El Principe de Maquiavelo: desafíos, legados y significados

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El Príncipe de Maquiavelo: desafíos, legados y significados Jorge Andrés López Rivera Compilador

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Ensayos críticos sobre el significado y el legado teórico de El Príncipe de Maquiavelo

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  • El Prncipede Maquiavelo:desafos, legados y

    significados

    Jorge Andrs Lpez RiveraCompilador

  • El Prncipe de Maquiavelo: desafos, legados y significados

    Jorge Andrs Lpez Rivera E-mail: [email protected]

    Compilador

    Pontificia Universidad Javeriana Cali Colombia, Universidad del Valle

    ISBN:978-958-8856-32-2ISBN-E: 978-958-8856-33-9

    Formato 16,5 x 24 cms

    Primera edicin: octubre 2014

    Coordinador Sello Editorial Javeriano CaliIgnacio Murgueitio R.

    Derechos Reservados Pontificia Universidad Javeriana Cali Colombia

    Correccin de estilo: Servio Eliseo Cern

    Centro de Multimedios PUJ CaliConcepto grfico: Edith Valencia F.

    Correspondencia, suscripciones y solicitudes de canje:Calle 18 No. 118-250, Va Pance Telfonos (57-2) 3218200 Ext.:8265

    Santiago de Cali, Valle del Cauca

    El Prncipe de Maquiavelo: desafos, legados y significados / compilador Jorge Andrs Lpez Rivera. 1.a ed. -- Santiago de Cali : Pontificia Universidad Javeriana, Sello Editorial Javeriano, 2014. 286 pginas ; 24 cm.Incluye referencias bibliogrficas e ndice.

    ISBN: 978-958-8856-32-2 ISBN-E: 978-958-8856-33-9

    1. Maquiavelo, Nicols, 1469-1527 -- Crtica e interpretacin 2. Maquiavelo, Nicols, 1469-1527 -- Pensamiento poltico 3. Filosofa poltica 4. Teora poltica 5. Autoritarismo 6. Ciencia poltica Historia I. Lpez Rivera, Jorge Andrs, comp. II. Pontificia Universidad Javeriana (Cali)|SCDD 320.01 ed.23 CO-CaPUJ malc/14

    Prohibida la reproduccin total o parcial de este libro, por medio de cualquier procesode reprografa o informtica, sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright.

  • Contenido

    El Prncipe: desafos, legados y significados. Una introduccinJorge Andrs Lpez Rivera 5

    I. La mentalidad del funcionario tras la escritura de El Prncipe Delfn Ignacio Grueso 37

    II. El Prncipe: su escritura y sus figuras Armando Villegas Contreras 65

    III. Las ironas de Maquiavelo: estndares generales y el consejo irnico en El Prncipe rica Benner 89

    IV. Lo que no puede la virt del prncipe (Ensayo sobre El Prncipe de Maquiavelo) Antonio Hermosa Andjar 111

    V. Virtud y fortuna en Maquiavelo como razn instrumental y contingencia Luis Javier Orjuela Escobar 133

    VI. Maquiavelo y las ciencias sociales contemporneas Alberto Valencia Gutirrez 161

    VII. La naturaleza no le concede a los asuntos humanos ninguna quietud. La fundamentacin ontolgica del realismo poltico en Maquiavelo Carlos Andrs Ramrez Escobar 189

    VIII. El Prncipe: una teora de la accin? Ever Eduardo Velazco 245

  • El Prncipe: desafos, legados

    y significadosUna introduccin

    Jorge Andrs Lpez RiveraDepartamento de Ciencia Jurdica y Poltica

    Pontificia Universidad Javeriana [email protected]

  • EL PRNCIPE DE MAQUIAVELO

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    DESAFOS, LEGADOS Y SIGNIFICADOS

    EL PRNCIPE: DESAFOS, LEGADOS Y SIGNIFICADOS. UNA INTRODUCCIN

    La vitalidad y la vigencia de El Prncipe de Maquiavelo, redactado en el tramo final de 1513, desde cualquier punto de vista, son innegables. Tal como lo atestigua la carta a Vettori, del 10 de diciembre de 1513, quinientos aos nos separan del primer borrador del opsculo del florentino (Maquiavelo, 1979). Esta obra ha sido objeto de juicios tan disimiles como lo son, por ejemplo, su inclusin en el Index Librorum Prohibitorum, en 1559 (Kahn, 2010, p. 244), la sorprendente consideracin para las lecturas realistas de Rousseau de sta como el libro de los republicanos (Rousseau, 2003, p. 124)1 o la lectura cientificista de Cassirer que llega a establecer una analoga entre Maquiavelo y Galileo.2 Ninguna de las lecturas de El Prncipe,

    1 En Libro III del Contrato Social, Rousseau afirma: Los reyes quieren ser absolutos, y desde lejos se les grita que el mejor modo de serlo es hacerse amar por sus pueblos. Esta mxima es muy hermosa e, incluso, muy verdadera en ciertos aspectos: desgraciadamente ser objeto de burla en las cortes. El poder que proviene del amor de los pueblos es sin duda el mayor; pero es precario y condicional; nunca conformar a los prncipes. Los mejores reyes desean poder ser malos si se les place, sin dejar de ser los amos. En vano les dir un sermoneador poltico que, al ser la fuerza del pueblo la suya, su inters es que el pueblo est floreciente, que sea nmeros, temible; saben muy bien que eso no es verdad. Su inters personal es que el pueblo sea dbil, miserable y que nunca pueda resistirlos. Admito que, suponiendo a todos los sbditos perfectamente sumisos, el inters del prncipe sera entonces que el pueblo fuera poderoso, a fin de que siendo suyo este poder, lo volviera temible ante sus vecinos; pero como este inters no es sino secundario y subordinado, y las dos suposiciones son incompatibles, es natural que los prncipes den siempre preferencia a la mxima que les resulta til de modo ms inmediato. Es lo que Samuel expuso vigorosamente a los hebreos: es lo que Maquiavelo hizo ver de modo evidente. Fingiendo dar lecciones a los reyes, les dio grandes lecciones a los pueblos. El Prncipe de Maquiavelo es el libro de los republicanos (2003, pp.124-125).

    2 Por ejemplo, en Cassirer, pueden leerse afirmaciones como: si bien El Prncipe es cualquier cosa menos un tratado moral o pedaggico de ello no se infiere que sea un libro inmoral. Ambos juicios son igualmente equivocados. El Prncipe no es un libro moral ni inmoral: es simplemente un libro tcnico (1996, p. 181), El Prncipe de Maquiavelo contiene muchas cosas peligrosas y venenosas, pero l las contempla con la frialdad y la indiferencia de un cientfico (p. 183) o La ciencia poltica de Maquiavelo y la ciencia natural de Galileo se basan en el mismo principio. Parten del axioma de la unidad y la homogeneidad de la naturaleza. La naturaleza es siempre la misma; todos los acontecimientos naturales obedecen a las mismas leyes invariables (p. 185).

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    si bien susceptibles de ser calificadas como ms o menos rigurosas y exhaustivas, puede declararse como enteramente aprehensiva y concluyente tal vez esta condicin es, parcialmente, indicador del carcter clsico del texto. En gran parte, la multiplicidad de juicios y lecturas del opsculo del florentino est relacionada con el inters que orienta la aproximacin a la obra. Es decir, El Prncipe, por ejemplo, puede leerse con el inters de validar un discurso poltico concreto, con la intencin de fundamentar meta-tericamente principios normativos u ontologas sociales o con pretensiones meta-tericas estrictas de elucidacin interpretativa. De igual forma, la especificidad de cada lectura est relacionada con el vnculo construido para la interpretacin entre la obra del florentino y tradiciones intelectuales concretas, cuya piedra de toque son sus asunciones ontolgicas y epistemolgicas. Todo lo anterior, como la vigencia de la obra, lo atestiguan las innumerables interpretaciones que, sumndose a las histricamente clebres, se han hecho de sta durante el siglo XX y los albores del siglo XXI. Es posible rastrear, por ejemplo, en la Filosofa Poltica contempornea tendencias interpretativas tan diversas como las marxistas de Althusser y Gramsci; las lecturas con tinte liberal de Lefort y Berln; la recuperacin bajo un esquema republicano de Pocock; o, ms recientemente, interpretaciones, como la de Benner, que reavivan sentidos paradigmticamente olvidados por la Filosofa Poltica contempornea en el conjunto de la obra de Maquiavelo.

    En este sentido, la presente introduccin a este volumen en torno a El Prncipe de Maquiavelo, dejando de lado los intereses de aproximacin a la obra y las asunciones ontolgicas y epistemolgicas con las que se construyen las interpretaciones, tiene por objeto delinear cinco elementos estructurales del texto del florentino que, dependiendo de la valencia que se les otorgue, guan la interpretacin. Para procurar alcanzar dicho objetivo, en primera instancia, se presentarn dos elementos de composicin de El Prncipe, clusulas y figuras retricas, que son esenciales para la interpretacin de su sentido general (I).

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    EL PRNCIPE: DESAFOS, LEGADOS Y SIGNIFICADOS. UNA INTRODUCCIN

    Tras esto, se presentarn fundamentos de la teorizacin en la obra en cuestin. El centro de anlisis, en este punto, estar en cmo se puede asumir la forma en la que Maquiavelo vincula principios generales y casos concretos, las valencias descriptiva y prescriptiva de la pareja conceptual virt-fortuna, la ponderacin de los componentes de sta como formas de causacin, y la relevancia de los tipos de relacin atribuibles a la obra del florentino con las tradiciones griega y latina (II). Por ltimo, con fundamento en lo previamente expuesto, se har una breve presentacin de las tesis generales que se presentan en los artculos que componen este volumen (III).

