Conocer Amar y Servir - Briege Mckenna

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    CONOCERAMAR

    YSERVIR

    Hna. Briege Mackenna

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    NDICE

    Conocer, amar y servir 3

    Conocer a Jess. 5Amar y confiar. 9

    Amar y servir12

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    CONOCER, AMAR Y SERVIR

    Muchas veces, cuando nos encontramos en una reunin grande, decimosdentro de nuestro corazn: Jess, espero que sepas que estoy aqu.

    No temamos; el Seor conoce a cada uno de nosotros por nuestro nombre. Elnos llama a cada uno por su nombre. Una experiencia que tuve nos confirmareste punto.

    En junio de 1978 esta yo en Dubln. El Padre Mike Scanlan y yo dirigamos unservicio de sanacin. Haba un pblico de 4.000 personas y era imposible orarpor cada uno individualmente. Yo les dije que el Seor conoca todas susnecesidades y que confiaran en El.

    En el momento en que terminada la sesin, salamos de la sala, se nos acerc

    un sacerdote, me tom de la mano y me dijo: Por favor, Hermana, ore conmigopor mi hermana que est muy enferma. Me volv hacia donde estaba suhermana, puse mi mano sobre ella y dije una oracin. Al orar, mir su nombre,que tena escrito en la tarjeta prendida a su vestido. En la oracin mencion sunombre, pidiendo al Seor que la sanara. Enseguida segu caminando parasalir de la sala. Pocos minutos despus, me alcanz el mismo sacerdote.Estaba muy emocionado. Dijo: Tengo que decirle lo que acaba de suceder. Mihermana supo de este servicio de sanacin hace muy pocos das cuando lasentrabas estaban agotadas. Pero una amiga le ofreci su tarjeta de entrara; demodo que mi hermana lleg bajo el nombre de su amiga. Pero cuando Ud. Orpor ella, usted us el verdadero nombre de ella; no el que estaba escrito en latarjeta.

    Inmediatamente record las palabras de Isaas. El Seor cumple lo que dijo:Yo te conozco por tu nombre. Aunque esa seora se presentara con elnombre de la amiga, Jess la conoca por su verdadero nombre; saba queestaba all.

    Al encontrarme aqu entre ustedes, oa en m las palabras del Seor: S, Yolos he llamado por su nombre; por esto puedo amar a cada uno, porque a cadauno conozco por su verdadero nombre. De igual manera, quiero que Uds.

    lleguen a conocerme; para que puedan amarme y ser mis testigos. No puedenser mis testigos si no me conocen.

    Oremos: SeorJess, te damos gracias por habernos reunido aqu. Estamosaqu por tu invitacin especial. Te damos gracias por el gran amor que tienespara cada uno. Sabemos, Jess, que estamos aqu como expresiones de tuamor. Tu amor nos ha dado la vida y quieres llevarnos con amor a la plenitudde esa vida. Danos la gracia para abrirnos a tu amor.

    Les voy a pedir que pongan la mano sobre el corazn y que pidan a Jess queacaricie ese corazn, que moldee, que lo sane; que quite todo obstculo, todo

    lo que pueda ocupar su lugar en nuestro corazn.

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    Seor Jess, mientras pongo mi mano sobre el corazn, te pido que tu poderfluya a travs de m. Purifica en este da mi corazn; que sea como esa tierraque est preparada; que pueda yo recibir tu palabra y que pueda producirmucho fruto. En este da, quita, Seor, toda herida, toda amargura; porquenecesito tener un corazn lleno de perdn, antes de que pueda escuchar tu

    palabra y recibirla. Seor Jess, te pido que tomes en tus manos cada coraznnuestro y como esa arcilla en la mano del alfarero, danos nuevos corazones.Danos tu corazn, oh Jess; danos una mayor capacidad para recibir tu amordentro de nosotros.

    Oremos un momento, cada uno, espontneamente. Se me ha venido la imagendel Seor, que tiene en sus manos nuestros corazones y los est moldeando.

