Anónimo - Duque de Rivas

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Transcript of Anónimo - Duque de Rivas

  • ENCUADERNACION "RUIZ"

    S"n Ildefense 32 Mex.

  • .......,.

  • TO TBE RlGBT BON.

    ETC., ETC., ETC.

    ,

    My DEn SIR,

    1 bope 1 am not guilty of presumption wben 1 beg dedicate tbe following pages to you. Tbat they are hardly entitled to appear under the sanction of a

    name so deservedly high in the annals of literary criticism, 1 fully know; yet 1 cannot help thinking that poor as the tribute is which I bere pay to you.-it will be kindly accepted; not only beca use of your constant partiality to the author, but likewise because yoa have pointed out, and led me into, the path in wbich I have entered, I am afraid, witb more boldness than success.

    Your friendship has cbeered me in the glomiest days of my exile. Y our extensive knowledgeand excellent literary taste has made that friendship no

    ,

    less useful tban it was pleasing to me. Your love of my own dea,r country has been combined, in my case, with tbe feelings of concern in my misfortunes and interest for my improvement, which 1 am proud of baving excited in you, and tbe effects of which I have felt and dostill feel. In you the coun-terpart of tbe observation of Tacitus may be exemplified: I( it is natural in men to hate those whom they have injured, it is no less natural (01' them to lave those whom they have benefited.

    1 fear, 1 repeat, tbat 1 have not profited by your benefits as 1 ought cer-tainly not to the full extent of my wishes. Yet, whatever improvement there is in my poetical taste, it is owing to you, and will, 1 am sure, meet with your approbation and encouragement. At tbe same time, however., that 1 claim, and rely upon your benignity , 1 invoke your justice. By passing sen-tence upon my faults, you will contribute to my future amendment. To jud-ge of rny labours, no one is better qualified than you are: with your well

  • '1

    known classical erudition and acquaintance with the principIes and beauties of general poetry , you combine a very remarkable and intimate knowledge of the language and literature of Spain such, indeed, as few Spaniards can boast. And, as itusually happens, you are not only deeply skilled in, but likewise partially fond of our Castilian legendary lore. From aH those circums-

    , tan ces , you are no less the natural judge than patron of my Castilian found-ling. 1 commit him therefore to your care, and bet to avail myself of this opportunity to put you in mind of the feelings of gratitude and esteem and warm affection , with which 1 remain,

    Paris, 4 Decembel' ~ 833 .

    -

    My DEAR SIR, Your obliged and obedient servant,

    ANGEL DE SAAVEDRA.

    ,

  • ,

    . ,

    DE LA EDICION DE PARS ESCRIT.o N.oMBRE DEL AUT.oR P.oR EL EXCMO. SE.oR

    D. ALCALGALIANO. - ,

    Abre tu libro eterno, alta maestra , Naturaleza, srveme de guia, Dejndome tus pginas hermosas Libre leer de intrpretes y glosas.

    MAURY.

    AL presentar al pblic.o este ensay.o-, que 1.0 es tambien de un gner.o nuev.o en la -poesa castellana ;juzga el Aut.or c.onveniente, y aun indis-pensable, dar -una explicaci.on de las d.octrinas literarias que para su c.omp.osici.on ha seguid.o.

    Sabido es que en nuestr.os dias han nacid.o en el mund.o p.otic.o y crtic.o d.os band.os .opuestos, que apellidndose el un.o el de l.os clsicos, y el .otr.o el de l.os romnticos, se estn disputand.o el se.or.o literari.o y artstic.o c.on encarnizamiento y tes.on extremad.os. Las cabezas y d.og-matizad.ores de ambas p~rcialidades blas.onan de .orgen mas antigu.o;

    ,

    per.o aunque las c.omp.osici.ones de pocas men.os recientes puedan ser clasificadas c.on arregl.o las nuevas d.octrinas, t.odava es _ ciert.o que l.os aut.ores y crtic.os de l.os sigl.os pasad.os n.o c.on.ocier.on estas divisi.o-nes, y que si entre ell.os hub.o escrit.ores romnticos, 1.0 eran al m.od.o -del fam.os.o Monsieur Jourdain de M.oliere, que estuv.o cuarenta a.os haciend.o pr.osa sin saberl.o.

    Cul sea el verdader.o carcter distintiv.o de cada una de estas d.os sectas, n.o es c.osa fcil de averiguar, pues si bien l.os romnticos y cl-

  • YIlI

    sicos asientan ciertas basas, en que estriba el edificio de sus respecti-vas doctrinas, y sealan ciertos lindes entre los cuales deben estar en-cerradas; no puede dudarse que cada escuela reclama como suyas composiciones, que ni caen bien sobre los fundamentos de su propia terica, ni caben en los lmites que ella misma se ha circunscrito. Sirva de ejemplo de este aserto la poesa dramtica espaola, 'mirada en el dia generalmente como romntica, tanto por sus admiradores, cuanto por sus adversarios. 'Por qu no observa las unidades, con poca razon creidas reglas fundamentales de los dramas griegos; por qu no rehusa mezclar trozos de estilo cmico y festivo con otros en tono tr-gico elevado; por qu veces trata asuntos de las edades medias, y siempre da los argumentos griegos y romanos, y hasta los mitol-gicos , cierto color moderno y caballeresco; bien hay razon para darle el nombre de romntica, y para considerarla como sujeta las condi-ciones del actual romanticismo. Pero si atendemos que, lejos de estar escrita en prosa verso suelto, usa por lo comun de una versificaeion mas artificiosa que los pareados franceses; que, lejos de descartar las alusiones mitolgicas, las emplea con notable profusion y disonan-cia, hasta en argumentos de los siglos medios, y aun en boca de per-sonajes moros; y que el estilo, en vez de llano y familiar, es elevado siempre "(menos cuando hablan los graciosos, figuras hasta en sus nom-bres diferentes de las dems), descubrirmos en la poesa dramtica espaola no poca semejanza con la poesa francesa, tenida por el mo-delo mas perfecto de la escuela clsica.

    Para buscar el orgen de la escuela romntica de nuestros dias, fuerza es que vayamos Alemania. All naci, y de all han sacado su pauta los modernos romnticos italianos y franceses. Con harta razon sustentan algunos crticos, que las naciones germnicas, cuya civiliza-cion y tradiciones tienen orgen muy desemejante al de los hbitos, re-cuerdos ideas de las naciones un tiempo dominadas por los romanos, son las que descubrieron y las que benefician la mina del romanticismo. y si la buena y legtima poesa es espejo y lenguaje de la imaginacion y afectos de los hombres, claro est que en Alemania y en otras naciones septentrionales es la poesa romntica indgena. La mitologa de aquellos pueblos nunca fu la griega y latina: sus hbitos nunca los de las nacio-nes clsicas: el cielo que las cubria, el suelo que pisaban, eran y son diferentes en un todo de los de Grecia y del Lacio: sus sensaciones

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    hubieron de ser por lo mismo diversas, y sus asociaciones de ideas muy distintas de las que hacian impresion en los sentidos, y reinaban en las cabezas de los antiguos griegos y romanos. Hoy 'es, y todava los habitantes de los climas septentrionales, frios y nebulosos, si bien aproxi-mados los del medioda por semejanza identidad en su religion, le-yes y estado social, todava no pueden vivir, ni expresarse como viven, sienten y se expresan los moradores de regiones clidas, donde el sol es ardiente, y despejada la a,tmsfera; porque los productos del suelo, los usos y costumbres, y las sensaciones ideas, tienen entre s una correspondencia estrechsima y necesaria.

    Quin no ve en las tragedias francesas clsicas (y, no ya en las de Corneille, sino en las del mismo Racine, tan imitador de Eurpides) se-ales claras de la sociedad moderna, dentro de la cual y para la cual fueron' escritas ~ La poesa ,no puede menos de retratar fielmente la po ca que corresponde, pues la imaginacion del poeta, como su juicio, estn formados y modificados por la lectura, por el trato diario . y por mil circunstancias en fin de cuanto le rodea y hace efecto en sus sen-tidos.

    Aquella poesa ser mejor t!Jue sea mas natural, as como los frutos propios de un clima en mucho aventajan los que se dan solo fuerza de trabajo; as como las manufacturas, que convidan la di~posicion y naturaleza de un pas, y los hbitos y costumbres de sus habitantes, rinden productos muy superiores los de aquellas, que prosp.eran fuerza de privilegios y monopolios.

    Por eso hay naeiones, hay tiempos en que debe la poesa acercar-se la de los griegos y romanos, y otros al contrario, en que debe des-viarse de los hermosos y acabados modelos de la antigedad cls1'ca; pero teniendo presente, que tanto en la aproximacion cuanto en el des-vo, se ha de observar siempre la regla de que solo es .potioo y bue-no lo que declara los vuelos de la fantasa y las emociones del nimo. Todo cuanto h~y vago, indefinible, inexplicable en la mente del hom-bre ; todo lo que nos conmueve, ya admirndonos, ya enternecindo-nos; lo que pinta caractres en que vemos hermanado lo ideal con lo natural, creaciones en fin que no son copias, pero cuya identidad con los objetos reales y verdaderos sentimos, conocemos y confesamos; en

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    suma, cuanto excita en nosotros recuerdos de emociones fuertes; todo ello, y no otra cosa, es la buena y castiza poesa.

    TOlllO 11. B

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    x .

    En los siglos medios apareci en Italia un poeta, el mejor acaso en su lnea de los modernos, y que hoy dia es considerado como funda-dor, y una de las principales lumbreras de la poesa romntica: ya se deja entender que hablo del Dante. Sin embargo, quien atentamente leyere su poema, y con espritu crtico examinre sus mritos, con-vendr en que no cuadran en un todo el tenor de su composicion y formas de su estilo con la definicion que del gnero romntico dan los preceptistas modernos. La tierra clsica en que vivi aquel ingnio portentoso abundaba en recuerdos muy distintos de los que bullen en las cabezas alemanas; la edad media de Italia conservaba enlace con las edades clsicas; y de aqu es que Dante, . como verdadero y gran poeta, no es lo que ahora llamaramos romntico, ni tampoco-lo que miraramos como clsico, sino un hombre de su siglo, al cual un tiempo dominaba y obedecia; un signo, un tipo, un eptome de cuanto sabian y del modo con que pensaban y sentian sus contemporneos; que esto, en suma, son los talentos de primera marca.

    Lo que con cierta apariencia de fundamento se llama la restaura-cion de las letras en el siglo XVI, fines del XV en Italia, trajo ' con-sigo una revolucion literaria, en parte provechosa, y en parte funesta. Al paso que ahog en algunos el ingnio nativo, y en no pocos infun-di atrevimientos desproporcionados sus fuerzas, producie~do por ello una turba de copistas imitadores, di en muchos ocasion ideas nuevas, despert las adormecidas, y dilatando los conocimientos hu-manos, removi barreras que estorbaban los progresos del entendi-miento, viniendo ser la noticia y estudio de lo pasado, medio efica-csimode incitar y guiar descubrimientos ulteriores.

    'De aqu naci una poesa, y mas tarde una crtica, correcta aque-,

    Ha, y estotra sana; pero tmida la primera, incompleta la segunda. Tom Espaa una y otra de Italia: adoptlas Francia en poca poste-rior, y tambien Inglaterra; bien que circunstancias particulares fueran causa de que entre los ingleses, cuya lengua y costumbres tienen or-

    , .

    gen mas germano que latino, nunca se arraigasen profundamente; apareciendo como planta extraa, en que se notan las seales del ter-reno, adonde se la ha trasplantado.

    No as en Italia, tierra siempre clsica, donde hasta en los siglos medios pareci la poesa latina fruto natural, cuyo cultivo, desatendido por a]gun tiempo, se renueva con xito muy feliz, porque el clima,

  • XI .

    suelo y costumbres brindan con l, Y' 'se da' por lo mismo en la sazon mas perfecta. En las obras maestras que produjo aquel pas, fecundo en

    , .