    I

    Las diversas lecturas de El Prncipe encuentran un reto en la forma como ste est escrito, particularmente en su composicin. En primer lugar, el libro, por un lado, contiene en su estructura una serie de enunciados bastante simples pero altisonantes que, aparentemente, expresan de forma evidente el sustrato de su contenido: la naturaleza de los pueblos es voluble, y es fcil convencerles de algo pero difcil mantenerlos convencidos (Maquiavelo, 2006, p. 92); hay tanta diferencia de cmo se vive a cmo se debe vivir, que quien deja lo que se hace por lo que debera hacer, aprende ms bien su ruina que su salvacin (pp. 129-130); o es necesario que un prncipe sepa actuar segn convenga, como bestia y como hombre (p. 138). Por otro, hay pasajes del libro que, en s mismos y en su combinacin, parecen tan crpticos que requieren una lectura con mayor detenimiento. Por ejemplo, en el captulo VIII, sobre Los que por medio de los delitos llegaron a ser prncipes, tras hacer una breve descripcin sobre cmo Agatocles lleg a ser rey de Siracusa, Maquiavelo afirma:

    [...] no se puede llamar virtud, el asesinar a sus ciudadanos, traicionar a los amigos, no tener palabra, ni piedad, ni religin;

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    estos medios harn ganar poder pero no gloria. Porque, si se considera la virtud de Agatocles al arrostrar y vencer los peligros, y su grandeza de nimo a la hora de soportar y superar las adversidades, no se ve por qu se le deba juzgar inferior a cualquier otro excelentsimo capitn; pero en cambio su feroz e inhumana crueldad, as como sus innumerables maldades no consienten que sea celebrado entre los hombres ms excelentes

    (2006, pp. 102-103).

    No obstante, ms adelante, en el captulo XV, sobre Aquellas cosas por las que los hombres y especialmente los prncipes son alabados o vituperados, el florentino sostiene que un prncipe:

    [...] no se preocupe de caer en la infamia de aquellos vicios sin los cuales difcilmente podra salvar el estado; porque si consideramos todo cuidadosamente, encontraremos algo que parecer virtud, pero que si lo siguiere sera su ruina y algo que parecer vicio pero que, siguindolo, le proporcionar la

    seguridad y el bienestar propio (Maquiavelo, 2006, p. 131).3

    En efecto, al comparar las citas, no es difana una mxima de destreza sobre cmo debe posicionarse el prncipe frente a la virt y los vicios. En primera instancia, parece que Maquiavelo juzga los medios nefandos/criminales segn lo indica el adjetivo como indeseables, pues no procuran gloria. Los modos parecen estar circunscritos dentro de aquello que permita conseguir la gloria. Sin embargo, tambin declara que un prncipe no debe preocuparse la cuestin se visibiliza cuando menciona la infamia por los medios de que se valga, siempre y cuando, le procuren su autoconservacin. De igual forma, en la cita sobre Agatocles, Maquiavelo parece tener muy claro qu es la virt, haciendo referencia a la gloria como elemento constitutivo de sta. Pero, en la segunda cita, se percibe cierto relativismo frente a la virt,

    3 Subrayado del autor.

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    pues hay algunas acciones que tienen la apariencia de virt y otras la apariencia de vicio. De esta forma, surgen varias preguntas, a saber: hay modos deseables e indeseables? Debe el prncipe pretender la gloria o despreocuparse frente a la infamia? Cules son, en definitiva, los criterios para categorizar acciones como virtuosas? Qu causa las variaciones suponiendo que esto sea posible de las apariencias de los modos virtuosos y viciosos? Es la autoconservacin, moralmente flexible, el principio ltimo de El Prncipe?

    As, pues, es visible que en la composicin de la estructura de El Prncipe es posible encontrar clusulas, en apariencia, simples que dan un primer sentido general al opsculo, pero que, al lado de otros un tanto ms complejos por su tono y en la comparacin de pasajes, el texto se torna crptico, ofrece al lector ms interpelaciones4 que respuestas, lo que, en ltimas, a su vez, abre la puerta a una pluralidad de interpretaciones con acentos diferenciados.

    No obstante, las dificultades que expresa la escritura de El Prncipe para su lectura no se limitan a la ya enunciada. En segundo lugar, el texto de Maquiavelo est lleno de figuras retricas. El florentino en la dedicatoria afirma:

    Esta obra no la he adornado ni rellenado con amplios prrafos o ampulosas y solemnes palabras o con cualquier otro ornamento o artificio formal con los que muchos acostumbran a describir y adornar sus cosas, porque he querido o que nada la distinga o que tan solo la variedad de la materia y la gravedad del tema la hagan grata (Maquiavelo, 2006, p. 72).

    En principio, podra deducirse que Maquiavelo parte de un rechazo a cualquier uso rimbombante del lenguaje, si se quiere, a la retrica

    4 Al respecto, Benner (2009) argumenta que el uso de cierta retrica, por ejemplo, en el caso del concepto de necesidad (cfr. pp. 138 y ss.), tiene como objeto entrenar a los lectores para percibir el uso abusivo de cierto tipo de argumentaciones, esto es, para forjar el juicio poltico. Los lectores se ejercitan para considerar razonadamente los argumentos que justifican decisiones polticas (cfr. por ejemplo, pp. 16-43, 138, 64, 170, 484).

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    en tanto expresin esttica. Sin embargo, es posible percibir que, por ejemplo, varios argumentos del libro se construyen a partir de figuras retricas (Cox, 2010, p. 173). Por ejemplo, en la misma dedicatoria Maquiavelo sostiene:

    [...] as como aquellos que dibujan paisajes se sitan en los puntos ms bajos de la llanura para estudiar la naturaleza de las montaas y de los lugares altos, y para considerar la de los lugares bajos ascienden a lo ms alto de las montaas, igualmente, para conocer bien la naturaleza de los pueblos hay que ser prncipe y para conocer bien a la de los prncipes hay que ser del pueblo (2006, p. 72).

    Por un lado, manifiesta la posicin de inferioridad en que se sita Maquiavelo frente a Lorenzo de Mdici que, al mismo tiempo, vale como una expresin de la intencin de ste de validar su perspectiva y el conocimiento adquirido desde sta como algo que puede ser valioso para un prncipe. Por otro, podra asumirse una interpretacin suspicaz en lo que indica este pasaje respecto del contenido del conjunto del libro. Esto es, la cita puede ser leda en trminos de la relacin del prncipe con el pueblo. Si bien las perspectivas son diferentes y, en trminos fcticos, el prncipe es quien gobierna al pueblo, en definitiva, qu posicin debera atribursele a ste ltimo si es el que porta el conocimiento de la virt principesca?

    En resumen, el tipo de clusulas y su relacin, como tambin las figuras retricas, en tanto elementos de composicin de la estructura de El Prncipe se constituyen como desafos interpretativos. El sentido general que pueda atribuirse a la obra, tal como se ha ejemplificado brevemente, est ntimamente relacionado con los acentos elegidos en los aspectos mentados. En concreto, la valencia argumentativa de clusulas y de figuras retricas est ntimamente relacionada con el lugar que se les otorgue respecto del resto del texto.

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    II

    En lo que respecta a la forma de teorizacin, El Prncipe entraa enunciados generales y la descripcin de casos concretos. La relacin entre ambos componentes del texto es susceptible de interpretarse de cuatro formas: en primer lugar, si se utiliza el lenguaje de la metodologa de las Ciencias Sociales, se trata de la elaboracin inductiva de principios generales, aunque, por supuesto, con problemas de validez por slo centrarse en casos concretos para la construccin de tales principios. Otra posibilidad sera, considerar que los casos sean ejemplificaciones de los principios generales. En tercer lugar, suponiendo categoras y relaciones constantes en los asuntos humanos,5 lo que le permite superar cualquier limitacin de validez lgica, Maquiavelo desentraa los principios generales de los casos que analiza y presenta. Finalmente, la relacin entre principios generales y casos concretos puede consistir en una validacin discursiva. Se presumira, desde esta perspectiva, que no hay invariablemente una relacin de univocidad entre los contenidos de los principios generales y los casos concretos, de forma que es necesaria la inspeccin del uso del lenguaje en uno y otro componente, indagando por la coherencia, univocidad y uniformidad en el mensaje. Tal ejercicio, en ltimas, sera el que elucidara el sentido. De esta forma, podran existir interpelaciones implcitas a los lectores por va del uso de figuras retricas como, por ejemplo, la irona y la disimulacin.

    Las consecuencias de las alternativas mencionadas sobre la interpretacin de El Prncipe son variadas. Las imgenes que se crean de la obra pueden ser diferentes dependiendo del tipo de vnculo que se asuma entre casos y principios generales. Considrense algunas posibilidades, a forma de ilustracin. En el primer caso, a partir de la elaboracin inductiva de principios generales, se puede obtener una imagen de la obra como un libro tcnico en el que, por usar un trmino

    5 Sea cual sea el fundamento ontolgico de tales suposiciones.

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    kantiano, se ofrecen imperativos hipotticos, esto es, Maquiavelo prev los posibles peligros que amenazan a las distintas formas de gobierno, y proporciona el remedio (Cassirer, 1996, p. 182). En el segundo caso, es decir, la asuncin de la relacin entre casos y principios como ejemplificacin, se genera una pregunta: a partir de qu concluye o de dnde extrae Maquiavelo los principios generales? Parecera que la mera pregunta descarta la posibilidad de validar la imagen tcnica del libro, pues se erosionara el procedimiento inductivo como fundamentacin epistemolgica. Mientras tanto, la posibilidad de que Maquiavelo desentrae principios generales de casos concretos y no de la narracin del curso histrico en su continuidad, podra decirse que est relacionada con la concepcin de la historia como magistra vitae (Samam, 2010). Al igual que en la imagen tcnica de El Prncipe, en este caso se evidencia una intencin de generar una reflexin informativa a la prctica. Por ello, para poder hacerse efectiva, esta concepcin de la historia debe valerse del recurso de constantes histricas para posibilitar la validez prctica intertemporal de los principios generales. Por ltimo, en la alternativa de validacin discursiva, podra crearse una imagen de El Prncipe como un texto con intencin pedaggica o, ms especficamente, un texto en el que se pretende formar a los lectores en su juicio sobre cuestiones polticas (Benner, 2009). As, el uso de las figuras del lenguaje en la formulacin de principios generales y en la narracin de casos es crucial para la discriminacin de distintos cursos de accin posibles, de sus fundamentos y de sus consecuencias.

