Mediaciones Ironia

54

description

Revista Mediaciones"Ironía"Universidad del Claustro de Sor Juana

Transcript of Mediaciones Ironia

Page 1: Mediaciones Ironia
Page 2: Mediaciones Ironia
Page 3: Mediaciones Ironia

John Tenniel; A Venerable Orange-outang;The Hornet Magazine; University of CollegeLondon Digital Collections; 1871

Page 4: Mediaciones Ironia

UNIVERSIDAD DEL CLAUSTRO DE SOR JUANA

Rectora

MTRA. CARMEN B. LÓPEZ-PORTILLO

Vicerrectora Académica

DRA. SANDRA LORENZANO

Director del Colegio de Humanidades

DR. PAOLO PAGLIAI

Servicios Editoriales

LIC. DANIELA ACOSTA

LIC. GERMÁN STUHT

MEDIACIONESDirectora General

ROXANA ELVRIDGE-THOMAS

Dirección Editorial

ARMANDO NAVARRO

RENATO LEDUC CASTREJÓN GONZÁLEZ

DIVISIÓN EDITORIAL

Coordinación Editorial

ARMANDO NAVARRO

RENATO LEDUC CASTREJÓN GONZÁLEZ

Diseño Editorial y Portada

VICTOR OSEGUERA

Corrección de Estilo

BRENDA HINOJOSA

KAREN ALVARADO ALCÁZAR

DIVISIÓN COMERCIAL

Administración, Distribución y Ventas

ARMANDO NAVARRO

RENATO LEDUC CASTREJÓN GONZÁLEZ

n

e

n

Page 5: Mediaciones Ironia

CÓMICS

Escritos por

ARMANDO NAVARRO

RENATO LEDUC CASTREJÓN GONZÁLEZ

Con la Colaboración de

EDUARDO GUILLÉN

GABRIEL CABELLO

DIEGO PÉREZ

ILUSTRADOS POR

Filosofía

HANIEL HERNÁNDEZ FONSECA

Letras Iberoamericanasy Psicología

CORRÓN

Estudios y Gestión de la Culturay Gastronomía

EMILIANO LAUREL LÓPEZ

D.H.G.P.y Arte

KAREN SAN EMETERIO

Portada para Letras Iberoamericanas

DIEGO PÉREZ

Comunicación Audiovisual

EDUARDO GUILLÉN

GABRIEL CABELLO

Recopilación y Edición de Comics

ANDREA CABRERA

EMILIANO LAUREL LÓPEZ

TEXTOS

ETELVINA BERNAL

LAURA ROMÁN ABASCAL

ITZEEL REYES

EMILIO GARCÍA

ARMANDO NAVARRO

Page 6: Mediaciones Ironia

Carta EditorialA Girogio Manganelli (Q.E.P.D.)

El bufón sólo puee ser tal en una corte o un marquesado.

El bufón es el bufón de sí mismo, se relata a sí mismo y se divierte solo.

Conoce conclusión y solución. Contra el tirano, que puede ser

el editor o bien el lector.

¿Yo no puedo ser el señor de mí mismo?Usted necesita un bufón,

aunque le bastaría con mucho menos que un bufón de ceremonia. El bufón es tal y no otra cosa.

Yo escribo y usted publica bajo su nombre. Yo tengo una vanidad ceremonial

que recogí leyendo historias de pueblos antiguos. Usted, el editor o gran duque.

Escrito con la única fi nalidad de hacer dinero.

Podría usted indignarse. Declaro no tener respeto.

Obtener dinero sucio. El magisterio estilístico.

T T

Page 7: Mediaciones Ironia

Cierta ternura me vincula a usted.Ni siquiera sé si existe usted.

Usted satisface mi deseo de ser en cada lado mediocre y no adinerado.

El hombre que invita al castillo a sus favoritos. Entre ellos, invita usted al bufón. “Este humilde Yo como bufón”.

Es el tirano el que nos falta, el que junte magnifi cencia y crueldad,

no crueldad, sino un miedo del corazón

que amenaza con la muerte. El tirano necesita el bufón.

Todo tirano necesita al bufón Sólo para el tirano nos volvemos bufones.

Ya sea por miedo o natural inteligencia,somos bufones. Las bromas que se hacen

torturador y torturado están llenas de citas, de método.

Entre torturador y bufón hay consanguineidad.

El bufón no puede ser pretencioso ser exigente o invasivo,

o tal vez por lo mismo debería de serlo. Yo muero si el tirano falta a su exigente etiqueta.

Nada es más minuciosamente vejatorio que un juego. No sabemos qué estamos ofreciendo.

Estamos unidos por un pacto simbólico. Tú eres el poder y el venado,

el editor, pero también el tirano. No pertenezco al mundo

pero no sé hablar de otra cosa, no puedo ver otra cosa,

soy un connotado del mundo.

Estamos jugando.

Page 8: Mediaciones Ironia

09... 13... 15... 19...

21... 23... 27... 30... 32... 34...

36... 38... 41... 43... 45... 49...

ÍndiceGASTRONOMÍA

LA GASTRONOMÍA COMO IMAGEN DE LA FINITUD

ESTUDIOS Y GESTIÓN DE LA CULTURA

LA GESTIÓN DE LA CULTURA: ¿VALET PARKING DE LA INTELECTUALIDAD?

PSICOLOGÍA

PSI-COLOQUEANDO

ARTE

¿QUÉ ES LA HISTORIA DEL ARTE?

