecisión. Este esqueleto de«indecisión» es la encarnación de la sencillez. No ocurreliteralmente nada y, pese a ello, en el curso del relato podrías —sólo podrías— amontonar una complicación sobre otra: lleganpersonas inesperadas que interrumpen a la asesina, la carta de unfamiliar despierta temores de castigo eterno si llega a cometer elasesinato. Hay aquí lugar para la tragedia y la comedia, como lohay en casi todos los argumentos.

Page 28: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

28 Patricia Highsmith

Suspense

No puedo dar ningún consejo, o no me atrevo a darlo, sobre elproblema de si concentrarse en los personajes o en el argumentomientras se desarrolla la idea para un relato. Yo me heconcentrado en una de las dos cosas, o en ambas. Lo másfrecuente es que se me ocurra un poco de acción, sin personajesrelacionados con ella, que constituirá el centro o el clímax, a vecesel principio, de mi narración. Obviamente, a veces un personajelleno de peculiaridades dará, debido precisamente a suspeculiaridades, acción inicial a la trama. En otras ocasiones esigualmente obvio que una situación poco corriente debe llevar aotras de la misma índole —esto es, a un avance en la acción— yluego el personaje o los personajes no son tan «importantes» parael avance del argumento. Al idear un argumento puede permitirseque éste o el personaje lleven la iniciativa y no veo motivo paraconsiderar que uno de los dos métodos sea superior o inferior alotro.

De vez en cuando utilizo un personaje «de la vida real», en elsentido de que empleo el aspecto físico de alguna persona a la quehe conocido. Nunca he utilizado tanto el aspecto físico como lapersonalidad de un conocido, pero con frecuencia he empleado elaspecto con una personalidad diferente. Hay dos razones para ello:una, me daría mucha vergüenza utilizar tanto el aspecto como lapersonalidad de alguien o escribir su retrato literal; y dos, trato amuchas personas cuyos rostros se aprenden en seguida pero cuyocarácter no es fácil llegar a conocer profundamente. Y,naturalmente, el carácter interno que se necesita para un libro nosuele encontrarse ya hecho en la vida real.

Me imagino que la mayoría de los escritores de suspenseempiezan con el germen de una idea consistente en un poco deacción y, generalmente, esto tiene un marco: el mundo financierode Nueva York; un barco en alta mar; una ciudad provinciana enNorteamérica; un campamento de leñadores; el cuartel general delservicio de espionaje del gobierno. El marco gobierna en granmedida el tipo de personajes que utilizarás. Pero la narraciónpodría mejorar si se utilizara un personaje que no fuera nadatípico del marco en cuestión, que no fuera la clase de persona queuno esperaría encontrar en tal ambiente. Las incongruenciastienen un límite que debe respetarse, pero el resultado, si lo hay,es más interesante de lo normal.

Echemos un vistazo al desarrollo de Crímenes imaginarios apartir de dos gérmenes arguméntales borrosos como son elcadáver en la alfombra y el héroe-escritor que confunde susargumentos con la vida real. Después de decidir que combinaríaestas dos ideas, el libro tuvo un período de gestación de sólo cincoo seis semanas y lo escribí en cuatro meses, período que por subrevedad es todo un récord para mí. Como había vivido en Suffolk(Inglaterra), quería utilizar este paisaje y este ambiente nuevos

Page 29: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

29 Patricia Highsmith

Suspense

para mí y hacer que la acción del libro transcurriese allí. Escribirsobre los ingleses no me resulta tan cómodo como escribir sobrelos norteamericanos, de modo que decidí que el protagonista seríaun joven norteamericano casado con una chica inglesa y que, aligual que yo, vivía en el campo. Y como me interesaba mostrar deuna manera divertida la esquizofrenia cotidiana que padecía elnorteamericano, hice que fuera un novelista que trata de escribirpara la televisión, por lo que tiene la cabeza llena de episodios deuna serie televisiva titulada «El Látigo», serie que él ha concebido ytrata de vender.

Preguntas cruciales

Al empezar a desarrollar un argumento, el escritor debe hacerseestas preguntas cruciales: ¿Cómo saldrá el héroe de esta peripecia:vencedor o vencido? ¿El ambiente será de comedia, de tragedia ouna mezcla de ambas cosas? ¿O se trata de relatar losacontecimientos sin mostrar emoción alguna para que el lectorsaque de ello la conclusión que más le apetezca? La prosa debetener un ambiente, como también debe tenerlo un escenario físico.Mi protagonista, Sydney, no acabaría exactamente como vencedor,pero, ciertamente, tampoco como víctima o vencido. El tono seríaligero. Sydney no sería castigado ni atrapado y, de hecho, mepareció interesante que no cometiese ningún crimen, sólo quefuera sospechoso de uno o dos. El libro no acabó de resultar deesta manera. Sydney acaba cometiendo un curioso asesinato, queél considera como una «suspensión temporal de la misericordia»por su parte. Mata al amante de su esposa obligándole a ingeriruna sobredosis de somníferos. Pero sobre Sydney sólo recaen levessospechas sin que pueda demostrarse nada.

En pocas palabras, el argumento es: Alicia, la esposa de Sydney,se traslada por segunda vez a Brighton con la intención de pasarunos días allí, «para cambiar de aires», y, al día siguiente de supartida, Sydney pone en práctica una idea que acaricia desde hacemucho tiempo. Finge que el día antes empujó a Alicia escalerasabajo y al amanecer saca una alfombra enrollada por la puerta deatrás, la mete en su coche y la entierra en el bosque. Piensa quealgún día, cuando esté escribiendo una narración, tal vez podráutilizar sus sentimientos imaginarios. Huelga decir que da porsentado que su mujer volverá a casa al cabo de unos días, pero noocurre así, porque ella ha iniciado una aventura amorosa con unabogado londinense en Brighton. El lector está enterado de esto,pero Sydney lo ignora. Una simpática viejecita, que se llamaLilybanks y vive a unos doscientos metros del domicilio de Sydneyy Alicia, ha visto a Sydney acarreando la alfombra y finalmente dacuenta de ello a la policía. Ésta no logra localizar a Alicia porqueella utiliza otro nombre en Brighton y, además, se ha teñido el

Page 30: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

30 Patricia Highsmith

Suspense

pelo. Sydney es sometido a vigilancia. Creyendo que su esposa estásana y salva, dondequiera que se encuentre, a Sydney no leimporta ser interrogado por la policía, sino que, de hecho, disfrutacon ello, ya que imagina cuáles serían sus sentimientos si fueraculpable de haber asesinado a Alicia. Sydney incluso consigueobligarse a sí mismo a temblar y sudar mientras la policía le hacepreguntas; y más adelante toma notas sobre sí mismo parautilizarlas. Al final, tras desplazarse a Brighton y registrar laregión, descubre que su mujer está viva y comparte un chalet conun hombre. Esto le produce impresión y se imagina acertadamenteque lo mismo le habrá ocurrido a Alicia; como ésta es básicamenteuna mujer convencional, no se siente capaz de presentarse a lapolicía, a sus padres o a Sydney, y se suicida arrojándose por unacantilado cerca de Brighton. El abogado que se entendía conAlicia huye rápidamente a Londres y se refugia en su piso, peroSydney va a buscarle y le administra la dosis fatal de píldoras paradormir.

He hecho un bosquejo del argumento para demostrar que no esmucho si no se «espesa» o se le saca punta. Son cuatro los factoresque lo «espesan»:

1) La señora Lilybanks, la vecina, ha adquirido un par deprismáticos en una tienda de objetos usados, pues es aficionada aobservar pájaros. Sydney descubre que la vecina tiene unosprismáticos y piensa acertadamente que tal vez lo haya visto sacarde la casa la alfombra en rollada y meterla en el coche. La«reacción» de Sydney al ver los prismáticos le hace más sospechosoa ojos de la señora Lilybanks.

2) La señora Lilybanks padece del corazón. Es una simpáticaviejecita que sólo tras mucho vacilar comunica a la policía que suvecino sacó una alfombra de casa de madrugada, el día siguiente ala partida, al parecer hacia Brighton, de su mujer. La policía sepasa cerca de veinticuatro horas cavando en el bosque porqueSydney no recuerda con exactitud dónde enterró la alfombra,aunque procura cooperar con los agentes. Al final llega la noticiade que la policía ha encontrado la alfombra, pero sin nada dentro,y Sydney se dirige a casa de la señora Lilybanks para darle lanoticia y tranquilizarla. Pero la vecina cree que Sydney va amostrarse furioso y vengativo y, al oírle entrar en la casa, sufre unataque cardiaco que le causa la muerte. Debido a ello, Sydneyvuelve a ser sospechoso: esta vez de haber amenazado o expresadohostilidad hacia la señora Lilybanks por haber contado lo de laalfombra a la policía.

3) Sydney tiene una especie de socio que se llama Alex, estácasado y vive en Londres. Cuando la televisión compra la serie ElLátigo, Alex desea excluir a Sydney del contrato y quedarse él todaslas ganancias; alberga cierta esperanza de conseguirlo debido a las

Page 31: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

31 Patricia Highsmith

Suspense

sospechas que recaen sobre Sydney. Alex presenta a su amigo enlos peores términos posibles al hablar con la policía. Y a esto seañade la suspensión, por parte de los editores de Sydney, delcontrato de un libro «hasta que se aclare el misterio de ladesaparición de su esposa».

4) Un día, al ir a comprar el periódico en el pueblo, Sydneypierde su libretita. El tendero la entrega a la policía. En la libretaSydney apunta sus impresiones sobre qué se siente cuando se esun asesino y la narración del «asesinato» de su esposa pareceformar parte de un diario. Así fue como acumulé presiones sobreSydney.

Sensación de vida

Cuando empecé a escribir este libro, mi argumento no pasabadel período en el que la señora Lilybanks está indecisa y no sabe sidebe o no decir a la policía que ha visto a Sydney sacando unaalfombra de su casa. Me encontraba atascada en la página cientoveinte más o menos. A menudo llego a un punto a partir del cualme es imposible pensar, hacer un bosquejo, y me impaciento porver algo escrito en el papel, así que empiezo a escribir confiando enque mi buena suerte o la fuerza de la narración me ayudará acontinuar. Tal vez esto dará la impresión de que soy muy indecisa,pero lo que espero es una sensación de vida, de actividad, de algodinámico en los personajes y en el marco de la primera parte dellibro, de una acción que yo pueda ver y sentir claramente. No setrata en absoluto de una sensación imprecisa. No me cabe lamenor duda de si la experimento o no. No empiezo a escribir con laesperanza de que se presente. Tiene que estar ahí, llena de vida,inspirándome a comenzar a escribir.

Después de todo, un argumento nunca ha de ser una cosa rígidaque se encuentra en la mente del escritor cuando éste empieza atrabajar. Yo llevo esta idea un poco más lejos y creo que unargumento ni siquiera debe estar terminado. Tengo que pensar enmi propio entretenimiento y la verdad es que a mí me gustan lassorpresas. Si sé todo lo que va a pasar, entonces escribirlo no estan divertido. Pero es más importante que los personajes semuevan y tomen decisiones como personas de carne y hueso, queles dé la oportunidad de deliberar, de elegir, de volverse atrás, detomar otras decisiones, como hacen las personas en la vida real.Los argumentos rígidos, aunque sean perfectos, pueden hacer quelos personajes de un libro parezcan autómatas.

Cuando llegué a la página ciento veinte y pico, al período deindecisión de la señora Lilybanks, la narración avanzó fácilmentehasta la página doscientas treinta, y entonces yo misma me sentíindecisa. ¿Iba Sydney a cometer realmente un asesinato o volveríaa fingir que lo había cometido? Puestos a dudar, ¿qué clase de

Page 32: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

32 Patricia Highsmith

Suspense

persona era Sydney? Ciertamente, Sydney iba desarrollándose enel curso del libro, tanto para mí como para él mismo. Había llegadoa la conclusión, en su libreta de notas, de que no era capaz deimaginarse del todo las sensaciones que experimentaba unasesino. Sydney comienza a notar una sensación de culpabilidad,de vergüenza, de verse aislado de la raza humana. Sydney, enpocas palabras, no es un asesino y sabe que ha fracasado (comoescritor narrativo) en la tarea de imaginar el estado de ánimo de unasesino. Sin embargo, el esfuerzo que ha hecho su imaginación leha acercado más a la realidad, al hecho de cometer un asesinato.Utilizando las píldoras para dormir, Sydney comete el extraño ylento asesinato de un hombre al que detesta y que, a su modo dever, ha ocasionado la muerte de su esposa. Se trata de un crimen ydel comienzo, en la mente de Sydney, de una confusión,posiblemente más seria, entre los argumentos de sus narraciones yla realidad.

Cabría decir que los factores que «espesan» un argumento soncomo una especie de refuerzos. El escritor debe inventar los máslógicos (como son inventados, puede que sean un poco ilógicos perse, y esto es una ventaja), los que hagan la narración más creíble ymás sólida. A veces es posible inventar veinte o treinta factores deesta clase, pero, de usarlos todos, conseguiríamos que el lector enlugar de quedar convencido se riese.

Criminales simpáticos

Hay muchas clases de libros de suspense —por ejemplo, relatosprotagonizados por espías del gobierno—que no dependen dehéroes psicópatas o neuróticos como los míos. Los escritores quedeseen escribir libros parecidos a los míos se encuentran con unproblema extra: cómo hacer que el héroe sea simpático, o, almenos, que sea razonablemente simpático. A menudo resultatremendamente difícil. Aunque pienso que todos mis héroescriminales son bastante simpáticos, o al menos no sonrepugnantes, debo reconocer que no he conseguido que todos mislectores piensen lo mismo, si he de juzgar por los comentarios queme han hecho: «Encontré a Ripley (A pleno sol) interesante,supongo, pero en realidad me pareció odioso. ¡Uf!» «Walter (Elcuchillo) es detestable. Es tan débil y se compadece tanto de símismo.» No obstante, parece ser que los lectores de Crímenesimaginarios simpatizaron bastante con Sydney, aunque, claro está,Sydney no es un psicópata y apenas puede calificársele de asesino.Lo único que puedo sugerir es que al héroe-asesino se le dentantas cualidades agradables como sea posible: generosidad,bondad para con algunas personas, afición a la pintura o a lamúsica, o a cocinar, por ejemplo. Además, puede que estas

Page 33: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

33 Patricia Highsmith

Suspense

cualidades sean divertidas en contraste con sus rasgos criminalesu homicidas.

Pienso que también es posible hacer que un héroe-psicópata seatotalmente repugnante y, pese a ello, resulte fascinanteprecisamente por su depravación. Estuve muy cerca de lograrlocon Bruno en Extraños en un tren, pues ni siquiera la generosidadde Bruno es constante ni oportuna, y nada más puede decirse enfavor suyo. Pero en la citada novela la maldad de Bruno quedabacompensada con la «bondad» de Guy, lo cual simplificóconsiderablemente el problema de crear un héroe simpático, queen este caso era Guy. Todo depende de la habilidad del escritor, desi es capaz de divertirse con la maldad de su héroe-psicópata. Encaso afirmativo, el libro es entretenido y entonces no hay razón porla cual el lector deba «simpatizar» con el héroe. Si tiene que haber«identificación del lector», término del que ya estoy bastantecansada, entonces conviene dar al lector uno o dos personajessecundarios (preferiblemente un personaje que no sea asesinadopor el héroe-psicópata) con los que pueda identificarse.

Búsqueda y desarrollo

Desarrollar la idea para un relato es tan creativo comoencontrarla o recibirla inicialmente. El escritor puede emplear sucapacidad de pensar para desarrollar el germen de la narración,pero en semejante proceso la función del cerebro consiste más enexcluir (por ilógico) que en incluir o inventar algo. Con un truco, elgermen de una idea o una breve secuencia de acción, el escritorpuede inventar cinco o seis situaciones que puedan conducir a elloo resultar de ello (desarrollar la idea para una narración es unproceso de avance y retroceso, como tejer) y podría eliminar tres deestas situaciones por ilógicas o sencillamente por no ser tanbuenas como las otras tres. Entonces puede experimentar lasensación deprimente de que las tres situaciones restantes nocobran vida, no inspiran, y quedarse paralizado. El escritor arrojael lápiz y se aleja de su mesa de trabajo con la sensación de nohaber avanzado mucho, de que tal vez la idea esté muerta. Y mástarde, cuando no esté pensando en la narración, una de estasideas inmóviles cobrará vida y empezará a moverse, a avanzar, y depronto el escritor tendrá ante sí una larga extensión de buenanarrativa. Arquímedes estaba en la bañera cuando gritó «¡Eureka!»,y no devanándose los sesos ante su escritorio o dondequiera quetrabajase. Pero estos momentos de gloria no llegan a menos queantes se le hayan dado vueltas y más vueltas al problema.

Aunque esto representa un arduo trabajo, ya que parece inútil,en realidad prepara el terreno para que la imaginación haga elresto. Mis libretas de notas están llenas de páginas, quizá veinte omás por cada libro que he escrito, que son sencillamente

Page 34: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

34 Patricia Highsmith

Suspense

tangenciales o constituyen divagaciones fantásticas alrededor delgermen o de la principal acción o situación, que fue la única cosaque permaneció constante durante el proceso de desarrollo.Generalmente, estas divagaciones no se parecen en nada al librodefinitivo. Pero son imprescindibles para las ideas, mucho mejores,que se me ocurren más adelante; en cuanto a éstas no suelotomarme la molestia de anotarlas porque son obviamenteacertadas o inolvidables.

Edna O'Brien, la inteligente novelista irlandesa, dijo en unaentrevista: «Los escritores siempre están trabajando. Nuncaparan.» Esta es la naturaleza de la profesión de escritor, al menosdel que escribe novelas o narraciones. Los escritores o estándesarrollando una idea o buscando, aunque seainconscientemente, el germen de una idea.

Yo me dedico a crear debido al aburrimiento que me producen larealidad y la monotonía de la rutina y de los objetos que merodean. Por tanto, no me disgusta este aburrimiento que meinvade de vez en cuando, e incluso trato de crearlo mediante larutina. Yo no «tengo que trabajar» en el sentido de que debaobligarme a hacerlo o a pensar en lo que he de hacer, ya que eltrabajo viene a mí. Me produce el mismo placer hacer una mesa,un buen dibujo, algún cuadro esporádico, que escribir un libro ouna narración corta. Este aburrimiento es una circunstanciaafortunada y apenas me percato de él hasta que se me ocurre unaidea para escribir un libro o un relato corto. Entonces me doycuenta de que encontraré un mundo mucho más interesantecuando empiece a trabajar en dicha idea. Cuando me pongo apensar en el desarrollo de la idea, ya estoy entrando en ese mundo.Quizá sientan lo mismo la mayoría de los escritores.

Con frecuencia, el desarrollo de una idea no tiene ni pizca delógica y hasta tal punto hay en él un elemento de juego que nopuedo decir que este proceso sea una actividad seria, aunquepueda llevar aparejada la necesidad de pensar mucho. Esto sigueformando parte del juego. Escribir novelas o relatos es un juego y,para seguir jugando, es necesario que en ningún momento deje dedivertirte. Las únicas veces en que no me divierte es cuando tengoque trabajar con dificultades, para cumplir un plazo de entrega.Cuando escribes un libro no es frecuente que debas sujetarte a unplazo de entrega, pero sí tienes que hacerlo cuando escribes parala televisión, cuando preparas versiones condensadas de tu propiaobra, o cuando haces cambios en un libro que va a publicarse porentregas.

Distracciones y consejos para evitarlas

En cuanto a las pequeñas dificultades de la vida, las hay a miles.¿Qué escritor no ha tenido que trabajar con dolor de muelas, con

Page 35: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

35 Patricia Highsmith

Suspense

facturas que hay que pagar, con un niño enfermo en la habitaciónde al lado o en la misma habitación, cuando te visitan los parientespolíticos, cuando una relación amorosa acaba de terminar ocuando el Gobierno te exige que rellenes más y más formularios?Apenas transcurre una mañana sin que el cartero traiga algo quepuede producir molestias psíquicas. Nunca me han demandadopor difamación, tampoco tengo deudas, pero hay otras cosas quepueden complicarle la vida al escritor la insistencia del Gobiernoen que calcules tus ingresos para el año próximo, lo cual esimposible; la noticia de la pérdida o apropiación de bienes causadapor haberte mudado de domicilio o por haberte ido a otro país (losescritores viajan con frecuencia porque necesitan cambiar deescenario); o la dificultad de encontrar una vivienda. Una vez,cuando ya tenía resuelto todo lo relativo a un piso nuevo enManhattan —ya había pagado el alquiler por anticipado, firmado elcontrato y avisado a los de las mudanzas— me dijeron que nopodía ocuparlo porque era un piso para profesionales. Losescritores no son profesionales, ya que «sus clientes no les visitan».Estuve a punto de escribir al Departamento de la Vivienda o aquien hubiera redactado semejante ley y decirles: «No tienenustedes idea de cuántos personajes llaman a mi puerta y vienen averme cada día, y son absolutamente necesarios para miexistencia.» Pero no llegué a escribir, sólo me hice la reflexión deque las prostitutas probablemente tenían derecho a un piso comoaquél, pero los escritores no.

