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    Revista Colombiana de Antropologa

    ISSN: 0486-6525

    [email protected]

    Instituto Colombiano de Antropologa e

    Historia

    Colombia

    PREZ FONSECA, ANDREA LISSETT

    CUERPOS TATUADOS, "ALMAS" TATUADAS: nuevas formas de subjetividad en la

    contemporaneidadRevista Colombiana de Antropologa, vol. 45, nm. 1, enero-junio, 2009, pp. 69-94

    Instituto Colombiano de Antropologa e Historia

    Bogot, Colombia

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105012398003

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    CUERPOSTATUADOS, ALMAS TATUADAS:

    nuevas formas de subjetividad en lacontemporaneidad

    ANDREALISSETTPREZFONSECAPROFESORADELAUNIVERSIDADDEANTIOQUIA. DOCTORAYMAESTRAENANTROPOLOGA

    SOCIALDELAUNIVERSIDADFEDERALDESANTACATARINA, BRASIL. PREGRADOENANTRO-POLOGADELAUNIVERSIDADNACIONALDECOLOMBIA.

    [email protected]

    Resumen

    ESTEARTCULOHACEUNADESCRIPCINETNOGRFICACONTEMPORNEADELTATUAJE, DESDEUNAperspectiva conceptual que prioriza el sentido de prctica, de las interacciones y de

    las experiencias vividas durante el proceso de tatuarse. Esta reflexin intenta recons-truir una visin holstica del tatuaje que abarca el mundo subjetivo de los actores,as como la dinmica social que hace parte de ese acto. Las principales conclusionesson: El surgimiento de una nueva normalidad esttica y vivencial en el seno de lasociedad Occidental y la configuracin de la nueva subjetividad de los tatuados,entendida como un proceso interactivo, innovador, emotivo y reflexivo, en el que elcuerpo se convierte en forma de expresin y construccin del sujeto.PALABRASCLAVE: tatuaje, cuerpo, subjetividad, individualidad.

    TATTOEDBODIES, TATTOEDSOULS. NEWFORMSOF

    SUBJECTIVITYINTHECONTEMPORARYWORLD

    Abstract

    THISARTICLEPRESENTSANETHNOGRAPHICDESCRIPTIONOFTHECONTEMPORARYTATTOOINGPRACTICESfrom a conceptual perspective that prioritizes its meaning, the interactions andthe lived experiences while being tattooed. This reflection attempts to reconstruct aholistic practice of tattoo that comprises the subjective world of actors as well as therelated social dynamics. The main conclusions are: The emergence of a new aestheticand lived normalcy at the heart of Western society and the configuration of a newsubjectivity of those who are tattooed, as an interactive, innovative, emotional andreflexive process in which the body turns into a form of expression and a construction

    of the subject.KEYWORDS: tattoo, body, subjectivity, individuality.

    Rev i s ta Co lombiana de An t ropo log a

    Volumen 45 (1), enero-junio 2009, pp. 69-94

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    Cuerpos tatuados, almas tatuadas: Nuevas formas de subjetividad en la contemporaneidad

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    INTRODUCCIN

    EL TATUAJE EN LA CONTEMPORANEIDAD HA ADQUIRIDO NUEVAS FORMASde uso y valores sociales. Dej de ser una prctica exclusivade la marginalidad, tal como se le reconoca durante el siglo

    XIX y buena parte del siglo XX y hoy es cada vez ms frecuentever cuerpos tatuados entre los distintos sectores sociales, sinrestricciones (o muy pocas) de gnero, de edad o de estatus.El tatuaje incursion en nuevos contextos sociales y adquiri

    nuevos significados. Cmo se produjo este cambio? Por quahora es posible pensarlo como adorno corporal y obra artsti-ca? Qu nuevos sentidos fueron reconstruidos? Pese a que estefenmeno es objeto de indagacin de las ciencias sociales, losanlisis existentes tienden a centralizarse en aspectos parciales,priorizando la perspectiva de los tatuadores, la de los tatuados odel mismo tatuaje como foco de disertacin (Gougel, 2001; Falk,1995; Grognard, 1992; Le Breton, 1995, 2002; Pierrat, 2000; Sanders,1998; Sweetman, 1999). Se carece de una visin ms holstica que

    intente contemplar las distintas dimensiones que constituyeneste nuevo contexto o parafraseando a Marcel Mauss (1991), deuna perspectiva de hecho social total que ayude a compren-der el proceso en su complejidad y en sus singularidades. Elpropsito de este artculo es contribuir con una visin totaldel tatuaje, a partir de la nocin de prctica, entendida comoun nuevo orden de pensamiento en la antropologa. En efecto,como plantea Ortner (1984), desde los aos 80la antropologa hahecho de la prctica un smbolo clave al cual se le relaciona unaserie de conceptos que configuran una nueva lectura de lo social.As, conceptos como praxis, experiencia, vivencia e interaccinengloban el sentido directo de la prctica y permiten pensar lavida social en movimiento y en accin. Bastante prximos aestos conceptos estn las nociones de sujeto, persona, self, actory agente, que ocupan un lugar privilegiado en esta nueva visinterica, como hacedores y protagonistas de la accin social. Enconsecuencia, el mundo social, al ser analizado desde el enfoque

    de la prctica, deja de ser vistocomo una estructura de normasen la que los individuos son in-corporados, y empieza a ser pen-sado como un mundo construidopor sujetos activos.1

    1.Concomitante con este marco conceptual, usoen el anlisis aportes tericos como los de VctorTurner (1987) para pensar el sentido de proceso,experiencia, cambio y ritualidad y de Erving Goff-man (1985) en la reflexin sobre las interaccionessociales y el problema del estigma social.

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    Los argumentos que sustentan este artculo provienen de un

    estudio etnogrfico realizado entre junio de 2002y mayo de 2003en una de las tiendas de tatuaje ms modernas de la ciudad deFlorianpolis (Brasil):Experience Art Tattoo, abierta al pblicodesde el ao de 1996, y localizada en el centro de la ciudad. Eltrabajo de campo se desarroll en cuatro fases. La primera, deaproximacin e insercin, fue facilitada por el uso de la fotogra-fa, que en este medio posee especial valor ya que la mayorade usuarios del tatuaje demuestran inters por la imagen y laexhibicin de sus tatuajes. En este caso la cmara fotogrfica

    funcion como excelente mediadora de las relaciones interper-sonales.2La segunda fase estuvo marcada por mi participacin,junto a los dueos de la tienda de tatuaje y varios amigos en laVII Convencin Internacional de Tatuaje(octubre de 2002en SaoPaulo), experiencia intensa, no slo por vivir de cerca el selectomundo del tatuaje en una atmsfera cargada de simbolismo, de

    performances y de exaltaciones de la corporalidad, sino tam-bin por la convivencia y proximidad ganada con el grupo de

    la tienda investigada, que ayuda legitimar mi presencia en elcampo etnogrfico. Durante latercera fase, de acompaamientoa las actividades cotidianas delestudio de tatuaje, cont con laventaja de ser tratada como ami-ga de la casa, condicin que mepermiti actuar con ms esponta-

    neidad y sostener conversacionesinformales con mayores nivelesde confianza e intimidad. Por l-timo, adems de profundizar enel proceso de observacin en latienda, realic entrevistas foca-lizadas con el fin de reconstruirtrayectorias de vida referidas a

    la prctica del tatuaje.3

    A pesar de que el propsito del artculo es presentar la mayorcantidad de elementos etnogrficos que ayuden a dar una visintotal de esta prctica, debo reconocer que el proceso de inves-tigacin me impuso algunos recortes. Por eso, a pesar de haberidentificado varios estilos de uso y apropiacin del tatuaje, tales

    2. Mi inters inicial en esta temtica estuvo mo-tivado por la antropologa visual y la aplicacinde la fotografa etnogrfica, proceso en el queestuve acompaada de la fotgrafa y amigaChristiane Ott Mayer con quien realizamos unarchivo de cerca de 500 fotografas y hemosparticipado en algunas muestras de fotografaetnogrfica.

