Javier Villanueva El Origen Industrialización Argentina

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EL origen de la industrialización argentina Author(s): Javier Villanueva Source: Desarrollo Económico, Vol. 12, No. 47 (Oct. - Dec., 1972), pp. 451-476 Published by: Instituto de Desarrollo Económico y Social Stable URL: http://www.jstor.org/stable/3466076 . Accessed: 28/01/2014 10:11 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . Instituto de Desarrollo Económico y Social is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Desarrollo Económico. http://www.jstor.org This content downloaded from 132.248.9.8 on Tue, 28 Jan 2014 10:11:12 AM All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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EL origen de la industrialización argentinaAuthor(s): Javier VillanuevaSource: Desarrollo Económico, Vol. 12, No. 47 (Oct. - Dec., 1972), pp. 451-476Published by: Instituto de Desarrollo Económico y SocialStable URL: http://www.jstor.org/stable/3466076 .

Accessed: 28/01/2014 10:11

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EL ORIGEN DE LA INDUSTRIALIZACION ARGENTINA

JAVIER VILLANUEVA *

1. La versi6n "olimpica"

A los latinoamericanos, con frecuencia, nos parece que nues- tra historia de uso corriente en los circulos internacionales hubie- ra sido escrita desde el Olimpo; tal es el grado de bruma en los detalles y tal la aplicacion forzada de esquemas te6ricos precon- cebidos. Y no es precisamente el desapego con que se examinan los distintos episodios de nuestra historia lo que realmente preocu- pa, sino que sabemos que desde las alturas no se distinguen con claridad los conflictos que nos aquejan y, menos aun, la verdadera identidad de los actores que participan en los mismos.

Un caso patente de lo antedicho es el que se relaciona con la 6poca de iniciaci6n del desarrollo industrial contemporaneo de America Latina. En general, en la versi6n mns difundida se coin- cide en sefialar que si bien existia desde mucho antes un cierto grado de desarrollo industrial en nuestros paises, el crecimiento de este sector en su forma moderna se produce como consecuencia de la depresi6n de los anios treinta.

La versi6n que comentamos sefiala que, como resultado de las dificultades para exportar (e importar bienes o capitales) emergentes de la Gran Depresi6n, mejoraron los precios relati- vos de los bienes manufacturados producidos localmente en nues- tros paises. Con el apoyo de una politica econ6mica destinada a mantener el nivel de la demanda interna, la rentabilidad de la. industria local result6 acrecentada con relaci6n al tradicional sector agroexportador. La consecuencia de este cambio en las po- siciones relativas entre ambos sectores dio origen a una transfe- rencia interna de recursos a favor de los bienes importables. Esta transferencia de recursos fue, precisamente, la que permitio el crecimiento de la industria local a niveles no conocidos hasta en- tonces. La depresi6n, a traves del mecanismo descripto, habria -segin la version "olimpica"- logrado producir una ruptura. de la tendencia anterior en materia de crecimiento industrial.

* Centro de Investigaciones Econ6micas, Instituto Torcuato Di Tella.

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JAVMER VILLANUEVA

En ultima instancia, el esquema a que hacemos referencia se basa en la acci6n de dos efectos resultantes de las medidas anticiclicas tomadas en la decada del treinta y del bloqueo rela- tivo del comercio exterior de esos afios: el "efecto" reajuste y el "efecto transferencia de ingresos". El "efecto reajuste" resulta- ria de la mayor utilizaci6n de la capacidad industrial preexistente; y el "efecto transferencia" implicaria la ampliaci6n de la capa- cidad de producci6n manufacturera como resultado de la reorien- taci6n de los recursos locales.

En estos pArrafos intentaremos cuestionar algunos de los puntos fundamentales de la versi6n "olimpica", por lo menos, en su aplicaci6n a nuestro pais. Por ejemplo, en nuestra opini6n, en la medida en que el "efecto reajuste" haya tenido lugar, parece- ria claro que la expansi6n de la decada del treinta tuvo que haber- se basado en la existencia de capacidad ociosa creada en las deca- das anteriores. Esto indicaria, bien a las claras, que la inversi6n en el sector industrial ya se habria producido antes de la decada del treinta. Si lo que importa, a los efectos de explicar la indus- tria moderna de nuestros paises, es la presencia del "efecto trans- ferencias intersectoriales de ingreso", entonces la pregunta que corresponde hacerse es la siguiente: c6mo pudo expresarse dicho efecto, si el pais tenia dificultades para importar los equipos, maquinarias y tecnicas necesarios para la expansi6n del sector industrial? Y si no existian restricciones en el sector externo, c6mo podria haber constituido el bloqueo del comercio interna-

cional de la Depresi6n un estimulo para la redistribuci6n de re- cursos locales?

Por todo ello nos parece claro que la expansi6n de la capa- cidad del sector manufacturero solo pudo haberse realizado a partir de la segunda mitad de la decada del treinta, periodo en que mejoran las condiciones del comercio internacional del pais. Ademas, en dichos anios, para que tuviera lugar el efecto "trans- ferencia de recursos" el estimulo debe de haber estado ligado, antes que nada, a los controles de cambios instaurados en aquel enton- ces y que actuaban con mayor "eficiencia que una barrera adua- nera".l Si alguna transferencia interna de recursos hubo, esta sin duda estuvo ligada a: a) la formaci6n de empresas abastece- doras de las filiales extranjeras que se establecieron localmente saltando las barreras cambiarias a que hemos hecho referencia; b) la formaci6n de empresas locales conectadas por lazos tecnicos y financieros a firmas internacionales.

1 JESUS PRADOS ARRARTE, El control de cambios, Buenos Aires, 1966.

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EL ORIGEN DE LA INDUSTRIALIZACION ARGENTINA

Asi, parece prudente sugerir que el "efecto reajuste" haya actuado en relacion con las dificultades creadas por la Gran De- presion, y que el "efecto transferencia de recursos" --acompana- do de inversiones extranjeras- haya tenido lugar, predominan- temente, en los afios en que se desarroll6 el sistema de control de cambios. Este sistema, vale la pena recordar, era una conse- cuencia de los arreglos bilaterales a que fuera forzado el pafs como consecuencia del Pacto de Londres (Roca-Runciman)2.

2. La literatura "olimpica"

De la versi6n "olimpica" de nuestro desarrollo industrial hay ejemplos frecuentes, tanto en la- literatura hist6rica originada fuera del area latinoamericana, como en la originada localmente. No es nuestra intenci6n hacer un repaso de la bibliografia "olim- pica". Bastarin, para sustentar lo expuesto, algunos ejemplos conocidos. En Rostow, la versi6n mencionada toma la forma del conocido "despegue". Mis tarde, el esquema se transmuta, en autores como Chenery y Strout, en una ambiciosa teoria de la historia. En Kafka 8, la versi6n despu6s de una breve inmersion en las aguas toynbeanas, emerge con vuelo como para tratar de convertirse en una teoria del cardcter de las naciones. En la con- ferencia de la Asociaci6n Econ6mica Internacional, de Rio de Janeiro, 1957, Alexander Kafka presenta la teoria de las "con- mociones adversas". Segdn esta tesis, los paises de America Latina han logrado una buena parte del desarrollo industrial sobre la base de la aparicion de desequilibrios criticos en sus economias. En sus propias palabras: "...las conmociones adversas han veni- do principalmente durante la Gran Depresi6n. Casi se podria decir que la capacidad para pasar por el periodo de la Gran Depresi6n con un aumento en el promedio de la producci6n real marca la linea divisoria entre los paises que en esta generacion han pro- gresado rapidamente (es decir, Brasil, Colombia, Mexico) y los que se han estancado o progresado lentamente (como la Argentina y Chile)... ha habido una curiosa asociaci6n entre los grados de violencia de estas conmociones adversas y el progreso".

