Democracia y Totalitarismo - Frank J. Hinkelammert

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Democracia y TotalitarismoAutor: Frank J. Hinkelammert

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    coleccin economa-teologa: .

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  • EDICION GRAFICA y PORTADA: Jorge David Aruj CORRECCION: GuilleimoMelndez \._

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    Democracia y totatitarismo/ Franz J. Hinkelanunert. -1. ed. -San Jos: DEI, 1987. XVI, 280 p. ; 21 cm. -(Economa-teolog{a). ISBN 9977-904-42-1

    l. Democracia. 2. Teologa. 3. Totalitarismo. l. I.!~!9.~1!:...~erie.

    ISBN 9977-904-42-1

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    ~opyright Editorial Departamento Ecumnico.~ Investigaciones (DEI), 1987 . . ...

    "f( Hecho el depsito de ley .... "'- ..

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    PARA PEDIDOS O INFORMACION ESCRIBIR A:

    EDITORIAL DEI Depai:tamento Ecumnico de Investigaciones

    Apartado 390-2070 SABANILLA

    4 3 SEP 199Q_ SAN JOSE - COSTA RICA , Telfono S 3-02-29

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    Parte 1: Econ~ma y reproduccin de la vida humana ..... 1 "

    Captulo 1. Problemas actuales de la ec~nom_!a poltica ~ . : . 3 ~

    Captulo 2. La divisin social del tntJ>ajo y la reproduccin . material de la vida human~ . . . . . . . . . .13

    e LA TRANSFORMACION DE LA NATURALEZA .EN VALORES DE USO ; 17

    , PROCESO DE TRABAJO Y PROCESO DE PRODUCCION 20

    e EL TRABAJO Y LOS MEDIOS ;' E PRODUCCION ......... 34

    ft I L EXCEDENTE ECONOMICO .. . . ~ 1 LOS VALORE~ SOCIALES .. 40 Cap J 3. Condiciones estructurales para una polica . \.-----./ .-r . del desarrollo, del medio anibiente y de la P~.\ .45 l .e ADVERTENCIA PREVIA ;~s: ', EL SIGNIFICADO DE LOS CRITERIOS \ , DE DECISION ECONOMICA. (SISTEMA '

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    DE COORDINACION DE LA DIVISIN SOCIAL DEL TRABAJO) . 47----

    LA GANANCIA COMO CRITERIO DE DECISION: LAS CONSECUENC~S PJ\RA LA POl:-.lTICA DEL DESARROLLO,_ DEL MEDIQ~BIENTE Y DE LA PAZ ~ 4 8 -i~,-~A TASA DE CRECIMIENTO

  • e LA SUPERACION DE LAS CONTRADICCIONES 5 5 e LA IDEA SUBYACENTE DEL HOMBRE

    Y DE LA SOCIEDAD . . 57

    Captulo 4. De la Doctrina Social a la Doctrina Social? ..... 61 e LA DOCTRINA SOCIAL. PRECONCILIAR. 64 e LA DOCTRINA SOCIAL POSTCONCILIAR . 69 e EL IMPACTO POLITICO DE LA DOCTRINA

    POSTCONCILIAR . . . . . 7 5

    Parte 11: Poltica, Democra~ia y Economa ............. 79

    Captulo l. La metodologa de Max Weber y la derivacin de estructuras de valores en nombre -de la ciencia .. 81

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    Captulo 2. ~l concep~o de l~ poltico .segn Carl Schmitt. . . 113 e LO POLITICO,EL HUMANISMO

    * Y LO HUMANO _. 115

    . e LA CRITICA AL CONCEPTO DE HUMANIDAD 121

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    e LA RECEPCION ACTUAL DEL PENSAMIENTO DE C.ARL SCHMITT . 128

    . Captulo 3. Democracia, Estructura Econmic.>-Social '{) ,; y Fonnaci6n .de un sentido comn legitimador . 13 3 V\'- INT~ODUCCION . 133

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    LA AFIRMACION DE LOS DERECHOS HUMANOS Y SU VIOLACION LEGITIMA 135

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    LA CONFO~ACIO~ PE VN CONJUNTO DE LOS DERECHOS 'HUMANOS A TRAVES DE SU JERARQUIZACION. . 136

    EL -ESTADO y LA SUSPE~ISON ' nE ('os niR.ci-ios' :HUMANos ; _. 139

    e LA INVERSION IDEOLOGICA DE LOS DEREC~OS HU~ANOS: EL ESQUEMA DE AG~ESION 141

    e LA JERARQUIZACION DE LOS DERECHOS HUMANOS A PARTIR DE LA VIDA . HVMANA INMEDIATA 149

    . e LA LOGICA DE LAS MAYORIAS COMO PRINCIPIO DE JERARQUIZACION DE LOS DERECHOS HUMANOS 151

    e LA FORMACION DEL SENTIDO COMUN 155 AFIRMACION DE LA VIDA Y SACRiFICIO

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    HUM.AN"O 161

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    Captulo 4. La Poltica del Mercado Total, ~u Teologizacin y nuestra respuesta . . . .. . . .. . . . . . . . . 16 7

    LA POLITICA DEL MERCADO TOTAL Y LA GUERRA ANTISUBVERS.IVA 167

    e LOS MECANISMOS DE AGRESION RELIGIOSOS Y LIBERAL-DEMOCRATICOS . ~ 172

    e LA TEOLOGIZACION DE LA POLITICA DEL MERCADO TOTAL Y LA TEOLOGIA DE LA LIBERACION . . 180

    Captulo S. Del mercado total al imperjo totalitario ....... 187 EL MERCADO TOTAL COMO

    TECNICA SOCIAL 188 e LA DEMONOLOGIA SOCIAL

    Y LA CONSPIRACION MUNDIAL .. 192 e LA ANTI-UTOPIA SECULARIZADA

    Y LA APOCALIPTICA. 194 e CIRUGIA SOCIAL: ESTIRPAR UN CANCER 200

    e CONCLUSION 205

    Captulo 6. El Estado de Seguridad Nacional, su democratizacin y la democracia liberal en Amrica Latina . . . . . 211

    e DEMOCRACIA LIBERAL DE MINORIAS Y DEMOCRACIA LIBERAL.DE MASAS . 216

    e REFORMISMO DE ESTADO Y ESTADO DE SEGURIDAD NACIONAL

    ~ EN AMERICA LATINA 223

    Parte III:Teologa d~ la Liberacip: El Dios de la Vida y la Vida Humana: ............... 229

    Captulo 1. El Carisma Cristiano, su institucionalizacin y la Reforma. Un intento de reflex.in . . . . . . . 231

    e LA INSTITUCIONALIZACION DEL CRISTIANISMO A NIVEL DE LA SOCIEDAD .... 233

    DIMENSIONES ACTUALES DE LA REFORMA 235

    Captulo 2. La Historia del Cielo: Problemas de fundamentalismo cristiano . . . . . . . . . . . . 241

    Captulo 3. Economa y Teologa: El Dios de la Vida y la Vida Humana ....................... 257

    e LA TEOLOGIA CONSERVADORA 261 e TE0'RIA DEL FETICHISMO 26 3

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    EL MESIANISMO CORPORAL. 266 e EL MESIANISMO ESPIRITUALIZADO ..... 267 LA TEOLOGIA DE LA LIBERACION

    Y EL FETICHISMO 271

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    PREFACIO

    ----Desde el surgimiento de las dictaduras de Seguridad Nacional en Amrica Latina y la consiguiente destruccin de las democracias libera-les que existan en el continente, ha aparecido una 'nueva discusin sobre la democracia.

    Aunque tengan matices distintos, tanto en Amrica qel Sur como en Amrica Cen.tral esta discusin se orienta hacia las posibilidades de recuperayin de la democracia o hacia la necesidad de. su reformula-cipJlara que puedan vo.lver estos pases a condiciones democrticas.

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    Muchas veces se piensa la recuperacin de la democracia en trmi-nos de un simple retomo a la situacin existente antes de la crisis. Sin embargo, las dictaduras de Seguridad Nacional han transformado tan profundamente las soc~edades de Amrica Latina en sus dimensiones econmicas, sociales y .Polticas, que un retomo simple parece imposi-ble. Estas dictaduras han estructurado las sociedades tan exclusivamente sobre el inters de minoras internas y del centro imperial externo, que hoy existe una incompatibilidad evidente entre estas estructuras y cualquier tipo de democracia liberal. El retomo a una democracia de ese tipo, por lo tanto, presupondra una retransf onnacin de las socie-dades en direccin a lo que fueron antes. Sin embargo, tampoco eso parece posible, por el hecho de que la crisis de las estructuras econmi-cas, sociales y polticas anteriores a las dictaduras de Seguridad Nacio-nal llev, precisamente, a las transformaciones que stas realizaron. Hay que tomar conciencia del hecho de que las dictaduras de Seguridad ... " Nacional responden, efectivamente, a la crisis de_estructuras econmi- cas, sociales y polticas surgidas en la sociedad anterior. Por lo tanto, cualquier redemocratizacin slo podr funcionar, si soluciona esta crisis de una manera distinta a como intentaron hacerlo las dictaduras de Seguridad Nacional. Resalta as la importancia del problema econ-mico y su solucin. Hay que solucionar el problema econmico de las mayoras para poder tener un rgimen poltico basado en las mayor~s.

    XI

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    Luego, en el segundo captulo, sigue un anlisis de la divisin social del trabajo: La divisin social del trabajo y la reproduccin material de la vida humana. Este anlisis replantea, a partir de la divisin social del trabajo, el enfoque econmico de la reproduccin de los factores de produccin, donde se llega al resultado de que el enfoque neoclsico es incapaz de responder a los hechos, lo que lo transforma en un enfo-que ilusorio y, finahnente, destructor. No logra una teora de asigna-cin ptima de los recursos, al negarse a la consideracin de la repro-ducin; ni siquiera puede definir lo que es una .situacin concreta de asignacin ptima. Desemboca en una tautologa, segn la cual la asig-nacin es ptima en cuanto la realiza el mercado. Se toma como resul-tado precisamente lo que haba que demostrar. Llega a la conclusin de que la destruccin del mundo por el hombre y la destruccin del medio ambiente, pueden ser muy compatibles con la asignacin ptima de los recursos.

    Sobre la base de este resultado si~e el captulo 3: Condiciones estru.cturales para una poltica del desa"ollo, del medio ambiente y de la paz. Se plantean all las condiciones que se deben cumplir, para ase-gurar un desarrollo que implique la reproduccin de la vida humana de cada uno y de la naturaleza, y -que, adems, permita asegurar condicio-nes de paz. Este mismo problema- se plantea en otros trminos en el captulo cuatro: De la Doctrina Social a la Doctrina Social? Aqu se muestra que dentra de la Doctrina Social de la Iglesia Catlica, ha ocurrido un proceso de cambioy refonnulacin que pone en el centro

    delenfoque de la sociedad al sujeto hun;iano con su derecho a la vida, que es irrenunciable.

