arguedas y la religión
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Peer Reviewed
Title:Lo mgico-religioso en el indigenismo y en la vida de Jos Mara Arguedas
Journal Issue:Mester, 22(1)
Author:Kristal, Efran, University of California, Los Angeles
Publication Date:1993
Publication Info:Mester
Permalink:https://escholarship.org/uc/item/7t39443t
Local Identifier:ucla_spanport_mester_14236
Abstract:[No abstract]
Copyright Information:All rights reserved unless otherwise indicated. Contact the author or original publisher for anynecessary permissions. eScholarship is not the copyright owner for deposited works. Learn moreat http://www.escholarship.org/help_copyright.html#reuse
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Mester, Vol. xxii. No. 1 (Spring. 1993)
Lo mgico-religioso en el indigenismoy en la vida de Jos Mara Arguedas
El peruano Jos Mara Arguedas (1911-1969) fuecon Miguel ngelAsturias de Guatemalael exponente ms influyente del indigenismo lite-rario: un movimiento de escritores latinoamericanos que se propusieron re-presentar la realidad social y espiritual de los pueblos indgenas en obras deficcin. Su idioma materno no fue el espaol con el que escribi la mayoriade sus obras, sino un idioma indgena: el quechua chanka de Andahuaylasde la regin donde naci en el departamento de Apurimac. Como novelista,etnlogo, traductor y poeta consagr su vida a la documentacin de la reali-dad andina en obras literarias y etnogrficas que reividincaron la cultura in-dgena como la base principal de una futura nacionalidad peruana.
El nacionalismo indigenista fue un proyecto intelectual que en el Perencontr su primera y ms influyente expresin en los ensayos marxistas deJos Carlos Maritegui. Maritegui sostena que la etapa final del comunis-mo corresponda de alguna manera con el colectivismo del mundo andino.Desde esta perspectiva la reivindicacin del indio es equivalente al estable-cimiento del comunismo en el Per. Paulatinamente Arguedas sinti la ne-cesidad de expresar la realidad andina segn los criterios del indigenismosocialista, pero nunca supo cmo conciliar plenamente el socialismo con loselementos mgico-religiosos del mundo andino.
Arguedas pensaba que la cultura era "la capacidad creadora, transforma-dora de las cosas, que el ser humano posee," y que lo libera "del ciego de-terminismo que la naturaleza ejerce sobre plantas y animales" {Formacin12). A travs de los siglos, segn Arguedas, el indio peruano se homoge-nezo culturalmente y desarroll una cultura milenaria con una capacidadcreadora que se adecu a su mundo exterior {Formacin 16).' Arguedas es-taba convencido de que el mundo exterior de los indios se compenetr conel interior y que la concordia entre el hombre andino y su naturaleza (la flo-ra y la fauna, los ros y las montaas de los andes) alcanz dimensiones re-ligiosas. A veces Arguedas escriba sobre el mundo andino con el lenguajedel etnlogo que registra una cultura ajena, pero otras veces dejaba enten-der que el mundo religioso de los andesen el que el ser humano se comu-
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nica con deidades como las de los ros y las montaases un mundo en elque l cree. Aunque nunca elabor sus ideas ni sus creencias sobre la reli-gin andina de manera sistemtica, consagr una parte considerable de suvida a la documentacin de los elementos espirituales del mundo andinorecogiendo y traduciendo literatura quechua; y siempre dio a entender que
se trataba de un mundo mgico, aunque pueda no entenderlo as quien des-conozca el paisaje andino y el quechuael idioma autctono que Arguedasconsideraba superior al espaol para expresar el espritu andino.^ El hom-bre de la sierra era para Arguedas un ser "templado por la ternura que fluye
de su historia y tambin, misteriosamente, de la faz descomunal de las msaltas montaas de este mundo" ("Reflexiones" 213).
