2- A Million Suns -Beth Revis

8/10/2019 2- A Million Suns -Beth Revis

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A MILLION SUNS ACROSS THE UNIVERSE BETH REVIS

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Across the Universe :

Million Suns

Beth Revis

S inopsis Traducida por Lizzie

Corregida por Angeles Rangel

odspeed fue alimentada por las mentiras. Ahora bien, es gobernada porel caos.

Ya han pasado tres meses desde que Amy fue desconectada. La vidaque siempre había conocido se acabó. Y en todas partes a donde voltea, ve lasparedes de la Nave espacialGodspeed. Pero ahí puede haber sólo esperanza. Elderha asumido el liderazgo de la Nave. Finalmente está libre de definir su visión, noPhydus, no más mentiras.

Pero cuando Elder descubre la impactante noticia sobre la Nave, él y Amyempiezan una carrera para descubrir la verdad detrás de la vida enGodspeed. Ellosdeben trabajar juntos para resolver un rompecabezas que se puso en marchacientos de años atrás, incapaces de luchar contra el romance que crece entre ellos yel caos que amenaza con separarlos.

G




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ÍndiceSinopsis Capítulo 25 Capítulo 50

Capítulo 1 Capítulo 26 Capítulo 51





















Capítulo 22 Capítulo 47 Capítulo 72Capítulo 23 Capítulo 48 Shades of Earth

Capítulo 24 Capítulo 49 Beth Revis




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Capítulo 1E

lder r

Traducido por Lizzie y Mari NCCorregido por Angeles Rangel

sto no va a ser fácil.―Murmuro, mirando a la puerta demetal sólido que lleva a la Sala de Máquinas en el Nivel deCarga de Godspeed. En la aburrida reflexión, veo los ojos

oscuros de Eldest, justo antes de morir. Veo la sonrisa en la comisura de la boca deOrión, mientras se deleitaba con la muerte de Eldest. En algún lugar, debajo de miscaracterísticas clonadas y los ecos de Eldest delante de mí, tiene que haber algo enmí que es solo mío, único y que no se encuentra en el material de clonación dosniveles por debajo de mis pies.

Me gusta pensar eso, de todos modos.

Pongo el pulgar sobre el lector biométrico y las cerraduras de la puerta se abren,llevándose consigo la imagen de un rostro que nunca se ha sentido como el mío.

Un olor muy mecánico con la mezcla de metal y grasa y la quemazón, se envuelvealrededor de mí, mientras entro en la sala de máquinas. Las paredes vibran con elcorazón del motor de la Nave, un sonidowhirr-churn-whirr que pensarías que eshermoso.

Los Habitantes del Primer Nivel en posición de firmes, están esperando por mí. LaSala de Máquinas por lo general llena de gente, llena de actividad como deHabitantes tratan de averiguar lo que ha paralizado el reactor del motor principalde refrigerado rápido, pero hoy les pedí una reunión privada con los diez PrimerosHabitantes, los oficiales de más alto rango por debajo de mí.

Me siento desaliñado en comparación con ellos. Mi cabello es muy largo ydespeinado, y aunque mi ropa debería haber sido reciclada hace mucho tiempo, mi

―E




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oscura túnica arena y mis pantalones bien planchados encajan perfectamente. Nohay uniformes para los Habitantes, no hay uniforme para cualquier persona a bordo de la Nave, pero la Primera Habitante Marae exige pulcritud de todos sobrelos que tiene autoridad, en especial los Habitantes del Primer Nivel, que están a

favor de la misma ropa oscura usada por Marae.Marae está en la generación de los veinte años de edad, sólo un poco mayor queyo. Pero ya tiene líneas de pliegue en sus ojos, y la caída hacía abajo a su vez de su boca parece permanente. Un Carpintero puede verificar la exactitud de su nivel enla línea del pelo rapado de Marae. Amy dice que todo el mundo a bordo deGodspeed tiene el mismo aspecto. Supongo que, dado que somos mono-étnicos,ella de alguna forma está en lo correcto. Pero nadie podría confundir a Marae connadie más, ni creo que ella sea nada menos que el Primer Habitante.

―Eldest―dice a modo de saludo.

―Ya te lo he dicho, llámame Elder.

El ceño de Marae se profundiza. Las personas comenzaron a llamarme Eldest tanpronto como asumí el papel. Yo siempre había sabido que sería Eldest en algúnmomento, aunque nunca había soñado que sería Eldest tan pronto. Sin embargo,nací para este puesto. Estoy en este puesto. Y si no puedo verlo en mí mismo,

puedo verlo en la manera en que Los Habitantes de la Nave todavía están enposición de firmes, la forma en que Marae espera a que hable.

Yo sólo… no puedo tomar ese título. Alguien me llamó Eldest frente a Amy, y nopude soportar la forma en que sus ojos se entrecerraron y su cuerpo se congeló,sólo por un momento, tiempo suficiente para darme cuenta que no había manerade que pueda verla mirarme como a Eldest de nuevo.

―Puedo ser Eldest sin cambiar mi nombre―digo.

Marae no parece estar de acuerdo, pero no discutirá.

Los otros Habitantes del Primer Nivel me miran, esperando. Todos están todavía,con las espaldas rectas y sus rostros en blanco dirigidos hacia mí. Sé que parte desu perfección es debido a la mano firme de Marae como Primera Habitante, pero




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también sé que una parte de esto viene del pasado, de Eldest antes de que fueraasesinado y la manera exacta en que esperaba que todo el mundo lo llevara a cabo.

No hay nada de mí en su estoica obediencia.

Me aclaro la garganta.

―Yo, eh, necesitaba hablar con ustedes, los Habitantes del Primer Nivel, sobre elmotor.―Trago, mi boca está seca y con sabor amargo. No los miro, no realmente.Si miro a sus caras―su vejez, rostros más experimentados― perderé mis nervios.

Pienso en Amy. Cuando vi por primera vez a Amy, todo lo que pude ver fue su brillante cabello rojo arremolinado como la tinta congelada en el agua, su pálidapiel casi traslúcida como el hielo en que estaba congelada. Pero cuando imagino su

rostro ahora, veo el determinado conjunto de su mandíbula, la forma en que parecemás alta cuando se enoja.

Tomo una respiración profunda y doy zancadas a través del piso hacia Marae. Ellase encuentra con mi mirada de frente, su espalda muy recta, su boca muy apretada.Estoy incomodo cerca de ella, pero no asombrado mientras levanto los brazos yempujo sus hombros, fuerte, por lo que se estrella contra el panel de control detrássuyo. Emoción cruzó sus rostros, La Segunda Habitante Shelby luce confundida;los ojos del Noveno Habitante Buck se entrecierran y su mandíbula se aprieta; laTercera Habitante Haile susurra algo a la Sexta Habitante Jodee.

Pero Marae no reacciona. Este es el signo de cómo Marae es diferente a todos losdemás en la Nave: ni siquiera me pregunta cuando la empujo.

―¿Por qué no te caes?―pregunto.

Marae se presiona contra el panel de control.―El borde paró mi caída―dice. Suvoz es gruesa, pero puedo captar un tono cauteloso en sus palabras.

―Tendrías que haber seguido adelante si algo no te hubiera detenido. La primeraley del movimiento―cerré los ojos brevemente, tratando de recordar todo lo quehabía estudiado en la preparación para este momento―. En Sol-Tierra, había uncientífico. Isaac Newton.―Tropiezo sobre el nombre, no estoy seguro de cómopronunciar una palabra con dos“ a” consecutivas. Sale como Is-saaahk, y estoyseguro que está mal, pero no es importante.




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Además, está claro que los otros saben de quién estoy hablando. Shelby miranerviosamente a Marae, sus ojos lanzándose una, dos, tres veces a la máscara deltodavía antinatural rostro de Marae. La constante postura de piedra de los otrosHabitantes de Primer Nivel se derrite.

Me muerdo una sonrisa amarga. Eso parece ser lo que siempre hago: romper elperfecto orden en el que Eldest trabajó arduamente.

―A este Newton, se le ocurrieron algunas leyes sobre el movimiento. Parecemalditamente obvio, esto se escribió pero… ―Niego con la cabeza, todavíaalgunos están sorprendidos por cómo de simples eras sus leyes del movimiento.¿Por qué nunca se me ocurrió antes? ¿A Eldest? ¿Cómo fue que mientras Eldest meenseñó los fundamentos de todas las ciencias, de alguna manera Newton y las

leyes del movimiento nunca surgieron? ¿Simplemente no las conocía, o queríaguardar dicha información de mí?

―Es la parte sobre la inercia lo que llamó mi atención―digo. Comienzo a pasear,un hábito que he tomado de Amy. He tomado un montón de cosas de Amy,incluyendo la manera en que lo cuestiona todo. Todo.

En la parte superior de mis preguntas está un miedo del que he estado demasiadoaterrorizado para vocalizar. Hasta ahora, Hasta que me paro frente a los

Habitantes de la Nave con la agitación del motor cojeando detrás de mi espalda.Cierro los ojos un momento, y en la negrura detrás de mis parpados, veo a mimejor amigo, Harley. Veo el hueco vacío del espacio mientras la escotilla se abrió ysu cuerpo salió. Veo el atisbo de sonrisa en sus labios. Justo antes de morir.

―No hay fuerzas externas en el espacio―digo, mi voz apenas más fuerte que elwhirr-churn-whirr del motor.

No había fuerza que pudiera detener a Harley de ir por esa escotilla hace tresmeses. Y ahora que él está en el espacio, no hay fuerza para impedirle flotar parasiempre a través de las estrellas.

Los Habitantes de la Nave me miran, esperando. Los ojos de Marae estánentrecerrados. No va a darme esto. Va a hacerme sacar la verdad de ella.




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Continuo:―Eldest me dijo que el motor estaba perdiendo eficiencia. Que habíacientos de años de retraso. Que teníamos que arreglar el motor o arriesgarnos anunca llegar a Centauro-Tierra.―Giro alrededor y miro al motor como si fuera aresponderme―. No lo necesitamos, ¿lo hacemos? No necesitamos el combustible.

Sólo necesitamos lo suficiente para llegar a máxima velocidad, y entoncespodríamos apagar el motor. Allí no hay fricción, no hay gravedad, la Nave podríamantener el movimiento a través del espacio hasta que alcancemos el planeta.

―Teóricamente.―No sé si la voz de Marae es cautelosa porque está insegura de lateoría o porque está insegura de mí.

―Si el motor no está funcionando―y no ha estado funcionando durantedécadas― entonces el problema debe ser que vamos demasiado rápido, ¿verdad?

Que vamos sólo a pasar volando el planeta… ―Ahora no hay duda en mi voz, loque estoy diciendo va en contra de todo lo que yo creía que sabía. Pero he estadoinvestigando el problema del motor desde que Eldest murió, y simplemente nopuedo correlacionar lo que Eldest me dijo con lo que ha aprendido de los libros deSol-Tierra―. Maldición, nuestro problema debe ser que vamos a chocar contraCentauro-Tierra porque no podemos disminuir la velocidad, no es que vayamos aflotar sin rumbo en el espacio, ¿cierto?

Siento como si incluso el motor tuviera ojos, y me estuviera observando.

Mirando a los Habitantes de la Nave, puedo ver que todos ellos―todos ellos― sabían que el problema del motor no se encontraban en el combustible y laaceleración. Lo sabían desde el principio. No les he dicho nada nuevo con estainformación. Por supuesto que Los Habitantes del Primer Nivel saben de Newton,física e inercia. Por supuesto que lo hacen. Por supuesto que entendieron que laspalabras de Eldest sobre el ineficiente combustible y la cojera retrasada a través delespacio eran totalmente falsas.

Y qué tan malditamente tonto soy por pensar diferente.

―¿Qué está pasando aquí?―pregunto. Mi vergüenza alimenta mi ira―. ¿Estáincluso algo mal con el motor? ¿Con el combustible?

Los ojos de los Habitantes de la Nave van hacia Marae, pero Marae está silenciosamirándome.




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―¿Por qué Eldest me mentiría sobre esto?―Puedo sentirme a mí mismoperdiendo el control. No sé qué esperaba, ¿qué iba a descubrir el“ Gran Problema” y los Habitantes de la Nave se levantarían y lo arreglarían? No lo sé. Nuncarealmente me imaginé diciéndoles que las leyes de la física van en contra de las

explicaciones que Eldest me dio. Nunca pensé que diría lo que vine a decir y ellosmirarían a la Primer Habitante, no a mí.

―Eldest te mintió―dijo Marae tranquilamente― , porque nosotros le mentimos aél.




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Capítulo 2A

myTraducido por Nightmare

Corregido por Angeles Rangel

na gota de agua salpica contra el piso de metal.

Mantengo los ojos cerrados, ignorando el frío y

concentrándome en la negrura detrás de mis párpados.―Montando en el coche por una carretera larga y desierta

―le digo en voz alta, mi voz haciendo eco en las paredes, rebotando en las altasparedes metálicas―.Con las ventanas abiertas. Y la música sonando. Alto.―Lucho para recordar los detalles―.Tan fuerte que sientes vibrar la puerta delcoche. Tan fuerte que la imagen del espejo retrovisor es borrosa, porque estávibrando demasiado. Y… ―agrego, mis ojos todavía están cerrados fuertemente―,sacando mi brazo por la ventana. Con mi mano relajada. Como si estuviera

volando.Otra gota de agua salpica, esta vez contra mi pie descalzo, enviando un escalofríodesde las puntas de mis pies hasta las raíces de mi cabello.

―Andar en el coche. Eso es lo que más echo de menos hoy―le susurro. Mis ojosse abren. Mis brazos, que había levantado estúpidamente mientras me imaginabaconducir por el camino, caen a mi lado.

No hay más coches. No más interminables carreteras.

Sólo esto.

Dos cámaras de Fusión Criogénica en una Nave Espacial que se hace más pequeñacada día.

Goteo. Salpicadura.

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Estoy jugando con fuego, lo sé. O, más bien, hielo. Debería empujar a mis padresde vuelta a sus Cámaras Criogénicas antes de que se derritan más.

Pero no lo hago.

Juego con el collar en forma de cruz alrededor del cuello, una poca de las cosas queme quedan de la tierra. Estoy sentada en el suelo delNivel Criogénico, mirando amis padres congelados y recordando una cosa más que extraño, es lo más cercanoque puedo llegar a orar en estos momentos.

Elder se burló de mí por rezar una vez, y pasé una hora regañándole por ello.Terminó agitando los brazos, riéndose, y diciéndome que podía creer lo quequisiera si me iba a apoyar en mis creencias tan fuertemente. Lo irónico es queahora todo sobre mí, incluyendo lo que una vez creí, se me escapaba entre losdedos.

Antes era más sencillo. Más fácil. Todo estaba establecido. Mis padres y yoseríamos congelados Criogénicamente. Nos levantaríamos después de trescientosaños.

El planeta estaría allí, esperando por nosotros.

La única cosa de la agenda que actualmente sucedió es que todos fuimos

congelados. Pero entonces me despertaron temprano, no. No. Él me despertótemprano. Elder. No puedo permitirme olvidar eso. No puedo dejarme olvidar quela razón por la que estoy aquí es por su culpa. No puedo dejar que los tres mesesque han pasado entre nosotros borren la vida que tomó.

Por un momento, creo que la cara de Elder no guapa y noble como la conozcoahora, pero borrosa y acuosa como la primera vez que lo vi, como él se inclinósobre mi cuerpo desnudo, tiritando después de retirarme de las ataduras del ataúdde cristal donde me encontró. Recuerdo la cadencia de su cálida voz, la forma enque me dijo que todo estaría bien.

¡Qué mentiroso!

Excepto… que eso no es cierto, ¿verdad? De todos en esta Nave, ni siquiera loscuerpos congelados de mis padres, Elder es el único que me entregó la verdad yesperó a que lo aceptara.




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La imagen borrosa de Elder viene fuerte en el ojo de mi mente. Y no lo estoyviendo a través del Líquido Criogénico; lo estoy recordando en la lluvia. Esa nocheen el Nivel de los Alimentadores, cuando los aspersores en el techo dejaron caerlluvia sobre nuestras cabezas, tan pesada que las flores se inclinaron por la fuerza,

cuando todavía tenía miedo y estaba insegura, y las gotas caían de la punta delcabello de Elder hasta sus altos pómulos descansando en sus labios carnosos…

Niego con la cabeza. No puedo odiarlo.Pero tampoco puedo… bueno, no lo odiode todos modos.

¿Al que puedo odiar? Orion.

Envuelvo los brazos alrededor de mis rodillas y miro los rostros congelados de mispadres. La peor parte de haber sido despertada temprano, sin tus padres en unaNave que es tan desordenada como esta, es que no hay nada para llenar tu tiemposalvo el arrepentimiento.

No sé quién soy aquí. Sin mis padres, no soy una hija. Sin la tierra, apenas mesiento humana. Necesito algo. Algo que me lleve de nuevo. Algo que me defina.

Otra gota salpica.

Han sido noventa y ocho días desde que me desperté. En tres meses. Y lo que

debería haber sido cincuenta años antes de que aterrizáramos se ha convertido ennada más que un signo de pregunta. ¿Aterrizaremos alguna vez?

Esa es la pregunta que me trae aquí abajo todos los días. La pregunta que me haceabrir las Cámaras Criogénicas de mis padres y mirar sus congelados cuerpos.¿Aterrizaremos alguna vez? Porque si esta Nave está verdaderamente perdida enel espacio con ninguna posibilidad de llegar al nuevo planeta… Puedo despertar amis padres.

Sólo… que le prometí a Elder que no lo haría. Le pregunté, hace aproximadamenteun mes, cuál era el punto de mantener a mis padres congelados. Si nuncaaterrizaríamos, ¿por qué no despertarlos ahora?

Cuando sus ojos se encontraron con los míos, pude ver la simpatía y tristeza enellos.―La Nave va a aterrizar.




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Me llevó un tiempo darme cuenta de lo que quería decir. La Nave aterrizaría. Perosólo que nosotros no. Por lo que mantengo mi promesa para él y para con mispadres. No los voy a despertar. No cuando todavía hay una posibilidad de que susueño de llegar al nuevo mundo todavía es posible.

Por ahora estoy dispuesta a dejar que las oportunidades sean suficientes. Sinembargo, ¿en otros noventa y ocho días? Tal vez no me importará si la Naveaterrice o no. Tal vez entonces voy a ser lo suficientemente valiente como parapulsar el botón de reanimación y dejar que estas Cajas Criogénicas se derritan todoel camino.

Me inclino así los ojos de mi padre están a mi nivel, pese a que los suyos estánsellados y detrás de pulgadas de un hielo color azul-manchado. Trazo mi dedo por

el cristal de la Cámara Criogénica, delineando su perfil. El vidrio se empaña por elcalor de la habitación, suave bajo mi tacto, dejando un esquema brillante alrededorde la cara de mi padre. El frío se hunde en mi piel, y parpadeo por un momento―sólo una fracción de segundo―cuando sentí el frío antes de no sentir nada.

No puedo recordar cómo se veía mi padre cuando sonreía. Sé que su cara puedemoverse, sus ojos arrugarse y sus labios tiemblan hacia arriba. Pero no puedorecordarlo y no puedo imaginarlo mientras que lo miro a través del hielo.

Este hombre no se parece a mi padre. Él estaba lleno de vida, y este… no lo está.Supongo que mi padre está ahí, en algún lugar, pero…

No puedo verlo.

Las Cámaras Criogénicas vuelven a su lugar, y cierro las puertas con un estrépitogolpe.

Me levanto poco a poco, no estoy segura de a dónde ir. Más allá de las CámarasCriogénicas, hacia la parte delantera del nivel hay un pasillo lleno de puertascerradas. Sólo una de esas puertas―la que está marcada con pintura roja cerca delteclado―se abre, pero a través de ella es una ventana para ver las estrellas deafuera.

Solía ir mucho allí porque las estrellas me hacían sentir normal. Ahora me hacensentir como el monstruo que todo el mundo a bordo dice que soy. Porque,




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¿realmente? Soy la única que extraña las estrellas. De todas las dos mil personasque hay en la Nave, soy la única que sabe lo que es recostarse en el césped de supatio, y llegar a capturar luciérnagas flotando perezosamente a través de lasestrellas. Soy la única que sabe que el día se desvanece en la noche, no sólo un click

de encendido y apagado con un interruptor. Soy la única persona que nunca abriólos ojos tanto como ella, y aun así puede ver sólo los cielos.

NO quiero ver las estrellas.

Antes de salir del Nivel Criogénico, compruebo que las puertas de las Cámaras demis padres estén cerradas correctamente. Una fantasmal X permanece en la puertade mi padre. Trazo las dos barras de pintura con los dedos.

Orion lo hizo, marcando la gente que pensaba matar.

Me giro, mirando hacia el Laboratorio de Genética a través del ascensor. El cuerpode Orion está congelado en el interior. Podría despertarlo. No sería tan fácil comopulsar un botón de reanimación, al igual como sería despertar a mis padres, peropodía hacerlo. Elder me mostró cómo las Cámaras Criogénicas eran diferentes,sino que me mostró, el contador de tiempo que se podría establecer para lareanimación de Orion, el orden de los botones en los que se necesitaba serempujado. Podía despertarlo, y mientras farfullara volviendo a la vida, podría

hacerle la pregunta que me persigue cada vez que le miro a los ojos saltones através del hielo. ¿Por qué?

¿Por qué mató a los otros que estaban congelados? ¿Por qué marcar a mi padrecomo el siguiente a matar?

Pero lo más importante, ¿por qué empezó a matar ahora?

Orion podía creer que el personal militar congelado forzaría a la gente nacida en laNavea ser soldados o esclavos… pero, ¿por qué empezar a desconectar cuando elplaneta de destino estaba imposiblemente lejos?

Él se había escondido de Elder años antes de que Elder se despertara. Podría haberquedado oculto si no hubiera empezado a matar.

Así que supongo que mi preguntareal no es sólo por qué, pero…




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¿Por qué ahora?




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Capítulo 3E

lderTraducido por Nightmare


e quedo mirando a Marae, mi boca cuelga abierta.―¿Q-quédemonios quieres decir?―tartamudeo finalmente.

Marae rueda sus hombros hacia atrás, enderezando su columnay haciéndose aparecer incluso más alta. Mis ojos se mueven a los demásHabitantes, pero me doy cuenta que sus ojos no lo hacen. No necesita afirmar quées lo que ella cree.―Tienes que entender, Eld… Elder―dice Marae―.Nuestraprincipal labor como Habitantes no es arreglar el motor.

Mi voz se eleva con la ira e indignación.―¡Por supuesto que su maldita tarea esarreglar el motor! ¡Es la parte más importante de la Nave!

Marae sacude la cabeza.―Sin embargo, el motor sólo es una parte de la misma.Tenemos que centrarnos en Godspeed como un entero.

Espero a que ella continúe mientras que el motor ruge ruidosamente detrás denosotros, el latido del corazón de la Nave.

―Hay muchas cosas mal en Godspeed; Seguramente te has dado cuenta.―Ellafrunce el ceño―. La Nave no es exactamente nueva. Tú sabes sobre las leyes delmovimiento, ¿pero has estudiado entropía?

―Yo… um.―Miro a mi alrededor a los otros Habitantes del Primer Nivel. Todosestán mirándome, esperando y no tengo la respuesta que ellos quieren escuchar.

―Todo está en constante movimiento hacia un estado más caótico. Un estado dedesorden, de destrucción, de desintegración. Elder ―dice Marae, y esta vez no le

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―¡A la mierda el motor!―grita Marae. Incluso los otros Habitantes rompen susmáscaras inmóviles para lucir noqueados por la maldición de Marae. Ella tomauna profunda respiración y seaprieta el Puente de su nariz―.Lo siento, señor.

―Está bien―murmuro, porque sé que no se perdonará hasta que yo diga eso.

―Nuestro deber, Elder, está claro―continúa Marae, recortando sus palabras ycontrolando su temperamento―. La Nave por sobre el planeta. Si hay una elecciónentre la mejora de la vida a bordo de la Nave y de reparar el motor de la Nave paraacercarnos a Centauro-tierra, siempre debemos optar por la Nave.

Agarro el floppy sin saber qué decir. Mara rara vez revela lo que siente, y ellanunca pierde el control. No estoy acostumbrado a ver nada en su rostro más alláque su calma y compostura.―Sin duda, podríamos hacer algunos sacrificios con elfin de conseguir que el motor vuelva a funcionar…

―Nave sobre el planeta―dice Marae―.Esa ha sido nuestra prioridad desde laPeste y los Habitantes fueron desarrollados.

No voy a dejar pasar esto.―Eso ha sido… ―Trato de sumar los años, pero nuestrahistoria es demasiado confusa por las mentiras y Phydus para saber exactamentecuánto tiempo ha sido―.Generaciones y generaciones han pasado desde la Peste.Incluso si la Nave es la máxima prioridad, en ese tiempo, tendríamos que haberllegado con alguna manera a mejorar el motor y acercarnos al planeta.

Marae no habla, y en su silencio, puedo detectar algo oscuro.

―¿Qué no me estás diciendo?―Exijo.

Por primera vez, Marae vuelve a mirar a los otros Habitantes para asegurarse.Shelby asiente con la cabeza, un pequeñomovimiento que casi no se nota―.Fueantes de que yo fuera nombrada la Primera de los Habitantes. Antes de que tú

nacieras. El primer Habitante en ese entonces era un hombre llamado Devyn.Los ojos de Marae cambiaron para mirar a Shelby una vez más.

―La información del motor ha sido siempre selectiva para darse a conocer.

Lo que significa, por supuesto, que tan pocas personas como es posible saben laverdad.




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―Estaba de aprendiz aquella vez―continúaMarae―. Y recuerdo que ese Elder…el otro Elder, el Elder antes que tú…

―Orion―le digo.

Ella asiente con la cabeza.―Eldest, le envió a hacer un poco de mantenimiento dela Nave y cuando volvió, no informó a Eldest. Fue directamente a Devyn. Lo que lehaya dicho en ese entonces… impactó en Devyn. Todas las investigaciones cesaronpor un tiempo después de eso.

―¿Los Habitantes estuvieron de huelga?―Me inclino hacia delante, sorprendido.De todo el mundo en Godspeed, los Habitantes son los más leales. No sé si esporque confiamos en ellos incluso sin Phydus, o porque están genéticamentemodificados para ser leales, o si simplemente, porque, al igual que Doc y unpuñado de otros, el sistema Eldest gobierna, pero cualquiera que sea la razón losHabitantes son firmes en su lealtad.

―Ellos no estuvieron de huelga exactamente, no como los Tejedores hicieron lasemana pasa. Hicieron sus tareas como todos los días. Excepto por la investigacióndel motor.

―¿Qué les hizo comenzar a investigar los problemas del motor nuevamente?―pregunto. Estoy vagamente consciente de los otros Habitantes de la sala, elsilencio profundo, los incómoda por manera en que se mantienen, pero miatención se centra en Marae.

―Elder murió―dice simplemente.

Se refiere a Orion cuando Orion era Elder, fingió su propia muerte para evitar unamuy real en las manos de Eldest.

―Después de eso ―continúa Marea―.El primer Habitante Devyn resumió la

investigación sobre el motor. Aunque… la investigación fue aun estrechamentemás oculta que antes. A menos Habitantes se les permitió el acceso al motor, yDevyn no era exactamente, bueno, no exactamente directo con Eldest. Cuandotomé su lugar, seguí como él me había enseñado. Pero… empecé a notar… irregularidades.

―¿Irregularidades?




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Marae asiente con la cabeza.―Las cosas no cuadraban. Algunos de los problemasdel motor parecían nuevos, como si fueran hechos intencionalmente, y hace poco.Todos los registros de la investigación del pasado fueron desapareciendo ydestruidos, probablemente, aunque nunca pudimos descubrirlo.

Así que Devyn había engañado a su aprendiz, Marae.

Lo que sea que Orion le había dicho, hizo que Devyn cambiara, incluso llegado tanlejos como para ocultar información a sus propios Habitantes y Eldest. Orion unavez me dijo que Godspeed estaba en piloto automático, que podría llegar aCentauro-Tierra sin nosotros. ¿Por qué diría eso si él era el único que conocía quelos problemas del motor iban más allá de lo pensado?

―Eldest empezó a darse cuenta de esto también, ¿no?―pregunto.

Marae mira sus manos.―El trabajo de Eldest es cuidar de las personas. El trabajode los Habitantes es el de hacerse cargo de la Nave. Pero antes… antes de quemuriera, creo que sí. Se había dado cuenta de que algo no estaba bien.

Me froto la cara con ambas manos, recordando en dónde escuché por primera vezesas palabras. Recordando la manera en que Eldest había pasado cada vez mástiempo en el Nivel de los Habitantes, en esas últimas semanas antes de que Orionlo matara.

¿Desde hace cuánto tiempo venía esto? Eldest me dijo que me concentrara en laspersonas, pero no podíamos ser los únicos Eldest que se dieran cuenta de quenecesitábamos concentrarnos en el motor también. ¿Qué les pasó a ellos? Todo seconecta con la tan llamada Peste, el comienzo de las mentiras, el comienzo delPhydus. En alguna parte entre la Peste y el ahora, la verdad se perdió, y todosnosotros, Eldest, los Habitantes, todos los demás y yo, así estuviéramos bajo elefecto del Phydus o no, nos permitimos creer ciegamente lo que otros nos dijeron.

―Me… cansé―le digo lanzando las manos de nuevo hacia abajo―.Estoy harto delas mentiras, harto de cómo eran las cosas antes. ¿Qué exactamente está mal con elmotor de la Nave? Si no es una cuestión de eficiencia de combustible, ¿qué es?¿Vamos demasiado rápido? ¿Vamos demasiado lento? ¿Qué?




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Ahora Marae retrocede.―No vamos demasiado rápido o demasiado lento.―Ellase ve triste, la preocupación en sus ojos―.No estamos yendo en absoluto.




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Capítulo 4A

myTraducido por Ӝ Yosbe Ӝ

Corregido por Mishy

ompruebo el reloj en un floppy cuando vuelvo a mi cuarto en elHospital. Maldición. Es más tarde de lo que pensé. Cada día he estadopasando más y más de las mañanas en el Nivel de Criogenización.

Primero era correr. Luego dejé de correr. Ahora sólo voy y me obligo a recordaruna cosa que extraño de la Tierra, una cosa con gran detalle cómo puedo. Y luego,eventualmente, me obligo a decirles a mis padres adiós. Otra vez.

La lámpara solar se enciende, iluminando el Nivel Alimentador. Aunque tengo lapersiana metálica puesta en la única ventana de mi cuarto, un rayo de luz se cuelapor el piso.

La mañana ha surgido. Genial.

Presiono el botón de la pared cerca de la puerta.¡Beep! Unos momentos después,una pequeña puerta de metal en la pared se abre, y una ráfaga de vapor flota en elcuarto.

―¿Eso es todo?―digo al pequeño pastel que yace dentro.

Lo saco. La comida de la pared nunca ha sido muy apetitosa, pero esta era laprimera vez que puedo decir que es pequeña. Toda entera cabe en la palma de mi

mano de una manera desalentadora y depresiva. Dos bocados después, eldesayuno se ha terminado.

Alguien toca mi puerta. Incluso aunque la puerta está cerrada, un pánicoirrazonable llamea en mi corazón.

―¿Amy?

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―¿Doc?―pregunto mientras abro la puerta de mi habitación. Su cara solemne mesaluda.

―Quería comprobar cómo estabas―dijo, entrando.

―Estoy bien―digo inmediatamente. Doc se ha ofrecido, más de una vez, a darmeparches azules de medicina. Son para mis“ nervios” , dice él, pero no quieromolestarme. No confío en los pequeños parches que él reparte en vez de píldoras;no confío en ningún medicamento hecho en esta Nave que alguna vez tambiénhizo el Phydus.

―No ―dice Doc, agitando su mano con desdén―. Me refiero… bueno. Ejem.Estoy preocupado acerca de… de tu seguridad.

―¿Mi seguridad?―me dejo caer en mi cama sin hacer. Doc mira la única silla enmi cuarto, la que está en mi escritorio, pero no se sienta. Una chaqueta está colgadaen el respaldo de la silla, y los floppys y libros que he tomado del Salón deGrabación en desorden en el escritorio.

Probablemente no quería sentarse en ningún lugar sin una toallita antiséptica yalgo de Lysol1.

No es que hubiese Lysol aquí.

La manera de pararse es torpe; mantiene los brazos cerca de su cuerpo, y suespalda está muy recta. Pero su cara es muy seria.

―Estoy seguro que has notado el aumento… bueno, es claro ahora que no hay másrastros del Phydus en el sistema de las personas. Y ahora nosquedamos con… LaNave no es especialmente segura en este momento, especialmente para alguienque…

―¿Alguien que luce diferente como yo?―pregunto agitando mi cabello encima demi hombro.

Doc se estremece, como si mi cabello fuera una maldición dicha en una iglesia.

1 Lysol: Detergente.




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―Sí.

No está diciendo nada nuevo. Soy la única persona en esta Nave que no ha nacidoaquí. Y mientras los residentes de Godspeed tenían la individualidad de su razapor lo que eran todos monoétnicos, yo tenía la piel súper pálida, ojos verdes brillantes y cabello rojo para marcar lo diferente que era. El ex-líder de la Nave,Eldest, no me hizo ningún favor tampoco, diciéndole a los residentes que yo era unexperimento genético que estuvo mal. A lo sumo, la mayoría de la gente de aquípiensa que soy un bicho raro. En el peor de los casos, ellos me culpan por el modoen que las cosas han estado cayéndose a pedazos.

Tres semanas atrás, fui a mi carrera regular de la mañana. Me detuve cerca de lagranja de pollos para mirar a los pollitos. El Granjero salió con el alimento, es un

hombre inmenso, sus brazos tan gruesos como sus piernas. Puso el cubo dealimento en el suelo y sólo... me miró. Luego caminó al portón y agarró una pala.La levantó, probó el peso de la misma y corrió un dedo por la hoja afilada y brillante. Empecé a correr entonces, mirando sobre mi hombro. Él me miraba, palaen mano, hasta que me perdí de vista.

No he corrido desde entonces.

―No soy estúpida―le digo a Doc, parándome―. Sé que las cosas no están de lo

mejor por aquí.Abro la puerta de mi guardarropa y saco una pieza larga de ropa, es como unasombra oscura de color granate que es casi marrón. El material es delgado y unpoco elástico. Comenzando detrás de la oreja izquierda, paso la ropa sobre mifrente, a continuación, debajo de mi mata de pelo rojo, y luego doy vuelta,envolviendo el cabello por lo que está completamente oculto detrás de la telaoscura. Cuando llego al final, me tuerzo el cabello envolviendo en un moño y atolos extremos de la tela en un nudo. Luego agarro la chaqueta de la silla del

escritorio y la cuelgo de mis hombros, tirando de la capucha sobre la cabeza. Laúltima cosa que hago es meter mi collar con una cruz debajo de mi camisa para quenadie pueda verlo.

―No es perfecto―digo mientras Doc inspecciona mis prendas de vestir―, pero simantengo la cabeza abajo y mis manos en la chaqueta de los bolsillos, es difícil




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para cualquiera notar cuán diferente soy a menos que se acerquen.―Y no planeoacercarme a nadie.

Doc asiente.

―Me alegra que hayas pensado en esto ya―dice él―. Estoy… bueno, muyimpresionado.

Pongo los ojos en blancos.

―Pero no creo que sea suficiente―añade.

Me saco la capucha de la cabeza y miro a Doc, fijándome en un único punto en susojos.

―No.Voy a quedarme aquí encerrada en este cuarto por siempre. Yo sé que creesque no es seguro, pero no seré más prisionera de lo que ya soy. No puedesmantenerme aquí.

Doc sacude la cabeza.

―No. Tienes razón. No puedo. Pero creo que necesitas… ―Sus manos se muevena su cuello donde su comunicador inalámbrico está incrustado debajo de su piel.

―¡No! ―Esta es otra discusión que hemos tenido un montón de veces antes. Doc,y Elder también, ninguno entiende por qué me rehúso a tener un Wi-com. Sé queElder quiere que tenga uno porque le importa y se preocupa por mí. Y… seríagenial, poder hablar cuando quiera. Tocar un botón y que pudiera montar el tubogravitacional hasta el nivel de Elder, comunicarme con él, o simplemente saberdónde se encuentra en la Nave.

Un Wi-com es la última tecnología en celulares, siempre manteniéndote conectado.

Siempre manteniéndote atado a esta Nave, esta Nave que no es mí casa. No mepondré un Wi-com así como tampoco me encerraré en este cuarto. Los Wi-comsson sólo tan…tan… tanno de la Tierra. No puedo dejar que me conecten a estaNave. No puedo dejar que me corten y me implanten algo que no es de la Tierra,debajo de mi piel, moviéndose en mi cerebro. No puedo hacer eso.




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Doc busca en su bolsillo y saca algo con un fluido movimiento que parece contrarioa su persona usualmente rígida. Extiende la cosa hacia mí.

―Esto es un… ―Doc sedetiene―. Es un Wi-com especial.

Me obligo a ver la cosa en su mano. Es esencialmente un pequeño botón, no superael tamaño de una moneda de diez centavos, con tres cables saliendo de cada lado.Es un Wi-com regular, los botones escondidos debajo de la piel detrás del oídoizquierdo y los cables enterrados en la carne. Pero Doc tiene trenzados los cablesen un círculo, haciendo una pulsera. Pequeñas palabras están impresas a lo largodel cable rojo, tan pequeñas que apenas pueden verse.

―Dame tu mano.

Levanto mi brazo obedientemente, luego dudo, trayéndolo más cerca de mí. Doccoge mi muñeca antes de que tenga la oportunidad de objetar y desliza la pulseraWi-com por mi mano. La aprieta rápidamente, no lo suficiente para cortar micirculación, pero lo suficiente para que no se deslice por mi muñeca. Antes de quepueda decir algo, Doc asegura los cables con una hebilla de metal.

―Tendrás que mantenerlo en tu boca para hablar―dice él―. Y luego llevarlo a tuoído para escuchar la comunicación. Hay un amplificador allí.― Señala a lapequeña malla negra que rodea el botón. Toda la cosa es más pequeña que losauriculares que utilizaba cuando corría antes de la escuela, pero está claro que esmucho más poderoso. Cuando Doc lo prueba enviándome una solicitud de enlacede comunicación, suena lo suficientemente fuerte para escucharlo desde mimuñeca. Intrigada, levanto la mano hacia mi oído y escucho la pequeña vozelectrónica del Wi-com que dice:“ Solicitud de Conexión de Comunicación: Doc” .

―¿Hiciste esto?―pregunto, asombrada.

Doc duda. Su malestar es tan antinatural que dejo de mirar la pulsera Wi-com y ensu lugar dirijo la mirada a su rostro nervioso.

―No ―dice finalmente―. Yo no hice esto. Lo he encontrado.

―¿Dónde?―pregunto. El terror se retuerce a través de mis venas, como losgusanos se retuercen en el barro.




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―En el Salón de Grabación.

Miro al Wi-com en mi muñeca con repulsión. Todo lo que puedo pensar es en lacicatriz enroscada en forma de tela de araña que deslustraba el lado de la cabeza deOrion, justo debajo de su oreja izquierda. Imagino los cables trenzados alrededorde mi muñeca ser arrancados de su cuerpo, empapados en sangre y vísceras.

―¿Esto era suyo? ―siseo.

Doc asiente.

―Lo encontré entre sus posesiones. Lo alteró él mismo. No sé por qué lo mantenía,incluso… pero el diseño trabaja perfectamente. ―Doc hace una pausa. No sabíaque era posible, pero incluso luce hasta más incómodo mientras se encuentra con

mis ojos―. Había una nota. Él hizo este Wi-com especialmente para ti.―¿Para mí?―pregunto, mirando a la cosa enredada alrededor de mi muñeca.

―Escribió que temía por tu seguridad, si algo le pasaba a él y el Sistema Eldestfallaba, como pensó que lo haría. Como lo hizo.

No sé qué hacer con esta información. Ese Orion, quien trato de matar a mi padre,quien sí mató a otras personas de la Tierra, impotentes, congelados, indefensos,que yo le importara lo suficiente para rehacer su Wi-com… Una mezcla deemociones, parte gratitud, parte repulsión, serpentea por mis entrañas.

―No es que quiera realmente un Wi-com, pero ¿puedes simplemente hacer otro?¿Uno nuevo? ¿Uno que no haya estado bajo la piel de nadie?

―No tenemos recursos ilimitados. Nacerán más bebes que los Wi-coms que hay, ylos Habitantes de la Nave ya están luchando por hacer más. Además de eso, nopuedo programar uno usado para un bebé, esto crea una posibilidad mayor dedesgaste con el tiempo.

Toco la hebilla de metal, tratando de arrancarme la cosa.

Las manos de Doc se sacuden, pero no llegan a detenerme. En vez de eso, dice:

―Amy, necesitas un Wi-com. Es este o que te implanten uno.




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―No puedes hacerme… ―comienzo.

―No ―dice él―. Pero Elder puede. Y los dos estamos de acuerdo, y lo sabestambién, que necesitas pedir ayuda si…

Mis manos se quedan quietas.Sí. “ Maldición” . Es cierto.

Doc asiente, satisfecho de que no voy a arrancarme esa cosa y botarla.

―Bueno. Sólo quería darte esto. Déjame saber si… si necesitas algo. ―Se aleja,cerrando la puerta detrás de él.

Pero yo, me mantengo tan congelada como cuando yacía en el ataúd de cristal y el

hielo calmaba mi corazón.“ Maldición” es una de sus palabras.

No soy uno de ellos.

Yo, con un Wi-com en mi muñeca, no soy uno de ellos.

No lo soy.

No lo soy.




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Capítulo 5E

lder Traducido por Sweet NemesisCorregido por Mishy

e toma un momento poder asimilar laspalabras.

―¿Estamos… detenidos? ―digo echando un

vistazo a los rostros de los Habitantes con laesperanza de hallar algún indicio de queesto no sea cierto, pero el aspecto sombrío en

la mandíbula de Marae, es suficiente evidencia para mí.

Oh, maldición ¿Cómo le diré esto a Amy?

―¿Hace cuánto que estamos parados?―Mi voz se eleva. Sueno como un niño conuna rabieta pero no puedo evitarlo.

―Nosotros… no estamos seguros. Por algún tiempo. Tal vez desde la Plaga.―Marae se muerde el labio.

―No hubo una Plaga―digo automáticamente. Ella lo sabe; es solo que estáacostumbrada a llamar“ La Plaga” a la rebelión que sucedió hace muchasgeneraciones atrás, perpetuando así la mentira en la que estaba basado el SistemaEldest.

Detrás de mí, el latido del corazón de la Nave continúa:whirrchum- whirr

―¿Cómo puede ser que no nos movamos?―pregunto―. El motor siguefuncionando.―Hasta yo me doy cuenta de que sueno desesperado, como un niñorehusándose a creer que los cuentos de hadas no son reales.

M




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―De hecho, hemos estado desviando la energía desde que se implementó elSistema Elder. La necesitábamos para el funcionamiento interno de la Nave. Laslámparas solares ya no son lo suficientemente fuertes.

Me obligo a encontrar los ojos de Marae.

―Así que, ¿dónde estamos?―Marae sacude la cabeza, como si no entendiera mipregunta.

―¿A qué te refieres?

―¿Qué tan lejos estamos de Centauro-tierra? Si hemos estado detenidos por…mucho tiempo, entonces nuestro aterrizaje en el planeta es incalculable, por deciralgo. Así que, ¿qué tan lejos estamos?

―No lo sabemos ―dice Marae―. En estos momentos no deberíamospreocuparnos por el aterrizaje. Debemos mantener a Godspeed unido.

La autoridad en su tono, la forma en la que me ha dado a mí una orden, se clava enmi columna.

―Esto es lo que vamos a hacer―ordeno―. Uno de ustedes será asignadoexclusivamente a Navegación. Si descubrimos qué tan lejos nos encontramos,entonces sabremos qué tan grandes deben ser los arreglos que necesitamos hacerleal motor. Tal vez podamos hacer que la Nave avance lo suficiente como paraalcanzar el planeta. Tal vez, eventualmente, tengamos que discutir medidas másdrásticas.―Nivelo mi mirada con la de Marae―. Pero vamos a enfocarnos en queesta Nave alcance Centauro-Tierra.

La Segunda Habitante, Shelby, abre la boca para hablar, pero Marae levanta lamano primero para detenerla.

―Lo haré yo misma―dice― , pero primero hay algo que debemos requerir de ti.

La forma en la que dice“ requerir” , lo hace sonar como una demanda, pero asientode todas formas.

―Queremos que se le vuelva a administrar Phydus a los Alimentadores.




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Mi mano cae a mi bolsillo. Por un momento, me pregunto si Marae sabe que llevolos cables de la máquina Phydus conmigo, desde que Amy los arrancó hace tresmeses.

―No ―digo firmemente, tanto para ella como para mí mismo.

―No debería ser muy difícil arreglar la máquina de Phydus―dice Marae―. Dehecho la Segunda Habitante Shelby ya ha hecho un reporte preliminar dereparación.

Marae extiende una mano y Shelby le entrega otro floppy, que ya está centelleandocon algún diagrama mecánico.

Miro el Floppy. Sería un arreglo fácil.

Un arreglo fácil, una solución fácil. Sólo un poco de Phydus, tal vez no tanto comoEldest había usado antes… podríamos librarnos delmontón de conflictos quehemos estado teniendo… volver a tener a la gente trabajando sin…

―No ―digo firmemente en voz baja―. No usaremos las bombas.

―No tiene que ser a través de las bombas―dice Marae―. Doc ha estadotrabajando en algunos parches usando los componentes del Phydus.

La interrumpo de golpe.―Nadie necesita Phydus.Los labios de Marae se tensan. Extiende la mano y pasa el dedo por la partesuperior del floppy. Los diagramas mecánicos son reemplazados por un gráfico delíneas.

―La productividad disminuyó un diez por ciento durante la primera semana enque le quitamos el Phydus. Ha bajado cerca de un treinta por ciento para ahora, yno hay nada que indique que vuelva a subir.―Me ofrece el floppy pero no me

convence―. Nuestros suministros de alimentos están peligrosamente bajos. Esa esnuestra principal preocupación, pero también tenemos otras necesidades, comopor ejemplo la ropa.―Abro la boca para hablar, pero continúa en una voz másobvia―. También tenemos crímenes. Nunca tuvimos eso antes. Pero los tenemosahora. Violencia doméstica, ladrones, vandalismo. Con el Phydus…

Y ahí estaba. Dudas. Confiaban más en la droga que en mí.




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Y aunque Marae a veces intenta mangonearme, porque soy más joven, nunca seolvida por completo de mi posición como Eldest, incluso si no adoptó el nombre.

Esto podría funcionar.

Y, tan pronto como pienso en eso, Shelby hace un sonido de sorpresa. Nosvolteamos hacia ella. En sus manos está el Floppy que había tomado antes. Se lotiende primero a Marae, pero entonces lo piensa mejor y me lo pasa a mí. LosHabitantes rompen su ordenada formación, y se amontonan a mi alrededor,mientras leo las gigantes letras blancas parpadeando en la pantalla negra

NO ACEPTAREMOS LA OPRESION DEL SISTEMA ELDEST

NO TENEMOS NINGÚN LIDER

LIDERÉATE TÚ MISMO

―Alguien ha hackeado la red floppy―gruñe Marae. Sus fieros ojos encuentran losmíos―. A esto te referías con necesitar fuerza poliis-ciall

―Sí.―Mi voz vacía de pasión. Estas palabras parpadeando por la pantalla, medicen que no soy nada, y pienso por primera vez desde que Eldest murió, que ellospodrían tener Razón.

Marae desliza el floppy de mis dedos e intenta limpiar la pantalla. Las últimaspalabras“ LIDÉREATE TÚ MISMO” se agrandan, llenando toda la pantalla. Maraedesliza los dedos por la pantalla otra vez. Nada sucede.

―¡Maldición!―Nunca la escuché maldecir antes.

Los Habitantes se acercan más a la pantalla. Se ven preocupados. Haile y Jodecomienzan a susurrar entre sí, y la mano de Brittne se mueve hacia su Wi-com. Losojos de Shelby siguen leyendo la frase una y otra vez, murmurandosilenciosamente las palabras.




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―Cálmense―dice Marae, y tanto yo como cada Habitante, enfoca su atención enella―. Esta es nuestra primera tarea como poliis-ciass. Y no le fallaremos a Eldest.

Le entrega el Floppy al Cuarto Habitante Prestyn.

―Este es un buen truco ―dice luego de examinarlo un momento―. Haré que migrupo se encargue de romperla de inmediato.

Marae asiente secamente, y Prestyn se dirige a la puerta dando órdenes ya por suWi-com.

―Revisaré la seguridad de los canales―dice la Segunda Habitante Shelby.

―Y necesitamos comenzar a buscar qué métodos hay que agregar paraincrementar la seguridad en la red floppy―dice Marae. El resto de los Habitantes,se separan del grupo, con el zumbido de la actividad, ahogando los sonidos delmotor detrás de mí.

Marae toca mi codo y me hace a un lado. Aún puedo ver el brillo blanco de laspalabras en el floppy burlándose.

―¿Qué vamos a hacer Elder?―pregunta.

Encuentro sus ojos.

―No lo sé.




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cerca el Wi-com. Meto mi dedo entre los cables trenzados, separando el cable rojode los otros, para poder ver las letras más claramente.

Es una frase, tres letras repetidas una, y otra, y otra vez, en letra pequeña:“

Abandona toda esperanza”

. Mi primer pensamiento es, ¿cómo Doc no se dio cuenta de esto? Dijo que limpió elWi-com. Pero supongo, esto es solo otra marca de qué tan perturbado―con lo queme refiero a francamente psicópata― Orion estaba. No me sorprendería que Docviera el mensaje y me diera el Wi-com a pesar de todo, palabras impresas en uncable en realidad no cambian si la estúpida cosa funciona o no. Doc se preocupamás por lo práctico, que por cualquier trozo sobrante de la locura de Orion estetrenzado en esa cosa.

Más allá de eso, la frase es acertada. Si hay una cosa que ya no tengo más, esesperanza. Es casi como si Orion dejara ese mensaje para mí.

Y entonces me doy cuenta: él lo hizo.

Doc dijo que el Wi-com vino con una nota. Es, de alguna manera, mi herencia.

Mi mente da vueltas. Orion no tiene que decirme que no hay más esperanza paramí a bordo deGodspeed; Lo averigüe por mi cuenta. Pero… tal vez se refería a

algo más… porque sé dedónde vino esta frase. Es, de acuerdo con mi profesora deinglés de décimo año, la Sra. Parker, una de las más reconocidas líneas enliteratura, a la alturaRhett , no importándole un cominoScarlett , y Hamlet ,vacilando sobre ser o no ser.

“ Abandona toda esperanza” es la frase escrita en las puertas deEl Infierno de Dante. Y,puesto que los libros estaban muy fuera de los límites hasta que el Anciano se hizocargo como gobernante de Godspeed, no es algo que Doc habría sabido. De todosen la Nave, soy probablemente la única que sabe sobre libros de la Tierra. Apartede Orion, que es, quien pasó la mayor parte de su vida oculto en el Salón degrabación con solo palabras y personajes de ficción de compañía.

Mientras más pienso en eso, más convencida estoy.




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Estas no son sólo algunas palabras que Orion garabateo casualmente en algunaparte. “ Abandona toda esperanza” es una frase específica, de un libro específico,escrita en un Wi-com que Orion dejó específicamente para mí.

De repente estoy leyendo demasiado en esto. Es probablemente nada. Pero hetenido“ nada” por mucho tiempo, y estoy lista para algo. Cualquier cosa. Prefiero iral Salón de Grabación y buscar la frase enEl Infierno de Dante , que quedarme acásentada mirando las paredes un poco más. Cerré mi chaqueta hasta arriba, salí demi cuarto, y me dirigí al elevador. Estoy emocionada, mis piernas quieren correr…sin embargo, cuando estoy afuera, recuerdo cómo correr me hace más notable, ycamino con la cabeza hacia abajo y la capucha de mi chaqueta levantada. A medidaque subo las escaleras a la sala de grabación, echo un vistazo fuera del hábito. Enun cubículo junto a la puerta cuelga un cuadro de Elder. Una de las últimas obrasde Harley. Esto es lo más cerca que he llegado a ver a Elder en días, cuanto mástiempo pasa, más envuelto está en gobernar Godspeed. En muchas maneras, él estámás atrapado que yo. La pintura de Elder se asoma desde la sala en su reinocerrado, y yo volteo, siguiendo el camino de sus ojos pintados.

El resplandor de la lámpara solar me deslumbra por un momento, y en esemomento de oscuridad, me doy cuenta de algo que no sabía antes: No necesito elpaisaje para conocer cada centímetro del Nivel Alimentador extendido delante de

mí. Cierro los ojos, y puedo aún ver los campos ondulados en las colinasperfectamente separadas. Sé el preciso patrón de colores de muestra queconforman la cuidad en la parte lejana de la Nave. Sé el punto exacto en el que losremaches que sujetan juntos el techo del cielo de metal llegan tan lejos, que ya nopuedo verlos más. Sé la forma de cada nube pintada.

Trato de excavar en mi memoria para recordar cómo lucía mi casa en Colorado,pero no puedo recordarlo exactamente. Las persianas de la ventana, ¿eran más decolor ladrillo rojo o borgoña? ¿Qué clase de flores plantó mamá en el patio

delantero?Conozco Godspeed mejor de lo que puedo recordar la Tierra.

―Fuera del camino, fenómeno―dice una fornida mujer, pasando junto a mí,mientras salía del Salón de Grabación. Debo de lucir más fenómeno de lo normal,




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usando una chaqueta cuando todo el mundo usa mangas cortas, parada como unaidiota en la puerta del Salón de Grabación.

Un hombre joven, delgado y alto, se me queda mirando abiertamente a medidaque sigue a la mujer hacia el camino que conduce al Hospital. Jalo mi capucha másabajo. Vuelve la cabeza para mirarme mientras baja las escaleras, y algo en sus ojosme hace girar sobre mis talones y lanzarme al Salón de Grabación.

Godspeed no sólo ha reemplazado la Tierra en mi cabeza, ha reemplazado mihogar. Y está habitado por personas que esconden pensamientos oscuros detrás deunos fijos ojos oscuros. Sacudo de mi cabeza pensamientos deseosos de mi antiguacasa, así como del hombre que cayera de mi confundida mente. No sirve pensar encualquiera de los dos.

Dentro del Salón de Grabación está oscuro y callado. Hay personas acá dentro,pero me ignoran de una manera que no harían afuera, donde la falsa luz de sol sederrama a través de mi pálida piel y el pelo rojo asomando bajo mi bufanda.Concentrados en la información que están viendo y entendiendo por primera vez.No se están concentrando en mí.

Es por eso que me gusta aquí.

Hay multitudes de personas en cada una de las pantallas digitales gigantes quecuelgan de las paredes. A pesar de que Elder ha abierto el Salón de Grabación paratodas las personas a bordo, la mayoría de los Alimentadores se adhieren aexaminar los discos, si es que vienen en absoluto.

Pocos se aventuran en las habitaciones más allá de esta, llena de libros, menos aúnvan a la segunda y tercera planta para visitar las galerías.

Aquí, cada uno de los diferentes floppys de la pared están etiquetados con undiferente tema: Historia, Agricultura, y Ciencia, son los más populares. Unamultitud de casi una docena de personas miran con atención arriba a un diagramade un reactor nuclear en el floppy de Ciencia en la pared.

El floppy de la pared menos popular, es el de Literatura. Sólo un puñado demujeres jóvenes se ve pasando una copia deRomeo y Julieta de Shakespeare. Estánluchando con el lenguaje, más de lo que mis compañeros y yo lo hicimos en




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noveno grado, pero me pregunto si, cuando hayan pasado los“ estos” y “ aquellos” y yo muerda mi pulgar ante ti, los caballeros, ¿se alejaran pensando“ esto es elamor?” Considero detenerme aquí y decirles sobre el debate que tuvimos en clasedonde yo argumenté queRomeo y Julieta no estuvieron realmente enamorados.

Estaba tan segurade que había ganado el debate ―y un premio de pase libre dedeberes― y recuerdo derribar con tanta pasión la parte opositora que toda la claseestaba alborotada. Pero ahora… ahora no puedo recordar ni un solo argumento deldebate de ninguna de las partes, y no puedo pensar en nada que decirles a estaspersonas. ¿Cómo puedo discutir queRomeo y Julieta realmente no muestran amor,a un grupo de personas que no tiene un concepto de lo que realmente es el amor?Cuando no sé qué es el amor realmente, sólo que no es.

De repente, todos los floppys de la pared se vuelven negros.

―¡Oye!―grita una de las chicas leyendoShakespeare.

–―¿Qué está pasando?―gruñe un hombre corpulento en la pared de Agricultura.

Letras gigantes en un blanco brillante se desplazan a través de la oscura pantalla,cubriendo el Salón son una frase, repitiéndose una y otra vez.

LIDERÉATE TÚ MISMO

Mis ojos se abren y tiro de mi capucha incluso más abajo sobre mi cara, tan fuerteque las costuras se estiran contra la parte posterior de mi cabeza. Mientras todoslos demás están distraídos, leyendo las palabras y tratando de averiguar cómo brillar sus floppys, me apresuro a la parte de atrás del Salón, hacia el Sala de losLibros. Algo como esto tenía que suceder. Elder ha estado pasando todo su tiempo

libre conmigo en el Salón de Grabación, leyendo sobre Educación Cívica y FuerzasPoliciales, pero no creo que él realmente entendiera que algunas personasquisieran revelarse sólo porque, por primera vez, ellos pueden.

―¿Quién hizo esto?―Una voz masculina corta los murmullos de la multitud.Suena cauteloso, hasta asustado, pero también agresivo, como si quisiera encontrary castigar al que hackeó la red de floppy.




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―¿Qué significa?―dice una mujer cerca de mí. Su amiga sacude la cabezaviolentamente, su cabello azotando sus mejillas, sus ojos abiertos con miedo.

Una mujer en los floppy de Ciencia comienza a tocar la pantalla, tratando de hacerdesaparecer el mensaje. La multitud alrededor de ella comienza a susurrarinquieta, mientras nada de lo que hace cambia el mensaje. Quién quiera que hayahackeado los floppys, aparentemente hizo un buen trabajo.

―Eldest necesita arreglar esto―dice el primer hombre. Me toma un momentodarme cuenta que está hablando sobre Elder. Varias de las personas alrededor deél asienten, sus ojos en la pantalla, su boca abierta.

