Libro 2 Ideas Sobre Educacion Luisa Luisi OCR 1922

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    ; \r. , .

    EDITOR MAXIMINO OARCiAMONTEVIDEO9

    CON UN PRLOGODEL.

    Doctor VICTOR MERCANTE

    \

    T P l L E R ~ S GRFICOS DE LA ESCUEI.,A I N D U S T ~ I A L N O I

    Obras del mismo Autor:SENTIR - POEsA - 1916 - Agotada .EDUCACIN ARTSTICA - PROSA 1919INQUIETUD - POESA ,- 2.a edicin - 1922IDEAS S O R E i ~ H Y ~ ~ ~ I ~ \ ~ ~ ~ f t - 1922

    En preparacin: i TRAVS DE LOS LIBROS - CRTICA ~ ~ J : o ~ \ u ~POEMAS DE LA INMOVILIDAD - Possta:

    . l . : .. ....

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    rlo o

    PRLO O

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    onoc a la Sta. Luisa Luisi, leyendo sus ver sos con elencanto con que l ea a Tecrito, Sfocles, Dara yNervo antes de escribir Frenos Me seducan los temas,la forma, la simplicidad elocuente de la estrofa; la manerade ver los fenmenos, ele penetrar en los interiores, ele senti r el alma ele las cosas , en imgenes ele una incomparablebelleza. En el lozano vergel de sus versos, deca Gandolfa, hay f lor es ele ntimo perfume y f lor es cultivadas alcalor ele la ciencia. Seduce po r sus sentimientos variadosy-hondos, como las horas de inquietud y renovacin quea nuestro pesar vivimos ,As es el

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    8 rlo o rlo o 9s ip ada con una gran , en trance de se r juez de si mismo. La Popularidad Y el Silencio viven dvorciadosepor-que no pueden entenderse, como si la luz del siglo vividosumiera en tinieblas nuestro juicio. Pretendo, as, explicar-me 1.\ indiferencia con que suele recibirse no solame?tepor el pblico sino po r la prensa, ya consagrada al emev a los deportes, la produccin intelectual, sino lleva una inna amartil lada violentamente sobre algn yunque, oimpuesta con gesto matoide. Nos hemos acostumbradoal aviso. Luisa Luisi, como Ada Negri, es educacionista; consa-gr a parte de su tiempo a la literatura didctica ~ o r n -do temas de circunstancias, ya sociales, ya profeSIOnales,que como los de est e libro, son de una concepcin madurav se resuel\Ten en indicaciones que se destacan por supenetracin y claridad. Pienso como ella, que a sus tendencias; sobr e este principio se hasaha la r eforma que como direc-to r General de Enseanza propici en 1915, decretadapo r el ministro Saaveclra Lamas. Fisher, ministro de educacin ingls, declar hace poco: < El gran problema estriba en dar a t odos los nios una igualdad de oportuni-dades. Es preciso que los que tengan la capacidad intelectual v el vizor moral para elevarse por encima de lacondicin en q ue nacieron, tengan los medios de triunfar;es preciso que el creador, el inventor, el hombre de accin, el jef e que, ignorado po r si mismo est oculto en elniI10 que ocupa un banco, encuentre ambiente favorable

    para su desarrollo El ministro Destre, inspirado en e sa srazones, ha presentado un proyecto relativo a los msaptos cuyo punto esencial es la creacin de fondos municipales para favorecer su educacin. Estamos despusde la guerra, tocando el punto que preocupara antes queestallara, alrededor del cua l han de resolverse los proble-mas de la ediicacin, de los programas, de la disciplinadel carcter, del t rabajo, del fin mismo de la escuela , queprepara para la v ida. Descubrir las tendencias, darles am-biente, despertar intereses, favorecer actividades, son laspremisas del silogismo escolar que involucra el de la con-ducta y del carc ter, hbilmente considerado por LuisaLuisi en sus primeros captulos , ins inuando procedimien-tos que contribuirn a reformar el sistema secular deluila en el que maestros y nios languidecen como enuna prisin arcaica, llenos de ansiedad y desasosiego, enla molesta situacin del que resiste la vara niveladora dela disciplina, en un ambiente extrao a es a naturaleza enla que el espritu de la poetisa encuentra tantas seduc-ciones. El carcter no puede acentuarse sin la libertad; unalibertad de escuela abierta, de escuela cultural, de salasde trabajo y laboratorios; de cauces y vocaciones en quecada herencia , que no tenemos porqu suponer mala, favorecida po r el ambiente, pueda triunfar. Esta reformase alcanzara comenzando por abandonar la prctica inex-plicable de la inscripcin por edades. cual la de un bib lio tecario que colocara en los anaqueles los l ib ros por sutamao. El aula as, es un campo de batalla en el que todos pierden algo de sus mejores aptitudes, es decir el ex-ponente de su car c te r que e s distincin del genio. El e,xamen atento de Ul o dos a li as nos autorizara a cons-tituir grupos de aptitudes anlogas que recibiran ; edu-cacin adecuada sin violencia, sin contrariedad, sin renun-ciamientos, sin es a lucha penosa entre el maestro V elalW11l1O que deja amarguras y odios, funesto s a la ;ricla.Son los frutos de una interpretacin equivocada del sis-

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    1 rlo o rlo o tema tancasterinno, del saber y de la eriseunza seguidospor comodidad y hbito, aunque el razonamiento : f l m i t ~ lla falsedad del principio en virtud de l cual los escolsticos c re an que todo lo que se enseaba se aprenda. LaSta. Luisa Luisi, merced a la perspicacia de su observa-cin, seala una v ez ms el producto defectuoso de ~ L escuela al que contr ibuye un hogar que, sorprendido porlos extraordinarios progresos del slglo XIX. no ha sabidoseguirlos y es su vctima. seducido por el lujo, los ? l a c ~ > -res y las diversiones a cuyo servicio ha puesto la cienerasus inventos. ;Remediaremos esta subversin de intereses?Una escuel;l intel igente , pres tigiosa, autnoma, rueda

    principal del engranaje pol t ico del estado, puede formar.los hbitos de una conducta sana, prescindiendo del hogaro redLKindolo a una acc in menos e tectivn, en razn desu fal ta de condiciones educadoras o por sus condicionesdesfavorables a la escolaridad.La madre, en presencia del problema dirlctico, no esuna cooperadora del maest ro , porque generalmente, nocomprende en su hijo, sino una vida que fatalmente deberealizarse de c ie rt a manera y llegar a un punto, extraaa los procedimientos que conducen y a los obs tcu los q:1ese interponen. La madre y la eclucadora son personas distintas, si bien quisiramos en la primera, la segunda. Lasegunda encuentra en la primera una fuerzn antagnica

    e l ~ r a z n de que la primera cuida valores fsicos; la segunda, valores intelectuales y sociales cuya complejidadrequiere estudio.La madre es lgicamente ciega a las ineptitudes del hi-jo y, como el b u l ~ o de l fbula, ve en l un.a ol:ra mejorque la de los dems. El educador, sin ese instituto q.uepor o tr a parte, la madre necesita, descubre bondades y t ~ L -tas, corrije y arma as para la vida.

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    scntc, obedece a principios generales dentro ~ e un sis t: ,ma. Pero sufre la excepcin de las perturbaciones > -sis de los sistemas locales, porque todo sistema es un conjunto de sistemas) r e g i ~ o a la . vez por ~ e y e ~ I : ~ ~ l ~ u e : l ~ a purdas, explican no la vida universal S111 la circunscrptadel momento. Dichos momentos son instables, se deforman\. resuelven Iacilmente en el universal qu.e los a b ~ o r b ef e t l , 1I I111 t lll l se d is ipa vencida la ressten- iaOrnl t s 1 s L 1 I . ci a que encont ra ra la lnea de gravitacin. El s e n t l ~ o abosoluto de la recta es la nada. Eso que m ~ o s existencia \ pogreso son las manifestaciones producidas p o ~ unacondicin fundamental de la energa de presentar diversos estados de condensacin. No debernos, al, ol:servar elIenmeno humano, asombrarnos de las d e S V I a C l O n : ~ queofrece a cada paso, obsesionados por la recta. l1usl,on desent idos que la imaginacin corriue: por el contrario. admitindolas como normales a las que el pedagogo ~ I e b e. . adaptarnos e l t tendencia laonsagrar su atencton P,ll ,1 , .vocacin el genio en fin, q ue sigue dentro ~ e l SIstema,unn curva propia, No otra razn de se r t ~ n ~ n el ,:sf,ue:xo real izado por la psicologa durante los ul,tlmo: anos para procura rse un mtodo para conocer la dlr:cc:n de laslneas de fuerza de l nio para que el educacionista las favorezca dentro del plan que constituye el programa de enseanzu. El principio de la relatividad que es el de la aptitud con que cada uno entra en contacto c o n l ~ s c, lementos del s is tema, fecundo en consecuencias d l d a ~ t I c ~ ~ ~ esuna base. La act ividiad tiene un centro de g r a v l t ~ c l O n oun fin que la teologa y la metafsica .han p r e t e n d l ~ o ;1eIinir. Se trata de un absoluto que el srstema repudl,l., 1 oreso insistimos sobre el valor didctico de la. o p o r t u n ~ d a dLa armona, amor proclamndo por la polt ica comuann, S educacinPero la experiencia nos autoriza a pensar que el e s f u ~ r -zo continuo del hombre, para librarse de la ignorancIa.tiene por objeto la plenitud realizable en las cosas cuan-

    do identificadas en un sistema, comprendemos que lo finito o dominio absoluto, es la muerte porque desaparecela inquietud o deseo frente al mis te rio. Es indudable quela incapacidad cierra I a imaginacin al goce de la belleza en el juego de la armona cuyas leyes nos empeamosen descubrir. Si el presente fuera el ni co instante dianode se r vivido Como podramos ir hacia lo infini to , concebir la relatividad de l as cosas nac ida no del antagonismo s ino del amor al que debemos es e devenir de las foromas, sensacin palpable de la vida que el hombre superior siente en la especie como verdad? No nos representamos lo compues to s in una f ue rza de at raccn que n alos componentes: tomos, cosas, individuos, pueblos. Estacpula se realiza lejos de l sac ri fi cio, en el deleite voluptuoso de ceder cualidades - en cuya conservacin se e rnpea el egosmo . - para que el mundo ofrezca aspec tosms pintorescos de su propia existencia. De esta suertese cumple el primer objeto de la vida, la inmortalidad.Somos actividades que se resue lven en formas nuevas.La muerte es un trance para librarnos de lo realizado,cada vez que nos es dable mirar atrs. Lo inferior no eslo imperfecto, De la misma manera que la base de un edificio sostiene las partes ms elevadas donde es ms gratala v ida, as lo inferior explica designios y actividades enun campo de ms luz, hacindoles percibir el progresocomo un estmulo par a que el momento no nos detenga.La apr ox imac in del hombr e a las COsas as no est

    librada a la voluntad sino a las inclinaciones, legado dela herenciacon el que podemos actuarnos sin conflictos connuestros semejantes; el sistema, en su unidad, se nos ofrecevariado y propicio, como caminos que condujeran al mismo centro. o del centro a diversos puntos de la curva endonde no primara otra ambicin que la de la marcha. LaHumanidad, por c ie rto, no consigue abrir del todo susojos a e st a amp litu d e n la que c ab en las aspiracionesmas opuestas, precipi tando por una angos tura todos los

