Los Precursor Eses 00 Bull

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  • DE LOS ORGENES DE LA FILOSOFA MODERNA

    LOS

    PRECURSORES ESPAOLESDE

    BACON Y DESCARTESPOR

    ELOY BULLN

    SALAMANCAIMPRENTA DE CALATRAVA

    cargo de L. Rodrguez

    1905

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  • DE MIS ORGENES DE U FILOSOFIA MODERKA

    LOS PRECURSORES ESPAOLESDE

    BACON V DESCARTES

  • DE LOS ORGENES DE LA FILOSOFA MODERN A

    PRECURSORES ESPAOLES

    ELOY BULLN Y FERNNDEZDoctor en Filosofa y Letras,

    Oficial del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecariosy Arquelogos

    Individuo correspondiente de la Real Academiade la Historia.

    LOS

    DE

    POR

    SALAMANCAIMPRENTA DE CALATRAVA

    cargo de L. Rodrguez

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  • PRLOGO

    En el hermoso cuadro, que presentala vida intelectual de Espaa du-rante el siglo xvi, descuella por su

    originalidad independencia de criterioun grupo de atrevidos pensadores, que, la vez que combatieron los defectos deque adolecan entonces los estudios filos-ficos, se esforzaron por abrir al pensa-miento humano nuevos horizontes, aco-metiendo la grande empresa de la reno-vacin de los mtodos y de las ciencias,en sentido anlogo la que realizarondespus Bacon de Verulam y Descartes.

    Estudiar la labor filosfica de aquellosilustres espaoles; recoger y reflejar susdoctrinas; sealar, hasta donde sea posi-ble, sus aciertos extravos; indicar la

  • VIII PRLOGO

    nrjluencm, mas o menos decisiva, que hanejercido sus obras en el movimiento, cientfico moderno, ser el asunto, en altogrado interesante, que me propongo des-arrollar en estas pginas.

    Me ha impulsado ^ escribirlas el deseode divulgai*^|cMil,clm^|o |ie uno de losms importantes captulos de nuestra his-toria cientfica, que adems de su interspara la historia particular de la filosofaespaola, est ntimamente enlazado conel desarrollo general de las ideas filosfi-cas durante los ltimos siglos.

    En nuestro actual estado de abatimien-to,

    , (

    aunque no tan hondo, ni tan irremedia-ble, corno muchos espritus pusilnimes seimaginan, qu medio mejor para fortale-cer el decado nimo nacional que traer la memoria los grandiosos esfuerzos denuestros antepasados por la causa de lacultura europea?

    Soy de los que creen que para que nues-tra patria logre de un modo eficaz y dura-dero su ansiada reconstitucin y engran-decimiento, no bastan las postizas euro-peizaciones que muchos pregonan, muoque

    .es; menester, ante todo, favorecer el

  • PRLOGO

    desenvolvimiento espontaneo de las pro-pias energas en harmona con nuestrocarcter nacional, procurar la concentra-cin de fuerzas nativas, hoy latentes dispersas, y promover, tambin, la asimi-lacin apropiacin de todos los elemen-tos de la vida moderna, pero sobre la baseslida insustituible de la tradicin ge-nuinamente espaola.

    Lo que sobre esta base no se edifique, ysea mero calco importacin de lo ajeno,podr, lo sumo, ocasionar una culturaartificial y efmera, semejante la mo-mentnea reanimacin que produce unacorriente elctrica en los miembros para-lizados; pero no bastar, en modo alguno,para dar al organismo nacional vida loza-na y robusta.

    Es preciso, por lo tanto, comenzar porla reconstruccin fiel y completa de nues-tra historia, para que adquiriendo plenaconciencia de nosotros mismos, y entran-do en posesin de nuestra herencia, enparte desconocida olvidada, podamosdesarrollar fecundamente nuestros recur-sos, ampliando las conquistas de ayer conlos adelantos de hoy, y marchando con

  • X PROLOGO

    vida impulso propios hacia un positivomejoramiento.

    Por eso los estudios relativos nuestrahistoria filosfica, poltica literaria, noson meros pasatiempos de estril erudi-cin cmodo expediente para consolar-nos de la penuria presente recordando lapasada riqueza, sino que constituyen elnecesario punto de partida de una obraslida y fructuosa de reorganizacin na-cional.

    Ni hay por qu temer que el tener encuenta las tradiciones gloriosas del pasadopueda conducirnos la petrificacin y alestancamiento; porque precisamente el se-llo tradicional y caracterstico del genioespaol, tal como se nos revela en la his-toria, es el haber sido atrevidamente in-novador y progresivo, dispuesto sacri-ficarse en todas las ocasiones por las ideasnobles y elevadas, y admitir y propagarlos verdaderos adelantos.

    Buena prueba son de ello los filsofosespaoles, que han de ser objeto de estu-dio en este libro, pues ellos fueron losprimeros en sealar nuevas orientacionesal pensamiento filosfico en los albores de

  • PROLOGO X]

    la edad moderna, al mismo tiempo queotros compatriotas nuestros borraban lasfronteras del mundo antiguo y llevabanla civilizacin remotos y desconocidospases.

    ,

  • INTRODUCCIN

    Importancia de los estudios relativos la Historia de \a

    Filosofa Objeto y plan de este trbalo.

    primera vista nada hay ms distan-te del mundo de la realidad que elmundo de las ideas. El vulgo mismosuele contraponer lo ideal lo realy llama idealistas idelogos los

    que conciben planes quimricos irrealizables.Con ese mismo nombre calificaba Napolen

    en tono desdeoso los que cultivaban los es-tudios especulativos, y, rin embargo, quinpondr en duda que la influencia ejercida porNapolen en la historia, pesar de su conti-nua vida de accin, de sus grandes empresas yde sus ruidosos y celebrados triunfos militares,no ha igualado, ni con mucho, la que ha

  • 2cidi sin ms arrnas que. sus escritos filosficos,aquel solitario pensador de ivoenisberg que seLam Manuel Kant?

    No sospechara seguramente el vencedor deJena y Austerlitz, que un pobre idelogo, comohabra llamado al autor de la Crtica de la Ra-zn Pura, dejara en el mundo ms huella quel. Y, sin embargo, no es este caso nuevo, puesla historia atestigua que ni los ms grandespolticos y conquistadores han llegado ejer-cer nunca en la vida de la humanidad influen-cia tan decisiva y duradera como la que ejer-cieron y ejercen todava aquellos idelogos quese llamaron Scrates, Aristteles, Toms deAqino Descartes.

    La misma revolucin francesa, de la queNapolen fu encarnacin y portaestandarte,bien claro es que no se debi tanto los polti-cos de la Asamblea Constituyente y de la Coa-vencin, como las ideas que difundieron losescritores de la Enciclopedia, y que flotabandesde entonces en el ambiente intelectual deFrancia.

    Es, por lo tanto, enteramente inexacta laapreciacin vulgar de que las ideas estn di-vorciadas de la realidad y que la vida especulativa nada tiene que ver con la vida de accin.

    Por el contrario, segn exigencia de la na-turaleza racional del hombre, debiendo prece-

  • DE BA.CON Y DESCASTES 3

    der las resoluciones de la voluntad la ilustra-

    cin informacin del entendimiento, puestoque no es posible querer lo que se desconoce,

    el pensamiento es el que regula los actos. Poreso, del individuo, como de las sociedades, pue-

    de decirse, condensando esta doctrina en unasola frase: dime cmo piensas y te dir cmoobras; al revs: dime cmo obras y te dircules son los principios convicciones queajustas tu conducta.Y h ah por donde viene resultar que las

    ideas son en realidad las fuerzas que dirigen elmundo. Ellas encarnan en las instituciones,alientan en las costumbres, cristalizan en lasleyes, dan vida las obras literarias y artsti-cas }' animan toda la complicada trama de lossucesos humanos, siendo como el alma de larealidad y, por lo tanto, la clave de la historia.

    Hasta el mundo material, que, por carecerde inteligencia, no obra en sus transformacio-nes y movimientos con arreglo ideas propias,obedece, no obstante, con perfecta regularidadlas leyes que tiene trazadas en la InteligenciaInfinita. Qu es la ciencia de la Naturaleza,sino el conocimiento de esas leyes, mejor di-cho, de esas ideas conforme las cuales exis-ten y se desarrollan los seres? Y qu es la Na-turaleza su vez, sino la realizacin y comola encarnacin de las ideas, que expresan las

  • PBECUB80EK8 ESPAOLES

    esencias y propiedades de los seres que la pue-blan? Por eso,sinser hegeliano sepuedeafirmarque todo lo real es racional, y que todo lo ra-cional se hace se puede hacer real; claro esque mediante la intervencin de una causa

    ;pero

    sta obrar tambin con arreglo ideas pro-pias, si es inteligente, ajenas, si no lo es. Demanera que, en definitiva, el mundo ideal serel que presida el desarrollo y evoluciones delmundo real.

    Por lo que hace la historia humana, po-dra escribirse un libro muy profundo y muyhermoso poniendo de relieve la ntima relacinque ha existido siempre entre las vicisitudesde los diversos pueblos y las ideas fundamen-tales caractersticas de sus civilizaciones res-pectivas. Verase entonces que las sociedadesse han moldeado siempre en el molde de lasideas, y que stas han venido ser como la sa-via y la sangre que las han nutrido y vivifica-do. Segn ha sido la elevacin, la delicadeza,la brillantez y la fuerza expansiva de las ideasque han informado la vida de los pueblos, asha sido sta de elevada, de brillante, de pro-gresiva de estacionaria.

    Pero se creer tal vez que las ideas que in-

    fluyen en la vida social son nicamente las deaplicacin inmediata la conducta, como los

    preceptos morales de las religiones, las mxi-

  • DE BA.CON' Y DESCASTES 5

    mas polticas y los principios de sabidura po-pular, condensadas en los refranes, no ejercien-do, en cambio, influencia alguna en el terrenoprctico los sistemas de los filsofos y las teo-ras cientficas.

    A primera vista as parece, por lo mismoque la ciencia, y principalmente la Filosofa,no slo pertenecen al orden especulativo, sinoque contituyen, por decirlo as, la quinta esen-cia de lo ideal. Las verdades cientficas son,efectivamente, no slo ideas, sino ideas depu-radas y perfeccionadas por la reflexin, queacrisola, ampla y profundiza el conocimientovulgar que tenemos de las cosas, elevndolo una categora superior. Por eso las ideascientficas vencen en elevacin, amplitud yprofundidad las ideas vulgares, constituyen-do, para decirlo de una manera grfica, la aris-tocracia de la idealidad. Entre las mismas cien-cias unas son ms elevadas y abstractas queotras, y lo es ms que ninguna la Filosofa,puesto que investiga las causas ltimas de to-dos les seres y desentraa y examina aunaquellos principios fundamentales que sirvende base todos nuestros conocimientos.Y si esto es as, se dir, si la Filosofa ocupa

    un lugar tan alto en el orden ideal qu tienenque ver sus abstracciones con el mundo de loshechos?

  • 6 F R E C RSO B ES ESPAOL ES

    Nada, efectivamente, si entre el mundo idealy el mundo real hubiera una barrera infran-queable; pero, si lejos de suceder as, son lasideas las que rigen y gobiernan el mundo, l-gico ser deducir que muy principalmente lohan de regir y gobernar aquellas que dentrodel mismo orden ideal son reinas y seoras. Deah, sin duda, que esas ideas fundamentalesse las haya llamado ideas madres, pues madresson y madres fecundas que llevan en su senomundos enteros.

