Imagenes Primigenias de La Religion Griega II - Hermes, El Conductor de Almas - Karl Kerenyi

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Mitologia griega

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  • Imgenes primigenias de la religin griega IV. PROMETEO

    INTERPRETACIN GRIEGA DE LA EXISTENCIA HUMANA

    KARL KERNYI

    TRADUCCIN DE BRIGITTE KIEMANN

    )

    sextopiso

  • Todo.lo. derechos reservados. Ni ngun. pUle de eSla publ icacln puede ser reproducida. Iransm[tida

    o almacenada de mane" alguna sin el rmiso previo dd ed ilor.

    I

    TiTULO ORIGINAL Urbilder der griechischm Religion

    Mysrerien der Kabiren

    Copyright

  • NDICE

    Comentario preliminar 9

    L Quin es el Prometo de Goetbe? ,3

    , . La eternidad de la especie humana y de lo titnico '7

    3. El mitologema de Promete o en la Teogona 4'

    4 La arcaica mitologa de Prometeo 57

    5 Intermezzo en el discurrir histrico de la ciencia 69

    6. El mundo en posesin del fuego 75

    7 El ladrn del fuego 83

    8. Prometeo encadenado 89

    9 Prometeo, el que sabe 99

    w. La profeca de Prometeo H3

    H. Promete liberado H9

    " . Canto de desenlace, segn Goethe ,35

    Notas ,37

    Eplogo '45

  • Prometeo. Plato datado en el siglo VI a. C. Museos Vaticanos, Roma.

  • COMENTARIO PRELIMINAR

    Si el ejemplo que aqu se plantea, el de la representacin de un tema mitolgico, fuese a tener su prolongacin con cualquier otro volumen de similares caractersticas, debera hacerlo con el de Ortega y Gasset consagrado a la caza.' Un modelo de observacin rigurosa y sensible, en el que destacan los rasgos propios. relacionndolos del modo adecuado -para decirlo en una palabra: cientncamente- con una actividad humana primordial. Es el modo en el que un mitologema se sita en el primer plano: la interpretacin preftlosnca de la existencia humana. del Dasein, en Grecia. La palabra griega mythol6gema. sin embargo, procede de mythologein, la denominacin verbal de una actividad, la mitologa, mythologa en griego, que puede situarse junto a otras actividades trascendentes y ldicas de la humanidad, especialmente en determinados perodos, los ms antiguos de la historia. Junto al contenido, tambin nos interesar la actividad en s misma, ya que las diferencias y rasgos caractersticos revisten gran importancia.

    Uno de los rasgos caractersticos viene representado por una actividad mental, y otro, desde un punto de vista diferente, indica que esta actividad puede parecerse al movimiento de una sustancia determinada. Para relacionarnos mejor con un mitologema deberemos seguir aquello que se mueve influido por los cambios de las transmisiones, como si nos hubisemos propuesto ir a la caza de un noble animal. Tarea que se aleja mucho del mero registro o de ordenar cronolgicamente la materia transmitida, labores que cumplen las grandes enciclopedias mitolgicas y los manuales de consulta. Seguir atentamente una actividad llamada mitologa -el seguimiento de la mitologizacin de los mitlogos, pero tomando una parte

  • activa, como, por ejemplo, hace Ortega y Gasset cuando va a la caza de los cazadores- ser del todo imprescindible. Del mismo modo que las ciencias naturales requieren la experiencia, el empirismo -empeiria, en griego-. las ciencias de las humanidades deben contar con una base experimental, que por lo menos les permita una petra -un experimentar- con las actividades mentales de las que se estn ocupando.

    Pera toi mathsios arch, eso dice el poeta griego Alkmann: Haberlo experimentado uno mismo es el inicio del aprendizaje. Los poetas son quienes mejor nos llevarn a experimentar con los mitologemas durante largo tiempo extraviados. Cuando todavia se implican en la tradicin viva, convirtindose en mitlogos -m)1hoL6goi, narradores del mito-- sin salirse del marco del mitologema, de los grandes rasgos encontrados en las anteriores realizaciones del mito: ste es el modo de proceder de los poetas antiguos. O bien experimentando el antiguo mito en si mismos. examinndolo cuando menos, y siendo capaces de comunicarnos su propia petra particular -que ciertamente es un experimentar, una petra, y no un simple conocimiento de la materia, una simple orientacin alcanzada a travs de la formacin y los estudios apropiados: ste es el modo que concierne al poeta de los tiempos modernos. No obstante, sea de un modo u otro, ambos interpretan la resonancia que de cualquier manera el contenido despertara en nosotros, y conocen la forma de agrandarla. El tema de Promete o fue frecuentemente retomado por la poesa moderna. Y fue Goetbe, por encima de todos los dems, el que se situ entre nosotros y los antiguos mitlogos: un mitlogo moderno en estas creaciones, por lo que 00 puede meramente ser considerado desde el punto de vista de la ciencia literaria (un punto de vista que est en la base, mientras que el otro deber unrsele), sino tambin desde el de la ciencia de la mitologa. Y en medio, entre nosotros y la Antigedad, est Goethe, no slo en el sentido del mediador de una petra de la materia humana, sino tambin en el sentido del obstculo que su ouevo mitologema, en cierto modo, introduce en el recorrido hacia la comprensin del

    10

  • antiguo. Aunque, por otra parte, a diferencia de cualquier otro poeta moderno que se ocupe de Prometeo, Goethe, en su calidad de intrprete espontneo, signifIca asimismo una ayuda. A travs de su potica, y del modo de interpretarla, deberemos construir el camino que ha de seguirse.

    Las relaciones con un rnitologema, en cualquier caso, no pueden situarse en el lugar en el que ste se inicia. Que los mitologemas de los grandes rasgos, desde la perspectiva histrica, ya estn all -los de las tempranas ejecuciones de mitos anteriores, as como los de las fIguras que hace aparecer como los personajes del drama que salen a escena- es una paradoja de la mitologa y convierte en insignificante sea cual sea el lugar por el cual elijamos comenzar. Las hiptesis sobre el origen, por muy agudas que sean, necesariamente descuidan el mbito de los esfuerzos cientncos formales -y la mayora no son ms que fantasiosos e indemostrables productos de las gentes de hoy-o El tema de Prometeo, como ejemplo especmco del tratamiento cientfIco de un contenido mitolgico, tiene la ventaja de ofrecer dos vas de acceso a una aproximacin cientfica singularmente clara y abierta: la ya mencionada, a travs del experimentar, de la petra, y la que parte de la teora basada en los hechos derivados de la transmisin y del material etnolgico comparativo. Una entrada por la que se puede acceder si se determinan las siguientes preguntas: qu significa ciencia de la mitologa? y qu significa mitologa?. As constataremos, en primer lugar, la ejemplaridad terica del mitologema de Prometeo -plasmada de un modo conciso al final de este volumen, bajo la entrada mitoLoga griega, en el sentido de los trabajos tericos del autor-. Y, tras la aclaracin terica, con la pregunta de quin es aqul que se nos erurenta en el mitologema?, ya podemos iniciarnos en el principio de lo concreto.

    H

  • I

  • 1. QUIN ES EL PROMETEO DE GOETHE?

    PROMETED y CRISTO

    Prometeo, de entre todos los dioses de los griegos, es el que tiene la ms extraordinaria relacin con la humanidad: una relacin que por semejanza y contraste recuerda el concepto cristiano de su redentor. Prometeo est alIado de la humanidad, se solidariza con ella como ningn otro dios griego. En eso radica su semejanza con la relacin de Cristo hacia la humanidad. que, sin embargo, como hombre sufre con la existencia humana. Su estrecha vinculacin con la humanidad. como condicin previa a su obra, aparece primeramente a travs de la fe de los cristianos, para los que es el dios, en su entera paradoja. Paradjica resulta la fe profesada a aquella divinidad con apariencia de hombre, y no en su aspecto solidario con la humanidad. Prometeo nunca aparece como hombre. Es un ser mitolgico que desde siempre ha pertenecido a la mitologa, y ya que posteriormente tampoco se creara una mitologa a su alrededor, aparecer como un ser divino le resulta lo ms natural.

    La paradoja en torno a Prometeo se inicia a partir de representar a la humanidad, cuando como dios padece injusticias y martirios y humillaciones -signos caractersticos de la existencia humana-o Esta estrecha relacin con los humanos constituye en s misma la paradoja. Y as es concebida en el mundo griego, como lo que representa la divinidad de Cristo en el Credo cristiano. A lo sumo poda ser considerado como un dios de los gnsticos, en griego llamado anthropos, hombre u hombre primigenio, a modo de paralelismo de la historia religiosa con el mitologema de Prometeo. Tambin

  • aqu. ciertamente. las diferencias tendran importancia. No obstante. acceder a hablar del primigenio hombre gnstico sera tanto como adentrarse en un mbito de otra naturaleza. un trnsito desde la mitologa hasta la gnosis. en tanto que nosotros optamos en este estudio por circunscribirnos a la transmisin mitolgica; una limitacin slo en la medida en que quiz as renunciaramos a nuestro propio concepto. asimismo formado por el cristianismo y la gnosis de los salvadores e indignados divinos. para asentarnos en el estado de los que todava-no-saben.

    Este estado. preferiblemente vacuo de todos los elementos de la formacin tradicional. slo puede ser alcanzado de un modo paulatino. Decir qu nadie piense en el Prometeo de Goethe! no es sunciente. Aqullos que no lo conocen. de todas formas no pensaran en l, y los que s lo conocen habrn conocido a Prometeo a travs de l. Slo cabra preguntar: cul de ellos? Uno que no tiene nada que ver con el Prometeo transmitido por los antiguos poetas y manuales de consulta? Sera demasiado simple que un intrprete de los poemas del Prometeo de Goethe nos exhortara, por ser lo ms conveniente. a liberarnos de toda la mitologa griega! Ni los griegos ni Goethe son fcilmente olvidables. Goethe. en cierto modo, ya nos escribi el prlogo para poder acometer una primera toma de contacto seria del tema de Prometeo.

    Prometeo en la miscelnea de poesas Cubre tu cielo, Zeus,

    de nubes vaporosas!

    Dedicate. como un mozo

    que corta flores de cardo.

    a los robles y cimas de los montes!

    Pero djame mi tierra.

    la choza que no has construido

    y tambin mi hogar

    por cuyo fuego

    me envidias.

  • Nada ms pobre con07.CO

    bajo el sol. oh dioses. que a vosotros.

    Mezquinos. alimentis

    vuestra majestad

    con los tributos que son las ofrendas

    y el hlito de los rezos;

    y morirais de hambre si no fueran

    locos llenos de esperanza

    los nii'l.os y los mendigos.

    Cuando era un niito

    y todo en m confusin.

    mis ojos desorientados

    miraban al sol cual si ms all

    hubiera odos para olr mi queja

    y un corazn como el mo.

    capaz de apiadarse del angustiado.

    Quin me ayud

    contra la arrogancia de los Titanes?

    Quin me salv de la muerte

    y de la esclavitud?

    No lo has hecho todo t.

    corazn sagrado y ardiente?

    Ardoroso. joven. bueno.

    no diste las gracias, engai'lado.

    por salvarte. a quien arriba dorma?

    Honrarte. yo? Por qu?

