Gabriel Guarda- La Edad Media de Chile.pdf

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  • L E Y D E D O N A C I O N E S C U L T U R A L E S

  • 1541-1826

    LA EDAD MEDIA DE CHILE

    H I S T O R I A D E L A I G L E S I A

  • G A B R I E L G U A R D A O . S . B .

    1541-1826

    Desde la fundacin de Santiagoa la incorporacin de Chilo

    LA EDAD MEDIADE CHILEH I S T O R I A D E L A I G L E S I A

  • A la memoria de S.E. Rvdma. el cardenal RAL SILVA HENRQUEZ, quien me estimul generosamente a escribir la historia de nuestra Iglesia.

  • Testimoniamos nuestro reconocimiento a cuantas personas colaboraron en distintos aspectos de esta publicacin.

    Exca. Rvdma. Mons. Giuseppe Pinto, Nuncio Apostlico en Chile.

    Excmo. y Rvdmo. Mons. Ricardo Ezzati Andrello, Arzobispo de Santiago

    Mons. Ignacio Muoz, Cannigo de la Catedral de Santiago

    Mara Elena Troncoso, Santiago

    Rodrigo Moreno Jeria, Valparaso

    Sergio Villalobos, Direccin General de Archivos, Bibliotecas y Museos, DIBAM, Chile.

    Magdalena Krebs, DIBAM

    Francisca Valds Valds, DIBAM

    Natalia Vial, DIBAM

    Eliana Pea Crdoba, Biblioteca Nacional, Sala Americana J. T. Medina, Santiago

    Wilma Stuardo Osorio, Biblioteca Nacional, Sala Americana J. T. Medina, Santiago

    Rafael Sagredo, Biblioteca Nacional, Sala Medina, Santiago

    Mario Monsalve, Biblioteca Nacional, Sala Medina, Santiago

    Juan Jos Alfaro, Biblioteca Nacional, Sala Medina, Santiago

    Gonzalo Cataln, Biblioteca Nacional, Santiago

    Sofa Correa Sutil, Museo Histrico Nacional, Santiago

    Ximena Cruzat, Museo Histrico Nacional, Santiago

    Isabel Alvarado, Museo Histrico Nacional, Santiago

    Juan Manuel Martnez, Museo Histrico Nacional, Santiago

    Mara Eugenia Barrientos Harbin, Archivo Nacional, Santiago

    Osvaldo Villaseca, Achivo Nacional, Santiago

    Ivn Inostroza, Archivo Nacional, Santiago

    Luis Martnez, Archivo Nacional, Santiago

    R. P. Rigoberto Iturriaga, O. F. M., Archivo de San Francisco, Santiago

    Loreto Lucar, Museo Jos del Carmen del Huique

    Miln Ivelic, Museo Nacional de BellasArtes, Santiago

    Javier GonzlezEchenique (+), Academia Chilena de la Historia, Santiago

    R. P. Walter Hanisch, S. J. (+), Academia Chilena de la Historia, Santiago

    Jos Miguel Barros, Academia Chilena de la Historia, Santiago

    Bernardino Bravo Lira, Academia Chilena de la Historia, Santiago

    Jos Armando de Ramn (+), Academia Chilena de la Historia, Santiago

    Ren Millar Carvacho, Academia Chilena de la Historia, Santiago

    Hernn Rodrguez Villegas, Academia Chilena de la Historia, Santiago

    R. H. Beda Estrada, O. S. B., Monasterio Benedictino de la Santsima Trinidad, Santiago

    R. H. Javier Domnguez Philippi, O. S. B. ,Monasterio Benedictino de la Santsima Trinidad, Santiago

    Carlos Maillet, O. S. B. Santiago

    Alejandra Araya, Universidad de Chile, Santiago

    Antonia Rebolledo, Universidad de Chile, Santiago

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    /(:%&"();+"(4&5+-.)/0"1&2'&()3"&4+,-&5(5)6(17%&'()5+)68&%+.)9("1&(#0

    lvaro Saieh, Santiago

    Fernando Balmaceda, Santiago

    Pepa Foncea, Santiago

    AGRADECIMIENTOS

  • LA EDAD MEDIA DE CHILE HISTORIA DE LA IGLESIA - LA REPBLICA DE LOS NATURALES 1312

    R. Hna. Nilda, Nunciatura Apostlica, Santiago

    Sr. Embajador Alberto Labb Galilea, Embajada de Chile en Panam

    Jaime Gandarillas Infante, Santiago

    Mara Ins Gandarillas de Valds, Santiago.

    Luz Mara Williamson, Santiago

    Mary Rose Mc Gill, Santiago

    Agustn Edwards Eastman, Santiago

    Eugenio Irarrrzaval Echeverra, Santiago.

    Ilonka Csillag Pimstein, Santiago

    Fernando Guzmn Schiappacasse, Universidad Adolfo Ibez, Valparaso

    Carmen Pizarro, Santiago

    Clemente Guarda Weiss, Santiago

    Benjamn Lira Valds, Santiago

    Magdalena Pereira, Fundacin Altiplano, Arica

    E. Rvdma. Mons. Gaspar Quintana Jorquera, Obispo de Copiap

    Eduardo Tapia Donoso, Archivo, Biblioteca y Museo de la Dicesis de Copiap

    E. Rvdma. Mons. Manuel Donoso Donoso, Arzobispo de La Serena

    Guido Daz Passi, Museo de la Catedral, La Serena

    Ximena Olivares de Salas, Vicua

    Arturo Serey Corts, Illapel

    E. Rvdma. Mons. Cristin E. Contreras Molina, Obispo de San Felipe

    R. P. Antonio Albornoz, Parroquia de Petorca

    Germn Domnguez Gajardo, Director del Museo del Carmen, Maip

    Ren Navarro Sandoval, Museo del Carmen, Maip

    Carla Miranda, Museo del Carmen, Maip

    Clara Navarro, Museo del Carmen, Maip

    Manuel Jess Sierra Ortiz, Museo del Carmen, Maip

    Antonio Fuentes Palma, Museo del Carmen, Maip

    Ximena Garri Hammersley, Archivo Edwards, Graneros

    Carlos Alberto Cruz Claro, Santiago

    Jos Luis Coo Lyon, San Francisco de Mostazal

    R. M. Alejandra Izquierdo, O. S. B. Monasterio de Benedictinas de La Asuncin, Mendoza, Rengo

    Claudia Campaa, P. Universidad Catlica de Chile

    Rodrigo Sanders, Concepcin.

    Exca, Rvdma. Mons. Ignacio Ducasse, Obispo de Valdivia

    Carlos Guarda Geywitz (+), Museo de la Catedral, Valdivia

    Ivonne Bravo de Fried, Museo de la Catedral, Valdivia

    Ana Acua, Centro Cutural El Austral, Valdivia

    Rodrigo Torres, Valdivia

    R. P. Boldy Morales, O. F. M., Convento franciscano Dulce Nombre de Jess, Castro

    Dante Montiel Vera, Castro

    lvaro Vidal, Castro

    Excmo. Sr. Marqus de Castrilln, Director de la Real Acadenia de la Historia, Madrid

    Dalmiro de la Vlgoma (+), Secretario Perpetuo de la Real Acadenia de la Historia, Madrid

    Eloy Benito Ruano, Secretario Perpetuo de la Real Acadenia de la Historia, Madrid

    Mara Luisa Lpez Vidriero, Directora de la BibliotecaNacional, Madrid

    Teresa Rodrguez Gonzlez, Biblioteca Nacional, Madrid

    Milagros del Corral Beltrn, Biblioteca Nacional, Madrid

    Luis Snchez Belda, Archivo Histrico Nacional, Madrid

    Carmen Sierra Brcena, Directora del Archivo Histrico Nacional, Madrid.

    Jess Gaite Pastor, Subdirector del Archivo Histrico Nacional, Madrid.

    Matilde Lpez Serrano, Biblioteca de Palacio, Madrid

    Consolacin Morales, Biblioteca de Palacio, Madrid

    60,0"+%)6+-

  • LA REPBLICA DE LOS NATURALES 15

    FUNDACIN CORPARTES NACE EL AO 2002, producto de una inquietud personal y familiar de promover y preservar el arte y la cultura en Chile, en sus ms diversas expresiones. Desde en-tonces, la Fundacin ha participado en el auspicio, patrocinio, gestin y creacin de variadas iniciativas, que han ido marcando un hito en la vida cultural del pas; siempre guiados por el espritu de entregar eventos de excelencia, a la mayor cantidad de chilenos de las todas con-diciones sociales.

    En un mundo tan globalizado, donde cualquier tipo de informacin est al alcance de la mano, el Padre Gabriel Guarda y la Corporacin del Patrimonio Religioso y Cultural de Chile "0-)F,0F0"+")F(,1&'&F(,)5+)+-1+)G(#"H2'0)F,0I+'10.)B,:10)5+):"()(':'&0-()&"4+-1('&7")I)5+)ms de 40 aos de dedicacin y estudio.

    Gracias a la infatigable labor de recopilacin histrica del Padre Guarda, el libro La Edad Media en Chile. Desde la fundacin de Santiago a la incorporacin de Chilo, 1541-1826, constituye una inestimable contribucin al estudio y preservacin del patrimonio religioso - cultural de Chile y a la educacin de las futuras generaciones.

    ?-1+)+-B:+,J0)+5&10,&(%)"0-)0K%()()4(%0,(,)%0)L:+)1+"+G0-.)(),+M+N&0"(,),+-F+'10)%0)L:+)no fuimos capaces de cuidar y a trabajar unidos por preservar y conservar lo nuestro, con la fuerte conviccin que el patrimonio religioso y los lugares sagrados, constituyen un aspecto central de la cultura y la identidad de una nacin.

    Alvaro Saieh BendeckPresidente

    Fundacin CorpArtes

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    SUMARIO

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    PRESENTACIN S. Excma. Rvdma. Mons. Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago.INTRODUCCINHistoria de una cristiandad. Gabriel Guarda, O.S.B.

    La primera evangelizacinEl recurso a seglaresLa comunicacin y el lenguajeEl papel de la encomiendaSu evolucin Segunda evangelizacin. Despus de TrentoDoctrinasMisionesMisionerosLa creacin de pueblos de indiosLa guerra de AraucoLa idea de conquista en el pensamiento religioso del siglo XVICrueldad de los tiemposLos cautivos de la guerraLa esclavitud de los indios de guerraLos indios de servicioLa pesteTestimonios de una escurridiza realidadParlamentos y PacesLa Iglesia, realista defensora de los indgenasEl Real Colegio de Naturales El legado musical y el arte de ensear

    L A R E P B L IC A D E L O S E S PA O L E S

    LOS OBISPADOS. SantiagoLa Imperial-ConcepcinLos ObisposEl Regio Patronato IndianoSnodos y ConciliosVisitas pastorales y Ad Limina

    EL CLEROVocacionesClero diocesanoFormacin. Los seminarios

    LAS RDENESLos mendicantesMercedariosLa familia franciscanaDominicosAgustinos

    L A R E P B L IC A D E L O S N AT U R A L E S22

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    La Compaa de JessLa expulsinHospitalarios de San Juan de DiosVida monstica masculina

    MONASTERIOS DE MONJASLa vida religiosa femeninaEducacin y culturaLa otra cara de los monasteriosElenco de fundaciones

    EL LAICADOLa cristiandad seglarApostolado de los laicosFormacinTeologaSuplencia de los ministros eclesisticosLa institucin de los FiscalesEjercicios y retiros espiritualesCasas de Ejerciciosrdenes Terceras, cofradas y hermandadesManifestaciones de piedadTrnsito al estado religiosoConflictos del conquistador, del soldado y del encomenderoComposiciones, restituciones y legados

    LA CELEBRACINCiclo santoralSacramentos. BautismoEucaristaSacramentos de Estado: matrimonio y ordenSacramentos que restituyen la vida: Penitencia y UncinSacramentales y devocionesLa ciudad de DiosUn gran espacio sacralLas iglesias. SantiagoConcepcinLas iglesias de las ciudades del reinoDignidad del cultoEn las fuentes de la piedad popular

    CULTURAEducacinLibros y cienciaDisciplinas del esprituArte. Msica y cantoDramaDanzaPinturaEscultura La plata

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    LA ILUSTRACINUna Ilustracin catlicaUna lite social y eclesisticaLas expediciones cientficasReforma de las rdenes y el VI Concilio LimenseCementerios fuera de pobladoReligin y poltica

    EL RGIMEN DE CRISTIANDADManifestaciones de piedadReligiosidad pblica y privadaDos singulares testimoniosDemostraciones de feUna estricta moralLa unidad de feLa familia como clula de formacin cristianaLa esclavitud negra

    LA IGLESIA DURANTE EL PROCESO DE LA INDEPENDENCIAObispos espaoles e indianosClero secular y regularLas monjasConfiscaciones y secuestrosEl despojo de las iglesia

    LOS BIENES DE LA IGLESIALas bases de la economaCargas sobre los bienes eclesisticosObispado de SantiagoConcepcinLas rdenesMonasterios de monjasCensosCapellanas

    CENTROS DE EVANGELIZACINIglesiasSu dignidadFundadoresTrazados armnicosPlazas, Fuertes y PresidiosOratorios privados y capillas ruralesPueblos de indiosEn la AraucanaImpronta urbana

    LAS OBRAS DE MISERICORDIASaciar el hambre y la sedLa hospitalidad y el vestido del desnudoSolicitud por los enfermosServicio de las crceles y los presosEl Mandamiento NuevoEjercicio de la justicia

    GlosarioAbreviaturas y Siglas ms usadasBibliografandice de LminasNDICE ONOMSTICO

  • LA EDAD MEDIA DE CHILE HISTORIA DE LA IGLESIA - LA REPBLICA DE LOS NATURALES 2120

    Amar la Iglesia es amarla ntegra en su desarrollo histrico;

    en su pasado que nos da sentido autntico de la tradicin,

    en su presente que nos da el sentido de su historia,

    +")-:)5+-1&"0)5+2"&1&40)(%)2"(%)5+)%0-)1&+GF0-.)L:+)"0-)5()%()4+,5(5+,()G+5&5()5+)-:)(''&7"O**.

