Joan Bennàssar Interview - bennassar.com · la capacidad de cerrar los ojos ante la dificultad....

84
Joan Bennàssar Interview Sandra Martínez La verdad es simple trad. por Antoni M. Planas 7 Truth Is Simple trans. by Sue Brownbridge 47 Die Wahrheit ist einfach Übers. von Bettina Neumann 87 La veritat és simple Sandra Martínez 131

Transcript of Joan Bennàssar Interview - bennassar.com · la capacidad de cerrar los ojos ante la dificultad....

Joan Bennàssar InterviewSandra Martínez

La verdad es simple trad. por Antoni M. Planas 7

Truth Is Simple trans. by Sue Brownbridge 47

Die Wahrheit ist einfach Übers. von Bettina Neumann 87

La veritat és simple Sandra Martínez 131

7

Sabio como quien está de vuelta de muchas cosas. Heredero de dioses antiguos, del Medi-terráneo eterno y clásico, saborea con fruición todo lo que es nuevo... Ni cansado ni aburrido, es una esponja insaciable que absorbe todo aquello que le sorprende. Ha visto, ha vivido y ha aprendido mucho, pese a lo cual, no quiere dejar de hacerlo nunca. Como un niño. Como cuando era un chaval y, en Pollença, se embelesaba en la iglesia del pueblo ante la Santa Cena de Llorenç Cerdà; o con aquellas mujeres morenas de Julio Romero de Torres que ilustraban los calendarios de Explosivos Riotinto; o con la sombra del jinete de Nitrato de Chile. Ávido buscador de

imágenes cuando éstas escaseaban, a pesar de haber nacido en un pueblo privilegiado, en una familia también especial. Joan fue el único hijo de un matrimonio que pretendía dárselo todo, sin cuestionar ni vocaciones ni elecciones vitales. Supieron captar su don, buscar las mejores guías para fortalecer su habilidad y hacer de él un niño que no tuvo dudas en el camino que iba a elegir. Todo un lujo entonces, y también ahora, en estos tiempos de incertidumbre.

Tuve la suerte de no perder demasiado tiempo. Por distintas casualidades, a los 12 años ya sabía lo que quería y que servía

La verdad es simpleSandra Martínez

El éxito y la satisfacción personal no son el grado de inteligencia ni la capacidad de llevar a cabo con exactitud la tarea emprendida. Ambos dependen, en su mayor parte, de una entrega total a la tarea y de la capacidad de cerrar los ojos ante la dificultad. “Elogio de la Imperfección”, Rita Levi-Montalcini.

8 9

-¿Piensas que este mundo familiar ha marcado tu forma de ser? Sin duda. Me ha dado unas maneras de hacer y de sentir. No soy un desarraigado. No puedo hacer el papel de artista torturado porque sería falso. No tengo la intención de hablar del destrozo humano contem-plándolo desde el sofá de casa. Tengo claros mis orígenes. Yo sé que pertenezco a una familia, a una sociedad, estructurada. No puedo hablar desde la angustia, la desespe-ración o el desconcierto. Sé de dónde soy, quiénes son mis padres, quiénes son mis hijos y cuál es mi historia pasada. Además, pertenezco a una isla con todo lo que ello implica sobre conocer los límites y estar rodeado de un mar cambiante. He nacido en un pueblo donde hace años que los mejores artistas han pintado su paisaje. Y eso marca. Si yo hablara desde la desesperanza y la frustración que veo en lo que hoy muchos consideran arte, no sería yo. Además de deshonesto, me habrían cambiado los refe-rentes.

Tiene razón, Joan. Pollença es especial. Tiene algo que me recuerda a Sitges. ¿Quizás su famo-sa luz? ¿La luz de Santiago Rusiñol? Joan nació en un pueblo fascinado por la bohemia, por los pintores que hacían vida atraídos por su belleza (el mismo Rusiñol, Mir, Anglada Camarasa...). Allí su arte era bien visto, se les consideraba señores. Tiene claro que es deudor de un pai-saje fascinante, de un sentido hedonista de la

vida que le ha ido forjando su visión estética, su forma de concebir el arte.

El arte es una manera de vivir y de sentir. Es un vicio. Tiene el sentido de autenticidad que uno busca en la vida y que algunas veces te da una obra porque hace palpable la mis-teriosa magia del mundo. Es sentir tu tra-bajo unido a mucha gente que ha buscado hacer de la existencia humana otra cosa, que ha plasmado grandes momentos de la histo-ria del hombre. Pero, también es, hoy, una palabra que, de tanto usarla, ha perdido en parte su significado. Indudablemente, una persona puede realizar de muchas maneras un acto artístico. El arte puede serlo todo. El tiempo y la vida evolucionan, y descifrar y formar parte de los restos de nuestros an-tepasados es una manera de ennoblecernos. Pictóricamente no está todo hecho, al con-trario, tenemos hoy muchas más opciones y muchas maneras de comunicarnos entre nosotros y con el mundo.

Comunicar. Crear. Imágenes. «Todo es imagen», me dice Joan. Así es. El mundo es imagen. Las nuevas tecnologías las han universalizado. Son rápidas, cambiantes, instantáneas, no tienen barreras idiomáticas, están casi al alcance de todos. Ahora mismo, es el elemento de comunicación más importante.

La irrupción del cine, la fotografía, la televi-sión, internet... todo lo que llega a través de

para ello. Los jóvenes que tienen la suerte de tener un talento natural muy acentuado pierden menos tiempo a la hora de encon-trar sus senderos vitales. Cultivan poco a poco sus habilidades. Van más decididos por donde quieren que su vida transite y saben qué es lo que le da sentido. La vida no deja de ser un deambular extraño con muchas trampas y nudos, pero cuando uno sabe lo que quiere y desea, perderse es in-significante, porque mantienes la fuerza, la convicción y la pasión, la frescura de una juventud que yo desearía fuera eterna.

-¿Había sensibilidad artística en tu casa? ¿Existía algún precedente? No hubo nunca ningún artista, pero mi madre era una gran modista. Yo soy el hijo de Margalida Tatoli, una persona con un gran sentido estético y muy veloz trabajando. Hábil y lista. Con nervio. Cualquier cosa que veía, simplemente le decía cómo era y me la hacía a la perfección: pantalones o comidas, incluso entenderme...

No conocí a la madre de Joan. Ni siquiera he visto nunca una fotografía suya. Pero, cuando me habla de ella, lo veo a él. Nervio, magne-tismo, viveza... Na Margalida Tatoli puso ante los ojos asombrados de su hijo toda la esencia del Mediterráneo. Dice que mientras ella tra-bajaba, de siete de la mañana a altas horas de la noche, las mujeres de la calle se acercaban a su casa para confesarse, para hacer tertulia o

para recibir consejo. Y ya se sabe que, en plena conversación de adultos, los niños se vuelven invisibles. ¡Cuántas cosas debió aprender Joan! Madres, esposas, hijas... Veo alrededor de aque-lla máquina de coser las figuras que tantos años después llenarían sus cuadros, protagonizarían sus esculturas. Gracias a ella, el artista vivió una primera juventud, siendo hijo único, en una casa llena de mujeres. Los años no le han hecho per-der la admiración, el amor, por esta figura que tan pronto le sabía coser pantalones de marine-ro al estilo Gene Kelly como llevaba las cuentas con tanta habilidad que nadie se daba cuenta que no sabía leer ni escribir (mujer y la mayor de seis hermanos, no había ido a la escuela). Ya de adulto, Joan le enseñó a estampar su firma. Una anécdota que recuerda con ternura.

Joan es Margalida Tatoli, pero también es su padre. Persona tierna, padre y marido perfec-to. Presencia necesaria, segundo plano básico. Ambos unidos por el amor, un amor entre ellos y hacia el hijo. Una estimación que les hizo ser modernos, aceptar todo lo que surgía de su joven hijo Joan, todas las consecuencias de hombre libre: hippy, comunista, casado con una extranjera, con dos hijos a los 22 años, se-parado, casado en segundas nupcias, un nuevo vástago... Un amor alejado de cuestionamien-tos. Armónico a pesar de los cambios y las sacudidas. «Estoy orgulloso de que me haya ido bien en la vida porque ellos lo han podido ver y disfrutar, y esto, para un hijo, es una cosa muy bonita». Un largo camino con final feliz.

la mirada resulta hoy lo más comunicativo. El mundo se ve a través del objetivo de una cáma-ra. La facilidad en la distribución, su visualiza-ción masiva y su perfección técnica -hoy todo el mundo puede tomar fotos- la ha convertido en una herramienta informativa imprescindi-ble, la más importante testimonialmente. Es un elemento visual activo, está captando una parte del mercado porque es legible. Pero no hay duda de que hoy no se concibe la noticia sin la mirada fotográfica. De lo que no estoy tan seguro es del valor de la pieza única cuan-do tienen un arma para multiplicarse. Es una herramienta de conocimiento global, además, nos hermana a otras civilizaciones y a otros países. Buena parte del papel que antes jugaba la pintura ahora lo ocupan las imágenes.

-¿Ha quedado superada la pintura? Velázquez, que es un compendio de muchas cosas, es el primero que tiene una visión de fotógrafo, mucho antes incluso de que se pu-diera intuir la existencia de la fotografía. Las Meninas es la primera obra donde la mirada es externa, ejemplifica el triunfo del intelecto sobre la artesanía, y hace grande al artista. Es verdad que los factores comunicativos que an-tes tenía la pintura ahora lo ocupan otras técni-cas que están más al alcance de todos. Pero los humanos, más imperfectos que las máquinas, tenemos el deseo y la necesidad individual de expresarnos. Hay todo un lenguaje creado a partir de la pintura, porque ha encontrado una manera de explicar el mundo a través de

12 13

voy evolucionando. Antes, trabajaba de manera diferente. Ponía todos mis deseos y mis dudas en una sola obra, quemaba muchos recursos y no interiorizaba gran parte de los descubrimientos que se me iban presentando. Intentaba captarlo todo, conseguirlo todo en una sola tela. Mis primeros cuadros eran batallas. La lucha es importante, pero ahora intento diluirlo todo un poco más porque los años te racionalizan, te hacen más complejo y más pragmático. Entre otras cosas, crees menos en las verdades absolutas. He sido, desde hace años, testigo privilegiado de su trabajo en el estudio. Y, cada vez, se me repite la impresión brutal del primer día, de no saber hacia dónde mirar. De no poder seguir-lo. Mueve bastidores y telas inmensas como si nada. Y siempre con obras a medias, con tra-bajos comenzados y otros a punto de terminar, una forma de trabajar que busca el momento único. Un momento que encuentra en medio de lo que para unos ojos profanos parece el caos. Colaboré con él en uno de sus últimos proyectos, el acompañamiento visual de El Canto de la Tierra, de Mahler, un dvd con la fuerza de la música, la belleza de los textos y la enormidad de las imágenes que acarician la historia para hacerla aún más grande. Gracias a este proyecto, mis ojos incrédulos han visto crear un cuadro de la nada, transformar papeles rasgados o manchas en la pared en parte de una obra magnífica, viva. He visto y he aprendido.

su iconografía con la plasmación de situa-ciones históricas o de los retratos de reyes, dioses y santos. Pero tiene también unos valores mágicos que persiguen intentar en-contrar lo que somos y lo que significamos. La pintura tiene el valor humano del que la necesita para encontrarse y explicarse.

-No ha perdido su fuerza, entonces... Es un lenguaje que habla de la esencia del hombre, de las interioridades humanas. Es el instinto de querer perdurar, que ya expre-saban los hombres primitivos en las caver-nas. Además, es de las actividades humanas que con menos coste da más libertad y de donde se puede extraer un mayor nivel de autoconocimiento, a la vez que convierte lo que eres en un retrato del mundo. Para mí es un nuevo reto volver a visualizar al hombre de hoy.

-¿Cuál es el motivo por el que uno pinta? Para conocerte. Porque tienes algo que de-cir, porque quieres dejar huella y, también, por vocación que, aunque parezca una pa-labra antigua, es lo que te da el valor para enfrentarte a los momentos de desconcierto, de las incertidumbres propias de la creación. Creo que el arte tiene todavía un punto vo-cacional importante. En el terreno artístico, siempre he creído que el pintor es un artesa-no que busca la belleza, y el artista, una es-pecie de chamán. Él es el primer beneficiado de su práctica.

Chamán, vocación, instinto, esencia... La pintura para Joan Bennàssar es mucho más que un trabajo -que lo es-, mucho más que una manera de ganarse la vida -que también lo es-. Es una parte innata de su ser y tiene en su estudio el espacio máximo de creación. Sabe todos y cada uno de los dibujos que se esconden en este recinto de luz. Confiesa que uno de sus incentivos más fuertes es ver la primera reacción de amigos y visitantes al contemplar su obra y comprobar que se reconocen. Le encanta recibir visitas, compartir hallazgos, mostrar su trabajo, anunciar lo que le queda aún por hacer. En su estudio Joan gasta y crea energía a la vez, con una liturgia necesaria: ropa de trabajo, inesperada música a todo trapo, gafas que se pierden y se reencuentran en su ir y venir de un lado a otro, teléfonos manchados bajo cualquier papel dibujado, recipientes imposibles con mil y un colores que cambian al ritmo de su paso...

La entrada en el estudio es como una especie de alquimia, de transmutación maravillosa e increíble. Es la entrada al templo, con fe. Las seguridades son los conocimientos y mis gustos; y las incertidumbres provienen de los trabajos y deseos no realizados. Hace muchos años que trabajo y he ido acumulando bagaje y técnica, paciencia para filtrar cada noche lo que he hecho el día anterior. También he aprendido a jugar con las mismas dudas en diferentes telas. Los desconciertos que alguna me provoca, los intento resolver en otra. Y así

14 15

-¿Y cómo sabes que has llegado a este punto? En ocasiones encuentro la certeza y, en otras, la tengo que forzar porque me siento cobarde y juego a que la duda me sobrepase. Es entonces cuando tengo que sacar todo lo que yo soy, lo que sé. Y el juego está entre ga-nar o perder. Y este juego no puedo, ni quie-ro, aplazarlo. También hay derrotas, pero sé que éstas, algún día, se convertirán en victorias, porque no rechazo nunca ningún cuadro y no dudo que esta batalla perdida me puede llevar a otro lugar, incluso acabar siendo otra cosa. Muchos de mis bodegones se han convertido en figuras, y al revés. Y muchas veces, obras que he dado por ter-minadas, el tiempo y mis conocimientos me obligan a rehacerlas. Es por eso por lo que muchos de mis cuadros llevan diferentes fe-chas, porque no me doy nunca por vencido.

-¿Por qué buscas este momento único? Porque me gustan aquellos momentos pic-tóricos en los que el artista está a punto de encontrar la verdad.

-Explícate. Para entenderlo debería hablar de mis referencias, de mis maestros, de la visión pictórica que me acompaña: desde los pri-meros animales pintados en las cuevas a la majestuosidad hierática de los egipcios; de la perfección de los griegos a la espirituali-dad de Giotto o Fra Angélico; de esa tota-lidad que son Las Meninas a la oscuridad

y maldad de un Caravaggio; de la negrura de un Goya a la tozudez de un Cézanne o la vitalidad posesiva de un Picasso... y me dejo muchos otros. Como ves, me gusta la pintura. Casi entiendo la historia a partir de referentes pictóricos. Creo que son hitos en el orgullo de ser hombre, que lo ennoblecen. En el momento de pintar, si me pides qué busco, busco eso.

Dice que busca mientras hace camino. El camino tan mediterráneo que lleva al mismo puerto de partida, a aquel donde descubres que tienes que volver a empezar, que el camino es la respuesta. Joan afirma que, a la hora de trabajar, el desconcierto que le produce el mundo con sus dudas y sus incertidumbres es lo que mantiene su deseo de seguir adelante.

Creo en la mente y creo en la voluntad, y creo mucho en la educación y el civismo. Como artista, la primera certeza que quiero conquistar es la del trabajo bien hecho. El valor principal es el de la obra y los mundos que ésta es capaz de crearme a mí mismo, la capacidad de ilusionarme, de atraparme. Otra cosa serían los valores que le puede dar el mercado que, sin duda, sé que es provisional e influenciable, y que a mí no me condiciona en el momento de trabajar.

Me hace ver que, al fin y al cabo, las cosas no han cambiado tanto. Los miedos, las dudas, las incertidumbres humanas han variado poco

He descubierto que los errores pueden acabar siendo aciertos y que una noche de descanso es, para Joan Bennàssar, una fuente de energía inalcanzable.

Los inicios de mis cuadros son atípicos. Primero, porque la preparación de la propia tela la voy haciendo con restos de pinturas de otros cuadros, con pisadas y manchas, con la locura de un momento que acaba teniendo vida propia. No es que me asuste enfrentarme a la tela en blanco, pero hace mucho que no lo hago. Quiero que mis cuadros sean restos del tiempo que pasa y de mi mismo. La segunda parte es como condimentar la comida. Intento poner todos los ingredientes allí amontonados, ya sean pictóricos o la historia que me estoy contando mientras la pinto, mis sentimientos hacia ella. No quiero ser un pintor descriptivo, pero necesito saber qué es lo que quiero decir, lo que quiero comunicar. El siguiente paso, ya fríamente, es la búsqueda de los valores plásticos. Lo hago dejando los sentimientos al margen porque me interesa ver mi obra dentro del espacio pictórico y el tiempo histórico en que está hecha. Después de todo esto necesito todavía una sorpresa única que me trastoque. Nunca intento terminar un cuadro antes de que él mismo me lo diga. Sigo buscando el momento mágico para cada uno, que respire de otro modo, que pueda ser otra cosa. Estoy buscando cuadros que me queden colgando de un hilo.

16

a lo largo de la historia, a pesar de que ahora somos, o deberíamos ser, menos ignorantes, pues el acceso a la información es más fácil. O quizás es que sabemos demasiado y, todo ello, engorda este miedo a la hecatombe total, a la crueldad incivilizada que se nos presenta, día sí día también, en la pantalla de televisión a la hora de la cena. Me asegura que siempre ha creído en la bondad innata del hombre y en su capacidad de evolucionar. No hay barreras para el espíritu de superación. «Siempre he pensado que si hubiéramos nacido en un mundo lleno de agua, con sólo cuatro piedras como tierra firme, al hombre le hubieran salido alas para ir saltando de una a otra». Es consciente del privilegio de haber vivido una época sin guerras, donde se han diluido muchos tabúes sociales, donde se ha logrado la igualdad de derechos y la separación de poderes es una realidad. Quizás sí, pero ¿un vistazo a cualquier noticiario no nos hace tambalear esa certeza? ¿Verdaderamente, la humanidad progresa? ¿Tenemos esta bondad intrínseca?

Los temores de hoy hacia la barbarie que algunos fanatismos nos muestran a diario, me angustian. Ya tienen su referente pictó-rico en la Edad Media. El triunfo del cris-tianismo, en el siglo IV, llevó al hombre a mil años de oscuridad. Es imposible con-cebir que después de haber alcanzado la perfección del cuerpo, la visión democrá-tica y hedonista de la vida, la filosofía de los antiguos griegos, tuviéramos que esperar

al Renacimiento para ser capaces de volver a plasmar la belleza del cuerpo humano, la perspectiva en el paisaje y el canto de agra-decimiento al mundo que significa vivir. Plásticamente, aún no puedo concebir cómo fue posible esta regresión a la infancia, a la oscuridad, de la condición humana.

-¿Crees que esto puede volver a suceder? Sigo teniendo confianza en el hombre, pero el bienestar sin ética, sin dignidad huma-na, conduce a auténticas barbaridades. El fomento de programas que nos adormecen la conciencia, apostarlo todo al mercado y a la dictadura de la audiencia, nos conduce a caminos sin retorno. Creo que el hombre se está instalando en una vulgaridad pro-ducto del poder de los medios de comuni-cación que lo ven, fundamentalmente, como un consumidor. De nuevo hace falta nervio para sobrevivir con dignidad. Persistir en la defensa de los valores que amplían el espíri-tu es necesaria. Hay que volver a hablar de ética y no me gusta ver cómo se suprimen las humanidades en la educación.

-¿Tiene respuesta el arte para este momento del que hablas? Sin duda, y no me estoy refiriendo al mer-cado y a sus productos. Estoy aludiendo al artista, al creador, a los valores que son propios del arte. La pintura actualmente es vista como una reliquia dentro del mundo artístico. No estoy de acuerdo. Creer en

su desaparición es tener una visión infantil, propia de aquel que no es consciente de que la vida es una sedimentación de muchas vi-das pasadas. El arte, de alguna manera, debe tener unos objetivos más lejanos que el hoy. Es un lenguaje que, con el tiempo, se ha ido renovando y ha surgido de las necesidades del individuo de reconocerse frente a los demás. En los últimos tiempos, en el mundo artístico ha parecido que cualquier acto humano tenía valor de obra artística. Y yo no comparto esta manera de entender el arte.

-Así pues, ¿no todas las pinturas son arte? Unas si y otras no. El objetivo y la actitud so-cial es determinante. La amplitud de criterios, tus conocimientos artísticos, tus habilidades de realización y tus ganas de reencontrar nue-vos horizontes, la capacidad de emocionar, es lo que determina que una pintura pueda tener la calificación de obra artística.

-Pero, ¿no es el mercado quien decide lo que es arte? El mercado es el que controla lo que hoy se entiende por obra artística. Hace tiempo que se ha unificado, facilitado por la globalización. Lo que hoy se conoce como el gran mercado está demasiado condicionado por el valor económico. Pero también lo condiciona el propio aburrimiento del producto que lo obliga a renovarse continuamente. Vivimos demasiado de la novedad y poco de la calidad. Parece un arte sin pasado y sin futuro.

20 21

no a las más listas, ella respondió que hay pocos hombres ciegos y muchos hombres tontos. ¡Cuánta razón tenía! ¡Y cuánta vigencia!

La vulgarización y la comercialización de casi todo, incluso de la juventud, me hacen dudar sobre mis creencias en torno a la con-dición humana. En una sociedad democrá-tica las mayorías son determinantes y hoy el gusto se fabrica y se impone. La mirada no es inocente y los valores son oscilantes. Los circuitos están controlados por élites económicas, muchas de ellas carentes de cultura y deseosas de conquistar el prestigio social que el arte y el conocimiento les pue-den otorgar. Es una jungla donde no se sabe quién es el cazador y quién es la presa.

-¿Cuándo empezó todo esto? El gran crack artístico en la visión europea del arte se debe buscar en torno a la Segunda Guerra Mundial. Los Estados Unidos, además de ayudar a liberar y acabar con la barbarie que representó el conflicto, facilitaron a los artistas europeos largas estancias en su país y supieron hacer compras masivas de su arte. Un mecenazgo que, desde hacía años, incluía ya a sus propios artistas. Pollock, el hombre que intentaba tapar picassos con sus dropping, sería considerado más tarde el iniciador del arte americano. Esta nueva visión artística, rodeándola de glamour y con un gran poder de convicción y venta, fue renovándose con

-¿Por qué ocurre esto? Lo que antes eran botines de guerra, ahora son botines económicos. Cuando los pueblos adquieren riqueza, demandan arte. Su comprensión dignifica y las sociedades más avanzadas los convierten en los hitos de su educación. Antes, la intelectualidad tuvo la fuerza del pensamiento y su peso social como referente humano, su labor se veía necesaria y se sentían seguros de sus valores morales. En estos momentos, la propia intelectualidad se siente entre marginada y desprestigiada. El dinero ha diluido su valor.

El mundo del arte vive momentos de confusión. Museos, galerías o ferias deben replantearse su papel. Las subastas, los coleccionistas insaciables, las nuevas ciudades surgidas de la nada, el capital nacido en Sylicon Valley… todos reclaman sus trofeos. Triunfa el espectáculo por el espectáculo. Se vive un momento de simbiosis entre gran capital y producto. Sociólogos como Gilles Lipovetsky hablan de una sociedad formada por un individuo estético; un híper-consumidor bulímico de novedades que nunca tiene suficiente. Como en el mundo capitalista, en el mundo estético también ha habido una inflación y una mezcolanza total: las vanguardias las patrocinan las instituciones oficiales; la moda popular copia los códigos del lujo; los centros urbanos imitan Disneyland; el patrimonio se rehabilita como si fueran decorados de cine. Los jardineros, dice el sociólogo, son paisajistas, los peluqueros, estilistas, los sastres, directores

artísticos. Como decía hace años Joan Manuel Serrat, el mundo está del revés.

