Montemayor - Abril Poemas

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Carlos Montemayor ABRIL Y OTROS POElVIAS FONDO DE CULTURA ECONOMICA

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Montemayor, Carlos. Abril y otros poemas. México, DF: FCE, 1979.

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Carlos Montemayor

ABRILY OTROS POElVIAS

FONDO DE CULTURA ECONOMICA

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CARLOS MONTEMAYOR

Abrily otros poemas

FONDO DE CULTURA ECONOMICAMÉXICO

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A

i11! Primera edición, 1979

RusÉN BoNIFAZNuÑo

•.. si canimus süvas.••

ISBN 968-16-0233-1

1

i1D. R.@ 1978FONDO DE CULTURA ECONÓMICAAv. de la Universidad, 975; México 12, D. F.

Impreso en México

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/

ÍNDICE

P-oEMAS DE ABRIL

l. Una lluvia, tenue, fría .2. Puede resurgir entre las noches3. El mediodía asciende .4. Miro los árboles elevándose sobre las casas5. En Tepoztlán .6. Esta mañana de abril las calles de México7. Fiesta sobre las calles y las casas .8. Es noche .9. Quiero decir ahora algunas cosas que nos pasan10. Canto ahora el viento que arde sobre la hierba .

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LAS ARMAS Y EL POLVO

l. ¿Para qué fundar nuevas oiudades? ,2. Este sueño que palpa una cicatriz que aún no aparece3. ¿Qué bocado insípido recorre la vida... ?4. Ca'ntonuestras armas .5. Déjame recobrar la memoria del cuerpo

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111

PoEMAS

Alef .BethGuimmel

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Daleth .Hel .Vau.Za inHethTethYod.Kaf.LamedMemNunSamejAin .Pe .TzadeQof.ReshShinTau.

IV

ELEGÍA DE TLATELOLCO (1968)

I. Piedra ciega quebrada como hombre11. Sepulcro desgarrado .111. Estoy erguido sobre míIV. Levanta el templo sus piedrasV. Tanto amor lastimado al,correr entre las piedrasVI. Todo quedó en esta plaza .

V

ELEMENTOS

l. Anochece. La humedad quiere renacer2. Quiero saber si saldré igual que todas las mañanas

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3. Toma esposa, desnúda/,a,come .4. En este eco de nosotros .5. Ahora, amor, detén tu caricia, tu paz6. ·Más alto, amada, más alto .7. Ahora, cuando la resurrección de esta noche prosigue .

Citerea .Ever SinceElementos

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1POEMAS DE ABRIL

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UNA lluvia tenue, fría,apoya su neblina sobre la ciudad.Amanece en las mismas calles, en las mismas casas.La neblina brota como otras bocas cansadas por el sueño,amargas por el alba que cae sobre las aceras.La lluvia desprende su murmullocomo la cáscara de la risa en que edificamos la ciudad,y el día empieza por fin,decidido a silbar su canto de soltero,el veinte de abril que despierta en su neblinaatento a la lluvia que lo sitia.Y en alguna calle, en alguna puerta o ventana,al sentir la lluvia desde el lecho,deseando no haber soñado,despertamos;deseando que nada hubiésemos olvidado,miramos en el lecho,como el cuerpo entre las cobijas revueltas,que nuestra pregunta envejece.

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Puede resurgir entre las noches,encontrarnos de improviso

entre los escombrosde las sábanas,la luminosa fruta que en nuestras piernasquedó olvidada durante el sueño,anclándonos en la esperanza de otros sueños,protegidos en el paso sigiloso de las horas.Puede resurgir el origeny llegar hasta nuestros labiosy tratar, insistir en nosotros,

hasta que brote otra vez el límpido líquidodel silencio,

la transparente respiración de los años

que en vano insistirán sobre el olvido de nuestras huellas,de nuestros amores, de nuestro insomnio huérfano,de nuestros puños crispados sobre las brasas de·la nada.

El mediodía asciende

con la soledad de los papeles, de los años,con el aroma del tabaco en que cada hombretrasmina las horas, los grumos de las palabras.Asciende cuando el cuerpo sólo soporta

el momentoque llega desde sí mismo, desde la nada,y que en el tronco de instantesbusca su llama, sin sendas lastimadas.

El mediodía ocupa sin asombro los cuerpos, el sudor nuevo,

llega comomanos que aman desde hace muchos años, ya sin sorpresa,i

antes de que se disuelvansus llamas comoun bello musgo en los muros,bajo el presentimiento incomprendido del díaque se derrumba sobre nosotrosentendamos, sobre nosotros,amándonos desmedidamente

como las cenizas que caen desterradas del fuego.

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Miro los árboles elevándosesobre las casas,el árbol de trueno colmado de retoños en su tronco,

emergiendo de un cobertizo,y sobre el muro, una hiedra antigua.

Siento el aire frío en el patio,la presencia húmeda de la lluvia que caerá durante la noche.Siento el paso sosegadode la tarde sobre mi cuerpo, sin prisa,sin el movimiento de los niños que oímos dentro de la casa.