    . ingnios y doctrina, va enlazado y hermanado el gusto clsico mas le-gtimo con ideas y formas, las cuales dariamos hoy dia el dictado de romnticas. En el poema caballeresco de Ariosto vemos frecuentes imi-taciones' y aun casi traducciones de Ovidio y Vir:gilio, con sumo acierto acomodadas al propsito 'del cantor de la Caballera; y en el poema clsico de Tasso no son las mejores partes aquellas en que imita los prncipes de la poesa pica griega y romana; sino por el contrario otras, donde manifiesta el espritu caballeresco, y en que hallaba su

    nmen el cantor y admirador de las Cruzadas. Trissino fi fu mas que clsico, y por lo mismo no fu nada; y otro tanto puede afirmarse de los dramticos italianos de aquella poca, meros copiantes de , los an-tiguos.

    Hija de la poesa italiana, y por ella oriunda de la latina, fu la castellana en el siglo XVI, Y por tanto 'fu clsica rigorosa, sea imI-tadora. Pues 'si ben la ternura de Garcilaso, y la fogosidad de Herre-,

    ra, y la fantasa, un tiempo viva y pensadora, de Rioja, y sobre todo, aquellos vehementes afectos de devocion, que dan Fr. Lu.is de Leon (t) un carcter tan original; ami cuando mas de cerca imita, son manantiales de grandes perfecciones y timbres glorios(simos del Parna-so espaol; todava es forzoso confesar, que en los poetas c.astellanos, ricos y buclicos, vemos sobrada uniforinidad, que su caudal de ideas imgenes es reducido y comun todos ellos; y que, si varios yacer-

    ,

    tados en la expresion, son uniformes en sus argumentos y planes, ci. frndose su mrito, mas en la gala y pompa del lenguaje , ,en lo florido y sonoro del verso', y en la destreza ingeniosa de, hacer variaciones so-bre un tema ~ que en la valenta y originaljdad de los pensamientos, 6 en lo fuerte y profundo de Ias emociones que sintieron ellos, que excitan sus . obras en el nimo de los lectores.

    (~) Vanse por ejemplo las odas Cun descansada vida, casi traducida de Horacio, y la A Felipe Ruiz , que es parfrasis de unos cuantos versos de las Gergicas. abe mas originalidad, esto es , mas fuego 1 y de clase ms intensa que el que anima arribas composiciones? No as la Profeca del Tajo, la cual; pesar de grandes primores de ejecucion, y de la hermosa y sencillsima imgen de el pecho sac fuera el rio , es en lo dems inferior al Pastor cum traheret , de que es copia. La noche' serena no es imita-cion; es un vuelo de la fantasia, una expresion verdadera de una interna y fuerte con-mocion del poeta, y muy superior cuanto de su gnero hay en castellano. I

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    XII

    . Por fortuna hubo en Espaa una PQ~ia ~~ioQ~I, y ~\ttJr~l ~e consiguiente, pues son inseparables amb))'$ ~Qs~~. 41uqimoi los ro-mances, con tanto acierto juzgados y calitipadQs por Q\l\lltana . en su

    .prlogo al tomo XVI de la coleccion de D. l\amon FerJlanq~~, r~~tido despues con ligeras variacione!D ep la introdu.ccion 4 su. Colec(;l()n de poesas selectas castellanas. Tambien es naoion,ll y n~tJ.Jral, am;lijue no en tan alto grado, nuestra poesa dramtica; y ,as e!), qQ.e una. y otra andan validas entre los crticos extranjer;os, qu~, no tienen. no-ticia de nuestras poesas cl8icas, no ; ven en eUa.~ . m~s qU6 i~i~ciones de modelos, que cono,cen en :su original, y de 10$ clJijl~~ t~eQ~n asimismo copias en sus respectivas lenguas . .

    A fines del siglo XVII y principios del XVIII des~pareciQ en E~p~, a todo rastro de buen gustoeo literatura. E~plicar Cl1l fl.l~ ~\ Of~gen y cul la clase de la corrupcion que rein, es empresa nada fcil. C9n decir que diman el mal gusto, entonces dominante, ~~ haber ill>an-dOlilado el estudio de los buenos modelos; en parte no se pic~ n~d~, y en parte se dice algo, que dista mucho de ser cierto. No Sft piG~ Jl~da, no dndose razon de por .qu hubo semejante abanQOllP; y llar~ probar que se dioe una c9sa inexacta, basta considerar qne cuaJl~o mas se desviaban nuestros ingnios de la sencillez clsica, era cuando reconocian por modelos, y citaban con mas profusion lQ$. m.ejora~ latinos (1). Y muy bien podian haherse apartado de estos, y echar por sendas, que si bien no seguidas por otros hasta entonces, era sin ~Ql~ bargo dable que guiasen al descubrimiento de nuevos primores y ri. quezas poticas. La corrupcion que aludimos, tuvo su orgen en va-rias causas. No fuenteramente semejante la que prevaleci en otras naciones, aunque s algo parecida la que por la misma poca cundi en Italia, porque diman en parte de iguales principi9s; n tampoco fu tan nueva que no se encuentre de ella rastrQ, has~a en. autoresqe nuestro llamado siglo de oro, no tan exentos de faltas, ni de gp~to tan acrisolado, como suponen varios modernos, sus admiradores. Es

    (~) . L~ Cj,r~e U~ Lope de Vega es una parfrasis poco feHz de parte de l~ Odisea: hasta el Faetonte qe Villall;lediana al;>w~da et;l traducciones de Ovidio. El comentario al Polifemo de Gngora, p,or Qarca Cer(j)J;lel, demv.eatra que la imitacion de los laUnos

    I

    era cosa recomendad~ por ,los crticos de aqQ,el t~empo ; y los sermones ridculos, y las extravagantes apropacioq.es de los libros de aquella poca, estn empedrado~ de imitaciones y de cit~s de los clsicos antiguos

  • XIII

    gravsimo error creer, que el gusto literario no tiene que vr con el estado de la sociedad en que reina; y quien leyere con atencion crti-ca y filosfica la historia de Espaa durante el siglo XVII, Y viere qu estudios se permitian entre nosotros, qu esfimulos excitaban los in-gnios, y qu ideas andaban dominantes; encontrar all la explicacion de la barbarie, en que vino caer la nacion espaola bajo los prnci-pes austriacos. Con lo cual, y con estudiar el carcter nacional, habr entendido la esencia y causa del culteranismo; porque este consiste en la hinchazon y sutileza de conceptos, y por lo mismo es defecto natu-

    ,

    ral de una gente, de suyo ingeniosa y dotada de viva fantasa, la que estaba vedado adquirir ideas nuevas, y hasta dedicarse slidas

    ,

    meditaciones; quien e~ poder crecido de sus reyes daba vanidad, mas no felicidad y verdadera grandeza; y para la cual no eran el go-bierno , las leyes y la religion materia de exmen libre y de atrevida controversia, sino objetos de resignacion violenta, de obediencia pre cisa y de veneracion medrosa. En tal estado, forzoso era que se entre tuviese en refinar pensamientos triviales, y en abultar ideas comunes, malgastando (como dijo un crtico de nuestros dias, al hablar de uno de nuestros mejores poetas de aquella poca) sus grandes fuerzas na turales en juegos y saltos de volatines.

    Mientras decaia Espaa en letras y grandeza poltica, crecia en ambas la vecina Francia, donde reinando Luis XIV. floreci y di muy sazonados y regalados frutos la literatura. Mas en Francia , ' como en todas partes, eran los ingnios intrpretes de los pensamientos y ' afec tos reinantes en la sociedad entre que vivian. Clsica apellidan la li teratura francesa de aquella poca, y clsica era en cierto modo; pero no clsica como la griega y romana ~ . ni como lo fueron poco antes la italiana y espaola; sino clsica al gusto del pas y de la poca, pare-cida la de los antiguos en lo que de ellos remedaba copiaba; aun-que dando al remedo 6 copia un acento tinte de la tierra y tiempos

    ,

    en que habia renacido. Racine imita, y hasta traduce Eurpi~es; y con todo no son sus trajedias tan griegas como francesas. Cuando este gran poeta trataba argumentos de la historia y fbula griegas, escribia, parte lo que tomaba de la ptopia lectura, parte lo que ]e inspiraba su

    . ingnio y fantasa, dominados ambos por reglas caprichosas; y parte lo que le dictaba el sistema de sociedad en que se habia criado y es-taba viviendo; y as hay en Sus composiciones retazos de otros auto ..

    -

  • XIV

    res, atisbos admirables, trozos en que est expresado el lenguaje de las pasiones con naturalidad, ternura y energa; y todo en boca de cortesanos de Versalles, pues no son ' otra cosa los personajes de sus trajedias, como que no eran otros los hombres que l con ocia y trataba. Cuando escribi la trajedia de Atala, sali de su tono acos-tumbrado ; y como era devoto, al imitar el lenguaje de la sagrada Es-critura, se expres con fervor, con facilidad, en fin, como inspirado; de lo cual result, ' si no un excelente drama, una obra potica, cor-recta y abundante en pasion intensa y legtima.

    Lo que decimos de Racine, puede aplicarse otros escritores de , .

    su tiempo , as dramticos como lricos, y as .poe~as como prosado-res.. Es harto singular que pretenda Francia arrogarse la palma de la literatura clsica, no siendo por cierto uno de los pases en que mas se estudian los modelos de la antigedad. En letras latinas la aventaja Italia; en griegas, Alemania Inglaterra. Lo que tomaron ,los france-ses de los autores clsicos, fu la forma extel'ior de las composiciones, modificada y alterada empero por las circunstancias; mas en ,cuanto al espritu interno que las animaba, no se cuidaron de penetrarse de l, ni de imitarlo, ni siquiera de averiguar su orgen y naturaleza. Copia-ban , mas que Jos griegos, los romanos, cuya literatura no fu in-dgena, aunque abund en obras de mrito sobresaliente; que tena mas de elegante y correcta, que de natural y apasionada; y que ado-lecia en su lnea de los mismos defectos que los crticos menos severos descubren en las composiciones francesas. De aqu cierta frialdad y estiramiento en casi todos los escritores de esta nacion, los cuales rara

    vez se remontan ni se abajan demasiado, sino que siguen un rumbo medio, como todos los que eni sq.s composiciones obedecen las re-glas dictadas por los preceptistas, mas que los propios mpetu& na-

    ,

    turales. De nuestros vecinos tomamos las mismas faltas los espaoles en el

    ,

    siglo prximo pasado. Cuando vino reinar en Espaa un prncipe de la familia real de Francia, trajo consigo las modas de la crte de Ver-salles, ]a mas floreciente entonces de Europa. El rayo de claridad que penetr las denssimas tinieblas que cU,brian nuestro suelo, y que em-pez dester-rarlas y alumbrarnos, era segunda luz, reflejo de la que brillaba para los franceses. Los llamados restauradores del buen

    ,

    gusto en la literatura eastellana mediados del siglo XVIII, son cierta ..

    ,

  • xv

    mente merecedores de tan honrosa denomiaacion, si se considera cul fu el gusto que combatieron y ahuyentaron; pero no lo son tanto, si se examina cul fu el que le sustituyeron. Si los autores franceses adolecian del defecto de ser imitadores en demasa, los espaoles co-metieron otro maS' ,grave dedicndose sacar copias de copias. Agre-

    gba~e esto que en los ltimos era la imitacion al doble violenta; porque en Espaa habia un gusto y un estilo nacionales ya formados, defectuoso en parte, pero no enteramente faUo de mritos y primores-, As al introducir el clasicismo francs, los preceptistas espaoles del si-glo XVIlllo forzaron todo; lengua, hbitos, ideas; viniendo ser sus composiciones, sartas de palabr~s escogidas con esmero; en que nada era inspirado, nada original, nada natural; en que el temor de extra-viarse obligaba marchar comps; y en que, si bien sobresala la correccion, reinaba el mayor de todos los vicios, saber; el empeo de encontrar modelos en parte muy diferentes de aquella en que con-viene buscarlos.