Arguedas no estudi la religin andina con la distancia del antroplogoque observa un mundo ajeno al propio: no escondi su identificacin con lacosmovisin andina, ni sus propias creencias "mgico-religiosas" como porejemplo su sentimiento de que las montaas y los rios son seres vivos queestablecen vnculos emocionales y espirituales con los hombres.-^ Son senti-mientos religiosos que Arguedas trajo a colacin cuando record una trave-sa por el Rhin en un viaje que realiz por Alemania:
Las orillas del Rhin estn trabajadas por el hombre a ms no poder, hay dos
lneas de ferrocarril a cada lado y dos lneas de carretera a cada lado, el ro
est surcado por una multitud de barcos que viajan a todo vapor, a toda velo-
cidad en afn de comercio, pero estos elementos no le han quitado para un
hombre que tiene del mundo una visin andina, una visin primitiva, su aire
de dios. Desde ese momento incluso promet escribir un articulejo con el
nombre de "El Rhin y el dios que habla" el dios que habla es la traduccin
del nombre del ro Apurimac [el ro que Arguedas conoci en su infancia].
Yo les deca a mis amigos en el Rhin, si trajera a unos cuantos de mis paisa-
nos de Puquio y los pusiera en la proa de este barco, caeran todos de rodillas
ante el espectculo de este ro. {Primer encuentro 108) "*
Para Arguedas exista una continuidad vital en el mundo andino desde lapoesa precolombina hasta la contempornea y en sus traducciones y reco-pilaciones de literatura Arguedas buscaba establecer las etapas de dichacontinuidad que corresponden a tres etapas: la plenitud del mundo preco-lombino, su humillacin por la conquista europea, y la creacin de una na-cin indoamericana en el Per. La realizacin de esta tercera etapa era elideal poltico de Arguedas y la razn de ser de su trabajo literario: se debabuscar en la literatura los elementos del mundo andino que registren la ple-nitud de la cultura andina, su resistencia a la aculturacin, y la promesa deuna recuperacin de la antigua plenitud en el mundo actual.
Arguedas insista que los escasos fragmentos de poesa precolombina enquechua que han sobrevivido ejemplifican precisamente los elementos de lacultura andina que el Per contemporneo debera recuperar: el sentimiento
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de regocijo y plenitud en el pueblo indgena como producto de la compene-tracin entre el hombre y la naturaleza andina. Vaya como ejemplo un poe-ma que Arguedas tradujo y que sola citar para demostrar el sentimiento de"comunin csmica" que caracterizaba, para l, la cultura precolombina dela regin andina:
Con regocijada boca,
con regocijada lengua,
te di
y esta noche
llamars.
Ayunando
cantars con voz de calandria,
y quiz
en nuestra alegra,
en nuestra dicha,
desde cualquier lugar del mundo,
el creador del hombre,
el Seor Todopoderoso,
te escuchar.
"Jay!", te dir,
y t dondequiera que ests,
y asi para la eternidad,
sin otro seor que l
vivirs, sers. {Poesa 22) ^
Arguedas sostena que la conquista espaola del imperio incaico fue unperodo de transicin violenta. Con ella se acaba el perodo de "comunincsmica" entre el hombre andino y su naturaleza, y se inicia un perodo de"soledad csmica" que no es, para citarlo "la del individuo, sino la de ungran pueblo vencido" ("La soledad" 16). Arguedas afirma que la prmeraexpresin literaria del perodo de soledad del pueblo es Apu Inca Atawall-paman, una elega annima que supone fue compuesta entre el siglo XVI yel XVII:
Creemos que con estos versos se inicia claramente el perodo de la desolacin
en la literatura quechua. El hombre peruano antiguo se despide del universo
creado por sus amos e ingresa bruscamente en la servidumbre, aun no con-
cluida, en el desconcierto que signific para l la imposicin de una cultura
ajena cuyos valores no ha comprendido en cuatro siglos de campaa persuasi-
va o sangrienta. {Apu Inca 7) ^
Cabe citar algunos fragmentos de la elega en la traduccin de Arguedas:
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Qu arco iris es este negro arco iris
Que se alza?Para el enemigo del Cuzco horrible flecha
Que amanece.Por doquier granizada siniestra
Golpea.
Mi corazn presenta
A cada instante.
An en mis sueos, asaltndome.En el letargo,
A la mosca azul anunciadora de la muerte;
Dolor inacabable.
Las nubes de los cielos han dejado
Ennegrecindose;
La madre Luna, transida, con el rostro enfermo,
Empequeece.