    MONSEOR MANUEL LARRAN E.

    CON ESTAS HERMOSAS Y SABIAS PALABRAS de quien fuera un gran obispo de la Iglesia chilena, tengo el honor de presentar el es-tudio del R. P. Gabriel Guarda, O.S.B., La Edad Media de Chile. La Iglesia desde la fundacin de Santiago a la incorporacin de Chilo. 1541-1826. Lo hago con alegra y agradecimiento hacia un sacerdote, monje benedictino y Premio Nacional de Historia, del cual nutro una gran admiracin y gratitud, principalmente por la destacada labor que me prest en la terminacin de la catedral 5+)E(%5&4&()I)+")%()F:K%&'('&7")5+)%()8&-10,&()5+)+-()L:+,&5()P&7'+-&-.)L:+)+%)F(F()=:(")/(K%0)DD)G+)'0"27)+"1,+)%0-)(Q0-)RSST)y 2001.

    La historia del peregrinar de la Iglesia en el desarrollo de Chile es sorprendente: una historia hermosa, generosa y misionera; muchas veces dolorosa, pero siempre esperanzadora. El P. Gabriel nos ayuda a adentrarnos en un periodo clave de la evange-lizacin de nuestra patria: su comienzo y los primeros siglos. A travs de dos densos captulos, el autor introduce al lector en una historia muchas veces desconocida y escasamente valorada, sin embargo, profundamente constructora del alma de Chile.

    SON VARIOS LOS ASPECTOS QUE NOS LLAMAN LA ATENCIN:

    EN PRIMER LUGAR, EL SENTIDO MISIONERO DE LA IGLESIA que se implantaba en el territorio de Chile. Desde sus inicios, religiosos y laicos llevaron el anuncio de Jesucristo a los ms lejanos rincones de nuestra geografa con audacia y generosidad. Sorprende ver a una Iglesia que, en la simplicidad de sus medios, pero fuerte en el ardor de su fe, comunic a todos los habitantes de este !"#$%&'(()'%la verdad de Jesucristo. Se atrevi a internarse por un territorio desconocido, a aprender nuevas lenguas y a sortear +"0,G+-)-(',&2'&0-)'0")+%)-0%0)2")5+)+4("#+%&J(,U)V.)-&)%%(G(")%()(1+"'&7")%0-)5&4+,-0-)G+5&0-)5+)5&B:-&7")+GF%+(50-)F(,()+%)anuncio, ms an admira el testimonio de su esperanza y el ejemplo de sus vidas, crebles y coherentes con el evangelio del Seor que predicaban.

    En segundo lugar, asombra la labor de los obispos que, tanto en Santiago como en La Imperial, asumieron la labor de implantar la Iglesia en estas tierras. Atendieron lo mejor que les fue posible la administracin de extensos territorios, contando con pocos recursos materiales y misioneros, y teniendo que lidiar con diversas situaciones adversas como las sublevaciones indgenas, los terremotos, la pobreza material y la dureza de no pocos conquistadores. Su esfuerzo y esmero los llev a pre-5&'(,)'0")&"-&-1+"'&(.)()+5:'(,)'0")F('&+"'&(.)()4&(@(,)&"'("-(K%+G+"1+)F0,)-:-)(GF%&0-)1+,,&10,&0-.)()-+,)2,G+-)+")F,+5&'(,)%()justicia en contra de los abusos cometidos contra los indgenas y a diseminar, como en un extenso rosario a lo largo del pas, F(,,0L:&(-)+)%+-&(-)F(,()'0"#,+#(,)()%()F0K%('&7".)+-F+'&(%G+"1+)+")%(-)#,("5+-)2+-1(-)F(1,0"(%+-)0)5+%)(Q0)%&1W,#&'0U)60G0)sealan algunos estudiosos, varios obispos de Chile, en su mayora hombres mayores y probados, fueron verdaderos maestros en el ejercicio de su ministerio episcopal.

    Junto a los obispos, cabe mencionar la labor misionera del clero diocesano, de las rdenes religiosas, especialmente, los mercedarios, la familia franciscana, los dominicos, los agustinos y la Compaa de Jess. Tambin los monasterios y la vida con-sagrada femenina, han aportado el don de su vocacin y de su servicio, especialmente para quienes ms dolorosamente vivan al borde del camino. Ha sido emblemtico el ardor de muchos y muchas para saciar el hambre y la sed, para dar hospitalidad al indigente, visitar a los enfermos y a los presos, acoger con bondad a los hurfanos y llevar a cabo otras obras de misericordia.

    Toda la obra misionera y caritativa de la Iglesia de este tiempo no se explica sin la presencia de un laicado comprometido, +-F+'&(%G+"1+)B+G+"&"0U)!%%H)+-1

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    HISTORIA DE UNA CRISTIANDAD

    CUANDO EN 1961 PUBLIQU MI ESTUDIO Formas de devocin en la Edad Media de Chile, junto con algunos comentarios halagadores por parte de nuestro gran crtico literario Ral Silva Castro, el ttulo fue objeto de una severa admonicin: a su juicio, no era lcito el recurso arbitrario a las designaciones de perodos consagrados por la historiografa, so riesgo de confusin. Te-na toda la razn; nunca ms reincid y me atuve obediente a las directrices de aquel sabio y recordado maestro.

    Pero llegado el momento de dar forma a un proyecto tan largamente elaborado como es el presente, al buscar un trmino que ilustre fcilmente al lector sobre una de las caractersticas, sobre el sello de la poca tratada, no he resistido a la tentacin de volver sobre l.

    No obstante los profundos cambios que se operan por la Ilustracin en el siglo XVIII, aparte su manifestacin en altas esferas administrativas y en un restringido crculo social, so-K,+)1050.)+")%()F+"H"-:%(.)+")+%)'0"@:"10)5+%)F:+K%0)2+%)-:+")F,+-+"1+-)%(-)G05(%&5(5+-)5+%)rgimen descrito, en no pocos casos, aun instalada la repblica, en ciertos lugares, hasta hoy.

    Thomas Madden1.),+2+,+)L:+)aunque las conquistas de Mxico y Per no fueron en s mismas cruzadas, la cultura cruzada jug un papel esencial en ellas; los papas, los monarcas espaoles y los conquistadores vieron naturalmente a los habitantes del Nuevo Mundo a travs de los lentes de cuatro siglos de cruzadas; los conquistadores eran guerreros de Cristo en una 1&+,,()&"2+%)ZUUU[\)1(GK&$")5+-+(K(")(,5&+"1+G+"1+)+%)K01H", todos hechos que concordaban con '(,('1+,H-1&'(-)+-1(K%+'&5(-)+")%(-)',:J(5(-U)]+,"("50)!%&(#(.),+2,&$"50-+)(%)(1(L:+)()9("1&(#0)en septiembre de 1541, dice que demuestra que la conquista queda dentro de la concepcin

    1 Cf. DE LA HERA, Alberto, Amrica y el sentido misional de la Edad Media, en RChHD, N 11, 1985, p. 227; Cruzadas, la verdadera historia, Lumen, Buenos Aires, 2005, p. 269; ESCALONA RAMOS, Alberto, El espritu de la Edad Media y Amrica. Ed. Cultura Hispnica, Madrid, 1959; ROMERO, Jos Luis, La ciudad latinoamericana: continuidad europea y desarrollo autnomo, en Jarhbuch fr Gesccvicichte von Staak, Colonia, 1969; De LOZOYA, Marqus, La Edad Media americana, en Mundo Hispnico, N 127, 1958, p. 24; VERLINDEN, Charles, Precedents Medievaux de la Colonie en Amrique, Instituto Panamericano de Geografa e Historia, Programme dHistoire DAmerique, II, p. 5; del mismo, Le probme de la continuit en histoire coloniale. De la colonisation medivale a la colonisation moderna, en RdI, XI, 1951, p. 219; KUBLER, George, Indianismo y mestizaje como tradiciones americanas medievales y clsicas, en Boletn del Centro de Investigaciones Histricas y Estticas, N 4, Universidad Central de Venezuela, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Caracas, 1966, p. 51; SNCHEZ ALBORNOZ, La Edad Media y la empresa de Amrica, en Espaa y el Islam, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1943, p. 181; GARCA GALLO, Alfonso, De la ciudad castellana a la indiana, en VI Congreso de Historia de Amrica, I, Buenos Aires, 1982; GARCA Y GARCA, Antonio, Races medievales de Amrica, en De la Amrica espaola a la Amrica americana, Actas del Simposio V Centenario 1492-1992, Instituto Teolgico de Murcia, Murcia, 1991, p. 27; GUARDA, Gabriel, O.S.B., Influencias medievales en la ciudad indiana, Boletn de la Academia Nacional de la Historia, N LVIII-LIX, Buenos Aires, 1987, p. 381; TOVAR, Antonio, Lo medieval en la conquista y otros ensayos americanos, en Seminario y Ediciones, S.A., N 2, Madrid, 1970, p, 125; RODRGUEZ PRAMPOLINI, Ida, Amadises de Amrica. La hazaa de Indias como empresa caballeresca, Mxico, 1948; SOLAR CORREA, Eduardo, Las tres colonias, en BAChH, N 6, 1935, p. 34; LOPETEGUI, Len, S.J., y ZUBILLAGA, Flix, S.J., Historia de la Iglesia en la Amrica Espaola [], T. II, Madrid, 1965, pp. 592, 626, 737, 1.008 passim, usa el trmino Edad Media para designar el perodo colonial. Segn Claudio Snchez Albornoz de todas las colonizaciones conocidas en la historia, es por lo tanto la de Espaa en Amrica la nica que encaja, deriva y enraza en la Edad Media Cit. por CAMPOS HARIET, Fernando, en La caballera y el servicio militar en el Reino de Chile durante el siglo XVI, en RChHD, N 13, 1987, p. 257; LIRA MONTT, Luis, Un ttulo de caballera de espuela dorada registrado en el cabildo de Santiago de Chile, en BAChH, N 102, 1988, p. 319.

    Sagrario de la catedral de Copiap, plata en su color, siglo XVIII.

  • LA EDAD MEDIA DE CHILE HISTORIA DE LA IGLESIA - LA REPBLICA DE LOS NATURALES 2524

    de cruzada o de guerra santa2. Las indulgencias concedidas en 1611 por Paulo V para quienes rogasen por la paz del Reino de Chile, estn igualmente dentro de la lnea que tratamos3.

    La prctica de los singulares combates, el dar el Santiago en las batallas, la movilizacin popular con motivo de las elecciones de provinciales de las rdenes mendicantes y de las abadesas en los monasterios de monjas, las agresivas luchas entre las rdenes, no solo en el plano de puntos doctrinales, sino hasta llegar a las manos, son todas circunstancias que repiten ejemplos observados en la Edad Media.

    Isabel Cruz4 ve en el trasplante a Amrica de municipios, gremios, encomiendas, repartimien-tos, esclavitud, Inquisicin y comercio regulado, elementos medievales tan solo adaptados a la nueva realidad indiana. La vigencia de las Siete Partidas, de la Novsima Recopilacin, de leyendas fantsticas como El dorado, las siete ciudades de Cbola5 o, en Chile, la Ciudad de los Csares, buscada hasta el ltimo cuarto del siglo XVIII6, evidencian por s solas esta cosmovisin.

