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Máster Oficial en Comunicación Internacional, Traducción e Interpretación Trabajo Fin de Máster LA INTERPRETACIÓN EN CONFLICTOS: Estudio empírico sobre el papel del intérprete en el Conflicto Palestino-Israelí Septiembre de 2014

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Máster Oficial en Comunicación Internacional, Traducción e Interpretación

Trabajo Fin de Máster

LA INTERPRETACIÓN EN CONFLICTOS: Estudio empírico sobre el papel del intérprete en el

Conflicto Palestino-Israelí

Septiembre de 2014 !

!""!

It was a thankless job.

Robert B. EKVALL, Faithful Echo

! "!

ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS ................................................................................................ III

FICHA BIOGRÁFICA ................................................................................................ IV

RESUMEN ..................................................................................................................... V

1. INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 1

1.1. JUSTIFICACIÓN Y ANTECEDENTES .............................................................. 1

1.2. OBJETIVOS DEL ESTUDIO ............................................................................... 3

1.3. ESTRUCTURA DEL TRABAJO ......................................................................... 4

1.4. APUNTES METODOLÓGICOS .......................................................................... 5

2. CONTEXTO HISTÓRICO DEL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ ........... 7

2.1. PALESTINA ANTES DEL CONFLICTO ........................................................... 7

2.2. SIONISMO Y EL MANDATO BRITÁNICO SOBRE PALESTINA ............... 10

2.3. EL NACIMIENTO DEL ESTADO DE ISRAEL ............................................... 17

2.4. LA GUERRA SIN FIN ........................................................................................ 19

2.5. LOS INTENTOS DE PAZ .................................................................................. 22

2.6. ORIENTE PRÓXIMO TRAS EL 11-S ............................................................... 23

2.7. EL CONFLICTO HOY ....................................................................................... 24

3. LA INTERPRETACIÓN EN CONFLICTOS ....................................................... 27

3.1. ESTADO DE LA CUESTIÓN ............................................................................ 27

3.2. APUNTES HISTÓRICOS SOBRE LA INTERPRETACIÓN

EN CONFLICTOS ..................................................................................................... 34

3.3. LOS INTÉRPRETES EN CONFLICTOS .......................................................... 37

3.3.1. Clasificación .................................................................................................. 39

3.3.2. Formación ...................................................................................................... 43

3.3.3. Protección ...................................................................................................... 46

3.3.4. Ética profesional ............................................................................................ 49

3.3.5. Mediación cultural ......................................................................................... 52

3.4. LA PRÁCTICA DE LA INTERPRETACIÓN EN CONFLICTOS ................... 54

3.4.1. Modalidades .................................................................................................. 54

3.4.2. Operaciones de paz y misiones humanitarias ................................................ 56

3.4.3. Entorno .......................................................................................................... 57

!""!

4. ESTUDIO EMPÍRICO SOBRE EL PAPEL DE LOS INTÉRPRETES EN

CONFLICTOS: EL CASO DEL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ .............. 62

4.1. OBJETIVOS ........................................................................................................ 62

4.1.1. Cuestiones concretas que el estudio pretende resolver .................................. 63

4.2. DISEÑO Y METODOLOGÍA ............................................................................ 64

4.2.1. Estudio piloto ................................................................................................. 67

4.3. PARTICIPANTES ............................................................................................... 68

4.4. RESULTADOS ................................................................................................... 69

4.5. DISCUSIÓN ........................................................................................................ 81

4.6. CONCLUSIÓN ................................................................................................... 84

5. CONCLUSIONES GENERALES ........................................................................... 90

6. BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................... 94

ANEXO 1:

INTERPRETING IN CONFLICT ZONES: SURVEY ON THE ROLE OF THE

INTERPRETERS IN THE ISRAELI-PALESTINIAN CONFLICT .................... 101

!

! #!

RESUMEN !La figura del intérprete en conflictos y en particular el que desempeña sus funciones en

el Conflicto Palestino-Israelí es tan apasionante como desconocida para el resto de la

profesión y el mundo académico. A pesar de haber experimentado un cierto auge, la

literatura actual sobre el tema no ahonda demasiado en la figura del intérprete en

conflictos o en el papel exacto que desempeña, y ni mucho menos en el caso concreto

del Conflicto Palestino-Israelí. Por lo tanto, estimamos necesario definir el papel y

perfil del intérprete en el mencionado conflicto a través de la consulta a fuentes

primarias, es decir, los testimonios y palabras de los propios intérpretes que trabajan en

el Conflicto Palestino-Israelí. Con tal fin, realizamos una encuesta dirigida a intérpretes

que realizan su labor en el Conflicto Palestino-Israelí con el objetivo de arrojar luz sobre

las características que definen su figura, profesión, entorno de trabajo y todo lo que en

definitiva lo rodea, para lo cual se ha decidido partir de un marco teórico tanto desde el

punto de vista histórico del mencionado conflicto como desde el punto de vista de la

literatura existente en el análisis de la profesión del intérprete en conflictos con el

propósito de ofrecer nuestra propia visión y conclusiones sobre un tema tan

relativamente desconocido.

Palabras clave: interpretación, conflictos, estudio empírico, Conflicto Palestino-Israelí,

historia, encuesta, perfil, intérpretes en conflictos.

!$!

1. INTRODUCCIÓN

El siguiente Trabajo de Fin de Máster encuentra su origen y fundamento, por una parte,

en mi formación conjunta en Traducción e Interpretación y Humanidades, y, por otra, en

mi experiencia como investigador novel en la Universidad Pablo de Olavide, donde

realicé en el curso 2012/13 un Prácticum de Investigación sobre la historia de la

interpretación contemporánea desde la Primera Guerra Mundial al periodo

inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Como traductor e intérprete, el

presente trabajo también está basado en mi interés personal en el papel de los intérpretes

en zonas y situaciones de conflicto como guerras o desastres naturales. Como

historiador, estoy particularmente interesado en el Conflicto Palestino-Israelí por las

complejas circunstancias que han intervenido e intervienen en él, así como por los

numerosos análisis de todos sus aspectos que es necesario llevar a cabo para establecer

un marco correcto para su investigación. Los objetivos del presente trabajo deben

entenderse dentro de este contexto.

1.1. JUSTIFICACIÓN Y ANTECEDENTES

Este Trabajo de Fin de Máster está basado primeramente en mi interés académico en el

campo de la Historia de la Interpretación, que fue asimismo la razón principal para

realizar mi proyecto de investigación en el marco del Prácticum de Investigación

titulado Análisis histórico de la interpretación de conferencias en Europa: de 1919 a

1955. Por tanto, el presente trabajo sería un siguiente paso natural en el camino de la

investigación en interpretación, dado que el Conflicto Palestino-Israelí cuenta con una

larga historia que empieza con el nacimiento del sionismo en paralelo a la Primera

Guerra Mundial y la creación del Estado de Israel al terminar la Segunda Guerra

Mundial, y que continúa a lo largo de toda la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros

días. Es, pues, necesario analizar esa gran variedad de episodios interrelacionados que

conforman la historia del conflicto para entender la situación presente y reciente.

La segunda razón para desarrollar este proyecto de investigación sería la

necesidad que existe de definir el papel del intérprete en zonas en conflicto en general y

el conflicto anteriormente mencionado en particular desde sus inicios hasta su situación

!%!

actual mediante el análisis de la literatura que existe sobre el tema y los testimonios e

información directa proporcionados por individuos que hayan trabajado como

intérpretes en zonas en conflicto obtenidos a través de una encuesta diseñada para

definir el papel del intérprete en conflictos, y en particular en el Conflicto Palestino-

Israelí.

De esta forma, el interés que despierta el campo de la interpretación en

conflictos debido al relativo desconocimiento que se tiene de él dentro del ámbito

académico y la necesidad de definir la figura y papel del intérprete en conflictos y en

concreto en el Conflicto Palestino-Israelí serían las principales razones para investigar

en este campo, así como la principal justificación de la realización de este estudio y el

fundamento central de su originalidad, pues formaría parte de una literatura poco

desarrollada hasta la fecha.

! Así, uno de los principales propósitos de este Trabajo Fin de Máster es

contribuir, al menos de forma parcial, a cubrir el evidente vacío bibliográfico que existe

en relación con el trabajo del intérprete en el contexto del Conflicto Palestino-Israelí.

Es preciso tener en cuenta que existen trabajos interesantes relacionados con el

análisis del trabajo de los intérpretes en conflictos, principalmente los de Roland (1999),

Inghilleri (2005, 2009, 2010), Bos y Soeters (2006), Dragovic-Drouet (2007), Palmer

(2007), Kherbiche (2009), Moser-Mercer y Bali (2009), Baker (2010), Inghilleri y

Harding (2010), Baigorri (2011), Allen (2012), Takeda (2012), Footitt y Kelly (2012) y

Juvinall (2013).

Estos estudios abordan distintos aspectos que formarían parte del marco teórico

en el análisis de la interpretación en conflictos y que por tanto también se incluyen en el

presente trabajo, aspectos como las motivaciones de aquellos que interpretan en zonas

de conflictos y su involucración en ellos, bien como intérpretes locales o que trabajan

para el ejército o instituciones internacionales, por ejemplo humanitarias (como el

Comité Internacional de la Cruz Roja); aspectos relacionados con la ética profesional

del intérprete en conflictos; la protección que reciben mientras se desarrolla su trabajo;

o las labores de mediación cultural que realizan, entre otros.

!&!

Por otra parte, es preciso tener en cuenta que el intérprete en conflictos puede

jugar distintos papeles dependiendo de las fuentes consultadas, por ejemplo los medios

de comunicación, y que a veces son considerados como las propias fuentes (los

intérpretes también son narradores, cronistas o corresponsales de guerra), lo cual sería

una razón más para que nuestro estudio esté basado en testimonios directos con el

objetivo de satisfacer la necesidad de definir de forma clara en un contexto académico el

papel y perfil del intérprete en conflictos, un objetivo que, de cumplirse, podría ser

también útil para futuros intérpretes en zonas en conflicto que necesiten información

sobre cómo han actuado otros en esa misma situación.

1.2. OBJETIVOS DEL ESTUDIO

El principal objetivo del presente estudio es analizar y definir el papel y perfil de los

intérpretes que trabajan en zonas en conflicto, en concreto aquellos que realizan su labor

en el Conflicto Palestino-Israelí. Para ello se han establecido objetivos específicos que

se corresponderían con cada uno de los tres bloques en los que se divide este trabajo, a

saber: 1) Contexto histórico del Conflicto Palestino-Israelí; 2) Análisis de la

interpretación en conflictos y el papel del intérprete en conflictos; y 3) Análisis de la

figura del intérprete en el Conflicto Palestino-Israelí. Por ello, los objetivos específicos

serían los siguientes:

Objetivo 1: Analizar los orígenes e historia desde su nacimiento hasta la actualidad del

Conflicto Palestino-Israelí.

Objetivo 2: Analizar las características de la interpretación en conflictos:

Objetivo 2.1.: Analizar los fundamentos históricos de la interpretación en

conflictos contemporánea.

Objetivo 2.2.: Examinar las características que definen a los intérpretes que

trabajan en conflictos.

Objetivo 2.3.: Examinar las características que definen la práctica de la

interpretación en conflictos.

!'!

Objetivo 3: Definir el perfil y papel del intérprete que trabaja en conflictos en general y

en el Conflicto Palestino-Israelí en particular.

Objetivo 3.1.: Analizar si existen circunstancias específicas o características

especiales que influyan en la práctica de la interpretación en el contexto del Conflicto

Palestino-Israelí.

1.3. ESTRUCTURA DEL TRABAJO

En base a los objetivos anteriormente expuestos, la estructura del presente trabajo está

articulada en tres grandes bloques:

El primer bloque pretende ser un análisis histórico sobre el Conflicto Palestino-

Israelí (sus orígenes y antecedentes históricos, desarrollo y situación actual).

El segundo bloque comienza con un apartado específico en el que se discutirá

brevemente la historia de la interpretación en conflictos durante el siglo XX, que es

donde la profesión se perfila con mayor nitidez. Posteriormente nos centraremos en el

papel del intérprete y la práctica de la interpretación en conflictos tal y como la definen

los trabajos realizados con anterioridad por otros autores. Estos trabajos conformarán el

marco teórico de nuestro estudio empírico, en el cual se analizarán aspectos como los

distintos tipos de intérpretes que trabajan en conflictos (locales o aquellos que trabajan

para el ejército u organizaciones internacionales, por ejemplo), sus motivaciones, su

formación, la protección con la que cuentan al realizar sus labores en zonas en guerra,

su ética profesional, y las tareas de mediación cultural que pueden llevar a cabo.

Asimismo se examinarán las distintas modalidades que más se emplean al interpretar en

conflictos, las misiones en las que se puede trabajar, y el contexto en el que por lo

general se interpreta en conflictos hoy en día.

El tercer bloque que conforma este estudio, aquel con un enfoque más práctico,

consiste en la presentación y el análisis de los resultados de un estudio empírico

realizado con intérpretes de instituciones internacionales que de forma ocasional

realizan su trabajo en zonas en conflicto en general y, entre otros, en el contexto del

Conflicto Palestino-Israelí, que tiene como principal objetivo hallar y recabar datos e

!(!

información que pueda permitirnos definir, determinar y analizar el papel y perfil de los

intérpretes en conflictos en general y en el Conflicto Palestino-Israelí en particular.

1.4. APUNTES METODOLÓGICOS

Para definir el papel y perfil de los intérpretes que trabajan en zonas en conflicto y en

concreto en el Conflicto Palestino-Israelí, ya sean locales o militares o aquellos que

forman parte del personal de diversas organizaciones internacionales, es preciso recabar

datos obtenidos directamente de esos mismos intérpretes. El primer paso, por tanto,

debe ser establecer un marco teórico en el que incluir nuestro estudio, para lo cual

hemos de obtener información a través de la literatura existente que analice este

conflicto desde un punto de vista histórico, así como la literatura relacionada con la

Historia de la Interpretación y la interpretación en zonas de guerra y conflictos.

Una vez que se ha establecido el marco teórico, se ha realizado una encuesta

dirigida a intérpretes profesionales que trabajan en conflictos y en particular en el

Conflicto Palestino-Israelí y se ha llevado a cabo un análisis de la información obtenida

gracias a los resultados de dicha encuesta. Las conclusiones extraídas a la sazón

deberían darnos algunos detalles que nos sirvan para empezar a definir el papel y perfil

del intérprete en zonas en conflicto en general y en el Conflicto Palestino-Israelí en

particular.

Como último apunte metodológico, diremos que, como puede verse en este

trabajo, el campo de estudio de la interpretación en conflictos no se caracteriza por una

abundancia de fuentes bibliográficas. Asimismo muchas de esas fuentes se caracterizan

por su inaccesibilidad (como podrá apreciarse, muchas de las citas que aparecen a lo

largo del presente trabajo no están paginadas debido a que las fuentes documentales de

las que se han obtenido tampoco lo están). Lo mismo, e incluso tal vez en un grado

mayor, es aplicable a las fuentes bibliográficas que tratan sobre la interpretación en el

Conflicto Palestino-Israelí. No obstante, se ha pretendido realizar una búsqueda

bibliográfica exhaustiva y al mismo tiempo muy específica. En cuanto al sistema de

referencias bibliográficas, en el presente trabajo se ha empleado el estándar de estilo de

la American Psychological Association.

!)!

Sería por tanto conveniente afirmar que este estudio representaría una incursión

inicial en un área de la investigación en interpretación relativamente nueva y necesaria.

Al mismo tiempo, la metodología propuesta (recabar datos a través de una encuesta) se

asienta en técnicas que ya han sido bien probadas y confirmadas en la literatura

existente sobre estudios en interpretación. La aplicación de una sólida metodología en

un área relativamente poco explorada proporcionaría tanto respuestas a las preguntas

que se presentan en los objetivos del presente estudio como multitud de direcciones en

las que continuar con futuras investigaciones. El campo de la interpretación en zonas de

conflictos se beneficiaría de un mayor conocimiento, y los resultados de este estudio y

de estudios futuros podrían, finalmente, emplearse para mejorar la situación laboral, la

formación y la percepción que la profesión tenga de los intérpretes que trabajan en

situaciones tan extremas.

!*!

2. CONTEXTO HISTÓRICO DEL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ

2.1. PALESTINA ANTES DEL CONFLICTO

Palestina, al contrario de lo que se pensaba en Europa, no era una tierra deshabitada. No

era por otro lado una tierra rica o floreciente, pero sin duda tampoco un lugar inhóspito.

Cuando los primeros inmigrantes judíos polacos y rusos desembarcaron en Jaffa

encontraron a una población autóctona cuyos problemas y dinámicas no se

diferenciaban demasiado de aquellos de los que habían formado parte con anterioridad

en su tierra natal. Los cambios sociales que en ese momento se vivían en Palestina eran

bastante similares a aquellos que habían tenido y estaban teniendo lugar en otras partes

del mundo (Izquierdo Brichs 2011: 11, 12). Se trataba de una población que luchaba

contra la pobreza, campesinos que se dedicaban a trabajar la tierra y que vivían con

crecientes problemas de endeudamiento. En las ciudades abundaban los artesanos y los

obreros, así como una importante clase media de intelectuales y profesionales libres,

una clase culta heredera del legado árabe y de las influencias europeas.

Al mismo tiempo surgía en la zona un movimiento árabe de corte nacionalista, el

cual animaba a muchos palestinos a movilizarse para librarse de una vez por todas del

control del Imperio Otomano e instaurar una forma propia de gobierno y

autodeterminación.

Palestina era uno de los muchos territorios del Imperio Otomano, y pertenecía a

él desde el año 1516. Sin embargo, la debilidad del Imperio Otomano y la presión a la

que se veía sometido por parte de las potencias europeas a finales del siglo XIX era un

hecho (Calvocoressi 1999: 319; Izquierdo Brichs 2011: 13). La economía del Imperio

estaba ligada al comercio exterior, principalmente debido a la entrada de capital

europeo, así como a sus relaciones con Siria y Egipto. Por tanto, y de forma paralela a

lo que ocurría con el resto de regiones del mundo que se encontraban inmersos en un

proceso de desarrollo, la situación de Palestina daba la impresión de ser la de una

«economía periférica vulnerable y dependiente de la Europa desarrollada» (Izquierdo

!+!

Brichs 2011: 13). La otra cara de la moneda era la del enriquecimiento de los grandes

propietarios gracias al capital europeo, algo que tenía como consecuencia el aislamiento

con respecto al desarrollo económico de las clases más bajas. La principal potencia

europea —junto con el Imperio Otomano— que se propuso instaurar leyes en Palestina

para transformar su agricultura en un motor económico capitalista fue Gran Bretaña.

Dicha transformación desembocó en la mayoría de los casos en una concentración de la

propiedad agraria en manos de grandes latifundistas, comerciantes o funcionarios; el

endeudamiento de los campesinos más humildes y un aumento del número de

prestamistas y usureros; mayores impuestos sobre la propiedad de tierras y levas; el

paso de la propiedad comunal —perteneciente a la tribu— de las tierras a propiedad

privada; y un aumento en la presión sobre la población autóctona para adaptarse a una

nueva concepción de productividad y demanda exterior en la que el principal papel lo

jugaba la competitividad, la inversión en nuevas técnicas y cultivos, y los beneficios

(Izquierdo Brichs 2011: 15).

No es de extrañar, por tanto, que Palestina no fuese por aquel entonces una

región marcada por la estabilidad. Por otro lado, y como también ocurría en otras partes

del mundo, los trabajadores palestinos, principalmente campesinos, se encontraban

inmersos de lleno en un proceso de transición de una economía de subsistencia y de

pequeño mercado al trabajo asalariado y la proletarización urbana. Junto con esta

transformación, es preciso destacar la naturaleza polarizada de la sociedad palestina en

cuanto a cuestiones como la propiedad:

La mayoría de las familias vivían en el campo, y la pobreza del mundo rural iba ligada

principalmente al poco interés de las autoridades en la mejora de la vida de la gente humilde, y

también a la mala calidad de la tierra, las lluvias escasas y torrenciales al mismo tiempo, así como

la carencia de capital, conocimientos y tecnología para desarrollar una agricultura intensa y

competitiva. […] Junto a esta cohabitaba otra Palestina muy diferente, la de los poderosos. Buena

parte de la tierra más productiva estaba en manos de grandes latifundistas, de instituciones

religiosas musulmanas y de diferentes sectas cristianas. Muchos de los grandes propietarios vivían

en las ciudades y algunos de ellos incluso lejos de Palestina. Esta distancia hacía todavía más fácil

la explotación de los campesinos o la venta de las tierras sin tener en cuenta las consecuencias en

la vida de los que las trabajan. (Izquierdo Brichs 2011: 12-13)

A esta situación, no muy distinta a la de Europa en los años en los que comenzó

a desarrollarse el capitalismo, habría que añadir, en el caso de Palestina, los problemas

!,!

que se crearían a raíz de la masiva oleada de inmigración sionista y el consecuente

proceso de colonización.

La afluencia y abundancia de inmigrantes judíos europeos fue vista en un

principio por los palestinos como algo inocuo. No hubo actitud de rechazo; al fin y al

cabo, no eran los primeros inmigrantes que llegaban a su territorio (Izquierdo Brichs

2011: 12). Sin embargo, estos inmigrantes pronto demostrarían tener una amplia

capacidad de adquisición de tierras en las que establecer colonias1, tierras que antes

habían pertenecido al campesinado palestino que las había perdido debido al

endeudamiento y se había visto obligado a venderlas a latifundistas que lograron

centralizar su propiedad. La posterior compra por parte de los inmigrantes sionistas de

esas mismas tierras tuvo como consecuencia una inflación sin límites, observándose

entre 1910 y 1944 un aumento de incluso un 5 000% en algunas propiedades (Izquierdo

Brichs 2011: 15).

Finalmente, la afluencia de inmigrantes sionistas tuvo como consecuencia lógica

un aumento demográfico en la región. Con ese crecimiento en la población, los

campesinos se veían obligados en la mayoría de las ocasiones a abandonar unas tierras

que ya no eran suficientes para el autoabastecimiento y acudir a las ciudades en busca

de empleo, el cual también sería poco a poco acaparado por trabajadores judíos.

Sin embargo, lo interesante de este traslado del movimiento sionista a Palestina

fue la reacción que los propios judíos de la zona tuvieron al respecto. También es

importante tener en cuenta que ya durante el Mandato británico, de unos 500 000

habitantes en la región tan solo 50 000 eran miembros de la comunidad judía. En

palabras de Izquierdo Brichs (2011: 17-18):

La mayoría [de las personas pertenecientes a la comunidad judía] estaban vinculadas al mundo de

la religión y vivían de la beneficencia que recibían de Europa y Estados Unidos. Se trataba de una

población de procedencia muy diversa, eran judíos árabes del norte de África o de Oriente Medio,

polacos, rusos, alemanes y de otros muchos países europeos. Las lenguas que hablaban también

eran variadas, como el árabe, el yiddish, el ladino, el polaco, el ruso, el alemán, el persa y otras

muchas. Los judíos de Palestina también recibieron a la inmigración sionista con mucha

desconfianza. Los recién llegados eran muy poco religiosos, si no ateos, y con unas ideas ligadas al

nacionalismo y al socialismo que chocaban con el conservadurismo de los judíos de Palestina. !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!1 Sin embargo, esto no supuso el pilar para la construcción del estado israelí: en 1948, fecha de su creación, la propiedad judía de la tierra en Palestina no llegaba al 7% (Izquierdo Brichs 2011: 15).

!$-!

Además, las organizaciones sionistas se habían convertido en sus competidoras en la captación de

dinero de Europa y Estados Unidos, y también querían mandar sobre toda la comunidad judía de

Palestina, desplazando a las autoridades tradicionales religiosas judías.

Así, no sería la llegada del capitalismo a Palestina la que tendría como

consecuencia directa la pérdida de trabajo de los campesinos y el ostracismo de los

palestinos. Estos perdieron la propiedad de la tierra, pero no dejaron de trabajarla. Fue

sin embargo el movimiento sionista tras la Primera Guerra Mundial el que impondría la

obligación de que las tierras en propiedad de judíos solo pudieran ser trabajadas por

judíos (Izquierdo Brichs 2011: 16). Esta exigencia tendría como colofón el completo

aislamiento de la población palestina a través de la alienación del campesinado con

respecto a sus tierras, algo que ocurriría durante el Mandato británico primero y tendría

su efecto definitivo en 1948, momento en el cual se convirtieron en refugiados

(Izquierdo Brichs 2011: 16).

2.2. SIONISMO Y EL MANDATO BRITÁNICO SOBRE PALESTINA

El año 1917 sería el penúltimo de la Primera Guerra Mundial y el principio del fin del

Imperio Otomano. En ese mismo año, Lord Arthur James Balfour, Secretario de

Asuntos Exteriores británico, escribió una manifestación formal en nombre del gobierno

y la corona en forma de carta al barón Lionel Walter Rothschild, uno de los principales

líderes de la comunidad judía sionista británica, conocida como la Declaración Balfour

(Calvocoressi 1999: 321; Gresh 2002: 29). En ella decía lo siguiente:

Estimado Lord Rothschild:

Tengo el placer de dirigirle, en nombre del gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de

simpatía hacia las aspiraciones de los judíos sionistas, que ha sido sometida al Gabinete y

aprobada por él.

«El Gobierno de Su Majestad contempla favorablemente el establecimiento en Palestina de un

hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización

de este objetivo, quedando bien entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos

civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina ni los derechos y el

estatuto político de que gocen los judíos en cualquier otro país».

!$$!

Le quedaré agradecido si pudiera poner esta declaración en conocimiento de la Federación

Sionista.

Atentamente,

Arthur James Balfour

(Extraído y adaptado de Izquierdo Brichs [2011: 25])

El hecho de que Gran Bretaña apoyara la creación de un hogar nacional para el

pueblo judío sin la intención de «perjudicar los derechos civiles y religiosos de las

comunidades no judías existentes en Palestina» da una pista de lo prácticamente

imposible de realizar que era la empresa. ¿Cómo sería viable crear un Estado en

cualquier zona del mundo sin afectar a la población local? Según Gresh, Gran Bretaña

jamás lograría solucionar esta incoherencia, que conformaría «el origen del más largo

conflicto que haya conocido el mundo contemporáneo» (2002: 30).

Sin embargo, no sería descabellado admitir que desde el principio la

colonización británica de Palestina estuvo marcada por una evidente contradicción que

con posterioridad se transmitiría al conjunto del proyecto sionista: solo se podía llevar a

cabo empleando el colonialismo y «pisando los derechos de los palestinos que vivían en

aquella tierra» (Izquierdo Brichs 2011: 27). De esta forma, vemos que el origen del

conflicto está en lo colonial, y, por consiguiente, en Europa: mandato británico,

ocupación y, principalmente, sionismo.

Llegados a este punto es indispensable definir el sionismo y analizar de forma

general sus principales implicaciones. Para definir el movimiento sionista, Brieger

afirma lo siguiente:

El movimiento sionista surgió en Europa Occidental a mediados del siglo XIX para dar una

respuesta a las persecuciones que los judíos sufrían […]. Se define a sí mismo como el

movimiento de liberación nacional del pueblo judío. […] Sus fundadores consideraban que la

única manera de eliminar el antisemitismo era mediante la concentración territorial de todos los

judíos del mundo en un mismo Estado. (2011: 19)

Según Izquierdo Brichs, el sionismo es un proyecto nacionalista, político y

colonial (2011: 20); un producto europeo, de la ideología imperante en el momento y en

!$%!

el lugar en el que surge2, de las aspiraciones de una determinada sociedad que durante

buena parte de la historia ha sido víctima de persecuciones y ataques y que vio en la

primera mitad del siglo XX y sobre todo con el advenimiento de la Segunda Guerra

Mundial cómo el odio al judío y la explosión del antisemitismo la convertía en el

objetivo de una de las mayores exterminaciones en masa de toda la Historia.

El antisemitismo europeo afectó a las comunidades judías del continente a

finales del siglo XIX, pero su cara más cruda se expuso en los años 20 y 30 del siglo

XX, avivando del mismo modo los sentimientos nacionalistas. Es interesante destacar

que ambos estallidos antisemitas se dan en momentos de crisis económicas: «La

“cuestión judía” ayudaba a tapar la “cuestión social” en un momento en que las ideas de

la izquierda revolucionaria estaban ganando fuerza» (Izquierdo Brichs 2011: 19).

Una de las respuesta judías a esta oleada antisemita fue la emigración. Pero no

hacia Palestina, sino hacia Estados Unidos y la URSS. Apenas 200 000 judíos europeos

emigraron a Palestina entre 1935 y 1943, frente a los dos millones que huyeron del

nazismo refugiándose en la Unión Soviética (Izquierdo Brichs 2011: 20).