    3. A lo largo del artculo se utilizarn informa-ciones verbales provenientes de este universosocial investigado. La muestra de informantesseleccionada son: Mano, el tatuador, Gesa,encargada de la atencin al pblico, algunosclientes ocasionales (Marcelo), as como lasvoces de seis personas que estn en la din-mica de encerramiento corporal: Sampaio,Fabricio, Adriano, Andr, Silvana y Luciana.Intent escoger personas diversas en cuanto aedad, sexo, actividades y porcentajes del cuerpotatuado, para tener una panormica ms ampliadel fenmeno estudiado; elementos que sernindicados en el momento de la citacin.

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    como los de detalle, que usan tatuajes pequeos y discretos, o

    los radicales, que tatan todo su cuerpo, inclusive en aquellaspartes consideradas tab como el rostro y las manos, la presentereflexin se centrar en el grupo de los tatuados, trmino conel que ellos mismos se reconocen. Estos son individuos que seencuentran en un proceso de encerramiento de sus cuerpos contatuajes pero que, a diferencia de los radicales, no transgredenlos lmites sociales. As, la etnografa y las aproximaciones con-ceptuales estarn remitidas a este grupo de personas que presentacaractersticas interesantes para la comprensin de procesos deconstruccin de subjetividad en la contemporaneidad, medianteprcticas corporales como el tatuaje.

    ELTATUAJEENOCCIDENTE

    E

    LDESCUBRIMIENTODELTATUAJEENOCCIDENTEESTVINCULADOALASgrandes expediciones martimas del siglo XVIII, en especial alas Islas del Pacfico donde se encontr que el tatuaje era una

    prctica expandida entre los nativos y cumpla importantes fun-ciones sociales (Grognard, 1992: 22). Varios capitanes y marinerosse comenzaron a interesar por este arte, al tatuarse y transformaras sus propios cuerpos en una tela de exhibicin. A pesar deque ya se tena conocimiento de diferentes marcas corporalesexistentes entre los llamados pueblos primitivos, slo cuandolos marineros y viajeros tallaron sus propias pieles se empez a

    establecer un puente entre el tatuaje y Occidente. As, el contextosocial con el que se reinicia esta prctica en Occidente estuvomarcado por el contacto con otras culturas, distantes y diferentes,cuyas expresiones estticas y culturales, tales como el tatuaje,eran vistas como exticas.

    Despus, durante el siglo XIX y comienzos del XX, el tatuajesigui una fase de peregrinacin por los sectores marginales de lasociedad, donde presidiarios, meretrices y soldados se convierten

    en los nuevos protagonistas de esa prctica; los ambientes pordonde empieza a circular el tatuaje son las penitenciarias, loscuarteles y la calle. En la crcel el tatuaje cobr una significativa

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    importancia, al punto de ser conocido popularmente como la

    flor del presidio (Grognard, 1992: 25). Al convertirse en objetode preferencia de esos sectores sociales, el tatuaje se situ en lasmrgenes de la sociedad, situacin que gener una construc-cin negativa en torno de esa prctica, que extendi y valid unsentido de referencia-equivalencia del tatuaje como marca demarginalidad (Le Breton, 2002: 61). Imaginario que fue apropia-do por distintos grupos y tribus urbanas, como los teddy boys,bikers olosHells Angelsen los aos 60o lospunk y los skinsenlos aos 70, quienes utilizaron el tatuaje como marca corporal a

    travs de la que ostentaban en pblico su deseo de romper conlas reglas sociales y de situarse deliberadamente en las mrgenesde su propia sociedad (Pierrat, 2000).

    Un hecho aparentemente banal pero fundamental en el de-sarrollo del tatuaje en Occidente es la invencin de la mquinaelctrica a finales del siglo XIX, ya que cambi el rostro de estaprctica, al revolucionar aspectos claves como la reduccin detiempo del trabajo y la cualificacin tcnica en la aplicacin de

    los tatuajes. Con consecuencias en la parte tcnica, esta mquinaafecta las condiciones sociales de elaboracin dada la necesidadde contar con un punto de corriente elctrica, con lo que fija elejercicio y con ella al tatuador, quien deba dedicar ms tiempopara ese oficio. As, se inicia lo que Pierrat (2000) denomina laprofesionalizacin del tatuaje, con un saber ms tecnificadoy una mayor especializacin de sus oficiantes. Ese proceso dalugar a una nueva configuracin del escenario del tatuaje, enespecial en ciudades de Estados Unidos y Canad, donde ini-cialmente funcionaron pequeos estudios dentro de barberaso casas de billar, que con el paso del tiempo se independizaron(Pierrat, 2000: 210). No obstante, la verdadera eclosin del tatuajey su propagacin en el mundo occidental ocurre en la dcadade 1980cuando se abren modernos locales de tatuaje dotadosde equipos especializados, materiales desechables y diferentesmedios de promocin, que responden a nuevas demandas y for-mas de concepcin del cuerpo abiertas a la experimentacin y a

    las transformaciones corporales (Le Breton, 2002). El tatuaje seconvierte entonces en una opcin esttica y vivencial ensayadapor las nuevas generaciones.

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    NUEVOSESCENARIOS: ELTATUAJEENBRASIL

    ELPROCESODEMODERNIZACINDELTATUAJEENBRASILSIGUEUNCAMINOms lento debido a la dificultad de acceso a las nuevas tcni-cas y, principalmente, a la mquina elctrica. Su desarrollo

    dependi de la mediacin realizada por tatuadores extranjeros,portadores de los nuevos saberes y tecnologa de este arte, comoes el caso del conocido Tattoo Lucky, marinero dans de familiade tatuadores, que lleg al Brasil en 1959y se radic all hasta su

    muerte en 1983y quien se convirti en el mito de origen deltatuaje contemporneo brasilero (Marques, 1997: 175). Su presti-gio radicaba en el dominio que tena de la tcnica moderna enun momento en que el tatuaje an era realizado a mano. Luckyejerci una influencia importante en la generacin de los mo-dernos tatuadores brasileros (Stopa, Tuca, Alemo), que tuvieroncon l su primera escuela de aprendizaje. Durante las dcadasdel 70-80en Brasil se vivi un periodo de experimentacin, detransicin de las agujas caseras a la fabricacin de las mquinas

    elctricas: Entr en accin la inventiva brasilera. Grabadoras,vitrolas, aparatos de barbera y aceleradores de pista de juguetesfueron sacrificados en nombre del arte (Marques, 1997: 192). Eltatuaje se practicaba en lugares improvisados, por lo general, encasa de los tatuadores, mantenindose as como un oficio arte-sanal y en un ambiente en el que predominaban las relacionesde amistad y de festividad: Se tatuaba en un clima de fiesta; lapersona llegaba en la maana y sala en la madrugada, borrachoy tatuado (Gesa,33aos, duea de la tienda, 2002). Ese escena-rio comienza a transformarse en los aos 90con la apertura delos estudios especializados que promueven una nueva imagende esa prctica al resaltar valores como el profesionalismo, lacalidad artstica y los cuidados higinicos.

