Logica Paraconsistente de Los Mitos - Guillermo Paramo

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    LGICA E LOS MITOS: LGICA PARACONSISTENTE ^Una alternativa en la discusinsobre la lgica del mito

    Guillermo Pramo RochaDepartamento de AntropologaUniversidad Nacional de Colombia

    El presente artculo intenta presentar algunas ideas a propsito de la interpretacin lgico-simblica de los discursos mticos. Esas ideas son tratadas demanera ms formal y aplicadas al examen de algunos ejemplos de fenmenosmtcos y rituales en la contribucin del autor 2i Antropologa y M atem ticas,broen preparacin, del cual e s coautor e ldoctor VctorAlbisdel Departamentode Matemtcas de la Universidad Nacional de Colombia.

    Desde la lgica simblica, Willard van Orman Quine ha notado en la antropologa un problema que toca los fundamentos de la disciplina. En Palabra yobjeto, al hablar de la traduccin de los lenguajes naturales a la lgica proposicional, e l lgico s e pregunta q u criterio e s preferible en e l casode encontrarseun investigador con natvos que parecen aceptar sentencias contradictorias dela forma 'p y ~p": si hacer una traduccin que les haga hablar tan estpidamente como se desee, o una perfeccionista que emine sus contradicciones yles imponga nuestra lgica. En una nota. Quine menciona tres antroplogos:Edmund Leach, Lucien Lvy-Bruhl y BronislawManowski,para dar a entenderque ellos consttayen un pequeo paradigma de casos extremos de respuestasa tales incgnitas (pp. 71-2, n. 1). En efecto, el ansis de la obra de estosetnlogos parece ser especialmente revelador de las acttudes dominantes ensu dscipna cuando se plantea e l problema d e cmo valorar las inconsistenciasen las narraciones procedentes de otros medios culturales. Manowski prefiere1 Ponencia presentada ante el V Congreso de Antropologa en Colombia. Villa deLeyva, Boyac, octubre de 1989-

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    la hiptesis de la coherencia y en sus trabajos de campo decide "revisar [lainformacin etnogrfica] con los nativos y eminar todas las contradicciones",como nos cuenta en Coral Gardens a nd their Magic (pp. 463-4) a propsitode su indagacin sobre los sistemas de cmputo del tempo en las islas Tro-briand. Al contrario, Lvy-Bruhl defiende la tesis de que el pensamiento "primitivo" es "prelgico" y de que los mitos son "fluidos", pues en ellos puedeocurrir cualquier cosayla emocin reemplaza a la lgica y hace imperceptibleslas inconsistencias {Cf 1978: 12-13). Para l el mito es por esencia contradictorio {Cf Ibidpassim). Leach evita la distincin entre "civilizados" y "primitivos"y, en vez del desacreditado concepto de "prelgica", utiliza el de "pseudo-lgica" o "mito-lgica de los comportamientos expresivos", pero sostiene conLvy-Bruhl que los mitos son esencialmente inconsistentes: "la naturaleza paradjica de las historias mticas -dice- es parte de su mensaje. Lo que no esnatural es sobrenatural" (1979: 74) e implica que el mito se refiere siempre alo sobrenatu ral. Empero, a pesar de los argumentos de stos y de otros antroplogos, no puede darse por supuesta ni la consistencia ni la inconsistencia deuna narracin aunque sta sea evidentemente 'mtica' para todos aquellos quela conocen.

    Hay situaciones fantsticas inconsistentes, pero hay tambin situacionesfantsticas consistentes, y ambas formas de fantasa pueden coexistir en unmismo corpus narrativo. Jorge Luis Borges cita a dos curiosos animales de lafauna de los Estados Unidos que aparecen en "la mitologa de los hacheros deWisconsin y de Minnesota": "el Goofus Bird, pjaro que construye el nido alrevs y vuela para atrs, porque no le importa adonde va, sino dnde estuvo"y "el Goofang, que nada para atrs para que no se le meta el agua en los ojosy 'es del tamao exacto del pez rueda, pero mucho ms gra nd e'" (1985: 96).Estos seres son imaginarios (en verdad imaginarios al cuadrado, pues se tratade la existencia de una fantasa sobre la existencia de una fantasa) y Borgesse encarga de aclararlo con el ttulo de la obra en que aparecen. No obstante,podemos observar que hay una diferencia bsica en tre dos descripciones quese dan en el relato; el Goofus Bird es posible y pudiera caber en el bestiariode algn mundo posible, ciertamente poco familiar, pero accesible a nuestralgica y compatble con nuestras ideas de tempo y espacio. Aunque no seconozca ningn pjaro as, quizs pudiera llegar a descubrirse o a crearsealguno -por ejemplo, en una pelcula de dibujos animados del tpo de las deWalt Disney. La pareja del Goofang y el pez rueda, en cambio, es imposible,inaccesible a nuestra lgica e incompatble, por ende, con nuestras ideas detem po y espacio. No por los gustos del Goofang, ni por su manera de nadar,sino,nataralm ente, por la "descripcin" que se hace de su tamao comparado

    Una discusin ms completa de las teoras acerca de la lgica del mito (Manowski, Lvy-Bruhl, Leach y otros autores) se adelanta en Albis y Pramo Ant ropologa y M atem t ica s (en preparac in) .28

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    con el del otro pez (esa "descripcin" en readad no describenada). E l Goofangy el pez rueda no caben conjuntamente en ningn bestario de ningn m undoposible (y, claro, nadie podra dibujarlos ni visuazarios).L a d e Borges e s unaespecie d e ultra-ficcin que s e haescritopara n o ser creda;pero ansis similares al que de eUa hacemos pudieran fcilmente hacerse detextos introducidos en una cuitara expresamente para ser credos -sea cual fuereel significado de 'creer' en ese contexto- como ocurre con los credos cristanos.Para citar el ejemplo ms familiar, el Smbolo de San tanoslo establece: "Una,efectivamente, e s la persona d e l Padre,otra la d e l Hijo, yotra l a d e l Espirita Santo...

    E lPadre esDios,el Bjo esDios,el Espirita Santo esDios. Y , sin embargo, no haytres dioses sino un solo Dios", y manda adorar a un solo Dios en la Trinidad y ala Trinidad e n un soloDios,"Ut unum Deum in Trinitate et Trinitatem in unitaleveneremur". Pero, alempo,e l SmboloVulgar y e l d e Aquileya,tambin credoscatcos, dicen que Jesucristo "descenditad inferas", "ascenditadcoelos" y ''sedetad dexteram [Dei]Paris". Y e l descender a lo s ifiemos, ascender a lo s cielos ymorar a la diestra del Padre de ese Hijo-Dios, cuya Trinidad consttaye para elcristiano un misterio que nunca podra ser descubierto por las fuerzas solas de larazn -como afirma Santo Toms {Summ. l a q. 32, a. 1) - define, empero, unsistema consistente del arriba ydel abajo y d e la izquierda y la derecha: Jesucristono asciende a l o s infiernos, n i desciende a l o s cielos, n i ocupa u n lugar a la izquierdade su Padre. Un sistema que, aun cuando luzca hoy apenas alegrico y valorativo,en otras pocas determin los ejes y hasta la topografa del universo de acuerdoc o n cosmografas q u e s e estimaronreales,como l a s d e Laclando, Crisstomo, Bedael Venerable o Isidoro de SeviUa. Esas cosmografas desempearon un papel fundamental en la estractaradn de la mentadad del hombre medieval, quien, pararepresentarse el mundo que habitaba y distinguir en l su lugar, y su momento,volvi sus ojos hada lo que consideraba verdadero, como todos los hombres detodas las cuitaras.

    Aun despus del viaje de Magallanes-Elcano, las cosmografas vigentes paragrandes sectores de la poblacin europea estaban consistentemente escritas enlos textos sagrados del cristanismo al lado de los misterios (incoherenciaslgicas) de la fe. Haciafinalesdel siglo X V I , el padre Joseph de Acosta, cronistade Indias, discuta en la siguiente forma "los volcanes y las bocas de fuego"que haba hallado en el continente americano:

    L o q u e otros platican que e sftiego d e l infierno y q u e sale de all, para considerarlo d e laotra vida puedeservir;pero s i e l infierno est,comoplatican lo s telogos,en el centro, yla tierra tiene d e dirne-o m s d e d o s m i l leguas, n o s e puedebienasentar que salga del centro aquel fuego, cuanto ms que el fuego del infierno,segn San Ba,silio y otros santos ensean, es muy diferente de este que vemos,porque no tiene luz y abrasa incomparablemente ms que este nuestro (1985[1590]:136).I D E A S Y V A L O R E S 29

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    En el Per, al ver que tambin all haba cielo sobre su cabeza, el cronistase senta en el deber de discrepar de aquellos sagrados doctores, "no pocos nilos de menos autoridad", que negaban "haber ac este cielo que vemos" y quehaban imaginado "la fbrica de este mundo a manera de una casa, en la cualel techo que la cubre slo la rodea por lo alto y no la cerca por todas partes...y as, conforme a buena consideracin en este gran edificio del mundo, todoel cielo estar a una parte encima y toda la tierra a otra debajo" {Ibid., 15).Entonces, cuando San Pablo llamaba al cielo "tabernculo" o "tienda que pusoDios"y"en el cual en tr el sumo sacerdote Jesucristo de unavezpor su sangre",las palabras del Apstol deban ser una alegora, "pues aunque nos digan quees tabernculo puesto por Dios, no por eso hemos de entender que a manerade toldo cubre por una parte la tierra, y que est a sin m udarse, como pareceque lo quisieron entender algunos" (pp. 22-3).

    Naturalmente, si el padre De Acosta se daba cuenta de que lo que veachocaba conloquelosdoctores de la Iglesia decan, era porque esos enunciadosde las teoras de los doctores sobre la forma del cosmos eran consistentes,aunque estuvieran ligados en un nico corpus de creencias al misterio de laTrinidad y a otros misterios o milagros considerados, por lo dems, fuera detoda discusin^

    nComo decamos, Edmund Leach ha introducido en la teratara antropolgicala distincin entre lo que denomina "lgica de las acciones tcnicas" y "pseu-dolgica -mito-lgica- de los comportamientos expresivos" {Op. cit, pp. 69-70). Mientras que en las acciones tcnicas ordinarias damos por contado quedos entidades diferentes no pueden a la vez ser idnticas, en el discurrir religioso procedemos exactamente a la inversa. Las ideas cristianas de la VirgenMadre yde la Trinidad deDios-sost iene- son buenos ejemplos de ese segundoproceder. Esos 'misterios' no son lgicos en el sentdo corriente del trmino'lgica', pero no por eso carecen de significado. Frmulas as ciertamente significan, slo que se refieren a una realidad metafsica y no a la readad fsicacomo los asertos lgicos comunes.Elcarcter contradictorio de los enunciadosreligiosos es un ndice de que apuntan a esa realidad metafsica y de que

    Es interesante notar que, para Leibniz, cuando una hiptesis conduce necesariamente aLa admisin del 'milagro' (o 'misterio'), tal admisin cuenta comouna reductio a d ab su rd um de la hiptesis, "ya que con los mikigros podem osdarrazn de todo sintrabajo" (Segunda carta a C hike, 12).Asquelasfuncioneslgicas del 'milagro' o del 'misterio' en una teora seran las que cumple la iivconsistencia en un razonamiento deductivo.30