En los últimos años todo es estética, es la nueva religión, es el nuevo valor social, es, incluso, un nuevo código de vida. La venta de cualquier cosa, una manzana, un jersey o un coche tiene componentes estéticos. El arte se ve como un bien de consumo más y el mercado genera y condiciona la propia obra artística. No es economía, pero la economía determina la visión que el mundo tiene del arte y su valor, hoy, es el precio. Además de frío, es un arte elitista. Es verdad que el arte siempre se había movido alrededor de la gente con poder económico, ya fuera iglesia o nobleza, a partir de aquel que buscaba estatus y prestigio, porque iba acompañada de un reconocimiento cultural. Ahora han comenzado a aparecer unas obras y unos artistas nuevos, infantiles, que potencian una fachada poco cultural, casi vulgar, que son mercado pero que no pretenden ir más allá del hoy. El arte, sin contenido, sin voluntad de trascender y perdurar, ha pasado a formar parte del espectáculo. Y a mi, el espectáculo por el espectáculo, no me ha gustado nunca.

Joan cuenta una anécdota de madame Staël, novelista y ensayista suiza que fue un referente intelectual en la Francia del siglo XVIII. Cuando le preguntaron por qué creía que los hombres escogían a las mujeres más bonitas y

22 23

de cada país. Últimamente, el Reino Unido, con unos valores pictóricos históricamente limitados, ha sabido convertir Londres en el centro de influencia más importante de Eu-ropa y ya compite con Nueva York.

-¿A qué crees que es debido? Porque han sido muy abiertos en el momento de establecer alianzas y marcar prioridades. Han sabido potenciar lo poco que tenían: Turner, Bacon, Hockney, Freud... y los han convertido en referentes de los New British Artists. Y con ellos han vuelto a ser un referente cultural. Lo que antes ya habían logrado con The Beatles y las mini-faldas, ahora lo han conseguido con el arte. Hace tiempo que han descubierto que el mercado es básico para determinar el gusto y la tendencia.

-¿Ha sabido España jugar sus cartas? Si miramos como han ido las cosas aquí, creo que no. No puedo entender que, te-niendo lo que teníamos, no hayamos sabido articular una verdadera defensa del arte español de los últimos años. Debemos ser conscientes de que los mejores artistas en el mundo de la pintura de la primera parte del siglo XX han sido españoles: se llamaban Pi-casso, Miró, Dalí... Parece que no queremos entender lo que es el bien común y cuál es el papel del Estado, que debe buscar su fuerza desde los propios valores, que existen. En los años ochenta se vivieron momentos de

todo el apoyo de la intelectualidad. Los ‘ismos’ se sucedieron hasta llegar al pop-art, sentido como el arte propio, los 15 minutos de fama que todo el mundo debe buscar en su vida. Los cuadros se leían más que se miraban, como dice Tom Wolfe. Además, convencieron a los museos europeos para que hicieran compras masivas de este tipo de obra, con lo que la legitimaban.

-¿Cómo respondió el arte europeo? El mercado se trastocó. Gente joven como Yves Klein, representante europeo de estos nuevos valores, pasó a ser más cotizado que Picasso. Sin embargo, artistas como Matisse, el mismo Picasso, Miró o Dalí continuaron creando su propia obra e hicieron largas estancias en estos países y tuvieron un amplio reconocimiento en sus museos. Aun así, los valores artísticos se modificaron y la mixtura se impuso. Son los primeros símbolos de la nueva globalización. A partir de este momento, la cultura se tiene que ver a través de una óptica mundial.

-La famosa globalización. Desde este ‘mundialismo’ las cosas se desna-cionalizan y las novedades cada día son más necesarias. Las etapas se queman a una ve-locidad insospechada. Los ideales bohemios de autorrealización y autenticidad pierden bastante de su poder subversivo, forman parte ya de los ideales que exalta el capitalis-mo de consumo y que son mostrados en sus

museos. Tras el arte para los dioses, el arte para los príncipes y el arte por el arte, lo que triunfa ahora es el arte para el mercado, el triunfo de lo inútil y lo superfluo.

-¿Cómo se puede luchar contra eso? La gente del mundo de la cultura tiene que luchar para conseguir un contenido sólido. Cézanne decía que un pintor, ante todo, era orgullo. Yo quiero jugar con mis armas. Pero soy consciente de que para que tu obra sea reconocida, se debe conocer primero. Esto me obliga a no obviar el mercado, a jugar con las herramientas que considere convenientes. Me siento obligado a defender mi obra y la estrategia de defensa la marca la realidad. Tengo una profesión que me permite, con pocos medios, ser auténtico conmigo mismo y construir, a partir de ahí, mi obra. El resto, es inteligencia y estrategia.

-Solo contra el mundo. ¿Es la única manera de marcar la diferencia? Creo en los personalismos. No es una elec-ción, es mi manera de ser y de trabajar y me cuesta huir de las cosas que soy y siento. Ex-traer el mejor partido a la propia vida es el objetivo que mayoritariamente busco. Hay que saber esperar el momento. Creo que los particularismos cada vez serán más necesa-rios y que la originalidad cultural de cada pueblo tendrá un valor muy importante. Y aquí sí que tendrán mucho que decir el papel y las alianzas que realizarán los gobiernos

25

cierta gloria donde creímos que podríamos convertirnos en referentes. Pero hoy parece claro que nuestra pintura tiene pocas cosas que decir. Me queda el sentimiento de que no hemos sabido aprovechar el momento para extender y vender nuestras propuestas en este mercado tan internacionalizado y excluyente. Hemos sido demasiado sumisos, no hemos impuesto suficientemente nues-tros criterios y nos hemos dejado influen-ciar demasiado por los foráneos.

-¿No es algo exagerada tu visión? En España hay una proliferación de museos y galerías obsesionados en no parecer pro-vincianos. Las vanguardias de hoy tienen cien años y los museos parecen centros de sociología. Queriendo ser modernos, olvi-damos las peculiaridades propias y, sin el mecenazgo necesario, parecemos la claque. Dedicamos más exposiciones a gente de fuera que las que nosotros somos capaces de exportar, y esto es un síntoma de mal vende-dor. Me resultan pobres, algo chistosos, con una cierta modernidad pero sin el contenido suficiente para perdurar. En todas las ciuda-des hay dos o tres asociaciones de galeristas que luchan por una supuesta defensa de unos valores que el propio mercado niega. Aun así, su gran error ha sido querer tener más voz que la de los propios artistas.

-¿A qué te refieres? A que el arte tiene valor porque es parti-

cular. El precio es la particularidad. Obviar la importancia del creador, a la larga, es un gran error y los artistas tenemos parte de responsabilidad en ello. Nos ha faltado el orgullo de ser capaces de defender lo que somos y de estar convencidos de lo que hacemos. Hoy venden mejor su oficio y su trabajo los cocineros o los vinateros, porque tienen mucha más confianza en su obra, que los artistas. Y lo que está en juego es el arte. La obra son nuestros hijos y su defensa es una obligación.

-¿Crees que en esta realidad eres un pintor de éxito? El éxito es relativo y mi éxito individual ahora mismo está en que aún sigo siendo pintor. Siento que he tenido, y tengo, una vida bastante llena, casi de privilegiado, porque hago lo que quiero y siento. Pero necesito hacerme más fuerte porque todavía quiero más, desconozco mis límites. Cuanto más subes más lejano está el horizonte. Creo que ya me toca marcar mis reglas, si es que alguna vez no lo he hecho, pero ahora lo hago más conscientemente. Pequeñas cosas me sorprenden cada día en el estudio y siento con dolor el desconcierto del vivir. No me importa revisar lo que he creado. No me molesta ver que me equivoco.

No saber a dónde llegarás. Disfrutar con lo que haces. Superar ignorancias y atrevimientos sin sentido. Revisar tu trabajo y ver que te gusta

más tu presente que lo que queda atrás. ¿No es eso madurar? ¿No será eso alcanzar la plenitud? ¿Y el éxito? Creo que sí. Joan es libre. Y pinta sin trabas. Solo contra el mercado. Individuo contra masa. Personalidad. Pureza. Un cierto primitivismo. «A mi me basta un pincel o un carboncillo, o una rama quemada». Sin intermediarios, sin miedo a dar marcha atrás.

Hay algo que compartimos con los poetas, con los escritores: la libertad. Ellos pueden desgarrar la página y volver a empezar, y yo coger un bote de blanco y pintar encima sobre lo hecho y en un momento comenzar otro cua-dro. Y el mismo repintar me abre un mundo nuevo porque yo sé que hay una manera de ta-par las dudas, que son los restos de las huellas e incertidumbres de las propias ideas.

-Cada vez eres más tú, a pesar de los cambios, las influencias... La personalidad no puede basarse sólo en lo que yo soy. Si tuviera una visión tan limitada, además de presuntuoso, sería como si no quisiera aprender, como tener una losa sobre mis espaldas. Sería una estupidez construirme una personalidad por desconocimiento. La personalidad se debe de fabricar dentro del maremágnum de complejidades que es del lugar donde salen las grandes ideas a partir de lo que uno es y del contraste con lo que son los otros, lo que vives y tus deseos. En pintura yo nunca me he querido crear una personalidad artística entre dos paredes y sólo poder

28 29

Los autorretratos reflejan como me veía yo, un ser incómodo, y como me relacionaba con mi entorno. Expresan el origen del por qué uno se hace artista. Pero, poco a poco, te das cuenta que, aparte de ti, hay otra gente y tu yo se va relacionando con el de los demás. Este descubrimiento me llevó a una serie que fueron Los argonautas, individuos que buscan el por qué y esa Ítaca imposible. Una serie que me abrió la puerta a Los amigos de Pau, a la fuerza de la amistad, de la familia, a algo más íntimo. Más tarde, llegaron los músicos y la danza, porque los vecinos de mi estudio de Barcelona eran el Ballet Contem-poráneo de la ciudad. En aquellos cuadros es donde más he hablado de armonía, de perfección artesana y de amor al oficio. Yo lo expreso diciendo que es donde he tenido menos problemas ideológicos. Como con los bodegones, que ha sido cuando me he mostrado más transgresor, cuando me he sentido más libre tanto en lo que se refiere a la composición como a la materia.

Joan recuerda que la visión de una tela blanca con un trozo de cordel de Antoni Tàpies se convirtió en toda una revolución para él. Descubre, de golpe, la fuerza y el mensaje social que puede esconder el arte en una época convulsa. En aquellos momentos estudia escultura en la escuela de Bellas Artes, una pasión que nunca ha abandonado. Desde siempre, como creador, su trabajo ha ido más allá de la propia pintura. Pero, deslumbrado por la excitación de la calle

y la nueva política, pierde el rumbo un instante. Deja de trabajar. Lo expulsan de la universidad. Le reclama el eterno servicio militar. Su vida pega un giro inesperado. Pero es un espejismo. Su fuerza interior es demasiado fuerte.

En aquel tiempo, más que encontrar imá-genes, lo que hallé fue libertad y nuevas sen-sibilidades. Un nuevo lenguaje, un mundo que tenía una vertiente social muy poderosa, el arte como motor de cambio social y donde tú tenías que tomar parte. Lo recuerdo como un tiempo esplendoroso, pero también me di cuenta de que los adoctrinamientos, las banderas, no iban conmigo. Esto me ha evi-tado seguir senderos demasiado marcados y ser un hombre al que no acaban de conven-cer las ‘capillitas’. Me asustan los caminos demasiado comunes.

Joan, que trabaja con varios cuadros a la vez, también tiene la necesidad de poder cambiar de técnica. Necesita la escultura para relajarse, para descansar, descansar trabajando. Paellas, carre-tillas, madera quemada o cemento comparten espacio con telas, cartones, papeles, pinceles, palos y carboncillos. Y lo hacen de forma ar-mónica. En el estudio, obras a medio terminar esperan su momento único entre hierros y hor-migoneras. En sus alrededores, apareciendo de forma inesperada, figuras de bronce y cemento reinan entre olivos, almendros y naranjos.

El cuadro no deja de ser una ilusión donde

transitar por este pasillo. Las paredes no me sirven de nada. Por el contrario, las he querido derribar todas. Mis anhelos son de conocimiento. Y lo que han hecho los demás, me ha encantado. Las obras se agrandan con la cantidad de pasado que puedes intuir en ellas, es parte de la calidad de la obra y de la valía del pintor.

A nivel artístico ha bebido casi de todo y de todos: ha sido baconiano, picassiano, primitivo... Y con orgullo, sin problemas. «¡El que no tiene padres es un hijo de puta!», apunta con malicia. Afirma que todos los ‘ismos’, más que molestarle, lo han fortalecido. Las influencias lo han hecho cada vez más particular. Cada vez más reconocible.

¡Incluso mis hijos dicen que siempre hago joan bennàssars! Yo no he tenido miedo de aprender de todo lo que se ha hecho antes. Ni tengo ahora. Tengo muchísimos maestros, cada día quiero tener más. Unos han arraigado con más fuerza que otros, pero todos han pasado por mi tamiz. Y algunas veces estos maestros me han vencido. ¡Bienvenida sea la lección!

-¿Revisas mucho tu trabajo? En mis momentos de duda acostumbro a bucear en mi pasado para encontrar las ba-ses que me sostienen, reencontrar mi Norte y mirarlo con otros ojos, como si reescribie-ra mi historia. Hace unos años parecía que

todo tenía que ser como más interior, pero ahora veo las cosas más cambiantes. Para mí todo es pintura. La abstracción, que en-tiendo como una búsqueda de lo más etéreo de las interioridades humanas, permitió liberarse de la dictadura de la realidad. Y la figuración permite acercarse de nuevo a la gente. Yo nunca la dejé, pero durante un período la figura humana desapareció de mi obra. Mi vuelta a ella, algo anticipada a su tiempo, pienso que fue una decisión acer-tada. Parto del hecho de que después de las libertades obtenidas, quienes nos dedica-mos al oficio artístico debemos dar un paso más, encontrar nuevas visiones sensibles de la realidad y también hacerla más com-prensible. Vivimos unos tiempos en los que estamos obligados a concretar y no sólo a crear interrogantes. Los lenguajes artísticos hoy vuelven a tener necesidad de ser comu-nicativos. Esto quiere decir que, temática y plásticamente, forma y contenido, deben ser interesantes.

La pintura como respuesta a los interrogantes que se plantea uno mismo. Hombres que buscan senderos por los que transitar. Soledades que encuentran respuesta en el amor, la amistad y la familia. El universo de Joan ha ido evolucionando con el tiempo, se ha ido adecuando a su situación personal. El inconformismo ante un mundo injusto, considerado aún más injusto cuando lo miraba con los ojos de la juventud, fue el origen.

uno interpreta la realidad. La escultura tam-bién pero con otra presencia física. Ocupa un espacio y el material impone mucho su expre-sividad, comporta una visión de significados diferentes, con leyes propias que te lo agrade-cen cuando te adaptas a ellas. Extraer la posi-bilidad de cada una, la fuerza la sensibilidad y la claridad son muy importantes. Última-mente, con la escultura estoy jugando con los cementos, pigmentos y cualidades propias de las maneras de construir que tenemos aquí. Intento que sean parte de este espíritu de mar y sol, que reflejen parte de este talante nuestro.

-La mujer marca tu visión escultórica. Me he dedicado a buscar el cuerpo de la mujer por deseo, por plasticidad y por belleza. Pero es que, además, es una manera de salir de uno mismo, de darme. Su cuerpo es bello y deseo-so. La rotundidad de los senos, del culo, de la barriga, me abre unas posibilidades plásticas y un juego de significados que han cubierto gran parte de mi investigación escultórica. Mis certezas están relacionadas con el amor y veo como una fiesta esta lucha de los cuerpos. Esta especie de totalidad y trascendencia que respiran las imágenes llenas de significado de la mujer, el primitivismo del arte tribal y la contundencia de las esculturas egipcias son los referentes a los que difícilmente me puedo sustraer.

Las mujeres -¡otra vez las mujeres!- reinan en su universo. Lo decíamos al empezar esta conversa-

ción, Joan se ha criado con una visión matriarcal del mundo. Una influencia que ha reforzado con muchas de las lecturas de Robert Graves, ya sea La diosa blanca o el breve relato mallorquín que se incluye en El vellocino de oro, Anceo en el huerto de los naranjos. Referentes literarios que han ter-minado de dar consistencia a su forma de mirar y que tienen en Cala Rajada un escenario único.

La exposición Donde rompen las olas es, sin duda, un culto a la mujer, medio madre, medio diosa, medio hada. Una escultura no se acaba hasta que no encuentras su emplazamiento. Y aquí están en su lugar ideal. Junto a la orilla del mar, sobre las rocas del paseo de Cala Rajada. Difícilmente hubiera encontrado un espacio más adecuado para mostrarlas. He puesto mi obra al alcance de todos, he salido al encuentro de la gente, que es lo que busco desde hace tiempo. Hoy es necesario dejar lo superfluo de lado y volver a hablar de la búsqueda de las verdades. Es algo que el mundo necesita y la juventud pide. Hay que decir también que otra parte de mi escultura tiene que ver con la magia que los objetos atesoran, con las posibilidades que tienen de convertirse en otra cosa. Busco que un elemento común pase a tener otro significado, una especie de objeto imposible, comunicativo, poético. No soy muy partidario de elucubraciones formales. Me gustan los significados.

Su mundo escultórico está lleno de personajes escondidos en elementos insospechados. Degra-

dación y óxido que pasa a tener nueva vida. Blancos que devienen negros. Afirma que medita con las manos, las cuales se anticipan a su pensamiento, pura intuición. Y que en el trabajo encuentra un interlocutor que habla su idioma, que le responde, ya sea con interrogantes o con puertas abiertas. La energía de Joan quizás halla en su lucha básica contra la materia un enemigo más igualado. Y en los materiales, todo un reto.

Hace un tiempo las maneras eran el signi-ficado de la obra. Hoy, los montajes y los nuevos materiales son el contenido de ésta. Son herramientas que no dejan de abrirte a nuevos mundos. Es lógico utilizar las técnicas que facilita el progreso, pero parece que su objetivo fundamental sea suplir la carencia de contenidos. Se convierten en adorno, en un sustitutivo de la pasión y de la imperfección humana. Y yo busco una belleza que tiene poco que ver con la sofisticación superflua, blanda, de photoshop. No quiero defender un viaje a la nada. Quiero defender una belleza sin normas ni culpas, pero cercana a la gente.

-En medio de tantas trampas, ¿hacia donde va tu indagación plástica? No es una búsqueda unidireccional, depende mucho de los contenidos. Hoy todo es comu-nicativo, el arte está abierto a todas las posi-bilidades, todo es lícito. Mi problema ha sido cómo usarlo y por qué. Picasso dice que todos los niños nacen artistas, pero que el problema es cómo seguir siendo artista cuando uno se

hace mayor. Pienso que mi obra en general es una epopeya más que un poema. Me gusta trabajar en cuadros grandes en los que resulta imposible esconderme. La frescura es bella, intuitiva y rápida, pero por momentos puede ser una trampa engañosa, puede maquillar la obra poco meditada.

-¿Hacia dónde va tu obra? Mi objetivo es atrapar el sentido de lo que somos. La manera de lograrlo es indiferente, si bien las distintas visiones de ella me permiten cambiar el punto de vista y hacerme dudar de las verdades que alcanzo en algunos momentos. Observar es educar y los artistas tienen el deber de educar la mirada. El arte, como decía Leonardo da Vinci, es algo mental. El trabajo artístico no deja de ser como los vasos comunicantes: lo que pierdes en un lado, lo recuperas por otro. Luego lo que intentas es que las diferentes visiones te llenen el depósito, que cerebro y trabajo te hagan más creativo. Lo que uno pretende es ampliar su visión del mundo y del hombre y conseguir una obra más atemporal. Tengo la convicción de que la verdad vuelve a estar en la simplicidad, en lo de siempre. El resto, más que un atajo, me parece jugar al escondite.

¡Buscar la simplicidad! Nunca es fácil. Y menos con una cabeza insaciable de conocimientos, ideas, materiales, lecturas, influencias, noticias, de comi-das y amigos... Joan es como un alquimista que siempre busca. Pintura, escultura, dvds y libros...

38

Mallorca erótica, El vino que bebo sabe a mar, o su biografía Joan Bennàssar, tres magníficos ejemplos de libros que tienen en los Cuentos mallorquines de Robert Graves un precedente espectacular. Y no se acaba aquí. Los proyectos no paran y Joan no está dispuesto a desapro-vechar las nuevas tecnologías para acercar a la gente su trabajo, para rehacer su obra si es menester.

La introducción que escribí en Mallorca erótica la encabezaba con una frase que rezaba: “La exactitud nunca es verdad”. Para hacerla más comprensible, hoy añadiría otra afirmación: no hay belleza sin azar. Por las mañanas, al entrar en mi estudio, mi problema es olvidar la monotonía y dejar que el azar, los dioses o los imprevistos me ayuden. Necesito disciplina interior, tener todas las circunstancias personales lo más controladas posibles, que nada exterior me distraiga de la obra, pero eso no basta. De alguna manera, lo que busco cuando trabajo es explorar las partes más escondidas de mi conciencia, hacer visible lo invisible y abrirme a nuevos modelos de pensamiento y a nuevas cosmologías. Sigo creyendo que el arte, al menos el que me gusta y me ha formado, tiene que estar tocado por este halo mágico que hace que los significados sepan imponerse al momento y me abran nuevos mundos. Posiblemente sea pecar de romanticismo hablar en estos términos en unos momentos como estos, pero el mundo

está hecho de caminos insospechados. El tiempo suele poner las cosas en su sitio. Y por eso entrar en el estudio es como prender una vela en el camino de la evolución del hombre. Los porqués son el aliento que da sentido a la creación y la verdad quiero que sea una mirada donde se vislumbre la esperanza. Aun así, lo que quiero es mostrarme como soy y lo que deseo es captar una pequeña parte de la totalidad de lo que significa la aventura del vivir.

En algún momento hay que ser valiente y poner punto y final a las cosas. Termina aquí nuestra conversación. O no. Quizás, en este caso, sería mejor hablar de un paréntesis, de puntos suspensivos. No me veo capaz de parar en seco el torrente de fuerza innata de Joan. Siendo completamente infiel a la esencia del buen narrador, reconozco que me he quedado para mí muchas cosas de nuestras charlas. Comparto con vosotros parte de estas horas de conversación, de hilos a veces difíciles de seguir, de nombres que me han obligado a menudo a mirar enciclopedias y descubrir imágenes. Creo que soy un poco menos ignorante, y eso es un lujo. Ahora, tan solo espero el momento de volver a su estudio para poder mirar con otros ojos, siempre con la boca abierta, sus trabajos. Espero dejarme llevar, de nuevo, por este magnetismo que no termina, por retahílas de proyectos para nuevas reflexiones y análisis. Yo espero, y vosotros, a buen seguro, sabéis de lo que hablo…☐

47

He has the wisdom of someone who has returned, having witnessed many things. The heir of ancient gods, of the eternal, classical Mediterranean, he savours with pleasure everything that is new… Never tired, never bored, he is an insatiable sponge, absorbing everything that surprises him. He has seen, he has experienced and he has learned a lot, yet he retains his desire to carry on doing so. Like a child. Like when he was a young boy in Pollença, enchanted at the sight of the Last Supper by Llorenç Cerdà in the village church, or those brunettes by Julio Romero de Torres who illustrated the corporate calendars issued

by Explosivos Riotinto, or the silhouette of the horse rider on the Nitrato de Chile fertiliser posters. Joan was an avid seeker after images when there were few about, despite the fact that he had been born in a privileged village and into a family that was also special, the only child of a couple who aspired to give him everything, without questioning his callings or his choices in life. His parents were able to grasp his gift, to find the best guides to further his skill, and to turn him into a boy who had no doubts over the path he was going to choose. That was quite a luxury then and remains so today in these uncertain times.