    La segunda parte del libro: Poltica, Democracia y Economza empieza con un anlisis de la teora de valores de Max Weber: La meto-dologza de Max Weber y la derivacin de estructuras de valores en nom-bre de la ciencia. Empieza con l.a discusin de un mito; el mito segn el cual Max Weber no deriva valores en nombre de la ciencia .. Al contra-rio, Max Weber deriva en nombre de la ciencia todos los valores bsicos de la sociedad burguesa, aunque funda un nuevo mtodo para hacerlo. A partir de la sociedad burguesa con sus valores establecidos, declara en nombre de la ciencia todos los valores alternativos como no-factibles. Al eliminar todas las. alternativas, en nombre de la ciencia, establece los valores de la sociedad burguesa como "fatalmente" nicos. Esta argumentacin origina una tradicin de tratamiento de los valores, que es la dominan.te hasta hoy en la sociedad burguesa, y la encontramos en los mismos trminos en la tradicin de Popper y del neoliberalismo de hoy. Se trata de la afirmacin de valores por el "chantaje con una sola alternativa" (Kolakovski).

    En nombre de la ciencia se deriva, por tanto, tambin la no-validez de cualquier pronunciamiento de los derechos humanos econmicos y, tambin, de la reivindicacin democi:tica de tales derechos humanos.

    XIII

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    Toda posicin alternativa a la sociedad burguesa es denunciada como utpica, irracional e ignorante. Aparece as una absolutizacin maniquea de la confrontacin entre capitalismo y socialismo, en la cual la burgue-sa transforma a sus opositores en enemigos absolutos de la humanidad.

    Una teora poltica correspondiente a esta concepcin la desarrolla Carl Sclunitt en los aos veinte, {que la analizamos en el segundo captulo de la segunda parte: El concepto de lo polz'tico seg.n Carl Schmitt. Schmitt intenta concebir lo poltico por la relacin amigo-enemigo, para preguntar por la posibilidad de evitar la transformacin del enemigo en enemigo absoluto. La pregunta legtima lleva a Carl Schmitt a respuestas absolutamente irracionales, que lo hacen desem-bocar en el pensamiento poltico del Nazismo alemn de los aos veinte y treinta. Resulta una construccin de la enemistad, ms absoluta todava de lo que haba ocurrido en Max Weber.

    A estos captulos sigue la discusin de la teora de la democraci~-~- ya mencionada al comienzo: Democracia, Estructura Econmico-Social y Formacin de un sentido comn legi.timador. Esta discusin nos permite entrar en la problemtica d~da transformacin de la demo-cracia liberal en Amrica Latina y hasta en el propio centro imperial, los EE.UU.

    Los captulos cuatro y cinco sobre La poUtica ... del mercado total, su teologi,zacin y nuestra respuesta y Del mercado total al imperio totalitario, analizan la poltica y la ideologa de la Seguridad Nacional, tanto a nivel de los pases de Amrica Latina como a nivel del imperio mismo. Se constata una tendencia a la concepcin del mercado como mercado total, del conflicto interno como guerra antisubversiva total y de la poltica misma como forma totalitaria del ejercicio del poder en nombre de la dem.ocracia.

    En el captulo seis El Estado de Seguridad.Nacional, su democrati-zacin y la democracia liberal en Amrica Latina, se defiende la tesis de que las recientes democratizaciones de las dictaduras de Seguridad Nacienal solamente vuelven, aparentemente, hacia la democracia libe-ral. De hecho, se instalan democracias de Seguridad Nacional que siguen estrechamente las ideas polticas e los pensadores de la democracia controlada. La democracia liberal es transformada en un mito, en cuyo nombre se expresa un utopismo democrtico que de hecho legitima tanto el terrorismo de Estado de las dictaduras de Seguridad Nacional, como a las instancias del control sobre el poder democrtico represen-tativo en las sociedades democratizadas.

    La ~ercera parte del libro analiza los implicaciones teolgicas de las posiciones anteriores. Desde los afios sesenta aparecen en Amrica Latina teologas polticas que acompaan y penetran los propios con-flictos polticos. La primera de ellas es la teologa de la liberacin, en respuesta a Ji cual ocurri en los EE.UU. una politizacin del funda-

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    mentalismo cristiano, que se enfrenta polticamente a los movimientos populares en Amrica Latina y en el mundo entero.

    En el primer cap.tulo de esta parte, El carisma cristiano, su institu-cionalizacin y la Reforma, se pregunta por las races cristianas de este surgimiento de teologas polticas diversas, demostrando que ya en el tiempo de la Reforma aparece una problemtica muy parecida. El segundo captulo, La Historia del Cielo: prob~emas del Fundamenta-lismo Cristiano, analiza las transformaciones de las imgenes religiosas centrales desde el derrumbe de la sociedad feudal en Europa con el surgimiento de la sociedad burguesa. Se trata de comprender la teologa poltica del fundarnentalismo cristiano actual, como una reformula-cin de la religiosidad burguesa en funcin de las crisis actuales.

    En el tercer captulo, Economza y Teologla: el Dios de la Vida y la V-ida humana, se analiza el surgimiento de la teologa de la liberacin como una dimensin de las actuales luchas populares de liberacin en Amrica Latina. Cada vez ms la teologa de la liberacin se ha desa-rrollado como una teologa del Dios de la VidCI;, en la cual se basa la. legitimidad de las luchas populares por sus derechos a la vida. Eso lleva a c~ticas a la teologa conservadora, que implican una reformulacin -aul},g!le sta guarde una continuidad fundamental- de muchos miste-rios de la tradicin cristiana.

    Esta reflexin teolgica e~ parte integrante del conjunto, aunque no sea muy acostumbrada. El pensamiento secularizado de la mo- dernidad, jams se ha preocupado de la problemtica teolgica, con-siderndola fuera del lenguaje cientfico sobre la realidad.. Pero cuanto ms nos damos cuenta del hecho de que el pensamiento secula-rizado se basa en mitos secularizados y no en la ausencia de mitos, ms podemos considerar la discusin teolgica como un pensamiento ms realista del mundo mtico de lo que ha sido el pensamiento secula-rizado. Eso especialme.nte cuando los mitos centrales del pensamiento secularizado -en especial el mito del progreso- se quebrantan. Lo ltimo parece ser la verdadera razn por la que hoy vuelven a aparecer las teologas polticas-, que durante tanto tiempo se pensaban superadas. En el grado en que la crtica social y los pensamientos de legitimidad se vuelven crticos frente a la modernidad misma, este resultado no debe sorprendemos. La modernidad y su pensamiento racionalista sustituy el pensamiento teolgico por sus mitos secularizados. Al perder estos su vigencia, el propio replanteo de la razn lleva igualmente a un replanteo de la razn teolgica.

    San Jos, Costa Rica, 1 de mayo de 1987

    XV

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    Parte 1

    Economa y reproduccin de la vida hum3:na

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    CAPITULO l

    PROBLEMAS ACTUALES DE LA ECONOMIA POLITICA*

    Al hablar de los problemas actuales de la Economa Poltica, tenemos que saber lo que entendemos por Economa Poltica. En realidad, el significado literal de la expres1on misma nos ayuda muy poco para este propsito. Sabemos que lo econmico est ntima-mente relacionado con lo poltico. Cada problenia ec.onmico tiene su dimensin poltica y cada problema poltico tiene su dimensin econmica. Programas econmicos determinados exigen soluciones polticas en cua.nto al poder econmico y poltico determinadas. Aunque la relacin no sea mecnica y aunque puede haber excep-ciones explicables, sabemos que una poltica ultraliberal como la que insina la escuela de Ch1cago tiene que ser acompaada de un Estado de seguridad nacional, como surgi en Amrica del Sur, y que un Estado liberal.no es posible sostenerlo sino sobre la base de una pol-tica de reformas sociales muchas veces muy radicales. Igualmente sabemos, que una economa socialista va acompaada por un sistema poltico de ndole propio, que se expresa generalmente en una determi-nada b~rocratizacin del ejercicio del poder poltico y por la predomi-nancia de un partido nico en toda la estructura de poder. Tambin sabemos, que la seleccin entre tales posibilidades no es arbitrariamente posible, y que el grado del desarrollo econmico precondiciona las posi-bilidades de la. implantacin de determinados esquemas econmicos o polticos.

    Sin duda hay diferentes maneras de ver esta relacin entre econo-ma y poltica. En la tradicin burguesa o liberal se la ve ms bien como una simple interdependencia, mientras en ia tradicin marxista se ye en lo econmico ms bien una ltima instancia. Pero sean cuales sean las razones de esta diferencia -que tampoco es ntidamente vlida- la estrecha vinculacin entre las dos raras veces se niega. Ciertamente, es sobre todo la teora neoclsica la que muchas veces induce a olvidar esta relacin, para escaparse en modelos de presupuestos tericos arbi-trarios de los cuales deduce efectos econmicos de una manera tal, que * Conferencia pronunciada en marzo de 1980 en la Inauguracin de la segunda Promocin del Postgrado Centroamericano en Economa y Planificacin del Desa-rrollo de la Universidad Nacional Autnoma de HO!Kluras, Tegucigalpa.

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  • parece como si el mbito poltico ni siquiera existiera. Pero tampoco este reproche tiene una validez general. Esto ya se puede ver en los fundadores de este pensamiento. Mientras Bohm-Bawerk o Jevons no toman nota siquiera de la realidad econmico-poltica de su tiempo, pasendose por abstracciones puras, Marshall es un hombre de un anli-sis agudo de la economa y poltica de su tiempo, que desarrolla sus esquemas tericos teniendo presente dichos aspectos. Los modelos abstractos, con los cuales se maneja, aparecen como simples notas de un texto dedicado al anlisis concreto de lo econmico, que jams se olvida de las implicancias polticas de las relaciones econmicas .. Sin embargo, en el sentido de la expresin economa poltica, Marshal no pertenece sin duda a la corriente del pensamiento de una economa poltica, igual que Jevons o Bohm-Bawerk ..

    Por tanto, si hablamos de Economa Poltica, no nos referimos simplemente a pensamientos que toman en cuenta la interrelacin entre lo econmico y lo poltico. Como veremos, estaramos ya ms cerca de una comprensin del enfoque de la economa poltica, cuando postulamos que; desde el punto de vista de sta, la rela~in entre econo-ma y poltica supone la existencia de una ltima instancia econmica, mientras otros enfoques ven esta relacin en trminos de una "interde-pendencia entre los dos", o, como lo dice Eucken, ~o una "interde-pendencia de los rdenes". Sin embargo una afirmacin como la de una ltima instancia que sea econmica, presupone una conceptualizacin determinada de lo econmico, y, en realidad, en la tradicin de la economa polticase .. entiende la economa de una manera distinta de lo que ocurre en la economa neoclsica. Por tanto, sin una discusin de esta diferencia, no tiene ningn sentido discutir la afirmacin de urta W-tim-a instancia :econmica de lo poltico.

