Ave María

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J OSÉ M ARÍA V ILASECA E XPLICACIÓN DEL A VE M ARÍA 2ª E DICIÓN IMPRENTA RELIGIOSA DE M.TORNER Y COMPAÑÍA DE S AN L ORENZO NÚMERO 6 M ÉXICO , 1883

Transcript of Ave María

COMENTARIO AL AVE MARIA DEL P

Jos Mara Vilaseca Explicacin del Ave Mara2 Edicin

IMPRENTA RELIGIOSA DE M.TORNER Y COMPAA

1 de San Lorenzo nmero 6

Mxico, 1883

Fuentes

1) CLAUS Josephi Ignatii, Spicilegium catechetico concionatorium, id est, conceptus exegetici ex praestantissimis auctoribus collecti, et variis Sacrae Scripturae figuris, sanctorum patrum sententiis, doctrinis moralibus, similitudinibus et exquisitis historiis industriose elaborate quibus ad instruendam in lege divina plebem ad extirpanda vitia et implantandas virtutes, primariae ac fundamentals fidei christiano-catholicae veritates ad evangelia dominicarum et festorum per modum concionis reductum et applicantur, pars. I in duos tomos divisa, 1738.2) SAN ALFONSO MARA DE LIGORIO (1696-1787), Las glorias de Mara, Varios obsequios de devocin a Mara Santsima, con el modo de practicarlos.3) VILASECA Jos Mara, Explicacin del Ave Mara, en Explicacin del catecismo y de hacer siempre y en todo lo que es mejor, Mxico, marzo de 1863 (prlogo), manuscritos, tomo 05, 253-266Apuntes, prlogos , licencias1. Apuntes de Jos Mara Vilaseca sobre el libro Explicacin del Ave Mara y de la Salve, en manuscrito Libro de cuentas de la Biblioteca Religiosa, 1870; original AGMJ, Fundador, Manuscritos2a. El Ave Mara y la SalveEl buen resultado que tuvo la Explicacin del Padre nuestro me hizo procurar la Explicacin del Ave Mara y de la Salve, obra que aprob el seor doctor don Toms Barn, cura prroco de Cuernavaca. El seor Arzobispo, viendo que repartamos gratis la Explicacin del Padre nuestro as como unas Meditaciones para todos los das del mes, no se dej vencer por generosidad, y l mismo hizo imprimir la Explicacin del Ave Mara y de la Salve en la imprenta del seor Andrade, e imprimieron cinco mil que se distribuyeron en las misiones de Mxico, de Saltillo y de Monterrey, as como se envi una grande cantidad a las Hermanas. El seor Arzobispo qued muy complacido de esta obra y vio la luz pblica en 1866. 5,000 ejemplares.

1a. edicin: El Ave Mara y la Salve explicadas por un sacerdote de la Congregacin de la Misin de la casa de Mxico, Imprenta de Andrade y Escalante, Bajos de san Agustn nmero 1, Mxico, 1866, pp. 1-88a) Solicitud de la licencia de impresin: Jos Mara Vilaseca, Cuernavaca, 9 de enero de 1866Santa misin de Cuernavaca, 9 de enero de 1866.

Excelentsimo e Ilustrsimo Seor:

Un sacerdote de la Congregacin de la Misin ha compuesto dos opsculos titulados: El Ave Mara y La Salve, en los cuales desarrolla una por una las palabras de tan devotas oraciones, exhortando al mismo tiempo a los fieles a que las recen con frecuencia y fervor, conforme la intencin de nuestra madre la santa Iglesia, y como l desea darlos a la imprenta, acude para este fin a su Seora Ilustrsima, para que se digne conceder su superior aprobacin y conceda adems ochenta das de indulgencia a los fieles que leyeren u oyeren leer cualquiera de sus prrafos y tambin a los que procuren propagar su lectura.

Dios guarde a su Seora Ilustrsima muchos aos.El autor.

b) Pase a la censura: Jos Joaqun Ura, Pro-Secretario, Cuernavaca, 10 de enero de 1866Cuernavaca, 10 de enero de 1866.

Pase a la revisin y censura del seor cura vicario forneo doctor don Toms Barn. Lo decret y rubric el Excelentsimo e Ilustrsimo Seor Arzobispo. [Rbrica]

Doctor Jos Joaqun UraPro-secretario.

c) Dictamen del censor: Toms Barn, Cuernavaca, 10 de enero de 1866Cuernavaca, 10 de enero de 1866.

Excelentsimo e Ilustrsimo Seor:

He ledo con atencin las dos obritas intituladas, la una, El Ave Mara, y la otra, La Salve, compuestas por un sacerdote de la Congregacin de la Misin, que vuestra Seora Ilustrsima ha tenido a bien someter a mi censura. Nada encuentro en ellas opuesto a los dogmas de nuestra santa fe ni a los principios de sana moral. En consecuencia, soy de parecer que puede vuestra Seora Ilustrsima conceder la licencia que se solicita para su impresin, salvo siempre el superior de vuestra Seora Ilustrsima.Doctor Toms Barn.

d) Licencia de impresin: Jos Joaqun Ura, Pro-Secretario, Cuernavaca, 10 de enero de 1866Cuernavaca, 10 de enero de 1866.

Visto el dictamen que antecede, damos nuestra licencia para que se impriman y publiquen los opsculos titulados El Ave Mara y La Salve, compuestos por un sacerdote de la Congregacin de la Misin, con calidad de que antes de que se den al pblico pasen para su cotejo al padre superior de la misma Congregacin, el que podr verificar por s o por medio de otro eclesistico de su confianza; y concedemos ochenta das de indulgencia a los fieles que leyeren u oyeren leer cualquiera de sus prrafos.Lo decret y firm el excelentsimo e ilustrsimo seor Arzobispo.

El Arzobispo.

Doctor Jos Joaqun UraPro-secretario.

e) Indulgencias

Los ilustrsimos seores Obispos, doctor don Francisco de Paula Verea, doctor don Pedro Barajas, doctor don Carlos Mara Colina, doctor don Jos Mara Ormaechea y doctor don Agustn C. Carpena han concedido cuarenta das de indulgencia a los fieles que leyeren u oyeren leer cualquiera prrafo de estos dos opsculos: El Ave Mara y La Salve.

f) Prlogo de la primera edicin en 1866Despus de haberte presentado, lector carsimo, una explicacin de la oracin del Padre nuestro me ha parecido que no poda hacerte un favor ms singular que ofrecerte otra anloga acerca del Ave Mara, para que por medio de ella no slo alcances de Dios nuestro Seor todo cuanto le hayas pedido en el Padre nuestro, sino que tambin seas un verdadero devoto de la augusta Madre de Dios y con esta devocin tengas la verdadera seal de tu predestinacin eterna. Pdele esta gracia con todo el afecto de tu corazn, mientras que yo consagro este corto trabajo a la mayor honra y gloria de Dios, de la inmaculada santa Virgen Mara y de nuestro santo padre san Vicente de Pal.

El autor.

2a. edicin: Explicacin del Ave Mara y de la Salve, Imprenta Religiosa de Miguel Torner y Compaa, 1 de san Lorenzo nmero 6, Mxico, 1883, pp. 1-86g) Licencia de impresin: Jos Joaqun Ura, Prosecretario, Cuernavaca, 10 de enero de 1866Cuernavaca, 10 de enero de 1866.Visto el dictamen del doctor don Toms Barn, damos nuestra licencia para que se impriman y publiquen las obras tituladas El Ave Mara y La Salve. Lo decret y firm el Excelentsimo e Ilustrsimo Seor Arzobispo. M.

El Arzobispo.

Doctor Jos Joaqun Ura.

Pro-secretario.

h) Prlogo de 1883Despus de haberte presentado, lector carsimo, una explicacin de la oracin del Padre nuestro me ha parecido que no poda hacerte un favor ms singular que ofrecerte otra anloga acerca del Ave Mara y de la Salve, para que por medio de ellas no slo alcances de Dios nuestro Seor todo cuanto le hayas pedido en el Padre nuestro, sino que tambin conozcas, como lo deseo, lo que Dios ha dado a Mara, y seas un verdadero devoto de tan augusta Madre de Dios y con esta devocin tengas la verdadera seal de tu predestinacin eterna. Pdele esta gracia con todo el afecto de tu corazn, mientras que yo consagro este corto trabajo a la mayor honra y gloria de Dios, de ti, inmaculada y divina Mara y de tu divino y virginal esposo el seor san Jos.

3a. edicin: El Ave Mara y la Salve explicadas por un sacerdote de la Congregacin de la Misin de la casa de Mxico, Imprenta hijas de J. F. Jens, san Jos el Real 12, Mxico, 1901, pp. 1-88La solicitud de licencia, la censura, la licencia de impresin y el prlogo son los mismos de la primera edicin de 1866.

Captulo 1. Ave Mara

2. Oracin a la santsima Virgen MaraEn el libro sobre la oracin del Padre nuestro te ense el modo con que habras de orar a Dios nuestro Seor; ahora, explicndote el Ave Mara, pienso instruirte sobre la oracin que debes hacer a la santsima Virgen Mara.Con el Padre nuestro pedimos a Dios todo cuanto necesitamos, con el Ave Mara pedimos a la santsima Virgen que nos logre nuestra peticin; con aquel pedimos a Dios nos d lo que hemos menester, con el Ave Mara acudimos a Mara, no para que nos d las cosas como propias, sino en cuanto Dios le ha confiado su distribucin; con el Padre nuestro damos a Dios culto de latra porque reconocemos su supremo dominio, con el Ave Mara damos a esta soberana criatura culto de hiperdula, porque al paso que reconocemos que no puede concedernos ni las ms insignificante gracia, como propia suya, afirmamos que ella sola con sus propios mritos puede lograrnos ms gracia que toda la que pudieran merecernos todos los santos y ngeles juntos.Por esto la Iglesia, nuestra Madre, exhorta en todo tiempo a los fieles, que acudan a Mara, por esto se sirve de innumerables medios destinados a inflamar los corazones al amor a Mara, por esto ha compuesto muchas devociones y se alegra de que sus hijos las practiquen, por esto ha levantado tantas iglesias, ha consagrado tantos altares y ha erigido tantas cofradas a honra y gloria de Mara y por esto, en fin, es sentencia de la Iglesia, que un verdadero devoto de Mara tiene la mayor seal de su predestinacin a la gloria. La oracin de splica dirigida a Mara santsima es la ms necesaria despus de la del Padre nuestro y es tambin la ms conveniente, la ms til, la ms deliciosa y la que entraa toda especie de bienes. Esta oracin que se halla admirablemente encerrada en el Ave Mara, es la que quiero explicarte para inflamarme a m y despus a ti en el amor de Mara.3. Qu es el Ave MaraAunque me vea obligado a confesar que apenas hay quien ignore lo que es la oracin del Ave Mara, y aunque sepa que todos afirman que despus del Padre nuestro es la ms digna de ser pronunciada no slo por bocas humanas, sino aun por labios anglicos, con todo, siempre intento decirte algo de tan divina oracin.

El Ave Mara descendi en su mayor parte del cielo a la tierra, reconoce a un ngel por maestro y a solo Dios por autor y es, adems, el ms bello resultado del eterno decreto que escogi a Mara para ser su Madre dignsima. El Ave Mara es la oracin ms til porque se dirige a la ms tierna Madre, es la ms conveniente, porque damos a la Virgen cuanto es capaz de recibir de miserables criaturas, la ms provechosa, porque le pedimos lo que ms necesitamos y la ms agradable a la Madre de Dios, porque le recordamos sus ms gloriosas alabanzas.