―Esos floppys no cambiaron hasta que el fenómeno entró―dice una de lasmujeres que había estado leyendoRomeo y Julieta , en una clara y potente voz. Ellaempieza a buscarme en la multitud de la entrada. Agacho la cabeza y corro hacia elpasillo de atrás. No respiro hasta que estoy en la Sala de Ficción, y la puerta secierra detrás de mí. No tiene cerrojo, difícilmente alguna de las Salas en toda laNave tienen cerrojo, pero si puedo pasar desapercibida por aquí, las personas de laentrada podría, eventualmente, olvidar su enojo y olvidarse de mí.

La Sala de Ficción es más pequeña que todas las otras Salas de este piso;claramente, los fabricantes de la Nave decidieron que, Historia y Ciencia, eran más

importantes que las novelas. Desearía que luciera más como mi biblioteca en micasa, con enormes pufs esparcidos por el suelo, carpetas oscuras, carteles deautores famosos en las paredes, y pequeñas polvorientas ventanas cuadradas,filtrando la luz del sol.

En su lugar, la Sala de Ficción luce como todo lo demás, frío, esterilizado ydemasiado limpio. Es como un cuarto de Hospital, pero con libros en lugar decamas; piso de baldosas blancas, paredes revestidas con paneles rígidos, mesas demetal plateado.

A pesar de que la habitación está limpia y reluciente, no hay un presente olor apolvo y papel viejo proveniente de los tomos. Todo está en orden alfabéticoindependientemente del tema.Chaucer está al lado de Agatha Christie, JK Rowling , allado delDr. Seuss y al lado deShakespeare. Cuando llego al final de una fila y mirohacia abajo a la siguiente, veo títulos ilegibles, algunos escritos en idiomas que sólo




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puedo adivinar, Francés, Alemán, Español, y algunos que ni siquiera puedoempezar a descifrar, ¿Chino? ¿Coreano? ¿Japonés?

Me podría perder aquí, pero necesito averiguar si Orion realmente me dejó unapista en esa frase escrita en mi Wi-com. Dejo de vagar entre losCuentos de Hadas yla poesía ―Grimm y Goethe― y me dirijo a la primera fila de libros, corriendo misdedos por los lomos llenos de baches.

Me dirijo a la primera estantería, explorando los títulos,El Progreso del Peregrino , El Juego de Ender , Ratonera , hasta que llego a la que estoy buscando.

Infierno, Volumen I de la Divina Comedia , por Dante Alighieri , dejado al lado de unpequeño volumen de sonetos de Shakespeare. Irónico, un libro de poemas deamor, al costado de un libro sobre el infierno.

Saco la colección de poesía, y la tiro sobre la mesa de metal cerca de la puerta, paraque sea reacomodada con las S’s, luego engancho mi dedo al lomo de El Infierno deDante.

Sólo el título me hace recordar esas semanas en la clase de Inglés de la Sra. Parker.Puedo sentir el duro asiento de mi carpeta; recuerdo reírme con Ryan y Mikemientras trabajábamos en nuestro proyecto final.

Es curioso cómo un libro sobre el infierno me recuerda a casa.Mientras deslizoInfierno del estante, algo se desliza fuera, flotando hacia el suelo.Me inclino a recogerlo, una hoja de papel delgado de plástico negro rectangular, detamaño y ancho de mi mano abierta. La sensación de eso, me recuerda a un floppy,pero más pequeño, y hay un pequeño plástico duro, del tamaño de una uña,levantado en una esquina. Lo deslizo en mi bolsillo, Elder probablemente sabráqué es. Retrocedo y busco aDante de nuevo. La puerta se abre de golpe. Tengo unavisión de una mujer presa del pánico, con los ojos desorbitados por el miedo, y elpelo oscuro balanceándose. Corre junto a mí hacia el otro lado de la habitación y selanza detrás de la última estantería.

Me acerco y me arrodillo junto a su tembloroso cuerpo.―¿Qué pasa?―pregunto,alcanzándola. Ahora que tengo oportunidad de mirarla a fondo, me doy cuenta dequién es: Victria. Amiga de Harley y Elder. La chica que escribe, historias o




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novelas, creo. La última vez que hablé con ella, le conté sobre el cielo de la Tierra ycómo nunca terminaba, y ella escupió en mi cara, denunciándome en frente detodos. Ella retira su mano, gotas de sudor en su cara y brazos, está jadeando.―Luthe… Luthor. Él es…

Él.

Mi estómago se contrae.

Él es. Él es quien me sujeto tres meses atrás, quien uso la Temporada como unaexcusa para tratar de violarme. Él era como Harley y Elder, consciente del mundoque lo rodeaba sin Phydus nublando su mente. Sabía lo que estaba haciendocuando me estrelló contra el suelo y presionó su peso sobre mí. Cuando él vio laesperanza abandonar mi ojos.

Cuando dejé de luchar.

Me dijo que su nombre era Luthe, pero Victria lo llamo Luthor. Como Lex Luthor,el archinémesis de súperman… pero las hazañas del calvo súper villano parecencomedia comparado con el mal que hay detrás de la piel de este Luthor. Luego medi cuenta, que“ Luthe” era su apodo. El nombre con el que sus amigos lo llaman. Laidea de llamarlo así, me llena de repulsión. No me gusta pensar en él de la mismamanera en que sus amigos lo hacen.

La puerta se abre de nuevo. Victria gime suavemente, ocultando su rostro. Doy unsalto.

Él se para en la puerta, la exploración de la habitación. Sus ojos fijos en mí.

Y sonríe. Lentamente.

Seductor.




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Capítulo 7

E lderTraducido por Nightmare

Corregido por Nanis

a puerta está cerrada. Como la dejé.

Después ―después de todo― después

De que Orion fuera congelado y

Amy se enterara de la verdad y

Eldest muriera

Lo vi morir…

Lo vi morir.

Después de todo eso, me arrastré de nuevo hasta el Nivel de Conservación. Elvacío y hueco Nivel de Conservación. Y entré en la habitación de Eldest, y meencontré su alijo de alcohol, y me quedé borracho por dos días seguidos. Entoncesvomité durante dos días más, y luego volví a cerrar su puerta, una de las pocaspuertas que incluso tiene una cerradura.

Y puse una mesa frente a eso.

Ahora empujé la mesa fuera del camino con tanta fuerza que se volcó de un lado yse estrelló contra el suelo.

Antes, el Nivel de Conservación parecía demasiado grande, suficientementegrande para estar todos en la Nave de pie el tiempo suficiente para que pudieranser engañados, mientras miraban hacia el techo y quedaban sin aliento hacía las bombillas de luz llamadas estrellas.

L




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Cuando éramos Eldest y yo, este lugar se sentía enorme, el espacio entre nosotroslleno por el vacío y silencio. Ahora que soy sólo yo, el Nivel de Conservación sesiente claustrofóbicamente pequeño.

Mi Wi-com emite pitidos. Lo presiono con el dedo para silenciarlo.

Y antes de que pueda olvidarme de todo esto, antes de que me vaya y prometaentrar a su habitación más tarde, desbloqueo la puerta de Eldest.

Las partículas de polvo se arremolinan en la luz al entrar, respiro profundamente,esperando oler el jabón almizcle de Eldest, en su lugar huele a moho. Mis pies seadhieren al piso. Cerca de la puerta, se encuentra abierto y derramado un jarro dealcohol seco en un lío pegajoso.

Esa es mi marca en la habitación de Eldest.La habitación en sí está sucia y desordenada, pero esa era la forma en que Eldestmantenía las cosas. La cama sin hacer, las sábanas, un remolino de tela a los pies.Tirado debajo de la cama hay una pila de ropa arrugada. Un plato sucio que estátodavía lleno de migajas, descansa peligrosamente cerca del borde de la mesita denoche.

Me siento como un intruso, un intruso en el espacio privado de Eldest, pero me

recuerdo que, técnicamente, ahora yo soy Eldest, y esta es más mi habitación que lade un hombre muerto.

Sobre la mesa se encuentran los restos dispersos de un modelo del motor. Recojo elpequeño núcleo de resina del reactor nuclear, sacándole el polvo cuidadosamentede la superficie. La primera vez que vi esta maldita cosa era cuando Eldest seescondió de mí. Pesé el modelo de motor en la mano. Él sabía que algo andaba mal,incluso entonces. Si sólo hubiera dicho la verdad desde el principio, tal vezpodríamos haber trabajado juntos para resolver los problemas del motor. ¡Si todoel mundo sólo fuera malditamente honesto, probablemente estaríamos enCentauro-Tierra!

Lanzo el modelo de motor a través del cuarto. Se estrella sobre la cama de Eldest,la resina se dispersa a través de las grietas de la almohada, aún abollada donde élpuso su cabeza.




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Mierda.

Me froto las manos contra la cara.

Mierda.

Con el hackeo del mensaje en la red, y el afán de Marae para formar el cuerpo depolicía, había empujado de mi mente la verdad más difícil de todas.

No íbamos a ir a ningún lado.

Estábamos detenidos.

Mirando a los pedazos rotos del motor en la cama de Eldest, me doy cuenta dealgo. No voy a revelar esto a toda la Nave. No lo voy a hacer. Nunca pensé que me

enredaría en las mentiras que Eldest tejió en torno a Godspeed… pero no puedodecirles. No puedo decirles que no sólo vamos muy pero muy lentamente. Sinoque estamos detenidos. Con sólo privarlos del Phydus las llamadas para larevolución se escaparon a través de la red, entonces seguramente si les digo que novamos a ningún lado, romperían la Nave con sus dientes y dejarían que el negroespacio se los trague.

Como Harley.

Paso los dedos por mi pelo, enganchándome en los nudos. ¿Qué estoy haciendoaquí?

Eldest podría tener haber sospechado que estábamos detenidos, pero no es como sihubiera escondido el secreto para revivir al motor en su dormitorio.

Un floppy en el escritorio de Eldest emite destellos. Las letras blancas brillantes sefunden en el fondo negro. Después de un momento, se muestra la pantalla deinicio normal. Lo que haya hecho Marae y los Habitantes del Primer Nivel,

funcionó, el mensaje del hacker fue borrado de la pantalla.Mi Wi-com suena de nuevo.

Empiezo a responder la comunicación, cuando me doy cuenta de algo… otrapuerta. Silencio los pitidos en el oído izquierdo y avanzo hacia la puerta, pasandopor encima de los montones de ropa sucia de Eldest. ¿Por qué hay otra puerta




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aquí? Ahí está el único baño, por supuesto, pero nunca me he dado cuenta de estoantes, sólo he visto el cuarto de Eldest dos veces, y las dos veces estaba centrado enla búsqueda de algo más: en primer lugar el modelo de motor, y en segundo elalcohol.

Hay un dibujo de un arco iris a lo largo del suelo; Eldest utilizó esta puerta confrecuencia.

Mis manos tiemblan mientras llego hacia la antigua perilla, es metal, de Sol-Tierra.No gira, pero cuando tiro, la puerta se abre de todos modos. Me quedo mirandocon curiosidad en su interior.

Un armario.

Los armarios son raros; la mayoría de los dormitorios tienen un ropero en su lugar,pero debo admitir que me esperaba algo más aquí. Decepcionado, me doy lavuelta, pero algo me llama la atención. Un trapo asoma de la caja más alta delsuelo del armario. Es una extraña clase de verdoso color azul, y que recuerdo en lomás profundo de mí.

Absorbo el aire, y luego me olvido de respirar. Cuando llego hasta allí y tiro deltrozo de tela de la caja, mis manos se adormecen.

Cuando me mudé al Nivel de Conservación, una de las únicas cosas que trajeconmigo fue una manta.

Pequeña, manchada, y desgastada en algunos puntos. Un tono azul verdosoparticular.

Esta manta es lo más antiguo que poseía. En ese tiempo, pensé que había venidode mis padres. Como Elder, nunca se me permitió saber quiénes eran, porque de locontrario estaría sesgado hacia ellos. O al menos, eso me había dicho Eldest. En

realidad, soy un clon, fabricado, no nacido.Eldest me había pasado de una familia a otra hasta que cumplí doce años y mediocon los Pastores, seis meses con los Carniceros, seis meses con los Agricultores desoja.

Y con todo el movimiento, no sabía a cuál familia pertenecía.




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Sin embargo, la manta era mía.

Mi primer recuerdo es el de esconderme debajo de la manta cuando me dijeronque tendría que moverme de nuevo. No recuerdo a la familia con la que estaba ocon cuál me iba a mover, pero recuerdo estar encogido bajo la manta y pensar quetal vez,cuando era un bebé, había sido mi madre ―mi verdadera madre― la queme había envuelto en ella y me sostuvo contra ella.

Después de los primeros días en el Nivel de Conservación, me metí en una peleacon Eldest, y él me llamó un niño imposible, mimado y consentido. Yorápidamente irrumpí en mi habitación y golpeé las paredes, tirando todo a la vistaen mi estantería, y luego vi mi manta. El epítome de ser un bebé.

Traté de romperla por la mitad, pero no pude, así que la tiré en la basura.

Y, de alguna manera Eldest, salvó este pedazo de mí.

Lo mantuvo por años. Lo presioné contra mi cara y pensé acerca de todo lo queEldest era y lo que no era.

La única cosa que cuelga de la barra en el armario es una pesada túnica, la túnicaceremonial, sólo llevada por Eldest en ocasiones importantes. Dejo caer la mantade nuevo en la caja y alcanzo la túnica. Es mucho más pesada de lo que esperaba.

Definitivamente lana, he cardado e hilado lo suficiente antes de que Eldest mecomenzara a entrenar, por eso reconocía la cérea, áspera sensación de la tela.

El bordado se extiendo por toda la longitud y anchura de la túnica. Estrellasdanzan en la parte superior, cultivos crecen a lo largo del dobladillo, y entre elloshay una banda de horizonte que nunca termina.

El cierre se abre a mi tacto, y me deslizo dentro de la túnica. El peso empuja mishombros hacia abajo, haciéndome encorvar. El dobladillo se arrastra en el suelo,

por un centímetro o dos, y mi pecho no es lo suficientemente amplio para llenar latúnica; las estrellas se hunden en torno a mí.

Luzco ridículo.

Me quito la túnica y la meto de nuevo en el armario.




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Capítulo 8A

myTraducido por Nightmare

Corregido por Dianita

engo que salir. Tengo que irme. Ahora. No puedo quedarme aquí. Nocon él.Escapar. Debo escapar. Ahora. AHORA. Pero no hay a dónde ir.Él cruza el umbral, y está a dos zancadas de mí, tan cerca que puedo

sentir el calor de su cuerpo quemar mi piel. Al aspirar una bocanada de aire paragritar, aspiro algo de su exhalado aliento. Luthor llega hasta mí, y el grito en migarganta muere, ahogándome y dejándome sin respiración.

Luthor mueve la capucha de mi cara. Agarra la capucha de mi abrigo marrón, y lo jala lejos de mí, mi pelo se derrama sobre los hombros. La estantería detrás de míes un muro inquebrantable. Luthor desliza su mano al lado de mi rostro y agarraun puñado de mi pelo. Tira fuerte de él, acercándome. Forcejeo con su agarre. Nome importa si arranca mi cabello, no dejaré que me controle. Agarro dos libros dela estantería detrás de mí. Mientras Luthor enrosca mi pelo alrededor de su mano,me obliga a enfrentarlo, lo golpeo con los libros a cada lado de su cabeza.

―¡Auch!―Grita Luthor, con un inhumano rugido de dolor. Se agarra ambos ladosde la cabeza, lanzando una serie de maldiciones, algunas las conozco, otras no,siguiéndome mientras dejo caer los libros y me agacho bajo sus brazos.

―¡Vamos!―Le grito a Victria, que aún se esconde detrás de la última estantería.Ella sale y le agarro de la muñeca, arrastrándola detrás de mí, fuera de la Sala deFicción, hacia el gran vestíbulo.

Luthor nos sigue rápidamente, pero tenemos tanta ventaja, que llegamos a laabarrotada entrada antes de que nos alcance. Me detengo al llegar al centro. Elmensaje que anteriormente había llenado todas las pantallas se ha ido, y losFloppys han vuelto a la normalidad. Una mujer, de baja estatura, que lleva




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inmaculada ropa almidonada y favorecedoramente oscura está estudiando losesquemas de los motores anteriores. Unas pocas personas miran hacia arriba,sorprendidas por nuestra súbita entrada, pero en su mayor parte, nadie nosobservaba.

Luthor está de pie con ambos brazos agarrando la puerta que conduce a la sala,mirándonos. Él no haría nada, por ahora. No con todos los demás aquí. No es laTemporada; no hay más Phydus. No tiene excusa alguna.

Victria retira su mano de la mía.

―Gracias―murmura, el sonido pareciéndose más a un gruñido.

―¡Hey!―Hace eco la voz de Luthor en todo la entrada de la sala. La mayoría de la

gente se gira para mirarlo, pero Victria agacha la cabeza y se apura hacia la salida,abandonándome en el centro del Salón mientras Luthor empuja las puertas y sedirige hacia mí.

―¿Crees que puedes alejarte de mí?―grita.

―Sé que puedo―le digo, y realmente logro dar unos pasos más hacia la salidaantes de que me agarre por el codo y me gire.

Busco en la entrada de la Sala. Todo el mundo nos está mirando. Pocos se hanacercado, y puedo ver por la preocupación en sus ojos, que están a punto de ir enmi ayuda Sin embargo, dudan. Debido a que él es uno de ellos. Y yo no lo soy.

―Las cosas son diferentes―le espeto a Luthor, alejando mi brazo fuera de suagarre―.Crees que puedes tener lo que quieras, pero no es así.

Me alejo rápidamente, decidida a escapar de esta Sala sin que me ponga otro dedoencima. Su risa estalla, un desagradable sonido que envía escalofríos a mi columna.

―¡Las cosas son diferentes!―grita―.¡No tenemos un líder, ahora!Giro sobre mis talones.

―¡Elder es el líder!―Mi voz es alta y fuerte; sonando como un grito furioso. Nopuedo dejar de recordar el mensaje que brillaba en los floppys.




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Luthor resopla con desprecio.

―¿Crees qué ese chico puede detenerme? ¿Crees qué ese chico puede detener acualquiera de nosotros?―Con su brazo barre a la multitud, quienes están mirandoávidamente mientras gritamos en mitad de la silenciosa sala.

―Podemos hacer lo que queramos―dice Luthor en voz baja, sólo yo puedo oír suvoz. Sonríe ampliamente y mira a su alrededor, luego levanta la voz con unpoderoso rugido―.¡Nosotros podemos hacer lo que queramos!

Veo los rostros de las personas que nos rodean.

Dándose cuenta de que lo que ha dicho es cierto.




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―¿Ignorándome, eh?

―No podría si tratara―dije.

Sonríe de nuevo, otra huraña curva en sus labios sin ninguna luz detrás de ella.Estamos a unos metros de distancia, ella cerca de la puerta del Centro deAprendizaje, yo más cerca del centro del Gran Salón, y el silencio entre nosotroscae como una cosa tangible, torpe.

Saca su collar debajo de la camisa y tuerce el talismán entre sus dedos.

―¿Qué pasa?―pregunto.

―Nada ―dice inmediatamente, soltando su collar.

Entrecierro mis ojos pero dejo que el momento pase.―No te he visto hace rato―dice finalmente.

No se ha movido de la puerta del Centro de Aprendizaje, así que me acerco más aella. Mete una mano en su bolsillo y parece como si fuere a sacar algo.

―Tuve que ir a solucionar algunos problemas en la ciudad y luego… en el Nivelde Carga.

―Ahora es mi turno de preguntarte―dice Amy, retirando la mano vacía de su bolsillo―.¿Qué pasa? ¿Viste el mensaje qué estaba en los floppys?

―Sí ―gruño―. Los Habitantes fueron capaces de revertir el hackeo pero… ―Meencojo de hombros, y aunque tengo la intención de parecer despreocupado, hastayo sé que el gesto es amargo―. El daño está hecho. Le pedí a Marae y a losHabitantes de Primer Nivel que sirvan como mi cuerpo de policía.

―Bien―dice Amy con tal vehemencia que la observo―. Es sólo… estoy feliz de

que finalmente lo estés haciendo. Conseguir policías me refiero―Añade cuando sepercata de mi expresión.

―Debía haberlo hecho un mes atrás―digo, luego espero su reacción.

Su mano se crispa, como si quisiera tenderme la mano, pero no lo hace.




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―Todavía no me estás diciendo algo―dice suavemente.

Tampoco tú, pienso, pero me doy cuenta por la dureza en sus ojos que no me dirá loque sea que la está molestando. En su lugar, debo confesar mi verdad.

Acerca de los motores. Y las mentiras. Como no estamos moviéndonos, y nisiquiera sabemos dónde estamos. Le digo lo que no le he contado a nadie a bordo.

―Y no podemos decirles―Añado―. Si los Alimentadores supieran…

Amy se muerde el labio pero no discute. Por ahora.

Paso los dedos a través de mi cabello, intentado sacar la respuesta a través de lasraíces.

―Estamos detenidos hace tiempo. La Nave no durará parasiempre. Está…Godspeed está desmoronándose.

Ahora que lo digo, me doy cuenta de la verdad.

Y finalmente veo las cosas como no las he visto antes, y lo que realmente significa.

La producción de comida está disminuyendo, a pesar del hecho de que estamos bombeando todo el fertilizante y los nutrientes que podemos en los campos. Esverdad que la mayoría de los Alimentadores no han trabajado tan duro comotrabajaban cuando estaban bajo el Phydus, pero su falta de productividad nopuede ser excusa para la forma en que los cultivos apenas tienen fuerza suficientepara abrirse paso a través del suelo.

Ese año que tuvimos mucha lluvia, ¿sólo era investigación, o el sistema de riego sedañó? El sustituto químico de la carne utilizado en la comida de la pared por lomenos dos veces por semana, ¿Es realmente una mejor fuente de nutrición osimplemente fue lo mejor que Doc y los científicos pudieron hacer cuando el

ganado ya no fue suficiente para alimentar a todo el mundo?Estoy comenzando a ver por qué Eldest estaba tan… tan desesperado.

Pienso en el sonido del motor, incluso si su energía está siendo desviada afunciones internas de la Nave: esa agitación en medio de los zumbidos. No es unsonido saludable.




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Amy me mira fieramente, un enfurecido sonrojo tiñe sus mejillas.

―¡Tal vez si admitieras que no eres lo suficientemente bueno para hacer todo enesta jodida Nave por ti mismo, podrías ver que probablemente tienes personas querealmente pueden ayudarte justo debajo de tus pies!

Sé que lo dice por la ira, que no soy lo suficientemente bueno. Pero sus palabrasduelen, como un caliente cuchillo deslizándose dentro de mí.

―¿No te has dado cuenta qué la mitad de mis problemas son por tu culpa? ¡Si notuviera que cuidar del fenómeno, tal vez podría lograr hacer algo!

Tan pronto como mis palabras se deslizaron de mis labios, deseé haber podidoagarrarlas con mis manos y aplastarlas en mi puño.

Pero no puedo.

Las palabras están allí.

La he llamado“ fenómeno” , la única cosa que juré que no haría.

Era la única persona en esta Nave que no la había llamado así.

Ahora lo he hecho.

Amy sacude la cabeza, casi como si las palabras le hubieran dado un golpe en lamejilla. Se gira sobre sus talones y salta hacia la puerta del Centro de Aprendizajey el tubo gravitacional que la llevaría lejos de mí.

―¡Amy!―grito, corriendo detrás de ella. Esconde la cabeza de mí, el pelo balanceándose cubre su rostro, y los dardos a través de la puerta. La agarro delcodo, la giro y tiro de ella de vuelta al Gran Salón. Ella se sacude fuera de mialcance, pero al menos no sigue huyendo.

―Lo siento―digo inmediatamente―. No quise decir eso. Lo siento, lo siento, losiento.―Levanto mi mano otra vez, me evade, y la dejo caer inmediatamente. Nome mira a los ojos.

―Tienes razón ―dice, pestañeando rápidamente y mirando las estrellasartificiales.




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―Mira, no es que no me gustes ―le digo rápidamente, alcanzándolo. Sesuelta―.Essólo…

―¿Sólo qué? ―gruñe.

Sólo que si estuviera de regreso en la Tierra en lugar de esta maldita Nave, sihubiera conocido a Elder en la escuela o un club o una cita a ciegas, si tuviera queelegir entre Elder y otro niño en el mundo… ¿Lo amaría entonces?

¿Me amaría?

Amor sin elección, no es amor en absoluto.

―Sólo que no quiero estar contigo porque no hay nadie más.




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Capítulo 11E

lderTraducido por Lizzie

Corregido por BrendaCarpio

ero...

Pero ella ya se había ido.

―P




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Capítulo 12A

myTraducido por Ӝ Yosbe Ӝ

Corregido por Beatriix Extrange

a mañana siguiente, voy directa a donde están mis padres. Veo suscongeladas caras hasta que mis ojos duelen, luego presiono hasta

cerrarlos. Pero los vea o no, la verdad permanece: están congelados. Yono. Y Godspeed está paralizada.

Paralizada.

Saco esos pensamientos de mi cabeza. En cambio, trato de pensar en algo quédecirle a mis padres, algún recuerdo que omito. Pero no puedo concentrarme.Suspiro, me levanto, y llevo a mis padres de nuevo a sus Cámaras de Crio. Nadaha estado bien desde la pelea de Elder conmigo, y no puedo hablar ampliamentetanto de su pasado como del nuestro.

Es extraño. En la Tierra, he sido llamada peores cosas que fenómeno. Pero aquí, esapalabra tiene un significado diferente, y cuando te es gritada por una de las pocaspersonas de tu confianza, conlleva un dolor diferente.

A medida que me enderezo, algo se clava a un costado de mi pierna. Busco en mi bolsillo y saco un pequeño rectángulo de plástico negro que encontré ayer en elSalón de Grabación. Casi se lo enseño a Elder , pero… no pude.

Cuando llegué al Nivel de Conservación, sólo quería estar con él, sin mensajesominosos de Orión que nos distrajeran. Y luego lo único que quería era escapar deél.

L




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nunca sabes si un año o mil han pasado, de torturarte con la idea de que tu almaesté atrapada detrás de hielo por toda la eternidad.

Sé que tortura hay detrás del hielo.

Detrás de la ventana de vidrio en el Tubo de Crio, puedo ver las venas rojas estallaren los ojos de Orion. Me imagino a mí misma reflejada en sus pupilas, pero estáciego. Su mano se presiona contra la pequeña ventana en el Tubo de CongelaciónCriogénica. Por un momento, pongo mi mano viva, cálida encima de la de él.Luego miro sus ojos y quito mi mano.

En mi otra mano, todavía sostengo el pequeño floppy que encontré en el Salón deGrabación. Miro la huella de la mano que dejé en el vidrio en frente de la cara deOrion, luego otra vez a la caja en la pantalla y las palabras a través de ella: ACCESO RESTRINGIDO. Algunas informaciones en la red floppy estánrestringidas, Elder tiene que usar su pulgar, como un Escáner Biométrico, paradesbloquearlo. Dudo que mi huella digital sea suficiente, pero...

Presiono mi pulgar contra la caja que brilla intensamente.

La pantalla entera se ilumina.

Me encuentro mirando el rostro de Orion.

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En la pantalla, Orion luce exactamente como lo recuerdo antes de ser congelado:pelo oscuro desaliñado que podría componer con un lavado, ojos que parecenextrañamente amables dada su rapidez para matar, y una curva despreocupada yamable en sus labios que contrasta con las líneas de su rostro. Se sienta en la parteinferior de una escalera tan grande que se extiende más allá de él, fuera de la vista,hacia arriba y hacia arriba. Nunca he visto esa escalera antes, un hecho que me

parece extrañamente reconfortante. Me gusta que todavía haya algunas cosas sobreGodspeed que no conozca.

La imagen oscila mientras Orion ajusta la cámara.

ORION:Si estás viendo esto, entonces algo fue mal.




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Miro al Orion congelado. Sí, algo fue mal. La Nave está paralizada, Elder ya estáescondiendo la verdad de todos los demás, y no sé por cuánto tiemposobreviviremos.

ORION:Espero que nadie vea esto. Espero que todo vaya como lo planeé, queElder se una a mi lado, y que juntos derrotemos a Eldest y comencemos un nuevoSistema de Reglas en Godspeed que no esté basado en tiranías, sino en trabajar juntos.

Orion suspira profundamente.

ORION:Pero no estoy seguro de que Elder esté de mi lado, y sé que Eldest no loestá, y hay demasiado en juego como para dejar algo al azar. Tengo que tener un plan de emergencia. Y Amy, tú eres mi plan de emergencia.

Orion se vuelve hacia mí, como si supiera que iba a estar un poco más a suizquierda, sus ojos clavados en los míos.

ORION:Espero que Elder sea el líder que necesito que sea, lo que esta Navenecesita que sea. Pero si no lo es y si yo estoy… bueno, si no puedo estar allí paraayudar, todo lo que tengo es este vídeo y espero que tú, alguien de Sol- Tierra, sepaqué hacer. No puedo dejar esta información solo para los nacidos en la Nave. Nosaben lo suficiente. No pueden tomar decisiones acerca de qué hacer cuando loúnico que saben es una cosa. Pero tú, Amy, tú conoces la Nave y un Planeta.Puedes ser objetiva. Sabrás cuál es el mal mayor. Cuando sepas todo lo que yo sé,todo lo que Eldest trató de mantener escondido, luego sabrás qué hacer.

Miro hacia Orión, congelado, inmóvil, luego, miro de nuevo la pantalla.

ORION: Amy, tienes que tomar una decisión. Y pronto. Mira alrededor de ti. ElSistema Eldest ha estado muriendo por generaciones. Yo no fui el primer Elder enrebelarse, y Elder no será el último. Cualquier control que los Elders tenían antesse está escapando. La Nave se está muriendo. ¿Puedes ver eso no? Puedes ver elóxido. Puedes ver cómo la luz solar no es tan brillante como debería ser. Cómo las plantas tardan más en crecer... si es que crecen en absoluto. Cómo la única cosaque ha mantenido a las personas calmadas y en control era el Phydus. Conozco aElder. Sé que va a tratar de gobernar sin Phydus. Y nada puede ser más peligroso.




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tienes idea de cuánto te odio , pienso.Podría culparte por todo lo que está mal en mi vidaahora mismo.

ORION:Pero Amy, eres especial. Eres de Sol-Tierra. Pero no tienes una agenda

como otros… como tus padres. No viniste con una misión. Tú, y solo tú, seráscapaz de determinar qué decisiones necesitan ser hechas, si el riesgo lo vale. No puedo confiar en nadie más para tomar esta decisión, ni siquiera Elder o esos conlos que alguna vez conté como amigos. Voy a esconder las pistas de forma que solotú, alguien de Sol-Tierra, podría encontrarlos. No confíes en nadie, Amy. Ni enElder, ni en Doc, ni en nadie del pasado. Son de Godspeed, no de Sol-Tierra. Nosabrán, no pueden saber, que hay una decisión que tomar.

No me gusta la manera en como Orion me dice que no confíe en Elder. No me

gusta para nada. Pero… pienso en lo de ayer, y la manera en cómo le he ocultado mis más oscuros secretos. Ya estoy haciendo lo que Orion quiere que haga antes deque me lo pidiera, y me odio un poco por eso.

ORION:Necesitarás comenzar con la primera pieza del puzzle. Pero aquí está lacuestión Amy. Ya te la di. Así que: ve a encontrarla. Encuentra todas las pistas quete dejé. Y espero que cuando lo hagas, la decisión que hagas sea la correcta.

Orion mira justo detrás de mí, luego me mira de nuevo.

ORION:Porque estás quedándote sin tiempo.

<< FIN DEL CANAL DE VIDEO >>




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Capítulo 13E

lderTraducido por Susanauribe


e siento solo.

No quiero decir solitario; quiero decir que me

siento solo, de la misma manera que siento lamanta descansando en mi cuerpo, o las plumasde mi almohada debajo de mi cabeza, o las

apretadas tiras de mis pantalones de dormir envueltos alrededor de mi cintura. Mesiento solo como si fuera una cosa de verdad, filtrándose por todo este nivel como bruma cubriendo un campo, alcanzando todas las esquinas escondidas de mihabitación y encontrando nada vivo excepto yo.

Es un sentimiento ciertamente frío, esto.

Cuando finalmente salgo de la cama, la única cosa que quiero hacer, es irdirectamente hacia Amy y exigir su perdón. Tal vez al menos podamos volver a loque teníamos antes de la pelea, incluso si todo lo que teníamos era una incómodaamistad salpicada por silencios significativos. Tengo que averiguar qué hacer conlos motores de la Nave, si se puede hacer algo, pero no puedo arreglar la Nave sinprimero arreglar lo que rompí en Amy.

Estoy tan concentrado en esta idea que no es hasta que estoy bajando por el tubogravitacional hacia el Nivel Alimentador que recuerdo la mirada en sus ojoscuando me dejó ayer, una combinación de odio, dolor y tristeza, y me doy cuentaque ella probablemente ni siquiera quiera verme. La lámpara solar se enciendemientras mis pies aterrizan en la tarima debajo del tubo gravitacional. Camino condificultad por el camino. La niebla de la mañana se evapora frente a mis ojos.

M




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En vez de ir a la habitación de Amy en el Hospital, cambio de dirección hacia elSalón de Grabación. Tal vez si le doy a Marae algunos libros que he leído sobrefuerzas policiales y civiles, ella tendrá una mejor idea de cómo organizar a LosHabitantes de la Nave en su nuevo deber. Eso es lo que me digo a mí mismo, de

todos modos. Pero la verdad es que estoy temiendo ver a Amy, sabiendo que ellatodavía estará molesta conmigo. Y que tiene todo el derecho a estarlo.

Estoy sorprendido de que cuando entro al Salón de Grabación, ya hay personasallí, reunidas alrededor de los floppys de la pared en la entrada. La mayoría deellos reunidos alrededor de la sección de Ciencia. La Segunda Habitante Shelbyseñala al generador en el diagrama del motor de la Nave mientras le lee a la genteque se ha reunido alrededor de sus pies. Sabía que Shelby había, junto con laPrimera Habitante Marae y mi permiso, iniciado una clase para los Alimentadoresinteresados en aspectos técnicos de la Nave, pero no se me había ocurrido queestas lecciones serían justo quince minutos después de que las lámparas seencendieran.

Dudo antes de bajar por el pasillo hacia los Salones de libros. ¿No es vana lalección de Shelby? El motor está muerto, incluso si los Alimentadores todavía no losaben. Demonios, ni siquiera estamos seguros cuán lejos estamos de Centauro-Tierra. Incluso si estos Alimentadores reúnen la suficiente información para que la

Nave vuelva a moverse, las posibilidades son que no vean el planeta en sus vidas.Uno de los Alimentadores escuchando a Shelby acaricia su estómago en pequeñoscírculos. Ahora está de tres meses de embarazo, pero su túnica esconde su panzaredonda. Su movimiento, tan inconsciente como es, me recuerda ―esto es lo que setrata―. Las lecciones de Shelby no son para arreglar el problema del motor, no deverdad, sino para darles esperanza a estas personas. Esa es la única cosa que Eldesthizo bien. Podría haber mentido, pero al final, les dio una razón para continuar.

Eso es lo que ahora les está faltando a todos.

Me escabullo silenciosamente en el pasillo y me dirijo a la Sala de libros. Abro lapuerta de la Sala dedicada a los estudios Sociales y Civiles.

―¿Qué dem….? ―grita alguien desde dentro.

Salto hacia atrás, perplejo, mi corazón latiendo fuertemente.




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―¡Me asustaste hasta la mierda! ―exclamo, colapsando en la silla frente a Bartie.

Bartie se está riendo demasiado fuerte por su propia manera para responder. Porun momento, se siente como los viejos tiempos. Bartie y yo fuimos amigos cuandoviví en el Hospital por el año antes de mudarme al Nivel de Conservación conEldest. Teníamos toda una pandilla en ese entonces: Harley, Bartie, Victria,Kayleigh y yo, contando con mis estrellas de la suerte, por primera vez, tuveamigos.

Pasábamos todos los días en el Hospital o en el jardín. Harley pintaría mientrasBartie tocaba la guitarra y Victria escribía. Kayleigh siempre estaba revoloteando,tratando de ajustar todo. Hizo estiradores de lienzo para Harley que casi learrancan los dedos, y una vez trató de descifrar los antiguos esquemas de Sol-

Tierra de una guitarra eléctrica que casi electrocuta a Bartie.Esos tiempos fueron pura risa y felicidad.

La sonrisa se va de mi rostro, y la de Bartie se desvanece. Ni siquiera tengo quemirarlo para saber que ambos estamos pensando lo mismo: todo cambió despuésde que Kayleigh muriera. Kayleigh era el pegamento que sostenía nuestra amistad,y con su pérdida, no éramos nada. Harley cayó en espiral hacia la oscuridad de laque solamente lo sacaba la medicina de Doc. Para el momento que comenzó a

recuperarse, me moví al Nivel de Conservación, y Bartie y Victria se habíandirigido a direcciones diferentes. Victria pasó su tiempo en el Salón de Grabacióncon Orion, y Bartie, en lo que podía decir, encontró amistad solamente en sumúsica.

―¿Cómo has estado? ―pregunto, inclinándome hacia adelante.

Bartie se encoge de hombros. Una pila de libros lo rodea, pero son realmentegruesos, tomos con regia apariencia de la sección de civiles, no libros de música.

―Es extraño verte sin Amy ―dice Bartie.

―Es… es sólo… que nosotros… ―Suelto un suspiro, pasando los dedos por micabello. Últimamente Amy y yo hemos pasado un montón de tiempo en el Salón deGrabación, en esta misma habitación, la verdad, desarrollando un plan para fuerzapolicial. Sé que no se fía de mí, vacilante de confiar en mí después de que le




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guillotina cortando la cabeza del rey? Mentalmente me muevo. Estoy siendoparanoico.

―Comida ―dice Bartie.

―¿Comida?

Asiente, empujando el tomo más cerca de mí y recogiendo un libro delgadoenvuelto en cuero verde.

―Pensé que era… interesante. Ése“ que coman pastel” , me pregunté si se hubieransiquiera revelado si no hubiera habido escasez de comida.

―Tal vez sólo estaban revolucionándose por faldas como ésas ―digo mientrasseñalo las voluminosas franjas de seda saliendo de la falda de la mujer en lacubierta del libro. Estoy tratando de aligerar de nuevo, pero Bartie no se estáriendo y yo tampoco, mi mente está recordando la línea roja en el gráfico queMarae me enseñó, la línea que mostraba la decadente producción de comida.Cuando el resto de la Nave vea cuán rápidamente la comida está desapareciendo,que la Nave está muerta en el espacio vacío, y que pronto también lo estaremos,¿cuánto tardará hasta que ellos, como la gente en libro de Bartie, convierta susherramientas en armas y arme una revuelta?

Bartie no me responde, sólo abre el libro verde más pequeño. Sus ojos no semueven por las letras, sin embargo, y tengo la sensación de que está esperando quediga o haga algo. Ya no estoy muy seguro de que solo esté siendo paranoico.

―Algo va a tener que cambiar, y pronto ―dice Bartie, sus ojos en el libro―. Haestado siendo construido por meses, desde que los decepcionaste.

―Yo no… ―digo automáticamente, a la defensiva incluso aunque no hayaacusación real en su voz―. Yo sólo… quiero decir, supongo que los cambié, pero

los cambié de vuelta. A lo que se suponía que fuera. Lo que son.Bartie parece dudoso.

―De cualquier manera, son diferentes ahora. Y se está volviendo peor.

La tercera causa de Discordia, creo, es la diferencia.




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Bartie pasa la página del delgado libro verde.

―Alguien tiene que hacer algo.

La segunda causa de la discordia: la falta de un fuerte líder central.

―¿Qué cree que he estado haciendo? Mierda, ¡todo lo que hago estos días es correrde un problema al siguiente! Si no es un ataque en un Distrito, es quejas de otro, ycada problema es sólo un poco peor que el de antes.

Bartie me mira. No hay pregunta sobre eso ahora: hay desprecio y rabia en susojos, aunque su voz se mantiene calmada.

―¿Por qué no estás ascendiendo? ¿Por qué no estás manteniendo el orden? Eldestpodría haber sido un loco, pero al menos no tenías que preocuparte por sobrevivircuando estaba a cargo.

―Estoy haciendo lo que puedo ―protesto.

―¡No es suficiente! ―Las palabras rebotan alrededor de la habitación, golpeandoen mis oídos.

Sin pensarlo, golpeo mi puño en la mesa. El sonido asusta a Bartie; el impacto deeso me hace olvidar mi rabia. Sacudo mi mano, el dolor hormigueando hacia arriba

por mi brazo.―¿Qué estás leyendo? ―gruño.

―¿Qué?

―¿Qué demonios estás leyendo?

Cuando miro hacia arriba, los ojos de Bartie encuentran los míos. Nuestro odio sederrite. Somos amigos, incluso sin Harley, seguimos siendo amigos. E incluso si la

Nave no ha sido un lugar amigable últimamente, todavía podemos aferrarnos alpasado.

Bartie levanta el libro más pequeño para mí para que vea el capítulo:La República de Platón.




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―Lo leí el año pasado ―dije―. Fue tan confuso como el demonio. Ese pedazosobre la caverna no tenía sentido en absoluto.

Bartie se encoge.

―Estoy en la parte sobre la aristocracia ―lo pronuncia como“ a-risto-craci.” Eldestme dijo que era“ a-risto-cra-cia” pero él probablemente lo hizo mal también, yademás, ¿cuál es la diferencia?

Sé la parte de la que está hablando muy bien, fue el centro de la lección que Eldesttenía preparada para mí. También era, esencialmente, la base de todo el SistemaEldest.

―Un aristocrático es alguien nacido para gobernar ―digo―. Alguien nacido con

el talento innato de guiar a todos los demás.Bartie no puede pensar lo que estoy pensando: que la única razón por la que nacípara gobernar fue porque fui arrancado como embrión de un tubo lleno de otrosclones genéticamente realizados cuyos ADN habían sido modificados para hacer ellíder ideal.

―Pero incluso Platón dice que el estado ideal de aristocracia puede decaer ―diceBartie.

La palabra“ decadencia” me recuerda de la entropía que Marae mencionó, de cómotodo constantemente está girando fuera de control, incluyendo la Nave.Incluyéndome a mí.

―Y Eldest es como un aristócrata ―añade Bartie. Ahora está buscando mis ojos, ellibro olvidado, como si quisiera acoger un significado más profundo a lo que estádiciendo. Alejo mi mente del motor roto y las mentiras de Marae y vuelvo a laconversación que estamos teniendo.

―Pero el Sistema de Eldest no está decayendo ―digo―. Funciona. Estáfuncionando.

―No eres Eldest ―Bartie señala―. Sigues siendo Elder.

Niego con mi cabeza.




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―Solamente de nombre. Puedo gobernar sin tomar el título.

―Los títulos me confunden. ―Bartie tomaLa República de nuevo, cerrándolo ymirando la portada―. Éste libro habla sobre aristocracia y tiranía como si fuerandos cosas diferentes, pero no veo la diferencia. ―Lo desliza por la mesa―. Sinembargo, hay otras formas de gobernar.

―¿Qué estás diciendo? ―pregunto cautelosamente.

Bartie se pone de pie y yo también.

―No tienes que estar solo en esto ―dice―. Mira la realidad de la situación.Incluso si eres un aristócrata en ésta Nave, el único líder… tienes dieciséis años. Talvez serías un buen líder….

―¿Serías? ―gruño.

Se encoge.

―Ahora las personas no te respetan. Tal vez en otros cinco o diez años.

―¡Las personas me respetan por lo que soy!

Bartie deja caer el libro en la mesa; su golpe hace eco en la superficie de metal. Sedirige hacia la puerta, golpeándome en el hombro cuando está cerca.

―No has dado la oportunidad de pensar, de escoger lo que queramos. ―Su voz escalmada, casi un susurro―. Respeto eso. Pero tienes que darte cuenta de que talvez, cuando tengamos la oportunidad de pensarlo, no vamos a escogerte comolíder.

Bartie recoge los dos libros de la mesa, el de laHistoria de La Revolución Francesa y ellibro de la sala de ciencia,Instrucciones técnicas de los Sistemas de Comunicación.AbandonaLa República de Platón en la mesa y carga los otros dos libros por lahabitación sin hablar. Cuando la puerta se cierra detrás de él, sin embargo, sesiente como si hubiera cientos de palabras a la deriva en el silencio que deja detrás.

Ésa es la última causa de la discordia: pensamiento individual.




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No tiene idea que no he dormido una noche entera en tres meses. Que no hagonada más que tratar de descubrir cómo alejar a una Nave entera de personasenojadas, apasionadas y autoconscientes de la autodestrucción. Que ahora, encimade todo lo demás, tengo un motor muerto por el cual preocuparme. Todo lo que ve

son mis fracasos.Si no puedo gobernar sin Phydus, eso es todo lo que verán.

Fracaso.

Por regresarles sus vidas y no ser capaz de salvarlos de sí mismos.

Cuando salgo, tengo que pestañear para ajustar el brillo. Todo parece más calmadoaquí, más quieto, casi reverente. El Salón de Grabación no era exactamente

ruidoso, pero no era callado, tampoco.Algo atrapa mi mirada. Me volteo lentamente. Al lado de la puerta del Salón deGrabación hay una pintura, un retrato mío, puesto en un lugar de honor. Fue unade las últimas pinturas que Harley hizo.

Y alguien lo destrozó.

Parece como si una garra gigante de cuchillos hubiese rasgado el lienzo, cincograndes cortes por mi pecho y rostro, escupiendo cordeles y pintura seca comoheridas sangrantes. El fondo detrás de mí en la pintura, un reflejo de los campos ygranjas de Godspeed, casi sin tocar. Quién sea que hizo esto se tomó el trabajo dedestrozar mi rostro y dejar el resto de la pintura sin daños.

Y no estaba así cuando entré el Salón de Grabación. Quién sea quien hizo estoesperó el momento perfecto, para asegurarse de que lo viera, y asegurarse de quesupiera que fue hecho cuando estaba cerca.

Me fuerzo a mí mismo a darme la vuelta. Mis ojos revolotean por los campos y porel camino. No hay nadie aquí. El vándalo ya sefue… o simplemente paseó por elSalón de Grabación para desvanecerse entre la multitud, mirándome mientraspaso.




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Eso es lo que Orion me dio. Lo única que realmente me dio. La última pintura deHarley. Cuando Harley estaba en el Nivel Criogénico, reuniendo trozos de cable,para poder abrir la escotilla y lanzarse a sí mismo hacia el vacío espacio, le entregósu última obra terminada a Orion, para que me la diera a mí. Después de la muerte

de Harley, había estado demasiado triste como para mirarla y le pedí a Elder quela llevara por mí al cuarto de Harley.

Que es donde se supone debería estar… salgo de mi cuarto hacia el pasillo. Elcuarto de Harley es fácil de encontrar: rayas de color, forman un camino de arcoírisque lleva directo hasta su puerta.

Su cuarto huele a pintura y a polvo, como viejos errores. Las tablillas sobre suventana emiten luz artificial sobre la maceta casera de una planta, que hace mucho

ha muerto. Motas de polvo brillan en las barras de luz.Se siente como una violación, entrando a su habitación. Mi mano se detiene juntoal marco de la puerta, mi pulgar aun descansando en el escáner biométrico.

Entro lentamente, aun sosteniéndome al marco de la puerta con una mano,renuente a sumergirme por completo en la guarida del pasado de Harley. Misdedos se deslizan desde la pared hasta la cómoda apoyada contra esta, dejandocuatro marcas más claras de polvo en la parte superior. ¿Son sólo tres meses de

polvo acumulado o más? Nunca vi a Harley en su cuarto, sólo lo vi una vezdejándolo, mientras pasábamos por el pasillo. No puedo imaginármelo aquí ahora.Es tan pequeño, tan estrecho. Esto es más como un cuarto de almacenamiento queun hogar.

Pero Harley era un verdadero artista y lo que se almacena en este lugar es másprecioso que cualquier otra cosa que vi en un museo. Hay lienzos apilados contrala pared. Paso junto una fila de ellos, todos mirando hacia el cuarto. Uno, no esmás que salpicaduras de pintura negra, algún experimento fallido supongo. Hay

uno con un Pez Koi, del mismo tipo que Harley pinto para mí, pero con coloresmás brillantes, se parece más a una caricatura, menos realista, con colores clarosque serían pastel si no fueran tan chillones.

La última pintura está frente a la pared, pero incluso antes de voltearla, veo losrasgones en el lienzo, los bordes harapientos con hilos sueltos.




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cielo, ignora el hecho que la salvé de Luthor, me desprecia por simplemente estaren el cuarto de Harley.

— No deberías estar aquí — escupe.

— Lo sé… yo…

Victria cruza el cuarto y me arrebata los papeles de las manos, agarrándolos tan bruscamente que las delgadas hojas se arrugan y un par se desgarran. — ¡Estos noson tuyos!

Estrecho mis ojos. — Este sí lo es. — Acerco más el lienzo a mí. Este es mío.

— Como sea. — Con cautela comienza a recoger los dibujos desparramados. Nopodría haber sido más claramente echada.

Comienzo a irme, arrastrando el lienzo conmigo. Cuando me volteo en la puerta,Victria me ignora. Ha vuelto a colocar los papeles sobre la mesa y está alisandouno. Doy una mirada sobre su hombro para poder ver el boceto. Se supone que esElder, creo, pero se ve más viejo, y hay una sonrisa en los labios que nunca le vi alElder real. Es extraño que los dibujos de Harley no sean exactos.

Ella no nota cuando me acerco. Nunca vi esa mirada de nostalgia en el rostro deVictria antes. No se la había visto nunca a nadie… excepto cuando Harley hablabasobre Kayleigh.

— ¿Victria? — pregunto.

Ella se sobresalta, sacudiendo las manos y enviando el boceto de Elder hacia lamesa. — ¡Ya tienes tu pintura, ahora vete!

Estudio su rostro. Sus ojos caen una vez más sobre la mesa y el dibujo,traicionando el amor escondido en ellos.

Me voy sin decir otra palabra.

No es hasta que estoy en mi cuarto, sumergiendo la brocha en la espesa pintura blanca, que me doy cuenta de que el boceto no era en absoluto de Elder. Lasarrugas en sus ojos, la sonrisa torcida en su rostro, ese tenía que ser Orion.




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Capítulo 15

E lderTraducido por * Ӝ Yosbe Ӝ *

Corregido por Mari NC

oc me habla por el Wi-com mientras salgo del Salón deGrabación.

— ¿Dónde estás ahora? — pregunta.

— Salón de Grabación.

— Bien. Ven a la pared cercana al jardín.

— ¿Por qué?

— No puedo explicarlo. Sólo ven.

— Pero, quería hablar con… — ¿Hablar con Amy? — pregunta, mordiendo cada palabra.

Sí. Eso quería. Todo el arrebato de Bartie y la pintura acuchillada lo que han hechoes recordarme que Amy es una de las pocas personas sobre toda esta maldita Naveque no espera que yo falle. Tengo que disculparme, otra vez, por llamarlafenómeno. Quiero decirle que no me importa lo que necesite para sentirse seguraen Godspeed, se lo daré. Quiero decirle que si la única cosa que le devolverá la

sonrisa a sus ojos es despertar a sus padres, tal vez deberíamos hacerlo. Y aunquesé que realmente no puedo decirle ese último pedazo, quiero mirarla a los ojos yasegurarme que sepa que lo haría si pudiera.

Mi silencio es respuesta suficiente para Doc.

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Miro los pies de Evie. Están manchados de color marrón rojizo, incluso en los arcosy líneas oscuras de barro debajo de las uñas de los pies.

— ¿Qué podemos hacer? — pregunto. Pero lo que realmente quiero saber es: ¿Todoel mundo reaccionará así cuando sepan que la Nave está paralizada? Siemprepensé que lo peor que podía pasar era una rebelión, pero esta depresión de“ muertos por dentro” me hace sentir hueco también. ¿Sería mejor para nosotrosdestrozar de rabia esta Nave o en silencio rasguñar las paredes hasta que sólodejemos de respirar?

Doc mira a su aprendiz. Kit busca en su bolsillo de bata de laboratorio y saca unparche verde pálido de medicina.

— Esta es la razón por la que me comuniqué contigo — dijo Doc mientras Kit medaba el parche — . He desarrollado un nuevo parche medicinal para los pacientesen depresión.

Volteo el parche en mis manos. Doc hace el mismo, con la ayuda de algúnHabitante en los Laboratorios de Investigación Química. Agujas pequeñas seadhieren a un lado como limaduras de metal pegadas a la cinta, cuando se pulsa elparche en la piel, las agujas se adhieren a ti e inyectan un medicamentodirectamente en tu sistema.

— Entonces úsalo — digo, dándoselo a Doc.

Doc toma el parche, cargándolo con cuidado.

— Tengo que preguntarte, quería que vieras porque es necesario, pero entoncestenía que preguntarte, hice los parches usando Phydus.

Miré a Doc. ¿Phydus? Le había dicho que destruyera todos los almacenes delquímico. Es evidente que no lo ha hecho y no me teme lo suficiente como para

mentir y decir que lo ha hecho.Pero tiene suficientes idiotez para pedirme permiso antes de usarlo.

Kit se revuelve nerviosa detrás de nosotros. Incluso Doc se ve preocupado por mireacción a la droga ilícita. Sólo a Evie, con la cara machacada contra la pared demetal, con los pies con barro y callosas, no le importa.




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Doc toma de nuevo el floppy y lo lee, aunque debe saber lo que hay en él.

— Oh, sí — dice el — . Las dos han vivido en la Sala del Hospital y habían elegido noparticipar en la Temporada. Ellas lo han hecho, como sea, desde que han decididoprocrear.

— Doc — digo, la curiosidad haciendo alzar mi voz — . ¿Si quisiéramos aumentar lapoblación de la Nave, entonces la Temporada no es muy efectiva, no?

Doc aparta el floppy y lo pone sobre la mesa, empujándolo de un lado hasta que locuadra con el tapiz de escritorio

— Yo, eh, ¿por qué dices eso?

Me inclino hacia adelante, sentado en el borde de la silla.

— Solía pensar que la Temporada era sólo cómo eran las cosas, como los animalesse unen en la fecha prevista. Pero ahora es bastante obvio que la Temporada no esnatural. Y si es algo diseñado por ti y Eldest, y si todavía estamos tratando dereconstruir nuestra población de la llamada Plaga… bueno, la Temporada no tienesentido, ¿verdad? ¿Una época de celo por generación? Esto reduciría nuestrapoblación, no se recuperará…

Mi voz se apaga, pero Doc no responde inmediatamente. Mientras más hablo, másme doy cuenta cuánta razón tengo. La Temporada sólo es un chiflado malditométodo de reconstruir una población.

— Bueno, para algunas generaciones tenemos dos Temporadas — dijo Docdefensivamente — . Y lo hemos diseñado para que muchas parejas tengan partosmúltiples.

Por un momento los dos nos vemos el uno al otro.

—

Comenzó unas pocas generaciones atrás —

dice Doc finalmente. Su voz es hueca,como si me estuviese confesando un pecado — . Pensamos que sería mejor parafrenar el crecimiento de la población. Estamos teniendo problemas para producirsuficiente alimento como van las cosas.

— ¿Qué pasa cuando no produzcamos suficiente comida? — pregunto.




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Doc me mira silenciosamente, y puedo decir que está evaluando si decirme o no.Con los Habitantes de la Nave, puedo pedir la verdad y asegurarme que me ladieran. Pero con Doc, tengo que esperar y tener fe. Doc estaba a favor del uso delPhydus que implementaba Eldest, y estaba a favor de los métodos de Orion,

después de todo, era él quien mantuvo a Orion vivo cuando Eldest le ordenó quelo matara. Pero no creo que Doc haya cambiado su manera de pensar sobre que nosoy suficientemente bueno para reemplazar a alguno de esos hombres.

Aparentemente, sin embargo, se me puede confiar la verdad.

Al menos en este caso. Finalmente dice: — Eldest había pensado en eso. Tenemosen almacenamiento un suministro de más de 3.000 parches negros medicinales.

— ¿Negros? — pregunto. Nunca he visto que los parches sean negros.

Doc asiente con la cabeza bruscamente.

— En el caso de que la Nave no sea capaz de mantener vida, los parches negros sedistribuirán a la población de la Nave.

Y ahora entiendo para qué son los parches negros. . Una muerte rápida, en lugarde una lenta.




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Capítulo 16A

myTraducido por LizC

Corregido por kathesweet

ostuve la última pintura de Harley en mi cama y di un pasoatrás. Sus ojos están aún más sonrientes que los míos, pero nohay tal ilusión como la de Mona Lisa que me esté mirando.

―Entonces―digo en voz alta a la pintura de Harley― , ¿dónde está la pista quedice Orión que está aquí?

Soy reacia a tocar la pintura; no quiero hacer nada para dañarla. En su lugar,exploro la pintura con mis ojos, en busca de algún mensaje oculto de Orión.

Me pierdo en la imagen, ahí está la cara de Harley, las estrellas y el pequeño pezkoi nadando alrededor de su tobillo. Son todos recuerdos. ¿Cómo puede alguienque conocí por tan poco tiempo haber dejado tal impresión indeleble en mi alma?Al verlo luciendo de esta manera, tan feliz y libre, me hace recordar algo acerca deHarley, esa chispa, esa alegría, ese algo que me hace desear que todavía esté aquí,ahora.

Obligo a mis ojos a desenfocar, para mirar más allá de la imagen y hacia la pintura.Pero no hay nada allí.

Deslizo las manos por los lados salpicados de la pintura. Nada.

Entonces le doy la vuelta.Nunca he visto muy de cerca la parte posterior de la pintura antes. Pero ahora quelo hago, me doy cuenta de un dibujo tenue, casi invisible, hecho con un trozo decarbón o lápiz dado el aspecto del mismo. Me acerco, entrecierro los ojos, y luegolevanto la totalidad del cuadro y lo mantengo hacia la luz.

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Me río de la forma en que sus ojos exploran mi habitación, en busca de un dragónpara matar por su damisela en apuros.

―¿Cómo llegaste aquí tan rápido?

―Estaba en la oficina de Doc.

Las risas se desvanecen. En el silencio, recuerdo cómo me llamó, fenómeno, y lasombra de los labios de Elder mientras formaba la palabra.

