El Señor Datnulov y la parada de los intentos

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Narra la historia de un joven llamado, Datnulov. Quien siendo víctima de extrañas limitaciones, decide iniciar su más grande aventura. Partiendo hacia una isla encantada en la cual se esconde "la clave" que le permitirá concebir todos sus anhelos.

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  • 2

  • 3El Seor Datnulov

    Y la parada de los intentos

    Yanel Sosa Negrn

  • 4ISBN: 978-1-329-13565-9

    All Rights Reserved.

    This work is protected by copyright laws and international treaties.

    Title: El Seor Datnulov Y la parada de los intentos

    2015

  • 5Dedicatoria

    Estaba ansioso por compartir de qu se trataba mi libro, pero ni tan

    siquiera yo estaba seguro. Iba y vena, de un cuarto hacia el otro, tratando

    de conservar el secreto. Aunque quisiera decrselo, no me entendera.

    Dedico este libro a mi familia y a mis hijos, pero sobre todo a ti: Kalen.

  • 6All, frente a su vieja mesa de tablones sobrios en madera, se encontraba

    sentado ese escritor de pocos amigos. Sus ojos color caf aromtico,

    miraban con fijacin, la pluma de cisne en la que an permaneca esa

    calidad de su primera vez en el tintero. Era en ese silencioso atardecer

    donde las notas tristes de un violn, le incitaban con sutileza, a confesar sus

    pensamientos en el papel de lino que descansaba frente a l. Desviaba su

    mirada a cada hueso de su mano derecha, como si suplicara su permiso

    para poder iniciar a escribir algo con sentido; no un sentido para todos

    sinoun sentido para si mismo. Los velones eran largos e insinuaban

    esa desesperanza que solo propicia un comienzo lagrimoso. De pronto

    ya con pluma en mano alguien toc la puerta de su habitacin y sin

    cuestionarloel Seor Datnulov le da autorizacin de pasar. Este lo mira

    sobre su hombro como si ya lo conociera desde hace mucho tiempo, se

    sonre a medias y vuelve a prepararse para escribir. De espaldas a l le

    dicete traje con el recuerdo, porque es que siempre eres tan importante

  • 7Yo pasaba largas horas escondido debajo de aquel gran rbol, con cientos

    de hojas verdes plidas y unas enormes races que dejaban ver sus curvas

    de dominio sobre la tierra infrtil y erosionada de aquella colina. Deba

    tener algunos siete aos de edad, delgado, distrado, pero con una

    imaginacin fantstica. Las espigas de trigo se regocijaban al verme, y el

    viento le susurraba a las palmeras en la distancia que aplaudieran mi

    presencia. Las hormigas marchaban en largas filas, en grupos de tres frente

    a m y yo solo las observaba esperando alguna reaccin. Ellas solo

    continuaban enfocadas hacia su destinouno el cual yo desconoca. Era

    intrigante su devocin por la meta, por lograr su objetivo, por defender su

    leal recorrido. Lo que ms llamaba mi atencin no era como lo hacan, sino

    que o quien las mova hacia tan determinante postura, que generaba su

    fuerza?me preguntaba.

    En el tronco del rbol estaba escrito mi nombre tres veces, porque son las

    veces que decid mi nombre deba estar escrito. Recuerdo, que siempre que

    lo escriba, era luego de haberme cado, luego de haber experimentado

    mucho dolor. Vivamos en una pequea choza con techo de palmeras secas,

    que cada verano deba ayudar a mi madre a cambiarramos solo ella y

    yo. La humedad del resto del ao destrua poco a poco las palmeras

    viejas. Nunca supe bien la historia de mi padre, mi madre solo decaque

    l se haba cansado de luchar, y se march. Ella era todo en mi vida

    porque incluso, hasta el da de hoy, solo recuerdo que nunca decid

    memorizar su nombrele tema a la dualidad que esto provocara en mi

    mente.

  • 8No olvido jams que siempre me deca cuan diferente era a los dems, que

    estaba destinado a ser la clave ms til de un ser humano. Yo las reciba

    con mucha animosidad, pero no porque las entendiera, sino por todo lo

    contrario. Era necesario escuchar sus sabios consejos, sus pocas

    conversaciones conmigo porque haba diversin en ello aunque nunca

    sonreamos. Tez blanca, ojos verdes ocano y su cabello castao escondido

    en el frio abrazo de un pauelo arenoso.

    Detrs de la colina haba un melodioso riachuelo donde disfrutaba de los

    sonidos del agua al caer. Haba olor a humedad, a claridad celestial. La

    vida transcurra sin esfuerzo alguno, y todos sus vecinos cantaban mientras

    retomaban su vuelo en manadas de colores lujuriosos. Era un nio feliz,

    porque lo que me rodeaba lo llamaba: felicidad. Hoy una gran pasin

    recorre mi cuerpo cuando me transporto a aquellos instantes de sabia

    intimidad. Las ranas brincaban como siempre lo suelen hacer, huyendo

    de su propio temor, de su propia sombra. Me percat que en el riachuelo

    cayo una pequea ave de un rbol cercano, que en su intento por tocar el

    cielo termin en naufragio. De inmediato, dentro de m cuerpo, se enciende

    inmersa en la euforia una chispa de energa motivadora que me obliga a

    desear ayudar a ese mielero. Busqu un pedazo de madera para tratar que

    se subiera en l, pero solo lo alejaba ms hacia el fondo. El me peda ayuda

    con sus diminutos ojos, pero yo no saba cmo decirle que eso intentaba.

    Era una extraa falta de comunicacin que ambos experimentbamos,

    mientras el tiempo continuaba desgastndose. Si algo se iba haciendo obvio

    era que solo me restaba una opcin.

  • 9Entrar en el agua y sacarloPareca lo ms inteligente en ese momento,

    pero haba un gran problemaYo no quera mojarme los pies. No

    consenta semejante acto donde mis pies estaran muy hmedos, todo el

    lodo me cubrira los dedosy todo esto por ayudar a un mielero?. Ya

    haba soltado el pedazo de madera, y el mielero toda su esperanza en m.

    La noche caa sobre nosotros y ah estbamos los dos, mirndonos sin aun

    comprender porque no haba ningn progreso. La chispa de ayudar me

    daba toques de recordatorio molestando mi conciencia. El ritmo del agua

    movi el mielero debajo de un brazo de enredadera bordado de flores, en

    donde yo termin por subirme, arrastrndome sobre l.

    Cada espinazo que rasgaba mis piernas me recordaba cuan simple

    hubiese sido el haber entrado en el agua. Amarro mis piernas sobre la

    enredadera y dejo caer todo mi cuerpo cabeza abajo, con mis brazos bien

    estirados para tratar de atraparlo. De nada sirvi; el mielero entraba su

    cabeza en el agua si yo estiraba mis manos. Recuerdo sentirme frustrado,

    deseaba ayudarlo, pero quizs no lo suficiente como para hacerlo bien.

    Es acaso que aprendemos de las cosas que necesitamos hacer bien, o de

    las que necesitamos hacer mal?me pregunt.

    Yo le presente una objecin a lo que pareca el camino ms simple, y el

    mielero tuvo objeciones con el camino que yo eleg, porque era el ms

    difcil. Al final la noche estaba sobre nosotros, yo algo herido y cansado por

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    las espinas me sent cruzado de piernas decepcionado. Por los

    prximos minutos solo estuvimos mirndonos uno al otro. Cuando al fin

    decido mojarme los pies, el mielero movi sus alas con fuerza en el tercer

    intento,empuj el agua en su contra y con su propia ayudalleg a la otra

    orilla del riachuelo. Se retorci de lado a lado, me dio una ltima mirada de

    muy poco agradecimiento y se fue. Yo regres a mi hogar, pensativo y

    bastante arrepentido de tener mis pies ms secos que el desierto

  • 11

    Mi madre siempre pensaba que el verdadero aprendizaje de la vida solo

    poda transcurrir mientras se libraban batallas de emociones que el

    pensamiento no explicaba con palabras. Por esto, siempre que regresaba de

    aventurarme por la colina me decahoy has aprendido algo nuevo, hoy

    incluso intentaste algo con todas tus fuerzas, tu silencio reconforta. Yo

    permaneca en silencio, porque mi madre me hablaba en esta nica forma

    que solo ella entenda, pero que a su vez saba que cuando yo creciera

    comprendera casi todo o al menos lo necesario.

    En la maana siguiente me despierta el ruido insistente de alguien o algo

    tocando la puerta. Mi madre continuaba dormida, se me haca extrao

    porque no tenamos casi visitantes en nuestro hogar. Lo curioso era que se

    escuchaban muchas carcajadas traviesas y misteriosas mientras a su vez,

    trataban de abrir el pestillo que mantena la puerta cerrada. Cuando estoy

    por abrir la puerta, mi madre se levanta de su dormitoriopara verme de

    pie, ansioso y con el pestillo en mano.

    Solo entrgales esta cuchara por debajo de la puertaorden mi madre.

    No entiendorespond

    T solo has lo que te digo, te explicar lo que sucede!exclam mi

    madre.

    Yo sin entender nada, tom la cuchara pequea que estaba sobre el

    esquinero de bamb, la puse debajo de la puerta, y en un abrir y cerrar de

    ojos la cuchara ya no estaba.

  • 12

    Nos sentamos en el sof de troncos reciclados, mientras mi madre se

    tomaba un t caliente, comenz a narrarme lo que suceda. Cuando tu

    padre y yo llegamos a este lugar notamos que ocurran incidentes muy

    raros que no tenan explicacin inmediata. T aun no habas nacido y muy

    cerca de aqu habitaban una raza de enanos de mediana a pequea

    estatura. Tienen el cabello largo hasta sus pies, de tez marrn y ojos color

    gris. Entre ellos no exista un lder, todos se ayudaban, se defendan entre

    s. La historia cuenta que fueron expulsados de su isla llamada Agua

    Profunda. Son seres de sensible percepcin, es por esto que ren de modo

    constante, sin maliciano son tenebrosos como pensabas hace un rato.