Qu mucho, pues, que esta oracin haya sido dirigida por Dios, proclamada por el arcngel Gabriel, enseada por el Espritu Santo, predicada por Isabel, ordenada por la Iglesia y recibida por los fieles con la mayor aclamacin que pueda desearse.

Y no es extrao, porque con ella se dice a Mara que Dios la salud del modo ms glorioso, que la declar llena de toda la gracia de los santos, de las vrgenes, de los confesores, de los mrtires, de los apstoles, de los profetas, de los patriarcas y aun llena, en cuanto cabe, de la misma plenitud de gracia.Con el Ave Mara se afirma que Mara estaba con el Seor de un modo el ms semejante a la blancura que no puede desprenderse de la cndida nieve. Y se afirma que es bendita sobre todas las mujeres, a la manera con que es bendecido sobre todo el fruto de su vientre Jess. Diciendo el Ave Mara, la declaramos la criatura ms santa, como la que est ms cercana a Aquel que es tres veces santo, la declaramos una criatura divina en fuerza de la augusta prerrogativa de Madre de Dios y le suplicamos tambin que ruegue por nosotros ahora y de una manera especial en la hora de la muerte. Qu te parece, lector carsimo? Dnde se hallar una oracin que pueda compararse con esta oracin? Su origen es Dios, su maestro es un ngel, su objeto la gloria de Mara y su fin es nuestra felicidad. Reflexiona lo que es el Ave Mara, y te aseguro que no podrs menos que rezarla, y rezarla con frecuencia y fervor.4. Qu decimos a la Virgen dicindole: Ave MaraA fin de que te determines, lector carsimo, a ser muy devoto de Mara y le manifiestes tu amor por medio del rezo del Ave Mara, voy a referirte algo de lo que dices a tu tierna Madre con slo decirle: Ave Mara. Con esta oracin te constituyes como el primer pregonero de la augusta Mara y, al modo del arcngel, intentas renovar todas sus glorias.Contemplemos la escena que pas en Nazaret cuando se apareci el ngel a la santsima Virgen que haba de ser la Madre de Dios. Cuando se cumplieron los das en que el Seor haba determinado, Gabriel arcngel, que es uno de los siete que estn al derredor del trono de Dios y que apellidarse puede el ngel de la encarnacin, es el que partiendo de la divina presencia y dirigindose al aposento de la Virgen, la saluda, dicindola: Dios te salve, llena eres de gracia, el Seor es contigo. Cundo se ha visto una embajada semejante?

En otro tiempo se la dio Dios al justo, ahora se dirige a la Reina de todos los santos y a la Madre de la justicia. Entonces se aprob la conducta del que practicaba la justicia, ahora se describe la mayor perfeccin a que puede llegar una pura criatura; entonces el profeta Isaas era el portador que deca al justo: qu bien, ahora es la persona del mismo Dios la que por medio de su ngel dice: Ave Mara; y entonces, en fin, era un nombre genrico que nada determinaba, y ahora se da al particularsimo nombre de Mara.

Ave Mara, cuntos honores le tributan estas dos palabras, cuntas alabanzas las que ella recibe, cunta gloria la que le recordamos. Con solo decir devotamente el Ave Mara se pone a la vista de nuestra Reina de todo cuanto se ha deseado, se ha pensado, se ha dicho y se ha hecho en su honor. Se le da otra vez el culto que ha recibido durante siglos, todas las alabanzas que han resonado en cien y cien templos consagrados a su gloria, todos los bienes que han hecho incontables cofradas que le han adoptado por su patrona, todas las virtudes que han practicado numerosas comunidades que se le han consagrado, todos los votos que le han dirigido todos los fieles y aun todos los himnos de honor y gloria que se le tributaren hasta el fin de los tiempos. Tan grande, tan excelente, tan poderosa es el Ave Mara.

Qu agradable es el rezo del Ave Mara para los cristianos. Qu dulzura la que se experimenta. Si nuestros ojos en cada una de sus miradas dijeran: Ave Mara; si siempre que escuchamos oyramos: Ave Mara; si en todas nuestras palabras dijramos: Ave Mara; si en todo cuanto hiciramos obrramos siempre segn el Ave Mara.

Lector carsimo, entremos en estos santos deseos de decir con afecto el Ave Mara y procuremos que hagan lo mismo todos los fieles, al menos como cristianos.

Qu motivos tan poderosos tenemos para que siempre digamos el Ave Mara! Tomemos, pues, la resolucin de rezarla devotamente, porque al paso que diciendo el Padre nuestro glorificamos a Dios para que nos conceda lo que necesitamos para el cuerpo y para el alma, diciendo el Ave Mara no slo glorificamos a esta inmaculada y divina Madre, sino que le hacemos una santa violencia para que nos conceda lo que pedimos a nuestro Seor con el Padre nuestro. Oh santos y poderosos efectos del Ave Mara!5. Le recordamos que es nuestra medianera y abogada

Uno de los grandes motivos que deben moverte, lector carsimo, a saludar a la santsima Virgen con el Ave Mara, es que en fuerza de esta oracin te hace de un modo especial los saludables oficios de medianera y abogada. Aunque san Pablo haya publicado que no haba ms que un mediador entre Dios y los hombres, y que ste era Jesucristo, no excluy el que Mara fuese por gracia y privilegio nuestra medianera para con Jesucristo, del mismo modo que Jess lo es para con su Padre celestial.

Perdidos estbamos por el pecado, toda carne se haba corrompido y todo corazn estaba inclinado hacia el mal, el diluvio haba purificado la tierra de los crmenes de la ms depravada generacin y, despus de muchos azotes de la divina justicia, viene Jesucristo, carga con nuestros pecados, satisface por todos ellos y queda por oficio el mediador entre los hombres y Dios.

Los cristianos por sus numerosos pecados se convierten con frecuencia en un pueblo ms culpable que el que exista antes del diluvio y hartas veces se habra visto aniquilado, si no hubiese sido la mediacin de su querida Madre, porque al modo que Jesucristo nos redimi muriendo enclavado en la cruz, as Mara, permaneciendo firme al pie de la cruz de su Hijo y padeciendo en espritu lo que Jess padeca en su cuerpo, fue tanto lo que entonces agrad a Dios, que le fue concedido el privilegio de que fuese nuestra corredentora. Por esta causa si Jesucristo es por oficio, segn san Pablo, nuestro mediador, Mara es nuestra mediadora.

Qu sera de nosotros si no fuese por la mediacin de Mara? Sin duda alguna que ya el Seor nos habra aniquilado, pero Mara con su poderosa mediacin detuvo la ira de Dios justamente vengador, desarm aquel terrible y omnipotente brazo y lo transform de manera que, en vez de castigos, nos derramara infinitas gracias. Cunto debemos a Mara santsima! Infiere de all con cunto afecto y gratitud hemos de repetir el Ave Mara.Por el mismo hecho de que es Mara santsima nuestra mediadora, se sigue que es al mismo tiempo nuestra abogada; y a la manera que, segn san Juan, tenemos nuestro abogado delante de nuestro Padre celestial, as tenemos nuestra abogada delante de Jesucristo, y sta es la santsima Virgen Mara; y as como las llagas de Jesucristo son los poderosos defensores que interceden sin cesar por nuestro bien, as el nombre de Mara nos indica que esta buena Madre nos defiende ante su hijo como medianera y abogada.El santo Rey David nos descubri este misterio del patrocinio de Mara cuando en espritu la consider como una reina que estaba al pie del augusto trono de su Hijo, vestida del oro de la caridad y adornada de mil virtudes. En efecto Mara es esta augusta Reina que est a la derecha del trono de su divino Hijo, teniendo la caridad inagotable a favor de nosotros y el conjunto ms perfecto de todas las virtudes. El salmista nos la presenta estando no sentada como la madre de Salomn, ni como los ancianos que rodean el trono del Cordero, ni como los sacerdotes juzgando aun a los ngeles mismos, sino que est de pie, para indicarnos que su oficio principal es ser nuestra abogada.Cuenta el santo Evangelio que Santiago y Juan tuvieron muy ardientes deseos de ocupar las primeras sillas del reino de Jesucristo, y para alcanzarlo confiaron la peticin a su madre. sta, ya por los recursos que prodigaba a Mara santsima, y ya por el ttulo de parentesco, se encarg muy animosa de su peticin. No obstante de ser una peticin tan descabellada, que, segn el testimonio de nuestro Seor, no saban lo que le pedan, nuestro Seor no reprendi a sus autores, como habran merecido, sino que despus de haber prometido a los hijos que beberan un cliz semejante al suyo, se content con asegurarles que a su Padre tocaba el reparto de las sillas que pedan.Y por qu se port con tanta benignidad? As lo hizo en gratitud a los pequeos servicios que le haban dispensado. Ahora bien, cmo se comportar con su Madre? Es imposible que no le conceda todo cuanto ella le pida. Acudamos, pues, siempre a la santsima Virgen e imploremos su patrocinio repitiendo sin cesar el Ave Mara.6. Que es nuestra verdadera luz

Segn los libros santos, es Jesucristo el divino sol de justicia y Mara es por gracia y privilegio la verdadera luz que ilumina a todos los hombres. Cun grande es la dicha de los devotos de Mara!, porque ella, como verdadera claridad, los ilumina para que salgan del pecado y practiquen la virtud. Por otra parte, nuestros pecados casi siempre tienen el origen en la carencia de luz, y si pecamos nos es ordinariamente por malicia o por odio que tengamos a Dios, sino engaados por el demonio, arrastrados por las pasiones, movidos por los deseos, conducidos por la inclinacin y como obligados por los escndalos.Por esto es que nuestra Reina, iluminando a nuestra alma nos libra de incontables pecados. Por qu piensas, si no, lector carsimo, que se llama Mara? Sin duda alguna porque nos ilumina, porque decir Mara, es lo mismo que si se dijera: estrella del mar.

Para que concibamos un poco hasta qu punto es Mara nuestra luz, imaginmonos lo que acontece en alta mar en el momento de una tempestad deshecha: ya los vientos se desatan furiosos para introducir en las aguas un gran alboroto, ya el mar se hace ms que terrible y toma todas las formas de lo espantoso, ora la noche se hace lgubre, se esconden las estrellas y la tinieblas gobiernan por doquiera, ora lo preside todo un diluvio de agua y los monstruos marinos salen de sus centros para asistir a tan hrrido espectculo, ora en fin aparecen los relmpagos, y con su luz amenazadora y triste, hacen que todo sea aflictivo y desgarrador. En este caso los marineros toman la brjula, se fijan en la estrella del norte, y as logran arribar felizmente al puerto de salvacin.

Tal es nuestro estado, lector carsimo, porque mar turbulento es este mundo en que vivimos, nuestra alma es el buque que navega, las tentaciones solo vientos que todo lo arrastran, el poder de las aguas son los peligros que nos rodean, los monstruos marinos son los demonios, y las angustias y dems perplejidades mundanas son las tinieblas que nos rodean. Quin impedir el naufragio? Mara y solo Mara, porque ella es la radiante estrella que nos conducir al puerto de la eterna salvacin.

A vista de estos peligros, clamemos siempre a Mara. Es una tentacin la que nos asalta? Invoquemos a Mara. Es un enemigo el que te ataca? Llama a Mara. Es el demonio el que te embiste y ataca? Nombra a Mara. Es la miseria la que te pone en peligro de perderte? Confa en Mara. Y cmo no ser as, ya que tal es el resultado del solo nombre de Mara?