COMUNICACIÓN-landia

COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL O LA IMpORTANCIA DE LOS APELLIDOS

FILOSOFÍA

DE LA FILOSOFÍA COMO DISCIPLINA

DERECHOS HUMANOS Y GESTIÓN DE PAZLOS LOGROS DE LA ESPERANZA

LETRAS IBEROAMERICANAS

SOBRE MIS PAPELES VIEJOS

Page 9: Mediaciones Ironia

09

Page 10: Mediaciones Ironia
Page 11: Mediaciones Ironia

11

Page 12: Mediaciones Ironia

12

Page 13: Mediaciones Ironia

13

Sí, ahí va el gastrónomo: mirada déspota, cabello al último grito de la moda, vestimenta según el canon de Vanidades. Sí, ahí va y los intelectualoides, de pierna cruzada y cámara invisiblede Canal 22 al frente, le observan con desprecio, enmascarandosu envidia con frases aprendidas en primer semestre:“Mira, el cocinero”, “¡Qué profesión más banal!”, “Jojojo (risa moderada y culta), ¿sabías que llevan Fenomenología de los alimentos (sacudida de cabeza en señal de reproche)?”. Jaculatoria tras jaculatoria, invocando a la lechuza de Minervay a las Musas para pedirles, con urgencia, que borren del mapa –o, por lo menos, de las inmediaciones de la universidad– a esos exquisitos ignorantes que se dedican a la Gastronomía… Sin embargo, ¿es que no saben que, en realidad, en los terrenos de las artes y las profundidades filosóficas, nosotros, los gastrónomos, les aventajamos por abismal distancia? Y más aún: ¿desconocen, acaso, el terrible sino, metáfora de la finitud mundana, que acompaña cada una de nuestras obras? Pues abran ojos y destapen oídos, colegas, que en estas tristísimas líneas pondré frente a ustedes nuestra gris verdad. Psicólogos y filósofos; fenomenólogos, neurocientíficos y biólogos: ratonzotes de biblioteca, de laboratorio y de diván dispuestos a desentrañar el por qué el queso, manipulado con envidiable maestría por Doña Eduviges –señito sin estudios, amante de las luchas y del bailongo; chabacana, alburera y sacalepunta– tiene tal o cual sabor y, desesperados, recurren a una buena cantidad de conceptos deliciosos –pero no tanto como el queso- y pachecones: los qualia, las sensaciones del yo fenomenológico, los neurotransmisores y las áreas cerebrales… Y –hay qué decirlo– ninguno de esos artilugios conceptuales explica algo que Doña Eduviges da por sentado –o, para más uyuyuy, es un “compromiso ontológico”: que el queso sabe a que-so, y que, en medio de una tortilla frita con harta manteca,sabe pero si bien bueno– y si lo dudan, pues láncense a su puesto a fuera del metro ¨Isabela¨.

La Gastronomíacomo imagen de la finitudPor Elvis Pretzel

Page 14: Mediaciones Ironia

14

Sin embargo, nosotros los gastrónomos, iniciados en los misterios eduvigianos, trascendemos los límites pragmáticos de la Doña de Isabela: nosotros, queridos froids, jéguels y focners, hacemos arte. Sí, ¡oh, sí! Arte pero no de cualquier tipo, sino arte fugaz, efímero y, tristemente, de oscuro final:arte culinario que deleita la boca y termina expelido sin el “ario” –digámoslo así. “¡Grado a ti, Dios, padre que estás en alto!”, gritaba el desterrado protoporro Ruy Díaz –“mi patrón el rompemadres”, si ahora llevase “yerco”–; “¡Oh, hado secutivoen mis dolores!” era la queja de Garcilaso a la muerte de Isabel Freire… Pero el destierro fue revocado, y la muerte de la dama portuguesa ocurrió –por Perogrullo– una sola vez; nuestra condena, por el contrario, es nuestra forma de vida, el motor de nuestra cotidianidad y el aliento que insufla nuestro día a día: el hacer arte que, como el hombre, o es disfrutado en ínfimo espacio de tiempo, o termina por pudrirse. Imagínenlo sólo un momento, ¡Oh, colegas enclaustrados entre los prejuicios y el desconocimiento! Imagínense que se ven arrojados a la búsqueda incansable de ingredientes finos; que, encontrados éstos, los disponen con la estricta exactitud del axioma matemático y, a la vez, con la libertad del músico que improvisa libremente; y, con la obra sobre el plato –obra–obre, evocando al maestro Gil Gamés–, lo ven partir hacia su anunciado fenecimiento: las fauces de algún cualquiera que, en un dos por tres y sin chistar, mastica y engulle la pieza artística… Y de ahí pa’l real –entiéndase, el trono. He ahí la tristeza que nos invade, esa tristeza que intentamos mitigar con el gesto de suficiencia, con las melenas delicadamenteesculpidas y las vestimentas fastuosas: enmascaramos esa presenciaconstante de lo muerto y de lo efímero con la superficialidad, a su vez, dictada por la temporada. Sí, esa es nuestra solución:para la llaga del cuchillo, la hendidura de la navaja.

Page 15: Mediaciones Ironia

ESTUDIOS gEstIoNYdE lA CULTURA

15

l

Page 16: Mediaciones Ironia

1416

Page 17: Mediaciones Ironia

17

Page 18: Mediaciones Ironia

18

Page 19: Mediaciones Ironia

Hace algunos días me fue planteada la interrogante: ¿Qué se estudia en Gestión de la Cultura? ¿En qué se supone que es experto el egresado de esta pomposamente bautizada carrera?Sin hacer a un lado el cigarrillo, con el café sobre el escritorio, mirando por la buhardilla y, claro, con las gafascabalgando sobre mi nariz –con todo el uniforme puesto- respondo: se estudia para gestionar la cultura. Me prevengoante un “chale”, emanado de la circularidad que el lector detecta en mi respuesta y, al tiempo, respondo con igual “chale” ante su desconocimiento de lo que es “gestionar” y delo que es “cultura”.