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    conciernen ms a las creencias que a los conocimientos.No decimos"Yo creoen 3x3=9 ",sino "Yo s"; por otra parte, usamos la expresin:"Yo creo en DiosPadre" y no "Yo s". "El uso de la frmula 'Yo creo en...' -afirma Leach- cuentacomo una advertencia; equivale a: "en lo que sigue, las reglas de la lgicaordinaria no se aplican" {Ibid., p. 70). Sostiene el autor {Cf I969) que elpensamiento humano tende a proceder mediante la distncin de oposicionesbinarias y que en stas reside el principio que gobierna la lgica partcular delosmitos.Por un lado, discriminan entre conjuntos completamenteclaros:Diosyelmundo; muertosyvivos;hom bres y mujeres; mujeres prohibidasymujerespermitdas; relaciones legtimas y relaciones ilegtimas; bien y mal. Por otro,tienen una desconcertante consecuencia lgica: demandan la mediacin entreesas agrupaciones; si no fuera as, las clases dictomas fragmentaran el universo en compartmentos estancos. Si repartmos todas las mujeres entre lasde nuestro grupo exogmico, que nos son vedadas en matrimonio, y las quevienen de los "otros", las permitdas, cmo unirnos a las del grupo de los otrossin confundirnos con ellos y mezclar la categora de hom bres a que pertenecemos con la categora de los hombres de quienes nos distinguimos? Y, cmosucedi en el principio?, cmo aparecieron dos tipos de mujeres de los mismosancestros? S Dios est en otro mundo, cmo se hace posible su relacin conel hombre? Los mitos ofrecen soluciones a esos acertijos cuando colocan terceros elementos mediadores entre los trminos opuestos. Esta es la fuente dedonde brota la multitud de extraos seres que pueblan cl universo mtico:

    Apesar de todas las variaciones de la teologa, este aspecto del mito es unaconstante.En cada sistema mtico encontraremos una secuencia persistente dediscriminaciones binarias... seguida de una 'mediacin' de las categoras asobtenidas...La 'mediacin' (en este sentido) siempre se consigue con la introduccin deuna tercera categoraque es 'anormal'o'anmala' en trminosde lascategoras'racionales' ordinarias. As, los mitos estn llenos de seres fabulosos, diosesencarnados, vrgenes madres. Este nivel intermedio es anormal, no-natural,santo. Estpicamenteelfocodel taby de las observancias rituales (I969:11) Leach destaca, adems, otra caracterstica de los discursos mticos: tenem osque la creacin del hombre aparece dos veces seguidas en h Biblia (Gen. 1:27

    4 Leach atribuyelapatem idid de esa interpretacindel mitoaClaude Lvi-Strauss(y a Romn Jakobson, de forma mediata) y declara emplear en sus anlisis -Ge-nesisasM yth; The Legitimacy ofSolomon;"Dos ensayossobrelarepresentacinsimblica del tiem po "- el mtodo del antroplogo francs (1969:11, 25; 1972:10; Cfr. 1979: 25-7). Sin embargo, mientras q ue para Lvi-Strauss "el objeto delmitoes proporcionar un modelo lgico pararesolveruna contradiccin"(1S>68:209), f>ara Leach, com o hem os visto (aunque hay que confesar qu e a veces suteora n o es com pletam ente clara), "la naturaleza paradjica d elashistorias mticas es par te de su mensaje" (1974; 74).IDEASYVALORES 3 1

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    y 2:7); que la historia de No tambin se repite (Gen: caps. 6-8); que en todoslos grandes sistemas mticoshayrecurrenciadetemas."Por qu -se pregunta-tiene que haber cuatro evangeos que cuentan los mismos episodios mcurrien-do a veces enflagrantescontradicciones en cuantoa losdetalles deloshechos?"(1969:7-8). El antroplogo utza el lenguaje de los ingenieros de la comunicacin y llama a esta caracterstica 'redundancia', al tiempo que compara lasclasificaciones binarias con el 'feT, la unidad de informacin. La redundanciacumple un nportante papel en la transmisin de los significados mticos: permite correg los errores de interpretacin que pueden surgir por la interferencia de otros mensajes('ruido')o por la propia vaguedad de lo comunicado:

    Cualquiermitoparticularuna vezaislado es como un mensaje en cdigo terriblemente enmaraado por las interferencias y el ruido. Aun el ms confiadodevoto puede sentir un poco de incertidumbre acerca de qu es lo que esemensaje dice de manera precisa. Pero como resultado de la redundancia, elcreyente puede sentirque,aunquelosdetalles varen,cadaversin alternativade un mitoconfirmasucomprensinorefuerzaelsignificado esencialdetodaslas otras {Ibid,p.9)-La perspectva de Leach es ciertamente novedosa e interesante. Empero,creemos que puede discutirse el punto -que avecesparece ser su contribucincentral- segn el cual hay una 'pseudolgica' o 'mito-lgica' que caracteriza alpensamiento mtco, por esencia autocontradictorio o por defmicin poblado

    de seres que son sobrenatarales porque son autocontradictorios. No hay queinsistir en la importanciaqueuna teora as tiene paraloqueaquexaminamos:de aceptarse de manera universal, daramos por resuelta la aparicin de cualquier anomaUa en una narracin que clasificramos como mtica y se harasuperflua la nportante tarea de procurar distmguir entre pasajes del tipoGoofus Bird y pasajes del tipo Goofang. El problema de la consistencia lgicade un tex to estara resuelto con slo rotara rlo de 'mtco' con evidentes consecuencias etnolgicas y etnogrficas. Adicionanente, discut" este aspecto deltrabajo de Leach equivale a discutir algunos de los planteamientos fundamentales de Lvy-BruhL Miremos, pues, este asunto.Si dejamos de lado la afirmacin de que los enunciados lgicos corrientesse refieren a la "readad fsica" y las creencias a la "realidad metafsica" -restricciones y generazaciones de Leach que resultan sorprendentes- el esfuerzodel antroplogo britnico por desndar en el mito un campo lgico del 'creer'pudiera encontrar alguna sustentacin en la lgica moderna. Para el estudiode ciertos aspectos del problema que tenemos entre manos puede ser indispensable distmgu- entre una lgica epistmica y una doxs tica . Hintkka, ensu conocido estadio Saber y creer, propone al menos una regla de las que

    gobieman el concepto de 'conocimiento' y establecen criterios de consistenciaparalosenundados atnentes a 'saber' (lgica epistmica) que dejadeservdacon respecto de la lgica de la nodn de 'creer' (lgica doxstca). Resulta32

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    bastante claro que nadie puede decir consistentemente "a sabe quep, pero esel caso que ~p", s se refiere a la misma ocasin y usa 'saber' teranente (yno entre comillas como en "Fulano 'saba' que tal cosa pero estaba equivocad o ) . E s a expresin representa una violacin de la regla q u e Ilntkka denom ina"de Parmnides", de acuerdo con la cual no puede conocerse algo que no es,o que es imposible (p. 65). La Regla de Parmnides, empero, carecera decontrapartidadoxstca:"a creeque/?,pero es el caso que ~ p es un enunciadoperfectamente aceptable (p . 67; Cf. pp. 84, 88). Entonces, los criterios de consistencia doxstca difieren d e l o s de consistencia epistmica y Leachtiene raznal separar las propiedades lgicas de esas dos actitudes proposicionales.

    N o obstante, las tesis de Leach parecen tener un alcance menos ampo delque l les atribuye (y aqu tenemos que pasar por alto los problemas especialesque plantea la distancia entre el comportamiento lgico de frmulas del tipo"a cree e n / ? y del tipo "a creeque/)"). E n primer lugar, aunque los enunciadosreligiosos fueran siempre autocontradictorios y "metafsicos" -lo que tambinha sostenido Ayer (1936)- habra necesidad de distinguir entre una lgica dela religin y una del mito, y cl trmino 'mito-lgica', empleado para referirsea la lgica de la religin, ciertamente no contribuye a establecer esa diferencia.A u n s i se aceptara que todo enunciado religioso (pseudo-enunciado, en tal caso)fuera siempre expresable en la forma "a cree en/)", y que esta frmula valieracomo advertencia de que la lgica "ordinaria" se suspende, es claro que notodo enunciado mtco podra ser clasificado con justicia en ese grupo de expresiones. Como puede fcilmente observarse en las cosmografas discutdaspor el padre Acosta -y citar ejemplos aqu debiera ser innecesario- hay infinidad de enunciados mtcos que, si se asume la perspectva del sujeto que losemite (y ntese que es de esta maneracomolos afrontaLeach),enena forma"a sabe que/)". N o hay duda de que San Isidoro de Sevilla no tena el propsitode suspender la "lgica ordinaria" con un "Yo creo en..." cuando informabasobre la nataraleza del universo en esa enciclopedia d e l sabe r del siglo Vil queson sus Etimologas:

    E l mundo presenta t a forma siguiente: mientras se presenta levantado hacia e lnorte, aparece inclinado hacia el sur; su cabeza y , por as decirlo, su rostro, esla regin oriental, siendo la regln septentrional la parte extrema ("DeAstronoma" 30).Los goznes del cielo son los extremos del eje. S e llaman goznes porque sobreellos gira el cielo, o bien porque se mueven como el corazn{Ibid.38).D o s son las puertas del dlo: el oriente y elocaso... (40).El sol despus de surgir por el oriente, contina su camino por el medioda,llega hasta el ocaso y se sumerge en el ocano; bajo la tierra sigue su curso altravs de desconoddas sendas, y vuelve a aparecer de nuevo por el oriente(52).

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    Tampoco Beda el Venerable cuando, no mucho tempo despus de SanIsidoro, contaba cmo un hermanoal caer enfermo, llam a su lecho de muerte a otros hermanos y de maneraadolorida, como alguienqueya se hubiera condenado, comenz a describirlesque vea el Infierno abierto y a Satn en las profundidades del abismo conCaifas y otros que haban sacrificado a nuestro Seor, condenados como l alas llamas vengadoras{AHistory ofthe English Chtirch andPeopleV, 14).Ni cuando refera que "estando el bendito protomrtr Esteban a punto demorir por la verdad, vio los cielos abiertos, la gloria de Dios reveladayJesscolocado a la diestra de Dios" {Ibid.). Beda se refera a la "topografa del msall" y San Isidoro a la de este m undo, pero no hay que olvidar que, como sedesprende de la lectara del pasaje del padre Acosta sobre los volcanes, en la

    cosmografa cristana de la Edad Media las dos topografas eran una.En segundo lugar, si bien ocurre que en ciertos casos los sujetos aceptanfrmulas mticas que reconocen autocontradictorias y reclaman sin ambagesque el mito trasciende las restricciones que imponen los criterios ordinariosde consistencia, en otros muchos, al contrario, el supuesto es que los criteriosde consistencia son vdos y necesarios en el mito. Son entonces inferenciasde tpo lgico -en el sentido de lgica clsica- las que conducen a la aceptacino al rechazo de la pertenencia de una frmula a un corpus mtco partcular.En las religiones universales -como ha sealado Bochenski- ha sido caracte-rstca la contraposicin de dos tendencias a travs de la historia: una que hanegado categricamente cualquier apcabidad de la lgica a su sistema decreencias (Pedro Damin, por ejemplo, pensaba que la lgica era un productodel Diablo) y otra que ha considerado que la construccin y la indagacinlgicas en materias atnentes a sus fundamentos no slo es legtma sino necesaria.AshasidoenelIslam desde el siglo IX, en el budismo de la India durantelos siglosVIyVIII,en el brahamanismo de la poca de Vedanta, en el cristanismo de los siglos Xlll a XV, etc. (Bochenski 1965: 20-23). Sobra sealar queel propio desarrollo de la ciencia lgica es histricamente inseparable de laexploracin del contenido de las creencias regiosasy delos debates suscitadospor los distntos credos. Por lo dems, basta tomar cualquier manual de apologtica, teologa o budologa para darse cuenta de que, a pesar de la introduccindemisterios, ese manual se ocupa en una gran parte de evaluar enundadossegn el principio -impUcito o explcito- de que una teora debe ser consistente para ser aceptable.

