Hugo Buchser - Especial 85 años de Europa Star

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HUGO BUCHSER (1896-1961), Y LOS ORIGENES DE EUROPA STAR UNA AVENTURA EDITORIAL SPECIAL THE WORLD’S MOST INFLUENTIAL WATCH MAGAZINE SPECIAL

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Hugo Buchser (1896-1961) y los origenes de Europa Star. Una aventura editorial.

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HUGO BUCHSER (1896-1961), Y LOS ORIGENES DE EUROPA STAR

UNA AVENTURA EDITORIAL

SPECIALTHE WORLD’S MOST INFLUENTIAL WATCH MAGAZINE SPECIAL

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na empresa tiene su origen en las ideas innovadoras de su fundador, incluso si estas son consideradas iluso-rias en un primer momento. Se trata de ir a lugares que nadie ha tenido el tiempo, el coraje de ir o simple-mente el espíritu para invertir en ellas. Plantando cara a la adversidad pusilánime o celosa de sus pares. Perotambién se trata de construir un equipo, de elegir a las personas adecuadas y saber apreciar su trabajo.

Después de haber acompañado la evolución internacional de la relojería, la joyería y la maquinaria industrial durante más de80 años, Europa Star no es una excepción a esta regla. Hugo Buchser, el fundador del grupo, desarrolló la convicción, a travésde sus viajes a los cuatro confines de la Tierra, que estas industrias necesitaban abrirse a los mercados del mundo mediante ladistribución de información sobre ellas. Desde la década de 1930 sus guías de compradores y de maquinaria, y más tarde susrevistas publicadas desde América del Sur hasta el Lejano Oriente, han abierto nuevas rutas al comercio global.

La longevidad de una empresa es la mejor prueba del éxito de las ideas originales de su fundador. Bajo la dirección de lamisma familia desde 1927, Europa Star se mantiene fiel al espíritu de Hugo Buchser, unos cincuenta años después de sudesaparición.

El presente artículo, traza los orígenes de las publicaciones de Europa Star, escribiendo la historia de su fundador. El cono-cimiento de su pasado nos permite afrontar el futuro con confianza. Siempre centrada en la calidad del papel, Europa Starcon sus aplicaciones iPad y portales de Internet, modernas herramientas tecnológicas, están al servicio de una idea yaprobada, la de valorizar un savoir-faire que sitúa el tiempo y la belleza en el centro de nuestro mundo.

Serge Maillard

En portada: Hugo Buchser, Bombay 1920En el interior de la portada: Rolex, Europa Star nº 1/1959En el interior de la contraportada: Roamer As Sâ’ât wal-Djawâher (Orafrica)En la contraportada: Breitling, Oro y Hora n° 14/1951

UPRÓLOGO

Portada de la revista “intereuropéenne”de relojería, bisutería, orfebrería y platería, Europa Star, 1959

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L a posada de Wirthen enSolothurn, era un lugar deencuentro para los estu-

diantes, la burguesía y los empleadosen la relojería de la región. Y es aquídonde despegó la carrera de HugoBuchser en 1919. El joven, que era hijodel posadero, tenía cabeza para losnegocios y tuvo la que, si no fue su pri-mera iniciativa en el negocio relojero, síla que fue, con mucho la más original,las “esferas invertidas”.Mientras estaba sentado una noche enla posada, Hugo Buchser captó la con-versación entre dos relojeros que cabiz-bajos, estaban instalados en la mesa deal lado. Uno de los cuales le confió aljoven la razón de sus cuitas: "¿Puedescreer que nuestros trabajadores tenganque volver a montar un lote completo derelojes con engranajes que se muevenhacia atrás...?". Pero pronto se animócuando su joven confidente se ofreció acomprar el "malbaratado" lote de milunidades. El acuerdo se cerró rápida-mente. Por un buen precio, por supuesto.Unos meses más tarde el joven, veintea-ñero, abordó un barco en Génova que