Y todo y todos se esconden, desaparecen.
Padeciendo
Enriquecido con el oro del rescate
El espaol.
Su horrible corazn por el poder devorado;
Empujndose unos a otros.Con ansias cada vez, cada vez ms oscuras.
Fiera enfurecida. . .
Soportar tu corazn
Inca,
Nuestra errabunda vida
Dispersada,
Por el peligro sin cuento cercada, en manos ajenas.
Pisoteada?
Tus ojos que como flechas de ventura heran
brelos;
Tus magnnimas manos
Extindelas;
Y con esa visin fortalecidos
Despdenos. {Apu Inca 10-20)
En sus trabajos sobre la literatura quechua, Arguedas insiste que la inspi-
racin religiosa constituy la fuente principal de la creacin de los indios
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peruanos en la poca post-colombina ("Cuentos" 204)7 Insiste tambin queel hombre andino supo expresar elementos de la religin precolombina enconjuncin con la religin catlica: "Las nuevas creencias fueron de talmanera cimentadas en la conciencia del pueblo indgena, que stas se con-vierten en fuerzas propias y fecundas de inspiracin" ("Cuentos" 204). Co-mo esta cita lo indica, Arguedas no cree en el sincretismo cultural, sino enla pureza cultural del mundo andino que sabe asimilar elementos de otrasculturas sin por ello sacrificar lo esencial de la cultura propia.
Arguedas distingue la poesa indgena del perodo colonial (l la llamaba"post-colombina") que encuentra en la religin catlica fuentes de inspira-cin autctonas, de los llamados por l "himnos catlicos quechuas colonia-les" o "poesa religiosa catlica en quechua," divulgada por misioneros queinsistan en "el dolor y la resignacin como nicas fuentes de salvacin"("La soledad" 16). Aunque los himnos catlicos en quechua lo conmueven,Arguedas lamentaba su fatalismo que consideraba una estratagema por par-te de religiosos espaoles para mantener a los indios en un estado de opre-sin. Con estos himnos, segn Arguedas, los misioneros "hundieron ms ala multitud vencida: pretendieron quitarle su albedro, su voluntad de lu-char" ("La soledad" 16).
Arguedas sostena que el intelectual peruano deba resistir el avasalla-miento de la cultura autctona por la occidental, y contribuir al reestableci-miento de la "armona csmica" entre el hombre y la naturaleza andina.Esto no significa que la cultura autctona no deba modernizarse. Los perua-nos deberan, segn Arguedas, aprovechar los logros de la cultura occiden-tal siempre y cuando la modernizacin no vicie o corrompa las races de lacultura indgena. El ejemplo que Arguedas ms usaba para ilustrar el tipode aprovechamiento legtimo de la cultura occidental, en sus estudios antro-polgicos, en sus relatos y novelas, era el uso de los instrumentos musicales
como el arpa, el clarinete o el violn que los indios taan con nuevas tcni-
cas para emitir sonidos oportunos para acompaar sus cantos y danzas au-tctonas. Arguedas expres esta idea en sus ensayos antropolgicos, y tam-bin en sus novelas:
En esos cueqjos humanos que danzan o que tocan el arpa y el clarinete o elpinkullo y el siku hay un universo; el hombre peruano antiguo triunfante que
se ha servido de los elementos espaoles para seguir su propio camino. Los
ros, las montaas, los pjaros hermosos de nuestra tierra, la inmensa cordi-
llera pelada o cubierta de bosques misteriosos, se reflejan en esos cantos ydanzas. Es el poder de nuestro espritu. (El Sexto)
La msica y la danza eran para Arguedas los medios por excelencia conel que el hombre andino encontraba la comunin con la naturaleza. Sucuento ms importante, "La agona de Rasu Niti" (1962) es la historia de undanzante (danzak' en quechua) que le transmite a su discpulo los secretos
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de la comunicacin con la montaas y las aves sagradas por medio de lamsica y del baile. En el cuento el espritu de la montaa pasa por las cuer-das mismas del arpa del msico que acompaa el ltimo baile del danzak' :
La danzante llama, que brotaba de las cuerdas de alambre de su arpa, segua
como sombra el movimiento cada vez ms extraviado de los ojos del dansak';