    Por qu fueron expulsados? pregunt.

    An no he terminadorespondi mi madre.

    Ellos eran muy trabajadores y toda su alimentacin, sus viviendas y sus

    equipos de trabajo, estaban diseados o elaborados de agua. Agua

    Profunda era un nico pozo o agujero en el medio de la isla que produca

    agua con este poder metamrfico.

    Se regocijaban de felicidad, no exista la tristeza en sus corazones. En las

    maanas danzaban agarrados de sus manos, muy agradecidos por lo que

    ellos consideraban una bendicin de su fantasma del agua. De pronto todo

    comenz a cambiar desde el da en que el pozo o agujero dej de producir

    el sagrado lquido. La poca que sala no tena ya poderes, asque lo que

    lograban sacar era una cantidad miserable, que solo alcanzaban con

  • 13

    cucharas. Las amarraban hasta bajarla al final del pozo y cuando las suban,

    tenan solo una cucharada de agua para todo su da. Poco a poco fueron

    enfermando, la carencia de su fuente de vida, de toda su sociedad, estaba

    desapareciendo. La angustia, el sentido de abandono por parte de su

    fantasma del agua, los enfermaba de dolor emocional hasta que uno a uno

    se dej vencer.

    La melancola y todos los sentimientos de tristeza que podamos conocer,

    ocasionaron su expulsin de la isla. Agua Profunda y todo su paraso con

    sus ganas de vivir haban llegado a su fin!

    Pero no todo estaba perdido! Ya que un grupo muy pequeo de ellos se

    traslad en una embarcacin. La misma que cuando lleg a nuestras orillas

    se deshizo fusionndose con el mar. Solo tres enanos se salvaron, aunque

    en condiciones muy psimas. Uno de ellos se convirti en el lder y decidi

    que no esperara por un milagro del fantasma del agua para que les

    devolviera su pozo. Se jur as mismo, que entre los tres, encontraran un

    pozo de agua que les devolviera su colonia. Desde entonces comenzaron a

    tocarles las puertas a los pocos habitantes de aqu, con la nica intencin de

    que les diramos una cuchara para poder escavar su nuevo agujero.

    De todos, tu padre era el nico que le daba su cuchara, y es por esto que

    hasta el sol de hoy contina pidindola.

    y el pozo lo pudieron escavar?pregunt

    Espera! Dijiste continua pidindola y eran tres enanosaad.

  • 14

    De los tres los primeros dos perecieron intentndolo, su cuerpo se

    desgasto as como cada cuchara que se rompi en sus manos. El tercero es

    quien toca la puerta, el lder; creo que hasta que no termine su pozo y

    encuentre el agua al final del agujero, no dejar de persistirdijo mi

    madre.

    Por qu no se detiene?pregunt.

    Porque dentro de l, hay una enorme energa, de magnitud gigantesca

    que recorre todo su cuerpo, mente y corazn que le dice: t puedes

    hacerlo!

    Al final de la historia solo nos abrazamos.

  • 15

    Eran tiempos de tenebrosas lluvias, con brisas hmedas y fras. Durante el

    da el sol nos cambiaba de color la piel, durante las noches las nubes

    estornudaban sobre nosotros. La luna mostraba su abstracta presencia sin

    significado alguno, yo solo la observaba. Las olas del mar se agitaban,

    daban empujones hacia las enormes rocas que descansaban en la orilla, y

    una familia de aves hua hacia el norte de los rugidos estruendosos del

    Demonio de los Cielos!

    Yo solo escuchaba a lo lejos los gritos de mi madre llamndome, que

    regresara a la casa. Ya sabamos lo que se avecinaba, pero pareca ser que la

    naturaleza, con todas sus especies lo saban mucho antes que nosotros.

    Todos desaparecieron, se esfumaban como por arte de magia. Daba la

    impresin que ramos los nicos en ese lugar. No exista tiempo para

    prepararnos, nadie nos avisaba en esos tiempos y desde la ltima vez, solo

    nos qued el recuerdo de la experiencia.

    Los cielos comenzaban a ennegrecerse, las gotas de lluvia nos daban

    golpes de aviso. Nuestros rostros estaban cubiertos de mucho miedo e

    incertidumbre. Ya los gritos de mi madre se iban distorsionando entre las

    rfagas malvolas que se adueaban de nuestras voces. La casa era

    insegura para quedarse en ella, era muy dbil. Es por esto, que mi madre y

    yo nos escondimos en el interior oscuro de una cueva. Su entrada era tan

    pequea, que apenas podamos atravesarla, debamos apurarnos a

    refugiarnos lo ms dentro posible.

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    El Demonio de los Cielos permaneci tres das estancado sobre la isla. Su

    azote era infernal!Le estaba tragando el alma y toda su esencia. Las

    pocas velas que mi madre trajo consigo le servan de auxilio a nuestra

    visibilidad. Las frutas que nos aliviaban el hambre atraan a los

    murcilagos que colgaban como lmparas de centro en el techo de la cueva.

    Volaban en picada uno a uno, en intentos de tres veces hasta alcanzar las

    frutas con sus filosos colmillos. Las velas se nos agotaron,tuvimos que

    encender una fogata que mantenamos encendida toda la noche. Mi madre

    me cantaba canciones en jergas, mientras yo conciliaba el sueo

    sintindome protegido. Contbamos cuentos e historietas inventadas para

    matar las horas que de forma eterna se comportaban. Tratbamos de creer

    que todo estara bien, que nada malo nos ocurrira.

  • 17

    Un rayo de luz le brindaba calor a uno de mis ojos, mientras iba

    despertando a vuelta de rueda. De rodillas me acerqu a mirar por una de

    las hendijas de la cueva y not como afuera todo estaba tranquilo, aunque

    irreconocible. Como mi madre an continuaba durmiendo, cauteloso

    decid salir de la cueva para dirigirme hacia la colina que tanto extraaba.

    Necesito saber cmo est todo en los alrededorespens.

    Cuando pude salir de la cueva, levant mi cabeza, qued del todo

    petrificado y muy sorprendido. Daba la impresin que el Demonio de los

    Cielos nos haba transportado a otro lugar. La colina lucia afeitada al igual

    que los arboles, con ramas desnudas y deshidratadas. Las aves no saban

    si volar o estrellarse al vaco. Una lgrima sin permiso alguno comenz a

    desembocar por mis ojos arrastrando consigo toda mi ignorancia. Por esto

    sent mucho coraje, sal corriendo en desespero sin direccin alguna hasta

    detenerme para consolarme con el cansancio. Al recuperarme de mi pnico

    me dirig devuelta a lo que ahora era nuestro hogar, para buscar a mi

    madre y contarle todo lo que haba visto. Fui caminando lentamente hasta

    tardar algunos treinta minutos en llegar.

    Al entrar pude percatarme que mi madre continuaba dormida, lo cual

    provoc en mi cierta preocupacin, pues no era habitual que ella se

    quedara somnolienta tanto tiempo, mucho menos bajo las condiciones en

    las que nos encontrbamos.

  • 18

    Me acerqu despacio, puse mis manos sobre su rostro y mi corazn se

    inund de estremecimiento. La frialdad de su piel, as como su falta de

    aliento me confirmaban la ms cruel noticia de la que pudiera ser testigo:

    Mi madre haba muerto!

    Y yo llor como nunca he llorado en mi vidase murmur as mismo el

    Seor Datnulov mientras suspiraba profundo

  • 19

    Pasado los aos la isla se haba recuperado, su esplendor as como su

    belleza hipnotizante estaban de vuelta. Yo era ya un adolecente maduro y

    lleno de muchas ganas por vivir. Mi niez haba sobrevivido a situaciones

    espantosas que solo podan vivirse con aquel, Demonio de los Cielos. Me

    decid a emprender un viaje a una isla remota donde mi madre haba

    comentado que habitaban personas en ella. Quera explorar ms all de mi

    colina, deseaba experimentar muy distante de mis propios lmites. As que

    inici por construir una canoa del tallo de una palmera, de algunos diez

    pies de larga. La isla no estaba muy lejos de la ma, as que no tenia de que

    preocuparme. Guardaba un inters incesante de buscar, preguntar y

    aprender; necesitaba encontrarle sentido a los mensajes que la vida y mi

    madre me haban ofrecido todo este tiempo.

    A poco no es as, que nos guiamos por los senderos de lo desconocido

    empujados o motivados por algo o alguien que nos siembra la semilla de

    curiosidad en nuestros interiores, para atormentarnos con la inquietud y el

    deseo de corroborar y creer?pens.

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    Navegu por las turbias aguas que me llevaban en su vaivn un da y dos

    noches. En mi trayecto obtuve de recompensa una feria de peces, saltos

    sobre el agua y estrellas fugaces que adornaban el abismo celeste. Era un

    circo en compaa de su espectculo, el mejor de los mejores. Cada tres

    minutos me volteaba a ver lo que dejaba atrs, cortaba ese gran cordn

    umbilical que me ataba al pasado, porque si nunca decidimos acabar con

    ese gran peso, acabamos presos de nuestros miedos. Cuando quieres con

    toda la capacidad de tu corazn llegar a una meta, no dudas un segundo en

    despedirte de cada emocin que te impide realizarlo. Yo estaba seguro que

    estaba tomando una sabia decisin, que deba intentarlo.

  • 21

    Arrib tmido pero con la frente en alto. Cuando estas solo, o te cohbes o te

    rebelas; yo me cohiba aparentando estar rebelado. Me resultaba muy

    til porque luego de tanta adversidad es mejor hacerse amigo fiel de la

    astucia. Baj de la canoa ya casi destrozada por la humedad, para dirigirme

    a un puesto de cocos fros donde el primer coco era cortesa de la casa.

    Alrededor de la isla giraba y transitaba un tren de madera que llevaba a los

    habitantes a diferentes puntos de inters. Uno de esos puntos lo era un

    enorme castillo en el mismo medio de la isla. No importaba en que parte te

    detuvieras a mirarlo, podas ver la majestuosa torre de homenaje. Era un

    castillo espectacular que gozaba de apetecible atraccin.