    Este ltimo es el contexto que caracteriza la tienda de tatua-jeExperience Art Tattoo,objeto de nuestra investigacin desdesu apertura en 1996. Localizada en una casa antigua de estiloportugus, se destaca porque en su fachada sobresalen grandes

    mscaras carnavalescas que atraen la atencin del pblico. Ensu interior, la primera sala funciona como rea de atencin alpblico y las paredes estn decoradas con conos tpicos de latradicin del tatuaje, como rostros tatuados, figuras ldicas,erticas y diablicas, as como algunas imgenes surrealistasdiseadas por el tatuador del lugar. Mientras la segunda sala, el

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    estudio de tatuaje, se caracteriza por la blancura, la austeridad

    de objetos y la presencia de muebles clnicos. Anexa est la salade esterilizacin, dotada con el equipo e instrumentos necesa-rios para ese fin. La tienda est construida sobre un bricolajede smbolos entre los que se pueden destacar los que realzan elexotismo tpico de los inicios de esta prctica en Occidente,y aquellos relacionados con el ambiente clnico (lo blanco, lasimpleza del mobiliario), en un estilo conceptualizado por suscreadores como cleancon el que buscan: Que las personas demayor edad y de una clase social y cultural ms sobresaliente

    acaben con esa historia del preconcepto del tatuaje (Gesa, 2002).En efecto, existe una intencin clara de acceder a pblicos distin-tos, en particular a aquellos que cuentan con ms recursos parapagar el costo de un servicio cada vez ms sofisticado. Con eseobjetivo recurren, siguiendo a Goffman (1985), a una alteracinsimblica de la fachada social:

    Por ms especializada y singular que sea una prctica, su fachadasocial tender a reivindicar hechos que pueden ser igualmentereivindicados y defendidos por otras prcticas algo diferentes [...]Mientras, de hecho, esos padrones abstractos tengan un significadodiferente en diferentes desempeos de servicios, el observador esconducido a realzar las semejanzas abstractas (Goffman, 1985:33).

    La alteracin de la fachada del tatuaje est mediada por laincorporacin de elementos tpicos del ambiente clnico querecrean, de forma abstracta, una correlacin entre esos dosespacios. Aunque abstracta, tal semejanza est cargada de sig-nificado porque lleva al campo simblico, lo que identifica alambiente clnico y las percepciones asociadas tales como lim-pieza, confianza, tranquilidad y seguridad. De igual forma, seintenta modificar el estatus del tatuador mismo de aficionado aprofesional y artista. Sin embargo, esa transformacin no es fcildebido a la larga historia de desprestigio y estigmatizacin deltatuaje que se evidencia en la serie de valores negativos con losque se asocia: sucio, peligroso, prohibido y contaminado. Esos

    apelativos, recurrentes tanto en la literatura revisada como en lostestimonios recogidos, hacen pensar que el tatuaje y su universoan se asocian simblicamente del lado de lo impuro. En esaperspectiva, el anlisis desarrollado por Mary Douglas (1973) sobrela dicotoma pureza-impureza como ordenadora simblica de larealidad, puede ser esclarecedor de esta clasificacin:

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    [...] Ciertos valores morales se sostienen, y ciertas reglas socialesse definen, gracias a las creencias en el contagio peligroso [...] lascreencias de contaminacin pueden usarse en el dilogo de reivin-dicaciones y contra-reivindicaciones de una categora social [...] lasideas de contaminacin se relacionan con la vida social. Creo quealgunas contaminaciones se emplean como analogas para expresaruna visin general del orden social (Douglas, 1973: 16).

    La asociacin entre tatuaje y suciedad puede ser vista enton-ces como una forma social de reaccin frente a una situacinconsiderada peligrosa, provocadora de desorden y generadorade un tipo de anormalidad. Pero, cul es ese orden o nor-malidad que el tatuaje transgrede? La normalidad del cuerpoal modificarse viola su estado natural. Alterar el cuerpo esgenerar un desequilibrio en el orden de las cosas, que en Oc-cidente continua regido por el pensamiento religioso de origenjudeo-cristiano y en el que toda modificacin corporal se concibecomo una profanacin del cuerpo y de la imagen de Dios (Falk,1995). De ese modo, el tatuaje es encasillado en la categora de lo

    impuro y asociado con todos los valores negativos que evoca,pues se relaciona con el estilo de vida que histricamente hahecho parte de los limbos sociales, la marginalidad, la rebelday la transgresin. Todo esto delimita un perfil de desvo sociale inclusive de enfermedad mental (Sanders, 1987). Mientras losusuarios restringan su trnsito por esos universos sociales nohaba mayores contradicciones con la forma como se asumasocialmente el tatuaje, pero al intentar salir de esas fronteras, talcomo lo manifiestan los nuevos actores, se genera una intensalucha en el campo de lo simblico por cambiar ese rostro y ganarun nuevo espacio social.

    LAEXPERIENCIADETATUARSE:INTERACCINYRITUALIDAD

    ENNUESTROINTERSPARADARCUENTADELPROCESO, LASEXPERIENCIASYlos contactos interpersonales que constituyen y dan sentido alacto de tatuarse, el primer elemento a destacar es la seleccin

    de la tienda de tatuaje por parte del individuo. Aunque no loparezca, escoger un lugar no es tan simple porque prevalecenuna serie de miedos, tales como el contagio de enfermedades por

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    va sangunea (sida), el dolor y la desconfianza hacia el tatuador.

    Por eso son de vital importancia el impacto positivo que genere elescenario y la oferta de este servicio dentro de los nuevos cnonescomerciales: cuidado higinico, calidad tcnica y artstica deltatuaje. Al realizar la eleccin, la persona ha establecido vnculosmnimos de confianza y empata frente al lugar, fundamentalespara iniciar el acercamiento a los actores de ese espacio y enespecial al tatuador. De hecho, tras las interacciones y pequeasnegociaciones asociadas con esta relacin comercial se empiezana formar lazos de proximidad. Esto es claro en el momento de

    definir el diseo pues la mayora de personas que van a tatuarseno han decidido en realidad qu quieren hacerse:

    La mayora de personas vienen jurando que quieren aquello, peroen el momento que comienzas a trabajar la imagen, todo cambia.Comienzan las dudas: Pero esto fue fulano de tal que me indicy yo no quera eso as. Ah captas que la persona est con miedo,insegura o realmente no sabe lo que quiere. Entonces comienzas atrabajar con la idea de la persona (Mano,34aos, tatuador, 2002).

    En este momento se genera una interaccin significativa quepodra identificarse como la captura de las ideas yque consisteen la concrecin de las que trae la persona mediante el dilogoreflexivo con el tatuador. Para este ltimo, las ideas de la per-sonase refieren a lapsiquis de la persona, sumundo internoysusgustos personales. Cuando el tatuador dice trabajar con lasideas de la persona, denota una bsqueda en el mundo internodel sujeto de un algocon el que se identifique y, en esa medida,adquiera el valor de ser inscrito y eternizado en su cuerpo. Portanto la imagen, como representacin de la idea, es relevanteno tanto por su contenido, sino por lo que ella es capaz de deciralgo del sujeto, de revelar algo acerca de su interioridad; al igualque el tatuador, juega un papel relevante como mediador de esasubjetividad, exteriorizada en la iconografa del tatuaje.