    Si un habitante de otro planeta escribeTainebajase al nuestro y nos preguntase cules nuestra obra, deberamos mostrarle las cin-co seis grandes ideas que hemos llegado ad-quirir al cabo de los siglos acerca de nuestroespritu y del mundo. Mas esto que escribaTaine, demostrando que pesar de su positi-vismo posea un entendimiento elevado, no losuscribir seguramente la turbamulta de mu-chos de nuestros flamantes sabios, que, conta-minados por el utilitarismo reinante, ponderanlas excelencias, mejor dicho, la utilidad de lasciencias llamadas positivas de aplicacin,pero renegando de los estudios puramente es-peculativos y, sobre todo, de los filosficos.

    Bien est, vienen decir en resumen, quese cultiven los estudios que tienden directa inmediatamente al adelanto industrial, al me-

  • DE BACDN Y DESCARTES 7

    joramento econmico y a! aprovechamiento .de las fuerzas de la Naturaleza; pero, en cam-bio, es preciso acabar de una vez con la ciencia:pura y abstracta, y, por de contado, concluirante todo y sobre todo, con esa monserga devanas cavilaciones que se llama Filosofa.

    Lo menos malo que hay en esa ojeriza con-tra las ciencias puramente especulativas, es elolvido de su verdadera utilidad, y del innega-ble influjo que realmente ejercen en todos losrdenes de la vida. Lo menos malo, digo, por-que lo peor de ese desprecio de la pura especu-lacin racional es el desconocimiento de que laciencia, por el mero hecho de serlo, es ya enalto grado estimable y apetecible, aunque noprodujera ms utilidad que la de proporcionar-nos el conocimiento de nuevas verdades.

    As como basta para la excelencia y su-blimidad del arte la realizacin de la belleza,aun prescindiendo de todo fin utilitario, quelas ms de las veces sirve nicamente paradesnaturalizar y bastardear la obra artstica,de igual modo, la ciencia es suficientementeelevada, y aun estoy por decir que es ms ele-vada y sublime que nunca, cuando sin buscardirectamente la utilidad inmediata, no se pro-pone otro objeto que descubrir la verdad, re-crendose en su contemplacin con indecibleembeleso. V ;acaso es tan balad esta finalidad

  • P 13 ftG OBSO IR ES ES PA OL K8

    1'ienada por las ciencias especulativas y la sa-tisfaccin que con ello proporcionan al espri-tu, que no merezca ser tenida en cuenta, ni po-nerse siquiera al lado de las utilidades que pue-dan conseguirse mediante las ciencias posi-tivas?

    Mas esto hay que aadir que las cienciaspor especulativas y abstractas que parezcan,nunca dejan de producir verdadera utilidad yole influir decisivamente en el orden prctico.Porque es indudable que en virtud del estre-cho enlace que existe entre todas las ciencias,por ser todas ellas reflejo, aunque plido, de launidad del Universo, los adelantos atrasos deunas repercuten al punto en las otras, y, sobretodo, los de aquellas que, precisamente por serms elevadas y abstractas, tienen debajo de sujurisdiccin las restantes. Por eso el adelanto,el estancamiento las perturbaciones de lasciencias superiores, aun de las que se distin-guen por su carcter abstracto, trascienden aquellas que les estn subordinadas, influyendode un modo ms decisivo del que ordinaria-mente se cree en la vida de la ciencia y, comoconsecuencia, en la vida de la humanidad.A la Filosofa, por ejemplo, para concretar-

    nos la ciencia que suele tildarse de ms in-til, toca sealar los dems ramos del sabersus respectivos mtodos, de acuerdo con las le-

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    yes generales del entendimiento en sus rela-ciones con la verdad. Y qu duda cabe de quedel acierto con que se proceda en la determi-nacin de los mtodos cientficos, depende, engran parte el progreso de las ciencias? A laFilosofa corresponde tambin fijar los princi-pios fundamentales del orden moral y . del jur-dico. Y quin podr negar que los principiosfundamentales que en estos rdenes se esta-blezcan trascendern necesariamente todoel organismo de las ciencias jurdicas y socia-les? Finalmente, la Filosofa, y principalmentetres de sus ramas, la Ontologa, la Cosmologay la Psicologa tienen respectivamente la mi-sin de estudiar el orden general de los seres,

    y, por consiguiente, las nociones comunes todas las ciencias, las leyes capitales del Uni-verso el alcance y manera de obrar de nues-tras facultades, determinando en lo posible lasleyes de su actividad y la naturaleza del prin-cipio en que radican. Y necesitar ponderarsela importancia capitalsima de todos estos pro-blemas, y, por consiguiente, la trascendenciaque ha de tener el tino desacierto con que seresuelvan?

    Vemos, pues, que medida que las cienciascrecen en elevacin importancia, por raznde los objetos que estudian, crece tambin suinfluencia en ta enciclopedia cientfica.

  • 10

    Con razn, el insigne Don Jos Echegaray,empleando una de esas imgenes ingeniosas ybrillantes que nunca deja de sugerirle oportu-namente su lozana imaginacin, deca en unode sus discursos (1) que la ciencia pura, la altaespeculacin racional era respecto de las cien-cias de aplicacin como las fuentes en dondenacen los ros, como las nieves que en lospicachos de las montaas parecen blancurasmuertas, y que, sin embargo, al contacto de latierra se ablandan y se derriten, viniendo ali-mentar por misteriosos conductos las fuentesen donde los ros tienen nacimiento. Compar-bala tambin con las nubes que cruzan por lasaltas regiones de la atmsfera, al parecer indi-ferentes las cosas de la tierra, pero que sedeshacen en lluvia en nieve, se cuajan enlas cumbres, para engendrar despus los ma-nantiales y dar los ros copioso caudal.

    "Suprimid las nubes, suprimid las nieves,suprimid las fuentes, y el ro ser tan slo ri-da rambla surco de polvo y guijarros... Puesuna relacin anlogaconcluye el Sr. Echega-ray tiene la ciencia pura con las ciencias deaplicacin; faltando aqulla se esterilizan s-

    tas... Y as, dejad correr los ros, pero no se-

    (1) En el que ley en la Real Academia de CienciasExactas, Fsicas y Naturales el da 24 de Mayo de 1903.

  • DE BACOK" Y DESCARTES 11

    quis las fuentes, ni pretendis barrer las nie-ves de las soberbias cspides, de las grandescordilleras, y soberbias cspides de grandescordilleras son las altas creaciones de la cien-cia pura,,. Esto que deca Don Jos Echegaray,refirindose principalmente las relaciones en-tre la ciencia pura y las ciencias aplicadas enel terreno de las ciencias matemticas y fsi-cas, cabe aplicarlo con la misma y aun mayorrazn las relaciones de la Filosofa con el or-ganismo general de las ciencias. Respecto dela Filosofa, todas son ciencias de aplicacin,pues no hay ninguna, absolutamente ninguna,que no reciba de aqulla los principios losmtodos.Y pasando del terreno cientfico al terreno

    prctico, fcilmente se comprender tambinla influencia extraordinaria que en l ejercenlas ciencias filosficas, por lo mismo que versanacerca de los problemas de ms vital interspara el individuo y la sociedad. Verdad es quelos sistemas filosficos que logran poco nin-gn xito pasando rpidamente por la escenadel mundo, no dejan visible huella en la histo-ria; pero en cambio qu influjo tan decisivo nohan llegado ejercer las doctrinas filosficasque se difundieron y arraigaron hasta el pun-to de constituir la filosofa dominante e unapoca de un pueblo?

  • 12 PREC UE30RE3 ESPAOLES

    Claramente nos dice la historia que ha exis-tido siempre estrecha relacin entre la filosofadominante en los diversos tiempos y nacionesy sus civilizaciones respectivas, pudindoseafirmar que solamente la influencia ejercidapor las ideas y sentimientos religiosos es com-parable la que han ejercido siempre en lavida social las doctrinas filosficas comnmen-te aceptadas y difundidas. As Vctor Cousin,aunque dejndose llevar algn tanto de su tem-peramento retrico, pudo trazar un hermosoparalelo entre la filosofa y la civilizacin delprimitivo Oriente y la filosofa y la civilizacingriegas, llegando la conclusin de que el Ra-rnayana, grandioso monumento del pantesmondico, explica la civilizacin oriental, as como

    la filosofa de Scrates nos da la explicacindel siglo de Pericles.

    Anlogas consideraciones podran hacerseacerca de las estrechas relaciones que hanexistido en los dems perodos entre las ideasfilosficas y la vida poltica y social de los di-versos pueblos.

    As, por ejemplo, durante la Edad Media semanifiestan los ideales teolgicos en toda supujanza, y la preponderancia del sentimientoreligioso es la nota caracterstica de la vidasocial, cabalmente porque la Filosofa era en-tonces eminentemente religiosa y estaba estre-

  • T)K BACON Y DESCARTES ] 3

    chmente unida con la Teologa. La poca dePedro Lombardo, de Alberto Magno y de laSuma Teolgica, debi ser y fu lgicamentela poca de las Cruzadas, de las catedrales g-ticas y de la Divina Comedia. De igual modola secularizacin ms menos radical de lasnaciones, que se inicia partir de la Edad Mo-derna, marcha paralelamente con la seculari-zacin de la filosofa, y si durante los ltimossiglos se nota un florecimiento mayor de lasciencias experimentales, cuyos progresos au-mentan el bienestar material, se debe en granparte la influencia de las doctrinas filosficasque por boca de Bacon y Descartes, y antes destos por la de otros pensadores, pregonaron lanecesidad de reformar los mtodos y de orien-tar la especulacin cientfica por el camino dela observacin y la experimentacin.

    Demuestran estas sumarias consideracionesno slo la importancia de las ideas filosficas,sino tambin, y como natural consecuencia, lautilidad de la Historia de la Filosofa, toda vezque sta al narrar el origen, desarrollo y vici-situdes de las doctrinas filosficas que han pre-valecido en lo diversos tiempos, nos suminis-tra datos preciosos para conocer fondo losprincipios capitales que durante los mismos in-formaron la vida de las sociedades.

    Pero aparte de esta utilidad, que podramos

  • 11

    PBECB80BES ESPAOLES

    Mamar indirecta, la Historia de la Filosofa,cuando se estudia en relacin con la historiade la cultura, proporciona la ventaja ms in-mediata de que al sealar el encadenamientode los diversos sistemas y poner de relieve laprovechosa perjudicial influencia que tuvie-ron en la marcha de la sociedad, nos da en elloun criterio seguro para apreciar su valor auncomo doctrina cientfica. Porque el adagio tanvulgar, pero tan exacto, de que el rbol se co-noce por los frutos, tiene tambin entera apli-cacin al terreno cientfico, autorizndonosdesde luego para desechar como falsas aque-llas doctrinas cuyas derivaciones en la ciencia cuyas aplicaciones la vida hayan resultadofunestas.

    Y la razn es clara. Ideas verdaderas es lomismo que ideas conformes la realidad exis-tente posible, lo que es igual, ideas que re-flejan fielmente la naturaleza de las cosas. Porlo tanto, ni ellas mismas, ni sus derivaciones consecuencias legtimas podrn perturbar elorden de la realidad, con el que estn confor-mes. En cambio, como la falsedad de las ideasno es otra cosa que su oposicin y conflicto conla realidad, por fuerza habrn de chocar consta si se trata de llevarlas la prctica.