Conmovida ante su falta de conocimientos, me propongo explicar mi área de trabajo a partir de un experimento mental–sabemos de fi losofía: quiobo: supongamos un mundo posible enel cual todo cuanto ha hecho el hombre son cien coches y unrestaurant –en efecto, sabemos otras lenguas-; los cien autosllegan, uno a uno, hasta las puertas del local y el valet parking, versado no sólo en su trabajo concreto sino, además,en el funcionamiento del restaurante –porque, es verdad, también sabemos de administración-, acomoda los automóviles según diversos criterios: funcionalidad, estética y así enmás. Pues bien: nosotros somos el valet parking y los autos son las entidades evanescentes que pueblan el mundo cultural–y, ¿qué es la cultura? Con expresión lacónica pero de extensión inmensa cuanto produce el hombre. En ese sentido,entre las tantas ideas y conocimientos que se devanean en mimente, hay una que, al instante, afl ora con toda su contundencia:en un ensayo sobre Tolstoi, Isaiah Berlin aseguró que “la zorraconoce muchas cosas, mientras que el erizo conoce una, perogrande” –qué tal, también sabemos de literatura–; pues bien:nosotras somos como el primer animal evocado –claro, sin lasrepugnantes cualidades que la cultura falocéntrica le imputaalsagaz (según Esopo y La Fontaine) animal, por supuesto, también somos feministas y nos agradan las moralejas.

La Gestión de la Cultura¿Valet parking de la intelectualidad?

por Yo Mera

19

Page 20: Mediaciones Ironia

¿Sorprendidos? ¿Atónitos? ¿Incluso –y no sería extraño- intimidados? Es claro el porqué de

su recular, de sus ojos abiertos cual pórtico de catedral –agrego la arquitectura a nuestros conoci-

mientos- y de su indecisión para dar con una respuesta adecuada a nuestro nivel: ya sean literatos, fi lósofos o

artistas, sus conocimientos están subsumidos a nuestro campo; vamos: cada uno de ustedes son las gotas que llenan

el globo con agua que somos nosotras, porque a pesar de nuestro bagaje cultural, no perdemos jamás la chispa infantil

y, claro, la sencillez. El literato dice: “La Revista Azul publicó poemas magnífi cos”; nosotras añadimos, “claro, creada

por Gutiérrez Nájera y Díaz Dufoo, no podía ser de otra manera”. El fi lósofo dice: “Hegel es tan difícil…”; nosotras respondemos: “Te recomiendo Génesis y estructura de la Fenomenología del Espí-ritu de Hegel, de Jean Hyppolite, puede que te sirva”. El artista plantea: “Este trazo no logra convencerme”. Emitimos nuestro juicio: “Utilizas un pincel de marta kolinsky, el cual se recomienda para acuarela, no para oleo”. ¡Oh, Desconocido –nuestra intelectualidad nos impide mirar con buenos ojos a la religión! ¿Por qué somos tan pero tan deslumbrantemente compartidas –se sigue, como correlato a nuestro ateísmo, un marcado pensamiento social?

“Ódienos más”, como rezan las camisetas que muchos llevan por la calle -¿Son de algún deporte? Perdonen la primer área de desconoci-miento: nosotras no sabemos de esas bagatelas. Sí, envidien nuestra sapiencia, nuestra delicadeza y -¿por qué no?- nuestra belleza: la modestia (nuestra marca indeleble) nos permitirá hacer caso omiso a sus críticas y, así, permitiremos que convivan con nosotras, en un mismo patio.

20

Page 21: Mediaciones Ironia

21

Page 22: Mediaciones Ironia

22

Page 23: Mediaciones Ironia

PSI-COLOQUEANDO por Psique Peregrina

¡Los psicólogos somos lo máximo! ¿Por qué seremos tan perfectos? Nunca se nos escapa un lapsus, jamás cometemos un acto fallido ni padecemos síntomas, ¡ay, ni lo quiera Freud! Somos tan idealmente correctos que hasta nuestros sueños, más que realización de deseos, son plácidas constataciones de nuestro mundo feliz. ¿Por qué seremos así? tan simpáticos, tan sociables, tan necesarios... quién sabe qué se-ría de la historia sin nosotros. Aunque igual y podríamos imaginarlo: un mundo sin teorías de la personalidad, sin explicaciones multivariadas de la conducta humana, sin intentos de modificación del comporta-miento, ¡sin pruebas psicométricas ni diagnósticos de psicopatología! Ah, de cualquier manera no hay que hacerse ilusiones, de todos mo-dos ya no hay marcha atrás. Estamos destinados a pulular todos los campos de lo humano porque a ello se dirige nuestra misión. Por do-quiera hoy en día hay un colega psicólogo; si bien es cierto, y hay que decirlo y subrayarlo, que no todos somos iguales. Hay que ser claros, cada psicólogo con su teoría pero no como cada loco con su tema. Por favor, no vayamos a confundirnos.

Lo que ocurre es que si en algo avanza la ciencia es en dar ca-bida a la diversidad de pensamientos (en ciertos marcos referencia-les), y, si en algo existe el ejercicio de la razón, es en el diálogo en el que verdaderamente se escucha lo que dice el otro. Por eso ¡ay de los psicólogos que no escuchan! Mejor fuera que no se llamaran así, pues como decía mi psicoanalista: “si el psicólogo no escucha, que no cobre”. Pero eso no pasa, afortunadamente. Todos los psicólogos escuchamos con genuino y denodado afán. Todos somos sensibles a los retos del porvenir, a la lectura crítica y reflexiva, a la discusión pro-positiva, al diseño de nuevos modos de intervención cada vez más per-tinentes y al reconocimiento de la subjetividad. Sobre todo esto último porque estamos al tanto de que siempre algo falta (¡gracias a Dios!) y de que algo siempre fallará. Al final también sujetos somos del lenguaje

1. Así como canta Liliana Felipe sobre las histéricas: http://www.youtube.com/watch?v=ZMt5ZnMECVE

23

Page 24: Mediaciones Ironia

24

¿a poco no?, también sujetos somos de la historia ¿y cómo negarlo?… Los psicólogos sabemos que la falta origina el deseo, y el deseo de saber nos nutre. Aspiramos a la transformación del mundo pero no a la completud ni a la totalidad del conocimiento… al menos eso creo yo. Por eso aquí es donde he de confesar que reconozco que no por nada me han tachado de idealista en no pocas ocasiones.