    Se me vienen estas palabras: Amigos mos, sepan que hoy da les dar acada uno un nuevo corazn; sepan que les dar labios que me alabarn parasiempre; y tomar las manos de ustedes, para usarlas como mas. Este da les

    abrir los ojos a una nueva visin. Lo que ustedes experimentan ahora es sloel comienzo. Lo que tengo para ustedes, mis pequeuelos, es ms grande delo que nunca esperaron. Regocjense, porque estoy con ustedes y porque losamo.

    Me gustara dividir esta enseanza en tres partes: conocer a Jess, amarlo,servirle. Despus de cada parte oraremos, pidiendo conocer, amar y servir alSeor.

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    CONOCER A JESS

    Si yo fuera Jess y estuviera aqu delante de ustedes, mi primera preguntasera: Conocen ustedes a Jesucristo?.

    Cuando Jess andaba en la tierra, reuni a los apstoles a su alrededor. Paraprepararlos para la gran misin que les encargaba, era necesario que loconocieran a El.

    Esto supona estar horas, meses y aos andando con El, viendo cmo sanabaa la gente, cmo los correga, los animaba, los amaba. Llegaron a conocer aJess.

    Tambin vean cmo suba Jess a la montaa a orar. Y fue un da mientras lovean orar, que brot en el corazn de ellos esa splica. Seor, ensanos a

    orar. Jess hablaba con su Padre y les puso en el corazn ese deseo deconversar con el Padre.

    Y eso es la oracin: conversar con nuestro Padre; hablar con nuestro hermanoJess; dejar que el Espritu Santo, que es persona, ore dentro de nosotros.

    El nico camino para llegar a conocer a una persona es conversar con ella,escucharla. El elemento ms importante en la vida de un cristiano es una vidade oracin. A veces llegamos a estar tan ocupados haciendo cosas para elSeor, que no tenemos tiempo para sentarnos, como lo haca Mara , a los piesde Jess, para escucharlo.

    Es muy importante dejar aparte un tiempo para orar. Es la nica manera paraque yo conozca a mi Dios. Y si yo no conozco a Dios, no puedo hablar a otrosobre Dios. Sin conocer a Dios, no podr llegar a amarlo ni a recibir su amorcomo El quiere drnoslo, ni podr servirle como El desea que yo le sirva.

    Vida en oracin

    Examinemos la vida de Jess; su vida de oracin. Sabemos que Jess suba ala montaa para estar solo y orar. Oraba antes de toda decisin grande que

    deba tomar. En otras palabras, El se sentaba y conversaba con su Padreacerca de todas las cosas de su vida.

    Una y otra vez leemos en los Evangelios que Jess se apartara para estar solocon su Padre. Antes de la Pasin, en la agona del huerto, Jess dej a susapstoles y se apart solo para orar.

    El mismo nos dijo que escuchaba a su Padre; que estaba en continuacomunin con su Padre. Tambin aadi para cada uno de nosotros: Nadieque viniere a m ser rechazado.

    Ahora bien, si digo que soy un seguidor de Jess, debo preguntarme: cuntotiempo paso yo con Jess? Es excelente reunirnos en un grupo de oracin para

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    regocijarnos y para alabar al Seor, pero recordemos que El nos dijo tambinque entrramos en nuestros cuartos, cerrramos la puerta y conversramoscon nuestro Padre que est en los cielos.

    Todos sabemos que la oracin personal no es fcil. Es una disciplina. Muchas

    veces no vemos los resultados y queremos ver resultados de nuestra oracin.

    Oracin de alabanza

    Hermanos y hermanas, debemos recordar lo que el Seor nos dijo; estamosllamados a ser un pueblo que lo alabe y que lo adore. Esta es la primera clasede oracin a que El nos llama.

    Recuerden, cuando Jess entr en Jerusaln montado en el burrito, el puebloestaba aclamndolo y alabndolo y cuando algunos quera impedir estaalabanza, Jess declar: Dejen que mi pueblo me alabe; si ustedes lo impiden,

    las mismas piedras me alabaran. Estamos llamados a ser un pueblo que dalabanza a su Dios. Cuando me presento ante El en la oracin, quizs nosienta deseos de alabar al Seor; pero mi alabanza no debe fundarse en missentimientos; los sentimientos cambian. Debo tomar esta decisin: mi Diosmerece esta alabanza y yo debo darle esta alabanza.