    Por eso cuando se dice que las ideas dirigen

    y gobiernan el mundo, debe entenderse sola-

  • DE BACON Y DE3GA3TS3 15

    mente de las ideas verdaderas, porque las fal-sas lo que hacen es desgobernarlo y perturbar-lo. ;Ojal no se olvidase nunca esta saludableadvertencia, que es una de las ms provechosasque puedan recogerse al estudiar la influenciaejercida en la histuria por las diversas doctri-nas filosficas! Elocuentemente nos dice esteestudio que rara vez deja de sembrarse el erroren el terreno especulativo, sin que se recojancomo fruto en la prctica hondas perturbacio-nes. De ah la necesidad pie que se ataje en susorgenes y se ahogue con la propaganda de laverdad la difusin del error antes de que stehaga su camino, y pasando de la teora laprctica, se traduzca en trastornos irremedia-bles.

    Y dejando ahora un lado estas y otras ti-les enseanzas que puede proporcionarnos lahistoria de las ideas filosficas, no ser aven-turado afirmar que su estudio encierra tam-bin especiales atractivos que lo hacen grato

    y ameno, no obstante su aparente aridez. Por-que si la lectura de los buenos libros es siem-pre ocupacin grata instructiva, porque equi-vale una conversacin con los hombres emi-nentes, y una conversacin escogida, en laque esos nuestros insignes interlocutores nonos manifiestan sino )o ms selecto de sus pen-samientos, otro tanto, y con mayor razn, po-

  • 16 PRECURSORES ESPAOLES

    dr decirse de la lectura de los grandes fil-sofos y del examen y estudio de sus teoras,puesto que los grandes filsofos son los quehan descollado entre los sabios por la pro-fundidad de su talento, por la elevacin de losjuicios y por el inters importancia de lascuestiones que trataron. Asistir sus trabajos, sus discusiones y sus esfuerzos por desci-frar los ms obscuros enigmas de la ciencia;sorprenderles en la hermosa ocupacin de sem-brar las ideas transformadoras de la ciencia yde la sociedad; verles empeados en la mpro-ba tarea de construir sus sistemas de derri-bar los de otros que consideraban falsos; reco-rrer, en una palabra, las animadas pginas dela Historia de la Filosofa, no puede menos deser ocupacin gratsima para todo espritu se-lecto y cultivado. Las concepciones y teorasde unos pensadores sorprenden por la eleva-cin y la profundidad, las de otros por la gallar-da y el atrevimiento, stas por la admirabletrabazn y rigor dialctico en las deducciones,aqullas por lo ingenioso y brillante de los jui-cios por el anlisis delicado y minucioso, to-das, en fin, cuando se trata de filsofos de ver-dad y no de vulgares y ruines rapsodistas,ofrecen algn pbulo nuestro inters algnmotivo de admiracin, cuando menos por laalteza de miras, por el amor sincero y ardiente

  • DE BA.COS Y DESCARTES 17

    de la verdad, que nunca deja de ser fecundo, por la bizarra independencia de pensa-miento.

    Por todas estas razones es de lamentar queno sean ms cultivados entre nosotros los estu-dios relativos la historia de las ideas filos-ficas, desdeados, sin duda, porque no son delos llamados producir directamente ventajasy provechos materiales. Pero acaso no puedeafirmarse rotundamente, despus de las consi-deraciones que la ligera quedan indicadas,que no carecen dichos estudios de inters im-portancia, ni aun de verdadera utilidad, siquie-ra no sea sta de carcter material, sino deorden ms elevado, y por lo mismo, ms dignode aprecio?

    Qu enseanzas tan provechosas puedenrecogerse al recorrer las pginas de la Historiade la Filosofa Qu placer tan noble y desinte-resado el que sta nos proporciona al darnos conocer las ms sublimes creaciones de la inte-ligencia humana! Qu luz tan intensa la queesparce sobre los principales sucesos de la his-toria de las sociedades!

    Verdad es que engendra tambin cierto gero de escepticismo y de desconfianza en larazn al presentarnos el cuadro de sus contra-dicciones y desvarios, pero acaso no es tam-bin saludable una prudente desconfianza en

    3

  • 18 PRECURSORES ESPAOLES

    las fuerzas de nuestro entendimiento para queno nos fiemos demasiado de l y le dejemoslanzar temerarias aventuras? No sera yapoco el fruto obtenido al estudiar la Historia dela Filosofa, si aprendisemos en ella conocerlos verdaderos lmites y recursos de nuestrarazn. Ni es tampoco utilidad liviana la que}.os proporciona al presentarnos el catlogo delos ajenos errores para que nos sirvan de es-carmiento y prudente advertencia. Como dela historia social y poltica se ha dicho que esmaestra de la vida, puede decirse de la Histo-ria de la Filosofa que es maestra de la verdad.Ella viene ser el complemento de la filosofamisma, constituyendo como un campo de expe-rimentacin donde se comprueba y aquilata lacalidad y el temple de las ideas.Y si por tantos ttulos es digna de ser culti-

    vada con solcito esmero la historia general de3a filosofa, con cunto mayor empeo no de-beremos estudiar la historia, para nosotros msinteresante, de los orgenes, desarrollo y vici-situdes por que han pasado las ideas filosficasen nuestra patria? Aparte de otras considera-ciones de patriotismo que ello deben estimu-larnos, es necesario realizar cumplidamenteese estudio, para conocer fondo la historia denuestra cultura y civilizacin, tan estrecha-

    mente ligada con la historia del pensamiento

  • DE B A CON' Y DESCARTES 19

    filosfico. Lo es tambin para que no quedenimproductivas y desaprovechadas las riquezasque atesoran las obras de nuestros grandespensadores.Y cmo han de aprovecharse, si no se es-

    tudian? Cmo han de estudiarse, si no se cono-cen? Y cmo han de CAnocerse, si no se multi-plican las obras destinadas darlas conocer?

    Algo se ha hecho en este sentido durante losltimos aos, merced principalmente las bri-llantes campaas del esclarecido Maestro donMarcelino Menndez y Pelayo y de algunos,pocos, pero benemritos escritores, que siguensus huellas; pero an falta mucho para que pue-da considerarse definitivamente trazada ;a his-toria de la filosofa en Espaa.A suministrar algunos datos y considera-

    ciones relativas uno de sus ms interesantescaptulos se endereza este libro, en el que mepropongo estudiar los orgenes de la filosofamoderna en nuestra patria, buscando para ellolos precedentes que tuviron entre nosotros lasinnovaciones filosficas de Bacon de Verulamy de Descartes, ya que estos ilustres pensa-dores suele considerarse, y no sin alguna razn,como autores principales de las nuevas direc-ciones que sigui la especulacin filosfica has-ta que Kant inaugur la era de la filosofa no-vsima. Este estudio nos dir hasta qu punto

  • 20 PRECURSORES KSPAOLE8

    han intervenido nuestros filsofos en el gnesisdel pensamiento moderno, y, por consiguiente,qu parte de gloria de censrales correspon-de por la marcha seguida por las ciencias filo-sficas en los ltimos siglos.

    Ni debe sorprender nadie que se busquenlos precedentes de la revolucin filosfica rea-lizada por el autor del Novum Orgamim y el'padre del Cartesianismo; porque en el ordenfilosfico, como en el orden poltico, los sucesosse desarrollan generalmente con suma lentitudy slo despus de ensayos inseguros tanteos,logran al fin abrirse camino las nuevas direcciones que cambian la marcha del pensamiento la vida de la sociedad. Por eso todas lasgrandes transformaciones filosficas polticassuele preceder la obra ms menos afortuna-da de los precursores.

    Estudiar la labor de stos, ver en qu for-ma prepararon el camino para cambios defini-tivos y hasta qu punto presintieron los nue-vos horizontes, es no solamente acto de justi-cia, sino tambin antecedente necesario parajuzgar en toda su amplitud y significacin laobra que coadyuvaron.

    Innecesario creo advertir que al hablar deprecursores espaoles de Bacon de Verulamy de Descartes, no quiero dar entender enmodo alguno que stos plagiasen las doctrinas

  • DE BACON Y DESCARTES 21

    y tendencias de otros filsofos espaoles, ni si-quiera que se inspirasen en sus obras; sino ni-

    camente que la labor por ellos llevada cabofu ya en ms menos parte presentida y reali-zada por algunos pensadores espaoles, queprepararon el camino para una transformacinradical en la marcha del pensamiento.

    Los caracteres generales que, como efec-to de esta transformacin, debida principal-mente Bacon y Descartes, suelen asignar-se la filosofa moderna por contraposicin la filosofa decadente de fines del siglo xv yprincipios del xvi, son, por una parte, una in- -

    dependencia y amplitud de pensamiento raya-na en autonoma absoluta, que rompi las tra-bas de la rutina y del apego la tradicin, ypor otra, la reforma de los mtodos y su orien-tacin en sentido experimental, que trajo comoconsecuencia el progreso de las ciencias fsicasy naturales.

    Esto, unido las nuevas doctrinas ensea-das por Bacon y, sobre todo, por Descartes,acerca de muchos problemas de la filosofa,dieron sta una fisonoma especial, distintade la que haba tenido en pocas anteriores,hasta el punto de autorizar para que se la hayadesignado con el nombre de filosofa moderna.

    Lstima grande que en las campaas refor-mistas contra inveterados abusos y como reac-

  • 22 PRECURSORES ESPAOLES

    cin contra stos, sea frecuente llevar las co-sas la exageracin, malogrndose as, enparte, los esfuerzos restauradores y conducien-do en ocasiones extremos opuestos, pero nomenos viciosos que los primeramente comba-tidos!

    Esta perniciosa exageracin con que casisiempre se procede en las revoluciones polti-cas, ha solido tambin tener lugar en las re-formas filosficas, ocurriendo que al combatirel apego la rutina y la autoridad dogmti-ca, se ha ido parar al racionalismo, que aldeclarar guerra sin cuartel las tendencias ex-cesivamente metafsicas, se ha venido caeren el empirismo.

    Algo de esto ocurri con la revolucin filo-sfica realizada por Bacon y por Descartes, yde ah que sus resultados no hayan sido tanlisonjeros como hubiera sido de desear.

    Pero esto mismo debe estimularnos exami-nar detenidamente en todas sus derivaciones yaspectos, empezando, como es natural, por elestudio de sus orgenes, aquel movimiento filo-sfico, para de ese modo llegar conocer enqu consistieron sus aciertos y extravos, y po-der fijar definitivamente su genuino valor ysignificacin en la historia del pensamientohumano.

    Para proceder con el debido orden en este

  • DE B ACON Y DESGARTE8 23

    trabajo, limitado examinar los orgenes y an-tecedentes de la filosofa moderna en nuestrapatria, indicar primeramente grandes ras-gos el cuadro general que presentaba la filo-sofa en la poca del Renacimiento, no sloporque en aquella fermentacin de ideas seformaron los filsofos espaoles que puedenconsiderarse como precursores de Bacon y deDescartes, sino tambin porque la obra reali-zada por estos 'timos, no se apreciara en suverdadero valor y significacin sin conocer an-tes el estado en que encontraron los estudiosfilosficos, lo que es lo mismo, la situacin destos en la poca del Renacimiento, que es la que inmediatamente siguieron el Cancillerde Inglaterra y el filsofo de la Turena.

    Procurar luego exponer brevemente lospuntos capitales de la obra filosfica de Bacon

    y Descartes, examinando despus con algunadetencin las tendencias generales de pensa-miento y las principales doctrinas de los pen-sadores espaoles, que deben en justicia serconsiderados como precursores legtimos deaquellos famosos reformadores de la filosofa.