    Verdad es, que fines del reinado de Crlos III , empezaron mejo-rar las doctrinas literarias, y mas todava las composiciones en nues-tra Espaa. Mucho distan Montiano y Luzan de Melendez y Jovellanos, sealadamente del ltimo, de quien con ra~on puede blasonar el pas que le produjo, como de un escritor de primera clase; pero todava en ellos, y en los mas de nuestros crticos y escritores del dia, predo-mina una terica radicalmente viciada. Dicen que Melendez fu el res-taurador de nuestra poesa, como mucho antes lo habia sido Luzan de nuestra crtica doctrinal; y tienen razon los que lo dicen, porque Me lendez , sin ser ingnio ni poeta de marca mayor, d un paso mas que sus antecesores, y nos puso en una senda mucho .mas cercana del acierto, aunque tdava no guiase la perfeccion verdadera. No le faltaban ni sensibilidad ni buen oido, y vi que la poesa de su patria, sin dejar de aprovechar lo bueno que suministraban la francesa y las de otras naciones, debia sacar sus principales riquezas del tesoro de los antiguos autores castellanos. Por lo mismo hizo versos' en vez de prosa rimada; cre un estilo y diccion algo afectados, aunque buenos; remont de cuando en cuando su vuelo, remedando siempre movi-mientos de otros, pero remedando los que se elevaban; y as fu fundador de una escuela potica, que si todava es tmida y copista, no es' ya -puramente fraIlcesa, sino al contrario, castellana, de Ulla

  • I

    XVI

    poca nueva, y del todo nacional en sus formas. Que no: observ mucho la naturaleza, que no era su ingnio muy fecundo ni su fanta-sa atrevida, lo conocer quien quiera que desapasionadameate leyere

    . y juzgase sus obras. Cuando convertia Jovellanos en el mayoral Jo-vino, y l se trasformaba en Batilo el zagal, cmC1podia escribir im-pulsos de una: inspiracion legtima ~ Cabe cosa mas ridcula que su oda A Dalmiro, y aquel furor sagrado que se le entra en el pecho, y causa que su voz no se ajuste al verso, cuando cel~bra en versos harto COID-paseados el mrito de un poeta, que no rayaba un punto mas alto de la mediana~ En esto vemos un escritor obediente doctrinas por l respetadas como infalibles, que con arreglo ellas se inflama cundo, y cmo, y hasta el punto que cree deber inflamaFse, revistiendo los objetos de aquellos colores de que le est mandado echar mano ex-clusivamente.

    La escuela de Melendez, la de Luzan mas espaolizada, es hoy dia la dominante en nuestra literatura; sin ser otra que la francesa, vestida de la diecion y estilo de los antiguos y buenos escritores cas-tellanos, pues su terica es la de nuestros vecinos durante los si-glos XVII Y XVIII. Causa admiracion que en los prlogos puestos por Moratin sus comedias en las ltimas ediciones, en las copiosas notas del Arte potica de Martinez de la Rosa, en los juicios sobre nuestros poetas, escritos por literatos de gran nota, y en todas las dems ohras de espaoles preceptistas del dia pI'esente, no se haya dado cabida los adelantos que el arte crtica ha tenido y est haciendo en otras

    naCIOnes. Ya queda apuntado arriba que los alemanes son los padres del ro-

    manticismo, el cual es en su tierra tan castizo, como lo era, y toda-va lo es, el clasicismo en Italia. No es preciso abonar el gusto litera-rio germnico, ni preferirlo al que reina en otros paises, para conocer

    ,

    y confesar la grandsima utilidad que las doctrinas en que estriba han acarreado la sana crtica en las dems naciones. De contado la lite-ratura alemana ha descubierto y puesto en claro una verdad importan-tsima, saber: que hay mas d~ un manantial, mas de un modelo de perfeccion; lo menos, que para caminar hcia la perfeccion litera-ria, hay caminos diferentes, y cada cual debe seguir el que mejor se adaptare su situacon y circunstancias. No es esto decir, que seme-jante mxima no guie con frecuencia desaciertos, porque muchos

  • XVII .

    autor~s, llevados de mero capricho, por huir de la senda en que an-tes estahan como precisados caminar, tiran por otras que no debian seguir, pues ni son llanas ni agradables, ni acort(\n la jornada, sino que desvian del trmino de esta, y paran en desiertos y precipicios .

    . Desde que aparecieron los alemanes haciendo papel en la literatura europea, ha ocurrido una revolucion casi general en la terica del buen gusto, y en la prctica de los escritores. Inglaterra, donde habia comenzado con Dryden, Addisson, Pope y otros autores de infrior mrito, una escuela potica semi-clsica, se ha dado con mas vehe-mencia su anti~uo y nunca olvidado culto de Shakespeare y de los poetas sus coetneos; y en Italia y Francia se han formado escuelas nuevas, apellidads romnt~cas. Revolucion ha sido esta sumamente provechosa, si bien como todas las cosas humanas, no sin mezcla de algunos inconvenientes. Examinemos qu efectos ha producido en cada pas, y cules en general en el vasto campo de la litera-tura.

    En Francia no es en donde mas lucen sus ventajas; (Jero quiz no se conocen tanto, porque los maestros y principales artistas . de la es-cuela romntica francesa, y todava mas sus discpulos, no son los solos, ni acaso los verdaderos caudillos de esta .revolucion. Dicho sea con paz de muchos buenos ingnios, que han abrazado la nueva sec-. ta, y en ella se arrogan la primaca; parece que los franceses, romn-

    ticos por excelencia, mas que otra cosa, son anti-clsicos, y tienen los vicios de su escuela antigua, de la cual sacan su pauta para hacer lo contrario de 10 que ella dicta; ni mas ni menos COIlo hacian sus ante-cesores, para sujetarse puntualmente sus reglas mas severas. Por-que los clsicos franceses hacian buenos versos, suelen los romnticos hacerlos adrede malos; porque aquellos eran puristas nimios , son es-tos _prodigos de barbarismos y solecismos; porque los primeros eran tmidos en sus invenciones imgenes, y rara vez salian de un estilo y tono templados, los segundos se remontan sin necesidad, y sin ella asimismo se arrastran y despean en simas de insondable bajeza. En una cosa empero se parecen los clsicos de ellos tanto aborrecidos, y es cabalmente en lo peor, pues son constantemente afectados. Entre tanto en Francia misma hay en el dia poetas y criticos mirados como clsicos, que con su doctrina y ejemplos manifiestan seales de la mu-danta ocurrida en la repblica literaria. Son estos por lo mismo de una

    TOllO 11.

  • XVIII

    escuela nueva, no poco diferente de la antes universalmente ~eguida por sus compatriotas.

    Tambien Italia cuenta sus poetas romnticos, entre los cuales des-cuella Manzoni, trgico y novelista insigne. Hay alli mejores elementos que en Francia para una poesa romntica de buena ley, digamos, para una poesa nacional, digna de la patria de Virgilio y de Tasso, que es tambien la de Dante y Ariosto; y de estos buenos elementos han sacado los italianos modernos el mejor partido posible.

    De Alemania ya hemos dicho que es la cuna del romanticismo. Lo que nuestros ojos parecen rarezas de sus escritores, les es natural y est enlazado con sistemas filosficos, llenos de misterios y oscuridad.

    I

    Inglaterra no consiente, ni casi conoce la division de los poetas en clsicos y romnticos. En aquel pas, . segundo solo Alemania en el estudio de la literatura griega, jams se arraig la escuela clsica fran-cesa del siglo de Luis XIV. Dryden quiso y no supo seguirlo, pues su gusto no era correcto, y su fantasa harto mas viva que la de los poe-tas franceses: Addisson, aunque compuso versos, nada tena de poeta. Pope fu el principal clsico ingls, agudo, ingenioso, correcto y ele-gante , terso en su versificacion, pulido en su estilo, observador y pintor de la sociedad y de las costumbres, mas que de los afectos

    fuertes, vivos y profundos: en una palabra, fu clsico francs; mas tan distante del verdadero gusto clsico de la antigedad, que cabal-mente su traduccion de Homero, tan clebre en su tiempo, y a un ahora no poco admirada, es la copia mas infiel que darse puede; y sin ser una obra mala, debe reputarse y e~t tenida por una serie de hermosos versos, que muchas veces no expresan el sentido, y nunca

    I

    el alma y estilo general del prncipe de la poesa griega. Desde Cowper hasta el da presente quiz es la poesa britnica la mas rica entre las modei'nas, as por la abundancia, cuanto por el valor de sus produc-ciones, precisamente porque abandonando los autores reglas errneas, y no cuidndose de ser clsicos ni romnticos, han venido ser lo que eran los clsicos antiguos en sus dias , y lo que deben ~er en todos tiem-pos los poetas. Caballeroso Scott; metafsico y descriptivo Byron; pa-ttico y la par limado Campbell; tierno y erudito Southey; sencillo y afectuoso W ordsworth , que con una alma sensibilsima hermana un estudio atento y -constante de la naturaleza; pintor del hombre social de las clases nfimas Crabbe , que en su estilo vigoroso y bronco, no

  • XIX

    menos que vivo y. brillante, describe costumbres que retratan las pa-

    siones naturales y enrgicas, y los vicios y delitos, en vez de presen-. tarnos los modelos estudiados, y las flaquezas y arteras de la sociedad; Burns, que la pinta, es sin embargo fogoso y fiel intrprete de afectos vehementes; galante, agudo, conceptuoso y vivo de fantasa, aunque amanerado, Moore, quien al recuerdo de su patria tambien suele to-mar un acento mas alto y penetrante, y remedar con inspiracion propia

    ,

    el estilo y tono de Tirteo; sin hablar de otros,

  • Xl

    Por de contado ha roto 1ft cadena de tradiciones respetadas, y dado un golpe mortal ciertas autoridades tenidas hasta el presente p1t ih falibles. Lo que antes se creia ciegas, ahora se examina; ya se ad-mita, ya se deseche, al cabo pasa por el crisol del raciocinio. Dando as suelta al juicio, ' queda abierto el campo errores y extravagancias; mas tambien estn' removidos los obstculos que impedian ir bus~ar manantiales de ideas imgenes fuera del camino real y rectilneo in-dicado por los preceptistas. Han abandonado los poetas los arguIDntos de la fbula historia de las naciones griega y romana, como poco pro-pios para nuestra socied~d, y porque de puro manoseados estaban fal-tos, no menos que de novedad, de sustancia. Han descartado la mito-loga de la antigedad, hasta para usos alegricos. ElcuentrI1 asun-tos para sus composicones en las edades medias, tiempos bastant r-motos para ser poticos, y por otra parte abundantes en motivos de emociones fuertes, que son el minero de la poesa: de aqu la pOsia

    , caballeresca. Buscan argrtmentos en tierras lejanas y no bien conoci-das, donde imperfecta todava la civilizacion, no ahoga los efectos de la naturaleza bajo el peso de las reglas sociales. As el ingls Campbell nos lleva los retirados establecimientos de la Amrica septentrional; Southey las Indias y al Paraguay; Moore Persia, y Byron nos en-

    , ,

    sea, que en la moderna Grecia hay objetos' poticos, y que los he-chos de sus piratas pueden conmovernOs mas que los harto s:.bidos de los hroes de sus repblicas, ' las catstrofes de sus edades fabulosas, obra de un Destino, cuya fuerza no confesamos, ni sentimos, ni ver-daderamente entendemos. Bscanlo.asimismo en el exmen de nues-tras pasiones y conmociones internas:, de aqu la paesa metafsica, tan hermosa en el mismo lord Byron, en varios alemanes, en los ingleses I Coleridge y Wordsworth, y en los franceses Vctor Hugo y LamartiIie. Bscanl,os finalmente en los' afectos inspirados por las circunstancias de l~ vida activa: de aqu la poesa patritica de los franceses Delavigne y BI'anger, del italiano Manzoni, del escocs Bros, del irlands Moot, del ingls Campbell y del aleman Schiller. En u~a palabra, vuelve por estos medios la poesa ser lo que fu en Grecia en sus primeros tiem-pos, una expresion de recuerdos de lo pasado y de emociones presen-

    ,

    tes, expresion vehemente y sincera, y no remedo de lo encontrado en los autores que han precedido, ni tarea hecha en obediencia lo dic .. tado por crticos dogmatizadores ,

    ,

  • XXI

    Con decir esto, ha declarado el Auto.r su intento al componer el siguiente poema. No ha pretendido hacerlo clsico ni romntico, divi-

    . siones arbitrarias, en cuya existencia no cree, siendo claro por lo mis-mo, que no se ha propuesto obedecer los que las pregonan como ciertas, y promulgan como obligatorias.