―Escucha, Amy, lo siento.―Empiezo a abrir la boca, pero Elder continúa―. Enserio. Nunca quise decir eso. Lo siento mucho.

―Yo también lo siento―le digo, mirando a mis manos. Es una tontería que meextienda en una palabra dicha con enojo cuando tenemos toda la Nave en quépensar.

El silencio se extiende entre nosotros, pero al menos no aparta la mirada de mí.

―Entonces―dice Elder, finalmente― , ¿qué pasa?

―No pasa nada malo―digo―. Simplemente… extraño. He encontrado esto.

Sostengo el pequeño chip negro que quité de la parte de atrás de la pintura deHarley y la pantalla que encontré en elInfierno de Dante.

―¡Una tarjeta de memoria y una pantalla de video tributada!―dice Elder,riendo―. ¡No he visto esto en años! Los discos prácticamente los reemplazaron.

―¿Cómo se utiliza esta cosa de tarjeta de memoria?―pregunto, ofreciéndosela aél.

―Un video tributado es sólo una pantalla digital de membrana―dice Eldercuando con suavidad retira la tarjeta de memoria original y la sustituye por una

nueva. El chip cuadrado se ajusta a la pantalla como si hubiera una atracciónmagnética entre ellos―. Es como un floppy, pero tienes que tener una tarjeta dememoria en la parte posterior para que funcionen.―Él pone la tarjeta de memoriavieja en el borde de mi escritorio, luego cambia el otro video tributado y desliza sudedo por la pantalla. Un recuadrado brillante aparece.




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―Ven, permíteme―le digo, tomando la pantalla de video de él y presionando eldedo pulgar sobre el mismo. El cuadro brillante se desvanece, sustituido por unvideo que comienza a reproducirse automáticamente.

―Ese es… ese es el Nivel de Criogenización―susurro. El ángulo hace que se veacomo imágenes de cámaras de seguridad.

Elder niega con la cabeza.

―Eso no es posible; las cámaras de allá abajo fueron destruidas antes de que Orióncomenzara a…

Comenzará a desconectar a los otros congelados.

Por unos instantes, no pasa nada en la pantalla. Estoy a punto de preguntarle aElder si está en pausa o se rompió cuando hay movimiento en la esquina del vídeo.

Una sombra primero, serpenteando por el suelo como una mano con garra. Y acontinuación…

―Ese soy yo―susurra Elder.

Le echo un vistazo, sin saber por qué su tono es tan alto y preocupado.

―Digamos… eh. No veamos esto. No creo que debamos ver esto. ―Su mano semueve para detener el video, pero yo se lo arrebato.

―¿Por qué?―exijo.

Elder se muerde el labio, la preocupación ensombrece su cara.

El Elder en la pantalla se desliza hacia adelante. No hay sonido en el video, lo quelo hace aún más extraño cuando en la pantalla Elder se detiene como si hubieraoído algo. Después de un momento, se vuelve hacia la puerta cuadrada que parece

que pertenece a una morgue. La logra abrir y desliza la bandeja dentro.Y entonces ya no estoy viendo más a Elder. Estoy viéndome a mí.

Esa soy yo, congelada en el hielo. Tan quieta. Parezco muerta. El horror curva milabio. Esa es mi carne, mi cuerpo. Desnudo. Ese es Elder, mirando mi cuerpodesnudo.




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Hay otra sombra ahí, más ancha y más larga, deslizándose lentamente hacia mi yocongelado. Un rayo de luz pone de relieve el costado de su cuello, la parte endonde una telaraña de cicatrices llega detrás de su oreja izquierda.

Orión.

Lo primero que hace es encerrarme de golpe en el Congelador Criogénico. Cierrala puerta con seguro y da la vuelta para irse.

Pero luego se detiene.

Él se queda mirando por un largo rato fuera de la pantalla, en la misma direcciónque en la Elder se había alejado, y tamborilea sus dedos en la parte superior de laCámara Criogénica, pensando. Luego, lentamente, deliberadamente, me saca de la

Cámara Criogénica. Me mira por un momento.Y luego se aleja.

Orión me dijo que tuvo la idea de desconectar a los congelados al ver a Elderdescongelarme a mí. Y eso es todo. Este es el momento cuando se dio cuenta de lofácil que sería matar a personas que no podían defenderse.

Estática llena la pantalla.

―Es por eso que destruyó las cámaras en el Nivel de Criogenización―dice Elder.Esa es una razón, de todos modos.

Elder deja caer la pantalla de video en mi escritorio y se queda de pie. El cabellocae sobre su rostro, pero aún puedo ver sus ojos pasar a mí. Esperando a que yoreaccione.

Pero no sé cómo responder. No sé cómo me siento acerca de esto. Acerca de laforma en que Elder me miró, sobre la forma en que Orión no lo hizo. Mi cerebro nopuede procesar esto.

―¿Amy?

La cabeza de Elder se dispara en alto, pánico en sus ojos. Él no fue el que habló.




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Capítulo 17E

lder Traducido por Mari NCCorregido por kathesweet

a pantalla se apaga. La última pregunta de Orión flota en el aire, pero laimagen que Amy vio de mí sacándola de la Cámara Criogénica llenasus ojos.

―¿Amy?―digo en voz baja, vacilante.Ella desliza la mano por su cara. Sus ojos están de color rojo.

―¿Amy?

―No importa―dice, con la voz quebrada enla mitad―. Lo hecho, hecho está.

Y eso es lo que me mata por dentro. Porque lo hecho fue hecho por mí. Y pormucho que quiero que Amy pueda verme de la forma en que la veo y me quiera de

la forma en que la quiero, ella nunca podrá olvidar la imagen de mí sacándola desu Cámara Criogénica y alejándome. No es de extrañar que no quiera estar en elNivel de Conservación conmigo.

Yo podría darle un puñetazo a quien fuera que hizo que Amy viera esto. Mispuños se aprietan involuntariamente. No es que yo sea demasiado brillante por micuenta, pero desde luego, ¡no necesito a alguien mostrándole a Amy lomalditamente idiota que era!

―¿Quién te dio esto?―exijo.Sus ojos verdes claros encuentran los míos, su voz firme ahora.

―Orión lo hizo.

―¿Qué?

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Capítulo 18A

my Traducido por Kirara7Corregido por Samylinda

a Granja de Conejos fue el primer lugar donde sentí el horror. Nomiedo, he estado asustada miles de veces en mi vida. Tanto en estaNave como en la tierra. Pero no conocía el horror hasta que mire a los

ojos a la chica de la Granja de Conejos y me di cuenta que estaba vacía por dentro.

Ahora, cuando Elder rueda el cuerpo sobre el campo para que podamos ver surostro. Puedo ver eso, una vez más, la chica de la Granja de Conejos tiene ojosvacíos.

Caí de rodillas al lado de ella. Elder tiene su mano en su cuello; él está llamando aDoc y a la fuerza policiaca. Pero es tarde. Muy tarde

Mi mente toma notas en detalle de una manera desinteresada, a pesar de la

repulsión que burbujeaba dentro de mí. Los brazos de la chica están muy abiertos,con grandes y profundos morados en sus muñecas. Sus ojos están abiertos yobservan el techo sin parpadear. Un gran conejo acariciaba su pie descalzo. Lasplantas de sus pies están manchadas de hierba y sus rodillas de barro, como si ellahubiese corrido y se hubiera caído más de una vez.

Gentilmente bajo el borde de su falda hasta sus rodillas. Casi cubriendo el barro ycerrando sus ojos.

―¿Quién haría esto? pregunta Elder.

Podemos hacer lo que queramos dijo Luthor.

Abro la boca para decir algo. Pero no salen palabras, trato de forzarlas a salir, perotodo lo que sale son prácticamente sonidos de miedo.

―¿Qué pasa? ―dice Doc, mientras se aproxima al campo. Su asistente Kit lo sigue.

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También me hace sentir más distante. No lo conozco, o lo conozco, pero sólo unaparte de él. Conozco al Elder que es amable, casi como los ojos de un cachorro ensu devoción, pero no conozco este Elder que ordena a gente mayor que él; queemite ordenes que son inmediatamente obedecidas. Este Elder siempre ha sido

ajeno a mí.―Intentaré recolectar la mayor cantidad de ADN que pueda―dice Doc, mientrasdos Habitantes levantan el cuerpo para colocarlo dentro del carrito.

Quiero decir:creo que se quién hizo esto.

―¿Crees que hay suficiente para que identifiquemos al asesino?―preguntaElder―. Te concederé el acceso a la base de datos biométricos.

Doc comienza a seguir el carrito. Puede que haya algo debajo de sus uñas quepueda usar, sino puede que haya fluidos seminales en este caso. Puede que tomealgunos días procesarlo y para buscar en el registro.

Quiero decir:sólo la vi una vez, pero creo que la conocí mejor que ninguno de ustedes

Mientras Doc se va, Elder reúne a los Habitantes. Shelby mira si hay alguna clasede video de esta zona de cuando la chica fue atacada.―Buck quiero que busques alos Alimentadores de la zona y los interrogues: Tal vez hayan testigos que vieron

lo ocurrido.Abro la boca, quiero decir:que estoy cayendo y necesito que alguien me sostenga.

Pero no sale ningún sonido, siento unas manos en mi garganta, aplastando mitráquea. Paso la sequedad. Él no está aquí, ya no más. Él la mato y se fue.

Intento hablar de nuevo, debería hablar, tengo que hablar.

Pero no puedo.

En su lugar corro.

Mi cuerpo se emociona ante esto, no he corrido en años. He estado muy asustadapara correr en las mañanas, pero ya no corro como lo haría para ejercicios. Estoycorriendo como si la fuerza del viento alrededor de mi cuerpo fuese suficiente paraevitar que cayera.




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Más allá de la cerca, por el camino más allá de los campos de soya. Cuando llego ala calle principal, que conectaba al Salón de Grabación y el Hospital. Voydirectamente hacia el pasillo, no sé porque, yo debería odiar este lugar. La últimavez vi a Luthor, fue aquí, en el Salón de Grabación. Pero estoy segura, más segura

que cualquier otra cosa. Que la pista que dejo Orion para mi está aquí, tal vez sipuedo encontrar esa pista. También encuentre algo para hacer las cosas funcionarotra vez.

Aún corro cuando entro al Salón, pasando el grupo de gente que se amontona en lasección de descanso, derecho hacia la Sala de Ficción. Abro la puerta tan fuerte,que reboto en la pared y no me detengo hasta que llego a los estantes del libro que busco.

Deslizo el pesado libro de la estantería, jadeando en un esfuerzo por recuperar elaliento. Una imagen está en la portada. Una chica, un árbol y un gato sonriente. Laencuadernación está rota por la antigüedad, la ilustración se desvanece. Micorazón se acelera mientras cargo el libro a la mesa del medio, colapso en una sillay dejo que el libro caiga pesadamente encima de la mesa. Puedo imaginar lamirada de desdén de Elder por la forma en que dejo caer el libro en la superficie. Éltrata a los libros como tesoros, cosas raras y supongo que lo son, pero mi padresolía doblar las esquinas y leerlos hasta que se dañaba, me gusta más su método.

Paso la página y leo el título.

Alicia en el país de las maravillas

Por Lewis Carroll

Edición de Coleccionista

Anotaciones y Críticas literarias © 2022

He visto éste libro antes, no exactamente éste, pero sí copias de éste. Su lectura fuerequerida para la clase de Literatura en mi escuela en Colorado. Planeaba tomaresa clase en mi último año.

Dejamos la tierra antes de que tuviera la oportunidad de terminar mi onceavo año.




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Capítulo 19E

lder Traducido por nathyabCorregido por Samylinda

e encontré ―dije abriendo la puerta.

Amy se sienta en medio de la galería delsegundo piso del Salón de Grabación. Sus

rodillas están subidas hasta su barbilla, y sus brazos alrededor de sus piernas. Un libro gruesoy viejo, descansa a su lado, abierto ante ella, pero ignorado. La sala de Arte estállena, esculturas y pinturas de la última generación de artistas apiladas a un lado, yfilas de cuadros, apoyados en el otro, la mayoría de Harley, pero algunos de otrosartistas. El arte no es muy respetado aquí en el Godspeed, y aunque Orion habíahecho algún esfuerzo en convertir la colección en una apropiada galería, habíaestado más concentrado en libros que en pinturas.

―¿Cómo me encontraste? ―pregunta Amy mientras me dejo caer a su lado.

Tiro del Wi-com alrededor de su muñeca―.Tienen localizador, ¿sabes?

Ella asiente en silencio. Su cabeza cae sobre mi hombro, su largo cabello rojoderramándose por mi brazo.

―Siento que hayas tenido que ver eso ―digo.

―Siento que haya pasado. Tú… ―Amy no me mira mientras dice esto―. ¿Tú

sabes quién lo hizo?

―Tenemos algunas sospechas. Shelby, la Segunda Habitante, dijo que ayer vio aun Alimentador gritando en el Salón de Grabación. Algo acerca de hacer lo quequisiera…

―




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Su piel es rosa ahí. Quiero extender la mano y detenerla. En su lugar, volteo el libroentre mis manos, no puedo entender a Amy, pero tal vez, si puedo descifrar lapista, podré llevarla lejos de cualquiera que sea el lugar en su mente al que se hayaido.

―Uh―digo.

Amy tira su atención hacia mí.―¿Qué? ¿Uh, que?

Sostengo la partetrasera del libro hacia ella. ―Otras palabras, de Lewis Carroll.―leo en voz alta―. A través del espejo.

―¿Y? ―Amy me mira curiosa.

―La primera pista estaba en la parte trasera de una pintura, ¿verdad? ―pregunto.Amy mueve su mano hacia mí para que continúe.

―Bueno, tal vez la segunda pista también.

― A través del espejo es un libro, no una pintura.

En lugar de discutir, me levanto de un salto y me dirijo a una pila de pinturas.Harley hizo tantas, y la galería es tan pequeña, que no todas están colgadas de lasparedes. Hojeo rápidamente a través de los lienzos, se exactamente cuál estoy

buscando.―Harley hizo una pintura luego de que su novia, Kayleigh, cometiera suicidio.Recuerdo que cuando la terminó, Orion dijo que era su“ mayor logro” . ―Amy memira dubitativa―.¿Qué sucede?

―¿En serio crees que usaría otra pintura para la siguiente pista? ―pregunta.

―¿Tal vez? ―me encojo de hombros, todavía recorriendo los lienzos.

―Él dejó esas pistas especialmente para ti, pero seamos honestos, no te conocíatanto. Supongo que vio qué tan cercana eras a Harley en tan poco tiempo, quecreyó que la mejor manera de dejar pistas era con sus pinturas. ―Amy no se dacuenta de la amargura en mi voz, incluso Orión podía ver que ella estaba más cercade Harley que de mí.




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―Entonces, ¿dóndeestá esa pintura? ―pregunta Amy.

―No lo sé. Solía estar en la pared.

―¿Dónde? ―llama Amy. Ella se traslada al centro de la habitación, examinando laúnica pared que no está decorada con arte.

―Allá , en realidad ―digo. Llego al final de la primera fila de lienzos de Harley, ycomienzo con la segunda―. De todos modos, Harley le dijo a Orion que todas las buenas pinturas tienen títulos. Harley dijo que él no pensaba que las pinturasnecesitaras nombres, pero Orion hizo un gran alboroto sobre eso y llamó a lapintura…

― A través del espejo ―dice Amy.

―Sí. Le echo un vistazo. Está inclinada frente a la pared blanca, leyendo unapequeña placa.

― A través del espejo , pintura al óleo por Harley, Alimentador. ―Lee. Voltea haciamí―. Pero ¿dónde está? Hay un gancho aquí para la pintura, pero ningunapintura.

―No está aquí tampoco ―digo, dejando a un lado la pila de pinturas.

―Ésta debió haber sido una pintura importante, es la única que tiene una placa.Amy tiene razón. El resto de la habitación es un pequeño desastre, pero ésta blancapared está limpia, claramente seleccionada. Es evidente la intención de ser elcentro de atención, incluso si no hay nada más a qué dirigirla.

―Orion nombra la pintura, la cuelga en centro de la habitación, se toma lamolestia en conseguir una placa que muestre el nombre de la pintura, ésta debe deser la siguiente pista que él quería que encontráramos. ―Sus ojos verdes buscan

los míos, como si pudiera ver el arte de Harley en ellos.Me muevo para estar junto aAmy, mirando a la pared vacía. ―Pero, ¿Dónde estála pintura?




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Comenzamos por el mismo camino que tomamos para llegar a los Campos deConejo. Cuando llegamos a la bifurcación en el camino, vamos a la izquierda enlugar de hacia arriba y hacia los campos. Miro hacia atrás; la valla ha sidoreparada, y toda la zona se ve perturbada. Puedo ver un par de conejos, saltando

perezosamente, olfateando el suelo, donde su dueño estaba muerto pocas horasantes.

―Háblame de la pintura―le digo, tratando desesperadamente de cambiar laimagen en mi mente de la muerte de la chica de los conejos con cualquier otra cosa.

―Realmente es malditamente buena ―dice Elder―. Pero, no lo sé… rara,supongo. Por lo general, Harley pinta las cosasde la vida real, pero este es… diferente. Es una foto de Kayleigh justo antes de morir.

De alguna manera, no me sorprende que la pintura que Harley hizo en memoriade la muerte de Kayleigh sea rara después de todo, la única otra pintura surrealistaque hizo fue por su cuenta.

―Su muerte,nos sorprendió a todos. De todos nosotros, yo siempre pensé quesería Harley…

―¿Pensaste que Harley se mataría a sí mismo?―pregunto.

―Él lo había intentado un par de veces. Una vez antes de Kayleigh. Dos vecesdespués. Tres veces después―añade.

Se había olvidado que el tercer intento, fue el que efectivamente funcionó.

― Justo después de que Kayleigh muriera―dice Elder― , Harley comenzó esecuadro. Quiero decir, justo después de su muerte, comenzó a estirar el lienzo elmismo día que encontraron su cuerpo, pintando toda la noche. Eventualmente,Doc lo drogaba con un parche de medicina. Una vez que estaba dormido, yo

levantaba el pincel mojado de su mano. Sus dedos estaban abollados de su agarre.―La voz de Elder está muy lejos.

Los hinchados y recién nacidos polluelos amarillos pían hacía nosotros, mientraslos pasamos. La luz solar es brillante y recta por encima de nosotros, haciendo quenuestras sombras se pierdan por el camino polvoriento. La ciudad está losuficientemente lejos en frente de nosotros por lo cual, si bien puedo ver a la gente




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Capítulo 21E

lder Traducido por VanniaCorregido por maggiih

enía trece años y todavía vivía en el Hospital. La Nave iba a aterrizaren 53 años y 147 días, y en ese momento, yo sería el encargado dedirigir a todos fuera de Godspeed y hacia el nuevo mundo. Había

estado en el Hospital el tiempo suficiente para saber que Harley era mi mejoramigo, que Doc era principalmente bueno, y que no pasaría demasiado tiempoantes de que yo ―finalmente― comenzara con mi entrenamiento como Elder.

La vida era buena.

En ese entonces.

Harley me había desafiado a subir la estatua del Eldest de la Plaga que estaba enlos jardines del Hospital. Yo no había pasado del pedestal, pero él estaba colgando

del benevolente brazo izquierdo del Eldest de la Plaga, mirando abajo hacia elcamino del estanque cerca de la pared posterior de la Nave.

―Algo grande está flotando en el agua ―dijo Harley. Se giró y se soltó de suagarre, aterrizando con un golpe sordo sobre el abono falso junto a mí. Dejó unamancha morada enel codo del Eldest de la Plaga―. Vamos a ver.

Harley era más alto que yo y caminaba con pasos más largos. Incluso así, me sentítentado a proponerle una carrera. Pero Harley también era cuatro años más grande

que yo, y las carreras eran para niños.―¡Carrera! ―dijo Harley, levantando tierra mientras tomaba impulso. Miró sobresu hombro, riendo, y casi tropezó con un florecimiento de hortensias sobre elcamino. Pequeños pétalos salieron volando, pasando más allá de mis tobillos antesde caer al suelo.

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Harley se zambulló y agarró a Kayleigh por la muñeca. La dio vuelta en el agua yle dio golpecitos en la mejilla como si eso la fuera a despertar, pero su cabeza sólose balanceó suavemente. Él nadó un poco, luego tiró el cuerpo de ella haciaadelante, luego nadó un poco más, y tiró de ella otra vez. Ella flotaba libremente

junto a él, sus brazos y piernas se movían como una marioneta de madera cuandosus hilos eran jalados a la vez.

Harley se resbaló, cayendo en una rodilla, luego logró ponerse de pie en el fondohúmedo del estanque y caminó con dificultad a través del lodo espeso. Con unúltimo y poderoso tirón, arrojó el cuerpo de Kayleigh sobre la orilla y colapsó juntoa ella.

Un chorrito de agua turbia bajaba desde la comisura de su boca, justo donde ella

solía torcer sus labios en una sonrisa burlona. La suciedad se deslizaba por uncostado de su rostro, acumulándose en la orilla de su mejilla y cayendo bruscamente hacia el suelo.

Harley estaba gritando y sollozando algo, pero no pude entender sus palabras.

Todo lo que podía hacer era estar ahí, siendo testigo, medio boquiabierto.

Igual que la boca de Kayleigh.

Ella tenía la pierna torcida hacia atrás, su tobillo debajo de ella y su rodillasobresaliendo hacia adelante en un ángulo agudo. Uno de sus brazos estabaechado sobre su estómago, el otro estaba estirado apuntando el camino hacia elHospital. De pronto se volvió muy importante para Harley colocar su cuerpo a laperfección. Le enderezó la pierna y alisó sus pantalones. Colocó sus brazos a suscostados y le frotó la palma de su mano derecha con su pulgar, como él solíahacerlo cuando nadie más estaba mirando, justo antes de inclinarse para darle un beso, y se olvidaran de todo menos de su amor.

―Harley ―dije, rompiendo el hechizo. Di un paso hacia adelante, chapoteando ellodo de la orilla. Me arrodillé y sentí la filtración del agua caliente en mispantalones y estiré una mano, hacia él o Kayleigh, no estaba seguro.

―¡No la toques! ―gritó Harley.




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Una pared fría e implacable, salpicada de remaches y manchadas de grasa y por eltiempo. Mis ojos ardían mientras seguía una unión en la pared hacia arriba, arriba,curvándose más arriba, hasta encontrarse con la lámpara de luz solar en el centrodel techo. Por encima de eso, sabía que estaba el Nivel de Carga, y encima de eso,

el Nivel de Conservación.Y más allá de eso, ―más allá de las toneladas ytoneladas de metal impenetrable― había un cielo que nunca había visto.

Un cielo que Kayleigh nunca había visto.

Y ella no podía vivir sin el cielo.




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la pared de una serie de brillantes remolques coloridos apilados en la cima del áreafuncional.

―El amarillo ―dice Elder, apuntando a un remolque de hasta tres vuelos―. Allíes donde solía vivir Harley.

Sigo de cerca a Elder en las escaleras. Mientras más alto vamos, más pinturasalpicada hay en las barandas y en los escalones. Incluso aquí, Harley ha dejado sumarca. Elder duda antes de golpear, con su puño sereno suspendido sobre unamancha de pintura seca azul.

No hay respuesta.

Golpea de nuevo.

―¿Tal vez no está aquí? ―pregunto―. Es mediodía.

Cuando no hay una respuesta en su tercer golpe, Elder abre la puerta con unempujón.




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Capítulo 23E

lder Traducido por SusanauribeCorregido por V!an*

stá oscuro afuera y apesta a algo podrido.

Todavía hay rastros de Harley, el interior está pintado de blanco con volutas amarillas en la parte superior. Una mesa

está en el centro de la habitación, pero una de las sillas ha sidoapilada en la esquina, y el escritorio está lleno de ropa, tijerasy pequeñas botellas de tintes, utensilios de un Tejedor.

―¿Hola? ―grita Amy ―. Creo que alguien ha estado aquí ―añade, asintiendohacia la ropa cubriendo el camino hacia la puerta que lleva a lo más profundo delremolque.

Me paro frente a ella y retiro la cortina. La habitación todavía sigue oscura y huele

a almizcle y sudor. Es la habitación principal, más allá de esta habitación está otrapuerta con cortina que lleva, lo sé, a un baño y una habitación más pequeña.

Hecha un ovillo en el centro de la cama, está la madre de Harley, Lil. Su cabello esdesastroso, pero está completamente vestida, aunque sus ropas están manchadas.

―¿Qué estás haciendo aquí? ―pregunta Lil, su vos suave e indefensa.

―¿Dónde…? ―lucho por recordar el nombre del padre de Harley―. ¿Dónde estáStevy?

Lil se encoge sin ponerse de pie.

Amy se mueve hacia adelante, duda, luego se sienta en el borde de la cama.―¿Todo está bien? ―Se estira hacia Lil, pero Lil, asustada por el color de Amy, semueve hacia atrás. La mano de Amy cae a su regazo. Después de un momento, sepone de pie y se mueve detrás de mí.

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No mira hacia arriba de nuevo, así que Amy y yo rodeamos la cama hacia lacortina más apartada de la habitación. La levanto, y Amy me sigue en lahabitación.

Un baño. El retrete está sin vaciar y el lavabo está manchado. Rápidamente nosmovemos al otro lado, donde otra cortina bloquea el camino.

Ésta es la habitación de Harley, o al menos, lo era hasta que se mudó a vivir en elHospital. Hay rastros de lo que la habitación solía ser, un estrecho colchón contrala pared, una pequeña mesa de noche que todavía tiene un reloj, pero claramenteen los años desde que se fue, la habitación se ha convertido en una especie deespacio de almacenamiento para su familia. Me las arreglo para pasar las cajashasta que veo el objeto por el que vine, A Través del Espejo.

―Es hermosa ―suspira Amy. Supongo que tiene razón, pero cuando la veo, sólorecuerdo la forma como en verdad sucedió, no como Harley la pintó.

La pintura es vívidamente brillante, incluso aunque en mis recuerdos todo fueoscuro: el agua, el barro, los ojos de ella. Cinco figuras están de pie, mirando haciaabajo en la parte superior de la pintura hacia el lago; yo, Harley, Victria, Bartie ydetrás de nosotros, Orion. Harley había usado alguna clase de pintura refractiva enla superficie del estanque, pero justo debajo de la superficie con apariencia de

espejo, una chica nada, flotando de espalda, sus ojos risueños mirando hacia lasuperficie. Koi flotando alrededor de sus dedos, y raíces de plantas de lotoenredadas en su pelo oscuro suelto y grueso.

―A él en verdad le gustaban los Koi ―dice Amy.

―Eran los favoritos de Kayleigh.

Puedo saborear el agua del estanque. Puedo sentir la viscosidad de la piel deKayleigh. Puede ver la forma hinchada de su rostro debajo del contacto de Harley.

―Busquemos la pista ―dice Amy suavemente, alejándome del borde delestanque―. Probablemente está en el reverso, como el anterior.

Levanto el lienzo hacia la luz, luego lo volteo.

―Mira ―dice Amy.




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Un rectángulo está esbozado en el centro, otra pequeña tarjeta de memoria. Laarranco con mi uña. Otro mensaje está escrito en la parte trasera del cuadro en lamisma letra desvanecida como la de la primera pista:

1, 2, 3, 4. Súmenlo para abrir la puerta.

―¿Quiere decir la puerta en el cuarto piso del Hospital? ¿La que lleva al elevadorque baja al Nivel de Criogenización? ―pregunto.

―No lo creo. Él te dijo sobre esa puerta; sabe que he visto lo que hay detrás de ella.Si dejó estas pistas para que las encontrara, entonces debe ser que otra de laspuertas está cerrada.

―No hay… ―comienzo, pero me detengo abruptamente. Hay unas cuantas

puertas bloqueadas en la Nave, y más pocas que mi escáner biométrico no puedaabrir. Pero hay un área que está completamente bloqueada, puertas bloqueadascon un teclado cuyos códigos ni siquiera Eldest sabía.

―Las puertas en el Nivel de Criogenización ―digo―. Las que están cercas alacompuerta.

Amy asiente. ―Tiene que ser.

―¿Todavía tienes la pantalla contigo? ―pregunto. Amy lo saca de su bolsillo, ymeto la tarjeta de memoria. Amy pasa los dedos por el cuadro de identificación enla pantalla. La pantalla cobra vida con el rostro de Orion. Después de dudar unmomento, Amy se acerca a mí, lo suficiente para ver la pantalla, pero no tan cercapara tocarme.

Orion apenas es visible, escondido en las sombras. Está sentado en el cuartoescalón de una larga escalera extendida hasta un punto no visible detrás de él. Sumano derecha golpea contra su rodilla de forma temblorosa, casi nerviosa.

―¿Dónde es eso? ―pregunta Amy.

Niego con la cabeza, concentrado en el video.

La cámara se mueve mientras Orion ajusta la imagen. Habla suavemente, casicariñoso.




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Capítulo 24A

myTraducido por Mari NC


r a casa? ¿Ir a casa? ¿Qué demonios se supone que significa? ¿LaTierra? Sí, me gustaría. ¿El nuevo planeta? Simplementeimposible.

―¿Tal vez él quiere decir que la siguiente pista está escondida dentro de un atlas oalgo así? ―dice Elder.

Ja, ja, Orión, broma divertida. Mi hogar no es más que un libro de mapas a lugaresque ni siquiera puedo alcanzar nunca más.

―Tal vez ―es todo lo que digo en voz alta―. Creo que vale la pena comprobarlo.

Elder coloca la pintura en el suelo cuidadosamente, con reverencia, y mira porencima de su hombro hacia esta mientras me sigue fuera de la habitación pequeña,a través del cuarto de baño, y dentro de la habitación de al lado. Lil todavía está ensu cama. Ella se sienta cuando nos ve.

―La estás tomando, ¿no? ―escupe.

―No ―dice Elder―. Es tuya.

Lil parpadea, y sus ojos se centran en él. Ella me mira, pero sus ojos se muevenrápidamente de nuevo, incapaz de soportar verme, supongo.

―Y me aseguraré de que te envíen la comida ―dice Elder―. Voy a enviar a Dochasta aquí también. Él ha estado trabajando en algunos parches médicos que creoque van a ayudar.

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Lil asiente con la cabeza, pero no se levanta a medida que salimos de su casa. Unaparte de mí se pregunta: ¿Podrá saltar de la cama, correr a su preciosa pintura? ¿Oes que le importa lo suficiente como para hacer siquiera eso?

Mientras nos dirigimos hacia las escaleras de nuevo en las calles de la ciudad,Elder presiona su Wi-com y comienza a emitir órdenes, en primer lugar para laentrega de alimentos, luego para la medicación. Está tan inmerso que no repara enel hombre enojado que nos ve a medida que descendemos.

―¿Dónde está? ―demanda el hombre. El hombre se inclina hacia adelante tancerca que Elder se aleja hasta que se topa con el pasamanos de las escaleras.

―¿Quién? ―pregunta Elder.

―Lil. ¿Vas a hacer su trabajo? ¡Porque no es justo que yo esté trabajando si ella nolo está!

―Stevy, ella está enferma. Necesita un poco de tiempo. He encomendado a Doc…

―¡Ella no está enferma! ¡Sólo es perezosa! ―ruge el hombre.

Elder levanta las dos manos. ―Stevy, estoy haciendo lo que puedo. Ella puederegresar a trabajar cuando esté lista…

Pero él no tiene la oportunidad de terminar la frase. Sus ojos se abren con sorpresaa medida que Stevy impulsa hacia atrás su puño y golpea perpendicularmente enla mandíbula de Elder. Elder choca contra el suelo. Tan pronto como se las arreglapara volver sobre sus pies con la ayuda de la barandilla, Stevy golpea su puño ensu cara de nuevo. Elder se tambalea nuevamente, pero esta vez, él no cae.

No me doy cuenta que he gritado hasta que el sonido está fuera de mi garganta.Detrás de nosotros, el grupo de Hiladores que se encontraban afuera entretejiendohilo han notado todo: están de pie, están corriendo hacia adelante, están gritandotambién, están deteniéndose, están susurrando entre sí detrás de sus manos.

Doy vueltas alrededor. ―¡Alguien haga algo! ―le grito a ellos. He sido testigo losuficiente de las peleas de secundaria como para saber que una chica como yo seríaestúpida corriendo entre ellos, ambos son al menos treinta centímetros más altosque yo, y uno de los golpes Stevy podría fácilmente noquearme.




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Tres de los Hiladores ―dos hombres y una mujer quien no es mucho más grandeque yo― se apresuran hacia adelante. Pero antes de llegar, Stevy cae al suelo,agarrándose la cabeza. Los Hiladores se detienen, mirando.

Elder se limpia el labio sangrante con el dorso de su mano.

―Haz que se detenga ―dice Stevy, su voz en algún lugar entre un gemido y unademanda.

―Se detendrá automáticamente en unos dos minutos. ―Elder habla con calma,pero hay una impavidez fría a su voz que me da miedo―. Para ese entonces, creoque deberías haber aprendido que darme puñetazos es una muy mala idea.

―¿Quéhas hecho? ―pregunto.

Sus labios no dejan de sangrar, y sus dientes se perfilan en rojo. ―Algo que dijeque nunca haría ―murmura Elder ―. Vamos.

Él no continúa por la calle principal. En cambio, se desvía por un callejón que sedirige hacia los invernaderos.

―Fue algo con su Wi-com ―dice Elder, aunque he dejado la pregunta―. Eldestme lo hizo una vez. Es muy efectivo para detener a alguien.

―Elder ―una voz grita detrás de nosotros. Elder se congela, luego se vuelvelentamente a la escena del crimen.

Stevy está tendido en el suelo, gimiendo y agarrándose la cabeza. Bartie se ciernesobre él, señalando a Elder. ―¿Qué derecho tienes para castigar a este hombre así?―ruge―. Dijiste que eras mucho mejor que Eldest, ¡pero mírate! ¡La primera vezque alguien protesta en tu contra, lo castigas tan severamente que ni siquierapuede estar de pie!

Elder entorna los ojos y empieza a caminar hacia Bartie y Stevy. ―Bueno, ¿enprimer lugar? Él puede estar de pie. Es sólo una cosa que hace que tu Wi-com hagaruido. ¿Y en segundo lugar? Él me dio un puñetazo. Él me dio un puñetazo.

A pesar de que Bartie y Elder están lo suficientemente cerca ahora para poderhablar en tono normal, ambos están gritando. Bartie tiene la guitarra atada a suespalda, y por un momento de locura creo que va a agarrarla por el cuello y girarla




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Capítulo 25E

lderTraducido por Zeth Lickstein


stoy feliz de que Amy se fuera, no quiero que esté envuelta en estadiscusión. Odio cuán rápido Bartie la atrajo.

Y odio cuán rápido la multitud ha aumentado.

Toco el Wi-com en el costado de mi cuello.―Marae, baja aquí, trae tu fuerzapolicial.

Ella empieza a responder, pero corto la comunicación. Necesito concentrarme enBartie.

―Oh, ¿Llamando refuerzos?―Se burla Bartie.

―¿Por qué estás haciendo esto?―pregunto―. Pensé que eras mi amigo.

―Esto no es sobre amistad.―Su voz no está elevada, estas son palabras sólo paramí, aunque toda la multitud está escuchando―. Esto es sobre tener unaoportunidad de volver esta Nave el mundo en el que queremos vivir.

―¿Y no hay lugar para mí, eh?

―No hay lugar para un Eldest. Ni siquiera para un Eldest que se llama a sí mismoElder.

Por el rabillo de mi ojo, puedo ver manchas oscuras de azul y negro pasandovelozmente a través del tubo gravitacional en la ciudad. Marae estaría aquí pronto, junto con media docena de Habitantes.

Stevy gruñe y se esfuerza para ponerse de pie.

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Algunas personas se detienen; están escuchando sus Wi-coms, diría yo. Pero no losuficiente.―Todo el mundo quieto―grito, y mi voz hace eco en todos susoídos―. ¡Miren a su alrededor!―Y la mayoría lo hace―. Estos son sus amigos, sufamilia. Están peleando los unos contra los otros. Y no hay necesidad de eso. Paren,

de pelear. Ahora.Tomo un respiro profundo. En su mayor parte, la multitud se ha quedado quieta.

―¿Y qué hay sobre el Distribuidor de Comida?―ruge Luthor a través de lamultitud.

―¿Qué?―Mi cabeza se gira hacia Marae―. ¿Qué está pasando con el Distribuidorde Comida?

―¿No lo sabes?―dice Bartie, con disgusto en su voz―. Cómo puedes llamarte a timismo un líder si no sabes siquiera que la distribución de la comida se detuvo.

Me giro de nuevo a Marae―Estamos al tanto del problema―dice en tono dedisculpa―. Estábamos a punto de comunicártelo.

No me molesté en esperar otra respuesta. Bajo la calle hacia el Distribuidor deAlimentos. La multitud a nuestro alrededor está sorprendida, no esperaban que yoempezara a correr directo hacia ellos. Algunos de ellos no salen de mi camino lo

suficientemente rápido, y me estrello contra ellos pero no me detengo. Puedo oírsus voces y el ruido sordo de sus pies en el piso siguiéndome, pero estoy tanmalditamente enojado que difícilmente puedo pensar con claridad. No necesito elDistribuidor de Alimentos, de todas las cosas, añadido a mis problemas.

Frex, Frex, Frex, Frex.

El Distribuidor de Alimentos es un almacén gigante muy lejos en el límite de laciudad que choca contra las paredes de acero que encierran el Nivel Alimentador.

La distribución de la comida es automática, o se supone que así es. Cuando llego ala inmensa estructura de acero y ladrillos, el encargado, Fridrick, ha cerrado yencadenado las puertas. Está de pie en frente de ellas, con brazos cruzados, y losojos deslizándose sobre mí, esperando una pelea.

Todo en mí se tensa, mis puños, mis dientes, mis ojos.




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―Sí lo hace.―Me mira.

―No puedes dictaminar quién come y quién no―grito como respuesta.

―Los Niveles de Almacenamiento están bajos.

Sé que lo están.

―¿Así qué, que hago?―demanda Fridrick en un tono burlesco―. ¿Le doy a todosmenos? ¿O hago lo que debería hacerse?, distribuir la comida entre quienes lamerecen.

Gritos de enojo, aclamaciones de concordancia, maldiciones y gritos explotan anuestro alrededor.

―Hay suficiente distribución para varias más semanas. Después de eso, podemosdiscutir sobre el racionamiento.

La mirada de Fridrick se estrecha―No le doy alimentos a quienes no trabajen.

―¡Todo el mundo trabaja!―grito, exasperado.

No es lo correcto decir eso. Fridrick no responde, la multitud responde por él.Gritan nombres: Los nombres de sus vecinos, sus familias, sus enemigos, susamigos. La gente que no estaba trabajando. Los Tejedores, que sólo volvieron a lostelares, por el mandato de poner fin a su huelga pero que siguen trabajando a unritmo menor, los productores de los invernaderos, quienes han sido atrapados másde una vez acaparando productos para ellos. Individuos, personas en específicoquienes han decidido simplemente no trabajar, tal vez porque son muy perezososo debido a la depresión, como Evie y la madre de Harley, Lil.

Surgiendo sobre todo hay un nuevo canto: ¿No trabaja? ¡No comida! ¿No trabaja?¡No comida!

―¿Y qué pasa con el Hospital?―Una voz aguda sobresale sobre el canto.

―Yo trabajo―una voz cerca al final de la multitud grita como respuesta. Mis ojospasan sobre las personas y veo a Doc, luciendo ansioso y nervioso por escuchar suprecioso Hospital puesto en cuestión.




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la atención se mueve de Fridrick a mí, hacia la mujer al final del bloque,arrodillada en el piso al lado del cuerpo de un hombre.

Es el cuerpo de Stevy.




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Capítulo 26A

myTraducido por Zeth Lickstein

Corregido por Mishy

e siento sin aliento para cuando regreso al hospital. No estoytan en forma a como estaba cuando me encontraba en la tierra.Kit me detiene en la puerta.

―¿Qué pasa? ―pregunta ella―. Doc se acaba de comunicar conmigo desde laciudad.

Sacudo la cabeza. ―Algunas personas estaban causando problemas. Bartie, Luthory algunos de los Alimentadores.

―Doc dice que se está poniendo bastante mal ―responde Kit. Mi rostro debióhaber mostrado mi preocupación, porque ella rápidamente añade―: pero algunos

habitantes están con Elder, estoy segura de que todo estará bien.Ella se apresura a ayudar cuando una enfermera la llama, dejándome a mí y a mispreocupaciones. Empiezo a dirigirme hacia el elevador, podría ir a mi cuarto, perorecuerdo las palabras de Orion en el último video:Ve a casa. Ahí encontraras lasrespuestas. Ve a casa. Y mientras no estoy muy segura de a qué se refiere, sólo sé unacosa: el pequeño cuarto cuadrado en la sala podría ser donde duermo todas lasnoches, pero no es mi hogar.

En vez de eso, me regreso al Salón de Grabación. Tal vez Elder esté en lo correcto yla pista está escondida en el atlas, pero no creo que Orion lo haya hecho así desimple. Sin embargo, ahora probablemente es uno de los momentos más segurospara ir, especialmente ya que Luthor está ocupado en la ciudad.

Mientras subo las escaleras hacia el Salón de Grabación, noto que el viejo rincóndonde la pintura de Elder una vez estuvo colgada está vacío. Miro atrás de mí.

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Desde aquí, es imposible ver qué pasa en la ciudad, pero no me gusta la forma enque Kit me aseguró que todo el mundo estaba bien. Cuando la gente dice eso, porlo regular se refieren a que nada lo está.

Hay menos personas de lo normal en el Salón de Grabación, y la mayoría de ellosno están observando las pantallas de las paredes o dirigiéndose al cuarto de loslibros. En vez de eso, se están reuniendo en grupos, hablando bajo, tonos ávidos.Muchos me miran mientras entro, y me doy cuenta de que no estoy usando la bufanda en mi cabeza. Me muevo para cubrir mi cabello, pero es demasiado tarde.Uno de los hombres cerca a la puerta se acerca.

―¿Estabas en laCiudad? ―pregunta.

Asiento, luce más curioso que amenazante, pero los músculos de mis piernas aúnestán tensos, listos para correr si lo necesito.

―¿Es cierto lo que están diciendo? ¿Qué hay una revuelta?

―Yo no lo llamaría así ―digo―. Mira, era sólo un puñado de personas causandoproblemas.

Una mujer agacha la cabeza, escuchando su Wi-com. Su información está muchomás actualizada que la mía. Pueden comunicarse con cualquiera en la Ciudad y

obtener información, pero yo sólo tengo a Elder. Mis dedos se deslizan sobre el Wi-com en mi muñeca… pero entonces recuerdo a Bartie y a Luthor sacando a lamultitud de quicio, poniéndome como evidencia de la ineptitud de Elder. Estaríamejor sin mí molestándolo ahora.

Los otros no lucían convencidos con mi reporte de los problemas de la Ciudad,pero me pongo la capucha de todos modos y voy a la Sala de los Libros en la partede atrás del salón. Me toma un rato encontrar lo que estoy buscando, peroeventualmente descubro un libro de gran tamaño con un mapa del mundo en lacubierta. Me doy cuenta, mientras saco el libro del estante, que no habría muchanecesidad de un atlas de la tierra aquí en la Nave o cuando aterricemos en el nuevoplaneta. Esto es sólo para registros, supongo, nada más.

Hay una sección completa en el atlas sobre América. Doy vuelta primero a Florida,ahí fue donde pasé la mayor parte de mi niñez. Paso mis manos sobre las páginas,




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¡Mi Wi-com! Alzo mi muñeca hasta mi oído y presiono el botón del lado.

―Enlace de comunicación entrante: Elder ―dice el Wi-com.

―¡Aceptar! ―digo con impaciencia.

―¿Amy? ―La voz de Elder suena agotada.

―Sí, ¿qué pasa? ¿Qué está ocurriendo en la ciudad?

Elder ignora mispreguntas. ―¿Dónde estás ahora?

Miro a mi alrededor al salón vacío. ―En el Salón de Grabación. Pensé que seríauna buena idea estudiar la próxima…

Elder me corta en la mitad de la frase. ―¿Puedes ir a un lugar más seguro? ¿Ve atu cuarto, de acuerdo?

―¿Qué está pasando?

―Sólo tengo que asegurarme de que estés a salvo. Asegura tu puerta. ―Elderhabía equipado mi puerta con un seguro con escáner biométrico la primera semanaque estuve en la Nave, haciéndolo uno de los pocos cuartos privados a bordo.

―Elder, ¿Qué pasa?

―Yo sólo… te quiero a salvo. Tengo que irme… ―La comunicación se desconectaantes de que sus palabras salgan por completo.




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―Espera un minuto ―grito, saltando para estar de pie―. ¡No lo hice! ¡No lo hago!

Pero ya es demasiado tarde. Las palabras de Bartie y Luthor se han extendidocomo un veneno. Puedo ver el miedo y la repulsión en los ojos de la gente, amedida que rompen la barrera humana creada por Marae y los demás Habitantes.Se dispersan, barren delante de mí, me derriban y hacen a un lado a Doc mientrasrecogen el cuerpo sin vida de Stevy. Ellos cantan,sigan al líder pero es un canto burlón, enojado. Se burlan de mí.

Es un grito de batalla.

Más y más gente, aquellos que habían estado esperando al margen, se unen a lamultitud gritando. El cuerpo de Stevy se convierte en una bandera de rebelión. Sucuerpo sin vida pasa alrededor, levantado sobre la multitud, rodando en manos delas personas como olas.

―Ya basta ―digo.

―Ellos no pueden oírte. ―Los ojos de Doc están parpadeando, pero su expresiónes dura.

Aprieto mi Wi-com. ―¡BASTA! ―grito, y esta vez, cada persona frenética en laNave me escucha.

―LaNave está ahora en toque de queda. Vayan a sus casas. No las dejen. LosHabitantes harán cumplir esta noche el toque de queda. Todo el mundo,todo elmundo , va a dejar las calles de la Ciudad, dejar el trabajo, y se retirarán a sushogares. ―Si Eldest hubiera estado dando este tipo de orden, habría hablado confría autoridad. Pero yo no. Estoy tan enojado que estoy temblando, y no puedomantener el estremeciendo de la ira de mi voz. Dirijo mi atención a la multitud enfrente de mí, a pesar de que esta comunicación llega a cada persona a bordo de laNave.

―Mirenlo que están haciendo. Miren cómo están tratando el cuerpo de uno de lossuyos. Esto es asqueroso. Déjenlo aquí para que Doc lo pueda enviar a las estrellas.

Silencio.




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―Váyanse. Ahora ―dije, y mi voz suena exactamente como solía ser la voz deEldest.

Ellos se van.

Se quejan, y fruncen elceño, y murmuran maldiciones… pero se van.

Marae se mueve en silencio a mi lado. ―Todavía te tienen miedo ―dice ella.

―Temen el pasado. Todavía recuerdan a Eldest.

―Es suficiente. Funcionó, ¿no es así?

Pero no sé si lo hizo. Porque podría tener la autoridad suficiente en mi voz paraenviarlos a todos a casa, pero ahora , ¿de qué van a hablar tras puertas cerradas?




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Capítulo 28A

myTraducido por Emii_Gregori

Corregido por Nanis

uando llego al elevador del hospital, mi mano se cierne sobre el botón3, pero en el último segundo, presiono 4 en su lugar. No quieroesconderme en mi habitación. Si algo está mal, si necesito estar en

algún lugar seguro… preferiría estar con mis padres.Además, el Nivel deCriogenización es uno de los lugares más seguros para mí en laNave. AunqueElder les dijo a todos sobre el nivel después que tomó la Nave Phydus, a muypocos les gustaría verlo, y no muchas personas aún pueden acceder a él con suescáner biométrico. En el cuarto piso, corro por el pasillo y ruedo mi pulgar sobreel escáner. Mientras se abre el elevador al Nivel de Criogenización, mi Wi-comemite unBip.

Aunque su voz tiene que recorrer toda mi muñeca, puedo oír a Elder rugir“ ¡BASTA!” a través de mi Wi-com. Levanto el comunicador hasta mi oreja, pero lasensación de hundimiento en mi estómago tiene más que ver con el mensaje deElder que con el elevador en bajada. Alguien ha muerto.

Alguien más. Primero la chica en los Campos de Conejos. Y ahora, una persona fueasesinada en la Ciudad.

Tengo que averiguar lo que significan las pistas de Orión. No me ha dicho quéelección tengo que hacer o a qué me está conduciendo últimamente, pero no puedeser peor que la rabia, el miedo y la ira que seguirá creciendo hasta que la gentedestroce la Nave… especialmente una vez que noten que laNave aún no está enmovimiento.

Muerdo mi labio, pensando. Orión sabía que esto iba a suceder. Lo había planeadodesde el comienzo, desde el momento en que me retiró de la Cámara de

C




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Criogenización. Sin importar qué secreto ha estado ocultando, sabía que lonecesitaríamos ahora.

¿Entonces por qué demonios me dio una pista tan confusa?¿Ve a casa? ¿Qué quieredecir con eso? ¿No se da cuenta que ya no tengo una casa?

Las puertas del elevador se descorren, y voy directamente a las Cámaras deCriogenización 40 y 41, tal como he hecho todas las mañanas durante los últimostres meses. Entonces saco a mis padres y me siento en el suelo. No es como sipudieran darme respuestas, pero si enfoco mis ojos en sus rostros congelados, talvez pueda enfocar mi mente en el rompecabezas de Orión. Sin embargo, justocuando comienzo a discernir a través de mis confusos pensamientos, el elevadorrepica.

Mi corazón cae.

Alguien se acerca.

Mi primer pensamiento:Elder. Pero no. Él está en la Ciudad.

Mi segundo pensamiento: Mis padres. Me levantó de un salto y los coloco deregreso en sus Cámaras de Criogenización, con mi corazón a toda velocidad. Laspuertas de sus cámaras chasquean al cerrarse justo cuando las puertas del elevador

se descorren.Victria.

―¿Qué estás haciendo aquí? ―gruño. No debería… no hay razón para que actúeasí… pero estoy en el borde.

Victria no se molesta en responderme ―me da una mirada sofocante, luegocamina con pasos grandes directamente a través de la habitación hasta elLaboratorio de Genética.

Cuando alcanza la puerta, digo: ―Está cerrada.

Victria no se molesta en girarse. Sólo pone su pulgar sobre el escáner biométrico,teclea una contraseña, y entra directamente al laboratorio.

―¡Hey! ―digo, saltando de la mesa―. ¿Cómo hiciste eso?




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Corro hacia la puerta del laboratorio. Victria se apoya contra la mesa de trabajodonde Elder y Doc solían almacenar duplicadores de ADN/ARN.

―¿Cómo sabes la contraseña? ―pregunto―. ¿Y cómo lograste pasar los escáneres biométricos? Los únicos que pueden abrir esta puerta son Elder, Doc, y algunos delos Transportistas.

―Y tú ―dice ella esto como si se fuera una acusación. Es verdad… pero no memolesto en responder a su burla. En cambio, espero su explicación―. Elder me dioacceso hace más de un mes ―admite.

―¿Él… lo hizo?

Victria finalmente vuelve su atención hacia mí.

―Sabes, Elder existía antes de que llegaras. Maldición, incluso tenía amigos y unavida, todo sin ti.

―Yo… lo sé.

El rostro de Victria es frío, pero puedo ver el músculo en su mandíbula tensarse delo mucho que está manteniendo sus emociones bajo control.

―¿Puedes irte, por favor? ―pregunta. Pero no me mira. Está mirando la Cámara

de Criogenización donde está congelado Orión, con sus ojos desorbitados y susmanos arañando el vidrio. Cierro la puerta del Laboratorio de Genética, dándoleprivacidad.

Elder dijo que él y su grupo de amigos se separaron después que Kayleigh murió.Victria, creo, siendo la única chica en el grupo, perdió más que cualquiera de ellos,a excepción de Harley. Puedo verla, la escritora que amaba los libros, pasando lamayor parte de su tiempo en el Salón de Grabación. Donde estaba Orión.

Debe odiarme. Primero alejé a Elder y a Harley, dos de sus últimos amigos de lainfancia. Luego alejé a Orión.

De algún modo nunca pensé que alguien se preocuparía por Orión. Mis recuerdosde él giran en torno a la última vez que lo vi vivo. Aunque cuando lo conocí penséque era amable y gentil, generoso y amable, todo lo que puedo recordar de él es lamirada enloquecida en sus ojos mientras le gritaba a Elder que dejara morir a mis




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padres y a los otros congelados. Pero desde luego, Victria nunca notó eso. Todo loque veía era su amigo, el Grabador, con su rostro retorcido y congelado.

Y, en un día que Elder cierra toda la Nave, cuando debería estar asustada comotodos; un día como éste, ignora la orden de ir a su habitación. Ella va, en cambio, aOrión.

Me doy cuenta entonces: ella no desobedeció la orden de Elder. Él le dijo que fueraa casa. Bueno, a veces casa es una persona.

Me dirijo de nuevo a la Cámara de Criogenización. Victria sin darse cuenta me hadado la respuesta; finalmente entiendo lo que quiso decir Orión. Me dijo que fueraa casa. Y lo hice, incluso antes de que entendiera lo que quería decir.

Coloco mi mano en el mango de la Cámara 42 de Criogenización. Es donde deboestar. Es el único hogar que me queda.

Abro la puerta deslizándola.

Hablo con mis padres cada mañana, pero esta vez, el olor persistente del Líquidode Criogenización lleva la bilis hasta la parte posterior de mi garganta. Respirofuertemente, mi mente recordando cómo se sentía ahogarse en el dulce líquidorepugnantemente. No puedo respirar, y luego estoy respirando demasiado, y con

cada respiración viene el olor del Líquido de Criogenización, y ese olor me estámatando.

Recuerdo la forma en que el líquido quemaba mi nariz, la forma en que mi visiónse enturbiaba de un azul aciano.

La caja de vidrio en el interior no tiene tapa; se rompió en pedazos cuando Doc yElder la dejaron caer en su prisa por rescatarme de ahogarme en mi Cámara.

Vuelvo en el tiempo a ese momento. Recuerdo haber estado sufriendo, pero mirecuerdo de que dolió y cómo, se ha desvanecido con el tiempo. En cambio,recuerdo la calmante voz de Elder. Estaba tan asustada, tan desorientada, y su vozme sacó a través de la niebla de horror.

Me obligo a dejar de pensar en el despertar y en cambio me enfoco en la Cámarade Criogenización actual. El vidrio es frío al tacto, y me maravillo en cuán angosta




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Capítulo 29

E lder

Traducido por Mari NCCorregido por Nanis

espués de recordarle a Doc pasar por la casa de Lil antes de llevarseel cuerpo de Stevy, ayudo a los Habitantes de la Nave a inspeccionarlas calles de la Ciudad. Caras miran a través de las ventanas mientraspaso. A veces atrapo una mirada sumisa marcada por la

preocupación y el miedo, pero con más frecuencia las personas miran conhostilidad hacia mí. Es posible que hayan obedecido a mi toque de queda, pero susojos son desafiantes, enojados.

Mi estómago ruge ―mi última comida de verdad fue ayer― y sólo paro a comercuando Marae insiste. Las calles están vacías, pero no nos vamos hasta que lalámpara solar se apaga. Mientras viajo en el tubo gravitacional hasta el Nivel de

Carga, no puedo dejar de notar que casi todas las luces están encendidas en laCiudad. Estoy bastante seguro de que puedo adivinar qué ellos van a quedarsedespiertos para hablar.

La mayoría de los Habitantes de la Navepermanecen en la Ciudad ―tienen sushogares allí, después de todo, sólo vienen al Nivel de Carga para trabajar― peroMarae me sigue por el tubo gravitacional. A medida que nuestros pasos resuenansobre el piso de metal, me doy cuenta de que esta noche, después de que Maraedeje el Nivel de Carga y yo regresé al Nivel de Conservación, estaré aún másseparado del resto de la Nave: dos vacíos niveles, todos para mí.

Hacemos nuestro camino hacia elwhirr-churn-whirr del motor. Está oscuro en elinterior de la Sala de Máquinas, pero el motor todavía proyecta una sombra. Huelea grasa quemada, pero parece más pequeño a mis ojos, ahora que sé que no estámoviendo a la Nave. Marae no se fija en él en absoluto mientras camina a través

D




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del piso y va directamente a una puerta gruesa y pesada con una cerradura desello.

El Puente.

Recuerdo las palabras de Eldest para mí antes de que comenzara el entrenamiento:“ El Puente es para los Habitantes de la Nave. Me ocupo de la gente, no de la Nave” .

Marae abre la puerta y me espera para que entre primero. Un arqueado techo demetal se curva sobre el Puente. La habitación es un óvalo puntiagudo, llevándomeal frente del mismo. Hay dos filas de escritorios con monitores sobresaliendo deellos. Un gigante panel de control en forma de V está integrado en la partedelantera de la habitación.

Me siento frente al Panel de Control y trato de imaginar cómo sería dirigir estaenorme Nave hasta la Nueva Tierra.

Pero no puedo… La idea es tan imposible para mí que no puedo ni siquieraimaginarme siendo el líder triunfante que aterrice la Nave.

Doy un salto de la silla. Eldest tenía razón. No pertenezco aquí.

Marae se coloca delante de uno de los paneles de control. Hay dos pantallas allí,ambas en blanco. Una tiene la etiquetaCOMUNICACIÓN , la otraNAVEGACIÓN .

―Yo estaba trabajando en esto hoy, como pediste, cuando me asignaste paraayudar con el… con el problema ―dice ella, rozando sus dedos sobre la etiquetade “ Navegación” de metal.

―¿Has tenido la oportunidad de averiguar dónde estamos? ―pregunto,interesado.

Marae frunce el ceño.

―Es un desastre. ―Ella levanta un panel con bisagras debajo de las pantallas,mostrándome un revoltijo de cables y circuitos―. Si tuviera que adivinar, diría queesto fue deliberado, probablemente se remonta a la Plaga, después de todo, noshizo perder la comunicación con Sol-Tierra en ese momento.




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―¿Así que alguien, probablemente la Plaga Eldest, cortó la comunicación con Sol-Tierra y eso destruyó los equipos de navegación también? ―pregunto, observandocómo ambas operaciones fueron alojados en el mismo panel de control.

Marae se encoge de hombros, ocultando los devastados componentes electrónicosdebajo del panel de metal de nuevo.

―He estado tratando de arreglar todo.

A pesar de que trata de disimular detrás de una voz con un tono parejo, todavíapuedo oír el desprecio.

