La Ciencia Perdida Trabulse

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ELIAS TRABULSE La ciencia perdida Fray D iego Rodrig u ez, un sabio del siglo xvn D FONDO DE C OLTURA ECON6MICA MEXICO

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ELIAS TRABULSE

La ciencia perdida

Fray Diego Rodriguez, un sabio del siglo xvn

D FONDO DE COLTURA ECON6MICA

MEXICO

p,imr,. Nlidbn. 1985

FILOSOFIA y u;;TRAll

D.R. €> 1985, l"oJ<oo •• CULnllA Eoo•6MICA, S. /<.. ot C. V. Av. de l1 Univ~ffidsd 97ft; o;noo ~ICsico. 0. F.

ISUN 968·16-2106-9

lmpreto en Mtxico

l. La ciencia pcrd ida

I.At Liografia de un hombre de ciencin cs en gran medidn la historia de su obra. No .cs r;icil rcconstruir aquella prc;~·i ud i cndo de C.sta ni viceversa. A pcsnr de ello, la ma· yorfn de los estudios qut: intentan delinear el retrato de un ti<•niHico tienden casi si~mp•·c a divorciar la vida de Ia obra, ponicndo eJ acento en una de ambas o bien, en cl mcj01 de los casos, cxponiendo r.Hia una de elias por se· parado. E•te cnfoque que nos pnrcce convencional y a r· bitrnrio r~ aparcntemente difiril de !\O•Iayar sobre todo si f'l hiugrafiado en cueslion dirigi6 sus esfuenos bacia c1 campo de Ins ricncias exaclas, cu )'Hrticular al de las m n· temlttic~•, ya q ut~ Ia es fe rn de ab>lr:wc:i6n de estas (titim as Jld H'<'C'rl ll que solo 6 enc conlat•tus tangenciales con Ia es­fcrn de Ia vida del cicnli(ico que les es devoto. Sc dirin que Ia• cit•ncias cxactns po,co·" vitln propia y que cadn dcscuhrimirnto "" >US dominio, es indepencliente de Ia per>on3lidad del ho"' l.re 'I"'' lo r•·alizo. En ello iocluEo -e ha qucridu 1 ~r el nolahlc runlrn>lc de Ia• ci,!lncias con Ia~ arte.- yn qw· f''ias {Jllirnas .. on 1"\prt"·~ione~ e'tidentcs de Ia l":•:on,didad del , read or. quio·u puedt• fillCOnocer~c e Jdenhf~earsc a traves de •u oln.o. En cambio el dc.~cuhri· mien1 o cicntifico -siilvo J'aras cxccpciones- no nos re· vola a ~n aulor ni a su personnlidnd. Jncluso pucrlc darsc

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el caso, <·ada ve2 mas frecuente, de que un d··~ubtimicnto pueda ser hccloo •imulllineamente por varios imeotigado­res. Bit:n eonocida es In aseveracion de Albert J:::instein quien SO>Lenia que ,; Newton y Leihniz no hubie,en t'~is­tido, tarde 0 temprano se hubicra ,]..,cubierto el calculo integral, pem que si Reethoven no hubiese pasado por cote phmela nw1ca tendriamos Ia Sinfonia en Do menor.

Afortu nndttm!'nte para los hombres de ciencia, y para ~qucllos temernrios historiadores que se lanzan por el tri­llado rn rninu tie Ia semblanza biognifica, cxi!>tcu otros r•·· cursos historiognlficos que, a Ia vez que salvan del olvido la vida no si1•rn prc apaei ble de aquel, lc permiteu n cste itltimo distraer sus ocios en Ia enjundia de Ia investign· cion. E~tos rccurso~ parten de una premisn qut: c·rrcmo• valedera: a'i como Ia vida de un cientifieo c,;ta en su obrn, esta sil'\e n su \'C7 para indicnr los caminos que sigui6 en sus inve.tigaciooes, sus tituheos, ha\Jazgos y fracasos; en ~~~~ ~ritos y modos de pensamiento. por obstroctos que scan, a~i como en su acti"idad cientifica )' en sus inclina­cionc~, .e refleja su pcrMnalidad. Ademas, no drbemos •rili­estimar el influjo de los eondicionantes extenros en Ia conformari6n de esta ultinla, pues no se ha dado todavia el caso de que un cicntifico florczca ajeno totalmente a las circun~taucias politicas o econ6micas de Ia socicdad a Ia que pertenecc. Ln influencia de estos factores es n mcnudo decisiva en ciertos aspectos de Ia labor cientifico aunquc r~sulta inopcrnntc en otros; sin embargo en ambos casos su prr-~encia debe ser destacada. Por otro parte 110 se puc­de negar que las grandes corriente~; cientificns tiencn filiarionrs, 11 vecfs poco evidentes. con las circunstnnr ia• socioeconomicas •londe sc desenvuelven y n m~nudo Ill yux­taposici6n de los aspectos cotidianog del quehacer l'i«·n· tHico de una •ociedad con ~us eondicionante~ e•tcrnos dan In clave dd oomportamicnto de Ia comunidad de hombre~ de ciencia que lnboran en mcdio de ella y que son ndictos a una determinada corricntc de pensamiento cient ifieo. En el caso concreto t[UC aqui estudiamos es evidente que en el

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Mexico tolonial th• lo> sigloo xvn y X\'111 alguna~ de las corricute> tit•ntificas adoptadas por uut'>Lro• hombrt•• 1lc cierU'ia rcflcjaron una postura sociopolitica ddinida, ~i bien su influrncia en ese aspecto de la Colonia nwtfa fue de vcrdadera importaneia.

Del grupo de hombres de ciencia novohi>p.tno~ que flo­recieron en cso~ do,; siglos destaca 1111 per$onaje que, tanto por ou labor como por sus aportacionc>, propi!'io como 11ingun otro el desenvolvimiento cientifico de Mc~ ico. El t icmpo lrn sido severo con los Leslimonios uc~r·c·11 tic {·1, p~ro algunos de sus escritos, aunque dispersos, ban ~obrevivido y rastros de la ex istcncia de Diego Rodriguez pueden lodtt"in ser rescaHrdos. Los escasos datos nos permiten perfi111r y recapttrrnr nl mall•miatico r al aslr6nomo, quien pn~cia unn peculiar visi6n del mundo no siempre compartida por sus contemponinco~, lo que •eguramente contribuyo a deodi­bujar su perfil hist6rico. Este es posiblemente cl aspecto Iundurnental de ;u ··ida r de su obra. Su cieucin C'! una ciencia ho)· p«>rdida que al desap<~recer del eocenario de Ia historin ocult6 a! hombre que la cultivo. La 'ida de fray Diego >C perdi6 en buena medida con Ia historia de su obra. Ern una cirncin dc.tinada por sus caractcri>ticas a dcAApa­reC!'r cuando hubo de confrontarse eon otras corricntes cientifiCAs que cxplicaban de manera mas •ati~factoria lo~ tli"crsos uspcclos de Ia realidad fisica que hablnn escapn­do a Ins [Jesqui~a• de los sabios dcsde muchos siglos atra~.

Fray Diego, como V>< rins de sus contemi)Oraneos cicn· tificos por vocnci6n y crioUos por nll<·irniento, ern un adiclo com~ncido de las teorias de),'ivada~ del l1rrrrwtismo ~ renaccnti,tu. l.os aito> de su ,;da. 1596 a 1661:1, prr,en­ciaron lu «·•·ln•i<in d~ Ia Re,·olucion Ch·ntifica, c• decir, fueron los fill> 1-'lt q tre se <'nfr ... ntaron abicrtu,"ncnte Ia, di­,._en.as. ~~r1entc, que pr.:~e.ndian. ha':r pr~valecer •u peru· liar VLSton· del mundo h >JCo. l£1 tnunfo dP una cle «>lias -Ia mecani~i•111- marco Ia pauta que, Ia cierwiu l111 S«' ·

guido rn los tiltimos trcs siglos. Sin embargo, lo, efecto• qui' provoc6 cl triurrfo •le <'>Ia

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c?nicnte no s<>lo >C hicicJ<m sentir en e) <'BIIIJ>O ,J ... Ia cien­c•a y de otras actividndcs humanas, ,ino tuml•ien en el de Ia histo1ia de Ia cienda, In cual consugro todos sus csfuer­?.OS a clescrihir J:~s etapns que lw bia rJX:orriclo csa doctrina ha~lll su definitiva a•·•·ptncion. Esto implicubn dejar r.le !ado u l~s otrns .comentco que no habian gozado de un e...Uto sc­mCJnnle. Sm_ e~argo, pronto resulto e\·icl<•nte que los apor­t...- de e<Ota.s ulllm~~. hahinn •ido_ de gran imporlancia y que no 'C f!XJJI•caha facJimente cl tnunfo drl mecanicismo si se dP<contnban del cuadro de Ia Revoluci6n Ci<·ntifica. Aoi s~. inir.i•i un proce~o, Iento 1•n sus orlgcnes, de rcvalor~­t·J<m de algunos de los n~pcctos de e~as corricnl cs. Las fj. gums mayores fucron esludiadas bajo otro punto de vista y no tardo en hacel'S<' ob,;a Ia de£ormaci6n en que habia calrlo dentro de su Cl'trechn vision de lo que creia dcbia H'r cl paAAdo cientifico.

La historiograiia reciente ya no sc >ienlc inclinada a seguir esc critcrio exclu~h isla y ha incluido en sus anales las trorias que en SLL momento. o dcspu(.~, fueron consi· derad!h ctr6neas, comn cs el cuso de Ins hermeticas, asi como ·' los personajes que las cuhivaron. E•lo hn nn1dado a incoi'J?Orar a sabioo ~>cmiocultos } a ponrr de rcli~ve Ens aportac10nes. Ademas ha prrmitido reintrrpretar totalmen­te a las figuras con,agradas, las cual<'s di<taban mucbo de scr.Jwrso?ajes monolitico~. Sus dudas y tilubcos, su• hipo­lc.-.s fnlhdas, y sobrc lodo los aspectos consid(' •·ndos ''no cientiricos:' de ~~~ labor I!An sido sacados a In luz y por c~nlrn~nrtJuu l?s Jogro~ de los hombres de cicncia. que ha­btan ~ulo consJderado; frara•ados, recihit·ron cl reronoci­m:<·nto hi•lorico que merecian.

En \l•'~iro de~de ha•·•· algunos afio• ..c hn dejado sentir "sa nece<tdad de rc,·alor.tr bajo otro im)lulo gn1ndcs frag­me~to• cl~ nuc~ti·•~ pa~arlo ' iPntifir.o, asl l'<llftO a sus prota· gon"lll~: .Las cornenl c~ historiogra.ficas nntcs n•cnci onada~ han rn<·Jl~tad~ estn larea cfr ta l JnaJlern IJUC aJgunas figura~ <[UC .In lu~lona de Ia • icrwi11 me"icana habfa pa•ado casi en ~•lencJo han >IJI•Ito n •nrl!;ir mostrando lo inromplcto

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de nu<'slra ,;,ion. Todo e•to ha conducido n un c<tudio dc­tenido de sus o!Jras. JaR cualcs rcvelan notabl••s al'irrto~ cientHicos que pueden H'J' incorporados a Ia. historia tradi· cionnl de Ia ciencia. No importa que lu I'Orncnle c•entH•ca a In que £ueron adiclos cslc hoy definitivamenlc periciituda -como tarde o tcmpr.lllO cstanin totla' lao teorlas aclu'l· les-, lo que Ia hi•tori.t reciente ha ron•iderado de ~teres C~ \'('J' como, deulru .Je C"il tCOria )"Q ob<olel.:t, SC dte£011 aportaciones de innej!ablc valor cientlfico. AI historiaclor tocn hacer el recuenlo y Ia evaluaci6n de las mismas.

La ohm de hay Diego Rodriguez, olvidada por Ires ,;. !IJOS, ha lllOEtrado >1'1" r l <I(>Ol'tC gJobaJ 111U5 importante hecho por un solo cirntifico mexicano a las. cicncias cxac· Ill'. F.'ta obra, en su ma)"nr parte mauu-nttn, comprende vario< cientos d~ folill" rn lo• cuale; >c anal iznn r estudian todos los tema~ imaginabl<'~ tie Ia matrmntica )' Ia a>· tronomia de su 1 iempo. Y <>s que fray Dirgo, como todos los cienti£icos de su •'porn acleptos a la~ cm·ricntcs hcrmc­ticas era, como Kepler, un asiduo estud ioso de las ciencias l

matcmaticas, Ia (min~ via de acceso, oegun cllos, a la com­prcn<i6n verdadera del cosmo,. Esto, cientHico• buscaban descifrar cllcnguajl' malcmatico del un \ CJ•O y Ia~ armo­n(M mag:icas y ocultns que ahi sc encontmban. ::\o eran siiiiJllcs cuanti£ictul orc~, sino matematkn< en su acep· ci6n mas amplia. Sin embargo, tampoco fueron figuras monoli ticas y ~u amor pur i.s m!i temr\til'a' a mcnudo los llc•6 n bu,ear "tro til'" de itttcrrelm:iun•·' que los acer­carou a las teorias nwcunicistas. sicndo £-;lc d un:ico as­pcrto que la hi,loria t~adirional de ln ciencia .. que_ :olo bu~caba los.ll'specto• •·xtto>os de Ia olna d~ los cJentJfJcos deJ JlRSUdO, ~ SCJJii,l oJ.Jigada 3 Tl'gi•IT8T. m C4a forma fue que, pm da1 un <'J<'IIl)llo <le '"bra nmorido, exalto las ]eyd pl ailela "ta~ ,[c>rubit·< I<~> por J...q•lrr )' ,tr-~6 lie lmlo "' teoria de las arznonlm; ,.,.]estes. !a "nu1<i(I'J de_ las es£era~·· > .su• rcla;-ion~• con !os cinco ~litlos perfc•:•'"· Con rray Otego paso algo semeJnntr. todas~a, proporcJOnes gulrda· das. D«>sde los ti~mpo' dt> Sigiienza ) C.ini'nra, quien loco-

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t•OCIO y t-c Ojii'O\rdu'• de sus trabajos, cl padn· Rodriguez fu~ conoiderJdo $6lo como un habil astronomo que hnbin ''adi"inndo" t'Orreclamente Ia longitud gcogrMica del valle de )lexico. ) ~o;o era toclo. i\o solo se olvidaron •u• otro~ escrito-> matcnuiticos y astronomicos .ino que nunca sc 1io tn ~I al di•ciJ>Uio de Kepler que concebia al microro,mo< como imagen del macrocosmos, estc Ultirnn rcgido por ar· mon ia' musicale~ de i ufinita bellcza. Omisi6n tonto mli• grave cuanto que ('>Ia vision del cosmos llevaba implicitn Ia crcencia rn Ia, revolucionarias teorias hcliocrn1ris1us de Copcrnico, para esc cn~onccs ya cundenadas por hetero· do>.as, lo ql•r haec de fray ')iego una figura impar tlcntro de Ia ciencia mexicnna del oiglo xvu. En esta per~r)ectiva cs claro que· '"lhcrir~e ala tradiciiin hcrm(oti cu duranlc e'a CPnturia rquivali.1 11 aceplar una scric de postulndos que colocaban a e~Js hombres de ciencia en Ia vanguardia de Ia renovaci6n cirntifica. de ahi que cl padre Rodriguez puc· da bo) -cr ro1hiderado como cl primer difu•or de Ia ciencia modem a en \1,•, ico.

De C»la man<'ra, a !raves de Ia obra de este relevanle hombre de cicncia, podcmos recoiTer un largo camino qllc nos permile de~cubrir no solo a un notable malemlitico sino a un vt'rclatlcro innovador. AI rccupcrar csa cienria perdida bajo cl polvo de varios siglo~ e~laremos en po~i· bilidnd de n·!!Calar una dimension tambien perdida tie lllii!S·

lro pasado.

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2. Do, momcntos de Ia ciencia novohi11pana del siglo xvn

La eicncia del Mexico colouial tuvo periodos de intl'nso brillo qur por razone• no faciles de entender han qucdado en el olvido. lno de ellos es el que corre de la muerte de Henrico l\tortinrt a Ia epoca de Sigtienza y Gongora, e. decir apro.>.imadamente de 1630 a 1680. En e;tos cineucnt:t :tiio~ se difundio Ia ciencia moderna en 1\Jt-J.i('o' •c formti una de las comunidades cientificas mas acli\'aS .de todo cl !ramo colonial de nuc~tro pasado. Su sihwta his!c'orit·a ape· nas comicnza n dihujarse, pues durante mucho ti empo los documentos y 1estimonio~ que arrojaban luz sobrt' e~o;; J.ombres y su~ logros cstuvicron ~CJlU ltatlns en arch ivos y biblioteca•. Sil1 rmbargo, '' " Liempos recientc~ cstn labor de rescale ho comcnzado y uno de sus primertl~ fru1os hn sido vinculur, t•uhtzar en r l 1iempo a las comunidodr• cien· tifieas del siglo XVI con el hrillanl<' grupo de finales .Jcl XVII.

De;de el punto de vist.l de Ia hi<toria de Ia• matrmuticu~ y Ia a•tnmomia en \leJ.iCO, e;;ta epo<:a e-ta ~eiioreada por una fi~ura cien1i1icn fie ~rran reil'vancia: d monjc mt•rcc· d;~rio Diego Rodrlgue-t. Gracia• a su labor docente y de inveotignci6n las cicncins modernas penclraron en Ia 'lluevu E•poiia trayendo con,igo toda una nueva menlalidad Ia

del cmpiri>mu ) ],1 cuautificacion- acerca de (6mo cnfo· car cl estudio dt•l munclo fisico. Ello implirb uun lucha Jenta ) duro coutra los viejos eonc~to• cscolii•tico~ que permcah:111 toda Ia educaci6n cientifica •uperior con ];"

' oh•olctu' tcoriK' cicntificas de ·\ rist6tclo••, P tolomeo y Ca­kno. AI igunl que en Ia mayoria de las univcrsid11de~ ruro· prus, p,tns fiUC\ as rontt:pcioucs rcvoluciouarias hubierou de sostcner por mas de siglo y medio una tcnaz batnlla

-en rir,or w oa gurrru " muertc - contra cl dorniuio d~ \ri•totcles, e l ma~ w estigiado fil6sofo de toda In h i~tori a, en los <"lllllf>!JS cle Ia mediciua, Ia fisica y Ia nstrouomia. Y d cn fr~nlamiento no era solo conceptual •ino lambicn lingii i<ticu: ]"" uurvas leorias (en rru lidad Inn viejas <·omo las de Arist6teles}, ronocidas bajo los rnbros dema· siado genc~ali•adore~ de hermetismo y mecanici,mo, pro· ponian y utilizaban un lenguaje distinto que reflejaba daramcnlc c'ld nue,·a mentalidad cientifica: en Ia primera, saturado de conccpdoncs magicas, alquimistas y cabaH:-· tica-: en l.t >egunda de rclaciones di namica• pcrfcctament" cuantificahlc~. Sin embargo, hay que puntualizar que en lo que loea al !iglo :n-u es muy dificil. por no dcdr im· posible, drslinrlur lo8 campos: hermeti;mo y mecanicismo vivieron mucho tiempo entrelazando SLh concepto• y enhe· brando MIS tc;i• una sobrc Ia otra . Solo cl qjg]o xvm oplara por In soluci6n direeta que le brindabn cl meca· ' nicismo en Ia e~ pi icarion del mundo flsiro.

Pero mucho rrrariamos pensando que todo fuc liM gue· na de palnhras y dr librrJ<. Las teorias ricnti fica~ ~e nsien· tan rn grupo~ humanos vivos, en comunidnclr• n mrnudo r~ducida~ cpo<· pertenecen a un nucleo sorial clc·i<•rminado. En In hi·toria de Ia rirncia las idea~ no Ootnn como etc'rcos l'nlt•• ~ri,toti•lil'Cl> ~obre Jos hechos de )a vicJa C<llllUn, pUCS aunque •al.c·rno. que toda recon~trucci6n del pa~aclo cien· tifico cit• una 'ociedad debe partir del amili•i;; inJemo de '"s obr~~ ~icntificas. es decir de su• concepto• nccrca del mundo f ~>H·o, fM ra de ahl pasar a una rev a lornci6n dr lo• mi<mos, e• ob,·io que nn podemo;; detenerno, en esc punto

} dcbcmo• -icmprc dar el paso hacia el c'ludio tl~ In, f:tc· tore~ externos que condicionarou, propiciaron, reprimieron o indu•o aniquilaron. Ia uifusion de las nuevas l<'orias. Ahora bien, Ia comunidad cientifica mexirana <fUC aqui trntamo• nu fuc· una l"Xcepci6n ya que nnci6, vh-i6 ). de•· apareci6 de Ia hi•toria condicionada por su niC'dio. :\o importa cl minwro tie sus miemhros, que sin duda eron pocos; lo que interc:>a c; su act ividad cit•ntHicn cum grano salis en merl in lie Ja sociedad colonial. Sabido cs por otra parte {I LLC, Salvo Cll Jos uJtimos cien ail os, ]liS C"lllll ll llidudes cicntfficns d(• cualquier pais sicmpre fueron reduc idas, aun en ntimcros ult~ol ulo", In que ha ll evado a cor"idcrarlus en r.o poca, oca•ionco como auteuticas elites intelcrtualcs.

La npertura cle Ia ratcdra trniver;itaria de malcrn.i tica-cn !638, conducida ]lOr fray Diego Rodriguez, mar!'a rl rnomento en que Ia comunidad cientifica novohi~panu ( que• r.o ern s61o capilalina) encttentra su centro d~ gta\'Niacl. .\1 igua] que en vario, pai~es europcos sc fonno una au· ttntica "acadt·mia >in nornhre' ' . una tcrtulia, unn c•peciP de confntemidad ~emi•ecreta (de Ia cual Ia u~udn intui­ci6u y viva< imngioaci6n de Riva Pal,tcio nos clio un retrato. algo exugerado til colorido pero cert~ro en u in. tencion, e11 Mt' Memorias de t•n Impostor, dondr c•,twa psa

Academia de Urania, que ro~mlta casi un ~rupo ma~6nico i wu~agrado a la muM de fa ustronomin) . E•llt lertuliu c·it,ll · tiiica lenin como epicentt·o cl Convcntn de la Merced, nun-que sus rcun iones las rcalizaban en l as cnsa~ de ali(Uno~ clt-

oiiS micmbros Jlropietarios de ricas hi h~i nteca•, o bien en librerino o imprcntas cuyns duefios eran siPmpre p rocl ives a las lahore• inldcctuales y no, eonw hoy en clio, ~icnple~ lihrcro• o imprr•ore•. l.m contemporlineo de o••le grupo dijo que Ia confraterrii'dad ~taha formacla pur sal rio, mo•·&tro, univcl'ilariu•, mt'clic-o,. b.:chiller~. latini,ta,, <~rquil<•c·to.-. ··chymicos" ' por aqueltos ' ·que ;in haher rur.ado por tll'l'· tino Ins f.truhacle>, con ~u mucho ingcnio }.' nltn~nu aplic·a· cilin sul'lrn haccr, no c'n v•UJO. muy liuen juil'io de todo".

Rl'd<·nlo•s e,tudio, han puesto en claro qul' rl nn1·imic•111n

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de estas ucademi as cientificas en Europa se dio como res­lpuesta a! mis<mcismo que aquejaba a sus universidades, fuesen cat<llicas o protestantcs, cuyoo cursos ponian fuer­temente cl acento en las discipl inas teol6gicas. Entre 1560, aiio en que mu:c Ia Academia SecretoriLm en N1\polcs, has­ta 1666, en que se fllllda oficialmente Ia de Ciencias de Pa rfs. tcniendo como suslralo las conf ratemidades cienti­ficas ·f.-anrcsas que ya existian, por lo mcnos una docena de acadcmias sc crcan con o sin cl apoyo del Estado. En Mexico no podia octurir de otra forma . La tertulia de fray

...;) Diego fuc m_1a re>pue~li• al_excc~ivo car~c_!cr teologico de lit educaci6n universitari_!l no_vohispana y una forma no tan vel:•da de prote;;tar contra Ia discriminaci6n que sufrian los catedraticos de ciencias respecto de los de filosofia o

1 teologia, ya que aquellos ganaban s6 lo Ia decima parte del sueldo de estos. Por otra parte, casi todos los contcrtulios cran criollos, adictos a las doctrinas hermeticas, matema­ticos por placer y astr6nomos o astrologos por deher . .!fti-

1 lizaban ru1 lenguaje propio, a mcnudo ~ecreto, que los !Tevaba a envolver intcncionalmente en bnunas barrocas sus textos sobre eclipses o cometas (l sus descripcio­nes e interpretaciones "cientificas" acerca de la apari­ci6n guadalupan:1. En suma, eran academias de lectu­ra, discusi6n y proselitismo moderado que abrigaban en su seno un poderoso aunque impotente ferrnento de opo­;ici6n sociaL Y clecimos esto ya que las doctri nas herme­ticas y mecanicistas que estos contertulios profesaban rc­sultaban, sin duda algw1a, un rechazo no solo al universo jerarquizado de los anstotelicos tal como se !lxponia en l!• Un ivcrsidad, sino lHrn bicn a Ia proverbial discriminn­ci6n de los espanolcs peninsulares bacia los criollos, resul­lado cl.e una jerarquizaci6n social paralela. La "academia" novoh1spana de fray Diego y sus arnigos, vista de esta ma­ncra, forma un eslabon mas en Ia larga pugna ent re criollos y peninsula res y los episod ios de su nacimiento, actividad y desenlace son los que continuamente se ,·cpitiPron en los Ires siglos coloniales. Asi entre 1630 y 1645 Ia confra-

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tern idad creci6 y medro con el apoyo oficial, ya que con• ta ron con las simpatias de varios virreyes y de no poco& pcrsonajes de Ia btu·ocmcia, y allllque Ia Inquisicion vei"' 1

con suspicacia a algunos de sus miemhros, pocas veces cn:r esos aiios se atrevi6 a instruir proceso contra ellos. ~iii~ a(rn, en. repetidas ocasiones le concedi6 l icencia, previa, aprobac16n del padre Rodriguez, para publicar sus LunaJ rios, AlrrJH naques o Pron6sticos, que lcJS ay udaban econ6~ micamente aunque resultaran en notorio detrimento de su prcstigio; o bien les dio autorizacion para poseer y leer lihros cientificamente heterodoxos aun de autorcs protes­tantes como Kepler. En suma, en esos tres !ustros Ia tertttlia vivi6 en relativa calma gracias a Ia henevolcncia guberna­mental , que obviamentc los consideraba poco peligrosos, y a Ia relativa indiferencia inquisitorial bacia sus activida­des que bien pudo halJerse debido, como acertadamente lo vio Jose Toribio Medina, a Ia profunda venalidad y co­rru pci6n que por aquel entonces aqucjaba a] Tribunal.