Luego, para acabar de turbar tu tranquilidad, están las eternasmaniobras que tienes que hacer para vivir con unos ingresosirregulares y a menudo insuficientes, lo cual es un fastidio para laspersonas poco dadas a ahorrar y mucho menos a hacer economías.Esta inseguridad es como el aire que respiran los escritores, puestoque ejercen una profesión en la que no hay seguro de paro, nivacaciones pagadas ni jubilaciones. Muchas mañanas, después deabrir el correo, me permito unos cuantos minutos de angustia y degritos con sordina, luego dedico una hora, o más si hace falta, aponer orden. Cuando estoy convencida de que he hecho lo mejorque podía hacer por carta y por teléfono, me levanto y trato defingir que yo no soy yo, que no tengo ningún problema, que la horay pico anterior en realidad no ha tenido lugar. Y lo hago porquepara trabajar tengo que encontrarme en un estado de inocencia,sin preocupaciones de ningún género. Supongo que la rapidez conque esto se consigue es una medida de la propia profesionalidad.Se trata de algo que mejora con la práctica.

Pero a veces me siento tan tensa y cansada después deenfrentarme con la burocracia, que me dan ganas de descabezarun sueñecito. Esto despeja la cabeza de un modo maravilloso,además de proporcionar nuevas energías. Sé que cerca de la mitadde las personas que hay en el mundo no son capaces de dormir un

Page 36: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

36 Patricia Highsmith

Suspense

ratito sin sentirse torpes después, pero se lo recomiendo a quienesno sufran este inconveniente: un sueñecito ahorra tiempo en lugarde malgastarlo. Cuando tenía veinte años y pico me veía obligada aescribir por la noche, ya que durante el día trabajaba en otrascosas. Me acostumbré a echar una siestecilla sobre las seis de latarde, o a poder hacerlo si lo deseaba, y luego me bañaba ycambiaba de ropa. Esto me daba la ilusión de disponer de dos díasen uno y, dadas las circunstancias, me dejaba lo más frescaposible para la noche. Los problemas que uno encuentra al escribira veces se resuelven milagrosamente después de dormir un poco.Me duermo con el problema y me despierto con la respuesta.

Page 37: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

37 Patricia Highsmith

Suspense

Capítulo 5Idear argumentos

Da la impresión de que idear argumentos y desarrollarlos sondos procesos que coinciden en parte, y en cierta medida es así. Nose puede avanzar en el desarrollo de una novela o relato sin algunaforma de acción, que forma parte del argumento. Pero la tarea quecomentaré en este capítulo es la que consiste en bosquejar unargumento y sus ramificaciones, es decir, el trabajo que hay quehacer después de desarrollar la idea, cuando ya se tienen decididossus elementos.

Por ejemplo, ¿dónde debe ir el clímax de un libro? No estoysegura de que en todo libro haya un acontecimiento especial quepueda denominarse «clímax». Algunos argumentos tienen unclímax obvio, una sorpresa o algo bouleversant. Si así es, convienedecidir dónde ha de ir: a la mitad, al final o cuando el libro ya hayaavanzado en sus tres cuartas partes. Algunos libros pueden tenerdos o tres clímax de igual importancia. Algunos clímax deberíanser lo último del libro porque después de ellos no queda nada quedecir y el libro debería terminar allí, con una traca final, por asídecirlo.

Expresar las cosas importantes

Me parece de lo más aconsejable que el escritor principiantetrace un bosquejo del libro capítulo por capítulo —aunque lasanotaciones de cada uno pueden ser breves—, porque losescritores jóvenes son muy propensos a divagar. El punto departida del bosquejo de un capítulo será una pregunta que elescritor se hará a sí mismo: «¿De qué modo este capítulo haráavanzar la narración?» Si para este capítulo tienes pensada unaidea llena de divagaciones, ambiental, decorativa, ten muchocuidado; tal vez sea mejor desecharla si no consigues expresar conella una o dos cosas importantes. Pero si crees que la idea para elcapítulo hará avanzar el argumento, entonces debes hacer unalista de las cosas que quieras demostrar en dicho capítulo. A veceses una sola cosa: que uno de los personajes quiere ocultar el hechode que se está volviendo ciego; que una carta importante ha sidorobada. A veces son tres cosas. Y si las apuntas en un papel ydejas éste junto a la máquina de escribir, tendrás la seguridad deque no se te olvidará ninguna. Incluso ahora, cuando llevo escritoscasi veinte libros, a veces tomo nota de lo que quiero decir. Sihubiera hecho esto desde el principio, me habría ahorrado muchotrabajo al escribir Extraños en un tren. No hay nada malo en

Page 38: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

38 Patricia Highsmith

Suspense

hacerlo siempre, por experto que uno sea, ya que proporciona unasensación sólida de la obra que se está escribiendo.

El temperamento y el carácter del escritor se reflejan en elmétodo que utiliza para idear argumentos: lógico, ilógico, pedestre,inspirado, imitativo, original. Un escritor tendrá asegurada labuena vida si imita las tendencias del momento y es lógico ypedestre, porque estas imitaciones se venden y, desde el punto devista emocional, no le exigen demasiado. Por tanto, su producciónpuede ser dos o diez veces mayor que la de un escritor más originalque no sólo trabaja mucho y pone el corazón en lo que escribe,sino que también corre el riesgo de que le rechacen el libro. Esaconsejable juzgarse a sí mismo antes de empezar a escribir. Comoesto puede hacerse a solas y en silencio, no hay necesidad defalsos orgullos.

Hago este comentario aquí porque tiene que ver con la tarea deidear el argumento. Al público en general no le gustan losdelincuentes que se salen con la suya al final, aunque son másaceptables en los libros que en las adaptaciones televisivas ycinematográficas. Si bien la censura es menos severa que antes, engeneral un libro tendrá más probabilidades de ser adaptado a latelevisión y al cine si el héroe-criminal resulta atrapado y castigadoal final; es decir, si se las hacen pasar moradas. Es casi preferiblematarlo durante el relato, si no es la ley quien se va a ocupar deello. A mí esto me repugna, ya que más bien simpatizo con losdelincuentes, y los encuentro interesantísimos, a menos que seanmonótona y estúpidamente brutales.

Desde el punto de vista dramático, los delincuentes soninteresantes porque, al menos durante un tiempo, son activos,libres de espíritu, y no se doblegan ante nadie. Yo soy tanobservante de la ley que me echo a temblar ante un aduaneroaunque no lleve contrabando en las maletas. Tal vez lleve dentro demí un impulso criminal grave y reprimido, pues de lo contrario nome interesarían tanto los delincuentes o no escribiría sobre ellostan a menudo. Y pienso que muchos escritores de suspense —exceptuando quizás aquellos cuyos héroes o heroínas son lasvíctimas y cuyos criminales no aparecen en el libro, sonrepugnantes o están condenados—tienen que sentir alguna clasede simpatía o de identificación con los delincuentes, pues, de nosentirla, no se verían emocionalmente implicados en los libros quetratan de ellos. En este sentido, el libro de suspense esinmensamente distinto del relato de misterio. El escritor desuspense suele dedicar mucha más atención a la mente criminal,porque el criminal suele ser conocido durante todo el libro y elescritor tiene que describir lo que pasa por su cabeza. Y esto no esposible a menos que se simpatice con él.

Page 39: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

39 Patricia Highsmith

Suspense

La pasión del público por la justicia me resulta aburrida yartificial, porque ni a la vida ni a la naturaleza les importa que sehaga o no justicia. El público, al menos el público en general,quiere presenciar el triunfo de la ley, aunque al mismo tiempo legusta la brutalidad. Sin embargo, la brutalidad debe estar en elbando bueno. Los héroes-detectives pueden ser brutales, sinescrúpulos sexuales, pueden pegar patadas a las mujeres, y seguirsiendo héroes populares, porque se supone que andanpersiguiendo algo peor que ellos mismos.

Lo casi increíble

Me gusta mucho que en los argumentos haya coincidencias ysituaciones casi (pero no del todo) increíbles, como, por ejemplo, elplan audaz que en el primer capítulo de Extraños en un tren unhombre propone a otro al que apenas conoce hace un par dehoras; la elección fortuita de Tom Ripley, asesino potencial, por elpadre de un joven para que le haga volver a casa desde Europa; elencuentro inverosímil y poco prometedor de Robert y Jennie en Elgrito de la lechuza cuando parece que Robert es un merodeador,cosa que Jennie, que se siente atraída hacia él, ignora. Soypropensa a escribir libros cuyo principio es lento, inclusotranquilo, y en el cual el lector adquiere un conocimiento total delhéroe-criminal y de la gente que le rodea. Pero no hay ninguna leysobre esto, y en El cuchillo empecé con gran estruendo, con uncapítulo breve y lleno de acción: Kimmel asesina a su esposa. Nosabemos muchas cosas sobre Kimmel, todavía menos sobre suesposa, pero es un primer capítulo interesante por losacontecimientos que contiene. Luego pasé a Walter, el protagonistapropiamente dicho, y su papel en la narración comienza muydespacio. Nos enteramos de todo lo referente a él, que no es felizcon su esposa, que se siente atraído por una chica llamada Ellie,más porque su carácter afable contrasta con el mal humor de suesposa que por sus otras cualidades.

Ritmo

La decisión sobre el ritmo que debe tener el relato forma parte dela tarea de idear el argumento y del efecto que el escritor quieracausar. No siempre pienso en él, como hice en El cuchillo. En partepuede llamarse «estilo» y como tal es algo natural y espontáneo, ytiene que ver con el temperamento del escritor. No hay que dar alrelato un ritmo muy rápido o lento si al escribir te sientes forzado,poco natural. Algunos libros son nerviosos desde el principio, otrosson lentos de cabo a rabo y parece que quiten importancia a losacontecimientos, analizándolos y ampliándolos. Algunos empiezandespacio, cobran velocidad y luego corren hasta el final. ¿Eres

Page 40: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

40 Patricia Highsmith

Suspense

capaz de imaginarte un relato de suspense escrito por Proust? Yosí. La prosa sería lenta y complicada, la acción no seríanecesariamente acción y las motivaciones serían analizadasminuciosamente.

La mayoría de mis principios lentos, incluso tediosos, estánescritos con una prosa bastante nerviosa. Es posible describir demanera febril una casa aburrida y soñolienta en una soleada playaextranjera, aunque no pase nada en ochenta páginas. El estilo dela prosa prepara al lector para las cosas violentas que ocurrirán.Quizá sería más divertido escribir pausadamente (si se puedehacer con naturalidad), sin preparar al lector para elderramamiento de sangre y el asesinato. Es absurdo tratar dedictar leyes sobre estas cuestiones. El escritor debe distribuir losacontecimientos del relato del modo más ameno y entretenido y elritmo apropiado de la prosa, lento, rápido o mitad y mitad,probablemente surgirá por sí solo.

Sorprenderse a uno mismo y al lector

Ya he hablado de la necesidad de ver un libro tan claramentecomo vernos una fotografía, pero yo casi nunca soy capaz de verasí todo el argumento. Veo mis personajes y el marco, el ambiente,y lo que sucede en el primer tercio o cuarta parte del libro, porejemplo, y generalmente en la última cuarta parte, pero suelehaber un espacio borroso al final de las tres cuartas partes, unaniebla que no consigo disipar hasta que llego allí.

Mi método de escribir tal vez volvería loca a una persona máslógica. Pero ocurre con frecuencia —incluso a escritores que hanvisto claramente su libro del principio al fin antes de empezarlo—que un libro experimenta un cambio cuando uno ya lleva escritastres cuartas partes. Cabe que esto sea el resultado de que unpersonaje no se comporte como se había previsto, situación quepuede ser buena o mala. No estoy de acuerdo en que tener unpersonaje vigoroso que actúe por su cuenta sea siempre bueno.Después de todo, uno es el jefe y no desea que sus personajescorran de un lado para otro, o tal vez permanezcan inmóviles, pormuy fuertes que éstos sean.

Un personaje recalcitrante puede desviar el argumento en unadirección mejor que la que uno había pensado al principio. O talvez es necesario recortarlo, cambiarlo o desecharlo para volver aescribirlo del todo. Este obstáculo merece que se le dediquen variosdías de reflexión y suele exigirlo. Si el personaje es muy tozudo,además de interesante, puede que te salga un libro distinto del queuno se proponía escribir, quizá sea un libro mejor, o igual debueno, pero distinto. Esta experiencia no debe desconcertarnos.Sucede con mucha frecuencia. Y ningún libro, y posiblemente

Page 41: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

41 Patricia Highsmith

Suspense

ningún cuadro, es, cuando está terminado, exactamente igual acomo lo soñamos al principio.

En el caso de que haya un espacio borroso en tu pensamiento —o en el manuscrito— seguramente se presentará una soluciónobvia. Es la solución más fácil, pero no suele ser la mejor. A mí seme ocurrió una solución obvia cuando estaba cerca del final deCrímenes imaginarios. Sydney arroja a su esposa por un acantiladoen la finca que los padres de ella tienen en Kent, porque Aliciaamenaza con acusarle de intentar asesinarla (arrojándola por elprecipicio) si él no sigue casado con ella, cosa que a Sydney no leapetece. De modo que Sydney la arroja por el precipicio y luegodice que ella misma se ha arrojado. Era una solución demasiadotrillada y obvia que, además, presentaba con demasiadabrusquedad el hecho de que Sydney era capaz de asesinar. Destruíesa versión después de escribirla.

Limitarse a sorprender y conmocionar al lector, sobre todo aexpensas de la lógica, es un truco barato. Además, una acciónsensacional y una prosa inteligente no consiguen ocultar la falta deinventiva por parte del autor. También escribir lo obvio, que, enrealidad, no entretiene, proviene de una especie de pereza. Lo ideales que los acontecimientos den un giro inesperado, guardandocierta consonancia con el carácter de los protagonistas. Estirad almáximo la credulidad del lector, su sentido de la lógica —es muyelástico—, pero no la rompáis. De esta forma escribiréis algonuevo, sorprendente y entretenido, tanto para vosotros mismoscomo para el lector.

Page 42: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

42 Patricia Highsmith

Suspense

Capítulo 6El primer borrador

Antes de hablar del primer borrador, me gustaría hablar dela primera página. Es importante, porque puede surtir dos efectos:que el lector se introduzca en el relato o que cierre el libro y lo deje.Un escritor al que conozco me dijo que no le importaba dedicardiez días a la primera página. Yo me quedaría ciega si le dedicasetantos días, pero he llegado a escribir tres versiones en un día y sino quedo satisfecha paso a la segunda página con la idea de volvera mirarme la primera al día siguiente. No hay nada como volver aun problema después de una pausa.

La primera página

Algunos escritores, suponiendo que al lector no le gusta cansarselos ojos o el cerebro con un párrafo de treinta líneas, prefieren queel primer párrafo sea corto, de una a seis líneas. Creo que hacenbien. Thomas Mann puede escribir un párrafo sólido y muy largoen el comienzo de La muerte en Venecia, por ejemplo, pero no todoel mundo es capaz de escribir una prosa dotada de tantafascinación intelectual como la de Mann.

Me gusta que la primera frase contenga algo que se mueva y déimpresión de acción, en vez de ser una frase como, por ejemplo:«La Luz de la luna yacía quieta y líquida, sobre la pálida playa.»

A continuación transcribo algunas de mis primeras frases, quecon frecuencia me han dado más trabajo de lo que parece.

Extraños en un tren

«El tren avanzaba impetuosamente, con ritmo furioso yentrecortado. Tenía que detenerse, cada vez con mayorfrecuencia, en estaciones de poca monta donde permanecíaunos momentos esperando con impaciencia la señal paravolver a embestir la pradera.»

El párrafo tiene otras cinco líneas y le sigue otro de una líneaque presenta al protagonista, Guy, que se siente tan impacientecomo el tren:

«Guy desvió la mirada de la ventanilla y se retrepó en elasiento.»

Page 43: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

43 Patricia Highsmith

Suspense

El siguiente párrafo tiene tres líneas y expone una situaciónsencilla y familiar: Guy quiere divorciarse y teme que su esposa,Miriam, se niegue a ello. Luego volvemos a la escena en el tren conGuy en dos párrafos de mediana extensión que describen elaspecto físico de Guy, dicen algo más sobre sus problemas, pero nofatigan el cerebro.

A pleno sol

«Tom echó una mirada por encima del hombro y vio que elindividuo salía del Green Cage y se dirigía hacia donde élestaba. Tom apretó el paso. No había ninguna duda de que elhombre le estaba siguiendo. Había reparado en él cincominutos antes cuando el otro le estaba observando desde sumesa, con expresión de no estar completamente seguro,aunque sí lo suficiente para que Tom apurase su vasorápidamente y saliera del local.»

Vienen luego cinco o seis párrafos cortos, de extensión diversa, yal final de la primera página y principio de la segunda nosenteramos de que Tom Ripley corre peligro de ser detenido, aunqueno sabemos por qué.

Ese dulce mal

«Eran los celos los que impedían dormir a David, los que lehicieron levantarse de la cama revuelta y salir de la pensiónoscura y silenciosa para recorrer las calles.»

Esta frase forma la totalidad del primer párrafo y va seguida deun párrafo de ocho líneas, luego otro de diecisiete: una primerapágina bastante «clásica». No nos enteramos de nada relativo a losproblemas de David, salvo que se siente oprimido por algo que élllama la «situación». La mayor parte de la página está dedicada adescribir las lóbregas calles de la pequeña ciudad de la parte altadel estado de Nueva York por las que David pasea, y la visiónmelancólica que David tiene del panorama.

La celda de cristal

«Eran las 3,35 de la tarde de un martes en la penitenciaríadel estado y los reclusos volvían de los talleres.»

Esta frase decididamente tranquila es el inicio de un párrafo dedieciocho líneas al que sigue otro de doble extensión. Sin duda yocontaba con que la curiosidad del lector por un marco tan poco

Page 44: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

44 Patricia Highsmith

Suspense

frecuente como es una prisión le impulsaría a seguir leyendo. Lamonotonía del ritmo es también la del ambiente de la prisión; unadesesperanza que impregna a Carter, al menos en ese momento, acausa de una desilusión que acaba de sufrir, no permite que hayaacción, velocidad o ni siquiera nerviosismo. El primer párrafodescribe la reacción de Carter al sonido cotidiano que producencentenares de hombres caminando por pasillos de piedra, y susreacciones son las de una persona corriente, no acostumbrada a lavida en la cárcel: la clase de persona que cabe suponer que son lamayoría de los lectores. En todo caso, el lector se ve introducido enla escena carcelaria por medio de sentimientos y pensamientos quepodrían ser los suyos si se encontrara en semejantescircunstancias, y no se ve confundido ni abrumado por ningunainformación sobre por qué Carter está en la cárcel. Esto vendrámás adelante cuando el lector ya esté interesado por Carter.

El cuchillo

«El hombre de los pantalones azul marino y camisadeportiva de color verde esperaba con impaciencia en la fila.»

Esto constituye la totalidad del primer párrafo. El segundo tienenueve líneas y le sigue una conversación intrascendente entre elhombre y la chica que vende las entradas del cine, luego hay unpárrafo de siete líneas. La primera frase no llama la atención, perola llamaría aún menos sin las palabras «con impaciencia». Elhombre sólo va a ver una película. ¿Por qué iba a estarimpaciente? ¿En qué está pensando? En menos de treinta líneas ellector averigua, por medio de la acción y no porque se lo digan, queel hombre ha comprado una entrada para ver la película y hasaludado a los amigos sólo porque quiere tener una coartada. Enmenos de cincuenta líneas sale del cine y se dirige a cometer unasesinato. Este movimiento es entretenido. Después podremosaveriguar más cosas sobre Kimmel, y ciertamente las averiguamos,pero lo que interesa al principio es verle en acción.

En la primera frase de Ese dulce mal quise crear la sensación detensión emocional, y también de tozuda perseverancia, de unafuerza reprimida que algún día estallará. Si una persona está taninquieta que se levanta de la cama para dar un paseo solitario, esque esta persona tiene problemas de alguna clase, y eso es una«situación».

Que yo sepa, no hay reglas sobre nada de esto y me imagino quese podría crear un personaje que hiciera algo a la vez sencillo einteresante —como, por ejemplo, tratar de sacar un anillo de bodadel desagüe de un lavabo— y seguir hablando de ello durantecincuenta o sesenta líneas de un solo párrafo sin perder laatención del lector. Pero éste no quiere que de buenas a primeras

Page 45: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

45 Patricia Highsmith

Suspense

le sumerjan en un mar de información, en hechos complejos conlos que difícilmente pueda relacionar a las personas que semencionan en el texto, porque no ha tenido oportunidad deconocerlas. Además, meter al lector en una escena emocional, unadiscusión, una escena de pasión del tipo que sea es malgastar laimaginación, ya que no es posible que el lector se meta en ella sinconocer a las personas que la protagonizan. Así pues, me pareceacertado dar la sensación de movimiento sin presentar en seguidalas razones de dicho movimiento. «No había ninguna duda de queel hombre le estaba siguiendo» (A pleno sol). Esto es lo único quesabemos, pero es una situación sencilla y primitiva. Pero esto loestá pensando Ripley. No sabemos si Ripley es un delincuente alque debería seguirse, si es paranoico y se lo está imaginando; peroun hombre que sigue a otro, o un hombre que se cree que le estánsiguiendo, es una situación, y el lector quiere saber si el «seguidor»va a alcanzarle, si quiere alcanzarle y, en el caso de hacerlo, quésucederá.

Julian Symons es un escritor de primera, ganador de muchospremios por sus libros de suspense y de misterio, así comofrecuente colaborador de la Ellery Queen's Mystery Magazine. Atodo escritor de misterio o suspense le resultará provechosoestudiar sus obras. La primera frase de su libro the progress of acrime dice:

«Aquel día Hugh Bennett almorzó como de costumbre enGiuseppe's, que era el único restaurante bueno que habíacerca de la oficina.»