    Las personas eran agradables, vivan de la pesca, del recogido de pltanos

    que luego vendan en la plaza del castillo. All haba un Gobernante que en

    tiempos pasados haba salvado a los habitantes de un grupo de gigantes

    que queran apoderarse de tres montaas que estn detrs del castillo. Se

    dice que estas representan las veces que se intent destruir el mismo.

    Luego de esto nunca ms el castillo ha sido atacado. El Gobernante se la

    pasa encerrado en su habitacin escribiendo cartas de amor a su

    enamorada que muri durante el ataque. Distrado y enfocado en su

    misin de proteger la isla termin por descuidar a la persona que amaba.

  • 22

    Esta historia me era contada por el seor que me haba regalado el primer

    coco que tom con tantas ganas. Era el anciano de la isla conocido como:

    El Sabio. Porque no todos los sabios tienen canas y arrugas en la cara,

    aunque este si las tenapens riendo.

    Qu ms sabe de este lugar que me pueda contar?pregunt.

    Qu verdad deseas conocer, porque veo en ti una gran necesidad?

    pregunt el anciano.

    Y cul es esa necesidad segn usted?

    La necesidad de intentar conocer mediante otros lo que ya existe dentro

    de ti; es por eso que estas en esta isla,no es as?insisti.

    Creo que s...contest sorprendido.

    Cuando ests seguro de ti mismo, los intentos te dejaran ver.asegur el

    anciano.

    Ver qu?pregunt acercndome a su rostro.

    Al mismo tiempo un cliente interrumpe nuestra conversacin para darla

    por terminada. Me movilic algo pensante hacia la prxima parada del tren

    que se diriga rumbo a la plaza del castillo. Mientras espero sentado en una

    banqueta con otros campesinos, dispongo de mi lpiz y una pequea

    libreta para comenzar a escribir los cabos sueltos de mi propia historia. Era

    un anlisis breve de los acertijos de mi vida. Cuando escudriamos

  • 23

    nuestra existencia en algn momento le encontramos ese gran sentido

    pens. Los campesinos se levantaban de la banqueta porque ya se

    escuchaba la sirena del tren que se avecinaba.

    El viaje nos regalaba una brisa pegajosa que a su vez refrescaba nuestros

    pensamientos. Cada uno con un motivo diferente, nico, especial, que nos

    halaba hasta ese lugar. El trayecto fue asombroso!

    De lado a lado, agitados por la danza de las ruedas del tren en un comps

    casi armonioso. Rebuscando entre recuerdos gratos del ayer, anhelando el

    mejor de los hallazgos. Me senta un mismsimo explorador, de esos que se

    aventuran con esa magnfica energa que los escolta hacia un indescifrable

    destino. Yo no buscaba leyendas o mitos, y siendo honestono saba que

    buscar, pero ah estaba

    Diferentes animales trataban de alcanzarnos, pero el intento los dejaba

    exhaustos, nos observaban fijos como extraos forasteros que invadan su

    territorio. Yo por otro lado continuaba anotando detalles que consideraba

    relevantes de esas ocasiones que impactaron mi identidad de algn modo.

    Ancdotas que por ignorancia deje morir sin ningn motivo. Justo a unos

    pocos pies de nuestra ubicacin sobresalan los picos de la entrada

    principal al castillo; una que luca imponente sobre aquellos que la

    codiciaban. De momento, el tren detuvo su marcha para delatarnos que

    habamos arribado. No saba por dnde iniciar mi recorrido, solo me

    detuve a observar en medio de todos.

  • 24

    Muvete muchacho, muvete!me gritaban

    De forma inmediata me disculpaba pero inmovilizado por lo que perciban

    mis ojos, por lo que escuchaban mis odos y por lo que senta mi piel

    El castillo estaba hecho en piedras rojas, sus torres estaban cubiertas por las

    usuales palmeras de color esmeraldaera obvio que las cambiaban de

    rutina.Los campesinos con un poco ms de educacin tenan la suerte de

    ser ayudantes del gobernante. Un cristalino lago serva de dama de honor

    al extremo derecho del castillo. En este los nios jugaban con sus madres

    mientras sus padres rebuscaban entre los puestos de frutas y granos para

    escoger lo que era accesible a sus bolsillos. Se creaban filas largas a la

    espera piadosa de que en algn instante el gobernante dejara ver su cara. El

    sistema de la isla era uno exclusivo, pero nadie se quejaba, daba esa sincera

    impresin de que funcionaba bien.

    Se escuchaban los coros de fanticos que lanzaban sus gritos al aire en un

    entusiasmado son: URA, URA, URA, Larga vida para el gobernante!

    Los tambores hechos con piel de cerdos salvajes se fusionaban entre los

    melodiosos zumbidos que provocaban las manos de los pescadores sobre

    ellos. A todo esto yo todava no entraba al castillo, me distraje desde

    afuera pensando con la inquietud, si dentro de tanta felicidad haba cabida

    para el aprendizaje y para todo aquello que deba descubrir.

  • 25

    Estoy dndole vueltas a varias cosas cuando de la nada oigo una voz

    varonil, gruesa y muy seca que me llama por mi nombre.

    Datnulov! Adelante puedes pasardijo.

    Y quin es usted, como sabe quin soy?pregunt.

    Tranquilo, no tienes de que preocuparte. He estado esperndote desde

    hace unos aos confiando en que no me decepcionaras. Estoy contento de

    confirmar que no me equivocaba.

    Me invit a dar una vuelta cercana al castillo; caminbamos en pasos

    cortos, lentos y sin saber por dnde comenzar a hablar. Algo en su

    semblante me era familiar, mi memoria disparaba recuerdos que no

    alcanzaba a ver con claridad, pero que a su vez me ayudaban a exhalar

    algo de paz. Nos detuvimos en la parte posterior donde se nos permita

    observar a lo lejos un diminuto oasis entre la arboleda de un islote vecino.

  • 26

    En esa zona hay un estanque de agua de donde emana pura esperanza

    para aquellos que tienen sed dijo. Pero no esa sed que conoces, sino esa

    sed que solo los que andan frvolos por la vida pueden poseer. Pocos han

    vivido para narrar que ocurri luego de tomarla; y hasta donde s, solo un

    hombre lo logr despus de tres ocasiones. Cuando regres a su pueblo

    nadie lo reconoca, era otro ser, otro mundo. Dur varios aos ayudando a

    otros a encontrarse asi mismos con una clave que nunca revel con certeza.

    En un mural del islote yace un mensaje que l escribi que dice:

    Yo encontr esperanza porque buscaba esperanza; pero no agradezco por

    el agua que entr en mi boca, sino por cmo lleg hasta ella

    Seguido de esto el hombre me hace una invitacin a la fiesta nocturna del

    castillo; le explico que no tengo ropa, ni dinero, ni donde quedarme a

    dormir. Me indica que eso no es problema, que me permitira pasar la

    noche en su hogar. Contento por la oferta le abrazo en conformidad para

    continuar nuestra caminata hasta su residencia, la cual estaba construida en

    medio de muchas plantas de sbila. Le pregunt de donde surga esta idea,

    a lo cual contesto que su poder energtico le protega de los malos deseos

    que pudieran tenerle. No hablamos ms del tema y nos recostamos sobre

    unas hamacas de tela fina que nos indujeron una siesta por unas horas.

  • 27

    Describir en pocas palabras lo que se vive en la fiesta nocturna del castillo

    es casi imposible. Era probar cada granito de arena que con el viento hacia

    su llegada para quedarse cautivando nuestra memoria. Una infinidad de

    detalles para contemplar su romntica creacin.

    Es de sensacional naturaleza!le dije.

    As es!respondi a carcajadas.

    Nos alejamos del tumulto de gente para sostener una conversacin

    mientras tombamos un aejado vino tinto.

    Porque se ha dejado crecer la barba tanto? pregunt

    Las circunstancias se presentan en tu vida para que construyas

    oportunidades que forjen un mejor futuro. Cre haber hecho lo correcto,

    pues despus de todo cada uno de mis intentos estaban motivados por algo

    fuera de mi control. Algo que me provocaba mucha satisfaccin. Hoy mi

    barba esta larga para recordar esos intentos, para recordar que tambin

    supe equivocarme, que todas esas consecuencias causantes de dolor debo

  • 28

    vivirlas hasta diluirlas de una u otra forma. Mi cometido era persistir con

    las personas que amaba, pero bruscamente me aparte dejando mi

    reputacin en manos del fracaso, de alguien derrotado por sus ideales e

    ilusiones. Pude triunfar para unos pocos que no tuvieron el coraje de

    luchar por ellos mismos, como yo luch por ellos; no obstante, mi lucha

    tuvo un alto costo que pagar. Confieso que segn te esper en la entrada

    del castillo, tambin esperaba de tu parte esa pregunta.

    No puedo creerlo! Usted es el Gobernante, el hroe de esta isla dije en

    voz baja.

    S, y tambin soy tu padrerespondi.

  • 29

    Hubo un titnico parntesis que nos desconcert por completo. Mi cabeza

    daba vueltas por el alcohol junto a las cientos de dudas que confundan la

    razn. Sin despedirme me encamin de regreso a su pequea casa secreta

    con la intencin de reposar y continuar mi rumbo. Una vez llegu, beb el

    restante de la botella que traje conmigo, hasta quedar dormido sobre la

    escalera principal.

    Un apretn de hombros me rescat de un extrao sueo donde me

    ahogaba en un mar de emociones incapaces de transmitir algn tipo de

    amor. No senta amor por m Escuchaba voces solitarias que se

    desdibujaban en la angustiosa lamentacin de haberse rendido. Almas

    perdidas marchitadas por la indecisin que provoc su extincin hasta ser

    olvidadas. Nunca supieron levantarse de sus cadas por la conformidad

    que el suelo les ofreci y el curso de sus vidas se detuvo. Visualizaba nubes

    negras, repletas de imgenes; sus propios pasados aplastndoles sus

    cabezas.

    Y ah estaba yo: en el mismo infierno

  • 30

    Anduve por pasillos que ascendan y descendan desembocando en un

    laberinto donde no exista salida algunano la salida acostumbrada.