Truth Is SimpleSandra Martínez

Success and personal satisfaction are not your level of intelligence or your ability to perform the task in hand accurately. Rather, they depend for the most part on your total devotion to the under-taking and closing your eyes to difficulties. “In Praise of Imperfection”, Rita Levi-Montalcini.

48 49

that did not question, in harmony despite the changes and upheavals. «I’m proud that things have gone well for me in life because they have been able to witness end enjoy it, and that, for a son, is wonderful». A long journey with a happy end. -Do you think your family background has influenced the way you are? Without a doubt. It has given me lots of

ways of doing and feeling. I’m not one of those who feels rootless. I can’t play the part of the tortured artist because that would be false. I have no intention of talking about human destruction while observing it from my sofa at home. I know what my origins are. I know I belong to a structured family, a structured society. I can’t speak from a position of anguish, despair or bewilderment. I know where I come from,

I was lucky in that I didn’t waste a lot of time. Various chance circumstances meant that by the age of twelve I already knew what I wanted and that I was good at it. Young people who are blessed with a tremendous natural gift waste less time when it comes to finding their paths in life. They gradually hone their skills. They are clearer about the direction they want their life to go in and they know what gives it meaning. Life is still a strange journey with lots of traps and junctures, but when you know what you want and desire, losing your way is of no consequence because you still have your strength, conviction and passion, the freshness of youth that I wish were eternal.

-Was there some kind of artistic sensibility in your home? Did you have a predecessor in the family? There were never any artists, but my mother was a tremendous dressmaker. I am the son of Margalida Tatoli, a person with a good eye for the look of things and a very fast worker. Skilful and clever. Full of character. Whatever I saw, I simply described it to her and she’d make it perfectly, trousers or meals, even understanding me… I never met Joan’s mother. I’ve never even seen a photograph of her. But when he talks to me about her, I see him. Full of vim and vigour, magnetic, quick. Margalida Tatoli placed before her son’s astonished eyes the essence of the

Mediterranean. He says that when she was working, from seven in the morning till late at night, streetwalkers would approach the house to confess, to chat or to seek advice. And as you know, when adults are chatting, children become invisible. All those things Joan must have learnt! Mothers, wives, daughters… I can see around that sewing machine the figures that years later would fill his paintings and serve as the subjects for his sculptures. Thanks to her, the artist lived his early years as the only son in a house full of women. The years have passed and he still retains his admiration and love for that woman who was as good at sewing sailor’s trousers for him in the same style as Gene Kelly’s as she was at keeping accounts with such skill that nobody realised that she could neither read nor write (a woman and the oldest of six siblings, she did not go to school). When he was an adult, Joan taught her to print her signature, a story he recalls with tenderness.

Joan is Margalida Tatoli, but he is also his father. An affectionate man, the perfect father and husband. An essential presence, always there, waiting in the wings, when needed. He and his wife were united by love, a love for each other and for their son. A fondness that made them modern, accept everything that came about due to their young son Joan, all the consequences of being a free man; hippy, communist, married to a woman from abroad, the father of two children by the age of 22, divorced, remarried, more offspring… A love

50 51

tried to make human existence something else, who have captured great moments in the history of humankind. However, it is also today a word that has been used so often it has lost some of its meaning. A person can undoubtedly perform an artistic act in many different ways. Art can be everything. Time and life evolve, and decoding and forming part of the remains of our forebears is a way of ennobling ourselves. There are still things to be done in painting: today we have many more options and many ways to communicate with each other and the world.

Communicating. Creating. Images. «Everything is an image», Joan tells me. And so it is. The world is image. The new technologies have made images universal. They are quick, changing, instantaneous; they have no language barriers; they are almost within everyone’s reach. Nowadays, images are the most important element of communication.

The advent of film, photography, television and the internet… everything that uses the eye to reach us is more communicative than anything else today. The world is seen through a camera lens. The ease of distributing photographs, the fact that they are seen by large numbers of people and the technical advances made – today everyone can take photos – have turned them into an essential information tool,

the most important there is as testimony. The photograph is an active visual witness; it is garnering part of the market because it can be read. News is inconceivable today without the photographic gaze. What I’m not so sure about is the value of the unique work when they have a weapon to multiply themselves. Plus, it’s a tool of global knowledge, it connects us with other civilisations and countries. Much of the role formerly played by painting is now fulfilled by photography.

-Has painting been surpassed? Velázquez, the epitome of many things, was the first to have a photographer’s eye, long before anyone ever imagined the existence of photography. Las Meninas is the first work with an external gaze, it exemplifies the triumph of the intellect over craft and it makes the artist great. It is true that the communicative factors formerly the province of painting are now encompassed in other techniques more within everyone’s grasp nowadays. But we humans – who are more imperfect than machines – feel a desire and an individual need to express ourselves. There is an entire language that stems from painting because it has found a way to explain the world through its iconography, as seen in the depiction of historical situations or the portraits of monarchs, gods and saints. However, it has magical properties that

who my parents are, who my children are and what my past is. Moreover, I belong to an island, with everything that that implies about knowing the boundaries and being surrounded by a changeable sea. I was born in a village where the finest painters have been painting the landscape for years. And that leaves its mark. If I were to espouse the despair and frustration I see in what a lot of people today regard as art, I wouldn’t be me. As well as being dishonest, my referents would have changed.

Joan is right. Pollença is special. There’s something about it that reminds me of Sitges. Perhaps its famous light? The light of Santiago Rusiñol? Joan was born in a village fascinated with the bohemian lifestyle, with the painters who spent time together there, drawn by its beauty (Rusiñol himself, Mir, Anglada Camarasa and others). Their art was well liked in the village, where they were regarded as gentlemen. There is no doubt in his mind that he is indebted to the fascinating landscape and the hedonistic feeling for life that have shaped his aesthetic vision and the way he conceives of art.

Art is a way of living and feeling. It’s a vice. It has that sense of authenticity that you seek in life and that sometimes you get from a work because it makes the mysterious magic of the world palpable. It is feeling your work linked to a lot of people who have

52 53

I have always believed that in the realm of art, the painter is a craftsman looking for beauty, and the artist is a kind of shaman. He is the first to benefit from his practice.

Shaman, vocation, instinct, essence... Joan Bennàssar’s painting is much more than a body of work – though it is that too – much more than a way of earning a living – though it is that as well. It is an innate part of his being, and his studio provides him with a vast space for creation. He knows each and every one of the drawings tucked away in this complex of light. He confesses that one of his strongest

motivations is to see the initial reaction of friends and visitors when they observe his work and to confirm that they recognise themselves. He loves receiving visitors, sharing his findings, showing his work, telling people what he still has to do. In his study, Joan both expends and creates energy, with a necessary liturgy: work clothes, unexpected music going full pelt, glasses that he keeps losing and then finding again as he goes back and forth, telephones spattered with paint lurking under bits of paper with drawings on them, impossible containers that hold a thousand and one colours that change as he walks by…

continue to attempt to uncover what we are and what we signify. Painting has the human value of the person who needs it to find and explain himself.

-It has not lost its strength, then… It’s a language that talks of humankind’s essence, of human internalities. It’s the instinct of wanting to endure, which early humans expressed in caves. Moreover, it’s one of the human activities that give you greatest freedom for the least cost and from which you can extract the most self-knowledge, while at the same time turning

what you are into a portrait of the world. Viewing the man of today once again is a new challenge, to my mind.

-What motivates someone to paint? Self-understanding. Because you’ve got something to say, because you want to leave something behind and also because you have a calling which, though it might seem an old word, is what gives you the strength to face yourself at times when you are disconcerted, to deal with the uncertainties inherent in creating art. I believe there is still a significant vocational element to art.

54 55

in the middle of what a lay person might see as chaos. I worked with him on one of his recent projects, the visual accompaniment to The Song of the Earth by Mahler, a DVD with the power of the music, the beauty of the words and the enormity of the images that caress history to make it even greater. Thanks to this project, my incredulous eyes witnessed a painting being created from nothing, torn bits of paper and blots on a wall transformed into part of a magnificent, living work. I have seen and I have learned. I have discovered that mistakes can end up being right, and that a night of rest is, for Joan Bennàssar, a source of unattainable energy.

There’s nothing typical about the begin-nings of my paintings. Firstly, because I prepare the canvas using paint leftover from other works and I walk on it and blot it, with that madness of a moment that ends up having a life of its own. It’s not that I am afraid to come face to face with a blank can-vas, just that it’s been a long time since I last did. The second part is like seasoning food. I try to pile up all the ingredients, be they pictorial or the story I tell myself as I paint, my feelings towards it. I don’t want to be a descriptive painter, but I need to know what it is I want to say, what it is I want to convey. The next, now coolly taken step is to search for the plastic values. I leave feelings aside as I do this, as I’m interested in seeing my work in the pictorial space and the histori-

The entrance to the studio calls alchemy to mind, a marvellous and incredible transmutation. It is the way, with faith, into the temple. The certainties are knowledge and my tastes; the uncertainties stem from works and desires unrealised. I have been working for many years and I’ve been accumulating experience and skills, the patience to filter each night what I did during the day. I have also learned to play with the same doubts on different canvases. I try and resolve the perplexities raised by one in another. And so I gradually evolve. I used to work very differently. I’d pour all my desires and doubts into a single work, I burned up a lot of resources and I did not absorb many of the discoveries I made. I tried to capture everything, to get it all onto a single canvas. My first works were battles. Struggle is important, but now I try to ease up a bit more because as you get older, you become more rational, more complex and more pragmatic. Among other things, you don’t believe as much in absolute truths. I have been a privileged witness of his work in the studio for many years. And every time, I still get that brutal impression I had the first day, of not knowing where to look. Of not being able to follow him. He moves stretchers and vast canvases effortlessly. And always with works half done, some started and others about to be completed, a way of working that seeks the unique moment; a moment he finds

56

cal time in which it’s made. After all this, I still need a unique surprise that will unset-tle me. I never try to end a painting before the work itself tells me it’s done. I carry on looking for that magical moment for each one, for it to breathe in a different way, to allow it to be something else. I’m looking for paintings that hang from a thread.

-And how do you know when you’ve reached that point? Sometimes I just know and on other occa-sions I have to force it because I’m feeling cowardly and I pretend that the doubt is too much for me. That’s when I have to bring out everything I am, everything I know. And I could win the game or lose it. And I cannot nor do I want to put off that game. Defeats also occur, but I know that one day they will become triumphs, because I never, ever reject a painting and I never doubt that that lost battle can lead me somewhere else, even end up being something else. Many of my still lifes have turned into figures and vice versa. And time and knowledge have very often forced me to rework pieces that I had already decided were finished. That is why many of my paintings carry different dates, because I never give up.

-Why do you look for this unique moment? Because I like those pictorial moments when an artist is about to come across the truth.

-What do you mean by that? To explain it, I would have to talk about my influences, my masters, the pictorial vision that is present with me: from the first animals painted in caves to the hieratic majesty of the Egyptians; from the perfection of the Greeks to the spirituality of Giotto and Fra Angelico; from that totality that is Las Meninas to the darkness and evil of a Caravaggio; from the blackness of a Goya to the obstinacy of a Cézanne or the possessive vitality of a Picasso. And there are many more I’ve left out. As you can see, I like painting. I almost understand history through pictorial referents. I regard them as highpoints, something that can make us proud to be human, that ennobles us. When I’m painting, if you ask me what I’m looking for, it’s that.

He says he searches as he goes along, following that Mediterranean path that leads to the port you set sail from, that port where you discover that you have to start over, that the path is the answer. Joan says that when it comes to working, the perplexity that the world stirs in him, with all its doubts and uncertainties, is what keeps alive his urge to carry on.

I believe in the mind and I believe in the will, and I believe strongly in education and civic pride and behaviour. As an artist, the first certainty I want to overcome is that of a job well done. The main value is that

58 59

The current fears of the barbarism that some fanatical movements present us with every day worry me. There are pictorial precursors dating back to the Middle Ages. The triumph of Christianity in the 4th century led humankind into a thousand years of darkness. It is hard to believe that, having attained the perfection of the body, a democratic and hedonistic vision of life, the philosophy of the ancient Greeks, we should then have to wait until the Renaissance to become once again capable of capturing the beauty of the human body, perspective in depicting the landscape and the song of thanks to the world that is living. In artistic terms, I still cannot conceive how this regression to childhood, darkness, the human condition came about.

-Do you think it could happen again? I still have confidence in humankind, but wellbeing without ethics, without human dignity, leads to veritable barbarism. The fostering of programmes that dull our conscience, betting everything on the market and the dictatorship of the audience is leading us up a blind alley. I believe people are increasingly embracing a vulgarity that is the product of the power of the media, which see us fundamentally as consumers. Once again, we lack the nerve to survive with dignity. There is a need to persist in championing values that expand the spirit. We have to start talking about

ethics again, and I am disappointed to see that the humanities have been eliminated from education.

-Does art have the answer to these times you are talking about? Undoubtedly, and I’m not referring to the market and its products. I mean the artist, the creator, the values inherent in art. Painting today is seen as a relic in the world of art. I don’t agree with that. To believe in its disappearance is to have the vision of a child, of someone ignorant of the fact that life is founded on many past lives. In some way, art should be looking beyond the here and now. It’s a language that has, over time, gradually been renewed and has emerged from the need of the individual to see himself in relation to others. In recent times in the art world, it has seemed that any human act has the status of an artwork. That’s not a way of understanding art that I share.

-So not all paintings are art? Some are, some are not. Their objective and social attitude are the determining factors. The breadth of your criteria, your knowledge of art, your skills in realising your aims and your enthusiasm for finding new horizons again, the ability to touch people’s emotions, that’s what determines whether a painting can be described as an artwork.

of the work and the worlds it is capable of creating in me, its ability to fill me with enthusiasm, to captivate me. The values the market might place on it are something else altogether, and I know without a doubt that that’s provisional and open to influence, and it doesn’t affect me when I’m working.

He makes me see that, when all is said and done, things have not changed that much. Human fears, doubts and uncertainties have hardly altered over the course of history, despite the fact that we are, or ought to be, less ignorant since we have easier access to information. Or perhaps it’s that we know too much, and that stokes our fear of total catastrophe, the barbaric cruelty we see on the television every evening as we sit down for supper. He assures me that he has always believed in the innate goodness of humankind and in humanity’s ability to evolve. There are no barriers for the spirit of doing ever better. «I have always thought that if we had been born into a world full of water, with just four stones as dry land, humans would have developed wings to go jumping from one to another». He is conscious of the privilege of living in a period without wars, in which many social taboos have weakened, in which equal rights have been achieved and the separation of Church and state is a reality. This may indeed be the case, but doesn’t watching any news broadcast undermine this certainty? Is humanity really advancing? Do we truly have that inborn goodness?

60 61

Art without content, without an urge to transcend or endure, has become part of the spectacle. And I have never loved spectacle for spectacle’s sake.

Joan tells a story about Madame de Staël, the Swiss novelist and essayist who was a notable intellectual in 18th-century France. When she was asked why men chose the prettiest and not the cleverest women, she replied that there were few blind men and a lot of stupid men. How right she was! And how relevant her remark remains today!

The vulgarisation and commercialisation of almost everything, even youth, make me question my beliefs concerning the human condition. In a democratic society, majorities are the determining factors, and today taste is manufactured and imposed. The gaze is not innocent and values chop and change. The circuits are controlled by the financial elites, many of them lacking in culture and keen to procure the social standing that art and knowledge can give them. It’s a jungle, and you have no idea who’s the hunter and who’s the prey.

-When did all this start? The great artistic crack in the European vision of art occurred around the Second World War. The United States not only helped to liberate European countries and to put an end to the barbarity of the

-But isn’t it the market that decides what’s art? The market controls what is today regarded as an artwork. Thanks to globalisation, the market has been unified for some time now. The big market we are familiar with today is excessively conditioned by financial value. But it is also conditioned by boredom with the product, forcing it to constantly renew itself. We live too much off novelty and not enough off quality. It seems to be an art without a past and without a future.

-Why has this happened? What was once war booty is now financial swag. When people become rich, they demand art. Understanding it is dignifying and more advanced societies have turned artworks into landmarks in their education. In the past, intellectuals could draw on the strength of their thinking and their social importance as a human referent; their work was regarded as necessary and they felt sure of their moral values. Nowadays, intellectuals feel both marginalised and discredited to a degree. Money has watered down their value.

The art world is going through a period of confusion. Museums, galleries and fairs ought to rethink their role. Auctions, voracious collectors, new cities that have sprung out of nowhere, capital born in Silicon Valley… they all demand their trophies. Spectacle triumphs for spectacle’s sake. We are witnessing a time of symbiosis between capital and commodities.

Sociologists such as Gilles Lipovetsky talk of a society formed by an individual aesthetic; a bulimic hyper-consumer of novelty who is never sated. Just as in the capitalist world, there has been inflation and a total mishmash in the aesthetic world: avant-garde movements are sponsored by official bodies; street fashion copies haute-couture; urban centres imitate Disneyland; heritage is refurbished as if it were a film set. Gardeners, the sociologist says, are landscape designers, hairdressers, stylists, tailors, art directors. As Joan Manuel Serrat remarked years ago, the world is back to front.

In recent years, everything is aesthetics, it’s the new religion, the new social value, it’s even a new code of life. There are aesthetic aspects to selling things, be it an apple, a jumper or a car. Art is seen as just another consumer good, and the market generates and conditions the artwork itself. It’s not economics, but the economy determines the way the world sees art, and its value today is its price. As well as being cold, it’s an elitist art. It’s true that art always gravitated around people with financial power, be it the Church or the nobility, after the person looking for status and prestige because it went hand in hand with cultural recognition. Now new, infantile works and artists have begun to appear, propping up a façade that is not cultural but almost vulgar; they are the market, but they are not looking further ahead than today.

62 63

representative of these new values, came to be prized more highly than Picasso. Nevertheless, artists such as Matisse, Picasso himself, Miró and Dalí continued to create their own work and spent long periods of time in those countries and were widely recognised in their museums. Even so, artistic values were altered and the amalgam was foisted upon us. These were the early symbols of the emerging globalisation. Thenceforth, culture has had to be seen from a worldwide perspective.

-The famous globalisation. Since this globalisation, things have been denationalised and innovations are increasingly necessary. Each phase fizzles out at an astonishing speed. The bohemian ideals of self-realisation and authenticity have lost much of their subversive power and are now part of the ideals extolled by consumer capitalism and are exhibited in its museums. After the art for the gods, art for princes and art for art’s sake, what we see triumphing today is art for the market,

war but also allowed European artists to spend long periods of time in the country and bought up large amounts of their art. This patronage had for some time already included their own artists. Pollock, who tried to cover up Picassos with his drippings, would later be regarded as the man who launched American art. This new artistic vision, with its aura of glamour and its tremendous ability to convince and sell, was gradually renewed with the full support of the intellectual classes. A string of isms

followed one after another till we finally got to Pop art, felt like art itself, the 15 minutes of fame that everyone ought to have in their life. As Tom Wolfe said, paintings were read rather than looked at. In addition, they convinced European museums to make massive purchases of this kind of work, thereby legitimising them.

-How did European art react? The market turned upside down. Young people like Yves Klein, the European

64

the victory of the useless and superfluous.

-What can we do to combat this? People in the world of culture have to fight to achieve a solid content. Cézanne said that a painter was above all else proud. I want to occupy myself with my weapons. But I am aware that for your work to be recognised, it must first be known. I am forced, therefore, not to ignore the market but to play with the tools it regards as appropriate. I feel obliged to defend my work and my defence strategy has an impact on its reality. My profession allows me, with few resources, to be true to myself and to build my work on that basis. The rest is intelligence and strategy.

-Alone against the world. Is that the only way to stand apart? I believe in being oneself. It’s not a choice, it's my way of being and working and I find it difficult to get away from the things I am and that I feel. Getting the most out of life is my main goal. You have to be able to wait for the moment. I believe individualism will be increasingly necessary and that the cultural originality of each people will be of great importance. And in this the role of countries’ governments and the alliances they forge will prove influential. Recently, the United Kingdom, with its historically limited pictorial values, has managed to turn London into the most important

centre of influence in Europe and is now competing with New York.

-Why do you think that is? Because they were very open at the time of forging alliances and setting their priorities. They succeeded in making the most of the little they had – Turner, Bacon, Hockney, Freud, etc. – and they turned them into the referents of the Young British Artists. They have managed to do with art what they once did with The Beatles and miniskirts. They discovered some time back that the market is crucial for determining tastes and trends.

-Has Spain played its cards right? If you look at the way things have gone here, I’d say no. I cannot understand how it is that, with the things we had, we have been unable to mount a proper defence of Spanish art in recent years. Let us not forget that the finest artists in the world of painting in the first half of the 20th century were Spanish, Picasso, Miró, Dalí and others. We seem not to want to understand that these are our shared assets or what the role of the state is, which ought to be looking to our leading figures, and we do have some, as a source of strength. There was a period of relative glory in the 1980s, when we believed that we could become a flagship. But it seems clear today that our painting has little to say. I’m left with the feeling that

66 67

we artists are partly to blame for that. We lack the pride to defend what we are and to believe in what we’re doing. Chefs and wine growers are better at selling their craft and their products because they have greater confidence in their work than artists. And what’s at stake is art. Our works are our offspring and it is our duty to defend them.

-Do you think that in these circumstances you are a successful painter? Success is relative, and my individual success now lies in the fact that I remain a painter. I feel that I have had and still have a relatively full, almost privileged life because I’m doing what I want to and what I feel. But I need to grow stronger because I still want more, I don’t know what my limits are. The higher you fly, the further away the horizon is. I believe it’s now time for me to set my own rules – if there was ever a time when I didn’t – and I now do it more deliberately. I’m surprised by small things in the studio every day and the perplexity of life leaves me pained. I’m not bothered about revising what I’ve created. I’m not troubled by seeing that I’ve made a mistake.

Not knowing where you’re going to get to. Enjoying what you’re doing. Overcoming absurd ignorance and impudence. Looking at your work and realising you like your present more than the things you’ve left behind. Isn’t that maturing? Isn’t that reaching the height

we have been unable to make the most of the moment to spread and sell our works in this internationalised and exclusive market. We’ve been all too submissive, we haven’t asserted our own criteria enough, and we’ve allowed ourselves to be excessively influenced by foreigners.

-Aren’t you going a bit far? Museums and galleries obsessed with not looking provincial are springing up all over Spain. Today’s avant-garde movements are a hundred years old, and museums are like sociology centres. In wanting to be modern, we are forgetting our own particular characteristics and, without the necessary patronage, we come across as the claque. We give over more exhibitions to outsiders than those we are capable of exporting, and that’s a symptom of poor sales technique. I find them poor, jokey, with a degree of modernity but lacking sufficient content to last. In every city, there are two or three associations of gallerists fighting for the supposed defence of values that the market itself rejects. Their biggest mistake, however, is wanting to have a louder voice than the artists themselves.

-What are you referring to? To the fact that art has a value because it is individual. The price is individuality. Ignoring the importance of the creator is, in the long run, a tremendous mistake and

68

into my past to find the foundations that support me, to rediscover my lodestar and to look at it in a different way, as if I were rewriting my history. A few years ago, it seemed as if everything had to be more internal, but I see things as more changeable now. Everything is painting for me. Abstraction, which I see as a search for the most ethereal of human internalities, made it possible for us to free ourselves from the dictatorship of reality. And figuration enables us to approach people again. I never gave it up, but for a while the human figure disappeared from my work. I think my return to it, anticipated at the time, was the right decision. I take as my starting point the fact that now that freedoms have been secured, those of us who devote ourselves to art have a duty to go further, to find new sensitive visions of reality and we must also make it more understandable. We live in times in which we are obliged to state things clearly and not just pose questions. Artistic languages once again need to be communicative. This means that form and content must be interesting thematically and artistically.