En lo que se refiere especificamente al caso argentino, muchos autores nuestros han permanecido apegados a la interpretaci6n de uso corriente en los medios internacionales. Otros, sin embargo,

2 VIRGIL SALERA, Exchange Control and The Argentine Market. Nueva York, 1941.

3 A. KAFKA, "Algunas reflexiones sobre la interpretaci6n te6rica del desarro- llo econ6mico de America Latina", en H. S. ELUS (ed.), El desarrollo econdmico de America Latina, Mexico, 1960.

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454 JAVIER VLLANUEVA

han expresado sus dudas acerca del modelo descripto4. Es que los hechos, observados con mas detalle, permiten la formulacion de una concepci6n mas compleja que la "olimpica", que si no es totalmente contradictoria con la idea de una industrializacion con .'base en los treinta", por lo menos sugiere la necesidad de inter- pretar el fen6meno con mas cautela y dentro de un proceso de evoluci6n que arranca sin interrupciones desde muchos anios antes de la decada de la Depresion mundial. En los parrafos siguientes exponemos algunos datos que consideramos de interes sobre la industrializacion nacional.

3. El crecimiento del sector industrial: algunos datos

Por lo pronto, la obeervaci6n de la tasa de crecimiento del sector industrial no permite detectar una aceleraci6n especial

CUADRO 1 Producto bruto interno a costo do factores 1900-1946

(Millones de pesos a precios de 1950) Industria Industria

JAio Total manufacturera Afo Total manufacturera

1900 8.865 1.267 1924 27.942 4.712 1901 9.615 1.267 1925 27.824 5.114 1902 9.425 1.341 1926 29.164 5.018 1903 10.773 1.478 1927 31.233 5.331 1904 11.919 1.621 1928 33.169 5.951 1905 13.499 1.893 1929 34.656 6.244 1906 14.180 1.988 1930 32.264 6.176 1907 14.481 2.206 1931 30.955 5.481 1908 15.898 2.342 1932 29.926 5.148 1909 16.686 2.315 1933 31.333 5.835 1910 17.898 2.833 1934 33.806 6.625 1911 18.220 3.037 1935 3.5.298 6.809 1912 19.707 2.880 1936 35.550 7.247 1913 19.914 3.050 1937 38.145 7.699 1914 17.849 2.785 1938 38.289 8.001 1915 17.945 2.499 1939 39.746 8.316 1916 17.429 2.560 1940 40.399 8.330 1917 16.014 2.540 1941 42.468 8.658 1918 18.952 3.023 1942 42 965 8.782 1919 19.651 3.146 1943 42.645 9.179 1920 21.079 3.286 1944 47.468 10.412 1921 21,619 3.439 1945 45.950 10.481 1922 23.346 3.820 1946 50.035 11.823 1923 25.919 4.467

Fueate: Comnisi6n Econ6mica para America Latina, El desrrollo econ6mico de la Argen- tina, Anexo Estadistico, junio 1958.

4 ALBERTO PETRECOLLA, Prices, Import Substitution and Investment in the Argentine Textile Industry (1920-1930 CIE, Instituto Di Tella, Buenos Aires, 1968; RICARDO M. ORTIZ, "El aspecto econ6mico-social de la crisis ce 1930", en Revista de Historia, Buenos Aires, 1958; GUIDO DI TELLA y MANUEL ZYMELMAN, Las etapas del desarrollo econ6mtco argentino, Eudeba, 1967.

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GRAFICO 1

Argentina Produoto bruto interno a costo de factores

(Millones de pesos a precios de 1950; escala semilogaritmica)

60000-

50000-

4000 -

30000- d u o ruto brute inemo total

ooo00 -

10000 - 9000 8000 - 7000 -

6000 -

5.000 -

4000 - Industria manufacturera

3000-

2000-

1000 . ' I . I I , . . I I I I , , , I I I , , I , I , I I I 1900 1905 1910 1915 1920 1925 1930 1935 1940 1945

Fuente: Idem cuadro 1.

en el ritmo de su crecimiento. La informacion disponible (que, por otra parte, es la misma de que disponen los propagadores de la versi6n "olimpica") sugiere que en la decada del treinta el sector industrial continuo creciendo globalmente, segun las ten- dencias de periodos anteriores. Si se unen los picos del grffico 1, que suponemos representan adecuadamente los puntos de mayor capacidad industrial del pais en cada periodo, puede observarse que la tasa de crecimiento de la capacidad industrial (en el sen- tido seialado) es por lo menos igual o aun mayor para el periodo comprendido entre 1911-1929, que para el periodo 1929-1939. No es nuestro proposito sugerir que no hubo crecimiento del sector en la decada del treinta; lo que se intenta subrayar es que en lo que se refiere a las tasas de crecimiento del sector, los datos existentes no apoyan la idea de que en la decada referida se produ- jera una clara discontinuidad con el pasado.

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CUADRO 2

Producto bruto nacionaL, SEctores agricola y mnn-ufacturero. Participaci6n y aumento en la participrci6n (190-1950)

Periodo Agro y pesca Cambio Manufacturas Cambio Partlcipaci6n en el PBN Participaci6n porentual en el PBN porcentual

1900-04 33,3 14,0 1905-09 27,8 83,5 14,6 104 1910-14 25,2 75,6 16,0 114 1915-19 31,0 93,0 16,0 100 1920-24 28,3 85,0 17,1 121 1925-29 25,7 77,0 18,4 131 1930-34 25,1 75,0 19,3 138 1935-39 24,3 73,0 21,4 153 1940-44 24,7 74,0 22,0 157 1945-49 18,5 56,0 24,5 175

Fuente: Datos b&sicos, CEPAL.

Si lo que se somete a la observaci6n es, no ya la tasa de cre- cimiento del sector mismo, sino la de la participacion porcentual en la produccion total del pais, las conclusiones son parecidas a las seiialadas anteriormente. En el cuadro 2 (y grifico 2) se ve que no ha habido una clara ruptura con el pasado en lo que res- pecta a la participaci6n del sector.

GRAFICO 2

Participaci6n de los sectores Tnmaifocturero y agricola en el producto bruto naccionol

(En por cientos; escala semilogaritmica)

40

30

20 -

Sector agricola

Sector manufacturero I I I I I I I

1900-04 1905-09 1910-14 1915-19 1920-24 1925-29 1930-34 }935-39 1940-44 1945-49 10

Fuente: Idem cuadro 2.

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Mas fructifero, sin embargo, resulta el examen de los cambios en la composici6n del producto manufacturero. En tal sentido, la informaci6n disponible permite detectar ciertos cambios: a) Exis- te una cierta tendencia a declinar la participaci6n en el producto industrial de ramas como alimentos y bebidas, calzado e indu- mentaria, maderas, cueros, y minerales no metalicos; b) las ramas del papel e imprenta y publicaciones, despues de haber expandido su participaci6n en la decada del veinte, tienden a decli- nar en la decada del treinta; c) las ramas de productos quimicos y petroleo expanden su participaci6n lentamente siguiendo una tendencia ya instaurada desde antes en el sector; d) las uinicas ramas que ofrecen sustento a la idea de un cierto "despegue" en la decada del treinta son la de los productos metAlicos y la de los textiles, especialmente esta ultima. Parece, entonces, que si algo cambi6 sustancialmente respecto del pasado en materia de pro- duccion industrial, esto ha sido la fuerte expansi6n de la produc- ci6n de textiles. Sobre el particular no conviene olvidar que es en esta rama donde se da uno de los frentes de competencia entre los productores ingleses y los norteamericanos instalados en el pais (ademas de nacionales que utilizaban patentes y/o maquina- rias norteamericanas).