La postura más radical, sin embargo, sería el sionismo, que surgiría no como

respuesta a la «cuestión judía» en Europa, sino como solución a la «cuestión judía» en

el mundo. Según el padre del sionismo moderno, Theodor Herzl, dicha solución

consistía en lo que siempre había consistido: el éxodo. Aunque en este caso con un

objetivo nacionalista claro, que no era otro que la creación del Judenstaat, el Estado

judío (Brieger 2011: 20). Para ello, los sionistas tenían claro que necesitaban un

gobierno, es decir, nacionalistas sionistas; una población, los judíos venidos de Europa;

y una tierra, que se decidió que sería Palestina. No fue precisamente una decisión

tomada a la ligera y como consecuencia de la persecución nazi. Esto ya se había

decidido en el VII Congreso Sionista Mundial celebrado en el año 1905.

Del mismo modo, las razones no eran nada improvisadas. Estaban fundadas por

un fuerte pragmatismo y se basaban en atraer a cuantos más judíos, mejor (Izquierdo

Brichs 2011: 21). La mayor parte de los judíos europeos no contemplaban el sionismo

como una postura nacionalista legítima y solían crear y afianzar sus lazos nacionales

con aquellos países donde habían nacido o que les habían acogido (como Alemania, !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!2 A comienzos del siglo XIX, el 90% de la población judía mundial era europea (Izquierdo Brichs 2011: 19).

!$&!

Polonia, Hungría o Estados Unidos). Los sionistas, con la intención de hacer atractiva

su propuesta, escogieron el lugar con más carga simbólica para la población judía:

Jerusalén. Se propusieron lugares como Argentina o el África Subsahariana y se llegó a

la conclusión de que ninguno de ellos tendría la fuerza ideológica (y religiosa) de

Palestina, a la cual llamaban «Tierra de Israel».

Sin embargo, Izquierdo Brichs (2011: 21-22) apunta un detalle interesante que

es posible pasar por alto, y es el de que el sionismo como solución nacionalista para la

«cuestión judía» mundial no solo se basa en el rechazo al antisemitismo, sino también

en su aceptación, teniendo en cuenta que la principal aspiración de una sociedad

antisemita es la de expulsar a todos los judíos o, en el mejor de los casos, construir una

sociedad judía al margen de la propia (al estilo de un gueto):

Así, vemos que el sionismo fue una reacción contra el nacionalismo agresivo de la burguesía que

ganaba poder en el este de Europa y que utilizaba el antisemitismo para afianzar su control social.

Pero, al mismo tiempo, también adoptó características xenófobas. El sionismo nacía del

nacionalismo «volkista» (del alemán volk: «pueblo», en el sentido de comunidad de sangre) de la

Europa central y oriental, que identifica la nación con la etnia. Hay que señalar la incongruencia

implícita del sionismo cuando utiliza los mismos argumentos ideológicos del antisemitismo: la

identificación del Estado, entendido como superestructura política, con la nación (comunidad de

sangre) y no con la ciudadanía; y la pertenencia del territorio del Estado a la nación, con la cual

tiene un vínculo histórico y espiritual, y no a sus habitantes. (Izquierdo Brichs 2011: 22)

Se podría decir, pues, que, empleando argumentos similares a aquellos del

antisemitismo, los judíos sionistas justificaban su dominio sobre la población local

palestina tal y como estaba ocurriendo con los propios judíos en Alemania o Polonia:

«La asociación del territorio con la nación judía […] servía para justificar la pérdida de

los derechos y la expulsión de la población palestina que habitaba en el territorio que

querían colonizar los inmigrantes sionistas» (Izquierdo Brichs 2011: 22).

Así, alcanzado el plano ideológico, las aspiraciones sionistas se verían

completadas en el momento en el que se establecieron lazos con las fuerzas

imperialistas y colonialistas presentes en la Europa de finales del siglo XIX y

comienzos del XX. Esto era inevitable para la construcción de un nuevo Estado en un

territorio ajeno:

!$'!

El objetivo de la colonización de Palestina se expresa abiertamente en el programa del Primer

Congreso Sionista en Basilea en el año 1897, según el cual el objetivo del sionismo es crear un

hogar para el pueblo judío en Palestina, y la forma de conseguirlo es promover la «colonización de

Palestina por la agricultura judía y trabajadores industriales». (Izquierdo Brichs 2011: 23)

Palestina se encontraba bajo el dominio de Gran Bretaña desde 19173, así que

para aspirar a colonizar esa tierra el establecimiento de relaciones amistosas con el

imperialismo británico era algo imprescindible. Ya desde finales del siglo XIX, bajo

control otomano, los palestinos se encontraban dispuestos a luchar por la

autodeterminación, y sin embargo los judíos sionistas, mucho más cerca de Londres que

los árabes, hicieron lo posible por impedir ese derecho, unos esfuerzos que tuvieron

como primer gran logro la ya mencionada Declaración Balfour.

Así pues, Gran Bretaña no solo apoyaba la iniciativa sionista, sino que además

propiciaba su consecución dejando a un lado los derechos de la población local:

Un gobierno cedía un territorio que no era suyo a una población que tampoco era la suya, sin tener

en cuenta que ya había otra población en aquellas tierras. La Declaración Balfour tan solo

mencionaba los derechos políticos de los judíos, olvidando los de los árabes. Reconocer los

derechos de los árabes habría implicado renunciar a ser una potencia colonial en la región. La

población palestina, a pesar de ser el 90 por ciento de los habitantes, solo era mencionada como

«las comunidades no judías». Y tan solo se decía que se tenían que respetar sus derechos civiles y

religiosos, sin mencionar sus derechos políticos. Era una muestra clara del espíritu colonial de la

época. (Izquierdo Brichs 2011: 24-25)

De este modo, los primeros colonos sionistas no tardaron en llegar. Se creó así el

Yishuv, es decir, la comunidad judía asentada en Palestina, que pronto contaría con una

administración propia en paralelo a la británica (Gresh 2002: 37). Con el nacionalismo

como base principal de su proyecto sionista, pronto establecieron en el territorio

palestino una lengua nueva, infraestructuras sanitarias y educativas, sindicatos, un

gobierno y los kibutz, colonias basadas en el autoabastecimiento que no permitían la

entrada de trabajadores palestinos, fomentando así la exclusión y la pureza étnica.

Pronto, los colonos de los kibutz, aunque pocos (pese a ser la institución sobre la cual se

asentaba el proyecto de colonialismo sionista, la mayor parte de los colonos judíos se

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!3 Durante la Primera Guerra Mundial Gran Bretaña se alió principalmente con Francia para hacer frente al Imperio Otomano. En 1916 ambos se dividieron la región de Oriente Próximo en el acuerdo secreto de Sykes-Picot, por el cual, una vez acabada la guerra, Francia tendría el control de la región que incluía la actual Siria, el Líbano y el norte de Irak, y Gran Bretaña controlaría el resto del territorio. El futuro de Palestina se decidiría más tarde (Izquierdo Brichs 2011: 24).

!$(!

asentaron en ciudades, donde crearon modelos sociales a la manera de las ciudades

europeas de las que procedían [Izquierdo Brichs 2011: 27]), se convertirían en la élite

de Israel, su ejército y hombres de Estado.

Al mismo tiempo, pese a abanderar la idea de la creación de una sociedad libre y

utópica, los sionistas necesitaban de la ayuda imperialista para conseguir los objetivos

de su mayor contradicción interna: sus aspiraciones solo podían realizarse mediante los

métodos propios del colonialismo y sublevando a la población palestina.

Este apoyo de las grandes potencias imperialistas se vio reforzado en las

condiciones del Mandato4 a Gran Bretaña concedido por la Sociedad de Naciones en la

conferencia celebrada en 1920 en San Remo. El texto establecía que la potencia

mandataria sería «responsable de la declaración […] a favor del establecimiento de un

hogar nacional para el pueblo judío» (Gresh 2002: 33). Esto pone de nuevo de

manifiesto la enorme presencia que tenía el lobby sionista en el gobierno de Londres

(Izquierdo Brichs 2011: 27). De hecho, la Administración británica había sido desde

hacía mucho muy proclive a contar con el apoyo del sionismo: quiso ganarse el favor de

la comunidad judía estadounidense para que presionase la entrada de Estados Unidos en

la Primera Guerra Mundial; tenía la intención de alejar a los judíos de movimientos

revolucionarios de izquierdas tan presentes en aquel momento en Europa ofreciéndoles

la alternativa nacionalista de Palestina; y sobre todo pretendía establecer en Oriente

Próximo un bastión que resistiera e incluso sirviera de primera línea de batalla frente a

posibles revueltas nacionalistas árabes, que de hecho sí se produjeron5.

El Mandato británico sobre Palestina duró hasta el año 1948 y está considerado

como la principal razón del asentamiento del sionismo en la zona, así como una de las

principales bases del conflicto tal y como se continúa viviendo en la actualidad

(Calvocoressi 1999: 319-320; Izquierdo Brichs 2011: 28). La política británica pronto

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!4 La Sociedad de Naciones define el sistema de mandatos como una forma de reconocer provisionalmente la independencia de determinadas naciones «a condición de que los consejos y la ayuda de un mandatario guíen su administración hasta el momento en que sean capaces de gobernarse por su cuenta» (Gresh 2002: 33). En la teoría este sistema estaba basado en lo que la Sociedad de Naciones consideraba una necesidad de «tutorizar» el desarrollo de las naciones emergentes por parte de las europeas ya desarrolladas. En la práctica, al otorgar el mandato a una nación, en este caso Gran Bretaña, que ya había colonizado Palestina tres años antes de esta concesión, no era más que la ratificación por parte de la comunidad internacional de la presencia británica en Palestina. 5 Las grandes revueltas anticoloniales de Egipto (1919), Irak (1920), Siria (1925) o el Rif (desde 1920 a 1926) fueron aplastadas de forma cruenta empleando incluso armas químicas y bombardeos aéreos contra la población civil, una táctica de guerra que tristemente se volvería habitual desde entonces (se utilizaría por ejemplo en la Guerra Civil española) (Izquierdo Brichs 2011: 28).

!$)!

reconoció en la práctica a las instituciones sionistas como el gobierno propio de la

comunidad judía y le otorgó diversas competencias en numerosos ámbitos. Este aparato

político controlaba la inmigración (que se sometía a un filtro ideológico sionista), la

educación, la lengua y la cultura, y así se convirtió en el principal elemento de cohesión

de la población judía en Palestina, la cual comenzó a asumir que su objetivo como

pueblo era la construcción de un estado al margen de los palestinos basado en el

aislamiento y, si era necesario, la confrontación. En efecto, los dirigentes sionistas eran

conscientes de que tarde o temprano se produciría un enfrentamiento directo con la

población palestina.

La población palestina era mayoritaria, y para que los judíos sionistas realizaran

sus aspiraciones debían expulsar a una gran parte de esa población local. Sin embargo,

estos planes no se hacían públicos y en su lugar se intentaba conseguir el apoyo de las

potencias internacionales y la Sociedad de Naciones. Mientras tanto, todo era cuestión

de que aumentase la población judía sionista en la zona. Si las primeras oleadas de

inmigrantes judíos tenían como objetivo el asentamiento y la obtención de recursos para

la creación de una economía autosostenible que se independizase de la ayuda europea e

hiciera frente a la palestina, las siguientes tuvieron el claro propósito de multiplicar el

número de judíos.

La consiguiente inmigración acelerada que sin embargo no tenía como objetivo

la consagración de un Estado judío sino que respondía a la ascensión del nazismo en

Europa, terminaría por radicalizar las posiciones y culminaría con el estallido de la

rebelión de 1936 a 1939, la cual coincidió con un brote nacionalista antibritánco y

antifrancés en el mundo árabe (Gresh 2002: 41). Dicha rebelión, por supuesto

infructuosa, mermaría al bando árabe y fortalecería al judío, que vería mejoradas sus

relaciones con Gran Bretaña y la llegada de más inmigrantes judíos (Gresh 2002: 43).

Sin embargo, Gran Bretaña, inmersa en la guerra contra Alemania y sabiendo

que contaba con el favor de los judíos en su lucha contra Hitler, debía asegurar su

control sobre Palestina, en donde ya existía propaganda nazi antibritánica, para lo cual

decidió hacer lo posible para contar también con el favor de los árabes. Aprobó

entonces el llamado Libro Blanco, el cual definía su nuevo punto de vista: «La

Declaración Balfour no podía en ningún caso significar que Palestina se transformase en

un Estado judío, contra la voluntad de la población árabe» (Gresh 2002: 45). El texto

!$*!

prosigue especificando que Gran Bretaña preveía la instauración de un Estado palestino

independiente en el que los árabes y judíos compartieran la autoridad en el gobierno

para salvaguardar los intereses de ambos.

No es de extrañar, pues, que durante la Segunda Guerra Mundial el sionismo

buscase un nuevo aliado internacional, que no sería otro que Estados Unidos. Londres

comenzó a controlar la entrada de inmigrantes judíos en Palestina, lo cual empezó a

crear fricciones. El genocidio que vivían los judíos europeos llegó a oídos del Yishuv,

que se estremeció ante esta postura de Gran Bretaña de no facilitar la huida de los judíos

europeos. Entre 1944 y 1946 se produjeron en Palestina los primeros ataques armados

judíos en contra de los británicos. Sin embargo, los británicos nunca respondieron a la

rebelión judía con la misma dureza con la que hicieron frente a la árabe

(Calvocoressi 1999: 322-323, Gresh 2002: 77). Por otra parte, a los sionistas no les

importaba seguir un poco más de tiempo bajo el mandato británico, no les interesaba

enfrentarse a los árabes sin estar bien preparados.

2.3. EL NACIMIENTO DEL ESTADO DE ISRAEL

El gobierno de Gran Bretaña decidió en 1947 someter la cuestión de Palestina a las

Naciones Unidas. Eran los tiempos en los que empezaba a perfilarse la Guerra Fría y

Gran Bretaña no quería perder el favor de los judíos sionistas porque, en última

instancia, no quería enemistarse con Estados Unidos.

La ONU, por tanto, creó una nueva comisión (la 17ª desde 1917) para decidir el

destino de Palestina, la UNSCOP (United Nations Special Commitee on Palestine),

formada por once países, que debía presentar su informe el 1 de septiembre de 1947. La

comisión llegó en junio a una zona en guerra, y fue boicoteada por el Alto Comité árabe

y agasajada por la Agencia judía. Pese a que no eran del todo reacios a la idea de un

Estado compartido por árabes y judíos, pronto la mayoría de los miembros de la

UNSCOP creería que la mejor solución era la partición de Palestina y la creación de un

Estado judío, algo que se debía tanto a la poca cooperación de las organizaciones árabes

como a la terrible situación judía de aquel momento: en 1947, en el puerto de Haifa, el

presidente de la UNSCOP era testigo del desembarco del SS Exodus, un barco en el que

viajaban 4 500 supervivientes judíos de los campos de exterminio. Acabarían siendo

!$+!

devueltos a Alemania. De esta forma, los miembros de la UNSCOP tuvieron como

principal ejemplo de la situación palestina a miles de judíos huyendo de la muerte y a

los que se le denegó el asilo por un lado, y el boicot del Alto Comité que representaba a

la población local por otro (Calvocoressi 1999: 324-325).

Gresh apunta como otro factor posible de esta decisión lo que él llama «visión

colonial» (2002: 82), esto es, que todos los observadores estaban de acuerdo en que

existía una evidente diferencia de desarrollo entre la población judía y la árabe:

Frank Aydelotte forma parte en 1946 de una comisión anglonorteamericana: «Salí de Washington

siendo un antisionista bastante acérrimo… Pero cuando ves de visu lo que los judíos han hecho en

Palestina, es el más grande esfuerzo creativo en el mundo moderno. Los árabes no tienen nada

semejante y destruirían todo lo que han hecho los judíos. No debemos permitírselo». (Gresh

2002: 82)

En 1947 nadie tendía a pensar que el evidente retraso de las colonias era

producto de ser precisamente colonias, y la comunidad internacional estaba dominada

por potencias que si en ese momento no eran imperialistas sí lo fueron alguna vez. Por

otra parte, el gran movimiento de descolonización ni siquiera se había empezado a

desarrollar aún.

Así pues, la UNSCOP acordó de forma unánime terminar con el Mandato

británico sobre Palestina y de forma más o menos consensuada dividir Palestina en un

Estado judío y otro palestino con Jerusalén bajo tutela internacional. El texto, para ser

aprobado, tenía que obtener dos terceras partes de los votos de la Asamblea General. El

papel de Estados Unidos en la votación y las presiones que ejerció sobre los

participantes indecisos fue crucial. Así, finalmente la Asamblea recomendó la división y

se allanó el terreno para el nacimiento del Estado de Israel, y quedó legitimado el

proyecto sionista, así como la solución a la cuestión palestina basada en la premisa de

«dos pueblos, dos Estados» (Gresh 2002: 83-85).

Sin embargo, esta actuación internacional no sería suficiente. En 1948, con la

creación del Estado de Israel, los ejércitos de varios países árabes invadirían Palestina.

La guerra se prolongaría hasta 1949 y tendría a Israel como única y total vencedora. Las

consecuencias de esta victoria serían la ampliación de sus fronteras mucho más allá de

lo que determinó la ONU y la transformación de miles de palestinos en refugiados. Tan

!$,!

solo quedarían dos zonas que escapasen al absoluto control israelí: Cisjordania

(anexionada a Jordania en 1950) y la franja de Gaza (autónoma pero bajo tutela egipcia)

(Gresh 2002: 85-86). Se podría decir que el conflicto, tal y como lo conocemos hoy,

había comenzado.

2.4. LA GUERRA SIN FIN

Israel, en 1949, se extendía por casi el 78% de Palestina, solo contenía

aproximadamente a 150 000 palestinos y controlaba la parte oeste de Jerusalén

(Gresh 2002: 91). Por otra parte, habría logrado los principales objetivos sionistas:

territorio-nación, aspiraciones religiosas y místicas, y limpieza étnica. Este último dato

es especialmente importante dentro del contexto del conflicto, pues se trata de una de

las características del mismo que aún perdura hoy: «durante la guerra de 1948-1949,

entre 700 000 y 800 000 palestinos “abandonaron” sus hogares y se transformaron en

“refugiados”» (Gresh 2002: 109). Lo más importante es que muchos lo hicieron

respondiendo a la llamada de los ejércitos árabes que pedían campo libre para el ataque,

es decir, siempre tuvieron presente que tarde o temprano regresarían. Cuando este

retorno comenzó a ser una utopía, empezaron a luchar por él:

Numerosos palestinos […] aseguraban ya en los años sesenta que su pueblo había sido víctima de

lo que actualmente llamaríamos una «limpieza étnica». Está claro que este debate no es meramente

teórico. Reconocer que los palestinos han sido expulsados supone aceptar que tienen derecho,

como cualquier pueblo víctima, a «reparaciones», morales y materiales. Para Israel y su opinión

pública, supone aceptar la renuncia, en parte, a su estatuto de «víctima única». (Gresh 2002: 110)

En 1950 Israel vio duplicada su población y, lo que es más importante, era un

Estado de pleno derecho, reconocido formalmente por la comunidad internacional y que

formaba parte de la ONU. Los palestinos se negaban a desaparecer, a ser absorbidos por

los países árabes en los que se habían refugiado; era su idea del retorno a sus hogares lo

que cimentaba su obstinación, la cual pronto se vería traducida en una fuerza política y

armada. En definitiva, no ocurrió lo que el Ministro de Asuntos Exteriores israelí

Moshé Sharett tan desafortunada y erróneamente predijo en 1948:

!%-!

Los refugiados palestinos encontrarán su sitio en la diáspora. Gracias a la selección natural,

algunos resistirán y otros no […]. La mayoría se convertirá en un desecho del género humano y se

fundirá con las capas más pobres del mundo árabe» (Gresh 2002: 120).

El mundo también había cambiado desde que los primeros colonos sionistas

llegaran a Palestina. La primera división era política, la de la Guerra Fría, la que

construyó el Telón de Acero. La segunda era una que aún hoy perdura, la que separa

Occidente del mundo colonizado, el norte del sur, los países desarrollados de lo que con

posterioridad se llamará «Tercer Mundo». Por otro lado, también comenzaron los

movimientos revolucionarios de corte socialista como los de Cuba y Vietnam a los que

el mundo árabe se sumó con movimientos populares que derrocaron a los principales

líderes de Egipto (1952) e Irak (1958); Egipto y Siria formaron en 1958 la República

Árabe Unida, y Argelia consiguió la independencia en 1962; y Palestina vio en estos

acontecimientos una oportunidad para defender su causa. Así, en 1964, la primera

cumbre de jefes de Estado árabes decidió sentar las bases de una entidad palestina, por

lo que se celebró en Jerusalén el primer Congreso Nacional Palestino, donde se crearía

la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) bajo la tutela de los países árabes

y en especial Egipto (Gresh 2002: 121-123).

Del mismo modo, surgieron otras organizaciones palestinas paralelas más

autónomas como Al Fatah, fundada en 1959 por Yaser Arafat y cuyo nombre respondía

a las siglas árabes invertidas de «Movimiento de Liberación de Palestina». Desde 1965

esta organización emprendió acciones armadas contra Israel, lo cual hizo que se ganase

el apoyo de los refugiados hasta 1967, momento en el cual estalló otra guerra en la que

el ejército israelí aplastó a las tropas egipcias, sirias y jordanas, lo cual provocó que el

conjunto del territorio histórico palestino, el Golán sirio y el Sinaí egipcio pasasen a

estar controlados por Israel, y que Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este se convirtieran en

territorios ocupados. A partir de entonces, y al tratarse de un «Estado judío», es decir,

de corte étnico, la actitud de Israel fue la de un pueblo colonizador que trataba a los

colonizados como ciudadanos de segunda, una postura muy similar a la de la Suráfrica

del apartheid (Durán Velasco 2009: 188-190, Izquierdo Brichs 2011: 120-123). Por

otro lado, la mala gestión de esta situación por parte de la OLP hizo que el poder de Al

Fatah creciera frente a la derrota egipcia y abordara el control de la propia OLP

(Culla 2005: 254-255). Sin embargo, la resistencia palestina más radical, ahora basada

en la lucha armada y la guerra de guerrillas (Izquierdo Brichs 2011: 82-83), no era vista

!%$!

con buenos ojos en los países donde se ocultaba, en especial Jordania, de donde fue

expulsada para huir al Líbano. Desde allí comenzaron a planear ataques terroristas como

los provocados por la organización Septiembre Negro y entre los que destacaron los

secuestros de aviones y el ataque contra los atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de

Múnich del 72 (Gresh 2002: 124-126).

Sin embargo, al mismo tiempo se quiso optar por la acción diplomática, y se

celebraron en 1973 y 1974 las cumbres de Rabat y Argel respectivamente, donde se

consideró a la OLP como el único representante del pueblo palestino, algo que hizo que

Arafat fuera recibido en la ONU y que la OLP tuviera representaciones más o menos

diplomáticas en la mayor parte de los países del Tercer Mundo, la URSS, las

democracias populares y algunos países de Europa occidental. La OLP incluso

flexibilizó su postura: en 1969 Al Fatah ya había reivindicado la construcción de un

Estado democrático en el que convivieran por igual palestinos, judíos y cristianos. Por

otro lado, propuso en 1974 la construcción de un estado en Cisjordania y Gaza sin

reconocer legalmente a Israel, pero presuponiendo la existencia de ambos estados, el

palestino y el israelí. Sin embargo, las negociaciones parecían estar en un constante

punto muerto: Israel (con el apoyo de Estados Unidos) no quería negociar con lo que

consideraba una organización terrorista, e incluso muchos de sus

representantes negaban la existencia de un pueblo palestino (Calvocoressi 1999: 357;

Gresh 2002: 126-127).

Después de la guerra entre Israel y Egipto-Siria de 1973 y el posterior acuerdo

entre Egipto e Israel de 1978, Israel invadió el Líbano en 1982 y expulsó a la OLP,

cuyos integrantes se refugiaron en Túnez y terminaron dispersándose por todo el mundo

árabe. De ahí en adelante el combate palestino quedó en Cisjordania, Gaza y Jerusalén

Este, los cuales eran considerados como territorios ocupados por la comunidad

internacional y en los que podría construirse un Estado palestino independiente sobre un

22% del territorio histórico de Palestina frente a un 45% que le concedía el plan de

partición de 1947 (Gresh 2002: 127-128).

!%%!

2.5. LOS INTENTOS DE PAZ

En los años ochenta, Estados Unidos era prácticamente el principal país que disponía las

fichas en el tablero de la escena internacional, por lo que en 1991 contribuyó, junto con

sus aliados árabes (Egipto, Arabia Saudí y Siria, entre otros), a convocar una

conferencia de paz en Madrid en la que se reunirían por primera vez desde 1949

representantes de Palestina, Israel y diversos países árabes. Por otra parte, y al margen

de esas negociaciones, israelíes y palestinos se reunieron en secreto en Oslo con la

intención de poner fin a décadas de conflicto. Así, en 1993, y bajo la tutela del

presidente estadounidense Bill Clinton, parecía haberse alcanzado la paz cuando Yaser

Arafat e Isaac Rabin se dieron la mano. Los acuerdos de Oslo preveían un periodo de

autonomía de cinco años en Cisjordania y Gaza en el que gobernaría la Autoridad

Palestina y en el que los ejércitos de ocupación abandonarían las ciudades y pueblos

para controlar tan solo las fronteras exteriores (Gresh 2002: 140).

Por otro lado, en otros acuerdos, llamados Oslo II, se negociaría la ampliación

de la zona de control autónomo de la Autoridad Palestina (Izquierdo Brichs 2011: 90).

Cuestiones como las fronteras, colonias, refugiados y Jerusalén se decidirían en el tercer

año de ese gobierno autónomo, es decir, en 1996, pero la oportunidad se vino abajo:

Isaac Rabin fue asesinado por un extremista israelí, se produjeron una serie de atentados

en territorio judío y, como consecuencia, las elecciones de 1996 en Israel las ganó la

derecha (Culla 2005: 371-373). Además, tanto la opinión pública como el gobierno

israelí se negaban a reconocer a los palestinos como iguales, y por tanto cualquier

derecho palestino en cualquier posible acuerdo como los de Oslo siempre se vería

subordinado a los derechos de los israelíes: no eran acuerdos entre iguales, sino entre

ocupante y ocupados, en los que el primero, con el apoyo estadounidense, aplicaba el

único punto de vista posible, y aunque entre 1993 y el 2000 se firmaron una decena de

acuerdos, las estipulaciones y obligaciones que entrañaban tardaban más tiempo del

acordado en ponerse en marcha si es que alguna vez llegaban a hacerlo

(Gresh 2002: 138-141).

En el año 2000 se reanudarían las negociaciones, pues Barak (que sustituía a

Benjamín Netanyahu como primer ministro israelí) convenció a Clinton de que

convocara una cumbre entre él y Arafat para resolver el conflicto, por lo que se celebró

una reunión en Camp David en julio de ese año. Sin embargo, el acuerdo no se

!%&!

produciría porque las condiciones las impuso Israel, algo que Arafat no toleraría

(Izquierdo Brichs 2011: 93). Esto, en última instancia, provocaría una campaña de

desprestigio por parte de Tel Aviv y Washington en torno a Arafat, al que catalogaron

como un hombre que no buscaba la paz al haber renunciado a las exigencias israelíes en

Camp David. Sin embargo, la perspectiva palestina era otra: si después de tantos años

de negociaciones y sacrificios la mejor oferta que podían hacer los israelíes era

inaceptable, no había otra solución más que la revuelta armada, por lo que en

septiembre del 2000 estalló la Segunda Intifada (la primera se inició en 1987 y duró

hasta los Acuerdos de Oslo), cuya intención inicial era como en la primera: la de

generar manifestaciones y disturbios, y que con la dura represión israelí se convirtió en

un conflicto violento: entre el 2000 y el 2008 murieron más de 1 000 israelíes y 4 500

palestinos, muertes que en ambas partes se produjeron sobre todo entre civiles

(Izquierdo Brichs 2011: 94).

2.6. ORIENTE PRÓXIMO TRAS EL 11-S

Tras el 11-S Estados Unidos volvió más que nunca la vista hacia Oriente Próximo y de

una forma más dura que antaño. Invadió Afganistán y posteriormente Irak y obtuvo,

bajo el gobierno de Bush, Cheney y Rumsfeld, una fácil victoria ante la reacción tibia

del mundo árabe y musulmán. Así, no es de extrañar que Washington tomara partido

por el gobierno de Ariel Sharon, que afirmaba que los Acuerdos de Oslo eran la peor

catástrofe que le había ocurrido nunca a Israel (Gresh 2002: 161). Bill Clinton había

hecho esfuerzos por la paz (además de Camp David volvió a sentar a negociar a

palestinos e israelíes en la ciudad egipcia de Taba); sin embargo, la elección como

Primer Ministro de Ariel Sharon y el estallido de la Segunda Intifada, unido a la política

exterior estadounidense post 11-S en Oriente Próximo, agotaron todas las posibilidades

(Izquierdo Brichs 2011: 98).