    Esto nos obliga a una segunda advertencia. Por un lado ya vimos que la economa poltica no se constituye por el reconocIJliento de una estrecha interrelacin entre economa y poltica. Por el tro lado nos tenemos que cuidar de un eri;-or frecuente, que entorpece const~ntemente la discusin sobre la economa poltica en general. Nos refedmos a la identificacin muy corriente del anlisis de la economa poltica con la economa poltica marxista. La economa poltica marxista -o, mejor dicho, socialista- es una corriente determinada del gnero de la economa poltica. Siempre ha habido -y segn nuestra opinin hoy est reforzndose- una economa poltica burguesa, que de hecho tiene una historia ms larga que la economa poltica socialista. Dentro del pensamiento econmico, la antpoda de la Economa Poltica no es el pensamiento econmico burgus, sino el pensanento neoclsico. Este hecho es important'e para poder comprender los pasos de la econe>ma poltica en la actualidad y sus problemas actuales. Tampoco podemos sin ms identificar los logros del pensamiento neoclsico con el pensa-miento burgus. Tambin el pensam_iento neoclsico dedva en conoci-mientos, que no se deben confundir con su opcin implcita por la

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    sociedad burguesa. Resumiendo esta primera parte de nuestro anlisis llegamos a descartar un elemento y a destacar dos polaridades, con las cuales tenemos que seguir trabajando. Descartamos el reconocimiento o no de una interrelacin entre lo econmico y lo poltico como un elemento decisivo de la problemtica por discutir. Destacamos en cambio, que vamos a contraponer dos polaridades. Por un lado, pensa-miento burgus y por otro pensamiento socialista, refirindonos a opciones en cuanto al sistema econmico, a partir de las cuales tales pensamientos son elaborados. Con esto sostenemos que hay tales opciones, aunque el terico correspondiente no las explicite e inclu-so no las reconozca. Tenemos que tratar de utilizar estas denomi-naciones de burgus o socialista en trminos objetivos sin mezclar con ellas demasiado pronto nuestras propias opciones personales. Por otro lado, introducimos la polaridad economa poltica y teora econmica neoclsica. El anlisis que sigue, partir de esta segunda polaridad sin

    identificarla a priori con la primera.

    Necesitamos aliO"i ... Clestacar el elemento teqrico central que nos per-mite distinguir estos dos polos. Con todo el ri~sgo que tal proposicin contiene, nos atrevemos a decir que la' diferencia entre estos dos polos es el punto de partida radicalmente distinto de aquellas. La economa po-ltica enfoca la economa a partir del problema de la reproduccin de los factores de la produccin, mientras la teora neoclsica la enfoca desde el-punto de vista de la asignacin ptima de los recursos. Podramos por tanto sustituir la polaridad economa poltic~-teora neoclsica por otra que sera reproduccin-asignacin.

    Voy a tratar de explicar esta ltima polaridad para poder usarla en el anlisis que sigue. El pensamiento econmico empez como econo-ma p9ltica con sus principales representantes .Adam Smith, Malthus y Ricardo. Ellos avanzan su enfoque a partir de la reproduccin de los factores de produccin, lo que los lleva a su teora del salario basada en la neces~ria subsistencia obrera y por tanto independiente de las escase-ces relativas del mercado. Sobre esta base construye Mal thus su teora de la poblacin y su reproduccin. Al lado de la reproduccin de la fuerza de trabajo apar~ce igualmente la reproduccin del propio aparato productivo: para que haya produccin continua la maquinaria gastada tiene que ser constantemente reemplazada y por tanto reproducida. Desde este punto de vista, todas las alt~mativas posibles de las decisio-nes en la sociedad capitalista estn subordinadas a este marco objetivo econmico, y _pQJ:.._tanto. y_a_apare.c.e-en-estos_autores Jo econmico a la vez -~~mo reproduc_9fu:L.de-1os_fa.c_t_p_re.s _ _de_prruht_ccin y_ coID.Q_(!ltim...a --instancia o limitwte obje.ili!.Q__de todas las d.e_cisio.n.e.s_p_olticas,_c.OILS.u __ media.cin_respectiva _por_la_e.s.tru.ctura de ciases. (Lo econmico es en este caso: reproduccin de la fuerza de trabajo y del aparato productivo). Este mismo punto de vista toma l~conoma poltica de Marx, concen-trando e) _problema de lai_eproduccin q~-J&s_f~~j_Qms_de produ~Gin-en 1~ rep~_ffi{):Q_li~- un solQ f!~t~Lhomhre. La reproduccin material

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    f3:~tores -en Marx ya aparaio productivo ms naturaleza- una cons.e-cuiicf aefa reproduccin mater!_!L de la _yj_da_hum_ana. A partir de este pufo--ae-vsta-:-Marx -transforma-la economa poltica burguesa a travs de lo que l llama su "crtica", por la afirmacin de que solamente la transformacin de la sociedad burguesa en sociedad socialista puede asegurar esta reproduccin.

    Con eso llega a aparecer al lado de la economa poltica burguesa una economa poltica socialista, la qe Marx llamaba el socialismo cientfico.

    Sin embargo, frente a esta alternativa radical el pensamiento burgus hace un vuelco igualmente radical, que lleva a la constitucin de la teora_3.Con>]Jlica neoclfil9. Lo hace, abandonando en sus principales tericos todo el enfoque de la economa poltica tradicional, apoyn-dose en una deficiencia obvia de la economa poltica anterior. En todos sus representantes -de Smith a Marx- est prcticamente ausente y slo marginalmente mencionado un problema econmico, que ser la bandera de la escuela neoclsica: .l!_.asignacin_ptima d~os econ-micos. Con eso de.sa.parece todo el enfoque anterior de la repro-duccin, que en la escuela neoclsica se mantiene slo solapadamente como reproduccin del ca pi tal amortizacin - sin ms discusin de la problemtica anterior. Aunque hoy en da la discusin de la asignacin de los recursos rebasa ampliamente a la escuela neoclsica, sta sin duda tiene el mrito terico de haber desarrollado esta problemtica. Pero la llev a la vez a su extremo, para poder borrar a la economa poltica del pensamiento econmico mismo. Lo econmico ahora es visto como el campo de decision~~ _so:Pi;e 111~Q!Q~~sc-iQUnfnc10n-de-fine~ ~ sea .. por..lo~ _ _fili.~lQLg~ __ Jos_consumidor_es _ _o _ _).oliticamente~-deriv..ando_en -. ltima_ i~stancia las prop~_9~cisjones polticas _p_QL}oS-gust.os de Jas -.

    consumidfe-t_~~m-OCuCl.adano~. votan!~,_lQ._qu~JleY. a __ una-teorLd.e ia-democra~~--~orrespo~i~nt~. Son-R.Q_r tanto los consl}_mid.Pre_sJos_cJ!e

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  • postura frente a los juicios de valores. Se enfrent por tanto economa poltica y teora de la asignacin de recursos en su forma neoclsica, transformndose esta ltima en el pensamiento burgus dominante. Si bien esta transformacin del pensamiento burgus est muy vinculada al surgimiento de la economa poltica marxista, no se debe reducir a tal posicin "apologtica". Por un lado, se logr desarrollar terica-mente el problema de la asignacin ptima de los recursos, que dio a lo econmico una perspectiva nueva anteriormente insospechada. Por otro lado, la escuela neoclsica rompi tambin con la economa poltica burguesa como lo hizo con la marxista, producindose a la vez pensa-mientos socialistas que son claramente neoclsicos, como los de Osear_ Lange (en los aos treinta), Horyat, Venek y su escuela.

    Elementos de la economa poltica burguesa volvieron a aparecer recin con el desarrollo de nuevas teoras crticas frente a las neclsicas.

    , Sus portadores son por un lado Keynes, que insiste de nuevo en l.a nece-. ---Saria reproduccin de la fuerza de trabajo y busca instrumentos polti-

    cos adecuados para .tal fin, y por el otro, con mucho menos impacto poltico, Schumpeter. Sin embargo, sobre todo Keynes sigue a la vez estrechamente vinculado con 1a escuela neoclsica, especiahnente en su teora del capital.

    La economa poltica marxista en cambio tena que enfrentarse forzosamente con la nueva problemtica de la asignacin de los recursos, y logr, en efecto,. una formulacin satisfactoria de sus posiciones recin a pa'rtir de fines .. de...los aos treinta (Kantorovic ).

    Para entrar ahora en la problemtica actual de la economa poltica, podemos solamente esbozar la postura bsica que una economa poltica actual tiene que enfocar. Siendo su punto de partida la necesidad de la reproduccin material, la economa poltica tiene que recuperar su afirmacin de que entre todas las decisiones de los consumido.res o productores solamente son viables aquellas que no destruyen. esta . rep'roduccin del proceso productivo mismo. Eso no es la pretensin de poder derivar los valores especficos de la sociedad, pero s la de poder establecer el marco lgicamente previo a la multiplicidad de las decisio- -nes que en la economa se deben tomar. J>ara que la reproduccin funcione, no todas las decisiones y aspiraciones subjetivamente acepta-bles son objetivamente posibles. La reproduccin por tanto impone un marco objetivo, dentro del cual recin la asignacin ptima de los recur-sos tiene sentido. Las exigencias de tal asignacin por tanto son secun-darias, aunque de suma importancia, necesarias e imprescindibles. Por tanto, la economa poltica engloba la preocupacin terica neoclsic~ -o, por lo menos, es capaz de englobrla-, mientras que el pensamiento neoclsico excluye las preocupaciones de la economa poltica en la medida en que declara la asignacin ptima de los recursos como la r_az del problema econmico.

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    Tenemos all tambin la razn del conflicto entre economa pol-tica y teora neoclsica. Si bien es posible ubicar la problemtica de la asignacin dentro del marco de la economa poltica, la teora neocl-sica con su exclusividad concedida a la asignacin de recursos no puede dar cabida a la preocupacin terica de la economa poltica. En el -grado en que la teora neoclsica radicaliza su insistencia en la asigna-cin de los recursos, a pesar de todos los logros efectivamente hechos, se transforma en ideologa.

    Eso nos permite ahora enfocar los problemas actuales de la econo-ma poltica. Siendo ella una teora que parte de la reproduccin de los factores de produccin, su necesidad y su importancia pueden salir a luz slo en el punto en el cual el sistema econmiCo actual entra en crisis a causa de su imposibilidad de asegurar esta misma reproduccin de los fact9res productivos.