El aiio de 1646 marca el inicio del periodo de crisis para la "academia", que no se detendni hasta 1655. ai10 de su virtual extinci6n. Aquel aiio presencia una divisic)n pro- 1

funda en cl curso politico de Ia Nueva Espaiia, y el in icio de tm periodo de pugnas y disturbios. Los cuadros de Ia burocracia oficial y del alto episcopado peninsular fueron renovados. Un_grupo de nuevos, sagaces y fanilticos inqui-

-1 sidores entraron en funciones. En suma, las Iaccioncs I criollas, sea cual fuere su tendencia, emprendieron un saln­dahle ret}liegue ante Ia ofcttsiva peninsular en todos los campos. Y Ia "academia" no .Cue Ia cxc:cp(:ion. Un cdicto ilJ!Iuisitorial de 1647 sornctia a minuciosas censuras todos j lo~ pron6sticos _ y almanaque~ para ento~ces _ CQnsiderados 1 su__bvers,vo_s, as1 como todo hp~ d: pubhcacton ci~nt ifica

1 sobrc Icnomenos que ror.aran HqUiern los dominios de Ia astrologfa judir.iaria. Sc mencionaron varios nombres de contcrtulios de frDy Diego entre quicnes tenian prohibido publicnr y sc lc rctiraba a esle el permiso de autorizar

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:nnualmente Ia edicion de lunarios r nlmanaques. linci,, finales de ese aiio •c renovaron Ins l"i•ita• domiciliarias para revisor bibliotecu~ so;pechosas de contener libros no nutorizados y, como ern de suponcrse, fuc ]a del r~nvento de Ia l\Ierceclln que mas padeci6 de cstos devastadores es· crutiuio>. Alred••dor de ~~tas fc~.ha, podemos datar Ia ~ann 1-ootumbre de fray Diego de oeuhar •u~ nwnuseritos cien· tlfitos beterodoxo• encuademandolos junto con obras que no despertaban sospechns, y podemos considernr afortu· narlo el hecho de que algunas de estas obrns hayan Jlegado .hasta nosol.ros.

Con Ia agudizaci6n de Ia pugna JlOiiticu en 161.8 (ai10 del primer manifirsto criollo guadalupano) se inician los pruccsos inquisitoriales contra alguno, micmbros de Ia tCr· tulia acusados de hrtcrodoxia cientifica o bien de practicar Ia n:,trologia judiciaria. Sus bihliotecn• •on confiscadas y se les decomisan sus mnnuscritos. Unn y otra vez son ci· tados sus amigos a declarar, y una y otm ve~, con bastnnte o~adla a veccs, no ~6lo dan testimonio de Ia ortodoxia del acusado sino que tambien se atrcvcn a cxprcsnr Q!!e en ma· teria de ciencias no cx.iste autoridad reconocida ni debe exi..tir ceusura edesiostica. Sin embargo •us apologias tn· '~eron poco eco. F.l largo proceoo contra Guillen de Lam· part por sus idea< independentistas ) por •er astr6logo y hereje maniiiesto, qu<' sc reiuicia en 1650, tuvo claro re· flcjo en varias causas inquisitorinlcs seguidas esc ai\o y los siguienles contra ami,;os del catNln\tico de matemati· -ca.~, acusados, como Lampart, de practicar Ia a:trolngla judiciaria; y ni Ins gestiones de fra) Diego ui las de algu·

'tlOs je>.uitas criollos amigos suyos fueron suiicieutC$ para dt,t<·ner la oleada. El Gran Auto de Fe cl" 1649 fue una :admonici6n plennmente cocucbada ) mnrca el principio del fin ,Jc Ia "academia" de nuestro mt'rcrdario, aunquP. n],. viament~ no de In romunidad cicntificn novohispana que por tnc tt~mpo •e vio obligada a prescindir de las terlulia•, al menos en forma nhierta, lo que no qui~m clccir que de•· aparl'ciera. Callar no ~'' dcjar de exi•uir.

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.1::1 proeeso contra l.ampart rC\·ela entre otras cosas cl dr.rontcnto criollo f'lllllra Ia repre•i6n penitc•ular dcrivacla de las pugnas politicus de Ia hurocracia y el alto clcro cs­pniio l, ]t~ ro tamhit"·n I"'""' de manificsto C(ue, de golpr, cl r.obierno )' la Jnqui~ici6n ~r dieron cucnta de Ia subversion que se anidaba en c•:t~ nparentemcntc inocuas tertulia• de dcnlifir.o> criollo•. Luupart era astr6logo. pero tambicn, como todoo en su ~poco. astr6nomo, maternal ico y agrimen· '01. de tal furma que no fuc dificil parn lo• iuqui>idorcs iden tificar a los astr61ogos ron conspirndorp, encubiPrtos y

I " d . " J d I . ' 1' · T n as aca cm1as con ocos c su lVt"rl"IOn pn 1l1ca. ,fl~

rnu~as inqui,itorial1•s C(IH: sc cscalonan entre 1650 y 1655 1

revel an esta preocupaci6n. En celebre proceso de 165•1, tan brgo como injusto, contra !llclcltor Pl·rrz c!P Soto, amigo ) contertulio del padre Hodri;,'llez. por practicar Ia astro­logia } por po;cer libro· prohibido;;, dan ht paula de Ia~ intcnciones del tribunal del Santo Oficio al aprehend~r a una figura menor de lu "academja" y nl ccmfi•ct1rle su hi· bliotecn constituidn de un huen porcentaje de libros cietH tlficos. Y aunque f! •·nn parte de Ia misma ~e lc de,·olvici a Ia viuda del infortntl3do "maestro mayor" de Ia Caterlral, a•c.•insdo en b.< ~.ir<·<•(c, de Ia Tn qui•iciun. ~' c•·idcnte que al ll_ama! ." te>tificnr n fray Diego y n otro• de su grupo In, tnl(UlSJdores le< hacian solapndnmente una reconven· dcin. Tnmp_pco los librrro• csC'aparon n ~sta ofcnsiva: por un Auto incruisiLorial datado el 30 d1• julio de 1655 -re· flcjo del temor que les cauE6 ver que circulaban libros I prohibido' como IM cncontrados en Ia bihlioLcca de Perez de Soter- sc exigia que los seis libreros de Ia ciudad de \Jc'xi<·o presentaran im cntarios dctallados de los libros •1ue pooeian. so prna de multas y ex~omunion.

A pHrtir de es~ niio vi~ne el silPnc·io. no el vacio. como sicmprc se ha clirho, y :tunque los alnwnnques y lunarios ~r Yuelvcn a editar con regularidad dc~dc· J 656 cs ev i­clPnte que Ia c·m111111idnd cir1111Iirn trahajaba rn forma dis. tintn. Fray Diego mu• io en 1668 reconocido por todoq como "oriiculn"" <lr 1,.- matemiitic, •. llnbia continuado

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clando cla;.e hasla coc aiio y manlu,·o acti\'a corrc.pond~n­cia con sus di•cipulo• de Peru, Guatemala y Filipinas. l'~ro Ia ''academi.1" babia de;;aparccido y habria que eopc:rar uno.s oii~ mit~ para que un admirador, di,;cipulo y suce.or suyo en In c:t\tedrn, el crudito don Carlos de Sigiienzo y Gongora, loj!mra rcunir en torno suyo n ''ario~ amigos, criollo~ t•n su mayoria, aquejados del mal de Ia curiosidad cicntificn, que por entonces ya fom1aban una nueva cornu· nidad cir nl i fica novohispana.

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3 . Los trahajos de fray Diego

AI re• on er Ia hiotoria de Ia ciencia de Ia !-porn colo­nial un frn6meno difici l de CX']llicar capta de inmedialo nuc,t•·a atencion: el surgimjento, en el ultimo trrcio dd si~lo :wu, de um1 pequeiia comunidad de cientificos dedi­eados a las ciencias exactas y a la astronomia, quiencs se encontTBban al tanto de las ultimas h112aiias de Ia cicncin europca n pesar de cotar situados prticticamcnte en Ia peri· feria del foco de irracliacion fJue por esos aiios modificoba de raiz los tradicionales conceptos de Ia cicncia rcuaccn­tista. Los cstudio~ <JUe s~' ban conssgrado n esc gmpo de cientificos n menudo ehtden remontarsc 11 los tlrc<'nios anteriores 11 ofcclo de t·aslrca r los otigenes de tnn vigoroso movimiento. Obviamente ni Sigiienza y Gongora, ni Josrph de Escobar Sulmeron ni Gaspar Juan Evelino ni Luis Ilecc­rra Tanco ni Peclro de Alarcon surgicron c•pont<in<•amtntc en Ia cscrnn rientifica novohispana.' Hay un paso perdido inmedintamente anterior que los haec enlroncar con los

1 Heftln tul:uJo f',l,. a·p«IO de !• influcne'"i:~ de frJ)· Di•·io.t R·lllfriiJUt'l f'n Ia l"'n-tnclcin d,. :->iJUC.DU ) f.ongora en nuf'~ro hhtJi• ! (It" em T R~lili6• ,.,. rl sitfo ;ctii, .MixiCt'l, El Col~gio. de ll&:ioo. 19HJ pp. 70.it, !XJ5-213. l.n~ l('mManu de 1:. •ida Y obra eaent.tfiea de fr3y Oit'p:n Rndri~n a~..-ece CO !'Ut1trn &rlit:ufO: .. U~ (:~ntffico .m~c.a.no dtl 1iaJo "(\II: t'ray n~e~o Rtlttn,-un y IU f')bra.", Huuma MrJflcanal XXIV, I t93) I jul· ('p_j

1974, pp. 3<\-69.

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cientificos espaiioles y novohispanos del siglo Xv t. Ese e.s· lab6n Jo forma el sdecto grupo de hombres de c•cncta reunido alredcdor de uno de los mas grandcs cientificos de Ia epoca colonia l: c;l frailc merccdario Diego Rodriguez, cuyos discipulos fueron los beneficiaries de las enseiianzas que iruparti6 dcsde Ia catedra de astrologia y matcmiiti­cas de Ia Real y Pontificia Un ivcrsidad en un periodo de tre inta y un aiios inintcrrumpidos.

Su impacto en Ia cicncia novo hispana apenas puede scr sobre.timado. Por su conducto se difundieron por esta co· Ionia ultrarnarina los m{l.s recientes hallazgos de Ia cicncia curopea en el campo de Ia astronomia y de las rnatcma· ticas ; pel'O lo que m{ts cabe destacar de su labor es que dichos estud ius, de modernidad evidente, abrieron una pri­mera brecha en Ia ciudadela del peripatctismo que todavia pretendia imponer sus em•ejecidos conceptos organ icistas en una epoca en Ia que las interpretaciones hermeticas y mecanicistas daban novedosas exp licaciones de los fen6me­nos naturales y arruinaban asi el esquema aristotelieo del cosmos. A estas dos iilLimas corrientes, heterodoxas si las hubo, sc adhiri6 fray Diego. Toda su labor academica den­tro de la catcdra que regente6 o en el circu lo de sus amis­tades de proclividades cientificas eslltvo marcada por ese espiritu de rnodernidad que contrasta significativamcntc tanto con la situaci6n de las ciencias cxactas en Espana, en Ia misma epoca como con el tradicionalisr" o irnpcrante en las otras ciitedras de la mi~ma Univcrsidad novohispana.

En esos mismos aiios Ia situaci6n de los cstudios cienti­ficos ell Ia peninsula era evidentemente lnstirnooa. Habia quedado atriis la brillante epoea en que Felipe II creara en Madrid Ia 1\cadcmia de Matematicas (1582) , que tan buenos frutos diera en las areas de Ia nautica y Ia astrono· mia; obra del selecto grupo de hombres de ciencia con que contaba. A partir de la desaparici6n de dicha instituci6n, en 1625, la decadencia de los cstudios matematicos en ln peninsula se hace patcnte y son iniitiles las tcntativas

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por mejorar su nivel.' 11 Colegio Imperial, fundado pot· los jcsuitas, que al1sorbi6 a la antigua Academia de .Mate'?a­ticas debi6 r ecurrir a maestros extranjcros para que un­parderan Ia c{ttcdra de esta disciplina. Por al•l desfilaron matcnuiticos como Andre Tacquet (m. 1660), Juan Carlos de la Faille (1597.1654-) y Claudio Ricardo (1588·1664), t.odo~ d los contemporaneos rigluosos de nuest ro merceda­rio.' Sin embargo, y a pesar de los es fuerzos realizados, Ia tendencia dccliHante de dichos estudios en Espaiia se ogra­v6 por dos razones principalmente: el pequeiio numero de ahunnos interesados en ellos v Ia escasez de cat.cdraticos de ciencias propiamente dichos: No creemos exagera c.lo afir­mar que a mediados del siglo las cie11eias cxactas en Ia metr6poli locan su punlo rnlts bajo, y clio a pcsar de Ia or­dcnanza ex redida por Felipe IV en 1636 que creaba el pucsto de Cosmografo del CoMejo de lndias con Ia con­signa de que impartiese cursos de matemat icas,' los cuales, como vcremos ltn poco mas adelante, distaban mucho de alcanzar e1 nivel que fray Diego clio a su magist.erio. £! contraste en el desenvolvimicnto cientifico de Ia met.r6poli en csos aiios, respecto del alcanzado por su colonia en Ia misma epoca, cs digno de tomarse en consideraci6n ya que pone de munifiesto, en primer Iugar, que la influencia de aquella sobre esta en lo referente al ritmo del desarroll<>, cicntifico no fue tan imporlanl.e epmo se ba creido y, por otra parte, revela el grado de autonomia alcanzado por Ia Nueva Espana en esc aspecto de su vida intelectual. Ello permite asimismo explicar Ia discordancia cxistente en el / nivel de los libros y tratados de matematicas elaborados en Ia peninsula entre 1630 y 1660, notables por su re~ago

~ ]. ]\f. T.Qpez l'iiiero, La lntrudm:ci6n de fa cicncia modeflkl en Espaiia, Barcelona, Ariel1 1969, pp. 37-38.

s Juan Vernel GinC:$, l/i~coria de ht Cier:cio. Es.paiiola, Madrid, 1975, p:i,. giuas lJ2-U3.

" Recopilaci6n de Leyes Jt lcs ReynO$ de Ia$ Indios~ Libro XU, Tit. XlU, Ley I, Madrid Viuda de D. Joo.quin Ihatra, li91, T. l, p. 320. La orde:nsnza exigfa qu: c1 co~mOgrafo fue:;e de ._.mucha pericia, mficiencia y aprobuei6n". (VCase infra, nota 17.)

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I rente al avance alcanzado JlOr esas di~ciplinas en Europa en t'Se periodo, y Ia modemidad de los cscrilos marcmali· cos y aslronomicos ti c £ray Diego Hodrigu~z que datan de csos mismos aiios.

Ignoramos si para In ruudaci6n de Ia catcd ra de nstrolo· gia y matemaricas en Ia Univcrsidad novohispana in rluy6 eo n I go Ia previa creaci6n real del puesto de Cosm6gra· f o del Consejo de lndias; lo que si sahemth es que, a instan· cias de los alumnos de Ia Facullad de l\Iedicina, quiene8 t•onsideraban dicha materia como util y provechosa, se pidio lu creaeion de esa catedra al claustr·o nnivcrsihtrio, el cual acepto Ia petici6n y, por medio de Ia debida elec· cion, permiti6 que recayera Ia nominacitin en fray Diego Rodriguez. El 22 de febrero de 1637, y en rceonoci­mienlo de su "solicitud y cnidado" en el c>tudio de las matemutieas, le fue conccdido ofieialmente el nombramien­lo de catednilico de dicha disciplioa. La dcsignaci6n fue confirm ada por el vi rrey marques de Cadcrcyta con \Uta

real provision de £echo 2.3 de marzo del m istno aiio en Ia que sc insistia en Ia "suficiencia de Ia IHcultud de mathe­maticas" del nuevo cutcdl"tiLico. Tres dias despues fray Die­go lom6 posesi6n de dicho cargo. mi.mo que ocuparia hasht ~u muerle.• Para alcanur e>e nombramienlo nu~tro mer· cedario habia prcsentado una relncion dctallada de sus laborcs y obra.q, en Ia cual afirmaba haber cstudiado matr· mal icl1s desde bacia mils de 30 aiios, cosa a todas luccs inexacta, y de haber redactado algunos .. escritos y trata· do.'!" sobre dicha cirnr.ia.• La asignnturn era obligatoria para los e;;tudinntes de Ia Facultad dr Mcdieina r para los de Artes. Con Ia implanlaciiin de las Con~liluciones de Pa-

• Anhi"tt Cent>ral de Ia Nou·i1in (AC~M), Uni•('uidad. \olumen 89, ff. 2-1-1247; Frt~ncisC'.<t Fcrruimli'L dPl Ca£tilJo, Lo Facultatl de .lttdicina, MC· xito, t'~A~, 1953, pp. 39 y 1~3 .t-(.; Fray Fraucil!c:.u du Pmcj.:t, t:rQni('(l dl! hJ Pr.oun.ct(, de Ia Vi.Jiltu:iOr~ dtJ Nue$tra St•t""wrtt d4! In Merced, RedcnciOn du (.uutuos de 1-a h'u~tt•a }.",tpnfitl1 ~1hjco, lmpren'n dt H. RubadiJlo y Cio., 1882·1883_, 11,_ pp. Z\5.266 .

• A'H"M, Umt·cr3rdad, \'OI. 89, r. 245V". En c~te librC'I de Pn:\i ... iOn dt• <At~ra~ de La Facultad de Mt"dkin.:a, que aOO.r<"a de 1~78 ~ 1681', .... m""n· cion• • fray Diego (Orzto L.chillt"r en Art~ y Ttulolli&

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lafox Ia catedra fue eslnblecida como "de propiedad",' Y" que ern includable Ia importancia de los cursos que ,e im­parlinn, aunque cabe dccir que los honorarios de tan f lu­monic ciitedra eran, junto con los de Anutomb y Cirur;ia, los mas bajos de Ia Univen;idad, ya ctuc rrnn ~olo de cien pc~o> al afio.• Originalmenle las Iecciones de rnatemalica~ debinn impartir~e en latin, pero po5leriormrntc lo fucron en "romance". Las sesiones docenLes ~e IJe,·altan n cabo ~n ei aula universilaria drnomioada "El Grnrrul", de diez a once de Ia maiiao11, inmcdialamenle dPspucs de Ia cln· RC tic Prima de Med icina. El curso ern aprobado por m~dio de una codiciada certificacion expcdida por el ca­tedrdl ico•

L:t apcrtura de P•l;t catcdra viene a aiindir una mas a La larga lista de asi~naluras unive~itarins impartidas por morcedarios, lo que pone de mauificsto los 11fanes intelec· tualcs de Ia orden, In cual cont6, desde el momento de su in ~lnlacion en Ia Nucvn F.spaiia, con un nutrido grupo de destacaclos cstudiosos y de doctos e insignrs maestros que ref!entearon gran numcro de catedras. Su importnncia pue­de aquilatar;;e por cl h~cho de que en Yarias ocasiones al ' 'ncar alguna de ellns todos los candida to' a npo•icion que ~c prc>cntaron fueron merccdarios." Incluso varios de es· tos sabios varones alcun>.aron el honor de ~er reclores de Ia Universidad."

Lns Constituciones de Ia orden regulaban con preci,i6n eolas labores iutclcctuales de sus miembros," quienes solo

: Jo1C Lui! Bectrra lNV'-"Io l.tJ Orf:'Jni.:nciOn J~ lo1 ~ rotlio1 m Ia /tun-a £,(Hlfto, \Jhioo, 1963. p. 169.

" Tambifn el de Mitodo tfttltndi )' el de Ocnu:ntin:tt era de cien pc· •o•. En cambio c1 de Prima tl,. T~Diogi(1, Prima d~ C6nont'& y Prima de Leyes er.,n tit'< "'Ptecieutos pt~t. l-+:1 de otomi era de t.relllcit•ntt~"' (ACNM, lJnirer­si({nr/, vol. 69, r. 2·1~v.)

• C•·lat6bal de 1tt Plo.w. )' Jatn, CrOnica Je l(t Rtal y PoMi/icia Unirt:r· Uda.d tit: Mi-xico, Mi!xito, 19:11, J, pp. 341·3·l2.

11 C:rraorio M. de Cui io. Oiflrio, ~(exico, Porrtia, 1953, 1, p. 236. " Puej•, op. cit., J, p. 191. . u Rrtula tl Coru.tiltdiM('J .Ci rrii Rt&alu uc Uililot i.l Ortlini.s B . .\ltuilzt

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con permiso del provincial podian accptar tu• .cargo docente universilario lo que bacia 4ue en eiertas ocaswncs, Sl dtcho superior cou~ideraba que los meritos intelectuales del c~!'" didato no cran suficientes, le fu era denegada Ia petaciOll de ocupar esa ciitedra e incluso Ia de pres~nlarse a.l eon­wrso de oposieion. Tambien pod(a el provmctal pnvar a un catednitico de continuar cnsciiando si esl imaba que su

1uvel academico era deficiente." E~ta actitud hacia Ia vida intclectual favoreci6 que Ia tradicion cientifiea entre los mercedarios fuese rica en autores y mncstros de rnatema­ticas, aslrologfa, astronomia y alquimin, aunque larnen­tablcmentc much1•S de sus obras, que podlan habcr sido prueba fchaciente de su avuncc cultural, lum qnedado ~la­nuscritas y han sido, pot· lo general , relcgadas al olVJdo, lo que pa~ece invitarnos a tLD oportuno rescale."

Por varias r;lZones Ia apcrtura de csta catcdra mares un !.ito enla histori a de Ia ciencia novohispana. Fue el primer cltl·so que incorporaba a los eslttdios tradicionales otros de

\corte totalmente moderno. El titulo de "Ast rologia y Ma­t.enui.ticas" resu lta engaiioso para nosotros, ya que la primera de dichas disciplinas tiene actualmente una con­notacion diferente. Pero en el siglo XYIJ otras eran las acepciones de dicha ciencia, que si bien tenia su por~i6n de astrologia propiamcnte dtcha ( ?o~o en todas las c_atedras curopeas de Ia epoca), tamblet~ lllC~rporaba ?tf,c,Jes y novedosos eotudios de astronomta, tngonometna, geome­tria alcrcbra y cosmografin. Se exJilicaha en astronomla a S~crobosco y a Pto lomco, pero tambien a Pcc.lro Apiano,

(le Mercede. ~hd1 id Ex OWcina Conventu& Eju.!dem Ordini~. 1743, p:i· gina$ 134..151. En C!ita set>A:iOn denominada '·De StlHiii!. Liuer<~rum" f(l:e eoroprendia sicte eapltulOF, ~e incluian Tt."'lugi:lJ Teolog1:l ,Moral, Artcs Y ?.hisic" y, parn lu Nut.wu. E$paiia, Mntcmtitjn.t!S }' A~tTonomta.

•a Ibid., p. 226. . . . . . u Felipe PicMoste Ap!Lntcs para ,na biblw1eor aenn/u:a espanola del

siglo xvi, Madrid, u~!n~ p. 238. Entre los naUs valiosos antecedentes m~r~e­dllrios de Ja ohra cientifica de fray Dic"O c-~ Hi. el de !ray Juan de Aptmc:1n, ((!lien vh·i6 en. Ia ~?gund .. a mita~ de s.i'ito X\:t t:Jl Espaii~ )' cscri_biO wuios tmtados de Antmchca, Ceograha )' Cuom6n1ctt, comcnto n Eur-hde!i Y (uc autor de un Tractlllt.u A~·trr.momicu..s de Sph.aero Mundi )' de wl Tr(JctaltL$ A&tro!ogitl+$. Toda su obra pem1:mc.ce t,>n manu!)critos.

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Cristobal Clavio, Tycho Brahc, Copernico, Kepler, Juan de Monterregio, Erasmus Reinhold y Ptu·bach. En matetn{Lti­cas sc cxponia a Euclides y a Tcodosio entre los antiguos y, entre los modernos, a Tutaglia, Cardano, Bombelli, Ne­pcr } Stevil1, por no mcncionar sino a unos cuantos. Los cursos rcsultaban densos y de alto nivcl," y cran de hecho superiores a los qur. debra impartir cl cosm6gra£o real'' ya que fray Diego se preocup6 constantemenle por actualizar su materia con los ultimos avances de Ia maternal ica, Ia fisica y Ia astronomia curopeas." Est a sana costumbrc de mantener Ia catedra a! dla fue conservada durante mlis de un siglo, hasta principios del xtx, por todoa aquellos que Ia ocuparon.'' •

Las lt:ccioncs de Matematicas y Aslronotnla tamhien contrastaban notablemcnte, por sn modernidad, con las de otras mn lerius (JIIC SC les impartian 8 Jos medicOS, quicnes scguian (iclmenlc los textos de Hipocrates, Galcno, Arist6-tcles y Avicena, en casi total dcsconocirniento de Ia rncdi­cina renacentista de Vesalio y Frscastoro, atmqtte cabe :eiialnr que, tanto aqttl como en Ia Europa de esos misrnos aiios. Ia difusion de las nuevas ideas cientificas se rcaliz6 lent;mcnte y con d ificultad y en el seno mismo ue las ten­dcncias tradicionales, siendo basicamentc en las escuelas de medicin<t seguidoras de Galeno donde dicha cclosi6n tuvo Iugar. Ello explica bien el hccho de qtte Ia catedra de materm\ticas de hay Diego se abriet·a en Ia FacuJtad de

H t3cccw.l LOpez, op. cit., V• 169. ~~ J.c}es de lndl(ls., Libro lf, Tit. XIIT, Ley V, T. 1,, P· 321. , . ~ t r Es intcrel!antc COmJlMtlr el programa de mat..ernahcas que debta un- r

J'-'lr1ic el rc:.l cosm6gn.tfo con los cursos de fray Dicgu. F.n !'U Ordentmz.a del 1636 que crc:ab~ cl pue!>tO, Felipe lV di$pon.la <Jl~e :tquCJ enseiili.!'.e el pril31cr aiio a Saeroi)oscu, l:v. cu:ttro reglas do untroeta.ca1 . "gla de lres )' ratces cuadradn y cULicu y algunos quebradOl!-. Las 1 eorteos de Purbrtch y )ar<. Tahlas Aljon.~inas . £1 seguudn ailo los scis primcros libros de Euclides, .~ri­gonometri'a (arcos, cucrda!:=, senos reclos, tan gentes y secantes) 1 lo~ Trnm· gul.os Espcrales de J ua.u de Mon~cnegro Y el. Almagcsto de Ptolomt-o. £11 el tercer ailo, COtsU'lO,(I:tfi'a y n&uuca, a!>trola.bto Y su eon~lrucciOu, obsc:na· cionc3 del ~1 y Ja luna y los otros P_larteta...' _(sic). U..o d~ Ia ~sf era y (ltros upar~to!l. Ell \ ttcadones podia c:nsc.llllt rc:IOJe::s, mec~nica y uJ;O de Ia ma· quinarla,

IS .\CN}ll Vnb.crsirlml, \\)). 2~~. rr. 39-.·) 58v, 108v, 17h; VOi!. 24-, {. 157\'.