Painting as a response to the questions we each ask ourselves. People looking for paths to follow. Loneliness resolved by love, friendship and family. Joan’s universe has

of your powers? And success? I think so. Joan is free. And he paints untrammelled. Alone against the marketplace. An individual against the masses. Personality. Purity. A degree of primitivism. «A brush or a piece of charcoal or a burnt branch is enough for me». Without intermediaries, without going backwards.

There’s something I share with poets and writers: freedom. They can tear up the piece of paper and start again, and I can take a pot of white paint and cover over what I’ve done and in an instant I can begin another painting. And the very act of repainting opens up a new world for me because I know there’s a way of covering up doubts, which are the remains of the traces and uncertainties of ideas.

-You’re becoming more yourself despite the changes, influences and so forth. My personality cannot be based solely on what I am. If I had such a limited as well as a presumptuous vision, it would be as if I didn’t want to learn, like carrying a great weight on my shoulders. It would be foolish to build a personality for myself out of ignorance. One’s personality should be constructed within the maelstrom of complexities that is the place from which big ideas spring, based on what you are and the contrast between what you and others are, what you experience and your desires. I have never wanted to create an

artistic personality in painting for myself hemmed in between two walls, forcing me to go up and down this corridor and nowhere else. Walls are totally useless as far as I’m concerned. Indeed, I have wanted to demolish them all. My longings are for knowledge. And I’ve loved what others have done. Works are enhanced by the amount of the past that you can intuit in them: it’s part of the quality of the work and of the painter’s worth.

At an artistic level, he has drawn on almost everything and everyone: he has been Baconian, Picassian, a primitive… With pride and without problems. «He who has no parents is a son of a bitch!», he remarks with malice. He declares that all the ‘isms’ have strengthened him rather than bothered him. His influences have made him increasingly individual, increasingly recognisable.

Even my children say that I always do joan bennàssars! I have never been afraid to learn from what has gone before. Nor am I now. I have a lot of teachers, and every day I want more. Some have taken root more strongly than others, but they have all passed through my filter. Sometimes these teachers have defeated me. And the lesson is much appreciated!

-Do you revisit your work much? In my periods of doubt, I usually delve

70 71

more in those paintings than in any others. And I express it by saying that they are the works in which I have had fewest ideological problems. Like with my still lifes, in which I have been at my most transgressive, in which I have felt freest with regard to the composition and the material.

Joan recalls that the sight of a piece of white fabric with a length of cord by Antoni Tàpies was a tremendous turning point for him. He suddenly discovered the power and the social message that art can conceal at a time of upheaval. He was studying architecture then at the School of Fine Arts, a passion he has never abandoned. As a creator, his work has always extended beyond the bounds of painting. However, dazzled by the excitement on the streets and the new politics, he lost his way for an instant. He stopped working, was sent down from university and was called up for his interminable military service. His life took an unexpected turn, but it was all an illusion. His inner strength was too strong.

At that time, what I found wasn’t so much images as freedom and new sensibilities. A new language, a world with a very powerful social side, art as the driving force of social change and something you had to take part in. I remember it as a magnificent time, but I also realised that the indoctrination, the flags, did not sit well with me. That has kept me from following paths that are too clearly

signposted and has helped me to be a man who is not entirely convinced by ‘zealots’. Well-trodden paths frighten me.

Joan works on various paintings at the same time and also feels a need to be able to change technique and media. He needs sculpture to be able to relax, to rest, to rest while working. Paella pans, barrows, burnt wood and cement share the space with canvases, bits of card, sheets of paper, brushes, sticks and pieces of charcoal. And they do so in a harmonious manner. In the studio, half-completed works await their unique moment amid bits of iron and cement mixers. In the surrounding area, appearing without warning, are bronze and concrete figures that reign among the olive, almond and orange trees.

The painting is always an illusion in which you interpret reality. The same is true of sculpture, but it has a different, physical presence. It occupies a space and the material is responsible for a lot of its expressiveness; it involves a vision of different meanings and has laws of its own that are grateful to you when you adapt to them. To extract the possibilities from each of them, force, sensibility and clarity are very important. In sculpture I have recently been playing with cement, pigments and qualities typical of the local construction methods. I try to make them part of that spirit of the sea and sun, to make them reflect part of our character.

evolved over the years and has adapted to his personal circumstances. The origin of it all was his quarrel with an unjust world, a world he saw as even more unfair when he looked at it with the eyes of a young man.

The self-portraits reflect how I saw myself, an awkward character, and how I related to my surroundings. They convey the origin of why one becomes an artist. But little by little you come to realise that in addition to yourself, there are other people and

gradually you form relationships with them. This discovery led me to another series Los argonautas (The Argonauts), individuals looking for answers and that impossible Ithaca. This series paved the way for Los amigos de Pau (Pau’s Friends), for the power of friendship, the family and something more private. Later on came musicians and dancers because my neighbours at my studio in Barcelona were the city’s Ballet Contemporani corps. I spoke of harmony, artisanal perfection and my love of my craft

72

-Your sculptural vision is based on women. I have devoted myself to exploring the female body out of desire and because of its plasticity and beauty. But the fact is that it is also a way of escaping myself, of surrendering myself. The female body is beautiful and desirous. The roundness of the breasts, buttocks and belly offer artistic possibilities and an array of meanings ex-plored by much of my sculptural inquiry. My certainties are related to love and I see this struggle of bodies as a celebration. That kind of totality and transcendence that imbue the images full of the sense of women, the primitivism of tribal art and the dramatic presence of Egyptian sculp-tures are references that I am unlikely to be able to abandon.

Women – women again! – rule in his universe. When we began this conversation, we said that Joan had grown up with a matriarchal vision of the world, an influence strengthened by much of his reading of the works of Robert Graves, be it The White Goddess or Acaeus at the Orange-grove, the short story set on Mallorca in The Golden Fleece. These literary referents ultimately endowed his way of seeing with consistency and in Cala Rajada have a unique setting.

The exhibition Where the Waves Break is unquestionably a tribute to woman, part mother, part goddess and part fairy. A

sculpture is not completed until you find the site to install it. And here they are in their ideal place, next to the seashore on the rocks of the Cala Rajada esplanade. It is unlikely I would ever have found a more suitable space for showing them. I have placed my work within everyone’s reach, I have gone out to meet the people, something I have been looking to do for a while. There is a need today to cast off the superfluous and to start talking again about the search for truths. It’s something the world needs and that young people are demanding. It must also be said that some of my sculpture is to do with the magic possessed by objects, with their potential to turn into something else. What I’m after is to endow a commonplace object with another meaning, to turn it into a kind of impossible, communicative, poetic object. I’m not a great fan of formal reflections. I like meanings.

His sculptural world is full of characters hidden in unlikely elements, deterioration and rust acquire a new life, and whites become blacks. He says he meditates with his hands, which anticipate his thinking in a process of pure intuition. He also says that in the work he finds an interlocutor that speaks his language and that replies to him, be it with questions or open doors. Joan’s energy perhaps encounters a more evenly-matched opponent in his essential struggle against material, and quite a challenge in his materials.

76 77

Joan is reluctant to turn his back on the new technologies as a way to present his work to people, even to redo his work if necessary. The introduction I wrote for Mallorca erótica leads with a phrase that reads “La exactitud nunca es verdad” (exactitude is never truth). To make it easier to understand, I would add another statement today: there is no beauty without chance. In the mornings, when I enter my studio, my problem is to forget monotony and to allow chance, the gods or the unforeseen to help me. I need inner discipline, to have my personal circumstances as fully under control as possible, nothing outside to distract me from my work. But that’s not enough. In some way, what I’m after when I’m working is to explore the most secret parts of my consciousness, to make the invisible visible and to open myself up to new models of thinking and new cosmologies. I continue to believe that art, at least the art I like and that has shaped me, must be touched by that magical aura that makes meanings capable of imposing themselves on the moment and of unlocking new worlds for me. It may be that I’m too much of a romantic, talking like this at times like these, but the world is made up of unexpected paths. Things usually find their place in time. That’s why entering the studio is like lighting a candle on the path of humankind’s evolution. The whys and

A while back, the meaning of the work was the way it was done. Today, installations and new materials are the work’s content. They are the tools that never cease to open up new worlds for you. Using the tools made available by progress is logical, but it seems that their fundamental goal is to compensate for the lack of content. They have become an adornment, a substitute for passion and human imperfection. And I’m looking for a beauty that bears no relation to the superfluous, bland sophistication of Photoshop. I don’t want to defend a journey into nothingness. I want to champion beauty without rules or blame but one that is close to people.

-Amid all the tricks that exist, where is your artistic inquiry heading? I’m not exploring in a single direction, it depends a lot on the content. Today everything is communicative, art is open to all possibilities, everything is permissible. My problem has been how to use it and why. Picasso said that all children are born artists; the problem is how to remain an artist when you grow older. I think that my oeuvre in general is an epic rather than a poem. I like working on large canvases in which it is impossible to hide myself. Freshness is beautiful, intuitive and swift, but at times it can be a deceptive trap, it can disguise the work that has been poorly thought out.

-Where is your work going? My goal is to capture the sense of what we are. The way I achieve this doesn’t matter, though the different visions of it enable me to change my perspective and make me doubt the truths I arrive at at times. Art, as Leonardo da Vinci said, is to do with the mind. The artwork is always like a communicating vessel: what you lose on one side, you recover on the other. So, you are trying to get the various visions to fill your repository, to get your brain and work to make you more creative. What you’re after is to expand your vision of the world and humankind and to achieve a more timeless work. I am convinced that the truth lies once again in simplicity, in the usual places. To my mind, the rest is like playing hide-and-seek rather than a shortcut.

Looking for simplicity, that’s never easy! Less still when you have a mind greedy for knowledge, ideas, materials, reading matter, influences, news, meals and friends… Joan is like an alchemist constantly searching for something. Painting, sculpture, DVDs and books, Mallorca erótica (Erotic Mallorca), El vino que bebo sabe a mar (The Wine I Drink Tastes of the Sea) and his biography Joan Bennàssar, three magnificent examples of books, the spectacular forerunners of which were Robert Graves’ tales about Mallorca. Nor will things stop here. Each new project follows hard on the heels of the last and

wherefores are the breath that makes the creation of art meaningful, and the fact is that I want it to be a gaze in which it is possible to glimpse hope. Even so, what I want is to show myself as I am, and what I wish for is to capture a small part of the totality of what the adventure of living signifies.

At some point, you have to be brave and bring things to a close. Our conversation ends here. Or perhaps not. It may be that in this case it would be better to talk of a pause, of a dialogue to be picked up again some time in the future. I find myself incapable of bringing to a halt the onrush of Joan’s innate force. Being completely unfaithful to the essence of a good narrator, I acknowledge that I have kept many things in our chats to myself. I am sharing with you part of these hours spent talking, covering threads of conversation that were sometimes difficult to follow, featuring names that often forced me to delve into encyclopaedias and discover images. I believe I am a little less ignorant, and that is all to the good. The only thing I am waiting for is the opportunity to return to his studio to look again at his works, now with different eyes but open-mouthed as always. I hope to be carried away once again by that inexhaustible magnetism, by series of projects for new reflections and analysis. That’s what I hope and you undoubtedly know what I’m talking about…☐

87

Er ist weise wie jemand, der schon eine Menge Dinge erlebt hat. Ein Erbe der alten Götter, des ewigen, klassischen Mittelmeers, der genüss-lich alles ausprobiert, was neu ist... Nie müde oder gelangweilt, ist er wie ein unersättlicher Schwamm, der alles aufsaugt, was seine Auf-merksamkeit erregt. Er hat viel gesehen, viel gelebt und viel gelernt, und deshalb möchte er auch nie mehr stillstehen. Wie ein Kind. Wie, als er ein Junge war und sich in der Dorfkirche von Pollença an dem Heiligenbild von Llorenç Cerdà entzückte oder an jenen dunklen Frauen der Illustrationen in den Explosivos Riotin-to-Kalendern von Julio Romero de Torres

oder an dem Schattenreiter des Chilesalpeters. Ein wissbegieriger Sucher nach Bildern, auch wenn diese damals knapp waren, obwohl er in eine besondere Familie in einem privilegierten Dorf hineingeboren wurde. Joan war das ein-zige Kind eines Paares, das ihm alles zu geben verstand, ohne seine Berufungen und vitalen Entscheidungen zu hinterfragen. Sie wussten seine Gabe zu fördern, fanden die besten Vorbilder, um seine Fähigkeiten zu verbessern und machten ihn zu einem Kind, das keinerlei Zweifel an dem Weg hatte, den es einzuschlagen gedachte. Damals wie heute ein echter Luxus, in diesen unsicheren Zeiten.

Die Wahrheit ist einfachSandra Martínez

Erfolg und persönliche Zufriedenheit hängen weder von Intelligenz noch von der Fähigkeit ab, eine Aufgabe so genau wie möglich auszuführen. Beides hängt in den meisten Fällen von einer totalen Hingabe an die Aufgabe ab und von der Fähigkeit, die Augen vor Schwierigkeiten zu verschließen. “Lob der Unvollkommenheit”

Rita Levi-Montalcini.

88 89

Ich hatte das Glück, nicht zu viel Zeit zu verlieren. Durch diverse Zufälle wusste ich mit 12 Jahren bereits, was ich wollte, und was mir dabei half. Junge Menschen, die über das Glück verfügen, ein angeborenes, spezielles Talent zu besitzen, verlieren weni-ger Zeit auf der Suche nach ihrem Lebens-weg. Sie pflegen beständig ihre Fähigkeiten. Sie wissen sicherer als andere, in welche Richtung ihr Leben gehen soll und was ih-rem Leben Sinn gibt. Dabei hört das Leben nicht auf, seltsame Wege zu gehen, mit vie-len Fallen und Stricken, aber du weißt, was du willst und was du dich wünschst, ist es nicht wichtig, wenn du dich mal verlierst, weil du die Kraft, die Überzeugung und die Leidenschaft, eben diese Unverschämtheit der Jugend hast, von der ich wünschte, sie würde ewig halten.

-War man bei dir Zuhause künstlerisch sensi-bel? Gab es schon mal einen Künstler in der Familie? Nein, es gab keinen Künstler, aber meine Mutter war eine großartige Schneiderin. Ich bin der Sohn von Margalida Tatoli, einer Person mit einem ausgeprägten Sinn für Ästhetik, die sehr schnell arbeiten konnte. Sie war geschickt und klug. Hatte Seele. Alles was ich haben wollte, musste ich ihr einfach nur beschreiben und sie machte es mit großer Perfektion: seien es Hosen oder meine Mahlzeiten, oder die Begabung, mich einfach nur zu verstehen…

Ich lernte die Mutter von Joan nie kennen. Ich habe nicht einmal ein Foto von ihr gesehen. Aber was er über sie erzählt, das sehe ich an ihm. Seele, Anziehungskraft, Lebendigkeit... Margalida Tatoli breitete vor den staunenden Augen ihres Sohnes das ganze Wesen des Mittelmeers aus. Er erzählt, wie, während sie von sieben Uhr morgens bis spät in die Nacht hinein arbeitete, die Frauen aus der Straße zu ihr nach Hause kamen, um ihr Herz auszuschütten, zu plaudern oder um sich Ratschläge zu holen. Und wie wir ja wissen, machen sich Kinder unsichtbar, wenn sich die Erwachsenen unter-halten. Was musste Joan dabei nicht alles gelernt haben! Mütter, Ehefrauen, Töchter... ich sehe rund um die Nähmaschine jene Figuren vor mir, die Jahre später seine Gemälde füllen und seine Skulpturen darstellen. Bei ihr erlebte der Künstler seine Pubertät, als einziges Kind in einem Haus voller Weiblichkeit. Im Laufe der Jahre hat er weder die Bewunderung noch die Liebe zu dieser Frau verloren, die ihm schon so früh Matrosenhosen im Gene Kelly–Stil zu nähen verstand und die Buchhaltung geschickt beherrschte, obwohl sie weder lesen noch schreiben konnte (als Frau und ältestes von sechs Kindern war sie nie zur Schule gegangen). Als er schon erwachsen war, lehrte Joan sie ihre Unterschrift. Eine Anekdote, an die er sich liebevoll erinnert.

Joan ist nicht nur Margalida Tatoli, sondern er ist auch sein Vater. Ein liebevoller Mensch, ein perfekter Vater und Ehemann. Seine Gegenwart

90 91

war die zweite Konstante in Joans Leben. Das Ehepaar war in Liebe vereint, mit sich und auch mit ihrem Kind. Ihre Wertschätzung machte sie so modern, dass sie alles an ihrem Sohn akzeptierten, all die Taten eines freien Mannes: Er war Hippie, Kommunist, mit einer Ausländerin verheiratet, hatte mit 22 Jahren bereits zwei Kinder, lebte getrennt, war wiederverheiratet, ein neuer Sprössling kam... Eine Liebe, die nichts in Frage stellte. Harmonisch trotz aller Veränderungen und Erschütterungen. «Ich bin stolz, dass es mir im Leben gut erging und sie das miterleben und genießen konnten. Das ist eine schöne Sache für ein Kind». Ein langer Weg mit Happy End.

-Glaubst du, dass dein Familienumfeld deine Persönlichkeit geprägt hat? Auf jeden Fall. Es hat meine Art zu Handeln und Fühlen bestimmt. Ich bin kein Ent-wurzelter Ich kann die Rolle des gequälten Künstlers nicht spielen, weil sie falsch wäre. Ich habe keine Lust, über die menschliche Zerstörungswut vom heimischen Sofa aus zu diskutieren. Meiner Herkunft bin ich mir nur allzu bewusst. Ich weiß, dass ich zu einer Familie gehöre, zu einer geordneten Gesellschaft. Ich kann nicht von Angst, Verzweiflung oder Chaos reden. Ich weiß, woher ich komme, wer meine Eltern und wer meine Kinder sind und wie meine Ver-gangenheit aussieht. Außerdem weiß ich, dass ich zu einer Insel gehöre, mit allem, was das bedeutet, mit ihren Grenzen, umgeben

von einem sich ständig verändernden Meer. Ich wurde in einem Dorf geboren, in dem seit Jahrzehnten die besten Künstler die Landschaft gemalt haben. Und das kenn-zeichnet mich. Wenn ich von Verzweiflung und Frustration sprechen würde, was, wie ich beobachte, heutzutage viele für Kunst halten, dann wäre ich nicht ich selbst. Das wäre nicht nur unehrlich, sondern dann hätte man mir meine Vorbilder genommen.

Du hast Recht, Joan. Pollença ist etwas Besonderes. Es hat etwas, was mich an Sitges erinnert. Vielleicht dieses berühmte Licht? Das Licht des Santiago Rusiñol? Joan ist in einem Dorf geboren, das von der Boheme fasziniert war und mit seiner Schönheit Maler anlockte, sich hier niederzulassen (wie eben Rusiñol, Mir, Anglada Camarasa, ...). Hier war ihre Kunst gern gesehen, sie galten als vornehm. Joan weiß, dass er Schuldner einer faszinierenden Landschaft ist, in einem hedonistischen Sinn des Lebens, das seinen ästhetischen Blick geschmiedet hat und seine Art, Kunst wahrzunehmen.

Kunst ist eine Art, zu leben und zu fühlen. Sie ist eine Sucht. Sie hat diesen Sinn von Authentizität, den man im Leben sucht, und dann lässt sie dich ein Werk erschaffen, um diese geheimnisvolle Magie der Welt greifbar zu machen. Du fühlst deine Arbeit mit all den Menschen verbunden, die versucht haben, aus der menschlichen Existenz etwas neues zu machen, die die

92 93

jeder fotografieren– hat den Blick in ein unentbehrliches, informatives Werkzeug verwandelt, in den wichtigsten Zeugen. Als visuell aktives Element bestimmt er einen Teil des Marktes und ist lesbar. Ebenso wenig besteht Zweifel daran, dass Nach-richten ohne diesen fotografischen Blick nicht mehr wahrgenommen werden. Dabei bin ich mir über den Wert des einzelnen Werkes nicht mehr sicher, angesichts der Waffe der Vervielfältigung. Der Blick ist das Werkzeug des globalen Wissens, das uns darüber hinaus mit anderen Zivilisationen und Kulturen verbindet. Einen großen Teil der Funktion, die früher die Malerei hatte, haben heute die Bilder inne.

-Ist die Malerei überholt? Velázquez, der wie ein Lehrbuch für vie-les ist, war der erste mit dem Blick eines Fotografen, noch lange bevor man von der Existenz der Fotografie überhaupt etwas ahnen konnte. Las Meninas ist das erste Werk, wo der Blick von außen kommt und den Triumph des Intellekts über das Kunsthandwerk veranschaulicht, was den Künstler groß werden lässt. Es ist wahr, dass dieser kommunikative Aspekt den frü-her die Malerei innehatte, jetzt von anderen Techniken, die für alle erreichbar sind, erfüllt wird. Doch Menschen sind nicht so perfekt wie Maschinen und haben ein in-dividuelles Verlangen und Bedürfnis, sich auszudrücken. Es gibt eine eigene Sprache

der Malerei, eine Art, die Welt zu erklären -durch ihre Ikonografie, im Abbilden his-torischer Situationen oder in den Porträts von Königen, Göttern oder Heiligen. Doch die Malerei hat auch magische Elemente, die beständig versuchen, zu entziffern, was wir sind und worin unsere Bedeutung liegt. Die Malerei hat diesen menschlichen As-pekt, der gebraucht wird, um sich selbst zu finden und zu erklären.

-Sie hat also nicht an ihrer Kraft verloren… Sie ist eine Sprache, die von der Essenz des Menschen spricht, von seinen inneren Welten. Sie ist der Instinkt, die Zeit über-dauern zu wollen. Davon sprachen schon die ersten Menschen in ihren Höhlenzeich-nungen. Außerdem ist die Malerei dieje-nige der menschlichen Aktivitäten, die bei geringsten Kosten die meiste Freiheit bietet und aus der du das größte Maß an Selbst-erkenntnis ziehen kannst, weil sie das, was du bist, in ein Porträt der Welt verwandelt. Für mich ist es immer wieder eine Heraus-forderung, den Menschen von heute sicht-bar zu machen.

-Was ist der Beweggrund, zu malen? Um dich kennenzulernen. Denn du hast etwas zu sagen, du möchtest eine Spur hinterlassen und auch aus Berufung. Auch wenn dieses Wort veraltet erscheint, ist es das, was dir den Mut gibt, dich den Momen-ten der Verwirrung zu stellen, diesen ganz

großen Momente in der Geschichte der Menschheit dargestellt haben. Doch Kunst ist heutzutage auch ein Wort, das so viel benutzt wird, dass es teilweise an Bedeutung verloren hat. Zweifelsohne kann ein Mensch in vielerlei Hinsicht einen künstlerischen Akt durchführen. Kunst kann alles sein. Zeit und Leben kommen und gehen, und indem wir die Spuren unserer Vorfahren entschlüsseln, werden wir ein Teil von ihnen, und das ist etwas, was uns edler macht. Bildlich gesprochen ist noch nicht alles erfunden, im Gegenteil, wir haben jetzt viel mehr Möglichkeiten und viel mehr Wege, untereinander und mit der Welt zu kommunizieren.

Kommunizieren. Erschaffen. Bilder. «Alles sind Bilder», sagt mir Joan. So ist es. Die Welt, das sind Bilder. Die neuen Technologien haben sie universal werden lassen. Sie sind schnell, veränderbar, augenblicklich, ohne Sprach-barrieren und erreichbar für fast alle. Zurzeit sind sie das wichtigste Kommunikationsmittel überhaupt.

