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E ste libro es uno de los últimos textos publicados por el interna- cionalmente reconocido investigador, político y abogado de origen alemán, pero con nacionalidad chilena, adqui- rida pocos meses antes de su muerte, acontecida en febrero de . 1 Norbert Lechner Bartholme nació en en Alemania y desarrolló la mayor parte de su trabajo intelectual en Chile, su país adoptivo. Las plata- formas institucionales más impor- tantes desde donde ejerció su pen- samiento y motivó el debate político fueron el Centro de Estudios de la Realidad Nacional de la Universidad Católica de Chile, la Facultad Latinoa- mericana de Ciencias Sociales (Flacso) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Doctor en ciencia política (Freiburg, ), fue profesor-investigador desde en Flacso-Chile y director de esa institución entre y . Entre y fue también profesor del Flacso en su sede de México. Al final queda la esperanza… Sobre Las sombras del mañana, de Norbert Lechner Jorge Aceves y Patricia Safa , Las sombras del mañana. La dimensión subjetiva de la política LOM, Santiago de Chile, , pp. : Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social- Occidente. [email protected] : Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social- Occidente. [email protected] Desacatos, núm. , mayo-agosto , pp. -. 1 “Fallece el ensayista chileno de origen alemán N. Lechner”, YoEscribo.com – Tu obra publicada, de febrero de , <www.yoescribo.com/res_new.asp?busc=&p =26&palabra=>.

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Page 1: de Norbert Lechner - SciELO - Scientific Electronic … · 2017-08-14 · parte integrante de la vida social. Pero ... En el primer capítulo,“La naturali-zación de lo social”

Este libro es uno de los últimostextos publicados por el interna-

cionalmente reconocido investigador,político y abogado de origen alemán,pero con nacionalidad chilena, adqui-rida pocos meses antes de su muerte,acontecida en febrero de .1

Norbert Lechner Bartholme nacióen en Alemania y desarrolló lamayor parte de su trabajo intelectualen Chile, su país adoptivo. Las plata-formas institucionales más impor-tantes desde donde ejerció su pen-samiento y motivó el debate políticofueron el Centro de Estudios de laRealidad Nacional de la UniversidadCatólica de Chile, la Facultad Latinoa-mericana de Ciencias Sociales (Flacso) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Doctor en ciencia política (Freiburg,), fue profesor-investigador desde en Flacso-Chile y director de esa institución entre y . Entre y fuetambién profesor del Flacso en su sede de México.

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Al final queda la esperanza…Sobre Las sombras del mañana,

de Norbert Lechner

Jorge Aceves y Patricia Safa

,

Las sombras del mañana. La dimensiónsubjetiva de la políticaLOM, Santiago de Chile, , pp.

: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Occidente. [email protected] : Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Occidente. [email protected]

Desacatos, núm. , mayo-agosto , pp. -.

1 “Fallece el ensayista chileno de origen alemán N. Lechner”, YoEscribo.com – Tuobra publicada, de febrero de ,<www.yoescribo.com/res_new.asp?busc=&p=26&palabra=>.

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Formó parte del equipo responsablede la elaboración de los informes delPNUD sobre Chile (-), en losque abordó temas vinculados con elpoder y el orden político, la margi-nación social, la desconfianza y, en elcuarto informe en especial, aspectosde la cultura y la educación, las identi-dades y los imaginarios sociales y po-líticos, así como otros temas rela-cionados con la subjetividad.2

La producción intelectual de Lech-ner es muy extensa y en México esbien conocida, en especial para los lec-tores interesados en cuestiones de laconstrucción del orden político, la de-mocracia, la cultura política y la ciu-dadanía, así como las transforma-ciones del estado latinoamericano.3

La relación entre subjetividad y políti-ca es también una veta por donde sepueden reconocer sus aportes al pen-samiento crítico en nuestro conti-nente.

El libro de Lechner que ahora co-mentamos, Las sombras del mañana,es una compilación de artículos, dosde ellos inéditos —el primero y sextocapítulos— y cuatro más que yahabían sido publicados y que ahora sepresentan retrabajados para integrar ellibro en cuestión. No es un texto volu-minoso, sólo tiene páginas, perobien articuladas, que van desarrollan-do en seis capítulos una serie de argu-mentos vitales para reflexionar y re-pensar el quehacer de la política en elcontexto latinoamericano, no sólo en el chileno en particular.