Adopta, pues, la resolucin prctica de invocar a Mara, ya porque nada hay que perder, ya porque se tiene infinito que esperar. Invoca el poder de tu divina Seora, diciendo Ave Mara, y con solo esto te la representas tu mediadora, tu abogada y tambin la que te ilumina de un modo tan especial.Decir a la santsima Virgen: Ave Mara, es representrtela como la nica criatura que puede reconciliarte con Dios, la nica que te merece la gracia, la nica que te enriquece con este don sobrenatural, la nica que te ensea el modo de arrepentirte bien y la nica que establece la verdadera reconciliacin.7. Devocin al Ave Mara

La devocin al Ave Mara ha de ser el fruto que debes sacar de estas palabras: Dios te salve, Mara. Y con razn, porque ellas entraan de una manera toda especial los privilegios todos de la santsima Virgen, porque es la salutacin, no slo anglica, sino la que ella oye con ms gusto, porque no puede ser saludada de un modo mejor y ms excelente que dicindole: Ave Mara, porque con agrado nos saluda ella con nuevas gracias, cuantas le decimos fervorosos: Ave Mara, porque no puede ser negada cosa alguna al que se acerca a la Madre de Dios con el Ave Mara, porque podemos prometernos tantos auxilios a la hora de la muerte, cuantas Aves Maras le hubiramos dicho en vida y porque as como todo el cielo se alegra al or: Ave Mara, as tambin tiembla el infierno y huye el demonio.

A fin de que saques, lector carsimo, todo el fruto que yo deseo de la prctica devota del Ave Mara, te recomiendo:

1. Que todas las maanas al levantarte y todas las noches cuando te acostares, te arrodilles los pies de tu cama, te dirijas con la mayor fe a Mara santsima, considerndola como a tu madre, y le reces tres Ave Maras, aadiendo al fin de cada una de ellas la siguiente jaculatoria: Oh Mara concebida sin pecado, rogad por nosotros que recurrimos a vos!, y en la ltima le pidas su bendicin, considerndola, no slo como Madre de Dios sino de un modo especial como tu Madre.

2. Que reces a la santsima Virgen Mara la devocin denominada el ngelus, es decir, que por la maana, medio da y noche al toque de la oracin, la saludes con tres Ave Maras, saludndola Virgen antes del parto, Virgen en el parto y Virgen despus del parto.

3. Que saludes a la santsima Virgen con el Ave Mara cada vez que suene la hora del reloj. Gusta tanto esta devocin a Mara santsima, que no sera cosa nueva el que los santos ngeles te avisasen de que ya dio la hora, y aun el que te despertaran en alguna hora de la noche porque tengas la dicha de saludar a la augusta Madre de Dios. No puedo menos que aconsejarte que, al fin de cada Ave Mara, aadas el: Oh Mara subida a los cielos, rogad por nosotros que recurrimos a vos!4. Que al salir de casa y al entrar en ella saludes a la santsima Virgen con el Ave Mara y en espritu le beses sus pies, para que en todo te gue de modo que no caigas en pecado.5. Que reverencies con el Ave Mara todas la imgenes que encontrares de esta soberana Seora. A este fin, debes colocarla en tu casa en algn lugar pblico, para que todos hagan lo mismo, y esta costumbre debes practicarla en la calle, cuando entres en las iglesias, despus de haber saludado a Jess sacramentado con el Padre nuestro, saluda inmediatamente a su augusta Madre con el Ave Mara.6. En el principio de cada accin de alguna importancia, coloca un Ave Mara, y cuando hayas concluido, repite otra vez el Ave Mara, porque te aseguro que no podrn menos de ser meritorias todas las acciones que vayan encerradas entre dos Aves Maras.

7. En una palabra, en toda tentacin, peligro, dificultad, mpetu o pasin violenta, pide el socorro que necesitas con el Ave Mara, y te aseguro que no saldrs desairado y que no pocas veces recibirs aun mucho ms de lo que hubieses pedido. Tanta es la eficacia del Ave Mara.Captulo 2. Llena eres de gracia

8. Qu decimos a Mara saludndola llena de gracia>Despus que el ngel hubo manifestado que su embajada no slo era celestial sino que tambin divina, despus que hubo adorado a Mara como a la futura Emperatriz de cielo y tierra, comenz a descubrirle su objeto, llamndola: llena de gracia. Dos palabras, pero ellas solas nos describen todo lo que es nuestra inmaculada y divina Madre. Llena de gracia, expresiones las ms valientes y que nos dicen de Mara cuanto pueda decirse, pues dgase lo que se quiera de la augusta Madre de Dios, que no puede decirse ms, que afirmar que es llena de gracia.

As, lector carsimo, cuando repitiendo las palabras del arcngel, afirma que est llena de gracia, es lo mismo que si dijeras: He ah a Mara! He ah la que sali de la boca del Altsimo y la que fue engendrada antes que toda criatura! He ah la primognita en cuanto estuvo predestinada junto con el Hijo en los divinos decretos y la que el Seor tuvo consigo desde el principio de sus obras!

Decir a Mara que es llena de gracia, es predicar que ella es la nica y la sola hija de la vida, la sola y la nica destinada a ser la Madre del Redentor, la condecorada con el alto destino de la reparacin del mundo criminal y de la libertad de todo el gnero humano.Decir que es llena de gracia es proclamar que fue prevenida por un caudal de gracias, que hizo que su alma pursima estuviese siempre libre de toda culpa, que fuese destinada para que en sus entraas el mismo Dios se hiciera hombre y la trazada con tanta magnificencia y grandeza que fuera dispuesta habitacin para el mismo Dios.

Decirla llena de gracia es confesar que es Mara la ms hermosa en su alma y en su cuerpo, en su entendimiento y en su voluntad, en su sentimientos y en sus inclinaciones, en su corazn y en sus afectos; es confesar que su alma fue la ms bella despus de la de Jesucristo, es confesarla la obra ms grande y la ms digna de Dios y de su omnipotencia, despus de la del Verbo encarnado, y es confesar que desde el primer instante de su concepcin fue inmaculada y que recibi ms gracia que cuanta haba de concederse a los ngeles y a los hombres, de manera que le fue concedida tan de lleno y con tanta plenitud, que le conviene perfectamente y bajo todos puntos de vista, el hermoso dictado de: llena de gracia.

Qu te parece de Mara? Oh!, si tu vida y tu muerte, si tu descanso y tu trabajo, si tus vigilias y tu sueo, si todo fuese en ti un himno de amor hacia Mara. Nada tan hermoso como Mara y nada tan exquisito y tan preclaro, en ella todo es ms brillante que el sol, todo ms resplandeciente que las estrellas, todo, en fin, ms bello que el plateado resplandor de la luna.

En ella todo es como la esencia de las ms fragantes flores, todo como el nctar de los ungentos ms aromticos y todo como lo ms bien combinado de los ms acertados matices. Decirla llena de gracia es decirla: divina Mara, es proclamarla dignsima Madre del ms digno Hijo, la misma hermosura del Hermoso mismo y la Madre excelsa del Altsimo. Oh Mara!, oh amor dulce de los corazones!, no, no eres Dios, pero, como llena de gracia, eres indeciblemente superior a todo aquello que no es Dios.9. Le decimos que es la primera entre las criaturas

Oh!, qu hermosa es Mara!, es la primera entre las criaturas, sus atractivos aventajan a los del canario pulido, del donoso chuparrosa y del pavo real; su valor supera a la ms pura plata, al oro ms acendrado y a las piedras ms duras y ms finas; su belleza excede al resplandor de las estrellas, a la hermosura de la luna, a lo brillante del sol y a las cien y cien gracias de la luz.

Oh!, qu hermosa, qu grande es Mara!, es la primera entre las criaturas racionales; su pureza es tan original, que es la Reina de las vrgenes; su mortificacin tan intensa y extendida, que es la Reina de los anacoretas; su virtud es tan sin segunda, que es la Reina de los confesores; su fortaleza es tan completa, que es la Reina de los mrtires; y su amor es tan puro y acendrado, que es la Reina de los Apstoles.

Oh!, qu hermosa, qu grande, qu excelente es Mara!, es la primera entre las criaturas anglicas, es superior a los ngeles y a los arcngeles, a los serafines y a los querubines, a los tronos y potestades y es superior a principados, dominaciones y virtudes.

Oh!, qu hermosa, qu grande, qu excelente, qu privilegiada es Mara!, ella es superior a cuanta criatura hay y puede haber; y a la manera que Jos era en Egipto el primero de aquel que es Rey de reyes y Seor de los seores; slo la humanidad de Jesucristo destinado a ser Dios le es superior; fuera de sta, Mara es la primera, y de tal suerte, que todas distan de ella casi infinito.

Qu te parece, lector carsimo, de esta soberana Seora? Y todo esto se dice de ella saludndola: llena de gracia. Qu divina es la salutacin anglica!, qu portentosos los misterios que entraa!, qu singulares privilegios los que nos revela el llena eres de gracia! Oh!, si nuestros labios balbuceasen siempre: llena de gracia.Cuando saludamos a Mara de este modo, la proclamamos como el principio de todas la obras de Dios, como la Reina de ambos mundos, como la Emperatriz de los cielos, como la Seora de los hombres y como la duea de todos los espritus anglicos; la proclamamos la escogida para ocupar en la mente del Altsimo un lugar tan preclaro que la determina la tres veces santa aun en la presencia de Dios, y no como quiera, sino segn toda la medida del arcngel, al apellidarla: llena de gracia. Qu alabanza la que damos a Mara con estas palabras!

Con razn es el Ave Mara la oracin que ms le place, no slo porque es la que le recuerda todas sus glorias, sino que tambin porque le presenta todas las alabanzas que dio a su Dios y aun parece que nuevamente se las tributamos en su nombre. Qu excelencia la que se comunica a Mara al decirla: llena de gracia!Se lee de algunos santos que estuvieron llenos de gracia, pero la plenitud de Mara los supera sobreabundantemente, porque cuando uno, siguiendo el lenguaje anglico, la saluda: llena de gracia, la reviste entonces de una gracia tan eminente, que supera cuanto es posible a todas las dems criaturas.Y no es esto una exageracin motivada del amor de un hijo para con su tierna madre, sino que es el lenguaje de la Iglesia, cuando determinando la capacidad de Mara para contener la gracia, afirma que es tal, que supera a la capacidad de los mismos cielos.

Lector carsimo, qu sentimientos brotan de tu corazn? Mara, llena de gracia, y tienes t al menos algo de gracia?, quizs la has perdido?, quizs tu corazn lo ocupa el pecado?, quizs hace mucho que ests lleno de crmenes? Oh!, qu miseria la tuya!, cunto mejor te fuera el que nunca hubieses nacido! Aprovecha este momento, la gracia te llama, sal del pecado, para que en algo te convenga el llena eres de gracia. Comencemos una vida santa e inmaculada, y como Mara aumentaba su gracia, as nosotros, al menos desde ahora, hagmonos todos los das ms y ms santos.En fin, decir a Mara: llena de gracia es confesar que en cada momento se haca ms y ms llena de gracia; y lo haca con actos incomparablemente mayores que los de todos los ngeles juntos, y los repeta de tal modo que, aun durmiendo, formaban ellos el alimento de su corazn. No, no hay lenguas humanas, ni labios anglicos, que sean capaces de describirnos los que es Mara en fuerza de estas palabras: llena de gracia, pero si que aseguramos que ella es tal, que su conocimiento ha quedado reservado slo a Dios.

10. Que posee eminentemente todas las gracias de las criaturas

Para convencerte, lector carsimo, de que Mara posee eminentemente todas las gracias de todas las criaturas, no tienes ms que recordar que el arcngel, de parte de Dios, la predic llena de gracia.