pero lo segua. ... El ojo del bailarn moribundo, el arpa y las manos del m-sico funcionaban juntos; esa msica hizo detenerse a las hormigas negras que
ahora marchaban de perfil al sol, en la ventana. El mundo a veces guarda un
silencio cuyo sentido slo alguien lo percibe. Esta vez era por el arpa del
maestro que haba acompaado al gran dansak' toda la vida, en cien pueblos
bajo miles de piedras y toldos. ("La agona" 256)
No es una coincidencia entonces que dedicara Todas las sangres (1964)a Jaime Guardia, guitarrista de la villa de Pausa y El zorro de arriba y elzorro de abajo (1971, posthuma) a Damin Huamani de San Diego deIshua, a quien Arguedas llama "violinista mximo." Asimismo, el momentoapotesico de Los ros profundos (1958) su novela ms importante, estconsagrado a Oblitas, el maestro arpista. Su cancin sobre el ro Paraisna-cos expresa un sentimiento pantesta de dilogo y comunin con la natura-leza; y el sonido de su instrumento con cuerdas metlicas, dice el narrador,
matizaba el dolor de su voz. Quien contempla al arpista es el protagonistade la novela, Ernesto, el personaje ms complejo y mejor logrado de su na-rrativa, un muchacho racialmente blanco, pero culturalmente indio inspira-do en la biografa del propio Arguedas. Contemplando el espectculo musi-cal del arpista, Ernestoexcluido por los indios por su apariencia blanca ypor los blancos por su conducta indgenallega a identificarse con el mun-
do indgena y expresa sus sentimientos con el lirismo caracteristico del me-jor Arguedas:
El arpa dulcificaba la voz del hombre. Por qu, en los ros profundos, en es-
tos abismos de rocas, de arbustos y sol, el tono de las canciones era dulce,
siendo bravio el torrente poderoso de las aguas, teniendo los precipicios ese
semblante aterrador? . . . Quin puede ser capaz de sealar los lmites que
median entre lo heroico y el hielo de la gran tristeza? Con una msica de s-
tas puede el hombre llorar hasta consumirse, hasta desaparecer, pero podra
igualmente luchar contra una legin de cndores y de leones o contra los
monstruos que se dice habitan ... en las faldas llenas de sombras de las mon-
taas. {Los ros 181)
La exploracin literaria del uso del arpa, un instrumento europeo que elindio ha asumido sin concesiones a su propia cultura y religin, ejemplificael modo legtimo que Arguedas sugeria para incorporar la cultura occiden-tal a la autctona.
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Arguedas no comprenda y apenas poda tolerar a los escritores queabandonan el ambiente americano para buscar sus fuentes de inspiracin enotras tradiciones culturales. Pensaba que estos autores estaban condenadosa producir obras debilitadas, imitativas y truncas; porque para Arguedas elartista que pierde el contacto vital con el paisaje y su cultura, pierde asimis-mo la posibilidad de una autntica experiencia interior. Si el abandono delambiente americano es un error vital del escritor, el abandono del tema au-tctono es, para Arguedas, una falla an mayor: representa la flaqueza mo-ral de un escritor que ha abdicado a su responsabilidad de entender y mejo-rar la situacin de su pas. Arguedas despliega esta argumentacin en suconocida polmica con Julio Cortzar en la que critica a los escritores lati-noamericanos que escriben en el extranjero. El reto fundamental para elartista, deca Arguedas, es la resistencia al intento de "las potencias que do-minan econmica y polticamente a los pases dbiles" mediante "la coloni-zacin cultural" {Formacin 187). Para Arguedas el escritor autntico, elescritor original es, por definicin, nacionalista y en el caso de los pasescomo Mxico, Per, Guatemala, Bolivia y Ecuador la originalidad y la au-tenticidad tiene nombre y apellido: el indigenismo,
[es una tradicin] que no es slo india sino que contiene una confluencia
originalsima de elementos prehispnicos y occidentales. Quienes hayan rea-
lizado la hazaa de hacer obras que son ahora parte del patrimonio universal
del arte humano, como Vallejo u Orozco, trabajaron con el total de estos ma-teriales, vivindolos y manejndolos con sabiduria e inspiracin. {Formacin187)