El texto en su conjunto parte deconsiderar a la subjetividad social co-mo la dimensión que aporta las moti-vaciones que estarían alimentando laesfera de la política, o eso que el autordenomina como “la conflictiva y nun-ca acabada construcción del orden de-seado” (p. ). Lechner trata de mostrarcuán imbricadas están la experienciasubjetiva y el orden político, por loque cada uno de los seis capítulos ex-plora la carga subjetiva presente en lavida política. El manejo de nuestrosmiedos, la política de la memoria, lasvivencias y los imaginarios acerca del“nosotros”, la naturalización de losocial, la recomposición de los mapasmentales, entre otros ejes analíticosabordados, nos muestran las múltiplesmaneras de cómo se entrelazan la sub-jetividad social y la política.

Para Lechner es claro que unasociedad “que no se interroga acercade sí misma, que no conversa del sen-tido que pueda tener la convivenciaactual y futura, sustrae a la política surazón de ser […] renuncia a la políticacomo el esfuerzo colectivo de cons-

truir una comunidad de ciudadanos yse contenta con la gestión de los nego-cios de cada día” (p. ). Es así que ladistancia que ahora separa a la socie-dad de la política está relacionada conla dificultad de acoger y procesar lasubjetividad, ya que si ésta tuviera cabida en la política, se le daría alciudadano la oportunidad de recono-cer su experiencia cotidiana comoparte integrante de la vida social. Perotodo parece indicar que el sistema po-lítico no dispone de antenas capacesde “ver y escuchar”, la política se haconvertido en un sistema de autorefe-rencia complaciente. Es aquí que elesfuerzo analítico y el pensar crítico deLechner quiere incidir en la transfor-mación del rumbo que ahora parecedisponer la política en nuestras so-ciedades latinoamericanas.

“Y no hay que esperar que el desti-no nos alcance, puesto que —comoafirma Lechner— no sólo el pasadoecha sombras, también el mañana”(p. ). Ante las tensiones y dificultadesque existen para realizar los cambios ytransformaciones en nuestra realidadsocial y sistemas políticos actuales,no queda más que imaginar qué ycómo sería el futuro, el nuevo orden,un posible mundo mejor. Lechner leapuesta a la posibilidad de que al ima-ginar otros mundos se pueda transfor-mar el mundo del presente. El caminopor venir no es por lo tanto sencillo,hay grandes dificultades e importantesdesafíos por enfrentar. Este es el es-píritu inquieto que abraza al texto de Lechner.

En el primer capítulo, “La naturali-zación de lo social” (pp. -), haceuna primera llamada a retomar el

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2 Cfr. Eugenio Ortega, Pedro E. Güell, Nor-bert Lechner, Rodrigo Márquez y SoledadGodoy (coords.), Desarrollo humano enChile. Nosotros los chilenos: un desafío cultu-ral. , Programa de las Naciones Unidaspara el Desarrollo, Santiago, .3 Algunos textos suyos: Los patios interioresde la democracia. Subjetividad y política, Fon-do de Cultura Económica, Santiago, ;La conflictiva y nunca acabada construccióndel orden deseado, Flacso, Santiago, ; Lacrisis del Estado en América Latina, El Cid,Santiago, ; “La política ya no es lo quefue”, Nueva Sociedad, núm. , julio-agosto,; “Nuevas ciudadanías”, Revista de Es-tudios Sociales, núm. , Facultad de CienciasSociales, Fundación Social, Bogotá, ,pp. -; “El capital social como problemacultural”, Revista Mexicana de Sociología, vol., núm. , abril-junio, , pp. -;“Los nuevos perfiles de la política. Un bos-quejo”, Nueva Sociedad, núm. -, julio-agosto, septiembre-octubre, .