    Has calmado el sufrimiento

    de quien vive abrumado?

    Has enjugado las lgrimas

    de la persona angustiada?

    No me han forjado y hecho hombre

    el tiempo todopoderoso

    '5

  • y el eterno destino.

    amos mos como tuyos?

    Creas acaso que deba odiar la vida.

    refugiarme en el desierto.

    pues no noredan los suefos todos

    de la aurora adolescente?

    Aqui estoy formando a hombres

    a mi semejanza e imagen;

    a una estirpe que se me parezca.

    que sufra, que llore.

    que goce y se alegre

    y. como yo,

    no te respete.

    I

    COMPLEMENTO MEDIANTE EL FRAGMENTO DRAMTICO

    Goethe irrumpe con impetu en este poema con sus experiencias espirituales ms personales de la figura mitolgica tradicional. Lo hizo sin preparacin? D acaso el fragmento dramtico de Prometeo ya existia, y su trabajo creativo fructinc en la obra teatral (carta a Kestner. julio de 1773)? La pregunta se plante de nuevo hace poco tiempo y fue respondida equivocadamente por renombrados intrpretes de Goethe.3 Tampoco nosotros deberamos contentarnos con la impresin de que Goethe hubiese rebasado los lmites de su ya iniciada obra dramtica con el envite insuperable de los citados versos. Cuando volvi a surgir el fragmento dramtico. dado por desaparecido desde haca casi medio siglo, el poeta precis de un modo suncientemente categrico que el tercer acto deba comenzar con el conocido monlogo (carta a Zelter. II de mayo de 180). Por este motivo, en 1830, tras la impresin de los dos actos reencontrados, hizo que continuara con la siguiente

  • observacin escnica: Prometeo en su taller. Comparando los pasajes en los que el fragmento dramtico complementa al lrico, o mejor an, en aqullos en los que concuerdan con l, alabaremos la buena memoria de Goethe que nos permite seguir la huella de su trabajo en el joven mitlogo que haba en l -pues esto es lo que era en aquella poca, mucho ms que un dramaturgo experimentado.

    Prometeo calinca en el monlogo a la tierra de ma:

    Empero mi tierra

    deja en paz.

    No se sabra decir lo que aquello signincaba: propiedad, familiaridad o solidaridad y pertenencia? Aun si aqu todo est concebido con mayor nitidez que en los dos actos anteriores del drama, cabe informarse a travs de ellos. para as poder calibrar el peso exacto de esta palabra y tambin percibir los contornos precisos de una situacin cosmognica con la reparticin del mundo. Los dioses estaban dispuestos a desalojar el Olimpo para Prometeo y quedarse nicamente con el cielo: all, en la cima del Olimpo -sta es la propuesta que le trae su hermano Epimeteo:

    ... para que en ella habites

    y desde all gobiernes la tierra.

    Prometeo, sin embargo. opinaba que ya posea la tierra, no como una propiedad obtenida por un reparto, sino proveniente de una pertenencia:

    Incapaces son de robarme lo que poseo.

    y Jo que ellos poseen que ellos se lo denendan

    cada cual con lo suyo y todo en paz.

    Epimeteo: Cunto es lo tuyo pues?

    Prometeo: Pues el crculo que llena mi actividad!

    Nada por debajo de l, ni nada ms arriba ...

    '7

  • Qu fuero tienen sobre mi esas estrellas de lo alto para pretender hacerme fuerza?

    Prometeo es para este mitlogo el seor de la tierra, en un sentido especial, el mitolgico, quizpel mismo modo que Hades es el seor del inframundo debido a una temprana particin y no porque se hubiese creado su mbito de dominio. La idea de que la alusin de Prometeo a la jornada de trabajo deba ser entendida de una forma bblica, como la obra de la creacin del mundo, es ciertamente confusa. La obra creativa de Prometeo, asimismo segn el mitologema de Goethe. se limita en exclusiva a aquello de lo que es capaz de alcanzar en la tierra:

    Aqu es donde est. mi mundo, mi universo!

    Aqu es donde m mismo me siento!

    Realizados veo aqu en figura corprea

    mis anhelos todos! Mi espritu repartido en miles de porciones e ntegramente al par en mis dilectos hijos!

    Primero slo fue

    ... su mundo de barro

    y fue vivificado por el destino: Mira abajo, Zeus.

    echa una mirada a mi mundo: vive!

    El seor de la tierra, cuyo espritu est miles de veces fragmentado en sus criaturas, los hombres, no lo reconoce como a un dios, pues cedi este nombre a los divinos, pero se concibe a s mismo como idnticamente infmito y todopoderoso por la facultad de su espritu, que a los dioses, a los seores de las fuerzas de la naturaleza, no les es propio:

    Podis acaso prensar en mi puo

    el vasto espacio del cielo y de la tierra?

  • (sta es la habilidad del artista plstico.)

    Podis separarme a m

    de m mismo?

    (sta es la habilidad del poeta.)

    Podis dilatarme, ensancharme, hasta cobrar

    las dimensiones de un mundo?

    El hombre, nicamente en virtud de su espritu, est capacitado para ello. Si los dioses poseen el poder, otro poder les es contrapuesto: el poder del espritu, que se reconoce a s mismo no como propio, sino como una divinidad, como Minerva (en lugar de Palas Atenea, as ocurra entonces en el uso del lenguaje). Este es el lcido sentido del dilogo eon la diosa:

    Prometeo: . . . eran tus palabras.

    De suerte que yo no era yo,

    sino una diosa a la que hablaba,

    cuando yo me imaginaba hablar;

    y cuando imaginaba que era una diosa la que hablaba,

    era yo quien lo hacia.

    As fue siempre de ntimamente unido y

    compenetrado el amor que te tuve!

    Ni los dioses ni el seor de la tierra -y ya podramos incluir la denominacin de hombre para ello- estn capacitados nicamente para regalar y arrebatar la vida a travs del poder de su espritu divino. Queda reservado al destino. Prometeo lo descubre mediante la diosa al nnal del primer acto. Ah innere el destino y regula la fuente de toda la vida. El segundo acto est dedicado a la vida, de un modo que Nietzsche no pudo superar. Este acto fundamenta de aqu en adelante el desmesurada deseo de Prometeo de proseguir creando, y con l se inicia el tercer acto. El segundo ya lo hemos rebasado con la cita:

    19

  • Mira abajo Zeus.

    echa una mirada sobre mi mundo, vive!

    La continuacin dice:

    A mi semejanza lo he formado,

    plasm una raza igual a m.

    (

    para que sufran, Uoren. gocen y se alegren.

    sin cuidarse de ti para nada, lo mismo que hago yo!

    Versos que se repiten en el clebre monlogo. Sin embargo, si en aquel momento ya hubiese existido la annada forma que ahora conocemos, Goethe jams los hubiese escrito de aquel modo. Ah estn, an sin pulir, en su condicin ms primordial.

    La comparacin de otra sucesin de versos, casi acordes en el dilogo con Mercurio y en el gran monlogo, tambin nos muestra, adems de los pulidos retoques, un perfLl ms preciso del mitologema de la infancia del Prometeo de Goethe. Por el fragmento dramtico sabremos que Zeus fue su padre y que tuvo una diosa por madre. Con estas variaciones del linaje tradicional, el poeta apartaba a su hroe de la estirpe de los Titanes. Pero tambin lo situ en contraposicin con ellos. permitiendo que se vislumbraran las amenazas a las que el nio o el joven estaban expuestos. Mercurio le reprocha que los padres le hubiesen protegido:

    Prometeo, Contra quin? Contra peligros que ellos se

    teman?

    Defendieron acaso mi corazn de serpientes

    que en secreto acechaban?

    Aceraron este pecho para que pudiese

    desafiar a los Titanes?

    Por el empleo de la palabra neidschen [odioso, mortincanteJ. procedente del alemn medio dialectal, cobra especial fuerza la conviccin de que Goethe, en el caso de que la obra teatral

  • hubiese llegado a terminarse. antes la habra pulido con retoques. eliminando contradicciones y repeticiones. Como mitlogo seguramente debi atenerse a un suceso de la infancia de Heracles, el hijo de Zeus, al que no salv el padre sino l mismo de las serpientes que le amenazaban, aunque no qued muy claro si Prometeo luchaba contra monstruos reales o imaginarios. En el monlogo se alude con ms claridad al destino de otro hijo de Zeus, a Dioniso, que sufri el desgarramiento ocasionado por los Titanes (en el himno homrico) por ser esclavizado:

    Quin me ayud a domear

    la arrogancia de los Titanes?

    Quin me salv de la muerte,

    de la esclavitud?

    Yel fragmento continuaba en primer lugar:

    No me forj a m en el yunque viril

    el Tiempo omnipotente y el sempiterno Hado, tus seores y el mo?

    En el monlogo tampoco se olvida el destino, con el poder para dispensar la vida que Prometeo experiment al fmal del segundo acto:

    No me ha forjado como hombre

    el Tiempo todopoderoso

    y el destino eterno, tus seores o los mos?

    GOETHE INTERPRETA SU MITOLOGEMA

    En 1813 1814, en el primer perodo de trabajo en Dichtung und Wahrheit [Poesa y verdad: de mi vida, EditorialAlbaJ.

  • hacia el fInal del libro XV, Goethe emprende la tarea de explicar los fragmentos del Prometeo adolescente. Que no recordara los fragmentos dramticos, que en aquella poca se daban por perdidos, es improbable. Ya en la segunda frase de su explicacin menciona la protecci&n de padres y panentes, y esto es lo que tambin hizo Mercurio en los primeros versos del iniciado drama: Y que te protejan!. De manera signifIcativa acenta el sentido con la primera fase: El destino comn de los hombres, en el que todos nosotros estamos comprometidos, / debe resultar ms penoso para aqullos que antes y ms ampliamente desarrollan sus facultades espirituales. Separo con una barra el uno del otro, los dos elementos, que el mismo Goethe sita inmediatamente en primer trmino, como lo ms importante para la comprensin de su mitologema de Prometeo: el destino comn humano y los hombres con el espritu ms desarrollado, a quienes les resulta ms duro de llevar que a todos los dems.

    Ambos elementos trgicamente vinculados -el hado de los hombres y el ser apenas soportable-los haba experimentado el joven Goethe en s mismo, y ahora, cuarenta aos ms tarde, los evoca de nuevo. Se ve a s mismo de un modo retrospectivo cuando l slo pisa en el lagar : una palabra de Dios, en Isaas 63. 3., que al mismo tiempo suscita una ocupacin de los hombres originarios en el drama del Prometeo de Goethe de 187/8, Pandora, como imagen de situacin: Todos los vendimiadores, abandonan los lagares, / entrando en las ptreas bodegas ... . Aquella situacin humana originaria, que en divina soledad cada uno experimenta en s mismo, sin la presencia de otros hombres, facilitaba la fundacin de la existencia. Goethe pronuncia la palabra y alude a su invocacin, a aquello que le posibilita fundar su propia existencia por aquel entonces, a su fructfero talento: As, sobre esto me gustara fundar mi entera existencia en el pensamiento, mi Dasein. Aquella idea se transform en una imagen, la antigua fIgura mitolgica de Prometeo se proyect ante m, y l, segregado de los dioses, desde su taller de trabajo poblaba el mundo.