    Repitamos por tanto los elementos de juicio centrales, que se derivan del enfoque de la reproduccin de la economa poltica, actuali-. zndolos para nuestra discusin:

    l. La reproduccin material de la vida humana es la ltima instancia de toda vida humana y por tanto de su libertad: el hombre muerto -o .amenazado de muerte- deja de ser libre, independientemente del contexto social en el cual vive. Ya quiera ser musuhnn, budista, cristiano, lib~ral o comunista, para serlo, tiene que vivir material-mente, porque solamente viviendo puede serlo. Las condiCioris de la reproduccin de su vida material forman por tanto un apriori de tod_as su~ decisiones, excepto que se decida a morir.

    2. La ~produccin de los elementps. derivados de esta reproduccin . material de -)a vida. Se trata de la reproduccin constante del aparato productivo -reemplazo e inversiones netas- y de la propia

    ~turaleza, solamente en intercambio con .la cual se puede reprodu-cir l~ vida htimana material. De la misma necesid~Q de reproducir la v~pa hum.ana material, se deriva la 11ecesidad de asegurar la repro-duccin de. la naturaleza, o, en trminos actuales, del medio am-bi~nte ... El-medio ambiente no es un fin en s, sino la mediacin m~t~pa~ imprescindible de la reproduccin de la vida humana en

    . ,sus trminos materiales.

    En la economa poltica se tiene que elaborar constantemente, y siempre de nuevo segn las condiciones, este marco objetivo y material de la libertad h~ana que condiciona in~vitablemente la libertad del consumidor propiamente dicha, a la cual la teora neoclsica restringe todo el problema de la libertad humana .. Ella se vuelve por tanto ilusoria.

    Pero siendo en este sentido ilusoria, no sirve .. De all surge la pro-blemtica actual de la economa poltica. Surge en lo prctico y en lo terico a la vez ..

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    En el mundo burgus actual las fallas de la reproduccin de los factores de produccin se hacen notar de una manera nueva e inaudita mente urgente. Solamente en parte surgieron en los propios pases del centro. Con mucho ms fuerza impulsiva se hicieron notar en los pases dependientes, amenazando la propia estabilidad del centro y obligando a un enfoque diferente por parte de los organismos polticos que definen la poltica imperial de los centros frente a los pases dependien-tes. Se trata de los grandes problemas de la extrema miseria, la expulsin de los productores potenciales del sistem~ de la divisin mundial del trabajo, que desemboca en un desempleo dramtico, la explosin demo-grfica y la progresiva destruccin del medie;> ambiente y el derroche sin frenos de las materias primas .. Todos estos son problemas resultantes de los fracasos de la reproduccin de los factores de produccin, y el desastre que pueden provocar no es menor al de una guerra atmica. La propfa existencia del sistema mundial est ~n juego y posiblemente la de la vida humana misma.

    En el grado en el cual este sistema mundial es organizado por un centro imperial mundial, este centro (EEUU) tiene que perfilar una poltica para enfrentar tales problemas. Pero no solamente el centro imperial, todo el mundo _burgus se compenetra, se preocupa, por problemas cuya existencia las teoras ~rgu:esas negaron desde hace ms de un siglo. No hay un mnimo de categoras para. interpretar la situacin, y se sabe que sin una comprensin terica mruma no se puede trazar una poltica coherente.

    En el campo econmico, la incapacidad de la teora neoclsica para dar categoras de interpr~tacin para las crisis que se avecinan es obvia y lleva a una frustracin rpida frente a ellas. De .hecho, con su insistencia exclusiva en la asignacin. de recursos no puede sino decir cmo llevar "ptimamente" la sociedad humari.a su propia destruccin. Al hombre que se muere de hambre, le puede ensear cmo escoger _con sus medi9s limitados la tumba.que le propicia .la mayor u~ilidad margi-nal, pero _no le ofrece el escape de la tumba. Sjn embarg~. la burguesa imperial necesita otras soluciones.

    En este ambiente general por tanto se volvi con necesidad pujante a la elaboracin de enfoques tericos de la problemtica de la reproduccin de "los factores de produccin .. Reproduccin de la vida humana, empleo, medio ambiente tienen que tener una . solucin.. Desde el punto de vista de la burguesa imperial tienen que ser ~olucionados por lo menos en un -~ado tal que el propio imperio p1:1eda estabilizarse.

    Esta crisis general de la reproduccin de los factores de produccin llev a partir de la Segunda Guerra Mundial a una progresiva revitaliza-cin de la economa poltica. Sin embargo, el nico pensamiento en esta lnea .del cual esta vitalizacin poda partir era la economa poltica marxista, que era la nica elaborada dentro de una .larga continuidad. Por tanto, esto provoc un auge insospechado de la economa poltica

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    ria tradicional de la economa, para hacer las universidades funcionales a nuevos pensamientos ya dominantes en el mbito poltico burgus.

    Creemos que ya se pueden vislumbrar algunas lneas de esta reorien-tacl.n del propio pensamiento econmico. Ya mencionamos el hecho de que el pensamiento de Keynes produjo una primera confrontacin con la teora neoclsica, sin provocar una ruptura. Sin embargo, despus de la Segunda Guerra Mundial aparecen pensamientos de ruptura, que po-siblemente tendrn una importancia clave para la formulacin terica de la nueva economa poltica burguesa . Se trata de discusiones extremada-mente abstractas, que sin embargo, forman la referencia terica de las necesidades prctico concretas mencionadas. Nos referimos a la impor-tancia actual de las discusiones tericas de la Escuela de Cambridge (Inglaterra) y a todo el surgimiento de una nueva escuela de economa poltica,_que se autodenomina neo-ricardiana (Joan Robinson, Sraffa).

    Este neo-ricardismo se desempea en dos frentes. Por un lado en la crtica de la teora econmica neoclsica y por el otro,. en la crtica de la economa poltica marxista. De las dos crticas est surgiendo la orientacin terica abstracta de esta nueva econ.oma poltica burguesa. _ En rela~in a la teora neoclsica esta crtica se dirige hacia la fun-

    cin_ de produccin bsica, sobre la cual esta teora se construye. Desemboca en la demostracin de la imposibilidad de una homogenei-zacin de los factores trabajo y capital en trminos de esta teora. Se trata del problema que Marx enfoca como el de la conmensurabili

  • proceso de cambio, que es producto de la necesidad de interpretacin de los problemas de la propia reproduccin del sistema y que obliga al propio pensamiento burgus a una reubicacin del pensamiento neocl-sico , que hasta ahora ha mantenido el monopolio en las universida-des y en la enseanza de la eco~oma . Se trata de un proceso de cambio, que est llevando a un resurgimiento de la economa poltica burguesa y que est teniendo impactos sumamente fuertes sobre la propia econo-ma poltica marxista tradicional, aunque sta haya servido como punto de arranque de las nuevas formulaciones dadas.

    Hasta qu grado tales nuevas teoras se impondrn, ciertamente no depende solamente de su contenido terico. En su aspecto terico, la constitucin de una nueva economa poltica burguesa en un plano ms amplio que hoy depender ciertamente de su capacidad de evitar la

    fJ ' (eona del valo trabajo como su fund-amento, porque solamente de esta manera podr evitar una renovacin de la crtica marxista que ocurri

    en el siglo XIX, llevando al abandono ttar-m~-la economa poltica de parte de la teora econmica burguesa. Por otro lado, la propia econo-ma poltica marxista depender en su futuro de la solucin de este mismo problema terico. Si no es capaz de recuperar la teora del valor ~.trabajo, no podr volver a efectuar una crtica de la economa burguesa

    del tipo de la que Marx efectu frente a la economa poltica burguesa de su tiempo.

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    CAPITULO 2

    LA DIVISION SOCIAL DEL TRABAJO Y LA REPRODUCCION MATERIAL DE LA VIDA HUMANA

    Y Una teora de la divisin social d~l trabajo es necesariamente, a la

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    vez, una teora de. las finalidades humanas que se persiguen a travs de---.esta divisin social del trabaj. Es una teora de los medios, pero todo proceder no es un medio, a no ser que sirva para algn fin .. Por eso es imposible discutir el mundo de los medios, sin penetrar en el mundo de los fines.

    La divisin social del trabajo, es un mundo social de coordinacin de medios para fines, que slo puede existir como un sistema, en el caso de que haya compatibilidad y comple1De11tariedad de los fines y los medios. Para que estos fines y medlos .. exJ.Stari, dehe.existir tambin un sujeto que tenga fines para los cuales determina los medios. As mi~~o, para que haya una divisin social del trabajo, debe haber una

    mult~pli~idad de sujetos. Un Robinson divide su trabajo entre un sinnmero de actividades;

    sin embargo, la divisin de su trabajo no es divisin social del trabajo, puesto que Robmson es el nico sujeto. Slo entre varios sujetos se puede dividirel trabajo sociahnente.

    Estos sujetos detnninan sus finalidades, y recin a partir de la determinacin de ellas se pueden establecer los fines concretos, en funcin de los cuales se ~uscan 1 os medios y se distribuye el trabajo, entre el conjunto de sujetos que constituyen la divisin social del trabajo. Las finalidades pueden ser sumamente amplias, e incluyen inclusive las "finalidades ltimas,,. Pueden ser totalmente vacas y des-cribir solamente el horizonte del sentido. La felicidad de los hombres, la felicidad propia, ad mayorem dei gloriam, etc. son finalidades lti-mas, que expresan un horizonte de sentido. En s no son metas, sino mbitos de determinacin de metas o fines. Las finalidades tienen que ser transf armadas en fines, para que la accin humana las pueda perse-guir. Como fines concretos, entran en el mbito de la accin, y por lo tanto, en el mbito de los medios a travs de los cuales se cumple C.Q!!

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  • los fines. Teniendo, por ejemplo, como finalidad, la demostracin de la grandeza humana, esta finalidad puede ser transformada en fin por un viaje a la luna y a partir de ste se pueden ir desarrollando los medios para realizar el fin. Una vez realizado el fin, se le da sentido a travs de la finalidad, en_ funcin de la cual fue determinado el fin. Pero finalidad y fin -o "meta"- no deben ser con.fundidos. De la finalidad como horizonte de sentido pueden ser derivados muchos fines, sin existir un criterio rgido para la derivacin. El mbito de esta deriva-cin no es tcnico. Una vez determinado el fin, los medios, en cambio, se derivan por un criterio rgido y racionalmente determinado, del cual se deriva una bsqueda tcnica de los medios. La relacin entre me dios y fines es una relacin tcnica, y la relacin entre fines concretos y finalidades es de supeditacin.