Las puertas de madera son antiguasy en la habitación de juegos, donde hace algunos momentos

miré a una de las niñas abrazando a mi hijo,

la puerta es de cristal y madera.Sé que él no volverá a perdereste olor viejo de la casa,este olor antiguo de muros y de techos,un viento de lluvia próxima golpeando en .las ventanasy el abrazo de la niña imprimiendo su aroma de seis años,

el recuerdo de seis años que hundirá sus raícespara persistir, esfumada ya, con su olor, en sus sueños.Y yo, mientras conversode gentes que desconozco,de amigos que

desconocen, '\de lugares que dejamos asomarse junto al sabor del café,avanzando con el paso imperceptible con que se pudre la vida de los

seres humanos,

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siento que mientras mi padre conversaba con otros amigos,en alguna tarde de lluvia, o en alguna mañana sin lluvia,en alguna casa ajena de minutos íntimos, viví lo mismo;trato de recordar y meto las manos al fondo de la niebla,al fondo de la ropa que gastó mi cuerpo,

al fondo de las cosas y los juguetes rotos y los juguetes que noestuvieron conmigo,

al fondo de los días y sus vestigios,y sólo siento una risa fugaz, su paso efímero,su aroma cercano, sin egoísmo, rondándomecomola mujer próxima que aún no conozco,como la muerte o el amor.

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-,

Desde hace varias horas, el anochecer.Nos detenemos en este puente.Llueve, aún llueve.La luna mojada,los ojos mojándose,la ropa, la risa, la embriaguez,los recuerdos de estos minutos,la sensación de esta hambrienta pasión por la lluvia,la oscuridad húmeda de los árbolesque se refugia en los oídos,la ansiedad de esta noche y estas casasque se refugian en el almay entran por los ojos sin limpiarse los pasos.El arroyo continúa bajo la lluvia.He hablado, he bebido sin cesar,sin dejar que terminara la lecturade un larguísimo, innecesariopoema de William Blake.He visto la tormenta cuando salimosde la casa a buscar comida.La tormenta más hermosa del mundo,

más irrepetible que las tormentas marinasque náufragos asombrados hayan mirado por última vez.

Mientras cenamos vi la calle inundada

\_

avino un río convulso, atormentadamente sucio,Junto a mí, veo a un hombre empapado,un sombrero escurriendo,'111 rostro que el índigenamantiene por una ciega fidelidad a la vida,ojos pequeños como cristales viejos

diciendo que es más hombre que yo.

Siento campasión, furia, asco.

Nos detenemos en este puente.

Llueve, aún llueve.

Hemos dicho que la poesía

es la única manera en que aprenderemos a hablar.

La poesía es la pasión que no necesita un objeto,

e11 el espejo sin nadie que lo mire,

es el buscar integrar lo que siempre quedará solo.

Lo hemos dicho, sin finalidad clara.

Escucho el ruido del arroyo;

temo que este minuto muera

y que nosotros continuemos 'Viviendo.

Miro los árboles, miro la noche en todos sitios:

entren, entren en mí,

entren en mí las sombras, la lluvia, el instante,

las piedras, el arroyo, las nubes,

las casas, las voces, la calle,

entren a confundirse con mi lluvia,

con mi ruido, con mi tierra,

con el sonido de la sangre alterada,

5. En Tepoztlán

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con el aroma fétido de mis pal~bras,

co~ el convulso cerebro que es ya inútil

para captar la caricia y tocar la tierra,

para pisar la piedra o recibir siquiera la lluvia.

Entren al cerebro y destruyan

lo que les recuerde un poema,

pisen sin miramientos

la libre y monótona ilación

de palabras, de hallazgos, de iluminaciones.

Llueve, aún llueve.

El arroyo continúa bajo la lluvia.

Si en este momento todo el mundo muriera.

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ll:1ta mañana de abril las calles de MéxicoIO desvistende la sombra

''lf, )' uhren los brazos de par en par,

eomo amantes que desde hacía miles de vidas no hubieran vuelto aposeerse,

y el día es luminosomás que las palabras,mús que los cuerpos antes de nacer,antes de caer como cristales saladosdesdeel polvofrágil de los padres.llrota como la flor de las jacarandas,nomola transparencia que volverá a tener quien regrese a la vida,abrazado a pasados pecados.Racimode abril,racimo de muchachas en horas de codicia,de ciudades comomuchachas asustadasque se cubren la cara con la ceguera,1111ese cubren los muslos con las calles bajo todos los pasos de nuestravida,

y los brazos con el paso del viento, y los ojos con las aves,que se cubren los labios con el silencio,la soledad, la palabra,1¡uese escondenel corazón con el dinero, las ropas, las tumbas, la

esperanza,!filese cubren los pechos con la caliente caricia de nuestras noches en

el hambre y el hartazgo,

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-,

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que se esconden el corazón con el dinero, las ropas, las tumbas ):1esperanza, ,

qu e se cubren los pechos con la caliente caricia de nuestras noche.en el hambre y el hartazgo,

y los pies con los amantes enfurecidos en el soplo rojode los.sexos ~n que este día se reflej a y se pierdeen I~ m mensídad de los lechos, del sudor.Abril , ¿por qué morir también este día ?