    El ejemplo que se presenta a continuacin puede ser til para comprender la dificultad subyacente a la asuncin de cualquiera de las cuatro alternativas de vnculo entre principios generales y casos. En el captulo XVII, sobre La crueldad y la compasin; y de si es mejor ser amado que temido, o todo lo contrario, Maquiavelo afirma:

    Csar Borgia era considerado cruel y sin embargo su crueldad restableci el orden de la Romaa, la unific y la redujo a la

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    lealtad del soberano. Si se estudia todo esto, se ver que fue mucho ms compasivo que el pueblo florentino, que para evitar ser tachado de cruel permiti la destruccin de Pistoia. Por lo tanto, un prncipe no debe preocuparse de la fama de ser cruel si

    con ello mantiene a sus sbditos unidos y leales (2006, p. 134).6

    Mientras tanto, en el captulo VII, sobre Los principados nuevos adquiridos con las armas y la fortuna de otros, el florentino sostiene que Borgia:

    [...] juzg necesario darle un buen gobierno si quera pacificarla y reducirla a la obediencia del brazo regio. Por eso puso al frente de la Romaa a Ramiro de Orco, hombre cruel y expeditivo, al que dio plena y absoluta potestad. ste, en poco tiempo uni y pacific la provincia con grandsima reputacin. Pero ms tarde juzg que ya no era necesaria tan rigurosa autoridad porque poda resultar odiosa y utiliz un tribunal civil [] Y como saba que el rigor anterior le haba causado cierto odio, para apaciguar los nimos de aquellas gentes y ganrselas del todo, quiso demostrar que si se haba llevado a cabo alguna crueldad no haba nacido de l, sino de la acerba naturaleza del ministro.

    Al respecto, cabe hacer tres observaciones: Primera, la informacin sobre el caso de la pacificacin de la Romaa no es plenamente concordante en las dos narraciones, pues, por un lado, Maquiavelo afirma que fue Borgia quien pacific la Romaa, lo que le vali fama de cruel; y, por otro, sostiene que Borgia, en primera instancia, deleg la pacificacin de la Romaa a Ramiro de Orco y que, luego, dado el carcter cruel de ste aunque Maquiavelo afirma que la realizacin de la misin le gener gran reputacin, decidi relevarlo asesinndolo ferozmente, segn narra el florentino ms adelante. En suma, es posible observar que la descripcin del caso no es la misma en el conjunto del

    6 Subrayado del autor.

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    texto. De esta forma, en segundo lugar, si la descripcin del caso es variable a lo largo del texto, su anlisis, la generacin de principios generales, lo manifiesta. Por una parte, pareciera que el principio enunciado por Maquiavelo indica que la imagen de crueldad es excusada en cuanto garantice la lealtad y la cohesin del pueblo; pero, por otra, que si se llevan a cabo actos crueles, debe ser a travs de intermediarios, pues esto permite excusarse y no ganar fama de cruel. Se presentan, as, dos principios discordantes: cmo deben hacerse stos coherentes o a cul se debe atender? La variacin en la narracin de los casos y la aparente discordancia de principios, manifiesta, as, que en El Prncipe la relacin entre elementos de la composicin para la comprensin de la teorizacin depende de los modelos de induccin, ejemplificacin, desentraamiento o validacin discursiva.

    De otro lado, los focos de atencin en las distintas interpretaciones de El Prncipe, como ya se ha afirmado ms arriba, han sido diversos. Esto, tal vez, no slo se debe a las dificultades y alternativas nsitas en la forma como est escrito el libro. En efecto, ideologas y enfoques analticos con las implicaciones de sus supuestos ontolgicos, epistemolgicos y, consecuentemente, metodolgicos, junto con aquellos de carcter normativo explican tambin los diferentes acentos y puntos de partida. A pesar de las diferencias, es usual la referencia a las nociones de virt y fortuna.7 Quiz esto se deba a que, en el cierre del captulo I, Maquiavelo enuncia una clusula que parece ser una gua para la lectura del conjunto del libro, a saber: los dominios as adquiridos o estn acostumbrados a vivir sometidos a un prncipe o acostumbrados a ser libres; y se ganan o con las armas ajenas o con las propias, o por fortuna o por virtud (2006, p. 73). En trminos concretos, parece que la distincin entre armas ajenas y armas propias, y entre virt y fortuna, es una clave fundamental para interpretar en conjunto los principios

    7 En las interpretaciones de la obra de Maquiavelo tambin se suele hacer alusin, aunque con menor frecuencia, a otros conceptos como ocasin, necesidad y orden.

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    generales y los casos presentes en el libro. Esto puede reafirmarse, por ejemplo, a partir del clebre pasaje del captulo XXV que seala:

    [...] puesto que nuestro libre albedro no se ha extinguido, creo que quiz es verdad que la fortuna es rbitro de la mitad de nuestras acciones, pero que tambin es verdad que nos deja

    gobernar la mitad, o casi a nosotros. (p. 171)

    En efecto, Maquiavelo reconoce capacidad de agencia a los seres humanos por va de la consideracin del libre albedro. En la forma de orientacin de ste reside su vnculo con la virt. Es decir, la capacidad de agencia, el ejercicio del libre albedro, puede o no ceirse a la virt. Por ejemplo, el florentino sostiene sobre Agatocles, (un ejemplo de aquellos que por medio de crmenes llegaron a ser prncipes), que [n]o se puede, pues, atribuir a la fortuna o a la virtud lo que l consigui sin la una ni la otra (Maquiavelo, 2006, p. 103). En trminos concretos, en cuanto la fortuna no fue la que condujo a Agatocles a su posicin, este es un ejemplo de que por va del libre albedro, como capacidad de agencia, es posible llegar a ser prncipe, pero, al mismo tiempo, tambin es un ejemplo de una orientacin no virtuosa de ste.

    Mientras tanto, la fortuna suele ser caracterizada, en trminos genricos, por Maquiavelo, como el conjunto de fuente de causacin de diverso carcter externas al libre albedro del agente. Al respecto, pueden considerarse dos citas como ejemplo: Primero, en el captulo XXV, Maquiavelo metafricamente se refiere a la fortuna como uno de esos ros impetuosos que cuando se enfurecen inundan las llanuras (2006, p. 171). Segundo, en el captulo VII, cuando el florentino hace referencia a aqullos que por medio de la fortuna llegaron a ser prncipes, dice que se refiere a aqullos a los que les es concedido un estado por dinero o por la voluntad de quien los concede (p. 94).

    En lo que respecta a la pareja conceptual con carcter antittico virt-fortuna, a lo largo de El Prncipe no se encuentra una definicin explcita, exhaustiva y taxativa de sus elementos. Pero, como se acaba

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    de argumentar, es posible encontrar ciertas indicaciones indirectas sobre algunas dimensiones del significado de los componentes de la pareja conceptual en cuestin. En este sentido, los puntos polmicos en torno a virt y fortuna son dos. Primero, qu ponderacin se les da, respectivamente, al libre albedro y a la fortuna para explicar los asuntos humanos. Y, segundo, lo que es mucho ms lgido en los debates de interpretacin, por un lado, cmo puede caracterizarse, en tanto capacidad de agencia, el ejercicio virtuoso del libre albedro y, por otro, qu consideraciones merece la fortuna como elemento externo a la agencia humana pero interviniente en los asuntos humanos. Este desafo para la interpretacin puede observarse ms claramente si se repara el carcter bidimensional de la pareja conceptual en cuestin.8

    En su anlisis sobre El Prncipe, Lefort (2010) sostiene:

    [...] postulndose como puro observador, Maquiavelo se postula como puro calculador, y el que su discurso establezca poco a poco una equivalencia entre lo que es natural, necesario y conforme a la razn. Observar y calcular son una misma cosa, pues los datos empricos [] slo se dejan identificar y circunscribir en la medida en que reconocemos en ellos una combinacin de trminos y relaciones para los que la Historia proporciona otras ilustraciones. (p. 188)

    La observacin de Lefort connota que los postulados del florentino se manifiestan en dos dimensiones, una de carcter descriptivo/explicativo y otra de carcter prescriptivo. Esto es el producto de la perspectiva de observador a partir de la que Maquiavelo deriva conclusiones y, como ya se mencion ms arriba, sus conclusiones no son de cualquier tipo. Estas son formuladas de principios generales que,

    8 En esencia, el concepto de fortuna como tal no entraa una dimensin prescriptiva en ninguno de los dos sentidos que aqu se atribuyen. No obstante, en su vnculo con la nocin de virt si es dable que tal dimensin se torne perceptible. Al respecto, por ejemplo, Benner (2009) afirma: Fortuna is willful, capricious, and lacks any moral compass (p.181).

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    EL PRNCIPE: DESAFOS, LEGADOS Y SIGNIFICADOS. UNA INTRODUCCIN

    en ciertos casos, pueden leerse en la forma de aserciones prescriptivas. El procedimiento que permite la transicin entre la descripcin/explicacin y la prescripcin se fundamenta, por un lado, en la asuncin de categoras por ejemplo, virt-fortuna y relaciones en los asuntos humanos como constantes operantes9 en los diferentes tiempos y lugares, las cuales posibilitan la elaboracin de generalizaciones. Por otro, tales generalizaciones slo pueden asumir fuerza como horizontes regulativos si se colocan dentro de una teora de la accin. La forma de concretar esta operacin es a travs del establecimiento de criterios regulativos para la evaluacin de las acciones (por ejemplo, xito o correccin en relacin con normas morales) relacionados, en ltimas, con las finalidades ya presupuestas. De esta forma, las categoras que, inicialmente, tenan funcin descriptiva, son moduladas y, en consecuencia, resignificadas en su caracterizacin a partir de aquellas cualidades que se correspondan en su naturaleza con aquella que le es propia a los criterios regulativos para la evaluacin de las acciones. As, tambin se resignifica, en los casos en que estn comprometidas implcita o explcitamente las categoras en cuestin, la ndole de los principios generales, esto es, de descriptivos a prescriptivos.

    La dimensin prescriptiva producto del proceso mentado puede tener carcter pragmtico o tico-moral. En aquellos casos en los que se considera que el criterio regulativo para evaluar los cursos de accin en El Prncipe es xito/fracaso, la dimensin prescriptiva asume un carcter pragmtico. En estos casos, la transicin entre descripcin/

    9 La consideracin de ciertas categoras y relaciones como constantes operantes en distintos tiempos y lugares puede articularse con cualquiera de los cuatro modelos de vnculo entre principios generales y casos concretos (induccin, ejemplificacin, desentraamiento y validacin discursiva), aunque, ms arriba, stas slo se asociaron explcitamente con el ltimo modelo. En concreto, en el caso de la induccin, tanto las categoras como los principios generales, podran tomarse como el producto del procedimiento de induccin; mientras en los modelos de ejemplificacin y desentraamiento las constantes estn ya supuestas. En el tercer caso, se hace ms evidente la necesidad de su suposicin en cuanto se generaliza desde casos particulares y slo as pueden superarse las objeciones de validez lgica. Por ltimo, en la validacin discursiva consistira en deducir la valencia de las categoras en razn de las figuras retricas operantes.