  • El mitologema de Goethe no trata en realidad de la existencia humana ni de su creacin. Y tampoco trata del arte ni de su invencin o iniciacin para hacer ms llevadera la existencia humana. Goethe haba experimentado en si mismo tanto el arte como la dificultad de sobrellevar el destino humano; sta era la otra circunstancia sobre la que. junto al destino comn, el poeta quera fundar su propia existencia, su Dasein individual. As pens en Prometeo, un ser especial entre los dioses y los Titanes. Tambin describe con precisin su proceder mitolgico' en el que una vez ms seala dos elementos: La fbula de Promete o estaba viva en m. / La vieja vestimenta de Titn confeccion a mi medida . . . . Prometeo no es el artista comn, sino l, el joven Goethe: as se explica el carcter lrico, surgido de aquel modo de mitologizar. Sin embargo, continuaba siendo una manera de mitologizar. Los dos elementos caractersticos de aquella ocupacin espiritual estn representados aqu; lo espontneo, a travs de lo cual una figura mitolgica y su historia -un mitologema- buscan como experiencia propia la expresin, y la bsqueda de la expresin en la transmisin mitolgica.

    En cualquier caso, en este punto, y comparado con los antiguos mitlogos, Goethe se mova con mayor libertad. l mismo explica cmo confecciona a su gusto la vieja vestimenta del Titn. Su procedimiento, no obstante, recuerda bastante a la prctica mitolgica, como me he permitido exponer a la vista de los hallazgos sobrevenidos en pueblos con una mitologa todava viva, basndome en dos sobresalientes y juiciosos, coetneos:+ el hombre arcaico, antes de actuar, retrocede un paso, a semejanza del torero cuando se prepara para asestar la mortal estocada. Busca una pauta en el pasado, en la que pueda deslizarse, como si estuviese bajo la antigua campana de un buzo, protegido y desvirtuado, para as abalanzarse sobre el problema presente.

    Por aquel entonces el problema de Goethe, segn reconoce l mismo, era la fundacin individual de la existencia, de su propio Dasein. que estableca algo mucho ms existencial

  • que cualquier enseanza sobre el arte y los artistas. Mientras pugnaba por resolver su problema vital a travs de la propia identifIcacin con una ngura mitolgica, concibi un mitologema y se convirti ms en un mitlogo que en un dramaturgo. Entretanto tambin se aferraba a su estncial experiencia de entonces, a la experiencia del aislamiento, e irrumpia en la forma potica de esta condicin, la monodia; no slo quebr la forma dramtica, que quiz an lo hubiese consentido, sino tambin la tradicin mitolgica -para posarse nuevamente sobre el fondo del mitologema originario, enriquecindolo con un nuevo rasgo, que entretanto tambin habia reconocido en la antigua imagen de Prometeo.

    Lo MODERNO EN EL MITOLOCEMA DE GOETHE

    Lo moderno del Goethe de entonces, en su experiencia del determinante rasgo emergente del destino del hombre, es el aislamiento en el que cada hombre se encontraba, y que el poeta acepta con convencimiento. Y a ello se refera, as como precisamente a las consecuencias de esta aceptacin, en la interpretacin de su propia sabidura de la vejez; Mis obras, que cosecharon tantos aplausos, eran hijas de la soledad, y desde que mi relacin con el mundo se haba expandido, no me faltaba la fuerza ni el gusto por la invencin, pero la realizacin se paralizaba porque en realidad careca de un estilo en prosa y en poesa, y con cada nuevo trabajo, dependiendo de cul fuese el objetivo, siempre andaba a tientas y me senta obligado a intentarlo desde el principio. A medida que en este sentido rehua el amparo del hombre, que lo exclua, as me separaba yo, prometeicamente. tambin de los dioses. de un modo tanto ms natural, ya que con mi carcter y forma de pensar siento una permanente predisposicin a engullir y rechazar a todos los dems.

    Una consecuencia de esta aceptacin del destino del hombre, con el aislamiento y la disposicin a apartarse de los dioses,

  • formaba el mitologema del Prometeo de Goethe. Su Prometeo era el antiguo dios que, cuidndose de los hombres, segua su propio camino, pero no como los autnticos Titanes, con su gigantesco sentido titnico devastador de los cielos. Slo quera separarse, y por este motivo tampoco quera ser un dios, sino fundar una tercera dinasta: una humanidad, como la del joven Goethe. como l rnjsmo. Pero cmo poda el fundador permanecer todava aislado, cuando con l tambin se iniciaba una humanidad con el destino comn de los aislados? No representaba aquel aislamiento desde siempre un rasgo del ser humano. que slo ahora haba sido reconocido, y precisamente por ello este nuevo Prometeo -visto desde los nuevos tiempos- era el autntico y su mitologema era el verdadero mitologema del destino humano? Un mitologema mucho ms complejo que el antiguo, pero que continuaba siendo el resultado de la prolongada y antigua ocupacin mitolgica.

    A ello corresponda que Goethe imaginase al pequefto Prometeo en la situacin del hurfano originario amenazado por los primigenios mitlogos: es decir, a la manera de los antiguos relatos mitolgicos, reflejando en sus imgenes el estado inicial provocado por el propio nacimiento de todo ser recin nacido.5 Que estuviese pensando precisamente en Heracles amenazado por las serpientes. o en el nifto Dioniso despedazado por los Titanes, puede considerarse incierto. El Prometeo agredido por los Titanes ya no corresponde a la mitologa griega, sino a una mitologa originada en Goethe. Y tambin corresponda a su modo de mitologizar el que para inspirarse. entre todas las tradiciones existentes de Prometeo, escogiera una de plstica, un dibujo que reproduca el relieve romano de un sarcfago emplazado junto a Montfaucon, que tambin se describe en la enciclopedia mitolgica escolar de Hederich: en el que puede verse a un Prometeo sentado. dando forma a la imagen de un hombre, un cesto lleno de arcilla a su lado y frente a l una ngura elaborada, el alma con la forma de una mariposa que es acogida por Minerva.6

  • Si no es un dios. ni un Titn. ni tampoco un hombre, podemos. o incluso debemos, dar una contestacin a la pregunta de quin es el Prometeo de Goethe? La intensidad del modo como ha sido creado resulta voluntaria o involuntariamente biblica. a la par que el acentuado meriosprecio hacia Dios resulta igualmente antibiblico; ste es el efecto que deba provocar y asimismo establecer otro modo de depender bsicamente de la Biblia. A travs de esta actuacin queda defmida la fIgura del Prometeo de Goethe.

    Una potica fIgura intermedia, expresada de manera tranquilizadora por la propia interpretacin, excluye la idea de que la mitologizacin sea una ocupacin extraamente fIjada y slo potica, aun si no silencia la muerte del piadoso Mendelssohn. sobrevenida en el encuentro con este nuevo Prometeo. Ningn dios. ningn Titn, ningn hombre. sino la inmortal imagen primigenia del hombre conmovido y persuadido de su destino: el primitivo habitante de la tierra en tanto que contra-dios. apostado como soberano de la tierra. En este sentido aparece ms gnstico que griego, aunque no tiene nada que ver con la infantil gnosis del todava joven Goethe.

    Concierne todava ms a la nueva historia espiritual y precede a la imagen del hombre de Nietzsche y del existencialismo. o quiz an vaya ms all. Del mitologizar del joven Goethe no poda renacer la ngura clsica de Prometeo, pero si una figura enteramente moderna, cuyo efecto sobre la nueva generacin tema sobremanera el viejo maestro en el momento en que aparecieron los manuscritos perdidos (misiva a Zelter, II de mayo de 18:;:0).

  • . LA ETERNIDAD DE LA ESPECIE HUMANA Y DE LO TITNICO

    ESPECIE HUMANA Y RAZAS HUMANAS

    Lo contradictorio, el aislamiento asumido como destino comn, no forma parte del imaginario griego del ser humano. La diferencia entre el ser humano y el ser dios se acentuaba a los ojos de los griegos tanto como era posible: era deiln y deim6n al mismo tiempo.1 A su modo de ver no exista un ser ms pobre. ms insignifIcante, ms colmado de angustias que el ser humano. Y, no obstante, haba suncientes motivos para la cancin del coro en la Antgona de Sfocles (33/ 4):

    Muchas son las cosas terribles,

    pero ninguna es ms terrible que el hombre.

    As haba sido concebida la especie humana, en contraste con la raza de los dioses de vida fcil. Hesodo tambin hablaba de razas enteras humanas que se haban extinguido, seguramente tomando como base el modelo oriental, y hasta el nnal de la Antigedad perdur la creencia de que algunas festividades' como los Misterios de Eleusis, deban ser celebrados para evitar la desaparicin de toda la humanidad. Se teman aniquiladoras catstrofes mundiales -citando a Goethe- de naturaleza neptnica o volcnica, de hambrunas y de guerras, o quiz debidas a profundos cambios cclicos. La muerte individual no amenazaba a la especie humana, la mortalidad de los mortales -la ms lbrega de todas- slo estableca un matiz en la extendida caracterstica de deil6n, la comn miseria humana. Una visin de la eternidad del gnero humano surgi de ciertas profecas de futuribles imgenes oscuras, aun si no

  • era incompatible con el reconocimiento del poder de los dioses de la muerte. igase esta opinin.

    UNA ENSEAN1.A PITAGRICA I

    ata sententia, qua semper humanum genus fuisse creditur. au.ctores habet Pythagoram Samium et OcceLlum Lucanum et Archytan Tarentinum omnesque adeo Pythagoricos. Segn las palabras del tardo autor romano Censorino en su escrito sobre el da del nacimiento (De die nataU 4. 3), estaban Pitgoras el Samio, Ocelo el Lucano, Argoitas el Tarentino y todos los artfIces pitagricos' causantes y tambin defensores de la opinin de que el gnero humano es eterno. Conocemos el discurrir del pensamiento pitagrico referente al tema del escrito sobre el universo, que lleva el nombre del lucanio. Esto, traducido con cierta libertad. es lo que dice (3.J.3.),

    El hombre no est hecho de tierra ni de otras criaturas vivas, sean animales o plantas. Suponiendo que el orden del mundo sea eterno, sin principio ni fm -y esta es ciertamente la tesis de los pitag6ricos-, as tambin todo aquello cuyo orden (diak6smesis) es el orden del mundo (k6smos) deber ser eterno. En primer lugar, las partes de este Todo eterno deben haber existido desde siempre: el cielo. la tierra y entre ambos el aire. ya que sin l, un mundo que est compuesto por ellos. no puede existir. Y ya que sus partes son eternas. con ellas debe existir desde siempre todo lo que contienen: el Sol, la Luna y las estrel1as con el cielo; los animales y plantas con la tierra; el oro y plata con el aire de los vientos y los cambios de temperatura. Por eso el cielo es cielo. pues eso es lo que contiene, como la tierra contiene a la tierra y el aire al aire. y ya que a cada una de esas partes se le ha agregado una especie, que no slo es contenida sino que es superada por ella -los dioses al cielo. los hombres a la tierra. los daimones a la esfera del aire-, el gnero humano necesariamente tambin tiene que ser eterno: esto es. si la deduccin es correcta, que no slo

  • las partes coexisten con el Todo del mundo -con el orden-, sino tambin con lo que est contenido en estas partes, es decir, conlo que est ordenado.