    Ha elegido un asunto de la historia de Espaa y de los siglos me-dios; campo fertilsimo, y hasta el dia muy descuidado por nuestros

    ,

    poetas, excepcion de algunos dramticos'; y si alguna vez tratado por nqestros trgicos modernos, tratado en el gusto llamado clsico, es . decir, de un modo qqe no le cuadra.

    Ha adoptado una versificacion, rara ninguna vez us~da en obras largas; pero fcil, Y juntamente susceptible de eleg~ncia y pompa; pa-recida la de los romances cortos; verdadera poesa espaola; y basta en el asonante, peculiar de nuestro idioma; castiza y exclusivamente castellana.

    Ha procurado dar su composicion el colorido que le conviene, cC)Dsultando para ello las escassimas memorias aun existentes de los tiempos en que pasaron los hechos que refiere; memorias tradicionales y casi inmediatas, pues no las hay contemporneas.

    De intento se ha desviado del estilo igual y. sostenido, usado por la mayor parte de nuestros escritores, no menos que de toda alusion la mitologa de la cLsica antigedad. Ha mezclado, si es lcito de-

    ,

    cirIo as, las burlas con las veras, sea retazos de apariencia pobre

    con otros de contextura brillante; pgin.as en estilo elevado con otras en estilo llano; imgenes triviales con otras nobles, y pinturas de la

    vid~ real con otras ideales. Tal vez con ello escandalizar no pocos de sus lectores; pero no es culpa suya que en la naturaleza

  • XXII

    necidas, por l compuestas; 6 una otra vez. 'tomadas de otras 'len-guas, en alguna rara ocasion, de todo punto inyentadas; pero no por eso ha de excusarse de llamar las cosas por su nombre, mermando as su vocabulario por un lado, mientras por otro lo acrecienta: ni tam-poco por huir de voces y de frases vulgares, ha de caer en el gran in-conveniente y comun error, de que una palabra escogida y un ftasear extrao y retumbante convierten Un pensamiento de trivial en potico, cubriendo con lo sonoro inslito de la expresion la variedad y llaneza del sentido. Por esto cuando quiere el autor decir, que un sujeto va misa, lo dice claro, porque con expresarlo de otro modo, no habria hecho la imgen mas ni menos noble (1).

    En suma, la siguiente composicion no est sujeta reglas: ' hablo de ciertas reglas, por doctos crticos repetidas veces condenadas, y desatendidas por los mejores poetas contemporneos en toda Europa. Algunas ha ,seguido, y h aqu .cuales: Ha tratado de empear los afectos y curiosidad de los lectores en su narracion y favor de sus personajes; de acomodar su estilo su argumento, en el total y en cada una de las partes; de adaptarlo las personas por cuya boca ha-bla; de dibujar y colol'ir sus cuadros como los ~oncibe; de describir objetos, que son, fueron, pueden ser reales y verdaderos; de re-presentar costumbres histricas; de conservar, siempre que &e arroja lo ideal, las facciones naturales que dan las cosas imaginarias apa~ riencia de ciertas, por su semejanza con las realidades; de expresarse con claridad, y, cuanto le es dado, con pureza; veces con elegancia y gala, y siempre con correccion ,; de versificar lo mejor que puede; por ltimo, de seguir los impulsos propios, de obedecer las inspira-ciones espontneas, y de hacer, no lo que han hecho, sino del modo que ]0 han hecho los clebres ingnios extranjeros de la edad presente, tan rica en crtica sana y propia de una seneracion filosfica en sus atrevimientos.

    No se le culpe con todo de presuntuoso por lo que acaba d asen-

    (~ ) Habindole preguntado un acadmico al clebre Beranger, que bajo el humilde ttulo de coplero (chansonnier) es uno de los mayores poetas de ~uropa, cmo nombra-ria al mar, cuando le ocurriese hacerlo en sus composiciones, contest que lo nom-braria el mar. Admirado el acadmico insisti en que sera mas potico nombrarlo Neptuno, Anfitrite, Ttis, Nerea, etc.; y volvi responder modestamente el poeta: Yo al mar lo llamar siempre el mar. '

  • XXIlI

    tar. Una v.ez y otra repite, que est muy distante de mirar su obra como perfecta en su lnea: decir lo que aspir al componerla, no es blasonar de que lo haya, ni aun insinuar, que crea haberlo conseguido. Pero lo que s le es lcito afirmar, es, que ha indicado una senda, hasta ahora no hollada por sus compatriotas, y que se ha aventurado caminar por ella con audacia, ya que no con buena fortuna. Aun dado caso que no sea su ejemplo digno de aplauso imitacion , no debe serlo de vituperio, pues las doctrinas de que l se 'aparta, si son tiles, apa-recern tales des pues de bien combatidas y bien examinadas, al paso que ahora son obedecidas por mero espritu de rutina.

    Al cabo, del desempeo de esta obra toca juzgar los lectores. En el juicio de estos acerca del mrito del poema, solo el Autor est interesado; mas el exmen de las . mximas literarias, en este prlogo asentadas y puestas en prctica en la siguiente composicion, es cosa que importa todos los ingnios espaoles: razon bastante disculpar la proligidad de las antecedentes observaciones, largas tal vez para prlogo, y breves y superficiales para disertacion sobre los graves pun-tos que abrazan; pero tiles en cuanto abren un pleito, aun no enta-blado Em nuestra patria, al tiempo mismo que est pendiente y litign-dose, con sumo brio y copi de raciocinios y de el'udicion , en todas las naciones cultas.

    >

  • ,

    V cio outra idade, outros pensamentos, occupa~oes, estudos, liyros, prazeres, desgostos, at1ic~oe5-tudo o que compoe a variada tea da v~d,e da minha tam trabalhosa e trabalhada vida! tudo isso passou; e no meo de tudo isso, la ,'inha de vez em qando uma hora de solidao e de repouso, -e as noites da minha infanoia e os romances incultos e populares da minha terra a lembraremme, a lembr.aremme sempi'e. ' .... ecomecei a pensar que aquellas rudes e antiquissimas rapsodias Bossas continham Um fundo de . excellente e lindisima poesi~ ~8cional, e que ' PQuiam e devian ser appro .. v~i~d.as.

    ,

    J. B. Garette, en la' carta que sirve de prlogo s~ ADOZINDA:

    -

    /

  • ,

    RO A PRIMERO --

    Ninguno cierre la puerta, Si Amor viniere llamar,

    , Que no le ha de aprovechar. Versos de un villancico de Juan de la Encina

    En ferias, romeras, Toros y zambras Estad alerta siempre, Nias incautas;

    Que en los bullicios Amor como ratero Logra sus tiros.

    Annimo.

    : QUIN mis~e0 interrumpe? .. el grato sueo, Dulce consolador de las desgracias! .. Es el ronco hUl~can, que por influjo De mi estrella enemiga el mar levanta,

    ,

  • ,

    2 Para que esto,s peascos, donde asilo

    Busqu infeliz tan lejos . de mi patria,

    Hnchado embista, y con bramantes ondas y con furor horrsono deshaga!-

    No ; qu~ tranquila en el celeste espacio Reina la luna, de luciente ncar

    ,

    Entre celajes, y en el mar riela, Que duerme mudo en las vecinas playas (1),

    Mas mi nombre escuch!. . Quin lo pronuncia? Qu celestial ardor mi mente exalta? . Te reconozco en fin, grave acento, y el fuego reconozco que me abrasa.

    ANGLICA, no escuchas el sonido De las solemnes voces que me llaman?

    . .

    . Voces son de otra edad ... Mira una sombra, . Que lenta cruza las oScuras auras,

    Girando en mi reedor ... Mi fantasla . Rpida como el viento vuela, salva

    Los apiados siglos, y altos nombres De los sepulcros y del polvo saca.

    i Crdoba insigne! ... dnde tu grandeza, Dnde esta tu poded ... Con quin su saa Mostr el tiempo voraz como contigo, y la ciega Fortuna su inconstancia Y

    De tu templo los mrriwles pregunta y las antiguas vividoras palmas, Que de la edad triunfando y de los vientos, Con noble majestad las frentes alzan:

    Pregntalo tambien al silencioso Guadalquivir, que hoy riega solitarias Las extensas llanuras, donde fueron Los jardines y alczares de Zahara ;

    (4) Al final de cada romance se encontrarn las notas que reclaman las llamadas.

    ,

  • y te dirn cul fu tu podero, Que indestructible y firme lo juzgaban;

    ,

    Mas que pas, como al soplar del cierzo Las leves nubes por el cielo pasan.

    De tu alta gloria en los risueos dias t Cuando atnito el orbe te aclamaba

    Reina feliz del musulman imperio, . Cuna ~ de ciencias, de guerreros patria;

    Cuando tus arruinados torreones, De los siglos despojo, y tus murallas, Do el crabo nocturno anida y gime Entre cardos incultos y entre zarzas,

    Eran trono esplendente de fortuna, Crte de Hixcen, y templo de la fama; En el palacio de Almanzor crecia Un jven de presencia muy gallarda,

    Pero infeliz. El bozo delicado Apenas su semblante hermoso esmalta, y ya la mano atroz de la tristeza Le rompe el corazon, le aprieta el alma.

    Naturaleza de sus ricos dones, Liberal y benigna, le dotra ; Beldad, y robustez, y lozana Su juventud ternsima acompaan:

    El cielo afable engrandeci su mente Con alto ingnio, concedi su alma Virtudes y dulzura, y su pecho El grmen de las nclitas hazaas:

    Ni le niega Fortuna sus favores, Pues goza del cario y de la gracia Del insigne Almanzor, en quien el peso Del imperio muslmico descansa.

    Mas, ay! ... un velo misterioso encubre Su incierto rgen.: del sobeI:bio alczar En los jardines desvalido illfante Se hall al nacer ... i oh suerte desdichada!

  • Si con nsia de gloria late altivo Su corazon; si ilustres esperanzas Se atreve concebir, y noble gozo Su hermosa frente y sus mejilJ~s bai)a, .

    De pronto el azaroso pensamiento De que al crmen tal vez la desgracia Debe el vivir, sus ilusiones borra, Nubla sus ojos, y su faz espa,nta.

    .As cuando en zenit su pOIIlP~ ostenta y argentado esplel)dpr la luna ufana " Oscura nube llega siJencio~~, y toda su beldad ofusca y. ~pQ.. :

    O si gozoso al estrellado ci~lo Tranquilo estanque plcido ret~ata, Inoportuno soplo repenti.no La imgen borra "y el cristal empaila.

    Su afanoso dolor y ocU:l.~a pen.a Al paso de la edad crecen y avanzan, Despue_s que en flor, la embra vecid~ su~rte

    , Le rob su consuelo y su esperanz~,

    Pues cuatro veces' bosques y jardines De frescas hojas y de flores vrias Engalan la rica primavera; Triunfadora de hielos y de escarchas,

    Desde que el duro. brazo inexorable Del Angel de la muerte arrebatra Todo su encanto al cordobs imperio, y al Hagib (2) Almanzorsu tierna hermana.