7

Fiesta sobre las calles y las casas,e~ nuestras plazas y nu estra espera.F,~es ta de los hombros. e~ qu e se asoman el rencor y su a tardecer.Fiesta del h~nor que msrste en vestir a las palabrasc~n un ropaje desteñido que el soplo de la realidad oscureceFIesta de l~s labios sin otras bocas qu e los desgasten .y los protejan del paso del silencio.F1C~ta entre los muros de noches y de mañanas, de oficinas y

tiend as,

cO,mo Cí~s ca:as de frutas en que comieron la prisa y el cansancio,D ía de j úbilo en que el país cierra las pu ert aspara qued~rse a solas con su festejo,para hundir en el pecho de los niños la semilla del sileucioen que florecieron los padres y los abuelos.en que el país cierra las puertas 'para ~op~rtar su esperanza que se pudre,su miser ia sentada a la mesa, comiendo y bebiendo,su muerte qu~ apre nde a estrecharlo COntra su pecho cada díay lo hace sent ir que el calor de ese abrazo es el recuerdoCantemos esta fiesta que danz a desde los nervios .y 110 S deja abrir la sangre, abrirla,qu e arrase con la voz de sangre qu e nos bañahasta que se desenti erre la vida de innumerables casas y mesasy podamos ver cuántos qu edamos,cuánto s aú n no han sido masacradosa cuántos nos falta morir para que es ta fiesta se acabe.

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8

1 IJUt he.I IIK" a lo lejos, sobre las calles,I Kl llpe solitario y humano de la lluvi a cayendo a oscuras.11.lmiga duerme a mi lado .

1111";0 en las manos, bajo la lámpara encendida, un libro.111l1.IS antes, cuando atravesamos en automóvil las calles de M éxico,

IUIOS en las esquinas familias de obreros,111 lanas, niñas, esposas jóvenes

Iil lllegicndo a sus hijos bajo una cornisa,II llc 'lIll'as miraban pasar las luces de automóviles, de patrullas,11,. camiones colmados de pasajeros,01 las horas llu viosas de la noche del vein ticuatro de abril.

li tes aún, con mi hijo, estuvimos en o sa de los abuelos;I ¡11gb a construir figuras con sus jugue tes de madera,

i oustruir molinos de viento, gallos, din osaurios, tortugas,' t1 lOlcs quietos y duros como las piedras del mundo." un tes aún,1,11110 como si no hubiese sido este día,111111 0 si no hubi ese sido )'0, sino hace muchos mi os.vi e- l amanecer, a solas,Il lllgicndo como si lo retuviera la vida,1111 11 0 si su sangre fuera sólo recordar el mundo,,·1susur ro melodioso y oprimente de la ciuda d.I't.' W estoy aquí, junto a mi amiga que duerme,h;ljo la l ámpara en cendida, a las dos de la madrugada," renda la lluvia caer a ciegas desde el fondo de la noche,destruyendo su multitud sobre las calles,Me incorporo . Dejo la cama y atravieso las habitaciones.Llego a la puer ta. Abro. Siento el olor húmedo, la lIuvia frí a,r mi cuerpo que hu ele a sudor y a la desnudez de mi amiga,a los trein ta años de persistir en mí,de persistir en call es de otras ciudades,:t pesar de amigos y de recuerdos.Miro bajo la lluvia los automóviles estacionados.Es la llu via que ahora me reconoce y me toca,'Iue se une a este instante y a este frIapor su insistencia, por su derrumbe.La miro caer sobre esta calle, ahora, esta noche,

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y detrás de mí, la casa, los libros donde el tiempo se agolpa sinlluvia COn sed,

donde las voces de muchos hombres se callanaquielad~s por otro rumor qu e los oprime y ~n que se apoyan.y la lluvia mezcla su lodo, su negrura, su frialdad,y como se moja mi cuerpo se mojan las calles,como se moj~n mis cabellos se mojan los que en alguna esquina

cruzan hacia su casa,D hacia ninguna muj er y ninguna casa.Como se moja n mis pies se mojan los suelos sin ladrillos ni

madera.Como se moja mi vida se han de reblandecer las viviendas de

México.Como se mojan mi pe nsamient o y mi s versosse han de mojar los cuerpos del mundo en que la sangre persiste

como esta lluvi a,en que la. sangre persiste nu merosa y sin nomb re, fría y vivien te,oscura y sin esperar recompensa ni resurrección .

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Quiero deci r abar.3 algunas Cosas qu e nos pasan,recordar algunos Instan tes que un a men tira dulcenos hace creer qu e fueron nu estros para siempre .Por ejemp lo,el sol que mucho tiempo después vuelve de otras tardesy por vez primera enciende nu estra alma .La luz que alguna noche nos ati sbó de pro ntodesde una ventana o pue rta entreabierta,como si todo allí fuese posible, aun la dicha,bajo la cena o el dormi torioque se empolvan quietamente en nosotros.O a9uella calle, aquel perro de ojos hu manosperd ido en la noche como si amara la ciudaddetenido en una esquina 'como si quisiera retener para siempre el recuerdo de ese instante.Las la~gas noches en que estuvimos oyendo, desconocidos, la misma

lluvia.La embriaguez en qu e suspendida sobre los años

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¡Ipareció nuestra vida,,tJ IIIO un arrepentimiento sin objeto,I limo si nada nuestro fuese a abandonarnos.1 ) el instante en qu e estamos sobre la h ierba) vuelve a ap arecer el cielo, qu e no habíamos mirado desde la

infancia.i\1t.: ncionar también, por ejemplo,1 lia ndo sentimos que la vida huye)' qu edamos para siempre a solas.in la hue lla certí sima de los cuerpos