    Alabar a mi Dios en la oracin, es como abrir un tesoro del que se vanderramando bendiciones sobre m. Muchas, muchsimas veces, sucede que,cuando alabo al Seor, aun antes de presentar mis necesidades, se meconcede lo que necesito.

    La peticin

    Otra forma de oracin que Jess nos ensea, es llegar ante El y pedirle,sencillamente, la gracia de vivir ese da y responderle a El.

    Ahora bien, no puedo pedir con confianza si no conozco a Jess. La tragediaes que muchos llegan a El solamente cuando se encuentran en necesidad; nose dan tiempo para conocerlo realmente. Si separamos cada da un tempo paraJess, tengamos o no alguna necesidad, entonces, al presentarse lasnecesidades, podremos volvernos a El con plena confianza, sabiendo que El

    responder a esa oracin.

    Hermanos, no se cansen nunca de volverse a Dios y pedirle; pero al mismotiempo que pedimos, debemos darle gracias.

    La accin de gracias

    La oracin de accin de gracias es una hermosa forma de alabanza. El nosllama a darle gracias en todas las circunstancias. Es fcil agradecer al Seorcuando todo resulta bien, pero es una prueba de nuestro amor y nuestrafidelidad cuando le podemos dar gracias frente al aparente fracaso de nuestras

    peticiones.

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    La palabra de Dios

    Tambin estamos llamados a conocer a Dios ms profundamente por supalabra; y a usarla en la oracin.

    El libro que llamamos La Biblia, no es un libro de historia, es una palabra viva;todo lo que sucedi y que leemos en ese libro, se realiza tambin hoy. Cadarespuesta que necesito se encuentra en la palabra de Dios.

    En la oracin debo leer la palabra y pedirle a Dios que me revele su Palabra.

    Hace pocos meses me encontr en Jerusaln con una joven juda, me contuna hermosa historia de cmo ella estaba leyendo la palabra de Dios, cuandoDios le revel a ella, directamente, que Jesucristo era el Mesas. Me dijo quecada palabra en la Biblia comenz a hablarle. Se dio cuenta que ese libro tenavida.

    Debemos pedirle a Dios que haga que su Palabra viva entre nosotros. Siamamos al autor de estas palabras, tendremos hambre de conocerlo ms a Ely llegaremos a amar su Palabra. Como le sucedi a Mara, esta palabra seencarnar en nosotros.

    Un testimonio

    Voy a darles un testimonio. Jess me mostr que, muchas veces, cuandoestamos orando, nos distraemos y pensamos que estamos perdiendo el tiempoy no sacando nada de la oracin. Entonces, nuestro deseo sera deinterrumpirla y hacer otra cosa. Con todo, Dios nos dir que la oracin es muyimportante; tan importante como comer; si yo no como, muero; si no me vuelvohacia Dios y no dejo que El acte en m, me seco.

    Un da, despus de preparar la comida (soy la cocinera cuando estoy en miconvento), entr en la capilla y me dije: Ahora tengo hora y media para pasarlacon el Seor. Pero cuando me sent, no poda mantener mi atencin en elSeor; haba muchas distracciones. Entonces se me ocurri: Briege, tienestantas cosas que hacer; porque no haces algunas y despus vuelves a orar.Probablemente as te sentirs mejor, ms relajada, para orar despus. Ese

    esa uno de los engaos para que posterguemos la oracin. Entonces dije: No,Seor, voy a quedarme sentada aqu; esto es todo lo que puedo ofrecerte; demodo que aqu estoy.

    En ese rato, distrayndome, como me pareca, me vino a la memoria unaHermana, y cuando estaba pensando en ella, comenc a orar por ella. Cuandotermin la hora y media, dej la capilla y entr en mi cuarto para preparar miclase para el da siguiente.

    Y cuando tom mi pluma para comenzar a escribir; me vino la inspiracin:Escribe a esa Hermana. Pens: Bueno, no tengo nada que decirle y nunca le

    he escrito en mi vida, (Esa hermana haba sido mi Maestra de Novicias). Lepregunt al Seor: Qu es lo que yo tendra que decirle a ella? Mientras

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    AMAR Y CONFIAR

    Hermanos y hermanas, si conocemos a Jess, entonces lo amamos. Si tamas a alguien, al momento le confas todas las cosas. Tengo que mirarme am misma y al testimonio que yo doy al mundo; si digo que conozco a Jess,

    entonces debo ser una persona que confa enteramente en El.