Un elemento de juicio adicional que qe puede utilizar para estimar la importancia de la decada del treinta en terminos de expansion industrial, es el que ofrece el Censo Industrial de 1935.

CUADRO 3

Establecimientos industriales agrupado por fechas de iniciaci6n (Por cientos sobre valor producci6n total y sobre nfimero total de establecimientos)

Fecha de Valor de la produccl6n Nf de establecimlentos iniciaci6n de % s/total de las industrias % s/total de las lndustrias

tabl entos Censo Cnso Conso Coenso establc ntos 1935 1946 1935 1946

Hasta 1920 56 39 31 17 1921/30 22 21 35 19

Total 78 60 66 36

1931/35 9 11 25 11

1936/41 15 21 1942/46 12 29

Fuente: Elaborado sobre la base de los censos industriales de 1935 y 1946.

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Dicho censo incluye datos acerca de la fecha de fundaci6n de las empresas industriales que responden al cuestionario del mencio- nado censo. En el cuadro 3 puede verse una sintesis de la infor- maci6n censal. En 1935, el 78 por ciento de la producci6n indus- trial todavia se llevaba a cabo en firmas establecidas antes de 1930. Por otra parte, el 66 por ciento de los establecimientos in- dustriales establecidos en el pais habia sido fundado antes de 1930. Todavia en 1946 -segun el Censo Industrial de dicho aio-, el 60 por ciento de la produccion industrial se Ilevaba a cabo en esta- blecimientos creados antes de 1930.

LLos datos del Censo de 1946 sugieren la idea de que, en lo que se refiere a la creacion de establecimientos industriales, con independencia de su tamanio --sobre lo que no emitimos juicio-, los afnos veinte no resultaron menos fructiferos que los del treinta. En 1946 continuaban produciendo 9.943 empresas de la "cepa" de 1926/1930, contra 9.962 del periodo 1931/35.

4. Las inversiones en el sector industrial

Existe aun otro tipo de informaci6n al que conviene acudir para tener un panorama todavia m&s claro sobre el tema tratado. Observando los datos sobre la inversion en el sector industrial (cuadro 4 y grifico 3) puede verse que la inversion bruta fija en el sector manufacturero alcanz6 a partir de 1900 tres picos maximos: uno en 1913, otro en 1929/30 y otro en 1937. Por otra parte, la tasa de crecimiento mas elevada de la inversion en el sector industrial corresponde a los ainos 1923-1929. Un examen de la inversion en equipo y maquinaria industrial contribuye a refirmar lo expuesto en los parrafos anteriores: entre los anfos 1924 y 1930 se produce la mas amplia inversi6n en el sector indus- trial hasta la Segunda Guerra Mundial. Los picos alcanzados en materia de inversi6n en construcciones para uso industrial alcan- zan tambien una elevaci6n en 1930, cuyo nivel no vuelve a repro- ducirse hasta aproximadamente el aino 1946.

Las tendencias expuestas en materia de inversion industrial son confirmadas por las cifras sobre importaci6n de maquinaria y de equipos para la industria. Como puede verse en el cuadro 4 (y grafico 3), entre los aios 1923 y 1930 se produce una acumu- laci6n de importaciones de equipos y maquinarias para la indus- tria. Di Tella y Zymelman 5 senialan sobre el particular: "Uno de los hechos m,s interesantes esta reflejado en la serie de impor- taciones de maquinarias industriales, cuyo promedio desde 1920

5 Ob. cit., nota anterior.

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GRAFICO 3

I.versi6a bruta fiJa (Millones de pesos de 1950;

escala semilogaritmica)

Total

, Total de la Industria

? Maquinaria y equipo

Construcclon Instalaciones y mejoras

Fuont.: Idem cuadro *.

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CUADRO 4

Inversi6n bruta fija

(Millones de pesos de 1950)

Total Maquinaria Construcci6n p- *n. *a Construcci6n

Aiio Total d. la tndustria y equipo y m as y mejotas

1900 1901 1902 1903 1904 1905 1906 1907 1908 1909 1910 1911 1912 1913 1914 1915 1916 1917 1918 11919 1.920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935 1936 1937 1938 1939 1940 1941 1942 1943 1944 1945 1946

2.398 2.491 2.460 2.695 3.899 6.029 7.209 8.902 7.593 8.557

10.230 10.076 8.215 8.331 5.163 3.100 2.743 2.073 2.091 2.445 4.537 5.248 6.161 8.511 9.132 9.196 9.070

10.418 12.381 14.164 11.926 7.299 5.119 5.719 7.578 7.460 7.840

10.517 11.582 9.711 8.519 8.540 7.987 7.757 8.516 8.845

11.007

474 408 412 481 798 810 953

1.084 1.012 1.040 1.247 1.374 1.616 1.426

774 466 354 315 291 424 785 892 867

1.247 1.369 1.518 1.561 1.596 2.000 2.184 1.850 1.208

782 897

1.062 1.313 1.361 1.945 1.873 1.467 1.473 1.400 1.242 1.107 1.190 1.248 1.977

322 257 274 347 651 573 654 657 595 626 720 851

1.214 1.023

557 375 278 255 217 337 596 675 578 812 952

1.135 1.242 1.241 1.584 1.664 1.387

896 562 687 789

1.104 1.180 i.697 1.605 1.185 1.220 1.097

908 752 791 849

1.506

152 151 138 134 147 237 299 427 417 414 527 523 402 403 177 91 76 60 74 87

189 217 289 435 417 382 319 355 416 520 463 312 220 210 273 209 181 248 268 282 253 303 334 355 399 399 471

Fuente: CEPAL, Anexo Estadistico.

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EL ORIGEN DE LA INDUSTBTATJ17,ACION ARGENTINA

a 1930 es el mis alto jamas registrado en la historia argentina para un periodo de diez anios, asi como el que va entre 1925 y 1930 es tambien mas alto que el de cualquier otro periodo de cinco afios. Los dos periodos de promedios mas altos que siguen son 1947-1951 y 1909-1913. ...estas cifras contradicen la creencia generalizada de que la industria comenz6 a desarrollarse durante o despues de la Segunda Guerra Mundial".

El proceso de inversiones seiialado se reflejo, asimismo, en el grado de utilizacion de electricidad por parte del sector indus- trial, que triplico aproximadamente el consumo de energia (en millones de kW por aiio) en el periodo 1921/1925 con respecto a 1910/1919 y volvio a triplicarlo en el perfodo 1927/1930. En el periodo 1931/1935, no alcanza a duplicarlo (cuadro 5).

CUADRO 5

Evoluci6n del consumeo de energia el6ctrica industrial en Buenos Aires y suburbios. Promedio por periodo

(Millones de. kWh por ano)

Perfodo Promedlo anual

1910-1919 38,5 1921-1925 114,2 1927-193Q 356,6 1931-1935 612,0 1936-1939 942,5

Fuente: Elaborado sobre la base de A. Dorfman, Evoluci6n industrial argentina, pig. 192.