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:\ledicina. Adema' rcsulta evidentc que de las tres princi­pales profesiones de Ia •opoca, solo Ia de medico entraba eu cstrecha relaciun con cl cstudio de los Icr11imenos natura­les y era, pot tanto, Ia mas id6nen para r·ccibir las nuevas teorlas, aunque hAy que inuicar que, <·orno en todo proccsn rcno,·ndor gcstado en medio de un nucleo reducido de in­telectuales, las actitudes adoptadHS en contra de los part i· darios de Ia apertura a menudo se cnracterizaron por un rni~oneismo extremo adoptado por aqucllos cientificos em· peiiados en no modificar ~J1 nada las tradicioncs cienllfi· cas heredadas.'• La posibilidad de cuestionar eslas ulti rrw~ quJo pudo darse en Ia Nueva Espafin cuando fueron con­frontadas Ins autoridades de Ia ciencia clasica con las obra~ de los nue,•os rcheldes l'i~rnicos, y cso se dio por vez pri­mera en las lecciones sobre ciencias exactas y astronomin que imparti6 nuestro rnercedario desde ~~~ catedra univcrsi­tnria.'0 Ahi aparccc cl mo,imiento, el ca rnbio, Ia transicion del viejo al nuevo cosmos de Ia ciencin, ilust rado y cxpli­cndo por un brillantc cicntifico en diafano "romance" en total olvido del latin ergotista llcno de csos vericuetos a qu~ tan nfectos eran sus colegas peripatcticos. Sin embargo, ni los procesos hist6ricos son tan sencillos ni las revolu­ciones cientificas ~on monoliticas, y en Ia Nueva Espana e:cisten aspectos oculto• de Ia difusi6n de las riue•a8 tco­rias Cjue convicrw poncr de relieve yn que ntienden u las circunstancias peculiures a Ia condici6n de Ia sociedad co­lonial.

. En muchos aspectos --quiui mas de los que estariamos drspuestos n reconol'rr las innovaciones cientificas fuc­ron nceptadas por un :.clecto grupo de ~abios no,·ohispanos,

1" Rf'«ulta intereaantf' ff'iiahar el heclto de que tunlo t'n Ia~ unhcnid.adc~

f'Uro~at corno anu:ric,ma~, IICom catOlicat o protPtll.l iH~s, f'l 3~tmdicntc dt· Arht6~lcs Y ~alel'lo, ludU\'h! ll lllfdiados de) ,.iglo X't'll !!<:guin 6iemJo puLlc• (0~~· (; cnuta~uaban ~:studium.lv loFt tratndo11 arir.rm61icos La~ioos: un,.Mn·

1ol'"' tnerouo~e et Corruprinnt, Hist.oria Animalbm•, L6gica y Mtta}Uico . ..A••, ~ro ctOrts. l~maban hlotoUa con mtdiciua l' t l lt"uguaje de loot ptu·

patt"llco&E6t"guta SJtnd(• t"l clomin•nte eo )os dr("u)o~ tkniH'icos: de: b rpoc4 l&n1o «'n urop~ oomo d"" (';alf lado del Allintiro.

" fk.otrn lOpez. op. cit., pp. l 17, liO y 270.

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f turrto por Ia nue'a vi~i6n •lel cosmos, acrptaLie por si mis· rna! que pro.1•on i~rr, wmo por ser dcsdc el punto de "ista socwl un eftcnz t n~t rumento de oposici6n." E~tos cientifi· I'OS, .<'rt ~u mayor pal'le ~rio!los, intcnLar·ou y lograron que ln C1encra pura d.•sr<•rt drt'oe de su novisirnn e inmaeulada torre de ma~fil ): se <:'Onvirtiese err un modo de exprcsar su derccho a discnttr <·n asuntos cientHicos frente a las auto· ridades consagradas. F.n las nuevas corri~ntes encontraron una 'igorosa aurrquc a menu do \·clada manera de critic.1r Ia P?slu~a de intransig•·ncia trad icioroalistn que, e ro asuntos de CJcncHt, adoptaba Ia jerarquia ec!esi/islicn espanola. Con· vicne sin embargo puntualizar que rsas tlos aclitudes no fue1·on exclusivas ni de loo peninsularcs ni de los eriollos, ya que entre algunos de C.•tos llcgo a dal'be ese rechazo a Ia, rn~c~·as teorias, } hubo medicos espaiioles de peligrosas proclindade~ a fa,or tic las nuevas corricntes ; pero es un hccho que el grupo o tcrtulia reunida en torno a nuestro rn~tcrnalico, que comprendia una mayorfa criolla, eran adrctos a algunas de las nuevas intcrprctaciones hermeti cus y rn ecunicistas hctcrodoxas como un modo de manifestar su disidencia del estamcnto peripatclieo que cstaba com­pur~to. entre los ml-clico.•, po~ buen nlimero de peninsula­res mtc.r:csados en mnntener sm cambio d ordt'n jerarquico cstablt•cJdo tanto <'nlre los astros y las cstrellas como en ln mas prosaica rcnlidnd social de aqui a[)ujo.

Es por ello que, en sus inicio; , ]a revoluci6n cientifiea en nue~l ro pais tuvo un doblc aspecto que Ia haec singular: fu<' por un !ado Ia obrn de un reducido nucleo de entusias­ta" reunidos en tomo a un eminente hombre de ciencia y,

:l .l:,.ta romunidad tit-ntifka de Ia ~ue>.·a Eep.si"u dd tiglo nTI habts 1doptado -de a<utrdo ron ln. rv>n~·eptos de Thoma'" ~- Kuhn- un nUI""\'O t><•r.ad.J@:m.a que cxp)icilbll ntli .. adeeuarl:amente 10!1 dat08 c.le l11 upelien~ia •1116 • u1110 lo huhla hccho t'( parl.'ldi&ma anterior (tn ene CllliO c1 ari'~to1 ·' J!ro-ptO IC'n~air~) . A p~~or df" tUI di~erg;ncias de.dL·ta11c, r.~e nUcleo dP. ho:. Ln.•11 de cJcncm posf':t:\ un ru:do ctetU dioo c.·onltut L.a ln"i.!l de dieho autor no .. I' •tc.Te que delirt<" bien J t .. lf" grupo: ··un P<tradl~;ma 4:.9 Jo que c.:.m. JlJ.rlrn. lo!'i n~:*"m.Lrv't de: ur111 \-.omunid.ld cientifica y, " Ia. in .. er-ea un.1 t~JIJIUn~dad c:tentJhe:t t.·ou .. a .. IC' "'1 una• ~nM~nu que· tomparttn un pn.t• da~n~~- T ... S. Kuhn, /.11 r:~lna·taro J~ len tttde.t-/,,nc-1 ci(fltiiitrJ.s }"Ot ,, .. ,.,co, 1910, J.l". 271. • '

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por el otro, un liflil ,chiculo de :ritica ;;ocial. Sin dudn f!ut' nunc a imagine) cl ,; rrey marques de Cadereyta Ius cfccto, que podrla traer Ia inoct>nte apert_ura de una r.Atedra de matcmati~. Sin embargo no connene e~agerar lo• alc:m· ccs que .Jicha actitud tu\o. Los verda.lrro' cientifiro~ son genie de .. ,,;ego y paz, de manera que poe? fur lo .que Iowaron los nue,tros en rl tcrreno de lo !'OCJal, no a•• en cl de Ia libcrl!ul fie pensar de acuerdo co11 otro, po,tulados cientHi .. o;; que no eran. los de Aristotele~: ~lucho de .In actitud de criollo ofcJld tdo adoptada por Sogul'"'" y Con· gora coo su polcmicn con cl padre Kin~ en torno a! mn l ~[ico cometa de 1680 o su" vcncnosas criltcas al pcl'lpnlrltsmo puedo· cxplicarse mejor si nos remonlfllllOS unos. do' o tres decenios hacia air{•~. a la epoca en <JUC fray Oocgo nboga ante Ia lnquisicion por el derecho a pcnsar de m.1nera diferentr."'

Re.-.pecto clc los sucesores de nue•tro mercctlarir> en Ia catedra dr matem:iticas podemOS dccir que e;,ta fuc OCU·

pada ca•i sicmprc por distinguitloo cientifico~. casi todos dlos criollo• y en un principio discipulos suyos, que de unn u otra munrra propugnaron por S(>l,'llir los li?camie_n· too l'otahlrcidos por su antecesor y maestro. El m•>mo ano de su murrle lo ,ucedi<i fray Ignacio 1\luiioz, quicn rcluvo cuatro :oiio~ rl puesto; despucs vi no Luis. llccr.rrn Tanco,_': relcvantc npologista gundnlupano; a conbnuac•6n aparccw Siglicnza y G!mgora, quien cicrra el si~] ~. Desdc cste nuto_r husta Jos[· Ignacio Rao1olachc, en cl ultonoo cuart~ del s•· gin ,\V III, Ia listu cs extcnsa yen ella aparece lo nm~ selcc· to de la ci<'oocin rolonial.

El desempciio de frny Diego en In catedr.o n·u~ir1~6 ~u pro·,tigio y rcnornbrc. Debido a sus no•to~ conocunocntos lleg6 a con•idenir.ele como '"oniculo de Ia' noatcmatica•". por lo que era con>ultado constantemcnte parn n•-.)h cr problemas de medidas de tierras. peso> de aguas y todo tipo

n Julio Jim~hrt llu.-da Herf"fics y $upu.>.ticionn f'n lt~ ~-,.t"ld £\po,:n, MC:'-i("'tt, t ,..,..,., ~941~. Pp._ 218-2)9.

Plaza )' Janl1 op, nt,~ Jlp. 5-1 y 9-1.

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de operncioncs de mnt~maticas pnlcticns, lo que fa\'Ort·ri6 qu~ tm ieoe que agu1.ar cl ingenio para in•cntar y con~truir algunO« ~cnciiiO!< apnratos de medici6n y calcuJo pam u-o del cnmun de In gentc y para desc.Jrgnr;;c el mismo do· un poco de trabnjo. Pero parece que este recu1110 no lc vali6 de mucho pue•lo que casi siempre que babin que solucionar un arduo problema por via mato!matica era obligado ir a la Merced a bu·cnr al padre Rodriguez, quien dchi11 1·•1ar bien 1·sr.onrlido en su celda para <JUe nolo importunasen," pero como n mcnudo acontccc, el acoso, dificil de c~quiwor, vino dr: drnt ro de 111 instituci6n a la cual servia.

Aycr como hoy 8e pensaba que q uicn cs capaz de cxpl icar en un aula las srccionrs c6nicas de ·\polonio pucde per· rectnmrnte rrnlizar Iabore~ ndministrntivns que no requie· ren de m<~yor dc,.plicguc de eonocimiento~ . £,tole acontccio al pa<lre RO<Iriguez ![Uien, por sus habilidades como "aritmiitico". fue nombrado contador de ln Real } Ponti· ficia Uni\'ersidad, cargo que ocupo por miis de dos decc· mos. La labor distaba mucho de ser sencilla y lranquila y le origin6 no poco, sinsaborcs y problemas por lo que su· ponemos que no dehi6 de ser muy de su agrndo .. \nt~rior· mente do~ pcr.onnjes hnbian ocupado el cargo, Juan de Alcal{l y .Juan de Arzola, quienes no enon mato·mi\tico, y •·uyas hnbilidndcs no parecen bnber sido particulnrmente brillantes y:o IJUil dejaron a la Pontificia poco rroeno~ que en estado de desastre financiero." El momento era pro. picio pnra end ilgarlc el cargo a u11 amanl.e tie las male· nuitica• plu·a• a efcclo de que se hiciera experlo en las impur11,, Y a~l pa•6. Un nombramicnto del 3 d1' noviem· brc de 16-15, rcpctido en 161S, le col~o t:1 ~amhrnito a fray Diego quien a~cpt6 e~toicamente el pue•to."

:• l'an:ja, op. t.lt., 11, J.oP· 2L-..2!6'- . _ H Plu.a } J•Cn, op. ('If., I 1 p .. J;l; 11, PP· .j,3..5-t " FJ uomllramitnto d'"finiri,·o es del 28 d,. noviembrc d.- 1M3, 11unqu~

fray Oi,.~:o dt~tns;cii6 b1w-•rl'"s cc·n~hJes d~e 1640. En 1()45 lu PU<:\<al

Co~t~t,'turifm,..t uniu r"1te~riu di~txmian que el contador iue&e d ~•1t·drb1ioo

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Las obligaciones del contndor univcrsitnrio hadan hoy pal;dccer al mas entusiasta experlo en asunto> financ·it·ros y hact·ndarios, )8 que los embrollos cran grandes y nunca habia dinero en las mengundas areas universitarins. Los aprictos ccon6rn ir:os cran c:onKtuntcs y dt•hian ser rcsueltos pronto y IJien por el contador; asi, los pa,::os a mur;tros y personal tenian <]UC scr hc•chos punluHimt'nlC y •i hahia rezago en ellos, cosa nada diHcil, sc exigia pronta regula· rizacicin ya que, de no habcrla, sc sn.witaban di ricu Ita des y qucrcllas con los Joccntcs que nolo eran tanto al momento de redo.mar !10norarios dc,·enllados y no cubierto~." Pcro los pleitos con cl contador no vcnian solo cl~ ahi. Si cl con· tador los multaha o les relcnin cl sucldo por auscntismo inmodrmdo Ia disputa era obligada o ~i cl rector <'x igia una mayor suma para sus ga•tos y no I<' rra concedida tam· bien ~e pro,·ocabo.n desavenencia;. Aparte estaba cl alle­garse fondos. El contahle dcbiu solicitar clonativos, cohrar las libranws y a<lcnini~trar las rentas producto de IM Jincas y propiedades uni\'cr~ita ri a~. Como si e~to fuera poco era su obligaci6n cohrar los honor.trios c<tipulados para oh­tener cl grado, comprar los orn:unentos deJa capilla y cu­brir los gastos de las frecucntes fiestas y celebraciones. Como Ia penuria era cr6nica los problemas tamhicn lo eran, asi que cnando se instituy6 el nefa;to ''beneficio de horlas" nadie lo im pugn6 coo argumcntos lo suficicnte­mentc dicacr~q como para que Ia disposici6n ft"'~C.l ~lero­gada. Como todos e.•los asuntos eran vitales para Ia buena marchn de Ia cao;a de eoludios. cl cont,ulor dcbi•l a•htir a las rcuniones de c·lnustro (lo, llamados "claustros de di­putndos"), para dnr raz6n de sus manejns y peripecias

de ~stMuiiK-.u; !-in cmbar.;u, Juu d~ .o\l~ ~iguU1 to cl cargo oflcWJ:Den. C< uNa 16111. P•·-· J · p •·1 1 ~h 'M. I' · · II pa;i.n;L 2"'' o.a.w )' Ot:n 0 • .. 1 ., 1 pp. ~"i'.r-71 • OUI!Ja, op. Cll., •

21 El P-'&0 o los rua<·')tro" F-f' hade. cetla c;u;.~tro m«er., ){I tnn)ul'ill fie l:u~ •;ere& tt f)rnrt:lla. A n\editldos dt' dicicmbn: de 165.! !ray Diego hnho fie pagar de ~~a manc:ra 1480 l)(ao• (que oo J}O'""f.) :l loi macetros que no babian podid~ c.·r~1hrar .• ~1c:ottlt'11 de pJg.:~r fu,.. firmada por tl ,i.J-rcy (P.du y JoCn, op. cu.. , p. - .

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r financic·,-,,, En los Libros df' Claustros 'tucdaha u~cntada su prescu6a e inlerveuci6n, ~si como Ia del sind ico uni­versitario. cuando (•,le exist ia.

No es de extraiior entonccs que despuc~ de ver lo que tenia que re11l iza r d abrumadu merccdario devenido con· tralor pidieoe prontamente un aumento de mcldo el 7 de diciembre de 164H, o sea a(J<'nas trau,c·urridos diez dias de lialwr sido honrudo con el cargo. Las nutoridadc.s pre­firieron suhirle lo, honorario~ a Ia cifra que sol icitaba antes (jU() ~~~~tit u il'!o pur otro. Asi, a finr~ del mismo mes le fueron incrementadas sus pt·rccpciones de cincuenta a cien pe'<" anual,.,;." Sin embargo, y !><''<' a que sus dos remtmemciones un iversitar;as cran bajas, nun tomadas en con junto, ya que s6lo ascend ian a doscientos pesos anuales,. los pago• eran por Ia e;,case1. d<· rccur~os muy esporadicos y alealorio~ por lo que a pesar de ser cl mi•mo el contndor pocas vece• pudo pa11arse completo su sucldo. Toda,·la roco antes de rttorir, {') 19 de agosto de 1667 cxponia al clnustro­de diputados su ~i tuaci6n : lc drbian 467 pesos de snlarios como conlnble. o sea cuatro afios y medio de lahore~. y pe· dis que se le autori1.uan solo 200 pesos que necesitahn. Se le infmm6 lac6nicAmenle que no se los podiuu dar porque "en el arcu de Ia Universidad no habia cfcctos".••

Uno de lo; prnblrmas ma• dificiles que nueslr<> a•tr6-nomo hubo de solucionar cttnndo ocupaba cl mencionado cargo fue cl que sc origin6 a wiz del pleito de Ia Universi­dad con cl que fuem ijU sfndico y tesot·ct·o, Francisco de 1\Iolinos. E•tc tortuo~o personaje era un comerciante adi­nerado avecindado <'n Ia ciudad de li!Cxico. Aspirnba a! pueslo de sindico rle Ia Univer~idad, pam lo cual acccdio a depositor Ia fuertc sums de dh'z mil pesos de fianza que •e solicituha como rcquisito imJlrescindible. En octubre de 1615 se le expidi6 c1 nombramienlo pero no habian pasado mas que algunos me•e;; cuando el contador Juan de Arzola

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dcnuncio un deficit, atrihuible a 1\lolino., en las cuentas univer<itarias. Sc le exigio a <''te recmbol•n•c 2 836pcsos 3 tomine.$ que obrahan en >u podt•r en forma de lihramas 11 Ia Ileal Caja y que estaban de•tiMdo~ n mbrir loo atra­sndo~ sucldo~ del daustro de mae•tro•.10 El sindico se re­hu•6 a haeerlo y las autoriclade• univcr<ituria~ ~e vieron preci<;Hias a revocarle los podcres y n avisar a lo• oficiales rcnles y a los dcudorc$ de Ia c11sa de estudio, para que no liquidu~en ningtma jjbrama . . Molino~ •e dcr~ndi6 maiiosa­mcntc . .1\pefo a Ia Real Au<l iencin y nn1 cnz6 ••on recurrir a! viney y exigi6 una rr.visi6n imparrinl y a<lecuada de l as cucntns. Fue entonc('s que Ia Universidud !H"IIlli6 a fray

, Diego y lo hizo contador con fa visihlc intcrocion de que ,e cneargu ra del a sumo."

Nuestro mcrcedario revi~6 los libro~ de i\folinos y de­clar6 exactas las cuentas de At7oi:J." Exigiti al sindico cx­hibiese lo. valores que rctenia y le dduvo cl sueldo de do,cicntos J•e.>os de honorario•, que aun no cobraba, como garantia. El a~unto se agnm> al exigirsel<' a Molinos, en mar?A~ de J619. el pago de 442 peso;; que habia rt'cibido de Murtin de Robles, alcalde mayor de J icayun, lu~nr don. de Ia Univcrsidad po>eia nna cneomieuda que lc rcditlUlba algunas sumas.,. Esto no hizo sino alargac aun mas eJ pleito, que s<'gufa sin solucionar~e lodavfa a finales de 16~0 rn notorio perjuicio de fa Univorsid11tl. En noviem bre de c;;~ aiio r-1 irritado claustro de diputados exigi6 a fray Diego q u~ "uc·abase de ajustar las cuentn~" de Molinos, ya qur e::xistlan rezagos aun no cuhiertos. El r•curridi/.O rnrr­cader recurrio a] visitador general del t·cino, don Pedro de Galvez, quit'n pid io a Ia Universidad relaci6n detallad., de• Jo, rnolivos que habian originado las desavenencias y ]a

•· Co.ml) •f.adioo que f'f'a podia ad'o:U.ni~trn, J•·r COmitl6n, I~ him~ rur~blc• de 1. Unhmid.ad. t. rct~::zeiOn de ,aJou. atrndt"ri• 1 q~.~e Molinoc lo. aa,tnla por au cuenta, de te.l forma que al .erie tdcida 1 .. u:hibi('t.i.q M le lun• fli~CU ko.tr tl liqujdo de imnedi:ui\. Uto oriJ;io:th., l•)t probJf'tiW.!.

11 J'l~'·\ y JaC~:~, op cit .• I, pp. 372 y 390. n /bU., I, pp. 393, 39.5. 397. u 16td., p. 39-l.

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. E cJ _ ornbro dos eomi<iona-·us""n'i6n de 'lohnos. I au.tro n 1 1

. • r· I I o· oo para exponcr e n, dos, uno de los cua es era ray .'e., ' . I d lo•n de cau•as de su procedrr y dcnunCJar In actJtu_< o . •q••-•'1 E•to dt··~nc.,den6 Ia iracundia del sind•col en co~tdra " · · d · 1· d 1652 o ••cu•o r de nue•tro mercedario. El 23 e JU JO e . . ' en su "oclio!!O y 5ospcrho-o" y de haberle adtctonndob' .

· . . . d 1 ntute·• hn •a tem· '"debe" pnrt1dns mextslentes e as que ' b 6 1 do r.o1Hwi 111 ic•nto. La rccusnci6n fue aceptad<l Y •c nom rd.a

· • I f\K 1• que ·1ctuara romo me Ja· contndor Jnrlnto c e tee '"" para ' "" I . cRtaltn M 1· vechando qur ''" vr1. dor. ~ntoncc•s ~ mos, -~pro 1 finnnzas universitnrins y

pracllcnndo unn mspcccwn a as . cc habin a arcntrmcntc descLbierto ciertos gasto~ lmpro • drnt<·• i~lputables al rectory al maestrescuela, decl ar~ que las cu~ntaq de dichos descmbohos las lled~ba fry D~:f?~ UC~tO qu~ linda liCmpo que eJ, COmO Sill 1~, SC .a' I

P { . d Uortunadamente Gulve2 no diO cabld& n Ia trans er1 o. 1 • • , . d • tineote dar por libr('s acusaritin \". mas aun. con,, ero per. . "fj d s al

. bT d d los di•pendio• no JUstl ca o . de respoma 1 .I a es. plr .. 0 • ·aiios d.;;;pucs aun no habia rector r al mar•trescue a. o. .,. dso' de ~oluci6ro a Ia mania del sindico dbe reteurrly• u~~~: znr indebidamente las rcntns que recnuda a pese n. nl. IE • 1 d " tado- en e•e •cntJ< o. •n hibiciollt•• rid d.tu>tro < e 'P~ ' · · · ' ubriese bril de 165tL f fll) Diego volv•6 n eJog•rle C[UC c I

a r o• rn su coni rn. Se les avi so de nueva curnla n os ~~~J~r~s ·de ,; Un ivr rsidad que no le pag1as~n. ~~~~~:~,~~~~~1~! . I ·n descnnso de todos, sc c cc'o y fnlA mente, flUJ • 1655 · cierto descaro, , puesto. 'l'odav1a en , Y no sm • • n su " . 'ldJ"co" que el padre Rodr~guez lc . • )II como ex su , d exJgta, I dr ou sueldo. que el pru rnte con· aga•e rl remnncn e

1 1

P h' 1 "do basta no saldar Iota mente as tador Je hn ta rr em

cuenta•. . • f o· 'It" 10

, d vida trancurno ray •ego sus u m ·

En este tenor c ,. . "dad •·na de •u• !abo-. - I d Ia unrver.n . " . . vemtc . nnosd <entro e baher •ido el control de Ins cut'ntnq rP~ rna~ P<"'"a ns parcct~ ...

u Ibid., p. 40{~ Cu1Jo1 op. cit., I, PP• 2l6-2-1S, 254·

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de la enromicnda de jicayan. ya que debia remlir periooi­camente al cluu•tro de diputados 1111 pormcnori?ndo in!or­me de los ndeudos '"de los indios gobernadore~ de lo• pul'hlc» de· c•ta encomienda". A partir de 165~ aumtnt6 cl movimiento contoble de Ia mismn. )ru; cuentas cro•dt•ron 1 Ia diiicuhad de cobrar los adeudos aument6. Durante ocho afio, frn> Diego luch6 por mnntener la rentabilidad nc csta propiednd universitaria en 1111 buen nh-cl, prro para fines de 1661 Ia ~ituacic\n se hizo in;oslenible. El 16 dt• febrcro del nfio siguirnte nuestro mercedario dirigif• una certificaei6n al clauslro de diputados donde manil:cstaba Jo cxitico de In situaci6n. Seiialaba el imperativo de! h a~er efectivos los 4 561. pe•o• 5 toroincs del adcudo que l)ara csas fechns se hnbia acrecentado ha~ta esa fuerle cnnl iclucl. La exposici6n del contador encontro favorable ncogida. El claustro otor~6 Clmplio:s poderes ;;I rector para IJUC llevara a cabo Ia• dilij:encias nece;arias "ha>ta que tuviese efecto In cobranza"."

Lru, aclivid.u.le3 de fray Diego denlro de Ia Uni,crsidad fueron de dh·er~a indole y cstU\-ieron lejoo de tltl!'dar cir­cunscritas eotrictamente a las puramente academicas y con­tables. De,de 1640 lo vemos aparecer en reunionc;o. del claustro pleno donde se definian los lineumientos neadc· micos gl'neralrs de Ia institucion. En ese aiio una reuni6n mogi~terinl de cstc tipo, a Ia que asistio rn wgtro ~atcdni­tico, vet6 eneq~icamentc un nombramiento arbitrario del virrcy Marques de Villena, hecho que violabu los estatutos y que Iue origen de un largo y penoso pleilo entre Ius nuto­ridadt•• univrr~itarias y el virrey_'•

Es 16gico suponer que a su muerte. a prindpios de mar­zo de 1663, Ills varias labores que desempci\uba re<lui­rieron Je otro~ tanto; sustitutos, los cuales deberian ser nombr.tdo' pront:unente. Del de Ia ciitedra de rnatcm6tica.; ya hemo~ hnblado. F.l puesto de contador fuc mas dificil

u PJa1.1 y Jain! ~p._ nr., II, r. 17. . . . . . . . . M Atl.K-110 \t. ClrTt'IIO, lA Real ) PontiJwa (JmtYr~'dad d~ ,,lt.ruo, ~tc­

xiC'(), I,.J(AM1 19(t1 , 1, p, 178.