    Ejemplo de esta negociacin es el caso de Marcelo, msico de30aos de edad quien decidi hacerse su primer tatuaje y como

    la mayora de personas no tena definido el diseo; slo sabaque quera algo relacionado con la msica. La interaccin conel tatuador fue bastante informal, hablaron de diversos temas,revisaron catlogos, analizaron varias opciones, hasta que el ta-tuador sugiri los ideogramas chinos como forma simblica derepresentar las virtudes de la msica. A Marcelo le gust la idea

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    y comenz a pensar en las figuras, su tamao y la forma como

    quedaran en su cuerpo. Opt por los ideogramas de la sabidura,la proteccin y la justicia, y cuando le pregunt por su significadorespondi seguro: Ah est la msica en el sentido espiritual.Con respecto a los tamaos de los tatuajes hubo una pequeadiferencia, pues Marcelo crea que los ideogramas deban ser

    ms pequeos y el tatuador, msgrandes. Marcelo no pareca es-tar convencido del todo, as quedecidieron hacer una prueba4

    sobre el cuerpo, despus de lacual Marcelo opt por el tamaosugerido por Mano.

    Una vez definido el tatuaje se llega a la ltima fase del pro-ceso: tatuarse. Este es el momento esperado que materializaun proyecto personal y en el que la relacin con el tatuadoradquiere ms intensidad, dadas las distintas facetas que entranen juego: la piel, la sangre, el dolor, en fin, todo lo que implica

    la interferencia en el cuerpo. Es una relacin demarcada porla simpata entre las partes (Le Breton, 2002:90), que va muchoms all de lo estrictamente profesional y comporta niveles deintimidad: Generalmente, la persona que usted tata se vuelveamiga, porque es algo que usted va a dejar para siempre en supiel, es una cuestin de sentimiento, hasta de espiritualidad, esla sangre que est corriendo [...] (Mano, 2003).

    El ambiente donde tiene lugar este acto es el estudio detatuaje que, como ya se mencion, se destaca por un aspectoclnico que refuerza el sentimiento de seguridad en y del lugar.Todo luce limpio, en tonos blancos y forrado en papel desecha-ble, sobre todo aquellas partes que entran en contacto durantela aplicacin del tatuaje. El tatuador, revestido de una imagende autoridad, que porta una mascarilla y guantes quirrgicosasume postura de profesional que inspira respeto. Por suparte, el sujeto que va a tatuarse, recostado en la silla, est a laexpectativa, en una actitud de disposicin: de dejar su cuerpo

    bajo el control del especialista. En esa atmsfera se da inicioa la sesin. El primer paso es limpiar (depilar y desinfectar) elrea corporal donde se aplicar el tatuaje, luego, se transfiere laimagen escogida mediante la tcnica de calcar y se imprimenlos contornos del diseo sobre la piel. Sobre esa impresin secomienza a tatuar. El contacto aumenta, la mquina penetra el

    4. La prueba es una imitacin de la forma, eltamao y la localizacin del tatuaje en el cuerpo.Ese procedimiento vara segn el tatuaje. Si escomercial, o sea cuando est definido en algnmaterial impreso, slo se requiere calcarlo en lapiel. Pero si es de creacin, el tatuador deberealizar un diseo experimental sobre la piel, ba-sndose en las ideas discutidas con el cliente.

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    cuerpo, brota la sangre, la inyeccin de tinta contina sobre los

    puntos demarcados, ocurren cambios constantes, la piel se poneroja, los trazos comienzan a aparecer y, poco a poco, el diseogana vida en la superficie del cuerpo. Todo esto transcurre tantoen el cuerpo, en la parte fsica de quien es tatuado, como en su serinterior. Desde el momento en que la persona ingresa al estudio,una corriente de sensaciones comienza a fluir dentro de ella y suintensidad es cada vez mayor a medida que la aguja perfora elcuerpo y el dolor comienza a manifestarse. Una fuerte descargaemotiva acompaa as el acto de tatuarse:

    Cuando usted se sienta para tatuarse y siente la aguja entrandoen su piel, ocurre una liberacin de adrenalina que conduce a unestado especial [] Un poco de esto sucede, s, de querer sentarse,de sentir las agujas, de hacer el diseo, de pasar por aquel dolor; esun dolor que para m no es negativo, es un dolor que me trae unasatisfaccin en relacin con el diseo que he creado (Adriano, 32aos, enfermero, 40% del cuerpo tatuado).

    Si fuera por m, todos los meses me hara algn tatuaje, realmenteme hace falta. Qu siento? Cuando se acaba, la mayor felicidad delmundo. Considero el tatuaje una terapia, algo que hace bien porquecuando t te ests tatuando, te olvidas del mundo (Sampaio, 27aos,comerciante, 70% del cuerpo tatuado).

    Como se aprecia, el acto de tatuarse provoca intensas emocio-nes fsicas y psicolgicas; la adrenalina aumenta y con ella lassensaciones de felicidad, satisfaccin y relajacin. Al intentarcomprender el sentido de esas manifestaciones emotivas yaobservadas por distintos autores (Sanders, 1998; Almeida, 2001;Sweetman, 1999; Le Breton, 2002), encontr una sugestiva proxi-midad con el concepto deflow propuesto por Cskszentmihalyiy MacAloon (1983) para explicar las experiencias ocurridas enalgunos juegos y deportes, as como en el arte y en la religin, ycuyo significado Turner expresa de la siguiente manera:

    Flowdenota la holstica sensacin presente cuando el actor est en

    total inmersin [] un estado en el cual se sigue la accin de acuerdoa la lgica interna, en la que parece no necesitarse conciencia pornuestra parte [] nuestra experiencia es un fluido permanente, encada momento, en el cual no sentimos control de nuestras acciones,y en el que casi se pierde la distincin entre nosotros mismos y elentorno; entre los estmulos y las respuestas; o entre el pasado, elpresente y el futuro (Turner, 1982: 55-56).

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    Turner (1982) debate la competencia terica de este concepto al

    afirmar que en la perspectiva de las sociedades pre-industriales,elflowactuara ms como cualidad que como patrn de conduc-ta, mientras que en las postindustriales, donde el ritual tiene uncarcter ms individualista y racional, la experiencia flowestpresente de forma ms determinante en los gneros clasificadoscomo: ocio, arte, deporte, juego y pasatiempo. Tales actividades,adems de complejas y diversificadas, ocupan lugares importan-tes en la cultura como espacios de creacin y desarrollo social(Turner, 1982: 58). Pese a los lmites propuestos por Turner en el

    uso del concepto de acuerdo con el tipo de sociedad en la quese aplica, el autor resalta el valor explicativo de esa categora, enespecial, en relacin con las experiencias muy emotivas vividasen distintas situaciones y contextos sociales. En este sentido,el concepto deflow es apropiado para entender el tipo de expe-riencia que implica el acto de tatuarse. Este concepto permitecomprender algunas caractersticas importantes de esta prctica,como el hecho de que esa experiencia se encuentre en el terreno

    entre la accin-conciencia y la inconciencia-accin. En otraspalabras, la idea de que el sujeto, a pesar de estar conciente delo que hace, puede no estar conciente de su propia concienciadado que su atencin est enfocada en los estmulos y en lassensaciones, las cuales se convierten en determinantes de laaccin (Turner, 1982). Es esta la dialctica que viven las personasque cubren progresivamente sus cuerpos con tatuajes, grupocada vez ms numeroso y significativo para el que la sensacinproducida en el momento de tatuarse llamada adrenalina

    es esencial, al punto de sentirse invadidos e impulsados aseguirse tatuando.