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    explicacin y prescripcin se fundamenta en cmo la lgica nsita en los asuntos humanos expresa por s misma cules son los cursos de accin adecuados,10 esto es, generadores de resultados, de xito. En concreto, los hechos prescriben por s mismos, de manera que se considera que Maquiavelo pone de presente la lgica de los asuntos humanos, en concreto, de la poltica, por lo que se toma como un pensador que pone en primer plano lo poltico como el mundo en que se busca la eficacia (Romero, 1982, p. 76). Es decir, desde esta ptica, la eficacia es el rasgo prescriptivo esencial que deben entraar las acciones para satisfacer el criterio regulativo xito, por lo que, en consecuencia, la virt se interpreta como la capacidad presente desde el principio, que produce los resultados (p. 83). De esta forma, los principios generales son simultneamente descripciones/explicaciones y enunciaciones del deber como reglas de carcter tcnico-estratgico.

    El carcter prescriptivo de la pareja conceptual virt-fortuna, a partir de una lectura ms aguda, puede tambin entraar un contenido tico-moral, el cual, usualmente, en las lecturas centradas en la eficacia es dejado de lado, sea acusando una orientacin radicalmente tcnica (amoral), sea indicando que la moralidad no es la cuestin que preocupa a Maquiavelo en El Prncipe. El acento en el contenido tico-moral de virt-fortuna no necesariamente implica la anulacin de su componente

    10 Este punto puede entenderse con mayor detalle si se considera la interpretacin de Lefort (2010). Segn ste, Maquiavelo discierne un orden de las cosas, es decir, no un orden trascendente a la experiencia, sino una experiencia ordenada en s misma, cuya materia aunque siempre cambiante, puesto que las situaciones no se repiten, se distribuyen siguiendo unas lneas de fuerza constantes (p. 188). Las categoras con las cuales describe y analiza Maquiavelo connotan una lgica nsita en los asuntos humanos, pero tal lgica no determina la dinmica de los mismos. De esta forma, [e]l prncipe aparece entonces como un actor cuya conducta es determinada por las exigencias de la situacin y cuya potencia propia, en consecuencia, es indisociable de la inteligencia que adquiere de la relacin de potencias: es, o no, capaz de reconocer este orden, y si lo consigue, lo hace a condicin de dominar la confusin de los acontecimientos, de resistir a la tentacin de utilizar unos medios que por ser eficaces inmediatamente, estn destinados a volverse contra l [] es decir, a fin de cuentas, de librarse de la contingencia de los hechos presentes y de los mviles mismos que le hacen actuar (p. 188). En concreto, podra decirse que al prncipe, en tanto agente, le corresponde, primero, descifrar la lgica de los asuntos humanos la cual ya ha sido identificada en El Prncipe, segundo, enfrentarse a la dinmica de los mismos y, tercero, en razn del xito como horizonte de evaluacin de la accin, coordinar mediante su agencia dinmica y lgica.

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    descriptivo/explicativo. Desde esta perspectiva, virt-fortuna tambin pueden asumirse como formas de causacin (Benner, 2009, p. 167). La diferencia en estos casos reside en que se introducen principios tico-morales como criterios regulativos para la evaluacin de las acciones. La transicin entre descripcin/explicacin y prescripcin se significa, por ejemplo, de acuerdo con la autonoma o a la responsabilidad, es decir, los hechos no prescriben por s mismos, sino que en stos, segn la expresin de la causacin, se evalan los grados de responsabilidad y autonoma de los agentes.11 De esta forma, Maquiavelo no es simplemente quien desentraa una lgica nsita en los asuntos humanos, particularmente, en la poltica, sino, ms bien, un autor que formul una tica sobre los mismos. En este sentido, en la reflexin del florentino la cuestin es cul de las formas causacin es ms deseable, por supuesto, teniendo presente, en trminos tico-morales, las caractersticas de los agentes y de sus acciones. Por ejemplo, al respecto Benner afirma:

    Machiavelli associates virt with self-reliance, independence, and self-resposability, and fortuna with causal resources that are not agents own [] Agents who rely on fortuna are dependent on external forces that may happen to support their enterprises at one moment but frustrate them at the next often leading to their ultimate ruin. (2009, p. 167).

    As, pues, no es la eficacia el rasgo prescriptivo esencial de los cursos de accin, sino, por ejemplo, la responsabilidad, la autonoma o la prudencia reflexiva del juicio, los valores que podrn dar respuesta a exigencias evaluativas de correccin tico-moral. Por tanto, desde esta ptica, en los casos en los que pueden asumir carcter prescriptivo, los principios generales manifiestan formas de causacin y, simultneamente, por sobre todo, enunciaciones que interpelan al lector sobre el deber como normas tico-morales.

    11 Al respecto, sobre el concepto de virt y su relacin con los conceptos de responsabilidad, autonoma y libertad de la voluntad, ver Benner (2009), especialmente, pp. 150-168 y cap. 5.

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    Esta ltima lectura de la pareja conceptual virt-fortuna se asienta en una tesis segn la cual ste tiene bastante en comn con la tradicin de antropologa filosfica de autores clsicos como, por ejemplo, Tucdides, Jenofonte, Platn y Plutarco. Las diferencias en la interpretacin de los trminos de las prescripciones en El Prncipe estn ntimamente relacionadas con cmo se sita la obra de Maquiavelo en relacin con las tradiciones griega y latina en Retrica, tica, Antropologa Filosfica y Filosofa Moral. En este sentido, un ltimo desafo de interpretacin se refiere a los trminos de la relacin de la obra de Maquiavelo con tales tradiciones.

    Por ejemplo, Skinner sostiene que Maquiavelo es sobre todo un exponente neoclsico del pensamiento poltico humanista (2008, p.8). Esta asercin es fundamentada a travs de la interpretacin de la obra del florentino a la luz del contexto intelectual de las filosofas clsica y renacentista, y del contexto poltico de la ciudad-estado italiana de Florencia, en el siglo XVI (p. 11). En concreto, Skinner expone que Maquiavelo en su formacin se vio expuesto a la influencia de los studia humanitatis que derivaban de fuentes romanas, especficamente, de Cicern (p. 13). En este sentido, considera que la pareja conceptual virt-fortuna est relacionada con un proceso histrico de transformacin del significado de la relacin entre la diosa Fortuna y virtus, mediado por el cristianismo, y con la asuncin crtica del florentino de este legado (cfr. pp. 22- 33, 40-48, 62-70).

    De otro lado, se ha argumentado que es posible encontrar un vnculo entre el estilo de escritura y la finalidad de los textos polticos e histricos de Maquiavelo, y tradiciones de escritura clsicas tanto griegas como romanas (por ejemplo, Platn, Plutarco, Jenofonte, Polibio, etc.). Este es el caso de Benner (2009), quien rastrea en la obra de Maquiavelo modos de escritura como la irona y la disimulacin (cfr. cap. 2), y al mismo tiempo, un tipo de reflexin sobre la poltica filosficamente informada, que no concibe a la Filosofa como actividad elitista y meramente contemplativa, sino, en su forma de discurso, como

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    un elemento indispensable del que todo ciudadano debe participar para una vida civil bien ordenada. La posibilidad de identificar tales estilos da lugar a una reinterpretacin de los motivos subyacentes a la obra del florentino. En este sentido, se argumenta que el objetivo de los textos de Maquiavelo es desafiar, ejercitar y mejorar la capacidad de juicio moral y poltico de los lectores, para que stos aprendan a diferenciar las consecuencias y las apariencias de los discursos que fundamentan orientaciones polticas (cfr. pp. 64, 138, 170, 484). As, la reflexin sobre la poltica informada filosficamente tiene una funcin clnica en la vida civil. Tales motivos y figuras retricas pueden encontrarse en autores crticos del Imperio Romano, en otros autores perseguidos por sus disensos polticos y/o religiosos, como tambin en Atenas, especialmente despus de la Guerra del Peloponeso. Por ejemplo, la muerte de Scrates alert a Jenofonte y a Platn sobre los riesgos del discurso libre (p. 66). Por ello, se aduce que Maquiavelo, en su obra, examina diferentes perspectivas y opiniones de las tradiciones griega y latina y, por va de figuras retricas, pondera, exponiendo implcitamente ciertos principios filosficos, la validez de cada una de ellas. El florentino wrote not as a disciple of any particular ancients, Roman and Greek, but as an independent thinker who made his own judgments about which ancient genres, literary techniques, and arguments to renovate (p. 49).

    El tipo de vnculo de Maquiavelo con la tradicin griega y latina no slo se ha desentraado en trminos de los conceptos, los motivos tras la escritura y el estilo de la misma, sino que, adems, tambin se ha considerado en trminos de la valoracin de formas de organizacin poltica. As, por ejemplo, Strauss (1993) afirma sobre el florentino que su obra poltica ms extensa trata, aparentemente, de provocar un resurgimiento de la antigua repblica romana; lejos de ser un innovador radical, Maquiavelo es un restaurador de algo antiguo y olvidado (p. 287). Pero, de otro lado, tambin es posible encontrar interpretaciones como la de Cassirer (1996), que considerando que Maquiavelo funda

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    una nueva ciencia de la poltica, sostiene que esas viejas formas de gobierno, consagradas por el tiempo, pudieran apenas despertar la curiosidad de Maquiavelo; como si no merecieran su inters cientfico (p. 159); por ello, es claro que su inters en El Prncipe es analizar el Estado secular moderno: Maquiavelo fue el primer pensador que se percat completamente de lo que significaba en verdad esta nueva estructura poltica [] Anticip, en su pensamiento, el curso entero de la futura vida de Europa (p.160).

    En sntesis, en trminos de comprensin de la forma de conceptualizacin de Maquiavelo en El Prncipe, es posible argumentar que las imgenes que generan las diferentes interpretaciones de ste son dependientes de la forma como se asuma la generacin de principios generales por parte de Maquiavelo; de qu valencias se le otorgue en trminos descriptivos/explicativos y prescriptivos a la pareja conceptual virt-fortuna; de qu ponderacin se le otorgue a los componentes de sta como formas de causacin; y de cmo se considere la relacin de la obra del florentino con las tradiciones griega y latina en distintas dimensiones. En este sentido, la seleccin de alternativas concretas de teorizacin, en los diferentes aspectos expuestos, dan cuenta de por qu es posible encontrar imgenes tan dismiles como lo son, de un lado, El Prncipe como un texto de carcter tcnico o como reflexin que entraa una concepcin tica o, de otro lado, como texto que inaugura una nueva forma de considerar las organizaciones polticas o como un intento indirecto de exaltar la repblica romana.