Asimismo, durante la Segunda Intifada, el Movimiento de Resistencia Islámico

(Hamás) empezó a cobrar importancia entre la población palestina al luchar codo con

codo con la OLP. Hamás apareció en 1987 como consecuencia de la Primera Intifada y

con el objetivo de enfrentarse a la ocupación militar de Cisjordania y la Franja de Gaza,

así como una alternativa religiosa al nacionalismo laico de la OLP (Brieger 2011: 82-

!%'!

83). Según Hamás, la única forma de convencer a Israel era mediante la lucha armada,

una postura que llegó a contagiarse a Al Fatah para seguir teniendo influencia sobre la

población palestina (Izquierdo Brichs 96-97: 2011).

Por otra parte, a lo largo del desarrollo de la Segunta Intifada, Israel llevó a cabo

la destrucción sistemática de infraestructuras de la Autoridad Nacional Palestina y otras

como el aeropuerto de Gaza, edificios administrativos civiles, casas y barrios, así como

campos de refugiados (Izquierdo Brichs 2011: 97). De esta forma, el proceso de paz

sería frenado tanto por parte de los extremistas palestinos como de los extremistas

israelíes.

Sin embargo, la muerte de Arafat en 2004 supondría uno de los golpes

definitivos a las negociaciones, pues desde entonces el pueblo palestino no encontraría

otro líder con su capacidad ni legitimidad para poner de acuerdo a toda la población

palestina (Izquierdo Brichs 2011: 99). En 2003 el Cuarteto (la ONU, Estados Unidos,

Rusia y la Unión Europea) propuso un nuevo plan de paz llamado Hoja de Ruta, pero, al

igual que había ocurrido tantas veces con anterioridad, descansaba sobre la suposición

de que los palestinos aceptasen un orden impuesto que no negaría a los israelíes

continuar colonizando el territorio y tratando a los palestinos como prisioneros

(Izquierdo Brichs 2011: 99). El clima de violencia contra civiles fue en ascenso, sobre

todo del lado de Hamás, hasta que en 2003 Hamás y Al Fatah llegaron a un acuerdo

para establecer una tregua de atentados dentro de Israel, la cual duró poco, pues en 2004

Israel asesinó a los dirigentes históricos de Hamás. Sin embargo, al año siguiente se

adoptaría una nueva tregua que se mantendría (Izquierdo Brichs 2011: 100-101)

intercalada con varios periodos de violencia que han afectado con particular importancia

a la zona de Gaza desde el 2006.

2.7. EL CONFLICTO HOY

En 2006 Hamás ganaría las elecciones al Parlamento Palestino y lograría la mayoría.

Parecía que la creación de un Estado Palestino estaba más lejos que nunca: la

colonización israelí había penetrado ya en Cisjordania y el este de Jerusalén. Ese mismo

año, Israel lanzó la operación Lluvia de Verano por la que envió tropas a Gaza para

liberar a un soldado capturado (que sería liberado en 2011 a cambio de 1 000

!%(!

prisioneros palestinos) y que dejó más de 400 palestinos muertos entre los cuales más

de 200 eran civiles; y la operación Nubes de Otoño, en la que murieron más de 400

palestinos.

En 2008, después de que Hamás tomase el control sobre Gaza, Israel, bajo la

operación Cast Lead, lanzó más ataques que terminaron con la vida de cientos de

personas y que llegó a su fin con la declaración de una tregua. A finales de ese mismo

año, Israel asaltó por aire la Franja de Gaza para detener ataques con misiles, una

operación que dejó 1 400 palestinos muertos frente a los 13 israelíes. En mayo de 2010

un asalto israelí sobre una flotilla de ayuda humanitaria que pretendía atracar en Gaza

dejó 10 turcos muertos.

En 2011 se produjeron más ataques entre los que se encontraban atentados

terroristas en el sur de Israel, pero a partir de 2012 y hasta el día de hoy es cuando se

han vivido las situaciones más extremas: las hostilidades empezaron en marzo de 2012

y se recrudecieron en los meses de verano culminando en noviembre con la operación

Pilar de Defensa en la que Israel lanzó ataques con misiles sobre Gaza, a los cuales

siguió toda una semana de ataques en los que murieron 177 palestinos y seis israelíes6.

En 2013 el conflicto parecía latente, pero en verano de 2014 se sucedieron los

peores bombardeos de los últimos años. A principios de julio Israel lanzó ataques sobre

Gaza en respuesta al suspuesto secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes en el

territorio ocupado de Cisjordania, y a mediados de julio la situación se había

recrudecido hasta límites insospechados. La ONU estableció que el 77% de las muertes

en Gaza se correspondían a civiles7 y que una de cada cinco víctimas eran niños8.

Durante los últimos días de julio se establecieron varios altos el fuego que culminaron

con más bombardeos sobre Gaza por parte de las tropas israelíes, principalmente sobre

objetivos civiles, a los cuales Hamás respondió con más lanzamientos de misiles.

El 1 de agosto ambos bandos acordaron un alto de fuego humanitario de 72

horas apoyado por Estados Unidos. Sin embargo, este alto el fuego no prosperó debido

a varios ataques atribuidos a Hamás. Durante las primeras semanas de agosto se

intercalaron altos el fuego humanitarios con ataques por parte de ambos bandos que sin

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!6 Al-Alam News Network (10 de Julio de 2014) 7 BBC (12 de Julio de 2014). 8 The World Post (18/19 de Julio de 2014).

!%)!

miramientos violaron esos alto el fuego mientras se preparaban las negociaciones de paz

que se llevarían a cabo en El Cairo. El gobierno estadounidense brindó su apoyo a Israel

para que se defendiera de los ataques9. Los lanzamientos de misiles se sucedieron hasta

la última semana de agosto, en la que las charlas de El Cairo parecieron dar resultado, y

se llegó a una tregua el día 26.

Desde el 7 de julio, y a fecha de 26 de agosto de 2014, más de 2 000 personas

han muerto en Gaza10 y más de 70 en Israel11.

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!9 The Times of Israel (5 de Agosto de 2014). 10 Yedioth Internet (26 de Agosto de 2014 [a]). 11 Yedioth Internet (26 de Agosto de 2014 [b]).

!%*!

3. LA INTERPRETACIÓN EN CONFLICTOS !!

3.1. ESTADO DE LA CUESTIÓN

La figura del intérprete que realiza su trabajo en zonas de conflictos armados ha existido

desde siempre, pero es en la época contemporánea cuando ha cobrado una mayor

importancia para los investigadores, docentes y profesionales del campo de la

interpretación. Desde las Guerras Mundiales y la creación de la ONU y sus diversas

agencias hasta los más recientes conflictos en Oriente Próximo, podría afirmarse que el

papel del intérprete sigue siendo relativamente desconocido.

De esta forma, son varios los autores que durante los últimos diez años han

coincidido en lo necesario que es examinar el papel que juegan traductores e intérpretes

en el desarrollo de los conflictos armados (Dragovic-Drouet 2007; Inghilleri 2008;

2009; Palmer 2007; Rafael 2007, 2009; Stahuljak 2000, 2009; Takeda 2009; Baker

2010). En estos estudios, el análisis de la traducción en conflictos es, por lo general,

más frecuente que el de la interpretación.

Así, el análisis del perfil del intérprete en conflictos contemporáneos y el trabajo

que realiza en ellos se incluiría en un campo de estudio relativamente nuevo y en el que,

hasta la fecha, se habría profundizado solo de forma parcial. Como afirma Allen, «little

work has been done to analyze the activities of interpreters in conflict zones» (2012).

Baker (2010: 201) ya señala el hecho de que existe poca literatura que profundice en el

papel del intérprete en conflictos y el trabajo que realizan en este contexto, destacando

los estudios de Palmer (2007) y de Palmer y Fontan (2007), a los que cataloga de

«únicos» al centrarse en el trabajo de traductores e intérpretes sobre el terreno, en este

caso en la guerra de Irak, y por otro lado basarse en entrevistas con miembros de

equipos de medios de comunicación que han trabajado de forma directa con intérpretes

durante la guerra.

Esta forma de conseguir información sería, pues, crucial. Los documentos que se

puedan extraer a raíz del desarrollo de una guerra o las fuentes indirectas o secundarias

no profundizarían lo suficiente en el perfil y trabajo del intérprete, el cual, según Baker

!%+!

(2010: 202), es una figura invisible para los autores de crónicas redactadas en el

contexto de cualquier conflicto.

Por supuesto, y siguiendo con el razonamiento de Baker (2010), esto ocurriría en

lo que se refiere al papel que desempeña el intérprete en el desarrollo del conflicto. Así,

existen más estudios y literatura de investigación (con una mayor tradición) con

respecto al papel del intérprete relacionado con las secuelas del conflicto,

principalmente en lo que corresponde a entrevistas y conversaciones en el ámbito de los

refugiados políticos, la búsqueda de asilo y el mantenimiento de la paz, donde destacan

los trabajos de Barsky (1993, 1996), Pöllabauer (2004), Inghilleri (2005, 2007),

Jacquemet (2005), y Bos y Soeters (2006). Como puede comprobarse, se trata en su

mayoría de estudios que se realizan en un entorno más controlado que el del desarrollo

de un conflicto y el trabajo sobre el terreno. En la práctica, la mayor parte de los

estudios que pretenden esbozar el trabajo del intérprete en conflictos no estarían

basados en la observación directa.

Por otra parte, los informes de guerra adolecen de grandes limitaciones como

principal instrumento de análisis, dado que aquellos que se encargan de redactarlos no

prestan demasiada atención al trabajo lingüístico o de mediación cultural que

determinados profesionales llevan a cabo en un conflicto (Baker 2010: 202).

Sin embargo, algunos trabajos (Maier 2007; Inghilleri 2008, 2009) han contado

con informes militares como una importante fuente de información. Son aquellos que

han analizado el trabajo de traductores e intérpretes en el ámbito judicial a la hora de

procesar a sospechosos de terrorismo en servicios de inteligencia o el ejército. Según

Baker (2010: 203), estos estudios se han llevado a cabo tomando como fuente principal

trabajos publicados por traductores sobre su trabajo en conflictos o artículos de prensa

sobre el tratamiento y el destino de traductores e intérpretes en los principales conflictos

modernos o los que eran de mayor relevancia por aquel entonces —puesto que eran

aquellos en los que existía una mayor presencia norteamericana—, es decir, Irak y

Afganistán. Esto podría deberse a determinados factores: que son conflictos a los que

los medios de comunicación han prestado mayor atención en los últimos años, que el

aparato militar estadounidense propicia la inclusión de un mayor número de traductores

e intérpretes en las prácticas relacionadas con estos conflictos, o que hayan existido

!%,!

mayores facilidades en esos conflictos que en otros para hallar fuentes documentales

fiables.

Sea como fuere, lo cierto es que los medios de comunicación han significado

una extensa fuente de información a la hora de definir el papel del intérprete en

conflictos (principalmente los de Irak y Afganistán), la cual se completaría en la mayor

parte de los casos con testimonios de primera mano de algunos de esos intérpretes, en

ocasiones incluso intérpretes locales.

Es interesante de este modo tener en cuenta que en estos conflictos los

testimonios de varios intérpretes tienden a insertarse en una especie de visión de guerra,

por la cual se incluiría al intérprete dentro de un bando en concreto con el que

compartiría toda su idiosincrasia, en la cual también se contendría la visión del otro

como enemigo y el enjuiciamiento de sus actos como legítimos y morales, en la misma

línea que cualquier acto de guerra llevado a cabo por el bando en el que se encuentre.

Así, en el caso, por ejemplo, de Irak, los intérpretes locales verían sus acciones y moral

justificadas por servir a su país (aunque con muchísima menos protección que los

intérpretes enviados allí junto con tropas extranjeras o en misiones de paz) y los

intérpretes que forman parte de misiones militares en tropas estadounidenses o

británicas verían justificadas sus acciones y moralidad por estar convencidos de que su

misión se basa en «llevar la democracia a esos países» en los que los grupos extremistas

amenazan con acabar con todas las libertades (Baker 2010: 207).

De esta forma, dicha visión de buenos contra malos propia de las tropas militares

reflejaría una de las formas en las que se tiende a ver al traductor y al intérprete en el

contexto de cualquier conflicto (Baker 2010: 209). Otra sería la de ayuda o aliado contra

amenaza o enemigo. Es decir, si hablamos o no de un elemento en el que se pueda

confiar. Esto es de especial importancia si atendemos a la figura del intérprete local, los

cuales no serían considerados como enteramente fiables o incluso tratados como iguales

o de forma respetuosa por parte de las fuerzas militares extranjeras, sino como, por así

decirlo, un «mal necesario» (Foust 2009) que albergaría todas las características del

enemigo que hacen que sea considerado como tal, en parte debido a la influencia de los

!&-!

mencionados medios de comunicación y la opinión pública e incluso ciertas posturas

institucionales12:

Perhaps one reason for this distrust towards locally hired or second-generation interpreters who

belong to the ‘enemy’ community, even those who embrace the invading army and declare their

belief in its mission, is their exposure to a range of public narratives that are not sanctioned by the

dominant institutions of the us group. Given their heritage, their roots in the ‘enemy’ community,

they remain resistant to at least some aspects of the typical public narratives that define the war in

the opposite camp. (Baker 2010: 210)

De este modo, sería prácticamente imposible definir de forma objetiva la figura

o el trabajo de determinados intérpretes en conflicto, por ejemplo los locales, sin estar

presente en ese conflicto, es decir, realizar un trabajo o estudio de campo, lo cual de

hecho tampoco facilitaría enteramente dicha labor puesto que también sería casi

imposible participar de una forma u otra en un conflicto sin posicionarse del lado de lo

que Baker (2010: 210) describe como dos categorías inapelables y asociadas a cualquier

guerra: «nosotros» y «ellos». Así, pese a que es cierto que el intérprete siempre busca

ser una figura intermediaria que se encontraría en todo momento en la zona neutral que

dividiría dos comunicaciones, dos posturas, ideologías y, en este caso, bandos (lo cual

también sería discutible [véase § 3.3.4]), no sería inapropiado decir que ni siquiera él o

ella puede escapar al concepto de otredad, tanto desde dentro como desde fuera. Según

Baker (2010: 210-211) lo normal es que cada bando cuente o se haga con los servicios

de intérpretes que para empezar trabajen de forma asidua con el ejército o que de hecho

pertenezcan a él de un modo u otro, o que al menos pertenezca a su propio país, pues se

tiende a tomar por seguro que los intérpretes extranjeros (ya no solo pertenecientes al

otro bando, sino a cualquier otro país que no sea el propio) son menos fiables que los de

ese país, así como los intérpretes pertenecientes a organizaciones internacionales o

incluso residentes en ese país (es decir, que de alguna forma pertenece al «nosotros»)

cuyos orígenes son los del «enemigo» o encuentran algún tipo de relación con él (ya sea

compartir el idioma, cultura, religión y creencias o antepasados), los cuales son igual de

poco fiables que los primeros.

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!12 En la mayor parte de los casos el intérprete local se encuentra en un peligroso limbo en el que no se forma parte del ejército enemigo y aun así se trabaja para él, es decir, que a los ojos del ejército local se es el enemigo y a los ojos del ejército extranjero no se es un aliado de fiar. El hecho de que los intérpretes locales no formen parte del ejército extranjero significa que no son beneficiarios de la protección que tienen los militares. De esta forma, cuando el conflicto acaba quedan expuestos ante el otro bando y sus posibles represalias, pues normalmente se les abandona sin posibilidad de protección o asilo político una vez que sus servicios como intérprete no son requeridos (Inghilleri 2009, 2010: 179; Juvinall 2013: 206; McClintock 2014).

!&$!

Como puede apreciarse, el estudio de Baker (2010) estaría más centrado en la

figura del intérprete como corresponsal de guerra y en la forma que tiene el espectador

externo (medios de comunicación principalmente) o actores que participan en el

conflicto de primera mano (personal militar, internacional, diplomático y población

local) de ver al intérprete que ejerce su trabajo en ese conflicto, el cual casi siempre es

Irak o Afganistán, y situaciones derivadas del conflicto como entrevistas para solicitar

asilo político. Como hemos visto, muchos de los estudios contarían con testimonios de

traductores e intérpretes, pero sin embargo continuaríamos careciendo de la capacidad

de esbozar un perfil del intérprete en conflictos que pudiera analizarse a través de la

configuración que esos mismos intérpretes fijaran de su propio trabajo en ese tipo de

entorno tan singular, específico, desconocido y caótico.

Así, y como ya hemos mencionado con anterioridad, los intérpretes inmersos en

un conflicto determinado en el que trabajarían junto con militares, locales y enviados

especiales y además de cara al enemigo, reflejarían las mismas conductas que el resto de

participantes (por supuesto en un mayor o menor grado dependiendo de factores

personales, educación, estilo de vida y ética personal) que se corresponderían con todos

los elementos que se incluirían en ese comportamiento asociado a la dinámica

«nosotros» contra «otros», donde principalmente se aplicarían criterios relacionados con

la etnia, lo cual finalmente desembocaría en prejuicios relacionados con la cultura,

religión, identidad política, social y económica y por supuesto la lengua. Es decir, los

intérpretes tenderían en última instancia a asimilar todo aquello (incluyendo tópicos,

prejuicios, moralidad y aspectos similares a los que el intérprete se supone que es

inmune en situaciones corrientes) que definiría, formaría parte e incluso alimentaría el

conflicto. Baker (2010: 211) afirma incluso que llegaría un punto en el que el intérprete

dejaría de lado su propia opinión y razonamiento crítico sobre el conflicto y su propio

sentido de la identidad, y no sería más que una pequeña partícula dentro del enorme

entramado del conflicto y su narración, junto con los militares, políticos y medios de

comunicación.

Por otra parte, Baker (2010: 213-216) también hace hincapié en la relevancia de

los intérpretes locales y los periodistas como reporteros o corresponsales de guerra.

Aquí ya no tendría tanta importancia el papel del intérprete como principal fuente para

conocer qué acciones desempeña en determinado conflicto sino como una fuente de

!&%!

importancia para conocer todos los entresijos de ese determinado conflicto, motivo por

el cual se los equipararía a periodistas en esa labor de corresponsal de guerra. En este

sentido, los locales serían de gran ayuda, pues en muchas ocasiones son la causa

principal de que determinada información sobre el conflicto, en ocasiones información

vital, les sea facilitada tanto a esos mismos periodistas como a los principales actores

que participan en ese conflicto, es decir, el personal militar y diplomático, para, por

decirlo de forma clara, entender la guerra. En este sentido es interesante tener en cuenta

lo que posteriormente añade Baker (2010: 217): que a muchos de estos intérpretes

locales solo se les considera «intérpretes» (o se les requiere como tal) porque conocen la

lengua local, y que poco o nada saben de interpretación (es decir, no tienen una

formación específica) o ni siquiera de idiomas, pues muchos de ellos no dominan de

forma fluida la lengua de los extranjeros. Es por tanto un síntoma más de lo caótico de

cualquier conflicto el que, por lo general, el principal instrumento que los militares y

medios de comunicación extranjeros emplean con el fin de poder comprenderlo sea

alguien que pertenece al «enemigo» y que no habla con fluidez su lengua:

Many of the individuals who provide translation and interpreting services in war zones may have

no more than a basic command of the language of their employers (whether military or media

personnel) and little or no experience as translators or interpreters, having never worked in this

capacity before the outbreak of war in their region. They take up translation work perhaps out of

desperation, because it pays relatively well at a time of intense crisis, when most members of the

local population are lucky to find any work at all. […] But even linguists who are recruited and

trained by the military and other foreign organizations at home (i.e. in the US, Britain, etc.) often

have limited proficiency in the language of the ‘enemy’, not to mention translation-specific skills

or experience. (Baker 2010: 216)

Sin embargo, esto tiene importancia para Baker (2010: 217), no tanto en lo que

se refiere a la forma de trabajar o el papel que desempeñan esos intérpretes en el

conflicto, sino como barrera a la hora de que esos intérpretes se conviertan en

narradores de primera mano de la guerra. La tesis de Baker (2010), en última instancia,

es la de que los traductores e intérpretes juegan un importante papel en crear y delimitar

el relato o la historia de determinado conflicto y por tanto sus acontecimientos,

ayudando por tanto a definirlo. Sin embargo, no deja entrever qué hacen esos intérpretes

durante el conflicto, qué papel juegan en él más allá de ser testigos de primera mano del

mismo.

!&&!

Junto con Baker, es posible que los estudios más exhaustivos sobre traducción,

interpretación y mediación cultural y lingüística en el entorno de conflictos armados

sean los de Bos y Soeters (2006), Palmer (2007), Inghilleri (2009, 2010), Kherbiche

(2009), Moser-Mercer y Bali (2009), Inghilleri y Harding (2010), Allen (2012) y los

libros del proyecto Languages at War de Palgrave Macmillan (Footitt y Kelly 2012).

Existen por supuesto otros que los complementan y en los que se realizan análisis

acertados y más exhaustivos de casos concretos. Sin embargo, todos ellos dan la

impresión de no centrarse lo suficiente en el papel que desarrollan los intérpretes que

trabajan de forma asidua en esos conflictos en concreto, los cuales por otra parte —ya

que hablamos de estudios realizados principalmente entre los años 2007 y 2012—

suelen ser los de Irak o Afganistán. En la actualidad, poca atención suele prestarse al

trabajo de los profesionales lingüísticos que desempeñan sus funciones en el ámbito del

conflicto Palestino-Israelí.

Sin embargo, y dejando a un lado algunos estudios centrados en los solicitantes

de asilo político, está claro que a la hora de definir el papel del intérprete en conflictos y

conocer mejor su trabajo en ellos, es imprescindible acudir al mundo árabe de Oriente

Próximo, pues la mayor parte de los trabajos de investigación que tratan sobre el papel

del intérprete en conflictos se basan principalmente en los casos prácticos de las guerras

de Afganistán e Irak que estallan tras el 11-S (véase § 3.4.3).

La cuestión es que actualmente la inclusión de profesionales intérpretes y el

requerimiento de mediadores lingüísticos locales en situaciones de conflicto se está

convirtiendo en un objeto de estudio cada vez más necesario para los investigadores en

traducción e interpretación. Uno de los ejemplos más claros es la colección Languages

at War de Palgrave Macmillan (2012), así como la publicación en 2010 del número

especial de The Translator (volumen 16, número 2) dedicado a la traducción en

conflictos violentos editado por las autoras mencionadas anteriormente Moira Inghilleri

y Sue-Ann Harding. Como vemos —y como siempre ha ocurrido—, la traducción es un

ámbito de estudio al que se le suele prestar más atención en el análisis de la mediación

lingüística en conflictos, puesto que, como en muchos otros casos, la traducción deja

fuentes escritas de esa mediación, fuentes perdurables y mucho más accesibles para el

análisis posterior que el trabajo de un intérprete, sujeto predominantemente a la

oralidad, efímero.

!&'!

Sin embargo, en el resumen introductorio del mencionado número de The

Translator se especifica que es importante centrarse en ambos y que el hecho de que

tanto traductores como intérpretes sean figuras clave en la comunicación que se produce

en el ámbito de determinados conflictos armados convierte la investigación en

traducción e interpretación en conflictos en un objeto de estudio necesario en el que aún

quedaría mucho por hacer y en el que no solo sería necesario definir, analizar y

delimitar el trabajo y las funciones que realizan esos profesionales dentro de un

conflicto armado determinado, sino también todos los factores que influirían en la

mediación lingüística y cultural en un entorno de ese tipo (ética y deontología,

formación, entorno laboral y otros aspectos profesionales, cuestiones ideológicas y

relaciones de poder, contexto, etc.):

Translators and interpreters are frequently found at the centre of attempts to wage war or negotiate

peace between opposing factions. Translation and interpreting also serve a vital function in

communicating a conflict locally and globally, as interested parties attempt to legitimize their

actions, appeal for assistance, and enlist support for their cause and the condemnation of their

stated enemy. […]

[…] Drawing on fictional and non-fictional texts, legal and peacekeeping settings and reports from

war zones, contributors to this volume explore the overlapping themes of mediation, agency and

ethics in relation to translators and interpreters as they negotiate the political, social, cultural,

linguistic and ethical factors that converge, often dangerously, in situations of armed conflict. (The

Translator, volume 16, number 2, 2010)

3.2. APUNTES HISTÓRICOS SOBRE LA INTERPRETACIÓN EN CONFLICTOS

La Primera Guerra Mundial marcó un antes y un después en la concepción de las

relaciones internacionales europeas y, por tanto, en la necesidad de una comunicación

internacional a gran escala. Sin embargo, es preciso apuntar que esa necesidad también

había estado presente desde el principio de los tiempos, únicamente cambió la forma en

la que esas negociaciones se llevaban a cabo. Se suele admitir, pues, que la Primera

Guerra Mundial fue una escuela de intérpretes (Baigorri 2000: 25-26), por lo que

podríamos decir que los intérpretes que trabajaban en conflictos fueron el antecedente

directo de lo que más tarde se llamó «intérpretes de conferencias».

!&(!

Por otro lado, la aparición, establecimiento y evolución de la figura del

intérprete de conferencias y, de ese modo, de la práctica de la interpretación de

conferencias como los conocemos hoy se explican analizando el cambio, evolución y

mecanismos de las relaciones internacionales de las primeras décadas del siglo XX, los

cuales no habrían sido los que fueron si no hubieran estallado las dos guerras mundiales.

Así, los conflictos mundiales serían catalizadores fundamentales en la aparición de la

figura del intérprete. Bien sea por la necesidad de enfrentarse a dichos conflictos, sus

causas, comportamiento y consecuencias, como por el establecimiento de una serie de

pautas y dinámicas internacionales que surgen con el objetivo de intentar responder a

esa situación bélica, el papel del intérprete siempre estará ligado en parte tanto a su

evolución como a su repercusión y secuelas, políticas, sociales y culturales, en el ámbito

internacional, ya que la comunicación y negociación a gran escala es la principal vía de

acción por parte de la comunidad internacional a la hora de hacer frente a dichos

conflictos. Por otro, lado, es importante tener en cuenta que a comienzos del siglo XX a

la profesión de intérprete se llegaba por azar y de forma fortuita, y no habría nada que

impulsase más esta dinámica que los conflictos mundiales. Finalmente, la Conferencia

de Paz de París de 1919 sería el momento en el que el intérprete de conferencias sale a

la luz pública y por tanto su figura es fácilmente detectable (Gaiba 1998: 27-29).

Posteriormente, la complejidad económica que se vería plasmada en la

geopolítica de las relaciones internacionales durante el periodo de entreguerras tendría

como contraparte la creación de varios organismos supragubernamentales de carácter

internacional, como la Sociedad de Naciones o la Organización Internacional del

Trabajo, que propiciaría el auge de los servicios de interpretación de conferencias y, por

tanto, la formación de nuevos intérpretes y que se comenzase a tener la visión de la

interpretación como una profesión (Baigorri 2000: 23).

Así, y como extensión de la forma de comunicación y negociación internacional

que se dio en la Conferencia de Paz de París, durante el periodo de entreguerras fue la

modalidad de la interpretación consecutiva la que vivió su periodo de esplendor, lo cual

no quiere decir que no se emplearan otras modalidades como el chuchotage o se

comenzase a tantear la técnica de la interpretación simultánea en el ámbito de los

organismos internacionales (Gaiba 1998: 29, Roland 1999: 127, Delisle y Woodsworth

2012: 249).

!&)!

Durante la Segunda Guerra Mundial, la nueva concepción de las relaciones

internacionales dio un vuelco como consecuencia de la crisis del periodo de

entreguerras y la aparición de regímenes fascistas en algunos países europeos, lo cual

desplazó al intérprete e hizo que este pasase a estar al servicio de una de las partes

comunicantes en lugar de situarse de forma imparcial entre las dos. De esta forma,

surgiría lo que se ha denominado la figura del «intérprete al servicio de las dictadores»,

la cual tendría características e inclinaciones ideológicas muy específicas, así como la

obligación de desempeñar tareas que hoy en día no corresponderían a un intérprete,

siendo en lugar de un profesional neutral sin afiliaciones nacionales, institucionales o

ideológicas visibles, un trabajador al servicio de un determinado régimen con

aspiraciones y objetivos muy determinados (Baigorri 2000: 211-212).