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    1I lfintereses y en ella todos los homhres. Una situadJn incmoda produce reacciones, al sentirse, los inadaptados,oprimidos y contrariados e-n su s propias tendencias. Deah actos de Iuerzas, iras y odios; reivindicaciones Y vocesde libertad. La c ienc ia con tr ibuv con sus explicaciones,mediante el raciocinio, a atenuar los estados violentos ode sometimiento incondicional a la ley ekl fuerte, demostrando que en el mundo nada ( S superfluo; que los caminosson libertacles pues to que satisfacen d es eo s; que los aspectos son solicitaciones para comprendernos dentro elel en la persecucin de ideas que, gracias a 10 incontrovertible de la sntesis, deben fundirse con el ideal comn,

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    Unversidades como la de La Plata intentaron eman-ciparse consagr{lI1dose con f a la i n v e s t i g ~ c i n P e ~ o -,rico er a suponerlo el alumno y el catedrtlco opusieron

    ~ l resistenci:l tic la inadaptabilidad a los p r o c e d i m i e ~ t o sque deban volvernos a la frmula histrica.. caracteriza-da po r el imperio del l ibro, un alhum de, :,.;tas seducto-ra s de la obra de los antepas-Idos. La poltca comunm.ente regresiva de los pueblos nuevos, advierte a cada mstantcLa inoportunidad del esfuerzo para nbrir la puertapor donde creemos recibir ms luz. . . . .El principio de adaptilcin supone act ividades modifi-cadas por el factor gcogrficu de un punto . N as,.es muycie rto que se a cual fuere la Iuerza de ~ r a v l t a c l n queobra sobre el hombre subsiste en l la lIbertad de ser-vi r a un fin. As como u na tica sin ciencia no ?uedeevitar la muerte una ciencia sin tica no puede evrtar ladispersin ~ las actividades porque mm las leyes y .losinventos como a rmas d e suicidio. Cuando el lobo d e s p I ~ r -ta, los pal ac ios mejor const ru idos son inseguros Y la 111-tranquilidad nos atormenta .La salud, indiscutiblemente conserva el SIstema, pei o ~ olo nos aproxima a la plenitud del alma, cuando g r a v I ~ ahacia la bondad de l as cosas ; la moral es tan necesanaque la vida es irrealizable sin ella. El siglo XX. es unacampaa formidable contra las enfermedades dl fna delms ardiente elogio Son los empeos de las socledad:sprotectoras le los higienistas Y los mdic?s. ?ara extirpar l enfermedad meeliante el. ;.1. ;(::0, la n u t n e ~ o n .:os ,tra:tarnientos especiales y la profilaxis. Pero p otra parteadvertiremos la incapacidad del hogar la escuda y losgobiernos p ar a c on te ne r la acc in disolvente del teatr?ios deportes el juego Y la diversin en los que se preci-pitan los intereses ele la juventud El ~ a s t o p r o g ~ a m a dela Eugenia esbozada en congresos rocientes tropIeza. c o ~este aspecto crtico de la t endenc ia . La inmortalidad p n n c ~ -pio conservador de la evolucin seduce como verdad est tt

    ca; pero la conducta no atina con el camino que nos conduce a ella, s ino po r la violencia; ensavarnos as marchas audaces que sufren los accidentes de la curva cuando preten-demos substraemos a la gravitacin del sistema a que sesudordinan las leyes del mundo tico no m enos que lasdel mundo fsico. Sin embargo el conocimiento, de ca-rcter previsor evita el combate rudo; medimos el hombre;medimos las cosas. La conducta es la curva de nuestras actividades. La escuela debe crear intereses dentro de la ten-dencia, porque sta sea cual fuere ofrece s iempre un aspecto constructor Se ha tenido, sin embargo f, en la nivelacin y miedo a las tendencias en las que el aulasupone el caos . En verdad es a fuerza que gastamos enconducir po r un mismo camino las act ividades, no pro-duce s ino rebeldas porque es contraria a las lneas deorden del sistema El inters es el producto de la libertad con que se manifiestan los sentimientos en contactocon las cosas. La voluntad del maestro no es un centro degravitacin; es un a fuerza de excitacin convertida enmtodo para que el inters se resuelva en una forma. Elconocimiento canaliza la energa adquirida en el contacto;solo as cada individuo realiza su obra sinceramente

    La Sta . Luisi al solicitarme este Prlogo me ha ofrecidola oportunidad de da r la sntesis de los p rin cip io s queprofeso en educacin en las primeras pginas de su conceptuoso libro. V. MERCANTE

    La Plata W

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    l roblema de la educacin en nuestro ambiente ID

    l problem de l educ cinen nuestro mbiente

    IMISiN EDUCADORA DE LA ESCUELA PR M R

    Fretender curar por l ey es o decretos mal es que af ect an hond am en te a la naturaleza humana es tarea vana ya que sloun carcter elevado una conciencia escrupulosa y un alto con-cepto del deber p ue de n en la vida privada como en la vida pblica asegurar un porvenir feliz y grande a la humanidad ent era. L as l eyes accidentales y pasajeras sl o pueden ali viar l osmales que slo sern radicalmente curados c ua nd o el concep-t o del deber sea suficieutemente firme para sobreponerse a laambicin al i nt er s o a la v an id ad p er so na le s.Es a la escuela a q ui en p ed imo s el a dv en im ie nto de esa hu-manidad fu tu ra y en ella colocamos nuestras ms caras espe-r an za s co nv en ci do s de qu e su a cc i n m or al iz ad or a ser lo -uico que pu ed a penetrar en las capas h on da s de la s oc ie da d.

    y cambi ar r adi cal ment e l os conceptos e qu iv oc ad os de la v id asustituyendo en los caracteres que se fo rman p or i de al es d es interesados y puros los actuales y mezquinos intereses qu e rigen la mayora de las acciones humanas. Ser exagerar lai mp or ta nc ia a ct ua l de la escuela primaria esperando de ellams de lo que pu ed e dar Es acaso una utopia pretender queella cambie la faz de la humanidad y que nos d el remedio alos males de las actuales democracias males que devor an lospueblos y los arrastran a un trmino que no podemos prever

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    l roblema de la educacin en nuestro ambiente /: 1 roblema de la educacin en nuestro ambiente 21En to do caso la experiencia d ia ri a nos p ru eb a que no s t t ~ nen r el ac i n s uf ic ie nt e la i mp ort an ci a t e ri ca y la ~ l p o r t n l

    prctica de la escuela primaria.Es p re ci so buscar las causas profundas de este e st ad o decosas estudiando los males que d ev ora n n ue st ra s e sc ue la s ye nt or pe ce n y d eb il it an su a cc i n. Es p re ci so tener el v al or s uf ic ie nt e para denuncIarlos SI sequiere que estos males sean alguna vez cur ados.Nuestras escuelas no dan todos los frutos que estamos en

    derecho de esperar de e ll as ; no fo rman caracteres no educanni mejoran la h um an id ad .La sociedad de hoy no es ms e le va da ms moral ms des-interesada que la s oc ie da d de hace cincuenta aos.No nos i mp or te saber que hay hoy mayor nmero . de hombres y muj ere s que sab en es cri bi r y leer que ha ce l n ~ e n taos de n ad a sirve la instruccin sino acompaa a un caracterinteg ro y a una elevada concepcin del deber. El m ~ ser msg ra ve si a las a mb ic io ne s n at ur al es se a gr eg a un I ns tr um en tonuevo para satisfacer las y la instruccin es un i n ~ t r u m e n t o quetanto puede colocarse al s er vi ci o de las c au sa s Justas como als er vi ci o de l os intereses personales.La escuela primaria factor importantsimo de instruccinperfeccionado maravillosamente en estos l t i m o ~ cincuenta aoses d ef ic ie nt s im o t od av a co mo f ac to r a du ca ti vo . La parte deeducacin moral que derrama en torno su yo es muy dbil c on trarrestada sin cesar por la a cc i n muchas v ec es c on tr ap ro du cente d el h og ar .Se ha q ue ri do ver en esto un bien en vez ~ e .un mal. Lau ni fo rm id ad a bs ol ut a en la e du ca ci n el s ome ti tu te nt o d e lasociedad entera a un tipo fijo de carcter e st ab le ci do por elestado y al cu al d eb an sujetarse todos es indudablemente las up re si n de las p er so na li da de s f ue rt es y v i g o r o s m ~ n t e destacadas la nivelacin completa que al colmar los abismos suprime de g ol pe las cumbres atrevidas y victoriosas.La i ng er en ci a d em as ia do p ro nu nc ia da d el E st ad o d en tr ? dela f or ma ci n del carcter puede traer como onse uen r el

    debilitamiento de este mismo carcter que pretende formar.La e sc ue la al a rr og ar se fu nci on es p ro pi as del h ogar V a msall de sus fines y ac ab a por fa lsear su v erd ade ro fin.Ta les son los a rg um en to s con que se p re te nd e co mb at ir laobra educadora de la escuela como organismo social en elt em or de que ella a bs or ba y an ule la i nf lu en ci a del hogar mltiple variada cambiante y encontr ada que mantiene la heterogeneidad de caracteres d e i de as de a sp ir ac io ne s e i de al esn ec es ar ia me nt e d iv ers os y e qu il ib ra do s d en tr o de c ad a s oc ie -:dad. Los que combaten la obra niveladora e igualitaria de laescuela temiendo que ella como rama de la colectividad contribuya a la disolucin de la familia al d es ca rg arl a de su msnoble y elevada misin sustituyendo a su inf luencia concretay per sonal la inf luencia oficial descarnada y seca como todoorganismo gubernativo Ven en la escuela ms qne la obra dee du ca ci n un f ac to r de a ni qu il am ie nt o d e la familia g ra ve mente a me na za da por las n uev as l ey es que h ac en posible sudisolucin absoluta.