    Estas_ fmalidades no son normas. Son principios sintticos que sirven para derivar normas, y tales normas recin a travs de un juicio de valor, sirven ... para--

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    burgus pasa por esta transformacin de las finalidades ltimas en mi-., to. En su forma fascista, aparece como Wl mito irruptivo -Sorel,

    Pareto, o Rosenbarg con su "Mito del siglo XX" - y en su forma ms bien conservadora, como mito edificante y agresivamente antisub-versivo -las ideologas actuales de la seguridad nacional-; pero tambin en un autor de un conservatismo tranquilizante como lo es Kolakowski con su "Presencia del Mito". Como mito, las finalidades ltimas se transforman en el lugar clave de la manipulacin de las conciencias, que sirven como instrumento de la legitimacin de un poder que pretende determinar los fmes, en funcin de los cuales se emplean los medios. De esta forma, precisamente, el positivismo en las ciencias sociales ha dado lugar a una irracionalidad mtica, que antes de l era imposible. Destacando aparentemente una razn instrumental unila-teral, se ha desatado un irracioD.al.ismo casi absoluto de los mitos

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    actuales .

    Una vez hecha esta reduccin de la razD81a-razn instrumental, subsiste el problema de la divisin social del ~rabajo como el mbito ms directo de esta razn instrumental. Sin embargo, en el pensamiento burgus actua11 la problemtica de esta divisin social del trabajo es tratada en trminos muy marginales. Max Weber casi no la menciona. Unicamente la economa poltica burguesa la trat en su perodo clsico como un elementQ_..fundamental de la teora econmica. Pero, despus de la ruptura con el pensamiento clsico y el surgimiento de la teora neoclsica,. ... el .. anlisis de la divisin social del trabajo pierde su importancia. El libro sociolgico clsico de Durkheim sobre la divisin del trabajo no encontr continuadores. Recin en la actualidad, con la problemtica de la crisis en la divisin internacional del trabajo apare-cen preocupaciones por el fenmeno, sin encontrar todava, una elabo-racin terica ms profunda.

    La razn para esta renuncia a una teora de la diVisin social del trabajo no es tan difcil de encontrar. La podemos buscar desde dos ngulos diferentes. Por un lado una teora de la divisin social del tra-bajo desemboca necesariamente en una teora del excedente econmi-co. Esta no puede ser elaborada sin aceptar la reproduccin material de la vida humana, como ltima instancia de la posibilidad de tal divisin de trabajo. Eso se debe al hecho, obvio, que solamente los sujetos vivos pueden distribuir el trabajo entre s, y que, por lo tanto, tienen que garantizarse mutuamente esta reproduccin material de su vida para poder contar con el cumplimiento de las funciones complemen-tarias de la divisin social del trabajo misma. Por otro lado, una teora de la divisin social del trabajo tiene que analizar los problemas de la coordinacin de los diferentes procesos de trabajo que integran el sistema de divisin soci~ del trabajo y que pernte que estos procesos de trabajo funcionen como un solo proceso de produccin. Eso implica una teora del poder, de las clases sociW, del Estado y del sistema

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  • institucional en general. Basar la teora econmica en la divisin del trabajo, significa ir ms all de aqellos fenmenos a los que la teora neoclsica restringe el anlisis econmico. La teora econmica, necesa-riamente, tiene que insertarse en una teora general de la sociedad, y ser muy difcil evitar que tal teora se acerque al materialismo hist-rico mismo.

    Este resultado es sorprendente. Efectivamente, si se parte del anlisis de la razn instrumental en el marco de un anlisis de la divi-sin social del trabajo, resulta imposible quedarse en el mbito de esta razn instrumental. Hay que llevar la razn instrumental ms all de sus propios lnites, para poder solucionar los problemas ~strumentates de esta divisin social del tr~bajo. No se trata de introducir, desde fuera, una razn que no sea instrumental, para imponerla al anlisis instrumen-tal. Es exactamente al revs. Partiendo de la razn instrumental y su enfoque de las relaciones medio-fin, hay que ir ms all de esta rain instrumental para poqer entender y explicar las relaciones medio-fin. En trminos marxistas, se trata del enfoque dialctico de la sociedad. Este enfoque dialctico no es un punto de partida a priori, sino un punto de llegada del anlisis de fenmenos, que a primera vista no tienen ninguna razn dialctica.

    A partir de este punto de vista ya es ms comprensible por qu la teora burguesa da tan poca importancia al anlisis de la divisin social del trabajo. Insisten -como lo hace Weber- en que la nica razn confiable es ta razn instrumental, para cortar luego el anlisis ae esta misma razn instrumental. Weber celebra la razn instrumental en vez de analizarla. Y otro tanto hacen casi todos los analistas burgueses ac~uales. Destacan la razn instrumental y se marchan. Analizan mercados, diferenciaciones sociales, diferenciaciones de. roles y de sistemas, pero no penetran en la problemtica misma de la compatibilidad y comple-mentariedad de los propios procesos de trabajo. Eso vale b:asta para el mismo Durkheim, que n

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    Haciendo esto, la teora econmica positivista y, en general, la ciencia social burguesa actual, pudo afirmar com_o su tesis ms querida, la de la imposibilidad de la razn de penetrar en el campo de las finali-dades, entendidas como horizonte con destino y de una elaboracin racional de una teora de los valores. Se trata de aquella tesis, que le permiti a la ideologa burguesa actual, transformar el destino de la sociedad en objeto de manipulacin de mitos, en funcin de la legitima-cin de una sociedad burguesa, que ha perdido la autoconfianza de po-derse afirmar en la razn.

    Frente a este irracionalismo de .la teora social burguesa, no se puede reafirmar una razn independiente de la razn instrumental. Tales derivaciones de una razn independiente ya no son posibles des-pus de la crtica de Marx a Hegel. Sea cual sea tal razn, no podra sino afirmar el propio irracionalismo burgus y la constitucin correspon-diente de su mundo mtico. Una vez destruida tal razn independiente, toda ciencia social, forzosamente, tiene que partir de la relacin medio-fin como el ncleoa:er-conocimiento. El problema es la crtica de esta razn instrumental, tomando crtica en el sentido kantiano. Se trata de analizar hasta qu grado tal razn es autosuficiente, o hasta qu grado necesita ser insertada en otra razn -una razn dialctica. Pero el criteri~ de tal insercin sigue siendo la propia razn instrumental v el anlisis de las relaciones medio-fin. Siendo la divisin social del trabajo

    el mbito de estas relaciones medio-fin, todo este anlisis tiene que par-tir de la divisin social del trabajo.

    La Transformacin de la naturaleza en valores de uso

    Tambin una teora de la divisin social del trabajo se refiere a la relacin entre medios y fines. Sin embargo, para desarrollar todos los componentes de la divisin social del trabajo, tiene que insertarse en una concepcin adecuada del trabajo mismo, del productor-sujeto y

  • materiales. El sujeto se enfrenta, as, a un mbito de necesidades. Para sobrevivir, tiene que trabajar, transformando la naturaleza y producien-do valores de uso materiales, lo que permite satisfacer las necesidades. Se trata de un circuito natural entre el hombre como parte de la natura- leza y la naturaleza exterior al hombre. La naturaleza exterior al hom-bre aparece vista desde este circuito como el cuerpo ampliado del hom-bre, y la relacin entre trabajo y satisfaccin de necesidades como un metabolismo. A la vez, la relacin trabajo y sat~sfaccin de necesida-des resulta ser un intercambio entre el hombre como naturaleza espec-fica y la naturaleza circundante. En este intercambio, la naturaleza es humanizada (o deshumanizada) por el trabajo. Sin embargo, esta transformacin de la naturaleza externa al hombre por el trabajo, vuelve a tener efecto sobre el hombre mismo. La propia naturaleza del hombre puede resultar naturaleza por transformar; a travs del trabajo, (por ejemplo, en la medicina) y los resultados de la transfor macin de la naturaleza -los valores de uso- transforman el propio estilo de vida del hombre y, por lo tanto, al hombre mismo. Mediatiza .. do por la transformacin de la naturaleza externa, el hombre-naturale-~ se transforma a s mismo. A partir de este hecho aparece la historici-dad del trabajo humaiw.

    El mbito de la necesidad. rige sobre el trabajo. Pero el trabajo no se puede dirigir, sin ms, a la satisfaccin de esta necesidad.

    Ni el trabajo ni la necesidad son especficos, y por lo tanto, no pueden en estos trminos, desembocar en una actividad especfica que sea un trabajo determinado. A partir del. mbito de la necesidad tienen que ser especificados los fines determinados, mientras los fines siguen siendo supeditados al mbito de la necesidad, en cuanto que su vali~ez consiste en poder satisfacer necesidades. El fin especfico surge, as, supeditado al mbito de la necesidad y especificado en funcin dela satisfaccin de necesidades. Por supeditacin y especificacin la necesi dad es transformada en fin especfico.

    EA_,,relacin al im, existe el sujeto-productor o trabajador que diri-ge su actividad a tal fin. Tiene la voluntad de alcanzarlo, siendo esta voluntad supeditada al mbito de la necesidad. Como sujeto proyecta anticipadamente el fin, y su actividad proyectora permite hacer la transformacin de la necesidad en fines especficos. Una vez afirmado el fin por la voluntad, el sujeto deriva del fin su propia ley, que regir su actividad,~-que se encamina al fin. El sujeto no tiene ninguna ley a priori, sino que ordena sus impulsos -que a priori son desordena-dos- por la ley derivada del fin, cuyo logro ha afirmado por su volun-tad. Encaminarse hacia un fin, desemboca en un ordenamiento de sus impulsos inmediatos por una ley, que se deriva de las condiciones para alcanzar el fin y que recibe su fuerza por la voluntad del sujeto de alcanzarlo. - -

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    El ordenamiento de los impulsos del su jeto en funcin del fin afirmado por la voluntad, desemboca en dos planos de actividad racio-nal.

    Por un lado, el plano de la realizacin tcnica del fin, lo que es un plano de los medios tcnicos materiales, que hacen posibles lograr el fin. Si no se tienen a disposicin estos medios tcnicos, el fin, la produc-cin del valor de uso, no se puede lograr. Por otro lado, el plano de los valores o pautas de comportamiento.

    Se trata de valores del propio proceso de trabajo. La atencin, la puntualidad, en general la transformacin en deber de aquellos comportamientos, que son indispensables para poder encaminar los medios tcnicos hacia el logro del fin afirmado.