    -Era Zahira una princesa insigne, De aquellas que la mano sacrosanta Del cielo bienhechor concede al mundo,

    . Para consuelo de la especie humana.

    ,Bella como el lucero refulgente, Fin de la noche y precursor del alba, y cual la flor hermosa del desiertp , Melanclica 8i~1Ilpre y retirada,

    ,

  • 5 Pas los das de su vida breve

    Lejos de la opulencia y de las galas De la explndida crte; aunque el imperio Idolo y gloria suya la aclamaba.

    En el albor de sus primeros aos, Reina de la belleza y de la gracia, _ Brill tal vez en fiestas y en liceos, Yen los jardines plcidos de Zahara ;

    Mas de ellos pronto huy, cual brilla y huye Luciente exhalacion ; y de su alczar Solo dejaba el muro y los jardines Para el lloro enjugar de las desgracias.

    De consuelos dulcsimos tesoro y de bondad celeste era su alma, Do servidumbre, ancianidad, pobreza Benficos apoyos encontraban.

    ,

    Cuando al grande Almanzor, su ilustre hermano Que ornado de laureles y de palmas, ' De Hixcen el cetro su placer rega, Turbaba el pecho embravecida saa;

    De la amable Zahila los halagos

    Su generoso corazon calmaban, . -

    Como la nube bienhechora templa Del astro abrasador la estiva llama.

    ,

    Si al volar dormir bajo la sombra De la misericordia soberana, Dej hurfano el mundo, el triste pecho Del garzon infeliz cmo quedra!

    Ella cuid de sus primeros dias , y l en su seno el sueo de la infancia Logr felice entre amorosos besos, y al tierno arrullo de caricias blandas.

    Ella de su palacio en los jardines En sus pueriles juegos se gozaba, En su flexible corazon semillas De honor-y de virtud sembrando sbia.

  • -6 Ay, cuntas veces, mientras l gozoso

    Tejiendo ramilletes y guirnaldas, Con amable inocencia recogia Fragantes yerbas, florecillas varias,

    Zahira contemplando las facciones De aquel rostro infantil y tiernas gl'acias, De un oculto dolor sobrecogida, Ba el semblante en lgrimas amargas!

    Cuando volando las fugaces horas La luz de la razon brill en el alma Del fortunado Hurfano, su anhelo Fu de rico saber engalanarla.

    A Zide, Zide, cuyo fuerte brazo Fu en otro tiempo apoyo de la patria, Terror de los cristianos escuadrones, y gloria de las lunas musulmanas,

    y que en la edad madura disgustado ne la pompa del mundo y de las armas En el retiro y en la paz vi via Felice en su castillo de la Albida ;

    A Zide , que modelo de virtudes y de las ciencias luz Crdoba aclama; Los tiernos aos del gracioso nio Con discreta eleccion prudente encarga.

    As se entrega diestro jardinero La generosa y delicada planta, Que debe al cielo remontar un da Con fl'Uto opimo las fi'ondosas ramas.

    Mas de Zahira la contraria estrella Le niega el ver cumplida su esperanza, y al sueo eterno en sus mejores aos Con encubierto impulso la arrebata;

    Pues cumplir' las catorce primaveras Apenas vi su Hurfano del alma, Creciendo en robustez y lozana, De ciencia y de virtud bajo las alas,

    .'

  • 7 Un secreto penar, que el crudo diente

    Ejercia feroz en sus entraas, Cortando el vuelo sus preciosos dias,

    ,

    La hundi en las sombras de la tumba helada.

    y cuando los instantes de la vida Conoci que la fuga apresuraban) Reuniendo en s los ltimos alientos, Resplandores oe lumbre que se apaga ,

    Al mancebo y Zide, que postrados Al pi del lecho prosternados callan, Con voz lnguida pide que se acerqeI\, y que escuchen sus ltimas palabras.

    Haciendo despejar el aposento, Do el Angel Azrael (5) victoria canta, A los fsicos doctos que la cercan y al lloroso tropel de sus esclavas;

    Por la postrera vez sus belJos ojos Con luz ardieron de -eeleste lla'ma, y tendiendo los brazos en su seno Estrech aquel objeto de sus nsias;

    y con labio anheloso Hijo; le dice, Hijo (que nombre tal el cielo manda Que te d en este instante) en otro suelo Una sagrada obligacion te llama.

    Crece en valor ... y cuando llegue el dia .. Zide ... t cuidars ... ]) La huella helada De la muerte feroz sell su boca, En ronco hervor tornando sus palabras. ,

    Mas aun con ojos y con brazos muestra Los ltimos anhelos de su alma, y dejand en las manos del mancebo Uml sortija que la suya arranca ,

    'Cual tierno lirio que el arado troncha, Qued) en silencio lgubre la estancia,

    ,

    y el Hurfano infeliz entre los brazos Del triste Zide, quien las fuerzas faltan.

  • 8 Desde aquel dia de terror y espanto,

    i Cun diversos afectos agitran ,

    Al jven desdichado! . A describirlos Mi humilde verso y mi poder no alcanian.

    Contempla absorto la fatal sortija, Que de su corazon jams aparta, y el secreto escondido que contiene, Quiere arrancarle fuerza de mirarla.

    Ni un momento se van de su memoria De Zahira las ltimas palabras, y le turban el sueo, y en su mente , Son espectros confusos y fantasmas.

    Una vez y otra vez en vano Zaide Ruega y conjura, que con mano franca , y amiga rasgue el tenebroso velo De tantas dudas, de zozobras tantas.

    Mas Zaide sus preguntas no responde, O suspirando y con amor le abraza, Y, Crece , crece, le 'contesta solo, y aprende fulminar la dura lanza '

    Ya diez y nueve veces visto habia De Ramazan las ceremonias vanas La luna en la mezquita celebrarse,

    ,

    Donde hoy los ritos de la Iglesia santa,

    Desde que entre las ,murtas este jven, En el jardin del opulento alczar, Recien nacido infante, lo encontraron Unos esclavos la luz del alba;

    y manejaba ya con diestra mano El dcil potro y corva cimitarra, Aplausos consiguiendo en las escuelas, y pruebas de valor ingnio daba;

  • 9 Cuando Almanz0r, ardiendo en;eJ deseo

    De dejar sucesores de su fama. y de dar de su estirpe generosa Nuevos apoyos su ilustre patria,

    Trat el enlace de:su amado bij.o. Abdimelik (que en POCQ sobrepasa La edad de aquel Expsito, quien vive Por amistad unido y .semejanza)

    . ,

    ,

    Con la hermosa, ~ , honesta, y tierna :Habiba Bella como la luz de la:maana, De Omar, Wal (4) glorioso de Toledo, Hija heredera y nica. espel:anza.

    Con aparato regio y rgia pomp~ Se celebr la boda . ell el alcz,ar, y en los anchos jardines de la Almunia, Que los esposos regal el monarca.

    ,

    Era un palacio que de brOI~ce . y mrmol

    En la ml'gen del Btis descollaba, y sus ricos jardines y alamedas Al delicioso Eden aventajaban; .

    y hoy ni aun se sabe el sitio donde fueron, Ni ~l corvo arado sus cimientos halda: j Con tal furor su huella asoladora En t, Crdoba ilustre, el tiempo estampa!

    A celebrar tan venturoso enlace Cuantas naciones el Corn aclaman, y el nombre insigne de Almanzor respetan, Concurren con riquezas y con galas.

    De Persia los tejidos matizados, ,. Los aromas y blsamos de Arabia, Las perlas y corales del oriente , Los metales esplndidos' de Espaa,

    Del Africa las pieles y las plumas. Cuanto el orbe produce, cuanto alcanzan La codicia, el valor, el podero; .

    . ' .

    , .

    Cuanto puede inventar la industria humana; TOMO 11. 2

  • iO Todo reunido en Crdoba enriquece '

    De tan nobles linajes la alianza, Que el pueblo numeroso entusiasmado Bendice con fervor y ansioso aguarda;

    Pues rico, triunfador, grande, felice, Del lujo amigo y de la pompa vana, Los pblicos festejos le enloquecen, Las fiestas y espectculos le exaltan .

    Pero la prenda que valor mas alto y mayor precio tal enlace daba, Era el feliz amor, que en los esposos , '. Vehemente ardia con honesta llama:

    Amor, cuyos progresos y dulzuras De Abdimelik amigo, presenciaba El Expsito triste, para aumento Del oculto dolor que le taladra.

    Late su tierno pecho contemplando Las dichas que su amigo se preparan, y concibe el consuelo y las delicias, Que da el amor recproco las almas:

    Delicias que jams tendr la suya ... Quin, quin ha de escuchar sus dulces nsias 1 Hurfano desdichado, que otro suelo Una escondida obligacion arrastra l. ..

    Para la boda el tiempo sealado Lleg en la hermosa luna de Giumadll (5), Que trajo la apacible primavera A presenciar la fiesta y celebrarla.

    Al rojo amanecer de hermoso dia , Cuando del sol apenas esmaltaba La clara lumbre en la vecina sierra

    De la fragosa cima las .pizarras ,

    .

    . ,

  • ti Despues que ' el Almueden (6), de la mezquita

    En el alto alminar, con voces altas, No hay mas que un solo Dios, venid, oh fieles, A adorarle venid, ronco gritaba:

    El estruendo de trQlDpas y atabales, Panderos, aafiles y dulzinas Anunciaron al orbe, que aquel dia Al jbilo y placer se destinaba.

    ,

    Mil cautivos cristianos recobraron Su libertad en tan feliz maana, Que Almanzor generoso sin rescate Sus cadenas benfico desata.

    ..

    Parientes del Bagib cien caballeros Con las marlotas de esplendente grana

    ,

    y con blancas garzotas los turbantes ' Corren de la ciudad calles y plazas"

    En revueltos cabal'los betberiscos , Cndidos cual la espuma con que esmaltan Los frenos y pretales ; adornados De cascabeles de sonora plata.

    y desterrando el perezoso sueo Con la estruendosa y plcida alborada, e Viva, gritando van, los claros nombres De Abdimelik y Habiba edades largas.

    El pueblo en derredor de ellos se agolpa ,. y repite los vivas, y engalana Prticos, rejas, torres y azoteas Con alfombras, damascos y guirnaldas;

    y la alegra bu1liciosa tiende Por toda la ciudad risueas alas, y cunde la confusa muchedumbre, y en vivas Almanzor se inunda el aura.

    Pues sus altas proezas, sus laureles, La gloria que su brazo da la patria, La justicia y virtud con ' que gobierna, La proteccion con que el saber ampara, .

    I

    1 .

    -

  • 1

    t2 Su g~nerosa condicion , SU aspecto,

    Su nombre y los recuerdos de su hermana, Cual geniQ tu'elar le repuesentan Al pueblo musulman" que lo idolatra.

    ,

    Cuando ya el sol sus 'rayos estendia, Abrironse las puertas del alczar Del potente Almanzor, saliendo de ' eUas Doce guerreros con lnarentes armas.

    Eran los doce jeque's y adalides, Que al Hagib en ]a guerra acompaaban, y que su lado con insignes Bechos Dieran asunto al canto de la .. Fama.

    En lozanos corceles, que pomposos Pausados mueven la lij~ra planta, De dos en dos siguiendo un estandarte, Montes de acero, silenciosos marchan.

    Despues veinte, lindsimas doncellas, Que las eternas Huris (7) desluslrran, Cubiertas hasta el pi de blanco lino, Con ricas tocas que ha&ta el suelo bajan,

    De azahares, y jazmines, y perptrias, y frescos arrayanes , coronada,s , Siguen, cantando deliciosos versos Al dulce son de sonorosas flautas.