    La presentacin de elementos estructurales de composicin y conceptualizacin de El Prncipe tuvo como finalidad presentar desafos y formas de resolucin de los mismos en la elaboracin de interpretaciones de la obra del florentino. As, en la siguiente seccin, teniendo presente lo planteado sobre cuestiones de composicin y conceptualizacin, se har una breve presentacin de las tesis generales de los ensayos que componen este volumen. En concreto, considerando el objeto especfico de la obra de Maquiavelo en la que se centra cada

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    interpretacin, se procurar poner de manifiesto cmo los intrpretes se ocupan completamente en los elementos estructurales en cuestin o asumen alternativas concretas de su consideracin para, luego, concentrarse en elementos temticos especficos de El Prncipe.

    III

    Los primeros tres captulos del presente volumen se centran, desde diferentes perspectivas y con distintos acentos, en la escritura de El Prncipe. As, el captulo de apertura, La mentalidad del funcionario tras la escritura de El Prncipe, de Delfn Ignacio Grueso, tiene por objeto argumentar que en la escritura del libro es posible rastrear la mentalidad propia de la figura poltica del funcionario. En concreto, segn Grueso, el opsculo de Maquiavelo es susceptible de ser interpretado como un manual en el que, expresada la mentalidad del funcionario, se elabora un intento de teorizacin de un saber-hacer en poltica. En otras palabras, el autor pretende dar cuenta de qu hace Maquiavelo en El Prncipe por va de una caracterizacin de la obra que tiene como miras elementos biogrficos de Maquiavelo y el contraste de la forma como est escrito el texto en comparacin con los estilos de las tradiciones filosfica y de las ciencias sociales. As, para desarrollar su tesis, Grueso, inicialmente, sostiene que El Prncipe es una obra que se encuentra en un interregno entre lo que podra considerarse la tradicin filosfica y las ciencias sociales. La deduccin de tal posicin de la obra del florentino se fundamenta en un balance sobre cmo, desde una y otra perspectiva, pueden interpretarse cuestiones como la relacin entre la poltica y elementos tico-morales; la sistematicidad de la reflexin de Maquiavelo y el uso de figuras analgicas a las que se utilizan en las Ciencias Naturales. Por supuesto, se consideran otros elementos referidos a conceptos concretos utilizados por Maquiavelo, la formacin intelectual de este, el estilo de su escritura (fundamentos,

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    fuentes y formas de argumentacin), y la forma cmo lo categorizan las tradiciones de la Filosofa y las Ciencias Sociales.

    En trminos precisos, en la elaboracin de su balance, Grueso toma como insumo, en primer lugar, la clebre proposicin segn la cual Maquiavelo es cercano a las Ciencias Sociales modernas en cuanto suspende en su reflexin cualquier juicio moral. Sus categoras no entraan esta dimensin. No obstante, segn el autor, Maquiavelo no podra considerarse como enteramente cercano a las Ciencias Sociales en cuanto, por un lado, no elabora una teora general de la poltica con carcter sistematizador; y por otro, dado el lugar que le da a la fortuna, en cuanto contingencia, en la dinmica poltica, no encuentra posibilidades de establecer legalidades en trminos cientficos nsitas a sta. En segundo lugar, Grueso elabora un balance temtico y formal de El Prncipe en comparacin con la obra de un exponente de la Filosofa Poltica moderna, Hobbes, y la de un exponente de la Filosofa Poltica de la antigedad clsica, Aristteles. Su conclusin es que la obra de Maquiavelo no es susceptible de ser identificada plenamente con estos dos polos, pues, por ejemplo, Maquiavelo parece coincidir temticamente en algunos aspectos con la tradicin filosfica y tiene intuiciones de una ontologa social, pero, al mismo tiempo, parece desentenderse de consideraciones normativas, y no expresa la sutileza argumentativa propia de la tradicin filosfica. De esta forma, Grueso se vale de elementos biogrficos de Maquiavelo, caracterizndolo como un funcionario, que en virtud de sus tareas tiene acceso a historiadores y filsofos clsicos, pero que tambin cuenta con experiencia en el ejercicio de la poltica. Por tanto, El Prncipe es un manual en el que hay una pretensin de teorizacin de un saber-hacer en poltica.

    Dentro de los elementos biogrficos cruciales para la comprensin de la obra de Maquiavelo, se encuentra su acceso a los fundamentos de la educacin humanstica (crf. Skinner, 2008; Cox, 2010; Viroli, 2000). As, el florentino tena conocimientos de Latn, Historia Antigua, Filosofa Moral Clsica y Retrica (Skinner, 2010, p. 13; Viroli,

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    2000, p. 7). Estos le fueron funcionales en la Segunda Cancillera de Florencia. En concreto, le fue de gran utilidad la retrica como habilidad poltica (Cox, p. 174), pues, en el Renacimiento, la retrica no era considerada simplemente como una funcin esttica del lenguaje, sino, por sobre todo, como una prctica de persuasin comprehensiva de uso pblico-poltico en la que la misin del orador era moldear a su audiencia (p. 173). En este sentido, en el captulo de este volumen titulado El Prncipe: Su escritura y sus figuras, Armando Villegas Contreras sostiene que en El Prncipe es posible rastrear expresiones de la Retrica Clsica. En otras palabras, en los trminos analticos, presentados en las secciones anteriores de esta introduccin, Villegas Contreras se concentra en las figuras del lenguaje como elemento de composicin que tienen consecuencias sobre la comprensin de la poltica que elabora Maquiavelo. En este sentido, el autor argumenta que las figuras retricas son el medio a travs del cual el florentino piensa la poltica. En concreto, en un ejercicio de deconstruccin, que sigue la lnea de Derrida y De Man, Villegas Contreras se centra en las metforas usadas por Maquiavelo como vas para la caracterizacin de distintas expresiones de la poltica. As, por ejemplo, concentrando su atencin en las metforas del len, la zorra y el lobo, el autor infiere que en stas hay una caracterizacin de aspectos de la naturaleza humana y de la poltica como relaciones de poder y fuerza.

    En consonancia con la perspectiva de Villegas, en el tercer captulo de este libro, Las ironas de Maquiavelo: Estndares generales y el consejo irnico en El Prncipe, Erica Benner argumenta que la interpretacin realista del opsculo de Maquiavelo es insostenible en un anlisis textual, pues se pueden encontrar proposiciones que parecen sostener tal interpretacin pero tambin proposiciones que la contradicen. En este sentido, la autora sostiene que si se considera el recurso de la irona se superan las aparentes contradicciones textuales, de manera que emerge una interpretacin de El Prncipe alternativa a la realista. En trminos concretos, Benner considera que hay dos preguntas fundamentales a

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    resolver para la interpretacin de El Prncipe, a saber: Cules son los fines de la accin prudente? Cules son los medios adecuados para la consecucin de los fines principescos? Las interpretaciones realistas consideran que Maquiavelo aduce que la autoconservacin prima sobre los estndares morales y, en consecuencia, la virt principesca puede concebirse como adaptabilidad pragmtica, de manera que las aparentes contradicciones textuales sobre fines y medios principescos no son ms que la expresin de la validez circunstancial de los estndares de accin. La oposicin de Benner a esta tesis se fundamenta en la demostracin del uso de la irona por parte de Maquiavelo en El Prncipe, esto es, la exposicin de evidencia textual en la que es manifiesto cmo el florentino parece decir algo e indica un mensaje diferente. Esto se percibe en las contradicciones de proposiciones particulares altisonantes y estndares generales a lo largo del texto, descripciones discordantes con enunciaciones generales, uso codificado y sistemtico de adjetivos, cambio de pronombres, etc. La consideracin sobre el uso de la irona tiene consecuencias en la interpretacin del sentido general del opsculo de Maquiavelo y de sus conceptos centrales. As, segn Benner, El Prncipe tiene un propsito educativo bsico: entrenar a los lectores para distinguir la prudencia genuina de la aparente, imitando los argumentos usados a conveniencias para ensear a prevenirse frente a la persuasin. En cuanto a la concepcin de la virt, la consideracin de la irona lleva a conceptualizarla como un modo superior frente a la fortuna. Los modos virtuosos se caracterizan porque buscan establecer rdenes y fundamentos autoimpuestos con disciplina, prudencia y respeto de los lmites. En resumen, Benner, a partir de la consideracin de la figura retrica de la irona en cuanto elemento de composicin de la escritura de El Prncipe, pretende dar una explicacin y un vnculo de validez discursiva a principios generales, narracin de casos y expresiones altisonantes. Esto tiene como consecuencia fundamental la manifestacin de la dimensin tica de la pareja conceptual virt-fortuna en la obra del florentino.

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    En efecto, como se anot en la segunda seccin de esta introduccin, los conceptos de virt y fortuna son de vital importancia para la comprensin de la obra de Maquiavelo. Los captulos cuarto y quinto de este volumen se concentran en la reflexin sobre la pareja conceptual en cuestin. De esta forma, en el cuarto captulo, en su ensayo Lo que no puede la virt del prncipe (Un ensayo sobre El Prncipe de Maquiavelo), Antonio Hermosa Andjar elabora una evaluacin de los alcances de la virt principesca como capacidad de agencia humana. En concreto, Hermosa Andjar sostiene que, desde la perspectiva de Maquiavelo, existen dos factores que determinan el comportamiento humano, a saber: la fortuna y la voluntad. En este sentido, el autor, inicialmente, presenta los alcances de la virt principesca entendida como la capacidad de modificar estados de cosas en el mundo que crea un artificio humano dentro del mundo humano natural. As, siguiendo la distincin entre formas de acceso al poder por virt o fortuna, Hermosa Andjar caracteriza los desafos que debe enfrentar un prncipe para ser considerado virtuoso. De esta forma, por ejemplo, aquellos que llegan a ser prncipes por virt deben llevar a creer a sus sbditos en el nuevo principado; mientras aquellos que llegan a serlo por fortuna deben adquirir en poco tiempo conocimientos y capacidades efectivas en la poltica. Por otro lado, la virt encuentra como limitaciones la fortuna, la libertad y la nacin. En trminos precisos, la fortuna limita a la virt en un sentido particular. Hermosa Andjar, elabora una distincin analtica entre fortuna que tiene fundamento en los asuntos humanos y fortuna que tiene como fuente la naturaleza. La primera, puede ser doblegada por la virt, la segunda, jams puede ser enteramente controlable. Por su parte, la libertad, en concreto, la memoria de la libertad de aquellos pueblos acostumbrados a vivir libres es una limitacin a la virt, pues se mantiene en el tiempo como fuente de resistencia frente a la obediencia reclamada por el prncipe. Por ltimo, la nacin hace que la virt principesca no sea completamente necesaria para la introduccin de una

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    nueva forma de organizacin poltica, pues el pueblo ya se encuentra, bajo esta coonfiguracin potencialmente orientado hacia tal tarea.