Por otro lado, la Segunda Guerra Mundial fue testigo de la utilización del

intérprete ad hoc para salvar la barrera idiomática en situaciones de conflicto. Como ya

hubiera ocurrido de forma menor en la Primera Guerra Mundial, estos intérpretes solían

ser prisioneros o soldados con conocimientos de idiomas que servían de enlace

lingüístico entre tropas con distintas lenguas maternas o entre los propios prisioneros y

entre los prisioneros y sus captores, o de enlace con el enemigo (Baigorri 2004: 162-

164, 2010: 195).

El fin y el resultado de la Segunda Guerra Mundial tuvieron como consecuencia

principal en el marco internacional la celebración de los Juicios de Núremberg, un hito

en la Historia del Derecho y de la Interpretación. En lo que respecta a esta última,

supuso la puesta en práctica de la modalidad de la interpretación simultánea como

método novedoso y práctico de comunicación a escala global, rodeado de una serie de

infraestructuras necesarias y creadas a la sazón debido a las necesidades y

requerimientos propios del proceso en Núremberg, tanto técnicos como puramente

funcionales o lingüísticos (Gaiba 1998: 32-35). Por otro lado, tanto en los Juicios de

Núremberg como más tarde con el advenimiento de la ONU, aquellos encargados de

reclutar intérpretes que se prestasen a trabajar en la modalidad de la simultánea no

sabían exactamente qué criterios de selección tener en cuenta para ello, y en muchas

ocasiones los elegidos no tenían ni siquiera experiencia previa en interpretación, amén

de que los conocimientos sobre simultánea de los propios evaluadores no era mayor que

aquellos de los que eran evaluados (Baigorri 2004: 60-64).

!&*!

El propio carácter multilingüístico del proyecto de la creación Organización de

las Naciones Unidas contenía implícita la afirmación de que el panorama internacional

del futuro estaría sujeto a una comunicación internacional en la que los intérpretes

serían una pieza clave para su funcionamiento. Así, el advenimiento de la ONU propició

la demanda de los servicios de interpretación y la implementación de mecanismos más

sistematizados para la formación de intérpretes cuyo objetivo era proveer a la nueva

organización de profesionales en la mediación entre lenguas.

Por otro lado, con el asentamiento de la ONU y, como consecuencia, el

establecimiento de diversos centros y escuelas para la enseñanza de la interpretación, así

como gracias al trabajo de muchos intérpretes que comenzaron a trabajar en la ONU

tanto en la modalidad de consecutiva como en la de simultánea, la interpretación

comenzó a tenerse en cuenta como una profesión, asemejándose algo más a la práctica

que conocemos hoy día.

3.3. LOS INTÉRPRETES EN CONFLICTOS

Como hemos visto, la figura del intérprete en conflictos es tan antigua como antigua

consideremos la práctica de la interpretación y la necesidad de comunicación tanto en el

campo de batalla como en las negociaciones que se llevan a cabo durante el conflicto y

por supuesto en la firma de la paz. Sin embargo, y pese a poder intuir que esta figura

podría ser inmemorial, poco sabemos aún de por qué en la actualidad existe esta figura

desde un punto de vista estrictamente personal y profesional.

Según Inghilleri (2010), que centra su estudio en las motivaciones de los

intérpretes para trabajar en conflictos, en concreto en el de la guerra de Irak, la

justificación para emprender esta profesión y realizar el trabajo de intérprete en

conflictos sería, en efecto, uno de los factores más interesantes que se pueden analizar.

La cuestión de definir de forma objetiva qué motiva o puede motivar a una

persona a interpretar en una guerra o conflicto o si sus actos se justifican de alguna

forma es, cuanto menos, peliaguda, teniendo en cuenta que es igualmente peliagudo

definir cuál podría ser la motivación de dos grupos o naciones para entrar en conflicto,

es decir, definir el por qué de ese conflicto, si es que verdaderamente un conflicto o

!&+!

guerra determinados tienen justificación posible, algo que podría ser igualmente

cuestionable. La propia Inghilleri establece que el objetivo de su artículo es debatir

sobre las motivaciones que pueden encontrarse tras la decisión de los intérpretes

iraquíes u otros hablantes de árabe locales en la guerra de Irak de interpretar allí

teniendo en cuenta «the absence for many of “reasonable confidence in the justice and

imperative” behind the US invasion of Iraq» (2010: 176). Estos intérpretes pueden, no

obstante, ser militares, pertenecer a agencias u organismos internacionales, o ser locales,

y una vez más parece que la atención vuelve a recaer sobre estos últimos por tratarse

quizá de los casos más complejos (aunque no hayan recibido formación como

intérpretes y no puedan ser por tanto considerados como tal fuera de ese conflicto en

concreto o de la situación específica en la que se requieran sus servicios).

En cuanto a lo que se refiere a los militares, interpretar en un conflicto no tendría

detrás la misma motivación que la de alistarse en el ejército (Inghilleri 2010: 176). Sin

embargo, según Inghilleri, «through their participation, interpreters tacitly approve the

decisions made by politicians and the military to declare war» (2010: 176), y eso no

solo aquellos que trabajan para el ejército, sino —en el caso de Irak— también los que

se convierten en intérpretes locales por verse empujados a ello a causa del propio

conflicto:

By working voluntarily for the US military, Iraqi and other Arab-speaking interpreters provided

support for the putative justness of what many considered an unjust war. This raises the question

of whether Iraqi and other Arabic-speaking interpreters had a moral responsibility not to lend their

support to the war despite the individual or political benefits they stood to gain. (Inghilleri

2010: 177)

Así, los intérpretes locales podrían encontrar sus motivaciones en ofrecer un

servicio a su país, ejercer una postura firme y activa en contra del propio conflicto, pero

quizá cabría preguntarse si esto es así desde el principio o tiene algo que ver la relación

entre el intérprete y las tropas militares. Sorprendentemente, el componente cruel,

injusto o ilegal (el que ilegitima las leyes internacionales o viola los derechos humanos)

de toda guerra no suele encontrarse entre los motivos que esgrimen los intérpretes para

trabajar en zonas de guerra, y sin embargo, sean esos motivos de la índole que sean, el

ejército puede jugar un importante papel en la respuesta que ofrezcan esos intérpretes

ante el propio conflicto (Inghilleri 2010: 178).

!&,!

Ese sería, pues, otro gran punto de las investigaciones que se realizan sobre

interpretación en conflicto: las relaciones y dinámicas que se establecen entre los

militares y los intérpretes, los cuales en muchas ocasiones trabajan tan íntimamente que

son considerados como un todo13, algo que no es del todo incorrecto: «[…] interpreters

embedded in combat units will be inclined to exercise ethical judgement with respect to

the war within the framework of the military field itself, that is […] “to think in ways

that only soldiers usually have to» (Inghilleri 2010: 180).

Sin embargo, lo que sería innegable (y sobre todo en lo que respecta a los

intérpretes locales), es que se tiende a ver a los intérpretes en conflictos como

guardianes (gatekeepers) o agentes capaces de abrir las puertas a información que sin

ellos sería desconocida y que sirven como informadores y mediadores en las

interacciones que suceden en determinado conflicto (Baker 2010: 215-216; Inghilleri

2010: 179; Baigorri, 2011: 200).

3.3.1. Clasificación

La relación entre el ejército y los operativos y la inteligencia militar y el inevitable

componente de mediación lingüística que implican no suele ser sencilla. Los

especialistas en mediación lingüística a menudo juegan un importante papel en labores

de inteligencia que se realizan antes y durante un determinado conflicto (Moser-Mercer

y Bali 2009). Sin embargo, esto no suele ser así durante el desarrollo del mismo, pues

no todos los intérpretes que trabajan en conflictos son profesionales, y, del mismo

modo, no todos los profesionales son militares (Inghilleri 166: 2010).

Así, el que un intérprete lleve a cabo su labor durante un conflicto no está

necesariamente relacionado con poseer un bagaje profesional como intérprete o

mediador lingüístico o con la intervención de una organización internacional o

humanitaria. Es el caso de los intérpretes locales, que por lo general son «reclutados»,

según Moser-Mercer y Bali (2009), Baigorri (176, 179: 2011), Allen (2012) y Moser-

Mercer, Delgado Luchner y Kherbiche (2012), porque conocen la lengua local y uno o

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!13 Esto no ocurriría solo ahora: Takeda (2009: 52) afirma que intérpretes americanos japoneses de segunda generación reclutados y formados por los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial llevaban a cabo tareas tan alejadas de la mediación lingüística como interrogar prisioneros, convencer al enemigo de que se rindiera o colaborar en labores de propaganda.

!'-!

varios dialectos de la misma, así como la lengua del ejército extranjero o de las agencias

u organismos internacionales que prestan ayuda humanitaria u organizan labores de

pacificación —por lo general inglés o francés—. Sin embargo, no se les «recluta»

porque se hayan formado como traductores, intérpretes o expertos en esas lenguas, es

decir, que no poseen las destrezas o competencias necesarias para interpretar de forma

adecuada (y por supuesto desconocen cualquier tipo de código deontológico o ética

profesional del intérprete en ese tipo de situaciones). Pese a ello, consiguen en muchas

ocasiones facilitar la comunicación entre ambas partes en ese contexto de conflicto

armado.

De esta forma, los intérpretes locales serían los grandes desconocidos. El debate,

además, estaría en el hecho de si incluso se les podría llamar «intérpretes». Según

Baigorri:

Para que una persona pueda llegar a ejercer el oficio de intérprete tiene que cumplir una serie de

condiciones previas in dispensables. Tiene que conocer los idiomas entre los que vaya a

interpretar. También debe estar familiarizado con las culturas asociadas a esos idiomas y con los

temas sobre los que vaya a versar el acto en el que se produzca la mediación. Además, y esto es

algo que suelen pasar por alto quienes no conocen la materia, tiene que saber interpretar

profesionalmente (técnica y código deontológico). (2003: 159-160)

En efecto, los intérpretes locales podrían albergar características que los

convertirían en intérpretes del mismo modo que aquellas que hacen que no puedan

definirse del todo como tal. Sin embargo, no sería descabellado afirmar que en el

momento en el que un gobierno se hace con los servicios de estos locales a cambio de

un sueldo, los profesionaliza como intérpretes de alguna forma y en algún grado por

ínfimo que sea. Con respecto a esto, Inghilleri (2010) citando a Harman (2009), se

centra en concreto en el ejemplo del ejército estadounidense en Irak, donde se contaba

con tres tipos de intérpretes de acuerdo con su estatus y, por tanto, contrato: CAT I, II y

III. El sueldo medio de un CAT I era de 15 000 dólares al año y el de los CAT II y III

de 200 000. Esto dependía asimismo del nivel de acreditación o autorización de cada

intérprete. Los CAT I eran aquellos a los que se contrataba de forma local y a los que

previamente se les hacía un examen de seguridad, pero que no contaban con acceso de

seguridad. Su lengua nativa era la local, aunque su domino del inglés variaba de forma

considerable. Los CAT II eran ciudadanos estadounidenses, con lengua nativa local y

alto dominio del inglés, y con un nivel de seguridad «Secret». Los CAT III tenían el

!'$!

nivel «Top Secret», y solo ellos junto con los CAT II podían participar en misiones de

inteligencia (Harman 2009; Inghilleri 2010: 177).

Por otro lado, encontramos a los intérpretes que se han formado como tal, es

decir, ejercen la profesión y realizan su trabajo bien porque trabajan en plantilla o como

freelance para una organización internacional o humanitaria, o bien porque trabajan

para el ejército. Sin embargo, y como bien apunta Allen (2012), al igual que a los

intérpretes locales, no se les conoce del todo. Esto es especialmente importante porque

es la idea en torno a la cual gira el presente trabajo, el desconocimiento por parte de los

especialistas en mediación lingüística de las labores de interpretación que se realizan en

conflictos armados y el papel que juega el intérprete en esos conflictos, así como el

desconocimiento de esos profesionales en sí y de su perfil tanto personal como

profesional:

Yet how often do we, as language professionals, pause to consider who is actually providing

interpreting services in conflict zones? Who gets sent to Iraq with the troops, or accompanies the

Red Cross on missions to Sudan, or works on the ground during interdiction efforts in Colombia or

Mexico for the war on drugs? Interpreters who facilitate communication in conflict zones put

themselves at great physical and psychological risk, and yet are mostly unknown to other

interpreters, because they work in isolation from the rest of the profession. The service they

provide is vital, and it is time our profession widens its reach to officially bring them into the fold.

(Allen, 2012)

Por tanto, y con el objetivo de intentar poner orden en un conjunto a primera

vista tan caótico como el de los intérpretes en conflictos, la propia Allen los clasifica en

una entrada del 27 de abril de 2012 del blog de NAJIT (National Association of

Judiciary Interpreters & Translators) en los siguientes subgrupos: lingüistas militares,

intérpretes contratados e intérpretes humanitarios.

Si seguimos esta clasificación, encontraríamos primero a los militares

especialistas en lenguas. Desde una perspectiva puramente histórica, su adecuación

como mediadores lingüísticos a los estándares profesionales actuales es relativamente

reciente (Baigorri 2011: 176). Según Allen (2012) los ejércitos se están tomando

muchas molestias y realizando grandes inversiones para reclutar y formar a este tipo de

profesionales tanto en protocolos de comunicación de las tropas sobre el terreno como

en lenguas potencialmente «conflictivas» como el árabe, pashto, dari, urdu y farsi, así

!'%!

como español, portugués y francés (estas últimas para operaciones relacionadas con el

narcotráfico). Es interesante tener en cuenta, no obstante, lo que afirman Bos y Soeters:

que lo más práctico no es formar a militares para que se conviertan en especialistas en

lenguas y mediadores lingüísticos, sino simplemente contratar traductores e intérpretes

para que realicen estas labores: «the language training of military personnel simply

takes too long» (2006: 261). Queda la duda, sin embargo, de si cualquier intérprete civil

está dispuesto a ser «reclutado» por el ejército.

Por otra parte, a lo largo de la historia los intérpretes militares no solo han

ejercido su profesión durante los conflictos, sino también en situaciones que se

producirían antes del conflicto o como consecuencia de él como podrían ser actividades

de inteligencia o contraespionaje, de enlace con otros gobiernos o como mediadores en

entrevistas e interrogatorios o negociaciones para la rendición y treguas (Baigorri

179: 2011).

Otro subgrupo sería el de los «civiles», es decir, los intérpretes contratados para

llevar a cabo su trabajo en conflictos sin pertenecer al ejército. Muchos de ellos, aun

civiles, acaban no obstante incluidos en el ejército, es decir, se los «inserta» en las

tropas, en muchas ocasiones a través de una especie de curso o programa de corta

duración que han de realizar con el objetivo de que adquirir un rango en el ejército (lo

cual puede causar problemas en las interacciones posteriores con el resto de soldados al

considerar estos que no merecen su rango) (Bos y Soeters 2006: 263).

Sin embargo, este grupo está formado principalmente por intérpretes no

formados como tales, aquellos a los que durante este trabajo hemos denominado

«intérpretes locales», es decir, ciudadanos locales cuya lengua materna es la que se

habla en la zona y que sirven de enlace entre la población local y las tropas extranjeras.

Por otro lado, pueden ser al mismo tiempo inmigrantes o refugiados (Bos y Soeters

2006: 262). Según Allen (2012), que como otros autores (Palmer 2007; Inghilleri 2009,

2010; Juvinall 2013) toma como ejemplo al ejército estadounidense, también pueden ser

nativos de esa lengua local residentes en los Estados Unidos. En el caso del ejército

estadounidense, tanto estos últimos como los primeros llegan a trabajar en él a través de

empresas privadas contratadas por el gobierno de Estados Unidos. En cuanto a los

salarios, existen varios niveles y cada uno con ganancias distintas, pero el salario base

sería de 100 000 dólares, algo que en principio se contradiría con los tres niveles de

!'&!

contrato vistos con anterioridad (Harman 2009, Inghilleri 2010: 177) . Sin embargo,

Allen justifica esta cifra:

These high salaries reflect not just the scarcity of qualified linguists, but the extreme danger into

which they are sent. In fact, language service providers who bid on these government contracts are

sometimes required to supply not just the interpreter, but to also provide for their funeral

arrangements ahead of deployment. (2012)

Sin embargo, y según Bos y Soeters (2006: 262), estos intérpretes locales suelen

ser la alternativa menos costosa tanto en materiales y salarios como en logística14, pues

están casi siempre disponibles a un menor precio que aquellos que son «reclutados» en

el país de origen y son por tanto muy empleados, por ejemplo, en operaciones de

mantenimiento de la paz; aunque por otro lado tienen el inconveniente mencionado

anteriormente de la falta de confianza sobre estos intérpretes por parte del personal

militar.

El tercer grupo, finalmente, sería el de aquellos intérpretes que trabajan para

organizaciones humanitarias e incluso grupos de noticias, cuyo trabajo también es

importante aunque al mismo tiempo desconocido. Una de las organizaciones

humanitarias que más cuentan con servicios de interpretación es la Cruz Roja (Bos y

Soeters 2006: 263; Kherbiche 2009), los cuales también son cruciales en misiones sobre

el terreno relacionadas con la gestión de desastres naturales.

3.3.2. Formación

Desde un punto de vista puramente educacional, y por lo que hemos visto hasta ahora,

no parecería del todo inapropiado afirmar que no todos aquellos individuos cuya

formación esté basada en el conocimiento de lenguas extranjeras pueden trabajar como

intérpretes en conflictos. Sin embargo, la cuestión es peliaguda y ampliamente

debatible, pues al mismo tiempo hemos analizado que existen intérpretes locales que

realizan esa labor de mediación lingüística y que carecen de un dominio perfecto de las

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!14 Por otra parte, y según el estudio llevado a cabo por los mismos autores (con tropas belgas y holandesas en Bosnia Herzegovina), los intérpretes contratados de forma local eran en todos los casos generalmente jóvenes, con una buena educación a sus espaldas, y con un buen dominio del inglés y de una o más lenguas locales, y eran normalmente solteros, algo a primera vista insignificante pero que supone una mayor adaptación a jornadas laborales irregulares, de muchas horas o que impliquen trabajo de campo (Bos y Soeters 2006: 262).

!''!

lenguas en las que se produce la comunicación y por supuesto de una formación

específica en interpretación.

Por tanto, sería preciso preguntarse cómo llega el intérprete en conflictos a

formarse como tal, y si existe algún otro motivo además del azar (Baigorri 2000: 224-

225) o factores complementarios a la experiencia. Podríamos decir que sí, y de esta

manera la mayor parte de esa formación descansaría hoy sobre dos pilares: los

programas de formación de especialistas en mediación lingüística del ejército y el

proyecto InZone realizado por la Universidad de Ginebra.

En el caso de la formación de militares como intérpretes, aunque ya hemos visto

que existen autores que opinan que esta práctica puede extenderse demasiado en tiempo

y es poco práctica (Bos y Soeters 261: 2006 [véase § 3.3.1]), Allen (2012) destaca el

trabajo del programa 09 Lima (09L) para formar militares traductores e intérpretes en el

ejército estadounidense principalmente del inglés al pashto, árabe o persa en sus

diferentes dialectos15 y viceversa.

Sin embargo, la propia Allen (2012) afirma que a pesar de lo invertido en

recursos lingüísticos por parte del ejército estadounidense, muy pocas tropas reciben

formación en traducción e interpretación. No obstante, subraya una excepción

importante: el Military Translation and Interpretation Pilot Program del Monterey

Institute of International Studies, que junto con el Translation and Interpretation

Training Capabilities Project creado por Cyracom International para el Defense

Language Institute y el mencionado 09L del ejército estadounidense, son los programas

de formación de personal militar intérprete más innovadores que se han creado en los

últimos siete años en el ámbito norteamericano.

Otra de las organizaciones, también estadounidense, que proporciona formación

a mediadores lingüísticos en situaciones de desastres naturales, así como a militares

estadounidenses y agencias del gobierno, es el National Language Service Corps. Es

muy diferente a InZone tanto en su concepción como objetivos, pero se trata de una de

las pocas organizaciones en Estados Unidos encargada de la formación en interpretación

en contextos de ayuda humanitaria (Allen 2012).

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!15 US Army. (s.f.). Careers & Jobs: US Army. Recuperado en Agosto de 2014.

!'(!

3.3.2.1. El proyecto InZone

En cuanto a Europa, es imprescindible mencionar la labor de la Universidad de Ginebra

(en concreto el Departamento de Interpretación de la Facultad de Traducción e

Interpretación) y el proyecto InZone. Esta organización se centra en la formación de

intérpretes con el objetivo de trabajar en misiones humanitarias. Creado en diciembre de

2010, InZone (Centre for Interpreting in Conflict Zones) implementa iniciativas para

mejorar las aptitudes de los intérpretes que trabajan sobre el terreno en situaciones

humanitarias extremas para facilitar la comunicación en esas zonas en conflicto. La

última de esas iniciativas pretende proporcionar una formación basada en destrezas

virtuales para los intérpretes en ese ámbito (Allen 2012).

El objetivo general del proyecto InZone es «to improve communication in

conflict zones by delivering virtual an on-site training to interpreters in the field»

(Moser-Mercer, Delgado Luchner y Kherbiche 2012). La misión del proyecto es triple:

establecer un sistema de documentación y una base de datos electrónica relacionada con

la interpretación en conflictos, así como un código deontológico y documentación sobre

las condiciones de trabajo en conflictos; proporcionar una formación consistente en

aprendizaje online con tutores, módulos sobre ética, desarrollo de destrezas

profesionales en interpretación consecutiva y otros dependiendo de las necesidades del

alumno, participación voluntaria de intérpretes de conferencias con experiencia como

docentes, y cursos basados en actividades que contengan todos los ítems presentes en el

trabajo sobre el terreno; e impulsar la concienciación de la práctica profesional de la

interpretación en conflictos, ya que los intérpretes en conflictos pueden en muchas

ocasiones considerarse como aislados del resto de profesionales, por lo que el proyecto

ha creado un portal virtual que sirva como punto de encuentro para construir una

comunidad, un sentido de práctica laboral y por supuesto compartir recursos, no solo

herramientas o consejos para solucionar problemas o sobre situaciones recurrentes, sino

también anécdotas y experiencias.

Por otra parte, InZone cuenta con organizaciones afines con las que trabaja

formando intérpretes y coordinando esfuerzos como el Comité Internacional de la Cruz

Roja (CICR); el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados

(ACNUR) en Nairobi, el campo de Kakuma, Jartum y el este de Sudán; la Organización

Internacional del Trabajo (OIT); Médicos Sin Fronteras (MSF); el Programa Mundial de

!')!

Alimentos (PMA) en Jartum; y la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación

de Asuntos Humanitarios (OCHA por sus siglas en inglés) en Jartum. También han

impartido cursos en Kabul en el marco de la Misión de Asistencia de las Naciones

Unidas en Afganistán (UNAMA), y colaboran con el CERAH (Centre for Education

and Research in Humanitarian Action) y la Sede de las Naciones Unidas en Nairobi

(UNON)16.

Asimismo, el proyecto InZone cuenta con una rama dedicada a las actividades y

trabajos de investigación en el ámbito de la interpretación en conflictos centrados en la

interpretación en labores humanitarias, con el objetivo de establecer una base de datos

de investigación formada por documentos, estudios científicos, libros, artículos,

informes, etc.; desarrollar un código deontológico; investigar los componentes y

dimensiones de la comunicación multilingüe en contextos de ayuda humanitaria;

desarrollar un sistema de evaluación en la formación virtual y semipresencial de

intérpretes en contextos de ayuda humanitaria; e impulsar proyectos de fin de máster o

doctorales relacionados con la investigación en interpretación en labores humanitarias17.

Por otro lado, el proyecto InZone cuenta con un consejo de asesoramiento

internacional que se reúne una vez al año, que está formado por miembros de varias

disciplinas académicas y organizaciones humanitarias asociadas con el proyecto, y que

asesora al mismo en todo lo relacionado con programas de trabajo anuales, financiación

y perspectivas futuras. La directora de InZone es Barbara Moser-Mercer, profesora de

interpretación de conferencias en la Universidad de Ginebra18.

3.3.3. Protección

Ya sean locales o militares, miembros de organizaciones internacionales o personal de

agencias dedicadas a labores humanitarias, podríamos afirmar que los intérpretes que

realizan su trabajo en conflictos armados y zonas de guerra se encuentran

constantemente en situaciones de riesgo extremo en las que están sometidos a un

enorme peligro. Para ilustrar esta afirmación tan en principio espontánea, Fitchett da

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!16 FTI. (s.f.). Home Page: InZone. Recuperado en Agosto de 2014. 17 FTI. (s.f.). Research: InZone. Obtenido de InZone: http://inzone.fti.unige.ch/index.php?module=content&type=user&func=view&pid=39. 18 FTI. (s.f.). Advisory Board: InZone. Recuperado en Agosto de 2014.

!'*!

algunos datos en cifras del conflicto iraquí en el marco del foro de la Asociación

Internacional de Intérpretes de Conferencias (AIIC) del año 2010 sobre intérpretes en

zonas de conflicto:

• 360 interpreters died and more than 1200 were injured in Iraq whilst helping the US forces alone

between 2003 and 2008.

• Iraqi interpreters are targeted for attack by opponents to foreign intervention who consider them

to be traitors.

• Many interpreters are treated unfairly by the companies that recruit them, the insurance schemes

that are supposed to protect them and the governments for whom they have worked often at the

cost of life or limb.

• Inadequate pay or compensation packages, lack of post-conflict protection, denial of asylum or

admission to the countries whose forces they have helped, and even absence of care for those who

do finally reach those countries exacerbate their problems. (Fitchett 2010 [extraído de

http://aiic.net/page/3398/aiic-forum-on-interpreters-in-conflict-areas/lang/1])

La propia AIIC publica en su página web una entrevista a Maya Hess19,

presidenta de Red T, una organización creada en 2010 y que aboga por la protección de

los traductores e intérpretes que trabajan en zonas en conflicto y otros entornos de alto

riesgo.

El objetivo sería, por tanto, cambiar la forma que tienen de percibir a dichos

intérpretes y su trabajo aquellos que contratan intérpretes en ese tipo de escenarios, pero

eso no sería siempre fácil. El intérprete en conflictos estaría sometido a una gran

presión, y no solo debido a que la situación de un conflicto implica ya de por sí un

riesgo evidente, sino porque además las características de la comunicación multilingüe,

las partes involucradas y sus objetivos y el contexto en el que se produce el intercambio

hacen que el trabajo sea realmente estresante. Por lo tanto, organizaciones como Red T

pretenden regular esta situación sirviéndose para ello de entrevistas y el intercambio

de datos con profesionales sobre el terreno:

[Through constant exchanges and contacts with linguists in Afghanistan and Iraq, responding to

their queries and connecting them with resources] we gain insight into what’s going on in these

contexts, which then informs our advocacy strategy. (Lucarelli 2013)

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!19 Lucarelli, L. (2013). Interview: Maya Hess of Red T: AIIC. Recuperado en Agosto de 2014.

!'+!

Siguiendo con el caso de Irak, McClintock (2014) apunta que en ese conflicto

cualquiera que trabaja para las tropas del ejército de ocupación es considerado por los

insurgentes como un traidor, y por tanto los intérpretes locales son en numerosas

ocasiones atacados como objetivos por las milicias chiíes o los militantes de Al Qaeda.

Esto obliga a muchos intérpretes a trabajar llevando una máscara puesta para evitar ser

identificados (Inghilleri 2009; McClintock 2014). Del mismo modo, y como hemos

apuntado anteriormente (véase § 3.1), los intérpretes locales que han trabajado para el

enemigo sufren el riesgo de ser el objetivo de represalias por parte de las fuerzas locales

una vez que el ejército extranjero ha abandonado la zona20. El estudio de Juvinall,

también centrado en Irak además de Afganistán, aborda también este tema, aportando

datos sobre víctimas que enlazarían con los establecidos por Fitchett (2010):

Insurgent targeted interpreters, both men and women, because insurgents knew the American

military would need Iraqi interpreters to build significant relationships among the populace if they

wanted to win the hearts and mind of the Iraqi population. Because the U.S. needed interpreters on

“forward” missions, they were exposed to more risks than many American servicemen and women

who rarely left the comfort of American bases while serving in Iraq and Afghanistan. Furthermore,

while military units rotate home after a tour of duty, interpreters stay behind and provide

assistance to the U.S. troops replacing the previous unit. As a result, interpreters’ death toll was

greater than any assisting country’s military during the American-led coalition in Iraq.

(Juvinall 2013: 208)

Por otra parte, el gobierno de Estados Unidos no suele apoyar las expectativas de

empleo de los intérpretes locales que abandonan su país y se desplazan allí una vez que

ha terminado el conflicto, por lo que han de elegir entre vivir pobremente

en Estados Unidos o volver a su país y enfrentarse a las posibles represalias (Juvinall

2013: 226-227).