    Hintkka ha introducido el concepto de defendibilidaddeun enunciado conelfinde refinar la idea de 'consistencia' epistmica y doxstca. Un sujeto -todoaquel que sostene una teora complicada- puede no ser consciente de que suscreencias contienen una contradiccin de la forma p y ~p y actuar como siellas fueran consistentes; un enunciadoes'defendible'sies "inmune"a lacrtica34

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    Bird -u n pjaro consistente aunque un poco ex tra o- dira l que el GoofusBird no era un mito?En tercer lugar, no toda contradiccin en un sistema de creencias es de por

    s una inconsistencia lgica. Con un enfoque ms psicolgico que lgico, enWhenProfecyFails,LenFestnger ha es tadiado con otros dos autoreselefectoque sobre un grtipo de creyentes tienen las crisis que amenazan a su fe (Festnger, Riechen, and Schachter 1964) y ha Uegado a concluir que, si un hombretene una conviccin profunda que traduce en acciones, se ha comprometdocon esa creencia hastaelgrado de renunciar a algo importante porella ycuentacon el soporte social de un grupo que comparte su acttud, ese hombre, alenfrentarse con acontecimientos que refutan su creencia, se aferra a su fe conmayor fervor que antes, cuando se esperara que la dejase. Ese ha sido elproceso seguido por los partcipantes en los movimientos milenaristas y me-snicos a travs de la historia: de los montaistas del siglo II, de los anabap-tstasde sigloXVI,de los judos de Sabbatai Zevi en el sigloXVIIy de muchosms,y de las gentes que en Lake City fueron cuidadosamente observadas porFestngerysus colegas cuando esperaban el fin del mundo un21de diciembre.Festnger ha introducido un concepto especialmente valioso para comprenderese comportamiento: el de disonancia cognoscitiva {cognitive dissonance)que define de la siguiente manera:

    Disonanda y consonandasonreladones entrecognidones;estoes,entreopiniones,creendas, conocimientodel entomo yconodtnientode las acdones ysentimientospropios.Dosopiniones, o creendas, o aspectos del conodmiento son disonantessi noencajan entres;osea,si soninconsistentes,o si alconsiderarlosslo aellosdosen particular, uno nosesigue del otro{Op. cit.,p. 25).Un ejemplo de disonancia cognoscitiva es el del fumador empedernido quesabe (y por ende cree) que cl cigarriUo es perjudicial para su salud, pero altempo sabe (y cree) que contina fumando (pp. 25-6); otro es, precisamente,el de los seguidores de los movimientos milenaristas cuando afrontan la cir

    cunstancia de que fallan las profecas que han determinado su vida^.Ahora, un sistema de creencias disonante puede ser o no ser indefendible.Como ha notado un autor que ha comparado a Festnger con Hintkka, ningunacontradiccin formal se deriva del conjunto disonante de enunciados "a creeque fuma" y "a cree que no debiera fumar" (Elster 1978: 86-7). Las contradicciones de los discursos mticos pudieran, pues, ser m eras disonancias o verdaderas inconsistencias.

    La teora que comentamos fue presentada por Festnger en su obra ATheoryof Cognitive Dissona nce(1957).When Profecy Fails fue publicada jx)r primeravez por la Universidad de Minnesotaen1956;aqu citamosuna edicin posterior.36

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    L a disonancia produce un m alestar en el sujeto y hace que surjan presionespara que ste la elimine. E n estoscasos,la persona puede intentar l a s siguientescosas:a) el cambio de una ovarias de las creencias disonantes; b) la adquisicinde nueva informacin o de nuevas creendas que aumenten la consonancia, oc) el olvido o la reduccin de la importancia d e aquellos saberes que introducenla disonancia (p. 26). As, podemos notar nosotros que la disonancia, segnFestinger, tiende a anularse, bien medante la bsqueda de consistencia con ladepuracin del conjunto de premisas disonantes, o bien eludiendo la lgicapara n o afrontar l o q u e Hintikka llamara 'indefendibidad doxstica'. Es^dobleposibidad est claramente caracterizada en las siguientes frases que abrenWhen Profecy Fails:Un hombre con una convicdn es duro de cambiar. Dgale que usted est endesacuerdo y l le volver laespalda.Mustrele hechos o dfras yl discutir susfuentes.Apele a la lgica y l serincapaz d e comprender su punto d e vista (p . 3)-Como anotbamos antes, quien sigue la historia del debate trinitario llegaa la conclusin de que fue un esfuerzo lgico por conciliar fuentes contradictorias entre s l o que condujo al planteamiento del problema y a la introduccindel misterio. En realidad, a la luz del concepto de Festinger pudiera sostenerseque el cristianismo de los apologetas, que intervinieron tan apasionadamente

    durante los siglos que dur la controversia, estaba agitado por una profundadisonancia cognoscitiva, disonancia catazada por el judaismo y las supervivencias de las filosofas antiguas que fustigaban la nueva fe sealando lascontradicciones que encontraban en e U a . Cmo poda un dios haber muerto?,qu era ese absurdo de la resurreccin? Las premisas de la fe contenidas enlos textos sagrados en verdad se prestaban a interpretaciones encontradas: deuna parte, en pasajes como Isaas 6 3 : 9 poda leerse "...No un mensajero, ni unngel, sino el Seor en persona", y en los Salmos (96: 10) se permita la traduccin: "El Seor reina desde el rbol" (Pekan, o p . ci t , p . 177). Luego Cristoera idntico a Dios y, en contra de lo que crean los judos, era el verdaderoMesas que reinaba desde la cruz. Esto era confirmado por pasajes como Romanos 9: 5, que deca: "...Cristo... quien es Dios bendito sobre todas las cosaspor siempre jams. Amn". Empero, de otra parte, en Proverbios 8: 22, Cristoapareca como una criatura de Dios; no como Dios: "El Seor me engendr alprincipio de sus obras, desde el principio, antes que crease cosa alguna". Locual era reafirmado por Romanos 1: 2-4:

    2 .Que haba prometido anteriormente por su s profetas en las santas escrituras.3 .Acerca de suHijoJesucristo, que le nad segn la carne del linaje de David.4 . Y q u e fue constituidoHijo d e Dios c o n poder,segn e l espritu d e santificadnpor su resurreccin de entre los muertos.

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    Entonces elHijo,apesarde sugran dignidad,nopodaserDios, puesnodedaelDeuteronomio(6:4):"Escucha,ohIsrael :ElSeor,nuestroDios,es elnicoSeor"?As, haba textos que identificaban a Cristo con su Padre y textos que lodistnguan de El; textos que lo hacan hombre y textos que lo hacan Dios;textos que lo hacan etemo y textos que lo hacan criatara; pasajes que lomostraban como las criataras, y pasajes que lo mostraban criatura, pero nocomo las criataras; fragmentos que parecan afirmar que siempre haba tenidouna nataraleza divina y fragmentos que insinuaban que haba adquirido esanataraleza en el momento de su bautsmoode su resurtecdn,etc.Yas ocurracon lo que sera Uamado el Espritu Santo. Por eso las mltples opciones:adopcionistas, monarquianistas modastas, docetas, binitarios, trinitarios.Arrio y sus seguidores prefirieron la eminacin de la disonancia aceptandolas consecuencias que se seguan de que el Hijo tena un comienzo, pero elPadre no, dejando de lado, en aras de la consonancia, las exgesis opuestas delas Escritaras. Atanasio y los trinitarios prefirieron admitr la disonancia ysubordinar la lgica a lafe.Mstarde,SanAgustn comenzara su estudio sobrela Trinidad advirtendo: Mipluma est vigilante contra las calumnias de aquellosque,despreciando el principio de lafe,se dejan engaar por un prem ataroy perverso amor a la razn"{ immaturoet perverso rationis am ore fallen-tur") {La Trinidad 1. 1. 1.). Y a Tertaano en De carne Christi haba lanzadoaquellas desafiantes frases que se convertiran en Occidente en la proclama

    por antonomasia del credo quia absurdum:ElHijo de Dios fue crucificado: no es vergonzoso porque poda serlo. El HijodeDiosfue muerto: es cierto porque es inconcebible. Fue sepultado, resucit:es derto porque es imposible {De came Christi 5. Cf. Cochrane, op. cit, p.123).Sin em bargo, Tertuano, San Atanasio, San Agustn, Arrio, los docetas, losmodastas, los binitarios, todos se reclamaban cristanos y no hay por qu

    dudar de que crean que lo eran. Luego todos, a su manera, representaban unacreencia regiosa. Y hay algo ms: sera tonto considerar a San Agustn y aTertaanoilgicos y a Arriounrigurosogico.Lostres apologetas dem uestran,con su finsimo ansis, tener un dominio extraordinario de la lgicay lostres,al tem po, se revelan explcita o implcitamente autocontradictorios.Tesis como las de Leach simplifican demasiado las caracterstcas lgicas delos discursos mtcos. Una simplificacin as nos impedira distnguir entre loque es desde el punto de vista lgico un Goofus Bird y lo que es una pareja

    de Goofang y de pez rueda.