    Otra caracterstica de esa experiencia es que tiende a justifi-carse en s misma, no necesita metas por fuera de ella. Por eso, esfrecuente encontrar explicaciones sobre la decisin de tatuarseen las que se afirma: Sentir, despus de dos o tres meses, lafalta de adrenalina funcionando en el cuerpo (Sampaio, 2002);sensaciones que llevan a las personas a ingresar en un crculo

    de emotividad autocontemplativa. Tales elementos conducen auna cierta prdida del ego, ya que durante ese estado el selfco-mienza a desdibujarse, a ser irrelevante debido a que el actor seencuentratotalmente inmerso en la experienciaflow,y al estaren ese estado, disminuye su inters por entender, definir o dirigircualquier acto (Turner, 1982).

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    El conjunto de argumentos sobre la afectividad que se constru-

    ye en esa interaccin, la simbologa que acompaa los distintosmomentos y las fuertes emociones que all se desencadenan,parecen indicar que el acto de tatuarse tiene caractersticas deuna experiencialiminoide. Es decir, una forma de ritualidad pro-pia de las sociedades contemporneas que, segn Turner (1982),aparece en las actividades de ocio (entendiendo el tatuaje comouna actividad esttica y de placer), y que pese a estar fuera de lacentralidad de la vida social, contienen un importante potencialinnovador: son constructoras de subjetividad.

    ELNUEVOPERFILDELOSTATUADOS

    ELNUEVOSUJETODELTATUAJENOPARECETENERUNROSTRODEFINIDO. ESdiverso, no tiene fronteras de gnero y cada vez menos de ge-neracin, transita por diferentes clases sociales, tiene distintos

    niveles educativos, hace varias actividades, en fin, no posee unperfil social determinado. Aunque simblicamente perdure elsentido de gueto que identificaba al tatuaje con los sectoresmarginales, rebeldes o de clase baja, en la prctica se rompieronesos lmites sociales desde su ingreso al mundo del mercadoconvirtindose en una opcin esttico-corporal accesible a losdistintos pblicos. Con el propsito de entender el cambio deperfil de los usuarios del tatuaje, hice un anlisis estadstico de lainformacin disponible en la tienda de tatuaje investigada entre

    1996y 2002.5Con base en los datos registrados en las fichas de in-greso de los clientes, pude esbozar aspectos de la tendencia actualen el uso del tatuaje, en especial, loconcerniente a las caractersticassociales predominantes (edad y g-nero), as como las preferencias deseleccin del tipo de diseo.

    Como se observa en el grfico 1,

    es significativo el aumento de laspersonas pertenecientes a grupos deedad ms avanzados. Ese incremento, que representa el 15% dela poblacin por encima de los 25aos y alcanza franjas etariasde ms de39aos de edad, est muy relacionado con la comer-cializacin del tatuaje que ampli de forma notoria la oferta de

    5.El perodo analizado es relativamente cor-to pero representa una fase relevante parala ciudad de Florianpolis, porque duranteesos aos se aceler el trnsito del tatuajeartesanal y casero al profesional. Las cifraspermiten comprender el cambio de perfilde los usuarios en el nuevo escenario de

    esta prctica.

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    este servicio a distintos pblicos. As, los usuarios, concentrados

    con anterioridad en la poblacin juvenil, ahora se distribuyenen diversos grupos de edad. Paralelo se detecta una importantereduccin de los menores de edad que pasaron del 52% del totalde usuarios en 1997al 27%, en 2002. Esta disminucin progresivaestuvo determinada por la expedicin de medidas de control porparte de organismos estatales que impidieron la aplicacin detatuajes en menores de edad sin la autorizacin de sus padres. Ensntesis, la tendencia es la estabilidad en el grupo de los adultosjvenes entre los 20y30aos, con crecimiento en las franjasetarias mayores y la disminucin entre los menores de edad.

    Por otra parte y como se puede observar en el grfico 2, lacorrelacin entre los sexos cambi radicalmente durante el pe-riodo analizado. De un marcado predominio del sector masculinoms del 60%, se pas a la supremaca del sector femenino.Qu sucedi? Por qu se produjo ese cambio de perfil? Paraentender esta transformacin es necesario recordar que histrica-mente el tatuaje estaba casi restringido a los hombres y vinculado

    a valores culturalmente asociados con la masculinidad (coraje,agresividad, fuerza). Sin embargo, su entrada al mundo del mer-cado ayud a neutralizar tales distinciones, imponindose el cri-terio universal del consumidor. El tatuaje ingres en un procesoacelerado de desmasculinizacin que afect profundamente larelacin de gnero existente. En poco tiempo las mujeres no slo

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    Fuente:La

    autora.

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    irrumpieron en ese nuevo escenario, sino que se ubicaron comoprimeras consumidoras. Esta tendencia no significa que se hayaneliminado las diferencias de gnero que se revelan en la seleccindel lugar del cuerpo a tatuarse y que expresan la forma como sepercibe, sealiza, demarca y sexualiza cada parte del cuerpo. Enel caso de las mujeres, los lugares preferidos son la parte bajade la espalda y del vientre, seguidos del cuello, la canilla y lacadera, considerados de especial connotacin ertica femenina.Los hombres se inclinan primero por los brazos, la espalda y lacanilla, que se relacionan con la fuerza y la virilidad, atributosdominantes de la masculinidad. La eleccin de los diseos tam-bin transluce las diferencias degnero. En este caso, se recreaotra dimensin simblica de ladicotoma, ya no tan ligada alerotismo, sino a las cualidadesque identifican socialmente los

    sexos. As, fuera de los diseostribales6 preferidos por ambossexos, segn la muestra las mu-jeres se inclinan por corazones,flores, mariposas, delfines yngeles, que representan valores

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    mujeres

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    GRFICO2.

    DISTRIBUCINDELTATUAJEPORSEXOS

    Fuente:La

    autora.

    6. La preferencia por los diseos tribales, tantoen mujeres como en hombres, representa cercadel 30% de sus elecciones. Estas son imgenesinspiradas en los tatuajes de distintos pueblosaborgenes, en especial de los maor y secaracterizan por un estilo monocromtico, nofigurativo, compuesto por arabescos que con-figuran diferentes movimientos y formas. Como

    afirma Clia Ramos, son diseos que no slose adaptan a cualquier cuerpo sino a cualquiertiempo (Ramos, 2001: 169); bella metfora queayuda a comprender su travesa a travs de lahistoria y de las culturas, con perodos de olvido yotros de resurgimiento como ocurri en los aos80, cuando se pusieron de moda.

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    asociados con lo femenino, lo delicado y lo tierno. Los hombres

    por su parte escogen indios, animales salvajes y mitolgicos, cala-veras, crneos, imgenes que se relacionan con la masculinidad,la valenta, la agresividad y la fuerza. Las preferencias por loslugares y los tipos de diseo estn mediadas por los universos delo femenino y masculino, que actan como referentes culturalesohabitusde seleccin y que expresan una relacin de gneroconstruida culturalmente y que est inscrita hace milenios enla objetividad de las estructuras sociales y en subjetividad de lasestructuras mentales (Bourdieu, 1995: 133).