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interés por la dimensión subjetiva enla política, ya que parece que la actualteoría política no le presta atención ola relega sin preocupación alguna. Es-to manifiesta la tendencia hacia unades-subjetivización en las ciencias so-ciales. Por el contrario, Lechner pro-pugna por enfatizar el carácter “cons-tructivista” de la política moderna,dado que sólo se puede hablar depolítica donde el orden es concebidocomo resultado de la acción humana y como una parte de la producciónsocial de nuestras formas de convivir.Le apuesta a fomentar una política de subjetivización. Dirige la críticahacia la teoría social y a sus esfuerzospor objetivizar lo social. Observa que

la subjetividad es expulsada de la reflexión científica y que la investiga-ción social es sometida al imperativometodológico de un acto neutral enrelación con los valores. Se da unades-subjetivización de la reflexión.Pero, al mismo tiempo, se detecta un proceso de des-materialización de lo social, en tanto que lo real ya no sería una cuestión de conocimien-to sino de mera interpretación. Así,la fragilidad de lo social se expresa de modo claro. Lechner concluye quees necesario someter a las teoríassociales a una crítica cultural y prestarmayor atención a las representacionessimbólicas inherentes a toda elabo-ración teórica.

La “erosión de los mapas mentales”es la reflexión del segundo capítulo(pp. -). Frente a los cambios ace-lerados ocurridos en las últimas dé-cadas del siglo XX, las sociedades seencuentran sin instrumentos orienta-dores para el nuevo paisaje. Los mapasmentales (representaciones simbólicasde la realidad mediante las cuales es-tructuramos la trama del espacio-tiempo) están desfigurados, ya noresultan familiares, están obsoletos.No sólo hay crisis en los mapas ideo-lógicos, también los mapas cognitivosestán erosionados, pues tampocomanejamos los códigos adecuadospara dar cuenta de la nueva compleji-dad. Hay insuficiencia en nuestros

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marcos interpretativos para enfocarlos cambios que van transforman-do los procesos económicos, la estruc-tura social y comunicativa, el ámbitocultural y los procesos políticos. Au-nado a esta crisis de nuestros mapasmentales, está ocurriendo la redimen-sión del espacio político a partir de lamundialización económica, financie-ra, comunicativa, tecnológica y deconsumo cultural y estilo de vida. Elespacio social se transforma al tiempoque el papel del Estado nacional cam-bia en sus funciones coordinadoras.Tres rasgos de esta transformación seevidencian: alteración de la distancia,reestructuración de los límites y fron-teras, así como redefinición de las es-calas y distancias. El espacio públicocede ante las estrategias de una socia-bilidad basada en el individualismo.Lechner apunta que estos cambiostambién inciden en el tiempo políticoy en el malestar resentido hacia la po-lítica en general por parte de la ciu-dadanía. Se vuelve imperativa unaagenda de reconstrucción de mapascapaces de aportar las nuevas clavespara la interpretación de lo que acon-tece en el mundo actual.

El miedo al otro, a la exclusión y alsinsentido son los temas que trata elautor en el tercer capítulo (pp. -),dedicado a “nuestros miedos”, motiva-ciones poderosas de la acción humanay, en particular, de la actividad políti-ca. Nos dice que “el miedo al otro”surge por considerarlo como potencialagresor, se le identifica con los delin-cuentes omnipresentes y omnipoten-tes, síntesis metafórica de una serie deagresiones difíciles de asir. El miedo al delincuente cristaliza un miedo

generalizado a cualquier otro. El mie-do al otro es tanto más fuerte cuantomás frágil es el “nosotros”. La precarie-dad del nosotros acentúa la retracciónal hogar. La familia aparece como elúltimo refugio frente a las fuerzas hos-tiles del entorno, como una fortalezaasediada por todas las inseguridades.Las personas temen quedar excluídasdel futuro de sus sociedades. Para de-fenderse —al menos subjetivamen-te— de las dinámicas de la exclusión,la gente se retrotrae a su mundo indi-vidual. Las personas sienten que susmiedos y anhelos, sus motivaciones yafectos no cuentan para nada, queellas son simples agentes de un engra-naje abstracto.