5. La radicaci6n de empresas industriales extranjeras

Los datos expuestos bastan para justificar el que se ponga en tela de juicio la afirmaci6n de que la industria argentina haya experimentado en la decada del treinta un sorpresivo "tir6n" hacia arriba en su tasa de crecimiento. Mas bien, la informaci6n da pie para que se visualice el proceso de industrializaci6n argentino de esos anos como algo que paulatinamente se va expandiendo con los aiios al tiempo que experimenta dentro de su estructura im- portantes cambios. Precisamente es en estos cambios en la com- posici6n del producto industrial y no tanto en la tasa de creci- miento del sector donde pueden observarse las transformaciones de mayor interes. Esencial en el proceso de cambio de la estruc- tura industrial de esos afios es, naturalmente, la acumulaci6n de inversiones y la importaci6n de equipos a que hemos aludido m&s arriba.

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JAVIER VLLANUEVA

En efecto, el proceso de inversiones senialado debe haber intro- ducido cambios de fondo tanto en la composicion de la canasta de bienes producidos por el sector como en la tecnologia utilizada. A dichos cambios no pudo haber sido ajena la oleada de empresas internacionales -especialmente norteamericanas- que Ilegaron al pais en la decada del veinte, introduciendo pan passu nuevos bienes y nuevas formas de producci6n y de organizacion. El cre- cimiento del sector que se observa en la segunda mitad de la deca- da del treinta, tambi6n parece hallarse ligado a una fuerte corrien- te de inversiones extranjeras de tipo directo.

En la d6cada del veinte se inicia una corriente de fomento y protecci6n a la industria anunciada timidamente en el mensaje presidencial de Alvear, en 1923, y confirmada despues con la me- jora de la protecci6n aduanera de las industrias. En el mismo periodo puede observarse tambi6n una significativa afluencia de modernas firmas industriales extranjeras y el desarrollo de firmas locales que encaran la producci6n de nuevos bienes con el apoyo financiero y tecnico de firmas internacionales y el uso de patentes del mismo origen. En pocos anos aparecen, en aquella decada, pro- ducidos localmente, articulos que antes se importaban: caucho, artefactos electricos, subproductos del petroleo, etcetera, y se introducen nuevas tecnicas de producci6n y de organizaci6n en el aparato productivo de la industria.

Unos aiios mis tarde, entre 1936 y 1938, el pais recibe otro impacto de inversiones directas externas. Pero las nuevas empre- sas que ingresan al pais ya encuentran el campo preparado por la inversion anterior de los anfos veinte.

Puede tal vez senalarse que la importancia de las nuevas actividades introducidas en los afios veinte era relativamente me- nor con respecto de las que tradicionalmente realizaba la indus- tria del pais. En 1935, la rama de alimentos y bebidas represen- taba el 37 por ciento del valor total de la producci6n industrial; la textil llegaba al 15 por ciento, en tanto que la de los metales y sus manufacturas s61o representaba el 5,6; la de maquinarias y vehiculos el 6,6; la de quimicos el 3,9 y el petr6leo y sus deriva- dos tambi6n el 3,9 por ciento. Pero, con todo, conviene recordar que como es la prictica usual en tales casos, las nuevas empresas incorporadas al pals eran del tipo de las que mas rfpido crecen (alrededor de estas empresas extranjeras se agruparon numero- sas pequenas empresas abastecedoras).

Es dificil determinar con precision cu4ndo comenzo el flujo de empresas industriales extranjeras y cuantas realmente se ins- talaron para producir en el pais, y cuantas con la intencion, antes que nada, de facilitar las importaciones del pals de origen. El

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consenso general parece coincidir, sin embargo, en que la oleada comienza aproximadamente en 1924, pero que recien entre 1926 y 1930 se descarga el impacto principal. Dorfman 6 sefiala que "en la ultima parte de la decada de 1920 en la Argentina se perciben claramente signos de renovacion en el sector manufacturero. Al lado de los establecimientos creados con el esfuerzo nacional o financiados por consorcios internacionales, nuevas ramas de gran- des grupos internacionales que se estaban expandiendo comen- zaron a aparecer en la Argentina".

En lo que se refiere a la magnitud del capital extranjero colo- cado en la industria de aquellos anos, un comentador de la epoca 7 sefala que cerca de 1910 "los extranjeros controlaban la gran mayoria de los establecimientos industriales mas grandes... mo- linos de harina, refineria de azucar, producci6n de vinos, frigori- ficos, lo que representaba alrededor del 36 por ciento del capital invertido en toda la industria argentina". Seguin Dorfman 8, cerca de 1937 la inversion extranjera en la industria representaba algo mas de la mitad del capital total invertido en la industria nacio- nal. A pesar de que los datos no son del todo confiables, lo expuesto parece indicar un aumento sustancial en lo que se refiere a la influencia del capital externo sobre la estructura manufacturera del pais.

En cuanto al numero de empresas instaladas en el pais en la decada del veinte, la evidencia tambien es s61o aproximada. Phelps 9 seinala que entre 1924 y 1933, veintitres subsidiarias de empresas norteamericanas comenzaron a operar en la Argentina. Las actividades que cubrian eran muchas. ,Por ejemplo: discos de fonografo, equipos de radio, productos farmaceuticos, equipos electricos, jabon y articulos de tocador, productos de maiz, plomo, colas, gomas, cierres relimpago, polvos de hornear, articulos de algod6n, equipos telefonicos, lapiceras-fuente, etcetera.

El cuadro 6 da una idea aproximada del area y periodo que reciben mayor aflujo de capital internacional. Los datos solo incluyen la entrada de las mis importantes firmas. Por ejemplo, Parke Davis, Quimica Bayer, Pirelli, Goodyear, Thyssen, Du- perial, etcetera.

Entre 1900 y 1920 el mayor niimero de empresas extranjeras se colocan en la rama de alimentos y bebidas (frigorificos). Tres de los seis inversores en la rama eran norteamericanos y tres del

6 A. DoRFMAN: Evolucidn industrial argentina, Buenos Aires, 1942. 7 E. TORNQUIST: Business Conditionr in Argentina, Boletines 1926, 1933. 8 A. DORFMAN, ob. cit. 9 V. L. PHELPS: The International Economic Position, of Argentina, Pennsyl-

vania, 1937.

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JAVIER VILLANUEVA

CUADRO 6

Principales empresas industriales extranjeras instaladas en la Argentina (1900- 1943)

Instalaci6n de firmas por periodo Total Rama industrial

1900/20 1921/30 1931/43

Alimentos y bebidas ................. 6 5 2 13 Quimicos y farmac6uticos

a) Perfumeria y tocador ............ 6 5 11 b) Prod. quimicos y farmac6uticos .. 7 7 14

Articulos de caucho y neumdticos .2 3 5 Pinturas y barnices .................. 3 3 M etales .. ............................ 3 7 7 17 Textiles .............................. 1 7 8 Articulos el6ctricos . .................. 1 10 6 17 Varios ............................. . 3 5 5 13

Total ................................ 13 43 45 101

Fuente: Elaborado sobre la base de A. Dorfman, ob. cit., y Luis V. Sommi, Los capitale yanquis en la Argentina, Be. As., 1949, y del mismo autor, Los capitales alema- manes en la Argentina, Bs. As., 1943.

Reino Unido. Entre los anios 1921 y 1930 entran al pais 43 gran- des empresas (compArense con las 45 que entran entre 1931 y 1943), de las cuales el mayor numero se concentra en las siguien- tes ramas: quimicos (13) ; metales (7) y articulos electricos (10). Entre 1931 y 1943 se detecta la instalacion en el pais de 45 gran- des empresas internacionales. La inversion tiende a concentrarse en las ramas de quimicos (12); metales (7); articulos electricos (6) y textiles (7). Buena parte de las grandes empresas instala- das localmente en la decada del treinta es de origen norteameri- cano, especialmente las textiles. La mayoria de los autores coin- ciden10 en sefialar que el numero de empresas extranjeras y las relacionadas con las mismas, por lazos financieros o tecnol6gicos, que operaban en el pais en las d6cadas del veinte y del treinta debe de haber sido mucho mayor que el que usualmente se puede detectar en las fuentes de informaci6n disponibles. Sommi 11, por ejemplo, seiala que entre 1921 y 1930 se iniciaron alrededor de 60 empresas entre subsidiarias, afiliadas y ligadas por contratos de patentes a firmas norteamericanas, y 90, aproximadamente, a empresas alemanas.