    Aunque muchas de estas situaciones desaparecieron con el tiempo, la pervivencia hasta hoy de las peregrinaciones, el Quasimodo, las cofradas, los bailes, o las iglesias de Chilo, F05+,0-(G+"1+)4+"1+-.)%%+4(")()F+"-(,)8(-1()L:$)#,(50)8(")&"M:&50)-:-)0,H#+"+-)'0%0"&(%+-)medievales como para llegar a formar parte tan vistosa de nuestra cultura.

    Y05(-)+-1(-)-&G&%&1:5+-.)I)1("1(-)01,(-)L:+)-+)F05,H(")1,(+,)()'0%('&7".)@:-1&2'(,H(")5+)-0K,()+%)1H1:%0)+%+#&50.)-&")+GK(,#0.)8(I)01,0-)B('10,+-)5+)'(,

  • LA EDAD MEDIA DE CHILE H I -26

  • LA EDAD MEDIA DE CHILE HISTORIA DE LA IGLESIA - LA REPBLICA DE LOS NATURALES 2928

    LA PRIMERA EVANGELIZACIN

    ES NECESARIO RECORDAR que en la poca que tratamos, la cristiandad indiana fue dividida en dos repblicas: la de los naturales, o de los indios, y la de los espaoles. Consecuente-mente, en el plano pastoral se aplic esta distincin: no se poda tratar igual a unos y a otros y as lo acordaron las autoridades espaolas en diversas juntas, lo abordaron los snodos y la prctica misional.

    La distincin parta de un concepto bblico que favoreca de manera especial a quienes se iniciaban en la fe; ampliamente desarrollado ya en la antigedad pagana, entre otros, por Sneca y Ovidio, y en la Edad Media por san Isidoro de Sevilla y otras autoridades. En el Renacimiento, dentro del cual cae parte de la poca estudiada, el concepto lo ser por una plyade de trata-distas, incorporndose en el derecho cannico en el III concilio limense8.

    El trmino latino miser o miserabilis, base etimolgica del vocativo misericordia, dio pie tambin al uso, en espaol, de miserables, que se aplic en diversos tratados a los indgenas, evidentemente no en el actual sentido peyorativo del trmino, sino en su alcance original. Tal '0"5&'&7")5+1+,G&"(K():")1,(10)+-F+'&(%.)F,+'&-(G+"1+.)G&-+,&'0,5&0-0.)K+"$40%0.)&"M(G(50)de caridad cristiana, condescendiente, perdonador, que se hace patente, por ejemplo, en la bula de Paulo III, citada en el Itinerario para prrocos de indios, de Alonso de la Pea Montenegro, al concederles dispensas de los ayunos, o en el no imponer en las confesiones penitencias que "0)-+(")5&2':%10-(-)5+)':GF%&,, incluso frente a ciertos casos de embriaguez, para los que tambin se pide tolerancia9.

    En el mismo proceso de conversin, ya santo Toms de Aquino, en la Summa, Secunda Se-cundae, questio 68, haba establecido que a los gentiles no se les poda forzar en la predicacin de la fe, principio asumido en Indias y expresado en Chile en la Suma y Eplogo, de Pineda Bascuan, que cita al jurista Solrzano y Velasco, respecto de la conversin por medio de la persuasin y jams recurriendo a la fuerza10. Toda la legislacin protectora del indio, incorpo-

    8 F. CORDERO FERNNDEZ, Macarena, Inquisicin en Chile y control social, en Historia de la Iglesia en Chile, II, La Iglesia en tiempos de la Independencia, Editorial Universitaria, Santiago, 2010, p. 183.9 Cf. I, pp. 31, 41, 48, 49, 128, 132, 135, 143-145 passim. Sobre la tolerancia de los ritos antiguos, Ibdem p. 46. Sobre la tolerancia respecto de los machitunes, Vid. MATUS, Leotardo, Vida y costumbres de los indios araucanos, en RChHG, N 4, 1912, p. 340; Cf. CDI 5, p. 418. Sobre el origen pagano de las borracheras trat el II Concilio Limense, Constitucin CVIII, 2 parte y, en Santiago, el snodo del obispo Carrasco y Saavedra, Cap. X, Const. III; RONDN, Vctor, Jesuitas, msica y cultura en el Chile colonial, p. 270, trae una cita de una Carta Annua de 1594 sobre una de las tantas maneras que ejercitaron los jesuitas para evitar las borracheras. Sobre el buen trato hacia los indios embriagados, Cf. real orden de 1787 (MM 343, N 1.026), y el testimonio del franciscano Javier de Alday, de 1804, sobre que este vicio hizo dudar a algunos si este exceso era en ellos pecaminoso, al ver la fuerza con que son arrastrados a vista de los licores, que parece no les deja libertad para contenerse, llegando algunos misioneros a persuadirse que es menor mal no obligarlos a la confesin que exponerlos a un sacrilegio (GM 39, fjs. 26); Vid. PIGA, Dr. Antonio, La lucha antialcohlica de los espaoles en la poca colonial, en RdI, N 10, p. 711. 10 NEZ DE PINEDA BASCUN, Francisco, Suma y eplogo de lo ms escencial que contiene el libro intitulado Cautiverio feliz [], estudio preliminar de Jos Anadn, Sociedad Chilena de Historia y Geografa y Ediciones Universidad Catlica de Chile, Santiago de Chile, 1984, p. 38. Una real cdula de 1687 eximi de tributos por 20 aos a los indios voluntariamente convertidos (Cf. RChHD, N 8, p. 185). Se ha sealado cmo en la aprobacin por Roma de las actas

    Dos indgenas orantes, fines del siglo XVIII. Plata en su color. Iglesia de La Merced, Petorca.

  • LA EDAD MEDIA DE CHILE HISTORIA DE LA IGLESIA - LA REPBLICA DE LOS NATURALES 3130

    rada a la Recopilacin de las leyes de Indias, encuentra su explicacin en el concepto que tratamos como, desde luego, hace comprensible la distincin de la repblica de los indios11.

    En nuestro caso deben considerarse otros factores de diferenciacin, resultantes de las distintas regiones del reino, con la consiguiente aplicacin de diversos mtodos pastorales. Agrguese que fue comn para los indgenas de toda Amrica la aplicacin de una doble catequesis, una para avanzados y otra para rudos para los cuales bastaba saber solo los rudimentos necesarios para salvarse12, y se entender mejor la riqueza del proceso. Lo anterior explica porqu las exigencias ms fuertes fueron para los espaoles, en tanto que para los indgenas, slo la mencionada misericordia y clemencia. Los mestizos, en cambio, al menos en los siglos XVI y XVII, fueron mal mirados, considerbase que no eran ni lo uno ni lo otro y en todo, lo peor de la grey. Maravilla la teora implcita en el proceso, +-10)+-)L:+)%()F(:%(1&"()',&-1&("&J('&7")5+)":+-1,0-)&"5H#+"(-)-+)4+,&2'7)+"1,("50)+")%()'0G:"&5(5)no por haberse convertido, sino que se convertan por haber entrado en la comunidad13.

    ?")%0),+B+,+"1+)()%(-)J0"(-)#+0#,

  • LA EDAD MEDIA DE CHILE HISTORIA DE LA IGLESIA - LA REPBLICA DE LOS NATURALES 3332

    De ninguna manera podemos omitir la mencin del trabajo del mercedario Antonio Correa, llegado a Santiago en 1549. Aunque muy citado, tanto por lo ilustrativo que resulta para la apre-ciacin de la intensidad de la preparacin al bautismo, como por su encantadora descripcin, propia de la pluma de Tirso de Molina, su transcripcin es imprescindible:

    ZUUU[)*'+)(,-%+.'$-%/.'%)/.'001$%23(2)(1$%$'%4'0'#&)2)"%51"%'0%4'$&'6+0)41%$1"%4'%5#'(&)$%7).&)$%/.'%.$)"%'"%$.$%!'$&)$8%$)29)%63$%/.'%6'4#)")6'"&'%4'%'$&'%6#"#$&'(#1%:%&'"9)%';&('6)4)%)59)%/.'%0)%aprendiesen, cantndola con ellos al son de los alegres instrumentos. A un lado las mujeres y los nios, y a otro los varones, y l en medio, serva con una misma accin de Maestro de Capilla y de cura de almas, comenzando desde la seal de la Cruz, hasta los artculos y mandamientos. Deste modo concluye, sin $'"(01-%$'%00'

  • LA EDAD MEDIA DE CHILE HISTORIA DE LA IGLESIA - LA REPBLICA DE LOS NATURALES 3534

    El gran desafo lo constituye la comunicacin de las verdades catlicas a los indgenas en su propia lengua, plano en que los nios de ambas etnias como en toda Amrica fueron agentes indispensables. Pero tal temtica nos lleva a uno de los ms ricos esfuerzos de la evangelizacin, cual es la adopcin de las lenguas nativas.

    LA COMUNICACIN Y EL LENGUAJE32

    YA LA CONSTITUCIN VI DEL I CONCILIO LIMENSE DE 1551 prescriba que a los adultos que han de ser bautizados se les instruya en su propia lengua: Que los catecismos y preguntas que se les hiciesen sean en lenguas que lo entiendan y ellos propios respondan a ello33. Lo reiteraran los snodos siguientes, al igual que los de los obispados de Chile; se estimul a los clrigos diocesanos, instituyndose como ttulo de ordenacin el saber la lengua, cuando carecan del ttulo de patrimonio propio, para poder ordenarse34. En la dicesis austral, en cambio, por c-dula de 2 de diciembre de 1578, se prescribi a su obispo que de aqu en adelante no proveis las dichas doctrinas a personas que no entiendan y sepan muy bien la lengua de los indios35.

    Independientemente del hecho de que los hijos de espaoles nacidos en Chile desde su infancia fueron bilinges, como del aporte del mestizaje, el pleno dominio de la lengua al servicio de la '(1+L:+-&-)-+)4+,&2'()5+-5+)L:+)-+)+%(K0,(")%0-)F,&G+,0-)40'(K:%(,&0-\)&"&'&(%G+"1+)G(":-',&10-.)el P. Miguel de Olivares, S.J.36.),+2,&$"50-+)()%()1,(5:''&7")5+):")F0+G()5+%)+-F(Q0%)(%)4+,-0)&"5&0.)dice que se trata de una de las muchas traducciones que corren hechas por los misioneros; el pseudo Olivares37.)"0)-&")%+#H1&G0)0,#:%%0.),+2+,+)+%)G$,&10)5+)%0-)@+-:&1(-)(%)8(K+,)&"1,05:'&50)%()50'1,&"()+")%()%+"#:()5+)%0-)"(1:,(%+-U)?%)F0%H#,(B0)=0-$)Y0,&K&0)A+5&"()%0)'0"2,G()"0GK,("50)entre los primeros, aun en el siglo XVI, a los padres Hernando de Aguilera y Juan de Olivares38.

    /(,(%+%()(%):-0)5+)%()%+"#:()"(1&4(.)-+)4+,&2'()aF+"-(G0-)L:+)+")G+"0,)F,0F0,'&7"a)+%)B0-mento del aprendizaje del espaol por parte de los naturales, lo que ocurre casi con exclusividad en el obispado de Santiago y, en fechas posteriores, producto del desarrollo de la vida urbana y de un proceso de consolidacin de la etapa colonizadora. Del 30 de mayo de 169139 es la real cdula que ordena que se pongan escuelas y maestros que enseen a los indios y la forma en que debe ensearse la lengua castellana; en tanto que otra del 11 de mayo de 1697 trata de la enseanza de la lengua araucana. Una tercera, de 1699, dispone la constitucin de una junta compuesta por el gobernador, el obispo de Santiago y los oidores, para tratar de la fundacin de una ctedra de dicha lengua40.)L:+)2"(%G+"1+)-+)+-1(K%+'+)+")+%)'0"4+"10)5+)9(")],("'&-'0)y se inaugura solemnemente el 11 de enero de 170041. Sin embargo, debe advertirse que dicha ctedra ya exista, primero en el convento de San Francisco del Monte, y luego trasladada en 1697 al de la Pursima Concepcin de Penco42.