'lile tuvimos en nosotros, amando en nosotros;1.1 huella qu e otros cuerpos en el nuestro dejaron,I OIll O queda sobre la tierra la huella de la hierba,del sol o de las piedras.1 ) hablar del instante en que sentimos la vida,"11 <¡ue el aire entra en nosotros,1'11 (Iue la sangre tañe celebrando en nuestras venas,( '11 que las cosas son como pañuelos de bienvenida en nuestros

ojos;1'1 instante en que es imposible entenderque no estemos siempre,l llle no volvamos a decir a la vidaoh desmemoriada, canta siempre.Mencionar también los instantes en que el cansancio nace,(" cansancio que es una gota calien teqlle atraviesa el alma de norte a sursin entender qué procuramos aquí,qué m ás habremos de no tener ni amar,antes de los otros cuerposquc desde nuestra oscuridad y abismoucerhnn y esperanl'll su da nza soli taria y sin sentido,Quiero hablar ahora de cada instanteromo si fuesen no sólo el paso de la estrelIa calient e del olvido,11 0 sólo el paso del alba que nos despiert a.El instante en que cada mirada se torna hacia el vado,ruan do el amor vuelve su rostro de hogueray nos hincamos a su vera como leños sedientos.El instan te, polvo delicado que cubre el vidrio de la vida.El instante que se marchasin entender por qué, abriéndose desde la nada ,

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el sentimie nto se hunde perdiendo sus caminos,aferrándose a un hombre,abandonado en nuestros díascomo un ebrio que se apoya en los recuerdos.

u, LAS ARMAS Y EL POLVO

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E· 0 que palpa un a cicatriz que aún no aparece.

ste suen 11 1 enteEste enfermo goce que se ama a ~ . .

di de que presencIO en la IdeaEste no persua irmeá débil vapor de carne Y sangre.

algo m s que un . .. de la estación sin cenizas m cuerpo,

Sobre el viento ar .como la hierba arde bajo la tierra.

~ I'ARA qué fundar nuevas ciud ades: valioso.EH nuestrO retraso ha de nacer a go

. lo labios y el alma,Il oy va la muler en suede abandonada, Eneas.

para que no q . d des que no entiend en.Nueslros padres fundan cm a

1 a de los dardánidas?~Para qu é llegar a a cU~d udrirse en un mismo cuerpo.Es tan hermoso ver la VI a p

Carga ahora tus dioses en la espalda;" b de los padres;c;lrga los escoro rOS .

pisa las venas de los labenntos1 e Se aturde y nOS estremece,

en que a sangr los oi1 cunde en os oJos,

cuando a resaca 1 ar las ciudades, los días, ]05 fracasos.ruando estallan como e m

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V IRCILlO

qui primus ab or ts

1

Arma vinunque cano, T roiaeIt aliam fato profugUS . • •10

Can lo ahora el viento que arde sobre la hierbacomo si fuera la hu ella o los amores de nuestros pasos.El viento qu e comienza con el día; con un sonido antiguo,con un dolor hermoso como tus labios.El viento que palpa los muros y los pensamientosy no quiere escuchar lo que se impugna a la vida.Que perseguido renace como un a gota en los ojos que ya no lloran ,o como alas qu e reposan.Que impregna los ojos cálidos de los que ven por primera vez

la luzy creen que mueren, mas sólo han nacido;los ojos que besan por primera vez la viday creen que du ermen, pero sólo es el aromadel primer instant e en que mueren.Viento que levanta las mismas caricias entre mill ares de cuerpos,atravesand o los mismos pai sajes pobres y mortales.Viento que en su olvidado abismo ren acesin obstáculo, sin arrepentimiento,fustigándose en ásperas rocas donde termina la espuma.Ven, vien to, entra con el hombre que reposa en la nocheC01l10 los leños en la hoguera.Ven con el descanso de que nada perdure,con el trabajo de qu e nada nos retenga,de qu e nadie vuelva a creer vez algu na.Toma la cabeza ardiendo del que regresay no quiere abrir la misma casa.T oma al hombre de la ciudad que no conoceré,busca la frescura en la marcha de la muerte,e instaur a por fin un a noche donde cada cual conozca lo que vino

a ser,lo que aqu í no podrá ser jamás.

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Que el mar arroje una ola y nos cubracon sus labios qu e no han bebido agua dulce durante muchos años,

Miro la calle,la parte de ciudad en que persisto,do.nde el amllo de las vidas es fresco y triste.Muo la estación que llegala corriente del tiempo se~ando la ternura.En otro tiempo he estado aquí.

¿Qué bocado insípido recorr e la vidah asta impregnarse de sabor?¿~ué eco in ten ta decir al oído algo nuevo?No hay nombres para conocernosnadie q~e se ar repienta de la sol: dad para siempre.T e ca~mo~ te comprendo, Cartago.Soy el mstmro de vivir lo que vivo .

5

1" palpe la cicatriz de los díasI 11th i érulose en nu estro cuerpo,I .uuanccer que no permanece.

I I gllerra de vagar en medio de .las calles.111 \0 ~ i no hubiera calles, como SI no hubiera soledad,

l ll ll lo si la muchedumbre fuese el abrazo o la risa.1 I ~uelTa asequible de que algo nos fal ta en el día.

I Imlo lo que no siente y lo que siente,I r lC ) de los ecos del viento1,,, gaviotas hechas de espuma de olas que aprenden a vola r

t 11 ( ' estrellan en los ojos con un ruido de aletazos, ." " I nido de armas que se golpean y desmen uzadas se OXidan1 11 nuestra carne y su olvido.