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    mSi la naturaleza de los mitos es ser autocontradictorios, las teon'as de Leach apropsito del mito comparten con los mitos esa naturaleza. En su conocidaobra Sistemas polticos de la Alta Birmania, escrito anterior a los que discutamos en I I ,Leach examina l o s mitosque dominan la ideologa d e la sociedadkachin. L o s habitantes de la s montaas d e la frontera birmana asocian s u s mitosa los confctos que oponen a las secciones cinicas gumsa y gumlao de lalocadad. Cuando una versin establece vnculos entre uno de esos grupos ylos antepasados divinos y en esa forma justifica para sus miembros un estatasy unas ciertas prerrogativas, al tempo niega los derechos de otras faccionescuyos mitos, por su lado, dan la razn a sus propias pretensiones en contra delos dems. Entonces, en vez de ser los mitos un factor de integracin y deestabilidad social, como generalmente habran proclamado los seguidores dealgunas escuelas de la antropologa, entre los kachin introducen el cambio yaun la desintegracin. Los mitos kachin son inconsistentes -dice Leach- y esainconsistencia est en el fundamento de su naturaleza y de sus funciones:

    En el esquema de Malinowski, los distintos aspectos de la cultura se integrannecesariamente para formar un todo coherente; de ah que los mitos de unpueblo deban ser mutuamente consistentes: pues por cada grupo de personasslo existe una cultura, un sistema estmctural, un conjunto mutuamente consistente de mitos... En el caso de la mitologa kachin no hay posibilidad deeliminar la s contradicciones einconsistendas.Estas so n fundamentales. Cuandoexisten versiones rivales de la misma historia, ninguna versin e s "ms correcta" que otra. Por el contrario, yo sostengo que las contradicciones son mssignificativas que las uniformidades (p. 278).Todo relato tradidonal se presenta en varias versiones que difieren segn losintereses de los sujetos sodales mvolucrados. Por eUo "no hay ninguna versinautntica de la tradidn kachin". El narrador de mitos, que en la regin es unaespede de bardo y sacerdote, acomoda sus historias a la audienda que comprasus servidos ( p . 2 8 8 ) . Juzga Leachque l o s etngrafos jams pudieron comprenderestas caractersticas de la mitologa de los montaeses birmanos; pensaron eUosque la tradidn era una espede de historia mal compilada y se sinteron en elderecho de escoger la variante del mito que les pared "verdadera". Llegaron,inclusive, a inventar los trozos de la historia que creyeron extraviados (p. 289).Es as como Leach llega a proponer que los datos imponen una revisin de lasteoras del mito, sobre todo de aqueUas que presuponen su coherenda yconsideran, como las manowskianas, que su carcter es el de una carta o mapa fundamental de reglas y de sandones de comportamientos sodales. "Puesto que cualquier sistema sodal, porestable yequibrado q u e s e a , contene facdones opuestas,

    por fuerza deben existir distintos mitos que vaden los derechos concretos de losdistintos grupos de personas... El mito... es un lenguaje de signos en trminos delo s cuales s e manifiestan lo s alegatos a l o s derechos y a l estatas,pero e s u n lenguajeI D E \ S Y V A L O R E S 39

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    de discusin, no un coro de armona" (pp. 299-300).Laperspectva debe ser unaque tenga en cuenta a los mitos como sistemas de ideas, no de reglas ni detcstmonios histricos nicamente(p.290).Esos puntos de vista del antroplogo britnico son seguramente incuesto-nables en lo fundamental. Pero hay algo que l parece no notar: que lo quedice sobre los kachin sirve para demostrar que los mitos pueden ser consistentesyno ,como cree, que son inconsistentes. Una controversia no es una inconsistencia, y una cosa es una contradiccin entre mitos o versiones de mito, yotra, una contradiccin en un mito o versin de mito. Por supuesto, para quetenga algn sentido una discusin sobre la consistencia de dos o ms oracionesde creencia, es requerido, como seala Hintkka, que ese conjunto de oracionessea proferido "en una y la misma ocasin por un solo y el mismo hablante,dirigido a una y la misma persona, etc" {Op. cit, p. 53; Cf Strawson 1963:2-12) (claro que como lo muestra el ejemplo de Hintkka sobre laputanos yruritanos (p. 67), el 'hablante' -mejor diramos, 'sujeto'- puede ser un grupocultural). Es obvio que las creencias de Laclando o de Crisstomo no haceninconsistentes las del padre Acosta; ni las del padre Acosta las de Crisstomoni las de Laclando. Antes bien, si el debate entre dos teoras en verdad sejustifica, cada una de las teoras contrapuestas debe ser consistente en lo quea la otra se opone. Miremos rpidamente este asunto. Para usar las frases deStrawson, si un sujeto se contradice as mismoante nosotros, "consideraremosque l ha dicho algo y que al tempo se ha desdicho y, xs, que no ha dichonada" {Op. c it , p . 4); si alguien dice "no mido ms de 1.70 metros pero midoms de 1.70 metros", nos deja sin saber en absoluto qu tan alto puede ser.En ese caso, nos resulta imposible discrepar con respecto de su estatura. Paraque haya una confrontacin cualquiera entre teoras cualesquiera, mtcas ono,se requiere que esas teoras digan algo que constituya la materia de discrepancia. Dos teoras autocontradictorias no pueden discrepar en lo que tenende autocontradictorio: "el Goofang tene exactamente el mismo tam ao del pezrueda peroes mucho msgrande"no puedeoponerse con sentdo a elGoofangtene exactamente el mismo tamao del pez rueda pero es un poco m s pequeo", pues ninguna de las dos teoras dice nada sobre el tamao relatvo deninguno de los dos peces. Por esto es de concluir que, si los narradores demitos kachin cuentan una historia que les quita derechos a los gumlao porcomplacer alosgum sa, y viceversa, cada una de las versiones mtcas en conflicto diga algo con respecto a estatus y prerrogativas y sea consistente enaquello que dice. El autor sum inistra sus propios contracjemplos.Esfcil reconocerque lo quedecimos se fortalecerasiaceptramos la teorade Leach sobre la redundancia. O es que la redundancia de informacin esuna redundanciadefaltadeinformacin?Esel mismo Leach quien ahora pareceser autocontradictorio. La redundancia -so stie ne - tiene el efecto de fijar en elcreyente la conviccin de que posee la verdad mtca al tempo que le abre las

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    Los apologetas cristanos de la Edad Media llamaban 'mitos' a las creencias"paganas" y asociaban al concepto de Logos sus propias creencias*. Tiempodes pu s, los filsofos racionalistas y los cientficos positivistas de la Mo dernidadencontraban absurdos los misterios e inverosmiles los milagros que aparecanen las prdic as del cristanism o. Oponan la Razn, la Ciencia y la Lgica a la fe,la superstcin y el mito, de manera anloga a como los apologetas habanopuesto la Fe Cristana y el Logos a los mitos y a las divinidades paganas. Y, dem anera anloga a como los apologetas en sus tempos haban inte rpre tado comoLogos Seminal el acceso a la Verdad de algunos elegidos anteriores a Cristo, losfilsofos y cientficos de las pocas modernas proyectaban hacia el pasado suconcepto de Razn y de Ciencia para verlos briUar con claridad variable en elpen sam iento de otro s pocos elegidos anteriore s a la Edad de la Razn y a la Erade la Ciencia. Siempre se estaba con el logos; el mito era el del otro.

    En el D icci ona rio filosfico de Voltaire (por ejemplo, sub verbo "Cielo d elos antguos"), los mitos clsicos reciban un tratamiento que recuerda ajen-fanes: "Si el gusano de seda diera el nombre de cielo a la pelusilla que formasu capullo, razonara igual que razonaron los antguos, dando a la atmsferael nom bre de cielo". O a Evhemero:Los primitivos griegos, al ver que los seores de las ciudades vivan en ciuda-delas, en la cumbre de las montaas, juzgaron que los dioses deban ocupartambin alguna ciudadela y le colocaron en la Tesalia, en lo alto del monteOlimpo, cuya cima es tan alta que m uchas veces la cubren las nubes, de modoque desde el palacio de los dioses se poda pasar fcilmente al cielo.Las cosmografas mtcas griegas correspondan a una "fsica de nios y deviejas" {Ibid). Lo mismo poda decirse de las bbcas, ya que "en sus Ubros seencuentran algunas ideas oscuras, incoherentes y dignas de un pueblo brbaro,respecto a la estructara del cielo". Y, en lo referente a las cosmografas de losprim eros cristanos, quienes haban here dad o esasteoras,Voltaire ha daelsiguiente comentario, cuyo contenido seguramente hubiera aceptado el padre Acosta:Profesando esas ideas era imposible que existieran ios antpodas. Por eso SanAgustn dice que es un absurdo creer que existan; y Laclando dice terminantemente que hay gentes bastante locas que creen que existan hombres cuyacabeza est ms baja que sus pies. En el libro III de sus Instituciones aade:"Puedo probaros con muchos argumentos que es imposible que el cielo rodeea la Tierra". San Crisstomo afirma que yerran los que creen que los cielos sonmviles y que tienen forma circular.Intilmente, el autor del Espectado de la Naturaleza quiere dar la patentede filsofo a Laclando y a Crisstomo, porque cualquiera podra contestarle

    8 Cfr. Albis y Pramo, op. ci t.42

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    que los dos fueron santos, pero que no es preciso para ser santos ser buenosastrnomos.N o hay duda d e q u e Voltaire saba claramente qu era una buena astronomao, por lo menos, qu no lo era; tambin, qu mereca y qu no el ttulo de

    filosofa. E s interesante notarlo porque, al tiempo que se mostraba tan segurode la incoherencia y de la tontera de lo que sostenan los mitos sobre eluniverso, y de la diferencia entre quienes podan y quienes no podan asp uara la patente defilsofo,se daba perfecta cuenta -m s que ninguno en su pocatal vez- de que ni siquiera lafilosofao la ciencia podan reclamar la verdadde sus tesis sobre lo que era el cosmos y de que el propio saber cientfico erauna especie de ilusin. Sub verbo "Nataraleza" (Vol. V) escriba as:Todos los filsofos desde Tales,y quizs muchos anteriores a l, han jugado ala gallina dega con la Naturaleza; todos han dicho; Y a te tengo, y no te tenan.Los hombres todos nos parecemos a Ixin; crey que abrazaba aJuno,y sloabrazaba una nube {Ibid., V o l. V , p . 200).Tambin adverta Voltaire que los ms importantesfilsofossoan contradecirse: "Platn dice cosas opuestas y se contradice; pero este es el privilegiode losfilsofosgriegos" {Sub verbo "Trinidad", Vol. V I ). El misterio de la Trinidad era "un sublime galimatas" {Ibid.), pues "el mismo S a n Agustn, despusde haber emitido respecto de este asunto muchos razonamientos tan falsoscomo tenebrosos, tene que confesar que nada puede decirnos que resulte

    integible" {Sub verbo "Anti-trinitarios", Vol. I).Al leer las citas anteriores uno estara tentado a discrepar de Voltaire en

    q u e , entre losfilsofos,slo los griegos tengan el privilegio de contradecirse.Parece ocurrir lo mismo con algunos franceses: Voltaire produce un doble juiciosobre las teoras que combate: dice que eUas sot fa lsa s, y dice que son absurd a s . Es lo que encuentra Vernant en el uso tradicional ante el mito. ParaVoltaire, la Trinidad es un "galimatas" construido con "razonamientos falsos".Sin embargo, si se miran con algn rigor lgico clsico, esos dobles juiciosconsttuyen, a su vez, otros gamatas: desde una perspectiva clsica, si algo esabsurdo, es simplemente eso, absurdo, y no puede ser ni verdadero ni falso; ysi es falso, no puede ser absurdo. Si tomamos 'absurdo' como equivalente de"galimatas", una expresin absurda no puede ser un enunciado falso. Un enunciado falso dice algo que es falso y tiene por eso sentido, mientras que loabsurdo es lo que nada dice, lo que carece de sentido. Para repetir unasfamosas proposiciones del Tracta tus logico-philosophicus:

    L a tautologa yla contradiccin carecen de sendo (4.461).A una proposicin sin sentido no corresponde nada en absoluto, ya que nodesigna ninguna cosa (verdad-valor) cuyas propiedades se llamen falsas overdaderas(4.063;Cf 4.2).

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    Lasproposiciones p y ~p tenen sentido opuesto, pero les corresponde unayla misma realidad (4.0621).Deacuerdo con los principios de la lgica clsica, si alguien dice que el mitode Tertaano, o de San Agustn, o de Voltaire, es autocontradictorio y es falso,loque ese alguiendice esautocontradictorioy,porlotanto,trivial.Si eldiscursode San Agustn era para Voltaire un gamatas, es decir, si Voltaire no lo entenda, no poda ste saber que los razonamientos de San Agustn eran falsos,ysisaba que lo eran, era entonces porque comprenda ese discurso.Losjuiciosde Voltaire sobre el mito son autocontradictorios.Esinnecesario aclarar que lo que decimos de Voltaire usando citas de Wittgenstein es lo mismo que decamos deLeachconlas citasde Strawson.Lateorasobre el mito de Leach no es la nica en incurrir en contradicciones.