    En los dos planos aparecen problemas de factibilidad. Si al fin especfico no corresponden medios tcnicos adecuados, el fin no se

    .-- puede alcanzar y resulta, por tanto, no-factible. -Si, por otro "lado la --- atencin necesaria para aplicar adecuadamente los medios tcnicos

    resulta insoporta~le, nuevamente el fin resulta no-factible, awique se

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    pue9en se.alar los medios tcnicos para alcanzarlo. Tanto en el plano de los valores formales del trabajo como en el plano de los medios tcnicos, aparece la actividad del discernimiento entre fines factibles y fines no-factibles. Entre los muchos fmes especficos que aparecen, el discernimiento escoge los que sean factibles y, por lo tanto, efectiva-mente elegibles. Los fines no-factibles son transformados en suefios -si se quiere: su~~.Q~ .... ~tpicos-, a partir de los cuales se formulan y especifican los pasos futuros a seguir, para que t1nes no-factibles hoy, resulten fines factibles ma.ana o para que comportamientos necesario~ hoy dejen de ser necesarios maana. Estas proyecciones aparecen a partir del discernimiento entre fines factibles y no-factibles en los dos .. planos indicados, y son transformados en sueos que pasan incluso los lnites de lo pensable: del plano de los medios tcnicos se pasa a la imaginacin de la abundancia cuantitativa, y del plano de los valores. formales del trabajo-se pasa a la imaginacin del trabajo libre: trabajo como libre juego de las fuerzas fsicas y espirituales. A partir de los fines no-factibles aparece, de esta manera, la formulacin del futuro por hacer como proyeccin utpica.

    No se trata de las "finalidades ltimas", de cuya discusin parti-mos. Las finalidades ltimas son, de hecho, una sustitucin del mbito de la necesidad como origen de la especificacin de los fines, por con-ceptos completamente vacos. Las proyeceiones lmites nacen precisa-mente del mbito de necesidad como soluciones definitivas jmagi:nadas de la satisfaccin de las necesidades. Como esas soluciones imaginadas iesembocan en marcos de .accin para dirigir la lnea en la aue el propio lXabajo puede avanzar con pasos posibles adecuados. Se transforman ( ;i marco de orientaCin del propio trabajo.

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    Podemos esquematizar lo dicho de la manera siguiente:

    Trabajo Humano

    ley autoafinnada /que ordena impulsos

    / ~ valore.s_fonnales ctividad ~ (atencin) ~ del su jeto .... : ........... _.""....... fin (trabajo) ~ ~ medios tcnicos

    materiales

    proyecto anticipativo (voluntad)

    libre juego de las fuerzas fsicas y espirituales

    abundancia

    Recin explicada la especificacin de los fines, la significacin de los medios tcnicos y la formacin del sujeto que tiene la voluntad de alcanzar aquellos fines, se pueden formular los procesos de trabajo. El proceso de trabajo es la relacin entre un sujeto determinado del trabajo, que se encamina hacia el logro de un fin, que es un valor de uso,., y que cuenta con los medios tcnicos para alcanzarlo. Es el trabajo humno concretizado en un proceso de trabajo determinado. Proceso de trabajo y proceso de produccin

    La base de toda divisin social del trabajo, son los sujetos que realizan un proceso de trabajo, es decir, son los productores. Pero no toda accin humana se realiza a travs de procesos de trabajo, aunque siempre existen analogas. El proceso de trabajo es una accin humana, cuyo resultado es un producto material, que al cabo del proceso de trabajo tiene una existencia material independiente del productor. Solamente los productos materiales tienen este carcter, lo que les da un significado especfico.~rlimos ahora de esta definicin del proceso

    20

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    de trabajo, cuya legitimidad solamente se puede demostrar por el anlisis mismo .

    El proceso de trabajo no es ningn conceptomercantil;porlotanto, su anlisis no exige categoras mercantiles.

    El proceso de trabajo se dirige hacia un fin, que es el producto. La produccin de este producto es el proyecto del productor, que deriva del producto los medios necesarios para producirlo. Eso implica que la produccin tiene que ser factible, en el sentido que existen tcnicas para producirlo que son de conocimiento del productor. Para iniciar el proceso de trabajo y para llevarlo a cabo, existen adems determinadas condiciones. Existiendo el proceso de trabajo dentro de

    una divisin social del trabajo, el productor necesita insumos materia-les, que l mismo no puede producir y sin los cuales la produccin no puede tener lugar. Estos insumos materiales ~on los medios de produc-cin que el productor tiene que usar. ~

    Los medios de produccin son de dos tipos. Por un lado, estn lo~ medios circulantes de produccin. Se trata de elementos. materiales del proceso de trabajo, que se gastan en este proceso o son transforma-dos por l. Estos medios circulantes son la energa, la materia prima, etc. Por otro lado, estn los medios fijos de produccin, que son instru-mentos de trabajo o equipos de produccin que el productor usa para transformar los medios circulantes en productos, por medio de su traba-jo. Los medios fijos son, en el sentido ms directo, portadores de tecno-logas. La determinacin de la tecnologa que se usa en la produccin del producto, pasa siempre por la seleccin.del instrumento de trabajo. Dependiendo de este instrumento de trabajo, el productor determina tambin la habilidad de trabajo que ste necesita para -llevar a cabo eJ proceso de trabajo. Igualmente, a travs de la: seleccin del instrumento de trabajo se determinan los mecf~s circulantes necesarios. Si bien, el trabajo concreto, los medios circulantes y lo~ medios fijos son comple-mentarios, estos ltimos son los men.os adaptables a nuevas tecnologas, y constituyen, por lo tanto, el centro de la seleccin tecnolgica. En este sentido son objetivaciones . del coeficiente tcnico del proceso de trabajo.

    El sujeto del proceso de trabajo es el productor o trabajador. El productor -o los productores- proyectan el producto, seleccionan fa tecnologa y llevan a cabo el propio proceso de trabajo, que a partir de la seleccin-tecnolgica tiene su coeficiente tcnico determinado. Una vez determinado el coeficiente tcnico del proceso de trabajo, se establece tambin la suma de las horas de trabajo de determinada habilidad, que tiene que ser empleada en este proceso de trabajo. Estas horas de trabajo concreto aparecen como una simple sumatoria y como tal, determina el esfuerzo total_ de trabajo exigido. Sin embargo, segn. ~ ' 1

    L~ ... 21

  • 1

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    1 las condiciones tcnicas, este conjunto de horas de trabajo se aplica en I 1 dimensiones de tiempo y espacio. l l ~ I

    En la dimensin del tiempo aparece la duracin total del proceso de trabajo, el perodo de produccin del producto. Este perodo de

    1 t

    produccin nuevamente est tcnicamente dado y es diferente de la sumatoria de las horas de trabajo necesarias. Se refiere a la secuencia

    il con la que hay que aplicar estas horas de trabajo. Supongamos un ejem-11

    '! plo. Un producto como el trigo, tiene un perodo de produccin de un ao, o 365 das de trabajo. Supongamos que un hombre en 365 das

    produce lOt de trigo. Otro producto, por ejemplo, el pan, tiene un ! perodo de produccin de un da. Supongamos que un hombre produce

    '

    l

    en 365 das 1 Ot de pan. En el caso del segundo producto, la misma ' 1 cantidad- de pan que un hombre produce en 365 das, 365 hombres lo i {- pueden producir en un da por la simple multiplicacin de procesos de 1 trabajo paralelos. En el caso del primer producto, el trigo, eso no 1

    .............. ser-a posible. Aunque un hombre en 365 das produce lOt de trigo, 365 ...

    1 ;

    I hombres no pueden producir la misma cantidad de trigo en un da. ! !

    11

    La multiplicacin de los procesos de trabajo no puede afectar el pero- ' i do de produccin, que impone una.determinada secuencia de la aplica- i

    1 cin del trabajo en el tiempo. 1 1

    ,1 11 Esta. dimensin temporal no es ni insumo material rii se refiere a la I

    suma de horas de trabajo aplicadas, pero s obliga a una secuencia deter-minada en la aplicaci~, tanto del trabajo como de los insumos m~teria-les.

    . ........................

    Este perodo de produccin no hay que confundirlo con otra di-

    1 mensin temporal del proceso de trabajo. Se trata de la vida til de los

    1

    equipos. La vida til de los equipos determina el perodo de tiempo, para el cual la tecnologa escogida para el proceso de trabajo tiene un margen de variabilidad muy estrecho. En el grado en que el propio

    !

    i perodo de produccin es una funcin de la tecnologa, la propia vida 1 til de los equipos determina el perodo para el cual rige un determina- -'''

    1 do perodo de produccin.

    ~1 perodo de produccin de un producto se refiere, por lo tanto, a la duracin de un proceso de trabajo. La vida til de un equipo, en

    : cambio, se refiere a la constancia de la aplicacin de una tecnologa 11

    deterininada en uno o varios procesos de trabajo. Usando un mismo i' equipo en otro proceso de trabajo, se aplica la misma tecnologa en otro 11

    I! proceso de trabajo. Mientras los medios circulantes se gastan, los medios fijos perduran hasta que son sustituidos por oftos. De~gastndolos, se

    lt aplica una tecnologa determinada en los procesos de trabajo en los cuales son usados, mientras los medios circulantes son transformados en

    i productos o simplemente desaparecen en el proceso. 1 1

    ,, Esta diferencia entre perodo de produccin del producto y vida \

    n- til de los equipos, presupone una definicin del proceso de-trabajo : 22 !' ''. J~

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    I en funcin de productos materiales. Si no se cuida este punto, las dos dimensiones se confunden. La vida til se transforma en "perodo 1

    de produccin de los seivicios". del equipo o en "perodo de produccin de los seivicios de una vivienda", etc. Con esto, el anlisis del proceso de trabajo pierde toda su precisin.

    i Paralelamente a la dimensin temporal del proceso de trabajo, existe 1

    su dimensin espacial. Para producir un producto con insumos determi-nados y trabajando durante el perodo de produccin necesario, hace falta un lugar de produccin. Segn el producto del cual se trate, esta dimensin espacial es sumamente diferente. Para que un hombre produz-

    t . ca en 365 das 1 Ot de trigo, ste necesita un espacio apto para tal produccin de supongamos 10 hectreas.Para que un hombre produzca en 365 das lOt de pan, ste necesita un espacio apto para tal produc-cin de, supongamos, 100rn2 En todos los casos existe una dimensin espacial, pero segn el producto producido, el espacio para producirle

    -=--l es diferente, variando entre productos extensivos en el espacio hasta productos intensivos. Pero ningn proceso de trabajo es posible sin 8er -

    1 ubicado en el espacio-:

    Este espacio no es insumo del proceso qe trabajo, como tampoco lo es el perodo de produccin. Claramente se trata de una dimensin del proceso de trabajo, que detennina la aplicacin de horas de trabajo y de insumos materiales para producir un producto. Ni siquiera en el caso en que el proceso de trabajo destruye la aptitud de ulf espacio para la produccin de un producto determinado, el .espacio es insumo. Se pierde, como en la dimensin del tiempo se puede perder el tiempo, sin que ste se convierta en insumo.