    Aqu, en un trabajo escrito antes del siglo primero a. de C., el pensamiento griego del cosmos como diak6smesis, del mundo como orden, es desarrollado hasta sus ltimas consecuencias. Pone de manifIesto que este pensamiento incluye asimismo el gnero humano como algo eterno, siempre y cuando, como sucede en un ingenuo concepto antropocntrico del mundo, no se encuentre en el centro o poco ms o menos, como podra ocurrir a causa de una reflexin filosfica menos ingenua, en la que se conciba al hombre como ordenador o coordenador de aquel orden. El ingenuo concepto prenlosnco del mundo, que no es el resultado de filosofar sino de mitologizar, dado que sirve de base, no tiene a los seres humanos como su centro. En la tierra el hombre y en el cielo los dioses forman sus dos polos. Los daimones -que no son espritus malvolos, sino criaturas mitad dios y mitad hombre- ocupan en el aire la esfera intermedia entre el cielo y la tierra, en cierto modo slo para enlazar correctamente la posicin. No es a ellos a quienes se les puede atribuir la mitologa griega. sino a las florecientes enseanzas por aqu y por all de los daimones. a las que se adhirieron los pitagricos.

    EL CONCEPTO DEL MUNDO DE LA MITOLOGA GRIEGA

    La dualidad de dioses y hombres. de dos especies que estn situadas en polos contrapuestos, est tan claramente expresada en los antiguos poetas, que en ellos podemos reconocer con suma facilidad un rasgo bsico y caracterstico de la cosmovisin mitolgica griega;

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  • Algo que, en el nimo de ambos poetas, jams debe ser olvidado, ni siquiera cuando nos instruyen sobre el declive o la insignifIcancia de la raza humana. Segn la gran tradicin mitolgica griega, la humanidad, como los dioses, desciende de Gaia, de la Madre Tierra. Una creacin determinada por el hombre, en este mundo mitolgico -basado en la tierra, y dividido en dioses y hombres-, no se toma siquiera en consideracin. El hombre no est presente ni como creacin ni como sublevado, sino como uno de los polos. En el otro estn los dioses celestiales.

    QUINES ERAN LOS TITANES?

    De estos rasgos fundamentales sobre la visin del mundo de la mitologa griega, que, como el Prometeo del joven Goethe. estn aqu formando el lema y el prembulo, se han hecho algo ms comprensibles; aunque al mismo tiempo tambin algo se ha convertido en cuestionable. Se nos haba hecho comprensible, como ya hemos indicado. que tanto Hesodo como Esquilo, nuestras fuentes para entender el mitologema de Prometeo -el de la poca arcaica tarda y de la clsica temprana- no conocieran ni quisieran conocer nada sobre la posibilidad de que los Titanes fuesen los creadores del hombre. Ya que la visin del mundo mitolgico, as como las fIguras de la mitologa, introduce esta paradoja; existir con anterioridad a los poetas. a pesar de que fuesen ellos los que le dieron forma. En la interpretacin de los textos sobre Prometeo, convertidos en clsicos, deber renunciarse defInitivamente a la idea de su creacin del hombre. Si bien entonces deberemos preguntarnos: cmo podan existir en una tal visin cosmolgica criaturas como los Titanes, si no eran dioses ni hombres ni siquiera algo intermedio como los daimones?

    La pregunta quines eran los Titanes?, pese al riesgo de desvelar anticipadamente nuestra argumentacin, requiere una respuesta entre los prembulos de la interpretacin. La

  • respuesta est contenida en los textos, y de un modo que no precisa una interpretacin especfIca. Sin embargo, sabramos ms de los Titanes si se hubiese conservado el poema pico Titanomachia, la guerra de los Titanes, en la transmisin atribuida a Eumelo de Corinto O a Arctino dt Mileto. o a alguno de los poetas poshomricos. A la vigencia e influencia de las obras de la literatura arcaica, de los poemas picos mitolgicos, se les atribuye aqu tanta ms consideracin, ya que a la mayora de los Titanes no se les brindaba ningn culto en Grecia. Hesodo nos mostr cmo los relatos griegos fueron influenciados por los dioses a travs de tales poemas. y los lmites de esta influencia, a travs de una obra casi canonical. Y empleo el casi para delimitar precisamente la vigencia e influencia, y cannico para advertir que no puede tratarse de la transmisin de una poesa libre -ya que tanto por motivos temporales como materiales resultara imposible-, sino potica, aunque no ilimitadamente potica. incluso si no se trata de una transmisin de origen griego sino oriental. Canonizar poetas de xito, dotados con singulares y vigentes narraciones de poderosa influencia, que, sin embargo, consideradas como invenciones propias, no se hubiesen querido canonizar. Cualquiera que presuponga puras invenciones o innovaciones poticas en esta materia, como son usuales en la poesa moderna, debera aportar las pruebas particulares para cada caso individual,8

    En Hesodo se muestra un limite a la influencia de la mitologa griega a travs de la Titanomachia en el hecho de que nunca hubiese aceptado la arcaica genealoga de Urano, la inaceptada descendencia del dios cielo de un celestial padre Aither (

  • griegos a travs de la genealoga.9 Y esta es la respuesta que con su Teogona ofrece a nuestra pregunta: los Titanes eran dioses -los dioses anteriores,proteroi theo (44)-. La Madre Primigenia Caia, la tierra, la haba engendrado con su hijo primognito, con Urano. Como dioses y como hijos del cielo pertenecan al polo divino-celestial de las dos partes cosmolgicas. Sin embargo, casi todos ellos acabaron bajo la tierra, es decir, en la sima ms profunda de la tierra, bajo el Trtaros, lugar en el que ya ningn culto les poda alcanzar. Se llaman con sobrenombres chth6nioi, os subterrneos -incluso prolpticos (697) , anticipando su posterior destino-, o de lo contrario hJPotartrioi (851), en concordancia con la llada (14, 279) Y en lo principal tambin con el himno homrico de Apolo (336). Sin embargo, cuando emergan, como lo hicieron para la matanza del nio Dioniso, en el poema rfIco-mitolgico de Onomcrito, un telogo del siglo VI, se unan a aquellos daimanes a los que los pitagricos asignaron la zona media.

    Pero no todos acabaron de esta forma, y de ningn modo sus hermanas, las grandes hijas celestes. Eran seis en nmero, como tambin lo eran los Titanes, para as completar, segn Hesodo y quiz ya en la Titanomaquia, el nmero doce celestial. Si tambin ellas -y cules de entre ellas- tomaron parte en la guerra de los Titanes, la transmisin guarda silencio. La contienda y la derrota de los Titanes responden a la polaridad interior hijo del cielo-inframundano de su fIgura, una extraa caracterstica que ellos fundamentan. En el que no acta esta polaridad sino la periodicidad, corno ocurre en el caso de la Titnida Febe, por citarla slo a ella -cuyo nombre seguramente signifIca diosa lunar-, sin que hubiese necesidad alguna de lucha o de derrota. Los nombres de Titanes y Titnidas, la Titnida, compendian mejor el de simples divinidades que fueron vencidas por otros dioses. Los dems, los que descendieron de Cronos (Teogona 630, y otros lugares) -Zeus, sus hermanos e hijos-, representan en esta cosmovisin nicamente a la minora dominante, como un fragmento del cielo frreo sostenido por un Titn tan visible corno el

    33

  • Sol (Empedoclo fr. 38) y una Titnida tan visible como la Luna (Apolonio, Argonutica 4 54)

    La forma de ser de los Titanes no se limita de ningn modo a una nica generacin de dioses anteriores. Prteroi theo deben ser tomados precisamente como/aqullos que ya antes haban sido dioses -antes que Zeus y su familia de divinidades olmpicas-o La mayora de ellos lucharon contra Zeus y los suyos, y sufrieron una derrota, mientras otros, como Ocano y Tetis, conservaron su rango y su dignidad, y otros an -como la pareja de Titanes ms luminosos, Hiperin y Tea, en Helios y Selena, el Sol Y la Luna- se perpetuaron en sus descendientes. Descendencia que en Hesodo tambin expresa la afmidad en el modo de ser. La afmidad en el modo de ser entre Jpeto, el Titn con el nombre ms extrao, y sus descendientes -que en este caso es el parentesco en la cualidad Titnicarepresenta que en la Teogona tambin se plasme el hecho de que entre sus hijos -sin contar a Atlas. Prometeo y Epimeteotambin exista otro menos conocido. y del que asimismo hablaremos ms adelante; Menecio (510). Un nel representante de aquello que signinca ser un Titn -prescindiendo de que no sea un hijo del cielo, sino un nieto del cielo-, descrito como tal, y sufre el destino de la mayora de los Titanes; Zeus, molesto con su atasthUe y una tan petulante masculinidad (enore hyperoplos), lanza su rayo sobre l y lo proyecta hasta Erebo, a la eterna oscuridad del inframundo (514-16), el hybristes.

    QU RESULTA

  • ya que por s solo no resultaba transparente ni era comprensible para los griegos. Nos encontramos ante la misma situacin de la Odisea. cuando el abuelo Autlico es requerido para designar con el nombre de Ulises a su nieto (9. 406). Tambin este nombre, desde el punto de vista del lenguaje homrico y poshomrico, es slo transparente de un modo aparente, y Autlico. usando las artes de la etimologa popular -tal y como hoy se denomina a este procedimiento lingsticamente incorrecto-, debe esforzarse en intensincar la aparente transparencia. Su padre Urano les puso nombre a los Titanes, y sus etimologas -que de titainein. esforzar, y tisis. desquite, resultara el esfuerzo de los Titanes- son falsas. No obstante, caracterizan el modo de ser de los Titanes, tal como era conocido por los griegos en la poca de Hesodo. La pregunta introductoria quines eran los Titanes? deber por lo tanto desarrollarse en el sentido de preguntarnos: Qu resulta "titnico" para la concepcin griega?.

    Hybns y atastalie. orgullo desmedido y violencia -o tradzcase de otro modo si se prenere-, caracterizaban tan poco a los Titanes como su petulante masculinidad, que en la Antigedad tarda -una interpretacin tambin equivocada de la etimologa del titainein- se atribuy a que eran dioses pripicos. Las dos palabras que nos fueron transmitidas. titax y titne, fonticamente emparentadas con Titn, tambin deban ser explicadas a los lectores griegos cuando aparecan en los textos poticos: una en forma de rey y la otra en la de reina -significados nada distanciados de los de dioses anteriores e hijos del cielo. A partir del momento en que son ledos los nombres de los dioses pertenecientes a la vencedora familia olmpica, porque estn escritos sobre monumentos de la poca micnica -o Creta en la minoica tarda-, ya no es admisible que se contine hablando de los Titanes como si no fuesen ms que sus antecesores en el culto y su derrota, una caracterstica en todas las historias conocidas referidas a los Titanes. no representara un modo de expresarse mitolgicamente sobre los cambios habidos en las religiones histricas.