    Pero, hasta dnde no estamos violando nosotros mismos la lgica clsica?,hasta dnde no estamos siendo autocontradictorios en trminosdeesalgica?,puede, en realidad, decirse consistentemente que un mito -o un ultramitocomo el de los hacheros de Wisconsin- contiene pasajes inconsistentes al ladode pasajes consistentes que tienen la capacidad de 'decir' algo?El "principio de contradiccin" o "principio de Scoto" (pseudo-Scoto)establece que, dado un lenguaje y una teora T conformada por un sub-conjunto no vaco de frmulas bien formadas (FBFs) de , siA y ~A sonconjuntamente tesis de T, entonces cualquierFBFde&es tambin una tesisdeT.Segn este principio, si un mito contuviera una contradiccin, ese mitodira todo lo que pudiera decirse en el lenguaje en el cual est expresadoy, por lo tanto , sera trivial (al menos asertricamente), ya que servira paraafirmar cualquier cosa. El principio de contradiccin es vlido en la lgicaclsica y debe ser vdo para los mitos si es clsica la lgica de los mitos.As, reclamar que los mitos contienen contradicciones, estrictamente equivale a afirmar que no dicen nada, y reclamar que s dicen aunque seancontradictorios, es como autocontradecirse. Eso es as, insistimos, de servlido el sistema clsico como interpretacin de la lgica de los mitos.

    Sin embargo, si cabe demostrar que los mitos cumplen funciones aserto-ricas no triviales a pesar de contener algunas contradicciones, el sistemalgico subyacente no puede ser, reductible al sistema clsico, aunque stepudiera ser todava vlido para los fragmentos mticos no contradictorios.Los resultados de trabajos recientes de investigacin lgica, en particularlos de N. C. da Costa y la llamada "Escuela Latinoamericana" {Cf p. ej.44

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    Arruda, op. cit; Grana 1983), nos permiten considerar esas opciones. Laintroduccin de sistemas lgicos no clsicos en el estudio del mito pudieracolocar sobre terreno nuevo algunas dificultades de la exgesis mtica, especialmente aquellas que mencionbamos en 1,ante las cuales los antroplogos han optado por soluciones extremas^.Ahora, no hay cmo dudar de que los mitos contienen contradicciones.Desde el punto de vista de la lgica, el misterio de la Trinidad es incongruente'", tanto como la pareja del Goofang y su compatriota pez rueda.Tambin es cierto que los sujetos pueden tener plena conciencia de que susmitos son autocontradictorios -esto es, de que son indefendibles- y ello noobsta para que continen sosteniendo que son verdaderos. As lo pruebanlas actitudes de Tertuliano, o de Voltaire, o de aquel esquimal iglulik quele deca a Rasmussen:Nosotros los esquimales no nos preocupamos por resolver todos los enigmas.Repetimos las historias de antao tal cual nos las han contado, con las mismasexpresiones que recordamos.Ysi parece que hay alguna falta de consistenciaen el conjunto de la historia, tambin hay otros muchos acontecimientos incomprensiblesquenuestro pensamientono puedeaprehender... Usted siemprequiere que esas cosas sobrenaturales sean inteligibles. Pero nosotros no nospreocupamos porello.Nocomprendemos y no por ello estamos menos satisfechos (Rasmussen, citado por Lvy-Bmhl1978:9).Tertuliano saba que su fe era autocontradictoria y algo parecido pud ieradecirse de Voltaire, si nos atenemos a que ste hablaba a nombre de la"buena astronoma" y al tiempo juzgaba que l y todos los filsofos desdeTales haban "jugado a la gallina ciega con la Naturaleza". Significaba eso

    9 Debem os agradecer a la doctora Clara Helena Snchez, del Departamento deMatemticas de la Universidad Nacional de Colombia, el habernos puesto encontacto con b obra de N. C. da Costa y A. I. Arruda que tan gran inters tienep)ara el esUidio de cuestiones com o las que aqu discutimos. Un com entario unpoco ms amplio sobre las caractersticas de los sistemas paraconsistentes seencuentra en Albis y Pramo, op. ci t10 En lalgica clsica, 'consistencia' y 'coherenc ia' d e una teoraTtienenelmismosignificado. Empero, dentro de la lgica minimal -en la cual ni el 'principiode Scoto' ni el de 'tercio excluso'(Av ~A) son premisas- se establece una distincin entre 'coherencia', o ausencia de tesis contradictorias en T y 'consistencia', o noirivialidad deT(Dalla Chlara Scabia 1976:64; Cfr. Grana1983:87,ss.).Los principales sistemas paraconsistentes -q ue solamente exc luyen el primero de los dos principios- hablan, ms bien, de 'para dojas form ales ', o de-rivabilidad de tesis contradictorias enT,y de 'antino mia s formales' , o pruebametalgica de trivialidad deT,pero continan empleando el trmino 'inconsistencia de V (exactamente, '~inconsistencia de T) para referirse al hecho deque enThaya al menos una frmulaAjunto con su negacin~A(Anuda 1980:2-3).

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    que estuviera dispuesto el primero a aceptar que todo enunciado tena cabida en la doctrina del cristianismo, o que, de acuerdo con el segundo, todopudiera ser verdadero para la Ciencia o para la Filosofa? Evidentementeno.De otra manera, por qu combatir tan apasionadamente el uno a doce-tas,m arcionstas y valentinianos , y el otro a santos cosmgrafos y a santostrinitarios? Tertuano y Voltaire son bien distintos: uno es el paradigma delcreyente de fe ciega y el otro est cerca de ser el paradigma del escptico;uno proclama que hay que creer en el absurdo, y el otro, en cambio, seensaa contra el absurdo de creer; pero ,sivemos alosmitos "desde dentro",podemos Uamar 'mticas' las ideas de ambos pensadores y, para esas ideas,no todo era igualmente verda dero o falso: segn el D iccion ario filosfico,las cosmografas de Crisstomo y Lactancio son incompatibles con la "buenaastronoma" y, de acuerdo con De pr ae sc rip tione here ticorum de Tertuliano,las doctrinas de los filsofos son incompatibles con la verdadera fe {Cfp.ej. Cochrane, op. cit, pp. 222, ss). Y, en cuanto al esquimal, Lvy-Bruhltomaba esta "especie de credo quia absurdum" para mostrar qu tan "pre-lgicos" eran los "primitivos" en sus mitos {Cf 1978: 10), aunque mejorhubiera podido reconocer el etnlogo en las frases de ese filsofo indgenaun ejemplo de pensamiento excepcionalmente consciente de su propia actitud ante la contradiccin y la lgica -como el de Voltaire, San Agustn oTertuliano- en vez de la mentalidad dispuesta a admitirlo todo e incapazde hallar la inconsistencia donde fcilmente la encontraba el hombre occidental". Esas frases constituan por s solas una teora claramente significativa acerca de los esquimales y de la cultura de Rasmussen.

    Claro que si la disonancia cognoscitiva empuja a los sujetos a refugiarse enla irracionalidad, ese pudiera ser el caso de los sujetos aqu discutidos. Noobstante esa posibilidad, cuando se leen las ponderadas palabras del igluk,las irnicas de Voltaire y hasta las vehementes de Tertuano, se tiene la impresin contraria, la de estar ante lgicos que han estudiado cuidadosamentesu propio comportamiento intelectual; no ante fanticos irracionales que des-11 Com prese lo que dice el informante de Rasmussen con las conclusiones a quellega Lvy-Bruhl inmediatamente despus de transcribir el pasaje:Sin duda la estructura fundamental del espritu humano es la misma entodas parte s. Cu and o los prim itivos sienten u na contradiccin de m odo claroe intenso, sta no les choca menos que a nosotros. La rechazan con igualenerga. Pero u no de los rusgos distintivos de su m enta lidad consiste precisam ent e en lo siguiente: u m enu do lo qu e es contrudietorio segn nosotros,no lespurece tal, ylesdeja indiferentes. Entonces pa re ce c om o siseadaptasena la contradiccin y fueset "prelgicos" (1 97 8: 10 ; Cfr. 19 75 :95 ).Tal cosa ocu rre, segn el autor, po rqu e "Esos primitivos no dispxanen... del ad

    mirable material lgico y lingstico que nos permite realizar con facilidad yrapidez una gran cantidad de operaciones mentales" (I bid) .Como se sabe, en sus Carnets, publicados postumam ente en 1S>49, Lvy-Bruhlabandona su teora de la prelgica primitiva.46

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    precian la lgica". Es como s esos hombres, despus de meditar sobre supensamiento y sobre su mundo, se hubieran resignado a aceptar que stos noson completamente consistentes para poder afrontar lgicamente y comprender al pensamiento y al mundo; para tener la Ubertad de verlos desde ngulosque de otro modo estaran vedados por un conjunto consistente, pero demasiado mitante de premisas.

    Esta formadeabocar desde el mito la complejidad del mundo m tico, inducea que se le compare con la ciencia posterior a Gdel, la ciencia enfrentada aescoger entre aceptar la inconsistencia de una teora deductiva formal y laincapacidad de demostrar mediante la apcacin de un conjunto cerrado dereglas de deduccin todos los teoremas verdaderos en trminos de esa teora.La ciencia que -como han dicho Nagel y Newman- se encuentra ante "laasombrosaymelanclica conclusin de que el mtodo axiomtico posee ciertaslimitaciones intrnsecas que excluyen la posibidad de que ni siquiera la aritmtica ordinaria de los nmeros enteros pueda ser plenamente axiomatizada"(1979:20). Hoy, en la poca de los teoremas mitativos, se ha convertido enuna tarea fundamental de la ciencia -y de la ciencia lgica y matemtica-descubrir hasta dnde son vanos los sueos de logiddad clsica y de matema-tzacin completa de las teoras. Hoy, adems, luego de Popper, la ciencia havisto seriamente retada su confianza en la factbidad de acceder a la certezacognoscitiva y, luego de Kuhn, ha visto exhibir su historia privada como unagalera de 'paradigmas' inconmensurables, provisionales, incompletos, desconectados los unos de los otros, asimilables en todo a lo que los cientficos yfilsofos acostumbraban llamar 'mito'. Al mismo progreso de la dencia se leha descrito desde la ciencia como otra ilusin'*. Laciencia de ahora, como losmitos iglulik y la religin de Tertaano, no slo se ve forzada a reconocerse as misma como inconsistente en algn grado, sino a apelar expresamente a lainconsistencia para poder dar cuenta de lo que encuentra en el mundo y en smisma. SegnRoutley,por ejemplo, la teora informaldeCantor para conjuntostransfinitos^en su forma original, la interpretacin Everett-Wheeler de la mecnica cuntcay lastesis de Petrov sobrelaspropiedades ala vezcorpuscularesy ondulatorias de los micro-objetos, pudieran ser ejemplos de este tipo deteoras (Routley 1979)- En cualquier caso, como seala este autor, la Uegada auna contradiccin en un razonamiento o en una teora dentffica no terminaautomticamente con esa nea de razonamiento ni con esa teora dentfica;12 De hec ho , Tertuliano ha sido considerado im lgico de singular p)enetracin.En su artculo "Tertulian, (Juintus Sef>timius Florens" en The Entydopedia of