    Presenci a mi propio espritu mendigando entendimiento, porque cada

    vez que pensaba haber descodificado el seguro de las paredes con las que

    me encontraba terminaba rendido. Me sent frustrado bajo un molino que

    escupa inseguridad y comenc a vociferar que alguien me auxiliara.

    Hijo despierta!insisti mi padre mientras me hamaqueaba por los

    hombros. S que te debo varias explicaciones pero me intriga saber:

    Nunca te cuestionaste porque llegaste hasta este lugar?

    Tomando una limonada para la jaqueca le contest que despus de haber

    quedado desamparado, al morir mi madre, gener una desilusin txica

    por la subsistencia. Salir de la isla siempre haba sido un gran delirio;

    estoy aqu tratando de recuperar ese tiempo vaco Odio que casi todo

    sea tan enrevesado! Quiero darle sentido a esto que me molesta llamado

    vida.

    Eres t uno de esos culpables, as como todas las circunstancias que

    tuve que soportarle contest con euforia. Ni tan siquiera me preguntas

    como muri mi madre. Zarp de aquella isla porque no haba nada para

    m. Porque lo que trato de comprender est aqu afuera, en algn lugar

    aad.

  • 31

    El Gobernanteque ahora resultaba ser mi padre dio tres vueltas como

    un perro antes de tomar asiento para decirme:

    Ese da que decid partir de sus vidas yo vi con mi corazn como le

    arrancaba las entraas al mundo de tu mamdijo. Ahora te palpo con la

    esperanza de sentirte y pedirte perdn. Porque aunque no lo aores o creas

    que no lo necesitas, o que no lo merezco, hasta el momento en que de

    forma honesta lo escuches: no sers libre de tu dolor.

    Estoy muy consciente de que lo que buscas o crees buscar lo encontrars,

    pero debieses reenfocar tu aventura hacia senderos menos lejanos, hacia

    menos detalles y mejores preguntasconcluy.

    Ahora resulta que hasta consejos me quieres dar?le pregunt con

    sarcasmo.

    S que me escuchastedijo al marcharse en consternacin.

  • 32

    Paso a paso iba en rumbo a la ruta del tren donde segu escribiendo en mi

    libreta esos desahogos que son tan necesarios conservar. Ahora con ms

    preocupaciones que antes, pero algo complacido con las sorpresas que se

    me estaban presentando. Mi padre guard en el bolsillo de mi chaqueta

    una nota donde se disculpaba por segunda ocasin conmigo e insisti en

    amabilidad por mi perdn. Yo hice a un lado la disculpa para apuntar

    hacia mi cometido, en ese momento no era de suma importancia la gestin

    de perdonar. El tren se detuvo frente a un desagradable burdel que se

    hallaba recndito en la esquina de la isla. Era una parada para algunos

    campesinos que disfrutaban de los servicios de ciertas fulanas, de

    econmica inversin. Prximo a irrumpir en el burdel estaba el Sabio; as

    que sal por la ventanilla del tren para saludarle.

    Seor Sabio! Qu hace en este lugar?le grit.

    No es lo que imaginas. Las fulanas tambin necesitan de un buen

    consejo.dijo el sabio.

    Pero si son solo prostitutas que ya no aspiran a nada.contest

  • 33

    No subestimes al cado porque todos tenemos ese agraciado derecho de

    intentarlo de nuevo. Entretanto ves una prostituta yo veo una oportunidad

    de cambio, alguien que como tu andan huyendo de buenos consejos desde

    que hicieron su aparicin en esta isla. Creo que eres igual de fulano que

    ellasafirm.

    Yo no prostituyo mi cuerpo Seor Sabio.

    No, tu cuerpo no, pero si tu tiempo.respondi

    Qu quiere decir? pregunt indignado.

    Te ver una vez ms, no lo desaproveches. dijo perdindose entre los

    campesinos.

    Posterior a esto el tren reanud su jornada aproximndose a la parada de

    los magos. La misma era muy famosa en la isla puesto que los campesinos

    que veneraban a los espritus malignos, ofrecan su fe a la lectura de los

    caracoles. Dispuse establecerme en esta comarca en donde visit al paladn

    de los magos. Era un hombre alto, de unos 45 aos de edad, su piel era de

    color chocolate oscuro, con una tonelada de peso sobre su esqueleto.

    Hablaba en infinidad de jerigonzas las cuales acreditaba a sus ancestros

    muertos; luca una tnica blanca resplandeciente y sobre su cabeza un

    casquete de seda.

  • 34

    Si algo estaba claro era que los que crean en l acababan por hacer lo

    que este les dijera; y no es para menos, pues si hay personas en este

    mundo que dominan a cabalidad el arte de la manipulacin son los

    adivinadores .

    Pareca que tomaban ventaja de los aldeanos, pero la verdad era que estos

    patrocinaban lo que aconteca. Es por esto que estuve atento a cada

    movimiento que los hechiceros ejercan sobre sus clientes. Primero le

    otorgaban un beso en sus manos, para luego arrodillarse en sus pies y una

    vez les dejaba levantarse se sentaban en una mesa de ritual. El paladn

    conversaba con su espritu predilecto al mismo tiempo que lanzaba sus

    caracoles como dados al suelo. Elegua! as le nombraba al fantasma

    del destino.

    Los caracoles brindaban contestaciones de s o no a preguntas directas; uno

    de los campesinos daba por cierto que su finca haba recibido una

    maldicin de envidia por un vecino agricultor. Por eso decidi visitar la

    parada de los magos y pedir ayuda. Lo curioso es que sin esperar por el

    adivino ya ellos estaban ofrecindole pistas relevantes de su problema.

    Tambin, durante su seccin, el paladn utilizaba un lenguaje ambiguo que

    pareca decir mucho, pero en realidad no deca nada. Aun as, todos

    abandonaban la comarca inmersos en la enorme satisfaccin de volver a

    creer. Mientras los pasajeros se iban marchando a esperar la salida del tren,

    yo me qued con el paladn para aclarar mis dudas.

  • 35

    Por tus dudas debes pagar al igual que ellosme dijo.

    No me sorprende lo que deba pagar, sino: si vale la pena hacerlo

    respond

    Haz de ser muy incrdulo porque he notado que tu tiempo aqu se ha

    basado en investigarnos y no en lo que logramos hacer. argument el

    paladn.

    No veo lo que dice lograr, excepto el lucro de sus mentirascontest

    alterado.

    Escchame berrinchudo!exclam a los cuatro vientos. El ltimo

    agricultor que atend lo conozco desde hace un tiempo, su familia era muy

    conocida en la comarca. Esas tierras siempre han sido su nica fuente de

    ingreso por largas generaciones; el problema arranc cuando de las

    montaas empezaron a bajar sustancias muy dainas. Como los suelos se

    alimentaban de esas aguas, fueron afectndose hasta matar casi todo el

    cultivo y desde ese da no deja de visitarme.

    Entonces, acepta que le miente a sabiendas de su situacin?pregunt.

    Elegua me dice: que mentiras son aquellas que se manifiestan para

    hacerle dao a otras personas.

    En cada una de sus consultas solo he sabido sembrarle esperanzas, lo he

    sumergido en las mil y una posibilidades que puede inventar si solo cree

    en ellas.Cuando crees en algo con todas tus fuerzas se enciende el motor de

  • 36

    la sabidura para encontrar lo que buscas; yo les doy esa llave a los que

    creen en miagreg.

    No saba de qu forma continuar debatiendo con el paladn, sus respuestas

    parecan ser tan ciertas y a su vez cargadas de un gran enigma por resolver.

    Esta conversacin me convenca de mi obligacin por confirmar que aqu

    en las afueras de esta isla encontrara lo que en incertidumbre me tena

    viviendo. Otros magos sugirieron que no me desesperara, que estaba

    atravesando una etapa difcil.

    Me disculpo con usted porque no tengo dinero para pagarlele dije.

    Cuando te dije que tendras que pagar lo hice para poner a prueba tu

    capacidad de mentir al igual que yosonri. Tus acciones nunca sern

    suficientes si no aprendes a identificar sus races, examina las seales que

    no vuelen desapercibidas.

    Seguido de esto, sustraje lo que pude de la parada de los magos

    aguardando por el silbido del tren que me avisara para partir.

  • 37

    Parada Esmeralda, apenas estaba bajando del tren cuando fui recibido

    por un duendecillo verde, parte de una tribu apodada: los cuidadores. A

    ellos se acuda cuando se estaba bastante enfermo, ya que usaban plantas

    medicinales que estos cultivaban para sanar. Se deca que las personas que

    acudan casi moribundas, al ser tratados con sus remedios, salan

    rejuvenecidas y sanas. A su cargo tambin estaban los panales de abejas de

    los cuales extraan su miel para endulzar su mejunje. Su resplandor

    verdoso se deba a una medalla de esmeraldas que colgaba sobre su pecho,

    la cual le brindaba sostn a su timidez. Algunos de ellos carecan de fluidez

    verbal, pero se beneficiaban de la idoneidad de escuchar. Eran maestros de

    este arte que segn ellos, los humanos haban perdido gracias a su

    egosmo.

    Este lugar era como un hospital, pero al aire libre, en un templo de

    estructura piramidal. Construido en arena solida, con cuarzos de

    esmeralda en sus tres puntas.

    Los duendecillos verdes mantenan casi todo el tiempo sus manos

    ocupadas con objetos minsculos, los cuales les servan de apoyo durante

    las agotadoras circunstancias.

  • 38

    Su estupenda habilidad provena de la inbalanceada naturaleza de sus

    cinco sentidos. Una creacin admirable! pens. Como no estaba

    enfermoal menos no fsicamente los duendecillos verdes transitaban

    frente a m sin prestarme mucha importancia.

    Te sorprendes al vernos intentarlo?pregunt un duendecillo que

    choc conmigo.

