new york times español 6 setiembre de 2015

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Copyright © 2015 The New York Times DOMINGO 6 DE SEPTIEMBRE DE 2015 Una colaboración con INTERNATIONAL WEEKLY Fuentes: Administración General de Aduanas de China, vía datos de CEIC (datos comerciales); Reuters (mercado bursátil, PIB oficial); Capital Economics; Lombard Street Research THE NEW YORK TIMES Por qué China Inquieta al Mundo La economía de China, por mucho tiempo fuente confiable de crecimiento, se tambalea, provocando preocupaciones que ahora sacuden a los mercados bursátiles mundiales. Países que venden materias primas a China, como Australia y Brasil, enfrentan vientos en contra. Alemania exporta maquinaria y automóviles a China, lo que había sido un contrapeso para el lento crecimiento en Europa. $500 mil millones de dólares *En miles de millones de dólares 300 100 El comercio de China del 2013 con cada país Valor total de importaciones más exportaciones Estados Unidos Japón Rusia Hong Kong Malasia Taiwán Corea del Sur Alemania Brasil Australia EXPORTACIONES IMPORTACIONES COMERCIO TOTAL $368* 153 521 Estados Unidos $385 16 401 Hong Kong $150 162 313 Japón $91 183 274 Corea del Sur $41 157 197 Taiwán $67 94 162 Alemania $38 98 136 Australia $46 60 106 Malasia $36 54 90 Brasil $50 40 Rusia Exportaciones y importaciones de China a: 89 VENTANA Buscan saber por qué trastornos y violencia afligen a los varones. Continúa en la página 2 INTELIGENCIA Vigilan vestimenta femenina. PÁG. 2 EL MUNDO Mantiene opio a aldea mexicana. PÁG. 3 CIENCIA Y TECNOLOGÍA Una erupción afectó hasta las artes. PÁG. 6 ARTE Y DISEÑO Con guerra antidrogas atraen público. PÁG. 8 Cuando se ve la luz Se populariza el estudio de la masculinidad China exporta incertidumbre Por JESSICA BENNETT Michael Kimmel se paró al frente del salón de clases. “¿Qué significa ser un buen hombre?”, preguntó el profesor de sociología, de 64 años, al grupo, compuesto en su mayoría de estudiantes de nivel licenciatu- ra. “Cariñoso”, respondió un alumno sentado adelante. “Antepone las necesidades de los demás”, señaló otro joven. “Hones- to”, dijo un tercero. En un pizarrón blanco, Kimmel listó cada término bajo el encabeza- do Buen Hombre. “Ahora, díganme lo que significa ser un verdadero hombre”, les pidió. “Se hace cargo; impone autori- dad”, declaró un alumno de tercer semestre. “Toma riesgos”, añadió un estu- diante de posgrado en sociología. “Significa reprimir cualquier ti- po de debilidad”, aportó otro. Kimmel señaló a la lista del Buen Hombre, y luego a la del Verdade- ro Hombre. “Vean la discrepancia. Creo que los hombres estadouni- denses están confundidos respecto a lo que significa ser un hombre”. Esto es estudios masculinos: la búsqueda académica de lo que sig- nifica ser un varón en el mundo ac- tual. Todos los días, aparentemen- te, surge otra noticia sobre hombres en crisis: enfermedades mentales, suicidios, terrorismo, violaciones, tiroteos masivos, accidentes aéreos o jóvenes varones de color abatidos por la policía. “Tenemos un tiroteo masivo en Estados Unidos cada dos o tres se- manas”, apuntó Kimmel. “Y siem- pre que sucede, hablamos sobre armas o salud mental. Pero no ha- blamos sobre cómo todos estos ti- radores son varones. Necesitamos entender cómo la masculinidad afectó su experiencia”. Kimmel es el fundador y director del Centro para Estudios del Hom- bre y la Masculinidad en la Univer- sidad Stony Brook, en Long Island, Nueva York, que pronto arrancará el primer programa de maestría en “estudios de masculinidades” (en plural), para reconocer que hay “más de una forma de ser un hom- bre”, explicó Kimmel. El argumento a favor de los estu- dios de la mujer tiene mucho tiempo de ser claro. Los estudios feminis- tas dieron pie a investigación, teo- rías y activistas que trabajaron pa- ra incluir a la mujer en los libros de historia de los que, en gran medida, habían sido relegadas. Sin embargo, hasta hace poco, los estudios masculinos nunca pa- recieron ser realmente necesarios. La literatura era esencialmente un estudio de las cosas que los hombres escribían, y la historia del arte, un Por KEITH BRADSHER HONG KONG — El gigante de materias básicas BHP Billiton gastó enormemente durante años, extrayendo mineral de hierro en Australia, cobre en Chile y petróleo en la costa de Trinidad, al tiempo que los pe- didos de commodities aumenta- ban por parte de su cliente más grande, China. Ahora, BHP retrocede, en- frentado con una decreciente economía china que ya no será la misma fuerza dominante en las materias básicas. Las ga- nancias están cayendo y la com- pañía está recortando su presu- puesto para gastos de inversión en más de dos tercios. El rápido crecimiento de China en la última década dio nueva forma a la economía del mundo, lo que creó un poderoso motor de estrategias corpora- tivas, mercados financieros y decisiones geopolíticas. China parecía tener el ímpetu para proporcionar una fuente esta- ble de ganancias. Pero crecien- tes temores económicos sobre el país, que culminaron en un reciente revés en el mercado global, obligan a una amplia reflexión. China, si bien aún es una presencia grande y pene- trante en la economía global, ahora exporta incertidumbre alrededor del mundo con el potencial para un crecimiento desigual y oscilaciones voláti- les, lo que obliga a las industrias que han edificado sus estrate- gias y planeado sus ganancias en torno a China a hacer reva- loraciones. Las multinacionales indus- triales y de materias básicas enfrentan las preocupaciones más apremiantes. No sólo las compañías ree- valúan sus suposiciones. Rusia había estado recurriendo a Chi- na para llenar el vacío financie- ro dejado por los bajos precios del petróleo y las sanciones occidentales. Venezuela, Nige- ria y Ucrania han dependido de inversiones y préstamos de China. El dolor ha sido particular- mente agudo para Brasil. Las importaciones chinas más dé- biles de minerales y soja han sacudido a toda Latinoaméri- ca. La incertidumbre respecto a China podría limitar el margen de maniobra para que los fun- cionarios aborden la aletargada economía brasileña en un mo- mento en que el resentimiento supura a causa de las medidas Las lecciones impactantes de la vida pueden llegar cuando uno me- nos las espera, y a cualquier edad. Un ejemplo es el mantra recién ad- quirido después de los 60 años por la bloguera Domi- nique Browning: “soy demasiado vieja para esto”. Se aplica en parte a tareas físicas que el cuerpo es menos capaz de realizar con la edad, pero principalmente se trata de la men- te. “Pasé años, desde antes de ser adolescente, sintiéndome insegura acerca de mi apariencia”, escribió Browning en The New York Times. Ahora, no se permite ser presa de pensamientos tan destructivos. Si llega a subir algunos kilos, “no pasa nada. No voy a perder sueño por ello”. También, notó, es “dema- siado vieja para tratar de cambiar a la gente”. Así que cuando las perso- nas tóxicas entran a su vida, “sim- plemente me alejo”. Esta manera de abordar las cosas es liberadora, escribió Browning: “evito mucho sufrimiento y, como todos sabemos, eso abunda sin tener que buscar más”. Este enfoque aplica a cualquier edad y se puede decir lo mismo de una revelación que compartió Nick Bilton, quien escribe en The Times: deberíamos siempre hacer nuestro mejor trabajo, porque nunca sabe- mos el papel que podría jugar en la vida de alguien más. Tomó esa lección de una anécdota sobre Steve Jobs y una mesera, en que el cofundador de Apple no vaciló en insistir que le diera un servicio sobresaliente. Ella había escogido la profesión de mesera, razonó Jobs, y por ende “debería ser la mejor”. Esa idea vino a la mente de Bilton esta primavera cuando cuidaba a su madre, quien tenía cáncer. Después de que recibió el pronóstico de que le quedaban sólo dos semanas de vida, Bilton dedicó ese tiempo a ser su chef personal y se entregó en cuerpo y alma a la labor. A su madre particularmente le en- cantaban los camarones. Una noche, Bilton ordenó unos a un restaurante tailandés cercano. Al llegar a reco- ger la comida, observó en el lugar a “una docena de hombres y mujeres que trabajaban ardua y frenética- mente frente a cocinas calientes y la- vavajillas, con ayudantes y meseros entrando y saliendo a toda prisa”, y las palabras de Jobs le vinieron a la mente. Lo que estos empleados no sabían es que la cena que cocinaron para la madre de Bilton esa noche sería su última. Claro, en la práctica hacer el mejor trabajo no es tan fácil cuando tantos empleos son tediosos. Parte del pro- blema, como escribió el profesor de psicología Barry Schwartz en The Times, es que el trabajo a menudo está “estructurado bajo la suposi- ción de que lo hacemos sólo porque tenemos que hacerlo”. La investigación ha mostrado que “los lugares de trabajo que ofrecen a los empleados un trabajo desafiante, interesante y valioso, y en el cual podían ejercer cierto criterio, eran más rentables que los que trataban a los empleados como piezas en una máquina de producción”, escribió Schwartz. Propuso darles a los empleados más voz y voto en cómo hacen su labor, ofrecerles más oportunidades de aprender y crecer, y escuchar lo que tienen que decir. Sobre todo, escribió, a cada empleado le debería quedar claro cómo su trabajo mejora la vida de las personas, con el “pero” que ese trabajo debería, en realidad, mejorar la vida de las personas. TESS FELDER Sus comentarios son bienvenidos en [email protected]. Continúa en la página 2 CHEN WEIFENG/EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY La economía china parecía fuente estable de ganancias, pero su desaceleración obliga a sus socios comerciales a reevaluar su relación con ese país. OWEN SMITH BRIAN BLANCO PARA THE NEW YORK TIMES Un restaurante en Florida. Según Steve Jobs, los meseros deberían dar lo mejor de sí.

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Copyright © 2015 The New York Times

DOMINGO 6 DE SEPTIEMBRE DE 2015Una colaboración con INTERNATIONAL WEEKLY

Fuentes: Administración General de Aduanas de China, vía datos de CEIC (datos comerciales);Reuters (mercado bursátil, PIB oficial); Capital Economics; Lombard Street Research THE NEW YORK TIMES

Por qué China Inquieta al MundoLa economía de China, por mucho tiempo fuente confiable de crecimiento, se tambalea, provocando preocupaciones que ahora sacuden a los mercados bursátiles mundiales. Países que venden materias primas a China, como Australia y Brasil, enfrentan vientos en contra. Alemania exporta maquinaria y automóviles a China, lo que había sido un contrapeso para el lento crecimiento en Europa.

$500mil millones de dólares

*En miles de millones de dólares

300100

El comercio de China del

2013 con cada país

Valor total de importacionesmás exportaciones

Estados Unidos

Japón

Rusia

Hong Kong

Malasia

TaiwánCorea del Sur

Alemania

Brasil

Australia

EXPORTACIONES

IMPORTACIONES

COMERCIO TOTAL

$368*

153

521

EstadosUnidos

$385

16

401

HongKong

$150

162

313

Japón

$91

183

274

Coreadel Sur

$41

157

197

Taiwán

$67

94

162

Alemania

$38

98

136

Australia

$46

60

106

Malasia

$36

54

90

Brasil

$50

40

Rusia

Exportaciones y importacionesde China a:

89

VENTANA

Buscan saber por qué trastornos y violencia afligen a los varones.

Con tinúa en la página 2

INTELIGENCIA

Vigilan vestimenta femenina. PÁG. 2

EL MUNDO

Mantiene opio a aldea mexicana. PÁG. 3

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Una erupción afectó hasta las artes. PÁG. 6

ARTE Y DISEÑO

Con guerra antidrogas atraen público. PÁG. 8

Cuando se ve la luz

Se populariza el estudio de la masculinidad

China exporta incertidumbre

Por JESSICA BENNETT

Michael Kimmel se paró al frente del salón de clases. “¿Qué significa ser un buen hombre?”, preguntó el profesor de sociología, de 64 años, al grupo, compuesto en su mayoría de estudiantes de nivel licenciatu-ra.

“Cariñoso”, respondió un alumno sentado adelante.

“Antepone las necesidades de los demás”, señaló otro joven. “Hones-to”, dijo un tercero.

En un pizarrón blanco, Kimmel listó cada término bajo el encabeza-do Buen Hombre. “Ahora, díganme lo que significa ser un verdadero hombre”, les pidió.

“Se hace cargo; impone autori-dad”, declaró un alumno de tercer semestre.

“Toma riesgos”, añadió un estu-diante de posgrado en sociología.

“Significa reprimir cualquier ti-po de debilidad”, aportó otro.

Kimmel señaló a la lista del Buen Hombre, y luego a la del Verdade-ro Hombre. “Vean la discrepancia. Creo que los hombres estadouni-

denses están confundidos respecto a lo que significa ser un hombre”.

Esto es estudios masculinos: la búsqueda académica de lo que sig-nifica ser un varón en el mundo ac-tual. Todos los días, aparentemen-te, surge otra noticia sobre hombres en crisis: enfermedades mentales, suicidios, terrorismo, violaciones,

tiroteos masivos, accidentes aéreos o jóvenes varones de color abatidos por la policía.

“Tenemos un tiroteo masivo en Estados Unidos cada dos o tres se-manas”, apuntó Kimmel. “Y siem-pre que sucede, hablamos sobre armas o salud mental. Pero no ha-blamos sobre cómo todos estos ti-

radores son varones. Necesitamos entender cómo la masculinidad afectó su experiencia”.

Kimmel es el fundador y director del Centro para Estudios del Hom-bre y la Masculinidad en la Univer-sidad Stony Brook, en Long Island, Nueva York, que pronto arrancará el primer programa de maestría en “estudios de masculinidades” (en plural), para reconocer que hay “más de una forma de ser un hom-bre”, explicó Kimmel.

El argumento a favor de los estu-dios de la mujer tiene mucho tiempo de ser claro. Los estudios feminis-tas dieron pie a investigación, teo-rías y activistas que trabajaron pa-ra incluir a la mujer en los libros de historia de los que, en gran medida, habían sido relegadas.

Sin embargo, hasta hace poco, los estudios masculinos nunca pa-recieron ser realmente necesarios. La literatura era esencialmente un estudio de las cosas que los hombres escribían, y la historia del arte, un

Por KEITH BRADSHER

HONG KONG — El gigante de materias básicas BHP Billiton gastó enormemente durante años, extrayendo mineral de hierro en Australia, cobre en Chile y petróleo en la costa de Trinidad, al tiempo que los pe-didos de commodities aumenta-ban por parte de su cliente más grande, China.

Ahora, BHP retrocede, en-frentado con una decreciente economía china que ya no será la misma fuerza dominante en las materias básicas. Las ga-nancias están cayendo y la com-pañía está recortando su presu-puesto para gastos de inversión en más de dos tercios.

El rápido crecimiento de China en la última década dio nueva forma a la economía del mundo, lo que creó un poderoso motor de estrategias corpora-tivas, mercados financieros y decisiones geopolíticas. China parecía tener el ímpetu para proporcionar una fuente esta-ble de ganancias. Pero crecien-tes temores económicos sobre el país, que culminaron en un reciente revés en el mercado global, obligan a una amplia reflexión. China, si bien aún es una presencia grande y pene-trante en la economía global,

ahora exporta incertidumbre alrededor del mundo con el potencial para un crecimiento desigual y oscilaciones voláti-les, lo que obliga a las industrias que han edificado sus estrate-gias y planeado sus ganancias en torno a China a hacer reva-loraciones.

Las multinacionales indus-triales y de materias básicas enfrentan las preocupaciones más apremiantes.

No sólo las compañías ree-valúan sus suposiciones. Rusia había estado recurriendo a Chi-na para llenar el vacío financie-ro dejado por los bajos precios del petróleo y las sanciones occidentales. Venezuela, Nige-ria y Ucrania han dependido de inversiones y préstamos de China.

El dolor ha sido particular-mente agudo para Brasil. Las importaciones chinas más dé-biles de minerales y soja han sacudido a toda Latinoaméri-ca. La incertidumbre respecto a China podría limitar el margen de maniobra para que los fun-cionarios aborden la aletargada economía brasileña en un mo-mento en que el resentimiento supura a causa de las medidas

Las lecciones impactantes de la vida pueden llegar cuando uno me-nos las espera, y a cualquier edad. Un ejemplo es el mantra recién ad-quirido después de los 60 años por la

bloguera Domi-nique Browning: “soy demasiado vieja para esto”.

Se aplica en parte a tareas físicas que el cuerpo es menos capaz de realizar con la edad, pero

principalmente se trata de la men-te. “Pasé años, desde antes de ser adolescente, sintiéndome insegura acerca de mi apariencia”, escribió Browning en The New York Times. Ahora, no se permite ser presa de pensamientos tan destructivos.

Si llega a subir algunos kilos, “no pasa nada. No voy a perder sueño por ello”. También, notó, es “dema-siado vieja para tratar de cambiar a la gente”. Así que cuando las perso-nas tóxicas entran a su vida, “sim-plemente me alejo”.

Esta manera de abordar las cosas es liberadora, escribió Browning: “evito mucho sufrimiento y, como todos sabemos, eso abunda sin tener que buscar más”.