Der Einfluss des Kinos, der Fotografie, des Fernsehens, des Internets, von allem, was über das Sehen erfolgt, ist heutzutage das Entscheidende in der Kommunikation. Die Welt wird durch das Objektiv einer Kamera betrachtet. Die Einfachheit in der Verbrei-tung, die massive Sichtbarmachung und die technische Perfektion –heutzutage kann

unter Skizzenpapier, Farbtöpfe aller Art mit tausend und einer Farbe, die sich im Rhythmus seines Schrittes verändern…

Wenn ich mein Atelier betrete, empfängt mich eine Art Alchemie, wie eine wunder-bare und unglaubliche Verwandlung. Es ist, als würde ich einen Tempel betreten, voller Glauben. Meine Sicherheiten sind mein Wissen und mein Geschmack, die Unsicherheiten entstehen aus nicht realisierten Werken und Wünschen. Ich male seit vielen Jahren und habe sowohl die Erfahrung als auch die Praxis und Geduld angesammelt, um jede Nacht das herauszufiltern, was ich am Tag zuvor getan habe. Auch habe ich gelernt, mit immer denselben Zweifeln auf verschie-denen Leinwänden umzugehen. Die Unsicherheit, die ich an einer Leinwand erlebt habe, versuche ich an einer anderen aufzulösen. So entwickele ich mich weiter. Früher habe ich anders gearbeitet. Ich legte alle meine Wünsche und Zweifel in ein Werk, verbrauchte viele Ressourcen, ohne einen großen Teil der Entdeckungen, die sich mir präsentierten, zu verinner-lichen. Es war der verzweifelte Versuch, alles zu erfassen und alles auf einer Lein-wand zu erreichen. Meine ersten Bilder waren regelrechte Schlachten. Der Kampf ist wichtig, aber jetzt versuche ich, ihn ein bisschen mehr in Schach zu halten, weil du mit den Jahren rationeller, komplexer

eigenen Unsicherheiten, die der Kreativi-tät eigen sind. Ich glaube, dass die künst-lerische Berufung nach wie vor nicht zu unterschätzen ist. Was die Kunst betrifft, so habe ich stets daran geglaubt, dass der Maler ein Kunsthandwerker ist, der nach Schönheit strebt und der Künstler eine Art Schamane. Er ist der erste, der von seiner Praktik profitiert.

Schamane, Berufung, Instinkt, Essenz… Die Malerei ist für Joan Bennàssar viel mehr als eine Arbeit –was sie ist– und viel mehr als eine Art, sich das Leben zu verdienen –was sie auch ist. Sie ist ein angeborener Teil seines Wesens, und in seinem Atelier hat er den größtmöglichen Platz, sie zu verwirklichen. Er kennt alle seine Werke, jede einzelne der Zeichnungen, die sich in diesem Raum des Lichts verstecken. Dabei erzählt er, dass es einer seiner stärksten Anreize ist, die erste Reaktion von Freunden und Besuchern auf ein Werk zu beobachten und zu erleben, wie sie sich darin wiedererkennen. Er liebt es, Besuch zu bekommen, Fundstücke zu zeigen, seine Arbeit zu teilen und anzukündigen, was er als nächstes machen möchte. In seinem Atelier verschwendet er im selben Maße Energie, wie er sie erschafft, mit der ihm eigenen Liturgie: in Arbeitskleidung, mit außergewöhnlicher und schmetternder Musik, Brillen, die er verlegt und wiederfindet, während er von einer Ecke zur anderen und wieder zurück geht, Telefone voller Farbe

96

-Und wie weißt du, dass du diesen Punkt erreicht hast? Manchmal bin ich mir sicher, bei anderen muss ich mich zwingen, weil ich mich feige fühle und damit spiele, dass der Zweifel mich überwältigt. Dann ist der Moment gekommen, dass ich alles, was ich bin und was ich weiß, hervorholen muss. In diesem Spiel geht es um Sieg oder Nieder-lage. Und weder kann noch will ich dieses Spiel hinauszögern. Natürlich gibt es auch Niederlagen, doch ich weiß, dass sich diese eines Tages in Siege verwandeln werden, denn ich lehne niemals ein Bild ab, noch zweifele daran, dass mich diese verlorene Schlacht zu anderen Orten führen kann, sogar etwas anderes entstehen lassen kön-nen. Viele meiner Stillleben haben mich zu Figuren inspiriert und umgekehrt. Und oft haben mich die Zeit und mein Wissen bei Werken, die ich als fertig betrachtet habe, gezwungen, die Arbeit wieder aufzuneh-men. Darum tragen viele meiner Bilder verschiedene Daten, denn ich gebe nie auf.

-Warum suchst du nach diesem einzigartigen Augenblick? Weil ich diesen kreativen Augenblick mag, bei dem der Künstler im Begriff ist, die Wahrheit zu finden.

-Erkläre das. Um das zu verstehen, sollte ich von meinen Vorbildern, meinen Lehrern, von

und pragmatischer wirst. Unter anderem glaubst du weniger an die absoluten Wahr-heiten.

Seit Jahren bin ich ein privilegierter Zeuge der Arbeit in seinem Studio. Und jedes Mal wieder-holt sich mir dieser nahezu brutale Eindruck des ersten Tages, nicht zu wissen, wo ich zuerst hinschauen soll. Ich kann ihm nicht folgen, komme nicht hinterher. Er verschiebt Keil-rahmen und riesige Leinwände wie nichts. Es gibt Werke, die halb fertig sind, andere gerade begonnen und wieder andere fast fertig, eine Arbeitsweise, die nur den Augenblick sucht. Diesen Moment, der die Mitte von etwas findet, das dem profanen Augen als ein Chaos erscheint. Ich arbeite mit ihm an einem seiner neuesten Projekte, der visuellen Untermalung von Mahlers Lied von der Erde. Es wird eine DVD mit der Kraft der Musik, der Schönheit der Texte und einem Übermaß an Bildern, die diese Geschichte liebkosen und sie noch gewal-tiger machen. Dank dieses Projektes konnten meine ungläubigen Augen beobachten, wie ein Bild aus dem Nichts geschaffen wurde, wie halb zerrissene Papiere oder Flecken an der Wand Teile eines großartigen Werkes geworden sind. Ich habe beobachtet, und ich habe gelernt. Ich habe entdeckt, wie sich Irrtümer am Ende als richtig herausstellen und eine Nacht der Ruhe für Joan Bennàssar wie eine unerschöpfliche Energiequelle wirkt.

Die Anfänge meiner Bilder sind untypisch.

Erstens, weil ich für die Vorbereitung der Leinwände Farbreste von anderen Bildern nutze, sogar Fußabdrücke und Flecken, aus einem verrückten Augenblick heraus, der ein Eigenleben entwickelt. Es ist nicht so, dass ich mich vor einer leeren Leinwand fürchte, das mache ich schon lange nicht mehr. Ich möchte, dass meine Bilder Spuren der vorbei streichenden Zeit sind und von mir selbst. Der zweite Arbeitsschritt ist so, wie als würde man eine Speise würzen. Ich versuche, alle angesammelten Zutaten hinzuzufügen; sei es bildlich oder in Form von Geschichten, die ich mir erzähle, während ich male, und was ich dabei für Gefühle entwickle. Ich möchte kein beschreibender Maler sein, doch ich muss wissen, was das ist, was ich sagen will, was ich mitteilen möchte. Der nächste Schritt erfolgt wieder ganz kühl: die Suche nach den plastischen Werten. Dafür lasse ich die Gefühle links liegen und bin jetzt ganz darauf konzentriert, mein Werk innerhalb des bildlichen Raumes und innerhalb des zeitlichen Kontextes zu betrachten, in dem es entstanden ist. Denn nun brauche ich eine echte Überraschung, die mich selbst verstört. Niemals versuche ich, ein Bild zu beenden, bevor es mir das nicht selbst sagt. Ich warte bei jedem einzelnen Werk auf diesen magischen Moment , das es anders atmet, das etwas anderes sein könnte. Ich suche nach Bildern, die am seidenen Faden hängen.

99

an Bildung und an den Gemeinsinn. Als Künstler möchte ich mir als erstes die Gewissheit erobern, dass ich meine Arbeit gut gemacht habe. Der wichtigste Wert ist der des Werkes und jener Welten, die es in mir erzeugt, diese Fähigkeit, mich zu begeis-tern, so dass es mich fesselt. Eine andere Sache sind Werte wie der Marktwert, von dem ich zweifelsohne weiß, dass er vorläu-fig und beeinflussbar ist. Deshalb lasse ich mich davon im Moment des Schaffens nicht beeindrucken.

Joan zeigt mir, dass sich die Dinge letztlich nicht viel geändert haben. Die Ängste, die Zweifel, die menschlichen Unsicherheiten haben sich im Laufe der Geschichte kaum verändert, auch wenn wir jetzt weniger unwissend sind oder es zumindest sein sollten, weil der Zugang zu Information einfacher geworden ist. Oder vielleicht auch, weil wir zu viel wissen und weil sich unsere Angst vor der totalen Katastrophe, vor der unzivilisierten Grausamkeit, die sich uns jeden Tag aufs Neue beim Abendessen auf dem Fernsehbildschirm präsentiert, vergrößert hat. Er hat mir versichert, dass er immer an das angeborene Gute im Menschen und an dessen Fähigkeit geglaubt hat, sich weiter zu entwickeln. Der menschliche Geist kennt keine Hindernisse bei der Überwindung von Schwierigkeiten. «Ich hatte stets den Gedanken, dass, wenn wir in einer Welt voller Wasser geboren worden wären, mit nur vier Steinen als Grund und Boden, dann wären dem Menschen Flügel gewachsen, um

von einem Stein zum anderen zu springen». Er ist sich des Privilegs, in einer Zeit ohne Krieg zu leben, in der viele gesellschaftliche Tabus aufgegeben wurden, in der eine Rechtsgleichheit und eine Gewaltenteilung Realität geworden sind, durchaus bewusst. Vielleicht ist das ja so, doch erschüttert ein Blick auf die Nachrichten nicht sofort diese Gewissheit? Ist es wirklich so, dass sich die Menschheit weiterentwickelt? Besitzen wir tatsächlich diese wesentliche Güte?

Die Ängste von heute angesichts der Barbarei, die uns einige Fanatiker tagtäglich zeigen, beunruhigen mich. Sie haben ihr Bilderbeispiel im Mittelalter. Der Triumph des Christentums im vierten Jahrhundert schickte den Menschen über tausend Jahre in die Dunkelheit. Es ist unmöglich zu begreifen, dass wir, nachdem wir die Per-fektion des Körpers erkannt und eine demo-kratische und hedonistische Lebensauf-fassung erreicht hatten, -die Philosophie der alten Griechen-, bis zur Renaissance warten mussten, um fähig zu sein, die Schönheit des menschlichen Körpers, die Perspektive der Landschaft und das Dankeslied an die Welt, in der wir leben, wieder versinnbildlichen zu können. Allein aus künstlerischer Sicht kann ich nicht begreifen, wie eine Regression in die Anfänge, in die Dunkelheit des mensch-lichen Daseins, überhaupt möglich war.

-Glaubst du, das könnte erneut passieren? Ich habe immer noch Vertrauen in den

der bildlichen Vorstellungskraft reden, die mich begleitet. Seit den ersten Zeich-nungen von Tieren, die in Höhlen gemalt wurden, bis zur hieratischen Majestät der Ägypter, von der Perfektion der Griechen über die Spiritualität eines Giotto und eines Fra Angélico, von dieser Totalität, die Las Meninas darstellen, bis zur Fins-ternis und Schlechtigkeit eines Caravag-gio, von der Schwärze eines Goya bis zur Sturheit eines Cézanne oder possessiven Vitalität eines Picasso... und dabei lasse ich noch viele andere aus. Wie du siehst, liebe ich die Malerei. Es ist fast so, als ver-stehe ich die Geschichte durch Beispiele von Bildern. Ich glaube daran, dass sie Meilensteine in dem Stolz, ein Mensch zu sein, sind und dass sie uns nobler machen. Bittest du mich, während ich male, darum, zu suchen, dann suche ich.

Er sagt, er sucht und geht dabei seinen Weg. Und zwar einen derart mediterranen Weg, der dich an den gleichen Hafen zurückbringt, von dem aus du gestartet bist, dahin, wo du feststellst, dass du wieder von vorne anfangen musst, weil der Weg die Antwort ist. Joan bekennt, dass es, während er arbeitet, diese Verwirrung ist, die die Welt mit ihren Zweifeln und Unsicherheiten erzeugt, die seinen Wunsch nährt, weiter zu machen.

Ich glaube an den Verstand und an den freien Willen, und ich glaube sehr

100

scheint eine Kunst ohne Vergangenheit und ohne Zukunft zu sein.

-Wie konnte das passieren? Was einst Kriegsbeute war, ist jetzt wirt-schaftliche Beute. Haben die Völker einmal Reichtum erworben, verlangen sie nach Kunst. Mit einem würdigen Verständnis derselben machen die fortschrittlichsten Gesellschaften die Kunst zu Meilenstei-nen in ihrer Erziehung. Früher hatte die intelligente Oberschicht die Kraft der Gedanken und ihr soziales Gewicht als menschliches Vorbild inne, ihre Arbeit wurde als notwendig angesehen und man war sich ihrer moralischen Werte sicher. Derzeit fühlt sich die Intelligenz an den Rand gedrängt und diskreditiert. Das Geld hat ihren Wert verwässert.

Die Kunstwelt erlebt eine Zeit des Durchei-nanders. Museen, Galerien und Kunstmessen sollten ihre Rolle überdenken. Auktionen, unersättliche Sammler, neue Städte, die aus dem Nichts entstehen, das im Silicon Valley entstandene neue Kapital... alle fordern ihre Trophäen. Die Show triumphiert um der Show willen. Wir erleben eine Zeit der Sym-biose zwischen dem Großkapital und dem Produkt. Soziologen wie Gilles Lipovetsky sprechen von einer Gesellschaft, die aus dem ästhetischen Individuum entstanden ist, aus der Bulimie eines Hyper-Verbrauchers, der nie genug bekommen kann. So wie im

Menschen, aber ein Wohlstand ohne Ethik, ohne menschliche Würde, führt zu echten Grausamkeiten. Aber dieses beständige Berieseln mit Programmen, die unser Ge-wissen betäuben, und allein auf den Markt-werk und die Diktatur von Einschaltquoten zu setzen, führt in eine Sackgasse. Ich habe das Gefühl, als richtet sich der Mensch gerade in einer Vulgarität des Produktes einer Medienmacht ein, die ihn vorrangig als Verbraucher sieht. Wieder einmal braucht es Seele, um mit Würde zu über-leben. Auf die Verteidigung von Werten zu bestehen, die den Verstand erweitern, ist absolut notwendig. Wir müssen wieder über Ethik sprechen, und ich hasse es, zu beobachten, wie die Geisteswissenschaften aus dem Bereich der Bildung immer mehr verschwinden.

-Hat die Kunst eine Antwort auf diese Zeiten, von denen du sprichst? Zweifelsohne, aber ich meine dabei weder den Markt noch seine Produkte. Ich beziehe mich auf den Künstler, den Kreativen und die Werte, die der Kunst so eigen sind. Die Malerei wird in der Kunstwelt derzeit wie eine übriggebliebene Reliquie angesehen. Damit stimme ich nicht überein. Wer meint, dass die Malerei verschwindet, hat den infantilen Blick desjenigen, der sich nicht bewusst ist, dass das Leben ein Resultat vieler vergangener Leben ist. Kunst sollte Ziele welcher Art auch immer haben, die über

das Heute hinausgehen. Sie ist eine Sprache, die sich mit der Zeit erneuert hat und aus den Bedürfnissen des Einzelnen entstanden ist, sich gegenüber den anderen selbst zu erkennen. In der letzten Zeit erschien es in der Kunstwelt so, als wenn jede menschliche Handlung den Wert eines Kunstwerkes hätte. Diese Art des Verständnisses von Kunst teile ich nicht.

-Das heißt, nicht alle Bilder sind Kunst? Das eine ja, das andere nicht. Die Absicht und die soziale Haltung sind entscheidend. Eine Reihe von Kriterien wie dein künstle-risches Wissen, deine Kenntnisse bei der Realisierung und deine Lust, immer wieder neue Horizonte zu entdecken, sowie die Fähigkeit, dich zu begeistern, das ist es, was bestimmt, ob ein Bild die Qualität eines Kunstwerks hat.

-Aber ist es nicht die Wirtschaft, die heute entscheidet, was Kunst ist? Der Markt entscheidet, was heutzutage als Kunstwerk verstanden wird. Schon seit einer ganzen Zeit hat man es vereinheitlicht, was durch die Globalisierung noch vereinfacht wurde. Was heute als der allmächtige Markt bekannt ist, ist viel zu sehr durch einen wirtschaftlichen Wert bestimmt. Genauso wird die Langeweile am Produkt selbst erzeugt, damit es sich permanent erneuern muss. Wir leben zu sehr von der Neuheit und zu wenig von der Qualität. Das Resultat

Kapitalismus kam es auch in der ästhetischen Welt zu einer Inflation und zu einem kompletten Mischmasch: Avantgardisten werden plötzlich von stattlichen Institutionen gefördert, die nor-male Mode kopiert die Luxus-Labels, städtische Zentren imitieren Disneyland, Kulturerbe wird wie eine Filmkulisse präsentiert. Die Gärtner, so sagt der Soziologe, sind jetzt Landschaftsgestalter, die Friseure Stylisten, die Schneider künstlerische Direktoren. Wie schon Joan Manuel Serrat vor Jahren sagte, die Welt steht auf den Kopf.

In den letzten Jahren ist alles Ästhetik, das ist die neue Religion, der neue Sozialwert und sogar der neue Lebenscode. Der Verkauf von irgendetwas, von einem Apfel, einem Pullover oder einem Auto, geht nicht mehr ohne ästhetische Komponenten. Kunst wird als Ware angesehen, und der Markt erzeugt und bestimmt das Kunstwerk selbst. Sie ist keine Wirtschaft, doch die Wirtschaft bestimmt die Vorstellung, die die Welt von der Kunst hat, und ihr Wert, das ist heute der Preis. Das ist nicht nur eine kalte, sondern eine elitäre Kunst. Es ist wahr, dass sich die Kunst schon immer um finanziell mächtige Menschen bewegt hat, wie die Kirche oder den Adel, um den, der nach Status und Prestige strebte, da Kunst kulturelle Anerkennung verspricht. Nun sind aber Werke und einige neue Künstler aufgetaucht, die geradezu infantil sind und eine nur wenig kulturelle, sonder eher vulgäre Fassade stärken. Sie beherrschen den Markt, dauern aber nicht über den heutigen Tag

104 105

-Wann hat das alle angefangen? Den großen künstlerischen Bruch in der europäischen Vorstellung von Kunst sollte man um den Zweiten Weltkrieg herum suchen. Die Vereinigten Staaten –abgesehen davon, dass sie bei der Befreiung halfen und für ein Ende der Barbarei sorgten, erleich-terten europäischen Künstler ausgiebige Aufenthalte in ihrem Land und kauften in großem Stil deren Kunst an. Ein jahrzehnte-langes Mäzenatentum, das auch die eigenen Künstler mit einschloss. Pollock, der Mann, der mit seiner Dripping-Technik seine Pi-cassos zu überdecken suchte, wird später als der Initiator der amerikanischen Kunst gefeiert. Diese neue künstlerische Vision war von Glamour umgebenen, sie war von großer Überzeugungs- und Verkaufskraft und wurde mit der vollen Unterstützung der Intellektuellen erneuert. Darauf folgten die verschiedenem „-ismus“-Kunstformen bis zur Pop-Art, ein Gefühl wie die Kunst selbst, die 15 Minuten Ruhm, die jeder in seinem Leben erlangen sollte. Die Bilder wurden mehr gelesen als betrachtet, sagte der Schriftsteller Tom Wolfe. Auch wurden die europäischen Museen überzeugt, diese Art der Kunst im großen Stil anzukaufen, wodurch sie diese legitimierten.

-Wie hat die europäische Kunst darauf geant-wortet? Der Markt verlor den Verstand. Junge Künstler wie Yves Klein wurden als europä-

hinaus an. Eine inhaltsleere Kunst, die keine Ambitionen mehr hat, etwas zu erreichen oder zu überdauern, die einfach nur Teil der Show ist. Und ich persönlich konnte der Show um der Show willen noch nie etwas abgewinnen.

Joan erzählt eine Anekdote von Madame de Stael, Schweizer Romanschriftstellerin und Essayistin und eine intellektuelle Persönlichkeit im Frankreich des achtzehnten Jahrhunderts. Auf die Frage, was sie darüber dachte, warum die Männer stets die schönsten und nicht die intelligentesten Frauen wählen, antwortete sie, dass es nur wenig Blinde und viele törichte Männer gäbe. Wie recht sie doch hatte! Und wie gültig das noch ist!

Die Vulgarisierung und Kommerzia-lisierung von fast allem, einschließlich der Jugend, lassen mich an meinen Über-zeugungen über das menschliche Wesen zweifeln. In einer demokratischen Gesell-schaft sind Mehrheiten entscheidend, doch heute wird der Geschmack produziert und einfach durchgesetzt. Daran ist der Blick nicht unschuldig. Werte schwanken, sind veränderbar. Für ihren Umlauf sorgen wirt-schaftliche Eliten, von denen es vielen an Kultur mangelt und die nur auf das soziale Prestige aus sind, das mit Kunst und Wissen einhergeht. Ein Dschungel, in dem niemand mehr weiß, wer der Jäger und wer der Ge-jagte ist.

106 107

risch gesehen eher begrenzten Bilderwerten geschafft, London in das einflussreichste Zentrum Europas zu verwandeln, das be-reits mit New York konkurriert.

-Worauf, denkst du, ist das zurückzuführen? Weil man dort, in dem Augenblick als man Bündnisse schuf und Prioritäten setzte, sehr offen war. Es ist gelungen, die wenigen, die man hatte, zu stärken: Turner, Bacon, Hockney, Freud ... und sie in die Referenzen der New British Artists zu verwandeln. Und durch sie ist Großbritannien selbst wieder zu einer kulturellen Referenz geworden. Was das Land zuvor bereits mit den Beatles und den Mini-Röcken erreicht hatte, ist jetzt mit der Kunst gelungen. Hier hat man schon bei Zeiten bemerkt, dass der Markt grundlegend ist, um über Geschmack und Trend zu entscheiden.

-Wusste Spanien auch, wie man seine Karten richtig ausspielt? Wenn wir uns anschauen, wie die Dinge hier gelaufen sind, glaube ich das eher nicht. Ich kann nicht verstehen, dass wir angesichts dessen, was wir hatten, nicht dazu in der Lage sind, die spanische Kunst der letzten Jahre ernsthaft zu verteidigen. Wir sollten uns bewusst sein, dass die besten Künstler der Malerei der ersten Hälfte des zwanzigsten Jahrhunderts Spanier waren: sie hießen Picasso, Miró, Dalí... Es scheint so, als wollen wir nicht verstehen, was Ge-

meinwohl bedeutet und was die Rolle des Staates ist, der seine Kraft aus den Werten beziehen sollte, die bereits vorhanden sind. In den achtziger Jahren haben wir Momente gewissen Ruhmes erlebt, als wir glaubten, wir könnten uns in Vorbilder verwandeln. Doch heute sieht es so aus, als hätte unsere Malerei nur wenig zu sagen. Mir bleibt das Gefühl, dass wir es versäumt haben, die Gunst der Stunde zu nutzen, um uns auszu-dehnen und unsere Vorschläge einem derart internationalisierten und exklusiven Markt zu verkaufen. Wir waren zu unterwürfig, haben nicht konsequent genug unsere Krite-rien verteidigt und uns zu sehr von anderen Ländern beeinflussen lassen.

-Ist deine Vision nicht ein wenig übertrieben? In Spanien verbreiten sich immer mehr Museen und Galerien, die besessen von dem Gedanken sind, bloß nicht als provinziell zu gelten. Die Avantgardisten von heute sind hundert Jahre alt, und unsere Museen kommen wie soziologische Einrichtungen daher. Nur um modern zu sein, vergessen wir unsere spezifischen Eigenheiten und ohne das notwendige Mäzenatentum ähneln wir der Claque. Wir widmen mehr Künstlern von außerhalb Ausstellungen, als denen, die wir selbst exportieren könnten, und das ist ein Symptom für einen schlechten Verkäufer. Sie erscheinen mir oft armselig, beinahe komisch, zwar leidlich modern, doch ohne genügend Inhalt, um über die

ischer Vertreter dieser neuen Werte höher gehandelt als Picasso. Gleichzeitig setzten Künstler wie Matisse, Picasso selbst, Miró und Dalí ihr Schaffen fort und verbrachten lange Zeit in Amerika, wo sie eine breite Anerkennung in den Museen fanden. Und dennoch veränderten sich die künstle-rischen Werte und der Mischmasch setzte sich durch. Das waren die ersten Zeichen der neuen Globalisierung. Von diesem Moment an sollte Kunst und Kultur aus einer globalen Perspektive betrachtet werden.

