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http://www.historiacienciaytecnologia.comQuipu, vol. 3, núm. 1, enero-abril de 1986, pp. 67-77.
La entomología en Costa Rica: una reseña histórica
Summary
LUIS FERNANDO JIRON* RAMON G. VARGAS*
A historical survey of the entomological (activites and publications) in Costa Rica reveals three apparent stages of development. The first, or "naturalist" stage (1860-1927), was characterized by few publications (average 2.3 publications annually) giving species lists or taxonomic descriptions. Most material collected was sent to European and American museums. The creation of the National Agricultura! School in 1927 set the beginning of the second stage referred to as "Associative Entomology" (1927-1962). During this time an average of 14.6 papers were published annually. Studies of insects were more applied, associating them as pests on agricultura! plants, or vectors of malaria, yellow fever, and Chagas disease. The beginning of the third stage, or "Ecological" stage, was marked by the return to the country of the first Costa Rican graduates from abroad and the creation of the Organization for Tropical Studies, the National Park System, The National Council on Scientüic and Technical Investigations, and severa! private biological stations. This new infraestructure has attracted many foreign researchers to study many aspects of tropical ecology, including entomology. Sin ce 1962, an average of 45.9 papers have been published annually on insects.
It is suggested that the trend of entomological study in Costa Rica enter a new stage, or " Integrative" stage, which would place emphasis on the ecology of insect populations, specüically agricultura! pests, using a multi-disciplinary approach.
E 1 estudio más o menos fonnal de los insectos de Costa Rica, se inicia en los años siguientes a su independencia de España. El florecimiento
económico producido por la explotación del café y las medidas políticas
• Museo de Insectos, Facultad de Agronomía, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica.
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tomadas para fomentor la inmigración europea sacaron a este pequeño país del (casi total) aislamiento científico que mantuvo durante los siglos XVIII y principios del XIX (González Flores, 1976).
A raíz de los cambios políticos suscitados en Europa en 1848, asf como el interés por construir un canal interoceánico en América Central, ingresó a Costa Rica un buen número de intelectuales provenientes de esa región especialmente alemanes. Algunos de ellos llegaron para quedarse, mientras que otros estuvieron de paso, camino a otras regiones de la América Tropical. De esta inmigración, un número apreciable de naturalistas produjo una serie de publicaciones, en sus países de origen, con títulos sugestivos acerca de los lugares visitados a este lado del océano, tan tropical y desconocido (Fernández, 1972).
El territorio costarricense llamó la atención a muchos por su variabilidad climática, tan marcada en una porción de territorio tan pequeña, así como por la gran diversidad de plantas y animales "raros para ellos". Al respecto, González Flores (1976) cita muy acertadamente un párrafo de los alemanes Wagner y Scherzer ( 1856), quienes definieron a esta pequeña república como "país bendito por los cielos, donde la naturaleza se extiende sobre los contornos de la cordillera, con una maravillosa variedad de climas y de productos".
Algunos de est06 viajeros se dedicaron a recolectar ejemplares de la flora y fauna costarricenses y sin duda alguna también recogieron material del grupo faunístico más numeroso, los insectos. Muchos de estos ejemplares fueron posteriormente reconocidos como especies nuevas para la ciencia y hoy permanecen depositados en varios museos de Europa y Estados Unidos.
Al haber sido recogidos los primeros insectos costarricenses por naturalistas y haber tenido las primeras publicaciones en tomo lógicas este mismo carácter, hemos decidido llamar a esta época la "Etapa naturalista, de la entomología en Costa Rica. Se inicia aproximadamente en 1850 y finaliza en el segundo decenio del presente siglo. Como dato curioso es importante aclarar que la historia natural, como asignatura, no fue ensel1ada en Costa Rica sino hasta 1899 en la escuela primaria y en 1900 en la enseñanza media (González Flores, 1976).
Quizá la mayor parte de las especies reconocidas para Costa Rica fue identificada por especialistas quienes recibieron los especímenes a través de un recolector aficionado, aunque ellos personalmente nunca visitaron este país. De todas maneras, así se inició el ordenamiento taxonómico de nuestra entomofauna.