    Philo sophy (Edwards, P. (ed.) London: Collier-MacMillan 1967, Vol. 8, p. 95 ),R. M. Gran se refiere a ese polemista africano com o a un lgico qae "amaba lasjMradojas".13 Cfr Albis y Pramo, op. citI D E A S Y V A L O R E S 47

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    los dos podrn seguir desarrollndose sin tener necesariamente que sufrirmutUadones drsticas {Ibid., p. 314).Lo anterior no impUca la generazacin de una hiptesis de irradonaUdad

    del conocimiento, pues lo que esos casos demuestran es que una teora puedeser significativa y frtU en cienda, aunque contenga contradicciones. Routieyexige acabar con la tendencia a condenar las teoras contradictorias y a Uamarirracionales a los hombres que mantienen creencias encontradas {Ibid.). Otrosautores piensan de parecida manera: Rescher y Brandom consideran que haysituaciones epistmicas en las cuales puede afirmarse racionalmente que elmundo es inconsistente (1979)-Sobra aclarar que tambin la ciencia "es un lenguaje de discusin y no un

    coro de armona" y que en eso tampoco se distingue del m ito (es muy extraoque Leach no lo hubiera notado cuando produca esos asertos dentro de unadiscusin con Malmowski). Lvy-Bruhl, quien como Leach confunde inconsistencia con desacuerdo, fundaba su teora de la "prelgica" de los mitos -y delas "sociedades inferiores" determinadas por ellos- en documentos como el deRasmussen y el esqunal iglulik y textos como el siguiente tomado de SorcersofDobu deReoFortane, los cuales para l eran indistinguibles de los primeros:...si se renen las leyendas de todos los linajes totmicos de Dobu, se obtieneun sistema extraordinariamente ilgico. Sin embargo, ningn habitante deDo-bu sehatomado alguna vez eltrabajodecompararlas entres.Porconsiguientenadie se da cuenta jams de que el sistema considerado en su conjunto escontradictorio...Adecir verdadelhabitantede Dobu no se preocupa enabsolutopor la lgica cuando explica la creacin.Nose da cuenta de que una leyendacontradice a otra. Nunca un habitante de Dobu ha tratado de componer unconjunto con las diversas leyendas que contienen la explicacin de los orgenes...Enuna de eUas^ es anterior a B,por ms que en otra B sea anterioraA(Fornine, dtado por Lvy-Bruhl,1978:8-9).Para extraer la conclusin de que las creencias de las gentes son as, Leachno hubiera necesitado viajar hasta la remota Birmania ni Fortune hasta laremotsima Dobu. Les hubiera bastado con observar a sus colegas del RoyalAnthropological Institute. Para probar que las gentes de una misma cuitaramantienen creencias dismiles, Lvy-Bruhl hubiera podido transcribirnos algode su correspondencia personal (claro que hubiera descubierto que era prelgico,primitvo e inferior y eso no le conviene a ningn francs l, en general,a ningn europeo; eso es para los hombres que nacieron en colonixs). Quesepamos, los ltimos habitantes de Inglaterra que hayan "tratado de componerun conjunto con las diversas leyendas que contenen la expcacin de losorgenes" son los editores delaEncyclopaedia Br itann ica. Pero el modelo delhombre consistente no sera aquel ingls que creyera en todo lo que afirmantodas las creencias sobre los orgenes que se registran en la Encyclopaedia

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    Britannica. Y un punto ms, que las teoras dentficas son no-triviales se demuestra con el hecho de que la ciencia "es un lenguaje de discusin y no uncoro de armona".A s pues,si lo que Leach o Lvy-Bruhl han Uamado 'mito' requiere en algngrado la inconsistencia, esa no es una pecuUaridad suya s se le compara conl a cienciaoccidental.Por l a mismarazn, y puesto q u e aceptamos que l a s teorasde la ciencia -aun las autocontradictorias- no son triviales, no hay por qupresuponer que los mitos necesariamente lo son.

    VIEn trminos lgicos informales, dado un lenguaje i y siendo F el conjunto detodas las FBFs de y T una teora que consista en un subconjunto no vaco deF , podemos decir que T es tr ii ia l si T es igual a F . Entonces, si existe en F almenos una frmula A que no pertenece a T, podemos decir que T es no-lri-viaL De acuerdo con estas definiciones, se demostrara el carcter asertricamente no trivial de una teora si se exhibiera al menos un aserto, formuladoen el lenguaje en el cual estuviera expresada esa teora, cuya afirmacin ynegacin no fueran simultneamente compatibles con lo que la teora dijera oimplicara lgicamente.

    Segn Leach, "no hay ninguna 'versin autntica' de la tradicin kachin enque todos l o s kachin estn de acuerdo" (1976:288). Este hallazgo,comovemos,no constituye ninguna dificultad, sino al contrario, cuando se sustenta la tesisde que los mitos pueden ser no-triviales aun cuando sean contradictorios. Mucho ms problemtica a este respecto es la opinin de Lvy-Bruhl segn la cuallos mitos son fluidos': en ellos, "en menos tiempo del que se necesita paraescribirlo, una nueva forma ha reemplazado a la que estbamos viendo... encualquier m omento puede suceder cualquier cosa" (1978: 66). Esa teora de la"fluidez" del mundo mtico, recogida por muchos, entre otros por Cassirer, seacerca bastante al dictamen de que, si miramos un mito con los criterios de lalgica, en l pudiera caber cualquie r enunciado; es decir, de que los mitos sontriviales. Cassirer considera que la antinomia mito-readad representa unaoposicin msostenible y encuentra el mito en el corazn del discurso cientficopor la funcin mitficadora del lenguaje que ese discurso presupone; sin embargo, establece tambin un agudo contraste entre la "conciencia mtca" y laconciencia objetva de la percepcin y de la ciencia: lo mtco no es lo "real,pero es "prelgico" o "fluido", de acuerdo con Lvy-Bruhl, a quien utza paradar apoyo etnolgico a su teora filosfica.I D E A S Y V A L O R E S 49

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    .ia*r .'Ea=ge4

    Por otra parte, tambin tendran inters a propsito del mismo asunto dela triviadadono-trivadad delosmitos las teoras queseempean en negarleal mito su carcter de etnocienda, pues esa negativa equivale a negar que dicenalgo sobre el mundo en el sentido de Strawson y de Wittgenstein. Manowski,con su nfasis en la fundn prctca de los mitos, ha nsstdo con base en susestadios de campo en que los mitos no son ni se parecen a la ciencia. Lasposiciones de Cassirer (o Lvy-Bruhl) y las de Manowski merecen un comentario.Trataremos de discutr a Cassirer al discutr a Malinowski a pesar de lasenormes diferencias que separan alfilsofodel antroplogo, pues si es factibleestablecer que los mitos s se parecen a nuestra ciencia en que son discursosasertricos que dicen qu o cmo son los objetos del mundo, de hecho seestablece que en el universo mtco no puede caber cualquier cosa y que, porlo tanto, no todo valor de verdad de un enunciado es compatble con undiscurso mtco particular. Examinemos las principales ideas de estos autores.Con un punto de vista neo-kantano, Cassirer concibe a la percepcin comoun proceso de diferenciacin y seleccin que la conciencia apca a la masa deimpresiones catcas; la experiencia cientfica -que difiere slo en grado de lapercepcin- da origen al conocimiento, al estabizar esas distncones en elconcepto y en el juicio. El ms elemental e "mgenuo" nivel de la concienciaemprica no es un hecho sino una construccin terica, la cual, en realidad,configura el objeto emprico. No hay ms camino que tom ar como verdaderasesas construcciones para avanzar sobre eUas e ir paulatnamente separando loconstantede lovariable,loobjetvode losubjetivo, sin pretender escapar jamsde ese perpetuo proceso. De ah la importancia de reconocer el papel del mitocomo forma simblica. Es el punto de partida de toda tarea de evaluacin queacometa la empresa de discriminar entre lo emprico de un lado y lo aparentee im^inario del otro. Pero el mito es, precisamente, previo a esa tarea deevaluacin.Al los contenidos dados objetivamente como "contenidos reales"consttuyen una clase de readad completamente homognea e indiferenciadatodava. Dice Cassirer:

    Aqu [en el mito] los matices designificadoy devalor,quecreaelconocimientoen su concepto del objetoy quepermiten distinguir diferentes esferasytrazarunalnea entre elmundo de laverdady el de laapariencia, faltan totalmente...El mito carece de cualquier medio para extender el momento ms all de smismo, de mirar hada adelante o hada atrs, de relacionar los elementos dela realidadcomountodo.En vezde el movimiento dialctico de pensamiento,enel cualcada particularse liga aotros particulares en una seriey esentoncespor ltimosubordinadoa una ley general y a unproceso, tenemosaqu la merasujedn a la impresin mismaya su "presencia" momentneaLaconciendaest determinada por su mera factiddad; no poseenilos medios ni el impulsopara corregir o critcar lo que le es dadoaquyahora,para limitar suobjetividadmediante su medidacontraalgo nodado,algo pasado ofuturo.Y si estausenteeste criterio mediador, toda la "verdad" y la realidad se disuelven en la merapresenciadelcontenido,todos losfenmenosse sitan en el mismoplano.Aqu

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    no hay diferentes grados de realidad, no hay grados contrastantes de certezaobjetiva(1955,VoL 2: 36-7).La "experiencia" mtca est siempre a medio camino entre el mundo delsueo yel de la realidad objetva.Como ocurreenlossueos, enelpensamientomtco las representaciones se interpenetran: no hay fronteras claras entre lavigilia y el sueo, entre la vida y la muerte. Estamos acostumbrados -com entaCassirer- a interpretar esa interpenetracin de contenidos como "simbca" ya buscar un sentdo escondido detrs de lo que el mito dice. El mito se veentonces como misterio. Sus verdaderos significados parecen estar en lo queoculta, no en lo que revela; semeja un cdigo integible slo para aquellosiniciados que poseen sus claves. As, con frecuencia se ha buscado la interpretacin de los fenmenos mticos en su relacin con algo distmto de eUos, enla alegoresis. Empero, si dejamos al lado la alegora y miramos al mito desde

    dentro, lo que encontramos es que la separacin entre las significaciones mediatas y la readad inmediata es completamente ajena a la conciencia mtca;esa separacin existe nicamente para quienes reflexionan sobre el mito, nopara quienes viven en l.Asumido el mito en cuanto que construcdn autnoma, lo que desde fuera luce como mera representacin, en la conciencia mtcaparece ser la mismayverdadera readad. "La 'imagen' no representa la 'cosa";es lacosa.No solamente reemplaza al objeto sino que tene su misma readad,as que reemplaza la inmediata presencia de la cosa" {Ibid., p . 38).La imagenmtca no remite a algo fuera de ella; simplemente remite a eUa misma. Laimagen mtca es tautegrica {Ibid., Cap. I,passim ).Elm undo mtico que describe Cassirer - tal como el que describe Lvy-Bruhljunto con sus varios discpulos- ms evoca al caos que a un cosmos (cuandouna de las tareas centrales de los mitos es, como lo han sealado muchosautores, construir un cosmos -o sea introducir el sistema de conexiones ydiferenciaciones que consttuyen una cu ltura- a partr del caos [Cf.p. ej.Eade1959 ,1964; Lvi-Strauss 1964]). Sus rasgos se identfican por contraste con laciencia -es dec", con lo que Cassirer y Lvy-Bruhl creen que es la ciencia-hasta el punto de que el mito pareciera tpicamente contradecir a esta ltima.Elmito busca establecer lazos causales, pero la causadad mtca tiene la formade las falacias causales de la ciencia: "Los principios d epost hoc , ergopr op terhocy juxta hoc, ergopropterhoc son caracterstcos del pensamiento mtco...para la mirada mtica es la golondrina la que hace el verano" -dice Cassirer-y citando a Oldemberg cafica la causalidad en el mito de "red de relacionesfantsticamente arbitrarias" {Ibid., p . 45). En el universo del mito el todo notiene partes porque la parte es el todo (pp. 49-50).Noexiste el azar(p.47); elmito insiste en la pregunta por la causa independiente de cada hecho singulary puebla al mundo de propsitos para expcar los accidentes (47-9)- La causa

    dad mtica no separa el concepto del "fondo" (p. 50), ni los procesos causalesse parten en elementos significativos: la flecha es inseparable de la herida;"flecha y herida, 'causa' y 'efecto', son todava unidades snples, sin anaUzar"IDEASYVALORES 5 1