-Die berühmte Globalisierung. Von diesem ‘Globalismus’ aus verlassen die Dinge die nationalen Grenzen, und Neuheiten werden von Tag zu Tag wichtiger. Die einzelnen Etappen werden mit uner-warteter Geschwindigkeit verbraucht. Die Ideale der Bohemiens von Selbstverwirkli-chung und Authentizität verlieren deutlich an subversiver Kraft und sind bereits Teil der Ideale, die der Kapitalismus des Konsums verherrlicht und in Museen ausgestellt wird. Nach der Kunst für die Götter und für die Fürsten und nach der Kunst um der Kunst willen, triumphiert jetzt die Kunst für den Markt, ein Triumph des Nutzlosen und Überflüssigen.

-Wie kann man dagegen ankämpfen? Die Menschen aus der Welt der Kultur sollten dafür kämpfen, solide Inhalte zu erreichen. Cézanne sagte, dass ein Maler

zu sein vor allem Stolz bedeute. Ich möchte mit meinen Waffen spielen. Doch ich bin überzeugt davon, dass deine Arbeit, damit sie anerkannt wird, zunächst kennengelernt werden muss. Genau das zwingt mich dazu, den Markt nicht zu ignorieren, und mit den dafür erforderlichen Werkzeugen zu spielen. Ich fühle mich verpflichtet, mein Werk zu verteidigen, und die Strategie der Verteidigung prägt seine Realität. Ich habe einen Beruf, der mir ermöglicht, mit wenigen Mitteln, ehrlich zu mir selbst zu sein und von hier aus mein Werk aufzubauen. Der Rest ist Intelligenz und Strategie.

-Allein gegen den Rest der Welt. Ist das der einzige Weg, um den Unterschied zu machen? Ich glaube an den Einzelnen. Ich habe keine Wahl, es ist meine Art zu sein und zu arbeiten, und ich kann mich den Dingen, die ich bin und fühle, nur schwer entziehen. Mein Bestreben ist, das Beste aus dem Leben selbst herauszuholen, das ist es, was ich in erster Linie suche. Dabei muss man lernen, auf den richtigen Augenblick zu warten. Ich denke, dass die Eigenheiten zunehmend notwendiger werden und die kulturelle Originalität einer jeden Nation einen sehr wichtigen Wert haben wird. Und in diesem Zusammenhang werden die Rolle und die Allianzen der Regierungen einzelner Län-der eine Menge zu sagen haben. In letzter Zeit hat es Großbritannien mit seinen histo-

110 111

dem Moment ein neues Bild beginnen. Und genau dieses Übermalen eröffnet mir eine ganz neue Welt, weil ich weiß, dass es einen Weg gibt, um die Zweifel zu überdecken, die Überreste von den Spuren und Unsicherhei-ten der eigenen Ideen sind.

-Jedes Mal bist du mehr du selbst, trotz all der Veränderungen, all der Einflüsse... Die Persönlichkeit kann nicht nur auf dem basieren, was ich bin. Wenn ich eine derart limitierte, ja selbstgefällige Sicht hätte, wäre es, als sei ich nicht bereit zu lernen, als trage ich ein Gewicht mit mir herum. Es wäre eine Dummheit, mir eine Persönlichkeit aus Unkenntnis zu bilden. Eine Persönlichkeit sollte sich aus einer Flut von Komplexitä-ten entwickeln, dort, wo die großen Ideen entstehen, ausgehend von dem, was man ist und im Gegensatz zu dem, was die anderen sind, von dem, was du lebst und wie deine Wünsche aussehen. In der Malerei wollte ich nie eine künstlerische Persönlichkeit zwischen zwei Mauern erschaffen, nur um dann durch diesen engen Weg zu gehen. Sol-che Mauern nützen mir nicht. Im Gegenteil, ich wollte sie alle einreißen. Meine Wünsche kommen aus meinem Wissen. Und was andere Künstler getan haben, hat mich be-geistert. Die Werke werden größer mit dem Ausmaß an Vergangenheit, die du in ihnen erahnen kannst, denn sie macht einen Teil der Qualität eines Werkes und des Wertes seines Malers aus.

Zeit hinaus zu bestehen. In jeder Stadt gibt es zwei oder drei Verbände von Galeristen, die für eine vermeintliche Verteidigung jener Werte kämpfen, die der Markt selbst verwehrt. Doch es war ihr großer Fehler, mehr Stimmgewicht haben zu wollen als die Künstler selbst.

-Was meinst du damit? Dass die Kunst einen Wert hat, weil sie per-sönlich ist. Die Besonderheit ist der Preis. Die Bedeutung des Kunstschaffenden zu ignorieren, ist auf lange Sicht ein großer Fehler, und wir Künstler tragen eine gewisse Verantwortung dafür. Uns hat der Stolz ge-fehlt, um verteidigen, was wir sind und von dem überzeugt zu sein, was wir tun. Heute verkauft jeder Koch oder jeder Winzer sei-nen Beruf und seine Arbeit besser, weil er mehr Vertrauen in seine Arbeit hat als die Künstler. Was dabei auf dem Spiel steht, ist die Kunst selbst. Unsere Werke sind unsere Kinder, und es ist unsere Pflicht, sie zu ver-teidigen.

-Glaubst du, dass du in solch einer Realität ein erfolgreicher Maler bist? Erfolg ist relativ, und mein individueller Erfolg liegt im Moment darin, dass ich im-mer noch ein Maler bin. Ich bin mir bewusst, dass ich ein sehr erfülltes, fast privilegiertes Leben hatte und noch habe, weil ich tue, was ich möchte und ausdrücke, was ich fühle. Doch ich muss noch mehr stärken, weil ich

noch mehr will und meine Grenzen nicht kenne. Umso höher du kletterst, umso wei-ter weg ist der Horizont. Ich glaube, dass es an der Zeit ist, meine eigenen Maßstäbe zu setzen, wenn ich das noch nicht getan habe, dann tue ich jetzt es bewusster. Jeden Tag überraschen mich kleine Dinge in meinem Atelier, und ich spüre schmerzlich die Ver-unsicherung im Leben. Es interessiert mich nicht, zu überprüfen, was ich geschaffen habe. Und es macht mir auch nichts aus, zu beobachten, dass ich mich irre.

Nicht zu wissen, wo du ankommst. Das zu genießen, was du tust. Unwissenheit und sinnlosen Aktionismus überwinden. Deine Arbeit zu überdenken und festzustellen, dass dir deine Gegenwart besser gefällt, als das, was davor war. Bedeutet das nicht, zu reifen? Heißt das nicht, die Fülle erreicht zu haben? Und den Erfolg? Ich glaube schon. Joan ist frei. Und malt ungehemmt. Allein gegen den Markt. Als Individuum gegen die Masse. Persönlichkeit. Reinheit. Ein gewisser Primitivismus. «Mir reicht ein Pinsel oder ein Stückchen Kohle oder ein verbrannter Ast». Ohne Vermittler und ohne Angst vor dem Rückschritt.

Es gibt etwas, das wir mit den Dichtern und den Schriftstellern gemeinsam haben: die Freiheit. Sie können die Seite zerreißen und neu anfangen. Und ich kann einen Topf weißer Farbe nehmen und das übermalen, was ich gerade gemacht habe und so in je-

Auf künstlerischer Ebene hat er von fast allem und allen probiert: Er war Bacon, Picasso, er war ein Primitiver... Und das mit Stolz, problemlos. «Wer keine Eltern hat, ist ein Hurensohn!», so sagt er schelmisch. Und bejaht, dass all die ‘ismen’ ihn mehr gestärkt als gestört haben. Gerade die verschiedenen Einflüsse haben ihn zunehmend zu etwas eigenem gemacht. Immer besser wieder-erkennbar.

Sogar meine Kinder sagen, ich mache immer joan bennàssars! Ich hatte nie Hemmungen davor, von all dem zu lernen, was früher schon einmal getan wurde. Das habe ich auch jetzt nicht. Ich habe so viele Meister, und jeden Tag will ich noch mehr haben. Einige sind mir mehr verwurzelt als andere, aber alle sind durch mein Sieb gegangen. Und manchmal haben mich diese Meister sogar besiegt. Eine willkommene Lehre!

-Überprüfst du deine Arbeit oft? In meinen Momenten des Zweifels tauche ich in der Regel in meine Vergangenheit ein, um die Grundlagen, die mich aufrecht erhalten, zu finden, mich neu auszurichten und mit anderen Augen zu sehen, so als ob ich meine Geschichte neu schreiben würde. Noch vor wenigen Jahren erschien es mir so, als ob alles noch mehr innerlich sein sollte, aber jetzt sehe die Dinge anders. Für mich ist alles Malerei. Die Abstraktion, die ich als eine Suche nach der ätherischsten aller menschlicher Inner-lichkeiten betrachte, erlaubt eine Freiheit von

114 115

der Diktatur der Realität. Und das Figurative macht es möglich, sich erneut den Menschen anzunähern. Ich habe es niemals ganz sein lassen, doch eine Zeitlang verschwand die menschliche Gestalt aus meinen Werken. Meine Rückkehr zur Figur war vielleicht etwas vorweggenommen für ihre Zeit, aber, so glaube ich, eine weise Entscheidung. Ich gehe von der Überzeugung aus, dass wir, nachdem wir in unserem künstlerischen Handwerk Freiheit gewonnen haben, noch einen Schritt weiter gehen sollten, um neue und sensiblere Blicke auf die Realität zu finden und diese verständlich zu machen. Denn wir leben in einer Zeit, in der wir verpflichtet sind, konkreter zu werden und nicht nur Fragen aufzuwerfen. Die Sprachen der Kunst sollten heute wieder kommunika-tiver werden. Das heißt nichts anderes, als dass sie thematisch und plastisch, in ihrer Form und ihrem Inhalt interessant sein sollten.

Die Malerei als Antwort auf die Fragen, die man sich selbst stellt. Die Menschen suchen Wege, die sie einschlagen können. All die Einsamkeiten, die eine Antwort in der Liebe, der Freundschaft und der Familie finden. Das Universum von Joan hat sich im Laufe der Zeit entwickelt und sich an seine persönliche Situation angepasst. Der Nonkonformismus gegenüber einer ungerechten Welt, die mit den Augen der Jugend betrachtet noch ungerech-ter erscheint, war der Ursprung von allem.

Meine Selbstporträts reflektieren, wie ich mich selbst sehe, als ein unbequemes Wesen, und wie ich mich mit meiner Um-welt in Beziehung stellte. Sie drücken den Ursprung aus, warum einer Künstler wird. Aber nach und nach erkennst du, dass es außer dir auch andere Menschen gibt und wie sich dein Ich mit den anderen verbin-det. Diese Entdeckung führte mich zu einer Reihe: Los argonautas (die Argonauten), einzelne Personen, die das Warum und die-ses unerreichbare Ithaka suchen. Das war eine Serie, die mir den Weg zu Los amigos de Pau (Die Freunde von Pau), zur Kraft der Freundschaft, der Familie, zu etwas Intimeren öffnete. Später kamen dann die Musiker und der Tanz, weil die Nachbarn meines Ateliers in Barcelona die zeitgenös-sische Balletttruppe der Stadt war. In jenen Bildern habe ich vor allem über Harmonie, die handwerkliche Perfektion und die Liebe zum Beruf gesprochen. Ich würde es so aus-drücken, dass ich hier die geringsten ideo-logischen Probleme hatte. So wie bei den Stillleben, in denen ich mich eher übergrei-fend gezeigt habe, bei denen ich mich sehr frei fühlte, sowohl was die Komposition als auch die Materie betrifft.

Joan erinnert sich daran, wie der Anblick einer weißen Leinwand mit einem Stück Schnur von Antoni Tàpies eine Revolution bei ihm auslöste. Plötzlich entdeckte er die Kraft und soziale Botschaft, die Kunst in einer turbulenten Zeit

116 117

auszuruhen. Paella-Pfannen, Schubkarren, ver-brannte Holzstücke oder Säcke mit Zement teilen sich ihren Platz mit Leinwänden, Pap-pen, Papieren, Pinseln, Stiften und Holzkohle-stücken. Und sie tun es auf harmonische Art und Weise. In seinem Atelier warten halbfertige Werke auf ihren ganz eigenen Augenblick, ab-gestellt zwischen Eisenstücken und Mischma-schine. Auf seinem Gelände tauchen unerwar-tet Bronzefiguren und Zementskulpturen auf, die zwischen Oliven-, Mandel- und Orangen-bäumen herrschen.

Ein Bild bleibt immer eine Illusion, mit der man die Wirklichkeit interpretiert. Die Skulptur auch, aber sie hat eine andere phy-sische Präsenz. Sie belegt einen Raum, und ihr Material birgt viel Ausdruckskraft. Sie enthält eine Vision verschiedener Deutun-gen mit den ihr eigenen Gesetzen, die sich als dankbar erweisen, wenn du dich ihrer bedienst. Um aus jeder einzelnen das mög-lichste herauszuholen, sind die Kraft der Sensibilität und die Klarheit sehr wichtig. Neuerdings experimentiere ich bei den Skulpturen mit Zement, Pigmenten und den jeweiligen Eigenheiten der verschiedenen Arten des Aufbaus, die wir hier vorfinden. Ich versuche, dass meine Skulpturen diesen Geist aus Sonne und Meer und ein Stück un-seres Charakters reflektieren.

-Die Vision deiner Skulpturen baut auf der Frau auf.

Ich widme mich der Suche nach dem weiblichen Körper aus Verlangen, aufgrund seiner Plastizität und Schönheit. Doch das ist auch eine Art, über mich selbst hinaus zu gehen, mich ganz hinzugeben. Der Körper ist schön und begierig. Die Rundheit der Brust, des Pos, des Bauches bieten mir plastische Ausdrucksweisen und ein Spiel an Bedeutungen, die viel von meiner bildhauerischen Forschung ausmachen. Meine Gewissheiten beziehen sich auf die Liebe, und ich sehe diesen Kampf der Körper als eine Art Fest an. Die Ganzheit und Transzendenz, die diese bedeutungsschwangeren Bilder von Frauen verströmen, der Primitivismus der Stammeskunst und die Überzeugungskraft der ägyptischen Skulpturen sind meine Vorbilder, denen ich mich nur schwer entziehen kann.

Die Frauen –und immer wieder Frauen– beherrschen sein Universum. Wie wir bereits am Anfang dieses Dialogs festgestellt haben, ist Joan mit einer matriarchalen Weltanschauung groß geworden ist. Ein Einfluss, der auch viele in der Literatur beflügelt hat, so wie Robert Graves in La diosa blanca (Die weiße Göttin) oder in der mallorquinischen Kurzgeschichte in seinem Buch El vellocino de oro: Anceo en el huerto de los naranjos. Das sind literarische Vorbilder für Joan, die seiner Art die Welt zu sehen, Substanz gegeben haben und die nun in Cala Ratjada eine einzigartige Kulisse haben.

verstecken kann. Zu dieser Zeit studierte er Bildhauerei an der Akademie der Schönen Künste, eine Leidenschaft, die er nie aufgegeben hat. Wie immer ist er als Kreativer mit seiner Arbeit weit über die Malerei hinausgegangen. Doch abgelenkt von den Aufregungen auf der Straße und der neuen Politik, verliert er kurzfristig seine eingeschlagene Richtung. Er hört auf zu arbeiten. Wird von der Universität verwiesen. Der ewige Militärdienst ruft ihn. Sein Leben nimmt eine unerwartete Wendung. Doch das ist eine Täuschung. Seine innere Kraft ist einfach zu stark.

Zu dieser Zeit fand ich weniger neue Bilder, sondern entdeckte die Freiheit und neue Empfindsamkeiten. Eine neue Sprache, eine Welt, die eine sehr starke soziale Dimension hatte und in der Kunst als Motor des sozialen Wandels diente, woran du dich zu beteiligen hattest. Ich erinnere mich an eine herrliche Zeit, doch gleichzeitig merkte ich auch, dass all die Stimmungsmache und die Sprüche nichts für mich waren. Das hat mich davor bewahrt, allzu vorgefertigten Wegen zu folgen, und deshalb bin ich ein Mensch geworden, den die Meinungsmacher einfach nicht überzeugen. Die allzu viel benutzen Wege schrecken mich ab.

Joan, der immer an mehreren Bildern zugleich arbeitet, muss auch immer seine Techniken ändern können. Er braucht die Skulptur, um zu entspannen, um sich, während er arbeitet,

118 119

Die Ausstellung Donde rompen las olas (Wo die Wellen brechen) ist zweifels-ohne eine Huldigung an die Frau, die halb Mutter, halb Göttin, halb Fee ist. Eine Skulptur ist solange nicht fertig, bis du nicht ihren richtigen Platz gefunden hast. Und hier haben sie ihren idealen Platz ge-funden: Am Ufer des Meeres, auf den Felsen der Promenade von Cala Ratjada. Einen besseren Ort, um sie zu zeigen, hätte ich wohl kaum finden können. Ich stelle meine Arbeit allen zur Verfügung, bin ich raus-gegangen, um Menschen zu treffen, genau das, was ich schon lange suche. Heutzu-tage ist es wichtig, das Überflüssige bei-seite zu verlassen und wieder von der Suche nach Wahrheit zu sprechen. Das ist etwas, was die Welt braucht und die Jugend for-dert. Ich möchte aber auch sagen, dass ein anderer Teil meiner Arbeit an den Skulp-turen mit der Magie der Objekte zu tun hat, die diesen inne wohnt, mit ihren Möglich-keiten, sich in etwas anderes zu verwan-deln. Ich versuche, dass ein gewöhnliches Element plötzlich einen anderen Sinn be-kommt, zu einem unmöglichen, sich mit-teilenden, poetischen Objekt wird. Ich bin kein Fan von förmlichen Grübeleien. Ich mag Bedeutungen.

Seine bildhauerische Welt ist voller Gestalten, die in unvermuteten Elementen versteckt sind. Zerfall und Rost erhalten plötzlich neues Le-ben. Weiß wird zu schwarz. Er bekennt, dass

er mit den Händen nachdenkt, bzw. diese seine Gedanken vorweg nehmen, eine reine Intuition. Und das Werk ist sein Gesprächspartner, der seine Sprache spricht, der ihm antwortet, sei es mit Fragezeichen oder geöffneten Türen. Joans Energie liegt vielleicht in diesem grundlegen-den Kampf mit der Materie als ebenbürtigen Feind. Und in den Materialien liegt die gesamte Herausforderung.

Noch vor einiger Zeit bestimmte der Stil des Werk seine Bedeutung. Heute sind Installationen und neue Materialien die Inhalte des Werkes. Sie sind die Werkzeuge, die dir unermüdlich neue Welten erschlie-ßen. Es ist nur logisch, diese Technolo-gien, die den Arbeitsprozess erleichtern, zu nutzen, aber es erscheint so, als sei ihr vorrangiges Ziel, den Mangel an Inhalt zu ersetzen. Sie verwandeln sich in Verzie-rung, in einen Ersatz für Leidenschaft und für die menschliche Unvollkommenheit. Ich aber suche nach einer Schönheit, die nur wenig mit der überflüssigen, weich-gespülten Komplexität von Photoshop zu tun hat. Ich möchte keinen Ausflug ins Nirgendwo verteidigen. Ich möchte eine Schönheit ohne Regeln oder Schuld vertei-digen, die jedoch näher an den Menschen ist.

-Inmitten all dieser Fallen, wohin gehen deine künstlerischen Experimente? Das ist keine Suche in nur eine Richtung,

120 121

verschiedenen Blickwinkel deinen Vorrat auffüllen und dein Gehirn und deine Arbeit kreativer werden lassen. Letztlich versucht man nur, seinen Blick auf die Welt und den Menschen zu erweitern und ein zeitloses Werk zu schaffen. Ich bin davon überzeugt, dass die Wahrheit erneut in der Einfachheit liegt, so wie schon immer. Der Rest ist weniger ein abkürzender Weg als ein Versteckspiel.

Die Einfachheit suchen! Das ist niemals leicht. Nicht mit einem nimmer müden Kopf voller Wissen, Ideen, Materialien, Lektüren, Einflüs-sen, Nachrichten, Essen und mit vielen Freun-den... Joan ist wie ein Alchimist, der immer auf der Suche ist. Malerei, Skulptur, DVDs und Bücher: Mallorca erótica und El vino que bebo sabe al mar (Der Wein, den ich trinke, schmeckt nach Meer) oder seine Biografie Joan Bennàssar, drei großartige Bücher, für die die Geschichten eines anderen Mallorcas von Robert Graves literarische und spektakuläre Vorbilder waren. Und das ist noch nicht alles. Die Projekte enden nie, genauso wie Joan nicht bereit ist, die Vorzüge der neuen Technologien ungenutzt zu lassen, um den Menschen seine Arbeit näher zu bringen, und aus der Notwen-digkeit, sein Werk immer wieder neu zu erfin-den.

Meine Einleitung, die ich für Mallorca erótica schrieb begann ich mit folgendem Satz: „Die Genauigkeit ist niemals wahr“.

Um das noch verständlicher zu machen, würde ich heute einen weiteren Satz hinzufügen: „Es gibt keine Schönheit ohne Zufall“. Morgens, wenn ich mein Atelier betrete, besteht meine Herausforderung darin, die Monotonie zu vergessen und zu zulassen, wie mir das Schicksal, die Götter oder das Unerwartete zu Hilfe kommt. Ich brauche eine innere Disziplin, und muss sämtliche persönliche Umstände so gut es geht unter Kontrolle haben, damit mich nichts von außen von meiner Arbeit ablenkt, aber das reicht nicht. Auf unterschiedlichste Weise bemühe ich mich, während ich arbeite, die verstecktesten Teile meines Bewusstseins zu erkunden, das Unsichtbare sichtbar zu machen, mich neuen Denkmustern und neuen Universen zu öffnen. Ich glaube immer noch daran, dass die Kunst, zumindest die, die ich mag und die mich geprägt hat, von dieser magischen Aura umgeben sein muss, die dafür sorgt, dass sich die Bedeutungen ganz plötzlich erschließen und mir neue Welten eröffnen. Vielleicht versündigt man sich an der Romantik, wenn man auf diese Art und Weise und in Zeiten wie diesen so redet, aber die Welt besteht aus unvermuteten Wegen. Die Zeit bringt die Dinge schließlich an Ort und Stelle. Und so ist mein erster Schritt ins Atelier wie das Anzünden einer Kerze auf dem Weg der menschlichen Evolution. Das Warum ist wie der Atem, die der Kreativität Sinn

sondern alles hängt erneut sehr von den Inhalten ab. Heute dreht sich alles um Kommunikation, die Kunst ist offen für sämtliche Möglichkeiten, alles ist erlaubt. Doch mein Problem lautete, wie man das nutzt und warum. Picasso sagte, dass alle Kinder als Künstler geboren werden, doch die Schwierigkeit liegt darin, wie man ein Künstler bleibt, wenn man älter wird. Ich glaube, mein Werk ist allgemein betrachtet eher ein Epos als ein Gedicht. Ich liebe es, große Leinwänden zu malen, die es mir unmöglich machen, mich zu verstecken. Diese Frische ist schön, intuitiv und schnell, aber manchmal kann das auch eine trügerische Falle sein, die ein undurchdachtes Werk maskiert.