    U nas n~van perfumes olorQSos En braseros de esmalte y fIligrana,

    ,

    Otras de flores lindos ramilletes, Otras de oro y D;larfil , lijeras mazas.

    De este coro de vrgenes K erima Era bello adalid, y descollaba Entre eUas en beldad y en gentileza, Como en el bosque la garbosa palma.

    En pos, cercados de altos personajes, Nobles matronas y gentiles damas, Los jvenes esposos aparecen, Ofuscando c\el sol la lumbre clara

    ,

    I ,

  • t5 ,

    Habiba hermosa, cuya faz divina " Como la rosa del Abril temprana,

    Rojo matiz de pudoroso encanto De inestimable ~esplandor esmalta,

    Ostenta larga ropa rozagante De rica seda del color del alba, Do brillan, como brillan los luceros, Lazos de aljfar, flores de esmeraldas ..

    Las luengas trenzas, que hasta el suelo negan ' Aventajando al oro de la Arabia, Recoje en parte delicada toca, y de cndidas rosas la guirnalda;

    y de ella pende, y per el aire ondea Gallardo velo de tejida plata, Prendido con un rico camafeo, y un penacho gentil de plumas. blancas.

    De gruesas perlas y zafiros lleva Cubierta la hermQssima gar.ganta, Los bellos brazos, el pulido talle" La fimbria de la veste y las sandalias.

    Abdimelik la lleva de la mano" De los dulces afectos de su alma

    ,

    Dando indicios los ojos, en que brilla Del puro amor la inextinguible llama.

    El insigne Almanzor, cuya vista Respetuoso el pueblo se postraba, y Ornar, gloria tambien del Islamismo, A los tiernos esposos acompaan;

    Mostrando en sus semblantes generosos El gozo que en sus pechos se dilata, y que el amor del mando y de la gloria Al paternal amor ceden la pahua.

    El anciano Cad ( 8) con verd.es ropas, Pacfico semblante y luenga barba, Con ellos va, la pompa presidiendo, y seis pajes en pos con alabardas;

  • 14 y entre un tropel, vistoso por sus trajes,

    De libertos, de esclavos y de esclavas, Treinta etiopes de atezados miembros, y descubierta la anchurosa espalda J

    y en los nervudos brazos y en los cuells Fuertes argollas de bruida plata, Llevan cargados los robustos hombros De cedro y de ciprs con grandes arcas,

    En que va el acidaque (9) de la esposa, y los ricos presentes y 13:s galas, Bajillas, telas, pieles y alcatifas , Qu los deudos y amigos le regalan.

    Otros conducen en pequeos cofres De azabache embutidos y de ncar, Ambares y perfumes, ricas joyas y hermosas plumas de colores vrias.

    y cerrando esta grave comitiva Veinte mancebos en hileras marchan, Todos de las familias mas ilustres, y del imperio todos esperanza;

    ,

    Vestidos de morado, blanco y verde, y amorosas empresas recamadas, Gallardos llevan con gentil despejo Al hombro las lijeras azagayas.

    eapitan de esta noble compaa, De muchos despecho y con nO .. extraa Sorpresa y con envidia, era el mancebo A quien su origen infeliz degrada.

    Mas Almanzor potente lo dispuso, Abdimelik lo quiso, y esto basta: Que el favor de tan altos personajes Aun montes mas difciles allana.

    Por lo mejor de Crdoba atraviesa La rica y lucidsima comparsa, Hollando arena y esparcidas juncias, Olorosos mastranzos y espadaas;

    \

  • 15 y entre los vivas del inmenso pueblo,

    Que pi, caballo, con vistosas galas, Se agolpa presuroso t9dos lados, y hierve en calles, prticos y plazas.

    y desde' los terrados y alminares, Garridas moras olorosas aguas y deshojadas flores dan al viento, Al mismo punto en que los novios p.asan.

    Llegan la magnfica mezquita, . Que en medio de naranjos y de palmas, De Abderraman eternizando el nombre, Oscurecia al templo de la Caaba (tO) ;

    y concluido el azal (11) escucharon Con gran silencio la leyenda santa,

    ,

    Que desde el almimbar (12) de cedro y oro Pr()nunci el Almocr (15) con voz: pausada.

    Abundantes limosnas repartieron, Cuando se terminaron las plegarias. A hospitales, hospicios y prisiones, A doncellas, hurfanas y ancianas.

    y con toda la ilustre comitiva La mezquita dejaron, y la marcha Dirigieron gozosos la Almunia, Do con su crte Hixcen los esperaba;

    Pues aunque nunca los palacios deja y encantados jardines de Zahara, Las riendas del gobierno abandonando De su valido al zelo y mano sbia;

    Para mostrar de su favor lo firme, y la tierna amistad que le consagra, Quiere la boda y al nupcial banquete Con su presencia dar mas lustre y fama.

    ----

    7 . ,

  • t6 En medio de espaciosas alamedas

    Guadalquivir en sus risueas aguas ,

    De la Almunia el magnfico palacio Como en luciente espejo .retrataba,

    Donde en un gran salo n , cuya 'tec'humbi"e, -De oro cubierta y de labores vrias , En cien colunas de lustroso mrmol Con ricos capiteles descansaba,

    Cuyos frisos, recuadros y corlisas En esmaltes lucientes adornaban Sentencias del Corn, y cuyo suelo Era bruidos jaspes de Granada;

    A los tiernos espoSos y los padres , Recibe grato el cordobs Monarca: Tiende Almanzor la mano, Omal' saluda, y Abdimelik y Babiba afable abraza:

    y del regio turbante desprendiendo Magnfico joyel, do ,se encerraba De gran virtud un-talsman antiguo, A la modesta novia lo regala.

    Ante el soberbio prtico anchuroso Un cuadrado jardin, al que cercaba Verja de limpio bronce, se estendia , Todo alfombrado de olorosas plantas;

    Donde, entre cuatro sonorosas fuentes, Que en conchas de alabastro recobraban Los copiosos raudales que esparcan, Iris formando por las frescas auras, '

    A la sombra de un toldo delicado De leve seda de color de grana, En tapetes y alfombras levantinas El soberbio festin dispuesto estaba.

    En l ocupa el preeminente puesto Hixcen el poderoso: seis esclavas Sobre l suspenden el soberbio plio , Que en seis varales de martll descansa;

  • i7 . y ambas partes dos nios berberiscos,

    En pebeteros de bruida plata, Queman preciosos blsamos de Persia , y perfumes suavsimos de Arabia.

    Toman asiento u~ lado y otro lado, De brocado en costosas almohadas, Los esposos, los padres, las doncellas, Los mancebos tambien, las nobles damas,

    y los Amires (14), y Giafar con ellos, De Crdoba VVacir (13), del regio alczar Supremo alcaide, y padre de Kerima, Del coro de doncellas capitana.

    A.lU el jven Zer tambien se asienta, A quien por su seor Tnez adama; Con todos los excelsos personajes Que al cordobs imperio lustre daban;

    y mientras los esclavos les presentan, En fuentes de oro y de cristal en tazas, Los manjares y frutas exquisitas, Licores y conservas delicadas;

    ,

    Los ilustres ingnios la alta gloria De Hixcen en nobles versos celebraban, De Almanzor y de, Ornar justos loores A la excelsa virtud y las hazas ;

    y la beldad de la modesta Habiba, De Abdimelik la venturosa llama, El poder celestial de la hermosura, y del feliz amor las alabanzas.

    All cantaste t , morisco Homero. Jusef-Aben-Harum, al son del arpa; T, cuyo claro ingnio inmortaliza

    ,

    Ambos poemas de la guerra y caza.

    Asunto de tu canto los amores

    I

    Fueron de Halewa hermosa, y tus desgracias, y lgrimas piadosas arrancaste, y lgrimas vertiste al recordarlas.

    TOllO 11. 3

  • 18 Tambien Aben-Is, que en el Oriente

    .Consiguio por su verso ilustre fama, . y Alhasan, y Albuker alli cantaron, y Lobna bella, y el anciano Obada (16).

    En los bosques, praderas y jardines Mesas cubiertas de manjares hallan El pueblo, los cautivos, los esclavos, Los monteros del rey, su noble guardia ,

    y hierve entre los rboles y flores La inmensa muchedumbre; y por el aura Cunde la voz del popular contento . Al confuso rumor de orquestas vrias.

    Cubren el rio y su ,cristal esconden, Con toldos y vistosas enramadas, y flmulas de seda y gallardetes, Ligeros botes y movibles barcas.

    Desierta qued6 C6rdoba aquel da, y en silencio sus calles y sus plazas, Que en los jardines plcidos de Almunia Toda su poblacion gozosa estaba.

    El sol, su pesar ~ siguiendo el curso Que el dedo omnipotente le seala, Se hundi en el mar Atlntico, y la luna En todo su explendor supli6 la falta.

    Acabado el banquet~ se cubrieron Los cuatro frentes del inmenso alczar, y del parque las verjas, y del bosque Los rboles de ardientes luminarias.

    y en tropel ordenado comenzaron Por todos lados bulliciosas danzas, Donde clases y nombres confundidos, Todo era regocijo y algazara.

    ---=:;;;iiiM' ~)riE -=-__

  • f9 .Tenaz-.dolor en tanto, horribles penas

    Del hurfano infeliz rompen el alma, Las fiestas y la pompa de aquel dia Aumentando el rigor de sus desgracias;

    Pues corazones mseros qe esconden Una profunda y dolorosa llaga, Sienten mas el rigor de sus latidos,

    ,

    Cuando los otros ~l placer exalta.

    Jams con tal vehemencia en su memoria De Zahira las ltimas palabras . Reproducidas vi, nunca su pecho Sinti mas la orfandad desconsolada.

    Entre el bullicio popular se encuentra . ,

    En un desierto, y sin objeto vaga Por aquellos jardines espaciosos Entre la multitud regocijada.

    -

    Ni oye de las orqu~stas la dulzura, Ni biles ve, ni mira luminarias, Ni busca sus amigos: mudo y solo, Pausado gira con incierta planta.

    Piensa en su orgen degradado, oscuro, Piensa en Zahira, y piensa en que le llama Un terrible destino, mas terrible Por el misterio que le encubre y guarda;

    Pero piensa tambien en la belleza, . Lozana juventud, modestia y gracias Que adornan Kerima, y en su seno Siente una conmocion que le acobarda.

    De Zide al lado~ en solitarios bosques, Entregado al estudio y la caza, O pensativo siempre y retirado . De Almanzor en lo interno del alczar,

    Es la primera vez que al mundo sale; y ni la rgia fiesta, ni las galas, Ni el explndido .lujo y aparato, Ni la augusta presencia del monarca

  • 20 Llamaron su atencion: Kerima solo

    En el banquete su atencion fijra , y ella no mas en tan variado dia Fu de sus pensamientos soberana.

    Mira cual crimen el haber dejado Tantas horas su orgen y desgracias En hondo olvido, y por cerrar su pecho A toda otra impresion t suda y trabaja.

    Vanos esfuerzos ! si t le ocupa todo Ya de Kerima la beldad gallarda; Reconcelo el triste confundido, . y de su propio corazon se espanta.

    Piensa ver desdichado! que la sombra De Zahira le sigue y amenaza t

    ,

    Y que en torno le acosan y rodean Espantosos espectros y fantasmas.

    La espalda apoya un solitario tronco, Falto de fuerzas en tan gran borrasca, Los brazos contra el pecho ahogado cruza, La frente inclina t y consternado calla.

    /

    Almanzor, que benigno y despojado Del aparato y gravedad t andaba Acalorando entre el gozoso pueblo El general contento, cerca pasa.