―Siento lo de hoy. Sé que los problemas del Nivel Alimentador interrumpieron tutrabajo.

Marae me mira.

―Lo has hecho bien hoy ―dice finalmente.

―¿Hecho bien? ―resoplo―. Eso estuvo a un paso de un motín. La próxima vezserá un motín. Pero… gracias. Realmente ayudó que los Habitantes de la Naveestuvieran de mi lado.

―Los Habitantes de la Navesiempre están del lado del Eldest ―dice Marae

simplemente, en el mismo tono que usaría si fuera a decirme que el nombre de laNavees Godspeed o que las paredes que nos rodean son de acero―. Pero… Esperoque te des cuenta, Elder, que no habríamos tenido que estar allí si hubieras puestode nuevo a la Nave bajo Phydus. Si no tuviéramos este tipo de problemas, entonceslos Habitantes de la Nave y yo podríamos centrarnos en los problemas con elmotor y el Sistema de Navegación.

―Sin Phydus ―le digo inmediatamente pero la determinación que está por logeneral en mi voz se ha ido. Incluso si Stevy fue envenenado por Phydus, Maraetodavía está en lo correcto. ¿Cuánto tiempo se perdió, no sólo en el Nivel de Carga,sino en toda la Nave hoy? Tenemos que trabajar, o vamos a morir todos. Nopodemos darnos el lujo de fracasar de esta manera.

―Eldest ―comienza Marae.

―Elder ―insisto.




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―Sin Phydus, las cosas van a seguir empeorando. No les importa qué clase delíder eres, ellos quieren a alguien más. Cualquier otra persona. O ningún líder enabsoluto. La gente está, en su corazón, moviéndose constantemente hacia unestado de entropía. Al igual que esta Nave. Todos estamos fuera de control. Es por

eso que necesitamos Phydus. Phydus es control.Suspiro.

―Lo admito, la manera en que he manejado las cosas ―o no― en los últimos tresmeses no ha funcionado bien. Pensé que podía confiar en todos para seguirhaciendo las cosas como eran.

―¿No ves? ―Marae pregunta suavemente, como una madre hablando a su hijo―.Eso es exactamente por qué necesitamos Phydus. Esa es la primera cosa que tienesque hacer, si quieres controlar la Nave como Eldest.

―No lo haré.

―¿No hacer qué?

―No quiero controlar laNavecomo Eldest ―digo―. Amy… —Marae entrecierrasus ojos ante la mención del nombre de Amy. Continúo de todos modos, ungruñido en mi voz ahora―. Amy me ayudó a ver que Eldest nunca controló la

Nave de todos modos, sólo controló las drogas. Creo que puedo hacerlo mejor queeso. Espero que pueda.

―Te das cuenta que ― dice Marae―, sin Phydus, esto puede significar motín.

Asiento con la cabeza.

Ya lo sé.

Lo he sabido desde siempre.




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La habitación se derrumba a mí alrededor. Lo que quiero hacer es correr, peroestoy demasiado asustada de lo que se esconde en la oscuridad, en los lugaresdonde no hay nada más que vacas y ovejas, y nadie para escucharme gritar porayuda.

Y eso me molesta.

No es solo Luthor, aunque en gran parte lo es. Son los ojos que me miraron en laCiudad. Es la manera en la que algunos de ellos, como la mamá de Harley, Lil,todavía se encogen cuando me ven. Es el hecho de que seré de esta manera el restode mi vida, y no hay nada que pueda hacer para detenerlo, no más de lo que podíaimpulsar el motor de la Nave. No puedo cambiar lo que soy o de dónde vengo, ypor eso, ellos nunca me aceptarán.

Me visto rápidamente, tan rápido que estropeo mi cabello envuelto y tengo quehacerlo de nuevo. Dudo que alguien esté despierto todavía, es tan temprano, perono quiero arriesgarme. Me aseguro de que el papel que encontré ayer en la nocheesté seguramente escondido en mi bolsillo, y luego estoy fuera de la puerta, por elsilencioso Hospital, y corriendo por el camino. Cuando llego a la tarima del tubogravitacional, la lámpara solar se enciende, cegándome momentáneamente.Presiono el Wi-com en mi muñeca y activo el tubo gravitacional.

Los vientos comienzan, y por un momento pienso saltar, solo confesárselo a Eldery pedirle que venga a buscarme. Unos mechones de mi cabello flotan. Luego elviento acelera y más cabello escapa de mi bufanda, alzándose como miles depequeñas armas. Por un instante los dedos de mis pies están en el suelo, pero mistalones elevados, y luego¡zas! Soy absorbida en el tubo. Cierro los ojos. No quierover el Nivel de Alimentación encogerse mientras me elevo más y más alto. No losvuelvo a abrir hasta que el viento muere y salgo al Nivel Guardián.

Intento arreglar la bufanda en mi cabello, me doy por vencida y la arranco, la

guardo en el bolsillo de mi chaqueta. De cualquier manera no tengo que escondermi cabello de Elder.

Abro la boca para llamarlo, pero luego la cierro, dándome cuenta de algo.

Por primera vez en tres meses, no empecé mi día hablándoles a mis padres en elNivel de Criogenización.




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Cuando me desperté triste, sola y vacía por dentro… vine directo aquí.

Directo a Elder.

Justo como Victria fue directo a Orión.

Orión estaba equivocado sobre mí. Elder es mi lugar seguro. Elder es mi hogar.

El Nivel de Conservación está silencioso. Me sentiré estúpida si vine hasta acá yElder no está. Pero a medida que cruzo la Gran Sala, puedo oír un leve ronquido.La habitación de Elder está abierta. Me asomo por la puerta.

Se ve más joven dormido, todo lo contrario del feroz envejecimiento que el caos deayer extendió en su rostro. La habitación esta desarreglada en una manera en laque sólo una habitación de un chico puede estarlo: ropa por todos lados, a pesar deque tiene un cesto que limpia automáticamente la ropa ahí. Hay una almizcladaesencia en el aire, algo que no huele exactamente como Elder, pero me recuerdaaún más a él. Puedes dejarme en cualquier lugar en el universo, con los ojosvendados y sabría que esta es su habitación sólo por el olor.

Paso por encima de una pila de ropa y me siento al borde de su cama. Cerca de supie. Su cama se hunde y sus ojos aletean abiertos.

―Amy ―dice, con una profunda voz de sueño, cálido y sonriente, dibujando lassílabas de manera que mi nombre termina con“ miiii” .

―¡Amy! ―grita, sentándose derecho en la cama―. ¿Qué estás… cómo… por quéestás aquí?

Sonrío.

―Encontré esto ―digo, tiro el papel doblado que encontré en mi Cámara deCriogenización, en el regazo de Elder. Lo coge, extendiéndolo de una manera que

me recuerda a un gato.―¿Qué es? ―pregunta mientras lee la página.

―Es una lista de todos los que fueron congelados en el Nivel de Criogenización enel ejército. La comprobé dos veces con los registros oficiales. ―Elder luce




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confundido, pero luego añado―: Es la siguiente pista que Orión me dejo… nosdejó.

Elder se queda mirando el papel, frunce el ceño pensando.

―La última pista erasobre añadir cosas.

―Sí ―digo―. Conté, hay veintisiete personas en esa lista. Pero he intentadoveintisiete, el número, deletrearlo, no funcionó. Ninguna de las puertas se abrió.

No sé qué esperaba de Elder, qué de la nada se acordara deotra puerta cerrada enalgún lugar de la Nave, o qué por arte de magia añadiera algo más que veintisietea la lista, pero todo lo que hace es decir:

―Hmmm. ―Y lanzarme de vuelta el papel. Se desliza fuera de la cama, y una vezestá más allá de las cubiertas, veo que no lleva pantalones. De hecho, todo lo quelleva es un par de cortos bóxers, hecho de fino lino blanco, y considerablementemás cortos y más estrechos que los bóxers que llevaban los chicos en la Tierra. Mequedo mirando abiertamente. Cuando corrí hacia acá y me deje caer en su cama,no había pensado en lo que estaría usando, pero ahora…

Elder se ríe y me doy cuenta de su sonrisa.

―Oh, ¡Cállate y ponte un pantalón encima! ―digo, lanzándole una almohada.

Todavía estoy ruborizada mientras Elder ahora completamente vestido, me llevade nuevo al tubo gravitacional en el Centro de Aprendizaje. Presiona su Wi-compara encender el tubo, luego voltea y me extiende la mano.

Espera, ¿Qué?

―Voy después de ti ―digo, retrocediendo.

Elder levanta una ceja, con el indicio de una sonrisa en los labios.

―Vamos, sólo ven conmigo.

Lo hemos hecho antes, claro. Pero fue cuando estaba medio drogada con Phydus, yantes… antes de empezar a pensar en cómo la vida atorada en una Nave no seríatan mala si Elder caminara alrededor sin pantalón.




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Antes de que pueda volver a protestar, Elder me acerca, el calor de su cuerpo meenvuelve. Me sostiene sin apretar, sabiendo que aún no sé qué hacer con su toque,pero su agarre es lo suficientemente firme para hacerme saber que nunca me dejarácaer. Elder se acerca a la abertura del tubo gravitacional en una especie de medio

giro. Usa su mano libre para tocar su Wi-com.―¿Lista? ―susurra. Las palabras flotan alrededor de mi rostro como una briza deverano.

Asiento, porque no puedo encontrar ninguna de mis palabras.

El tubo gravitacional cobra vida. Los fríos vientos se apresuran y girando a míalrededor, haciendo que mi cabello revolotee, y nuestra ropa se aferre a nuestroscuerpos. Elder aprieta su agarre en mí, da un paso adelante, y nos sumerge en elaire.

Caemos por un momento, en la oscuridad entre los niveles, y mi corazón late en migarganta, no sólo por la fuerza de arrastre del tubo gravitacional, sino también porla manera en que los brazos de Elder me rodean, sosteniéndome más cerca de loque nunca ha hecho antes. No estamos en caída libre, estamos siendo succionadoshacia abajo, rápido, más rápido de lo que una persona debe caer. Me acurrucocontra el agarre de Elder, apretando las manos alrededor de su cuello y

escondiendo la cara en su hombro, pero su agarre en mí no vacila. Él es la únicacosa estable en el caos del remolino.

Un estallido de luz, hemos viajado por todo el Nivel de la Nave, e inmediatamentesomos absorbidos por el Nivel Alimentador. El tubo se dobla, el NivelAlimentador tiene un techo curvo, y el ángulo me hace sentir como si no estuvierasólo cayéndome, sino cayendo encima de Elder. Pienso en moverme lejos, pero micuerpo no quiere abandonar la seguridad de sus brazos.

Vislumbro más allá de su hombro, una vez, y veo que el Nivel Alimentador seextiende ante mí. No siento nada cuando lo veo, ni odio ni amor, y por lo tanto noveo los campos y edificios ampliarse a medida que nos acercamos al suelo.

Luego el viento se calma, y mi cabello flota hacia abajo, un imposible enredodesordenado ahora, y nos balanceamos uno al lado del otro en el aire durante un




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minuto antes de que el viento se detenga y estamos de pie en la plataforma delNivel Alimentador.

―¿Ves? ―dice Elder, metiendo mi cabello detrás de míoreja―. No está tan mal.

Doy un paso atrás, fuera de la plataforma, resistiendo la tentación de suavizar sucabello hacia abajo.

Mientras subimos a la plataforma, nuestros hombros se tocan. Doy un paso lejos ycamino un poco adelante de él.

―Vamos ―digo, incapaz de mirarlo a los ojos.




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Intento 1270 en las cuatro puertas, comenzando con la puerta más grande al finaldel pasillo.

La última puerta se abre.

Todo está oscuro. La habitación huele a polvo y grasa. Pienso en lo que dijo Orión, justo antes de que lo congelara. Los congelados planean emplearnos o matarnos.

Quiero ver esas armas por mí mismo.

Amy encuentra el interruptor de la luz frente a mí. Parpadea renuentemente,chispeando como si no quisiera mostrar lo que contiene la sala.

Y veo inmediatamente qué hizo temer a Orión, cuando aterricemos, seremosconvertidos en soldados o esclavos.

¿Sabes realmente qué te hará dar la vuelta? Había dicho Orión justo antes de girar eldial para congelarlo. El hecho de que Elder en cierto modo estuvo de acuerdo con todque estoy diciendo.

Pistolas, rifles, armas más grandes que esas. Empaques de bombas mostaza.Misiles… En su mayoría del tamaño de mi antebrazo, tres que son más grandesque yo.

Todo está seccionado en compartimentos, sellados en bolsas plásticas rojas queestán marcadas con etiquetas y símbolos CRF.

―No sabemos cómo será Centauro-Tierra ―dice Amy, a la defensiva―. Podríanser extraterrestres, o podrían ser nada. Podrían ser monstruos o dinosaurios.Podríamos ser gigantes en el nuevo mundo. O podríamos ser ratones.

―Es mejor ser un ratón armado, ¿eh? ―digo, recogiendo una bolsa transparenteque protege un revólver.

―Sé que esto se ve mal.

―Parece que todo lo que Orión dijo antes era cierto ―digo.

―No es así ―dice Amy de inmediato, pero ¿cómo lo sabe? Puedo ver suspensamientos luchando: por un lado, cree absolutamente que su padre y el resto




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Devuelvo las cosas al estante con cautela, cuidando no poner nada fuera. Tomatoda mi fuerza no tirarlas a la basura, lanzarlas tan lejos como pueda, empujarlastodas fuera de la escotilla.

―No me digas que aún piensas que todo esto es para autodefensa ―digo. Noquiero iniciar una pelea con Amy, pero seguro puede ver que estas armas sonextremas―. Esto es guerra química. Es la preparación para el genocidio.

―Mi madre es una genetista y tan importante como mi padre en el ejército―contrarresta Amy de inmediato, pero su voz es reservada, y ya no sé si es porqueno quiere que cuestione más sus creencias o si es porque no puede soportar dudarde ellos―. Si el CRF tenía intención de aniquilar toda vida en Centauro-Tierra,entonces ¿por qué enlistarían a un biólogo para ayudar? ¿Por qué tenían a un

científico que estudia la vida si todo lo que quería hacer es matar a todos? Hayveintisiete personas en el ejército… pero setenta y tres no lo son.

Asiento. Tiene razón. Por supuesto que tiene razón. Pero eso no significa que Oriónesté equivocado.

Amy me da la espalda, contemplando la armería.

Jadea.

―¿Qué es? ―pregunto. En lugar de responderme, Amy se agacha y desliza un empaque de color mostazafuera de la plataforma.

―Esto medio se parece a una pelota de softball ―dice, entregándomela. Le doy lavuelta al empaque y leo la etiqueta de advertencia en la parte inferior.

Advertencia: Explosivo; irritante leve.Explosivo compuesto de Fórmula M.

Rango: Tres metros.

Para detonar: Presione el centro superior;




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En primer lugar, tengo una pregunta para ti. ¿Por qué tenemos este tipo de armas?

―Eso es exactamente lo que me he estado preguntando ―murmuro.

―¿Mm? ―pregunta Amy, con los ojos saltando de palabra en palabra.

―Nada ―digo.

Tiene que haber una razón para esto. Tienes que estarte preguntando lo mismo quele pregunté a Eldest: Si estamos en una misión de paz, de tipo exploratorio comodijo Eldest, ¿por qué estamos armados para la guerra?

Eldest nunca me contestó realmente. Es para cuando aterricemos. Eso es todo loque me decía. Que los congelados tienen una razón para necesitar este tipo dearmamento. Pero no tienes armas como éstas a menos que pienses en matar algo.Es nosotros o ellos: quien sea, lo que sea, que está en Centauro-Tierra.

De cualquier manera, nosotros, todos los nacidos en la Nave, estaremos atrapadosen el medio cuando aterricemos.

Las últimas palabras se desvanecen en el negro, luego la estática llena la pantalla,rápidamente sustituida por una imagen de Orión en la parte inferior de la granescalera. Este video es diferente a todos los otros; no sólo porque fue precedido porel desplazamiento de texto, sino debido a que Orión se ve más joven aquí, tal vezde veinte o así. Las películas de la cámara están en un ángulo torcido, y Orión seextiende y la reajusta. Él sigue mirando a su alrededor, como si temiera serdescubierto.

ORION: Me acabo de enterar del secreto. El grande.

―Se ve más joven aquí ―dice Amy.

―Se parece a mí ―digo.

―No, no se parece.




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Se parece.

Orión se inclina hacia adelante en la escalera, cerca de la cámara.

ORION: Es más grande que la clonación, más grande que Phydus. Es la razón dePhydus.

―También suena como yo.

Orión traga pesadamente. Unos momentos pasan antes de que hable de nuevo.

Amy mira preocupada en mi dirección, pero la ignoro, centrándome en la forma enque Orión se muerde el labio inferior.

ORION: Eldest no quiere que nadie sepa este secreto. Creo que ni siquiera queríaque me diera cuenta, pero… Orión habla con una voz apresurada ahora, baja y urgente. Los dos nos inclinamoshacia adelante también, ninguno de los dos respira mientras nos esforzamos porescuchar.

ORION: ... El exterior de la Nave necesita mantenimiento. Me dijo que enviara alPrimer HabitanteDevyn, pero en su lugar, lo hice yo. Vi… vi lo que él no queríaque viera. Está enfadado. Más enojado de lo que jamás lo haya visto. Pensé que

antes de eso él podría… Pero esta vez, realmente pienso… Voy a tener que… La cámara se desliza a la izquierda, detrás de la escalera.

Un paquete de suministros está abierto en una camilla improvisada, junto con unaspocas cajas selladas.

ORION: Me he estado preparado hace un tiempo. Desde que por primera vez vi elinfierno de hielo en el Nivel de Criogenización. Desde que aprendí acerca de laclonación. Sé que puedo ser reemplazado. No le tomara mucho a Eldest seguiradelante con sus amenazas.

La cámara retrocede hacia Orión, quien se ve desafiante. Se ve, pienso, como yo.

ORION: Puede que sepa los secretos de Eldest, pero él no sabe los míos. No se hadado cuenta que me estoy escondiendo ni cómo. Me ha estado viendo en el sistema




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Wi-com, pero he descubierto la manera de engañar la señal, hacer que parezca queestoy en el Hospital cuando no lo estoy.

Orión se lleva una mano a la oreja izquierda, la toca suavemente, pero no presionael botón.

ORION: Él no sabe nada de este lugar. Pero no es suficiente. Tendré que...

Los dedos de Orión se apoderan del Wi-com, las uñas arañan la piel y dejanronchas rosadas a su paso. Echo un vistazo a Amy mientras se toca el brazalete Wi-com en la muñeca con un dedo, con un gesto de preocupación en los labios.

ORION: Pero el secreto... debe permanecer en secreto. Nadie debe saber esto. Nisiquiera yo. Es... demasiado.

Orión se levanta y empieza a pasear de un lado a otro. Sus pies salen y entran de lacámara; su voz se apaga dentro y fuera.

ORION: Ya no sé qué es malditamente lo correcto. ¿Debo decir la verdad? ¿O esmejor mentir?... ¿Y qué pasa...?

Sonidos amortiguados hacen eco a medida que Orión se aleja de la cámara.

ORION: No puedo ocultarlo. Alguien puede que necesite saberlo, puede haber un

momento en que tengamos que hacerlo... Pero la red del floppy no es segura... Me esfuerzo para que mis oídos escuchen los indistinguibles sonidos en segundoplano, Orión está murmurando algo, palabras que no puedo distinguir por encimadel ruido de sus pasos marchando adelante y atrás frente a la cámara. Levanta lacámara, y un revoltijo de imágenes pasan por la pantalla. Después de un momento,gira la cámara hacia su cara, ahora moldeada en las sombras.

ORION: Dejaré esto para quien sea que lo encuentre. Si algo me pasa... si Eldest...

ya sabes. Bueno. Si algo me pasa, imagino que alguien debe saberlo. Orión inhala profundamente, abre la boca para hablar.

Y el video se corta abruptamente.

―¿Eso es todo? ―pregunta Amy.




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―No, mira… hay más.

Palabras desplazándose llenan la pantalla de nuevo.

Esto fue hace mucho tiempo, pero no por ello es menos cierto. Amy, has visto laverdad por ti misma. Has visto las armas. Sabes, tienes que saber, que sinecesitamos armas de este tipo, entonces todo lo que hay en Centauro-Tierra novale la pena. Cierra con llave la sala de armas, olvida la contraseña, y aléjate.




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Capítulo 32A

myTraducido por Mari NC


ien, maldición ―dice Elder, inclinándose y mirando elfloppy en blanco con disgusto. Miro hacia élinquisitivamente―. Todo lo que el floppy hizo fue

probar que él era un paranoico, y que toda esta cosa de persecución de pistas hasido inútil.

―¿Inútil? ―Recojo el floppy y permanezco así.

Elder asiente con la cabeza. ―Inútil. Tenía la esperanza de aprender cómoencender nuevamente el motor, pero todo lo que obtenemos de este video es ungran secreto que Orion decidió no compartir con nosotros. Nos envió en unapersecución por toda la Nave para encontrar pistas que conducen a una puerta que

él sólo nos dice que volvamos a bloquear. No consigues algo mucho más inútil queeso.

Asiento con la cabeza, doblando el floppy y deslizándolo en mi bolsillo.―Definitivamente, hay algo bizarro acerca de esto ―digo tan pronto como lasúltimas palabras se decoloran a negro.

―¿Bizarro?

―Ya sabes, extraño.

Una sonrisa irónica se desliza por la cara de Elder. ―Cada vez que pienso que teconozco, dices algo así… extraño.

―¡Ja! ―Lo golpeo en el brazo―. Creo que hemos pasado por esto antes: Tú eres eque habla bizarro.

―B




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Elder empuja la pesada puerta como de submarino cerrándola, y me aseguro deque la puerta se bloquea detrás de nosotros, pero no voy a olvidar el código.

―Creo que Orion tenía miedo ―digo, siguiendo a Elder por el pasillo.

―Estaba psicótico. ―La voz de Elder es amarga―. Eso fue filmado en la época enque Eldest trató de matarlo, y está claro que él ya había perdido. Orion estabaparanoico...

―Tenía el derecho de estar paranoico. ―No puedo evitarlo, toco la suave pieldetrás de mí oreja izquierda, recordando la forma en que Orion había arañado supiel en el video. ¿Qué se necesitó para que él cavara más profundo en su piel, paraextraer los cables de su propia carne? Echo un vistazo al Wi-com rodeando mimuñeca y trago la bilis al pensar en cómo estaban esos cables, goteando coágulos ysangre, y… ew.

―Es extraño, sin embargo ―pauso, pensando―. El resto de los videos han estadoen esa cosa de tarjeta de memoria. Éste ya estaba cargado en un floppy, situado enla sala de armas. Ninguno de los otros tenía texto. Y ninguno de los otros era tanviejo. Ese video fue hecho justo antes de que Orion fingiera su propia muerte. Talvez alguien, no sé, se metió con él.

―Tal vez. Tal vez no. ―Elder frunce el ceño hacia el vídeo―. Mira, entiendo queOrion hizo estos videos para ti, y sientes que tienes que resolver su malditoenigma. Pero vamos a tener que encontrar la manera de vivir en esta Nave sincualquier estúpido mensaje que nos dejara. ―Él pasa los dedos por su cabello. Porlo general lo hace cuando está pensando, pero hay enojo en la forma en que lo haceahora, como si sólo lo hiciera para impedirse a sí mismo golpear algo―. Tenemosserios problemas para hacerle frente… y esto fue sólo una maldita pérdida detiempo. El motor no va a arreglarse solo. Orion está sólo distrayéndonos de losproblemas reales.

Me muerdo el labio. Orion no dejó un mensaje para nosotros, lo dejó para mí. Yhabía algo sobre salir de la Nave, lo sé. La clave para arreglar el motor, la razón delretraso… algo. Algo importante.

Además. ¿Cuánto tiempo más podemos seguir así?




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Capítulo 33E

lderTraducido por Susanauribe


emonios ―murmuro mientras Marae dice la lista detodas las cosas que hasta ahora hoy han pasado. Sólohe estado dos horas con Amy, máximo, pero debería

haber sabido que no debía haber ignorado mis com.

Primero, hubo una reunión precedida por Bartie en el Salón de Grabación tanpronto como la lámpara solar se encendió. La Segunda Habitante, Shelby, ya habíaestado allí y llamó a Marae, quien trató de llamarme a mí. Para el momento en queMarae había llegado al Salón de Grabación con el resto de los Primeros Habitantes,Bartie ya había presentado sus ideas sobre lo que el liderazgo de la Nave deberíaser en el futuro, con una nota añadida de que yo era demasiado inepto paragobernar. Treinta personas habían presionado sus huellas en su petición, dándoleuna marca de aprobación.

Luego Marae trató de“ arrestar” a Bartie, pero no creo que ni siquiera ella sepa loque la palabra significa, incluso aunque todos hemos estado leyendo sobre lasfuerzas policiales y conflictos civiles. Creo que ella pensó que si sólo gritaba“ ¡Arrestado!” realmente fuerte eso significaría que él se callaría, pero en cambio élmontó la petición en la red floppy y todos en la Nave la tenían para el almuerzo.

No es que yo hubiera tenido almuerzo. Al medio día, estaba de vuelta en laCiudad, poniéndome de pie en la mesa del Distrito de Comida, explicando que,por alguna razón, la producción de la comida había cesado. Todo el tiempo, elresponsable del Distrito de Comida, Fridrick, estaba mirándome, sonriendo conautosuficiencia y seguí recordando cómo Bartie había dicho que podrías iniciaruna revolución si les quitaban el alimento a las personas. Hice una llamada a todos

―D




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diciendo que las porciones extras serían entregadas para la hora de la cena, pero enverdad nadie se sintió satisfecho con esa respuesta.

No fue hasta ahora, con el día laboral cerca a su final, que Doc se había molestadoen llamarme al Hospital y explicarme que alguien había entrado a su oficina yrobado sus suministros de parches médicos de Phydus.

―¿Por qué demonios no me dijiste esto antes? ―grito.

Doc se encoge. ―Parecías ocupado.

Rujo, un sonido inarticulado sin palabras. Los parches robados explican mucho,como cuando estaba corriendo del borde de la Nave al otro, notaba miradassospechosas y comentarios con las manos sobre sus bocas, pero pensé que era lagente pasando el manifiesto de Bartie. Ahora veía que también estaban pasandolos parches de Phydus.

Las personas que habían estado deprimidas, y muchas que no, están canjeando loque tiene por ellos.

―La peor cosa ―dice Doc mientras miro su oficina desorganizada―, es que estodebió haber sucedido ayer. No he vuelto a mi oficina desde esa mañana temprano.Quien sea que mató a Stevy debe haber empacado los parches después de que mefui.

Los labios de Doc se curvan con disgusto. No sé cuál parte odia más: que alguienrobó parches médicos, o que quien sea que lo hizo volvió su oficina un desastre.

―Hice la concentración de Phydus en los parches alta a propósito ―dice―, así queese parche rápidamente podría aplacar a una persona. Pero el problema es, conuna concentración tan alta…

―Sólo se requieren tres parches para matar a una persona.

―Sí. Es muy concentrado, dos parches, y… ralentiza todo. Los órganos. Esdemasiado para que el cuerpo trate con eso. Tres es muerte. Debería haber diluidola droga, pero pensé…




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Bartie me empuja, fuerte, con ambas manos en mi pecho. Me muevo hacia atrás,golpeando el cart con la parte posterior de mis piernas. Él lanza una mano llena deparches médicos verdes y cuadrados a mi rostro.

―¿Hiciste esto? ―grita Bartie. Se mueve hacia mí.

―No sé de qué estás hablando.

―Esos parches médicos“ especiales” están llenos de Phydus, idiota. ―Saliva vuelaa mi rostro mientras me ruge las palabras.

―Yo sé... sé ―digo, mirando por encima del hombro, donde lanzó los parcheshacia mí que están esparcidos en el suelo.

―¿Tú sabes? ¿Ni siquiera vas a negarlo? ¿Cómo pudiste dejar que el phydusregresara a esta Nave? ¡Tú... tú... juraste que no lo usarías de nuevo! ¡Tú malditoidiota estúpido!

―¿Cómo lo conseguiste? ―grito. No me gusta la manera como está en mi rostro, lamanera en la que no se mueve hacia atrás, dándome espacio para respirar.

―¿Cómo pudiste? ―dice Bartie con desprecio―. ¡Saltas por ahí, hablando sobrecuán genial eres por dejar a la gente libre de phydus, y luego les lanzas unosmalditos parches médicos y dices hecho!

Bartie gira lejos de mí. Pero justo cuando doy un paso hacia Doc, quien está paradoen la curva, demasiado impactado para decir algo. Bartie se voltea de nuevo y meempuja tan fuerte que me golpeo contra el lado del cart de nuevo.

―Eres peor que Eldest, ¿sabías eso? Al menos él nos trataba igual a todos. Tú sólonos escoges.

Se voltea para irse, moviendo los puños hacia un lado.

―¡Espera un maldito minuto! ―grito, pero no se voltea; su espalda está tensa yrecta, y sus dedos curvados en puños de nuevo―. ¡No hice nada malo!

―¿No hiciste nada malo? ―dice Bartie con desdén sin darse vuelta―. Dile eso aLil.




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Capítulo 34A

my Traducido por VanniaCorregido por Beatriix Extrange

o puedo mantenerme quieta. Puede que haya dejado de correr,pero no puedo pensar estando apretujada en el Nivel deCriogenización, con todas las puertas cerradas burlándose de mí.

Cuando consigo llegar a la recepción del Hospital, sin embargo, estoy rodeada porpacientes gritando, enfermeras enojadas y una multitud que parecer crecer a cadaminuto.

―¡Es seguro! ―le dice la aprendiz de Doc, Kit, a una mujer en voz alta―. ¡Unosolo está bien!

―¿Cómo puedo saber eso? ―pregunta la mujer. Su voz es pesada, como si hubieraestado llorando.

―Bueno, mírate ―dice Kit, exasperada―. Estás bien, ¿no? ―Eso creo… pero…

Kit gruñe con frustración y se marcha, casi chocando contra mí.

―Lo siento ―dice.

―No hay problema. ¿Qué está pasando?

―Estos malditos parches médicos. La gente estápreocupada de que se esténmuriendo, pero si hubieran tenido una sobredosis, ya estarían muertos. Sinembargo, trata de convencerlos de eso.

―¿Qué parches médicos?

Kit mete la mano en su bata y me muestra un parche cuadrado de color verde.

N




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―Doc los desarrolló para los pacientes deprimidos. Funcionan bien. Si sólo usasuno. El problema es que la indicación dice que tres o más te matarán.

―¿Qué hay en ellos?

―Phydus ―dice con total naturalidad, pero espera mi reacción antes de continuar.

Phydus. Pensé que habíamos terminado con eso.

Una parte de mí está enojada. Muy, muy enojada. Pensé que Elder y yo estábamosde acuerdo. Pensé que lo había prometido. No más Phydus. Pero otra parte de míno puede olvidar la gente que se convirtió en una multitud en la Ciudad.

―¡Todos vamos a morir! ―grita la mujer con la que Kit había estado discutiendo.Agarra a Kit de las solapas de su chaqueta, sus nudillos se ponen blancos.

Kit envuelve una mano alrededor de la muñeca de la mujer, y, sorpresivamente, lamujer rápidamente la libera. Sus brazos caen a sus costados, y todo su cuerpo serelaja.

―Así, ¿no es mejor? ―pregunta Kit amablemente.

La mujer no responde. Y luego me doy cuenta del parche verde pálido en el dorsode su mano.

Kit lleva a la mujer a una silla contra la pared y la deposita allí. Se gira hacia mí conuna mirada de satisfacción en el rostro. Y no puedo evitar sonreírle de vuelta. Esofuncionó. Tal vez si Elder hubiera tenido algunos parches ayer en la Ciudad, lascosas no se habrían salido control. Y tal vez si yo hubiera tenido uno en el Cuartode Ficción cuando Luthor irrumpió…

―¿Puedo tener algunos de esos parches? ―le pregunto a Kit.

Ella entrecierra los ojos.

―¿No has oído? No son seguros. Estamos tratando de conseguir todos los quefueron robados. Se supone que sólo los utilizamos Doc, las enfermeras y yo.

Interesante. Los parches fueron robados.

―¿Entonces puedo tener sólo uno? ―pregunto.




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Algo en Kit se ablanda. Creo que piensa que estoy deprimida por ser el único bichoraro de la Nave. Ella siempre ha sido agradable conmigo de la forma en quealgunas personas son súper majas de manera asfixiante con las personas que sondiscapacitadas.

―No se lo digas a Doc ―susurra, deslizándome un parche. Lo escondo en mi bolsillo, junto al floppy que encontré en la armería.

Me pongo la capucha de la chaqueta antes de salir del Hospital, pero, armadacomo estoy con un parche de Phydus, no me molesto con la bufanda alrededor demi cabello. Voy directamente al Salón de Grabación. Es una posibilidad remota,pero Orion dejó las pistas ―las verdaderas pistas― para mí. Incluso si la últimapista fue manipulada, Orion tenía un plan muy sólido para asegurarse de que yo

consiguiera llegar a donde tenía que estar. Hasta ahora, las pistas provenían de laspinturas de Harley o del Salón de Grabación. Tal vez la siguiente también.

Sí. Correcto. Va a ser muy fácil hallar una pista en los Cuartos de Libros, Galeríasde Arte y Salas de Artefactos en el Salón de Grabación, si es que la pista todavíaestá ahí. Por primera vez, Godspeed realmente se siente… enorme. Tengo laposibilidad de una bola de nieve en el infierno de encontrar esto.

No puedo dejar de sonreír. Después de todo, el“ Infierno de Dante” estaba hecho

de hielo.Al acercarme al Salón de Grabación, veo a un grupo de personas de pieapretujados en la entrada. Me bajo la capucha y deslizó la mano en mi bolsillo,sintiendo el parche médico de Phydus.

―La Nave necesita un guía ―dice un hombre.

Me detengo cerca de la barandilla, dudando en subir los escalones. En su lugar, medoy vuelta por si el grupo me mira, así sólo verían la parte de atrás de mi chaqueta.

―¿Bartie? ―pregunta una mujer―. ¿Quizá Luthor?

―Tal vez uno de ellos. Pero no necesariamente. Sólo alguien… mayor. Másexperimentado.

Trato de verme casual y desinteresado mientras me esfuerzo por escuchar más.




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―Elder ha sido entrenado para esto toda su vida ―dice una voz femenina. Quieroaplaudir, al menos alguien está dando la cara por Elder.

La carcajada del primer hombre es áspera y sin humor.

―Elder nunca escuchó a Eldest. Son demasiado diferentes.

Pienso en los cilindros gigantes escondidos en el Nivel de Criogenia, llenos conclones de Eldest. Son más parecidos de lo que el hombre pueda imaginar. Unaparte de mí piensa que, tal vez, Elder debió haberles dicho sobre la clonación. Esuna de las pocas cosas que mantiene en secreto, y no le critico esto. Después detodo, la única persona a la que afecta este secreto es a él.

―¿No han notado como escasean las raciones recibidas? Ni siquiera había

almuerzo hoy. Elder cree que si controla nuestra comida, puede controlarnos anosotros. Y si eso no funciona, nos pondrá parches. Esos parches son peligrosos, yahan matado.

―Me gustaría saber cómo es que esos malditos parches están por todos lados―dice una mujer con voz profunda―. Medio creo que Elder lo hizo después delproblema en la Distribución de Alimentos. Podría no estar poniendo ya esa malditadroga en nuestra agua, pero se está asegurando de que los alborotadores lo tengande alguna manera.

―Doc dijo que los parches fueron robados ―dice la primera mujer, la únicadisidente del grupo.

―Eso dice ―dispara el hombre en respuesta―. Pero Doc siempre fue el lamebotasde Eldest. Apuesto que Elder le dijo que se asegurara de que nadie causaraproblemas por medio del parche.

―Sí, pero… ―comienza a decir la mujer.

Ya he tenido suficiente.

―¿De verdad se van a quedar aquí difundiendo mentiras sobre Elder? ―pregunto,dándome la vuelta y subiendo a grandes zancadas las escaleras hacia el grupo―.Van a comenzar una rebelión, hablando de esa forma.




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El hombre en el centro de la multitud se gira, pero no parece preocuparle muchoque esté encima de él. En todo caso, está orgulloso.

―Esto no es sobre rebelión ―dice suavemente, como si explicara algo a alguienmuy joven―. ¿Has leído el manifiesto de Bartie? ―Me extiende un floppy, pero nolo tomo―. Es sobre hacer lo que es mejor para la Nave. Sobre mantener a todosseguros y felices. ―Hace una pausa―. La Nave es más importante que una sola persona. Incluso que Elder.

―¿Feliz? ―grito en respuesta. Mientras más amable es la voz del hombre, másenojada me pongo―. ¿Qué cosa de lo que ha hecho Elder te ha hecho infeliz?

La mujer con voz profunda sacude la cabeza.

―No es que Elder sea malo. Es que él no fue nuestra elección.―Bartie enlista todos los tipos de libros en el Salón de Grabación ―dice el hombreagitando el disco otra vez. Sigo sin cogerlo―. Todos esos gobiernos de Sol-Tierra.Tenían sistemas. Votaciones y elecciones, cosas como ésas. Cosas donde la gentepodía elegir y tener una voz.

―Quitarle la Nave a Elder no es la forma correcta de hacerlo ―insisto. Se ven tan,no sé, lógicos, que creo que si sólo pudiera sentarlos, y mostrarles lo mucho que

Elder está trabajando, lo mucho que realmente se preocupa, tal vez no estarían tandispuestos de echarlo por la borda.

―Lo siento ―dice el hombre―. Pero no podemos confiar en ti tampoco.

―¿Y por qué no? ¡Yo también vivo aquí!

Niega con la cabeza.

―Pero no eres una de nosotros. ―Sus ojos viajande mi cabello rojo a mi chaqueta.

Trato de meterlo debajo de la capucha. El hombre sonríe con aire de suficiencia. Seve completamente a gusto, como si estuviera en completo control. En contraste, yoya puedo sentir que mi rostro está ardiendo―. Todo lo que sé ―dice―, es que nonecesitábamos a la policía antes de ti. Todo estaba bien antes de ti.

Bajo de vuelta los dos primeros pasos.




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―Tal vez Elder sería el líder que necesitamos que sea si no tuviera otrasdistracciones ―dice la mujer de voz profunda entono conversacional, como si noestuviera hablando de eliminarme por ser una distracción.

Bajo los siguientes dos pasos.

―Todo comenzó con ella ―dice la otra mujer.

Estoy agarrando el parche de Phydus en mi bolsillo, muy consciente de que uno nosometerá a todos los del grupo. ¿Por qué molestarme en tratar de decir algo?Debería saberlo mejor.

La lista de Orion roza en el dorso de mi mano.

No. No voy a dejar que me ahuyenten la posibilidad de encontrar la siguientepista.

Subo arrasando con las escaleras y empujo con el hombro a la mujer de vozprofunda cuando la paso. El hombre sale de mi camino, pero lo hace torciendo loslabios espeluznantemente, observándome mientras empujo la puerta del Salón deGrabación para abrirla y entro. No me gusta esa mirada. Me recuerda demasiado ala forma en que Luthor me mira, como si yo fuera una cosa y no una persona.

Dentro, el Salón de Grabación está casi desierto. Un hombre solo, alto y flaco, leeun ensayo de Henry David Thoreau en la pared el floppy de Literatura, y cuatropersonas están reunidas, leyendo sobre la Rebelión Boxer. Pero nadie está mirandoel floppy de Ciencia para nada. Eso es extraño. Esta es la primera vez desde queElder quitó el Phydus de la Nave que nadie está analizando el diagrama del motor,tratando de mejorar la eficiencia, sin saber que el motor no ha avanzado en años.

Me abro paso rápidamente a los cuartos de libros. No creo que el grupo del porchese vaya a molestar en seguirme hasta aquí, pero prefiero hacerlo lo más rápido

posible.Paso por alto todas las habitaciones de no ficción. Orion dejó esta pista para mí, eincluso si alguien más la ha escondido, todavía creo que tengo más posibilidadesde encontrarla en Ficción o Arte.

Tengo que tener la posibilidad de encontrarla. Tengo que hacerlo.




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Probablemente alguien cambió la última pista ―borrando partes, probablementeañadiendo texto―, pero Orion me dejó un camino mucho más elaborado. Hapuesto mucho cuidado y planificación en esconder cada pista. Tiene que haberalgo más, alguna forma de averiguar el siguiente paso.

Paso los dedos a lo largo del estante, buscando algo que podría ser un indicio de lasiguiente pista de Orion. Ojeo enEl Infierno de Dante otra vez, y luegoParaíso yPurgatorio. Miro todo lo de Lewis Carroll, incluyendo ese estúpido poema del quela Sra. Parker hizo un diagrama, Jabberwocky.

Esto es inútil. Orion pudo haber dejado la siguiente pista en un libro, pero no lodejó en un libro que ya ha usado.

Me derrumbo en la silla frente a una mesa de metal en el centro de la habitación.Una copia de los sonetos de Shakespeare yace en el centro, justo donde lo lancédespués de encontrarlo mal acomodado en el estante de Dante hace algunos días.Supongo que el nuevo archivero, Bartie, está demasiado ocupado escribiendomanuscritos y tratando de comenzar una innecesaria revolución como paramolestarse de hacer su verdadero trabajo.

Suspirando, recojo el libro y me dirijo a los estantes de la S. Hay espacio suficientepara meter los sonetos entreEl Rey Lear y Macbeth.

Me dirijo a la puerta, bien podría ver si no hay algo pegado en el resto de laspinturas de Harley.

Hago una pausa. Orion tenía un plan de contingencia para todo. ¿Por qué noasegurarse de que las pistas estuvieran cerca, por si acaso alguien manipulabauna? Soy la única que realmente se toma la molestia con la Sala de Libros, y antesde mí, no había nadie más que él. ¿Cuáles son las posibilidades de que alguien máspusiera un libro en un estante equivocado, justo al lado del libro que tenía la

primera pista?Regreso corriendo al estante de la“ S” , mis manos tiemblan mientras me estiro paratomar el libro de poesía. Las páginas son lustrosas y gruesas, dotadas conilustraciones de la época isabelina. En la primera página hay un retrato a color deShakespeare.




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El Bardo escribió sobre el amor condenado por las estrellas3 , pero dudo que algunavez se diera cuenta de que sus obras un día estarían volando a través de lasestrellas.

Frunzo el ceño. No estamos volando exactamente ahora, ¿o sí?

Ojeo la páginas rápidamente, plegándolas de una manera que sé que Elderdesaprobaría. Pero… no hay nada aquí. Me obligo a reducir la velocidad, leyendocada poema incluso aunque no tienen mucho sentido para mí.

Tomo una profunda y temblorosa respiración. Una parte de mí quiere arrojar ellibro contra la pared. Tenía esperanzas muy altas.

Tal vez Elder tiene razón. Tal vez todo esto no tiene sentido.

Aun así, me llevo el libro cuando me dirijo a mi habitación en la Sala.

El Hospital todavía está concurrido a pesar de que es casi hora de que se apague lalámpara solar, pero el tercer piso está casi vacío. Sólo Victria está sentada en la SalaComún, mirando fijamente por la ventana. Empiezo a decirle algo, pero recuerdola mirada enojada que me dio cuando me encontró en el cuarto de Harley y en elNivel de Criogenización, así que me dirijo a las puertas de cristal que conducenhacia el pasillo. Me da un vistazo mientras paso, pero no con una mirada de enojo.

Ha estado llorando.

Pienso en algo que decirle, pero dudo que hable conmigo. Escucho su gimotearmientras alcanzo la puerta. Me odia. Hay un ruido sordo detrás de mí, como siestuvieran conteniendo un sollozo.

Pero lo escucho de todos modos.

Dejo las puertas de vidrio cerradas y me dirijo al sofá.

―Vete ―dice ella, pero no hay convicción en su voz.

―¿Qué pasa?

3 Star-crossed love: es una expresión utilizada para describir a una pareja que está condenadadesde el principio. Shakespeare la usó para describir a Romeo y Julieta.




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―Sólo me gustaría haber tenido una elección ―dice.

―¿Una elección?

―Si pudiera, haría que ya no me importara.

Ambas estamos en silencio por un largo rato.

Si yo pudiera sacarme la preocupación por mis padres, congelados abajo, ¿lo haría?Eso haría las cosas más fáciles. No me levantaría cada mañana con un dolorosohueco en mi interior.

Y luego pienso en Elder. Es la pregunta que me hago cada vez que él me mira conaquellos ojos tiernos suyos, cada vez que salta a hacer algo sólo porque yo se lopido: ¿lo amo? No lo sé. Pero sí sé que al menos puedo decirme a mí misma queno.

―Creo que el amor es una elección ―digo. Ésa es la razón por la que no puedoamar a Elder. Porque no tengo a nadie más para elegir.

―Pero ¿quién ―pregunta Victria― elegiría esto?

Ambas levantamos la vista cuando las puertas del elevador se abren.

Mierda.

¿En serio?

Después de todo esto, ¿él tiene que entrar? ¿Qué, tiene un medidor acechándome oalgo?

―Largo ―digo.

Luthor sonríe.

―Mis dos encantadoras, juntas en una sola habitación. ―Largo ―digo de nuevo.

Él se mueve hacia donde estamos sentadas. Me levanto de un salto, pero Victria no;enrosca sus piernas debajo de ella y envuelve sus brazos alrededor de su estómago.




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―Ya sabes ―ronronea Luthor―, creo que podría ser el destino. Verlas a ambas,aquí, juntas.

Pongo mi mano en mi bolsillo, pero no retrocedo mientras se acerca. No hay haciadónde retroceder de todas formas, estamos atrapadas frente a las ventanas.

Se estira para tocarme. Acaricia mi brazo izquierdo de una maneraasquerosamente suave hasta que sus dedos rozan mi codo, luego me agarra y metira bruscamente hacia él. Victria ahoga una especie de sollozo-grito, pero yo sacomi mano derecha de mi bolsillo y la estampo de lleno en su rostro.

Es una fuerte bofetada, pero no lo suficientemente fuerte para hacer caer al suelo aun hombre adulto y musculoso

No sin un poco de ayuda, de cualquier forma. Se derrumba, sus dedos todavíaapretando alrededor de mi codo. Mi camiseta se rasga antes de que puedasacudírmelo. Yace en el piso, mirando arriba hacia mí de forma pasiva.

―¿Qué demonios? ―susurra Victria. Todavía está hecha un ovillo, pero se inclinahacia adelante para ver fijamente al cuerpo de Luthor.

―Kit me dio uno de estos nuevos parches médicos ―digo. Empujo la cara deLuthor con el pie, mostrándole a ella el cuadrado color verde pálido delineando la

huella de mi mano en la mejilla de Luthor.―Fuiste muy rápida en sacarlo.

―Sí, bueno ―digo―, no es exactamente que tenga confianza en Luthor.

―Sí. ―Pausa―. Yo tampoco.

La miro, realmente la miro, pasando más allá del duro caparazón que siemprelleva. Luthor nos habló con ese ronroneo en su voz. Y, aunque ahora Luthor esté en

el suelo, ella sostiene sus manos en torno a su estómago. De forma protectora, perono para sí misma.

―¿Estás embarazada? ―susurro.

Pregunta estúpida. Casi todas las mujeres a bordo están embarazadas, laTemporada se encargó de eso principalmente, y las agujas de Doc hicieron el resto.




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Pero los que no están con Phydus, gente como Harley, Luthor, Elder y Victria,eligen si participan en la Temporada o no.

Ella asiente.

Doy un paso sobre el cuerpo inmóvil de Luthor y me siento en el sofá junto a ella.

―¿Qué te hizo él? ―Las palabras salen como un susurro.

Se queda mirando a Luthor. Él parpadea hacia el techo. Los parches de Phydus sonmás fuertes que cuando la droga estaba en el agua. Creo que haría cualquier cosaque yo le pidiera. Caminaría más allá de la azotea del Hospital si lo llevara al borde.Bonito pensamiento.

Antes, Victria estaba llorando. Ahora, sus ojos están secos, incluso aunque puedover los rastros húmedos de lágrimas serpenteando por sus mejillas. Ahora ellamantiene las lágrimas en su interior, controlándolas de una manera que no puedecontrolar el pasado.

Se enrosca más, sus rodillas bajo su barbilla.

―Fue él ―dice, cerrando los ojos.

Tengo miedo de a lo que se refiere, pero ya he adivinado la verdad. Toco su

hombro. Todo su cuerpo se desplaza hacia mí, pero ella no deja escapar susrodillas, de modo que se ha convertido en un bulto apretado alrededor de suestómago. Dado que me deja, envuelvo mis brazos a su alrededor.

―Fue él ―dice de nuevo. Su voz suena como un eco lejano―. Durante laTemporada.

―¿Luthor? ―susurro. Mi voz atrapa el miedo de lo que ella está diciendo.

―Yo no quería ―dice―. Fue muy violento. ―Me da unvistazo, sus ojos húmedosy rojos―. Te mencionó. Puesto que no te consiguió…

Puesto que no me consiguió, fue con ella.

―Traté de… ―Su voz se quiebra. No importa lo que ella tratara de hacer, o no.Entiendo.




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Recuerdo ese momento cuando me di por vencida. Cuando esperé a que todoterminara.

Para mí, sin embargo, se detuvo.

Pero no para ella.

No me extraña que me odie: porque yo estuve a salvo, y ella no.

Y ahora, con su cuerpo acurrucado de forma protectora en torno a su bebé, me doycuenta de que no se detuvo, para nada, durante los pasados tres meses.

Lo que duró minutos para mí sigue con ella, creciendo dentro de ella, una cosa quedebe odiar y amar al mismo tiempo.

Envuelvo mis brazos fuertemente alrededor de Victria y la acerco a mí.―Se acabó ―susurro, incluso aunque sé que no es así. Nunca acabará.

Tiro de la mano izquierda de Victria hasta que ella la libera del agarre mortíferoque tiene sobre sus rodillas. Me ve con curiosidad mientras extiendo sus dedos. Sumano está fría y húmeda, pero ya no tiembla. Envuelvo mi dedo meñiquealrededor del suyo.

―Esta es una promesa ―le digo, apretando su dedo meñique contra el mío―. Unapromesa de que no vas a estar sola con este secreto y este dolor nunca más.

Su dedo se queda quieto en el mío, ella no me cree. Mira fijamente a la figurainmovilizada de Luthor.

Creo que ambas tenemos la misma idea al mismo tiempo. Nuestros ojos seencuentran. Luthor no se mueve, está indefenso.

Por primera vez, tenemos la capacidad de recuperar un poco de lo que él nos quitó,

hace meses.Así que aquí vamos.

Victria se desenrosca del sofá. Duda al principio, pero luego se levanta lenta ydeliberadamente. Se queda de pie junto al cuerpo de Luthor.




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Y lo patea tan fuerte como puede, justo en el estómago.

Él suelta una especie de jadeo¡Oof! pero no se mueve.

Lo patea de nuevo, y de nuevo. El agua se cuela por sus ojos, pero él no protesta nise mueve para defenderse, ni siquiera cuando Victria lo patea en la ingle,fuertemente.

Ella se deja caer de rodillas, golpeándole el pecho con los puños.

―Cómo pudiste ―jadea―. ¡Te conocía!

Me pongo de cuclillas al lado de ella.

―Déjalo ―digo―. Vámonos. ―Le toco los hombros para tirar de ella, pero ella s

sacude, no para golpearlo, sino para enterrar el rostro en sus brazos, sollozando.No puedo soportar verla desecha de esta forma. No puedo soportar saber quecuando el parche se desvanezca, la castigará, podría tratar de hacerle daño, o a mí.

Caigo de rodillas cerca de la cara de él. Sus ojos todavía están mirando haciaarriba, pero puedo decir por la forma en que se crispan que él sabe que estoy aquí.

―Quiero que sepas algo ―susurro en su oído en voz baja―. Quiero que sepas quesé dónde puedo encontrar una pistola. Si no sabes lo que es una pistola, búscalo enel Salón de Grabación. Mi padre me enseñó cómo sostener un arma, cómo respirarmientras aprieto el gatillo, cómo poner mis disparos en un objetivo de forma queincluso si la primera bala no te detiene, la siguiente lo hará. Cuando tenía catorceaños, mi padre me llevó a cazar con él, en Colorado, y maté un alce. Lo hizo paraque yo supiera lo que era tomar una vida, así ya no dudaría cuando necesitarahacerlo. Te digo esto, ahora, para que sepas que no voy a dudar en matarte.

Los ojos de Luthor danzan hacia atrás y adelante; está tratando de recuperar el

poder para alejarse o acercarse a mí, no sé.Me inclino más cerca de él, tan cerca que puedo oler su piel, y cuando hablo,puedo ver cómo los pequeños pelos cercanos a su oído se mueven con mirespiración.




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―También quiero que sepas que sé que no voy a matarte justo ahora. Perodesearás que lo hubiera hecho.

Me pongo de pie y le ofrezco la mano a Victria. Ella la toma, pero mientras nosdirigimos a la puerta, se separa de mí y le da una última patada cruel al rostro deLuthor.

Lo dejamos, desecho y sangrando, en el piso.




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201

―¿Salir de la Nave? ―digo, tan sorprendido que me detengo en mi camino haciael tubo de gravitacional.

―Lo que encontró, lo vio afuera de la Nave.

―Lo que quiere decir… ―digo, sin atreverme a terminar mi idea en voz alta.Empiezo a correr a la entrada del tubo.

―Que la siguiente puerta bloqueada debe contener los trajes espaciales.

Amy está paseando en frente del ascensor al momento en que llego al Nivel deCriogenización.

―¿Qué te tomó tanto tiempo? ―exige. Antes de que tenga la oportunidad decontestarle, me agarra del brazo y empieza a arrastrarme al salón en la parteposterior.

―Leí todo eso anoche ―dice, lanzándome un libro delgado.

―¿Qué es esto? ―Le doy vuelta, leyendo el título.

―Sonetosde Shakespeare. Infórmate. De todos modos, he leído todo esto… enrealidad, tuve que leerlo dos veces, pero finalmente me di cuenta de algo muyinteresante.

―¿Interesante cómo?

―Pasa a la página 87.

Balanceando el libro en una mano, le doy la vuelta a las páginas cuidadosamente.Amy golpetea su pie con impaciencia, pero no quiero correr el riesgo de dañar estetesoro de Sol―Tierra. Doy la vuelta a la página 85. Y…

―¿Dónde está la página 87? ―pregunto. Le doy la vuelta a la página 85 adelante y

atrás, pero el libro salta directamente a la página 89.―Exactamente ―dice Amy, una enorme sonrisa extendiéndose en su rostro―. Estátan bien cortada del libro que nunca te darías cuenta de que la página desaparecióa menos que estuvieras buscándola.

―¿Ésta es la pista? ―pregunto,entregándole el libro a Amy.




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―Creo que la clave estaba en la página 87 ―dice Amy―. Alguien alteró cualquierpista que Orión dejó en la armería, tratando de hacernos renunciar y dejar de buscar. Quienquiera que haya hecho eso también cortó la página del libro.

―¿Cómo lo encontraste? ―pregunto. Estoy tratando de recordar lo que cualquierade los vídeos de Orión dijera que indicara la poesía de Shakespeare.

―Fue en la Sala de Ficción ―dice Amy―. De todos modos ―continúa cuandoabro la boca para interrogarla más―, el punto es esa página que falta. Tenía unsoneto en ella. ―Da vuelta a la página 85 y me muestra el libro―. Esta página tieneel Soneto 29. ―Da vuelta a la página 89―. Esta página tiene el Soneto 31. Lo qusignifica que la página 87 debe haber tenido el Soneto 30.

Amy lanza el libro al suelo y mis ojos se abren de ver a un tesoro de Sol-Tierratratado con tanta indiferencia. Amy no se da cuenta, sin embargo, ya que se da lavuelta hacia la puerta más grande al final del pasillo.

―Los códigos tienen que ser mínimo de cuatro dígitos ―dice―. Así que intenta0030. ―Sacude la cabeza hacia la puerta de la derecha de la escotilla.

―Esto nunca va a funcionar ―le digo.

En respuesta, Amy marca 0030 en el teclado de su puerta.

―Te lo dije ―le digo cuando no pasa nada después de meter el código en mipuerta también.

Amy toma el libro otra vez y lo examina de nuevo.

―Pero… estaba tan segura.

Miro sobre su hombro.

―No sé por qué piensas que los sonetos están contados. Tienen letras al lado deellos, no números.

―Eso son números romanos ―dice Amy con desdén. Luego baja el libro,encontrando mis ojos―. Son números romanos. No debemos usar 0030 como elcódigo, debemos utilizar XXX. Y un cero delante, ya que es necesario que hayacuatro dígitos.




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Capítulo 36

A my

Traducido por Zeth Lickstein


a puerta se abre, y no es hasta que tomo una gran bocanada de aire queme doy cuenta de que estaba aguantando mi aliento. Con todaconfianza, no puedo creer que funcionó.

Hay diez cubículos construidos dentro de la pared, un traje en cadacompartimiento. Cables y tubos están enrollados en la base alrededor de pesadas botas y los estantes sobre los trajes muestran que, a pesar de una buena capa depolvo, todavía conservan algo de su brillo de espejo.

Elder se apresura y pasa las manos sobre el traje más cercano. Luce como una bolsade papel pintado pero gotea en su mano como seda. Detrás del traje similar a laseda, puedo ver piezas más fuertes que lucen como una armadura de plástico.

—

¿Sabes cómo usar estos? —

Elder se gira, preguntándome con ojos brillantes. — ¿Por qué debería? — digo.

— Eres de Sol-Tierra. Éstas fueron hechas ahí.

Río. Una risa corta y amarga. — Toda la Nave fue hecha en Sol-Tierra; eso nosignifica que sé todo sobre ella.

— Pero…

— Hay un manual — digo. Una gruesa pantalla de metal y cristal conectada a uncable en espiral cuelga de la pared. Tal vez alguna vez trabajó como un videoinstructor o una guía interactiva pero el cable está pelado y el vidrio agrietado.Debajo el monitor, sin embargo, hay un grueso libro negro. Lo bueno es que esmuy difícil romper un libro. Lo levanto y abro la primera página. Dos terceraspartes de él no están siquiera en español. La parte que está en español es tan

L




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complicada que hace a mis ojos bailar. Al final del libro, sin embargo, hay una guíapaso a paso ilustrada de cómo usar los trajes espaciales. Supongo que los creadoresde la Nave se aseguraron de que la gente de la Nave pudiera usarlos incluso si suidioma evolucionaba de alguna manera o si algo más salía mal.