  • CAPTULO ILa filosofa en la poca del Renacimiento.

    ocos perodos.hay en la historia dela humanidad ms interesantes,bajo todos puntosde vista, que aque-

    Wcffl ila Poca de trnsito la Edad Mo-derna que se conoce con el nombre

    nada impropio de Renacimiento, porque enton-ces^ en verdad, al mismo tiempo que se des-cubra un Nuevo Mundo, parece como que elMundo Antiguo naca de nuevo, evocado por elconjuro de la erudicin y la crtica.

    La invencin de la imprenta, que extendiprodigiosamente las fronteras del mundo inte-lectual, al mismo tiempo que los descubrimien-tos geogrficos, extendiendo los lmites delmundo antiguo, completaban el conocimientodel planeta y abran nuevos horizontes al co-

  • 26 PRECURSORES ESPAOLES

    mercio, la industria y las ciencias; el esta-blecimiento enltaliadesde mediados delsigloxvde sabios helenistas, depositarios de la culturaclsica, ahuyentados de las orillas del Bsforopor los crecientes progresos de las armas tur-cas; la proteccin generosa dispensada lasartes y las letras por los Pontfices y los prn-cipes italianos, y imitacin suya por los de-ms monarcas de las naciones civilizadas, y,finalmente, el robustecimiento del poder mo-nrquico y la creacin de las modernas nacio-nalidades, que di mayor estabilidad la socie-dad europea, fueron otras tantas causas quefavorecieron entonces extraordinariamente eldesarrollo de la cultura hicieron cundir portodas partes deseos de renovacin y nueva vida.

    La' misma reforma protestante, que vino enmala hora sembrar la discordia entre los pue-blos cristianos, torciendo el curso de la civiliza-cin, fu causa ocasional indirecta de algu-nos bienes al provocar por parte de la Iglesiacatlica una reaccin vigorosa que, comenzan-do por corregir indudables abusos, desplegluego admirables energas restauradoras.

    Nada se eximi entonces de la corriente in-novadora, ni las letras, ni las artes, ni las cos-tumbres, ni las instituciones, y claro es queante transformaciones tan radicales, no podapermanecer estacionaria la filosofa, que vemos,

  • DS R ACOK Y DESCARTES 7

    por el contrario, hasta tal punto influida por el

    conjunto de causas antes sealado influyente la vez en la cultura de aquel perodo crtico,que, sin exageracin, puede decirse que el cua-dro de sorprendente variedad y animacin yde lucha encarnizadaentrecontrapuestas ideas

    y tendencias, unas de ciego entusiasmo por laantigedad y otras de exagerado afn de nove-dades, que presenta la filosofa del Renacimien-to, es el retrato acabado de aquella poca enlos dems rdenes de la vid.

    Deslumhrados los nimos de los hombresdoctos por los prestigios d la antigua culturagreco-romana, reaparecen entonces casi todoslos sistemas filosficos de la antigedad vol-viendo tener discpulos Pitgoras y Dem-crito, Zenn y Epicuro, y al paso que muchosescritores siguen y comentan Platn y opo-nen sus enseanzas las de Aristteles, estu-dian otros con nuevos bros las obras de ste,subdividindose en escuelas, segn aceptan elAristteles de Averroes el de Alejandro deAfrodisia, no faltando algunos ms avisados yms doctos que prefiriesen acudir las obras

    m

    originales del fundador del Liceo, prescindien-do de perversas traducciones y comentarios.

    Por otra parte, la mayor perfeccin del gus-to artstico, debida al estudio de los grandesmodelos de la antigedad clsica, hizo mirar

  • 28 PRECURSORES ESPAOLES

    con aversin la barbarie del lenguaje y la g-rrula sofistera, que afeaban el peripatetismoescolstico al terminar el siglo xv, y esto, uni-do al ansia de nuevos ideales y al espritu deindependencia, que entonces se manifiesta tanpujante, dio lugar una general insurreccincontra la filosofa medioeval, insurreccin que,ciega y exagerada en ocasiones, produjo confrecuencia consecuencias harto perjudicialespor supeditar el fondo de las doctrinas laforma de su exposicin por llevar el ataquecontra el principio de autoridad doctrinal hastalos lmites de la extravagancia y la anarqua*

    Por lo dems, no cabe duda de que haba so-brado motivo para la protesta y que era nece-saria y urgente la reforma filosfica. El esco-lasticimo, que por la bondad de sus doctrinasy merced los esfuerzos vigorosos de los gran-des filsofos del siglo xm, asegur su prepon-derancia en las Escuelas, quedando como filo-sofa dominante y casi nica, se haba detenidoen su carrera una vez que se vi dueo delcampo, y lejos de realizar nuevos progresos,vena atravesando desde el siglo xiv al xvi unperodo de decadencia cada vez ms acentuada, la que contribuyeron en parte el nominalis-mo de Ocam y la anarqua religiosa que oca-sion el largo cisma de Occidente, pero que fudebida principalmente al olvido de los proce-

  • DE B.VCOX Y DESCASTES 29

    dimientos de observacin, al apego la rutina

    y al excesivo aprecio del argumento de auto-ridad, que impedan todo adelanto ulterior, li-mitando la labor cientfica la mera repeticinde la doctrina tradicional y al sutil comentariode las obras de los antiguos maestros, sobretodo de los libros de Aristteles y Santo Toms, quienes se miraba como orculos infalibles inapelables. Adase esto lo intrincado y obs-curo de los trminos escolsticos, el descuidoen las formas de exposicin y las disputas pue-riles sobre cuestiones intiles, y se tendr unaidea exacta del lamentable cuadro que ofre-can las Escuelas al terminar el siglo xv.

    Luis Vives no vacilaba en llamar la Uni-versidad de Pars vieja octogenaria que delira(antis quaedam cum tanto senio summac deli-rare videtur),y Melchor Cano, que en este pun-to no puedeser sospechoso, se lamentaba de que la hora misma en que era necesario oponer la reforma protestante una resistencia firme

    y eficaz, no tuviesen los telogos escolsticosen sus manos, sino largas caas, armas dbiles

    y ridiculas, propias de nios (1): "Nuestros te-logosescribe con su acostumbrada energa-disertan largamente acerca de muchas cues-

    (1) De Locis Theologicis , lib. IX, cap. I, pg. 498 dela edicin de Lovaina de 1569.

  • 30 PREJURSORES ESPAOLES

    tiones que ni los jvenes pueden entender,ni los viejos sufrir. Porque, quin podr tole-rar aquellas largas disputas acerca de los uni-versales, de la analoga de los nombres, de loprimero conocido, del que llaman principio deindividuacin, de la distincin ejitre la cuanti-dad y la cosa cuanta, de lo mximo y lo mni-mo, del infinito, de la extensin y la remisin,de las proporciones y grados y de otras seis-cientas cosas de este tenor, que yo mismo conno ser de ingenio muy tardo, y pesar de ha-ber dedicado no poco tiempo y diligencia en-tenderlas, no pude llegar nunca comprenderclaramente? Y no me avergenzo de decir queno las entend, porque ni los mismos que pri-meramente las trataron las entendan. Y qudecir de aquellas otras cuestiones, de si Diospuede hacer la materia sin forma, crear mu-chos ngeles de la misma especie, dividir locontinuo en todas sus partes, separar la rela-cin del sujeto y otras ms vanas an, que noquiero, ni debo escribir aqu, para evitar quealguno va}^a juzgar y sentenciar por ellas todos los escritores de la Escuela?,, (1).

    Con no menos bro y desenfado que el insig-ne obispo de Canarias, reprenda Alfonso de

    (1) De Locis TJicologicis libri duodecim , iib. IX, ca-ptulo VII, pg. 515 de la edicin citada.

  • DE BC03T Y DESCARTES 31

    Castro en su ureo libro Adversus Hacresesla petrificacin y rutinarismo de que adolecanen su tiempo muchos telogos y filsofos escorlsticos. Lamentbase, sobre todo, del excesi-vo valor que se conceda al argumento de au-toridad, no vacilando en censurar tal defectocon enrgicas frases.

    "Confieso que no puedo contener la indigna-cinescribecuando veo algunos hombrestan apegados los escritos de otros, que juz-gan impiedad el apartarse de su opinin aunen la cosa ms insignificante. Quieren sin dudaque los escritos humanos sean acatados comoorculos divinos concedindoles un honor queslo es debido la Sagrada Escritura. Porqueno hemos de jurar en las palabras de los hom-bres, sino en las de Dios. Yo por mi parte ten-go por miserable esclavitud el estar tan adhe-rido al parecer ajeno, que no sea lcito en modoalguno disentir de l, y tal esclavitud padecenlos que precisamente por esa exagerada adhe-sin las doctrinas de Santo Toms, de Esco-to de Ocam, reciben los nombres de tomistas,escotistas ocamistas,, (1).

    (1):

    'Quare fateor me non posse cohibere iracundiam,quoties video aliquos ita addictos hominum aliquorumscriptis, ut impium autument si vel in mdica re quis abeorum sententia discedat. Yolunt enim hominum scriptavelut divorum oracula recipi, illumque honorem illis ex-

  • ;52 PRECURSORES ESPAOLES

    Fcilmente se adivinar que este lamenta-ble estado en que yacan los estudios filosficos principios del siglo xvi, haba de perjudicartambin otras ciencias, dada la ntima rela-cin que existe entre todos los ramos del sa-ber, merced la cual los atrasos adelantosde unos, y muy especialmente los de las cien-cias filosficas, suelen influir en los dems. Eranecesario, por lo tanto, atacar el mal en suraz, y para ello acometer la obra de la restau-racin filosfica, rompiendo aquellas trabasque impedan la libre investigacin de la ver-dad, fundando el estudio de la Naturaleza en laobservacin y en el experimento, hermanandola profundidad de las doctrinas con la elegan-cia en su exposicin, eliminando las cuestionessutiles y alambicadas, aprovechando, en unapalabra, lo mucho que haba de bueno en lastradiciones gloriosas de la Escuela, pero sinperder de vista los progresos de los tiempos,

    hiberi, qui solis sacris litteris debetur. Non enim juravi-mus in verba hominis, sed in verbaDei. Ego enim miserri-mam hanc dicerem servitutem sic esse humana e senten-tiae addictum, ut non liceat ullo modo i 11 i repugnare;qualem patiuntur ni qui se antum beati Thomae, autScoti, aut Ocam dictis subjiciunt, ut ab eorum placitis inquos jurasse videntur, nomina sortiantur, qudam Tho-mistae, alii Scotistae, alii Ocamistae appellati... Adver-sas omites Jiaereses libvi qnatiiordecim, lib. I, cap. Vil.

  • DE BAOON Y DESCARTES 33

    que por los adelantos en la Critica y en la Fi-lologa facilitaban un conocimiento ms per-fecto de las obras maestras de la filosofa an-tigua, la vez que con los descubrimientosgeogrficos abran nuevos horizontes las cien-cias fsicas y naturales.

    Grande era la empresa, difcil el xito com-pleto, y ms que difcil, rayano en la imposibi-lidad en una poca como aqulla, que era, alfin y al cabo, poca de transicin y poco propsito, por consiguiente, para definitivas ins-tauraciones. Pero no faltaron ingenios valien-tes y robustos que acometieran desde diversospuntos de vista la necesaria obra reformadora.

    Ante todo, merecen citarse los esfuerzos querealizaron en este sentido muchos hombresilustres de la Escuela, que en lugar de conde-nar carga cerrada cuanto de bueno y de malohaba en el escolasticismo decadente, procura-ron separar el oro del lodo, y el trigo de la ci-zaa, realizando una verdadera obra de depu-racin y restauracin de la teologa y filosofaescolsticas, sin dejarse arrastrar por la fiebrede novedades, pero sin tolerar con su silencio,ni menos autorizar con su aprobacin los abu-sos y defectos, cada da ms notorios y acen-tuados.