    Sin entrar para nada en este g ra ve y p ro fu nd o problemavamos a co mb at ir los a rgu me nt os e xp res ad os en co nt ra dela e sc ue la c uy o c on ce pt o se f al se a al pretender q ue anula lao br a n or ma lm en te p re po nd er an te del h og ar. El p el ig ro exi st ir a y segur amente grave si la escuela f uese por casualidad elnico factor e du ca ti vo de la s oc ie da d; si las l ey es imp usieran como o bl ig ac i n i nel ud ib le el envo de todos los niosa la e sc ue la pb lica. Pero no es esto lo que s uc ed e ni st e elideal a que se aspira. Lejos de pretender la n iv el ac i n destructora de las costumbres pretendemos dejarlas subsistentescolmando los abismos de la miseria y la ignorancia. Ju nto ala a cc i n de la e sc ue la p ar al el a encontrada o divergente laa cc i n del h og ar debe s ub si st ir como debe s ub si st ir la m ltiple y v ar ia da a cc i n de la e ns e an za p ri vad a que man tie nela d iv ers ida d de t en de nc ia s y la d iv er si da d de a sp ira ci on esma rc an do mil rumbos d iv er so s a la a ct iv id ad i ns ac ia bl e de l oshombres.El fin de la e sc ue la p ri mari a es p ro po rc io na r la e du ca ci n

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    l roblema de la educacin en nuestro ambiente l roblema de la educacin en nuestro ambiente 25

    a aqulla parte de la sociedad que quedara privada de e llasi la escuela no exist iera. La escuela primaria pel tenece dederecho a aquel los que no recibir educaci n en suhogar. Es un correctivo y un complemento de la accin deste; de ningn modo un sus ti tut ivo de e ll a.La influencia educadora de la familia, tomando la palabra enel sentido restringido de educacin consciente y metdica, esuna influencia mnima dentro de la sociedad El hogar que educarealmente constituye una aristocracia cada Vezms limitada porlas incesantes y crecientes necesidades de la vida, que ale-jan a los padres de sus hijos, arrastrados por la corriente ava-salladora de las dificultades econmicas La obra de educa-cin es obra aristocrtica como toda obra que requiere lar-go tiempo disponible para dedicarse a ella. La inmensa mayo-ra de las familias no puede darse el lujo de una educacinrazonada y metdica.De ahi la necesidad de confiar a manos especialistas la edu-cacin de aquellos que no encuentran en su propio hogar porfal ta de t iempo o de d isposi ciones para ello, los cuidados querequiere la formacin del carcter De ah la necesidad de laescuela pblica. Ella deja subsistente la educac in per sonaly privada; no la absorbe ni la anula; pero colma los lacios porella dejados y proporciona a los desheredados de la suerte suparte de enseanza moral y de influencia educadora.Pero hay otra razn que aleja el pe li gro de la uni formidaden la educacin Los programas de enseanza, los horarios, unaorientacin general dentro de la obra de la escuela puedense r impuestos por decretos guberna tivos ; pero la compleja ydelicada obra de la educacin del carcter debe forzosamentequedar l ibrada al criterio personal, a las condiciones de la natu-raleza, a esa sugestin nativa propia del educador y que no seadquiere ni se modif ica por leyes ni decretos La educacines obra del razonamiento, hasta cierto punto solamente. Msque de l depende del inters que en el nio sabe inspirar eleducador y de esa espec ie de contagio moral que hace perni-ciosa o favorabl e la presencia de algunas personas; contagio

    so menos act ivo segn la fuerza onvin nt de cada na-turaleza, que obra algunas veces por simple presencia, derra-mando en derredor su maS(ntica influencia y perfila en lahistoria, a Veces un Cri sto, a Veces un Napolen conductoresde las masas populares para el ensueo o pata la accin.Por eso no puede se r uniforme la educacin moral de laescuela. Dentro de la or ient ac in general de la enseanza , laeducacin conserva los mltiples caracteres de sus mltiplesfactores.

    P OR QU L ESCUELA PRIMARIA NO EDUCALAS CLASES NUMEROSAS Y LA DISCIPLINA ESCOLAR

    Hemos e studiado en el c aptulo anterior la necesidad dela obra educativa de la escuela primaria; combatiendolos a rgumentos de aque ll os que sost ienen que la educac indebe se r la obra exc lus iva del hogar. Dado por demost rado ,pues, que la escuela debe se r ante todo educadora, veamos sicumple, en nuest ro ambiente dentro de la organizacin quet iene en nuestro pas, la alta misin que le est encomendadaLa formacin de un carcter es la obra larga y pacientede una considerable suma de esfuerzos, y el resultado de uncomplejo y activo bullir de influenc ias, que se entrechocanse cruzan, se modifican, se anulan o se fortifican: hbitos,tendencias, gustos personales, herencias o atavismos, sugestio-nes, razonamientos , ejemplos tomados de la d iversidad de am-bientes y frecuentaciones; pues cada ser, cada cosa, cada unade las mil contingencias que componen la vida, influye sobre elcarcter an del adulto, constantemente en vas de modificacio-nes y de transformaciones. De esa comp le ja y heterogneamezcla de factores d iversos, nace la personalidad de cada uno,como resultante de esa enorme suma de fuerzas que sol ic it an

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    l Problema de la educacin en nuestro amblen e l Problema de la educacin en nuestro amblen e en m il s entidos diferentes el aln:a luuuaua Nadie u ~ pronos ticar el res ultado definitivo de esa lucha pues queda des co no ci da p ar a el e du ca do r una gran p ar te de las influ enciasque obran s ob re el carcter del nio.Sl o c on oc em os d el . alma i nf an ti l c omo del al ma d el h ombre las manifestaciones exteriores: sus reacciones ms o menos violentas. ero e sa s mismas re acci on es que en muchoscasos son demasiado dbiles para ser p er ci bi da s - sin que esto implique deb ili dad en la modificacin su fr id a - son interpretadas por cada e du ca do r segn el r efl ejo de su propia naturaleza. Creemos muchas veces sin importancia la influenciade una p alabra de un ejempl o que se g ra ba en la mente delnio sin que st e r ea cc io ne de inmediato en un sentido o enotro; creemos olvidada desaparecida esa influencia destruidabajo la fuerza de las mil otras que hieren su atencin; y alcabo de largo tiempo una tendencia fortalecida un hbito adquirido dan razn de a que ll a c au sa nimia que muchas Vecesno podemos a pr ec ia r. La r es ul ta nt e a pa re ce tan modificadapor las mil o tr as f ue rza s que o br ar on s ob re el alma infantilque nos es impos ible descubrir la parte corres pondiente a nuestros actos. Por eso nos sorprende t an ta s v ec es el resultadoinesperado de la educacin. Se da una importancia exageradaa las p al ab ra s p en sa nd o que el r azo na mi en to es el ms f uerte de todos los mviles de la ccnducta humana; y se creeque d esp u s de haber e ns e ad o la b el le za de la ca rid ad d ela a bn eg ac i n del r es pe to mutu o d e l a dignid ad se ha f ormado u n carcter ero se olvida que en la ex iste ncia diariaese m vil est contrarrestado por m il otros que en la m ayora de los c as os son su mi ni st rad os por el mismo ed uca do r;ejemplos de su vida c or ri en te i de as y co nve rsa ci on es emitidas d el an te del n io pasada la hora de la enseanza y encontradiccin con los hermosos discursos expresados. Se separa violentamente de la vida de todos los dias la vida terica que se ensea y el nio sin ce ro deja para la hora de laenseanza terica las hermosas ideas y los s entimientos nobles. Te ni end o en c ue nt a la en or me y variada diversidad de

    fa cto res que c oo pe ran a la f or mac i n de un c ar c te r es natural sin embargo conceder una parte preponderante a aquellas fuerzas que por su intensidad o su constancia obran msdirectamente y l legan a V en cer a sus c on tr ar ia s.La escuela por su carcter metdica y cientfico obrandosobre el alma del nio con toda la fuerza de su prestigio moral y social debe tener preponderancia sobre las otras siempre que stas por su f rec ue nci a por su nmero o por queadulen las tendencias hereditarias no la debiliten o la anulen.Es to es precisamente lo que ocurre en n ue st ra s e sc ue la spblicas. Hemos t ra ta do de s ug er ir la idea de la d if icu ltad yde la compl ej idad de la f orm acin d e un carcter y de la enorm e lucha qu e debe s os te ne r la f ue rz a d ir ig en te c o nt ra todasl as f ue rz as que l a c om ba te n. P er o si e st a d if ic ul ta d es g ra nd een la for macin d e un c ar c te r c ua nd o el e du ca do r p uede est ud ia r t odas las r ea cc io ne s del sujeto s us t en de nc ia s y sushbitos esta dificultad s e agrava en escala infinitam ente s uperior c uando el m ae st ro d eb e di str ibu irse e nt re 50 o 60alumnos cuyas familias no c on oc e; que p er ma nec en para lextr s c ua nd o no en emigas t an to d ur an te las ho ras de ciase com o d ur an te la hora de la vi da famil iar.El m ae st ro t ie ne que l uc ha r c on tr a e ne mi go s cuyo n meroy cuya f ue rz a no co no ce de nt ro de cada c ar c te r que l am ayor a de l as veces n o se m an if ie st a co mo es.Mil c au sa s d if er en te s c on tr ib uy en a d es tr ui r la o bra e du ca tiva del maestro que agota sus en er g as y pierde sus entusiasmo s f re nt e al r es ul ta do mezqui no o nulo de sus d esv el os.El e le va do nm er o de alu mnos c on fi ad os a cada m aestr o esya por si solo c au sa su fi ci en te p ar a e nt or pe ce r la obra de laeducacin. E s s abido que en las fam ilias num erosas la forma-cin de los caracteres se dif iculta p or qu e la madre uo p ued ea te nd er como s er a n ec es ar io a cada uuo de sus hijos: y quegeneralmente quedan perjudicados los ltim os en favor de losprimeros Pues bien en la fam ilia la m adre est en contactomoral y material con sus hijos d ur an te todas las horas delda Las mil co nti ng en ci as de la vida del hogar le permiten

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    l roblema de la educacin en nuestro ambiente ; roblema de la educacin en nuestro ambiente 27

    e st ul li ar en la d iv er si da d de sus m an if es ta ci on es t od as las faces del carcter de sus hijos. Sabe qu tendencias son lasque es necesario fortalecer y cules es preciso contrarres tar.Tiene en su mano el medio de substraer los caracteres quese forman a los e je mp lo s p er ni ci os os y a los medios que puedan pe rj udi car lo s. Ro dea el alma de sus hijos de una atmsfera m oral cuya composicin conoce Y modifica. Es, en unapalabra, la ni modeladora del carctery con t od as estas facilidades , teniendo en s u m ano el carioinstintivo, el respeto de sus hijos y el con oci mie nto pr ofund ode sus alm as , se declara i nc ap az de e du ca rl o hablamos ande las m ad re s mas i ns tr ui da s y de c on di ci n d es ah og ad a) porque s on dem as iado num eros os . jllzguese la pos icin del m aestro que tiene a su cargo 50 060 alumnos, que se le onfansolamente durante 4 horas diarias, - y no todos los das -tiempo que debe emplear en la enseanza de p og ra ma s e st abl ec ido s, de una e xt en si n que no se d eb e d esd e ar .

    Todas las h or as del da e sc ol ar , hasta los menores instantese st n d es ti na do s de a nt em an o por h or ar io s a los c ua le s es p re ciso sujetarse a riesgo de no cumplir los programas. No esposible destinar s iq ui er a una h or a d ia ri a a no hacer nada esd ec ir , a conversar con los alumnos , a estudiarlos , a inspirarlesconfianza a fin de que se demuestren en la s in ce ri da d de susn at ur al ez as : a d ej ar lo s en l ib er ta d de obrar espontneamentea fin de conocer sus tendencias naturales; corregir unas yes-t im ul ar las o tr as . Ese no hacer nada tan necesario, tan indisp en sa bl e en la obra de educacin; ese , 110 hacer nada quees libertad en el alumno, que es movimiento de almas y espontaneidad de caracteres no se puede obtener en nuestrasescuelas, cuyas clases demasiado numerosas exigen una discip li na ms o menos s ua vi za da dentro de las exig en cias de cada e sc ue la , pero funesta s iempre, tanto ms cuanto sea msestricta, de toda verdadera y r az on ad a obr a de e du ca ci n .Es este el m ayor tormento del maestro verdaderamente consc ie nt e de su misin. La ob ligaci n de c um pl ir los p ro gr am asdentro del horario escolar, en clases tan n ume ro sas que el me-

    n,ir m.ivimieuto, repetido en ti 70, Y an alumnos, impideque se oiga la palabra del maestro, obliga a una disciplinaque nivel a los caracteres cohibe las r ea cc io ne s e sp on t ne asde los nios y exige a tan tas n at ur ale za s d if er ent es las mismas manifestaciones exteriores.E nt re la o bligaci n de e ns e ar en un tiempo det er mi nado ,un c on ju nt o de n oc io ne s d et er mi na da s. - e ns e an za que d eb e