El narrador que Arguedas ms admir fue a Juan Rulfo. No lo admirabaporque sintiera que su temtica fuera parecida a la propia, sino porque con-sideraba que haba logrado plasmar el mundo mexicano, como Arguedasqueria plasmar el mundo peruano. En una reflexin que ilumina su propiavisin literaria, Arguedas elogia el tratamiento de Rulfo de una escena dePedro Pramo en la que un caballo reacciona a la muerte de su jinete, peroindica que el mismo tema seria tratado de otra manera en el mundo andinoporque su realidad mgico-religiosa es otra:
No habra ocurrido cosa as en el Per campesino [el caballo no se sentira
despedazado y carcomido]. Acaso al caballo le hubieran brotado rios de lgri-
mas o msica de los ojos, alguna msica solemne y taladrante; pero no esta
inquietud que no hay otra forma de calmar que la muerte. ("Reflexiones"
215)
Arguedas entenda su propia contribucin a la literatura peruana en losmismos trminos con los que celebraba los triunfos artsticos de Rulfo: co-mo un acto de resistencia a la colonizacin cultural del mundo occidental y
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una glorificacin del patrimonio cultural precolombino que puede incorpo-
rar los elementos de la modernidad que ms le beneficien.^ El signo ms fa-vorable de la modernidad no estaba para Arguedas en Europa ni en los Es-tados Unidos, sino en las revoluciones del siglo veinte: la mexicana, la
sovitica, la cubana y sobre todo la revolucin China la cual consideraba unverdadero modelo para el Per "en cuanto demuestra lo que es capaz dehacer un pueblo de antiqusima cultura, considerando su propia antigedad
histrica y la tcnica moderna" {Formacin 196). Arguedas expres suideal de un nacionalismo moderno que conservase la esencia de la culturaautctona tambin en sus novelas:
No se puede en este mundo mantener por siglos regmenes que martirizan a
millones de hombres en beneficio de unos pocos y de unos pocos que han
permanecido extranjeros durante siglos en el propio pas en que nacieron.
Qu ideal . . . inspira a nuestros dominadores y tiranos que consideran acholos e indios de la costa y de la sierra como a bestias, y miran y oyen, a
veces desde lejos y con asco, su msica y sus danzas en las que nuestra patria
se expresa tal cual es en su grandeza y su ternura? Si no han sido capaces de
enteder ese lenguaje del Per como patria antigua y nica, no merecen sin
duda dirigir este pas. Queremos la tcnica, el desarrollo de la ciencia, el do-minio del universo, pero al servicio del ser humano. ... No rendiremos nues-
tra alma. (El Sexto 28-32)
El inters de Arguedas por la reivindicacin de la cultura precolombinase entronc con su creciente inters por el socialismo revolucionario y con
su conviccin de que la violencia es un medio legtimo para lograr la justi-cia social. As, en los aos sesenta Arguedas intent reivindicar la culturaindgena en obras literarias que contribuiran tambin a que el socialismo seestableciera en el Per. Su indigenismo nacionalista cobr por entonces unadimensin abiertamente revolucionaria. A nuestro padre creador TupacAmaru (1962), su poema ms extenso, escrito primero en quechua y luegoen espaol, incluye exhortaciones revolucionarias como la siguiente:
Somos miles de millares, aqu, ahora. Estamos juntos; nos hemos congregado
pueblo por pueblo, nombre por nombre, y estamos apretando a esta inmensa
ciudad que nos odiaba, que nos despreciaba como a excremento de caballos.
Hemos de convertirla en pueblo de hombres que entonen los himnos de las
cuatro regiones de nuestro mundo, en ciudad feliz donde cada hombre traba-
je.en inmenso pueblo que no odie y sea limpio, como la nieve de los dioses
montaas donde la pestilencia del mal no llega jams. . . .Al helado que duerme, al negro precipicio,
a la mosca azul que ve y anuncia la muerte,
a la luna, las estrellas y la tierra,
el suave y poderoso corazn del hombre;
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a todo ser viviente y no viviente,
que est en el mundo,
en el que alienta o no alienta la sangre, hombre o paloma,
[piedra o arena,
haremos que se regocijen, que tengan luz infinita Amaru,
[padre mo.