    A este nmero de benemritos y prudentesreformadores de la enseanza teolgica y filo -

    i

  • 34 PRECURSORES ESPAOLES

    sfica pertenecen aquellos varones eminentes,honor singular de nuestra patria, que se llama-ron Francisco Vitoria, Luis de Carvajal, Mel-chor Cano, Villavicencio, Alfonso de Castro yDomingo de Soto, cuyos trabajos continuarondespus Fonseca, Molina, Vzquez, Toledo,Juan de Santo Toms, Benito Pererio, Arria-ga, Bez, Couto, y principalmente FranciscoSurez, apellidado con justicia. el Doctor Exi-mio. Este movimiento de restauracin escols-tica, que por haber sido promovido y sostenidocasi nicamente por sabios espaoles, podra-mos llamar neo-tomismo neo-escolasticismoespaol, fu en el orden teolgico el ms firmebaluarte contra los errores del protestantismo,

    y en el orde i filosfico la escuela ms pruden-te, docta y disciplinada de su siglo.

    Ojal hubiera sido unnimemente secunda-do el hermoso ejemplo que dieron aquellos va-rones esclarecidos en su campaa crtica y res-tauradora! Pero, por desgracia, no faltaronentendimientos refractarios al progreso queprefirieron seguir apegados la rutina, bienhallados con los viciosos procedimientos y su-tilezas del escolasticismo decadente. Los mis-mos mantenedores del movimiento de restaura-cin escolstica, salvo contadas excepciones

    ,

    no acertaron no se atrevieron prescindirdel todo del bagaje de cuestiones triviales y

  • DE B ACON Y DESCARTES 35

    sutiles que el escolasticismo traa como heren-

    cia de menguados tiempos, y esto, unido quepor la necesidad de la controversia constantecon el protestantismo, prestaron mayor aten-cin los estudios teolgicos que la reformafilosfica, fu causa de que sus laudables es-fuerzos no produjeran en el terreno filosficotan fructuosos y duraderos resultados como hu-biera sido de desear. Y como, por otra parte,el gusto por las especulaciones racionales dis-minua de da en da, atrados los nimos alcampo de las ciencias positivas por los descu-brimientos geogrficos que entonces se reali-zaron y por las conquistas cientficas de Copr-nico, Kepler y Galileo, el escolasticismo res-taurado no tard en decaer entre la indiferenciade unos y los ataques de otros, quedando yasin fuerzas para resistir la vigorosa acometidade Bacon y Descartes y de los numerosos par-tidarios que siguieron y exageraron las doctri-nas y tendencias de estos filsofos.

    Pero el neo-escolasticismo espaol no su-cumbi sin gloria, ni dej de transmitir laposteridad obras admirables.

    "Las glorias de esta Escuelaescribe el se-or Menndez y Pelayo estn escritas con ca-racteres indelebles en todas las ramas de laciencia: en la Crtica General por el libro deMelchor Cano; en la Metafsica por el de Su-

  • S6 PRECURSORES ESPAOLES

    rez; en la Psicologa por el del mismo Surezy el de Toledo; en el Derecho Natural y el deGentes, que fu en su origen ciencia casi es-paola, por las Relectines de Vitoria, y lospreciosos tratados De Jure y De Legibus deDomingo de Soto y del Doctor Eximio; ,en laEtica, por la Concordia de Molina,. (1). Otrotanto puede decirse del Derecho Penal, cuyoscimientos ech Alfonso de Castro en su exce-lente libro De Potestate legis poenalis.

    El xito que obtuvieron las campaas deBacon de Verulam y de Descartes, se debi,en parte, la bancarrota de casi todas las escuelas del Renacimiento, que por lo general,se haban limitado una restauracin eruditay artificiosa de los sistemas filosficos de la an-tigedad, careciendo, por lo tanto, de las con-diciones necesarias para satisfacer la. sed deciencia nueva y nueva vida que sentan enton-ces los espritus.

    Pero si este fracaso y bancarrota de la ma-yor parte de las escuelas del Renacimiento, nocontribuy al triunfo de las doctrinas de Bacon

    y Descartes, sino de un modo pasivo indirec-to, por el mero hecho de dejar el paso franco las nuevas direcciones que al campo de la cien-

    (1) Historia de las Ideas Estticas en Espaa, tomo

    III, cap. Vllf.

  • DE BACO NT Y DESCASTES 37

    cia traan aquellos filsofos, en cambio, hayque recorocer que stos debieron positivamen-te gran parte de su xito las anteriores cam-paas de algunos pensadores del siglo xvi, queantes que ellos, haban iniciado de un modoanlogo la revolucin filosfica, sembrando ensus escritos los grmenes de la filosofa mo-derna y dejando preparado el camino para unareforma definitiva.

    Hubo, efectivamente, en los das del Rena-cimiento, junto los representantes ilustres delmovimiento de restauracin escolstica y allado de los humanistas que, como Pedro Ramusy sus partidarios, se limitaron una campaameramente negativa contra las doctrinas tra-dicionales, y principalmente contra la dictadu-ra de Aristteles, un grupo de pensadores doc-tos y audaces, que sin llegar las extralimita-ciones de los innovadores heterodoxos, perodistinguindose por singular originalidad in-dependencia, al mismo tiempo que dirigieronrudos ataques contra la decadente filosofa me-dioeval, procuraron encaminarla especulacincientfica por nuevos derroteros, proclamandoamplia libertad filosfica, lanzando la luz p-blica nuevas doctrinas, sobre todo, en el terre-no de la Psicologa

    , y abogando por los mtodosy las ciencias experimentales. Su labor fu msendeble en la parte positiva que en la negativa,

  • PRECURSORES ESPAOLES

    y su celo pec veces de exagerado y vehe-mente; pero alguna disculpa merecen en lo uno

    y en lo otro, porque es ms difcil edificar quedestruir y, por otra parte, las reacciones sonsiempre de suyo algo apasionadas, sobre todocuando los males que se combaten estn muyarraigados y consentidos. Esto hace precisa-mente que sus esfuerzos fueran ms meritorios,por lo mismo que fueron mayores las resisten-cias que tuvieron que vencer.

    Al frente de esta legin de filsofos innova-dores debe colocarse el nombre glorioso :lel in-signe humanista y crtico espaol Juan LuisVives, cuyas huellas siguieron, ms menosde cerca, aunque sin dejar de tener cada unomuchos rasaos de originalidad, otros compa-triotas nuestros, entre los que descuellan G-mez Pereira, Francisco Valls, Francisco Sn-chez, Pedro Simn Abril, Huarte de San Juan,el Bachiller Miguel Sabuco y alguno otro, quesern objeto de estudio en este trabajo.

    Estos son los pensadores espaoles que, mi juicio, deben considerarse, aunque en dis-tinto grado y medida, como precursores de Ba-con de Verulam y de Descartes, y no comoya -advert anteriormente, porque Descartes yBacon se inspirasen en las obras de aqullos,lo cual, no sera fcil de demostrar y es des-de luego inadmisible en el sentido de plagio

  • DE BACON Y DESCARTES ' % 39

    copia servil de doctrinas y tendencias; sinoporque los citados filsofos espaoles, acome-

    tieron en parte, en todo, antes que Bacon yDescartes, la misma empresa de reformar losmtodos, de combatir las sutilezas y entes derazn de una filosofa menos real que dialcti-ca, de abrir, en una palabra, nuevos horizon-tes la especulacin filosfica, habindose an-ticipado tambin, al menos algunos de ellos, enla exposicin de varias doctrinas de no secun-daria importancia, entre las enseadas por losautores del Novum Organum y del Discursodel Mtodo,

    A la demostracin de esto se han de enca-minar principalmente las pginas del presentelibro; pero ante todo, y como punto de partida, la vez que como base de comparaciones yjuicios, ser conveniente dedicar, siquiera uncaptulo, la exposicin sumaria de las doctri-nas filosficas fundamentales de Bacon y deDescartes. Este ha de ser el objeto del captuloprximo.

  • CAPTULO IILa obra dt Bacon de Veruiam y de Descartes.

    ndicadas quedan ya en el captulo anterior las causas principales que

    en el siglo xvi preparaban un grancambio en el pensamiento filosfico.Cuando muchas de ellas haban he-

    cho su camino y quedaba ya roto en cien pe-dazos el cetro con que Aristteles haba impe-rado despticamente en las Escuelas, apareciFrancisco Bacon.

    Haba nacido en Londres el ao 1561, y mu-ri en 1626, alcanzando, por lo tanto, la pocadecisiva en que qued cerrado el pe iodo crti-co de transicin, inaugurado por el Renaci-miento. De su intervencin en la vida pblicade su pas, en la que dej tan tristes recuerdospor sus prevaricaciones y deslealtades hacia

  • PRECURSORES ESPAOLES

    sus ms insignes bienhechores, no es aqu oca-sin de hablar. Baste decir que^aunque alcanzlos puestos ms elevados en la jerarqua admi-nistrativa, como el de Lord Canciller, y ttulosnobiliarios como el de Vizconde de San Albanoy el de Barn de Verulam, con que general-mente es conocido, no supo en ellos mostrarsedigno de tan altas posiciones, demostrando quesu carcter moral no corra parejas con su pri-vilegiado talento, Triste nombre habra lega-gado Francisco Bacon la posteridad, si porencima de sus ttulos polticos y nobiliarios nopudiera presentar al juicio de sta los de serautor del Novum Organum y de los libros DeDignitate et Augmentis scientiarum! Estos es-critos y algunos otros de menor 'importanciaforman la grande obra que llam pomposamen-te Instauraiio Magna Gran Restauracinde las ciencias

    .

    Por este ttulo se comprender ya que elproyecto del Canciller de Inglaterra fu el derestaurar los estudios cientficos, sealando lascausas de su esterilidad y decadencia pasadas,y abriendo nuevos horizontes para el porvenir.Sin embargo,. ni lo uno ni lo otro lo realiz deuna manera completa; pues en realidad, cuantoen su obra hay de substancial se reduce pro-mover el cultivo de las ciencias naturales, pon-derando sus excelencias, encareciendo las ven-

  • DE B ICON Y DESCARTES 43

    tajas del mtodo inductivo y haciendo de steun estudio minucioso. A Bacon se le ha llama-do el gran apstol de la filosofa experimen-tal, y ste es el ttulo que con razn le perte-nece, pero no en modo alguno esos otros elogiospomposos con que muchos de sus admiradoreslo engalanan, calificndolo, segn lo hizo Ma-caulay con hiprbole notoria, "como el msilustre de los filsofos,, y "la inteligencia mspoderosa que ha existido en sr humano,,.