El párrafo tiene cinco líneas más, luego hay una conversaciónligera en párrafos de extensión cada vez mayor que nos presenta ados personas que trabajan con Hugh en el periódico de una ciudadprovinciana de Inglaterra. Es una prosa despreocupada, en modoalguno emocionante, pero que, pese a ello, capta la atención dellector por su carácter cotidiano, con la excepción de que estaspersonas hablan de su trabajo. La jerga de los periodistas interesaa la mayoría de las personas y en este caso los personajes sonabsorbentes, lo cual es aún más interesante. The progress of acrime cuenta la historia del joven Hugh Bennett, que se encarga deinformar de lo ocurrido en la ciudad el día de Guy Fawkes3,durante el cual un ciudadano bastante importante es asaltado ymuerto a puñaladas por una pandilla de cinco adolescentes. Sigueel proceso de dos de ellos y el señor Symons describe de formabrillante la marcha del mismo, con su creciente emoción y lapublicidad que le da la prensa. En esencia no hay aquí ningúnmisterio, ya que sabemos que son el jefe de la pandilla y otro chico

3 Fiesta popular británica. (N. del T.)

Page 46: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

46 Patricia Highsmith

Suspense

los que debieron de empuñar los cuchillos que mataron alciudadano importante. Pero hay suspense en la lucha queentablan el fiscal y el defensor para obtener o suprimir pruebas.

Julián Symons, ensayista y crítico además de novelista, no dejaque las categorías le estorben y sus novelas de suspense sonejemplo del alcance que puede tener este género.

El tercer hombre, la célebre obra de Graham Greene, empieza deun modo tranquilo, narrativo:

«Uno nunca sabe cuándo va a recibir el golpe. La primeravez que vi a Rollo Martins tomé las siguientes notas para misarchivos policiales: "En circunstancias normales, un tontoalegre. Bebe demasiado y puede que cause algunos problemas.Cada vez que pasa una mujer alza los ojos y hace algúncomentario, pero tengo la impresión de que en realidadpreferiría no hacer nada. Nunca se ha hecho realmentehombre y quizás eso explique la adoración que sentía porLime." Escribí las palabras «en circunstancias normales»porque le vi por primera vez en el entierro de Harry Lime.»

Seguidamente hay un párrafo bastante largo que termina así: «Sial menos hubiera venido a decírmelo entonces, cuántos problemasnos habríamos ahorrado.» Aquí un misterio, un interrogante y unpersonaje muerto se presentan en un párrafo que ocupa casi todala página y al que sigue otro párrafo aún mayor, de una página ymedia. Los dos párrafos forman la totalidad del primer capítulo. Elcapítulo tiene solidez, además de una sencillez encantadora, y loshechos que presenta aparecen entremezclados con la debilidadhumana, que en sí misma es atractiva porque todos tenemosdebilidades y a todos nos gusta leer sobre otras personas quetambién las tienen. Este relato fue escrito para el cine y en unprefacio a El tercer hombre el señor Greene habla de cómo estehecho le hizo sentirse cohibido.

El relato de Graham Greene que lleva por título «The basementroom» (publicado en 1935), en el que se basó la película El ídolocaído, no fue escrito expresamente para el cine y creo que el señorGreene se encuentra más a gusto y menos cohibido al empezarlo:

«Cuando la puerta principal los hubo dejado fuera y Baines,el mayordomo, hubo vuelto al recibidor pesado y oscuro, Philipempezó a vivir. Se quedó de pie ante la puerta del cuarto de losniños, hasta que oyó cómo el motor del taxi se alejaba por lacalle. Sus padres se habían ido a pasar quince días devacaciones...»

Y así continúa durante cuatro líneas, luego hay un párrafo decinco líneas, después ocho, luego seis.

Page 47: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

47 Patricia Highsmith

Suspense

Es notable la diferencia de estilo entre estas dos primeraspáginas. No me refiero a su respectivo mérito literario, sino al climaque crean. Qué sensación de hostilidad y autodefensa transmitenlas palabras «dejado fuera» en vez de, por ejemplo, decirsimplemente «cerrado tras ellos». The basement room sigue latradición del relato breve lírico, visto a través de los ojos de unapersona (en este caso un chico) cuyas emociones intervienen desdeel principio. El tercer hombre es más intelectual. Al igual que todoslos escritores, el señor Greene intenta atraer a sus lectores, peroen El tercer hombre su esfuerzo en tal sentido resulta más visible.En la otra narración es más natural.

He aquí un comentario sobre los primeros capítulos en general:Es una buena idea proporcionar líneas de acción en dicho capítulo.Puede que en él no «pase» nada, que sea una historia de esa clase.Tal vez el escritor querrá preparar el escenario, mostrar laestructura o pauta de relaciones entre dos o más personajes,introducir a algunos de ellos, y nada más. Al hablar de líneas deacción me refiero a líneas de acción en potencia, tales como: unpersonaje desea hacer un viaje a alguna parte; otro quiereabandonar el mundo y no es capaz de hacerlo; un tercer personajedesea algo (o a alguien) que todavía no tiene; o se menciona unpeligro en potencia, que puede ser cualquier cosa, desde lastermitas y un posible terremoto hasta una aberración mental enuno de los personajes. Así, el simple hecho de describir lasrelaciones de los personajes puede crear «una línea de acción»,siempre y cuando la relación sea dinámica.

También puedo imaginar una línea de acción tranquila: unachica joven y hermosa cuida fielmente a su abuelo, que se hallaconfinado a una silla de ruedas, y vive así aislada del mundo. Enrealidad esto no puede seguir indefinidamente. ¡Mucho menos siuno está escribiendo un libro sobre ello! En el libro la chica puedesalir durante una temporada del mundo de la silla de ruedas yluego volver a él a terminar el libro, pero si se trata de un libro desuspense, lo más probable es que se quede fuera. En el primercapítulo de un libro de suspense tiene que haber acción o unapromesa de acción. Hay una cosa u otra en todas las buenasnovelas, pero en los relatos de suspense la acción tenderá a sermás violenta. Esa es la única diferencia.

Extensión y proporciónHay escritores que en sus primeros borradores escriben con

demasiada brevedad. Yo he conocido a uno. Pero por cada uno deeste tipo hay cien que escriben demasiado. Hay una tendencia aexagerar las descripciones e incluso las explicaciones. Al describiruna habitación, por ejemplo, no hace falta hablar de todo lo quehay en ella, a no ser que la habitación esté llena de incongruencias

Page 48: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

48 Patricia Highsmith

Suspense

interesantes como, por ejemplo, telarañas y pasteles de boda.Normalmente bastan un par de cosas para presentar la habitacióncomo rica o pobre, pulcra o descuidada, decorada, masculina ofemenina.

También en el diálogo el principiante es propenso a escribir cadauna de las palabras que se dicen. Con frecuencia tres líneas deprosa son suficientes para transmitir lo esencial de unaconversación de cuarenta líneas. El diálogo es dramático y debeutilizarse con moderación, porque entonces, cuando se emplee, suefecto será más dramático. Por ejemplo, en un libro una trifulcaconyugal puede resumirse así: «Howard se mantuvo en sus trecepese a que ella discutió con él durante media hora. Finalmente,ella se dio por vencida.» Después de esto, podría añadirse un soloparlamento en un párrafo, como, por ejemplo: «Siempre te hassalido con la tuya», dijo Jane. «Así que ya puedes apuntarte otravictoria.»

Al escribir un primer borrador hay que tener presente el libro ensu conjunto, es decir, hay que verlo en sus proporciones, tanto sise ven cada una de sus partes en detalle del principio al fin comosi no. La mejor forma de ilustrar lo que quiero decir es describir miprimer intento de escribir un libro, que fue también mi primerfracaso. El libro no se publicó nunca, ni siquiera llegué aterminarlo. En aquellos momentos yo veía la totalidad del libro: elprincipio, la mitad y el final. Quería que su extensión fuese deunas trescientas páginas; luego suprimiría unas veinticinco. Undía me di cuenta de que andaba por la página trescientas sesenta ycinco y no había contado ni la mitad de la historia. Tanto habíaconcentrado la atención en cada página que había perdido de vistael libro en su conjunto. Escribía prolijamente sobre cosas sinimportancia y el libro había perdido su proporción.

Si imaginamos que el argumento tiene forma de ficha de dominó,sin puntitos blancos pero con una línea divisoria en la mitad,entonces hagamos que la línea divisoria represente la mitad delrelato, en lo que respecta al número de páginas y a la extensión delargumento. Puede haber clímax y acontecimientos de pocaimportancia en ambos lados de la divisoria, pero no apretujadosunos contra otros después de ésta ni en el extremo derecho deldominó. Un concepto de este género ayudará a tener el librocontrolado. Por supuesto, hay espacio para alguna variación en loque se ha decidido que sea «la mitad», y una variación leve no esseria, pero cuando uno se pasa de la señal en setenta y cincopáginas en una u otra dirección es que algo va mal.

Algunos escritores prefieren utilizar un diagrama sencillo a modode bosquejo o además del bosquejo escrito. Una vez hice uno queparecía un gráfico, con una línea que subía, bajaba, subía y volvíaa bajar. En los puntos de subida puse etiquetas que representaban

Page 49: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

49 Patricia Highsmith

Suspense

ciertos acontecimientos de la narración. Este método obliga alescritor a ver la secuencia de acontecimientos en proporción con elrelato en total. También pueden ponerse en los puntos etiquetascon el número provisional de las páginas, lo cual da una ideaaproximada de las páginas escritas cuando se llega a determinadopunto de la narración.

Al terminar el trabajo de un día, tengo por costumbre pensar enel del día siguiente. Posiblemente estaré un poco cansada ycontenta de haber terminado el fragmento de ocho páginas o lasque sean. Pero es agradable y alentador pensar en los siguientesacontecimientos del relato, los que escribiré al día siguiente. Meproduce una sensación de continuidad. Si por la noche vienenunos amigos y me distraen, no me siento tan alejada del trabajo(quiero decir peligrosamente alejada), aunque ni piense en éldurante toda la velada. De hecho, es una buena idea no pensar enél y dejar que la mente se recree en la compañía de amigos ohaciendo algo muy distinto de escribir. Si al terminar la jornadauno piensa en el trabajo del día siguiente, por la mañana se sientaante la máquina de escribir con una idea definida de lo que va ahacer en lugar de preguntarse dónde estaba y cómo va acontinuar. También ayuda consultar las ideas con la almohada; lasescribirás con mayor rapidez y claridad al día siguiente.

Un libro es en realidad un proceso largo y continuo que,idealmente, sólo el sueño debe interrumpir. Dado que no vivimosen una isla desierta y que incluso en una cabaña en el bosquetendríamos problemas como son el procurarnos comida ycombustible, nos vemos obligados constantemente a trazar planes,a jugar y a inventarnos «muletas» de un tipo u otro. Desde luego, lamente necesita distraerse mientras escribes un libro, pero ladistracción tiene que escogerse cuidadosamente y no ser de un tipoque trastorne o produzca cansancio físico.

Raras veces leo la totalidad del trabajo del día anterior antes deponerme a trabajar; sólo leo la última página, tal vez las dosúltimas que llevo escritas. Si el día anterior no me paré al terminarun capítulo, compruebo qué extensión tiene ya éste, puesto que megusta saberlo, pese a que no hay leyes sobre la extensión de loscapítulos. Un capítulo es como un «acto» corto en una obra teatraly tiene un efecto dramático o emocional, efecto que puede sermenor o mayor. El escritor tiene que ser emocionalmenteconsciente de esto. Con frecuencia me han preguntado sobre esto—si leo el trabajo del día anterior (o incluso todo el manuscritocomo, según creo, hacía Hemingway)—, de ahí que lo mencioneahora. Es una cuestión puramente individual y yo necesito leercomo mínimo una página para reanudar el ritmo de la prosa y elestado de ánimo que describe o inspira.

Page 50: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

50 Patricia Highsmith

Suspense

Estado de ánimo y ritmo

Cuando empecé a escribir A pleno sol creía que mi estado deánimo era espléndido y que mi ritmo era perfecto. Había alquiladouna casa de campo cerca de Lenox, en Massachussets, y pasé lastres primeras semanas leyendo libros de la excelente biblioteca deLenox, que está mantenida por particulares pero recibe con agradola visita de turistas. Leí una edición de 1835 de Democracy inAmerica, de Tocqueville, y hojeé una gramática italiana, entre otrascosas. El propietario de la casa de campo vivía lejos de allí y era unempresario de pompas fúnebres que hablaba mucho de suprofesión, aunque no me permitió visitar su establecimiento y verla incisión en forma de árbol que hacía en el pecho antes deembalsamar el cadáver. «¿Qué mete usted dentro del cadáver?»,pregunté. «Serrín», contestó rápidamente, como sin darleimportancia. Yo estaba acariciando la idea de hacer que Ripleyparticipase en una operación de contrabando que le obligaría aviajar en tren de Triestre a Roma y Nápoles; durante el viaje Ripleyacompañaría un cadáver que en realidad estaría relleno de opio.Ciertamente, no era una buena idea y nunca la escribí de estamanera, pero por esto estaba interesada en ver los cadáveres de micasero. Me sentía bucólica y empecé a escribir el libro y al principiocreí que me estaba saliendo muy bien. Pero allá por la páginasetenta y cinco empecé a tener la sensación de que mi prosa estabatan relajada como yo, casi fláccida, y que un estado de ánimorelajado no era el más oportuno para mister Ripley. Decidí tirar laspáginas y empezar de nuevo, sentada mentalmente, además defísicamente, en el borde de la silla, porque ésta es la clase de jovenque es Ripley: un joven que se sienta en el borde de la silla, si esque alguna vez llega a sentarse.

Pero durante estas divagaciones sobre cadáveres llenos de opio yla equivocación de escribir una prosa demasiado relajada, no perdíde vista mi idea principal, que consistía en dos jóvenes que separecen un poco —no mucho— y uno de los cuales mata al otro yasume su identidad. Esto era lo esencial de la narración. Sepueden escribir muchas narraciones en torno a una idea comoésta. No hay nada espectacular en el argumento de A pleno sol,creo yo, pero el libro se hizo popular debido a su prosa frenética ya la insolencia y la audacia del propio Ripley. Me imaginé a mímisma dentro de la piel de su personaje y eso hizo que mi prosacobrara una confianza que en otro caso no hubiese tenido. Se hizomás entretenida. Al lector le gusta tener la sensación de que elescritor domina su material y tiene fuerzas de sobra. A pleno solganó un premio de los Mystery Writers of America, el Grand Prix deLittérature Policière de Francia y fue llevada al cine con el mismotítulo. El premio de los Mystery Writers of America lo tengo colgadoen el cuarto de baño, que es donde cuelgo todos los premios

Page 51: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

51 Patricia Highsmith

Suspense

porque allí parecen menos pomposos. En Positano, el documentoenmarcado y cubierto con un cristal resultó ligeramenteperjudicado por la humedad. Cuando quité el cristal para limpiarloy secarlo, escribí «Mister Ripley y» delante de mi propio nombre,pues creo que el premio deberían habérselo dado al propio Ripley.Ningún libro me ha resultado más fácil de escribir y a menudotenía la sensación de que Ripley lo estaba escribiendo y que loúnico que hacía yo era pasarlo a máquina.

En armonía con el libro

Los buenos libros se escriben solos, ya se trate de un libropequeño pero de éxito como A pleno sol o de obras literarias másextensas e importantes. Si el escritor piensa lo suficiente en sumaterial, hasta que se convierte en parte de su mente y de su vida,y se acuesta y se levanta pensando en él, entonces cuando seponga a trabajar por fin la narración saldrá con fluidez, como porimpulso propio. El escritor debe sentirse integrado en el libromientras lo esté escribiendo, tanto si tarda seis semanas como sitarda seis meses, o un año, o más. Es maravillosa la forma en quefragmentos de información, rostros, nombres, anécdotas,impresiones de toda clase que proceden del mundo exteriordurante la redacción del libro pueden utilizarse en éste si uno estáen armonía con el libro y sus necesidades. ¿Se trata de que elescritor atrae las cosas más indicadas o es que hay algún procesoque aleja las que no lo son? Probablemente se trata de una mezclade ambas cosas.

Si uno intenta escribir y al mismo tiempo tiene un empleo, esimportante que cada día o cada fin de semana se reserve ciertotiempo que deberá ser sagrado y sin interrupciones. En ciertomodo, esto resulta más fácil si se vive con alguien, porque estapersona puede contestar a la puerta o al teléfono. Debe de habercentenares de escritores que intentan escribir una novela los finesde semana y por la noche. Cinco noches a la semana de dos o treshoras cada una, u ocho horas cada sábado, o cuatro noches porsemana de tres horas cada una: el escritor debe hacerse su propioprograma y atenerse a él. Sentir orgullo por el propio trabajo esesencial, y si uno permite interrupciones y acepta invitaciones, suorgullo se va empañando poco a poco. Puede que al escribir unanovela se avance despacio, pero eso no tiene importancia. Loimportante es tener la sensación de que el libro está encarrilado,que hasta el momento sale bien, aunque solamente se hayanhecho cuarenta páginas en un mes. Si se tiene un empleo, hayque estar descansado antes de ponerse a trabajar en el libro y nohay que apresurarse, ya que entonces las cosas se embrollan. Losembrollos no son fáciles de afrontar, de modo que si se presenta

Page 52: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

52 Patricia Highsmith

Suspense

una distracción uno se siente más inclinado a ceder ante ella quea afrontar el problema que le espera en su mesa de trabajo.

Oficio y talento

Estos comentarios son perogrulladas, pero los escritores concierta experiencia y, por supuesto, cierto talento ciertamentesufren presiones externas, pues, de no ser así, no habríainstituciones como Yaddo, en Saratoga Springs. Ir a Yaddo nocuesta dinero, pero el escritor tiene que presentar el primercapítulo de un libro, varios relatos cortos, publicados o no, y tenertres recomendaciones para que lo admitan. En Yaddo no se lefacilita nada, salvo una habitación propia y la garantía de que nohabrá interrupciones desde las nueve de la mañana hasta lascuatro de la tarde; pero el escritor no necesita nada más, exceptoun lápiz o una máquina de escribir y papel... y comida, claro, quetambién es gratis. La mayoría de los escritores dicen que ensemejantes condiciones trabajan un treinta por ciento mejor que«en el mundo», prescindiendo de lo que ellos entienden por «elmundo». Lo que escriben es mejor y su producción es más rápida.Debido a la necesidad de trabajar en otra cosa, no todo el mundotiene la suerte de ir a Yaddo. Lo cito como algo ideal, algo que unopuede pretender en pequeñas dosis, incluso en una casa dondehaya niños.

No hay que ser un monstruo, o tener la impresión de serlo, paraexigir dos o tres horas de intimidad absoluta. Este programa debeconvertirse en un hábito, y el hábito, como el escribir mismo, enuna forma de vida. Debe convertirse en una necesidad; entoncesuno puede trabajar y trabajará siempre. Es posible pensar comoun escritor toda la vida, querer ser escritor, pero escribir poco, yasea por pereza o por falta de hábito. Una persona así puedeescribir pasablemente bien cuando escribe —estas personasdestacan como grandes escritores de cartas— e incluso puedenvender algunas cosas, pero esto es más dudoso. Escribir es unoficio y necesita una práctica constante.

«Pintar no consiste en soñar o en estar inspirado. Es un oficiomanual y se necesita un buen artesano para hacerlo bien», dijoFierre Auguste Renoir; y, tratándose de un artista y de un maestro,creo que vale la pena recordarlo.

Y Martha Graham dijo lo siguiente sobre el arte de la danza: «Esuna curiosa combinación de habilidad, intuición y, debo decirlo,crueldad... y de un hermoso elemento intangible llamado "fe". Si notenéis esta magia, podéis hacer una cosa hermosa, podéis hacertreinta y dos fouettés, y no pasa nada. Creo que esta cosa es algoinnato. Es algo que puedes sacar de la gente pero no infundírselo,no se puede enseñar.»

Page 53: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

53 Patricia Highsmith

Suspense

Renoir habla del oficio, Martha Graham del talento la gracia, elgenio. Las dos cosas deben ir juntas. El oficio sin talento no tieneencanto ni sorpresas, nada original. El talento sin oficio... bueno,¿cómo puede el mundo verlo en ninguna parte?

Grandes músicos, escultores y actores han hecho comentarioscomo los que he citado, porque todas las artes son una sola, todoslos artistas tienen un núcleo parecido y es sólo la casualidad la quedetermina que el artista se haga músico, pintor o escritor. Todaarte se basa en el deseo de comunicar, el amor a la belleza, lanecesidad de crear orden del desorden. Éste fue mi «¡Eureka!» a losdiecisiete años: que todas las artes eran una sola. Me di cuenta deello y llegué a pensar que había descubierto algo nuevo, peropronto averigüé que ya lo habían dicho miles de años antes, casidesde el mismo momento en que el hombre empezó a escribir. Yhace veinte mil o cuarenta mil años, cuando se estaban pintandolos grandes murales con animales de las cuevas de Lascaux, meimagino que uno o dos hombres de una tribu observarían unparecido curioso entre el temperamento de los hombres quepintaban bisontes y renos y los hombres que siempre estabancontando historias inventadas por ellos mismos, tratandoconstantemente de reunir un grupo de oyentes a su alrededor. Notenemos datos sobre los esfuerzos del narrador de historias porperfeccionar su arte, pero en el suelo de las cuevas decoradasestán desparramados los primeros esfuerzos, los bocetos que losque pintaron las paredes hicieron para practicar en fragmentos dearcilla que ahora están rotos. Tenían que practicar antes de poderdibujar el lomo de un reno con un simple movimiento de la mano yel brazo.