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I \

dt• c'tobrir. "" •olo por Ia pericia hacendaria qu(' •c ner•·­sitabn sino porque Ia paga era baja <' incierta. El p;•·· cedente de fray Diego. quien no habia percibido honora~IO$ durante lo• iilrimos cinco aiios de Iabore>, no era prec••n­mente una burn:\ rccomendaciun para acept;u- un rnrp:o prciiudo de dificultades. EJ rector propuso a un tal Cn~par de Hueda, e·cribauo n·al, a quien •e lc ofreci6 el mi•ono sucldo de cien pe'O>. Cristobal de Ia Pla1.a y Jncn, micm­bro a Ia sa•6n del claustro, hizo ver que no habia e~e dinero pura pagnrlc: y $1) orrccio como contable "~in cstipeodio". Purece que tan generosa propuesta pudo scr decJinac~a )' II

que el clau~lm ~upo allcgarse los recurso< nc·t<'l'Onos y pudo de~i~nar a Hueda para ocupnr cl puesto poco~ dla~ I

. ,. ( C'f>Ut'>, '

Como )a drjnmo, dirho, euando trascendi6 ) oc ~upo a ciencia cierta <iU<' en el com·ento de Ia Merced hnbia un experto <'11 motcnuiticas, las consultas para solucionnr ~ro· blemas <iUC r~'<luiricran de elias no dejab~u\ de llegar. Este hecho no~ permitira entror en conocimiento de una nuem faceta de Jo, actividades del infatigable padre: In de "in· geniero" y tccnico."

Para e<tn habrcmos de reroontnrnos a ~<·ptirmhrc de 1635, cuonclo un preocupado y recicn Jlegado virrey tra· taba de dnr, con eHmero entusiasmo y corno tuntos de sus anteccsores, tnw nueva soluci6n al atavico problema de las inundnciones de Ia ciudad de Mexico. La ultima habia ,ido Ia nul.s dcva•tndora de todas aquellas de que se guar. daba memoria.•• Habia clurado poco mb de cinco aiios,

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de 1629 a 1635, y sus fw1estos efectos todavia cstabnn a Ia 'ista de todo>. La sufrida capital vicreinal se habin anegndo totalmente: callc;, plazas, templos y ca~n•. Las pcrdidm; econ6micas ernn cuantio;as. :\Iuchos \'ecinos ha· bran quedndo nislados )' vivian en Ia parte alta de FU' mo· radas, otros hnbian optado por trasladarse a Puebln. Unos 30 mil indigenas habian perecido ya sen ahogndos, sepul· tndos bajo las ruin a.~ o por hambre.•• ljna H:rit· de rrrores de calc:ulo en ln construccion del desagiie hnbia ap;rnv11do a(m maslo que de suyo era ya una catiislro[c, pucs NC ne· fasto niio de 1629 las Jl uvias habian sido de tal rna ncra to· rrencia les que los lagos que en estrecho ctlrco n·iilnn a Ia ciuclad se deshordaron los unos sobrc los otros y nl en· recet· de salida Ia anegaron. Los proyectos <[Ue por cntonccs fuCI·on prcsentados no opcrnron, ya que casi ninguno de ellos fue lleYado a In practica y las querellas entre Enrico ~1artinez y ''" cnernigos no hacian 5inO cntorpccer aun rna~ las po.,ihles soludones." En suma, Ja ciudad 'hici en bU Jiquido kcho ha.ta que a rnediados de 1635, y dchi· do principalrnente a Ia evaporacicin natural, a alguno~ sa· cudimientos IJUC aLrieron grietas que filtraron cl ngua y a las escasas lluvins de los Ultimos afios Ia muy noJ,lc, leal y acuatica ciuclacl retorno a la norrnalidad.

Los restilcntes olores que despedian las acequias azol·

l vadas hicieron que el virrcy dictara urtl cnCi4 P•~··cnlorias al ayuntamirnto para que de inmecliato procedicra a su limpieza. A~imismo dispuso Ia reconstrucci6n de ln~ cal· zadas destruidas. Las laborcs dieron comienzo en septicm· bre de 1635 y duraron poco mas de tres me~e~. Fucron

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limpiadas unas 22 mil varas de acequias con Ia ll)llda de aprol<imadornente 20 mil indios. El costo de ntiC'nu·ionc.. fue elc•adu ya que se gastaron 24 mil pesos tornados de la' areas del cabildo. El albarradiin de San Lazaro, que estaba ca~i dcstruido, fue reparado. Tambien lo fucron Ia~ calzadas de ).Jexicaltzingo, Chapuhcpcc, Guadalupe y San Cri,t6bal. Las bovedas cuarteadas del iusuficiente desngiie de Huehuetoca, que de tan poco habia sen•ido, y cuyos so· cavone8 be habian derrumbado en parte, empezaron a ser rcparadas."

Solucionndos algunos de los mas vitales c inmedintos jJroblemas provocados por Ia inundaci6n, e) virrcy puso manos a Ia obrn para impcdic que r.n lo fulltt'o un arontc· cirniento similar rcsultara igualrnente cnlarnitoso. Qui· zas fue impulsado a hacerlo por el hecho de que a raiz de Ia catli•trofe Ia poblaci6n dnba indicios de estar altamente dcsmornlizada y habia cundido el de~aliento, lo que propicinba que los edificios no se raparaseo, ni el eomercio se reanimara, ni las demas actividades co­braran su ritrno acostumbrado... Como solia acontcccr en casos similores, Cadereyta empez6 por proponer una discu;ion lt•orica dt'l problema que posteriorrnrnte Jlfrmi· tiera nsumir actiludes prncticas precisas. Comision6 en no· vicmbre de 1636 a dos expertos, Fernando de Ccpcrla y Fernando Alonso Carrillo, para que elaiJornran una his· toria documcntuda y ponnenorizada del desagi.i c de IIue· huctoca, de bUS diques )' canales, y de los diferentes proyeclos y tcnlntivas que se habian propuesto para clar so· Jucion a ese capital problema que aquejo.ba a la ciudnd. Debia contencr, asimismo, una relacion de los gastos que sc habian hecho ;le•dc el 8 de noviembre de 1607. Iecha en que !e dio comienzo a tan <.'Olooal obrn hajo el marque~ de Salina•, hasta finale:> de 1636. Con rapidez exct>pcional

u Audrt. Ca'·o, llistorlo de Mixico, .. Yt:-.ioo, Patri1, 1949, p. 310: Lull r.(lnxiJu Obrc:~~:ii~1 .lt~moria histbiaJ~ ucni.ca r admini.JtrQliJ ., de 1.4, obru J~l dl':o.a~Ut Jtl YaUe d~> 4ti.n'co, 1449·1900, MC.xico, 1902, J, pp. 185-186.

t l llop:-1, op. rlt., p. 131.

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ambo.- autore• dil'ron tcm1ino a >U tarca a fines d<' e-e mi;rno uiio, de tal forma r1uc, despue~ de scr revisado el manu!crito por el viney, pudo ent•·ar a pren>a a printi· pios de 1().'37"'.~

La obrn llevaba por titulo Relaci6n l'niversal, Lef(itima y V errladem. del sitio l'n 'JIIf' l'sta fu({(la(la la rnu.y n.oble. insigne y may leal Citulad d(' Mexico y re imprimieron de elht quinicntos ejemplar .. ~ •1uc debian ;er repartidos <'ntre los oidorc~ y fiscal tic Ia Renl Audienda, la Inquisici6n, el Tribunal d.- Cucntns y de Ia Santa Cru1.ada, a<i como a los do! cabi!dO!'. ecle<iu,tico y ch if. a Jo, con\'cnto:; de San }'runrisco, Santo Domingo, San Agustin, El Carmen, Ja Merced, Ia fJrofe>a )' San Diego; a los colcgios de San Pablo y de Ia Compaiiia; al rector y daustro universitario<. al Juzgado de Indio•, a los condes de Santiago y Orizaba y a ul:.,'lulns otras pet·~onas de expcr icncia." Todos ~llu~ debian rendir un parc.-er acerca del m~jor modo de con­ducir a buen termino las obrns del de~aj(iie. Dichos proyrc­tos debian 'cr pre~cntados en una junta conv•wada por el virrcy parn cl 5 de junio," y habian de ceilinP a una c1ti· dadooa r bien pemada minuta que comprendia b.kicamcnte tres puntos: 1• Si scria uti! para aliviur de inundacion~• .a 1\.J(·~ico con~<'rvar el dt••aguc de Huchuetoca. y ~i haci(·n· dolo a tajo o.bierto, en mayor altura y capacidad, podrla

-desaguar las Iagunas de Mexico, lilmindolo dt> inundacio· nes; y ~i. ca~o q11e esto se con~iguiera, ~cria po•ihl .: conser· vor Ia fiibrira o ;i d~ los drmas d••,~t:;ucs propuestos l'e

lmbin ofrecido alguno que fu~•e universal. 2' f.n cn>o de CJU(: no ~~ obtuvit•r<: dcsngUe universal pur IJuehlwloca o por otro de los pun to' propueolos, ,; ~1exico podria con·

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scrvarse libre de peligro con <olo reparo~. prc•crval ivo• u otro, que conviniercn al caso. 3' Si. en caso de no hall .. r posibilidad t'n uno u nh·o l'Pillcdio, cmwendriH cambinr Ia ciudnd tal como lo tenia ordrnado cl rey, eBtO r~. fabric.or ' \'Oluntariamente. con nueva planta. una ciudad (fUe sin ie1a de resguardo, o cllml,iarla, si mcjor parecicst•. a los Jla. nos tle Tacuba )' Tacuhaya, entre los rios de Sunctorum y :\Ioroles. Se pedia. en fin. se tll\·icra "" cucnta, para cua]. quiem de .-,tu~ mcdin;, cl ticmpo, dineru c indios que ~e habinn de necesitar, a~r como y de donde se l<•o habin de pa~ar. con las demit~ •·ircunstnncias qu~ r~qucrin un ne­godo tan importante > ~rave:" ya que las cifra~ gasllul.J> en c·l desagiie hasta ese mom~nto asr~:ndian n Ia exo•·h i. t:mte cantidad de 2 9SO 164 pesos v 7 y medio r\'ale~. lo que rm gufidcnte para ju'>tificar Ia nNitud apremrada l preocupada del virrcy.

Aunque Ia tentativa era burna sc vio como siempre. CIJ·

torpccida por los dcmasiado' parecerc• pre:;entados y por lo" intereses encontrado,. de Jo.; participnntes. lo que no tn t . d6 rn provocar discordias y pugnas. Aunque Ius disyunti· ''as propucsta.s por el 'irrey eran <olo trl's. a ~o.her: d~:l~iir, clique< de contenci6n o trasladar Ia ciudnd, los cxccsos im;t· ginativos de los c'l""rtos provocnron que las ~olucionc~ ' fue;.cn tanla> como los proyecto~. Fernando de Cepeda, el coautor del libro, era cl cncnrgndo de re•isarlo~) glosarlos p11ra Ia Junta que "'' llevarla a declo en junio. Su labor debi6 ,,..r ba•tante prolija y engorrosn dada In multipli· cidad de ]a, opinione,. A pe<nr de ello Ja reunion se \'C·

rific6 en ]a Stlln del Real A<:twrdo en ln fecha prescrita y bajo Ia pre<idrncia drl virrcy. A ella a~i•ti6 cl padre Ho. drigue> "como peroona entcndida ('n Jn, matematica•" tan· to en rcprescntuci6n dP In Merced conH> de Ia Lniver<iclad (a pesar de que llevllba ap<·nuH dos m!'<es esc~~os de ha· bcr~e incorporado a ella como catedralico), y riudio. ]{,1";. camt•nt .. , un mi-mo parccer por amha,:" pcm era tal Ia

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pluralidacl de critcrios que paso inadvertido. Algunos de los a .. i•tente< PC dedararon a favor de conservar las obras de Huehuetoca, otros se oponian a elias considrrandolas inutile!. Una mayoria ~c inrlinaba por pre•l'rvnr dicho ca· nal atui<JUC, contrariamente a la idea de Enrico i\l urtine>, eran partidario• de hac.-rlo a "tajo abierto". Esta U.ltima propo>iri,\n se enfreutnba con los problemas de los altos costos y de las gra\'es dificulladcs tecnica~ que entraiiaba. HulJo pcritos que solicitaron que se construyeran albnrrn· das y calzadns y hubo quienes se O)JUSi<:ron tl'rrninnnte· mente a elias. Todos, sin embargo, coincid ier011 en no mover Ia ciudad del sitio en que estaba y, poe upnyar su idea, no fa Ito quicn dijera, en contra de )a mas evidente de las realida•lc;, que la inundacion de 1629 habia causaclo poco daiio a In~ ca•as y eimientos. y que srnc ias n ella se hnbla fncilitndo cltniiico de las eanoas por las callcs nne· gadas, con Ia vcntaja, para los vecinos. de poder ndquirir sus mere<~ncias a las puertas de sus ca~as, sin ga•tos de carroTo• y mulas y en buenas condiciones sanitaria~.·· Junto a cste tipo de c.xtravagancias no faltaron, sin embnr· go, actitudes menos delirantes y mas pondcrdda•. Algunos de dichos proyectos han llegado hasta nosotros, como rl de Andn:s Oviedo de Bcnesa, el de Francisco del Vivero, el dciny Andres de San Miguel, el acerrimo enemigo de En. r ico Mat-tlncz y Sit mas formidable criticu, y d de fruy Diego Hoddgucz." Todos cllos c~tuvicron cl c acuenlo en <1ue clclJia .. onservarse cl canal de Huchuetoca pcro n " tnjo abierto" )' haci~ndoJo mas profundo. Nuestro nu•,·c~dnrio, que llcvaba una dohle representacion. estaha bien cnh•t·ado

d Plu y Jain, tJP- cit., I, pp. M0-341. Fray Oic~n nj fuc tl Unl(fl lf'Pr"" ttntante por s·arle- dt' Ia l:ni\-.?r"'idad, )"a que !C b:lbia lonnadl) una eo)mi.lt61'1 de ctnrro mkrol'"'• compun-1.1 por lo, docture& GinC.5 de lltnen )' Jolll de lft"TIO )' por el m-lc"ro O:amiin de Porras >t nuntro matemAl.ico. La pro­po~"U d., dJ!~t fa_ .. di~tida vor el rector Ar~u..tin de B.tnicntot.. (C.rrf'iio, lA Rftll Y Ponti/rria .. . , pp. 177.178.)

•• C,mz.ilc.& Ol'"!"G.n, L:Jc. cit._, Boyer op .. cit., pp. 1~ u. . ~o> ,..,.,;,, DtMJIUf, .,o). 4 e~p. 1~ Coozale) Obrcg')fi1 Ol'· e2r., pp, 190-

192; C1r1t'fi!'l, EJtrntn·d,., .. :. p. 113.

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no solo de los prO)Cdos propuestos en 1629, sino tambicn ,Jc Jo, prc-cntados en los aiios de 1555 bajo Lui- de Velas­co el Viejo, en 1580 bajo ?llartin Enriquet ) en 16().1 con e) marques de i\lontc•claro•. Esto le permitio tener un at~l· plio dominio tccnico de la situacion y dar en eon•rcucnctn wt parecer apropia,Jo:·'

De~put'~ <1<• qur. lo~ miembros de Ia J unta, entre lo~ <] ue iha fray Diego, hubieron practicado el l' de jw1io de 1637 una vioita a! dc~agiie, a efecto de modificar sus pro· yeclt>~ ,.i a,.l ftw~c JJ f'CC>llrio y dcspues de ~c ria~ con~iclcrn­ciones ~obre los diversos pareccres. el virrcy ordcu6 cl diu 20 del misnw mesque el canal' se bicie~e a "tajo a!Jicrto", ] 0 que ampl iuriJl su cnpncidad y evitarla los azolvmnir utos provoc:1dos "por los continuos caidos )' dcsmoronomiento de In tierra floja y delemable". Segun los pcrito. consul· tados, entre loo que ;;e hallaba nuestro merced:~rio, ltabia que remo1·er 70 721 526 varas cUbic.'lS de tierra desde.la ealzada de San Cri516bal basta la boca de San Gregorto; e-to pcrmitiria dar •alidn al ngua de la laguna de \1cxico con un volumcn constante de euatro varas. Para rjecutar tan magna labor, el 17 de agosto fue nombrado superin· tendentc del desngi.ie el Comisario General de San Fran­ci~co fray Luis Flores, el cual pennanecctia en csc.ruesto durante dicci>cis aiios;" sin embargo Ia constllll:tct.on del proyectu dururia siglo y medio mas. Al mi~mo.tiempo que· dabn const ituidn una comisi6n de experlos qlllcnes, en los mcses siguicutes, deberlan practicar una nueva visitu ul desaglie con cl fin de rcndir un informe acerca de Ja mar­elm de lo~ trnbajos. Estaba formada por cl mne•tro mayor de Jn catedral Juan Gomez de Trasmonte, por fmy An· drc~ de Son Miguel ) por fray Diego Rodrigun" El 20 de agosto, apenas trcs dias despues de haber sido nom·

II D'.-fllot, .,ul. 4, ff. 62\~\·. ~' ACI'\\1, Dtl.tllil~, , 0 ), ·1, fl tv-3v; ~lon!emayor! C6rd.,l.Nt, ln/fJTm#', tn

Jn.(trucdOFJ qu~ toJ l'inr1 f> 5, .. , pp. 1()9..112 red. c1t.). ~ A(;f\)11 DI'SIJ~Ur, \ol. 1, f. !)Sv.

braclo d incnn•nhle franci;;cano. daba comirnzu a lo, tra· bajo. en d punto denominado La Guiiiada.

La id!'a de hncer el <le•a!!Ue a "t:tjo ahirrto·· no em nueva. rue' ya dc•dc el dc•a;;tre de 1629 un experto lla­ma<lo Pedro Lopez .\liguel. habia propue.lo tlidta •nhu•ie\n seiialando, ude·nui<, Ia comcniencia ,],. •·n•:mchnr el r~nRI a 30 varaq )' ahondarlo a 25." Basicamente esla fue lu >O· luci6n UJJrobnda por \.~d· ·r~yta ya que de,."" mancra lo~ la­~os de Zumpango y San Cristobal, causante<; dirt•tln< dl' Ia~ inundnciones junto con el de Ttm:oco, dc!'aF;uarinn di­rcctamentc ~obrc cl cunal. Sc abnndonaba a•f definiti va­rn cntc d viejo proyccto del socav6n.

Las obraB dcberinn emprendersc sin demora ya qnc con Ills ll uvia• de junio de 1637 los la:;o~ de San C.ri<,t6bnl, Zumpango, Xaltocan y Citlaltepec se lmhi. 1 tomndo <ltrle· naz~mte!-1 dl aumc•ntnr su Yolumen. Aunque en lo~ mco;c...., ~i· guientes llovio poco en comparaeion con otroo- aiios. ts per· fectamcn\e cxplicnblc In prcmura del virre) en nombrar n Flores y de este en empeLar laE obra>: •in ~rnbar"O no fue facil iniciarla, ya que muncrosos d~rrumbt>; <pre habian ob<truido Ia ;alida a una ~;ran cantidnd de ngn.t que, al qurdar rcpresnda, obstaculizaba In~ obra• de cx•·a­vnci6n. A p~sar de ello el superintendeute ordeno que se excavara t:n La Gniilnda hasta una profundidad ad~ctwda, lo que pcrmiti6 que Ia repre~a se rompiera y Ia t irna fuc~c anastrada por ••1 ICtrrcnte. Para evitar que !as lluvia• irn­pelicran In til•r ra hacia abajo provocando nueva• oh~truc­ciones orden6 con•truir dos nljibes de buena ca)tacidad en Ia parte ~II JII'.-ior dc!tajo, a efecto de que a lmat·rnuran el agua d~ lu• precipiturioncs. Esto prrmitio que· pudirran llcv.tr~e. u cabo labores en sitios provcrbiulmcntc pcligro­so:; debulo a lo• derrumbe" y que habian •iclo bauti1ados con nombres adccuado; tales como BoCll del lnficrno. lloca clc_l J>uq!alorio y Tajo de las Ues~;racia,. Con gran des· phcgur de en<•rgin )' con buenos recu.rsos humano•, ya que

.. , Cf'rl"d• ,_ C.arrillo, toe. cit.

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contaba cou un numl'rO>O contingente de indigenn•.'' Flo­res lo!:f6 abrir el canal •·n una longitud dr 3 587 vara• ,. profundi7ilf ••I yu cxistenle en 2.5 vanlS en una longitml de 18 ~nil. ~to le pet miti? desalojar las a guru; dr In l.1pllla de Zumpan~o. F.n rl I:IJO dl' La Guiiiada f('alizO una lahnr >i~i t.~r, )8 que. ~o ahr!6 a JOO_ Yaras en un largo de· mil. Asn~usmo de•vw ,.J no Cuautrllan bacia f ) de•n~e por rncdw el c una zanja dr 7 mil •a ras de longitud, 111 de ancho y 16 de profu nclidad. Los volunwncs de ti err n cx­cavudoR y rc·mnvi d o~ c r;111 mu y grandes y las di ficn ltnnr' tecnicas pnreclan insuperables. Los gastos de operacione~ e~a.n tambien el~vndos ; pt:n> n" parecia existi r otra posi­bthdad que pud tcse poner a salvo a la capitnl virrcinal."

Para Jevi,otr tan magna labor parti6 la comil,i6n el 9 de novitmbre de 1637. La epoca de lluvias lwbia pMndo y. al meno~ JJOr tstc uno, las inundnciones hablan quecln­do conjur-adas . .1::1 terreno seco permitia) facilitaba Ia in'­peccion. Eran por lo general viajes l argo<> r co:oto:os que provocaban lao nr~es criticas del cabildo, cl cual debia >U· fragar los gastos. '· \ los miembros de Ia delegaci(m lie Je, pagaba do,.·irnto~ pe·o• por lo:; 20 o 25 dias em1>le<tdo• Pu el recorrido a rabnllo. Aunque podian alojar>-e en Ia casa v~rrei~al de H twhuctoca a menudo debian pcrnoctar al au e hbre. Lo. tre~ t'Xpcrimentados "ingcnirros" Iueron acompaii ados eu su pcriplo por el padre Flores y por el maestro de obrns llnmado Juau Serrano, {jll irn cstabn fa­miliarizarlo con l a~ labores del desab'iie y fue de gruu ayuda pnrn Flo res. i\ raiz del nombramiento de 6stc Se­rrano habia dirigido el 25 de agosto de 1637 una i~t ere- 1 sante Memoria ol virrey, dondc detalla ba en ocbo avartaclos algunos de los requi~ito< necesarios para lleva r a buen th· mi no las obras del canal."

La labor de los peritos eompetentes no era sencilla ya que debinn haccr un IJalance de lo rcali1ado ) dd tiem· po que habia tomado bacerlo: de las <.-ondiciones de trahajo de lo~ indio•, de Ia duracion de sus fnenas >" del trato que recibinn; a•i como de si era uti! el empleo de apnrntos y mtiquinns que extrnjesen Ia tierra, es decir de los po•ible• mctodos de remoc ion de c!'la por otros arbitrio• ltn•tn rn· tonci'S no l'xperimentados.>•

La inspecci6n ~e in ici6 en L11 G1tiiiada y de nhi lu co­mitivu sc dirigio mcesivamente a los tnjo~ de Sn11 Bernar· do, San Diego, Son Felipe, Los Mart ircs y Lus Animas. F.n todos r.sos ]Juntos realizar on medi ciones del nncho de Ia regucra nsl como de su profundidad y calculuroll clctr· nid111nentl' los vohlmcncs de tierra que ern nece~nrio remover. ,\,imi~mo hicieron algunas rceomendacione.• al ~u­perintendcntc y a! mae>tro en el .entido de olivior en algo el rudo y peligro:;o trabajo de los indios, quiene, o£recian 1111 espcCIIicuJo la;timero colgados de lo alto. "ron sus ba­rretas <'<'iiidas al cucrpo·' rascando la tierra de Ia• JlSTcde. del canal. .. En La Guiiiada fray Diego reoliz6 un culculo para ~ahcr Ia cantidad de tierra, arena y lajns que hab!a que sacar JMra lib~>rar el paso. Su medicion nrroj6 Ia cifra de cien rnil varas cUbicas ... A su retorno a )1tl.ocico elabo· raron y rirmaron un informe tecni co con las rc~pucstas a los pun los requer itlos . ., En los dos aiios que sif(uicron tanto Gomc~ do Tran~monte como fr ay Andres de San Mi11uel reali~nron nuevas visitas de inspeccicin. Por r~c rutonces fray Diego ya C>tal>a dedicado complctamcnte n sus !a­bores nc catedriitieo de astrologia y matematkn• y no lc era fncil abandonar las au las las trcs o cuatro •••monas

ptJrtz Ill eonli~tuo,itl~ d,. dit'ha. t:lbra qur ho., ~~sui lutd~"tlo 'PflrtiiOI LU<IIOi cci.utot dt' d/o. (At'», Da.a&~. ,oJ. 4, ff. 12 .u.)

•• .t.e.~l4, lh.soao~", \ol. 4 f. ss,. co AC"f\1, Dtill~~r: , , 0 1. 4, ff. 62v.().1,·;: 9.;'\'".981'. •• rara el 18 de didtmbr,. de 1637 lo! &u.neu tn la l't'RHciUn de ticna

de f:a CuiOa~a tnn notablr~, pUe'i eo u.a mer; ~ .habilln loarado 1 ur, rctr m··dtr'l d~ ,·ar10to r~•ur .. _,. .., artifi.tios, ca;;i la totabd.td de 1•~ 100 mU •ar•~ eUbic.u calrul-.~da" .por nutstro merctdario. ( AC""M· D~JOiii.~, ,-ol. 4, !. 106.1

~- ACJ'JM, D.-~ali4t, ~oJ. 4, fl. 62v-61\·.

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que exi~:lan los viojc~. Ello explica que no haya ' •uelto u intPrvenir en los pro)ectos y trobajos de tan arduo problema.