    No le faltaron, ciertamente, Francisco Ba-con penetracin ingenio, ni tampoco dotes degran escritor. Su inteligencia era clara y sutil,su imaginacin fresca y lozana rnsta en losltimos das de su vida, y aun ms exuberanteentonces que en su juventud y, por ltimo, laspginas de sus libros, estn sembladas de im-genes ingeniosas y brillantes; pero, hay sin du-da, en ellas, ms hojarasca que fruto y menossubstancia que apariencias. Por eso yo, quetengo Bacon por uno de los ms ingeniosos ybrillantes escritores, y que admiro en sus es-critos la claridad de su talento y ese fondo debuen sentido, mejor dicho, de sentido prcti-co, caracterstico del pueblo ingls, me guar-dar mucho de llamarle nunca el ms grandede los filsofos. Era menos filsofo que literato,

    y la falta de elevacin y alteza de miras quetanto afe su vida poltica, se advierte tambin

  • PRECURSORES ESPAOLES

    en sus doctrinas y en sus libros filosficos. Ycmo no, si para l se. reduce todo el fin de laciencia y de la filosofa descubrir los mediosde aumentar el bienestar material? Su lemacientfico nos lo di l mismo en estas palabras:conmodis humanis inservire ( 1 ) ; efficaciteroperari ad sublevando, humnete vitae incon-moda (2). Nada tiene, pues, de extrao que quien profesaba tal sancho-pancismo filosfico,le parecieran ilusos soadores Platn y Aris-tteles, y que se expresase con frases de no en-cubierto' desdn hacia la Metafsica.

    Conocida es la nueva clasificacin que hizoel Canciller de Inglaterra de las ciencias, divi-dindolas con arreglo las fres facultades fun-damentales que distingua en el espritu huma-no: la memoria, la imaginacin y la razn. Ala primera adjudicaba la historia, subdividin-dola en natural y civil; la segunda la poesaen sus varias manifestaciones, y la tercera lafilosofa. Esta la divida, su vez, en teologanatural, filosofa del hombre y filosofa de la

    (1) De Dignitate et augmentis scientiantm, lib. VII,captulo I.

    (2) Ibidem, lib. II, cap. II. Compendiando todos susplanes de restauracin filosfica, dice Bacon en su Re-dargutio Philosophiarum: "Meditor instaurationem phi-losophiae ejusmodi quae nihil inanis aut abstracti habeat,quaeque vitae humanae conditiones in melius proveat.

  • DE BAC3N Y DESCARTES 45

    Naturaleza, con arreglo los tres objetos ca-pitales de los conocimientos humanos.

    Sin embargo, ya se adivinar que, dadossus principios acerca del fin de la ciencia, Ba-

    con estudia, principalmente, la filosofa de laNaturaleza, si bien, aun en este terreno, casi

    se limita sealar el mtodo y las reglas paraprogresar en dicho estudio. Ante todo, importa, segn Bacon, para adelantar en el cultivode la ciencia, ir l despojado de toda suertede prejuicios y sortear hbilmente los escollosen que suele tropezar el entendimiento merced los vicios ingnitos de la naturaleza humana los que han trado al campo cientfico loserrores y defectuosos procedimientos de los si-glos anteriores. El examen que con tal motivohace Bacon de las cau=as de nuestros errores,es muy atinado ingenioso, aunque no entera-mente nuevo, puesto que, si- bien con distintosnombres, es fcil encontrar anlisis semejanteen otros autores anteriores, como, por ejemplo,en Luis Vives, segn veremos despus. Bacondivide en cuatro grupos las causas de nuestroserrores, llamndolas dolos fantasmas, esdecir, nociones falsas que se oponen al conoci-miento verdadero de las cosas. Estas son lascuatro que denomin respectivamente: idolatribus, sea prejuicios procedentes de la mis-ma constitucin de la naturaleza humana; idola

  • 16 PRECURSORES ESPAOLES

    specus, prejuicios individuales; idola for,que son las falsas apreciaciones adquiridas enel trato social, y, por ltimo, idola theatri, concuyo nombre calific el autor del Novum Or-ganum, los prejuicios de escuela, por consi-derar los sistemas filosficos como otras tantasconstrucciones imaginarias, que desaparecendespus de hacer su papel en la escena del mun-do, de modo parecido lo que ocurre con losdramas que se representan en los teatros.

    Una vez fijadas de esta suerte las causasprincipales de nuestros errores, Francisco Ba-con trat de determinar el mejor camino parallegar al conocimiento de la verdad impulsarel progreso cientfico. Su programa, para rea-lizar dicha empresa, es bien sencillo, y se re-duce declarar guerra muerte al silogismo

    y abogar por el mtodo inductivo. Ese es todoel contenido del Novum Organum.

    "El silogismoescribe en el libro primero dedicha obraes un instrumento demasiado en-deble y grosero para penetrar en las profundi-

    dades de la Naturaleza . En comprobacin de locual aade: "el silogismo se compone de pro-posiciones, las proposiciones de palabras, las

    palabras son en cierta manera como las etique-

    tas de las cosas. De manera que si las nocio-nes mismas, que son la base de todo el edificio,son confusas y tomadas al acaso de las cosas,

  • DE BACOX Y DESCARTES \1

    todo lo que sobre tal fundamento se edifiqueno puede gozar de solidez. Por lo tanto, no hayotro remedio que volver los ojos la verdade-ra induccin, que por- s sola puede conducir-nos la total restauracin indispensable (1).

    Si Bacon se limitase proclamar la induc-cin como procedimiento lgico indispensableen las ciencias positivas experimentales, perorespetando la vez los fueros de la Metafsica

    y del procedimiento deductivo, mtodo tan le-gtimo en su esfera como el inductivo en lasuya, slo aplausos merecera su doctrina;peroel filsofo ingls, ciegamente enamorado de losprocedimientos y de las ciencias experimenta-les, traspasa los lmites de lo justo, declarando, vuelta de censuras contra la filosofa escols-tica y de frases desdeosas para ia especula-cin metafsica, que no hay ms camino parala adquisicin de la verdad y para el progresoen las ciencias, que la experiencia y la induc-cin. De todas maneras, y aparte este excesode empirismo que no tard en dar perniciososresultados, el autor del Novum Orgamim pres-t un gran servicio la ciencia al llamar laatencin sobre la importancia del mtodo in-ductivo y sobre las ventajas que encierra el es-tudile la Naturaleza, en el que, hasta enton-

    (l) Novum Organum, lib. I, nm. 14.

  • 18 FREGUR90KE3 ESPAOLES

    ees, se haba progresado poco por el abuso quese haca del mtodo deductivo con olvido de losprocedimientos experimentales.

    Igual llamamiento favor del mtodo expe-rimental haba hecho en el siglo xm el francis-cano Rogerio Bacon, que junt la predicacinel ejemplo, dedicndose con ardor al estudiode la Naturaleza. El caso de Rogerio Bacon, yotros muchos que podran citarse antes y despus de l, demuestra claramente la manifiestafalsedad en que han incurrido algunos autoresal presentar al autor del Novum Organumcomo el primero que estudi y defendi el m-todo inductivo. Tan falso es esto, que sus mis-mos admiradores lo han reconocido as expre-samente cuando han procedido de buena fe.Macaulay, sin ir ms lejos, pesar de su entu-siasmo por el Canciller de Inglaterra, no havacilado en escribir lo siguiente: "No slo esinexacto que Bacon inventara el mtodo de in-duccin, sino que tampoco es cierto que fuerael primero en analizarlo de una manera pun-tual y explicar sus ventajas,. (1).

    (1) En el estudio crtico acerca de Lord Bacon, quepublic en el nmero de Julio de 1837 de la Edinburg Re-vtew. Ha sido traducido al castellano por M. JuderasBender y publicado con otros estudios de Macaulay en eltomo XXX de la Biblioteca Clsica. Madrid: imprentade Vctor Saiz, 1880.

  • DE BACOS Y DESCARTES 19

    El mrito del filsofo ingls consisti msbiencomo el mismo Macaulay diceen que,merced sus predicaciones en favor del mto-do experimental, se convirti "en carrera fre-cuentada por muchos ilustres viajeros, lo queen otro tiempo fu slo tierra hollada por pe-regrinos,,.

    Pero aun en esto mismo del xito obtenidopor los escritos de Bacon conviene no exagerarlas cosas. El autor del Novum Organurn, noobstante todos sus entusiasmos por los proce-dimientos experimentales, no realiz ningngran descubrimiento cientfico, y por esta ra-zn, as como por no haber llegado construirun conjunto original y sistemtico de doctrinasfilosficas, con que reemplazar las abstraccio-nes metafsicas, que tanto combata, su influen-cia inmediata en la filosofa de su tiempo nofu tan grande como se ha querido suponer.

    En Inglaterra desarrollaron sus principioshaciendo aplicacin de ellos la Etica y laPsicologa, su amigo y discpulo Hobbes y mstarde Locke; pero su nombrada fuera de In-glaterra data de poca muy posterior, y se de-bi principalmente los elogios que le tributa-ron y al aprecio que hicieron de su doctrina losenciclopedistas franceses del siglo xvin, princi-palmente D'Alembert.

  • 50 PKECBSOKES E8PA0LE8

    En cambio la influencia ejercida por Des-cartes dentro y fuera de su patria desde quecomenz divulgar sus escritos y descubri-mientos, fu mucho mayor que la del Cancillerde Inglaterra.

    Descartes es, sin disputa, una de las figurasms notables de la historia del pensamientohumano. En torno de su nombre se han libradograndes batallas, y esto ha dado lugar queunos le elogien con el mayor entusiasmo yotros le vituperen saudamente, tachndole deespritu superficial, vanidoso y hasta de pla-giario. Pero no hay necesidad de decir que,como suele suceder en casos semejantes, pane-giristas y detractores pecan por exageracin.

    La misma celebridad del nombre de Des-cartes y las polmicas que dieron lugar susdoctrinas, son ya una prueba, aunque indirec-ta, de su valer, puesto que no llegan nunca atraer tan extraordinariamente la atencin dela humanidad, los hombres vulgares. Y estohay que aadir, que si bien es verdad que,aparte de las afirmaciones falsas en que incu-rri, dej sembrada en sus escritos abundantesemilla de errores, di muestras, no obstante,de un amor al saber por pocos por nadie su-perado, y se distingui al mismo tiempo por lagenialidad de su construccin filosfica y por

  • DE 15 ACON' Y DESCARTES 51

    el recio temple de su nimo, que le llev des-echar todas las opiniones ajenas para rehacerpor s mismo la ciencia.

    Renato Descartes naci en la Haya de laTurena en 1596, recibiendo la primera educa-cin literaria y filosfica en el Colegio de je-sutas de La Fleche. Su espritu, inquieto yaventurero, le movi abrazar la vida mili-tar, en la que permaneci por algn tiempo,recorriendo luego diferentes pases vido deilustrarse y de encontrar en el conocimientodel mundo la ciencia que no haba hallado enlos libros. Retirse despus Holanda, y allpermaneci durante ms de veinte aos entre-gado de lleno la meditacin y al estudio, has-ta que la reina Cristina de Suecia, protectoraesplndida de los sabios, consigui atraerlo su corte, en donde falleci el da 11 de Febrerode 1650. Sus tres obras filosficas principales,son, el Discurso sobre el Mtodo, que publicen francs en 1637 y las Meditaciones Metaf-sicas y los Principios de Filosofa, que di luz en latn en 1641 y 1643 respectivamente.

    La obra de Descartes fu, antes que nada,una obra de revolucin en la marcha del pen-samiento. La mayor parte de los filsofos delRenacimiento se haban ya mostrado deseososde una renovacin cientfica y de amplia liber-tad filosfica, pero, por lo general, limitaron

  • 52 PRECURSORES ESPAOLES

    sus trabajos una labor puramente negativade impugnacin de la autoridad de Aristteles,, lo sumo, salvo algunas excepciones, consu-mieron sus energas en sustituir los sistemas deunos filsofos por los de otros, pidiendo pres-tadas las armas Demcrito contra Platn, Platn contra Aristteles y Averroes contraSanto Toms, trocando as una servidumbrepor otra y oponiendo un fanatismo otro fana-tismo. Descartes, por el contrario, desechandopor igual las doctrinas de todos los filsofos, ytomando la evidencia por nico criterio de ver-dad, intent por s mismo la reconstruccin dela ciencia, buscando la verdad en la calladameditacin y en el atento examen de los recn-ditos repliegues de su alma.