El más difuso de los temores es elmiedo al sinsentido, dado que la vidacotidiana, acelerada a ritmo vertigino-so, con una sucesión interminable de sobresaltos y una transformaciónpermanente del entorno laboral y del paisaje urbano, deja a la gente sinaliento para procesar los cambios. Larealidad deja de ser inteligible, parecefuera de control y la gente se preguntasobre el sentido de la vida. Queda laimpresión de que la realidad desbordatodo el ordenamiento instituido. Losprocesos de secularización, globaliza-ción, diferenciación e individuali-zación remueven las certezas másestablecidas. Pero ante todo este uni-verso del miedo imperante, Lechnerafirma que nuestros miedos puedenllegar a ser productivos si contribuyena traducir las carencias en tareas, porlo que, en el fondo, el miedo al sinsen-tido clama por un horizonte de futu-ro: la clausura del horizonte es lamuerte. En un contexto dominado

por los miedos no queda de otra queinvocar la esperanza en el devenir, enlo que todavía no es, pero que puedellegar a ser. Lechner escribe claro: nobasta que un futuro sea posible, hayque tener la motivación para quererrealizarlo, hay que tener pasión paraafrontarlo. Concluye esta parte com-partiendo otro deseo: el “sentido devida” de cada uno reclama un futurodonde no tengamos miedo al otro,no tengamos miedo a la exclusión ygocemos de un entorno favorable paraque el vivir juntos adquiera sentido.

“La construcción social de las me-morias colectivas” es el capítulo cuarto(pp. -), que escribe en colabora-ción con Pedro Güell, y que es unareflexión sobre las políticas de la me-moria. Éstas son exploradas alrededorde dos cuestiones: una primera, lo queune el pasado con el presente y lascapacidades actuales de enfrentar elfuturo, y la segunda, el nexo que en-trelaza la forma en que estructuramosel tiempo social con la forma en queordenamos nuestra convivencia. Sepretende mostrar la manera en que la producción de los horizontes tem-porales está imbricada con la produc-ción del orden social. Los autoresexploran las características de los pro-cesos de la memoria y del olvido,partiendo de que la memoria es unaforma de distinguir y vincular el pasa-do en relación con el presente y el fu-turo. Afirman que la memoria es unacto del presente, es una relaciónintersubjetiva, elaborada en comuni-cación con otros y en determinadosentornos sociales. A la luz del presentelas memorias seleccionan e interpre-tan el pasado. Los usos de la memoria

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pueden justificar la repetición del pa-sado como legitimar la transforma-ción del presente. La memoria estable-ce comunidades y rupturas sociales.De cualquier modo, la construcciónsocial de la memoria se inserta en elproceso más amplio de construccióndel tiempo social. Toda sociedad poseeuna “política de la memoria” más omenos explícita, y esto es el marco depoder dentro del cual —o en contradel cual— la sociedad elabora sus me-morias y olvidos. La dramática histo-ria reciente de Chile es un adecuadopretexto para explorar y consolidareste argumento.

La producción de la memoria na-cional, la reestructuración del ordennacional y la relación entre memoriahistórica y los horizontes del futuroson las coordenadas que se exploranen el penúltimo capítulo titulado “Or-den y memoria” (pp. -). Lechnernos habla primero de lo que constitu-ye al orden y del vínculo que mantienecon la construcción del espacio y deltiempo social. Nos dice que el ordenes creado mediante la delimitación delentorno, estableciendo una frontera en-tre la inclusión y la exclusión. No hayorden político y social sin límites queseparen un “nosotros” de los “otros”.Y así, toda construcción de ordentambién implica la producción de unmarco temporal, delimitado frente aun “antes” y un “después”. El ordenradica en la relación que se estableceentre el pasado y el futuro. Histórica-mente, la construcción del orden enAmérica Latina ha tomado la formadel Estado nacional, proyecto que hi-zo del pueblo un sujeto colectivo de lahistoria. Sin embargo, escribe Lechner,

la actualidad se caracteriza por unaprofunda reorganización de lo nacio-nal. La reestructuración viene impul-sada por dos grandes tendencias: laglobalización y la individualización.El proceso de globalización modificalos límites de inclusión y exclusión. Lacongruencia económica, política y cul-tural se hace añicos y todos los límitessociales se mueven. El desborde de lonacional es acentuado por la reestruc-turación de la temporalidad, el tiempose acelera y el pasado se contempla co-mo ruinas sin sentido y sin utilidadpara el presente. Carentes de pasado y futuro, no hay otro tiempo más queel actual: un presentismo acelerado,que dificulta cualquier concepción del orden.