Este enfoque aplica a cualquier edad y se puede decir lo mismo de una revelación que compartió Nick Bilton, quien escribe en The Times: deberíamos siempre hacer nuestro mejor trabajo, porque nunca sabe-mos el papel que podría jugar en la vida de alguien más.

Tomó esa lección de una anécdota sobre Steve Jobs y una mesera, en que el cofundador de Apple no vaciló en insistir que le diera un servicio sobresaliente. Ella había escogido la profesión de mesera, razonó Jobs, y por ende “debería ser la mejor”.

Esa idea vino a la mente de Bilton esta primavera cuando cuidaba a su madre, quien tenía cáncer. Después de que recibió el pronóstico de que le quedaban sólo dos semanas de vida, Bilton dedicó ese tiempo a ser su chef personal y se entregó en cuerpo y alma a la labor.

A su madre particularmente le en-cantaban los camarones. Una noche,

Bilton ordenó unos a un restaurante tailandés cercano. Al llegar a reco-ger la comida, observó en el lugar a “una docena de hombres y mujeres que trabajaban ardua y frenética-mente frente a cocinas calientes y la-vavajillas, con ayudantes y meseros entrando y saliendo a toda prisa”, y las palabras de Jobs le vinieron a la mente. Lo que estos empleados no sabían es que la cena que cocinaron para la madre de Bilton esa noche sería su última.

Claro, en la práctica hacer el mejor trabajo no es tan fácil cuando tantos empleos son tediosos. Parte del pro-blema, como escribió el profesor de psicología Barry Schwartz en The Times, es que el trabajo a menudo está “estructurado bajo la suposi-ción de que lo hacemos sólo porque tenemos que hacerlo”.

La investigación ha mostrado que “los lugares de trabajo que ofrecen a los empleados un trabajo desafiante, interesante y valioso, y en el cual podían ejercer cierto criterio, eran más rentables que los que trataban a los empleados como piezas en una máquina de producción”, escribió Schwartz.

Propuso darles a los empleados más voz y voto en cómo hacen su labor, ofrecerles más oportunidades de aprender y crecer, y escuchar lo que tienen que decir. Sobre todo, escribió, a cada empleado le debería quedar claro cómo su trabajo mejora la vida de las personas, con el “pero” que ese trabajo debería, en realidad, mejorar la vida de las personas.

TESS FELDER

Sus comentarios son bienvenidos en [email protected]. Continúa en la página 2

CHEN WEIFENG/EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY

La economía china parecía fuente estable de ganancias, pero su desaceleración obliga a sus socios comerciales a reevaluar su relación con ese país.

OWEN SMITH

BRIAN BLANCO PARA THE NEW YORK TIMES

Un restaurante en Florida. Según Steve Jobs, los meseros deberían dar lo mejor de sí.

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INTERNATIONAL WEEKLY

NANCY LEE Editora ejecutivaTOM BRADY Editor en jefeALAN MATTINGLY Editor

The New York Times International Weekly620 Eighth Avenue, New York, NY 10018

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THE NEW YORK TIMES SE PUBLICA SEMANALMENTE EN LOS SIGUIENTES DIARIOS: SÜDDEUTSCHE ZEITUNG, ALEMANIA CLARÍN, ARGENTINA DER STANDARD, AUSTRIA LA RAZÓN, BOLIVIA FOLHA Y GAZETA DO POVO, BRASIL GUELPH MERCURY, THE HAMILTON SPECTATOR, TORONTO STAR Y WATERLOO REGION RECORD, CANADÁ LA SEGUNDA, CHILE EL ESPECTADOR, COLOMBIA EL PAÍS, ESPAÑA THE DALLAS MORNING NEWS Y U-T SAN DIEGO, ESTADOS UNIDOS MANILA BULLETIN, FILIPINAS PRENSA LIBRE, GUATEMALA LA REPUBBLICA, ITALIA ASAHI SHIMBUN, JAPÓN DIARIO DE YUCATÁN,

EL NORTE, EXPRESO Y REFORMA, MÉXICO EL DIARIO, MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS EL NUEVO DIARIO, NICARAGUA CORREO, PERÚ LISTIN DIARIO, REPÚBLICA DOMINICANA TODAY, SINGAPUR

E L M U N D O

2 DOMINGO 6 DE SEPTIEMBRE DE 2015THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

de austeridad propuestas.La debilidad en China incluso obliga a

los funcionarios de la Reserva Federal de Estados Unidos a pensar más global-mente, al tiempo que consideran elevar las tasas de interés. William C. Dudley, presidente de la Reserva Federal de Nue-va York, ha dicho que un incremento en las tasas este mes parecía menos proba-ble que hace unas semanas.

“Todo el mundo se centra ahora en China, viendo esta crisis desplegarse”, dijo Armando Monteiro Neto, ministro de Desarrollo y Comercio Exterior de Brasil.

El problema es que la verdadera fuerza de la economía china —y las políticas que el liderazgo adoptará para abordar cual-quier debilidad— es difícil de discernir. El crecimiento de China, que el Gobierno reporta en 7 por ciento al año, es amplia-mente cuestionado. Grandes partes del sector de servicios del país siguen cre-ciendo, como la atención médica.

Pero las señales en los sectores indus-triales, donde otros países y compañías extranjeras tienen la mayor participa-ción gracias al comercio, pintan un pano-rama más débil.

A las preocupaciones se suma la fatal explosión en un depósito de productos químicos peligrosos en Tianjin, que ha retrasado los embarques a través de uno de los puertos más grandes de China.

El liderazgo, preocupado por mante-ner la estabilidad social, ha tomado ac-ciones agresivas para apuntalar al mer-cado bursátil, inyectar dinero al sistema financiero y estimular la economía. Pero el presidente Xi Jinping no tiene mucha experiencia en el manejo de una rece-sión.

Muchos ejecutivos de compañías y economistas globales dicen que pronos-ticar el crecimiento de China se ha vuelto tan difícil que, por el momento, se están protegiendo.

“No puedo tomar ninguna decisión a largo plazo con base en lo que sucede

hoy, así que sólo mantengo a nuestra flota funcionando hasta que tengamos un po-co de dirección”, dijo Tim Huxley, direc-tor de Wah Kwong Maritime Transport Holdings, una compañía de embarques de Hong Kong.

Los problemas se han estado acumu-lando durante meses en áreas como ma-terias básicas y productos industriales, donde la desaceleración en China tiene efectos enormes.

Vale, el gigante minero brasileño, se apresura para deshacerse de bienes. En Australia, Vale y su socio japonés, la Su-mitomo Corporation, vendieron una mi-na de carbón en julio en 1 dólar, luego de haber sido valuada en más de 600 millo-nes hace tres años. En Argentina, inten-ta vender una mina de potasa en la que invirtió más de 2.000.000.000 de dólares.

Las repercusiones de las materias básicas han sido particularmente dolo-rosas para los mercados emergentes. El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff está siendo blanco de críticas por depen-der de China. Las exportaciones de Bra-sil a China cayeron 23.6 por ciento en los primeros siete meses del año comparado con el mismo periodo en 2014.

Se suponía que China sería el salva-dor financiero de Rusia. El año pasado, ésta firmó un contrato de gas natural de 400.000.000.000 de dólares con China. És-ta ayudaría a financiar un gasoducto de casi 4.000 kilómetros para enviar com-bustible desde Siberia. Pero los precios que China está dispuesta a pagar por el gas están bajando tanto que quizá ya no valga la pena construirlo.

Durante años, Alemania ha estado bien posicionada para lucrar con el cre-cimiento chino porque se especializa en máquinas y demás equipo de fábrica. Ahora los exportadores alemanes ven señales de presión.

Andrew Mackenzie, director de BHP, capturó una amplia opinión corporativa cuando habló con entusiasmo sobre el potencial de China en la década por venir y predijo una continua rentabilidad. Sin embargo, admitió que lo más probable era que la producción de acero del país “crecerá más lentamente”, citando un pronóstico que calcula sólo un 1.14 por ciento al año, cifra que suena más a Eu-ropa que a China.

ejercicio en lo que pintaban los varo-nes.

No obstante, un programa para el estudio de la masculinidad incor-poraría estudios académicos que abarcan múltiples disciplinas, desde labor social hasta literatura y salud, apuntó Kimmel. Plantearía pregun-tas como: ¿qué es lo que hace hombre a un hombre, y cómo les enseñamos a los niños varones a ocupar esos papeles? Estudiaría los efectos de la raza y la sexualidad en la identi-dad masculina y la influencia de los medios y la cultura pop. También les permitiría a los académicos tomar fe-nómenos no relacionados— suicidios masculinos y el hecho de que es me-nos probable que los varones hablen sobre sus sentimientos, por ejemplo, o el colapso económico y la tendencia masculina a tomar riesgos— y tratar de conectar los puntos.

“Muchos hombres aún definen la masculinidad como alguien que puede mantener a su familia, que puede luchar contra un tigre y pro-teger”, aseveró Daphne C. Watkins, presidenta de la Asociación Estadou-nidense de Estudios Masculinos, la primera mujer en ocupar ese puesto. “Lo que me gustaría ver es que poda-mos ampliar esas definiciones”.

Los estudios sobre masculinidades conllevan diversos grados de escep-ticismo. Algunos académicos han señalado que es una moda demasia-do pasajera como para ameritar una investigación académica seria. Otros temen que pudiera desviar recursos de los estudios feministas.

Sin embargo, crece el público de Kimmel. ONU Mujeres, la entidad de las Naciones Unidas dedicada a la igualdad de género, trabajará con Kimmel para desarrollar una serie de talleres para varones en los cam-pus universitarios. En mayo, la Aso-ciación Estadounidense de Estudios Masculinos organizó un taller sobre “La impartición de estudios del hom-bre”, porque la demanda es muy alta, indicó el organismo.

Esa urgencia es producto de varias cosas, dijo Kimmel. Para empezar, el debate de la igualdad femenina pare-ce estar por doquier, con la atención puesta en el papel que juegan los va-rones para ayudarlas a alcanzar la igualdad, y por qué también les be-neficia a ellos. Un sondeo arrojó que cuatro de cada nueve varones decla-ró que era más difícil ser un hombre hoy comparado con la generación de sus padres, debido al auge económico de las mujeres.

Los estudiosos se preguntan: si tuviéramos un mejor entendimiento de los varones, ¿cuántos de los males del mundo podríamos tratar de solu-cionar?

“Hay un documento del Pentágono en el que Lyndon B. Johnson señala que no se quiere retirar de Vietnam porque él no sería visto como viril”, señaló Kimmel.

“Éste es el presidente de EE.UU. demostrando su masculinidad”.

NACHO DOCE/REUTERS

El desacelerado sector importador chino sacude a Brasil, que vendía grandes cantidades de productos agropecuarios como soja a China.

EE.UU. progresa lentamente

Proponenestudiaral hombre

Los celulares son salvavidas para inmigrantes

El mercado chino se sacude y exporta gran inquietud

Por MATTHEW BRUNWASSER

BELGRADO, Serbia — Las decenas de miles de inmigrantes que han inundado los Balcanes en semanas recientes nece-sitan techo, agua y comida, igual que los millones de personas por todo el mundo desplazadas por las guerras. Pero tam-bién juran que existe algo sin lo que no pueden vivir: una estación de recarga de celulares.

“Cada que voy a un país nuevo, compró una tarjeta SIM y activo internet y des-cargo el mapa para ubicarme”, explicó Osama Aljasem, de 32 años, maestro de música de Deir al-Zour, Siria, mientras se encontraba sentado en Belgrado, tra-zando su siguiente camino hacia el norte de Europa.

“Nunca podría haber llegado a mi des-

tino sin mi teléfono inteligente”, agregó. “Me siento estresado incluso cuando em-pieza a bajar la carga de la batería”.

La tecnología ha transformado esta crisis de refugiados, en particular al fa-cilitar el movimiento de millones de per-sonas más. Ha intensificado la presión sobre rutas que resultan exitosas, como ésta que atraviesa los Balcanes, donde unas 3.000 personas cruzaban a diario la frontera de Grecia a Macedonia, informó recientemente la ONU.

Los mapas de los teléfonos inteligen-tes, las aplicaciones de GPS y los medios sociales se han convertido en herramien-tas esenciales. Los inmigrantes depen-den de ellas para subir actualizaciones en tiempo real sobre rutas, arrestos, movimientos de guardias fronterizos y transporte, así como lugares donde que-darse y precios, mientras que al mismo tiempo se mantienen en contacto con fa-miliares y amigos.

Gran parte del cambio es impulsado por las decenas de miles de sirios de cla-se media que han sido desplazados por la guerra. Tales herramientas también son utilizadas por inmigrantes desde África y Medio Oriente hasta Afganistán y Pa-kistán.

Los traficantes anuncian sus servicios en Facebook, con fotografías de ciudades de destino y ofertas generosas.

En Tráfico a Europa, un grupo en idioma árabe en Facebook, un trafican-te ofrece un descuento del 50 por ciento para niños menores de 5 años. El precio de 1.700 euros de Estambul a Tesalónica, Grecia, incluye traslado en auto entre ambos lados de la frontera, con un cruce a pie de dos horas.

Este grupo, con unos 6.000 miembros, es muestra de un nuevo mundo de me-dios sociales disponibles para los que emprenden el peligroso recorrido a Eu-ropa.

De hecho, la autonomía que brindan las apps podrían estar mermando el ne-gocio del tráfico de personas.

“Los traficantes están perdiendo clien-tes porque la gente está yendo sola, gra-cias a Facebook”, dijo Mohamed Haj Ali, de 38 años, quien trabaja con una agencia de ayuda humanitaria en Belgrado.

La única parte del viaje por la que la mayoría de los inmigrantes aún les pa-gan a los traficantes es el cruce de Tur-quía a Grecia, apuntó.

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados ha

repartido 33.000 tarjetas SIM entre refu-giados sirios en Jordania.

Pawel Krzysiek, del Comité Interna-cional de la Cruz Roja, en Damasco, Siria, indicó que los smartphones les permitían a los refugiados interactuar con agencias internacionales

Mohammed Salmoni, de 21 años, de Kabul, Afganistán, quien se había dete-nido para recargar su teléfono en Belgra-do, le atribuyó el haberle salvado la vida.

El joven lo usó para sortear una cami-nata de 40 horas a través de la provincia afgana de Nimruz hasta Zahedán, Irán. “Fue muy peligroso”, comentó.

Por NELSON D. SCHWARTZ

No hace mucho tiempo, Estados Unidos era considerado la tortuga de la economía mundial, al menos en comparación con potencias emer-gentes como China y Brasil.

Sin embargo, lento, pero firme parece estar ganando la carrera. La economía estadounidense continúa en expansión, mientras que las anti-guas liebres de Asia, Sudamérica y otras regiones flaquean.

La evidencia más reciente de este cambio llegó el 27 de agosto, cuando el Departamento de Comercio hizo una revisión marcadamente al al-za a su estimación de crecimiento económico en el segundo trimestre, de una estimación inicial del 2.3 por ciento a un saludable ritmo anual del 3.7 por ciento.

Al mismo tiempo, el Departamen-to del Trabajo reportó otra baja en los reclamos semanales de seguro de desempleo.

“Más que cualquier otra econo-

mía desarrollada, EE.UU. depende de la demanda interna”, indicó Carl R. Tannenbaum, economista titular en la firma de servicios financieros Northern Trust, en Chicago. “Esto debe posicionarnos para resistir las consecuencias de la reciente volati-lidad de los mercados”.

La tasa de crecimiento no se ha apartado mucho del 2.5 al 3 por cien-to anual, de acuerdo con Nariman Behravesh, economista en jefe en IHS, firma privada de previsiones e investigación en Estados Unidos.

El experto explicó que la econo-mía estadounidense ahora enfrenta límites, incluyendo la jubilación de la generación de posguerra, un me-nor crecimiento de la población y dé-biles ganancias en la productivida.

“Estamos creciendo el doble de rápido de Europa y tres veces más rápido que Japón”, afirmó Behra-vesh. “Para una economía madura, esto es lo más rápido que podemos crecer”.

Simon Romero, Jack Ewing, Andrew E. Kramer, Paul Mozur y Vinod Sreeharsha contribuyeron con reportes a este artículo.

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INTELIGENCIA/MONA ELTAHAWY

Vigilan la moralidad en EgiptoEL CAIRO

A fines de junio, el sistema judicial criminal de Egipto, tristemente célebre por el retraso en sus trabajo, encontró tiempo para enjuiciar y condenar a Reda al-Fouly bajo cargos de “incitar el libertinaje”. Menos de un mes después, otras dos mujeres fueron encarceladas en espera de una investigación por el mismo cargo. Fueron arrestadas luego de que abogados actuando en privado las acusaron de violentar la decencia pública.

Las tres mujeres son bailarinas del vientre cuyo presunto delito fue actuar en “videos inmorales” disponibles en YouTube. Para ser precisos, las mujeres bailaban con vestuarios que revelaban sus piernas y su escote, en videos que uno tenía que buscar activamente. Pero en Egipto, y gran parte de Medio Orien-te, “incitar el libertinaje” es como violar la seguridad nacional. Es un término general lo suficientemente flexible para usarlo contra una variedad de oponen-tes morales y es activado para unir a las personas —independientemente de su ideología política— en la indignación moral.

Casos recientes en Egipto, Sudán y

Marruecos son un recordatorio de que las mujeres y los hombres homosexua-les con frecuencia son acusados. Proce-sar “delitos morales” así permite que los regímenes conservadores y sus so-ciedades se congratulen de su habilidad para controlar a las mujeres.