    TATUARSE:SIGNIFICADOSYSUBJETIVIDADES

    ALENTRARENELTERRENODELASIGNIFICACINDELTATUAJE, ESMENESTERrecordar que el cuerpo ocupa un lugar central en las sociedadesoccidentales.7Es el recinto objetivo de la soberana del sujeto

    y, como tal, un factor fundamental en la construccin de su sub-jetividad (Le Breton, 2002: 165).En tal sentido, las modificacionescorporales pueden ser entendidascomo prcticas mediante las quelos sujetos revelan su presenciaen el mundo; son insignias de smismos que ayudan a afirmar susingularidad. Tatuarse es, por lo

    tanto, un camino de construccinde la subjetividad, de inscribir enlos cuerpos algo que diferencia eidentifica. Hoy en da, su signifi-cado se construye en relacin conla forma en que se apropia el ta-tuaje y en la que entran en juegouna serie de elementos como la

    cantidad, los tamaos, los lugares en que se tatan, la forma deportarlos, de exhibirlos o de esconderlos.As parezca difcil diferenciar, en medio de la diversidad

    existente, los tipos de subjetividad, es posible identificar algunastendencias y estilos que son reconocidos por sus practicantes.Una primera clasificacin construida a partir de las voces de

    7. El cuerpo comenz a ser objeto de reflexinantropolgica a partir de los estudios de laescuela francesa (Robert Hertz, 1928 y MarcelMauss, 1991), que ayudaron a entenderlo comoconstruccin social, moldeado por las tcnicasy los hbitos de cada sociedad. En esa lnea depensamiento se han desarrollado mltiples es-tudios tericos y etnogrficos que han ampliadoel conocimiento sobre las diversas formas deconcebir la corporalidad. En Brasil, el trabajo de

    Seeger, Da Matta e Castro (1979) marca un pasoimportante en esa bsqueda conceptual. Estosautores proponen las nociones de corporalidady de persona como principios de organizacinsocial que ordenan la vida social y simblicade las sociedades indgenas de Amrica delSur. En las sociedades occidentales, el cuerpotambin ocupa un lugar central, slo que en vezde matriz de significacin social se constituyeen factor de individualizacin.

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    los practicantes quedara as: (a) Los de detalle, que emplean

    diseos pequeos y discretos asumidos como adornos corpora-les, sin generar mayor peso o compromiso a la persona (Mano,2002); (b) Los radicales que llevan al extremo las modificacio-nes corporales: Alteran su cuerpo y no hay retorno, se tatanel rostro, se hacen implantes, escarificacin, les gusta el dolor;ellos provocan un impacto muy grande ostentando lo que ha-cen (Fabricio, 2002) y (c) Los tatuados, que pese a cubrir suscuerpos con tatuajes, mantienen formas discrecionales de uso yexhibicin del tatuaje:

    Nosotros llevamos una vida normal, pero nos gusta el arte, enton-ces, qu hacemos? Llenamos nuestro cuerpo de arte, pero, dondela ropa cubra, y donde podamos exhibirnos para aquellos que me-rezcan vernos, para evitar ser discriminados (Gesa,30% del cuerpotatuado, 2003).

    Los estilosdenotan un interesante juego de identificacionesy diferenciaciones y, sobre todo, la manera como sus practican-

    tes se sitan frente a su entorno social pues pese a las nuevassignificaciones del tatuaje, este sigue siendo objeto de estigmasocial; segn los estilos, demarca, delimita fronteras y grados deaceptacin social.

    LOSTATUADOS:CUERPOSYALMASTATUADAS

    DESDEMISPRIMEROSCONTACTOSENLATIENDADETATUAJE, MELLAMLAatencin un grupo de personas que, pese a estar inmersos enel mundo laboral, escolar y, en general, diversos ambientes

    sociales y culturales, tenan la particularidad bien marcada deestar cerrando sus cuerpos con tatuajes. Este hecho, nadahabitual en las prcticas corporales de nuestra sociedad, medespertaba muchos interrogantes, en particular cuando constatque no eran casos aislados, sino parte de una tendencia mani-

    fiesta no slo en individuos que estaban en procesos avanzadosde cierre corporal, sino tambin en aquellos jvenes que, conapenas algunos tatuajes, ya ingresaban en esa nueva dinmicade construccin corporal. Es el caso de Andr, un joven que alinicio de la investigacin tena un slo tatuaje y que al cabo deun ao tena ms de tres tatuajes de tamao considerable, adems

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    de varios proyectos para el futuro: Con seguridad voy a hacerme

    ms tatuajes, en mi pierna izquierda: una reina y otra mscara[...] y as por delante, no s si voy a cerrar todo el cuerpo, peros, los brazos y las piernas (Andr, estudiante, 22anos, 2003).

    Esta tendencia crea otro tipo de normalidad esttica, sinque eso signifique que sus practicantes quieran ser excluidos osealados como marginales. Es slo el deseo de ser diferentes sinromper con las normas sociales, por eso, a pesar de asumir esaopcin corporal, mantienen el juego de esconderse o mostrarse,segn las circunstancias. En este sentido, los tatuados actande forma similar a aquellos que Goffman identifica como des-acreditables, ya que pueden jugar o, manipular la informacinsobre su defecto. De exhibirlo u ocultarlo; contarlo o no contarlo;revelarlo o esconderlo; mentir o no mentir; y en cada caso paraquin, cmo, cundo y dnde (Goffman, 1985: 51). Concientesdel estigma social que an pesa sobre el tatuaje, toman una seriede medidas de proteccin para evitar posibles choques sociales,entre las cuales habra que resaltar una especie de regla tcita:

    no tatuarse en las partes ms visibles como el rostro y las manos,pues el resto del cuerpo puede ser cubierto. Es evidente queexiste una tensin latente entre ser tatuado y ser ciudadano noexcluido, ser diferente y no ser rechazado por la sociedad. Estasituacin no deja de ser problemtica para quienes siguen esaopcin y ante lo que cabe preguntarse: Por qu asumen ese tipode modificacin corporal a pesar del estigma social?

    Al respecto no se podra hablar de una sola causa, sino de laconvergencia de varios factores que alimentan y refuerzan estaopcin. Para estas personas el acto de tatuarse tiene un significadoesencial en trminos de bsqueda personal; el deseo de diferen-ciarse, de salir de la multitud, de tener algo que los singularice:Las personas se tatan porque quieren un diferencial, yo noquiero ser igual a nadie y el tatuaje es mucho de eso. Yo escoguna cosa que es para siempre, que es para m, que va ms all,que marca tu personalidad (Luciana, 26aos, 20% del cuerpotatuado). Otro componente que juega un papel central en esa

    decisin es la parte emotiva, expresada como sentir deseos.Es una sensacin bastante fuerte, intensa, casi incontrolable quelos impulsa a seguir tatundose: Tatuarse hace falta, se sientenganas de tatuarse, es una necesidad casi animal... (Gesa, 2002).Esta necesidad es conceptualizada segn Almeida, como unatendencia impulsiva, difcil de controlar despus del primer

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    tatuaje, debido a que se torna una voluntad incontrolable que

    acostumbra azotar a los tatuados, que slo se contiene por la pre-sin social, las limitaciones en las opciones profesionales o por eltemor que sienten de acabar siendo tatuados completamente.En ese orden de ideas, la autora argumenta que se presenta unamodalidad de tentacin tan fuerte que no ofrece al sujeto otrasalida diferente que la ruptura fsica con el grupo de tatuadosdel cual l hace parte (Almeida, 2001: 9).