Es oportuno mencionar que durante esta etapa, quizá una de las recolecciones más extensivas fue llevada a cabo por los esposos norteamericanos Amelia y Phillip Calvert. Estos visitantes recorrieron principalmente la región central de Costa Rica durante 1909-1910, recolectando abundante
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material que a su regreso entregaron a diferentes especialistas. Posteriormente aparecieron publicaciones sobre insectos y otros artrópodos como producto de su visita. A ellos se les debe también uno de los primeros libros de naturaleza general sobre historia natural de Costa Rica (Calvert & Calvert, 1917).
Teniendo en consideración las publicaciones como único registro tangible de las actividades de un investigador, quizá uno de los primeros trabajos aparecidos en la literatura entomológica costarricense sea el de Rearkirt ( 1863 ), quien informa de más de 20 especies de lepidópteros piéridos de América Tropical, incluyendo a Kricogonia lyside Godt de Costa Rica. Luego se sumaron otros autores, también extranjeros, como Salvin (1871 ), Bates (1872), Gorham (1882), Emery (1889) y otros. Estos trabajos fueron publicados en revistas científicas de Estados Unidos y Europa, por lo que, de seguro, pasaron inadvertidos al reducido ambiente científico de aquella primera época.
Cabe mencionar que, probablemente, J .F. Tristán fue el primer costarricense en publicar un artículo entomológico ( 1897). El título de su publicación parece un poco ambicioso para un entomólogo contemporáneo: "Insectos de Costa Rica". Esta consiste en una lista de 200 especies conocidas en Costa Rica hasta ese momento. La publicación de Tristán apareció en la primera revista científica costarricense, Anales del Instituto FísicoGeográfico Nacional ( 1888), que desempeñó un papel importante durante aquella época. Justo reconocimiento merecen los primeros naturalistas ex tranieros que colaboraron en el inicio del estudio formal de los insectos en Costa Rica. Ellos son P. Biolley ( 1902), H. Pittier ( 1892, 1895), N. Banks (1902), H. de Saussure (1897), W. Schaus (1913), W.M. Gabb (1895), T.A. Cockerell (1901) y algunos otros.
Ya en el siglo XX participan más autores en la literatura entomológica costarricense, aunque se conserva la misma tendencia del siglo anterior, esto es, una mayoría de investigadores extranjeros publican sobre la taxonomía de insectos encontrados en diversas regiones del país. Sin embargo, el grado de difusión aumentó, especialmente a nivel de la entomología asociada a la agricultura. As! aparecieron algunas revistas de divulgación que informaban de varios métodos de control de plagas, utilizados en otros países, o presentaban simples traducciones de artículos que podían interesar al agricultor costarricense de aquella época. Aparecieron revistas como el Boletín de Fomento y la Revista de Costa Rica, entre otras, que desempeñaron algún papel en el ambiente académico y agrícola de principios de siglo.
Los costarricenses involucrados en el estudio de los insectos de su país duran te esos primeros años del presente siglo son J .F. Tristán ( 1912) quien ya venía trabajando en este campo, A. Alfaro (1915, 1920), J.M. Arias, quien probablemente fue el primero en publicar un artículo sobre entomología aplicada: "El T6rsalo" ( 1913).
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Por otra parte, la aparición de Clodomiro Picado en el ambiente intelectual costarricense, constituye por sí misma un fenómeno extraordinario.
Este investigador se inicia en el mundo científico con la publicación de una obra monumental: Las bromeliáceas epifitas consideradas somo un medio biológico (1911 ). Posterior a su regreso de Europa, Picado dedica sus esfuerzos en investigación a muy diversos campos y sólo en forma ocasional incursiona nuevamente en el campo de los insectos, aunque contrabajos sorprendentes sobre temas como biología de las larvas de las moscas sarcofágidas ( 1939), de las moscas de la guayaba (Anastrepha striata), y sus parasitoides (1920), venenos de insectos acuáticos y otros. Cabe también destacar que Picado fue el primero en aplicar un método de control biológico en Costa Rica, cuando en 1915 utilizó el "método de Herelle" para la destrucción de la langosta (Schistocerca paranaensis) en la provincia de Guanacaste. Este método consistía en liberar en el ambiente una bacteria patógena para el insecto. El aporte de Picado a las ciencias en Costa Rica tiene un valor que sobrepasa en mucho la gran cantidad de investigaciones publicadas. Su mensaje quedó vigente para las futuras generaciones de costarricenses: investigación de magnífico nivel académico, en función del desarrollo de su país.