    Si dijeras a tu marido o esposa, o a un amigo muy querido: Te amo, pero noconfo en ti, tendramos que examinar esa relacin y ver qu es lo que nospasa con Dios. Le decimos que lo amamos; pero con una mano estamosagarrndonos a nuestras seguridades, mientras extendemos la otra hacia Dios.Muchas veces parece que dijramos: Seor, te amo; confo en ti; pero si t nofuncionas, entonces tengo esto otro.

    Lo que el Seor nos dice es: T tienes que entregarte enteramente a m yconfiar en m. Pero, como ustedes ven, esto es imposible sin antes conocerlo.

    Todos entendemos lo que yo deca a mis alumnos de primer grado: No sigasnunca a una persona que no conoces, en quien no puedes confiar.

    En este ministerio de sanacin eque estoy, he aprendido lo que repito a lagente: Pongan su confianza en Dios; El les va a ayudar! Recuerdo que unda, una anciana me dijo: Eso cuesta mucho, porque yo no conozco al Seor.Estoy llena de temor que no me responda.

    Ahora bien, t y yo debemos preguntarnos: Confo en Dios? O somos deesas personas que se dicen: necesito preocuparme y cuidar mis cosas; si nome preocupo, no cuido bien mis cosas? Muchas veces pensamos que elSeor quiere que andemos preocupados.

    O somos de aquellos que siempre estn mirando hacia el futuro y llegando,por esto, a vivir angustiados?

    Como cristianos, el gran testimonio que podemos dar al mundo es mostrar a lagente que confiamos en el Seor, que El es un Seor fiel. Decirlo es muy fcil,pero lo difcil es cuando llegamos a un punto en que no tenemos nada en queapoyarnos sino en el Seor; entonces el Seor nos ensea su fidelidad. Estoysegura de que muchos milagros, mucho ms grandes que los que se hacen, se

    efectuarn entre nosotros; pero nos ponemos impacientes y abandonamos elintento. No creemos que el Seor cumplir sus promesas.

    Una buena leccin

    Como saben ustedes, siempre estoy repitiendo: Confen en el Seor, El nuncanos va a abandonar.

    El ao pasado, yo estaba en Roma por un mes; tena todo lo que necesitaba:una pieza en un Hotel y bastante dinero para que me durara ese mes; toda laseguridad que necesitaba. Pero ahora s y veo que pona la seguridad en

    cosas.

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    El primer da en Roma, me robaron. Andaba por la calle y me acordaba de loque me haban dicho: Ten cuidado, porque hay muchos ladrones en la calle.Puse mi cartera bajo el brazo y me dije: Nadie me va a robar a m! Veinteminutos despus me haban robado todo.

    Lo que pas fue que estbamos sentados en una mesa y comamossandwiches. Llegaron unos 40 gitanos y se pusieron a sacar los sndwiches demi plato; yo estaba ms preocupada de los sndwiches que de la cartera quetena a mis pies. Al momento de irnos, tom mi cartera y la sent algo liviana.Pens: A lo mejor tengo ms fuerzas, ahora que he comido. Pero, cuandollegu al Hotel , abr mi bolso y no haba nada dentro.

    Lo primero que se me ocurri fue: Dios mo! Me han robado! Qu es lo quevoy a hacer? y se me entr un pnico terrible. Entonces una vocecita dentrode m dijo: Practica lo que predicas. Pero comenc a decirle al Seor: Voy aestar aqu un mes; voy a necesitar dinero. Y volva una vocecita: Practica lo

    que predicas. De modo que, en mi oracin, le dije: Seor, no hay ninguna otracosa que pueda hacer. A pesar de todo, yo estaba llena de paz ese da,porque saba que me podan quitar las cosas materiales, pero nadie, nunca, mepoda quitar al Seor si yo no lo abandonaba.