    Gregorio Magno frente a la conversin de los godos, la de san Beda, sobre dejarles sus cosas paganas y convertirlos, y la tolerancia de san Bonifacio con las creencias germnicas aprovechables para su cristianizacin. Cf. SUREZ FERNNDEZ, Luis, Los creadores de Europa, p. 251. Sobre las recomendaciones reales a Alonso de Ribera al ser nombrado gobernador, practicando humanidad, Vid. ROSALES, I, p. 360.32 Cf. SOLANO Y PREZ-LILA, Francisco, Lengua y relacin: la intercomunicacin entre aborgenes y espaoles (1492-1556), en Congreso de Historia del Descubrimiento, IV, 1992, p. 113. OROZ, Rodolfo, La evangelizacin en Chile, sus problemas lingsticos y la poltica idiomtica de la corona en el siglo XVI, en BAChH, N 66, 1962, p. 5.33 VARGAS UGARTE, Rubn, S.J., Concilios Limenses (1551-1772), I, Lima, 1951, p. 10.34 Episcopologio, I, p. 89.35 Ibdem, III, p. 369; Cf. IV, p. 3. 36 Historia civil, p. 42.37 Historia de la Compaa de Jess, p. 22.38 MEDINA, Jos Toribio, La imprenta en Lima, p. 98. Cf. DE VILA MARTEL, Alamiro, El problema lingstico en la evangelizacin del Reino de Chile, en AUCh, 5 serie, N 5, 1984, pp. 339-358. 39 CG 718. Vid. cdulas del 2 de junio de 1696 y el 13 de agosto de 1699 sobre lo mismo (GM 16, fjs. 287 v. y 39, fjs. 242).40 GM Leg. 16, fjs. 18 y 39, fjs. 236.41 MM, 170, fjs. 275.42 AHICh, N 8, 1990, p. 175.

    Respecto del estudio de las lenguas, no solo en los primeros tiempos, sino a lo largo del perodo, la palma la lleva el P. Luis de Valdivia, con la publicacin de su Arte y gramtica general de la lengva que corre en todo el Reyno de Chile, acompaado de un vocabulario y un confesionario, e impreso en Lima en 160643; al que le sigue, al ao siguiente, su Doctrina christiana y cathesismo en la lengua Allentiac, usada en Cuyo. En expresin del polgrafo Jos Toribio Medina, consti-tuyen el monumento ms antiguo que se conozca de la lengua araucana44. Aun public en su exilio de Valladolid, hacia 1621, su Sermn en lengua de Chile45.

    Escribieron sobre las lenguas nativas los obispos Prez de Espinosa, autor de un Arte y vocabulario completo del idioma Concho46, y Luis Jernimo de Or, de un Sermonario de las domnicas :%!'$&)$%4'0%)@1%'"%0)$%41$%0'"A.)$%B.#5>.)%:%C#6)() o, entre los jesuitas, fuera del P. Valdivia y aunque no alcanzaron a ser impresas, los padres Juan de Espejo47; Juan Jos Guillermo, misionero en Nahuelhuapi, de quien se menciona el manuscrito Gramtica de los idiomas Chileno, Puelche y Poya)Zc[48; Juan Ignacio Zapata49; Pedro Nolasco Garrote, autor de una Gramtica50 y profesor de araucano en 176451; el P. Gabriel de Vega, autor de un Arte, Gramtica, Vocabulario, y notas la lengua de Chile52; Jos Gamboa, autor de dos manuscritos, uno titulado Doctrina cristiana en lengua araucana)Zc[\)I)],("'&-'0)f8:+".)L:+)-+)'&1()'0G0)&"&'&(50,.)+")R`gT.)5+)!"5,$-)]+K,$-)en el estudio del mapuche53, mientras los padres Juan Flix de Arechavala y Francisco Javier Caldera se mencionan como expertos en ella.

    Pero no fueron los hijos de san Ignacio los nicos cultores de las lenguas indgenas: el provincial de los franciscanos, Fr. Juan de Vega haba sido autor de una gramtica quechua, compuesta en 1590, al igual que los padres Cristbal de Rabanera y Juan de la Torre, de la misma orden. Aun los presbteros Juan Blas, Francisco de Ochandiano, Gaspar de Villagra y Juan Jofr, como en La Imperial, el P. Alonso Olmos de Aguilera, son cultores conocidos de la lengua de la tierra, en tanto que en Chilo, a excepcin de los caciques54 que se expresan en espaol, toda la predicacin se efecta en veliche55. hK,()&"-"+)5+):")B,("'&-'("0.)I()(%)2"(%)del perodo, es la de Fr. Antonio Hernndez Calzada, misionero en Valdivia en 1813, autor de un Arte y gramtica para aprender la lengua de los indios, impresa ya en la poca independiente56.

    43 Vid. de GARCA AHUMADA, Enrique, H.E.C., Luis de Valdivia, nuestro primer catequeta, en AHICh, N 13, 1995, p. 9.44 La imprenta en Lima (1584-1824), I, Santiago de Chile, 1966, p. 99. El segundo texto ms antiguo es el publicado por Pies y Markgraf, la Historia Naturalis Brasiliae, en que Markgraf es el autor del apndice titulado De chilensibus, dividido en seis captulos, en que el quinto es un vocabulario del mapudungun, con su traduccin latina, atribuido a Elas Herckmans, durante la ocupacin holandesa de Valdivia, en 1641. Se reedita en la obra Rerum per Octenium in Brasilia, de van Baerle, Barlaeus en latn (Amsterdam, 1695); en que dedica un captulo entero al viaje de Brouwer a Valdivia, con informacin sobre las costumbres de los aborgenes, agregando el vocabulario mapudungun-latn. Cf. GUARDA, Gabriel, O.S.B., Nueva historia de Valdivia, Santiago, 2001, p. 137. Vid. Los textos milbayac del P. Luis de Valdivia y la antigua librera de los jesuitas del Cuzco, en Boletn Bibliogrfico de la Biblioteca Central de la Universidad Mayor de San Marcos, XIII, Lima, 1943, pp. 268-277, y de MITRE, Bartolom, Lenguas americanas: estudio bibliogrfico y lingstico de las obras del P. Luis de Valdivia, sobre el Araucano y el Allentiac, con vocabulario razonado del Allentiac, Santiago, 1894.45 Cf. DAZ BLANCO, 2011, p. 47.46 Cf. SNCHEZ HERRERO, Jos, Catequesis franciscana en el s. XVII, catecismos y doctrinas cristianas, en Actas del III Congreso Internacional sobre los Franciscanos en el Nuevo Mundo (siglo XVII), La Rbida, 1989, p. 385. Cf. MEDINA, Jos Toribio, Nueve sermones en lengua de Chile, Santiago, 1897; HUGHES, Martine, Las obras de lingstica araucana, CEREN, N 2, Santiago, 1970; y GNCKEL LER, Hugo, Estudio del idioma mapuche en Chile colonial, Academia, N 5-6, 1983, pp. 123-133, que cita el vocabulario mapuche confeccionado por Elas Herckmans con motivo de la ocupacin holandesa de Valdivia.47 Autor de una Gramtica y vocabulario de la lengua de Moxos; Cf. HANISCH, o.c. p. 99.48 Sobre la de Puelches y Poyas, ibdem, p. 89.49 Traductor de la obra de Bohuhours, Pensamientos cristianos, al mapuche. Ibdem, p. 97.50 Autor de una Gramtica en mapuche. Ibdem, p. 98.51 Cf. HANISCH, Itinerario [], pp. 282 y 284.52 Cf. STREIT, II, p. 732. 53 Vid. GUARDA, Gabriel, O.S.B., La cultura en Chile austral antes de la colonizacin alemana, Editorial Universidad Tcnica del Estado, Santiago, 1976, p. 72.54 Seguiremos usando este trmino, que fue el que los espaoles le asignaron en la poca a los lonkos y otras jerarquas indgenas locales, trasladando a todas las etnias de Indias el apelativo empleado por los naturales en los primeros territorios descubiertos en el rea del Caribe. 55 URBINA BURGOS, Rodolfo, Poblacin indgena, encomienda y tributo en Chilo: 1567-1813. Ediciones Universitarias, Valparaso, 2004, p. 125.56 Sobre Un ritual romano en lengua Chinhaysuya, en Boletn de la Biblioteca Nacional, N 35-36, Lima, 1965, p. 3.

    Sermn de la Inmortalidad del Alma, en mapudungun, con traduccin al espaol, siglo XVIII.

    Imgenes/ bordes y tonos

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    Se tiene la impresin de que los autores y obras citadas no agotan la produccin de escritos -0K,+)%(-)%+"#:(-.)L:+)G("&2+-1("):")+"0,G+)+-B:+,J0)+")%()+5&'&7")5+)1+N10-)(5(F1(50-)()%()capacidad de entendimiento por parte de los indgenas57. Bravo Lira58 ha destacado el hecho de que, antes de publicarse la primera gramtica de la lengua inglesa, en 1584, se haban im-preso en Amrica cuatro para nuestras lenguas originarias. Sobre el gran proyecto educacional emprendido por la corona en el establecimiento del colegio de naturales remitimos al lector al captulo especial que le dedicamos ms adelante.

    EL PAPEL DE LA ENCOMIENDA59

    PARALELAMENTE AL RICO DESARROLLO DE LA CATEQUESIS que se acaba de ver, se debe tener presente que se ejecuta en un entorno nada idlico; lo que, sin embargo, no impidi en ningn momento la prosecucin de la meta principal de la colonizacin, cual era la evangelizacin de los naturales.

    En efecto, mientras se fundan nuestras dicesis, se renen los concilios limenses, los primeros snodos de Chile y se van experimentando los ensayos catequticos que se acaban de mencionar, ha ocurrido la conquista, la colonizacin fundacin de ciudades y ha hecho su dramtica aparicin la guerra de Arauco, que se transformar en una pesadilla de proyecciones seculares.

    Uno de los sellos de la colonizacin que nos pueden remontar a aquellos primeros mo-mentos es la implantacin, tan primaria, de la institucin de la encomienda; herencia medieval, instaurada en todas las provincias indianas desde el inicio de la conquista. Con diversos alti-bajos, variacin de modalidades segn tiempo y lugar, y desde luego, fuente de innumerables '0"M&'10-.)-:)+-1:5&0)8()1,0F+J(50)'0")%()&5+0%0#&J('&7")L:+)+-10-)W%1&G0-)8(")&GF:+-10)-0K,+)el tema, rebajndolo a la categora de un lugar comn.

    Sin embargo, se reconoce que fue en su momento uno de los pilares para la estabilidad de la colonizacin, que contribuy a la consolidacin de la sociedad colonial y para nuestro estudio, un auxiliar en la evangelizacin de los naturales; adems, cuando se implanta en Chile, han pasado ya varias dcadas respecto a su etapa ms crtica.

    Su institucin parta de la base de que el indgena era un hombre libre, sujeto de derecho y vasallo del rey y que, de igual modo que antes haba tributado a sus monarcas o a sus caudi-llos, ahora deba hacerlo a la corona espaola. La encomienda consista en la cesin que esta haca a un benemrito de Indias del derecho a percibir los tributos que a ella estaba obligada ()F(#(,):")#,:F0)5+1+,G&"(50)5+)&"5H#+"(-.)'0")'(,#0.)F0,)F(,1+)5+%)K+"+2'&(,&0.)5+)F,04++,)a su cuidado y evangelizacin y de defender la tierra. Como puede apreciarse, la encomienda no comprende las tierras donde estn los encomendados.

    Sin embargo, del hecho de que en Mxico y Per en el perodo prehispnico exista tributo a sus respectivos monarcas en Chile, ya antes del arribo de los espaoles la zona conquistada por los incas tributaba oro, se consideraba que los naturales no deban permanecer baldos, sino contribuir al bien comn. Esto, sumado a las crueles guerras entre ellos mismos60 y a la incapacidad que mostraban para gobernarse, haca imprescindible el establecimiento de una institucin que atendiera a todas estas necesidades. La corona arbitr una amplia legislacin

    57 El obispo Villarroel, defendindose de ciertas acusaciones del gobernador Martn de Mujica, junto con desestimarlas por injustas, agrega que si bien los sacerdotes no son muy letrados, s saben administrar los sacramentos y saben la lengua de los indios para adoctrinarlos (MM, 16, fjs. 54).58 Cf. BAChH, N 100, 1980, p. 87. 59 Vid. PREZ PRENDES Y MUOZ DE ARACO, Jos Manuel, La esclavitud y el rgimen de encomiendas, en Doctrina cristiana y catecismo para instruccin de los Indios. Corpus Hispanorum de Pace, C.S.I.C., Madrid, 1986, p. 55 sq.; SALVAT MONGUILLOT, Manuel, El rgimen de encomiendas en los tiempos de la conquista, en RChHG, N 132, 1864, p. 5.60 Al revs de lo supuesto por Bengoa (Historia del pueblo mapuche, Ediciones Sur, Coleccin Estudios Histricos, 2 edicin, Santiago, 1987, p. 24), en el sentido de que la abundancia de sus recursos les permita vivir en paz; los antagonismos tribales eran de tal volumen, que explican las alianzas de indios amigos con los espaoles, para luchar contra los enemigos de su propia raza.

    Catequesis sobre los efectos de la eucarista y la intercesin de los santos en la salvacin de las almas. Museo de la Catedral de Valdivia, fines del siglo XVIII. 1,26 x 1,60 m.

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    protectora de los naturales, cuya aplicacin prctica no solo en los primeros tiempos, las ms de las veces no se llev a cabo, favorecida por la misma prctica legal, heredada de la Edad Media, que contaba con su suspensin segn las conveniencias de la tierra61.

