8/16/2019 Intento de ensayo

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La Elia, entre Ayoma y sus hijos: ¿pudo volver? ¿volver a dónde? ¿existe ese

lugar, su casa boliviana, a la que deseaba volver?

Pasan los años y las cosas cambian, la vida sigue su curso: algunos nacen,

otros mueren. Otros se van, y cambian. La vida de los lugares se modifcaen esos movimientos constantes, más de salidas ue de regresos. A !esar

de ue !areciera ue el tiem!o no corre, ue las montañas y los cerros

!ermanecen ah" frmes, como las !aredes donde naci# la Elia y todos sus

hermanos y donde durmi# con sus hijos en este viaje, las cosas cambian.

A!enas llegamos ella no se sinti# como en su casa !orue no estaba su

mamá, !orue estaba en alg$n cerro, !astando sus ovejas. La casa sin ella

no era su casa. %&'#mo no me avisaste ue ven"an(). La Elia nos cuenta

semanas des!u*s ue le reclam# en uechua su mamá al vernos. %+i te dije

ue llegábamos des!u*s de año nuevo). %o lim!i*, ue van a !ensar estas

chicas, ue somos unos sucios), dice ue le dec"a mientras corr"a de la

habitaci#n las bolsas llenas de trigo -ermentado, ue inundaba de un olor

intenso y ue es!eraba ser trans-ormado en chicha. +e sac# su sombrero, y

a!resurada, con sus manos fnas de araña tejedora, reh"o sus trenas,

mientras nos miraba y nos sonre"a, dando inicio a nuestra comunicaci#n ue

no !od"a ser mediada !or diálogos.

El tiem!o corre en los !liegues de la cara, de las manos de la abuela /eli!a,

en su cansancio de !astar ovejas, y su nieta adolescente ue no uiere

ayudarla, !orue ya ninguna niña de su edad !asta ovejas. En el 0no saber1

del abuelo 2emetrio, de ue los niños de la ciudad se tranuilian con la

tele y 3ic4ey 3ouse, y ue !ara ue *sta ande hay ue tener el enchu-e

correcto, ue los 252s tienen marcas y no les anda cualuier control

remoto, en ue hay ue cuidar esas cosas, ue si se rom!en son costosas, y

las traen de lejos y son im!ortantes 67im!ortantes !ara ui*nes89. sus

es-ueros !or com!render, com!render a esos nietos ue no conocen, ue

s#lo se duermen con sus mamaderas de leche en !olvo ido, leche

envasada en lata ue viene de Argentina, teniendo las vacas au" a la

vueltita nomás. la Elia se enoja, se enoja con sus !adres, %!orue no

saben ni entienden, yo ni !ens* en los enchu-es !orue viste ue allá todos

tienen en su casa, !ero acá ellos no usan, mi !a!á me dijo !or u* no te

fjaste vos ue entend*s, !ero no me di cuenta, estos chicos me tienen

como borracha y esto no es la ciudad).

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  encima de ue no llueve, %está todo seco, está todo -eo, antes no era

as"). 'ambios en la vida del !aisaje, de ser verde, ahora es marr#n. Las

consecuencias de la seu"a ue aota este año a todo ;olivia. El rio ue

su!o años atrás arrasar casas, hoy !arece un hilo de agua sucia a !unto de

desa!arecer. Pero 7c#mo se relacionan estos cambios con las seuias del

abandono8 Esos cam!os ue ahora están vac"os, no se cultivan más,

conservan las marcas de cuando se trabajaban, 4il#metros y 4il#metros de

aceuias !or las ue ya no circula agua, tierras resecas ue su!ieron

albergar !a!a, haba, ma", !ara alimentar a ese !ueblo, ue en alguno

tiem!o estuvo bajo el mando de un !atr#n, dueño de la hacienda, ue los

hac"a trabajar como esclavos. La madre de /eli!a vivi# en esos tiem!os, y

todos recuerdan, aunue no los hayan vivido, lo duro ue -ueron.

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estuvi*ramos con los chicos las llevar"a a esos lugares) 67y los

encontrar"amos como a!arecen en su cabea y sus narraciones89. @n grito

de la 3ica, su hija de año y medio, interrum!e su relato y tiene ue ir a

sacarla de la canilla de a-uera, toda mojada y -r"a, y nosotras le cuidamos

las !a!as !ara ue no se uemen, !orue ella tiene ue cambiarla !or

tercera ve en el d"a, y la !ila de ro!a sucia ue se junta en el -uent#n

metálico, a la es!era del sol y del -regado a mano.

El 3ario, su marido cochabambino, logra llamarla luego de semanas sin

!oder comunicarse desde '#rdoba. Llorando le cuenta ue no so!orta el

calor, %BC está haciendo y au" hace una semana ue cortaron el agua). o

!uede bañarse y no sabe ue cocinarse. 2esde ese d"a ella solo !ens# en

volver. 75olver a d#nde8

%a llegamos a casa), le dec"a intentando tranuiliar a su hijo Devin, de

cuatro años, ue no dejaba de llorar, mientras viajábamos amontonados en

una ruf >$nico trans!orte ue conecta algunos !oblados de ;olivia,

caminos ue antes solo se hac"an en burro o a !ie>, bajando de los BBB

metros sobre el nivel del mar donde se ala la ciudad de Potos", la segunda

más alta del mundo, !or la ue deb"amos !asar, en nuestro viaje hac"a la

-rontera con Argentina. 5iaje ue más allá del tiem!o y los 4il#metros,

im!licaba salidas y entradas, tránsitos entre realidades, y movimiento

constante, y los niños molestos, cansados y aburridos.

  si alguien hoy le !reguntara a la Elia de d#nde es, 7u* dir"a8 2eber"a

!reguntárselo.

Acá ella es boliviana, lo dice su cara, su acento, su andar, sus %nostalgias).

Pero allá ella está lejos de su casa, de la ciudad y sus ritmos, sus

comodidades a las ue ya se acostumbr#. Acá es hoy su casa, y la de sumarido, y la de sus hijos, donde crecen d"a a d"a, siendo tambi*n argentinos,

cordobeses. 'ordobeses ue !ara el cum!leaños de dos años de 3ica

cocinan bicochuelo %E?uisita) en olla %Essen), !ero almueran -elimente

%!icante de !ollo con chuño tra"do de Ayoma).