Pero de que las diferencias teóricas siempre asaltan a la hora de la verdad, es cierto. Hasta nos hacen caricaturas en el imaginario colectivo: que los de huarache, manta y morral son los psicólogos sociales, mezcla de filósofos y antropólogos que buscan descifrar un enigma a partir del lenguaje y las culturas antiguas; luego, que los desaco y corbata, bien planchados y con peinado perfecto son los laborales, siempre dispuestos a mejorar la comunicación institucional;que los de bata blanca en realidad “están más locos que sus pacientes”; que los educativos más bien querían ser pedagogos; que si los con-ductistas son puro premio y castigo y que los psicoanalistas segurito algo tienen rete torcido en el inconsciente…

En fin, tantos chismes que nos arman y prejuicios en que nos meten. La verdad es que en ninguna categoría estaríamos bien identificados todos. Lo que pasa es que no nos comprenden, yo no sé porqué, y no es paranoia, en serio, de veritas. Por cierto, lo que con más facilidad nos endilgan es aquello de que luego siempre estamos prestosa interpretar la mente de cualquiera que se nos ponga en frente.Que “leemos los pensamientos”, que todo lo remitimos al complejo de Edipo o que nuestra intervención siempre se reduce a un consejo“barato”. ¡Chale! Y tantos años de estudio… Tienen razón, es cierto que el estudio no es garantía. Pero lo que nadie sabe, o nadie dice, o pocos reconocen es que también nosotros estamos sujetos alescrutinio de nuestras propias almas. Nada más y nada menos. ¿Cómo ser psicólogos si no le hacemos así? Sin pasar por esas angustias, por esa conmoción que produce el saber sobre uno mismo. Se requiere valor.

Page 25: Mediaciones Ironia

25

Aunque, si bien es cierto y no lo vamos a negar: podríamos tran-quilamente ser buenos alumnos durante la carrera y obtener elflamante títulouniversitario de “licenciado en psicología” con sólo leer muchísimo, entregar tareas, discutir ideas y conceptos, aprender a diseñar, aplicar e interpretar pruebas, diagnosticar “trastornos”, realizar prácticas de todo tipo y en los más diversos espacios pro-fesionales... La verdad es que no hay manera de escapar de lo leído, ni de todo lo experimentado durante la formación, sin llegar en algún momento a ser tocados –¿dije “tocados”? ¡Quise decir atravesados!-- por la inquietante pregunta: ¿y yo, por qué carambas soy como soy?

Por todo ello, siempre resulta una de dos: o algo de los estudios nos lleva a replantearnos nuestra propia vida, a querer entender y mejorar nuestras actitudes, descubrir nuestros más retorcidos secretos inconscientes, conocer nuestra personalidad, la razón de nuestras cuitas familiares, sexuales, laborales, etcétera. O, simple-mente, estamos hechos de teflón. Y que conste que me quedo corta.

Volviendo al punto de partida, la mera verdad que no todo esfelicidad. Desde definir nuestra profesión todo se complica. Por más que a mí siempre me sedujo y me convence la bella nominación etimo-lógica de la psicología como estudio del alma, me consta que se han armado guerras por eso. Y es que no nos podemos poner de acuerdo en un solo concepto. Mucho menos en una sola metodología ni en unclaro, definido y concreto objeto de estudio. Pero eso es justo lo fascinante, lo que nos pone en el límite entre las llamadas ciencias,por un lado, y entre las llamadas simplemente “prácticas” o “discipli-nas”. A mí no me causa conflicto, me gusta estar en los márgenes, en lo indefinido. Me fascinan polimórficamente los “diagnósticos in-diferenciados”, lo que rompe los esquemas, lo que no cabe en una simplificación categorial.

Por eso recuerdo con tanto afecto una de las conferencias crucialesde mi vida, una que impartió uno de mis grandes

Page 26: Mediaciones Ironia

26

maestros, se titulaba: “¿Hay una o varias psico-logías?”. Sería mentir si lo niego: yo todavía no puedo

responder con claridad a la pregunta, pero se me hace que sí son muchas… Lo más difícil de todo esto, con tanta va-riedad, y lo saben mis colegas, es a la hora de tener que recomendar psicólogo. ¿Con quién envío a los que no puedo yo atender? Verdadero dilema. Los psicólogos también te-nemos nuestro corazoncito. ¿Cómo podría recomendar una cierta terapia que yo no he vivido o en la que no confío me-todológicamente? Eso sí que es problema. Pero de eso esta-mos hechos, de la diversidad y de la permanente necesidad de relacionarnos, de vincularnos, de conocer otros campos y otros modos. Por eso gusto tanto de la Universidad, es-pacio estimulante, gozo de aire fresco para las ideas. Me encanta la Universidad, no podría haberse inventado nada mejor para compartir pensamientos y reflexiones, proyec-tos para apostarle a la vida y a la paz. No hay mayores rédi-tos que los que ofrecen el intercambio cultural, la gestión, la negociación, la poesía, la palabra… Siempre se trata de la palabra. ¡Yo creo en la cura por la palabra! La Universi-dad para mí, como fecundo lugar para la formación de los psicólogos, es ese gigantesco nódulo de interconexión de

palabras posibles de ser compartidas.

Page 27: Mediaciones Ironia

27

Page 28: Mediaciones Ironia

28

Page 29: Mediaciones Ironia

29

Page 30: Mediaciones Ironia

La Historia del Arte es la disciplina que se encarga de estudiar el arte a través del tiempo. Pero podemos defi nir ¿qué es arte?, ¿qué es estético?, ¿qué es belleza? Por años ha sido difícil unifi car los criterios acerca de la que es una obra de arte, y al parecer los mismos especialistas a veces no saben que si se mira-ran fi jamente ante un espejo, lo último que califi carían de bello sería su propio refl ejo.

El estudio de la historia del arte es algo apasionante, sin embargo, es necesario comentar que no es fácil memorizar fechas, acontecimientos, nombres, estilos, artistas, corrientes, ideolo-gías, mecenas, etc. Nos lleva a un mundo, a veces, interminable; claro que, la importancia que tienen todas las áreas de humani-dades sólo la podemos ver los que nos dedicamos a ellas porque no falta el “culto” e “inteligente ingeniero, médico o contador que piense que esas carreras sólo las estudian los “mediocres” (que no quieren “vivir bien”), los que fueron “rechazados” de las carreras “científi cas” o bien, y con tono machista y sexista, las mujeres con poco intelecto que están haciendo tiempo para casarse y que las mantengan.