Mientras el extiendo el manual a Elder, me doy cuenta de que éste había estadodescansando sobre otro libro.

— ¿Qué es eso? — me pregunta Elder, pero está más interesado en el manual que enel delgado libro que encontré debajo de él.

— El Principito — digo, leyendo el título en voz alta. Es un libro pequeño con unmanual inmenso escondiéndolo. ¿Podría ser está otra pista de Orion? Una páginaestá doblada, y le doy vuelta. Los colores son apagados, pero todavía es posibledescifrar la ilustración en frente de mí, un rey gigante vestido con una túnica bordada con estrellas sentado encima de un pequeño planeta.

Debajo de la ilustración, una línea de texto está encerrada en círculo una y otra vez.

“— A mí— respondió el principito— . No me gusta condenar a nadie a muerte.”

— Bueno, eso es amenazante — murmuro. El texto me recuerda la amenaza quehice la noche pasada. Está claro que el Principito nunca conoció a alguien como

Luthor. Alzo la mirada hacia Elder. Debería decirle. Pero… no es el momento. Levanto un pedazo de papel doblado que se ha deslizado dentro del libro. Mismanos tiemblan mientras lo sostengo, reconozco la sensación de éste papel, gruesoy brillante.

Soneto XXX, la pista que se había perdido o había sido robada.

El texto en ésta página está lleno de líneas y una nota.

—

Mira esto —

digo, girándome hacia Elder.Cualquier interés que Elder tenía en descubrir la siguiente pista se había ido. Todasu atención estaba concentrada en los trajes espaciales. Sonrío mientras lo miro;luce como un niño a quien se le ha dicho que puede escoger el sabor de helado quequiera de la tienda.




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una bufanda, y no estoy realmente segura de amar a Elder, pero aprieto tan fuertela coraza que gruñe en modo de protesta.

Sigo revisando el manual. No luce bien que todo lo que se necesite para ir alespacio sea un conjunto bronce de calzoncillos largos y una coraza de plástico.Sabía que los trajes espaciales habían recorrido un camino largo desde loshinchados y blancos que lucían como malvaviscos del siglo veinte, pero estedelgado traje no luce adecuado. Sin embargo, cuando vi videos de hombres ymujeres trabajando en el interior de Godspeed antes de ser lanzado, sus trajeslucían justo como este.

Elder se puso las botas, una a la vez. Llegaban hasta la mitad de las pantorrillas, ycuando presiono un botón en ellas, se contraen contra sus piernas. Elder cojea al

centro de la habitación, luego se da la vuelta, dejándome inspeccionarlo. — Luce solido — admito.

— Todo lo que falta es el casco y la mochila — dice Elder, alcanzando el casco.

— Esto primero. — Ayudo a meter los brazos de Elder a través de las correas de lamochila, y encajan en las piezas de cascara dura del traje.

Conecto los cables de la mochila en sus conectores en el hombro del traje. — Esto es

un SPSV, un Subsistema Principal de Soporte Vital —

digo mientras conecto untubo a la base del casco — . Básicamente, tiene todo lo que necesitas para vivir, traeoxígeno, saca el dióxido de carbono, regula la presión, todo eso.

Encajo un cable de metal reforzado a un cable en el frente del traje de Elder.

— Y esto — digo — . Es tu camino de vida hacia mí, hacia la Nave. Estoy atando laotra punta a la escotilla. El libro dice que hay un gancho especial ahí sólo para eso.

Elder asiente. Luce pálido y hay un brillo de sudor en su rostro.

Luego pienso en besarlo. Sólo por si acaso.

En vez de eso, pongo el casco sobre su traje y lo aseguro en su lugar. El SPSV tienesólo dos modos — encendido y apagado — así que abro el cerrojo de la puerta,muevo el interruptor a encendido, y aseguro la puerta de nuevo.




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210

Capítulo 37

E lder

Traducido por * Ӝ Yosbe Ӝ * Corregido por Mari NC

is brazos y piernas se sienten enlentecidas como si estuviese

caminando por aguas turbulentas. Todo está envuelto en eltraje. Amy cierra la puerta que lleva a la Nave; puedo ver su

rostro pensativo por la ventana, la preocupación exagerada por el vidrioredondeado. La cerradura crea unclic sordo, casi imperceptible, que sin embargoresuena.

Luego, estoy solo con sólo el sonido del sistema de soporte vital atado a miespalda, un suave silbido como un“ zuum” bailando en mis oídos.

La compuerta trasera se abre, y el universo estalla a mí alrededor. Soy enviado através de la puerta de atrás, mis brazos y piernas se estiran dolorosamentemientras mi cuerpo vuela hacia el espacio. El movimiento termina, y no puedorespirar. Justo cuando comienzan a entrar en pánico, siento oxígeno fresco quefluye a través de mi casco.

La cuerda que me ata a la Nave se tensa, y mi cuerpo se balancea contra ella, mis brazos y piernas ya no están tiesos en el traje. Alzo la vista. Y estoy rodeado por eluniverso.

M




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211Silencio




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212y estrellas




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213

Un millón de soles se extienden más allá de mí, sus luces penetran la oscuridad. LaNave parece brillar. La examino en busca de cualquier gran secreto que Orion medijo que iba a encontrar.

La Nave sí tiene casi forma de huevo, con un pico córneo que sobresale desde elPuente. Un panal de vidrio brillante cubre el saliente arqueado. Debajo de eso,luego, debe estar el Nivel Alimentador. Me quedo mirando el terso exterior de laNave, maravillándome de cómo sólo hace unos momentos yo estaba en el otrolado, pasando los dedos sobre los remaches con mucho polvo.

Hay una línea de metal grueso oscuro que bordea la parte inferior de la Nave,cerca de donde el Nivel de Criogenización se inicia, y una cresta puntiagudasobresale de la parte delantera, al igual que una versión más pequeña de la punta

del Puente. Hay vidrio allí, también, un observatorio debe estar oculto detrás de laúltima puerta cerrada en el Nivel de Criogenización.

Aquí no hay nada que se destaque como inusual, excepto tal vez el observatoriohasta ahora no visto. Me inclino en el espacio, con los ojos errando sobre el casco,no hay grietas o marcas extrañas, los propulsores en la parte posterior de la Naveno están funcionando, pero yo ya lo sabía. ¿Era ese el gran secreto que Orionquería que supiera? ¿Que la Nave no se mueve?

Sería decepcionante saber que después de todo esto, que ese era el gran misterio deOrion. Pero, ¿cómo puedo estar decepcionado en el espacio?

Extiendo mis brazos y piernas, a sabiendas de que no hay muros aquí que loscontengan. Miro más allá de Godspeed y me olvido de cualquier inútil misión a laque el video de Orion me haya enviado. Contemplo, hacia las estrellas. Recuerdo laprimera vez que vi estrellas reales, a través de la ventana de la escotilla. Eranhermosas en ese entonces, pero ahora, verlas aquí, todas alrededor de mí,“ hermosas” se siente como una palabra inadecuada. Veo las estrellas como parte

del universo, y habiendo pasado mi vida detrás de paredes, de repente no tenerninguna me llena de asombro y terror a la vez. La emoción se expande por misvenas, pasmándome. Me siento tan insignificante, una pequeña mancha rodeadade un millón de estrellas.

Un Millón de Soles.




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214

A siglos de distancia está el Sol. Dando vueltas alrededor de él, está Sol-Tierra, elplaneta de donde vino Amy. Y una de esas otras estrellas es el sistema binarioCentauro, donde el nuevo planeta gira, esperando por nosotros.

Y aquí estamos, en medio, rodeado por un mar de estrellas.

Un Millón de Soles.

Cualquiera de ellos puede sostener un planeta.

Cualquiera de ellos podría tener un planeta. Cualquiera de ellos podría tener unhogar.

Pero todos ellos están fuera de alcance.

El pensamiento me hace sentir mareado y con náuseas, una sensación de malestarque se inicia en el estómago y desdibuja mi visión.

Las estrellas no lucen ya como soles. Lucen como ojos.

Ojos sonrientes. Ojos que guiñen riéndose de mí, siempre bailando lejos de mialcance.

Trato de agarrarlas, mis brazos sintiéndose extraños.

Mi cuerpo sintiéndose extraño.Y entonces lo oigo. Suave, apenas audible.

Boop… boop… boop.

Una alarma. Una advertencia, entubada directamente en mi casco.

Respiro profundamente, o trato de, pero no puedo. El aire es más delgado, yaunque mis fosas nasales y mi boca están abiertas, manchas negras bailan ante mis

ojos. No puedo obtener suficiente aire. Algo está mal con el SPSV atado a miespalda, algo anda mal con el oxígeno.

Mi primer instinto es pedir ayuda, levanto una mano enguantada a mi cuello y setopa con el sólido casco antes de que me dé cuenta que, por supuesto, no puedoalcanzar mi Wi-com.




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Mi sujeción a la Nave no tiene más de veinte metros de largo, pero Godspeed sesiente tan lejos como las millones de estrellas alrededor de mí. Comienzo a tirar demí más cerca de la Nave, mano sobre mano, nadando a través de la nada parallegar a la seguridad de la escotilla abierta.

Puedo escuchar mi corazón latir junto con la alarma.

Mientras más pienso en no respirar, más quiero hacerlo.

Tiro de la cuerda, y mis manos se deslizan de la misma. El movimiento me hacegirar, lejos de la cuerda, haciéndome dar la vuelta.

He pasado todo el tiempo frente a la Nave, mirando el camino que hemos tomado.Pero ahora veo detrás de mí, hacia lo que enfrenta la Nave. Y me doy cuenta el por

qué Godspeed parece brillar. Esto… nunca esperé esto. ¿Cómo pudo Orionmantenereste secreto? ¿Cómo alguien pudo mantener este secreto?

Esto…

Esto es todo… es…

Allí, colgando en el cielo, justo enfrente de mí…

Está un planeta.




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Capítulo 38A

myTraducido por Lizzie

Corregido por kathesweet

iro por la escotilla abierta, mis ojos están no en lasestrellas, sino en la cuerda que une a Elder de espaldasa mí.

Cuento los segundos que pasan. La cuerda se contrae. Y yo lo sé:

Algo está mal.M




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demasiados grandes para ser ríos si puedo verlos desde aquí. Corredores de tierrase extienden en el océano, y puntos de islas quedan justo fuera de su alcance.

Esa zona será genial todo el tiempo , pienso. Los botes podrán ir a lo largo de esos ríos.Podremos nadar en el agua.

Porque ya puedo verme a mí mismo viviendo ahí. Estando ahí.

En un planeta en el que al mirar hacia arriba durante las noches se pueda ver unmillón de soles, y dos cada día.

Quiero gritar, y bramar de alegría. Pero el aire es muy escaso ahora.

Demasiado escaso.

Pasé demasiado tiempo contemplando el secreto de Orion.Elboop... boop... boop... se desvanece.

Ya no hay nada que advertir ahora.

Porque ya no queda aire.

Mi visión se bordea con negro. Mi cabeza late junto a mi corazón sonando tan altocomo la alarma.

Le doy la espalda al planeta―mi planeta―y comienzo a tirar, mano sobre mano,de la cuerda hacia la escotilla.

La Nave se balancea para todos lados ante mi visión, mientras todo mi cuerpo sesacude. Siento pánico ahora, y lucho por mantenerme despierto. Intento aspirar elaire, pero no hay nada que succionar. Me estoy ahogando en la nada.

Más cerca.

Mis manos se resbalan y estoy asustado―si pierdo mi agarre, si me voy hasta elfinal de la cuerda―de no volver a la Nave jamás. Nunca seré capaz de regresar aAmy.

Pero si tengo que morir, pienso, al menos puedo morir observando el planeta. ¿Esesto en lo que Harley pensó? ¿Habrá visto Centauro-Tierra antes de morir? ¿Habrá




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sido su último pensamiento de arrepentimiento por haberse lanzado a sí mismo alas estrellas, cuando el planeta estaba casi al alcance de su mano?

Miro mis manos con asombro. ¿Cuándo olvidé presionar una mano sobre la otramientras tiraba de la soga? Sigo flotando en dirección a la Nave―la gravedad seasegura de eso―pero debo seguir empujándome a lo largo de la cuerda, o nuncallegaré a Godspeed―al oxígeno―a tiempo.

Obligo a mis brazos a moverse, a que arrastren mi cuerpo más cerca de la Nave.Tiro más fuerte que antes. La desesperación llena mis músculos. Mi boca cuelgaabierta, succionando nada. Mi garganta se convulsiona.

Debo llegar a la Nave.

Mis músculos tiemblan, pero no sé si es por el esfuerzo o por la sofocación. Ya casi―un tirón más― allí. La escotilla. Mis dedos se mueven, intentando agarrar el borde de la abertura. Del otro lado de la puerta está Amy. Levanto la cabeza, y através de mis ojos llorosos la puedo ver presionada contra el vidrio. Empujo unavez, y mi cuerpo se propulsa hacia arriba, flotando a través de la gravedad cero.Reboto contra el techo del interior de la escotilla. Puntos negros bailan en mis ojos.

La puerta de laescotilla se cierra… muy lentamente…

Me volteo justo a tiempo para ver el planeta, justo apenas fuera de la vista, solovisible aquí, en la montura entre la Navey el espacio…

La puerta de escotilla termina de cerrarse.

Y yo no veo nada más que oscuridad.




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Me inclino hacía el pecho de Elder que no está respirando. Mi cabello cae por surostro, en su boca ligeramente abierta, pero él no se inmuta.

No sé si esto funcionará―rezó porque lo haga, pero yo no lo sé―ladeo la cabezade Elder de nuevo―su piel es tan fría―pellizco su nariz y respiro en su boca. Lohice en un maniquí una vez después de clases de natación en Florida cuando erauna niña, pero el muñeco era de plástico y una mezcla realista de duro y blando―nada en absoluto como la cálida y húmeda boca de Elder. Puedo hacer dos breves ráfagas de respiraciones― ¡Puff! Puff! Entonces me recuesto en mis rodillas, juntando las manos una sobre la otra, y presionando hacia abajo sobre su pecho.

Empujo, empujo. Empujo, empujo. Empujo, empujo. Empujo, empujo.

Empujo, empujo. Empujo, empujo.


Empujo, empujo.

Empujo, empujo. Empujo, empujo. Empujo, empujo.

Empujo, empujo.

¡Puff! Puff!

Empujo, empujo.

Empujo, empujo. Empujo, empujo. Empujo, empujo.


Empujo, empujo.


Empujo, empujo. Empujo, empujo.Nada.

Empujoempujoempujoempujoempujoempujoempujoempujoempujoempujoempujoempujoempujoempujo.




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Dios, ¿por qué no es esto tu trabajo? ¿Lo estoy haciendo bien, cierto? Apenaspuedo recordar una hora de entrenamiento en RCP hace mucho tiempo, ¿y si leestoy haciendo daño?

Bajo la cabeza para respirar en su boca de nuevo. Tengo que tragarme un sollozo.No voy a llorar.

No está muerto. No voy a dejar que él muera.

¡Puff!

Me inclino para tomar un poco más de aire―y siento, apenas―una bocanada deaire que viene de Elder. Me agacho, mi mejilla junto a sus labios y lo puedo sentir.Aire. Su pecho sube y baja, sube y baja. Me muevo hacia abajo, presionando mi

rostro contra su cuerpo.Puedo sentir el ruido sordo de los latidos de su corazón, débil, pero late, late, latecon vida.

Apoyo la cabeza en su pecho, disfrutando de su calidez, del sonido de su cuerpo,aún con vida.




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Capítulo 41E

lder Traducido por DaiCorregido por Samylinda

hhrrr ―gimo. Mi pecho se siente como si alguienlo abriera rajándolo y luego con cinta adhesiva locerrara de nuevo.

―¡Elder!―Amy se inclina hacia mí.

―¿Qué pasa?―Mi voz es ajena a mí, alta. Mi nariz está fría y adentro hay un tubollevando aire por ella.

―Creo que casi mueres―dice Amy. Ella trata de reírse, pero el sonido se pierdeen sus labios. Sus ojos están rojos, como si ella ha estado llorando mucho onecesita llorar pero no lo hizo todavía.

Me quedo recostado por un momento, evaluándome. Estoy en el Hospital.

―Me siento como la mierda―concluyo.

―Sí, eso es lo que pasa cuando casi mueres―Amy empieza a dirigirse a la puerta,pero yo agarro su muñeca.

―No te vayas.

―Debería traer al doctor―dice―. Ha estado esperando que te despiertes.

―Todavía no―digo. Retiro el tubo que tenía en la nariz de mi cara.

―No hagas eso―dice Amy―. Es oxígeno.

―Tengo suficiente ahora ¿ves?―Tomo una gran y obvia respiración y medesenredo del tubo.

―U




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Su frente se arruga, pero me permite tirar de ella, entonces está sentada en el bordede la cama. Muerdo mi labio, luego lo libero... mis labios están doloridos y sesienten magullados. Puedo saborear cobre a lo largo de la carne suave.

―Pensé que iba a perderte―susurra Amy.

Sus dedos se arrastran hacia abajo por mi mejilla, ligeramente rozando el lugardonde mi cara todavía está magullada por el puñetazo de Stevy hace unos días.Sus dedos están frescos, su tacto tan suave que apenas lo siento.

―Estoy bien―sonrío irónicamente―. Mejor que bien.

―¿De verdad estás bien?―pregunta, sacando un puñado de pelo de mi cara.

―Amy ―digo, tomando una gran respiración y deleitándome con el sabor delaire―. Estamos aquí. Estamos en el planeta. Lo hicimos.

Su frente se arruga.

―Eso es lo que vi cuando fui afuera. Vi a Centauro-Tierra.

Ella sacude la cabeza, como haciendo que mis palabras rueden dentro de sucráneo.

―Vamos a aterrizar. Pronto.

Algo se rompe. Sus ojos se desenfocan.

―Seremos capaces de despertar a mis padres―dice lentamente―. No tendré quepasar toda mi vida en este barco. Podré ir afuera de nuevo. Veré el sol.

―Soles―la corrijo―, Centauro-Tierra tiene dos soles.

―Soles. Soles.―Y la luz en sus ojos me recuerda los dos orbes brillantes quegravitan sobre el planeta.

―Ahora ¿no estás contenta de que fui afuera?―pregunto sonriendo―. Todo loque tuve que hacer fue casi morir, y tú ¡tienes un nuevo planeta!

Esperé que ella riera, o al menos sonriera. No esperé que me pegara en el brazo.




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―Tú, estúpido idiota―dice, pegándome de nuevo― , ¡no quiero el planeta nuevosin ti!

Sus ojos se abren cuando se da cuenta de lo que acaba de decir. Antes, cada vezque estábamos cerca de hablar sobre nosotros, Amy ha huido del asunto. Peroahora, en vez de alejarse de mí, se inclina más cerca. Su pelo desborda por sushombros, rozando mi pecho cuando se inclina hacia abajo. Su ardiente alegría poraprender sobre el planeta es reemplazada por algo más, algo cálido, como unallama de combustión lenta pero estable.

―No lo valdría sin ti―dice, su voz baja.

Mi brazo serpentea, envolviéndose en su cintura y arrastrándola más cerca demodo que está prácticamente acostada encima de mí. Puedo sentir cada centímetrode ella, los latidos de su corazón se estrellan tan fuerte que estoy sorprendido deque no sacuda la cama.

Parece aterrorizada, pero no se aleja.

Su beso es suave y apacible, apenas insistente sobre mis labios magullados. Haydulzura en ellos, e inocencia, y una promesa.

El doctor se aclara la garganta.

Consigo un vislumbre de la cara sorprendida de Amy, y luego ella sale disparadahacia la silla contra la pared, su cara roja brillante.

―¿Cómo te estás sintiendo, Elder?―pregunta el doctor cuando se acerca a lacama. Frunce el ceño ante el oxígeno desechado. Revisa mi pulso, agita una luzdelante de mis ojos.

―Estoy bien―insisto.

Finalmente parece estar de acuerdo conmigo y se sienta en la silla al lado de Amy.―Ahora―dice él, un ligero tono en su voz por lo general calmada― , ¿quisierasdecirme sólo qué diablos estabas pensando?

Abro la boca, pero no sale ninguna respuesta. Mis ojos revolotean hacia Amy,―¿cuánto sabe el doctor?― y ella sacude sutilmente su cabeza.




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―No trates de ocultarme cosas―dice el doctor, su voz sube una octava―. Esobvio lo que ustedes dos estaban haciendo.

―¿Lo… es?

Doc me fulmina con la mirada.

―Sé cuál era el traje. Era para salir de la Nave. Orion lo hizo una vez, cuando laNave necesitaba reparación externa. Y ustedes dos encontraron el traje y pensaron“ Oh, sólo es ir fuera en el espacio y jugar” .

―No es como...―empecé, pero Amy me abre más sus ojos, silenciándome.

―Elder, entiendo, lo hago―dijo Doc, su voz volviéndose a un tono bajo ymonótono, el mismo tipo de voz que él ha usado cuando pregunta cómo estoy, justo antes de ofrecerme un poco de remedio para calmarme―. Querías ver cómoes allá afuera. Pero deberías haberte dado cuenta. Esos trajes son viejos. Dudo quealguno de ellos realmente sea seguro.―Se detiene, sin encontrar mis ojos―.Elder... tú eres tan valioso. Con Orion congelado y la Nave de Phydus lejos... nopodemos tomar ningún riesgo. No contigo.

Doc cubre su cara con sus manos y estoy sorprendido, nunca antes lo vi superadopor las emociones así.

Beep, beep-beep.

Me muevo para silenciar al Wi-com.

―¿Estás recibiendoun com?―pregunta el doctor―. Mejor lo tomas.―Me mira,su preocupación reemplazada por enojo―. Sólo porque hiciste algo estúpido no te justifica de tus obligaciones.

―Lo sé―digo, herido. Presiono mi Wi-com.

Cuando desconecto la conexión me paro. Amy luce como si quisiera empujarmecontra la cama, pero la ignoro.

―Amy ―trato de poner en palabras lo que no puedo decir con la mirada que ledirijo―. Después necesitamos hablar. Sobre la cosa.




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Capítulo 42A

my Traducido por LizzieCorregido por maggiih

a habitación se siente vacía cuando Elder se va. Trato de recordar aMarae. Yo sabía que ella era la Primer Habitante, un título de algocomo ser la segunda al mando de Elder. Era alta y toda negocios, con

un severo corte de cabello y penetrantes ojos, pero realmente no sé nada de su otraapariencia.

Y ahora es demasiado tarde.

Y demasiado tarde para que ella vea el nuevo planeta también.

Tirones de culpa en mi ombligo. No debería estar tan feliz, no cuando alguien hasido asesinado. Pero, ¡nosotros estamos aquí! ¡La Nave va a aterrizar realmente! Alpasar por la Sala Común en la Guarda, me detengo a mirar por los amplios

ventanales. En mi mente, remplazo las colinas perfectamente onduladas y las cajasde los trailers, hasta remolques de Ciudad a la distancia, con los bosques y losocéanos y el cielo.

Estamos aquí.

Sonrío en satisfacción mientras dejo mi habitación. Puedo odiar a Orion por todo loque me hizo después de despertar, pero no puedo negar que sus pistas nosllevaron a Elder y a mí directamente a Centauro-Tierra.

Y casi lo mata, creo.

Mis manos se levantan por voluntad propia, y toco mis labios con los dedos. Ese beso… Yo no había pensado en lo que estaba haciendo, simplemente lo hice. Yahora no puedo olvidar la forma en que sus labios se sentían contra la míos.¿Había querido decir lo que dije, que el nuevo planeta no tendría sentido sin él?

L




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Sí.

Pero… pero si no, cuandola Nave aterrice, todo será diferente.

Eso es tan cierto como nuestro beso.

Niego con la cabeza. No puedo pensar en esto ahora.

Cierro con llave la puerta de mi dormitorio y tiro del soneto de Shakespeare que heencontrado en la habitación con los trajes espaciales. Una parte de mí quiere volvera obtener la copia deEl Principito que estaba allí también, pero no puedo soportarla idea de volver al Nivel de Criogenización por el momento. No puedo pensar enla escotilla sin también ver el cuerpo arrugado de Elder en el suelo. Recuerdo ese breve momento cuando pensé que ya era demasiado tarde.

Corro mi dedo por el borde liso de la página. Dudo que Orion cortara el libro desonetos de Shakespeare. Alguien manipuló las pistas, estoy segura de ello. Lanzoel soneto en mi escritorio mientras me pongo a dar vueltas por mi habitación. Si elgran secreto de Orión era el planeta, ni siquiera se necesita esta pista. ¿No es elplaneta la respuesta al misterio?

Dijo que no era una opción, sin embargo. Me dijo que tendría que tomar ladecisión. Tiene que haber algo más…algo aún más grande que el planeta.

Me siento un poco como una marioneta, con Orion tirando de las cuerdas parahacerme mover. Algunas de las cuerdas, sin embargo, se enredan.

Y algunas cortan.

Tomo una respiración profunda y trato de olvidar la falta de vida en los labios deElder mientras trataba de devolvérsela.

¿Fue el accidente de Elder, incluso un accidente? Si alguien está manipulando las

pistas, ¿cuán difícil habría sido para ellos perforar los tubos de aire del traje? Situviera que ir al Nivel de Criogenización en este momento y comprobar todos lostrajes, ¿encontraría que todos fueron dañados de alguna pequeña manera,imperceptible?

Me derrumbo en mi silla de escritorio y abro el soneto plegado. Voy a seguir jugando al juego de Orión. Incluso si alguien está tratando de detenerme.




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Este soneto, al igual que todos los demás en el libro, no tiene ningún sentido enabsoluto. Pero a diferencia de los otros sonetos, éste está marcado.

Me siento más erguida, mirando las anotaciones escritas a mano. Son todas de algooculto y olvidado. ¿Y el tubo? El único tubo que conozco es el tubo gravitacional, ynada podría estar más lejos de un soneto de Shakespeare que un dispositivofuturista que aspira a la gente a diferentes niveles de una Nave espacial.

Trazo mi dedo sobre las extrañas líneas en la parte inferior del poema. Casiparecen escaleras.

Mis ojos se abren. Escaleras. ¡Al igual que la escalera en la que Orion se ha sentadoen cada vídeo que me dejó!




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El tubo gravitacional fue diseñado en la Nave después del lanzamiento, lo quesignifica que tenía que haber alguna manera para que las primeras generaciones deGodspeed pudieran ir entre los niveles. Al igual que una escalera… ¡Una escaleraoculta de todo el mundo desde entonces se ha olvidado por el tubo gravitacional!

Puedo escanear las líneas del poema que Orion subrayó, escondidas ydesvanecidas debe significar que estas escaleras están muy bien escondidas. En losvídeos, las escaleras son siempre oscuras. Orion se sentía muy seguro allí, inclusode Eldest, que no sabía nada de ellas.

Pero… ¿dónde están?




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Capítulo 43E

lderTraducido por LizC

Corregido por maggiih

i mente da vueltas a medida que el viento en el tubogravitacional golpea mi cráneo cuando vuelo hasta el Nivel deCarga. Amy nunca me ha besado así antes, nunca me ha

mirado de esa manera.

Quiero repetir lo que acaba de suceder una y otra vez en mi mente, pero cuandollego al Puente y veo la cara solemne de la Segunda Habitante Shelby, me obligo aolvidarme de todo lo demás excepto Marae.

— La encontramos aquí — dice ella, pasando a abrir la puerta. A pesar de que laSala de Máquinas está llena de gente y los Habitantes parecen estar trabajando,todos los ojos están puestos en Shelby y en mí al entrar en el Puente, nuestros

pasos haciéndose eco a lo largo del piso de metal. La única luz proviene de unalámpara cerca todavía en la mano de Marae.

Miro para otro lado, aún no quiero enfrentar el hecho de su cuerpo muerto. Misojos derivan en el techo de metal, alto y redondeado. Al otro lado de las placas deacero está un planeta. Marae no tenía ni idea de lo cerca que estaba. Y siempre haestado justo ahí.

Ella se encuentra tendida sobre la mesa, su cuerpo emergiendo de la silla. Sus ojos

están abiertos y vacíos, mirando a la nada. Floppys con diagramas y gráficosdestellan bajo su rostro; un esquema impreso del motor se encuentra aplastado bajo un brazo.

En la base de su cuello, justo debajo de su cabello recortado cortamente, hay tresparches médicos de color verde claro.

M




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Una palabra en color negro sobre cada parche.

Sigue.

Al.

Líder .

— Esto no tiene sentido — susurro. Si alguien está matando a las personas que medesobedecen, ¿por qué matar a Marae? Ella ha sido mi más firme partidario desdeel principio. Es inquebrantablemente fiel, y ha guiado al resto de los Habitantes enesa actitud también. Aprovechó la oportunidad para dirigir mi fuerza policial. SiDoc era el más grande asesor de Eldest, Marae era la mía.

— ¿Quién te hizo esto? — susurro, pero por supuesto que no me va a decir. Perotiene que ser alguien de alto rango, ¿no? Alguien que, o bien tiene acceso al Puenteo quién conoce a Marae muy bien que la habría convencido de abrir la puerta.

Además de los Habitantes, algunos de los científicos, Doc y Kit, técnicos, inclusoFridrick, como responsable de la Distribución de los Alimentos, también podríallegar a este Nivel. Y con los parches médicos robados, cualquiera de ellos podríahaber hecho esto.

Shelby hace un pequeño ruido detrás de mí. Está mirando resueltamente hacia eltecho del Puente, con la mandíbula apretada.

Quiero decir algo para consolarla, pero todo lo que sale es: — Eres la PrimerHabitante ahora. — Ella asiente con la cabeza una vez. No va a deshonrar a Marae,mostrando debilidad. Será una muy buena Primer Habitante.

El techo del Puente es una cúpula, al igual que la mayor parte del techo en el Nivelde Criogenización, y la Gran Sala en el Nivel de Conservación. Cuando estabafuera ―me sonrío con una sonrisa secreta― estaba cerrada como si no hubieraventanas de vidrio sobre el Puente. Bueno, no de vidrio, sin duda. El vidrio esdemasiado frágil para la entrada de la Nave en la atmósfera u otros peligros delespacio: asteroides, cometas, meteoros. Pero algún otro material claro y fuerte, talvez un policarbonato grueso, podría funcionar. Algo que brillaba, reflejando la luzdel planeta, reluciendo desde los soles duales.




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Pero este techo es de metal.

Al igual que el techo en el Nivel de Conservación. Eldest ocultó las estrellas falsas bajo un techo de metal allí… uno con paneles y bisagras,al igual que éste… concontroles hidráulicos en los lados… Mis ojos se arrastran todo el descenso de lapared, hasta el interruptor cerca de la puerta que está controlada por un escáner biométrico. Aprieto los dientes. No sé por qué me sorprende que los secretoshayan sido ocultados aquí también, al igual que el resto de la Nave.

Y estoy malditamente harto de los secretos y mentiras. Una cosa es no decirles atodos que el motor de la Nave está muerto―habría sido el fin de toda esperanza― pero el planeta cambia todo.

— Bloquea la puerta del Puente — le ordeno a Shelby.

Ella duda una fracción de segundo, luego se gira en silencio y tira de la pesadapuerta metálica para cerrarla.

— Bloquéala — repito.

— Estos sellos están por encima de los estándares de calidad de bloqueo — diceShelby — . Sellan completamente al Puente del resto de la Nave.

— Lo sé — le digo.

Shelby escanea su dedo pulgar y las cerraduras entran en su lugar. Golpea otrointerruptor, y las luces se encienden en cascada como fichas de dominó. Pero enlugar de iluminar la cara de Shelby, las luces proyectan sombras sobre ella. Se vedudosa, incluso con miedo. Miedo a estar encerrada en una habitación conmigo.

Y con lo que queda de Marae.

— Hoy fui afuera. — Me dirijo a Shelby, pero mis ojos están fijos en los de Marae,

abiertos y vacíos. — No entiendo, señor — dice Shelby.

— Afuera. En las estrellas. A través de la escotilla.

Shelby jadea.




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— Amy y yo encontramos algunos trajes espaciales, y fui. Y vi… Bueno, déjameque te enseñe lo que vi.

Empiezo a avanzar hacia la pared del fondo pero me detengo, giro, y me doblosobre el cuerpo inmóvil de Marae. Con cuidado, tan respetuosamente como puedo,inclino su rostro frío y rígido de modo que sus ojos vacíos puedan ver el techo.Este es mi último regalo para ella.

Voy detrás de Shelby y ruedo mi pulgar sobre el lector biométrico en esta pared, laque al igual que el escáner de la puerta de Eldest en el Nivel de Conservación. Éstadebe haber sido modificada en el diseño de la Nave. No forma parte de la original,no, esto debe haber sido la manera que la Peste Eldest encubrió la verdad.

— ¿Comando? — la voz de la computadora pregunta en un tono agradable una vezque acepta mi autoridad.

— Abre — digo, no puedo dejar de sonreír.

Y el techo de metal se divide al abrir.

Shelby grita y cae de rodillas, cubriendo su cabeza. Ella piensa que la Nave en sí seestá dividiendo al abrirse, tal como hice cuando el techo en el Nivel deConservación se abrió para revelar las estrellas relucientes. Piensa que el Puente se

desgarrará en la descompresión explosiva y vamos a ser succionados hacia elespacio, nuestra muerte rápida pero dolorosa a medida que nuestros cuerpossucumben a la anoxia, nuestra piel poniéndose azul y nuestros órganos estallando.

Me acerco a Shelby―mi ritmo tranquilo la hace temblar aún más― y me pongo encuclillas a su lado.

— Levántate — le digo por encima del zumbido de los engranajes rechinandomientras el techo se pliega a un lado — . No quieres perderte esto.

Le ofrezco mi mano. Puedo sentir su temblorosa palma en mi mano, pero se ponede pie de todos modos. Busca mis ojos en un primer momento―en busca de algo,no sé qué― pero inclino la cabeza hacia arriba, y veo que hace lo mismo por laesquina de mi ojo.




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Capítulo 44A

myTraducido por kathesweet


la hora del almuerzo, presiono el botón en mi pared, pero no sale lacomida. Lo presiono de nuevo. Eso no es bueno.

Mi primer instinto es que el sistema de entrega de comida en mi paredestá roto, pero cuando salgo de mi habitación hacia el pasillo, puedo escuchar aDoc gritando, incluso cuando la puerta de su oficina está cerrada.

―¡No me importa si crees que la gente en la Sala no cuenta, Fridrick! ―gritaDoc―. ¡Aun así merecen comida!

Me deslizo de vuelta a mi habitación y agarro el soneto de mi escritorio, pero micorazón está hundido. Esto es un problema más para Elder… y para la Nave.Pienso en ir a él y advertirle que no se ha entregado comida al Hospital, pero suamiga muerta tiene mayor prioridad sobre el almuerzo.

En su lugar, camino hacia el tubo gravitacional para buscar las escaleras. Hay dostubos, uno cerca de la Ciudad, y uno sobre este lado del nivel. Mi estómago seretuerce ante la idea de ir a la Ciudad yo sola, pero considerando lo cerca que estáeste tubo a la Sala de Grabación, creo que tengo una mejor oportunidad deencontrar las escaleras ocultas cerca a ese que al otro. Si es que existen escaleras, nopuedo evitar pensar. Simplemente espero que haya entendido esta pista

correctamente.El vestíbulo del Hospital está atestado como siempre, pero mantengo mi cabeza baja y mi capucha arriba mientras me abro paso entre la gente quejándose por losparches médicos. Un par de personas se ven realmente enfermas; una mujer estápeligrosamente delgada, con ojos hundidos y mejillas hundidas. Otro hombresigue vomitando, sosteniendo un balde en su regazo.




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La mujer jadea como si yo fuera Cuasimodo o algo así, pero Luthor me sonríe contodos sus dientes. La cortada en su labio se abre, rojo brillante, pero a él no pareceimportarle. Su agarre sobre mi hombro se aprieta, y yo siseo de dolor.

―Vamos ―dice la mujer―. La rara no está invitada.

Luthor me libera repentinamente, empujándome al mismo tiempo, y yo metambaleo sobre el camino. Riendo, los dos continúan su camino hacia el estanque.

―¡No es como si quisiera ir de todas maneras! ―grito. El par se detiene, susespaldas hacia mí, antes de que se giren, bajo por el camino hacia el tubogravitacional.

Afortunadamente, ya que el tubo gravitacional solo puede ser usado por Elder,

nadie más está en este camino. Me reclino, mirando el tubo de plásticotransparente que recorre todo el camino, a través del techo, hasta el Nivel deConservación.

Es estúpido, pero lo primero que quiero hacer es empujar el Wi-com sobre mimuñeca y volar hasta Elder. No puedo quitar de mis labios el sabor de su beso.

Sacudo la cabeza, forzándome a enfocarme en la pared detrás del tubogravitacional. Usualmente evito las paredes de la Nave. Desde una distancia,

puedes entrecerrar los ojos y desdibujar los remaches que las mantienen unidas,pretender que el cielo pintado de azul es realmente el cielo. Pero cuando estás asíde cerca, puedes oler el metal, del mismo sabor fuerte de la sangre en la parteposterior de tu garganta, y cuando las tocas, es frío e inamovible.

Pongo mis nudillos contra la pared de metal de la misma manera en que mi padretocó el panel de yeso en nuestra casa para encontrar un clavo antes de colgar unafoto. Quizás el sonido me dará una pista de lo que sea que está detrás de la pared.Por un momento, recuerdo otra vez que golpeé una pared, cuando estaba llorando,gritando y arañando el metal, desesperada por encontrar una manera de salir.

Orion me encontró luego, una de las pocas caras de bienvenida en la Nave, y penséque había encontrado a un amigo en él. No a un asesino.




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Me concentro en el sonido de mis nudillos contra la pared.Tap-tap. Tap-tap. No haynada aquí.Tap-tap. Tap-tap. Tap-tap. ¿Qué estoy haciendo? Parezco una idiota.Tap-tap. Taaap-taaaap.

Mi mano se detiene. Justo a la derecha, un poco fuera del centro del centro del tubogravitacional, la pared hace eco sordamente. Me inclino más cerca.

Y luego lo veo. Empañada, polvorienta, casi invisible.

Una grieta en la pared.

Pongo los dedos sobre el contorno de lo que ahora sé es una puerta. No hay pomoo bisagras que pueda ver, así que la puerta debe abrirse desde el interior. Meempujo contra ésta, pero no cede. Me inclino con todo mi peso, mis zapatos

deslizándose sobre el suelo, haciendo marcas en la tierra.La puerta se abre.

Está oscuro adentro.

La puerta no quiere abrir más que una grieta, y tengo que apretarme hasta elinterior. Con la rejilla de luz del Nivel de Conservación vertiéndose en laoscuridad, puedo ver un gran pomo en el lado de la puerta, un piso de metalsellado, una caja cubierta sobre la pared al nivel de mis ojos.

Y unas escaleras.

Empujo contra el interior de la puerta con todo mi peso, y la puerta de 8centímetros de grosor se cierra. Por un momento, siento pánico y tiro del enormepomo hasta que la puerta se abre de nuevo un poco, permitiéndome recibir unsoplo de césped y tierra del Nivel de Conservación. Puedo salir de nuevo. Suspiroaliviada y empujo la puerta hasta cerrarla de nuevo.

Está vacío y silencioso aquí. Respiro profundamente, y noto el sonido de mipresencia más que el sabor a tierra y aire viciado.

No puedo ver nada a través de la oscuridad. Me muevo en la oscuridad, sintiendola pared de metal frío hasta que pongo los dedos contra el plástico elevado de lacaja cubierta que vi incrustada en la pared antes de que cerrara la puerta. La tapase levanta sobre las solapas en la parte superior, y bajo eso encuentro un




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interruptor de energía similar a los que recuerdo de la Tierra. Debería haberasumido que las luces podrían operarse de esa manera, que toda el área es partedel diseño original de la Nave.

Pero no es una luz de techo la que se enciende; en su lugar, las escaleras empiezana brillar. Mis pies hacen un ruido sordo sobre el piso de metal mientras me acercomás. Pequeñas luces LED se alinean en las barandillas a cada lado de las escaleras,y una fila delgada de luces marca el frente de cada escalón. Las luces estánencerradas en tubos plásticos, casi como las lucecitas de Navidad.

Mi mente se detiene.

Antes, si pensaba en Navidad, habría recordado mi pasado en la Tierra, y habríasucumbido a la tristeza dolorosa por una vida que nunca podré tener de nuevo.

Ahora, puedo pensar en la palabra y no sentir nada más que un dolor apagado, undolor fantasmal por una parte de mi vida que había sido amputada.

Sacudo la cabeza y pongo mi mano sobre la barandilla. Mis dedos brillan de colorrosa de los tubos de luces. Subo el primer escalón y miro hacia arriba, las escalerassuben y suben, extendiéndose como los niveles en un estacionamiento elevado.Trato de contar cuantas veces las escaleras se tuercen y giran, pero las luces semezclan en la parte superior. Godspeed es tan alta como un rascacielos. La últimavez que estuve en Nueva York, traté de subir las escaleras del Empire State. Mispadres y yo corrimos para ver quién podía llegar a la cima más rápido. Subícuarenta pisos antes de renunciar, y eso ni siquiera fue la mitad. Estas escaleras sondos veces más grandes, elevándose todo el camino desde el Nivel Alimentador alNivel de Conservación, donde está Elder.

¿Pero qué hay delNivel de Criogenización? ¿Dónde están las escaleras que vanallí?

Me alejo de estas escaleras a la pared. Sobre el otro lado está el espacio, y despuésde éste está el planeta. Es extraño. La pared del Nivel Alimentador es claramentemás delgada, puedo sentir la calidez residual a través del metal, y la puerta quelleva afuera no es demasiado pesada; es tan gruesa como la pared. Por otra parte,las paredes del exterior parecen enormes. Las vigas de acero se arquean haciaarriba, siguiendo la curva de la Nave hasta un pequeño ángulo que redondea el




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techo del Nivel Alimentador. Los remaches en esta pared son mucho, mucho másgruesos, cerca del diámetro de mi palma.

Presiono la mano contra el metal, y la alejo con un polvo de color café rojizo. Elmetal aquí está más frío, y hay un peso fuerte y estoico detrás de éste.

Dentro del Nivel Alimentador, donde es airado, brillante y cálido, me sientoencerrada y atrapada. Pero aquí, detrás de estas paredes pesadas y gruesas, en uncorredor curvado y estrecho, en una luz sombría con nada más que el olor delmetal y el polvo… aquí, me siento más cercana al exterior.

A la libertad.

Encuentro otras escaleras un poco después, un hoyo estrecho que conduce al

espacio entre el corazón de Godspeed y el universo. Hay escaleras más estrechas ymás pronunciadas, que llevan abajo a lo que debe ser el Nivel de Criogenización.Tengo ganas de explorar, al único lugar que puedo imaginar que llevan lasescaleras en el Nivel de Criogenización es a la última habitación bloqueada. Perono puedo hacer esto sin Elder. No es correcto explorar la Nave sin él.

Divago de vuelta a la puerta que lleva al Nivel Alimentador. Orion dijo que élvivió aquí, escondiéndose de Eldest. No puedo imaginar lo que haría falta paraque alguien gustosamente se enjaulara en un salón estrello y oscuro sin siquiera elsol falso de la lámpara solar para calentarlo. ¿Cuántos días pasaron antes de queno pudiera soportar más la oscuridad y regresara al Nivel Alimentador bajo elaspecto de ser un Registrador? ¿Pasó su tiempo inclinado contra la pared exteriorde la Nave o contra la pared interior que rodea el Nivel Alimentador?

Lo que sea que hizo, este era el lugar perfecto para esconderse. Nadie más sabesiquiera que las escaleras existen.

Una vez, me quedé en un hotel elegante en Atlanta cuando mi mamá estabahaciendo un discurso en una conferencia de Genética. Pasé la mayor parte de mitiempo en la piscina del hotel. El último día, intenté volver a mi habitación yempacar, pero el elevador estaba dañado. Me tomó media hora encontrar lasescaleras, cuando lo hice, estaban escondidas detrás de una puerta marcada con uncartel de metal de diez centímetros. Había pasado toda una semana sin saber




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dónde estaban las escaleras, ni siquiera pensando en ellas, incluso cuando sabía,lógicamente, que el hotel tenía que tener escaleras, en alguna parte.

La gente de Godspeed ha pasado años sin saber de las escaleras. Y no puedo evitarpesar: ¿si han olvidado las escaleras, qué más han olvidado?




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Capítulo 45E

lder Traducido por Zeth LicksteinCorregido por Angeles Rangel

eslizo el dedo sobre el escáner biométrico una vez más, y lospaneles de metal sobre el techo empiezan a cerrarse. Los ojos deShelby miran tan fuerte como pueden hasta que el metal hace clicen su lugar.

―Estamos ahí―dice, su voz iluminada con música y lágrimas―. Estamos aquí.

―Estamos aquí.

Por un momento, compartimos una sonrisa. Luego su mirada se desplaza hacia elcuerpo asesinado de Marae. Me llena de pesar que aunque sus ojos miran sinpestañear, nunca vera el planeta.

―Llevaré el cuerpo de Marae a las estrellas por mí mismo―digo―. Pero tenecesito para mantener a los Habitantes del Primer Nivel aquí, en el Puente, y darinicio a lo que sea que necesitemos para dar inicio al aterrizaje.

Ella asiente.―Todos los Habitantes del Primer Nivel están entrenados para esto.Hay simulaciones y la información se ha pasado desde…

―Desde que la Nave dejó Sol-Tierra.

―Siempre estuvimos preparados para aterrizar, incluso cuando estuvo siglos lejos

de nosotros.―¿Cuánto tiempo necesitaran?

Shelby mira al panel de control, pensando.―El Primer Habitante ejecuta losanálisis.

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Sus ojos se disparan hacia mí. Ella lo había olvidado. Es la Primera Habitante.

―Ejecuto los análisis. El Primer Nivel es para asegurarnos de que el planeta eshabitable.

―Pensé que siempre supimos que el planeta era habitable.

Shelby asiente.―Antes de la misión, los sondeos de Sol-Tierra indicaron que elmedio ambiente del planeta era estable y podría soportar la vida, pero la primeraetapa del aterrizaje es asegurarse de que ese es en realidad el caso. Estoy, bien,para ser honesta, estoy algo asustada. Si el motor de la Nave ha estado desviadotodo este tiempo porque hemos estado en órbita… ¿Por qué no hemos aterrizado?

Mi sombro de ver el planeta ha sido lentamente remplazado por esta muy buena

pregunta. Es posible que hayamos estado en órbita desde la Plaga, quizá larebelión que provocó el sistema Eldest se produjo hace tanto como esto. ¿Por quéno aterrizó antes la Nave?

―Antes, siquiera pensamos en aterrizar, quiero comprobar que es seguro.―Ledigo a Shelby.

―Haré los análisis yo misma. Tomaráalgunas horas. Sabré más para entonces.

―Primero―digo―. Tenemos que decir adiós.

Los ojos de Shelby caen en el cuerpo Marae, todavía mirando hacia el techo, asienteen silencio.

Shelby me trae un transportador, una caja forrada en negro con electroimanes quetrabajan con los controles bajo el metal de los pisos de la Nave para transportar confacilidad objetos pesados. Abre la caja. Automáticamente se extiende bloqueándoseen posición, un gran y profundo rectángulo con una placa de circuito al lado paracomunicarse con el tubo gravitacional. Este transportador ha sido usado poralguna clase de maquinaria, está sucio, rayado y manchado de grasa mecánica.Trato de deslizar mi manga sobre él, pero todo lo que hago es extender la suciedad.No quiero tratar el cuerpo de Marae como una pieza de maquinaria rota que va aser tirada, pero no puedo soportar la idea de prolongar su funeral entre lasestrellas. Voy corriendo de nuevo hacia la habitación del motor, para tomaralgunas toallas de maquinaria para extender en el transportador.




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Y luego es tiempo de mover a Marae.

Alzo el cuerpo hasta mis hombros; Shelby levanta sus pies. Tenemos que doblar lasrodillas de Marae. No sabía que la vida llenaba tanto espacio. Shelby se inclinasobre el cuerpo de Marae, y eso me recuerda a las imágenes de las bestiascarroñeras de Sol-Tierra, aquellos que se alimentan de carne podrida de los caños.

―No sé cómo hacer esto sin ti.―le susurra Shelby a Marae―. Pero trataré.

Y ya no luce como una carroñera; luce como una huérfana.

Ella se inclina rápidamente, y no sé si está besando la mejilla rubia de Marae o siestá susurrando en su oído, pero lo que sea que haga, no es como si Marae losintiera.

Los Habitantes se reúnen a nuestro alrededor mientras sacamos el transportador.Para la mayoría de ellos, ésta es la primera muerte que han visto. Cuando Eldestestaba a cargo, la muerte era metódica, un producto programado por el Hospital.

Ellos miraban fijamente el cuerpo de Marae cuando pasaba; yo miraba el piso. Lasduras líneas de metal se pusieron borrosas. Froto mi cara furiosamente con lasmanos.

Fuerzo a mis hombros bajar, mi espalda recta.

Miro directamente al frente y sólo permito a mi apretada quijada demostrar cuándoloroso es esto.




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Quiero llegar a él, hacerle saber que lamento su pérdida, pero sé que no haypalabras que sean suficientes.

Elder se recuesta en el pasto, mirando el techo metálico del Nivel Alimentador. Siestuviéramos fuera en la Tierra, esto sería agradable. Tumbados en la hierba frescaal lado de un estanque, mirando las nubes de la forma en que los niños pequeñoshacen.

Pero esta no es la Tierra y las nubes son pintura e incluso si hay un planeta másallá de este barco, todavía parece estar muy, muy lejos.

―Marae fue asesinada. Al igual que Stevy. La misma frase en los parches médicos.

―Lo siento―le digo, las dos palabras más inadecuadas en el idioma español.

―Quiero saber quién está haciendo esto.

―Tal vez la misma persona que trató de ocultar la última pista de Orión―digo.Antes de que Elder tenga la oportunidad de hablar, añado―: Y tal vez la mismapersona que saboteó tu traje espacial.

―¿Saboteó el traje?―pregunta Elder.

Giro la cabeza para mirar a Elder a través de la hierba verde brillante.―El que sea

que manipuló los indicios y trató de que no llegáramos a la pista fácilmente podríahaber perforado el tubo de respiración o algo así. Si murieras, no podrías decirle anadie lo que viste. Y mira lo cerca que estuvo de funcionar.

Elder empieza a responder, pero en cuanto abre la boca, se vuelve a responder alWi-com.―Doc dice que Bartie está causando problemas en el Distribuidor deAlimentos. Una vez más―dice, suspirando, inclinándose hacia adelante.

Coloco mi mano en su rostro, un poco más arriba de la contusión verde purpurea

en su mandíbula. Se apoya en mi mano, no mucho, sólo lo suficiente de modo quede repente estoy consciente de la presión de su piel contra la mía.

―Elder―le digo― , no puedes seguir haciendo todo por ti mismo.

―¿Quién más va a detener a Bartie? ¿Quién más va a conseguir poner en línea alDistribuidor de Alimentos? ¿Quién más va a ayudar a los Habitantes a prepararse




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para un aterrizaje en el planeta, después de que las exploraciones demuestren sipodemos o no incluso poder aterrizar en él?

Hay una nota de pánico en su voz, y dolor. Quiero decirle que todo estará bien,pero no quiero mentir. Me inclino hacia delante una fracción de centímetro, y él seinclina hacia delante, atrapo sus ojos justo cuando empieza a acercarse.

Pienso, va a darme un beso.

Pienso, bien.

Su boca roza la mía en sus necesidades, y cuando mi boca se abre en una pequeña“ O” de sorpresa, su beso se profundiza.

Sus brazos son fuertes; está levantando toda la parte superior de mi cuerpo en altoy en contra de él. Su cuerpo habla por él; me necesita.

Mis brazos se deslizan del suelo hasta sus brazos, mis dedos trazan a través de losdiminutos vellos a lo largo de sus antebrazos. Sus músculos se contraen bajo mitoque; sus bíceps son como rocas, tirando de mí aún más contra él. Mis manos bailan sobre sus hombros y se encuentran en la base de su cuello, y arremolino misdedos en su cabello.

Hay algo profundamente satisfactorio en tocarlo; me recuerda que es real, a pesarde lo cerca que estuve de perderlo el día de hoy.

Mis manos se tensan, y uso mi agarre para levantar mi cuerpo contra el suyo. Unode sus brazos se desliza por mi espalda, tirando de mis caderas cerca de él.

Elder rompe el beso, y mira con atención en mis ojos. Sólo puedo imaginar cómonos vemos: revolcándonos en la hierba junto al estanque. Justo como laTemporada. Pero no me importa. Esto no es así. La Temporada fue algosimplemente sin sentido, movimientos sin emociones, sin amor. Pero esto es…Elder se estira y quita un mechón de cabello de mi rostro. Cierro los ojos y saboreoel toque. Sus dedos aprietan contra mi cuero cabelludo, siento la presión de sumano, empujándome en otro beso.

Y me voy con él.

Más dulce, esta vez. Más lento. Más suave. Siento sus labios esta vez, sin hambre.




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Percibo su cuerpo junto al mío. Dejo que mi mano descanse justo por encima de sucorazón, golpeando en su pecho, tan violento que puedo sentirlo reflejado de mipropio latido de corazón.

Entonces mi mano se desliza bajo, por su lado. La parte inferior de su túnica estásalida, y mis dedos se deslizan sobre la piel desnuda justo por encima de sucadera.

Elder gime, un bajo sonido gutural desde lo más profundo dentro de él. Sus manosse deslizan por mi cabello despeinado a mis hombros, y suavemente me empuja.Sin embargo, nuestros pies aún se tocan bajo la superficie del estanque.

―¡Auch!―dice de repente, lanzando su mano en el costado de su cuello―. ¡Notengo tiempo para esto!

Me deslizo lejos de él, aturdida, luego, observo la forma en que inclina la cabeza.Alguien está tratando de comunicarse con él.

―Lo siento―dice Elder inmediatamente, inclinándose hacia atrás y mirándomefijamente a los ojos―. Cielos, Amy, lo siento―añade―. Es sólo que… con lamuerte de Marae, y el planeta, y… ¡maldición!

Mis ojos se abren de par en par, pero Elder solo golpea el Wi-com en el costado de

su cuello.―¿Qué?―gruñe en él.

Me siento poco a poco, ya no estando cómoda tumbada en la hierba. MientrasElder escucha a su comunicador, me quedo mirando a la tranquila superficie delestanque.

No tengo idea de lo que quiero. Le dije a Victria que el amor es una elección, y medije que no tenía que elegir a Elder, pero no puedo olvidar la forma en que micorazón se detuvo cuando el suyo lo hizo.




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Capítulo 47E

lder Traducido por Liseth JohannaCorregido por Angeles Rangel

lla Luce tan triste y sola, tan abandonada, y yo soy quien laabandonó, incluso aunque todavía estoy sentado al borde delestanque, a su lado. No debí haberla besado. Es como saborear

postre antes de que la cena sea servida; solo me ha hecho desear más. Pero no pudeevitarlo. No sé qué hay con Amy. No pude evitarlo.

Pero debí haberlo hecho. Con todo lo que está sucediendo ahora, la última cosaque debería estar intentando es besar a Amy. Necesito concentrarme en el planetay ella necesita averiguar qué es lo que quiere. Puedo ver las preguntas en sus ojos,la forma en que no le dará nombre a lo que hay entre nosotros.

Ahora se sienta calladamente, sin encontrar mis ojos, sus mejillas casi tan rosadascomo sus labios.

Sus labios.

No.

Alejo la mirada de ella. Y de sus labios.

―¿Qué sucedió?―pregunta ella tranquilamente.

Un rugido bestial se eleva en mí y me fuerzo a tragar. ¿Qué sucedió? No puedo

controlarme alrededor de ella, eso es lo que sucedió. La deseo tanto que aquelloanula todo lo demás, cada pensamiento en mi cabeza, cada instinto, cadarestricción. Mi deseo es consumidor, y me temo que no solo me consumirá a mí,sino también a ella.

E




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―Con los Habitantes de la Nave, quiero decir―añade ella cuando no respondo―.Cuando les dijiste sobre el planeta.

Frunzo el ceño. Es obvio que Amy prefiere ignorar todo lo que acaba de pasar o lahe ahuyentado entre mi frustración e impaciencia. Maldición. Deslizo los dedos pormi cabello, juntando las hebras, fuertemente, intentando impulsar algúnpensamiento coherente a través de las raíces.

―Están haciendo escaneos―digo―. Si todo indica que Centauro-Tierra eshabitable, entonces es probable que iniciemos el aterrizaje en el planeta en cuestiónde días.

Amy entrecierra los ojos.―¿Es probable?―pregunta.

Si ella pudiera, aterrizaría esta Nave justo ahora.―Amy ―digo, la advertencia arrastrándose en mi voz― , no podemossimplemente aterrizar la Nave en Centauro-Tierra. Tenemos que asegurarnos deque sea seguro.

―¿A quién le importa si es seguro?―dice ella, levantando las manos.

―A mí me importa. Y me preocupo por todos en esta Nave.

―Solo va a tomar un par de días, ¿cierto?―pregunta.Tal vez. Si tenemos suerte.―Por supuesto―digo.

―Bien, entonces―suspira Amy―. He estado preocupada por… entre más rápidoaterricemos, mejor.

―No es tan malo aquí―pienso, desalentado por el disgusto en su voz.

Amy me mira con incredulidad.―Las personas están enojadas. Marae fue

asesinada.―Sin Phydus―digo―, la gente… ellos están pensando… están haciendo….

―Cállate.―Hay una fría rabia en la voz de Amy―. Algunas personas son buenas.Algunas personas son malas. El Phydus no arregla nada. Solo esconde lo bueno ylo malo bajo una bruma de nada.




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―Pero… ―empiezo, pero me lo guardo para mí mismo. Pero quizá realmente valela pena esconder lo bueno si eso distorsiona también lo malo. Marae habríapensado eso también.

―El agua está muy quieta―dice Amy.

No intento contener la incredulidad en mi cara. Maldición, ¿en serio? ¿Hemosllegado al punto en donde la puedo besar sin aliento, luego podemos hablar de unasesinato, y todo lo que ella puede comentar es sobre el maldito estanque?

―¿No hay peces?―pregunta ella.