Llena de gracia en el alma y en el cuerpo, y en los sentidos y en las potencias; llena de gracia en su imaginacin, porque solo se representaba las cosas de Dios; llena de gracia en su memora, porque todos sus recuerdos estaban encerrados en Dios; llena de gracia en su entendimiento, porque teniendo su mente fija en Dios, slo obraba segn su querer santsimo; llena de gracia en su voluntad, lo cual haca que no tuviese otra voluntad que la de Dios. Mara es llena de gracia, y con esto se predica que ella sola posee la gracia de todas las criaturas y que la posee eminentemente.El cuerpo de Mara es lo ms perfecto, y no puede ser de otro modo, ya que su mirar es de lleno de gracia, su or de lleno de gracia, su gustar de lleno de gracia, su oler de lleno de gracia, su tocar de lleno de gracia y de lleno de gracia su corazn con todos sus afectos. Oh Mara!, oh dulce y amable Mara!, eres la llena de gracia y eres las ms bella de las criaturas y la augusta Madre del Criador y eres la inmaculada y divina Mara.

La alabanza, lector carsimo, que dio el arcngel a Mara al apellidarla llena de gracia, afirm que ella posea todas las gracias de todas la criaturas, y en un grado el ms eminente; y as, no slo tiene ms que todos los siervos de Dios, sino eminentemente ms de todo lo que ha tenido cada uno de ellos.Nuestros primeros padres se distinguieron con los dones de elevacin, de integridad, de ciencia y de inmortalidad; y Mara tuvo tanta gracia, que fue llena de ella; fue tan ntegra, que jams experiment ni el menor zumbido de la concupiscencia; fue tan sabia, que supo con conocimientos divinos; y fue tan inmortal, que solo muri de amor para resucitar al tercer da al par de su Hijo.

Los patriarcas se distinguieron con aquella vivsima fe con que creyeron todas las promesas, y con la esperanza indescribible con que aguardaban su ms exacto cumplimiento; los profetas, con la abundancia de luces, en fuerza de las cuales casi vean los ms recnditos misterios; los apstoles, con aquel celo, que acompaado de innumerables trabajos hizo cristiano a todo el mundo; los mrtires, con la fortaleza con que sufrieron los tormentos de la fe; los confesores, con la eficacia en domar sus pasiones mediante la prctica de las slidas virtudes; las vrgenes, con la generosidad en conservarse inmaculadas; toda la corte celestial, en conservarse tan pura como Dios la hizo; pues todas estas virtudes y privilegios y gracias y excelentes prerrogativas, todo se tributa a Mara, y del modo ms eminente al decirla: llena de gracia.

El santo rey David proclam todas estas verdades y nos explic de un modo especial en qu consista ese poseer las gracias de todos los santos eminentemente, cuando dijo, hablando de Mara: puse yo mis cimientos en los montes ms altos. Como si dijera: yo en mi concepcin, como inmaculada, ya era cien y cien veces ms santa que todos los santos, y estando con esta plenitud, comenc una serie de actos tan soberanamente perfectos que sus quilates slo puede medirlos y apreciarlos Aqul que es Dios, porque yo, dice Mara, comenc el vuelo de mi santidad en la cumbre misma en do reposan los dems santos.

En vano querr aplicarse a algunos justos el llena de gracia, porque esta prerrogativa es tan sin segundo, que slo conviene a nuestra inmaculada y divina Mara. Todos los santos han tenido muchos momentos sin gracia, momentos en que tenan el pecado y en que el demonio pudo gloriarse de haberlos posedo. No as con Mara, porque a fuer de concebida sin pecado, tuvo desde el momento de su concepcin la plenitud de la gracia, y todos los momentos la anduvo multiplicando eminentemente. Qu diferencia entre el estado dichossimo de Mara y el nuestro! Ella llena de gracia, y nosotros casi sin gracia; ella llena de gracia, y nosotros con el pecado. Oh, qu mayor miseria puede darse que obrar bajo la influencia del pecado?, qu hacen, sin embargo tantos desgraciados pecadores? Y este estado tan infeliz es el tuyo? Amemos, pues, la gracia, pero con todo nuestro corazn.

Hay hombres muy santos, hay mujeres cuyas virtudes son en grado heroico, hay nios y nias que han llegado a una perfeccin inmedible y hay el santo Bautista que, segn la expresin del Salvador, es el mayor de los santos que se han levantado en el mundo, pero, qu es todo esto comparado con la santidad y perfeccin de Mara? Amemos, pues a Mara, de un modo especial, ammosla como que es la llena de gracia y pongamos una gran parte de nuestras complacencias en recordarle la llena de gracia por medio del rezo ardiente continuado del Ave Mara.11. Que es suya toda la gracia que Dios nos concede

Puede ser que ninguna cosa nos haga conocer mejor lo que el ngel dijo a Mara al declararla llena de gracia, como el considerar que de su plenitud la recibimos todos, porque esta soberana Seora no slo es llena de gracia por s, sino que de un modo especial lo es para nosotros.

A la manera que en el mundo no hay ms aguas que las del mar, y de stas salen todas las nieves, todos los manantiales, todas las fuentes, todos los arroyos, todos los ros y todas las nubes; as, en el mundo espiritual no hay ms gracia que la de Mara, y de Mara se comunica a todos los fieles. Oh!, qu exacto es este hecho comparado con Mara! El mar no es el autor de las aguas, sino que Dios las cri, y al conjunto de ellas es lo se llama el mar; as, por ms que encomiemos a Mara, hemos de confesar que solo Dios es autor de su gracia y que Mara slo es la capacidad que la contiene y solo el canal por donde nos viene a nosotros. Al modo que no hay aguas que no tengan su origen en el mar, as no tenemos gracia alguna que no haya partido de las manos de Mara, porque todo don celestial, todo bien del cielo y toda inspiracin divina, todo nos viene de Mara.

De all es que las gracias que reciben los pecadores para que su corazn no se endurezca en el pecado, son de Mara; y de Mara las gracias que nos fastidian del mundo y nos hacen amar lo que antes aborrecamos; las gracias que nos comunican la perseverancia en la amistad de Dios y vivir en la prctica de heroicas virtudes; y de Mara, en fin, las gracias de la vida activa y contemplativa, y los grados de oracin, y los incendios de amor, y las inflamaciones divinas, y aun los sustos y sabores de eterna gloria. Si todo nos viene de parte de Mara, cmo, lector carsimo, no amarla? Qu ama quien a Mara no ama? Cmo no darle pruebas de continuo y muy ardiente amor? Cmo no saludarla con el ngel, diciendo sin cesar: llena eres de gracia? Por otra parte qu dir de las gracias extraordinarias que nos ha concedido?, qu de los numerosos prodigios que Dios ha obrado por su intercesin?

Basta recordar que la Espaa y la Francia, la Italia y la Germania, la Hungra y dems partes de Europa y Amrica, han visto que en donde era conocido Jess, all se daba a conocer a Mara; y que ella obraba a favor de sus devotos los ms prodigiosos milagros. Han visto muchos beneficios y capillas, muchas catedrales y cofradas, y muchas congregaciones y religiones utilsimas, todo consagrado a honra y gloria de Mara; han visto muchas promesas y votos que cubren las paredes de innumerables santuarios, a tantos enfermos que recibieron la salud, a tantos cojos que han logrado el uso de sus miembros, a tantos ciegos que han recobrado la vista y a todo el pueblo cristiano honrado y glorificando a Mara.

Aun, t, lector carsimo, has recibido gracias muy especiales de esta dignsima Seora; y la salud y la enfermedad, la ciencia y la ignorancia, el acierto y el desacierto, es gracia de Mara; y por gracia de Mara aun vives y no ests ardiendo en el infierno y tienes un derecho a la patria celestial. En reconocimiento a tan saludables beneficios, toma la resolucin de amar prctica y afectuosamente a tan tierna Madre, de saludarla una y mil veces con el Ave Mara, y de repetir de un modo especial: llena eres de gracia.12. Devocin a los novenarios

A fin de que alcances en algn modo el que seas lleno de gracia conforme la santidad que Dios te pide, voy a insinuarte un medio muy eficazmente poderoso, que si lo adoptas, ciertamente que Mara te llenar de su gracia, y ste es la prctica de las novenas. Quiero decir, que celebres las fiestas de esta soberana Reina, no de un modo comn y ordinario, sino que te prepares por nueve das, en los cuales hagas alguna cosa especial en su honor y gloria. Y por tanto, nueve das antes de su inmaculada concepcin, de su nacimiento, de su presentacin, de sus desposorios, de la anunciacin y de su gloriosa asuncin a los cielos, puedes consagrarlos de un modo especial a su honor. Esto se hace muy bien:

1. Leyendo alguna de las novenas que le han compuesto sus devotos para cada una de las festividades y haciendo lo que ellas ordenan con la mayor fidelidad.

2. Teniendo en cada da de la novena oracin mental por la maana y por la tarde, sobre el misterio correspondiente, visitando al santsimo Sacramento y aadiendo a la santsima Virgen nueve Ave Maras gloriadas.

3. Haciendo nueve visitas a la imagen que se quiera venerar, y dando gracias a la Seora por las singulares prerrogativas que se le atribuyen.

4. Haciendo como cien actos de amor a Jess y a Mara, intentando hacer un acto de amor pursimo y ardentsimo cada vez que se pronuncien tan dulcsimos nombres.

5. Leyendo cada da de la novena, por el espacio de media hora, algn libro que trate de las glorias de Mara y haciendo por un buen rato la debida aplicacin, procurando la reforma de uno mismo.

6. Haciendo alguna mortificacin exterior de cilicio, disciplina, abstinencia de carne, de fruta o dulce, y masticar alguna hierba amarga o alguna otra cosa que repugne, abstenerse de algn paseo, de mirar y aun de hablar cosas que no sean necesarias, obedecer con ms alegra y fidelidad a nuestros superiores y no responder con impaciencia.

7. La imitacin de las virtudes propias de cada novena es otro medio poderossimo; y as en la concepcin inmaculada, la pureza de corazn; en su nacimiento, el nacer a una vida ms fervorosa; en la anunciacin, una devocin especial al santsimo Sacramento; en los dolores, un grande amor a los trabajos, y as sucesivamente, segn la fiesta que uno celebre.