11 jame recobrar la memoria del cuerpo,1\1 I ig:urosa finitu d.II ~ i ame salvar nuestros cuerpos de sus rafees,,d".rir los árboles qu e no sopor tan ya el peso del alma .y buscan su polvo, su semen de tiempo y su metamorfosis,I :ollll a de calor mis lágrimas,que n o abrasen el tiempo,l p lC no fecund en las entrañasy me llenen de yerba, de ecos,y hagan más insípido mi nombre.( :Olne de mí, de mis manos, de mi cuerpo,'Iuflame esta mesa inacababl e.londe estoy abandonado,muerd e este sabor, estos labios, estos dientes,muerde mi lengu a hasta que aprenda a hablar,hasta qu e me duela hablarl' estallen mis palabras)' para siempre se sientan.Ou ítame esta espu ma que siempre me persigue\"':' dame tu conmoción.Aparta lo que no seas tú,lo que no sea tu sudor, tu olor,1lI espasmo qu e me aturde

vez.

Canto nuestras armas:el olvido, la amargura, el amor, 1 f .a una ,la carne, al envejecer.Armas que nos desvanecenpara qu edar vacíos, inasib les y desterrados;qu e se desgastancomo los gajos de un a naranjay en la boca saben a polvo, a recuerdos.~an~o . los días que me Oscurecieron la vida, las cariciasImpIdléndome, con su memoria, amarte como la prime;aCanto al hombre prófugo de si, ,de su casa, de su amor, de su paz,al hombre que carga sus univ ersos destruidosy lava en ellos sus ojos, sus labios,y nunca cesa de olvida r.

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como la nave que no vuelve a salir del sepulcro del mar .T anto destierro hay en mi carne,en mi an cla corrompida por la sal de la carne.Ven, enfréntate a m í,no puedo estar exp uesto a solas y morirsi no estás combatiendo COn tu dulzura, tu furia,en esta llama de la carn een que los labios se llenan sin necesidad de palabr as:enfrén ta te. no dejes que este amarse vuelva y me destruya.Mi lascivia hiere, entracomo una pregun ta aturdida siempre sin n ecesitar respuesta,sino sólo ser. sentir.La luz y las llamas no existen ,sa n tu pi el y mi piel qu emán dose más allá del contacto,como el vad o;transcurso y furia caen, nos deshacen, nos recobran,y el canto se torna una amarga conciencia y memoria:mi carne.No tengo conciencia:eres un espejo que me acosa, me fustiga, me oprimela frent e, la respiraci ón, la boca :y tu saliva es un bautismo tardío y siempre recient e,el agua que destru ye la sedy mi sudo r en van o la comb ate.Deja ahora quitarme las ideas qu e me cubr en como velos.qu iero verte sin nada sobre mí,quitarm e la voz y sólo deja r en los labiosel tallo trunco donde me derrame y bese;quita rme las ideas que oscure cen mi cuerpocomo si estuviese de luto:nada quiero conmemorar en mi alma,nada quiero lamentar en mi cuerpo,nada busco sino la libertad de mis sensaciones y su luz.Sin este amormi lascivia sería soledad.Deja quitarme esta soga de mis lími tes,quitarme la ropa de carn e, de hueso, de idea,y sentirme a la intemperie de la vida.Cantar así,los dos así, en la intemperi e,

, lllle la música sea los nervios, la sangre que se pierde y retorna.

1)11 mía, fuego mí o,1111 1- la inundación de la música nos consuma,I llll' este incendio en sus mismas llamas se aban done1 '1

t1Cen mi ceguera estalle la luz de las ma nos, de la piel. del

C"i (lasmo. . olver a ser111 e nerpos, la noche. la vida irrepetible que no qUIere v < •

4849

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1, I

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III. POEMAS

¡Como caíste de los cielos, oh Lucero, hijo de l.,mañanal

!sAlAS 14:1.

y la gloria del Dios de Israel se alzó de sobre elquerubín sobre el cual había estado, al umbral drla casa. ..

EZEQUIEL 9:'

ALEF

C UB RE al vuelo una herida, una garganta,lleno de asfixia abro las alas:palomas salen de mi vozbebie ndo los recuerdos,y aletean enloquecidascon restos de un poema prematuro.

BETH

En esta penuria de mi conciencia,esta comida de cada d ía,arrepentido y hecho de recuerdosclamo a mi vad o:es mi sensaci ón el espejoy yo la imagen,sin nadie que nos mire.

GUIM~IEL

En esta permane nciainevitable, busca una casa la vida.Huella del ave.mirada que nació en su vueloy la observa siempre, como un hermano.Angustia de ser consumi docomo alimento en mi meditación.T omo el velo. párpa do de tinieblasqu e huye de la luzy resucitaen la inconstancia de esta permanencia.

DALETH

Aquí, en la ralz de mi fin itudperenne,en su recurrente rumor:¿qué es mi piel?¿soledad y tiempo?¿inslpida flor de mi silencio y los estlos?Gota a gota mi vidatranscurre hacia la sed:recuperarme a través de mis siglosy mis vidas y al fin qu edar a solas.

H E!

Nace en esta durezami flor.Es esta minuciosa flor de luzque se envejece,impura y cálida .Quema la huella del tiempo y el recuerdoy todos mis olvidos:y en ella al fin perece el tiempo

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igual que un silencio, una voz y un sueño .Florece:un ave de su ser se asombray se goza,asfixiándose en la existencia.

VA U

Ruido de flautas, piedras , vien toen mi cabeza,

y al entrar el árbol en el carro una nubecolma las p uertas:

y mueve su incendio la multi tud,y un a piedra humedece con la luz mis labios;un águ ila y su plumaje se devoran,nacen en llamaradas.Flu ye en su río la memoria que contemplo,y me destejeel terror y la bienaventuranza.