10 A. DORFMAN, ob. cit., y R. M. ORTI, ob. cit. '1 Luis V. SOMMI, ob. cit.

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EL ORIGEN DE LA INDUSTBIALIZACION ARGENTINA

6. Politica economica y desarroUo industrial

Dos condiciones fueron, naturalmente, esenciales para que se facilitara el desplazamiento de las empresas tecnol6gicamente avanzadas, conservando la posici6n oligop61ica que detentaban en los respectivos paises de origen: a) la seguridad de un mercado local en vias de expansi6n -hay que recordar que se trataba no de companiias especializadas en la explotaci6n de recursos natu- rales, sino mas bien de empresas con la existencia de mercados de ingreso creciente- a traves de una protecci6n tarifaria adecuada, y b) la preservaci6n de los derechos de exclusividad sobre tecno- logias y marcas por la via de las patentes.

Con relaci6n a la protecci6n tarifaria puede sefialarse lo si- guiente: consecuentemente con los prop6sitos expresados por el presidente Alvear, en 1923 se elevaron los precios oficiales de la tarifa de avaluos sobre los que se calculaban los gravamenes adua- neros, acercandolos m6s a los precios reales del mercado interna- cional. Con ello se lograba una mejora en la protecci6n a que aspiraba la industria. Aparte de la protecci6n mencionada, es pro- bable que la devaluaci6n de los afios 1920 al 24 haya tenido efec- tos sobre la expansi6n de las empresas preexistentes; es poco pro- bable, sin embargo, que la devaluaci6n haya resultado un incentivo suficiente como para alentar nuevas inversiones, especialmente las internacionales. Las inversiones en planta y la movilizaci6n de empresas internacionales, seguramente, no se debi6 a la deva- luaci6n de los tempranos anos veinte, que fueron seguidos de una esperable revaluaci6n entre 1927 y 1929. M,s importante que la misma protecci6n aduanera deben de haber resultado, en el proceso de decisiones de las empresas norteamericanas, el fuerte creci- miento y la estabilidad de la economia argentina de aquellos alios, la clara politica de "laissez faire" llevada adelante por el presi- dente Alvear y la existencia de un mercado progresista, pero esen- cialmente controlado desde el Reino Unido.

En algunos casos, y apenas instaladas, las empresas operaban mas como importadoras de bienes finales que como productores industriales. Es decir, competian por las divisas disponibles --producto del intercambio con el Reino Unido- a los efectos de introducir al pais bienes (entre ellos, equipos industriales) que no eran necesariamente los mismos que habitualmente proveia Inglaterra. Una vez en marcha las operaciones industriales, las empresas volvian a competir por las divisas, pero entonces, para solventar la importaci6n de insumos. En general, en tanto el co- mercio tradicional importaba de Gran Bretafia bienes terminados,

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las nuevas empresas importaban equipos, partes, materias primas y patentes.

En la parte final de la decada del treinta la situacion es dife- rente a la de los veinte que hemos descripto. Para entonces, ya se habia afirmado la competencia entre proveedores britAnicos de bienes finales tradicionales y la de los proveedores norteame- ricanos (alemanes, tambien, entre otros) de nuevos bienes y de insumos para las empresas instaladas localmente. El resultado es que Gran Bretaiia fuerza a la Argentina a una politica comercial de neto' corte bilateral. Las divisas disponibles, por la via del control de canibio (instalado como consecuencia del Pacto Roca- Runciman), son destinadas esencialmente a cubrir el intercambio financiero y de bienes entre la Argentina y Gran Bretafia; Esta- dos Unidos, que enfrenta una poiitica discriminatoria en lo que se relaciona con la disponibilidad de divisas, encuentra en esta barrera un nuevo estimulo para atraer sus empresas hacia el pals. La historia demostrara que resultaba mas dificil evitar la entrada de bienes al pals cuando se trataba de insumos de los cuales de- pendia la actividad industrial y, por lo tanto, el empleo, que cuando se trataba de bienes de consumo ya fabricados en el exte- rior. La prioridad niumero uno, en los sistemas de control de cambios instalados en el pais en la decada del treinta, era siem- pre la de proveer los insumos necesarios para la industria.

Pero, si hay algo que es similar en los anios veinte y en los treinta en materia de sustitucion de importaciones industriales con capital externo, es que tanto en la proteccion aduanera como en el control de cambios no solo existian intereses de caracter empresario o de caracter internacional, sino que era el mismo estado nacional el que aparecia como beneficiario, ya sea por la via de los ingresos provenientes de la recaudaci6n aduanera o de las operaciones de cambios, y que, ademas, le permitia cierto ma- nejo de la politica de empleo en el pais.

7. Las patentes extranjeras

En cuanto a la protecci6n de las condiciones oligop6licas de la industria que accedia al pals, a trav6s del patentamiento, parece algo que puede apoyarse en datos, aunque fuerza es decirlo, estos son solamente provisorios. Como puede verse en el cuadro 7, las patentes extranjeras en la Argentina se expanden fuertemente, precisamente en el periodo en que se establecen las bases para la industria nueva, es decir, en el periodo de 1920 a 1930. En la

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EL ORIGEN DE LA INDUSTRIALIZACION AIGENTINA

CUADRO 7

Patentes extranjeras registradas en la Argentina

1900-1909 417 1910-1919 826 1920-1929 8.731 1930-1939 4.194 1940-1945 2.887

Fuent.: Boletin del Registro Nacional de Patentes, R A.

decada del treinta, como tambien puede observarse, el numero de patentamientos es tambien muy elevado y muy superior al 'de cualquier otro periodo.

8. El conflicto entre los Estados Unidos e Inglaterra

Ya en los "felices anios" de la decada del veinte los conflictos comerciales y de poder entre Inglaterra y Estados Unidos se ha- bian hecho manifiestos. La misma Mision D'Abernon 12 y el docu- niento que esta emite posteriormente eran pruebas suficientes de la preocupaci6n de la corona britAnica por la intromisi6n de los Estados Unidos en sus mercados tradicionales y por el desarrollo de una industria que "tendia ya a limitar el volumen y a modifi- car el caracter de las exportaciones britAnicas" 18. Es que en opi- nion de la Misi6n D'Abernon, especialmente a partir de 1923 la tarifa argentina "es suficientemente protectora y hasta en algu- nos casos suficientemente prohibitiva como para haber permitido el crecimiento de industrias que han cerrado toda via a la impor- taci6n de ciertos bienes o de haber cambiado la importaci6n de bienes por la absorci6n de materias primas y equipos". Esta ulti- ma parte del parrafo del informe de la Mision D'Abernon hacia expresa referencia al fen6meno de las nuevas industrias ligadas con el capital extranjero (o las patentes extranjeras) que utili- zaban equipos, materias primas y bienes intermedios provenien- tes del pais de origen del capital.