    En gran medida la caracterizacin de la pareja conceptual virt-fortuna depende las tradiciones intelectuales con que se le asocie. Luis Javier Orjuela, en su ensayo Virtud y fortuna en Maquiavelo como razn instrumental y contingencia, argumenta que la pareja conceptual en cuestin es el eje central de la obra del florentino y que, en tanto conceptualizacin de la poltica, es tpicamente moderna. Particularmente, en su argumentacin el autor sita como opositor epistemolgico a Strauss, quien sostiene que Maquiavelo es un restaurador de lo antiguo y que su doctrina es inmoral. Para desarrollar su tesis Orjuela toma como orientaciones analticas la caracterizacin elaborada por Habermas en trminos procesuales de las sociedades tradicionales y de las sociedades modernas, junto con la concepcin tripartita del mismo autor de las orientaciones de accin segn los distintos usos de la razn prctica, esto es, usos tico, pragmtico y moral. Orjuela diferencia la concepcin maquiaveliana de la virtud, por un lado, de la concepcin de la Grecia clsica, concretamente de Aristteles, de la virtud como aret, y por otro, de las virtudes teologales medievales. As, el autor pone de manifiesto cmo la concepcin de la virtud de Maquiavelo es una forma de orientar la accin, especficamente, en trminos de racionalidad instrumental, que pretende responder al aumento de la contingencia caracterstico de las sociedades modernas. No obstante, segn Orjuela, el hecho de que Maquiavelo concentre el saber prctico de la poltica en un tipo de orientacin de accin de ndole tcnica, no implica que el florentino asle la cuestin de la dominacin poltica de su contexto tico. Por el contrario, Maquiavelo, desde la perspectiva del autor, es consciente del individualismo anejo a la modernidad y, por ello, identifica en los Discursos el problema de la multiplicidad de eticidades generadora de contingencia. En este sentido, son comprensibles las consideraciones de Maquiavelo sobre distintas formas institucionales. En concreto, segn

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    Orjuela, Maquiavelo en los Discursos pone de presente la importancia de la ley para la coordinacin de mltiples eticidades y la fundamentacin de la moralidad entre los ciudadanos; mientras que en El Prncipe, ante la situacin de la pennsula itlica frente al resto de Europa, elabora algunas intuiciones, en trminos tcnicos, de expresiones organizativas propias del Estado moderno.

    Las caracterizaciones de Maquiavelo, como autor moderno, se fundamentan en algn grado de semejanza o de vnculo de ste con las ciencias sociales. Tal vez la interpretacin de Cassirer (1996) ha sido la ms enftica en este sentido. Por ello, Alberto Valencia en su ensayo Maquiavelo y las ciencias sociales contemporneas, el sexto captulo de esta compilacin, toma como punto de referencia las reflexiones de Cassirer, primero, para elaborar un balance de las tesis de ste y, por sobre todo, segundo, para esclarecer las posibilidades de establecer un vnculo entre Maquiavelo y las ciencias sociales contemporneas. El argumento central de Valencia es que El Prncipe ofrece los elementos bsicos de un proyecto filosfico a partir del cual son posibles las ciencias sociales. El autor fundamenta su argumento partiendo de seis caractersticas analticas de las ciencias sociales contemporneas, las cuales pone en contraste con caractersticas de la reflexin de Maquiavelo en El Prncipe. Por supuesto, tal ejercicio se realiza bajo algunas precauciones: a.) las orientaciones conceptuales, epistemolgicas y metodolgicas no son explcitas en la obra del florentino, en sta se elabora la fundamentacin de mximas de destreza poltica; b.) las reflexiones de Maquiavelo se construyen bajo cdigos y metforas renacentistas; y c.) en El Prncipe conviven rasgos semejantes a los elementos caractersticos de las Ciencias Sociales modernas con argumentos que no les son afines e, incluso, les son contrarios. Teniendo presentes las precauciones citadas, Valencia argumenta que en El Prncipe Maquiavelo pone la poltica en el plano humano, es decir, establece causalidades inmanentes a lo social para reflexionar sobre la poltica. Esto se concreta en la medida en que, segn el autor, en El Prncipe hay una aproximacin a la poltica desde

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    las relaciones sociales mismas. Desde la perspectiva de Valencia, lo anterior puede ilustrarse en la pareja conceptual virt-fortuna, en la que la virt toma la forma de capacidad creadora de la accin humana y la fortuna la de elementos extrnsecos a la accin pero, igualmente, sociales, como lo son las estructuras sociales y los elementos imprevistos de la accin. La inmanencia y el fundamento en las relaciones sociales de las explicaciones de Maquiavelo se ponen, claramente, de manifiesto en su consideracin de hechos histricos. Tales rasgos, se deducen como una expresin de un realismo atribuible a la obra del florentino. Realismo que, en ltimas, denota la orientacin pragmtica de la reflexin y su distanciamiento frente a contenidos ticos y morales. No obstante, la fundamentacin emprica, inmanente, de la reflexin, segn Valencia, se torna ambigua. Esto se debe a que, por un lado, en la consideracin maquiaveliana de la naturaleza humana, pues no es enteramente claro si la malignidad caracterstica atribuida por el florentino a los seres humanos es el producto de condiciones innatas o si responden a estructuras sociales; mientras que, por otro, la concepcin de Maquiavelo de la historia se asienta en rasgos histricos universales, lo cual dejara de lado las circunstancias espacio-temporales concretas para la explicacin de fenmenos sociales.

    El vnculo entre Maquiavelo y las Ciencias Sociales se ha funda-mentado, usualmente, en la orientacin realista endilgada a la obra del florentino, pues se considera que tal orientacin manifiesta una forma de ruptura frente al carcter especulativo de la filosofa poltica me-dieval y de la antigedad clsica. En trminos concretos, se caracteriza la obra de Maquiavelo como de apertura a la modernidad en cuanto se posiciona como una reflexin que quiere hacer visible lo omitido por otras visiones del mundo, ya que pretende caracterizarse como una ex-presin de la realidad misma, en la que parece no haber mediacin ni sesgo del autor, sino una mera expresin de los hechos. En el penltimo captulo de este volumen, La naturaleza no le concede a los asuntos humanos ninguna quietud. La fundamentacin ontolgica del realis-

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    DESAFOS, LEGADOS Y SIGNIFICADOS

    EL PRNCIPE: DESAFOS, LEGADOS Y SIGNIFICADOS. UNA INTRODUCCIN

    mo poltico en Maquiavelo, Carlos Andrs Ramrez reconstruye las presuposiciones del realismo poltico de Maquiavelo. Segn Ramrez, si bien es cierto que el florentino no elabora una teora axiomtica-de-ductiva que siga reglas de derivacin, es posible encontrar fundamentos ontolgicos a su pretendida apelacin a los hechos y no a la imagina-cin o al deber en consideraciones antropolgicas o histricas. Las pre-suposiciones ontolgicas, presentes tambin en las teoras a las cuales se opone Maquiavelo, son la condicin de posibilidad del tipo de afir-maciones que realiza sobre los objetos de su reflexin. Para desarrollar su tesis, Ramrez posiciona al platonismo como el modelo ontolgico criticado. La teora de la accin de Maquiavelo contiene as una ontolo-ga implcita que subyace a cualquier fundamentacin antropolgica o histrica del realismo y cuyo ncleo, para decirlo con Nietzsche, es una suerte de inversin del platonismo. Esto se debe a que, por ejemplo, el realismo poltico se centra en las particularidades situacionales, en la poltica como un juego de fuerzas, no establece una relacin de coin-cidencia necesaria entre materia y forma en sus consideraciones sobre el orden poltico, y rescata la nocin de temporalidad olvidada por el platonismo.

    El captulo de cierre de esta compilacin indaga por los elementos constitutivos de la teora de la accin de Maquiavelo. En estricto sentido, Ever Eduardo Velazco, sostiene que en El Prncipe, no hay una teora de la accin, sino una comprensin o un discurso sobre la misma. Esto se debe a que, segn Velazco, Maquiavelo en su opsculo no es riguroso ni sistemtico en el tratamiento conceptual. As, el discurso o comprensin maquiaveliana de la accin se sostiene en cuanto se considere, asumiendo la perspectiva de Ricur, la posibilidad epistemolgica del discurso. De esta forma, se sientan las posibilidades para encontrar cohesin y coherencia entre los elementos estructurales de la accin en El Prncipe, la relacin fines y medios, y la relevancia de categoras como imaginacin, responsabilidad, juicio e incertidumbre en la concepcin de la accin del florentino.

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    JORGE ANDRS LPEZ RIVERA

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  • ILa mentalidad del funcionario tras la escritura de El Prncipe

    Delfn Ignacio GruesoDepartamento de Filosofa

    Universidad del [email protected]

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    No cabe duda: la mirada sobre la dominacin politca que presenta Nicols Maquiavelo en El Prncipe fue, en su momento, de ruptura. Ahora bien, las lecturas que la obra ha soportado a lo largo de estos cinco siglos discrepan sobre si tras esa mirada haba una concepcin coherente y acabada sobre la poltica. No ha sido fcil, en todo caso, reconstruirla y hay quienes creen que ella, sencillamente, no existe. Estos ltimos observan que en Maquiavelo hay intuiciones que, aunque lcidas, no se acomodaran fcilmente en el seno de una misma teora sobre la poltica. Pero an stos tienen que reconocer que en esa obra nuestro autor consigna afirmaciones que son tan inquietantes que han ameritado todo tipo de interpretaciones. De otra manera no se explica que sobre este libro, ms bien pequeo, se hayan escrito muchos volmenes no ciertamente pequeos. Lo que esto prueba es que estamos en presencia de un texto que nos sigue inquietando, que no se deja ignorar, y que de hecho nos sigue interrogando. En fin, de un clsico del pensamiento poltico occidental.