Peces. Malditos peces. No estamos pintando cartas navales en las paredes oestableciendo guardias o intentado localizar a un asesino. Supongo que cuando es

mi gente la que es asesinada, no la suya, a ella no le interesa mucho.―No hay peces―gruño, levantándome―. Ya no.

Amy me mira, las preguntas en sus ojos.

―De verdad estás enojado.

―¡Maldición, Amy, por supuesto que lo estoy!―grito. Ella se estremece con mivoz―. Lo lamento.―Deslizo los dedos por mi cabello―. Lo lamento. Es solo

que…. Sí, estoy enojado. Ella se estira por mi mano y abre la boca para hablar, pero antes de que yo puedadescubrir qué es lo que ella quiere decir, una voz nos interrumpe.




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Capítulo 48A

myTraducido por ZethLickstein

Corregido por Mishy

h, lo siento―dice Luthor―. No era mi intencióninterrumpir. ―Aunque su rostro es impasible, susojos se detuvieron en la pequeña parte de piel

expuesta sobre mi cintura. Bajo mi túnica con tanta fuerza que tengo miedo de quemis dedos atraviesen la tela.

―¿Qué necesitas Luthor?―pregunta Elder. No estoy segura si la impaciencia ensu voz es porque Luthor nos interrumpió o porque Elder sabe cuán cerca estáLuthor de los planes de revolución de Bartie. Elder se gira para mirar al hombre―.Diablos, Luthor, ¿Qué te pasó?

Ahora es mi turno de mirar con horror a su ojo negro y su labio partido.

―Nada importante ―Luthor le dice a Elder―. Nada que pueda…manejar… pormí mismo.

No dejo que mi rostro muestre mi temor.

Luthor se burla de mí, pero cuando Elder lo fulmina con su mirada, se encoje dehombros, riendo en voz baja para sí mismo mientras camina hacia nosotros.

―Ese hombre es un“ frexing” fastidioso―dice Elder―. La única razón por la queha estado ayudando a Bartie es porque le gustan los problemas por el amor a losproblemas.

―Sí―digo con voz hueca. Antes de que Luthor interrumpa, le iba a contar a Eldersobre las escaleras y todo lo demás que había encontrado esta mañana. Pero Luthores muy bueno haciéndome callar.

―O




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Elder me presta atención.

―¿Qué pasa? ―Cuando no respondo, añade―:Amy, ¿Sabes algo? ¿Sobre Luthor?¿Hizo Luthor algo?

Una mano me agarra la muñeca, tirándome hacia el suelo, cortando la circulación mano, dedos escavando en ese pequeño espacio sobre las venas azules baja la palmmano. Pero cuando miro hacia abajo, es mi mano agarrando mi muñeca, no la de Lut

Abro la boca.

―Dime―dice Elder.

No puedo.

Es demasiado tarde. No puedo cambiar el pasado, y eso sólo lo alterará. No puedoexplicar por qué nunca se lo dije, una mezcla de estar asustada para explicar lo queestá pasando en palabras y de estar preocupada sobre cuál será su reacción. Dejoque pase mucho tiempo. Parte de eso es mi culpa, no debería haber salido durantela Temporada. Y aunque sabía, lógicamente, no es mi culpa, es la suya, aún nopodía olvidarlo.

Su cuerpo encima del mío. Manteniéndome abajo. Sus ojos, riendo, consciente deestaba haciendo. La manera en la que me mira incluso ahora. La manera en que su se detiene en mis lugares equivocados. La manera en que sus pulgares se frotan condedos, como si imaginara mi piel bajo las suya.

Elder toca mi mano.

Me estremezco.

Pero luego recuerdo como Victria rehuyó hacia mí.

Y si no podía hablar por mí, al menos podía hablar por ella.

Le hablo al estanque, porque es más fácil hablarle al agua que a la cara rígida deElder. Empiezo desde el final, contándole sobre como Victria y yo usamos losparches de medicina para conseguir vengarnos de Luthor. Le digo que Victria estáembarazada, y le explico cómo no fue su elección. Lo sé, no debería traicionar suconfianza, pero también sé que Elder, más que nadie en la Nave, necesita conocer




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el alcance total de la maldad de Luthor. Añado a mi miedo que Luthor haya hecholo mismo a la chica en los Campos de Conejo.

Y luego le cuento como Luthor ha estado amenazándome. Trato de estar impasiblemientras le describo la manera en la que él me persiguió por el campo, la maneraen que se excitó cuando traté de escapar, pero mi voz todavía se quiebra.

En su favor, Elder no interrumpe, ni una sola vez.

―Eran sus ojos, Elder. Puedo decirlo―digo―. Él sabía lo que estaba haciendo. Losabía, y se estaba divirtiendo.―Pienso en la manera en la que lentamente lamiósus labios―.Todavía lo sabe. Somos un juego para él. Sólo somos ratones, y él es elgato, y le encanta jugar con nosotros.

Por primera vez desde que empecé a hablar, miro a Elder. Hay cicatrices en latierra, marcas de garras. Elder afloja sus puños cuando me ve mirándolo, y dospuñados de tierra caen de sus manos.

―Gracias por contarme esto, Amy.―Su voz es tan fría que me recuerda a Eldest.

Lo alcanzo para agarrar su antebrazo. Sus músculos están tensos y duros.

―He estado muy centrado en Bartie y en la revolución que él cree que puedepreparar―dice Elder―. Que había olvidado lo que el hombre malo puede hacer.

Trato de dirigir la mirada de Elder hacia mí, pero sus ojos entrecerrados estánconcentrados en el suelo.

―Era Luthor el otro día en el Salón de Grabación―digo―. Es quien dijo quepodía hacer lo que sea que él quisiera. Quizás Bartie incluso le robó la idea.

Él se pone de pie.

―Gracias por contarme esto, Amy―repite.

―¿Elder?

Se aleja, sus puños cerrados todavía y teñidos de café y verde por el piso.




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Capítulo 49E

lderTraducción SOS por Lizzie

Corregido por Mishy

lder, hay… tienes que venir a la ciudad.

El com de Doc llega justo cuando no lo

necesito. Yo había ido para confrontar aLuthor tan pronto como Amy me habíadicho todo lo que había hecho. Nunca había

estado tan enojado en toda mi vida. Todavía puedo sentir la rabia correr por misangre, a pesar de que se ha enfriado un poco ahora.

―¡Maldición!―le grito―. ¡Todo lo que hemos hecho es correr a través de la Navede un lugar a otro! ¡Estoy malditamente cansado de esto!

Doc guarda silencio en el Wi-com por un momento.―No lo harás pronto.Por un momento, creo que él está hablando del planeta, pero yo no le he habladode eso todavía. Sólo Amy y los Habitantes del Primer Nivel lo saben.

―¿Qué se supone que significa eso?

―Elder, esto es un caos. Es un… motín.

―¡Maldición!

―Creo que es Bartie, pero mira, tienes que venir aquí.

Me toma un tiempo llegar desde el Nivel de Crio a la Ciudad, pero corro tanrápido como puedo, impulsado por la urgencia en la voz de Doc. Por lo que puedodecir antes de que yo esté en la ciudad que algo está mal, muy mal. Lo escuchoprimero o, mejor dicho, no lo escucho. No escucho los ruidos Habituales de la

―E




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Ciudad, el sonido de la corriente subterránea que siempre está ahí durante el día,simplemente por la gente que vive. En cambio, las voces están apagadas y lospasos resuenan.

Es entonces cuando lo veo.

El Distribuidor de Alimentos está al final de la calle principal, y ahí es donde todoel mundo está empujándose. Todos están mirando a una cosa.

Fridrick, muerto.

Su cuerpo está cubierto con tantos parches médicos aferrándose a su piel comoescamas. Alguien ha tomado una gran franja de tela, probablemente de un pernoen el Distrito de Tejido, y lo colgó de las ventanas del tercer piso del Distribuidor.

El cuerpo de Fridrick cuelga desde el centro, cede el paño precariamente, sus brazos y la cabeza se dejan caer sobre la parte delantera.

En grandes letras gruesas pintadas en negro en la parte delantera de laimprovisada bandera dice:Sigan al líder.

―¡Este es un mensaje! ―una voz ruge. Mis ojos se caen de la bandera y el cuerpohasta la parte delantera del Distribuidor de Alimentos, donde se encuentra Bartie.

Me doy cuenta de que la gente no había estado en silencio a fin de observar lamuerte de Fridrick. Habían estado en silencio esperando que Bartie hablara.

―Cualquier persona que no obedezca ciegamente al líder―él se burla de lapalabra―, ¡será tratado! ¿No lo hemos visto con Stevy? ¡Tan pronto como élproteste contra Elder, con la muerte!

―Protestar contra mí.―Es un poco de un eufemismo, el hombre me golpeó en lacara.

―¡Y todos nosotros conocemos las protestas de Fridrick! Estaba tratando desalvarnos a todos, de mantener las tiendas de alimentos en el registro de entrada ¡ymiren! ¡Elder le obligó a distribuir alimentos, y ahora no es suficiente! Y lasprotestas de Fridrick. ―Hace una pausa dramática, moviendo sus brazos hastaalzarlos por encima del cuerpo de él―. ¡Han sido silenciadas!




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Si Bartie está tratando de provocar una revolución, no está funcionando tangenialmente. Aunque la gente del frente le aplaude, no puedo dejar de sonreír conaire de suficiencia ante el hecho de que al menos dos tercios de la gente no dicenada, preocupados, pero no están dispuestos a derrocar al único gobierno que han

conocido.Aun así, no le voy a permitir pararse ahí y decir malditas mentiras acerca de mí.Empujo mi Wi-com y ordeno una llamada para todos.

―Atención, todos los residentes de Godspeed ―digo. El grupo en la partedelantera de la multitud espera. Muchos recurren a mirarme―. Como bien saben,el sistema de Eldest ha funcionado en esta Nave por innumerables generaciones.Decidí trabajar un poco diferente de mi predecesor. Decidí darles la capacidad de

tomar decisiones por sí mismos.Beep, beep-beep.

―Atención, todos los residentes de Godspeed ―dice la voz Bartie en mi Wi-com.Mi cabeza se mueve bruscamente hacia arriba. Bartie está mirando por encima dela multitud, directamente hacia mí―. Elder no es el único que puede controlar elsistema Wi-com. Pero tiene razón. Él nos dio una opción. Y por eso, le doy lasgracias.―Inclina la cabeza una fracción de segundo en mi dirección―. Porque él

nos dio la capacidad de elegir a alguien que no sea él.La atención de la multitud está por completo en Bartie ahora. ¿Cómo demoniosirrumpió en el sistema Wi-com? Sólo unos pocos miembros selectos de la tripulación,Doc, yo, el Primer Habitante, tenemos los permisos necesarios para realizar todaslas llamadas. Bartie debe haber hackeado el sistema.

Golpeo mi mano en mi Wi-com.

―Sistema de anulación―ordeno, a continuación, inicio otra llamada para todos―.Gente de Godspeed ―digo en voz alta, tan algo como puedo―. Cálmense. Este noes el momento para un motín y disidencia. Esta mañana he descubierto queestamos mucho más cercanos a Centauro-Tierra de lo que pensábamos. Vamos acomenzar el aterrizaje en el planeta pronto. Muy pronto. Sólo tienen que…




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destrozados y comienzan a lanzarlos toda velocidad a los combatientes. El círculode lucha crece y crece.

Y entonces uno de ellos se vuelve hacia mí. Me había quedado en la parte posteriorde la multitud, lejos de la masa creciente, cuando debería haber escapado.

―¡Es Elder!―ruge―. ¡Agárrenlo!

Ellos giran como uno solo, como un monstruo de múltiples cabezas listo paraatacar.

―¡Fuego!―grita alguien. Una estela de humo se eleva a través de las ventanas,serpenteando alrededor de la señal Sigan al líder .

En la distracción, corro por ello. Mientras doy vuelta en una calle lateral, presionomi Wi-com.

―Amy ―digo, tan pronto como ella contesta―. Ve a tu habitación. Cierra tupuerta con llave.―Me desconecto antes de que ella tenga la oportunidad deresponder.

Me dirijo directamente al tubo gravitacional. A medida que avanzo, veo a otroscorrer también, ocultándose, yendo a su hogar o los campos, corriendo, como yo, aalgún tipo de refugio. Un hombre tira de una mujer detrás de él en el bloque de lacarnicería. Él agarra un cuchillo y se para en la puerta, desafiando a quien sea aatacar. Otra mujer se derrumba sobre el camino que lleva a su casa, aferrada a suestómago y gritando.

A medida que el tubo gravitacional me succiona hacia arriba, veo el caosextendiéndose ante mí. El Distribuidor de Alimentos está verdaderamente enllamas ahora, el humo es denso y negro, ya está haciendo que el cielo se pinte degris por encima de él.

Mis ojos se adaptan poco a poco al Nivel de los Habitantes. Parece oscuro encomparación con el brillo de la lámpara solar en el Nivel Alimentador. Y mástranquilo. Si bien en el Nivel Alimentador estaba toda la acción en ebullición, latensión aquí se siente como una densa niebla.

Shelby se apresura hacia mí, claramente había estado esperando mi llegada.




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Capítulo 50A

myTraducido por LizzieCorregido por Nanis

rimero escuché los Wi-com.

Entonces vi el humo.

Luego pude oír, a lo lejos en la distancia el sonido de la Naveen la revuelta.

Elder se comunicó conmigo y al principio me sentí aliviada, al menos sé que estáescapando de la turba, pero parece como si estuviera corriendo, huyendo, y el comse desconecta antes de que yo pueda decir nada.

Puedo correr directamente al Hospital, hasta el ascensor, hasta el Nivel de Crio.

Está silencioso aquí y frío.Por encima de mí está la ira, fuego, y el caos.

Pero aquí la quietud y el hielo.

Deslizó hacía afuera a mis padres, al mismo tiempo, disfrutando de la sensacióndel frío metal en mi piel, el sonidosh-thunk de las Cámaras de Crio cuando seasientan en sus stands.

―Hoy ―susurro―, los echo de menos.

Sé que es estúpido, sé que es inútil, pero aún hay dentro de mí una pequeña partede mi mente que cree que mis padres pueden arreglar cualquier cosa. Incluso unaNave rebelde, incluso a las personas que están destrozando el único hogar quehemos conocido. Incluso yo, estoy atrapada en el ojo de esta tormenta.

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Capítulo 51E

lderTraducido por kathesweet

Corregido por Nanis

ué demonios se supone que tengo que hacer con una Nave enrebelión? Si ellos simplemente escucharan, podríamos estardiscutiendo los preparativos para un aterrizaje planetario. En su

lugar, la gente parece tener la intención de hacer pedazos la Nave hasta loscimientos.

Entro en el Cuarto de Irrigación primero.

―Lanza el programa de lluvia más fuerte que tenemos ―le ordeno al Habitante dela Nave en servicio, Tearle.

―Elder ―protesta Tearle―. Éste tiene el potencial para causar inundacionesrepentinas en las calles.

―Házlo.

―¿Cuánto tiempo debería durar la lluvia? ―suena renuente, pero se mueve sobrelos controles del agua a pesar de todo.

―Te diré cuándo detenerlo.

Cruzo el pasillo hacia las operaciones de la lámpara solar. La lámpara solar esautomática, pero el nivel de calor es regulado por una Habitante de la Nave, unamujer tímida que parece como si estuviera más cómoda en una de las granjas. Sunombre es Larin.

Saco un floppy y lo pongo en el video de seguridad que nutre toda la Ciudad. Losvideos muestran la Distribución de Comida, la lluvia está inundándola, y el fuegoya está convirtiéndose en ruinas humeantes. Pego mi mano sobre la pantalla para

¿Q




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videos de granjas, los Invernaderos, la calle principal de la Ciudad. La gente estáluchando y gritando hacia la lluvia. Sin embargo no hay sonido en estos videos, nolo necesito. Sé cómo suena una rebelión.

―Quiero que cubras la lámpara solar ―le digo a Larin. Ella ha estadoobservándome, preocupada, esperando por mis órdenes.

―¡Es mitad del día, Elder! ―Me mira como si yo estuviera loco.

Supongo que lo estoy. La lámpara solar nunca es desconectada, pero una pantallapesada de metal la cubre durante la versión de“ noche” de la Nave. Está todoprogramado, así que el momento de oscuridad dura exactamente ocho horas y sólosucede cuando es el momento apropiado. No ahora.

―Cubre la lámpara ―ordeno de nuevo. ―Pero…

―Cúbrela.

Ella se levanta y cruza la pequeña habitación hacia el panel de control. Los dedosde Larin se enganchan sobre un interruptor. Murmura algo.

―¿Qué fue eso? ―pregunto.

―Quizá Bartie tiene razón ―dice claramente.

Cruzo la habitación y golpeo mi mano contra el interruptor. Bajo nosotros, el NivelAlimentador es sumergido por la oscuridad. Pero aquí no. Me inclino más cerca ala cara de Larin. Si Marae estuviera aquí, maldición, si Eldest estuviera aquí…

Ella me mira desafiante.

Luego aleja la mirada.

―Descubre la lámpara ―ordeno.

Su mano se dispara hacia adelante, volviendo a encender la lámpara. Me mira otravez, esperando a que me vaya. Pero no lo hago. En su lugar, espero otro minuto.




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En el floppy, los videos muestran a las personas mirando fijamente el cielo,tratando de ver a través de la lluvia torrencial para ver la lámpara solar. Nunca seha oscurecido más que en sus momentos nocturnos programados. Al menos los hesorprendido lo suficiente para que dejen de pelear.

―Cubre la lámpara otra vez ―digo.

Ella duda, pero no protesta esta vez.

Observo las pantallas oscurecerse al mismo tiempo.

Y aprieto mi Wi-com y hago un anuncio.

―Atención, todos los Habitantes de Godspeed. Todos a bordo de esta Nave, cadapersona, tiene que reportarse al Gran Salón del Nivel de Conservación esta nochecuando oscurezca.

―Enciende la lámpara de nuevo ―le digo a la Habitante de la Nave cuandodesconecto el Wi-com.

Mueve el interruptor inmediatamente, pero no quita sus ojos de mí.

Presiono el botón de mi Wi-com una vez más. No le tomará a Bartie mucho tiempohacer su propia clase de anuncio, algo acerca de cómo no tengo derecho a

ordenarles a todos que vengan a mí o algo como eso.―Wi-com, Eldest anula ―digo―. Código de Autorización: 00G. Deshabilitar todacomunicación; excepción: Dispositivo de Eldest.

Me giro y dejo la habitación de la lámpara solar, le ordeno a Tearle que detenga lalluvia, y luego vuelvo a bajar por el pasillo. Ahora Bartie ya no puede comunicarse.Ninguno de ellos puede a excepción de mí. Al menos Amy está segura encerradaen su habitación.

Mientras cruzo el Nivel de Carga, puedo sentirlos a todos observándome. LosHabitantes de la Nave detienen sus trabajos hasta que paso, sus ojos siguiéndomepor el pasillo.

Antes, habría sentido que sus ojos contenían preguntas y duda, y eso me hacíadesmoronarme.




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Pero ahora, no me importaba. Estaba tomando la autoridad que debería haber sidomía desde el principio.

Por primera vez en mi vida, me siento como si realmente fuera Eldest.

****

Shelby y los Habitantes de la Nave del Primer Nivel están esperándome en elPuente. Me dirijo directo hacia ellos y bloqueo la puerta detrás de mí.

―¿Qué han mostrado los escáneres? ―pregunto. Si voy a tener un aterrizajeplanetario para detener esta mierda de Bartie y su supuesta revolución, aterrizaréla maldita Nave. Pero no lo haré a menos que sepa que la Nave puede hacerlo.

Mientras Shelby saca a relucir los escáneres en un floppy, me hierve la sangre. Esirracional, pero no puedo evitar culpar a Orion por algo de esto. Quizá realmentehay algo en sus malditas pistas que podrían llevarnos al planeta más fácilmente,pero el hombre estaba tan loco que escondió la información.

Shelby me entrega el floppy.

―Todos los escáneres indican que el ambiente del planeta es habitable. El planetatiene agua, aire respirable, vegetación… No hay nada que indique que no podemosaterrizar ―dice.

Hay una inflexión en su voz.

―¿Qué está mal?

―Nuestros registros indican que se supone que hay un conjunto de sondas deniveles más profundos en el Puente―dice―. Hemos buscado por todas partes yno podemos encontrarlas.

―¿Porqué necesitamos sondas si los escáneres son claros?




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―Técnicamente no las necesitamos. Pero, está en nuestros registros que las sondandeberían ser desplegadas. Además, estoy preocupada… ¿Por qué hemos estadoaquí, en órbita, todo este tiempo? ¿Por qué no aterrizamos cuando llegamos aquí?Y… no sólo las sondas están pérdidas, sino también las cajas de comunicación.

―¿Las qué?

―Había un sistema instalado que comunica con Sol-Tierra. En nuestros registros,tenemos diagramas y manuales para operarlas y cómo arreglarlas si se dañan…pero no están aquí. No es sólo que perdimos comunicación con Sol-Tierra, es quenuestro único método de comunicación con ellos ha desaparecido completamente.

Los otros Habitantes de la Nave del Primer Nivel lucen nerviosos detrás de Shelby;también están preocupados. Algo no está bien.

―Cualquiera que sea la razón ―digo―, no importa ahora. Ahora estamos en unpunto donde necesitamos aterrizar. Y podemos. Así que lo haremos.

Shelby asiente.

―¿Están todos preparados para el aterrizaje planetario? ―pregunto.

Shelby endereza sus hombros.

―He repasado varios sims con los habitantes de la Nave del Primer Nivel.Estamos bien para seguir.

Miro los paneles de control elaborados en el frente del Puente.

―Parece complicado.

―No lo es. En realidad, hay un piloto automático… ―Shelby finalmente se inclinay apunta al centro del panel de control largo, donde hay sólo unos cuantoscontroles―. La Nave está diseñada para aterrizarse cuando se le indique. El restode los controles están por si algo va mal.¿Esto? ―Apunta a un enorme botónnegro―. Inicia el lanzamiento de aterrizaje planetario.

―Pero dijiste que los propulsores del motor no estaban funcionando.

Shelby ríe, y hay alivio en el sonido de esto.




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―No lo están, pero no los necesitamos. Hay un conjunto diferente de propulsorescon un sistema de combustible diferente para el aterrizaje, propulsores pequeños ymuy poderosos sólo para entrar en órbita. No importa para nada que lospropulsores principales estén dañados. Nunca… los necesitaremos. ―Hay

asombro en su voz. Simplemente acaba de darse cuenta de lo mucho que hacambiado con la introducción de este planeta.

―Entonces, simplemente aprieto este botón ―digo, apuntando hacia el gran botónnegro―, ¿y aterrizamos?

―Técnicamente. Pero no es tan simple como eso ―explica Shelby―. Necesitaríadel acelerador para ayudar a dirigir la Nave después de la re-entrada. Y siempreexiste la oportunidad de que la re-entrada no se haga con suavidad; entonces

necesitarías… ―Señala el resto delPuente―. Pero no te preocupes. Yo y los demásHabitantes de la Nave sabemos cómo. Y los controles funcionan. Nuestrosregistros indican que hemos tenido que utilizar los controles del Puente al menosseis veces durante el vuelo, cruzamos un cinturón de asteroides hace muchos años,y nuestros ancestros antes de que la Plaga tuviera que ajustarse al plan de vuelo.

Encuentra mis ojos, y a pesar de sí misma, una sonrisa se extiende sobre su cara.

―Vamos a aterrizar esta cosa, ¿no es así?

―Oh, sí ―digo―. Antes de que hagamos eso, voy a mostrarle a todo el mundo loque casi perdieron.




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Capítulo 52A

myTraducido por Liseth JohannaCorregido por Angeles Rangel

uando cierro las Cámaras Criogénicas de mis padres, pienso en todolo que desearía poder decirles. Pero todo lo que digo es:―Pronto.

Pienso en regresar a mi habitación―mi quejoso estómago apreciaríaque yo consiguiera algo para comer― pero dudo que haya comida en el Hospital yno puedo encontrar a Elder con mi Wi-com.

Parte de mí desea que, en lugar de venir aquí en el ascensor, hubiera explorado lasescaleras que había encontrado con las pistas de Orion. Estoy desesperadamentecuriosa por saber a dónde conducen―seguramente van hasta la última puertaasegurada― pero incluso aunque nadie, salvo yo, sabe de las escaleras, tengo unpoco de miedo de bajarlas sin Elder. En su lugar, voy a la escotilla que conduce a

las estrellas. Tal vez pueda ver el planeta a través de la ventana de cristal si mirosolo a la derecha.

Eso es raro.

El código para la puerta es Godspeed, o, en el teclado numérico, 46377333. Pero lapequeña ventana sobre el teclado ya muestra números: 46377334. Los númerosmuestran un mensaje de erros:

<<CÓDIGO INCORRECTO>>

Mientras el mensaje cambia de vuelta a los números equivocados, miro dentro dela escotilla.

Alguien yace bocabajo en el piso.

C




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Mis ojos se amplían. Corrijo el código incorrecto y tecleo el correcto, abriendo lapuerta de la escotilla. Mi corazón cae. Sé quién es este. Mi mano vuelainmediatamente a mi Wi-com y primero intento con Elder, pero la estúpida cosasigue haciendobip inútilmente. Miro fijamente el cuerpo en el piso, mi estómago

agitándose. No parezco poder respirar.―¿Luthor?―pregunto tentativamente.

Intento comunicarme con Doc también, pero puedo decir ya, por el hedor, que esdemasiado tarde. Le doy vuelta al cuerpo., Parches verdes se alinean en sus brazosdesde la muñeca hasta el codo. Busco el mensaje que Elder me dijo que había sidoescrito en algunas de las víctimas,sigue al líder . Pero no hay nada aquí. Sólomarcas y muerte, sus ojos están abiertos, vidriosos. Miran fijamente al frente.

Su cuerpo está tieso. Frio. Ha estado muerto por un tiempo ya. Murió aquí abajo,probablemente antes de que Elder diera su anuncio sobre el aterrizaje en el planeta.Murió sin ninguna esperanza. Murió con frio y solo, bloqueado de la luz de lasestrellas, en un duro piso de metal, rodeado de paredes.

No hay nada que yo pueda hacer. Él está muerto.

Miro de vuelta al teclado junto a la puerta. Quién quiera que botara su cuerpo en laescotilla quiso teclear el código y abrir la puerta exterior, enviando el cuerpo alvacío del espacio. Dicha persona tecleó mal el último número y dejó el cuerpo poraccidente.

Me muerdo el labio, intentando pensar quién haría esto, y qué debería hacer yo silo descubro. ¿El asesino de Luthor merece castigo? Él intentó violarme, violó aVictria, y lo haría de nuevo, dada la oportunidad. Ha estado presionando paracrear una rebelión no porque crea en alguna idea de democracia, sino porque leemociona causar caos. Jamás mostró ningún tipo de remordimiento. Él no cometió

un error, era malvado y lo sabía, y se entusiasmaba con ello.Recuerdo la rabia en los ojos de Elder cuando le dije lo que había hecho Luthor, yahora se ha alejado por tanto tiempo después de eso.

No. No.

Fuerzo a mi mente a pensar en el futuro.




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Aterrizaje en el planeta.

Aire fresco.

Mis padres, despiertos y conmigo.

No más paredes.

Vuelvo mi espalda muy deliberadamente al cuerpo y camino hacia la puerta de laescotilla. La cierro, intentando tan fuerte como es posible no dar un vistazo alcuerpo a través de la ventana. Empiezo a teclear el código correcto en el panel decontrol junto a la puerta.

G-o-d.

Me detengo. Bajo mi túnica, el collar dorado de cruz pesa bastante en mi cuello,como si quisiera hacerme caer. Siento la mirada desaprobadora de mis padres,congelados y encerrados en sus Cámaras Criogénicas.

Esto…esto es cubrir un asesinato. Un asesinato de un hombre horrible que merecíamorir. Pero un hombre, sin embargo.

Pero él lo merecía.

Pienso en el rostro manchado de lágrimas de Victria. No puedo hacer nada; él yaestá muerto.

Podría decirle a Elder. Pero, ¿qué si tengo razóny Elder…?

Muy rápidamente, tecleo el resto del código. La puerta se abre; el cuerpo de Luthorsale volando.

Se ha ido.

Para siempre.




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Capítulo 53

E lderTraducido por Susanauribe


lego al Nivel de Conservación sólo unos minutos antes de que laslámparas solares estén programadas para apagarse, y me apresurodirectamente a la habitación de Eldest, abro la puerta del armario y

saco la toga de Eldest.

Estrellas están regadas por los hombros, y hay un planeta en el dobladillo. Estatoga representa cada sueño e ilusión que alguna vez ha conocido mi gente. Y voy ahacer que esos sueños se hagan realidad esta noche.

Presiono mi Wi-com y hago una llamada general.

―Todos a bordo de Godspeed deben ir inmediatamente al Nivel de Conservación.

Digo y luego desconecto el comando. No quiero perder el tiempo con palabras.

Deslizo la toga fuera del gancho y la pongo en mis hombros. Antes, se sentía comosi fuera demasiado grande para mí. Esta noche, me paro derecho y alto, con mipecho erguido y la toga me encaja perfectamente.

En pocos minutos, puedo escuchar gente comenzando a llegar. Amy no estaráaquí; no hay manera de que venga entre esta multitud de personas, y mientras queestoy agradecido porque esté segura en su habitación, desearía poder alejarme delos otros residentes de Godspeed y mostrarle el Puente yo mismo, sólo nosotrosdos.

Los pasos de las personas son pesados en el suelo de metal, y su hablar es fuerte,totalmente diferente a los suaves y educados murmullos que llenaron la GranHabitación la última vez que Eldest llamó a una reunión grupal.

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Tomará un rato que todos lleguen aquí. Puedo escuchar a Shelby y los otrosHabitantes organizando el grupo, asegurándose de que haya suficiente espaciopara todos. Los Habitantes también, lo sé, se posicionan entre las personas queprobablemente causarán problemas. Mientras tanto, me siento en la cama de Elder.

Inhalo. Exhalo. No tengo que hablar, no a todos, pero palabras serán requeridas.Hay un golpe en la puerta. Camino por la habitación y la abro. Shelby se deslizadentro y cierra la puerta. Me pregunto cómo ella sabía que estaría aquí en vez deen mi habitación, luego me doy cuenta que, ella probablemente siempre asumióque estaría aquí. Esta es la habitación de Eldest, y sea que adopte el nombre o no,sigo siendo él ahora.

—Yo… oh ―dice cuando me ve.

―¿Si?

―Um… ¿Eso es adecuado?

―¿Qué?―Sigo su mirada―. ¿La toga? Eldest la usó.

―Sí, pero…

―¿Para qué me necesitabas?

―Creo que todos están aquí, señor―dice, cuadrando sus hombros.Por un momento, la toga parece tragarme. Fuerzo a mi columna a enderezarse yme dirijo a la puerta. Se abre.

Una oleada de silencio llena toda la multitud, esos de pie cerca de una puerta dejande hablar inmediatamente, luego los de atrás los siguen. Y es una multitud. Nuncame había dado cuenta de cuán grande, alrededor de dos mil personas, lucencuando todos te están mirando a ti.

Sus ojos me siguen mientras cruzo la pequeña distancia hacia el escenario que losHabitantes han puesto para mí.

―¡Tu idiota!―Una voz espeta por la habitación poblada.




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Las personas en la habitación parecen hacer espacio para un camino y marchandoa través de él está Bartie.

―¿Qué derecho tienes tú a usar la toga?―grita. Su rostro está rojo, incluso laspuntas de sus orejas también.

―Yo… ―me detengo. No puedo decir que soy Eldest, nunca reclamé ese título. Yla toga es para un Eldest.

Al final, no importa que no tenga nada ingenioso que decirle, porque una vez quese acerca lo suficiente a mí, me golpea a un lado tan fuerte que me golpeo contra lapared.

―¿Qué demonios?―digo pero mis palabras son ahogadas por la voz de Bartie.

―¿Vamos a aceptar esto?―ruge Bartie. Volteándose hacia la multitud―. ¿Cómoeste niño se atreve a llamarnos y hacer un desfile en la toga de Eldest? Él no esEldest… ¡No es líder!

Y ellos lo aclaman.

No todos, ciertamente, pero suficientes. Suficiente para hacer que el ruido de suapoyo gire dentro de mi cerebro, hundiéndose en mi memoria como agua en unaesponja.

―Nos merecemos un nuevo líder, ¡uno escogido por nosotros!

Agarro a Bartie por el hombro y lo giro para que me dé la cara.

―¿Qué demonios crees que estás haciendo?

―Tu trabajo―dice con satisfacción.

―¡Yo puedo hacerlo!―disparo de vuelta.

―Oh, ¿de verdad?―Me empuja, fuerte y de nuevo me tropiezo hacia la pared.

Bartie está hablando en una voz más calmada, y todos lo están escuchando. Élevocó el silencio más verdadero de lo que yo hice. Cuando dejan de hablar por mí,eso es todo lo que hicieron, pero ahora no sólo están callados, lo están escuchando.




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Escuchando cada palabra suya.

―¿Qué has hecho después de que Eldest murió? Nada.

―¡Les quité el Phydus!

―¡No todos querían que les quitarán el Phydus! ¿Qué hiciste por ellos? Los dejasteacurrucarse en sus casas, asustados. Dejarlos morir en las calles. ¿Tan siquierasabes cuántos de nosotros no están aquí? ¿Has notado cuántos dejaron de trabajar?¿Cuántos están heridos, asustados, solos? ¿Tan siquiera te importa?

―¡Por supuesto que me importa!

Bartie da un paso hacia atrás, mirándome de arriba abajo, midiéndome.―Nopuedes ser Eldest si sigues siendo Elder―dice finalmente en una voz calmada y baja, pero lo suficientemente alta para que todos escuchen―. Y―añade en unavoz tan baja que sólo yo puedo escuchar―. No puedes ser Eldest si Amy teimporta más que Godspeed.

No sé si es por su aire despectivo o porque parte de mí está asustado de que éltenga razón, pero me muevo hacia atrás y golpeo mi puño contra su rostro contoda la fuerza que tengo en mí. Bartie luce impactado por segundo, pero luego serecupera y lanza un derechazo que me impacta debajo de la barbilla. Mi cabeza se

mueve hacia atrás tan fuertemente que mi cuello hace pop y mis dientes se golpeancontra mi lengua. Pruebo el sabor de sangre dentro de mi boca, y gotas de rojooscuro manchan la parte superior de la toga de Eldest.

Toda la multitud se mueve hacia adelante, y el silencio que antes tenían se rompe.Una consigna se desata cerca de Bartie y a mí mientras sus más cercanospartidarios gritan,“ ¡Lideréate tú mismo! ¡Lideréate tú mismo!”

La voz de Shelby grita por encima de la consigna, dirigiendo órdenes a los otros

Habitantes. Me muevo para ayudarla, pero Bartie golpea mi estómago. Me doblomientras Shelby salta en la pelea para defenderme. Desafortunadamente, no hacemucho bien. Mientras ella está bloqueando a Bartie, uno de sus lacayos se apresurahacia adelante y me golpea contra la pared. Mi codo cruje contra el metal, y siseoen dolor mientras arrastro mi pierna y rodilla hacia arriba para golpearlo en elestómago.




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Corro hacia el escenario y me subo encima de la pequeña plataforma.

―¡Suficiente!―gruño.

Aparentemente no lo es.

De esto es lo que soy el rey: una masa torbellino de humanos que me ignoran o meodian. Golpeo mi Wi-com, estremeciéndome, porque el repentino movimientohace que mi codo duela más.

―Comando directo: variación tonal. Nivel dos. Aplicar a toda la nave.

Ahora me miran, algunos con la misma mirada que reservaban para Eldest.

―Terminar variación tonal.

Desconecto el comando Wi-com.

―No los llamé aquí para gobernar―grito―. Los llamé aquí para… oh demonios,síganme.

Hago mi camino a través de la multitud y abro la compuerta en el suelo que llevaal Nivel de Carga. Guío el camino por la escalera y me dirijo directamente a la salade motores. Shelby me grita, pero la ignoro, va a decirme que esto es una zonaprohibida, que no debería hacer esto, pero merecen verlo. Ellos tienen que verlo.

Abro ambas puertas del Puente, y las personas se vierten dentro. Escucho gritos depregunta y asombro de muchos mientras ven el motor, sólo el primer nivel deHabitantes han venido hasta tan lejos. No todos cabrán en el Puente, y Shelby y losHabitantes del Primer Nivel de la habitación, dirigen a las personas en sobredónde pararse, cortando la entrada cuando el Puente se vuelve muy lleno. OtrosHabitantes saltan en ayudan, enviando mensajes a la multitud de lo que verán.

Paso mi pulgar por el escáner biométrico y abro la cubierta que oculta las ventanas.Los paneles de metal se alejan lentamente, revelando el primer brillo de estrellasque pronto darán luz sobre los bordes de las ventanas, rebosante con promesas yesperanza. Me olvido de la multitud. Sólo puedo ver el movimiento blanco sobre elazul y el verde. Este es el mundo, todo el mundo, y es de nosotros.

―¡Vamos a casa!―grito.




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Por un momento hay un silencio en el Puente.

Luego el caos regresa, pero en vez de gritos y peleas, hay gritos y gritos de alegría.Algunas personas se mueven hacia adelante, sus brazos extendidos. Ni siquierapueden alcanzar la ventana, pero están intentándolo, como si pensaran que tocarharía más real el planeta. Los Habitantes se apresuran hacia adelante para crearuna barrera y proteger el panel de control.

Shelby organiza al grupo para moverse en rotación, y los Habitantes tienen queusar la fuerza algunas veces para conseguir que la multitud continúe, cogiendo aesos que se acercan mucho a la ventana por sus brazos y arrastrándolos lejos.Algunas personas no reaccionan con alegría. Victria mira al planeta por sólo unrato, luego se lanza a llorar y corre lejos del Puente. Veo a otra mujer deslizar un

parche médico verde de su bolsillo y ponerlo dentro de su muñeca, encima de susvenas azul oscuro. La inteligencia de desliza de sus ojos mientras la droga haceefecto. Otros hablan, mirando sospechosos, oscura miradas hacia mí y losHabitantes. Han visto las estrellas falsas que Eldest les dio; ¿en verdad creen quepodría hacer un planeta falso? Tal vez simplemente se rehúsan a creer que existeun mundo afuera de la Nave.

Bartie es el último en irse.

―¿Mañana estará ahí?―pregunta, mirando al planeta.―Sí.

Niega con su cabeza, y con cada suave giro, puede ver su cambio de incredulidad aesperanza. Fue criado con la idea de que la Nave aterrizaría cuando él fuera unhombre viejo, luego le dicen que nunca verá el planeta. Si no estuviera frente a él,todavía no lo creería.

Bartie cierra sus puños, luego los abre.―¿Cuándo aterricemos… quién será ellíder?

―Yo… ¿Qué?

―¿Vas a seguir siendo el líder, o será uno de los congelados en el Nivel deCriogenización?―pregunta.




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Esa es una nueva pregunta. Nadie ha pensado más allá de aterrizar en el planeta,incluyéndome a mí.

―Yo… er… no lo sé. No, yo seré el líder. Seré yo todavía.

Bartie alza sus cejas.―Pero liderar la colonia será diferente a esta Nave―dice―.Tal vez necesitaremos un nuevo líder.

Me detengo por completo.―¿Qué quieres decir?

―Quiero que pienses, que en verdad pienses―dice Bartie lentamente, sinencontrar mi mirada―, si eres el mejor líder. Si eres lo que necesitamos.

―¡Por supuesto que lo soy!

―¿Por qué?Debería ser una pregunta tan fácil, pero encuentro que no tengo respuesta. Lomejor que se me ocurre es que fui nacido para este trabajo. Pero eso no essuficiente. Amy me ha mostrado suficiente historia para saber que los príncipesque nacen para gobernar reinos no siempre son los mejores líderes.

Me gustaría decir que soy el único que puede gobernar.

Pero eso no es cierto. Bartie está frente a mí.




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Capítulo 54A

myTraducido por Kathesweet


gnoro el anuncio que Elder envió invitando a todos al Nivel deConservación. Él no había querido decir que yo también debería ir.Mi apoyo le haría más daño que ayuda, y no puedo pensar en algo

más peligroso que estar hacinada en una habitación pequeña con cada persona enla Nave. En su lugar he pasado la última hora con mi cara presionada contra laventana en la puerta de la escotilla, pensando en cómo, más allá de mi visón, hayun planeta esperando por mí.

No me muevo hasta que escucho pasos y el sonido de una puerta abriéndose alotro lado del Nivel de Criogenización.

Mi primer instinto es congelarme, pero luego me recuerdo que algunas personas

tienen acceso a este nivel, así que me deslizo hacia adelante hasta que entro en lahabitación principal. La puerta al Laboratorio Genético está abierta.

―¿Hola? ―grito.

Puedo escuchar ruidos de pies arrastrándose en el interior. Atravieso la puerta.Victria está arrodillada en frente de la Cámara Criogénica de Orion. Su cabellooscuro se adhiere a su piel sobre la parte posterior de su cuello, y sus manostiemblan mientras pone un mechón detrás de su oreja. La silla que normalmente se

encuentra al lado está volcada, como si ella se hubiera deslizado del asiento paraestar más cerca de él.

―¿Cómo lo soportas? ―pregunta en una voz hueca.

―¿Soportar qué?

I




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―Tus padres todavía están congelados, ¿verdad? ¿Cómo soportas el nodespertarlos? Están tan cerca.

No digo nada. Hay algo extraño en su voz, algo de miedo.

―Yo podría hacerlo ―dice―. Podría hacerlo ahora mismo. No puede ser tandifícil descongelar a alguien. Tú fuiste descongelada.

Me detengo.

―¿Qué importa, de todos modos? La Nave va a aterrizar pronto. Puedosimplemente descongelarlo.

Así que Elder les ha dicho sobre el planeta.

―¡Lo necesito! ―dice Victria, su voz elevándose una octava―. ¡Lo necesito! ―¿Por qué? ―pregunto suavemente.

―Porque estoy malditamente asustada, ¿de acuerdo? ¡Estoy aterrorizada! ―gritaVictria. Sus manos están temblando; alcanza su bolsillo y saca un parche médicoverde.

―Doc dijo que esos eran peligrosos ―digo.

―Todos los tienen; todos los usan. ―La voz de Victria suena como un canto―.Sólo que no más de uno, sólo uno.

―¿Cómo obtuviste esto? ―pregunto con cautela. Kit me había dicho que fueronrobados.

Victria se encoge de hombros mientras trata de abrir uno, pero el empaque seretuerce en lugar de romperse, y ella lo lanza. Se sienta completamente sobre elsuelo embaldosado, y más parches verdes se salen de sus bolsillos, al menos una

docena. Levanto las cejas pero no digo nada, sin embargo quiero saber por quétiene tantos. Ignorando los parches completamente, Victria envuelve sus brazosalrededor de sus piernas y entierra su cabeza en sus rodillas.

―¿Por qué estás tan asustada? ―pregunto, recogiendo los parches médicos ydeslizándolos en mi propio bolsillo, fuera del alcance de Victria.




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―No puedo respirar, no puedo respirar ―canturrea Victria. Su mano presionaconvulsivamente contra su pecho.

―Vamos a ponerte en la silla ―digo, ofreciéndole mi mano para ayudarla aponerse de piel. Victria sacude la cabeza tan violentamente que su torso enterogira. Se aleja de mí. Sus brazos están agarrados y temblando, y puedo ver gotas desudor apareciendo sobre su cara, bajando por su cuello. Se mece de adelante haciaatrás, apretando sus piernas más cerca de su pecho, jadeando por aire.

―¡Estoy muriendo, estoy muriendo! ―Victria se ahoga.

―No estás muriendo ―insisto, obligando a mi voz a permanecer calmada―. Estás teniendo un ataque de pánico. Victria, tienes que calmarte. El bebé.

―¡Oh, estrellas, el bebé! ―se lamenta Victria, meciéndose más rápido―. ¡Nopuedo tener un bebé! ¡No aquí! ¡No allí! ―Jadea, tratando de tomar aire.

―Victria. ¡Victria! Cálmate, por favor, cálmate. Dime qué está mal ―digo,desesperadamente―. ¿Qué te está asustando tanto?

Todo lo que puedo entender de su respuesta es“ morir” y “ Orion” y “ planeta” y“ no” .

Meto la mano en mi bolsillo, sacando el mismo parche médico que Victria trató deabrir antes. Bajo la envoltura puedo sentir el parche extrañamente blando, pero estan delgado que es difícil creer que este pequeño cuadrado pueda dejar sin sentidoa alguien. Que tres de éstos te maten. Lo pongo sobre mi mano.

Ella sigue meciéndose. Los brazos de Victria se aflojan, y sus piernas se extiendenen frente de ella.

―¿Estás bien? ―pregunto tranquilamente.

Victria parpadea.―Vamos ―digo, parándome. Le ofrezco mi mano a Victria, y ella se levanta. Estáerguida ahora, pero sus hombros están encorvados y sus ojos vacíos. Su cabello,sudoroso y desaliñado, se adhiere a su cara. Me estiro y lo aparto de su frente,tirando de las hebras sueltas detrás de su oreja izquierda, cerca de su Wi-com. Noretrocede cuando la toco; ni siquiera parece notarlo.




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―¿Victria? ―digo. Luego, más alto―: ¿Victria?

Victria parpadea.

La llevo al elevador.

Cuando llegamos al vestíbulo del Hospital, está más lleno de lo que alguna vez lohe visto. Dos enfermeras molestas están tratando de refrenar a un grupo depersonas tratando de abrirse paso más allá, y aprendices están yendo de prisa depaciente en paciente. Un hombre cerca de mí agarra los reposabrazos de la silladonde está sentado tan fuerte que dobla el metal.

―¿Qué les pasa a todos? ―le pregunto a Kit mientras ella pasa cerca―. ¿Huboalguna clase de accidente?

Ella sacude la cabeza.

Doc nos ve a Victria y a mí desde el otro lado del vestíbulo y camina hacianosotras, dejando caer un parche médico verde en las manos de cada paciente quellega a él primero, sus brazos estirándose hacia él en súplica.

―¿Qué está pasando? ―le pregunto―. ¿Es por el motín de hoy?

Doc sacude la cabeza.

―Elder no piensa. Élnunca piensa primero. No puedes darles todo al mismotiempo. La gente no puede manejar este tipo de asunto. ―Desvía su atención alhombre agarrando la silla a nuestro lado. Luego alcanza el bolsillo de su bata delaboratorio y saca un paquete verde pálido. Quita la parte superior de éste y lopone en el brazo del hombre. El agarre del hombre se afloja, y una especie de pazvacía y sin expresión se extiende sobre él.

―La llevaré a su habitación ―ofrece Kit conduciendo a Victria por el codo hacia el

pasillo.Pienso en regresar a mi habitación pero en su lugar voy en la otra dirección, haciala puerta. Necesito aire fresco incluso si el aire es sólo oxigeno reciclado. AfueraEstá bastante oscuro, pero no necesito luces sobre el camino hacia el Salón deGrabación. Todo está lodoso por la lluvia pesada, pero lodo o no, sé que estecamino es mejor que algunos de los caminos que recorría en casa. Conozco la




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sensación bajo mis pies: el césped más grueso cerca a las puertas del Hospital, lasflores que tocan mis piernas mientras el camino se extiende hacia el jardín, el olorfrío del agua mientras giro cerca al pozo, la inclinación ligera mientras me acerco alSalón de Grabación.

Empiezo a ver por qué la gente en el Hospital está enloquecida, y me abruma unasensación de asombro de que no hay nada más que esto. Incluso yo, que una vezrespiré el aire sobre las Montañas Rocosas, que una vez nadé en el océanoAtlántico, he llegado a sentir que no hay nada más allá de estas paredes.

Me olvidé de la Tierra.




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Capítulo 55E

lderTraducido por Sweet NemesisCorregido por BrendaCarpio

o quería quedarme dormido, solo tomar una pequeña siesta y luegotomar a Amy y llevarla a darle un vistazo privado del planeta en elPuente.

Por el contrario, me desperté a la mañana siguiente con una sonrisa en mis labiospero con un mal sabor en mi boca.

Esto era. Esto finalmente lo era.

Me vestí rápidamente, pero antes de salir de mi cuarto miré detrás de mí.

Había vivido en esta habitación por casi tres años, desde que Eldest me sacó delNivel Alimentador y comenzó a entrenarme para ser su sucesor.

Había odiado este cuarto, cuando Eldest me había encerrado dentro por hacer algoestúpido, o más tarde, después de su muerte, cuando me recordaba lo solo que meencontraba.

Pero también lo había amado. Sonreí recordando el modo en que Amy brincabasobre mi cama, despertándome. No puedo esperar a tomarla de la mano y guiarlahasta una de las cosas que ella siempre ha querido, la única cosa de la que pensé lahabía privado para siempre.

Pero tan ansioso como estoy de seguir adelante, no puedo evitar pensar en todo loque estoy dejando atrás.

Recuerdo:

La primera noche que pase aquí, acostado pero despierto, asustado.




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Y que Eldest entró, se sentó a la orilla de la cama, justo ahí, y me dijo que élrecordaba sentirse de la misma manera cuando empezó su entrenamiento.

Recuerdo:

Eldest y yo tuvimos una pelea una vez ―fue al principio cuando estaba enojadocon Eldest pero aún no le temía― él me gritó y yo le grité, y él levantó una mano yla estampó por mi rostro. Yo había corrido desde el Centro de Aprendizaje hastami cuarto ―parecían haber kilómetros entre nosotros― y me escondí entre la camay la mesa de noche por casi una hora, hasta que el olor a pollo asado y hongospenetró en mi cuarto y llegó hasta mi nariz.

Cuando eventualmente salí, Eldest me dejó comer la cena en el piso del GranSalón, usando un proyector para mostrarme una vieja película del Sol-Tierra.

Recuerdo:

Cuando tenía cuatro, cinco o seis, la familia con la que vivía en ese entonces eranConserveros, y decidieron hacerme una fiesta. Era una fiesta de despedida ―memudaba con otra familia al día siguiente―, pero era demasiado joven paraentender realmente lo que eso significaba.

La madre de la familia, Evie, no debía estar tomando Phydus, porque era divertida

y encantadora, y siempre sabía qué decir o hacer para hacer que todo fueramaravilloso. Era muy diferente a la forma en que la conozco ahora, apenassobreviviendo con un parche verde en su brazo.

El día anterior a que yo dejara su familia, hubo un festín en celebración,cordero con jalea de menta, maíz tostado, galletas y miel, patatas dulces tostadascon azúcar morena, moras espolvoreadas con azúcar. Y al final: un pastel.

Era un pastel gigante, tan denso que Evie tuvo que usar ambas manos para

cortarlo. Toda la cosa estaba cubierta por en un grueso y costroso glaseado blanco,y Evie había escrito en la parte superior.

¡TE AMAMOS ELDER!

Ella gritó cuando me pasaba el trozo con mi nombre en el.




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Un hombre viejo entró en la cocina justo cuando estaba por darle el primermordisco. No sabía quién era, pero todos los demás parecían hacerlo, y lentamentedejaron sus tenedores y se alejaron de la mesa. Hice lo mismo, a pesar de que nosabía por qué.

―No estoy aquí para interrumpir ―dijo el viejo riendo y la tensión se rompiócomo un vidrio.

Evie cortó un trozo de pastel para el hombre, le tocó el pedazo que decía AMAMOS. Entonces empujó una silla junto a la mía. Era amable y divertido,actuaba como si no supiera usar el tenedor, y me dejó enseñarle hacerlo. Él siguiótirándolo, o usando del lado equivocado de este, o intentando balancear el pastelen el mango en vez de pincharlo con los dientes.

Recuerdo a todos en la mesa riendo ―una risa verdadera, incontrolabley acarcajadas― mientras el hombre renunciaba y se comía el pastel con los dedos.

Él me asentía. Yo sonreía, había escarcha sobre su nariz, recuerdo levantar unamano llena de pastel y tirárselo al rostro.

Y entonces todos comíamos pastel con las manos, sin siquiera interesarnos por losplatos mientras agarrábamos más.

Habían migas y glaseado por todas partes, manchando el mantel, el cabello, debajode las uñas.

A la mañana siguiente, Evie me despertó y me ayudó a empacar mis pocaspertenencias en una mochila. Pasaría el año siguiente con los carniceros, así que nohabría pastel por el resto del año.

―¿Quién era ese hombre que vino anoche?

Evie lloraba mientras doblaba mi ropa, pero rió con mi pregunta.

―¡Tontito! Ese era Eldest por supuesto.

Cierro los ojos y pienso en la forma en que mis dientes quebraban la fina corteza dela parte superior del cremoso glaseado, la forma en que el pastel llenaba mi bocamientras masticaba.




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Miro mi cama, a mi vieja manta raída de cuando era un niño que Eldest guardópor mí, o para sí mismo.

Recojo la manta del borde de mi cama, y la presiono contra mi rostro, y pienso entodo lo que Eldest fue, y en todo lo que no fue. Todo lo que esta Nave ha sido y yanunca será.

Por un momento olvido que este es el día en el que dejo la Nave, y respiro laesencia de mil sueños.

Antes de dirigirme al Nivel de Carga, reactivo el sistema Wi-com para el resto de laNave. Desde el interior de mi auricular Shelby se conecta conmigo.

―Estamos preparados y listos para aterrizar en el planeta ―dice en mi oído.

Sonrío mientras salgo de la habitación

―Vamos a casa.




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Capítulo 56A

my Traducido por Carmen170796Corregido por Angeles Rangel

e levanto temprano. Después me cambio, pienso en enviarlea Elder un com o incluso ir al Nivel de Conservación paraverlo. Quiero ver a Elder. Pero… él tiene una Nave quedirigir

La cual debe dirigir hacia el nuevo planeta. Suelto una temblorosa respiración,llena de alivio y alegría. Nada más importa. Ni las estúpidas señas de Orion ni laridícula revolución de Bartie, tenemos el planeta

Me dirijo directo al Nivel de Criogenización. Se siente raro hacer esto ahora, auncuando lo he hecho cada día por los últimos tres meses. Lo hice en ese entoncesporque creí nunca volvería a ver a mis padres vivos de nuevo. Ahora, con miespalda hacia una fila de Cámaras Crio y frente a los cuerpos congelados de mispadres, se siente falso.

Tal vez es porque se cuán cerca estamos de despertarlos para bien.

Tengo tanto que quiero contarles, sobre como soy más fuerte de lo que era antes.Acerca de Harley y Luthor y Elder. Quiero desparramar cada recuerdo,preocupación y pensamiento

Pero también que no tengo que hacerlo. Estamos allí.

A la distancia, escucho el inconfundible sonido de una puerta pesada cerrándosede golpe. No es el Laboratorio Genético detrás de mí. Es una de las puertas bajo elcorredor más allá de la Cámara de Criogenización…. Una de las puertas cerradas.

Eso es. Es el que está manoseando las pistas. Tienes que ser.

M




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Salgo disparada por el corredor, determinada a atrapar a quienquiera que sea.

Pero no hay nadie aquí

Después noto un chasquido de luz viniendo desde la puerta del arsenal

Contengo el aliento. La puerta del arsenal… eso significa que quienquiera que esteahí tiene todas las armas. Yo, por otro lado, no tengo ninguna… a menos quecuente un bolsillo lleno de parches de Phydus que tome de Victria.

Avanzo lentamente. Lo más inteligente sería correr. Pero si sólo consigo una ideade quién ha estado jugando con nosotros…

Las puertas rechinan ruidosamente.

Pero no hay nadie adentro. Sólo por si acaso, paso hacia el colgador más cercano,donde las armas más pequeñas son almacenadas. En la parte superior haypequeñas pistolas. No estaba bromeando cuando le recriminé a Luthor. Mi padreme crio para saber qué es una arma y cómo usarla. Cojo una de las bolsas rojasplásticas de protección y deslizo mi dedo a través del cierre hermético. El aceite delarma flota suavemente a mí alrededor mientras vuelco la bolsa abierta y el revolvercae en mi mano. Tiene un armazón pequeño y un cañón corto, pero puedemantener balas calibre .38, Las balas están almacenadas en una caja diferente,

selladas con plásticos. Presiono la empuñadora en mi palma mientras cargo elgatillo. Mi mano es demasiado pequeña para que encaje cómodamente, pero es unarma doble acción, y todo lo que logro alcanzar es el gatillo.

Miro más cerca detrás de los estantes, el arma firmemente en mi mano. Pero nohay nadie aquí.

Después recuerdo, vine aquí porque escuché una puerta cerrarse. Quién quiera queestuvo aquí pudo haber empezado en el arsenal, pero azotó otra puerta, en este

pasillo lleno de puertas que se suponen están cerradas.Vuelvo afuera y reviso la escotilla a través de la ventana con forma de burbuja,después abro el cuarto con los trajes del espacio. Nada. Presiono mi oído contra lagran puerta al final del corredor, la última puerta cerrada, pero es demasiadogruesa para que pueda escuchar




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¿De todas formas qué hay detrás de esta forma? Considero brevemente quedarmeaquí para hacer guardia. El que entró tendrá que salir. Nadie se me cruzo mientrascorría a través del pasillo, y las únicas puertas que pueden ser cerradas de golpe envez de abrirse son estas. Quién quiera que sea tiene que estar aquí

Excepto… si esta persona sabe cómo abrir las puertas, entonces también debe saberacerca de las escaleras que encontré detrás de las paredes… y estas se dirigen abajotambién

Deben llegar hasta el Nivel Criogenización. Y dado que no hay escaleras aquítienen que estar detrás de esta última puerta cerrada. Si subo al Nivel Alimentadorahora y bajo corriendo las escaleras, tal vez pueda atrapar al que ha estadomanipulando las pistas de Orion y descubrir qué más hay detrás de la puerta

cerrada. Si tansolo Elder estuviera aquí conmigo… Estoy a mitad del corredor cuando recuerdo que la puerta del arsenal aún estáabierta, y aún con un arma en mano, no es seguro. Doy la vuelta y empiezo a cerrarla puerta cuando noto algo: un floppy brillando cerca del armario de explosivos.Pongo el arma en el suelo y lo levanto.

La cara de Orion llena la pantalla

Este video no fue hecho en la escalera. En lugar de eso, Orion se sienta en una sillaatornillada al suelo en frente de una larga y curva consola de control. El cuarto esoscuro, pero puedo ver algo brillando en la parte trasera.

Este debe ser el puente de mando, aunque es mucho más pequeño de lo que habríaesperado.

ORION: Amy, casi llegas al final Estás casi cerca de la decisión que necesitastomar. ¿Ya lo has visto? ¿El planeta?