    Al da siguiente, por el altoparlante, o mi nombre; me llamaban a la recepcindel Hotel. Haba ah un sacerdote con un sobre blanco en la mano. Me dijo:Briege, no s lo que Ud. va a pensar de esto; pero hace unas pocas semanas,antes de venir a Roma, alguien me dio este dinero y me dijo: Dios ha sido muybueno con nosotros y queremos compartir esta bondad de El con otros.

    Este sacerdote vino a Roma y de ah visit Ass y en la Baslica de Santa Clara,mientras deca misa, comenz a venir a su mente mi nombre. El sacerdotepens: A lo mejor la Hermana Briege necesita oracin. Durante esa oracin,el Seor le dijo: T tienes un sobre en tu bolsillo. Eso es lo que yo quieroindicarte. El sacerdote supo mi direccin por sus hermanos en Roma y mepas el sobre diciendo: Yo no se lo que hay aqu dentro, pe ro entiendo que espara ti.

    Cuando abr el sobre, haba dentro la misma cantidad de dinero que yo habaperdido el da anterior.

    En el momento en que el sacerdote me pas el sobre, me vino a la mente laimagen del Seor en el Huerto de los Olivos y sent que cuando Jess miraba asu pueblo durante esa agona, uno de los grandes dolores que tuvo fue la faltade confianza de aquellos que lo llamaban su Seor y Salvador. Yo le habadicho a Jess que yo lo amaba, pero me mostr que mi amor no era tanprofundo como El deseaba, porque yo no confiaba bastante en El. El Seor nosllama a expresar nuestro amor confiando en El.

    Detengmonos ahora un momento para pedir al Seor una mayor confianza, junto con el amor que le tenemos. Cuando pedimos la confianza, nos

    encontramos muchas veces como estaba yo cuando perd mi dinero.Exclamamos: Dios mo! Qu voy a hacer? Y el Seor responde: Tengan

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    confianza en mi: soy fiel. Nadie, desde el comienzo de la creacin, ha sidodefraudado por Dios.

    Pidamos a Dios que nos quite el temor de soltar todas esas cosas en queponemos nuestra seguridad. La nica persona que puede darnos paz, gozo,

    felicidad y amor; es Jess. Cuntas veces hemos dicho: Si yo tuviera esto oaquello, me sentira feliz! Estar enamorada de Jesucristo y saber que El nuncanos abandonar, es la mayor felicidad, gozo y paz que podemos tener.

    Oremos: Seor Jess, te alabamos y te damos gracias por tu amor a cada unode nosotros. Sabemos Seor, que t nos amas; sabemos, oh Seor Jess, quenos creaste por tu amor a nosotros; sabemos que, en este momento, t nosdices: Yo los amo y nunca me olvidar de ustedes. T dijiste: Si cuido de lasflores del campo y de las aves del cielo, cunto ms cuidar de ustedes!.

    Jess. lbrame del temor!, dame hoy da un gran don de confianza y de amor

    por ti!, que mis manos sean tomadas por las tuyas! Ensame a confiar en tufidelidad; que, como Mara, tu madre, pueda confiar en las palabras que tdijiste. Jess, ensame a confiar! Mara, mi madre, pide a Jess en este daque me d un amor ms grande por El, porque sabemos que el amor perfectoecha fuera el temor! Como t, Mara, yo tambin quiero decir s al Padre; perocuntas veces tengo temor de confiar, de entregar toda mi vida a Jess?Pdele, Madre, que me ayude hoy da! Gracias, Seor! Amn.

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    AMAR Y SERVIR

    Si amamos a Jess, entonces lo reconoceremos en nuestros hermanos yhermanas. Dios llama a cada uno de nosotros para servirle y sabemos queservimos a Dios cuando nos servimos unos a otros.

    Una vez le uno de esos dibujos que deca: Yo amo a este mundo, pero nosoporto a la gente que vive en l. Y muchas veces le decimos al Seor:Realmente, yo te amo a ti, pero no aguanto a esta gente. El Seor nos dira:Todo lo que t haces por los dems, lo haces por m.

    El tambin nos revel que El llega a nosotros a travs de nuestros hermanos yhermanas. Yo no tengo ninguna eleccin en esto. No estoy libre para amar yservir a mis hermanos o no hacerlo. Este es uno de los mandamientos delSeor para m; nos dijo: Debes amar a los dems como t te amas a timismo.