Como cualquier disciplina humanística, el campo de estudio es muy vasto, de este modo, se puede decir que es prácticamente imposible conocer todas y cada una de las áreas en que se divide el arte. Imaginemos que alguien escoge la arquitectura colonial mexicana; entonces como primer paso tendrá que decidir cuál será el siglo a estudiar (XVI, XVII, XVIII), una vez elegido el siglo, continuará con la búsqueda del tipo de arquitectura, ya que puede ser civil o religiosa. Seguimos suponiendo que escoge la reli-giosa, pero de qué región, de qué lugar de México, de qué orden, masculina o femenina. Y ya que este pobre individuo cree que pudo resolver satisfactoriamente este “pequeño” cuestionario y que inmediatamente podrá poner manos a la obra, se enfrenta con la realidad de la investigación de arte, equiparable a un verdadero “Vía Crusis”.

Primeramente hay que localizar las bibliotecas que conten-gan los archivos y libros que se necesitan. Una vez ubicadas es-tas, hay que ver si los artículos, libros o textos, no pertenecen

¿QUÉ ES LA HISTORIA DEL ARTE?

30

por MILOU

Page 31: Mediaciones Ironia

al archivo reservado, especial con todo lo que esto conlleva. Si por fortuna, el libro en cuestión, es accesible para cualquiera, hay que ver si se puede llevar a casa o consultar dentro de la misma biblioteca, pero si por azares del destino no se puede esta opción, hay que sacar fotocopias. Entonces la cosa se pone peor porque es necesario “negociar”, “pedir”, “rogar” y “suplicar” al infame señor de las copias (que, aparte de todo esto, es sindica-lizado y cierra media hora antes de lo que marca su horario), que haga un esfuerzo sobrehumano y fotocopie media cuartilla más de las tres que está autorizado, porque si se dan cuenta sus jefes, lo sancionan. Después de pasar por una innumerable retahíla de bibliotecas, archivos y hacer toda una recopilación de documen-tos, este individuo pasa a la, se puede llamar, “segunda etapa”; la cual exige mucho del personaje en cuestión ya que por muuucho tiempo tendrá la tarea de leer, leer y seguir leyendo para poder pasar a la discriminación de información, que dará lugar a la formación de juicios más sólidos de aquello que está investigan-do. No hay que olvidar que paralelamente, es necesario conocer físicamente al edifi cio en cuestión.

En la tercera etapa, el mismo individuo ya empieza a mos-trar los primeros signos de desgaste físico y mental pero aún hay que trabajar. Es el momento de escribir, con todo el rigor que esto conlleva; citas bibliográfi cas, fechas exactas, bibliogra-fía… Posteriormente, y ya con signos visibles de cansancio prema-turo, muestra sus primeros resultados, los cuales, pueden estar antes o dentro de la conclusión, esta última, la más importante de toda la investigación.

Después de este pequeño ejemplo de lo que hace un historia-dor de arte, parecería, y así me gustaría creerlo, que a todo el mundo le queda bien clarito lo que es la investigación del arte, sin embargo, este pensamiento mío es utópico, ya que no dudo ni tantito que no faltará el renombrado galeno, el empresario mi-llonario o el culto político que después de salir de alguna con-ferencia de arte, comente con su acompañante: “Mira nomás que interesante ¡¡¡ eso yo no lo sabía!!!”

En fi n, mientras los historiadores, artistas, literatos, poetas, fi lósofos y demás “seres” raros seamos felices con lo que hacemos, nada importa que nos tilden de “mediocres” al fi n que actualmente vivimos en un mundo “al revés”.

31

Page 32: Mediaciones Ironia

3032

Page 33: Mediaciones Ironia
Page 34: Mediaciones Ironia

[Fff ft] ¿Qué decir, hermano? Qué decir, ¡oh, hermano, oh! ¿Qué puedo agregar a la manifi esta grandeza de mi carrera, que no sea explicitada por su enunciación mis-ma? Míralo, banda, escrito ahí, solo, perdido en la nívea pureza de la cuartilla:

Comunicación Audiovisual

¡Oh, Jah! ¡Oh, Jah y oh, yeah! Imposible parar el temblor en estos dedos que dolorosamente escriben, dando tumbos por el demoniaco teclado, condena de Babylon contra el hombre que escribe, el escritor, escribano y escribi-ente; di-fícil contener al alma en los límites corpóreos: ¡Vamos! ¡Qué salga! ¡Qué se deslice por las grafías que conforman tu sabio nombre, Comunicación audiovisual, y que se funda contigo! ¡Sí, querida mía, sí! Yo y tú (adiós a los vetustos cánones de la cortesía occidental) somos uno –ya decía Celan, prediciendo el dulce verso timbi-richeano: yo soy tú cuando yo soy yo. No te saques de onda, banda, la verdad es que estoy bien loco, loco de verdad; a veces tengo estos arranques que la gente no comprende [Fff ft].

Sí, soy distinto al resto de mortales: mis pies se deslizan con suavidad por esta infausta jungla defeña, y mis oídos, como amantes promiscuos, se entregan, abiertos de par en par, a la magnífi ca sinfonía de claxonazos y mentadas de madre que la urbe me ofrenda. Y estos ojos, guindas por el humo -¿cuál de todos?-, devo-ran con avidez la maleza de concreto y acero, empachando mi alma con la indigesta tortuga de tamal frito que es el paisaje citadino. Y vibro. Y me agito. Y me distiendo hasta adherirme a cada poli, a cada bache y a cada micro que cruza conmigo. Así, día a día, mi vida es creación continua [Fff ft].