No. No todavía. Pero sé que está ahíORION: ¿Entiendes ahora por qué necesito que decidas? Porque has estado en un planeta, eres la única en Godspeed que ha estado en un planeta. Y eres la única queserá capaz de juzgar si sí o si no lo vale.




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Orion toca su cuello, sus dedos deslizándose contra la rugosa cicatriz donde su Wi-com solía estar.

ORION: Antes… antes de Eldest, y todo lo demás… antes de esto ―señala la

cicatriz―… pensaba que la verdad era una cosa importante. No estoy tan seguroahora. Tal vez es mejor si todos permanecen ignorantes. Sé que sería más feliz sino lo supiera.

Y pensar, que casi me había permitido olvidar las señas de Orion frente aldescubrimiento de Elder

El planeta parecía más importante que este misterio. Ahora estoy llena decuriosidad.

ORION:Pero, tal vez, hay razones del por qué necesitas saber la verdad. EstaNave es vieja. Eldest me envió afuera para ayudar con las reparaciones, y sé queGods peed muestra su edad. Así que… tal vez es hora. Hora de salir de la Nave.

Orion se inclina hacia adelante y levanta la cámara. La imagen se tambalea,escaneando la estrecha y pequeña área y el piso de metal antes de dar la vueltahacia la consola de control

La cámara se centra en la ventana. La imagen, borrosa y brillante, se ajusta al

enfoque. A través de la aplanada ventana, una curva y brillante pelota verde y azul bordea el horizonte de la Nave.

Toco el pequeño planeta en la pantalla haciendo que el verde y azul del planetaparezca una ola del océano alzándose y fluyendo

ORION:Cuando descubrí que Godspeed estaba en órbita alrededor de Centauro-Tierra, quería que la Nave entera supiera la verdad. Traté de decirles. Traté dedecirles todo. Y debido a eso, Eldest trató de matarme. Orión se voltea hacia la

ventana y se queda mirando el planeta. Su cicatriz es prominente en la pantalla. ORION:No me mató, sin embargo. Escapé. Me escondí por... por un largotiempo… y después me escabullí al Salón de Grabación. Me integré de nuevo a laNave. Pero fue en el Salón donde encontré aún más secretos y mentiras. Y es debida esto que he decidido esconder la verdad, al igual que Eldest .




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La cara de Orion voltea de nuevo hacia la pantalla.

ORION: Aún está el plan de contingencia. Aún está ahí. Si la Nave debe aterrizar, puedo hacerlo. Si todavía no lo has descifrado, la última cosa que necesitas puede

ser encontrada en GodspeedOrion se detiene, mirando directo a la pantalla, como si me hubiera dado unaenorme pista. Pero Godspeed es enorme, y todos están preparándose para dejarla.¿Cómo se supone que encuentre una pequeña pista en esta enorme Nave?

ORION:Pero si no tiene… si ha y alguna manera de sobrevivir sin aterrizar laNave. Tú debes. Tú debes hacerlo. No puedo proteger esta verdad por siempre, seso. Tienes que hacerlo. Si hay alguna manera de que esta Nave sobreviva, debeshacerlo sin importar lo que cueste detener el aterrizaje de la Nave.

¿Qué está diciendo Orion? Pensé que el punto de sus mensajes era llevarme a unpunto donde pudiera tomar una muy importante decisión. Pero ahora es como siestuviera diciendo lo opuesto.

ORION:No importa cuántas cosas malas haya en la Nave, si no estás muriendo,si la lámpara solar aun funciona… quédate ahí. Y asegúrate de que la Navetambién se quede. Amy, eres mi pequeño plan de contingencia, pero eso es todoSolamente debes guiar la Nave hacia el planeta como ultima res…

Orion ni siquiera logra decir la última palabra antes de que su cara desaparezca enuna ruidosa estática. Estoy tan sorprendida que casi tiro el floppy. La abruptainterrupción hace que mi estómago se retuerza de miedo, un sentimiento que no sealeja cuando la estática se desvanece.

Letras blancas avanzan sobre el oscuro fondo, deletreando una frase que hellegado a temer.

Sigue al líder.El video se interrumpe.

La frase“ sigue al líder ” . La estática. El hecho de que este video estaba en un floppyy no en una tarjeta de memoria. Esta pista también debe haber sido manipulada.No sé si el mensaje de Orion continuaba, ¿tal vez él iba a decirme el código para




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acceder a detrás de la puerta cerrada? Pero estoy segura de que él no fue quiendejó esas palabras.

Levanto la mirada ahora, cuidadosamente examinando el arsenal.

Antes, yo había entrado corriendo a aquí buscando a alguien

Ahora, busco algo… y lo encuentro. Un armario vacío, una fila de explosivosfaltantes.

―Oh Dios ―susurro, mi mano inconscientemente yendo a la cruz en mi cuello

Salgo corriendo del arsenal, directo al elevador. Tengo que llegar al Nivel deConservación. Ahora. Tengo que encontrar a Elder. Si estoy segura de algo, es queél que está diciéndonos“ sigue al líder ” no se refiera a Elder, y esos explosivos vana exterminar a cualquiera que dirija la Nave.




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Capítulo 57E

lderTraducido por Lalaemk


pesar de que apenas es tiempo para la lámpara solar se prendiera, elNivel de Carga está lleno de gente. Miro alrededor, casi esperando ver elrojo cabello brillante de Amy asomándose entre la multitud de los

Habitantes de la Nave, pero no, ella no está aquí. Por supuesto que no lo está.Incluso si era con ella con quien más quisiera compartir esto, era loco pensar enella ahora, cuando necesitaba enfocarme en el aterrizaje al planeta. No la habíavisto desde que casi moría, y mucho había cambiado desde ese entonces. Amyhabía sido la primer persona a la que le había dicho de Centauro-Tierra, peropuede ser muy bien la última persona que vea una vez que aterricemos.

Sacudo la cabeza para aclarar mi mente. Este no era el momento para ponersesentimental; era el momento para aterrizar la Nave.

Los Habitantes de la Nave animan conforme camino por el pasillo hacia el Puente,mis pies repicando contra la rejilla del metal. Llegaban a mí, para darme la mano,darme una palmada en la espalda, sólo para tocarme con admiración y darme lasgracias.

Cuando entro al Cuarto de Energía dentro del Cuarto de Máquinas, los Científicosy Habitantes de la Nave me dan una ovación de pie. Les sonrío a ellos. Es todo loque soñé que sería.

Primero el Habitante Shelby y el resto de su equipo parado en una línea frente a laspuertas gigantescas decoradas que conducen al puente. Todos ellos saludándomecuando me acerco.




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―Yo… uh ―digo, no es hasta que estoy diciendo“ uh” que me doy cuenta de quela habitación está en completo silencio y todos ellos quieren que diga un discurso.Un discurso que consista en más que“ uh.” Frex4.

―Yo… uh… quiero decir… ―Trago, cierro los ojos.

―Este no es nuestro hogar―digo―. Hemos vivido en Godspeed toda nuestravida, pero no es nuestro hogar. Nosotros no decidimos nacer en una Nave,atrapados por las paredes que nos mantienen a salvo. Pero sí somos quienesdecidimos aterrizar. Decidimos tomar el riesgo, para dejar atrás esta cáscara, y paraver lo que el resto del universo tiene que ofrecer.

―Escogimos nuestro futuro. Vamos a nuestro hogar.

―¡Hogar!― brama Shelby, y todos repiten sus palabras y aclaman.Y luego es tiempo. Shelby abre las puertas gigantescas. Se para a un lado, dejandoque su equipo―los Habitantes restantes del Primer Nivel― vaya adelante. Hayun aire de gravedad siniestra en toda la producción; estamos haciendo historia, ytodos estamos conscientes de ello.

Los observo entrar al puente con solemnidad, y se siente tan mal que Amy no estéentre ellos. Lo supe la primera vez que la vi, congelada, que ella me cambiaría para

siempre. Pero también ha cambiado a toda la Nave, el destino de cada uno a bordo.Conforme el último Habitante entra al Puente, Shelby se voltea hacia mí, y mesonríe, y doy un paso adelante.

―¡Señor!

Me volteo. Uno de los Habitantes corre hacia mí.―Señor―dice él― , la chica, lachica con cabello rojo, ella está aquí.

―¿Amy?Él asiente.―Ella está golpeando la puerta de la Sala de Energía, gritando porusted.

―¿Elder?―Shelby pregunta, su mano en la puerta del puente.

4 Frex: algo así como una maldición.




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Doy un paso atrás, lejos del puente y hacia la puerta de la Sala de Energía.

Y luego, una explosión rompe la Nave.

Se siente como si mis tímpanos estallaran, y pierdo mi equilibrio, estrellándomecontra el piso. Mi cabeza se estrella contra el piso de metal sólido, pero me estoymoviendo, deslizándome hacia lo que queda del Puente. Alguien grita, y el sonidoes cortado violentamente. Me volteo, y una silla se eleva a través del cuarto, lapierna de la silla rozando mi hombro, rasgando la túnica y la piel por debajo. Haygritos por todas partes, pero el sonido es ahogado por el sonido del metalrompiéndose conforme las mesas y escritorios vuelan del piso.

Una punzada de dolor se dispara por mi pierna, un destornillador está incrustadoen mi pantorrilla. Llego abajo y lo arranco, pero todavía estoy deslizándome através del piso. Levanto la mano tan alto como puedo, la ventana en el Puente seha ido.

La costura del metal que conecta al vaso apanalado está torcida, desgarrada,desaliñada en los extremos como las pinturas del Sol-Tierra de espeluznantesárboles muertos en invierno. El vacío del espacio aspirando el aire del puente y lasala de máquinas tan violentamente que todos estamos atrapados en su vorágine,las sillas, escritorios, mesas y herramientas y gente.

El equipo de Shelby es el peor afectado, algunos se han agarrado de las mesas decontrol o las sillas atornilladas, pero no veo a todos. Sí veo sangre y huesos yórganos en la parte delantera, cerca del hoyo, lo que sea que explotó la ventana delPuente también destrozó a la gente sentada cerca.

Un Habitante―Prestyn― trata de pararse pero se tropieza, se lanza, y vuela através de las puertas. Su cuerpo se golpea con los dedos de metal de las costurasrotas, arrancándolo. Grumos de sangre flotan de él como esferas color carmesí.

Golpeo en la pared por las puertas de Puente tan fuerte que mis huesos crujen,pero la pared me detiene de volar fuera de la ventana. Me pongo de pie,presionándome contra la pared del fondo para apoyarme, tratando de respirar através del viento impetuoso. No toma mucho―tal vez minutos― para que el vacíodel espacio succione todo el aire de ambas habitaciones.




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Apretando los soportes metálicos de la pared, giro la cabeza para mirar el interiordel Puente.

Es muy tarde, las fauces abiertas que alguna vez fue la ventana ha destruido elPuente. Shelby se aferra a una silla que está atornillada al suelo. Su cabello cubresu espalda, y sus ojos están rojos llenos de lágrimas.

―¡No lo hagas!―grita―. ¡No!

Ella quiere decir el botón. Este, aquí, por mi mano. El que puede sellar las puertasdel Puente.

El cual nos protegerá del espacio, pero dejándola dentro.

Está alcanzándome con una mano, esforzándose, pero está demasiado lejos, apenasdemasiado lejos, y yo nunca seré capaz de alcanzarla, es demasiado tarde.Demasiado tarde.

―No, no, no, no, no―suplica ella llegando hacia mí. Sus dedos están casi a mialcance. Si extendiera mi mano, ¿tal vez podría traerla hacia su seguridad antes decerrar las puertas?

Pero no puedo correr ese riesgo. No puedo arriesgar la Nave entera para salvar auna persona.

―No ―susurra.

Pero de todas maneras presiono el botón.

Las puertas del Puente cerrándose.

Los vientos violentos mueren.

Toma un momento antes de que todo el mundo pueda ponerse de pie. Algunos

están sangrando, unos pocos huesos rotos, un hombro dislocado, una cojera, dealgunos de los escombros que se estrellaron contra ellos.

Más que sus heridas físicas, sin embargo, es el horror lo que retuerce cada cara,una hundida expresión de shock que dudo que alguna vez desaparecerá.

Es silencioso aquí, pero no tan silencioso como al otro lado de la puerta.




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Capítulo 58A

myTraducido por LalaemkCorregido por Mari NC

unca había corrido tan fuerte o tan rápido como cuando corrí delHospital hacia el tubo gravitacional. Aunque, sabía que seríademasiado tarde.

Y lo era.

Cuando finalmente llegué a la Sala de Máquinas, pude oír la explosión detrás de lapuerta.

Y los gritos.

Ahora, el Nivel de Carga, que ya preparado de los eventos del día, cae en unaespecie de horror silencioso. La gente se amontona a mi alrededor en el Cuarto de

Máquinas. La puerta hacia el Cuarto de Máquinas tiene abolladuras en su interior,como un monstruo tratando de enterrar sus garras, pero los refuerzos del metal lomantienen. De todas maneras volvemos a caer sobre la puerta, y algunas personassalen corriendo del Cuarto de Máquinas, en dirección a la cubierta, como sipensaran que Godspeed seguirá protegiéndolos incluso si es desgarrado.

Todos nosotros vemos a la puerta, pero no nos da ninguna respuesta.

Luces rojas se desvanecen dentro y fuera de los bordes del suelo y techo. La

computadora de la Nave anuncia:“

Casco infringido: Puente”

en una placentera yalegre especie de voz.

Esperamos. Una mujer abre la boca para hablar, pero la sofoco con una mirada.Todos estamos escuchando el silencio. Preguntándonos si alguno todavía vive alotro lado de la puerta.




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Si Elder sobrevivió.

Algo golpea contra la puerta. Una mujer detrás de mí grita, y un hombre cerca delpasillo grita: — ¡Mierda! — La puerta se mueve otra vez, no con la fuerza de untornado, como antes, en su lugar con un traqueteo y sacudidas.

Dedos salen a los bordes de las puertas.

— ¡Están vivos! — grita la misma mujer. Y como uno, todos nos apresuramos a lapuerta, haciendo palanca con nuestros dedos dentro de la abertura rota. Juntosforzamos los mecanismos para deslizar la puerta dañada. La puerta se mueve unapulgada. Empujamos más duro. Con un sonido chillante por el sonido de metalsobre metal, la puerta finalmente, finalmente cede.

Primero veo la sangre en él, que gotea de una herida en su hombro, coloreando supiel oscura de rojo. El sudor hace que el pelo se aferre a su frente. Sus brazos seesfuerzan para dejar de lado los restos de la puerta, y se tambalea a través de ella.

— Elder — susurro. Mi voz se rompe a la mitad. Siento lágrimas picándome losojos, pero no caen. Casi lo pierdo. Otra vez. No fue hasta que vi su cuerpo en elsuelo ayer que me di cuenta de lo mucho que me preocupaba por él, pero inclusoen ese momento, no pude definir mis emociones.

Una parte de mí había estado deteniéndolas de él desde que comencé a ver cuándevoto era hacia mí. Esa parte de mí tejió las palabras en mi alma, palabras comoduda y no puedo confiar y pérdida y no vale la pena. Todas esas palabras se rompieron,todas al mismo tiempo, como tiras arrancadas de la tela desgarrada.

Ahora, sin embargo, mirando a su cara afligida, no pienso más con palabras.

Más allá de él, los Habitantes están ayudándose unos a otros. Lloran de alegría poraquellos que sobrevivieron y comienzan a llorar por aquellos que murieron más

allá del Puente sellado.Pero sólo estoy mirando a Elder, y él sólo me está mirando a mí, y todo lo demásdesaparece.

Mis manos comienzan a temblar. Mis piernas también, de hecho, estoy temblandopor completo. Quiero correr hacia él, pero no puedo. En su lugar, él es quien hace




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el movimiento. Sale disparado a través de la puerta destrozada — a pesar de queestá cojeando; ¿por qué está cojeando? — y envuelve su brazo a mí alrededor.Colapso en él, pero me sostiene, apretándome con fuerza cuando parece que ya noposeo nada más por mí cuenta.

— Oh, Dios, Elder — murmuro en su pecho, y no es mucho, pero es la mejor oraciónque tengo.

Él acaricia mi cabello con dulzura. El mundo sigue a nuestro alrededor, gentecorriendo dentro o fuera del Cuarto de Máquinas, más gritos, más reuniones, peronosotros somos un silencio inquebrantable en medio del caos.

— ¿Cómo supiste? — pregunta Elder, su nariz enterrada en mi cabello. La preguntaes tan opuesta a todo lo que soy en este momento, palabras lógicas formadas enuna lógica de preguntas que me confunde al principio. Me inclino hacia delante ylo veo. Elder me lleva más allá de los restos de la puerta y entre la multitud a unrincón tranquilo en una habitación cercana. Más allá de su hombro todavía puedover el caos de la explosión, Kit ha llegado con un pelotón de enfermerashaciéndose cargo, acorralando a los heridos a un área y ordenando a todos aretirarse. Un grupo de Ingenieros examina la puerta con cierre sin salida delPuente, asegurándose de que no hay más daño de exposición.

—

La explosión —

dice Elder, atrayéndome hacia él —

. Lo sabías antes, ¿no es así?Viniste a advertirme.

— Encontré otro de los vídeos de Orión. En la sala de armas.

— Orión… ¿Orión hizo esto? — L os ojos de Elder parecen confundidos; todavía estárecuperándose de la explosión.

— No, no Orión. Pero… alguien más tiene sus vídeos. Alguien más conoce loscódigos de las puertas cerradas. Creo que Orión ha estado tratando de decirnos laforma de apagar la Nave todo este tiempo, pero alguien más descubrió su secretoantes que nosotros y han estado tratando de detenernos.

Le ofrezco a Elder el floppy con el vídeo de Orión. En el primer vídeo queencontré, Orión parecía tener la certeza de que había una elección que hacer y queyo la haría. Pero este último vídeo, suena de la misma forma que en el vídeo de él




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justo después de que corriera lejos de Eldest: asustado e inseguro. El que encontróestos vídeos de Orión claramente está de acuerdo de que el planeta no vale la pena,y asesinará a cualquiera que trate de aterrizar la Nave. La explosión en el Puenteen prueba suficiente de eso, estaba asegurándose de que incluso con Centauro-

Tierra tan cerca, nunca aterricemos.No puedo leer la cara de Elder cuando ve el corto vídeo, dolor, ira, duda, algo más,algo vacío y doloroso. Pero cuando me mira a mí, todo lo que queda en sus ojos esuna especie de vacío sin nada.

— Nada de esto importa — dice Elder — . Sin el Puente, no vamos a ninguna parte.

Una vez que lo dice, se vuelve real para él. Veo dieciséis años de su vida atrapadosen la Nave, y las décadas de su futuro caen sobre él como un peso… él literalmentese hunde con la constatación de que Godspeed no puede aterrizar. Lo tiene todosobre él: la Nave, la gente, las muertes, la decepción. Y me doy cuenta: él siemprelas ha tenido. Siempre.

Elder mira detrás de él, al Cuarto de Máquinas, y más allá a las puertas selladas. —

Shelby estaba allí. En el Puente.

Y sólo así, el terror ha vuelto. Lo empujo hacia abajo, tratando de ahogarlo dentrode las aguas de mi alma, manteniéndolo debajo con ambas manos y viéndolomorir.

— ¿Por qué? — L os ojos de Elder buscan los míos. No está preguntando por quéalguien volaría el Puente. Él está preguntando por qué alguien dejaría morir aShelby por eso.




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Capítulo 59E

lderTraducido por Liseth Johanna


o, no, no, no, no ―dijo Shelby.

Las palabras rodean mi mente y sé que nunca

se irán.Amy me besa.

―No, no, no, no, no.

Amy me dice que alguien hizo esto por un estúpido video que Orion hizo. Esequien fuera que hizo esto sólo quería asegurarse que nunca, jamás, dejaríamos laNave. Nunca.


Amy me conduce al tubo gravitacional y me lleva al Nivel Alimentador. Memuestra la puerta oculta y las escaleras detrás de ella.


Amy empuja la puerta y la luz llena el espacio escondido detrás de esta. Se abrecon un crujido, pero todo lo que escucho es:

―No, no, no…

¡BOOM!

Otra explosión, esta es más profunda que la primera, retumba en el piso y sacudelos cimientos del Hospital. Guijarros caen del techo del Hospital y repiqueteandoen los costados de la construcción, golpeándose contra el piso. Las puertas se

― N




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abren, y las personas se apresuran a salir, una columna de humo gris y marrónsiguiéndolos. Las escaleras de emergencia revolotean en los pisos superiores y lagente empieza a descender, cayendo unos cuantos metros en el piso yapresurándose hacia el Salón de Grabación en busca de algo con qué cubrirse.

―Maldición ―empiezo, mientras Amy agarra mi brazo. Incluso desde aquí,podemos sentir el piso temblar bajo nuestros pies.

―¿Por qué volaría alguien el Hospital? ―pregunta ella. Sus palabras están vacías,pero sus ojos están llenos de miedo.

El humo sale de las puertas en el piso inferior, pero no en otra parte. No hayevidencia de fuego, ninguna evidencia de daño.

El rostro de Amy se queda sin color, y ella está más pálida que nunca.―Oh, Dios. No fue el Hospital el que explotó…

―Fue el Nivel de Criogenización ―termino por ella.

―Mis padres ―susurra ella. Sus ojos pierden el foco; su boca se afloja―. Hayescaleras; van hacia el Nivel de Criogenización. Sé dóndeestán. Podría…

―Ve a ellas ―digo, agarrando sus hombros hasta que ella regrese a mí―. Ve

ahora… pero, ten cuidado. Quién quiera que hizo esto podría está todavía ahí.Amy traga.

―No creo que fuera una explosión lo suficientemente grande como para destruir elNivel de Criogenización. ―Sacudo la cabeza,considerándolo — . No, estoy segurode ello. Están bien. Tienen que estarlo.

Puedo sentirla alejándose, pero todavía está sosteniéndose en mí, sus dedosagarrando mi manga.

―Ve ―digo gentilmente―. Puedo hacer esto. Me ocuparé de la Nave… tú ocúpatede tus padres. Pero…. ―Hago una pausa — . Si ves a alguien… o algo… si no esseguro allá abajo, regresa conmigo. Enseguida.

Ella me da un ligero asentimiento y corre a las escaleras sin una palabra.




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Yo me vuelvo y enfrento la Nave.




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Capítulo 60A

myTraducido por kuami

Corregido por Kathesweet

i corazón retumba en mi garganta, y eso me hace querervomitar. He estado tan centrada en todo lo demás―Elder,los asesinatos, el misterio― que casi había olvidado lo másimportante.

Mis padres.

Atrapados en el hielo, en el Nivel de Criogenización, durmiendo.

Indefensos.

Corro abajo, abajo, utilizando los pasamanos para saltar los escalones de dos endos a la vez, y cuanto más profundo voy, más humo se envuelve a mi alrededor.

Es un olor acre, como el metal ardiente, un olor tan fuerte que corta mi lenguacomo un cuchillo. Partículas amarillas de mucosidad cubren mi piel. Es tan finacomo el polvo de talco para bebé, pero pica como las mordeduras de hormigas, yutilizo mis mangas para expulsarlas. Arrastro mi túnica por encima de mi cara porlo que cubro mi nariz y mi boca, y dejo mi pelo suelto, esperando poder conseguirpor lo menos un poco de protección en la parte posterior de mi cuello con eso.

Mi pie resbala, y afortunadamente agarro el pasamano. Justo a tiempo. Hay dos

escalones más, y entonces nada.

Me inclino hacia abajo, agarrando la barandilla para apoyarme. La bomba se centróen el ascensor que se extiende del Hospital al Nivel de Criogenización, como yohabía sospechado. La fuerza de la explosión y metralla han rasgado los escalonesde metal hasta aquí tan fácilmente como si estuvieran hechos de papel.

M




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Estamos aislados desde el Nivel de Criogenización.

Durante un momento de locura, considero saltar. ¿Cuántos metros podría haberpara llegar a la parte inferior? Estas escaleras no entran directamente en el Nivel deCriogenización. Estoy un par de metros sobre una superficie sólida de metal. Debehaber una escotilla o algo que conduzcan al Nivel Criogenización. Hay un pilarentre la escalera y el ascensor, quizás hay una puerta construida en él. Pero elhumo amarillo es pesado e impenetrable y a juzgar por los bordes irregulares delmetal en las escaleras, apuesto a que hay un montón de escombros que podríanmatarme. Miro fijamente tan fijo como mis ojos llorosos me permiten, pero todo loque puedo ver son un enredo aplastado de metal destrozado, vigas retorcidas yremaches arrancados.

Mi garganta arde, haciéndome toser; el polvo amarillo debe estar afectándome dealguna manera que ni siquiera puedo explicar. Me estremezco; hace más frío aquíque en cualquier otra parte en la Nave. Me arrastro atrás en las escaleras. Puedosentir el latido de mi corazón haciendo un ruido sordo en mis oídos, y tengo unsudor frío. Tomo aire. Recuerdo la forma en que Victria pensó que ella se estabamuriendo, abrumada por la idea de un mundo más allá de la Nave. Yo siento elmismo pánico surgiendo dentro de mí, agobiada por la idea de quedar atrapadadetrás de las paredes, para siempre detrás de los muros.

Cuando vuelvo a arriba, busco a través de la multitud que se reúne alrededor deElder en el Salón de Grabación para decirle lo que encontré. Él está rodeado por laspersonas, y no me molesto en ser amable, los empujo fuera de mi camino, haciendocaso omiso de sus gritos enojados y entonces tiro de Elder por el brazo hasta queestamos lo suficientemente lejos para que nadie nos pueda escuchar.

―No puedo llegar al Nivel de Criogenización―digo. Y describo lo que vi entre losniveles.

Él cabecea como si lo esperara. Sus ojos están muertos y vacíos. Elder perdió todala esperanza en el Puente, pero yo no renunciaría hasta que no tuviera que ver esomás en él.




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Los cables se rompieron y el ascensor se estrelló en la parte inferior, pero esa fuetoda la extensión del daño.

Una vez que las cosas se acomodan, hago un llamado a todos solicitando que nosreunamos en el jardín detrás del Hospital. Eldest habría ordenado una reunióngeneral en el Nivel de Conservación, especialmente si aquello los lleva más cercadel Puente ahora destruido. La estatua de la Plaga Eldest es tradicional de lasceremonias de cambio de Elder a Eldest, y parece apropiado, dado lo que planeodecir.

―¡Oye, espera!―llama Bartie mientras me abro paso del Salón de Grabación al jardín. No le respondo, pero sí reduzco la velocidad.

―¿Es verdad?―pregunta Bartie cuando me alcanza―. Los Habitantes en el Salónde Grabación están diciendo que el Puente ya no está.

―Sí―gruño.

―¿Vas a decirles?―continúa Bartie, ajustándose a mis rápidos pasos para podercaminar a mi lado―. Creo que deberías decirle a todos acerca del Puente. Acercade que no podemos irnos ahora.

―Mierda, Bartie, ¿eso crees?―No me molesto en disipar el sarcasmo en mi voz―.

Justo estaba pensando en tomar un agradable descanso y luego quizá conseguiralgo de comer; ver las estrellas o podría incluso ir al Salón y ver un video o algoasí.

Bartie levanta sus manos en paz, pero su rostro está enojado.

―Nunca haces nada sinque alguien te lo diga ―dice―. ¿Cómo se supone quesupiera que esta vez sería diferente?

―Eres un maldito hipócrita―escupo―. Estás tan preocupado porque yo lo hagatodo mal, que no tienes idea de qué es lo que estoy haciendo bien.

Bartie bufa y, con ese sonido, puedo escuchar todo el desprecio e irrisión que hetenido que soportar de él―de todos― los que han estado juzgándome desde queEldest murió. Y estoy malditamente enfermo y cansado de ello.




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―¿Quieres ser Eldest?―digo en voz alta―. Bien. Sé Eldest. Entonces sabrás qué sesiente tener que observar a tus amigos morir. ¿Saber qué hice yo mientras túestuviste malditamente acostado aquí todo el día? Yo estuve en el Puente; estabaen el umbral cuando explotó. Observé a Prestyn y Brittne y a los demás ser

succionados hacia el espacio. Vi a Shelby colgando de una silla, vi las lágrimas ensus ojos cuando se extendió para alcanzarme. Pero la dejé morir para poder salvarel Cuarto de Máquinas. Y al resto de la maldita Nave.

Camino hacia la reja y miro hacia el Nivel de Alimentación, de espaldas a él.

―¿Dejaste que Shelby muriera?

―La vi rogar por su vida y luego sellé la puerta de todas maneras.

No, no, no, no, no.Bartie hace una pausa por un momento, mirándome fijamente. Sigo caminando. Élse apresura para alcanzarme.

―Tal vez eres más líder de lo que te di el crédito de ser.

―Ve a joderte.

―Intento disculparme.

―¿Por qué? ¿Para qué? ¿Porque dejé a algunos Habitantes morir, de repente soyun mejor líder? Mierda. Esa es la lógica de Eldest. No la mía.

Esta vez, me aseguro de caminar más delante de él.

****

Me paro bajo la estatua de la Plaga Eldest. Sus brazos de concreto están levantadosen una fingida benevolencia, pero me pregunto ahora, mirando a este rostrogastado, si hubo un tiempo en el que había algo de él en mí. Se supone que somos,




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genéticamente, los mismos, pero… ¿habríamos tomado las mismas decisiones?¿Haría él lo que yo estoy a punto de hacer?

No lo creo.

La gente llega lentamente. La mayoría―puedo decirlo por sus caras tristes,miradas de miedo y rabia― , ya saben lo que estoy por decir. Algunos―familia yamigos de los Habitantes del Primer Nivel― , están entre aquellos que se reúnenmás cerca de mí.

Cuando tantas personas como es posible están reunidas cerca de la estatua, saltosobre la base de modo que estoy un poco por encima de ellos. Puedo localizarrostros individualmente, a pesar del hecho de que el jardín está tan lleno. Bartieestá casi el centro exacto del público. Doc y Kit están junto al Hospital. Amy estácerca del estanque, un poco lejos de todos. Ella está usando una chaqueta, lacapucha sobre su rostro, pero sé que es ella.

Levanta la mirada justo a tiempo para encontrar la mía y el orgullo en sus ojos meda la fuerza para hablar.

―Hola ―digo, porque no puedo pensar realmente en otra cosa con la queempezar―. Tengo noticias terribles―añado, levantando la voz cuando me doycuenta que las personas se adelantan para escucharme mejor. Enciendo mi Wi-comen lugar de gritar, ahora puedo hablar como si estuviera teniendo unaconversación normal.

―Tengo noticias terribles―repito, mi voz transmitiéndose directamente en susoídos―. Pero sospecho que la mayoría de ustedes ya han escuchado acerca de losdevastadores eventos que estoy por discutir.―Tomo un profundo aliento,preparándome. En lugar de intentar mirar a todo mundo, busco a Amy de nuevo.Es más fácil si puedo pretender que solo estoy hablando con ella―. El Puente fue

volado el día de hoy. Nosotros… yo no creo saber quién lo hizo, pero el ataque fuehecho a propósito. Resultó en la muerte de nueve Habitantes de la Nave,incluyendo a la Primera Habitante, Shelby.―Ahora alejo la mirada de Amy―.También nos impidió la capacidad de aterrizar Godspeed.

Hago una pausa. Nadie habla. Dejo que el silencio se extienda en las esquinas de laNave.




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―Dado que he asumido el liderazgo, he abolido la práctica de contaminar elsistema de aguas con Phydus. He intentado trabajar con ustedes, encontrar unamanera de seguir con sus vidas a bordo de la Nave sin la droga. Cuando descubríque Centauro-Tierra estaba dentro de nuestro alcance, intenté cumplir la misión de

Godspeed y aterrizar la Nave.Trago fuerte, forzándome a mirar a la multitud entera.

―Pero en esto, como en todos los aspectos de mi liderazgo, he fallado.

Hay jadeos de sorpresa, miradas enojadas, confundidas, murmullos de preguntas.Pero tan pronto como abro la boca, todos están en silencio de nuevo.

―Seré honesto: pensé que mi liderazgo sería tan fuerte como el Phydus lo había

sido. Claramente estaba equivocado. Desde que tomé el papel de Eldest, la Nave seha vuelto un caos. La gente ha muerto. No sólo por la explosión de hoy, quecondujo a nueve muertes, sino por asesinatos hechos en mi nombre, llamando aotros a “ seguir al líder” . Y antes de eso, los suicidios que no pude prevenir, lasheridas y cosas peores.

Muchas de las personas en la multitud están llorando ahora. No puedo detenerme;miro a Amy. Ella está derecha y alta, su mirada sin vacilar. Me enderezo y echo loshombros hacia atrás.

―Es por esto ―Tomo un profundo respiro― , que estoy ofreciendo ahora, antetodos ustedes, dimitir de mi papel como líder de Godspeed.

Mis apalabras desencadenan un sorprendente silencio. Se quedan boquiabiertos,sorprendidos e inseguros de cómo responder. Dejo que el silencio crezca.Lentamente, uno por uno, todos empiezan a girarse, buscando en el público paraver sobre quién recae mi mirada.

Bartie.Pero él está sin palabras, observándome.

Después de un momento, cuando nadie se mueve, digo:―Si nadie más desealiderar Godspeed, continuaré haciendo lo mejor que pueda para servir a esta Nave.Eso es todo.




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Capítulo 62A

myTraducido por Vannia

Corregido por Samylinda

a multitud se disuelve lentamente. Esto no ha terminado; lo sé muy bien. Bartie podría no haber tomado el poder esta noche, pero creoque se debió más a un estado de shock que a otra cosa. Eso, o que

tenía otra razón para no asumir el control todavía. No confío en él. Si no ponemosen marcha pronto la Nave, Bartie asumirá el cargo… o destruirá la Nave en elintento.

Una vez que todos se han ido, recorro el camino hacia la estatua. Solía creer queElder no se parecía nada a la estatua de concreto agrietado del Eldest de la Plaga,pero ahora no estoy tan segura.

Elder emerge de las sombras y comienza a caminar junto a mí.

―¿Cómo lo supiste?―le pregunto.

―¿Saber qué?

―¿Qué Bartie no te pediría dimitir? Que no tomaría el mando de la Nave cuandose lo ofreciste.

Elder se encuentra con mi mirada.―No lo sabía.

Trato de no mostrar mi sorpresa ante sus palabras.

Aunque el Hospital ha sido despejado de su capacidad, me dirijo a Elder al otrolado, hacia el Salón de Grabación.

―He estado pensando―digo mientras avanzamos pesadamente por el camino.

―¿Sobre qué?―La voz de Elder suena cansada y débil.

L




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―En cuán diferente eres de Orion.

Elder resopla con una bocanada de aire.

―No, en serio―insisto―. Orion tenía planes alternativos para su plan alternativo.Tú no. Tú sólo hiciste lo que creíste que era correcto en el momento y esperaste aver qué pasaba.

―Tal vez debí haber tenido un plan―dice Elder―. Las cosas pudieron haberresultado mejor si lo hubiera tenido.

―No puedes planificar todo. Orion no podría haber sabido que algún chifladovolaría el Puente.―Doy un vistazo a Elder y veo su ceño fruncido―. Y tú tampocopodrías―agrego, pero no creo que él me crea del todo.

No hablamos de nuevo mientras subimos las escaleras hacia el Salón de Grabación.Los artefactos en el interior son sólo un recordatorio de todo lo que nunca pudimostener, y nadie quiere que le recuerden eso.

―Lo siento―dice Elder. Las luces se derraman dentro del oscuro Salón deGrabación por las puertas abiertas, luego se desvanecen a la nada cuando Elder lascierra silenciosamente.

―¿Por qué?

―Perdiste tu oportunidad de abandonar la Nave, de despertar a tus padres, detodo eso.

Puedo despertarlos. No lo digo en voz alta, pero sé que es verdad. Si realmente notenemos ninguna oportunidad de aterrizar la Nave, despertaré a mis padres, sinimportar nada.

―Todavía te tengo, ¿no?―digo, alcanzando su mano. Elder la aleja rápidamente.

No quiere ser consolado.―Todo es mi culpa. No creo que nada de esto hubiera pasado…

―No es tu culpa―digo inmediatamente―. Nadiepodría haber sabido…




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Mi voz se apaga. Pero alguien sí sabía. Alguien lo suponía. Orion. Él realmentetenía un plan para todo. Un plan de contingencia…

Señalo uno de los flexibles muros gigantes.―¿Puedes sacar los planos de la Nave?

―¿Por qué?―Elder sólo se queda ahí, pidiéndome con la mirada que me detenga,que no lo haga pensar en que aún queda una esperanza.

Excepto que sí la hay.

Empujo a Elder hacia la pared flexible y no dejo su lado hasta que él comienza atoquetear sobre la pantalla para abrir el plano. Una vez que lo hace, me apresuro alotro lado del pasillo y tomo una silla apoyada contra la pared. La dejo caer degolpe bajo los modelos de arcilla de los planetas y la pequeña réplica de Godspeed.

―En el último vídeo, el que me encontré cuando descubrí los explosivosdesaparecidos―digo, subiéndome a la silla― , Orion me dijo que lo último quenecesito encontrar estará en Godspeed.

―Godspeed es enorme―dice Elder. La pared flexible detrás de él muestra elgigante diagrama de la Nave. Viéndolo ahí, proyectado sobre la pared, puedoapreciar lo enorme que es la Nave.

―Lo sé―digo― , ¿pero no es curioso? Él no dijo“ sobre Godspeed” dijo“ en” .

―¿Y?―pregunta Elder. Su voz sigue siendo plana, y sé que mientras él estáfísicamente en el Salón de Grabación conmigo, en realidad todavía está en el jardín,rindiéndose, todavía sobre el Puente, observando a su gente morir. Ya no sepreocupa por las pistas de Orion.

Me esfuerzo por alcanzar el diminuto modelo de Godspeed colgando suspendidoentre dos modelos de arcilla de las Tierras.

―En Godspeed―digo―. En ella.―La silla se tambalea cuando me pongo depuntitas en lo alto de ella, mis dedos rozan la base del pequeño modelo de la Nave.Antes me di cuenta de que se trataba de un gancho, como si pudiera ser bajado einspeccionado. Empujo la base y el gancho se zafa. La Nave cae. Extiendo la manoagarrándola. La silla se viene abajo, y salto antes de que caiga al suelo con un




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estruendo. Elder me atrapa en el acto, y yo jadeo por la sorpresa. Me colocasuavemente en el suelo.

El modelo es casi tan grande como mi cabeza y está cubierto de polvo. Lo sopló, yuna gran cantidad de polvo vuela y luego cae al piso, demasiado pesado comopara flotar. Hay más polvo en la parte superior de la Nave, en las grietas deldiminuto modelo de la ventana de panal sobre el Puente. Le doy vuelta a la réplicapara que la Nave esté sobre su costado. Casi parece como un pájaro con el ala rota;un pico la proa y una cola de plumas los propulsores.

Se lo entrego a Elder.

Él lo sopesa en su mano como si fuera algo extraño, como si no fuera una réplicade lo único que él siempre ha conocido como hogar. Su rostro es intenso, su ceñoestá fruncido tan profundamente que las sombras parecen como marcas negras ensu cara. Las venas en su mano se saltan, y sus dedos se tensan. Muydeliberadamente, presiona su pulgar contra la ventana del Puente hasta que eldiminuto vidrio del panal se rompe. Veo un punto de sangre en su pulgar, pero élno muestra ninguna señal de dolor.

―Ahora es exacto―dice, entregándome el modelo de nuevo.

Busco su mirada, pero está vacía por dentro.

Hay más vidrio aquí―digo, señalando la base de la Nave.

Elder se encoge de hombros, una especie de encogimiento de hombro descuidado.―Lo vi cuando estuve afuera. Es un observatorio o algo así.

―Tiene que estar al otro lado de la puerta bloqueada―digo―. ¿Por qué bloquearun observatorio?

Doy un paso hacia la pared flexible. Elder se queda dónde está, cerca de la silla,pero sus ojos me siguen. Pongo el modelo ahora roto en el suelo y hago zoom alplano sobre la pared. Uso ambas manos para manipular la imagen sobre lapantalla, deslizándome sobre el Nivel de Criogenización hasta la sección quemuestra la puerta cerrada. No todas las puertas están marcadas―la armería no loestá― pero detrás de la última puerta cerrada en el nivel hay una palabra.




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“ Contingencia”

―Él siguió hablando de―este― su plan de contingencia―digo en voz baja. Medoy vuelta para encontrarme con los ojos de Elder, y noto que hay una chispa enellos de nuevo.

―Este pedazo de vidrio aquí―digo, recogiendo el modelo de Godspeed yseñalándolo. Paso mis dedos desde el Puente roto hasta el nivel inferior de laNave. Es la misma forma básica, un pico que sobresale del frente de la Nave. Laúnica diferencia es que el pico de Nivel de Criogenización es más pequeño.

En la réplica de la Nave, una diminuta línea de metal recorre lo largo de la base,todo en un círculo.

―Este no es el plan de contingencia de Orion―digo lentamente, girando elmodelo sobre mi mano―. Es el de Godspeed. ¡No puedo creer que no pensáramosen esto antes! ¿Qué Nave no tiene un plan de respaldo? ¿Qué Nave no tiene unaruta de escape? Es tan obvio, ¡la respuesta ha estado justo delante de nosotros todoel tiempo!

Tiro cuidadosamente contra la línea de metal en la réplica de Godspeed. La mitadinferior se rompe separándose de la Nave.

Los ojos de Elder se abren de par en par.―¿El Nivel de Criogenización… todo elmaldito Nivel de Criogenización… puede separarse de laNave? ¿El nivel entero esun transporte para escapar?

Le lanzo la parte inferior de la réplica―el transporte de escape― a Elder. Se elevapor el aire en un arco elegante, libre del resto de la Nave. Libre para encontrar unhogar en el nuevo planeta.




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Capítulo 63E

lderTraducido por Sweet Nemesis

Corregido por Samylinda

garro la réplica del transporte de escape con una mano.

―Esto es imposible ―digo mirándolo.

―¿Por qué?―ríe Amy.

―Piensa en el diseño. Los suplidores más importantes están ahí abajo. Lasescaleras que bajé más temprano, esas no van directamente al Nivel Criogénico. Sedetienen en el techo de este, y ahí hay una escotilla por la que debes bajar parallegar al verdadero nivel―agrego, tratando de recordar cómo lucía el área a travésdel humo amarillo―. Yo podía ver lo que quedaba en el hueco del elevador detrásde una columna, y había una trampilla cerrada ahí también. ¿Por qué másnecesitarías una puerta sellada ahí? Los constructores de Godspeed nodesperdiciaron ningún espacio.

Cuando Amy ve la duda en mis ojos, gruñe.

―¡Elder, piensa! Sabes que tengo razón, que parte de la Nave se puede separar. Ysabes lo que eso significa. Aún podemos llegar al planeta, aunque el Puente estároto. Podemos dejar Godspeed atrás y llevarnos el Nivel Criogénico.

Las posibilidades giran a mi alrededor. Amy sonríe, sabiendo que ya me

convenció.―Ese nivel es grande, más de lo que sería si fuera sólo para almacenamiento―dice―. El techo es alto, con una capacidad más alta de oxígeno. Y el piso es losuficientemente grande como para albergar a todos.




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Mis hombros caen.―Pero, ¿cómo demonios haremos para llegar ahí, si el elevadory las escaleras, fueron volados?

La sonrisa de Amy es tan grande, que muestra los dientes.

―Vamos a nadar―dice. Apenas puedo seguirle el paso mientras corre hacia elHospital. No, no el Hospital. Al estanque del jardín detrás del Hospital―. Fue elpez lo que me dio la pista. No he podido sacarme de la cabeza lo raro que es, queen un estanque no haya ningún pez ―dice Amy, prácticamente corriendo, tengoque trotar para mantenerme con ella.

―¿El pez?

―El Koi. Harley pintó un koi. Eso era lo que pintaba cuando lo conocí, y fue una

de las últimas cosas, que pinto también. Su cuarto estaba lleno de peces.―¿Y?―pregunto.

Amy se detiene tan de pronto que choco contra ella.

―Conocía los peces. Los había visto. No es como si hubiera podido sóloimaginarlos. Y tú me dijiste, me dijiste, que no es que no hubiera peces, sino que yano los había más.

―Exacto―dijo―. Solía haber peces.―Así que, ¿Dónde están? Los peces no pueden solo desaparecer.

Me detengo pensando. Cuando Kaleigh murió fue todo muy ensordecedor, Norecuerdo nada además de su cuerpo en el agua, cuando la encontramos. Perodespués de eso… Harley no volvió al estanque en años, y cuando lo hicimos, lospeces simplemente habían… desaparecido.

―Hay algo al fondo del estanque―dice Amy―. Recuerda la huella azul. ¿Sabesque es lo que hay sobre el área de contingencia?

―¿El estanque?―La esperanza burbujeaba en mi interior. ¡Por las Estrellas! Aúnhay una oportunidad. Aun podemos llegar a Centauro-Tierra, a pesar de que esosignifique dejar Godspeed detrás.




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―El estanque.

Era algo tan simple, y ahora que Amy me hablaba sobre esto, podía ver lo ciertoque era. Si Kaleigh había drenado el estanque, los peces, por supuesto, hubieranmuerto. Pero antes de que pudiera hacer algo, Eldest la encontró. Le colocóparches para inmovilizarla, y luego rellenó el estanque.

Para todos los demás, parecería como si Kaleigh se hubiera metido a nadar en elestanque, y simplemente se hubiera dejado ahogar. Pero en realidad….

Amy se fue de nuevo, corriendo hacia la fuente. Orion dijo que la muerte de Amyhabía sido un asesinato, y no un suicidio.

Cuando Harley y yo encontramos el cuerpo, estaba cubierta de parches. Recuerdo

la forma en que Evie se paralizó cuando Doc, insertó un parche de medicina en supiel. Kaleigh no tenía el nuevo parche de Phydus, pero había otros tipos deparches, como por ejemplo que te hacían dormir. Y con suficientes parchesmédicos, Kaleigh sólo tenía que estar parada en el estanque, y dejarse ahogar,mientras Eldest veía a su secreto, hundirse bajo la superficie junto con ella.

Amy deja sus mocasines a la orilla del estanque, y se quita la chaqueta,aventándola al piso. Desata la larga tira de tela con la que recoge su cabello.

―Date la vuelta―dice y sólo entonces me doy cuenta de que la estoy mirando.―No es como… Um… sabes… um ―tartamudeo, sintiendo mi rostro calentarsecon vergüenza.

―Date… la vuelta ―dice Amy otra vez, pero me está sonriendo.

Me volteo, mirando al piso, e intentando con todas mis fuerzas, no escuchar elmurmullo de la ropa de Amy mientras se desviste.

Un momento después, escucho un chapoteo y me doy la vuelta. Los pantalones yla túnica de Amy, yacen en un arrugado montón, debe estar bajo el agua usandosólo ropa interior. Mi rostro se siente incluso más caliente con el pensamiento, yme pregunto qué tan extraño sería si meto la cabeza bajo el agua para aclarar mimente.

―¿Qué estás buscando?―digo para ella hacia el agua.




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―Una manera de bajar ―dice―. El agua es clara a pesar de la neblina marrón quese levanta desde el fondo del estanque, junto a su pie.

Se sumerge bajo la superficie, y se va por casi un minuto entero. Entonces emerge,toma una gran bocanada de aire, y vuelve a bajar.

Enormes burbujas, suben a la superficie. Mis ojos revisan el agua. Veo destellos derojo, y rastros de pálida piel. Cuento los segundos.

Entonces Amy sale, aspirando aire y dejando salir, un grito de triunfo.

―¿Qué sucede? Una voz llama desde el camino del jardín.

―Mierda, mierda, mierda―murmura Amy detrás de mí, mientras se coloca lospantalones. Arriesgo una mirada por sobre mi hombro mientras acomoda la túnicaen su lugar. Da un paso adelante justo cuando Bartie y Victria, doblan por lashortensias haca el estanque.

Su ropa húmeda, moja las que están secas, haciendo que todo se adhiera a suscurvas, de una manera que hace que no pueda sacarle los ojos de encima.

―Hola―les dice Amy.

―¿Qué están haciendo?―pregunta en voz baja Victria.

Reviso su rostro. Victria siempre fue la callada del grupo, pero nunca había notadolo silenciosa que se había vuelto desde la Temporada. No hasta que Amy me dijolo que le había sucedido.

Sentí mis puños cerrándose, mientras pensaba en lo que le había sucedido, y cómoyo no había evitado que sucediera. Mis uñas presionaban dolorosamente contramis palmas. Odiaba lo que le había sucedido a Victria, lo que casi le había sucedidoa Amy… Yo…

―Sólo salimos por un pequeño nado―dice Amy riendo.

―Puedo verlo―dice Victria. Me alegra ver que parece que Amy ha estado ahípara ella, al menos. Y tal vez, Bartie. Para nosotros puede ser un idiota y untraidor, pero al menos ha sido un amigo para Victria. Más de lo que yo he sido.




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―¿Qué es eso?―pregunta Bartie señalando al piso.

―Oops―Amy se agacha, y recoge los dos parche médicos verde claro, y los metede regreso a su bolsillo. Se le deben haber caído mientras se vestía.

―¿Por qué tienes parches de Phydus?―digo frunciendo el ceño. Mi primerinstinto es la ira, ella es la que ha estado tan firme en contra del Phydus, perorápidamente se transforma en preocupación.

¿Está el Phydus llevándosela, durante las noches, cuando no la veo?

Los ojos de Victria encuentran los de Amy, y un silencioso entendimiento pasaentre ellas.

―Me llevé algunos. Pensé… que podía necesitarlos. ―Me mira y detecta mi ceñofruncido―. ¡No para mí!―protesta.

Mi ceño se profundiza. Ella se refiere a que tenía intensión de usarlos como armas,en caso de que alguien la atacara. Alguien como Luthor.

―Lo que está hecho, hecho está―dice Amy, y algo en su tono me dice, que haymás de lo que está diciendo―. Así que… ―continúa en su voz más encantadora,intentando distraerme― , ¿hay alguna manera de drenar el estanque?

Levanto una ceja, y puedo decir que Amy entiende mi pregunta no dicha:¿Deberíamos hacer esto frente a Victria y Bartie?

Se encoge de hombros ligeramente, y sé qué significa que en realidad no hay unmotivo para no mostrárselo a ellos. Si esto funciona, todo el mundo en la Nave seva a enterar de esto, de todas formas.

―¿Qué sucede?―dice Bartie, con voz media demandante, media risa.

―¡Hay una manera de salir de la Nave!―grita Amy alegremente.

―¿En el estanque?―pregunta Victria.

―No en él, bajo él.

Victria le da una mirada incrédula a Amy, como si se preguntara si Amy está tanloca como parece.




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Me arrodillo junto a la bomba. No parece tan difícil, pero cuando agarro la manija,Bartie dice:―No hagas eso.

―¿Por qué no?

Bartie se encoge de hombros.―Si lo haces sólo desparramaras el agua por todoslados, a menos que quieras desperdiciarla, tendrás que desviarla.

Coloco mi mano sobre un interruptor.―Nop―dice.

―¡Maldición! Bien―digo levantando las manos―. Hazlo tú.

Bartie se arrodilla, y presiona dos interruptores, gira un dial y enciende la bomba.Puedo oír los sonidos de gorgoteo, pero toma un momento antes de que el nivel deagua comience a bajar. Una vez que lo hace, sin embargo, el agua se drena rápido ymás rápido. Las flores de loto flotan inertes mientras el nivel del agua disminuye,sus pálidos pétalos rosas se tiñen de marrón con el barro. Sus largos tallos casi seven como hilos de cabello atrapados en el lodo.

Recuerdo la forma en que el cabello de Kaleigh flotaba en el estanque.

―Ya casi está―dice Victria emocionada. Es la primera vez que la veo sonreír en…meses.

―¿Se supone que tengamos que ver algo en el agua?Amy salta dentro del lodoso agujero antes de que toda el agua termine de salir. Suspies se hunden en el barro manchando el dobladillo de sus pantalones.

Chapotea hacia el centro del estanque.

―¡Está aquí!―dice, retirando las raíces de loto de alrededor de la manija de latapa de la escotilla―. ¡Aquí está!―grita emocionada.

―Wow―murmura Victria.―¿Es esto algo más que vas a usar para obligarnos a ver otra“ Gran” escena comola de mostrarle a todos el planeta?―pregunta Bartie, y cualquier tono amistoso deantes, se ha ido.

―No tengo nada que ocultar―digo en voz alta―. Bajemos.




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Amy gira la manija de la escotilla. Me resbalo hacia el estanque, luchando contra elresbaladizo lodo para llegar a su lado. Los otros me siguen. Me preocupan,¿deberíamos dejarlos meterse en lo desconocido? Pero cuando Amy ve mi rostro,asiente una vez, como si me dijera que ellos también deben venir.

Levantamos la tapa, antes de que toda el agua se haya ido, y un poco de esta cae alagujero. Una escalera se extiende hacia la oscuridad.

―Vamos―dice Amy, liberando una pierna del lodoso estanque y dando un pasohacia la escalera. Antes de que pueda decir nada, ella ya está bajando.

Cierro la tapa de la escotilla sobre mi cabeza. No me gusta la sensación de sentirmeatrapado en un espacio estrecho―es tan apretado que puedo extender los brazos,y tocar ambos lado― pero la idea de dejarlo abierto es incluso peor. Si a alguien sele ocurre seguirnos, al menos tendremos un aviso cuando la tapa esté levantadaotra vez.

Bajamos rápidamente, ansiosos por salir del confinado espacio. A medida quellegamos a la zona entre los niveles, se pone más frío.

Mi aliento sale pesado, y el aire caliente rebota contra el cerrado espacio. Sudor friocorre por mi espalda produciéndome escalofríos

―¿Adónde estamos?―pregunta Victria con asombro.―En una escalera―dice Bartie.

―Ya sé eso, idiota. Me refiero a en términos de la Nave.

―Lo vamos a descifrar―dice Amy mientras sus pies golpean algo sólido―. Yallegamos.

Todos saltamos junto a ella. Hay otra escotilla que al abrirla deja caer

automáticamente una escalera, deteniéndose en el piso debajo. Amy baja primero,y la sigo. Esto es el Puente.

Es igual al del Nivel Alimentador en miniatura. La ventana es más pequeña, peroaún enfrenta al planeta. Victria le da la espalda al planeta, pero el resto de nosotrosnos quedamos mirando, aún aturdidos sin poder hablar por la visión del enormeorbe azul y verde.




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Orion mira hacia atrás al planeta y suspira. Victria suspira también.

ORION:Porque eso es lo que tengo que pedirte que hagas. Si es posible, necesitoque te des media vuelta, selles esta puerta, y nunca regreses.

Amy abre la boca, pero ningún sonido sale.

ORION: ¿Creías que el gran secreto era que ya habíamos llegado? ¿Que el planetaestá justo al otro lado de esa ventana?

Orion sacude la cabeza, y noto que Victria, cuyos ojos están pegados al rostro deOrion sacude la suya, con un movimiento apenas notable.

ORION:Ese no es el secreto.

Orion extiende la mano hacia atrás de él y saca un manojo de papeles.―Esto es lo que tiene―dice Bartin recogiendo un montón de papeles, del paneldel control. Los bordes están arrugados, y las páginas tienen polvo, pero son losmismos papeles que Orion sostiene en la pantalla.

Orion se aclara la garganta, entonces los lee, sosteniendo los papeles hacia arriba,así la cámara pueda mostrar el reporte.

Nos inclinamos sobre el montón de papeles que Bartie sostiene, leyendo junto a laprofunda voz de Orion.

Fecha: 328460

Estado de la Nave: Llegada.

Registro de la Nave: Godspeed ha llegado a Centauro-tierra 248 días antes delaterrizaje esperado. Escaneos preliminares indican que el planeta es apto para lavida, con una gravedad apropiada, buena calidad de aire, con nivel suficiente deoxígeno, y agua líquida. Sin embargo escaneos adicionales indican que el planetaya está habitado. No por criaturas que podamos decir sensibles, pero las formas devida parecen ser… agresivas.




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Fecha: 328464

Estado de la Nave: En órbita.

Registro de la Nave: Continuamos revisando el planeta. La presencia de formas devida en la superficie ha sido confirmada. Pruebas visuales indica que el planeta eshabitable pero inhóspito. Nuestras armas, no parecen ser suficientes como paradefendernos contra las criaturas de la superficie.

Fecha: 328467


Registro de la Nave: La tripulación está sin descanso. La opinión de nuestrosEstadistas y Científicos es que no debemos completar la misión de aterrizar en el planeta en este punto. La superficie es demasiado peligrosa. La comunicación conla Tierra ha sido cortada. No podemos esperar ayuda de otras fuentes, y no podemos defendernos a nosotros mismo fuera de la Nave. Se llevará a cabo unavotación con la tripulación, explicando la situación. Mi recomendación es que latripulación permanezca a bordo de la Nave donde es seguro. Nuestra necesidad es proveernos, y la maquinaria externa de la Nave, puede ser redirigida para

mantenimiento interno.

Fecha: 328518


Registro de la Nave: Motín. La tripulación de la Nave no ve la lógica de quedarsea bordo, a pesar de mis protestas. Ha habido pérdida de vidas considerable. Mis

Científicos sin embargo, han desarrollado un método para influenciarlos a queobedezcan.

Amy yo nos miramos.―Eso fue la Plaga ¿verdad?―pregunta―. De aquí es dedonde salió el Phydus. Este… este capitán es el primer Eldest.




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Asiento.

―Shh―espeta Bartie.

Fecha: 328603


Registro de la Nave: La forma de vida ha vuelto a estabilizarse. La tripulación esuna vez más sumisa. Trabajaremos para recuperar nuestros números. Si lacomunicación con la tierra es restablecida y otro tipo de ayuda es recibida aún podemos comenzar con el aterrizaje. Hasta ese punto, con conservación ycuidadosa producción, el funcionamiento interno de la Nave debería subsistir por generaciones.

Orion deja los papeles en el panel de control frente al Puente, en exactamente elmismo punto en que Bartie los encontró.

ORION: Así que por eso es que no podemos aterrizar. No soy un maldito idiota,entiendo qué es lo que está sucediendo aquí. La Plaga de Eldest fue lo correcto

para mantenernos a bordo de la Nave. Yo he visto la armonía, tú la has vistotambién. Hay armas ahí…

Orion sacude la cabeza incrédulo. Mis ojos están en Victria.