    /

    En tan triste 'actitud junto aquel tronco Descubre acaso al Hurfano, se para, y se acerca; y asindole la mano, Carioso le dice estas palabras:

    e Qu es esto, capitan de los doneeles? Flor de la juventud, , por qu no bailas T Ven, yo te buscar tal compaera, Que no te pese, y que me ds las gracias. ,

  • .Y al tI:aves de confusa muchedumbre, Sin esperar respuesta, lo arrebata A un risueo verj.el, dQnde reunido Lo mjl~ illAstre ~ la crte estaba.

    Alli Kerima con Giafar su padre En asiento de mnnol descansaba, y el mancebo Zeir tambien con ella, Que en aquel punto de danzal' acaban, .

    y dcele A1manzor: .Bella Kerima, De las nobles doncellas capitana, Con este capitan de los donceles Debes lucir tu gentileza y gracia.

    ,

    Sal, Y baila con l, que mas gallardo Compaero es dificil que encontrras.) Giarar en Almanzor y en aquel jven Ojos que anuncian la sorpresa, clava:

    Los suyos honestsimos al 'suelo La modesta Kerima humilde baja, y de Zeir en el semblante brillan Confusa turbacion , oculta saa.

    Sonriese Almanzor, y persistiendo En que mire Kerima al jven grata, Ase del brazo la gentil doncella, y con un suave impulso la levanta.

    Los Amires ilusb'es caballeros, y las matronas y las nobles damas En rededor se agolpan, deseosos ' De ver ' una pareja tan galana.

    Pocos conocen al garzon gallardo, Que s ha llamado toda la jornada La atencion general; y la pregunta

    De quin es T sin respuesta en torno vaga:

    Pues los que le conocen, no ignorando Su origen y el favor del Hagib, callan: Solo Giafar pronunciar se atreve, Un etep6sito vil, aunque en voz baja.

  • ,

    22 Pero Almanzo!' confndele al momento,

    Mirndole con ojos como brasas, y diciendo en voz alta y firme todos: ,No hay mas que preguntar: este es MUDARRA.

    Tal era el nombre pues de aquel manceb~ Que ya los ojos del concurso encanta, . Vindole alIado ilustre de Kerima , Diosa de la belleza y de la gracia.

    Pronto al son de los suavesjnstrumentos Los tiernos brazos con modestia enlazan, y al comps de los crtalos' sonoros Airosos mueven la lijera planta.

    Abnanzor, que embebido los contempla, Dice Giafar: i Qu copia tan gallarda! . Parece que el destino venturoso Para unirlos por siempre, los formra.

    Tembl el feroz Giafa,r, desconcertado Del Hagib Almanzor las palabras, Como quien ve sus pis horrenda sima Del sbitu relmpago ; la llama:

    Mas del Hagib temiendo el podero, Se esfuerza en ocultar su pasmo y rabia, y aumenta el dio que al gallardo jven Tiene hace tiempo ,sin saber la causa.

    i Cun dIstintos afectos -entretanto En la gentil pareja dominaban! , A Kerima un afan desconocido Le agita el pecho, le conmueve el alma;

    y el Hurfan, al asir la mano hermosa, ,

    De cerca al contemplar belleza tanta, y al enlazar con trmulos brazos El talle peregrino, se abrasaba .

    El-comps de la msica perdieron ~ Se encontraron sus ojos veces vrias, Amor encaden sus corazones,

    . Son alto aplauso, concluy la ~anza,

  • ,

    25 . y recibiendo elogios lisonjeros, .

    Con grande turbacion ambos se apartan: Vol vi Kerima alIado de su padre, y alIado de Almanzor volvi Mudarra.

    Seis dias prosiguieron los convites, Biles, festejos, msicas y zambras,; Seis dias que pasaron tan veloces Como los de placeres siempre pasan.

    Durante todos ellos de Kerima El Expsito ilustre al lado estaba; y ambos nutrieron en sus almas puras De una ciega pasion la ardiente llama.

    Para dar fin tan famosas fiestas Dispsoso de Crdoba en la plaza, Celebrando la union de los esposos, Una cm'rida de sortija y caas;

    y cuando el sol en el zenit brillando De luz torrentes la tierra daba, El ronco son de trompas y clarines Cundi de el suelo hasta las nubes altas,

    Llamando la confusa muchedumb~e,

    ,

    Que en sordo estruendo se agolp las gradas; y hlS damas de cuenta y personajes Ocuparon balcones y barandas.

    En el mas eminente, engalanado Con pabellones de risuea grana, Cordonajes y fluecos de oro y seda, y estrado de orientales almohadas,

    Los dos esposos, Almanzor cou ellos, y Ornar, cubiertos de costosas galas, Giafar con su Kerima, y lo mas noble De la crte de Hixcen asientos bal1an.

    Po'r ilustres mancebos, que aun no habian Estrenado su pecho en las batallas, ' Se dispuso la fiesta, demostrarse Diestros ansiando en manejar las armas.

  • ,

    24 Divididos estn en dos cuadrillas,

    y un jefe cada cual gobierna y manda: Era jefe Zer de )a primera , Jefe de la segunda era Mudarra. .

    De rojo y amarillo, y con penachos Hechos de rojas flores de granada, Los que obedecen Zer, se muestran Sobre revueltas yeguas africanas.

    Bajo los alquiceles llevan cotas De hojas sutiles de bruida plata, y "de su cabo la amorosa empresa Con esmalte esculpida en las adargas:

    Era un sol en zenit resplandeciente, y un guila que en, l la vista clava, y en derredor este arrogante mote: 1, Quin dnde miro yo, mirar osra 1

    ,

    De verde y de morado va vestida La cuadrilla del hurfano Mudarra, ' y son flores de adelfa 10i penachos, y las ceidas cotas pavonadas.

    ..

    En cordobses potros alazanes, Que en la arena pausados el pi estampan, Llevan todos conformes las empresas Con el jven caudillo que los manda.

    Es una oscura y borrascosa noche Con un lucero que su horror aclara, y i Ojal que su luz la niebla rompa!

    . La letra que relumbra en las adargas.

    Al son de belicosos instrumentos ~ Por partes diferentes en la plaza Entran ambas cuadrillas, y el aplauso y el rumor popular asorda el aura.

    Jntanse en la mitad del ancho espacio, Al balconaje en que Almanzor estaba, Hacen la reverencia, yen, seguida Dan tr6s vueltas en torno la estacada.

  • 25

    A 1 comps de las trompas y ,atabales ,

    ~tezclanse ambas cuadrillas y se enlazan, y una marcial escaramuza enredan, y mil figuras de vistosa danza.

    Ora forman un crculo esLendido Al pausado galope, ora se apartan, O se embisten, y prestos retroceden, O ya de dos en dos escape pasan:

    MOEtrando agilidad y gentileza, y cmo los caballos avasallan, Que obed~entes al freno y acicate, Corren, se empi:lan, se revuelven, paran:

    Descollando entre todos los mancebos Por su destreza y su beldad Mlldal'ra ,

    , Que la atencion del pueblo numeroso Roba, y los ojos del concurso encanta.

    -Un muro artificial aliado babia De firmes trabes y de gruesas tablas, y enfrente ambas cuadrillas se ordenaron, Armadas ya de ponderosas lanzas.

    A ejemplo de sus cabos los ginetes En los grandes estribos se levantan, Echan el brazo atrs con gallarda, A sacudi' los fresnos se preparan;

    y dando un grito agudo, un tiempo mismo Todos las picas con esfuerzo lanzan,

    ,

    Que el viento como aristas penetrando, Dan contra la fortsima muralla.

    Otras en pos despiden, y otl'as luego, y las agudas puntas aceradas Hacen temblar la mquina, la rompen, y los gruesos tablones desencajan

    Brazo ninguno con tan alto brio Suelto sacude las fornidas lanzas, Ni mano alguna el blando freno rige , Como el brazo y la mano de Mudarra.

    ,

    TOMO Il. 4-

  • 26 Cuantas picas arroja, rehilando

    Destrozan y atra,;iesan gruesas tablas, y si un duro pilar acaso topan, Los penetrantes hierros lo traspasan.

    El muro viene tierra derribado Cubrindose de astillas la ancha plaza: As la mies opima desparece, Si 'el granizo la embiste y la anonada.

    De esclavos un tropel y de cautivos eo:! gran presteza los despojos saca, y con agudos dardos los mancebos Se acometen y hieren las adargas;

    y luego uno con uno se encontraron En vez de picas con lijeras cailas , Que al herir en los petos y paveses, En menudos pedazos se quebrantan.

    Ya el sol al occidente descenda, y para fin de la marcial jornada, A correr la sortija ambos caudillos, Mudando de caballo, se preparan.

    En una flecha, cuyo agudo hieM'o A un erguido pilar c1av..ado estaba, Sendos anillos de diamante penden, Cada cual en la punta de 11l1a handa.

    Las nos cuadrillas una y otra parte, Dejando el campo libre, se separan; y el primero Zeir empua altivo Una delgada y primorosa lanza.

    En un overo de tendida~ crines, Que apenas cabe en ]a anchurosa plaza, La rienda floja, el acicate pllnto, La pica en ristre, la sortija marcha;

    -

    ,

  • ,

    27 y mas veloz que el mismo pensamiento,

    . y seguro del triunfo, se abalanza; Pero en la flecha con la punta ,toca, No en la sortija, y desairado pasa,

    Revuelve lleno de vergenza y furia, Rompindole al overo las hijadas , y otra vez yerra el golpe, porque el brazo Iba temblando dA ' despecho y rabia.

    Por la tercera vez la suerte intenta, y la yerra tambien. En tierra clava Con gran furor la refornida pica, Se da en la roja frente una palmada,

    Da injustos sofrenazos al caballo, En cuya sangre el acicate baa, y sin mas esperar, toda rienda Corrido se sali de la estacada.

    El numeroso pueblo de l no cura, Teniendo ya los ojos en Mudarra,

    Que sale ver si acaso es mas dichoso, En una yegua como nieve blanca.

    Recorre en un galope sosegado y con gran timidez la extensa plaza: Hondo silencio en el concurso reina, Que inmvil vede triunfador aguarda;

    y cuando llega enfrente ]a sortija, Pica la yegua leve como el aura, Que cual la vista rpida parece Que no toca la al'ena con la planta,

    Pero el ginete fuerza de cuidado Lleva la punta de la pica baja t y aunque va firme el puo en la ~randela, Deja atras la sortija, y no la ensarta.

    ,

    El Hagib AlmanzoI' muestra disgnsto, Giafar lo mira con sonrisa amarga, Demdase Kerima, el gran gento Manifiesta inquietud; mas todos canan,

  • ,

    28 Ei gal'Zon ~sin turbarse, 00 la yegua

    El grueso cuello y crespa crin halaga j La rienda acorta, afirma los estribos, Atrs el capellar airoso aparta,

    y con los ojos fijos en la prenda, y la mano en el cuello de la lanza, Con despejo y con noble gallarda, A escape y sin temor -de nuevo arrallca'.

    La acicalada punta en el anillo Introduce, y tras s gallardo saca, Hendiendo el aire y dndote vislumbres, Cual leve exhalacion, la rica banda.

    U n grito de placer en torno suena; El Hagib del balcon el cuerpo saca; Sin pensarlo Giafar (aunque al mom~nto Se arrepiente y se euoja) i bravo! exclama.

    El corazon palpita de Kerima, Prpura ardiente su semblante esmalta, y va aplaudir; pero la accion suspende, y los ojos temblando al suelo baja.

    -Por competenca3 de poder y mando, Con la familia de Zel' estaba Desabrido Almanzor, y ve gozoso Su orgullosa altiveza desairada.

    Ensalzar quiere al Hurfano, y honrarle, y resuelto proruI)1pe en voces altas: e Giafar, dar algun premio es necesario Al que es tan diestro en manejar la Janza.

    )) Venga nuestro ba1con, y de s.u cuello Colguemos esta corva cimitarra.) Dijo t y la suya se quit, la suya, Par casi al Zualfaker (17) en gloria y fama.