    A decir verdad, me impacta todo de ustedescontest. Su capacidad de

    ayudar es asombrosa. La manera en que asisten al necesitado y lo

    impredecible de su operacin me deja sin palabras, pero: porque intentan

    revivir a alguien tantas veces, qu sentido tiene?

    Lo que no tiene sentido es tu preguntarespondi. Las especies vivas

    tenemos la privilegiada obligacin universal de intentarlo una vez ms.

    Luego de esto camin hasta el prximo enfermo, dejndome pensativo y

    con las palabras en la boca. Vaya sentidopens. Hasta su forma de

    responder, tan cortante pero precisa: era intimidante para alguien que su

    estatura daba a mis rodillas. Al salir de ah, fui guiado hasta el rea de

    descanso donde cruc mis brazos detrs de mi cabeza para tratar de

    conciliar el sueo; el tren no partira hasta la luz del alba. Venus marcaba

    las 9:45 de la noche

  • 39

    Mientras despertaba temprano en la maana, sospechaba que alguien me

    vigilaba entre las yerbas altas. No me equivocaba, por mi espalda escuch

    una voz jocosa e infantil.

    Estas dormido?pregunt un duendecillo verde que luca muy

    curioso.

    Ya no lo estoycontest. Me estabas espiando?

    No te espiaba, buscaba trocitos de algodones con los cuales construyo

    estas esferas que guardo entre mis dedos.me explicaba al mismo tiempo

    que mostraba sus esferas de algodn.

    Porque las construyes?pregunt con empata.

    La verdad no s cmo justificarlo muy bienrespondi confundido.

    Puedo decirte que estas esferas me transportan a un cosmos donde cuento

    con muchos amigos, con quienes juego y me comunico sin requerir usar

    mis palabras. Con ellos me permito intentar muchas cosas que ac se me

    limitan.aadi.

    Te confieso algo pero sin que se lo digas a nadie?

    Estas bromeando!exclam rindose. A diario nos visitan para

    testificar, no olvides nuestro don.

    Sonre y le dije que desde que haba aparecido en la isla no avistaba a

    alguien con tanta simpata .

  • 40

    El duendecillo curioso se emocion tanto con el cumplido, que sus manos

    agitaban las esferas de algodn como si fuesen protagonistas principales de

    un inocente y tierno momento.

    Cmo te llamas?pregunt

    Soy Datnulovrespond

    Datnulov! Qu es eso de Datnulov?pregunt concentrado.

    Se supone que as me llaman, ese soy yo.

    No hubo respuesta inmediata, el duendecillo curioso me ense sus

    dientes marcando una sonrisota de payaso, al mismo tiempo que se

    apresur a su sector de trabajo cantando mi nombre con mucho regocijo.

    Adis Datnulov, adis!me cantaba ocultndose entre el pasto.

    Adis a ti tambin, adissusurr

  • 41

    Al parecer el nico personaje en esta isla que estaba oprimido era yo, hasta

    los duendes gozaban de una actitud incomparablepensaba escribiendo

    en mi libreta.

    Mis anotaciones se distinguen por ser incomprensibles; es intil tratar

    de armar un rompecabezas donde las piezas son del mismo tono. Haber

    vivido tantas estaciones en soledad me llev a suponer que esa era mi

    fortuna. Por eso, cuando no tienes con quien divulgar tus malheridos

    sentimientos, tu cuerpo entra de forma automtica en una parlisis

    emocional. El corazn sobrelleva una indeseable mutacin en la cual los

    latidos fluyen sin el afn de producir amor. As me hallaba yo, perdido

    entre los objetivos, malgastando energa.

    Cerrando sus pginas mir a los pasajeros del tren.

    Estoy sintiendo mucha sedle dije a una campesina, vestida de negro,

    sentada en el otro compartimiento.

    Ojal yo tuviera tu sedrespondi.

    Disculpe, encantando de conocerle, yo soy Datnulov.

  • 42

    Bonito nombre. El mo es Querubina.

    No la haba visto en las dems paradas; se dirige hacia algn lugar

    especfico?

    Nunca tengo un sitio predestinado para ir, no hay razones para hacerlo.

    Ni tan siquiera s porque sigo aqu, debiese bajarme en la siguiente

    parada.contest en tonalidad persuasiva.

    Quizs tenga razn pens.

    Hasta donde conozco tu pasado ha sido un desastredijo arrogante. Tu

    madre muri siendo un inocente nio. Tu padre te abandono enfermizo

    por su ego, y ahora estas aqu tratando de encontrar algo que no sabes si

    existe. Yo en tu posicin: me dara por vencido.

    Hizo una pausa.

    No necesito me racionalices nada, a tu edad la mayora intenta hacer lo

    mismo: buscar explicaciones. Por eso hay otros como yo; esperando a ser

    llamados. Yo solo le estoy ofreciendo una solucin simple y rpida a tu

    problema: no sigas con esto, no vale la pena

    El jovenconvencido cerr sus parpados aturdidos, apret su cabello y

    dijo:

    No quiero seguir!

  • 43

    Las ruedas del tren dejaron de dar vueltas, el tren se detuvo. Cuando

    volte a ver, Querubina ya no estaba.Una voz desde la cabina del chofer le

    daba instrucciones de bajarsolo a l. A su espalda el tren se largaba de

    aquel lugar sin decirle adis.

    El joven qued a su merced en la Parada El Fracaso.

    Las flores se marchitaban con cada huella que las rozaba; los vagabundos

    servan de pared a lo ancho de su caminata. Sus zapatos se toparon con el

    bordillo de una hondonada, la cual a varios metros de longitud dispona de

    una laguna pantanosa. Estaba repleta de todos aquellos que haban

    abandonado el tren. Se consolaban unos con otros, escuchando la

    nostlgica sonoridad de un piano anticuado que se ubicaba en el mismo

    centro de la laguna.El aura encendida en fuego de un pianista que

    decidi quitarse la vida con una soga sobre su cuello interpretaba las

    canciones ms conmovedoras que cualquiera imaginara. Uno de los

    vagabundos le dijo a Datnulov que por su decisin pasara toda su vida

    arrepentido, as como l.

    Cada una de estos hermanos que ves aqu tuvieron el coraje de intentarlo

    en algn momento; ninguno tuvo lo que se necesita para no quitarse ante

    las dudas y sobre todo: ante la tentacin de conformarsedijo el

    vagabundo.

    Por qu suenas como alguien que no pasas sus horas de vida sometido

    a esto?pregunt.

  • 44

    Y t suenas como si a todos nos tuviera que ir en perfeccin para

    atrevernos a cambiar nuestras ideas y as generar lo que nos lleva a la

    metacontest. Suenas un poco arrogante: a ignorancia que besa al

    pesimismo enamorado de la derrota. Tuve una buena mujer, hijos y buen

    trabajo; desaprovech la oportunidad de amarlos bien, de respetarlos, de

    llevarlos por el trecho en la forma correcta. Dentro de mi egosmo

    miserable pensaba que los gestos de hipocresa que les daba por limosna,

    me hacan merecedor del paraso. Vaya edn en el que estoy metido!

    exclam sealando al piano.

    Por qu no vuelves a tu familia?

    En esta parada es inaceptable regresar a menos que encuentres la clave

    para hacerlo. Maldigo la hora en que le hice caso a esa tal Querubina!

    dijo molesto.

    Querubina?...

    S. Ella es la que tiene el control de las mentes dbiles que permiten ser

    persuadidas para quedar atrapadas en este manicomio de resignados. Las

    oportunidades se reducen entretanto envejeces; cuando encontr la

    respuesta record que ya nadie me esperaba en casa. Fue as como

    Querubina me permiti quedar atrapado en el acuerdo de no revelar el

    secreto.Entonces, no dejes que los aos te atrapen! Si hay algo que tenemos

    en comn la mayora de nosotros en esta isla, es que tuvimos y tenemos

    problemas. Sin el problema no puedes auto descubrirte como persona, algo

  • 45

    que tarde o temprano se convierte en un requisito compulsorio para

    aquellos que no se detienen.

    Demos una vuelta por los senderos de esta prisindijo. Observa que no

    hay vegetacin, ni comida, ni prosperidad. No coexisten las posibilidades

    ni alternativas que sirvan de solucin.Por suertequizsestas recibiendo

    un sermn de la parte cuerda que me resta. Puede ser que desempae tu

    mirada mientras Querubina lo permita. Ella escucha cada inquietud, cada

    apetencia que proviene de lo incorrecto, del instinto salvaje y vulgar; as

    como tambin escuchar tus pretensiones ms virtuosas.

    Me estas prestando atencin?pregunt.

    Todo es tan embarullado respond. Hay gente que parece vivir sin

    preocupaciones, sin dudas o complicaciones.

    Son solo patraas! Te puedo asegurar que muchos presumen, pero su

    presente se hunde en el fango que ellos mismos escavaron con su pecado.

    Se retuercen como cochinos de corral, esperando por sobrantes de su

    podrido orgullo. Otros lo han logrado, escogieron la ruta correcta, porque

    con el sudor de sus sacrificios adivinaron la combinacin para triunfar y

    morar en eufona.

    No, no, no. Es esa la clave o como le llames la que me trajo hasta aqu.

    argument.

    No. Es esa la clave que te llev hasta la parada anteriorcontest.

  • 46

    Descruc mis brazos, luego nos fuimos moviendo de forma interrumpida a

    causa de los disturbios que a viva voz aturdan nuestros tmpanos.

    Debes ignorarlos sino acabaras como ellos.dijo el vagabundo.

    Le cont ancdotas de mi estada solitaria en la cueva luego de que mi

    madre muriera. Le acept que durante ese lapso mis inquietudes

    aumentaron. l por su parte se mantena vigilando nuestra seguridad. A

    veces relataba algn cuento de sus amigos de jolgorio y otras veces hablaba

    consigo mismo. Cuando trataba de darme ms pistas reciba una

    descarga de gruidos que se apropiaban de su raciocinio.

    Nos sentamos sobre un conjunto de rocas que se hallaban enteradas entre

    los mangles. Pasamos quietos unas cuantas horas, sensibilizndonos con la

    salitre que en remolinos trasparentes nos acariciaban el cuerpo.