Sobre este problema del cambio en la estructura industrial y el cambio en la estructura de las importaciones (algo que como ahora sabemos es esencial al proceso de sustituci6n de importa-

12 Informe D'Abernon, 18 enero 1930. 13 Survey of Overseas Markets, Committee on Industry and Trade, H. M..

S. O., London, 1925 (Informe del Comitt Balfour).

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ciones cum capital extranjero) pueden extraerse jugosas conclu- siones del discurso inaugural del presidente Alvear, precisamente en 1923. En dicho discurso, dando muestras de una heterodoxia insospechada, Alvear se aparta de la interpretacion de la indus- trializacion favorita a los grupos tradicionales del pais, es decir una industrializaci6n basada en materias primas locales. Decia entonces Alvear: "Deben ser particularmente objeto de atencion y defensa las industrias que trabajan materia prima nacional. Es necesario evitar que la competencia del exterior las destruya, segando asi tan valiosa fuente de trabajo... Todo eso no impe- dira, por cierto, estimular industrias que aunque usen materias primas extranjeras sean beneficiosas para el pais" (el subrayado es nuestro). La aceptaci6n de las industrias utilizadoras de ma- teria prima externa implicaba una clara seina a los inversores internacionales. Las palabras de Alve3ar, sin embargo, no fueron acompaiadas de hechos mucho mas fuertes que la modificaci6n de la tarifa de avalu'os (para la corona britanica, segfin ya hemos visto, esto ya habia sido un hecho demasiado fuerte). Pero claro que las mismas condiciones de afluencia econ6mica del pais no parecian requerir mucho mas para atraer inversiones (internas y externas), motivadas por la presencia de un mercado consumi- dor en expansi6n.

La Depresi6n mundial y los anios que inmediatamente le si- guieron pusieron un periodo de calma en el conflicto entre el Reino Unido y los Estados Unidos. Pero ya al promediar la deca- da del treinta nuevamente los encontronazos se hacen cada vez mas frecuentes y tal vez mas intensos.

Tomemos, por ejemplo, el caso de la industria textil. De los datos disponibles se pone de manifiesto que la entrada de manu- factura textil de origen estadounidense sufre, a partir del Pacto de Londres (Roca-Runciman), una merma substancial y que esta merma en cierta medida refleja y es explicada por las inversiones del mismo pais (es decir Estados Unidos) en la misma rama in- dustrial, en la Argentina. Con mas detalle, de un porcentaje del 9,8 que correspondia a Estados Unidos sobre las importaciones argentinas de textiles en 1925, el descenso paulatino posterior lleva dicho porcentaje a un 0,9, en 1936. La fuerte caida en la

participaci6n norteamericana en las importaciones argentinas de textiles comienza con claridad en 1934 (el equipo de Pinedo y el control de cambios establecido por el Pacto Roca-Runciman comienzan a actuar precisamente en esos anos, 1933, especifica- mente). No es sorprendente, entonces, que entre 1934 y 1936 ingresaran al pais tres grandes empresas productoras de manu- factura textil de origen norteamericano. En efecto, de las cinco

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empresas textiles que entran a la Argentina entre 1934 y 1938, tres fueron norteamericanas: Jantzen Co. (1934), Sudamtex (1935) y Anderson Clayton (1936). Como sefiala Dorfman , el control de cambios instaurado a consecuencia del Pacto Roca- Runciman "protegia directamente a los productores textiles del Reino Unido". En general habia una diferencia del 20 por ciento entre el cambio asignado a paises como Gran Bretaiia y Estados Unidos 15. En general puede decirse que el uso discriminatorio de las divisas establecidas por las prescripciones del Pacto de Lon- dres traian como consecuencia una barrera en contra de las impor- taciones de origen norteamericano, m.s eficaz que las mismas tarifas: las importaciones norteamericanas resultaban un veinte por ciento mas caras y en algunos afnos (1938) se establecia adi- cionalmente una prohibici6n directa de las mismas.

Las barreras asi puestas eran un bueii incentivo para que fueran saltadas por la inversion extranjera. La pregunta que cabe hacerse es si esta doble politica, de satisfacer a la corona bri- tanica en lo que se refiere al uso de las divisas, estableciendo al mismo tiempo astutamente las condiciones para facilitar la entrada de capital norteamericano en competencia con el del Reino Unido, era algo "preparado" maquiavelicamente o resultaba nada mas que del mismo desarrollo de las cosas. Ciertas sospechas se le presentan a uno cuando observa que para el otorgamiento de divi- sas en los diferentes sistemas de control de cambios de la decada del treinta siempre se acuerda primera prioridad a la irportaci6r de materias prinzas, que naturalmente eran imprescindibles para la industria local ligada a los capitales y patentes extranjeros.

9. Control de cambios y sustituci6n de importaciones

El control de cambios que precede a la era que se abre en 1933 no parece haber constituido algo mAs que parte de una serie de esfuerzos -en alguna medida improvisados- que intentaron los sucesivos gobiernos para neutralizar los aspectos mAs negati- vos del ciclo econ6mico. En lineas generales, es tal vez solo en este periodo inicial de la decada del treinta en que se justifica la versi6n que a menudo hallamos en nuestros libros de historia, en el sentido de que los argentinos de la epoca de la Gran De- presi6n "no atinaron a pensar una nueva respuesta o una nueva politica nacional e internacional". En justicia, no parece que a

14- A. DoRFMAN, La interencdn del estado y la industria, Buenos Aires, 1944. 15 Ver sobre este tema abundantes referencias en J. PRADOS ARRUATE, ob.

cit., y en Vmcn. SALERA, ob. cit.

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nivel internacional se diera en esos afnos un mayor grado de crea- tividad en la materia que la que pudieron mostrar nuestros hom- bres de entonces.

Con todo, no se puede dejar de observar que la misma intro- ducci6n del control de cambios en 1930 y los vestigios de bilatera- lismo (Argentina-Gran Bretafia) que aparecen a poco de instau- rado el sistema, eran medidas que en cierto modo reflejaban algu- nos aspectos de las propuestas del Comit6 Balfour y del convenio resultante del Informe D'Abernon, que el presidente Yrigoyen dejara sin firmar al ser reemplazado por el golpe militar que lo sustituyo en setiembre de 1930. Todo ello no era otra cosa que expresiones de las tensiones de fondo que afectaban a la economia y a la politica argentina, y que insinuadas con mayor o menor crudeza antes de la decada del treinta iban a expresarse impera- tivamente en 1933, y con ciertas dosis de "imbroglio" diplomatico desde entonces.

Es a partir de 1933, con la entrada del equipo de Federico Pinedo a la conducci6n economica del pais -que dura practica- mente desde 1933 a 1943-, en que se disenia (o se acepta el dise- iio) lo que, en aproximaciones sucesivas, llega a una formulaci6n econ6mica nueva. Esta formulaci6n, aunque con interrupciones parciales, persiste pricticamente hasta el presente.

La nueva polftica econ6mica, como lo hemos sugerido mis arriba, si bien impuesta por las circunstancias coyunturales, esta- ba claramente relacionada con tendencias profundas que se ha- bian ido expresando en afios anteriores.