    35

  • Muchos testimonios connrman que el nombre Titanes -as podemos leerlo tambin en Walter F. Otto'O- slo adquiriera el significado de salvajes, obstinados o incluso malvolos a travs de su contraposicin con los olimpicos, a los que los Titanes nunca se rindieron sin luchar .,De esto ltimo no fue precisamente encontrada ninguna huella. Es ms probable que la veneracin a Palas Atenea y a Rera -dos diosas sublimes bajo el dominio de Zeus- pueda remontarse hasta la Edad del Bronce," o incluso hasta el Neoltico.'2 Por otra parte, el culto que se renda a una de las Titnidas si queda demostrado en los documentos micnicos de Pilos: el Theia mater, que Pndaro todava glorificaba ochocientos aos ms tarde. ,3

    Ya hemos mencionado la singularidad del nombre del Titn Jpeto. l y Cronos -un nombre que. considerado desde nuestro conocimiento del griego, tampoco parece transparente- se muestran en la rUada (8. 479) como los dos grandes ejemplos que alcanzaron a evocar el mitologema de los Titanes. Nada revela aqu el culto ni el cambio del culto en la misma Grecia. pero varios signos apuntan a la mitologa, con un fondo histrico que abarca pueblos y reinos. '. Asia Menor fue el escenario de grandes e histricos cambios de dioses, al que concernieron revolucionarios cambios de poder terrenaL Relatos de luchas entre dioses en el polglota reino de los hititas, con fragmentos de textos conservados con nombres de dioses de diversos orgenes lingsticos, muestran los puntos de contacto con las versiones griegas de la historia de los Titanes. Sin embargo, parecen estar separados por un mundo de los rasgos fundamentales y del motivo central de la descripcin hesidica --de la voluntad de la Madre Tierra de parirlo todo. '5 Un mitologema de la destronizacin, en el que s610 participan divinidades masculinas, tiene lugar entre los hititas durante cuatro generaciones. En l tambin tenia un antecesor masculino el dios correspondiente al Urano de los griegos: un rasgo obviado por Hesodo, pero que fue admitido por la Titanomaquia. ,6 Se trata de la simplincada historia, convertida en mitologa. de los sucesivos imperios del Cercano Oriente anteriores al

    36

  • primer milenio precristiano, tambin conocida por los griegos a travs de relatos, o quiz de cantares picos, en clave masculina y caracterizada por el nimo agresivo del hombre.

    La recproca amenaza de semejantes soberanos celestiales fue titnica segn la concepcin griega. A travs de los mitologemas forneos, en la distancia de aquella cualidad de extraeza originaria. los griegos alcanzaron a concretar una clara idea que los vinculaba con los nombres de los Titanes no griegos. aunque posiblemente ya micnicos, '7 que tambin podian reconocer en los propios relatos antiguos: en las historias de dioses con las caractersticas originales de la potica homrica, as como a partir de su arcaica mitologa -no del todo superada. A estos rasgos perteneca asimismo la identidad de grandes figuras divinas con cuerpos celestiales. una identidad -nunca ms admitida por Homero- que entretanto tiene sus analogas en el Cercano Oriente.

    Los SUfRIMIENTOS DE HERA

    y todava hubo ms: sentir el peligro y estar en peligro en el cielo no se limitaba nicamente al mitologizar griego sobre los extinguidos dioses anteriores. Aquello que circunda y circunscribe, el mismo mundo de los dioses, el cielo, habitualmente tan implacable, a este respecto se muestra afectado por la forma de existir del hombre. Para ir concluyendo estos prembulos, iniciados con los poemas del Prometeo de Goethe. y tras apelar a los pitagricos, a Pndaro y a Hesodo, para llegar hasta los cantos de los dioses de los rutitas, recordemos ahora unas lineas de los versos homricos (nada

    S 39'-94)'

    Sufri Hera

    cuando el violento hijo de Anfitrin

    en el pecho derecho le acertara

    con flecha de Ires puntas;

  • tambin entonces hizo presa en ella

    dolor irremediable ...

    La diosa Dione consuela con estas palabras a su hija, a Afrodita, herida por Diomedes. EUa le hablJl. de la herida dolorosa del dios del inframundo. de Hades, que el mismo Heracles provoc con su saeta, pero tambin le habla de su curacin en el Olimpo por obra del mdico Peon, ya que la vulnerabilidad era tanto un atributo de los dioses como una caracterstica en la existencia del hombre. ,8 La diferencia entre ambos polos -la mortalidad. por la que el hombre se siente asediado. y la inmortalidad que enlaza a aquellos dioses- es inmensa. Un dios puede dai'lar y es vulnerable, puede curar y ser curado: el hombre puede herir y ser herido. como mdico puede curar, y en tanto que herido tambin puede ser curado, pero como hombre es incurable. Sin embargo, en los versos citados se afirma curiosamente algo parecido referido a Rera. En una traduccin de Voss se atena con un casi. que no aparece en Homero. el irremediable dolor de la diosa:

    t:J...fi 6"'HQl1, (in f1lV XQOt:EQO; ni:; 'AI,UPlt:QWVO; be!;l'tEQov xOt:Ct flO;OV un&l "[QlyJ...WXlVl

    eJ...xEL' "[n xoL f1LV o.vi.'1XEO"tov J...ev J...yo;.

    Homero y los poetas poshomricos no conceban ciertamente el dolor incurable de Hera como algo fsico, sino como una ofensa eterna, como anrma Virgilio en su penetrante verso (Aen. 1 . 36),

    Cum luno o.etemum servans sub pectore vulnus

    (Con herida incurable en el corazn la divina Juno)

    Con certeza no hablaba el poeta de la herida de Hera, a la que se referan los versos de Homero. La plasticidad del herido pecho derecho y la periodicidad lunar de las mitolgicas alegras y penas de la diosa") nos muestran el modo de existir humano

    38

  • al que originariamente le corresponde la vulnerabilidad, y aqu afecta al entorno y hace aparecer la peridica merma en forma de herida. El dolor no existira desde un punto de vista no mitolgico, ni tampoco correspondera calincarlo de incurable: Damna tamen celeres reparant caelestia lunae [velozmente reparan las lunas sus daos celestiales], nos dice Horacio (Carm. 4. 7. 13). Las heridas, que se reproducen visiblemente una y otra vez, slo se convierten en un dolor irremediable desde el punto de vista humano.

    De tal manera que ninguna forma de ser divina se acerca tanto a la existencia humana como la de Hera, la lunar. No tiene tambin Prometeo una herida que se renueva una y otra vez? l es la nica divinidad griega que precisa liberarse y salvarse de una herida parecida. No le vincula esta caracterstica de un modo ms estrecho con la an ms infeliz humanidad? Esta pregunta no pretende indicar necesariamente la exigencia redentora cristiana y todava debe mantener el sentido griego que se le atribua. N o obstante. la interrogacin tambin puede esbozarse, de un modo ms previsto que formulado; entre tanto buscaremos el camino a travs de los textos clsicos hacia este enigmtico y herido dios de la mitologa griega, falto de redencin, y ya redimido: sobre todo con la ayuda de la Teogona de Hesodo, y ms adelante tambin a travs de otras antiguas transmisiones y, una vez cumplidos estos preparativos. con las tragedias de Prometeo de Esquilo.

  • I

  • 3 . E L M ITOLOGEMA D E PROMETEO E N LA TEOGONA

    QU SON LAS TEOGONAS?

    La mitologa griega no conoce a ningn creador del mundo. En lugar de los mitos de la creacin, contiene teogonas, historias de los nacimientos de los dioses. Dispuestas una tras otra, como en la Teogona de Hesodo, forman hileras de epifanas, en las que el mundo aparece en aspectos divinos, con los que es construido. El creador del mundo es el poeta, el que lo poetiza. Creacin que, no obstante, slo tiene el sentido de la creacin artstica. En la medida en que una creacin de esta ndole conduce a la construccin de un mundo, en el que se vive como los griegos vivan en el mundo homrico y hesidico de Zeus, parece ms adecuado emplear la palabra fundacin y no designarlo como una creacin. Ya que los fundamentos para hacerlo no reposan nicamente en el hombre, en el ser creativo y fundador de estos mundos, sino tambin en aquello frreo y vigoroso, aquello con lo que no slo se construye un mundo imaginario sino uno que puede corresponder a un orden subsistente. A travs de uniones y separaciones, de hodas y nacimientos divinos. constituyentes de una mitolgica historia originaria -considerada en todo su contexto: una teogona de la que resulta la fundacin del orden, que en griego se denomina cosmos.

    LA BODA DE JPETO

    En el comienzo originario de las uniones y separaciones, a travs de las cuales se fund el reinado de Zeus -asi podra

  • denominarse mitolgicamente el orden del mundo griego-, segn el poema teognico de Hesodo tambin tuvo lugar la boda del Titn jpeto. Un nombre que no es interpretable en la lengua griega: Japetos, como ya hemos apuntado, suena a forneo. La primera vez lo escucharemOs en Homero, cuando Zeus describe aquel lugar de extremada oscuridad, al que Hera podra retirarse en su doloroso calvario {nada 8478-8:

    . . . pues de tu enfado yo no me preocupo,

    ni aunque logres llegar a los confmes

    extremos de la mary de la tierra,

    donde Jpeto y Cronos, asentados,

    ni gozan de los rayos

    del sol del Hiperin hijo

    ni tampoco de los vientos,

    que el Trtaro profundo los rodea . . .

    Es all donde Zeus desterr a los Titanes tras su derrota. Sin embargo, un linaje trascendente se origina a partir de los dos Titanes que cita Homero. El linaje de Granos, junto a su hijo Zeus y los hijos de ste, conduce hacia lo alto, hacia la eterna esfera luminosa del cielo. El linaje de jpeto permanece abajo, funda la temporalidad y determina el polo opuesto al estado de los celestiales: el destino de los hombres.

    En el inicio de este linaje se encuentra la boda de jpeto, la unin de una pareja divina, de la que nacer Prometeo (Teogona 507-51)"o:

    A la joven oceanina de hermososs tobillos Jpeto

    toma para si, a Clmene, y a un mismo lecho subieron.

    Ella le concibi a Atlante de poderoso nimo como hijo,

    y dio a luz al glorioso Menecio y a Prometeo,

    hbil y rico en astucias, y a Epimeteo de mente extraviada,

    quin el mal desde el comienzo gener a los hombres

    emprendedores.