    Posedo de ardiente amor por la sabidura,el filsofo francs deseaba encontrar una seriede conocimientos ciertos y evidentes, ntima-mente enlazados entre s, y de los que pudiesesacar, no solamente luz para el entendimien-to, sino tambin reglas prudentes de conductapara la vida. Slo una serie de conocimien-tos que reunieran tales condiciones, dara elhonroso nombre de ciencia. Mas en dnde ha-llar ciencia semejante? Si la busca en los libros interroga los fTsofos de los siglos pasados,slo saca de su estudio confusiones y dudas,por encontrar en ellos, acerca de todas las

  • DE BA.CON V DESCARTES 53

    cuestiones, multiplicidad de criterios y doctri-

    nas, tan contradictorias como obscuras. Y sitrata de buscarla en los conocimientos que pors mismo ha adquirido en el transcurso de suvida, tampoco queda satisfecho, porque recuer-da que muchas veces le han engaado sus sentidos y teme, por lo tanto, que todas sus ideassean apariencias vanas y falsas.

    Descantes, pues, desconfiado de s mismo yde los dems, cree que el camino ms expedi-to para llegar la posesin de la ansiada cer-teza, si es que sta es posible encontrarla, serdudar provisionalmente y hasta desechar porfalsos todos ios conocimientos adquiridos, aunlos que presenten ms visos de verdad, parade ese modo, libre de prejuicios y preocupa-ciones, proceder de nuevo la reconstruccincientfica, no admitiendo principio alguno cuyaverdad no le conste con la ms entera evi-dencia.

    Oigamos sus propias palabras: "Como lossentidos me engaan algunas veces, quise su-poner que no haba nada parecido lo que ellosnos hacen imaginar; como hay hombres que seequivocan raciocinando acerca de las materiasms sencillas de Geometra y hacen paralogis-mos, juzgando yo que estaba tan sujeto errarcomo ellos, desech como falsas, todas las ra-zones que antes haba tomado por demostra-

  • 51 PRECURSORES ESPAOLES

    ciones; y considerando, en n, que aun losmismos pensamientos que tenemos durante lavigilia, pueden venirnos en el sueo sin quentonces ninguno de ellos sea verdadero, meresolv fingir que todas las cosas que habanentrado en mi espritu no encerraban ms ver-dad que las ilusiones de los sueos,, (1).

    De este modo van cayendo una una todassus opiniones, hasta las que, primera vista,pudieran parecer ms fundadas; pero Descar-tes se detiene en su tarea demoledora al llegar la propia existencia. H ah un hecho del queno le es posible dudar, porque aun en su mis-ma duda lo afirmara tcitamente, puesto quela duda implica pensamiento, y el pensamien-to presupone necesariamente la existencia delsr pensante. Descartes entonces crey haberhallado una base firme para levantar el edifi-

    cio filosfico. Pienso, luego existo; tal fu elprincipio que estableci como fundamental.

    En este principio crey Descartes que tenaya el medio para llegar la total construccinde la ciencia, puesto que estando en posesinde un principio enteramente cierto, le bastaraexaminar los caracteres que determinaban sucerteza, para, aplicndolos despus las res-

    (1) Discurso sobre el Mtodo, 4. a parte.

  • DE U A.OON Y DESCASTES 55

    tantes ideas, ver cules los reunan tambin y,por lo tanto, merecan firme asentimiento.

    Dirigida hacia este punto su consideracin.Descartes encuentra que la nica razn deasentir sin dudas ni vacilaciones al principio:pienso, luego existo, era la evidencia de ste,la claridad misma con que vea que para pen-sar era necesario existir, que el pensamien-to supona implcitamente la existencia del su-jeto pensante. De aqu dedujo su famoso prin-cipio de que las cosas concebidas con muchaclaridad son todas verdaderas,

    % y, por el con-

    trario, que no debe admitirse como cierta pro-posicin alguna, cuya verdad no sea conocidacon toda evidencia.

    De este modo sustituy Descartes el crite-rio de autoridad por el criterio de evidencia, yfrente las imposiciones autoritarias del ajenocriterio, proclam el derecho de no admitircomo verdadero, sino lo que evidentementeapareciese como tal.

    Pero Descartes hasta ahora no haba salidode s mismo; tena certeza de su propia exis-tencia, crea tambin poseer la clave para co-nocer qu ideas deban ser tenidas por verda-deras, ;pero quin le responda de que estasideas tuviesen realidad objetiva"- ;cmo salva-ba el trnsito del orden subjetivo al objetivo?;Por ventura no poda suceder que todas las

  • 56 PRECURSORES ESPAOLES

    ideas que l le parecan tan claras y que lerepresentaban la existencia de un mundo exte-rior, fuesen, no obstante, producidas por ungenio malfico que se complaciese en enga-arle? .

    Descartes saldra de estas dudas si encon-trase una idea de tal naturaleza, que, por elmero hecho de existir en el entendimiento, im-plicase necesariamente la existencia real de suobjeto, es decir, una idea que no fuera subjeti-vamente posible sin que fuera la vez objetivamente real. Tal es su juicio la idea de Dios,concebido como un sr infinitamente perfecto;pues as como la nocin del pensamiento im-plica la existencia del sr pensante, del mismomodo, segn el filsofo de la Haya, la idea deun sr infinitamente perfecto incluye necesa-riamente su existencia en la realidad. Por otraparteaade Descarteslo infinito no puedenacer de lo finito, y, por lo tanto, la idea queen nosotros existe de un sr infinito, no ha po-dido nacer de nosotros mismos, sino que nos hasido infundida por el mismo Dios, cuya exis-tencia, por lo tanto, hay que suponer.

    Ahora bien; una vez conocida la existenciade Dios, que, como infinitamente perfecto, hade ser veraz, Descartes no teme ya prestarasentimiento las ideas evidentes y conceder stas valor objetivo. De lo contrario habra

  • DE BAOON Y DESCABTES 57

    que afirmar que Dios se complaca en enga-arnos.

    Como se ve, aparte de la infraccin lgicaque comete Descartes al inferir la existencia

    de Dios de la sola idea que de El existe en nues-tro entendimiento, pasando as del orden idealal real, su teora criteriolgica envuelve evi-dente crculo vicioso, puesto que para justifi-

    car el criterio de evidencia alega la veracidaddivina, siendo as que para probar que Dios

    ,existe y que es veraz, tenemos que emplearideas y raciocinios, por elementales que sean,cuya verdad es necesario suponer de antema-no, si les hemos de conceder algn valor.

    Sentados los principios fundamentales de lacerteza en la forma que queda expuesta, Descartes intent levantar sobre esta base un sis-tema completo de los conocimientos humanos.

    Para l la existencia del alma como sr pen-sante es la verdad ms clara de la filosofa;pero no entiende por pensamiento nicamenteel conocimiento suprasensible, sino toda clasede fenmenos conscientes, lo mismo los sensi-tivos que los propiamente intelectuales y losactos de la voluntad. En el pensamiento as en-tendido coloca la esencia del alma, consideran-do sta como un sr cuya naturaleza es pen-sar, y que slo mediante el pensamiento se nosmanifiesta. En consecuencia, el objeto de la

  • 58 PRECURSORES ESPAOLES

    Psicologa, segn Descartes, no es el hombre,el cuerpo y el alma, sino nicamente el esprituy su pensamiento. Por lo tanto, el mtodo pro-pio de la ciencia psicolgica no puede ser otroque el de conciencia.

    El filsofo francs, espritu eminentementesimplificador y deductivo que, como vemos, re-duce todos los fenmenos y facultades del almaal pensamiento con el cual lo identifica, sea-la asimismo como nico atributo esencial de lasubstancia corprea la extensin en longitud, la-titud y profundidad. Ahora bien; el pensamien- -to es un fenmeno simple indivisible la ex-tensin, por el contrario, supone divisibilidad ycomposicinde partes;entreuna y otro hay, porlo tanto

    ,exclusin absoluta, anttesis radical.

    De esta suerte, Descartes, echando por tie-rra la profunda teora escolstica de la unidaddel compuesto humano, resultante de la uninsubstancial mtuo complemento del alma y delcuerpo, establece entre stos un dualismo irre-ductible, del quededuce comoconsecuencia cla-rsima la inmortalidad del alma, puesto que sipor naturaleza es simple indivisible y ejercesus funciones con entera independencia del cuer-po, una vez separada de ste podr y deberseguir existiendo. En cambio los principios an-tes establecidos le conducen otras consecuen-cias, que no pueden menos de sorprender por lo

  • DE B ACON Y DESCASTES

    paradjicas y peregrinas. Tal es su famosateora del automatismo de las bestias. SegnDescartes, como sentir es pensar, y el pensa-miento es un fenmeno simple y espiritual, deadmitir sensibilidad en los brutos, habr quereconocer que piensan y afirmar que sus almasson espirituales.

    De ah que para no verse obligado, segnsus principios, aceptar esta ltima conclusinque juzga evidentemente absurda, prefiera ne-gar los animales verdadera sensibilidad, con-viertindolos en meros autmatas, que por par-ticular mecanismo dispuesto por Dios realizanfatal inconscientemente todos sus actos.

    Esta teora del automatismo de las bestiasque, como se ve, es lgica deduccin de la doc-trina psicolgica de Descartes, se halla tam-bin ntimamente enlazada con su sistemacosmolgico. Porque para el fi'sofo de la Tu-rena la extensin y el movimiento son los dosprincipios fundamentales del mundo material,que no viene representar sino un problemade mecnica, en el que tanto los fenmenos delorden fsico-qumico, como los del reino vege-tal y animal, impropiamente consideradoscomo vitales, se explican suficientemente por elmovimiento local comunicado originariamentepor Dios la materia.

    El mismo cuerpo humano no es para Des-

  • 60 PRECURSORES ESPADOLES

    cartes sino una mquina especial, cuyos movi-mientos y funciones obedecen la particularestructura de sus rganos y no al influjo delalma. Por este lado, Descartes resulta precur-sor del materialismo contemporneo, no obstante pecar su teora ideolgica por excesivoespiritualismo.

    Para Descartes, en efecto, no slo los con-

    ceptos propiamente intelectuales, sino todasuerte de fenmenos conscientes, incluso lassensaciones, son de carcter espiritual, debiendoen consecuencia ser atribuidos la sola acti-vdaddel alma. Adems, por encima de las ideasque adquiere el espritu mediante el ejerciciode su actividad en presencia de los objetos, ad-mite otras, como, por ejemplo, la de Dios, ver-daderamente innatas, si no en el sentido deconceptos actuales tipos preexistentes en elentendimiento, al menos como informacionesanteriores toda experiencia y toda activi-dad mental. En este punto, la doctrina de Des-cartes es perfecta anttesis de la de Bacon, queconsideraba la experiencia sensible como fuen-te nica de nuestros conocimientos.

    Como puede apreciarse por esta sucinta ex-posicin de los puntos capitales de la filosofade Descartes, ste no tanto se distingui por la

    " profundidad de su pensamiento como por la cla-ridad y encadenamiento lgico de su doctrina;

  • DE BACON Y DESCASTES 61

    su mrito principal no consisti en haber ense-ado teoras nuevas, sino en haber seguido in-dicado un nuevo mtodo; y la influencia decisi-va que ejerci en el mundo intelectual no fudebida los prestigios de su sistema filosfico,harto endeble y exclusivista, sino la fascina-cin que producen siempre en los nimos losarrestos de gallarda y noble independencia, yal eco que suelen encontrar los gritos revolu-cionarios cuando los males que se combatenson por desgracia verdaderos.