    Debo reconocer a Jess en mis hermanos y hermanas. Y esto puede ser difcil,pero no ser difcil si estoy enamorado de Jess. Si lo conozco a El, loreconocer en los que me rodean y querr servir a esas personas porque Diosest con ellas. Cuando mi hermano o hermana est sufriendo, no puedo decir:eso no me concierne. S, eso me concierne, porque estoy llamado a servir.Muchas veces Jess viene a nosotros disfrazado en las personas. Muchasveces, es con un disfraz de suciedad, hambre, miedo, angustia en otrapersona. Y entonces, no reconocemos a Jess.

    Una confirmacin

    Voy a comunicarles una ancdota que me cont un sacerdote amigo mo;subraya esta enseanza de manera muy poderosa. El Padre me dijo que vivaen una comunidad, en que no hacan mucha oracin juntos. Y muchas veces lhaba dicho en su oracin: Seor, si pudisemos reunirnos como comunidad yorar! Seor, ven entre nosotros! Un da, l estaba en su oficina con unseminarista y son el telfono. Un hombre llamaba: Padre, estoy desesperado,tengo hambre. Y le dio su direccin en esa ciudad. Era un lugar donde sereunan muchos drogadictos y hombres violentos. Era un lugar muy peligrosoen la ciudad de Chicago. La primera reaccin del Padre fue: Yo no puedo ir

    all para ayudarle. Pero lo nico que dijo el hombre fue: Voy a estar en estetelfono pblico; venga a ayudarme.

    El Padre fue all con el seminarista y encontraron a ese hombre yaciendo en elsuelo, borracho. Pareca un anciano que no se hubiese lavado durante meses yestaba vestido de harapos. El Padre casi temi acercarse a l; y con todo,saba que el hombre estaba desesperado. El anciano le tom la mano y le dijo:Por favor, estoy desesperado; tengo hambre. De modo que el sacerdote lometi al auto y lo llev al monasterio. En el camino le pregunt al hombre:Quin es Ud., y por qu se dej llegar a este estado en que est? El hombreentonces le revel que era un sacerdote y aadi: Padre, soy un alcohlico y

    todos me han desechado; mi familia y mi cura prroco. Estoy desesperado yalguien me dio el nombre suyo.

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    El sacerdote lo llev al monasterio, lo lav, le dio ropa nueva y esa noche lopresent en la sala de comunidad donde estaban los Padres y Hermanosreunidos, contndoles a los dems la situacin de este hombre y cmo lo habaencontrado. Y vio cmo los padres ancianos de esa comunidad se reunieron

    alrededor de ese sacerdote y comenzaron a conversar con l. El solamentetena unos 34 35 aos.

    A la maana siguiente, un grupo de sacerdote lo invit a decir misa con ellos. Ya las 3 de la tarde de ese da, este hombre se puso de pie y dijo a lossacerdotes ah: Ahora s que vale la pena vivir, porque a travs de ustedesJess ha llegado a m. Ahora voy a partir, pero Dios est con ustedes. Desdeese da en ese monasterio, todos los sacerdotes de la comunidad comenzarona reunirse para orar. Y el Padre que me hablaba a m, me ponderaba cmoJess haba llegado a ellos y qu fcil habra sido perder la visita de Jess, quelleg en esa forma a bendecir a la comunidad.

    Descubrir al Seor

    Ustedes saben que muchas veces el Seor llega a nosotros, pero no de lamanera que nosotros esperbamos. Me parece que en este llamado a servirlo,hemos de pedir que el Seor nos abra los ojos y que tengamos visin paradescubrir al Seor. Cuando damos, recibimos mucho ms de lo que damos.

    Me gustara comunicarles otra ancdota que me cont el mismo sacerdote: Elestaba sentado en la iglesia una noche y le estaba diciendo al Seor: Seor,sera tan fcil orar si yo pudiera verte. Cuntas veces, nosotros decimos lomismo: Qu fcil sera si yo pudiera ver a Jess y l estuvo como una horadelante del Santsimo repitiendo lo mismo: Seor, si yo pudiera vert e,entonces yo s que podra orar! Y en ese momento comenz a sonar el timbrede la puerta de calle, pero l se deca: Mira, estoy orando. Hay muchaspersonas en el monasterio que pueden responder a la puerta.