Yo y tú (sí, insiste el puño en alto en esta batalla cuasi-sintáctica en contra de Babylon), Comunicación Audiovisual, pues no eres sino la proyección académica de mi apertura al mundo, y es justo esto, querida mía, lo que te distingue de tus pri-mas lejanas, impartidas en otras universidades. Tú, ¡oh, yo-academizado!, no eres un simple y ramplón programa atado bajo el escueto terminajo de “Comunicación”, formador

COMUNICACIÓN AUDIOVISUALpor Rasta(ing)man Verg-man (¿O es con “b”?)o la importancia de los apellidos

34

Page 35: Mediaciones Ironia

de periodistas de cigarrillo y visera calada hasta las orejas: tú, contrario a ello, lle-vas un magnánimo apellido, marca de tu profundidad y tus alcances –audiovisual, audio-visual (más deconstructivista, ¿no, banda? insisto: no te saques de onda, es que de verdad, estoy bien loco [Fff ft]).

¿Y qué manifi esta tu apellido? Algo radical, algo sólo concebible en esta era de caos e información y que, al confundirte conmigo, hace de mí un posmo-cyber-borg-rastaman: que nuestra fusión, amada de mi alma –en parte inmaterial, en par-te silicio-, implica que mi visión, cloaca chilanga por donde la proyección visual del mundo se precipita, comienza en la lente de la cámara; que mis delicados oídos son sólo un segundo estrato en el proceso auditivo, iniciado en el micro; y más aún: que mi rostro, esta cuartilla emborronada con la escritura de los años, sólo me pertene-ce, sólo me designa y me individua en tanto aparece sobre el cristal de la pantalla [Fff ft].

Perdón, sé que todo este cúmulo de refl exiones te suena muy loco, pero es que estoy bien orate, en serio… Intenta comprenderme –es seguro que no lo con-sigas, porque soy tan diferente… Pero trata de hacerlo, sólo olvida toda esa basura que Babylon te ha enseñado; borra cuanto los medios masivos vendidos al poder, esos esbirros del gran capital, han programado en ti… Vamos, sólo libérate [Fff ft, ¿quieres?]. Toma mi mano –perdón, banda, ya me pegó: la terminal de mi brazo robótico- y vuela conmigo: tu mente pura, inocente como computadora recién car-gada con Linux, debe expandirse hasta conectarse a las terminales del mundo, que no es sino tú mismo. Rompe la Matrix, banda, rómpela…

No me veas así, carnalito, sé que estoy bien loco, pero despégate un poco de lo mundano. Odio esas miradas de incomprensión pero, ¿sabes, bandita? Son, a la vez, mi alimento. En cada conferencia, cuando participo desde la masa académi-co-proletaria y pongo en jaque a los ponentes, mostrándoles que el Gran Quetzal se muerde la cola para devorarse hasta las fauces y excretar su alma en forma de arcoíris-colibrí… Todos me miran igual que tú ahora. Yo sólo río ante su ceguera, una ceguera que pide a gritos mis ojos de lente y mis oídos de micro [Fff ft, mátalo, ya casi se acaba].

35

Page 36: Mediaciones Ironia

36

Page 37: Mediaciones Ironia

3537

Page 38: Mediaciones Ironia

Cuando me decidí a estudiar iloso ía, no sabía que existiera un per il tan de inido de sus estudiantes, maestros e investigadores. Ya había escuchado comentarios sobre el destino bien remunerado, la fama internacional y la excelente imagen de elegancia y cultura que recae sobre esta profesión. Como estudiante pude percatarme en los innume-rables congresos y conferencias, aquella actitud de sabiduría profunda que recae en aquellos pocos elegidos a quienes los alumnos –si pudie-ran– llevarían gustosos sobre su espalda. Escuchar que aquella “vaca sagrada”que dicta conferencias magistrales levante un dedo y asienta condescendiente para escuchar la pregunta de un estudiante, y luego inicie su respuesta con un: “buena pregunta joven“, con eso era su icien-te para que uno pensara “¡sí sirvo para esto!” y nos produjera un efecto cercano a la iluminación. En mi paso por la facultad de Filoso ía en Ciudad Universitaria,también pude apreciar las grandes discusiones entre teóricos, aquellasen las que se juntan huestes de alumnos que organizan mesas y coloquios,cuya inalidad es masacrar al otro para ofrecerlo en sacri icio. Estosrituales son fundamentales para la formación de un ilósofo,que debe aspirar al mayor de los retos: la congruencia (aunquea lo largo de veinte años, también he visto que quien no puedeo no quiere, opta por la retórica y una buen actuación). Me vienen a la mente aquellas las noches previas a los exámenes, donde puede uno comprobar lo relativo del tiempo interno bergsoniano,pues aquellas cinco o seis horas de sueño se transforman en cincuenta,intentando extraer enunciados “claros y distintos” de las Críticas de Kant o de El ser y el tiempo de Heidegger. Inclusive la lectura de El memorial del convento de Saramago resultaba simple en comparación. Ahora que me encuentro recordando todo aquello, como académica, descubro nuevas cualidades en esta profesión siempre inacabada,sobre todo en el tema de la disciplina, que en la iloso ía tiene muchasfacetas. La primera que viene a mi mente es que se trata del ejercicio