Asimismo, es importante, como afirma Allen (2012), prestar atención a los

testimonios de estos intérpretes, los cuales son en muchas ocasiones obviados por el

resto de la profesión al ser, como hemos visto, locales que al terminar el conflicto son

olvidados o profesionales que llevan a cabo su labor bajo radar. La mayor parte del

mundo profesional de la interpretación desconoce cuáles son exactamente los riesgos y

peligros tanto físicos como mentales a los que se someten los intérpretes en conflictos, y

sin embargo se beneficiaría enormemente de sus conocimientos: cómo gestionar el

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!20 McClintock, B. (2/17 de Abril de 2012).

!',!

estrés, enfrentarse a situaciones extremas o inestables, cómo encarar las secuelas de

algún hecho traumático, cómo mantener el control y concentrarse en ese tipo de

circunstancias, etc. Estos datos serían muy interesantes para ver la profesión desde otro

punto de vista después de haber establecido «[a] highly relevant dialog that our own

profession has yet to engage in with interpreters, agencies, and other stakeholders who

have worked to provide language services in conflict zones» (Allen 2012).

3.3.4. Ética profesional

Existe la creencia de que el intérprete reproduce como una máquina, en otro idioma,

aquello que dice una persona. Takeda (2012) lo considera un mito, el que el intérprete

sea un canal neutro que simplemente ejecuta en una lengua meta el discurso que se

articula en otra origen, pues se trata de una afirmación muy discutida por pruebas

empíricas que revelan que los intérpretes son mediadores culturales y agentes activos en

el proceso de construcción del discurso comunicativo, especialmente en contextos de

diálogo frente a contextos de conferencia.

Por tanto, podríamos decir que la neutralidad del intérprete en conflictos es algo

deseable, algo a lo que aspirar, pero que podría ser considerada como algo

prácticamente imposible de conseguir en ese tipo de contextos, al menos de forma

completa:

Some scholars and practitioners argue further that ‘neutrality’ is an unattainable or unrealistic

expectation since interpreters’ awareness of the purpose of a given communicative event (such as

treating a patient, advising a student, or obtaining information from an asylum seeker) makes it

difficult for them to be totally detached from or disinterested in how the discourse shapes up and

to what outcome it may lead. […] Nowadays, codes of ethics for interpreters rarely mention

‘neutrality’, except those for judicial interpreters. (Takeda 2012)

Así, otro componente sería el personal, es decir, la capacidad de mantenerse

«neutral» ante un conflicto en el que se trabaja, del que se forma parte, y que se

desarrolla ante los ojos del intérprete con la crudeza y barbarie propias de un conflicto

armado. Muy pocos serían capaces de mantenerse fríos o «neutrales» ante determinadas

acciones que se realizan en zonas en guerra, o simplemente contando con un

conocimiento específico de las acciones que se desarrollan o se han desarrollado

!(-!

históricamente en ese conflicto, y de hecho «some may even question if the parties

would actually trust a ‘neutral’, disinterested interpreter with no deep understanding of

the case in the first place» (Takeda 2012).

Por otra parte, algo muy presente en zonas de conflicto, y como hemos visto con

anterioridad (véase § 3.1), es la aparición de los conceptos de enemigo/aliado o

amenaza/ayuda, es decir, la inclusión de un componente ideológico (bien influenciado

por la base política del bando para el que se trabaje, los militares, el propio desarrollo

del conflicto, etc.) que podríamos decir que aleja al intérprete de esa figura que Takeda

(2012) afirma que no se correspondería con la realidad. Petrescu (94: 2009) observa que

la aparición de la ideología como algo negativo se relacionaría directamente con la

realización de un «concepto orientado socialmente»21, es decir, que promueve ese

sentimiento de nosotros frente a otros, ya que la ideología ajena suele considerarse

como una serie de valores e intereses que comparten individuos pertenecientes a un

grupo distinto al nuestro y que son considerados como erróneos (y por tanto rechazados)

no necesariamente porque son falsos sino simplemente porque no son los nuestros, y

por tanto su inclusión en cualquier entorno a priori «neutral» se califica como algo

negativo. Por otra parte, la aparición de la ideología como dinámica social también se

relaciona como una consecuencia de las relaciones de poder (Petrescu 2009: 94), algo

que ocurriría, por ejemplo, en el ejército.

De esta forma, podríamos preguntarnos si deberían los intérpretes que trabajan

en conflictos dejarse llevar por la ideología de aquel que le contrata, velar por el bien de

la comunicación y mediar o atenerse a la más absoluta neutralidad aunque eso de la

impresión de ser prácticamente inalcanzable. Para intentar dilucidar esta cuestión

Fitchett (2010) apunta a la confidencialidad como piedra angular del código

deontológico del intérprete en conflictos y el factor que en última instancia debe hacer

que el intérprete se gane la confianza de ambas partes:

We are aware that interpreting is practiced in various ways. Different skills and training are needed

to face different on-the-job requirements. We are trained for ‘teamwork’ within a team of

interpreters, whereas in the field an interpreter will usually work alone. We tend to see ourselves

and are generally perceived as impartial intermediaries between parties. In a conflict situation,

being identified as part of the employers’ team, especially of a military employer’s team, makes

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!21 «Socially oriented concept» (Petrescu 2009: 94).

!($!

the interpreter very vulnerable. It calls into question his/her impartiality and the credibility of the

interpretation. It is obvious that there must be a debate about the role of the interpreter and the

perception of that role by others. (Fitchett 2010)

De esta forma, la confianza mutua entre intérprete y usuario en el contexto de

los conflictos armados sería crucial, y según la AIIC esto se conseguiría mediante el

respeto del código deontológico que la propia AIIC ha tenido a bien diseñar22 y que

según la asociación es la base de esa confianza (Fitchett 2010). Por otro lado, en la Guía

Práctica en Zonas de Conflicto para Traductores/Intérpretes Civiles y los que Emplean

sus Servicios elaborada por la AIIC, la Federación Internacional de Traductores y

Red T, se expresa que una de las responsabilidades del intérprete en conflictos es la

imparcialidad, en virtud de la cual el intérprete debe «brindar servicio equitativo a todas

las partes» y «no debe abogar por causa alguna» (AIIC, FIT y Red T 2012).

Sin embargo, sería preciso tener en cuenta que en situaciones extremas el

intérprete podría reconsiderar su código deontológico. Según Inghilleri (2009), la

cuestión de la ética profesional va más allá de la neutralidad y precisión lingüística que

se considera primordial en la mayor parte de los códigos deontológicos profesionales.

Para el personal militar esa precisión lingüística puede ser incluso menos importantes

que, por ejemplo, la confianza, la lealtad, establecer contactos o establecer alianzas con

la población local, es decir, conseguir información, gestionarla de forma determinada y

más allá de interpretar solo las palabras, interpretar la situación sobre el terreno de

forma correcta (Goldfarb 2005; Dragovic-Drouet 2006; Palmer 2006, 2007; Inghilleri

2009). Así, sería incalculable el número de conflictos a los que el intérprete podría

enfrentarse dentro del conflicto en sí, muchos de ellos internos, empezando por la

distinción entre enemigo/aliado más propia de los militares (véase § 3.1), las presiones

políticas y las relaciones de poder, el pertenecer a determinadas instituciones, el

concepto de patria, el orden social, la confianza en uno mismo y, por supuesto, el

instinto de supervivencia.

Finalmente, con respecto a las éticas profesionales de militares e intérpretes en

conflictos, ambas tendrían a coincidir en la práctica como fruto del trabajo conjunto

(Inghilleri 2010: 188), ya sea en lo que respecta a sus motivaciones o por actuar en un

entorno en el que en muchas ocasiones cuestiones como la moralidad se dejan a un lado:

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!22 AIIC. (2000). Code of Professional Ethics: AIIC. Recuperado en Agosto de 2014.

!(%!

Both [interpreters and the military] are situated in a battlefield in which there is little time or space

to consider the meta-ethical issues associated with their actions. Both operate simultaneously as

active agents in military action and embodied conduits for political decisions over which they have

little or no influence. And both can appeal to role-morality in order to justify their adoption of

actions which would be presumed to be morally dubious if undertaken outside their roles.

(Inghilleri 2010: 188)

3.3.5. Mediación cultural

Además de la pura labor de mediación lingüística, sería apropiado tener en cuenta que

los intérpretes que trabajan en zonas en conflicto realizarían labores de mediación

cultural. Tal y como expresa Takeda (2012), en todo conflicto —o más bien en su faceta

de negociación y puja por la defensa de determinados intereses— existiría un sentido de

mediación, de resolución, pues lo que se pretendería es que ambas partes llegasen a un

acuerdo (basado entre otras cosas en una comunicación fluida y correcta). Sin embargo,

no solo hablamos de mediar en un conflicto, sino también entre las culturas presentes en

él. Según Baigorri (2003: 166) citando a Taft (1981: 73), para mediar entre culturas es

necesario dominar cuatro aspectos de esas culturas, los cuales son:

• Conocimiento de la sociedad y sus hábitos y costumbres.

• Competencias de comunicación, tanto en el lenguaje verbal como el no verbal.

• Competencias técnicas, «tales como los rituales propios de cada cultura en lo

que atañe al estatus de cada persona en la sociedad, aspectos como el

instrumental en la comida, etc.» (Baigorri 2003: 166).

• Competencias sociales, relacionadas con cuestiones como el protocolo o las

convenciones sociales, lo políticamente correcto, etc.

Vemos que sería, prácticamente, formar parte de ambas culturas. Sin embargo,

el intérprete, tal y como se le concibe desde el punto de vista ético y profesional, no

debería asociarse con ninguna de las partes, y solo estaría ahí para transmitir el mensaje

de forma correcta y no para posicionarse, es decir, exceder esa «neutralidad» (al menos

parcial) que se le presupone, ya que sería poco ético introducir mensajes nuevos o

cambiar los que se emiten porque considere que así ayudará a resolver el conflicto.

Pero, ¿y si fuese capaz de resolver los posibles conflictos culturales gracias a estas

competencias?

!(&!

De esta forma, el papel del intérprete sería el intermedio entre la mera máquina

que transfiere mensajes y una de las partes presentes en el conflicto. Así, siempre que

dos culturas distintas encuentren dificultades en la comunicación debido precisamente

al choque entre esas mismas culturas, el intérprete estará ahí para paliar dichas

dificultades. Y no solo en lo concerniente a aspectos culturales en general, sino también

las propias características particulares e inherentes al conflicto en el que se esté

trabajando. Estar familiarizado con los temas que suelen abordarse, las dinámicas

políticas, sociales y económicas del conflicto, las posturas históricas y actuales de

ambos bandos y los antecedentes a corto y largo plazo ayudan en gran medida a facilitar

la interpretación y la más que posible mediación, así como los conocimientos sobre

costumbres, protocolo, geografía, etc. (Takeda 2012), conocimientos con los que por

otra parte el intérprete no querría contar tan solo por el bien de una comunicación

correcta sino por su propio bien, tanto en el aspecto profesional como el personal, pues

un mayor entendimiento del conflicto, sus características y todos los factores que

intervienen en él y lo rodean beneficiarían su seguridad, entereza y salud física y

mental.

Así, podríamos decir que la labor de mediación cultural por parte de los

intérpretes que trabajan en conflictos es algo real y necesario. Existen contextos, por

otra parte, en los que incluso podríamos afirmar que resulta vital, como por ejemplo las

operaciones de mantenimiento de la paz. En ellas los intérpretes visitan hospitales,

colegios y son el enlace entre los militares y la población local que se encuentra en esos

lugares, así como en otras instituciones (Bos y Soeters 2006: 264), por lo que un

conocimiento extralingüístico y contextual sería sumamente útil. Es muy ilustrativo,

pues, el caso de los intérpretes locales:

Local interpreters, who are native speakers, although not necessarily trained in translation, help

foreign troops understand cultural issues and provide them with vital information about unfamiliar

situations they are facing. (McClintock 2012)

Muchas veces, estos intérpretes son de utilidad no solo por su conocimiento de

la lengua local, sino también de la cultura, terreno y población locales: «the interpreter

was held in high repute for having detailed knowledge of people and events in the

region. This interpreter acted as secretary, adviser during meetings and intermediary at

social and political gatherings» (Bos y Soeters 2006: 264). Como vemos aquí, el papel

!('!

del intérprete no es el de un mero canal que traslada mensajes, ni mucho menos un

agente neutral, sino un componente imprescindible en el necesario proceso

comunicativo de todo conflicto:

All interpreters were aware that they had crucial knowledge about local cultural practices, power

relations in the region and historical events, and of course they also had skills in communicating

with local people. Hence, none of them saw themselves as mere ‘translation machines’, a

derogatory indication of the interpreter’s job in military argot. They saw themselves as supportive,

diplomatic ‘language mediators’, with a specific role in the communication processes between the

principal actors. (Bos y Soeters 2006: 264)

Así, la del intérprete no solo sería una figura necesaria, sino también valiosa. En

el estudio de Bos y Soeters, en más ocasiones de las que se pensaría el intérprete

abandonaba su condición de «neutralidad» para dar su opinión sobre la interacción que

tenía lugar, expresando su juicio y posibles dudas sobre lo que estaba ocurriendo, las

intervenciones y la actitud de la otra parte cuando el personal militar se lo pedía

(2006: 265), algo que anularía esa condición de imparcialidad que se le presupone al

intérprete, pues, de hecho, trabajaría para una de las partes: «it was not unusual for

interpreters to take the initiative in discussing an encounter, drawing on a power and

status derived from their language and cultural skills, similar to that observed in

multinational business dealings» (Bos y Soeters 2006: 265).

3.4. LA PRÁCTICA DE LA INTERPRETACIÓN EN CONFLICTOS !3.4.1. Modalidades

En una situación tan extrema e inestable como es un conflicto armado es evidente que

existirían determinados problemas para definir con exactitud qué modalidades son las

más empleadas en el campo de la interpretación en conflictos. Como ya se ha aludido

con anterioridad (véase § 3.3.2.1), el proyecto InZone trabaja principalmente en la

formación de intérpretes de consecutiva, y eso podría darnos alguna pista de la

modalidad que más abunda. Sin embargo, sería arriesgado no pensar en situaciones en

las que se requeriría una interpretación bilateral, como en negociaciones o reuniones, o

incluso el chuchotage.

!((!

De hecho, en su estudio sobre los intérpretes en el contexto de la ayuda

humanitaria en el marco del Comité Internacional de la Cruz Roja en la misión Amman-

IQS en Jordania e Irak, Kherbiche (2009: 62-63) destaca tres modalidades como las más

empleadas: la consecutiva, la de enlace o bilateral, y de cuando en cuando el

chuchotage.

Según Kherbiche, en general la bilateral se combinaría con consecutiva con

toma de notas, la cual en determinadas ocasiones también se combinaría con la

consecutiva sin toma de notas, es decir, que estaríamos, por tanto, ante la estrategia más

apropiada para gestionar satisfactoriamente una interpretación, por lo general, de

enlace:

Les personnes qui se trouvent dans des lieux d’internement ou de détention ont cruellement besoin

de s’exprimer et il peut être très difficile de les couper toutes les deux phrases pour interpréter, la

situation ne s’y prête pas vraiment. Il faut donc pouvoir alterner entre liaison et consécutive avec

prise de note. En outre, étant donné les longues journées de travail durant les visites, la possibilité

de prendre des notes permet aussi à l’interprète de préserver de l’énergie afin de fournir une

prestation de qualité tout au long de la journée qui peut durer jusqu’à huit heures. Signalons tout

de même que les clients sont parfois méfiants et se sentent gênés lorsque l’interprète prend des

notes. Dans ce cas l’interprète travaille uniquement avec sa mémoire et doit redoubler de

concentration et avoir l’endurance nécessaire. (Kherbiche 2009: 62)

Por otro lado, la recurrencia al chuchotage sería un esfuerzo inicial mediante el

cual el intérprete intentaría pasar lo más desapercibido posible. Aunque en algunas

ocasiones cuestiones como la rapidez del discurso o la cantidad de datos obligan a pasar

a la consecutiva con toma de notas, el chuchotage se impone en determinadas reuniones

en las que se pretende que el intérprete sea «invisible» o si se interpreta a usuarios que

no estén acostumbrados a reuniones celebradas con un intérprete y o habituados a dejar

intervenir al intérprete después de cada mensaje (Kherbiche 2009: 63). Por supuesto, el

chuchotage tan solo se emplea en los casos en los que el intérprete esté trabajando o

asignado a uno de los usuarios, es decir, que esté asociado a un delegado y no trabaje de

enlace.

Por otro lado, en intercambios de carácter más institucional o reuniones

informativas lo habitual es emplear la consecutiva, lo cual implica un cierto nivel de

formación en interpretación, ya que en ellas prima la precisión a la hora de trasladar el

!()!

mensaje, la oratoria y un cierto grado de formalidad. Según Kherbiche (2009: 63-64),

los intérpretes sin formación, como los locales (más útiles en labores de enlace con la

población local), tampoco tienen las destrezas necesarias relacionadas con la

preparación previa a esas reuniones o el bagaje y la experiencia que se le presupone a

los profesionales y son más propensos a encontrarse en situaciones en las que

desconocen por ejemplo la terminología o el asunto a tratar en profundidad y por tanto

se encuentran en riesgo de hallarse desprevenidos ante la falta de conocimiento de

determinada cuestión.

3.4.2. Operaciones de paz y misiones humanitarias

El trabajo del intérprete en conflictos no solo estaría relacionado con el enlace entre

tropas militares y la población local y otros militares en zonas de guerra, es decir,

misiones puramente militares, sino que también incluiría otras que se desarrollarían de

forma paralela o como consecuencia de esos conflictos como serían las operaciones de

paz y las misiones humanitarias.

En primer lugar, en las operaciones de mantenimiento de la paz, como

establecen Bos y Soeters (2006: 261), la comunicación es lo que prima, por encima de

los tiroteos, y esa comunicación siempre se produce en lugares donde apenas existe un

conocimiento por parte de la población de la principal lengua internacional, el inglés.

En estos casos se cuenta con los servicios de intérpretes locales y también con algunos

que acompañan a las tropas desde el país de origen. Se suelen llevar a cabo labores de

mediación cultural. Los que tienen peores destrezas en la lengua meta son asignados a

reconocimientos y patrullas sociales mientras que los que tienen un buen dominio de la

lengua y especialmente un dominio de la terminología técnica en esos idiomas se

encargan de acompañar a expertos en ingeniería o por ejemplo patrullas de

desactivación de explosivos y minas, ya que en muchas ocasiones la información que

proporciona la población local es esencial para manejar ese tipo de dispositivos (Bos y

Soeters 2006: 264).

En segundo lugar, en cuanto a las misiones humanitarias, podríamos decir que

una de las organizaciones que más importancia da al trabajo de los intérpretes es el

Comité Internacional de la Cruz Roja (véase § 3.3.2 y 3.4.1). En él los intérpretes

!(*!

intervienen como enlace en labores de asistencia (alimentos) y protección (prisioneros

de guerra y detenidos civiles). La confidencialidad es una parte sumamente importante

del trabajo: los intérpretes han de proteger sus medios de trabajo (notas, informes, etc.),

así como la neutralidad, aunque como ya hemos visto (véase § 3.3.4) eso no siempre es

algo realista (Kherbiche 2009: 24-31).

Por otra parte, estos intérpretes no son siempre profesionales. De acuerdo con el

estudio de Moser-Mercer y Bali (2009) se estableció que la mayor parte de los que

trabajaban en el 2009 para el Comité Internacional de la Cruz Roja no habían recibido

nunca formación en interpretación, del mismo modo que sus competencias no son

siempre claras, pues en ocasiones se asemejan a las de un intérprete de conferencias

pero en otras, como ya hemos apuntado con anterioridad (véase § 3.3.1, 3.3.5 y 3.4.1),

se constituyen como específicas del trabajo en zonas en conflicto (Kherbiche 2009: 31-

32).

Finalmente, es preciso decir que, tal vez debido a las mencionadas políticas de

confidencialidad (véase § 3.3.4), existen pocos datos relativos a las misiones que se

realizan en el marco de organizaciones internacionales, lo cual es otro motivo de

importancia para la realización del presente trabajo.

3.4.3. Entorno

Como ya hemos visto (véase § 3.1, 3.3.1 y 3.3.3), la mayor parte del trabajo del

intérprete en conflictos se encuentra en Oriente Próximo, pues es allí donde el mundo

contemporáneo (junto con África) encuentra en la actualidad las principales y más

devastadas zonas en guerra, y por tanto donde se necesita una mayor ayuda

internacional, humanitaria y de paz.

Por tanto, y a la luz de las publicaciones que se han realizado de estudios sobre

interpretación en conflictos, podríamos llegar a la conclusión de que Oriente Próximo

sería uno de los principales escenarios donde a día de hoy tendría lugar el trabajo del

intérprete en conflictos. Hay, por otra parte, diversos escenarios en el marco de esas

zonas en conflicto en los que puede trabajar el intérprete: el proceso preparatorio, en el

que intervendrían cuestiones como las labores diplomática y de inteligencia, la

!(+!

formación y el reclutamiento de intérpretes y su movilización; la guerra en sí, donde se

da la comunicación entre el personal militar y la población local, contacto con

prisioneros, evacuación, etc.; el fin de las hostilidades, donde se requiere el trabajo del

intérprete en negociaciones y acuerdos de paz, la ayuda humanitaria a los posibles

desplazados y refugiados (aunque por supuesto esto se lleva a cabo también durante el

desarrollo del conflicto); y finalmente las compensaciones y responsabilidades

derivadas del conflicto que se acuerden en tribunales de guerra o de derechos humanos

(Baigorri 2011: 180). En relación con esto, es importante a la hora de analizar el papel

del intérprete en conflictos delimitar en qué etapa del conflicto se desarrolla su trabajo,

para lo cual es interesante tener en cuenta la clasificación por etapas de los conflictos

armados que ha realizado Brahm (2003), por la que se establece que todo conflicto

consta de varias etapas: Sin conflicto, Conflicto latente, Emergencia, Escalada, Punto

muerto (con violencia), Descenso de la escalada, Acuerdo/Resolución, Reconciliación y

Consolidación de la Paz tras el conflicto.

! Así, existiría una relación directa entre la práctica de la interpretación y el

contexto o entorno en el que esta se produce (Inghilleri 2003: 254). De este modo, y en

el contexto que nos ocupa, es decir, los conflictos armados que estallan en Oriente

Próximo, la práctica de la interpretación estaría influenciada por una serie de factores

relacionados con el entorno: las lenguas que intervienen en esos conflictos, la situación

en esos países a raíz del post-colonialismo, la invasión estadounidense de Irak y

Afganistán, y la cuestión de la confianza, muy relacionada con la mentalidad y la

actitud hacia los árabes y musulmanes tras el 11-S.

Por un lado, las lenguas que se hablan en los conflictos armados actuales son

variadas, pero inevitablemente una prevalece sobre las demás: el árabe. Sería ilógico no

tener en cuenta el peso actual de la lengua árabe en el mundo, una importancia que ha

ido en aumento desde que fuera idioma oficial de las Naciones Unidas en 1970 como

consecuencia de la crisis del petróleo (Baigorri 2003: 160). De esta forma, y como ya

hemos visto (véase § 3.3.2) cada vez son más necesarios en el contexto militar y

humanitario los intérpretes cuya lengua A o B sea el árabe o uno o varios de sus

dialectos, así como intérpretes locales con destrezas nativas en esas lenguas en áreas

donde incluso prácticamente nadie habla lenguas internacionales como el inglés o el

francés (Bos y Soeters 2006: 261). Es también interesante tener en cuenta que en países

!(,!

de Oriente Próximo es necesario emplear intérpretes que sepan desenvolverse en ese

tipo de lenguajes que tienen una alta carga contextual:

In high-context cultures, mostly occurring in non-Western regions of the world, communication is

highly dependent on the person and the situation. Communication is less explicit, and much needs

to be learned from non-verbal signs, body language, facial expressions and especially from what is

not said. Ambiguity and subtlety are expected and highly valued. (Bos y Soeters 2006: 264)

Por otro lado, sería importante tener en cuenta que la interpretación que se lleva

a cabo en los países de Oriente Próximo podría verse influenciada a nivel local por

relaciones de poder que estarían íntimamente ligadas a dinámicas post-coloniales. En

este sentido, Stahuljak iría en contra de la idea de que los conflictos o su aparición

puedan verse como una consecuencia de las relaciones de poder post-coloniales, y que

por tanto los profesionales en mediación lingüística no deberían adecuarse a las

peticiones de grupos colonizados o dominantes, sino adaptar los asuntos geopolíticos a

un medio transnacional y globalizado (2010: 257). Sin embargo, hay otros autores,

como Selim, que dudan de si una visión globalizadora en la interpretación en zonas con

antecedentes coloniales no se encontraría sujeta a la hegemonía lingüística y cultural

anglosajona sobre la que reposa el mundo globalizado de hoy en día (2009: 3). Además,

sería un error no tener en cuenta las consecuencias de la post-colonización en un

conflicto como el de Israel y Palestina, muy marcado por la presencia británica

(véase § 2.2 y 2.3), o el hecho de que Oriente Próximo sea el hogar de multitud de

tribus, etnias, dialectos y religiones.

Por otra parte, el hecho de que los conflictos más mediáticos de los últimos años

hayan sido en Oriente Próximo y que en ellos haya participado Estados Unidos también

han influido en delimitar el contexto y el ámbito de acción en el que más

frecuentemente suele participar el intérprete en conflictos. La crisis de los refugiados en

Irak, por ejemplo, permitió a numerosos intérpretes trabajar tanto para el ejército como

para el gobierno estadounidense durante al menos un año, y su presencia fue

considerada como imprescindible para el éxito del trabajo de las tropas estadounidenses

en el conflicto de Afganistán (Juvinall 2013: 211). Además, estos conflictos, y en

particular el caso del conflicto iraquí, habrían supuesto un hándicap en el sentido de que

habrían representado un reto para el trabajo de los intérpretes que han participado en

ellos, en especial por su naturaleza caótica, violenta e irracional resultado de la «inepta»

!)-!

(Inghilleri 2009) intervención de las tropas estadounidenses para derrocar al régimen

dictatorial de Saddam y reconstruir el país bajo un gobierno y administración civiles,

algo que tuvo como resultado muchas inseguridades en torno a las misiones

humanitarias y militares debido a un contacto irregular con la población local, el

desconocimiento de la importancia histórica del sectarismo en la política y sociedad

iraquíes, el impacto de la dictadura en la psicología de los ciudadanos y los errores de

cálculo en las estrategias militares en determinadas etapas de la ocupación (Inghilleri

2009).

Finalmente, no sería descabellado afirmar que, dentro de la América post 11-S, y

teniendo en cuenta que a raíz de tales acontecimientos se produjo la invasión de

Afganistán y la posterior invasión de Irak, la cuestión de la confianza en el intérprete

cuando este es local o musulmán por parte del personal militar estadounidense es,

cuanto menos, peliaguda:

In Kabul the interpreters were searched for arms and explosive devices every time they entered the

compound (this was stopped at the beginning of 2005). Furthermore, for security reasons the

interpreters did not have access to all facilities and offices in the camp. […] They were not

expected to enter the private premises of military personnel. In general, intimate relations between

soldiers and interpreters were forbidden on penalty of being repatriated and dismissed,

respectively. In addition, local interpreters were not allowed to make use of special facilities, such

as the doctor, the dentist and the duty-free shop. (Bos y Soeters 2006: 265-266)

Así, por lo general, la actitud hacia los intérpretes locales era de confianza en

momentos de mediación con la población local, no así dentro del complejo militar (Bos

y Soeters 2006: 266). Es por tanto necesario, principalmente a la hora de analizar el

papel del intérprete en estos conflictos —Irak y Afganistán—, tener en cuenta el

momento en el que se produjeron, los factores que condujeron a su desencadenamiento,

y las consecuencias que tuvieron a nivel no solo geopolítico e internacional, sino

también social y con respecto a la opinión pública. Baker hace especial hincapié en esto

al hablar sobre los posibles prejuicios que a raíz de los eventos de los últimos años se

pueden tener en torno a los musulmanes y su propensión al conflicto violento, y más

incluso si se quiere justificar el bombardear sus ciudades y objetivos civiles: «[in order

to] justify such brute violence, the enemy must be dehumanized, depicted as an

undifferentiated, homogeneous mass» (Baker 2010: 199). De hecho, como ya ocurriera

con los rusos en los años 60, los musulmanes se muestran hoy en día como los

!)$!

principales enemigos del mundo occidental (sería interesante pensar que todo esto

siempre ocurre, de nuevo, por contagio de los países anglosajones).