Una sensación de contacto

Me asombra lo que he oído decir de ciertos pintores a los que nohe conocido personalmente: que se dan por satisfechos pintandopara ellos mismos, que no les importa montar una exposición ymucho menos vender un cuadro. No hay duda de que para estohay que tener mucha confianza en uno mismo. Al parecer, sólosienten placer perfeccionando su trabajo ante sus propios ojos, asolas. Esto parece extraño, mientras haya personas a su alrededor,y quizás algunos de ellos tengan un grupo de amigos selectos aquienes con gusto enseñan sus obras. Pero no es imposibleimaginar semejante actitud. Creo que la mayoría de los escritores,si llevasen una existencia como la de Robinson Crusoe, sinesperanza de volver a ver seres humanos, seguirían escribiendopoemas, relatos breves y libros con el material que tuviesen amano. Escribir es una forma de organizar la experiencia y la vidamisma, y la necesidad de hacerlo sigue estando presente aunqueno se tenga público. Sin embargo, pienso que a la mayoría de los

Page 54: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

54 Patricia Highsmith

Suspense

pintores y escritores, les gusta que su obra la vean y lean muchaspersonas y, desde el punto de vista emocional, esta sensación decontacto es de gran importancia para su moral.

Creo que el primer impulso de escribir lo tuve cuando contabanueve años de edad. Mi maestra de gramática me señaló una tareatípicamente penosa: una redacción sobre el tema «Cómo pasé lasvacaciones de verano». La tarea resultaba aún más dolorosa por elhecho de tener que recitarla sin notas y de pie ante toda la clase.Generalmente, en las redacciones de este tipo hablábamos deexcursiones en bicicleta, carreras sobre patines o de cómo alguiense fabricó un tirador y ganó un concurso consistente en derribarlatas vacías. Pero el verano en que cumplí nueve años había hechoalgo interesante. Mi familia había ido en coche de Nueva York aTexas y de vuelta a Nueva York y durante el viaje habíamosvisitado las Endless Caverns.4 Describí estas cuevas, que mehabían impresionado muchísimo: debido a su extensión, al hechode que no se habían descubierto aún su final, y a las formas de florque adquiría la piedra caliza en algunas partes con sus estambres,anteros, pétalos y tallos. Dos chiquillos que perseguían un conejolas habían descubierto. El animal se metió en una hendidura, loschiquillos le siguieron y se encontraron en un mundo subterráneo:inmenso, fresco, hermoso y lleno de color. Cuando llegué a estaparte el clima del aula cambió. Todo el mundo empezó a escucharporque lo que yo decía les interesaba. De pronto me había vuelto«entretenida» y al mismo tiempo estaba compartiendo una emociónpersonal. Me olvidé de mi timidez y el discursito salió muchomejor. Fue mi primera experiencia de divertir relatando. Era algoque tenía un aspecto mágico, pero podía hacerse, y yo lo habíahecho. No pensé en nada de todo esto en aquel momento, sinembargo, y ya tenía quince años cuando intenté escribir algo porplacer: un poema épico, fantástico y romántico, algo parecido auno de los Idilios del rey de Tennyson.

4«Cavernas interminables.» (N. del T.)

Page 55: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

55 Patricia Highsmith

Suspense

Capítulo 7Las dificultades

Tal vez sea absurdo ponerle a un capítulo el título de «Lasdificultades» y tratar de indicarlas y resolverlas en unas pocaspáginas. Hay dificultades potenciales en todas partes, incluso en laprimera frase, si nos sale sosa, no nos satisface y hacemos unapausa. Las dificultades ocasionan pausas de diversas clases yduración. Las dificultades pequeñas, como la frase sosa, puedencorregirse en un par de minutos volviendo a escribir la frase, perohay dificultades grandes que parecen acorralarle a uno en unrincón. Las grandes tienen lugar en la segunda mitad de los librosy pueden causar pausas terribles de días y semanas. Uno se sienteatrapado, con las manos atadas, el cerebro amordazado, lospersonajes paralizados, la historia moribunda antes de quedarterminada. La cura puede consistir en volver a la idea original, a loque uno pensaba antes de ponerse a escribir el libro. Incluso enpreguntarse a sí mismo: «¿Qué quiero que suceda?»; y luegodisponer las cosas de manera que esto pueda suceder. Esto puedeobligar a cambiar el argumento o un personaje, poco o mucho. Y,por supuesto, ésta es la más larga de las operaciones. A veces, si tehas atascado simplemente por un incidente, un acontecimientoque ponga punto final al libro, que aleje las sospechas del héroe oalgo así, la operación es más corta.

Al escribir A pleno sol me encontré con una dificultad de unasveinte páginas antes del final. Quería que ocurriese un incidenteque fuera peligroso para Ripley pero que le liberase de todasospecha a ojos de la policía. Sencillamente, la idea no se meocurría, y no se me ocurrió durante cerca de tres semanas.Empecé a pensar que la inventiva me había abandonado. Probésuerte con todos los métodos que conocía, pensar en ello, nopensar en ello, leer las cincuenta páginas anteriores, pero nadadaba resultado. Como tenía la impresión de que estaba perdiendoel tiempo, empecé a pasar en limpio la primera parte del libro. Estaactividad semimecánica, que al mismo tiempo tenía que ver con ellibro (por supuesto, iba puliendo algunas cosas a medida queescribía), debió de dar en el clavo, ya que se me ocurrió la solucióncuando llevaba tres o cuatro días escribiendo a máquina. Consistíaen hacer que se desatara el bramante de los cuadros al óleopintados y firmados por Greenleaf que Ripley había dejado en elalmacén de la American Express en Venecia. Se supone que lashuellas dactilares que hay en estos cuadros son de Greenleaf, yaque se supone también que éste dejó los cuadros en Venecia antesde su «suicidio». En realidad. Greenleaf llevaba muerto variosmeses antes. Las huellas dactilares que hay en los cuadros

Page 56: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

56 Patricia Highsmith

Suspense

concuerdan con las del piso «de Greenleaf» en Roma, y nadiesospecha que Ripley haya estado allí y, desde el punto de vista dela policía, todo concuerda, aunque todas las huellas dactilares sonde Ripley. Ripley queda libre de toda sospecha y, para colmo,recibe las bendiciones del padre de Greenleaf, más la renta deGreenleaf para toda la vida. Fin de la historia.

Lo que un escritor quiere que ocurra en un relato tiene muchoque ver con el efecto que desee causar: trágico, cómico,melancólico o lo que sea. Hay que tener bien claro dicho efectoantes de empezar a escribir el libro. Repito esto aquí porque puedeser una ayuda en caso de dificultad. Vuelve al efecto que queríascrear al principio y puede que el incidente o cambio en elargumento se te ocurra en seguida.

Mientras escribo el presente libro me encuentro atascada en unaserie de dificultades molestas pero previsibles. Son dificultadespequeñas. ¿Qué decir a continuación? Este o aquel comentario,¿no debería ir en un capítulo anterior o en un capítulo futuro? Haymomentos en que me parece que tengo mucho que decir, y en otrosmomentos no se me ocurre nada. Esto se debe a que trato deutilizar el cerebro en lugar de una fuerza inconsciente y, sobretodo, porque en el presente libro no hay ningún hilo narrativo queme guíe a través de su pequeño laberinto. Si una dificultad de estaclase se presentara al escribir un relato o una novela, sabría que lacausa sería la imposibilidad de ver los acontecimientosinmediatamente futuros (y en tal caso, dejaría de escribir y mepondría a imaginar las próximas treinta o cuarenta páginas), oporque estaría obligando a uno o más personajes a hacer algo encontra de sus deseos, o porque el argumento sería tan ilógico queni a mí me convencería.

Aunque parezca despreocupada al hablar del arte de idearargumentos y escribir, creo que es necesario ir pensando poradelantado el capítulo siguiente al que estás escribiendo, y escribirun capítulo suele exigir más de un día. Hay principiantes capacesde llenar doscientas páginas en un abrir y cerrar de ojos, peromuchas veces el editor hace el trabajo que ellos deberían haberhecho, señalando incongruencias y actos que no se ajustan alcarácter de quien los realiza. Escribir así refleja tanto pereza comofalta de sensibilidad. El escritor debe ser siempre sensible al efectoque está creando en el papel, a la verosimilitud de lo que estáescribiendo. Debe darse cuenta de cuándo algo va mal, con larapidez con que un mecánico capta un defecto al escuchar el ruidode un motor, y debe corregirlo antes de que vaya a peor.

Problemas abstractos y concretos

Si un relato de suspense se planifica con la mayor lógica posible,escribirlo será más fácil que escribir una novela de otro tipo,

Page 57: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

57 Patricia Highsmith

Suspense

debido a que tendrá un argumento sólido. Los novelistas que nocultivan el suspense tienen problemas bastante abstractos: unpersonaje que se niega a doblegarse al argumento del escritor, unasolución a un problema moral que parecía buena en principio perono queda bien al ser puesta por escrito. Los problemas de unescritor de suspense suelen ser concretos y estar relacionados concosas como, por ejemplo, la velocidad de un tren, losprocedimientos policiales, la fatalidad de las píldoras para dormir,los límites de la fuerza física, y la frontera aceptable entre laestupidez y la inteligencia de la policía. Puede que haya quecambiar de geografía, acortar o alargar distancias. Quizá habrá quedar al héroe un talento o una inferioridad especial, como, porejemplo, una vista y oídos excelentes, o un miedo enfermizo a laspolillas o a las mariposas; y tendrá que quedar bien claro en lasprimeras páginas del libro si se piensa utilizar más adelante.

La dificultad más frecuente con que tropieza el principiante cabeexpresarla con esta pregunta: «¿Qué sucederá a continuación?» Esuna pregunta aterradora, que puede hacer que el escritor tiemblede miedo al público y, además, que le dé la sensación de estardesnudo en un escenario ante una nutrida concurrencia sin saberqué hacer para entretenerla. De repente se ha visto obligado apensar en algo que seguramente nunca se le ocurrió pensando,porque la inspiración o el germen de una idea nunca se presentanpensando. Muy a menudo el escritor conoce dos o tres cosas quedeberían suceder a continuación o muy pronto; no se trata de queno sepa qué decir, sino de que no acaba de decidirse sobre quéescena o acontecimiento debe escribir a continuación. Esto es unproblema de secuencia, sencillo en comparación con los demásproblemas. Pero es un problema dramático y, por ende, creativo. Sipensando no acabas de decidirte, deja de pensar y ponte a hacerotra cosa —lavar el coche, por ejemplo— y deja que las tres ideasrevoloteen libremente por tu cerebro. Él cerebro de un escritorposee la habilidad de disponer una cadena de acontecimientos deuna forma naturalmente dramática y, por tanto, correcta. Desdelos dramaturgos más grandes —Esquilo y Shakespeare— hasta losplumíferos de éxito, esta disposición dramática de losacontecimientos se manifiesta de un modo que con frecuencia secalifica de instinto, pero que también es fruto de la práctica y ladisciplina. Los escritores son personas que entretienen a lasdemás. Les encanta presentar cosas de un modo atractivo,entretenido, hacer que el público o el lector se sorprenda, presteatención y se lo pase bien.

¡Qué punto de vista!

Pero si una narración realmente se niega a avanzar y tienes lasensación de encontrarte en un lío sin saber cómo salir de él,

Page 58: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

58 Patricia Highsmith

Suspense

intenta volver a los métodos que empleaste para idear elargumento: inventa posibles soluciones a tu problema; inventa unaacción que haga avanzar el relato, incluso soluciones y accionesdescabelladas e ilógicas, porque tal vez sea posible volverlaslógicas. Si esto no da resultado, olvídate de todo el asunto duranteun tiempo o finge incluso que te da lo mismo que el libro llegue aterminarse o no. Puede que esto signifique pasarte varios díasvagando por la casa sin hacer nada, o trabajando en el jardín,tocando el piano o haciendo cualquier cosa que cambie tuspensamientos. Sin embargo, la dificultad que surge al escribir unlibro es un problema que está al acecho y que debe resolverse, sinque sirva de nada tratar de olvidarlo. Desde luego, es muy fácildesecharlo si en realidad no estás muy metido en el libro. Pero siestás metido y el libro te importa, tu subconsciente aportará lasolución al problema.

Al llegar a la página veinte o veinte y pico el escritor puedeencontrarse con que está narrando la historia desde un punto devista equivocado. Creo que el punto de vista es el coco paramuchos escritores principiantes, debido a que se han dichomuchas cosas aterradoras sobre él. Se trata únicamente desentirse cómodo al escribir, de saber quién narra la historia. Laúnica otra cosa que hay que tener en cuenta es de qué clase dehistoria se trata. ¿Cómo quedaría mejor contada, desde la barrerao a través de los ojos de un participante?

Emplear la primera persona del singular es la forma más difícilde escribir una novela; sobre esto parece que los escritores estánde acuerdo, aunque no lo estén en ningún otro aspecto relativo alpunto de vista. Yo me he encallado dos veces en libros escritos enprimera persona del singular, tanto que abandoné la idea deescribirlos. No sé qué me pasó, sólo que me harté de escribir elpronombre «yo»5 y me fastidiaba la sensación estúpida de que lapersona que contaba el relato estaba sentada ante la mesaescribiéndolo. ¡Fatal! Además, mis protagonistas son muy dados ala introspección y escribirlo todo en primera persona les haceparecer cochinos intrigantes, que es realmente lo que son, porsupuesto, pero lo parecen menos si algún autor sabelotodo seencarga de narrar lo que les pasa por la cabeza.

Quizá porque, en conjunto, me resulte más fácil, prefiero elpunto de vista del personaje principal, escrito en tercera personadel singular y, podría añadir, en masculino, ya que tengo lasensación, que supongo del todo infundada, de que las mujeres noson tan activas como los hombres, y no tan atrevidas. Soyconsciente de que sus actividades no tienen por qué ser físicas yque como fuerzas motivadoras pueden llevarles ventaja a los

5 En inglés la corrección gramatical exige que se escriba el pronombre personaldelante del verbo. (N. del T.)

Page 59: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

59 Patricia Highsmith

Suspense

hombres, pero tiendo a pensar que las mujeres son empujadas porla gente y las circunstancias en lugar de ser ellas las que empujen,y más dadas a decir «no puedo» que «lo haré» o «voy a hacerlo».

Casi no me atrevo a decirlo, pero el punto de vista más fácilpodría ser el de una persona no criminal que protagonizara unrelato en el que tuviera que vérselas con el criminal. Obviamente,el escritor tiene que identificarse con la persona a través de cuyosojos se relata la narración, pues los sentimientos, pensamientos yreacciones de la citada persona son el fluido vital de la narración.Esto no quiere decir que este personaje constituya la acción de lanarración. Me resulta fácil imaginar un relato de suspense contadoa través de los ojos de un anciano o una anciana que debe guardarcama por enfermedad, simple observador de lo que ocurre. Pero, aligual que todas las novelas, hasta una de suspense es una cosaemocional; son los cinco sentidos, más la inteligencia, que juzga ytoma decisiones, los que cuentan y constituyen el verdadero libro.

Los novelistas de suspense tienden a escoger el punto de vista deuna persona activa, de un hombre capaz de luchar, correr y, sihace falta, utilizar un arma de fuego. Si se repite constantemente,esto también puede hacerse aburrido, tanto para los lectores comopara el escritor. Me ha pasado por la cabeza la idea de escribir unlibro de suspense desde el punto de vista del cadáver. «Les habla elcadáver.» Y seguidamente el muerto o la muerta procede a contarla historia que precedió a su muerte, los detalles de ésta y lo queocurre después. No hay que preguntar cómo el cadáver es capaz dehacer todo esto. En la ficción no siempre es necesario responder apreguntas lógicas. Pero no puede decirse que esta idea sea original.La han utilizado más de media docena de autores de novelaspoliciacas, según el crítico Anthony Boucher, que agrega: «Una yotra vez se le ocurre a alguien, y siempre como una idea nueva ysorprendente...»

No deberíamos olvidar el punto de vista del espectador, ni laforma brillante en que Henry James lo utilizó en La vuelta detuerca, por ejemplo. No puedo imaginarme al ama de llaves dedicho relato participando en una batalla de almohadas con los dosniños, pero sus reacciones frente a las cosas que vio o imaginóponen los pelos de punta.

Prefiero que en una novela haya dos puntos de vista, pero nosiempre los empleo. De haber querido, en Mar de fondo hubierapodido pasar del punto de vista de Vic, el marido, al de la esposa,pero el relato nos permite conocer tan bien los pensamientos ydeseos algo primitivos de ella, que ver las cosas a través de susojos hubiese aportado poca información o variación al libro. Sinembargo, atenerse a un solo punto de vista durante todo un libro,como hice en A pleno sol, aumenta la intensidad de una narración,y la intensidad puede y debe contrarrestar la posible monotonía delpunto de vista de una única persona. Utilizar dos puntos de vista

Page 60: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

60 Patricia Highsmith

Suspense

—como hice en Extraños en un tren, los de los dos jóvenesprotagonistas, tan distintos uno del otro, y en El cuchillo, de Waltery Kimmel, que tampoco se parecen en nada— puede producir uncambio muy entretenido de ritmo y ambiente. Por esto prefiero quela novela describa el punto de vista de dos personas, si es posible.

Recientemente, en una revista femenina leí un relato visto através de los ojos de un padre: corre el riesgo de que su joven hijale sea arrebatada por un hombre mayor al que ella encuentrafascinante. Estos relatos suelen empezar así: «Soy sólo un hombre,así que no lo sé todo, pero...» Es de suponer que los lectores siguenleyendo ávidamente sólo porque el narrador es un hombre quesabe cosas que los lectores ignoran. La historia estaba bien a lolargo de mil palabras más o menos; luego había una escenaromántica entre la hija y el hombre mayor en una terraza bañadapor la luz de la luna, con diálogo directo, y era totalmenteinverosímil que el padre estuviera allí. Tampoco el autor anunciabaque se iba a inventar la conversación, pero ya estaba a la mitad dela escena cuando me percaté de ello. Son cosas de la ficciónpopular.

¿Por qué hay que preocuparse por el punto de vista? Bienpodríamos hacer que en el próximo relato el narrador fuera unaescupidera colocada en un rincón. Con todo, como soy escritora, lasolución del problema del punto de vista en este relato acabó porimpresionarme y volví atrás para ver cómo se las había arreglado elautor. De ninguna manera: sencillamente había empezado aescribir la escena de la terraza bañada por la luz de la luna. Elresultado es ameno —especialmente si tienes que interrumpir lalectura para remover la sopa—, pero, hablando emocionalmente, laruptura, la inexplicable e imperdonable ruptura del punto de vistadebilitaba la narración. Era una libertad que sobrepasaba lo que leestá permitido a un escritor. Era, de hecho, una deformaciónhorrible de un relato corto. Desde luego, la escena de la terraza fueescrita para vender el relato, porque lo que desea la mayoría de lagente es ver a los dos protagonistas románticos en acción, en lugarde leer el análisis que hace un padre de todo ello. Y el padre noshubiera caído muy mal si hubiese reconocido francamente: «Sueloescuchar a escondidas y aquella noche me oculté en un jarróngrande que había en la terraza y...»

«Sentir» una historia emocionalmente

Un serio estancamiento después de treinta o cuarenta páginas, yun auténtico hastío de todo el proyecto, puede ser el resultado deque el escritor no se identifique con la persona a través de cuyosojos y emociones intenta contar la narración. Los escritores conexperiencia aprenden a reconocer el fenómeno en seguida, en laprimera o la segunda página, y con frecuencia se percatan de ello

Page 61: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

61 Patricia Highsmith

Suspense

mientras están pensando —es decir, tratando de sentir el relatoemocionalmente—, antes de ponerse a escribir. Hace varios añostuve uno de estos problemas con un relato corto acerca de unamujer de cuarenta y cinco años, residente en Munich, que sehospeda en una estación de invierno en Austria con el propósito desuicidarse al cabo de unos días. Pero, lejos de estar melancólica,hay en ella una alegría, un aire de felicidad plácida, que la haceatractiva a los ojos de los demás huéspedes del hotel, hombres ymujeres, jóvenes y viejos. La mujer está en paz consigo misma, conlos acontecimientos de su vida, y aunque siempre le ha gustado lagente, ya no la necesita: éste es el tema de la narración. Por esto lagente se siente atraída hacia ella, porque presiente que ella no lespide nada, emocionalmente hablando.

Bien. Escribí dos principios para este cuento, uno de seispáginas y otro de doce. Ninguno de los dos daba sensación deautenticidad. La prosa resultaba forzada, estudiada, sin el menorsoplo vital y, sobre todo, yo deseaba transmitir una sensación devida y de amor a la vida, incluso en la mujer que se proponíaabandonarla. Le dije a una amiga que estaba muy disgustadaconmigo misma porque me sentía incapaz de escribir esta historiacuyo tema era tan prometedor. Me deprimía pensando que el tema,aunque se me hubiera ocurrido a mí, era demasiado bueno parauna escritora como yo. Henry James y Thomas Mann lo hubieranescrito fácilmente, pero yo no. «Estoy pensando en escribirla desdeel punto de vista de alguien que está en el hotel y que la observa»,dije, aunque ello no me inspiró mucha esperanza. Entonces miamiga, que no es escritora, me sugirió que probase a escribirladesde el punto de vista del autor omnisciente.

Al menos era una idea. La palabra «omnisciente» me sugeríaobjetividad. El autor sabelotodo observa el asunto como siestuviera algo distanciado. Probé a escribir la historia otra vez,imaginándome «a distancia» aunque, de hecho, seguía escribiendoa través de los ojos de mi heroína. La palabra «omnisciente» era loúnico que me había ayudado. Ya no tenía que pensar que meencontraba dentro del personaje principal, una mujer que seencuentra al borde mismo del suicidio. Yo nunca he estado alborde del suicidio, ni siquiera en sus proximidades, y no me cabela menor duda de que esto era un inconveniente. Imaginarme larenuncia al mundo, que es lo que significa el suicidio, iba aresultar una tarea colosal que requeriría mucho tiempo y muchosesfuerzos si quería que saliese bien. Así que opté por la salida fácil:no expliqué el estado de ánimo de la mujer. (Nunca pidasdisculpas, nunca des explicaciones, dijo un diplomático inglés, yun escritor francés, Baudelaire, dijo que las únicas partes buenasde un libro son las explicaciones que se han omitido en él.) Melimité a decir que el marido y el hijo de la mujer estaban vivos, que

Page 62: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

62 Patricia Highsmith

Suspense

eran muy distintos de ella y que llevaban unos cuantos añosdistanciados.