    Estoy atrapado en una isla la cual pensaba era mi gran exploracin. A

    mitad de trayecto me estanqu y ahora estoy en el peor de los pasajes, junto

    a otros perdedores. pens.

  • 47

    Me interrumpi el vagabundo para decirmeSi te lanzas al mar

    Querubina har crecer una formacin de erizos que evitaran tu huida.

    Creme ya lo hice.

    Si regreso a mi hogar pensar que nada de esto ocurri. Descansar sobre

    la colina que tanto extrao y dejar que todo fluyacontest.

    Djate de sandeces. Ya hasta loco parecesdijo rindose.

    Dime algo ms de lo que sabes por favorsupliqu.

    Abre los ojos! No olvides los consejos del mago

    La mayora me ha dado consejosrespond

    Pues, de ninguno has hecho caso

    Lo que si te aseguro es que no aguantar mucho tiempo aqu.

    Y qu hars? Llorarle a Querubina.

    No. Seguir buscando.

    El vagabundo impresionado se dio vuelta a murmurarle a sus voces

    internas: viste eso? Ya tiene medio ojo abierto!

  • 48

    Estaba debilitado en una pesadilla,cayendo de un precipicio desde la torre

    de un castillo. La cada era infinitagritaba asustado clamando a mi

    madre: no me dejes caer!

    Desconsolado me encorv en posicin fetal aguardando a que un milagro

    aconteciera. Giraba en diferentes direcciones al azar, delirando pasado y

    futuro hasta que unos brazos me recibieron llenos de calor, pero no ese

    calor que esperaba sino: el calor paternal. Era mi padre acobijndome para

    protegerme de mis miedos. No me soltaba, solo vea su luz blanca y

    reluciente. Estaba en guerra con los gigantes, de unos 10 pies de alto, de

    armaduras metlicas. Sus espaldas cargaban baldes de agua que robaron

    muchas primaveras atrs. Junto a mi padre peleaba un ejrcito de enanos

    que disparaban cucharas de acero mgico. Atacaban con una estrategia sin

    igual la cual consista en treparse sobre los hombros de sus compaeros

    hasta alcanzar la altura de los gigantes.

    De esta forma se entrelazaban a sus delgados cuellos hasta estrangularlos.

    Por cada gigante que mora una paloma blanca apareca y los enanos en

    coro exclamaban:

  • 49

    Yo puedo! Yo Puedo! Yo Puedo!

    El corazn de mi padre aument sus latidos a gran velocidad al tener un

    encuentro de gladiadores con el adalid de los gigantes, quien provena de

    las ms horrorosas peleas en palacios distantes. Dominaba gran parte de

    las montaaspero no cualquier montaa. Persegua las que

    simbolizaban su poder de lucha, as como su grandeza y arrogancia. Se

    enfrascaron a golpes e impactos con artefactos que lanzaban los pocos

    campesinos que tenan la valenta para hacerlo. Yo estaba presenciando de

    algn modo una contienda peligrosa, pero a su vez: increble.

    Continuaba aferrado a mi padre cuando lograron entre todos vencer al

    ltimo gigante, al mejor. Se inclin abatido, su luz era tan penetrante que

    no permita verle. Al usar mis brazos para taparme de su iluminacin, me

    dej caer escuchando como este peda perdn por ltima vez.

  • 50

    Una estatua de Querubina sealaba su esconditeel vagabundo haba

    desaparecido sin dejar rastro. De los que han llegado para aconsejarme

    ninguno se ha quedado a mi ladopens.

    Para llegar a Querubina tena que atravesar un puente colgante de pobre

    estructura.Estaba asustado, no quera cruzarAunque saba que ella

    estaba al otro lado, en algn lugar esperndome. Los listones del puente

    eran muy viejos, cubiertos de polilla; algunos se quebrantaban con solo

    sealarlos.Apretaba entre mis dedos las sogas gordas de humedad,

    deslizando cada zancada con meticulosidad. Mis piernas temblaban,

    ventarrones batan el puente creando un zigzag de fobia que frisaba el

    intelecto. Era de esas extintas circunstancias donde vivir pareca ser

    preponderante. Qu demonios hago aqu?me pregunt. Restaba la

    mitad del puente y yo con sacudidas de espanto.

    A que jugamos mientras desenmascaramos esa impotencia disfrazada

    de valor?preguntaban las sombras que por debajo del puente

    merodeaban. Te diriges hacia la nada, pues no tienes una pisca de idea de

  • 51

    cul es la clave para salir de aqu. Rogarle no te servir de mucho, todos

    hacen eso unas cuantas veces en su vida. Debieses ser expulsado a tu

    pasadocomo la gran cantidad de los que te rodean. Estas creyendo en

    los dems porque ahora te encuentras en peligro: al borde de consumirte

    en tus agobiadas preguntas. Si antes hiciste caso de los consejos de

    Querubina, sera mejor que aceptaras los nuestros y te lanzaras de ese

    puente. Acaba ya con tu desmotivacin por continuar, nete a este montn

    de idiotas: vive feliz!

    Rodilla tras rodilla, de odos sordos, estaba a punto de tocar el ltimo

    listn.

    Tu debilidad enardece nuestros radares gustativos desde el ms all; es

    por eso que estamos acechndoteexplicaba una de las sombras. Somos

    atrados por personas como t, que vagan por la vida derrotados. Tienes

    una semejanza con una chica que estuvo tratando de cruzar el puente.

    Pero, cuando le dijimos que se dejara caer, no lo pens dos veces. Tuvo una

    infancia infeliz, testigo de infidelidades, abusos y maltratos. Creci llena de

    complejos, traumas, aunque no dej de perseguir su sueo: convertirse en

    una gran profesora de idiomas. A todos ustedes les ensean que triunfar

    provocar una sanacin interna, lo cual es irracional. Es por esto, que hay

    tantos de tu especie que tenindolo casi todo, no dejan de ser vctimas de

    su propia soledad. Esta chica pensaba que imitando conductas de sus seres

    ms queridos y envidiados, lograra ser aceptada por las mismas personas

    que tanto la hirieron: su familia. Una tarde huy con sus complejos

    frustrados hacia otro continente, donde se desarroll como profesora de

  • 52

    idiomas. Su necesidad de atencin era tal que se refugi debajo de los

    caprichos pasionales de un hombre. Bueno, empez por uno y termino

    con una cantidad incontable de ellos. Los presentaba a sus padres como si

    estos fueran trofeos o animales de cacera. Cada rompimiento era

    justificado por ella, repartiendo su culpa entre estos. Como nunca

    reconoci lo que se convirti en un problema, su vida culmin eligiendo lo

    ms fcil.

    Qu tiene de parecido eso conmigo?pregunt.

    Sencillo. Cuando no descubres la claveque en efecto yo no deseo que la

    descubras, tu subconsciente te obliga a elegir entre lo ms simple para salir

    del paso. Te retira del campo de batalla, dejndote ciego y sin autoridad

    sobre ti mismo. Por eso estas en esta parada, no lo olvides.

    Es ms fcil dejarme caerfueron las ltimas palabras de ella, as las

    recuerdo con claridaddeca el fantasma satisfecho.

    Sabes, dentro de tus tentaciones hay sabios consejos tambinrespond.

    Hubo una pausa

    Es momento de irnosle orden a su tropa de fantasmas.

  • 53

    Las campanas de una iglesia abandonada me revelaban que haba cruzado

    el puente. Media sonrisa movi una esquina de mis labios. Amarrado

    de una de las puertas de la iglesia estaba un caballo robusto, de color

    negro. El caballo se agach, invitndome a montarlo; al hacerlo me recost

    sobre su lomo y comenz a trotar hasta llevarme frente al trono de

    Querubina: la verdadera Querubina. No era una mujer, sino: una nube

    gris cargada de maldad.

    Como le explico que no deseo estar en esta parada el resto de mi vida

    pens.

    No tienes que hablar para poder escucharte. Mi maldad existe porque

    existen sus dudas para luchar por lo que quieren. Ese es el insumo de esta

    otra dimensincontest.

    Dimensin?

    Ya luego entendersdijo. Me sorprende hayas insistido en venir, pues

    conoces mis reglas. No puedes salir solo porque cruzaste un puente.

  • 54

    Pero, es que necesito una oportunidad de ver lo que todos en esta isla

    han querido que vea.

    Querubina se rea.

    Eres una rplica exacta de los que vistes en esta parada; solo quieres ver

    lo que otros te dicen que veas. Es esa la clave que dices haber conseguido

    y que evitar que regreses a m?pregunt.

    Yo no s ni que hago en esta isla, no he vivido lo suficiente como para

    merecer todo esto.

    No quiero tus suplicas, ni tu postura victimizadarespondi. Ya estoy

    cansada de todo eso. Eres joven, con un mundo por delante; a que puede

    deberse tu ceguera. Te puse a prueba en esta parada, porque quienes me

    mantienen son personas que agotaron sus oportunidadescomo tu amigo

    el vagabundo.

    Ya ellos estn dementes, pero t

    Que tan buena puede ser una nube de maldad?pens. Yo solo

    quisiera girar mi mundo al revs y salir a intentarlo una vez ms.

    Seguido de esto, la nube se reform en distinguibles pigmentos, abriendo

    un espacio de estrellas que desde un agujero negro salan expulsadas. Sal

    corriendo hasta la iglesia abandonada y cuando entr, me percate que no

    estaba solo. Un hombre encapuchado estaba parado, observando al

    crucifijo que colgaba del cuello de un cristo.

  • 55

    Hola. Quin es usted?

    Olvidas que me veras una vez ms?respondi.

    El encapuchado se dio vuelta, para mostrarme que era el Sabio quien se

    ocultaba detrs de la capucha. Le di un abrazo inmortal y estall en llantos

    sobre l. Solo senta sus palmadas de apoyo respirandome. Le trat de

    explicar por lo que haba pasado; el Sabio por su parte insista en que no

    me montara en el tren de nuevo, si no le comprobaba o confirmaba que

    haba aprendido algo diferente.