    Recin en estas dos dimensiones de tiempo y espacio, el proceso l de trabajo puede ser llevado a cabo para producir un producto, utilizan-) do medios de produccin como insumos materiales. Sin embargo apa-l

    . .. '>' rece ahora una condicin bsica para su posibilidad, que todava no mencionamos. El sujeto del proceso de trabajo es el productor o traba-jador, quien aplica su tiempo de trabajo en la produccin. Sin embargo, para poder aplicar su tiempo de trabajo, l mismo tiene que existir.

    1 Tienen que existir, por lo tanto, los medios de vida necesarios para que el productor ~st con vida. Sin productor no hay produccin, y sin

    i medios de vida para el productor, no hay productor.

    ) ) Curiosamente se_ suele olvidar, que efectivamente la vida del pro-s ductor es la condicin de posibilidad del proceso de trabajo mismo, e igual como la vida de los actores humanos es la condicin de la accin s humana misma en todos sus mbitos. 1 Constatar esta condicin de posibilidad del proceso de trabajo, no

    significa todava declarar la vida humana como "finalidad ltima" del a pr~eso de trabajo. Dice algo que. se mantiene estrictamente en el m-

    i: .. :l bito de un anlisis medio-fin, en el sentido de que el proceso de trabajo

    23 J~----

    ------

  • por su dimensin temporal no es posible sin existir un productor en esta misma dimensin temporil. Y para que exista; tiene que tener medios de vida que permitan su existencia. Se trata de una condicin objetiva del proceso de trabajo mistno, que posibilita su existencia~ De ninguna manera se trata de un ujuicio de valor" o algo parecido. Se trata ms bien de una necesidad que se deriva de la condicin fsica del hombre. Siendo el hombre un ser natural, no puede existir como productor, sino teniendo a su disposicin sus medios de vida.

    Recin con esta coAdicin de la posibilidad del su jeto del proceso de trabajo, se completa el anlisis. Podemos ahora resumir los elementos analizados del proceso d trabajo en el siguiente esquema:

    me~ios de produccin (insu> mat.eriales)

    medios de vida (condicin de la posibilidad de la vida

    d~l productor)

    dimensin temporal

    horas de trabajo producto

    dimensin espacial

    De esta fonna,. el proceso de trabajo es directamente observable, y -es el punto de partida de cualquier teora de la divisin social del trabajo. En trminos concretos, no es solamente observable, sino tam-bien comprensible.

    Sin embargo, ningn proceso de trabajo es explicable en sus condi-~iones de posibilidad, a no ser que se lo xplique en el conjunto de los otros procesos de trabajo. Todos los procesos de trabajo son distintos, pero pJJeden_e~tir solame~te.en una estricta interdependencia de uno con el otro. A primera vist~, el proceso de trabajo parece ser lo ms

    c~ncreto de toda la divisin social del trabajo. Sin embargo, vi$to tal cual, fuera de su contexto total y en lo. directamente observable, es. lo

    ms uabstracto,, y. despro-iisto -de sentido. Lo concreto inmediato del proceso de trabajo, se revela como lo. "abstracto" en sentido de fuera :-:de contexto, si preguntamos precisamente por su .condicin de posibilidad. Entonces, coriio tal condicin, resulta que cada uno de los procesos de trabajo del sistema de divisin del trabaj, presupone que se lleven a cabo paralelamente . todos los otros procesos. de trabajo. Ningu-no de los procesos de trabajo podra existir, a no ser que existan todos los otros, que pertenecen al sistema de divisin del trabajo. De esto se sigue' qu el proceso" -de. trabajo concreto con el cual el obserirador est enfrentad(, slo :es explicbie' cuando se lo comprende'" como parte de aquel conjunto del sistema de divisin del trabaj> al cual pertenece. Recin en el conjunto 4e todos los procesos de trabajo -es decir ~n s~ totalidad- cada uno de los procesos de trabajo tiene sentido.

    Esta interdependencia entre los diversos procesos de trabajo, . se deriva del hecno de que cada uno de los procesas de trabajo .produce 24

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    un solo producto o grupo de productos d_etenninados, mientras su condicin de posibilidad es el suministro de un sinnmero de produc-tos de otros procesos de trabajo, que proveen los medios de produccin y los medios de vida -la canasta de consumo- para el productor. Si estos otros procesos de trabajo no tienen lugar, tampoco el proceso de trabajo observado se puede llevar a cabo. De eso se deduce, que directa indir~ctamente, cada proceso de trabajo depende de todos los otros proces~ de trabajo del. sist~ina de divisin del tral:>ajo.

    Solamente comprendiendo los varios prcesos de trabajo como.un conjunto, en el cual cada uno de los procesos de trabajo funciona poque todos los otros lo hacen posible, .y en el cual cada uno. es posible porque existe en el conjunto de todos los otros, se puede analizar este conjunto como un proceso de produccin .. Por lo tanto, existen siempre varios procesos de trabajo que constituyen un solo proceso de pr._oduc-cin, en el grado. en que forman parte. de la divisin social del trabajo .

    -----Este proceso de produccin, como la unidad de varios procesos de trabajo, se puede ilu~trar por .el siguiente esquema:

    MP ce h p(CC) p (MP)

    . = medios de produccin canasta de consumo hora de trabajo producto de consumo

    producto que es medio de producci6n

    25

    -.

  • Hablamos de un sistema de divisin del trabajo cuando nos referi-mos a un conjunto de procesos de trabajo entrelazados entre s, que prqducen todos los medios de produccin que se utilizan en cada uno (.{e los procesos de trabajo y todos los medios de vida que entran en la canasta de consumo de sus productores. En trminos estrictos, la eco-noma actual constituye un solo sistema de divisin del trabajo, que es un sistema mundial. Histricamente, en cambio, aparecen sistemas de divisin del trabajo mltiples, a partir de la economa tribal primitiva, que ya constituye tal sistema. La historia de la divisin del trabajo es la historia del entrelazamiento entre sistemas de divisin del trabajo, hasta llegar a la constitucin de un sistema mundial. Tales sistemas de divisin del trabajo son sistemas de divisin social del trabajo, siempre que los procesos de trabajo correspondan a la especializacin de fun-ciones de trabajo entre varios productores. De hecho, todos los sistemas de divisin del traoajo son sociales. Solamente en trminos de un mode-lo de Robinson se puede pensar un sistema de divisin del trabajo, que no sea social.

    Sin embargo, conviene tener presente la diferencia,. porque no es necesario que a cada uno de los procesos de trabajo corresponda siem-pre una especializacin del productor. Cuanto menos desarrollada est la divisin social del trabajo, ms procesos de trabajo diversos son manejados por un solo productor. El carcter social de la divisin del trabajo se deriva, sin embargo, del hecho de que las interdependencias entre los procesos de trabajo obligan a interdependencias entre los suje-tos, en el grado en el cual los procesos de trabajo estn distribuidos entre varios productores. Estas interdependencias, transforman enton-ces la relacin entre procesos de trabajo en relacin social entre produc-tores, y su actividad econmica en accin objetivamente social, es decir, independientemente del sentido subjetivo que estos productores dan a su actividad econmica.

    Tal sistema de divisin social del trabajo es necesariamente, siempre un sistema cerrado. -Una teora econmica y social que se. basa en una teora de la divisin del trabajo, no puede conocer sistemas "abiertos". Un sistema de divisin social del trabajo "abierto", es un sin sentido, un absurdo. La idea de sistemas sociales abiertos solamente puede aparecer si se . abstrae de la divisin social del trabajo. Pero ni siquiera en este caso es coherente. Cualquier sistema aparentemente abierto es siempre y necesariamente, parte de un sistema global ~rrado. Esto es evi-

    d~nte en el caso del sistema mundial de divisin social del trabajo. Si efec-tivamente hoy hemos llegado a tal sistema, este es necesariamente cerrado -siendo redonda la tierra- y cualquier economa nacional o regional no constituye sino un subsistema semiabierto de este sistema cerrado. Una economa nacional es "abierta", porque se encuentra en intercambio con otras economas nacionales. Exportaciones e importaciones son los indicadores. Sin_embargo, estos mismos indicadores, sealan precisa-mente, que la economa nacional es subsistema semiabierto de un siste-

    26

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    ma global cerrado. En este sistema cerrado, cuyos subsistemas son las economas nacionales, necesariamente el saldo de las importaciones y exportaciones es cero. Y esa es la demostracin de que su carcter abierto, se deriva del hecho de ser subsistemas de un sistema cerrado de divisin mundial del trabajo. Pero tambin en aquellos casos hist-ricos, en los cuales sistemas de divisin del trabajo entran en contacto y se abren mutuamente, no hacen sino constituir un sistema cerrado que engloba a los dos. Por esto, el carcter de subsistemas abiertos se deriva exclusivamente del hecho de que el sistema de divisin social del trabajo ocupa un espacio dividido por fronteras polticas. Si desapare-cen las fronteras polticas, desaparecen los subsistemas "abiertos".

    Algo parecido es vlido para la relacin entre cada uno de los procesos de trabajo y el conjunto de ellos. El hecho de que cada uno de los procesos de trabajo est condicionado por el funcionamiento de t_~os los otros procesos, y viceversa, demuestra que cada unidad productiva no puede ser sino un subsistema de un sistema cerrado global, es decir, la totalidad de los procesos de trabajo del sistema.

    Una vez establecidos estos conceptos bsicos, podemos avanzar para discutir los problemas inherentes a la relacin entre cada uno de los procesos de trabajo y el sist_ema de divisin social del trabajo, es decir el conjunto de estos procesos de trabajo.

    Aparecen as, dos planos, uno formal y otro material."-El plano formal se refiere a la complementariedad de.Jos .. procesos .de.trabajo, condicin formal para que pueda existir un sistema. El plano material se refiere a la factibilidad material de un sistema de divisin social del trabajo en tiempo y e~pacio. . . . En los dos planos se presenta la problemtica bsica de la coordina-cin del sistema social de divisin del trabajo y, por consiguiente, la transf onnacin de los procesos de trabajo en un proceso de produc-c~n. Coordinados en los trminos de factibilidad y complementariedad, los procesos de trabajo constituyen un proceso de produccin, basado en la divisin social del trabajo.

    Siendo el plano formal del problema el menos cuestionado, vamos a empezar por exponerlo. Se trata de la complementariedad que debe exis~ir entre los procesos de trabajo, para que constituyan un proceso de produccin. Se trata del hecho de que cada uno de los procesos de trabajo produce un solo producto en la dimensin de tiempo y espacio, mientras que a la vez presupone directa o indirectamente, en forma de insumos materiales de medios de produccin y de una canasta de me-dios

  • -----~- --------~ ------------~ -

    ~n, cuya participacin en cada uno de los pr~cesos de ~rabajo est_ __.---- determinada por coeficientes tcnicos. Estos mismos coeficientes .tcni-

    cos -una vez escogidos- determinan tanto la dimensin temporal d~ los procesos de trabajo como su dimensin espacial. Pero en estas di-mensiones surgen problemas de complementariedad especficas, que se refieren tanto a la complementariedad '\:le los perodos de produccin, como de los espacios que se usan para producir cada 1?.rodu.cto.