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    (p. 52).Esta "causalidad extraa" revela una concienciadel espacio ydel tempoigualmente indiferenciada.Esoocurre en la "accin mtica", como el autorUamaal rito y a la magia:Lamagia simptica pasa sobre las diferencias espaciales y temporales: la disolucin de la contigidad espacial, la separacin fsicadeuna parte del todo delcuerpo no anula la relacin causal entre ellos, y de manera similar, "antes" y"despus", mstemprano"y mstarde"se fundenimoconotro.Entrminosms precisos, la magia no necesita crear una conexin entre los elementosseparados espacial o temporalmente (tal conexin es slo una expresin mediada,reflexionadade suconexin)...Latensin entreloselementos separadosen el espacio y en eliempoes disuelta en la simple identidad de la "causa"mgica(p.53).Esa forma de causalidad se extiende, ms aU de la magia snptica, a "losms altos niveles del pensamiento mtico" como la astrologa {Ibid. n 28). Enfin , a pesar de su "espirituadad", la "lgica" del mito (comillas de Cass-er), esdecir, "h fo rt na de su contenido", insiste en responsabilizar a ciertas "substancias" -el man, la "substancia trmica", la "materia magntica", etc.- y a sutransferenciadeun puntoa otro y deuna cosaaotra, delos cambios queocurrenen el mito (p. 59)- "Cualquier cosa puede resultar de cualquier cosa porquecualquier cosa puede estar en contacto con cualquier cosa" (p. 46). En el mito

    "no hay nada como una regla, de condiciones formales limitativas" (p. 47).Hasta aqu lo que dice Cassirer sobre la "fluidez" del mito. Ahora, si en elmundo mtico no hay modo de trazar una lnea entre lo que es verdad y lo quees apariencia; si en ese mundo no es aplicable ningn criterio interno paradistinguir lo que es verdadero de lo que no lo es; si en l todos los fenmenosse sitan en el mismo planoypuede ocurrir cualquier cosa a partir de cualquiercosa, el mundo del mito est muy cerca de aquel que pudiera "describir" undiscurso trivial, como seran trivialeslosdiscursos autocontradictoriosdeacuerdoconla lgica clsica.Enparticular,loque pudiera decirse respectodeltiempoy del espacio de un mito especfico sera que tendran esa nataraleza trivial decontener cualquier posible relacin.Y ,adems, en el extremo, cualquier mitopudiera devenir en cualquier otro; todos los mitos seran potencialmente unmismo mito y los creyentes en mitos especficos, Ugicos en esa especificidadde sus creencias. Sin embargo, el ansis de un mito -de un mito cualqu iera-parece conducir a la conclusin de que el mundo mtico no es tan catico nitan anrquico como Cassirer y sus fuentes tericas lo presentan. Al contrario,aun si se asimilara el mito a la ficcin y no a la readad como Cassirer loasimila, constituira una ficcin altamente regulada y comparable desde unacierta pca a las que introducen los modelos o paradigmas cientficos. Manowski, con razones distintas de las de Cassirer, separa tambin al mito de ladencia. Al examinar sus ideas, examinaremos las delfilsofoalemn.52

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    vnEn un conocido trozo de su obraElmito en la psicologa prim itiva , BronislawMalinowski resume en las siguientes palabras las conclusiones de su investigacin sobre el papel de los mitos entre los habitantes de las islas Trobriand deMelanesia:

    Estudiado en vida, el mito... no es simblico, sino que es expresin directa delo que constituye su asunto; no es una explicacin que venga a satisfacer uninters dentflco,sinouna resurrecdn, enelrelato,de lo quefueunarealidadprimordial que se narra para satisfacer profundas necesidades religiosas, anhelos morales, sumisiones sociales, reivindicadones e incluso requerimientosprcticos. El mito cumple, en la cultura primitiva, una indispensable funcin:expresa, da bros y codifica el credo, salvaguarda y refuerza la moralidad,responde de la eficacia delritualy contiene reglas prcticas para la gua delhombre.De esta suerte el mito es un ingrediente vital de la civilizadnhumana,no un cuento ocioso, sino una laboriosayactiva fuena, no es una explicacinintelectual ni una imaginera del arte, sino una pragmtica cartadevalidez dela fe primitivayde la sabidura moral (1974: 124).Manowski distngue entre el cuento, la leyenda y el mito y enfatiza elcarcter eficaz del ltimo como gua de la conducta y justificador de la costumbre.El mito "proporciona un modelo retrospectivo de valores morales, ordensociolgico y creencias mgicas". Su funcin "consiste en fortalecer la tradicin

    y dotarle de un valor y prestigio an mayores al retrotraerla a una reaUdadms elevada, mejor y ms sobrenatural de actos iniciales" {Ibid., p. 181). Elmito primitivo no es un gnero de ficcin como la novela, aunque contengasus grmenes junto con los de la pica y la tragedia (pp. 123, 177). Tampocoes un tipo de ciencia, ni de arte, ni de historia, ni es un "cuento expcativo"."No es una narracin que se cuente, sino una readad que sevive".Las gentesviven sus mitos en susritos yen sus actos sociales; el mito constituye la readadde ese comportamiento. "El mito es para el salvaje lo que para un cristiano defe ciega es el relato bblico de la Creacin, la cada o la Redencin de Cristo enla Cruz" (p. 123). La funcin mtica es suigen er is :[El mito] est continuamente regenerndose; todo cambio histrico crea sumitologa, la cual no est, sin embargo, sino indirectamente relacionada con elhecho inicial. El mito es un constante derivado de la fe viva que necesitamilagros; del status sociolgico que precisa precedentes; de la norma moralque demanda sancin (p. 181).Ahora bien, despus de las Investigacionesfilosficas, donde W ittgensteinencuentraque"significado esuso" (1958:43),y despusde Howto doThings

    uth Words, donde Austin distingue entre sentencias constativas {constativesentences) y realizativas (performative sentences) (1962: 1-7),filsofos,gicos y lingistas han ampliado considerablemente nuestro conocimiento deI D E A S Y V A L O R E S 53

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    las funciones de los lenguajes. Hoy sabemos que la funcin veritativa, aunqueimportante, es apenas una de las muchas que pueden dar sentido a las expresiones ngstcasy nola nica,comopensaban Ayeryotros positvistas lgicosde la poca del Tracta tus. El lenguaje mtco pudiera ser anazado desde esasnuevasperspectivas,y simiramos desdeellas lateon'adeMalinowski,esprecisoreconocer que el an troplogo polaco enfoca al mito como a un tpo de discursocon funciones que, con Austn, tal vez Uamaramos 'reazatvas'; con Searle,'directivas', 'comsivas', 'expresivas' o 'declarativas' (1979: 1-29); con Har'prescriptivas' o 'evaluativas' (1964:1-16,111-126), etc., pero que no lo considera llamado a cumplir funciones 'descriptivas', 'constatvas', o 'asertricas', deacuerdo con la terminologa de Har, Austn y Searle. No, por lo menos, delmodo en que desempean esas funciones los discursos de nuestra historia,ciencia y teratura deficcin.Segn Har, una expresin es descriptiva, si esverdadera o fa lsa, como cuando decimos "esta fresa es dulce" (Har, op. ci t,pp. 111, ss.). Segn Austn, una expresin es consta tiva, tambin si es verdaderaofalsa, slo que no todas las expresiones verdaderas o falsas son descripciones (por eso Austn cree que es mejor llamarlas 'constativas') (Austm, op.c it , p. 3). Segn Searle, una expresin es aser trica cuando el hecho que seproduce al expresarla -o acto ilocucionario {illocutionary act)- consiste enque el hablante adquiere en algn grado el compromiso o da prenda {commit-ment) de que es verdadero lo que ha expresado. Las sentencias asertricas,para Searle, pertenecen a la dimensin de lo que es rotalable como verdaderoo falso ; dicen algo acerca del mundoymanifiestan un cierto estado psicolgicode creencia (de creer que/), tal que/) es lo que dice la sentencia) {Cf. Searle,op. d,pp. 12,62) .

    Puesto, pues, el asunto en trminos de Malinowski, tendramos que admitrque la funcin asertrica de los lenguajes mtcos debe ser desvalorada, si nonegada completamente. Muchos investgadores del presente estaran dispuestos a aceptar que el mito cumple funciones como las que le seala ese etnlogo.Pero , en readad, excluyen los hallazgos etnogrficos de Manowski la posibilidad de que el mito cumpla, adems, una importante funcin asertrica enlas culturas donde ste es una "pragmtca carta de validez de la fe y de lasabidura moral"?; debe descartarse que desempee en tales culturas una funcin comparable a la que cumple en la nuestra la ciencia como repertorio deteoras sobre el mundo?

    VIIIAntes de responder estas preguntas debemos d ar un rodeo. Hemos dicho quepuede demostrarse que una teoria es no-trivial si se logra exhibir al menos unaFBF en el lenguaje en el cual est expresada esa teora cuya afirmacin y54

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    negacin no sean simultneamente verdaderas de acuerdo con lo que la teoradice o implica lgicamente. Puede, entonces, probarse que un mito partculares no-trivial si conseguimos mostrar una frmula con sentdo en trminos deese mito que, sin em bargo, sea falsa segn l . 'Falsa' puede interpretarse comoque lo que e U a dice no se realiza en el mundo que el mito construye o describe.Pero cmo distnguir lo que se realiza de lo que no se reaza en un mundoque por definicin es mtico? Cmo diferenciar en un mito lo falso de loverdadero, lo existente de lo no existente, si lo que cuenta un mito se suponefalso e inexistente? No es ste el viejo problema de establecer cul es el verdadero mito?'''