Por tanto, deberíamos tener también en cuenta el contexto que envuelve al

Conflicto Palestino-Israelí. Sin embargo, es muy llamativo que el Conflicto Palestino-

Israelí aparezca de forma escasa en la literatura sobre los intérpretes en contextos de

guerras y conflictos. Tal vez porque el hecho de que sea uno de los conflictos más

duraderos de la historia nos ha hecho acostumbrarnos a él, pero lo cierto es que en los

trabajos de investigación los estudios tendrían como principal entorno de análisis los

conflictos de Irak y Afganistán, con algunas excepciones como los conflictos surgidos

como consecuencia de la división de la antigua Yugoslavia.

Así, uno de los trabajos de investigación que utiliza el contexto del Conflicto

Palestino-Israelí para su análisis es el de Ayyad y Pym (2012), aunque sin embargo

centra su estudio en una de los muchos capítulos de la guerra: la redacción —y

traducción a hebreo y árabe (2012: 1)— de la Hoja de Ruta (véase § 2.6).

Es por ello que, de esta forma, existiría una cierta escasez de bibliografía sobre

la interpretación en el Conflicto Palestino-Israelí y el trabajo que desempeñan los

intérpretes allí, así como el papel que juegan en el desarrollo del conflicto. El siguiente

apartado del presente estudio pretende, por tanto, constituir un esfuerzo por examinar el

perfil y trabajo del intérprete en el Conflicto Palestino-Israelí al mismo tiempo que un

intento por analizar las características de las labores de interpretación que se llevan a

cabo en ese conflicto en concreto.

!)%!

4. ESTUDIO EMPÍRICO SOBRE EL PAPEL DE LOS INTÉRPRETES EN CONFLICTOS: EL CASO DEL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ

Después de observar los fundamentos teóricos del presente estudio, y puesto que nos

enfrentamos a una relativa escasez de fuentes documentales que hagan referencia al

papel y figura del intérprete en el Conflicto Palestino-Israelí, encontramos necesario

incluir en nuestro trabajo un estudio empírico sobre este tema, ya que los testimonios de

primera mano obtenidos de intérpretes que han trabajado en dicho contexto se antoja la

fuente documental más fiable. Esta es la razón de que nuestro estudio incluya el diseño,

elaboración y realización de una encuesta destinada a intérpretes en conflictos que

trabajan o hayan trabajado en el Conflicto Palestino-Israelí y cuyos objetivos,

metodología, resultados y conclusiones pasamos a presentar a continuación.

4.1. OBJETIVOS

El principal objetivo de realizar esta encuesta es recabar datos a través de testimonios

obtenidos de primera mano de intérpretes profesionales que trabajan en conflictos y en

concreto en el Conflicto Palestino-Israelí. Con esos datos pretendemos asimismo lograr

los siguientes objetivos específicos, los cuales se corresponderían con los bloques en los

que se divide la encuesta (véase Anexo 1):

Objetivo 1. Definir los aspectos personales y profesionales de los intérpretes que

trabajan en conflictos.

Objetivo 2. Definir los aspectos profesionales propios de la interpretación en conflictos.

Objetivo 3. Definir los aspectos profesionales propios de los intérpretes que trabajan en

el Conflicto Palestino-Israelí.

Objetivo 4. Definir las características de la formación específica en interpretación en

conflictos.

!)&!

Así, y puesto que la encuesta se suele considerar en interpretación como el

método más sencillo y directo para contactar con los testimonios de intérpretes

profesionales, a través de ella podríamos recabar datos directos para averiguar cómo

desempeñan los intérpretes su trabajo cuando realizan su labor de mediación lingüística

en el ámbito de los conflictos armados en general y en el conflicto Palestino-Israelí en

particular; cuál es el perfil personal y profesional de los intérpretes que trabajan en

conflictos en general y en el conflicto Palestino-Israelí en particular; recabar datos sobre

dicho conflicto para tener la posibilidad de analizar por qué es necesaria o no la

presencia de intérpretes en ese conflicto y por qué, así como las características propias

del conflicto que lo convierten en único si se compara con otros similares; y si existe

algún tipo de formación en interpretación relacionada con la interpretación en

conflictos.

Es preciso tener en cuenta que, al encontrarnos en el contexto de un Trabajo de

Fin de Máster, estos objetivos se pueden cumplir teniendo en cuenta factores como el

encontrar sujetos dispuestos a formar parte del estudio o el apoyo y cooperación de esos

sujetos con respecto a la realización de la encuesta. Para llevarla a cabo, se tuvo en

cuenta el conjunto y características de la población a la que iba dirigida, los ítems que se

pretendían abordar, cómo se debía desarrollar el diseño, la realización y el análisis de

los resultados de la encuesta, y si esta se ajustaba a las necesidades del estudio y el

marco teórico en el que este se inserta.

4.1.1. Cuestiones concretas que el estudio pretende resolver

Además de los objetivos ya mencionados, a la hora de plantear la encuesta en la que se

basaría el presente estudio se determinó que existían ciertas cuestiones que se

pretendían resolver y que serían, en última instancia, el punto de partida para diseñar las

preguntas que se incluirían en la encuesta. Dichas cuestiones son, a grandes rasgos, las

siguientes:

1) ¿Qué edad media tienen los intérpretes que trabajan en el Conflicto Palestino-

Israelí?

2) ¿Qué nacionalidad suelen tener los intérpretes que trabajan en el Conflicto

Palestino-Israelí?

!)'!

3) ¿Cuántos años de experiencia laboral suelen tener los intérpretes que trabajan

en el Conflicto Palestino-Israelí?

4) ¿Cuál suele ser la combinación lingüística de los intérpretes que trabajan en el

Conflicto Palestino-Israelí?

5) ¿Cuáles son los antecedentes educativos y profesionales de los intérpretes que

trabajan en el Conflicto Palestino-Israelí?

6) ¿En qué conflictos han trabajado los intérpretes que trabajan en el Conflicto

Palestino-Israelí?

7) ¿Cuántos años de experiencia como intérpretes en conflictos tienen los

intérpretes que trabajan en el Conflicto Palestino-Israelí?

8) ¿En qué modalidades suelen trabajar los intérpretes que trabajan en el

Conflicto Palestino-Israelí?

9) ¿En qué situaciones comunicativas suelen trabajar los intérpretes que trabajan

en el Conflicto Palestino-Israelí?

10) ¿Cuánta labor de mediación cultural llevan a cabo los intérpretes que trabajan

en el Conflicto Palestino-Israelí?

11) ¿Cuál es la calidad del trabajo de los intérpretes que trabajan en el Conflicto

Palestino-Israelí?

12) ¿Qué define el trabajo de los intérpretes que trabajan en el Conflicto

Palestino-Israelí en cuestiones de ética y organización?

13) ¿Qué caracteriza al Conflicto Palestino-Israelí con respecto a los trabajos de

mediación lingüística que se realizan en él?

14) ¿Qué tipo de formación reciben los intérpretes que trabajan en conflictos?

¿Qué características tiene?

15) ¿Es la formación que reciben los intérpretes que trabajan en conflictos

adecuada para trabajar en conflictos?

4.2. DISEÑO Y METODOLOGÍA

Con el objetivo de obtener información de primera mano de intérpretes profesionales

que trabajan en conflictos en general y en el Conflicto Palestino-Israelí en particular se

determinó que lo necesario era recabar datos empleando fuentes primarias, pues son

más fiables y nos permiten examinar información original y única, así como

!)(!

potencialmente veraz. Existen muchos métodos para alcanzar información de primera

mano, y todos ellos están sujetos a las características del estudio, los recursos a nuestra

disposición y la destreza del investigador (Kumar 1999: 105). Así pues, la elección de la

realización de una encuesta para obtener este tipo de información primaria se produjo

teniendo en cuenta tres criterios: la naturaleza anónima de la obtención de la

información, la potencial distribución geográfica de la muestra de participantes, y el

tipo de población que podría participar en el estudio, teniendo para ello en cuenta los

criterios que propone Kumar (1999: 110) para elegir entre realizar entrevistas o un

cuestionario con el objetivo de acceder a esta clase de información:

The selection between an interview schedule and a questionnaire should be based upon the

following criteria.

The nature of the investigation—if the study is about issues that respondents may feel reluctant to

discuss with an investigator, a questionnaire may be the better choice as it ensures anonymity. […]

The geographical distribution of the study population—if potential respondents are scattered over

a wide geographical area, you have no choice but to use a questionnaire, as interviewing in this

circumstances would be extremely expensive.

The type of study population—if the study population is illiterate, very young or very old, or

handicapped, there may be no option but to interview respondents.

Así, y ya que se pretendía que los potenciales participantes fueran intérpretes

profesionales que hubieran trabajado o trabajasen en el Conflicto Palestino-Israelí y que

cumplirían con esos requisitos, pues estarían comprometidos a la confidencialidad por

su ética profesional (véase § 3.3.4), se encontrarían probablemente en lugares distintos o

alejados de aquel donde se realizaría el estudio, y serían un tipo de muestra poblacional

familiarizada con esta clase de procedimientos y con un alto nivel de asimilación, se

decidió realizar una encuesta.

De esta forma, la encuesta se concibió como el principal instrumento de medida

para llevar a cabo este estudio, el cual tiene como objetivo primordial recabar datos que

nos ayuden a entender, definir y especificar el perfil y trabajo del intérprete en

conflictos y, más concretamente, en el conflicto Palestino-Israelí.

!))!

De esta forma, se decidió dividir la encuesta en cuatro bloques de preguntas bien

diferenciados entre sí pero interrelacionados (véase Anexo 1) en consonancia con los

objetivos planteados:

El primero incluye preguntas sobre aspectos personales y profesionales de los

encuestados.

El segundo se centra en los aspectos profesionales de los encuestados

relacionados con el trabajo que han desempeñado en conflictos en general y de forma

más particular en el conflicto Palestino-Israelí.

El tercero propone preguntas inherentes al conflicto Palestino-Israelí.

El cuarto y último incluye preguntas sobre la formación específica en

interpretación en conflictos (si existe o no, si es necesaria, si los intérpretes que

actualmente trabajan en conflictos están preparados para ello, etc.).

Para el diseño de estos bloques y de las preguntas, seguimos el proceso de Fink

(1995[a], 1995[b], 1995[c]) y Bourque y Fielder (1995) relativo al planteamiento de

encuestas, el establecimiento de las preguntas y la administración de su desarrollo.

Determinamos que lo más sencillo y lógico, debido a las características del estudio y su

realización en el contexto de un Trabajo de Fin de Máster, era llevar a cabo la encuesta

de forma autogestionada, a través de correo electrónico y empleando plataformas de

creación, diseño y realización de encuestas en Internet. De esta forma, y en un primer

lugar, se decidió diseñar la encuesta a través de un brainstorming de preguntas que

posteriormente se perfiló y cribó y cuyos resultados fueron la base de la encuesta que se

diseñaría para el estudio piloto. Este, al igual que la encuesta final, se realizó a través de

la plataforma de realización y diseño de encuestas online LimeSurvey a través del

servidor LimeService.

Desde el principio estuvo claro que era necesario ordenar las preguntas en

bloques que abordaran todos los aspectos necesarios para realizar el análisis en un orden

creciente en cuanto a especificidad, es decir, que primero se empezaría por recabar

información sobre los datos personales y profesionales generales de los sujetos para a

continuación concretar más los datos, primero en cuanto a aquellos relacionados con el

trabajo del intérprete en conflictos, posteriormente sobre el Conflicto Palestino-Israelí

!)*!

en sí para continuar con la interpretación en ese conflicto en concreto y, para finalizar,

aspectos y datos relacionados con la formación y estatus actual en el mundo profesional

y académico del intérprete en conflictos.

Por otro lado, se estableció que el estudio debía ser capaz de recabar tanto datos

cuantitativos como cualitativos, por lo que en la encuesta se combinan preguntas

abiertas, cerradas, de control, de respuesta múltiple y de frecuencia. Otras sirven de

llave para preguntas sobre la respuesta que se haya dado con anterioridad. Asimismo, en

muchas de las preguntas se incluyó la opción de respuesta «Otro» para abarcar la mayor

cantidad posibles de variables en cada uno de los sujetos participantes.

El contacto con la totalidad de los sujetos, incluyendo la fase de pilotaje y el

recordatorio, se estableció mediante correo electrónico, a través del cual se les hizo

llegar el mensaje de bienvenida y agradecimiento, se estableció el contacto necesario

con aquellos sujetos que tuvieran cualquier tipo de duda sobre el procedimiento, y se

realizó el feedback durante el estudio piloto. Era asimismo el principal y único medio

por el cual se hacía llegar a todos los participantes el enlace web a la encuesta para

realizarla en línea a través de LimeSurvey.

4.2.1. Estudio piloto

El pilotaje se llevó a cabo en el mes de febrero de 2014 después de haber conseguido 12

sujetos que en principio se prestarían a hacer la encuesta. Dos de esos sujetos se

comprometieron a realizar el pilotaje. En esta fase de la elaboración de la encuesta se

puso especial hincapié en la claridad, concisión y cantidad de preguntas incluidas en la

misma, si podían existir preguntas prescindibles incluidas en el cuestionario o

necesarias y que no estuvieran en él, preguntas demasiado obvias o si el conjunto estaba

bien organizado o no o si podría organizarse de otra forma, reestructurarse o tal vez

eliminarse secciones o añadirse otras nuevas.

El estudio piloto fue importante, no solo para detectar y resolver los evidentes

fallos con los que contaba la encuesta en un estadio preliminar, sino para establecer de

forma correcta el acercamiento a los sujetos, la información contextual que se les debía

proporcionar (mensaje de bienvenida, objetivos y metodología del estudio, información

!)+!

relativa a cuántas preguntas contenía la encuesta, si el programa permitía guardar la

sesión para abandonarla momentáneamente y retomarla cuando el sujeto lo considerase

necesario, que las respuestas se atendrían a la más absoluta confidencialidad y que se

mantendría el anonimato de los participantes) y cuestiones específicas a cada una de las

preguntas de forma concreta para evitar ambigüedades y errores de expresión,

establecer si las respuestas debían o no ser obligatorias, e incluir algunas opciones más

de respuesta. Se trató en última instancia de un feedback muy provechoso a través del

cual se consiguió diseñar la encuesta en su forma definitiva para ser finalmente enviada

a los sujetos participantes en el estudio. La encuesta se lanzó el 28 de abril de 2014 y

expiró el 28 de julio de 2014. Se envió un recordatorio el 30 de mayo de 2014.

4.3. PARTICIPANTES

La encuesta se preparó teniendo en cuenta que estaría dirigida a participantes con un

perfil muy específico: intérpretes que hubieran trabajado o trabajasen en conflictos en

general y en particular en el contexto del Conflicto Palestino-Israelí. Se decidió realizar

un estudio exploratorio previo con el que poder seleccionar a los sujetos potenciales que

pudieran forma parte de la muestra final. Se estableció para ello contacto con una

intérprete de una organización internacional que trabaja ocasionalmente en dicho

contexto, y ella fue el punto de unión entre el autor del estudio y los participantes del

mismo. Así, y puesto que la preparación de la encuesta se realizó de forma simultánea a

la búsqueda de participantes, esta se diseñó originariamente teniendo en cuenta que

estaría dirigida a 12 sujetos que finalmente fueron escogidos para realizarla.

En cuanto al perfil de estos participantes, al tratarse de una encuesta de carácter

anónimo y confidencial, tan solo diremos que se trata de intérpretes profesionales que

trabajan o han trabajado alguna vez en el Conflicto Palestino-Israelí, tanto en calidad de

locales como en el contexto de misiones relacionadas con el trabajo de organizaciones

internacionales.

Finalmente, dos de estos 12 participantes iniciales colaborarían en el pilotaje y

por tanto serían 10 los que responderían a la encuesta definitiva. Sin embargo, dos de

esos diez dejaron incompletas sus respuestas y fue imprescindible no tenerlas en cuenta

para realizar el baremo total, el cual en última instancia incluyó a 8 participantes

!),!

encuestados. Puesto que nos encontramos ante un grupo poblacional de análisis muy

reducido y específico (intérpretes que hayan trabajado en conflictos y más

concretamente en el conflicto Palestino-Israelí) y dado que nos hallamos en el marco de

un Trabajo de Fin de Máster, no sería desacertado extraer conclusiones (al menos

preliminares) en torno a dicha muestra poblacional. Por otro lado, ya Hellier nos avisa

de que no es raro en estudios de esta clase contar al final del proyecto con menos sujetos

de los que se esperaba al inicio del mismo (1998: 49).

El hecho de que se trate de intérpretes profesionales que trabajan en conflicto,

por otro lado, es una de las razones a tener en cuenta en relación a la accesibilidad de

los sujetos que se prestaron a realizar la encuesta. Puesto que son profesionales que

viajan con asiduidad y abandonan sus hogares para unirse a misiones de varias semanas

de duración, fue necesario enviar un recordatorio para que el mayor número de sujetos

pudiera completar el cuestionario.

4.4. RESULTADOS

Los datos obtenidos gracias a la elaboración y realización de la encuesta han sido tanto

de tipo cuantitativo como cualitativo. Los primeros son de carácter estadístico, es decir,

han aportado datos en forma de porcentajes y medias que a través del razonamiento

inductivo podemos extrapolar a afirmaciones generales, las cuales, aun sin poder ser

probadas por completo, serían una de las bases en las que se asentaría el objetivo de

nuestro estudio. La otra base del estudio sería la que se sustenta en los datos cualitativos

que arroja la encuesta en sus preguntas diseñadas a la sazón, los cuales aportarían una

visión holística del contexto, el entorno, la situación, el punto de vista profesional y

humano y todos los aspectos subjetivos inherentes a toda práctica laboral, y más en

situaciones tan extremas como las vividas en las zonas en guerra en general y en el

Conflicto Palestino-Israelí en particular.

Es preciso además tener en cuenta a la hora de analizar estos datos que nos

hemos ayudado de la herramienta de creación de estadísticas y porcentajes de

LimeService, los cuales han servido como punto de partida; sin embargo, los datos que

se muestran han pasado por el análisis del autor, por lo que ambos pueden diferir en

cuanto a su forma (algo que por otra parte no significan que en última instancia no sean

!*-!

idénticos). Es también importante mencionar que, puesto que algunas preguntas son de

respuesta múltiple, algunos porcentajes finales de las respuestas, al sumarlos, superará

el 100%. Es también necesario tener en cuenta que, por lo general, cada vez que un dato

aparezca con un porcentaje de un 12,5%, hará referencia a un solo sujeto.

En el momento de analizar los resultados de la encuesta, se decidió seguir la

organización del diseño de la propia encuesta, es decir, los cuatro bloques

correspondientes a la metodología que se siguió para crearla: 1) Datos profesionales y

personales; 2) Datos profesionales relacionados con la práctica de la interpretación en

conflictos; 3) Datos relacionados con las características propias del Conflicto Palestino-

Israelí; y 4) Datos relativos a la formación en interpretación en conflictos. Por tanto, ese

será el orden que seguiremos para presentar estos datos.

En el primer bloque, el que hace referencia a los datos profesionales y

personales de los encuestados, se decidieron analizar los siguientes datos: edad,

nacionalidad, años de experiencia, modalidad en la que más se ha trabajado,

combinación lingüística, estudios, profesión y si se trabaja en plantilla o como

freelance.

Los resultados a las preguntas relacionadas con dichos datos nos ofrecen un

perfil personal y profesional muy interesante.

En primer lugar, al especificar su edad, el 62,5% de los encuestados declaró

tener entre 50 y 60 años frente tan solo a un 12,5% entre 40 y 50 y un 25% con más de

60 años.

En segundo lugar, a la pregunta de si podían especificar su nacionalidad, los

resultados muestran que todos ellos (exceptuando a uno, que no respondió esta

pregunta) han nacido en países de Oriente Próximo: dos son palestinos, dos jordanos

(uno de ellos con doble nacionalidad jordana y suiza) y tres egipcios.

En cuanto a los años de experiencia en el campo de la interpretación, la gran

mayoría (un 87,5%) llevan trabajando más de 20 años como intérpretes, frente al 12,5%

restante que ha trabajado como intérprete entre 10 y 15 años.

!*$!

La pregunta realizada sobre qué modalidad es aquella en la que han trabajado o

trabajan de forma común también arroja resultados interesantes. La mayoría de ellos

trabajan poco, muy poco o nada (75%) en la modalidad de consecutiva con toma de

notas, y tan solo un 25% trabaja en ella bastante, mientras que en la modalidad de

consecutiva sin toma de notas hay un 37,5% que afirma trabajar en ella a veces, un 25%

que la emplea poco, un 12,5% que trabaja en ella de forma bastante asidua y un 25%

que la emplea muy poco o nunca; muy poco (25%), poco (12,5%) o nada (37,5%) en

traducción a la vista frente a un 25% que la practica con una frecuencia media; un 100%

en simultánea; casi nunca (37,5%) o nunca (25%) la modalidad del chuchotage frente a

un 37,5% que la ha practicado con una frecuencia media; muy poco o nada (62,5%) la

bilateral con porcentajes repartidos al 12,5% en una frecuencia escasa o media; y poco

(50%) o nada (37,5%) con bidule frente al 12,5% que lo ha empleado alguna vez.

En la pregunta sobre qué combinación lingüística tienen los participantes

encontramos que la lengua A de todos ellos es el árabe, el cual se combina

principalmente con inglés como lengua B (a veces el inglés también es lengua A) y el

francés como lengua C.

En cuanto a cuáles son sus estudios, tan solo el 25% tiene un título académico en

Traducción e Interpretación. El 12,5% tiene un título en Traducción e Interpretación

además de otro título distinto. El 25% tiene un Máster en Traducción y/o Interpretación.

El 50% tiene otros estudios: Licenciado en Lengua Inglesa y Literatura, Economía (con

un curso intensivo en Interpretación), Ciencias Políticas y un Doctorado en Farmacia.

En cuanto a su profesión, el 100% de los sujetos se considera intérprete. Un 25%

son además traductores y un 12,5% está jubilado actualmente (aun considerándose

intérprete).

En referencia a si trabajan en plantilla o si son freelance (y exceptuando al

12,5% que se encuentra jubilado), el 50% de ellos trabaja en plantilla, mientras que el

37,5% son freelance.

El segundo bloque de preguntas está concebido como la sección principal de la

encuesta. En él se abordan preguntas sobre datos profesionales de los intérpretes

!*%!

encuestados al desempeñar su trabajo en conflictos en general y en el conflicto

Palestino-Israelí en particular.

En la pregunta que hace referencia a cuáles son los conflictos en los que los

sujetos han trabajado encontramos respuestas diversas, pero todas tienen en común que

se tratan de conflictos que tienen lugar en Oriente Próximo. Por supuesto todos ellos

han trabajo o trabajan en el conflicto Palestino-Israelí, pero encontramos otros

conflictos como el Líbano, Siria, Irak y Sudán del Sur (la única respuesta que especifica

un conflicto fuera del territorio de Oriente Próximo). Uno de los sujetos no contestó a

esta pregunta.

La siguiente pregunta de este bloque es la de cuántos años llevan trabajando

como intérpretes en conflicto en general. La mitad respondió que lleva trabajando como

intérprete en conflictos más de 10 años y un 25% entre 8 y 10 años. El 25% restante

respondió que ha trabajando como intérprete en conflictos menos de un año.

En cuanto a cuántos años han trabajado como intérpretes en el conflicto

Palestino-Israelí, de nuevo el 50% afirma haber trabajado o llevar trabajando en él más

de 10 años. Un 12,5% ha trabajado o lleva trabajando en el conflicto entre 8 y 10 años,

otro 12,5% entre 2 y 4 años, y un 25% menos de un año.

En lo que se refiere a las modalidades en las que trabajan más a menudo los

intérpretes en conflictos en general, un 50% afirma utilizar con mucha o bastante

frecuencia la consecutiva con toma de notas frente a un 25% que lo hace con una

frecuencia moderada y otro 25% que lo hace muy poco o nunca; la consecutiva sin toma

de notas la emplea mucho o bastante un 37,5%, un 25% con una frecuencia media, y un

37,5% nunca; un 75% no ha utilizado nunca la traducción a la vista, un 12,5% a veces y

otro 12,5% la ha empleado muy poco; la simultánea se emplea poco, muy poco o nada

por un 37,5%, por un 25% con una frecuencia media y por otro 25% con una frecuencia

alta o muy alta; el chuchotage no lo emplea nunca un 62,5% de los encuestados, un

25% muy poco o poco, y el 12,5% restante lo ha utilizado bastante; un 75% no ha

empleado nunca la modalidad de bilateral, un 12,5% poco y otro 12,5% la ha utilizado

bastante; y el bidule no lo han empleado nunca, poco o muy poco un 75% y el resto

(25%) bastante.

!*&!

En cuanto a la duración de las misiones en las que han trabajado en general, el

87,5% ha respondido que suelen duran una semana o más y el 12,5% menos de una

semana. Si nos referimos a la duración de las misiones en las que han trabajado en el

contexto del conflicto Palestino-Israelí, el 75% ha respondido que duran una semana o

más y el 25% restante que duran menos de una semana.

También han sido interesantes las respuestas que hacen referencia a los tipos de

situaciones comunicativas en las que los sujetos suelen interpretar en conflictos en

general. En cuanto a el trabajo sobre el terreno, un 50% lo realizan con mucha o

bastante asiduidad, mientras que un 12,5% a veces y un 37,5% muy poco o nunca; un

75% no ha trabajado nunca o muy poco en conversaciones y un 25% solo a veces; en

reuniones han participado de forma frecuente o muy frecuente un 62,5%, un 12,5% a

veces y un 25% nunca; en negociaciones no han trabajado nunca un 50%, un 12,5%

poco y un 37,5% bastante o mucho; un 62,5% no ha trabajo nunca en negociaciones de

paz y un 37,5% mucho o bastante; y en cuanto a otras labores, un 12,5% ha realizado

tareas de coordinación.

En relación a la pregunta sobre los tipos de situaciones comunicativas en las que

se trabaja como intérprete en el Conflicto Palestino-Israelí, sobre el terreno han

trabajado con bastante o mucha frecuencia un 37,5%, un 25% a veces y otro 37,5%

poco o casi nunca; en conversaciones han trabajado muy poco o nunca un 75% y un

25% bastante o mucho; en reuniones un 25% no ha trabajo nunca, mientras que un

62,5% con bastante o mucha frecuencia y un 12,5% a veces; un 62,5% no ha trabajado

nunca en negociaciones, un 25% mucho o bastante, y un 12,5% a veces; y finalmente un

12,5% ha realizado en muy contadas ocasiones interpretaciones telefónicas.

En lo que respecta al grado de importancia que los sujetos le dan a la

preparación y documentación previa a interpretar en conflictos en general, el 75% le da

una importancia muy alta y el 25% le da una importancia alta. Al preguntárseles si esa

preparación específica y documentación previa depende de la situación comunicativa un

37,5% respondió que sí y un 50% que no. Un 12,5% no contestó a la pregunta. Cuando

a los que respondieron que sí se les pidió que especificasen qué tipo de situación

comunicativa estaba sujeta a esa preparación específica y documentación previa, un

25% no contestó y un 12,5% respondió que dicha preparación está sujeta a la

disponibilidad de material documental y a la confidencialidad.

!*'!

En la pregunta que se refiere a si el intérprete en conflictos es un mediador

cultural además de un mediador lingüístico, el 75% ha respondido que sí y el 25% que

no. Al preguntárseles por qué, los que dijeron que sí respondieron que los intérpretes

deben tener un conocimiento específico de las culturas de los idiomas que interpreta;

que conocer el contexto cultural evita errores producidos por ignorar la cultura y

tradiciones locales, y que leer el lenguaje corporal y otros gestos comunicativos no

verbales puede aclarar malentendidos en una situación que ya de por sí es tensa; que en

la situaciones de conflicto el intérprete debe conceder una mayor prioridad a la

precisión; que más a menudo de lo que parece, el o la intérprete ayuda a dos o más

partes que provienen de distintas culturas a comunicarse entre sí; que en determinados

contextos el intérprete es la persona más cercana a uno de los interlocutores, bien

porque compartan la misma lengua o porque hayan sido testigos de violaciones de los

derechos humanos, el intérprete no es solo la persona que va a su lado sino su voz para

el mundo; y que a veces el intérprete tiene que explicar aspectos específicos de una

cultura a la otra parte. Los que dijeron que el intérprete en conflictos no es un mediador

lingüístico, al preguntárseles por qué, dijeron que a uno solo lo destinan como

intérprete. Uno de los sujetos no respondió a esta última pregunta.