    En nuestro caso, los 24 aos transcurridos entre 1541, la fundacin de Santiago, y 1567, se confunden con la etapa de la conquista territorial y el proceso de colonizacin, que conlle-vaba la distribucin de las encomiendas y, con ello, la obligatoriedad de impartir la doctrina. Aunque pronto se fundan estas y las primeras parroquias para la atencin de los habitantes de las ciudades y se establecen las primeras rdenes, antes de su arribo, como se vio, recay en seglares la responsabilidad del anuncio del evangelio.

    El aspecto crtico de la encomienda, no solo aqu, sino en todo el continente, residi en el servicio personal que, a pesar de la reglamentacin que lo regul, en ltimo trmino quedaba al arbitrio de las autoridades; las cuales, como acaba de mencionarse, tenan facultad para re-tener la aplicacin de las leyes si no convena al bien comn. A ello se una la resistencia a su aplicacin por parte de los encomenderos, amparados en aquella costumbre, adems, difcil de ser controlados por su nmero y dispersin.

    Se debe tener presente la disparidad de opiniones, con acopio de argumentos teolgicos, por parte de los mismos religiosos sobre este y otros puntos. Un documento interesante es el escrito por el franciscano Miguel de Aga: Tratado que contiene tres pareceres sobre verdadera inteligencia, 4'50)()5#,"%:%D.$!5)5#,"%4'%.")%5?4.0)%(')0%/.'%&()&)%4'0%$'(

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    habiendo sido la doctrina, antes de la llegada de personal eclesistico, como se vio, impartida por seglares74.

    Los primeros repartimientos fueron hechos por Pedro de Valdivia, segn una ordenanza alterada primero en 1547, en 1558 por la llamada Tasa de Santilln, en 1580 por la de Gamboa y en el siglo XVII por las de Ribera, Esquilache y Laso de la Vega, con otras disposiciones de detalle que atendan primariamente a proteger a los indgenas75. Aunque ha recibido tantas crticas, al jesuita Felipe Gmez de Vidaurre le merecen aprobacin las primeras ordenanzas de Pedro de Valdivia: E-10I)F+,-:(5&50.)5&'+.)L:+)"&"#:"0)8(K,

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    Los naturales experimentaron un notable proceso de civilizacin, dentro del cual uno de sus vehculos, junto con la misin, fue la disciplina impuesta por el rgimen de la encomienda. El '&1(50)/U)>7G+J)5+)E&5(:,,+.)(2,G(.)()2"+-)5+%)-%0)kEDDD.)L:+)presentemente todo indio del archipilago se pone camisa de lino y tiene en su casa para servicio de su mesa manteles y servilletas de lino, todo trabajado en casa85U)?%)0K&-F0)],("'&-'0)=0-$)5+)A(,

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    de ganado y vestuario; Mariana Osorio de Cceres, la hacienda y tenera de Olmu; Jernimo Bravo de Saravia, dos mil pesos en vestuario y mil quinientas ovejas; Agustina de Ovalle, mil setecientos pesos y Francisco Bravo de Saravia, cinco mil98.

    Respecto de lo bien que estaban implantadas las encomiendas de Concepcin, ya en el siglo XVIII, el P. Gmez de Vidaurre proporciona un elogio que, por referirse prcticamente a la nica subsistente, transcribimos en toda su extensin: La cristiana conducta que por m mismo he visto observada con sus indios encomenderos por don Jos Puga y Girn, vecino ilustre de la Concepcin, nada que no sea constante dir y de lo que voy a decir creo que ninguna podr condenar estos feudos, sino que tendr mucho que alabar la cristiana piedad con que fueron instituidos. Primeramente, antes de salir al trabajo vienen todos a la capilla y oratorio donde +")F,+-+"'&()5+)-:)2-'(%.)L:+)+-)-&+GF,+):"0)5+)%0-)G

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    de indios y, un ao despus, el Arte y vocabulario en la lengua general del Per. En 1598, se publica el Symbolo Catholico Indiano, de nuestro futuro obispo de La Imperial 1620, Luis Jernimo de Or, en que, por primera vez, se detallan prescripciones sobre la msica en la explicacin de la doctrina, la celebracin solemne de misa y vsperas, recomendando la preparacin de G(+-1,0-)+")'("10)%%("0)+)&"-1,:G+"1&-1(-)+")M(:1(-.)1,0GF+1(-)I)'8&,&GH(-.)por el gusto que tienen los naturales en ello102.

    Cunta acogida tuvieron en el reino las sugerencias sinodales, hay constancia de su puesta en prctica, aunque ignoremos su extensin, puesto que solo se conocen ejemplos aislados103. Sin duda, lo ms seductor es la msica, tan claramente abordada por Or; sus manifestaciones tienen, desde luego, antecedentes anteriores a la llegada del Evangelio, que se aprovechan desarrollando todas sus potencialidades.

    Los testimonios sobre el progreso de la evangelizacin, producto de las iniciativas citadas, antes de que la gran rebelin de 1598 redujera todo a la nada, son altamente optimistas, y si debemos dar fe al P. Diego de Rosales, sobresalientes, pues recogi testimonios de los habi-tantes de aquella poca, los seis mil indios que habitaban Valdivia antes de la destruccin, dice: !':5H(")%0-)50G&"#0-)I)2+-1(-)()0H,)G&-()()-:-)F(,,0L:&(-)I)()%(-)'0"B+-&0"+-)I)F,0'+-&0"+-)5+)-+G("()-("1()I)5+G

  • LA EDAD MEDIA DE CHILE HISTORIA DE LA IGLESIA - LA REPBLICA DE LOS NATURALES 4948

    Gonza, Teno y Rauco; Duao, Porares y Pocoa; Peteroa y los dos Ligeimos;Genchullami, Vichuqun y Lora; Nancagua, Colchagua y Ligeimo; Peumo y Pichidegua; Copequn, Malloa y Tagua Tagua; Codegua, Colve y Aculeo; Taucos, Guaicochas y oras estancias; Talagante, Pelvn y Llopeo; Melipilla, Pico y Pomaire; Apoquindo, Macul y Tobalaba; Quilicura, Huechuraba, Lampa109 y Colina110;Aconcagua111, Curimn y Putaendo; Valle de Quillota; Cauquenes, Chanco y Loanco; Putagn, Loncomilla y Purapel;Rapel;Minas de Quillota;Carn, Curaoma y El lamo; Minas y Choapa;Obraje de Alonso de Crdoba;Obraje de Jernimo de Molina en El Salto;Ingenio de acar de Gonzalo de los Ros;Minas de Andacollo112;Limar;Valle de La Serena;Copiap113;Huascos114.

    Cunta solicitud apostlica, paciencia y celo por el servicio de Dios hay detrs de estos datos, %0)'0GF,:+K()+%)8+'80)5+)L:+)%0-)F:+K%0-.)%:+#0)M0,+'&+"1+-)'&:5(5+-.)'0"-0%&5(,0")5+)1(%)modo la fe en la zona central y el llamado Norte Chico, que han podido conservar hasta el presente el mayor nmero de manifestaciones piadosas, peregrinaciones, msica y cantos 1,(5&'&0"(%+-.)F,0F0,'&0"("50)() %() D#%+-&() &"2"&5(5)5+)40'('&0"+-)(%) -('+,50'&0)I)() %()4&5()religiosa masculina y femenina.

    En La Imperial las doctrinas fueron establecidas por el obispo San Miguel y su sucesor, Cisneros, contndose, en 1590, de norte a sur, las siguientes115:

    109 Cf. FERNNDEZ FREITES, Carlos, La parroquia de Lampa, RC, 412, 1918, p. 539 y 414, p. 700, y Parroquia de S. Isidro de Santiago, RC, 914, 1944, p. 236. 110 Vid. Descripcin de la Doctrina de Colina (Ms. s. XVIII), MM, 357, fjs. 17; la de Renca, ibdem 257, fjs. 16, y Casablanca (1763); de Renca, Colina y Tango, ibdem, fjs. 15 (CG, 109). 111 Cf. PINTO RODRGUEZ, Jorge, La poblacin de San Felipe en el siglo XVIII [], Valparaso, 1970 (dactilografiado).112 Cf. de PINTO RODRGUEZ, Jorge, Algunas consideraciones en torno a la poblacin de Andacollo [], Valparaso, 1971 (dactilografiado).113 Vid. Carta de los vecinos de Copiap a S.M., 20 de enero de 1663 sobre la asistencia espiritual de ese pueblo, MM, 146, fjs. 292. Vid. ARNGUIZ DONOSO, Horacio, Notas para el estudio de una parroquia rural del siglo XVIII: Pelarco 1786-1796, Anales de la Facultad de Filosofa y Ciencias de la Educacin, Pontificia Universidad Catlica de Chile, Santiago, 1967, p. 37. 114 Vid. del obispo Alday, carta al Presidente, 1757, sobre reunir a los indios de Huasco Alto entre Tatul y Angostura (MM, 188, fjs. 280).115 Archivo del Arzobispado, vol. 20, fjs. 115 sq. y CDI, 4, p. 126; Cf. BARRIOS VALDS, en Episcopologio, III, p. 367.

    Chilln, una doctrina con dos mil indios116;Concepcin, otra dos en diciembre117; con tres mil indios, todos de guerra; La Imperial, tres doctrinas con mil indios de paz;Angol, una, con tres mil indios;La Rica, cinco, con seis mil; Valdivia, cinco, con tres mil indios, aumentados a trece mil en diciembre;Osorno, nueve doctrinas con doce a trece mil indios;Castro, tres con cinco mil indios.

    b()5+-1,:''&7")5+)%(-)-&+1+)'&:5(5+-)5+1+,G&"7)5+-5+)RdS_)+%)2")5+)105(-.)F%("1+

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    4(,&("1+-)5+)1&+GF0)I)%:#(,.)-+)4+,&2'(,0")+")":+-1,(-)G&-&0"+-U)?%)/U)b+1:,&(126 se pregunta si la misin de Amrica se basa en la citada, de la Edad Media, o por la versin ms prxima ()%()$F0'()5+)%0-)5+-':K,&G&+"10-.)+")%()5+)%(-)&-%(-)6("(,&(-.)&"&'&(5()+")RgRg.)5+)&"M:+"'&()catalana y mallorquina; que, sin duda, constituyen el antecedente ms inmediato a la nuestra127.

    El descubrimiento de Amrica, junto con desatar desde la pennsula una fuerte corriente migratoria, en el mundo religioso especialmente en las rdenes activ una desenfrenada pasin por evangelizar a aquellos millones de almas que desconocan la fe; lo que daba tam-bin cumplimiento al mandato del papa, causal de la cesin de las nuevas tierras a la corona de Castilla. A diferencia de otros procesos europeos de colonizacin, en el nuestro primaba hondamente el deseo de llevar a los naturales la salvacin eterna.

    Por otra parte, la corriente migratoria se vio estimulada por el fervor de los religiosos de aquel excepcional momento histrico, que vean la posibilidad de ganar el martirio y con ella su inmediata salvacin. El momento coincida con el xito de la reforma de los franciscanos, auspiciada por el cardenal Cisneros, y las de las dems rdenes, a impulsos del ejemplo del Car-melo128. Alejandro VI, por una bula absolutamente excepcional, E##$%!4'0#.6, de 13 de junio de 1493, permiti el paso de misioneros a las Indias, aun sin permiso de sus superiores129. Segn Kobayashi130: ^0)+-)+N(#+,(50)(2,G(,)L:+)F(,()%0-)G&-G0-),+I+-),+-:%1(K(")-&"7"&G(-)%()'0-lonizacin y la cristianizacin de Amrica; mientras tanto, los grandes telogos del momento como Francisco de Vitoria, se ven impulsados a escribir los ms eruditos tratados sobre el tema131.

    En Chile se distingue claramente el trmino misin de las reducciones y los pueblos de indios, restringindose la primera a dos modalidades: la llamada misin circular, desarrollada F0,)%()60GF(QH()5+)=+-W-)+")5+1+,G&"(50-),(5&0-)#+0#,

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    F(,()G("1+"+,-+U)?")2".)+,()%()4&5(),05("1+)5+%)"7G(5+.)"0)F(,()4&4&,)()'0-1()5+%)+4("#+%&J(50.)-&"0)para llevarles a Dios en la gratuidad del servicio religioso a domicilio. Por eso los informes econmicos condicionan las misiones a los recursos. Tambin condicionan la vida religiosa a dar limosna, porque los bienes han de alcanzar para dar limosna. Chile entero estaba surcado de las misiones circulares de los jesuitas, as llamadas porque se desarrollaban en torno a casas y colegios. Esta fe rodante ha sido criticada, y sin embargo la alababan los obispos, y ellos mismos en sus visitas pastorales, segn las necesidades de los feligreses, se hacan en estilo de misin y llevando misioneros de la Compaa de Jess. Es oportuno agregar que la escena descrita est felizmente ilustrada con un grabado en la obra del P. Havestadt, citada a propsito de las gramticas sobre lenguas134, como que, producto de esta misin en los campos, se implant la evangelizacin jesuita con msica y canto, tratada antes, de donde es lo ms probable que surge el canto a lo divino.