Aparentemente, las condiciones que establecen las reglas del juego de las nuevas formulas de politica econ6mica aplicadas a partir de 1933 estfn ligadas al ciclo y a los efectos de la politica imperial britfnica. Estos son los aspectos que han recibido mayor difusi6n y donde se han concentrado frecuentemente los debates. Creemos, sin embargo, que existen por lo menos otros dos factores -todos ellos interrelacionados-_ sin los cuales resulta dificil entender lo acontecido en esos afnos y tal vez en los posteriores. Estos factores son: a) la tensi6n entre los intereses britAnicos y de Estados Unidos, luchando por el predominio en el area latino- americana (a ello se suma posteriormente Alemania); y b) la existencia, a partir de los ultimos anios de la decada del veinte, de sectores industriales ligados al capital internacional (no necesa- riamente britanico) y provistos de equipos, patentes y organiza- ci6n de igual origen, de los cuales se desarrollaba una constela- ci6n de pequefios talleres y empresas industriales de capital local. La existencia de los cuatro factores senialados -a pesar de que rara vez se los encuentra explicitamente expuestos en nues-

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tros libros de historia econ6mica- no pudo haber sido ignorada por los conductores de la politica econ6mica del pais de la epoca. Primero, porque eran factores intimamente relacionados entre si, en terminos de intereses comprometidos, y al tomar en cuenta algunos (ciclo y politica antiimperial), necesariamente se toma- rian en cuenta otros. En segundo lugar, por lo obvio de su pre- sencia y peso en la economia nacional y, sobre todo, en los grupos de poder. El ciclo y la discriminaci6n imperial eran los factores de mayor notoriedad publica. El primero, por lo que representaba en terminos de intereses afectados y en terminos de desempleo que "velis nolis" se engendraba con consecuencias adversas de caracter politico-sociales. El segundo, porque afectaba los inte- reses agroexportadores, que constituian, como se sabe, la raiz del poder politico-econ6mico del pais.

En cuanto al capital extranjero (especialmente norteameri- cano), es imposible imaginar que se ignorara su abundante con- tribuci6n a la industria local, especialmente si se tiene en cuenta que aparte de lo que entrara al pais a fines de la decada del veinte, la contribuci6n del capital privado internacional al sector indus- trial argentino fue de 800 millones de pesos moneda nacional, entre 1931 y 1937 16. En esos afios, mas de la mitad del capital (mas del 54 por ciento, seguin Dorfman, en 1938) total de la indus- tria argentina era de origen externo. Estos capitales, sefiala Dorf- man, dominaban en forma casi monopolica varias ramas de la actividad manufacturera del pais: frigorificos, usinas electricas, cemento, armado de automotores, elaboraci6n de articulos de cau- cho, seda artificial, petroleo, fabricaci6n de conductores electricos, aparatos de radiotelefonia, productos farmaceuticos, etcetera. Asi, pues, puede tenerse por seguro que cuando los dirigentes de entonces hacian referencias a la industria local (a favor o en contra) sabian que necesariamente se enfrentaban con un inter- locutor internacional frecuentemente diferente del habitual bri- tAnico.

En terminos de exposici6n y debate publicos, la estrategia del equipo de 1933 se apoya, especialmente, en dos tipos de me- didas: "estructurales" y "anticiclicas". Las medidas "estructu- rales" estaban ligadas a las negociaciones con Gran Bretania. En estas negociaciones lo que se logra, dentro del contexto de inter- cambio bilateral, es asegurarse una parte del mercado britAnico

16 A. DORFMAN, Evoluci6n industrial argentina, pAg. 297. Tambi6n sefala este autor entre las causas de la industrializaci6n argentina la explotaci6n de capi- tales, tecnicos y equipos de otros paises que eran absorbidos localmente con el apoyo de las devaluaciones, los derechos aduaneros y la abundante mano de obra barata y competente.

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de "chilled" para los ganaderos argentinos a cambio de facilitar el acceso a las importaciones britinicas hasta donde alcanzaran las divisas provenientes del comercio de exportaci6n con aquel pais. De esta manera se "tranquilizaba" a dos fuertes fuentes de poder. La imperiosa necesidad de mantener el comercio con Gran Bretaia en la forma establecida continua como un tema esencial de nuestros dirigentes a trav6s de los anos; un ejemplo, entre los muchos que se pueden dar: en 1940 se senalaba: ... cualquier reduccion en nuestras compras de ciertos paises (Gran Bretana, especificamente) podria traer... una contraccion de nuestras ventas. Esto debe ser evitado a toda costa" 17 (subrayado nuestro).

Las medidas "anticiclicas" que se dan en apoyo a la industria local (mediante una demanda interna y abastecimiento de insu- mos importados adecuados) tenian ,or fin no s61o la preserva- ci6n de fuentes de empleo imprescindibles para contrarrestar las presiones del ciclo, sino que ademis permitian atraer capital ex- tranjero al sector industrial del pais. Esto uiltimo, sin embargo, no era expresamente indicado como objetivo definido.

La atracci6n de los capitales extranjeros era facilitada por la via de la politica cambiaria (o de restricciones cuantitativas, segun el aiio de que se trate), que actuaba aun mejor que una barrera aduanera, especialmente para los productos de paises que, como Estados Unidos, no tuvieran los beneficios de convenios bilaterales con la Argentina. Esta "barrera cambiaria" (con el premio de un mercado interno sostenido) era la que debian supe- rar las empresas de capital internacional que quisieran mantener sus negocios en el pais. La politica cambiaria argentina pierde asi, "al promediar la decada del treinta, su carActer de instru- mento de cambios y se convierte en un instrumento de politica economica", especialmente en el sentido seiialado 18.

En suma, la estrategia de 1933 y de los anfos posteriores que hemos intentado describir en los pArrafos anteriores, se compo- nia de dos piezas esenciales y complementarias: por un lado se mantenian las importantes relaciones con Gran Bretaina y el equilibrio de poderes internos (aunque con el expreso desacuerdo de los criadores de ganado de algunas provincias) a traves de la cuota de came enfriada que se obtiene con el Pacto de Londres.

17 Suplemento estadistico de la Revista Econdmica, enero 1940. 1' Memorta del Banco Central, 1939. JEsIs PnADOS ARRARTE (ob. cit.,

pig. 94) sefiala: "'a politica que sigue el gobiemo es la de otorgar permisos de cambio a ciertos paises, otorgando liberalidad a algunos y restricciones a otros (Gran Bretafia y Estados Unidos respectivamente)". Ver en idWntico sentido RAUL PREBISCH, Apuntes de economia politica, tomo I, pig. 136, Bs. Aires, 1944.

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EL ORIGEN DE LA INDUSTRIALIZACION ARGENTINA

Por otro, se estimulaba el empleo industrial " y se lograba el aporte del capital extranjero en el sector correspondiente. Todo lo cual, en definitiva, permitia no solo compensar los problemas del ciclo sino intentar "levitarse" entre dos fuentes de poder.

Como ya lo hemos dicho, esta no fue, con toda probabilidad, una estrategia concebida desde un principio en todos sus detalles. Sin embargo, tampoco puede pensarse que les haya salido "sin pensar" a los hombres de la epoca. Hay que recordar, sobre el particular, que ya en 1930, poco antes de implantarse el primer sistema de control de cambio de la epoca, el gobierno revolucio- nario del general Uriburu iniciaba conversaciones con companiias internacionales (de origen norteamericano) destinadas a iniciar la fabricacion directa de autom6viles en el pals 20.

Con el fluir de los aiios, la idea fue enriqueciendose con el aporte tanto de los grupos de interes como de los mismos hechos economicos. Pero, a medida que la estrategia se fue perfilando mejor, se hizo al mismo tiempo blanco creciente de conflictos, ya que, con frecuencia, definir que tipo de industria se deseaba esti- mular implicaba tambien el sefialar que origen del capital se preferia y que grupos de interes local podfan ser afectados.