En la pregunta relacionada con la frecuencia en la que normalmente se realizan

labores de mediación cultural durante el conflicto Palestino-Israelí, el 62,5% las realiza

poco o muy poco, el 12% de forma moderada y el 25% bastante o mucho.

En cuanto a la evaluación del trabajo del intérprete en conflictos en general, a la

pregunta de control de si en efecto dicho trabajo se evalúa o no, el 37,5% respondió que

sí y el 50% que no. El 12,5% no respondió a esta pregunta. A los que respondieron que

sí se les preguntó quién suele evaluar el trabajo del intérprete en conflictos en general y

se les dio varias opciones: el organizador, el usuario, el propio intérprete o un colega de

profesión. El 66,6% respondió que el organizador evalúa a veces y el 33,3% que nunca;

el 66,6% que el usuario lo hace a veces y el 33,3% que lo hace siempre; el 66,6% que el

intérprete no lo hace nunca y el 33,3% que siempre; y el 66,6% que a veces lo hace un

colega de profesión y un 33,3% que nunca.

En cuanto a la evaluación del trabajo del intérprete en el Conflicto Palestino-

Israelí, a la pregunta de control de si en efecto ese trabajo se evalúa o no, el 37,5%

respondió que sí y el 50% que no. El 12,5% no respondió a esta pregunta. Al

!*(!

preguntarles a los que respondieron que sí quién suele evaluar el trabajo del intérprete

en el conflicto Palestino-Israelí, si el organizador, el usuario, el intérprete mismo o un

colega de profesión, el 100% respondió que el organizador nunca lo hace; el 33,3% que

el usuario lo hace a veces, así como otro 33,3% que afirma que lo hace siempre y otro

33,3% que nunca; un 66,6% que el intérprete no lo hace nunca y un 33,3% que lo hace

siempre; y un 66,6% que un colega no lo hace nunca y un 33,3% que lo hace siempre.

En lo que respecta a si el intérprete en conflictos recibe normalmente algún tipo

de reconocimiento, el 12,5% respondió que muy poco, el 25% que poco, el 37,5% que

bastante y el 25% que mucho.

Por otro lado, en la pregunta referida a si se considera que el papel del intérprete

en el conflicto Palestino-Israelí es útil, el 87,5% opina que sí lo es, mientras que el

12,5% opina que no. Al preguntárseles por qué, uno de ellos respondió que un general

del ejército le dijo una vez que los buenos intérpretes salvan vidas. El resto

respondieron que los intérpretes son los que superan las barreras lingüísticas; que los

intérpretes tienen un buen conocimiento de psicología debido al gran número de

víctimas ya sean mujeres, niños o ancianos, y que los intérpretes se deben a la

confidencialidad y la discreción; que los intérpretes ayudan a las personas normales

(más que a las élites) a explicar su sufrimiento; y que, de nuevo, es la proximidad del

intérprete a al menos una de las partes lo que hace posible reflejar sus puntos de vista de

una forma más detallada y representativa. Dos sujetos no contestaron a esta última

pregunta.

A la pregunta de si alguna vez han firmado acuerdos de confidencialidad

trabajando en conflictos el 50% respondió que sí y el 37,5% respondió que no. El 12,5%

respondió que firmar esos acuerdos depende de la situación comunicativa. A la pregunta

de especificar qué tipo de situación comunicativa se presta más a la firma de esos

acuerdos, se respondió que sobre el terreno y en reuniones.

En cuanto a la pregunta de si han firmado alguna vez acuerdos de

confidencialidad trabajando en el conflicto Palestino-Israelí, el 62,5% contestó que no y

el 25% respondió que eso depende de la situación comunicativa. El 12,5% no respondió

la pregunta. Cuando a los que dijeron que la firma de acuerdos de confidencialidad

depende de la situación comunicativa se les pidió que especificaran en qué situación

!*)!

comunicativa se les obligó a firmar un acuerdo de confidencialidad, respondieron que

sobre el terreno.

En lo que respecta a la pregunta de si el intérprete en conflictos en general suele

trabajar en equipo durante el conflicto, el 50% respondió que sí, mientras que el 37,5%

respondió que no. El 12,5% respondió que eso depende de la situación comunicativa.

Cuando se les pidió que especificasen dicha situación comunicativa, el 12,5% respondió

que sobre el terreno y otro 12,5% respondió que en reuniones.

A la pregunta de en qué fase del conflicto suelen o han solido trabajar, el 12,5%

respondió que trabaja antes del conflicto, el 37,5% que durante el conflicto, y el 50%

después del conflicto. El 37,5% respondió que trabaja o ha trabajado en todas las fases

anteriores.

En cuanto a en qué fases del conflicto Palestino-Israelí han trabajado o trabajan

normalmente, el 25% respondió que antes del conflicto, el 37,5% durante el conflicto, y

el 75% después del conflicto. Un sujeto respondió que se trata sin embargo de un

conflicto continuo.

A la pregunta de si su papel como intérprete varía dependiendo de la fase del

conflicto en la que trabaje, el 12,5% respondió que sí y el 75% que no. Un 12,5%

decidió no responder a esta pregunta. Cuando a aquellos que respondieron que sí a esta

pregunta se les pidió que especificase cómo varía, el 12,5% respondió que durante el

conflicto las preocupaciones sobre la seguridad son más intensas.

En cuanto a si su papel como intérprete varía según la fase del Conflicto

Palestino-Israelí en la que trabajen, el 12,5% respondió que sí y el 62,5% que no. Un

25% no respondió esta pregunta. Al preguntársele a aquellos que respondieron que sí

que especificasen cómo varía, respondieron que durante el conflicto, el trabajo se centra

en acontecimientos sobre el terreno, de modo que todo es más frenético.

El tercer bloque de preguntas se correspondería con preguntas centradas en las

características y factores inherentes al conflicto Palestino-Israelí en sí.

En lo que se refiere a cómo llegaron a trabajar en el Conflicto Palestino-Israelí,

el 75% lo hizo a través de organizaciones internacionales, el 12,5% debido a cuestiones

!**!

o antecedentes personales o porque el conflicto les tocaba de cerca, y el 12,5% porque

forma parte del personal en plantilla de la ONU.

En lo relativo a los años en los que han trabajado como intérpretes en el

conflicto Palestino-Israelí, el 75% que contestó a esta pregunta especificó que desde

1999 al 2013, desde 1985 hasta ahora, en el 2010, desde 1987 a 2012 con un pico de

intensidad entre 1987 y 2005, en 1995 y el 2005. Uno de ellos no lo recuerda. El 25%

decidió no contestar a esta pregunta.

En cuanto a si existió algún momento en particular en la historia del Conflicto

Palestino-Israelí en el que sus servicios fueran especialmente requeridos, un 25%

respondió que sí, un 50% que no, y un 25% no respondió a la pregunta. Cuando a

aquellos que respondieron que sí se les pidió que especificaran cuál fue ese momento,

respondieron que fueron la operación Cast Lead sobre Gaza y todas las agresiones de

las fuerzas de defensa israelíes durante el bloqueo, así como el incidente de la flotilla en

la costa de Gaza.

En lo que se refiere a la pregunta de qué características definirían según la

opinión de los encuestados al Conflicto Palestino-Israelí comparándolo con otros

conflictos en los que hayan trabajado como intérpretes, el 75% respondió a esta

pregunta definiéndolo como dramático, sensible, sin resolución, frustrante, con una

descarada insolencia e indiferencia con respecto a toda la legalidad internacional

relevante y del Consejo de Seguridad y la Asamblea General, injusticia e intransigencia

por parte de la autoridad ocupadora, un conflicto en el que no se ve luz al final del túnel,

largo e intermitente, en el que existe una total desigualdad en materia de derechos

humanos, y difícil como cualquier otro. Un 25% de los encuestados no respondió a esta

pregunta.

En cuanto a la pregunta de qué adjetivos describirían mejor las situaciones en las

que los intérpretes han tenido que trabajar en el Conflicto Palestino-Israelí el 75% ha

afirmado que son estresantes, el 12,5% amistosas, el 37,5% tensas, el 12,5% bien

organizadas, el 50% peligrosas y el 12,5% ha especificado que todas las opciones que se

incluían (calmadas, estresante, amistosas, tensas, bien organizadas y peligrosas) eran

buenas para definir dichas situaciones.

!*+!

En lo que respecta a las palabras que mejor describirían las reacciones más

comunes de los encuestados durante su trabajo en el Conflicto Palestino-Israelí, el

12,5% respondió «miedo», el 62,5% «estrés», el 62,5% «frustración» y el 12,5%

respondió que ninguna de las opciones disponibles («miedo», «estrés», «satisfacción»,

«comodidad», «frustración») describían dichas reacciones y no especificó ninguna otra

a pesar de contar con la opción «Otra».

En la pregunta relacionada con qué han ganado los encuestados durante su

trabajo como intérprete en el conflicto Palestino-Israelí, el 50% respondió que había

ganado un mayor conocimiento sobre el conflicto, el 37,5% que había adquirido nuevas

destrezas profesionales, el 25% que había ganado la oportunidad de desarrollar un

pensamiento crítico sólido sobre el conflicto, y el 12,5% que había ganado una

experiencia profesional valiosa.

En cuanto a qué factores considerarían que son dificultades al interpretar en el

Conflicto Palestino-Israelí, el 75% afirmó que el medio en el que se interpreta, el 25%

la situación comunicativa, el 12,5% los dialectos, y otro 12,5% la terminología,

acrónimos, nombres, etc.

A la pregunta de si ha habido algún momento controvertido en el conflicto

Palestino-Israelí en el que hayan trabajado contestó el 50%. Un sujeto declaró que la

pregunta no estaba clara. Otro que hubo algunos momentos controvertidos, pero sin

especificar cuáles. Ninguno de que los que respondió afirmativamente especificó cuáles

eran esos momentos pese a ofrecérsele la oportunidad.

En lo que respecta a la opinión de los encuestados sobre en qué etapa, tramo o

fase se encuentra el Conflicto Palestino-Israelí en el momento en el que se realizó la

encuesta, el 75% respondió que en la fase de punto muerto (con violencia) y un 12,5%

en la fase de escalada o intensificación. Un 12,5% no respondió a la pregunta.

En cuanto a en qué etapa, tramo o fase del conflicto ha tenido en su opinión más

importancia el papel del intérprete, un 75% respondió a la pregunta y un 25% no lo

hizo. De ese 75% todos opinaron que el papel del intérprete es importante en general,

durante todas las situaciones y etapas del conflicto.

!*,!

Finalmente, como última pregunta de este bloque se solicitó a los encuestados

que compartieran en la medida de lo posible alguna anécdota personal surgida a raíz de

su trabajo como intérprete en el Conflicto Palestino-Israelí o cualquier otro. Solo un

25% respondió a la pregunta. Uno de ellos dijo que algunos testimonios de testigos

oculares eran demasiado tristes como para interpretarlos dejando a un lado las

emociones. Otro compartió varias anécdotas:

«It was a moment when we were meeting victims of Biet Hanoon when a single attack on one

building killed 56 members of one family. Upon listening to heart wrenching stories my colleague

and I couldn’t hold back our tears. Archbishop Tutu then took a break and prayed with all of us to

give us some strength. Another anecdote was when we were told in Syria that ISIL (Daesh) is

going [sic] to target our hotel during the night. I can tell you we didn’t sleep well that night. Once

I was threatened by a Secret Intelligence officer».

El último bloque incluye preguntas relacionadas con datos sobre la formación

específica del intérprete en conflictos.

A la pregunta de si consideran que el intérprete en conflictos debe tener una

formación especializada, el 62,5% opina que sí, tanto en Derecho como en Economía,

Derechos Humanos y Diplomacia; el 37,5% opina que debe tener una formación

especializada en Derechos Humanos; el 25% que debe tenerlo en Diplomacia; y otro

25% que debe tenerlo en Derecho.

A la pregunta de si consideran que cualquier intérprete podría trabajar en

conflictos, el 100% respondió que no. Cuando se les preguntó por qué, respondieron

que el intérprete en conflictos tiene que saber controlar sus emociones; debe tener

experiencia y estar muy al tanto del conflicto; debe ser fuerte, sano, dominar

perfectamente las lenguas de trabajo y debes estar bien preparado para una situación

específica, debe ser sensible con respecto a las tradiciones culturales y el protocolo

religioso, así como sereno, educado y acomodaticio aunque también firme en lo que

respecta a las condiciones de trabajo y la seguridad del equipo, y necesita trabajar en las

mejores condiciones posibles; porque también puede ser una experiencia traumática;

porque trabajar en conflictos puede ser muy estresante para algunas personas; porque el

intérprete debe ser discreto, mantener la calma en todas las situaciones, gestionar la

frustración y decepción personales y asegurarse de que él o ella no son meros

instrumentos que emplea una de las partes; y porque el intérprete en conflictos necesita

!+-!

tener competencias y cualidades especiales. Un sujeto no respondió a esta última

pregunta.

En lo que respecta a si consideran que la formación actual en centros de

aprendizaje o escuelas de interpretación cualifica a los intérpretes para trabajar en

conflictos, el 37,5% respondió que no y el 25% que sí. El 37,5% no respondió la

pregunta. Cuando a los que habían respondido a la pregunta que no se les preguntó por

qué, respondieron que interpretar en conflictos se consigue a través de algo más que

formación, por ejemplo experiencia, y que se necesitaría hacer viajes a la zona en

conflicto y simulaciones de interpretación en conflictos. Cuando se les preguntó por qué

a los que habían respondido que sí, respondieron que la formación es lo que hace

buenos intérpretes y que actualmente los centros de aprendizaje cubren una amplia

variedad de asignaturas relevantes. Un 12,5% no respondió esta última pregunta.

En cuanto a si consideran que las escuelas de interpretación deberían añadir un

módulo o impartir clases sobre interpretación en zonas de conflictos, el 62,5%

respondió que sí, el 25% que no y un 12,5% no respondió a la pregunta.

En lo que respecta a si consideran que los intérpretes que se encuentran

actualmente trabajando en conflictos están preparados o cualificados para ese trabajo, el

50% respondió que no, el 12,5% que sí y un 37,5% no respondió a la pregunta. Cuando

se les preguntó por qué, los que respondieron que no especificaron que los intérpretes a

los que les falta formación son normalmente poco fiables, que a veces los que están

mejor cualificados no quieren participar en una misión o no están disponibles, y que

como en la mayor parte de las cosas algunos intérpretes son mejores que otros. Un

sujeto respondió que no conoce a todos los intérpretes que trabajan en conflictos.

Cuando se le preguntó por qué. el que respondió que sí a la anterior pregunta respondió

que no le han dicho que haya intérpretes poco cualificados para trabajar en conflictos.

Un 12,5% no respondió a esta última pregunta.

A la pregunta de si el intérprete recibe protección cuando trabaja en conflictos,

el 71,43% considera que recibe bastante o mucha, el 14,29% a veces y otro 14,29%

poco o muy poco.

!+$!

En lo que respecta a que si consideran que la protección que reciben los

intérpretes en conflictos es suficiente, el 50% respondió que sí y el 37,5% que no. Un

12,5% no respondió esta pregunta.

Finalmente, cuando se les pidió que especificaran el grado de aceptación que

tienen los servicios del intérprete en conflictos, el 50% respondió que muy alto y el otro

50% que medio.

4.5. DISCUSIÓN

A la luz de los resultados del presente estudio, es importante tener en cuenta qué

relación guardan estos si se los compara con lo que hemos visto en la parte teórica de

este trabajo, la cual supondría el marco fundamental en el que se insertaría el mismo.

Muchos de ellos, como puede comprobarse, se encontrarían dentro de la línea que

marcan las características ya descritas de la interpretación en conflictos. Sin embargo,

algunos resultados son particularmente interesantes y conviene analizarlos con respecto

a lo descrito en el marco teórico.

En cuanto a la clasificación de los intérpretes y su formación (véase § 3.3.1 y

3.3.2), es interesante tener en cuenta que la mayor parte de los participantes son

intérpretes profesionales con bastantes años de experiencia —de hecho todos se

consideran a sí mismos intérpretes—, aunque los que más abundan no son los que

tienen estudios específicos en interpretación, sino en otras disciplinas no necesariamente

relacionadas con el ámbito de la traducción y la interpretación o ni siquiera relacionadas

con el conocimiento de idiomas.

A este respecto sería también conveniente señalar que ninguno de ellos establece

una relación directa con el ejército o menciona a los intérpretes locales, lo cual

corroboraría la tesis de Allen (2012) de que incluso entre los propios intérpretes que

trabajan en conflictos se desconoce la figura de otros, como por ejemplo los locales. Por

otra parte, ninguno de ellos afirma estar relacionado de alguna forma con

organizaciones basadas en la ayuda humanitaria, es decir, que principalmente se trata, si

seguimos la clasificación de Allen (2012) (véase § 3.3.1), de intérpretes civiles. En

cuestiones de formación específica, podríamos corroborar el punto de vista de Baigorri

!+%!

(2000) y Allen (2012) de que existe poca formación específica en interpretación para los

profesionales que trabajan en conflictos y que esta podría adquirirse con la experiencia,

algo que también se sustentaría en el hecho de que la mayor parte de los participantes en

nuestra encuesta afirma que tiene una experiencia profesional muy prolongada.

Es también importante tener en cuenta que en cuestiones como protección o

seguridad (véase § 3.3.3) la mayor parte de los encuestados encuentra la profesión

peligrosa y sumamente estresante, aunque afirman que en la mayor parte de las

ocasiones el intérprete está bien protegido y sus servicios son aceptados por ambas

partes, lo cual contradiría en un principio la afirmación de Fitchett (2010) con respecto a

los intérpretes en el caso de la Guerra de Irak (véase § 3.3.3). Sin embargo, no tenemos

la visión de los locales, la cual afirma Allen (2012), como hemos visto (véase § 3.3.3),

que sería vital, pues en muchas ocasiones son figuras olvidadas por el resto de la

profesión.

En lo que respecta a las cuestiones relacionadas con la ética profesional y la

neutralidad, ninguno de los encuestados parece, como afirma Inghilleri (2009)

(véase § 3.3.4), replantearse su código deontológico. No parecen existir conflictos de

interés, aunque sí es cierto que la mayoría confiesa no poder mantener una neutralidad

completa tal y como afirma Takeda (2012) (véase § 3.3.4), pues debido a las situaciones

tan extremas a las que se enfrentan es prácticamente imposible dejar los sentimientos o

emociones a un lado. Sin embargo, corroborando las palabras de Fitchett (2010)

(véase § 3.3.4), la mayor parte de ellos se compromete a la más absoluta

confidencialidad, un aspecto que se encontraría en el centro de la ética del intérprete en

conflictos y que además garantizaría su neutralidad relativa y confianza con respecto a

ambas partes. Sin embargo, la firma oficial de contratos de confidencialidad se daría de

forma escasa.

En el aspecto de la mediación cultural (véase § 3.3.5), vemos en los resultados

de la encuesta que la mayoría de los participantes afirma que el intérprete debe ser un

mediador cultural además de lingüístico. No obstante, también declaran que rara vez

han llevado a cabo tareas de mediación cultural. Esto guardaría cierta relación con lo

que expresa Baigorri (2003: 166) citando a Taft (1981: 73) (véase § 3.3.5) de que es

necesario dominar una serie de destrezas que en última instancia servirían para mediar

entre culturas, aunque, por supuesto, eso sería la teoría, es decir, que dominar una serie

!+&!

de destrezas no es sinónimo de ponerlas en la práctica de forma asidua. También es

importante mencionar que la gran mayoría de los encuestados han señalado la necesidad

de estar familiarizado con el contexto que rodea a la situación en la que se pone en

práctica la comunicación, principalmente a través de la documentación y la experiencia,

y por tanto corroborarían las tesis de Takeda (2012) y Bos y Soeters (2006: 264) de que

es necesario tener amplios conocimientos de todo lo que rodea al conflicto en el que se

interpreta, es decir, sus dinámicas, situación de la población local, antecedentes,

costumbres culturales y protocolarias, etc. (véase § 3.3.5).

En cuanto a las modalidades más empleadas, la conclusión que podríamos

extraer de las respuestas de los que han participado en la encuesta es que, aunque puede

trabajarse en consecutiva y muy a veces de enlace o empleando la bilateral, la

modalidad que se impondría en la mayor parte de las situaciones comunicativas sería la

simultánea, lo cual se contradiría en principio con lo expresado por Kherbiche (2009),

que da un mayor protagonismo a la consecutiva y el chuchotage sin mencionar a la

simultánea, aunque bien es cierto que sus conclusiones se extraen del trabajo de

intérpretes en organizaciones humanitarias y en concreto el Comité Internacional de la

Cruz Roja (véase § 3.4.1).

En lo relativo a las situaciones en las que se lleva a cabo la interpretación en

conflicto, pocos de nuestros participantes ha trabajado fuera del ámbito de las

organizaciones internacionales, es decir, que si lo relacionamos con lo expuesto en los

estudios de Bos y Soeters (2006) y Kherbiche (2009) (véase § 3.4.2), estarían más

relacionados con misiones de mantenimiento de la paz que con misiones humanitarias.

Por lo tanto, no es de extrañar que exista una cierta correspondencia entre lo que vemos

en el trabajo de Bos y Soeters (2006) y la afirmación por parte de los participantes en

nuestra encuesta de la primacía del trabajo en equipo, la duración relativamente larga de

las misiones, que la mayor carga de trabajo se de sobre el terreno y que cuestiones como

la preparación y documentación previas en lo tocante a protocolo, terminología y

cuestiones culturales es de vital importancia (véase § 3.4.2). Sin embargo, y puesto que

los mencionados autores no se centran en el caso del trabajo del intérprete en conflictos

en el ámbito de las organizaciones internacionales, ha sido necesario incluir en nuestro

estudio, entre otras, cuestiones como la evaluación del trabajo del intérprete, su

reconocimiento, y si este varía dependiendo de la fase del conflicto en la que trabaje.

!+'!

Por último, uno de los puntos más importantes e interesantes sería el análisis del

entorno en el que se desarrolla el trabajo de los intérpretes que han participado en el

presente estudio: el Conflicto Palestino-Israelí. Para empezar, tan solo ese detalle,

confirmaría el hecho de que Oriente Próximo es un foco importante de conflictos y por

tanto una zona geográfica en la que los servicios de interpretación serían ampliamente

requeridos (véase § 3.4.3). Es también importante tener en cuenta que durante los

últimos años del conflicto, particularmente desde el 2005 y en general a partir del

estallido de la Segunda Intifada (véase § 2.6 y 2.7), con la nueva dinámica geopolítica

desarrollada en Oriente Próximo tras el 11-S, el trabajo de los intérpretes en el Conflicto

Palestino-Israelí ha aumentado. Además, situaciones puntuales como el bloqueo a Gaza

y la operación Cast Lead (véase § 2.7) han supuesto momentos de especial tensión y

carga de trabajo para algunos de los que han participado en la encuesta.

En relación con esto último, es también lógico que por tanto la principal

combinación lingüística de los participantes sea árabe como lengua materna e inglés

como lengua B (véase § 3.3.2 y 3.4.3).

4.6. CONCLUSIÓN

Como conclusión, podríamos decir que es evidente que la profesión de intérprete en

conflictos está muy diferenciada del resto y que muchas veces, incluso, puede quedar

olvidada al encontrarse su papel tan difuminado y su perfil tan oculto. Esto, por otra

parte, es un hecho mucho más acusado en el caso de los intérpretes que trabajan en el

Conflicto Palestino-Israelí. Es por tanto pertinente tener en cuenta los testimonios de

estos propios profesionales para poder delimitar su trabajo, definir su figura como

mediador lingüístico y cultural, y hacer llegar sus conocimientos al mundo académico.

Así pues, los datos aportados por los resultados de esta encuesta (a través de

porcentajes y sumas y mediante la realización de medias) suponen un punto de partida

para definir el perfil y papel del intérprete en conflictos, específicamente en el Conflicto

Palestino-Israelí. En base al objetivo primero de este estudio, es decir, definir cuál sería

el perfil y papel del intérprete que trabaja en el conflicto Palestino-Israelí, es posible

extrapolar dichos datos y elaborar un perfil del intérprete que realiza sus funciones en

dicho conflicto. De esta forma, y siguiendo estas indicaciones, podríamos decir que el

!+(!

intérprete en conflictos, y en concreto en el Conflicto Palestino-Israelí, así como su

papel, es susceptible de ser definido de la siguiente manera con respecto a aspectos

personales y profesionales, aspectos personales relativos a la interpretación en

conflictos, aspectos relacionados con el propio Conflicto Palestino-Israelí y aspectos

formativos en interpretación en conflictos:

ASPECTOS PERSONALES Y PROFESIONALES:

• Se trata principalmente de personas adultas y experimentadas de entre 50 y 60

años de edad.

• Suelen ser individuos nacidos en Oriente Próximo, principalmente egipcios,

palestinos y jordanos.

• La mayoría de ellos lleva trabajando más de 20 años como intérprete, es decir,

tienen experiencia en el campo de la interpretación; son probablemente por tanto

profesionales competentes y con conocimientos especializados.

• La modalidad en la que suelen trabajar por lo general es la simultánea.

• La combinación lingüística más usual es árabe (A)-inglés (B)-francés (C).

• Los antecedentes educativos y formativos varían y son muy heterogéneos. No

hay abundancia de títulos específicos en traducción e interpretación ni de una

formación exclusiva en traducción e interpretación.

• Todos se dedican profesionalmente a la interpretación de forma activa. Muy

pocos son traductores.

• La mayoría son intérpretes en plantilla.

ASPECTOS PROFESIONALES RELATIVOS A LA INTERPRETACIÓN EN

CONFLICTOS:

• Todos han trabajado en conflictos que se dan en Oriente Próximo.

• La mayoría ha trabajado entre 8 y 10 años o más de 10 años como intérprete en

conflictos, es decir, que están experimentados y tienen conocimientos amplios, así

como una alta especialización, y están probablemente familiarizados con diversos

protocolos y dinámicas en conflictos, así como la técnica.

• La mitad ha trabajado más de 10 años en el Conflicto Palestino-Israelí. El resto

se divide entre meses o pocos años, lo cual podría ser el síntoma de un relevo

!+)!

generacional, teniendo también en cuenta que el Conflicto Palestino-Israelí se

alarga en el tiempo como ningún otro.

• La modalidad que más suelen emplear es la simultánea seguida por la

consecutiva.

• Las misiones suelen durar una semana o más.

• Las misiones en el Conflicto Palestino-Israelí suelen durar una semana o más.

• Las principales situaciones comunicativas en las que se interpreta en conflictos

suelen ser reuniones y sobre el terreno.

• La principales situaciones comunicativas en las que se interpreta en el Conflicto

Palestino-Israelí suelen ser reuniones y sobre el terreno.

• La preparación y documentación previas son de gran importancia al interpretar

en conflictos.

• El tipo o la forma en que se lleva a cabo la preparación y documentación previas

a la interpretación en conflictos no depende demasiado de la situación

comunicativa en la que vaya a realizarse la interpretación. Sin embargo, sí puede

variar dependiendo del nivel de confidencialidad y la disponibilidad de ese

material documental.

• El intérprete en conflictos es —o al menos debe ser— un mediador cultural

además de un mediador lingüístico. El intérprete en conflictos debe tener un buen

conocimiento de las culturas de las lenguas de trabajo, lo cual es útil para evitar

posibles malentendidos en un entorno tenso y estresante en el que no debe haber

espacio para la inexactitud y donde debe primar la comunicación fluida no solo de

mensajes verbales sino también mensajes no verbales, posturas, etc. Muchas veces

los intérpretes son la única manera de que el mundo que se encuentra fuera del

conflicto sea consciente de lo que ocurre en él, así como ser partícipe de los

testimonios de todas las partes implicadas.

• Los intérpretes que trabajan en el Conflicto Palestino-Israelí llevan a cabo tareas

de mediación cultural de forma poco frecuente.

• Por lo general, el trabajo del intérprete en conflictos no suele evaluarse.

• Normalmente el que evalúa el trabajo del intérprete en conflictos es el usuario

seguido del organizador y un colega intérprete, pero de forma poco frecuente.

• Por lo general, el trabajo del intérprete en el Conflicto Palestino-Israelí no suele

evaluarse.

!+*!

• Normalmente el que evalúa el trabajo del intérprete en el Conflicto Palestino-

Israelí es el usuario, pero de forma poco frecuente.

• El intérprete en conflictos a veces recibe algún tipo de reconocimiento.

• Se considera que el papel del intérprete en el Conflicto Palestino-Israelí es útil,

ya que es prácticamente la única forma que tienen ambos bandos de comunicarse

de una forma clara, detallada y acertada, y contribuye a que aquellos que más

sufren las consecuencias del conflicto expresen los sufrimientos que padecen.