se dirigía a las Indias. "El albor de unanueva década," debió de pensar HugoBuchser desde el puente del barco en elMediterráneo. En su camarote deja unagran caja que contiene un millar de relo-jes cuyas agujas se mueven en el caminoequivocado. Este fue su primer viaje atierras lejanas, y el joven no podía dejarde señalar las paradas en el camino enel mapa: Pompeya, Heraklion, Alejandríay Adén, hasta llegar a su destino, Bombay,la puerta de entrada a las Indias. Cantabalos nombres como un sacerdote des-grana las cuentas de su rosario. Viajar, por supuesto, ya lo había hechoy en abundancia por el Viejo Conti-nente. Había viajado por toda EuropaOccidental: Alemania, Bélgica, Suiza yFrancia. Por su propia cuenta, ya que noera un hombre proclive a recibir órde-nes, prefiriendo poner en práctica suspropias ideas – muchas – que cruzabanpor su mente. Fue criado en la tradiciónde la escuela humanista en el ColegioCatólico de Saint-Michel en Friburgo, loque le dio el gusto por la máxima “todover, todo saber”. Para su primer negocio,Hugo Buchser había tomado como punto

de referencia original la industria relo-jera de la región, y fundó a los 18 añossu propia manufactura: la “TransmarineUhrenfabrik”. Un nombre que ponía derelieve, de manera prematura su gusto porlo exótico, el mar, y los horizontes lejanos.Al acabar la guerra, ya había ampliadosu negocio a los países de su entorno.El joven empresario había perdido ya lacuenta del número de trenes que habíatomado hacia Bruselas, su segunda sede.Había perdido asimismo la cuenta delos muchos y dilatados procedimientosque tenía que seguir cada vez a fin deobtener un visado en un momento en elque las fronteras eran muy difíciles decruzar, dado el proteccionismo econó-mico, el nacionalismo y el aumento delbelicismo que impregnaba toda Europa. Así que para redondear el fin de mes, eljoven también se hacía cargo de algu-nos relojes y joyas adicionales. Inclusouna vez el joven aventurero tuvo quetirar de la palanca de la alarma y saltarde un tren cuando los funcionarios deaduanas se acercaron peligrosamentea su compartimiento.

Una fortuna en diente de sierraEl clan Buchser, originario de Herzogen-buchsee en el cantón de Berna, se esta-bleció en Solothurn, durante la Reformaa fin y efecto de poder mantener su fecatólica. Uno de los escasos recuerdosque Hugo tenía de su padre, el posa-dero, era que él tenía una mirada severay una imponente estatura, junto conuna autoridad natural que él parecíahaber heredado.El negocio familiar en Wirthen era flore-

VIAJE INICIÁTICO A LAS INDIAS

Stand de la marca Transmarine, fundada por el joven Hugo Buchser, en la feria de Viena, 1923.

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ciente – fue el primer establecimientoen la ciudad en ofrecer baños. Inclusosu dueño se convirtió en un "millonariode oro". Pero su muerte prematura a laedad de 40 años, en su restaurante,arruinó a la familia. Su demasiado gene-rosa esposa entregó la fortuna familiara gentes sin escrúpulos que reclamarondeudas inexistentes.Hugo, el más joven, tenía, por lo tantouna escasa educación, junto con susseis hermanos y hermanas. Uno de sushermanos tomó los hábitos y, despuésde una estancia en Einsiedeln, se unió aun monasterio en las profundidades dela pampa Argentina. Allí tomó el nom-bre de "Padre Policarpo".

Los mágicos relojes del faquir SuizoMientras observaba como las costaseuropeas desaparecían ante su miradadesde el puente de la nave que lo lle-vaba a las Indias, Hugo Buchser, sinduda, recordó la vida salvaje que habíavivido con su hermano mayor, Franz, enBruselas. El más joven por lo general sehacía pasar por el novio de la duquesade Luxemburgo, así como su hermanomayor, pretendía ser un oficial de la bri-gada antivício de la capital Belga.Ambos tenían un cierto gusto por lamistificación. Cuando se fue a las Indias,Hugo dejó a su hermano continuando laaventura de Transmarine en Bruselas.

Este viaje duró varias semanas. Cuandollegó a Bombay, el corazón del jovenaventurero latía rápidamente, plenode las promesas que presentía con sus"innovadores" relojes en el sub-conti-nente que todavía se hallaba bajo ladominación Británica.El futuro le dio la razón: los relojes deSolothurn con sus resortes invertidos fue-ron un éxito. Desde los marineros hastalos maharajás, todo el mundo quería esa"distinguida novedad", este "objeto a lamoda", tal como el empresario Suizoastutamente se los presentaba. Lástimaque esos relojes no pudieran cumplir consu papel de guarda tiempos debido a undefecto de fabricación. Al fin y al cabo,pocos en la India habían aprendido aleer la hora en aquel entonces. El valorornamental de los productos era muchomayor que su función original.

Con sacerdotes zoroastrianos: el faquir Suizo bien acompañado, Bombay, 1920.