    ser fiscalizada cada ao - y la educacin del carcter obrapaciente, hecha de detalles y que escapa a toda fis calizacinanual, nuest ros maestr os no vacilan - y nadie podr con denarlos por esto - y se dedican por entero, cuerpo y alma, ala enseanza dis ciplinando en orden adm irable s us clases; ys ac ri fi ca n as la o br a de la e du ca ci n e sc ol ar . La disci pli na,indis pens able a la enseanza es la enemiga principal de laeducacin. no es solamente en cuanto condena a una forzada inmovilidad a los nios, r ev ol to so s y d es or de na do s pornaturaleza, - que al fin de cuentas se ri a un mal r el at ivamente pequeo dadas las horas de recreo, y el escaso tiempo de vida escolar, - sino y ante todo porque sus preceptosestn r e id os con las ms e le me nt al es n oc io ne s de la j us ti ci a.Consideremos en efecto, una s ola de s us m anifes taciones , para no entrar en d em as ia do s d et al le s: la hora o bl ig at or ia de ent ra da . Una e sc ue la bien o rg an iz ad a debe exigir a t od os sus a.Iumnos una p un tu al id ad e st ri ct a, como e du ca ci n de los hbi-tos , adems del orden neces ario para comenzar las t ar eas es-c ol ar es sin p r di da de tiempo. La o rd en d eb e se r general, sinexcepciones , y acus a de injus ticia la natural condescendenciadel m ae st ro f re nt e a c as os e sp ec ia li si mo s. P ue s bien, a qu el lo sque lleguen despus de la hora deben se r castigados. Peroentre estos ltimos, los hay que se Ven obligados a infringir la o rd en por cum pli r tareas domsticas, muchas Veces superiores a sus fuerzas, an en los nios de pequea edad el e je rc ic io del m ag is te ri o r ev el a muchas m is er ia s y muchosd ol or es ); los hay que llegan d es pu s de h or as por d esi di a delas madres, que no se preocupan en aprontar a sus hijos, yan que los dejan en la l ibert ad de asi st ir o no asi stir a la es-

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    _ _ _ _ __ l problem de l educ cin en nuestro mbiente l problem de l cduc cion en nuestro mbiente Dcuela; los hay que posponen la escue la a cua lquier ocupacinsin importanc ia y que l legan a ella despus de hora de vueltade un paseo de una compra o de una dil igenci a sin importancia; los hay cuya salud delicada los obliga a una hora especial de comida; y los hay por ltimo que deben recorrerdistancias muy largas.Entre todas estas causas y mil otr as que el maestro no conoce porque quedan en el dominio del hogar tiene aqul queseleccionar unas y otras castigar stas y disculpar aquellas.Pero el maestro las conoce solamente por las manifestacionesde los nios o las esquelas de los padres. Desgraciadamentelos primeros mienten con desenvoltura admirable enseadosmuchas Veces por aquel lo s que slo tratan de evi ta rl es uncastigo sin pensar en las consecuencias morales de sus actosy los lt imos ms culpables an no vacilan en firmar una falsedad con es e mismo objeto destruyendo as ia obra pacientede la educacin . En esa colaborac in del pad re con el hijo setrata de engaar al maestro para evitar un cast igo y el nioaprende la utilidad de la mentira y la facilidad del engao.Son an ms graves las consecuencias El maestro debe acep-ta r la esquela firmada pues no pued e rechazarla sin acusaral padre de una men ti ra delante de su hijo an cuando tenga la seguridad de que as sea pues esto equivaldra a desautor iz ar lo y a sembrar la semil la de la i rrespe tuosidad dentrodel s eno de las familias. En cambio sin la prueba e scri ta delos padres o sin la conviccin que d el conocimiento de uncracter castiga al inocente que se ha visto retardado porsu trabajo premiando as con la impunidad el engao y castigando no slo la inocencia sino el trabajo. Hay ms. Elnio que por las comodidades de su hogar asiste puntual mente a la escuela es recompensado y castigado aquel quesufre ya desde tan nio el del it o de la miseria y el abandono.Se dice que el maestro debe deslindar con su tacto y su delicadeza estas injusticias . Los que son maest ros y maest rosescrupulosos y conscientes saben perfectamente que en dondehay una buena discipl ina hay una gran inmoral idad que es la

    injusticia. El ca so que cito es uno slo de los mil que componen la organizac in de una escue la . Cuntas resicnacionesinfantiles unt s miradas de sumisin son la prueba evidentede todas las injusticias que se cometen en nombre de la augustadisciplina

    IIILOS LOCALES ESCOLARES Y EL PROBLEMA

    DE SU EDIFICAcrox

    la s clases demasiado numerosas primera cansa que obra enL contra de la educacin en la escue la primaria son la con-secuenc ia de la est rechez de la def ic ienc ia de los locales escolares muy lejos todava de responder a las neces idades dela educacin nacional. El mal que afecta hondamente a nuestras escue las y que destruye en germen los esfuerzos desinteresados del maestro tiene races mltiples y profundas. La falta de locales es col ar es es tal vez una de las mayores quemantiene vivo y destructor el enemigo de la educaci n a pesar de combatirse las otras causas muy importantes tambinque cooperan a la des truccin de la obra educat iva

    Pero el p roblema de la ed if icac in e scolar por la suma decapitales que requiere para su soluc in a fect a a la nacin entera al paso que los problemas secundarios quedan dentrodel dominio restr ingido de una sola rama de la administrac innacional. Carecemos de edificios escolares. Es esta una verdad demasiado conocida para que insistamos sobre ella. Perohay en esta verdad un mal entendido que es necesar io disipar. Cuando dec imos que faltan locales escolares no entendemos que fal tan locales expresamente construidos para escuelas con todas las comodi dades y todas las r eglas que lapedagoga exige. Esto por demasiado sabido es intil repetirlo. Lo que falta en nuestra poblacin especialmente en al-

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    50 l problenut de la cdllca i j 1 1/ nuestro aml icfltc l problema de la educacin nnu stro ambiente 3\ lunas radios e.\:cesivl1mente poblados es lugar material dondecolocar a los nios.

    Demostrbamos ms a rr ib a cm o el e xc es o de niJI Js en unaclase reduce el t ra ba jo del m ae st ro al de un si mpl e t ra sm is orde conocim ientos elementales despojudolo por c om pl et o desu augus ta n ob le mi sin de e du ca do r; y t ra ns fo rm a a los nios- que p ie rd en su i ud iv id ua li da d en el co nj unt o de ma si ad o numeroso - en simples unidades de todo que se pretendetransformar en homogneo El maestro no ve ya ni puedeverlo en una clase la r eun i n de va ri as n at ur al ez as d if er en tes que es necesario guiar y m odificar adaptndos e a susmodalidades particulares i de nt if ic n do se con c ad a carcter ponindose as en contacto moral con sus alumnos. Elconocim iento individual de cada nio se pi erd e en ese enorme montn de cabecitas diferentes que acaban por fundirs epara el m ae str o en un vago movedizo conglomerado cuyasm an if es ta ci on es de c on ju nt o son las nic s que p ue de n t en er se en cuenta para contenerlas c on ti nu am en te e i mp ed ir asque se desborden La inves tigacin de los hechos individualesse hace i mp os ib le por el t ie mp o e xc es iv o que r eq ui er en ; y seimpone entonces la coaccin y la prohibicin como medios deobtener orden tiempo. Impedi r que los nios o bren espontneamente para no tener que corregirlos es el fin que sepropone el m aes tro rebajado dism inuido en s us nobles tareaspor causa de una absoluta fal ta de espacio. Nada hay quedesmoralice tanto a un m ae st ro que conoce toda la importanci a de su o br a c om o verse i mp ed id o de l le va rl a a cabo poruna causa puramente material fcilmente reparable. Fcil esdestinar capitales - v er em os ms adelante que no hacenfalta demasiado fuertes - en la reparacin de ed if ici os e sc olares; lo di fc il es encontrar naturalezas bastante abnegadasinteligencias bastante cultivadas corazones bastante desinteresados para dar todas sus energas y t od as sus a ct iv id ad es enservicio de una causa noble. Pues bien. c ua nd o la c as ua li da do la n at ur al e vo lu ci n h uma na producen en un mom ent o dadofrutos de esta naturaleza la sociedad parece complacers e en po-

    ner t ra ba s a la l ib re m an if es ta ci n de sus e ne rg a s y de sus ideales. Despus de haber dedicado muy loables muy nobles esfuerzos en elevar el nivel i nt el ec tu al moral de los m ae st ro s ser eb aj a el nivel de las e sc ue la s i mpi di en do a esos mismos -estros por causa de la d ef ic ie nc ia de l oc al es ejercer la plenitud de s u m isin noble e le va da ni ca me nt e por la i nf lu en cia moral que ejercen en la s oc ie da d.

    Desgraciadamente esta grave p ro fu nd a i nf lu en ci a queejerce la estrechez de los l oc al es escolares sobre su misinno es la nica que debemos lamentar en esta crisis - queesperamos pasajera - de la escuela p ri ma ri a. D es po ja da desus a tr ib uc io ne s de educadora por las causas apuntadas leq ue da s in e mb ar go una mi sin i mp or ta nt e que l le na r al com batir desterrar el a na lf ab et is mo de las clases desheredadasde la s oc ied ad. Si bien este ltim o papel carece de la el ev ada nobleza de la ca si o mni pot encia que son patrimonio dela e du ca ci n como factor activo de la sociedad futura es sinembargo m uy grande muy i mp or ta nt e t od av a para conce-d er le toda la i mp or ta nc ia que merece Pero la f al ta de l oc al esescolares es tan grande; el mal es tan profundo que llega aimp ed ir el buen funcionamiento de las cl ase s hasta en es er ed uc id o p ap el . En e fe ct o v ol ve mo s a r ep et ir lo los localesescolares son d ef ic ie nt si mo s an en las peores condiciones:deficientes materialmente porque los nios son excesivamentems num erosos de lo que pue den contener esos locales. Nuestras escuelas r eu ne n en sal on es con capacidad para 40 o 58alumnos 70 80 a veces h as ta 100. Los nios carecen delrea que necesitan para moverse; carecen del cu ba je de aireque la h igi en e les a dj ud ic a como mnimum an as q ue da nsin instruccin muchos nios que no asisten a las escuelasp or qu e no son ad mi ti dos en el las; pasado con exceso el mximum que es p os ib le a dm it ir . Existe una ley que castiga conmulta a los padres que no envan sus hijos a la escuela; puesbien en muchos casos los nios quedan sin i ns tr ucc i n p or que la escuela no puede r eci bir lo s. No se diga que exagera-mos. La ma yo ra de nuestras escuelas tiene un promedio de

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    l problem de l educ cion en nuestro mbiente l problem de l educ cin en nuestro mbienteen los exi st ent es : y ya s abem os l as consecuencias funestas para la s al ud de las c ri at ur as , que trae a pa re ja do el p as ar 4 horas encerradas en s al ones cuya capacidad alcanza solamente para la mitad de sus o cu pa nt es .Asusta el porcentaje de tuberculosos que a rr oj an las e st ad s ticas de nue stro pas. A nadie soprendera es to, s i conoci er alas condiciones higini cas en que f unci onan l as escuelas pblicas.La i nf an ci a d eb e ser rodeada de mil c ui da do s, preservadade contagios, fortificadas con ejercicios al aire libre, con deportes y j uegos que oxi genen sus pul mones y desarr ol len susmsculos. Pues bien, en nuestro pas, se la encierra durantelas h or as de sol en el invierno, en l oc al es e st rec ho s, sin vent il acin; s e la amont ona como rebao inconsciente y se prepa-ran as generaciones enfermizas y dbiles, predispuestas a todos los contagios y al d es ar ro ll o de t od as las enfermedades her ed it ar ia s. Y luego se a go ta n los esfuerzos para curar el mal;el mal que se fomenta, que se in cu ba en los l oc al es malsanos,y antihiginicos. El alcoholismo concluye l a obra com enzada,en cooperacin con las f b ri ca s; no extraemos pues, el nmero considerable de tuberculosos que arr oj an las est ads ti cas denuestro pas.En m uc ha s e sc ue la s, que carecen de p at io s t ec ha do s, losalumnos deben permanecer todo el da en los salones de clase, ya sea p or qu e la lluvia impide la s al id a a los p at io s d es cu biertos, o porque el sol d em as ia do fuerte del ver ano hace imposible la estada en ellos. En las escuelas que se reparten unsolo local para dos o tre s, - dos i nfa nt il es y una de adult os , como lo son la mayora el mal es ms gl ve an pues la f al tade intervalos entre el f uuci ouam ieut o de unas y otras impide laventi laci n de los salones de clase, lo que da un pro medio de 9a 10 horas d ia ri as , en que d ic ho s salones est n ocupados porcriaturas, sin ms ventilacin que la muy incompleta quese p ue de efectuar en el tiempo que media entre la s al ida y lae nt ra da de dos clases.