Al día siguiente de que Fouly fue sen-tenciada a un año de prisión, el principal fiscal de Egipto fue asesinado por un co-che-bomba. Luego, en julio, insurgentes jihadistas en la región norteña del Sinaí organizaron una audaz serie de ataques contra las fuerzas de seguridad.

Ahora el presidente Abdel Fattah el-Sisi ha emitido una ley antiterrorismo que incluye una controvertida medida que prohíbe que los periodistas repor-ten cualquier cosa sobre los ataques de los milicianos que se desvíe de la línea oficial.

Ante este telón de fondo de una crisis de seguridad, cuando el régimen de Egipto respaldado por militares y sus oponentes de milicias armadas están trabados en una lucha mortal, invo-lucrando arrestos arbitrarios, juicios espurios, bombazos y asesinatos, los videos en YouTube de bailarinas del vientre difícilmente son lo que viene a

la mente como principal ejemplo de una “incitación” peligrosa. Pero en vez de desechar los casos contra las bailarinas como un absurdo desperdicio de tiempo y dinero, los tribunales los persiguieron.

Sin duda, Egipto no es el único país de mayoría musulmana en la región obse-sionado con vigilar el cuerpo de la mujer. En Sudán, en junio, 10 estudiantes —mu-jeres de entre 17 y 23 años— fueron acu-sadas de “vestir de manera indecente” tras ser arrestadas afuera de su iglesia en Jartum.

El artículo 152 del código criminal de Sudán permite que la “policía de mora-lidad” del país castigue a las mujeres por andar sin velo o incluso por usar pantalones. Tales leyes son socialmente divisivas: las sudanesas de familias acomodadas o con conexiones políticas a menudo pueden escapar de la senten-cia de 40 azotes y sólo pagar una multa. Las mujeres con menos ventajas llevan la peor parte.

Marruecos, monarquía con un go-bierno islamista electo, ha oscilado entre posiciones sociales relativamente progresistas y un estricto apego a las estipulaciones de moralidad de su códi-go penal, a veces con aparente motiva-

ción política. En abril, por ejemplo, Hicham Man-

souri, activista en una organización que apoya el periodismo de investigación, fue sentenciado a 10 meses de cárcel por adulterio. (La mujer que presuntamente era su pareja y que declaró al tribunal estar separada de su esposo, recibió una sentencia similar). Los partidarios de Mansouri dijeron que los arrestos fue-ron en represalia por su investigación de la vigilancia del Estado.

Pero Marruecos también ha ofrecido un antídoto a los peligros de las leyes de moralidad. En julio, dos mujeres marroquíes fueron absueltas de cargos de inmoralidad por usar faldas que se dijo eran demasiado delgadas y ceñidas. Fueron arrestadas en Agadir, luego de que encargados de tiendas, que habían molestado y acosado a las mujeres, las reportaron a la policía.

Bajo la ley marroquí, una ofensa que involucra “obscenidad pública” conlleva una pena de hasta dos años de cárcel. Los cargos incitaron una protesta na-cional. Cientos de abogados ofrecieron defender a las mujeres, más de 27.000 marroquíes firmaron una petición para liberarlas y miles más realizaron míti-

nes en Agadir y Casablanca.En una época en que rufianes asesi-

nos decapitan, violan y esclavizan se-xualmente en nombre de su autodecla-rado Estado Islámico, uno pensaría que el largo de las faldas y el escote estarían más abajo en la lista de escándalos mo-rales de Medio Oriente.

Los grupos de derechos dicen que el actual régimen en Egipto ha realizado la represión más cruel contra la comu-nidad gay desde la era Mubarak, mucho peor que cualquier cosa bajo el presiden-te Mohamed Morsi de la Hermandad Musulmana durante su año en el cargo.

La lección es que la “política de respe-tabilidad” tiene el poder de unir a regí-menes militares y fanáticos religiosos por igual.

Estaremos verdaderamente libres só-lo cuando la moralidad y la decencia ya no dependan de vigilar el largo de una falda, criminalizar videos sugestivos o atrapar a grupos vulnerables con el tér-mino global de acusaciones de libertina-je. ¿Qué es más indecente: la tortura, las decapitaciones, los coche-bombas y la encarcelación masiva, o mirar la piel de una mujer?

La realidad es que todos estamos encadenados mientras castiguemos a aquellos a quienes la sociedad juzga como “libertinos” y “pervertidos”. Es momento de eliminar de los códigos penales de Medio Oriente estas leyes de moralidad, que sirven sólo a los hipócri-tas y misóginos.

Mona Eltahawy es autora de “Headscarves and Hymens: Why the Middle East Needs a Sexual Revolution” y editorialista invitada. Envíe sus comentarios a [email protected].

PETER NICHOLLS/REUTERS

Una estación de recarga en un campamento para inmigrantes en Calais, Francia camino a Inglaterra.

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E L M U N D O

DOMINGO 6 DE SEPTIEMBRE DE 2015 3THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por ELLEN BARRY y MANSI CHOKSI

PUNE, India - Toda la semana, la gente entró y salió del bonito bungalow donde vive la familia Lodha.

En una cama en un rincón de una sala grande, rodeado de una multitud de vi-sitantes respetuosos, el patriarca de la familia, Manikchand Lodha, de 92 años, ayunaba para morir. Era la culminación de un acto de santhara, una inanición voluntaria a la que cada año se someten cientos de miembros de la religión auste-ra y antigua del jainismo.

Tres años antes, una caída dejó a Lod-ha postrado en la cama. Primero, re-nunció a placeres como el té y el tabaco. Luego a cosas que le encantaban, como

ver televisión. Renunció a la medicina, al incluso rechazar un colchón de aire para mitigar sus llagas. El 10 de agosto, tomó el voto antiguo y dejó de comer y beber agua. Cuando murió, el 16 de agosto, el hogar fue adornado con banderines.

“Mírenos, ¿acaso parece que estamos de luto?”, comentó Sunita, la nuera de Lodha. “Estamos celebrando, porque uno de nuestros familiares ha logrado algo grandioso”.

Lodha hizo el voto el mismo día que un juez del alto tribunal en el estado de Rajastán declaró que el ayuno era una forma de suicidio, que es ilegal bajo las leyes indias.

Es una cuestión constitucional espi-nosa para India, que consagra tanto el

derecho a la vida como el derecho a las prácticas religiosas. Los rituales religio-sos están entretejidos con la vida cotidia-na en India. Líderes indios, desde Gandhi hasta Narendra Modi, se han sometido a ayunos estrictos.

El 31 de agosto, la Su-prema Corte del país sus-pendió la prohibición. La suspensión probablemente estará en vigor por lo me-nos cuatro años, hasta que llegue la decisión para una audiencia.

Los jainistas, que suman unos 6 millones de fieles, son prominentes en los cír-culos empresariales de In-dia —dominan la industria de los diamantes— pero ocasionalmente, también deciden dejar todo de lado y vivir como monjes descal-zos y errantes.

Ninguna práctica es más demandante que santhara, que se men-ciona por primera vez en textos escritos hace 1.500 años y deriva de un término de la antigua lengua prácrita que signi-fica “lecho de pasto”. De acuerdo con la doctrina jainista, el suplicio, que general-

mente debe tener la aprobación de un gu-rú y de los parientes de quien lo practica, quema la capa de karma que obstruye el alma.

En 2006, un activista llamado Nikhil Soni presentó una demanda en los tribu-nales argumentando que la práctica vio-laba la prohibición del suicidio en India.

Los líderes jainistas se están movi-lizando para presentar una apelación ante la Suprema Corte, y recientemente encabezaron manifestaciones por todo el país.

Mientras tanto, las familias ya no anuncian los ayunos de sus parientes co-mo lo hicieron alguna vez, en periódicos y pósters.

Babulal Jain Ujjwal, quien publica un boletín sobre asuntos jainistas desde Mumbai, ha contado un promedio de 450 santharas al año en los últimos seis años, pero dijo que los reportes habían bajado marcadamente esta primavera, quizás porque las familias las mantenían en secreto.

En Líbano se acumulan la basura y las indignidades

Un ritual de ayuno mortal choca con las leyes indias

Luchadora políticadistancia a seguidores

Guerrero, la nueva tierra del opio

Por THOMAS FULLER

RANGÚN, Myanmar — Las foto-grafías enmarcadas de Daw Aung San Suu Kyi, ganadora del Premio Nobel, cubren las paredes de su pequeña sa-la, pero U Myo Khin, un activista vete-rano pro democracia, tiene palabras severas para la mujer a la que idolatró durante años como guerrera contra la dictadura.

“El objetivo aún es la democracia, pe-ro su comportamiento es autoritario”, dio Myo Khin, quien fue prisionero po-lítico durante 12 años. “Está perdiendo a gente como nosotros que hemos sido sus partidarios firmes durante mucho tiempo”.

Durante años, fue tabú entre los activistas en pro de la democracia en Myanmar hablar mal de Aung San Suu Kyi, quien se convirtió en un icono global de la democracia y símbolo de la resistencia contra la opresión cuando Myanmar fue gobernado por una bru-tal junta militar. Cualquier crítica a La Dama, como se le conoce en el país, era

vista como complicidad con los gene-rales.

Pero al acercarse las elecciones —co-micios descritos por algunos como una oportunidad única para las fuerzas de-mocráticas— Aung San Suu Kyi es cri-ticada por activistas, comentaristas e intelectuales. La acusan de un enfoque intransigente en el manejo de su par-tido, cuestionan su decisión de aliarse con un ex general hoy marginado y dicen que pasa por alto la oportunidad de crear una gran coalición de fuerzas democráticas, incluyendo a grupos ét-nicos minoritarios cuyo apoyo podría ser crucial tras las elecciones.

Para una mujer que sacrificó la ma-yor parte de dos décadas luchando contra la dictadura, gran parte de ese tiempo bajo arresto domiciliario, es profundamente paradójico que se use la palabra autoritaria para describirla, incluso entre sus aliados en su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND).

Cuando se le preguntó qué pensaba del término, U Nyan Win, vocero del partido, no lo pensó dos veces.

“Estoy de acuerdo”, dijo.Sin embargo, dijo que la cultura po-

lítica birmana ha incluido desde hace mucho una toma de decisiones jerár-quica, y su partido no es la excepción. Retrató a Aung San Suu Kyi, quien cumplió 70 años en junio, como ago-biada por el trabajo, batallando para delegar poder y no siempre recibiendo información precisa sobre decisiones cotidianas dentro de la organización.

Su partido fue duramente criticado durante el proceso de selección de can-didatos para las elecciones del 8 de no-viembre. Algunos de los líderes del mo-vimiento democrático, ex prisioneros políticos conocidos como la Generación 88, fueron en gran parte pasados por alto. Esas decisiones provocaron enojo y deserciones. Varios miembros rebel-des del partido fueron expulsados.

A medida que la controversia aumen-taba, la respuesta de Aung San Suu Kyi pareció arrogante y condescendiente a algunos. “La LND es un partido po-lítico y tenemos reglas”, se le citó en Radio Free Asia. “Si no pueden seguir estas reglas, no pueden trabajar para la LND”.

La Constitución del país, escrita por la junta militar antes de entregar el poder a un gobierno cuasi civil en 2011, asigna una cuarta parte de los escaños del Parlamento al Ejército. Esto signi-fica que si las fuerzas democráticas no se alían con el Ejército, para tener una simple mayoría deberán obtener dos terceras partes de los escaños elegidos por sufragio.

Además, una cláusula en la Consti-tución impide que Aung San Suu Kyi aspire a la presidencia, pues prohibe que cualquiera con un cónyuge o hijos extranjeros sea presidente. Su esposo, quien murió en 1999, era ciudadano bri-tánico, al igual que sus dos hijos.

Los críticos de Aung San Suu Kyi dicen que su alianza con Thura Shwe Mann, un ex general de la junta que en-cabeza una facción del establishment militar, pero no goza de las simpatías de otras facciones, inquietó al alto man-do del Ejército. En agosto, Shwe Mann fue expulsado como dirigente del Par-tido de la Unión, Solidaridad y Desarro-llo por el presidente y sus partidarios en el Ejército.

Daw Nyo Nyo Thin, miembro inde-pendiente del parlamento regional de Rangún, dice sentirse “confundida” por las decisiones de Aung San Suu Kyi.

¿Es autoritaria la ganadora del No-bel?

“Tenemos muchas historias”, dijo Nyo Nyo Thin. “Pero este no es el mo-mento de hablar”.

Por AZAM AHMED

EL CALVARIO, México — Con sus ma-nos ágiles, pies pequeños y bajo centro de gravedad Angélica Guerrero Ortega es una excelente recolectora de opio.

Asignada a un área de la Sierra Ma-dre del Sur, donde una cosecha récord de ama-pola cubre las laderas de montañas en trazos de verde, rosa y mora-do, se abre paso por las pendientes con la habi-lidad de una bailarina.

Aunque tímida, se anima cuando des-cribe su oficio: las delicadas ranuras al bulbo, el paciente raspado de la resina, el ganar más en un día que sus padres en una semana.

El que tenga sólo 15 años no es tan im-portante para la gente de su pequeño pueblo en las montañas. En un paisaje de páramo de oportunidades, los ingresos pesan más que la educación.

“Es la mejor opción para nosotros”, di-jo Angélica, recargada en una choza en su aldea, donde casi todos los niños tra-bajan los campos. “Allá abajo en la ciu-dad no hay nada para nosotros, ninguna oportunidad”.

Un auge está en marcha, reflejando una problemática simbiosis entre Méxi-co y Estados Unidos.

Las autoridades de ambos países di-cen que la producción mexicana de opio aumentó en un 50 por ciento sólo en 2014, resultado de un voraz apetito estadouni-dense, empobrecidos campesinos mexi-canos y emprendedores cárteles de la droga.

Los adictos a los medicamentos re-cetados en EE.UU. buscan drogas más baratas, al tiempo que medidas repre-sivas contra el abuso de los calmantes ha vuelto sumamente costoso al hábito. Y la legalización de la marihuana en al-gunas entidades de Estados Unidos ha

disminuido los precios, llevando a mu-chos agricultores mexicanos a cambiar de cultivos. Los cárteles, mientras tanto, se han adaptado, entrando a mercados estadounidenses otrora reservados pa-ra heroína de mayor calidad del sureste asiático.

En EE.UU, donde las muertes por so-bredosis de heroína aumentaron en un 175 por ciento entre 2010 y 2014, los polí-ticos y agentes antinarcóticos se movili-zan para responder. En México, donde la violencia de los cárteles de las drogas se ha sentido en todo el país, el Gobierno re-porta que erradicó una cantidad récord de hectáreas de cultivo de amapola el año pasado.

En ninguna parte son más aparentes

los estragos de ese aumento que en Gue-rrero, el estado más violento de la nación, donde facciones rivales de las drogas li-bran una sangrienta guerra de compe-tencia y desapariciones silenciosas que han paralizado a la región. Aquí, los agri-cultores cada vez más optan por cultivar amapola para ganarse la vida a duras pe-nas en lugares como El Calvario, donde el Gobierno apenas existe.

El gobernador de Guerrero reciente-mente comparó a su estado con Afga-nistán, el mayor productor de opio en el mundo. “Estamos casi iguales, aunque nosotros somos sólo un estado y ellos son un país”, dijo el gobernador Rogelio Or-tega Martínez.

A diferencia de Afganistán, Guerrero,

sede de los famosos hoteles de Acapulco, no es una zona de guerra sin cuartel. Pe-ro hay una similitud.

“No es la producción de droga lo que genera subdesarrollo”, dijo Antonio Ma-zzitelli, director en México de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. “Es al revés”.

O, en palabras de un campesino de El Calvario: “no hay orden aquí. Estamos gobernados por los narcos”.

Los pobladores ven poco daño en cul-tivar opio. Aquí nadie usa la droga. Y el aislamiento genera cierta indiferencia. El Calvario, aunque está a sólo unos kiló-metros de la capital estatal, está aislado, a una hora en auto por caminos sin asfal-tar en la montaña. En el pueblo de unos 100 habitantes, algunos campesinos ni siquiera tienen claro para qué se usa el opio.

José Luis García, agricultor en El Cal-vario, reflexionó sobre la ética de culti-var amapolas. “La culpa no es de los que cultivan el opio”, dijo. “Es de los idiotas que lo consumen”.

Para los campesinos, el cultivo de opio tiene cierta lógica. Es una planta resis-tente, con dos temporadas de cultivo. Lle-var la mercancía al mercado también es sencillo: los traficantes vienen por ella.

Los agricultores y autoridades dicen que el comercio cae bajo el control del Cártel de Sinaloa, encabezado por Joa-quín Guzmán Loera, mejor conocido como El Chapo, el capo más célebre del mundo, que se escapó en julio de la pri-sión más segura de México. Su regreso al juego de las drogas es bien visto cen Guerrero.

La necesidad de trabajar es primor-dial, es la razón por la que Arturo Gue-rrero, de 13 años, y su primo Agustín, de 17, dejaron la escuela este año.

“Si pudiera seguir estudiando, me ha-bría gustado ser soldado”, dijo Arturo. “Pero eso ya quedó atrás”.

Por ANNE BARNARD

BEIRUT, Líbano — Con semblante triste, Mohammad Rizk se encontraba sentado en su tienda de sándwiches a la espera de clientes. El aroma de pollo al horno se mezclaba con el hedor de una pila de basura justo afuera. El montón de desechos ahora dominaba el borde del pavimento donde antes aguardaban en sus autos los clientes que iban por sánd-wiches para llevar.