Viajando por la India, 1920

Damas, La Revista Relojera n° 39/1945 Longines, La Revista Relojera n° 37/1945 Piaget, The Eastern Jeweller & Watchmaker 1950

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El joven Hugo guardaba más de un asen su manga. Además de sus relojes"invertidos", también había llevado a laIndia relojes fluorescentes de radio. Sufuncionamiento era simple: se ponían alsol por lo que se iluminaban. Pero esteargumento no le parecía muy eficaz alemprendedor. Cuando presentaba suproducto a los maharajás, insistía en elhecho de que el mecanismo estabaimpulsado por la "magia". Cuando lle-gaba el momento de presentar los relo-jes que había sutilmente expuesto a laluz del sol, formulaba sus palabras mági-cas antes de mostrar el reloj a un asom-brado público, que quedaba totalmenteanonadado.

En la tienda de GandhiDe Agra a Lahore, desde Benarés a laregión del Hindu-Kush, los mecanismosinvertidos y los relojes luminiscentespermitieron al joven Hugo Buchser viajar alo largo y ancho de la India durante todoun año. Su plan inicial era continuar su

expedición hasta las Antillas Holandesas,pero los encantos del sub-continente – yel hecho de que había vendido con faci-lidad sus productos – le llevó a continuarsu gira por el país. La leyenda cuentaque su larga estancia le permitió alo-jarse en la tienda de un abogado Indioque también apreciaba su libertad, ycuyo nombre era Gandhi. Posteriormente,los dos mantuvieron una corresponden-cia que desafortunadamente a día dehoy, sigue desaparecida. En 1921, Hugo Buchser dirigió sus pasosde nuevo hacia Europa. El año en el quela India agudizó su espíritu de indepen-dencia y su gusto por la aventura. Él yase veía embarcado en otros viajes, desdeEuropa a América del Sur. Los años 1920sin duda merecerían el apelativo de"Los locos años veinte". Vieron los pri-meros pasos hacia la realización de susideas para unir los relojeros de todo elmundo y alimentaron las historias épi-cas – a veces imaginarias, a veces reales– de este inspirado “self-made man”.

Al pié de las pirámides y de la Esfinge, Egipto 1920

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A l comienzo de la década de1920, después de sus pri-meros pasos en la produc-

ción y exportación de relojes, HugoBuchser regresó a su nativa Solothurn.En 1926, se casó allí con María Stüdeli -una heredera de los principales fabrican-tes de relojes, Roamer (Meyer-Stüdeli),que producían más de un millón derelojes al año en aquel momento.Los dos se conocieron en el coro mixtode la Catedral de San Urs, una de lasiglesias barrocas más hermosas de Suiza.Al igual que Hugo Buchser, las mujeresjóvenes, con sus grandes ojos verdes,cabello oscuro y piel mate, no encaja-ban con el estereotipo alemán de Suiza,especialmente en Solothurn, la ciudadde las residencias diplomáticas, y que eratambién un crisol de diferentes razas.

Impulsado por su amor por el mar abiertoy con un sólido toque artístico, HugoBuchser llevaba sus negocios por defecto,para ganar algo de dinero. Pero a pesarde que tenía un don para los negocios,su verdadero sueño era escribir, vivirun estilo de vida bohemio y dedicarse

plenamente a su arte, al igual que supariente cercano Frank Buchser, el pin-tor y aventurero de Solothurn.“Hidalgo”, seductor y enamorado deEspaña, Hugo Buchser vivió durantemeses codo a codo con los andaluces,cuyo orgullo admiraba y cuyo estilo devida libre e independiente, y sin vínculosamaba. Su amor por el arte y su éxito enlos negocios estaban unidos por rasgoscomunes: una personalidad extraordi-naria, una fuerte ética del trabajo y unacapacidad de persuasión para las ideasno convencionales, sin olvidar una fran-queza que le ganó sólidas amistades.