ZAIN

Lu z: soledad,peregrinaje.Flor de llamas que se convier teen un diamantepara que en su fuen te los ojos bañen su sed.Una ra íz: nos envuelve la vida.En sí mismo se exal taun esplendor,y permaneceen la flor y en el luego:la perfección es una soledad.

HETH

Purificado, vuelvoafanoso a pecar:renazco en soli taria muertesin ser defin itivo:haber para siempre nacidoo que no hubiese podido nacer,quedar puro, sin estigma de vida .

T ETH

Despertarás por un rumorde palabras intactas y olvidadas,sin senti r que has hablado,desprovisto de deseo o de hastío,irreparab le como la virtud.

Y OD

Salgo del fuego y el oro surge de mi llama,se disuelve el mercurio,

. se exalta, se absuelve idéntico al finy caigo en arde cido como hogueraen la erección de mi conocimientodurante las moradas sucesivas.

K A F

Este acoso de un suicid io instintivo,esta inadvertida constanciaen que la vida se despeña

antes del términopara besar mi olvido,el silencio qu e en mi boca

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insiste con la bendición y culpa.Un inaudible nombrepronuncio:

expande su silencio,su origen y vado,como un iluminado bu sca p az.

L AMED

H ay en mi pensamientouna flor del olvido, sin aroma.El vacío se hunde cada dla en si mismocorno un ilu minado: 'y baja el párpado una y otra vezsobre la memoria,intennitencia de la vida,como un cuchillo ritua l sobre sangre ritualen la noche que se hace estrellas y sacrificado.

l\fEM

Un a flor, al envejecer, mi carne olvida,flor de llamas que a mi voz acerco,a mis palabras,anterior a todo lugar y ralz.Al florecer se ex tingue, vez tras vez,y busca impedir asl que para siempre me pierdacomo el alba y la piedady me torne el um bral incandescente.

NUN

Llamas de mi con stancia,inclementes palabrasque en la ment e y el olvido se encierran.

Escribo el bien y el mal,nace de mi boca el destinocomo un resucitado sueño o calma,y en cada oldo se queda a insistir.Ya brota un fuego herido,baña mis labiossin apiadarse, )' naceen su cauce heridoel bálsamo imperioso e inútilde mi poema.

SAMEJ

Ave que se desprende y se contempla,r en otro rostro mira su vuelo y e l vacío,su bicéfal a alma;cierra los ojos y mira volar

un a parvada de recuerdos;y en soleda d . • .el fin al hall azgo, mi rostro umco;ojos que abro al cerrarl os:

noche, aurora.

A I N

Un vocablo comú n. repetitivo,last im a mi esplritu.La luz inflam a de voz el silencioy a mi memoriase prende, enamorada de nacer.Otra conciencia que la mi rebusca en medio de la sangre,besa el recuerdo,su esperma, . .y lo vierte, nace visti éndose de conctencray cayendo en rotativa memori a.

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Ahora, ama dacuando incendiadono retiene mi cuerpo tu contornoahora qu e estallada mi conciencia 'no recuerda la soledad del cuerpoy con tu espasmo dulcedescubro tu belleza.Ahora,

cuando .invado tu esplritu- un mm ero de polen.e,y me esparzo:porque al amarnos somos un dan r óginoqu e .en su tallo y sus pé talosmedlea enloquecidofecundándose. '

TZADE

Es el lugar:es la sensualidad y la purezael desconocimi ento y el am 'Es do d oro

n e se copulan nuestros padresy nace la vida.Don de el pals se funda,e.n ~sta calle principal que se llamarálmaJ e,donde cada uno a su vezdará de la bend ici6n su parte.

Q O F

Se torna el lugar una mirada:no hay asideroy se derr ama de si mismo

en todos sitios;

.e convierte en el ojo y al fin observa :hay un peregrinaj e en el camino ,la noche que precede a cada aurora(el ojo, al ver, se hace infinito).Crepúsculos y dlas germin an

su esperanza.lJna imagen se form a en la retina,inunda el iris, el frágil esp ejoque se empaña con un vaho de fin y de principio,esa voz de Dios, ubre de lugares.

R E SH

Sin atrac tivo, el árbol de la vidacambia el follaje; qu ita los sonidosantiguos y desprende su corte zaun olor fermentado de la savia.Crisálidas de sueño que llegaronmás allá de ese sueño, hasta el amory la hermosura, luego a la armonlay la cru cifixió n, la previa sede.Palabras, ramas, troncos, me florecen:despiertan en diez frutas luminosas:las esferas nocturnas dan su vozen millares de astillas y de savia,gemelas en extremos y en abismos ;los fuegos fatuos rue dan en la lengua,y una música en trega su distanciay revela el amanecer y el guardia;y el peregrinaje comienza a uni rsu luz con el pasado y el futuroy el lin aje de t odas las estrell as.Una esfera en la esfera, enamoradade sf misma, lu ce llena de espejossu paisaje infinito y su belleza.

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SH IN

Desnudas, las ra íces de la vidaigual qu e un a mujer de luz se mojany en la fugacidad el universome revela su cópula incesantede incendio, de cuerpo y de pensamiento.Después, ahora. vuelve a devorarmela vida y la belleza, pues retornootra vez arrojado de los cielos;me deslizo gozándome. en el árbol,en esferas gemelas, en caminos,y un rumor de la música que vuelve.En sus ramas noctu rn as la palabrase detiene, retrocede y se aova,como la oruga que presien te el finy perece en la euforia de nacer.