Pero por otro lado, nunca he estado al borde de asesinar a nadie,pero, a pesar de ello, puedo escribirlo, quizá porque a menudo elasesinato es una extensión de la ira, una extensión que llega a lalocura, temporal o permanente.

El relato sobre la mujer que se suicida se titula Nothing tbatmeets the eye. Siempre es agradable poder decir que una narraciónha salido en tres antologías, pero lo cierto es que no logré venderla.

Es inevitable que en las primeras obras de un escritor la eleccióndel punto de vista esté dominada por su personalidad, por la clasede vida que ha llevado, por cómo y dónde se educó, por los detallespersonales de su vida. Obviamente, es mejor que el escritor elijaprimero el punto de vista de personajes que emocionalmente separezcan a él. Cuando haya practicado el arte de imaginar, elescritor puede atreverse a meterse en la personalidad de muchostipos de personas distintas a él: agricultor, chica joven, niño,marino o casi cualquier persona totalmente distinta de él. Al igualque Paul Gallico en su libro The silent miaow, las confesionespersonales de un gato, uno incluso puede llegar a introducirse enla personalidad de un animal.

De un modo u otro, muchas dificultades están en la mente delescritor más que en el papel. Empieza a escribir más despacio odeja de hacerlo sin saber exactamente qué es lo que va mal. Confrecuencia tiene una sensación vaga de inseguridad, de estarperdiendo el tino, de que el relato ya no es bueno ni convincente.Esta sensación la tuve brevemente cuando escribía Crímenesimaginarios y llegó el momento en que la esposa, Alicia, se sientetrastornada hasta el punto de arrojarse por el acantilado. Elproblema radica en que no había dejado bien sentado, con lasuficiente antelación en el libro, que Alicia pertenecía al tipo depersona que puede derrumbarse a causa de las tensiones.Finalmente se arroja al vacío, pero tuve que trabajar en páginasanteriores para que esto fuese lógico. Éste es un ejemplo sencillode este tipo de estancamiento, pero es también el que se sufre conmás frecuencia, de una forma u otra: el escritor no ha puesto loscimientos para lo que debe suceder cuando el relato esté másavanzado.

Utilizar los sentidos

Un ambiente poco cuidado difícilmente puede decirse que seauna dificultad, pero puede darle al escritor la sensación decaminar sobre hielo quebradizo a medida que va avanzando, sinque sepa por qué. No se me ocurre ninguna fórmula para crearambiente, pero, dado que éste penetra en nosotros por uno de loscinco sentidos, o por todos ellos, o también por un sexto sentido,

Page 63: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

63 Patricia Highsmith

Suspense

conviene utilizarlos todos. El olor de una casa, el color general deuna habitación: verde oliva, marrón mustio o un alegre amarillo. Ylos sonidos: el de una lata vacía que el viento hace rodar por lacalle, el de un inválido que tose en otra habitación, el olor a unamezcla de medicamentos, a menudo dominado por el alcanfor, quese nota en muchas habitaciones de viejos. O, en una fincacampestre donde nada parece estar mal o ser amenazador, a veces,sin saber por qué, se tiene la impresión de que los árboles caeránsobre la casa y la demolerán.

Hace unos años visité a unos amigos que vivían en una casa dedos plantas cerca de Nueva Orleans. Era una casa muy nueva y,de hecho, la pareja que vivía en ella, unos recién casados, acababade terminar de construirla. Y, pese a ello, recuerdo la sensación deque la escalera, la sala de estar, el descansillo que había en lo altode la escalera estaban embrujados. No creo en fantasmas, a pesarde las historias que se cuentan para confirmar su existencia, asíque la sensación que experimenté era aún más extraña. No se lamencioné a nadie. No era la sensación de que hubiera unapresencia que pudiese bajar aquellas escaleras sin alfombra,construidas con madera de pino; era más bien una sensación detristeza, de tragedia futura. Nunca volví a ver a aquellas personas,ni oí hablar de ellas. Sería en verdad horripilante que ambashubiesen muerto en un accidente de coche pocos meses después.

Otras profesiones

Los escritores deberían aprovechar todas las oportunidades deaprender cosas sobre las profesiones de otras personas, ver cómoson sus cuartos de trabajo, oír de qué hablan. Variar la profesiónde sus personajes es una de las tareas más difíciles con que seenfrenta un escritor cuando ya ha escrito tres o cuatro libros,cuando ya ha utilizado las pocas profesiones sobre las que sabealgo. No son muchos los escritores que, una vez se dedican delleno a esta profesión, tienen la oportunidad de aprender cosassobre otros tipos de trabajo. En una ciudad pequeña, de esasdonde todo el mundo se conoce, la cosa puede resultar más fácil.Puede que el carpintero permita al escritor que le acompañe ahacer algún encargo. Un amigo abogado tal vez le dejará estarpresente algún día en su despacho y tomar notas. Una vez tuve unempleo durante la temporada alta de Navidad en unos grandesalmacenes de Manhattan. Era un escenario caótico, lleno dedetalles, sonidos, gente, con un ritmo nuevo —bastante frenético—y un manantial inagotable de pequeños dramas que una podíaobservar en los clientes, los compañeros y los directivos, que eranmuy engreídos. De este escenario nuevo para mí saqué granprovecho en mis obras. El escritor debe observar bien todos losnuevos escenarios que se le presenten, tomar notas y sacar partido

Page 64: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

64 Patricia Highsmith

Suspense

de ellos. Lo mismo cabe decir de los pueblos, ciudades y paísesnuevos. O incluso de calles que nunca había visto antes: una callemiserable en alguna parte, llena de cubos de basura, chiquillos,perros vagabundos, es tan fértil para la imaginación como unapuesta de sol en Sunion, donde Byron grabó su nombre en una delas columnas de mármol del templo de Apolo.

Page 65: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

65 Patricia Highsmith

Suspense

Capítulo 8El segundo borrador

Yo solía hacer un segundo borrador completo, y luego untercero, que pasaba a máquina con dos copias y era el borradordefinitivo. Últimamente mi eficiencia ha aumentado un poco y notengo necesidad de mecanografiar de nuevo todas las páginas delprimer borrador para obtener el segundo, pero mantengo todavíaesa fase que llamo «del segundo borrador», en la que el manuscritocorregido no tiene ninguna copia.

Lo primero que hay que hacer antes de empezar el segundoborrador es leerse el primero de cabo a rabo, como si uno fuera unlector y nunca hubiese visto el libro. Esto no es del todo posible,pero hay que procurar hacerlo lo mejor que se pueda. Es preferibleno entretenerse tratando de mejorar un adjetivo o un verbo yseguir leyendo rápidamente para hacerse una idea del ritmo delrelato, para sentir dónde pierde fuerza, dónde hay una especie devacío emocional en uno o varios personajes. Los defectos de estetipo, cuando los encuentras, te golpean con tanta fuerza —comouna crítica pronunciada en voz alta que te hace estremecer—, quegeneralmente no es necesario tomar nota, aunque nada malo hayen ello, siempre y cuando las notas no sean demasiado largas y noentretengan demasiado. A veces basta con anotar el número de lapágina. Si durante esta primera lectura alguna frase pareceinnecesaria o redundante, hay que tacharla en seguida, ya que, deno hacerlo entonces, habrá que tacharla más adelante. Tachar unafrase con un lápiz de color se hace en un momento y proporcionala apropiada actitud desdeñosa ante la propia prosa, que no debeconsiderarse sagrada.

«Un poco más de detalle en retrospección merienda campestrepágina 66» es el tipo de nota que podría resultar útil, ya que éstaes la clase de cosa que podría olvidarse y pasarse por alto en unasegunda lectura. Sobre todo, hay que ver la impresión general quecausa el libro tal como está en ese momento. ¿Es el héroedemasiado gazmoño, duro, sin humor, egoísta? ¿Es admirable, sies que tiene que serlo? ¿El lector acaba preocupándose por él?

Simpatía y preocupación

Debes ser sincero al responder a la última pregunta.Preocuparse no es lo mismo que simpatizar con el héroe.Preocuparse por si queda impune o es atrapado por la justicia esinteresarse por él, a favor o en contra. Hace falta habilidad paraconseguir que el lector se preocupe por los personajes. Para ello, esnecesario que primero sea el escritor quien se preocupe. A eso se

Page 66: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

66 Patricia Highsmith

Suspense

refiere esa palabra altisonante: «integridad». Puede que a losbuenos plumíferos les importe un pepino, pero, pese a ello, graciasa sus hábiles métodos dan la impresión de que sí les importa y,además, convencen al lector de que lo mismo le ocurre a él.Preocuparse por un personaje, sea el héroe o el malo, requieretiempo y también una especie de afecto o, mejor dicho, el afectorequiere tiempo y también conocimiento, para lo cual se necesitatiempo, cosa que los plumíferos no tienen.

De vez en cuando es conveniente pensar en el arte del pintor. Siun pintor está haciendo un retrato, un retrato que debe ser bueno,no se limitará a dibujar rápidamente un óvalo para la cabeza,trazar luego dos puntos a guisa de ojos y así sucesivamente.Observará en qué se diferencian los ojos del modelo de los de otraspersonas y también se tomará la molestia de elegir cinco o seiscolores de la paleta para pintar el cabello y la carne: blanco, verde,rojo, marrón y amarillo. El escritor debe poner el mismo cuidado aldescribir el rostro y el aspecto de sus principales personajes, perodebe hacerlo brevemente (lo cual es más difícil quedetalladamente), tan brevemente como le sea posible y, pese a ello,de manera que el lector no lo olvide.

Soy consciente de que algunos escritores opinan de otro modo yles trae sin cuidado el color del cabello de sus personajes, porquees un detalle que a ellos no les interesa. A algunos les basta condecir, por ejemplo, que un hombre es de estatura mediana y tieneel pelo negro. Lo único que hago es decir cómo prefiero escribir yo.De hecho, hace poco leí una crítica que se deshacía en elogios deun libro de suspense en el que no se decía nada sobre el aspecto ylos antecedentes de los personajes. Lo que éstos eran quedabatotalmente de manifiesto por medio de la acción. A los pocos díasleí otra crítica del mismo libro que no le dedicaba ningún elogio,sino que insistía en que la gente era distinta, la gente teníaantecedentes, y que no era posible escribir un buen libro si seomitían estos detalles. Así son estas cosas.

Pulir con provecho

Cuando termino de leer el primer borrador de un manuscrito,puede que tenga una lista de cinco cosas que deben corregirse —una torpeza de estilo, una parte demasiado corta, una falta deénfasis en determinado lugar— y una lista mental de cosas como«aburridísimo cuando va a visitar a su anciana tía». Doy porsentado que ser aburrido en una parte del libro es una falta tangrave que no se me olvidará. A menos que me sientaemocionalmente agotada por ese día —y leer los propiosmanuscritos puede surtir este efecto—, tengo que encararme antetodo con el problema más grande. Una vez resuelto éste, empiezo asentirme mejor. No obstante, a veces se tardan días en resolver los

Page 67: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

67 Patricia Highsmith

Suspense

problemas grandes, especialmente si hay que buscar una ideanueva. Durante este período hay que volver a pasar a máquinamuchas cosas. Si una página mía acaba llena de palabrascambiadas, frases añadidas, etcétera, la vuelvo a pasar a máquinapara que quede pulcra. Aunque para mí siga siendo legible,probablemente soy la única persona en el mundo capaz de leerla, yeso no sin cierta dificultad.

No me duele el tiempo que dedico a mecanografiar de nuevo laspáginas llenas de correcciones. Mientras lo hago voy creando misegundo borrador y al mismo tiempo voy puliendo constantemente,mejorando alguna palabra que dejé tal como estaba cuando corregíel primer borrador con la pluma. El escritor puede corregir conprovecho hasta el último momento antes de entregar el manuscritoa la editorial. Y, si se lo aceptan, todavía puede corregir conprovecho hasta que el manuscrito pasa a la imprenta. Los poetassiempre están puliendo —he oído que algunos pulen la páginaimpresa— y son los escritores que más se preocupan por laspalabras.

Debes tener muy presente la claridad en todo momento. Además,es la mejor guía para conseguir un buen estilo. Es de vitalimportancia en un libro de suspense. Las frases poco claras debencorregirse cuando se lee el primer borrador, y si se tardademasiado en hacerlo, conviene escribir «poco claro» en el margeny corregir más adelante.

Con frecuencia compruebo que es posible cortar una o dos frasesal final de un capítulo, frases que quizás escribí con gran esfuerzoporque me pareció que eran necesarias para redondear el capítulo.Un ejemplo de esto sería: «Y salió desconsoladamente de la casa.Ahora ya sabía lo que quería saber.» Si el lector ha leído elcapítulo, ya sabe que el personaje ha averiguado lo que deseaba.Además, es de suponer que el personaje sabe salir de la casa y quesaldrá, antes o después, suponiendo que no viva en ella y quetenga un hogar al que pueda ir. Si te ves obligado a cortar muchoen una o dos lecturas, tal vez quieras numerar nuevamente laspáginas, calculando aproximadamente hasta qué punto handisminuido. Esto es importante si pretendes escribir un númerodado de páginas, y ni una más porque determinada editorial así lodesea. A las editoriales les dan miedo los libros muy largos, ya quelos costes de producción harán que el precio sea elevado y estorepercutirá en las ventas. Otras editoriales no quieren libroscortos. Así pues, es una buena idea procurar que el libro tengauna extensión definida si quieres presentarlo a una editorial quepublique libros de bolsillo y posiblemente una extensión distinta sies para una editorial que publique ediciones en cartoné. Lamayoría de los escritores prefieren expresar la extensión del librobasándose en el número de palabras: 60.000 palabras son

Page 68: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

68 Patricia Highsmith

Suspense

doscientas cuarenta páginas, por ejemplo, ya que hay un promediode mil palabras por cada cuatro páginas mecanografiadas y unapágina manuscrita tiene aproximadamente la extensión de unapágina impresa. Si se pretende que el libro encuentre un mercadodeterminado, lo mejor es contar la extensión correcta desde elprincipio.

Page 69: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

69 Patricia Highsmith

Suspense

Capítulo 9Las revisiones

En el segundo manuscrito, el escritor introduce todos loscambios y mejoras que es capaz de hacer y probablemente, alpasar a máquina la versión definitiva, habrá pulido unas cuantasasperezas más. Éstas son las revisiones por definición, pero meestoy refiriendo a las revisiones solicitadas por otras personas: loseditores o a veces un agente. Si un editor comenta que algo noqueda claro —aunque sea algo que hayas escrito dos veces paraque quede claro—, entonces no está de más que procures quequede aún más claro. Si no está claro para el editor, puede quetampoco lo esté para el lector.

El sino del policía

Los editores se quejan con frecuencia del «descuidadocomportamiento de la policía». O bien los agentes de la ley sondemasiado estúpidos, o son inteligentes hasta cierto punto pero nosiguen las pistas obvias, lo cual, por supuesto, les permitiríaecharle el guante al héroe, cosa que quizás es precisamente lo quetú no quieres. Son problemitas mentales que tienes que resolver encasa, sobre el papel, trazando garabatos o anotando cosas quesalen en el libro para ver cómo se pueden combinar para queencajen en el relato. Tal vez a la policía habrá que darle una pistamenos obvia. Quizá sea necesario, si el problema es de otra clase,visitar una comisaría de policía de tu ciudad y preguntar quéprocedimiento seguirían en determinadas circunstancias.

A mí me pusieron reparos al brutal comportamiento de la policíaen El cuchillo, y de la validez de lo que había descrito dependía queCosmopolitan comprara la novela para publicarla en formacondensada. Ya había comentado el asunto con un inspector de labrigada criminal de Fort Worth, en Texas, donde había escrito lamayor parte del libro. Le pregunté si la policía recurría a la fuerzafísica —puñetazos y porras— y le expliqué exactamente hastadónde llegaba la brutalidad policiaca en la novela. El inspectorcorroboró lo que yo había escrito y dijo, con una amplia sonrisa enla que pude advertir cierto entusiasmo, «Si cogemos a un tío ytenemos buenos motivos para pensar que es culpable, no dudamosen darle un buen repaso». Pese a ello, fui de Greenwich Village,donde vivía, a una comisaría de Lower Manhattan que me habíanindicado y le hice la misma pregunta a un funcionario. Tambiéncorroboró lo que le dije que había escrito en la novela, de modo quepude decirles a los de Cosmopolitan que el relato contaba con elvisto bueno oficial.

Page 70: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

70 Patricia Highsmith

Suspense

Tuve problemas «policiacos» cuando escribí Ese dulce mal.Alrededor de la página ciento ochenta, el héroe mete suspertenencias en maletas y cajas de cartón que llevan una etiquetacon su propio nombre, Kelsey, aunque deben recogerlas a nombrede «Neumeister» en la casa donde ha vivido hasta entonces.«Neumeister» es casi un recluso en la casa de campo, por lo que lagente de la ciudad y los comerciantes no le conocen de nombre,pero la cosa sigue siendo peligrosa si no quieres que el públicosepa que Neumeister y Kelsey son la misma persona.Inmediatamente después la policía (aunque no a causa de lamaleta) empieza a buscar a «Neumeister», con el que ha habladouna vez, pero al que no es posible localizar de nuevo. Kelsey hadejado de utilizar el nombre de Neumeister y ahora vuelve a serDavid Kelsey y vive en otra ciudad. Esta parte del manuscritoresultaba difícil y los editores me pidieron que volviese a escribirla.Así lo hice, a satisfacción suya y mía, aunque no a satisfacción demis editores franceses, que rechazaron el libro diciendo que lospolicías que salen en él son demasiado tontos. Reescribí la partede la maleta para que resultase más plausible y entonces loseditores franceses lo aceptaron. La misma versión de la novela sepublicó en los Estados Unidos. Hitchcock la compró para la seriede películas de una hora de duración que producía para latelevisión y le puso por título Annabelle, que es el nombre de lachica de la que Kelsey está enamorado.

En 1977 el director francés Claude Miller realizó una versióncinematográfica de Ese dulce mal con el título de Dites-lui que jel'aime (Dile que la quiero) y Gerard Depardieu en el papel de DavidKelsey. La intensidad de Depardieu contribuyó en gran medida aléxito de la película, aunque es un hombre fuerte, con el físico deun luchador, y no cuadra con la idea que yo tenía de Kelsey. Eldiálogo de la película era más duro que el que yo escribí y lasburlas que los conocidos de Kelsey le dedican por su vida eran másexplícitamente sexuales. Los periodistas suelen preguntarme quéopinión me merecen las películas basadas en mis novelas. Es unapregunta importante, puesto que ya se han realizado mediadocena. Yo trato de contestar a la pregunta de si la película salióbien. Creo que las mejores son la ya venerable Extraños en un tren,de la que Hitchcock nunca permitió que se hiciera una segundaversión; A pleno sol, basada en la novela del mismo título, laprimera de la serie de Ripley; y El amigo americano, que también sebasa en la novela del mismo título.

De todas las revisiones que se le piden que haga a un escritor demisterio y suspense, las relativas a los procedimientos policialesson las que dan más trabajo, pues llevan aparejados detallestécnicos, a veces la modificación del argumento, y siempre hacensudar.

Page 71: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

71 Patricia Highsmith

Suspense

Cuando escribí mi novela Crímenes imaginarios, el editor me hizoescribir de nuevo la escena en la que el héroe obliga al amante desu difunta esposa a tomar píldoras para dormir. Al principioTilbury se tomaba las píldoras con demasiada facilidad; tenía queoponer más resistencia a pesar de que no le quedaba mucho apegoa la vida.

Una revisión típicamente difícil que el escritor principiante tieneque hacer a ruegos del editor, consiste en eliminar por completouno de los personajes del manuscrito o, a veces, hasta dos de ellos.Se trata siempre de personajes secundarios, pero es muy probableque sean los preferidos del escritor, que ha puesto mucho esmeroen descubrirlos y ha dedicado bastantes páginas a sus actos yreacciones. Lo malo de tales personajes puede estribar en que nopermiten avanzar al argumento y las novelas de suspense nopueden permitirse el lujo de tener semejantes personajes aunqueel escritor opine que dan variedad al ritmo del relato. Asimismo,eliminarlos significa suprimir todas las alusiones que se hacen aellos en el libro.

Aunque cortes muchas cosas, seguramente tendrás que cortarmás todavía. Cortar se hace cada vez más doloroso, cada vez másdifícil. Al final uno no ve ninguna frase que pueda cortarse yentonces es cuando hay que decir: «En este libro hay que suprimirotras cuatro páginas enteras.» Y entonces vuelves a empezar por laprimera página, quizá con un lápiz de otro color para que volver acontar resulte más fácil, y hay que mostrarse tan implacable comouno se mostraría si estuviese tirando exceso de equipaje, inclusocombustible, de un avión sobrecargado.

Normalmente, el editor le pide al escritor que lea las galeradas desu libro. Las galeradas son unos papeles largos y estrechos,difíciles de manejar, y lo más fácil es leerlas en la cama. Al escritorse le permite hacer cierto número de cambios en las galeradas, unnúmero bastante generoso. Si pasa de dicho número, el editor lepresentará la correspondiente factura. No viene al caso incurrir engastos a no ser que desees vivamente hacer determinado cambio ovarios cambios de poca importancia. Una equivocación que suelencometer los principiantes es la de no efectuar todos los cambiosantes de la fase de las galeradas y desear hacerlos cuando recibenéstas, que impresionan por su aspecto de cosa permanente.