Rizk, de 39 años, tiene una licenciatura en economía. Pero sin influencia en nin-guno de los partidos políticos sectarios de Líbano, dijo, no pudo obtener un em-pleo en ese campo y terminó preparando shawarma (carne en trompo) en una mi-núscula tienda. Fue un destino que acep-tó hasta este verano, cuando un impasse político puso un alto a la recolección de basura, un servicio público relativamen-te confiable en unpaís con muy pocos de ellos, y envió a los manifestantes a las calles.

“Basta. Ya basta”, dijo Rizk, al decla-

rar que se uniría a los manifestantes si sólo pudiera darse el lujo de abandonar la tienda. “No había electricidad y dijimos, ‘OK’. No había agua y dijimos, ‘OK’. Pero ¿la basura?”.

Las crecientes pilas de basura son el colmo de la indignidad, la máxima expre-sión física de un sistema político fallido que ha dejado el Estado incapaz de llevar a cabo hasta las funciones más básicas: ésa es la queja central de los manifestan-tes, que llaman a su movimiento “Uste-des apestan”.

Tras una sangrienta guerra civil de 15 años que terminó en 1990, el poder y los recursos en Líbano esencialmente se re-partieron entre los ex combatientes, en un sistema de patrocinio político secta-rio. La eterna inercia del Gobierno, cla-sificado como el cuarto menos eficiente en el mundo por el Foro Económico Mun-dial, obstruye todo desde lo grandioso hasta lo mundano.

Eso es suficientemente malo en épo-cas normales, pero éstas no son épocas

normales: el conflicto caótico y asesino en el país vecino de Siria ha obligado a Líbano, una nación de 4 millones de per-sonas, a albergar a más de 1.3 millones de refugiados.

La crisis de la basura es sólo la señal más reciente de la disfunción política. No ha habido un presidente en más de un año, pero los libaneses apenas se dan cuenta, dicen a menudo en broma, ya que el Gobierno normalmente hace tan poco por ellos.

Por ejemplo, el país no puede generar suficiente energía, forzando a la gente a suscribirse a generadores privados o prescindir de ella durante horas.

Y en una nación cuyos recursos hi-dráulicos son la envidia de algunos de sus vecinos, el agua municipal fluye sólo a ciertas horas en ciertos días.

Los profesores se declaran en huelga con regularidad; de otra manera, indicó Dalal Zawawi, un manifestante, simple-mente no recibirían su sueldo a tiempo. Unas comunidades al sur de Beirut se al-

zaron después de que un relleno sanitario cerca del pueblo de Naimeh exce-dió su capacidad y el Go-bierno nunca ofreció una solución. Los manifestan-tes bloquearon el camino al relleno, desatando la crisis de la basura.

Incluso los sirios que huyen de la gue-rra dicen estar impactados por la falta de infraestructura en Líbano.

En Basta, una mujer que caminaba entre la basura mientras hacía sus com-pras comentó que había ido a las mani-festaciones no sólo porque los alimentos se pudrían en su refrigerador a causa de

los apagones, sino porque los problemas económicos obligaban a los miembros de su familia a vivir separados: dos de sus cinco hijos habían partido al extranjero para buscar trabajo y otro estaba a punto de marcharse.

“Me estoy asfixiando”, expresó. “Vivi-mos en el estancamiento”.

RODRIGO CRUZ PARA THE NEW YORK TIMES

Los niños dejan la escuela para recolectar amapola, ganando más en un día que sus padres en una semana.

MOHAMED AZAKIR/REUTERS

SERENA DE SANCTIS PARA THE NEW YORK TIMES

El jainista Manikchand Lodha hizo un voto de santhara y ayunó hasta morir este agosto.

Su partido tropieza al buscar el cambio democrático.

En aldeas aisladas, los cárteles encuentran mano de obra dispuesta.

YE AUNG THU/AGENCE FRANCE-PRESSE — GETTY IMAGES

Los críticos describen como autoritario al estilo de liderazgo de Daw Aung San Suu Kyi.

La basura en Beirut refleja la incapacidad

del Gobierno para manejar los servicios

básicos de ese país.

Page 4: new york times español 6 setiembre de 2015

E L M U N D O

4 DOMINGO 6 DE SEPTIEMBRE DE 2015THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por JODI RUDOREN y ISABEL KERSHNER

OFRA, Cisjordania — Yehuda Etzion no se arrepiente de ayudar a colocar bombas en los autos de alcaldes palesti-nos y tramar un bombazo en el Domo de la Roca, en los ochenta, y tampoco expre-sa remordimiento.

Sin embargo, ha reconsiderado el pa-pel de la violencia en la búsqueda de un reino mesiánico de Israel, al tiempo que contempla una nueva generación de radi-cales que él cree están corrompiendo su ideología compartida.

El envejeciente extremista de derecha, junto con gran parte del mundo judío, se sintió indignado por el incendio premedi-tado en la aldea cisjordana de Duma que cobró la vida de un niño de 18 meses y su padre, en julio.

Etzion, de 64 años, dice que asume “una responsabilidad parcial” por no tenderles la mano a los jóvenes fanáticos “para tratar de enderezar su manera

de pensar”, que él describió como una interpretación “superficial”, “infantil”, “distorsionada” e incluso “vulgar” de los textos judíos.

Tras haber dedicado las décadas des-de que fue liberado de prisión, en 1989, en su mayoría a escribir y editar libros, este integrante de la Resistencia Judía emitió una declaración de una cuartilla, concedió una entrevista a un periódico conservador y apareció en televisión para condenar el incendio provocado en Duma.

“Difícilmente encuentro palabras lo suficientemente fuertes para expresar cómo los rechazo y me deslindo de ellos”, declaró Etzion en su hogar en Ofra, un asentamiento cisjordano que él ayudó a fundar hace 40 años. “La violencia no jue-ga un papel ahora”, indicó. “Por el con-trario, lo que se necesita hoy es algo de tranquilidad, un entorno para dejar que crezca una planta joven”.

Etzion siempre se opuso a los ataques que tomaban como blancos a árabes al azar: veía a los alcaldes como blancos legítimos, “las cabezas de la serpiente”, pero argumentó en contra del ataque con granadas y armas de fuego perpetrado por sus camaradas en la universidad is-lámica en Hebrón, en 1983.

Pasar tiempo con Etzion es ver las diferencias y los vínculos entre la vieja resistencia y la juventud actual, tenien-do como telón de fondo a un Israel que se vuelve más religioso y a asentamientos más arraigados que nunca.

Los extremistas de los ochenta eran veteranos militares con preparación académica, padres de familia de treintai-tantos años con mucho que perder. Las autoridades israelíes describen a los de hoy como mayoritariamente jóvenes con estudios truncos que consumen drogas, algunos reclutados desde los 13 años y por lo general solteros. Pero comparten

la meta de sus antecesores de reempla-zar el estado democrático con una teo-cracia postsionista, así como algunas de sus tácticas: Duma y los ataques contra alcaldes palestinos marcaron el final de un periodo de 30 días de luto por los ju-díos asesinados a manos de palestinos.

Etzion tachó de “cobardes” los ata-ques que la juventud radical de hoy rea-liza contra iglesias, mezquitas y olivares

palestinos en respuesta a acciones del gobierno israelí para, por ejemplo, de-moler edificios ilegales en asentamien-tos.

No obstante, Etzion culpó a la evacua-ción israelí de asentamientos en la Fran-ja de Gaza, hace una década, de haber incitado la ira.

“Los jóvenes se preguntan a sí mis-mos, ‘¿quién es el Estado?’ ¿Acaso el Es-tado está del lado de la casa que fue cons-truida en la tierra de Israel, o del lado del bulldozer que ha venido a destruirla?”, manifestó. “Cuánto más decidan los jó-venes que el Estado es el bulldozer, dicen, ‘estoy en contra’ y ‘estoy listo para lan-zarle una bomba molotov al bulldozer’”.

Un extremista critica ataques contra palestinos

AHIKAM SERI PARA THE NEW YORK TIMES

Por SABRINA TAVERNISE

RAMENSKOYE, Rusia — Un baróme-tro básico de la actividad económica en este pueblo al sur de Moscú es el pirosh-ki, un pequeño pastel relleno de repollo y carne que es un elemento básico de la dieta rusa.

En épocas buenas se venden muy bien, cuando los viajeros hambrientos que se dirigen a su trabajo los agotan en Ari-na’s Hangout, una tienda cercana a la estación de trenes. Pero las ventas han bajado casi a la mitad, reflejo de la caída económica de Rusia.

“Físicamente hubo menos personas”, dijo Irina A. Safonova, propietaria del negocio, que en un día reciente entre semana servía pasteles a un puñado de clientes. “Antes había filas. Mire ahora”.

Los rusos están experimentando el primer descenso sostenido en los están-dares de vida en los 15 años desde que el presidente Vladimir V. Putin asumió el poder. El rublo ha caído a la mitad frente

al dólar, impulsado por el desplomante precio del petróleo, la sangre vital de la economía de Rusia. Como resultado, los precios de bienes importados se han disparado, haciendo que el té, el café ins-tantáneo y la ropa para niños se vuelvan repentina e impactantemente costosos.

Lo que empeora las cosas son las pro-hibiciones en represalia que Rusia ha im-puesto a importaciones de alimentos des-pués de que Estados Unidos y la Unión Europea impusieron sanciones por sus acciones en Ucrania, política que el mes pasado vio al Gobierno destruir miles de toneladas de lo que dijo eran productos alimenticios importados ilegalmente. El reducido suministro significa que lo que queda cuesta más. Los rusos están pagando un tercio más por el aceite de girasol, una quinta parte más por el yo-gurt y tres cuartas partes más por las zanahorias, de acuerdo con estadísticas oficiales.

La inflación ha reducido el poder de compra de los salarios rusos en más del 8 por ciento en el segundo trimestre, com-parado con el mismo periodo del año pa-

sado, de acuerdo con el Banco Central de Rusia. Y en una señal de que lo peor está lejos de terminar, la economía se contrajo en un marcado 4.6 por ciento en el segun-do trimestre, comparado con 2014, y ofi-cialmente entró en su primera recesión desde 2009.

“Es horrible”, dijo Elena Shcherbako-va, vendedora de zapatos cuyo ingreso, basado en parte en comisiones, ha caído casi un tercio desde el año pasado. Dice que ahora compra en supermercados de descuento, consume la salchicha más ba-rata y cuenta cuidadosamente los enva-ses de yogurt en lugar de sólo tirarlos en su carrito como solía hacerlo.

Los rusos son sumamente estoicos. Y los índices de popularidad de Putin han

permanecido altos desde que anexó Cri-mea el año pasado.

No obstante, las matemáticas resultan complicadas. En un borrador del presu-puesto emitido en julio, el Ministro de Finanzas propuso detener la práctica de elevar las pensiones para mantenerlas al ritmo de la inflación, medida que ases-taría un golpe a la base más leal de Pu-tin. La inversión ha colapsado desde las sanciones occidentales, lo que también bloqueó la habilidad de Rusia para pedir préstamos en los mercados globales.

Los oponentes de Putin arguyen que la narrativa nacionalista que inunda a Ru-sia está diseñada para distraer la aten-ción de la frágil situación económica. La describen como una lucha en todo hogar ruso entre la televisión (fuente de propa-ganda) y el refrigerador (cuyos decre-cientes contenidos podrían con el tiempo provocar descontento).

En Moscú, algunas de las personas educadas de las clases superiores coin-ciden. “Todo ese ruido ucraniano oculta nuestros problemas internos”, dijo Maria Novychkova, gerente en una compañía

textil, donde los empleados trabajan aho-ra semanas laborales de cuatro días.

La crisis en Ramenskoye ha sido gra-dual, pero destructiva. El pueblo ha in-tentado modernizarse, con un nuevo ae-ropuerto y una fábrica de jugos PepsiCo.

Safonova notó un descenso por prime-ra vez el otoño pasado. Había menos tra-bajadores trasladándose a Moscú, y los que quedaban gastaban menos. Los ca-jeros en el supermercado Kopeika sufrie-ron recortes en sus salarios. En marzo, PepsiCo anunció que la fábrica de jugos cerraría por la mala economía.

Para el verano, las ventas de la tienda de pasteles habían caído casi 50 por cien-to y Safonova tuvo que despedir a cuatro de sus ocho empleados.

Por todo Rusia, la crisis ha provocado un colapso en el consumo.

No obstante, el descontento parece evitar a Putin.

“Estamos muy orgullosos de que sea nuestro presidente”, dijo Vyacheslav, ge-rente jubilado de una fábrica, mientras empujaba un carrito casi vacío en el su-permercado.

Por GAIA PIANIGIANI

BOLONIA, Italia — Cuando Laurell Boyers, de 34 años, y su esposo Federi-co Bastiani, de 37, se mudaron juntos a Bolonia en 2012, no conocían a ningu-no de sus vecinos. Era una sensación solitaria.

“Todas mis amigas en mi país te-nían bebés, citas para que los niños jugaran, gente con quién hablar y yo me sentía muy excluida”, dijo Boyers, quien se mudó proveniente de Sudáfri-ca. “Nosotros no teníamos contactos familiares o de amistad aquí. Cono-cíamos gente de forma ocasional, pero ninguna en nuestra misma situación”.

Así que Bastiani se lanzó y colocó volantes a lo largo de su calle, Via

Fondazza, donde explicaba que había creado un grupo cerrado en Facebook para la gente que vivía allí. Estaba tratando de hacer algunos amigos nuevos.

En tres o cuatro días, el grupo ya tenía alrededor de 20 seguidores. Casi dos años después, dicen los residentes, caminar a lo largo de Via Fondazza ya no se siente como dar una caminata por un vecindario de una ciudad gran-de. En lugar de ello, es más bien como explorar un poblado pequeño, donde todos se conocen. El grupo cuenta hoy con 1.100 miembros.

“Ahora estoy obligada a hablar con todo el mundo cuando salgo de casa”, dijo Boyers en broma. “Es reconfor-

tante y a veces también agotador. Hay que tener cuidado con lo que se desea”.

La idea, la primera “calle social” de Italia, ha tenido tanto éxito que se ha popularizado más allá de Bolonia y los estrechos confines de Via Fondazza. Hay 393 calles sociales en Europa, Brasil y Nueva Zelanda, inspiradas por la idea de Bastiani, de acuerdo con el sitio en internet Social Street Italia, que fue creado a partir del grupo en Facebook para ayudar a otros a repli-car el proyecto.

Bolonia, una ciudad de tamaño mediano en el norte de Italia, es fa-mosa por su política progresista y sus cooperativas. Es hogar de lo que se considera que es la universidad más antigua de Italia y combina a una mul-titud joven y vibrante con residentes de mucho tiempo, conocidos por su sentido de comunidad.

En las ciudades grandes, los vecinos por lo general no tienen trato entre sí. Sin embargo, ahora los residentes de Via Fondazza se ayudan unos a otros a reparar electrodomésticos, hacer mandados y recargar baterías de automóviles. Intercambian boletos de tren y organizan fiestas.

“He notado que al principio la gente se pregunta si necesita pagar algo”, a cambio de la ayuda de otros, dijo Bastiani.

“Pero ese no es el punto”, añadió. “La mejor parte de esto es que rompe con todos los esquemas. Vivimos cer-ca y nos ayudamos unos a otros. Eso es todo”.

Ha “cambiado la forma de caminar en Via Fondazza”, dijo Francesca D’Alonzo, una egresada de derecho de 27 años, que se unió al grupo en 2013. “Nos saludamos, conversamos, nos preguntamos sobre nuestras vidas y ahora sentimos que pertenecemos aquí”, dijo.

En África peligra la población de buitres

Los rusos sienten el impacto de la creciente inflación

Alexandra Odynova contribuyó con reportes a este artículo.

Por MARC SANTORA

RESERVA NACIONAL MASAI MA-RA, Kenia — Cada verano, 500.000 ñus mueren en el curso de la traicionera mi-gración del Parque Nacional Serengue-ti, en Tanzania, a la Reserva Nacional Masai Mara, en Kenia. Y con la muerte llegan los carroñeros, ninguno más im-portante que el buitre.

Sin embargo, la población de aves que alguna vez hacía de esa mala fortuna un festín está en vías de colapsar, parte de un declive más amplio que desequili-bra los ecosistemas e ilustra los efectos trascendentales de la caza furtiva, el envenenamiento y otras intervenciones humanas.

“El panorama general a nivel mundial para los buitres es catastrófico”, aseveró Darcy Ogada, subdirectora de progra-mas de África en el Fondo Peregrino, una organización dedicada a salvar aves de rapiña.

En el primer estudio importante sobre el declive de buitres panafricanos en el curso de 30 años, los científicos descu-brieron que las poblaciones de ocho espe-cies de buitres se habían reducido en un 62 por ciento, en promedio. Siete de esas especies habían disminuido un índice de al menos un 80 por ciento en el curso de tres generaciones.

En algunas partes de África, los bui-tres son ultimados por cazadores furti-vos que envenenan los cuerpos de ani-males muertos con la esperanza de ma-tar las aves para que no sobrevuelen en círculos y llamen la atención de los guar-daparques. Un buitre puede detectar un elefante muerto en menos de 30 minutos, pero le puede tomar a un cazador más de una hora amputar colmillos de marfil.

En el Mara, uno de los bastiones natu-rales más grandes que aún quedan en el

mundo, los buitres son las víctimas involunta-rias del envenenamien-to a restos de animales que tiene la intención de acabar con carnívoros grandes, como las hienas, en un esfuerzo por proteger al ganado de los masai.