8. Una confesin ms dolorosa y una comunin ms ferviente y un vivir cada da como si aquel fuere el ltimo de la vida.Y para que tomes con empeo, lector carsimo, este modo de honrar a la santsima Virgen, voy a referirte el fin afortunado de un devoto de Mara que le haca durante el ao las novenas de sus principales festividades. Haba una vez un soldado tan metido en la profesin de las armas, como olvidado del cumplimiento de los deberes de un buen cristiano. Mas habiendo sido gravemente herido en el asalto de una ciudad, este mal fue para l el principio de todo su bien, porque considerando el peligro de morirse, lo horroroso que haba de ser verse en la presencia de Dios y los tormentos eternos de los condenados, pens en mudar de vida y servir al Rey del cielo, como hasta entonces haba servido a los reyes de la tierra. Pero su ignorancia en materia de religin era tan completa, que slo despus de muchos y muy grandes trabajos pudo aprender las cosas ms esenciales de nuestra santa religin. Este hombre tan ignorante, tuvo una devocin especial a la Madre de Dios, y se lo manifestaba por medio del Ave Mara que la repeta con tanta frecuencia como con fervor. Estaba dando a esta soberana Seora un culto muy especial, por medio de la prctica de las novenas, de modo que haca todos los meses una novena a Mara santsima; frecuentemente haca una cada quince das, y en ciertas ocasiones una despus de otra. Mas, como este hombre no saba leer, ni tampoco otra oracin que no fuera el Ave Mara, se sirvi de sta, y con tanto fruto y bendicin de Dios, que apenas puede desearse ms. Y no es de extraar porque rezaba esta oracin ms de cien veces al da, la rezaba con la confianza que inspira a un buen hijo una madre tan tierna, la rezaba con la intencin de honrarla como si l fuese todos los santos ngeles, y en la ltima Ave Mara le peda con el mayor respeto que le era dable su maternal bendicin. Este feliz soldado, no slo alcanz el perdn completo de todos sus pecados, sino que comenzando una vida muy cristiana, lleg a una gran perfeccin, que, despus de su muerte, sin pasar por el purgatorio, se fue a gozar de Dios en la gloria. Tal es el resultado del Ave Mara y tales los efectos de las novenas.Captulo 3. El Seor es contigo

13. La mayor felicidad de Mara

No puede el hombre llegar a mayor felicidad que a la dicha de tener a Dios, pero en Mara, a quien el ngel saludo, el Seor es contigo, se encuentra esta felicidad en grado tan sumamente superior que nadie puede concebirla. Porque si la presencia del padre es para con un hijo de grande consuelo, si la del jefe es para el soldado de grandes actos de valor, si la del Romano Pontfice es respetabilsima para un simple fiel, cules sern los resultados de la que tiene en s misma al Seor? En nosotros ste estar el Seor en el alma es la presencia de Dios ms o menos viva y ardiente, pero en Mara era especial asistencia, pues todo lo que poda necesitar era un Providencia divina que se derrama a todos sus actos, era el origen de todas las bendiciones que ella recibi y era el principio y el fin, la maana y la tarde, la noche y el da de toda su asistencia.

Ah tienes, lector carsimo, a Mara, y la tienes teniendo al Seor y estando con l verdadera, real y fsicamente, y sintiendo y experimentando de un modo el ms glorioso todos sus efectos.Mara, teniendo consigo al Seor, nos ensea a todos la presencia de Dios, y nos la ensea de tal modo, que conviene que todos profesemos tan gloriosa doctrina. Nosotros tambin hemos de andar en la presencia de Dios, y si reflexionas que Dios siempre te mira, que te acompaa siempre, te aseguro que no slo nunca pecars, sino que tambin ni siquiera podrs tener en tu conciencia ningn pecado pasado; te aseguro que no podrs sufrir ni un pice de imperfeccin y que irs hacindote tan santo que llegars a ser perfecto. Oh!, qu felicidad la del justo que anda en la divina presencia! Ojal que yo siempre est y piense y hable y obre como que Dios me mira! Tal era la conducta de las hermanas de Lzaro, Marta y Magdalena, que siempre vean al Seor.

Esta virgen habitaba en la casa de Lzaro en los das de nuestro Seor Jesucristo, y era tan grande la unin con Dios y tena de tal suerte al Seor consigo, que casi nunca hablaba con los hombres. Encerrada en su casa, viva en una especie de xtasis, es decir, en una unin tan ntima, que apenas la concebimos mejor; viva completamente separada de todo lo humano, casi nunca hablaba con nadie y ni siquiera a sus hermanas. Tan poderosamente obraba con ella el Seor que tena en su corazn. Su unin con Dios la haca practicar las ms heroicas virtudes, su abstinencia era tal que coma lo menos que puede darse y sus vigilias eran tan austeras como continuas. Ella fue tenida por mucho tiempo como una loca hasta que Jesucristo la habl a instancias de Lzaro y Marta, le dio los consejos que reclamaba su grande perfeccin y aprob completamente su espritu, declarando que suyo era el reino de los cielos.

Oh!, y qu conducta tan distinta la de no pocos cristianos. Pregntate, lector carsimo, quin est contigo. Est la soberbia o el orgullo, la avaricia o la lujuria, la ira o la gula, la envidia o la pereza? Quin est contigo? Est el amor de Dios, el del prjimo o el amor propio desordenado? Quin est contigo? Est la buena confesin, la ferviente comunin o el sacrilegio de Judas? Quin est contigo? Estn pensamientos intiles y vanos o pensamientos provechosos y celestiales?, estn palabras de devocin, o murmuraciones y detracciones?, estn obras imperfectas o perfectas; de la carne o del espritu; consagradas a Satans o a Dios? Examnate bien, y para que te remedies como conviene, resulvete a rezar con frecuencia el Ave Mara, y de una manera particular: el Seor es contigo.14. Mara tiene consigo al Seor antes de su nacimiento

Permteme, lector carsimo, que comience este prrafo asegurndote que Mara tuvo consigo al Seor antes de su nacimiento, y aun desde el principio de su concepcin inmaculada, y esta unin divina con el Seor fue el origen de todas sus distinciones. S, esta unin santsima, inseparabilsima y divinsima fue la causa de todos sus privilegios, de todas sus excelencias, de todas sus inmunidades, de todos los milagros y aun de todos los misterios que el Seor obr en ella, porque esto es lo que entraa el Seor es contigo, del arcngel san Gabriel. Oh!, qu expresin!, cun grata para los odos de Mara! Ella no slo abarca la excelencia del Ave Mara, sino que tambin los privilegios del llena de gracia, y tiene adems un no s qu tan excelente, que slo puede explicarse algo, ahondando bien en la mina de lo que es Mara. Ella recibe esta salutacin con un cario todo especial, y es una grande lstima el que nosotros a veces la digamos con una frialdad culpable. Al menos desde ahora hemos de proponer decirla con fervor y decirla de tal suerte, que pidamos a Jesucristo que el Seor est con nosotros, porque a la manera que esta gracia fue el todo de los privilegios de Mara, as ser para nosotros el origen de todas las bendiciones.En efecto yo veo a Abraham escogido de un modo muy particular, llamado a ser el padre de un gran pueblo, condecorado con las gracias ms especiales, con una descendencia superior a las arenas de los mares, y teniendo una santidad tal, que Dios parece querer ennoblecerse con su propio nombre, apellidndose Dios de Abraham. Por qu todo esto? Porque se cumpli en l el anda en mi presencia y sers perfecto, y de hecho siempre anduvo en la presencia del Seor.Yo veo a Isaac heredando las bendiciones de su padre, llegar a la ms honrosa ancianidad lleno de bendiciones, amado de sus amigos, temido de los enemigos y revistindose Dios de su propio nombre como ya lo haba hecho con Abraham. Y por qu todo esto? Porque el Seor le haba dicho: Yo estar contigo.

Yo veo a Jacob enriqueciendo a su to Labn, enriquecindose a s mismo con numerosos rebaos, fidelsimos criados, una numerosa descendencia, saliendo victorioso del odio de Esa y de la fortaleza del ngel y recibiendo de Dios muchas visiones y revelaciones. Y por qu todo esto? Porque el Seor le haba dicho: Yo estar contigo.

Yo veo a Jos salir del aborrecimiento de sus hermanos, convertirse en su propio bien la esclavitud y la crcel, ocupar en Egipto el primer lugar despus del rey, llenar de bendiciones los lugares, casas y campos que cultivaba, y salvar a todas su descendencia. Y por qu todo esto? Porque el Seor le haba dicho: Yo estar contigo.

Yo veo a Josu tomar a su cargo el mando del pueblo de Israel, conducirlo victorioso en medio de cien batallas, establecerlo seguro en la tierra de promisin y acabar con casi todos sus enemigos. Y por qu todo esto? Porque el Seor le haba dicho: Yo estar contigo, as como estuve con mi siervo Moiss.

Segn esto, tenemos derecho de esperar todas las bendiciones del cielo, si el Seor estuviese con nosotros. En adelante, recemos frecuentemente el Ave Mara, para pedir a Dios, por la intercesin tan tierna Madre, que el Seor est con nosotros, y se lo hemos de pedir con un fervor todo especial al decirla: el Seor es contigo.

Deseo que notes, lector carsimo, que no le dijo el ngel: Dios est contigo, o la Trinidad, o el Padre, el Hijo, o el Espritu Santo es contigo, sino que se sirvi de esta palabra Seor, para predicarnos que Mara haba de ser la Seora de los cielos y tierra; y de tal modo que pudiese por gracia y privilegio lo que Dios por esencia y naturaleza. El Seor es contigo, es como si el ngel le dijera: T, oh Mara, siendo criatura sers la Madre del Criador; siendo finita, encerrars en tu seno al que no cabe en los cielos y tambin al infinito; siendo hija de Adn, sers concebida sin la culpa original; siendo de carne, ni siquiera experimentars el menor asomo de concupiscencia; siendo aun infantil, tendrs el uso de la razn ms perfecto; siendo impecable, tendrs todo el mrito de una alma libre; siendo fecunda Madre, no dejars de ser Virgen inmaculada; entando encinta, no experimentars ni siquiera una de las molestias de la preez; dando a luz a tu Hijo, no estars sujeta a los dolores del parto; siendo la ms bella de las criaturas, no sers el objeto de un deseo no inmaculado; y siendo pura criatura, aun los ms grandes santos te tributarn un culto tan especial, que superando a todos los cultos, slo ser inferior al que damos a Dios.Qu grandiosa y excelsa es Mara, cun inmaculada y divina! Oh Madre ma!, t eres la poseda del Seor desde el principio de sus obras y la que el Seor, que es todopoderoso, hizo tan admirable que pudieses engrandecerle, porque contigo est el poder del Padre que te fecund, contigo la sabidura del Hijo que te ense y contigo la pureza del Espritu Santo que te conserv sin mancha. Oh Mara!, y cun bella eres. Dios ha formado todas las criaturas segn las leyes sapientsimas que se propuso, pero al fabricarte a ti, obr como Seor absoluto y como Dios infinitamente sabio e inmensamente poderoso. En resumen, afirmando el ngel que el Seor estaba contigo, fue para asegurarnos que te hizo de tal suerte que no puede hacer otra Madre suya.15. Lo tiene consigo durante su vida

S, lector carsimo, as como Mara estuvo en la mente de Dios antes que toda otra pura criatura, as tambin ella de su parte lo tuvo consigo ya desde el feliz instante de su concepcin inmaculada, ya tambin de una manera muy especial durante toda la vida.Esto se verific, ora de un modo fsico durante toda la vida de Jess, ora de modo especial y divino, en fuerza de su ardiente amor. De un modo fsico y sumamente amoroso, lo cual hizo que durante nueve meses fuese la vida de Mara un acto continuo de adoracin, que ella prestara al Verbo encarnado todos los oficios de la ms tierna y divina Madre, que fuese adorado de los magos estando aun en su regazo, que fuese presentado al templo ofreciendo al Seor una ddiva infinita, que con l huyese a Egipto para librarlo de las iras de un despreciable reyezuelo, que viviese en Nazaret a fin de que se cumpliesen en l las profecas, que habindose escondido lo buscara y lo hallase en el templo disputando con los doctores de la ley, que viviera en su compaa hasta treinta aos de su edad y que ella meditara en su corazn las palabras que salan de su boca.

Este tener a Dios consigo durante su vida hizo que el Seor obrase delante de ella su primer milagro, y que con ella ensease el Evangelio y curase las enfermedades, resucitase a los muertos, y que estando en la cruz sufriese ella en su alma benditsima, cuanto l mismo padeci en su cuerpo. Todo esto recordamos a Mara al decirle: el Seor es contigo.