    Como se indic, se entiende por misiones propiamente tales aunque las hubo en otras zonas las establecidas en el obispado de Concepcin, entre los ros Itata o Biobo y Valdivia. Las primeras fueron las de Arauco y Buena Esperanza, fundadas por el P. Luis de Valdivia en 1613, quien obtuvo su administracin exclusiva en todo el territorio de la Araucana, por la Compaa de Jess, suscitando los celos del clero secular, de los dominicos que en 1625 se las quisieron quitar y de los franciscanos que tambin lo intentaron, sin xito, en 1638135; con todo, obtuvieron algunas fuera del territorio de Arauco.

    En 1767, con motivo de la expulsin de los jesuitas, con poca diferencia de aos fueron entregadas, tambin en exclusiva, a los franciscanos. Pero no a los de la provincia de la Santsima Trinidad, sino a los del colegio de Chilln, dependiente de la congregacin de Propaganda Fide. Las de Chilo lo fueron al colegio de misiones de Santa Rosa de Ocopa, en Per, dependiente de la misma congregacin romana136.

    Todas las misiones de Chile concluyeron dependiendo de dos colegios sostenidos por la citada congregacin: el de Chilln, que surta las misiones de la Araucana y Valdivia, y el de Santa Rosa de Ocopa, de Per, del que dependieron las de Chilo137.

    134 Sobre la misin circular en tiempos del obispo Alday, Vid. GONZLEZ ECHENIQUE, Javier, en Episcopologio, II, p. 293-294.135 HANISCH, Walter, S.J., Memorias sobre misiones jesuitas de 1794-1705, H, N 25, 1990, p. 103.136 Esta institucin la abordaremos al tratar a los franciscanos en el apartado relativo a las rdenes.137 Su historial, sin embargo, se remontaba al menos a 1633, en que el intento de su implantacin en Chile fue tratado en el captulo de Toledo. En 1693 fue cedido para este afecto el convento de San Francisco del Monte, lo que no tuvo efecto. Ya

    ?-1(-)G&-&0"+-)+,(")+-1(K%+'&G&+"10-)2@0-.)'0")#,("5+-)%+-&(-)I)-+,4&'&0-)("+@0-)F(,()%()asistencia de los naturales: escuelas, casas para retiros espirituales durante los perodos de pre-F(,('&7")F(,()%(),+'+F'&7")5+)%0-)-(',(G+"10-\)1(%%+,+-)F(,()%()+"-+Q("J()5+)02'&0-\),+-&5+"'&()para los misioneros; corrales para las reses y caballeras; bodegas para herramientas y para alimentacin. Todo era tanto para uso de los misioneros como de sus feligreses y dependien-tes, pues la promocin humana de los misionados iba a parejas con su evangelizacin, bajo el principio de que antes de ser cristianizados tendrn que ser humanizados138. En pleno 1793, el presidente OHiggins, en una carta al ministro Acua, reconoce ser imposible introducir la religin antes de la civilidad139.

    En medio del territorio de guerra, fueron objeto de traslaciones, aumentos y constantes mejoras; de destrucciones en los alzamientos de 1655, 1723 y 1754, rpidamente recuperadas. P(5(-)%(-)+"0,G+-)5&2':%1(5+-)5+)%()J0"(.)+%)'(,

  • LA EDAD MEDIA DE CHILE HISTORIA DE LA IGLESIA - LA REPBLICA DE LOS NATURALES 5554

    dependan numerosas capillas menores y, como se cit, mientras pertenecieron a la Compaa, las misiones circulantes140.

    3")50':G+"10)5+)RTS`),+M+@()'&+,10)(:#+)G&-&0"(%)5+K&50)(%)'+%0)(F0-17%&'0)5+%)F,+-&5+"1+)Marn de Poveda y de los misioneros del clero secular Jos Gonzlez de Rivera141, Jos Ortiz y del sacerdote francs Julin de Mas142. Se estampa en l creemos que con excesivo optimis-mo que desde 1692 hasta aquel ao se haban bautizado doce mil almas, casndose ms de mil caciques in facie Eclesiae: Todos viven como cristianos, reducidos a guardar la ley, siguiendo a la Iglesia y el modo de vivir de los catlicos, teniendo una sola mujer.Con la enseanza de los nios se ha asegurado la perpetuidad de la fe: Salen en cuadrillas y son examinados en la 50'1,&"(.)'("1(")+%)n0-(,&0)+")(L:+%%0-)G0"1+-)50"5+)":"'()-+)0H(")-&"0)K%(-B+G&(-)Zc[.)+")L:+)-+)L:+5(K(")1(")+5&2'(50-)%0-)'(17%&'0-)L:+)+,()G+"+-1+,)#,(")5:,+J()5+)'0,(J7")F(,()que no lo explicasen los ojos. Agrega que se erigieron nueve misiones, cuatro al cuidado de la Compaa de Jess, y las dems, al de los padres de San Francisco y a clrigos de probada virtud143. Cun frgil fue la estabilidad de aquellos bautizados en su perseverancia en la fe, lo demuestra la suma de sublevaciones que intermitente redujeron a escombros las casas misio-nales retrotrayendo el proceso a su estado inicial.

    El 28 de agosto de 1784 el obispo de Concepcin, Francisco Jos de Marn, las describe al ministro Jos de Glvez en un informe donde precisa que las primeras nueve estn en la Araucana, y enumera las siguientes144:

    140 Documentacin sobre estas dificultades en GM, 40, fjs. 200.141 Sobre ambos, Vid. MEDINA, Jos Toribio, BHCh, II, p. 348 sq. y VG, vol. 9, pza. 9, fjs. 43; MM, 244, fjs. 45; 328, fjs. 49; y 334. Informacin de Gonzlez de Ribera sobre la economa de las misiones, Cf. VG, 9, pza. 9, fjs. 33. Los jesuitas lograron su incorporacin a la Compaa.142 Cf. GM, 198, fjs. 104 y 117, pza. 51, y MM, 174, fjs. 424 y 430. 143 Ibdem, p. 346 y JARA, lvaro, y PINTO, Sonia, Fuentes para la historia del trabajo en el Reino de Chile, en RChHD, N 8, p. 203. Sobre las misiones en la poca del gobernador Ustriz Vid. MM, 174. 144 Cf. HANISCH, Walter, S.J., Memorias sobre misiones jesuitas de 1794-1705. H, N 25, 1990, p. 122 sq.

    1) Lolco, con las cuatro que siguen, para los indios pehuenches;2) Rucalhue, con la anterior, perdida en el alzamiento de 1769;3) Santa Brbara, ha quedado sin indios, esperando ser til algn da;4) Santa Fe, atiende 285 almas; 5) San Cristbal, atiende 82 almas; los ms son ladinos y entienden y aun hablan espaol; 6) La Mochita, junto al Biobo, con 55 almas; con las siguientes, atiende a los costinos;7) Santa Juana, con 223 almas;8) Arauco, con 979 almas; 9) Tucapel, atiende 1.491 almas.

    En el gobierno de Valdivia cita las siguientes:10) La de Valdivia, para los huilliches de la costa, con 596 almas; 11) San Jos de la Mariquina, con 940 almas, de ellos, 368 indios de lanza; 12) Toltn, refundada despus de la destruccin de 1745, con unos cuatrocientos indios de lanza. Todas las citadas haban sido fundadas por los jesuitas expulsos; las siguientes, por los franciscanos de Propaganda.13) Arique, con 584 almas, de ellos, 135 indios de lanza;14) De la costa de Niebla, 376 almas; 127, de lanza;15) Cayumapu, 585 almas, con 152 de lanza;16) Quinchilca, 1.480 almas; 17) Ro Bueno, fue de los jesuitas expulsos, con unas setecientas almas, doscientas de lanza.En el gobierno de Chilo el informe no da ms cifras que las siguientes:18) Castro; 19) Chaulinec, con pocos indios145.

    De julio del ao siguiente data un informe anlogo hecho por el presidente Ambrosio de ;+"(4&5+-.)L:+)5&2+,+)"01(K%+G+"1+)+")+%)"WG+,0)5+)(%G(-)(-"(5(-)()'(5()G&-&7"146.

    Cun difcil era la fundacin de una misin nueva, lo revela, a va de ejemplo, el expediente de las de Quinchilca, Niebla y Cayumapu, en Valdivia: comienza el 30 de diciembre de 1776 con un parlamento celebrado en el hospicio franciscano, con el concurso de todas las autoridades de la plaza. El comisario general de naciones presenta a los llamados caciques de Lanco: Antillanca, de Quinchilca; Ancalef, de Millanca; Cumillanca, de Calle Calle, y Paylaturreri, de Lumaco, con su hijo mayor, Caticheu; Mariante, hermano de Antillanca; Quiteyaru, de Paylla-turei, y muchos otros; junto con expresar por intermedio del lengua general su satisfaccin por la amistad hacia los espaoles, 5+-+("50)9:)9+Q0,H()5+-+GF+Q(,)%()n+(%)'0"2("J()I)':GF%&,)%(-),+(%+-)7,5+"+-)5+)9:)A(@+-1(5)ZUUU[)'0")+%)2")5+),+5:'&,%0-)(%)'0"0'&G&+"10)5+)%()4+,5(5+,(),+%&7")I)F0,)+-1+)G+5&0)L:+)%0#,(-+")(-H)5+)%0-)K&+"+-)+-F&,&1:(%+-)ZUUU[)a5&'+)+%)('1(a),+-F0"-dieron cada uno de por s.

    Cumillanca, luego de dejar sentado que haba mantenido la paz a imitacin de sus ante-pasados, expresa que al presente le iba muy bien con los padres que tena en sus tierras en la nueva misin de AriqueU)!"1&%%("'(.)+")'(GK&0.)G("&2+-1()que en sus tierras decan que moran luego los indios cuando reciban misioneros, y que hasta ahora no haba sido costumbre

    145 Antes de 1751 existi la misin de Cule, junto al ro Rugaico, camino a los indios Pehuenches, al igual que la de Rarn Leubu, ultracordillera, citada por el P. GONDAR, o.c. pp. 12 y 16. Cf. Relacin y razn de el viaje y sucesos de la misin que yo fray Pedro ngel de Espieira, indigno predicador y misionero apostlico de el Orden Seaphico de el Colegio de Propaganda Fide de San Ildefonso de Chilln emprehendo la primera vez entre la brbara nacin de Peguenches [], de 1758; CASANOVA GUARDA, Holdenis, Viajes y misin a los pehuenches. Testimonio de Fr. Pedro ngel de Espieira, en Actas del II Congreso de Historia de Magallanes, p. 131.146 Ibdem. p. 147, sobre misiones en Chile; Vid. MM, 169, fjs. 270, fjs. 216; 170, fjs. 164 y 225; 171, fjs. 391; 172, fjs, 149 y 179; 173, fjs. 181; 174, fjs. 1, 311, 211, 424 y 430; 176, fjs. 299; 178, fjs. 190; 185, fjs. 65; 202, fjs. 79 y 211; 207, N 5, fjs. 173; 239, fjs. 50; 243, fjs. 417; 244, fjs. 45; 249, fjs. 45; 270, fjs. 216; 289, fjs. 67 y 256; 305, fjs. 205; 319, fjs. 1; 328, fjs. 49 sq.; 333, 334 y 348, N 960 y 980. GM, vols. 16, 18, 39, 40, 51, 54, 56, 78 passim.

    Gli Araucani. Grabado de Antonio Verico, Miln, 1834. 16 x 23,5 cm. Museo Histrico Nacional, Santiago.

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    naciones advierte aqu que siendo el jenio de estos naturales propenso a la veleidad en sus 5&'1

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    citado por Barros Arana151, o para Carvallo Goyeneche, que a su vez cita a Jos Perfecto de Salas, asesor de Amat; sus posturas podran multiplicarse. Modernamente se hace ms justicia al esfuerzo misional: as lo ve Johannes Meier, Bernardino Bravo Lira152, Sergio Villalobos153, Silva Galdames154, incluso Enrique Dussel155. Desde el punto de vista de la Iglesia, la medida que debe aplicarse es diferente, puesto que la misin nunca se mir como un esfuerzo que F:5&+,()':("1&2'(,-+.)'0"):")',&1+,&0)'(-&)de mercado. El llamado Norte Chico, la zona central, Valdivia y Chilo fueron exitosamente evangelizadas hasta la independencia; Arauco no. Tambin debe censurarse el entusiasmo de los misioneros por sus indgenas: dichos como los del P. Rosales, que pone en boca del cacique de Osorno citas a la esclavitud de los israelitas en Egipto comparndolo con el que sufran ellos bajo el de los espaoles, hacen dudar de la verdad de muchos argumentos a su favor156.