Dentro de eM linea de acti,·idades h\cnicas caen tambi~n los Lrubajos que realiz6 en 1654 en Ia Cntedral Metro· politana. En mnrzo de cste aiio el ''ingeniero mayor del reino", Joan de Lozano, babia logrado t.errninar, dcspucs de Ires afio• de labon·>, el cuerpo de Ia torre oriental de dicho templo. Solamente dcjo sin conclu i•· In b6veda, ya que era couvcniente primero introd ucir las eamp11uas mayorcs e induso, de ser posiblc, tambicn las me· norcs. La tat·cn estnba lejos de ser senci ll a pues primc•·o habia que bajar Ius ocho pesad isimas cn n1 panas que aiin se cncontraban en el campanario antiguo," lrasladar· Ia~ cerca del nuevo cdiiicio, para ~ubirl as, por i1lt imo, a la Lorrc rceicn terminada ... Como Ia labor precisaba co­nocimiento~ ci,• ingrnicriu. d virrey duque de Alburqucr· que. sicmprc preocupado con las obras de Catedrol hahiu eom·ocndo $Cmnuus antes a di,·ersos mae•tros que fu~n pcritos en tales actividades. Se presentaron cinro p•·oyccto' entre los cualcs e:<tahan el de fray Diego Rodrigut'z y el del arquiterto y bibli6filo l\Ielchor Perez deSoto, mncstt·o mayor de Cntcdral y amigo de nuestro merccdario." Salio premiado cl ~studio del iraile quien de inmediato ,c Jlll KO

a Ia tnrea de construir los aparatos de madera ll<'C<'Sn rios para Ia mnniobra ...

En su manufm:llll'n tard6 veintitres elias a partir del , primcro de marzo, de tal forma que no fue sino hnsta ' el dia veinticualro que )Judo iniciar fa., obras de de>cen­so y a~ccnso. EI cronista Guijo nos ha dejado ficlmcnte r c.•ciiada e<ta dificil l<~hor:

GS Guijo, op. cit., r. p. 152. r~ ~3bido que b i.:leda \ie;. habia .. ido dtmolida en 16;,!6, vero H' \Xln~rn-0 eJ campa.nerio para ,uardar lu rarn· pa.as, ( V; .. : ~laaurl Tud'-<..1iol, lA Co.~ulrol J~ .\l;.xico, ltkit"O~ 19i.l. pp. 91.92.)

.. GuljCJ, op. cit., II p. 12. •• '·· ' • \I "It ·' ' . ,. _,. otto. t~ t'ffi.D. u.n ~aor ~ un o. -a cap1tan ~,av.arr,, 1 "'un h .. ml•re

de n.at~n rum&nO ... «a N'o not h..\ llepdo ninguno de Io~ d.iagramas que el~tbnr~ 'I> tt4z6 frn

Oi,ogo de It n.;uruinui .. dr madn:1 que utiliz6. En alguno.a ~~ .. su ... m,nu .. crit•'~

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\ Ius cuatro boras de Ia. tarde haj."rutl ~a c.o.Jnpana .gnuu-lt. Ua·

d 1 .... \laria"' del campanarao at~hi!UO dC' la c.;.atcd.r"l. que rna a < ona ., . 1 h · ~ n1a ~bn: un ,·a.··· J~3 cuatrodentos cuarenta qmntr r..., a~aro . d d. de ltl t"ll · ( r sc hl7.o de nladera. el cual \100 rvdaJ\ o t~ .1lt~J~lo~,dc b ta.bn pendicntl· por unn~ ~~ues~ planrh~~l hi;~:~ h H:er Ucscl'H'!W> CJl el suelo: y luc~u cl dHl Slgtncntc <: <' .n "' ~ ,:,;nei6n Jrnifndolu puestll sohrr un lccho capa~~ de i:~cm~, ~ fucr/A clc tiras t1e ~ogu~ y muf'h~t ACnte y rodanu? so [C VJ{54 • at•O!-Jtu•1os en el suelo. Ia meticruu ~ pu .. ieron ~~ pte c.lc_ Ia to~r~ nurm de dich• c.atcdral, qur car ..,bn· Ia cap• II a del Sagra "~' . lnr () el dia siguienlc bajaron In otra median:!. y ant~ ocl o ;li•• f.ahinn bujndo cinco pequciia•. )' otrn ruayof que llo~d~ lu Ronro, y Rrvien en el ca1Dpan:ano puestas en onn~ a o ·i lo cull a~i.::-liO por su pere<ma c1 duque de Alburqur-rquc, ' . rn:) cle .,.,. <in dad ...

l'l'l!is adclantc este mi,mo CI'OIIi,ta nos n3rra la <:onti nua­ci6n de Ia !area, o sea Ia tle ~ubir las ca ~npanas a Ia n~JC~~ torrc, ~uceso <rue Ee ll r.v6 a cHbo rl Dommgo de Ramo , de marzo en que fra) Diel\n :

I ') ~ de habersc ncabadu IO!il o!icios di,rinos paf:6 a lu • • .C(':'-1 u 1 1 d p3ll'l porque no obra ) ,io •ubir con ~eoera < arnor e cam •.~1' d .. . 1 .. ucMit ... ~ desgracia Ia clicba cnmpdrut (ma)·or ~ }deal CJUdt n t

· d b' l•• .. o a IllS cinco ~ !4r e Sll· bul'('a'\ que e 13 ocupar . . · ' ' e <; 1 b• 1 ... otra mtdiana que ~nc a l:t qued3 y Junes .... auto a ai

.eron • d' h .. Ortldonr-s tocaron las campanns 1<'- 3~·

Ademiis del virrey asi~ticron a todas estas op~rac!oncR los cabildos eclesiastico y SC('ular y Ia Real AudJencta.

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Como las ocho campanas de Ia v•cJa torre resuhaban insuiirienteo para Ia nueva el virrey apre.>urc) las gestiones para conseguir las que Iahaban. Conocedor de que en cier­tos purblos y conventos exislian algunas de buena sonori· dad dio ordcn express de que sc trajeran."

As( cmpcz6 el exodo c.le campnnas a Ia capital. En los meocs · I ~ ubril, junio, julio y uovicmbre de 1654 yen mayo y septiembrc de I 655, arriba ron trece carnp;mus mas de to<lu< los tamnfios y sonoridade,. Proveninn de los pueblos d!' Jiquipilco. Hueyapan, A)ilCilpixtlu, Ozumba, Azcapot­zalco, Tlalnepantla y Tlayacapa ... Su preeio era pagado, tra.• !'ncnrnizados regateos y contrnofertas, por los fondos de Ia flibrica de Catedral, h•ibilmcntc administrados por don Fernando Altamirano, quien tambicn fue el encargado <l c cubrir le sus honorarios a nuc~tro merccdario. Fray Die­go suhi6 todas )as campanas a ; us rcspectivos lugares en cuanto llega ron. Lo hizo cagi sicmpre en presencia del vi-1

rrey y ~n •nedio de las rogativas acostumbradas, que deb!'­rian contr;o<tar notablemente con los gritos e imprecaciones de los opcrarios r quien sabe si no tamhicn del mi•mo "it•· genicro" encargado de Ius operaciones." Apenas colocadas el repique era irunediato.

Para enero de 1656 lo~ C.Jmpaniles estaban completos y lu b6veda cerrada, de tal Iormu que el primero de fc· brero el vi rrcy pudo prc·~idi r unns so!emJJes ceremonias de cledicaci6n a Ia que asistieron las principalcs corporn· clones cclcsiasticas."

Ya dcsde mayo del afio anterior Alhurquerque habia in[ormado al rey sobre Ia ascenci6n de las campanas y las difi~ultadcs con que hubo de cnfrentarse para lo­grarlo. El 25 de no,·iembre el monarca le habia conte5·

.. Cui,o, op. ru., I, pp. 218-2~9; Jooe M•ri• Manoqui, lA Ciw/44 d• Mixieo. Mhico, 1900, lit, p. 242.

Gil lbUl, 7o Guijo, op. cit., T, pp. 253, 256

1 262i n. fiP· 15, 32.

Tt Mftrrottui, op. dl.~ pp. 2·12.24-S. EJ tl'ltttl d& Cllmpana& ool()c,,c.Jue {ue de 1 21. Culjo ycrrn totn1h.ando 23 y S..ciilttna lo mitmo con 20.

" Gutjo, op. cit., lf, pp. 47 6 ...

49

tado huciendo breves y convencionales elogios tnnto de el como de los que habian intervenido en las opcracionco, y aunque no mcnciona expresamente a fray Diego es evi· ~cnte que bien merecidos tenia este algunos de ellos."

n ACt<'<~, Ut.,ltJ CUulos Originales, '·ol. 5, exp. 106, f. 26~ (1655). Lt "'artu. de Aibur((Uerquc a1 r'ty data del 7 de mayo dr lWS f' ount1U6 no .e ~P'W!na, 1abemo, de au (l)ntenido por b oonte~taci6n ~• dd 25 dft nn..

kmbre. F .. lipu IV artoh1b.1 Cun uti'ifaceiiin la LWor del ,ifrey tD Ia Cft. ted.ral. £1 elo,io ot ju~tifiuha ple.nameote ya qlJP de.de pri.odptn. d,. 10 Jllbterno u Ia ~ot'a £..~ana y bas.ra tl final de tu mando~~to1 Alborque-rque - bab(a dediC".ado tanpeiio,amcote a impuls.11 lu obru C'.altdralicia._ Todat la..~ tud~ \l~>llab, 141 obr&i, lu• ia in_~innes }' dab& incenti.-o~ de IU bol. ~illo • ~<. .. tnbaj!Kiort-._ En su inurif; Jle~ a b.acn tra.U.jar a lOt o~raric!l> lu dominp 1 u,.,.. • ._ Cu:~ntf, oc:rraron Ju ))OTedu de t. torro dl~ribuyO dl)tiocltn1~ pti!OI de IU peeuli.n entre los Jlbaiiilet. Al tenninar Ia baltu-uad!l tiUC' Ia rodc.1 v •u~ ptde.t..-1~ de las e-trruiou hi.zo otro tan1n.

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4. El barroco y los numeros imaginnr ios

Xo cs fr.cil para un historiador de las cicncia• ~lhtracrsc a los ~xtrado, de Ia imaginaci6n, cuando, al contcmplnr ciertns obrns de arte o al recorrer algunus piiginas de lite· ratura. crL'C ~cr estnblecer nexos validos entre Ia menta· lidad ricntifica de una epoca y las concepciones cstcticas que sub)·nfcn en dichas obras. A "eces c., suficicnte una minucia: un detalle cscultorico, un ,-er;o, una alegoria pictorica urrinconada en un mural, para evocar rl tipo de scn~ihilidad "cirntifica" que rodeo su concepcion. Y di~o "cier•tifica" ~in rcbozo, pues en este ca•o significa forma de aJJrchendcr )' cornprender emocionalmente cl mundo que nos rodca. Esto purectmi una hercjia cientiiicista, pero crfo sincerumcnte que llevado a sus iiltimas consecuencias no cs el razonumirnto dccluctivo-inductivo lo que no~ prrrnitc CO·

norer Ia rcalidad fi•ica sino Ia sensibilidad y las emocio~ nes. I::!.to re>ulta obvio para cualquier historiador de las ciencius I(UC. si no cae alrapado por Ia seducci6n del solo dato descamado, pue~lc con cierta faciliclad dar•e cuenta que han ~itlo Ia• t•mociones las que en las t;rnndes revolu­cioncs ciPntificas han determinado Ia per:.pcctiva, el or· mnzon y las nut•va• explicaciones acerca del mundo que •e pcrcibe. ;\o importa d volumcn de datos ernpirico• que los respalden, Ia ultima vision Ia de Ia imaginac·iiin. Yo,; crco,

SJ

como afirmubn Baudelaire, que "Ia imaginaci6n cs ln rna• cientlficn de las facultades, porque cs Ia unicn que enticndc I al • . I" a an og~n umversa .

Esto que acnbo tl~ t1~.dr se manifiesta con sumn cloridnd durante el ,iglo de In Rcvolucion Cientifica y del 11rtc ha· rroco, hosta cl punto que cabe afirmar que una mismn sen· sibilidad - y nn podia ser de otra rnancra >ubyace en llmbo~. Combrich dcrln que el cstilo artistico de uno 11pnca debia detcrminnrsc anrpliando las perspectivas e incorpo· rando Inctorcs rr o a rtisticos entre los que incluia l o~ 1'0·

n<wimicntos cientificos. "El en igma tlr.l csti lo - nfimraba­e~tii envuclto en cmoci<mantc misterio."

i\ho.-a lricn, si, como pienso, Ia ci~ncia moderno penetr6 en l\lc:\ico lwcia mediados del siglo XVII, neccsariamcntc algunu~ de sus presupuestos debieron correspondcr a cse brillante rnomcnto de nue>tro barroco. En efecto, crco que, ~in necc,iclnd d<' torturar los texto> cientifico·. pod~rnos CS·

tablccer un vinculo entre Ia nueva mcntalidad cientifica que, como en todM partes, a duras pena5 ~c abrin pn<o, y algunas manifestaciones del barroco en \lexica. t::l hilo que dese.unos •cguir es el de las matematicas )' por extcn•ion el de ln nstronomia, o mejor dicho cosmologia. Es decir, recurrir6 n tiM cicncias puras en el mas ab8oluto c<'ntido del ti-rmino.

Hastn aprox irnaclamcnte 1640 las matcmD.ticas que ~e estudi"han rn Mexico no eran otras que las del Rrnaci· mi~nto: gcomctrln clasica, algebra, aritmctica y un poco de tri~onomet rin. Lugar relevante ocupnba Jn ciencin de log rrti rr rt'rM. In rual no dudamos en calificar tic "nritrnoso· fia", pues como heredera de la vieja tradici6n h~rm?t icu· pitag6rica intentaba dctcrminar el papel d~ lo• numeros en Ia aprchrn<iim de Ia idea de bellem bn~ada en una ar· monla o un equilibria. De.de el punto de vi•t<~ matrmatico el mundo de !8 , c,f~rns y los circulo~ planrtario' era tan armonioso qu" resultaba fie) retrato de su Crrador, tal como lo afirm6 una y otra vcz fray Lui~ de Granada en su lmroducri6n al Simbolo de la Fe. Asimismo <·xi~tin una

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I

corre~pondencia entre los conceptos numcricos y algunas de las artes. En cl siglo xvn Leibniz, inmerso todavia en esta tradirion, afirmaba que la musica era un clilculo cfcc· tuado por el espiritu sin percatarse de que e,taba contando. es decir que In mU.•ica era una relaciiin numeral "sent ida". Con ello retomnba Ia idea agustiniana y ncoplat6nica que .!~cia que Ia r~l'nria del arte estaba en el numero, o inclu•o lleg6 a nsegurnr que cl arte no era sino Ia exprrRion mas elevada de una aritmetica interior e inconsciente. Y aqui, en la Nueva Espana, un monje mercedario, Diego Rofl ri· guez sostcnin cruc Ia m(tsica estaba forrnada de "series nu· meradas concrctas". En sums, dcsde el punto de vista de e~lo• null.crn6ticos, Ia ormon!a entre macrocosmos y mi· 1 croco.mos era cvidcnte e i nclu~o aritmcticamente demos· trabl ~, pu r~ los numeros eran realidades y no mcrns abstracciones.

Tanto en Europa como en ~lexico los problemas que in· validaban estns teorias empezaron a surgir cuRDdo se di· fundieron Ia• tcorias planetarias de Kepler y el algebra superior de los matematicos italianos de finales del XVI.

t::sto no qui ere dccir que Ia vieja " aritmosofia" abandonar.a el campo sin mas. Ya vimos a Leihniz, uno de los dcscubrt· dores del calculo di{erencial, haciendo diversns rdcrcn· cia~ a csa idea del cosmos. Kircher es otro ejemplo y Sor J uana tambien. Y es qlte las teorias cientificas tarclan en morir, y micntms m6s antiguas mas Lardan. Sin embargo, romo ya dije, des de mcdiados del siglo penetraron en Ia • Nue,·a Espaiia csns nuevas tesis que empezaban n socavar el ordcn lrndicional y Ia armonia de los numt-ros y las csfcras.

La apertura de la catedra de astrologia y matemuticas en 1638. regenteada por el pad~e Rodriguez, pcr:miti6 que se diiumlieran entrl' algunos mtelectuales mextcanos ln~ teoriu~ de Kepler acerca de la verdadera configurocion de los r<pacio• cele,te,. Sus Iamosas Ires !eyes planets· rias rompinn In armonia de los circulos, tan caros a Ia ,•ieja aMronomia, sea tolemaica o copernicana, y le dnhan

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al co"no~ ya no un centro linico, fuera el Sol o Ia Tierra. sino vnrios centros, pues las orbitas descritas por los pla­netas no ernn drculos sino elipses, es decir figurns con dos foco~, figurns de.dobludus, imiigenes en el e-pc-jo. Ademas estns elip•e» no las formaban los planetas - como en el oo•mos de Copcrnico-- siguiendo velocidades uniformc~, sino aceleradus. F.l cspacio a!lquiririu fuerza dinamica, era el resultaclo de vectores que operaban en un espacio no limitado, ncnso infinito. Kepler rnismo, e~purotudo ant<: este descubrimicnto, u rirm6 que el pensamiento de In iniinitud rlcl univcrso implicaba un "horror secreto", pucs el hou1· bre sc scntia errante "en medio de csa inmcnsidnd -de· cia- a Ia cual se ba uegado todo limite, todo centro, y por ello rnismo todo Iugar determinado". Hetrato prrciso, si lo hay, del cspado barroco. Pcro otros elementos vinieron a surnarse n este deo<(uiciarniento. En efecto, si de Ia co,roo· logia pa•amos a Ia teoria de los nurneros que In sustentaba, el dcrrumbe &eni total pues los nuevos de,cubrirnicnloo aJ. gebraicos demostraron Ia e:cistencia de numrrO!\ que no eran reales ni podian serlo. Y esos nfunero~ siempre ha· bian r_"(istido junto a las series reales que revclab:m In armonia del co~rno~ y Ia naturaleza del arte. "totos cmn loo terriblemcnte subversivos niirnero~ imaginarios.

Cuando fray IJiego Rodriguez resolvi6 un cicrto cuso de Ia ecuacic\n de tercer grado encontr6 que exist ian rttir.cs que no crnn rcnles, es decir {(ue c~tahan formodus por Ia raiz cundnHb lie un niimero negativo. Como lo bicicra DrRcartr.~ por esns mismns feehas, el padre Rodriguez Ins declar6 "falsns" y las rcchazll por imposibles. Pero a me­dida que nvrttliAha en sus estudios algebrnieos •e dio cuentn que los numeros no rcale: eran dificiles de evitnr y -de· rrotado- terrnino, como sus colega~ del olro !ado dd At!Hntico, por a~-cptar su existencia. Asi cntraron en M.~xico los numero~ "imaginarios", es deeir aquellos nfuneros que no eran realca pero que paradojicarn~ntr ~; exi•tian. Ape· nas podrmos comprender Ia transformaci6n mental que supuso este d~ocubrimiento. Era Ja aceptaci6n de Ia rea·

lidad de lo inoaginario. Hacia el final de sus volumino>os manuscritos de algebra, el padre Rodriguez capitulaba y at·Pptabn l:o exi,t~neia de lo que por definici(m no podia e\istir. Su •olucion pen;onal y originallsima de las ecua­ciones de cunrto grado ya incluyen raices imaginaria~. Pero no totlo• u(·<'ptaron tan facilmente esta re,·oluci6n en los numeros que corria paralela a Ia revoluci6n en los circulos y Ius elipoes planetarias. Leibniz rechaz6 su exis­tencin cunndo nfirmo ironicamente que los numeros imagi­narios eran "un tJXcelente y maruvilloso refugio dd Espiritu Sarolo, una cspecie de anfibio entre scr y no scr"; y toclavia en cl siglo XVIII EuiP.r los describi6 como "nada, o menos que nada". Los numeros imaginarios y las clip~es planetarias •on las dos earns de una misma revoluci6n conceptual que incluso sus realizadores aceptaron con di!icultad pcro que termino por imponcrsc. Ahora bien, es evidente que semejantes postulados no iban a dejar in­tocadas a las ideas esteticas. porque, bien vi"to, c,no al ha­hlar de elipses, de desdoblamientos, de espejos, de espacios ilimitado.., de Ia realidad de lo imaginario, c•tamos ba­blando de los elementos constitutivos del arte bnrroco? Sin embargo. aquellos t~rminos no son categoria~ estcticas sino matcmlitica~ o ast•·on6micas que los historiadorcs trasla· dnron impunemcnte al mundo de las artes. No cs casual que Ia clipsc o Ia hipi:rhole (una especie de clipse infi­nita) scan figurns Jiternrias propias de estn cpocn, ni tampoco es caRual que el espaeio arquitectonico nos de Ia impre~i6n de infin itud con sus perspectivas engaiiosa~. Y CH el ra;o especifico del barroco rnexicano varios estudio­sos lo han carutterizado como una huida bacia lo £icticio, lo aparcnte, lo ilu;orio, que adquiere a menudo las formas d~ una fuga mu, ical <'11 donde "lo factico !rata de alcan­zar en cii"<Cnfrenada carrera a lo imaginado" que a su vez distor.iona lo real. Y estas imagenes repetida~, fatigadas, acaban por adquirir un ;entido de verdad y de realidnd. Con todas ]a, distancias guardadas, esto que acabo de dt•t·ir bien podri,o •cr rl epitome de Ia di!usi6n de )a, matemati·

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cas moderns• en Mexico en el siglo xvu y no solamcnte del arte barroco. Asi, no es dificil c••ocar una l\ueva E~­paiia donde los pintores, arquitectos y literntos t'Ompar· linn. ncnso sin saberlo, los presupuestos tcciriros que se en•eiiaban rn In catedra uni•·ersitaria de matem£ttica•.

Y e• que tanto Ia cosmologia keplcriana como los n(une· ros irnng inar ios ticnrn tam bicn sus virtucle<; rslcticns, pues Ia mntcmtitica tiene su propia belleza aunqu~ en cste cn~o no sea Ia belleza cliioica provi$la de una voluntad de equ ilibriu, ~ino una belleza peCLLliar - barroca, iruucrsa en ese vertigo que da Ia presencia real de lo inr.xi~tcnte. Es por cl io que las mntematicas y el artc del xvn pa recen sohrevnlnt· loA tlominios de lo empi rico, de los hrrhos ir·rc­ductibles y obbtinados, y buscan ambos captor intuitiva· mente lo dc;conocido.

Las aptitudes del espiritu matematico para evadirsc de Ia realidad fi•ica nunca fueron tan obvias como en esta epoca en que CS<' ~piritu dejo traslucir su vrrdadcra na· turaler.a cstclica al baulizar a los numero• que nnlco eran segurns y amndas realidades con nombrcs tales como nu· meros irracionalc., complejos, ideales, tra•cendcntc•, ima· ginarios, que nos manifiestan una terrninologia muy poco cientifica, <Jlle miis busca eternizar emociones e~to!ticas que encontrur dcfiniciones claras y distintas. Y es que Ia in· tuici6n nrtistica tiene certidumbrcs que cl cmpirismo no COIIOCC,

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5. }<'ray Diego Rodriguez y Ia posicion geografica de Mexico

Uno de los mas agudos problemas con que huhicron de enfrentat-sc los cosmografos, astronomos y geografos de los sigJos XVI )' X\•11 fuc e) caJculO de las longitudes geo. gnificas de los priocipales puntos de America. En repe· tidas ocasiones, Ia Corona espanola ordcn6 publicar y difundir lnstrucciones teodientes a facili tar las mcdicionc. astron6mica~ de algun fenomeno celeste renlizadas en las Tndias, con el objeto de compararlas postcriormcnte con las europeas y asi poder determinar Ia diferencia en las posicionr~ grogrrHicas y, por erulc, Ia longitud.' Oicho fe· rromrno celeste era por lo generalun eclipse,' aunque tam· bien so rccomenduba obscna( cl movirnicnto de la Luna de acrwrrlo con Efemerides mas o menos confiables que. prrmi1icran cotcjar los datos obtenic!o~. El c!c~cuhrirn iento

1 E~prcifiearnenle rn lot aDos 1582. y 1584., Ia Corona etp.ahola pu.bli<'O y difundiU tendu lrurrucciont:s para la ob;.enaciOn de )()I; edip.et de Luna quo t~ndrl1n Ju,ar tD t.c aiio. V~: Relt~cltJnes ltDgr4/iC41 J~ E1ptJiia 1 it: IINiias. lmpttMU y plllJic.o.Jas n el ~iP ni, tdlci6n y COI'II~"ntaril:lt por Carlot San.z.. Madrid, 1961, pp. 7-8; /a.suucciDn PdrtJ Ia obl!fn.at:ilin Jt ltJs tdipn~ d~ Lf4M, Mhiro, 1953. pp. 7..30.

1 Mnuel Orouo )' Bcoru .• ApiUltCS ptUlf ltJ hiJtt>tia dt Ia ~'O~frt}ia ,. Mhico, 'fbico, [mprento dr fnmci~ Diu de l..tOn, 1881. pp. ISO.l.~l. A qui da notiria dtl ti!(uJo de Ia. J.nngitu.d de Ia. ciud.1d de 'lhiro h«l•" tn 1541, a in.ftaoci .. del , ·irrey .A.otonio de Meudou, eon h.,'C • Jr,, d.co• obtenid~ pnr Ia obtl"f\aciOu dt dO! ffii(Hes de luna.

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hecho por Calileo en 1610 de los tres prmcros Mtclitcs de J upiter, hi1o po;.ihle estudiar sus eclip>es y fijar con rela­t iva preci•i6n algunas longitude; de ciudadl'jl ruropcas. pcro •u aplicaci6n en las eolonias americana• no •c hi1.0 sino hasta muy avaJ11.ado el siglo :wu. y sus rcsultndo' fucron mn• bien modesto>. Otro mctodo frecuentemente uti· lizado en J::uropa Iue el delllamado "transporte del tiem­po", que ill'g6 a emplcarse d ieazmcutr• en Am? rica apl'rw s a fines del siglo Xl'tu.•

Los astr6nomos novohispanos, que clesde los pr imeros ailos coloniHies intentaron fijar las posicioncs de algunos puntas del vincinato, tales como Verncr uz o Ia ciucl nd de Mexico, no c•tuvieron exentos de esos problemas. Un @Cn­

cillo cotejo de los r<'sultarlo; obtenido" tt todo lo largo del siglo xvt y los primeros decenios del xvu, nos permi tc aprcciar las enormes diferencias en las mcdicionr~ y en los ~.alrulo~. provocadas por las deficiencins en el instru· mental a•trouomico utilizado y por Ia incxactitud de las tabla• y cfcmi·rides empleadns.• Los graves inconvrnicntes para los ,;njes comerciales interoceiinicos derivudos de estos errore• en los calculos eran ob,.Jos, y a su solution se apli~aron los mas destacados astr6nomos y mntematicos de esa cpocu.

l.a Nueva F.•paiia no fue una excepci6n en cstc csfuerzo comun, yu que, gracias a l os trabajos de uno de los mas re lcvantcs cientificos de Ia epoca colonial, Ia lorrg itud exac­ta de Ia capi tal virreinal JlUdo set· dctcrminada dc~dc cl aiio de 1638. El 20 de tliciernbrc de c~c aito ocurriiJ un eclip>o ue T.una que f ue observado por el !mile mercedario Diego Rodriguez' y por cl medico y astr6rrnmo espaiiol,

1 £Hu Trabul.:, "'Anlonto de LeOn y G-3ma, .uarOnomrt HO\obitpaoo .. , llt~matuti,.J~, IU (197:;), pp. 201-203.