Mara no se encontraba en el desierto cuando quisieron proclamar rey a Jesucristo, y ste no admiti el ser coronado, porque en aquel entonces no se encontraba con su Madre, pues la gloria de la Madre es la gloria del Hijo, del mismo modo que la gloria del Hijo es la gloria de la Madre.

Fuera de ste y algn otro caso, el Seor estaba con Mara aun de un modo fsico. El Seor estuvo tambin de un modo indecible con Mara, en fuerza de su ardiente amor, porque estando ella vaca de s misma por su humildad suma, estaba eminentemente colmada del divino amor, y de tal suerte que los ms abrasados serafines pudieran bajar del cielo para aprender en el corazn de nuestra Reina y Madre el modo debido de amar a Dios.

Decir que el Seor est con Mara, es apellidarla con cabal propiedad la Reina del amor, y la que, consumada eminentemente en todas las virtudes, am a Dios con todo su corazn, con todas sus fuerzas, con toda su alma, memoria, entendimiento y voluntad; es decir que el fuego del divino amor ardi con tal vehemencia en Mara, que no pudo tener ni siquiera un defecto o imperfeccin.

Qu hermosos recuerdos los del Ave Mara! Si siempre estuviramos rezando tan divina oracin! Si al menos colocramos nuestras delicias en decir a Mara santsima: el Seor es contigo! Qu felicidad la nuestra si prcticamente imitramos a Mara!Procuremos que el Seor est con nosotros, no de un modo extraordinario, pero s por medio de la oracin y de la gracia, no haciendo ni un solo pecado y practicando la virtud del mejor modo que nos sea dable.16. Lo tiene consigo despus de esta vida

El arcngel san Gabriel al decir a Mara: el Seor es contigo, le notific la unin ntima que haba de tener por los siglos de los siglos en la patria celestial, descubrindola con estas palabras su predestinacin a ser coronada con el poder omnipotente del Padre, con la sabidura infinita del Hijo y con el amor inmenso del Espritu Santo.

Mas, qu unin es la que en la vida eterna tiene el Seor con Mara? No queramos ni siquiera indicarla, por su ms pequea parte es tan subida que no llegan, no, a concebirla, mentes anglicas.

Pero dejemos estos arcanos ya que nos son impenetrables, y digamos algo de su gloria exterior, ya que ella se compone de la mayor grandeza, porque si Salomn cuando vio entrar a su madre se levant de su trono y quiso que fuese colocada a su derecha, como reina, qu hara el divino Salomn con su divina Madre al entrar al cielo? Por otra parte, qu diferencia entre la figura y la realidad; entre Salomn el hijo de David y el Hijo del eterno Padre; y entre la madre de Salomn y la madre Jess. Contemplmosla, pues, en la mayor unin con Dios, sentada al lado de su Hijo y coronada como hija obedientsima, como Madre divinsima y como esposa dilectsima. Cuntas complacencias las de Dios a la vista de su obra maestra!, cuntas las de la Reina vindose al lado de su Seor!, cuntas venturas entre el Hijo con su Madre y la Madre con su Hijo!, y venturas que le recordamos dicindola: el Seor es contigo.Qu ms dir que entrae tan magnfica salutacin? Con estas palabras le recuerda el ngel que es ms amada que todos los ngeles, ms que todos los patriarcas y profetas, ms que todos los apstoles, mrtires y confesores y ms que todos los justos y escogidos.

Infiere de todo lo dicho, lector carsimo, la devocin que debes profesar a Mara; dile, pues, en cada instante el Ave Mara, persuadido que la veneras de un modo anglico; dile que es llena de gracia, y reconoce en ella todas las gracias y privilegios; dile: el Seor es contigo, y venera el conjunto de todas sus prerrogativas. Oh Mara!, oh amor dulce de los corazones!, t eres la santsima, y me congratulo por completo en poderte denominar la dignsima Madre de Dios.

Oh Mara!, oh Virgen y Madre de Dios!, el Seor es contigo, porque desde toda la eternidad t formabas en la mente del Altsimo el objeto de todas sus complacencias, porque desde el primer instante de tu concepcin inmaculada te llen de tantos y tales privilegios que ostent a la faz del mundo que hizo en ti cosas grandes Aquel que es Omnipotente. Oh Mara, inmaculada y divina Mara!, t eres poderossima con tu Hijo, poderossima por medio de tu Hijo y poderossima juntamente con tu Hijo. Cuida de nosotros, augusta Madre de Dios, y haz que se nos pueda aplicar en algn modo el significativo de: el Seor es contigo. Madre ma!, yo quiero ser todo tuyo y del modo ms perfecto; hazme la gracia de que aborrezca el pecado y de que lo odie con todo el corazn; hazme amar la virtud y que la practique de manera que en el tiempo y en la eternidad sea tu verdadero hijo.

17. Devocin al santsimo Rosario

No hay devocin ms practicada de los fieles que el rezo del santsimo Rosario, y te aseguro que es una cosa muy edificante ver a una multitud de cristianos que todos los das van a la Iglesia un poco antes de la oracin de la noche y, delante de una imagen de la santsima Virgen, dicen todos juntos el santo Rosario.

Es una cosa muy ejemplar ver a no pocas familias que antes o despus de la cena rezan el santsimo Rosario. Y quin puede decir los innumerables rosarios que se dicen todos los das? Ojal que tomaras la resolucin de rezarlo t tambin!, ojal que lo hicieras con toda la familia!, ojal que pudieras introducirlo en todos los cristianos! Haz cuanto puedas por extender esta devocin, y te aseguro que en la hora de tu muerte no te pesar, y aun te afirmo, en nombre de Mara santsima, que en este mundo te ser en gran manera recompensado.

Qu gran devocin la del santsimo Rosario!, es de las ms santas, porque hace santos a los que lo rezan como conviene; es de las ms agradables a Dios, porque se repite muchas veces el Padre nuestro y Gloria al Padre; es de las ms gloriosas para nuestra augusta y divina Madre, porque se le renuevan todos sus ttulos y privilegios al decirle el Ave Mara y la Salve; y es, en suma, la ms til a nosotros, no slo porque siendo devotos de la santsima Virgen, glorificamos a Dios, si que tambin por las incontables indulgencias que tiene concebidas.El que reza una parte del santsimo Rosario todos los das, si verdaderamente arrepentido y confesado comulgare en cualquiera de los das siguientes, a saber: en la natividad del Seor, epifana, resurreccin, ascensin, pentecosts, santsima Trinidad y Corpus Christi; en la fiesta de la purificacin, anunciacin, asuncin, concepcin inmaculada y natividad de nuestra Seora; en el nacimiento de Juan Bautista, en todas las fiestas de los santos apstoles, en el da del seor san Jos y en el de todos los santos, una vez al mes elegido a su voluntad, y en el artculo de la muerte, contrito al menos, en caso de no poder confesarse, y rogar a Dios devotamente por la intencin del Sumo Pontfice, conseguir en cualquiera de esos das indulgencia plenaria.

El que hiciere estas mismas cosas en las otras fiestas de nuestra Seora, conseguir en cada una de ellas siete aos y otras tantas cuarentenas de indulgencia.

El que las hiciere en cualquier domingo u otra fiesta del ao, ganar cinco aos y otras tantas cuarentenas de indulgencia.

El que las hiciere en cualquier da del ao, ganar cien das.

Adems de estas indulgencias, se ganan cien das por cada Padre nuestro, Ave Mara y Gloria del rosario.

Finalmente, te hago saber, que a los fieles que rezan la tercera parte del rosario, se les conceden setenta mil aos de indulgencia. Para ganar la indulgencia es necesario que al paso por la boca se dice el Padre nuestro, el Ave Mara y Gloria, con la mente se contemplen o mediten los misterios, quiero decir que los domingos, mircoles y sbados, medites los misterios de gloria; los lunes y jueves, los de gozo, y los martes y viernes los de dolor. En conclusin, te digo y aun te exhorto, que reces el rosario, que comiences a rezarlo desde hoy, que lo reces con tu familia, que no dejes perder ninguna ocasin de extender este rezo tan saludable y que lo hagas no como una penitencia que te impones, sino como un cario que diriges diariamente a tu tierna y queridsima Madre la augusta y divina Mara.Captulo 4. Bendita t eres entre todas las mujeres

18. Se compara la bendicin de Mara con la de algunas santasAhora, lector carsimo, nos haremos cargo de las ltimas palabras del arcngel, que declaran a Mara la bendita entre todas las mujeres; comparando esta bendicin con las ms excelentes que la santa Escritura contiene.

Jahel, despus que con su clavo atraves las sienes a Ssara, general de los ejrcitos enemigos, y vencidos stos, quedaron victoriosos los de su nacin; los ancianos del pueblo, la proclamaron la bendita entre todas las mujeres.

Abigail era una mujer tan prudente, como necio era su esposo, y habiendo salido al encuentro de David, lo aplac, y ste le dijo: Bendita seas t que has movido tanto mi corazn; yo estoy pronto a hacer todo lo que Dios quiere, sin derramar ni una gota de sangre.

Judith era una santa viuda que empleaba sus das en la oracin, en el cilicio y dems speras penitencias; sus ocupaciones eran vivir segn Dios, y despus que hubo decapitado a Holofernes, gran capitn de los ejrcitos sitiadores, todo el pueblo la honr y el sumo sacerdote la declar la bendita sobre todas las mujeres.

Por consiguiente, no es de extraar que Mara sea declarada la bendita entre todas las mujeres de la tierra.Pero notemos la diferencia que media entre bendicin y bendicin, porque la una es de un pueblo que apenas ocupa un rincn de la Judea, y la otra es de todas las naciones; la una se funda en un acto de virtud, y la otra en reducir a la prctica la caridad ms acendrada; la una sola ser durable mientras duran los recuerdos de Israel, y la otra, siempre portentosa, no cesar mientras tengan los cristianos la idea de Mara Madre de Dios; la una report la alabanza de unos cuantos aos, la otra durar la eternidad feliz de los justos; la una reconoce que Dios es su autor, y la otra afirma que sali de los labios del hombre.Segn esto vemos que los santos han bendecido y bendicen siempre a todo lo que se les presente como santo y religioso, y vemos que todos bendecirn a Mara como que es la bendita entre las mujeres y bendita sobre todas las viudas, sobre todas las casadas y sobre todas las vrgenes.19. Mara santsima, bendita entre todas las viudas

Las viudas han formado siempre en la Iglesia un estado muy santo, y aun en nuestros das son las verdaderas viudas honradas y escogidas como en los antiguos tiempos.Elas es enviado por Dios para desempear una grande e importante embajada, y la viuda de Sarepta es la escogida para hospedar a tan gran profeta; y como si no bastara la honra que le dio con habitar en su casa, le resucita al hijo nico que con su muerte la haba anegado en un mar de amargura. Al profeta Eliseo le manda Dios que cumpla una misin de mucha importancia, y otra viuda es la honrada con su alojamiento; y a esa mujer que ya crea de morirse de hambre, recompens el Seor de tal modo su acto de caridad, que por medio de un prodigio le multiplicaba el aceite, y con su producto pasa el tiempo del hambre.

Jesucristo quiere resucitar un joven de veinte aos, y de un modo el ms portentoso, supuesto que escogi el momento en que lo llevaban a enterrar, y la viuda de Nam es la destinada para recibir este beneficio.

Luego, el estado de viudez es un estado santo, y por esto escriba el apstol a su discpulo Timoteo: Honra a las viudas que fueren verdaderamente viudas.

Este estado ocupa un trmino medio entre el estado de casada y el virginal, por esto entre sus virtudes caractersticas figuran su modestia y su gobierno; su gobierno por la costumbre que tienen de regir y gobernar la casa, y la modestia, porque su castidad pasa a ser tan pura como la de las vrgenes.