La santa muerte vendr sola, ya no lanzada con hondas
[trenzadas ni estallada por el rayo de plvora.
El mundo ser el hombre, el hombre el mundo,todo a tu medida. (A nuestro padre 20-23)
La fusin entre el socialismo y la reivindicacin del mundo andino fuetambin el tema central de Todas las sangres, su novela ms ambiciosacuyo protagonista, Rendn Wilka intenta llevar a cabo la restitucin de unasociedad que remplace el individualismo competitivo del capitalismo por elsistema indgena de produccin y de organizacin social colectivo (Cf.Rowe). Rendn dirige un movimiento revolucionario que fracasa. Ante elpelotn de fusilamiento, emite su ltima arenga en quechua, construida abase de imgenes que recuerdan la poesa poltica de Pablo Neruda. Anun-cia que el pueblo indgena renacer de su sangre derramada:
Los fusiles no van a apagar al sol, ni secar los ros, ni menos quitar la vida a
todos los indios. Siga fusilando . . . Hemos conocido la patria al fin. Y usted
no va a matar a la patria, seor. ... El pisonay llora; derramar sus flores por
la eternidad de la eternidad creciendo. Ahora de pena, maana de alegra. . . .
Somos hombres que ya hemos de vivir eternamente. S' quieres, si te provoca,
dame la muertecita, la pequea muerte, capitn. (Todas las sangres 288)
La imagen final de la novela, del sonido de un ro subterrneo empezan-do su creciente, sugiere que el fusilamiento de Rendn Wilka no detendr larevolucin moderna ni el renacimiento de la cultura indgena.
Arguedas no estaba dispuesto a aceptar una versin del socialismo quesoslayara las races culturales del indio y estaba convencido de que habalogrado expresar la sntesis de su ideal en Todas las sangres.^ Fue por ellodevastador para Arguedas cuando un grupo de intelectuales progresistas du-daron de su capacidad para representar la actualidad peruana en su novela.Despus de la mesa redonda en la que estas reservas fueron presentadas,Arguedas escribi una declaracin en la que anunci, por primera vez, sudeterminacin de terminar con su propia vida:
Creo que hoy mi vida ha dejado por entero de tener razn de ser.Destrozado mi hogar [por problemas conyugales]; casi demostrado por dos
sabios socilogos y un economista, tambin hoy, de que mi libro "Todas las
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sangres" es negativo para el pas, no tengo nada que hacer ya en este mundo.
Mis fuerzas han declinado creo que irremediablemente. . .
.
Me voy o me ir a la tierra en que nac y procurar morir all de inmediato.
Que me canten en quechua cada cierto tiempo donde quiera se me haya ente-rrado en Andahuaylas, y aunque los socilogos tomen a broma este ruego . . .
creo que el canto me llegar no s dnde ni cmo. {He vivido 67) '
Su ltimo libro, El zorro de arriba y el zorro de abajo, publicado mesesdespus de su suicidio, concluye con una aclaracin desgarradora que su-braya las dificultades que tuvo para conciliar su fe inquebrantable en la cos-
movisin indgena, y sus convicciones socialistas:
Hasta dnde entend el socialismo? No lo s bien. Pero no mat en mi lo
mgico. (283)
Efrain Kristal
University of California, Los Angeles
NOTAS
1. "En el Per prehispnico no existieron muchas culturas diferentes sino estilos di-
ferentes de una misma cultura" (Arguedas, Formacin 16).
2. "Los que hablamos este idioma sabemos que el kechwa supera al castellano en la
expresin de algunos sentimientos que son los ms caractersticos del corazn indgena: la
ternura, el cario, el amor a la naturaleza. El kechwa logra expresar todas las emociones
con igual o mayor intensidad que el castellano" (Arguedas, "Sobre la capacidad" 16). En
sus primeras obras Arguedas usa una ortografa distinta {kechwa) para el idioma indgena
de la que usar en obras ulteriores {quechua). Cf. el prlogo a su poema A nuestro padre
creador Tupac Amaru, donde habla de su "conviccin de que el quechua es un idioma ms
poderoso que el castellano para la expresin de muchos trances del espritu y, sobre todo,
del nimo" (8-9).