    Resta agregar un aspecto que pone en cuarentena la idea de que el siglo XVI y los principios del XVII constituyeron el momento culminante de la misin. Actualmente se ha comprobado L:+)+%)2")5+%)F+,H050)'0"0'+):")(:#+)5+)5&G+"-&0"+-)5+-'0"0'&5(-j)F&$"-+-+)+")%()%(K0,)5+)los franciscanos en California y Sonora, de los capuchinos en Venezuela, y en Chile de los B,("'&-'("0-)5+)h'0F(U)/0,)-:)F(,1+.)+%)#0K&+,"0)5+)E(%5&4&()5&-B,:1()5+):")M0,+'&G&+"10)8(-1()entonces desconocido por parte de los franciscanos del colegio de Chilln157.

    A pesar de las crticas, los ms optimistas fueron los mismos misioneros, ilusionados como estaban en el afecto que sentan por los indgenas158, aunque conscientes del poco fruto de su trabajo. Puede considerarse como su vocero al pseudo Olivares, que respondiendo a las crticas estampa: Ni Europa ni Roma se convirtieron a la fe en ms de trescientos aos. El ao de 1540, ahora doscientos aos, fue cuando Pedro de Valdivia empez a conquistar este reino, Cristo estuvo treinta aos sin predicar, porque no haba llegado la hora; y no mereci menos en su infancia que en los aos de su santsima predicacin: ni permiti a los apstoles que fuesen a predicar a los gentiles, porque no haba llegado el tiempo. No sabemos cundo llegar el tiempo feliz de estos; mas, como no lo sabemos, el misionero que est all sin hacer nada, como dicen, est aguardando si es que ha llegado la ocasin, aguardando que se ofrezca un bautismo, una confesin, el dar el buen consejo al indio, procurar que conozca a Dios159.

    Mencin especial merece la disposicin de los reyes que, segn informa el fray Juan de Jess Mara160, ante la idea de despoblar Chile, por los costos que irrogaba su pobreza y la guerra, prim por parte de Felipe II el de mantenerlo en vistas a la propagacin del evangelio. Adems 5+)B:"5(,)I)501(,)%(-)G&-&0"+-.)%0-),+I+-)2"("'&(,0")%()'0"-1,:''&7")5+)G&%+-)5+)%+-&(-)I)'0"-ventos, dotndolos de todo lo necesario y de la simblica limosna de vino para la celebracin de la misa y del aceite para la lmpara del Santsimo.

    151 H, VI, p. 249.152 Cf. AUCh, V serie, N 20, p. 265.153 Tres siglos y medio de vida fronteriza, en Relaciones fronterizas en la Araucana, Ediciones Universidad Catlica de Chile, Santiago, 1982, pp. 18, 50, passim.154 TV, N 32, p. 37. Segn l, el mapuche no fue reacio al misionero, sino amigo, porque lo protegi de los abusos, observando que en las rebeliones prevenan antes a los misioneros.155 Hiptesis para una historia de la Iglesia en Amrica Latina, Editorial Estela-Iepal, Barcelona, 1967, p. 70.156 Cf. Vida del misionero Juan Moscoso, S.J. (1581-1663), en AHICH, N 5, 1987, p. 165.157 Cf. BRUDNY, Enrique, Reanudacin de la misin en Araucana en el siglo XVIII: una contribucin a la historia de la Iglesia en Chile, Westfalia, 1971. Vid. GMEZ CANEDO, Lino, Misiones franciscanas en el s. XVIII: decadencia o nuevos rumbos?, en Actas del III Congreso Internacional sobre los franciscanos en el Nuevo Mundo (siglo XVIII), La Rbida, 1989, p. 549; ABAD Prez, Antoln, La reactivacin misional en los ltimos aos del s. XVIII, en Hispania Sacra, N 41, 1989, p. 147; y ACEVEDO, Edberto scar, La evangelizacin a fines del rgimen espaol, en IyE, N 40, 1990, p. 49.158 El P. Ascasubi cita logros parciales (GAY, Documentos, vol. I, p. 328); Ambrosio OHiggins, al repoblar Osorno manifiesta al ministro Acua, en diciembre de 1793, que ve en los naturales del lugar algunas ideas de la religin que en el siglo XVI fue predicada y enseada a sus padres, solicitando su reposicin (CG, 786, fjs. 77 v).159 Historia de la Compaa de Jess en Chile, en CHCh, VII, Imprenta Andrs Bello, Santiago, 1874, p. 497.160 P. 68; Cf. MEDINA, Jos Toribio, BHCh, I, p. 592, el parecer dado al consejo el 6 de agosto de 1599.

    MISIONEROS

    EL ELENCO DE LAS EXPEDICIONES MISIONERAS ENVIADAS DESDE ESPAA A CHILE, segn lo publicara en 1977 Pedro Borges161, fue de 760 sujetos; a ellos deben agregarse los pertenecientes a las rdenes mendicantes162, todos llegados de Espaa y consagrados a la misin de Chile. Si a ellos -+)-:G(")%0-)0,5+"(50-)+")%(-)5&7'+-&-)'8&%+"(-)I)+")b&G(.)L:+5()5+)G("&2+-10):")"WG+,0)"0)despreciable de hombres dedicados, cual ms, cual menos, a la evangelizacin de los naturales163.

    Las cifras y los enfoques globales sobre la misin, sus xitos o fracasos, muchas veces impiden adentrarse en la dinmica central del proceso, cual es el actor de esta verdadera gesta, el misio-nero propiamente tal. Se mencion el ideal manifestado en el siglo XVI, expresado en la pasin por pasar a Amrica y ojal lograr la propia salvacin por medio del martirio; ello corresponda perfectamente al fervor con que aquellos hombres, en el vigor de su juventud y venciendo los mayores obstculos, abandonando patria, familias y comunidades, venan a morir a las Indias164. Con diferente intensidad este cuadro se manifest presente a lo largo de todo el perodo, hasta la independencia.

    Es previo adentrarse en los aspectos prcticos que involucraban a quien vena desde la lejana pennsula: han sido estudiados, entre otros especialistas, por Juana Gil-Bermejo Garca165. En :")&"B0,G+)5+)%()6(-()5+)%()60"1,(1('&7".)5+)2"+-)5+)RTmg.)-+)'(%':%(K()+%)'0-1+)F,0G+5&0)5+%)+"4H0)+")ig)G&%)G(,(4+5H-.)-&")&"'%:&,)+%)M+1+\)F+,0)+-1()-:G()B:+)+-1&G(5()G:I)K(@()F0,)%0-)comisarios de las rdenes, que detallaron los gastos con la mayor exactitud: de mayor a menor fueron los siguientes: para los agustinos, 30.699 maraveds; para los jesuitas, 29.849; para los dominicos, 22.408; para mercedarios, 20.935; para los franciscanos, 19.439, y para los carmelitas descalzos, 16.189166. A cada uno se le daba adems un orejn para la cama; a dominicos y agustinos, una tnica que tambin reciban los mercedarios, ms calzas, zapatos y dos varas de crea para zaragelles; a los franciscanos descalzos, seis varas de lienzo; y, a los jesuitas, calzas y calzones, estimados en 24,5 reales, y cernedero, esto es, cierto tejido para valonas.

    Para transporte y mantencin en la pennsula desde que salieran de sus casas al puerto de embarque se estim un aporte de siete reales diarios, que incluan la cabalgadura, a razn de ocho leguas por da; aun se abonaba un real y medio diarios, hasta por un mes, en el lugar de espera para el embarque. Los comisarios de las rdenes conceptuaron muy mezquinos estos aportes, entre otras cosas, porque numerosas veces la espera en Sevilla superaba el mes o, incluso, un ao, en tanto que era la ciudad ms cara de Espaa. Esta situacin amenazaba la vuelta de los elegidos a sus conventos, despus de tantos gastos, fuera de lo que haba costado reunirlos; otras veces eran los mismos comisarios los que devolvan a los electos, por no querer +GK(,'(,)()-:-)8&@0-)+")'0"5&'&0"+-)5+),&+-#0U)?%)M+1+.)L:+)-+)F(#(K()(%)%%+#(,)()-:-)5+-1&"0-.)-+)calcul en 18.326 maraveds por persona, lo que inclua una cmara compartida y el equipaje, bastante amplio, por efecto de las libreras.

    En complemento a estas informaciones, el autor de la Historia de la Compaa de Jess167 agrega que cada misionero reciba aqu un snodo sealado por el rey. Con l habra de buscar qu comer y vestir, mula, caballos para los acarreos y andar la misin, algn criado que le sirva,

    161 El envo de misioneros a Amrica durante la poca espaola. Universidad Pontificia, Salamanca, 1977, p. 478. Nuevas investigaciones las han ampliado.162 Que, salvo un dominico, el autor citado omite.163 El P. Alonso de Ovalle (II, p. 203) revela que desde 1615 a 1635 el rey coste el viaje de 552 religiosos a Amrica.164 Antes de Felipe II, los misioneros venan incondicionalmente, pero compadecido de los muchos trabajos que padecan en sus empresas apostlicas y deseoso de darles algn alivio, con fecha 27 de julio de 1567 expidi una real cdula por la que da facultad para regresar a Espaa a los religiosos que loablemente hubieren trabajado diez aos en el ministerio. Esta disposicin fue confirmada por Felipe III en 1626, Fernando VI en 1753 y Carlos III en 1765, confirmndolas los papas Inocencio XI en 1686 y Po VI en 1797. Es de notar que los misioneros del colegio de Chilln en numerosas ocasiones no hicieron uso de este privilegio (Cf. LAGOS, Roberto, o.c. p. 393).165 Pasajeros a Indias, AEA, vol. XXXI, Sevilla, 1974, p. 335.166 No pasaron a Chile. No se incluyen en esta poca (1607) los hospitalarios de San Juan de Dios, que s lo hicieron. 167 Pseudo Olivares, p. 501.

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    L:&$")%+)'0'&"+.)(-++)%(-)(%8(@(-.)"0)F,+'&0-(-.)-&"0.)G+-(-.)-&%%(-.)0)K("'0-)Zc[\)8()5+)1+"+,)qu dar de comer a los indios, principalmente a los caciques168. El desorden comn de las 2"("J(-)+")%()$F0'()#+"+,7)+%)(1,(-0)5+)%()+"1,+#()5+)+-10-)G+5&0-.)-&)"0)-:)101(%)-:-F+"-&7")por efecto de piratas o guerras.

    El viaje constitua una hazaa: en la expedicin de los padres Jos Mara Adamo y Jorge ;,("51.)5+)RT_g)()RT_T.)+")L:+)4&+"+)+%)F,&G+,)'0"1&"#+"1+)5+)@+-:&1(-)(%+G("+-)()68&%+.)-+),+2+,+)que primero sufrieron las mayores contrariedades de parte de su aprovisionador: Un viejo avaro y malhumorado; no contento con hacerlos sufrir hambre y toda clase de incomodidades, en vez de endulzarles tantos inconvenientes con buenas palabras, los increpaba y reprenda con rudeza de marino; pero Dios les dio la gracia de sobrellevar con calor tan spera privacin169.

    En carta a su provincial, el P. Brandt agrega que al llegar a Cartagena de Indias con la esperanza de reponerse, abatidos por el hambre, el calor y la sed, el mareo, las injurias, las burlas y desatenciones, la casa del lugar, otrora prspera, estaba tan pobre que sus recursos no alcanzaban ni siquiera para la mantencin de sus residentes estables; por lo cual apenas logran alojamiento, y gastan lo destinado a Chile para comer y subsistir, con la amenaza de no poder llegar a su destino. Por estas y otras razones nos vimos muy pronto en tal necesidad L:+)F0'0)B(%17)F(,()L:+)"0-)G:,&$-+G0-)5+)8(GK,+)Zc[\)"0)F:5&G0-)"&)-&L:&+,()'+%+K,(,)%()misa en la semana, a causa de la absoluta carencia de vino; en el refectorio la bebida era agua tibia y maloliente y la comida ms para morir que para vivir.