Santsima Virgen Mara!, t tambin fuiste viuda, y para entonces te predic el ngel la bendita entre las viudas. T regas la casa de Nazaret, y tu gobierno era tal que todos te han proclamado prudentsima. Tu modestia era tan eminente, que conducas a cuantos te vean a la contemplacin de Dios.

En medio de su viudez, y despus de los dolores del Calvario, era Mara sumamente hermosa, y era la misma hermosura despus de la de Jesucristo, porque al modo que su alma fue en su concepcin la ms inmaculada, as fue en su cuerpo la ms bella.Qu extraordinaria era la hermosura de Mara!, era su rostro la sede de los prodigios de Dios, era el asiento de la Majestad divina, era un punto pursimo en donde podan fijarse sin desvo los ojos del Seor y era un todo tan celestial y divino, que la proclamaba la Madre de Dios. Toda hermosa era Mara, y por esto [no] le fue dado que anunciase el Evangelio, por temor de que viendo los ignorantes la hermosura no la adoraran como a Dios. Tanta era su belleza.

Porque si en aquellos das el sexo no era impedimento para anunciar el Evangelio, como no lo fue para la samaritana que anunci a su Seor a sus compatriotas, ni por la Magdalena que promulg el Evangelio en medio de su destierro, ni por Marta que dio a conocer a Jesucristo como verdadero Hijo de Dios, ni por la Vernica que la primera en poner su imagen a la pblica veneracin, claro est que tampoco lo haba de ser por Mara, y tanto ms cuanto que ella tena ms virtud que todos los apstoles. Y por qu, pues, no lo hizo? Por su hermosura divina, porque en su belleza brillaban las luces de la divinidad.Tal es el pensamiento de san Dionisio Areopagita, el cual asegura que al ver a Mara santsima qued tan admirado, que la habra adorado como a Dios, si la fe no le hubiese enseado que no puede ser ms que uno. Tan exacto es cuanto se afirma de la hermosura de la Virgen!, porque si todo un Dionisio, que era el ms sabio y el que posea mayores conocimientos, sinti lo que decimos, qu habran experimentado los fieles al contemplarla?

Mara, en medio de su hermosura, era modestsima, mova a castidad a cuantos la miraban y apagaba toda concupiscencia con solo su semblante. Oh, vosotras, almas cristianas, que sois viudas, ah tenis a vuestro modelo, porque ella es la bendita entre las viudas! Y a cuntas les falta esta virtud?, cuntas vuelven a lujuriar, como dice el apstol Pablo?, cuntas dejan de ser verdaderas viudas y viven otra vez segn los caprichos de la vanidad?, cuntas se sirven de su fatal experiencia para corromper a los dems?, cuntas viven de asiento en el pecado como si jams hubiesen de morir?, cuntas hay que no acaban de ser devotas y de darse a Dios como debieran?Amemos todos a Mara y no queramos otra hermosura que la que depende de la gracia; amemos a Mara y acudamos a ella al asomarse a nosotros el incentivo de la concupiscencia, y amemos a Mara de modo que digamos prcticamente que es la bendita entre las viudas.20. Bendita entre las casadas

El matrimonio, lector carsimo, es un estado santo; los que se casan como manda la Iglesia reciben un sacramento y quedan en estado de santidad. Claro est que no intento hablar de aquellas jvenes que se casan por pasin, por satisfacer un amor no casto y tal vez criminal, que se sirven del matrimonio para ocultar su molicie, que hacen lo que siempre debieron temer y que, como si todo les fuese lcito, se portan como brutos animales.

Oh Dios!, y cunta confusin para la Iglesia tener en su seno semejantes casadas! Pero prescindamos de todo esto, para hablar tan solo de las buenas cristianas y que con su conducta nos autorizan a decir que su estado es de santidad. S, santas tiene el estado del matrimonio, y nuestro Seor Jesucristo lo santific queriendo nacer de una casada; le quit todo su mal parecer asistiendo a las bodas de Can de Galilea y haciendo en ellas su primer milagro; y manifest cun querido le era, elevndolo a la dignidad de sacramento.Santa Brgida era casada, y durante su matrimonio alcanz muchas gracias de Dios, y lleg a una muy admirable perfeccin. Santa Matilde se da a Dios completamente, se hace mujer de oracin, practica heroicamente las virtudes ms difciles y acaba por convertir a su marido, no obstante ser idlatra. Santa Isabel, del centro mismo de su corte, se despoja de su grandeza, se declara la madre de los pobres, establece la paz por doquiera y muere distinguida con los favores ms especiales. Santa Francisca supo despreciar toda la vanidad de Roma pagana, se hace ferviente discpula del Salvador y se santifica. Santa Mnica convierte a su marido y con su paciencia y su llanto, con su fervor y penitencia, con su oracin y perseverancia, da a la Iglesia uno de los mayores santos, no obstante de haber sido de las ms grandes pecadores. En una palabra, el estado del matrimonio es un estado santo.

Claro est que no es ste el lugar de decir cmo se santificaron estas casadas, sino probar que Mara es entre las casadas la bendita, ya que tal es la fuerza del bendita t eres, oh Mara! bendita, s, entre todas las mujeres.Para no alargar en demasa este prrafo, prescindiremos de aquel gnero de pruebas que consiste en alegar sus virtudes, y slo nos limitaremos a tres veces bendita en su matrimonio, al paso que todas las mujeres reciben una triple maldicin. En efecto; por causa del pecado de nuestros primeros padres, puede decirse, maldita es la mujer casada; y como a tal concibe en pecado un hijo de maldicin, un hijo de ira, desheredado del cielo y mereciendo el infierno. Y sean despus los hijos lo que quisieren, sean profetas, patriarcas, reyes, emperadores y an pontfices, siempre es cierto que su madre les comunic la mancha del pecado y los hizo hijos de maldicin.

Pero no sucedi esto con Mara, sino que fue la feliz Madre del ms feliz de los hijos, y no pudo comunicarle una mancha que ella no tena, como eminentemente preservada de la culpa original. Cmo no llamar bendita a esta Madre que dio a luz a la misma bendicin?

La otra maldicin en que incurren todas la casadas consiste en los trabajos que sufren durante su preez, pero Mara concibi a su Hijo sin el menor menoscabo de su virginidad, no tuvo que sufrir ninguna afliccin, y a la manera que una preciosa margarita, hbilmente engastada en un anillo, no le sirve de peso sino de gracia y honor, as el tener la santsima Virgen en su seno al Hijo de Dios, no le sirvi de pena alguna, sino de continuo gozo.La tercera maldicin en la que cae una mujer cuando se casa, es el concebir en fuerza de la prdida de su virginidad y parir con tantos y tales dolores, que muchas veces perece en ellos, pero la santsima Virgen concibi no por obra de hombre, sino que cubrindola el Espritu Santo con su sombra, la fecundiz dejndola Virgen antes del parto, Virgen en el parto y Virgen despus del parto. Lo llev en su seno y lo dio a luz, y lo tomaba en sus manos entre un conjunto de deliquios tan celestiales y divinos, que ni tienen noticia de ellos los ms encumbrados querubines.Qu ms puede decirse de Mara para proclamarla la bendita entre las casadas? Amemos, lector carsimo, amemos a nuestra Reina y Madre; ammosla con toda la ternura y con todos los afectos; ammosla como desea que nosotros la amemos; ammosla en toda ocasin, en todo trabajo, en toda palabra, en todo instante; y ammosla como el Hijo divino amaba a su divina Madre. Oh!, qu bueno y gustoso es amar a Mara! Oh, si siempre la estuvisemos saludando con el Ave Mara!

21. Bendita entre todas las vrgenes

Las vrgenes forman el estado ms glorioso de la Iglesia, de modo que no puede explicarse ni concebirse hasta qu punto agrada a Dios el estado virginal. San Juan, para que comprendiramos un poco esta idea, nos presenta a la vrgenes siguiendo al Cordero inmaculado por doquiera que vaya, entonndole un cntico nuevo y llevando adems en su frente el nombre suyo y el de su Padre.

Siendo esto as, ya podemos predicar que son innumerables las prerrogativas de una virgen. Pero, qu diremos de las que competen a la Virgen Madre? Qu dicha la del cristiano que pudiese numerar sus incontables privilegios! Slo el arcngel pudo encerrarlos todos al decirla que ella era la bendita entre todas las mujeres. Mas nosotros no lo comprendemos, y, a la manera que hablamos de la luz y de los colores, sin explicar debidamente en qu consisten, as hablamos de las excelentes prerrogativas de la Madre de Dios, sin entenderlas como ellas son en s mismas. Oh!, qu grande sera nuestra felicidad si acertramos a decir algo de lo que es Mara!, con que puntualidad le diramos: Ave Mara!, con qu afecto la iramos predicando: llena de gracia!, con qu inters la denominaramos: el Seor es contigo! y con qu amor la apellidaramos: bendita t eres entre todas las mujeres!

Contemplmosla entretanto como volvindose a Jess y dicindoles: Yo te engendr, y fui madre sin dejar de ser Virgen. Mara santsima es Virgen, no como las dems vrgenes, sino que es una Virgen Madre, es aquella Virgen privilegiada que es nica como el fruto del granado. Porque a la manera que este parece el rey de las frutas por la corona que lo caracteriza, as aparece la virginidad de Mara, que queda ante nosotros como la Reina de las vrgenes, que ella fue la primera que enarbol el blanco estandarte de la santa virginidad, y al modo que Jesucristo dio al Padre nuevos adoradores que lo adoraran en espritu y en verdad, as Mara da a Jesucristo cien y cien ngeles en carne, destinados a presentar a Jess las oraciones de los santos.

Mira, lector carsimo, Mara es bendita entre las vrgenes por ser la primera entre estos ngeles en carne y lo es hasta poder decir: Os he dado ejemplo en la prctica de la virginidad, para que vosotros hagis lo que yo hice. Cmo no amar a Mara? S, es bendita por ser la hija excelentsima de Dios Padre, la Madre tierna del Hijo de Dios y la sacrosanta Esposa de Dios Espritu Santo. Oh Mara!, t eres bendita en todos los lugares y en todas la virtudes, eres la que obr segn leyes las ms milagrosas a fin de que fuese tu primer carcter el ser inmaculada.Oh Mara!, t eres bendita entre todas las mujeres, porque eres un prodigio de hermosura y eres un milagro de la gracia. Bendita entre todas las mujeres, as como todas fueron malditas en la persona de Eva. Bendita entre todas las mujeres, porque t sola eres capaz de quitar la maldicin de nuestro primer pecado, porque en ti sern bendecidas todas las naciones.

Bendita t eres, porque con la prctica de la virtud mostraste en qu consiste tu principal bendicin; bendita entre las casadas, porque fuiste libre de sus maldiciones, y con tu gracia t misma las bendices; y bendita entre las vrgenes, porque ellas te reconocen como a su Reina. Ah!, clamemos sin cesar que Mara sea bendita, que su nombre sea alabado, que su culto sea extendido y que frecuentemente podamos decir: Bendita t eres entre todas las mujeres.22. Devocin al ayuno

Los devotos de Mara acostumbran honrarla con el obsequio especial del ayuno, y lo hacen de un modo particular en los sbados y en las vigilias de sus fiestas. Es muy agradable a Mara santsima el ayuno del sbado, porque este da le est dedicado, y con razn, ya que ella en el sbado santo fue la nica que conserv en todo su brillo las luces de la fe en Jesucristo y este sbado lo celebra la Iglesia en todos los sbados del ao. Las vigilias de las fiestas no le son menos agradables, porque cada una de las festividades es para nosotros una escuela de virtud.