    Giafar con gran frialdad, Ambas cuadrillas, Dic6 , han ganado prez en esta plaza: Si vos premiais al jefe de la una ~ Yo al otro premiar. De estas pal

  • ,

    29 . N o hizo caso Almanzor: en el momento

    Que el jven suba suprfJsencia manda; y la prenda del triunfo atada al brazo, Tmido en el balcon entr Mudarra.

    De pi los personajes le reciben, El Hagib Almanzor tierno 'le abraza, y ya echarle en el cuello el talabarte De que pende la rica ci mitarra ;

    ~fas lo suspende, y Kerima dice: oc La dicha y la de~tre~a de larsarmas De la beldad ta n solo por la lUllDO Deben , seo'ra , ser l'ecwnpen$adas ; ,

    y en las de la hiermo~sima doncella El rico alfanje pone, Demudada, Los ojos ella vuel~e hcia su padre, Cuyo semblante eucjende horrenda rabia,

    y de rubor cubiertas las meJilJas , De gozo y miedo el corazon , turbada,

    Al mancebo, que tiembla palpitante, Entrega el premio con modesta gracia.

    Que el jven sus pis la banda ponga , Todos, y aun Almanzor , acaso aguardan ; Mas no la puso, que distinto objeta, Desde que la gan, ]a destinra.

    Torn el al~gre pueblo sus hogares, Almanzor con el Hurfano su aJcftzar , y Giafar. Zer por premio enva Un arco persa con su rica aljaba .

    Kerima en su m~;gnjfico aposento Entre confu~0s pensamientos vaga: Ya amor su COl'azonenseol'ea , y ella ann lo ignora, aunque en amor se abrasa.

    ,

  • \

    50 La fiesta popular, la augusta boda,

    Los banquetes, las msica::;, las danzas, El concurso y los Jances del torneo, Todo en su mente revolando pasa;

    Mas siempre en ella, entr'e el tropel confuso De recuerdos sin fin, mira Mudarra, Que es el blanco de todas sus ideas, Que es el anhelo solo de su alma.

    Ya la anciana nodriza de sus brazos, De su frente y blanqusima garganta, Besando cariosa sus mejillas, Las esplndidas joyas le desata:

    Y al verla tan suspensa, se sonrie, Y con malicia, de su edad no extraa, e Ay, Kerima! le dice, de las fiestas Vuelves tan pensativa y tan turbada? ..

    ) Hija de mi cario! ... qu te aflige Y Tu tierno corazon conmigo ensancha. Has por ventura visto otra doncella Mas ricas joyas mejores galas? ..

    p Mas beldad no es posible, pues t eres La rosa de oro y el ciprs de plata Del imperio andaluz.,. y en la riqueza, En perlas y almaizares quin te iguala? ..

    J) No respondes? .. De fiestas y torneos , Y de banquetes pblicos se saca ... Cansancio ... nada mas, .. En otros tiempos Mayor recogimiento se estilaba.

    Ji Cuando Alhaken, cuando Alhaken vivia, Una ilustre doncella no pisaba Jams In calle ... siempre en sus jardines ... Siempre ... mas todo en este mundo cambia ...

    llMatar infieles era el solo empleo De nuestros buenos padres .. s,.. Mal haya Quien invent las justas y festines ~ Las msicas, los versos y las zambras!

  • 5i La inocente Kerima con zozobra

    Oye . de su nodriza las palabras, y tiembla silenciosa, recelando Que encubre mallo que en su pecho guarda.

    En un bao de prfido recuesta ' El cuerpo hermoso, y olorosas aguas, De regalado temple, refrigerio Dan sus blancas formas delicadas.

    Ya sus oscuras prolongadas trenzas Deshacen con primor diestras esclavas, y las recogen en lijera toca, y en aceite de rosa las empapan.

    ,

    En femenil curiosidad ardiendo Todas, la ostigan con preguntas vrias , y quieren que les cuente de la boda Hasta las mas pequeas circunstancias;

    y los vrios colores y divisas; Quin luci en la corrida de las caas,

    y con quin ha danzado, y cules fueron Las mas vistosas y elegantes galas.

    Ella responde todo, y nombra todos Los que en aquellas fiestas se encontrran; Pero porque su rostro no la vendd , Evita siempre el nombre de Mudarral

    Queda ' sola en su lecho, y la dulzura

    Del sueo bienhechor inquieta aguarda: ' Ay! sus enamorad03 pensamientos De sus ojos lo ahuyentan y separan. '

    Quin este jven es? Deudo, no hay duda, Del insigne Almanzor. Mas qu palabras De tsigo mortal entre los labios ' De mi padre escuch? .. Por qu su saa? ..

    i Expsito infeliz!!! Huertano mfame!!! .. No lo djjo por l .. Su ilustre alma Brilla en su taz, su estirpe generosa En su disposicioll noble y gallarda.

  • 52 , y quin, quin el venturoso jven

    l"a prenda que gan, cielos! consagra?, . As dice entre s, y acerbo llanto De sus ojos bellsimos derrama.

    Infeliz! ... Infeliz! ... su tierno pecho Apenas siente del limor la Hama, y la horrible ponzoa de los celos Ejercita ya en l su aroiente rabia.

    i Cmo se ofusca, cunto desvara Una imaginacion acalorada' i Y cunto el noble pecho ,de Kerima Aplaudiera el intento de Mudarra !

    Pues luego que tendi tranquila noche Su manto oscuro por la tierra opaca, Al rayo hermosG de naciente luna, Que entre celajes plcidos se alzaba,

    Dirigi el jven con plausible anhelo Al sacl'O bosque la piadosa planta, Donde la sepultura rle Zahira Entre ciprses lgubres estaba;

    y de un lauro 10ZUllO que sobre ella, Cual rstioo dosel, fi'ondosas ramas Extenda, con lgrimas los ojos, Colg el anillo y enlaz la banda.

    =

    ,

  • 33

    . NOTAS DEL PRECEDENTE ROMANCE.

    (~ ) Se empez esta obra en la isla de Malta, en una casa de campo que est la ,

    ilIa del mar, por el mes de Setiembre del ao 1829. (2) Hagib Alhagib equivale ministro principal de palacio, primer ministro del perio. Fu el cargo que obtuvo Almanzor en el reinado de Hixcen, sin que fueta nca rey ni emperauor , como le titulan nuestras historias y antiguos romances; aun-e %obern el imperio mucnos aos casi exclusivamente, tanto por su valor y enten-niento, como por el genio indolente y oscuro de Hixcen, tercero de su nombre, de ien dice Conde en su IIstoria de ta dominacion de los rabes en Espaa, sacada de rios manuscritos y memorias arbigas, lo que sigue: El rey Hixcen, as por los po-s aos como {lor su natural inclinacion , no pensaba sino en sus juegos inocentes lceres ; no salia de sus alczares y deliciosos jardines, ni deseaba otras distraccio-s ni recreos, que no conocia... Sabur, el persiano, que habia sido camarero del y AJhakem, y habia venido de Mrida para ]a jura del rey Hixcen, quiso hablar n l antes de su partida, y la sultana Sobeiha le excus la visita de acuerdo con el .gib Ma.ll':lma.d

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    54 Convertido este suntu,oso y extrao edificio eu catedral, se conserva hoy casi in-

    -tacto, sin mas variaciones que las que han sido indispensables para el culto catlico. (11) Azal, oracion. Eran cinco: Azohbi, del alba; Adohar, del medio dia; Alasar,

    de la tarde; Almagrib, al ponerse el sol, y Alatema , al anochecer. (12) Almimbar, plpito. (13) Almocri, leetor de mezquita. (14) Amir Emir, jefe, general, prncipe. (H Wacir, ministro principal, gobernador de ciudad. (16) Grande era el aprecio que se hacia de los poetas entre [os rabes de Crdoba,

    uonde habia academia pblica de poesa, y donde los ingnios estaban muy festejad08 y r ecompensados por los prncipes y eaballeros. El citado compilador de los manuscri-tos rabes dice en el cap. 92 de [a segunda parte: Di en Zahra una hermosa casa al clebre historiador Ahmed ben Said el Hamdani , que se ocupaba en escribir la his-J)toria de Espaa: asimismo di el rey casa cerca del alcazar Jusuf beR Harun, el Arramedi, conocido por Abu Amar, el mejor ingnio de cuantos en este tiempo flo-

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    recian en Crdoba: habia presentado al rey dos elegantes poemas, uno de la caza ~' otro de la caballera . Refiere de l Abu[walid ben el Fardi, que l mismo contaba es- to : Sal un dia despues de la zala del juma , y pas el rio de Crdoba, y andaba ell los jardines de Heni :\1eruan, y encontr en ellos una doncella esclava, que nunca el1 toda mi vida hbia yo visto otra. de tal gentileza, ni tan hermosa como ella'; ]a salu-d, y me respondi con mucha gracia, pues no solo er3 afable, sino tambien en ex-tremo discreta. El' tono de su babia era de tanta dulzura , que regalaba los oidos y se entraba por ellos en el alma; de suerte que su gentileza, su hablar y sus ya zones, me rindieron el corazon. La dije yo: Por Al, te podr llamar hermana madre? - Y ella me respondi: Madre, si quisieres.-Y dije entonces: De gracia merecer saber cmo te llaman?......:. y me respondi: Llmanme Halewa.-Con bue-nas fadas , dije yo) te pusieron tan dulce nombre. etc. , etc. Por huir la proligidad, no copiamos el resto, en que se refiere cmo el poeta enamorado de la esclava, hizo

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    un viaje Zaragoza para pedir un amigo la cantidad necesaria para comprar a la don-celia, la que por desgracia tena ya otro dueo, cuando volvi Crdoba su amante. De aqu nacieron disgustos y hablillas, que despertando la curiosidad del rey, quiso ver Halewa, y enamorado de su belleza, pas con ella una maana, mientras su amo estaba en la mezfJuita, oyendo el sermon del famoso Mondhir ben Said, que dE acuerdo con el r ey se dilat lllas de lo regular en su pltica. Esto produjo al cabe nuevos disgustos para nuestro poeta , que est.uvo preso y sufri una larga perse-

    CUClOn.

    Hablando dicho autor de la jura del prncipe Hixcen, dice: Tambien manifest Sl ingnio y gratitud al rey en esta ocasion el granadino Aben Is el Gasani, que aca-

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    baba de llegar do Egipto y de otros pases de Oriente, donde habia viajado de rder del rey Alhaken, y le present su geografa y una elegante descripcion de las co-

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    marcas de Elvira. Y mas adelante : Como en este tiempo era tan estimada la eru-dicion y la poesa en EspaCl , hasta las mujeres en su retiro eran estudiosas, y mu-chas se distingui3n por su ingnio y buenos conocimientos. El rey tena en su alc zar Lobna, doncella muy hermosa, docta en gramtiea y poesia , en aritmtica ~ otras ciencias. ES(Tibia con singular elegancia y muy bellas letras, yel rey Alhakel se vala de ella para escribir sus cosas reservadas. No habia en el palacio quien h igualara en agudeza de conceptos y suavidad de metros.

  • Alhasan fu un poeta sevillano; Albt/,ke7', otro de Damasco, y ambos florecieron .. r aquella poca,

    En la obra citada, tratando en el cap. 98 de cmo Almanzor honraba los doctos, lee : Se detena poco tiempo Almanzol' en las fronteras, y mientras estaba en

    --:rdoba, su casa era como una academia de ~ahios y de hombres de ingnio. La 'Tecuentaba el malagueo Obada ben Abdala, que era de los mejores poetas de este . iempo en Andaluca, y escribi la historia de los poetas espaoles y una clebre ::lorda elogio de Anabi Muhamad ..... Hizo unos ver~os muy elegantes

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    -RO~IANCE SEGUNDO .

    Funestos y altos ciprses, Frondosas y verdes hayas Ce