    Ahora bien, la propuesta de Almeida hay que matizarla. Enprimer lugar, hay que cuestionar la suficiencia del impulsopara explicar el acto de tatuarse, ya que reducir este fenmenoa una fuerza innata, determinante de la accin humana, seradesconocer el contexto social y el conjunto de interaccionesconstituyentes del proceso de tatuarse. En segundo lugar, es ne-cesario discutir ese impulso de tatuarse visto como tentacinpeligrosa que genera temor. Esa valoracin me parece taxativae impregnada de cierto preconcepto ante la posibilidad del en-cerramiento corporal de tatuajes. Puede afirmarse la ausencia

    de intencionalidad en la opcin del tatuaje? Ser que tatuarsese convierte en un vicio, frente al que no queda otra alternativaque huir? Es difcil pensar en otra alternativa porque el tatuadose encuentra ante un impulso que parece no tener ms explica-cin. No obstante, mi hiptesis es que tatuarse se convierte enuna necesidad, expresada en los trminos emotivos del deseo,a partir del momento en que el sujeto se sumerge en esa prcticaque afecta y transforma su ser. A travs de todo lo que vive du-rante ese proceso, en el contacto con el tatuador, en los lazos de

    afectividad que se crean, en la reflexividad que se produce entorno de las bsquedas personales y en las intensas sensacionesvividas como elflow. En fin, todo lo que hace de ese acto unaexperiencia muy significativa. En tal direccin, cabra preguntar-se si el tatuaje no se reviste de un cierto sentido religioso, en laacepcin que propone Gougel de un tipo de religin personal:

    La crisis cultural y religiosa de la sociedad Occidental explica, enparte, la bsqueda de un sentido ms ntimo. El sujeto moderno no

    se reconoce ms dentro de instituciones masivas como la Iglesia;l construye, cada vez ms frecuentemente, una religin personal,dentro de un proceso sincrtico (Gougel, 2001: 122).

    Tal bsqueda de sentido ntimo es la que llevara al sujeto aescoger, entre mltiples opciones, el tatuaje. Como afirma Adria-

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    no: Existen otros artificios, otras mscaras que el ser humano

    puede utilizar, sin embargo, para m, el tatuaje es una realizacinpersonal importante (2003). En este sentido, esta prctica cor-poral cumplira un papel similar al de la religin, o sea, propor-cionar al individuo, tal como lo observa Gougel (2001), un pocoms de sentido a la dificultad de existir. Un sentido que hace delcuerpo su propio cono. En efecto, cuando nos aproximamos almundo de los tatuados, el sentido de su iconografa corporal sevuelve fundamental. Con diferentes estilos coloridos, oscuros,llenos de figuras, de rostros, de imgenes mitolgicas, de formas

    abstractas, de seres encantados los cuerpos de los tatuados sonesculturas vivas, donde est grabado su rastro ntimo y personal.A travs del tiempo, como una elaboracin incesante, estos cuer-pos sintetizan el proceso de construccin de s mismos. Cmoentender esa trama de imgenes? Cmo descifrar los hilos deesa construccin corporal?

    Al principio, cre que indagar sobre los motivos que llevabana los tatuados a escoger determinadas imgenes podra ser la

    clave para comprender su sentido. Sin embargo, sus respuestasno parecan muy esclarecedoras: porque me gust, porquela encontr bonita, es aquella historia con la que usted, conslo mirar, dice: Eso es lo que yo quiero! Eran elecciones quese orientaban por criterios fundamentalmente estticos, sin in-teresar la simbologa implcita del diseo, as como lo confirmala bibliografa revisada (Sanders, 1998; Almeida, 2001; Le Breton,2002). Qu implicaciones tiene el acto de tatuarse en trminosdel proceso subjetivo? Son lo ldico, el placer y la esttica los

    nicos hilos explicativos en la construccin del sujeto? La expe-riencia etnogrfica me indicaba que existan otros elementos parapensar el problema, de modo que comenc a profundizar en tresaspectos: el significado del gusto personal, la relacin entre lasimgenes escogidas y el sujeto, y el momento de la recreacin-narracin de las imgenes tatuadas.

    Pese a que inicialmente el placer de los sentidos en especialla visin determina la eleccin, es necesario tener en cuenta

    que en este acto no slo prevalece una sensacin agradable, sinoque tambin existe una fijacin en algo, en una determinadaidea. Esa focalizacin en una idea es lo que posibilita establecerun nexo con el sujeto, un referente de sentido, ligado a las emo-ciones, a la experiencia sensible, a aspectos que no son vacosde significado y que permiten elaborar un reconocimiento de

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    s mismos y de su entorno social. Como lo afirma Berger (1972),

    las imgenes estn cargadas de sentido, tanto personal comosocial, slo que se expresan en otro lenguaje, el visual, dondese pone en juego el modo de ver el mundo, implcito en todarepresentacin. Por eso, para entender el significado del reper-torio de las imgenes escogidas por los tatuados es necesariopensar en el lenguaje moderno del tatuaje, ms que en el con-tenido representativo de las imgenes como se haca antes. Esonos lleva a poner de relieve la dimensin artstica de la imagensin desconocer el proceso de construccin de sentido sobre di-

    chas imgenes, pues el tatuaje tiene un patrimonio iconogrficocomn (reproducido por los catlogos, las revistas, las pginasde internet) que acta como base de referencia. Cada persona,adems, recrea ese simbolismo con sus propios criterios y formasde interpretacin del mundo.

    Otro ngulo que ayuda a entender el proceso de significacindel tatuaje es el momento en que la persona narra el sentido desus tatuajes. La narracin abre una nueva dimensin de intros-

    peccin del sujeto pues aunque l sabe que le gusta su tatuaje,tambin necesita incluirlo en su universo de significaciones yresponder a la mirada de los otros que observan e indagan. Eltatuaje no pasa inadvertido, es visible y objeto de especulaciones,por eso es necesario traducirlo, crear una metfora en torno de l,simple o compleja, que tenga valor comunicativo. En ese acto seproduce una revelacin subjetiva: El encuentro de sentido(s), devnculos que salen a la superficie, de asociaciones que permitenidentificar facetas de s mismo, de la relevancia y el lugar de esaexperiencia en su vida. As, pese a ser una expresin individual,el tatuaje est delimitado por lo social e incluso puede afirmarseque el sentido de tatuarse se construye en funcin de la relacincon los otros. Por un lado, la relacin con el tatuador, quien parti-cipa en las bsquedas subjetivas de la persona con los referentesfamiliares y el entorno social que soporta su mundo imaginarioy con el mundo externo que trae consigo la mirada indagadora.Por otro, las redes sociales formadas por los amantes de este arte

    y que constituyen, tal como lo seala Mafessoli (1998), gruposabiertos, fluidos, informales, unidos alrededor del disfrute delmomento y de la experiencia esttica. Sus encuentros, pese aser espontneos y efmeros, estn cargados de afectividad y deevocaciones comunes en torno de sus vivencias e intereses porel tatuaje, tema central de sus conversaciones que configura una