Por toda África, las amenazas a la fau-na silvestre son innumerables, pero gran parte de la atención se centra en los ani-males majestuosos de la sabana, como los leones y elefantes.

“Todos se olvidan de las Bettys las Feas de este mundo”, apuntó Munir Z. Virani, quien dirige los programas en África y el sureste asiático para el Fondo Peregrino.

Anthony Ole Tira, masai y copropie-tario del Campamento Matira en la re-serva, se hallaba junto a un río y apuntó a veintenas de cuerpos de animales en descomposición. Una semana antes, 900.000 ñus se habían precipitado al río presas del pánico. Miles murieron en la estampida.

Eso era normal; no así los restos putre-factos.

“Hace 10 años, esto habría sido limpia-do a esta altura”, señaló. “Hoy hay mu-chos lugares a lo largo del río Mara que no están tan limpios como lo estuvieron alguna vez porque no hay suficientes bui-tres”.

En el curso de decenas de millones de

años, los buitres han evolucionado hasta convertirse en los encargados de limpie-za más eficientes en el mundo salvaje. Gracias a sus jugos gástricos altamente ácidos, pueden comer carne con todo ti-po de infecciones sin enfermarse. Cuan-do los buitres se dan un festín con carne podrida, dejando limpios los huesos de animales, ponen fin a la amenaza de que se propaguen infecciones.

Ole Sairowa, de 67 años, un patriar-ca de la aldea, dijo que el uso de veneno comenzó hace dos décadas, cuando el Gobierno proporcionó “un polvo blanco peligroso” para acabar con los perros salvajes. Una década después, empezó a notar que había menos buitres.

Por ahora, los buitres siguen jugando su papel.

Una mañana reciente, les tomó 20 mi-nutos dejar limpia la osamenta de un ñu.

Parecía ser eficiente, pero Tira afirmó que la labor solía concluirse mucho más rápido, por muchos buitres más.

“Les tomaba cinco minutos”, recordó. “Si siguen desapareciendo los buitres, ¿se imagina? Todo este hermoso lugar quedaría convertido en una fosa pesti-lente”.

FOTOGRAFÍAS POR BEN C. SOLOMON/THE NEW YORK TIMES

Las acciones humanas amenazan el futuro del buitre.

En una reserva keniana, los buitres

se alimentan de ñus.

NADIA SHIRA COHEN PARA THE NEW YORK TIMES

La página en Facebook de Via Fondazza, en Bolonia, Italia, tiene más de mil miembros. Un bar ahí.

DIARIO DE BOLONIA

Vecinos en Italia se unen gracias a internet

Recién llegados a barrio italiano inician ‘calle virtual’ en Facebook.

Crece la lucha entre los refrigeradores vacíos y la propaganda oficialista.

“La violencia no juega un papel ahora. Lo que se necesita hoy

es algo de tranquilidad”.

YEHUDA ETZIONderechista israelí

Page 5: new york times español 6 setiembre de 2015

D I N E R O Y N E G O C I O S

DOMINGO 6 DE SEPTIEMBRE DE 2015 5THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por DAVID GELLES

Las grandes compañías de alimentos tienen un apetito insaciable por marcas más pequeñas que elaboran productos locales, orgánicos y socialmente res-ponsables. Cada vez que se anuncia un trato así, los fans de la compañía adqui-rida se preguntan si desaparecerá su in-tegridad. Y antes de que se convirtiera en un caso de estudio de cómo pueden tener éxito matrimonios así, la adquisi-ción de Ben & Jerry’s por parte de Unile-ver comenzó con dificultades.

Ben Cohen y Jerry Greenfield fun-daron su heladería gourmet en 1978. Poco después de abrir las puertas en Vermont, ofrecieron acciones exclusi-vamente a residentes del estado, con la esperanza de “repartir la riqueza” en su comunidad. Tras una oferta accionaria nacional en 1985, la compañía estable-ció una fundación y se comprometió a financiarla con el 7.5 por ciento de sus

ganancias anuales antes de impuestos.Los fundadores entonces idearon

una declaración de misión tripartita: elaborar el mejor helado del mundo, operar una compañía financieramente exitosa y “hacer del mundo un mejor lugar”.

Cuando Unilever ofreció comprar la compañía, en 2000, por una cuantiosa prima del 25 por ciento sobre su valor, ni Cohen ni Greenfield querían vender. Les preocupaba que Unilever operaría el negocio como una subsidiaria sin alma. Sin embargo, como empresa pú-

blica, Ben & Jerry’s tenía un deber fidu-ciario con sus accionistas. Tras mucha ansiedad, acordó vender la empresa a Unilever por 326 millones de dólares.

Rápidamente, algunos de los peores temores de los fundadores se hicieron realidad. Una planta de producción y un centro de distribución fueron cerrados, los trabajadores en las dos plantas y los representantes de ventas en las oficinas generales fueron despedidos.

Kevin Havelock, presidente de refri-gerios en Unilever, comparó la adquisi-ción con un matrimonio nuevo. “Hubo mucho aprendizaje que tuvo que darse”, dijo.

Pero hoy, dijo Rob Michalak, quien tiene 26 años de trabajar intermitente-mente en Ben & Jerry’s y hoy es director de misión social, la empresa sigue tan orientada a su misión como siempre. La receta para esta sociedad amistosa se estipuló en el acuerdo de adquisición.

Para asegurar que continuara la singu-lar cultura de Ben & Jerry’s, Unilever estableció un “consejo externo” encar-gado de supervisar la misión social de la heladería. Tras los despidos iniciales, Unilever terminó por dar a Ben & Je-rry’s autonomía en gran medida para seguir su propia agenda.

La compañía hoy ofrece a sus traba-jadores peor pagados más del doble del salario mínimo nacional. De acuerdo con su sitio en internet, utiliza sólo hue-vos de gallinas no criadas en jaulas. Y recientemente se convirtió en una Cor-poración B, una certificación voluntaria por parte de un grupo sin fines de lucro que designa a compañías que mantie-nen altos estándares sociales y ambien-tales.

“Hoy estamos haciendo más en el as-pecto de misión social de lo que jamás habíamos hecho en la historia de la com-pañía”, dijo Michalak.

Kenneth Rogoff tiene mucho tiempo de advertir sobre una potencial crisis financiera en China.

Rogoff, profesor de economía en la Universidad de Harvard, pronosticó

con precisión la crisis de deuda de la eurozona y durante años ha dicho a quien estuviera dispues-to a escuchar que China representaba la siguien-te gran amenaza para la economía mundial. De

nuevo, comienza a parecer que tenía razón.

“En la economía, las cosas tardan más tiempo en suceder de lo que uno pensaría y luego ocurren más rápido de lo que uno creería”, dijo hace poco Rogoff, al repetir una frase favorita del economista alemán Rudi Dornbusch.

Rogoff, quien es gran maestro de aje-drez, se ha forjado una carrera del estu-dio de las crisis financieras. Después de la de 2008, Rogoff coescribió “Esta vez es distinto”, un influyente libro que ana-lizó ocho siglos de crisis financieras.

Todas las crisis financieras, afir-maron él y Carmen M. Reinhart, su coautora, derivan del mismo problema: demasiada deuda.

Para comprender el ejercicio desata-do del mercado bursátil en días recien-tes en todo el mundo, sólo se necesita dar un vistazo al asombroso monto de deuda de China y a su trastabillante eco-nomía, y su habilidad para contagiar al resto del mundo.

“China es la clásica historia de ‘esta vez es distinto”, dijo Rogoff, mientras re-citaba las diferentes racionalizaciones del por qué el país se convenció a sí mis-mo —y a muchos otros— de que podía acumular deuda, pero de algún modo era inmune a las leyes gravitacionales

de la economía. Citó el control del Gobierno sobre los mercados, los millones de traba-jadores que migran a las ciudades y la tasa de ahorro del país de alrededor del 30 por ciento del ingreso disponible como sólo algunas de las razones por las que se dijo que

China era inmune a un bache económico severo.

“Es muy vulnerable”, añadió Rogoff. “Hay mucha deuda”.

Aún se desconoce precisamente cuán-ta resta, dada la poca transparencia del mercado de China. La deuda del país se elevó de 7 billones de dólares en 2007 a 28 billones para mediados de 2014, de acuerdo con un informe publicado este año por la firma de consultoría McKin-sey & Company, China. “Al ascender al 282 por ciento del PIB, la deuda de China como proporción del PIB, aunque mane-jable, es mayor que la de Estados Unidos o Alemania”, indicó el estudio de McKin-sey. “Varios factores son preocupantes: la mitad de los préstamos está directa o indirectamente relacionada con el mercado inmobiliario de China, cuentas bancarias en la sombra sin regulación en casi la mitad de los préstamos nuevos y la deuda de muchos gobiernos locales probablemente es insostenible”.

La pregunta es entonces, ¿qué tan in-terconectada está la economía de China con el resto del mundo?

Rogoff no es la primera persona que identifica a China como riesgo poten-cial. A principios de este año, Henry M. Paulson Jr., ex secretario del Tesoro de EE.UU., dijo, “francamente, no es cuestión de si sucede, sino de cuándo en-frentará el sistema financiero de China un ajuste de cuentas y tendrá que lidiar con una oleada de pérdidas crediticias y reestructuraciones de deuda”. Y el administrador de fondos de cobertura James Chanos tiene años de hacer sonar la alarma sobre China, al declarar hace poco: “lo que sea que piensen, es peor”.

Por supuesto, hay razones políticas significativas por las que China necesi-ta convencer al mundo y a sus propios ciudadanos de que puede manejar sus mercados financieros en convulsión y su economía desacelerada. “El colapso financiero lleva a un colapso social, lo que lleva a un colapso político”, dijo Ro-goff. “Ése es el verdadero temor”.

Rogoff señaló otro factor que ha con-tribuido a las calamidades financieras de China.

“La crisis en Tianjin se sumó a los pro-blemas”, dijo, en referencia a la mortal explosión en esa ciudad portuaria el 12 de agosto, que resultó en la muerte de más de 100 personas. Rogoff dijo que la explosión había socavado la credibili-dad del gobierno chino debido a que que-daron muchas preguntas sin responder.

Entonces, ¿cree Rogoff que China se encamina a un terrible “aterrizaje forzoso” que resultará en una recesión global?

Rogoff dijo creer que las últimas se-manas han planteado la posibilidad de una crisis significativa.

Sin embargo, con los billones de dóla-res que tiene China en reservas, piensa que podría contar con herramientas su-ficientes para evitar una calamidad que se extienda por todo el mundo. al menos por ahora.

Ven amenaza en filtros de publicidad

Profética advertenciarespecto a crisis china

En Canadá discuten por la miel de maplePor IAN AUSTEN

La senda escénica y estrecha que lle-va al campamento de azúcar de Robert Hodge está rodeada por una maraña de mangueras de plástico que extraen savia de 12.000 árboles. Al final del ca-mino, una choza desvencijada contiene bombas de ósmosis inversa para con-centrar la cosecha. Un evaporador de acero inoxidable, alrededor del tamaño de un camión, termina la conversión a miel de maple.

Sólo falta una cosa: la miel de maple.Durante semanas, guardias de segu-

ridad, contratados por la Federación de Productores de Miel de Maple de Que-bec, vigilaron la granja de Hodge. Luego un día, la federación decomisó más de 9.000 kilos del jarabe, la producción de todo un año, con valor de 60.000 dólares canadienses, o casi 46.000 dólares esta-dounidenses.

El incidente fue parte de la creciente batalla con granjeros como Hodge que infringen la ley al no participar en el rigurosamente controlado sistema de ventas y producción de la federación.

“Lo bueno es que no tengo 35 o 40 años porque empacaría todo mi equi-po de azúcar que es movible y me iría a EE.UU., definitivamente, en un minu-to,”, dijo Hodge, de 68 años.

Los árboles de Quebec producen más del 70 por ciento del abasto mundial de miel de maple. La federación, a su vez, ha usado ese dominio para restringir el suministro y controlar los precios.

Aprobada por el gobierno de la pro-vincia y respaldada por la ley, la fede-ración es de hecho un cartel, llamado la OPEP de la miel de maple por Simon

Trépanier, su director ejecutivo.En 1990, la federación se convirtió en

el único vendedor mayorista de la pro-ducción de la provincia y, en 2004, obtu-vo el poder para decidir quién produce miel de maple y cuánta.

En 2012, 18 millones de dólares de miel de maple fueron robados de la reserva estratégica global, una bodega donde la federación lo almacena. La policía arrestó a más de dos docenas de per-sonas; se espera que la primera vaya a juicio en noviembre.

Cuando la federación sospecha que los granjeros producen y venden fuera del sistema, coloca guardias en sus pro-piedades. Impone multas a productores y compradores que no siguen las reglas. En las situaciones más extremas, deco-misa la producción.

La federación no muestra remordi-miento.

“Tres cuartas partes de nuestros

miembros están felices o muy felices con lo que estamos haciendo”, dijo Tré-panier. “Esos productores viven gracias a la producción de miel de maple. Es su principal ingreso porque les otorgamos un ingreso estable”.

Hodge sostiene que se debería permi-tir que los agricultores establecieran su propio nivel de producción y vendieran directamente a los grandes comprado-res.

“Nos dicen rebeldes, dicen que es-tamos en una guerra del azúcar o algo así”, dijo Hodge, en su granja en Bury, Quebec.

Durante cientos de años, cuando muchas de las familias de Quebec eran rurales, grandes y pobres, recolectar savia de los árboles y convertirla en ja-rabe proporcionó un suministro barato de azúcar durante el año. Después de la Segunda Guerra Mundial, el proceso se volvió más una tradición, si bien agota-dora.

El desarrollo de los delgados tubos de plástico en los setenta permitió que los granjeros explotaran muchos más árboles, lo que permitió aumentar sig-nificativamente la producción. Pero la nueva tecnología no abordó la dudosa economía de la industria.

La savia adecuada fluye sólo cuando la temperatura del aire se eleva justo arriba del punto de congelación y termi-na con la primera ráfaga de clima cálido. Es casi imposible predecir la duración de ese periodo sumamente variable. En 2003, la mayoría de los miembros de la federación aprobó por votación hacer obligatorias las cuotas de producción. Bajo el sistema, los precios han subido

a 6.44 dólares canadienses el kilo para el jarabe de mejor calidad, comparados con los 4.72 dólares canadienses de 2004.

Los compradores de miel de maple se han enfurecido con la federación y con los crecientes precios.

La situación, afirman los detractores, podría provocar que compradores y productores se cambien a la vecina pro-vincia de New Brunswick, o a Vermont, en Estados Unidos. O los consumidores podrían simplemente optar por el jara-be artificial.

Hodge reconoce que desafía la ley. Cuando la cuota y el sistema centrali-zado de venta fueron introducidos, él siguió vendiendo directamente a un comprador en Ontario.

Al principio, pasó desapercibido. Lue-go, un terreno que rentaba para com-plementar su propiedad fue vendido en 2008 y el nuevo propietario contactó a la federación para averiguar la cuota. La venta directa de Hodge fue descubierta.

En opinión de Hodge, las restricciones del sistema entorpecen el crecimiento de la industria de Quebec. Es menos bu-rocrático, explica, que los compradores vayan a Vermont o New Brunswick.

“No acepto el sistema porque no creo en no poder vender nuestro producto”, dijo. “Simplemente creemos que ese producto es nuestro. Hemos hecho toda la labor”.

ANDREW ROSS

SORKINENSAYO

Después de su venta Ben & Jerry’s mantienesu misión progresista.

FOTOGRAFÍAS POR CHRISTINNE MUSCHI PARA THE NEW YORK TIMES

Por FARHAD MANJOO

El gran filósofo Homero Simpson al-guna vez describió memorablemente al alcohol como “la causa y la solución de todos los problemas de la vida”. La pu-blicidad en internet se asemeja un poco a eso: financia la mayoría del contenido que disfrutamos en la red, pero al mis-mo tiempo, los anuncios y la enorme maquinaria oculta que chupa datos de la que dependen para rastrearnos y trazar nuestro perfil son regularmente el peor aspecto de internet.

Ahora, cada vez más cibernautas evitan el exceso de anuncios en línea al instalar un filtro de publicidad. Este sof-tware sencillo y gratuito permite nave-gar por la red sin toparse con anuncios.

Los filtros de publicidad tienen años de existencia, pero su adopción ahora crece marcadamente. Eso ha generado un de-bate sobre la ética del bloqueo de publici-dad. Algunos editores y anunciantes se-ñalan que los filtros de publicidad violan el contrato implícito que rige a internet: la idea de que a cambio de contenido gra-tis, todos toleramos anuncios.

No obstante, a la larga, el bloqueo de publicidad podría conllevar un benefi-cio oculto para anunciantes y editores: si se vuelve generalizado, la industria publicitaria se verá obligada a producir anuncios más sencillos, menos invasi-vos y mucho más transparentes respec-to a cómo manejan nuestros datos.

Adobe y PageFair, una nueva compa-ñía irlandesa que da seguimiento al blo-queo de publicidad, calcularon recien-temente que los filtros costarían a los editores de internet casi 22.000.000.000 de dólares en ingresos este año.

Hoy, los filtros de publicidad están limitados en gran medida a los navega-dores de computadoras de escritorio. Pero iOS9, el sistema operativo para dispositivos móviles más reciente de Apple, incluirá soporte para filtros de publicidad cuando esté disponible en el otoño.