Page 72: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

72 Patricia Highsmith

Suspense

Capítulo 10La historia de una novela:

La celda de cristal

Puesto que he hablado bastante de las narraciones y novelasde suspense, de la naturaleza, el origen y el desarrollo de las ideaspara un argumento, creo que sería útil comentar ahora La celda decristal, una de mis novelas de suspense. La celda de cristal no fueinspirada por ninguna idea específica para su argumento, sino quenació sencillamente del deseo de escribir un libro de este tipo, loque tal vez no es una mala razón para escribir un libro.

El germen de una idea

En 1961 recibí una carta de un hombre que estaba en una cárceldel medio oeste de los Estados Unidos. Tenía treinta y seis años ycumplía condena por falsificación, robo con escalo y violación de lalibertad bajo palabra. Era su tercer delito y le quedaban tres añosde cárcel cuando me escribió. De estos detalles me enteré másadelante, pero él había leído uno de mis libros, Mar de fondo (creoque mis novelas no deberían figurar en las bibliotecas de lascárceles), y me escribió como admirador. Decía que le interesabahacerse escritor. Así se inició una correspondencia entre nosotros.En una de mis cartas le pedí que escribiera una redacción con eltítulo de «Un día» en la que contase todo lo que hacía desde elmomento de despertarse, o de ser despertado, hasta que seapagaban las luces. Me mandó tres páginas interesantes, escritas amáquina, que conservo como tesoros. Hablaba de su relacióncordial, aunque sin llegar al compañerismo, con su compañero decelda, de su trabajo en la fábrica de zapatos, donde cosía tacones alas suelas, de lo que comía para desayunar, almorzar y cenar, delos sonidos que se oían en el bloque de celdas desde que seapagaban las luces a las nueve y media. Es el tipo de informaciónque no encuentras en un libro.

Al cabo de unos meses, quizás impulsada por mi relaciónepistolar con el preso, leí un libro sobre presidiarios, un libro quehablaba de hechos reales y contaba la historia de un ingenieroencarcelado injustamente, un hombre al que los sádicosfuncionarios colgaban de los pulgares y que, debido al dolorconstante que le atormentaba, se convirtió en adicto a la morfina.La esposa del ingeniero le había sido fiel, lo cual resultaba bastanteexcepcional, pero a él le avergonzaba tanto su adicción que no sesintió capaz de reunirse con ella y su familia cuando fue puesto enlibertad. En vez de ello, se fue a otra ciudad, buscó un empleo yempezó a mandar dinero a casa. Comprendí que tenía en las

Page 73: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

73 Patricia Highsmith

Suspense

manos, ya hecha, parte de una narración. Pero sobre todo sentíadeseos de escribir sobre el ambiente de una cárcel. Ante todo seríaun desafío a mi imaginación, un trabajo difícil que debía hacersebien, difícil incluso para un hombre, y eso que un hombre podía almenos entrar en una cárcel para estudiar el panorama, mientrasque a las mujeres no se les permite ir más allá de los barrotes quecierran el bloque. Contaba con la ventaja de conocer a un abogadocriminalista norteamericano que contaba con muchos presidiariosentre sus clientes. No conseguiría que me autorizasen a ir más alláde la verja, pero al menos podía esperarle en el vestíbulo y vercómo los presos entraban y salían libremente de las celdas, cuyaspuertas permanecían abiertas (era un período de libertad a primerahora de la tarde, entre el trabajo en el taller y la cena, que se servíatemprano), y pasé unos cuarenta minutos observándolos. Otrafuente de información fue un excelente libro documental tituladoBreak down the walls, de John Bartlow Martin.

Empecé a dar forma a un relato. Mi héroe, Philip Carter, llevaríaen la cárcel noventa días al empezar el libro: encarcelado por culpade un error de la justicia. Lo colgarían de los pulgares en laprimera parte del libro, quizás en la página ocho, y el motivo deello serían las leyes difíciles y no escritas que rigen la vida en lacárcel y que Carter, que las desconoce, infringe a cada momento.Hazel, su bonita esposa, le visita y escribe con regularidad y tira detodos los hilos posibles para que le pongan en libertad, pero sinconseguir nada. Me imaginé un libro cuya primera mitadtranscurriría en la cárcel y la segunda fuera de ella. En éstamostraría los efectos que en el carácter y el comportamiento de unhombre surte el hecho de haber pasado seis años en unapenitenciaría, entre lo que solemos denominar «malas compañías».No quería que Carter viviese alejado de su esposa y de su hijo decorta edad al salir de la prisión. Veía vagamente la posibilidad deque alguien rivalizara con Carter por el amor de su esposa. Estealguien sería un amigo de la familia que, además, sería un abogadoque, aparentemente, trataría de ayudar a Carter a salir de lacárcel.

Hasta aquí los gérmenes de esta idea, ninguno de los cuales esespectacular. Todos son intelectuales más que emocionales, y laprimera parte de la narración ni siquiera es original, sino que seinspira en la historia verdadera del ingeniero encarceladoinjustamente.

Desarrollo

Los elementos de esta novela serían: un error judicial; laamenaza de que el afecto de la esposa se desplace hacia otrohombre; la amenaza de una adicción a la morfina y, por ende, laposible pérdida de la esposa y del empleo encontrado al salir en

Page 74: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

74 Patricia Highsmith

Suspense

libertad; el efecto nocivo de verse expuesto a la brutalidad de laprisión y cómo esto puede conducir a un comportamientoantisocial al recuperar la libertad. Así pues, el proceso dedesarrollo consistía en disponer estos elementos de una formadramática.

Para estar en el lío en que se encuentra al comenzar el relato,Philip Carter tiene que ser una persona un tanto indolente,demasiado confiada. Ha firmado recibos de entregas de cemento,ladrillos y vigas para una obra en la que trabaja en calidad deingeniero y los ha firmado porque no había nadie más que pudierahacerlo y porque un contratista nada honrado se lo ha pedido. Elcontratista se ha embolsado la diferencia de precio entre losmateriales buenos y los inferiores, siendo estos últimos los que seentregan en la obra. Cuando el contratista muere a causa de unaccidente en la obra y se hace visible la baja calidad del edificioterminado, alguien tiene que cargar con la culpa y ese alguien esCarter, cuyo nombre aparece en numerosos recibos.

La esposa de Carter, Hazel, es muy bonita y también vanidosa, yes sensible a los halagos y atenciones de un abogado joven yatractivo que se llama David Sullivan, el amigo de la familia. Medije que tendría que dar a Sullivan las cualidades que Hazeladmira de modo especial —discreción, modales finos y buengusto— para que la píldora de la traición fuese más fácil de tragar(para el lector), ya que Hazel tiene una aventura con él. Esto poneen marcha la maquinaria emocional que conducirá al asesinato deSullivan por Carter, no un asesinato premeditado, sino cometidoen un arrebato de cólera. Pero, a pesar de ello, es un asesinato yresalta otro de los elementos: que la vida carcelaria puede hacerque una persona se acostumbre a la brutalidad, posiblemente alhomicidio y al crimen en general.

Finalmente, sería necesario aclarar el misterio de quién es elresponsable del fraude de los materiales para la construcción. Lasautoridades no logran encontrar grandes sumas de dinero en lascuentas bancarias de Carter y tampoco en las del difuntocontratista, pues éste ha borrado perfectamente todas las pistas.Pero esto no explicaría dónde está el dinero. Por tanto, en lasegunda mitad del libro, cuando Carter vuelve a estar en libertad,tiene que salir una persona, o más de una, relacionada con laobra. Inventé a Gregory Gawill, un vicepresidente de baja categoríade la empresa contratista, un hombre que ha visitado un par deveces a Carter en la cárcel, pero en quien éste no confía. Gawill harecibido una parte del dinero obtenido con malas artes, perofinalmente confiesa que el presidente de la empresa fue el que sequedó con la parte del león y que el resto se lo quedó el contratistanada honrado. Gawill, como personaje, cumplía tres funciones:portador de malas noticias para Carter; persona que se apropia de

Page 75: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

75 Patricia Highsmith

Suspense

unos fondos y que sabe la verdad sobre éstos; e instigador de actoscriminales en la última parte del libro. Es mejor combinar estostres elementos esenciales en una persona, si es posible, querepartirlos entre tres personajes distintos.

Gawill, desde la primera vez que visita a Carter en la cárcel, lemete en la cabeza la idea de que Hazel ve a Sullivan con demasiadafrecuencia, y que Sullivan está enamorado de ella. Carter no sabehasta qué punto debe creer en lo que dice Gawill, pero las noticiasle preocupan en la prisión, durante seis años largos. ¿Y qué puedeser más natural que el hecho de que Hazel se canse de pasar caloren una pequeña ciudad del sur (cerca de la cárcel) y regrese a suNueva York natal al cabo de dos años? Sullivan la sigue yencuentra un puesto en un bufete de abogados neoyorquinos.Cuando Carter sale de la prisión y se reúne con su esposa enNueva York, Sullivan sigue siendo «sólo un buen amigo», peroGawill ronda por allí para azuzar la imaginación de Carter ytambién para proporcionarle fotografías y notas sobre losencuentros de Hazel con Sullivan en horas en las que ella deberíaestar trabajando. Gawill detesta a Sullivan porque éste intenta sinéxito echarle la culpa del fraude de los materiales para laconstrucción. A Gawill le gustaría conseguir que Carter dé muertea Sullivan. Carter conoce el móvil de Gawill y le divierte la idea,pero no tiene ninguna intención de darle gusto. Sin embargo, lasmaniobras de Gawill surten efecto.

Pensaba hacer que Carter cometiese un delito grave, como elasesinato. Al mismo tiempo, quizá porque Carter lo ha pasado tanmal en la cárcel, quería que quedase impune del asesinatocometido después de salir de ella. Un error judicial por partidadoble, si se quiere. Quería que quedase en libertad por algúncapricho de la suerte.

Al hojear mi libreta de apuntes, me divierte ver páginas y páginasdedicadas a una llave flotante, tal vez la llave de toda la prisión, o,al menos, de alguna puerta de vital importancia. Al parecer, lallave ha circulado libremente entre los reclusos. Supongo que esuna especie de símbolo kafkiano. Jamás llega a utilizarse, almenos no se emplea para una fuga en masa. No aludí para nada adicha llave cuando escribí el libro. Quizá lo que ocupó su lugar fueun perrito llamado Keyhole.6

Keyhole es un perro mestizo con algo de foxterrier y esintroducido de matute en la lavandería de la prisión por elconductor de una de las furgonetas. Durante meses el perro viveen la lavandería, alimentado por los reclusos, que lo adoran y letraen comida y lo esconden cuando se acerca un funcionario. Lapresencia del perro solamente la conocen los sesenta o setenta

6«Ojo de cerradura». (N. del T.)

Page 76: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

76 Patricia Highsmith

Suspense

hombres que trabajan en la lavandería. Cierto día un recluso pisaal perro, al tratar de ocultarlo de un funcionario, el perro se queja,es descubierto y enviado a la perrera. El resentimiento nace en laprisión y la noticia de la existencia del perro circula de prontoentre los seis mil prisioneros. Dos días después estalla un motín,no exactamente a causa del perro, sino a causa de las malascondiciones en general: la confiscación del perro sólo ha servidopara precipitar el estallido. Durante el motín, Max, el únicocompañero de Carter, es muerto estúpidamente. El hecho aumentala amargura de Carter, que durante los cuatro años de condenaque le quedan por cumplir no conoce a nadie más con quien deseetrabar amistad. Este, pues, era el propósito del perro.

El argumento

Una vez hube llegado hasta aquí en el desarrollo de la narración,es decir, una vez hube decidido los elementos y losacontecimientos básicos que quería incluir en ella, el primerproblema que surgió al trazar el argumento era dónde colocarlos.¿Qué extensión del libro dedicaría a la vida en la cárcel (en ningúnmomento vemos la vida que Hazel lleva fuera de ella, ya que selimita a hablar y escribir a Carter sobre ello)? ¿Cuándo debíaCarter ver confirmadas sus sospechas en torno a la infidelidad desu esposa? ¿En qué momento asesinaría Carter a Sullivan? Ensegundo lugar, ¿qué debía hacer para embrollar a Gawill en todo elasunto y a través de él llegar a una situación que milagrosamenteexculpase a Carter del asesinato de Sullivan?

La prisión no debía ocupar más de la mitad del libro. Carter,transcurridas ya las tres quintas partes del mismo, se entera deque su esposa ha tenido y sigue teniendo un lío con Sullivan. PeroCarter no se altera y reprime su cólera. Gawill se impacienta al verque Carter tarda en vengarse de Sullivan y contrata a un asesinocon la esperanza de que se culpe a Carter de la muerte de Sullivan.El asesino se llama O'Brien y Carter le ha visto brevemente en elpiso de Gawill. Da la casualidad de que Carter visita a Sullivan —con el propósito de pedirle que ponga fin a la aventura con suesposa— la misma noche en que O'Brien va a casa de Sullivanpara matarlo. Son las seis de la tarde cuando Carter entra en lapequeña casa de pisos donde vive Sullivan, tras llamar al porteroautomático, y está a punto de ser derribado por un hombre quebaja corriendo las escaleras. Sullivan queda muy turbado, le dice aCarter que él (Carter) le ha salvado la vida cuando un desconocidoque había llamado a su puerta se disponía a atacarle. De prontoCarter siente asco al ver la cobardía y la hipocresía de Sullivan,coge el primer objeto que encuentra a mano —un fragmento deuna estatua griega de mármol— y golpea a Sullivan con él. Cartersale del piso, llega a casa más o menos a la hora de costumbre y la

Page 77: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

77 Patricia Highsmith

Suspense

velada transcurre con normalidad hasta que la policía telefonea alas diez de la noche. La policía quiere hablar con Hazel porque,según les han dicho, es muy amiga de Sullivan. En el transcursodel interrogatorio la policía averigua que Hazel y Sullivan eran másque amigos. Esto les hace sospechar de Carter, que, piensan ellos,debe de estar resentido con Sullivan.

¿Qué podía ocurrir a continuación, lógica o ilógicamente?O'Brien, el asesino contratado, ha visto frustrada su misión. ¿Hacobrado O'Brien sus honorarios de Gawill? ¿Cree o teme O'Brienque Carter le haya reconocido en la escalera de Sullivan? SiO'Brien ha cobrado sus honorarios, es un hombre de suerte. Siquiere comportarse suciamente, y sabemos que suele hacerlo yaque de lo contrario no se dedicaría a esto, se embolsará sushonorarios y no le dirá nada a Gawill. Si O'Brien no ha cobrado,sencillamente puede pedir que se le pague y seguramente se lepagará. Le estuve dando vueltas a todo esto porque la narraciónestá vista a través de los ojos de Carter solamente, y, por tanto, niCarter ni el lector saben lo que está pasando entre Gawill yO'Brien. Es Carter quien ha sacado la conclusión de que O'Brienha sido contratado por Gawill.

Supongamos que O'Brien aún no ha recibido sus honorarios yque, antes de que pueda cobrarlos, la policía introduce a Carter enel asunto como sospechoso. Además, la misma noche en que lapolicía visita a Hazel y a Carter, también visita a Gawill, porqueHazel les ha dado su nombre diciendo que es «un enemigo» deSullivan. A partir de ese momento Gawill y sus transaccionesmonetarias serán vigilados atentamente, y él lo sabe.

La policía hace comparecer a Gawill, Carter y O'Brien —a esteúltimo porque es un amigote de Gawill y porque el fragmento dehuella dactilar que hay en el mármol podría ser suyo tanto comode Carter— y los somete a una prueba con el detector de mentiras.Tanto Carter como O'Brien salen bien librados de la prueba y losresultados de la entrevista no proporcionan ninguna pruebaconcluyente a la policía.

Carter recibe una llamada telefónica de O'Brien, que le pidefríamente que el viernes siguiente por la noche se presente encierta esquina de West Side Manhattan con cinco mil dólares enefectivo. «De lo contrario, mister Carter... y ya sabe usted qué es locontrario», y O'Brien cuelga el aparato. Carter ya se esperaba algopor el estilo. O'Brien le está amenazando con acudir a la policía ydecirles que vio a Carter entrando en casa de Sullivan la noche delasesinato. O'Brien podría decir: «De acuerdo, me contrataron paraque le diese una paliza a Sullivan, pero Carter se me adelantó y lomató.» Tanto si ha cobrado de Gawill como si no, O'Brien pretendeganarse fácilmente cinco mil dólares a costa de Carter.

Page 78: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

78 Patricia Highsmith

Suspense

Carter decide en seguida no pagarle ni cinco centavos a O'Brien.Pero teme que, si no se presenta en el sitio convenido el viernes porla noche, O'Brien irá con el cuento a la policía y ésta se lo tomaráen serio. Por ser ex presidiario, Carter es de por sí sospechoso. Seda cuenta de que si O'Brien acude a la policía, eso será el fin de sumatrimonio, de su trabajo, de su vida.

Pero, ¿y si pudiera matar a O'Brien y quedar impune? Cartersaca la conclusión de que ésta es la única salida. En la cárcel haaprendido un poco de judo-karate y decide aprovecharlo.

Carter acude a la cita el viernes por la noche, persuade a O'Briende que le acompañe hasta una calle un poco más oscura, lepropina una tremenda paliza, lo deja allí, y coge dos taxis para ir alpiso que tiene Gawill en Long Island.

Gawill se sorprende al ver a Carter, pero le recibe bien. Gawillacaba de pasar la velada en un bar del barrio. Esta es comomínimo la cuarta visita que hace Carter al piso de Gawill. Distanmucho de ser amigos del alma; de hecho, son enemigos, perosienten una curiosa simpatía el uno por el otro. Gawill bromea conCarter diciéndole que sabe que él, Carter, ha matado a Sullivan. YCarter se ríe de buena gana al oírle. Pero por la forma en queGawill lo ha dicho, y vuelve a decirlo al cabo de un rato, Carteradivina que el otro miente y que cree que el asesino es O'Brien.Carter se ha comportado «correctamente» al destruir al únicohombre, aparte de él mismo, que conoce la verdad. De modo queesta noche, cuando Carter le hace una visita, principalmente paratener una coartada, sigue habiendo una paz incómoda entre losdos mientras se toman una copa. A media noche suena el teléfono:la policía ha encontrado el cuerpo de O'Brien y pregunta qué sabeGawill del asunto. La policía va a venir para hablar con él.

Esto ocurre cuando faltan unas veinte páginas para que terminela novela.

Carter habla rápidamente con Gawill antes de que llegue lapolicía. Gawill ha adivinado que Carter ha matado a O'Brien ytambién por qué: chantaje, y sabe la razón del mismo. Cartercontesta haciéndole una proposición: él y Gawill deben decirle a lapolicía que han pasado la velada juntos en el bar donde ha estadoGawill. Deben proporcionarse mutuamente una coartada, de locontrario Carter dirá a la policía que Gawill contrató a O'Brienpara que matase a Sullivan. Gawill accede a ello y cuando llega lapolicía ambos hombres dicen que han pasado la velada juntos. Seaferran a la misma historia en días sucesivos, al ser interrogadospor separado, incluso cuando la policía adivina la verdad, aunqueno puede probarla. Carter no está nada seguro de lo que creeráHazel, pero cuando ella le visita en la cárcel y él es puesto enlibertad, se hace evidente que ella ha adivinado la verdad y le haperdonado lo que ha hecho. Hazel y Carter se quieren a pesar de

Page 79: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

79 Patricia Highsmith

Suspense

los apuros que él ha pasado y le ha hecho pasar a ella, y a pesarde la infidelidad de Hazel. Desde el punto de vista de la duraciónde su matrimonio, la novela termina felizmente. Desde el punto devista del carácter de Carter, es una narración deprimente, ya quedeja bien claro que pasar una temporada en la cárcel es nocivopara la personalidad.

Pido perdón por este aburrido resumen de la novela. No hemencionado para nada al hijo de Carter, Timmie, que tiene doceaños de edad cuando su padre recupera la libertad. En unahistoria así puede conseguirse mucho mostrando el efecto de estosacontecimientos en un niño de corta edad, las reacciones del niñoante su padre ex presidiario, la actitud que ante el pequeñoadoptan sus compañeros de escuela. Es algo horrible ydesconcertante para un niño, pero si éste logra simpatizar con supadre y aceptarle, como Timmie hace finalmente, entonces se haganado algo.

El primer borrador

El primer borrador de este libro tenía un argumento algo distintodel que acabo de resumir, y fue rechazado por la editorial Harper &Row. En esta primera versión, al igual que en la segunda, cometícomo mínimo una de las faltas de las que he hablado antes en elpresente libro. Quería que la parte sobre la cárcel ocupase la mitaddel libro y que la otra parte ocupase la segunda mitad. Hasta talpunto me dejé llevar por los detalles y acontecimientos de la cárcel,que pronto me encontré con que tenía cerca de doscientas páginasque hablaban sobre ella. Esta parte no debería haber pasado de lasciento veinte páginas. Un escritor más eficiente que yo se habríaahorrado el tiempo y el esfuerzo que dediqué a producir aquellasochenta páginas de más.

El principio, en la cárcel, salió muy bien y la totalidad de estaparte quedó muy parecida a como estaba cuando se publicó Lacelda de cristal. En la primera versión, sin embargo, traté de mododistinto lo relativo al asesinato de Sullivan por Carter y lassecuelas del mismo.