• Por lo general los intérpretes que trabajan en conflictos suelen firmar acuerdos

de confidencialidad, aunque no con demasiada frecuencia. A veces esa firma está

sujeta a las situaciones comunicativas en las que se desarrolla el trabajo del

intérprete, destacando el trabajo sobre el terreno y las reuniones.

• Los intérpretes que trabajan en el Conflicto Palestino-Israelí no suelen firmar

acuerdos de confidencialidad. Cuando esa firma está sujeta al tipo de situación

comunicativa en la que vaya a desarrollarse el trabajo del intérprete, esta suele ser

sobre el terreno.

• Normalmente los intérpretes que trabajan en conflicto lo hacen en equipo. A

veces esto depende de la situación comunicativa, la cual suele ser en estos casos

sobre el terreno y en reuniones.

• Por lo general el intérprete en conflictos trabaja durante el conflicto y sobre todo

después del conflicto.

• En el Conflicto Palestino-Israelí el intérprete trabaja por lo general después del

conflicto. Sin embargo, esto sería más bien tras el cese de las hostilidades o brotes

de violencia armada, puesto que hablamos de un conflicto que aún hoy perdura.

• El papel del intérprete en conflictos no varía participe en la fase del conflicto en

la que participe.

• El papel del intérprete en el Conflicto Palestino-Israelí no varía participe en la

fase del conflicto en la que participe.

INTÉRPRETES EN EL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ:

• La mayor parte de los intérpretes que trabaja en el Conflicto Palestino-Israelí lo

hace a través de organizaciones internacionales.

• La principal concentración de trabajo como intérprete en el Conflicto Palestino-

Israelí se da desde 1985-87 hasta el 2012 y con especial intensidad entre 1987 y

!++!

2005, periodo en el cual existe una mayor actividad aún entre 1995 y 1999. Esto

se corresponde con el estallido de la Primera Intifada y los primeros ataques sobre

Gaza y Cisjordania, así como las principales negociaciones de paz de los 90, la

Segunda Intifada y la situación inmediatamente posterior al 11-S.

• Por lo general, no ha habido momentos especiales en el Conflicto Palestino-

Israelí en el que el trabajo de los intérpretes fuera especialmente requerido. Sin

embargo, uno de los momentos en los que más lo ha sido fue en la operación Cast

Lead sobre Gaza y el incidente de la flotilla en la costa de Gaza durante el

bloqueo (véase § 2.7).

• Aquello que más define al Conflicto Palestino-Israelí con respecto a otros en los

que han trabajado los mismos intérpretes es su duración, la sensación de que no

acabará nunca, la desigualdad e injusticia presentes y la evidente violación de los

derechos humanos.

• Las situaciones en las que se desarrolla el trabajo del intérprete en el Conflicto

Palestino-Israelí son principalmente estresantes y peligrosas.

• Mientras desempeñan su trabajo, las reacciones más comunes de los intérpretes

en el Conflicto Palestino-Israelí son de estrés y frustración.

• Trabajar como intérprete en el Conflicto Palestino-Israelí proporciona un mayor

conocimiento sobre el conflicto e implica la adquisición de nuevas destrezas

profesionales.

• El medio es el factor que más dificulta el interpretar en el Conflicto Palestino-

Israelí.

• El Conflicto Palestino-Israelí se encuentra en la etapa de punto muerto con

violencia según la escala de Brahm (véase § 3.4.3).

• El papel del intérprete en el Conflicto Palestino-Israelí es importante sin

importar la etapa en la que se encuentre el conflicto.

• La mayor parte de los intérpretes que han trabajado en el Conflicto Palestino-

Israelí habla de lo necesario que es dejar las emociones a un lado cuando se

interpreta y de lo difícil que es a veces por la tristeza que en muchas ocasiones se

desprende de las situaciones en las que se trabaja. También señalan la sensación

de peligro constante y que sufren amenazas incluso desde su propio «bando».

!+,!

FORMACIÓN DE LOS INTÉRPRETES EN CONFLICTOS:

• El intérprete en conflictos debe tener alguna formación específica

complementaria (por ejemplo en Derecho, Diplomacia, Derechos Humanos, etc.)

además de una formación en interpretación.

• No todos los intérpretes, a pesar de ser intérpretes, pueden trabajar en conflictos.

Es necesario ser fuerte psicológicamente, controlar las emociones, tener mucha

experiencia y conocimientos sobre el conflicto en el que se trabaje, adaptarse a la

situación y las medidas de seguridad y determinados protocolos de actuación, ser

discreto, educado y respetuoso, ser frío y poder dominar la frustración y el estrés,

y poseer una buena competencia intercultural.

• Actualmente los centros de aprendizaje o las escuelas de interpretación no

capacitan o cualifican del todo a los intérpretes para trabajar en conflictos; se

necesita la experiencia en conflictos y estar muy familiarizado con el terreno.

• Las escuelas de interpretación deberían añadir un módulo o impartir clases sobre

interpretación en conflictos.

• Muchos de los intérpretes que actualmente se encuentran trabajando en

conflictos no están del todo o completamente preparados para ello, ya sea por falta

de experiencia, falta de disponibilidad o ausencia de los que sí están preparados, o

porque sencillamente los mejores intérpretes no están dispuestos a trabajar en

conflictos.

• Cuando trabaja en conflictos, el intérprete recibe más o menos una buena

protección, la cual, pese a ser suficiente, podría mejorar.

• En general, los servicios y el trabajo que ofrecen los intérpretes en conflictos son

aceptados de buen grado.

!,-!

5. CONCLUSIONES GENERALES

Como expusimos al comienzo del presente trabajo (véase § 1.2), los objetivos del

mismo se centran en analizar el Conflicto Palestino-Israelí a través de sus orígenes y

desarrollo histórico; examinar la profesión del intérprete en conflictos a partir de su

desarrollo histórico, las características que definen a los intérpretes que trabajan en

conflictos y la práctica de la interpretación en conflictos; definir el perfil y papel del

intérprete en conflictos en general y en el Conflicto Palestino-Israelí en particular; y

ahondar en las circunstancias que rodean al intérprete que trabaja en el Conflicto

Palestino-Israelí. Teniendo en cuenta dichos objetivos, podemos llegar a determinadas

conclusiones generales que servirán como colofón y recapitulación del presente trabajo,

así como una oportunidad para reflexionar sobre los siguientes pasos que se habrían de

tomar con respecto a la línea de investigación en la que se incluiría.

En primer lugar, el Conflicto Palestino-Israelí encuentra sus orígenes en la

pugna entre los colonos sionistas que pretendían hacer de Palestina el territorio del

hogar nacional judío y los palestinos que vivían allí desde siempre. Dicha pugna ha

ocupado prácticamente toda la totalidad del siglo XX, sometiéndose a posturas extremas

en cada uno de los bandos, la acción de alianzas (principalmente la establecida entre

Estados Unidos e Israel) y la mediación insuficiente de la comunidad internacional.

Como consecuencia, el conflicto se encuentra desde hace décadas en un constante punto

muerto en el que se combinan los altos el fuego sucesivos que se rompen con las treguas

intermitentes y las descomunales cifras de muertos civiles.

Por otra parte, la interpretación en conflictos siempre ha existido, pero es en la

primera mitad del siglo XX con la sucesión de Guerras Mundiales y la Guerra Fría

posteriormente, así como los Juicios de Núremberg y la creación de las Naciones

Unidas, cuando sería verdaderamente necesaria y considerada como una profesión.

En la actualidad, los intérpretes en conflictos encuentran como principal

motivación para su trabajo la cuestión monetaria y el servicio a su país y a lo que

consideran una buena causa, es decir, la motivación última de querer acabar con el

conflicto y que reine la paz. Suelen clasificarse en aquellos que trabajan para el ejército,

los civiles que trabajan para organizaciones internacionales o humanitarias, y los

!,$!

intérpretes locales. En cuanto a su formación, los civiles y militares suelen tener algún

tipo de instrucción tanto en lenguas como en combate e incluso en interpretación, pero

los locales no suelen tener ninguna, y solo son intérpretes porque conocen ambas

lenguas y pueden servir de enlace con la población local. Actualmente, el proyecto de

formación para intérpretes en conflicto más interesante que existe es InZone.

Además, los intérpretes en conflictos arriesgan su vida más de lo que el resto de

la profesión cree y muchas veces son prácticamente desconocidos. La mayor parte de

ellos trabaja actualmente en Oriente Próximo. Por ello también pueden surgir

prejuicios en cuanto a los locales árabes o musulmanes a raíz de la mentalidad

occidental post 11-S y que por otra parte pone en peligro a los intérpretes locales. Así,

en cuanto a su ética profesional, mantener la neutralidad que se le presupone a todo

intérprete es más difícil de lo que se intuye, sobre todo en un entorno tan extremo con el

de las zonas de guerra. Por último, la mayor parte de los intérpretes tienen que estar

preparados para llevar a cabo labores de mediación cultural, aunque por lo general o no

están capacitados para ello o no lo hacen.

En la práctica de la interpretación en conflictos la consecutiva y sobre todo la

simultánea son las modalidades más empleadas, aunque también se emplea el

chuchotage y la bilateral principalmente en labores humanitarias.

Puesto que en conflictos existe un contacto constante entre las fuerzas militares

y las locales, se necesitan mediadores lingüísticos y culturales formados para llevar a

cabo el intercambio de mensajes de forma correcta y sin entrañar dificultades. En el

caso del Conflicto Palestino-Israelí los intérpretes son el único medio de que el resto del

mundo sepa lo que allí está pasando.

En general, los intérpretes en en el Conflicto Palestino-Israelí tienen experiencia

en la profesión, son de Oriente Próximo, su lengua A es el árabe y su lengua B el inglés,

y no suelen tener formación específica en interpretación. Todos trabajan en conflictos

en Oriente Medio, emplean la simultánea con mayor asiduidad, trabajan en reuniones y

en misiones relativamente largas, deben ser mediadores culturales pero llevan a cabo

esa tarea muy poco, no se les evalúa su rendimiento, trabajan en equipo y trabajan sobre

todo después del conflicto.

!,%!

En el Conflicto Palestino-Israelí los intérpretes trabajan a través de

organizaciones internacionales y como locales. Su trabajo se ha multiplicado tras el

estallido de la Primera y Segunda Intifada y la escalada de violencia tras el 11-S, más en

concreto durante el bloqueo a Gaza y los ataques de 2008 y 2009. Se define como un

conflicto que parece no tener fin, que se encuentra en un punto muerto. Allí el trabajo

del intérprete es peligroso, difícil y estresante, así como enormemente necesario, y

precisa de constante aprendizaje.

Debido a estos factores complejos y determinantes, el intérprete en conflictos

debe tener una formación orientada a ello. Cualquier intérprete no tiene la capacidad

(mental, física y profesional) para trabajar en conflictos y debe formarse y adquirir las

destrezas específicas que le capaciten para desempeñar su labor lingüística y de

mediación cultural en situaciones tan exigentes y extremas como las que día a día se

presentan en conflictos como el de Palestina.

Para concluir diremos que el presente Trabajo de Fin de Máster, aunque no

pretende en absoluto ser categórico, tiene la intención de ofrecer algunas aportaciones a

la comunidad investigadora especializada en interpretación, en concreto aquella cuyo

principal propósito sea conocer a los intérpretes que trabajan en conflictos en general y

en el Conflicto Palestino-Israelí en particular y cuya figura, papel y labor son

relativamente desconocidos, lo cual puede hacerlos susceptibles de pasar desapercibidos

aunque realicen funciones de vital importancia en el mundo actual. Es por tanto que

creemos que este estudio puede ser de utilidad e interés dentro de un campo aún por

explotar como es el de la interpretación en conflictos y, más en concreto, en la

interpretación en el Conflicto Palestino-Israelí.

El presente trabajo, sin embargo, solo supondría un punto de partida para

investigaciones futuras y más extensas en las que se tendría acceso y se analizaría de

forma más profunda una mayor cantidad de fuentes bibliográficas, y se perfeccionaría la

metodología general del trabajo de investigación y del instrumento —la encuesta— por

el cual se llevaría a cabo otro estudio empírico más riguroso y mayor, con la intención

de mejorar su metodología y análisis de los datos, así como incluir a un mayor número

de participantes para obtener más datos e información de una mayor variedad que

puedan ser susceptibles de formar parte de un análisis más extenso y minucioso.

!,&!

Para finalizar, es preciso destacar que los posibles puntos débiles que pueda

tener este Trabajo de Fin de Máster serán corregidos con el objetivo de que forme parte

de un más que probable proyecto de tesis doctoral. Estamos convencidos de que el

campo de investigación de la interpretación en conflictos es tan prometedor como

original y merece convertirse en un ámbito en el que profundizar más, y que aumenta en

importancia y contenido si, además de tener en cuenta las fuentes secundarias y teóricas,

incluimos los testimonios directos de las personas que lo conforman. Así pues, el

presente trabajo, además de aportarnos un punto de partida fundamental y unos

conocimientos imprescindibles para hacer del campo de la interpretación en conflictos

un apropiado ámbito de especialidad futuro, nos ha permitido ponernos en contacto con

una realidad relativamente desconocida para el mundo académico, la del intérprete en

conflictos y en el Conflicto Palestino-Israelí, a la que pretendemos, con el tiempo, que

se le otorgue la trascendencia que merece.

!,'!

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Yedioth Internet. (26 de Agosto de 2014). Ynetnews. Recuperado el 28 de Agosto de

2014, de Ynetnews: http://www.ynetnews.com/articles/0,7340,L-4564456,00.html

!!!

ANEXO 1: INTERPRETING IN CONFLICT ZONES: SURVEY ON THE ROLE OF THE INTERPRETERS IN THE ISRAELI-PALESTINIAN CONFLICT There are 51 questions in this survey. It will not take you more than 15 or 20 minutes to answer all of the questions. Should you need to stop in the middle of completing the survey, you can save your answers and return to the last question you answered. Dear Sir/Madam, My name is and I am currently developing a research study in the framework of a master’s degree thesis on the role of the interpreter in conflicts and more precisely the role of the interpreter working in the Israeli-Palestinian conflict. This research could be a relevant contribution to the academic field and the professional world of interpretation, covering an important gap of knowledge about the interpreter’s work in such environments and analysing the possibilities of an innovative and unexplored research line. As I am using a survey targeted to interpreters working in conflicts as the main measurement device, I am most interested in you taking this survey since I consider that your experience will be an enormous contribution for my study. This survey has been developed as a part of a research project on the role of interpreters in the Israeli- Palestinian conflict. Your answers to the survey will remain strictly confidential and be used exclusively within the research project described above. The survey is strictly anonymous. No names or email addresses will be attached to individual replies. In closing, let me express my most sincere gratitude for taking this survey. Should you require any further information please do not hesitate to contact me at --. Kind regards, !

!$-%!

PERSONAL AND PROFESSIONAL BACKGROUND

Let's start with a few questions regarding your personal and professional data in general.

1. Please specify your age

Please choose only one of the following:

• 20-30 years old • 30-40 years old • 40-50 years old • 50-60 years old • Over 60 years old

2. Please specify your nationality

Please write your answer here:

3. How many years have you been working as an interpreter?

Please choose only one of the following:

• 1-5 years • 5-10 years • 10-15 years • 15-20 years • More than 20 years

4. In which modality have you worked/do you work more often? (5 being the one you have worked or work the most and 1 the least.)

Please choose the appropriate response for each item:

1 2 3 4 5 Consecutive with note taking Consecutive without note taking Sight translation Simultaneous Chuchotage Liaison/Bilateral Bidule Other

!$-&!

4.1. Which one?

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was '@331233X5X148SQ007@' at question '4 [4]' (4. In which modality have you worked/do you work more often? (5 being the one you have worked or work the most and 1 the least.) (Other))

Please write your answer here:

5. What is your language combination?

Please write your answer here:

6. Please specify your studies

Please choose all that apply:

• Degree in Translation and/or Interpreting • Degree in Translation and/or Interpreting plus other degree • Master's degree in Translation and/or Interpreting • Other:

7. Please specify your occupation

Please choose all that apply:

1) Interpreter 2) Translator 3) Lecturer 4) Retiree 5) Other:

7.1. Please specify which type of teaching you deliver

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was at question '8 [7]' (7. Please specify your occupation)

Please choose all that apply:

• Interpreting • Translation • Other:

!$-'!

8. Are you a freelance interpreter or do you work as a staff interpreter?

Please choose only one of the following:

• Freelance • Staff • Other

INTERPRETING IN CONFLICTS. PROFESSIONAL DATA

This main section of the survey deals with questions on professional data in conflicts in general and in the Israeli-Palestinian conflict in particular.

9. In which conflicts have you worked?

Please write your answer here:

10. How many years have you worked as an interpreter in conflicts in general?

Please choose only one of the following:

• Less than a year • 1-2 years • 2-4 years • 4-8 years • 8-10 years • More than 10 years

11. How many years have you worked as an interpreter in the Israeli-Palestinian conflict?

Please choose only one of the following:

• Less than a year • 1-2 years • 2-4 years • 4-8 years • 8-10 years • More than 10 years

!$-(!

12. In which modality do you most often work in conflicts in general? (5 being the one you have worked/work the most and 1 the least.)

Please choose the appropriate response for each item:

1 2 3 4 5 Consecutive with note taking Consecutive without note taking Sight translation Simultaneous Chuchotage Liaison/Bilateral Bidule Other

12.1. Which one?

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was '@331233X6X175SQ008@' at question '14 [12]' (12. In which modality do you most often work in conflicts in general? (5 being the one you have worked/work the most and 1 the least.) (Other))

Please write your answer here:

13. What is the usual duration of a mission in general?

Please choose only one of the following:

• Less than a week • One or more weeks • One month • Several months • One year or more

14. What has been the approximate duration of the missions you have worked in in the Israeli-Palestinian conflict?

Please choose only one of the following:

• Less than a week • One or more weeks • A month • Several months • One year or more

!$-)!

15. In which types of communicative situations have you usually interpreted in conflicts in general? (1 being never and 5 very frequent.)

Please choose the appropriate response for each item:

1 2 3 4 5 On the ground Conversations Meetings Negotiations Peace talks Other

15.1. Which one?

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was '@331233X6X193SQ006@' at question '18 [15]' (15. In which types of communicative situations have you usually interpreted in conflicts in general? (1 being never and 5 very frequent.) (Other))

Please write your answer here:

16. In which types of communicative situation have you usually interpreted in the Israeli-Palestinian conflict? (1 being never and 5 very frequent.)

Please choose the appropriate response for each item:

1 2 3 4 5 On the ground Conversations Meetings Negotiations Other

16.1. Which one?

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was '@331233X6X199SQ005@' at question '20 [16]' (16. In which types of communicative situation have you usually interpreted in the Israeli-Palestinian conflict? (1 being never and 5 very frequent.) (Other))

Please write your answer here:

!$-*!

17. What degree of importance do you give to preparation and documentation prior to interpreting in conflicts in general? (1 being very low and 5 being very high.)

Please choose only one of the following:

• 1 • 2 • 3 • 4 • 5

18. Does prior specific preparation and documentation depend on the communicative situation?

Please choose only one of the following:

• Yes • No

18.1. Please specify which type of communicative situation

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'Yes' at question '23 [18]' (18. Does prior specific preparation and documentation depend on the communicative situation?)

Please write your answer here:

19. Do you consider that the interpreter in conflicts is a cultural mediator as well as being a linguistic mediator?

Please choose only one of the following:

• Yes • No

19.1. Why?

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'Yes' or 'No' at question '25 [19]' (19. Do you consider that the interpreter in conflicts is a cultural mediator as well as being a linguistic mediator?)

Please write your answer here:

!$-+!

20. How frequently have you carried out cultural mediation tasks during your work as an interpreter in the Israeli-Palestinian conflict? (1 being unfrequently and 5 very frequently.)

Please choose only one of the following:

• 1 • 2 • 3 • 4 • 5

21. Is the work of the interpreter assessed in conflicts in general?

Please choose only one of the following:

• Yes • No

21.1. Who usually evaluates the work of the interpreter in conflicts in general? (1 being unfrequently and 5 very frequently.)

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'Yes' at question '28 [21]' (21. Is the work of the interpreter assessed in conflicts in general?)

Please choose the appropriate response for each item:

1 2 3 4 5 The organizer The user The interpreter himself/herself A colleague Nobody Other

21.1.1. Please specify who

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was '@331233X6X212SQ006@' at question '29 [21sub1]' (21.1. Who usually evaluates the work of the interpreter in conflicts in general? (1 being unfrequently and 5 very frequently.) (Other))

Please write your answer here:

!$-,!

22. Is the work of the interpreter assessed in the Israeli-Palestinian conflict?

Please choose only one of the following:

• Yes • No

22.1. Who usually evaluates the work of the interpreter in the Israeli-Palestinian conflict? (1 being unfrequently and 5 very frequently.)

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'Yes' at question '31 [22]' (22. Is the work of the interpreter assessed in the Israeli-Palestinian conflict?)

Please choose the appropriate response for each item: 1 2 3 4 5 The organizer The user the interpreter himself/herself A colleague Nobody Other

22.1.1. Please specify who

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was '@331233X6X219SQ006@' at question '32 [22sub1]' (22.1. Who usually evaluates the work of the interpreter in the Israeli-Palestinian conflict? (1 being unfrequently and 5 very frequently.) (Other))

Please write your answer here:

23. Does the interpreter in conflicts usually receive any type of recognition? (1 being never and 5 always.)

Please choose only one of the following:

• 1 • 2 • 3 • 4 • 5

!$$-!

24. Do you consider the role of the interpreter in the Israeli-Palestinian conflict to be useful?

Please choose only one of the following:

• Yes • No

24.1. Why?

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'Yes' at question '35 [24]' (24. Do you consider the role of the interpreter in the Israeli-Palestinian conflict to be useful?)

Please write your answer here:

25. Have you signed any confidentiality agreements when working in conflicts?

Please choose only one of the following:

• Yes • No • Depending on the communicative situation

25.1. Please specify which type of communicative situation

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'Depending on the communicative situation' at question '37 [25]' (25. Have you signed any confidentiality agreements when working in conflicts?)

Please choose all that apply:

• On the ground • Conversations • Meetings • Negotiations • Other:

26. Do interpreters usually sign confidentiality agreements in the Israely-Palestinian conflicts?

Please choose only one of the following:

• Yes • No • Depending on the communicative situation

!$$$!

26.1. Please specify which type of communicative situation

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'Depending on the communicative situation' at question '39 [26]' (26. Do interpreters usually sign confidentiality agreements in the Israely-Palestinian conflicts?)

Please choose all that apply:

• On the ground • Conversations • Meetings • Negotiations • Other:

27. Does the interpreter in conflicts usually work in a team during the conflict?

Please choose only one of the following:

• Yes • No • It depends on the communicative situation 27.1. Please specify which type of communicative situation

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'It depends on the communicative situation' at question '41 [27]' (27. Does the interpreter in conflicts usually work in a team during the conflict?)

Please choose all that apply:

• On the ground • Conversations • Meetings • Negotiations • Other:

28. In which phase of the conflict have you usually worked?

Please choose all that apply:

• Before the conflict • During the conflict • After the conflict • All of the above • Other:

!$$%!

29. In which stage of the conflict have you worked in the Israeli-Palestinian conflict?

Please choose all that apply:

• Before the conflict • During the conflict • After the conflict • All of the above • Other:

30. Does your role vary depending on the phase of the conflict you work in?

Please choose only one of the following:

• Yes • No

30.1. Please specify how it varies

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'Yes' at question '45 [30]' (30. Does your role vary depending on the phase of the conflict you work in?)

Please write your answer here:

31. Does your role as an interpreter vary depending on the phase of the Israeli-Palestinian conflict in which you work?

Please choose only one of the following:

• Yes • No

31.1. Please specify how it varies

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'Yes' at question '47 [31]' (31. Does your role as an interpreter vary depending on the phase of the Israeli-Palestinian conflict in which you work?)

Please write your answer here:

!$$&!

INTERPRETING IN CONFLICTS. THE ISRAELI-PALESTINIAN CONFLICT

This group of questions is focused on the characteristics inherent in the Israeli-Palestinian conflict itself.

32. How did you get to work in the Israeli-Palestinian conflict?

Please choose all that apply:

• Because of specific training in conflicts • Through international organizations • Through NGO's • Through recommendation • Because of personal background/close relation with the conflict • Other:

33. In which years have you worked as an interpreter in the Israeli-Palestinian conflict?

Please write your answer here:

34. Was there any particular time in the history of the Israeli-Palestinian conflict when your services were specially required?

Please choose only one of the following:

• Yes • No

34.1. Please indicate why

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'Yes' at question '51 [34]' (34. Was there any particular time in the history of the Israeli-Palestinian conflict when your services were specially required?)

Please write your answer here:

35. in your opinion, which characteristics define the Israeli-Palestinian conflict compared to other conflicts you have worked in as an interpreter?

Please write your answer here:

!$$'!

36. Which adjectives would best describe the situations you had to work in during the Israeli-Palestinian conflict?

Please choose all that apply:

• Calm • Stressful • Friendly • Tense • Well-organized • Dangerous • All of the above • None of the above • Other:

37. Which words would best describe your most common reactions during your work in the Israeli-Palestinian conflict?

Please choose all that apply:

• Fear • Stress • Satisfaction • Comfort • Frustration • All of the above • None of the above • Other:

38. What have you gained during your work as an interpreter in the Israeli-Palestinian conflict?

Please choose all that apply:

• Self-fulfilment • The acquisition of new professional skills • Valuable professional experience • The opportunity to reconsider your job as an interpreter • Greater knowledge about the conflict • The chance to develop solid critical thinking about the conflict • All of the above • None of the above • Other:

!$$(!

39. Which type of factors would you consider as difficulties when interpreting in the Israeli-Palestinian conflict?

Please choose all that apply:

• Terminology, names, acronyms... • Dialects • Cultural mediation • Knowledge of the conflict • Communicative situation • Environment • All of the above • None of the above • Other:

40. There has been any controversial moment in which you have worked in the Israeli-Palestinian conflict?

Please write your answer here:

41. In which stage do you think that the Israeli-Palestinian conflict is at the moment?

Please choose only one of the following:

• No conflict • Latent conflict • Emergence • Escalation • (Hurting) Stalemate • De-escalation • Settlement/Resolution • Post conflict peacebuilding and reconciliation

42. In your opinion, in which stage of the conflict did the role of the interpreter have more importance?

Please write your answer here:

!$$)!

43. We welcome you to share any personal anecdote from your time working as an interpreter in the Israeli-Palestinian conflict or any other conflict, it will be highly appreciated

Please write your answer here:

INTERPRETING IN CONFLICTS. TRAINING

This last questions are related to training data regarding interpreting in conflicts.

44. Do you consider that the interpreter in conflicts must have specialized training?

Please choose all that apply:

• Yes, in Law • Yes, in Economics • Yes, in Human Rights • Yes, in Diplomacy • All of the above • No • Other:

45. Do you consider that any interpreter could work in conflics?

Please choose only one of the following:

• Yes • No

45.1. Why?

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'Yes' or 'No' at question '63 [45]' (45. Do you consider that any interpreter could work in conflics?)

Please write your answer here:

!$$*!

46. Do you consider that current training in learning centres or interpreting schools qualifies interpreters to work in conflicts?

Please choose only one of the following:

• Yes • No

46.1. Why?

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'Yes' or 'No' at question '65 [46]' (46. Do you consider that current training in learning centres or interpreting schools qualifies interpreters to work in conflicts?)

Please write your answer here:

47. Do you consider that interpreting schools should add a module or teach interpreting in conflict zones?

Please choose only one of the following:

• Yes • No

48. Do you consider that the interpreters who are currently working in conflicts are well prepared or qualified for that work?

Please choose only one of the following:

• Yes • No

48.1. Why?

Only answer this question if the following conditions are met: Answer was 'No' or 'Yes' at question '68 [48]' (48. Do you consider that the interpreters who are currently working in conflicts are well prepared or qualified for that work?)

Please write your answer here:

49. Does the interpreter receive protection when working in conflicts? (1 being never and 5 always.) Please choose only one of the following: •1 •2 •3 •4 •5 50. Do you consider that the protection that the interpreter receives in conflicts is sufficient? Please choose only one of the following: •Yes • No 51. Please specify the degree of acceptance of the interpreter's services in conflicts (1 being very low and 5 very high) Please choose only one of the following: •1 •2 •3 •4 •5 Thank you very much for taking this survey and for contributing with your answers to my research study. I highly appreciate your cooperation. Remember that your answers will remain stricly confidential and that they will not be used with any other purpose that the one specified in the welcome message.Should you require any further information please do not hesitate to contact me at --. Best regards, Submit your survey. Thank you for completing this survey.!

!$$,!