    ;vluchos locales carecen de f uent es s ur ti doras: m uchos s uf ren

    1 .

    asistencia m edia muy superior al que pued e atender Los maestros al recibir en la escuela ma yor n mero de nios de losque razonablemente debieran, tratan de repartir entre todaslas criaturas a i ns tr uc ci n p bl ica , an a riesgo de r eb aj ars u nivel .N ad a hay ms triste que las escenas presenciadas diariamente al empezar las clases, cuando el maestro se re si ste a ad mitirms alumnos, y las madres se desesperan al ver a sus hijos sinescuela por un ao ms. Y el mal se agrava da a da. Seagrava con el crecimiento de la poblaci n cada Vez ms int en so , y se agrava ms an con el des al ojo que los propi et ar ioss ig ni fi ca n a las escuelas. Estas deben f un ci on ar en l oc al esprovisorios, generalmente alternando con otras en diferentesdas o en diferentes horas. Las consecuencias de esta medida- la nica que es posible tomar frente al desalojo de la escuela - son funestas para la o rg an iz ac i n de la e ns e an za ; nom en ci on am os ya la educacin, perdida com pl et am ente en elnauf ragi o de t odos l os esfuerzos. El nio que no a si st e r eg ul ar mente a la escuela pierde el g us to y la v oluntad de co nt in ua ren ella. El mayor aliciente para la p un tu al a si st en ci a de losnios, es que e ll os mismos noten y aprecien sus p ro gr es os , yadquieran as la ambicin de perseverar en ese camino. Conla asistencia alternada de clases se p ie rd e c om pl et am en tetodo d es eo , de parte de a lu mn os y m ae st ro s, de c on ti nu ar unaobra que de antemano se comprende f ra ca sa da , y se desor-ganizan excelentes escuelas : se desaniman elementos progresistas y entusiastas.

    Hemos tratado de sugerir una idea aproximada de los graVes inconvenientes que trae aparejados para la causa de la ed uc ac i n y la i ns tr uc ci n , la falta de l oc al es escolares. Perosus inconvenientes higinicos son an ms serios, si cabe.pues afectan a la salud de todo un p ue bl o al preparar una infancia debilitada y anmica por falta de a ir e y de movimiento.La f al ta de l oc al , trae aparejada l a condens acin de alumnos

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    l problema de la educacin en nuestro ambientelas emanaciones perjudiciales de caos vecinos o de Sl1bsuelosmal saneados; la m vor se encuentra en condiciones peligro-sas amenazando ruina; los que no son desalojados por los pro-pietarios es necesasio clausurarlos por sus condiciones desas-t rosas y por todos ellos se paga alquileres exorbitantes queno estn en rel aci n con el estado de su conservacin.Contrasta singularmente con el cuadro que hemos trazadoen pginas anteriores el lujo y las comodidades con que es-tn construidos los edificios escolares en Buenos Aires y engeneral en toda la Repblica Argentina. Al paso que nosotrosconcedemos una importancia enorme a la preparacin de losmaestros al desempeo de sus funciones fiscal izando su

    conducta hasta en los ms nfimos detalles de la vida escolara la preparacin de los programas de las escuelas a la me-todologa de la enseanza a la administracin escolar; es de-cir a todo el complicado resorte de la organizacin tcnicade la escuela y dejamos de lado desprecindola casi comouna verdadera exteriorizacin ostentatoria la cuestin de losedificios nuestros vecinos le conceden una importancia pre-ponderante destinando capitales considerables a la const ruc-cin de ed if ic ios lujosos y confortables.Reconociendo que el p rincipal fac to r de la obra social de laescuela primaria es el prest ig io con que se la rodee nuestros ve-cinos tratan de atraer las simpatas y el respe to del pueblo pormedio de aquello que primero pueda herir su imaginacin e inspi-ra r su aprecio: por la magnificencia de sus locales que habla alos ojos del pueblo de su consideracin y de su prest ig io . Paralos e sp r it us inc ul to s que son la inmensa mayora unaescuela que posea un hermoso local es una escuela muy superiora aquella que no lo posee. Se mide la educacin y la ensean-za por la extensin de los pat ios y el nmero de los salones porel mrmol de sus escaleras y el estuco de sus paredes . Nues-tro pueblo no escapa a la i nfluencia de la belleza y acudedesde radios lejanos a las escuelas que poseen locales nuevos.Sin discutir la importancia de ninguna escuela en particular esnecesario reconocer la influencia ele los eelificios escolares en

    l problemue l cducacin el nuestro ambientela enorme afluencia de nios que a cude n a los rec ien teme n-te construidos y en el r es pet o mezclado de admiracin quedespier tan esos mismos edif ic ios en el alma de los a lumnos yde sus padres. No escapan no solamente a esta debilidad yexcusable por cierto y muy comprensible puesto que la exterio-ridad es siempre lo que primero seduce e interesa tanto en ma-teria de edificacin como en materia personal las personas in-cultas sino aquellas ms cultas y ms instruidas. Si queremos daa un e xt ran jero de paso por nuestra ciudad una idea de laimportancia de nuestras escuelas nos apresuramos a mostrarlelos nuevos edificios escolares muy satisfechos de poder riva-lizar an en pequea escala con los suntuosos edificios de lavec ina oril la . El funcionamiento de la escue la requiere tiem-po y preparacin para ser comprendido al paso que un her-moso edificio se aprecia fcilmente y no debe ser un pasmuy a de la nt ado en mater ia de ins trucc in aquel que poseetan hermosos y tan r icos loca le s para escuelas?:.No queremos caer en ninguna exageracin ni conceder unaimportanc ia demasiado grande al edificio mater ia l pero nodebemos en manera alguna despreciar como lo hemos hechohasta ahora la parte considerable de su inf luencia. Nuest rasescue las an a pesar de todos los defec tos que hemos seala-do son muy superiores a las de la mayora de las nacionessudamericanas. La dedicacin de sus maestros el adelanto desus mtodos lo razonable de sus programas las colocan enlugar muy alto entre las dems de Amr ica. T iempo es quecompletemos su obra que se malogra por falta ele esa mismaexteriorulad a la que tanta importancia se concede en otras par-tes. Bien est el no caer en el extr emo de cons ider ar comonico factor importante de la escuela el edificio lujoso y con-fortable; pero cuando las escuelas carecen por completo delocales apropiados se cae en el o tro extremo sin soluc ionarel problema.Hasta ahora no se ha encontrado remedio alguno al mal.La construccin de tres o cuatro edificios escolares en loscua les se han gastado sumas considerables no es de ningn

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    36 Hl problemll de la cducac ion II IIU S ro umbicntc El pro lem de la educacion en f il ies ro ambiente 37modo la soluc in que se busca y es caer en el defecto quesealaba el destinar todo el capital de que se dispone cons-truccin de unos pocos edificios cuando el problema es tanvasto y tan urgente Necesitamos locales para todas las es-cuelas pblicas Si hasta hoy han podido funcionar con ms omenos inconvenientes en edificios arrendados la valorizacincreciente de la tierra y la especulacin de los propietarioshacen imposible la continuacin de ese sistema al paso queel acrecentamiento de la poblacin y la def ic iencia de esosmismos locales los hacen completamente inadecuados para susfunciones No es posible adems esperar la lenta construccinde edificios nuevos ni bastara el emprstito de tres millonesque se propone para edificacin escolar para dotar a la ciudadde los o 90 edificios que necesita si para cada uno de e llosse destinan las sumas que requirieron los ya construidos

    o r ot ra p ar te el lujo que se derrocha en las escuelas esperjudicial a la misma educacin Las escuelas pblicas estnd es tina da s a aq uel los que no p oseen medios de ed uca r a sushijos espertar en e llos ideas y neces idades de un lujo queno podrn proporcionarse ms ad elan te es e st ab le ce r ms yms la diferencia entre la educacin y la condic in social yesa ambicin irrefrenada y apetitos insatisfechos que arrastrana los compromisos de conciencia y a la infelicidad de la vidaEl local escolar demasiado lujoso es por consiguiente doble-mente per judicial no solo porque a le ja cada Vez ms la solu-cin definitiva del poblema sino por lo que influye en materiade educacin sobre el alma del alumno Pedimos para los edi-ficios escolares mucho aire mucha luz espacio suficiente pa-tios techados y abiertos alegra higiene verdura jardines yplantas para ser cul tivadas por los nios; pero no son necesa-rias grandes escalinatas de mrmol ni estatuas de dudoso ar-te ni verjas costosas ni adornos arquitectnicos en su facha-da La bel leza no debe se r excluida de la escuela; el lujo sLa belleza est al alcance de todos porque todos pueden cul-t ivar una mac eta de claveles una cortina de verdura y ador-nar COIl 1 \ obra de sus manos h iles amorosas el s ln

    desnudo demasiado fria demasiado imponente de la escuelaSi el problema de la edificacin escolar se ha p re se ntad ohasta ahora de tan dificil solucin es porque lo hemos plan-teado en trminos demasiado vastos La solucin estar a enuna mayor modestia y en un criterio mejor inspi rado de lasnecesidades de la escuelaLa adquisicin de aquellos edificios particulares que se en-c uen tre n en mejores cond icio nes y su reparacin d ent ro delas ms urgentes necesidades ayudara tambin a la solucindel problema en la espera de que las condiciones de r iquezanacional permitan dotar a todas las escuelas de edificios cons-truidos segn todas las exigencias de la pedagogaEntre tanto funcionan nuestras escuelas y funcionarn talvez por muchos aos todava en locales malsanos y antihigi-nicos en comparacin con los cuales los primeros seran ca-si pa lacios Esperemos que se arr ibe a un trmino medio sa-tisfactorio sacrificando las ambiciones demasiado grandes delujo para c onseg ui r las c ua le s se c onde na a los nios a unp re se nte indefinido de ma le st ar y de pel igro p ara la saludMs sencillez mayor modestia en los locales escolares y ma-yor nmero de ellos; si no podemos c on se gu ir la pe rfecc inpara todos no condenemos a la mayora en provecho de unospocos Tal es la solucin que nos parece ms acertada

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    nales, recogidas entre el mag is te rio act ivo, que la Asociac inJos P. Varela se permi te presentar a esa H. Direccin , afin de que los datos de la experiencia se unan a las ideastericas de los que en su mano tienen el de st ino de la Escue-la. La Asociacin Jos P. Varela confa en que estas reflexiones, inspiradas en un deseo de perfeccionamiento deprogreso, sean ten idas en c ue nt a p or e sa H. Direccin , puesno puede desconocerse el valor de las observaciones de laexperiencia, recogidas con espritu desapasionado e inspi ra das en un constante anhe lo de Ver coronados por mayor xitolos e sf uer zos , penosos a ve ce s, entusiastas siempre, de losque ded ican su intel igencia su corazn a la re al iza cin, enel futuro, de una sociedad mejor.