    Debieron buscarse alivio por otros lados: unos trabaron amistades con almas piadosas el (%G&,("1+)5+)%()M01(a)01,0-)5+K&+,0")4+"5+,)-:-)%&K,0-)I)-:),0F(.),+':,-0)L:+)F,0"10)-+)(#017.)resolvindose a llevar la cruz del hambre con resignacin y paciencia irreductibles, hasta que Dios se dignase llamarlos a s. Dos enfermaron gravemente, mientras el procurador cumpla encargos enviando encomiendas a Portobelo, Panam y Chile, va El Callao. Nuestros cuerpos, +")1("10.)'0G0)%(-)4('(-)M('(-)5+%)](,(7".)I()"0)+,(")G

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    Chile por el camino de las pampas, que atraviesa en 41 das. A continuacin emprende la penosa travesa de la cordillera de Los Andes; arriba a Santiago el 5 de marzo de 1748, desde donde es enviado por tierra a Concepcin y de all a la misin de Santa Fe: un periplo de casi tres aos.

    Los misioneros que ha habido en Chile expresa el autor de la Historia de la Compaa de Jess171 o son de su patria, o son venidos de Europa; los que vienen de Europa, de Italia, ]%("5+-.)!%+G("&(.)?-F(Q(.)4&+"+") Zc[)G04&50-)5+) %() &"1+,&0,)40'('&7")L:+) %0-) %%(G()() %()salvacin de las almas por las noticias que tienen de lo que obraron nuestros primeros padres y lo que padecieron; y esto les cuesta hartas solicitaciones y cartas a nuestro padre general quien pocas veces a la primera propuesta concede lo que se le pide, porque aguarda a ver si hay constancia y perseverancia.

    El relato de la misin circular del P. Havestadt en las regiones de Malleco y Neuqun en 1751 y 1752 est relatada en la VII parte de su clebre obra Chilidugu Zc[.)1,(5:'&5()F0,)+%)/U)Mauro Matthei, O.S.B.172, proporcionando material de primera mano sobre lo que era una de sus actividades corrientes. En la de 1751 indica que bautiza 2.130 nios y bendice ochocientos matrimonios, contando en estos el de 26 caciques investidos de bculo y vara, plantando en el recorrido treinta cruces altas y recorriendo 426 leguas en 108 das.

    En la correra del ao siguiente el itinerario aumenta a ms de 600 leguas, extendindose a 152 das, comprendido el traspaso de la cordillera, hasta los indios puelches. Esta vez los bautizos ascendieron a 812 y los matrimonios, a cuatrocientos, entre ellos, cinco caciques, incluido el toqui, seis indios destacados por su nobleza y sus vasallos; plant 16 cruces altas.

    La misin comenzaba atravesando el Biobo en balsa, muy de maana, pernoctando en la noche a la orilla, una legua adelante. En las jornadas que siguen ocupa 32 leguas, contabilizando todas las distancias siguientes, hasta el 31 de diciembre, en que arma su tienda en Cule, 30 leguas adelante, en lo del cacique don Pedro. Entre otras aventuras, le toca una erupcin del volcn Laja. En toda mi vida no vi nada igual: junto con un terrible trueno emergan compactsimos volmenes de negrsimas nubes de humo y ya amenazaban nuestras cabezas. Su mayor cuidado era retener a sus cuatro indios acompaantes que lo nico que queran era volver a sus casas, lo que evit recordndoles L:+)"0)8(KH(G0-)+GF,+"5&50)+-1+)'(G&"0)F0,)"&"#W")01,0)2")sino el de propagar, sacar adelante, y dilatar el reino de Dios.

    Continuamente es requerido por diversos caciques para que les celebre la misa. En otra 0'(-&7".)(,,&K()(%)2"(%)5+):")cahun, borrachera en que le asestan un sablazo en la cabeza con tal vehemencia que la vista se me nubl y me pareca no ver ms que innumerables centellas prorrumpiendo de los ojos, mientras era defendido por un indio puelche. Enseguida fallece, +N8(:-1(.)%()I+#:()L:+)+"'(K+J(K()()%(-)G:%(-.)-&")F05+,)(5L:&,&,)01,()L:+)%(),++GF%('+U)/0,)2")llega a Malalhue, quince leguas al sur de Mendoza, donde encuentra una junta integrada por indios y trnsfugas espaoles cuyo mantenimiento es asaltar y robar. Primero le beben todo el vino de misa, lo amenazan de muerte y se llevan siete mulas, por lo que se ve obligado a volver sin haber alcanzado a Mendoza. No faltan aventuras al regreso: beben aguas malignas; comen las cabalgaduras yerbas venenosas; fallecen un mulo, dos caballos y uno de sus perros; padece una tempestad de nieve; otro caballo se precipita montaa abajo; asiste al funeral de :")'('&L:+.)':I0-)B(G&%&(,+-)(-&-1+")()%()'(1+L:+-&-\)(1,(4&+-(")%()'0,5&%%+,()I.)2"(%G+"1+.)+%)id)de marzo, recorridas 649 leguas, arriba a su misin de Santa Fe.

    El apresto de la misin de Havestadt ilustra documentalmente lo referido por el P. Walter Hanisch, citado antes: el dibujo que acompaa el texto muestra, junto con el plano del reco-rrido, la carpa con su altar porttil, el atuendo del padre, revestido de manta indiana en lugar del manteo de la orden, revelando el texto una cantidad impresionante de cabalgaduras, seis caballos y veinticinco mulas; fuera de las que se pierden, fallecen o son robadas, an le quedan

    171 Ibdem, p. 499.172 En Misioneros en la Araucana 1600-1900. Consejo Episcopal Latinoamericano CELAM, Bogot, 1990, p. 35.

    siete173. Punto no menos interesante es el relativo al perro, que debe ser vigilante, atrevido e impvido, capaz de espantar a otros perros174. Su traductor destaca la entereza de un hombre que no solo no se arredra ante los mayores obstculos y peligros derivados de una geografa tan spera como los hombres que la poblaban, sino que adems es capaz de animar a sus ('0GF(Q("1+-)&"5H#+"(-)+")%0-)G0G+"10-)

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    cuenta que, en 1696, el cacique Javier Lanamayeo, que pareca era el que ms escarnio haca de nuestra Santa Fe, en su muerte no quiso soltarse de su lado con las ansias de no morir sin bautismo y yo se lo dilat hasta la postrer hora, en que se bautiz y cas. Andrs Caldern ,+2+,+)L:+)B:+)'(:1&4(50)()%0-)Rm)0)Ri)(Q0-.)8(-1()%0-)gm.)+-1("50)()F:"10)5+)-+,)-(',&2'(50)+"):"()2+-1(\) %&K+,(50.) &"#,+-7) () %()60GF(QH()5+) =+-W-.)50"5+)5+G0-1,7)#,(")8:G&%5(5) I)obediencia; enviado al colegio de Concepcin se ocup del cuidado de una granja del colegio, falleciendo santamente en 1639180. De un cuarto, el P. Torrellas, cuenta que form entre los indios una cofrada del Nio Jess181.

    No fue menor el fervor de los franciscanos de Propaganda, herederos del campo misional de los jesuitas despus de su expulsin182: fray Alejandro Garca consigue el envo de una misin de cincuenta religiosos sacerdotes y un nmero correspondiente de hermanos legos; de los cuales solo pudo recolectar 41, de los que nueve murieron, dos en el viaje y tres a principios de 1780, envindose otros para reponerse, a Tarija y Ocopa. Los restantes aprendieron la lengua con empeo, fundando en 1776 las misiones de Arique y Toltn, en la jurisdiccin de Valdivia, e internndose en las parcialidades indgenas con tanta facilidad en sus entradas que pidieron fueran ms misioneros para all, fundndose las de Niebla, Guanehue y Quinchilca. Al padre presidente, establecido en Valdivia, acuden los misioneros con sus planillas para obtener vveres y dems cosas que se citan, a cuenta del snodo que les da S.M..

    Los religiosos han aderezado los caminos, haciendo mudar las cosas no solo al paisanaje, sino a %()1,0F()5+)9UAU)Zc[\)%0-)&"2+%+-)'0"-&5+,(")#,(")5&'8()L:+)(%#:"0-)-('+,501+-)F+"+1,+")%0-):GK,(%+-)de sus casas y en sus enfermedades solicitan con vivas ansias que los padres vayan a visitarlos por muy distantes que estn y viven expresando que solo la presencia del misionero servir para curarlos.

    El P. Sors183.),+2,&$"50-+)()%()+4("#+%&J('&7")5+)-:-)&"5H#+"(-.)5()%(-)-:&+"1+-)"01(-)+")1780: Ms que misa y predicacin dominical, escuelas en todas las reducciones y en ellas, dar la doctrina y ensear a leer, escribir y la lengua espaola, hasta 1783, se han efectuado, desde que asumieron las misiones, 1.152 bautizos, 269 matrimonios y 342 entierros; 628 indios cumplen anualmente con la comunin pascual, sin comprender a los catecmenos, que solo en Toltn ascienden a 243. La corona aplaudi estos avances, autorizando el envo de nuevos misioneros184.

    La misin franciscana se diferencia notablemente de su precedente jesuita185; aparte el cam-bio pastoral en la esfera del bautizo de prvulos, se caracteriza por un enfoque ms realista de su grey. Si puede decirse, la vasta literatura jesutica sobre sus xitos pastorales como se dijo, para estimular vocaciones para la misin; el estilo en cierta manera cndido con que la ven tan positivamente, contrasta con la crudeza con que miran los franciscanos sus resultados y el de los que les precedieron. Por otra parte, llama la atencin la exactitud de sus estadsticas en cuanto numeracin de feligreses, administracin de sacramentos e informaciones de todo gnero186. Cuando juzgan que la praxis jesutica haba sido exitosa, no vacilan en asumirla de inmediato: en Chilo se mantuvo sin variaciones la misin circulante187, agregndose tan solo nuevas y exitosas devociones, a la vez que en la construccin de capillas, muchas de las que se les asigna a la iniciativa de los jesuitas fueron, en realidad, obra de los franciscanos188.

    180 MM, vol. 307, fjs. 5, 9, 216 y 318. 181 Sobre las misiones jesuitas Vid. Cartas Anuas de 1611, 1629 y 1648, en MM, 270, fjs. 216 y AJ, 93, pza. 1 y 2; en 1696, Vid. GM, 16, fjs. 283 y VG, 9, pza. 9, fjs. 23-40; en 1710: MM, 305, fjs. 205 sq. y 143, I; Informe de Jos Perfecto de Salas sobre las misiones de Chile, 23 XI 1749, en RAH, Madrid, CML, III, p. 243. Una buena alabanza de la misin jesuita en la relacin ad limina del obispo Puebla, de 1701 (ALIAGA Rojas, o.c. p. 83).182 La misin circulante a los promaucaes la asumieron los dominicos; Vid. RAMREZ, Ramn, O.P., La alternativa en el gobierno de la Provincia Dominicana de Chile, AHICh, N7, 1989, p. 12. 183 RChHG, N 45, p. 54.184 GM, vol. 108, fjs. 58-73. 185 CF. HANISCH, Walter, S.J., Memorias sobre misiones jesuitas de 1794-1795, H, N 25, 1990, p. 112; y en SALA, p. 42-43.186 Cf. LAGOS, Roberto, o.c. p. 425.187 Vid. MARTNEZ, Melchor, o.c. p. 40 sq.188 Sobre las misiones de Propaganda Vid. FV, 440, pza. 2; MM, 202; GM, 9, pza. 9 y 108; y LAGOS, Roberto, o.c. p. 394.

    No deben desconocerse los errores ni los contrasignos que tuvo la misin y sus actores, los cuales no se deben separar de la dura disposicin de gran parte de nuestros naturales. Ilustra lo primero los enfoques de las dos grandes rdenes que trabajaron en la Araucana, jesuitas y franciscanos de Propaganda sobre la metodologa a aplicarse y sus discusiones sobre el bautizo de los nios, de que se tratar al abordar la administracin de los sacramentos. Entre los con-trasignos debe mencionarse la tentacin de recurrir a la compulsin en materia de conversin; no manifestada en los primeros siglos, pero extraamente surgida a principios del XIX.

    En efecto, en pleno 1804, los franciscanos de Propaganda, comprensiblemente exasperados por la contumacia de su grey, solicitaron la ayuda del brazo secular, en este caso, el gobernador de Valdivia, para obligarlos. ?-1

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    LA CREACIN DE PUEBLOS DE INDIOS

    ENSAYADO POR LOS JERNIMOS DURANTE SU GOBIERNO DE LAS INDIAS, a principios del siglo XVI, y en la dcada de 1530, en Guatemala, por el obispo Francisco Marroqun, su teora consis-ta en la concentracin de los indios en poblados estables y accesibles para facilitar a la vez el cristianizarlos y ponerlos en polica192. Su implantacin en Chile en el mismo siglo XVI, primero por el gobernador Rodrigo de Quiroga, en obedecimiento a una cdula real de 1567, tiene cierto xito en el de su sucesor, el mariscal Martn Ruiz de Gamboa, en 1585, al obtener la paz de los indios de Villarrica, y por ez de Loyola, en cuya Ordenanza dedica los aparta-dos 3 al 6 al detalle de su establecimiento; todos sucumben