TAU

Es mi lugaruna respiraciónsin aroma de tierra,un sueño sin oscuridad,sin principio ni fin,un a pregunta por la palabra y p or la lu z,una voz sin Iin aje ni recuerdos.Quema su inconstancia la llama,ningún viento la mueve,arde minuciosa y tenazcomo la floren su tallo y belleza.Espigade niños y de ángeles.La aurora, tacto de violetas,unge mi frente,y miro:El Esp lendorunge el umb ral

y al varón de los lienzos:está en su cintura la escribanía,mojada en el mar de bronce.La señal en la frentey en los labios el sueño,la luz, la nueva ciudad,el nombre:la pa labra que me destruyey me deja nacer, la que pronuncioy sin embargo permanece.

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IV. EL ECtA DE T LATELOLCO [1968]

.: . todo bajo el cielo tiene su tiempo:~empo de nacer y tiempo de morir .t~empo de matar y tiempo de curar .tiempo de endechar y tiempo de bailar. . .

Eclesiastés 8:H

P IEDRA ciega quebrada cama hombrerota como muj er abierta en los costadosderrumbe de piedrastierr~ asombrada reducida a mis palabrasu.ltrapda por el engaño y el olvidocmdad erguida un a tarde destrozadaarrep ent ida del aire y de su presenciamalIgna enferma manchadaciuda d piedra levantada como gemido de amorposeída en nues tra sangretanta piedra que brota en desordenque mis sueños golpean hasta quedar desnudosdesen terra dos del sueñodel grito nu evamente ancestrallucha y voz sujetas a nosotros como en esta plazaaquí tanta piedra sujeta a la piedra

"Sepulcro desgarradoque lastima mis ojos y mi vozpuñales fusiles deshechos

en las armas indefensas de los cuerpostiempo de muert e' lue removió las piedras para dejarlas como nosotro sfundiendo el sonido de este ant iguo despertarciudad qu e nos llamó a ocultar la fuerzatanta piedra que le brota de los labios los dientesla boca la garganta las manostanto grito petrificado en la tierrala ciuda d la pieclra los costados el silencio de fuerzaen los ojos en la noche qu e ahora veouna quieta ciud ad en la respiracióncomo bestia que acecha contenidaesperando salir gritar arrasar demolermatar tanta muerte nuestra

1lI

I 'oy erguido sobre mi,11 1(: mis manos sobre mi boca

.It 11110 derrumbado en nosotros como sueño y recuerdo1'"la piedra qu e siento correr dentro de mí"'0,[ue me estallan los ojos

1',11. \ no perderme de vista como no se pierde esta ciudad sinrcroger

I " <l Yerguido sobre mis hombros sobre las piedras1 .nnino pienso contemploI WIO cuánto pesa la vozuui nto queman estallan las venas1 u.mdo siento qu e estoy en la tierra de tu cuerpor- n la tierra de nuestra muerte nuestra, I gilido callado defendido" 11 esta tierra amigo amiga"' ioy en la tierr a de tu cuerpo de tu cuerp o

IV

Levan ta el templo sus piedrascomo aire aullidos cascajos lanzados

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el inú til vaho envejecido seco en los muros de la huidala angosta cárcel de la campana

torre derruidaboca abierta que muerde ensimismada el airesin hablar sin sentir

y dentro el metal sin retumbar sin tañer sin destrozar

y mientras te abrazo amigacaes muerta en mi cuerpo en mi tiempocaes perdi da en el eco de mis oídos el eco de tu abrazodeja acariciar tus ojos como campanas eternasel templo masacrado incinerado que resuena en tu cuerpo

v

Ta nto amor lastimado al correr entre las piedrasal correr entre nuestros costados abiertosentre nuestra piel llena de nosotrosamor nu estra piel llena de nosotros

VI

Todo qu edó en esta plazanu estro amor en las piedras otra noche derrumbadael silencio vela como ataúd madre y hombreent re las botas y escupitajos de las escoltas

}' la vida se ensuciaescond ida en los edificioscon el afanoso mendrugoque nos qu eda del amigo qu e no alcanzó a huir

T odo quedó en esta plaza:la piedra in memorial del sacrificiosacerdotes que olvidaron la purezay ciegamente buscan nuestro corazón:sacrificado sin astucia

1"" ' láneo y at ra ído ICor el placer antiguo de la guerrahUI il conoció el engano y la pureza .

, 'á en la sangre la flor de la desconfian za1 I II II n ~ l .

I"el e> qued ó en es.ta plaza .I 1I1 .IS piedras lastimando el ~lfe

I 11 1. ' piedra qu e oyó el múlt1pl~ ester tor.1 muchachos y quedó en su ralZ. .l . ,II 11argura y la du lzura de este silencioI 111, irecipítada en el cielo me descubr e .

~ '" a ie~ to del di. llega al dolor a través de la mirada¡II 'I",, ¡ble olvidartnrposible quedarse mu erto)

florida

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V. ELEMENTOS

I

Q UIERO saber si saldré igual que todas las mañanas.Si baja ré la escalera de mi casa y caminaré por la aceracon el sabor del café negro en la boca,con la amargura dulce del cigarrill o en los labios,pensando ya en lo qu e no haré,pensando ya en lo que dejaré para mañ ana.A cada momento la espero.Busco reconocerla,encontrarla por fin con todas las fuerzas de mi vida,saber cómo es.Hoy no me aflige la tardanza.La ciuda d es asf: se demora y se apresura.¿Es aquella que acaba de pasar?¿Es ésta?Mejor descansaré, sí.Permaneceré acostado todo el día,esperando,porq ue siento que desde hoy le soy infiel,siento que estoy a punto de engañarla.