    Trataremos pues, de indicar las razones en las cualesbasamos nuestras observaciones sealando ante todo las derden prctico e inmediato de a lgunas f ie st as , t omando comotipo de ellas la Fiesta del Arbol, para indicar luego los inconvenientes que desde el punto de vi st a educ at ivo hemosobservado en todos los des fi le s escolares contentndonos conrecordar solamente los inconvenientes higinicos, pue s se hainsistido ya bastante sobre ellos para que se a necesario volver a desarrollarlos de nuevo .

    Propondremos, por fin , la manera ms eficaz que nos ha sugerido la experiencia, para obtener los resultados que se bus can , salvando los inconvenientes apuntados Empecemos porestudiar el valor prct ico y pedaggico de la Fiesta del Al'bol, por se r la ltima de las realizadas

    No se discute, no se pone en duda por un slo ins tant e, laimpor tanc ia del cult ivo del rbo l, y la necesidad de una propaqancla seria y sostenida en favor de su pl anta ci n suscuidados. Pero estudiemos con un criterio completamente imparcial y desapasionado los medi os que se han empl eado ha sta ahora para conseguirlo. Se trata de despertar en el almael nio, men te y corazn al mismo tiempo, el amor al r bol ,y la ne ce si dad de culti va rlo. Y se lo lleva para esto, en cornpaia de los dems de su escuela, a un paraje sealado de

    Falor peda , f , ico de los esf iles ' Fiestas scolares

    Valor pedaggico de los esfilesy Fiestas scolares

    La Directiva de la Asociacin

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    v t r I cd(u. , , co de los esf iles ' Fiestas scolares Valor pedagogico de los Desfiles l Fies as Escolares 41

    ~ \

    antemano, paseo pblico call e o plaza, en donde, p n ~ p r o scon anticipacin, esperan los fosos al joven rbol, ya provis-to de sus r a ce s, que, abandonando su criadero primitivo, en-tra a prestar su concu rso activo en la vida colectiva con losdems de su especie All van las escuelas con aire de fiesta,el Pabel ln Nacional a la cabeza rodeado de su guardia dehonor, y detrs de l, en filas de correcta formacin, las ni-as ves tidas cas i todas de b lanco, con sus moas que ondeanal viento como mariposas cautivas: los Varones, con sus go-rras y trajes iguales, marchando al comps del tambor quemarca el paso, precozmente convertidos en los gue rr eros quesuean ser en el futuro. El conjunto, lo reconocemos , no pue-de se r ms encantador. Es todo el porvenir que marcha almismo t iempo; es la humanidad del maana guiada y protegi-da por la humanidad de hoy. Como poesa, como bel leza , co-mo sentimiento , nada hay ms dulce, ms enternecedor.

    Pero dejemos por un instante las apariencias que seducen,y bajemos al fondo de esas almas que despiertan y se forman,y veamos qu semil las germinan en ellas al tiempo que marcandcilmente el paso, conscien tes ya de que condensan las mi-r adas del pas ent ero. Veamos qu efecto produci r en ellosla ceremonia que se prepara; qu consecuencias, qu modifica-ciones educativas llevan.' a esos corazones nuevos la Fiestadel Arbol que celebran.Como consecuencia prctica consigue despertar el amor alrbol que se planta? No olvidemos las condici ones en que sereal iza. El nio se t raslada con sus compaeros a un pa raje le-jano, casi siempre, de la localidad de su escuela. Conducido porsus maestros, camina sin reconocer las calles muchas veces, has-ta que se le indica dnde debe detenerse: y all encuent ra losfosos abiertos, en donde debe colocar los arbolitos, tambin yapreparados eleantemano. Tres o cuatro nios de cada escuela ,que cuenta generalmente 400 o 500 alumnos, toman el arbolito,dirigidos siempre por sus maestros, y, bajo la mirada ele los em-pleados municipnlos, qu tambin clan SlIS consejos, temerososde que el trabajo. l uecho, deba se r vuelto .1 empezar por I

    ellos; y, con su db iles manos, que no soportan el peso de laspalas, destinadas a manos de adultos, echan penosamente algu-nas paladas de tierra sobre el hoyo abierto. Entonan luego unacancin adecuada a las circuntancias y emprenden el regreso asus escuelas, t erminada as la ceremonia de que se ha hablado,y que se ha preparado desde la rgo tiempo a tr s . Vuelto a sustareas diarias, el nio no oye ms hablar del rbol que ha plan-t ado; no recuerda el sitio exacto en donde lo ha colocado, nisera capaz de reconocerlo si por casualidad Volviera a encon-trarse frente a l. Y es con esta ceremonia que pretendemosdespertar en su alma el amor al rbol? Es as cmo conseguire-mos que vea en cada uno un amigo, y que, abandonada la es-cuela, trasmita a los que lo rodean, el respeto y el culto delos rbo les? El amor a la veget aci n , amiga protectora delhombre, nace, ante todo, de la clara concienc ia de sus bene-ficios y de la experiencia, personalmente adquirida, de los tra-bajos y desve los que signi fic a su lozana. As como no es ma-dre, en la e levada y noble acepcin de la palabra , quien aban-dona la criatura a la que ha dado vida; as como el amor ma-terno se fo rma con la suma de preocupac iones, de cuidados,de inteligencia empleada, de sacrificios consumados, que repre-s en ta un hijo, as el amor al rbol, que es tambin el r esult adode larga suma de cuidados y desvelos, no pued e se r real ydur adero sino en el caso en que la misma mano que lo pl an tavigi le diariamente la nueva vida delicada y frgil, j la enderecey la protej a, y la sost enga , con el mismo car io, con el mismocuidado, con la misma preocupacin que si de un hijo se trata-ra. Es solament e el rbol que una vez pl an tado se Visita da ada, y se ve crecer mio tras ao ; cuyas yemas se contemplanabr ir en cada primavera , y sus hojas caer en cada otoo; elrbol por el cual se tiembla si el tiempo no le es propicio, ya quien se de fiende d ia ri amen te de las hormigas, de los par-s ito s y de las enfe rmedades, ese ni cament e es el rbol quese ama, ese, el rbol de quien podr dec ir el nio cuandolo vea lozano, es obra ma . Pretender lo contrario es unabsurdo.

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    valor pedaggico de los cstilcs Fes as Escolares Valor pedaggico de los esfiles ' Fies as Escolares 43tenso, algunos metros cuadrados bastaran) destinado al cultivode plantas y de rboles: algo as como un pequeo jardn

    ~ parque en miniatura, tal como se ha ce ac tua lmente en lasEscuelas Rurales para ensear la agricultura prctica.Este pequeo terreno, cultivado exclusivamente por los alum

    nos, bajo la d ir ecci n inmed ia ta de sus maestr os , sera el orgullo y la bell eza de la escue la . Cada clase tendra a su calgo un cantero en donde cada alumno seria responsable de una .planta y. d ispusi er a de las f lo re s y frutas que de ella obtUViera: All el nio la vera crecer da por da , y, para poder CUidarla. con esmero, se vera obligado a estudiar y bus

    ~ a r los mechas ms eficaces de sal va rl a de i nsect os, de en-t e r m . e d a d ~ s , de las inclemencias del tiempo, de todas lascontolgencIas que la amenazan diariamente. La escuela tendrasu tiempo destinado al cul tivo, hora que el maest ro des tinarat m ~ ~ n a ~ r consejos e instrucciones sobre agricultura, s(;bre

    b o t ~ l l l l c a , aun sobre zoologa. El ejercicio al aire l ibre se agre-gana as a la enseanza prctica: sera un descanso s a l u d ~ l b l edespus del encierro dentro de las clases. El amor a la Vefje-racin na.cera de los cuidados otorgados y de la concienciadelos t raba jos y desve los que representa un jardn bien cul tivado. La emulacin, agregada al amor as despertado hara decada o t l pequeo agricultor.Ya no existira el peligro de que el nio, transportado a la

    campaa rida, continuara frente a la e st er il idad ele su morada. El amor al pequeo j ard n de la escue la , perdurando en sualma, le har llevar a su hogar la ambicin y el deseo de unpequeo oasis de verdura . Y respetara tambin la vegetacinagena, pues el haber cul tivado con sus propi as manos las mismas pla nt as que ve luego en parques y j ardines les dar lacOllcienci.a clara, sugerida por su propia experiencia personal,cid t r a ~ J ~ t l que reproesen.ta Po r qu no se realiza, pues, enlP\:dtl ln de lo posible esta indicacin? En los hermosos edincios escolares, construidos recientemente, nada costara desrinar una pequea porcin de terreno a jardn escolar que embel lcceria el local, ya ele por s rido y fro de la e scue la .

    No es con vanos forma lismos como se obt ienen llCsnltadoseficaces El nio no conoce nada sobre plantacin de rboles;ignora la preparacin del terreno y la forma de criar las nuevas plantas hasta que adquieran el desarrollo suficiente parase r trasplantadas al def in it ivo lugar de su dest ino; no reconoce siquie ra la especie del rbol que p la nt a; ignora las enfe rmedades que lo atacan los parsitos que lo invaden, y la forma eficaz de combatir unas Y o tro s, pue s no es s iquie ra unaleccin de agricultura prctica 10 que se pretende ensear alos nios con es a ceremonia ya que para abreviarla en lo pos ible , a fin de salvar inconvenientes de otra ndole, no se puedeca r una explicacin circunstanciada a ese respecto. No tienesiquiera la satisfaccin de pensar que ha t rans fo rmado un lugar rido en un pequeo bosquecillo, pu esto que lo han conduc ido a lugares ya pob lados de f rondosos y tup idos rbo les ,el Prado, el Parque Urbano, etc Siquiera cuando hace ya muchos aos se celebr por vez primera la fiesta del Arbol,vieron los nios surgir el Parque Urbano de la p laya desnudaa donde fueron a plantar cada uno su del icada p lanta . Y, ancuando no haya sido st a o br a de sus manos, les queda lapiadosa i lusin de haber contribuido con sus manos de niosal embel lecimiento de la ciudad natal. Pero hoy ni esta ilusin les queda. No sabrn siquiera si el rbol plantado ha conservado vida, o si ha sido intil su obra, pues los que vuelvenal lugar de la p lan tacin sern muy pocos, aquellos solamentecuyos padres dispongan del t iempo necesario para conducirlos.