DE LA FILOSOFÍApor Diógenes con PincelesCOMO DISCIPLINA

38

Page 39: Mediaciones Ironia

de la voluntad, la autarquía1 y la fortaleza del carácter, pues estamosacostumbrados a fundamentar cada opinión para que no resulte doxa, aunque a veces nos tachen de “testigos de Platón”, “evangelistasde Marx” o “apóstoles de Kant”; en vez de responder a semejantes co-mentarios, debemos respirar profundo y continuar con nuestra labor,fundamental para el mundo y especialmente para la economía. La segunda faceta es el ejercicio de la erudición, que consiste en ser un iel lector, es decir, en procurar no mover, no añadir o contextuar a un autor, porque podemos cambiarle el sentido de forma tal, que sea irreconocible. Hay quien recupera el término “profesión” como si se tratara de “profesar una religión” y de cierta manera lo hacemos al pro-fesar alguna teoría, por lo que debíamos ser igualmente cuidadosos con “la palabra”, para que los textos –tan sagrados como cualquier otro–,no sean mal interpretados y el sentido correcto prevalezca ante todo. La disciplina también tiene un rostro entre los estudiantes y para nosotros que profesamos alguna teoría, la trinchera más inmediata,son los salones de clases donde los alumnos cual tabula rasa Lockeana,siempre están bien dispuestos a ser llenados de contenido. Cuando se conoce a un grupo por primera vez, se tiene la espe-ranza que de entre esos jóvenes surja otro que profese, como uno, la misma teoría, pues quienes tenemos más de diez años en la docencia, sabemos que generalmente los alumnos están deseosos de cumplir cualquier mandato de sus profesores sin chistar. Hay veces en que me asombra la capacidad creativa de nuestros pupilos, pues mezclan su pensamiento con el del autor y logran fundirse tanto con su postura, que a veces me da la impresión que entre los pasillos caminan los Aristótelesenfundados en jeans, los Foucault de sudadera, los Freud con o sin pipa, los Lacan, los chef famosos y los artistas consumados en la escrituray la pintura. Es todo un placer toparse con semejante erudición entre los primeros y segundos cuatrimestres; en otras ocasiones, sus trabajosson impactantes, pues algunos de nuestros chicos buscan formas al-ternativas de innovar su escritura, “copiando y pegando” cual DJ entre1 Entiendo por este término el auto control, la idea egocéntrica de la cual el mundo exterior con sus nefandos comentarios no debe moverme.

39

Page 40: Mediaciones Ironia

montañas de páginas web, rompiendo las reglas de la sintaxis y la semántica en una orgía de ritmos, tonos y personalidades. Ahí es donde se nota la juventud, la energía y el ánimo de la velocidad, frente a la lectura parsimoniosa del profesor que quizá escribió su tesis a máquina. Pero la iloso ía no es sólo una disciplina en la que todos arribamos necesa-riamente a las playas de la docencia, la iloso ía es un modo de vida, un modo de ver el mundo. Cuando nuestros alumnos preguntan sobre el grosero asunto laboral,sobre los dineros y los empleos, justo en los dos últimos semestres, nosotrosdebemos arreciar con las palabras de aquellos orgullosos cínicos y estoicos que nos exigen autosu iciencia, aún cuando se incluya alguna materia sobre el quehacer “emprendedor”. Hay que recordar que se trata de una profesión en la que que debemos propagar nuestro mensaje, agrupar a nuestros discípulos y mostrar al mundo la verdad de nuestra misión. Por último, de todo este microcosmos en el que estamos insertos, nos falta incluír la participación de la Institución en todo esto. Hablar de este fabuloso recinto que es la Universidad del Claustro de Sor Juana, resulta imposible sin ligar inmediatamente en que se respira piedra, monja y gato en cada paso. Qué mejor ambiente re lexivo que iniciar con una gran contra-dicción, pues este magní ico ambiente virreinal colinda con una calle muy socorrida por las manifestaciones, justo ahí se encuentra el límite del primer cuadro del Centro Histórico de la ciudad. En ese entorno, las lecciones, losseminarios, los talleres y las conferencias cobran un sabor excepcional, pues a veces el humanismo, tan bien acogido por nuestros gobernantes, encuentra cali- lidez en estos muros. Además, se trata de toda una experiencia salir de la Universidad y recordarque seguimos en el siglo XXI. Sin embargo, trabajar aquí, tiene su riesgo, puesquien decide por voluntad propia, adentrarse a las entrañas de la institución, corre el riesgo de quedar “enclaustrado”.

40

Page 41: Mediaciones Ironia

41

Page 42: Mediaciones Ironia

42

Page 43: Mediaciones Ironia

Descubrimos que la víctima era un traje, bueno, cómo decirlo, sí: maquillaje. Por esos días reclutamos víctimas de toda índole: adolescentes que reclamaban la violencia de su naci-miento, jardineros que reclamaban el maltrato y racismo hacia las fl ores de adorno; también apoyamos la construcción de un arenero gigante como baño público para gatos, apoyando una ONG que defi ende la dignidad e intimidad de los felinos.

Nuestra política es muy clara: “Los que faltan, los que nos faltan, podemos otorgarles voz”. Para volver más amable y transmitir todo nuestro cariño a nuestras hermanas víctimas, en esta insigne institución las distinguimos con un color: el cuarto y atuendo rojo es sólo para las amables víctimas de vio-lación; el morado resultó bellísimo para el racismo, no saben qué bellos se ven nuestros indios con sus huipiles morados, porque yo les digo indios, nada de inditos: indio suena fuerte, respetable.

Pero basta de banalidades. Logramos el derecho, para todaslas víctimas, del uso exclusivo del último vagón del metro a todas horas; también, en una provechosa oportunidad conseguimosfi rmar un contrato exclusivo con sindicato de actores de televisión. Durante cinco años serían ellos los encargados de representar todos nuestros colores: cuando vi el piloto del comercial de nuestra campaña, “¿Y tú qué color te pones?”, en el cual actuó Lewis Rodríguez Cañedo (todo él riquísimo), no dejé de pensar nuestras víctimas son bellísimas.

También pudimos enriquecer el alcance de los desapareci-dos a todas las Coca-Colas de cinco pesos, además, con la ta-parosca de la coca se obtiene un cinco por ciento de descuento en la cajita feliz.

Compadezco profundamente a quienes nos han atacado por el caso de los muertos y la violencia del narco, pero nuestra política es infl exible: “Un muerto no es una víctima”.

LOS LOGROS DE LA ESPERANZApor la Dra. Inés Alba Puerta Botshi, Presidenta mayoritaria de Pro-Víctima.

43

Page 44: Mediaciones Ironia

Me entristeció hasta lo sombrío no poder llegar a buen trato con la Sedena para representarlos en manifestaciones y eventos públicos. No saben cuántas lágrimas han visto los es-pejos de esos hoteles fríos en los que suelo hospedarme para fi rmar contratos, cuánto sufro al no poder acoger más benefi -ciarios. ¿Por qué nuestras víctimas no pueden salir en latas de Pepsi si antes aparecieron en las de Coca? Esta gente no entiende nada.