Pues, lector carsimo, te recomiendo estos ayunos, porque si los del mundo por la prescripcin del mdico ayunan de muchas cosas que les gustan, claro est que es muy justo que lo hagas t por devocin y afecto a la santsima Virgen Mara. Puedes ayunar segn tu robustez y posibilidad, muchos santos han ayunado los sbados y vigilias de las festividades de Mara santsima, a pan y agua, otros han ayunado comiendo en las veinticuatro horas una sola vez, otros han ayunado segn la costumbre con que lo hacen en nuestros das los buenos cristianos, otros ayunan de algn plato que les gusta, de la fruta, del dulce y de otros modos que ha sabido inventar la piedad de los devotos de Mara.De mi parte te aconsejo que adoptes alguno de los indicados, que lo hagas no por uno o dos das, sino con grande perseverancia; no como por fuerza o casi repugnando, sino gustosa y voluntariamente. Te aseguro que si haces estos ayunos bien y con la debida fidelidad, tendrs una seguridad moral de tu salvacin eterna, ya porque Mara te alcanzar gracias poderosas para que hagas en vida una buena confesin, ya porque en la hora de la muerte te asistir con tantas gracias especiales, cuantos hayan sido los ayunos hechos en su honor.

Captulo 5. Bendito sea el fruto de tu vientre, Jess

23. Excelencia de la maternidad divinaEn este captulo, lector carsimo, concluiremos la explicacin del Ave Mara, y lo haremos con tanto mayor gusto, cuanto que podemos asegurar que ella sola entraa todo lo que ya hemos dicho, y aun dice casi infinitamente ms, porque tal es el significado de estas palabras: Y bendito sea el fruto de tu vientre, Jess.Pero, dnde est la alabanza, si ni siquiera se habla de Mara? Convengo que en las palabras ya explicadas se dirige uno a Mara de un modo especial, que la saluda el arcngel, que se humilla hasta el polvo, que la llama: llena de gracia de todas las criaturas y en grado ms eminente, que la denomina: el Seor es contigo, para atestiguarnos hasta qu punto posee a Dios y que la apellida: la bendita entre las mujeres.Pero tambin es preciso convenir que en estas palabras: bendito sea el fruto de tu vientre, Jess, se habla del Hijo para hacer resaltar toda la grandeza de la Madre, y se dice que Jesucristo es su Hijo para publicar que Mara es su Madre, divinas palabras porque nos presentan a Mara Madre de Dios y ellas solas nos hacen de ella toda la alabanza y el mayor de los encomios y nos recuerdan todas sus excelencias y sus infinitos privilegios.Porque por esto fue escogida entre todas las criaturas, por esto fue concebida sin culpa original, por esto desde el primer instante de su existencia tuvo ms gracia y mrito que todas las criaturas, por esto es sobre todos los ngeles y coros de la gloria, y, para decirlo de una vez, de esta maternidad divina en Mara se le siguen sus privilegios. Tal es lo que le decimos al pronunciar: Bendito sea el fruto de tu vientre, Jess. Podrs no amar a Mara?, podrs no honrarla continua y fervientemente?, podrs no poner tus gracias en el rezo del Ave Mara?

Para que no ignores menos la excelencia de Mara en fuerza de la maternidad divina, reflexiona que ella es aquella Virgen a quien Dios eligi por Madre suya, y Madre tan gloriosa y digna de tanto mrito, que no quiso hacerse su Hijo sin recibir antes su consentimiento. Oh Mara!, oh inmaculada y divina Mara!, tu hermosura es tan perfecta que ha enamorado al mismo Dios y tu mrito es tan eminente que te ha hecho digna de que Dios te mirase con singular amor. Por ti el Rey de los reyes desciende a la tierra; por ti el Hijo eterno, sin dejar su eterno descanso, fija su habitacin en tu pursimo vientre; y tus ojos, fijos siempre en la divina grandeza, no la perdieron jams de vista.La elevacin a que fue sublimada Mara, es tal, cual sublime es la excelencia y grandeza de Dios; la hizo su Madre, y el evangelista con solo decirlo, incluy en este pensamiento todas las grandezas. En suma, decir que Mara es Madre de Dios, es decir lo mximo y aun lo total de toda prerrogativa y toda excelencia, y lo mayor que puede pensarse despus de Dios. A vista de esto, quin ser capaz de explicar estas palabras del Ave Mara? Cmo dar a conocer el bendito sea el fruto de tu vientre, Jess? Slo dir algo, lector carsimo, para que ignores menos. Oh Mara!, hacedme la gracia de que diga slo lo que vos sois.24. Mara santsima desde el primer instante de su concepcin inmaculada tuvo un conocimiento perfecto de su futura elevacin

As con esta gracia, apareca Mara ya desde su primer instante, no de un modo comn y ordinario, sino como la futura Madre del Criador, y no slo se vera en ella a la feliz criatura a la cual exalt Dios, cuanto es capaz la ms excelente criatura.Porque Mara con este conocimiento perfecto de su futura elevacin, parece que haba correspondido ms de lleno a todos los beneficios que recibiera de su Seor, que su gratitud fuera tanto ms marcada, cuanto eran mayores los beneficios que saba haber recibido y que todos sus actos habran ido acompaados de un no s qu tan divino, que slo aquel hombre que es Dios, puede corresponder de un modo ms perfecto. Este privilegio, que tal puede concederse a Mara, parece ser no una cosa nueva, sino ya comprendida en la salutacin anglica, porque as como estos saludos fueron los mayores, as suponen en el que los recibe el mayor nmero de gracias; luego, suponen esta gracia del conocimiento perfecto de su futura elevacin.El ngel la apellida: la llena de gracia, y por tanto, la que no carece de una gracia en cierto modo necesaria, o al menos siempre utilsima, para llegar a poseer toda la perfeccin a que Dios la llamara. Esta gracia pudo incluirla el arcngel al afirmar: el Seor es contigo, porque esto afirma que Dios est con Mara de todos los modos posibles, y por tanto, con la gracia de este conocimiento perfecto de su futura elevacin a la divina maternidad.Por otra parte, a quien haba de recibir el todo de la unin con Dios hasta identificarse con l, se haba de negar esta gracia? La supone el bendita eres entre todas la mujeres, porque nos encontramos con criaturas que tuvieron el conocimiento perfecto de lo que les haba de suceder.As Adn y Eva conocieron que eran los futuros padres de todo el gnero humano, que sus privilegios los constituan un poco inferiores a los ngeles, que si pecaban los perderan todos y su descendencia sera desgraciada, y que si los conservaban bien, haran a sus hijos completamente felices.

No conoci que era el patriarca destinado a salvar el mundo, y con esto sigui aquella vida que lo hizo el santo y el justo.

Abraham supo que Dios lo llamaba, que era el padre de los creyentes, que su generacin durara por los siglos de los siglos y que Dios mismo le tomara su nombre como para engrandecerse.

As Isaac vio que l era la imagen del Salvador, que sus dos hijos seran los jefes de un grande pueblo y que de Jacob saldra la nacin de las bendiciones.

As Jacob conoci que era el varn de los trabajos, que los doce hijos seran los doce patriarcas del pueblo de Dios, les predijo lo que habra de acontecerles a cada uno y que el Mesas saldra de la tribu de Jud.

Y as san Juan Bautista conoci desde el vientre de su madre juntamente con la gracia que lo santific, conoci, digo, que era aquel que haba de ser la voz de Dios y lo haba de dar a conocer como a ngel del Seor.Y Mara, la causa segunda de toda la gracia, cabalmente estara privada de este conocimiento? Es cierto que pudo carecer de l as como tambin es cierto que lo pudo tener. De mi parte nada te determino, solamente deseo que consideres que si Mara no es Dios, tambin es una verdad que por su unin casi hiposttica con el Verbo se la pueda llamar divina y, por esto, divina Mara la apellidan sus ms fieles devotos.

Nada ms noble que Mara, ya que ella es la Madre de Dios; nada ms brillante, porque es la elegida por el esplendor del Padre; y porque decir que es Madre de Dios, es afirmar de ella todo privilegio, toda prerrogativa, toda excelencia y aun toda gracia concebible a humana criatura y aun anglica. Y le negaremos este conocimiento perfecto de su futura elevacin, a la dignidad de Madre de Dios? Siguiendo a un gran [doctor] de la Iglesia podramos decir: Este conocimiento era conveniente a Mara, Dios se lo pudo conceder, luego, de hecho se lo dio.25. Mara, si es Madre de Dios, es la criatura ms semejante a Jesucristo verdadero Dios

Tal es, lector carsimo, una de las ms bellas consecuencias que brotan de la divina maternidad, tal es la excelencia altsima de nuestra tierna Madre, porque si Jesucristo es Dios, Mara por ser Madre es el principio de la santa humanidad de Jesucristo.Segn la incuestionable verdad de que cada uno engendra lo que es, vemos que la prctica atestigua que cada animal produce el animal de su misma especie; cada rbol, un rbol de su propia especie; y as los hombres blancos engendran a blancos, los negros a negros y los indios a indios. El Espritu Santo, para reforzarnos esta sentencia, nos ha dicho: El padre ha muerto, pero es como si no hubiese muerto, porque en la persona de su hijo ha dejado quien le es semejante (Eclo 30, 4.Qu consecuencias tan bellas de este principio!, qu grande y qu excelente aparece Mara! Qu decimos, si no, al afirmar que bendito sea el fruto de su vientre, Jess? Afirmamos nada menos que Mara es semejante a Jesucristo; que todas las dotes excelentsimas que tiene Jess, las tiene en algn modo Mara; que si el Hijo de Dios es el ms hermoso entre los hijos de los hombres, Mara es la ms hermosa; que si Jesucristo es el todo de todas las virtudes, Mara es su ms perfecto compendio; en una palabra, quieres, lector carsimo, saber lo que es Mara? Dime lo que es su Hijo Jess, porque si tal es el Padre cual es el Hijo; as tal es el Hijo cual es la madre; por esto afirmo que si Mara es Madre de Dios, real y verdaderamente le conviene la ms ntima semejanza con su Hijo que es Dios.Por tanto esto es as, y de un modo tan exacto, que la carne de Cristo es la carne de Mara, porque de ella fueron las primeras gotas de su pursima sangre con las que el Espritu Santo formara la humanidad de Jess, porque con su misma sangre continu alimentndolo durante los nueve meses, porque lo dio a luz como su verdadera Madre, porque con su leche lo nutri y por el total entrego que hizo de l a su eterno Padre.Oh amantsima Mara!, oh!, quin te amara como mereces, Mara, inmaculada y divina Mara! Ya que sois la augusta Madre de Dios, sed igualmente mi Madre, y a este fin yo me ofrezco por hijo vuestro en honra y gloria de vuestra divina maternidad. Madre ma, ah tenis a vuestro hijo, y os suplico que me alcancis la gracia de que nunca me aparte de vos, mi tierna y mi querida Madre.

Bendito sea el fruto de tu vientre, Jess. Y por qu se servir de esta palabra: fruto? Sin duda alguna que fue para darnos la idea ms divina que puede darse de la santsima Virgen. Porque si por los frutos se conoce el rbol, como nos ha enseado el divino Maestro e inferimos del fruto bueno la bondad de su rbol, del mismo modo que del fruto malo, lo psimo del rbol que lo produjo, qu diremos del rbol que ha producido a Jess? Sin duda alguna que es lo ms semejante a Dios; que si el Verbo div