    Los dems, que son inmensa mayora, olvidarn por completo el rbol plan tado, y slo conservarn como recuerdo, un dade sol, mucha gente , una fiesta en la que tornaron parte, Yuna cancin entonada frente al pblico, que contempla el desfile de las escuelas como se contempla un espectculo ~ o ~ r a c i o s oy conmovedor al mismo tiempo. Pero coma obra e fi caz y duradera corno medio de obtener un resaltado positivo, sera ne-cesario un procedimiento diferente.Seria preciso que, junto a cada escue la e i nmed ia to a ella,exist iera un pequeo terreno (no es necesar io que sea muy ex-

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    ;. :

    Por d es gr ac ia , no es s ol am en te su in ut il id ad el nico inconveni ent e que debemos sealar en la Fiesta del Ar bo], Hay f ac to r e du ca ti vo , de suma i mp or ta nc ia , que e nc on tr ar em os ent odos los desfi les, torneos g im n sti co s, e tc ., y que es p re ci sotener en c ue nt a, p ue s i nf lu ye p od er os am en te en la formacin el d esarro llo de las almas jvenes, en las que se quiere inculcar un sentimiento poderoso y nuevo.Hay en toda alma h um an a una t en de nc ia marcadsima de laque no se libertan ni an los espritus s up er io re s: la influencia que sobre el juicio el v alo r de una p er so na e je rc ensus t v s e xt er io re s. Si el a mo r al d in er o c or ro e mina desde su base la sociedad moderna si m or al is ta s y e sc ri to re sc on te mp la n con p ro fu nd o d es al ie nt o la i nf lu en ci a c re ci en te yel estrago cada vez mayor que en el fondo de las almascausa el a f n i nm od er ad o del d in er o; si el problema, c ad a vezms dificil, cada vez ms a ng us ti os o de la ec on om a social, sepresenta i nsol uble o r adical para unos u o tro s, busquemos enlas f ue nte s mismas de la vida, busquemos en la infancia, end on de n ac en se d es ar ro ll an los s en ti mi en to s primitivos, laf or ma d e atenuar l as desi gualdades sociales, dul ci fi cando l a am ar gu ra de los d es he re da do s, r eal iza nd o h as ta donde sea posible un id eal de j us ti cia de igualdad.Es la e sc uel a, santuario nico ltimo r ef ug io de los g ra ndes id ea le s, quien debe tratar de r ea li za r e st a a sp ir ac i n defraternidad humana; a su puerta deben detenerse, como anteun asilo inviolable, las pequeas mezquindades, las rivalidades,las vanidades humanas: todo lo que agosta el sentimiento,todo lo que marchita la f noble y profunda en la justicia, enla igualdad.

    R eali zar, an por p oc o ti emp o en p eq ue a esca la , esasociedad a la que todos aspiramos, cuya nica desigualdadest basada en el talento en el corazn no es, acaso, elideal ms noble a que se puede aspirar? Y no es, acaso,preparar su advenimiento definitivo el crearla una vez siqui er aen la vida de cada uno de los h om br es futuros?Hay en todos nosotros un fresco rincn de la memoria

    destinado a los re cue rdo s de In escuela. Y es tanto msap,acible y d ulce el r ec ue rd o de ese tiempo privilegiado, cuantomas se ha e sfo rzado el maestro por realizar en la e scu ela eltipo de la s oc ie da d ideal.

    nio debe ser igual para otro nio, pues si es d olo ro sae I rr it an te la, i nj us ti ci a que c ol oc a en dos planos d if er en te s dela escal a SOCIal a do s h om br es dI la misma i nt el ig en ci a, delmismo corazn, de las mismas aspiraciones e ideales, condenando al prim ero a una co nd ici n de d isf ra za da esclav itu d paral a vida entera por el solo azar dd nacimiento, ms dolorosa,ms profundamente irritante suhlevadora es la i nj usti ci a queh ac e d if er en te s en los b an cos de In e sc ue la a dos nios igualment e her mosos, por que son dos nios

    y estas pequeas diferencias, estas pequeas injusticias, quepasan casi i na dv er ti da s p or qu e Ilstamo s h ab it ua do s a p al pa rlas da a da en la monotona de existencia diaria, detalles: los que no p re st am os a te nc i n, p or qu e n ue st ro carcter estformado ya y r esbalan i ndi fer ent es sobre nuest ro cor aznb as ta nt e f ue rt e para despreciarlas o asriado ya por lasinjusticias de la vida c or ri en te , son las que Van a f or mar lose te rn os d es co nt en to s, los r eb el de s, los a mb ic io so s, los que notrepidan en medios poco escrupulosos para sastifacer aspiraciones il eg ti mas . P or qu e de esos detalles insignificantes estnf or mados l os caracteres Cada n ue va p eq ue a d if er en ci a esuna semilia que g er mi na r i nd ef ec ti bl em en te , p or qu e de esassemil las no hay ninguna i nf ecunda. Semil las que se t ransformarn ms adelante en rebelin, en odio, en envidia, o en unaresignacin inconsciente y p as iv a, p eo r an que la i nt ra ns ig en cia y el odio, p orque m ata toda actividad, toda aspiracin,cri st al izando en el t r abajo diari o, si n bel leza y sin entusiasmo,la e ner g a y la voluntad prometedoras de un porvenir de paz de fraternidad. Por eso es tan delicado, tan minucioso, elt ra ba jo del e du ca do r, que s ie mb ra si emp re , con su ejemplo,con su p ala br a, con cada uno de sus a cto s, s en ti mie nto s queVan a f or ma r el alma del nio. Por eso, d eb e desterrar con todas sus f ue rz as del terreno de la e sc ue la todo lo que r ep re se n-

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    Valor lwdag .[f ico de 8 esfiles l Fiestas scolares 47

    r

    te injusticia o diferencia, porque el alma del nio de unasensibilidad delicadsima para percibirlas all don de un adultono s er ia c apaz de comprenderlas. Por eso, porque cada actodel maestro aparece aumentado en proporciones inmensas enel alma del nio, como imgenes que se agrandan al pasar porel cristal que las aumenta, lo que parece insignificante Y nimioen nuestra vida de adultos es de importancia capital en elalma del nio, como lo seria un insecto en la vida micros-cpica del tomo. Y que injus ti ci a ms i rr it an te y dolorosaque la que, ms o menos disfrazada, encierran todas las fiestasescolares? No es tan solo la Fiesta del rbol : son, sobre todo,los torneos gimnsticos, los des fi le s e scol ar es , donde la es-cuela olvida su misin educadora y destruye en un momentosus pacientes esfuerzos de niveladora social. Es, ante todo ysobre todo, la cuestin del vestir. Bien sabemos que no seexige a ninguna escuela el presentarse en una f orma deter-minada; bien sabemos IUe no se exige a los nios que acudana la f iesta vest idos de un color determinado, ni en traje decarcter , pero se fomenta de una manera velada, insidiosaes a preocupacin, anteponindola as a las grandes preocupa-ciones de human idad , que deben se r las nic as que llenen elespritu del hombre de valer. El maestro conspira con lasautoridades escolares, conspira con los padres, con la pren-sa y con el pblico en general, para sembrar las semil lasde la rivalidad y de la injusticia. Observemos en el seno delos hogares lo que sucede cuando se t ra ta de una fiesta de esegnero. El maestro ha preguntado a sus alumnos quienes sonlos que concurrirn a dicha fiesta. Sobre los 400 o 500 alumnosinscriptos slo responden afirmativamente 150 o 200, es decir,en la mayora de los casos , menos de la mitad. Las causas deesta anomala son mltiples. El maestro pide entre los que concu-rren, a los que puedan, que se hagan vestido de un color deter-minado, o pregunta a los padres si consienten en comprar asus hijas pues se t ra t a sobre t odo de escuelas de nias) unvestido de carcter para tal juego o canto. Primer elemento devanidad. Muchos padres se abs tendrn de enviar a sus hijos a

    esa fiesta por no poder proporcionarles el vestido que se pi-de, para que no haya diferencia entre sus h ij os y los otros ni-os pues al tratarse de f iestas surgen todas las r ival idades ytodas las mezquindades de los adultos .P.ero,. an cuando el maestro ni siquiera indique la con-veme,ncla del color uni forme en el ves ti r, quedar siempre queel mas pobre no quiera rivalizar con el ms rico en un actoque es puramente de ostentacin, puesto que no se trata dela expansiva alegra y libertael del nio. Ms an, hemos podidoobservar en diferente ocasin que el nio mismo con el solo[in . ~ e ir igualmente vestido que los otros, engaa a sus padres,hacindolas creer que el maestro ha exigido el uniforme decolor, Detalle de importancia suma, pues pone de manifiesto yaen el alma del nio el uso del medio ilcito para obtener unresultado de pura vanidad. Dej emos que e se s en timen to sedesarrolle sin combatirlo; observemos la inf luencia del t iempo,y obtendremos en el futuro un desgraciado ms, amargado, en-

    ~ e n e n e l o por la desigualdad social, y apto ya para ingresar en las:llas,;le los que sacrifican la fuerza de la conciencia a la s as ti s-faccin ~ e la vanidad. Y este caso, que se repite con excesivaf re cuenci a, al que no se ela importancia generalmente, es elger :nen de todos los sentimientos que luego pretendemos com-batl.r. en la sociedad, Se d ir que cabe al maestro la respon-sa?llIelad completa ele ese estado de cosas, y que l debe se rquien arranque de raz tendencias y perjuicios que existen des-de, ti,empo inmemorial. S, el maestro debe hacerlo, y a l debeexigrsele la realizacin posible de una s oc ie da d mejo r: pero dentro de la escuela JDentro d.e la escuela, l es soberano, y puede plasmar con

    manos propias el al ma de los nios. Pero, al sacarlo de su sa-grado recinto, ya no es su i nfl uenc ia la que domina. Conspiranc:),ntra su o ~ r ~ educadora las influencias exteriores: la aproba-c l n del pblico que con templa el desfile y que manif iestasiempre en una forma o en otra, la escuela que ms le satisfacela p r ~ n s < : , que alaba a una escuela determinada, e s t b l e c i e n d ~aS rivalidades y competencias, que, si de hecho existen, slo

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    1 alor 1),:dll.':o :1co de los Dl '/ilt.',.: ,. Fiestas scolares \ ulor pedap;p,'ico de los est il es J Fiestas Escotares

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    deben ex ist ir por la natural eficacia de las actividades emple-adas, pero nunca por la belleza del conjunto, que sacrijica, parase r obtenida, la verdadera f inal idad de la e scuela; y, por l-timo, la aprobacin de las autoridades escolares, dirigida a unavana apariencia de belleza, aprobacin an ms funes ta que ladel pblico y la de la prensa pues pervierte el sereno crite-rio del maestro, haciendo nacer en su alma el deseo de obte-ner esa aprobacin, an a costa del sac ri ficio de los princ ip iosdirectores de la educacin, deseo que, por lo humano, no pue-de se r condenado en absoluto. As se divide la unidad de laescuela, estableciendo rivalidades en la escuela competen-cias y concursos perfectamente organizados con el nombre detorneos gmnsticos. La escuela debe se r una una su in-fluencia educadora, una como alma y como esp ri tu. La ma-yor o menor preponderancia de una escuela sobre otra surgirespontneamente de la labor realizada por el maestro; pero nodebe jams se r a lcanzada por exterioridades, cuya influenciaeducadora no puede se r apreciada por el pblico, pues slo elque es maestro reconoce en la d is cipl ina exagerada, en la be-l leza del conjunto escolar lo que hay de nt imamente desmo-ralizador para el n imo del nio. Nada ms hermoso , en efec-to, Que una escuela de ni as todas vestidas de b lanco , con subandera nacional al frente, custodiada por la Guardia de Ho-nor. Pe ro, si para conseguir esta armona de conjunto se hane legido las n ias de mejor apariencia; si para alcanzar mayorbelleza se eligen para la Guardia de Honor las nias que me-jor cuadran por su ves tido () por su ros tro, toda esa belleza esfunesta, pues est cimentada en la injust icia, en la envidia y enla vanidad. Hay algo ms. En la ltima fiesta del rbol reali-zada se repartieron bombones a los nios que asistieron aella. Qu carcter tena esa reparticinvv Se quiso con ella pre-miar al nio que a si st i o la f iesta? Luego, al menos favoreci-do por la suerte a aquel que no pudo asist ir a d icha fiesta, sele priva tambin de ese placer Muchos eran los nios que desea-ban a si st ir a ella y que no pud ieron hacer lo por las mil cont in-gencias que en la vida del pobre posponen siempre el placer a

    la necesidad. Y esas criaturas que s en t an ya el pesar de versemenos favorecidas que sus omp eros sabrn que han sido pri-vadas de ese p la cer : todos s abemos qu con to rno s de d ramaadquieren en el alma del nio las pequeas contrariedades co-mo esa. Pero lo que tiene de penoso ese detalle, banal si sequiere en la vida del hogar. es que se realice en el recinto dela escuela. y la escue la lo sancione. iLa escue la . que debe se rconsoladora, amiga y educadora al mismo tiempo Toda recorn-pensa, todo placer que no vaya unido al mrito, es en la escue-la una inmoralidad, porque prepara las grandes inmoralidadesdel futuro. .