    42

  • La madre, segn leemos en este fragmento, sera una hija de Ocano, y tena, como muchas de las grandes diosas en Hesodo, nombre de ocenida. Posiblemente un da fue la gran madre de los Titanes, la Tierra misma. Esquilo, en su Prometeo encadenado, le da el nombre de una de las Titnidas, Temis, nombre que, no obstante, tambin deba ser tomado como idntico al de Gaia (10). Y cuando el padre de Prometeo en una fuente incluso dice ser Urano,"' el dios del cielo y esposo de la tierra, una relacin en la que la madre se llama Clmene, este nombre se hace asimismo transparente en Hesodo. No importa que el sentido fuese el de la que atiende o el de la insigne , el nombre es propio de la diosa del inframundo, que ahora aparece, en Hesodo, en el coro de las hijas de Ocano. Originalmente, al padre de Prometeo le corresponda una gran esposa: o bien la misma tierra y, aunque se citan nombres como los de Asia y Asope, quiz sea el nombre matutino de una gran diosa, como veremos claramente cuando hablemos de Asia, la esposa de Prometeo. Euforion, el erudito poeta alejandrino, incluso saba algo sobre una extraa historia de un nacimiento, en la que Hera es la madre, y al parecer engendra a Prometeo con un tenebroso e impetuoso hijo de la Tierra, con el gigante Eurimedon (Escolio en la lUada 14 95)

    Los HERMANOS DE PROMETED

    Los hermanos que Hesodo atribuye a Promete o establecen el siniestro y doloroso dominio de esta familia. El poeta no deja de mencionar que Epimeteo haba nacido para ser la desgracia de la laboriosa humanidad desde un primer momento -y, por considerar la historia extremadamente instructiva, la cuenta por dos veces e n sus poemas: Teogona, 570-61:4, y Trabajos y das, 60-105 -. Tom como esposa a la mujer originaria, que Zeus habia forjado para corromper al hombre, la hermosa malvada, con lo que l mismo se convirti en el primer afectado. Pero la situacin es muy extraa. Ya que

  • por la imprudencia de Epimeteo la humanidad deba ser castigada: castigada -otra rareza- a causa de las astutas acciones de Prometeo. En un momento en el que los hombres ni siquiera eran considerados gnero humano, sino que a lo sumo eran tenidos por gnero masculino, porque la primera muj er, aquella hermosa malvada , era precisamente Pandora! En el catlogo potico de nombres de Hesodo se contaba que ella, supuestamente, haba sido la madre de un padre primigenio del gnero humano, de Deucalion. a3 Sin embargo, segn esta transmisin el padre de Deucalion no habia sido Epimeteo, sino Prometeo. Conque tambin l-quisiramos preguntar de un modo casi irnico-o que era tan cuidadoso? Pero tal irona tendra poca justifIcacin ante el vestigio de un mitologema arcaico. Ms bien cabria preguntarse: formaban originalmente Prometeo y Epimeteo un ser hermafrodita, el hombre primigenio. que con esta muj er primigenia engendrara el gnero humano?t.

    . Los nombres Prometheus y Epimetheus estn claramente vinculados de un modo lingistico. Si el primero se refIere a aqul que lo sabe antes , entonces el segundo signifIca seguramente aqul que lo aprende con posterioridad; ambos nombres estn formados con la raz del verbo manthno. y desde tiempos bastante arcaicos, ya que la desinencia -eus caracteriza a los nombres propios antiguos, y ms tarde ya no hay junto a mathos un methe, como junto a lathos un lethe. Tambin se concretan as en su transparencia y. ms que nombres originales de seres mitolgicos, parecen referirse a interpretaciones tempranas: interpretaciones cercanas al cuento de los hermanos desiguales, un relato puramente humano o humanizado, cuya divulgacin est muy extendida. Prometeo tambin tena otros nombres menos transparentes, y stos -que ya conoceremos ms adelante--- podran ser los originarios. Adems, el astuto Prometeo, comparado con Zeus, como nos muestra el desarrollo de su historia en Hesodo. es uno de aqullos que aprende posteriormente. Su mentalidad es designada con el mismo epteto que la del Titn Cronos, otro que. como

    44

  • l, slo parece inteligente y sucumbe ante Zeus. Ambos, en su tortuosa (ankylos) manera de pensar, son ankylometai, pero estn atrapados en su propia red (ankyle): un modo de pensar que, segn su arquetipo nombrado en primer lugar, sin duda slo puede ser cahncado de titnico. Y le corresponden toda clase de caminos tortuosos, desde las mentiras y engaos hasta las invenciones ms ingeniosas, cuya condicin previa, sin embargo, siempre es representativa de una carencia en la forma de existir de los astutos. Esta imperfeccin empuja a los Titanes hacia las cotas humanas, y los enraza en lo humano como en una realidad del mundo. Estas limitaciones son claramente sealadas por Epimeteo -ya fuese en su origen un nico ser hbrido o formase con Prometeo una pareja de gemelos mitolgicos: en su figura irrumpa lo estpido como complemento de la astucia.

    Menecio, citado por Hesodo como uno de los hermanos de Prometeo, es caracterizado en la Teogona slo como el violento ser titnico originario e hijo de la tierra en su condicin de gigante: que en otros tiempos, por el nombre -aqul que espera el oitos, la mortal fatalidad-, tambin hubiese podido ser el prstino mortal. La fatalidad, que le sobreviene corno hijo de Jpeto, es el destino de su padre -as consta en la Teogona (5'4-.6),

    Al insolente Menecio Zeus de amplia mirada al Erebo Jo envi. arrojndolo con encendido rayo a causa de su temeridad y su virilidad orgullosa.

    An ms determinante es el castigo de Atlas, el hermano mencionado en primer lugar, y que tambin ahora es descrito (517-o):

    Atlante el cielo ancho sostiene por poderosa fatalidad

    en los confInes de la tierra. frente a las Hesprides de dulce voz,

    levantndolo con la cabeza y sus infatigables manos;

    pues esta parte le concedi el prudente Zeus.

    45

  • Un penoso destino y cargo, consistente en que la separacin del cielo y de la tierra posibilita el cambio del da y de la noche, y slo a travs de este divorcio se instaura el tiempo. Atlas no es un hermano casual de Prometeo. Su modo de pensar es indicado en la Odisea (1. 5): all es olQ6phron, un epteto con el que se expresa toda la astucia y peligrosidad, y que de algn modo compendia todos los adjetivos con los que Prometeo es califIcado por Hesodo. Su situacin -cargo y castigo al mismo tiempo-, en el margen occidental de la visin griega del mundo, corresponde exactamente con la de un Prometeo castigado junto al margen oriental, y que, con imgenes de esfuerlO y sufrimiento, enmarca la esfera de la temporalidad existencial humana. Este incuestionable paralelismo flota ante Hesodo de un modo tan concluyente que a continuacin, bruscamente, prosigue el rnitologema de Prometeo con el relato del castigo y la cruel sujecin de Prometeo a un pilar llevada a cabo por el mismo Zeus -una escena creble en la Titanomaquia, que resultara impensable en Homero (51-):

    Sujetos con indisolubles trabas a Prometeo el muy sagaz,

    con ataduras complicadas llevndolo al medio de un pilar:os

    y despus habla de la herida de Prometeo, una y otra vez renovada, con la que el guila enviada por el rey de los dioses le tortura (5,3-'4)'

    y contra l un guila de alas extendidas envi: ella el hgado inmortal le coma, y ste creca por todas partes

    tanto.

    LA HERIDA D E PROMETED

    Preguntar por la extrahumana ejemplaridad y las circunstancias de esta herida en un dios, es tan coherente como haberse interesado por la herida de Hera. La herida de Prometeo no

  • nos parecer menos evidente que aquella herida en el pecho, que en la desvanecedora luz de la luna, mes a mes, reaparece ante nuestros ojos. La herida le fue infligida a la diosa Hera por las tinieblas. En el caso de Prometeo ocurri lo contrario. Con el hgado, que en el mitologema de Promete o se reproduca durante la noche, algunos pueblos de la Antigedad practicaban sus augurios, la hepatoscopa, tambin conocida por los griegos, un modo de prediccin portador de una cosmovisin, que se lea en el cielo nocturno. 6 Su color es oscuro -y de su oscuridad come el guila, segn Esquilo (Prom. 1O5)- e igualmente nocturno, en tanto corresponde a la sede de las pasiones. El guila de Zeus, en cambio, aparece con el da para devorar el hgado: algo que es poco ms que una metfora para el Sol, para el pjaro de Zeus, como es citado en una ocasin por Esquilo (Hik. l). Este padecimiento -que incluso de da es interpretado como el sufrimiento de la oscuridad- parece predestinar a Prometeo al reino de lo oscuro.

    En la historia de los griegos, la liberacin de Prometeo de sus heridas e incluso de su vulnerabilidad -despojar a un dios nocturno de su nocturnidad- quiz representa la transformacin de un arcaico concepto del mundo, en el que el propio proceso celestial adquiere mayor importancia que el del sufrimiento, la mitolgica forma de expresarse este proceso en el cielo, perpetundose y menoscabando la oscuridad: una variacin en la que la existencia humana, el suave polo opuesto al implacable cielo, gana en importancia. El sufrimiento y la oscuridad se muestran tan vinculados en la existencia humana, que en todos los acontecimientos en los que participa -de apariencia activa o pasiva- sobrevienen en forma de calvarios. Hesodo ya nos habla de la liberacin, de la muerte del guila, pero su preocupacin no concierne a los sufrientes, sino a la total dominacin de Zeus, de aquel orden paterno que reposa sobre la voluntad materna (56-34):

    Pero a ella el fuerte hijo de Alcmena de hermosos tobillos,

    Heracles la mat, de la miserable desgracia apart

    47

  • a Japetnida y lo liber de sus tormentos no sin voluntad de Zeus olmpico que rige en lo alto.

    para que la gloria de Herac1es nacido en Tebas sea

    mayor an que antes sobre la tierra muy fecunda.

    Al hacerlo. honraba a su muy sealado(hijo: y aunque irritado. apacigu la ira que antes tenia

    porque rivalizaba en los designios con el poderoso Cronin.

    LAs HAZAAS DE PROMETED

    As. ya desde el principio conocemos el fmal de la historia. la reconciliacin de Zeus con Prometeo. Slo despus se inicia la descripcin de las proezas de Prometeo. que deberan conducir hacia la dennitiva separacin de lo divino y lo humano, y a la constitucin del modo de existir humano. Se trataba de dos hazaas originales: la invencin del sacrincio y el robo del fuego. Aqu tena Hesodo primordiales temas para ser relatados, para integrar sucesos mitolgicos originarios en la construccin de su mundo de Zeus. Vamos a seguir leyndolo y a tomar cada palabra en el sentido ms literal del texto griego (535-706),

    Tambin pues. cuando decidan los dioses y los mortales

    hombres

    en Mecona. entonces a un gran buey. con corazn benvolo

    habindolo dividido. puso delante para engaar la mente de

    Zeus.

    Pues para ellos carnes y entraas grasientas con gordura

    guard en un cuero. cubrindolas con vientre bovino.

    Por otro lado los huesos blancos de buey. con artera tcnica

    disponiendo bien. ocult cubrindolos con brillante grasa.

    Entonces le habl el padre de los hombres y los dioses:

    japetnida. entre todos los seores muy sealado.

    oh amigo, cmo dividiste con parcialidad las partes!.

    As dijo burlndose Zeus, sabedor de inmortales designios.

  • y le respondi Prometeo de mente tortuosa,

    apenas sonriendo, pero no olvid su artera tcnica:

    Zeus, el ms glorioso, el ms grande de los dioses siempre

    existentes,

    toma de esto lo que a ti en tu corazn el nimo te impulsa.

    Dijo tramando engaos; pero Zeus, sabedor de inmortales

    designios,

    conoci y no ignor el dolo; imaginaba maldades en su corazn

    para los mortales hombres que estaba a punto de cumplir.

    Con ambas manos levant el blanco ungento.

    Se encoleriz en sus entraas y la ira invadi su nimo,

    cuando vio los huesos blancos del buey en dolosa tcnica.

    Por eso para los inmortales sobre la tierra la raza de los hombres

    quema los huesos blancos en altares perfumados de incienso.

    Y a l muy enojado le habl Zeus que amontona las nubes,

    Japetnida, sabedor de todo lo vinculado con designios.

    Oh amigo, no te olvidaste de tu dolosa tcnica!.

    Asi dijo irritado Zeus, sabedor de inmortales designios.