Primeros pasos en el mundo de la ediciónFue en 1929, poco antes de la GranDepresión, cuando el empresario, recien-temente instalado en Ginebra, su nuevaciudad adoptiva, donde fundó la "Guia deCompradores" de la relojería y la joyería.Satisfaciendo la creciente demanda deeste documento, que fue un primer reper-torio de todas las direcciones de interésen el negocio de la relojería en Suiza.Una revisión bimestral de las "posibili-dades y la situación de los mercados deexportación", acompañaba la guía.Con estas publicaciones, Hugo Buchsersentó las bases para lo que se converti-

ría en la revista Europa Star tal como laconocemos hoy en día. Dado que laindustria de la maquinaria era el socionatural de la relojería, el empresariotambién puso en marcha como corola-rio en 1932 la"Guía de Máquinas", asícomo el Bulletin d'informations techni-ques, las cuales fueron distribuidas portodo el mundo muy pronto.Hugo Buchser no sólo estaba intere-sado sin embargo solo en la relojería.Como viajero incansable, también pro-dujo la Guide Rapid. Una especie de“Guía Michelin” de la época, este direc-torio práctico de direcciones estaba diri-gido a los turistas que visitaban las ciu-dades de Basilea, Zurich o Ginebra enbusca de una atractiva tienda, un res-taurante o un albergue acogedor.Basándose en sus experiencias perso-nales su creador, que tenía un fino pala-dar y una acerada visión crítica, disfrutóde un éxito editorial considerable.

Un patriarca intransigenteEste fue también el período de paterni-dad de Hugo Buchser. Tuvo tres hijascon su esposa, Doris, Suzi y Lisbeth, queregresaba a Solothurn para cada naci-miento. Las tres herederas tuvieron unaeducación estricta bajo la atenta miradade su padre. Aunque a menudo ausente

LOS INICIOS EN LA EDICIÓN

La boda de Hugo Buchser y Mary Stüdeli,en la Catedral de San Urs, Solothurn, 1926.

Las primeras guías creadaspor Hugo Buchser a

principios de los años 1930:la “Guía de Compradores”,

la “Guide Rapid” y la “Guía de Máquinas”.

durante largos períodos de tiempo en elextranjero, su padre aseguró que la dis-ciplina y el orden prevalecieran durantesus cortas estancias en Ginebra. La familia tuvo la primera piscina privadaen Ginebra, excavada en parte por laspequeñas manos de sus tres hijas. Lasniñas también tenían que recoger lasmanzanas de alrededor de los 150 árbo-les que había en el jardín. El patriarcaquería transmitir el valor del esfuerzoindividual, la clave de la independenciacomo cuando él empezó, de la nada. El complemento a esta disciplina férreaera la posibilidad de ver el mundo a tra-vés de los viajes, que en aquel momento,sólo eran accesibles a las clases privile-giadas, España, Italia o Francia. Cadavez que llegaban, tenían que adsorberlotodo: museos, iglesias, e incluso la máspequeña capilla que se visitaba, de arribaa abajo. Y por la tarde las chicas teníanque dar detallada cuenta de las visitasdel día a su padre. Tenían que ver yescuchar instrucciones. Y ello en cual-quier momento y sin excusas. Hugo Buchser utilizaba la misma mez-cla explosiva de severa posesión y debuenas intenciones hacia sus emplea-dos, que también tenían que trabajar enel jardín de su jefe los fines de semana.En un momento en el que uno empiezaa trabajar para una empresa ello se con-

sidera un contrato de por vida y de lamisma manera que un gestor realmenteencarna a su empresa, se espera de losempleados que se comprometan encuerpo y alma en el bienestar materialde su empleador... Los años de la gran guerra tuvieron suefecto en el negocio de las guías reloje-ras y las revistas. En esos años de racio-namiento, el empresario no tuvo otraopción que convertir en chatarra su fielOldsmobile, con el que había cruzadotodo el Viejo Continente, para no entre-

garlo al ejército. En 1941, quedó atra-pado en el hotel Ritz de Barcelona juntocon la comunidad Suiza, al mismo tiempoque en Ginebra, la familia Buchser acogíaa niños extranjeros víctimas de los capri-chos de la guerra.La supervivencia, tanto a nivel nacionalcomo individual, fue la prioridad en esemomento. Pero los años de la posguerradieron paso a una fase de expansióneconómica sin precedentes, tanto paraSuiza como para la compañía fundadapor Hugo Buchser.

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Principio de los años treinta, las tres hijas del matrimonio Buchser: Suzi, Doris y Lisbeth, Chêne-Bourg.