• t•ar~~ t1 C';l.c) coccrct4> de La ciu.dad dt )!Cxj-co b.!~ta dor:ir que c-11 lS.U f'l rt .. uh:a~ obr,.nido luc de 8h 2' 34''; res-pceto dtl lllC'ridiano do Toltdn. A pnn<apiO"! dd •ag.lo X\'u Henrico ~brtit11:1 obtU'-0 6h 56' 1a·• y t:n 1618 Diego de Ci•n~"n>t obtu"\"o Sh 3i' (1',

" Sobn" h •ida y obra df" t!te cientflico, ~-ease: Elitt Tr.tbultc, "Uo eitfltifit·o muica.no del aiglo xvn : fray Diego Hodrlgut-z y ltU obra··, lfu·

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a\·encindado en J\'lexico, Gabriel LOpez de Bonill a.' La• m~­diciont•' a'tronomica.• de dicbo eclipse las incluy6 fray Die­~o en In ultima parte de !U obra, que qued6 mnnu>erita. Tratado del modo de /abricar reloxes, en donde in•erto un intcrcsante ~ucma del fenomcno.' El metodo que cmplc6 rue el de Ia diferencia de meridianos y utiliz6 para ello las Trzbla.• astron6micab de Antonio l\lagini, 'fycho Brabe, Kepler, Lan>bcrg y Longomontanus y, ~obrc todo, sus pro­pins tablrzo~ rr producidas en m obra n octrina general re· pa.rtida pol' capittdos de los eclipses de Sol y Luna, que tambien ba llegudo en manuscrito hfls ta rrosotros.' Los punlos gcogr!Hicos de rdcrencia fueron Veneciu, Graz, llveen-Uranihourg, F rancfort y Roma.'

El eclipse sc iuicio a las 6 de la tarde t'Oll :37 minutos y dio fin a las 8 de Ia nocbe con 13 min uto<. Su du racion I ue entonc<'' de una hora con 36 mioulo~.'0 El primer con· taeto no pudo ><'t ob~crndo eon precision por fray Diego debido a lo• ··muy grueso. va!Jores que estabnn en el ho­ri~ontc' ', lo que afortunadamente no ocurrio eon cl uh irno conhtcto. <\ rfccto de medir con precisi6n cl fenomeno, u ti-

totf,, .lff~iCillflfl, XXIV, 1 (jul-'6Cp. Jt: 1974), pp. 3t).69, F.n hrt'l'C d:m:mo• a Ia lur. u tudlo mU an,vlio ott::rea de e--te eminent,. qabio rnf'llie.1no.

•- LOpe~: Je nnuill" e.tu'o f'ntparenL1do con SigUenu )' G6ngora. Not dt:jO ulcuntla obrfte hul)re.!IM y uumu!!Crila& sobre astronomiJ. y acouu'l r£11 J)t~etiM (en rr: lt~d6n a las medidu de tierra.;) , que futron npt'fht<'h:adtut por Sigilc:nr.a pariL au obra sobro d misruo h.·ma; ~tCubA: FrnnoiPIC'() Peen Salautr, Bio,ru/lt: de D(m C<JJ/0$ .le s;giier.z.a y (;lmROfB ,,tgulda dt rarios docum<>ntoJ it~Mitol, '1ioxico, Antigua Jmprentn de Mursufs, 1928, p. 11.

1 Esto obru Ml tncuentra eo Ja Biblioteca Nacional de ).16xic:o, Secc.i6u ! de Mnnn,....riiOI (Signatura: ).1$. 152!) .

8 La Doc,in~l e• un interel!ante manuscrito as-tron6mit•o dd •ialo xvn, dondc au autt'lr f<xpone a.mpliamc-nte las tesi5 copemi<'.t~nat y M adhi~rc a eUu~. E.l indnd~blo pclipo que oorrla al ~~:-tentsr tooriu ••tron6mie:u htterodf'lxu lo hizo oculter eu maou.s«ito encuadcrnindolo junto coo Ia obra de .\nU•nio M1,ini. titul.ada Su.ppltmtntum. ep.hnn~rUI-vm oc robrJn. '"M •~cwwlorum mollili•rn f' impreu en Frandot1 tn 1615 y que fny Dic&o PGteia rn •u Liblif'lk'C:I, Las tabla.s aitron6mita~ 10 h.,IJ.an a f'Onli· nd3d6n do Ia D«,iNI.

t 0. lb~ini ••ili.O tu Toi>IIIS t~doaiCGJ ff./l!llliriJ.,), de K'"PI« l•• TohltiS rudolplti'Uu, de Land~re; ]a:. EjtmiriJts y, dt> I.OnJf•m<..~ol•nu~ I• A.stroncmia J6nica.

1° Fray Dieco Rodr(gnf'z, Trata.Jo tiel modo J~ jahrirar ,,[on' C )1S) , f. 1<1-h.

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lizo varios relojes que, segiin el, "andnban buenos"." A partir de los resultados que obtuvo reoli16 un primer ciilcu· lo trigonometrico, por medio de aproximaciones succsivns y cmplenndo logar ilmos en las opcrnciones, de In longitud de 13 ciudad de 1\Icxico. la cual situo n Ins 7 horas 51' al occidente de Frandnrl. Un nuevo fcn6mcno celeste, el eclip· se de Sol del 9 de mayo de 16.11, ob•ervado por un disci· pulo suyo en In ciudnd de Lima, aunque calculado con nntclacion por el padre Rodriguez, le ptrmiti6 afinar aiin mas sus estimacioncs para deteJminar as!, con precision, Ia posici6n geograficn de Mexico, Ia cual fij6 en 6 horns

!J,S minutos 50 segundos, o sea 101 ° 27' 30" a! occidentc de Paris.

De Ia cxactitud de csn determinacion dio cuenta, a finei del siglo xm, Sigiienza ) Gongora. quien conoeio Ia Doc· trina de fray Diego y Ia utiliz6 en Ia rlaboracion de ou Li· bra astron6n~ica r philosophica." Dcsconocla, sin embargo, los otros calculos trigonomctricos del pudre Rodriguez y sc aventura a corrcgirlo fijandole ul Vnlle de Mexico una longitud de 6 horas 48 minutos 5 scgundos a! occidente de Paris. Tanto los resultados del padre Hodriguez como los de Sigiienza Iueron apro,echados en el aiio de 1762 por el sabio Joaquin Velazquez de Leon, quien, utilizandolos en sus calculos, obtmu un nuevo valor: 6 flora~ 47 minutos 2 segundos." Dieciscis aiios mas tarde, Antonio de Lc6n y Cama con ba~e a suo observaciones del crli rose de Sol tid 24 de junio de 1778, fijuba Ia posicion en 6 horns 45 mi­nutos 49 se~undo<, CJUI' guarda Ia difrrcnda de 1111 segundo con rl'spceto al clilculo de fray Diego." E.•te mismo resu).

11 lbitl., f. l4lv,

u Carlos de Sigilenza )' C6naora, Libra QJtror~timica )' /UoJ&}ica~ MCxico, 11NAM1 1951), J>. 181.

1s. Ob:sen:cciones d~l Sr. JoaquJrt VeU:q•:tz d11 Lt&n pr11a ar:triguar Ia lon~Jtud dtl Yo/1~ dt Mixico, At-:>~t, Hi.Jturia, vol. 553, f. 74.

H Antonio d~ Wn )' Gama, DucripciOn tutltotujjicn unit't'ual Jtl edi~ ~. 4k $01 dtl dur ~4 J~ iunio de 11i8, ~lexico. ED Ia lmp~ota J\'u~-a \fa. lnlence de D. Fth~ <k Uniu )- Onric~ros, J11'8. pp. X\111-XXJV.

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tndo fue obtenido por Dionisio Alcaln Galiano en 1791." Por su parte, en 1786, Jose Antonio Alznte obtuvo 6 horMs ~·2 minutos 0 ~egundo~, y en 1803 Humboldt lo calculabn en lu~ 6 horas 45 minutos y 42 scgunclos. La diferencia en· I Ire cl rcsultado de cste Ultimo y el del padre Rodriguez es de ocho segundos t•u 1 irmpo, o sea, dos m inutos en a reo. Es I ma' precisa Ia determinacion del frailc, hecba con recur~os limitados 165 aiios antes;•• si Ia comparamo• con Ia obte· nida a mediados del siglo XIX por el astronomo Fran­cisco Diaz Covarrubia~, f(Ue cs de 6 horns 4$ minutos 49 segundos con 2 d~cimas, veremos que tiene una difercncia de solamenle ocho dr:cirnas de segundo en tiempo, docc: scgumlos eu arco, que no puede e;t iruar.c en rigor como una diierencia dignn de consideracion."

En el aiio 1859, al hacer un recuenlo comparativo de Ia, dcterminacioncs de h• Iongitud del Valle de Mexico, rrnli1adas por sabios mexicanos en los siglos XYII y xvm. algunas de las cuales acabamos de mcncionnr, Diaz Co· v•rmbias no dejti de sorp1·enderse ante los J·esultados ohtenidos por el padre Rodriguez mas de dos siglos atras, resultados que no habiun podido ser superados pnictica­mente en todo esc lapso. en que las t.;cnicas de observacion )' mcdicion habinn alcanzado enomte~ avances. De hecho, pant los historiadOJcs de Ia aslronomin mexicana del siglo Xt'C (entre los que cabe incluir a Orozco y Berra) no dej6 de resultar nn mistcrio cl modus operandi de esos astr6no·

I) )Janud OruWl y lltrra, Apunlel para la Ju'{toria de Ia geo~:ra/W t11

\ltxico, )lt!aico, 1881, p. 321. ,. Humboldt, quien eonocl6 Ws ~ultaOOt d4" fray Diego, afinn6 que

0110 mn-crdario h.lbia .. aJitiNZdo batt4Dte birn b \Crd.tdcra loD,Iitud de b nrit.1l .. , a pt!&r dt QIJ•" '-lit ~iciono; habfan lidO "poco C=ttapuJous", 1" que ni et ni Sigiienu .. ,. htllaban con ba'>tar.:te caf>tlddad" para obltner lot rctuJtados que dcdan ha~r obtenido, pues ~r11 obvio que eonocian mil Ill ciHerencias de mt'rirliJno.S de las t iud.llle!! true mC'nrionab.:tn como r)untoa de u;l!trtnci~. 1-:A e:vidcnle fJUe Humboldt no conoci6 en dt:tulle ln-1 d1c·u1o'J del padro Rodrl"\ll'1. (Vi.1~: Alejandro do Humboldt, Ami/isis ra­:Mvula del rula.s geogr6fico J' j/tiro de la N1t.trm E~s)aiia, Pari<~ Librf'ria df" l..tet'inlf'. 1836, pp, 176.177.) •

1r •:r~c:isco Diaz Co, :trrut,;,,., Dcunninoci6n de la pon'ci6,. gtogrO/ir.a d~ -41auo, Y. Castro, 18.';9, p. V~ Orozco y l:kn~, op. cil., pp. 221-222 y 319

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mos novohiopano• qnc. con elementos de trabajo muy pre· carios, hnbian superado en Ia exactitud de sus nH~Iicionc' no s6lo a ouo colegas europeos. sino tamhii·n a Ia nume· rosa scrie de observadores que los sucedieron en Mexico en los siglos xvu y xvm.

Una lectura de las obras cientificas de fray Diego nos lo re~ela no sOlo como un .;agaz astr6nomo practico, sino tambuln como un notable matematico tcbrico, para quien Ia trigonometria cderica era, como el dice, cl £undamento de Ia astronomfa de obscrvacion y cl "alma ric las matemti· ticas". Con csn prcparaci6n te6r ica no es extraiio que nues· tro mcrcedario haya logrado un alto grado ric cxr·rlrncia al consngrarsc n las "matematicas aplicadns", en Ins cuales supo )' pudo rcalizar algunas ionovaciones, en particular en e~a rama n In que sabemos que le cou<'rcli6 un intercs especial, es decir, Ia gnom6nica, a Ia cual consider'l ba. no sin raz6n. l'orno condici6n de las observacioncs astron6rni­cas prC'<'i•n•. Fue entonces a Ia cronornetrin matematica a In que fray Oiej:o debi6 Ia acuciosidad de sus ohscrvacio· ncs y a ~u pcricia tri~onometrica, Ia exactitud de sus cuku· los. La cornbinaei6n de am has ramas de Ia m3tem:ltica. las "puras" con las "irnJ>ur-as o aplicadas", le permiti6 llegar a los rc~ultados que hemos brevemente reseiiado.

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6. El reloj de Oaxaca

En el daw.tro del rnajcstuoso convento de Santo Do­mingo de Ia ciudad de Oaxaca cxi;te un vnlioso aunque olvidado te.•t imonio de Ia historia de Ia cicncia en 1\lexico. Se trata de un reloj de sol oonstruido en (') niio de 1639 por el cientifico criollo Diego Rodriguez, miembro de Ia Orden de 1.. Merced y catedni6co de matcmaticas en Ia Real )' Pontificia Universidad de Mexico.

Xndie pucdc negar que Ia contemplnci6n de un viejo y venerab le te>tigo del pa.•arlo como es e~e reloj ~olar, nos perrnite cvocar epocas en que eltiempo se movla mn~ 1~11· tarnente, Itt vida era sin duda, mcnos complicadn y donde era miis flicil rclajarse y meditar. Adosados a 1oM mums de las iglesias o de las casas. los relojes de sol tienen un atractivo tinico para cl historiador que l o~ mira como un simholo de ln cnducidad de las cosas y para el cicntl!i· co que los considera como representantPs d«' un ntorn~uto capital en el d~arrollo ric Ia astronomia. Sin embargo, Ia ciencia de e•tos rcloje~ no ha sido olvidada y hoy en dia •on nurnerosa~ las pel"l'omt• que cultivan In gnom6nica, que asi se denomina el arte de loc< relojcs de ~ol.

E•to< viejo• instrumentos cientificoo •on una r •pcric de interrncd!nrios entre Ia ,-j<ible aunque ~olumente nparPntr traycctor•n del Sol ) nurstra compren•ion inrlirr•cta del mo-

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virniento real de nue;;t ro planeta. AI ver Ia sornbra de la aguja o g11omon r~correr el cuadrante podemos de•de Ia Tierra imaginar at Sol en su camino por el firrnamcnto a lo largo de Ia ecliptic.l . Se diri~ . inclu,o. que el gnomon hace Ia~ 'ccf"~ de un ejc en torno tiel cual giran lo• cuerpos ccle.tes con sran rigor matern:itico.

La gnom6nica es una ciencia muy antigun. De hecho. ya en cl siglo xvt habia poco qne decir o inventor acerca de los relojes so lares, pues ese arte varias veces miltmarin habra sido pcrfcccionado hasta ll cgar a tllt cstarlo mu y avanzado dura nte los afios de Ia llaja Edu tl Mrdiu. Sin embargo, u J)a rtir del Renacimiento los fa bricautcs de rc. lojes fueron lo bnstnntc originales para darles una gran divenidall de formas, pues estaban destinados a ador· nar todo ti JlO de parede~, patios, jardines o fuentes. Los rclojes ~olnrcs ndquirieron entonces forrnaq in>n•ll<'d1adns : esferas, cubos. cilindros. lncluso Jlegaron a construirse relojcs de sol portatiles y atln se insertaron en hermosos anilJo, de mano labrados. Ademas, y muy u lono con Ia cpoca, prolifcraron Ia~ inscripciones latina.s p:rabadn• en elias que nos conminaban a emplear bien el dia, corpe diem, o bien nos recordaban el seiiorio del tiempo sobre todas Ius cosns, tempus edax reru.m.'

Las hnHcs tcorit'as de Ia gnom6nica son hastantc scnci· ll a~. Uu rdoj solar pu~de ser dd inido IIHn:uttt·ute como 1111 instrumcuto provisto de una a::;uja metalica fi ja que nrroja una sombrn sobrc una supedicie en Ia CjUC exi>ten lrazutlu unas liucos, las llamadas lineas·hora. La aguja sc halla colocada en cl punto de convergencia tl(' csas linens-horn.'

A metliados del ~iglo xvm el matematico frances Jean Eticmu> Montucla dio una definicion mas complejo hecha

1 Rwe It J. Ro.hr, Sundi<Jls. 1/istorr~ TMIJtJ Dnd Pra~liet~ Toronto, l ni· ~~ity or Toronto Pre~ .. , 1970, p. 16.

2 lbiJ., p. 4.4.

T destk el pwtto de vi~ta geometrico que nos permitiremos tran,cribir integra, pues re•uha de interes para podrr des­crihir los relojes solares construidos en Mexico por cl pa· dre Roddgu~'· Dire ~1ontucla :

Doct p1:t.nos u• (1')rtan todos en .ingulos igua1es sobrr una mi.:t­ma linra. E~ttos pianos, indefinidamcutc prolongados, cruzan otro pl:mo a ciertu di .. toncia. Se trata df' clctcrmiunr Job lineas por mc-dio de lo• cunlr• esos pianos cortan al ultimo. Si hnoe· mM que In intrr~rcci6n comiin de esos doce plano~ Ae:.• pnralcln al cjc del munclo y hnccmo• <1uc "''o de ellos qucdc wbrc el pJnno del 111cridiuno, cs obvio que cutonces ellos representnrfm lo:s vl~nos dr In!=! rlnc~c circulos hornriOl'J que di vidC~n In reVO· lud(m dc•l Sol en 21 partes igualcs, ya que la ilistuuciu que uot~ 1-.epara d<: r~c a~>l ro c~ tan g-rande~ en compatari6n drl (li~imctro de Ja T itrrn, qut> podemo~. sin error scn~iblc., contidt•ro rno.; en ol centTo. A medidn que el Sol cruce por uno de C'O' clrrnlo-. hurarios, posan\ rambieo por aquel plano de entre los dcx:c que ~tC ~ituado en esa posiciOn, y Ja sombra de su intf'JRCci6n co­mUn, que ,.upondrcmcx-. wtil linea opaca, sc prO) cc:tarii sobr~ Ia inl~,....·tii\n tl1• di~ho plano eo Ia superficie del cuAdrnnre. La maTt"h3 d#\ dirh:t !tombra marcar3 con.._~rurntemente Ia llcJroda del Sol a ].,., rirrulo• horario!l es decir, las hon•.• del dia.•

Es ftlci l dcdurir, despucs de esta definicion, que cl fun­dnmento de Ia gnom6nicu es Ia astronomia. Es por ello que enu·r los siglos xv t y X \'11 todos los estud iosos del arlc de los rclojcs de sol fueron, como en epocas pusada•, astr6nomo~. Sitt crnbargo, entre los cicnlificos de cstus dos ceulu ria& y sus unteccsores existi6 una profunda di!~rt·rw ia que ranicaba en t'i hcclto de que aquellos fueron tesli· gos de un pro[undo cambio en Ia concepcion que lo• hom· bres tmian acerca del sistema del mundo y esto Iue dcbido en gran parte ,1 lu preci~ion lograda en Ia cronometrin. Eu no poc<h oca•iuur• Ia modernidad de los c.tur.lios astro­nomico, de una com unit! ad cicntifica eslU\'O cn rclaci6n directa con •u pericia para construir cuadrante; wlar~· y con el grado de prcri,i6n de cstos riltimos. Asi, el auge d1·

• Jt'4LD ttiriHif' 'tontucb, Hidoirc JtJ Jlathbruu;q~es Par[•1 ll('nri o\~U·· ,., 1799, 1, rr. 72t.722.

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los estudios de nstronomia durante e) siglo .wu trnjo como cou•ecucncia un desenvolvimiento paralelo ru Ia gno­m6nica . Si en Ia Nueva Espana pudieron construir<c relo­je.'! de sol de grnn exactitud durante ese siJ;Io fue debido a lo :wanzado de sus estudios astron6micos; aqui, como en otras parte~ de Europa, una gnomonica avanzada era Ia prueba de Ia asimilaci6n de tcorias cientffica< tambien avanzadus y no pocas Yeces heterodoxas. •

Por otrn parte es obvio que, a pcsar de su innegnblc sen· cillez, Ia conslrueci6n de un r eloj de sol requeria de buenos conocimicnlos tcor icos sobre Ia materia y, pa1·a logrnr re· sultados 6ptimos, se precisaba tcncr aceplables r~oc i onc~ de cosmolog in - movimientos del Sol , Ia Luna y l a Ticna as! como de elementos (le geometria descriptiva y de tri· gonometrfu . Estos rcquisitos distaban mucho de •er comu­nes a In mayoria de I a poblaci6n de Ia Nueva Espaiia de los 8iglos XVI y xvu, ra que aqui, como en olra~ paries del mundo donde •c eulti>'aba asidunmente el estudio de Ia aslronomia, este tipo de conocimientos •olo perlrnccl~n a un pequeiio y selecto grupo de sabios. E.• 16gico prnsar enlonces que los relojes no menudenban; ni los de sol ni los de cunlquicr otro tipo. No es exagemdo afirmar que duranle lodu In epoea colonial el reloj nuis comiin fue 1:• salida y Ia pu c~<la del Sol. La vida cotid iana eslabu rC!(i da por el omnncccr y el anochecer. S in ~rnba ri!O, para las nclividarlcs ric b vida urbana que requcrinn de unn cicrtn precisi6n en los horarios - ccrcmoniltF rr l i11iogas, clitedras universitarias, nctos publ icos-. sabemos qur rn cl si­glo xv1.c rmplcfthAn -<'n la mayoria de los casoo-- rclnjes de sol o bien relojes mecanicos rurl im~nlario• de pesns, clepsitlras. relojes de arena o velas de Cfr:t mnrcndn~. La famosn "horn de ampollela" de un vo>jamcn unhrr-itario recuerda el uso de una simple depsidra.• Para rl •i·

• M. Sa'"aitr, Uworio tl' I(Js Pror,r~os dd Ente.nditrtit.u,, lltJtt'll'•• ~" las Cifnd4J E:r.acu1~ y tfl Ins ArttJ q~t tltptndtn Jf: tUtu, \1.uhi.i. \ntoniCl de Sancho, Ins, p. 171.

~ l.a aoliquf~ima in"t'nciOn de Ja elepsidrn -de origtn mt~;f'l~lli.mkn

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glo x \Ill va se habia hecho comun el uso del rt>loj de pendulo. ,\dcnui•, en c•la rni;ma epoca Ia pro!eoi6n de "ar. tHice reloxero" lle!(o a >er respetable y luerativu.•

Los primeros rclojcs de sol construidos en Mexico dntan de mediados del ~iglo x·v1 y eran bastante rudimenlar ios: se clavabn una varilla en Ia tierra y sc dibujaban cicrta~ linens <J ilt; f(')>T('<(' II J,lban las horas de Ia manana, del lllC·

diodia y de Ia tarde.' Sabcmos que en la ~cgunda mitnd del siglo empc1.nron a construirse relojes sola t-es mas pre· cisos. aunquc cabc decir que su numcro scguia Hicndo re­ducido.

~" h.:t~:t tn nl TH indpi() de que una cantidad dada d•~ ogua t iompre requicto del mbruu liempo p,ua poillr gota o gota de un rccipicnlu a otro. E.;te ap;a.ruto ~ uHoncc ... un ~rooOm-Ptro y no un reloj, puee ml\rca una dttCT• ( minnd11 r.1ntifl:1d d~ ritmpo pPro no da h hora. No ba Ueaa.do oinguna clcp!idra antirua buta no~otros. S6Jo sc eonoce su fu.ncionomi~nto por 1:ttt dc~zipcioaet dt Vitrubio.