    Entonces despus, acordndose siempre de este dolo.

    no daba a los fresnos el poder del fuego infatigable

    para los mortales hombres que sobre la tierra viven.

    Pero lo enga el valeroso hijo de Jpeto,

    al robar el brillo que se observa desde lejos del infatigable

    fuego

    en una cncava frula; se le desgarr profundamente el pecho

    a Zeus que resuena en lo alto y se irrit su corazn,

    al ver entre los hombres el brillo del fuego desde lejos divisable.

    y enseguida en vez del fuego prepar una maldad contra los hombres.

    EL SACRIFICIO PRIMIGENIO

    Como condicin previa de este relato, cabe asumir que el estado de separacin entre dioses y humanos, del enteramente dividido poder, como lo denomina Pndaro. todava no haba

    49

  • tenido lugar. A ello -a este XEXQlf.lVO 6vo.uC;- se lleg cuando los dioses y los hombres mortales (EXQLVOV'tO) en Mecana: se comparaban en el sentido de separarse y diferenciarse. Aqu tenemos ciertamente una pre-mitolgica resolucin proporcional con la visinpel mundo mitolgico griego, que ya se ha determinado por aquella polaridad resultante. Motivo por el cual Mecana, el lugar en el que se toma esta decisin, se sita en una esfera especial. Geogrcamente, este lugar de amapolas (de IlTlxJv, amapola) deba situarse en la regin de la ciudad peleponesa de Sicin, cercana a Corinto, y mitolgica mente deba estar en el reino de las diosas de las amapolas, de Demter y Persfone. Ambas asignaciones pueden ser correctas y es posible que Mecana fuese un sicinico lugar de culto de Demter y Persfone, y en tiempos de Hesodo se deca que all haba tenido lugar la famosa decisin. Lo paradjico es que el escenario de un primer acontecimiento conducente a nuestro mundo est localizado en este mismo mundo, sin embargo, esta clase de paradojas se dan en todos los mitologemas cosmognicos, ya que siempre se mitologiza con elementos que son componentes concretos ya existentes, incluso cuando se trata de explicar la gnesis del mundo -su creacin o fundacin.

    La creacin y el primer ofrecimiento del caracterstico sacrincio de una religin pueden realmente ser contemplados como el acto creador del mundo o al menos como el acto fundacional del orden imperante en el mundo. Si estuvisemos interesados en trazar paralelas -que sera como un simple juego comparado con la difcil tarea de hacer hablar palmaria y nuevamente a los testimonios-, la historia de la religin nos ofrecera de inmediato claros ejemplos de lo esencial, sobre todo de la historia de la religin en India. Incluso el sacrificio de la misa cristiana no puede ser concebido ms que como un acto fundacional del orden del mundo cristiano. En el instante en el que la accin de Cristo en la ltima Cena adquiri el valor de un acto cultual arquetpico, tom la forma del sacricio fundacional, y se convirti en el gran sacrincio con el que se

    5

  • fundamentara el mundo de la salvacin. Sin embargo, este ejemplo slo es citado por lo que representa de contraste: el sacrincio de la fundacin del mundo cristiano deba poseer el sentido de la reconciliacin, la resolucin de la tensin, la igualacin en cierto modo de la diferencia existente entre Dios y el hombre. 10 que contrasta con el acto tan diferente de Prometeo, que segn el criterio del narrador debe explicar cmo es posible que en ciertos sacrificios de los griegos pensados para los celestiales moradores, los dioses recibieran la parte ms atractiva, aunque menos valiosa.21

    Hesodo slo necesitaba insinuar la ejemplaridad del acto de Prometeo como sacrincio fundacional: resultaba evidente en un mundo en el que los celestiales reciban ms grasa y huesos, y los propios sacrificadores obtenan la mayor parte de la carne y vsceras del animal sacrincado. Curiosa forma de repartir! Si bien cada particin presupona un todo comn, con una comunidad de repartidores a la par que un bien comn para repartir, asimismo se origina otro supuesto de particin: la distincin entre los que comparten. La idea del sacrificio griego los incluye a ambos: a la distincin y a la comunidad de dioses y hombres. Hesodo atribuy esta idea al efecto compensatorio y pacincador de la poca de oro. 8 La fundacin del sacrincio se convierte en el acto fundacional en el que est basado nuestro mundo, y en l, mediante una competicin que acenta la diferencia que comporta la separacin. As fue concebido el mundo tras la separacin, un mundo con una absoluta distincin entre dioses y hombres. La equidad de esta diferenciacin, segn Hesiodo. radica en el hecho de que los hombres son tal como se muestran en tanto que sacrmcadores: unos engaadores enganados. Incluso en el supuesto de que Hesodo no hubiese basado su punto de vista mitolgico del mundo en una tradicin. sino en una ensenanza emanada del sacricio griego, tambin entonces aquella cosmovisin habra sido fundada sobre un concepto de legitimidad que es inherente a la naturaleza humana.

  • ELEMENTOS PRE- HESIDlCOS EN HESfODO

    Sin embargo, el relato de Heslodo contiene singularidades que desde el principio nos muestran cun dependiente era de las tradiciones mitolgicas, que en primel(lugar debi amoldar a la estructura del mundo de Zeus. Ya resultaba bastante extrao el primer condicionante de la historia de la separacin: la primigenia indivisin, la ausencia de absoluta diferenciacin entre dioses y hombres. Otra particularidad, a la que nos referiremos nuevamente, es la tcita equiparacin de la causa de los hombres con la de Prometeo. Antao, cuando dioses y hombres mortales se confrontaron . . . , as se inicia el relato que contina con Prometeo (iY no con los hombres!) descuartizando el buey. Prometeo inicia el desafo y compite con los dioses. Pero los hombres, una vez ms, son los que deben sufrir por su derrota. Cuando todava hace causa comn con ellos y roba el fuego para el gnero humano (Hesodo interpreta esta intervencin como si se tratara de un hecho tan obvio que apenas lo comenta o razona), Epimeteo, a modo de castigo, recibe a la muj er originaria. Es decir, la misma rareza que ya ha sido comentada cuando Epimeteo es mencionado por primera vez. No obstante, ambas rarezas -por un lado, la persistente indivisin del grupo Prometeo-Epimeteo-gnero humano y, por el otro, la indivisin originaria de dioses y hombres- se anulan mutuamente cuando se produce una situacin determinada: la presuposicin de que antao haba existido un mitologema en el que los dos hermanos. o el ser originario PrometeoEpimeteo, en su calidad de representante divino. precursor o antepasado de la humanidad, slo afrontaba a los dioses celestiales: cuando nicamente se contraponian los dioses, dioses an no disgregados en su divinidad, o que inadvertian sus diferencias. Y sta parece haber sido precisamente la situacin pre- hesidica.

    La participacin en el hesidico relato de enfrentamiento y separacin de los mortales humanos no est condicionada ni es exigida por el contenido, sino por la forma. La manera de

  • expresarse. en s misma. ya resulta puramente convencional: los hombres, tan pronto como son mencionados en el lenguaje pico. se convierten en aqullos que habitan la tierra en toda su extensin (o Erti. X{}ovL valuouow). En realidad no son nombrados de otro modo que como los de Mecona, lugar que ms tarde sera de culto, como pertenecientes a aquel mundo -cuyo origen, por cierto, todava debemos considerar-; si bien referirnos a ellos de un modo que fuese de fcil comprensin. y al mismo tiempo abstraerlos consecuente y totalmente, poda resultar imposible. La existencia de la polaridad dioses y hombres es inherente a la lucidez del mundo griego. Ni siquiera Jenfanes, el fUosnco y arcaico vaticinador de un nico Dios. cuya existencia excluye a los dems dioses y no admite comparacin alguna con los mortales, pudo renunciar a esta polaridad en sus modos de expresin. El lenguaje pico y la cosmovisin de esta lengua le impusieron la inconsecuencia. Slo existe un Dios (el; &6;), as lo formula en su famosa frase, el ms grande entre los dioses y hombres (ev 'te &OLCJL xaL avtt(ll>1tOLOL (lyw'to;). Nuestra traduccin habla de los hombres como de infelices, empleando un modo de interpretar introducido en los tiempos modernos; (lEAOlOL, y en los manuscritos se poda leer en su lugar (lEATJWl, fresnos, o quiz an mejor (lEAOlat, hombres fresnos. De la cenicienta madera del fresno, segn Trabajosy dCas. Zeus cre al hombre de la Edad de los Metales; no una autntica creacin del hombre, sino la confIguracin de toda una descendencia de la humanidad y. a travs de ella, de una era del mundo. En la Teogona slo se habla del surgimiento de las Meliai, de las ninfas del ceniciento fresno, surgidas de la sangre de Urano -aqullas que no necesitaban el fuego'>9-; y en cuanto a los hombres, stos sencillamente ya existan cuando Prometeo, ante una comunidad de intereses que no haba sido creada especialmente para tal efecto, los representa del modo ms evidente.

    La polaridad dioses-hombres de la visin del mundo griego es la condicin previa de la escena descrita, aceptada y explicada. pero carente de cualquier otra funcin. Prometeo

  • y Zeus se enfrentan solos, como dos seres mitolgicos originarios' no en virtud de la psicologa humana, sino por ser como son y por su incapacidad de ser diferentes. Prometeo, el astuto, por su forma de ser, con la existencial imperfeccin de los habilidosos, y con su tortuosa forma de pensar, le confiri a la lucha su orientacin, aun sin haberla provocado. Cuando responde a las recriminaciones de Zeus. es el que. de entre todos los dioses, ms recuerda a Hermes: x' bty.u:bll00; -con una complaciente sonrisa! Pero si el engao, originado en el arte creativo, en Hermes enriquece a la divinidad del mundo con oportunidades ldico-mgicas,30 la fundamental imperfeccin de Prometeo, en su engao originario, provoca otras graves denciencias.

    EL ESPRITU DE ZEUS

    A travs del extrao proceder de Zeus, Hesodo proyecta un brillante haz de luz sobre la imperfeccin del modo de ser y de actuar de Prometeo. Zeus no slo se le manifIesta lleno de eternos consejos ($tha I.nbeo Etbw;) -as calincados, enftica y repetitivamente-, sino que la escena est construida para que desde un principio destaque explcitamente que se trata de su espritu. del vo'; (noas) de Zeus. El epteto aplicado a este nos, del perfecto reflejo, en la flada (15. 560 es 1t'XlVO;, denso, nada puede escaprsele.3 Prometeo. por el hecho de haber pretendido engaar al espritu de Zeus, ser distinguido como aqul que necesariamente permanece imperfecto, el que jams alcanzar a coronar el xito. Zeus lleno de eternos consejos descubre el ardid y lo toma en consideracin. A travs de la impostura, permite que lo estafen -nuevamente de un modo propio de la Titanomaquia, pero no a la manera de Homero, sino en el arcaico estilo titnico-, pero no que lo engaen. Teniendo en cuenta su notts, que est por encima de todo, aquello sera imposible, ya que su espiritu es precisamente como un espejo, que en s mismo lo concibe

    54

  • todo sin distorsin y lo reproduce de un modo pasivo. Contiene el ser integral e inconmovible, con las acciones -tanto las buenas como las malas con sus secuelas-, y es por eso que tampoco conoce ningn deseo ni le hacen falta cambios. 3 Y as es reflejado el mismo Prometeo, se nos presenta con la inutilidad de desear variaciones, de querer actuar sin estar dotado con el nos de Zeus, un ser que en su imperfecto existir evidencia no soportar ser tal como es.