De esta manera, los mapas cognos-citivos con los que se solía ordenar larealidad quedan trastocados y los pro-cesos sociales se vuelven opacos eininteligibles. Este desordenamientode los esquemas de interpretaciónexplica la causa de las inseguridades e incertidumbres que caracterizan estecambio de siglo. Lechner preveé que el desdibujamiento de los horizontesde futuro y la preeminencia de lo in-mediato tiene una doble consecuen-cia: uno, que aumenta la contingencia;y dos, la certeza de que el futuro traerácambios pero sin saber cuáles serán.No obstante, Lechner atisba una espe-ranza: la vida social requiere de unpunto de sutura, que acote los límitesde lo posible y disminuya la contin-gencia. Hay dos maneras: diseñandohorizontes de futuro con un ingre-diente utópico, y también, llevando acabo un cierre del pasado, por mediodel trabajo con la memoria, ya que

ésta ofrece un filtro para procesar losfuturos posibles. Una tarea doble conel mismo propósito: la elaboración de una memoria histórica y de unoshorizontes de futuro.

El capítulo que cierra este libro, iné-dito hasta antes de esta publicación,gira alrededor de la pregunta “¿Cómoreconstruimos un nosotros?” (pp.-). Poniendo en evidencia, aestas alturas de la exposición de Lech-ner, el complejo problema que afron-tan las actuales sociedades latinoame-ricanas, y Chile en particular, seplantea finalmente una respuesta ten-tativa, pero esperanzadora. Lechnerretoma los resultados elaborados porlos Informes de Desarrollo Humano enChile producidos por encargo delPNUD ( y ) y analiza lasalternativas para reorientar el cambio.Primero diagnostica la situación chile-na, reconoce sus activos sociales y conlo que que se puede contar para reo-rientar los cambios en el orden políti-co y cultural. Al análisis del capital social le dedica una buena parte delcapítulo y concluye ese aspecto con la confirmación de la débil imagenexistente del “nosotros” chileno. Ense-guida caracteriza los rasgos del cam-bio cultural en los ámbitos más reco-nocibles: el de la globalizacióninteriorizada, el del acelerado procesode individuación, el de la consolida-ción de una sociedad de mercado y elde la prevalencia de una cultura delconsumo, potenciada con la mediati-zación de la comunicación social. To-do esto hace que la “experiencia” y la“imagen” del nosotros sufra una grantransformación. Los cambios cultu-rales, por añadidura, y por si no fuera

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poco, estarían provocando una des-vinculación emocional, un proceso dedesafección social. Para disminuir estanaturalización de lo social, habría que reintroducir la subjetividad en la vida social.

Lechner dice que habrá que pensarla política también como un trabajode crítica cultural que enfrente la frag-mentación de la vida social, así comola retracción privatista y el presen-tismo temporal. Lechner termina el texto suscribiendo una conquista de la modernidad: la defensa de laperspectiva. Esta requiere tomar dis-tancia, desprenderse del quehacer co-tidiano para poder levantar la miradamás allá de lo inmediato. Toda pers-pectiva es interesada, no hay neutra-

lismo inocente. Toda mirada, al estarposicionada, implica la posesión de unproyecto, una intencionalidad en re-lación con el futuro. La perspectivaprepara una acción intencional enrelación con un mundo “por hacer”.Cuando habla de la construcción sim-bólica del futuro, la perspectiva sevuelve una historia narrada, por lotanto, un relato que sitúa al presenteen relación con el pasado y el futuro.Constituir esa mirada —escribeLechner— podría ser el desafío cul-tural de la política en el Chile actual:contar el “proyecto país” que nace(que quiere y podría nacer) del proce-so de transición. Sería contar el cuento del “nosotros” que queremos llegar a ser. Y aquí concluye la palabra

escrita del autor, más no su enseñanzay su reflexión.

Al final de la lectura el título del li-bro resulta muy revelador: las sombrasy los peligros que nos acechan sonreales y están próximos a cumplirse,sin embargo, el mañana no está hechode puras sombras, peligros y temores.También existen, y las podemos crear-imaginar, relaciones sociales más in-cluyentes, más colectivas, menos frag-mentadoras, más plenas y menosfrustrantes, con mayor potencial ex-presivo, que den lugar a nuestras uto-pías de mundos con vidas mejores, enun futuro no muy lejano. La esperan-zadora reflexión que aporta este librode Norbert Lechner es una contribu-ción alentadora en esta dirección.

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