    Pero, al fin perdi la paciencia de or el timbre y sali para abrir la puerta. Ahestaba un hombre andrajoso que buscaba dinero y comida. El sacerdote le dijo:Ud. sabe que acaba de interrumpirme en mis oraciones, pero entre. Entoncesle pregunt: Es usted catlico? Va usted a misa? y toda esa clase de

    preguntas. Por fin le dijo: Yo acabo de dar limosna; a usted le dar 50centavos y un sandwich de mortadela. Le aconsejo que fuera la hospederams cercana y buscara un lugar para la noche.

    Volvi despus a la capilla, se puso de nuevo delante del Santsimo y dijo:Seor, sera, tan fcil orar si yo pudiera verte. Y oy dentro de l esa voz: tacabas de verme en esa persona a la que has servido. El sacerdote se levantde un salto y sali corriendo a la calle; el hombre ya se haba ido. Volvi ante elSantsimo y dijo: Jess, por qu no me dijiste que eras t? Si yo hubierasabido que eras t, te habra dado un bistec.

    As pues, cada da servimos al Seor en nuestros hermanos y hermanas.Cuando pronunciamos esa gran palabra: Seor, ensanos a orar, si estamos

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    seriamente buscando una vida de oracin, entonces llegaremos a conocer aJess y conocindolo lo vamos a amar y vamos a confiar en El y en ese amor,serviremos a nuestros hermanos y hermanas, porque El est en ellos.

    Pidamos en este momento un corazn de servir y sepamos que, a medida que

    vamos, sirviendo a los que nos rodean, Jess nos servir a nosotros. Y looiremos decir: Cuando estuve hambriento, me diste de comer; cuando estabaen la crcel, me visitaste; cuando tuve sed, me diste de beber; cuando estuvedesnudo, me visitaste. Y nosotros diremos: Cundo lo hicimos Seor? Y Elnos dar: Lo que hiciste a los dems, me lo hiciste a M.

    Tomemos la mano de la persona que est junto a nosotros, recordando quecon las manos servimos a otros; con nuestro corazn, los amamos. Oremos:Seor Jess, te damos gracias, te alabamos por llamarnos; te damos graciasporque tenemos el privilegio de servirte. Seor Jess, t nos enseaste,cuando te pusiste de rodillas delante de los apstoles para lavarles los pies; t

    quieres que toquemos y lavemos los pies los unos a los otros; t quieres quecuidemos de nuestros hermanos y hermanas. Te pido, Seor; que, en este da,nos des la gracia que necesitamos para responder a tu llamado de venir aservirte. Seor Jess, quita de mis ojos toda ceguera que haya en ellos; llenami corazn de un amor tan ardiente por ti, que este amor, Seor Jess, melleve a servirte a ti en otros. Seor, unge mis manos hoy da y salas comotuyas. Unge mi corazn en este da, para que tu amor fluya a travs de mhacia mis hermanos y hermanas a quienes sirvo. Seor, djame ser tuextensin que camina por esta tierra.

    En este momento, mientras estamos orando, me ha venido una imagen delSeor que est de pie, aqu a nuestro lado y sonriendo nos dice: Mispequeuelos, sepan que conmigo no hay ningn fracaso; lo que ustedes hacenpor amor a m, llevar mucho fruto. Muchas veces, no sentirn mi presencia enaquellos a los que ustedes sirven, pero sepan que yo los veo y como Padre,mis ojos estn siempre sobre ustedes y yo me regocijo cuando ustedesextienden su mano, como mi Hijo Jess extendi su mano. Les ha dadograndes dones, les ha dado el don de mi amor y a medida que ustedes dejenque mi amor fluya a travs de ustedes, este amor tocar los corazones de losque estn duros y llenos de temor. No estn de pie. Preguntndose qu es loque puedo hacer?, sino miren alrededor y vean todo lo que les he dado. Les

    voy a dar grandes oportunidades para servirme, llegar a ustedes muchasveces. Estn quietos y sepan que soy el Seor y que, en mi pueblo, ustedesme encontrarn. Alabado sea el Seor!