    As vemos que sus teoras filosficas, ataca-das por los puntos flUcos que ofrecan la im-pugnacin, no tardaron en desaparecer, mien-tras que duran todava los efectos del vigorosoimpulso que comunic al pensamiento humanoai sacudir el yugo de la rutina, proclamandocomo nica autoridad en el terreno cientficola razn, y al sealar como gua en las investi-gaciones psicolgicas la atenta observacin dela conciencia.

    De este modo ampli la obra de restaura-cin cientfica que haba acometido solo en par-te Bacon de Verulam, al llamar la atencin so-bre la importancia de la observacin externapara el conocimiento de la Naturaleza.

    Esta es la gloria principal del insigne autordel Discurso del Mtodo, que ejerci en el des-arrollo de los estudios filosficos una influen-

  • 62 PKKUURSOEES ESPAOLES

    cia mayor que el Canciller cielnglaterra, porqueadems de poseer mayor elevacin de ideas yensear una doctrina ms completa, logr acre-ditar sus innovaciones en los mtodos con im-portantes descubrimientos cientficos. Baste re-cordar, que adems de descubrir la ley de larefraccin y la teora del arco iris, Descartesrealiz en el campo de las ciencias matemti-cas progresos tan sealados como la invencinde los exponentes y la aplicacin del Algebra la Geometra, obra que algunos igualan entrascendencia la invencin del clculo infini-tesimal.

    Ya en 1637, al publicar su Discurso del M-todo, le aadi como complemento la Diptri-ca, la Geometra y los Meteoros, tres obras demerecida resonancia en la historia de las cien-cias. De suerte, que desde los principios mis-mos de su reforma filosfica, Descartes no selimitaba pomposas promesas y dar minu-ciosas reglas metodolgicas, como Bacon, sinoque al lado de los nuevos procedimientos quepregonaba, ofreca los frutos importantes que,mediante ellos, haba obtenido.

    El autor del Novum Organum, al llamar laatencin sobre la importancia de las cienciasnaturales y enaltecer el mtodo inductivo, decuyo empleo tantos y tan grandes descubri-mientos esperaba para el porvenir, compar-

  • DE BACDX T DESCARTES 63

    base s mismo con Cristbal Coln; pero, comoobserva con razn Saisset (1), Bacon fu unCristbal Coln que se limit presentir elnuevo mundo de los progresos cientficos in-dustriales, dejando sus sucesores el trabajode descubrirlo. En cambio, Descartes, no slose cuid de sealar rutas nuevas, sino que en-tr por ellas resueltamente, realizando descu-brimientos de trascendencia.

    Por otra parte, el carcter eminentementeespiritualista de la concepcin filosfica deDescartes, salvo su teora mecanicista y la cla-ridad y orden con que procedi en el desarrollode sus doctrinas ordenadas geomtricamenteen un sistema donde campea la mayor unidad,ueron otras tantas causas que contribuyeron abrirle paso en el mundo docto, atrayndolenumerosos proslitos y admiradores.

    Per al cabo, por grandes que se quieransuponer el mrito personal de Descartes y deBacon, y las excelencias de sus respectivos es-critos, no puede negarse que la influencia queuno y otro ejercieron en el porvenir de lasciencias filosficas, fu debida, en gran parte,segn ya indiqu anteriormente, otra porcinde causas de diversa ndole y, entre ellas, las

    (1) Pvcciirseurs el disciples de Descartes, par EmileSaisset. -Pars, 1862, pg 8:>.

  • 13 i PRECURSORES ESPAOLES

    campaas de muchos filsofos del Renacimien-to, que haban preparado el camino para unadefinitiva revolucin en la marcha del pensa-miento.

    El movimiento renovador estaba iniciadodesde muy atrs, y Bacon y Descartes no hi-cieron otra cosa que continuarlo con nuevos ymayores bros, aunque no sin incurrir en ex-clusivismos y errores.

    An est por hacer un estudio completo delos antecentes que tuvo en las disversas na-ciones el movimiento de reforma filosfica, quecontinuaron y completaron Bacon y Descar-tes, debiendo advertirse, por lo que Espaase refiere, que son muy pocos los escritores ex-tranjeros que al ocuparse directa indirecta-tamente de este punto, han reconocido la im-portante participacin que tuvieron muchosfilsofos espaoles del Renacimiento en la pre-paracin de aquella revolucin filosfica.

    As Vctor Cousn en su Historia de la Fi-losofa, personifica solamente la revolucin fi-losfica del siglo xvi en el francs Pedro de Ra-mus de la Rame y en los italianos Vanini yGiordano Bruno; Emilio Saisset, no obstantehaber escrito el libro ya citado, que se titulaDescartes, sus precursores y discpulos, citasolamente entre los primeros Ramus y Ro-gerio Bacon; no haciendo mayor justicia

  • DE BAOO* Y DESCARTES 65

    nuestra patria Francisco Bouiller, que en su vo-luminosa Historia de la Filosofa Cartesiana^no estudia poco ni mucho los precedentes questa tuvo en Espaa, as como tampoco hacela ms ligera exposicin del desarrollo que elcartesianismo adquiri entre nosotros duranteel siglo xvin y parte del xix. Este estudio his-trico acerca de las vicisitudes del cartesia-nismo en Espaa, que habra de abrazar trespartes bien definidas, la de los precursores,impugnadores y partidarios del insigne filso-fo francs, est todava por hacer y ofrece noescasa, ni trivial materia de trabajo quien loacometa (1).

    Contrastando con el silencio de Cousn, deSaisset y de Bouiller, se destaca en realce laimparcialidad del alemn A. Lange, el discre-to y erudito autor de la Historia del Materia-lismo, que mejor versado en la historia filos-fica que aquellos autores, y ms conocedor delas cosas de Espaa, no vacila en llamar nuestro compatriota Luis Vives "el ms gran-de reformador de la filosofa en su tiempo yprecursor la vez de Bacon y de Descartes,, (2).

    (1) Histoire de la phosophic cartesienne, par h.Bouiller, Doyen de la Facilit des Le Ires de Lyon.Lyon, 1854, dos vols. en 8.

    (2) Historia del Materialismo , tora, f, parte 2. a,cap-

    tulo 111.

    6

  • CAPTULO 119Luis Vives.

    ade que haya ledo las obras delinsigne filsofo valenciano, encon-trar exageracin en las palabrasde Lange, al llamarle ''el msgrande reformador de la filosofa

    en su tiempo y precursor la vez de Bacon yDescartes.., porque Luis Vives fu, efectiva-mente, lo uno y lo otro, y lo fu sin incurrir enlas exageraciones y exclusivismos del Canci-ller de Inglaterra y del filsofo de la Turena.

    En aquella orga intelectual y literaria delRenacimiento, en que calentados los nimospor opuestos fanatismos, llegaron las disputas

    al mayor grado de exaltacin, y la cruzadacontra vicios innegables de una filse fa deca-dente degener, con frecuencia, en violentos

  • PBEqBSQBES ESPAOLES

    ataques contra doctrinas y autoridades dignasdel mayor "respeto, Luis Vives, adicto slo laverdad, supo contenerse dentro de los lmitesque la razn aconsejaba, sin rendirse la fuer-za de la rutina, pero sin dejarse arrastrar tam-poco por inmoderado afn de novedades.

    Cmo no admirar los desinteresados tra-bajos de aquel insigne filsofo y humanista,cuya serenidad y alteza de juicio corren pare-jas con el severo ornato y diafanidad de su es-tilo, transparente como su pensamiento, aus-tero y grave como el temple de su alma?

    Dos partes comprendi la fructuosa laborde Luis Vives en orden la restauracin filo-sfica: la primera fu sealar las causas quehaban conducido los estudios filosficos al la-mentable estado de postracin en que se en-contraban al terminar la Edad Media; la segun-da, indicar los nuevos mtodos que deberanseguirse para conducir la especulacin cient-fica por el camino del progreso.

    Igual empresa acometi respecto las de-ms ciencias, pues sus trabajos de crtica y res-tauracin abarcan toda la enciclopedia cient-fica, desde la Gramtica y la Dialctica, hastala Medicina y la Jurisprudencia; pero su laborfu ms constante y ms fructuosa en cuanto la restauracin propiamente filosfica.A esta importante tarea se consagr pref-

  • DE BACON Y DESCASTES 69

    rentemente durante toda su vida (1), desde queen 1519, apenas salido de las aulas de la Sor-bona, dirigi su fogosa invectiva contra losPseiido-Dialcticos, censurando los vicios la-

    t) Naci en Valencia en 1492 y muri en Brujas (Bl-gicaj en lo40.

    Como mi propsito es nicamente examinar las doc-trinas y tendencias de los filsofos espaoles en aquellospuntos en que deben ser considerados como precursoresde Bacon de Verulam y Descartes, y, por consiguiente,como iniciadores de la filosofa moderna, omito, salvocontados casos en que hay razones especiales que lo acon-sejen, los datos biogrficos y bibliogrficos y las demsnoticias, que no son necesarias para mi objeto, ni siquie-ra ttulo de complemento.

    Por lo que hace Luis Vives, es esto menos necesario,por lo mismo que existen, acerca del mismo, varios estu-dios monogrficos muy dignos de estima. Baste citarcomo las ms notables entre las monografas relativas,al filsofo de Valencia, la biografa que puso Mayans ySisear al frente de la edicin completa de las obras deaquel insigne pensador, que se imprimi en Valencia enlos aos 1782 1790; la Memoire sur la vie et les ecrits deJean Lonis Vives M840-41,) de A. j. Namche, premiadapor la Real Academia de Ciencias y Letras de Bruselas; yel excelente estudio que en la Eucyklopcidie des gesan-teni Ersieliungs und Cnterrisc/itsiveseus etc.. von Pra-lal

    .

    Dr. R. A. Schmid le dedic el sabio alemn A.Lan-ge. Recientemente ha visto la luz un nuevo estudio acer-ca de Luis Vives, debido la docta pluma de mi distin-guido amigo D. Adolfo Bonilla. Dicha obra, es el mscompleto de cuantos estudios se han publicado acerca delegregio autor de los libros De Discipliiis.

  • PRECURSORES ESPAOLES

    mentables de la degenerada Lgica de nesdel siglo xv, hasta que en 1538, dos aos antesde morir, complet brillantemente el crculode sus trabajos filosficos publicando su pre-cioso estudio sobre El Alma y la Vida.

    Pero su obra maestra, y la que le da derecho ocupar lugar preferente entre los ms insig-nes reformadores cientficos de todcs los siglos,y el primero, sin duda alguna, entre los delRenacimiento, fu su tratado De Disciplinis,publicado por primera vez en 1531. Esta obra,que puede considerarse como una revista en-ciclopdica de las ciencias, divdese en trespartes: en la primera (De Causis CorruptarumArtium) examina Vives con crtica sagaz lascausas de la corrupcin de los estudios; en lasegunda (De Tradendis Disciplinis) exponelos principios que deberan strvir de base parala restauracin cientfica; y, por ltimo, en laparte tercera, de ndole heterognea, y hastacierto punto, independiente de las partes ante-riores, incluye cinco opsculos filosficos, enlos que expone brevemente su doctrina lgicay metafsica.

    El origen