Al parecer, estaba empeñada (y era una mala idea) en hacer queCarter llamase a la puerta de Sullivan, no recibiera respuesta yencontrase que tanto la puerta de abajo como la del piso sóloestaban cerradas de golpe. Esto puede ocurrir en el caso de unapuerta que dé a la calle, si alguien no la cierra como es debido; enel caso de la puerta de un piso, no puede suceder, como bien sabetodo neoyorquino, a menos que alguien haya dejado de cerrarla(cosa que no haría ningún asesino situado en el interior) o a menosque el botón de la cerradura haya sido manipulado para que no secierre (cosa que tampoco haría un asesino). Carter entra en el piso

Page 80: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

80 Patricia Highsmith

Suspense

y encuentra a Sullivan muerto en la cama, con una herida quetodavía sangra. Carter tiene demasiado miedo a que le echen laculpa para llamar a la policía y se dispone a salir del piso cuandooye un ruidito, como el golpe de un zapato, en la puerta del roperoque hay en la sala de estar. Carter abre el ropero y ve a un hombrerubio, metido ahí dentro, con una expresión de temor en la cara yun vaso medio lleno de whisky en la mano. El hombre intenta salirdel ropero y escaparse, pero Carter forcejea con él, el whisky sederrama... y, para finalizar este incidente, la policía no le creecuando cuenta lo ocurrido.

¿Dónde está el hombre rubio? ¿Quién es? Puestos a mirar,¿dónde está la mancha de whisky en la alfombra? (El hombrerubio puede haberla limpiado y ya habrá tenido tiempo desecarse.) Carter está acostumbrado a tomar drogas poco fuertespara calmar el dolor que todavía siente en los pulgares. En lacárcel estuvo a punto de volverse adicto a la morfina. La policíasospecha que Carter ha tenido una alucinación y que ha matado aSullivan. Carter dice que salió corriendo del piso, presa de pánico.Hasta su esposa duda de él. El hombre rubio, huelga decirlo, esun asesino contratado por Gawill, pero Carter no le había vistonunca antes de la noche fatal. Carter empieza a pasar apuros, yaque pierde su empleo y prácticamente también la confianza de suesposa; y la policía no logra dar con el hombre rubio. Gawill haceque asesinen al hombre rubio, pero nosotros no sabemos nada deello hasta que su cuerpo aparece en un depósito de cadáveres dela policía de Pensilvania y Carter lo identifica. Carter celebra estegiro de los acontecimientos porque el cadáver del hombre rubiodesvía las sospechas de él. Un final más o menos feliz.

Esto lo escribí no sólo en un primer borrador, sino también enun segundo borrador pulido que fue rechazado por Harper & Row,con bastante razón. Carter era un héroe pasivo, débil, bastantetonto y sentía lástima de sí mismo. Acerca del hombre rubio nosabíamos tantas cosas como sabemos del asesino contratado,O'Brien, en la segunda versión, y, aunque en realidad no sonimportantes como personajes, hablar un poco de su existencia, desu trabajo y de sus actitudes los hace mucho más interesantespara el lector.

Me encontré con que me habían rechazado el manuscrito y teníaque cambiar el héroe, el relato, toda la segunda mitad del libro, ono me lo aceptaría Harper & Row o tal vez tampoco ninguna otraeditorial. Yo opinaba que la novela no era mala, pero quizá podíaser mejor. Cuando uno piensa así, aunque sea vagamente, lo mejores volver a escribir la novela desde el principio.

Page 81: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

81 Patricia Highsmith

Suspense

Las dificultades

He comentado el primer borrador de La celda de cristal, quetropezó con bastantes dificultades y fue un desastre. Esto ocurrióporque me empeciné en conservar una escena que habíaimaginado y que creía que sería buena: Carter encuentracasualmente, escondido en el ropero del piso de Sullivan, alasesino de éste poco después de cometerse el asesinato. Mehubiera podido dar cuenta de que, a menos que Carter hiciera algobrillante y decidido a partir de aquel momento, su papel en elrelato sería pasivo. Los héroes pasivos son aburridos, a no ser quedeliberadamente los hagas ridículos y graciosos, y losacontecimientos y la gente chocan con ellos a cada momento,mientras ellos permanecen más o menos quietos. La acción másvigorosa que emprendía Carter era buscar al hombre rubio al quehabía visto; y no recorría las calles y los bosques tratando deencontrarlo, sino que se limitaba a estar en contacto con la policía.Esto no era suficiente y tuve que cambiar la historia haciendo queCarter fuese un héroe más activo.

Hice que Carter matase a Sullivan, con lo que introduje algoterrible pero interesante en contra suya, sobre todo si se tiene encuenta que deseaba que el lector estuviese «de su parte» al final dellibro. A juzgar por las críticas, en general lo conseguí. Sólo uncrítico (inglés) dijo rotundamente que le daba asco la forma depensar de Carter, basada en el ojo por ojo, etcétera; el resto de loscríticos se mostraron de acuerdo, al menos tácitamente, en que laestancia en la cárcel puede endurecer la sensibilidad y laconciencia de un hombre decente. Sufrí la inevitable dificultadcerca del final, al no ocurrírseme qué podía hacer para que Carterquedase impune del asesinato del chantajista O'Brien y tuvieragarantizado que quedaría impune «permanentemente», aunque lapolicía siempre tendría a Carter en su lista de sospechosos.

En semejantes situaciones, a menudo se tienen que ajustar lasdificultades con el fin de que todo encaje. Si es preciso, hay queinventar otro crimen, cometido por el héroe o por otro personaje.En el caso de La celda de cristal me valí del delito menos gravecometido por Gawill: contratar un asesino. Gawill no quiere que leechen la culpa por esto. Así pues, él y Carter, culpables ambos,acuerdan proporcionarse mutuamente una coartada. Unasituación entrecruzada como esta aparece en Extraños en un tren.Gracias al intercambio de víctimas, Guy y Bruno se proporcionanmutuamente coartadas auténticas: cuando se cometen losasesinatos, cada uno de los dos asesinos está a muchos kilómetrosdel lugar donde al principio se proponía asesinar a su víctima. Ypuede demostrarlo. En un caso así lo esencial es que los asesinosnunca vuelvan a verse, puesto que no debe saberse que se han

Page 82: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

82 Patricia Highsmith

Suspense

visto o conocido alguna vez. Es extraño que esta idea tan sencillano se utilice con mayor frecuencia en la vida real, aunque quizá seutiliza, ya que se dice que únicamente llegan a resolverse el oncepor ciento de los asesinatos cometidos.

El segundo borrador

A efectos prácticos —vender un libro— comentaré ahora elsegundo borrador de la segunda versión de La celda de cristal, queacabó publicándose.

Tuve que suprimir muchas cosas de la primera mitad, quetranscurría en la prisión, y muchas de las supresiones resultarondolorosas, pues esta parte me parecía interesante. (En realidad, nocorté lo suficiente a juicio del editor y más adelante tuve que cortarmás, hasta que quedaron 105 páginas.) La mayoría de las cosasque corté eran sólidos párrafos de descripción en los que no salíagente.

En el libro había una parte aburrida a partir del momento en queCarter salía de la cárcel y empezaba a acostumbrarse o a intentaracostumbrarse a la vida civil, así como a buscar empleo. El únicofactor activo en esta sección era la búsqueda de empleo. Tardédemasiado tiempo en describir el viaje en autobús desde la cárcelhasta la ciudad donde tomaba el avión de Nueva York, su llegada aesta ciudad y el recibimiento por parte de Hazel y Timmie en elaeropuerto, la cena de aquella noche en el agradable piso queHazel ha montado y que Carter nunca había visto.

En realidad, la única cosa importante de esta sección es queSullivan también está en el aeropuerto para recibir a Carter yrechaza la invitación de Hazel a cenar con ellos aquella noche.Carter siente una punzada de celos, de suspicacia, que aumenta alencontrar dos libros de leyes de Sullivan en el dormitorio. Estoreviste importancia emocional y, después de todo, una novela esuna cosa emocional. Todo esto lo reduje de doce páginas a cinco.Pero no conseguí que desapareciese la parte aburrida. Tuve quecortar más en las páginas siguientes, en las cuales Carter contestaa los anuncios que piden un ingeniero. Realmente no sucede nadahasta que Gawill se presenta «casualmente» en la calle, delante decasa de Carter, y se las arregla para llenar la cabeza de éste conhistorias sobre las relaciones entre Hazel y Sullivan. Ésta es laúnica acción, en toda esta parte que relata acontecimientosprevisibles, que hace avanzar al argumento.

En esta segunda versión Carter era un personaje mucho másvigoroso que en la primera y abordé de frente la cuestión sutil perode vital importancia de su relación con Hazel. Carter la adora, pesea que sabe que tiene una aventura con otro. Hazel también quierea Carter y por Sullivan no siente tanto pasión como auténtico

Page 83: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

83 Patricia Highsmith

Suspense

amor. Sullivan y ella han estado unidos durante seis años, todo eltiempo que Carter ha pasado en la cárcel. Sullivan era amigo yconsejero de Hazel, además de amante, y su presencia la ayudó asoportar los seis largos y deprimentes años. Sullivan y el chico,Timmie, simpatizan mucho. La relación de Hazel con Sullivan no esuna aventura pasajera. Al mismo tiempo, Hazel no puede irle aCarter con un discurso sobre lo mucho que quiere a Sullivan, yaque quiere mantener su matrimonio con Carter. La vida la haobligado a querer a dos personas, o le ha dado esa capacidad.

Expresar esto con palabras es difícil; Hazel no lo intenta, sinoque todo ha de quedar implícito. Carter y Hazel sostienen dos otres conversaciones cruciales relacionadas más o menosdirectamente con este problema. Por desgracia, estasconversaciones no resuelven la situación, porque Hazel no prometerealmente que «dejará» a Sullivan. Creo que estas conversacioneshay que escribirlas como es debido en el primer borrador, ya queson demasiado difíciles para tratar de modificarlas después. Alvolver a leer conversaciones de este tipo, puede ser que uno lasencuentre falsas, crudas, imprecisas, o posiblemente tan delicadasque el lector no acierte a adivinar de qué se le está hablando. Entales casos, lo mejor es romper las páginas y escribirlas de nuevo.

No introduje ningún cambio en la historia en el segundoborrador de La celda de cristal, pero mecanografié otra vez granparte de la segunda mitad, condensando conversaciones yacciones: por ejemplo, cuando Carter organiza una semana devacaciones en Nueva Inglaterra, para él, Hazel y Timmie, pocodespués del asesinato de Sullivan, para sacarlos a ambos delambiente de Nueva York, un ambiente de interrogatorios policialesy sospechas de los amigos. Durante esta semana de vacaciones nopasa nada, exceptuando que Hazel conserva su frialdad, su actitudexpectante respecto a Carter, pues sospecha que es culpable. Estono merece más de una página y ésa es la extensión que tiene.

Y luego tuve que volver a leer todo el libro, con sus páginasmecanografiadas de nuevo, sus pasajes aclarados, sussupresiones, para ver qué tal quedaba. Puede que al hacer estaoperación uno encuentre nuevos defectos. Y entonces el proceso dereescribir, clarificar, cortar y poner de relieve debe volver acomenzar desde el principio, con nuevas notas. Hay un consuelo:cada vez hay menos que hacer.

Revisiones

Las revisiones de La celda de cristal no fueron de importancia,pero, después de todo, para entonces ya había escrito el libro tres ocuatro veces, si cuento la primera versión, la que me rechazaron.

Page 84: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

84 Patricia Highsmith

Suspense

El editor me pidió que volviese a comprobar la dosis de morfinaque suele administrarse en los hospitales para calmar el dolor, lacantidad que toman los toxicómanos, etcétera. Este detalle teníaque ser exacto, así que, si bien yo creía que ya lo era, volví aconsultar los libros de medicina de la biblioteca. Para mayorseguridad, acabé reduciendo a unos granos la dosis diaria queCarter toma en la prisión. También me pidieron que rebajase elsueldo que Carter cobra de la empresa contratista del sur, asícomo el sueldo que le pagan en Nueva York, y que redujera la rentaque le produce el legado de una tía suya. No sé qué hice para queestas sumas resultaran demasiado elevadas, ya que suelen salirmedemasiado bajas, y si las cito aquí es sólo como ejemplo de lascosas que a veces te piden los editores. No es prudente discutir,porque probablemente el editor está mejor enterado que uno ycuenta con la ventaja de haber comentado las cosas con otrasvarias personas de la editorial. Es sorprendente ver cuántosescritores principiantes se enfurecen por peticiones triviales comoéstas o porque se les pide que eliminen un personaje de un libro. Aveces se buscan otro agente o se llevan el manuscrito de laeditorial. Muy a menudo tienen que volver con el rabo entre laspiernas. La vida del escritor está absolutamente llena de ocasionesen que mostrar orgullo, ocasiones mucho más difíciles eimportantes que éstas.

No fue éste el primer libro con el que tuve problemas. Tambiénlos tuve con Las dos caras de enero, que estaba hecho un lío en suprimera versión (no la que describí antes) y que recibió, junto conla nota de rechazo, el siguiente comentario de Harper & Row: «Unlibro puede soportar un neurótico como protagonista, e inclusodos, pero no tres.» Dejé pasar el tiempo y escribí otro libro, que fueaceptado, y luego volví a ocuparme de Las dos caras de enero. Loescribí de nuevo, pero sin consultar el primer manuscrito, porquecambié por completo el argumento, la edad y el carácter de laesposa y hasta el carácter del joven héroe: lo cambié todo, exceptoel trazado del palacio de Knossos. Del primer manuscrito sóloutilicé tres cuartos de una página. En cuanto al encanto del viejo yhúmedo hotel de Atenas y la fascinación que siente el joven alconocer al hombre que se parece a su padre (y que es undelincuente), estas cosas seguían fascinándome y me inspiraron aescribir otras doscientas cincuenta o trescientas páginas con elobjeto de utilizar estos personajes. Esta segunda versión, que es laactual, de Las dos caras de enero también fue rechazada enseguida por Harper & Row, y esta vez pensé que se equivocaban,aunque archivé el libro, al menos mentalmente, y no se me ocurriónada que hacer, salvo escribir otro. Los escritores deben aprendera soportar con espíritu espartano estos pequeños reveses, que enocasiones representan miles de dólares en tiempo desperdiciado.Se suelta una breve maldición, se aprieta uno el cinturón, y a otra

Page 85: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

85 Patricia Highsmith

Suspense

cosa: con entusiasmo, por supuesto, y valor y optimismo, porquesin estos tres elementos no se puede producir nada bueno.

La noticia sobre la segunda versión de Las dos caras de enero larecibí cuando estaba en Positano, en junio de 1962. Recuerdo queme dejó sorprendida y desconcertada, aunque no abatida. Despuésde todo, era el séptimo u octavo libro que escribía, ya me habíanrechazado varias cosas, y los rechazos se hacen más fáciles desoportar a medida que pasa el tiempo. Y lo que es más importante:por una vez creía tener razón al gustarme el libro; no tenía laimpresión de haber hecho una chapuza o de haber escrito un libroaburrido. Pero no hice nada en relación con él, sino que volví acasa y me puse a pensar en el libro sobre la cárcel. Unos mesesmás tarde, encontrándome de paso en Londres, llamé por teléfonoa mis editores, Heinemann, y les mencioné el rechazo de La doscaras de enero, «Le echaremos una ojeada», dijeron. Les enseñé ellibro y lo publicaron tal como estaba. Pasaron unos meses y laCrime Writers Association de Inglaterra la eligió la mejor novelapoliciaca extranjera del año y me dieron como premio un «Daga»que todavía utilizo para abrir cartas. Éste fue el extraño destino deun libro dos veces rechazado. Y en el momento de escribir estaslíneas, después de caducar dos opciones —una inglesa y la otranorteamericana—, una productora cinematográfica de Munich estáa punto de adquirir los derechos.

Harper & Row rechazó la segunda y definitiva versión de La celdade cristal a principios de 1964. Con ello quedaron en mi poder doslibros rechazados por dicha editorial, los cuales, a mi juicio, eranbuenos y podían publicarse tal como estaban. De modo que aregañadientes —a ningún escritor le gusta cambiar de editorial y esmejor hacerlo tan pocas veces como sea posible—probé suerte conla editorial Doubleday, a la que presenté una maqueta de laedición Heinemann de Las dos caras de enero. La aceptaron, perotuve que suprimir cuarenta páginas y escribir de nuevo otra, quepegué en la maqueta. Produce una sensación extraña cortar yalterar un manuscrito que ya parece un libro impreso, pero esmucho más fácil de manejar y es más fácil contar las líneas quehay que suprimir. Calculo que repasé la maqueta treinta vecesantes de decidir qué líneas debía eliminar: mil trescientas veinte, loque equivale a un total de cuarenta páginas.

En aquel momento decidí mostrar el manuscrito rechazado de Lacelda de cristal al editor de Doubleday, que estaba trabajando enLondres. También me fue aceptado, pero tuve que suprimircuarenta páginas. Después de todos los cortes, primero en negro ydespués, para la segunda ronda, en rojo, de algunas de las páginassólo quedaron tres líneas.

El libro

Page 86: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

86 Patricia Highsmith

Suspense

La crítica del New York Times Book Review empezaba así: «No sémuy bien cómo tomarme el libro de la señorita Highsmith.» Yterminaba diciendo: «Es mejor que lo lean y saquen sus propiasconclusiones.» No había ninguna frase elogiosa aprovechable parala publicidad.

Un periódico dijo que la novela era «...extraordinaria se mirecomo se mire». Kirkus Feviews dijo que era mi «mejor libro desdeExtraños en un tren». Aunque en los Estados Unidos nadie mostróinterés por reeditarla o llevarla al cine, siguieron vendiéndose milesde ejemplares año tras año, probablemente debido a mi reputaciónen general.

En Inglaterra las críticas fueron mucho más favorables y salieronen todos los periódicos y semanarios importantes. También se hizouna edición en rústica un año después de que saliera la edición encartoné.

En Norteamérica nadie se mostró interesado en hacer unapelícula basada en este libro más bien siniestro, pero en 1978 lanovela fue llevada al cine en Alemania, bajo el mismo título y conHelmut Griem en el papel de Philip Carter. La acción transcurríaprincipalmente en Frankfurt, donde Carter y su esposa, Hazel,tienen un piso en un edificio moderno y alto. La mitad del libro quetranscurre en la cárcel —mejor dicho, las tres cuartas partes— fueeliminada casi por completo y vemos a Carter sólo unos minutosechado en el camastro de su celda, sin dormir y sudando a causade la tensión que le producen sus pensamientos y —por medio deun «flashback»—lo vemos también ante el tribunal, que aún no hapronunciado sentencia, momento en que su esposa dice confirmeza que ni había ni hay sumas extras en las cuentas bancariasde ella y de su marido, y añade que éste es inocente.

La película fue bien acogida por la crítica alemana y por laneoyorquina. El actor que interpretaba el papel de David Sullivanme pareció bastante duro, al igual que el diálogo que habíanescrito para él. No era el personaje afable que Sullivan es en ellibro, por lo que me resultó difícil imaginar que Hazel, que en lapelícula es encarnada por una actriz tanto o más sensible que ella,tuviese una aventura amorosa con él. El escritor se lleva unsobresalto al ver estos cambios en sus personajes cuando unanovela es vertida al cine. Lo más importante es: ¿Funciona lapelícula? ¿Resulta creíble?

Page 87: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

87 Patricia Highsmith

Suspense

Capítulo 11Algunas notas sobre el suspense en general

Ya me referí antes a la libertad de acción que existe dentrodel género de suspense, sólo que la necesidad (que yo siento) deseñalar esto es absurda e infortunada. Espero que haya algunoslectores del presente libro que no piensen ser escritores desuspense, sino sencillamente escritores, porque creo que granparte de lo que he dicho es aplicable a la profesión de escritor engeneral, al menos al arte de escribir obras de imaginación. Laetiqueta de suspense que tanto gusta a los libreros y críticosnorteamericanos no es más que un obstáculo para la imaginaciónde los escritores jóvenes, como lo es también cualquier categoría,cualquier ley arbitraria. Establece límites donde no debería haberninguno. Los escritores jóvenes deberían hacer algo nuevo, no porla novedad en sí, sino porque su imaginación es fresca y libre.Asesinos, psicópatas, merodeadores nocturnos, etcétera, estánmuy vistos, a menos que se escriba sobre ellos de un modo que seanuevo.

La etiqueta de «suspense»

En los Estados Unidos le pusieron la etiqueta de «novela desuspense» a El juego del escondite, aunque en ella no sale ningúnasesinato, ningún delito importante y hay muy poca acciónviolenta. La novela trata de las personas que rodean al presuntoasesino y de las actitudes que adoptan ante él. El personajeprincipal padece angustia, aunque elude el destino al que teme. Loque me interesaba eran los juicios que el círculo de amigos delprotagonista emitiría sobre los dos hombres, puesto que en unmomento dado se sospecha que tanto el héroe como su suegro hanasesinado a alguien.