3. "Confieso con toda honradez, con toda honestidad, no puedo creer que un ro no
sea un hombre tan vivo como yo mismo" {Primer encuentro 108).
4. Intervencin de Jos Mara Arguedas recogida en Primer encuentro. Citamos la
segunda edicin de las actas de un encuentro de narradores peruanos de 1965 organizada
por la Casa de la Cultura del Per que por entonces Antonio Cornejo Polar diriga.5. Es un poema transcrito por Santa Cruz Pachacuti, traducido por Jos Mara Argue-
das y recopilado por Francisco Carrillo en Poesa quechua.
6. Vase nuevamente "La soledad csmica en la poesa quechua," y la nota de Ar-
guedas a su traduccin de la elega, en Apu Inca Atawallpaman.
7. "Cabra afirmar que [la inspiracin religiosa] constituy la fuente principal de
creacin y recreacin de la narrativa oral quechua post-colombina" (Arguedas, "Cuentos"
205).
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8. "Su propia violencia est en nosotros y el revolverse del hombre buscando una sa-
lida para su tormento es al estilo nuestro y no al del fatigado hombre europeo" (Arguedas,
"Reflexiones" 217).
9. Mario Vargas Llosa considera que Arguedas sinti una tensin dos utopas, la ar-
caica y la socialista. Si la primera lo llev a escribir sus mejores obrasentre ellas Los rosprofundos, la segunda explica sus fracasos literariosentre ellos Todas las sangres
(33-46).
10. Declaracin de Jos Mara Arguedas fechada el 23 de junio de 1965, en el apndi-
ce a He vivido en vano? Segn la nota al apndice, el documento que citamos pertenece al
Repositorio "Jos Mara Arguedas" del Instituto Riva Agero de la Pontificia Universidad
Catlica del Per.
OBRAS CITADAS
Apu Inca Atawallpaman. Elega quechua annima recogida por J. M. Farfn. Trad. de Jos
Maria Arguedas. Lima: Juan Meja Baca, 1955.Arguedas, Jos Mara. Formacin de una cultura indoamericana. Seleccin y prlogo de
ngel Rama. Mxico: Siglo XXI, 1981.."Sobre la capacidad de creacin del pueblo indio y mestizo." Canto kechwa. Lima:
Enrique Bustamante y Ballivn, 1938.
A nuestro padre creador. Tupac Amaru. Himno-cancin. Lima: Salqantay, 1962.
"Reflexiones peruanas sobre un escritor mexicano." Texto crtico 11 (1978): 213-
17.
"La soledad csmica en la poesa quechua." Cultura boliviana 16 (1965).
"Cuentos religiosos mgicos quechuas de Lucanamarca." Folklore americano 8-9
(1960-61): 142-216.
El Sexto. Barcelona: Editorial Laia, 1979.
"La agona de Rasu-iti." Los ros profundos . Caracas: Ayacucho, 1978.
Los ros profundos . Buenos Aires: Losada, 1972.
Todas las sangres. Tomo 11. Lima: Peisa, 1973.
He vivido en vano? Mesa redonda sobre Todas las Sangres. 23 de junio de 1965.
Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 1985.
.El zorro de arriba y el zorro de abajo. Buenos Aires: Losada, 1975.
Arguedas, Jos Mara, Ciro Alegra et al. Primer encuentro de narradores peruanos. Lima:
Latinoamericana editores, 1986.
Poesa y prosa quechua. Ed. de Francisco Carrillo. Prlogo de Jos Mara Arguedas. Lima:
Ediciones de la Biblioteca Universitaria, 1967.
Rowe, William. "Arguedas' Todas las sangres." Review: Latn American Literature and
/IrJ 25-26 (1980): 28-32.
Vargas Llosa, Mario. "Jos Maria Arguedas: Entre la ideologa y la arcdia." Revista Ibero-
americana 116-117 (1981): 33-46.