“Lo que probablemente sucederá es que de los 200 millones de personas que ya utilizan filtros de publicidad, diga-mos que la mitad tiene iPhones —todos ellos van a instalar una de estas cosas”,

manifestó Sean Blanch-field, director ejecutivo de PageFair.

Es importante señalar que PageFair tiene sus propios intereses que considerar, y algunos han acusado a la compañía de desatar un alarmismo egoísta. La compañía también vende tecnología que permite a los editores de internet determinar si los usuarios han instalado software de bloqueo de publicidad, y luego proyecta anuncios de todas formas, evadiendo los filtros.

La estrategia de PageFair para mi-tigar la indignación de los usuarios es que sólo mostrará anuncios que no sean “entrometidos”, apuntó Blanchfield. Esto significa que los anuncios no in-cluirán animaciones, no bloquearán contenido ni cargarán “rastreadores” que monitorean y le reportan a algún servidor desconocido lo que uno hace en una página electrónica.

PageFair es sólo una de las firmas

que intenta crear un ecosistema que produzca mejores anuncios. Ghostery ofrece un plug-in que permite buscar y bloquear herramientas de rastreo en línea, el código en una página que envía a comerciantes datos sobre nuestros há-bitos de navegación en internet.

La Oficina de Publicidad Interactiva ha estado trabajando para crear direc-trices respecto a las páginas web codi-ficadas de los rastreadores. “A medida que hemos observado la incidencia del bloqueo de publicidad, hemos dicho, ‘de acuerdo, es momento de poner restric-ciones en algunas de las áreas’”, dijo Scott Cunningham, administrador del laboratorio tecnológico del grupo.

Una adquisición que comenzó friamente recupera la calidez

Roger Hodge, quien aparece en la foto de abajo, fue multado por vender su jarabe de maple a los compradores en Ontario en forma directa y sin notificar a la federación. En la foto de arriba pueden verse los barriles que se almacenan en la reserva de la federación de miel de maple. La entidad tiene un sistema estricto que regula y limita la producción del jarabe en todo Canadá, e impone severas multas a quienes producen en exceso o venden por su cuenta.

STUART GOLDENBERG

EN LÍNEA: DULCE GUERRALos productores rebeldes de miel de Quebec prefieren las ventas directas. nytimes.com Busque ‘syrup’

Kenneth Rogoff

Page 6: new york times español 6 setiembre de 2015

C I E N C I A Y T E C N O L O G Í A

6 DOMINGO 6 DE SEPTIEMBRE DE 2015THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por NICHOLAS WADE

Sería difícil imaginar un ménage à trois satisfactorio para todos, en el que uno trata de ahuyentar a otro con un gas tóxico y un tercero se come a los retoños de los otros dos. Pero existe un arreglo así.

La historia comienza con la Gran Azul, una mariposa que pone sus huevos en las flores del orégano silvestre. La oruga se alimenta de los capullos de estas flores durante dos semanas y, una noche, cae al suelo. Entonces, la oruga es adoptada por una hormiga roja conocida como myrmi-ca. La oruga engaña a una hormiga ha-ciéndole creer que es una larva apartada de la colonia al adoptar la postura de la

larva y despedir un olor similar al de la especie de la hormiga.

Al ser llevada bajo tierra al hormi-guero de la myrmica, la oruga se da un festín con las larvas de las hormigas durante 10 meses, aumentando su peso casi 50 veces hasta que es momento de convertirse en una crisálida y luego en mariposa.

Investigadores encabezados por Da-rio Patricelli y Emilio Balletto, en la Uni-versidad de Turín, en Italia, y Jeremy A. Thomas, de la Universidad de Oxford, han encontrado evidencias de que la planta de orégano es el mediador crucial entre las hormigas y la gran mariposa azul.

Para ahuyentar a las hormigas y otras amenazas, la planta de orégano despide gases tóxicos. Pero las hormigas myrmi-ca han desarrollado la capacidad de neu-tralizar el carvacrol, el ingrediente prin-cipal del sistema defensivo del orégano.

Las plantas de orégano no están muy complacidas cuando una colonia de hor-migas myrmica cava túneles debajo de ellas. Redoblan su producción de carva-crol, reportó recientemente el grupo de Thomas, en Proceedings of the Royal Society B. Y esto, apuntan los científicos, es la señal para que las hembras de la gran azul pongan sus huevos. Un rastro extra fuerte de carvacrol indica el hecho de que, debajo de esta planta, existe una

colonia de hormigas myrmica.El sistema gran azul-orégano-myrmi-

ca guarda ventajas para todos. El oréga-no sacrifica más de una docena de capu-llos de sus flores por cada oruga de gran

azul, pero se beneficia porque la oruga en crecimiento puede acabar con las hormi-gas que irritan sus raíces. Las hormigas myrmica podrán perder algunas cuan-tas colonias ante las orugas de gran azul, pero el orégano les brinda protección de las hormigas rivales. La gran azul explo-ta la asociación orégano-myrmica para tener guarderías seguras bajo tierra pa-ra sus retoños.

La gran azul pertenece a la familia de mariposas de los licénidos, que se ori-ginaron hace unos 80 millones de años. Hoy, la mayoría de los licénidos retiene algún tipo de relación con las hormigas.

Y varias especies, entre ellas la gran azul, han desarrollado por su cuenta la capacidad de darle un giro a la relación usual de alimento-defensa hasta conver-tirla en un vínculo depredador con sus protectores.

Por KATE GALBRAITH

SAN DIEGO — En 1942, cuando la Segunda Guerra Mundial estaba en su apogeo, un joven científico militar se enteró de los planes de los aliados de in-vadir el noroeste de África desde el mar para desalojar a las cercanas fuerzas del eje.

Walter Munk, el científico, rápida-mente investigó y descubrió que las olas en la región con frecuencia eran de-masiado altas como para que las naves transportando las tropas llegaran sin peligro a las playas. Sería un desastre. Se lo comunicó a su comandante.

“Deben haber pensado ya en eso”, recuerda Munk, hoy de 97 años, que le dijo. Pero el joven científico persistió, llamando a su mentor en el Instituto Scripps de Oceanografía en busca de ayuda.

Idearon una forma para calcular las olas que los barcos probablemente ten-drían que navegar. Su labor ayudó a las naves a tocar tierra en una ventana de calma relativa y así nació la ciencia de predicción de olas, que se volvió parte de la planeación para el desembarco del Día D en 1944.

Tales hazañas explican por qué a veces llaman a Munk el Einstein de los mares. Además del pronóstico de olas en época de guerra, Munk ha realizado investigación pionera en la transmisión de sonido por el mar, en las mareas en aguas profundas e incluso en el cambio climático.

Munk estudió física aplicada en el Instituto Tecnológico de California. Mientras pasaba el verano de 1939 cer-ca de una novia en la comunidad playe-ra de La Jolla, parte de San Diego, con-siguió empleo con Scripps (hoy parte de la Universidad de California, en San Diego), donde ha trabajado durante la mayoría de su trayectoria profesional.

La cúspide de su trayectoria, como lo llama Munk, se dio en 1991, cuando viajó a la isla Heard, un punto remoto en el océano Índico Sur, para probar señales de sonido de largo alcance en el mar.

El objetivo del experimento en la isla

Heard era determinar si un sonido ge-nerado desde el océano Índico Sur po-dría ser escuchado en otros rincones del mundo. La velocidad a la que viajaran las señales de sonido podría proporcio-nar datos útiles sobre las temperaturas al alza de los mares, razonó Munk, por-que el sonido viajaría ligeramente más rápido al calentarse el mar.

Horas antes de iniciar el experimen-to, Munk fue despertado por una llama-da desde Bermuda. A miles de kilóme-

tros de distancia, el puesto de escucha ya había escuchado el sonido. Resultó que el puesto en Bermuda había oído la breve prueba de sonido que habían rea-lizado los técnicos mientras prepara-ban el equipo para la prueba completa.

“Y esa fue la mejor noticia que he oído en mi vida”, dijo Munk. A las transmi-siones desde la isla Heard se les conoció como el “sonido escuchado alrededor del mundo”.

Sin embargo, el celo de Munk por em-

plear los sonidos en el mar para medir el cambio climático creó problemas unos años después.

En 1994, como parte de un proyecto del Scripps, buscó instalar un transmi-sor de sonido en el Santuario Marino Nacional de la Bahía de Monterey, fren-te a la costa de California, para ayudar a medir el cambio en las temperaturas del mar con el tiempo.

Pero los ambientalistas temían que las transmisiones lastimaran a las ba-llenas, que navegan y ubican comida gracias a su propio sonar y se alimentan en el santuario. El Consejo de Defensa de los Recursos Naturales solicitó y recibió una audiencia pública en un es-fuerzo por detener el proyecto.

Munk y Scripps acordaron reubicar el puesto de escucha a mayor distancia de la costa y dar prioridad a un estudio de los efectos de los sonidos en los ani-males marinos.

Munk aún ansía utilizar el sonido para medir el calentamiento en el océa-no. “Estoy convencido de que se puede realizar una buena acústica bajo el agua sin lastimar a las ballenas, con algunas precauciones sensatas”, dijo.

Hoy, mientras prosigue con proyectos sobre el viento, las olas y otros temas, sigue siendo una presencia frecuente en el Scripps. ¿El secreto de su longevi-dad? “Me gusta mi trabajo, me gusta mi vida y disfruto de hacerlo”, dijo.

Por WILLIAM J. BROAD

En abril de 1815, la explosión volcáni-ca más potente registrada en la historia sacudió al planeta en una catástrofe tan extensa que, 200 años después, los inves-tigadores aún batallan para comprender sus repercusiones. Hoy entienden que ju-gó un papel en el clima gélido, el colapso agrícola y las epidemias globales, e inclu-so dio origen a monstruos célebres.

En los alrededores de las exuberantes islas de las Indias Orientales Neerlan-desas —hoy Indonesia— la erupción de Monte Tambora causó la muerte de de-cenas de miles de personas.

De forma más sorprendente, los inves-tigadores han descubierto que la gigan-tesca nube de partículas minúsculas se extendió por todo el mundo, bloquean-do la luz solar y provocando tres años de enfriamiento planetario. En julio y agosto de 1816, heladas mortales en Nue-va Inglaterra devastaron a las granjas. Londres fue azotado por granizo todo el verano.

Un recuento reciente del desastre, “Tambora: The Eruption That Chan-ged the World” (Tambora: la erupción que cambió al mundo), de Gillen D’Arcy Wood, muestra efectos planetarios tan extremos que muchas naciones y comu-nidades sufrieron oleadas de hambruna, enfermedad, agitación civil y declive económico. Los cultivos se malograron en todo el mundo.

“Las pruebas documentadas”, dijo Wood, profesor de inglés en la Universi-dad de Illinois, “se remontan una y otra vez a Tambora”.

“El año sin verano”, fue como se llegó a conocer a 1816.

El colosal estallido —100 veces más in-tenso que el de Monte Santa Helena, en el estado de Washington— y el efecto glo-bal que tuvo han sido tema de cada vez más estudios a través de los años.

Antes de su erupción, Tambora era la cima más alta en una zona de cumbres envueltas en nubes. Se erguía sobre la is-la trópica de Sumbawa, con picos que se elevaban casi 5 kilómetros. Había aldeas esparcidas por sus laderas.

La noche del 5 de abril de 1815, emitió llamas y la tierra retumbó durante horas.

El volcán quedó entonces en silencio.Cinco días después, la erupción arro-

jó fuego, roca y ceniza hirviente y soltó un estallido que se escuchó a cientos de kilómetros. Ríos de lava descendieron por las laderas, destruyendo bosques tropicales y aldeas. Días después, la montaña hizo implosión y su altura se redujo repentinamente 1.500 metros. Se calcula que murieron 100.000 personas. Sumbawa nunca se recuperó.

Las repercusiones fueron globales, pero nadie se percató de que la muerte y el caos generalizados surgieron a par-tir de la erupción. Fueron los científicos quienes comenzaron a formar la imagen más amplia. Wood amplía el retrato en su libro. Deja al descubierto 3 años de caos planetario, así como los orígenes de de-monios ficticios.

El estallido de la montaña arrojó casi 50 kilómetros cúbicos de material a una

altura de más de 40 kilómetros. Aunque la lluvia se llevó las partículas gruesas, las más finas se trasladaron con los fuer-tes vientos en una nube extendida.

Ese velo global reflejó gran parte de la luz solar de vuelta al espacio. Así que el planeta se enfrió y las tempestades au-mentaron.

El recuento también cobra vida en dra-mas locales, ninguno tan importante pa-ra la historia literaria como el nacimien-to del monstruo de Frankenstein y el vampiro humano. Eso ocurrió en el lago Ginebra, en Suiza, donde algunos de los nombres más famosos de la poesía ingle-sa habían ido a de vacaciones en verano.

En junio de 1816, el clima frío y tem-pestuoso mandó a esos turistas ingleses a una casa de campo junto al lago para calentarse junto a una chimenea e inter-cambiar historias de fantasmas. Mary Shelley, entonces de 18 años, era parte

de un grupo literario que incluía a Percy Shelley, su futuro esposo, así como a Lord Byron.

Mary Shelley concibió su escabroso relato de Frankenstein, que publicó dos años después. Y Lord Byron ideó el esbozo pa-ra el relato del vampiro moderno, publicado luego por un compatriota como “The Vampyre” (El vam-piro).

El libro de Wood do-cumenta muchas otras repercusiones del enfria-miento planetario, al dedicarle un capí-tulo a la epidemia del cólera en 1917 que empezó en India y causó la muerte de decenas de millones de personas en todo el mundo.

La epidemia se propagó y finalmente llegó a las Indias Orientales Neer-landesas. Tan sólo en Java causó la muerte de alrede-dor de 125.000 personas, un número mayor, señaló Wood, “que las que murie-ron en la erupción volcáni-ca en sí”.

El retrato de ruina vol-cánica mundial que hace Wood ofrece una especie de cavilación sobre la di-ficultad de descubrir los efectos sutiles del cambio climático, ya sea que sus

orígenes surjan de la furia de la naturale-za o sean derivados invisibles de la civili-zación humana.

Es, observó Wood, “difícil de ver y no menos difícil de imaginar”.

Los padres pueden contagiar el pavor a las matemáticas

Tres especies tienen relación de amor y odio

Un científico dilucidalos acertijos del mar

Erupción volcánica de 1815 oscureció el mundo y las artes

Por JAN HOFFMAN

Una discapacidad común con conse-cuencias de por vida resulta ser altamen-te contagiosa entre padres e hijos, indica un nuevo estudio.

¿La discapacidad? Ansiedad por las matemáticas.

¿Medio de transmisión? Ayuda con la tarea.

Los hijos de padres sumamente an-siosos por las matemáticas aprendían menos y tenían más probabilidades de desarrollar esa ansiedad ellos mismos, pero sólo cuando sus padres proporcio-naban ayuda frecuente con la tarea de esa materia, de acuerdo con un estudio con alumnos de primero y segundo gra-do de la escuela primaria, publicado en la revista Psychological Science.

Los investigadores aplicaron pruebas a 438 niños de 29 escuelas públicas y pri-vadas de tres estados del medio oeste de Estados Unidos en cuanto a habilidad matemática, así como ansiedad por la materia, al principio y al final del año es-colar. Sus padres llenaron cuestionarios sobre ansiedad por las matemáticas y sobre la frecuencia con que ayudaban a sus hijos con la tarea.

Cuanto más trataban los padres ansio-sos de trabajar con sus hijos, peor les iba a los niños en matemáticas, quedándose atrás de sus compañeros en más de una tercera parte del nivel. Y los menores lo-gros de los niños incrementaban su na-ciente ansiedad matemática.

“La intención de los padres no es sabo-tear a sus hijos”, dijo Sian L. Beilock, de la Universidad de Chicago. “Pero tenemos que asegurarnos de que su contribución sea productiva. Necesitan tener concien-cia de su propia ansiedad matemática y que lo que uno dice es importante”.

“Consolar a un niño angustiado por la tarea, diciéndole, ‘a mí tampoco me gus-tan las matemáticas, y no hay problema’, no es un buen mensaje”, dijo.

Durante décadas, los investigadores han analizado el efecto de la ansiedad extrema por las matemáticas, que, según muestran los estudios, puede afligir a en-tre el 10 y 20 por ciento de los adultos. Esa ansiedad también afecta la autoestima.

Muchos adultos identifican el inicio de la ansiedad con el álgebra de la secunda-ria, pero varias investigaciones han de-mostrado que puede empezar antes.

En un estudio de 2010, el equipo de Beilock encontró un factor significativo, particularmente en el caso de las niñas: los docentes de primaria ansiosos por las matemáticas, de los cuales casi el 90 por ciento son mujeres.

Pero el efecto de los padres ansiosos que ayudan con la tarea es un factor re-cién descubierto.

La ansiedad paterna se exacerba siem-pre que las escuelas introducen nuevos métodos de enseñar la asignatura, dijo Harris Cooper, de la Universidad Duke, en Carolina del Norte.

¿Cómo pueden los padres con ansiedad matemática ayudar a sus hijos? Cooper sugiere que los padres creen un ambien-te positivo al ser modelos de un “compor-tamiento matemático”. El plan de juego: dígale a su hijo, “’tú tienes tu tarea de matemáticas y yo tengo la mía’”, dijo, y muéstreles siempre que usted “cuente el dinero, calcule cuándo estará la cena lista o analice los precios en el supermer-cado”.

Luego, están los extremos a los que lle-gó Tara Sweeney.