    N o podemos entrar en este trabajo en el difcil problemalgico y ontolgicode la teora de la referencia y de las descripciones insinuado en la distanciaconceptaal que separa a Austn de Har; tampoco en el que resulta, en elcontexto del mito, de la interpretacin un tanto subjetivista de Searle (quines el hablante -sp ea ker - en un mito?; cuestin que ha planteado Valeri dentrode la antropologa en su libro sobre los ritos sacrificiales hawaianos [1985:3 4 0 , ss.]). Empero, para un estudio de lo mtco, conviene destacar algunasobservaciones de Searle relacionadas principalmente con el primero de estosasuntos que negaran la supuesta triviadad de los mitos:14 Es sabido que este asunto constituye uno de los pun tos de p>aitida de las reflexiones de Lvi-Strauss:...el estudio de los mitos nos conduce a com probacio nes co ntradictorias . Enun mito todo pu ed e suceder, parec era qu e la sucesin d e los acontecimientosno est sub ord ina da a nin gu na regla de lgica o d e continuidadTodosujetopu ed e tener cua lquier pred icado ; toda relacin concebible es posible. Y , sinemb argo, estosmitos,en aparie ncia a rbitrurios, se reproducen c o n l o s mismoscaracteres y a m en ud o con los mism os detalles en diversas regiones d e l mund o . De donde surge elproblema: si e l contenido del mito e s enteramente con

    tingente, cmo comprender que de u n extremo a otro de la Tierra los mitosse parezca n tanto." (196 8: 187-8)E l autor introduce s u concepto d e 'estructura' y s u mtodo d e anlisisestructuralde l o s mitos a propsito de esta cuestin y sostiene que ese m todo n o s evita...una dificultad qu e ha constituido hasta el presen te un o d e los principales obstculos para el progreso de los estudios mitolgicos, a saber, la bsqueda d e laversin autntica o primitiva. Nosotros -d ic e- propo nem os, p or el contrario,definir cada mito po r e l conjunto de todas sus versiones" (Ib id, p. 197). E l mtodo de Lvi-Strauss tiene gran inters para nosotros pere), como puede apreciarse, no es aplicable en el nivel de significacin de los mitos qu e estam os estudiando ahora, sino en imo ms pro indo. Adems, com o s e vera, no creemosque en im mito "todo puede suceder" n i que "todo sujeto pu ede tener cualquierpredicado", ni que all "toda relacin concebible es posible".

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    ;3;-5^t23SE-'E^S5E22^'~5E'.:^

    1)Advierte cl autor que, aunque en el mundo real slo podamos referirnosa lo que existe -nos sorprendera que alguien dijera "Sherlock Holmes vienea cenar a casa esta noche"-, en el terreno de laficcincabe la referencia a loque existe en ficcin y a las cosas reales que incorpora la ficcin: podemosafirmar, por ejemplo, que Sherlock Hobnes tene una zapatilla persa dondeguarda su tabaco" {Cf Searie, 1969: 77-9)".2) Eso, sin embargo, no hace que desaparezca la llamada "falla referencial"{referencefailure) en los discursos deficcin;no nos referimos a nadie cuandohablamos de "la seora de Sherlock Holmes", porque, simplemente, la seorade Sherlock Hobnes no existe enficcin-en laficcinque normalmente evocala figura de Sherlock Holmes, diramos nosotros {Ibid).3) El lenguaje que usa laficcinno cambia necesariamente el significadode las palabras ni de otros elementos Ungstcos para describu a los seresficticios. Esesencial darse cuenta -d ice- de que, aun en Caperucita Roja, "roja"significa roja {Ibid., p. 79)-4) Una obra deficcinno slo introduce personajes y objetos sino convenciones que establecen qu propiedades y relaciones de personajes y objetosson "coherentes" y aceptables en esa obra: en Caperucita Roja es aceptableque dos personas sean rescatadas sanas y salvas al abrirle la barriga al loboque las ha devorado, pero algo as no lo sera en una aventara de SherlockHolmes. Como en las obras deficcinse pueden entremezclar seresficticiosyreales -Sherlock Hones y Londres, por ejemplo-, el orden de lo real puedellegar a ser una de las convenciones de loficticio{Cf, 1979: 70-4).

    5) El hecho de que haya seresficticiosno tene por qu forzarnos a aceptarque esos seres existen en un universo suprasensible queeneun modo singularde existencia. "Sherlock Holmes no existe en absoluto, lo cual no niega queexista-en-ficcin" (1969: 79)-Eso es as -indica Searle- porque el autor de una obra de ficcin simula(pretends) [lo cual no significa que engaa] que realiza una serie de actosilocudonarios principalmente de tpo asertrico y referencial. La teratura deficcin se escribe y se asume como si las cosas fueran tal y como se relatan

    (1979: 64, ss.). El efecto es que, al simular que se refiere a algo que no lepreexiste, el discurso de ficcin simula que ese algo existe y, de esa m anera,lo crea como objeto deficcin.Luego, cuando producimos un aserto sobre unser deficcino nos referimos a l -es decir, cuando el discurso pasa de ser deficcin a ser sobre laficcin-ya no simulamos asertar o referir, realm ente nosreferimos y emitmos asertos sobre los seres deficcinque han sido creados,y esos asertos pueden, entonces, ser verdaderos o falsos y las referencias fallaro no fallar.15 En verdad, el ejemplo que usa Searle es "Sherlock Holmes wo re a dee rstalkerh a f, pero temem os que, de no ser por Holmes, ese tipo de gorra sera ainmenos familiaralos hispanopariantes qu e una zap>atil]a jersa reple ta d e tabaco .56

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    Con base en esas observaciones de Searle, podemos nosotros aqu interpretar la ficcin como un discurso que describe "mundos" diferentes del "real".Esasdescripciones, no por ocuparse de mundos deficcinson triviales. N o todopuede decirse de un mundo deficcin;no todo ser existe en cada uno de esosmundos ni cabe afirmarse de cualquier ser cualquier cosa. Aunque el universode esos mundos sea imitado, la poblacin de cada uno de eUos es, salvo casosexcepcionales, Umitada, como mitadas son las propiedades de esa poblacin.SherlockHoneshabita en un mundo donde tambin habitan el doctor Watson,el profesor Moriarty, el seor Regmald Musgrave, lord Holdhurst, y muchsimaspersonas m s , pero donde no existen la seora de Sherlock Holmes ni el condeV o n Kramm(como n o s e a e n ficcin)' . E n ese mundo e sverdadero que Holmeses un experto en teratura sensacionasta, pero es falso que lo sea en terataraclsica; es verdadero que sabe de qumica, pero falso que sepa defilosofa.Eldoctor Watson es mdico, pero lord Holdhurst no es laborista, ni Musgrave unanalfabeta. Ese mundo, enfin eneun clima, una geografa, una historia, unascostambres muy similares a los de Inglaterra -de hecho es Inglaterra- dondese dan algunas cosas pero donde no se dan todas las cosas. En sus ciudadeshay calles especficas donde viven gentes especficas y donde no viven otrasgentes especficas. Anlogamente, en el mundo de Caperucita Roja es falso queCaperucita Roja sea hurfana de madre y, tambin, que todos los lobos seanvegetarianos .

    Esos mundos nos son accesibles como mundos deficcin.T a l vez la historiade Sherlock Holmes no sea slo la historia de aquel misgino inquino deBaker Street; quizs haya otro cuento escondido detrs del cuento de la niadulce, del lobo y de la abuela. Sin embargo, al menos en un nivel de ansis,Sherlock Holmes es Sherlock Holmes y Caperucita es Caperucita y ,en ese nivelde ansis, hay nna ficcin verdade ra y wm. fa lsa ficc in .

    Ms an, si no todo cabe en un mundo ficticio dado que l se regula porciertas convenciones que, aun en lo fictdo , permiten discriminar entre lo ve-rosmU y lo inverosmil, podemos pensar en esos mundos como dotados deleyes que establecen no solamente qu existe sino qu es factble dentro de sudominio. Laficcindescribe mundos posibles y adem ls estpula sus leyes, susposibidades de transformacin.

    16 El conde Von Kramm es un disfraz que em plea el rey de Bohemia; as que esunaficcindentro d e l mu ndo de SheriockHolmes(Cfr. A Scandal i n Bohemia",en ConanDoyleSherlock Holmes. The Complete lUustrated Short Stories. London, Chanceor Press, 1985, pp. 9-28). De nuevo los ejemplos son nuestros,tomados a partir de los personajes seleccionados f)or Searie.17 Otro ejemplo nuestro.

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    IXEso que decimos a propsito de Sherlock Hones y Caperucita Roja, seres quepa ra Manowski (y segn l para los trobria nde ses) p erten ecer an a la categorade "cuentos maravillosos" "que se relatan por solaz" {Cf Malinowski, op. cit,pp . 124-131), vale sin modificaciones para el "cuento sacro o mito", el cual es"considerado no slo verdadero, sino tambin venerable y sagrado" {Ibid).Vale, incluso, para "nuestra historia sagrada" "que est viva en el ritual y ennuestra moral, gobierna nuestra fe y controla nuestra conducta" (p. 123). Tomemos como ejemplo un pasaje de los Hechos de los apstoles (8: 2640):

    26.Masun ngel del Seor hablaFelipe,diciendo: Parte y ve haciaelMediodapor el camino que llevadeJerusaln a Gaza por el desierto. 27. Parti luego yfue.Yhe aqu a un etope, eunuco, granvdode Candace, reina de los etopes,y superintendende de todos sus tesoros, el cual haba venido a Jemsaln aadorar a Dios. 28. Y se volva, sentado en su carruaje, y leyendo al profetaIsaas.29 .Entonces dijo el esprituaFelipe:Date prisayacrcate a ese carruaje.30.Acercndose, pues, Felipe a toda prisa, oy que iba leyendo en el profetaIsaas,y le dijo; Te parece a ti que entiendes lo que vas leyendo? 31 .Cmolohe de entender, respondi l, si alguno no me lo explica?Rog,pues,a FeUpeque subiese y tomase asiento a su lado. 32. El pasaje de la Escritura que ibaleyendo era este: Como oveja fue conducido al matadero; y como cordero queest sin balar en manos del que le trasquila, as l no abri su boca 33- En suhumillacin le fue negada la justicia. Su descendencia quin la contar, si suvida ha sido quitada de laierra?34.Aesto pregunt el eunuco aFelipe:Dime,te ruego, de quin dice esto el profeta?, de s mismo o de algn otro? 35.Entonces Felipe, tomando la palabra y comenzando por este texto de la Escritura, le evangeliz aJess.36. Siguiendo su camino, llegaron a un paraje enque haba agua; y dijo el eunuco: Aqu hay agua, qu impedimento hay paraque yo sea bautizado? 37. Ninguno, respondi Felipe, si crees de todo corazn.Alo que respondi el eunuco: Yo creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38. Y ,mandando pararelcarruaje, bajaronambos,Felipe y eleunuco, al agua,yFelipelebautiz.39-As quesalieron del agua, el Espritu del Seor arrebat a Felipe,y no lo vio ms el eunuco; el cual prosigui su viaje rebosando de gozo. 40.Felipe se hall en Azoto, y fue anunciando el evangelio a todas las dudadespor donde pasaba, hasta que lleg a CesreaNo hay duda de que ese episodio del Nuevo Testamento tene la capacidadde proyectarse sobre la cultura del cristano con una funcin 'directiva' -diraSearle- como consejo o mandato. Seguramente tene tambin un poder 'comi-sivo', puesto que, de alguna manera, sugiere una promesa. Tal vez pudieraasum rsele com o 'expresiv o'; hay algo en l de fecitacin. Un exegeta cristan o,fuera ste telogo profundo, predicador campesino o simple parroquiano, ha-Uara en pasajes como el transcrito "reglas prcticas para la vida del hombre",

    "codificaciones de su credo", "salvaguardias y refuerzos de su mo rad ad", "modelo retrospectvo de sus valores". Un antroplogo e ncontran'a qu e el episodiode FeUpe y el eunuco "responde de la eficacia del ritual" y "fortalece la tradi-58

  • 7/22/2019 L