ORION: Amy, de seguro sabes que esas armas no son normales… Si la P lagaEldest dijo que había monstruos en Centauro-tierra que esas armas no podíanmatar…

Sacude la cabeza de nuevo.

ORION: Además, piensa en eso. Piensa en esas armas.

Orion se inclina hacia delante, más cerca de la cámara, los cuatro nos acercamostambién.




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334

ORION: ¿Tú crees que esos que están congelados en la Cámara Criogénica las vana usar? ¡Demonio no! Es por eso que estamos aquí.

Orion se para, camina hacia la ventana, observa por un momento y luego regresa.

ORION: ¿Ves esto?

Orion toma la cámara y la inclina para mostrar diez círculos vacíos en el piso.Como uno los cuatro miramos que hasta la otra pared, hay diez huecos en el piso.

ORION: Ahí es donde las sondas estaban. Después del de la Plaga Eldest, cadaEldest después de eso envió otra sonda. Volvieron con advertencias, de que no podíamos vivir en Centauro-Tierra sin pelear. Una pelea que probablemente perderíamos. Una pelea que los congelados, nos harían pelear.

―Es por eso que decidió matarlos―dice Amy―. Todos los congelados después deque yo desperté. Es por eso que los desenchufó. Tú te estabas acercando a laverdad, aunque no te dieras cuenta, y el temía lo que hubieran hecho.

Encuentro sus ojos.

―Es por eso que nos lo dijo. No estaba mintiendo.

Amy frunce el ceño.―Él mentía sobre algo. No me importa lo que diga, mi padre

no… ―Shhh―Bartie nos mira con una mirada enojada.

ORION:Nos quedamos sin sondas hace un par de generaciones. No sé por cuántotiempo los motores durarán, cuándo tiempo estaremos aquí, en Godspeed. Este esel plan de contingencia.

Levanta las dos manos, indicando el Puente del Nivel Criogénico.

ORION:Si el motor falla, si los soportes de vida, si Godspeed ya no puede protegernos, sólo entonces, podremos dejar la Nave.

Los ojos de Orion miran directamente a la pantalla.

ORION: Amy, te puedo decir desde el principio: la cosa a la que más le temías, esrealidad. Cuando te conocí por primera parte, tu llorabas en la pared, recuerdo que




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te dije que todo estaría bien, y puedo decirte, no vas a simplemente aceptar lo quedigo, estarás dispuesta a aceptar la verdad, aún si duele.

Miro a Amy, está más pálida de lo usual.

ORION:Bueno, esta es la verdad. Lo que hagas con eso depende de ti. No sé quéelección tomaras. Eldest creía que yo sabía demasiado, temía lo que yo pudierahacer, y yo también lo temía. Aún lo hago. Ahora que sabes la verdad, tú tienes quedecidir.

Orion toma un profundo aliento. Amy retiene el suyo.

ORION: ¿Está la Nave tan mal como para que tengas que enfrentar a losmonstruos abajo? ¿Vale la pena arriesgar tu vida y la de todos los demás? Si la

respuesta es sí, entonces comienza el aterrizaje. Usa este transporte de escape sitienes que hacerlo. Pero… Pero si Godspeed aún puede ser tu hogar, si es posiblequedarse a bordo, hazlo.

Amy deja salir un largo y tembloroso aliento. Casi como si pudiera oírla, Orionmira hacia abajo. Ella se muerde el labio, todo su cuerpo se enfoca en las siguientespalabras de Orion.

ORION:Este es el último recurso.

La pantalla se oscurece.

<<FIN DEL VIDEO>>




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Nos arrastramos a la puerta de salida del Puente, la última puerta cerrada en elNivel de Criogenización. Se abre de este lado, pero Elder es lo suficientementeinteligente para meter una silla para que no se cierre de nuevo.

El corredor está vacío, las otras puertas están cerradas con llave. Mi estómago dasacudidas, ¿Qué pasa si alguien está aquí abajo metiéndose con las Cajas Criogenización? ¿Qué pasa con mis padres? Me obligo a pensar a pesar de mi crecientepánico. Mi ritmo cardiaco está zumbando en mis orejas, incitándome a correr porel pasillo. Pero no, tomo una respiración profunda. Las Cámaras hacen un sonidode cristal sobre metal agrietándose, no como la poderosa explosión de metal ometalón.

El área de Criogenización está vacía, excepto por la pared lejana. Polvo negro y

escombros de la explosión ensucian el suelo cerca del ascensor.Las puertas han sido arrancadas, descansan como soldados caídos en el piso. Peroel hueco del elevador está bloqueado con una pesada puerta cerrada con llave.

―La puerta del Laboratorio de Genética está abierta―susurra Elder.

Asiento. Los cuatro nos arrastramos lentamente hacia adelante. Elder da un paso amí alrededor cuando llego a la puerta. Quiero tirar de él atrás, no necesito que sehaga el héroe, pero él se detiene en la puerta. Me estrello contra su espalda.

―¿Doc?―pregunta. Su voz está sorprendida, pero noto la forma en que su cuellose tensa y aprieta los puños.

Doc voltea lentamente mientras Victria, Bartie y yo nos amontonamos detrás deElder.

Detrás de Doc está la fuente del abrumador sonido que escuchamos antes, Docabrió el Tubo de Criogenización donde Orion estaba congelado, y el marco de

metal se estrelló contra el suelo.―¿Qué estás haciendo?―pregunta Elder. Trato de moverme alrededor de Elderpara obtener una visión más clara, pero él lanza su brazo hacia fuera,manteniéndome detrás de él.




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339

―Sabía que estabas aquí―dice Doc , lanzándole un floppy a Elder. Elder lo revisay me lo pasa; Victria y Bartie miran sobre mi hombro. La pantalla muestra el mapalocalizador del Wi-com. Puntos parpadeantes indican a cada uno de nosotros eneste nivel: Doc, Bartie, Victria, Elder… y Orion.

Mi boca se siente seca y sin sabor. Orión. Ese es mi Wi-com. Doc me lo dio sólopara poder tener un seguimiento de mí a dónde iba.

―¿Qué estás haciendo, Doc?―pregunta Elder de nuevo. Su tono es, aún,extrañamente calmado.

Doc voltea hacia la Cámara de Criogenización. La ventana de vidrio en el Tubo deCriogenización está brumosa con condensación, pero todavía puedo ver las venasrojas saltar de los ojos de Orion. Me imagino a mí misma reflejada en sus pupilas.Su mano esta presionada contra la ventana frente a su cara. El Tubo deCriogenización fue creado luego de las cajas de vidrio en las que mis padres y yofuimos congelados. Es metal aislado como un termo y funciona mucho más simple.Es como una ducha en lugar de un baño, en lugar de acostarte en un ataúd devidrio, todo lo que tienes que hacer es ingresar, dejar que el líquido deCriogenización caiga sobre ti, y luego iniciar el proceso de congelación: un gran botón rojo en la parte del frente. Me quedo mirándolo ahora, recordando cuandoElder presionó el botón.

―Doc ―dice Elder , su voz una advertencia.

Finalmente Doc se gira hacia Elder.―Esta Nave necesita un líder. Y el único quenos queda es Orion.

―Tenemos un líder ―digo, dando un paso frente a Elder.

Doc me sonríe en una manera triste e irónica.―Él podría haber sido un líder.Dándole unos cuantos años y mucho menos de ti.―Yo chisporroteo con ira, peroDoc solo sacude la cabeza―.Tenemos que tener control. Necesitamos unverdadero líder.

Me rio, un áspero sonido que ni siquiera reconozco viniendo de mi garganta.―Tenemos un líder, te lo dije. Y Elder nunca te dejaría volver a cómo eran lascosas antes.




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340

Doc se ríe ahora, una risa suave y baja.―Oh, Amy―dice―.Eres tan lenta. Y estástan equivocada.

Me doy la vuelta para decirle a Elder que eche abajo la idea de Doc.

Él me mira fijamente con la mirada en blanco, vacía.

―¿Elder?―digo, el temor haciendo que mi voz se quiebre.

Victria sale de atrás de los dos muchachos.―Lo siento ―dice, dejando que losempaques verde pálido caen al suelo―. Sólo quiero a Orion de vuelta.

En sus manos está un arma, un pequeño revolver con balas de gran calibre.― ¿Cómo lo…? ―pregunto.

―Doc me lo dio. Él sabía, él sabía que quería protección. Y cuando me dijo quepodría traer a Orion de vuelta… me aseguré de poder ayudarlo.

Mi boca cae abierta. He llegado a conocer tantos lados de Victria: el amante nocorrespondido, la víctima, el amigo olvidado. Nunca pensé que la vería como untraidor.

Ella se mueve para colocarse entre Doc y la Cámara de Criogenización que tiene elcuerpo congelado de Orion. Y ni una vez baja el arma.

Elder y Bartie miran fijamente hacia adelante. Un solo parche cuadrado verde seaferra a cada uno de sus cuellos.




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342

Amy está llorando. Una sola lágrima, en el borde de su ojo derecho, pero lo noto.No puedo hacer nada. Las palabras flotan a mí alrededor. Fuerte. Enojado.Suplicando.

―Si él es mucha distracción―dice Doc―, tal vez deberíamos matarlo ahora.

―Elder no―grita Amy, empujándome detrás de ella.

Me siento poco prometedor.

Confuso.

―¡Elder!―ordena Docen voz alta―.Muéstrame lo que está en tu bolsillo.

Lo hago.

Cables.

Buenos cables.

Rojo.

Amarillo.

Negro.

Cables.―Ponlos de vuelta en la Máquina Phydus―ordena Doc―. Sabes que quiereshacerlo.

Lo hago.

Quiero hacerlo.

Arrastro los pies hacia la máquina Phydus.

Algo me detiene.

Algo me jala hacia atrás.

Trato de seguir caminando.

No voy a ningún lado.




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343

―Amy―advierte Doc― No trates de detenerlo.

―Elder―la voz de Amy susurra en mi oído― Elder, lucha. Lucha contra ello. Túno quieres reiniciar la máquina Phydus. No tienes que dominar las drogas. Eres losuficientemente bueno en la forma en la que eres. Lucha contra ello. Se tú mismo.

―Amy―advierteDoc―. Sabes que te mataré. O a él. Sabes que lo haré.

Mis piernas se mueven arriba y abajo, y me muevo hacia delante otra vez.

Hacia la máquina Phydus.

A poner otra vez los cables.

Como siempre supe que tenía que hacerlo.




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345

―Estás loco―grito―. ¡Elder es el líder!

Doc se da la vuelta y me mira, como si estuviera evaluando mi precio y encontraraque valgo poco.

―Esperé que se convirtiera en Eldest. Le di tres meses. Pero entre más y máspersonas empezaron a cuestionarlo, se volvió claro que él estaba desamparado. Yluego estuvo Bartie.―Él dice el nombre despectivamente.

Mis ojos se mueven hacia Bartie, con el parche verde en su cuello.

―Bartie pensó que podía iniciar una revolución.―Doc pone sus ojos en blanco―.Sus intentos fueron inteligentes, jackear los floppys y Wi-com fue astuto, pero alfinal él es una persona tan débil. Él no nunca tendría lo que se necesita para una

verdadera revolución. Y además―añade Doc―. No iba a dejar que el desacuerdose volviera una revolución. Una vez que tuviéramos al verdadero líder de nuevo,cualquier pregunta sobre una revuelta desaparecía.

No me gusta la manera en la que él dice“ desaparecer” en una voz que contienemucha finalidad.

La mirada de Doc se mueve hacia mí.

―Traté de ayudar. Hice los parches, y cuando Elder no los usó, yo lo hice. Élpodría haberlos usado sobre esas muertas para instaurar la cantidad apropiada demiedo requerido para exigir obediencia. ¿Pero lo hiciste?―pregunta, volteándosehacia el rostro sin expresión de Elder.

―No. ―Él empuja el cuerpo de Elder. Él no se resiste, y se estrella contra lamáquina de Phydus―. Mientras el tiempo pasó―continuó Doc― , se volvió más ymás obvio que lo necesitábamos era que él se bajara de su lugar. Él era quiennecesitaba seguir al líder. Las advertencias eran para él.―Él presiona un dedo

contra el pecho de Elder. Él mira fijamente hacia adelante, su cuerpo flojo.―¿Y Marae?―pregunto.

―Traté de hablar con ella. De todos en la Nave, ella debería de haber estado dellado de Orion. Pero no. Ella estaba con Elder.




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346

Doc pone los cables encima de la máquina de Phydus. La droga no es lapreocupación principal. Él se pasea por la habitación, de vuelta a la Cámara deCriogenización de Orion.

―Es demasiado tarde de todos modos, Amy.―Doc suspira, un sonido lleno dedecepción―. Cualquier clase de líder que Bartie pensó que podía ser o en el queElder algún día se convertiría, Orion ya lo es. Su único error fue confiar en que tútomarías la decisión sobre el traslado. Dejé que encontraras los vídeos de Orion,pero debería haberlos destruido todos.

Mi mente corre.―¿Por qué me diste el Wi-com de Orion?―pregunto―. ¡Debeshaber sabido que me llevaría a las pistas de Orion!

Doc me mira.―Lo hice―dice― , porque Orion me lo pidió.

Y en verdad es así de simple. Llámalo como quieras, pero Doc es fiel. No a Eldestni siquiera a Orion, y ciertamente no a Elder. Él es fiel al sistema. De acuerdo alsistema, Orion debería ser el siguiente líder, y por eso, la persona a quien Doc leobedecerá ciegamente, incluso cuando no esté de acuerdo. Pero esto no tienesentido.

―Si fuiste quien me dio la primera pista, ¿entonces quién manipuló el libro desonetos y la pista en el arsenal?

―Yo lo hice.―Doc revisa un comando en la Cámara de Criogenización de Orion.

―¿Tú? Pero, ¿por qué?

Él me mira como si casi no pudiera creer lo lenta que soy.―No lo hice por mí. LaNave, todos a bordo, todos podríamos morir si aterrizamos en Centauro-Tierra.Morir. Pero… ―añade―. No soy irretractable. Dejaré que Eldest tome la decisiónfinal. Si dice que el despegue debería ser lanzado, bueno, me haré a un lado. Sólo

no creo que él tenía razón al escogerte como la responsable.Finalmente entiendo… él alteró la pista en el arsenal y cortó la página en el libro desonetos porque no quería que yo tuviera éxito. Pero sin embargo dejó el libro paraque yo lo encontrara. No quería que encontrara la pista, pero no podía desobedecera Orion en todo.




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―¿Interviniste con los trajes espaciales?―pregunto.

―Supuse que si llegaban allí, uno de ustedes lo usaría.

―¿Y no te importó cuál de nosotros moriría?

―Si ayuda―dice Doc, volteándose de nuevo a los comando en la Cámara deCriogenización de Orion―. Había esperado que fueras tú.

No ayuda, en verdad.

―Nunca te diste cuenta de la cosa que necesitaba que entendieras―Doc continuó,ajustando otro comando―. Te obsesionaste tanto con lo que Orion te estabamostrando que nunca viste que era lo que yo estaba mostrándose.

―¿Sí?―digo―. ¿Y qué era eso?―El asunto importante no era salir de la Nave. No podemos salir de la Nave, Amy,no podemos. Orion esperaba que un día, lejos en un futuro, sería posible pero no.El arsenal, las sonadas, es demasiado peligroso. Tenemos que quedarnos aquí.Tenemos que mantener el mismo orden que siempre hemos tenido desde la Plagade Eldest.

No puedo evitarlo, bufo con asco.

―Sé que no estás de acuerdo, Amy―dice Doc ociosamente, como si estuviéramosteniendo una conversación normal entre amigos―. Pero el sistema de Eldestfunciona.

―Eldest era retorcido, enfermo―digo―. Lo viste al final. Estaba demasiadodesesperado por poder.

―Sí, sí―Doc dice de manera desdeñosa―. Hay aberraciones en cada Eldest yElder, eso está bien documentado, y Eldest debería haberse bajado del tronocuando Orion tuviera la edad. Y Orion, no Elder, se debería haber convertido enEldest.

―¡Orion era un psicópata!―grito. Me comienzo a mover hacia adelante,golpeando el hombro de Bartie mientras me muevo. Él mira vacíamente hacia alfrente.




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Eso fue una cosa incorrecta para hacer. La pistola se tensa en la mano de Victria,ella ama a Orion después de todo, y Doc se mueve más cerca de la Cámara deCriogenización.

―Ni esun “ psicópata” pero tampoco es Orion―dice Doc, volteando una palancaen la Cámara de Criogenización de Orion―. Él es Eldest. Él mira a Eldest, todavíade pie sin moverse junto a la máquina de Phydus.

―Nunca quisiste ser Eldest, ¿verdad? Siempre quisiste ser solamente Elder. Es poreso que no cambiaste tu nombre. Tú sabías, ¿no? Que no eras suficientemente bueno para ser Eldest. Todavía sigues siendo sólo un niño, preocupado más por tutonto encaprichamiento que por la responsabilidad.

Elder, parchado y silencioso, asiente.

―¡No le hables a Elder de esa manera!― bramo―. ¡Orion fue un cobarde que matópersonas inocentes!

Doc se voltea hacia mí.―No lo olvides, fue Orion quien te dio tu precioso planeta,no Elder. Incluso cuando él no era nada más que un bloque de hielo, todavía tecontroló mientras buscabas en toda la Nave por sus pistas. Ese poder fue de unverdadero líder.

Él está tan calmado, tan tranquilo y mesurado, justo como siempre es. Incluso enesto, en matar personas en nombre de Orion, en hacer una escena de un golpemaestro para derrocar a Elder, incluso ahora no hay fuego en los ojos de Doc. Élsólo está callado y moviéndose tenazmente hacia adelante con lo que piensa es queun derecho tan obvio. Nos está poniendo a todos en los lugares asignados.

Orion como Eldest, Elder como Elder, y yo… en lo usual, la que no puedecategorizar. Y esa es la verdadera razón porque la que tiene a Victria apuntando unarma a mi rostro.

Y sé con seguridad, sé profundamente dentro de mí, que no voy a salir de esta. Noencajo en el plan de Doc porque no encajo en Godspeed, y él no puede soportartener a algo, alguien, que resalte. Él necesita que todos sean perfectamente losmismos, perfectamente calmados, y perfectamente obedientes al adecuado Eldest,y yo nunca, jamás, lo seré.




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Estoy segura de que Eldest no me dejará salir de esta habitación viva y medioespero que Victria presione el gatillo y termine todo ahora. En cambio, Doc digitaun código en la Cámara de Criogenización de Orion.

Doc se da la vuelta.―Amy, no soy un líder. Sé eso. Sólo quiero hacer lo que estadotratando que todos los demás hagan.

―Seguir al líder―digo suavemente.

―Exactamente. Ya no hay más esperanza―dice Doc―. No podemos aterrizar enel nuevo planeta. Y no podemos sobrevivir aquí sin Orion. ¿No lo ves?Necesitamos un verdadero líder. No a Bartie, ni a Elder. Necesitamos a nuestroEldest. Es nuestra única esperanza.

Victria mira a Doc, pero él no la está mirando, me está mirando a mí.―Sólo quiero a Orion de vuelta―dice ella, pero él no le presta atención.

―No estamos hablando sobre esperanza―le digo a Doc, pero mis ojos están enVictria―. Estamos hablando sobre confianza. Confianza en que el nuevo mundoserá mejor que este. Y confianza en que incluso si no lo es, valdrá el riesgo bajarhasta ahí y verlo.

La Cámara de Criogenización de Orion hace unbeep, un ruidoso eco.

―Ahí―dice Doc― , el proceso de regeneración está comenzando.

―¿Qué?―espeto.

―¿En verdad?―dice Victria, dándose vuelta.

Y esa es mi oportunidad. Eldest no es el único que ha estado guardando cosas ensus bolsillos, todavía tengo mis parches de Phydus. En un movimiento, abro unode su envoltura, lo golpeo en el brazo de Victria, y alejo el arma de sus dedos queno se oponen.

Doc me mira, tratando de determinar si le dispararé.




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―Es demasiado tarde―dice, casi casualmente―. Ya he comenzado el proceso deregeneración.―La luz encima del rostro de Orion se queda verde―. Incluso si medisparas, él todavía se despertará.

Lentamente me muevo hacia la derecha, cerca de Bartie, pero incluso si pudieraarrancar el parche de él, el Phydus todavía estaría en su cuerpo. No es de ayuda.

―Amy, estás siendo ridícula―dice Doc en la misma forma que usó cuando meconoció, cuando me amenazó con drogarme por el resto de mi vida―. No estáspensando bien.

―Lo estoy―digo―. No quiero que Orion gobierne esta Nave.

―No hay forma de que Elder no use la puerta de escape, lo sabes.

Y él tiene razón. Y yo lo sé. Vi la renuencia en sus ojos, la manera como protestócontra mi reacción de aterrizar la Nave

―Confío en él―digo. Y más que eso, creo.

Doc niega con su cabeza como si fuera una estudiante que no pudiera resolver lapregunta de la tarea correctamente.

―No creerás que puse toda mi confianza en Victria, ¿verdad?―pregunta,

burlándose de las palabras.Y saca su propia arma. Está puesta extrañamente en su mano. Como la de Victria,él está inseguro de cómo sostenerla. Sin embargo, no es como si un arma fueradifícil de descubrir. El letal final apuntado hacia mí y es suficiente. Amplio midistancia, haciendo que mis pies se alineen con mis hombros. Fue criada con armaspropias de una de militar; mi padre se aseguró de enseñarme a cómo protegerme amí misma, a tratar a las armas como herramientas, no juguetes. Nunca habíaestado más agradecida por los sábados en el tiro al blanco de lo que estoy ahora.Exhalo y siento el frío del gatillo debajo de mi dedo.

―No puedes matarme―dice Doc.

―Tienes razón―digo, y presiono el gatillo.




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Capítulo 67

E lderTraducido por Liseth JohannaCorregido por Angeles Rangel

o veo todo en cámara lenta, con todo borroso en las esquinas. El

estallido del arma sale despedido; una nube de acre humo se evaporarápidamente, dejando detrás de sí solo el olor a cobre y llamas. Doc se

retuerce, una explosión de rojo haciendo erupción de su pierna. Amy se zambulle,volando a través del aire, pegando un pálido parche verde en el brazo de Doc.

Otro estallido. Otra arma. El arma de Doc.

Otro estallido de humo y sangre.

Amy se derrumba, agarrándose el brazo. La oscura sangre se filtra entre sus dedos.Ella aleja su mano, presiona su Wi-com. Se tambalea en dirección a Victria. Cae derodilla junto al cuerpo.

Lo veo todo pero no puedo moverme, no puedo reaccionar. Todo es tan pesado ylento. Sólo me quedo mirando mientras Amy grita, ahogándose con sus propiossollozos. Amy presiona ambas manos en la floreciente macha de sangre a través dela parte frontal de la túnica de Victria. La sangre se filtra a través de la propiamanga de Amy, pero ella la ignora, intenta hacer presión en la herida de Victria.

Muevo la cabeza y miro sin inmutarme a Doc. Sus apagados ojos encuentran losmíos. El parche verde en su brazo se asegura de que yazca allí, ignorando la balaen su pierna.

Me doy vuelta hacia Amy y Victria.

―¡NO!―dice Amy.

L




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La mano de Victria se extiende hacia Doc. No. Hacia Orion.

―¡NO!―grita Amy de nuevo.

Lanza su peso contra Victria. La sangre bombea entre sus dedos, saliendo a chorrosen burbujas carmesíes.

―No ―susurra Amy.

La mano de Victria se queda laxa.

Mi cara está húmeda. Levanto la mano y me toco la mejilla. Las lágrimas gotean enmis dedos como la sangre que gotea de los de Amy.




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Capítulo 68A

myTraducido por nathyab

Corregido por Mishy

is manos están bañadas de sangre. Todavía está caliente, comoel cuerpo de Victria. Me muevo para cerrar sus ojos fijos, yparte de su sangre, o la mía, no puedo decir cuál, gotea en su

cara y se desliza abajo por sus mejillas. No cierro sus ojos. Dejo que mire a Orion.

Me pongo de pie, limpiándome la sangre de Victria en mis pantalones. Tiro haciaabajo el cuello de mi túnica, mirando fijamente la herida sangrante de mi brazoizquierdo, justo debajo de mi hombro. Doc disparó el arma mientras caía. La balame rozó y mató a Victria.

Cierro los ojos, tratando de bloquear la imagen frente a mí, pero todo lo que puedooler es pólvora y sangre. Presiono mi Wi-com otra vez. Kit respondeinmediatamente.

―Encontré la escotilla ―dice, sin aliento―. Estaré ahí pronto.

Arranco un parche verde de Bartie, que está parado cerca de mí, pero no espero aque la luz vuelva a sus ojos. Rodeando el cuerpo de Victria, cruzo el laboratorio degenética para llegar a Elder. Cuando puedo remover el parche médico de su cuello,dejo una línea roja en su piel.

Apoyo mi cabeza en el lugar más blando entre el pecho y el brazo de Elder. Misangre se filtra por su camisa, pero no me importa. Sólo me quedo ahí de pie,disponiéndome a ser tan insensible como él es, aunque sólo sea porque quedanpequeñas cantidades de Phydus en su sistema. Cuando siento sus brazoslevantarse y envolverme, me rompo. Sollozo en su pecho, salvajes, fuertes eincontrolables sollozos que me dejan sin aliento, pero todavía no son suficientes.

M




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―¿Qué demonios pasó? ―grita Kit desde la entrada. Sus ojos están muy abiertos yasombrados, saltando de Bartie, a nosotros, a Doc, y finalmente a Victria.

Ella cae de rodillas junto a Victria, ignorando la sangre que se filtra en suspantalones.

―Es muy tarde ―digo.

Sus ojos vagan por la habitación, y al principio estoy preocupada que estédemasiado conmocionada para hacer algo bueno. Me doy cuenta, sin embargo, queella está evaluando lo que ha pasado y todo lo que hay que hacer. Ella cierra losojos de Victria. He oído a la gente decir que los cadáveres parecen como siestuvieran durmiendo. Pero no Victria. Ella tenía paz y seguridad cuando sus ojosestaban enfocados en Orion, pero ahora que están cerrados, luce verdaderamente“ muerta” .

Kit mete la mano en su bolsillo y me lanza dos parches amarillos.

―Antídotos para Phydus ―dice, moviéndose inmediatamente hacia Doc.

―No le des más ―advierto. Kitabre la boca para protestar, pero cuando ve mimirada, asiente.

―Quizá sea mejor para él permanecer con Phydus ―dice con una vozpreocupada―. Debe tener mucho dolor, y el Phydus lo aliviará.

―No me interesa eso ―digo, mi voz fría y dura―. Pero deja el parche en él.

La mano de Kit se cierne sobre la herida de Doc, y busca mis ojos. Finalmente, ellaasiente lentamente, entendiendo lo que quiero decir. Corta la pierna del pantalónde Doc, y se agacha para examinar la herida donde apunté, justo debajo de surodilla. Sangre sale desde la herida de la bala.

Abro uno de los parches amarillos y lo froto sobre la piel de Elder hasta que lo veohacer una mueca de dolor. Parpadea, sus ojos más claros.

―¿De vuelta? ―susurro.




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Él asiente, una expresión sombría llenando su rostro. Sus ojos permanecen en elcuerpo de Victria, y me pregunto cuánto vio y entendió mientras estaba bajo lainfluencia del parche de Phydus.

―Le disparaste ―dice, sus ojos saltando de Doc hacia mí otra vez.

Lo hice. Pero si no lo hubiera hecho, tal vez él no hubiera disparado su armatampoco. Tal vez Victria todavía estaría viva.

―Tuve que dispararle ―digo, esperando convencerme de ese hecho también.

Él asiente otra vez. No puedo decir si duda de mi o no.¿Me culpa por la muerte deVictria?

―¿Qué tan malo está? ―finalmente pregunta, señalando con la cabeza hacia mi brazo.

―¿Estás herida también?―dice Kit , levantando la vista de Doc mientras rocíaespuma en su herida. La espuma burbujea y se vuelve rosa a medida quedesinfecta la herida. Kit empieza a envolver la pierna de Doc en un largo vendaje.

―Estaré bien ―digo.

―Recibió un disparo ―dice Elder―. En el brazo.

Él me quita el otro parche amarillo y se mueve hacia Bartie. Los ojos de Bartie estánpegados al cuerpo de Victria todo el tiempo que cambia de drogado a consiente, yuna vez que el Phydus ha dejado verdaderamente su sistema, trata de decir algopero se ahoga en las palabras. Él se lanza hacia Victria, pero Elder lo coge, y los dosse quedan ahí parados, los brazos envueltos alrededor del otro, toda rivalidadolvidada en la muerte de uno de sus últimos amigos de la infancia.

―Aquí ―Kit dice.

Salto, sorprendida, no había notado que ya había terminado con Doc. Kit corta lamanga de la túnica y limpia la herida con espuma desinfectante.

―¿Es malo? ―pregunta Eldermientras que él y Bartie se separan.

Kit corta un pálido parche purpura.




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Capítulo 69

E lderTraducido por Lalaemk

Corregido por Nanis

artie golpea la puerta de la escotilla cerrándola, y marca el código.Ambos nos paramos en la ventana y vemos mientras lanzamosnuestro último amigo de la infancia a las estrellas.

A través de la ventana de cristal de la burbuja, vemos el cuerpo de Victria volarhacia arriba. La atracción del vacío la hace ascender y flotar hacia atrás, su rostrooscurecido por su pelo negro, sus brazos y piernas buscando por mí, inclusocuando son empujados cada vez más lejos. Y entonces ella se ha ido.

Kit se acerca a nosotros mientras se cierra la escotilla. Doc ―con la mancha verdeaún en su brazo― cojea a su lado. Kit trata de usar su peso para apoyar a Doc, peroél es mucho más grande que ella.

―Déjame ayudarte ―dice Bartie, tomando el lugar de Kit debajo del brazo de Doc.Su voz está ronca por las lágrimas. Cuando encuentro sus ojos, sé… que lo quepasó en los últimos tres meses no puede opacar lo que pasó en los últimos treintaminutos. Somos amigos otra vez.

―Asegúrate de que el parche se quede ―digo, y Bartie asiente.

Kit y Bartie llevan a Doc hacia la escotilla. Pienso en darles una mano, va a serdifícil subirlo por la escalera, pero no quiero ayudar a Doc. No quiero volver a ver

a Doc otra vez.Vuelvo al laboratorio general. Amy, con el brazo envuelto en vendajes, seencuentra delante de la cara congelada de Orión.

Los recuerdos de lo que pasó mientras estaba parchado son difíciles de alejar de mimente. Es la diferencia entre nadar en agua y nadar en almíbar. Pero sí sé una cosa:

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Doc mató a Marae y a los otros porque no soy tan buen líder como Orión pudohaber sido.

Amy dijo que Orión tenía un plan para todo, y estoy comenzando a pensar que yotambién debería tener uno. Porque no sé lo que voy a hacer ahora.

―Mantuviste los cables ―dice ella mientras me paro a su lado―. Los cables de lamáquina Phydus. Los tuviste todo el tiempo. Fuiste directo a la máquina…

―Doc me había parchado ―digo―. No creo que hubiera podido ayudar pero ve lamáquina.

―Pero tuviste esos cables contigo todo el tiempo.

Lo hice.

―Pero ―digo―, creo que merezco algo de crédito por nunca usarlos, aunque loshaya tenido.

―Sí ―dice Amy, ofreciéndome un atisbo de una sonrisa―. Lo mereces.

Miramos a la cámara de Orión.

―¿Qué significan esos números? ―pregunta Amy, apuntando hacia la pantallaLCD en la parte frontal de la caja.

Miro los números descender.

―Es un reloj de cuenta atrás.

―Tenía miedo que fuera eso.

Me agacho, examinando el sistema electrónico.

Aparentemente, Doc ya había comenzado el proceso de regeneración. Orión debía

ser descongelado en cuestión de veintitrés horas y cuarenta y dos minutos. Tratode detener el reloj, pero aunque giro el disco, la pantalla continúa pasando el reloj.

―Sólo apágalo ―dice Amy, agachándose para mirar los circuitos electrónicos.

―No podemos sólo desconectarlo ―digo. Definitivamente he aprendido milección acerca de eso.




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―Bueno, haz que se detenga.

―No puedo ―digo, jugueteando con los mandos un poco más. Me doy cuenta dela pantalla y el teclado―. Doc bloqueó el sistema.

―Restablécelo.

Dudo.

―Eso podría ser peligroso. Si la regeneración ya ha comenzado, podría dañar sucuerpo si sólo lo detenemos.

―Sólo han pasado veinte minutos ―dice Amy―. No puede hacer mucho daño.

Pero estoy recordando cómo congele a Orión sin preparar su cuerpo. Él ya está

dañado a causa de eso. Jugar con el Tubo de Crio podría matarlo.―No me importa si es peligroso. Él necesita permanecer congelado.

―Amy, no es tan sencillo. No puedo. La Cámara sólo está programada para ir enun solo sentido.

―No quiero que despierte ―dice Amy en una voz muy baja. Miro a Amy y muerdo mi labio. Porque yo sí quiero.

No sé si es porque compartimos ADN o porque entiendo las decisiones que hatomado.

Tal vez es por las armas en la armería o los registros de la Nave en el Puente. Talvez es porque estoy comenzando a pensar que Doc tenía razón, y Orión sería unmejor líder que yo. Pero Orión no parece tan demente como antes.

Amy pone su mano en mi codo, alejando mi mirada de la cuenta regresiva del relojy de vuelta a ella.

―Yo no podía matarlo.

Me quedo mirando, sin saber cómo responder.

―Doc. Él tenía una pistola contra mí. Contra ti. No sabía a quién le dispararía.




Bookzinga! Foro

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Toco el vendaje en el brazo de Amy, sin la suficiente firmeza para no presionar ensu herida.

―Es sólo un rasguño. Pero cuando el arma nos estaba apuntando, pensé, que teníaque matarlo, o mataría a alguno de nosotros. Pero no lo hice. No podía.

―Qué estas…

―Elder ―dice Amy―, creo en el fondo de mi corazón que Orión no merece vivirHayalgunaspersonas ―añade, enfatizando la palabra―, que no merecen unasegunda oportunidad. No he olvidado lo que era ahogarme en mi caja crio. Un díano se va sin que lo recuerde.

Le hice eso a ella. No Orión. Yo.

―Dos personas están muertas, y murieron como yo casi lo hacía. Y él les hizo eso.

―Amy, no puedo detener el proceso de regeneración.

―Él no merece vivir.

―¿Lo matarías?

Los ojos de Amy bailan de atrás hacia adelante entre los míos.

Ella no mataría a Doc. Pero su odio por Orión es más profundo.―Tienes razón. Algunas personas no merecen una segunda oportunidad. PeroOrión… ―hago una pausa, inseguro de cómo explicarme―. Orión estabaequivocado, sí. Pero no es como si él fuera matando a lo loco o algo. Tenía unarazón. Actuó por miedo.

Amy muerde su labio inferior, pensando. Sé que está comparando a Orión, quepensaba que estaba haciendo lo correcto, con Luthor, que sabía que estaba

haciendo lo incorrecto.Quiero envolver mis brazo a su alrededor para borrar la preocupación dibujada ensu rostro, pero sé que no es tan simple como eso.

―Tal vez ―digo volviéndome a la Cámara Crio―. No puedo detener laregeneración… pero puedo retrasarlo.




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Amy se pone a un lado y me permite concentrarme en los controles de la cámara.Siento dos pares de ojos en mí: Amy, rogándome que mantenga congelado a Orión,y Orión pidiéndome volver a la vida.

―Puedo hacerlo ―digo finalmente―. Puedo ralentizarlo.

―Házlo ―dice Amy.

Presiono los números, ajustando la marcación, y la cuenta atrás del reloj va de undía a tres.

―¿Podemos seguir haciendo esto? ―pregunta Amy―. Cada vez que la cuentaregresiva del reloj se haga más lenta, ¿podemos añadir más tiempo?

Asiento lentamente.

―Entonces, eso es lo que haremos ―dice ella, su mandíbula presionada―. Vamosa seguir retrasándolo. Él nunca tiene que despertar.

Amy se queda mirando a los ojos saltones de Orión con una especie de ferocidadintensa. Pero yo miro a Amy, incapaz de reconocer a esta chica con tanto odio ensu corazón.




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Capítulo 70A

myTraducido por Susanauribe

Corregido por Dianita

uando Elder y yo salimos de la compuerta, ya hay una multitud.

―¿Es verdad?―gritó alguien.

―¿Qué es verdad?―pregunta Elder.

―¿Aún hay una manera de salir de la Nave?

Bartie me ofrece una mano, subiéndome los últimos escalones de la escalera de lacompuerta.

―Tuve que decirles―dijo―. No es como si no pudieran ver la gigante compuertaen mitad del estanque.

―¡Es cierto!―grita Elder.

―¿Todos tenemos que ir?―grita alguien más. Me giro para ver quién preguntóeso, pero no puedo saberlo.

La multitud parece dividida. Los más cerca al hueco de barro que solía ser elestanque están emocionados. Se abrazan, lágrimas de felicidad manchan susrostros mientras festejan las palabras de Elder. Pero las otras personas que estánatrás. Miran sospechosamente y preocupados, frunciendo el ceño y hablando losunos con los otros detrás de sus manos. Incluso desde aquí, veo unos cuantosparches verdes. Algunos tienen los parches en las manos, apretando el empaquepero no abriéndolo. Otros ya tienen los parches en sus brazos, con una miradavidriosa en los ojos.

C




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363

―Tendremos otra reunión―grita Elder―. Los llamaré a todos ahora.―Presionasu Wi-com y hace una llamada general, diciéndole a todos los 2.296 pasajeros quevengan al jardín inmediatamente.

No. No 2.296. Ya no. Cuento los números en mi cabeza. Victria. Luthor. Todos losHabitantes de Primer Nivel. Las personas que murieron en la pelea. A los que Docles puso un parche. La población de Godspeed, que antes siempre parecía taninimitable para mí, ahora parece bastante frágil.

Bartie se acerca a Elder dubitativamente.

―¿Puedo… te importaría si también digo algo?

Elder le dirige una irónica sonrisa.

―¿Intentarás organizar otra revuelta?

―No ―dice Bartie. Está completamente serio.

Elder me mira, y entiendo el mensaje silencioso, dejándolos tener privacidad. Losdos hombres se alejan de mí, hablando bajo. Puedo ver la tensión en el rostro deElder mientras escucha lo que sea que Bartie esté diciendo, y cuando dejan dehablar, estrechan manos con una clase de finalidad que me deja nerviosa.

Parece una eternidad antes de que todos se reúnan en el estanque. Las personasvienen lentamente, puedo verlos cruzando los campos hacia nosotros. Toco micabello, no estoy usando mi gorro o siquiera mi chaqueta, pero no me importa. Yano les temo. Hoy le disparé a un hombre y vi morir a una mujer. Bajo mis pies hayun Puente que me llevará lejos de aquí.

Su opinión no significa nada.

Me quedo en el borde del estanque, en el lado más cercano a la pared. Mientras

todos se reúnen alrededor del borde de los limosos restos embarrados delestanque, algunos se acercan a mí. Muchos mantienen la distancia o sondespectivos, pero la mayoría me ignora. Una chica accidentalmente roza mi brazo.

―Perdón―dice.




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364

No puedo evitar quedarme mirando con asombro. Ella no se estremeció o miró conasco; no alejó su brazo como si estuviera contaminado.

Elder camina directamente a los restos embarrados del estanque y se queda de piecerca a la compuerta. Victria dijo que no elegíamos a quién amar. Aún no sé si esverdad, pero ya no importa. Porque, elección o no, mi corazón es suyo.

Todos lo miran, todos estamos de pie al borde del estanque, destacando detrás deél. Él está hasta los tobillos lleno de barro, y se mueve incomodo como si estuvieranervioso. Incluso desde aquí puedo ver los pálidos moretones verdosos en surostro, aunque nunca había lucido más noble o fuerte.

Elder toca el sistema Wi-com así todos pueden escucharlo claramente. Al principiomurmura algo que no puedo discernir, luego hablar clara y fuertemente.

―En los siglos de viaje del Godspeed, mucho se ha ganado. Pero también se haperdido y olvidado mucho. Incluyendo esto.―Elder señala la compuerta abierta.

―Creíamos que bajo nuestros pies había otro nivel de la Nave. Estábamosequivocados. No es un nivel. Es una salida de escape. Al final de esta compuertahay otro Puente. Todo el nivel puede separarse del Godspeed, y nos llevaría anuestra nueva casa en Centauro-Tierra.

Miro a mí alrededor, todos los ojos están puestos en Elder. Se aclara la garganta yexplica más sobre cómo funciona el puente. Aunque vacila, también les habla sobrela posibilidad de peligros, las advertencias de Orion.

―No es lo ideal―dice, y estaba vez hace que alce mi cabeza―. Cuando lancemosel Puente, dejaremos el Godspeed atrás. Sé que esta Nave ha sido nuestra casa.También es la mía. Pero Godspeed no es estable. No fue hecha para que fuera unasolución permanente. El Nivel de Criogenización es grande, y empacaremos tanapretadamente como sea posible. Concentrándonos solamente en llevar lo esencial.Algunas cosas tendrán que quedarse atrás.

Elder le hace señas a Bartie para que se acerque. Elder da unos pasos lejos delcentro del estanque, y todos mirar a Bartie.

―También quería decir algo―dice Bartie por el sistema Wi-com―. Lo que Elderha dicho es cierto. Hoy estuve en el Puente; lo vi yo mismo. Y lo que dice sobre




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Capítulo 71E

lder Traducido por nathyabCorregido por BrendaCarpio

my me arrincona en el Nivel de Conservación al final del día.

―No puedes hablar en serio ―reclama.

―No puedo forzar a las personas a ir. ―Pongo los hombros hacia

atrás, tratando de aligerar algo de la tensión en ellos.―¡Es suicidio! Godspeed no puede durar para siempre, en algunas pocasgeneraciones, todos morirán.

―He hablado con Bartie acerca de esto ―digo, colapsando en una de las sillas deplástico azules que había arrastrado dentro del Gran Salón del Centro deAprendizaje―. Cuando laNave ya no sea sostenible, ellos van a…

―¿Ellos van a qué? ―demanda Amy―. ¿Hacer un pacto de suicidio? ¿Beber el

Kool-Aid6 malo?

No tengo idea de lo que está hablando. ―Doc tiene una serie de parches médicos.Los negros…

―¿Matan? ―Ella parece disgustada.

―Los más humanamente posible.

Echa sus manos hacia abajo y comienza a dar vueltas por el Gran Salón. ―Esto es

ridículo ―dice―. ¡No puedes dejarlos quedarse aquí! ¡Tienes que forzarlos avenir! Ellos se están matando a sí mismos…

6 Kool-Aid: Marca de una mezcla en polvo saborizada para preparar bebidas.




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La interrumpo. ―He hablado con los Científicos. La Nave no se va a desintegrarde la noche a la mañana. Habrá suficiente energía para durar por lo menos un parde generaciones más.

―¿Y luego? ―exige ella―. Y luego parches negros.

―Es lo que ellos quieren ―digo.

―¡Tú eres el líder! ¡Oblígalos a ir!

Espero hasta que deja de pasear y me enfrenta. ―Amy tengo que considerar másque tu opinión.

Ella muerde como si estuviera masticando sus palabras, luego se sienta frente a mí.

―¿Cuántos se están quedando?―Alrededor de ochocientos.

―¡¿Ochocientos?! ―Amy salta de nuevo.

―Aproximadamente.

―Eso es…

―Más de un tercio de la Nave ―digo.

―¿Ellos prefieren morir en una jaula que vivir en un planeta?

―Este es su hogar, Amy ―digo―. Yo sé que no puedes entender como Godspeedes un hogar, pero lo es.

Ella se vuelve a sentar, despacio. ―Deberías obligarlos a ir ―suelta ella―. Pero…―añade cuando abro la boca―. Puedo ver por qué quieren quedarse. Si ellosnunca han visto algo más…

―Amy ―digo―. Tenemos que dejarlos decidir por sí solos. ―Toco su rodilla,trayendo su mirada de vuelta a mí―. Nosotros vamos.

Una sonrisa tentativa se propaga a través de su rostro. Se inclina hacia delante, loscodos en sus rodillas.




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―Oh Elder ―dice, y sale de prisa, como un suspiro de alivio―. Te va a encantar.Estar en un mundo sin muros. Hay tanto… tanto que vas a ver. Árboles, grandes yenormes árboles. Ese estanque, es pequeño, habrá un océano en el planeta. Nubes.El cielo, el cielo. Vas a ver aves. ¡Aves!

Río. ―He visto aves. Tengo pollos.

―No. ―La voz de Amy resuena con música―. Esos pollos no son siquiera pollosde verdad. ¡Estoy hablando de aves de verdad! Aves que pían tan alto que tedespiertas en la mañana antes que tu reloj alarma. ¡Aves que se elevan ydescienden, y vuelan! ―Con eso, ella se levanta de un salto, girando con sus brazos levantados. Ella termina su giro frente a mí, sus ojos brillantes―. ¡No tienesidea de lo maravillo que será!

Ella ve aves, y libertad y océano.

Yo veo la armonía, con pilas de explosivos. Escucho a Orion decir:si Godspeedtodavía puede ser tu hogar, si es una posibilidad permanecer a bordo, hazlo.

―Si ―le digo, sonriendo lo mejor que puedo―. Será brillante.

Amy colapsa en su silla. Me está dando esta mirada que dice:“ No tienes idea” , ytodo lo que puedo pensar es que ella tampoco. Centauro-Tierra no es la tierra de la

que ella vino. Ella no sabe que hay ahí abajo, nadie lo sabe, el único que tenía unaidea sobre eso era Orion, y asustaba la mierda fuera de él.

―¿Y si él tiene razón? ―No quise decirlo en voz alta, pero ella sabeinmediatamente de quién estoy hablando.

―Valdrá la pena ―dice Amy inmediatamente, no haciendo siquiera una pausapara preguntárselo a sí misma.

―Pero…

―No. Lo valdrá. Lo que sea que este ahí abajo… tal vez esmuy peligroso. Tal vezno sobreviviremos. No lo sé. Pero si sé que me voy. No moriré en esta Nave. Nopuedo vivir rodeada de paredes. No ahora. Ya no. ―No ahora que ha visto através del panal de abejas de cristal. No ahora que el planeta está a su alcance.




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―Tal vez es algo bueno que algunos se queden ―dice Amy, más seria ahora―.Habrá menos problemas.

Me encuentro con los ojos de Amy.

Ella estrecha los suyos.

―Orion va… va a ser dejado aquí, ¿verdad? No vamos a llevarlo al nuevo planeta,¿o sí?

―Amy,no puedo dejarlo aquí.

―¿Qué?

―Orion viene.

―Si lo dejamos aquí, puede ser descongelado. Él podría vivir aquí en la Nave.

Permanezco inmóvil. ―Él va a ser descongelado de todas formas. El temporizadorno puede ser detenido, sólo retrasado.

Ella patea hacia atrás la silla, y comienza a pasear. Su cabello se balancea haciaafuera cada vez que ella se gira como el furioso golpe de una hoja roja.

―Bartie y yo hablamos sobre eso. Doc se quedara aquí y será castigado, pero

Bartie le dará todos los árboles.―Un juicio ―Amy me corrige automáticamente.

No le pregunté a Bartie cuál sería el castigo de Doc. No la muerte, ellos necesitanun doctor, y Kit viene con nosotros a Centauro-Tierra. Pero Bartie era más cercanoa Victria que yo, y sé que el castigo de Doc será severo.

―Así que, ¿eso es? ―dice Amy―. ¿Ustedes dos se están dividiendo a los chicosmalos? ¿Bartie tiene a Doc y tú a Orion?

―Algo así ―digo―. Bartie necesitaba a Doc, pero ninguno de nosotros sabe quéhacer con Orion. Si él despierta en la Nave, Doc lo apoyará y quebrantará a Bartie.Si él viene con nosotros al nuevo planeta, igual causará problemas. Ninguno denosotros estaba dispuesto a desconectarlo o tirarlo por la escotilla. Al final, meofrecí de voluntario.




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―No es justo ―dice ella―. ¿Por qué debería venir? Sólo va a causar más caos. ¿Nopuedes ver eso? Está congelado, y la gente sigue siendo asesinada y volando todaclase de mierda a causa de él. Imagina lo que hará cuando despierte.

Sacudo la cabeza. ―Siempre fue el plan. Él se despertaría con los otros congelados,y ellos lo juzgarían por sus crímenes.

―No tienes que hacerlos juzgar ―dispara ella de vuelta―. Podrías sólo dejarloaquí.

Podría. Sé que podría. Sería mucho más simple. Pero también sé, porque noimporta cuánto quiera negarlo, estamos unidos, así que sé, sé… que quiere irse. Éldejó a Amy esas pistas para que las encontrara, el dejó a Amy tomar esa decisión,pero el mero hecho de que dejó las pistas, que no destruyó nuestra esperanza deirnos muestra, claramente, que él, como yo, quería irse de Godspeed.

No puedo condenarlo a una vida detrás de las paredes de Godspeed, incluso si selo merece.

―Dejaré que los congelados lo juzguen y me apegaré a lo que digan ―le digo aAmy.

Sus labios se aprietan; hay una estrecha línea blanca en el borde de ellos. ―No será

tan simple como eso, y lo sabes.―Él va al nuevo planeta ―digo.

Amy se detiene en su camino. ―Si haces esto, las cosas no podrán ser iguales entrenosotros. No puedo creer que estés siquiera considerando llevar a Orion connosotros.

―No puedo creer que alejarías el planeta de alguien, incluso de Orion.

Ella me mira como si mis palabras la hubieran golpeado, luego corre al tubogravitacional sin decir otra palabra.

Voy a la habitación de Eldest en la oscuridad, solo. El manto sagrado yace en elsuelo, arrugado.

Lo dejo ahí.




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Capítulo 72A

myTraducido por kuami


n mi último día a bordo del Godspeed, empaqueto todo lo que poseoen una pequeña bolsa. La ropa que una vez perteneció a Kayleigh,quien murió por el secreto que Orion no pudo guardar. El bloc de

notas en el que escribí cartas a mis padres, cuando pensé que no los vería denuevo. Mi osito de peluche.

Dejo la bufanda granate. Ya no tendré que esconderme en el nuevo planeta.Mientras doblo todo el material y lo pongo sobre el escritorio, doy una miradaalrededor del cuarto que fue mío durante tres meses. Y en el que pensé que pasaríael resto de mi vida. O, tal vez me habría pasado al Primer Nivel de Conservacióncon Elder algún día.

Trago el nudo en mi garganta. Tal vez Elder esté en lo cierto y Orion no merezcaahogarse en su Caja del Criogenización. Pero tampoco merecía ir al nuevo planeta.Trato de recordar las cosas que creía que me encantaban de Elder, pero todo lo quepuedo ver ahora es la obstinación de sus ojos, y el tono de su voz cuando se negó adejar a Orion en Godspeed.

Llevo mi bolsa en una mano y la última pintura de Harley en la otra. No haymucho espacio para artesanía, pero haré sitio para esto.

La lámpara solar hace clic en el momento en el que alcanzo el borde del estanque.El fondo es ahora tierra seca, resquebrajada bajo el calor de la lámpara solar, y lasflores de loto son hebras marchitas de color verde y rosa, resecas y muertas.

Estoy en el Primer Nivel Inferior. Envuelvo mi bolsa y la pintura de Harley en unaesquina apartada en el Puente y a continuación me siento en la silla frente a laventana de panal de abeja. Más allá del Puente, el transbordador está lleno casi

E




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hasta el borde. Las habitaciones están todas abiertas, cada centímetro cuadrado esutilizado para almacenar.

A excepción de la Armería, Elder ha decidido mantener esa puerta cerrada conllave, aunque podríamos haber utilizado el espacio. No estoy segura si es porquetiene miedo de que alguien intente robar un arma de fuego o si quiere manteneroculta la magnitud de la armería por ahora, pero de cualquier manera creo quetomó la decisión correcta.

Sin embargo, cada habitación está llena de cajas de alimentos, suficientes para quenos duren un mes. Jarras de agua dulce. Medicinas. Prendas de vestir.Herramientas industriales. Estantes de diminutas plantas de semillero de losInvernaderos. Elder y Bartie dividieron el ganado. Algunos de los animales más

grandes fueron sacrificados, la carne ahumada y puesta en salazón. Algunos de losmás pequeños, conejos y pollos, fueron enjaulados. Hay un mini-corral al lado delas Cámaras de Criogenización.

Ahora todo lo que falta son las personas.

****

Vienen en parejas y tríos. Traen consigo sólo lo que pueden cargar. Vienen conpiezas de muebles hechos a mano, una antigua cuna, una mecedora, un huso.Vienen con bolsas de tela, cuchillos de carnicero o material científico. Entran sinnada en sus manos, y miran fijamente el planeta a través de la ventana apanalada ylloran. Van directamente a la Cámara de Criogenización donde los otros estabanesperando, sin molestarse en girar sus cabezas ni una fracción de centímetro para

ver a lo que se van a enfrentar.Me ven y sonríen, me abrazan, tocan mi piel pálida y el pelo rojo con asombro. Meven y fruncen el ceño, maldicen, diciendo que sólo vienen porque su amigo, suamante, su madre se va, y se arriesgarán a un nuevo mundo para quedarse conellos.




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Se escabullen escaleras abajo, saltan en el suelo, giran en el Puente, van hasta el borde de la ventana y tocan el cristal. Suspiran cuando llegan a la planta, sushombros decaen bajo el peso de sus pensamientos, su piel palidece y se arruga conpreocupación, tristeza, y con miedo.

Pero lo importante simplemente es: vienen.

****

Elder llega el último.

―Eso es todo ―dice―. Esos son todos.

Todos los que están dispuestos a ir.

Él duda y yo corro hacia él, lanzando mis brazos alrededor de su cuello. Sinimportar nuestros desacuerdos, sin importa nuestra pelea, no en este momento.Elder me envuelve en un abrazo que me levanta, entonces me pone suavemente denuevo sobre el suelo.

―Estoy cagado de miedo ―susurra en mi pelo. ―Yo también ―susurro de vuelta.

****

Indaga en mis ojos.―¿Qué está mal?

No le respondo, y después de un momento, se aleja. Él sabe lo que está mal.

―Tengo que llevarlo ―dice Elder.




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―La verdad es que no.

En lugar de contestarme, Elder pulsa su Wi-com.

―Comenzaremos el lanzamiento en unos minutos ―dice Elder―. Estamosesperando con el piloto automático. He tenido un poco de entrenamiento sobre elfuncionamiento del transbordador, pero…

No dice que su entrenamiento es poco más que Shelby mostrándole los controles.Sin embargo, son más conocimientos de los que nadie tiene; sólo los Habitantes dePrimer Nivel ―los muertos en la explosión en el Puente― tenían algunaexperiencia real con estos controles.

―Debesasegurar tus cosas y encontrar un lugar seguro durante el lanzamiento

―agrega Elder antes de desconectar su Wi-com.Podemos escuchar el movimiento de deslizamiento desde aquí.

Elder cierra la puerta del Puente.

Su cara es dura, y cuadra los hombros.

Se parece a un general a punto de ir a la batalla, pero sin armadura ni armas.

Me hace señas para que le siga, vamos al Panel de Control debajo de la ventana.

****

―Esto vale la pena, ¿verdad? ―pregunta, mirando fijamente el planeta.

Me inclino sobre el Panel de Control, tratando de ver tanto como puedo delplaneta. Es brillante y azul y verde, con remolinos de nubes blancas fibrosas.Puedo divisar lagos y montañas, una extensión marrón-amarillenta que lo quedebe ser el desierto, una cinta de puntos verdes que son islas. Es la cosa máshermosa que haya visto alguna vez.

Pero entonces echo un vistazo a la cara de Elder.




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Su preocupación me contagia, y ahora cuando miro la superficie de Centauro-Tierra, me pregunto: ¿Qué hay allí abajo?

Los llamativos ojos de Victria ocupan mi memoria.

La muerte es fácil y repentina, y no puede detenerse. Quizá Centauro-Tierra estéempezando a evolucionar, y los dinosaurios nos aplastarán. O Centauro-Tierrapuede estar a años-luz por delante de la Tierra ―mi Tierra―, y los extranjeros sereirán de nuestras armas cuando nos maten.

Es evidente que las plantas crecen en el planeta: hay mucho verde en medio delazul, pero, ¿qué pasa si todas las plantas son venenosas? ¿Qué pasa si toda el aguaazul es salada?

―Merece la pena. ―Me muevo para tocarlo, pero él agarra mi mano primero,aprieta mis dedos, después me deja ir.

―¿Qué fue lo que le dijiste a Doc? ―pregunta Elder―. ¿Sobre la fe?

―No lo recuerdo ―digo con una risa seca―. Estaba demasiado ocupada tratandode conseguir que no me matara.

―Bueno, lo que fuera: tenías razón. ―Su mano descansa sobre el botón delanzamiento del piloto automático.

―¿Preparada? ―pregunta.

―Preparada.

in




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Shades of

Earth

Proximamente enBookzinga!




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Beth

Revis

Beth Revis, escribe novelas de fantasía y ciencia ficción. Su noveladebut A Million Suns es la segunda de una trilogía, la primera es Acrossthe Universe , el título del tercer libro esShades of Earth , así como la fechade publicación, que será el 10 de enero de 2013.

Beth nació y creció a los pies de los Montes Apalaches, en Carolina de

Norte. Ocasionalmente pasa tiempo ahí cuando no está escribiendo, encompañía de su esposo y su perro… uno de ellos es su mejor amigo yel otro su segundo mejor amigo.

1.- Across the Universe (Across the Universe 1)

2.- A Million Suns (Across the Universe 2)

3.- Shades of Earth (Across the Universe 3)

4.- Sin título disponible. (Across the Universe 4)




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Creditos:

ModeradoraLizzie

Traductores

Susanauribe Lizzie Emii_GregoriKathesweet LizC Carmen170796Ӝ Yosbe Ӝ Kirara7 Nightmare

Sweet Nemesis Vannia lalaemkLiseth Johanna Dai MariNCZeth Lickstein kuami nathyab

Correctoras

Angeles Rangel Mishy SamylindaKathesweet Nanis magiihBrendaCarpio V!an* Dianita

Beatriix Extrange MariNC

Revisión y Recopilación

Angeles Rangel

ñ

2- A Million Suns -Beth Revis

Documents

Transcript of 2- A Million Suns -Beth Revis