    En cuanto a los perodos de produccin (y a la vida til de los equipos), la complementariedad se refiere a la continuidad del sumi-nistro en el tiempo. Recin despus de terminar un perodo de produc-Cin, el producto est disponible, y durante el proceso q~ trabajo existe siempre una dterminada cantidad de productos todava no terminados. La continuidad del suministro en el tiempo, implica asegurar la conti-nuidad de la reproduccin de los productos durante su perodo de produccin corresp9~diente.

    En cuanto a los espacios que se usan para producir; la complemen-tariedad se refiere a asegurar la presencia de productos producidos en aquellos puntos del espacio donde se llevan a cabo los orocesos de traba-jo complementarios, lo que implica el surgimiento de los gastos de transporte.

    En lo referente aia canasta de medios de vida para cada productor, surgen problemas anlogos. Sin embargo, para discutir esta canasta en trminos de complementarie.da9 estrictamente. formal, hay que hacer una abstraccin. La canasta de consumo del productor es una .deriva-cin de la necesidad del productor. Su necesidad en general es especifi-cada en una multiplicidad de productos especficos de la canasta, que forman valores de. uso para el prod~ctor. Hay que hacer abstraccin del hecho de que la canasta especfica es expresin del mbito de necesidades del productor. Hecha esta abstraccin, se puede tratar la canasta de consumo en trminos de la complementariedad. La, comple-mentariedad se refiere ahora a la tarea de asegurar una. composicin tal de la canasta de consumo, que corresponda a los deseos del consumi-dor. Eso nos revela la especificidad ~de esta determinacin. En el caso de los insumos materiales hay .coeficientes tcnicos que detenninan la cantidad y la especificidad del insumo material del proceso de traba-jo. Igualmente, rigen tales coeficientes tcnicos para las horas de trabajo que son necesarias aplicar en un proceso de trabajo determinado. En e~ caso de la canasta de consumo del productor, no existen tales coefi-cientes tcnicos, sino que rigen los deseos del productor. Lo que el productor quiere libremente consumir, determina el producto que tendr valor de uso para l y que, por lo tanto, integra su canasta de consumo. Pero para determinar los productos especficos, hay que ase-gurar la complementariedad f onnal de estos productos con la produc-cin de todos los otros productos del sistema de divisin social del trabajo. Se trata de la misma problemtica que ya toc~os en el caso de los insumos materiales del proceso de trabajo. 28

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    De esta manera, podemos enJu1c1ar el sistema de divisin social del trabajo en su aspecto formal de la complementariedad de la produc-cin de todos los productos. Pero ya tocamos el punto que nos obliga pasar a otro plano del enjuiciamiento, que es el plano material de la factibilidad de la divisin social del trabajo. Se trata de la abstraccin de la necesidad, que introdujimos para poder analizar la canasta de consumo del productor en tmnos formales de complementariedad. Esta abstraccin es solamente un paso metodolgico, pero no es posi-ble mantenerla en la discusin de la divisin social del trabajo, si quere-mos expresarnos sobre su factibilidad.

    Este plano de la necesidad define, en ltima instancia, la propia factibilidad del sistema de divisin social del trabajo. Solamente en el caso de que el sistema de divisin social del trabajo suministre a largo plazo un producto neto total suficiente para cubrir por lo menos, la subsistencia a largo plazo de los productores, es factible este sistema y,---

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    des. A travs de la canasta de onsumo se satisfacen necesidades y la posibilidad de satisfacerlas no es de ninguna manera sicolgica, sino que es, en ltima instancia, fisiolgica y, por lo tanto, una cuestin de vida o muerte.

    El proceso de especificacin es un proceso en el cual influyen los elementos del carcter de la persona, sus intereses personales, sus gustos y en general, elementos sicolgicos. Pero estos elementos nunca pueden sustituir la necesidad como raz de la formacin de la canasta de consu-mo. Son de especificacin, sin constituir ellos mismos las necesidades. Eso implica una doble determinacin de la tal llamada libertad del consumidor. En la tradicin neoclsica, es la libertad de especificacin de la canasta de consumo exclusivamente. Esta es la razn por la cual tal corriente terica excluye la discusin de la satisfaccin de necesida-des. Si habla de necesidades, no se refiere a algo necesario que sea cues-tin de vida o muerte, sino a inclinaciones o propensiones sicolgicas por satisfacer. La discusin de las mismas necesidad~~'- ... ~.P.:.-~~bio, la trata como "juicios de valores,' no susceptibles de discusin cientfica. Pero, de hecho, es susceptibles de tal discusin, y hace surgir un segundo plano de la libertad de consumo, el que no es de inclinaciones subjeti-vas en cuanto a la espeificacin de la canasta de consumo. Se trata de la propia distribucin del producto, que tiene que ser de tal forma, que sea posible la reproduccin material de la vida del productor. De hecho se trata de la base de la libertad del consumo, que no es de ningu-na manera constituid.a l'?~ .~?~. gti~t()S c:Ie los consumidores y que asegura la existencia del mismo sistema de divisin social del trabajo, dentro del cual viven los productores. Es la base material y objetiva de la libertad, sin la cual la libertad de especificacin se transforma en simple quimera y sustento ideolgico de grupos de altos ingresos. Este hecho se hace notar en perodos de extrema necesidad. En este caso la libertad de los gustos prcticamente desaparece y se trata de sobrevivir sencillamente como se puede. La sociedad burguesa reconoce, usualmente, slo los tiempos de guerra como los perodos en los cuales la libertad de elec-cin es marginada y rige predominantemente la libertad de sobreviven-cia. Si~ embargo, de hecho, tales perodos son todos aquellos en los cuales nge extrema escasez de los medios de vida. Excepcin hecha de las guerras, la sociedad burguesa condena, en tales perodos, a grandes grupos de productores a la muerte, aduciendo la libertad de eleccin como fetiche e dolo de estos grandes homicidios en masa, que acom-pafian a la sociedad burguesa en todos sus perodos histricos. Negando la reproduccin material de la vida como su ltima instancia, la libertad de los gustos se transforma en un simple smbolo de la muerte.

    Por esto, la reproduccin material de la vida es el indicador de la racionalidad material o bsica de la economa, porque es a largo plazo su criterio de sobrevivencia y de libertad. La complementariedad como criterio de racionalidad formal es simplemente un criterio de consisten-

    - ca del sistema de la divisin social del trabajo, dercual no se deriva, 30

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    per se, ningn criterio de factibilidad, y por lo tanto, de racionalidad econmica propiamente dicha. La racionalidad econmica es de repro-

    duccin material de la vida humana, en funcin de la cual recin se puede juzgar sobre el criterio de la complementariedad. Eso pone los criterios de la complementariedad en un segundo plano, sin quitarles su carcter necesario. La reproduccin material de la vida humana no es posible sino en la divisin social del trabajo, la que exige respetar el criterio de complementarierlad. Pero la importancia que adquiere esta complementariedad, se deriva precisamente del criterio de la repro-duccin material de la vida humana. Sin embargo, este criterio formal de .la complementariedad no revela directamente su necesaria insercin en la reproduccin material de la vida. No contiene, de por s, una referencia constructiva. Tambin, si se quiere destruir el mundo, hace falta respetar el criterio formal de la complementariedad hasta el mismo momento de la destruccin. ~. .

    Ya vimos que del criterio de la complementariedad no se deriva directamente la racionalidad econmica de la reproduccin material de la vida. Pero hay otro elemento que la complementariedad no revela. Se trata de la propia reproduccin de la naturaleza ( d~l medio ambien-te). Ciertamente, no se puede asegurar la reproduccin material de la vida humana sin asegurar a la vez la reproduccin de la naturaleza material. Siendo el proceso de produccin una transformacin de la naturaleza material en medios de satisfaccin de las necesidades basada en procesos de trabajo, el agotamiento de la na..tlJ.Jal.eza .. sjgniflc.ada siempre la destruccin de la propia vida humana. Sigue en pie la repro-duccin material de la vida como ltima instancia, pero se nota que tal ltima instancia implica la reproduccin constante de la naturaleza como su contrapartida. Tampoco en esta lnea el criterio de la comple-

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    1 - 1

    mentariedad da un ndice unvoco de la racionalidad econmica. Tam-bin en el caso de buscar la destruccin de la naturaleza y del medio

    arnbie~te, hace falta respetar la complementariedad hasta que la des-truccin se haya logrado. De nuevo hace falta la supeditacin del crite-rio d~ la complementariedad, para poder asegurar su orientacin en funcin de la reproduccin material de la vida humana, asegurndose la propia reproduccin de la naturaleza material. Hablar aqu de naturale-za material no es de ninguna manera trivial, porque la ideologa burgue-sa ha elaborado un concepto de naturaleza que es totalmente ajeno a la naturaleza material, y la sustituye por la naturaleza como relacin mercantil y, por lo tanto, invisible y no-material.

    Siendo el criterio de la complementariedad un criterio econmica-mente ambiguo, necesita su supeditacin al criterio de la factibilidad o de la reproduccin material de la vida en todas sus dimensiones. En cuanto criterio de complementariedad, slo contiene un elemento de tal reproduccin: la reproduccin del aparato productivo mismo. Marginando, la complementariedad, el criterio de la vida humana,

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    contiene como su nico criterio de reproduccin, el del aparato produc-tivo mismo. Visto desde la complementariedad la reproduccin del aparato productivo parece ser la nica reproduccin accesible a la clis-cusin cientfica. Por eso, la teora econmica .neoclsica niega la sub-sistencia fsica del obrero como criterio de racionalidad econmica, pero acepta, sin problema, los costos de amortizacin de la maquina-ria como tal criterio. En eso se distingue de la economa poltica clsica, que trat los obreros y las mquinas en pie de igualdad. La teora neoclsica ya ni siquiera hace esto. Trata la vida humana como abiertamente inferior a la vida del aparato productivo.

    Tambin por la introduccin del criterio de la factibilidad del sistema de la divisin social del trabajo, podemos llegar a la discusin de la maximizacin del proceso de produccin. Para asegurar la repro-duccin material de la y~da humana, tiene que ser asegurada la comple-mentariedad de los procesos de trabajo, para formar un proceso de produccin capaz de producir .. .l.as._medios de vida necesarios. Pero en el .grado en que existen diferentes tcnicas para llevar a cabo los