Milus, Eastern Jeweller n° 21/1954 Certina, Estrella del Sur n° 13/1952 Herodia, Oro y Hora n° 28/1953 Nivarox, Europa Star n° 1/1959

Girard Perregaux, The Eastern Jeweller & Watchmaker n° 14/1952

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T ras la segunda guerra mun-dial, que había puesto frenoal desarrollo de las guías

relojeras restringiendo los viajes de sufundador, Hugo Buchser recuperó suinterés frenético por los viajes de nego-cios. A partir de 1946, visitó Alemania,reducida hasta el equivalente industrialde la edad de piedra en su "hora cero".Por el camino, visitó varios campos deconcentración, abiertos al público porlos aliados para mostrar los horrores delrégimen nazi y que le recordaron elmantra del "nunca más". El empresario también se dio cuentade que los mercados prometedores se

abrían fuera de Europa, gracias a unanueva globalización en el comercio.América Latina, el mundo Árabe y elLejano Oriente le erizaban con la espe-ranza de una "tercera vía" entre el comu-nismo y el capitalismo.

La llamada de América del SurEn 1948, Hugo Buchser se embarcó consu hija Doris en un trasatlántico condestino a Brasil para una gira por laAmérica Latina. Este continente no eratotalmente nuevo para él, ya que habíapublicado La Revista Relojera en BuenosAires desde 1942. Una nueva clase mediaestaba emergiendo en América Latina y

esta era una perspectiva muy atractivapara el mercado de la relojería y el de lajoyería. Dondequiera que iba, el empre-sario Suizo dejaba su huella editorial.En Brasil creó la revista especializadaElegancia e Precisão y en Argentina LaEstrella del Sur, basada en un modelo denegocio simple: estas revistas se diseña-ban en Ginebra antes de ser distribuidasa través del Atlántico. Un representantede confianza en el terreno se acercaba alos proveedores de relojería para animar-les a invertir en los suplementos publici-tarios de las publicaciones. El empresa-rio seguía siendo un hombre de letras.Tenía una sed insaciable de curiosidadesy de contactos y decía que aprendió ahablar "Marinheiro", una mezcla de ita-liano, español y portugués, el "lenguajede los marinos". En el viaje de regreso deAmérica Latina, se detuvo en Lisboa,donde puso en marcha la revista Belora,y en España, donde dio nacimiento a lapublicación Oro y Hora en 1949. Inspiradoescritor, Hugo Buchser realizo detalladasdescripciones de todos sus viajes. Sus"impresiones de América Latina", fueronpublicadas por el diario Tribune de Genève.Y empezaban con las prometedoras pala-bras: "Brasil es un gran enigma". Su lúcido análisis de la situación econó-mica del país le llevó a una conclusión,

HACIA UN MAGAZINE GLOBAL

El trasatlántico Rex: a todo vapor, rumbo a Brasil, 1948

Zenith, Oro y Hora n° 32/1954 Norexa, Oro y Hora n° 34/1954

que es tan válida hoy como lo era enaquel entonces: "Los Estados de Américadel Sur se han desarrollado con unextraordinario dinamismo en la últimadécada y, aunque muchos países euro-peos estén en un lento declive, las nacio-nes como Brasil están mirando haciaadelante con vigor y convicción haciaun futuro lleno de promesas."

En el Este y en el OesteEn 1950 inició un viaje similar con suotra hija, Suzi, un "viaje de estudios",como le gustaba llamarlos, a OrienteMedio y Asia. Allí estableció los magazi-nes Orafrica y The Eastern Jeweller and Watchmaker. Desde el hotel Raffles de

Singapur a los polvorientos caminos de laIndia y Tailandia, su confianza y sus habi-lidades sociales le abrieron numerosaspuertas - tanto comerciales como espiri-tuales. Con la misma lucidez, el empre-sario rápidamente comprendió el granpotencial que ofrecía la creación del mer-cado común Europeo, que fue creado porel Tratado de Roma en 1957. Casi unadécada después de su Argentina Estrelladel Sur, Hugo Buchser lanzó su estrellaEuropea, la revista Europa Star, así comoEurotec, dedicada a la maquinaria indus-trial. Europa Star daría nombre a todaslas publicaciones del grupo diez años

más tarde, bajo el liderazgo del yerno deHugo y su sucesor, Gilbert Maillard. Así, la década de 1950 vio la consolida-ción de todos los proyectos instigadospor el empresario como consecuenciade sus numerosos viajes. Bajo el nombrede "Bureau de documentation indus-trielle", cuya sede empleaba a una trein-tena de personas en Ginebra, una ver-dadera red global de información – unaespecie de Internet antes de tiempo –desarrollada para la fabricación de relo-jes, la joyería y la maquinaria industrial.Unos cincuenta años después de lamuerte del "patriarca" esto continúasiendo así hasta el día de hoy.