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    especie de laboratorio, donde intercambian opiniones, sociali-

    zan sus propuestas y recrean sus proyectos corporales.Por ltimo, falta analizar el fenmeno del tatuaje progresivo,que implica ir ms all del tatuaje en su singularidad y entenderel conjunto: La forma en que la trama de imgenes, disgregadaspor sus cuerpos, comienza a cubrir toda su piel. Al respecto,hay que tener en cuenta que esa dinmica corporal carece deparmetros; cada persona se tata a su ritmo, con su propioestilo, en distintas escalas y proporciones. Es, en sntesis, una

    construccin iconogrfica totalmente personal y original. Talautarqua iconogrfica no est exenta de polmicas. Por ejemplo,Grognard afirma que los tatuados se convierten en una especiede espectculo de circo por la falta de criterios en la eleccinde los diseos y, sobre todo, por la manera en que distribuyeny enlazan las distintas imgenes, sin ningn orden temtico, amerced de cualquier imaginacin, dando como resultado final:Una creacin extravagante(Grognard, 1992: 29). En efecto, lostatuados no se guan por ningn orden esttico convencional;

    ellos rompen con la normatividad artstica, recrean en sus cuer-pos una nueva perspectiva de construccin esttica corporal.En este aspecto son muy subversivos e innovadores porqueconfrontan los modelos de cuerpo (natural) y de esttica (clsica)dominantes socialmente. Pero esto no significa que carezcan dejuicio esttico, sus criterios obedecen a un lenguaje simblicoen construccin, en experimentacin, y su laboratorio de pruebaes su cuerpo. De hecho, la nocin de experimentacin parece

    bastante apropiada para hablar de ese proceso de cubrimientocorporal en el que, con el paso del tiempo, la mayora de susactores realizan sensibles cambios en la forma, el estilo y laperspectiva de tatuarse. Cuando comienzan a tatuarse no prestanmucha atencin a la calidad tcnica de los diseos que realizanni tampoco su localizacin corporal o la articulacin entre ellos.Sin embargo, en la medida en que se sumergen en el medio yadquieren mayor dominio de ese lenguaje corporal, desarrollan

    una nueva mirada que los lleva a replantear muchos de los di-seos realizados y los retocan, recubren o enlazan.As, en el transcurso de ese proceso vivencial, de aproxima-

    ciones, de pruebas, de ensayos y de interacciones con los demsactores, surge la nocin de proyecto corporal, que es fundamentalen este contexto porque genera nuevos sentidos y, sobre todo, da

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    una orientacin a esa dinmica progresiva de tatuarse. Hacerse

    un tatuaje deja de ser un acto aislado y pasa a connotar un mo-vimiento cuyo escenario es todo el cuerpo; un cuerpo pensadocomo unidad, en trminos de composicin y armona, dondelos diseos ingresan a una dinmica que los articula con metasy planes futuros.

    Quiero hacerme ms tatuajes, pero ahora no hara uno slo, sinoun miembro entero, el antebrazo, la pierna, no quiero hacermediseos sueltos ni de lbumes, quiero una cosa diseada por un

    artista y que yo me identifique (Fabricio, 25aos, 30% del cuerpotatuado, 2002).

    El tatuaje progresivo puede pensarse entonces como unaconstruccin, tanto en el sentido de proyecto, que engloba lasexpectativas y planes de los tatuados, como en el sentido re-trospectivo, en la reconstruccin de sus historias personales. Demodo que, adems de las ideas futuras que corporifican perma-nentemente, sus cuerpos se transforman en lbumes donde est

    inscrita la memoria de sus vivencias, de sus referencias afectivas,de sus deseos y experiencias; en fin, un mosaico representativo desu propio imaginario, que marca su presencia en el mundo.

    CONCLUSIONES

    EN ESTA INVESTIGACIN SE PRIVILEGI LA PERSPECTIVA DE LA PRCTICA,entendida como un mundo social en construccin (Ortner,1994) donde las relaciones, las experiencias, los procesos y

    los sujetos cumplen un papel determinante. Con base en esteenfoque, se intent abarcar las distintas dimensiones que en-tran en juego durante el proceso de tatuarse, tales como: (a) Elnuevo imaginario social que enaltece el valor del cuerpo y de laesttica, y en el que tratan de situarse los modernos estudios detatuaje; (b) El mundo afectivo creado alrededor de esa prctica;

    (c) Las fuertes experiencias emotivas que se desencadenan eneste acto, produciendo un estado de ritualidad contempornea(Turner, 1982); y (d) Las bsquedas personales de diferencia-cin, de sentido ntimo, de placer, que hacen del tatuaje unaopcin corporal y de vida. Opcin que a pesar de ser subversivaen relacin con la concepcin tradicional del cuerpo, como un

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    hecho natural e inalterable, tambin es una subversin pacfica

    y de alguna manera viabilizada por el nuevo orden de las cosas,donde el cuerpo ocupa un lugar central dentro de la culturacontempornea (Le Breton, 1995; 2002).

    Otro aspecto importante de resaltar en este estudio es el tipode subjetividad que se configura en la actualidad con el uso y laapropiacin del tatuaje. Segn la informacin recogida, se puedehablar de tres estilos principales: el de los sujetos que se hacentatuajes de detalle que no generan compromiso social, los ra-dicales que llevan al extremo las modificaciones corporales ylos tatuados que se caracterizan por estar en un proceso de cu-brimiento corporal y se mantienen dentro de las convencionessociales. Los tatuados, grupo en el que profundic, ingresan aun proyecto de construccin corporal y de vida forjado a par-tir de aspectos como el contacto ntimo con el tatuador que seconvierte en una especie de mediador no slo de su proceso deconstruccin corporal sino de su propia subjetividad, la relacincon el grupo de los tatuados con quienes construyen lazos de

    afectividad que refuerzan sus proyectos en torno del tatuaje, laexperienciaflow, sensacin intensa que acta como estimulantedel acto de tatuarse, la construccin de una iconografa personalmediante la que el sujeto fabrica su cuerpo y en su cuerpo, a smismo; y finalmente la creacin de un imaginario personalelaborado a partir del proceso de construccin corporal y que seconstituye en una importante va de autoafirmacin.

    Por ltimo, me gustara enfatizar en el debate en torno dela naturaleza del acto, en apariencia compulsivo, de continuartatundose y que lleva a algunos autores como Almeida (2002) aplantear que esa subjetividad obedece slo a impulsos emotivosque valen como pura estetizacin de la vida. Si bien es cierto quela decisin de tatuarse est muy vinculada con el mundo emotivo,esto no significa que se carezca de momentos reflexivos significa-tivos como el esclarecimiento de las ideas del tatuaje, en el quemediante la visibilizacin de los gustos y las preferencias de lossujetos, se accede a su mundo interno. O tambin cuando luego

    de realizado el tatuaje, la persona verbaliza ese acto y da lugara revelaciones y descubrimientos de s misma. En este sentido,es cuestionable la fragmentacin del sujeto en universos dicot-micos como el emotivo-esttico versus reflexivo-profundo quelimitan la comprensin de este fenmeno. Propongo entoncestener en cuenta las mltiples dimensiones que entran en juego

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    en esta prctica y que hacen del tatuaje hoy un escenario de

    construccin subjetiva abierto, fluido, constituido en la interfaseentre las bsquedas individuales y los procesos de interaccinsocial, entre el disfrute esttico y la formacin de sentido ntimo,entre el ser interno reflexivo y los impulsos emocionales, comoun movimiento dialctico e innovador.

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