¿Qué culpa tiene una víctima si su rostro aparece pixe-leado en rojo o azul?

44

Page 45: Mediaciones Ironia

43

Page 46: Mediaciones Ironia

46

Page 47: Mediaciones Ironia

47

Page 48: Mediaciones Ironia
Page 49: Mediaciones Ironia

viejosLlevo treinta años dedicándome a la literatura. Soy profesor universitario y, a lo largo de mi carrera, he impartido seminarios y conferencias sobre Joyce, Eliot, Goethe, Fitzgerald, los Shelley, Rulfo, Paz, Elizondo y muchísimos más. Nunca pude escribirun poema, un cuento o una novela. Esto es, en cierta medida, lo primero que escribo. También lo último. Si usted está leyendo esto es porque ya estoy muerto. Hoy, al salir de casa para ir a la Universidad en la que doy mis clases, me he encontrado con algo que me quitó toda voluntad de vivir.

Normalmente me levanto temprano, preparo un poco de café y un pequeño desayuno. Me baño rápidamente, me alisto y me largo a la escuela. Salir del edifi cio siempre es gratifi cante: a mi alrededor veo a un niño arrastrándose para limpiar los zapatos de los transeúntes por unas monedas, veo al hombre que vende jugos, alque vende periódicos y, claro, a la señora de las quesadillas. Y al verlos sé que estánahí porque no leen. Cada mañana me revuelco en el fango que signifi ca decir: “pobres incultos, ignorantes, por eso están como están”. Eso fue lo que dije a mi esposa y a mis dos hijos antes de que se fueran a hacer su vida de mediocres administradores.

Tomo el pesero –tenía un coche, pero los fascistas de la arrendadora me lo quitaron– y voy a la Universidad. Y la victoria en las aulas es dulce, señor. Sólo basta llegar, dejar un montón de libros sobre la mesa –nunca importa cuáles–, mirarfi jamente a cada uno de ellos –los alumnos– y comenzar. El truco, amigo mío, estáen la teatralidad, en cierto dejo histriónico que a ellos seguramente asombra. Pobres. Si pudiera usted verlos, tratando de balbucear un argumento milimétricamente parecido al mío, valiéndose de su ignorancia y su pequeñez para hacer algo con su poco prometedor talento. Son encantadores. Después vuelvo a casa, me emborra-cho, me repito lo inteligente que soy y me voy a dormir.

Hoy, como ya he dicho, fue distinto. Y si me atrevo a declarar lo que sigue es para que usted, todavía vivo, todavía lector potencial, opte por una ocupación, una vida un poco más difícil de derrocar. Dedíquese a la ingeniería, vuélvase contador, limpie ventanas, organice tandas, métase al narco, escriba para la televisión. Pero no se dedique a la literatura.

SOBRE

por Antonioni Aguilar

49

PAPELESmis

Page 50: Mediaciones Ironia

Salí de mi edifi cio esperando encontrar al niño que se arrastra arrastrándose. Lo vi, sin embargo, fumando un ciga-rrillo y bebiendo té en la cafetería de la esquina, leyendo una edición vieja –en inglés– de Don Quijote. El vendedor de jugos ya no tenía jugos, sino un periódico entre sus manos. Con él conversaba el vendedor de diarios, que sólo llevaba uno. Intuí que había regalado su mercancía –lo que casi me provocó un derrame– y en los labios de ambos pude leer, estoy seguro,nombres como Walter Benjamin, Jean-Luc Godard, Slavoj Zizek, Dziga Vertov, Alain Badiou y, tal vez, cierto reclamo con-

tra el neoliberalismo que antes me pertenecía.

La señora de las quesadillas no estaba quemando su sostén, como hubiera sido necesario para tranquilizarme un poco. Sólo leía bajo un árbol. Leía feliz, cómoda, sin mirar ni

molestar a nadie.

Durante el viaje en pesero me bañé en sudor, asco y horror. La gente que no leía a Derrida, Lacan, Joyce, De Man o Calvino, conversaba. Y tal vez escuché una avalancha de títu-los, estudios, autores, convenciones y polémicas intelectuales en el autobús. Pero lo que me enfermó, lo que me lastimó real-mente fue ver a la gente. Esos idiotas que antes gritaban uno frente a otro como simios que brincan y brincan eran, ahora,grandes conversadores: nunca imaginé que una sirvienta pudiera escuchar sin rezongar, o que un jardinero fuera capaz de formular una ironía. Nunca imaginé a un vago haciendo un

análisis tan fi no sobre el Finnegans Wake. Sólo pude llorar.

Llegué al aula habiéndome vomitado encima, sudorosoy triste. Sobre todo triste. Estaba desierta. Miré mi reloj y con-fi rmé que era hora de mi clase. Sólo entonces me percaté de que la facultad estaba vacía. Corrí y corrí y corrí. Y no vi a nadie. Ningún estudiante, ningún profesor. Ninguna feminista haciendo campaña pro lectura. Ningún marxista dormido bajo

la hierba. Volví a casa. Preferí arrastrarme.

50

Page 51: Mediaciones Ironia

Mediaciones es una publicación semestral de la Universidad del Claustro de Sor Juana

Izazaga 92, Centro HistóricoC.P. 06080, México, D.F. Tel. 51303300

[email protected]úmero de registro ISSN en trámite

Derechos reservados. Queda estrictamente prohibido la reproducción total o parcial de esta publicación, en cualquier forma o medio, sin el permiso previo, expreso y por escritor del titular de los derechos. Los textos aquí publicados son en su totalidad responsabilidad de

su autor.

© Mediaciones 2010.

Page 52: Mediaciones Ironia

ilustración de Thomas RowlandsonModern Pygmalion

SA

Page 53: Mediaciones Ironia
Page 54: Mediaciones Ironia

MEDIACIONES

Revista de los alumnos de laUNIVERSIDAD DEL

CLAUSTRO DE SOR JUANAIzazaga 92, Col. Centro Histórico

C.P. 06080, México, D.F.Tel. 5130 3300

[email protected]