Como ejemplo de lo que quiero decir al hablar de categorías,citaré una vez más mi primer libro, Extraños en un tren, que erasimplemente «una novela» cuando lo escribí y, pese a ello, alpublicarlo le pusieron la etiqueta de «novela de suspense». A partirde entonces todo lo que escribía era incluido en la categoría de«suspense», lo cual significa que esas novelas están condenadas, almenos al principio de tu carrera, a recibir críticas de pocas líneasen los periódicos, apretujadas entre las novelas buenas y malasque reciben el mismo breve tratamiento. (Al hablar de «librosmalos», me refiero a los que escriben los plumíferos descuidados.)Cuando estaba en la universidad y escribía relatos cortos, la mitadde éstos eran lo que ahora llaman «narraciones de suspense» y laotra mitad no lo eran, pero nadie utilizaba este término en la

Page 88: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

88 Patricia Highsmith

Suspense

revista universitaria, y cuando una de las narraciones que escribíentonces —«La heroína»— fue adquirida por Harper's Bazaar yreeditada posteriormente en Prize Stories: The O. Henry Awards,nadie dijo que fuese un relato de suspense, aunque, de acuerdocon las pautas del negocio editorial, «La heroína» lo es. De misnarraciones cortas, más de la mitad de las cuales no se vendieron,sólo la mitad puede ser calificada de «cuentos de suspense», yestirando mucho el significado de esta etiqueta. Las que se vendenno son necesariamente historias de «suspense». Otra excepción esEl diario de Edith, publicada en Norteamérica, Inglaterra y variospaíses europeos en 1977 y 1978, considerada una novela normal y,según los críticos, la mejor que había escrito hasta la fecha. Elargumento no podría ser más corriente: una pareja de clase mediacon un hijo de diez años se trasladaba de Nueva York a unapequeña ciudad de Pensilvania con el propósito de vivir en ella unavida más feliz. El marido abandona a su esposa por su secretaria,que es más joven que ella, cuando el hijo tiene unos veinte años. Elhijo es un fracaso y la madre tiene que cargar con él en casa. Quizásean los cambios y lo inesperado de los personajes lo que hace queel libro sea mejor de lo que promete el argumento.

Otro libro mío que se apartaba de la norma fue Crímenesbestiales, trece relatos cortos en los que los animales vencen a susamos o propietarios porque éstos se lo merecen. Y mis Pequeñoscuentos misóginos (que, al igual que Crímenes bestiales, no sepublicó en los Estados Unidos) consiste en diecisiete relatos muycortos que tratan de las manías del sexo femenino, unos cuentosamargos, siniestros, de humor negro. Estas desviaciones delgénero de misterio-suspense dan libertad al espíritu del escritor y,además, atraen a una variedad más amplia de lectores.

En Francia, Inglaterra y Alemania no me tienen clasificada comonovelista de suspense, sino simplemente como novelista, conmayor prestigio, críticas más largas y mayores ventas, enproporción, que en los Estados Unidos. En Inglaterra las reseñasde mis libros las hacen críticos o escritores muy conocidos y amenudo no se utilizan etiquetas como, por ejemplo, «novelapoliciaca» o «novela de suspense». En Francia no tiene nada de raroque una de mis novelas merezca una crítica de una página enteraen una revista literaria o de media página en un periódico. Todosmis libros han sido reeditados en la distinguida colección «Livresde Poche» de la editorial Hachette, colección en la que se incluyenclásicos de la literatura mundial.

Una vez un editor me dijo que la novela de suspense o demisterio suele tener, en lo que se refiere a las ventas, un «suelo» yun «techo», que de uno de estos libros se venderá cierto número deejemplares, por malo que sea. Y estas cifras de ventas no son muyalentadoras. Algunos lectores ni en sueños comprarían una novela

Page 89: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

89 Patricia Highsmith

Suspense

de misterio o de suspense, ya sea editada en cartoné o en rústica,por buena que pueda ser, sencillamente porque no les gustan «loslibros de esa clase». Pero cada vez son más las novelas de este tipoque ocupan los primeros lugares de las listas de libros másvendidos y permanecen en ellas durante semanas y a menudodurante meses. Novelas de suspense escritas por Ken Follett, Johnle Carré, Helen Maclnnes, Robert Ludlum y otros se encuentranregularmente en dichas listas.

En general, es verdad que los críticos norteamericanosconsideran que la novela de misterio es superficial e inferior enrelación con la novela normal, a la que automáticamente se suponemás seria, más importante y más meritoria porque es simplementeuna novela y porque se supone que su autor tenía algún propósitoserio al escribirla.

Marcas de calidad

El escritor de suspense puede mejorar su suerte y la reputaciónde este género utilizando en sus libros las cualidades que siemprehan hecho que las novelas sean buenas: intuición, carácter, yapertura de nuevos horizontes para la imaginación del lector. Porejemplo, si el escritor de suspense va a escribir sobre asesinos yvíctimas, sobre gente que se encuentra en el vórtice de este terribletorbellino de acontecimientos, debe hacer algo más que describir labrutalidad y la sangre. Procurará iluminar un poco la mente de lospersonajes; debe mostrar interés por la justicia o su ausencia en elmundo, por el bien y el mal, y por la cobardía o el valor de los sereshumanos, pero no como simples fuerzas que contribuyen a que elargumento se mueva en una u otra dirección. En pocas palabras,sus personajes inventados tiene que parecer reales.

Esta seriedad tal vez parezca contradecir el elemento de juegoque mencioné al hablar del arte de idear argumentos, pero no esasí. El espíritu de juego es necesario al idear el argumento de unanovela de suspense, y es necesario, porque permite libertad deimaginación. También es necesario al inventar personajes. Perouna vez tienes pensados los personajes, así como el argumento,hay que pensar muy seriamente en aquéllos y prestar atención a loque hacen y a por qué lo hacen, y si no lo explicas —y puede queartísticamente sea malo dar demasiadas explicaciones—, entoncesel escritor tiene que saber por qué sus personajes se comportan detal o cual manera y ha de ser capaz de responder a esta preguntaque se hace a sí mismo. Es así como nace la intuición, es así comoel libro adquiere valor. La intuición no es algo que se encuentra enlos libros de psicología; la tienen todas las personas creativas. Y —véase Dostoievski— los escritores llevan decenios de ventaja a loslibros de texto.

Page 90: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

90 Patricia Highsmith

Suspense

Sucede con frecuencia que un escritor tiene un tema o unapauta que utiliza una y otra vez en sus novelas. Debe serconsciente de esto, no de un modo que represente un obstáculo,sino para aprovecharlo y para repetirlo sólo deliberadamente.Algunos escritores pueden emplear el tema de una búsqueda: labúsqueda de un padre al que nunca se ha conocido, la del calderode oro que no existe a los pies del arco iris. Otros utilizarán conregularidad el tema de la muchacha en apuros, que es el que lesimpulsa a empezar a idear argumentos y sin el cual no se sientenrealmente cómodos al escribir. Otros recurren con frecuencia altema del amor o el matrimonio condenado al fracaso.

El tema que yo he utilizado una vez y otra en mis novelas es elde la relación entre dos hombres, normalmente de carácter muydistinto, a veces un contraste obvio entre el bien y el mal, otrasveces simplemente dos amigos cuyas respectivas maneras de serson muy diferentes. Hubiera podido darme cuenta de ello yomisma al llegar a la mitad de Extraños en un tren, pero fue unamigo, un periodista, quien me llamó la atención sobre ello cuandoyo tenía veintiséis años y acababa de empezar la citada novela, unhombre que había visto el manuscrito de mi primera obra, la queescribí a los veintidós años y a la que ya he hecho alusión, el libroque nunca terminé. Trataba de un muchacho rico y mal criado yde un muchacho pobre que quería ser pintor. Los dos teníanquince años en el libro. Por si no había bastante con esto, habíados personajes secundarios, un chico duro y atlético queraramente asistía a clase (y cuando lo hacía era sólo paratrastornar a sus condiscípulos con cosas como el cadáver hinchadode un perro ahogado que había encontrado en las márgenes delEast River) y un chico inteligente y desmedrado que se reía mucho,adoraba al otro y le acompañaba siempre. El tema de los doshombres salió también en El cuchillo, A pleno sol, Un juego para losvivos y Las dos caras de enero, y se insinúa un poco en La celda decristal, en la curiosa actitud de camaradas que desafían a lasociedad que existe entre Carter y Gawill. Tras los pasos de Ripley(publicada en 1980) también gira en torno a la relación entre doshombres, aunque en este caso se trata de un muchacho muchomás joven que Ripley, que se siente más paternal que antagónico.De manera que en siete de mis once novelas, entre ellas las que elpúblico considera como las «mejores», ha salido este tema.

Los temas no pueden buscarse ni forzarse: aparecen por sí solos.A menos que se corra el peligro de repetirse, hay que aprovecharlosal máximo, toda vez que el escritor escribirá mejor cuando utilicelo que, por alguna extraña razón, sea innato en él.

Por ejemplo, el único libro realmente aburrido que he escrito fueel quinto Un juego para los vivos, en el cual el asesino (de lamuchacha que es hallada muerta en el primer capítulo) es

Page 91: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

91 Patricia Highsmith

Suspense

presentado vagamente en el comienzo de la novela. No debesospecharse de él. Otro hombre, al que conocemos mucho mejor,confiesa, aunque su confesión no es creída del todo. El verdaderoasesino está casi siempre fuera del escenario, de modo que Unjuego para los vivos en cierto modo se convirtió en una novelapoliciaca «de corte clásico», lo que decididamente no es mi fuerte.Había tratado de hacer algo distinto de lo que había hecho hastaentonces, pero esto me hizo omitir ciertos elementos que para míson vitales: la sorpresa, la velocidad de la acción, el forzar lacredulidad del lector y, sobre todo, la intimidad con el propioasesino. No soy inventora de rompecabezas y tampoco me gustanlos secretos. El resultado, después de reescribir el libro cuatroveces en un año de penoso trabajo, fue mediocre. A los editoresextranjeros y a los que proyectan una reedición siempre les digo:«Éste es el peor de mis libros, así que, por favor, piénselo bienantes de comprarlo.» Sin embargo, creo que cualquier relato puedecontarse de manera apropiada, utilizando algunos de los puntosmás fuertes del escritor, pero antes es preciso que esta sepa cuálesson los citados puntos. En este aburrido libro desobedecí mis leyesnaturales.

He hablado poco de los libros de suspense de otros autores,principalmente porque raras veces los leo y, por tanto, no estoycapacitada para decir que ciertos libros de suspense son buenos omuy buenos y por qué. Los que más me gustan son los«entretenimientos» de Graham Greene, sobre todo porque soninteligentes y porque su prosa es muy hábil. Además, Greene es unmoralista incluso en sus «entretenimientos» y a mí me interesa lamoral, a condición de que no haya sermones. No cabe duda de queestudiar «lo mejor» de la literatura de suspense, sea lo que sea,puede tener utilidad profesional para un escritor de suspense, peroyo preferiría no hacer tal estudio. Después de todo, no me tomo amí misma en serio como escritora de suspense, en lo que se refierea categoría, y no me interesa ver cómo otro escritor resolvió conéxito un tema difícil, ya que no puedo tener presente su ejemplocuando me enfrento a la máquina de escribir y a mis propiosproblemas. Las novelas de Graham Greene las leo por gusto, peronunca se me ha ocurrido imitarlas o siquiera guiarme por ellas,exceptuando que me gustaría tener su talento para le mot juste,don que también puede admirarse en Haubert. Y, dada la perezaque me da estudiar mi propio campo, me es fácil racionalizarla yexcusarla diciéndome a mí misma que, si leo los libros de suspensede otros autores, corro el peligro de copiarles. En realidad no locreo. Cuando se copia no hay entusiasmo y sin entusiasmo no sepuede escribir un libro decente.

Donde reside un valor perdurable es en la historia contada. Lamoral y el comportamiento social cambian con el paso de losdecenios, pero los guionistas de cine y televisión siguen

Page 92: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

92 Patricia Highsmith

Suspense

aprovechando las obras de Henry James porque James siemprecontaba una buena historia. Hace poco vi Daisy Miller convertidaen una obra para la televisión de una hora de duración. ¡Quédistintas eran las costumbres en 1910! Al principio los jóvenes deahora podrían pensar: «¿La tercera vez que salen juntos? El estáenamorado de ella, y ella flirtea con él, ¿y todavía no se hanacostado juntos?» Pero el tema del libro, aparte de mostrar elnuevo mundo, con dinero y sin cultura, encarnado por Daisy, quese encuentra ante la vieja cultura europea, es la advertencia queuna amiga hace al joven: «¡Deja a esa chica norteamericana! No teconviene. Nunca dejará de ser lo que es ahora. Te arruinarásocialmente.» Y el lector o espectador moderno podría pensar:«¿Arruinarle? ¿Cómo? ¿Y qué si le arruina?» Sin embargo, amedida que la historia avanza, una empieza a estar pendiente delresultado de los acontecimientos, a comprender al joven y a sucírculo social, si no a identificarse con él, y a percatarse de laimportancia de la decisión que toma el joven. Ni pizca desexualidad, sólo que la sexualidad está en el aire y, por ende, entodas partes, en Daisy Miller. Un entretenimiento absorbente.Henry James, que fracasó estrepitosamente como autor teatral,debería vivir ahora para ver el partido que otros dramaturgossacan de sus obras. Se sentiría orgulloso.

Otro escritor, un contemporáneo cuyo nombre no citaré, hace locontrario. Primero escribe el guión cinematográfico, luego unanovela que coincida con la película. Carácter ni pizca. Mirad: todoes aceptable. Todo es acción, sexualidad fugaz aquí y allá, tan fácilde olvidar como las naderías que constituyen argumentosliteralmente explosivos, que a menudo se centran en un granedificio o puente que saltará por los aires a menos que el héroe loimpida. El autor gana montones de dinero. Pero cabe preguntarsesi dentro de cincuenta años sus libros serán tesoros que seemplearán para hacer nuevas versiones cinematográficas, o para laescena o la televisión.

Tras los pasos de Ripley, el cuarto libro de la serie de Ripley, harecibido críticas para todos los gustos. Al parecer, los críticos aquienes gusta lo adoran. Otros críticos opinan que está demasiadolleno de detalles y que, por consiguiente, es tedioso, demasiadolento como novela de suspense. Narra la historia de un chico queha cometido parricidio y que busca a Ripley para confesarle lo queha hecho, con el fin de tratar de vivir, si puede, con una carga deculpabilidad menos pesada. Ripley cree que ha logrado tranquilizaral chico, que tiene dieciséis años, y que le ha ayudado a aceptar elcrimen que cometió en un arrebato de ira. El libro o tiene éxito ono lo tiene. Como siempre, el escritor vuelve a encontrarse con lacuestión de la moral o la ausencia de ella: en este mundo de gentecolérica y asesinos contratados, que en el siglo XX no son distintosde la gente colérica y los asesinos contratados de siglos antes de

Page 93: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

93 Patricia Highsmith

Suspense

Cristo, ¿le importa a alguien quién mata y quién es muerto? Allector le importa, si los personajes de la historia merecen que sepreocupen por ellos.

La sensación de gozo

Termino este libro con la sensación de que me he olvidado dealgo, de algo de vital importancia. Así es. Es la individualidad, es elgozo de escribir, que en realidad no puede describirse, no puedecaptarse con palabras y transmitirse a otra persona para que locomparta o utilice. Es el extraño poder que tiene el trabajo detransformar una habitación, cualquier habitación, en algo muyespecial para un escritor que ha trabajado en ella, y que en ella hasudado y maldecido y tal vez conocido unos pocos minutos detriunfo y satisfacción. Conservo en la memoria muchashabitaciones así: una diminuta en Ambach, cerca de Munich, conel techo tan bajo que no podía permanecer de pie en un extremo,habitación que había sido el cuarto de la doncella, en una posada;una habitación gélida y con goteras en una pequeña ciudad de lacosta de Inglaterra, habitación cuyas grietas yo solía tapar tandesesperadamente como si me encontrase en un buque a punto denaufragar; una habitación en Florencia con una estufa de leña queestaba empeñada en no quemar nada; una habitación en Romacuyo interior, cuando pienso en él, evoca el recuerdo de muchotrabajo y un gran desbarajuste curiosamente combinados. Debidoa la naturaleza solitaria del oficio de escribir, estos recuerdos yemociones tan vivos no pueden compartirse con nadie.

En la vertiente agradable está la sensación de encontrarsecompleta y felizmente absorto en un libro mientras uno lo estáescribiendo, tanto si tardas seis semanas como seis meses omucho más. Hay que proteger al libro mientras se escribe —es unaequivocación grave, por ejemplo, enseñar parte de él a alguien quecon toda seguridad lo criticará cruelmente y posiblemente te haráperder confianza en ti mismo—, pero, a su manera, la redaccióndel libro te protegerá de toda suerte de golpes emocionales, deíndole destructiva, que, de no ser por el libro, podrían herirte yconfundirte.

La precariedad y el aislamiento de la existencia del escritortienen su contrapartida cuando su fortuna aumenta un poco: unopuede tomar el avión e ir a pasar un par de semanas en Mallorca,fuera de temporada, mientras sus amistades no pueden abandonarla ciudad. O se puede uno asociar a un amigo que piensa viajar deAcapulco a Tahití en una embarcación desvencijada, sin queimporte la duración del viaje, del que posiblemente saldrá materialpara un libro. La vida del escritor es muy desembarazada y libre, ysi hay estrecheces, proporciona cierto consuelo el hecho de que nosomos los únicos que las padecen y nunca lo seremos, mientras

Page 94: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

94 Patricia Highsmith

Suspense

siga existiendo la raza humana. La economía suele ser unproblema y los escritores siempre andan preocupados por suculpa, pero esto forma parte del juego. Y el juego tiene sus reglas:la mayoría de los escritores y artistas necesitan tener dos trabajosen sus años jóvenes, uno que les proporcione dinero y otroconsistente en realizar su propia obra. Incluso es algo peor queeso. La Authors League informa de que el noventa y cinco porciento de los escritores norteamericanos necesitan tener otroempleo durante toda la vida para que les cuadren los números. Sila naturaleza no te ha concedido esta fuerza extra, el amor a laescritura y la necesidad de escribir te la darán. Al igual que losboxeadores, puede que empecemos a flaquear después de lostreinta años, es decir, que no podamos seguir tirando con cuatrohoras de sueño, y que empecemos a quejarnos de los impuestos ya tener la sensación de que el objetivo de la sociedad es dejarnos atodos sin trabajo. Recordemos que los artistas han existido ypersistido, como el caracol y el celacanto y otras formas invariablesde vida orgánica, desde mucho antes de que la humanidad soñaracon gobiernos.

Page 95: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

95 Patricia Highsmith

Suspense

BIBLIOGRAFÍA

Extraños en un tren (Strangers on a Train, 1949).El precio de la sal /Carol (The Price of Salt, con el seudónimo

Claire Morgan, 1952, reeditado con su nombre como Carol, 1989).El cuchillo (The Blunderer, 1954, reeditado en 1956 como

Lament for a Lover).A pleno sol /El talento de Ripley (The Talented Mr. Ripley,

1955).Mar de fondo (Deep Water, 1957).Miranda the Panda Is on the Veranda (obra para el público

infantil, ilustrada y en verso, coescrita con Doris Sanders, 1958).Un juego para los vivos (A Game for the Living, 1958).Ese dulce mal (This Sweet Sickness, 1960).El grito de la lechuza (The Cry of the Owl, 1962).Las dos caras de enero (The Two Faces of January, 1964).La celda de cristal (The Glass Cell, 1964).Crímenes imaginarios /El cuentista (The Story-Teller, 1965,

editado el mismo año en Gran Bretaña como A Suspension ofMercy).

Page 96: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

96 Patricia Highsmith

Suspense

Suspense. Cómo se escribe una novela de intriga (ensayo,Plotting and Writing Suspense Fiction, 1966, revisado y ampliado en1981).

El juego del escondite (Those Who Walk Away, 1967).El temblor de la falsificación (The Tremor of Forgery, 1969).Once (relatos, The Snail-Watcher and Other Stories, 1970,

editado el mismo año en Gran Bretaña como Eleven).La máscara de Ripley / Ripley bajo tierra (Ripley

Underground, 1970).Rescate por un perro (A Dog's Ransom, 1972).El amigo americano /El juego de Ripley (Ripley's Game, 1974).Pequeños cuentos misóginos (relatos, editado por primera vez

en alemán, 1974, Little Tales of Misogyny).Crímenes bestiales (relatos, The Animal-Lover's Book of

Beastly Murder, 1975).El diario de Edith (Edith's Diary, 1977, también conocido

como Edith's Journal).A merced del viento (relatos, Slowly, Slowly in the Wind,

1979).Tras los pasos de Ripley /El muchacho que siguió a Ripley

(The Boy Who Followed Ripley, 1980).La casa negra (relatos, The Black House, 1981).Gente que llama a la puerta (People Who Knock on the Door,

1983).Sirenas en el campo de golf (relatos, Mermaids on the Golf

Course, 1985).El hechizo de Elsie (Found in the Street, 1986).Catástrofes (relatos, Tales of Natural and Unnatural

Castastrophes, 1987)Small g, un idilio de verano (Smagl g: a Summer Idyll, 1995)Los cadáveres exquisitos (1995, selección de relatos escritos

entre 1960 y 1990)Pájaros a punto de volar (Primera parte de Nothing that Meets

the Eye: The Uncollected Stories, 2002, relatos escritos entre 1938 y1949)

Una afición peligrosa (Segunda parte de Nothing tha Meets theEye: The Uncolleted Stories, 2002, relatos escritos entre 1950 y1970)

Page 97: Patricia Highsmith Suspense Ediciones Veneno

97 Patricia Highsmith

Suspense

Índice

PREFACIO / 4Capítulo 1 El germen de una idea / 6Capítulo 2 Básicamente, sobre la utilización de experiencias / 13Capítulo 3 El relato breve de suspense / 21Capítulo 4 Desarrollo / 27Capítulo 5 Idear argumentos / 37Capítulo 6 El primer borrador / 42Capítulo 7 Las dificultades / 55Capítulo 8 El segundo borrador / 65Capítulo 9 Las revisiones / 69Capítulo 10 La historia de una novela: La celda de cristal / 72Capítulo 11 Algunas notas sobre el suspense en general / 87BIBLIOGRAFÍA / 95