$ La aparieM)n drl reJoj mccinieo "coo rued2~*" M t1iminlt al rdoj ~lar dt- inrnedlat~. ya qll~ JqueliO!S e.ran hJEtanlc i.mperf~X.IO't. Aunquo ~tcrkormcnte If lognron desplaza.do~ no deja de W'r inttnantt qut lloy cD dia 10 haya rt'&re..ado -en busc::::t de una ~On cronomiirica c:adJ vcz ma\or- a una lomta ahameote ~fislieada de ttJoj f!Oitar. tl llamado lrtl-iocrottOmtlrn.

r Al UtiiT IM- e•p.aiiolr:t a lJCxico deEeubrieron que lo• IUlf'CIJ uti.liDban dt" a.ntiAUO un anonum pau medir el tifmpo y hahit~n 1o~4Hln una r:;rnn precitiVu en Jo dc1ermiua.ci6n de 1~ Ml&icios y to~ e(IUinotclo•. Et in· dudah1e quo '"" mttOOnJ' lftn s."~nn7.ados acen~a del calendario dtben muc~o a !U.S adelttniO!'o en I~ cronometria. El hi&uriador llcnilo M•rS:t d"- Moxo, quien eecrSbiO au obra en 180S, afinna que las ob!;-Cn'ucione• O'-tmn6mic.as de los iudl<tt Jot lleo,uron a perfcccionar su crouologitl. ~Cibrt C"to nOP. dl.\ una uolidu int<'rf'II-'IPIP.: ''F.et~I JS nbsero,~uc ionE's -<lice ) 1ox6- lot condu· je:on c-omo de Ja. mano t1 lmnginar una e&pecie de r<:loj solur, dtl rp16 l'ia htdlaron, tlempo ht~, much.os vc&Ligios en el falllOto cerro de Clull' nhr;pN·, Jonde lot Monu:zumus leni:m un vi..!!IOSO y Uuteno parquc pRrl\ Ia <'117.11, un gnn jardin de pl:mtttP. J'M>l Pl OttO de Ia medic-ina, y un "UOfUOlO p.alado o 'lujuto. para .-.u rt'<'Tton,

.. En una putt' de In •oluminosas pefia.q que componfnn did'o cerro, H'J

t.l~ub1 i6 rn f"l ailo de 1175 ·on plano hori:wntal. en flU"' "uaOOn 11efil· b.dos dt' noli~t y con toda ~rccUiOn los puntos <Ulli"ticiale•1 f'1 equinoccial, , lot dot polo• del Mrle v we. Hshia tambie:n f!r&bada con p~nieular il'llf"• Ug('nda una eooto dnta, ;.ue tenia Iugar de meridiana: de mant-ra que en t'\-Meote que lot mejicantte, por medio de aqurl iascnio-o aunquo ta..en rt'l(\j, h..btan lc•ando s:1btr dOnde e:mpieza.o '1 aeaban las cuatro t'ltacN-ones del ailo. 'f dOndf'- dtbe lijtr=-~ e1 momeftiO T("T(Iadtro del mNfiNib. l't'ro e·tas pif"dra• que debian haJ,e.rse ~oarda.do oon el IDa)Or t'l'mcro, lun.,n t.M •~"f" d(u d,...puiot htchas ped3.ZOS p.ua tenir en Ia liLrita dt t i"rtos horno11 que te t•tJhan a Ia uzOn oon!'Uutendo a1 pie de aqud mi~mo ctrro, inutilitindo,.J• de tile modo u n halJngo tan ine~~opc:rado l'i impnrtRnlr '1

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Aqui drbemos hncer una observacion necesarin, y cs c1ue In llegada del reloj de sol curopco trajo cocc•igo tam. bien c•l modo curopeo de medir cl dia r de contnr las horas. f:ste fue un fc•nc)mcno c·clcvaccte en el proce~o de acuhura­cion de los c'paiioll"s en Mexico. Lo~ rclojeg de sol que comenzaron a fabricarse a mediados del siglo xvt ya ponen dr manificsto que un nuc>,·o ritmo cronomclrico ha· bin empewdo a funcionar en Ia naciente ~oric•dacl novohi~· pana. Ahora bien, ;,como eran esos primeros relojes d" sol, c:onstru irlos cicntifiramente, que sc hic•icron en Mrxi­co'? De acucrclo co11 el cronista dominico Hernando de Ojea, que escrihlu 11 ri11c·s del sip;lo xvr, eran copia~ de lo~ qur el ccleb•·c ingc11iero Juanclo Turriano habia construido para Fclipt" II y que gozahan de fama pot· ou precision } lwlleta de facturn. Elmi~mo hi>toriador nos hu drjndo un arcaico teotimonio de esto, primitivo,; in~tmmento• que fueron tra-pluntados a l\!cxico poco• decenio, dc:.put-• de Ia Conquistn )' que dchicron adomar las fachndas de las principal<'' igl~-ia• o d~ los edificios publico•.• Sin em· bargo, no fue c•n Ia unica Iuente donde ~c in>piraron los "arjlm6tico~" que intentaron construir relojeo~ qolar~s. Cu· nocian los tcxto• cla<ieos de Ia Antigiiedad acerca dcltema, sobrc todo Vitrubio, y los de los autores de su cpoca, bnsi· camento: Oroncio Fineo y Cristobal C!avio. No s~da .ino basta Ia terrcra rlreada del siglo XVI! que se eluhomria en Mexico todo un trntndo de gnomonica hecho por cl Cftle cn­tonces ocupubu Ia catedra de matcm{Jtica> em Ia Real y

dd {( UC lo~ oiabiot d(; ~ .. h.: p.!lb huhicran sacadu, 11 i u duJ.J, mudu11 lui" .. " par• u.clllul..r una p.arlt: ron,.idt>r:tble de las antigi.i,Jad .... m~jiranu" ( ~­nito ~1uia Jt• Mn,i), f.ruta• Altjicano..t. 2• Pd., G~no,a, 1 ipo,a:roLfia d,. Lu1i PcUas. 18J9, pp. 51·5:1). Aecrca de los relojes rolarcs prehi~>pd.h.v. Y JU M'Cnlu.l rtct•04&fUI"el0n, puede \"er!e: Anthony r. Anry, ss.,wtcllus of Anci~rac <\ICxi4;o, _\a,.lin ) ~radn:s., Uni'"enit)· o{ Tt>u.4 l'cflf' , 1980, p.i· "" .. 2G-21. . "

" lltrn.wdo O;u I .a t t>~iJa ~~~ Chri.slo l "-" I IJo l MiJaltOJ ,.,. qn~ ~,. n>n,.undmt lo1 do,' tuklmtntos dirinfls, J'~Jo 1 .'\'wro. En \1t.din:~ df'l CampO, por ChrialoiAI l.ano \'aca~ Familiu e impreeor dd S...nto OHriol:,, 1602, f. 33,-, OJu t>f'ft g.allC$,l v po~.:.O a \lt:xico donde fuo c-ruui .. ta de b Ordt:D de ))r-W,icadore•. E.n e:.l~ obra uall dher~" aaunlot rdtrrntl"6 a )a Conqui .. ta y roloniuei6n del Nuc\·o )Jundo, princ::ipalml"ntc d~ M;,iH).

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Ponti ficia L nivcr>idad, d constructor del bello rrloj de ~ol del Corwcnto de Santo Domingo de Oacaxa, el 1111dre Dirgo RodriFIII'l'.

Varios furron los moti\·os que impulsaron a ftay Diego a redael;tr .:>c \'Oiumino;o manuscrito deotinado a cxplicar los relojcs de sol y, en fotma colatcral, otros tipos de in~· ll'Ullll'IIIOS a•l rouomicos. En primer tcrrninn mrncionnre· ' mos el drsco qu~ tuvo cle conta r con aparatos confiablcs, para sus propius observnciones astronOmicas; en stlgunrlo Iugar •u int11re~ ''" cnlcular con precision las coordenadns de ]a ciudnd de Mexico y, por extension, las d(' los p1·inei· pal~• pcll'rlo• y 6udadcs clcJ virrcinalo, )' pOt' ultimo SU

inlcnc:i6n de dot.lr n los novohispanos de relojcs prcci~os I"'"' ,II, lulwrl'~ c·ot irliMw•. F:~tos relojcs clebinn construir· ~e tomando en con;;ideraci6n Ia posicion gcograiica cxacta de lo~ lugarr- en que iban a ser utilimdo~. de nhl cl em· pciio una y otra vez reiterado de ette astr6nomo mcxicano de drtrrminar con preci-ion dicha~ coordenadns y Ia~ lnr· gas explicn!'ionc:'o qur en su escrito destino a e~te fin .

La obra llr\'a rl titulo siguiente : Tratado del mat/a de fabricar Reloxe.< Harizontales, Verticalcs, Orierualcs, etc. Can dcclinocion, inclinaci6tt, o sin ella: por SntiM rectos, tangenll:s, etc. l'arc1, por via de rul.mems. fabricm·los con facilid!ld. Consla de 11S folios y ha qu ~<l aclo numuscdtn:• Aunquc l""re una unidad ternatica noluble donde, 11 ch· rrrcncia de los tratndos similares de Ia epc~e·a, hay poco Iugar para la• digrrRiones, Ia obra puede di,·idirse en once seccione,. Las partes primera a cuarta exponcn lo~ asprc· to~ teoriro• dC> b gnornonica, la quinta a ]a no,·ena estan cl .. •tinadas a Ia tcrnica de comtruccion de lo' rrlojes de sol (incluida 111111 1Jr-rri()('ion del que em-io a OaJCactt) y Ia• dos ultima~ •eccionr'< abordan un problema conrrl'lo: rl ealculo dt> do• .. clip-•·' acaecido~ rn lo• aiios de 1638 )'

t Con~en-ado f"n Ia BiLiiolt:e& ~ne-:onal de Mi-xir-ot 5r\·4·J,u d·· \hnu,. c-riW<, 1.\i»;nJiura: ~IS. 1521.

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1641.'0 La obra fuc redactada a lo largo de vario> uiios y probablemente cs el borrador de un tc,to mas grande al que fr.t) Diego dcnomina en rl'petida• oc.o,iones ··nue-tro cnrtapacio de marca mayor"," que posiblcmente tenia des· tina?~ para Ia imprcnta y qu<', como todus sus ohms rna· tcmauca•, pcrmaowdo inedito o bien se pe~dio. •• Aei nos lo ~1ace .ver .cuando nos dice: ·• \.J,·ierto que aqw no hubo esalo m mctodo, porque cstc lratado fuc solo para hacer mertlorin para conmigo mi~mo, hasla que en mejnt· ocasic)n se disponga como hade estar".

Lo< autores que consulto pura elahorar ~u obra no son numeoosos, pero si Jo, mas rcprcsentativos clc ;,u cpoca que trataron cse tema. En primer Iugar cstii cl jesuita Clavio autor de uml Gnomllnic(< divid ida en ocho lihros publica: dos en 1;)81 y ((UC le dio gran eelehridad." Este volumi­noso y confuso lexlo, asi como el tratado del Astrolabio del mismo aut?r, fucron leidas con cuidado fJOr fray Diego. Tod·~ Ia Jlt'Hncra parte de su mBnuscrito cstn practican1ente deounado a comentar y no pocas \'Cces a correPr a Clavio, ?e quien dice. que lrato el tcma "con poca claridad" y de­JUndo en el tmtero muchos puntos que debio exponer. In­cluso llewj a cali rieur su obra de "liJJro Alrasado". A pesai de e;,ta critica -que otros autores europeos comparlian

lO r.o.a u·n-iones ~glmrlll y tercer<\ tttdo inn~rtid~· l!e~uramentc: por un "rror do oneuadernaci<in. lo. segundA pot1a el thuJo ''Tercer Cun.dcrno .. y Ia tercerR "Segundo Cuadcrno".

11• OrbiO tcr un manuttrilo wlwniuuw pues al c:itu }l)tl; folios de re!e­rcnct.t ~OJ dGIDO-' eut~la •JUe iObtf'~tabao lo$ 400. F:~to "oriJin1]" ptordido de reiOJt"f 1lt> fr3y Ou•,o, aJ qu~ Ml:\ t:"'"'mfl .. nu~1ro cartap:tcio" ~taba aeg~jn "U d('<~cripciOn, bcll ... mente tncu:~dern.ado en piel. ' •

1~ .Eiia, Ttt~buJ.se, ''Un tit.mtifico muicaao del &iglo xvu: {r~y Diego fl~d~guC'z )' IU obra", en El Cfrc:ulo RtJio, Mixioo, Fundu de C:nhuro Eco­~.omu~.u.-St-crttoria de F.dueaeiUu PUblic:e1 1984, pp. 40-ioS (Ltctuua Me­DC&Dh, 5:J).

u ~iee ttlontucla, cf'firiind..,~~ ~ Oa•in, que fu-:- uno de los e:ientifioos dPl "111o X\'l qoe J!:ll1'.6 tl,. m.:1yor rf'l,.hricbd (Hi$lo;re d4!s Mathim.otique.s T, p. 586~. Fn deeto, CJa.,io fue un autor cnddophlic-o lJUC abarc6 todo~ los cono('unlentos matrm(lticos de su tlcmt;o. SU5 coment..'lrios a E'*rliJea y a S::croboeoo. ,Y tus ll't'ltadu, de Cnumt;rrira y tobre el A&trolnbil), fk'J•~ c.ohrf' l~o t-U.' tfo("nl()s .eu:!lfrn df' lo1 nofnrm1 a1 CaJ~ndario, pr11eh:m .,,, Afuma· rKJon. f\a~l6 u B:~mbrr~~:. eo 1538 ~ mur-t6 en Rom. en 1612. Su1 obra.s fvrtn."\n ClftfO ptl~ volutn~noNJ en f, Hn r aparttit'N~n en 1611,

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con nuestro mcrcednrio- cs evidentc que Iue Clavio quien le proporciono las trece reglas fundamenta les de In teoria de los reloje.; de sol que fray Diego e.<tpone en Ia prim~ra parte de su obra. El segundo autor a quien acudi6, con menos cl'itica y nuis henevolencia, fue Oroncio Finco, de quien elite J.ahcr utilizado su obra De soluribus horolo­gii.s," pura Ia con•truccion de ~us propios relojes de sol. F.n efecto, tanto los relojes mayores -entre los que se encucntra el de Oaxaca- como la curiosa sortija con re­loj solar que se fabric6 para su uso particular, e~tan co­piado~ de los modclos que en hellos grahados aparecen en Ia obra de Fineo." Otros autores tambicn citados fueron Andreas Schoner, ge6metra del siglo xvt, uno de los pri­merc" c•n ahordar los aspectos teoricos de la gnom6nica; Adrian l\letio rle quien tom6 los metodo• paia afinnr el c.~lculo de las latitudes; Johannes Stoeffler, astr6nomo de principios del siglo '\V I cuyas Tablas de posiciones estu­vieron muy en bogn y (ueron ut ilizadas por cosmogrufos y navegante~: Antonio :\1ugini, autor favorito de fray Diego, quien gustaha de discutir su• tcsi~ astron6micas y era alec­to a utilizar sus Tr1blos que eonsideraba rnuy exactas. Por ultimo cabc mencionnr a John Ncrcr, cl deseubridor de los logarilmos. Fray Die!!O Jo menciono en repetidas ocasio­nes, sobre todo cuando elabor6 su;; propias Tablas loga­ritmicas de funciones trigonomctricas. Estos autores -y otros mas que no mencionamos-- dan cumplida cmmta de Ia erudid6n cientifica tie [ray Diego, quien estaba al tanto de los avances europeos mas recientes en matematicaJ<. Sin embarJ~O, dehemos puntualizar que todo ese accrvo hiblio­grafico no resla originalidad al tratado de gnom6nica cle nuestro merccdario, quicn no solo se permitio crilicar y corfeltir a varios de dichos autores sino que plantr6 y re-

u Oron~ FinC D~ ,olaribu.s florolo~ii, et Qudrantibu.s libriquator, Pa4

rfl1 Gn~lil'llm Cav~l3t, l !S<:.O. Esto. obra rormu pane do Ia c61cbre Pro1f1oma· tMsU dd mi.smo autor. fn,)· Diego conn<'i6 1a edir.l6n it.a.lianu de 1587 cuya Uhima J)ll.rte lrata de: lo! rdojct de eol.

t$ Orflntio Fineo, Op,tt', In \·,.o~tf.a, PrestO FnnCf'~ Fraao .. ·hi Se­nese, 1587) o~ gli oriuoli tl qut~Jrnti • JOie

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~oh·io diver•os y novedosos problemas rcfcrcntcs n Ins ba~es te6ricn• y n In con;trucci6n de relojcs de 'ol que nqu~llos no habian tratado, y auuquc a vece.. nco·ptu dr buen ,rrndo Ia• tctoicas de diseiio europcas -sobrc todo las propuc.tns por Fineo- e.• claro que habin qur ndnp· tnr e.·o~ ap.~ralos a Ia po~icion gcografica de ;\lrxico, y tnmbien en esto cl padre Rodrii!Jlez debia ~eguir •u• pro· pios calculo~.

El mc~lodo de PXpo; ici6n que fray Diego ~i gui6 en su obra y los rccursos mntematicos a los <JUP recurriii -rulr<' otro~ r.l 11 80 de logaritmos- revel an Ia originalidad de cste denso y dHit:il lratndo. E l mismo se encarg6 de resumir cu:i lcs Juet·on sus ~:r itc:rios para escribirlo. £stas son ms palalmo~:

Para trAtar, put•-., aqui esta. materia con clnridn.J y gcncralidad, de •uerte que quede entendida y con intcli,.cncia de algunos cirtulO:$ tl('l citlo que son los que se represcnh:m en lincth; ree­l"" en ).., plan<» o parcde<, oon otr., figtor•• q<ll' llaman o•lip· ~ pornbol•• e hipo'rooles, que dimanan de 1,. Iigurs< <i>nica• en t-U~ ~f'iont~ he-moo;; de por.erlos en dem~traciUn c-n cl mi;;.­mo cieJo psro dtdudr ole oiJi Jos auguJos )' Jincas Cll los plano•, y i''ios con olguno gcneraudod que comprendo todo> lo. o•·ci· dcutcs rdcrido:.-, y primero de los mcls reJntlares y Cadle.~ ]Htra tl~puCs J'il~Hr a l u~~. mils irrcgulares y no tan f3.cileR qu~ ,.~ ,.) orden qut. ~irmprr: u rlebe guardar valienrlonos en todo de Ja trigrmmm•trUt, que ~s tl aim~, de 1m matcuuitica3 r rl Un;co refug;o de lo.~ matenulticns, y para d.ur lfU.I:)'ur facilitfctd p<Jr vU.z. ac l<Jgaritmo.tt, nunque no cxcusan! los senos, t.ansrntP.S y PfNtn· tr~ rl()ndP rcm\'inirre, para que los rn£s E'ntcdidos en C!h1S mo.te­rhts los u.scn r mnnejen. obrando nsimismQ por ~rmnrtrlu In mayor pnatc de elias;, y .:tun formnrlos por di,cr~o~ ruotlo~ p:un que coda ur1o clija cl C.fUC mti.s le agrad.are y el C(U(! m1i"l 1.:om;. nitre, fuPra dt qut ~ra nece~:nio a.;;i para verlfit:.arl~ ) no comcttr )"trro~ que en ltlS linea.s y divisiones tlf" rirtulo!~ l-0 c~ IDCil'n ml·~· r,i("ilnll"l.te. en que suele llnher murha. confu .. iOn por los wurhao lint'&·, Ia pcqucnez del papel en qur &e obro )' otros 8C't"'idl"nlt• tn la:oo. rr~las y rompa.<;eS.. que es nece.:.aria muc·h11 maila )' tllf"'ltt para ohrarlos con pcrfecci0n. l'or todo lo f'ual ~i('mpre 8f'On"ejoria yo~ ,·aliec;HI de Ia lrigouomC"'rin y ~u• u\l· mrro~ formnndo tablita~ en que hay m:i~ certidumhrl.: y mtnfiC~.

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cmharaLO de lineas, que cs lo principa1. qu<'. ejcc.uta.rcmu:, ,h·!i· pul~ de )os modos geometri~, para }a mtehgtn.C'Hl tltlt' :-1.· tJrC'· tende, y aunque e<ln m3lerin "" larga )' rnu~ ohlotatl•, , . ., u•u· rt>m~ demo.<ilraadont"!'.t•

f.>tablt-c·ido cl mftodo, Ira) Diego pasa a <'xplirar rn qu" conoiste In gnomonica y cmlles son sus principia•:

l..o mnterin clr rt1njf'S cle sol no cs otu coc.a que '!-"a arlificio~" pcr~pcctlvu ron que los clrcnlos horarios del CICio y drm.IS chcu1os rle Cl, a~i m(aximos como los menore.~, ~ _drmurAtr~~ en los p1nno~ o pnrcdl·s~ usi perpen~ico)ares al }&o~·~~O ~ilc co; inclinoclo~, con In vnricdud de mchnaclones al m~ .. ~1clumo ! n ( otros circultl ... de tu1 ~ucrlc . qu~- demuc::ilr'C'Il per[n·uuncnlc lo mismo que Lhucecle] ('n c1 cJelo. ·

Dr ahi pa~a nuestro matem,itico a enmncrar lo~ diirrCJ~· teo rdojcs de sol qur se pueden con>tru~r sean co.n cicch· nnci6n 0 •in (•lla:'' borizontnles, YeriJcaJe,, onent,ol~-, cx:cidenta les y pol a re•. A>imiffilo di~tingue_ lo• relOJC.s "c,tables" o fijo, dr los "portatil~··; los p~m•cr~ dest •· mulos a un lugllr (Ulico ) a w1a latitud paruculn~; ~~~ sc· gundos adRJllnhlt:. a cualquier )atitud. Sus exp~cac•one.s aeerca de- los rclojl'S ecuatoriales,'• horizontalt>' Y ve•1!· cnles" , 0 n muy amplias debido a lJUC Iucmn lo~ que cl

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con~truy6. lncluso dedic6 v<trias piiginas a estudiar los re· lojes de luna, lo que le permiti6 explicar las fases luna· re~, los angulo~ de nuestro <atelite respecto del Sol y como podia ser leida la horn en un rcloj de este tipo por Ia sim· pie adicion dcl ticrnpo indicado porIa sombra lunar en el cuadrante mas el angulo luuar expresado en horas. Para determinar este Ultimo valor elabor6 una serie de tablas de conversion y scii al6 los margenes de error en cada caso.

Todos los te6ricos de la ciencia de los rclojes de sol de los siglos XVI a! xvm coincidicron en seiialar que la princi. pal dificultad --en realidad Ia (mica de importancia- en la construccion de esos instrumentos radicaba en Ia deter· rninacion de Ia elevaci6n del polo sobre el phmo del cua· drante, o Sc<t Ia l<ttitud y el meridiano dellugar, cs decir, Ia latitud." Fray Diego no fue Ia excepci6n, de tal manera que una gran parte de su tratado lo destin& a discuti r los rnetodos par~ obtcncr esos valo res. Jndic6 que para que Ia sombra del gnomon de un reloj solar - sea horizontal o vertical- caiga a las doce horas del dia sobre el meridia· no del Iugar, deberia tener un angu lo con re~pecto a! plano horizontal igual a! valor --en grados- de Ia latitud de Ia localidad donde se encontraba el reloj, de ahi Ia importan· cia de obtener an te todo este Ultimo valor. Una serie de calculos hechos a lo largo de varios aiios le perrniLieron f ijat· r.on cxacLitud csa coordenada de Ia ciudad de l\'!exico en 19° 15'. La longitud resultaba mas dificil de ohtencr y Solo fue determinada satisfactoriamente despues de <JUe Ob· serve los eclipses de 1638 y 1641. Para determinar ambt~s eoordenadas utilizo, presurniblemente, varios rclojes y co· tejt\ las lecluras hechas en forma simultanca. Adem a~ acos·

ta hacia (./ Sur sP le llama m.uidi.onnl ( comn t1 rcioj de OaX<Jca de fray Diego) Y cuando se orienta a) Norte !ie le lhuna septrutdonal. Al Oeste y al Este se les denomina otcidentalea y oricntult~, respectivamente.

l2 Una .definiciOn se.ncilJa de '']utitud" 1\Cria: el Mgulo que forma un punto X .!!ltuado en In supcrficie de 14 Tierra con rcspccto al CJ>ntro de Ia Tierra Y al plano ecuatorial Y Ia "longitud" es: Ia diferencia media en gr3dos entre cl mcridiano Y y un punto de rPferellCia u origeu. Puede ser mc-dio dcsde el Etotc o t:l Oe~Ste y SU$ valores Yan de 0° a 180°.

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tumbmba afinar sus resu ltados combin<tnclo tres tipos de ca!culos: el hecho a base de tablas previamente elabora· daE, el rigurosamente trigonometrico y en el que aplicaba los logarilmos.

Los ecl ipses de 1638 y 1611 Jlenaron tula doble f llncion ya que no solo ayutlaroll, como ya dijimos, a detenninar Ia longitud sino que adcmas permitieron que fray Diego em· prendiera Ia construcci6n de una serie de a~aratos asb:o· n6micos ca librados de acucrdo con las neces1dades de los di vcr~os punt.os del virreinato dontle iban a ser utiliz!tdos, uno de ellos el reloj de Oaxaca.

El eclipse de Luna del 20 de diciembrt;.de 1638, debi~a· mente reseiiado al final de su manuscnto sobre reloJes, nos da una idea clara del modus operaTtdi. de fray Diego." Ahi percibimos Ia complejidad de una observaci6n astro­nomica en el siglo xvn, que por lo general debia ser hec!Ja por varias personas con diverso instrum_e~tal. ~n ~ste echp· se fray Diego cont6 con Ia ayuda del med1co Gahnel L6pcz de Bonilla y probahlemente de algunos discipulos wyos. Segiin nos dice, utiliz6 varios relojes ajustados al polo de Ia ciudad de Mexico y un telescopio, y se auxili6 con Tablas astron6micas de autores reconocidos tales como Kepler, Magini, Tycho Brahc," Longomontano y Lansberg. S~s puntos de relaci6n fueron Venccia, Graz, Hveen·Uram· boltr", Fntndort y Roma. Despucs de tomar como punto de refer~ncia para sus mediciones n Ia estr~ll~ Aldebaran, re­sume sus primeras estimaciones tlc Ia stgmenle manera:

el principio de Ia total obscuracion fuc a las 6 horas 37 minu· tos de Ia tarde del tiempo aparente, q<~e concne~da con Ia hora que e:ntonces advcrti en todos los reloJCS de 1liex1co que ondn· han bt~cnos.

:3 Hcmo.s dcserito es~a obsen·aciOn a&tronOmiea en el eMudio titulado "Fray Diego Rodriguez y Ia posiciOn geogr3fica de Mbico'', inrluido en e~;t.a obrJ.

2 4 Cita Jaa T(lb/as do Ouvid Origuuo basada1; en 13$ de T>·cho Brnhe.

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Y aiiadc:

sieudo Ia.< 8 hnra• U minutos de Ia noehe r1 principio de l.o rccupcradun. ,..r:i toda [Ia dumeion J de una ltora 36 minuto•. }' ~u mitad 48 minutos. que oiiac.lidos a lao; 6 horn.s 37 minut~ del priucipio de In o~uraciOn. f ut.· - .:;u mitad n Ins 7 horas 25 mjnuto-., ticmpu ap.ar\'nlc de Ia conjunciOn \ CrdadH;,a que hu<eamo;<, que rc•.tado del tiempo apareute drl r.ilrulo que ~ dr 15 hnros 16 nnn uto~ CJllf'd.:m, por dHcrencin de mcridianm, 7 honts 51 minutos de ::\1i?xico a Fraucfol't que <'~ Ia que bu!!· canu> ... ; ) Cdlil LOu <-'om·on lauk lj iiC Dn"id Origuuo pone por milad rx~r:ta fle Ia obscuraci_On 46 minutos 23 ll'.egundos, y IJOr lc.1 oh~•·var10n lu1llumos .ti.H nunutos; que at'm no pon 2 n'linutoA de difrr<-n~i~. Co•- que quedarii a~ntndo toer ("~l fl Ia fliferrnria <If' mr•·•rl•AIIOII. dtt ~Mexico a Francfort y quitflndo 11 n~ i n ut o!' ..-o l oca~ qurdnn 7 horn.~ 40 miJlUtOS por diferenci .. cle 1\-(~'IC'ico 3 Il:tfnin tn Dn ~liu y l.liia~licndo 6 minulos u {"~lc lit·rupo b<'rim 7 horns 16 uuuutus Uc d1fcrencia entre ) fC.."<ico y \'cncciu. que ~n Jo.'\ Ires que hu~os ha..'ta que por otro H1iJ,.M" w prrfcc· f'"IHII(' C''1H.