-In welche Richtung geht dein Werk? Mein Ziel ist es, die Bedeutung dessen einzufangen, was wir sind. Die Art, wie ich das schaffe, ist unwichtig, Hauptsache ihre unterschiedlichen Blickwinkel lassen mich meinen eigenen verändern und mich an jenen Wahrheiten zweifeln, die ich zuweilen erreiche. Beobachten bedeutet erziehen, und Künstler haben die Pflicht, den Blick zu erziehen. Die Kunst, wie Leonardo da Vinci sagte, ist eine geistige Angelegenheit. Eine künstlerische Arbeit ist wie diese miteinander verbundenen Reagenzgläser: Was du auf der einen Seite verlierst, erlangst du auf der anderen wieder. Was du anschließend versuchst, ist, dass dir die

gibt, und ich möchte, dass die Wahrheit ein Blick ist, wo sich die Hoffnung andeutet. Bei all dem, ist das, was ich möchte, mich so zu zeigen, wie ich bin und was ich mir wünsche, und einen kleinen Teil der Gesamtheit von dessen zu erfassen, was das Abenteuer zu leben bedeutet.

An einem gewissen Punkt muss man tapfer sein und einen Schlusspunkt setzen. Hier endet unser Gespräch. Oder auch nicht. Vielleicht sollte man in diesem Fall besser von einer Klammer oder den bekannten Pünktchen-Pünktchen sprechen. Ich sehe mich jedenfalls außerstande, diese unermüdliche angeborene Kraft von Joan einfach abrupt zu stoppen. Auch wenn ich damit dem Wesen eines guten Geschichtenerzählers komplett untreu bin, erkenne ich an, dass ich eine Menge unserer Gesprächen für mich behalten habe. Ich möchte mit euch einige Stunden dieses Gesprächs teilen, Themen, denen manchmal schwer zu folgen war, Namen, die ich oft genug in Lexika nachschlagen musste und Bilder, die ich entziffern musste. Ich glaube, ich bin nun ein bisschen weniger unwissend, und das ist ein Luxus. Jetzt kann ich nur noch auf den Moment warten, wenn ich in sein Atelier zurückkehren kann, um seine Werke mit anderen Augen zu sehen, aber immer mit offenem Mund. Ich hoffe, mich wieder einmal und von neuem mitreißen zu lassen, von diesem Magnetismus, der dank all der Projekte von neuen Gedanken und Analysen niemals endet. Das hoffe ich, und ich bin sicher, Ihr wisst, wovon ich rede... ☐

131

Savi com qui està de tornada de moltes coses. Hereu de deus antics, de la mediterrània eterna i clàssica, assaboreix les novetats amb fruïció… Ni cansat, ni avorrit, és una esponja insaciable de novetats. Ha vist, ha viscut, ha après molt, però no vol deixar mai de fer-ho. Com un infant. Com quan era un nin i, a Pollença, badava a l’església amb el Sant Sopar d’en Llorenç Cerdà, amb las dones morenes de Julio Romero de Torres que publicaven els calendaris d’Explo-sivos Riotinto o amb l’ombra del cavaller de Nitrato de Chile. Àvid cercador d’imatges, quan les imatges eren un luxe, tot i haver nascut en un poble privilegiat, en una família, també,

especial. En Joan va ser fill únic d’una parella que volia poder donar-li tot, sense qüestionar-li vocacions ni eleccions vitals. Van saber copsar el seu do, cercar les millors guies per enfortir la seva habilitat i fer d’en Joan un infant sense dubtes en el camí a triar. Tot un privilegi llavors, i també ara, en aquests temps d’incerteses.

He tengut la sort de no perdre massa el temps. Per distintes casualitats, als 12 anys ja sabia el que volia i ja era conscient que servia per això. Els joves que tenen la sort de tenir un talent natural molt accentuat per-den menys temps a l’hora de trobar camins.

La veritat és simpleSandra Martínez

L'èxit i la satisfacció personal no són el grau d’intel·ligència ni la capacitat de dur a terme amb exactitud la tasca iniciada. Ambdós depenen, en la seva major part, d’una entrega total a la tasca i de la capa-citat de tancar els ulls davant de la dificultat. “Elogio de la Imperfección”, Rita Levi-Montalcini.

132 133

una primera joventut, essent pubil, en una casa plena de dones. Els anys no li han fet perdre l’admiració, l’amor per aquesta figura que tant aviat li cosia els pantalons de mariner d’en Gene Kelly, com duia els comptes amb tanta agilitat que ningú s’adonava que no sabia de lletra (dona i major de sis germans, no havia anat a escola). Ja d’adult, en Joan va ensenyar-li a signar. Una anècdota que recorda amb tendresa.

En Joan és na Margalida Tatoli, però també és el seu pare. Bona persona, bon pare, el marit perfecte, el pare perfecte. Presència necessària, segon pla bàsic. Tots dos units per l’amor, entre ells i cap al fill. Una estimació que els va fer ser moderns, acceptar tot el que venia d’ell, totes les conseqüències d’home lliure: hippy, comunista, casat amb estrangera, dos fills als 22 anys, separat, tornat a casar, un altre fill... Un amor allunyat de qüestionaments. Harmònic malgrat canvis i sotracs. «M’ha agradat que m’hagi anat bé a la vida perquè ells ho han pogut veure i disfrutar, i això és guapo». Un llarg camí amb final feliç.

-Penses que aquest món familiar ha marcat la teva forma de fer? Sens dubte. M’ha donat unes maneres de fer i sentir. No som un desarrelat. No puc fer d’artista torturat. No vull parlar de la des-trossa humana vista des del sofà de casa. Tenc clars els meus orígens. Jo sé que per-tany a una família, a una societat, estruc-turada. Jo no puc parlar des de l’angoixa, la

Cultiven a poc a poc les seves habilitats. Van més decidits per on volen que la seva vida passi i saben què és el que li dóna sentit. La vida no deixa de ser un deambular estrany amb molts paranys i nusos, però quan un sap el que vol i desitja, perdre’s és insignifi-cant, perquè mantens la força, la convicció i la passió, la frescor d’una joventut que jo desitjaria fos eterna.

-A casa teva hi havia sensibilitat artística? Tenies algun precedent? No hi havia cap artista, però la meva mare era una gran modista. Jo som el fill de na Margalida Tatoli, una persona amb molt de gust i molt ràpida. Hàbil i llesta. Amb nervi. Qualsevol cosa que veia i li explicava, m’ho sabia fer: pantalons, menjars o entendre’m...

No vaig conèixer la mare d’en Joan. Ni tan sols n’he vist mai una fotografia. Però, quan em parla d’ella, el veig a ell. Nervi, magnetisme, vivor... Na Margalida Tatoli va posar davant els ulls astorats del seu fill tota l’essència de la Mediter-rània. Diu que mentre ella feia feina, de set del matí a altes hores de la nit, les dones del carrer s’hi acostaven per confessar-se, per fer tertúlia, per rebre consell... I ja se sap que, en plena conversa d’adults, els infants tornen invisibles. En Joan deuria aprendre tantes coses! Mares, esposes, filles... Veig al voltant d’aquella mà-quina de cosir les figures que tants anys després omplirien els seus quadres, protagonitzarien les seves escultures. Gràcies a ella, en Joan va viure

134

i moltes maneres de comunicar-nos entre nosaltres i amb el món.

Comunicar. Crear. Imatges. «Tot és imatge», em diu en Joan. I així és. El món és imatge. Les noves tecnologies les han universalitzat. Són ràpides, canviants, instantànies, sense barreres idiomàtiques, gairebé a l’abast de tothom. Ara mateix, és el valor de comunicació més important.

La irrupció del cinema, la fotografia, la televisió, internet... tot el que arriba a través de la mirada és el més comunica-tiu avui. El món es veu des d’una càmera fotogràfica. La facilitat de distribució, la seva visualització massiva i la seva per-fecció tècnica -tothom pot fer fotos avui- l’han convertida en una eina informativa imprescindible, la més important testimo-nialment. És un element visual actiu i està copsant una part del mercat perquè és lle-gible. Però no hi ha dubte que actualment, no es conceb la notícia sense la mirada fotogràfica. Del que no estic tant segur és del valor de la peça única quan tenen un arma per multiplicar-se. És una eina de coneixement global, a més, ens agerma-na a altres civilitzacions i a altres països. Bona part del paper que abans jugava la pintura ara l’ocupen les imatges.

-La pintura ha quedat superada? Velázquez, que és un compendi de mol-

desesperació o el desconcert. Sé d’on som, qui han estat els meus pares, qui són els meus fills i quina és la meva història passa-da. A més, pertany a una illa amb el tot el que això implica de conèixer els límits i es-tar rodejat d’un mar canviant. He nascut a un poble on fa anys que els millors artistes han pintat el seu paisatge. I això marca. Si jo

xerràs des de la desesperança i la frustració que veig en molt del que avui en dia es consi-dera art, no seria jo. A banda de deshonest, m’haurien mogut els referents.

Té raó, en Joan. Pollença és especial. Té qual-que cosa que em recorda Sitges. Potser la fa-mosa llum? La llum de Santiago Rusiñol? En Joan va néixer a un poble fascinat per la bo-hèmia, pels pintors que hi feien vida atrets per la seva bellesa (el mateix Rusiñol, Mir, Anglada Camarasa...) i on el seu art era ben vist, on se’ls considerava senyors. Té clar que és deutor d’un paisatge fascinant, d’un sentit hedonista de la vida, que li ha anat forjant la seva visió estètica, la seva forma de concebre l’art.

L’art és una manera de viure i de sentir, un vici. Té el sentit d’autenticitat que un cerca dins la vida i algunes vegades et dóna l’obra perquè fa palpable la misteriosa màgia del món. És sentir el teu treball unit a molta gent que ha cercat fer de l’existència huma-na una altra cosa, que ha plasmat grans mo-ments de la història de l’home. Però, també és, avui, una paraula que, de tant usar-la, ha perdut part del seu significat. Indubtable-ment, són moltíssimes les maneres en que una persona pot fer un acte artístic. Art pot ser-ho tot. El temps i la vida evolucionen i desxifrar i formar part de les restes dels nostres avantpassats és una manera d’en-noblir-nos. Pictòricament no està tot fet, al contrari, avui tenim moltes més opcions

137

-I per què és pinta? Per conèixer-te. Perquè tens alguna cosa a dir, perquè vols deixar empremta i, també, per vocació, que sembla una paraula anti-ga, però que és el que et dóna el valor per enfrontar-te als moments de desconcert i in-certeses pròpies de la creació. Crec que l’art té encara un punt vocacional important. En el terreny artístic, sempre he cregut que el pintor és un artesà que cerca la bellesa i l’ar-tista, una mena de xaman. Ell és el primer beneficiat de la seva pràctica.

Xaman, vocació, instint, essència... La pintura per a en Joan és molt més que una feina -que també ho és-, més que una manera de gua-nyar-se la vida -que també-. És una part innata del seu ésser i té en el seu estudi l’espai màxim de creació. Sap tots i cadascun dels dibuixos que s’amaguen en aquest recinte de llum. Con-fessa que un dels seus incentius més forts és veure la primera reacció d’amics i visitants en contemplar la seva obra i comprovar que s’hi reconeixen. Li encanta rebre visites, compartir troballes, mostrar el que fa, anunciar el que li queda per fer. Al seu estudi en Joan gasta i crea energia alhora, amb una litúrgia necessària: roba de feina, inesperada música a tot drap, ulleres que es perden i es retroben en els seus anar i venir, telèfons tacats sota qualsevol paper dibui-xat, pots impossibles amb mil i un colors que canvien al ritme del seu pas...

L’entrada a l’estudi és com una mena d’al-

químia, de transmutació meravellosa i in-creïble. És l’entrada al temple, amb fe. Les seguretats són els coneixements i els meus gustos; i les incerteses provenen dels tre-balls i desitjos no realitzats. Fa molts anys que faig feina i he anat acumulant bagatge i tècnica, paciència per filtrar, cada nit, allò que he fet durant el dia anterior. I també he après a jugar amb els mateixos dubtes en diferents teles. Els desconcerts que alguna em provoca, els intent resoldre en una altra. I així, vaig evolucionant. Abans, treballava de manera diferent. Posava tots els desitjos i dubtes en una sola obra, cremava molts recursos i no interioritzava gran part de les troballes que se’m presentaven. Intentava copsar-ho tot, aconseguir-ho tot amb una sola tela. Els meus primers quadres eren batalles. La lluita és important, però ara intent diluir-ho un poc més perquè els anys et racionalitzen, et fan més complex i més pragmàtic. Entre d’altres coses, creus menys en les veritats absolutes. He estat, des de fa anys, testimoni privilegiat de la seva feina a l’estudi. I, cada vegada, se’m repeteix la impressió brutal del primer dia, de no saber cap a on mirar. De no poder seguir-lo. Mou bastidors i teles immenses com si res. I sempre amb obres a mig fer, amb treballs començats o a punt d’acabar, una forma de treballar que cerca el moment únic. I que el troba enmig d’allò que per a uns ulls profans sembla el caos. Vaig col∙laborar amb ell en un

tes coses, és el primer que té la visió d’un fotògraf abans que es pogués intuir que existiria la fotografia. Las Meninas és la primera obra on es mira des de fora, exemplifica el triomf de l’intel·lecte sobre l’artesania, i fa gran l’artista. És veritat que els factors comunicatius que abans tenia la pintura, l’ocupen ara altres tèc-niques més a l’abast de tothom. Però, els humans, que som menys perfectes que les màquines, tenim el desig i la necessi-tat individual d’expressar-nos. Hi ha tot un llenguatge creat a partir de la pin-tura, perquè ha trobat tota una manera d’explicar el món a través de la seva ico-nografia amb la plasmació de situacions històriques o dels retrats de reis, déus i sants. Però té, també, uns valors màgics, que cerquen intentar trobar el què som i el què significam. La pintura té el valor humà del qui la necessita per trobar-se i explicar-se.

-No ha perdut la seva força, idò... És un llenguatge que parla de l’essència de l’home, de les interioritats humanes. És l’instint de voler perdurar, el testimoni que ja ens deixen els homes primitius a les cavernes. A més, és de les activitats huma-nes que amb menys cost dóna més llibertat i d’on es pot extreure un major autoconei-xement, a la vegada que converteix el que ets en un retrat del món. Per a mi és un nou repte tornar a visualitzar l’home d’avui.

140 141

dels meus mestres, de la visió pictòrica que m’acompanya. Des dels primers animals pintats a les coves a la majestuositat hieràtica dels egipcis; de la perfecció dels grecs a l’espi-ritualitat de Giotto o fra Angèlico; d’aquesta totalitat que són Las Meninas, a l’obscuritat i impietat d’un Caravaggio; de la negror d’un Goya a la caparrudesa d’un Cézanne o la vitalitat possessiva d’un Picasso... i me’n deix molts d’altres. Com veus, m’agrada la pintura. Gairebé entenc la història a partir de referents pictòrics. Crec que són fites a l’orgull de ser home, que l’ennobleixen. A l’hora de pintar, si em demanes què cerc, cerc això.

Diu que cerca mentre fa camí. El camí tant mediterrani que el du al mateix port de partida, aquell on descobreixes que has de tornar a començar, que el camí és la resposta. En Joan afirma que, a l’hora de treballar, el desconcert que li produeix el món amb els dubtes i les incerteses és el que el fa mantenir les ganes de seguir endavant.

Crec en la ment i crec en la voluntat, i crec molt en l’educació i el civisme. Com a artista, la primera certesa que vull con-querir és la del treball ben fet. El valor prin-cipal és el de l’obra i els mons que aquesta és capaç de crear-me a mi mateix, d’il·lusio-nar-me, d’atrapar-me. Una altra cosa serien els valors que li pot donar el mercat que, sens dubte, sé que és provisional i influen-

ciable, i que a mi no em condiciona en el moment de fer feina.

Em fa veure que, al cap i a la fi, les coses no han canviat tant. Les pors, els dubtes, les incerteses humanes han variat poc al llarg de la història, malgrat que ara som, o hauríem de ser, manco ignorants, ja que l’accés a la informació és més fàcil. O potser és que sabem massa i, tot plegat, engreixa aquesta por a l’hecatombe total, a la crueltat incivilitzada que se’ns presenta, dia sí dia també, en la pantalla de televisió a l’hora de sopar. M’assegura que sempre ha cregut en la bondat innata de l’home i en la seva capacitat d’evolucionar. No hi ha barreres per a l’esperit de superació. «Sempre he pensat que si haguéssim nascut en un món ple d’aigua, amb només quatre pedres com a terra ferma, a l’home li haguessin sortit ales per anar saltant d’una a l’altra», diu. És conscient del privilegi d’haver viscut una època sense guerres, on s’han trencat molts de tabús socials, on s’ha assolit la igualtat de drets i la separació de poders és una realitat. Potser sí, però una ullada a qualsevol noticiari, no fa trontollar aquesta certesa? Veritablement, la humanitat progressa? Tenim aquesta bondat intrínseca?

Els temors d’avui cap a la barbàrie que al-guns fanatismes ens mostren a diari, m’an-goixen. I ja tenen el seu referent pictòric en l’Edat Mitjana. El triomf del cristianisme, al segle IV, va portar l’home a mil anys de foscor. És impossible concebre que després

dels seus darrers projectes, l’acompanyament visual d’El Cant de la Terra, de Mahler, un dvd amb la força de la música, la bellesa dels textos i l’enormitat de les imatges que acaronen la història per fer-la encara més gran. Gràcies a aquest projecte, els meus ulls incrèduls han vist crear un quadre del no-res, transformar papers esquinçats o taques a la paret en part d’una obra magnífica, viva. He vist i he après. He après que les errades poden acabar essent encerts i que una nit de descans és, per a en Joan Bennàssar, una font d’energia inabastable.

Els inicis dels meus quadres són atípics. Primer, perquè la preparació de la pròpia tela la vaig fent amb resta de pintures d’al-tres quadres, trepitjades, taques, bogeries d’un moment que acaben tenint vida pròpia. No és que m’espanti enfrontar-me a la tela en blanc, però fa molt que no ho faig. Vull que el meus quadres siguin restes del temps que passa i de jo mateix. La segona part és com condimentar el menjar. Intent posar-hi tots els ingredients acaramullats, siguin pictòrics o bé la història que m’estic contant mentre la pint, els meus sentiments cap a ella. No vull ser un pintor descriptiu, però necessit saber què és el que vull dir, el que vull comunicar. El següent pas, ja fredament, és la recerca dels valors plàstics. I ho faig amb els sen-timents al marge perquè m’interessa veure la meva obra dins l’espai pictòric i el temps històric en que està feta. Després de tot això és quan necessit encara una sorpresa única

que em trastoqui. Mai intent acabar un qua-dre abans que ell mateix m’ho digui. Seguesc cercant el moment màgic per cadascun, que respiri d’una altra manera, que pugui ser una altra cosa. Estic cercant quadres que em quedin penjant d’un fil.

-I com ho saps que has arribat a aquest punt de la creació? Alguns moments trob la certesa i, d’altres, l’he de forçar perquè em sent covard i jug a que el dubte em sobrepassi. És llavors quan he de treure tot el que jo som, el que sé. El joc està entre guanyar o perdre. I aquest joc no el puc, ni vull, aplaçar. També hi ha derrotes, però sé que aquestes, algun dia, es convertiran en victòries, perquè no tir cap quadre i no dubt que aquest combat perdut em pot dur a un altre lloc, fins i tot acaba essent una altra cosa. Molts de bodegons han esdevingut figures, i al revés. I sovint, obres que he donat per acabades, el propi temps i els meus coneixements, m’obliguen a refer-les. Per això molts de quadres tenen dates diferents, perquè no em donc mai per vençut.

-Per què cerques aquest moment únic? Perquè a mi m’agraden els moments pic-tòrics on se sent que l’artista està a punt de trobar la veritat.

-A què te refereixes? T’hauria de parlar de les meves referències,

142 143

les necessitats de l’individu de reconèixer-se enfront dels altres. Els darrers temps, al món artístic qualsevol acte humà semblava que fos una obra artística. I jo, això, no ho compartesc.

-Així doncs, no totes les pintures són art? Algunes sí i algunes no. L’objectiu i l’actitud social és determinant. L’amplitud de criteris, els teus coneixements artístics, les teves habilitats de realització i les teves ganes

de retrobar nous horitzons, la capacitat d’emocionar, determinen que una pintura pugui tenir la qualificació d’obra artística.

-Però no és el mercat qui diu el què és art? El mercat és el que controla el que avui s’en-tén com a obra artística. Fa temps que s’ha unificat, facilitat per la globalització. El que avui és diu al gran mercat està massa condi-cionat pel valor econòmic. Però també el condiciona el propi avorriment del produc-

d’haver arribat a la perfecció del cos, a la visió democràtica i hedonista de la vida, a la filosofia dels antics grecs, haguéssim d’espe-rar el Renaixement per ser capaços de tornar a plasmar la bellesa del cos humà, la pers-pectiva en el paisatge i el cant d’agraïment al món que significa viure. Plàsticament, encara no puc concebre com va ser possible

aquesta regressió a la infantesa, a la foscor, de la condició humana.

-I creus que això pot tornar a passar? Continuu tenint confiança en l’home, però el benestar sense ètica, sense dignitat hu-mana, condueix a autèntiques barbaritats. El foment de programes que ens adormen la consciència, jugar-ho tot al mercat i a la dictadura de l’audiència, ens porta a camins tancats. Crec que l’home s’està instal·lant en una vulgaritat producte del poder dels mit-jans de comunicació i que, fonamentalment, el veu com a consumidor. Torna a fer falta nervi per sobreviure amb dignitat. Persistir en la defensa dels valors que engrandeixen l’esperit és necessari. Cal tornar a parlar d’ètica i no m’agrada veure com es suprimei-xen les humanitats a l’educació.

-Té resposta l’art per aquest moment del que xerres? Sens dubte. No m’estic referint al mercat i als seus productes. Xerr de l’artista, del creador, dels valors que són propis a l’art. La pintura actualment es vista com una relíquia dins el món artístic. No és el meu parer. Creure en la seva desaparició és propi d’una visió infantil, d’aquell que no és conscient que la vida és una sedimentació de moltes vides passades. L’art, d’alguna manera, ha de tenir uns objectius més llunyans que l’avui. És un llenguatge que amb el temps s’ha anat renovant constantment i ha sorgit de

146 147

es rehabilita com si fossin decorats de cine. Els jardiners, diu el sociòleg, són paisatgistes, els perruquers, estilistes, els sastres, directors artís-tics. Com deia fa anys en Serrat, el món està ben girat.

En els darrers anys tot és estètica. L’estètica és la nova religió, és el nou valor social, és, fins i tot, un nou codi de vida. La venda de qualsevol cosa, una poma, un jersei, un cotxe... té components estètics. L’art es veu com un bé de consum més i el mercat genera i condiciona la pròpia obra artística. No és economia, però l’economia determina la visió que el món té de l’art i el seu valor, avui, és el preu. A més de fred, és un art elitista. És veritat que l’art sempre s’havia mogut al voltant de la gent que tenia diners, fos església, fossin nobles, arran d’aquell que cercava estatus i prestigi, perquè anava acompanyada d’un reconeixement cultural. Avui han començat a aparèixer unes obres i uns artistes nous, infantils, que potencien una façana poc cultural, gairebé vulgar, que són mercat però que no pretenen anar més enllà de l’avui. L’art, sense contingut, sense voluntat de transcendir i perdurar, ha passat a formar part de l’espectacle. I, a jo, l’espec-tacle per l’espectacle, no m’ha agradat mai.

En Joan m’explica una anècdota de madame Staël, novel∙lista i assagista suïssa que va ser un referent intel∙lectual a la França del segle XVIII. Quan li demanaren per què creia que

els homes escollien les dones més maques i no les més llestes, ella respongué que hi ha pocs homes cecs i molts homes beneits. Quanta raó! I quanta vigència!

La vulgarització i la comercialització de gairebé tot, fins i tot de la joventut, em fan dubtar sobre les meves creences al voltant de la condició humana. En una societat demo-cràtica les majories són determinants i avui el gust es fabrica i s’imposa. La mirada no és innocent i els valors són oscil·lants. Els circuits estan controlats per elits econòmi-ques, moltes d’elles mancades de cultura i desitjoses de conquerir el prestigi social que l’art i el coneixement suposen. És una jungla on no se sap qui és el caçador i qui la presa.