    ANALOGIA EN LOS TRABAJOS y D/AS

    No percibimos una brusca transicin cuando de repente se habla de la repercusin del crimen de Prometeo sobre la humanidad. Los hombres se parecen a Prometeo en este sentido. Tambin a ellos les gustara ser. con astucia y con ingenio, aquello que no est reflejado en su espritu. y no lo que deben soportar. De cmo sera en el caso de que no fuese as, nos lo explica Hesodo en Trabajos y das, donde celebra igualmente esta victoria de Zeus (4-59):

    Pues oculto tienen los dioses el sustento para los

    hombres;

    cmodamente sin duda trabajaras en un da

    tanto como para tener para un ao, aun estando inactivo;

    enseguida el timn sobre el humo colgaras,

    y terminaran los trabajos de los bueyes y de las mulas

    laboriosas.

    Pero Zeus lo ocult, encolerizado en su corazn,

    cuando le enga Prometeo de tortuosa mente;

    por eso l para los hombres medit penas miserables.

    y ocult el fuego; luego el valeroso hijo de Jpeto lo rob para los hombres de al iado de Zeus prudente

    en una curva frula, escapando a Zeus lanzador del rayo.

    y encolerizado le hablo Zeus, que amontona las nubes: 1apetnida, entre todos muchos ms sapiente.

    55

  • te alegras de haber robado el fuego y de haber engaado mi corazn

    gran pena para ti mismo y para los hombres venideros. Pues a stos, en lugar de fuego, les dar un maL para que todos

    se regocijen en su nimo, tratando coJicario su propio mal.

    Slo a travs de la creacin del propio mal -la mujer-, por el que todos debern alegrarse, la victoria de Zeus se convierte en absoluta. El severo orden del mundo de Zeus est basado tanto sobre la predileccin epimetico-masculina hacia la mujer, como sobre aquel estado -segn la fume conviccin de Hesodo- prometico y humano que se nos present de un modo simultneo: el anhelo de una astuta e ingeniosa concepcin del ser. La imagen no es ntida, porque la relacin exacta entre Prometeo y la humanidad, que en Hesodo se fija por la transmisin mitolgica, se le escapa al lector de hoy. El sufrimiento cotidiano de un ser nocturno y la buena accin del robo del fuego abarcan un ncleo en exceso-humano -que segn la concepcin griega se converta en titnico-. Y la pregunta que anticipbamos, como lema y prembulo de la interpretacin formulada por Goethe, tras la lectura de Hesodo queda an ms justincada: aquel ser que est tan cerca de la humanidad, qu es? Es un dios, un Titn, un hombre? Esquilo lo defme expresamente como a un dios, y por un Titn lo tenan los tres grandes poetas de la tragedias.4 Pero si aspiramos a obtener una defmicin an ms precisa de Prometeo, cabra buscarla en la tradicin contenida en la prosa.

  • 4 . LA ARCAICA MITOLOGA DE PROMETEO

    EL HERALDO DE LOS TITANES

    Qu caracterstica de la forma de ser de Prometeo podramos contrastar con la naturaleza de Zeus? A qu clase de ser era consustancial? Tan pronto redundaba en la perversin como en la salvacin de la humanidad -como portador del fuego y sustentador de la existencia-o Pero en calidad de qu fue venerado el corruptor y sustentador? Encontramos un tipo de respuesta en el lexicgrafo griego Hecateo, un coleccionista de glosas, de expresiones y denominaciones inusuales empleadas en los textos antiguos para derrnir la palabra Itbas. As se llamaba, segn l, Prometeo el heraldo de los Titanes, al que otros conoCan como Ithax. Cuando alguien se cuestiona sobre el texto en el que Prometeo aparece con estos nombres -quiz por leer de distinta forma una misma palabra-, y tambin con el de heraldo de los Titanes, conforme a nuestros conocimientos de la Titanomaquia pica (ya expuestos, en parte), apenas cabe la posibilidad de otra respuesta si no es la glosa surgida de aquella obra o de alguna de ellas, en el caso de existir varias con un contenido semejante. No se trata, sin embargo, de nombres transparentes, y tampoco tienen el sentido de una interpretacin irrefutable. Mientras Ithas recuerda a ithagenes, palabra griega traducida por Hecateo como aut6chthon, Ithax recuerda a Ithake, la isla de Ulises, y a Ithakos, el nombre de un artista que habitaba en la isla, citado en la Odisea (17. o7). Tambin surge la idea de un posible parentesco con la ngura del mismo Ulises de taca, el que muestra un carcter ms prometico entre todos los hroes de Homero. Los antiguos artistas plasmaban las cabezas

  • de ambos, las que ms parecido tenan con el astuto Hermes, con una llamativa semejanza: las dos cubiertas con el puntiagudo gorro del artista -artesano -que entre los hroes homricos ms bien pareca un ridculo tocad035-, con el que asimismo se cubran Hefesto y los Gabiros. I

    Heraldo de los Titanes tambin puede signincar algo ms que una annidad entre la forma de pensar de Prometeo -que hasta aqu tildbamos de titnica, sobre todo por su conexin con Gronos, el otro pensador astuto- y la de Hermes. (mises, segn los antecedentes de su procedencia, incluso fue nieto de aquel dios.) Ambos elementos tenan una razn de peso: ser un Titn, y que precisamente fuese l. entre todos los Titanes, aqul en el que fue a pensar el poeta, que junto al emprendedor tambin precisaba de un heraldo para su narracin. El heraldo, xtQ'U, entre los dioses era Hermes. Ocupaba el cargo y posea el carcter del eterno caminante que va y viene, unifIcador de imperios antagnicos -el Olimpo y el Hades-, mediador que flota efectivamente entre el reino de los muertos y el de los olmpicos. No obstante, por ms que el mundo de los dioses del Olimpo se parezca al de los humanos en el relato de Homero, esta peculiar situacin de Hermes difcilmente puede ser tomada como una simple derivacin de la ocupacin de heraldo del hombre. Los heraldos mortales imitaban a los inmortales, y obtenan la connanza en su propio cargo de la realidad que Hermes les presentaba. El mundo divino de los Titanes, que de un modo paulatino aprendemos a travs de paralelismos orientales, es ampliamente salvaje, pero tiene ms similitud con lo astral que con lo humano. Los nombres que segn la tradicin griega son citados como nombres de Titanes en Hesodo, indican hacia el cielo, como sucede con el de Hiperin, correspondiente al latn superior, parecido a el de arriba, Koios, relativo a koia, esfera, y KIios quiz represente el del carnero. celeste. Hiperin, el padre de Helios, no es el nico en tener semejanza con el Sol. tambin Gronos la tiene con seguridad. Aun si ciertamente perpetr de un modo sangrante su accin primigenia, la de separar a los

    58

  • padres originarios con una hoz -la imagen de la joven Luna-, el acto debe ser considerado como una accin solar. As, el planeta que le fue asignado, Saturno, en griego tambin es conocido como Helu aster Estrella del Sol.36 La situacin de Promete o como heraldo de los Titanes, comparada con la de Hermes, puede an menos deberse nicamente a las relaciones humanas, ya que tambin emana de las relaciones con el cielo -y asimismo, a travs de ello, iluminar an con ms claridad el cargo y el carcter de Hermes.

    Prometeo, como la lunar Hera, soporta una herida que se renueva permanentemente. Ningn debilitamiento invernal lo indica tanto como aquella otra herida que, entrelazada con el modo de existir humano, tambin puede ser detectada en el cielo: la herida del Sol. La mirada de la que aqu nos ocupamos, aquLLa que parte de la existencia humana. y que en los humanos actualmente existentes puede ser tomada en cualquier momento, separa nuestro camino de observacin e interpretacin de la mitologa antigua de todo aquello que hasta ahora haba surgido como mitologa astral o interprtation naturiste.37 Estar herido coincide con la posicin del mediador en la fIgura de Prometeo, mientras el heraldo y la Luna -desde el mundo visto por los hombres- flotan juntos-en-el-centro, lo que determina una esencia lunar. Un ser como ste no es equiparable a la Luna astronmica, del mismo modo que no hay ninguna ngura que pueda extinguirla como fuente de posibilidades mitolgicas. Fue escogido heraldo como nica ngura lunar entre los dioses astrales. Sin embargo, la Luna es tan clara como oscura, y Prometeo forma parte de l a oscuridad. La noche le es curativa, como siempre hiriente le resulta el da, lo que le diferencia esencialmente de Hermes, el heraldo lunar entre los olmpicos. Porque si Hermes tambin es nocturno, lo es por pertenecer a la luz que irradia el sol naciente y la vida, sin tener que soportar las tenebrosidades del vivir. Cuanto ms conscientes nos volvemos del parentesco existente entre Prometeo y Hermes, tanto mejor comprendemos lo comn de su situacin y de su cargo en el mundo de los dioses, y tanto ms

    59

  • se abre ante nuestros ojos un abismo separador de los dos seres lunares cuando designa al Titn especial como heraldo olmpico de los celestiales. mientras Prometeo, el heraldo de los Titanes, es asignado a los hombres.

    I

    PROMETEO y HERMES

    La caracterstica comn en Hermes y Prometeo perdura en el mbito de los hechos originarios, en aqullos que no son tajantes ni separadores, como los de Granos, sino en los incisivos y penetrantes en que ha crecido, hirientes en el dominio divino. No obstante. para la existencia humana son heridas inevitables de las que emana vida: algo divino que ana nuevamente a los hirientes con los dioses que se haban sentido molestos e injuriados por la irrupcin. La accin de la reunificacin constitua el sacrificio; un sacrificio forzosamente precedido por dos hechos sacrlegos, que entretanto irrumpan en la estructura en crecimiento de lo circundante. Uno de sacrlego e hiriente, aunque representativo de una benenciosa accin primordial para proveerse de alimentos con la matanza del animal, cuya carne era ofrecida a los dioses y a los hombres en el complaciente banquete del sacrincio. El otro hecho primordial lo constitua la obtencin del fuego, aunque para nosotros tiene ms de fuego sagrado del sacrifIcio que de pertenencia a lo divino, vivifIcador de los seres vivos, de los elementos crecientes de lo circundante. Esta divinidad del fuego, su conexa divinidad en todo aquello que crece alrededor del hombre. vivifIco, como nutriente condicionado al latrocinio o al hurto-caracterial -al carcter irruptor- como conquistador del fuego.

    Los dos hechos primordiales, as como el hecho de la invencin del sacrificio que aunaba, coronaba y purincaba a ambos, son explicados tanto por Prometeo como por Hermes. Por lo dems, aparece la referencia de un hombre primigenio y fundador de la comunidad humana de Argos: de Foroneo;38

    60

  • y la tradicin dice expresamente que Prometeo fue el primero en matar a un ternero como animal sacrincial.3

  • mismo entorno; valindose de un sinuoso modo de pensar (como tortuosos son por naturaleza los caminos de aquello que est en crecimiento); ineludibles caractersticas para herir y ser herido. Su lugar en el mundo pertenece a la situacin de la luna nueva, el de una naturaleza lun