La creación de la Escuela Nacional de Agricultura en 1927, marcó el inicio de una nueva etapa en la entomología de Costa Rica que llamaremos arbitrariamente "Etapa de la entomología asociativa". En ésta ya se estudian los insectos en función de su asociación con plantas o animales hospederos. Fue a partir de entonces que, por primera vez, se contó con una plaza, fmanciada por el Estado, para estudiar plagas de insectos (Charles H. Ballou, 1932-1938). De esta manera se hicieron los primeros intentos para formar profesionales con algún conocimiento formal en entomología.
A esta segunda etapa pertenecen autores como C.H. Ballou, F. Nevermann, A. Bierig y luego L.A. Salas, en el campo agrícola. La mayor parte del material entomológico que se lograba recolectar en el campo agrícola continuaba siendo enviado a los taxónomos residentes en Europa y Estados Unidos.
En el campo de la entomología médica, la literatura cita a autores asociados con las campanas de erradicación de la malaria, W.H.W. Komp,H.W. Kumm, H. Ruiz y A. Pef\a-Chavarría. Este último estuvo interesado en los mosquitos asociados con la transmisión de las miasis por tórsalo (Dermatobia hominis) y los pequef\os dípteros transmisores de la leishmaniasis tegumentaria. Como hecho importante, perteneciente a esta época se debe mencionar la aparición de la primera gran lista de insectos de importancia económica en Costa Rica, publicada por Ballou en los anos 1935-1936.
La creación de la Universidad de Costa Rica, en 1940, no vino a significar un cambio violento en el desarrollo de la entomología costarricense, al menos durante los af\os cuarenta. La antigua Escuela Nacional de Agri-
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cultura fue absorbida, sin mucho cambio, por la Universidad y se transformó en la Facultad de Agronomía.
Esta segunda etapa finaliza alrededor de 1960, con el regreso de los que posteriormente serían importantes investigadores costarricenses, formados en universidades del exterior. Esto coincide también con la aparición en Costa Rica de la Organización para Estudios Tropicales (OTS) en 1963, un consorcio fundamentalmente de universidades norteamericanas interesadas en el estudio de la ecología tropical. Con la creación de este organismo cambia el ritmo de la ejecución de estudiosentomológicosydeotros campos biológicos en Costa Rica. A partir de ese momento ingresan al país numerosos investigadores estadounidenses para desarrollar estudios muy diversos, en los que están involucrados los insectos. Entre los autores asociados con esta institución, algunos de los que más han realizado investigaciones en nuestro país y publicado resultados en prestigiosas revistas del exterior son D.H. Janzen, C.H. Hogue, A.M. Young, G.C. Eickwort, T.C. Emmel, H.P. Brown y otros que destacan entre docenas de nombres (Jirón & Barquero, 1983). Fue por lo tanto al iniciarse la década de los sesenta que comienza también lo que bien se podría llamar "Etapa ecológica", y puede considerarse que ésta se extiende hasta el presente, e involucra a unas dos generaciones de investigadores costarricenses. En esta época se establece una infraestructura para desarrollar investigación científica en general. Esto último debido al crecimiento de la Universidad de Costa Rica y a la posterior creación de otras instituciones de ensefianza superior que requerían de los servicios de entomólogos graduados en el exterior. La creación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT) en 1972, como institución de apoyo económico, dio aún más impulso al desarrollo de la entomología y a la investigación en general en Costa Rica.
A esta etapa también debemos agregar el valioso aporte de los entornólagos especialistas asociados con el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (IICA), hoy CATIE. Esta institución es de carácter regional y brinda servicios a los países a,nericanos en investigación pura y aplicada. Como profesores e investigadores, este Instituto ha tenido a numerosos entomólogos, ecólogos forestales y otros especialistas que han desarrollado proyectos valiosos utilizando material entomológico costarricense. Entre otros profesionales sobresalen P. Grijpma, R.I. Gara, K. Kativar, O. Hidalgo-Salvatierra, J. Saunders y otros (Jirón & Barquero, 1983).
Seis investigadores costarricenses pertenecientes a la tercera etapa que se han destacado por su alta productividad, en términos cuanti y cualitativos, son R. Zeledón, parasitólogo tropical a quien debemos la mayor parte de nuestro conocimiento sobre la econología de la enfermedad de Chagas y sus vectores en Costa Rica (Vargas & Jirón, 1983). Ha publicado también sobre D. Hominis L. (mosca del tórsalo) y más recientemente sobre