    Un clsico del pensamiento poltico, s, pero de qu naturaleza? Qu es lo que, en esencia, hace ah Maquiavelo? Es esta ya una aproximacin a la poltica que se separa del tradicional modo como la filosofa se aproximaba a ella, inaugurando ya el modo propio de las Ciencias Sociales, o es un nuevo modo filosfico? Y, ante todo, cul es el entendimiento que Maquiavelo tiene de la poltica? Es ella un fenmeno que ocurre con arreglo a leyes, de modo tal que el conocimiento de stas le permite a quien incursiona en la poltica moderar sus acciones y asegurarse el xito o, por el contrario, en la

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    poltica prima el azar y lo contingente de forma tal que slo podemos alcanzar un arte en el atinar que, de todas maneras, nunca nos garantizar el xito?

    Por supuesto, no voy a dar respuesta en este corto escrito a esas preguntas. Slo voy a resaltar la mentalidad del funcionario que est detrs de las escritura de El Prncipe (luego explicar ms en detalle por qu opto por ese camino) y para ello quisiera comenzar destacando las dificultades que ya nos plantea la primera de las preguntas que acabo de formular, aquella que se refiere a la naturaleza del texto.

    Entender la naturaleza de El Prncipe, el tipo de empresa intelectual que en ste se propone Maquiavelo, es un primer desafo y, para orientarnos, no podemos evitar cierto anacronismo, cierta apelacin a los desarrollos de un tiempo posterior al de su escritura. A eso nos empuja nuestro afn taxonmico que casi no puede entender sin antes clasificar. As las cosas, y aunque no sea un texto que se caracterice por exhibir una argumentacin rigurosa, acumulativa y orientada a conclusiones generales, dispuesta toda ella al escrutinio minucioso por parte de un pblico universal, es vlido que intentemos compararlo con textos que s cumplen esas caractersticas; por ejemplo, obras de las futuras ciencias sociales como La riqueza de las naciones, de Smith, o Economa y Sociedad, de Weber. O con obras del canon filosfico-poltico como La Repblica, de Platn, o El Contrato Social, de Rousseau. Lo acerca a obras del primer tipo el hecho de que all Maquiavelo parece poner en suspenso el juicio moral, a fin de dar cuenta, como l mismo dice, de la verdad efectiva de las cosas. Lo acerca a obras del segundo tipo el hecho de que, por siglos, fueron los filsofos los que mantuvieron vigente a Maquiavelo. An as, no son pocos los cientficos sociales y los filsofos que no le conceden a esta obra un lugar dentro de su propio canon disciplinar.

    Existe la posibilidad de una tercera, a saber: tomar El Prncipe como una especie de manual, de esos que acompaan ciertos artefactos y que instruyen al operario sobre su manejo adecuado. A favor de esta

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    opcin est el hecho de que en la obra domine el tono de instructor propio de quien, sabiendo, ensea a otro cmo conquistar el poder o, ya ejercindolo, cmo conservarlo. El instructor, suponiendo que su pupilo quiere conquistar y conservar el poder, le presenta mximas de eficacia poltica. Lo que parecen imperativos categricos, lo son slo hipotticos (puesto que quieres esto, debes hacer esto otro), pues ya se sabe cules son los fines deseados. Es evidente que prestar atencin primaria a esta funcin pedaggica y al carcter operativo del saber maquiaveliano: es el camino que menos riesgos ofrece a quien quiera establecer la naturaleza de El Prncipe; aunque el libro excede en mucho el estrecho marco de un manual netamente operativo.

    Para mis propsitos en este artculo, la idea del manual me permite adems conectar El Prncipe con la mentalidad de funcionario propia de Maquiavelo. Resaltando el carcter dscolo de la obra, su resistencia a ser clasificada siguiendo los estndares propios de los discursos acadmicos, quiero enfatizar que fue un funcionario, y no un acadmico, el que la escribi.

    Parece evidente que Maquiavelo cultiv un tipo de escritura al lado de sus funciones burocrticas, o mejor, como parte de las mismas, una escritura rica en observaciones sobre el curso de las cosas polticas, y que esa escritura desemboca en El Prncipe. Yo quisiera enfatizar que esa escritura slo es justificable en trminos de su utilidad inmediata para la accin poltica. Se podra argir, en contra de esto, que la obra propiamente valiosa de Maquiavelo se escribi cuando l haba sido expulsado del cargo Secretario de la Segunda Cancillera de Florencia y se hallaba confinado en su casa de campo. Por eso intento mostrar que, aun cesante, nuestro autor no poda verse a s mismo, sino como un funcionario y que no dejaba de soar con volver a ese cargo o a otro de similar perfil, en cual su conocimiento pudiera ser correctamente aprovechado. La mayor parte de la escritura que practica durante ese tiempo es una reelaboracin de los informes de su poca de secretario, enriquecida con lecturas ms reposadas de los clsicos y, al mismo

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    tiempo, pensada como una especie de carta de presentacin para volver al lugar donde cree que debe estar.

    No ignoro que sostener esto equivale un poco a erosionar la imagen de Maquiavelo como un precursor del abordaje de la poltica propio de las Ciencias Sociales o como un filsofo. Por eso avanzar un par de argumentos contra la pretendida vocacin cientificista de Maquiavelo, sin intentar negar que l haya contribuido a las rupturas y aperturas epistmicas necesarias para el tratamiento que las futuras ciencias sociales haran de la poltica. Igual har con relacin a la figura de Maquiavelo como filsofo, de nuevo, sin pretender negar la significacin filosfica de su obra.

    El Prncipe: una aproximacin cientfico-poltica?

    Lo que a menudo se invoca para ver en Maquiavelo, si no un cientfico poltico en el sentido que ello fue posible en el futuro, s por lo menos un precursor de la ciencia poltica, es esa actitud suya que parece orientarse de dos modos, a la hora de hablar de la poltica: poniendo en suspenso el juicio moral y enfocndose en el establecimiento de constantes, de relaciones causa-efecto, relativas a la accin poltica. Pero la idea de este Maquiavelo precursor de la ciencia poltica, nos sugiere Diogo Pires Aurlio (2012), es ms bien tarda; emergi en el siglo XIX y lo hizo de dos modos: uno, hegeliano, y otro, ms propiamente cientificista.

    La lectura hegeliana de Maquiavelo habra sido sugerida por Francesco de Sanctis,1 quien ve en l un precursor de la Ciencia del Estado en sentido hegeliano; esto es, como auto-realizacin de su esencia como un ser que tiene en s mismo su propio fin, que no requiere ser analizado siguiendo patrones externos.

    1 Dice literalmente Pires Aurlio: Como dizia, em 1868, Frascesco de Sanctis, em Maquavel o estado adquire conscincia de si, conhence que se encontram em si mesmo o seu fim e os meios, torna-se cincia [...] Semelhante cincia, no entanto, para o idealismo um saber que se faz atravs da histria, sem paralelo com os padres epistemolgicos e com o modo preferencialmente matemtico de as cincias da naturaleza enunciarem a verdade dos seres ( 2012, p. 66).

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    La lectura que ve en Maquiavelo un precursor de la ciencia poltica, ms en el sentido que ella vino a tener despus en el seno de las Ciencias Sociales, la habran introducido, segn Pires Aurlio, Alexander Koyr y Ernest Cassirer. El primero, habra hablado de El Prncipe como una suerte de Discurso del mtodo de la poltica; un modo de ligar la experiencia con la razn de un modo distinto al de Bacon. El segundo, habra sostenido que Maquiavelo anticipa la dinmica de Galileo,2 abriendo el camino para la ciencia poltica; algo que, segn Cassirer, no se habra notado antes por el afn de ver en Maquiavelo a un patriota exaltado (cfr. Pires, 2012, pp. 67-68).

    Para sostener una lectura como aquella sugerida por Cassirer, me parece, hay que establecer en Maquiavelo conexiones generales entre fenmenos, unos operando como causas y otros como efectos de esas causas. Si Maquiavelo no percibiera esas conexiones se puede sostener l no podra acuar mximas que pretenden llevar a la accin poltica eficaz. Puesto que esas conexiones existen para Maquiavelo se podra continuar, es que l puede decir: si quieres evitar A, haz B, si lo que buscas es C, no hagas D, a todo aquel que hace X le pasa Z. Se pueden prever las consecuencias porque se conoce el modo en que se llega a ellas a travs de las causas. Pero es cierto esto de Maquiavelo?

    Dos dificultades afrontamos para responder afirmativamente esta pregunta. De una parte, Maquiavelo mismo no nos ha desarrollado su entendimiento de la poltica de ese modo, quizs porque el talante sistematizador que supone una teora general de la poltica no estaba entre sus virtudes intelectuales. De otra parte, la poltica podra ser para l cualquier cosa, menos algo previsible, sujeto a las regularidades propias del mundo natural. Poco dispuesto el autor a axiomatizar su saber sobre la poltica al modo de las ciencias y poco dispuesta la

    2 Pires cita a Cassirer en El mito del Estado diciendo: Maquiavelo estudi los movimientos polticos con el mismo espritu con que Galileo estudi, un siglo despus, el movimiento de los cuerpos. Fue el fundador de la ciencia de la esttica y dinmica polticas (Pires, 2012, pp. 68-69)..

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    poltica a dejarse atrapar en leyes que permitan establecer cursos de accin previsible, la idea de que en Maquiavelo estaban las bases de una ciencia poltica se nos escurre entre los dedos. As lo ven algunos, entre ellos Marcel Brion (2005).3

    Ahora bien, quienes suponen en Maquiavelo un entendimiento de la poltica como un universo atrapable en constantes y variables, un saber que, si se tiene, permite alcanzar cierta eficacia en la accin poltica, pueden declararse benevolentes con el autor diciendo que, si bien no estaba entre sus tareas llevar ese entendimiento al plano de una teora general de la poltica, de todas maneras lo tena. Lo que hara de Maquiavelo el precursor de la ciencia poltica pues, no sera el hecho de haber formalizado esa teora de la poltica (en cuyo caso ya sera el fundador), sino el de haber avanzado las pistas para una teora en tal sentido.