Algunas de las posiciones que se fueron adoptando con rela- cion a la estrategia mencionada van apareciendo con transpa- rencia en la literatura de la epoca. Por ejemplo, la tolerancia manifiesta de los grandes ganaderos y exportadores frente a los aspectos "anticiclicos" de la nueva politica (sustituci6n de impor- taciones industriales) requeria la permanente garantia de que el desarrollo industrial emergente solo tendria un caracter subsidia- rio. Pinedo, figura central en todo el proceso, no cesaba de repe- tir en una u otra forma: "No creemos... que sea posible ni con- veniente cambiar las bases economicas del pais. No pensamos en establecer la autarquia... Sigo creyendo que la mejor forma de procurarnos los articulos que necesitamos es vendiendo aquello para lo cual estamos especialmente dotados". En el mensaje del Poder Ejecutivo que elevaba el Plan Pinedo al Congreso Nacio- nal (1940) se decia textualmente: "...ello no significa, desde luego, que toda la industria debe ser fomentada. Debemos pre- cavernos del error de promover aquellas producciones que tien- dan a discriminar las importaciones de los paises que sigan com- prando nuestros productos en la medida suficiente para permitir-

1e "...al poder adquisitivo que (debido a las restricciones de las importa- ciones) no puede ya estimular desproporcionadamente a las importaciones se des- viarA en gran parte hacia las industrias en la medida en que no se transforme en ahorro." (ver R. PRExSCH, Apuntes de clase, pag 302'.

2o J. IRAZUSTA: Balance de siglo y medio, Buenos Aires, 1946.

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nos pagar esas importaciones. De lo contrario, crearemos nuevos obstAculos a las exportaciones: hay que importar mientras se pueda seguir exportando" 2.,

Completando estas ideas, el ptesidente de la Sociedad Rural Argentina decia en 1933: "...ahora nos encontramos todos de acuerdo en la necesidad de ayudar a la organizaci6n de industrias que puedan prosperar transformando las materias primas tan varias y cuantiosas que nuestra tierra produce y brinda genero- samente" 22.

La estrategia sustentada por el Banco Central seguia aproxi- madamente las lineas expuestas, pero con algunas variaciones importantes de tener en cuenta. La tesis de este organismo era 23

que la indc,atria, ligada fuertemente al ciclo y justificable por la presencia del mismo fen6meno, debia responder en materia de equipamiento tnabien a la impronta del mismo fen6meno 24. En anfos de mala, las importaciones debian cubrir lo esencial. inclu- yendo materias primas para la industria. En aios de buena, las importaciones deberian permitir el reequipamiento de la indus- tria local. De esta manera se evitaria, sefiala la Memoria, el tener que depender de "prestamos forineos" para el desarrollo manufacturero del pais. La estrategia propuesta por el Banco Central se complica con los conflictos entre intereses internacio- nales, ya que como lo sefiala Prebisch 25, en la fase ascendente del ciclo el control de cambios perdia caracteristicas de restrictor de importaciones "para convertirse en un instrunmento de politica econ6mica que facilitaba la aplicaci6n de los convenios de pagos celebrados por el pais".

Como quiera que fuera, ya para 1940 la estrategia a que nos hemos estado refiriendo habia torado vuelo internacional: en la Conferencia Americana de Asociaciones de Comercio y Produc- ci6n, celebrada en Montevideo en mayo de 1941, la delegacion ar- gentina 26 present6 un trabajo titulado: "El movimiento de capita-

21 "Mensaje del Poder Ejecutivo acompafiando al Plan Pinedo". Revista Hechos e Ideas, aiio VI, enero 1941, Buenos Aires.

22 H. BnuzONE, Conferencia, julio 1933, Andes de la UIA, julio 1933, pag. 32.

23 Memoria del Banco Central, 1942. 24 No aparecen en la literatura de esta instituci6n peferencias claras acerca

de si las industrias en cuesti6n eran basadas o no en nateria prima local; sin embargo, del contexto mismo de la referencia que hallamos en la Memoria de 1942, no parece haberse pensado en una industrializaci6n de materias primas natu- rales, sino que mas bien la palabra industrializaci6n reflejaba no otra cosa que el fen6meno que se habia ido dando en realidad.

25 R. PRF.BISCH, ob. cit., pag. 302. 26 Enviada por el Banco Central de la R. A.

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EL OBIGEN DE LA INDUSThIALIZACION ABGENTINA475

les y su influencia en el comercio exterior de las naciones amern- canas". En uno de los pa'rrafos pertirientes se seliala: ". ..si comparanios la evoluci6n general de las exportaciones de la Am&- rica Latina durante los i'ltimos alios, ftcilmente habremnos de con- cluir en la escasa probabilidad de que se nantengan las condiciones favorables a su continua expansi6n, como las que se mariifies- taron durante las (iltlimas decadas del siglo anterior y las prime- ras de 'ste. Y sin embargo, parece tambien indudable que "el avance econ6mico de Iberoam6nica no podra' producirse al ritmo conveniente si dependiera puramente de la capacidad de ahorro de cada uno de sus paises ... La soluci6n parece no existir fuera (ie la aplicaci6n de los capitales extranjeros que hayan de invertir- sc en el futuro en la producci6n de articulos importados hasta

.el momento; es decir, la direcci6n de esos capitales hacia otros carninos que los tradicionales. Y esa soluci6n presenta en toda su envergadura el problema de la industrializaci6n de Ame6rica Latina..."

En las resoluciones finales de dicha conferencia so recomen- d6 entre otras cosas: "La atracci6n de capitales extranjeros a los paises de Amenica Latina, para asegurar en ellos la producci6n de arzticulos b'asicos y la industrializaci6n adecuada de su economia" "'

En 1945 Ia idea aparece confirmada en el Congreso Brasile- nio de la Industria de esa fecha. En tal ocasi6n so sefiala: "La industria constituye el proceso mas adecuado para una rApida elevaci6n (del ingroso), que (inicamoute con la uni6n do capitales nacionales y extranjeros (puede lograrse)... (es necesaria) la participaci6n do capitales y de apoyos t6cnicos do las naciones lideros para acelorar el ritmo do crecimiento 1" 28

10. Conclasiones

De lo expuesto pueden extraerse las siguientes conclusionos: a) La idea generalizada do que el crecimiento industrial do

la Argentina, en su faz modorna, comienza en la d&'ada del treinta --es decir, durante la Depresi6n- es inacopta- ble sin sustanciales rotoques. En rigor do vordad, la indus- tria argentina, en te'rminos generales, comenz6 muchos afios antes. La industria "modorna" so inicia realmente

27 La ponencial, fue realizada por JES16S PRADOS ARRA.RTE., juntamente con un funcionario del Banco Central. Ver su libro El control de cambios, Buenos Aires 1944, pAg. 470.

28 OscAn E. AAuujo, "La industria brasileiSa de posguerra", Revlsla Veritas, Buenos Aires, abril 1945 (pAg 256).

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en la deada del veinte -especialmente en los uiltimos afios de dicha d6cada-, periodo en el que se observa un elevado nivel de inversi6n industrial y de importacion de equipos para el mismo sector y la entrada de nume- rosas empresas extranjeras.

b) Durante la decada del treinta, particularmente en la se- gunda mitad de la misma, se observa un cierto crecimien- to industrial que sigue las tendencias de afnos anteriores. Las medidas anticiclicas de la primera mitad de la decada del treinta estimularon la expansi6n del sector industrial, sobre la base de una mas amplia utilizaci6n de la capaci- dad existente en el sector, producto de la inversion de la decada del veinte. En la segunda mitad de la decada del treinta, el crecimiento industrial se relacionaba, antes que nada, con la politica cambiaria. El control de cambios de aquellos anios estuvo ligado, mas que con problemas ciclicos, con las dificultades estructurales creadas por la politica imperial britanica, expresada en la Pacto Roca- Runciman, y con los problemas de conducci6n politico- econ6mica, que implic6 el creciente antagonismo entre Inglaterra y Estados Unidos.

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