    Veras. A veces necesitamos cierta cantidad de consejos y empujones para

    continuar nuestro propio camino; pero no hay nada mejor que convertirte

    t mismo en esos empujones: en esos consejos. Admiro que hallas llegado

    hasta este lapso en tu vida, aunque conozco muy bien todas tus

    limitaciones. No sientas miedo, soy el nico que las reconoce. Yo veo desde

    adentro lo que otros tratan de ver desde afueradijo. Tu viaje hasta

    entonces ha sido dificultoso, es esta la idea fundamental de una aventura

    que solo t puedes entender. Te dije la otra ocasin que no

    desaprovecharas nuestro prximo encuentro.

    Algo que quieras preguntar?

    Esta vez no preguntar. Al abrazarte dije lo que pensaba

  • 56

    De la nada se desplom una jaula sobre nosotros, el Sabio pudo escapar.

    Asuma que era una trampa de Querubina que no haba quedado

    contenta con nuestra ltima conversacin. Desde una ventana el Sabio me

    dijo que me encontraba preso en la jaula de confrontacin.No es

    cualquier jaula, tiene una razn de seraadi.

    Record la libreta y el pedazo de lpiz que permaneca en el bolsillo de mi

    chaqueta.

    La poesa que se desprende de estas letras anda muriendo de hambruna.

    Soy el culpable de un pesimista desenlace, proveniente de la falta de

    compromiso para aprender de las experiencias que he ido atravesando.

    Qu puedo creer de las cuerdas de este instrumento que late con

    nostalgia en los interiores recnditos y puros? Cuan honestos somos con

    los que creemos merecen nuestra devocin, pero que tan poco podemos

    serlo con nosotros mismos. Estoy aqu, viendo como el pulso de mis

    manos le da su vida al carbn que les permite expresarse. Viendo cmo

    puedo transportarme a todas esas partes que refugian mi dolor.

  • 57

    Siento la msica de los cauces desbordndose de sequa y

    desmoralizacin. He sido cmplice de una traicin al compromiso

    genuino de no detenerme; de mantenerme constante en esa pesquisa por

    el hoy. Si de algo estoy seguro es que detrs de la luz del farol, solo existe

    el calor de su vestido. La clave? Creo que estms cerca de lo que

    pienso, pero para eso necesito salir. Dios me ayude.

  • 58

    No s cunto tiempo estuve encerrado, mis cabellos haban crecido. El

    caparazn avejentaba al comps del reloj de arena.Cuanto deseara

    regresar en el espacio que me trajo hasta mis canas y disfrutar el

    movimiento imponente de aquel tren por las vas del maanapens. Mi

    paladar no tena memorias de algn sabor que lo hubiese alimentado

    durante ese periodo, pero muerto no estaba.

    La jaula se abri.

    Ya le cumpliste a Querubina, puedes irtedijo un eco retumbante.

    En las afueras me esperaba un caballo blanco, el cual me devolvi al

    pianista del lago. La gente era distinta, el panorama intacto.Los

    perdedores que estn en ausencia de la clave no se dan cuenta que pisan

    donde ya otro pis; se sienten especiales solo cuando sufren pens.

    Me acerqu al pianista del lago.

  • 59

    Aprendiste algo de tu estada en la jaula?pregunt.

    Aprend de todo lo que me llevo hasta ellacontest.

    Entonces, ests listo para ir a tu parada ms importante:

    La Parada de los Intentosdijo.

    El tren reapareci de inmediatoyo estaba feliz. Solo haban dos

    campesinos dentro; al contar me di cuenta que el nmero tres haba

    pasado a ser algo simblico. No es totalitariopens. Pero, no creo que

    suceda por casualidad. Cuando nos ocurre un evento incompleto en

    nuestras vidas, adviene otro para completarlo; entre estos surge la

    casualidad o el enlace hacia el resplandor del entendimiento.

    Camin por el pasillo del tren hasta llegar a la parte trasera, desde all

    observaba como dejaba atrs la trgica indecisin. Vine de un castigo del

    cual me levant para jams volver. Extend mis brazos hacia el cielo y di las

    gracias. De seguro estaba por arribar a una parada con ms retos que la

    anterior, pero estaba dispuesto a tomar el riesgo. El tren se deslizaba

    encima de sus canales con mucha paciencia, no perciba prisa alguna por

    alcanzar el horizonte. Nos besaba el baile silencioso de la verdad, de lo

    correcto, de lo inagotable. Hacia all bamos: hacia all iba yo

  • 60

    Rejuvenec al olfatear los olores de optimismo que transpiraban cada uno

    de los pasajeros. Creo que a mi madre le encantara escuchar en donde

    anduve y como pude ingenirmelas para no meterme en ms los. Ella

    disfrutara de cada minuto a solas conmigo, contemplando cada una de

    mis historias. Quiero recordarla siempre viva, desbordndose de amor

    por m. Estoy consciente que hubo veces donde me habl ms de lo que

    entend, de esos ratos gratos, forrados de un silencio ruidoso.

    Uno de los pasajeros llevaba consigo un amuleto en su mueca derecha,

    estaba sujetado de un nudo con forma triangular.

    Perdone le moleste. Qu significa su amuleto?pregunt.

    No quisiera decirle a nadie. He pasado por tanto que no puedo creer

    permanezca ileso de mis errores. Le debo tanto a este amuleto.contesto

    apretndolo muy fuerte.

    Oh. No se preocupe, puedo entender

  • 61

    Gracias. Pero, puedo ver que t no tienes un amuleto.

    Es que acaso debo tener uno?

    Quizs ya lo tienes en ti, pero no lo dejas ver como yo.

    Sigo sin entender.

    Es por esa razn que seguimos en este tren. Hemos credo en algo con

    tanto mpetu, que un nuevo sendero se abri.

    Estoy de acuerdo. Quiere decir que usted conoce la clave?

    Quiere decir que estoy en la postura correcta para conocerla.

    Nos mantuvimos charlando de casi todo, incluso de los personajes que nos

    encontramos durante el trayecto. l me explicaba que fue un herrero muy

    famoso, el cual construa de hierro oxidado, marcos para cuadros de pared.

    Las mejores pinturas fantaseaban protegidas con el traje del duro

    metaldijo. Nunca tuvo familia, solo un amor imposible, de esos amores

    que te hacen sentir como un nio.

    Fue mi primer amor, las maravillas del universo, las que desconocemos

    hasta hoy: todas juntasdijo. Era mucho ms joven que yo, cabellos

    castaos, de blanca piel y muy simptica. Recuerdo que por obligacin

    deba caminar hasta el otro lado del pueblo, donde ayudaba a mis dos

    maestros. Eran hermanos, en un pequeo garaje trabajaban diseando

    herraduras de caballo.

  • 62

    Uno de los atajos me llev hasta ella, desde donde yo estaba poda

    cautivarla sentada en su mquina de coser. Al verla, no pude evitar quedar

    hipnotizado. Ambos nos miramos y con gestos de ternura, nos saludamos.

    Lo que antes era un atajo, ahora era el camino principal hacia mi

    trabajodijo rindose. La rutina de saludos inicio su curso, hasta que una

    tarde mientras esperaba una carreta que me llevara devuelta, alguien toc

    mis hombros. Era ella Tenerla tan cerca me confirm cuanto poda

    amarla. Conversamos cosas simples, necesarias para ese entonces. Me

    confes estaba saliendo con alguien, que no deseaba herirme. Lo que ella

    nunca supo es que con la aclaracin ya estaba hirindome.

    Me dediqu a insistir, le escriba cartas de amor despechado, no saba

    cunto ms decirle. Pienso que al no ser el chico ms popular para ese

    momento, no capturaba su atencin como corresponda. El contrincante

    solo tena algo a su favor: ojetes ndigos. En adicin, se pasaba

    presumiendo sus amigos adinerados; era como un ave macho que

    mostraba sus mejores colores y canciones para enamorar. Agot cada uno

    de los recursos que a mi temprana edad poda crear e inventar para ella: no

    fueron suficientes.

    Me di por vencido!exclam.

    No s de esto mucho, pero quizs ella no era para tile dije.

    No. Quizs yo no era para ellacontest.

  • 63

    El tercer pasajero se encontraba separado, su cara estaba tapada con un

    bolso femenino. Era una mujer. Lucia fatigada, extenuada, a la espera

    de algo por ocurrir. Estoy ansioso por conocer la Parada de los

    Intentosle dije. As seremos los agraciados de tener en nuestro poder la

    tan aclamada clave.

    Destap su cara.

    No ves que estoy durmiendodijo incmoda.

    Lo sientocontest.

    Me mov hasta la cabina del choferme intrigaba conocerlo. Su portillo

    estaba cerrado. Trat de espiar por el visor sin alcanzar a verlo bien. Sus

    silbidos reflejaban un buen estado de nimo, pero su identidad resida en el

    anonimato.

    Puedes olvidarlo, este ferrocarril tiene su propio psique: no tiene chofer,

    no tiene a alguien dicindole que hacerdijo el tercer pasajero.

  • 64

    Cmo sabe cundo detenerse o cuando continuar, si no tiene a nadie

    que lo gue?pregunt.

    He comprendido que si los dems nos manejan, dependeremos de las

    decisiones de estos para nosotros poder actuar y engaarnos al creer que

    fue nuestra intrepidez. Este tren no espera por un chofer que detenga su

    curso, sus deseos, su funcin; este tren lo que quiere lo hace.

    Pero, cuando yo dije en la parada anterior que no quera continuar, el

    tren se detuvo.

    Quien se detuvo fuiste t, el tren continu sin ti.

    Suspir.

    Me invitas a pensar que este periplo idlico aliviana con suavidad, el

    exceso de dudas e inquietudes que circulan por las temibles corrientes de

    mi organismo. Es en el intrnseco deleite que esto ocasiona, donde debuta

    el nuevo aprendizaje. Cuntame tu historia!le ped.