    No se nos diga que ci tamos detal les. Toda la obra de laeducacin es una obra de detal le s, y son precisamente los msinsignificantes los que ms deben tenerse en cuenta, porque ca-si s iempre pasan inadvertidos. Podramos citar ms casos an.miles como ste, Bstennos los ya c itados .

    Hemos estudiado ya la importancia ele los desfiles escolaresbajo su doble faz, e ficien te y educadora . Rs tanos estud ia rlaan bajo su faz higinica. Veamos qu inf luencia tienen en lasalud del nio los torneo s gimnsti cos, las f ies ta s del rbol,los desfiles escolares en general. Todas estas j ust as se real i-zan al aire libre, con el pr et exto de favorecer la expansininfanti l y proporc ionar a los nios un da de aire puro, oxige-nando sus pulmones, empobrecidos en el ambi ent e cerradode los c laus tros e scolares . El p rinc ip io no puede se r mejor;pero su apl icac in es contraproducente En efecto, estas fies-tas deben celebrarse nicamente en la primavera y en el at o-o cuando el calor no es demas iado inten so y no exi st e, porlo tanto, el pel ig ro de las insolac iones; pero cuando la ausen-cia de fro y de I l l l l n e d ~ f l evi ta enfriamientos y neumonas.Por desgracia, las sanas advertencias del Cuerpo Mdico Es-colar no se han tenido en cuenta, y se realizan t orneos esco-lares , fiestas del rbol y des fi le s en el c rudo r igor del invier -no. Sobre la tierra hmeda, expuestos al fro, al viento, l lahumedad. deben los nios esperar a veces largas hor as a quel leguen las escue las todas que deben tomar parte en la fiesta

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    Vator pcda,t , ()gico de los Des fi les l Fiestas Escolares 51_.. .._-----------._._------ .._

    Valor pedag jgico de los DcsJiles l' Fiestas Escolares _._ _._ _._ ._--_.-50

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    que se rea liza , y ya sabemos lo difcil qu e es el organizar unafiesta en la qu e tomen parte millares de nios La experiencialo ha demostrado y lo demuestra d a a da. Hemos podlo observar qu e el nmero de nios enfermos aumenta despus dela realizacin de algunas de esas f iestas. La espera al sol conla cabeza descubierta, sobre la tierra hmeda, expuestos alfro, generalmente c on v es ti do s p oc o a br ig ad os , pues po r vestirse de c o lo r es c l ar o s util izan las nias s us t ra je s de verano,t ie ne f or zo sa me nt e q ue producir esos resultados. Y se agrega a ellos las largas distancias q ue d eb en r ec or re r, el e je rc icicio a que no estn habituados, y la falta de abrigos paracubrirse despus del ejercicio.

    T od as e s ta s r a zo n es , q ue no creemos necesario desarrollarms po r se r del dominio de l as a u to r id a de s e sc ol ar es , nos hace n condenar, po r anti-higinicas, unti-rnurnlizadorns, e intiles,l as f ie st as y desfiles escolares. Pero creemos que el princ ip ioperseguido en t o do s e ll os es perfectamente pedaggico. Nospermitiremos, po r tanto. despus de haber condenado las formas establecidas, indicar aquellas qu e ms en armona consideramos con aquellos fines.

    Nada ms higinico y mejor para los runos que pasan larga s horas encerrados e n I o s locales escolares, y que salen deellos p ar a e n ce r ra r se luego en piezas de inquilinato, en dondeviven a p i a da s h a st a seis y siete personas; nada mejor, decimos, que lo s paseos al aire libre en la plena expansin de lan a tu ra l ez a p e ro paseos, n desfiles). Sirvan de modelo losrecientemente organizados a la Florida y a Minas. Qu e los nios a c ud an l ib re me nt e, c on s us t ra je s de diario, a correr. asaltar, a jugar, bajo la m i ra d a a mi g a del m ae st ro . Q u e no haya desfile, ni disciplina, ni pblico que observe, ni carcter defiesta. Un a atmsfera de famili a, sin intervencin de comi t ,ni de invitados . Cada maestro divide su escuela en grupos nodemasiado numerosos, para qu e la vigilancia pueda se r ucil-

    mente realizada en la libertad del campo, y po r turno proporcione a su s alumnos la benfica inflnencia del aire y del sol.

    Estos paseos deben se r nicamente realizados en la primavera y el otoo, cuando la t e mp e ra t ur a s u av e e vi te el peligrode enfriamientos y resfros. As, en la l ibertad completa deun ambiente absolutamente familiar, los n i os p ue de n t ra sl adarse a las localidades vecinas de campaa eligiendo diferente parajes, a fin de qu e conmican su Pas y visiten, aunquesolo sea nna vez en su vida, la campaa uruguya. Es sorprendente la i

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    52 Valor pedaggico de los esfiles J Fiestas Escolares Proyecto de Reglamento para las Escuelas de Practicalos desfiles escolares, pues son una continuac in de la vidade la escuela ,a las que los nios acuden con el traje de todos ~das, sin la preocupacin de vanidad, antes bien, con la libertad y tranquilidad que da el uso del vestido que no se tememancha r con el past o verde ni desgarrar con las ramas de losrboles. La nica dificultad que exi sti ra es el precio de lospasaj es del fe rroca rr il, que los nios de familias pobres nopueden costear por baratos que sean; pero una disposicin sol icitada a la Municipal idad y las comp s ferrocarrileraspodra salvarlo, estableciendo el pasaje libre para los escolares, siempre que vayan acompaados de sus maestro s, en excursiones escolares y en dias y fechas determinadas para surealizacin.As se consegu ira el r esult ado que se busca, sin los g ravesinconvenientes apuntados.1 slo en alguna circunstancia especialsima, cuando se quiera grabar con caracteres i ndelebles en la ment e de los niosalguna fecha gloriosa, solemnizndola de una manera extraerclinaria, la procesin escolar puede dar su nota de belleza yde poesa, porque f rente a una grandiosa manifes tacin haciala pat ri a callan los i nt er es es de la escuela, que una vez, porexcepcin, no pueden se r gravemente perjudicados.El homenaje supremo a la patria en fechas en que la colaboracin del Pas entero, y e spec ia lmen te la de la infancia,sea necesaria, har acallar por un instante los graves inconvenientes apuntados, para dejar subsistir nicamente el sentimiento poderoso y fuerte de amor y de r espe to hac ia el Pas. Pero es nece sa rio que la fecha que conmemore sea grandiosa yel caso excepcional. Si no es os los intereses de la escuela,la educacin de la infancia, estn sob re todos los in te re se s,puesto que los condensan tocios, ya que son el origen y labase de ellos.

    royecto de Reglamentopara las scuelas de rctica

    Es te t raba jo fu presentado a la D ir eccin deInstruccin Primaria con fecha Abrir de 1912, porencargo especial del entonces Inspector Nacionalde 1. Primaria Dr. Abel J. Prez. Algunas de la sdisposiciones en l aconsejadas se han l le vado yaa la prctica aunque como disposiciones aisladas.Ningn rel lamento orgnico existe a nuestro conocimiento que determine la s funciones de las Escuelas de Prctica por lo que, creemos de interspublicar ste, tal como fu presentado en es a lechay publicado en lo s Anales de Instruccin PrimariaTomo XI, N.o 1 al 15.

    AUTOl

    Artculo 1.0 - Las Escuelas de Prctica dependern directamente de la Direccin G. de Instruccin Primaria.

    e los alumnos maestrosArt, 2.0 - Cada Escuela de Prctica admitir solamente un

    nmero ele alumnos-maestros que no pasar ele veinte.Art. 5.0 - La prctica reglamentar ia comenzar en el mesele Marzo ele cada afio.Art , 4.0 - Los exmenes prct icos se realizarn en un solo perodo anual, que podr ser en los meses de Noviembreo Diciembre y en los mismos Establecimientos.

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    ..

    4 rovecto deRcglamt nto p r l s Escuelas de PrcticaArt. 5, - El Director de la Escuela de Prc t ica deber

    integrar el Tribunal Examinador y tener en l Voz y voto Art. 6. - Ningn a sp ir an te pod r r endi r examen p rcticosi cuenta ms de veinte faltas en el ao escolar.Art. 7. - Cada aspirante deber desempear una s up le ncia en una Escuela cualquiera de la Capital.Art , 8. - Los aspirantes tienen facultad de c amb ia r de Es

    cuela de Prctica, necesitando para tal caso el c onfor me deambos Directores.Art. 9. - Para poder rendir examen prctico, cada aspi

    ran te deber haber d ad o, por lo m en os , q ui nc e l ec ci on es prcticas.

    Art. 10. - Dentro de las horas de clase los Practicantes estn sometidos a la direccin tcnica y disciplinaria del Director.Art. 11. - El P ra cti ca nt e q ue por insub ordinacin o m al

    comportamiento sea acreedor a una pena, ser suspendidopor el trmino que el Inspector Nacional juzgue conveniente.

    Del DirectorArtculo 12. - Son atribuciones del Director:

    a Dirigir personalmente, preparar y criticar por lo menos dos lecciones prcticas diarias.

    b Distribuir diariamente la tarea de los Practicantes, de-signando a cada uno la clase en que debe permanecer.

    e Llevar o hacer l levar un registro d ia ri o de las l ec ci ones prct icas dadas, revisndolo por lo menos una Vezpor semana y dejando constancia de e ll o con su firma.d Dar lecciones m od elos en cada clase s ie mp re que as lo j uz gu e c on ve ni en te , y po r lo menos una de cada asignatura.

    e Clasificar las lecciones prcticas de los alumnos y establecer mensualmente el promedio de las c la si fi ca ci ones.

    /) Llevar o hacer llevar un registro de las a si st en ci as delos alumnos-maestros.

    Provcclo de Ne ,?amcnlo para l s suuel s de Prctica 55 ,) Proponer en cada caso y de acuerdo