    Tan benevolentes intrpretes, sin embargo, nos quedan debiendo una explicacin con respecto al impacto que, sobre tal entendimiento, tendra el captulo XXV de El Prncipe.4 En efecto, al hablar de los alcances de la virt sobre la fortuna, Maquiavelo parece erosionar cualquier entendimiento de la poltica como un campo en el cual, si uno conoce sus regularidades y acta conforme a ellas, va a tener xito. Lo que ms bien parece concluir es algo as como: hagas lo que hagas, el xito finalmente no depende de ti y en este campo ningn comportamiento guiado por un conocimiento nos pone a salvo del fracaso. Esto complica, incluso, la idea de manual operativo que aqu he sugerido como ms prxima a lo que El Prncipe es; porque un

    3 Literalmente: [Maquiavelo] no tena nada del terico consagrado a construir sistemas. Para l la poltica era algo vivo y, como tal, deba ser flexible, mvil y cambiante (Brion, 2005, p. 334).

    4 Tambin Pires Aurlio hace notar que, quienes insisten en ver a Maquiavelo como un precursor de la cienciaa poltica, pasan por alto este captulo. Literalmente: Semelhante interpretao, por muio sugestiva que seja qualquer das suas verses, no esgota, porm, a fecundidade do texto maquiaveliano, alm de no tomar em devida conta algumas das suas teses mais insistentes, como aquela que se pode ler no captulo XXV do Prncipe, sob a conhecida proposopeia do combate entre a fortuna e virtude (Pires, 2012, p. 65).

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    manual slo puede prescribir sobre la base firme de un mundo causal perfectamente controlable.

    No obstante, tampoco podemos volver la espalda al hecho de que Maquiavelo s apela a figuras propias de las ciencias de la naturaleza, amn de otras que haban sido largamente acreditadas en la tradicin filosfica y que, con todas ellas, parece alejarse del modo como la filosofa haba abordado el fenmeno de la poltica. Me permito, entonces, detenerme un poco ms en este asunto de la ruptura (ruptura con la tradicin filosfica para aproximarse a un modo que pronto ser el cientfico) en Maquiavelo, tomando ahora en consideracin a dos filsofos, uno anterior a Maquiavelo y otro que vendr un tiempo despus de l. Me refiero a Aristteles y Hobbes. El primero representa, en la poca de Maquiavelo, lo ms clsico del tratamiento filosfico de las cosas polticas; el segundo se apropia claramente de un mtodo cientfico que est en boga en su tiempo, el mecanicismo, para fundar la razn de ser de la poltica de un modo abiertamente opuesto al de Aristteles, sin hacerse por ello un cientfico de la poltica.

    Maquiavelo y Aristteles podran tener algo en comn: clasificar regmenes polticos. Pero Maquiavelo no se dedica tanto a clasificar formas de gobiernos y modelos institucionales; habla, en sentido amplio, de principados y repblicas. En los Discursos sobre la primera dcada de Tito Livio se ocupa de las repblicas y slo marginalmente de los principados, mientras que en El Prncipe estos se vuelven el rgimen materia de estudio. Ahora bien, no creo que, en sentido estricto, Maquiavelo est hablando de regmenes polticos, en el sentido de modelos institucionales, de grupos sociales que dominan, de constituciones y de formas de transicin poltica.5 Toda su clasificacin de los principados en El Prncipe (en donde stos son lo otro de las

    5 Excepto, quizs, en el segundo captulo de los Discursos, donde habla de las clases de repblicas e introduce la nocin aristotlica de las tres clases de gobierno (monrquico, aristocrtico y democrtico) y las tres corrupciones de los mismos (tirana, oligarqua y el democrtico licencioso) (Cfr. Maquiavelo, 2011c, pp. 258-260).

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    repblicas), se organiza a partir de hereditarios y nuevos, de donde comienza a desprender sub-clasificaciones que atienden ms bien a la diferenciada dificultad para conquistarlos o para conservarlos. Si en eso no logran parecerse, Aristteles y Maquiavelo se diferencian an ms en su antropologa general: no hay en Maquiavelo una lectura de la naturaleza humana como esencialmente sociable. Sobra decir que tampoco hay, como en Aristteles, una vocacin dominantemente normativa en el tratamiento de la poltica.

    La comparacin de Maquiavelo con Hobbes nos podra parecer ms natural. Ambos comparten eso que marca la diferencia de la modernidad poltica con respecto a la mirada aristotlica de la poltica: ambos comparten el entendimiento del conflicto, no como una patologa o excepcin de la vida en comn, sino como la condicin de origen que justifica, precisamente, la poltica. De la antropologa general de ambos emerge un individuo altamente deficitario en materia de sociabilidad. Por eso su entendimiento de la poltica viene mediado por el conflicto y, ms radicalmente, por la guerra. Sus conclusiones, sin embargo, son distintas, casi opuestas. Para Maquiavelo la guerra va inevitablemente ligada a la poltica, mientras que la poltica (o ms exactamente el pacto fundante del campo poltico) es en Hobbes el modo racional de ponerle fin a la guerra. Donde Hobbes seala las potencialidades destructivas del conflicto, Maquiavelo aboga por una legislacin sabia que sepa sacar provecho del ineludible conflicto que, bien entendido, mantiene activas las energas cvicas y creativas que dan grandeza a una sociedad dada.6

    6 Dice Maquiavelo en el captulo IV de los Discursos: Sostengo que quienes censuran los conflictos entre la nobleza y el pueblo condenan lo que fue primera causa de la libertad de Roma, teniendo ms en cuenta los tumultos y desrdenes ocurridos que los buenos ejemplos que produjeron, y sin considerar que en toda repblica hay dos humores, el de los nobles y el del pueblo. Todas las leyes que se hacen a favor de la libertad nacen del desacuerdo entre estos dos partidos [] Si los desrdenes originaron la creacin de los tribunos, merecen elogios, porque, adems de dar al pueblo la participacin que le corresponda en el gobierno, instituyeron magistrados que velaran por la libertad romana (2011c, pp. 267-269). Y en el captulo VI: si la nacin romana hubiese vivido ms tranquila, tambin hubiera sido por necesidad ms dbil, faltndole los recursos para alcanzar la grandeza a que lleg; de modo que al desear Roma destruir las causas de los alborotos, destrua tambin las de su engrandecimiento (p. 275).

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    En lo que toca al alcance del raciocinio y al uso de modelos cient-ficos, los dos pensadores vuelven a diferir. En la narrativa hobbesiana, el conflicto es absolutizado a travs de un experimento mental de esos que quiere rehuir Maquiavelo. Gracias a este experimento, Hobbes puede acceder al vaco de la no-poltica, donde los hombres resultan ser iguales e igualmente insociables y desde donde concurren, guiados por su razn, a crear el orden poltico. Por el contrario, los hombres de Maquiavelo ni son hipotticos ni son iguales ni concurren racionalmente a fundar el poder poltico. Son hombres forjados bajo las cambiantes circunstancias dominadas por un poder que se construye, muta, se transfiere, se arrebata. En un mundo as, algunos se juegan la vida en las dinmicas polticas y otros, los ms, se acogen adaptativamente a la sombra de quien les garantice mayor estabilidad.

    Los dos pensadores vuelven a diferir con relacin al entendimiento del poder. El poder que Maquiavelo tiene en mente, al menos en El Prncipe, es coaccin, fuerza, ya intimidante, ya desatada, que un hombre de accin, posesionado en los puestos de mando poltico o en camino hacia ellos, necesita para crear condiciones de estabilidad. Porque la comprensin de la poltica que se intuye en Maquiavelo, es la de un juego de poder entre actores y el suyo, siendo poder poltico, no es necesariamente el poder del Estado. Con Hobbes cambian las cosas. Esa contraposicin de poderes, de apetitos, de facciones, es ms bien lo que se debe superar para dar paso al poder del Estado; el nico capaz de ponerle fin a la violencia, aunque descanse l mismo en su capacidad para ejercerla. En Maquiavelo, a menudo reputado como aquel que introdujo el moderno concepto de Estado, no hay en verdad una concepcin del Estado. La suya es ms bien una preocupacin con las formas de adquisicin y retencin del poder, en medio de un conflicto abierto o, para decirlo en terminologa schmittiana, una preocupacin ms ligada a lo poltico que a la poltica, entendida sta como la estabilizacin que cancela el conflicto dentro de la unidad

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    poltica. Slo en este sentido, creo, debemos entender la afirmacin de Giovanni Sartori segn la cual Maquiavelo no Aristteles descubre la poltica (2006, p. 209): l pone el foco en la dimensin conflictiva, propia de la lucha por el poder; dimensin que en Aristteles y tambin en su antpoda, Hobbes, sera ms bien lo pre-poltico.

    Pero justamente en la medida en que Maquiavelo se concentra en esa dimensin del conflicto donde tiene lugar la lucha por la conquista y retencin del poder, tratando de entenderla con independencia de la moral y de la religin, agota su potencial cientfico. Su agudeza para observar los hechos se transforma en un afn por sacar mximas para triunfar en el conflicto. No cree mucho en la estabilizacin del xito poltico y no se detiene mucho en la estabilidad institucional. Dinmica, inestable, su dimensin poltica est sometida a los cambiantes efectos de la accin. Esto explica, en parte, que Maquiavelo no teorice tanto la poltica como el conflicto poltico.

    Dicho todo eso, queda todava por explicar el recurso que Maquiavelo hace a cierta terminologa de la ciencia natural, lo que para algunos es signo de una vocacin cientificista. Por ejemplo, presenta la lucha entre el pueblo y la nobleza como una tensin entre humores, y habla de los efectos nocivos de una paz prolongada apelando a la dinmica de los lquidos en trminos de flujo y estancamiento y su relacin con la putrefaccin, as como parece presentar el equilibrio de poderes y la conquista del poder como un proceso de transmisin de fuerzas en lo que algunos llaman un campo de fuerza suma cero. Nada de eso, sin embargo, est al servicio de una teorizacin: son recursos retricos, metforas de que se sirve para expresar sus ideas. En eso tambin Hobbes es diferente aunque, en cuanto filsofo de la poltica, finalmente, tampoco construye su normatividad siguiendo un formato cientificista. Hobbes, en efecto, se apropia del mecanicismo para pensar las condiciones que hacen posible la poltica, pero no la poltica misma. Porque, cuando toca hablar de ella, en el pensador ingls el recurso

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    a los modelos cientficos cesa (en un momento ms temprano que en Maquiavelo) y el que comienza a hablar es el filsofo normativo.7

    Pues bien, si no hay en Maquiavelo una aproximacin a la poltica de modo que anuncie eso que luego ser propio de la ciencia poltica, su aproximacin es netamente filosfica?

    El Prncipe: una aproximacin filosfica a la