    Ya noto que gozas de satisfaccin cuando escuchas a los dems hablarte

    de sus situaciones. Tambin, tratas de repetir preguntas con la intencin de

    percibir seguridad en las respuestas. Eres interesante! Y muy raro.No s

    por qu conmocionas tanto tus manos, pero bueno Vengo de una regin

    del mundo donde las tierras son cubiertas con hielo nevado.

    Imaginars que pienso de este calor.

  • 65

    Asesinaba mi aburrimiento escapndome hacia el valle del fro. Estaba

    oculto, disfrazado de perspectiva, pero era todo lo contrario. Se hallaba

    posedo por un dragn plateado que cuidaba de un tesoro de sueos

    perdidos. Nuestro parloteo nos tomaba horas eternas, contando sus

    crnicas y la cantidad de caballeros que haban intentado apoderarse del

    tesoro.

    Porque aspirar a colonizar un tesoro con tan poco llamativo nombre?

    le pregunt la chica al dragn.

    No me haba cuestionado eso antes, pero creo que la morbosidad que

    caracteriza a los humanos los lleva a querer dominar cosas que no

    necesitandijo el dragn plateado. Ustedes solo buscan placer, son seres

    muy vacos que han creado refugios donde disipar su soledad. Ostentan el

    peor de los egos al mundo, que en su irona los vio llegar ltimo lugar;

    pero algo tienen a su favor: la clave!

    El retorno a mi casa era abrumador, trataba de entender porque tantos

    sueos e ilusiones terminaban encerrados en un arcn de azufre. Era

    evidente, me convert en una ms que necesitaba saber que haba dentro

    del cofre. En una de esas visitas al valle, le ment al dragn al decirle que

    una flota de caballeros se acercaba a nosotros. Al tenerme tanta confianza,

    me dej a cargo del tesoro, el cual encaden a mi carreta y lo arrastr hasta

    un escondite cercano. Estaba muy emocionada, pero cuando al fin pude

    abrirlo, el cofre no tena nada en su interior. Desde ese da perd la

    amistad con el dragn del fro y la posibilidad de soar o aspirar a algo de

  • 66

    nuevo. No fue hasta ese entonces donde comprend el gran valor del

    contenido del tesoro.

    Cmo has llegado aqu sin un sueo?pregunt

    Nadie logra nada sin soarlo primero, solo que yo no puedo verlos, solo

    los sientocontest.

    Le pregunt si iba a la misma parada y me indic que no, que el tren

    tomara un descanso en la Parada La Clave.

    Quede muy confundido.

    Porque no bajarme con ellos en la siguiente parada; debe ser esa la que

    me demostrar lo que necesito ver. Estoy seguro de que el pianista minti,

    ordenado por Querubinapens.

    Te pasa algo?pregunt.

    No no pasa nadacontest.

  • 67

    Mucha gente esperaba impaciente la llegada del tren en esta parada. Por

    ms que consider quedarme, algo en mis entraas me deca que no lo

    hiciera Todos me gritaban que me bajara, pero fui el nico que no lo

    hizo.

    Ojala encuentres lo que buscasme dijo la chica.

    Sonre

    El tren contino su curso. Yo solo esperaba algo angustiado por esa ltima

    parada. Algunas pginas de mi libreta quedaban libres para ser usadas.

    Todo comenz con ese primer llanto que con fuerzas le exigi al

    universo su reconocimiento existencial. Cuando el amor abrigaba mis

    miedos y protega la castidad de mi honradez; esos instantes antes del

    aqu y del ahora. Esa colina donde conoc tan gratos momentos, donde

    reflejaba cada una de mis trastadas.

    Ya el tren est anunciando que la Parada de los Intentos se avecina. Mis

    nervios estn de punta, no s qu esperar, no s si me equivoqu.

  • 68

    Cun difcil ser encontrar la clave, aun cuando s que este es el intento

    concluyente. Recuerdo las palabras de mi madre, las palabras del Sabio,

    los trucos verbales del mago, el duendecillo curioso, las tentaciones de

    Querubina, y cada una de esas ancdotas que me han tocado vivir. No

    me olvido del rey de esta isla, el cual termin siendo mi padre. Cada uno

    de ellos ha sido importante para ir atando cabos sueltos. De esto se trata

    la vida, de no detener el arte del descubrimiento, y esta especial

    capacidad de aprender. Solo yo me he negado a ver cundo no he querido

    ver, nadie me ha vendado los ojos. Solo yo he decidido no continuar,

    nadie me ha tomado por las piernas. He sido yo quien no ha escuchado

    los consejos del destino, de cada experiencia. Si de algo puedo estar

    seguro es que la clave no puede existir donde hay conformismo, y sin ella

    no sobrevivimos en armona.

    Ya no restaban pginas y la punta del lpiz haba perdido su juicio. Por

    qu el pianista no mencion la parada anterior? pens. De inmediato me

    percato de que no iba solo como crea. Mientras me despeda de la chica, se

    haba colado en el tren una hada anjana que cargaba consigo un espejo de

    mediano tamao. Su voz de ruiseor trataba de decirme algo, pero no

    lograba comprender. El espejo estaba incrustado en su vara larga, debajo

    del brebaje medicinal que colgaba de esta. La noche se acercaba, otras

    hadas estaban cerca, nos escoltaban el camino.

  • 69

    Yo agarraba el espejo con mis manos, pero no vea nada que no fuera mi

    propio reflejo. La anjana no saba cmo mas explicarme lo que trataba de

    decirme; me mostraba con sus ojos rasgados el espejo hasta darse por

    vencida. Examin el espejo en todas sus partes, para notar que en el medio

    de su cristal tena escrito una palabra que deca: la clave.

    Una risa perenne se desbordo sobre m. La clave es un espejodije en

    voz alta. Lo repet varias veces dndome cuenta que no tena sentido del

    todo. Es un espejo la respuesta que recibo luego de tantos intentos?

    pens extraado.

    Hice una pausa.

    Volv a mirar sobre el espejo, y al hacerlo con firmeza la inscripcin se

    desfalleca quedando solo mis facciones.Una sensacin conmovedora,

    atiborrada con cientos de recuerdos, tom control del raciocinio.

    Voluntad!exclam. La voluntad es la clave!

  • 70

    Lo que mi madre haba tratado de decirme ahora tena sentido, en

    realidad todo tena sentido. Es la voluntad quien me ha empujado hasta

    aqu. La que me ayudo a crecer sin ella, la que me dio la idea de estar

    insatisfecho y mirar hacia el horizonte. La voluntad que remaba el bote que

    me trajo hasta este preciso instante. Es esta la clave que ignoramos o

    confundimos con otras tantas emociones que nos impiden reconocer su

    importancia. Cada parada ha sido una experiencia inolvidable, enriquecida

    con las infinitas posibilidades de crear y descubrir un intento tras del otro.

    Un aprendizaje constante que solo puede facilitarse mediante los

    obstculos del destino, que en su mayora son propiciados por nuestras

    decisiones. No existe energa que genere ms fuerza en este mundo que la

    voluntad en su mxima expresin. Los sueos que perseguimos, la lucha

    incesante con el hoy para garantizar un maana.

    Sin voluntad los intentos son en vano, son causes sin agua victimas de su

    vencimiento premeditado. Uno debe intentarlo las veces que sean

    necesarias, auto retarse hasta aplastar el temor de alcanzar la cima. Es esta

    la clave ms importante de cualquier ser humano. No importan las

    condiciones ni las circunstancias, cuando descubres tu voluntad: has

  • 71

    descubierto la solucin. En el exterior tenemos la agraciada suerte de

    encontrar las fuentes de sabidura.

    Cada uno de los ngeles que del cielo aterrizan para ayudarnos,

    disfrazados de simpleza y humildad. Cuando hay voluntad tu mente se

    convierte en la biblioteca favorita de tus lecturas. La clave lo es casi todo,

    y se dice que sin esta la mismsima creacin se hubiese arrepentido en

    pleno proceso.

  • 72

    Parada Los Intentos!

    El tren haba llegado a la parada final. Era una fiesta parecida a la del

    castillo, pero con todos los personajes de las paradas anteriores esperando

    por m. El primero que me recibi, saltando enloquecido, fue el duendecillo

    curioso el cual salud conmovido por su reaccin. Todos aplaudan en

    regocijo la victoria que obtuve sobre mis penas, mi pasado, mis excusas.

    El turno le recibi a mi padre con una sacudida de manos y la aceptacin

    de su perdn. Al final soy yo quien me libro de la carga amarga del

    rencor . Esta parada era la ms importante porque en ella meditaba lo

    que haba aprendido en las paradas anteriores. En el transcurso de tu vida

    te mantendrs haciendo paradas llenas de retos donde tendrs que poner a

    prueba tu capacidad de intentarlo. La pregunta es si estas dispuesto?

    Yo sent la necesidad de ir hasta un mundo irreal para luchar por lo que

    desconoca. Aun con mis limitaciones, con esta incapacidad de no poder

    expresar siempre lo que confiesan mis pensamientos. Con este trastorno

    sensorial, que me hace creer cada vez que puede, que no soy merecedor de

    una vida normal.Tener que correr por las tinieblas de la frialdad, de

  • 73

    personas que al contrario de esta historia, no desean ayudarte; solo se

    transforman en nuevos obstculos por superar. Soy un explorador, un

    buscador del maana y sin esta voluntad que abriga mi espritu, yo no

    habra llegado al futuro.

    Hoy me veo aqu sentado sobre esta silla, escribiendo mi historia,

    imaginndola, erizndome la piel. Porque s que algn da escribir mi

    propio libro, con mis propias aventuras, y dedicadas a mi madre .

  • 74

    El Seor Datnulov tronaba su espalda de lado a lado, mientras daba

    bostezos de cansancio. Gir su cuerpo despacio, cerr sus ojos, y luego

    regres a sus 7 aos de edad. Estaba sumergido en las orillas de un

    hermoso mar, sealando al renaciente sol. En una isla de fresca brisa

    durante el pleno verano. De pronto sali disparado y emocionado hacia su

    madre, quien estaba esperndolo en la arena seca.

    Sabes que significa tu nombre? le pregunt su madre.

    Datnulov le sonri

  • 75

  • 76