E.te nue,·o fcnomeno qu~ le permitio afinar ;us C<ilculos fue cl cdiJ»e de Sol de 9 de mayo de 16-H CJIIl' 1111 di::.d· pulo suyo. Frnnci~ro Ruiz Lozano. obsen·o en Lima. J::ste a~ll·iinomo pt•ruano habia eotud iado en i\lexic·o c·ou fra' Die!(o y llrg6 tt ~cr cosmogrnfo mayor del virrri nnto del Peru. cntrd rdtico de ma temat icas en su celebre Un irPrsidad )' profc·snr oln pi lotos y navegantes. Era a~id u o1 r m·o·c••pon· sal de nuestro rncrceda l'io "porque siempre lo rc•r•mocitt por Stl maestro, y como a tal le enviaba a ronsultar al · gunas mH tr riHs fJUr alia se ]e ofrceian" ." IJouo de r.tas consulta , hooha en estrecha colaborac ion cient ifica entre ambos fuc ln dd .. clipse antes mencionado. Fr,oy ll i<'gu . apoya•lu rn los val orr• que ohturo en 1 o:~H. cnlrulo f'On a~t,.!acion e-1 de 1611 . Le indic6 a Ruiz J.oz.1nn 'JIIC •r hoi· c•arut a In• 11 horao .J.5 minutos 5 Sl'gnmlo,; y 'JilC lCllflri;l una duracion de :; hora, 20 minutos 52 ••·gundos . .\5imi•·

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,.

mo le seiialo Ia bora precisa del eclipse tota l : las 15 l1ora• liJ. minulO> 27 >egundos y 3.3 decimas, horn de Lima. Asimi•mo detenuino Ia pooiciou geografica de eota ciudad, a Ia cual le asign6 una longitud de 6 horas 25 minutos al occidentc de Venecia y una latitud de 12 grados 30 minu· Los . La diotancia de Mexico a Lima Ia t>slim6 en uno horn 2 L miuutos.

Sus cdlculoo son de un r igor notable, hnsta cl pun· , to de que se permiti6 corrcgir el celebre Rcgirnieflto de NarJfgaci6tt do Garcia de Cespedes, obra consultuLia asidunmcnte por los navegantes cspafio)es en sus viajcs por el Atlantico y el Puci fico. Este autor lc hahfn fijaclo a Ia d i ~L8n(' i a (·tttre Lima y IV!cx ico un valot~ de una hora 34 minuto•. AI final de sus calculos fray Diego cl ibuj6 orn esqucmn del fen6meno, y le puso el titulo de Typu.s Eclip· si.s; a hi .e maocaba Ia posicion de Ia capital peruana, lo que pcnni ti6 IJUC Ru iz Lozano estuviera en f>O"ibilidad de det~rminar. a su vcz. las coordenadas geogr:ificas de los lugarc~ m:t~ importaotcs del litoral de esc reino: puntas, pucrtos, CObOS y de aJgWIOS sitios del interior.

:\ada de No hubiera podido ;er realizado sin lo• datos que lc proporcion6 fray Diego." A su vez e) nstr6nomo p<'· ruano lo envi6 n eotc :,us observaciones del ccl ipoe, lo que le twnnit if\ u nueotro mercedario " finat· a tin mas sus c~lcu­los de 1638 y, ~obo·e todo, lc ahri6 b posibi l iclad de iniciar Ia con< I rurr i6n de instrumentos astronomicos do gran pt'P.· C'i~i6n.

A lo largo cl~ ou , ida f•·ay Diego fue un incan"llble artifice de in,trumrnto- ··icntificos; esta parecc haber sido una de so" adivi.Jades f.woritas. Su bi6grafo, fra)' Franc isco de Pa· reja, afinnaba que po>cia "rnurbo> instrumentos matrrnati · co~ y astronim1in1• que con ~us propias mano• fabricabo ""

2 ' Crnrdo R.tmo .. , •[ slf'~.lfrCIJIO de Ia mattmatica tn tl Prni'' em ; Erc~co Yepc. (editor) Algwtos oporltJ para ~I tstudio cle 14 1/isJ.orin de Ia Citncir~ tn tl P~rU, lim:~. Vnc~tl"t". Elf, pp. 1~16. Ruix I N~•n4') (u .. (It'~ ltJndo df!ll 'infO) r.ontlc de Aha de A1bte. y go.W de uu butM J'lf'>l.itlc'in f'n su palri.l f'Omu pro(f'~fll' de mafrlmilic·.:t!;. E ... ·~<ribiO un Tra:aJo de- Cc~''"'"J,

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su cddn, aside a-trolabio~ rnuy curiosos. como de arcos de perspcctiva y globos, todo con grandisima curiosidnd''.•• En efecto, su et•ldn en el bello convento de Ia 1\'Ierced como las de al~no• de sus eontemporiineos o como Ins que :1iios mas tarde tcndrian Sigiienm y GOngora o Sor Juana- dc­bi6 estar Jlenn de npnratos cientificos, libros, mapa~ y apun· tes per.onales. Para darnos una idea de lo que debieron coutcncr r~o~ gabinctcs de trabajo, podemos aeud ir a di­,·ersos testimonios de esa epoca. Uno de cllos es el inven· tario de los bicnes de un a~tro nomo e impresor, nmir;o de

, froy Diego y au tor, como cl, de li bros sohrc cometas y me­teoros, ll ama do Juan Ruyz, hijo del c61ebrc Enrico Marti· nez. Dicho invent a rio, reali~ado el l 7 dr. ugosto dr. l67fi. poco tiempo dcspuM de su muerte, nos revelo no solo una rica hibliotl'rn cicntifica donde figuraban clii•icos de Ia ciencia mexicana tales como Juan de Barrios. Cepeda y Ca· rrillo. Diego Garcia de Palacio.,; y Enrico '1urtincz sino tamhien libros de nutore;; europeos. muchos de ellos utili· zados por fray Diego. a saber: Stoeffler, Fineo, Garcia de \.C;pcdcs, Magini, Sncrobosco, Regiomontano. Orn,·ez, A piano, Zamorano y Porter de Casanate. A•imi•mo menu· denban lunnrios, pron6sticos y almanaques yn que Ruyz ~omo el padre Rodriguez- era autor de ese tipo de obras."' En cuanto a los apnratos eientificos, habia globos celestes y tcrrestres, relojes, compaEes de bronec y ncero, imnnes, uslrol.abios de bronce y Je madera.••

No mll)' difrrrntcs dcbicron ser los gabinetes de SigUen· za y de Sor Juana. El del primero poseia diver~o~ ;,,. trumenlos mnlem{tlicos, :tlguno; tie gr·an >n lor, n~ i como lelc~ropios y r~fcrn• nrmilares," y el de Ia segunda sube-

n P&rt'ia. loC". tit. 29 J~ l1hn,,l Quint•"-'· LA t:UlfOicgia tn Ia ,\·u~tD Etpt~~il tn d si81o

nii, ~1hi('(), 1969, pp. 47-65. so Fun,·i.co Pbn Sa.laZM, ··Dol famili.a..s tk imprc: .. "rt'" mnlqanf)t df"1

r..i1lo :l\u··, m 41f"morilu 4~ Ia ~~J.gJ Citnti/icn An1cmo Al:.au, T. 11 (192-11, Mtdco, 1925, pp. 502·507.

u Carltof de ~illlienta l' GOfl~ou., Te5tt~mtnlo, <'-D: Fra.neitCO P(rtZ $3la· zar JliDpa/io d' / ). Cotlos d~ SigU<.n:.a ,. G6ngorn s~&uitlu dt uuio• do­c,,.;ltniOI inMittJs, .\f~xico, Antigua Jmprenta de \furlui~a, 1928, J'· 172:

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mos que po,cia instrumento~ mUsicos y matem(tti<·o~, ~~que lo> tenia - dice hU primer biogr.Uo- mucho~. prrr'""''

• • , t y exqu1WO• .

Fray Diego dedic6 muchas paginas de ~u ~bra ~o~rc lo• relojes n cxponer los metodos de con~trucc16n de •.n~tru· mentos astron6mico~. Una secci6n completa Ia destrn6 al estudio del asrrowbio, basada en buena medidn en cl trn· tado que ;obre c•te iu~lrumento hahia escrito el jrs.uita Cln· vio. l\'!ucho~ folios estan cubiertos de figuras y d18p:rarMS de este interesonte nparato de mcdicion, del que nnaliz6 en detall e los aspectos teoricos. Ltnrtentablemente poco­de estos instrumentos utilizaclos en In Nueva }:~pnlla han sobrevivido hn •Ln hoy." Tambien estudiii - y tenia en su celdn- es!eras armi lares, cs decir esn represertlnri6n a ba~e de 11nillos de Ia esfera celeste. Estas ultimas eran muy codiciadas y, cuando porta ban Ia firma de un abtronomo de renombre. eu cotizaci6n Jlegaba a ser muy alta. Para dar· nos una idea del gran aprecio en que se las tenia convient' que transcrihamos un largo parrafo donde el croni·~a do· minico Hernando de Ojea. antes citado. nos descnhe Ia que Juanelo Turriano construyo para Felipe ll y que fue el pasmo de sus contemponineos. Tambien aqui menciona Ia sortija con un reloj de sol ~e el mon~rca po.rtaba. El testimonio cs interesante para 1lustrar el hpo de mtrumen· tos que nursLro mercedario constmia y utiliznba. Dice el bisloriador Ojea:

Quando 110 nrtHicc cs mur diestro en su ar~c, JIOf g~ande ~ue sra Ia CO!!O ln •abr.i rcducir a muy prqurno ~!!pucto. ANt lo vemos rado' dia en los L<cultorcs de imigcne•, de o.clloo y rlr

ln'iDI A. i....f.ocArd, Don Carl()$ J~ Sip~n:a y C~n~•,rtl. f.'n tabio mr:ric~Jn" dn ,;~0 XVII \l.:<tiCO, fondo de Cohura Ecooonm;a, ~9EU, p. 187.

az D~~ Calleja, S J. .. htl<! tie Sor /rumo, a.notan()nf's d~ E. .\I n:u GOmer.. liCt.ioo, ;\n1i,ua l1h«na Rob-redo, 1~, P· 38. .

u Un int(n• .. nto ,. bin dO('UJUefltado eilud•o I.Ctrca df' un \'lht ... u ~.., arohbic> del tlalo X\'1 quf! fue util.i:r.ado eo lf~xioo, )' que ahora. "' cr.ruu's M ... \(~"() ~.donal de Hisloris del ea~uuo d~ ~apuhtrw-c-, t'' d. ,J.o: Mij:t~Jel Aof.d Fl"'rnind~ Villar, Sr~brt t:l Awolobro /umado por C. ;,,\,Ut y C , Arst.niu.\, M;'.tkn, f'("-Tf• 1C)76.

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pinr.t-1: qu .. tn una l>equeiia piedra prf"CioM, o ~n un 1~uriio mrtal, pintan y e:;<;u J*D imug\'11~ de Giganttl', caballos y ani· males grnnd~~ )' otras mil fi~ras y m4chino~ grandi!!ima.:~o. Te>tigo ,.. t=bien dt-.to nquel £amooo rclox <JUC trae co d dedo, en rl huN:o de Ia piedra de un anillo, y tlrl tomaiio de uno uiia. nue5tro Cntholioo Hey Philipo de Upafio quf" hi7o f"n jtuC51trOS tieru~ el (nmo~isimo matht>rnatioo, grande- astr01ogo > cxccfrntc artifice Juanelo Turriano Cremou<"nse, r el otro mayor qu(• hi1:o el mismo en forma de E::~plu•ru, o quusl de do~ pit! de dhimf'tro o pooo menos, que ticuc mil y ochocicntas 1'\lrrlns con todos ~us ~Hihcrcnt~. En el r.unl r.on mnravilloso nrtiridu ~e vcn y &: <.lt.·,cubrcn por los f'OAtMios dr c'\1, no 5018-

nlt'nlc las horn.s del sol y de Ia luuu sino tumLiCn lo~ movi­tnirnlo-. que ru las uucvc o dicz Esphcraiol cld r irlo hnllon y C(1n11.iclrr.1n lo~ i\!)tr6logo~. por mrmulo~ • .iiff"'rf•nlr't y co1Hrarios que SCUll ) lodo dlo por sus ailos, m~es, dil'l$ )' horn:!. A11i se mur~otra el pdmer mob)._.. r-on su movimicnto natural. de Oriente a l'onirntf, el de Ia octavo Espbera y de lOR ~irtr Jllancllll! infc. riort-:'1 con e;u mo~irniento natural de Oceidcrue al Oriente; el r~ipido o ,·iolcnto de eUo3 con sus trepidacionts.. Y juntamenlf' lo. doet' ,;~"'" drl Zodiaoo. y otTBS murha• N'trrll•• rrinci· p.:tle~ ) conoc.·itl~s oon todas sus d.iversidades, conjunrion~ y "llllricion~. Y todo l cada ca.~ de por hi a su:; JMol,(l~ di£crtule. F.l primero mO\;( ('u un din, el cielo estrellndo en trcintu. a..Uoe, JUpiter ('11 docc, 1\larte en dos., el Sol en uno. Vcnu"! rn •~· dcntos y tuarcnta y ocho dias, :\Tercurio en tresdentos ) trcin· t:t y orho, y Ia luna en un mes.

Tn111hicn uqudlu E;phera que biw de d drio cl ingcnio>lsimo y g:ran Mulht·matico A .. chirnedes a semejouzn liC'I ocla\v ciclo, t•on muduu~ <:~t n.:llus )' figuras puc.sLus en (:onvcnicntc di!tancia po•· Jlll:didu~ y regia cicrta rle ::us apart:tm it>nt<"t$. vcrclnd<'rO~. Y rlr11trn rlP to"tn 1-:.F-phrnt otras sicte Esphcras o boln~:J menorcs tor·nntt·s Jo.~ una:-, en las otras a imitatiOn de los: si<.'lc plunetns, I.,B qun lC~t l•:.u.:iu mover de ~:uyo cabalmcntc ;:in haht•r t•rrur en ln.; mi .. mt'::. j)Unt'Os y movimientos que $C mua·en los crlc·.,tiales. Con It• C'unl :-e de . ....("uLrian a ~•u; tiempo:i lv'!l oyunt.:amientos ) tontrarit-dadc!l., u:-pttt~ y proporcion~ que Ja, C:-,trellus t:ie· utn cc.m lo11 planeta.s )' IO"i mis:mo-. plaf!ela'- cnlre ~i. •

Segtin propiu confesioo, fray Diego •·otbtruyo por encm· !!" por lo mt·no• tma docena de relojes mnyorc~ de •ol. En·

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l

tre ellos hab!a cuatro que eran verticales meridionnle;~ y con declinucicin. Asimi-mo diseiici ''arios relojes y otros inslrumentos cienUfiros para enviarsclo• al Peru a su dis­cipulo Ruiz Lozano a quien tamhi~n le envi6 un gruc><> manuscrito, hoy perdido. ncerca del uso de lo~ logaritmos para que allii ~e diera a Ia irnprenta ya que ni en In l'iueva ni en Ia viejn Espaiia habia logrado que se imprirniera." Asimismo pnrcec J,abcr construido un reloj clc pendulo, sin embargo esto Jue unn excepci6n yo que fueron los cle sol los que m(ts ubsorbieroo su interes. Para si mismo coustru· y6 tambien varios. Uno de ellos --segurarncntc el que le parccia mas cxacto-- fue descrito en dctallc ''" uro capi­tulo de Ia tercer a parte de su obra ~obre reloje$.,. Ahi e~tudi6 c•c apnrato que sabemo~ que estaba colocudo en cl !ado derecho de In ventana de su celda "mirada desde Ia calle y no de dentro". Por sus descripcioncs sabemos que esa ventnnn estaba orientada al noroeste. El reloj habia sido calculado a In altum de Mexico y ern tanto de '101 como de luna, ya que fray Diego se prcocup6 de marcar Ia~ posiciones preci~as del gnomon al mediodia y a Ia mediano· che. Asimismo elaboro una compleja Tabla de horas aco­tada cafla diez dias a efecto de obtener lecturaq coda vez mas precisas en su propio reloj. Porta el ~ugcstivo titulo: M exicrmae civitatis cuius artica subcstimatio est 19• 15' pro 20 anna post bisextilem et sol in merirlia~~o .,ecurulmn Tichonem." Tnmhicn poseia en su celdn un reloj de luna, de tnmnfio menor que el anterior, que mcneioua solo oca­sionalmcnlc.

Otxo tipo de relojes que le interesabnn en sumo grado eran los porttitiles de mano. Como ya dijimo• tom6 In idea y ~1 mrtodo de con>trucci6n de Orondo Finco y se cons. truyo para si una sortija identica a Ia de,;crita por esle au tor." Estos anillos cran por lo general de oro o de pia·

u P<.1reja, op tit., U, p. 248. e• Fray Dif'fl!r'l Rodriguez, Tratodo dtl moJo li~ /obriettr Rtlons (MS),

If. 291-·12v y 17ir. sr Ibid., t. S8r. VCa.•c tambiCD d f. 79r. fA Finco, op. dt., H. 16r49v.

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Ia. No podfan ser muy grucsos. Sus angulos debian ser hechos a escuadra. Su forma era Ia de un recLangulo alar. gado dividido por Ires lincas que lo cortaban a lo ancho. El !ado inferior del rectangulo era Ia Hnea equinoccia! y

' cl superior Ia del tropico. Una serie de Hneas inclinadas que alravesaban ese rectimgulo sefialaban las doce horas. Un par de orificios abiertos en los extremos pcrmitfan Ia entrada de Wl rayo de sol que seiialaba Ia hora. El rectan· gu I o metalico se cerraba entonces bacia adeutro juntanclo

• sus dos !ados menorcs. " Acl viertase - dice fray Diego­que al cerrar el anillo las horas han de quedar sefialadas por Ia pa1te de adentro y no por Ia parte de afuera." En decLo, era necesario quitarselo para saber Ia hora y col­garlo de un "suspensario" vertical que lo sujctara junto a los orificios. Enlonces el rayo de sol que penetraba por uno de ellos marcaba Ia hora. El orificio del !ado izquierdo Ia sefialaba entre el 21 de septiembre y el 21 de rnarzo y el del ]ado derecho entre el 21 de marzo y cl 21 de septiem· bre, es decir corria de un !ado a otro segiin los equinoccios de primavcra y otoi\o, acorde con el recorrirlo aparente del Sol en el horizonte. Segun fray Diego no solo podia utilizarse como anillo de mano, sino tumhien como braza· Jete o de cualquier otra forma que pudiera ser facil y c6moda de llevar consigo."

Solamente uno entre los muchos relojcs construidos por cl padre Rodriguez ha llegado basta nosotros, de ahi nues­tra afirmaci6n de que sc trata <le un ir•valuable testimonio para Ia historia de Ia cienciu en Mexico. Su historia cs bastantc singular ya que mientras los relojes y aparatos que poblaban su celda sufricron los avatares que aquejaron al convento de Ia Merced durante los ultimos doscienlos ai\os y sc pcrd icron irremisiblemente, el antiguo reloj de sol de Oaxaca sobrevivi6 hasta nosolros casi intaclo.

3g, Saberuos que {ra.)' Diego obscquj6 uno de c.stos relojt'S de bra.za1ete finam~nte tallt~do en pl\lta a b ,·irrdna lllt~rques!l de Mnuceru, t.I"SJ)()~a de

su am1g0 ~ protectory. ademic, aficionndo a Ia astronomia y u Ja astrologia, d Mar(f\ICS de Jo..lanct:u.

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Su origen tiene que ver con el establecirnienLo de Ia orrlen merced<1ria en Oaxaca, Ia cual descle el afio 1601 -o sea recicn establecida en Ia capital virreinal- bu~c6 fundar conventos en Puebla y Oaxaca con e) fin de que ambos "fuesen hospicio donde los religiosos que pasaban de Gunlemala a Mexico tuviesen clonde desc!msar de ca· mino tan largo".'° Con gran empeiio los rnercedarios )ler· siguicron cste designio y lograron Ia aprobaci6n tanto del virrey, a Ia saz6n el r.onde Monterrey, como de la Real J\ ucliencia, asi como Ia eoncesi6n final del Conscjo de In­dins con Ia Real Ccdu Ia correspondiente. La orden design6 , para fundarla a fray Ballasttr Camacho, quien con gran te­nacidad hahia logmdo establecer Ia de PuelJla "y porque su gran IH Iento -dice el cronista de Ia orden- sabia apli­car Ia mafia 11ara conseguir cualquier fin" . En efccto, con gran habilidad diplomatica para llevar a cabo una empre· sa de suyo clificil, el padre Camacho logr6 Ia aprobaci6n de los dos cabildos oaxaquefios pel'O. sobre Lodo. fue benefi­eiario del apoyo casi ilimitado que le brind6 el entonces obispo de Ia vieja Antequera, el domi nico fray Bartolome de Ledesma. El crecimiento y pro!Uesos del convento merce· dado de Oaxaca, desde una modesta ermita hasta La bella construcci6n del siglo XYlll, debe mucho a Ia cstrecha cola­boracion que siernpre exi~ti6 enu·c Ia orden clominicana y Ia de Nuestra Senora de la Merced , y csto ticne su origen en Ia buena disposicion del obispo J.e,le3ma. Asl , cuanrlo Jue establecida una clitedra <le filosofia para "los hijos de Ia ciudad", Ia orden de Predicadores y el obispo pidicron que el titular fuera un merccdario. Aparenremente la cos­tumbre de que. ese puesto recayera siempre en tm miembro de er.ta orden religiosa se conserv6 a todo lo largo del si· g lo xvu.

No cs de extrniiar enlonecs que cuando los dominicos Jcs­tejaran Ia inauguraci6n de Ia puerta sur de Ia iglesia de su

<lO r... ... Calle del Relox t-Il 03xaca ue~o C!'C nombre ba!;ta 1884. Hoy en dill se dl"nomin:l del Cinco de )!ayo.

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nue,•o y ' untuoso com•cnto, los mcrcedarios sc aprcsuraran, no ~abemo~ !i a petici6n Cll.lJTCSa de aquellos, a hau•rles un singular ob-equio tan uti! como valioso para adornnr ega parte dc•l t'dificio; asi que demandaron un reloj solar al m:llemdtico de Ia orden. Ese reloj debi6 ser colocado ori­ginalmente en el costado !Wr de Ia iglesia, probabl<'mente adosado a In bella fachada lateral que da a esa cnllc, antiguumeute Hamada Ia cal!e del Relox, que "bnja muy clilatnda al cucrpo de Ia ciudad", como dice el cronista dominico fray Frarocisco de Burgoa."' Y ahi qued6 hasta que fu~ trasladndo a! claustro del convcntn, donde actual­mente se hall a."

F.n diversos pasajes de su obra manuscrita sobre relojcs fray Diego alude al rPioj que envi6 a Oaxaca. Incluso una bre,,e seC<'itin In dcstina a explicar emil fue el mctodo que sigui6 en su construccion y ahi mismo incluye una vnliosa Tabla de las alturas del sol sobre el hori:onte adnptaclas a Ia posid6n geografica de Oaxaca." Es un hcrmoso reloj t:ertical-meridionnl." r seguramente no fue poco el trabajo que le roH6 calcularlo y bacer que ~e A'fllbara en piedra. Pnra lo primero pudo utilizar sus datos del erlip~ de Luna de 1638. rruc a todas luces le fueron de gran valor; para lo segundo conto con un habil maestro de labrado en piedra -probAblementc entre sus amigos cantero~ de ln Catedrnl metropolitans-, el cual sigui6 exactamente su~ ins· truciunes.

•t Hoy e• ,.1 MuteO Regional de Oa.xaC'~'I. Sobrc el Con"tnlo l' '" hi,tnria, ,.(::.sc: Fr:•v Eo<tC"brm Arroyo. 0. P., El .11onumt'nt4/ Com·t"nt.o tf• Sttmo Do. min(() tit' 0«/tvtz, Oajaca, M~jico, 1955.

•:! Cuasa« 1841 Jlf. Tabla i.~ la.J o!UJ.ro.s Jl'l sol ,(}/,,-~ ,., Aori:ontt•, /qn­~tai/,..3 i~ I~ 10mlmu tn ]()() ptlttcs> el grn;tln(Jn. por 14llfGttJIC.I T lo1 suulo1 J, lntitud poto cl rdo:r lum'z(Jntcl en ISO 30' ie po-!11 u-pt~tnomtl rn: Fr.ay Di~~ Rfkfrlp .. l'_, TrQ./dlio dtl moJo Jt fabria:r Rf'lttn~ f\fS), f. l25r.

IS F.J rcloj fuo adowdo rcrti~nu"fte 11 la portoatb 1ur do b ialttia d S.lnto Domina!). ror tanto era on rtlnj 1-<t>rticaJ-m~n·Jion.ttl, ya que ~·.d».l

f'lrimtado h.tcla tl Sur. VC3-fc: st~pra. oota 21. Eo re-pe:tidu oc.:uit'lntt fray Di~!:O dijo que tl reloj que t0\i6 a Oua.c:t era Ttrlital·mf'!ridional, va. qu; erot oh~io qu~ t1hfo qu(" ,. .. t3 LJ: destinado a la portarfa tor d<- la iJ)CHia.

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El rcloj e.,t;i c"culpido en una pe•ada lapidn de ba~lto de I .73 metros de alto por 0.74 metros de andro. Care· ce de guomon y solo queda el orificio que ocup6. En Ia parte inferior tiene grahado: "Aiio 1639". La porte supe· nor dr•rechn y Ia inf~rior iltfuierda muestrnn fracturas en Ia piedrn. La lirH'a de Ia ~cliptica corla las lineas lrorarias en angulo recto. El gnomon se halla a 32 ern del ~orde superior y ob, iamente a 37 em de cada Indo. Las lmea•­horu von del 5 a! 12. Fny Diego se preocup6 en deJI1r· nos en su obm de r;nom6nica .un ~ibujo d~ s.u reloj" y divor~os esquemas con sus med~das qu~ rorrrcrr len plPnu· mente ron Io ejcculado en Ia ptedra .. '\mhos -st! hl!r~ y ~~~ rcloj- son testimonio de su caparrclad como CH·ntrf~co, y ambos afortrurndamente han llegado hasta nuestro• dras.

u tbiJ., I, JZ~r. • • . • 1 u /l.id., f. }:l(J\'· I27r, U2r ~boj..t anexa i 1Q p.1g~nacson .

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1. La ciencia perdida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 2. Dos momentos de Ia ciencia novohispana del si·

gJo XVII • • . . . . • • • • • • • • • • • • • . . . • • • • • • • • • . 13 3. Los trabajos t.le £ray lJicgo . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 4 .. .EI barroco y los numcro• imaginarios . . . . . . . . 51 5. Fray Diego Rodriguez y Ia po~ici6n geogrii.Iica

de 1\le,ico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 6. 1::1 reloj de Oa.xaca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63

'

EJ vohw eu de La cieflci a perdida se termin6 de imprimir el 15 de O<:tubre de 198.; en l os talJeres de lmprenta M~dero, Avena nU.m. 102, 09810 MCxi· co. 0. F. Se utili.uu 01, t ipo& Bodoni de 14, 12:14, 10 :12 y 8:10 puntos y se ticaron 5 000 eje.mplare$ m&! sobr!lJl· tcs para rcpcsici6n. El di&eiio de Ia colecci6n es ode Rafael L6pez Ca$trO. La cd.ici6n c,stu,·o al cuidado de R(lja('J

J'urgas y Alberto Cue.