Sweeney adquirió su ansiedad por las matemáticas en tercer grado, cuando tu-vo que pararse frente al grupo y recitar las tablas de multiplicar. Cuando su hijo mayor estaba en ese grado, escaneaba su tarea y la enviaba por correo electrónico a su esposo, que trabajaba en Europa.

“Nos hacía llamadas en conferencia porque yo estaba paralizada por la ansie-dad”, dijo Sweeney. “Le gritaba, ‘¡estoy harta de esto, no puedo hacerlo!’”.

Finalmente, se dijo a sí misma: “las matemáticas no van a desaparecer”.

Así que estudió el plan de estudios de matemáticas de la escuela. Pidió manua-les a los maestros y vio videos.

“Algunas de las otras mamás están molestas conmigo”, dijo Sweeney. “Pero no me importó dedicar ese tiempo, por-que necesitaba sentirme confiada.

“Y de hecho, en el último año, las mate-máticas se han vuelto más fáciles”, dijo.

ROBERT THOMPSON/BUTTERFLY CONSERVATION, VÍA EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY

La gran mariposa azul engaña a las hormigas y luego se las devora.

IWAN SETIYAWAN/KOMPAS, VÍA ASSOCIATED PRESS; ABAJO, THE BRITISH LIBRARY BOARD

La erupción de Monte Tambora en Indonesia, en 1815, oscureció el cielo e influyó a artistas como a Mary Shelley, la creadora de Frankenstein, y a Byron.

COLECCIONES & ARCHIVOS ESPECIALES, UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA, SAN DIEGO; IZQ., SANDY HUFFAKER PARA THE NEW YORK TIMES

Walter Munk (derecha, de pie) prepara una balsa con instrumentos en 1952 cerca del atolón Eniwetok, donde midió el mar para detectar un potencial tsunami. Munk en una foto reciente en su casa (izquierda).

Walter Munk ayuda a ganar guerras, del pasado y del presente.

Page 7: new york times español 6 setiembre de 2015

P E R S O N A J E S

DOMINGO 6 DE SEPTIEMBRE DE 2015 7THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por LIZ ROBBINS

Mientras Dan-el Padilla Peralta alter-naba sin problemas entre diversos mun-dos durante una gran parte de su vida —antiguo y moderno, pobre y privilegiado, dominicano y estadounidense— hubo momentos en los que podía olvidar que era un niño sin país.

Encontró refugio en las bibliotecas de Nueva York, en los textos griegos y lati-nos que le hablaban incluso antes de que él pudiera hablar su idioma. Él copiaba oraciones enteras, memorizándolas co-mo inspiración.

Pero el miedo siempre volvía: po-día ser deportado. Su madre lo llevó de Santo Domingo, capital de la República Dominicana, a Estados Unidos cuando tenía 4 años y se quedaron más tiempo del permitido. Ha luchado con las conse-cuencias desde entonces.

“El tamborileo de los papeles era la música de fondo de mi vida”, dijo Padilla.

Ahora espera que al contar la historia de su vida, pueda llevar más adelante el debate sobre la política de inmigración, que se ha convertido en un tema polé-mico en la campaña presidencial. En “Undocumented: A Dominican Boy’s Odyssey From a Homeless Shelter to the Ivy League”, relata su paso desde la po-breza hasta la elitista Collegiate School en Manhattan, a la Universidad de Prin-ceton, luego a Oxford, donde obtuvo una maestría en filosofía, y a la Universidad de Stanford, en California, donde obtuvo un doctorado en literatura clásica.

A los 30 años, Padilla está en la Univer-sidad de Columbia, en Nueva York, como becario postdoctoral en humanidades y el próximo verano regresará a Princeton como profesor adjunto de literatura clá-sica. Tiene una visa de trabajo, pero aún no es ciudadano, un estatus que espera

cambiar pronto porque, en marzo, Padi-lla contrajo matrimonio, tras seis años de noviazgo, con una estadounidense. Toda-vía está esperando que sea considerada su solicitud de permiso de residencia.

Su madre, María Elena Peralta, llegó a Nueva York al final de su embarazo de alto riesgo, del que nacería el hermano del Padilla, Yando. El padre de los niños, frustrado por los empleos mal remune-rados, regresó a la República Domini-cana tres años y medio después. Ella se arriesgó a quedarse ilegalmente cuando vio que su hijo mayor ya sobresalía en la escuela.

La familia tenía poco que comer y vi-vía en albergues y viviendas subsidia-das. Pero su hijo mayor era feliz leyendo libros rescatados de la basura.

Un profesor de arte haciendo volunta-riado en un albergue notó al joven Dan-el leyendo un libro sobre Napoleón. El pro-fesor, Jeff Cowen, se hizo su amigo y lo encaminó a su alma mater, Collegiate.

Cuando Dan-el comenzó a estudiar la-tín como estudiante de segundo año de secundaria en Collegiate, su maestra, Stephanie Russell, quedó atónita no sólo porque había leído a Platón, sino porque además lo había absorbido por completo.

“Sus dotes intelectuales fueron lo que me llamó la atención”, dijo Russell.

Además de ser el tema de su propio li-bro, la historia de su vida ha inspirado un musical, “Manuel Versus the Statue of Liberty”, escrita y producida por Noemí de la Puente, egresada de Princeton.

Padilla dijo que su esposa, Missy, una trabajadora social, se burlaba de él por-que todavía no podía disfrutar de su éxi-to.

“Vivo, en parte por el condicionamien-to de mi infancia y adolescencia, en un es-tado de expectativa de que algo muy ma-lo está a punto de ocurrir”, dijo Padilla.

M I ST Y CO P E L A N D

Una bailarina pionera convoca nuevas audiencias

S ÉGO L È N E R OYA L

Es firme compañera del líder de Francia

SA M E L L I OT T

Vaquero de EE.UU. encarna roles diversos

Por MICHAEL COOPER

Misty Copeland se estaba convirtien-do en la bailarina más famosa de Esta-dos Unidos —apareciendo en la portada de la revista Time, reseñada por el pro-grama noticioso “60 Minutes”, convir-tiéndose en una sensación en las redes sociales e interpretando los papeles más importantes del ballet en algunos de sus escenarios más fastuosos. Sin embargo, otro papel se le escapaba: aún no era una bailarina principal.

Eso cambió el 30 de junio cuando Co-peland, de 32 años, se convirtió en la pri-mera mujer afroamericana en ser nom-brada bailarina principal en los 75 años de historia del American Ballet Theater.

Aunque su ascenso fue celebrado por sus muchos fans, planteó pregun-tas acerca de por qué los bailarines afroamericanos, en particular las muje-res, siguen estando tan poco represen-tados en las principales compañías de ballet en el siglo 21. Y mostró cómo los medios y las comunicaciones han cam-biado en la danza, con Copeland utili-zando hábilmente herramientas moder-nas —un anuncio en línea que hizo para Under Armour, empresa de ropa depor-

tiva, ha sido visto más de 8 millones de veces— para difundir su fama más allá de los círculos de danza tradicionales, atrayendo a nuevos públicos al ballet.

En una conferencia de prensa cuando se hizo el anuncio, Copeland habló acer-ca de sus primeras lecciones de baile en un Boys and Girls Club, y recordó sus primeras dudas al darse cuenta de cuán pocas afroamericanas habían llegado a las primeras filas de las compañías de

ballet más importantes del país.“En momentos dudé de mí misma y

quise renunciar, porque no sabía que habría un futuro para que una mujer afroamericana llegara a este nivel”, di-jo. “Al mismo tiempo, me dieron ganas de abrirme paso, para representar a la siguiente generación. Así que no soy yo la que está aquí arriba —y lo digo cons-tantemente— son todos los que vinieron antes de mí quienes me llevaron a esta posición”.

En el último año, siempre que Cope-land bailaba papeles principales con el Ballet Theater, sus presentaciones se convertían en eventos, atrayendo a enormes, diversas y entusiastas multi-tudes que la aclamaban. Luego de pro-tagonizar “El lago de los cisnes”, con el Ballet Theater —convirtiéndose en la primera afroamericana en hacerlo con la compañía, en el Metropolitan Opera House— la multitud que buscaba su au-

tógrafo era tan grande que tuvo que ser reubicada de la entrada de artistas.

En una ruptura con la tradición del ba-llet, Copeland fue inusualmente honesta sobre su ambición de convertirse en la primera mujer negra en ser nombrada bailarina principal por el Ballet Thea-ter. Ella escribió acerca de sus metas y luchas en una autobiografía publicada el año pasado, “Life in Motion: An Unli-kely Ballerina”.

En el ballet, los bailarines principales

ganan no sólo el respeto del mundo de la danza, sino que también se les paga más, bailan papeles más importantes y ven sus fotos en programas, así como sus nombres en letra más grande.

Durante una actuación de “El lago de los cisnes”, los vítores para Copeland detuvieron varias veces la función. La gente sacó sus teléfonos inteligentes pa-ra grabar sus ovaciones finales.

Más tarde, varias niñas pequeñas le llevaron copias de su libro infantil ilustrado, “Firebird”, para que se los firmara, y varios adultos sostenían co-pias de la autobiografía que escribió con Charisse Jones. La multitud aplaudió cuando ella salió del teatro. Un hombre gritó: “¡Principal! ¡Principal, Misty! ¡Principal, querida!” Una mujer gritó: ¡Felicidades, Misty!”

Antes de firmar autógrafos y posar para las fotos, Copeland se dirigió a la multitud con una voz tranquila ahogada por la emoción.

“Muchas, muchísimas gracias por su apoyo, significa mucho para mí tenerlos a todos aquí”, dijo. “Es un día muy espe-cial para mí y para muchas personas que han estado antes que yo”.

Por ELAINE SCIOLINO

PARÍS — François Hollande, el pre-sidente de Francia, y Ségolène Royal, ministra de alto rango en su gabinete y quien alguna vez también fue candidata a la presidencia, tienen una relación ex-cepcionalmente complicada.

Vivieron juntos 25 años y criaron a cuatro hijos durante ese lapso. Luego, se separaron en 2007 debido a una infi-delidad que Royal dio a conocer un mes después de haber perdido las elecciones presidenciales de ese año.

No obstante, Royal hizo campaña a favor de Hollande, de 60 años, cuando se lanzó como candidato para ganar la presidencia en 2012, aún cuando la otra mujer en ese triángulo amoroso, la pe-riodista Valérie Trierweiler, era su pa-reja oficial.

Hoy, Royal, de 61 años, ha regresado a los pasillos del poder. Durante una reorganización del gabinete, en abril de 2014, fue nombrada ministra de Eco-logía, Desarrollo Sostenible y Energía, la tercera en rango en el gabinete des-pués del primer ministro y el ministro de Relaciones Exteriores. Y, de manera extraoficial, ocupa otros cargos.

El puesto de vicepresidente no existe

en Francia; ni tampoco un papel como el de la primera dama en EE.UU. Sin embargo, Royal parece haber adoptado ambos papeles.

“Es la vicepresidenta imaginaria y la primera dama imaginaria”, dijo Gérard Miller, psicoanalista y cineasta cuyo documental sobre Royal fue transmi-tido hace poco en la cadena televisiva France 3. “A veces lo imaginario puede volverse real. Ella es perfecta en los dos papeles, porque no le cuesta ni un cénti-mo adicional a los franceses”.

Se le ha visto cada vez más como sus-tituta de Hollande en eventos de Estado y su acompañante en otras.

Tras los mortales ataques contra un periódico satírico y un supermerca-do kosher en enero, viajó a Israel para representar a Francia en los servicios religiosos. Acompañó a Hollande en un viaje oficial a Cuba y el Caribe en mayo y, cuando el rey y la reina de España llegaron a París en junio, Royal estuvo junto a Hollande para recibirlos en la escalinata del Palacio del Elíseo. (¿Y Trierweiler? Ha salido tanto del Elíseo como de la vida de Hollande, reemplaza-da por la actriz Julie Gayet).

Royal cita su vida en la política y su

candidatura presidencial como evidencia de su presti-gio internacional, y aborda temas que se alejan de sus obligaciones. En mayo, en una cena en la residencia del embajador Gérard Araud en Washington, Madeleine K. Albright, ex secretaria de es-tado de EE.UU., la interrogó sobre el presidente Vladimir V. Putin, Ucrania y las nego-ciaciones nucleares con Irán. Mientras que otros minis-tros podrían haberle pedido al embajador que se hiciera cargo, Royal no dudó en dar respuestas largas y diplomáticamente vagas.

Royal ha expandido tan dramática-mente su autoridad que la revista L’Obs la presentó, sonriente y de brazos cruza-dos, en una portada en mayo con el título “La vicepresidenta”.

Mas no la llamen la primera dama de facto. “¡No, no soy la primera dama!”, dijo. “Tampoco soy la reina de Francia, aún si mi apellido es Royal”.

Royal no se ve a sí misma como una Hillary Clinton, quien sobrevivió la infi-

delidad de su cónyuge presidencial para surgir como una figura política por de-recho propio, francesa. “Hillary entró a la política porque su esposo estaba en la política. Yo no”, dijo. “Yo tuve mi propia identidad política desde el principio”.

También desestima como irrelevan-tes las preguntas sobre su vida perso-nal.

“No significan nada para mí todos los contratiempos personales”, dijo. “Lo que es importante es mi identidad polí-tica, no mi identidad como mujer”.

Por CARA BUCKLEY

MALIBÚ, California — Hace no mu-cho tiempo, al actor Sam Elliott, que ha pasado gran parte de sus 46 años de tra-yectoria encasillado como el vaquero de Estados Unidos, se le refería como una “versión masculina de la ingenua”.

A sus 71 años, Elliott no es joven, y cual-quiera que haya visto el brillo de compli-cidad en sus ojos no lo describiría ni por un segundo como inocente. Pero con in-terpretaciones elogiadas este año en tres películas independientes y actuaciones especiales en dos aclamadas series de televisión, a Elliott claramente le va bien.

En mayo, fue nombrado Mejor actor invitado en una serie de drama en los premios de televisión Critics’ Choice por su trabajo en “Justified”, de la cadena FX. La película “I’ll See You in My Dreams” atrajo a multitudes a pesar de su estreno limitado. (Fue una coestrella de ese fil-me, Mary Kay Place, que pícaramente calificó a Elliott como ingenuo). Apare-

ció en otra cinta independiente que de-butó en el Festival de Cine de Sundance, “Digging for Fire”, y el febrero volvió a la serie de televisión “Parks and Recrea-tion” para interpretar al hippie vegano Ron Dunn.

Pero es la actuación de Elliott como un amante rechazado en “Grandma”, protagonizada por Lily Tomlin, la que le ha valido algunas de sus reseñas más cálidas hasta la fecha: aportó una feroz vulnerabilidad emocional al papel que tomó a los críticos e incluso al director por sorpresa.

Scott Foundas, de la revista Variety, comentó con entusiasmo que Elliott, en 10 minutos en pantalla, había creado “un personaje más lleno y complejo de lo que la mayoría de los actores crea en dos ho-ras”.

El barítono ronco y resonante de Ellio-tt, que todavía seduce a sus fans femeni-nas, y las múltiples versiones de su tupi-do bigote se han convertido con el paso de

los años en sinónimos de tipos estoicos y fuertes: usualmente vaqueros, seguido por motociclistas, pilotos y militares. El hecho de que Elliott haya logrado seguir siendo el hombre que los varones quieren ser y con quien las mujeres quieren estar es testimonio de su encanto indisputable.

En “Grandma”, dijo Elliott, pudo ex-tenderse más allá de los personajes a quienes normalmente interpreta. “Me desquicié un poquito, y ocurrió mientras encarnaba al personaje”, afirmó. “Fue una verdadera catarsis, de una manera positiva”.

Elliott y su esposa, la actriz Katharine Ross, viven en Malibú en una extensa ca-sa al estilo del suroeste de EE.UU. junto

al mar. Tienen unos 40 años viviendo en la propiedad, primero en una casa que quedó destruida en un incendio, luego en una casa rodante, y finalmente en esta vivienda.

Es difícil saber con exactitud cuándo se convirtió Elliott en el vaquero modelo de Hollywood, pero para el actor, fue a fi-nes de los noventa, en “El gran Lebows-ki” (The Big Lebowski). Para entonces, estaba ansioso por hacer algo más desa-fiante. Recordó haber pensado: “’Incluso en una película de los hermanos Coen no puedo encarnar a uno de sus personajes descabellados, sino que tengo que inter-pretar a un vaquero’”.

Desde entonces, dijo Elliott, su resis-tencia a personificar a vaqueros se ha suavizado para convertirse en gratitud. “Antes me quejaba de ello, hasta que ma-duré un poco”, dijo de ser encasillado. “Realmente me di cuenta de que no era nada más que buena fortuna encajar en cualquier tipo de estereotipo en este ne-

gocio. ¿Sabes a lo que me refiero?”.Alto, delgado y tan apetecible como

siempre, sigue dando el tipo. Elliott de-rrocha desenvoltura y tranquilidad al estilo de antaño.

“La caballerosidad me es natural. Fue así como me criaron”, dijo. “Es parte del paquete”.

Elliott siente que ha hecho su mejor trabajo en mucho tiempo en las tres pe-lículas independientes. Pero lo que aún sueña con hacer es cantar en el teatro. “Me encantaría hacer un musical”, indi-có. “Podría aprender muy rápido”.

“La caballerosidad me es natural. Fue así como

me criaron”.

“No soy yo la que está ahí arriba. Son los que estuvieron antes que yo los que me han llevado a esta posición”.

ED ALCOCK/M.Y.O.P.

“No, no soy la primera dama. Tampoco soy la reina de Francia”.