2

Toma esposa, desnúdala, come;llora, desvístete, sé dulce;besa la carne, ríe,abraza tu alimento,sacude cuant a harina reposa;todo es una mujer, un pan,destroza el pan y comparteun cráneo, un seno, una pierna, un pedazo de espalda;

hurga, hermano, hurga y olvi da,11 0 importan las condiciones,110 importa tu pan, las diferencias, las costumbres,estarnos en familia, todos somos familia.

3

Ahora, cuando la resurrección de esta noche prosigue,' liando lo olvidado nos recuerda y volvemos a amar,escucho los pasos que acercan a tu cuerpo,los hil os luminosos que te sigueneliando asciendes en mí COmo otra sangre,preñada de lo que existe y de lo que no existe.Deja sen tir el regreso de la carne,•esucitar en la profunda superficie del cuerpola efímera etern idad de nu estra vida.intratable con el alma.D éjame hallar te en esta luz de espejos,en nuestra dolorosa lu z:es un grito luminoso que recorre la carne.un astro que estalla entre las manos, bajo las caricias,que como un sol se pone tras la viday que en mi silencio y mi carne atormentadavuelve a nacer.

CITEREA

'11. Ella:l., hicnevocad a,Ijl ele la furia y el arrepentImIento.ti r.unera de dulzuras.1u JII~S bella de todas las soledades¡lIh Citerea: la dios a,11 u' lastima la dulzura,II,r lastima cada resurrección. cada placer).l., desnud a. la quieta, la incesante,l.• ' lile despiert a debili tada por el amor,

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la sofocada, la sedie nta sólo de sentir,la de infinito lecho

e infinito recuerd o,amada con furia y sin embargo intacta,la efímeramente saciada y sin embargo eternacomo la espuma del mar,la diosa de 10 5 mu slos,la diosa de la respi ración(oh mi tenacidad , mi conciencia),la diosa de los dioses,la puta,Citerea,oh Ella :¿no ves qu e la danza me hi ere la carne, los ojos, elAtur dido, lleno de placer,como una flor qu e apenas el vient o Tobadespierto nuevamente ajeno a tu permanenci a.Oh Citerea, Cíterea ,cuán dulce locura me desp edaza y me hiere de palabras la calJI'

el desvanecimien to en que caigo y me du elo,a sojas, en el con tacto,en la fatiga de ser yo,dio sa,cuán dolorosamente danzas en mi alma,despin tando su suelo con tus pies desnudos,cruel como el alba,como el sueño en qUf me hundo,oh tú, la de dulce mención,la du lcemente hallada,la pura,la que al desnudarsecon la mirada se li ste,oh Ella.

ELEMENTOS

Deja qu it arm e la esperanza,su impotent e avaricia qu e destruye.Mi camisa de sudor que se desgasta y me envejece.

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I tk lllasiado saber cuál es la sinceridad de mi cuerpo,I uu.cras palabras que entre sí se oponenIlIlJ lIdiendo otra respiració n a la carne,h I l. , que mi carne envejezca con los deseos prendidos a ell a,l ll ll l li e~ y prodigio sos.

IIY ('U vano mi lími te,1111 11 1(csante tenaci dad de viv ir y morir;1111,1 hoguera que se consume. " I 1ad n a la madera de su fin, su castigo,y ' li le 110 se culpa , van amente,

11 uuxlio de cen izas.

l',tI a qué el arrepen timien to?¡1',lI a qu é su isla posible?1 I rum or que se vierte en 10 diario,111 " ,her lo que soy

11 lo (lUC qu ise SC.f(11 "" ¿qué puedo ignorar de ello que me importe?)I .t almo hada en que escucho1.1 antiqu ísima serpie nte de la premonición y el aromaIll' los campos in clemen tes,,Iolule el espfritu estalla como la purezay rep ta con abismos y cielos en mis cabe llos.

t¿uitarme el desamparo de mi mu jer, mi ami ga, mi desnuda,1.1 m úsica que atruena en mi cerebroI'f )ll caballos fus tigados,105 cascos lastimados de huida,sudorosos, refulgentes como charcos coagu ladospor los siglos de la especie.La mú sica, la angu stia en los hu esosbuscando un a cuerda de mandolinapara dar su última e impotente rasgadura de vida ,romo el ala destroza el viento, el mar,y el espejo manchado, mentiroso, de los ojos .Este llanto tan altoromo una oleada oceán ica de cuerdas de aves,una parvada in útil en su inútil emigración de inst intoque quiere arrancar el almay dejarla sola, hu érfana de sentidos.

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Este océano que conoce su marea, mi respiración,mi tacto que se estremece,mi interior colmado de puños que se oprimeny me sujetan al instante.El océano que en mi cerebro eleva su marea,la resaca salada, áspera. estremecida,

de sentirme vivo.

y resisto el caudal innecesariode un universo abriéndome, hiriéndome,y busco comprender para siempre,gritar, enardecerme para siemprequedar s610 en la fuerza de vivir,enloquecer en esta voz, en esta angustia.in tenso como el agua o el fuego,detenido como el viento,besar, estrechar contra mí,contra mi corazón irreparable.la tierra. el cuerpo bienamado

atormentándose en el amor,la furia de comprender,de enardecer, muerto, vivo, para siempre.

FINISTERRA

[1982J