-Quan creus que va començar tot això? El gran crack artístic en la visió europea de l’art crec que s’ha de cercar al voltant de la Segona Guerra Mundial. Els Estats Units, a més d’ajudar a alliberar i acabar amb la bar-bàrie que va representar el conflicte, varen facilitar als artistes europeus llargues esta-des al seu país i varen saber fer compres massives del seu art. Un mecenatge que, feia anys, incloïa ja els seus propis artistes. Pollock, l’home que intentava tapar picassos amb els seus droppings, seria considerat més tard l’iniciador de l’art americà. Aquesta nova visió artística, rodejant-la de glamour i amb un gran poder de convicció i venda, va anar renovant-se amb el suport de la intel-

te que l’obliga a renovar-se contínuament. Vivim massa de la novetat i poc de la quali-tat. Sembla un art sense passat i sense futur.

-Per què està passant tot això? El que abans eren botins de guerra, ara són botins econòmics. Quan els pobles te-nen riquesa, volen art. La seva comprensió dignifica i les societats més avançades els converteixen en les fites de la seva educació. Abans, la intel·lectualitat tenia la força del pensament i el seu pes social com a referent humà. La seva tasca es creia necessària i estaven segurs dels seus valors morals. En aquests moments, la pròpia intel·lectualitat se sent entre marginada i desprestigiada. Els doblers han diluït tot el seu valor.

El món de l’art viu moments de confusió. Museus, galeries o fires han de replantejar-se el seu paper. Les subhastes, els col∙leccionistes insaciables, les noves ciutats sorgides del no-res, el capital nascut a Sylicon Valley reclamen els seus trofeus. Triomfa l’espectacle per l’espec-tacle. Es viu un moment de simbiosi entre gran capital i producte. Sociòlegs com Gilles Lipo-vetsky parlen d’una societat formada per un individu estètic; un hiperconsumidor bulímic de novetats, que mai en té prou. Com en el món capitalista, en el món estètic també hi ha hagut una inflació i una mescladissa total: les avant-guardes les patrocinen les institucions oficials; la moda popular copia els codis del luxe; els centres urbans imiten Disneyland; el patrimoni

148 149

limitats, han sabut reconvertir Londres en el centre d’influència més important d’Europa i competeix amb Nova York.

-I a què creus que s’ha degut? Perquè han estat molt oberts alhora d’esta-blir aliances i prioritats. Han sabut potenciar el poc que tenien: Turner, Bacon, Hockney, Freud... i els han convertit en referents dels New British Artists. I amb ells han tornat a ser un referent cultural. El que abans ja havien aconseguit amb The Beatles i les mi-ni-faldilles, ara ho han aconseguit amb l’art. Fa temps que saben que el mercat és deter-minant per marcar el gust i la tendència.

-I Espanya, ha sabut jugar les seves cartes? Veient com han anat les coses, crec que no. No entenc que, tenint el que teníem, no haguem sabut articular una veritable defensa de l’art espanyol dels darrers anys. Hem de ser conscients que els millors artis-tes dins el món de la pintura de la primera part del segle XX han estat espanyols: es deien Picasso, Miró, Dalí... Sembla que no entenguem el que és el bé comú i quin és el paper de l’Estat, que ha de ser cercar la força des dels propis valors, que hi són. Als anys vuitanta es varen viure moments d’una certa glòria on creiem que podríem ser referents, però avui sembla clar que hi tenguerem poques coses a dir. Em queda el sentiment de que no hem sabut aprofitar el moment per estendre i vendre les nostres

lectualitat. Els ‘ismes’ es varen succeir fins arribar al pop-art, sentit com l’art propi, els 15 minuts de fama que tothom ha de cercar a la seva vida. Els quadres es llegien més que es miraven, com diu Tom Wolfe. A més, con-venceren els museus europeus en la compra massiva d’aquest tipus d’obra, cosa que la legitimava.

-Com va respondre l’artista europeu? El mercat es va trastocar. Gent jove com Yves Klein, representant europeu d’aquests nous valors, va passar a ser més car que Picasso. Malgrat això, artistes com Matisse, el mateix Picasso, Miró o Dalí, continuaren fent la seva pròpia obra i feren llargues estades en aquests països i tengueren un ampli reconeixement als seus museus. Així i tot, els valors artístics es varen modificar i la mixtura es va imposar, són els primers símbols de la nova globalització. A partir d’aquí, la cultura s’ha de veure a través d’una òptica mundial.

-La famosa globalització. Des d’aquest ‘mundialisme’, les coses es des-nacionalitzen i les novetats cada dia són més necessàries. Les etapes es cremen a una ve-locitat insospitada. Els ideals bohemis d’au-torealització i autenticitat han perdut part del seu poder subversiu, formen part ja dels ideals que exalten el capitalisme de consum i són mostrats als seus museus. Després de l’art per als deus, de l’art per als prínceps i de

l’art per l’art, el que triomfa ara és l’art per al mercat, el triomf d’allò inútil i superflu.

-I com s’hi pot lluitar contra això? La gent del món de la cultura ha de lluitar per aconseguir un contingut sòlid. Cézanne deia que un pintor, abans de tot, era orgull. Jo vull jugar amb les meves eines. Però sóc conscient que per a que la teva obra sigui reconeguda, s’ha de conèixer. Això m’obliga a no obviar el mercat, a jugar-hi amb les armes que tengui i vegi convenients. Em sent en l’obligació de defensar-la i l’estratègia de defensa la marca la realitat. Tenc una professió que em permet, amb un no res, ser autèntic amb jo mateix i construir, a partir d’aquí, la meva obra. La resta, és cap i estratègia.

-Sol contra el món. És l’única manera de marcar la diferència? Crec en els personalismes. No és una elecció, és la meva manera de ser i treballar i em costa fugir de les coses que som i sent. Extreure el millor partit a la pròpia vida és l’objectiu que majoritàriament cerc, cal saber esperar el moment. Crec que els particularismes cada vegada seran més necessaris i que l’originalitat cultural de cada poble tendrà un valor molt important. I aquí sí que hi tendran a veure-hi el paper i les aliances que jugaran els governs de cada país. Darrerament, països com el Regne Unit, amb uns valors pictòrics històricament

152 153

poetes, amb els escriptors: la llibertat. Ells poden estripar la pàgina i tornar a començar; i jo, agafar un pot de blanc i tornar a pintar al damunt i, en un moment, començ un altre quadre. I el mateix repintar m’obre un món nou perquè jo sé que hi ha una manera de tapar els dubtes, que són les restes de les petjades i incerteses de les pròpies idees.

-Cada vegada ets més tu, malgrat els canvis, les influències... La personalitat no es pot basar només en el que jo som. Si tengués una visió tan curta, a més de presumptuós, seria com no voler aprendre, com tenir una llosa al cap. Seria una estupidesa fer-me una personalitat per desconeixement. La personalitat s’ha de fer dins el maremàgnum de complexitats que és d’on surten les grans idees a partir del que un és i del contrast amb el que són els altres, el que vius i els teus desitjos. En pintura jo mai m’he volgut fer una personalitat artística enmig de dues parets i només poder transitar per aquest passadís. Les parets no em serveixen de res. Al contrari, les he volgut esbucar totes. La meva recerca ha estat de coneixement. I el que han fet els altres, m’ha encantat. Les obres s’engrandeixen amb la quantitat de passat que pots intuir-hi en elles, és part de la qualitat de l’obra i de la vàlua del pintor.

A nivell artístic ha begut quasi de tot i de tothom: ha estat baconià, picassià, primitiu... I

amb orgull, sense problemes. «Qui no té pares és un fill de puta!», apunta amb malícia. Afirma que tots els ‘ismes’ més que molestar-lo, l’han enfortit. Les influències l’han fet cada vegada més particular. Cada vegada més reconeixedor.

Fins i tot els meus fills diuen que sempre faig joans bennàssars! Jo no he tingut por d’aprendre de tot el que s’ha fet davant meu. Ni en tenc ara. Tenc moltíssims mestres, cada dia en vull tenir més. Uns han arrelat més que els altres, però tots han passat pel meu sedàs. I les vegades que els mestres m’han guanyat, benvinguda la lliçó!

-Revises molt el teu treball? Als meus moments de dubtes acostum a revisar el meu passat per trobar els punts que m’aguanten, retrobar el meu Nord i mirar-ho amb uns altres ulls, com si reescrivís la meva història. Fa uns anys semblava que tot havia de ser com més interior, però ara ho veig tot més canviant. Per a mi tot ja és pintura. L’abstracte, que entenc com una recerca del més eteri de les interioritats humanes, va permetre alliberar-se de la dictadura de la realitat. I la figuració permet acostar-se una altra vegada a la gent. Jo mai vaig deixar-la, però durant un període la figura humana va desaparèixer de la meva obra. La tornada a ella, un punt anticipada al seu temps, crec que va ser una decisió encertada. Partesc del fet que després de les llibertats

propostes a aquest mercat tan internaciona-litzat i excloent. Hem estat massa submisos, hem imposat massa poc els nostres criteris i ens hem deixat influenciar un punt massa pels foranis.

-No exageres un poquet? A Espanya hi ha una proliferació de mu-seus i galeries obsessionats per no parèixer provincians. Les avantguardes d’avui tenen cent anys i els museus semblen centres de sociologia. Volent ser moderns, oblidam les peculiaritats pròpies i, sense el mece-natge necessari, semblam la claca. Dedicam més exposicions a gent de fora que les que nosaltres som capaços d’exportar, i això és un símptoma de mal venedor. Em resulten pobres, un punt còmics, amb una certa mo-dernitat, però sense el contingut suficient per perdurar. A totes les ciutats hi ha dues o tres associacions de galeristes, per una suposada defensa d’uns valors que el propi mercat nega. Així i tot, la seva gran errada ha estat voler tenir més veu que la dels pro-pis artistes.

-A què et refereixes? L’art té un valor perquè és particular. El preu és la particularitat. Obviar la importància del creador, a la llarga, és un gran error i els artistes tenim part de culpa. Ens ha faltat l’orgull de ser capaços de defensar el que som i estar-ne convençuts. Avui venen millor el seu ofici i la seva feina els cuiners o

els vinaters perquè n’estan més convençuts. I allò que està en joc és l’art. L’obra són els nostres fills i la seva defensa és una obligació.

-I, en aquesta realitat, creus que ets un pintor d’èxit? L’èxit és relatiu i el meu èxit individual ara mateix està en que encara som pintor. Sent que he tengut, i tenc, una vida bastant plena, de privilegiat quasi, perquè faig el que vull i sent. Però necessit fer-me més fort perquè encara en vull més, no sé on tenc els límits, com més puges més llunyà està l’horitzó. Crec que ja em toca marcar les meves regles, si és que alguna vegada no ho he fet, però ara ho faig més conscientment. Petites coses em sorprenen cada dia a l’estudi i sent amb dolor el desconcert del viure. No m’importa revisar el que he creat. No me molesta veure que m’equivoc.

No saber on arribaràs. Passar gust amb el que fas. Superar ignoràncies i atreviments sense sentit. Revisar i veure que t’agrada més el teu present que el que queda enrere. No és això madurar? No deu ser això assolir la plenitud? I l’èxit? Crec que sí. En Joan és lliure. I pinta sen-se traves. Sol contra el mercat. Individu contra massa. Personalitat. Puresa. Un cert primitivis-me. «A jo em basta un pinzell, o un carbonet, o una branca cremada». Sense intermediaris, sense por a fer marxa enrere.

Hi ha una cosa que compartim amb els

156 157

obtingudes, els qui ens dedicam a l’ofici artístic hem de fer una passa més, trobar noves visions sensibles de la realitat i també fer-ho més comprensible. Vivim uns temps que estem obligats a concretar i no només a crear interrogants. Els llenguatges artístics avui tornen a tenir necessitat de ser comunicatius. Això vol dir que temàtica i plàsticament, forma i contingut, han de ser interessants.

La pintura com a resposta als interrogants que es fa a un mateix. Homes que cerquen camins. Solituds que troben resposta en l’amor, l’amistat i la família. L’univers d’en Joan ha anat evolucionant amb el temps, s’ha anat adequant a la seva situació personal. L’inconformisme davant un món injust, vist encara més injust amb els ulls de la joventut, en va ser l’origen.

Els autoretrats reflectien com em veia jo, un ésser incòmode, i com em relacionava amb el meu entorn. Expressen l’origen del perquè un es fa artista. Però, poc a poc, te n’adones que, a banda de tu, hi ha d’altra gent i el teu jo el veus relacionat amb el dels altres. Això em va portar a una sèrie que van ser Els argonautes, gent que cerca el perquè i aquesta Ítaca impossible. Una sèrie que em va obrir la porta a Els amics d’en Pau, a la força de l’amistat, de la família, a un punt més íntim. Més tard, arribaren els músics i la dansa, perquè els veïnats del meu estudi de Barcelona eren el Ballet

Contemporani de la ciutat. En aquells quadres és on he parlat més d’harmonia, de perfecció artesana, d’amor a l’ofici... Jo dic que és on he tengut menys problemes ideològics. Com en els bodegons, on m’he mostrat més transgressor, on m’he sentit més lliure tant per composició com per matèria.

En Joan recorda que la visió d’una tela blanca amb un tros de cordill d’Antoni Tàpies va esdevenir tota una revolució per a ell. Descobreix, de cop, la força i el missatge social que pot amagar l’art en una època convulsa. En aquells moments, estudia escultura a Belles Arts, una passió que mai ha abandonat. Des de sempre, com a creador, el seu treball ha anat més enllà de la pintura. Però, enlluernat per l’excitació del carrer i la nova política, perd el rumb un instant. Deixa de treballar. El fan fora de la Universitat. El reclama l’etern servei militar. La seva vida pren un gir inesperat. Però és un miratge. La seva força interior és massa forta.

En aquell temps més que trobar imatges, el que vaig trobar va ser llibertat i noves sensibilitats. Un nou llenguatge, un món nou que tenia una vessant social molt forta, l’art com un motor de canvi social on tu hi havies de prendre part. Els record com a temps esplendorosos, però em vaig adonar que els adoctrinaments, les banderes, no anaven amb jo. Això m’ha fet no seguir

158 159

Extreure la possibilitat de cadascuna d’elles, la força, la sensibilitat i la claredat, és molt important. Darrerament, amb l’escultura estic jugant amb els ciments, pigments i qualitats pròpies de les maneres de construir que tenim aquí. Intent que siguin part d’aquest esperit de mar i sol, que reflecteixin part d’aquest tarannà nostre.

-La teva visió escultòrica està construïda da-munt la dona? M’he dedicat a cercar el cos de la dona per

desig, per plasticitat, per bellesa i, a més, és una manera de sortir d’un mateix, de donar-me. El seu cos és bell i desitjós. La rotunditat de pits, cul, panxa, m’obre unes possibilitats plàstiques i un joc de significats que han cobert gran part de la meva recerca escultòrica. Les meves certeses estan relacionades amb l’amor i la baralla dels cossos la veig com una festa. Aquesta mena de totalitat i transcendència que respiren les imatges plenes de significat de la dona, el primitivisme de l’art tribal i la contundència

sendes massa marcades i ser un home a qui no acaben de convèncer les ‘capelletes’. M'espanten els camins massa comuns. En Joan que treballa amb diversos quadres a la vegada, també necessita poder canviar de tècnica. Necessita l’escultura per relaxar-se, per descansar, descansar fent feina. Paelles, carretons, fusta cremada o ciment comparteixen espai amb teles, cartrons, papers, pinzells, pals i carbonets. I ho fan de forma harmònica. A l’estudi, entre ferros i formigoneres, obres a

mig acabar esperen el seu moment únic. Al seu voltant, apareixent de forma inesperada, figures de bronze i ciment regnen enmig d’oliveres, ametllers i tarongers.

El quadre no deixa de ser una il·lusió on un interpreta la realitat. L'escultura també però amb una altra presència física. Ocupa un espai i el material imposa molt la seva expressivitat, comporta una visió de significats diferents, amb lleis pròpies i t’agraeixen quan t’adaptes a les seves normes.

160 161

de les escultures egípcies, són els referents als que difícilment em puc sostreure.

Les dones -un altre vegada les dones!- regnen en el seu univers. Ho dèiem en començar aquesta conversa, en Joan s’ha criat amb una visió matriarcal del món. Una influència que ha reforçat amb moltes de les lectures d’en Robert Graves, sigui La deessa blanca o el breu relat mallorquí que s’inclou a El vellocino de oro, Anceo a l’hort dels tarongers. Referents literaris que han acabat de donar consistència a la seva forma de mirar i que tenen a Cala Rajada un escenari únic.

L’exposició On rompen les Ones, és, sens dubte, un culte a la dona, mig mare, mig deessa, mig fada. Les escultures les acabes quan trobes el seu emplaçament i, a la vora del mar, damunt les roques, i al passeig de Cala Rajada, difícilment hagués trobat un espai més adequat per mostrar-les. He posat la meva obra a l’abast de tothom, he anat a trobar la gent, que és el que cerc. Avui és necessari deixar el superflu de banda i tornar a parlar de les recerques de les veritats, és una cosa que el món necessita i la joventut demana. A més, una altra part de la meva escultura té a veure amb la màgia que els objectes comporten, amb les possibilitats de convertir-los en una altra cosa. Cerc que un objecte passi a tenir un altre significat, una mena d’element impossible, comunicatiu, poètic. No som molt partidari

de les elucubracions formals. M’agraden els significats.

El seu món escultòric és ple de personatges amagats en elements insospitats. Degradació, rovell, que passa a ser nova vida. Blancs que tornen negres. Afirma que medita amb les mans, que s’anticipen al seu pensament, pura intuïció, i que en la feina hi troba un interlocutor que parla el seu idioma, que li respon, ja sigui amb interrogants o amb portes obertes. L’energia d’en Joan potser troba en la lluita bàsica contra la matèria un enemic més igualat. I en els materials, tot un repte.

En un temps les maneres eren el significat de l’obra, avui, els muntatges i els nous materials són el seu contingut. Són eines que no deixen d’obrir-te nous mons, és lògic utilitzar les tècniques que facilita el progrés, però sembla que el seu objectiu fonamentalment sigui suplir la carència de contingut, es converteixen en una cosa per fer bonic, en un substitutiu de la passió i de la imperfecció humana. I jo cerc una bellesa que té poc a veure amb la sofisticació supèrflua, blana, de photoshop. No vull defensar un viatge al no res. Vull defensar una bellesa sense normes ni culpes però propera a la gent.

-Enmig de tantes trampes, cap a on porta la teva recerca plàstica? No és una recerca unidireccional, depèn

162 163

molt dels continguts. Avui tot és comunica-tiu, l’art està obert a totes les possibilitats, tot és lícit. El meu problema ha estat com usar-ho i perquè. Picasso diu que tots els nins neixen artistes, però que el problema és com seguir sent artista quan un es fa gran. Pens que la meva obra en general és una epopeia més que un poema. M’agrada treballar amb quadres grossos on no puc amagar-me. La frescor és bella, intuïtiva i ràpida, però per moments pot ser una trampa enganyosa, pot maquillar l’obra poc meditada.

-Cap a on va la teva obra? El meu objectiu és atrapar el sentit del que som. Les maneres són indiferents, si bé les seves diferents visions em permeten canviar el punt de vista i fer-me dubtar de les veritats que he aconseguit en alguns moments. Observar és educar i els artistes tenen el deure d’educar la mirada. L’art, com deia Leonardo da Vinci, és una cosa mental. El treball artístic no deixa de ser com els vasos comunicants: allò que perds en una banda, ho recuperes en una altra. El que intentes és que les diferents visions t’omplin el dipòsit, que cervell i treball et facin més creatiu. El que un pretén a la feina és ampliar la seva visió del món i de l’home i fer-ne una obra més atemporal. Tenc la convicció que la veritat torna a estar en la simplicitat, en el de sempre. La resta, més que una drecera, em sembla jugar a amagar.

Cercar la simplicitat! Mai és fàcil. I no ho ha de ser voler fer-ho amb un cap insaciable de coneixements, idees, materials, lectures, influ-ències, notícies, de dinars i amics... En Joan és com un alquimista que sempre cerca. Pintura, escultura, dvds i llibres... Mallorca eròtica, El vi que béc té gust de mar o la biografia Joan Ben-nàssar són tres magnífics exemples que tenen en els Contes mallorquins, de Robert Graves, un precedent espectacular. I no seran els dar-rers, els projectes no aturen i en Joan no està disposat a desaprofitar les noves tecnologies per acostar a la gent el seu treball, per refer la seva obra si és necessari.

La introducció que vaig escriure a Ma-llorca eròtica l’encapçalava amb l’afirmació que “l’exactitud mai no és veritat”. Per fer-la més comprensible, avui, hi afegiria una al-tra afirmació: no hi ha bellesa sense l’atzar. Als matins, a l’entrar a l’estudi, el meu pro-blema és oblidar la monotonia i deixar que l’atzar, els déus o els imprevistos, m’ajudin. Necessit la disciplina interior, tenir totes les circumstàncies personals el més controla-des possibles, que res extern em distregui de l’obra, però això, no basta. D’alguna ma-nera, el que cerc quan treball és explorar les parts més amagades de la meva conscièn-cia, fer visible l’invisible i obrir-me a nous models del pensament i a noves cosmologi-es. Seguesc creient que l’art, almenys el que m’agrada i m’ha format, ha d’estar tocat per aquest punt màgic, que fa que els significats

sàpiguen imposar-se al moment i m’obrin mons. Possiblement sigui pur romanticisme parlar en aquests termes en aquests moments, però el món està fet de camins insospitats. El temps acostuma a posar les coses al seu lloc. I per això, entrar a l’estudi per jo és com en-cendre una espelma en el camí de l’evolució de l’home. Els perquès són l’alè que dóna sen-tit a la creació i la veritat vull que sigui una mirada on s’entrevegi l’esperança. Així i tot, el que vull és mostrar-me com som i el que de-sig, captar una petita part de la totalitat que és l’aventura del viure.

En algun moment s’ha de ser valent i posar un punt i final a les coses. Acaba aquí la nostra conversa. O no. Potser, en aquest cas, seria mi-llor parlar de parèntesi, de punts suspensius. No em veig capaç d’aturar en sec el torrent de força innata d’en Joan. Essent totalment infidel amb l’essència del bon narrador, reconec que m’he quedat per a mi moltes coses de les nostres xer-rades. Comparteixo amb vosaltres part d’aquestes hores de conversa, de fils a vegades difícils de seguir, de noms que m’han obligat sovint a mirar enciclopèdies i descobrir imatges. Crec que sóc un poc menys ignorant, i això és un luxe. Ara, tan sols esper el moment de tornar al seu estudi per poder mirar amb altres ulls, sempre amb la boca badada, els seus treballs. Esper deixar-me endur, de nou, per aquest magnetisme que no acaba, per reguitzells de projectes, per noves reflexions i anàlisis. Jo esper, i vosaltres, de ben segur, sabeu de què parlo...☐

Este libro es fruto del cariño y la comprensión de Sandra Martínezy la inestimable colaboración de Pere Cortada y Antoni M. Planas.

Para ellos todo mi agradecimiento.

This book is the fruit of the affection and the understanding of Sandra Martínez and the priceless collaboration of Pere Cortada and Antoni M. Planas.

To them, my sincere gratitude.

Dieses Buch verdanke ich der Liebe und dem Verständnis von Sandra Martínez und der unschätzbaren Mitarbeit von Pere Cortada und Antoni M. Planas.

Ihnen allen gilt mein Dank.

Aquest llibre és fruit de l’estimació i la comprensió de Sandra Martínezi de la inestimable col∙laboració de Pere Cortada i Antoni M. Planas.

Per a ells tot el meu agraïment.

Joan Bennàssar. Mallorca, 18 de junio de 2015

©BENPLA PRODUCCIONSPlaça de les Munares, 4 1r07460 Pollença

© Dels textos: Sandra Martínez

Escultures: Joan BennàssarFotografies: Pere Cortada, Antoni Planas, Joan Servera, David BonetImpressió: Ingrama S.A. - IncaDisseny i maquetació: Joan Bennàssar Escape

ISBN: xxxxxDepòsit legal: xxxxx www.bennassar.com