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La Tour de l’Ile, sede del Bureau de documentation industrielle, Ginebra

Viaje al Extremo-Oriente, Reino de Siam, 1950

Hotel Oriente en Barcelona, lugar de alojamiento en los frecuentes viajes de negocios y de ocio. El matrimonio Buchser en las Ramblas

El retrato “oficial” de Hugo Buchser, 1959

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Un vistazo a las publicaciones del Bureau de documentation industrielle: una tela relojera se teje en los cuatro rincones del mundo.

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Las agujas giranMás incluso que la pasión por los relo-jes, fue el gusto por las bellas obras delespíritu humano, junto con los encuen-tros y aventuras los que animaron el espí-ritu rebelde de Hugo Buchser. Un hom-bre con múltiples caras, artista soñadory hombre de negocios intransigente ypragmático. Padre y empleador autori-tario “a la antigua”, pero dotado de unespíritu inconformista, marcado por lalibertad frente a los valores y las rigide-ces de la burguesía.Tanto en los cómodos puentes delQueen Mary como en las viejas hacien-das Argentinas, esta personalidad “glo-bal” no estaba habituada a lanzar críti-cas por la espalda. Su franqueza asícomo su intuición comercial no le ahor-raron enemigos y envidiosos a estehombre que no podía soportar no tenerla capacidad de decidir en sus manos.Frente a este espíritu rebelde y contu-maz, que desafiaba constantemente ala gente, y con el fin de ser apreciado,Hugo Buchser también sabía manejar elarma del humor para desconcertar a susallegados.Hay una anécdota que ilustra mejor quecualquier otra este rasgo de su carácter.Reputado por los bailes de disfraces queorganizaba en el paso al año nuevo, HugoBuchser anunció durante una de estascelebraciones al público asistente, unatreintena de personas, que había invi-tado a un huésped de honor, un “barón”,y se les rogó que dieran la bienvenida

apropiada a este invitado de nivel. Cuálno sería la sorpresa de toda aquellabuena gente, engalanados con fracs yvestidos de noche y que se habían dis-puesto en una guisa de guardia de honor,cuando el “barón” hizo su entrada.En realidad, el aristócrata era un vaga-bundo, con ropa de segunda mano, queexhalando su aliento, exclamó a voz decuello, "¡Salud a todos! ¡Es tiempo defiesta!". Una sonrisa, medio divertida ymedio meditabunda, se concretó en lacara mate y marcada por los viajes deHugo Buchser. Pocos de los invitadospresentes regresaron al año siguiente...

El editor mantuvo su fuerte carácterhasta su muerte acaecida en 1961. Sulegado vis-a-vis con el sector relojerotodavía se expresa hoy en día, a travésde la distribución mundial de las publica-ciones de Europa Star. Bajo la direcciónde las sucesivas generaciones de la fami-lia Maillard-Buchser, estas publicacioneshan seguido y analizado los altibajos dela industria relojera, desde la década de1960 hasta la actualidad. También hanabsorbido, con toda la flexibilidad carac-terística de su fundador, el gran saltotecnológico de la última década. Peroesa es una historia todavía por contar.

Hugo Buchser rodeado del los actuales redactor en jefe y director de las publicaciones Europa Star, Pierre y Philippe Maillard, Ginebra, 1960.

Suplemento especial de Europa Star Première, la Lettre de l’Horlogerie Internationale,Vol. 13, No 5 del 13 de Octubre del 2011; una publicación de Europa Star HBM SA,Route des Acacias 25, CH 1227 Carouge, Genève. Tel. +41 22 307 78 37,

Fax +41 22 300 37 48, email: [email protected], www.worldwatchweb.com, www.europastar.bizRedacción del original en Francés: Serge Maillard • Traducciones: Paul O’Neil, Inglés; Carles Sapena,Español • Grafismo: Alexis Sgouridis • Producción: Francine Papaux, Talya Lakin.Edición de 1000 ejemplares en Francés, de los cuales cincuenta ejemplares numerados del 1 al 50. Versiones Inglesa y enEspañol publicadas en formato de e-book en www.europastar.com y en www.horalatina.com (Web & iPad). Todos losarchivos, publicidades y artículos de la época, desde 1927 hasta nuestros días, estarán disponibles próximamente en laplataforma Europa Star World Watch Web. Impreso en Ginebra por SRO-KUNDIG. 2011 © EUROPA STAR HBM SA

Chemin de l’Etang 49CP 451 / 1219 Châtelainewww.sro-kundig.ch

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