JULIETA CERVANTES PARA THE NEW YORK TIMES

BRYAN SHEFFIELD PARA THE NEW YORK TIMES

DA N - E L PA D I L L A P E R A LTA

De no tener documentos a un doctorado

“El tamborileo de los papeles era la música de

fondo de mi vida”.

Misty Copeland

y James Whiteside en

“El lago de los cisnes” en el American

Ballet Theater. El

hecho de que Copeland sea

la primera bailarina principal

negra en la historia de la compañía ha intensificado

notablemente su celebridad y ha servido

para convocar a las nuevas

generaciones, que la siguen

como a una gran estrella.

Page 8: new york times español 6 setiembre de 2015

A R T E Y D I S E Ñ O

8 DOMINGO 6 DE SEPTIEMBRE DE 2015THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por CHRISTOPHER D. SHEA

WESTON-SUPER-MARE, Inglaterra — La lluvia cayó con fuerza durante gran parte de la tarde de domingo del fin de se-mana de agosto que marcó la inaugura-ción de “Dismaland”, el anti-Disneyland creado por el artista Banksy en esta ciu-dad junto a la playa.

“Están siendo intencionalmente muy groseros”, dijo una visitante, Andrea Griffiths, de 28 años, acerca del “perso-nal” de “Dismaland”, que reciben a los visitantes con una enojada revisión cor-poral.

“Es muy gracioso porque, como bri-tánicos, solemos ser muy corteses”, dijo Griffiths.

“Dismaland”, una versión satírica de un parque de diversiones, tiene guardias gruñones, juegos fúnebres y obras de unos 60 artistas. incluyendo a Banksy, Damien Hirst y Jenny Holzer.

La exposición, abierta hasta fines de septiembre, incluye obras nuevas y vie-jas de Banksy. Una instalación en el sitio —promocionada como sólo para niños— cuenta con un trampolín y un puesto que ofrece pequeños préstamos con tasas de interés de varios miles por ciento.

La exposición también tiene una arista política indudable: el artista Shadi al-Za-qzouq extendió una sábana sobre su obra y garabateó “R.I.P. GAZA” sobre ella.

La académica Naomi Woodspring, de 66 años, contrastó la muestra de Banksy con una instalación basada en “Utopía”, de Tomás Moro, en Londres. La exposi-ción de Banksy es “una visualización de cambio real”, dijo, “Nos empuja a imagi-nar una forma de ser completamente dis-tinta y a comenzar a vivir de esa forma”.

Poco después de que abriera la página

web de “Dismaland”, la función de venta de boletos se cayó, lo que generó especu-lación de que los problemas con la venta de boletos eran parte del concepto pesi-mista de Banksy. Clare Croome, vocera de Banksy, dijo que el sitio se había caído tras recibir seis millones de visitas por minuto.

Banksy es conocido principalmente por sus obras en graffiti que aparecen en lugares urbanos inesperados. Su última exhibición importante fue una serie de murales políticos que inauguró en Gaza, en febrero.

No han sido revelados los detalles so-bre cómo tomó forma “Dismaland”. En un correo electrónico, Zaria Forman, una artista neoyorquina, dijo que Banksy se acercó a ella hace unas ocho semanas pa-ra que participara en la muestra, y que le dio una “idea general” de lo que incluiría la exposición. Dijo que se le había instrui-do de no responder a ciertas preguntas sobre Banksy.

En una entrevista irónica y un tanto elíptica con el periódico The Guardian sobre la exposición, Banksy llamó a “Dis-maland” “un parque de diversiones cuyo gran tema es —que los parques temáti-cos deberían tener temas más grandes”. También dijo: “Me pregunté a mí mismo: ¿Qué es lo que a la gente le gusta más de ir a ver arte? El café. Así que hice una ex-posición de arte que tiene un café, un bar, un restaurante y otro bar. Y algo de arte”.

Por JEREMY EGNER

“Di sí a tu vida”, ordena Nancy Rea-gan cerca del final del primer episodio de “Narcos”, la nueva serie de Netflix. Es un momento del discurso “Simple-mente di no” que pronunció con su es-poso, el presidente Ronald Reagan, en 1986. “Y cuando se trata de las drogas y el alcohol”, continúa, “simplemente di no”.

La escena se corta y cambia a la de un narcotraficante arrodillado en un campo colombiano suplicando “no, no, no, no, Pablo, no” antes de recibir un ti-ro en la cabeza.

Es una secuencia que encapsula tanto el estilo como la sustancia de “Narcos”, una serie sobre el sangrien-to ascenso del Cártel de Medellín en Colombia en los años setenta y ochen-ta. Filmado en Colombia y producido por el cineasta brasileño José Padilha, el programa mezcla imágenes de no-ticias con representaciones ficticias para relatar tanto el nacimiento del tráfico de cocaína como los esfuerzos moralmente ambiguos para comba-tirlo por parte de las autoridades tanto co-lombianas como esta-dounidenses. “Pablo”, desde luego, es Pablo Escobar, el capo de las drogas, interpretado aquí con amenaza a flor de piel por el ac-tor brasileño Wagner Moura.

Para Netflix, “Nar-cos” representa otro ambicioso proyecto internacional al tiem-po que busca nuevos suscriptores fuera de Estados Unidos. Ac-tualmente disponible en más de 50 países, el servicio de streaming tiene como obje-tivo tener presencia en 200 países para fines de 2016, y en el último año ha agre-gado a su programación producciones internacionales de amplia gama como (la generalmente admirada) “Sense8” y (la no tanto) “Marco Polo”. (“Club de cuervos”, el primer programa en espa-ñol de Netflix, debutó el mes pasado, y “Marseille”, una serie en francés, entrará en producción dentro de poco tiempo).

Con Padilha, Netflix se ha asocia-do con un ex documentalista (“Bus 174”) que conservó su ángulo didác-tico cuando hizo el cambio a filmes narrativos. Sus películas de “Tropa de elite”, grandes éxitos brasileños protagonizados por Moura en el papel de un comandante policial éticamente errático, ofrecieron un vistazo entre-tenido, pero cínico —y controverti-do— a la corrupción. (Los retratos de brutalidad policial enfurecieron a los oficiales de imposición de la ley, que los consideraron injustos, así como

a muchos habitantes, que fueron de la idea que glorificaban a los policías violentos).

“Narcos” es similarmente incisiva. Involucra a traficantes como Escobar, retratado como un contrabandista me-galómano que se topó con un producto con ganancias tan grandes como su imagen de sí mismo, pero también a una política estadounidense anti dro-gas que le declaró la “guerra” a los pro-veedores sin hacer mucho por abordar la demanda.

Los hombres encargados de detener a Escobar son Steve Murphy y Javier Peña, interpretados por Boyd Hol-brook y Pedro Pascal. Los personajes están basados en los agentes reales de la Agencia Antinarcóticos (DEA), que ayudaron a la policía colombiana a ras-trear a Escobar, quien finalmente fue asesinado en 1993.

Aunque “Narcos” es en gran medida ficticia, Padilha señaló que grandes aspectos son históricamente precisos y basados en investigaciones, así como en contribuciones de los agentes.

Los actores latinoamericanos del elenco disfrutaron de la oportunidad de contar la historia de Medellín a tra-vés de un prisma nativo. “Van a ver a los héroes colombianos de la historia”, afirmó Moura.

Para los agentes reales de la DEA, “Narcos” representa otro intento de abordar una historia que sintieron que fue pobremente contada en reportes como “Killing Pablo”, el libro de 2001 sobre la cacería de Escobar, que impli-có erróneamente, dijo Murphy, que él y sus colegas colaboraron con justicieros colombianos.

Padilha confía en que el relato de Medellín sea sólo el primer capítulo de una serie de muchas temporadas que le siga la pista al narcotráfico a través de la sucesión de cárteles que han contro-lado el suministro al mercado estadou-nidense, hasta los problemas actuales en México.

“Uno simplemente renueva a los gángsters y despliega el mismo dra-ma”, explicó.

Por JON PARELES

En cierto momento de 2011, Keith Ri-chards estaba listo para retirarse de su vida en el rock. Aproximándose al me-dio siglo con los Rolling Stones, lo había hecho todo. “Conozco lo que es la suerte. Yo he tenido mucha”, reflexionó en una entrevista.

Es el guitarrista emblemático del rock: el genio haragán, el intachable creador de frases musicales, el arqui-tecto de un sonido de grupo emulado alrededor del mundo y el sobreviviente de todo exceso. Sobre el escenario, es tanto una figura estrafalaria como una figura privada, inmerso en un baile per-sonal con su guitarra, introduciendo va-riaciones nuevas a todas las canciones. “Nunca toco lo mismo dos veces”, decla-ró. “De todas formas, no recuerdo lo que toqué antes”.

Con los Rolling Stones “invernando” tras una gira que concluyó en 2007, Ri-chards se tomó dos años y medio para escribir (con James Fox) un exitoso libro de memorias, “Life” (Vida), que reexa-minaba sus giras, sus amoríos, sus adic-ciones, sus tropiezos, sus arrestos y sus

logros. Tras la publicación de “Life”, en 2010, disfrutaba de ser un hombre de fa-milia y un abuelo.

El retiro era una posibilidad real.“Pensé que eso era lo más disparatado

que jamás había escuchado”, dijo Steve Jordan, coproductor y baterista de mu-chos años de Richards en sus proyectos como solista. “Cuando eres músico, no te retiras. Tocas hasta que ya no puedas respirar”.

Jordan le dio a Richards un empujón en una dirección distinta: de regreso al es-tudio de grabación para hacer su primer álbum como solista en 23 años, “Cros-seyed Heart”, que será lanzado el 18 de septiembre. “Caí en la cuenta de que no había estado en el estudio desde 2004 con los Stones”, comentó Richards. “Pensé: ‘esto es un poco extraño. Hace falta algo en mi vida’”.

Se trata de un álbum sencillamente tradicional y chapado a la antigua que podría haber aparecido hace 20 años. Los instrumentos no están programados, las voces son gruñidos rasposos y las can-ciones retoman los idiomas favoritos de Richards —blues, country, reggae y rock

estilo Rolling Stones— para contar histo-rias intrigantes.

Sentado cómodamente en el sofá en las oficinas de su representante, en Man-hattan, Richards, de 71 años, alternaba entre un cigarro y una bebida. Vestía un conjunto que sólo él podía lucir: un saco a rayas sobre una camiseta negra deco-rada con un escudo del Capitán América, pantalones de pana abarrotada negros y zapatillas para correr con dibujos pla-teados. Una banda para la cabeza tejida en colores rastafaris rojo, dorado y verde mantenía su cabello cano lujosamente desaliñado fuera de su rostro. Un anillo plateado en forma de calavera adornaba, como siempre, su mano derecha como recordatorio, ha dicho, de que “la belleza sólo es superficial”.

En una conversación salpicada de sus carcajadas que suenan como gruñidos jadeantes y malévolos, era un hombre que se sentía a gusto consigo mismo co-mo un patriarca del rock. “Nadie quiere estirar la pata, pero nadie se quiere ha-cer viejo”, expresó.

“Cuando empezaron los Rolling Sto-nes, teníamos entre 18 y 20 años, y la idea

de tener 30 años era absolutamente terri-ble. ¡Ni pensar en eso! Y de repente, tie-nes 40 y estás totalmente comprometido con esto a largo plazo.

“Así que, necesitas hacer ajustes y, por supuesto, llegan los hijos y los nietos, y entonces empiezas a ver cómo se desa-rrollan las cosas. Si lo logras, es fantás-tico”.

La carrera como solista de Richards comenzó en un periodo, a fines de los ochenta, que él ha llamado la “Tercera Guerra Mundial” del grupo. Mick Jag-ger había decidido hacer álbumes como solista con colaboradores más jóvenes y Richards decidió hacer lo suyo.

Su apego perdurable es a la música y su guitarra. “A veces, duermo con ella”, reveló. “No habría ‘Satisfaction’ si no hu-biera estado durmiendo con la guitarra en la cama esa noche. Aparentemente, me desperté en medio de la noche y pre-sioné un botón en este nuevo aparato en ese entonces, un grabador de cassettes. Pero lo hice en un sueño o estando dor-mido y compuse ‘Satisfaction’. Sin la gui-tarra junto a mí no podría haberlo hecho. No es que duerma con ella todas las no-

ches: mi mujer se quejaría”. (Ha estado casado con Patti Hansen desde 1983).

Un nuevo documental, “Keith Ri-chards: Under the Influence”, estará dis-ponible en Netflix a partir del 18 de sep-tiembre. Incluye sesiones de grabación para “Crosseyed Heart” y una mirada al pasado de los Rolling Stones.

“Ya no soy una estrella pop, ¿sabes?. Y no quiero serlo”, asegura Richards en el documental.

Ahora insiste en que la fama del pop nunca fue su meta. “Lo hice sólo por ac-cidente”, explicó. “Todo lo que yo quería era tocar”.

Por JON CARAMANICA

A principios de este año, el Internet tomó “It G Ma”, un video del rapero sur-coreano Keith Ape, y lo difundió amplia-mente.

Entonces comenzó la controversia.El claro precursor de “It G Ma” (que

significa “nunca me olvides”) era “U Guessed It”, del joven rapero de Atlanta OG Maco.

“Estoy consciente de los coreanos que se burlaron de mí y tomaron mi salsa. No me impresiona. No me inspira. Creo que es un poco patético. Cada quien con lo suyo”, escribió OG Maco en Twitter a principios de este año. “Yo no traía grills, ni chaquetas extra, ni vasos con ‘lean’”, agregó, “¿por qué ellos sí? Estereotipos negros. Patético”.

Keith Ape, de 22 años, quien ha estado rapeando sólo unos cuantos años, obtuvo una mejor recepción en una presentación

reciente en Nueva York. Hasta que viajó a Estados Unidos sólo había interactua-do con raperos estadounidenses en línea. Cuando los conoció, “me recibieron con los brazos abiertos”, dijo recientemente. Pasa la mayor parte de su tiempo en Los Ángeles, haciendo música con raperos y productores estadounidenses.

Cuando tenía 17 años, abandonó la es-cuela con la esperanza de hacer del hip-hop su carrera. Sus padres se dedican a las artes: su padre es profesor de música y su madre es pintora.

Había escuchado principalmente hip-hop surcoreano antes de conocer el ál-bum “Illmatic”, de Nas, de 1994. Cuanto más investigaba en línea sobre el hip-hop estadounidense, más se enamoraba de su lado revoltoso, particularmente de la música del sur.

Sugirió que “It G Ma” era una res-puesta implícita a la creciente absorción

del hip-hop en la música pop coreana, o K-pop, desde boy bands y grupos feme-ninos hasta figuras de moda como Psy.

“Obviamente, yo no crecí en esa es-tructura social estadounidense, rodea-do de gente usando drogas o cosas por el estilo”, dijo Keith Ape. “It G Ma no es ne-cesariamente un rap sobren las luchas, pero definitivamente está utilizando un método particular para atraer a perso-nas antisociales, personas no aceptadas en lo que se considera convencional, per-sonas que se sienten solas y desconecta-das”.

La primera versión de “It G Ma” no se vendía en ningún lado, en parte por cues-tiones legales. Keith Ape y los raperos de su grupo The Cohort no contactaron a OG Maco ni a ningún otro artista cuyas can-ciones habían estado rehaciendo porque, dijo, “nunca imaginamos que llegaría a ser tan popular. No intentábamos vender

estos discos: era algo para divertirnos”.Desde “It G Ma”, varios artistas esta-

dounidenses han estado en contacto para colaborar con Keith Ape.

Después de que lance un puñado de canciones nuevas, hay planes para ha-cer una versión extendida de “It G Ma” con secciones nuevas. Una contará con el rapeo de la estrella de K-pop CL, una de las caras y voces más famosas del géne-

ro. Ella y G-Dragon, de BigBang, son los embajadores mundiales del K-pop.

Keith Ape y OG Maco se cono-cieron en marzo, en el festival South by Southwest en Texas.

“Fue sincero”, dijo OG Maco. “Me alegró que él pudiera triunfar ha-ciendo su versión de algo que yo hice”.

Tal vez ayudó el que se llegara pronto a un acuerdo: OG Maco recibirá el crédito de una parte de las regalías de publica-ción de “It G Ma”. Sin embargo, se negó a participar en el remix de la canción.

Después de que él y Keith Ape habla-ron en el South by Southwest, posaron para una foto juntos.

El K-pop toma prestado y renueva el hip-hop

En Dismaland Banksy parodia a Disneyland

Netflix redobla la apuestacon serie sobre Escobar

Sólo es rock ’n’ roll, pero a Keith le gusta

EN LÍNEA: SIN MICKEY MOUSEPara ver una fotogalería de la visión de Banksy del anti-Disneyland visita: nytimes.com Busque Dismaland

FOTOGRAFÍAS POR TOBY MELVILLE/REUTERS

Una instalación en “Dismaland”, una exitosa parodia de Disneyland en Inglaterra: el puesto de “Tira el yunque”.

HEDI SLIMANE

Keith Richards, de 71 años, genio haragán y sobreviviente de todo exceso, lanza un nuevo álbum.

DANIEL DAZA/NETFLIX

Netflix busca tener presencia en 200 países para fines de 2016. Una escena de la serie “Narcos”.

CHAD BATKA PARA THE NEW YORK TIMES

El rapero surcoreano Keith Ape actuando en Nueva York en abril. Él está trabajando con raperos y productores estadounidenses para crear una versión más auténtica del rap coreano.